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er 3 Imaginacién, comunidad y escuela Quienes nos interesamos hoy en dfa por los jovenes y las es cuelas pablicas tenemos mas conciencia que munca de ls dh ficultad de reconciliar las demandas socioecon6mieas que se forrnulan a esas mismas escuclas con las necesidades de los nifios y nifias que Iuchan por sobrevivir en (y dar sentido a) tun mundo no siempre acogedor. Olmos constantemente que, fen el terreno educativo, no aleanzamos «niveles de primers linea mundial» (una ficci6n utilizada frecuentemente pero ‘vagamente entendida). No engefamos, se nos recuerda, del modo requerido para asegurar It primscia teenologiea y mil tardel pals. sQué puede ser mas importante (se nos insist i= plicitamente) que ser los «niimeros uno» del mundo? (Desde Tuego, no la felicidad y la salud de unos nifios iberados para {que encuentren sus propios modos de ser niiios y de existir en cel mundo.) 2¥ quign se atreve a negar que una revision de las modalidades de evaluacién, un mayor rigor y una modifiex: ‘én de ‘estructuras de autoridad son tna garantia de &xito para todos nosotros? Si ésa es la preocupacién dominante, no ces de extrafiar que algunos nitios sean considerados mis ‘como recursos humanos quc como personas, Durante buena parte del tiempo se habla de ellos como si fueran materias pri- mask que conviene dar una forma definitiva en funeidn de la demanda del mercado. Pertenecen, por asf decitlo, a una ‘categoria construida: lade los seresa los que hay que moldear (de un modo benevolente y eficiente) en funcién de unos lusos definides por tereeras personas, El problema es quic, junto a ésta, tambign existen otras categorias en kas que si ‘luyen a nifies a los que se cataloga como «pobres, «en six ‘uacién de riesgo* o carentes de elementos necesarios para la ‘6 mayoria de la sociedad. Ysi no se pueden usar, se los deja a an lado: s¢ los hace invisibles. En palabras de Valerie Polakow, las referencias a la pobreza se hacen siempre en el contexto de un discurso sobre otras personas (de las que se habla siem- pre como "ellos". [+] Cuando nos damos la vuelta y miramos 2 "bus" hijos (los de "ellos"), nos mostramos preocupados por esa futura ciudadania, por esa creciente poblacidn joven “de riesgo” a la que lamamos asf no tanto por Ia indignacién y la ‘compasion que despierta en nosotros como por el hecho de que su condicién amenaza nuestra seguridad y comodidad, asi como a nuestros hijos, nuestras escuelas, nuestros barrios y Jos valores de nuestras propiedades» (1993, p. 43). Nada ser- virfa para caracterizar mejor la erosion de lo que Robert Reich Hama la «comunidad benevolente» en Estados Unidos. Los sinstrumentos de benevolencias, segtin eseribe, «los progya- ‘mas que ponemos en marcha y finaneiamos han pasado a tener menos que ver con la ayuda a los pobres que con a re- distribucién entre Ja mayoria relativamente acomodada de ‘estadounidenses» (1987, p. 55). Cuil es Ia consecuencia de exto para es imaginativa creacion llamada «el suefo americanos? En El gran Gatsby, ka version que Jay Gatsby tiene de ese sueiio es individualista y ‘grandiosa ala vex: «Era hijo de Dios -una frase que, de signi- ficar algo, significa exactamente eso, y debia estar al tanto del negocio de Su Padre, al servicio de una belleza vasta, vul- {gar y prostituida» (Fitzgerald, (1925) 1991, p. 104). Cual- ‘quiera que fuera merecedor de un padre asi se sentirfa devoro exclusive de la idea seguin Ia cual la riqueza material determi na la valfa de una persona. Posceria la lastimosa credulidad de tun Gatsby: creeria que el dinero le asegurarfa un puesto como miembro de la clase alta, confiaria en qute la «luz verde» del final de! muelle es realmente aleanzable (pp. 167-168). En €1 extremo opuesto, puede haber otra caracteriracién de ese suciio: la de Tom Joad cuando, en Las wuas de la ira, dice a » ‘su madre que cuando se haya ido, estara spor todas partes, alls hacia donde mires. Donde haya una Iuet para que la gente hambrienta pueda comer, alli estaré. (..] Estaré en el grito de los hombres cuando estin enfadados y.. y en la ris de los chiquillos cuando tienen hambre y saben que la cena esti lista (Steinbeck, 1939, p. 572), En el caso de Gatsby, el sofiador es el soliario romantica, inmoral en todos los sentidos normales del término, salvo en ese tinico momento de digni- dad en su vida, cuando decide cargar com las culpas del fatal accidente de coche de Daisy: En el caso de Joad, el soriador ‘esalguien que «no tiene un alma propia, sine sélo un pedazo de otra mucho mas grande» (p. 572) Imaginarse una comunidad democritica accesible para les jovenes equivale a evocar Hi visién de la «experiencia con juntas, los significados compartidos, los intereses y esfuerz0 ‘comunes descritos por John Dewey ((1927] 1954, p. 153), Son Jn interconexién y la comunidn, en contraste con la imagen autosuficiente que Gatsby tiene de si mismo, las que caraete- rizan dicha comunidad. Yes la bisqueda continuada de liber: tad intelectual y libertad de expresién, en contraste con la inmersi6n de Tom Joad en la masa, la que da vitalidad y ener- Bia a la comunidad posible Si se imaginan esa posibilidad, los educadores no pueden sino trabajar para que los jovenes adquicran una serie de habilidades y se impliquen en diver. 408 aprendizajes, a fin de que se eduquen en la participacion en la comunidad democritica, La comunidad escolar pone aciialmente el énfasis en los resultados de rendimiento, no fn las capacidades concretas; se tiene ta expectativa de que ‘odos los jovenes y las jOvenes desarrollarin con el tiempo los habitos mentales que los capaciten para tomar iniciativas en el proceso de aprendizaje, para convertirse en aprendices y (en, lima instancia) en profesionales eriticas y autorreflexivos. Se les anima a ser sujetos de aprendizaje activo y no simples reeeptores pasivos de informacion predigerida. Se les pide, ‘cada ver mas a menudo, que expliquen sus propias historias, ‘que planteen sus propias preguntas, que estén presentes Saesde sus propias perspectivas- en el mundo comin. ‘Muchas veces hace falta la accién imaginativa de los pro fesores para que se den cuenta de que Ios jovenes que ven de manera diferente (aquéllos que se han visto relegados por Ia pobreza o que vienen de lugares lejanos) tienen también algo que decit acerca de cbmo podsfan ser las cosas si fueran de tro modo. Hoy nos vemos confrontados nuevamente con eclaraciones de determinismo genético, referidasa la supues ‘a inferioridad inherente de ciertos grupos. Tas polémicas Tevantadas por The Bell Curve, de Charles Murray y Richard J Herrnstcin (1994), han servido para reiterar lo inapropiado de utilizar la ciencia social para sostener puntos de vista politi ‘cos, Pero al reflexionar sobre el fatalismo aterrador sugerido por el libro ~las fatidicas perspectivas que presenta para las personas pobres, necesitadas o excluidas-, se nos revela Ia gran Importancia que tiene el pensamiento imaginativo cuando s= aplica a posibles formas de organizacién social alternatives y 8 ta ponibilidad de que las cosas sean de otra manera Puede que el recuerdo de ciertas metaforas del hombre- méquina, como las incluidas en ka obra teatral de Elmer Rice, ‘ha maquina de sumar, o en Ia pelicula de Charlie Chaplin, “Tiempos modernos, nos induzea a buscar imagenes que puedan resultar més 6 menos igual de adecuadas para el momento ‘actual en concreto y para el futuro inmediato. Hal, el orde= mnador de 2001, una odisea del espacio, evoca cn nosotros cl peligro continuo de que perdamos el control del mando ciber- inético en muestra superantopista de la informacién. Robocop y Terminator 0, incluso, 108 Power Rangers, sugieren unas Imagenes automatizadas de seres umanos, que, enclaustra- ddos en sus armaduras, se defienden frente a un mundo ambi {guo, El futuro nos depara enormes diferencias con respecto ® Ta dtuacién a la que hemos estado acostumbrados; nos agar dan tiempos también inestables (aunque hay quien prefiere talificarlos de efimeros). Se hard especial hincapié en los pro- ‘esos, en 10s giros y cambios que se produzean en las vidas individuales. Seremos cada vez menos capaces de recurtir a normas y presencias estables. Sin embargo, paraddjicamente, ser cada vez mayor el niimero de personas destinadas a ter tminales de trabajo que precisarin de reacciones autométicas ‘yen las que se suprimira la conciencia de la accién, Los rela- framente escasos individuos que presén cambios en las diver= ss profesiones reconocen que algunos de ellos ya se estan produciendo y estan adoptando formas sin precedentes. La Sinica generalizacién segura es que ninguna de las mujeres y de los hombres que surjan de nuestras escuelas durante la préxima década deberian aspirar solamente a levar unas vidas mecénicas, conformistas, robéticas. Si quieren abrirse ‘camino a través de las marafas de maleza, de los pantanos y de las selvas de nuestros dias, no deben resignarse a la irre eexién, la pasividad o Ia lasitud. Tampoco se pleden aban- donar al mbito de lo separado 0 lo privado que tanto difi culta la construccién de una comunidad y que distancia a los afortunados de quienes siguen hallindose tragicamente necesitados, ‘También la recuperacién de 1a imaginaciin puede en este caso aminorar la pardlisis social de la que somos testigos ‘en nuestro entorno y restablecer la sensacién de que se puede hacer algo en nombre de la dignidad humana, Me refiero, concretamente a una concepeién de la imaginacién que saque a relucir un interés ético, una preoeupacién relaeiona- da una vez mis con esa comunidad que deberfa estar con® truyéndose y con los valores que le dan color y trascendencia. Pongo de nuevo mi atencién en Ia importancia de estar dex piertos, de ser conscientes de lo que significa estar en el ‘mundo. ¥ ello me Hleva a recordar la experiencia existencial y ‘lansia (compartidas por tantas personas) por vencer Ia som | { oe ry rnolencia y Ia apatia para poder elegir, para ir més allé, Mary Warnock, entre otros autores y autoras, habla de la funcién. moral de la imaginacién en ese sentido. Refiriéndose a Wordsworth ya Mill, Warnock eseribe acerca de la importan-, cia de ensefar alos j6venes a mirar ya escuchar de forma que\ sla emocién imaginativa acabe resultando la consecuencia, ogica» (1978, p. 207). Si somos conscientes, los significados' surgen a nuestro alrededor, por todas partes, y, por tanto, los profesores tienen el deber de hacer mas aguala la concien- Gia de todo aquél a quien ensefian instandolo a leer ya mirar ‘ya extraer sus propias interpretaciones de lo que ve. Debemos Uilizar nuestra imaginacion, eseribe Warnock, para aplicar ‘conceptos a las cosis. «De ese modo, hacemos que el mundo nos resulte familiar y, por consiguiente, manejable, A wn nivel diferente y de manera esporadica, podemtos también utilizar la para hacer que nuestra experiencia no nos resulte familiar, sino misteriosa. Si, por debajo del nivel de la conciencia, nues- ‘tn imaginacién opera ordenando el caos de la experiencia sensorial, puede que a un nivel diferente Ia desordene de ‘nuevo, por asi decirlo. Esto podfa sugerie que existen ampli simas areas inexploradas, espacios inmensos de los que slo / aleanzamos a tener sobrecogedoras visiones ocasionales, inte» / ‘rrogantes planteados por la experiencia sobre cuyas respuestas s6lo podemos especular entre dudas» (pp. 207-208). 4 Mas adelante, dedicaré una mayor atencién a lo prome- tedoras que resultan las experiencias artisticas la hora de abrir perspectivas y de inducir a los jévenes a mirar y a eseu ‘chat, a superar lo que se da ya por senttado y Io rutinario. Peto, pensemos ahora, sélo por un momento, en lo que la poesfay la danza pueden hacer y en la magia que se consigue pinta do 0 escribiendo versos. Me viene a la cabeza, por poner un ‘caso, John Cage y su capacidad para hacer posible que olga mos sonidos silenciados por lo habitual y excluidos de lo que normalmente llsmamos misica, es decir, para ofrecernos un 1 | Tr gjemplo de lo que significa abrir todo un mundo, ¥ también pienso en la poquisima frecuencia con la que los nifios pobres 6 en sitacién de riesgo tienen oportunidad de presenciar actuaciones de danza en directo o de visitar exposiciones en Jos muscos. Pienso en lo habitual que resulta, mcluso en wma gpoca como 1a actual de slenguaje integrals y ) trasla ‘comparecencia de Anita Hill en las esiones de ratificacién en fel Seriado de Clarence Thomas para el cargo de jez del ‘Tribunal Supremo de los Estados Unidos daba a entender que Ja incapacidad de los senadores varones para entender lo que estaba ocurriendo se debia no s6lo a su socarrona indife- rencia, sino también a su falta de imaginacién; esa carencia deberia resultar instructiva para los profesores. Sin la capac dad de imaginar aquello por lo que estaba pasando Anita Hill (0 cualquier persona que para aquellos hombres pudiera constituir un sotror), Ios senadores evidenciaron como la falta de imaginacién puede incapacitar a alguien para crear 0 siquiera participar en lo que podria llamarse una comunidad. “Esto puede ser asf tanto en cl easo del oprimide como en el de opresor, especialmente enando quienes padccen privacio: te cllocan a todos los que parecen er miembros de tnayorfa Ere ac una mina cuegorin, Mie ponors por supusno ‘EStomctn de a persona de una cltrn dierent: em pero- waSTtaque la mayoriahatenido sempre el impulo de sumer Gren una categoria con lacigquctade sminorae, El narador Sf gah Elson en Et homre nosible ene oa la arn a Stemat que to tnabiidad socurre debido ta peculiar de iin de lon os de aquelias persona con lat Gu entroeh Pentel Ts una euetionrelacionada con In conrrucion de sth jon introns ov ojos com lo que nian la rest ses de sus jos filcose (1952, ps7). Grea es que e308 ojos Tmriors en concreco han side constridos pari de na tere e factorcn,econdimicony sociales algunos, implemen Tacs otros Pero, en el fondo, han ide contre por la tusencia de Tmaginacion: autencia de wna expacdad pare verat narador tomo un ser human vo, un Hombre como ‘Gaon los dems Hombres! et sideal de low anenalessy i “Quintacencia de polo de que nos habla Hamlet (Li pp. 307-808), No slo cain afectadon quienes ven al athe de Mhaivduos como el narrador de Elson (como st fveran tans parents) los propos inaivduon, como el narradondescubre Hagan dda de propinexistenca como tls Te preguntas si no eres simplemente un fantasma en las ‘mentes de otras personas. Digamos que wna figura en una pesadilla que quien duerme trata con todas sus fucrzas de destruir. Cuando te sientes asi, por resentimiento empiexas fa quitarte a la gente deen medio. Y, site digo la verdad, ‘asi es como te sientes la mayor parte del tiempo. Suspiras ‘por convencerte a ti mismo de que existes en el mundo veal ldo que ores una parle de todo ese sonido y angustia, ¥ pro- Pinas prrictazas, maldices » furas que te reconoceran. Por desgracia, casi nunca funciona. (pp. 78) Pensemos en lo que supondria en nuestras aulas (cada vex mas multiculturales) que todo el profesorade se viese capaci ado, gracias al arte de Ellison, para imaginar lo que significa ser invisible y para darse cuenta de que también la persona in- visible es un congénere suyo, Pensemos lo que significaria que recordasen el esfuer20 que uno de los personajes del Beloved {de Toni Morrison hace para describir lo que sentia acerca de una mujer en particular: «Ella es amiga de mi mente. Me re- coge, sabes? Los pedazos que soy, los recoge y me los devuel ve ordenados. Esti bien, ssabes?, cuando tienes una mujer que ces amiga de tu mente» (1987, pp. 272.273). xa es otra forma ‘de imaginarse el hecho de imaginar: hacerse amigo de la mente de otra persona con el maravilloso poder de restaurar fen aquella persona una sensacién de plenitud. Muchas veces, Ja imaginacion puede juntar las partes cercenadas, puede in. texrar dentro de un orden correcto, puede crear totalidades ‘Si podemos relacionar Ia imaginacin con nuestra con- ciencia de posibilidad y con nuestra capacidad para responder a otras seres humanos, zpodemos relacionarla también eon la construceidn de la comunidad? zPodemos potenciar la caps idad de las personas jévenes para interpretar sus experiencias fen un mundo al que, juntas, ponen nombre? G.B. Madison, al escribir acerca del lugar central que ocupa la imaginacién, hha comentado que «gracias a la imaginacion, al terreno de Ia posibilidad pura que tenemos de hacer quc seamos quienes ‘0 lo que somos, legames creativa ¢ imaginativamente a serlo, preservando a lo largo del proceso la libertad y la posibilidad de ser distintos de aquello en Jo que nos hemos eonvertido y ‘que meramente somos» (1988, p, 191). En mi opinién, ese Tear a ser que describe Madison depende en gran parte de la pertenencia a una comunidad de respeto. Quienes son tik. dados de deficientes y han quedado atrapados en esa eatego- ia como las moscas en el émbar tienen escasas posibilldades. de sentir que pueden ser distintos de aquello que han Negado fa ser. Marginados, lo Gnico que les queda es su experiencia de impotencia, a menos que (gracias normalmente al apoyo de alguien) adquieran Ta capacidad de explicar sus «conmocio- hese y de iv mas alls smo hemos de concebir una comunidad que oftezea la ‘oportanidad de ser de otro modo? Somos conscientes de que Ja democracia supone una comunidad que ests siempre en construcci6n. Caracterizada por una solidaridad emergence, tuna serie de ercencias compartidas y un dislogo acerca de los demas, debe permanecer abierta alos recién llegados, a aqui Iosa quienes se ha dejado de lado durante demasiado tier- po. Esto puede ocurrir incluso en espacios locales como las faulas escolares, especialmente cuando se anima a los est diantes a buscar sus propias voces ¢ imagenes. Hannah Arendt cescribié una ver sobre Ia importancia de que las personas diversas se hablen las unas a ls Gteas refiriéndose a «quiénes: yno a «qué- son, yde que, al hacerlo, creen un «espacio inter- medio» entre ellas mismas (1958, p. 182). La creacién de un Ambito intermedio entre personas diferentes es un concepto que ampliaré en un capitulo posterior, pero muchos de no- sotros hemos visto crecer un espacio asf cuando los niios ins criben ideas y sentimientos en diarios que pueden ser luego leidos por los demas nifios de su entorno o cuando dibujan 0 pintan el placer 0 el dolor en hojas de papel yas euelgan para {que otros las vean, ‘Cuando pensamos en la comunidad, necesitamos enfati- zr las palabras que hacen referencia a procesos: construir, ‘ear, trenzar, decir, ete, No se construye comunidad simple mente porque se formule racionalmente ni por decreto. (Como la libertad, han de lograrla personas a las que se ofrez- ‘ex el espacio necesario para descubrir lo que reconacen jun- {as y aprecian en comin; han de hallar vias de creacién de sentido intersubjetivo, También en este caso deberia ser un

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