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1.

Pedagogía y filosofía
La filosofía representa siempre un intento para lograr una concepción unitaria del mundo y de la
vida, una idea acerca de la esencia y estructura del hombre. De ahí que el valor de una teoría
pedagógica dependa siempre del valor de la concepción filosófica que la sustenta.
Nuestra opinión sobre la educación depende de nuestra opinión acerca del hombre, su naturaleza,
su destino y su fin. La pregunta "¿qué es el hombre?" se debe resolver antes de que se plantee su
educación.
Los primeros que se ocuparon de forma consciente de los problemas educativos fueron los
filósofos, desde Platón y Aristóteles, hasta Locke, Kant, Fichte, Dilthey...
Otras veces, algunas ideas pedagógicas se han elaborado a partir de concepciones filosóficas,
como por ejemplo, la pedagogía de Dewey está influenciada directamente de la filosofía
pragmática de James.
La relación estrecha que existe entre pedagogía y filosofía no significa sin embargo para la primera
la pérdida de su independencia. La pedagogía es una ciencia autónoma, con contenido y método
propios, que presupone, para alcanzar el esclarecimiento del fenómeno educativo, un preámbulo
filosófico acerca de la realidad humana.

2. Biología y pedagogía
Los conocimientos aportados por la biología son necesarios para determinar la disposición de los
locales escolares, la distribución de los alumnos en las clases, la organización del contenido
educativo, la preparación de horarios, las relaciones entre la fatiga física y mental, etc. Asimismo, la
acción pedagógica no puede dejar de tener en cuenta las perturbaciones orgánicas que limitan o
deforman el desarrollo normal de gran número de alumnos. Dada la interdependencia constante
entre los fenómenos vitales y los psíquicos, y el complejo problema de la herencia humana, son
importantes los conocimientos aportados por la biología al pedagogo y al educador práctico.

3. Psicología y pedagogía
La psicología constituye uno de los pilares básicos, pero no sólo la psicología general, sino también
sus ramas especiales: la psicología evolutiva, la psicología diferencial, la psicología de la
personalidad, la psicología social, la psicología comparada, la psicotecnia. Todo es importante para
conocer la individualidad de cada alumno.

4. Sociología y pedagogía
Pero el sujeto de la educación nunca es un ser aislado. Se relaciona con otros y actúa en medio de
una comunidad. De ahí que la sociología constituya pues otra de las ciencias básicas de la
pedagogía.

5 La antropología. Es la ciencia que se encarga del estudio del ser humano a lo largo de la historia.
Es decir que a partir del análisis de lo que se ha hecho en el pasado, se sienten las bases para el
presente y hacer todo tipo de cambios para no repetir errores del pasado.

6 Política. Establece las normas para que la relación entre el estado y la educación sea buena y
exista un buen funcionamiento. Además debe estar la pedagogía y la política en coordinación para
establecer los estándares mundiales y los de cada región.

Las relaciones de la pedagogía con otras ciencias y sus desequilibrios


Dada la interrelación entre las diferentes disciplinas auxiliares y la pedagogía, hubo intentos de
crear nuevas disciplinas autónomas, como la filosofía de la educación, la psicología de la
educación o la sociología de la educación. Sin embargo, no pueden ser consideradas
independientemente de la pedagogía. Sólo son enfoques parciales de la realidad educativa, que se
integran dentro de la pedagogía para enriquecer y esclarecer su contenido complejísimo. Si lo
viésemos de otro modo, sería una exageración epistemológica y un desequilibrio.

Filosofismo pedagógico
El filosofismo pedagógico significa la invasión unilateral de la filosofía sobre el dominio pedagógico,
con la consiguiente pérdida de autonomía de la pedagogía. Por ejemplo, Gentile proclama la
pedagogía como una ciencia filosófica; o Cohn, quien considera la pedagogía como subordinada
de la filosofía; o Dilthey, que considera a la pedagogía como una culminación de la filosofía.

Biologismo pedagógico
La pedagogía queda convertida en una mera rama de la biología. Para esta posición, las leyes de
la vida constituyen el sentido de la existencia del hombre y, por consiguiente, determinan el fin de
la educación.
Psicologismo pedagógico
Los pedagogos que están ubicados dentro de la corriente psicologista, ven a la educación desde el
punto de vista del individuo únicamente. En consecuencia, hacen de la pedagogía un mero
corolario de la psicología.

Sociologismo pedagógico
Para Durkheim, la pedagogía es, simplemente, una teoría práctica destinada a orientar al
educador; en cambio, la sociología de la educación, que forma parte de la sociología, es la ciencia
pura de la educación.

Unidad de la pedagogía
La pedagogía, aunque de carácter sumamente complejo, es una ciencia unitaria y armónica. Sus
relaciones con las demás ciencias han ido ampliando y profundizando su contenido. Han surgido
así diferentes enfoques dentro de ella que constituyen ramas o aspectos del saber pedagógico,
que adquieren cada vez más una relativa independencia, pero que sólo aprehenden un aspecto de
la totalidad del fenómeno educativo. Por ello, nunca podrán lograr estas ramas plena autonomía
por sí solas, sin desvirtuar la naturaleza unitaria e integral de la pedagogía.

I-EDUCABILIDAD.

El que el hombre pueda percibirse a sí mismo como objeto significa que puede tomar conciencia de
sí, indica que también puede modelar libremente su vida y ser protagonista de su propia existencia,
porque la vida humana no está sujeta a necesidades prefijas, sino a hábitos que se adquieren al
modo de una naturaleza segunda. El hombre, por medio de sus obras transforma la realidad
natural y produce con ellas una novedad cultural. Esa novedad cultural deja de pertenecerle para
formar parte de un legado que cede a la humanidad, a modo de tradición, pero también por otro
lado a modo progresivo.

Se entiende por cultura –educación- aquello que el hombre añade a lo puramente natural con el
propósito de mejorar su ser, en los actos humanos encontramos una intención –es decir una
finalidad u objetivo-, ello se refleja en la expresión humana llamada cultura.

La cultura nos remiten a dos dimensiones complementarias de la misma, la primera llamada


cultura objetiva, que incluye valores, creencias, costumbres, forma de comportamiento e
instituciones entre otros. La segunda llamada cultura subjetiva, que es la asimilación personal del
ámbito cultural en el que se vive. “formar” en el sentido objetivo de dar cultura, significa despertar
intereses objetivos y “formarse” en tanto adquirir cultura alude a hacerse objetivo.

La cultura se trasmite por la enseñanza en sentido amplio y se adquiere por medio del aprendizaje
de hábitos intelectuales, volitivos, morales, técnicos, motores y alimentarios, entre otros.

La educabilidad, puede definirse de manera más especifica cómo – la capacidad que


naturalmente posee todo hombre de ser modificado, mejorado “educado”-. La educación por tanto
resulta, una educación necesaria para que la persona adquiera todos los bienes culturales para
que le permitan desarrollarse como tal, por eso, en realidad, la educación no es trasmisión de
valores, sino valorización de la vida.

Sin la educación, la persono no podría hacer suyos los conocimientos que le dan el saber, las
habilidades y destrezas que le posibilitan el saber hacer las estimaciones de la realidad como son
las valoraciones.

Y aunque el hombre no sea creador del ser de las cosas, por medio de la cultura y la educación-a
diferencia del animal-,el posee una condición intrínsecamente mundana y habita el mundo.es decir
tiene un mundo porque actúa sobre él. Recrear el entorno es cultura, porque recrear el entorno que
nos rodea implica añadir algo al modo de ser personal y de estar en el mundo por medio de la
educación.

La persona al carecer de pautas ha de aprender a actuar bien y lo lograra mediante el proceso


formativo de los hábitos. Hábitos que manifiesta la propiedad de su ser y dominio sobre sus
operaciones libres. El hombre expresa su dignidad al actuar con libertad.

Por sus actos el hombre manifiesta su actuación libre en un sentido constructivo o destructivo.

Es resultado así que, por medio de la educación, la persona puede descubrir e integrar. Tal
asunción de vienes en la naturaleza del hombre-cultura-es producto del hábito que implica esfuerzo
y costumbres y se exterioriza como virtud.

La educación es la que capacita: a la inteligencia a que desarrolle su capacidad de querer el bien y


a la libertad para afinar su capacidad de elegir lo conveniente al ser de hombre.
La educación es la acción, en cuanto que remite al sujeto receptor y principalmente activo de la
misma. Unas de las funciones vitales del ser vivo es el crecimiento orgánico, pero en el caso del
hombre va más allá.

Por otro lado el conocimiento –supraorgánico-es biográfico e histórico y se posibilita gracias a que
el hombre es sujetos de hábitos, por las cuales perfecciona sus facultades, sobre todas las
superiores: inteligencia y voluntad.

La cultura de vienes espirituales, el hombre por su actuar libre, gracias a la educación-le confiere lo
que Spaemann llama: una normalidad libre del hombre.

El hombre no solo es capaz de actualizarse, sino también de potenciarte.

Como lo explica Julián Marías: la vida humana está proyectada hacia el futuro, lo que incluye la
posibilidad de ser mejor…hace que se encuentre su “yo” actual y su “yo” productivo, y en ese
proceso no solo se limita por la educación, sino que él puede a su vez, recrearla y transmitirla.

De este modo, la educabilidad se caracteriza por ser personal en tanto es una exigencia inalienable
que surge del carácter abierto del hombre.

Por lo argumentado hasta el momento, podemos apuntar que la educación interviene en la vida del
hombre como un cambio cualitativo que actualiza y potencia la indigencia constitutiva de la
persona, gracias a su capacidad natural para ser educada, cultivada; es decir, mediante la
posibilidad antropológica que es la educabilidad.

II-EDUCATIVIDAD

“Es la capacidad, la disposición, la intencionalidad y las circunstancias que se tienen para educar”.

Naturalmente, modificar la personalidad en sentido positivo o conveniente al fin del hombre es


tarea educativa.se trata de formar la personalidad para conseguir ese fin que le es propio. La
personalidad madura es un proceso interior de perfeccionamiento personal, en el que las acciones,
sentimientos y pensamientos incidirán directamente en la formación de nuestra propia persona.
Por qué una personalidad educada, cultivada, es dueña de si y se autodetermina hacia los grandes
principios rectores de la vida.

En efecto, toda nuestra existencia esta tejida con las aportaciones de los demás. Mejorar el núcleo
personal implica docilidad intelectual y habito de la voluntad que proporciona una conveniente
receptibilidad de la enseñanza y que es absolutamente necesaria, dada la condición humana.

El educador personal es aquel sujeto que tiene educatividad; es decir, aptitud y actitud para
educar.

Educar, por tanto, es desencadenar las energías del educando para que cultive su personalidad.

El acto educativo resulta eficaz en la medida en la que se realiza con rigor, convicción y flexibilidad.
Con rigor, en tanto que el educador pretende guiar al educando a apropiarse de un estilo de vida
que lo acerque a la excelencia humana. Con convicción de aquello que pretende transmitir, por qué
el mismo lo ha hecho vida. Y con flexibilidad, en tanto que ha de respetar la libertad y el ritmo del
educando.

La actividad educadora es una actividad de ayuda, orientación, de guía.

Ser educador quiere decir estar comprometido con la propia vida. Se educa con el ejemplo. La
labor del educador se fundamenta en su autoridad moral. Sin ejemplo se dificulta el proceso
educativo.

No se trata que el educador imponga su estilo personal, sino que el educando desarrolle su propio
estilo, con su forma personal de ser. Sin confianza no puede existir educación. La confianza
produce un encuentro efectivo y fructífero entre dos personas que se comunican.

La relación educativa se fundamenta en la autotarea ayudada; es decir en la actividad personal que


realiza el educando para madurar, ayudado por el educador.

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