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ALGUNAS ENFERMEDADES

PRECOLOMBINAS
Por
Gonzalo Correal Urrego

Apuntes sobre Paleopatología


1,2 Y 3 .
Parálisis facial en cabezas de Tumaco (Nariño).

3 2

Los restos humanos hallados en diferentes sitios arqueo- desde tiempos inmemoriales del origen de las enferme-
lógicos han permitido a los antropólogos físicos determi- dades que minaron su existencia, el término paleopato-
nar a partir de estos vestigios pretéritos, la talla indivi- logía fue usado por primera vez por Sir Armando Ruffer
dual, edad, sexo, rasgos modológicos generales y cam- en 1910 1. Dicho autor definió esta disciplina como "la
bios o alteraciones corporales que tuvieron su origen en ' ciencia de las enfermedades cuya existencia se demues-
prácticas culturales tales como las deformaciones cra- tra en los restos humanos y animales de los tiempos anti-
neales artificiales obtenidas mediante la aplicación de guos". En el presente si~lo, trabajos como los,de Moo-
tablillas, vendajes, bandas, o cunas deformatorias. Es- die 2, Pales ,Sigerist ,Ackerkenecht 5, Stewart 6,
tos testimonios del pasado también pueden revelar cos- Brothwell 7, Ortner y Putschar 8, sin mencionar otros,
tumbres como las mutilaciones dentales y trepanaciones sintetizan los más significativos progresos de esta disci-
craneales, así como los padecimientos o enfermedades plina científica.
que aquejaron a nuestras poblaciones prehistóricas: los
huesos y epitelios momificados, a pesar del transcurso
de los siglos, pueden conservar la huella inconfundible
de lesiones o alteraciones anatomopatológicas. Los restos óseos, junto con la cerámica arqueológica y
expresiones artísticas plasmadas en la odebrería, la pin-
tura y la escultura constituyen las principales fuentes de
De el estudio de las enfermedades antiguas se ocupa la información para quienes se ocupan del estudio de las
paleopatología. Aunque el hombre se ha preocupado enfermedades prehistóricas.

14
AGRADECIMIENTOS Mahecha, por su colaboración en la revisión de materiale.s arqueológi-
cos de las colecciones del Instituto Colombiano de Antropología.
A los doctores Alfredo Rubiano (Jefe del Departamento de Morfolo-
A los doctores Alberto Martínez, Jorge Martínez y arqueóloga Ana gía de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional); Miguel
María Groot de Mahecha, por la información del sitio" Aguazuque" , Guzmán, Bernardo Buitrago, Gabriel Toro, Gerzaín Rodríguez, Ale-
suministro de materiales arqueológicos y colaboración con nuestra in- jandro Giraldo y Luis Carlos Orozco del Instituto Nacional de Salud,
vestigación en el área arqueológica. por su colaboración en identificaciones anatomopatológicas en los.si-
tios de Aguazuque. A los doctores Gerardo Amaya y Helena Jaramlllo
A las arqueólogas Amparo Adames y Marcela Torres por su ayuda en de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Nacional de Colombia
el examen e identificación de elementos que integran las colecciones por su ayuda en la elaboración de placas de Rayos X, y al Centro de
del Museo Arqueológico del Banco Popular, y elaboración de fotogra- Medios Audiovisuales de la Universidad Nacional por su ayuda con las
fías, y a la señorita Isabel Rivera Prada y arquéologa Ana María de fotografías.

4,5 Y 6
Labio superior escindido y deformaciones artifi-
ciales del cartílago de la oreja en representacio-
nes cerúlicas del "ea arqueológica de Tumaco.
6 4

Cerámica y Patología Este rasgo, es representado en figuras del horizonte clá-


sico mexicano 1 y en la cerámica mochica del Perú 12,
Precolombina pudiendo ser identificable igualmente en piezas cerámi-
cas que provienen del área de Tumaco en nuestra costa
En algunas piezas cerámicas sorprende al observador ac- Pacífica. (Ver figs. 4-5-6), en estas, como será expuesto
tual el realismo con que sus autores representaron algu- en el tema, Deformaciones Corporales Artificiales, no
nos caracteres patológicos; entre los innumerables se excluye la posibilidad de que hendiduras en el labio
ejemplos que podríamos mencionar, bástenos citar ca- superior, puedan haber tenido origen en prácticas cultu-
sos de parálisis facial descritos en piezas arqueológicas rales.
de Veracruz en México 9 y en representaciones de origen
mayal así como en figuras de la cerámica mochica del Casos de probable enanismo acondroplástico, son repre-
Perú 0. ' sentados en figuras Olmecas correspondientes al hori-
zonte ~reclásico mexicano en cerro de Las Mesas y La
En nuestra cerámica precolombina, hemos podido dife- Venta 3. En México, también, los rasgos de una peque-
renciar casos que parecen corresponder a este padeci- ña escultura negra de "El Tejar" son interpretados por
miento, identificable en los rasgos presentes en figuras Dávalos Hurtado (1.965) como derivados de hipofisia-
de la cultura Tumaco (ver. figs. 1-2-3). nismo. En una escultura de tipo "Olmeca" , el mismo au-
La cerámica precolombina, revela también algunas enti- tor 14 basado en el aspecto rechoncho de ésta, su cara
dades patológicas hereditarias como el labio leporino. mofletuda y ojos cerrados que indican marcada tenden-

15
7 8 9

7.
Desviación cervical y posible caso de enanismo acondroplástico en figura
antropomorfa de Tumaco.
8.
Enanismo (Figura Tumaco)
9.
Cabeza Tumaco. Los rasgos faciales y exageración adiposa sugieren insuficiencia
Hipofisiaria.

cia al sueño o inactividad, identifica estos rasgos como Enfermedades como la lepra que, desde los más remotos
los que caracterizan a quienes padecen el síndrome de tiempos aqueja a la humanidad, se traduce en los rasgos
Froelich o deficiencia de la glándula hipófisis con mani- impresos en una pequeña escultura de jade procedente
festaciones adiposo-genitales. Los rasgos presentes en la de la Venta, la que es descrita por Dávalos Hurtado en
fig. (9), sugieren anomalías endocrinas que bien podrían los siguientes términos: "El rostro del sujeto, con los
derivar de deficiencia hipofisiaria. Esta figura revela ojos semi abiertos por la infiltración de los lepromas, la
además asimetría en la representación de los ojos. nariz deforme y mutilada, la boca enorme y las orejas
Algunas piezas de la cerámica precolombina del área de fuertemente engrosadas dan a éste un aspecto que los
Tumaco (Nariño) parecen representar casos de enanis- clásicos clasifican de facies leomina. Las manos tienen
mo (ver Fig. 7-8), aunque resulta difícil establecer su apariencia de muñones y para completar el cuadro pare-
etiología. ce que eligieron un material que Eor sus manchas avisa
más el sentimiento de repulsión" 6
Anomalías que afectan la columna vertebral tales como
En cerámica del área de Tumaco (Nariño) (figs 15-17),
la Escoliosis, Lordosis y Cifosis, especialmente ésta últi-
son diferenciables proces9s destructivos de la región na-
ma, fueron representadas con singular maestría en la ce-
sal, que comprometen cartílago y tejidos adyacentes.
rámica precolombina.
Las figuras (14 y 15), muestran desviación y neoplásia de
Las colecciones cerámicas del Museo Arqueológico del la región nasal.
Banco Popular y del Instituto Colombiano de Antropo- Los rasgos anatomopatológicos antes descritos bien po-
logía, incluyen figuras antropomorfas en las cuales son drían haber tenido su origen en Yaws o frambesia, en-
identificables desviaciones de la columna principalmen- fermedad que ha tenido amplia difusión en la costa Pa-
te Cifosis (Ver fig. 10-11 Y 13). El caso presentado en la cífica y a la cual nos referiremos con mayor detalle en el
fig. 10, puede conjugar dos anomalías, desviación dorsal curso de este artículo; sinembargo, no puede descartar-
y lipoma. se su origen en otras enfermedades como la Leishmanio-
Un vistazo general sobre otras áreas americanas muestra sis, padecimiento tropical, presente en algunas áreas del
la precisión con que fut representando este rasgo en fi- territorio nacional como Llanos Orientales, Orinoquia,
guras mayas en cerámica de Machu Picchu (Perú) y en la Amazonia y Costa Pacífica, transtomo causado por una
colección Mac Curdy 15 especie de leishmania y transmitido por diversas espe-

16
10 11 13

10.11 Y 13
REPRESENT ACION DE DEFORMACIONES DE LA COLUMNA VER-
TEBRAL.

10.
Cifosis, probablemente asociada a lipoma en figura Tumaco.
11.
Cifosis en figura antropomorfa Tumaco
13.
Deformación dorsal (cifosis) y deformación cefálica artificial de tipo tabular
oblicua en figura Tumaco.

cies de moscas, siendo el principal vector (Phlebotomus) lombino presentaremos a continuación algunos casos
Debe tenerse en cuenta que destrucciones del cartílago patológicos reconocibles en restos óseos y yacimientos
nasal pueden ocurrir también a consecuencia de otras arqueológicos.
enfermedades como la lepra o la sífilis, caso menos pro-
bable en los ejemplos que hemos citado, más aún cuan- LESIONES OSTEOARTRITICAS
do se carece de otras evidencias o elementos de juicio
que puedan dilucidar su etiología. Osteoartritis.
Lesiones oftálmicas aparecen representadas en la cerá- Este padecimiento tuvo alta incidencia en las poblacio-
mica precolombina. En piezas de Jaina (Campeche) son nes pretéritas, no solamente de América, sino también
descritos edemas parpebrales 17, en el horizonte clásico del antiguo continente. Desde los más lejanos tiempos
mexicano. La forma de representar los ojos en algunas del paleolítico europeo, existen evidencias de esta enfer-
figuras del área de Tumaco (ver figura 9) sugiere edemas medad; bástenos recordar que uno de los representantes
parpebrales, registrándose con menor frecuencia repre- del grupo Neanderthal, el esqueleto de la Chapelle Aux
sentaciones de ciegos y tuertos. (Verfig. 1, 14, 17, 18). Saints, padeció osteoartritis en la columna vertebral y en
la articulación témporo-mandibular.
Siameses.
Este carácter patológico también se encuentra asociado
Las anomalías originadas durante el desarrollo embrio- a los restos neanderthaloides de Irak cuya antigüedad se
nario también fueron objeto de representación por remonta a 45.000 años. Este rasgo ha sido igualmente
nuestros ceramistas precolombinos. La Cerámica de Tu- identificado en restos óseos correspondientes al neolíti-
maco, apvrta excelentes ejemplos de esta anomalía (ver co de Francia, Grecia e Inglaterra y la última etapa de la
fig. 19-20-21). edad de cobre en Hungría 18. Las series americanas más
antiguas, nos muestran igualmente la alta incidencia de
LOS RESTOS OSEOS y LAS ENFERMEDADES MAS este padecimiento, el cual ha sido destacado como la le-
ANTIGUAS DE COLOMBIA sión ósea más frecuente en restos mexicanos, como lo se-
Luego de referirnos en forma sumaria a algunas de las ñalan Jaen y Serrano 19 y Goldstain 20 quien enfatiza en
enfermedades sobre las cuales se puede obtener infor- la alta incidencia de lesiones inflamatorias óseas en es-
mación a través de las representaciones del arte preco- queletos de indios americanos prehistóricos.

17
14 IS

16

18 14.
Cabeza Tumaco mostrando desviación nasal e in-
cisión sobre el dorso de la nariz y lesión oftálmica
derecha.
15.
Cabeza Tumaco; la región nasal, sugiere enferme-
dad mutilante'que compromete cartllago y tejidos
adyacentes (posiblemente Leishmaniosis o Yaws)
16.
Figura antropomorfa (Tumaco) mostrando des-
trucción de región nasal, posiblemente Yaws.
17
Cabeza Tumaco, mostrando lesión oftálmica de-
recha y procesos patológicos con destrucción de'
tejidos en región nasal.
18.
Cabeza Tumaco: Obsérvese deformación cefálica
artificial y proceso neoplásico? en región nasal.

En las figuras 15 y 18, obsérvese deformaciones


cefálicas artificiales y deformaciÓn de cartílago de
la oreja.

nombre de osteofitosis o espandilítis deformante. Como


señala Márquez Martín 23: "La artritis se ha asociado a
factores ambientales como el clima, factores como el
tipo de actividad ocupacional que juega un papel impor-
La Osteoartritis o artritis degenerativa, es definida por tante, factores anatómicos como la deformación por
Robbins 21 como: "Artropatía crónica caracterizada por mala postura y ejercicio excesivo. Incluso, se ha estable-
la destrucción externa del cartílago articular, que condu- cido relación 'de la ostroartritis con las condiciones de
ce a dolor y limitación del movimiento y a veces a lesión vida, presentándose una frecuencia más alta en los estra-
articular grave e incapacitante". Este padecimiento, tos social~s de ingresos reducidos".
afecta principalmente las grandes articulaciones (codo,
rodilla, hombro, cadera y columna vertebral). En esta- En los restos óseos de las series más antiguas de Colom-
dos avanzados las lesiones provocadas por esta enferme- . bia (ver fi§s. 24-25), tales como los de Tequendama
dad se manifiestan en forma de picos o rebordes óseos (Soacha) 2 , Nemocón, Sueva 25, Vista Hermosa (Mos-
que circundan las superficies articulares, las cuales pre- quera) y Chía 26 es identificable este padecimiento que
sentan también cambios (aplanamientos, acribamien- afecta articulación temporomandibular, escápula hume-
tos, eburnización), producidos por la destrucción del ral, coxofemora1, huesos largos y especialmente vérte-
cartílago articular 22. bras (ver fig. 26-27).

En la columna vertebral, la ostroartritis, provoca tam- Un examen sobre restos óseos de las colecciones del Ins-
bién rebordes y picos óseos alrededor de los bordes de tituto Colombiano de Antropología nos permitió dife-
los cuerpos vertebrales, condición que se conoce con el renciar en elementos provenientes del área Muisca, evi-

18
21 20

19-20 Y21 22
Casos de representación de Siameses en Cerámica
Tumaco.
22.
Figura antropomorfa Ouimbaya mostrando per-
foración de las orejas, tatuajes faciales y defor-
mación de pantorrilla.
23.
Figura Ouimbaya mostrando perforación de las
orejas, y deformación de las extremidades supe-
riores e inferiores.

dencias de este padecimiento que se prolongó hasta


tiempos formativos.
Osteoporosis
Varios casos estudiados en los sitios de Tequendama, Espoogio Hiperostosis
Nemocón y Sueva, surgieren osteoporosis. Este proceso
Esta enfermedad básicamente es causada por la anemia
. patológico inespecífico, se encuentra siempre que exista
por deficiencia de hierro. Entre los rasgos más caracte-
formación insuficiente de matriz ósea. Su causa, puede
rísticos de esta entidad patológica deben señalarse: el
derivar de insuficiencia de estrógenos necesarios para la
adelgazamiento y con frecuencia la destrucción de la ta-
actividad osteoblástica normal (osteoporosis menopau-
bla externa de los huesos que forman las paredes del
sia, falta de ejercicio, inmobilidad total, desnutrición,
cráneo. "La superficie del hueso, adquiere una aparien-
hipertiroidismo, senilidad con atrofia generalizada de
cia coralina en el área afectada pues al destruírse com-
todos los tejidos. Microscópicamente se observan esca-
pletamente la tabla externa, queda al descubierto el teji-
sas trabéculas óseas, delgadas y con escasas osteoblastos
do esponjoso" 28.
y osteositos. En los términos de Robbins 27, ocurre esta
enferme'dad en distintas circunstancias: "A veces es pri- La espongiohiperostosis es una lesión ósea de la infan-
maria pero suele ser secundaria a trastorno general sub- cia, de estructura histológica y radiológica definida, que
yacente. Las formas secundarias de osteoporosis se ob- indica un tipo especial de anemias 29. En cuanto a la etio-
servan en los siguientes estados: Vejez, menopausia y logía de esta enfermedad, entre sus múltiples causas sue-
postmenopausia, síndrome de Cuching, hjpertiroidis- le aducirse la anemia por deficiencia de hierro, deficien-
mo, diabetes sacarina, administración de ACTH y corti- ci~s ~otéicas y anemias como la falciforme y tnalacse-
sona, inmovilización duradera y carencia de vitamina C. mta

19
En los casos arqueólogicos entre los rasgos por los cuales DISCUSION DE UN CASO DE LESION LUETICA
es reconocible esta enfermedad, pueden mencionarse la
presencia de placas más o menos externas en relieve y Sífilis.
textura semejante a la piedra pómez.
Como es definida por Heyman (1962-1968), la sífilis es
Señala Weiss que "fuere cual fuere la enfermedad que una enfermedad crónica, sistemática e injuriosa, causa-
originó la espongiohiperostosis de la arqueología ameri- da por el Treponema Pallidum, es capaz de provocar
cana, por los porcentajes en que se le encuentra en los destrucción de tejidos e inflamación crónica en casi to-
restos de algunas poblaciones, se puede presumir que dos los órganos del cuerpo humano, incluyendo el tejido
debió ser una tara social grave, capaz de influir en la his-
óseo, en etapas muy avanzadas.
toria de las colectividades que la sufrieron" 31.
En una serie de 52 cráneos provenientes de tumbas de las Aunque aún continúa la discusión sobre el origen de la
cavernas de Paracas, Weiss encuentra un 13 % con lesio- sífilis, algunos autores, entre ellos Anderson 33, sostie-
nes correspondientes a espongiohiperostosis como seña- nen que ésta fue introducida en Europa, solamente al re-
la este mismo autor, y Hooton la identifica con un por- greso de los naveg~ntes españoles de Colón, encontrán-
centaje del 3.27 % en los restos de los indios Pecos; este dose extendida al declinar el Siglo XV por toda España,
mismo autor, registra un 66.7 % de casos en cráneos del y a lo largo de la costa Mediterránea, hasta Itali¡l.

24.
Entierro No. 18 del sitio procerámico Tequendama
1 antigüedad aproximada 6.000 años.

cementerio sagrado de Chichén-Itzá. Este padecimiento Es indudable que esta enfermedad existió en América
también ha sido señalado por Márquez y Schmidt en ma- con antelación a la conquista; como es señalado por
teriales sub-adultos 32encontrados dentro de una cueva Weiss 33en su introducción a la patología americana, los
en Chichén-Itzá y en otros sitios del área Maya como ejemplos de esta enfermedad aparecen repartidos en
Komchén; en el norte de la península en Playa del Car- una extensa área arqueológica que comprende la parte
men, Cozumel y Tancah en la costa oriental; en zonas ar- Norte y Sur del Continente Americano, siendo ejemplos
queológicas como el Altar de los Sacrificios en Guate- típicos los obtenidos por Tello en las cavernas de Para-
mala, también ha sido identificada esta enfermedad, con cas, y las de otras áreas del territorio peruano, los cuales
distintos grados de frecuencia; esta lesión también ha reposan en el museo de Lima. Merecen también men-
sido identificada en eHitoral peruano. ción los casos procedentes de Machu-Pichu,34 que hacen
En territorio colombiano, hemos podido identificar en el parte hoy de la colección Mac Curdy; entre los restos de
ejemplar No. 458-10 proveniente de Curití (Santander), los indios Pecos, Hooton 35obtuvo algunos ejemplos su-
rasgos que sugieren esta enfermedad. gestivos. Lesiones sifilíticas, también han sido descritas

20
en restos de Oklahoma, Texas y California 36 y proba- dia la llamada leprábo fue sino una forma de sífilis que
bles casos de esta enfermedad son descritos y figurados sufrió un recrudecimiento al exaltarse la virulencia por
por J. Ortner & Walter G.J. Putschar 37 en huesos de in- el aporte de nuevas variedades llevadas de América".
dios de Arkansas, de Alaska, yen adultos australianos. Un punto de vista que debe ser tenido en cuenta sobre el
En México, se han descubierto materiales óseos con este origen y distribución de este flagelo es el sostenido por
tipo de lesiones, tanto en el preclásico como en.la época autores como Hare, 39 y Hackett 40, quienes consideran
posclásica. que el Treponema pallidum existía en los dos continen-
tes con mucha anterioridad al descubrimiento de Améri-
Dávalos Hurtado, señala entre las piezas óseas del Mu-
ca.
seo Nacional de Antropología de México, numerosos
casos de ejemplares prehispánicos que muestran lesio-
LOS RESTOS OSEOS DE AGUAZUQUE (Municipio
nes de este tipo. de Soacha)
En lo que refiere a la discusión en torno al origen de esta
enfermedad, señala este mismo autor 38: "El antropólo- En restos óseos provenientes de la Hacienda Aguazu-
go norteamericano T.D.S. Stewart dice que, en el terri- que, Muncipio de Soacha, Cundinamarca, se pudieron
torio de Estados Unidos, la enfermedad parece haber identificar a nivel de frontal y huesos largos (tibia, hú-
seguido una marcha progresiva, pues no aparece sino mero y peroné) rasgos patológicos que sugieren etiolo-

25.
Entierro del sitio Tequendama 1. el No. 12 fué fe-
chado mediante e 14en 7.235 años antes presente y
el entierro No. 13 en 6.020.

con la civilización, Hopewell y su propagación es parale- gía carácter luético. En la tibia izquierda de este ejem-
la a la deformación craneal artificial, lo cual podría per- plar es apreciable exostosis ósea producida por hipe ros-
mitir la suposición de que fue importada de Suramérica. tosis de la tabla externa, con erosiones múltiples lineales
En cambio, según Sudhoff, la vía de penetración a y lagunares a nivel de región frontal se observa exostosis
América podría ser la del estrecho de Behring". con erosiones lagunares y lineares completas que afec-
Desde luego, examinadas como han sido las numerosas tan tabla externa. En el frontal puede reconocerse exos-
momias egipcias, en ninguna de ellas se han encontrado tosis con erosiones lagunares completas en tabla externa
lesiones que con certeza pudieran atribuirse a dicha en- y zonas focales de necrosis y en húmero hacia la epífisis
fermedad. En Europa, aunque muy raras, existen hue- inferior puede apreciarse lesión similar a la observada en
llas de ella en los osarios neolíticos de las grutas de Mar- la tibia, siendo reconocible también lesión luética que
ne; yen Asia, en la edad de Bronce, en las sepulturas de afecta 4a. vértebra lumbar, húmero, peroné y calcán~o.
la región del Lago Baikal en Siberia. Claro que esto pue- El estudio radiológico muestra reducción de canal me-
de interpretarse en el sentido de que no se trató de una dular en los huesos largos por el avanzado pr()ceso de pe-
sífilis osteótropa, pues es casi seguro que en la Edad Me- I riostítis, y en pared craneal, puede apreciarse el avance

21
de la lesión luética sobre tábula externa díploe y tabla in- rea ni congénita, esquemáticamente describible en tres
terna. períodos caracterizados el primario por un papiloma
único, localizado casi en el ciento por ciento de los casos
En el ejemplar craneal No. 42-IV-3830 del Instituto Co- extragenitalmente, el secundario por papilomas múlti-
lombiano de Antropología que hace parte de la colec- ples siempre más pequeños que la lesión primaria, dise-
ción Luis Duque Gómez (1941) y fue hallado en la re- minados por todo el cuerpo pero especialmente en la ve-
gión del Quindío, puede observarse a nivel de frontal y cindad de los orificios naturales; y el terciario por toda
parietales exostosis, y erosión acentuada con proceso clase de manifestaciones tanto constructivas como des-
perforante necrótico en región frontal; el carácter de tructivas de la piel, los huesos y los cartílagos. Es enfer-
esta lesión, sugiere origen treponematoso. medad íntimamente vinculada con la falta de higiene
personal y doméstica.
Como quiera que en huesos arqueológicos se dificulta la
diagnosis entre la sífilis propiamente dicha y el yaws, en- El contagio de esta enfermedad ocurre por contacto di- \
fernledad que también tiene origen treponema toso recto, aunque algunos insectos como Hippelates Pallipis
(Treponema pertenue), no se descartó totalmente su han sido considerados vectores en la transmisión del
ocurrencia en zonas mediterráneas de Colombia en agente causal 43.
tiempos prehistóricos como resultado de migración de En lo que se refiere a la distribución geográfica de esta
grupos que desde zonas tropicales como el Valle del enfermedad en Colombia, de acuerdo con las investiga-

26 26.1. Radio mostrando exostósis en cúpula radial.


(entierro No. 2 Tequendama 1).
26.2. Vértebras lumbares 4 y 5 fusionadas, (entierro
No. 2) del sitio Tequendama l. Obsérvese ebumiza-
ción. osteofitos, exost6sis y rebordes óseos en los
cuerpos vertebrales (osteoartritis).
26.3 Vértebra lumb¡(r, correspondiente al entierro
No. 13 del sitio Tequendama 1, mostrando lesión
oseoartritis.

Magdalena ascendieron hacia las altiplanicies. Conviene ciones adelantadas por López Narváez, aunque en la
entonces hacer referencia a esta enfermedad. parte mediterránea del país existen pequeños focos del
pian, en elliioral pacífico esta enfermedad reviste los ca-
El Yaws, también conocido como frambesia, pian, buba
racteres de verdadera pandemia, en la región compren-
y parangi, como ha sido señalado por Brothwe1l41 es una
dida entre la frontera con la República de Panamá al
enfermedad propia de los climas tropicales provocada
Norte y una línea imaginaria que, por el oriente, corre
por el Treponema pertenue. En estados avanzados esta
aproximadamente a 150 kilómetros de la costa del Pací-
enfermedad puede afectar los huesos del cráneo y de la fico 44.
cara formando depresiones y llegando a destruir el pala-
dar óseo e incluso la región nasal. Los huesos largos pue- Para finalizar esta discusión, conviene agregar que dada
den mostrar engrosamientos tanto internos como exter- la similitud de las lesiones producidas por el Yaws con
nos y áreas circulares de rarefacción. las originadas por la sífilis (Treponema pallidum), resul-
El pian en los términos en que lo define López Narváez42 ta difícil su diagnóstico diferencial en restos óseos
"Es una enfermedad tropical, transmisible, no vené- prehistóricos.

22
Como anota Salas Cuesta 45 citando el estudio intitulado lógico y gradual del esmalte, y, algunas veces, de la den-
"Notas de Paleopatología" de Teresa Jaen (1977), las le- tina debido al contacto de diente con diente durante la
siones producidas por "Yaws" y "Sífilis" en los huesos masticación. Se interesan principalmente las superficies
largos, nasales y en paladar óseo, son prácticamente oclusal incisiva y proximal". El grado de atrición depen-
iguales en ambos padecimientos, distinguiéndose sola- de de la estructura y relación oclusal de los dientes, calsi-
mente por las lesiones que se presentan en el cráneo. Es- ficación del esmalte, desarrollo de los músculos de la
tas, en Yaws, afectan la tabla externa en forma de conca- masticación, hábitos de masticación, y capacidad de
vidades y depresiones que se encuentran bien localiza- abrasión de los alimentos. La pérdida rápida y extensa
das, pero en la sífilis las lesiones producen osteomielitis de sustancia dental se conoce como atrición patogénica y
esclerosante. En población de México Tenochtitlan, es constituye en realidad una variedad de la abrasión. Ac-
reportado un caso de Yaws, por Salas Cuesta. túa sobre el esmalte y dentina, periodontio y, algunas
veces, como secuela de cambios en la oclusión, sobre la
articulación témporo-mandibular".
En los términos anteriormente expuestos, y apoyados en
concepto de la Sección de Patología del Instituto Nacio- En cuanto a la etiología de este mecanismo patogénico
nal de Salud, las lesiones referidas a los restos de Agua- señalan los autores antes mencionados:
zuque fueron consecuencia de un proceso patológico de "En el hombre prehistórico y en miembros de muchas
carácter luético. tribus nativas primitivas que comen alimentos bastos

27.1 a 27.3 Mandíbulas de los entierros Nos. 12- 13Y 27


16del sitio Tequendama l. Obsérvese aplaneamien-
to de los cóndilos, pérdida de piezas dentarias, cica-
trización alveolar, lesiones pe¡iodontales y acentua-
da atrición.

Un estudio más amplio, permitirá definir con mayor cla- mezclados con arena se observa una intensa atrición
ridad el caso aquí presentado. (Leigh; Davies). Los aborígenes australianos muestran
una intensa atrición de todos los dientes, siendo las lesio-
DENTOPA TIAS nes más avanzadas en las hembras porque comen los res-
tos de las comidas que parece contener más partículas
Atrición Dentaria abrasivas (Heithersay). Costumbres sociales como la
A juzgar por las piezas dentarias estudiadas en series masticación del tabaco y de nuez de betel también pro-
precerámicas de Colombia, la atrición fue una entidad ducen una atrición patológica (Davies) el tabaco o la
patológica dentaria, que tuvo alta ocurrencia en el hom- nuez de betel machacados no son abrasivos por sí mis-
bre prehistórico. mos, pero con el tabaco se mezcla arena y la cal es un im-
portante componente de la mascada de nuez de betel en
Con relación a este rasgo conviene citar a Gorlin y Gold- la India".
man 46 quienes definen este padecimiento dentario así: Para Santiana 47 la abrasión, y por consiguiente su gra-
"La atrición suele definirse como un desgaste lento fisio- do, es causada principalmente por "La potencia mastica-

23
dora relacionada con la dureza de los alimentos y el fro- incremento en la temperatura del cuerpo. En el material
tamiento de los dientes que se condiciona a la calidad de osteológico que integra las colecciones del Instituto de
los mismos" . Ciencias Naturales, pudimos identificar este rasgo en un
ejemplar craneal procedente de la vereda San Pedro,
En investigaciones arqueológicas efectuadas en sitios
Municipio de Gachalá No. 458-10. I
~recerámicos, hemos señalado anteriormente, que el
tipo humano del Tequendama 48difiere del Muisca de la Patologías en Momias
época agrícola y cerámica, en que este último muestra Al finalizar estos apuntes sobre enfermedades preco-
menos abra~ión dentaria. Esta afirmación puede gene- lombinas, debe señalarse que quedan por estudiar mate-
ralizarse a la totalidad de poblaciones que habitaron riales que podrían clarificar muchos aspectos nosológi-
nuestro territorio en tiempos agrícolas y cerámicos. cos prehistóricos.
En las series dentarias provenientes de Tequendama El estudio de las momias, o restos que se han conservado
(Figs 27 -1- 23), Chía 111, Sueva 1, Nemocón y MSQ 14 en buen estado reteniendo sus tejidos incluído el epite-
Vistahermosa, Mosquera (Cundinamarca), es reconoci- lial de recubrimiento, permitirá llegar a observaciones
ble este rasgo en todos los casos estudiados. En algunas serológicas amplias que incluyen la determinación de
ocasiones es observable retracción gingibal. grupos sanguíneos; algunos agentes patógenos pueden
Queremos enfatizar que en restos precolombinos el ori- ser detectados con claridad así como lesiones y acciden-
gen de la atrición debe ser buscado en primer término en tes ocurridos al individuo. Como vía de ejemplo, báste-
factores relacionados con el régimen de alimentación nos recordar las importantes observaciones practicadas
duro y el probable uso de sustancias abrasivas añadidas a en momias egipcias por Elliot Smith 53 y quienes le
la dieta aunque es necesario para llegar a resultados más han continuado en su ímproba labor investigativa; gra-
concluyentes el análisis de series más a~lias. Es evi- cias a estos estudios, hoy son reconocidos por la posteri-
dente como lo señalan Ortner y Putchar 4 que el grado dad histórica los rasgos de la princesa Nsitanebaschru,
de atrición dentaria es mayor en restos arqueológicos los de Thutmosis 111, y ha sido posible saber que Tan-a-
que en modernos, hecho que apoya las anteriores consi- quen 111rey de la XVII dinastía egipcia pereció luego de
deraciones. que le fueran inflingidas cinco grandes heridas con lanza
y hacha de combate sobre todo en la cabeza.
Caries
Conviene señalar igualmente que en las piezas dentarias DEFORMACIONES CORPORALES
correspondientes a restos hallados en todos los sitios ARTIFICIALES
precerámicos hasta ahora estudiados en Colombia, no
habían sido reportadas caries; en los cráneos Nos. 2 y 5 Al comienzo de este artículo hicimos referencia a algu-
de sitio Chía 11y 11150son descritas caries, hecho que po- nas alteraciones o modificaciones corporales de carácter
dría tener su origen entre otros factores en cambios ocu- cultural y no patógeno; aunque nuestro tema específico
rridos hacia final de la etapa lítica, al tener lugar un cam- no está referido a estas modalidades de carácter cultural,
bio de dieta que incluía un mayor consumo de hidratos brevemente haremos referencia a algunas de ellas, aten-
de carbono, factor que contribuiría a una mayor forma- diendo a que fueron objeto de representaciones tanto en
ción de micro-organismos lacto-acidófilos especialmen- la cerámica como en la Odebrería precolombina. La
te. En efecto, en tiempos agrícolas, es notoria la marca- costumbre de la deformación craneal artificial, estuvo
da incidencia de caries en piezas dentarias de las pobla- muy extendida en nuestro territorio nacional; de ella
ciones precolombinas que habitaron nuestro territorio. dan cuenta las cronistas: Fray Pedro Simón 54, Lucas
Fernández de Piedrahita 55,Jorge Robledo 56,Cieza de
Hipoplasia León 57y Gonzálo Fernández de Oviedo y Valdez 58,en-
tre otros. Entre los tres tipos de deformación más gene-
Las líneas de hipoplasia, consistentes en surcos observa- ralizados, tabular oblicua obtenida por compresión
bles sobr~la superficie del esmalte, cuya marca se debe a fronto-occipital, tabular erecta similar a la anterior pero
las eminencias en forma de escamas conocidas como tí- con mayor compresión sobre el occipucio, y la anular ob-
neas de imbricación o periguimatos, originados por los tenida mediante la aplicación de vendas que compri-
períodos de descanso o por la variación en la intensidad mían los huesos de las paredes craneales dándole a la ca-
de calcificación como lo señala Márquez Modín 51. beza una forma alargada y cónica; en nuestras poblacio-
1as líneas de hipoplasia, pueden relacionarse con dife- nes prehistóricas, predominó la primera, obteniéndose
rentes factores: Tales, enfermedades infecciosas de tipo mediante la aplicación de tablillas. Como ha sido señala-
eruptivo (vgr. la escarlatina, la varicela y la difteria) do por el arqueólogo G. Reichel Dolmatoff,59, algunas
afecciones que dejan estas marcas en las coronas de los de las figuritas de Tumaco, muestran una marcada de-
dientes, señalando la edad en que tuvieron ocurrencia. formación occipito-frontal.
Señala la autora a quien nos hemos referido anterior-
mente 52 basada en Hillson (1979), que existe una re- En materiales osteológicos de las áreas panche y pijao
lación con deficiencias de tipo istamínico en especial vi- del Tolima y occidente de Cundinamarca, Caldas, An-
tamina D y también puede ser causada por un elevado tioquia, los dos Santanderes y Nariño, existe un buen

24
número de casos que ilustran esta costumbre de la defor- discos circulares de diversos materiales, de placas rec-
mación craneal artificial. Entre los Guanes de Santander tangulares metálicas o de la remoción de parte del es-
y los Muiscas de la altiplanice Cundiboyacense también malte; la forma circular es diferenciable en el caso de Ca-
aparecen con menor frecuencia casos de deformación ta- larcá.
bular oblicua. La cerámica de Tumaco muestra con pro-
El segundo caso señalado corresponde a una cabeza de
fusión, en las cabezas modeladas con extraordinario rea-
arcilla, que parce proceder de Tello (Huila), y que pre-
lismo, esta costumbre (ver fig. 13). Como ha sido obser-
senta grandes similitudes en sus rasgos con la mascarilla
vado por el arqueólogo Duque Gómez 60, es posible que
de Calarcá.
la frecuente representación de narices de dorso curvo y
aguileño en figuras antropomorfas de cerámica y orfe- El arqueólogo E. Silva Celis 64, hace referencia al regis-
brería corresponda a deformaciones artificiales tal como tro ocasional en Suesca (Cundinamarca) durante labo-
lo hacían los pijaos, en complemento de esta argumenta- res agrícolas, de un enterramiento en cuyo maxilar supe-
ción, cita el siguiente texto transcrito por Lucena Salmo- rior fueron observadas perforaciones en cada uno de los
ral de informe del Patronato Real del A. G. de l., en que primeros molares de cada lado, uno de los cuales exhibe
don Juan de Borja da minuciosa noticia sobre la guerra incrustada una esmeralda fina muy bien tallada.
sostenida por los Pijaos hasta el 20 de junio de 1.608. Alteraciones artificiales de los labios con fines estéticos
"A los niños -dice un documento de la conquista referen- fueron frecuentes no solamente en Mesoamérica sino en
te a estos belicosos indios-luego que nacen, les entablan nuestro territorio, como lo revelan los cronistas, y en
las cabezas hasta que se les juntan la frente y les quie- México algunos códices como el Florentino ilustran esta
bran y estiran la nariz para que les quede curva y larga" costumbre 65.
61
Aunque las figuras 4-5-6 correspondientes a la cultura
A la luz de estos documentos, citados por el arqueólogo Tumaco, a las que hemos hecho anterior referencia, su-
Eliécer Silva Celis 62, la deformación cefálica persistió gieren la malformación congénita conocida como labio
hasta bien avanzada la Conquista, y entre las disposicio- leporino, no puede excluirse la posibilidad de que las in-
nes dictadas en 1593 por don Antonio González, apare- cisiones representadas en rostros sobre el labio superior
ce una prohibiendo tal práctica, y que el texto transcrito hayan sido producidas artificialmente con fines estéti-
de la Memoria Histórica de la Iglesia y pueblo de Len- cos.
guazaque, dice: "Que los corregidores procuren deste-
rrar el pernicioso abuso de apretar las cabezas a recién La práctica cultural de oradarse las orejas, fue general
nacidos, pues se les aprieta tanto la frente con el colodri- en todas nuestras culturas precolombinas, como lo de-
llo, que pierden la memoria y el sentido". muestra la gran variedad de representaciones en piezas
cerámicas y en figuras de oro y tumbaga, así como los
La costumbre de perforar el septum nasal con el objeto adornos consistentes en una amplia variedad de orejeras
de insertar en él las narigueras con que se adornaban, y de colgantes de oreja que integran las colecciones del
cuenta con ejemplos innumerables representados en Museo de Oro del Banco de la República. Ejemplos de
nuestra cerámica y orfebrería, en las urnas funerarias, estas costumbres son presentados en las figs.3-4-5-7-18-
desde Tamalameque hasta Venadillo; en el departamen- 22 y 23 de este artículo.
to del Tolima, es representada con frecuencia y abundan
ejemplos de ella en piezas arqueológicas correspondien- Aunque no es posible llegar a interpretaciones culturales
tes a la cultura Tumaco, en la cerámica antropomorfa amplias en cuanto a sus contenidos, las líneas percepti-
procedente del norte de Caldas y del Valle del Cauca. bles en algunas figuras, sugieren cortes o tatuajes tanto
en la cara como en la región nasal (fig.11,14). Debe re-
En lo que se refiere a mutilaciones dentarias, los casos cordarse que la costumbre del tatuaje estuvo muy exten-
más patentes de esta costumbre son descritos por el ar- dida en América; de ella dan cuenta en México códices,
queólogo Luis Duque Gómez 63, Yestán referidos a dos como el florentino, así como la cerámica y la escultura, y
importantes piezas arqueológicas: una de las cuales se en la cerámica Mochica del Perú abundan ejemplos,
conserva en el British Museum y la otra en el Museo Ar- siendo igualmente frecuentes en nuestras representacio-
queológico de Bogotá; la primera, corresponde a una nes cerámicas y de orfebrería de las distintas regiones
mascarilla de oro hallada en la población de Calarcá del país.
(Quindío), la cual en la representación de sus dientes su-
periores muestra al parecer la técnica de incrustación
DEFORMACIONES DE LOS BRAZOS
mientras las piezas dentarias muestran la del limado. La
Y DE LAS PANTORRILLAS
mutilación de acuerdo con lo observado, afecta incisivos
centrales y laterales, caninos y aún premolares a juicio
Esta costumbre estuvo muy extendida entre las pobla-
del citado autor.
ciones prehispánicas que habitaron Colombia. Como se-
De acuerdo con el texto de la referencia, las incrustacio- ñala el arqueólogo Duque Gómez 66, "Numerosos ha-
nes de dientes superiores corresponderían al tipo E de llazgos arqueológicos efectuados en el Quindío, lo mis-
Romero (1958), esto es, con modificación de la cara an- mo que en otras regiones del territorio caldense, hallaz-
terior de la corona dentaria, mediante la incrustación de gos consistentes en figuras antropomorfas de cerámica,

25
en posición sentada y de pie, presentan este tipo de de- REFERENCIAS BIBLlOGRAnCAS
formación, lo que nos induce a pensar que fué una cos- l. Ruffer, M.A.: Remarks on tbe Histology and Patbological Anato-
tumbre extendida entre la mayor parte de las tribus in- my of Egipsian Mummies. Cairo Scientific Joumal No. 4, IV- 1~5
dígenas del departamento". enero, 1910.

Piezas similares se han encontrado en las zonas habita- 2. Moodie, RL: Paleopathology, an Introduetion to the Study of An-
das por los indios del río Magdalena, como Panches y cient Evidences of Disease, 567 PP IUinois, 1923.
Pantágoras, y más al norte, en las regiones de Ocaña y 3. Pales, L: Paléopathologie et pathologie comparative, 352 pp, Pa·
del río Ranchería, hecho éste que sirvió a Rivet para rís 1930.
atribuir a este elemento un origen Karib" . 4. Sigerist, H.E.: A. History of Medicine, 1. Primitive and Archaic
Medicine, 564 pp. New York, 1951.
Existen testimonios etnográficos de esta costumbre', en-
tre los que merece citarse el documento transcrito por 5. Ackerknecht, E. H.: Palaeopatology: a survey. En Anthropology
today, pp, 120 - 127, Chicago 1953.
Manuel Lucena Salmoral 67, a cuyo tenor "no se casan
las doncellas hasta que les baje su costumbre por enten- 6. Stewart, T. D. AnJ. Phys. Antb,pags.1-47, T. 93. Therateofde-
velopment of vertebral osteo-arthritis in American Whites an its
der que antes de ella no pueden tener hijos, y traen las significances in skeletal age identification. The Leech, 144-145,
piernas debajo de I¡lS rodillas y encima de los tobillos y Johannesburg 1958.
los brazos por las muñecas y mollidos muy apretados, 7. BrothweU, D.R.: Digging up Bones The Excavation, Treatement
con muchas vueltas de cordel delgado para abultar en and Study of Human skeletal remains. Trustes of the British ~u-
medio y adelgazar los extremos, y la primera noche que seum, 196 pp. London, 1972.
duermen con los maridos sueltan sus ligaduras en señal 8. Ortner Donal J. y Putchar Walter J.: Identifications of pathologi-
de que no quedan doncellas, y a las que no les fueren, cal Conditions in human Skeletal Remains, 479 pp. Smithsonian
cuando se casan, las matan sus maridos por el engaño contributions to Anthropology, Number 28. Smithsonian Institu-
tion Press. Washington, 1981.
que les han hecho".
9. Jaen Esquivel María Teresa y Serrano Sánchez Carlos: Osteopato-
Los casos más representativos de deformidad de brazos logía en Antropología Física, Epoca prehispánica. pago 171 y 176,
y de pantorrillas, son observables en figuras atropomor- fig. 18. Instituto Nacional de Antropología e Historia, México,
fas de procedencia Quimbaya (ver fig. 23), siendo fre- 1974.
cuente en la cerámica Pijao, Calima y Sinú esta deforma- 10. Weiss, Pedro. Introducción a la paleopatología americana pago 6-
ción corporal. 7 en Texto de Patología, por Pelayo Correa, Javier Arias, Stella,
Ruby Pérez Tamayo y Luis M. Carbonell, La Prensa Médica Me-
ADDENDA xicana, México 1970.
11. Esquivel María Teresa y Serrano Sánchez Carlos: Op. Cit. pags.
Una muestra reciente de radio-carbono (Col 477) proce- 169,171,172, Fig. 10.
sada en el Groningen C-14 laboratorium de Holanda, 12. Weiss, Pedro: Op. Cit. pago 6, fig. 1-3 A.
sobre huesos del esqueleto de Aguazuque, permite esta- 13. Esquivel María Teresa y Serrano Sánchez Carlos: op. Cit. pago
blecer su antigüedad en 3960, 60 años antes delpresen- 171.
te, constituyéndose así en el caso mundial más antiguo 14. Dávalos Hurtado Eusebio: Temas de Antropología Física. La
hasta hoy conocido de lesión luética en restos prehistóri- plástica indígena y la patología pags. 146-148. Instituto Nacional
cos. de Antropología e Historia. México, 1965.
15. Weiss, Pedro: Op. Cit. pago 15.
16. Dávalos Hurtado, Eusebio: Op. Cit. pago 148.
17. Esquivel María Teresa y Serrano Sánchez Carlos, Op. Cit. pago
177,.fig. 17.
18: Goldstein Marcos S. The Paleopathology of Human Skeletal Re-
mains. En Science in archacology pago 481,482, Thames and Hud-
son, Leipzig. 1969.
19. Jaen Esquivel María Teresa y Serrano Sánchez Carlos: Op., cit.
pags. 155-159.
20. Goldstain: Op. Cit. Pág. 483.
21. Robbins, Stanley. Tratado de Patología Clínica, pág. 1096, Ed.
Interamericana S.A. México 1963.
22. Jaen Esquivel María Teresa y Serrano Carlos: Op. Cit. pág. 156.
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e Historia, México, 1984.

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tabla externa ronas focales gumatosas, figuras 30 y 30 A, detalle (X). 30 B, ciones Arqueológicas en abrigos rocosos del Tequendama. 11.000
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26
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