El documento presenta el fallo de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán en un caso de recurso de casación. La Corte rechaza el recurso y confirma la sentencia apelada, sosteniendo que la Constitución provincial establece claramente que un legislador no puede ser elegido nuevamente sin pasar un período entre ambas elecciones, y que la resolución de la Junta Electoral que habilitó la candidatura del demandado contravenía este mandato constitucional.
El documento presenta el fallo de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán en un caso de recurso de casación. La Corte rechaza el recurso y confirma la sentencia apelada, sosteniendo que la Constitución provincial establece claramente que un legislador no puede ser elegido nuevamente sin pasar un período entre ambas elecciones, y que la resolución de la Junta Electoral que habilitó la candidatura del demandado contravenía este mandato constitucional.
El documento presenta el fallo de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán en un caso de recurso de casación. La Corte rechaza el recurso y confirma la sentencia apelada, sosteniendo que la Constitución provincial establece claramente que un legislador no puede ser elegido nuevamente sin pasar un período entre ambas elecciones, y que la resolución de la Junta Electoral que habilitó la candidatura del demandado contravenía este mandato constitucional.
1963/2017 Veinte (20) de Diciembre de dos mil diecisiete, reunidos los señores Vocales de la Excma. Corte Suprema de Justicia, de la Sala en lo Laboral y Contencioso Administrativo, integrada por los señores Vocales doctores René Mario Goane, la señora Vocal doctora Claudia Beatriz Sbdar y los señores Vocales doctores Antonio Daniel Estofán -por encontrarse excusado el señor Vocal doctor Daniel Oscar Posse- y Benjamín Moisá -por no existir votos suficientes, para dictar pronunciamiento jurisdiccional válido-, bajo la Presidencia del doctor René Mario Goane, para considerar y decidir sobre el recurso de casación interpuesto por Sergio Francisco Mansilla, codemandado, en autos: “Berarducci Wálter Fabián vs. Provincia de Tucumán y otro s/ Amparo”. Establecido el orden de votación de la siguiente manera: doctor René Mario Goane, doctora Claudia Beatriz Sbdar y los doctores Antonio Daniel Estofán y Benjamín Moisá, se procedió a la misma con el siguiente resultado:
El señor Vocal doctor René Mario Goane, dijo:
I.- Sergio Francisco Mansilla, codemandado en autos,
plantea recurso de casación (cfr. fs. 197/217) contra la Sentencia Nº 542 dictada por la Sala III de la Excma. Cámara en lo Contencioso Administrativo en fecha 21 de agosto de 2015 (cfr. fs. 185/191), cuya concesión fuera denegada, por dicho Tribunal, a través de la Resolución Nº 765 del 10 de noviembre de 2015 (cfr. fs. 265) y posteriormente admitida por esta Corte, que hizo lugar al recurso de queja respectivo mediante Resolución Nº 823 del 01 de agosto de 2016 (cfr. fs. 676/681). II.- Dado que al resolver la queja ya se ha juzgado sobre la admisibilidad de la vía extraordinaria intentada en la especie, en esta oportunidad corresponde pasar directamente a considerar su procedencia. III.- En lo que es materia de recurso, la sentencia en crisis hace lugar a la demanda de amparo promovida por Walter Fabián Berarducci y declara la invalidez, por manifiesta inconstitucionalidad, de la Resolución Nº 958/15 dictada por la Junta Electoral Provincial (en adelante, JEP) en fecha 29/7/2015, dejando consecuentemente sin efecto la oficialización de la candidatura, a legislador provincial en primer término por la Sección Electoral Oeste del Partido Frente Para la Victoria, del ahora recurrente. Para así decidir, sostiene que una simple lectura del artículo 45 de la Constitución Provincial basta para advertir que su significado es claro y que en dicha norma se ha establecido explícitamente una condición de elegibilidad para los legisladores locales, al consagrar, primero, la posibilidad constitucional de ser reelegido por un nuevo período consecutivo y establecer, después, la imposibilidad de ser elegido nuevamente si no es con la intermediación de un período. Pone de resalto que los términos utilizados en la Constitución no padecen de indeterminación o vaguedad, y que remiten inequívocamente al hecho de la elección y que suponer, como propone el demandado, que el término “electo” exige que el candidato “asuma” efectivamente el desempeño del cargo y cumpla con requisitos ulteriores, fuerza las cosas e intenta asestar una duda en una norma que sobresale por su diafanidad. Afirma que es evidente que Mansilla se encontraba inhabilitado constitucionalmente para solicitar su registración como candidato oficializado directamente ante la JEP. Explica que aunque el codemandado omitió instar la necesaria dilucidación de su caso por el Poder Judicial -único órgano que tiene a su cargo el control de constitucionalidad en nuestro sistema republicano-, la JEP hizo lugar al pedido de oficialización su candidatura, no obstante que este organismo electoral no estaba habilitado para realizar una interpretación del artículo 45 de la Constitución de la Provincia en la manera que lo hizo. Concluye que la resolución que adoptó la JEP adolece de una invalidez insanable por encontrarse el candidato en cuestión alcanzado por una imposibilidad constitucional de ser elegido legislador provincial. IV.- El quejoso aduce que el fallo impugnado incurre en una lectura equivocada del artículo 45 de la Constitución Provincial, puesto que omite considerar el texto completo de la norma y correlacionar su contenido con otras disposiciones de la misma Ley Suprema. En este sentido afirma que a los fines de que se torne operativa la cláusula de inelegibilidad de marras es necesario ser legislador en dos períodos consecutivos, y que para esto último resulta ineludible, a su vez, que sea aprobado el título por sus pares y que se haya asumido la banca efectivamente, tras tomar el juramento correspondiente, de acuerdo a lo dispuesto por los artículos 4 y 66 de la Constitución Provincial. Alega que la Cámara se arroga la función de único intérprete de la norma constitucional, y cuestiona la decisión de invalidar la Resolución administrativa adoptada por la JEP. Entiende que la sentencia niega a la JEP la posibilidad de aplicar el texto fundamental, ya que éste organismo no declaró la inconstitucionalidad de ningún artículo, sino que dispuso su aplicación efectuando para ello una interpretación de la norma constitucional según su mejor entender. V.- ¿Asiste razón al recurrente? La respuesta negativa a dicho interrogante se impone en la medida que, la decisión jurisdiccional que se ataca, aparece dictada con apego al texto expreso de la disposición contenida en el artículo 45 de la Constitución de Tucumán, que en su parte final establece que los legisladores “no podrán ser elegidos nuevamente sino con un intervalo de un período” (la cursiva me pertenece). Ante todo cabe recordar que la primera regla de interpretación de las leyes es dar pleno efecto a la intención del legislador y la primera fuente para determinar esa voluntad es la letra de la ley (Fallos, 299:167; 302:973; 308:1745; 312:1098, entre otros), cuyas palabras deben ser comprendidas en el sentido más obvio del entendimiento común (Fallos, 258:75; 306:796, considerando 11 y sus citas, entre muchísimos otros) y cuando ésta no exige esfuerzo de interpretación debe ser aplicada directamente, con prescindencia de consideraciones que excedan las circunstancias del caso expresamente contempladas por la norma (Fallos, 311:1042). La inconsecuencia, la falta de previsión o la omisión voluntaria no se suponen en el legislador y por esto se reconoce como principio que las leyes deben interpretarse siempre evitando darles un sentido que ponga en pugna sus disposiciones (Fallos, 300:1080), en tanto cuando la ley emplea determinados términos es la regla más segura de exégesis la de que esos términos no son superfluos, sino que se ha realizado ello con algún propósito, por cuanto, en definitiva, el fin primordial del intérprete es dar pleno efecto a las normas vigentes, sin sustituir al legislador (Fallos, 299:167). En el caso que nos ocupa, el artículo 45 de la Constitución Provincial es claro y contundente en establecer una prohibición a la elección consecutiva como legislador provincial de un ciudadano que fue elegido, primero, y reelegido, después, para ese mismo cargo, si no es con la intermediación del intervalo de un período. El constituyente provincial del año 2006 fue soberano para establecer las reglas de elección y reelección de los legisladores tucumanos y pudo, evidentemente, elegir una solución distinta, pero no lo hizo. Siendo así, no es función de la magistratura juzgar sobre el acierto o conveniencia de las disposiciones adoptadas por aquél en ejercicio de facultades propias (Fallos, 318:1012, considerando 3° y sus citas). La norma mencionada no adolece -como señala con indudable acierto el pronunciamiento impugnado- de ninguna indeterminación ni vaguedad que justifique la decisión de apartarse de su texto para, por ejemplo, evitar poner en pugna dicha prohibición con otras disposiciones de la Constitución Provincial. Cabe señalar que la norma citada no ha sido controvertida en su constitucionalidad por los interesados ni se advierte que ella contradiga o vulnere derechos o principios de orden superior sino que, por el contrario, resguarda adecuadamente el ideal republicano consagrado por el pueblo de Tucumán al darse su constitución. Las referencias del recurrente a la necesidad de tomar juramento a los legisladores, una vez que han sido electos y al momento de tomar posesión del cargo (cfr. arts. 4 y 66 de la Constitución Provincial), en nada empecen la conclusión precedente puesto que es de toda evidencia -además de constituir una exigencia de la lógica- que sólo puede tomarse juramento a aquel ciudadano que ha sido “elegido” legislador provincial. Y aquellos ciudadanos que han sido elegidos para ejercer dicho cargo por un período de cuatro años; y luego de concluido este período “reelegidos por un nuevo período consecutivo”, no pueden “ser nuevamente elegidos sino con intervalo de un período” (cfr. art. 45 de la Constitución Provincial), con independencia que, a pesar de haber sido elegidos y reelegidos por el pueblo de la Provincia, decidan no asumir el cargo, no jurar o renunciar. Todas esas vicisitudes atañen exclusivamente al candidato que ha decido proponer su candidatura a la comunidad de la sección electoral a la que pertenece y, no obstante haber contado con el favor del pueblo que lo eligió en dos oportunidades sucesivas como representante legislativo, decide ulteriormente no tomar posesión del cargo y, por ende, no prestar el juramento previsto en las normas citadas por el recurrente. Pero todas esas vicisitudes ulteriores, dependientes de la exclusiva voluntad del candidato elegido para un período legislativo y reelegido para el período consecutivo siguiente, no impiden sino que -al contrario- actualizan la prohibición constitucional consagrada en el artículo 45 de aguardar la intermediación de un período de cuatro años para poder ser, nuevamente, postulante a ocupar una banca legislativa y, así, ser “elegido” legislador por la sección electoral correspondiente. Cualquier otra interpretación implicaría subordinar la decisión soberana del pueblo de la Provincia de limitar la posibilidad de ser electo legislador -tal como ha sido expresada al sancionar la reforma constitucional en el año 2006, en su artículo 45- a decisiones exclusivamente individuales que no reflejan la expresión de la voluntad colectiva manifestada en el texto constitucional y, en definitiva, conduciría a permitir una vía indirecta de reforma constitucional a partir de un mecanismo diferente al previsto en la Constitución Provincial. Cabe señalar, además, que no se ha propuesto en el presente caso ningún argumento significativo que justifique apartarse del texto explícito de la norma constitucional y del significado más elemental y corriente de las palabras utilizadas en la Constitución, sin que se advierta, tampoco, motivo alguno relevante para hacerlo. Por el contrario, existen poderosas motivaciones tanto en la recta interpretación del derecho como en la aplicación de valores republicanos profundamente arraigados en nuestra comunidad, y consagrados en la Constitución provincial, que conducen a confirmar la decisión de la Cámara plasmada en el acto jurisdiccional en recurso. Es casi un lugar común, en la doctrina y jurisprudencia constitucional, que no existen en nuestro ordenamiento jurídico derechos absolutos sino que todos -incluso los de naturaleza política- se encuentran sometidos a las leyes que reglamentan su ejercicio. Partiendo de tal premisa, se observa que las restricciones de elegibilidad y reelegibilidad para cargos públicos no conduce a una violación de las disposiciones del artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, pues el establecimiento y aplicación de requisitos para ejercitar los derechos políticos no constituyen, en sí mismos, una restricción indebida, ya que esos derechos no son absolutos y pueden estar sujetos a limitaciones (cfr. Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso “Yatama vs. Nicaragua”, Sentencia del 23/6/2005). No debe perderse de vista que, cuando se trata de interpretar los puntos contenidos en la parte orgánica de la Constitución, es criterio consolidado “que todas sus normas deben ser interpretadas en forma estricta (por oposición a la interpretación amplia que cabe asignar a la parte dogmática) y que en caso de duda debe estarse a la prohibición antes que a la permisión. En otras palabras, tratándose de las normas constitucionales que se refieren a los poderes del Estado y a los funcionarios o candidatos que los integran, no rige el principio del artículo 19 de la Constitución Nacional del cual se infiere que todo lo no prohibido está permitido. Al contrario, las prohibiciones contenidas en la parte orgánica de la Carta Magna deben ser interpretadas en forma extensiva, mientras que las facultades y poderes de los órganos estatales deben ser interpretados en forma restrictiva” (cfr. Manili, Pablo Luís, “Una disidencia republicana y una tensa espera de una decisión final de la Corte Suprema en el caso de las candidaturas testimoniales”, LL 2009-C, 601). Siendo así, puede fácilmente concluirse que “la prohibición de la reelección es una de las formas posibles en que cada uno de los Estados Provinciales puede reglamentar el acceso a las funciones gubernamentales y, por esa vía, el principio republicano de gobierno” (cfr. CSJN, Fallos, 317:1195, considerando 25 del voto del señor Ministro Fayt). La Corte Suprema de Justicia de la Nación ha afirmado que “la forma republicana de gobierno -susceptible, de por sí, de una amplia gama de alternativas justificadas por razones sociales, culturales, institucionales, etc.- no exige necesariamente el reconocimiento del derecho de los gobernantes a ser nuevamente electos, y que las normas que limitan la reelección de quienes desempeñan autoridades ejecutivas [y legislativas] no vulneran principio alguno de la Constitución Nacional (cfr. “Partido Justicialista de la Provincia de Santa Fe”, considerando 4° -Fallos, 317:1195- y, en similar sentido, considerandos 14 a 18 del voto del juez Fayt emitido en ese precedente)” (cfr. CSJN, 05/11/2013, “Unión Cívica Radical de la Provincia de Santiago del Estero vs. Provincia de Santiago del Estero s/ Acción declarativa de certeza”, considerando 27). Nuestra Corte federal también ha sostenido que “parece evidente que la posibilidad de reelección [...] no es una característica diferencial del sistema republicano de gobierno, como que tampoco se le opone a éste. En el último de los casos, y si se quisiese encontrar una relación entre este tipo de regulación y un principio que haga al sistema republicano, la disputa se resolvería contra la petición de la parte actora. En efecto, no cabe duda alguna que la periodicidad de los mandatos se halla más cerca del espíritu que anima los arts. 1°, 5° y 123 de la Constitución Nacional que el supuesto 'derecho' que intentan esgrimir los actores” (del voto del Ministro Fayt en Fallos, 317:1195, considerando 17) y que, en definitiva, “debe afirmarse que las normas que vedan la reelección para cargos electivos no obedecen a una razón persecutoria y discriminatoria sino que tienden a preservar -con un criterio cuyo acierto no es función de esta Corte juzgar- justamente el principio republicano en uno de sus aspectos esenciales, la periodicidad de la renovación de sus autoridades” (idem, considerando 18). En el mismo sentido, se ha dicho en la doctrina que “no hay 'periodicidad' republicana si no hay posibilidad cierta de efectiva 'alternancia'” (cfr. Pérez Hualde, Alejandro, “La reelección”, LL 2013-A, 870) y que “la alternancia en el gobierno es un elemento esencial de la democracia. La continuidad indefinida en los cargos por un solo partido o expresión de la ciudadanía -aún en el caso hipotético de que ello sea el resultado de un pronunciamiento electoral libre del pueblo- es, en principio, un factor negativo y distorsionante para la democracia” (cfr. Amaya, Jorge Alejandro, “Democracia y minoría política”, Astrea, Buenos Aires, 2014, pág. 24). En dos recientes pronunciamientos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se analizó una cuestión normativa similar a la que se encuentra bajo juzgamiento en este caso, en donde el gobernador de una provincia, tras haber sido elegido para ocupar dicha magistratura en dos períodos consecutivos, aspiraba a una nueva elección para un tercer mandato. La Corte destacó primero que resultaba claro que “la Constitución adoptada por el pueblo de Santiago del Estero (...) establece la regla de una sola reelección consecutiva” y que en ese caso, corresponde interpretar que “el pueblo de la provincia -a través de sus constituyentes estableció el límite de una sola reelección consecutiva” y que “ante la claridad del texto constitucional, cualquier otra interpretación que se intente resulta violatoria de la voluntad constituyente provincial” (cfr.: CSJN, 22/10/2013. “Unión Cívica Radical de la Provincia de Santiago del Estero vs. Provincia de Santiago del Estero s/ Acción declarativa”, considerandos 10 y 11). Al dictar sentencia sobre la cuestión principal de la litis, en palabras que resultan analógicamente aplicables al caso, el Alto Tribunal señaló también que “la soberanía popular es un principio de raigambre constitucional que en el sistema democrático se integra con el reconocimiento del pueblo como titular del poder político pero, al mismo tiempo, y para cumplir con tal objetivo, se pone su acento en los procedimientos habilitados para hacer explícita aquella voluntad, origen del principio de representación” (cfr.: CSJN, 05-11-2013, “Unión Cívica Radical de la Provincia de Santiago del Estero c. Provincia de Santiago del Estero s/acción declarativa”, considerando 34). Es por ello que “el imperio de la ley es esencial para el logro de una Nación con instituciones maduras (Fallos, 328:175), y no es posible que bajo la invocación de la defensa de la voluntad popular, pueda propugnarse el desconocimiento del orden jurídico, puesto que nada contraría más los intereses del pueblo que la propia transgresión constitucional” (idem, considerando 35). El planteo del recurrente vinculado a la interpretación constitucional efectuada por la autoridad electoral provincial también es manifiestamente improcedente. La Cámara no desconoció la competencia de la JEP para interpretar y aplicar la Constitución provincial, sino que entendió que la interpretación realizada por la JEP, bajo el ropaje de una interpretación conforme, entrañaba una declaración de certeza constitucional que es de exclusiva incumbencia jurisdiccional. Más allá del incuestionable acierto de la afirmación sentencial precedente, no debe perderse de vista que, indudablemente, es misión de la magistratura dar pleno efecto a la decisión soberana del pueblo de la Provincia e interpretar las disposiciones que el pueblo, en ejercicio de su poder constituyente derivado, se dio en la reforma constitucional de 2006 en el sentido que más fielmente refleje su voluntad política, jurisdizada en norma constitucional. Pero ese deber interpretativo, y las reglas de interpretación aplicables, no recae solamente sobre la magistratura, sino sobre toda autoridad pública llamada a intervenir en la aplicación de la Constitución, cuidando de aplicarla en su sentido más fiel y no torcer sus normas, puesto que “es imposible concebir un Poder Constituido que pueda, por designio e inercia, dejar sin efecto lo preceptuado por el Poder Constituyente” (Fallos, 242:112; citado y reiterado en el precedente “UCR de Santiago del Estero vs. Provincia de Santiago del Estero”, sent. del 05/11/2013). No hay que olvidar que “interpretar la Constitución no puede significar adjudicarle todos los alcances que, a juicio de [la autoridad pública] pudiesen parecer meramente convenientes o deseables, pues ello desconocería el principio de la soberanía del pueblo (...) Es inadmisible entonces que, so color de ejercer la prerrogativa de revisar e interpretar el texto constitucional los jueces [o cualquier otra autoridad pública] puedan modificarlo. De lo contrario, la Constitución podría ser alterada de una forma diferente a la que ella prevé, quedando la voluntad del pueblo declarada en ella sometida al simple arbitrio de un magistrado [o de cualquier otra autoridad pública]” (cfr.: CSJN, 22/10/2013, “UCR de la Provincia de Santiago del Estero vs. Prov. Santiago del Estero”, considerando 11. Los agregados me pertenecen). En igual sentido, debe tenerse presente que “la actuación de los tres poderes del Estado encuentra como límite el respeto al proyecto de república democrática que establece la Constitución Federal (artículos 10, 31 y 36) y que los mandatos de su texto han sido establecidos por el poder constituyente del pueblo, y por esa razón condicionan la actividad de los poderes constituidos. El obrar del Estado debe entonces estar dirigido al más amplio acatamiento de los principios, declaraciones, derechos y garantías reconocidos en el pacto fundacional de los [tucumanos]” (cfr. CSJN, 05/11/2013, “UCR de Santiago del Estero vs. Provincia de Santiago del Estero”, considerando 16. El agregado me pertenece). Las consideraciones de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, resultan plenamente aplicables al caso que nos ocupa, puesto que se trata de acatar y cumplir las restricciones impuestas por el pueblo de la Provincia, en ejercicio de su soberanía política, al establecer a través de la Constitución Provincial ciertas reglas y restricciones a la elección y ejercicio de los cargos legislativos, tal como ha sido consagrada en el artículo 45 de la Constitución de Tucumán. Como corolario de todo lo expuesto debe rechazarse, por improcedente, el recurso de casación incoado por Sergio Francisco Mansilla contra la Sentencia Nº 542 dictada por la Sala III de la Excma. Cámara en lo Contencioso Administrativo en fecha 21 de agosto de 2015. VI.- Dado el resultado al que se llega, que en definitiva importa confirmar la decisión del Tribunal de Grado en cuanto hace lugar a la acción de amparo promovida en la especie, las costas de esta instancia recursiva se imponen al codemandado recurrente (cfr. art. 26 del CPC). Por ello; visto que fuere el dictamen fiscal de fs. 710/717, corresponde: "I.- NO HACER LUGAR, al recurso de casación interpuesto por la parte codemandada, contra la Sentencia Nº 542 dictada por la Sala III de la Excma. Cámara en lo Contencioso Administrativo en fecha 21 de agosto de 2015. II.- COSTAS, como se consideran. III.- RESERVAR pronunciamiento, sobre regulación de honorarios, para ulterior oportunidad".
La señora Vocal doctora Claudia Beatriz Sbdar, dijo:
I.- Contra la sentencia N° 542 de la Sala III de la Cámara
en lo Contencioso Administrativo del 21/8/2015 (fs. 185/191), la representación letrada del codemandado Sergio Francisco Mansilla interpuso recurso de inconstitucionalidad (fs. 219/242) y recurso de casación (fs. 599/619). El recurso de casación fue declarado inadmisible por sentencia de la referida Cámara N° 762 del 10/11/2015 (fs. 621 y vta.). Contra dicha resolución, el codemandado Mansilla interpuso recurso de queja por casación denegada (fs. 622/652), el que pasó a conocimiento y resolución de esta Corte el 23/11/2015 (cfr. proveído de fs. 659). El recurso de inconstitucionalidad, una vez sustanciado, fue concedido por la Cámara mediante sentencia N° 773 del 12/11/2015 (fs. 570/571), y pasó a estudio de esta Corte el 23/12/2015 (cfr. proveído de fs. 589). Por decreto de fecha 14/6/2016 se resolvió “reservar pronunciamiento del recurso de inconstitucionalidad hasta que se resuelva el recurso de queja por casación denegada” (cfr. fs. 590). Mediante sentencia del 01/8/2016 esta Corte declaró provisionalmente admisible el recurso de casación (fs. 676/681). Por decreto de fecha 02/8/2016 se dispuso: “I.- Atento a lo informado por la Actuaria, acumúlense a las actuaciones recursivas a los presentes autos, practicándose la foliación correspondiente.- II.- Cumplido lo precedentemente dispuesto y proveyendo lo pertinente: III.- AUTOS PARA SENTENCIA (Art. 756-821 -del Código de Procedimientos Civiles).- Lunes y jueves para notificaciones en Secretaría, o día siguiente hábil en caso de feriado.- PERSONAL.- IV.- Oportunamente, córrase vista al señor Ministro Fiscal” (fs. 682). El Ministerio Fiscal dictaminó a fs. 710/717 y el recurso de casación pasó a estudio y resolución de este Tribunal el 24/8/2016 (cfr. proveído de fs. 718). II.-. Encontrándose a estudio de esta Corte los dos recursos extraordinarios locales de casación e inconstitucionalidad interpuestos por el codemandado Sergio Francisco Mansilla, se advierte que la impugnación deducida en ambos recursos es idéntica. Tiene dicho esta Corte que “el recurso de inconstitucionalidad y el de casación son institutos procesales diferentes, con regulaciones específicas y distintas en atención a su diversa materia y finalidad que persiguen”, y que “El análisis del ámbito revisorio diseñado para el recurso de inconstitucionalidad por los arts. 91 y ss. CPCC, -que regula la impugnación prevista en el art. 106 de la Constitución local [actual art. 120]-, permite advertir que la admisibilidad de ese remedio procesal se circunscribe a los casos en los que se controvierte la constitucionalidad o inconstitucionalidad de leyes, decretos y reglamentos que estatuyen sobre materias regidas por la Constitución provincial, siempre que ello forme la materia principal de la discusión entre las partes, y la sentencia o el auto fuere contrario a las pretensiones del recurrente (cfr. art. 91). En el art. 92 se especifican los supuestos de procedencia referidos a las resoluciones a las que alude el art. 91. De ello surge que el recurso de inconstitucionalidad 'tiene por objeto imponer la supremacía de la Constitución local respecto de las leyes, decretos, ordenanzas o reglamentos provinciales que puedan considerarse en pugna con aquel plexo máximo, y se abre exclusivamente si se ha controvertido y decidido el caso constitucional'. (cfr. Hitters, J. C. en 'Técnica de los Recursos Extraordinarios y de la Casación', p. 482 y ss. 1ª. edición, Librería Editora Platense; en igual sentido, Palacio, Lino E.: 'Derecho Procesal Civil' t. V p. 248)” (CSJT, “Fundación Planeta vs. Transporte 9 de Julio S.A. s/ Amparo”, sentencia N° 816 del 27/10/2003). Surge entonces claro que los recursos de casación y de inconstitucionalidad tienen diferente objeto de revisión y persiguen finalidades diferentes. Por ende, si la impugnación queda aprehendida en alguno de los supuestos que habilitan el recurso de inconstitucionalidad provincial, esta será la vía extraordinaria local admisible y no el de casación previsto en los arts. 748/752 CPCyC para la revisión de otras cuestiones de derecho. Concretamente, el caso de autos corresponde al supuesto del art. 92 inciso 2° CPC toda vez que a través de la acción de amparo “la validez de un acto de una autoridad provincial se ha puesto en cuestión bajo la pretensión de ser contrario a la Constitución Provincial”, la cuestión constitucional local “forma la materia principal de la discusión entre las partes, y la sentencia resulta contraria a las pretensiones del recurrente” (cfr. art. 91 CPC). Siendo, como se dijo, que las impugnaciones formuladas en los recursos de casación y de inconstitucionalidad deducidos por el codemandado Sergio Francisco Mansilla son idénticas; revisada la admisibilidad definitiva en esta oportunidad del recurso de casación, en virtud de todo lo antes expuesto corresponde Declarar Inadmisible y por ende Mal Concedido, el recurso de casación interpuesto contra la sentencia N° 542 del 21/8/2015 (fs. 185/191) dictada por la Sala III de la Excma. Cámara en lo Contencioso Administrativo. III.- Las costas de esta instancia se imponen al recurrente vencido (art. 105 CPCyC).
El señor Vocal doctor Antonio Daniel Estofán , dijo:
Estando conforme con los fundamentos dados por la
señora Vocal doctora Claudia Beatriz Sbdar, vota en igual sentido.
El señor Vocal doctor Benjamín Moisa, dijo:
En lo sustancial, comparto y adhiero al voto de la señora
Vocal Claudia Beatriz Sbdar, con las ampliaciones y precisiones que formulo a continuación. Por Sentencia Nº 823 de fecha 1º de agosto de 2016 (fs. 676/681), hace bastante más de un año, esta Excma. Corte resolvió hacer lugar al recurso de queja por casación denegada interpuesto por el codemandado Sergio Francisco Mansilla, declarando “provisionalmente admisible” su recurso de casación contra la Sentencia Nº 542 de la Sala III de la Excma. Cámara en lo Contencioso Administrativo, de fecha 21 de agosto de 2015 (fs. 185/191). En aquella oportunidad, entendiendo que prima facie podía encontrarse comprometido el pleno ejercicio de derechos políticos, en la especie, de sufragio activo y de sufragio pasivo, garantizados por la Constitución Nacional y por los tratados internacionales de jerarquía constitucional, y que por tal motivo la cuestión asumía gravedad institucional, me pronuncié por admitir “provisionalmente” el recurso de casación planteado, en los términos del último párrafo del art. 755 del CPCC. Ahora, en un examen detenido y definitivo sobre la admisibilidad del recuso de casación del codemandado Sergio Francisco Mansilla que corre agregado a fs. 599/619, observo que el recurrente no plantea agravio alguno que exceda el marco del derecho constitucional local -lo cual es materia del recurso de inconstitucionalidad-, para afectar garantías constitucionales nacionales superiores -lo cual es materia del recurso de casación-. Por lo demás, no advierto que el art. 45 de la Constitución de la Provincia de Tucumán pueda entrar en colisión con norma alguna de rango superior, siendo del caso recordar que la Constitución Nacional -y los tratados internacionales con jerarquía constitucional- no consagran derechos absolutos, sino conforme a las normas -en el caso, art. 45 de la Constitución de Tucumán- que reglamentan su ejercicio (art. 14, CN). Por ello, estimo que, en definitiva, debe declararse inadmisible recurso de casación interpuesto por el codemandado Sergio Francisco Mansilla (fs. 599/619) contra la Sentencia Nº 542 de la Sala III de la Excma. Cámara en lo Contencioso Administrativo, de fecha 21 de agosto de 2015 (fs. 185/191). Así lo voto.
Y VISTO: El resultado del precedente acuerdo, la Excma.
Corte Suprema de Justicia, por intermedio de su Sala en lo Laboral y Contencioso Administrativo,
RESUELVE:
I.- DECLARAR INADMISIBLE y por ende MAL CONCEDIDO el
recurso de casación interpuesto por el apoderado del codemandado Sergio Francisco Mansilla contra la sentencia N° 542 del 21/8/2015 (fs. 185/191) de la Sala III de la Excma. Cámara en lo Contencioso Administrativo. II.- COSTAS, conforme se consideran. III.- RESERVAR pronunciamiento sobre regulación de honorarios para su oportunidad.
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