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CASACIÓN

En la ciudad de San Miguel de Tucumán, a


1963/2017 Veinte (20) de Diciembre
de dos mil diecisiete, reunidos los señores Vocales de la Excma.
Corte Suprema de Justicia, de la Sala en lo Laboral y Contencioso Administrativo,
integrada por los señores Vocales doctores René Mario Goane, la señora Vocal doctora
Claudia Beatriz Sbdar y los señores Vocales doctores Antonio Daniel Estofán -por
encontrarse excusado el señor Vocal doctor Daniel Oscar Posse- y Benjamín Moisá -por
no existir votos suficientes, para dictar pronunciamiento jurisdiccional válido-, bajo la
Presidencia del doctor René Mario Goane, para considerar y decidir sobre el recurso de
casación interpuesto por Sergio Francisco Mansilla, codemandado, en autos:
“Berarducci Wálter Fabián vs. Provincia de Tucumán y otro s/ Amparo”.
Establecido el orden de votación de la siguiente manera:
doctor René Mario Goane, doctora Claudia Beatriz Sbdar y los doctores Antonio Daniel
Estofán y Benjamín Moisá, se procedió a la misma con el siguiente resultado:

El señor Vocal doctor René Mario Goane, dijo:

I.- Sergio Francisco Mansilla, codemandado en autos,


plantea recurso de casación (cfr. fs. 197/217) contra la Sentencia Nº 542 dictada por la
Sala III de la Excma. Cámara en lo Contencioso Administrativo en fecha 21 de agosto
de 2015 (cfr. fs. 185/191), cuya concesión fuera denegada, por dicho Tribunal, a través
de la Resolución Nº 765 del 10 de noviembre de 2015 (cfr. fs. 265) y posteriormente
admitida por esta Corte, que hizo lugar al recurso de queja respectivo mediante
Resolución Nº 823 del 01 de agosto de 2016 (cfr. fs. 676/681).
II.- Dado que al resolver la queja ya se ha juzgado sobre la
admisibilidad de la vía extraordinaria intentada en la especie, en esta oportunidad
corresponde pasar directamente a considerar su procedencia.
III.- En lo que es materia de recurso, la sentencia en crisis
hace lugar a la demanda de amparo promovida por Walter Fabián Berarducci y declara
la invalidez, por manifiesta inconstitucionalidad, de la Resolución Nº 958/15 dictada
por la Junta Electoral Provincial (en adelante, JEP) en fecha 29/7/2015, dejando
consecuentemente sin efecto la oficialización de la candidatura, a legislador provincial
en primer término por la Sección Electoral Oeste del Partido Frente Para la Victoria, del
ahora recurrente.
Para así decidir, sostiene que una simple lectura del
artículo 45 de la Constitución Provincial basta para advertir que su significado es claro y
que en dicha norma se ha establecido explícitamente una condición de elegibilidad para
los legisladores locales, al consagrar, primero, la posibilidad constitucional de ser
reelegido por un nuevo período consecutivo y establecer, después, la imposibilidad de
ser elegido nuevamente si no es con la intermediación de un período.
Pone de resalto que los términos utilizados en la
Constitución no padecen de indeterminación o vaguedad, y que remiten
inequívocamente al hecho de la elección y que suponer, como propone el demandado,
que el término “electo” exige que el candidato “asuma” efectivamente el desempeño del
cargo y cumpla con requisitos ulteriores, fuerza las cosas e intenta asestar una duda en
una norma que sobresale por su diafanidad.
Afirma que es evidente que Mansilla se encontraba
inhabilitado constitucionalmente para solicitar su registración como candidato
oficializado directamente ante la JEP. Explica que aunque el codemandado omitió instar
la necesaria dilucidación de su caso por el Poder Judicial -único órgano que tiene a su
cargo el control de constitucionalidad en nuestro sistema republicano-, la JEP hizo lugar
al pedido de oficialización su candidatura, no obstante que este organismo electoral no
estaba habilitado para realizar una interpretación del artículo 45 de la Constitución de la
Provincia en la manera que lo hizo.
Concluye que la resolución que adoptó la JEP adolece de
una invalidez insanable por encontrarse el candidato en cuestión alcanzado por una
imposibilidad constitucional de ser elegido legislador provincial.
IV.- El quejoso aduce que el fallo impugnado incurre en
una lectura equivocada del artículo 45 de la Constitución Provincial, puesto que omite
considerar el texto completo de la norma y correlacionar su contenido con otras
disposiciones de la misma Ley Suprema. En este sentido afirma que a los fines de que
se torne operativa la cláusula de inelegibilidad de marras es necesario ser legislador en
dos períodos consecutivos, y que para esto último resulta ineludible, a su vez, que sea
aprobado el título por sus pares y que se haya asumido la banca efectivamente, tras
tomar el juramento correspondiente, de acuerdo a lo dispuesto por los artículos 4 y 66
de la Constitución Provincial.
Alega que la Cámara se arroga la función de único
intérprete de la norma constitucional, y cuestiona la decisión de invalidar la Resolución
administrativa adoptada por la JEP. Entiende que la sentencia niega a la JEP la
posibilidad de aplicar el texto fundamental, ya que éste organismo no declaró la
inconstitucionalidad de ningún artículo, sino que dispuso su aplicación efectuando para
ello una interpretación de la norma constitucional según su mejor entender.
V.- ¿Asiste razón al recurrente?
La respuesta negativa a dicho interrogante se impone en la
medida que, la decisión jurisdiccional que se ataca, aparece dictada con apego al texto
expreso de la disposición contenida en el artículo 45 de la Constitución de Tucumán,
que en su parte final establece que los legisladores “no podrán ser elegidos nuevamente
sino con un intervalo de un período” (la cursiva me pertenece).
Ante todo cabe recordar que la primera regla de
interpretación de las leyes es dar pleno efecto a la intención del legislador y la primera
fuente para determinar esa voluntad es la letra de la ley (Fallos, 299:167; 302:973;
308:1745; 312:1098, entre otros), cuyas palabras deben ser comprendidas en el sentido
más obvio del entendimiento común (Fallos, 258:75; 306:796, considerando 11 y sus
citas, entre muchísimos otros) y cuando ésta no exige esfuerzo de interpretación debe
ser aplicada directamente, con prescindencia de consideraciones que excedan las
circunstancias del caso expresamente contempladas por la norma (Fallos, 311:1042). La
inconsecuencia, la falta de previsión o la omisión voluntaria no se suponen en el
legislador y por esto se reconoce como principio que las leyes deben interpretarse
siempre evitando darles un sentido que ponga en pugna sus disposiciones (Fallos,
300:1080), en tanto cuando la ley emplea determinados términos es la regla más segura
de exégesis la de que esos términos no son superfluos, sino que se ha realizado ello con
algún propósito, por cuanto, en definitiva, el fin primordial del intérprete es dar pleno
efecto a las normas vigentes, sin sustituir al legislador (Fallos, 299:167).
En el caso que nos ocupa, el artículo 45 de la Constitución
Provincial es claro y contundente en establecer una prohibición a la elección
consecutiva como legislador provincial de un ciudadano que fue elegido, primero, y
reelegido, después, para ese mismo cargo, si no es con la intermediación del intervalo
de un período. El constituyente provincial del año 2006 fue soberano para establecer las
reglas de elección y reelección de los legisladores tucumanos y pudo, evidentemente,
elegir una solución distinta, pero no lo hizo. Siendo así, no es función de la magistratura
juzgar sobre el acierto o conveniencia de las disposiciones adoptadas por aquél en
ejercicio de facultades propias (Fallos, 318:1012, considerando 3° y sus citas).
La norma mencionada no adolece -como señala con
indudable acierto el pronunciamiento impugnado- de ninguna indeterminación ni
vaguedad que justifique la decisión de apartarse de su texto para, por ejemplo, evitar
poner en pugna dicha prohibición con otras disposiciones de la Constitución Provincial.
Cabe señalar que la norma citada no ha sido controvertida en su constitucionalidad por
los interesados ni se advierte que ella contradiga o vulnere derechos o principios de
orden superior sino que, por el contrario, resguarda adecuadamente el ideal republicano
consagrado por el pueblo de Tucumán al darse su constitución.
Las referencias del recurrente a la necesidad de tomar
juramento a los legisladores, una vez que han sido electos y al momento de tomar
posesión del cargo (cfr. arts. 4 y 66 de la Constitución Provincial), en nada empecen la
conclusión precedente puesto que es de toda evidencia -además de constituir una
exigencia de la lógica- que sólo puede tomarse juramento a aquel ciudadano que ha sido
“elegido” legislador provincial. Y aquellos ciudadanos que han sido elegidos para
ejercer dicho cargo por un período de cuatro años; y luego de concluido este período
“reelegidos por un nuevo período consecutivo”, no pueden “ser nuevamente elegidos
sino con intervalo de un período” (cfr. art. 45 de la Constitución Provincial), con
independencia que, a pesar de haber sido elegidos y reelegidos por el pueblo de la
Provincia, decidan no asumir el cargo, no jurar o renunciar. Todas esas vicisitudes
atañen exclusivamente al candidato que ha decido proponer su candidatura a la
comunidad de la sección electoral a la que pertenece y, no obstante haber contado con el
favor del pueblo que lo eligió en dos oportunidades sucesivas como representante
legislativo, decide ulteriormente no tomar posesión del cargo y, por ende, no prestar el
juramento previsto en las normas citadas por el recurrente.
Pero todas esas vicisitudes ulteriores, dependientes de la
exclusiva voluntad del candidato elegido para un período legislativo y reelegido para el
período consecutivo siguiente, no impiden sino que -al contrario- actualizan la
prohibición constitucional consagrada en el artículo 45 de aguardar la intermediación de
un período de cuatro años para poder ser, nuevamente, postulante a ocupar una banca
legislativa y, así, ser “elegido” legislador por la sección electoral correspondiente.
Cualquier otra interpretación implicaría subordinar la decisión soberana del pueblo de la
Provincia de limitar la posibilidad de ser electo legislador -tal como ha sido expresada al
sancionar la reforma constitucional en el año 2006, en su artículo 45- a decisiones
exclusivamente individuales que no reflejan la expresión de la voluntad colectiva
manifestada en el texto constitucional y, en definitiva, conduciría a permitir una vía
indirecta de reforma constitucional a partir de un mecanismo diferente al previsto en la
Constitución Provincial.
Cabe señalar, además, que no se ha propuesto en el
presente caso ningún argumento significativo que justifique apartarse del texto explícito
de la norma constitucional y del significado más elemental y corriente de las palabras
utilizadas en la Constitución, sin que se advierta, tampoco, motivo alguno relevante para
hacerlo. Por el contrario, existen poderosas motivaciones tanto en la recta interpretación
del derecho como en la aplicación de valores republicanos profundamente arraigados en
nuestra comunidad, y consagrados en la Constitución provincial, que conducen a
confirmar la decisión de la Cámara plasmada en el acto jurisdiccional en recurso.
Es casi un lugar común, en la doctrina y jurisprudencia
constitucional, que no existen en nuestro ordenamiento jurídico derechos absolutos sino
que todos -incluso los de naturaleza política- se encuentran sometidos a las leyes que
reglamentan su ejercicio. Partiendo de tal premisa, se observa que las restricciones de
elegibilidad y reelegibilidad para cargos públicos no conduce a una violación de las
disposiciones del artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
pues el establecimiento y aplicación de requisitos para ejercitar los derechos políticos no
constituyen, en sí mismos, una restricción indebida, ya que esos derechos no son
absolutos y pueden estar sujetos a limitaciones (cfr. Corte Interamericana de Derechos
Humanos, caso “Yatama vs. Nicaragua”, Sentencia del 23/6/2005).
No debe perderse de vista que, cuando se trata de
interpretar los puntos contenidos en la parte orgánica de la Constitución, es criterio
consolidado “que todas sus normas deben ser interpretadas en forma estricta (por
oposición a la interpretación amplia que cabe asignar a la parte dogmática) y que en
caso de duda debe estarse a la prohibición antes que a la permisión. En otras palabras,
tratándose de las normas constitucionales que se refieren a los poderes del Estado y a
los funcionarios o candidatos que los integran, no rige el principio del artículo 19 de la
Constitución Nacional del cual se infiere que todo lo no prohibido está permitido. Al
contrario, las prohibiciones contenidas en la parte orgánica de la Carta Magna deben ser
interpretadas en forma extensiva, mientras que las facultades y poderes de los órganos
estatales deben ser interpretados en forma restrictiva” (cfr. Manili, Pablo Luís, “Una
disidencia republicana y una tensa espera de una decisión final de la Corte Suprema en
el caso de las candidaturas testimoniales”, LL 2009-C, 601).
Siendo así, puede fácilmente concluirse que “la
prohibición de la reelección es una de las formas posibles en que cada uno de los
Estados Provinciales puede reglamentar el acceso a las funciones gubernamentales y,
por esa vía, el principio republicano de gobierno” (cfr. CSJN, Fallos, 317:1195,
considerando 25 del voto del señor Ministro Fayt). La Corte Suprema de Justicia de la
Nación ha afirmado que “la forma republicana de gobierno -susceptible, de por sí, de
una amplia gama de alternativas justificadas por razones sociales, culturales,
institucionales, etc.- no exige necesariamente el reconocimiento del derecho de los
gobernantes a ser nuevamente electos, y que las normas que limitan la reelección de
quienes desempeñan autoridades ejecutivas [y legislativas] no vulneran principio alguno
de la Constitución Nacional (cfr. “Partido Justicialista de la Provincia de Santa Fe”,
considerando 4° -Fallos, 317:1195- y, en similar sentido, considerandos 14 a 18 del
voto del juez Fayt emitido en ese precedente)” (cfr. CSJN, 05/11/2013, “Unión Cívica
Radical de la Provincia de Santiago del Estero vs. Provincia de Santiago del Estero s/
Acción declarativa de certeza”, considerando 27).
Nuestra Corte federal también ha sostenido que “parece
evidente que la posibilidad de reelección [...] no es una característica diferencial del
sistema republicano de gobierno, como que tampoco se le opone a éste. En el último de
los casos, y si se quisiese encontrar una relación entre este tipo de regulación y un
principio que haga al sistema republicano, la disputa se resolvería contra la petición de
la parte actora. En efecto, no cabe duda alguna que la periodicidad de los mandatos se
halla más cerca del espíritu que anima los arts. 1°, 5° y 123 de la Constitución Nacional
que el supuesto 'derecho' que intentan esgrimir los actores” (del voto del Ministro Fayt
en Fallos, 317:1195, considerando 17) y que, en definitiva, “debe afirmarse que las
normas que vedan la reelección para cargos electivos no obedecen a una razón
persecutoria y discriminatoria sino que tienden a preservar -con un criterio cuyo acierto
no es función de esta Corte juzgar- justamente el principio republicano en uno de sus
aspectos esenciales, la periodicidad de la renovación de sus autoridades” (idem,
considerando 18). En el mismo sentido, se ha dicho en la doctrina que “no hay
'periodicidad' republicana si no hay posibilidad cierta de efectiva 'alternancia'” (cfr.
Pérez Hualde, Alejandro, “La reelección”, LL 2013-A, 870) y que “la alternancia en el
gobierno es un elemento esencial de la democracia. La continuidad indefinida en los
cargos por un solo partido o expresión de la ciudadanía -aún en el caso hipotético de que
ello sea el resultado de un pronunciamiento electoral libre del pueblo- es, en principio,
un factor negativo y distorsionante para la democracia” (cfr. Amaya, Jorge Alejandro,
“Democracia y minoría política”, Astrea, Buenos Aires, 2014, pág. 24).
En dos recientes pronunciamientos de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación se analizó una cuestión normativa similar a la que se encuentra
bajo juzgamiento en este caso, en donde el gobernador de una provincia, tras haber sido
elegido para ocupar dicha magistratura en dos períodos consecutivos, aspiraba a una
nueva elección para un tercer mandato. La Corte destacó primero que resultaba claro
que “la Constitución adoptada por el pueblo de Santiago del Estero (...) establece la
regla de una sola reelección consecutiva” y que en ese caso, corresponde interpretar que
“el pueblo de la provincia -a través de sus constituyentes estableció el límite de una sola
reelección consecutiva” y que “ante la claridad del texto constitucional, cualquier otra
interpretación que se intente resulta violatoria de la voluntad constituyente provincial”
(cfr.: CSJN, 22/10/2013. “Unión Cívica Radical de la Provincia de Santiago del Estero
vs. Provincia de Santiago del Estero s/ Acción declarativa”, considerandos 10 y 11).
Al dictar sentencia sobre la cuestión principal de la litis,
en palabras que resultan analógicamente aplicables al caso, el Alto Tribunal señaló
también que “la soberanía popular es un principio de raigambre constitucional que en el
sistema democrático se integra con el reconocimiento del pueblo como titular del poder
político pero, al mismo tiempo, y para cumplir con tal objetivo, se pone su acento en los
procedimientos habilitados para hacer explícita aquella voluntad, origen del principio de
representación” (cfr.: CSJN, 05-11-2013, “Unión Cívica Radical de la Provincia de
Santiago del Estero c. Provincia de Santiago del Estero s/acción declarativa”,
considerando 34). Es por ello que “el imperio de la ley es esencial para el logro de una
Nación con instituciones maduras (Fallos, 328:175), y no es posible que bajo la
invocación de la defensa de la voluntad popular, pueda propugnarse el desconocimiento
del orden jurídico, puesto que nada contraría más los intereses del pueblo que la propia
transgresión constitucional” (idem, considerando 35).
El planteo del recurrente vinculado a la interpretación
constitucional efectuada por la autoridad electoral provincial también es
manifiestamente improcedente. La Cámara no desconoció la competencia de la JEP para
interpretar y aplicar la Constitución provincial, sino que entendió que la interpretación
realizada por la JEP, bajo el ropaje de una interpretación conforme, entrañaba una
declaración de certeza constitucional que es de exclusiva incumbencia jurisdiccional.
Más allá del incuestionable acierto de la afirmación
sentencial precedente, no debe perderse de vista que, indudablemente, es misión de la
magistratura dar pleno efecto a la decisión soberana del pueblo de la Provincia e
interpretar las disposiciones que el pueblo, en ejercicio de su poder constituyente
derivado, se dio en la reforma constitucional de 2006 en el sentido que más fielmente
refleje su voluntad política, jurisdizada en norma constitucional. Pero ese deber
interpretativo, y las reglas de interpretación aplicables, no recae solamente sobre la
magistratura, sino sobre toda autoridad pública llamada a intervenir en la aplicación de
la Constitución, cuidando de aplicarla en su sentido más fiel y no torcer sus normas,
puesto que “es imposible concebir un Poder Constituido que pueda, por designio e
inercia, dejar sin efecto lo preceptuado por el Poder Constituyente” (Fallos, 242:112;
citado y reiterado en el precedente “UCR de Santiago del Estero vs. Provincia de
Santiago del Estero”, sent. del 05/11/2013).
No hay que olvidar que “interpretar la Constitución no
puede significar adjudicarle todos los alcances que, a juicio de [la autoridad pública]
pudiesen parecer meramente convenientes o deseables, pues ello desconocería el
principio de la soberanía del pueblo (...) Es inadmisible entonces que, so color de ejercer
la prerrogativa de revisar e interpretar el texto constitucional los jueces [o cualquier otra
autoridad pública] puedan modificarlo. De lo contrario, la Constitución podría ser
alterada de una forma diferente a la que ella prevé, quedando la voluntad del pueblo
declarada en ella sometida al simple arbitrio de un magistrado [o de cualquier otra
autoridad pública]” (cfr.: CSJN, 22/10/2013, “UCR de la Provincia de Santiago del
Estero vs. Prov. Santiago del Estero”, considerando 11. Los agregados me pertenecen).
En igual sentido, debe tenerse presente que “la actuación de los tres poderes del Estado
encuentra como límite el respeto al proyecto de república democrática que establece la
Constitución Federal (artículos 10, 31 y 36) y que los mandatos de su texto han sido
establecidos por el poder constituyente del pueblo, y por esa razón condicionan la
actividad de los poderes constituidos. El obrar del Estado debe entonces estar dirigido al
más amplio acatamiento de los principios, declaraciones, derechos y garantías
reconocidos en el pacto fundacional de los [tucumanos]” (cfr. CSJN, 05/11/2013, “UCR
de Santiago del Estero vs. Provincia de Santiago del Estero”, considerando 16. El
agregado me pertenece).
Las consideraciones de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, resultan plenamente aplicables al caso que nos ocupa, puesto que se trata de
acatar y cumplir las restricciones impuestas por el pueblo de la Provincia, en ejercicio
de su soberanía política, al establecer a través de la Constitución Provincial ciertas
reglas y restricciones a la elección y ejercicio de los cargos legislativos, tal como ha
sido consagrada en el artículo 45 de la Constitución de Tucumán.
Como corolario de todo lo expuesto debe rechazarse, por
improcedente, el recurso de casación incoado por Sergio Francisco Mansilla contra la
Sentencia Nº 542 dictada por la Sala III de la Excma. Cámara en lo Contencioso
Administrativo en fecha 21 de agosto de 2015.
VI.- Dado el resultado al que se llega, que en definitiva
importa confirmar la decisión del Tribunal de Grado en cuanto hace lugar a la acción de
amparo promovida en la especie, las costas de esta instancia recursiva se imponen al
codemandado recurrente (cfr. art. 26 del CPC).
Por ello; visto que fuere el dictamen fiscal de fs. 710/717,
corresponde: "I.- NO HACER LUGAR, al recurso de casación interpuesto por la parte
codemandada, contra la Sentencia Nº 542 dictada por la Sala III de la Excma. Cámara
en lo Contencioso Administrativo en fecha 21 de agosto de 2015. II.- COSTAS, como
se consideran. III.- RESERVAR pronunciamiento, sobre regulación de honorarios, para
ulterior oportunidad".

La señora Vocal doctora Claudia Beatriz Sbdar, dijo:

I.- Contra la sentencia N° 542 de la Sala III de la Cámara


en lo Contencioso Administrativo del 21/8/2015 (fs. 185/191), la representación letrada
del codemandado Sergio Francisco Mansilla interpuso recurso de inconstitucionalidad
(fs. 219/242) y recurso de casación (fs. 599/619).
El recurso de casación fue declarado inadmisible por
sentencia de la referida Cámara N° 762 del 10/11/2015 (fs. 621 y vta.). Contra dicha
resolución, el codemandado Mansilla interpuso recurso de queja por casación denegada
(fs. 622/652), el que pasó a conocimiento y resolución de esta Corte el 23/11/2015 (cfr.
proveído de fs. 659).
El recurso de inconstitucionalidad, una vez sustanciado,
fue concedido por la Cámara mediante sentencia N° 773 del 12/11/2015 (fs. 570/571), y
pasó a estudio de esta Corte el 23/12/2015 (cfr. proveído de fs. 589).
Por decreto de fecha 14/6/2016 se resolvió “reservar
pronunciamiento del recurso de inconstitucionalidad hasta que se resuelva el recurso de
queja por casación denegada” (cfr. fs. 590).
Mediante sentencia del 01/8/2016 esta Corte declaró
provisionalmente admisible el recurso de casación (fs. 676/681).
Por decreto de fecha 02/8/2016 se dispuso: “I.- Atento a
lo informado por la Actuaria, acumúlense a las actuaciones recursivas a los presentes
autos, practicándose la foliación correspondiente.- II.- Cumplido lo precedentemente
dispuesto y proveyendo lo pertinente: III.- AUTOS PARA SENTENCIA (Art. 756-821
-del Código de Procedimientos Civiles).- Lunes y jueves para notificaciones en
Secretaría, o día siguiente hábil en caso de feriado.- PERSONAL.- IV.- Oportunamente,
córrase vista al señor Ministro Fiscal” (fs. 682). El Ministerio Fiscal dictaminó a fs.
710/717 y el recurso de casación pasó a estudio y resolución de este Tribunal el
24/8/2016 (cfr. proveído de fs. 718).
II.-. Encontrándose a estudio de esta Corte los dos
recursos extraordinarios locales de casación e inconstitucionalidad interpuestos por el
codemandado Sergio Francisco Mansilla, se advierte que la impugnación deducida en
ambos recursos es idéntica.
Tiene dicho esta Corte que “el recurso de
inconstitucionalidad y el de casación son institutos procesales diferentes, con
regulaciones específicas y distintas en atención a su diversa materia y finalidad que
persiguen”, y que “El análisis del ámbito revisorio diseñado para el recurso de
inconstitucionalidad por los arts. 91 y ss. CPCC, -que regula la impugnación prevista en
el art. 106 de la Constitución local [actual art. 120]-, permite advertir que la
admisibilidad de ese remedio procesal se circunscribe a los casos en los que se
controvierte la constitucionalidad o inconstitucionalidad de leyes, decretos y
reglamentos que estatuyen sobre materias regidas por la Constitución provincial,
siempre que ello forme la materia principal de la discusión entre las partes, y la
sentencia o el auto fuere contrario a las pretensiones del recurrente (cfr. art. 91). En el
art. 92 se especifican los supuestos de procedencia referidos a las resoluciones a las que
alude el art. 91. De ello surge que el recurso de inconstitucionalidad 'tiene por objeto
imponer la supremacía de la Constitución local respecto de las leyes, decretos,
ordenanzas o reglamentos provinciales que puedan considerarse en pugna con aquel
plexo máximo, y se abre exclusivamente si se ha controvertido y decidido el caso
constitucional'. (cfr. Hitters, J. C. en 'Técnica de los Recursos Extraordinarios y de la
Casación', p. 482 y ss. 1ª. edición, Librería Editora Platense; en igual sentido, Palacio,
Lino E.: 'Derecho Procesal Civil' t. V p. 248)” (CSJT, “Fundación Planeta vs.
Transporte 9 de Julio S.A. s/ Amparo”, sentencia N° 816 del 27/10/2003).
Surge entonces claro que los recursos de casación y de
inconstitucionalidad tienen diferente objeto de revisión y persiguen finalidades
diferentes. Por ende, si la impugnación queda aprehendida en alguno de los supuestos
que habilitan el recurso de inconstitucionalidad provincial, esta será la vía extraordinaria
local admisible y no el de casación previsto en los arts. 748/752 CPCyC para la revisión
de otras cuestiones de derecho.
Concretamente, el caso de autos corresponde al supuesto
del art. 92 inciso 2° CPC toda vez que a través de la acción de amparo “la validez de un
acto de una autoridad provincial se ha puesto en cuestión bajo la pretensión de ser
contrario a la Constitución Provincial”, la cuestión constitucional local “forma la
materia principal de la discusión entre las partes, y la sentencia resulta contraria a las
pretensiones del recurrente” (cfr. art. 91 CPC).
Siendo, como se dijo, que las impugnaciones formuladas
en los recursos de casación y de inconstitucionalidad deducidos por el codemandado
Sergio Francisco Mansilla son idénticas; revisada la admisibilidad definitiva en esta
oportunidad del recurso de casación, en virtud de todo lo antes expuesto corresponde
Declarar Inadmisible y por ende Mal Concedido, el recurso de casación interpuesto
contra la sentencia N° 542 del 21/8/2015 (fs. 185/191) dictada por la Sala III de la
Excma. Cámara en lo Contencioso Administrativo.
III.- Las costas de esta instancia se imponen al recurrente
vencido (art. 105 CPCyC).

El señor Vocal doctor Antonio Daniel Estofán , dijo:

Estando conforme con los fundamentos dados por la


señora Vocal doctora Claudia Beatriz Sbdar, vota en igual sentido.

El señor Vocal doctor Benjamín Moisa, dijo:

En lo sustancial, comparto y adhiero al voto de la señora


Vocal Claudia Beatriz Sbdar, con las ampliaciones y precisiones que formulo a
continuación.
Por Sentencia Nº 823 de fecha 1º de agosto de 2016 (fs.
676/681), hace bastante más de un año, esta Excma. Corte resolvió hacer lugar al
recurso de queja por casación denegada interpuesto por el codemandado Sergio
Francisco Mansilla, declarando “provisionalmente admisible” su recurso de casación
contra la Sentencia Nº 542 de la Sala III de la Excma. Cámara en lo Contencioso
Administrativo, de fecha 21 de agosto de 2015 (fs. 185/191).
En aquella oportunidad, entendiendo que prima facie
podía encontrarse comprometido el pleno ejercicio de derechos políticos, en la especie,
de sufragio activo y de sufragio pasivo, garantizados por la Constitución Nacional y por
los tratados internacionales de jerarquía constitucional, y que por tal motivo la cuestión
asumía gravedad institucional, me pronuncié por admitir “provisionalmente” el recurso
de casación planteado, en los términos del último párrafo del art. 755 del CPCC.
Ahora, en un examen detenido y definitivo sobre la
admisibilidad del recuso de casación del codemandado Sergio Francisco Mansilla que
corre agregado a fs. 599/619, observo que el recurrente no plantea agravio alguno que
exceda el marco del derecho constitucional local -lo cual es materia del recurso de
inconstitucionalidad-, para afectar garantías constitucionales nacionales superiores -lo
cual es materia del recurso de casación-. Por lo demás, no advierto que el art. 45 de la
Constitución de la Provincia de Tucumán pueda entrar en colisión con norma alguna de
rango superior, siendo del caso recordar que la Constitución Nacional -y los tratados
internacionales con jerarquía constitucional- no consagran derechos absolutos, sino
conforme a las normas -en el caso, art. 45 de la Constitución de Tucumán- que
reglamentan su ejercicio (art. 14, CN).
Por ello, estimo que, en definitiva, debe declararse
inadmisible recurso de casación interpuesto por el codemandado Sergio Francisco
Mansilla (fs. 599/619) contra la Sentencia Nº 542 de la Sala III de la Excma. Cámara en
lo Contencioso Administrativo, de fecha 21 de agosto de 2015 (fs. 185/191).
Así lo voto.

Y VISTO: El resultado del precedente acuerdo, la Excma.


Corte Suprema de Justicia, por intermedio de su Sala en lo Laboral y Contencioso
Administrativo,

RESUELVE:

I.- DECLARAR INADMISIBLE y por ende MAL CONCEDIDO el


recurso de casación interpuesto por el apoderado del codemandado Sergio Francisco
Mansilla contra la sentencia N° 542 del 21/8/2015 (fs. 185/191) de la Sala III de la
Excma. Cámara en lo Contencioso Administrativo.
II.- COSTAS, conforme se consideran.
III.- RESERVAR pronunciamiento sobre regulación de honorarios para
su oportunidad.

HÁGASE SABER

RENÉ MARIO GOANE


(En disidencia)

CLAUDIA BEATRIZ SBDAR ANTONIO DANIEL ESTOFÁN

BENJAMIN MOISÁ
(con su voto)

ANTE MÍ:

CLAUDIA MARÍA FORTÉ

MEG

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