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RAIMON AROLA cp.) CREER LO INCREIBLE O LO ANTIGUO Y LO NUEVO EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES AROLA EDITORS <= i 2 = BIBLIOTECA LA PUERTA A partir de las presentaciones redactadas por Emmanuel y Charles d'Hooghvorst a propésito del Mensaje Reencontrado de Louis Cattiaux, Raimon Arola, profesor de la Universidad de Barcelona, describe el encuentro de estos tres hombres. Habla de una amistad ejemplar, que merece ser recordada, pues no se fundamenta en un sentimiento humano sino en el contenido de la obra misteriosa de Louis Cattiaux. : La relacién de Cattiaux con los d’Hooghvorst fue breve, pero de una inusitada intensidad, Se desarrollé a lo largo de poco mas de cuatro afios, pues en el verano de 1953, el autor del Mensaje Reencontrado abandoné subitamente este mundo. Se marchd, pero no dejé solos a sus nuevos amigos, les legé un libro y también el espiritu que permitia abrirlo Tras este encuentro, los dos hermanos consagraron sus vidas a difundir y comentar la ensefianza de Cattiaux: «No hemos hecho mas que rendir testimonio de lo que hemos leido y ofdo». A partir de entonces, aquellos j6venes aristécratas fueron los depositarios de un tesoro, el tesoro de la sabiduria nacida de una experiencia increible, y por sus reflexiones demostraron que el libro «nuevo» de Cattiaux tenia el mismo fundamento que la «antigua» sabiduria de las religiones clasicas. La dedicatoria del Mensaje Reencontrado es, por lo demas, clara al respecto: «Este libro no es para todos, sino slo para quienes les es dado creer lo increible». ISBN A49b6390b-2 784961 63906: Louis Cattiaux, nacié el 17 de agosto de 1904 en Valenciennes y dejo este mundo el 16 de julio de 1953 en Paris, En su tar- jeta de visita podia leerse: Louis Cattiaux, pintor, poeta y boticario. Este hombre, semejante a tantos otros pero no igual, ademés de sus pinturas de evidente sustrato visiona- rio, dejé dos obras escritas, un ensayo sobre el arte titulado Fisica y metafisica de la pintura y una obra de inspiracién hermética, que se aparta de todos los estilos conocidos, titulada €/ Mensaje Reencontrado. * Emmanuel d’'Hooghvorst (Bruselas 1914 - 1999) y su herma- no Charles, alias Carlos del Tilo (Bousval 1924 - Barcelona 2004) dedicaron su vida al estudio de la auténtica tradicion bajo sus diversas manifestaciones, desde su primera for- macién humanistica, el mayor estudié filosofia y el menor leyes, hasta el hallazgo de la obra de Cattiaux, E/ Mensaje Reencontrado, que determiné su busqueda posterior. Los escritos de Emmanuel d'Hooghvorst se han recogido en dos volmenes que comparten el titulo: E/ hilo de Penélope (ly Il). Parte de la obra de Charles d’Hooghvorst -Carlos de! Tilo- ha aparecido bajo el titulo de El libro de Adan. BIBLIOTECA LA PUERTA Titulos aparecidos FISICA Y METAFISICA DE LA PINTURA. OBRA POETICA Louis Cattiaux FLORILEGIO EPISTOLAR Louis Cattiaux EL MENSAJE REENCONTRADO Edicion bilingue francés-castellano Louis Cattiaux EL HILO DE PENELOPE, tomo | Emmanuel d'Hooghvorst EL LIBRO DE ADAN Carlos del Tilo EL HILO DE PENELOPE, tomo II Antologia alquimica Emmanuel d'Hooghvorst COLECCION LA PUERTA Ultimos titulos aparecidos, realizados por varios autores CRISTIANISMO Y FILOSOFIA OCULTA INTRODUCCION A LA CABALA ASTROLOGIA Y TRADICION IMAGENES ALQUIMICAS Y CABALISTICAS | ISLAM Y SUFISMO_ MITOLOGIA OCULTA LA CREACION IMAGENES ALQUIMICAS Y CABALISTICAS I SUENOS Y VISIONES LA MADRE TIERRA HERMES TRISMEGISTO- LA INTERPRETACION DE LOS MISTERIOS LA PALABRA CREADORA BIBLIOTECA LA PUERTA Raimon Arola (Ed.) CREER LO INCREIBLE © LO ANTIGUO Y LO NUEVO EN LA HISTORIA DE LAS RELIGIONES * Textos de Emmanuel y de Charles d’Hooghvorst sobre «El Mensaje Reencontrado» de Louis Cattiaux Primera edicién: Septiembre 2006 ‘Textos de Emmanuel d? Hooghvorst, de Charles d’ Hooghvorst y de Louis Cattiaux, establecidos por BEVA ‘Traduecién de dichos textos del francés: Jeanne Lohest Disefo de eubierta: Rosa Lazaro Ilustracién de portada: Emblema de Daniel Cramer (1617) D.L.T.: 811/2006 1S. B, Nu: 84-96639-06-1 © BEYA asbl © Raimon Arola, textos introductorios | © Arola editors de la presente edicion Poligon Francoli, parcela 3 - 43006 Tarragona Tel: 977 55 37 O7 | Fax: 977 5427 21 rarolafitinet-futes hutp: / www / ttecla.es/lapuerta Tarragona, 2006 PROLOGO A primera vista, el escrito que aqui se presenta podria parecer un com- pendio de reflexiones y presentaciones sobre la obra de Louis Cattiaux, pero en el fondo se trata de algo mds simple, es el relato de una amistad. Una amistad como las narradas en las epopeyas heroicas y que se halla- ban en el origen de las grandes gestas que los mortales realizaban en com- pariia de los dioses. Un proposicién de Kant sobre la amistad dice: «La amistad presenta principalmente el cardcter de lo sublime; el amor, el de lo bellos;’ pues bien, la amistad que se intentard describir aqui fue tan sublime que pareceria haber sido originada por los dioses mas que por los méritos de sus protagonistas. Por eso debe hablarse de una amistad ejemplar, casi simbélica, que merece ser recordada. Una amistad que no se fundamenta en un sentimiento humano, sino en el contenido de la mis- teriosa obra de Louis-Ghislain Cattiaux, El Mensaje Reencontrado. «Los verdaderos amigos —estd escrito en este libro— permanecen siempre unidos en el Senor dorado». La manera cémo se cultivo la amistad que aqui se narra fue, en cierto sentido, la continuacién de dicha obra. * 1. E, Kant, Lo bello y lo sublime, Espasa-Calpe, Madrid, 1972, p. 18, 2. L, Cattiaux, El Mensaje Reencontrado, Arola, Tarragona, 2000, Iv, 4. También es posi- ble adquirir, a través de la web Amazon.com, una nueva edicién corregida y revisada de mayo del 2006, preparada por las ediciones Beya (ISBN 2-9600364-9-2). MRes la abreviatura de EI Mensaje Reencontrado, citado asi a partir de aqui. 7 CREER LO INCREIBLE Entre 1982 y 1983, Emmanuel van der Linden d’Hooghvorst glosé de manera poco habitual algunos cuentos tradicionales. El gato con botas, Riquete del copete, Barba azul y Piel de asno, fueron objeto de sus comentarios realizados a la luz del ssentido cabalisticor, un sentido inusual en nuestros dias, por eso, en la introduccién a Barba azul, el autor escribié: Ya suponemos que nuestra forma de leer estos cuentos no sera admitida {facilmente, pero cno es la suerte de cualquier hipétesis nueva? Empieza por topar con las ideas recibidas, zarandea los prejuicios y turba los espiritus, pero si la hipétesis es correcta, acabaré imponiéndose poco a poco en el espi- ritu de los hombres curiosos.> Sin embargo, su hipétesis no pretendia descubrir algo nuevo», pues, como él mismo apuntaba a renglén seguido, en estos cuentos se podian encontrar mumerosos indicios de un antiguo y noble linaje que se remonta a los origenes mismos de la tradicién que constituye el honor de la humanidad».* Para comentar los Cuentos de Charles Perrault, Emma- nuel d’Hooghvorst reencontr6 y recuperé una sabiduria muy «antigua» a la que, no obstante, denomins hipétesis «nueva». Es mds que probable que al escribir estas lineas, el barén d’Hoogh- vorst estuviera evocando a su gran amigo Louis Cattiaux, desaparecido tres décadas antes. Cattiaux fue un pintor y poeta que dejé este mundo a los cuarenta y nueve arios, sin que su obra aleanzara ningtin éxito. Tam- poco hizo nada para lograrlo, pues se dedicé en cuerpo y alma a escribir un libro insélito: El Mensaje Reencontrado, una obra extrana y terrible- mente enigmatica, fuera de cualquier contexto intelectual 0 artistico de su época, Charles, el hermano menor de Emmanuel d’Hooghvorst, escribié res- pecto a este libro: Lo que caracteriza El Mensaje Reencontrado es, ciertamente, su originali- dad. No puede incluirse en ninguna de las corrientes del pensamiento espiri- tual de nuestra época.> Para Cattiaux y también para los hermanos d’Hooghvorst, una hips- tesis «nueva» sélo podia surgir de «seres profundamente diferenciados, incapaces de ser otra cosa que lo que son, seres alucinados por el men- 3. E. d’Hooghvorst, El Hilo de Penélope, t. 1, Arola, Tarragona, 2000, p. 17. 4, Ibidem, p. 177. 5. Véase infra, p. 38. PROLOGO saje que llevan en si mismos |...s.° Oscar Wilde, un autor querido por Cattiaux, escribié respecto a ellos: «Los locos de hoy dan forma a la visién de los hombres de manana.’ Tanto se identificaba con esta cita que la utilizé en un breve ensayo titulado Physique et ‘métaphysique de la peinture, en el que Cattiaux se dedicé a reflexionar acerca de wo nuevo» en la creacién artistica, aunque, como veremos mas adelante, su intencién no se agotaba ni se limitaba al mundo de las vanguardias artisticas, sino que abarcaba el conjunto del espiritu humano; pues como él mismo escribié: La pintura, como las demas artes, también es un medio de descubrir los mundos que gravitan en nosotros y a nuestro alrededor. Poner en circulacién una obra de arte es una sefial de reconocimiento destinada a reunir en una misma comunién a individuos de cultura y sensibilidad idénticas. El destino de la obra de arte es, pues, permitir que la humanidad media entre en rela- cién con Ia esencia oculta de los seres y de las cosas.* En este fragmento, Cattiaux, se refiere a la obra de arte creada por el auténtico artista, aquél que contempla directamente los mundos que gra- vitan en su interior y a su alrededor. Una realidad «otra» que sélo él con- templa y que, por lo tanto, es el tinico que puede dar testimonio de su existencia. Cada vez que un genio alcanza a observar aquello que nor- malmente no es percibido y lo manifiesta al exterior, esta generando algo «muevor, pese a que lo que observa sea tan «antiguor como el mundo mismo. Estariamos hablando de una sapiencia, la de los artistas y de los santos, més préxima al saber inductivo y a la analogia que al saber logico y deductivo, comtnmente asimilado al concepto de sabiduria. El saber del verdadero creador no nace de la inteligencia que especula, sino de la que sabe por su experiencia 0, mas exactamente, por la conciencia de su experiencia. Por mucho que se intente, desde el pensamiento légico no es posible explicar la sabiduria de los artistas auténticos; dicha impo- sibilidad confirma la evidencia de que el objeto de conocimiento es dis- tinto. Como si se percibieran visiones diferentes mirando lo mismo. Tampoco la perspectiva de la visién es igual. Asi, lo que para uno es motivo de estudio y andlisis, para el otro es motivo de alabanza. 6. L. Cattiaux, Fisica y metafisica de la pintura, Arola, Tarragona, 1998, p. 76. 7. Ibidem, p. 41. 8. Ibidem. (CREER LO INCREIB“E. El saber del creador y del poeta se expresan por medio de las obras de arte, a través de su belleza, de su magia y de su misterio. Cattiaux uti- lizé de nuevo una cita de William Blake para manifestar lo que pretendia explicar: «La poesia, la pintura y la musica son los tres poderes que el hombre tiene para conversar con el paraiso [...)1,° identificando el paraiso con la wotrav realidad, que es el objeto del conocimiento, del saber y de la alabanza de los artistas. Pero el caso de este autor es curioso y paradéjico, puesto que cuando redact6 la Fisica y metafisica de la pintura, poco tiempo antes de dejar este mundo, la pintura practicamente no le interesaba. Asi aparece expli- cado en una de sus cartas escrita en aquella época: Me doy cuenta con terror de que las cosas del mundo ya no me interesan mucho, e incluso nada de nada y que sélo Dios y su misterio de vida me apa- sionan verdaderamente; digo con terror, pues incluso la pintura se ha vuelto una carga para mi y sélo la contemplacién del Unico me atrae y me propor- ciona el descanso y la alegria; es cierto que ya ni siquiera puedo pintar |...]. eCémo puedo decir esto a mis parientes 0 a mis amigos sin escandalizarlos por completo? Ya es bastante terrible sentir sobre mi el peso de su reproba- cién muda w oir sus reproches o sufrir sus consejos. Me gustaria complacer- les trabajando como todo el mundo y triunfando, como dicen, pero mi naturaleza se opone a ello absolutamente y no tengo valor para violentarme en este mundo leno de violencia y de muerte. No es que crea que la bis- queda del Serior se antepone a todo lo demas: lo siento, lo sé y lo veo con mis gjos abiertos en el mundo que me rodea, y él esté aqui y me responde a tra- vés del velo delgadisimo que atin me separa de su secreto; es enloquecedor, la tentacién se vuelve loca y hay que ser como el diamante para no ser pul- verizado.!° Corria el aio 1950, Cattiaux estaba terminando su obra cumbre, El Mensaje Reencontrado, en el que, en tres 0 cuatro paginas, condensé las ideas bdsicas de la Fisica y metafisica de la pintura.!’ Sus antiguos amigos, poetas y pintores, desaparecieron poco a poco de su entorno, pues su vida se hallaba entonces totalmente abocada a la busqueda de la contemplacién del Unico, lo que Blake habia denominado «conversar con el paraiso. Su arte encontré lo que buscaba... jpero aquello tenia muy poco que ver con la estética! . 9. Ibidem, p. 32. La frase de Blake se encuentra inscrita en el grabado titulado The Lao- coon and his two sons Satan and Adam (c. 1820) 10. L. Cattiaux, Florilegio epistolar, Arola, Tarragona, 1999, p. 71. 11. Véase MR, 2001, 22 a 34. 10 PROLOGO, Un poco antes, a mediados de 1949, Cattiaux habia entablado nue- vas amistades. Entre ellas, la que sin ningtin genero de dudas se conver- tiria en la més importante, casi exclusiva, fue su relacién con la familia de Pallandt, es decir, con la familia van der Linden d’Hooghvorst.'? Sus antiguos amigos se apartaron de su «locura» sin sospechar el secreto que escondia. El barén d’Hooghvorst, el mayor de los hermanos, recordaba cémo, al final de su vida, Cattiaux repetia esta sentencia de Rumi, el gran maestro sufi: «No pido mas que un campo donde la locura pueda retozar libremente»,19 La relacién de Cattiaux con los d’Hooghvorst fue breve, pero de una inusitada intensidad. Se desarrollé a lo largo de poco mas de cuatro aos, pues en el verano de 1953, el pintor y poeta abandon6 stibita- mente este mundo, desaparecié un dia, como Merlin rdisuelto por el hada Viviana».!* Se fue, pero no dejé solos a sus nuevos amigos, les legé El Mensaje Reencontrado donde se albergaba su espiritu generoso y se revelaba su saber «loco». En aquel momento Emmanuel d’Hooghvorst tenia treinta y nueve afos y su hermano, Charles, diez arios menos, estaban muy unidos y compartian el mismo sentimiento de amistad hacia Cattiaux. El mayor serialaba el camino y el menor le seguia y le acompanaba. A partir de entonces y durante toda su vida, ambos hermanos se dedicaron a comentar y a difundir las ensefianzas de su amigo. Charles d’Hoogh- vorst se refiere a ello en la presentacién de los escritos de su hermano: Tal ha sido ta paciente busqueda del barén d’Hooghvorst, sabio erudito en las Letras antiguas, al escudrifar las palabras de las Escrituras santas y sabias cuales estuches sellados. gHabré reencontrado su llave magica que desvela el secreto del Hombre sepultado? Pues ciertamente se trata del mis- terio de la Naturaleza y del Hombre concretamente, y no de una erudicién exterior y especulativa. En esta escuela de Hermes nacen los poetas |...]- Louis Cattiaux se marché discretamente en 1953, ignorado por sus contem- pordneos, pero nos ha dejado su prodigiosa herencia. Los escritos de Emma- nuel d’Hooghvorst, que ofrecemos para la meditacién de los enamorados de la santa Palabra, son un comentario iluminado de dicha obra [El Mensaje Reencontrado].! 12. Véase MR, xxxix, 20. 13. Véase infra, p. 81. Véase también L. Cattiaux, Fisica y metafisica de la pintura, cit. p. 42. 14, Vease infra, p. 101 15. In E. d’Hooghvorst, op. cit, t.1, pp. 12-13 11 CREER LO INCREIBLE Después de la desaparicién de Louis Cattiaux, los d’Hooghvorst emplearon todos los medios a su aleance para que fuera publicada la edi- cién completa del Mensaje Reencontrado. En la primavera de 1956, tras largas y costosas negociaciones, aparecié la versién completa definitiva. Con ese motivo, segun el deseo del autor, escribieron juntos una presen- tacién'® destinada a reemplazar la firmada por Lanza del Vasto, reali- zada once aiios antes, cuando el mismo Cattiaux se autoedité la primera parte del Mensaje Reencontrado que contenia los doce primeros libros.'” En una de sus cartas escribi6: [...] Respecto a Lanza, jahora entendéis el drama! Sois vosotros, Emmanuel y tt mismo, [Charles] quienes habéis recogido El Mensaje Reencontrado, que éI no ha querido, y lo presentaréis en su lugar pues ha tenido miedo de dejar de ser Maestro. Tendria que renunciar a los discipulos por si mismo, voluntariamente, en vez de esperar a que los discipulos renuncien a él [...}.1% Esta presentaci6n conjunta figura al principio de la obra que el lector tiene entre sus manos, y esta seguida de otros trabajos publicados por Emmanuel y Charles d’Hooghvorst, directamente relacionados con El Mensaje Reencontrado. Los textos que forman este volumen representan una parte muy pequena de la extraordinaria batalla librada por los hermanos d’Hoogh- vorst para que la herencia que habian recibido no quedase enterrada bajo la losa de la indiferencia y la ineptitud de la cultura occidental. Al igual que Christian Rosenkreutz cuando legé a Espana leno de una nueva sabiduria, ellos también alimentaban: la esperanza de que los hombres de ciencia de Europa le acogerian con una profunda alegria y, a partir de entonces, cimentarian todos sus estudios sobre tan seguras bases.'* Por eso, puede causar extrarieza el comprobar que no han sido muchos los escritos de los hermanos d’Hooghvorst directamente basados sobre El Mensaje Reencontrado, la obra que, sin ninguna duda, cambid sus existencias. En realidad, Charles y Emmanuel d’Hooghvorst leyeron y estudiaron el libro diariamente, a lo largo de toda su vida, aunque sus 16. Véase infra, pp. 59 y sig. 17.L, Cattiaux, Le Message Retrouvé, chez Vauteur, Paris, 1946: 18. Fragmento de un carta de L. Cattiaux a C. d’Hooghvorst del 9 de marzo de 1953. 19. Fama fraternitatis, Obelisco, Barcelona, 1993, p. 31 12 PROLOGO escritos y ensayos”° los dedicaron a profundizar en el legado filoséfico y espiritual de las distintas tradiciones para compararlo con las palabras de Cattiaux. * En 1954, el barén d’Hooghworst escribié: «No hemos hecho nada mas que rendir testimonio de lo que hemos leido y oidov.?! El, su hermano y también el resto de su familia, habian «leido y oido» algo sinconmensura- ble», pero tan alejado de lo comin, que sélo podia ser considerado como «increible», Lo encontraron, no lo buscaron. Aquellos jévenes aristécratas fueron los depositarios de un tesoro al que dificilmente alguien hubiera prestado atencién debido, sobre todo, a las peculiaridades del cofre que lo contenia. «Hemos tomado el habito del charlatan —escribié el propio Cattiaux—, pues el desprecio desinteresado del mundo es menos duro de soportar que su admiracién interesada».”” Algo insélito habia irrumpido en sus vidas y ya no pudieron actuar de otro modo. En cierto sentido, podria compararse lo que les ocurrié con lo que el apéstol Pablo escribié acerca de su misi6n: «Si anuncio el evangelio [la buena «nuevay], no tengo de qué jac- tarme, porque me es impuesta necesidad»,?3 Para los hermanos d’Hooghvorst, El Mensaje Reencontrado fue mucho més que un libro, fue su compariero indefectible, su guia y su ord- culo.

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