Professional Documents
Culture Documents
INGENIERIA
CURSO : GEOQUIMICA
SECCION : “R”
2012- II
PREGUNTA N1°: Explicar el origen del universo.
Dentro de las teorías cosmológicas, la hipótesis del Big Bang (Gran Explosión) es la que
cuenta con mayor respaldo entre los científicos. Considera que el Universo comenzó hace
unos 13.700 millones de años con una explosión colosal en la que se crearon el espacio, el
tiempo, la energía y la materia. No obstante, la gravedad puede ser lo suficientemente
fuerte, dependiendo de la cantidad de materia del Universo, como para desacelerar el
proceso expansivo. Momento a partir del cual se impondría una contracción que llevaría al
Universo a un colapso gravitatorio o Big Crunch (Gran Implosión), desapareciendo en la
nada. A la que presumiblemente sucedería otra fase expansiva, y así indefinidamente en
una interminable serie de oscilaciones.
Antecedentes:
La expansión habría tenido lugar además, dado su enorme densidad y ateniéndonos a las
ecuaciones de la relatividad, con una violencia súperexplosiva. Los trabajos de Lemaître
inicialmente pasaron inadvertidos, siendo conocidos por la labor del astrónomo inglés
Arthur Stanley Eddington. Sin embargo, fue el físico ruso-norteamericano George Gamow
quien, en los años 1930 y 1940, popularizó esta teoría a la que denominó Big Bang, para
referirse a una gran explosión inicial con la que debió haberse creado el Universo.
Durante la década siguiente las dos teorías, tanto la del Big Bang y como la hipótesis del
Universo Estacionario, se debatían sin ninguna prueba satisfactoria que se inclinase en
favor de una u otra. No obstante, en 1949, Gamow apuntó que, si el big bang había tenido
lugar, la radiación que la acompañaría habría perdido energía a medida que el Universo se
expansionaba, y debería existir en nuestro tiempo bajo al forma de una emisión de
radioondas procedente de todas las partes del firmamento. Es decir, como una radiación
de fondo homogénea e independientemente de la orientación que tomase el receptor de
señal que se emplease. Además la radiación, como por otra parte desarrolló el físico
norteamericano Robert Henry Dicke, debería presentar las características de los objetos a
una temperatura de 5º K por encima del cero absoluto, unos - 268 º C.
Atendiendo al medible corrimiento hacia el rojo (o también efecto Doppler) que muestran
las estrellas y galaxias más lejanas de nuestro sistema en su espectro de luz, la antigüedad
del Universo está cifrada en unos 13,7 mil millones de años, según las estimaciones más
recientes.
Se considera igualmente que el Universo comenzó como un gas muy tenue que se
contrajo súbitamente tras un colapso gravitatorio en un Huevo Cósmico, siendo
instantáneamente seguido de la explosión que entendemos como Big Bang.
Imagen del primer momento del universo captado por el WMAP
Los fotones de la radiación que se movían con facilidad entre la sopa de protones y
electrones que permanecían separados, no se diseminaban ahora con tanta facilidad
cuando empezaron a crearse los átomos eléctricamente neutros. La materia y la radiación
se vieron por ello desacopladas. El cielo brillaba reluciendo al rojo vivo de 3000 º K. El
hidrógeno formaba las tres cuartas partes de la masa del universo, mientras que el resto
era en su gran mayoría helio. Dos mil millones de años pasaron para que las nubes de gas
y polvo cósmico forman enjambres de galaxias; a su vez estas galaxias pueden adoptar
forma de discos y espirales, algunas galaxias atraídas por su fuerza de gravedad colisionan
durante miles de millones de años formando una única nueva galaxia, la distancia entre
cuerpos celestes que componen una galaxia es tan grande que durante toda su colisión,
ninguna de estos cuerpos chocan entre sí.
Los núcleos de helio, más masivos, se acumulan en el centro por gravedad. A medida que
estos se mueven hacia el centro de la estrella, la temperatura y la densidad se elevan en
esa zona. El proceso de fusión continúa ahora en una capa que rodea el núcleo ("shell"),
donde la concentración de helio es menor. El proceso de fusión de hidrógeno es
estimulado por este nuevo aumento de temperatura, mientras el núcleo de helio se sigue
contrayendo bajo el efecto de la gravedad. Si la temperatura llega a alcanzar los
100,000,000 K (lo cual depende de la masa inicial de la protoestrella), la fusión del helio
puede comenzar. La fusión del helio genera un núcleo de carbono a través de una serie de
reacciones denominadas proceso triple alpha. La producción de energía debida a este
nuevo tipo de reacciones, añadida al incremento de fusiones de hidrógeno producido en
la "shell" repercute en un aumento de la presión que supera a la presión gravitatoria, y
por tanto la estrella se expande. El área superficial de la estrella crece tan rápidamente,
que aún el aumento en la producción de energía no es suficiente para calentar toda la
estrella que se enfría progresivamente. La estrella entonces empieza a brillar con un color
que se torna rojizo, y por eso se llama gigante roja (que puede alcanzar dimensiones del
orden de distancia Tierra-Sol)
En este momento la estrella tiene un núcleo central de helio que se está fusionando en
carbono, rodeado por una capa de hidrógeno que se está fusionando en helio. A medida
que el carbono se produce, se repite el mismo esquema anterior. Para una estrella
promedio de tipo solar, esto es lo más lejos que se va en la producción de núcleos
pesados. No existe suficiente masa para que la fuerza de gravedad colapse el núcleo de
carbono lo suficiente para que la temperatura y densidad alcanzadas desencadenen la
fusión del carbono.
Llega un momento en que las capas cercanas al núcleo en compresión llegan al límite de
compresión y rebotan expandiéndose rápidamente (fenómeno observado como Nova o
Supernova). Pero mientras las capas cercanas al núcleo empiezan su movimiento de
expansión, las capas más externas siguen contrayéndose, lo que crea un estado de colisión
en unas condiciones tremendas. En estas condiciones de colisión ocurren dos hechos que
llevan la formación de elementos aún más pesados. Primeramente, la temperatura
alcanza niveles que no pueden ser alcanzados incluso en las estrellas más masivas.
Segundo, debido a la descomposición de los núcleos de hierro en el núcleo central, existe
una alta concentración de neutrones que son expulsados de éste durante la fase de
supernova (flujo de neutrones). Los núcleos que estos neutrones encuentran a su paso
proceden a su captura y entonces decaen en un protón por emisión de un electrón y un
antineutrino. Cada captura producirá un aumente de una unidad en el número atómico de
los núcleos.
Debido al gran flujo de neutrones que se produce en una supernova, el proceso de
captura/desintegración puede repetirse muchas veces, añadiendo protones para formar
núcleos más masivos. Esas condiciones no duran mucho, pero lo suficiente para formar los
núcleos más pesados.
En el universo existen elementos más pesados que el Fe, y estos se formaron a partir de la
adición de neutrones a los núcleos y posterior emisión electrónica. En entornos de baja
densidad neutrónica la adición se producía más lentamente, sin embargo en entornos de
alta densidad neutrónica la adición era rápida, como se da en a las Novas se puede
adicionar de 10 a 15 neutrones en poco tiempo originando otro tipo de elementos.
Los elementos muy pesados se pueden formar también por este tipo en donde después
de la adición neutrónica tiene lugar la perdida de electrones de los núcleos.
Los elementos con un número atómico par són más abundantes que número
atómico par.(Regla Oddo-Harkins)
Las abundancias de litio berílio y boro son anómalamente bajas comparadas con
los otros elementos de bajo número atómico.
La abundancia de hierro es notablemente más alta que los de los elementos con
números atómicos similares.
Los elementos con número atómico mayor de 83(Bi) no tienen isótopos estables,
no obstante podemos encontrar estos de forma natural en muy bajas cantidades
debido a que son los hermanos de isótopos radiactivos de larga vida de uranio y
torio.
Los elementos menos pesados son abundantes con excepción del litio (Li), berilio
(Be) y boro (B) que tienen valores relativamente bajos, también el hierro y níquel.
Los elementos con número atómico par son más abundantes que sus vecinos con
número atómico impar.