You are on page 1of 8

POLÍTICA Y GOBIERNO

La figura central de la política revolucionaria de Cuba era Fidel Castro y su liderazgo seguía
siendo carismático debido al convencimiento de que:

- lo había «elegido» una autoridad sobrenatural o alguna «fuerza histórica»

- tenía una misión que cumplir, de allí su frase «Condenadme, no importa, la historia me
absolverá».''

La influencia de Castro en sus colaboradores y en muchos ciudadanos ha sido el hecho político


más notable de la historia contemporánea de Cuba.

 Su estilo político recalcaba el compromiso activo y no teórico.


 Destacaba el poder de la autodisciplina y la acción consciente (diferencia con los
comunistas prerrevolucionarios y los economistas)
 Una vanguardia, una élite, debía conducir al pueblo y despertarle para que asumiera sus
responsabilidades históricas.
 Sólo era válido hacer el máximo esfuerzo posible por el objetivo óptimo y la conciencia
revolucionaria les daría la victoria.

Esta forma de enfocar la política llevó a la revolución cubana al poder y empujó al gobierno
revolucionario a emprender actividades que dieron buenos resultados. Pero, también fue la
causa de algunos desastres y tragedias: los experimentos económicos y sociales de las fines de
la década de 1960 y numerosos proyectos menores que respondían los caprichos de Castro.

 Fueron intolerantes con los críticos y disidentes: su estilo de gobierno rechazaba la


hipótesis de que las medidas que tomaba el gran líder podían ser erróneas

Desde 1959 los nuevos líderes de Cuba dijeron que habían liberado el país de un sistema político
terrorista, corrupto, abusivo e ilegítimo. Las habilidades oratorias de Fidel Castro se convirtieron
en una de las armas más poderosas de la revolución. Dominaba las ondas de la radio y la
televisión en un país donde ambos medios ya estaban muy arraigado. Se movía de forma
incesante por todo el país como profeta revolucionario.

Hacían hincapié en:

 la redistribución en beneficio de las personas de ingresos bajos: la escisión social


pasó a ser la base para el apoyo mayoritario al gobierno revolucionario
 las medidas que se tomaron en educación y la sanidad. Una en los difíciles días de
principios del decenio de 1960.

 El nacionalismo era una fuente complementaria de legitimidad: afirmaba la integridad


cultural, política e histórica de la nación cubana y ponía de relieve la unidad del pueblo.
El nacionalismo salió reforzado de la pugna contra el gobierno de Estados Unidos. Los
enemigos de clase se convirtieron en «gusanos»; los enemigos extranjeros, en
«imperialistas».

Debido a la falta de elecciones nacionales de 1959 a 1976, el carisma, la liberación política, la


redistribución y el nacionalismo eran los pilares en que se basaba la pretensión de tener el
derecho a gobernar. La revolución y su líder máximo se legitimaban a sí mismos, aunque, desde
luego, esta pretensión no era aceptada de modo universal.
Las organizaciones de masas movilizan a la población para crear apoyo político para el gobierno
y frenar a los enemigos internos. Además participaron en la mayoría de las campañas que
pusieron en marcha los líderes como la reducción del analfabetismo y de las enfermedades (La
Federación de Mujeres de Cuba (FMC) desempeñó un papel destacado en la fuerte reducción
de la prostitución y en la reeducación de ex prostitutas para incorporarlas a una vida nueva.)

El papel de los sindicatos obreros a finales de los 60 consistía en incrementar la producción y la


productividad, sobrepasar los objetivos señalados en los planes económicos, organizar la
competencia entre los trabajadores para que alcanzaran los objetivos oficiales, y reducir los
costos: «trabajo voluntario» se convirtió en un eufemismo debajo del cual se ocultaban las horas
extras no remuneradas.

En los años 70, los obreros organizaron una «huelga» general: al ser ilegales se las denominó
“absentismo a gran escala” ya que 400.000 trabajadores no acudían a trabajar.

Las elecciones en los sindicatos obreros de 1970 fueron las más libres y competitivas desde 1959:
se levantaron muchos controles, los nuevos líderes obreros eran nuevos en el cargo. Así, los
cambios de política que empezaron a hacerse en la primera mitad de los setenta respondieron
en parte al «papel de vanguardia del proletariado», comunicando con fuerza al gobierno que las
medidas radicales ya no eran aceptables para los trabajadores.

Al mejorar las condiciones de trabajo volvieron a imponerse controles políticos a los sindicatos,
reaparecieron las elecciones por aclamación de los candidatos únicos y se favoreció la
burocracia sindical. Los sindicatos podían expresar críticas específicas de cuestiones «concretas»
que iban mal, pero se esperaba de ellos que evitaran un comportamiento político más
autónomo.

A finales de los años setenta ya se había estabilizado la afiliación a las organizaciones de masas.
Desde mediados de los 70 las afiliaciones aumentaron proporcionalmente al crecimiento
demográfico y se hizo evidente que alrededor de un quinto de los cubanos adultos no quería
tener nada que ver con las organizaciones de masas.

La pertenencia a la organización de masas en los años 80 era un requisito previo para triunfar
en la vida en Cuba. Los cargos de responsabilidad estaban reservados para quienes se habían
integrado en el proceso revolucionario por estas organizaciones. Era probable que algunos no
apoyaran al régimen, sino que pertenecían a las organizaciones de masas para que su propia
vida les resultara más fácil. Especialmente los sindicatos obreros asignaban recursos: sólo las
personas a las que se juzgaba que habían sido trabajadores de vanguardia tenían derecho a
adquirir bienes de consumo duraderos (máquinas de coser, frigoríficos o televisores) y sólo ellas
tenían acceso prioritario a las escasas viviendas. Así, se transformaron en controladoras del
acceso a la buena vida... o, al menos, a una vida soportable.

Las organizaciones de masas y otras instituciones políticas y burocráticas estaban subordinadas


al partido, relación que la Constitución de 1976 hace explícita. En el otoño de 1965 el partido
pasó a llamarse Partido Comunista de Cuba (PCC). Al mismo tiempo, Fidel Castro inauguró el
primer Comité Central, formado por cien miembros, junto con dos órganos menores: el Buró
Político encargado de tomar decisiones políticas básicas, y el Secretariado, cuya misión era
ponerlas en práctica. No obstante, la influencia del partido continuó siendo limitada durante el
resto del decenio. Hasta los primeros años 70 no se hicieron esfuerzos serios por convertirlo en
un verdadero partido comunista gobernante.
El primer congreso del partido se celebró en diciembre de 1975: se aprobaron

 los estatutos del partido, una «plataforma» programática y «tesis» relativas a


diversos aspectos de la política nacional.
 el borrador de la nueva Constitución nacional, que un referéndum popular aprobaría
en 1976.
 el primer plan quinquenal y otras medidas económicas.

Podría decirse que Cuba no tuvo un partido comunista gobernante, en funcionamiento, hasta
comienzos de los años 70, cunado empezaron los preparativos para este congreso.

1980: segundo congreso del partido se celebró en diciembre de 1980 y un tercero, en febrero
1986: tercer congreso del partido

Cada uno de ellos estudió, juzgó y ratificó las medidas tomadas durante el lustro anterior,
renovando los miembros de los organismos clave del partido y aprobando nuevas medidas
económicas (entre ellas los planes quinquenales segundo y tercero)

El partido creció y de aproximadamente 15.000 afiliados en 1962 pasó a tener 50.000 en el


momento de la fundación del Partido Comunista en 1965. Había sólo unos 100.000 afiliados en
1970; pocos más de 200.000 en vísperas del primer congreso; 434.143 en vísperas del segundo;
y 523.639 en vísperas del tercero. En 1980 pertenecía al partido alrededor del 9% de la población
de veinticinco o más años de edad.

El principal cambio que experimentó la composición del Comité Central fue el descenso del
número de militares miembros. El aumento de representantes de la burocracia fue muy
constante hasta 1980. Lo que han perdido los militares lo han ganado los políticos.

- Los militares tuvieron mucha influencia en el decenio de 1960: Cuba se había


rearmado rápida y masivamente para luchar contra Estados Unidos. Muchos de los
comandantes del ejército eran los héroes de la guerra revolucionaria habían
combatido la contrarrevolución interna y en la Bahía de Cochinos. Capitaneadas por
Raúl Castro, las fuerzas armadas eran el único segmento verdaderamente bien
organizado de la sociedad cubana en los años 60. Los militares organizaron el partido
dentro de sus filas. El gobierno recurría con frecuencia a ellos para que ejecutaran
tareas sociales, económicas y políticas. En consecuencia, estos «soldados cívicos»,
que eran competentes en una amplia variedad de campos, predominaron en todos
los niveles del partido en el decenio de 1960.
- Al crecer el partido civil en los años 70 muchos «soldados cívicos» fueron
trasladados a tareas civiles y las fuerzas armadas se concentraron en lo puramente
militar. Pero el descenso de la participación militar en el Comité Central no significó
la salida del mismo de individuos que habían sido oficiales. Al contrario, el índice de
rotación de miembros del Comité Central ha sido lento, y los que abandonaron las
fuerzas armadas para servir en el partido civil o en puestos del gobierno en los años
setenta y ochenta continuaron siendo miembros del Comité Central.

La representación de miembros del antiguo Partido Comunista (PSP) disminuyó ligeramente a


lo largo del tiempo. Particularmente en los años 60, la representación del PSP se vio afectada
por escisiones faccionarias entre los principales líderes y su influencia del PSP disminuyó
notablemente en los últimos años sesenta.
A finales de 1967 descubrieron una «microfacción» dentro del Partido Comunista Cubano:
compuesta principalmente por ex afiliados del PSP que creían que la política del gobierno y del
partido en el país y en el extranjero era desacertada. Encabezada por Aníbal Escalante, la
microfacción forjó vínculos con funcionarios de los gobiernos y partidos soviéticos y de la Europa
oriental. Una vez descubiertos, los que pertenecían al Comité Central fueron expulsados del
mismo; otros del partido, y los líderes fueron a la cárcel a purgar sus crímenes de opinión y
asociación. Aunque no pertenecieran a la microfacción, la mayoría de los ex afiliados al PSP eran
partidarios de mantener relaciones estrechas con la Unión Soviética y relaciones apropiadas con
la mayoría de los gobiernos. Se oponían a que se atacara a partidos comunistas latinoamericanos
y recelaban de los movimientos guerrilleros; creían en la necesidad de incentivos materiales
durante un período de transición al socialismo y consideraban que los sindicatos obreros tenían
que desempeñar un papel más destacado en la política. Afirmaban que la planificación central,
los presupuestos, la contabilidad financiera de costes y otros instrumentos parecidos eran
esenciales para construir el socialismo. La microfacción exigía que se usaran más y se
institucionalizaran los órganos del partido y otras organizaciones políticas y apoyaban la
reintroducción de elecciones y una constitución.

Los ex miembros del PSP que siguieron siendo leales a Fidel Castro gozaron de especial influencia
en los años 70. Blas Roca se encargó de redactar una constitución nueva y otras leyes básicas,
así como de supervisar su puesta en práctica. Hizo aportes decisivos a la institucionalización en
los años setenta. Rodríguez fue el arquitecto intelectual del cambio en la política económica
interna e internacional; las relaciones con Estados Unidos y la política ante las artes y las letras.

En los años 70 mejoran los resultados:

 se reorganizó del gobierno


 se institucionaliza mejoran los resultados en educación
 se diversifican las relaciones económicas y fracasan las medidas del embargo
económico que Estados Unidos tomara contra Cuba.
 se reorganiza la economía: esfuerzo por equilibrar la oferta y la demanda, adoptar
los mecanismos comunes a las economías planificadas centralmente, estimular
incrementos de la eficiencia y la productividad y fomentar la reducción de costes, se
procura intensificar la participación de los directivos y los trabajadores en los
asuntos económicos. Los malos resultados de la economía deberían atribuirse a la
dificultad de estas tareas más que a una falta de capacidad de Pérez (ministro de
economía, remplazado en 1985 por Osmany Cienfuegos)
 se suaviza la severidad de los controles autoritarios de los años 60. El número de
presos políticos descendió, disminuyó la incidencia de torturas y las condiciones de
las cárceles mejoraron, aunque se siguió utilizando la tortura psicológica de vez en
cuando.
 En el sistema de tribunales que se revivificó a finales de los setenta se rechazaban
casos por falta de pruebas o por la infracción de algún procedimiento establecido.

En la primera mitad del decenio de 1970 se introdujeron cambios importantes en la organización


del gobierno.

- Noviembre-1972: se reorganizó el Consejo de Ministros para crear un comité


ejecutivo que se convirtió en el principal órgano decisorio del gobierno.
- 1974 se introdujo también un experimento de gobierno local en Matanzas.

La CONSTITUCIÓN DE 1976:

 Crea una nueva asamblea nacional con poderes legislativos (antes ejercidos por el Consejo
de Ministros). La Asamblea Nacional elegiría el Consejo de Estado para que funcionase fuera del
período de sesiones de la Asamblea.
 El presidente del Consejo de Estado sería también el jefe del Estado y haría de jefe del
gobierno (presidente del Consejo de Ministros). Fidel Castro sustituyó a Osvaldo Dorticós en el
puesto de jefe del Estado.
 A diferencia de otras constituciones socialistas, la de Cuba requiere que el jefe del Estado y
el jefe del gobierno sean la misma persona, lo cual es una pauta típica de América Latina.

 En 1976 también entró en vigor una nueva división política y administrativa del territorio
nacional: en lugar de las seis provincias del siglo XIX habría catorce y 169 municipios.

 La Constitución también creó gobiernos provinciales y municipales elegidos.


 Las elecciones nacionales de 1976 fueron las primeras desde 1959, pero las únicas
elecciones directas fueron las de los miembros de las asambleas municipales, que a su vez
elegían al comité ejecutivo de cada asamblea municipal, a los delegados de las asambleas
provinciales y a los diputados de la Asamblea Nacional.
 La Asamblea Nacional normalmente se reunía dos veces al año, y cada sesión duraba dos o
tres días. Estas condiciones hacían que la asamblea fuera débil en comparación con las
organizaciones del gobierno y el partido.

 La ley electoral y algunos de los procedimientos de la Constitución limitaron todavía más


las repercusiones de estos cambios: presentar la propia candidatura a las elecciones era
imposible y los candidatos solamente podían nombrarse en asambleas mediante votación a
mano alzada. Los candidatos tenían prohibido hacer campaña y no podían abordar problemas.
Sólo el Partido Comunista o el gobierno podía hacer campaña y abordar problemas. No podían
asociarse para formar un partido porque la Constitución daba este derecho únicamente al PCC..
A veces, si se era nombrado candidato en contra de los deseos del partido, la única forma de
evitar la humillación pública era retirarse de las elecciones

 La ley electoral reforzó el control del partido sobre los cargos superiores: las listas de
candidatos las preparaban comisiones de nombramiento dirigidas por el partido, los delegados
provinciales y los diputados de la Asamblea Nacional no tenían que elegirlos directamente el
pueblo, las comisiones de nombramiento podían proponer a cualquier persona a la que juzgaran
merecedora de ello.

 Las asambleas municipales, provinciales y la Asamblea Nacional desempeñaban un papel


modesto en la política: sus poderes reales eran mucho menores de lo que parecen, la extremada
limitación de los presupuestos y la autoridad extraordinaria que se reservaba para los órganos
del Estado central habían limitado la efectividad de las asambleas.

 En la Asamblea Nacional los debates eran más libres y tenían cierta repercusión si se
referían a problemas ajenos a la política macro-económica o a la política exterior y militar. En
cuestiones tales como la delincuencia común, la protección del medio ambiente y las leyes
relativas a la familia, los diputados ejercían cierta influencia sobre el contenido de los proyectos
de ley.

 En el nivel local, el puesto de delegado de asamblea municipal era similar al de defensor


del pueblo: recogían las quejas de los ciudadanos y procuraban salvar los obstáculos
burocráticos para mejorar los servicios gubernamentales.

Las quejas de los ciudadanos y la satisfacción de algunas demandas señalaron una diferencia
fundamental entre la política de los primeros quince años de gobierno revolucionario y los
posteriores.

- En los primeros años las protestas habían sido limitadas y la movilización de masas
era el único modo de participar en política que estaba permitido. Luego, el régimen
usa procedimientos más sutiles.
- En el nivel local se permitía pero se limitaba la libertad de asociación en todos los
niveles.
- Otros límites a la libertad de expresión política se daban porque desde 1960 todos
los medios de comunicación social estaban en manos del Estado.
- Un poco mayor, aunque todavía limitada, era la libertad de expresión que permitía
publicar materiales artísticos y académicos. Sin embargo se usaba la frase «Dentro
de la revolución, todo; fuera de la revolución, nada». (el material contrario a la
revolución no se publicaba; los homosexuales fueron objeto de la máxima hostilidad
a finales de los años sesenta y nuevamente en 1980.
- Había cierta libertad de expresión para quienes apoyaban a la revolución
políticamente y escribían sobre temas ajenos a la política contemporánea.
- En los años 70 el gobierno daba preferencia a los autores que se centraban en «la
realidad socialista», pero la autocensura se convirtió en la principal limitación de la
libertad de expresión artística e intelectual.
- después de los años 70 se buscó difundir el conocimiento teórico más abstracto de
los clásicos marxistas-leninistas por medio de las escuelas y publicaciones del
partido y de las investigaciones y los escritos en las universidades y en los medios
de comunicación social. El principal diario nacional, Granma, órgano oficial del
Partido Comunista solía dedicar una página a artículos que trataban asuntos teóricos
e históricos. El marxismo-leninismo se convirtió en una asignatura obligatoria en las
universidades para todas las profesiones.

Al comenzar el decenio de 1980, el régimen había consolidado su dominación: se trataba de una


oligarquía consultiva bajo un líder indiscutible. Había una élite arraigada y vinculada entre sí en
la cumbre de los órganos del partido, del Estado y del gobierno

Desde mediados de los años 80 se piensa en la necesidad de delegar más: aparecen nuevos
niveles de líderes donde predominaban los especialistas en organización, a diferencia de los
generalistas que ocupaban la cumbre. Se especializaban en asuntos económicos de carácter
técnico, cuestiones militares o del partido, pero estaban menos entrelazados.

El sistema político concentraba los poderes decisorios en la cumbre. A pesar de algunas


tendencias a la descentralización a mediados de los setenta, Cuba seguía teniendo un sistema
político sumamente centralizado. En los años 80, las relaciones de poder se hicieron más
institucionalizadas gracias a los cambios que hubo en el partido, las organizaciones de masas y
las instituciones encargadas de formular y poner en práctica la política económica.

En el último nivel de la pirámide política alrededor de una quinta parte de la población adulta se
veía excluida de participar realmente en las organizaciones de masas por ser consideradas —
tanto por ellas mismas como por las autoridades— adversarios del régimen. Aunque los niveles
de represión política contra estas personas disminuyeron sensiblemente en el decenio de 1970,
volvieron a aumentar a finales de 1979 y en 1980. El puesto de Sergio del Valle como ministro
del Interior lo ocupó su predecesor, Ramiro Valdés, que restauró, aunque no plenamente,
algunas de las severas medidas de seguridad interna de los primeros años de gobierno
revolucionario. En el mismo periodo también fueron sustituidos el ministro de Justicia, el fiscal
general y el presidente del Tribunal Supremo. Eran los responsables del ejercicio más
«indulgente» del poder policial y judicial en los comienzos de los setenta; eran más «liberales»
dentro del contexto de un régimen autoritario. En 1979-1980 el gobierno volvió a poner de
relieve la supremacía de su poder frente a los disidentes sociales y políticos. (Valdés fue
destituido de su cargo de ministro del Interior en diciembre de 1985 y del Buró Político en
febrero de 1986.)

En los niveles intermedios, los administradores gozaban ahora de mayor discreción en el lugar
de trabajo para contratar, despedir y disciplinar a los trabajadores. Adquirieron una autoridad
nueva, pero limitada, para disponer de los beneficios empresariales, y empezaron a exigir más
atribuciones. Las organizaciones de masas comenzaron a mostrar algunos de los rasgos propios
de los grupos de interés, sobre todo el grupo de presión ANAP en nombre del campesinado con
propiedad privada, pero también, aunque de modo menos efectivo, la FMC, es decir, la
Federación de Mujeres Cubanas. En semejante sistema político cada vez más jerárquico, los
sectores habituados al ejercicio de la política organizativa, por ejemplo las fuerzas armadas,
podían reclamar una parte creciente y desproporcionada de los recursos nacionales, alegando a
modo de justificación no sólo las misiones «internacionalistas» adquiridas en la segunda mitad
de los años setenta, sino también las nuevas amenazas de Estados Unidos en los ochenta.

Uno de los efectos de la revolución en el decenio de 1960 fue romper la correlación entre el
origen social y el poder político. Muchos de los poderosos de antaño habían muerto, estaban en
la cárcel o habían emigrado. Muchos de los poderosos de ahora eran gente de origen humilde;
la revolución aceleró de modo espectacular la circulación de élites en los primeros años sesenta.
Sin embargo, al llegar los ochenta, cada vez era mayor la evidencia de que existían correlaciones
entre ocupar puestos de poder y la categoría social, y de que el gobierno revolucionario
institucionalizado disminuía en gran medida la circulación de élites. Los líderes revolucionarios
que eran jovencísimos —alrededor de treinta años de edad— cuando se hicieron con el poder
en 1959 habían envejecido, pero sus identidades habían cambiado poco. El promedio de edad
del Comité Central había aumentado a razón de un año por año. Los nuevos miembros del
Comité Central tendían a pertenecer a la misma generación y a tener el mismo tipo de orígenes.
Había poca renovación auténtica.

La institucionalización había fortalecido la oligarquía y la jerarquía, pero también se habían


creado medios de consulta más efectivos. Habían pasado los tiempos en que el único medio de
consulta era alzar las manos en una concentración pública para responder a las persuasivas
exhortaciones de Fidel Castro. Desde el nivel local hasta el nacional había ahora un esfuerzo más
sistemático por consultar con aquellos a quienes las nuevas medidas pudieran afectar,
especialmente en las filas intermedias y superiores del poder. Las consultas habían pasado a ser
el cauce principal de las presiones de los grupos de interés, aunque eran poco más que
simbólicas en las relaciones con las masas populares, y era claro que poseían el potencial para
atenuar los rasgos arbitrarios que aún quedaban del régimen autoritario.

El presidente Castro dijo al segundo congreso del partido que la demanda de orden jamás
debería descuidarse en una revolución." Con estas palabras resumió la respuesta de su gobierno
a los tumultuosos acontecimientos de 1980: la crisis económica, la oposición y la represión
políticas y la emigración en masa. Castro también señaló la mayor importancia que los líderes
daban ahora a la estratificación y el orden políticos. El interrogante que debería resolverse en
años venideros sería si las nuevas demandas de orden en la revolución competían, superaban o
excluían a las demandas de una revolución dentro de la revolución: la gran consigna de finales
de los sesenta. Los sueños de finales de los cincuenta, los que habían transformado la revolución
en una epopeya nacional para muchos cubanos, ¿se harían realidad mediante el aumento de la
estratificación política y social? La Cuba del futuro, ¿respondería más al orden o a la revolución?

You might also like