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Homilía Malvinas

Autoridades presentes, delegaciones de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, Ex


Combatientes de Malvinas, familiares de ellos y de quienes en esta lucha ofrendaron sus
vidas, queridos hermanos todos en el Señor Jesús:

1. Acompañado de un grupo de Sacerdotes, estamos celebrando esta Misa:


recordamos a quienes murieron en Malvinas y a quienes quedaron, en sus cuerpos y en
sus espíritus, marcados por la guerra . Ellos, sus familiares, sus camaradas, los que los
acompañaron y sus instituciones son tenidos muy presentes hoy por muchos sectores del
país y muchos compatriotas.

Nosotros lo estamos haciendo aquí, teniendo como punto central y dominante su


recordación en esta Santa Misa.

Pero sobre todo recordamos la generosidad, la inocencia y la audacia que


aquellos jóvenes Soldados (muchos de ellos improvisados soldados para una guerra de
este estilo) y de sus Superiores que dejaron sus vidas en Malvinas porque la afrontaron
motivados por el amor a la Patria.

Por ellos hoy queremos rezar para que tengan la Paz en su eternidad. Y también
para que la tengan sus familiares y sus compañeros.

2. Esta celebración tiene que ser una reflexión sobre nuestro presente y nuestro
futuro.

Malvinas como parte de una historia que nos duele y nos estimula, nos deja
lecciones que es preciso aprender.

 Ser honestos y humildes. Tenemos que reconocer lo que somos: ni


despreciarnos ni sobrevaluarnos. No somos ni los mejores ni los insuperables
pero tampoco somos los peores. Tenemos que ser mejores, humildes,
honestos.

 Ante tantas vidas tronchadas en aquellas acciones bélicas, hay que valorar a
los que son más humildes (¡y por eso, más valientes!) y hay que aprender de
ellos. Nuestros hombres en Malvinas nos dejan ejemplos de audaz valentía:
en ellos afloraron los mejores recursos de sus corazones: dieron lo mejor, la
vida, por los demás.
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 El poderío de un Pueblo, su soberanía, no consiste ni en su riqueza, ni en su


geografía, ni en su poder económico, político o militar, ni siquiera en su
sistema político. Un pueblo es fuerte sólo cuando su estilo de vida es moral.
Es esta moral que se ha venido deteriorando progresivamente, la que pone en
riesgo a la Nación, a la misma soberanía.

3. Recordando la voluntad de recuperar las Malvinas, hoy nos vemos en la


urgente necesidad de reconstruir la Patria, herida y dividida por una corrupción moral
que viene invadiendo nuestros estilos de vida y que genera desconfianza en todos y
hasta en las mismas instituciones. Recuperar cada uno la moral en el interior de la
conciencia para que las instituciones y la sociedad consoliden la moral que ha de
distinguir al pueblo.

Las fuerzas morales que muchas personas tienen (y las tienen porque son
humildes: por eso son valiosos) son la esperanza de nuestro futuro. Las fuerzas morales
de muchos desconocidos y anónimos que continúan con esperanza, con trabajo en
medio de las dificultades, agobiantes muchas veces, son la esperanza de la Patria, son su
reserva de energías. Son también la esperanza de la Iglesia. Son la esperanza para
encontrar los caminos de solidaridad y de justicia auténticas.

Necesitamos volver a aprender que la fuerza y el poderío de un pueblo le vienen


de su nivel moral, de sus valores: el nivel moral de una familia sólida, de una educación
centrada en la persona humana, de una solidaridad hecha de renunciamientos que
superen los intereses sectoriales para privilegiar las necesidades de quienes más
necesitan. Sólo con los valores morales (los mencionados y otros no mencionados por
razón de tiempo) se puede esperar la recuperación de los otros valores: los económicos,
los políticos, los del bienestar, los sociales.

Sin valor moral no hay Nación que dure. Con valor moral hay esperanza de una
Nación y de una Sociedad que sea consistente y sólida.

4. Malvinas: sus víctimas que son sus héroes, a quienes los acompañamos, nos
requieren la recuperación de los valores que hacen grande a una Sociedad. Son los
valores que brotan de reconocer a Dios como Fuente y Razón de toda Justicia (impedir
su conocimiento a nuestros niños es impedir el crecimiento del país), de ver al hombre
como un hermano al que siempre hay que tratar como persona por el camino de la
solidaridad y la justicia.
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Para llegar a todo esto, nuestra Patria, nosotros, nuestras comunidades cristianas
y nuestras instituciones de todo nivel, tenemos que comprometernos a recorrer el
laborioso camino de la reconciliación.

5. Nos acompaña, en esta celebración, la Virgen María, cuya imagen nos


preside.

Fue muy invocada en Malvinas.

Aquí lo hacemos también, pidiéndole que interceda ante su Hijo para que Él dé:

 La Paz de un Vida sin fin a quienes dejaron su vida terrena en Malvinas.

 La Paz en su corazón a quienes sufren las heridas y consecuencias de


aquellos hechos.

 La Paz y la Esperanza a los Familiares, Compañeros y Amigos de unos


y otros.

 La voluntad y la decisión a todos, en especial a los Responsables en


nuestra Sociedad, para trabajar, laboriosamente e incansablemente, en la
recuperación de los valores morales para nuestras comunidades, para
nuestra Patria Argentina.

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