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EFECTO FOTOELECTRICO

El creador de la Física Cuántica (1900), Max Planck, estableció que la energía se


emite en unidades discretas y discontinuas en forma de ¨paquetes¨ de radiación a
los que denominó cuantos.

En sus trabajos, Max Planck descubrió la constante universal que fue bautizada con
su nombre -la constante de Planck, simbolizada con la letra ¨h¨-, que es la relación
entre la cantidad de energía y la frecuencia de la onda lumínica de una partícula.

Muchos consideran actualmente la constante ¨h¨ como uno de los números


primordiales del universo, cuya trascendencia física y filosófica aún no se conoce a
plenitud.

Cada cuanto posee una energía intrínseca (E) que es igual a la frecuencia de la
radiación (V) multiplicada por la constante de Planck, lo que matemáticamente se
expresa así: E = hV.

La teoría en ese entonces vigente, de que la radiación se propagaba por medio de


ondas, no quedó invalidada por las investigaciones de Planck. Le correspondió a
otros científicos demostrar que la realidad era mucho más compleja, ya que la luz y
por consiguiente los fotones poseen doble naturaleza: corpuscular y ondulatoria.

El fotón es la partícula elemental portadora de todas las formas conocidas de


radiación electromagnética: rayos gamma, rayos X, luz ultravioleta, luz visible
(espectro electromagnético), luz infrarroja, microondas, y ondas de radio. Esta
partícula posee una masa invariante cero y viaja en el vacío con una velocidad
constante.

De acuerdo con las leyes cuánticas el momento lineal y la polarización del fotón no
tienen valor definido, por lo que, según el Principio de Incertidumbre de Heisenberg,
solo puede hablarse de las probabilidades de que tenga cierta polarización,
posición, o momento lineal.

El efecto fotoeléctrico ocurre cuando la luz monocromática que incide en una placa
metálica tiene suficiente energía para permitir a los electrones escaparse de la placa
de metal al ser impactados por los fotones de la luz.
Este fenómeno fue descubierto en 1887 por Heinrich Hertz, al observar que el arco
que salta entre dos electrodos conectados a alta tensión alcanza distancias mayores
cuando se ilumina con luz ultravioleta que cuando se deja en la oscuridad. El
descubrimiento se hizo de manera casual antes de conocerse los trabajos de Planck
y Einstein, aunque entonces no se comprendió y tampoco pudo explicarse.

Ahora sabemos que cuando la energía de un fotón supera a la función trabajo –la
energía mínima que debe proporcionarse a un electrón para liberarlo de la superficie
de un sólido- el electrón es arrancado del sólido. Y también sabemos, que si la
energía del fotón está por debajo de la función trabajo, el electrón no puede escapar
de la superficie del material.

También, sabemos que si se aumenta la intensidad del haz de luz no cambia la


energía de los fotones, solo cambia el número de fotones. Por lo tanto, la energía
de los electrones emitidos no depende de la intensidad de la luz, sino de la energía
de los fotones.

Toda la energía de un fotón debe ser absorbida y utilizada para liberar un electrón
de su enlace atómico, o si no la energía es re-emitida. Si la energía del fotón es
absorbida, una parte de esa energía libera al electrón del enlace atómico y el resto
contribuye a la energía cinética del electrón ya como una partícula libre.

El efecto fotoeléctrico es lo opuesto a los rayos X, ya que el primero indica que los
fotones luminosos pueden transferir energía a los electrones, mientras que los rayos
X son la transformación en un fotón, de toda o parte de la energía cinética de un
electrón en movimiento.

En 1905 el fenómeno fue explicado teóricamente por Albert Einstein, en su artículo


“Heurística de la generación y conversión de la luz”, habiendo basado su
formulación de la fotoelectricidad en una extensión del trabajo formulado por Max
Planck sobre los cuantos de energía.

Posteriormente, Robert Millikan, físico estadounidense, pasó diez años realizando


diversos experimentos con el propósito de desvirtuar la teoría de Einstein, pero
finalmente llegó a la conclusión de que la teoría era correcta.

Los trabajos científicos que se llevaron a cabo tanto para explicar el efecto
fotoeléctrico como para la demostración experimental del mismo, le valieron a
Einstein y a Millikan el premio Nobel de física, que recibieron en 1921 y 1923,
respectivamente.

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