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obligación de entrega
12 de Marzo del 2013
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Jorge Oviedo Albán
Doctor en Derecho. Director de la Maestría en Derecho
de la Empresa y de los Negocios. Universidad de La
Sabana
Los ejemplos
En un caso referido a la venta de un horno industrial, se demandó a la vendedora,
para obtener la resolución del contrato más la indemnización de perjuicios por
incumplimiento, pues el horno no cumplía con las especificaciones para el uso
pactado, al tener un defecto de funcionamiento. En primera instancia, se decretó la
resolución del contrato, lo que se confirmó en apelación. La Corte Suprema, en
casación, consideró que el defecto alegado era un vicio redhibitorio, dado que el
bien no sirvió para el fin pactado por tener una falla, e interpretó que la acción que
se había intentado era la redhibitoria del artículo 934 del Código de Comercio.
Señaló que los vicios redhibitorios son los de “mayor entidad”, situación que se da
cuando “… hace impropia la cosa para su natural destinación o no permite utilizarla
en el fin previsto al adquirirla…”, por oposición a otros defectos de funcionamiento
que podrían dar lugar a otras acciones, como la garantía de buen funcionamiento
del artículo 932[1].
La Corte Suprema, sin casar la sentencia, consideró que los vicios ocultos pueden
dar lugar a la acción redhibitoria y, en algunos casos, a la resolutoria por
incumplimiento, estableciendo la diferencia en su gravedad, por lo que la
resolución del contrato cabe cuando se inutiliza el bien, por asimilarse a una falta
total de entrega, mientras que los que dificulten su uso constituyen vicio
redhibitorio. La Corte concluyó que el defecto de la máquina no era de tal magnitud
que la inutilizara, de forma que no era suficiente para asimilarlo a una falta total de
entrega.
Estimo que esta conclusión está construida sobre bases poco sólidas, ignorando el
tenor de las normas sobre vicios redhibitorios en las que se establece que estos
deben ser de tal magnitud que la cosa no sirva o sirva imperfectamente para su uso.
Además, esta decisión entra en contradicción con otros fallos de la misma Corte,
que han considerado que la gravedad de los vicios redhibitorios está determinada
por la ineptitud para el uso normal o convenido entre las partes, que se genera a
causa del defecto[4].
[1] CSJ, S. Civil, sep. 11/91, M. P. Alberto Ospina Botero, G.J., t. CCXIII, núm. 2451,
pág. 120
[2] CSJ, S. Civil, ene. 14/05, M. P. Edgardo Villamil Portilla, exp. 7524.
[3] CSJ, S. Civil, Sent. 05001-2103-009-2001-00263-01, oct. 19/09, M. P. William
Namén Vargas.
[4] CSJ, S. Civil, oct. 15/68, M. P. Guillermo Ospina Fernández (sin publicar en la
Gaceta Judicial) y CSJ, S. Civil, mar. 25/69, M. P. Enrique López de la Pava, G.J., t.
CXXIX, núm. 2306, 2307 y 2308, pág. 10.
COMENTARISTAS INVITADOS
El interesante tema al que invita a reflexionar el texto del doctor Jorge Oviedo es de
aquellos que han tenido diversas posiciones. En particular, el asunto de la
concurrencia o exclusión recíproca de las acciones redhibitorias con las generales
por incumplimiento no es algo que goce de claridad. Sintetizo así mi opinión al
respecto:
De acuerdo con la ley colombiana (artículos 1917 del Código Civil y 934 del Código
de Comercio), los vicios ocultos graves dan al comprador la posibilidad de intentar
a su arbitrio una de dos acciones: (i) la llamada acción redhibitoria propiamente
dicha, y (ii) la acción estimatoria o quanti minoris. Ambas, de manera genérica, se
conocen como acciones redhibitorias.
Para finalizar, vale decir que los vicios ocultos, en mi opinión, constituyen una
forma de incumplimiento contractual que tiene regulación especial y completa
sobre la procedencia y alcance de las acciones correspondientes, requisitos,
consecuencias resarcitorias y término de prescripción.
El autor tiene una interesante propuesta: acumular todas las acciones, lo cual
protegería mejor los intereses del deudor y desplazaría el problema principalmente
al ámbito procesal: debida acumulación de pretensiones en la demanda y
congruencia de la sentencia.
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Vicios redhibitorios
Publicado por HildaLopezB el 19 noviembre, 2013 en Unidad III
En la actualidad es muy común que personas compren artículos usados como autos, casas,
terrenos, en fin, son muchas las cosas que se pueden comprar y vender nuevas o usadas.
El problema se presenta cuando una persona compra un bien y ésta trae consigo un daño que
a simple vista no se ve, se dice entonces que tiene un vicio oculto o que presenta un vicio
redhibitorio.
Es importante saber en qué consiste un vicio redhibitorio, sus consecuencias y sobre todo los
requisitos que se deben presentar para considerarse como un vicio oculto.
Los vicios ocultos o redhibitorios son los defectos ocultos de la cosa, cuyo dominio, uso o
goce se transmitió onerosamente, que existían al tiempo de la tradición o entrega y que la
hacen impropia para su destino, de tal manera que si el que recibió la cosa lo hubiera
conocido, no la habría adquirido o habría dado menos por ella.
La garantía de los vicios ocultos procura cubrir al adquirente a título oneroso de sorpresas
desagradables y brinda, además, una mayor seguridad en los actos jurídicos.
El vicio oculto es un elemento natural de los contratos; por lo tanto, las partes contratantes
pueden convenir en aumentar o en restriñir sus efectos propios. Incluso es admisible que
pacten excluir los vicios redhibitorios.
El defecto, para ser considerado vicio redhibitorio, requiere ser oculto, es decir, si es visible o
aparente no hay responsabilidad del enajenante. Sin embargo, algunos mencionan que el
defecto será oculto si ha escapado al análisis hecho por un experto, mientras que para otros
el defecto lo será si no ha podido ser advertido por el adquirente luego de hacer un cuidadoso
examen.
Esta última posición se ajusta más a la realidad negocial y es la que ha recibido mayor
adhesión de la doctrina y esto es porque en la mayoría de los casos, de acuerdo a la agilidad
propia de los negocios y con el afán de disminuir los costos contractuales, el comprador no es
acompañado por un experto para analizar si hay o no vicios ocultos.
Por ejemplo, la humedad en un departamento puede ser un defecto oculto (si ha sido
disimulada con capas de pintura, por más que un experto revise no hubiera podido detectarla)
o aparente (si la humedad es visible a simple vista). En el primer caso, el vendedor será
responsable por el vicio oculto; en el segundo caso no habrá responsabilidad pues el
comprador pudo advertirla fácilmente.
Sin embargo, hay casos donde resulta difícil admitir la existencia de vicios ocultos si no se
cuenta con el asesoramiento de un experto. Por ejemplo, la compraventa de automóviles
usados. Estos vehículos sufren el desgaste propio de su funcionamiento, lo que impide alegar
la existencia de vicios ocultos aunque escapen al criterio de un profano, si hubiera podido ser
advertidos por un experto.
El segundo requisito, es que el defecto sea importante, es decir, que haga la cosa impropia
para su destino. En este caso, el comprador tendrá dos acciones para ejercer la acción
redhibitoria que acarrea la nulidad del contrato y la acción que permite una disminución del
precio convenido.
Y como tercer requisito está que el defecto exista al tiempo de consumarse la venta, es decir,
cuando el vendedor entrega la cosa al comprador, cuando se hace la tradición. Importa por lo
tanto, ese momento y no la fecha en que se celebró el contrato.
Finalmente, podemos concluir que los vicios ocultos o redhibitorios en un contrato pueden
traer consecuencias al vendedor, una es la nulidad del contrato y la segunda una disminución
del precio de la cosa. También es importante hacer referencia a la cláusula que protege de
cierta forma al vendedor, este tipo de contrato es aleatorio y la parte compradora tiene un gran
riesgo a que tenga algún vicio oculto el bien que compró.