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La cuestión de partida:

Las palabras “Público” y “Publicidad” proceden de fases históricas marcadas por la


manipulación terminológica por parte de la sociedad burguesa industrialmente avanzada y
de su circunstancia histórica. En aquella época, por definición el reconocimiento se
encuentra en la publicidad.
Uso lingüístico:
Habermas se pregunta por qué se le llama “edificio público” al inmueble del Estado, lo que
le hace plantearse que esto inmediatamente denota ánimos de hacer “publicidad” en su
tarea de “cuidar el bien común público”.
“Audiencia pública” = solo al mencionarlo se denota algún grado de reconocimiento publico
“Nombre público” = reputación/publicidad
Las publicidades que se encasillan dentro del término “opinión pública” implican
significaciones vinculadas al público, la notoriedad pública o publicar, pese que son
términos que no debieran relacionarse así.
“El sujeto de esa publicidad es el público como portador de la opinión pública y la
notoriedad pública está vinculada con la función crítica de aquella”
En Grecia la vida pública se desarrolla en el ágora, mientras que a publicidad se constituye
en la conversación, así como en el hacer común. En tanto la vida privada se desarrolla en
la casa y en la vida personal.
Acerca de la publicidad representativa
Edad media europea: no es necesariamente contradictoria la relación publicus y privatus (ó
publicidad / vida privada). Ahí “dominante” es sinónimo de “público” = representación
pública del dominio.
Por ende, la “publicidad” viene a ser una característica de status (del señor feudal), el
dominio ante el pueblo y no PARA el pueblo.
La publicidad representativa también está ligada al uso de insignias, gestos y retórica. (ó al
comportamiento “Noble”, “cortesano”, “Caballeresco”). Ejemplo: leer la biblia en latín y no
“en el lenguaje del pueblo”.
Ya en la modernidad esta relación se da con los monarcas (época barroca), lo que daría
paso a la separación del Estado y desde este punto, a las esferas pública y privada (en
sentido moderno).
En Alemania el término “privat” existe desde el siglo XVI (que viene del latín y que ya existía
en inglés y francés): “Sin oficio público”.
En ese sentido, lo “público” tiene que ver con el Estado. Luego, para separar el poder del
soberano (como el presupuesto público) de sus bienes domésticos, se separan los
estamentos (sumados a la creación de burocracia y fuerza militar).
Excursus: el final de la publicidad representativa ilustrado con el ejemplo de Wilhem Meister
(texto escrito por Goethe)
Hasta el S. XIX la publicidad representativa funcionó, incluso en la retardada Alemania. El
mencionado texto de Goethe incluye una carta de un socialité que renuncia al mundo
burgués. Entre su argumento está el comportarse con decoro, práctica que finalmente atrae
al comportamiento errático.
3. Sobre la génesis de la publicidad burguesa
Fase mercantilista: economías nacionales y extranjeras, formación del Estado moderno,
ahora conocido como NACIÓN.
Primero considerar que el capitalismo temprano es conservador y que trajo consigo un
nuevo marco de relaciones: el tráfico de mercancías y noticias (con el comercio a larga
distancia que no afecta al poder político). Por ejemplo, la proliferación de ferias
permanentes, institucionalización del correo y la prensa (finales S XVII), junto a la previa
creación de una bolsa de valores.
En este momento la publicidad representativa se ve amenazada por la publicidad
publicísticamente determinada (considerando que aún las noticias no se materializan como
noticias, son consideradas novedades irregulares)
La creación de unidades estamentales contribuyó a la reducción de la publicidad
representativa, pues se crea la esfera del poder público (objetivado en la administración
constante y el ejército permanente). El poder público se consolida como el “estar frente a
“aquellos que están “meramente sometidos” y excluidos de participar en el poder público.
Lo Público es lo estatal. Se polariza la sociedad entre policía y público.
Otro eje es la prensa (S XVII): los comerciantes existen para los periódicos por la
dependencia de la información periodística pública respecto del tráfico privado de las
noticias. Luego, los intelectuales comienzan a emitir juicios en los diarios de manera
ilustrada (lo que ciertos gobiernos reprueban por tratarse de una opinión “privada”), por lo
que aquí se reconoce la existencia del “público”. Junto a eso, se establece la definición de
que lo que se somete a juicio público consigue publicidad (finales SXVII) y a mitad del
S.XVIII se acuña el de “opinión pública”. (Respecto al surgimiento de la “opinión pública”,
Habermas asegura que esta “sufre” la intervención de las técnicas empíricas con la ceración
de la investigación de la opinión pública.)
Además, Habermas postula que el mercantilismo no favorece en nada al Estado. En
palabras de Hannah Arendt, la moderna relación de la publicidad con la esfera privada da
paso a “lo social”.

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