You are on page 1of 3

Andrés Felipe García Fernández

Hermenéutica y argumentación jurídica

Grupo:001

LA RETÓRICA

Hablar de retórica y de argumentación es indiscutiblemente hablar de poder.


Pues fueron, y son, estas artes las que han permitido que hombres con buen
dominio del lenguaje y de su respectivo auditorio hayan resultado facultados
para ejercer el poder sobre la humanidad.

La vida en sociedad necesita de estas prácticas. Es más, hasta en la vida del


individuo que desarrolla su existencia en el más aislado de los medios, está en
una constante pugna interna; atraviesa por un proceso deliberativo en su ser,
donde trata constantemente de convencerse. Así, pues, somos por naturaleza
seres dialecticos.

En el texto de Perelman, se describen ampliamente estas prácticas. Se


describen elementos, tipos, auditorios, etc. Y esto sirve para identificar el uso
de estas artes en la vida cotidiana.

Ya se dijo que son las artes que han hecho al mundo lo que es hoy. Porque el
mundo tal como lo conocemos no se hubiera podido desarrollar si los hombres
no se hubiesen valido de la palabra y la espada para hacerse con la maravillosa
facultad de gobernar a los hombres; de convertirse en los dueños de su
consciencia. Fue así como los grandes oradores romanos convencían a la plebe
de votar a uno u otro cónsul, edil curul o cualquier magistratura del vasto
imperio. Se valían, pues, del arma más potente usada alguna vez contra los
hombres: la palabra. Puesto que la palabra tiene más poder sobre los hombres
que los cañones o que la espada, pues la palabra hace que un hombre entregue
su alma a una causa. Quien convence, quien persuade, ata al otro; lo somete.

La argumentación, está compuesta por unos elementos y estos son: discurso,


orador, auditorio. Es posible afirmar que cada elemento separado del conjunto
no permite que se llegue al fin buscado con el ejercicio argumentativo, puesto
que cada uno de ellos es necesario pero no suficiente para que el ejercicio
argumentativo persuada o convenza. Por esto no con todos los discursos un
orador puede llegar al fin esperado, puesto que el desarrollo del proceso
argumentativo debe adecuarse al auditorio principalmente. Pues como ya se
dijo todos son necesarios, pero el elemento auditorio logra tener un peso
mayor. La razón de esto es que si el fin de la argumentación es persuadir, a
quien se debe persuadir es al auditorio. Por tal motivo el orador ha de saber
adecuar su comportamiento y discurso a la medida del auditorio que se le
presente.

Allí, cuando se habla de auditorio, se debe tener en cuenta las clases de


oratoria que se pueden o se deben usar para llegar a la persuasión. Estas se
distinguen, en la forma clásica, como: deliberativa, judicial y epidíctica. Y
aquí se puede hablar de una marcada diferencia que se da cuando el auditorio
varía. Pues el sujeto que despliega unos argumentos frente a un auditorio debe
saberlos capitanear dependiendo de si ese auditorio decide o no (como en el
caso de las asambleas y ante los jueces). Toda vez que cuando el orador
proyecta su discurso ante un tercero que falla puede valerse de elementos que
le permitan llevar a su auditorio, en este ejemplo único oyente, al lugar que
desee, usando elementos de un lenguaje técnico y valiéndose de cualquier
elemento que le permitan influir en el sujeto que desea persuadir.
Se afirma además que el discurso para que persuada o convenza debe tener
una estructura dotada de lógica y coherencia. Pues, aun cuando el punto de
partida del ejercicio argumentativo sean hechos, verdades, presunciones, etc.;
si estos no están hilados de una manera coherente y lógica no lograrán su
cometido. Cuando el discurso busca convencer se usa de punto de partida se
debe situar en el ámbito de lo “real” que es lo que se mencionó anteriormente
como: verdades, hechos, presunciones. Ya que se parte de la idea de
convencer, y esto se busca frente a lo absoluto, esto es, aplicable contra todos.
Por tal motivo si el discurso busca la adherencia del mayor número de
personas, sin categorizarlas, debe partir de lo real; exponiendo circunstancias
o sucesos que se aplicables contra todos. Por eso está la noción de “auditorio
universal” que es aquel no está especializado en el tema que se piensa
exponer, o no lo conoce. Pero que por el carácter convencional, o real, de lo
que por el orador es expuesto, comprende y se adhiere.

Diferente es cuando de persuadir se trata, pues no se parte del mismo sitio.


Pues en el caso del ejercicio de la persuasión se dirige a auditorios particulares
que a diferencia del otro conoce el tema o se encuentra en uno cierta actitud
frente al tema a tratar. La persuasión como ya se afirmó no pretende ser válida
para todo auditorio, sino que su discurso se configurará dependiendo de la
posición del auditorio que se tiene. Se puede afirmar que toda argumentación,
que todo ejercicio de la retórica es una práctica ad hominem.

Se concluye diciendo que la argumentación es, y será, el motor de la sociedad.


Pues mientras el lenguaje sea el medio por el cual los seres humanos entablen
sus relaciones, es indiscutible que el saber usar este de una manera adecuada
logra que las interacciones sean posibles y lleguen a producir situaciones
inimaginables. En la palabra está el poder.

You might also like