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Sus ojos castaños tenían algo que la hacían distinta a toda otra mujer, pero estas cortas
palabras no hacen justicia sobre las bonitas que eran todas las partes de su cuerpo.
Durante año y medio, él la buscó desesperadamente. Le escribía todos los días poemas y
trataba de buscar su corazón, pero este era de otro.
Pasaban los días y el cada día estaba más desesperado por conseguirla hasta que un día
logró tocar la tecla correcta. Ese día su sonrisa resplandeció como no lo había hecho
ningún otro.
Ambos se miraron, pero el beso no llegó, faltaban todavía meses para ello.
Fue una dura conquista, centímetro a centímetro luchó fervientemente por alcanzar su
sonrisa hasta que tras dos años lo logró. El beso fue lo mejor que había recibido en su
vida. Permanecieron mucho tiempo juntos y nada los logró separar.
Ella era una chica normal, no tenía dinero, ni falta le hacía. Él era un chico adinerado,
de familia bien, tradicionalmente vinculada al Régimen. Coincidió con ella casualmente
en un instituto público.
Él tenía algo, era la clase de persona con personalidad de líder, carismático e inspirador.
Ella, sin embargo, era una chica normal, buena persona y de rasgos tímidos. Ella se
enamoró perdidamente de él.
No obstante, no todas las historias de amor tienen un final feliz, de hecho, a veces no
tienen ni final. Él simplemente se dedicó a ignorarla durante todo el instituto ya que ella
no daba paso alguno. Además, su amor no era posible ya que este tenía un matrimonio
concertado. No pudo ser…
Sara era una chica espectacular en lo física, morena con rizos ondulados y exuberantes
pechos. Su cintura era estrecha y sus piernas interminables.
Él se encaprichó de ella, estaba loco por tenerla en su cama. De hecho, es que no quería
nada más con ella. Tenía muy claro sus sentimientos hacia su novia.
Al final, parece que lo consiguió, la besó y la llevó a su piso, lo que él no sabía es que
en la puerta estaba su novia. Por lo visto, le habían tendido una trampa. Él se quedo en
shock y obviamente la pareja se rompió.
Lo que me marcó tanto de esta historia es que él quería mucho a su novia ¿De verdad se
arriesgó a perderla por unos minutos de placer? ¿De verdad se podía ser tan osado e
imprudente? La verdad es que la primera vez que me lo contaron no me lo creía. A día
de hoy me sigue sorprendiendo.
Eran una pareja que había vivido prácticamente de todo. Desde la Guerra Civil o la
Dictadura hasta la llegada de la democracia. Ambos con optimismo habían vivido tanto
los mejores como los peores momentos del país.
Pero él, economista, trabajador incansable, solo tenía un defecto, un pequeño vicio. Este
vicio era peligroso y te atacaba poco a poco.
Ella en sus últimos suspiros le tomó sus manos y le dijo: Gracias, gracias por todo lo
que me has dado. No sé si hay algo tras la muerte, pero sea lo que sea espero que me
estés esperando.