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El ejercicio de at es un ejercico de sí

Este trabajo surge de la experiencia de mi paso por el equipo Ágora, por su dispositivo de
formación desde la práctica, de sus espacios de discusión clínica y de producción académica.

En Ágora el saber circulaba modo muy especial, que lo diferencia de la mayoría de las instituciones
de formación que conocí hasta el momento. No había ninguna figura que pudiera parecerse a la de
un profesor, ni materias, ni contenidos. Nunca tuve una clase propiamente dicha.

Como requisito para ingresar se solicitaba ser estudiante de psicología avanzado, con la materia de
psicopatología aprobada. Luego de una entrevista se comenzaba a participar de las reuniones de
los viernes, en la que se juntaban los equipos a discutir los casos. Si todavía no habías participado
de un acompañamiento, te sumabas a cualquier mesa en las que se estaba hablando de un
paciente. De la discusión clínica formaban parte los acompañantes y el coordinador del caso. Los
acompañantes, porque eran varios. En ágora se practica una clínica entre varios, al menos dos
acompañantes y el coordinador, eso es un equipo dentro del equipo. Entonces, te sumabas a una
mesa y escuchabas, empezabas a introducirte en la lógica de funcionamiento, en los problemas
que se planteaban, en el modo de producción de saber del dispositivo. En esas reuniones también
te empezabas a conocer con los coordinadores, que son los que arman los equipos cuando les
derivan un paciente y eso lleva a que te tengan en cuenta a la hora de buscar acompañantes.
Rápidamente recibís un llamado y empezás a acompañar, el coordinador está siempre del otro lado
del teléfono. Cuando empezás a acompañar, los viernes en la mesa de discusión clínica ya no sos
solo un observador. Ahora también sos testigo y aportas material para empezar a situar las
coordenadas clínicas y las orientaciones de intervención.

La construcción del caso también presenta particularidades con respecto, por ejemplo, al
dispositivo psicoanalítico. En este, el analista está en el consultorio con el paciente, lo que hace
que en los dispositvos clínicos mediantes los que se elaboran saberes respecto del caso
(supervisión individual o grupal, talleres de discusión clínica y articulación teórica, etc) el material
sea aportado por el analista. En la clínica entre varios, los testimonios son varios. Cada cual aporta
su relato del acompañamiento. El coordinador es el que mantiene comunicación con los padres y
con otros profesionales que intervienen en el caso. En el espacio de discusión, el coordinador no es
un supervisor, ni un profesor. El saber se produce a partir del material aportado, mediante la
elaboración, en principio, de un diagnóstico de situación. La frecuencia semanal de las reuniones
hace que el saber que se construye entre varios pueda ser puesto en juego y que la función, la
posición que se piensa pueda ser puesta en escena y así, volver a problematizar. El caso se
construye constantemente, el caso no es, está siendo. Esto no es así por una compulsión del
equipo, sino por un modo de funcionamiento propio de un dispositivo. Un dispositivo, para
Foucault, es un conjunto de elementos heterogéneos y las relaciones que se establecen entre ellos.
Heterogéneos quiere decir que son irreductibles, que no puede subsumierse uno a otro, que son
de diferentes ordenes. Quiere decir también que no existe una relación de correspondencia entre
un elemento y otro, por ejemplo, el saber que se construye no se refiere a la experiencia, no la
representa, no se corresponde con ella. Lo que tiene es una relación, y esta relación entre los
elementos los determina. Los elementos del dispositivo son efectos de la relación. Entonces, al
modificarse la relación, se modifican los elementos y también, una modificación en uno de los
elementos produce efectos que repercuten en los otros, porque determinan cambios en las
relaciones establecidas. Esto quizás suene un poco abstracto, pero creo que es muy útil para
pensar la relación entre el saber y la práctica y esto me parece importante para reflexionar sobre la
formación de acompañantes terapéuticos.

Se puede pensar, creo que entre otros pero desconozco, que hay dos modos de ubicar el saber
respecto de la experiencia. Uno es trascendente, el otro es inmanente. El primero consiste en
utilizar el saber, pongámosle una teoría, para leer lo que sucede. Un ejemplo podría ser alguno
modos de diagnóstico. A partir de determinados signos, síntomas, síndromes, de determinados
observables, elaboro un diagnóstico del que se desprenderá la intervención, el pronóstico. El
diagnóstico, en este caso, es un saber que se construyó más allá del caso y se aplica. El saber,
soberano, determina las relacione pretendiendo no formar parte de ellas.

La forma inmanente de saber es la que se genera al interior del dispositivo, es el saber que se
efectúa a partir de las relaciones entre los agentes que lo conforman. Un saber de este tipo es un
saber que es también agente, elemento. Entra en relación con los elementos, modifica sus
relaciones. Y como el saber se construye a través de las relaciones de estos elementos
heterogéneos, como es la línea que se traza por los puntos que componen el campo, el saber
inmanente se elabora en un movimiento constante. Este saber elaborado suele producir
cristalizaciones alrededor de focos de poder, dando lugar a disputas por el trono de la
trascendencia, que es el lugar de la verdad.

Entonces, intentando poner orden, uno de los dispositivos al interior de Ágora (que es un
dispositivo) es este de discusión clínica entre varios, de elaboración de saber y construcción del
caso y sus coordenadas clínicas. En estos espacios rara vez se escuchan conceptos teóricos que
intenten significar una situación (a pesar de que los coordinadores son psicólogos y los
acompañantes estudiantes avanzados o psicólogos también). El lenguaje es el de la experiencia.

Otro de los dispositivos están los espacios de formación que correspondían al programa de dos
años se dividían en módulos semestrales. El primero era acerca de la función del acompañante
terapéutico. El segundo sobre los afectos, el tercero sobre la construcción de las coordenadas
clínicas del caso, el cuarto sobre las relaciones entre el acompañamiento terapéutico y los
diferentes discursos e instituciones por los que se ve atravesado.

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