El mueble más popular del renacimiento italiano fue el cassone, un
tradicional arcón de bodas.9 Su antecesor era el copero, mueble en el
que, en la Edad Media, se colocaban las copas y exponían las vajillas. Se utilizaba para multitud de cosas y se realizaba en muchas versiones. A principios de siglo, la parte superior estaba cerrada por dos o más puertas decoradas con tallas de medallones con retratos, rodeados por guirnaldas de hojas ornamentales. Generalmente tenía dos cajones en la parte inferior. Los primeros cassoni fueron decorados por los artistas más populares de la época. En el siglo XVI apareció el escritorio; al principio tenía formas inspiradas en arcos romanos o en la arquitectura de los templos, más tarde se modificó su aspecto inicial. La pietra dura10 ("piedra dura", en plural pietre dure) fue una técnica muy novedosa que se empezó a utilizar a partir del siglo XVI en Italia, era un tipo de incrustración en la que se usaban entre otras piedras el mármol pulido, ágatas y lapislázuli. Piezas excepcionales son las que conserva el Museo del Prado (Tablero de mesa de Felipe II y Mesa de Rodrigo Calderón).11 En Francia el mueble más representativo (como lo era en Italia el cassone) fue el dressoir12 o aparador. El Renacimiento francés supuso cambios importantes en la decoración de interiores y en la forma, decoración y uso del mobiliario. Se formaron escuelas regionales:
Las de Normandía y Bretaña cuyos carpinteros eran
universalmente celebrados por la construcción de preciosas cajas de madera. Labraban púlpitos, escabeles, bancos, aparadores, mesas de ciprés, tableros calados, asientos, cofres de encina, lechos, etc. Las de Picardía y Champaña, influidas por el gusto flamenco. Las de Turena e isla de Francia, de tendencias eclécticas y gusto monumental. La de Borgoña, que resistió a la influencia italiana para conservar el gusto tradicional. Eran admirables tallistas y se distinguían por la riqueza del decorado y la fuerza de la ejecución. La de Lyon, notable por lo primoroso del trabajo y creadora de la butaca llamada confidente. La del Mediodía francés, hábil en la construcción de armarios arquitectónicos. La de Auvernia, cuyos artistas eran mejores escultores que dibujantes y crearon las sillas de alto respaldo. La de Toulouse, sobresaliente en el mobiliario religioso.13 El tránsito al siglo XVII, por comparación con la inventive ("inventiva") propia del periodo posterior, se ha interpretado como falto de originalidad y carácter "nacional", por la influencia del mobiliario italiano, flamenco o español. El mobiliario español del Renacimiento tenía un estilo característico. El mudéjar era un tipo de decoración típicamente española, era el estilo preferido para decorar los populares arcones y los nuevos escritorios que se estaban poniendo de moda. La otra forma de ornamentación era una forma de decoración a base de incrustraciones de volutas de flores y hojas con pequeños jarrones a la manera clásica. Los relieves de hierro forjado y a veces de plata, sobre un fondo de terciopelo rojo, era otra característica ornamentación española. Muy característico fue el bargueño, un arcón con el frente abatible que cuando era abierto dejaba ver numerosos cajoncitos cuyos frentes tenían una decoración muy rica. El frente abatible se podía sostener sobre unos apoyos deslizantes y utilizarse como mesa de escribir. En los laterales tenía unas asas de hierro para facilitar su transporte. El bargueño se utilizaba con frecuencia como arcón en viaje para transportar pequeños objetos de valor y como pupitre móvil. Véase también: Renacimiento español El Renacimiento llegó a Inglaterra más tarde que a los países cercanos a Italia. A Enrique VIII le agradaba que le considerasen un príncipe del Renacimiento y mecenas de las artes, atrajo a artistas continentales como Holbein o Girolamo de Treviso y contrató a muchos artesanos italianos y flamencos para que trabajaran en los palacios reales y los de cortesanos como Wolsey. Muchas casas del suroeste de Inglaterra fueron decoradas por artesanos flamencos. El mobiliario se importaba, y también se imitaba, a partir de obras gráficas como las de Hans Vredeman de Vries y Wendel Dietterlin.14