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ONTOLOGIA

Contenido
ONTOLOGIA
NOCIÓN, OBJETO Y DIVISIÓN DE LA ONTOLOGIA
1. EL SER EN SI MISMO
Noción y división del ser
División del ser.
Características y naturaleza de la noción del ser
Esencia y existencia
Potencia y acto
Breve noción de los primeros principios.
El principio de contradicción
2. LAS PROPIEDADES TRASCENDENTALES DEL SER.
Unidad, verdad y bondad del ser.
La falsedad y el mal
El orden y la belleza.
Ser contingente y ser necesario
Ser finito, infinito e indefinido
3. SUSTANCIA Y ACCIDENTE
Definición y especies
Objetividad del concepto de sustancia
Explicación de los nueve accidentes Aristotélicos
4. LAS CAUSAS DEL SER
Noción y división de las causas
Principio de causalidad
El acaso
Realidad de las causas
6. LA FILOSOFÍA PRIMERA
7. LA DIFERENCIA ONTOLÓGICA
La generalidad del ser
La pregunta por el ser
El ser
8. EL PROBLEMA DEL SER
Lo uno y lo múltiple
Ser y devenir
Ser y esencia
9. LA METAFÍSICA EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS
Ser y existencia
Otras cuestiones metafísicas
Nietzsche y la muerte de la metafísica
La muerte de Dios
La pregunta por el ser desde la existencia
Una época sin metafísica
La realidad supera al ser
LECTURAS COMPLEMENTARIAS
La ciencia del ente en cuanto ente
El ser y el no ser
El tránsito del ser a la esencia

1965 p andres rosa


NOCIÓN, OBJETO Y DIVISIÓN DE LA ONTOLOGIA.

La Ontología o Metafísica general es la ciencia que estudia el ser


como tal y los caracteres que distinguen a ese ser.

El objeto de la Metafísica es estudiar todos los seres pero únicamente


en cuanto son ser y no en cuanto son estos o aquellos seres
determinados.

La división del ser se efectúa según las distintas maneras como él se


nos presenta, a saber, según lo que es, según sus propiedades
esenciales, según si es sustancia o accidente y según las causas que
lo producen.

La ontología es la ciencia más útil porque nos proporciona el sentido


íntimo de los conceptos indispensables para estudiar las demás
ciencias, como son los conceptos de sustancia, de accidente, de
esencia y existencia, de causa y efecto, etc.

1. EL SER EN SI MISMO

Noción y división del ser


Ser es todo cuanto de cualquier manera existe o puede existir. En
latín se dice "ens" que es el participio de "esse". Ens = el que es,
como estudiante = el que estudia. Por eso el ser se llama también
"ente". Mas como ente en calidad de participio significa el que es y
ser en calidad de infinito significa el que existe, y las dos inflexiones
se usan promiscuamente bajo el único nombre de ser, para
discriminar los dos sentidos téngase presente:
a) Cuando en castellano el verbo "ser" no puede reemplazarse por
"estar", ser significa la esencia de las cosas. Ejemplo: El hombre es
un compuesto de alma y cuerpo.

b) Cuando "ser" es fácilmente sustituible por "estar", ser significa


la existencia de una cosa. Ejemplo: El maestro está en clase.

División del ser.


El ser se divide en real, posible y de razón.

Ser real es el que "existe en la realidad" fuera de mi mente = este


tablero.

Ser posible es el que sólo existe en mi mente pero que "puede existir
en la realidad" = un cuadrúpedo con alas, un "platillo volador".

Ser de razón es el que ni existe, ni puede existir en la realidad sino


"sólo en mi mente" = las ideas universales de género y especie, de
sustancia, de materia prima que es "algo" que no vemos con los
sentidos, pero que "razonablemente" debe ser el principio de la
materia cuanta (que tiene cantidad).

Al ser se opone el no ser.

Cuando no ser equivale a "carencia de ser", engendra un absurdo. Es


contradictorio que un ser pueda al mismo tiempo no ser.

El no ser en este sentido se conoce como la "nada absoluta" que es


inadmisible.

Cuando no ser equivale a que "un ser que debía estar presente, no lo
está", ese no ser no es la nada absoluta sino relativa y ésta sí se
admite. Por eso decimos: aquí no hay nada cuando no encontramos
aquello que debía estar allí pero que está en otra parte.

Características y naturaleza de la noción del ser


Parménides de Elea en la Magna Grecia (sur de Italia) admite un Ser
único, inmutable y eterno (monismo) y que ese Ser se identifica con
el mismo pensamiento (racionalismo antiguo). Esto no es verdad
porque, a pesar de que sí existe un Ser supremo, Dios, este ser está
tomado como sustancia individual, aparte de las demás sustancias.
Parménides confunde el ser individual (Dios, este hombre, esta
piedra, esta alma, son seres individuales) con el concepto universal
del ser, es decir con aquella cualidad que hace que una cosa "sea".
En este sentido universalísimo todas las cosas son seres porque son,
pero cada cosa es un ser distinto en cuanto que la "especie" o sea la
manera de ser de cada cosa selecciona los distintos "géneros". El ser,
pues, no es "género supremo" porque la "especie" influye en la
determinación de muchos seres realmente distintos, y el ser es
prerrogativa de todas las cosas.

Ejemplo: un animal es un ser, pero un ser que no puede tomarse


como género supremo porque al género "animal" se le puede agregar
una cualidad, una nota que cambia totalmente su manera de ser: la
nota de "racional". Animal es el género y racional la especie que
distingue, selecciona un animal de otro.

El ser de cada cosa es inmanente, o sea permanece en ella, no


trasciende. Pero el ser como concepto, es decir como actividad de la
mente que conoce que todas las cosas son, está por encima de todas
ellas, las trasciende. Por eso se dice que:

a) El ser no es trascendental.

b) La idea del ser es trascendental.

La idea del ser trasciende a todas las categorías de los seres, tanto a
los seres finitos que se dividen en categorías, como al Ser infinito que
está fuera de toda categoría.

Mas el ser, como existente, no se puede predicar unívocamente, ni


equívocamente sino análogamente.

El nombre unívoco es aquel que se puede aplicar en sentido


a.
idéntico a diversos objetos.
b. Nombre equivoco es aquel que se aplica a muchos objetos en
un sentido completamente diferente.
c. Nombre análogo es aquel que se aplica a muchas cosas no
totalmente con el mismo sentido sino con un sentido parte
idéntico y parte diferente.
La analogía puede ser:

a. De atribución = la que se dice propiamente de una cosa e


impropiamente y por prolongación de otras. El término o el
concepto de "sano" se aplica propiamente al cuerpo vivo, e
impropiamente y por "analogía" a los alimentos, al clima, etc.
b. De proporcionalidad (o de relación) = la que se dice de muchas
cosas por razón de semejanza (o de relación). El concepto de
"los ojos de la fe" da a entender que la fe es a la inteligencia
como los ojos al cuerpo.
Esencia y existencia
El ser, puede tomarse en dos sentidos:

a) Como significando la esencia de una cosa, y

b) Como significando la existencia o el acto de existir.

El ser como existencia. La dicción "ser" se toma como verbo para


indicar la existencia de una cosa. En castellano ser equivale a
existencia cuando "ser" se puede sustituir por "estar".

En las frases: "Bolívar existió" (estuvo existiendo), "El río corre" (está
corriente), afirmamos la existencia de Bolívar y del río, sin indicar ni
la naturaleza del héroe, ni la esencia del líquido en su cauce.

El ser como esencia. Cuando la dicción "ser" se toma como nombre,


indica la esencia de una cosa.

En las frases: "Bolívar existió" (fue existente) y "El río corre" (es
corriente), yo no indico si Bolívar y el río existen o existieron o si
existirán, sino que digo quién fue Bolívar = un ser viviente; y qué es
un río = cantidad de agua que entre otras características esenciales
tiene la de que corre. En realidad una masa de agua no es río si no
corre.

La esencia es necesaria no en el sentido de que debe existir


necesariamente (pues sólo Dios posee esa cualidad), sino en el
sentido de que no puede haber una cosa desprovista de su esencia.

Definición.

Esencia: aquello por lo cual una cosa es lo que es (concepto general).

Existencia: el acto por el cual una cosa se convierte en realidad


(concepto singular, particular).

Ejemplo:

La esencia del lápiz consiste en lo que significa "lápiz", o sea en


que es un objeto para escribir (idea universal).

La existencia es cuando yo puedo decir "este lápiz" (idea singular).

Todos los seres creados se componen de esencia y existencia a la


vez. Esto no quiere decir que la esencia de una cosa implique,
suponga o pida forzosamente su existencia. Antes de que existiesen
los cohetes interplanetarios, su esencia ya "era" en la mente de los
sabios.

Potencia y acto
En la noción de esencia y existencia está incluida la de potencia y
acto. En efecto el ser es anterior al existir e independiente de él. Y lo
que es anterior a una cosa es causa de ella.

Definiciones:

Potencia es la "aptitud" que tiene una cosa para llegar a ser otra. La
potencia es algo real en el ser. El agua es realmente capaz de
convertirse en vapor o en hielo.

Acto es el estado del ser que ha recibido la última perfección para la


que estaba en potencia.

Un estudiante es un profesional en potencia y el médico es un


profesional en acto porque el examen de grado fue la última
perfección que lo puso en ese "estado".

Todo cuanto existe, dice Aristóteles, o existe en potencia o en acto.


Los seres posibles (los futuribles) existen en potencia, y los presentes
en acto.

De la potencia al acto hay, pues, un movimiento, un cambio.

Hay dos clases de movimiento:

a) Movimiento físico: cuando un ser cambia de lugar


"permaneciendo el mismo".

b) Movimiento metafísica: cambio de una cosa de potencia a acto de


modo que viene a ser, según Santo Tomás “de diverso modo de como
era".

Alrededor de esta cuestión se acostumbra enunciar estos tres


axiomas:

1. Una cosa no es perfecta sino en cuanto está en acto (en cuanto


está en su punto se dice vulgarmente). En efecto la vid no produce
racimos mientras no es una vid perfecta.

2. El ser obra en la medida del grado en que está en acto. La vid


joven se carga de racimos, mientras que la añeja casi no los produce.

3. Todo ser contingente (capaz de cambio) está compuesto de


potencia y acto. La semilla no puede pasar a ser árbol por acción cíe
sí misma (porque lo menos no puede dar lo más) sino por la acción
de otras sustancias en acto: el humus, la humedad, los humores, etc.

Breve noción de los primeros principios.


Los primeros principios son aquellos que por evidentes no necesitan
demostración (y que en el orden del conocimiento expresan las leyes
universales del ser).

Los primeros principios descansan en las "primeras nociones" que la


mente adquiere sin ningún esfuerzo.

Las primeras nociones son:

 la de ser,
 la de causa,
 la de sustancia y
 la de fin.
La noción del ser da nacimiento a dos grandes principios que Leibniz
calificó de "primeros" y que son el principio de identidad y el de razón
suficiente.

Principio de identidad: "lo que es, es esa cosa y no puede ser otra".
Más claramente: una cosa es lo que es, y no puede ser otra.

Principio de razón suficiente: "todo ser tiene su razón de ser". Por


algo existen las cosas.

Del principio de razón suficiente brotan otros tres que son:

a. Principio de causalidad: "Todo lo que es, tiene su causa".


b. Principio de sustancia: "Todo accidente es inherente a un
sujeto". El color (que es uno de los accidentes de la flor) está
adherido a la flor que es la sustancia.
c. Principio de finalidad: "Todo ser obra para un fin". 13.
Reducción de los primeros principios.
Todos los primeros principios se reducen a uno solo como a su
fundamento. Se reducen al principio de contradicción (o de "no
contradicción", como se le suele llamar ahora) que se enuncia así:
"Una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo".

El principio de contradicción,

El problema del principio de contradicción es el que Shakespeare


pone en labios de Hamlet: ser o no ser.
Se enuncia así: "Una cosa no puede, al mismo tiempo, ser y no ser".
Brota de la misma noción de ser porque si una cosa es no puede no
ser al mismo tiempo.

Negaron este principio Heráclito y Hegel.

Heráclito se funda para ello en que las cosas cambian de estado


sucesivamente. En ese sentido lo negamos también nosotros. Pero
Heráclito a este cambio sucesivo no lo llama "cambio" como lo
llamamos nosotros sino principio fundamental sin el cual es imposible
la concepción de ser. Para él mientras más contradictoria es una cosa
más noción de ser encierra. Suya es la célebre frase que para
nosotros es un sofisma: "Puede usted embarcarse dos veces en el
mismo río?" No, dice él, porque "todo fluye" y las aguas de ayer no
son las de hoy.

Como se ve Heráclito confunde lo que es un río con las aguas que


lleva.

Hegel por su lado afirma: "La contradicción es la raíz de todo


movimiento y de toda vida". Es decir las cosas tienen movimiento y
vida según el grado de contradicción que encierran. Por qué? Porque,
dice Hegel, los contrarios se juntan para formar un nuevo ser y en la
unión de los contrarios está el movimiento y la vida.

Refutamos: Si esa unión de contrarios es sucesiva se le da razón; si


es simultánea, no.

2. LAS PROPIEDADES TRASCENDENTALES DEL SER.

Unidad, verdad y bondad del ser.


Son las tres propiedades trascendentales del ser. Se suelen agregar
dos más que son el que el ser sea y el que sea algo. Pero el concepto
de estas dos propiedades, siendo esenciales en el ser
independientemente de las otras tres, preferimos involucrarlo en el
estudio de esencia y existencia y de potencia y acto.

Todo lo que existe o puede existir es uno, verdadero y bueno. Por lo


mismo la unidad, la verdad y la bondad son convertibles con el ser.

1. El ser, como tal, debe ser uno.

La unidad "excluye" la división en acto.


El ser es uno análogamente por cuanto la unidad se predica de todos
los seres en parte con el mismo sentido y en parte con sentido
diferente. Cada ser es "uno" a su manera. La esencia simple es una
en sentido propio y los cuerpos son uno por prolongación:
propiamente son la unión de muchos unos. De aquí la distinción en:

Unidad de simplicidad (Dios absolutamente y los espíritus



relativamente).
 Unidad de composición (el mundo corpóreo).
2. El ser, para ser tal, debe ser verdadero.

La verdad lógica es una cualidad de la inteligencia.

De ella no nos ocupamos ahora, sino de la verdad trascendental o


metafísica que es una cualidad o propiedad de los seres.

Las cosas son inteligibles según la proporción del ser que poseen. Esa
inteligibilidad es convertible con la verdad : : inteligibilidad y verdad
metafísica son una misma cosa.

Luego. . . las cosas son verdaderas en proporción del ser que poseen.

Ejemplo: Si un anillo es todo de oro, la verdad del ser (del oro) es


completa; si tiene el cincuenta por ciento de oro, la verdad del ser
(de ese ser; del oro y no del anillo) es la mitad.

3. El ser, como tal, es bueno.

Ya lo hemos dicho hablando de la certeza en la lógica, y lo repetimos


aquí, que el bien coincide con la esencia de la cosa. Ejemplo: se llama
jorobado el que tiene joroba. La esencia de decirse jorobado consiste
en tener joroba. Luego será un buen jorobado el que tenga una
buena joroba.

Además el bien está relacionado con el fin. Si una cosa cumple con
aquello para lo cual ha sido creada, es buena. En este sentido todo lo
que existe es metafísica-mente bueno.

Hay tres especies de bien:

a) El bien útil: el que sirve de medio para conseguir otro bien: una
medicina aunque en sí no tenga ningún atractivo.

b) El bien deleitable: el que proporciona goces y alegría: un juego,


un cuadro, una sinfonía.

c) El bien honesto: el que antes que la utilidad o el goce nos trae


elementos de la perfección a que aspiramos.

La falsedad y el mal
La falsedad resulta de no encontrar en un ser la verdad que le es
debida, como, por ejemplo: cuando se me da como de oro una
moneda de cobre.

El mal es una privación del bien debido al ser. Decimos del bien
debido porque no es un mal el que el' bruto no piense puesto que esa
facultad intelectual no le es debida.

Mal, entonces, no es la negación de un bien para' aquellos seres que


no tienen por qué poseerlo. No es un mal que una piedra no tenga
oídos.

He aquí la sentencia escolástica referente al bien y el mal metafísico:

“basta que un ser sea defectuoso para que no sea metafísicamente


bueno”.

El orden y la belleza.
Pero hay otros dos atributos del ser que aun cuando no son
propiedades trascendentales de él, son como el complemento del ser,
a saber: el orden y la belleza.

1. El orden.

Orden es la disposición de las cosas de tal manera que cada una


ocupe su lugar en orden a su fin.

Para ordenar las cosas hay que tener presente tres factores:

Que haya varias cosas para ordenar. Una cosa aislada no


a.
forma desorden.
b. Que entre las cosas para ordenar exista una relación que las
coloque más o menos en una misma categoría. Donde hay
muebles, el orden consiste en poner a cada uno de ellos en
su lugar según el oficio que ha de desempeñar. Si coloco los
muebles en fila, uno detrás de otro, no habrá orden.
c. Que las distintas cosas estén ordenadas de tal suerte que
formen cierta unidad de conjunto. Que todos los muebles de
sala estén en la sala y no en la cocina.
El orden supone que haya:

a. Una inteligencia ordenadora.


b. Donde no hay quien ponga orden reinará el desorden.
Una ley o regla que sirva de punto de comparación. La
c.
costumbre y las tradiciones de familia son reglas de orden en
una casa.
d. Un fin para el cual se establece el orden. Si los muebles no se
han de exhibir o no han de ser usados, bien pueden estar en
desorden, sin que esto signifique abandono.
N. B. Hay orden: Universal y particular. Físico y moral. Natural y
sobrenatural.

2. La belleza.

Si una cosa es "una", es "verdadera" y es "buena", necesariamente


debe ser bella, porque la belleza es el resultado de los atributos
trascendentales del ser.

Qué es lo bello? Santo Tomás contesta: "Aquello que, una vez


conocido, agrada".

Mas, cuales son los constitutivos de la belleza? Los elementos que


hacen que una cosa sea bella son:

La integridad del ser.


a.
b. La armonía de las partes entre sí y con relación al todo. San
Agustín diría: "el equilibrio de las formas".
c. El esplendor y la claridad. En efecto no sería belleza integral
aquella que careciera del color adecuado o de la
impresionabilidad a primera vista.
Todo ser, como tal, es bello:

a) Porque salió de las manos de Dios como imitación de la esencia


divina que es la "belleza increada" según el obispo de Hipona.

b) Porque forma parte del concierto de seres que integran la creación,


bella en grado sumo.

La belleza produce en nosotros admiración, complacencia y amor.

Admiración. Por eso los buenos ejemplos se nos graban y nos inducen
al bien.

Complacencia. Frente a la belleza quedamos embelesados: un acto


heroico nos transporta a regiones cautivadoras.

Amor. Pues, siendo la belleza resultado lógico y metafísico de la


unidad, la verdad y la bondad, no puede menos que atraernos como
se atrae a un objeto análogo, pues cada uno de nosotros es uno,
verdadero y bueno metafísicamente.

N. B. Más esplendoroso que la belleza es lo sublime: aquello que


consideramos infinitamente bello pero que es inaprehensible de parte
del entendimiento humano.

Ser contingente y ser necesario


Ser contingente es aquel que puede existir o no existir. Todos los
seres que nacen y mueren son contingentes, lo mismo que los que
nacen y no mueren como el alma humana y los ángeles.

Ser necesario es aquel que no puede no existir, es decir que existe


necesariamente porque lleva en sí la razón de su existencia. El único
ser necesario es Dios.

El ser necesario es también ser absoluto por cuanto no depende de


nadie ni guarda relación con ningún otro ser.

Dios es el único absoluto en el sentido estricto de la palabra porque


Dios trasciende todos los demás seres, es decir que está por encima
de todos ellos y es causa incausada de todos los seres contingentes.
Dios es el único ser absoluto trascendental.

Los seres contingentes pueden ser:

a) absolutos en sentido lato y

b) relativos.

a) Son absolutos (mas no de una manera estricta o trascendental)


los seres contingentes cuya sustancia es distinta de la de otros seres.
En este sentido toda sustancia es absoluta. La sustancia de "árbol" en
sentido lato es absoluta, por oposición a lo que en el árbol no es
sustancia como el color, la cantidad, etc.

Son absolutos también los seres que no guardan relación con otros
seres. Piedra, lápiz, papel son seres absolutos.

b) Son relativos los seres contingentes que guardan alguna relación


entre sí, tales como profesor y alumno, oficial y soldado, padre e hijo,
etc.

Ser finito, infinito e indefinido


Ser finito es aquel que está limitado. Todos los seres que nacen y
mueren son finitos. El que, a pesar de que Dios lo hubiera podido
crear con más perfecciones, tal como está hecho actualmente no
puede crecer ni en su ser, ni en sus perfecciones. Una flor podría ser
más hermosa, pero no lo es. La llama de una vela podría desarrollar
más calor que la llama de un reverbero, pero no lo desarrolla: es un
ser finito.

Ser infinito es el que no tiene límite ni en su ser ni en su perfección.

Todos los seres que nacen y no mueren son infinitos como el alma
humana y los ángeles. Aquella porque es susceptible de "agradar" su
ser, hecho este que tiene lugar cuando el alma se separa del cuerpo.
Unida al cuerpo el alma forma con él un solo ser: el ser humano; y,
una vez libre del cuerpo, forma otro ser, un ser superior: un ser
capaz de vida propia e independiente del cuerpo en la otra vida. Una
vez en la eternidad, el alma adquiere la plenitud del ser. Esto en
cuanto a que el alma humana no tiene límite en su ser (mientras está
unida al cuerpo).

Ahora, en cuanto que no tiene límites en su perfección, téngase en


cuenta la diferencia que existe entre un alma llena de vicios y una
adornada de perfección (de virtudes). El alma humana es susceptible
de perfección mientras está unida al cuerpo.

El ser infinito se divide en:

a) Ser infinito en acto y

b) Ser infinito en potencia.

El ser infinito en acto es aquel que no admite límite en su existencia


actual por ser ya perfecto en sumo grado.

Sólo Dios es acto puro. (Ser infinito en acto).

El ser infinito en potencia es aquel que no admite límite en su


capacidad de aumentar o disminuir. Son seres infinitos en potencia
todos aquellos que tienen la cualidad de volverse más grandes o más
pequeños, como la línea, el número y la extensión en general.

Los seres infinitos en potencia se llaman con más propiedad seres


indefinidos.

3. SUSTANCIA Y ACCIDENTE
(Las categorías del ser)

Definición y especies
Las categorías o predicamentos son los géneros supremos del ser, o
sea modos y no especies del ser (ya que el ser no es ni género, ni
especie).

Categorías del ser, pues, son los modos más generales como un ser
puede existir.

El ser o es sustancia o es accidente.

Objetividad del concepto de sustancia

1. Sustancia primera y sustancia segunda.

La sustancia primera es la misma esencia de la cosa, o sea aquello


por lo cual una cosa es lo que es.

La sustancia primera (la esencia de una cosa) es algo real, individual


y concreto: sustancia de pan, de agua, etc.

La sustancia segunda es un concepto abstracto e indica lo que es la


cosa más no en concreto sino en abstracto: sustancia (y nada más).

N. B. No se confunda "sustancia primera" con "materia prima".

La sustancia existe realmente.

Todo lo que es, es sustancia. Si no fuera así faltaría el fundamento


del cambio en las cosas. En efecto si algo cambia es porque primero
es, es decir porque es sustancia. El cambio es real. Luego exige que
también la sustancia sea real.

N. B. - Amplíese el concepto de sustancia repasando lo que se ha


dicho o se dirá en el tratado de la Lógica o en el mismo Internet.

Cumple aquí hablar del individuo y de la persona que son conceptos


íntimamente relacionados con el de "sustancia".

El individuo:

Individuo es la sustancia indivisa y distinta de las demás.

Por eso llamamos individuos a Pedro y a Petronio mas no a la


cantidad o a cualquier otro accidente, porque los accidentes no
son ni sustancia, ni indivisa. Pedro es solo "ese Pedro"; en
cambio la cualidad de blanco se aplica a "todo lo que es
blanco". El principio de individuación se enuncia así: "Una cosa
es esa cosa y no otra".

La persona.

Persona es la sustancia individual de naturaleza racional.

Explicación de los nueve accidentes Aristotélicos

Accidente es aquello en que la cosa se manifiesta. (Los accidentes


"dan a conocer" la sustancia).

La sustancia permanece invariada aun cuando se manifieste bajo


aspectos diferentes. El agua siempre es tal a pesar del color verdoso
de los estanques o azul de los lagos. El pan es pan ya estando fresco
y con sabor rico, que seco y con sabor amargo.

N.B. Aquí se puede ampliar la explicación explicando un poco, la


doctrina aristotélica acerca de los nueve accidentes de los que se
habla en la Lógica formal.

4. LAS CAUSAS DEL SER

Noción y división de las causas


Para que haya causa debe haber un principio. Es un simple
antecedente de la cosa, la que una vez en acto, se llama
consecuente.

Principio: aquello de lo cual procede una cosa.

Causa: aquello de lo cual depende una cosa para que ella pueda
existir. Es verdadero motivo de la cosa, la que, una vez en acto, se
llama efecto.

La relación pues, es la siguiente:

principio . causa
Consecuente . Efecto

Como se ve, la causa es al mismo tiempo un principio, pero causa y


principio se aplican diversamente.

Ambos conceptos indican el inicio de la cosa real. El término


"principio" indica el "inicio próximo" de una actividad cualquiera,
mientras que la "causa" es un "inicio próximo o remoto" encaminado
hacia la producción de un ser.

El principio no tiene influencia en la consecuencia (no es responsable


de ella, se dice tratándose de un principio consciente); la causa sí la
tiene en el efecto, el cual sólo merced a la causa recibe la existencia.
La causa consciente es responsable del efecto.

Hay otro concepto que se parece al de causa pero no lo es, a saber el


concepto de razón. Con frecuencia decimos: "La razón por la cual
obro de esta manera es porque. . .".

El término "razón" indica relación lógica más de ninguna manera


causa o principio metafísicos.

N. B. - La causa se distingue de:

a. La condición: una cosa que permite a la causa producir su


efecto.
b. La ocasión: una circunstancia accidental que crea condiciones
favorables para la acción: el buen tiempo es ocasión para que
yo organice un paseo.

Principio de causalidad
El principio de causalidad se enuncia de diferentes maneras:

"Todo efecto tiene su causa". "No hay efecto sin causa", etc. Estas
definiciones son populares pero expresan claramente el principio.

La fórmula filosófica es la siguiente:

"Todo ser contingente tiene causa adecuada".

Ser contingente: porque el único Ser necesario, Dios, no tiene causa,


por eso se dice, que "Dios es causa de sí mismo".

Causa adecuada: porque no se concibe que un grano de trigo sea


causa del nacimiento de una caña de azúcar.

El principio de causalidad no necesita demostración por evidente. Se


basa en el principio de contradicción por cuanto es contradictorio el
que una cosa sea al mismo tiempo causa y no causa de otra.

Desde que se da la causa, necesariamente se dará el efecto.

Cuatro especies de causas causa eficiente, final, material y


formal

1. La causa eficiente.

Es una causa extrínseca que, por su acción física produce el efecto.

El pintor es causa eficiente de su cuadro. La causa eficiente puede


encontrarse en acto primero y en acto segundo:

La causa en acto primero se llama también causa primera, y es


a.
la que está lista para obrar pero aún no obra. Dios es la única
causa primera de todas las cosas.
b. La causa en acto segundo se llama también causa segunda y es
la que obra directamente en el efecto. La causa segunda es
intermedia e instrumental: todas las causas (que no obran sino
dependiendo de la Causa primera que es Dios), son causas
segundas.
La causa eficiente se divide además en:

a) Esencial (o natural) y accidental según sea causa de por sí o


accidentalmente. Causa de por sí es aquella que produce el efecto al
cual estaba ordenada: la operación quirúrgica que cura al enfermo.
Causa por accidente es aquella que produce un efecto distinto o
contrario, pero de todos modos, inesperado: la operación que cura el
brazo partido pero que (accidentalmente) paraliza el corazón (por
exceso de anestesia o por cualquiera otra causa fortuita).

b) Causa necesaria y causa libre. Aquella es la que, puestas las


debidas condiciones, no puede dejar de obrar = las causas físicas que
necesariamente siguen las leyes de la naturaleza; ésta es la que, aún
puestas las debidas condiciones, puede obrar o dejar de obrar = el
hombre (porque tiene dominio sobre sus actos).

N. B. - La causa necesaria se llama también causa física y la libre


causa moral.

Toda causa es una acción y todo efecto es una pasión. La causa es


elemento agente y el efecto paciente porque sufre, padece la acción.
Con relación a la acción y a la pasión se establecen los siguientes
principios:

a. La acción y la pasión no son dos cosas distintas sino una sola


considerada bajo dos aspectos distintos.
b. No hay acción sin pasión (no hay causa agente sin causa
paciente).
c.La causa agente produce algo semejante a ella. Esto no quiere
decir que el efecto es igual a la causa porque la realidad es que
la causa produce algo que no es ella misma, sino quiere decir
que la causa agente obra en el mismo campo en que se ha de
producir el efecto.
d. No hay acción a distancia. Es obvio que la causa agente debe
estar en contacto (por medio de la cantidad o de una fuerza
cualquiera) con la paciente.
2. La causa final.

Se da el nombre de causa final al fin para el cual se produce un


efecto.

El fin de una cosa empieza en el deseo de conseguirlo. Por eso se


dice que: "El fin es lo primero que se piensa y lo último que se hace".

El fin se divide en:

a. Fin de la obra y fin del agente.


El primero es aquel al cual está ordenada la obra = la limosna
se hace para socorrer al pobre. El fin de la obra es, pues,
objetivo.

El fin del agente es subjetivo porque reside en la intención =


dar una limosna por ostentación, por amor a Dios, para
socorrer al pobre, etc.

N. B. - No hay finalidad ninguna cuando el fin del agente no


coincide con el fin de la obra. En tal caso el fin se convierte en
medio.

b. Fin principal y fin secundario.


El fin principal es aquel que se persigue por encima de
cualquier otro y al cual están subordinados todos los demás
fines (que son los secundarios): "El alumno estudia para la vida
y en segundo lugar para obtener calificaciones altas".

c. Fin próximo y fin último.


d. Fin próximo es aquel que, una vez conseguido, se convierte en
medio para alcanzar otro fin. Todos los fines particulares son
fines próximos. El fin último y absoluto es aquel en que termina
definitivamente la acción y consiste en la perfección y el bien
sumo del agente.
N. B. - Hay una causa que se llama ejemplar y que es "el modelo
escogido por el artífice" que quiere ejecutar algo. La primera idea del
compositor, la inspiración del poeta, y el plan ideal del artista en
general son causas ejemplares de aquello que luego aparecerá en la
realidad.

3. Causa material y causa formal.

Causa material: la materia de que está hecha una cosa: "En el


compuesto humano la materia (la causa material) es el cuerpo".

Causa formal: es lo que da forma a un compuesto, o sea lo que hace


que ese compuesto sea lo que es: "El alma humana hace que el
hombre sea tal".

Resumen de las causas.

En la elaboración de un cuadro intervienen muchas causas:

1. La causa eficiente (segunda y libre): el pintor.


2. La causa material: la tela, los pigmentos.
3. La causa ejemplar: el modelo escogido.
4. La causa final (próxima y remota según las circunstancias): la
obra de arte, el cuadro.
5. La causa formal: la perfección que hace que ese cuadro sea en
realidad una obra de arte.

El acaso
Se parece al "hado" de los antiguos (o destino = fuerza ciega que
determina los hechos) pero no lo es.

El hado es una fuerza irresistible que, según los pueblos antiguos (y


algunos modernos), determina ciegamente la acción de los hombres,
de las cosas y hasta de los dioses.

El acaso se produce cuando concurren accidentalmente dos causas en


la producción de un mismo efecto.

Partiendo del principio de que todo el que obra, obra para un fin, a
cada causa agente corresponde un solo fin. Pero si se da el caso de
que dos causas que concurren por separado a su fin se salen
momentáneamente de su campo de acción para producir un efecto
inesperado, tenemos el acaso.

El acaso se produce en los seres contingentes, mas nunca en Dios


porque El todo lo tiene previsto.

Realidad de las causas


Los que afirmamos la objetividad del concepto de esencia y de
existencia, afirmamos también el concepto de la realidad de las
causas.

Locke, filósofo de la ilustración inglesa, niega que se pueda obtener


un concepto objetivo de la sustancia, porque la sustancia no se ve. El
no cree sino en los fenómenos. Al hablar de las causas, el fundador
del empirismo en Inglaterra dice que "la causa sólo consiste en la
precedencia de un fenómeno respecto a otro".

Refutamos:

Ese fenómeno que precede, es la causa de "algo" que aparecerá y


que será otra cosa. Esa causa a veces 'es un fenómeno, es cierto; por
ejemplo la causa próxima de la lluvia son las nubes a punto de
romperse. Pero otras veces la causa es una cosa que no se ve y que
sin embargo existe, es real, como la "idea" del pintor, que precede la
obra de arte.

Kant no niega la existencia de las causas pero afirma que ellas son
inaprehensibles (el entendimiento no las puede conocer).

Refutamos:

La experiencia nos demuestra que aparecen seres que antes no


existían. Cuando esto sucede, hay naturalmente transición de no-ser
a ser. Los minerales se transforman en una continua sucesión de
sustancias nuevas, los vegetales dan frutos que antes no tenían y el
hombre experimenta a cada paso sensaciones nuevas. Esta es la
realidad. Y la realidad es también que lo que existe hoy, ayer no era.
Y la comprobación de estos fenómenos no siempre se puede efectuar
empíricamente (por la experiencia) antes, en ocasiones, es poco
menos que imposible hacerlo.

La mente es capaz de pensar y entender que ningún ser obra antes


de existir y que, por lo mismo, aquello que obró antes de su aparición
es algo que no es él. A ese "algo" le damos el nombre de causa,
perfectamente explicable y aprehensible por la mente.

6. LA FILOSOFÍA PRIMERA

La filosofía se ha propuesto desde siempre ofrecer las explicaciones


últimas de todo cuanto es. Esto la condujo a indagar los principios
que constituían la esencia misma de la realidad. En un comienzo, los
filósofos griegos se plantearon este tipo de cuestiones en relación con
el mundo sensible, estableciendo explicaciones físicas de los
fenómenos en los cuales fueron los elementos naturales -agua, aire,
fuego, éter- los que se convirtieron en fundamento y principio de
todas las cosas. Éste fue el caso de la filosofía presocrática. Pero bien
pronto este orden de explicaciones, formuladas a la luz de la
naturaleza, fue abandonado en favor del establecimiento de principios
que rebasaban el dominio sensible, principios conceptuales que
procedieran y tuvieran validez en el dominio de la pura teoría.

De acuerdo con esta transformación, la filosofía dejó de ser una cierta


"física" tal y como sucedió en el caso de los pensadores iniciales, para
convertirse en un saber acerca de lo suprasensible, es decir, de los
objetos del pensamiento situados más allá de lo físico: la filosofía se
convirtió en metafísica.

Aunque el término metafísica no proviene del mundo griego, siendo


posterior su origen y utilización, son muchos los problemas
metafísicos que podemos rastrear en los filósofos de la antigüedad.
Cuestiones como la inmortalidad del alma, la naturaleza divina, si hay
o no un primer principio del mundo, si hay un destino que gobierna
las cosas humanas, por mencionar sólo algunas, hacen parte del
amplio horizonte de problemas que los más antiguos filósofos se
formularon al margen de la simple vida natural, y que la tradición ha
mantenido y recuperado como cuestiones propias del preguntar
metafísico.

Pero fue Aristóteles quien vino a definir con más exactitud la finalidad
propia de la metafísica, de una parte, al establecer un único objeto
sobre el cual trataría este saber y, de otra parte, al someter los
problemas filosóficos a una cierta jerarquización y sistematización. Al
decir de Aristóteles, la metafísica representa la filosofía propiamente
dicha, o, bien, la filosofía primera. Esto significa que, a diferencia de
las otras ramas y disciplinas filosóficas que se encargan de un objeto
en particular, por ejemplo, la ética, que trata del bien; la lógica, que
trata de las formas del juicio; la estética, que trata de lo bello, etc., la
metafísica se ocupa del objeto más general y primero, a saber, el ser,
o también, "los primeros principios y las primeras causas". A partir de
entonces la metafísica o, más exactamente, la ontología, se plantea
el problema fundamental de la filosofía: la pregunta por el ser.
7. LA DIFERENCIA ONTOLÓGICA

Como acabamos de ver, la pregunta por el ser es el problema


fundamental de la filosofía en su acepción de metafísica, o, mejor, de
ontología. Éste no es, sin embargo, un objeto cualquiera, pues se
caracteriza por su generalidad y por su universalidad. No se trata
aquí de algo que se nos manifiesta como una cosa ante los ojos, sino
de un objeto de la razón y de la teoría.

Ya Aristóteles había establecido que la filosofía es una ciencia teórica.


La palabra griega teoría significa "contemplación", es decir, un cieno
modo de ver que va más allá de nuestra mirada sensible, que no se
dirige a las cosas; es un ver producido por la acción de nuestro
pensamiento. En este sentido debemos entender el asunto del que se
ocupa la ontología. En cuanto tal, el ser escapa a su determinación
empírica y sólo se lo puede comprender de manera especulativa o
conceptual.

Un paso invaluable en esta dirección consiste en captar la diferencia


que, en el lenguaje de la ontología, se establece entre las nociones de
ser y ente. Cuando decimos ente expresamos todo aquello que es.

Pongamos, por ejemplo, los objetos sensibles o lo que solemos llamar


cosos. Pero también son entes los objetos matemáticos o los objetos
de la geometría, y también los entes de la fantasía, las imágenes del
sueño, entre otros. Todo esto, a su modo, es, o tiene su modo
peculiar de ser.

Sin embargo, aunque le decimos ente a todo aquello que es, el ser no
es ningún ente en particular. La montaña es, la piedra es, el hombre
es, pero el ser no se agota en ninguno de los entes; es algo más que
los entes. Es aquello en lo cual queda reunido y contenido todo
cuanto es.

La generalidad del ser


El ser es algo general, es decir, algo que sobrepasa al ser singular de
los entes y que es más bien su género supremo. Los gramáticos
denominan género al término supremo en el que otros quedan
contenidos. Así, por ejemplo, en el género "animal" están contenidas
todas las especies animales, como mamíferos, herbívoros, etc., y en
éstas, a su vez, todas las subespecies de animales, hasta llegar a
cada raza. Por ejemplo, los perros; y entre éstas, a cada animal en
particular: este o aquel perro determinado. Igual ocurre con el ser
que es sumamente general respecto de los entes. A esta diferencia
entre ser y ente propia de la ontología, se le denomina diferencia
ontológica.

La pregunta por el ser


La ontología pregunta por el ser en cuanto ser, o también por el ente
en cuanto ente; es decir, que en cuanto pregunta por el ser en ella
está contenida la pregunta por todos los entes. Pero la ontología no
considera los entes según su determinación particular o su entidad -
no los considera en cuanto "montaña", "piedra", "perro", etc.-, sino
en cuanto entes, es decir, en vistas al ser y a la relación que
sostienen con el ser en general. Captar intelectivamente, esto es,
estar ya en posesión de la pregunta propia de la ontología.

La ontología pregunta por el ser en cuanto ser, o también por el ente


en cuanto ente; es decir, que en cuanto pregunta por el ser en ella
está contenida la pregunta por todos los entes.

El ser
Como lo indica el filósofo alemán Martin Heidegger, el ser es, en
algún sentido, el más universal pero también el más vacío de todos
los conceptos. En cuanto tal, parece escapar a todo intento de
definición, pues el pensamiento no llega a decir propiamente lo que el
ser es. Por otra parte, a pesar de que, según dijimos, el ente es o de
que el ser es el principio a partir del cual todas las cosas adquieren su
entidad, el ser se sustrae a su manifestación sensible o empírica. Y,
sin embargo, pese a esta universalidad, todos nos mantenemos ya en
una cierta comprensión del ser. Nosotros mismos estamos, por así
decirlo, contenidos en él. De modo que, aunque parezca paradójico,
con el ser ocurre un poco lo que San Agustín indicaba en relación con
el tiempo: "Mientras no me lo pregunten sé lo que es, pero tan
pronto me preguntan ya no lo sé".

En la vida cotidiana siempre comprendemos el ser a través de los


entes que nos rodean y con los que nos relacionamos. Nosotros
mismos nos ponemos en una relación, esta vez inmediata con el ser,
por cuanto, como dijimos, estamos ya contenidos en él. Tan es así
que si no tuviéramos esta especie de comprensión previa no
sabríamos cómo conducirnos en el mundo. Pero esta comprensión es
un supuesto, algo meramente sobrentendido que no engendra ningún
saber acerca del ser, que no implica necesariamente ninguna
conciencia ni ninguna pregunta en torno a él.
En la vida cotidiana, el ser humano permanece sordo a la pregunta
por el ser. Marcha por el mundo indiferente al ser de las cosas,
impasible ante los entes que nos convocan a esta pregunta y sin
corresponder a su llamado. La filosofía, por el contrario, exige el
abandono de esta indiferencia y de la comprensión sobrentendida
para corresponder al clamor del ser de manera explícita.

8. EL PROBLEMA DEL SER

En torno al problema del ser, son muchas las cuestiones filosóficas


que se han suscitado desde la antigüedad, todas ellas bajo el
presupuesto de la diferencia ontológica o de la distinción de ser y
ente que hemos señalado antes. A continuación estudiaremos las más
importantes de estas cuestiones, a partir de las cuales es posible
captar, con mayor exactitud, el orden de problemas propios de la
ontología.

Lo uno y lo múltiple
En cuanto género supremo de los entes, el problema del ser conduce
a considerar si éste es uno o si es múltiple. En el primer caso, como
aquello de lo cual los entes toman su entidad y que, separado de
ellos, subsiste por sí mismo como algo general; en este caso al ser
parece pertenecer-le el atributo de la unidad. Pero como al mismo
tiempo el ser contiene dentro de sí lo diverso, vale decir, los entes
particulares, parece también propia de su naturaleza la multiplicidad.

Esta cuestión fue formulada sobre todo por Platón en varios de sus
diálogos, y principalmente en el diálogo titulado Parménides. Este
problema está emparentado con la siguiente consideración
metafísica: para decidir si el ser es uno o múltiple, hay que examinar
si es un todo acabado en sí mismo e indivisible, o si, por el contrario,
es divisible y compuesto de partes.

A simple vista podemos captar la dificultad de estas cuestiones. De


otro lado, cabe pensar que el ser no es uno ni múltiple, sino al mismo
tiempo uno y múltiple, caso en el cual el ser se define a partir de la
unión de los contrarios. Pero ¿cómo puede el ser albergar la
contradicción? El mencionado texto de Platón examina varias
alternativas del problema en un intenso ejercicio intelectual que
expresa una impresionante muestra de la virtud especulativa de los
filósofos de la antigüedad.
Ser y devenir
En la misma línea del planteamiento anterior, los griegos formularon
el problema de si el ser permanece inmóvil y siempre igual a sí
mismo, o si, por el contrario, está sujeto al cambio. Entre los
presocráticos encontramos la defensa de ambos puntos de vista,
expuestos de tal manera, que resultan irreconciliables. Es el caso de
las doctrinas filosóficas de Parménides y de Heráclito.

Mientras para Parménides el ser es uno, imperecedero, inmóvil,


idéntico, y radicalmente separado del no-ser, para Heráclito el ser se
identifica con lo que fluye, o con el puro devenir, en el cual interviene
también activamente el no-ser. De este modo, mientras Parménides
ofrece como imagen del ser la de una esfera en la que todos sus
puntos distan igualmente de su centro y fuera de la cual nada es,
Heráclito lo representa con la imagen de un río en el cual "es
imposible bañarse dos veces" y que permanece siendo el que es a
pesar de su constante transformación.

En esta dialéctica entre el ser y el devenir lo que hay que captar es el


problema de las relaciones entre el ser y el tiempo. Pues si bien, en
su universalidad el ser es, por así decir, eterno, los entes que él
alberga dentro de sí son transitorios y finitos. La cuestión podría
formularse así: ¿Tiene el ser un carácter temporal? o ¿acaso el
tiempo es algo diferente del ser? Y en este último caso, ¿qué es el
tiempo?

Cabe pensar que el ser no es uno ni múltiple, sino al mismo tiempo


uno y múltiple, caso en el cual se define a partir de la unión de los
contrarios.

Ser y esencia
Dada la relación de ser y ente, algunos filósofos, entre ellos
Aristóteles y también Hegel, han identificado las nociones de ser y
esencia. "La verdad del ser es la esencia", dice Hegel en su obra
titulada Ciencia de la lógica. De ahí que, a la inversa, el problema del
ser surja cada vez que se intenta conocer la esencia de las cosas.

Por esencia se entiende aquello que hace que una cosa sea lo que es
y no otra cosa, o lo que hace que ella sea tal cual es y no de otra
manera. En ese sentido, el ser es la suprema esencia, pues todos los
entes están contenidos en el ser y de él les viene su entidad: el hecho
de ser algo y no más bien nada. En la misma medida se ha
identificado el ser con el concepto metafísico de sustancia.
Para Aristóteles, por ejemplo, el ser es la sustancia primera, o, lo que
es lo mismo, la primera de todas las esencias. En cuanto sustancia,
es lo que subyace al conjunto de los entes o a todo lo que tiene ser.

También Leibnizy Spinoza asocian el ser a la actividad generadora de


la sustancia, la cual ellos, a su vez, identifican con la idea de Dios. Así
la pregunta de la ontología coincide plenamente con la de la
metafísica: establecer los primeros principios y las primeras causas
de las cosas, pero también con la disciplina denominada teología
natural en la que Dios aparece como el principio de todo lo que
existe.

9. LA METAFÍSICA EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

Ser y existencia
Del mismo modo en que diferenciamos ser y ente, no debemos
confundir nunca ser y existencia. Ambos están en una íntima
correspondencia, y sin embargo son diferentes uno de otro. Para
Hegel, la existencia es un ser determinado; no el ser en general, sino
el ser tal y como aparece, tal y como se nos manifiesta. En otras
palabras, la existencia es el aparecer del ser en el ente, o su
manifestarse en cuanto puede ser percibido, es decir, en cuanto
fenómeno. Como tal no es algo general, sino provisto de cualidades y
atributos por los cuales se torna objeto de nuestra experiencia y de
nuestro conocimiento.

Al hablar de existencia no nos referimos exclusivamente a la


existencia humana. Esta última como problema filosófico no hace
parte de la ontología, sino de otra corriente filosófica: el
existencialismo.

Otras cuestiones metafísicas


Durante el período de la filosofía moderna, concretamente en el siglo
XVIII, se vio la necesidad de hacer una revisión de la metafísica
heredada de Aristóteles, ya que había permanecido, en lo esencial,
invariable a lo largo de los siglos. Esta revisión tenía por objeto su
actualización, dado que tras catorce siglos la metafísica se había
mezclado con la teología cristiana, y ya no era del todo claro cuál era
su objeto. Fue necesario entonces ofrecer una nueva sistematización
de los problemas metafísicos para resolver el siguiente malentendido:
¿La metafísica trata del ser, de Dios, del alma o del mundo?
El filósofo alemán Christian Wolff estableció al respecto la siguiente
solución: Hay que distinguir dos clases de metafísica. De un lado, la
metafísica general, que coincide con la ciencia que Aristóteles
denominaba filosofía primera y cuyo único objeto es la pregunta por
el ser. Esta metafísica no es otra que la ontología. Pero además hay
una segunda metafísica, la metafísica especial, que se ocupa de tres
objetos particulares: Dios, el universo y el alma, por considerar que
también estas cuestiones son de carácter suprasensible.

Nietzsche y la muerte de la metafísica


Para Friedrich Nietzsche, era necesario desenmascarar y derrumbar
una serie de supuestos que habían caracterizado la cultura de
occidente. El principal supuesto era lo que denominaba la fábula del
otro mundo, con la cual caracterizaba toda la metafísica occidental.
Según Nietzsche, esta fábula daba lugar a lo que él llamaba la
historia de un largo error, es decir, la historia de la tradición
metafísica, que era la historia de una valoración equivocada de lo que
era el ente o el ser: desde el platonismo, donde se postula un mundo
inventado por la razón humana que era ideal y verdadero -distinto,
extraño y mejor que el devenir-, hasta el hegelianismo, donde ese
devenir adquiría una formulación estrictamente racional.

Por eso su obra filosófica la dedicó a atacar esta tradición, que él


identificó con el platonismo, y a desentrañar y mostrar la falsedad del
otro mundo. Esto significaba postular una inversión o transvaloración
de todos los valores, en donde aquellas cosas negadas o despreciadas
por la tradición, como lo sensual, lo irracional, lo fugaz y perecedero,
se considerarían como lo verdadero y esencial, para dar razón de la
existencia y del ser. Esto significó identificar el ser con el devenir -el
no ser de la tradición platónica- y la muerte del Dios del platonismo,
o, lo que era lo mismo para Nietzsche, la muerte del Dios del
cristianismo.

La muerte de Dios
Para Nietzsche, Dios estaba justificado en la fábula del otro mundo,
desde el momento en que el platonismo colocó el fundamento del
mundo ideal en la idea suprema, la idea de bien. Esta identificación
teologizó la metafísica y se mantuvo vigente a lo largo de toda la
historia intelectual y cultural de occidente, hasta culminar en el
idealismo de Hegel.

El motor principal de esta vigencia fue el cristianismo, llamado por


Nietzsche un platonismo para el pueblo. Era necesario deshacerse de
esa fábula del mundo verdadero, y al desaparecer la fábula, también
desaparece el fundamento de ese mundo, o sea, tanto el Dios de
Platón y Aristóteles, como el Dios del cristianismo. De hecho,
Nietzsche considera su filosofía como un platonismo al revés. Por lo
tanto, frente a la afirmación de lo verdadero ¿cómo lo eterno,
inmutable y racional, había que privilegiar lo real, es decir, el devenir,
lo temporal, lo mudable, lo instintivo.

En este punto era necesario volver a plantear la pregunta


fundamental de la filosofía, que para Nietzsche significaba volver a
andar el camino abandonado por Platón.

En este nuevo contexto, esta pregunta llevaría a la postulación del


mundo físico o sensible como el mundo que verdaderamente es. Era
la cuestión que se habían planteado originalmente los griegos, la
pregunta por la physis.

Nietzsche retomaba esta cuestión y pretendía responderla para


superar y dejar atrás el platonismo. Sin embargo no alcanzó su
propósito, puesto que la locura lo sorprendió en el momento en que
comenzaba a bosquejar su plan. Pero dejaría planteada para la
posteridad la cuestión de la vigencia de la metafísica.

La oncología de la existencia

Martin Heidegger reformula la historia de la metafísica, como antes lo


hizo Nietzsche, pero lo hace atacando la subjetividad, la pretensión
de los filósofos modernos de sobrevalorar los alcances y posibilidades
de la racionalidad e intentar responder las preguntas sobre la realidad
cuestionándose a sí mismos.

La pregunta por el ser desde la existencia


Para Heidegger, la pregunta por el ser está en el olvido. Las críticas a
la metafísica han perdido el verdadero sentido de la pregunta por el
ser. Por lo tanto, es necesario reiterarla para volver a afirmar la
metafísica. Se debe hacer la pregunta por el sentido del ser, pues
éste no es algo que esté afuera del sujeto, en el mundo, como un
objeto más, sino que es algo existente, un estar-ahí, como puede ser
la existencia humana, el estar-ahí del hombre. Desde allí, el hombre
debe intentar desvelar la estructura de ese ser. Esto no quiere decir
que se haga la investigación desde una postura subjetiva, sino que se
debe partir del hombre porque éste es el único ente abierto al ser. El
existente humano es el lugar donde puede ser experimentado y luego
pensado el ser.
El análisis del existente humano se realiza en la vida cotidiana, en
donde el hombre se manifiesta como un ser-en-el-mundo, un ser
arrojado al mundo y abierto tanto a las cosas como a las demás
existencias. Pero este ser abierto al mundo tropieza con el hecho de
que todas sus proyecciones y esperanzas están determinadas por la
inevitable presencia de la muerte. Y ésta no es algo extraño al
hombre sino propio de él. El hombre es un ser-para-la-muer-te de
forma esencial. La vida está destinada a la muerte. El hombre está
fundado en la nada; existir, dice Heidegger, significa estar
sosteniéndose dentro de la nada. La filosofía debe reconocer y tener
en cuenta que el existente humano es un ente arrojado al mundo
para morir en él, sin ninguna razón para existir.

Por lo tanto, el ser, tal y como se ha concebido, no es posible, puesto


que se fundamenta en cosas que a su vez se fundamentan en la
nada, como las ideas sobre Dios o sobre el sujeto cognoscente.

Para Heidegger, éstas se basan en concepciones de la subjetividad


que no tienen sentido, pues no cuentan con el hecho de que el
hombre y su subjetividad son esencialmente entes-para-la-muerte.

Lo anterior constituye la principal crítica de Heidegger a la metafísica.


Es necesario dilucidar las capas encubridoras que los discursos de la
metafísica habían colocado encima del ser, para establecer de nuevo
su sentido y estructura. La estructura fundamental del ser que se
desvela, después del análisis y del desencubrimiento, es el ser en el
mundo, el estar-en-el-mundo. Esto significa una realidad toda, única,
en donde no hay únicamente un sujeto en el mundo (realismo), ni un
mundo en el sujeto (idealismo), ni el mundo como un conjunto de
cosas (universales). El ser es una totalidad que involucra todo lo
existente. Es un misterio, no porque esté fuera de toda comprensión,
sino porque no es comprensible a través de ningún fundamento o
concepto. El ser es sólo presencie es la existencia misma.

Una época sin metafísica


La nuestra es una época sin metafísica. Las ideas del positivismo han
moldeado nuestra cultura al punto de hacer desaparecer el
pensamiento ontológico. Los encargados de descifrar el ser de la
realidad no son los filósofos sino los científicos, los físicos cuánticos,
los químicos o los biólogos.

Sin embargo, esta situación fue promovida por la propia filosofía,


pues durante la modernidad ella misma sospechó de los contenidos
ontológicos, y en nuestros días se ha centrado en estudiar los
contenidos del lenguaje, con el convencimiento de librarse así de caer
en las arbitrariedades y en los errores de la metafísica.

Pero para algunos filósofos contemporáneos, si la propia filosofía creó


esta situación, ella misma será la encargada de salir de ella, pues los
sucesos de nuestra época -las guerras mundiales, la bomba atómica,
etc.- nos hablan muy elocuentemente de los pobres resultados del
proyecto positivista, de vivir sin metafísica.

Además de Heidegger, filósofos tan importantes en el siglo XX como


Nicolai Hartmann, Edmund Husserl y Jean Paul Sartre, entre otros,
aun representando distintas direcciones, han presentado un renovado
enfoque de la ontología, conservando aspectos en común tales como:

● Rechazo de la filosofía centrada en las esencias, en lo universal,


y preocupación por lo concreto y singular.
● Utilización del análisis fenomenológico como base de la filosofía.

La realidad supera al ser


En estos nuevos términos podemos rescatar la obra del filósofo
español Xavier Zubirí, para quien el hombre es un ser metafísico, es
decir, abierto al mundo de lo real. El hombre se desenvuelve en ese
mundo de lo real a partir de varios elementos:

● Entorno: se refiere a todas las cosas que rodean al hombre y


que él percibe por sus sentidos. Existen diversos entornos: el
entorno social, ecológico y técnico, y todos ellos, de una u otra
forma, determinan el entorno vital del hombre.
● Medio: tanto el hombre como el animal se encuentran en un
entorno, pero, a diferencia del animal, el hombre se sirve de
determinados elementos del entorno para sus fines y objetivos.
Estos elementos se convierten entonces en medios de vida para
el hombre.
● Mundo: es la totalidad de lo real, el horizonte, el estímulo y el
reto para el hombre. Es el marco dentro del cual realizará su
propia experiencia mundanal y elaborará su propio mundo.
● Situación: es la manera como el hombre está en el mundo, su
vivencia, su circunstancia, su situación en general.
● Habitual: es la manera como el hombre afronta su realidad, la
forma como se enfrenta con las cosas.
Esta metafísica es una metafísica del hombre en relación con lo-otro,
con el-otro: es una metafísica de la alteridad, en la cual, el hombre
es un ser personal, social, moral, cultural, que crea su mundo dentro
del conocimiento de su realidad.

LECTURAS COMPLEMENTARIAS

La ciencia del ente en cuanto ente


Hay una ciencia que contempla el ente en cuanto ente y lo que le
corresponde de suyo. Y esta ciencia no se identifica con ninguna de
las que llamamos particulares, pues ninguna de ellas especula en
general acerca del ente en cuanto tal, sino que consideran aspectos
del mismo. Por ejemplo, las ciencias matemáticas. Cada una se
centra en un aspecto del ser. Y, puesto que buscamos los principios y
las causas más altas, es evidente que serán necesariamente
principios y causas de cierta naturaleza en cuanto tal. Por
consiguiente, si también los que buscaban los elementos de los entes
buscaban estos principios, también los elementos tenían que ser del
ente no accidental, sino en cuanto ente. Por eso también nosotros
debemos comprender las primeras causas del ente en cuanto ente.

Aristóteles, Metafísica, libro IV cfr. Santillana 1 pág. 117

El ser y el no ser
Pues bien, yo te diré las únicas vías de investigación pensables. La
una, que el ser es y que le es imposible no ser, es el camino de la
persuasión, porque acompaña a la verdad; la otra, que el no ser no
es y que le es necesario no ser, ésta, te lo aseguro, es una vía
totalmente indiscernible; pues no podrías conocer lo no ente, es
imposible, ni expresarlo. Lo que puede decirse y pensarse debe ser,
pues es ser, pero el no ser no es. Esto es lo que te ordeno que
consideres, pues esta última es la vía de investigación de la que
intento apartarte [...]. Pues nunca se probará que los no entes sean;
mas tú aparta tu pensamiento de esta vía de investigación [...].
Permanece aún una sola versión de una vía: que el ser es. En ella
hay muchos signos de que, por ser ingénito, es también
imperecedero, entero, monogénito, inmóvil y perfecto. Ni nunca fue
ni será, puesto que es ahora, todo entero, uno, continuo. Pues, ¿qué
nacimiento podrías encontrarle? ¿Cómo y de dónde se acreció? [...]Y
¿cómo podría lo que es, ser en el futuro? ¿Cómo podría llegar a ser?
Pues, si llegó a ser, no es, ni es, si alguna vez va a llegar a ser. Por
tanto, queda extinto el nacimiento y la destrucción es
inaudita.(Parménides, Poema a la naturaleza). cfr. Santillana 1 pág.
119
El tránsito del ser a la esencia
La, verdad del ser es la esencia. El ser es lo inmediato. Puesto que el
saber quiere conocer lo verdadero, lo que el ser es en sí y por sí, no
se detiene en lo inmediato y en sus determinaciones, sino que
penetra a través de aquél, suponiendo que detrás de este ser existe
algo más que el ser mismo, y que este fondo constituye la verdad del
ser. Este conocimiento es un saber mediato, porque no se halla
directamente cerca de la esencia o en ella, sino que empieza por el
ser, y tiene que recorrer previamente el camino que conduce a salir
del ser, a más bien a penetrar en él. [...] Si este camino está
representado como camino del saber, entonces este comienzo y su
eliminación que conduce a la esencia parece una actividad exterior al
ser. Pero este camino representa el movimiento del ser mismo.
Nietzsche y la muerte de la metafísica cfr. Santillana 1 pág. 120

EVALUACION

El director del área divide el grupo en siete subgrupos y a cada uno de ellos entrega
uno de los fragmentos que hay enseguida para que lo lea, lo analice y lo critique e
acuerdo con lo que se ha dicho a lo largo de la exposición del tema de la ontología: el
ser. Esta actividad puede complementarse con una consulta en la biblioteca o el
internet. De ser así, la consulta no debe pasar de cuarenta minutos de modo que en
los veinte minutos restantes cada subgrupo prepare unos carteles o unas diapositivas
con las ideas más relevantes del tema.

En la segunda hora cada grupo pasa y presenta su trabajo a los compañeros bajo la
guía y supervisión del docente encargado, el cual no solo estará atento a la capacidad
argumentativa de los estudiantes sino que les aclarará dudas y les complementará el
trabajo con alguna reflexión.

PRIMER SUBGRUPO FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA

Aristóteles la llamó filosofía primera designada como la ciencia que trata todos de
todos los primeros principios de la ciencia según Francis Bocón y por Descartes la usó
para referirse a las meditaciones de la primera Philosophia (meditationes
metaphysigues), para referirse a la reflexión sobre Dios, el alma y también los
principios de las ciencias. En general, la filosofía primera es la raíz de todos los
conocimientos, la filosofía del "ente", el fundamento de todas las disciplinas filosóficas.
Luego, la Ontología se llamó metafísica que significa detrás de la física ó, mas
exactamente, las cosas que están detrás de las cosas físicas; la metafísica constituye
un saber que aspira a penetrar más allá de... o detrás de... los estudios físicos, esto es
de los estudios concernientes a la naturaleza de modo que la metafísica es un saber
que trasciende al saber físico o natural.

Según lo anterior, la "Ontología es el estudio del ser en cuanto ser. ¿Pero de dónde
surge el interés por estudiar el ser? Además, ¿Qué es el ser?. La experiencia
inmediata muestra a cualquier persona que unos objetos son líquidos, otros sólidos y
otros gaseosos, que algunos están compuestos de materias inertes como la piedra, y
otros de materia viva como las plantas. Más aún a cualquiera le es posible observar
que de objetos líquidos sé obtienen gases (evaporización o que de materias inertes es
posible el surgimiento de la vida (una semilla sembrada en la tierra). Por un lado,
entonces, la experiencia mostraba una gran variedad de elementos físicos diferentes,
pero de otro lado, la razón exigida el pensar en un solo elemento constitutivo de los
demás.

Este problema fue inicialmente resuelto por pensadores que plantearon como
elemento constitutivo, otro elemento físico, fácilmente observable en la naturaleza.
Tales de Mileto pensó en el agua: Heráclito de Éfeso, en el fuego; Anaxímenes, en el
aire; Empédocles, los cuatro elementos aire, fuego, agua y tierra. Estas eran solo
soluciones físicas, de acuerdo a la observación y de mayor presencia en la naturaleza.
Pero, para Anaximandro estas soluciones eran deficientes; porque según él, no podía
pensarse que los elementos "determinados" de la naturaleza fuesen constituidos por
otro elemento que también tenía características determinadas. Por esto planteó que el
elemento constitutivo de la naturaleza debía ser, "indeterminado" es decir, "el a
peirón"; que vienen a constituirse ya en soluciones lógicas. Ya aparece Parménides de
Elea y expone su propio planteamiento sobre el ser. Parménides considera que el ser
fundamento de lo real y todas aquellas soluciones dadas le parecieron falsas; para él
existían dos caminos para conocer, antagónicos entre si: los sentidos y la razón. Por el
primero se llega a lo "cambiable", lo inseguro en los objetos. Por lo tanto, no se llega a
un conocimiento confiable. Por el segundo, en cambio, se llega a lo "inmutable" y lo
universal, y por ello, a un conocimiento confiable. Con relación al segundo camino,
Parménides encontró algo común e indispensable a todo objeto: que "es". En efecto,
cualquier elemento natural antes de tener características específicas debe tener una,
sin la cual, sencillamente no existiría: La de "ser"; concluyendo con esto Parménides
que el fundamento constitutivo de todo era el "ser

El ser es un elemento fundamental, y no corno una característica que tienen las cosas.
Para Parménides aquel que en verdad quisiera conocer "lo real", debería ir por el
camino "de la razón" hacia el conocimiento del "ser". O dicho en otras palabras, "el ser
es lo real". A partir de entonces, se constituye la "Ontología" (Ontos - ser; logos -
estudio), como el estudio de lo real, del "ser" y lo define: el ser es lo que es, por que lo
que no es, no es el ser; sería !a riada y, la nada es lo que no existe por tanto no es ser.

SEGUNDO SUBGRUPO: EL SER EN PLATON


Platón hereda de Parménides el problema y la solución a los dos caminos del
conocimiento: la experiencia y la razón: en él, el conocimiento por los sentidos lleva a
lo confiable» y particular de las cosas concretas. Con nuestra experiencia con lo
concreto, se lleva a la formación de representaciones mentales que pueden ser
universales y necesarias. A tales representaciones mentales les dio el nombre de
"ideas"; la cual, estas existen en la mente de modo perfecto, pero, en los objetos se
dan tan solo de modo muy aproximado. Concluyendo Platón: a) que las ideas no
existen en el mundo físico, sino en el mundo intelectual; b) que el mundo intelectual no
es el cerebro humano, sino algo distinto; c) que esas ideas son la realidad, y las
experiencias sensibles, simples engaños de los sentidos.

Como el conocimiento de las ideas no podía ser originado con la experiencia con el
mundo físico donde solo se deba de modo imperfecto era entonces necesario
entonces aceptar que ese conocimiento provenía del contacto con un mundo
inteligible. Este sería el mundo de las ideas.

En cuanto a la naturaleza de "las ideas", la característica de esta es que "son la


realidad", las ideas, son la "forma substancial perfecta" de aquellas características que
encontramos imperfectamente realizadas en los objetos materiales. Vamos que la hoja
es verde, pero nunca perfectamente verde, sino más o menos verde. Y ellos es posible
por la existencia de "lo verde", en el mundo de las ideas. Así toda características
determinable en un objeto físico, es una "idea" en el mundo intelectual, que se
proyecta sobre el físico, caracterizando. Un objeto cualquiera participa en algún grado
de varias ideas, y por ello adquiere realidad.

Las ideas son formas substanciales perfectas porque; a) no son materiales, por lo
tanto, son "formales"; b) existen por si mismas independientes de otro tipo de realidad.
Más aún, son y confieren realidad a los objetos físicos. Y, a todo aquello que subsiste
por si mismo y sea el substrato de toda otra existencia, se le denomina "substancial";
c) son perfectas por cuanto en ellas se realiza plenamente el ser, son independientes y
son fuertes de toda realidad.

TERCER SUBGRUPO: EL SER EN ARISTÓTELES

Aristóteles fue uno de los más críticos de la doctrina platónica; la orientación platónica
era idealista y la aristotélica fue materialista; mientras el primero en su reflexión sobre
lo real partió hacia el mundo supra sensible e inmaterial, el segundo se mantuvo en el
mundo físico y experimentado por los sentidos. Mientras platón buscó la realidad por
fuera de las cosas, Aristóteles las buscó dentro de ellas, Aristóteles planteó, que en
todas las cosas existía una sustancia; esta sustancia, es el piso firme o substrato
sobre el cual existen todas las propiedades esenciales y accidentales de los objetos
del mundo físico. Ahora bien, un ser cualquiera puede sufrir cambios en sus
características accidentales: tamaño, (cantidad); color, (cualidad); antiguo, (tiempo);
útil o no para el trabajo, (acción), y demás accidentes. Pero si cambia una sola de las
características esenciales, pasaría a ser otra cosa. Desde luego, entonces, "la
sustancia es el ser real mismo". Lo real, ósea la sustancia es un compuesto de materia
y forma; es decir, lo real tiene una naturaleza física. La materia está constituida por lo
material o físico que hay en todo ser. LA forma por lo determinado, lo que caracteriza a
todo ser. Un ejemplo puede ser: Es una masa amorfa de mineral de hierro,
designamos su materia cuando hablamos del carácter físico o material del hierro.
Pero cuando decimos hiero, metal, conducción electrónica, maleabilidad y demás
características, mencionamos su forma. Entonces, no se debe confundir la forma de la
sustancia con su forma geométrica (redonda, plana, forma de perro, y demás). Sin la
materia, la sustancia no tendría la base física para realizar sus atributos o formas. Sin
forma no tendría atributo alguno que la determine. De esto se deduce, que la materia
pura, es absolutamente indeterminada y por tanto incognoscible, y la forma pura será
imposible de experimentar por tos sentidos. Desde luego, la existencia de la "Forma
Pura" es "Dios" según Aristóteles.

La esencia de cualquier sustancia resulta de la unión entre materia y forma; En esto


consiste la teoría del hilemorfismo.

Uno de los alcances importantes de Aristóteles fue el dar un explicación al movimiento


del ser, que para Parménides resultaba tan absurdo. Para ello determinó en todo ser
dos aspectos: Las características que ya tenían definidas y aquellas que aún no tenía,
pero que con el tiempo llegaría a tener. Al primer aspecto lo llamo acto y al segundo
potencia. El acto es entonces lo "determinado" y la potencia lo "no determinado"
identificándosele con la forma y la materia El acto será constituido por aquellas
características de la sustancia ya determinadas por la forma y la potencia por aquellas
aún no determinadas en la materia. El movimiento del ser o sustancia es pues
explicado como la realización de la potencia en el acto, gracias a las determinaciones
que ejerce sobre la materia.

En todo movimiento o cambio, Aristóteles plantea cuatro causas de su realización:


Formal, Material, Eficiente o Motora y Final o Primera; son ellas las que permiten todo
cambio, a) La causa formal radica en la forma que determina tas características de la
sustancia haciéndole cambiar de lo menos determinado a los más; b) La causa
material radica en la materia que sirve de base física para cualquier cambio, c) La
causa eficiente está representada por el agente activo del cambio, siendo el motor o
fuerza inmediata, tomemos como ejemplo el crecimiento de una planta a partir de su
semilla: la causa formal se encuentra en la carga genética que posee el embrión, la
cual determina las peculiaridades de la planta (tamaño, color, tipo de fiares y frutos,
consistencia leñosa o herbácea, naturaleza comestible o venenosa y demás); la causa
material es la materia orgánica (células, tejidos, moléculas y demás); la causa material
es la materia orgánica (células, tejidos, moléculas y demás); la causa eficiente es la
energía propia de la planta (alimentos del suelo, oxígeno y luz solar); d) La causa Final
o Primera, es el objetivo último que persigue el movimiento y a la vez lo produjo, es
una sustancia pura que no es movida, o sea un motor inmóvil, una sustancia perfecta.

CUARTO SUBGRUPO: EL SER EN SAN ANSELMO

En la edad media la actividad intelectual estaba dado por el cristianismo y el problema


de Dios, por la decadencia del poder político en Europa en el S. V, que hizo necesaria
la intervención de otro tipo de poder: el religioso. Al cristianismo le fue necesario
desarrollar un pensamiento racional para definir y explicar su doctrina religiosa. Para
desarrollar un pensamiento racional para Defender y explicar su doctrina religiosa.
Para desarrollar estos temas, la herramienta fundamental fue la herencia filosófica de
gracia; a partir de entonces, la razón estuvo al servicio de la fe. Por ello, el problema
antológico, estivo fundamentación plenamente en dios (Ser).

La preocupación fundamental para San Anselmo fue la de mostrar la existencia de


Dos, por vida racional ya que la Fe y la razón serian las dos vidas del conocimiento por
excelencia. Aquí es totalmente repudiado el camino de la experiencia, debido a que, la
experiencia sensible nunca puede llevarnos al conocimiento de Dios y por la que, los
sentidos son fuentes de todo pecado. En esta concepción, la realidad de todo y al cual
todo hombre debe llegar, es Dios. Y en un principio a Dios lo conocemos por
"revelación" y no por procesos lógicos racionales; será entonces, la fe la primera vía
del conocimiento que el hombre debe emprender; conocimiento que posteriormente
será aclarado y comprendido por medio de la razón. Pero la razón solo podrá cumplir
sientes ya se ha tenido fe. Por eso, San Anselmo retoma una frese de San Agustín:
"cree para entender, y no entender para creer".

San Anselmo para demostrar la existencia de Dios parte dos principios, influido por
Aristóteles: a) "las cosas son desiguales en perfección". En efecto, entre dos cosas
distintas podemos encontrar que una de ellas ha actualizado (acto) mas sus
determinaciones posibles (potencial) que la otra. Es decir, que posee una forma mas
perfecta; b) Todo lo que posee una perfección considerada en su forma absoluta, para
entenderlo mejor, en términos Aristotélicos seria: toda forma que pueda poseer un
sustancia, se encuentra en la forma para que es Dios, y proviene de ella - o El- .Con
esto demuestra San Anselmo la existencia de Dios a partir de la imperfección de los
seres concretos.)

Con prueba sobre la existencia de Dios fundamenta la existencia del ser de las cosas
además de lo anterior, S. A. expone una prueba que se puede llamar lógica: Toda
persona puede pensar en un ser tan perfecto, que no haya nada más perfecto, que no
haya nada más perfecto que éste, pues en él están todas las perfecciones. Si se
piensa que aquel ser más perfecto que cualquier otro concebible, no existe en la
realidad, se tienen dos consecuencias que llevan al absurdo, a) Que no posee la
perfección de la existencia; b) Que sus demás perfecciones tampoco existen. El
absurdo consiste en que, si aquel ser concebido como "el más perfecto", no existe,
cualquier otro ser conocido como imperfecto y de cuya existencia no dudamos - un
árbol, por ejemplo - sería más perfecto que aquel pensando como el más perfecto. Y
puesto que todos podemos tener en la mente la idea del ser perfecto, éste ha de
existir.

QUINTO SUBGRUPO: EL SER EN SANTOTOMAS

Este filósofo es el sintetizador de la filosofía clásica y la doctrina católicas santo Tomás


distingue en una sustancia cualquiera su esencial de su existencia, por dos razones: a)
Al nacer o morir, no aparece, pues ésta proviene y se conserva en la mente de Dios, lo
que cambia es la existencia o inexistencia de la sustancia; al comparar la criaturas con
Dios, se ve que éste por su eternidad posee una existencia plena, y El es la esencia
universal que genera y conserva todas las demás. Mientras que el hombre o cualquier
otro ser reciben y gastan paulatinamente su existencia, su esencia y existencia.
Entonces, todo ser real, es real porque existe, pero existe, pero existen gracias a su
esencia generada y conservada en la mente divina.
Toda perfección esencial es inútil si no posee existencia. Por lo tanto, Santo Tomas
ubica como el más perfecto de todos los seres a Dios; El es existencia plena, y
esencia universal. Es el acto puro, forma pura, sin materia ni potencia alguna que lo
limite. Luego viene los seres creados que no tienen existencia plena por cuanto
comenzaron a existir a partir de algún momento, y su esencia proviene de la esencia
divina. La sustancia está compuesta de materia y forma, en la cual el hombre ocupa el
primer lugar. Por razón del pecado original, la forma el alma necesita para existir de la
naturaleza - el cuerpo, pero la esencia del alma no depende del cuerpo. En un nivel
inferior aparecen los seres cuya forma depende de la materia, no sólo en su esencia,
sino también en su esencia; son los seres sensitivos y vegetativos. La prueba de
independencia esencial entre alma humana (forma) y el cuerpo (material) está en que
cuando el hombre muere en cuerpo, su alma o forma humana perdura. No sucede así
con los de su esencia, la cual permanece en Dios.

Santo Tomas demuestra la existencia de Dios, como una necesidad lógica mediante
cinco vías a) Todo lo que se mueve es movido por otro, aceptándose así la existencia
de un motor inmóvil; b) Ninguna cosa es causa de sí misma, debiendo ser, por
necesidad causada por otra y si no queremos llegar a pensar en una cadena infinita de
causas que causan la cosa inicial, se ha de aceptar una causa incausada -Dios-, c) Se
tiene que todo ser que existe, ha recibido su existencia de otro anterior -que es su
causa-desde luego, es necesario pensar en la existencia de un ser cuya existencia no
depende de la de ningún otro, sino de la del fundamento real que es Dios; d) Todo ser
posee una forma con algún grado de perfección, pero esta perfección no puede ser
creada por el mismo ser que la posee, sino de otro ser más perfectísimo del cual
proviene las demás perfecciones parciales; e) En el universo existen seres carentes de
inteligencia que sin embargo, obran dentro de un orden inteligente y con una finalidad,
orden y finalidad que no es posible pensar que sea dado por ellos mismos sino por
una inteligencia infinitamente superior a toda otra, que organiza a todos los seres -
DÍOS-

SEXTO SUBGRUPO:EL SER EN BARUCH SPINOZA

Para Spinoza, no puede existir más que un tipo de sustancia en el mundo, lo que se
puede demostrar analizando la concepción que se tiene de la relación de causa-
efecto.

Se puede distinguir dos sustancias A y B, por poseer una de ellas características


diferentes de la otra. Además, se puede afirmar que A es causa de B y con ello se
indica que A produjo a B. Dado que A no posee las características de B, ¿de dónde
provienen éstas?: a) No puede provenir de B mismo, por cuanto nadase produce así
mismo; b) Si proviene de una sustancia C, entonces sería C la causa y no A, y si tiene
el mismo problema. No queda entonces otra solución diferente a decir que las
características de B, sí provienen de A, Es decir que A tiene las características de B.
Como consecuencia se tiene entonces que A y B poseen las mismas características.
Aceptando que dos sustancias poseen idénticas características son la misma,
entonces A y B son la misma sustancia. Por otra parte se tiene que toda sustancia ha
sido causada por otra, y así sucesivamente, hasta llegar a una sustancia incausada
que produce a las demás, concluyendo que toda sustancia se identifica a la sustancia
incausada; o mejor, toda sustancia es la sustancia incausada.
En cada una de las sustancias individuales que se pueden determinar, existen
atributos. Los atributos no pueden existir por fuera de las sustancia. Entonces, todos
los atributos que existen, se encuentran dispersos en las sustancias. Teniendo
aceptado que toda sustancia individual no es más que una sustancia única y universal,
causa de todas las demás, se habrá también de aceptar que dicha sustancia universal,
posee todos los atributos que existen. Es decir, es perfecta. Esa sustancia es Dios.

Hasta el momento, todas las concepciones ontológicas, ponían en una cumbre una
idea perfecta, acto puro, existir pleno, que naturalmente coincidía con Dios; se tenía
entonces que eran diferentes del ser perfecto, pero a la vez, eran causados por El, no
habiendo además otra fuente de ser o existencia.

En opinión de Spinoza, tal concepción resultaba contradictoria y respondía no a un


fundamento plenamente racional, sino a una concepción religiosa y dogmática; en éste
se partía de un Padre Creador y sus criaturas, quedando por medio de una distancia y
distinción entre creador y criatura. Spinoza tuvo osadía de negar ese pre-concepto
religioso, lo cual le costó no pocos problemas con católicos y judíos. Planteo a cambio
una absoluta unidad entre toda sustancia existente, las cuales no serían más que
segmentos de la sustancia divina. "Dios es el océano del ser; todas las cosas son sus
olas transitorias". Por esto, su sistema es panteísta, pues considera que Dios es todas
las cosas que existen.

SEPTIMO SUBGRUPO: EL SER EN HEGEL

Se dice que un objeto A, cambia y se convierte en un objeto B, cuando las


características de B, son diferentes a las de A. Si A. es una semilla y B un retoño, es
claro como la semilla cambio, haciéndose retoño. Cuando dos características son
diferentes, una niega a la otra. La característica de ser retoño; significa el no ser
semilla. Entonces, B es la negación de A. Pero a la vez, B proviene de A El retoño
niega a la semilla, pero a la vez, las características del retoño provienen de las
características de la semilla.

La realidad es dialéctica en cuanto la constituyen: a) Un primer elemento con


características determinadas; b) Un segundo elemento con características diferentes a
las del primero. Por su diferencia el primero y el segundo elemento se niegan u
oponen mutuamente; c) Una síntesis entre ambos elementos, representada en el
establecimiento de una relación positiva entre las dos. Al primero de estos pasos lo
denominó Hegel, tesis; al segundo, antítesis y al tercero, síntesis.

En la realidad, A -la semilla representa la tesis, B -el retoño, la antítesis; y la relación


de B con A, -el origen del retoño a partir de la semilla, la síntesis; se puede aceptar
entonces que la realidad es dialéctica.

Para Hegel, el pensamiento es la conciencia del cambio. El pensamiento es el único


capaz de hacer conciencia -sintetizar la relación entre los contrarios que existen en la
realidad. El conocimiento de la verdad se constituye en la conciencia de esas
relaciones; tales son la realidad. Desde luego, Hegel toma el ser como pensamiento.
La realidad al nivel de las diferencia de las cosas, es negación de unas de otras.

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