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1. DESCRIPCIÓN DE LA ASIGNATURA
El estudiante...
2.1.1. Comprenderá la importancia que tiene esta asignatura para su vida cristiana y cómo
afecta esta asignatura a su estudio bíblico.
2.1.2. Aprenderá a investigar el contexto histórico en el que se escribieron las epístolas.
2.1.3. Sabrá cómo extraer aplicaciones de las epístolas a nuestro tiempo.
2.1.4. Hará un uso apropiado de las narraciones históricas del Antiguo Testamento.
2.1.5. Será consciente del problema histórico que tenemos al leer el libro de los Hechos de los
Apóstoles.
2.1.6. Discernirá la historia que aparece en los Evangelios desde las diferentes dimensiones
en los que fueron escritos.
2.1.7. Interpretará de forma adecuada las Parábolas.
2.1.8. Analizará las estipulaciones del pacto de Dios con Israel y su aplicación a la actualidad.
2.1.9. Entenderá la función y la forma de la profecía del Antiguo Testamento.
2.1.10. Conocerá las principales características que componen los Salmos y que son clave para
su interpretación.
2.1.11. Sabrá trasladar los principios que aparecen en los libros sapienciales a la vida cristiana.
2.1.12. Aplicará adecuadamente los principios de la exégesis al generó literario de la
Apocalíptica.
3. Programa de la asignatura
4. RESPONSABILIDADES
4.1.1. Asistencia regular a las clases, sólo se admitirán dos ausencias justificadas.
4.1.2. Participación activa en el desarrollo de la clase.
Realizará los trabajos de prácticas que se asignan para cada semana y que aparece en el
cronograma de la asignatura.
5. CRONOGRAMA DE LA ASIGNATURA
Presentación/Propósitos/Introducción.
Las epístolas: importancia del contexto. Leer tres veces Filipenses
Las epístolas: cuestiones hermenéuticas. Hacer la exégesis de Filipenses 4:10-20
Las narraciones del Antiguo Testamento. Aplica los principios hermenéuticos de
las epístolas al texto de Filipenses 2:14-
18
Los Hechos. Aplica los principios hermenéuticos de
las narraciones del A.T. al libro de Rut
Los Evangelios. Interpretará Hechos 8:5-25.
Las parábolas. Interpretará Marcos 2:13-17.
La ley. Interpretará Mateo 25:1-13.
Los profetas.
Los Salmos. Interpretará Amós 5:1-27.
La Sabiduría.
El Apocalipsis
0. PROPÓSITOS DE LA HERMENÉUTICA
0.2. La lectura de la Biblia se a de realizar de forma inteligente. Podemos leer dos libros
bíblicos cuyo género literario es el de la historia. Por ejemplo, 1º de Samuel y Hechos.
0.4. La gran necesidad de la iglesia que comienza el siglo XXI es la de saber aplicar la Palabra
de Dios a su modo de vida. Porque muchas de las aplicaciones que en la actualidad se
realizan están fuera del contexto original en el cual fue escrito el texto bíblico. Por este
motivo debemos aprender, en nuestra lectura y estudio bíblico, a descubrir lo que significó
el texto para los receptores del mismo y el significado del mismo para el ahora. Para esto
hace falta el sentido común santificado.
Ese sentido común debe tener dos dimensiones: La primera es la de descubrir lo que el
contenido del texto significaba para los primeros receptores; esta es la tarea de la exégesis.
La segunda dimensión es la de aprender a oír ese mismo significado en una variedad de
contextos nuevos o diferentes; esta tarea se llama hermenéutica.
El propósito de la buena interpretación es: llegar al significado sencillo del texto. Para
esto hace falta el sentido común iluminado por el Espíritu Santo.
Todo lector es al mismo tiempo intérprete. Toda persona supone que al leer un texto
está entendiendo el significado del texto. A la vez todos creemos que lo que estamos
entendiendo es lo mismo que se proponía el autor humano del texto y el Espíritu Santo. Sin
embargo siempre que leemos traemos al texto, sin intención, nuestras experiencias,
presupuestos, prejuicios, etc.
Otro ejemplo lo podemos ver en el uso del término “No proveáis para los deseos de la
carne”, Romanos 13:14. Culturalmente hemos asimilado el concepto de que “carne” es lo
mismo que cuerpo físico, y esto es un error. Pablo rara vez usa éste término para referirse al
cuerpo humano. Lo usa en el sentido de “enfermedad espiritual”, llamada en algunas ocasiones
como “naturaleza pecaminosa”.
Otro de los factores que afecta a nuestra comprensión del texto es la traducción de la
Biblia. De hecho, la traducción a cualquier idioma, es una interpretación y en realidad nosotros
estamos leyendo la interpretación que el traductor ha hecho. Volvemos al ejemplo de “carne”.
La palabra que Pablo usa en griego es (s), traducida literalmente como carne, pero ya
hemos dicho que su uso primario no es relacionado con el cuerpo humano. De ahí que muchas
personas, con muy buena intención, cuando leen textos como estos, terminen “flagelando” su
cuerpo porque lo consideran pecaminoso y los deseos que pueda tener su cuerpo son malos,
por tanto hay que acabar con ellos, o restringirlos al mínimo: relaciones sexuales, comerse un
buen bistec, echarse una siesta, etc.
De esta manera nos hemos introducido en una nueva dimensión del problema, ¿cuál es
la mejor traducción?. Lo ideal sería saber hebreo, arameo y griego. De esta forma podríamos ir
al texto directamente y hacer una interpretación directa. Esto es algo casi imposible para la
mayoría de nosotros por muy diversas razones: 1) no tenemos tiempo para aprender idiomas
tan complejos, 2) la lingüística (para la mayoría) no es nuestro fuerte, siempre habrá
innumerables limitaciones porque el texto original no lo tenemos y se requiere una gran
cantidad de tiempo para cotejar los diferentes manuscritos. Por ese motivo tenemos que
No obstante tenemos una serie de recursos y traducciones que nos pueden ayudar
mucho en la comprensión del texto bíblico.
Luego están las traducciones. Hay tres formas de traducciones: las libres, que son
paráfrasis del texto, estas hay que desecharlas para el estudio serio de la Palabra de Dios.
Luego están las literales, o equivalencia formal, las cuales tratan de traducir lo más literal
posible el texto, un ejemplo lo tenemos en la versión Reina Valera de 1960. Por último, están
las traducciones que se denominan equivalencia dinámica, que convinan la fidelidad al texto,
pero también tratan de adaptar la traducción a la comprensión del significado de esa palabra,
un ejemplo lo tenemos en la traducción DIOS HABLA HOY, y la Nueva Versión Internacional.
...sino vestíos del Señor Al contrario, revestíos del ...sino, más bien, revestíos del
Jesucristo, y no proveáis Señor Jesucristo como de una Señor Jesucristo, y no andéis
para los deseos de la armadura, y no busquéis premeditando planes para
carne. satisfacer los malos deseos de satisfacer los malos deseos de
la naturaleza humana vuestra naturaleza pecadora.
Otro de los problemas con los que nos hemos de enfrentar es con aquel que dice que
tenemos que escoger los significados sencillos del texto. A consecuencia de esta forma de ver
la interpretación han surgido multitud de sectas que tienen como base la Palabra de Dios:
Testigos de Jehová, Mormones, Ciencia cristiana, etc. Pero hay no termina todo. Hay personas
que en el campo evangélico usan también ese deseo de un “significado sencillo” para justificar
su propia doctrina. Es el caso del “Evangelio de la prosperidad”, que para justificar su doctrina
usa pasajes como 3ª de Juan 2, donde dice: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas
las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”, un texto que en realidad no tiene
nada que ver con la prosperidad económica. Tal vez el significado sea lo que el intérprete
quiere que el texto signifique para apoyar sus propias ideas.
Como consecuencia de estos y otros problemas, muchas personas quieren eliminar las
reglas de interpretación a favor de una lectura simple. Pero el antídoto contra la mala
interpretación es la buena interpretación basada en el sentido común santificado.
Otra de las razones por las que se hace necesaria la interpretación es debido a la doble
naturaleza de la Biblia. Al ser Palabra de Dios, la Biblia, tiene relevancia eterna, habla a toda la
humanidad en todas las épocas históricas y culturales. Dios decidió darse a conocer a través de
palabras humanas en la historia, por ese motivo, cada libro tiene su particularidad histórica;
cada libro bíblico está condicionado por la lengua en la que se escribió, las circunstancias
culturales de determinadas personas a las cuales fue dirigido el escrito, y en algunos casos por
la transmisión oral por la que pasó antes de ser escrito. De ahí que la interpretación de la
Biblia sea una exigencia de la “tensión” existente entre su relevancia eterna y su
particularidad histórica.
De hecho siempre ha habido quien ha llevado uno de estos conceptos a los extremos.
Están aquellos que han considerado la Biblia como un mero libro histórico, limitándose a
averiguar las ideas religiosas del pueblo judío, la persona de Jesús o de la iglesia primitiva. Se
investiga como cualquier otro libro similar.
En el otro extremo están aquellos que piensan que la Biblia contiene solamente texto de
relevancia eterna, considerándola como una serie de proposiciones que deben ser creídas y una
serie de mandamientos que deben ser cumplidos. Un ejemplo de esto lo encontramos en
personas que basándose en el texto de Deuteronomio 22:5, consideran que la mujer no debe
ponerse pantalones, en cambio, las mismas personas no toman al pie de la letra los versículos
que vienen a continuación, v.8 “harás pretil a tu terrado”, v.9, no sembrar la viña con semillas
diversas, v.12, hacer flecos en las cuatro puntas del manto.
La segunda consideración es que hemos de aprender a leer con las reglas especiales
que se aplican a cada uno de los géneros literarios: poesía, historia, apocalíptica, leyes,
profecía, evangelio, proverbios, biografías, cartas, parábolas, etc. También hemos de aprender
la manera en cómo Dios nos comunica su Palabra en nuestro tiempo y que a menudo difieren
de una forma a otra. ¿Cómo nos hablan tales “leyes”? Y ¿en qué se diferencian de las “leyes”
morales, que son siempre válidas en todas las circunstancias? Estas preguntas surgen de la
naturaleza dual de la Biblia.
Uno de los grandes peligros que corremos es hacer exégesis “selectiva, es decir, sólo de
aquellos pasajes conflictivos para nosotros, pero que quizá no fueron conflictivos para los
primeros receptores. De ahí que debamos aprender a pensar exegéticamente cuando leemos un
pasaje bíblico, comenzar en el tiempo y en el lugar en el que el pasaje fue escrito y hacer lo
mismo con cada pasaje. Pero esta no es la única tarea, solamente la primera.
La clave para la buena exégesis es aprender a leer el texto con cuidado y a hacer las
preguntas apropiadas acerca del texto.
Hay dos tipos fundamentales de preguntas que uno debe hacer sobre cada pasaje
bíblico: las que se relacionan con el contexto del pasaje y las que se relacionan con el
contenido del mismo.
El contexto histórico tiene que ver con diversas cuestiones: época, cultura del autor,
lectores, factores geográficos, políticos, ocasión del escrito. Esto nos ayuda a comprender
muchas cosas del contenido del escrito. Esta información la podemos conseguir en cualquier
introducción a la Biblia, comentario exegético, Diccionario Bíblico y Manuales de la Biblia.
La pregunta más importante es la de la ocasión y los propósitos del escrito, es decir,
¿cuáles fueron las razones por las que se escribió el documento que estamos estudiando?.
Evidentemente esto varía de libro en libro, por ejemplo estos temas son de menos importancia
para Proverbios que para Primera de Corintios.
Las respuestas a esta pregunta, usualmente, se hallan en el mismo escrito, pero hay que
aprender a leer en espera de encontrar tales asuntos.
El contexto literario significa que las palabras sólo tienen significado en oraciones, y en
su mayor parte las oraciones bíblicas solamente tienen significado en relación con las oraciones
que las anteceden y le siguen.
La pregunta contextual más importante que se le puede hacer a una oración es “¿con
qué fin está diciendo esto el autor?”. Debemos tratar de seguir el pensamiento del autor
haciendo preguntas como: ¿qué dice el autor? ¿Por qué lo dice en este lugar?. Recordemos que
la meta de la exégesis es descubrir el propósito original del autor.
Hacer las preguntas acerca del significado de la Biblia para nuestros tiempos.
Evidentemente, si queremos hacer una aplicación adecuada y veraz es necesario que esa
aplicación esté basada en una sólida exégesis, ya que el único control apropiado de la
hermeneútica se encuentra en le propósito original del texto bíblico. De lo contrario, a los
textos bíblicos se les podría dar el significado que cualquier lector quisiera. Este tipo de control
es necesario porque sino, cuál de las interpretaciones es la correcta. Caemos en el mundo de la
subjetividad.
De hecho, las sectas que tienen su base en el cristianismo parten de la base del “aquí y
ahora”, y le han puesto a los textos bíblicos un significado que no tenía en su origen. El error
está en su hermeneútica, ya que no han tenido una exégesis sólida que controlase su aplicación
al aquí y ahora. ¿Qué puede impedir entonces que uno mate a su propia hija por un voto
absurdo, como lo hizo Jefté, Jueces 11:29-40.
Queremos saber lo que la Biblia significa para nosotros, pero no podemos darle el
significado que nos guste, y luego adjudicárselo al Espíritu Santo. Él nos ayudará a descubrir
ese propósito original, y nos guiará mientras tratamos de aplicar con fidelidad ese significado a
nuestra realidad.
NUESTRA REALIDAD
1) Epístolas de amistad
2) Cartas familiares
Son cartas que persiguen mantener viva las relaciones domésticas, es decir, hacia la
esposa, hijos o esclavos. Este tipo de escrito no se halla en el Nuevo Testamento.
En el Nuevo testamento tenemos varias secciones relacionadas con los elogios, por
ejemplo:
b) Epístolas protrépticas
Son una clase de discursos morales que tienen la finalidad de promover un
cambio de comportamiento.
En el Nuevo Testamento podemos ver la epístola a los Romanos en la que Pablo
presenta aspectos esenciales del Evangelio y se recomienda como maestro a la
congregación de Roma.
c) Epístolas de consejo
d) Epístolas de amonestación
Esta forma es bastante general en las epístolas y cartas del Nuevo Testamento.
Pablo la usa frecuentemente y amonesta a los creyentes a amonestarse
mútuamente, Colosenses 3:16; 1ª Tesalonicenses 5:12-14. Santiago es otro
ejemplo, de forma concreta en el capítulo 4 donde llama al arrepentimiento.
e) Epístolas de reprensión
Se trata de una forma de censura más fuerte que la amonestación. Mientras que
la amonestación no persigue el provocar vergüenza al otro, la reprensión
persigue esta meta de forma explícita. Se trata de sacar a la luz errores graves.
f) Epístolas de reproche
Son epístolas con una cadena sucesiva de acusaciones e inventivas. Este tipo de
epístolas o epístolas no aparecen en el Nuevo Testamento.
g) Epístolas de consuelo
El consuelo filosófico tenía como meta someter las emociones de las personas a
los argumentos de la razón.
5) Epístolas de mediación
Las epístolas del primer siglo tienen una estructura peculiar que haremos bien en
conocer para cuando leamos los escritos neotestamentarios, ya que éstos llevan casi la misma
estructura, aunque en ocasiones algún elemento está ausente. La estructura era la siguiente:
1. INTRODUCCIÓN
1.2. Encabezamiento
1.2.1. Remitentes
1.2.1.1. Nombre
1.2.1.2. Títulos
1.2.1.3. Corremitentes
1.2.1.4. Títulos
1.2.2. Destinatarios
3. SECCIÓN FINAL
3.3. Postescrito
3.3.1. Información sobre alguien.
3.3.2. Saludos a otros.
3.3.3. Exhortaciones de carácter comunitario.
3.3.4. Saludos de otros.
3.3.5. Notas personales
3.3.6. Bendición final.
Estas estructuras son importantes tenerlas en cuenta para cuando hagamos la exégesis,
ya que nos aportarán información del contexto en el que se escribió, tanto acerca del autor,
como de los destinatarios, las circunstancias que rodean la escritura de la epístola. Además esta
estructuración nos ayuda también, a hacer la lectura de los textos en párrafos, clave para una
buena exégesis.
En la sección anterior hemos hecho mención a que las epístolas del Nuevo Testamento
son heterogéneas. Pero todas tienen en común dos características fundamentales: todas son
documentos de ocasión, es decir, fueron motivadas por diferentes circunstancias. La otra
característica es que fueron escritas en el primer siglo. Aunque estos escritos son inspirados
por el Espíritu Santo, y por lo tanto pertenecen a todas las épocas, fueron escritas primero en
el contexto del autor para el contexto de los destinatarios originales. Son precisamente esos
factores (la ocasión y su pertenencia al primer siglo) lo que hace que su interpretación sea
difícil a veces.
Otro aspecto importante a destacar en esta sección es que las epístolas no son
tratados de teología sistemática. Por supuesto que hay teología implícita, pero siempre están
dirigidas a tratar asuntos del presente. En el próximo capítulo miraremos las consecuencias de
esto para la hermeneútica.
La primera cosa que se debe hacer con cualquier epístola es formar una reconstrucción
tentativa, pero ilustrada de la situación que el autor está tratando. Por ejemplo: ¿qué pasaba en
Filipos?, ¿Qué impulso a Pablo a escribir esa epístola?, ¿Cómo conoció él esa situación
concreta?, ¿Qué relación y cuáles eran las comunicaciones que Pablo había tenido antes con los
filipenses?, ¿Cuáles eran las actitudes mutuas entre el autor y los destinatarios?. Entonces ¿qué
pasos hemos de seguir?
Primero, leer lo que se dice sobre estos temas y que aparecen en los Diccionarios
bíblicos, Introducciones bíblicas, las introducciones que aparecen en los comentarios.
Con todos estos detalles mencionados vamos a poner un ejemplo del proceso a seguir
en nuestra investigación, para ello tomaremos como base la epístola a los Filipenses.
AUTOR
Se goza en las diferentes situaciones en las que está viviendo, 1:18; 4:10.
OCASIÓN
DIVISIÓN ESTRUCTURA
1:1-2. Saludo.
1:3-11. Oración por los filipenses.
1:12-26. Informe de su situación personal.
1:27-2:13. Llamado a la unidad desde la humildad.
2:14-18. Llamado a vivir como hijos de luz.
2:19-30. Preparando el camino para los emisarios de Pablo.
3:1-21. Influencias extrañas en la iglesia.
4:1-9. Exhortaciones diversas.
Esta es la parte culminante de la tarea exegética y esto es algo que también podemos
hacer sin necesidad de acudir a los comentarios bíblicos.
La clave en este paso es aprender a pensar en párrafos, ya que éstos son las unidades
naturales de pensamiento y la clave indispensable para entender el argumento de la epístola.
Para ello hemos de tratar de explicar en una frase el contenido del párrafo y su relación con el
argumento general (el cual explica la ocasión de la epístola). Tenemos que recordar que la
pregunta que hemos de estar realizando continuamente en nuestra lectura es ¿cuál es el punto
principal de la epístola?. Para esto nos puede ayudar dos cosas: 1) resumir el contenido de
cada párrafo, qué dice el autor en este párrafo. 2) por qué piensas que el autor dice eso en ese
lugar, ¿cómo está contribuyendo ese párrafo a la argumentación general de la epístola?.
Hemos de recordar que aunque estemos interesados en una parte muy concreta de un
pasaje, primero tenemos que averiguar cuál es la ocasión de esa epístola y cuáles son los temas
tratados en la misma; buscando la relación argumental, tanto en los textos precedentes como
posteriores, así como, la relación con el propio párrafo al que pertenece ese texto.
La idea principal de esta sección es que la voluntad de Dios para los creyentes es que
vivan la vida cristiana en unidad con una actitud de humildad. Esta es la idea principal que
personalmente creo que puede resumir esta sección. Pero esta idea tiene que ser puesta a
prueba en los siguientes pasos de la exégesis.
Después de repetidas lecturas del pasaje y con un contraste entre las divisiones
propuestas por las diferentes traducciones llegamos a la conclusión de que estos son los
párrafos: 1:27-30; 2:1-4; 2:5-11; 2:12-13.
El primer párrafo, 1:27-30, comienza la exhortación. ¿Por qué podemos decir que es
este pasaje el que comienza una nueva sección?. Observemos que en los versículos anteriores,
12-26, Pablo ha estado hablando en primera persona del singular, acerca de sí mismo. Ahora
habla de los filipenses, como se puede notar por el uso de los pronombres personales que están
en segunda persona del plural. El pensamiento principal de este párrafo puede estar resumida
en las palabras del v. 27 “que estáis firmes en un mismo espíritu”. Esta es una exhortación cuyo
propósito es el de la unidad como iglesia ya que están viviendo en cierta oposición, v.28-30, cf.
3:2, 12. ¿Qué relación tiene este pasaje con los versículos que vienen a continuación?. Para eso
habremos de analizar el siguiente párrafo.
El tercer párrafo es 2:5-11. En este párrafo encontramos como idea principal el ejemplo
de humildad de Jesús y Pablo lo usa con el propósito de que los creyentes de Filipos puedan
tener un modelo de comportamiento en humildad. De esta forma, este párrafo queda unido con
el anterior. Observemos que Pablo menciona estas grandes verdades de Cristo no solamente
para que los creyentes las sepan, sino para que sean como Cristo.
1) La exégesis está basada en el mismo texto, no hemos tenido que buscar información
externa para entender el significado del pasaje.
2) No hay nada en el argumento de la exégesis que no se acomode al texto.
3) Toda esta argumentación le da perfecto sentido a todo el pasaje.
4) Si tenemos preguntas que no han sido contestadas, ahora podemos acudir a los
comentarios.
Esta fue la Palabra de Dios para ellos. Desde aquí podemos buscar el significado de esa
misma Palabra de Dios para nosotros hoy. Pero eso será algo que veremos en el próximo
capítulo.
El pasaje bíblico que hemos usado de ejemplo para hacer una exégesis, Filipenses 1:27-
2:13; no es problemático. Pero no todos los textos bíblicos son así. Hay textos cuyo
significado es difícil de comprender para nosotros, como por ejemplo: “por causa de los
ángeles”, 1ª Corintios 11:10, o “los que se bautizan por los muertos” 1ª Corintios 15:29, o la
predicación de Cristo a “los espíritus encarcelados” 1ªPedro 3:19, o “el hombre de pecado” 2ª
Tesalonicenses 2:3. ¿Cómo se encuentra el significado de los pasajes problemáticos?
El autor y los lectores originales están en la misma longitud de onda, que le permite al
autor inspirado dar por supuesto que los lectores saben muchas cosas que él no dice
expresamente.
Por ejemplo, 2ª Tesalonicenses 2:5-6, está hablando de que hay algo o alguien que
detiene al hombre de pecado. Cuando Pablo estuvo en Tesalónica estuvo instruyendo a los
creyentes de aquella ciudad con referencia a este tema, y por ese motivo, los creyentes de
Tesalónica sabían perfectamente qué o quién era lo que los detiene. Tenemos que aprender a
contentarnos con nuestra falta de conocimiento. Nos falta la comunicación oral que aquellos
creyentes tuvieron y por ese motivo entendían perfectamente lo que Pablo les estaba diciendo.
Esto es lo que se considera como un axioma: Dios nos ha comunicado lo que quiere que
sepamos; lo que no nos ha dicho puede despertar nuestro interés, pero nuestra incertidumbre
en estos puntos nos debe hacer cautos y no dogmáticos.
Ciertamente no sabemos cuál era el motivo por el que los creyentes de Corinto se
bautizaban por los muertos, pero sí sabemos por qué se refiere Pablo a esa práctica. La propia
acción de bautizarse era una prueba de la incongruencia que tenían estos creyentes en
referencia a la futura resurrección de los creyentes.
2.4.3. Hay que aprender a preguntar lo que se puede decir con certeza sobre un texto, y
lo que es posible, pero no es cierto.
2.4.4. La manera de tratar estos pasajes distingue los buenos comentarios de los demás
Los buenos comentarios hacen una lista de las diversas opciones y las comentan
brevemente, por lo menos, enumerando los argumentos a favor y en contra de cada posible
interpretación. Pero hay que recordar una cosa importante, puede que estemos en acuerdo o
desacuerdo con lo que el autor del comentario diga, pero los eruditos no tienen siempre la
respuesta. Los pasajes como 1ª Corintios 15:29, deben servir para hacernos humildes.
Este capítulo es sólo la mitad del trabajo. Es la primera tarea esencial para una correcta
lectura de las epístolas. La siguiente tarea consiste en averiguar cómo se aplican esas verdades
eternas a nuestra realidad, es decir, ¿cuál es la Palabra de Dios para nosotros?
Esta sección está relacionada con uno de los propósitos de Pablo al escribir la carta, y es el
de agradecerles a los creyentes de Filipos su generosidad y oportunidad de la ofrenda que
habían realizado.
Este párrafo está en la sección final de la carta 4:8-23, y forma parte de un agradecimiento
y bendición. Perteneciendo al género literario epistolar del encomio.
Esta unidad de pensamiento está divida en los siguientes párrafos: 4:10-13, 14-16, 17-18,
19-20. En cada párrafo vamos a ver qué está diciendo, cuál es el propósito y cuál es la
relación con el resto de los párrafos.
Por ejemplo, cuando Pablo escribe 2ª Timoteo 4:13, el mandato que Pablo le estaba dando
a Timoteo no nos lo aplicamos a nosotros y vamos en peregrinación a buscar el capote y los
libros de Pablo a Troas. En cambio, en la misma carta, 2:3; encontramos otro mandamiento
con las mismas características imperativas y no dudamos que hay que cumplirlo. Nadie pone en
duda la hermenéutica de estos dos pasajes ya que son de sentido común santificado. La
mayoría de asuntos de las epístolas se acomodan muy bien a esta hermenéutica de sentido
común.
Los problemas surgen cuando encontramos textos que no están en ninguno de los dos
extremos expuestos en el párrafo anterior. Nuestras dificultades hermenéuticas aquí son varias,
pero todas tienen en común la falta de uniformidad. Esta es la gran debilidad de nuestra
hermenéutica común. Es aquí donde entra en juego nuestra herencia teológica, tradiciones
eclesiásticas, nuestras normas culturales. La consecuencia de esto es que seleccionamos de
muchas formas y de la misma manera evadimos otras.
Volviendo al ejemplo anterior de la carta de Timoteo, esas personas que están de acuerdo
en los dos extremos que hemos mencionado, tienen reparos para obedecer 1ª Timoteo 5:23.
Varias de las formas en las que se ha interpretado este texto:
Bien pudiéramos pasar por alto este texto por falta de aplicación personal actual, pero
¿con qué base hermenéutica? Este ejemplo ilustra cómo la cultura dicta lo que es sentido
común para cualquiera de nosotros. Pero también hay otras cosas que nos dictan el sentido
común, de forma especial nuestra tradición eclesial. Por ejemplo, ¿por qué en muchas
iglesias evangélicas se le prohibe a las mujeres que hablen en la iglesia tomando como base 1ª
Corintios 14:34, 35, pero en las mismas iglesias se dice que el resto del capítulo 14 no
pertenece a nuestro tiempo?
Son precisamente nuestros compromisos teológicos los que nos hacen leer una serie de
textos, pero a la vez, nos hacen pasar por alto otros. Para algunos cristianos es una verdadera
sorpresa cuando otros cristianos encuentran apoyo para el paido bautismo en textos como 1ª
Corintios 1:16; 7:14; o que otros encuentran evidencia de la segunda venida de Cristo en dos
etapas basados en 2ª Tesalonicenses 2:1; o que otros encuentran evidencias para la
santificación como segunda obra de gracia en Tito 3:5. Así podríamos continuar mencionando
ejemplos, entonces ¿qué reglas se pueden establecer para una hermenéutica más uniforme
para las epístolas?
Por ejemplo, la justificación más frecuente para decir que 1ª Corintios 14 no es vigente en
su parte de los dones se basa en una interpretación de 13:10 que habla de que cuando llegue lo
perfecto ya no harán falta dones como las lenguas, profecías, etc. ¿Qué es lo perfecto? Para
muchos es canon del Nuevo Testamento. Pero esto no es lo que pudo significar para Pablo y
los creyentes de Corinto, 1) porque una buena exégesis lo desaprueba totalmente, 2) ni Pablo
ni los Corintios sabían que iba a existir algo que se llamara Nuevo Testamento, 3) pero es que
tampoco el Espíritu Santo hubiera permitido que Pablo escribiera algo que era totalmente
incomprensible para los Corintios.
Es esta regla la que hace que texto teológicos e imperativos éticos dirigidos a la
comunidad cristiana a través de epístolas, le den a los cristianos de la actualidad un sentido de
continuidad con el siglo primero. Por esto podemos creer que Jesucristo es Dios y Hombre,
que todos pecaron, que somos salvos por la Gracia de Dios a través de la fe en Jesucristo, que
hemos de vivir en compasión, humildad, mansedumbre, paciencia, Colosenses 3:12.
3.4. El problema de la aplicación por extensión
¿Es legítimo extender la aplicación del texto a otro contexto, o hacer que un texto se
aplique a un contexto completamente diferente al fondo cultural de primer siglo?
Por ejemplo, Dios desea que sus hijos hablen la verdad en todo momento. Esto es lo
que Pablo estaba recordando a los creyentes de Éfeso, 4:25. En el contexto de este texto Pablo
ha estado hablando del estilo de vida que ha de llevar el nuevo hombre en Cristo y una de las
características que se ha de mostrar quien es un hombre nuevo es en su forma de hablar. ¿Es
legítimo extender este principio a nuestra época y cultura? La respuesta es afirmativa porque
este principio está expresado en otros pasajes que tienen el mismo propósito. 1ª
Tesalonicenses 4:6; 1ª Pedro 2:1.
Pero no todo es tan sencillo como el ejemplo que acabamos de mencionar. Hay otros
pasajes como 2ª Corintios 6:14, que nos dice “no unáis en yugo desigual con los infieles”.
Tradicionalmente este texto se ha interpretado como una prohibición matrimonial entre
creyente e inconverso. Sin embargo, en raras ocasiones este concepto de “yugo desigual” se
aplica tanto en la Biblia como en la antigüedad a las relaciones matrimoniales, y no hay nada en
el contexto que permita el enfoque del concepto matrimonial.
El problema aquí tiene que ver con dos clases de textos en las epístolas:
3.5.1. Los que se refieren a asuntos del primer siglo, que en su mayoría no tienen una
contrapartida con nosotros.
Un ejemplo lo podemos ver en 1ª Corintios 8-10, donde Pablo habla de tres asuntos: 1)
el acompañamiento a las fiestas idolátricas, 8:1-13; 2) los derechos del apóstol, 9:1-23; 3) la
comida sacrificada a los ídolos y vendida en el mercado, 10:1-11:1. Una buena exégesis indica
que Pablo da la siguiente solución a esos problemas: 1) se les prohibe a los cristianos que
participen en la fiesta a los ídolos, debido al principio de que esto puede ser ocasión de caída
para otros hermanos, 8:7-13, porque comer carne sacrificada a los ídolos es incompatible con
la vida en Cristo que se experimenta en su mesa, 10:16-17, y porque eso significa participar de
lo demoniaco 10:19-22. 2) Pablo defiende su derecho al sostenimiento material como apóstol,
aunque haya renunciado a él; también defiende sus acciones en asuntos indiferentes, 9:19-23.
3) Se puede comer carne sacrificada a los ídolos y vendida en el mercado; y también se puede
comer con libertad en la casa de otra persona. En este caso, también se puede rechazar si
puede crear un problema de conciencia para otra persona. Uno puede comprar cualquier cosa
para la gloria de Dios siempre que no se ofenda deliberadamente a otra persona.
Desde la perspectiva hermenéutica estos pasajes no tienen que ver con nosotros, ya que
en nuestra cultura occidental la carne que compramos no ha sido sacrificada a los ídolos y en
consecuencia, para nosotros es un problema desconocido. Tampoco tenemos entre nosotros a
apóstoles que hayan visto al Señor, 9:1, y que hayan fundado nuevas iglesias y tengan
autoridad sobre ellas, 9:1,2; cf. 2ª Corintios 10:16.
3.5.2. Son aquellos pasajes que podrían ocurrir en nuestra época pero cuyas posibilidades
son mínimas
Algunos ejemplos en ese sentido son el incesto, 1ª Corintios 5:1-11; las borracheras en
la cena del Señor, 11:17-22; querer imponer la circuncisión, Gálatas 5:2. Son cosas que
podrían ocurrir, pero son muy improbables en nuestra cultura.
Ala fin y a la postre surge la pregunta de qué es indiferente para nosotros y que cosas
no. Veamos las siguientes normas:
1) Son indiferentes aquellas cosas que las epístolas indican de forma específica que
son indiferentes, todavía puede considerarse como tal: comida, bebida, días de
fiesta, etc.
El problema tiene las siguientes etapas: 1) Las epístolas son documentos ocasionales
dirigidos a situaciones del primer siglo. 2) Muchas de las situaciones que aparecen en las
epístolas están totalmente condicionadas a la historia del primer siglo y sin ninguna posible
aplicación para la actualidad. Es el ejemplo del capote de Pablo. 3) Otros textos están
condicionados por el siglo primero, pero la Palabra de Dios se puede traducir a ambientes
nuevos, aunque comparables. 4) Por tanto, ¿no es posible que aún otros textos, aunque
parezcan que tienen particularidades comparables, también estén condicionados por el fondo
cultural del primer siglo, y hay que traducirlos a fondos nuevos, o solamente hay que dejarlos
en el siglo primero?
A continuación mencionaremos algunas normas que nos ayudarán a distinguir entre las
cosas que son relativas en la cultura, y las que trascienden su fondo original y son norma para
los cristianos de todas las épocas.
Por núcleo central del mensaje de la Biblia entendemos que es todo aquello que tiene
una trascendencia temporal: la muerte de Cristo, su resurrección, la Salvación por la sola fe en
Jesucristo, el regreso de Cristo, el estilo de vida bajo los valores del Reino de Dios. En cambio,
se considera periférico todo lo relacionado con las prácticas culturales pertenecientes al siglo
primero y que tuvieron una manifestación importante en la vida pública de la iglesia del primer
siglo: ósculo santo, la obligación de que las mujeres se cubran la cabeza, etc.
3.6.2. Hay que estar preparado para distinguir entre lo que el Nuevo Testamento
considera intrínsecamente moral y lo que no
Las cosas intrínsecamente morales son, por lo tanto, absolutas y permanentes para
todas las culturas. Por ejemplo, las listas de pecados nunca contienen elementos culturales.
Algunos pecados pueden ser más prevalecientes en una que en otra, pero nunca hay situaciones
en los que se les considere como actos cristianos. El adulterio, la idolatría, las borracheras, la
homosexualidad, el robo, la avaricia, etc. 1ª Corintios 6:9-10, siempre son cuestiones morales.
En cambio, el lavarse los pies unos a otros, el acto de comer alimentos sacrificados a
los ídolos, la opción por el celibato; son cuestiones culturales y de opción personal totalmente
legítimas para el que las practica, pero no tienen una dimensión moral, pues el Nuevo
Testamento no se las ha dado.
Lo que sigue son algunos ejemplos de temas en los cuales el Nuevo Testamento tiene
un testimonio uniforme: el amor como respuesta ética fundamental del cristiano, la ética
personal del desagravio, la maldad de las contiendas, el odio, el asesinato, el robo, la
homosexualidad, las borracheras, la inmoralidad sexual de toda clase, etc.
En cambio hay temas en los que el Nuevo Testamento no presenta uniformidad, como
por ejemplo: la función de la mujer en la vida de la iglesia, Romanos 16:1-3; 1ª Corintios 3:9;
11:5; Filipenses 4:2-3 en comparación con otros textos, 1ª Corintios 14:34-35; 1ª Timoteo
2:12. La retención de riquezas propias, Lucas 12:33; 18:22; Timoteo 6:17-19. El comer carne
sacrificada a los ídolos, 1ª Corintios 10:23-29, cf. Hechos 15:29; Apocalipsis 2:14,20.
La buena exégesis nos ayuda a ver más claramente la uniformidad de lo que quizá, en
principio, pueda parecer. Un ejemplo lo vemos en lo que se ha mencionado anteriormente
sobre comer la carne sacrificada a los ídolos. La palabra griega que se usa tanto en Hechos
como en Apocalipsis es para referirse a la participación en los rituales a los ídolos. En este caso
la actitud sería acorde con lo que Pablo está diciendo en 1ª Corintios 10:14-22.
3.6.4. Hay que distinguir dentro del Nuevo Testamento entre principio y aplicación
específica
Es posible que un escritor del Nuevo Testamento apoye una aplicación relativa de un
principio absoluto, y al hacerlo no convierte la aplicación en absoluta. Un ejemplo de esto lo
vemos en el texto mencionado de 1ª Corintios 11:2-16. Aquí Pablo apela al orden de la
creación, v.3, y hace referencia al principio de que nada en el culto cristiano debe distraer lo
que se está haciendo para la gloria de Dios, v. 7,10. Sin embargo, la aplicación específica
parece ser relativa, pues Pablo está apelando constantemente a las “costumbres” o la
“naturaleza”, v.6,13,14,16. Esto nos lleva a preguntarnos si el tema del “velo” no hubiera sido
recogido en el Nuevo Testamento, ¿habría sido un problema para las iglesias del siglo XX?
3.6.5. Es importante determinar las opciones culturales abiertas para cualquier escrito
del Nuevo Testamento
Hay temas culturales que están abiertos y que el Nuevo Testamento puede tomar una
opción distinta a la de la propia cultura. Veamos algunos ejemplos.
La homosexualidad fue aceptada por algunos y rechazada por otros en la cultura del
siglo primero. Pero vemos que el Nuevo Testamento toma una postura de rechazo contra la
mencionada práctica. En este caso podemos afirmar que el Nuevo Testamento toma una
postura única.
Otro ejemplo lo vemos en temas relacionados con la opresión tanto en relación con la
esclavitud como hacia la mujer. La esclavitud no era vista como un mal en aquella cultura. Los
escritos del Nuevo Testamento no denuncian tampoco la esclavitud como un mal, pero en
cambio, si que denuncia y hace una opción muy concreta por el tema de la mujer. Recordemos
que ésta era vista en aquella época como un objeto sin valor. En cambio, el Nuevo Testamento
la pone a la misma altura que el hombre, Gálatas 3:28; al hombre se le pide que ame a su
3.6.6. Debemos mantenernos alerta a las posibles diferencias culturales entre el siglo
primero y el actual, que algunas veces no parecen obvias
Es posible que tras un estudio exegético de cierto tema, hecho con honestidad por dos
personas, cada una llegue a conclusiones diferentes, no tanto por la exégesis, sino por la
hermenéutica. ¿Entonces qué?. Tristemente, en la mayoría de los casos, se acaban enzarzando
en discusiones poco edificantes para ellos y para aquellos que los rodean. Luego el
enfrentamiento se extiende entre partidarios de uno y de otro bando creándose auténticos
abismos de resentimientos, críticas, infamias y un largo etc. Esto es atestiguado por multitud de
ejemplos que cada uno conoce.
Es ante esta situación que hemos de ejercer la humildad de la que nos habla Filipenses,
1:27-2:13. Esta es la actitud que Dios desea por encima de que la interpretación que tengamos
sea correcta.
Con anterioridad hemos afirmado que buena parte de la teología que se presenta en las
epístolas es de carácter funcional y no tanto sistemático. Es decir se trata la parte de un tema
que es necesario, pero no se trata todas las vertientes de ese tema. Sin embargo, eso no quiere
decir que no podamos hacer una sistematización de temas expresados en declaraciones
parciales y que aparecen en las epístolas. De hecho, esa sistematización, es una tarea
obligatoria para todo estudiante de la Biblia. Pero esa sistematización, llamada teología bíblica,
debe estar basada en una correcta exégesis.
Por ese motivo hemos de tomar una serie de precauciones para el estudio de la
teología, precauciones que se derivan de la naturaleza ocasional de las epístolas.
Por ejemplo, para hacerles ver lo absurdo que es que dos hermanos se enfrenten y
acudan a un tribunal pagano para un juicio, Pablo declara a los corintios que algún día vamos a
juzgar al mundo y a los ángeles, 1ª Corintios 6:2,3. Pero los textos no dicen nada mas con
respecto al tema. Entonces los cristianos podemos afirmar que en la consumación de los
tiempos una de sus funciones será la de juzgar en el más allá, pero en realidad no sabemos lo
que eso significa, ni los detalles de su realización. Más allá de la afirmación misma, toda
afirmación aclaratoria que no aparece en la Escritura es pura especulación.
Esto es un gran problema, pues las preguntas que hoy nos hacemos no eran las que los
creyentes del primer siglo se hacían. Por ejemplo, los creyentes del primer siglo no se
preguntaban por temas como la eutanasia, la fecundación in vitro, la clonación, el uso de la
energía nuclear, la ecología y un largo etcétera. Por ese motivo la única manera de tratar esos
temas es apoyándose en una teología bíblica integral, que incluye nuestra comprensión de la
creación del universo, la potestad de la vida, la caída, la redención y la consumación de los
tiempos.
Partimos de la base de que los principios hermenéuticos que hemos de extraer del este
pasaje, están condicionados al trabajo previo de la exégesis que se ha realizado sobre el
mismo.
De entrada podemos decir que este pasaje tiene un testimonio uniforme (3.6.3. de los
apuntes de clase), aunque no todo lo que aparece en el relato lo sea, pero sí que lo es en líneas
generales.
4:10-16.
4:14-16.
Al ser un relato histórico personal, esta sección no tiene una aplicación directa, pues está
hablando de algo muy personal y que no tiene que ver con nuestra realidad, ya que Pablo
no está con nosotros, ni tenemos que enviarle ofrendas a Filipos, Tesalónica o Roma. Pero
4:17-18.
4:19-20.
No trates de imitar o hacer todo lo que lees en la Biblia. No hay ninguna narración
bíblica escrita especialmente para ti. Puedes aprender mucho de esas narraciones pero
nunca puedes suponer que Dios espera de ti lo que esos personajes hicieron, ni que te
ocurra lo mismo que a ellos.
La Biblia contiene más literatura de género narrativo de que cualquier otro estilo
literario. Por ejemplo, más del 40% del contenido del Antiguo Testamento es narrativo. Hemos
de recordar que el Antiguo Testamento supone las tres cuartas partes de todo el contenido
bíblico. Por otra parte está el Nuevo Testamento con los cuatro evangelio y el libro de Hechos.
Esto muestra un propósito claro por parte del Espíritu Santo, al escoger este estilo literario
para revelarnos a Dios.
RELATO NARRACIÓN
NARRACIÓN
Las narraciones bíblicas nos cuentan parte de las cosas que sucedieron y su propósito
es el de mostrarnos a Dios en acción en su creación y en su pueblo. Las narraciones glorifican
a Dios y nos ayudan a entenderlo y valorarlo, nos presentan una descripción de su providencia
y protección.
Las narraciones del Antiguo Testamento tienen tramas que son parte de una trama
global especial, y tienen un grupo de personajes especiales, el más importante de los cuales es
Dios.
Es todo el plan universal de Dios realizado a través de su creación. Los aspectos claves
de este nivel son: la creación inicial; la caída de la humanidad; el poder y la ubicación del
pecado; la necesidad de la redención; la encarnación y sacrificio de Cristo; la restauración del
Reino de Dios.
Aquí se encuentran los centenares de narraciones sueltas que componen los otros dos
niveles. Por ejemplo, la vida de José sería una narración, pero esa narración estaría compuesta
de otras narraciones: las narraciones de sus sueños, cuando José fue vendido por sus hermanos
a los mercaderes, su exaltación y caída en la relación a Potifar, su experiencia en la cárcel, su
ascenso a la jefatura de Egipto, etc.
4.1.2.1. Las narraciones del Antiguo Testamento no son solamente historias sobre las
personas que vivieron en la época del Antiguo Testamento. Son principalmente y en
primer lugar, las historias de la intervención de Dios en la vida de esas personas y a
través de ellas. Dios es el protagonista supremo de todas las narraciones. Un ejemplo
lo podemos tener en la historia de Abraham. Él no es el protagonista, sino Dios y la
forma en la que éste interviene en los diferentes momentos oportunos: dándole
descendencia, proveyendo del cordero en lugar de Isaac, dándole victoria sobre los
enemigos, aumentando sus riquezas, etc.
A continuación vamos a mencionar diez principios que nos pueden ayudar a evitar
errores obvios de la interpretación al hacer la exégesis de éstas y otras historias.
4.2.1. Una narración del Antiguo Testamento, por lo general, no enseña directamente una
doctrina.
4.2.2. Una narración del Antiguo Testamento, usualmente, ilustra una doctrina que se enseña
con proposiciones en otros lugares.
4.2.3. Las narraciones informan de lo que pasó, no necesariamente de lo que debió haber
pasado, ni lo que debe pasar todo el tiempo. Por lo tanto no todas las narraciones
tienen una aplicación moral identificable.
4.2.4. Lo que los personajes de las narraciones hacen no es necesariamente un buen ejemplo
para nosotros. Con frecuencia, es precisamente lo opuesto. Un ejemplo lo tenemos en
Jueces 6, donde se nos relata el llamamiento de Gedeón y las pruebas (el rocío sobre el
vellón) que éste pide a Dios. Esas pruebas son un claro ejemplo de incredulidad en
Dios, aunque Dios en su soberanía accedió a tales pruebas.
4.2.5. La mayoría de los personajes de las narraciones del antiguo Testamento y sus acciones
son imperfectos. Un ejemplo lo podemos tener en la mentira de Abraham y Sara cuando
Este ejemplo está basado en la historia bíblica de José y que se recoge en Génesis 37,
39-50. Al leer esos capítulos se ve que José es el personaje humano central en casi todos los
puntos. En realidad su figura domina todo el relato.
Independientemente de la capacidad administrativa que tenía José está claro que esa
capacidad ocupa un lugar secundario con relación a la intervención de Dios en su vida.
Continuando con el relato vemos que a causa de una serie de injusticias es encarcelado, pero es
ascendido a la posición de administrador de los presos. ¿Por qué asciende a esta posición? ¿Por
sus dotes administrativa?, 39:21-23, muestra claramente que era Dios quien estaba detrás. La
insistencia del narrador bíblico está en mostrar que Dios es el héroe de esta historia, sino,
¿quién es el héroe?, ¿José y su capacidad para meterse en líos?, ¿Jacob al actuar con
favoritismo hacia uno de sus hijos?, ¿El carcelero que ascendió a José a la posición de
administrador? Si se escoge alguna de estas opciones, u otra en la que no aparezca Dios como
el héroe, destrozaremos en énfasis de la narración y manipularemos los acontecimientos.
Hemos visto que el conjunto de la historia de José, tal como se recoge en el texto de
Génesis, está compuesto por una sucesión de narraciones que de esta manera forma parte de
un nivel de narración mayor, y que en este caso tiene que ver con el origen del pueblo de
Israel, pero a su vez está enmarcado en otro nivel superior: el plan de Dios para Israel como
nación, y para la conservación de los cananeos, egipcios y otros junto con los israelitas durante
la época de hambre.
Al leer y estudiar los relatos bíblicos vamos a ser tentados a ver cosas que no están en
el texto. Esto es debido a que en la narración podemos encontrar enseñanzas que están
implícitas. Esto es: que el mensaje se puede entender con lo que se dice, aunque no se exprese
con muchas palabras. Cuando leemos una narración no debemos ir buscando un significado
que nadie ha encontrado y que Dios no lo ha regalado de forma “directa” o “mística”.
¿Por qué algunas personas encuentran en las narraciones cosas que no están en ellas?
Hay por lo menos tres razones:
1) Porque están desesperadas en encontrar algo que les sea útil, de valor personal
para la situación en la que están viviendo.
2) Porque son impacientes; quieren soluciones ahora mismo, en este libro y en este
capítulo.
3) Espera (equivocadamente) que todo en la Biblia se aplique de forma directa como
instrucción para su vida.
Para evitar esas tendencias vamos a mencionar los principales errores de interpretación
en las narraciones.
Podemos sentir la tentación de interpretar un texto fuera del relato histórico y literario,
centrándonos en unidades muy pequeñas. De esta forma podemos conseguir que el texto diga
lo que quiera.
4.5.3. Selección
Esto sucede cuando el significado sencillo del texto nos deja fríos, no produce un
deleite espiritual inmediato, entonces buscamos un nuevo significado. Por ejemplo, Lucas 6:24,
“Ay de vosotros los ricos”, se cambia su significado claro de que se refiere a aquellos que
buscan su recompensa en las riquezas por “Ay de ustedes que aman tanto el dinero, que han
renunciado a su fe en Dios", como si el ser rico fuera sinónimo de imposibilidad en ser un
discípulo de Jesús.
En primer lugar, hemos de situar el contexto histórico de esta narración. Por el dato que se
desprende de 1:1, sabemos que la historia que aparece en este libro sucedió en el tiempo de los
Jueces de Israel, periodo que va desde la entrada de Israel en la tierra prometida (1.240 a. C.
En consecuencia, una de las tareas que hemos de realizar es echar un vistazo al libro bíblico
de los Jueces y conocer las características de ese periodo. Después de una primera ojeada al
libro de Jueces, salta a la vista que ese periodo se caracterizó por la idolatría, el sincretismo,
injusticia social, continuas guerras, rivalidades entre las tribus, inmoralidad sexual y multitud de
manifestaciones de infidelidad a Dios. Recordemos que Dios disciplinaba al pueblo de Israel,
permitiendo que otros pueblos le atacasen y le robaran, enviando sequías, etc. Todo esto con el
propósito de que el pueblo se volviera a Él.
Tuvo que ser en un periodo de éstos, en los que la extrema pobreza, hizo su aparición en el
pueblo, 1:1 “... hubo hambre en la tierra...” y Elimelec juntamente con su esposa e hijos
decidieron emigrar a Moab, donde la sequía o el hambre no eran tan duras. Recordemos que
los moabitas eran descendientes de Lot, Génesis 19:37 y en ese sentido parientes lejanos de los
judíos (para más detalles de este pueblo, se puede mirar el Diccionario Bíblico).
La historia de Rut se puede resumir de la siguiente manera: Elimelec con su familia emigra
a tierras de Moab a causa de una hambruna que había en Israel. Tras un tiempo en esta
población, los hijos de Elimelec y Noemí se casan con mujeres moabitas, pero todos los
hombres mueren y Noemí decide regresar a su pueblo, Belén, pero Rut decide acompañar a
Noemí, Capítulo 1. Rut recoge el trigo dejado en los campos de Booz, que es un familiar de
Noemí, tras la siega. Booz se hace amigo de Rut, tras escuchar el testimonio que hay acerca de
Rut, capítulo 2. Por sugerencia de Noemí, Rut hace saber a Booz que le ama y espera que él se
case con ella, capítulo 3. Tras escuchar a Rut, Booz, decide tomar cartas en el asunto y
empieza a trabajar en una estrategia legal que le lleva a casarse con Rut, de quien tiene un hijo
que será el abuelo de David.
Unidad de pensamiento: Dios obra a través de las circunstancias para llevar a cabo su
plan de redención.
Aquí hay dos palabras que requieren una aclaración: “levirato” y “goel”.
El goel es la persona que redime a un familiar que lo ha perdido todo, Levítico 25:23-
24, y para evitar que pierda las tierras, se le compran. Esto es lo que también hace Booz por
Noemí y Rut. De esta forma, Booz puede casarse con Rut y adquirir las tierras que Noemí iba
a perder, 4:1-7.
En este libro encontramos al menos tres enseñanzas implícitas que se derivan del texto:
1) La conversión de Rut
El texto no dice de forma clara que Booz era un hombre que guardara la ley de Moisés,
aunque muchos otros israelitas no lo hacían en aquellos tiempos. Esta conclusión la
podemos extraer cuando leemos atentamente 2:3-13, 3:10-12, 4:9,10. Estas palabras
muestran que Booz se consideraba leal a la autoridad de Dios, que guardaba la ley
promulgada por Dios acerca de la recolección, Levítico 19:9, (Rut llena los dos
requisitos de la ley: era extranjera y pobre). Guarda la ley de redención, Levítico 25:23-
24, y no todos los israelitas eran tan leales a la ley.
Es interesante notar la sutilidad con la que el autor de esta historia, introduce ciertos
elementos importantes para entender el resto del Antiguo Testamento. La forma en la
que lo hace es explicando que Rut fue la bisabuela de David, 4:17-21. Recordemos que
descendiente de David fue el Señor Jesucristo, pero también que la historia del Antiguo
Testamento gira entorno a David y su descendencia dinástica.
2. Hermenéutica
1) La misericordia de Dios no se limita a Israel, pues escoge a Rut que es moabita para
traer a David y a través de él a Jesús a esta tierra.
2) El actor principal de la historia es Dios, cuya presencia en el relato va desde la queja
amarga de Noemí 1:20-ss, hasta el grito de alegría por el nacimiento de su nieto, 4:17.
Incluyendo en esta acción la bendición de Booz por Rut, 2:12, 3:10, y el retorno de la
esperanza de Noemí, 2:20. Es un libro de los eventos que les ocurren a unas personas
normales que confían en Dios.
3) Dios guía a través de las circunstancias. Dios actúa a través de las motivaciones de las
personas que aparecen en la historia, actuando en la casualidad humana normal.
Poniendo en el corazón de Booz una actitud positiva hacia Rut y deseándose casar con
ella. Obrando en el corazón del familiar más cercano a Rut, para que desechase el
levirato y la redención.
Por ese motivo no pensamos en el Antiguo Testamento como un precedente bíblico para
nuestra vida. Pero en cambio sí que pensamos que el libro de Hechos es un precedente para
nuestras vidas y sirve como norma para la iglesia de todos los tiempos. De ahí nuestra
En este capítulo vamos a tratar de descubrir el propósito de Lucas al escribir este libro,
para que de esta forma podamos extraer unos principios que nos den las claves hermeneúticas
de Hechos. Lucas tenía ciertos intereses y propósitos al escribir este libro, pero eso no debe
hacernos perder de vista el hecho de que detrás de esta obra estaba el Espíritu Santo.
El libro de Hechos ha sido mirado, desde la perspectiva del estudio bíblico, desde
diferentes ángulos: algunos están interesados en los detalles históricos de la iglesia, otros en los
detalles geográficos, otros en los detalles apologéticos. Otros están interesados en acercarse al
libro desde una perspectiva devocional con el fin de extraer principios de comportamiento para
su vida cristiana, inspirados en el ejemplo de los cristianos del primer siglo. Esta forma de
acercarnos a Hechos es parcial porque sólo vemos aquello que vamos buscando, y perdemos
de vista todo lo que el autor quería transmitir a su lector.
Pero el énfasis que a nosotros nos interesa es el hermeneútico, ¿cuál fue el propósito de
Lucas al escoger este material y darle tal forma? Esto es al mismo tiempo lo más importante y
difícil. Es lo más importante porque es crucial para nuestra hermeneútica. Si se puede
demostrar que Lucas en Hechos trató de poner algunas normas para la Iglesia de todos los
tiempos, entonces su modelo se vuelve normativo. Es decir, que lo que ahí se recoge es la
voluntad de Dios para su iglesia en todos los casos. En cambio, si el propósito es otro,
tenemos que proponer las cuestiones hermeneúticas de forma diferente. No es fácil saber cuál
es el propósito de Lucas porque tiene muchos intereses diferentes. La clave está que al leer el
libro pensemos en párrafos, al igual que hacíamos con las epístolas, pero en este caso se
cambia los párrafos por secciones y narraciones completas del libro.
De esta forma hemos de comenzar preguntando a las secciones qué para luego
preguntarles por qué.
Observemos la aportación que hace cada una de las partes a ese movimiento global.
Tratemos de descubrir ¿cuál es la clave de cada nuevo paso?
Sección: 6:8-9:31. Aquí encontramos la primera expansión geográfica realizada por los
“helenistas” hacia los judíos de la diáspora y los simpatizantes del judaísmo. En este relato se
incluye también la conversión de Pablo, quien era: 1) helenista, 2) judío enemigo de la iglesia,
3) y quien habría de dirigir la expansión del evangelio a los gentiles. Aquí la clave es la
conversión de Esteban, pues marca el inicio de la persecución a muerte de los cristianos, y
porque éstos van por todos los lugares predicando, 8:4.
Sección 16:6-19:20. La expansión del evangelio hacia el occidente dentro del mundo
gentil, ahora es Europa. Se repite el rechazo de los judíos y la aceptación del Evangelio por los
gentiles.
¿Hay casos en Hechos de los que se pueda decir: “debemos hacer esto”, o hemos de
decir solamente: “Se nos permite hacer esto? La base de la que se parte es que:
A menos que la Escritura nos diga explícitamente que debemos hacer algo, lo que es
meramente narrado nunca puede considerarse como normativo.
De esta forma llegamos a la conclusión de que una cosa es que el historiador incluya un
suceso porque es útil para alcanzar su propósito, y otra que el intérprete le dé un valor
didáctico, apartado de la intención general del autor. Por ejemplo, una cosa es que el autor
refleje en su escrito que los cristianos de Berea se reunían el primer día de la semana para
celebrar la santa cena, y otra es que el intérprete llegue a la conclusión de que la celebración de
la santa cena se debe hacer cada primer día de la semana porque aparece en la Palabra de Dios.
Esto está en total contradicción con el propósito de Lucas, ya que su fin con este ejemplo es el
de destacar la importancia de la celebración de la santa cena. Además eso estaría en
contradicción con lo dicho por el propio Lucas en 2:42-47.
El problema con todo esto es que nos deja con muy poco que sea normativo para ese
amplio sector que son la experiencia y la práctica cristiana. No hay una enseñanza expresa en
cuanto al modo del bautismo, la edad de los que han de bautizarse, o la frecuencia de la
celebración de la cena del Señor. Sin embargo, temas como los que hemos mencionado y
similares son causa de disputa entre creyentes. Inevitablemente en estos casos las personas
1) Nunca es válido usar una analogía fundada en precedentes bíblicos como autoridad
bíblica para las acciones actuales. Por ejemplo, como Gedeón usó el vellón para
conocer la voluntad de Dios y posteriormente confirmarla, nosotros podemos usar
medios similares para descubrir la voluntad de Dios para nuestras vidas. Aunque
Dios fue condescendiente con Gedeón, eso no significa que lo que hiciera Gedeón
fuera aprobado por Dios.
2) Las narraciones bíblicas si tienen valor ilustrativo, y algunas veces de norma. Para
que un precedente bíblico justifique una aplicación al presente, el principio de esta
narración se debe enseñar como propósito primario en otra parte. Por ejemplo, se
abusa de la narración en la que se describe el enojo de Jesús cuando limpio el
Templo de Jerusalén, Mateo 21:12-22, para justificar sus enojos hirientes,
olvidando lo que dice Pablo en Efesios 4:26-27.
3) Cuando hay principios que se desprenden de narraciones y no existe norma,
debemos guiarnos por las siguientes consideraciones:
a) El caso es más definitivo cuando se encuentra solamente un modelo, y éste se
repite en el Nuevo Testamento.
b) Cuando un modelo aparece una sola vez y tras una correcta exégesis parece
tener la aprobación divina, ya que no violenta ningún principio específico.
c) Lo que está condicionado por la cultura, no es repetible en absoluto.
1. Tarea exegética
En el contexto histórico más cercano, podemos observar que Lucas inserta esta
narración en el contexto de la expansión del Evangelio hacia otras regiones, concretamente a
la de Samaria, debido a la persecución de la iglesia en Jerusalén, 8:1. Los creyentes que fueron
esparcidos, a causa de la persecución, iban predicando el Evangelio, 8:4. Una de esas personas
era Felipe, 8:5, que era un creyente helenista, cf. 6:1-6.
El Evangelio llega a esta región de Samaria, a través de esos creyentes. Lucas recoge la
narración de cómo Felipe predicó el Evangelio, y de cuál fue el resultado de esa predicación.
Recordemos que los samaritanos y los judíos no se podían ver a causa de sus disputas
religiosas, y dónde era el lugar en el que se debía adorar a Dios, cf. Jesús y la mujer
samaritana, Juan 4:1-42.
Recordemos que las preguntas que aquí se hacen son qué dice el texto y por qué lo
dice, es decir, cuál es el propósito de Lucas.
Con referencia al retraso de la venida del Espíritu Santo a la vida de las personas que se
convirtieron por la predicación de Felipe, hay dos cosas que hemos de destacar: 1) la
expansión misionera fue a cargo de un judío helenista, no tanto por una estrategia misionera
establecida por los apóstoles. 2) La misión tenía la aprobación divina y apostólica. La obra de
los helenistas no fue algo realizado por disidentes, ese es el interés de Lucas. El retraso en la
venida del Espíritu a la vida estas personas puede ser motivada por los propios planes de Dios
de sancionar la predicación a toda criatura. Esto se manifiesta contando con el respaldo de los
apóstoles, máxima autoridad física de la iglesia en la tierra. De esta forma se complementan
dos cosas: el empuje evangelístico de los helenistas y el reconocimiento de esa labor por parte
de los apóstoles.
Sobre la conversión de Simón el mago hay que hacer ciertas apreciaciones: 1) Simón
fue un antagonista del cristianismo, sus prácticas lo reflejan. 2) Lucas no presenta a Simón de
una forma positiva. 3) Lucas incluye este material, para mostrar que Simón no tenía la
aprobación apostólica, posiblemente fuera muy conocido en aquella época 4) No está en el
interés de Lucas afirmar que la conversión de Simón fue genuina, posiblemente todo lo
contrario.
Hay un primer principio que se desprende del texto, y es que el Evangelio es predicado por
el mandato explícito del Señor, 1:8
Ante la posibilidad de la corrupción por el poder, los apóstoles actuaron de forma tajante
con Simón. La salvación sólo depende de Dios.
6. LOS EVANGELIOS: UNA HISTORIA CON MUCHAS DIMENSIONES
Los evangelios están compuestos, básicamente por “dichos” de Jesús y narraciones
acerca de su vida. Visto desde esta perspectiva, podríamos pensar, que en nuestra lectura de
los evangelios podríamos aplicar los principios de interpretación estudiados en las epístolas a
los “dichos” de Jesús y aplicar los principios de interpretación de la narrativa, tanto del
Antiguo Testamento como de los Hechos, a las narraciones que aparecen en los evangelios. En
cierto sentido esto es algo verdadero. Pero no es algo tan sencillo como eso, ¡ojalá fuera así!
Como veremos a lo largo del estudio, los evangelios, son un género literario único
dentro de la Biblia. Su singularidad es la que presenta la mayoría de dificultades exegéticas,
pero también hay dificultades hermenéuticas. La principal dificultad hermenéutica es la
comprensión del concepto “reino de Dios”, una expresión que es crucial en todo el ministerio
de Jesús, y que sin embargo se presenta, al mismo tiempo, en el idioma y los conceptos judíos
del siglo primero. El problema está en la manera de traducir tales ideas y conceptos a nuestra
propia cultura.
Las principales dificultades que tenemos con los evangelios son: 1) Jesús no escribió
ningún evangelio, el evangelio es escrito por otros. 2) Hay cuatro evangelios diferentes. 3) Hay
aparentes contradicciones que aparecen en los propios evangelios. 4) El genero literario no
tiene “rigor” histórico.
Aunque no podemos dar una respuesta definitiva, sí que se propone una argumentación
sencilla y es que los evangelios fueron escritos para diferentes comunidades que necesitaban
una labor de discipulado, ya que no habían visto ni oído a Jesús. Cada comunidad necesitaba
satisfacer ciertas necesidades, que eran diferentes, para cada una.
Para la iglesia posterior, ninguno de los evangelios supera al otro, pero cada uno es
igualmente valioso y posee la misma autoridad. Esto es así por varias razones: 1) existía el
convencimiento de que lo que aparecía en ellos era histórico. 2) Existía la necesidad de volver
a contar la historia para satisfacer las necesidades de otras comunidades que no hablaban ni
griego ni arameo.
Los evangelios son valiosos porque al mismo tiempo registran los hechos de Jesús,
recuerdan las enseñanzas de Jesús y cada uno es un testimonio acerca de Jesús. Además no hay
que olvidar que detrás de todo esto estaba el Espíritu Santo.
Es el contexto histórico en el que Jesús estuvo viviendo, el mundo del siglo I. Aquí es
imposible hacer un resumen mínimo. Por ese motivo se recomienda la lectura de las fotocopias
que se adjuntan. Son del libro Introducción al Nuevo Testamento de E. Harrison. Son un buen
resumen, aunque en él faltan muchos aspectos de la vida de aquella época. Un libro mucho más
completo y del que se recomienda su lectura es el que lleva el título Jerusalén en los tiempos de
Jesús de J. Jeremías.
6.2.2. Fondo histórico particular de Jesús
Este fondo tiene que ver con la reconstrucción del contexto particular de cada uno de
los relatos en los que Jesús aparece enseñando, haciendo milagros, hablando con personas, etc.
Estos es mucho más complejo debido a que en la mayoría de las narraciones el evangelista no
hace mención al contexto preciso.
El problema se plantea cuando esos “dichos” de Jesús han llegado hasta nosotros sin su
contexto. Pablo mismo es testigo de esa realidad. En tres veces cita dichos de Jesús 1ª
Corintios 7:10; 9:14; Hechos 20:35; sin aludir al contexto histórico en el que fue dicho. Los
dos de 1ª Corintios se encuentran en los evangelios sobre el divorcio, Mateo 5:31-32; y el de
la controversia, Mateo 19:1-10 y Marcos 10:1-12. Las palabras sobre el derecho de pago
aparecen en Mateo 10:10 y Lucas 10:7, en el contexto de la misión de los doce y los setenta.
En cambio, las palabras que aparecen ene Hechos no aparecen en ningún evangelio y además
Pablo no pone el contexto donde Jesús dijo esas palabras.
Muchas de esas declaraciones (sin contexto), eran conocidas por personas y estuvieron
a disposición de los evangelistas. Estos bajo la guía del Espíritu Santo escribieron esos relatos
y le pusieran el contexto que nosotros, hoy, conocemos. Una buena herramienta para conocer
el contexto es la lectura de los evangelios en paralelo, pues quizá alguno recoge algún detalle
que otro evangelista omite en el mismo relato.
Otro de los temas a considerar es la composición del grupo de personas que estaban
escuchando las enseñanzas de Jesús en ese momento: discípulos, multitudes, la oposición, etc.
Esto nos ayuda a comprender el propósito de Jesús al decir determinadas palabras.
Con referencia a los lectores de este evangelio, podemos decir que su autor presupone
que sus lectores no estaban familiarizados con la geografía Palestina, ni con costumbres típicas
de este pueblo ni con el arameo. Esta es la conclusión a la que se llega tras las continuas
explicaciones que se dan a los lectores acerca de los temas mencionados anteriormente.
1. Prehistoria 1:1-13.
1.1.Título 1:1.
1.2. Preparación de la actividad mesiánica de Jesús a través de...
1.2.1. Predicación del Juan el Bautista 1:2-8.
1.2.2. El bautismo de Jesús, 1:9-11.
1.2.3. La tentación de Jesús 1:12-13.
Hemos de recordar que el evangelio de Lucas es la primera parte de una obra que se
complementa con el libro de Hechos. En esta ocasión sí que sabemos que su destinatario era
una persona bajo el nombre de “Teófilo”. Se han hecho diferentes hipótesis de quién podría ser
esta persona. En ambos escrito lucanos se presupone la misión gentil que va desde Jerusalén
hasta Roma, Hechos 1:8. Los problemas de los lectores de los escritos de Lucas son los típicos
de la tercera generación de cristianos. Hay una perdida en la expectativa de la inminencia de la
En cuanto a los contenidos podemos subrayar el énfasis que Lucas hace con referencia
a la actitud social de Jesús, preocupándose por los enfermos, pobres, mujeres, niños y paganos.
Otro de los énfasis que se recogen es en la persona y obra del Espíritu Santo, quien obra el
milagro de la concepción del Hijo de Dios en el vientre de María, 1:31-35 y otros muchos
ejemplos. Esta misma intensa labor del Espíritu Santo se puede aplicar a la obra en la vida de
los creyentes: capacitación profética y obra salvífica.
1. Prehistoria 1:1-4:13.
1.1. Prólogo literario 1:1-4.
1.2. Nacimiento y niñez de Jesús 1:5-2:52.
1.3. Preparación para el ministerio de Jesús: predicación de Juan, bautismo, genealogía,
tentación, 3:1-4:13.
Con referencia a los destinatarios de este evangelio, hay una gran discusión. Algunos
proponen que Juan estaba escribiendo este evangelio para judíos del mundo griego, otros,
En cuanto al contenido del evangelio de Juan podemos subrayar las siguientes ideas.
La relación entre el Hijo y el Padre y que aparece a lo largo de todo el escrito, es presentada en
términos de autorevelación del Hijo. El Hijo es enviado para dar a conocer al Padre y para dar
vida al mundo.
Otra de las ideas que aparece a lo largo del evangelio es la necesidad de tener fe tanto
en el Hijo como en el Padre, esa fe está relacionada con el conocimiento, 8:32; 10:38 y el
resultado es la vida eterna, 3:15; 17:3. Como consecuencia, la incredulidad es la causa de la
condenación, 3:18.
La iglesia no aparece como término, pero sí como concepto que aparece en las figuras
de lenguaje como el de la relación entre el pastor y las ovejas, la vid y los pámpanos.
1. Prólogo, 1:1-8.
2. La preparación, 1:19-51.
2.1. El testimonio de Juan el Bautista, 1:19-36.
2.2. El inicio de interés de los discípulos, 1:37-51.
3. El milagro de Caná, 2:1-11.
4. El primer ministerio en Judea, 2:12-3:36.
5. En Samaria y Galilea, 4:1-54.
6. La curación del inválido, 5:1-47.
7. Jesús, el pan de vida, 6:1-71.
8. El ministerio en Judea, 7:1-10:39.
9. Gira por Perea, 10:40-42
10. Los últimos días en Jerusalén, 11:1-20:31.
10.1. La resurrección de Lázaro, 11:1-57.
10.2. La cena en Betania, entrada triunfal y enseñanza en la ciudad, 12:1-50.
10.3. El discurso en el aposento alto, 13:1-16:33.
10.4. Oración intercesora, 17:1-26.
10.5. Traición, arresto y juicio, 18:1-19:16.
10.6. La crucifixión y el entierro, 19:17-42.
10.7. Las apariciones después de la resurrección, 20:1-29.
10.8. El propósito del evangelio, 20:20-31.
11. Epílogo, 21:1-25.
Debido al carácter singular de los evangelios debemos hacer una diferencia en cuanto a
la forma en la que hemos de pensar al leer.
Recordemos que tenemos cuatro evangelios y cuando leemos un texto, es posible que
ese mismo párrafo esté recogido en alguno de los otros evangelios. Pensar horizontalmente
significa que al estudiar un pasaje de cualquier evangelio haya que tener en cuenta lo que están
diciendo los otros evangelios.
Hay dos razones para el pensamiento horizontal. La primera, los pasajes paralelos a
menudo nos hacen apreciar los rasgos distintivos de cada evangelio. A fin de cuenta la razón
por la que tenemos los cuatro evangelios es para apreciar sus diferencias. Segundo, los
paralelos nos informa de las diferentes clases de contextos en los cuales sobrevivieron los
mismos materiales u otros similares en la iglesia de aquellos tiempos.
Lo dicho anteriormente, sobre las relaciones mutuas entre los evangelios, nos lleva a
plantearnos ciertas cuestiones como la independencia literaria. Esto es algo de envergadura que
se verá en las asignatura de Evangelios Sinópticos e Introducción al Nuevo Testamento. De
momento y a la espera de esas asignaturas sirva la siguiente explicación. La mejor explicación
de todos los datos es que Marcos escribió primero su evangelio, probablemente tomándolo en
parte, por lo menos, de sus recuerdos de la predicación y enseñanza de Pedro. Lucas y Mateo
tuvieron acceso al evangelio de Marcos y lo usaron independientemente como la fuente de su
consulta principal para sus evangelios, pero también tuvieron acceso a otros materiales acerca
de Jesús, algunos de los cuales tenían en común. Este, sin embargo, casi nunca se presenta en
el mismo orden en los dos evangelios, hecho que sugiere que ninguno de ellos tenía acceso a lo
que escribió el otro. Finalmente, Juan escribió independientemente de los otros tres, y por eso
su evangelio tiene muy poco en común con ellos. Así es como el Espíritu Santo inspiró la
redacción de los evangelios.
DIFERENTES FUENTES: Tradición oral, testigos oculares, propias fuentes, colecciones, etc.
MARCOS
Se nota primeramente que estas palabras son del discurso de los olivos y están
exactamente en la misma secuencia en los tres evangelios. Cuando Marcos escribió estas
palabras, les estaba pidiendo a sus lectores que reflexionaran en lo que Jesús quiso decir al
hablar de “la abominación desoladora... puesta donde no debe estar”. Mateo también inspirado
por el Espíritu, les ayudó a los lectores al hacer más explícitas las palabras. Les recodó que
Daniel había hablado de la “abominación desoladora” y que lo que Jesús quiso decir con las
palabras “donde no debe estar” era “el lugar santo” (el templo de Jerusalén). Lucas igualmente
inspirado por el Espíritu, interpretó sencillamente toda esta declaración para beneficio de sus
lectores gentiles. ¡Les hizo entender! Lo que Jesús quiso decir con todo eso fue: “cuando
viereis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed entonces que su destrucción ha llegado”.
Es cuando leemos estos textos en paralelo y con el conocimiento de que Marcos fue la
fuente para Mateo y Lucas, que no ayuda en la interpretación de cualquier evangelio. Del
mismo modo al ver el paralelismo de los textos nos ayuda a entender cómo los mismos
materiales se usaron en nuevos contextos en la iglesia de aquellos tiempos.
Pensar verticalmente significa que cuando se lee o se estudia una narración o una
enseñanza de los evangelios, se está observando el fondo histórico de Jesús y del evangelista.
Podemos ilustrar esto con el pasaje de Mateo 20:1-16, la parábola de Jesús sobre los
obreros de la viña. ¿Qué significa esto en el contexto actual de Mateo? Por observación
horizontal notamos que a ambos lados de la parábola, Mateo tiene extensos textos que siguen
Es bueno que recordemos que los evangelistas no son autores originales, en lo que se
refiere a los materiales que componen los evangelios, pues esos materiales ya estaban
circulando entre los cristianos. Lo que hay de original en los escritos es la recopilación de esos
materiales dándoles una estructura adecuada para satisfacer las necesidades de sus lectores. En
la composición de los evangelios se aplicaron dos principios:
Los autores divinamente guiados por el Espíritu santo escogieron una serie de
narraciones y enseñanza acerca de Jesús que cumplían los propósitos que les venían bien a
ellos. Juan quien tiene menos narraciones, pero más extensas de la vida y enseñanzas de Jesús,
nos dice de forma muy clara que ha sido selectivo al recoger los materiales que ha incluido en
su evangelio, 20:30, 31; 21:25. Lucas decidió no incluir una extensa sección de Marcos 6:45-
8:26.
Los autores de los evangelios adaptaron la selección de los materiales a las necesidades.
Por ejemplo, Juan nos dice claramente que su propósito es teológico, 20:31. Este interés que
Juan tiene en Jesús como el Mesías es la razón principal por la que desarrolla el ministerio de
Jesús en Judea y Jerusalén, en contraste con el ministerio totalmente galileo que nos presentan
los sinópticos.
Si hacemos bien la exégesis, las enseñanzas e imperativos que presenta Jesús en los
evangelios, se deben traer al siglo veinte del mismo modo que hacemos como Pablo o con
Pedro, Santiago o Juan en las epístolas. Aun las cuestiones de relatividad cultural hay que
resolverlas de la misma forma.
Hay que evitar caer en los errores que otros han caído al interpretar los mandamientos
de Jesús como la Ley del Antiguo Testamento. De esta forma, muchas personas se han hecho
un ideal de la vida cristiana que les es imposible cumplir, para solucionar el problema se aplican
ciertos trucos hermenéuticos para pasar por alto aquellos mandamientos que no les interesa.
Las narraciones tienen varias funciones en los evangelios. Las historias de los milagros
no se relatan para dar moralejas o establecer precedentes históricos de lo que debe ser la
iglesia. Antes bien, son ilustraciones vitales del poder del Reino, manifestado en el ministerio
público de Jesús. Pueden ilustrar el temor, la fe, el fracaso, pero esa no es su función principal.
En segundo lugar hay que determina la función del texto, que en esta ocasión es
didáctica.
Escribas: Eran los estudiosos (teólogos) de la ley en los tiempos de Jesús con gran poder
religioso y político dentro de la población.
Fariseos: secta religiosa integrista que se caracterizaba por su rigurosidad en la observancia de
la ley de Moisés y de las tradiciones del pueblo judío.
Publicanos: personas nativas que se encargaban de recaudar los impuestos para el imperio
romano, que era mal vista por sus compatriotas.
Pecadores: era la consideración que los escribas y fariseos tenían hacia las personas que no
eran como ellos en su observación de la ley: prostitutas.
Discípulos: eran las personas que seguían a un maestro o líder.
Maestro: Era la consideración que recibía una persona que encabezaba una serie de
postulados.
El propósito de Jesús era enseñar a sus discípulos que no debían ser como los escribas y
fariseos, creyéndose mejores o superiores a otros. Recordemos que esta escena está en el
contexto inmediato del llamamiento al seguimiento de uno de sus discípulos, Mateo.
En referencia al fondo histórico del evangelista podemos decir que Marcos presenta el
acontecimiento de forma que sus lectores entiendan que cuando se reúnan para comer (símbolo
de comunión en la iglesia primitiva, cf. 1ª Corintios 11) las diferencias que puedan existir entre
ellos (sexo, raza, situación social y económica, etc.) no deben ser motivo para sentirse
superiores o inferiores. Marcos identifica al discípulo al que Jesús llama a seguirle como “Leví
hijo de Alfeo”, 2:13 Lucas quiere mostrar a sus lectores, que son discípulos de Jesús, que al
igual que su maestro, van a ser criticados, 5:30, “murmuraban contra los discípulos”. Lucas
identifica al discípulo al que Jesús llama a seguirle como Leví. Para los lectores de Mateo, el
énfasis está en la misericordia que se ha de ejercer para con los hermanos, elemento esencial en
el discipulado de Jesús. Mateo se presenta a sí mismo como Mateo 9:9, y no como lo hacen
Marcos y Lucas (Leví). Es posible que el nombre de Leví fuera su primer nombre, pero luego
el Señor le puso el sobre nombre de Mateo, al igual que hizo con Simón, cuyo sobre nombre es
Pedro, Mateo 10:2.
¿Cuál es la razón por la que se interpretan tan mal las parábolas? Esto tiene su base en
un mal entendimiento de lo que el mismo Señor dijo e hizo con alguna parábola, Marcos 4:10-
12 y paralelos en Mateo 13:10-13; Lucas 8:9-10. Jesús interpretó la parábola del sembrador de
forma alegórica y esto pareció dar licencia a la teoría del endurecimiento y a las
interpretaciones alegóricas. El significado sencillo de las parábolas es para los de afuera, lo que
no son creyentes, en cambio, el significado profundo “el verdadero significado”, “los
misterios”, están escondidos y sólo pueden ser entendidos por la iglesia.
Aunque atractiva y novelesca, esto no es lo que Jesús quería enseñar con esta parábola.
Jesús con esta parábola quería referirse a la pregunta que se le había realizado acerca de ¿quién
es mi prójimo? Jesús no se está refiriendo en este texto alas relaciones entre el hombre y Dios.
Es dudoso que las parábolas fueran dirigidas a un grupo reducido de personas (iglesia).
En tres caso, Lucas, dice específicamente que Jesús enseñaba a las gentes a través de las
parábolas, 15:3, 18:9, 19:11, con lo que indica claramente que estas personas entendían las
parábolas. Además, el intérprete de la ley a quien Jesús dirigió la parábola del buen samaritano,
Lucas 10:25-37, entendió la parábola, así como, los jefes de los sacerdotes y los fariseos
entendieron la parábola del mayordomo en Mateo 21:45.
Una de las claves para entender las parábolas, al igual que las narraciones de los
evangelios, es conocer el contexto en el que se dijeron y los destinatarios a los que se dijeron.
Lo que sucede es que ese contexto no está recogido en todas las parábolas por algún motivo.
Si las parábolas, entonces, no son misterios alegóricos para la iglesia, ¿qué quiso decir
Jesús en Marcos 4:10-12 al hablar del misterio del Reino y su relación con las parábolas? Es
posible que la clave para este dicho esté en un juego de palabras en arameo, el idioma materno
de Jesús. La palabra mezal, que se traduce en griego por parábole se usaba para todo un
conjunto de figuras de dicción en la categoría de las adivinanzas, los rompecabezas, enigmas y
las parábolas, y no solamente para la variedad de historias llamada parábola en castellano.
Probablemente el versículo 11 quisiera decir que el significado del ministerio de Jesús (el
secreto de Reino) no podía ser percibido por los de afuera; era como un mezal, una adivinanza
para ellos. De donde su discurso en mazelín (parábolas) era parte del mensaje (adivinanzas) de
todo su ministerio para ellos. Ellos veían, pero no podían ver; oían –y aún entendían- las
parábolas, pero no sabían apreciar todo el empuje del ministerio de Jesús.
Nuestra tarea, al igual que con los otros géneros, es oír lo que los receptores oyeron.
No todas las parábolas son del mismo tipo. Hay una diferencia fundamental entre el
buen samaritano (verdadera parábola), la levadura en la masa (símil), “vosotros sois la sal de la
tierra” (metáfora), o “¿recoge la gente uva de los espinos, o higos de los cardos?” (epigrama).
No obstante todas ellas se hallan de vez en cuando al estudiar las parábolas.
Una parábola auténtica es una historia pura y sencilla con principio y fin. Tiene una
trama. Ejemplos: el buen samaritano, la oveja perdida, el hijo pródigo, la gran cena, los
obreros, de la viña, el hombre rico y Lázaro, y las diez vírgenes.
Un símil es una ilustración cogida de la vida para hacer entender el significado de algo.
Ejemplos: La levadura y la masa, el sembrador, la semilla de mostaza.
Hay parábolas que parecen alegóricas, Marcos 12:1-11, Mateo 21:33-44, donde se
habla de los ladrones malvados, da la impresión de que son alegorías. Ahora bien, las parábolas
aunque a veces tengan lo que nos parece que son rasgos alegóricos.
Para entender lo que son las parábolas es necesario entender su función. Las parábolas
funcionan como un medio para obtener una reacción por parte del oyente. La parábola en sí es
el mensaje mismo que no necesita ser interpretado. A través de la parábola se busca la atención
de las personas, cautivándolas y haciendo que se metan en los personajes o acciones que se
narran. La clave de la parábola es la reacción que produce en los oyentes.
Igualmente sucede con las parábolas. Fueron habladas, y podemos suponer que la
mayoría de los oyentes podían identificarse con los puntos de referencia que les hacían
entender el mensaje, eran cautivados por el mismo. Para nosotros, las parábolas son escritas.
Podemos identificar los puntos de referencia, pero no tendrán sobre nosotros la misma fuerza
que tuvieron sobre los primeros oyentes. No obstante, podemos entender lo que ellos
entendieron, pero la hermenéutica va mas allá porque trata de recobrar la “fuerza” de las
parábolas, cómo se consigue esto, a través de los puntos de referencia.
Las dos cosas que cautivan la atención de los oyentes son su conocimiento
de los puntos de referencia y el giro inesperado que da la parábola.
Los puntos de referencia (personajes, cosas, etc.) son las partes que aparecen en la
parábola y con las que los oyentes se identifican creándoles una serie de expectativas. Es
cuando las personas están identificadas con los puntos de referencia, que se da el giro
inesperado.
Veamos un ejemplo, Lucas 740-42. Jesús había sido invitado a comer por un fariseo
llamado Simón, pero la invitación no era como la que se hacía a un famoso rabí visitante. Al
dejar de ofrecerle a Jesús la hospitalidad común y mínima de la época, seguro que tenía la
intención de humillarle. Cuando la prostituta del pueblo entra delante de los invitados y se
humilla delante de Jesús, para lavarle los pies con sus lágrimas y enjugárselos con su cabello,
Esta historia no necesita interpretación, pero Jesús quiso asegurarse después de que lo
golpeaba con toda la fuerza. Hay tres puntos de referencia: el prestamista y cada unos de los
deudores (dos), las identificaciones son inmediatas. Dios es como el prestamista; la prostituta
del pueblo y Simón son como los dos deudores. La parábola es un mensaje de juicio que busca
obtener una reacción en Simón. Este recibió el mensaje en el poder de la parábola y en la
reprensión directa de Jesús.
Debemos observar que la mujer también escuchó la parábola. Ella también se identifica
con la historia al ser contada, pero no oye juicio para sí, sino una aceptación por Jesús, y por
consiguiente por Dios.
Veamos este proceso ilustrado con la parábola del hijo pródigo, Lucas 15:11-32. En el
contexto encontramos que Jesús refiere esta parábola, tras la murmuración de que los escribas
y fariseos le hacen porque estaba con los publicanos y pecadores, 15:1-2, entonces Jesús les
refiere dos parábolas: la oveja perdida, 15:3-7, y la de la moneda perdida, 15:8-10. Las tres
parábolas tienen en común que una cosa se había perdido (la oveja, la moneda, el hijo menor).
Con estas parábolas Jesús trata de justificar su preocupación por los “perdidos” (publicanos y
pecadores) ante aquellos que se consideraban justos (escribas y fariseos).
Los que estaban con Jesús se identificaron con el hijo pródigo. Sin embargo esa no era la
verdadera fuerza de la parábola, la cual se encuentra en la actitud del hijo mayor. Aunque había
estado siempre con el padre se puso a sí mismo fuera, porque había dejado de compartir los
sentimientos de su padre hacia el hijo perdido.
¿Qué hacemos con aquellas parábolas en las cuales desconocemos el contexto en las
que se dieron? Lo que hay que encontrar son los puntos de referencia y los oyentes originales.
La clave está en repetir la lectura de la parábola hasta que demos con esos puntos de
referencia, cuando los encontramos enseguida encontraremos a los oyentes a los que fue
dirigida la parábola.
Recordemos la parábola de los obreros de la viña que aparece en Mateo 20:1-16, y que
ya hemos hecho mención de ella en la página 57 de estos apuntes. Recordemos que Mateo
sigue el orden de la narración que Marcos y Lucas, pero esta parábola no aparece en ninguno
de los dos evangelistas y allí tuvimos que averiguar el contexto en el que se dijo y sus
destinatarios. Al estudiar la parábola en sí (20:1-15) se ve que concluye con la justificación
que el dueño hace de su generosidad. La paga en el Reino, dice Jesús, no se basa en lo que nos
parece justo, sino en la gracia de Dios. En su contexto original, esta parábola probablemente
sirvió para que Jesús justificara su aceptación de los pecadores a la luz de las críticas de los
fariseos contra Él. Ello se creen que han “soportado la carga y el calor del día” y por lo tanto
merecen una paga mayor, pero Dios es generoso y misericordioso, y acepta a los pecadores
con liberalidad, tal como acepta también a los “justos”. Dado eso como su situación original
más probable, ¿cómo funciona ahora la parábola en el evangelio de Mateo?. El punto central
de la parábola, la misericordiosa generosidad de Dios para los que no la merecen, ciertamente
permanece la misma, pero ya no se trata de una preocupación por justificar los propios actos
de Jesús. El evangelio de Mateo hace eso en otra parte y en otra manera. Aquí la parábola
funciona en el contexto del discipulado, en el cual aquellos que han dejado todo para seguir a
Jesús son los postreros que han llegado a ser primeros, tal vez en contraste con los líderes
judíos, un tema que se repite en Mateo.
1) El dueño.
2) Los obreros de todo el día.
3) Los obreros de una hora.
1) Hay que tener en cuenta que la introducción “El reino de los cielos es semejante
a...”, no se debe tomar junto al primer elemento mencionado en la parábola. Es
decir, el reino de los cielos no es semejante a una semilla de mostaza, o a un tesoro
escondido en el campo. El significado literal sería “Así es con respecto al reino de
los cielos...” La parábola nos habla de algunas característica del Reino.
2) No debemos olvidar que las parábolas son historias que buscan una reacción en los
oyentes. Esta es la función primaria, aunque eso no quita que a través de ellas Jesús
quisiera enseñar ciertas realidades. Recordemos que las parábolas en sí mismas son
el vehículo del mensaje que piden respuesta a la invitación de Jesús y su
llamamiento al discipulado.
Observemos la parábola interpretada por Jesús acerca del sembrador, Marcos 4:3-
20, Mateo 13:3-23, Lucas 8:5-15. Esta parábola es considerada por Marcos como
la clave para entender las demás parábolas del Reino. Lo que Jesús interpretó en
esta parábola fueron los puntos de referencia que son los cuatro tipos de suelos
sobre los que cae la semilla y las reacciones que se producen en cada suelo ante la
proclamación del Reino. El mensaje de la parábola es la urgencia de la de la hora, y
de prestar atención a lo que se les está diciendo para que sean un buen suelo y
lleven fruto. Esta parábola, al igual que la mayoría, van dirigidas a los discípulos
que se hallan en la multitud.
Como estas parábolas tienen que ver con el Reino, vemos que proclaman el Reino
como el ya pero todavía no, pero su énfasis principal está en el ya. Por tanto el momento
presente es de gran urgencia. Esa urgencia en la proclamación tiene un énfasis doble:
Veamos un ejemplo que ilustran estos dos principios. En las parábolas gemelas de Mateo
13:44-46, el tesoro escondido y la perla de gran precio. El énfasis se pone en el gozo de la
persona que descubre el tesoro escondido o la perla de gran precio. Las personas que
encuentran estos tesoros, venden todo lo que tienen para comprar el tesoro y la perla. El Reino
no es el tesoro ni la perla. El Reino es el regalo de Dios. El descubrimiento es lo que produce
el gozo. Sería un desastre que el descubrimiento fuera despreciado, pero en cambio, si se hace
lo que los hombres de la parábola hicieron, produce gran gozo.
Así es como debemos aprender a leer y estudiar las parábolas. No se deben alegorizar.
Hay que oírlas como llamadas para que respondamos ante Jesús y su misión. Esa fue la
intención de los evangelistas al recogerlas para sus lectores. Así es como también nosotros
hemos de oírlas hoy.
Nuestro interés está en las parábolas, en su contexto bíblico actual. Las parábolas están en
un contexto literario concreto, y mediante el proceso exegético que acabamos de mencionar
podemos descubrir su significado y mensaje con un alto grado de precisión. Lo que
necesitamos hacer es lo mismo que hizo Mateo, Marcos y Lucas, traducir el mensaje a nuestro
propio contexto.
Aun se pueden relatar nuevamente de modo que con nuevos puntos de referencia, nuestros
oyentes puedan sentir el enojo o el gozo que experimentaron los oyentes originales. Un
excelente ejemplo, de esa traducción a nuestro propio contexto, lo podemos ver en la canción
de Marcos Vidal sobre El Buen Samaritano. Observemos la letra y si podemos escuchemos la
canción:
EL BUEN SAMARITANO
CORO
7.4.2.1. La realidad de la tensión del “ya” pero “todavía no” del Reino.
Es algo que podemos ver a partir de la expectativa que sobre el Reino de Dios tienen
los personajes del N.T. Según esa visión, cuando el Mesías viniera a esta tierra, traería con Él,
el reinado de Dios prometido por los profetas, e impondría la justicia divina. Una muestra de
ello, lo tenemos en Juan el Bautista, Lucas 7:18-19; donde envía a sus discípulos para
preguntar si Jesús era el auténtico Mesías, o deberían esperar a otro. Juan Bautista es el fiel
reflejo del pensamiento hebreo, y que, nuevamente se refleja en la pregunta de los discípulos en
Hechos 1:6.
Jesús viene a inaugurar el Reino de Dios en esta tierra, quizá de una forma poco
esperada para su pueblo, como acabamos de mencionar. Pero Jesús desde un principio afirma
que con Él ha llegado el Reino de Dios.
De hecho, Juan Bautista ya lo anuncia antes de que Jesús comenzara su ministerio público,
Mateo 3:2. Esa afirmación se ve ratificada por el propio Jesús al inicio de su ministerio, Mateo
4:17. Posteriormente cuando envía a los doce a evangelizar, les encomienda a que ese sea el
mensaje, Mateo 10:7. En la respuesta que da a los discípulos del Juan Bautista, Lucas 7:20-23,
cuando éste les envía para preguntar si él era el Mesías o había de esperar a otro, Jesús hace
toda una serie de milagros y cita a Isaías 35:5-6; 61:1; y que son textos mesiánicos, para
afirmar que Él era el Mesías esperado, y que con El ya había llegado el Reino de Dios,
prometido a los profetas, a esta tierra.
Por otra parte, encontramos que ese mensaje, de la realidad presente del Reino de Dios
en esta tierra, en Pablo, 1ªCorintios 4:19-20; Romanos 14:17.
De esta forma llegamos a la conclusión de que el Reino de Dios ya está en esta tierra, y
que está desde el momento en que Jesús vino a esta tierra, venció al pecado en la cruz y a la
El mensaje urgente del Reino, como presente y a consumarse pronto a la vez, todavía
es necesario en nuestro tiempo. Los que tratan de asegurar su vida con posesiones, necesitan
oír urgentemente el mensaje del juicio inminente, y los perdidos necesitan oír las Buenas
Nuevas. En esa “tensión” se encuentra la clave hermenéutica para gran parte del Nuevo
Testamento y especialmente para el ministerio y la enseñanza de Jesús.
1. Tarea exegética
Mateo sitúa esta parábola dentro de ese discurso, que a su vez, está en un contexto
determinado. Ese contexto comienza con la llegada de Jesús a Jerusalén para la celebración de
la fiesta de la Pascua, Mateo 21:1-11. En este periodo Jesús entra en el Templo y lo purifica,
21:12-17. Esto produce un gran enfado en los dirigentes religiosos que buscan una
oportunidad para coger a Jesús, 21:15, 46; 22:15, 35.
En los sucesivos encuentros que Jesús tiene en esos días con los líderes religiosos, las
palabras y parábolas que narra son de condenación, porque le rechazan como el Mesías:
El enfrentamiento llega a su culminación con las palabras de Jesús en el capítulo 23. Las
acusaciones se pueden resumir en las palabras de 23:28, donde se les acusa de hipócritas e
iniquidad, y 23:36-38, donde Jesús pronuncia unas palabras de juicio sobre estas personas y
sobre Jerusalén.
Estos acontecimientos preparan las palabras de Jesús, en lo que será el V discurso que
Mateo recoge en su evangelio.
La parábola de las diez vírgenes está en el contexto del discurso escatológico que
comienza en 24:1 y que va hasta 25:46.
Este discurso se inicia con la salida de Jesús del Templo de Jerusalén. A preguntas de sus
discípulos, 24:3; acerca de las palabras de juicio que había pronunciado momentos antes, 24:1-
2. Ese discurso comienza con la descripción de algunos eventos futuros, y que concretamente
se relacionan con la segunda venida de Jesucristo a la tierra, 24:4-41. Una vez finalizada la
sección en la que se describen esos eventos, Jesús, pasa a exhortar a sus discípulos para que
velen y estén preparados ante esa venida. Para ello usa la ilustración del padre de familia,
24:42-44. Otra exhortación es la de ser fieles, para ello, usa otra ilustración, la del siervo fiel y
el siervo infiel, 24:45-51. Estas dos ilustraciones sirven como introducción a las dos parábolas
que vienen a continuación: las diez vírgenes, 25:1-13, en la que se subraya la necesidad de
estar preparados y velando; y la parábola de los talentos, 25:14-30, donde se enfatiza la
necesidad de ser siervos fieles. El discurso termina con el vaticinio del juicio por el que pasarán
aquellos que se han llamado discípulos de él, 25:31-46. El criterio de ese juicio se ve descrito
en el versículo 40, donde se hace una clara referencia al comportamiento dentro de la
comunidad.
El esposo.
Las cinco vírgenes sensatas y prudentes.
Las cinco vírgenes insensatas que no han hecho acopio de aceite.
Los oyentes de esta parábola son los discípulos, ya que el discurso se origina a preguntas
de ellos, 24:3. El contenido es claramente para la comunidad cristiana, y así lo refleja Mateo en
Esta es una parábola que se relaciona con el Reino de Dios en su aspecto futuro.
Habrá gozo para las vírgenes que han sido sensatas y prudentes al estar preparadas
para la venida del esposo, versículo 10.
Habrá juicio para las vírgenes insensatas que no tuvieron cuidado de que no les faltara
aceite, versículos 11-12.
2. Hermenéutica de la parábola
Hemos de recordar que esta parábola pertenece al grupo de parábolas referidas al Reino de
Dios en su manifestación futura, ya que es de la segunda venida del esposo a la que está
haciendo referencia.
Es una parábola que se dirige a la comunidad cristiana. Por tanto, se debe entender como
una exhortación a que ésta debe estar preparada ante la venida del esposo.
El Antiguo Testamento contiene unos 613 mandamientos, los cuales se esperaba que el
pueblo de Israel cumpliera como muestra de lealtad a Dios. En realidad sólo cuatro libros del
Antiguo Testamento pueden ser considerados como leyes, y aún, no todo el contenido de esos
libros son leyes en sí.
Hay una expresión que se repite a menudo en la Biblia y es “Ley”. De esta forma vemos
que en Josué 1:8 se está refiriendo al Pentateuco y se dice:
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de
noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en
él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá
bien
Sin embargo, hemos de ser conscientes que cuando se está hablando de la “Ley” en la
Biblia se está refiriendo a los pasajes que van desde Éxodo 20 hasta Deuteronomio 33.
Si alguien dice que debemos acatar la ley del Antiguo Testamento ¿cómo podemos
hacerlo sino tenemos un Templo, ni un santuario central en cuyo altar se puedan ofrecer los
sacrificios, etc., Levítico 1-5? Si no se tiene que aceptar la ley por qué dijo Jesús en Mateo
5:18:
Esta pregunta demanda una respuesta que nos permita considerar la forma en la que la
Ley del Antiguo Testamento puede representar una responsabilidad para el cristiano. Veamos
seis guías que nos pueden ayudar a comprender la relación entre el cristiano y la ley.
Dios formó la Ley del Antiguo Testamento de una forma similar a la mencionada, y por
ende, constituyó un contrato de obligación entre Él e Israel. A cambio de los beneficios y
protección que recibiría, Israel debía guardar las estipulaciones que se especifican en Éxodo 20
hasta Deuteronomio 33.
Dios espera de nosotros fidelidad a ese nuevo pacto, que es diferente de la fidelidad
que los israelitas debían mostrar. Por ejemplo, cuando uno pecaba, bajo la ley, debía llevar un
animal para su sacrificio. Hoy, cuando un cristiano peca, debe confesar su pecado y
arrepentirse, no necesita hacer ningún sacrificio, pues éste ya fue realizado perfectamente por
Cristo, que es el argumento de la carta a los Hebreos.
8.1.3. Algunas estipulaciones del Antiguo Pacto no han sido renovadas en el Nuevo Pacto
La mayoría de las leyes del Pentateuco las podemos agrupar en dos categorías, ninguna
de las cuales son de aplicación para el cristiano.
Son las leyes en las que se especificaban los delitos que se cometían y las penas que se
aplicaban a los que las incumplían. Recordemos que esto fue dado a Israel como nación.
Son aquellas partes que tiene que ver con los principios éticos que son absolutos, es
decir, que permanecen a lo largo del tiempo. Algunos ejemplos son:
Jesús extrae los principios de la ley y los redefine, un buen ejemplo lo encontramos en
Mateo 5:21-48.
8.1.5. Toda la ley del Antiguo Testamento es todavía Palabra de Dios para nosotros,
aunque ya no sea mandato de Dios para nosotros
En la Biblia encontramos una serie de mandatos que no son para nosotros. Un ejemplo
lo encontramos en Mateo 11:4, donde Jesús da el siguiente mandato: “Id, y haced saber a Juan
el Bautista las cosas que oís y veis” La audiencia original de este mandato eran los discípulos
de Juan el Bautista. Leemos el mandato, pero dicho mandato no es para nosotros. Asimismo la
audiencia original de la Ley del Antiguo Testamento era la nación de Israel, y esos mandatos
eran la voluntad de Dios para la nación de Israel, pero no son aplicables a nosotros.
8.1.6. Sólo aquello que haya sido renovado explícitamente, puede ser considerado como
parte de la “ley de Cristo”
Un ejemplo lo tenemos en los Diez Mandamientos que aparecen en la Ley del Antiguo
Testamento y que son presentados como obligatorios en el Nuevo Testamento, Mateo 5:21-37,
Juan 7:23 y los dos grandes mandamientos de Deuteronomio 6:5 y Levítico 19:18. No se
puede probar que otras leyes específicas del Antiguo Testamento sean estrictamente
obligatorias para los cristianos, por valiosas que sean para ellos todas las leyes.
Jesús y el adulterio
Jesús y el divorcio
Mat 5:31 También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele
carta de divorcio.(Q)
Mat 5:33 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No
perjurarás,(S) sino cumplirás al Señor tus juramentos.(T)
Mat 5:34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera;(U) ni por el
cielo, porque es el trono de Dios;(V)
Mat 5:35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies;(W) ni por
Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey.(X)
Mat 5:36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o
negro un solo cabello.
Mat 5:37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más
de esto, de mal procede.
Mat 5:38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.(Y)
Mat 5:39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a
cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la
otra;
Mat 5:40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale
también la capa;
Mat 5:41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, vé
con él dos.
Mat 5:42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado,
no se lo rehúses.
Mat 5:43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo,(Z) y aborrecerás
a tu enemigo.
Sería un error pensar que la Ley ya no es parte valiosa de la Palabra de Dios. La Ley
actuó en la historia para mostrarnos la necesidad que tenemos de Cristo, Gálatas 3:24. La Ley
nos muestra cuan elevada es la justicia de Dios y lo imposible que es para el hombre llegar al
cumplimiento de esos mandatos. La Ley no funcionó en el Antiguo Testamento como vehículo
para la salvación, sino como la representación de las condiciones del convenio de lealtad entre
Dios e Israel. La ley es como un paradigma (modelo, ejemplo) de lo que significa ser leal a
Dios.
Es esa ley que establece unos principios generales, no exhaustivos del comportamiento
que se debe tener en ciertas ocasiones. Veamos un ejemplo basado en Levítico 19:9-14:
9
Cuando siegues la mies de tu tierra, no segarás hasta el último rincón de
ella, ni espigarás tu tierra segada. 10Y no rebuscarás tu viña, ni recogerás el
fruto caído de tu viña; para el pobre y para el extranjero lo dejarás. Yo
Jehová vuestro Dios.
11
No hurtaréis, y no engañaréis ni mentiréis el uno al otro. 12Y no juraréis
falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová.
13
No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del
jornalero en tu casa hasta la mañana. 14No maldecirás al sordo, y delante del
ciego no pondrás tropiezo, sino que tendrás temor de tu Dios. Yo Jehová.
Con esto llegamos a una conclusión importante, la Ley del Antiguo Testamento está
actuando como una Constitución, como una norma general, de la cual se desprenden otras
normas, sólo que Israel no tenía un desarrollo, dado por Dios, de esas normas, y eso fue lo que
hicieron los escribas y fariseos.
Pero esto nos muestra otra realidad, y es que nadie puede cumplir con toda la ley de
Dios, porque estas son muy elevadas y amplias, Romanos 8:1-11. De aquí podemos extraer
una conclusión hermenéutica: la Ley nos muestra lo difícil que es para los hombres agradar a
Dios a través de nuestras propias fuerzas
Los elementos de una ley como esta son condicionales, ya que este tipo de ley solo se
puede aplicar a:
1) Un israelita
2) Un israelita que tenga esclavos.
Este tipo de leyes constituyen la mayoría de la Ley del Antiguo Testamento y no son
renovadas por el nuevo pacto. En consecuencia, podemos decir que no son aplicables a
nosotros. Pero eso no significa que, como creyentes, podamos aprender ciertos principios:
1) Lo determinado por Dios no es una serie de reglas duras, sino que ponían una gran
limitación a la práctica de la esclavitud.
Pero un estudio completo de lo que era la ley de esclavitud no se puede tener, ya que la
información de la que disponemos es muy general y no abarca todas las posibles variantes que
se puedan dar. Por ese motivo, la Ley del Antiguo Testamento no se puede considerar como
completa.
Los israelitas no fueron el primer pueblo que tuvo un código de normas. De hecho,
existe constancia de que otros pueblos de aquella época (1400 a C.), ya tenían sus propios
códigos. Lo interesante es que al comparar estos códigos con el del Antiguo Testamento, no
encontramos con que la Ley del Antiguo Testamento supone un avance muy importante para
aquella época. No queremos decir con esto, que la ley del Antiguo Testamento supone el
representante moral más avanzado. Esto viene solamente con la enseñanza de Cristo y su ley.
1) La distinción de clases: multas para la muerte de esclavos, pero muerte para la muerte
de un noble.
2) Los hombres eran inmunes a sus fechorías, siempre que el daño se hiciera a las mujeres.
3) En el caso de Hammurabi, cuando el daño se causaba a la hija de un noble, él mimo no
sufría el castigo, era la hija de éste quien sufría el castigo cometido por la fechoría de su
padre.
4) La muerte de una esclava se compensa con el pago de dos esclavas.
5) En estas leyes, las mujeres y los esclavos son tratados como propiedades. El daño
causado a estas personas se asemeja al daño que se le causa a los animales.
El Antiguo Testamento representa un avance ético con respecto a tales códigos. El sexo o
el estado social no afecta a la prohibición contra el homicidio, Éxodo 20:13:
No matarás
Éxodo 21:12
En cuanto a la compensación por las heridas causadas a los esclavos, también hubo un
progreso, Éxodo 21:27:
En general, los esclavos tenían una posición muy diferente en la Ley de Antiguo
Testamento, en comparación con su posición bajo las leyes anteriores, como por ejemplo
Deuteronomio 23: 15-16
En contraste con la disposición de las leyes de Hammurabi de hacer morir a una de sus
hijas por la muerte que é había causado, Deuteronomio 24:16 dice:
Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno
morirá por su pecado.
La ley del Antiguo Testamento no podía dar vida eterna, ni justificación delante de
Dios, pues no había sido dada con ese fin. Cualquiera que tratara de justificarse ante Dios
cumpliendo la ley, fracasaría, porque toda persona falla alguna vez, Romanos 2:17-27, 3:20, y
eso hace que incumpla toda la ley Santiago, 2:10.
Las leyes sobre los alimentos, como la prohibición de comer cerdo, no tienen un
propósito arbitrario por parte de Dios, sino el de proteger a su pueblo. La vasta mayoría de
alimentos prohibidos son los que:
Leyes como estas dan normas importantes para Israel. El pecado merece el castigo, y
Dios le reveló a su pueblo que la paga del pecado es la muerte, y que la sangre era la sustituta
de la muerte. Dios aceptaba la sangre del animal en lugar de la muerte del pecador, Hebreos
9:22. Lo importante es que estas leyes que pedían la sangre como sustituta de la muerte,
establecieron un precedente para la obra expiatoria realizada por Cristo. La muerte de Cristo
satisface las exigencias de la Ley y es la base de nuestra aceptación por Dios. En este sentido,
la Ley sirve como fondo para ese gran acontecimiento histórico que es la muerte de Cristo.
La pregunta que surge, cuando leemos textos como estos, es ¿qué sentido tienen estas
prohibiciones?. La respuesta es que estas prohibiciones impedían que los israelitas tomaran
parte en los cultos de fertilidad de los cananeos. Los cananeos creían en la llamada “magia por
simpatía”, o lo que es lo mismo la “superstición”. La idea es que estos ritos influían de alguna
forma en la respuesta de los dioses y en la naturaleza. Precisamente la cocción del cabrito en la
leche de su madre, está asociada al rito de la fertilidad de las ovejas. La lección es bien simple,
Dios no bendecirá a su pueblo si practica tales ritos.
1) La Ley del Antiguo Testamento es Palabra de Dios para nosotros, pero no hemos
de ver estas leyes como un mandato directo de Dios para nosotros.
2) La Ley es el fundamento del pacto del Antiguo Testamento, y por tanto, de la
historia de Israel. Los cristianos no la podemos ver como una obligación, ya que no
estamos bajo ese pacto, sino bajo uno nuevo. Excepto aquellas partes de antiguo
pacto que han sido renovadas por el nuevo.
3) Busquemos en estas leyes las elevadas normas de amor y justicia de Dios, no
olvidemos que en ellas, la misericordia de Dios es igualada a la severidad de las
normas.
4) La Ley de Antiguo Testamento no la hemos de entender como completa, ya que no
abarca todas las situaciones posibles, sino como un paradigma que presenta
ejemplos de la conducta que se espera.
5) No esperemos que los profetas y el Nuevo Testamento citen la Ley con frecuencia,
recordemos que la esencia de la Ley (los Diez Mandamientos) sí que son citados
por los profetas y el Nuevo Testamento.
6) Veamos la Ley como un regalo generoso de Dios para Israel, que trae muchas
bendiciones cuando es obedecida y no como un conjunto de regla arbitrarias y
molestas que limitan la libertad del pueblo.
En este texto encontramos una descripción del trato que un padre debe dispensar a su
hijo primogénito, sea éste hijo de la esposa amada o de la esposa aborrecida. El principio
expuesto en estos versículos pertenece a las Leyes Civiles que regían en Israel.
El contexto donde es dada esta ley al pueblo de Israel es momentos antes de que éste entre
en la tierra prometida, y que se recoge en el libro del Deuteronomio. Moisés dictó una serie de
discursos al pueblo en los que les quiso recordar y resumir las leyes dadas por Dios. Estas son
las condiciones que Dios establece a su pueblo.
Esto muestra que esta ley ya estaba en vigor, en ciertas culturas, antes que Dios la diese.
Esta antigüedad de esta ley es atestiguada también por diferentes hallazgos arqueológicos
pertenecientes al periodo patriarcal.
Ya que parte del tema central de esta ley es la cuestión de la primogenitura, se hace
necesario hacer una breve mención a las principales características de este concepto en el
Antiguo Testamento.
La primogenitura pertenecía al primer hijo cuya madre fuera una esposa. El término
también se aplica a los animales, pero con otro sentido.
Al primogénito se le daba el doble de las riquezas que se repartían entre los hermanos,
Deuteronomio 21:17.
El primogénito recibía una bendición especial dada verbalmente. Un ejemplo lo
tenemos en el caso de Jacob y Esaú, Génesis 27:33. Pero también esa bendición podía
ser un juicio, como en el caso de Rubén, Génesis 49:3-4. La tribu de Rubén no tuvo
relevancia en la vida de Israel.
Ser primogénito implicaba asumir la jefatura de la familia cuando el padre estaba
ausente, Génesis 25:5-6; 27:35-36; 37:21-ss; 42:37.
Suponía ocupar un lugar de preferencia en la mesa, Génesis 43:33.
Estos principios también se aplicaban a las mujeres cuando no había varones, Génesis
19:30-ss. La hija mayor era la primera en casarse, Génesis 29:26. Esta era una
costumbre aramea, que el pueblo de Israel asumió, 1º Samuel 18:17-27.
Esta primogenitura se podía perder, al menos, por dos razones:
1. Venta: Jacob y Esaú, Génesis 25:29-34, Hebreos 12:16.
2. Comisión de una ofensa, Génesis 35:22, cf. 49:4; 1º Crónicas 5:1-2.
El texto está dirigido al pueblo de Israel y para los israelitas, recordemos lo mencionado
anteriormente, son unas leyes dadas por Dios para su pueblo Israel, momentos antes de que
este pueblo entrara en la tierra prometida.
2. Hermenéutica
Lo que sí permanece es el principio general que sirve como base para los detalles que
aparecen en el texto. El principio general que subyace es el de la Justicia, Romanos 6:13,19;
Bajo el título de “profetas” están la mayoría de libros de la Biblia. Están los profetas
mayores, desde Isaías hasta Daniel (cinco libros), se llaman mayores por la extensión de sus
escritos a diferencia de los profetas menores, cuyo contenido es menos extenso. Los profetas
menores, desde Oseas hasta Malaquías (doce libros). Estos profetas ejercieron su labor desde
el 760 al 460 antes de Cristo aproximadamente y su función fue traer el mensaje de Dios a su
pueblo.
Este es uno de los géneros literarios más difíciles de leer e interpretar. Esta dificultad es
agravada por los malos entendidos que existen en cuanto a su función y su forma.
Por ejemplo, En Israel había centenares de profetas, pero de esos, sólo se escogieron a
unos pocos para que estuvieran en el canon bíblico y expresaran los oráculos divinos (mensajes
de Dios). Otra de las cosas que complican más nuestra lectura es que, el material del que
disponemos, nos habla más de sus biografías (lo que hicieron), que de sus mensajes (lo que
hablaron) y todo esto fue puesto en un contexto social, religioso y político específico. De esta
forma nos encontramos con que tenemos una combinación de profecía y biografía. No
obstante, en los libros proféticos oímos lo que Dios dice a su pueblo a través de los profetas.
¿Por qué es tan difícil leer los libros proféticos más extensos de una vez? Porque no
fueron hechos para que se leyeran de esa forma. En la mayoría de ocasiones, estos libros son el
resultado de colecciones de oráculos hablados, no siempre presentados en una secuencia
cronológica original, y tampoco sin una diferenciación que identifique el final de un oráculo y
el inicio de otro, además en muchos de ellos falta el fondo histórico en el que fue proclamado
el oráculo.
Otra de las dificultades con las que nos encontramos es la distancia histórica que nos
separa de aquellos anuncios (2400-2700 años). Cosas que para ellos eran muy claras y obvias,
son auténticas dificultades para nosotros. Esto es debido a que desconocemos gran parte de la
realidad social, cultural política y religiosa de aquellos años.
9.2.1. Los profetas eran mediadores que debían hacer cumplir el pacto
Recordemos que en el capítulo anterior hemos hablado que la ley constituía el pacto
entre Dios y su pueblo. En ese pacto había unas bendiciones cuando se obedecía, Levítico
26:1-13; Deuteronomio 4:32-40; 28:1-14, y unas maldiciones cuando esas leyes eran violadas,
Levítico 26:14-39; Deuteronomio 4:15-28; 28:15-32:42.
La función de los profetas era la de hacer cumplir ese pacto a Israel, anunciando
bendición o maldición, según fueran las circunstancias. En ese sentido los profetas no se
inventaban nada, simplemente estaban recordando lo que Dios ya había dicho muchos años
antes a su pueblo. Su función era recordar al pueblo esa realidad y las consecuencias de ese
pacto. Eso no quita que cada profeta tuviera su peculiaridad en la exposición del oráculo de
Dios. En ese sentido es que los profetas eran mediadores entre Dios y su pueblo.
Era Dios quien llamaba a los profetas, Éxodo 3:1-ss, Isaías 6, Jeremías 1, Ezequiel 1-3,
Oseas 1:2, Amós 7:14-15, Jonás 1:1, etc. Su mensaje tenía una introducción inequívoca “Así
ha dicho Jehová” o “dice Jehová”.
En muchas ocasiones el profeta tenía que hablar cosas que a é no le gustaba o que iba
en contra de sus propias convicciones, como por ejemplo Jonás que no quería ir a predicar el
mensaje de Dios a Nínive porque sabía que Dios es misericordioso y retiraría el juicio si esas
personas se arrepentían. En otras ocasiones tenían que decir ciertas cosas que sonaban a
“absurdas”, es el ejemplo de Jeremías 27-28, donde le pide al pueblo que no luche contra el
enemigo babilónico si quiere agradar a Dios. La mayoría de personas que ese era un mensaje
de traición hacia el pueblo, ¿cómo podía Dios pedir esas cosas? Y comienza recordándoles el
origen de su mensaje, 27:2,3,4,11, 28:15-16.
El mensaje podía ser dirigido a todo el pueblo en general, o a cualquier grupo que
quebrantase las leyes fuesen del estrato social que fuesen: realeza, 2º Samuel 12:1-14, 24:11-
17, Oseas 1:4, a los sacerdotes, Oseas 4:4-11 Amós 7:17, Malaquías 2:1-9. Por esa palabra, el
profeta ponía y quitaba reyes, 1º Reyes19:16, 21:17-22, declaraba guerras, 2º Reyes 3:18,19,
2º Crónicas20:14-17, Oseas 5:5-8, o se declaraban contra ellas Jeremías 27:8-22. Es
importante que recordemos que el profeta hacía estas funciones de una forma independiente,
sino obedeciendo órdenes de Dios.
El mensaje que traían los profetas era de parte de Dios. Hemos mencionado que ellos
eran llamados por el Señor para llamar a su pueblo al arrepentimiento y que volvieran al pacto.
De hecho, el mensaje que los profetas daban no era nuevo, básicamente ya estaba dicho por
Moisés. Lo que cambia era la forma de presentarlo. Veamos un ejemplo, Oseas 4:2.
Perjurar: Tercer mandamiento, Éxodo 20:7 “no tomaras el nombre de Jehová tu Dios
en vano”.
Es tan importante notar lo que los profetas hacen como aquello que no hacen. Por ejemplo,
en esta descripción de pecados del pueblo de Israel, Oseas no cita los diez mandamientos al pie
de la letra, menciona cinco y resumidos con una palabra. Este uso busca la provocación
reflexiva de Israel, porque se dan cuenta que están quebrantando los diez mandamientos. Con
esto, Oseas busca producir un efecto en sus oyentes para que se les quede grabado que estaban
violando la ley de Dios.
9.3. La exégesis
Hay algunos que piensan que la Palabra de Dios no necesita de ayudas para ser
entendida. Hay ciertas cosas que son así, pero hay otras muchas cosas que no la son, y que no
están a nuestro alcance inmediato: significado de palabras en hebreo o griego, costumbres
culturales, religiosas, datos históricos, formas literarias, etc. Por ese motivo, sólo aquellos que
reconocen humildemente su ignorancia se dan cuenta que el estudio bíblico requiere esfuerzo y
tiempo para comprender el mensaje que aparece en el texto.
Hay tres clases de ayudas que nos pueden ser útiles. Un Diccionario bíblico que nos
puede proveer del fondo histórico del profeta, de la situación histórica y social de aquellos
momentos y unas ideas muy elementales del contenido del libro. Se recomienda el Nuevo
Diccionario Bíblico de la editorial Certeza. Luego están los comentarios que van más a la
explicación del texto versículo a versículo. Aunque es difícil tener un comentario de cada libro
de la Biblia, se recomienda el Nuevo Comentario Bíblico de la editorial C.B.P. Luego están los
manuales bíblicos que son un equilibrio entre los diccionarios y los comentarios, dándonos una
visión global de la historia y las circunstancias que rodearon ese escrito y una explicación del
texto. En este apartado se recomienda el Compendio Manual de la Biblia editorial Moody.
Para hacer una exégesis adecuada es necesario entender el contexto general del profeta
y el contexto específico de cada oráculo.
Otro detalle que no hay que olvidar es que los profetas hablaban en sus oráculos de esos
acontecimientos enumerados anteriormente.
Una cosa que hemos de tener en cuenta en nuestra lectura es que cada oráculo fue
dicho en un contexto histórico particular y nuestra función es descubrir cuál fue ese contexto
para que de esta forma podamos entender el oráculo. En este sentido hay tres cosas en las que
hemos de centrar nuestra búsqueda:
Ahora vamos a tratar de fijar la fecha de este oráculo. Mirando las tablas cronológicas
que se adjuntan podemos descubrir varios datos que nos traen información: 1) fue en el
periodo histórico entre el 760-710 a. C. 2) Fue contemporáneo de varios reyes. 3) El relato
histórico de ese periodo lo podemos encontrar en 2º Reyes 14-17. 4) Oseas fue un profeta que
realizó su labor en le reino del norte. El texto de Oseas 5:8-10, nos da algunas pistas, de forma
especial el versículo 10, donde dice que los príncipes de Judá traspasaron los linderos. Esta es
una referencia a 2º Reyes 16:7-9, donde se está hablando de la alianza que estableció el rey de
Judá, Acaz, con el rey de Asiria Tiglat-pileser, para invadir las tribus del norte de Israel.
Además esta narración nos aporta otro dato, y es la muerte del rey sirio Rezín. Con la tabla
cronológica en la mano, llegamos a la conclusión de que estos acontecimientos tuvieron lugar
en el año 732 a. C.
Una de las principales tareas, y de las más importantes, es aprender a pensar en función
de oráculos completos (lo mismo que aprendimos a pensare en párrafos en las epístolas). Esto
es una dificultad que se ve agravada porque nuestros textos no hacen una distinción entre
oráculos y en ocasiones entre oráculo y oráculo, en la historia han transcurrido un tiempo
considerable, y se nos presentan de forma continuada.
Aquí es inestimable la ayuda de los comentarios y los diccionarios bíblicos porque nos
proveen de esa información. No obstante podemos hacer nuestra propia investigación: 1)
observando los cambios de los temas que aparecen en el texto y 2) las divisiones que ciertas
Biblias de estudio realizan. No nos dejemos guiar por las divisiones en capítulos que aparecen.
También hemos de ser conscientes de que un oráculo puede estar dividido en diferentes
subtemas.
Una de las cosas que hemos de aprender es a diferenciar las formas de los oráculos.
Esto también nos ayudará en la tarea de poner el límite al oráculo, determinando dónde
empieza y dónde termina. Veamos las tres formas más comunes de los oráculos:
9.3.4.1. El litigio
En este estilo, Dios aparece, imaginativamente, como juez, abogado, fiscal, etc. de
Israel. En el litigio se incluye una citación, un cargo, unas evidencias y un veredicto, aunque en
ocasiones puede faltar alguno de estos elementos o aparecer de forma implícita. Alguno
ejemplos son: Oseas 3:3-17; 4:1-19, Isaías 3:13-26. Veamos este último texto como ejemplo.
El oráculo está subdividido en tres secciones:
9.3.4.2. El ¡ay!
Esta era una expresión que se usaba en el mundo israelita para expresar una desgracia:
muerte de una persona, desastre físico, pérdida material, etc. A través de este sistema, Dios
declaraba su juicio hacia Israel. Ningún israelita podía pasar por alto una expresión de estas.
Hay tres elementos que caracterizan a esta forma:
Aunque en el ejemplo expuesto aparece de forma alegórica, no todos los oráculos bajo esta
forma, emplean ese método, Miqueas 2:1-5; Sofonías 2:5-7.
9.3.4.3. La promesa
Esta es otra forma literaria usada en los oráculos en las que hay promesas de salvación.
Su forma tiene los siguientes elementos:
1) Referencia al futuro.
2) Mención de un cambio radical.
3) Mención de una bendición.
Tomemos Amós 9:11-15, como ejemplo de esta forma literaria. El futuro se menciona
como “en aquel día”, versículo 11. El cambio radical se describe como la restauración y
reparación del “tabernáculo caído de David”, versículo 11, la exaltación de Israel sobre Edom,
versículo 12, y el retorno del exilio, versículo 14-15. La bendición viene por medio de las
categorías del pacto ya mencionadas (vida, salud, prosperidad, abundancia agrícola, respeto y
seguridad). Todas estas cosas están incluidas en este texto, aunque algunas de ellas lo estén en
forma implícita. La insistencia principal está en la abundancia agrícola. Otros ejemplos de esta
categoría son Oseas 2:16-22, 2:21-23, Isaías 45:1-7, Jeremías 3:1-9.
En el Israel antiguo, esta forma de transmitir su historia, tradiciones y cultura fue algo
muy extendido. De hecho se usaba este método como aprendizaje. Las cosas que por su
importancia debían recordarse se aprendían de esta forma. Su buen uso, en una época en la que
no existían las facilidades que actualmente tenemos con los libros, ha hecho que nosotros
tengamos la Biblia. Es el método que Dios ha deseado utilizar. Un detalle importante es que
Dios habló a través de los profetas en poemas. Las personas estaban habituadas a la poesía, y
los versos de esas profecías eran como música a sus oídos. Todos los libros proféticos tienen
una gran cantidad de poesía.
1) El paralelismo sinónimo
Es la forma más simple del paralelismo, ya que consiste en dos líneas (versos) que
dicen aproximadamente lo mismo. Veamos un ejemplo:
Esta afirmación consiste en dos versos de dos palabras cada verso. El primer verso está
compuesto de dos palabras: “El vino (es) arrogante”. La primera palabra del verso es
representada por a, mientras que la segunda se representa con la b. Lo mismo sucede
con el segundo verso, pero en esta ocasión encontramos que la primera palabra del
segundo verso (las bebidas) es sinónima del primero (el vino), por ese motivo la
llamamos a’. Lo mismo sucede con la segunda parte de ambos versos.
Cuando un verso tiene tres o más unidades, a menudo se omite una en el verso paralelo
y se alarga otro elemento en compensación. Observemos el siguiente ejemplo:
2) Paralelismo antitético
Dejad el mal -a -b
Aprended el bien a b
Buscad la justicia c d
Corregid la opresión c’ -d
Vindicad al huérfano e f
Abogad por la viuda e’ f’
3) Paralelismo sintético
El verbo “consumirá” no es realmente paralelo a “fuego”, sino más bien el efecto del
fuego. El “muro de Gaza” y “sus palacios” son afirmaciones complementarias que
implican la ciudad entera.
4) La figura encadenada
Recordemos que las partes poéticas de un oráculo son sólo parte del mensaje. Debemos
considerar el pasaje en su totalidad y estudiar la contribución que el paralelismo realiza al
El primer paso es dividir el pasaje en sus componentes, como hemos ilustrado en los
diferentes ejemplos que hemos dando en cada una de las categorías. La habilidad de
reconocer los versos viene por la práctica. Recordemos que las partes de las que se
compone el verso debe aclarar el mensaje que está dando. Por ejemplo, hemos visto la
estructuración del Amós 1:8, es un texto que claramente se refiere a los filisteos, por tanto,
las partes que componen el verso deben aclarar el mensaje que se dirige a los filisteos.
El otro método, analógico, consiste en comparar a Dios con algo conocido en nuestro
sistema de tiempo y espacio. Aquí se entra en las imágenes y símbolos del mundo bíblico, y
esto se hace muy evidente en el género literario de la poesía. Lo que no se ha visto puede
comprenderse a través de comparaciones de cosas que no conocemos, aunque toda
comparación tiene sus límites e imperfecciones. En muchos aspectos, el enfoque bíblico es
superior al filosófico, sin desmerecer el valor del enfoque filosófico, porque las personas
aprenden mucho más y mejor a través de métodos relacionados con los sentidos que con la
especulación.
Hemos visto que la tarea exegética consiste en poner el mensaje de los profetas en su
contexto histórico y escuchar lo que Dios estaba diciendo a su pueblo Israel a través de estos
mensajeros. Pero ¿cuál es la Palabra de Dios para nosotros que se desprende de esos oráculos?
Primero quisiéramos señalar que gran parte de lo que se dijo en el capítulo de las
epístolas sobre la hermenéutica, se aplica aquí también. Una vez que oímos lo que Dios les dijo
a ellos, aunque nuestras circunstancias difieran considerablemente, a menudo lo oímos otra vez
en nuestro propio ambiente de modo bastante directo. Afirmamos que el juicio de Dios siempre
les espera a aquellos que “vendieron al pobre por un par de zapatos” Amós 2:6, o que usan la
religión para encubrir su avaricia e injusticia, Isaías 1:10-17, o que tienen idolatrías modernas
mezcladas, tales como la justificación propia, con el evangelio de Cristo, Oseas 13:2-4. Estos
son pecados del Nuevo Pacto. Violan los dos mandamientos mayores, compartidos por el
Antiguo Pacto y por el Nuevo.
Al principio hemos de este capítulo hemos estado hablando de que mucho de lo que los
profetas hablaron fue futuro para su propia generación, pero no para nosotros, porque esos
eventos futuros de los que hablaron ya se han cumplido, por eso, hemos dicho que es necesario
que nosotros estudiemos estos libros desde esta perspectiva.
Veamos una ilustración basada en Ezequiel 25-29. Observemos que hay diferentes
oráculos que se refieren al futuro de diferentes naciones, además de Israel. Observemos que el
cumplimiento de esas profecías tuvieron lugar unas décadas después. No obstante hay cosas
que aparecen en el libro de Ezequiel que tienen un cumplimiento futuro, 37:15-28, donde habla
de las bendiciones de Nuevo Pacto sobre la Iglesia que son derramadas por el Mesías.
Se deben observar, por supuesto, que algunas profecías del futuro cercano fueron
colocadas contra el fondo del gran futuro escatológico, y algunas veces parecen confundirse.
Hablaremos de esto en el capítulo sobre la escatología. Por ahora anotemos, que la razón de
eso es que la Biblia por lo regular ve los actos de Dios en la historia temporal, a la luz de su
plan general para toda la historia humana. Así pues, lo temporal se ha de considerar dentro del
plan eterno. Es como si se dieran dos discos uno pequeño delante de uno grande; luego, según
la perspectiva de la historia subsiguiente, se los ve de lado y así se nota la distancia que hay
entre ellos.
En varios lugares del Nuevo Testamento, nos encontramos con referencias a pasajes del
Antiguo Testamento que no parecen tener mucha relación con lo que el autor del escrito del
Nuevo Testamento está diciendo. Estos pasajes del Antiguo Testamento parecen tener un
significado bastante claro en su contexto original, y sin embargo un escrito del Nuevo
Testamento usa lo usa estableciendo una conexión con un significado diferente.
Veamos un ejemplo basado en las historias de la manera como los israelitas bebieron
agua de forma milagrosa en el desierto, una vez en Refidim Éxodo 17:1-7, y otra en Cades,
Números 20:1-13. Las historias parecen bastante sencillas en sus contextos originales. En
cambio, Pablo hace referencia a ellas en 1ª Corintios 10:4, e identifica la experiencia de los
israelitas con un encuentro con Cristo y dice que “bebían de la roca espiritual que los seguía, y
la roca era Cristo”. En ninguno de los dos relatos del Antiguo Testamento se hace esa
referencia. Vemos como Pablo le da un segundo significado a la roca y la identifica con Cristo.
A este significado secundario se le llama sensus plenior (significado más completo, o
secundario).
Al reflexionar sobre esto se ve, que Pablo establece una analogía, entre la experiencia
de los israelitas por el desierto y el caminar de la vida cristiana, y de la misma forma que ellos
fueron sustentados con el agua de aquella roca, nosotros somos sustentados con cosas
espirituales. El lenguaje que Pablo usa es metafórico en todo el texto, observemos los
versículos 2-4.
La cuestión es que si Pablo no hubiera realizado esa analogía, los creyentes no nos la
hubiéramos planteado nunca. Pero luego surge la cuestión ¿es legítimo que nosotros hagamos
lo mismo estableciendo un significado secundario? La respuesta es negativa. El Espíritu Santo
guió a Pablo para que estableciera esa analogía rompiendo las reglas usuales del contexto,
intención, estilo y palabras. La diferencia es que Pablo fue inspirado por el Espíritu Santo, y
nosotros no lo somos. Nosotros somos iluminados para entender lo que los autores de los
escritos bíblicos dijeron. En ningún lugar de la Biblia se nos dice que hagamos lo mismo que
Pablo hizo.
Los Salmos son oraciones e himnos dirigidos a Dios para expresar una verdad acerca de
Dios. Aquí es donde se encuentra el mayor grado de dificultad, desde la perspectiva
hermenéutica, ya que hay muchas personas que no saben hacer una distinción entre un texto en
el que se recogen las palabras de Dios y un texto que habla acerca de Dios. La cuestión no es
sin los Salmos son Palabra de Dios, sino, cuál es su función y forma. Los Salmos no son
proposiciones doctrinales, ni imperativos dados por Dios para que su pueblo viva de una
determinada forma, ni son historias que ilustran una doctrina. Los Salmos se aplican mal
porque se entienden mal.
Los Salmos son útiles cuando se usan para los fines propuestos por Dios, quien los
inspiró: nos ayudan a 1) expresar nuestro estado de ánimo delante de Dios, y 2) meditar en los
caminos que Dios nos ha pedido que andemos. Son beneficiosos para el creyente que busca la
ayuda de la Biblia para expresar gozos y tristezas, éxitos y fracasos, esperanzas y pesadumbres.
Hemos de recordar de forma fundamental que los Salmos son poemas, poemas
cantados. En las páginas anteriores ya hemos hablado algo acerca de las características de la
poesía hebrea. Ahora vamos a mencionar tres aspectos adicionales que tienen que ver con los
Salmos.
El mensaje siempre va a la mente, pero se pueden usar los diferentes sentidos para que
llegue hasta la mente, dependerá del impacto que deseamos provocar. En este sentido es un
mensaje que llega a través del corazón, es decir, son palabras intencionadamente emotivas. En
consecuencia, no hay que tratar de encontrar significados especiales, cuando el poeta no se la
dio. Observemos el Salmo 19:1-2
1
Los cielos cuentan la gloria de Dios,
Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
2
Un día emite palabra a otro día,
Y una noche a otra noche declara sabiduría.
Nuestra prosa carece de color en comparación con la magnífica poesía del Salmo. El
idioma excelso del poema lo dice de un modo mejor y más memorable.
Entonces hay que buscar el propósito de la metáfora, por ejemplo en el Salmo 114:4
dice que los montes saltan como carneros. Evidentemente, nadie ha visto saltar a los montes
como carneros, pero se usa ese lenguaje para expresar el gozo por los milagros que
acompañaron a Israel en la liberación de la esclavitud de Egipto.
Los Salmos, al ser poemas musicales, son también una forma literaria y es importante
reconocer ciertos rasgos literarios, para evitar caer en errores.
Los Salmos tienen una estructura especial y que está relacionada con el tipo de Salmos
al que pertenece, igualmente lo vamos a ver un poco más adelante.
Cada Salmo tiene un propósito. Por eso, no sería lógico tomar un Salmo real, cuyo
propósito original era la celebración del reino dado por Dios a Israel, y leerlo en una boda.
10.1.2.4. Cada Salmo debe ser leído como una unidad literaria independiente
Los Salmos no deben ser leídos como un todo, sino cada Salmo en particular, porque
cada uno tiene su norma de desarrollo. También hay que evitar caer en el error de usar un texto
fuera de su contexto.
Los Salmos fueron cantos funcionales compuesto para la adoración a Dios por los
israelitas de la antigüedad.
El libro de los Salmos, tal como lo conocemos en la actualidad, está compuesto por
150 Salmos. Pero éstos están subdivididos en cinco libros:
La mejor explicación para esta agrupación la podemos tener en el hecho de que estas
divisiones representan distintas etapas en la formación de las colecciones. El proceso se
extendió a lo largo de más de quinientos años.
Estos libros fueron compuestos por diferentes autores: David, 3-41, 51-71; a Coré, 42-
49; a Asaf, 50, 73-83. A estos hay que añadirle las canciones de ascenso a Jerusalén, 120-134,
y los Salmos que usan la expresión “aleluya”, 146-150.
En el Nuevo Testamento vemos que los judíos en general, y Jesús y sus discípulos en
particular, conocían bien los Salmos, que juntamente con el libro de Isaías son los más citados.
Los Salmos eran parte de la adoración a Dios. Precisamente, Pablo, recomienda a los creyentes
a que se animen los unos a los otros con los Salmos, Efesios, 5:19, Colosenses 3:16.
Los cinco libros en los que se agrupan los Salmos contienen una gama de géneros
literarios que sugieren distintas funciones en la adoración pública y privada de Israel.
1) Debido a que la Biblia contiene literatura religiosa, que por su propia naturaleza tiende
a resistir los cambios y a mantener patrones establecidos, los materiales literarios
pueden categorizarse de acuerdo con similitudes formales.
2) La similitud en la forma, probablemente significa similitud en el uso; por lo tanto, se
supone que se utilizaron formas similares para las mismas formas de expresión
religiosa.
3) El estudio literario y el estudio religioso comparativo pueden ser útiles para la
comprensión del Antiguo testamento.
10.3.1. Himno
2) Una descripción de las obras o atributos de Dios, que generalmente forma parte del
cuerpo del himno y da el motivo de la alabanza:
7
El es Jehová nuestro Dios;
En toda la tierra están sus juicios.
43
Sacó a su pueblo con gozo;
Con júbilo a sus escogidos.
10.3.2. Elegías
Son los Salmos en los que se expresa un estado de lucha y sufrimiento o desengaño,
opresión del enemigo, peligros de ataque, etc. Pueden ser realidades expresadas de forma
La estructura de este tipo de salmos es la misma tanto para la queja individual como
congregacional y responde a los siguientes enunciados:
La salvación es de Jehová;
Sobre tu pueblo sea tu bendición.
Estos Salmos no tienen el propósito de instruir, sino guiarnos. Podemos usarlos cuando
estamos pasando por momentos difíciles, de desánimo, desaliento, rodeados de
problemas, casi derrotados. Nos ayudarán a expresar nuestros pensamientos y
sentimientos, en la confianza de la fidelidad de Dios. Dios los ha puesto en la Biblia
para que los usemos y nos ayuden a comunicarnos con Él, “echando toda vuestra
ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”, 1ª Pedro 5:7.
El estado de ansiedad del cual libró Dios lo vemos en el versículo 3, aunque en esta
ocasión no se especifica lo que provocó ese estado de ansiedad:
3
El día que clamé, me respondiste;
Me fortaleciste con vigor en mi alma.
La petición también está contenida en el versículo 3, en la expresión “el día que clamé”.
Este tipo de Salmos es muy útil para dirigir nuestros pensamientos y sentimientos hacia
la reflexión acerca de la fidelidad y el cuidado de Dios en nuestras vidas.
Son Salmos que están relacionados con diferentes aspectos de la vida del rey de Israel.
Por ejemplo, cómo el rey guía al pueblo hacia la adoración, la calidad de la esperanza
mesiánica. Estos Salmos son: 2, 18, 20, 21, 45, 72, 101, 110, 144. En estos Salmos
encontramos una acción de gracias, 18, una elegía, 144.
Dentro de este tipo, encontramos otra categoría que tienen que ver con la entronización
real. Estos Salmos son: 24, 29, 47, 93, 95-99. Estos Salmos celebran la entronización del Rey
de Israel, una celebración que se repetía cada año.
Son Salmos que contienen instrucciones para vivir sabia y responsablemente. Para que
un Salmo, o parte de él, pueda considerarse en esta categoría debe cumplir tres requisitos:
De la misma forma que los Salmos le sirvieron a Israel para expresar su alegría y gozo,
a nosotros los cristianos nos sirven igualmente para hablar con Dios.
A través de ellos podemos expresar nuestro agradecimiento a Dios por lo que ha hecho
en nuestra vida de forma especial y concreta. Este uso de los Salmos aumenta nuestra
capacidad de expresión, ya que muchas veces nos falta destreza para encontrar las
palabras adecuadas.
2) Los Salmos nos demuestras que podemos tener una relación sincera con Dios
Es importante que comprendamos que nos podemos acercar a Dios, cualquiera que sea
nuestro estado de ánimo, sabiendo que él nos escucha, porque tenemos ejemplos de
que así ha sido. Podemos expresarle nuestro gozo o enojo, alegría o frustración.
Reflexión y meditación en Dios, sobre las cosas que él ha hecho en nuestras vidas. Los
Salmos guían nuestros pensamientos a buscar en la Palabra de Dios las respuestas que
nos hacemos, y a la vez, averiguar lo que Dios quiere de nosotros. Esa reflexión puede
ser compartida con otros hermanos y eso les ayudará a crecer a ellos.
Los Salmos no garantizan una vida agradable. Deducir que de lo que dicen los Salmos
nos va a llevar a una vida agradable, es no haber entendido nada de lo que hemos leído. Es no
entender el lenguaje que el autor expresa para explicar las bendiciones de Dios. Podemos
deducir por la lectura de algunos Salmos de David, que a él la vida le fue muy bien, pero
cuando leemos 2º Samuel nos damos cuenta de que no fue así. No obstante, él alaba a Dios y
le da gracias con entusiasmo, aún en sus elegías. Dios merece la alabanza y la adoración por su
grandeza y bondad para con nosotros, a pesar de nuestras miserias y en medio de ellas. En esta
vida nunca tendremos seguridad total de que estaremos libres de angustias.
Es un Salmo Masquil de Asaf. El término Masquil significa “hacer sabio”. El término Asaf
es el nombre de un músico de los tiempos de David, 1º Crónicas 16:5, 2º Crónicas 29:30. El
nombre de esta persona representa a un coro, pero es extraño su mención en este Salmo, ya
que es de lamento.
Este Salmo se tuvo que escribir en una fecha posterior al 587 a. C., ya que en el Salmo se
está haciendo mención a la destrucción del santuario:
3
Dirige tus pasos a los asolamientos eternos,
A todo el mal que el enemigo ha hecho en el santuario.
7
Han puesto a fuego tu santuario,
Existen dos Salmos de este periodo 79, 137, así como Lamentaciones, donde se
recogen estos aspectos mencionados: destrucción del Templo y de Jerusalén.
A lo largo de todo el Salmo aparece un lamento continuo por la situación en la que está
el pueblo: sin templo, sin profetas y sin manifestaciones poderosas de Dios. Todo esto se ve
En esta sección encontramos el lamento del pueblo por la situación que está viviendo:
el dominio de los enemigos simbolizado por los estandartes de victoria, versículo 4. La
destrucción de los símbolos sagrados del pueblo de Dios, como es, el santuario y el Templo,
versículos 7-8. La ausencia de la voz de Dios que guía a su pueblo a través de los profetas,
versículo 9. Aguantar las blasfemias y las afrentas de los enemigos, versículos 10-11.