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CAPÍTULO I

CONCEPTOS PRELIMINARES
Juan Espinoza Espinoza / Derecho de las Personas

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Conceptos preliminares

CAPÍTULO I

CONCEPTOS PRELIMINARES
1. NOCIÓN JURÍDICA DE SUJETO DE DERECHO
Sujeto de derecho es un centro de imputación de dere-
chos y deberes, adscribible, siempre y en última instan-
cia a la vida humana.

Tradicionalmente, se han equiparado los conceptos de “sujeto de


derecho” y de “persona”. Así tenemos que Korzeniak sostiene que:
“La posibilidad de ser titular de derechos (y, correlativamente, la de
tener obligaciones) constituye la categoría jurídica de los “sujetos de
derecho”. Todo aquel individuo o entidad, capaz de “ tener derechos”,
es un sujeto de derechos y, por tanto, una “persona jurídica”(1). En
igual sentido, se pronuncia Nicoliello, haciendo la salvedad que, en
la época clásica del Derecho Romano, el esclavo, si bien no era con-
siderado como persona, en algunos casos sí se le reconocía subjetivi-
dad jurídica, como al otorgarle ciertas facultades sobre su patrimonio
y la posibilidad de contraer matrimonio(2). Agrega el autor que: “Pos-

(1) KORZENIAK, Conceptos Fundamentales del Derecho, Volumen I, Primera Edición, Fundación de
Cultura Universitaria, Montevideo, 1988, 25.
(2) A propósito de la situación del esclavo en Roma, se expresa que: “En efecto, hay que desterrar el

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teriormente, y establecida la igualdad civil de los hombres, de acuer-


do a lo que ya admitiera el Derecho natural, la distinción entre sujeto
y persona carece de interés”(3).

Vial del Río y Lyon Puelma, consideran como “sujetos de dere-


cho” al hombre y las asociaciones humanas, aunque admiten que
“... podemos encontrar numerosos casos en que la asociación, no obs-
tante carecer de personalidad jurídica, obtiene de otra forma el resul-
tado práctico que se propone, y sin ello perder parte alguna de los
derechos subjetivos que como ente colectivo le corresponden”(4). Los
profesores chilenos no consideran al concebido como sujeto de dere-
cho, pese a que afirman que: “Tal como se protegen los derechos del
que está por nacer en atención a su eventual personalidad futura, la
ley protege también la vida de la criatura que se encuentra en el vien-
tre materno, sin atenerse al tiempo de gestación de la misma”(5).

La sistematización de la categoría jurídica del “sujeto de dere-


cho” es, sin lugar a dudas, la contribución más importante que hace el
codificador peruano a la legislación contemporánea. Fernández
Sessarego nos explica que: “Sustentados en los más recientes y auto-
rizados desarrollos de la ciencia jurídica distinguimos la expresión
‘sujeto de derecho’ de aquella otra de ‘persona’. Ello obedece a la
necesidad de aprehender, con la mayor precisión posible, una com-
pleja realidad, que, hasta hace poco, no había sido tenida en cuenta,
en su amplia dimensión, por la doctrina civilista. Debe remarcarse
que se trata de un distingo de carácter lingüístico en tanto que siem-

concepto simplista y esquemático de confundir sin más, esclavo con “cosa”. Si bien es cierto que los
esclavos no poseían el status libertatis, el status familiae y el status civitatis, la asimilación entre
esclavo y “cosa” no pudo ser absoluta. Y es que los esclavos estaban amparados por el “ius naturale”
que era en rigor Derecho positivo puesto que lo aplicaban los magistrados romanos. A esto hay que
añadir el derecho a poseer ciertos bienes y el de cumplir con su deber de obediencia a sus señores”.
(FERNÁNDEZ SESSAREGO, La noción jurídica de persona, Segunda Edición, Fondo Editorial de
la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1968, 67).
(3) NICOLIELLO, El sujeto de derecho (La persona), Fundación de Cultura Universitaria, Servicio de
Documentación Jurídica 98, Montevideo, s/a, 6.
(4) VIAL DEL RÍO y LYON PUELMA, Derecho Civil. Teoría general de los actos jurídicos y de las
personas, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 1985, 226.
(5) VIAL DEL RÍO y LYON PUELMA, op. cit. 234.

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Conceptos preliminares

pre, y con cualesquiera de ambas expresiones, aludimos a un mismo


ente, o sea, a la vida humana. No obstante, dicho recurso lingüístico
permite sistematizar con toda amplitud, a nivel normativo, la dimen-
sión sociológico existencial que integra el fenómeno jurídico,
obteniéndose así evidentes ventajas de orden práctico”(6).

Largamente ha sido difundida la definición que ha dado Kelsen a


los sujetos de derecho, entendidos como centros unitarios de dere-
chos y de deberes(7). Cotta, afirma que se puede hablar del sujeto en
dos sentidos, vale decir, “sujeto de” y “sujeto a” teniendo, estas ex-
presiones, una connotación activa (sujeto actuante) y pasiva (sujeta-
do), respectivamente. Coincido con el profesor italiano cuando afir-
ma que: “En la arquitectura (teórica y práctica) del derecho, lo que se
toma en cuenta es siempre al hombre, incluso cuando se califican
jurídicamente las cosas o los hechos, la prescripción o la disposición,
siempre se refiere al hombre”(8). En efecto, no se debería imputar la
categoría jurídica de sujeto de derecho a realidades que no corres-
pondan a la naturaleza humana (sea considerada individual o colecti-
vamente). Con ello no se quiere decir que solo son sujetos de derecho
los reconocidos como tales en el Libro Primero del Código Civil pe-
ruano. En efecto, la sociedad conyugal, así como la unión de hecho,
son otros centros de imputación de derechos y deberes. El art. 65 del
Código Procesal Civil, los define, a mi modo de ver, equivocadamen-
te, como “patrimonios autónomos”(9), seguramente porque son patri-
monios distintos de los que corresponden (ordinariamente) a sus titu-
lares. Estos “patrimonios autónomos”, en realidad, corresponden a
otras “colectividades unificadas”, rectius, sujetos de derecho, distin-
tos de aquellos que (individualmente) los integran.

(6) FERNÁNDEZ SESSAREGO, Derecho de las personas. Exposición de motivos y comentarios al


Libro Primero del Código Civil peruano, Librería Studium Editores, Lima, 1986, 26.
(7) KELSEN, Dottrina pura del diritto, trad, it., UTET, Torino, 1966, 173.
(8) COTTA, “Soggetto di diritto”, en Enciclopedia del diritto, XLII, Giuffrè, Milano, 1990, 1215.
(9) Cuyos dos primeros párrafos establecen que: “Existe patrimonio autónomo cuando dos o más perso-
nas tienen un derecho o interés común respecto de un bien, sin constituir una persona jurídica.
La sociedad conyugal y otros patrimonios autónomos son representados por cualquiera de sus partí-
cipes, si son demandantes. Si son demandados, la representación recae en la totalidad de los que la
conforman, siendo de aplicación, en este caso, el art. 93” (el subrayado es mío).

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No puede no dejar de sorprender la Ley N° 27265, Ley de pro-


tección a los animales domésticos y a los animales silvestres man-
tenidos en cautiverio, del 22.05.00, en la cual se hace referencia a
los “derechos de los animales”(10) (sic). La cadena de “desatinos le-
gislativos” continuó con la Ley N° 27596, Ley que regula el régimen
jurídico de canes, del 14.12.01(11) y se acentuó con el Reglamento de
esta ley, aprobado por D.S. N° 006-2002-SA, del 25.06.2002, cuya
primera parte del art. 5 prescribe que:
“Todo can tiene derecho a la protección de la vida, a su integridad física
que incluye la salud y la alimentación que debe brindarle su propietario,
tenedor o criador, a fin de que pueda desarrollarse en un ambiente apropia-
do, en armonía y sociabilidad con la comunidad”.

En estos casos el legislador confunde (gruesamente) los concep-


tos de sujeto de derecho y bien jurídico tutelado. Solo pueden ser
titulares de derechos, aquellos centros de imputación denominados
sujetos de derecho. Por bien jurídico se entiende al “objeto de pro-
tección del derecho”(12). En efecto, el ordenamiento jurídico puede
decidir proteger determinadas realidades, en función de intereses (hu-
manos) determinados. Así, si se prohíbe pisar el césped, ello no sig-
nifica que el pasto tenga el derecho a no ser pisado: es en función de
los intereses propios de los sujetos de derecho que se tutela su am-
biente (césped incluido).

Messinetti, alejándose de la visión positivista kelseniana, conci-


be al sujeto de derecho como una síntesis de los valores fundamenta-
les de la persona, una suerte de valor final de la posición del indivi-
duo (en cuanto persona) respecto del ordenamiento jurídico(13).

(10) Así, el inc. b, del art. 2 de esta ley, señala como uno de sus objetivos “fomentar el respeto a la vida y
derechos de los animales a través de la educación”. También el art. 4.1 establece que “El Estado y las
instituciones protectoras de animales debidamente reconocidas quedan obligados a velar por el buen
trato, salud y respeto a la vida y derechos de los animales”.
(11) Sobre la implicancia de esta ley en materia de responsabilidad civil de los dueños por los daños que
causan los animales, permítaseme remitir a ESPINOZA ESPINOZA, Derecho de la responsabilidad
civil, Gaceta Jurídica, Lima, 2002, 255 y 256.
(12) NÚÑEZ, voz “Bien Jurídico”, en Enciclopedia Jurídica Omeba, Tomo II, Driskill, Buenos Aires, 1985, 189.
(13) MESSINETTI, “Oggetto dei diritti”, en Enciclopedia del Diritto, XXIX, Giuffrè, Milano, 1979, 824.

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Conceptos preliminares

Breccia, Bigliazzi Geri, Natoli y Busnelli observan que los suje-


tos jurídicos (o de derecho) pueden distinguirse en sujetos individua-
les y entes colectivos, identificando los primeros con la categoría
normativa de las personas físicas, y a los segundos con los entes co-
lectivos reconocidos como personas jurídicas y con los entes colecti-
vos desprovistos de reconocimiento formal, pero no carentes de sub-
jetividad(14). Los profesores pisanos no desconocen la protección jurí-
dica que merece el concebido en cuanto “entidad autónoma que se va
formando como persona”(15).

No debemos olvidar que la categoría jurídica genérica de sujeto


de derecho recae, siempre y en última instancia, en el ser humano.
Sin embargo, la vida humana no es solamente un dato biológico. En
efecto, para el caso de la persona individualmente considerada, Cotta,
que utiliza la expresión “sujeto humano” (prefiero referirme a los
“sujetos individuales”), advierte su estructura relacional, vale decir,
que la misma “no es unidimensional sino sintética unidad relacional
de cuerpo “y” psique, de naturaleza material “y” de naturaleza espiri-
tual, de permanencia “y” de contingencia variable, o sea de (una pro-
pia) naturaleza “e” historia o cultura”(16). En el caso de los sujetos
colectivos, el elemento valorativo está presente, por cuanto el funda-
mento mismo de su organización se basa en una unidad de fines de
valores, que pretenden alcanzar sus integrantes. El sujeto de derecho
siempre será un ser humano o un grupo de los mismos e ineludible-
mente, la estructura axiológica siempre estará presente en ellos. El
sujeto individual es un valor en sí mismo, el sujeto colectivo es una
unidad de fines.

En el Libro Primero del Código Civil, denominado Derecho de


las Personas, se contemplan, cuatro tipos distintos de sujeto de dere-
cho, a saber:

(14) BRECCIA, BIGLIAZZI GERI, NATOLI y BUSNELLI, Derecho Civil, traducido por HINESTROSA,
Tomo I, Colombia, Bogotá, 1992,107.
(15) BRECCIA, BIGLIAZZI GERI, NATOLI y BUSNELLI, op. cit., 120.
(16) COTTA, op. cit., 1222.

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1º El concebido.
2º Las personas individuales, denominadas por el Código Ci-
vil como personas naturales.
3º Las personas colectivas a las cuales el Código Civil llama
personas jurídicas.
4º Las organizaciones de personas no inscritas.
Reitero que la denominación “sujeto de derecho”, se refiere, siem-
pre –exclusiva y excluyentemente– a la vida humana, cualquiera sea
su modalidad, ya sea el ser humano en formación antes de su naci-
miento, o una vez nacido, como ser ontológicamente libre u organi-
zado colectivamente, cumpliendo (o no) con la formalidad de la ins-
cripción en el registro, conforme a ley.

Queda superada de esta manera, aquella posición que considera-


ba como idénticos los términos “persona” y “sujeto de derecho”, por
cuanto el primero forma parte del segundo.

La categoría jurídica genérica de “sujeto de derecho”, admite dos


categorías específicas, a saber, la del sujeto de derecho individual, en
la cual están comprendidos el concebido y las llamadas personas na-
turales y, por otro lado, están los sujetos de derecho colectivos, tal es
el caso de la denominada persona jurídica y de las organizaciones de
personas no inscritas. Se podrá decir que toda persona natural es un
sujeto de derecho; pero no necesariamente que todo sujeto de dere-
cho es una persona natural.

Quiero hacer hincapié que la categoría jurídica de sujeto de dere-


cho, entendida como centro de imputación de derechos y deberes,
siempre tendrá un sustrato material, un contenido ontológico. Inva-
riablemente se alude al ser humano: en el caso del concebido y de la
persona individual, de manera directa, y en la situación de las perso-
nas colectivas, de forma indirecta, por cuanto, cuando el conjunto de
personas individuales que busca un determinado fin, a través de sus
representantes, se inscribe en el registro, se produce un fenómeno de
individualización; ya no se habla del conjunto de personas individua-
les, sino de la persona colectiva. La categoría de “sujeto de derecho”

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Conceptos preliminares

recae directamente sobre la persona colectiva e indirectamente sobre


las personas individuales.

En la hipótesis de las organizaciones de personas no inscritas, el


ordenamiento jurídico también concede subjetividad a la pluralidad
de personas que la conforman. En efecto, la categoría jurídica de su-
jeto de derecho recae sobre la organización de personas no inscritas,
e indirectamente sobre las personas que la conforman. Sin embargo,
debe tenerse en cuenta que este tipo especial de sujeto de derecho
tiene autonomía patrimonial imperfecta.

Las cuatro categorías específicas de sujeto de derecho ya men-


cionadas ¿son las únicas?: la respuesta correcta es la negativa. La
regulación que se hace en el Libro de Personas no debe ser entendida
como un numerus clausus. Se requiere una interpretación sistemática
de todo el Código Civil y del entero ordenamiento jurídico. Así, no
podrá negarse la categoría de sujeto de derecho, solo por citar algu-
nos casos, a la sociedad conyugal o de gananciales y a la unión de
hecho. En efecto, en el caso de la sociedad de gananciales, tal como
lo prescribe el art. 301 c.c., “puede haber bienes propios de cada cón-
yuge y bienes de la sociedad”. Evidentemente la sociedad de ganan-
ciales es un sujeto de derecho (con su propio patrimonio) distinto de
las personas que lo integran. Por ello, “la responsabilidad extracon-
tractual de un cónyuge no perjudica al otro en sus bienes propios ni
en la parte de los de la sociedad que corresponderían en caso de liqui-
dación” (art. 309 c.c.). Sin embargo, la sociedad de gananciales, en
tanto sujeto de derecho, goza de autonomía patrimonial imperfecta,
por cuanto, “los bienes sociales y, a falta o por insuficiencia de éstos,
los propios de ambos cónyuges, responden a prorrata de las deudas
que son de cargo de la sociedad” (art. 317 c.c.) y además, porque son
de cargo de la sociedad “los alimentos que uno de los cónyuges esté
obligado por ley a dar a otras personas” (art. 316.2 c.c.).

Lo mismo se puede decir de la unión de hecho. En efecto, la


primera parte del art. 326 c.c., establece que “la unión de hecho, vo-
luntariamente realizada y mantenida por un varón y una mujer, libres
de impedimento matrimonial, para alcanzar finalidades y cumplir
deberes semejantes a los del matrimonio, origina una sociedad de

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bienes que se sujeta al régimen de sociedad de gananciales, en cuanto


le fuere aplicable, siempre que dicha unión haya durado por lo menos
dos años continuos”.

Un sector de la doctrina nacional tiene un concepto más bien


laxo de la categoría de sujeto de derecho(17). Sin embargo, creo que se
confunde esta categoría con la de bien jurídico tutelado. En efecto, se
propone como sujeto de derecho a las células somáticas (que confor-
man los tejidos y órganos humanos), las células estaminales (que cum-
plen una función especial y dentro de las cuales se encuentran las
células estaminales embrionales y las células estaminales adultas) y
las células sexuales: nadie discute que son parte integrante de los
seres humanos (formalmente, sujetos de derecho); pero el ser parte
integrante o “ingrediente” (como el caso de las células sexuales) para
el inicio de la vida, no hace que éstas gocen de esa categoría. Con
respecto al cigoto especial (producto de una pseudofecundación), al
clon, a la quimera (embrión resultado de la fusión de otros embrio-
nes), al híbrido (producto del intercambio del material genético de
diversas especies), al embrión extra-corpóreo, al oriturus y al moriturus
(ambos, embriones no viables), nos encontramos, efectivamente con
sujetos de derecho, en tanto son embriones –independientemente de
la forma en que fueron originados– y, por lo tanto, vida humana. Qui-
zá la situación de la quimera me lleve a dudas, respecto del “porcen-
taje de humanidad” que pueda tener. El concepturus, como lo vere-
mos más adelante, lejos de ser un sujeto de derecho, es una ficción
legal. Comparto plenamente que la situación especial de los gemelos
siameses está en función de la masa cerebral(18). El cadáver es catalo-
gado, incluso en nuestra legislación, como un objeto (no sujeto) de
derecho sui generis. La humanidad dista mucho de ser sujeto de dere-
cho. No por el hecho que se escuche la expresión “patrimonio de la
humanidad” debe entenderse que se trate de un sujeto: simple y llana-
mente esta es una expresión metafórica, mas no jurídica. En el caso

(17) VARSI ROSPIGLIOSI, Derecho genético, 4ª. Edición, Grijley, Lima, 2001, 115 y ss.
(18) VARSI ROSPIGLIOSI, op. cit., 128.

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Conceptos preliminares

que admitamos que es sujeto de derecho, cabría preguntar ¿tiene ca-


pacidad de goce?, ¿capacidad de ejercicio?, ¿a través de quién o quié-
nes ejercita sus derechos y sus deberes? Temo que estas preguntas,
para este caso, no tienen respuesta. Entonces, estamos frente a bienes
jurídicos tutelados; pero no ante sujetos de derecho.

Con esto pretendo demostrar que la categoría jurídica genérica


de “sujeto de derecho” no es un número cerrado y que no debería
referirse a un contenido ontológico distinto que al de la vida humana.
Se contemplarán cualquiera de las etapas de su vida en formación,
pero de ninguna manera, debería adquirir la categoría de sujeto de
derecho un ente distinto al humano.

2. NOCIÓN JURÍDICA DE OBJETO DE DERECHO


Objeto de derecho es todo bien, material o inmaterial, so-
bre el cual recae el poder jurídico del sujeto de derecho.

Frente al concepto de sujeto de derecho, surge otro, denominado


objeto de derecho, entendido generalmente como todo aquello sobre
lo cual recae el interés de un derecho subjetivo.

Partimos del concepto genérico de objeto en el derecho, el cual


es definido por Recaséns Siches como: “Todo aquello susceptible de
constituir materia de una relación de una protección jurídica”(19).

Messinetti advierte que el término objeto puede tener dos nocio-


nes: una de carácter general, en la cual objeto es todo aquello que es
externo respecto a un punto de observación determinado y, por consi-
guiente, el objeto del derecho es la realidad misma. La otra acepción,
de carácter restrictivo, reserva este término para indicar al objeto es-
pecífico de una tutela atribuida al sujeto. Dentro de esta última vi-
sión, existe una estrecha relación entre la entidad objetiva y el interés
humano, lo que genera una “situación de interés”.

(19) RECASÉNS SICHES, Introducción al estudio del Derecho, Sexta Edición, Editorial Porrúa S.A.
México, 1981, 164.

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Una situación en el mundo externo se convierte en objeto de pro-


tección jurídica no en cuanto tal, sino en cuanto represente una situa-
ción útil para el sujeto. Se afirma, y con razón, que el objeto no tiene
una existencia ontológica independiente: “Sujeto-interés-objeto son
momentos de un fenómeno unitario”(20). El profesor florentino define
al objeto de derecho como “aquella entidad o situación del mundo
exterior que constituye el punto de referencia necesario de un interés
jurídicamente protegido, en cuanto tiene la cualidad de representar
para el sujeto, en relación a determinadas finalidades y relaciones
propias, una situación útil”(21).

La noción de objeto de derecho suele perder autonomía frente a


las nociones de objeto del derecho subjetivo, de objeto del acto jurí-
dico (art. 140. 2 c.c. que impone el requisito que éste sea “física y
jurídicamente posible”), de objeto del contrato (art. 1351 c.c.: “crear,
regular, modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial” =
obligación, como se prescribe en el art. 1402 c.c.), o de objeto de la
obligación, que es la prestación, entre otros. En efecto, dichas cate-
gorías jurídicas suelen confundirse(22).

Así tenemos que García Amigo, se refiere al “objeto de las rela-


ciones jurídicas” apuntando que éste: “Vendría dado por aquellos
bienes materiales o inmateriales que representan un interés –en senti-
do amplio– para el sujeto de la relación jurídica, debidamente prote-
gido por ésta”(23).

El jurista español, establece de manera general, algunas caracte-


rísticas de los objetos de derecho, que mencionamos a continuación:

1) Procuran un beneficio, satisfaciendo un interés o represen-


tando una utilidad.

(20) MESSINETTI, op. cit.


(21) MESSINETTI, op. cit., 809.
(22) Ello lleva a decir que “No es técnico referirse al objeto del derecho sino al objeto de la relación
jurídica” (ARMAZA GALDOS, El objeto de la relación obligatoria, Hiparquia, Arequipa, 1993,
58).
(23) GARCÍA AMIGO, Instituciones de Derecho Civil I, Parte General, Editoriales de Derecho Reunidas
S.A., Madrid, 1979, 593.

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Conceptos preliminares

2) Existencia de la posibilidad de ser sometido al poder de los


sujetos de derecho.
3) Deben ser lícitos.
4) Deben ser determinados o susceptibles de determinación.
Abelenda distingue entre objeto de la relación jurídica y objeto
del derecho subjetivo. Observa que: “Al hablar del objeto como ele-
mento de la relación jurídica, tomamos tal expresión en el sentido de
materia, sustancia o contenido de ella”(24), y tal contenido es el con-
junto de derechos y deberes que surgen como consecuencia de la re-
lación jurídica. Agrega el maestro argentino que el “derecho subjeti-
vo es siempre una facultad o prerrogativa del titular y siendo así,
resulta evidente que el objeto, como sustancia o contenido de él, está
representado por esa misma facultad, poder o prerrogativa del titular
del derecho”(25).

En mi opinión, el derecho subjetivo no debe ser entendido como


una facultad, o un poder, es más que eso, es una situación jurídica de
ventaja activa. Cuando uno dice que es propietario de un bien deter-
minado, se colige que existe un sujeto de derecho titular de un objeto
de derecho. Lo que en realidad se configura, es la consecuencia de
que una persona se encuentra en una particular posición frente al or-
denamiento jurídico, posición que trae como correlato un otorgamiento
de poderes o deberes, según sea el caso. Sin embargo, el concepto de
situación jurídica resulta estrecho, rectius: parcial, porque no pode-
mos considerar una situación jurídica, sino en “relación” con otra u
otras. Se tiene la situación jurídica de padre en relación con la situa-
ción jurídica del hijo, la de comprador en relación a la de vendedor,
por citar algunos casos. El concepto de situación jurídica queda
subsumido, necesariamente, en el de la relación jurídica que no es
más que la vinculación entre situaciones jurídicas.

(24) ABELENDA, Derecho Civil. Parte General, Tomo II, Astrea, Buenos Aires, 1980, 95.
(25) ABELENDA, op. cit., 96.

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Tenemos pues que, el objeto de una relación jurídica está dado


por un conjunto de deberes y derechos que surgen a consecuencia de
ella. Estos deberes y derechos constituyen una situación jurídica en
cada uno de los sujetos intervinientes, incluso, podemos polarizarlas
y establecer situaciones jurídicas activas, o de poder y situaciones
jurídicas pasivas, o de deber. Dichos derechos y obligaciones están
referidos a determinadas formas de conducta, las cuales, según sea el
caso, recaerán sobre objetos de derecho. Cuando decimos objeto de
derecho, no nos referimos al contenido de una relación jurídica o de
una situación jurídica. Mucho menos la locución objeto de derecho,
debe confundirse con la de objeto del Derecho, por cuanto esta últi-
ma se refiere a la definición de la Ciencia Jurídica. Objeto de derecho
es una categoría jurídica, cuyo sustrato ontológico lo constituyen los
bienes, sean estos corporales o incorporales.

Orestano advierte que hay ciertas situaciones en las cuales se atri-


buyen derechos y se imputan deberes, como la copropiedad. Dentro
del orden de ideas que concibe al “sujeto de derecho” como un sim-
ple centro de imputación de derechos y deberes, este derecho real
especial sería fatalmente considerado como tal; pero ello no es así.
Debemos recordar el contenido ontológico de la categoría jurídica
genérica del sujeto de derecho, por cuanto ésta se adscribirá, única y
exclusivamente –de manera directa o indirecta– al ser humano en
cualquiera de las etapas de su vida en relación(26).

En el caso de la copropiedad existe el poder jurídico de varios


sujetos de derecho sobre un objeto de derecho, vale decir, el bien
sobre el cual recae este especial derecho de propiedad; pero, de nin-
guna manera, la copropiedad, per se, es un sujeto de derecho. Carac-
terística esencial de los objetos de derecho es que se encuentran bajo
el poder jurídico de los sujetos de derecho, vale decir, son suscepti-
bles de que sobre ellos incida la titularidad de un derecho real. Como
advierten Díez-Picazo y Gullón, los objetos de derecho deben tener
un valor económico, por lo cual se encuentran dentro del patrimonio,

(26) Citado por FERNÁNDEZ SESSAREGO, La persona en la doctrina jurídica contemporánea, Uni-
versidad de Lima, 1984, 72.

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Conceptos preliminares

de esta manera queda excluida la posibilidad de considerar a los de-


rechos de la persona como objetos de derecho, por su particular natu-
raleza, cual es la de ser diversas manifestaciones de un mismo sujeto
de derecho. Como he anotado, los objetos de derecho pueden ser bie-
nes materiales, como es el caso de cualquier cosa tangible, es decir,
una casa, una silla, entre otros, y también inmateriales, como las obras
del ingenio y las invenciones industriales.

La noción de objeto de derecho debe ser identificada con la de


bien, vale decir, cualquier entidad del mundo exterior, material o in-
material, que tenga una individualidad propia y sea susceptible de
someterse al poder de los sujetos de derecho. Cuando hablamos de
una prestación nos referimos a una exigibilidad de parte del titular de
cierto derecho (vg. un crédito) sobre determinada acción que habrá
de realizar el que deba pagar dicho crédito. Este “actuar” (presta-
ción), constituye más bien un objeto de un derecho subjetivo (rectius,
situación jurídica), el cual es un concepto más amplio.

En el campo de las relaciones jurídicas patrimoniales, el objeto


del contrato es la obligación y el objeto de ésta es, a su vez, la presta-
ción. La prestación puede ser de dar, de hacer o de no hacer. La pres-
tación de dar comprende la entrega de un bien (rectius, de un objeto
de derecho); la de hacer, un servicio y la de no hacer, una abstención.
Estos últimos (servicio y abstención), técnicamente no son objetos
de derecho, sino objetos de derecho subjetivo (en este caso, el dere-
cho de crédito).

A lo largo del estudio del Derecho siempre encontraremos una


compresencia entre aquellos centros de imputación de derechos y
deberes, adscribibles siempre y en última instancia al ser humano
(sujetos de derecho), y aquellos centros de referencia de intereses
sobre los cuales se ejerce un poder jurídico, asignados, única y exclu-
sivamente, a cualquier tipo de bienes, sean estos materiales o
inmateriales (objetos de derecho). El problema se plantea en distin-
guir ambos conceptos, por cuanto constituyen centros de referencia
en el Derecho; pero en donde exista vida humana, siempre habrá un
sujeto de derecho y donde haya un bien, ubicaremos un objeto de
derecho.

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