La proliferación de escenas espectaculares allí donde en apariencia no hay más que escenas cotidianas, parece ser un recurrente de los medios audiovisuales, particularmente en las pantallas televisivas. No basta la presentación de aquello que por su carácter imprevisible, impactante o novedoso, resulta sensacional, sino que se precisa, en términos de Ferrés, el tratamiento de la realidad como un elemento de fabulación. El contenido es supeditado a la construcción de una representación todas las veces uniforme e igualmente espectacular.
La proliferación de escenas espectaculares allí donde en apariencia no hay más que escenas cotidianas, parece ser un recurrente de los medios audiovisuales, particularmente en las pantallas televisivas. No basta la presentación de aquello que por su carácter imprevisible, impactante o novedoso, resulta sensacional, sino que se precisa, en términos de Ferrés, el tratamiento de la realidad como un elemento de fabulación. El contenido es supeditado a la construcción de una representación todas las veces uniforme e igualmente espectacular.
La proliferación de escenas espectaculares allí donde en apariencia no hay más que escenas cotidianas, parece ser un recurrente de los medios audiovisuales, particularmente en las pantallas televisivas. No basta la presentación de aquello que por su carácter imprevisible, impactante o novedoso, resulta sensacional, sino que se precisa, en términos de Ferrés, el tratamiento de la realidad como un elemento de fabulación. El contenido es supeditado a la construcción de una representación todas las veces uniforme e igualmente espectacular.