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Reflexiones sobre el uso del glifosato en función de

la economía de mercado y la globalización


Sofía Casasbellas

Introducción

En la controversia por el uso del glifosato entran en juego los derechos a la vida,
a la salud, a un medioambiente sano, a la información adecuada y veraz que permite la
libertad de elección, a la igualdad, a un ambiente laboral saludable, y a la conservación
de todos estos derechos. En la vereda de enfrente, ocupada por las empresas y los
productores rurales se encuentra el derecho a ejercer el comercio aunque, como lo
prevé el art. 14, limitado por las regulaciones que lo configuran y el derecho a la
propiedad.

¿Qué regulamos exactamente cuando regulamos los agroquímicos?


Frente a un panorama jurídico fraccionado, es importante delimitar los aspectos
pasibles de ser regulados. Estos surgen de los derechos invocados y son: la protección
del medioambiente, las condiciones de transporte, la protección de la salud, lo relativo
a la medicina, higiene y seguridad de riesgos del trabajo, y la comercialización.

Normativa aplicable
Los art. 41, 75, 121 y 124, 125 contienen la estructura regulatoria que compete a
la cuestión de los agroquímicos. A partir de la reforma constitucional de 1994 fue
incorporado a nuestra carta magna el derecho a un ambiente sano y su protección a
través del desarrollo sostenible en el art. 41. Según el texto constitucional corresponde
a la Nación dictar las normas que establezcan un piso de presupuestos mínimos de
protección ambiental. Por su lado, según el art. 124, las provincias conservan el
dominio originario de los recursos naturales que se encuentran en su territorio. A su
vez, las provincias garantizan la autonomía de los municipios que también poseen
potestades regulatorias. Estamos frente a una estructura compleja de facultades
concurrentes en virtud de la materia pero con funciones específicas. Así, el Estado
Nacional no puede adueñarse de los recursos provinciales, y las provincias y
municipios solo pueden reglamentar las cuestiones medioambientales de modo tal que
vuelvan más rigurosos los mecanismos de protección. También es importante recordar
que el art 75inc 17 prevé la participación de los pueblos originarios en lo que atañe a la
gestión de sus recursos naturales.

Pero esto es tan solo la espina dorsal de la normativa que refiere a los
agroquímicos. A estos artículos se integran leyes emanadas por el congreso, decretos
que las reglamentan, resoluciones de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y
Alimentos de la Nación Argentina y del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad
Agroalimentaria, disposiciones y una gran variedad de leyes provinciales y ordenanzas
municipales. Además, cobran especial importancia los pactos internacionales con
jerarquía constitucional que debemos interpretar según las condiciones de su vigencia
además de numerosas disposiciones del MERCOSUR entre otros organismos.
Frente a esta compleja estructura se instituyó en el 2002 al Consejo Federal de
Medio Ambiente como herramienta de concertación federal. El COFEMA era un
organismo creado para coordinar las políticas ambientales con la participación de todas
las Provincias Argentinas, el Estado Nacional y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Desgraciadamente no hay evidencia de que se hayan organizado sesiones de
articulación institucional. Este no es el único organismo que ha quedado obsoleto.
Podemos mencionar también el caso de PRECOTOX o el Programa Nacional de
Prevención y Control de las Intoxicaciones que debía desarrollar acciones de vigilancia
epidemiológica, diagnóstico, asistencia, prevención y que ha dejado de operar por falta
de presupuesto.

¿Qué relevancia tiene la información científica de la OMS respecto de la


posibilidad de que el glifosato sea un agente cancerígeno?
Existen diversas cuestiones a tener en cuenta a la hora de ponderar la
relevancia de la información científica respecto a la posibilidad de que el Glifosato sea
un agente cancerígeno. Un artículo de “La Política online” denunció posibles
alteraciones tendenciosas en el informe de la OMS que calificó al glifosato como
“posiblemente cancerígeno”. Sostuvo que dicha característica no se condice con los
resultados de los estudios y que esto adquiere importante relevancia por tratarse de un
dictamen determinante para la decisión de la Unión Europea de renovar las
autorizaciones al uso del agroquímico. Pero ¿cuál es el poder real de este organismo?
¿Es capaz de determinar la normativa de un continente entero y modificar el comercio
mundial? Ballbé escribe:
“Entre las Administraciones globales tiene un papel destacado también la
Organización Mundial de la Salud, organismo de las Naciones Unidas especializado en
gestionar políticas de prevención, promoción e intervención en la salud en el ámbito
mundial. (...)No necesita tener una estructura administrativa desarrollada para
demostrar un inmenso poder global ante crisis epidemiológicas. Efectivamente, los
Estados recurren a la OMS para que dirija las estrategias de respuesta al problema de
salud pública. La OMS es el vehículo para expandir globalmente regulaciones como las
anti-tabaco.”1
Para este autor, la institución detenta un enorme poder y ha sido, a través de la
globalización jurídica y administrativa ha contribuido enormemente a la prevención de
la salud en todo el mundo. También destaca el “el protagonismo decisivo de las
Comisiones científicas ad hoc formadas dentro de cada Administración”2 a las que
también les atribuye una creciente supremacía.

La veracidad científica cuestionada


Ahora bien, varios medios levantaron la noticia de la investigación de Reuters que
sostiene que la información fue tergiversada y modificada para cumplir con
determinados intereses. En la vereda contraria, a raíz del informe, un grupo de
accionantes enfermos de cáncer logró que la justicia norteamericana desclasificara
cierta información en lo que se conoció como los “Monsanto Papers” 3. Este escándalo
reveló la relación que mantuvo durante años la trasnacional con académicos que

1
BALLBÉ, Manuel. “El futuro del derecho administrativo en la globalización: entre la americanización y la
europeización”, Revista de Administración Pública, (174), Madrid, septiembre-diciembre (2007), Editorial
Paidós.

2
BALLBÉ, Manuel Op. cit.

3
Corporateeurope.org “What the Monsanto Papers tell us about corporate science”
aceptaron firmar como propios varios estudios redactados por Monsanto a favor del
producto que presentaron como "no cancerígeno". Se comprobó que manipuló los
informes de expertos presuntamente. Los empleados de Monsanto eran los escritores
fantasmas de los organismos que debían controlarlos. En este sentido podemos afirmar
un papel relevante del informe de la OMS que contribuyó a la elaboración de las
demandas colectivas que arrojaron estos resultados. Sin embargo no logró intervenir
en la política europea ya que, en noviembre del 2017, la Unión Europea autorizó el uso
y comercio de glifosato por otros 5 años más.

Los intereses en juego para la UE


Vale la pena detenerse aquí para preguntarse qué llevó a la UE a tomar esta
decisión tan controvertida. Podemos tomar el argumento enunciado por la noticia según
el cual los productores agrícolas europeos temían no poder competir con los productos
extranjeros que, gracias a los agroquímicos, serían de mucho menor costo. Esto pone
de manifiesto una característica de la globalización que impone nuevas fuentes
normativas, en palabras de Cassese:
“Hacen que las políticas de los Estados dependan del juicio de los mercados.
Obligan a los reguladores nacionales a tener en cuenta la normativa de otros países
para no aumentar o para reducir las ventajas o las desventajas competitivas para las
empresas operantes sobre un mismo mercado nacional, dependientes de normas más
o menos vinculantes, según el país de origen. Obligan a los Estados a estipular
acuerdos para nivelar el terreno de juego e impedir que la intervención de otros
Estados altere los efectos benéficos de la competencia.”4

Todos estamos sujetos a las leyes externas de un mercado globalizado


Este fenómeno se inserta en un modelo de constante crecimiento de los
intercambios mercantiles de la economía mundial. Además del principio activo de los
agroquímicos, los malos usos de éstos provocan aún mayores consecuencias. El uso
de una cantidad cada vez mayor por la creciente resistencia de las malezas, las
4
CASSESE, Sabino, “El espacio jurídico global”, Revista de administración pública, Nº 157, 2002, págs.
11-26.
sustancias transportadoras y diluyentes sumada a la incorrecta gestión de los
deshechos son algunos de estos agravantes. Aquí nos encontramos ya no solo
amenazados por la ambición desmedida de los productores de agroquímicos sino por
la de todos los demás agentes, intermediarios y productores agrícolas que también
persiguen un mundo de ganancias indiscriminadas. Estamos ante la crisis ambiental de
un modelo global inspirado en la economía de mercado. Lo importante es producir más,
en menos tiempo y a un menor costo y maximizar los beneficios sin importar las
consecuencias. Advierte Corti que: “ni la tierra ni los hombres han sido creados para
intercambiar; es preciso convertirlos en factores de producción. O en otros términos:
hay que tratarlos ficcionalmente como si fuesen mercancías. Por otra parte, el ánimo de
lucro no es una actitud natural sino adquirida, fruto del aprendizaje, las costumbres y
los hábitos culturales.”5 Es un paradigma cultural que nos es impuesto a través del
fomento de un consumo permanente sin darle importancia a las consecuencias o a las
violaciones de derechos en el proceso de su producción.
Continúa el autor: “La expansión de la institución mercantil es coextensiva a una
contracción de los poderes democráticos, una restricción de los derechos liberales y en
definitiva, a la puesta en peligro de la vida humana.”6 Explica que es imposible conciliar
la generalización de la institución mercantil con las pretensiones liberales y
democráticas es decir, con el respeto por la autonomía según el cual cada individuo
debe acceder a poder elegir y realizar su plan de vida. Difícilmente se pueda considerar
que, aquellos que viven en zonas aledañas a donde se rocían los agroquímicos y cuya
salud se ve muy comprometida puedan gozar plenamente de su autonomía en términos
liberales.

¿Pueden las legislaciones internas resistir este fenómeno?


¿Qué alternativa tienen frente a este paradigma socio económico las normas
nacionales? Aquí nos topamos con las 2 grandes problemáticas expuestas por
Cassese:

5
CORTI, Horacio G., “Necesidades, preferencias y derechos”
6
CORTI, Horacio G., Op. cit.
“¿Es posible que unos cambios tan importantes se deban a la fuerza espontánea
de la tecnología, de la economía y de las finanzas, por lo que los mercados se van
haciendo globales, mientras que las instituciones que los apoyan y que los regulan
siguen siendo nacionales o se siguen favoreciendo de las modificaciones de los
Estados y entre los Estados? En segundo lugar, admitido que se hayan producido
independientemente del Derecho, ¿pueden sobrevivir a largo plazo sin una forma,
aunque sea rudimentaria, de ordenamiento jurídico supraestatal?”7
Respecto a la primera pregunta y en relación con las pautas del trabajo analizaré
algunos acontecimientos dentro del territorio argentino. Partiendo del interrogante
acerca de si una legislación local podría prohibir la aplicación de glifosato comenzaré
por mencionar parte de la jurisprudencia en los casos de empresas que solicitan la
declaración de inconstitucionalidad de regulaciones que propenden a limitar o prohibir
el uso de agroquímicos.
En primer lugar es destacable el límite a esta cuestión impuesto por el tribunal
superior de Córdoba en el caso “Chañar Bonito S.A. c. Municipalidad de Mendiolaza”.
La demanda interpuesta buscó declarar la inconstitucionalidad de la ordenanza 390/04
emitida por la Municipalidad de Mendiolaza mediante la cual declaró a dicha localidad
como pueblo libre de agroquímicos y prohibió la utilización de cualquier tipo de
producto químico o biológico de uso agropecuario, para fertilización o fumigación. El
fallo –que hizo lugar a la petición– sostuvo que el organismo competente para
autorizar, o en su caso prohibir el uso de agroquímicos era el SENASA. Señaló que la
misma ley provincial remite al dicho organismo para la fiscalización de estas sustancias
de modo tal que la municipalidad se excedió en sus funciones y dictó una ordenanza
contraria al marco legal provincial y por ello violó la jerarquía constitucional. Además,
se atacó la razonabilidad de la medida invocando que la prohibición total e
indiscriminada era desproporcionada en función del fin buscado.
La legitimidad de este fallo es a todas luces inconstitucional al menos respecto de la
cuestión sobre la atribución de facultades expuesta. A su vez, algunos medios han

7
CASSESE, Sabino, “El espacio jurídico global”, Revista de administración pública, Nº 157, 2002, págs.
11-26.
invocado que los intereses en juego –el interés económico y fiscal de los volúmenes de
compraventa de agroquímicos en el país– podrían haber interferido con la decisión.
Por otra parte, otro fallo asume una posición contraria. Me refiero al caso
“Speedagro SRL c/ Comuna de Arequito” en el que la justicia santafesina desestimó
una medida cautelar, argumentando que: “lo que fijan las normas nacionales o
provinciales en materia de protección ambiental y derecho a la salud son umbrales
mínimos, y que las instancias jurisdiccionales inferiores no invaden competencias si
legislan en igual sentido pero con “estándares más rigurosos o severos”. Es decir, que
la norma local no contradice una de jerarquía superior si “protege más” que ésta.”
Finalmente, cabe mencionar la reciente sanción en Paraná y Rosario de normativas
que prohibieron el Glifosato y que aún no han sido asunto de controversias litigiosas.

Entonces, ¿Es posible que una legislación local restrinja el uso de


agroquímicos en detrimento de la recaudación fiscal?
La respuesta es compleja. En principio y de acuerdo a las disposiciones
constitucionales pareciera que sí. No obstante, siguiendo la línea de Capella, podemos
afirmar que, cuando la constitución proclama un derecho no quiere decir que éste se
vea materializado. En efecto, según este autor lo que obliga al Estado a cumplir un
deber constitucional no es su texto sino las imposiciones surgidas de la correlación de
fuerzas de naturaleza política.
Esto implica que cada uno de los poderes intervinientes es susceptible de
encontrarse atravesado por distintos intereses. Ya sea la hipótesis respecto a la
recaudación tributaria que nos ocupa, donde aplica la observación de Gordillo según la
cual: “Toda regulación social tiene efectos económicos; toda regulación económica
tiene efectos sociales.(...)difícilmente exista una decisión regulatoria económica
intrascendente: si se afecta el medio ambiente para producir energía barata, esto es
hoy económicamente conveniente, pero no socialmente; mañana será social y
económicamente inconveniente. Si la regulación de tutela del medio ambiente es
excesiva y prohíbe la actividad económica, ello tendrá ventajas para el medio ambiente
y desventajas en lo inmediato para la economía”8 o por la ambición despiadada del
empresariado que hace uso de su “capacidad de incidencia en el gobierno local, en los
centros de enseñanza superior, en el alto funcionariado... Tal poder, en una pieza
económico-cultural-organizativo, es, efectivamente, poder político privado.”9
Por oportunismo en cuestiones de renta pública o por lobby empresarial, el
resultado es el mismo, nos encontramos indefensos ante la amenaza de que nuestras
tierras sean contaminadas y de ser sistemáticamente envenenados. Más precisamente
y según el paradigma enunciado por Capella nos encontramos ante una democracia
insuficiente donde el status de “ciudadano” se encuentra vaciado de contenido ya que:
“Los seres humanos tienen en los derechos de la ciudadanía una fuente de legitimidad
pero no una fuente de poder. Los «ciudadanos» son libremente siervos. (...) y los
ciudadanos-siervos consienten la destrucción del medio ambiente por el industrialismo
selvático.”

¿Cómo armonizar los derechos de libertad de los particulares (art. 14, CN), con
el desarrollo y progreso del bienestar general, la promoción de los derechos
sociales y culturales, la integración nacional con criterios de solidaridad y
justicia social?

Ferrajoli advierte que:


“La globalización de la economía en ausencia de reglas ha producido de esta
manera un crecimiento exponencial de las desigualdades. Esta desigualdad ha sido
legitimada por las ideologías neoliberales, que han conseguido acreditar la idea de que
la autonomía empresarial no es un poder, en cuanto tal sujeto de regulación jurídica,
sino una libertad, y que el mercado no solamente no tiene necesidad de reglas sino que
tiene necesidad, para producir riqueza y empleo, de no encontrar ningún límite. Son
ideas contrarias a la lógica del Estado de derecho y del constitucionalismo, que no
admiten poderes legibus soluti, y a la vez infundadas en el plano económico, ya que

8
GORDILLO, Agustín A., “La regulación económica y social” Tratado de Derecho Administrativo, Buenos
Aires, T. II: Defensa del Usuario y del Administrado, capítulo VII.

9
CAPELLA Juan R. “Los ciudadanos siervos” en Los ciudadanos siervos, Madrid, 2005,Trotta.
ningún mercado puede sobrevivir sin reglas y sin intervenciones públicas reguladoras.”
10

Estas observaciones ponen de manifiesto los discursos legitimantes del poder


económico que abusando de estos conceptos de libertad han acumulado riquezas en
perjuicio de la humanidad. La libertad de comerciar libremente y su naturaleza
patrimonial no pueden impedir que se cumpla con los presupuestos del art. 75 inc19.
Pero ya no alcanza con dictar marcos regulatorios internos puesto que las
trasnacionales se burlan de estas limitaciones por sus posibilidades de permitirse un
shopping trip11 por las legislaciones que menos respeten los derechos humanos. De
este modo, hemos naturalizado que la ropa que usamos es confeccionada en su
mayoría por mujeres y niños en condiciones que poco se alejan de la esclavitud; los
celulares que a toda hora tenemos en la mano requieren para su fabricación de
enormes cantidades de Coltán, conocido como el “mineral de la muerte” que fomenta el
conflicto armado en el Congo, el trabajo infantil y la muerte de miles de trabajadores en
la precariedad de las minas; las hamburguesas que comemos son el resultado de un
extremo maltrato animal, etc.
En síntesis, vivimos en un mundo donde consumir artículos cuya producción no
haya vulnerado la integridad de personas o animales, es mucho pedir. Sabemos el
precio que otros pagan para que llegue a nuestras manos el producto que queremos,
con las características que creemos necesitar y al precio que estamos dispuestos a
pagar. Lo sabemos, pero nuevamente elegimos no pensar en ello, no ponernos en los
zapatos de nadie y reconfortarnos en la idea de que así son las cosas y que no hay
nada que podamos hacer.

¿Cómo hacer valer nuestros derechos en una democracia que nos ofrece
pocos o ningún candidato con perspectiva medioambiental?

10
FERRAJOLI, Luigi “Sobre los Derechos Fundamentales” Cuestiones Constitucionales, Núm 15, julio-
diciembre 2006.

11
CAPELLA Juan R. “Los ciudadanos siervos” en Los ciudadanos siervos, Madrid, 2005,Trotta.
Limitar la democracia al ejercicio del sufragio sería reducir demasiado sus
posibilidades. Cuando los caminos institucionales no existen o están bloqueados por el
lobby empresarial se puede recurrir a otras formas de compeler al Estado a ocuparse
de determinadas cuestiones. Me refiero a la protesta, que como modo de presión
política está a la base de todas las transformaciones jurídicas que se realizaron en
virtud de los derechos humanos. El activismo de greenpeace ha sido determinante en
muchas luchas medioambientales. Le protesta es una herramienta que sirve para hacer
visible lo que los medios y los poderes estatales callan y –dependiendo de la magnitud
de su repercusión– es susceptible de fijar agenda en el debate público.

¿Hacia un constitucionalismo mundial?


La pregunta sobre el futuro es si, siguiendo las ideas de Ferrajoli según quien:
“justamente la globalización y el crecimiento de la interdependencia y de las
comunicaciones hacen posible la perspectiva de un constitucionalismo mundial para el
que suministran el cuadro y las coordenadas”12 podremos organizarnos universalmente
para dictar normativas que nos protejan como seres humanos más allá de las fronteras
nacionales y de la ambición empresarial.

12
FERRAJOLI, Luigi “Sobre los Derechos Fundamentales” Cuestiones Constitucionales, Núm 15, julio-
diciembre 2006.

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