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Gayley Rubin en su texto “El Tráfico De Mujeres: notas sobre la economía política
del sexo” en 1986 da a conocer una nueva perspectiva de sistema sexo/género definiéndola
como un conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad
biológica en productos de la actividad humana y en el cual se satisfacen esas necesidades
humanas transformadas. En su texto hace un recorrido teórico para poder cómo es que surgió
la opresión a la mujer por parte de los hombres, las cuales estaré citando durante este trabajo
ya que me parecen apropiadas para la problemática que nos compete.
Actualmente se está discutiendo mucho la relación que tiene la trata de mujeres con
la prostitución, en donde la explotación de la mujer ha sido consecuencia de la prostitución,
otras lo ubican como otra cara de la prostitución, denominándola como “forzada criminal”.
Algunas mujeres víctimas de explotación, en un inicio tuvieron el consentimiento de ejercer
la prostitución, pero sin saber las condiciones en las que vivirían, algunas llegan a ser
explotadas por su pareja, manipuladas por el vudú, y otras son secuestradas, obligándolas a
salir de su país y a vender su cuerpo. La trata de mujeres se ve inmersa en la prostitución ya
que utilizan su cuerpo para la obtención de dinero. Feministas radicales, abogan por la
abolición total de la prostitución, ya que defiende que el cuerpo humano no puede ser objeto
comercial, ya que la mujer que está inmersa en la prostitución es por necesidad de dinero.
“Desde esta perspectiva, la prostituta no vende su cuerpo, sino un servicio, como muchos
otros trabajadores de la industria del sexo, donde se desempeñan actividades no fácilmente
equiparables con la prostitución. El problema no sería la actividad en sí misma como las
condiciones que tienen que soportar muchas mujeres que se dedican a ella” (Sanchis, 2011).
Feministas liberales y asociaciones pro prostitución, abogan que la prostitución es un trabajo
digno como cualquier otro, pero reconocen que las condiciones en las que se da no es la
adecuada, ya que va implícita la violencia. La diferencia fundamental entre prostitución y
trata tiene que ver con el control y el poder, ya que en la trata las mujeres son forzadas a
ejercer la prostitución para el beneficio de otra persona.
Para entender el sistema sexo/género de Gayle Rubin parte de una revisión de Lévi
Strauss y su libro “Las Estructuras Elementales del Parentesco”, donde el parentesco no es
la unión sanguínea, sino una imposición de la organización cultural sobre los hechos de la
procreación biológica; y ubica que el tabú del incesto, era algo universal, pero cada cultura
con sus propias reglas, ya que el “regalo de mujeres” o, mejor dicho, el intercambio de
mujeres era una forma de sociabilización. En donde la reciprocidad primitiva la idea de que
el matrimonio es una forma básica de intercambio de regalos, en que las mujeres constituyen
el más precioso de los regalos” donde se entiende el tabú del incesto como mecanismo para
asegurar tales intercambios y por lo tanto la elección sexual en categorías de compañeros
permitidos y prohibidos, por lo que origina una amplia red de relaciones, un conjunto de
personas cuyas conexiones recíprocas constituyen una estructura de parentesco. (Rubin,
1986)
El intercambio y el tabú del incesto, todavía tiene una presencia muy importante en
la cultura de occidente, un ejemplo podría ser el que el padre entregue a su hija el día de su
boda, o la pedida de mano de la mujer, o en la obligatoriedad de la heterosexualidad para
asegurar la reproducción. La opresión no sólo se puede observar en la mujer sino, es también
hacia los niños pequeños, en donde a través del parentesco, también deben cumplir un rol
importante de proveedor y encargado de la herencia; partiendo de esa premisa actualmente
la masculinidad está cargada de prejuicios en el que se cree todo hombre está lleno de
pulsiones ingobernables, una sexualidad expansiva regida por la satisfacción del instinto y,
una sexualidad que controla a las mujeres, es decir, del control del cuerpo de las mujeres. El
control, lo podemos encontrar en dos instituciones fundamentales de las sociedades
patriarcales, el matrimonio y la prostitución. (Gonzalez, 2011)
Jaques Lacan refiere a la crisis edípica cuando el niño se entera de que los papeles
sexuales impuestos por la familia, es decir, la heterosexualidad. El niño o niña comprende el
sistema y el lugar que le toca a él o ella, y se resuelve cuando el niño/a acepta ese lugar y
accede a el. Aun en el caso de que el niño/a rechace su lugar, no puede evitar conocerlo ya
que como lo había dicho Freud antes de la fase edípica, la sexualidad del niño/a es maleable.
Cada niño/a contiene todas las posibilidades sexuales disponibles para la expresión humano,
pero en cualquier sociedad determinada sólo algunas de esas posibilidades se expresan,
mientras que otras son reprimidas. Cuándo el niño/a sale de la fase edípica, su libido y su
identidad de género han sido organizadas en conformidad con las reglas de la cultura que lo
está domesticando, es decir “Sí la heterosexualidad no fuera obligatoria, no sería necesario
suprimir ese primero amor ni se sobrevaloraría el pene. Si el sistema de propiedad desigual
se reorganizara de manera que los hombres no tuvieran derechos superiores que las mujeres
y si no hubiera género, toda la trama de Edipo pasaría a ser una reliquia” (Rubin, 1986).
Simone de Beauvoir, en su libro "Segundo Sexo" en 1949, es la primera pensadora que utiliza
de forma implícita la categoría de género al afirmar que una mujer no nace, sino que llega a
serlo. Ser mujer no es ya una tiranía biológica sino una categoría cultural. En donde la mujer,
al no poder darle significación a su sexo, es nombrado por el otro, es decir, el hombre. Lacan
hace una distinción entre pene y falo, el pene es simplemente al órgano sexual y falo a la
información y al conjunto de significados que se le da al pene, es decir, que el complejo de
castración, es dar un papel dominante, pero como símbolo; su ausencia o presencia se
transforma en una clasificación esencial de los seres humanos, y en la medida en que, para
cada sujeto, esa presencia o ausencia no se da por sentada, no se reduce pura y simplemente
a un dato, sino que es el problemático resultado de un proceso intra e intersubjetivo. “El
complejo de Edipo es una expresión de la circulación del falo en el intercambio intrafamiliar,
una inversión de la circulación de las mujeres en el intercambio interfamiliar. El falo pasa,
a través de la mediación de una mujer, de un hombre a otro hombre. El falo está donde no
estamos nosotras, en este sentido el falo es algo más que un rasgo que distingue los sexos: es
la encarnación del estatus masculino, al cual acceden los hombres y que tiene ciertos derechos
inherentes, entre ellos el derecho a una mujer” (Rubin, 1986).
El capitalismo, formulado por Karl Marx lleva inmersa la cultura patriarcal, a pesar
que en el materialismo histórico no hace referencia específica de las mujeres, en donde sólo
existen, trabajadores, campesinos y burgueses; el papel de las mujeres es fundamental para
que esta maquinaría siga trabajando, en donde la responsabilidad recaería sobre la
administración de la familia, el consumo y en la reproducción de la fuerza de trabajo. El fin
último del capitalismo es la plusvalía, que el burgués tenga una ganancia, que las ganancias
superen las cosas hechas por el trabajador, recuperar el costo de su salario y que exista una
ganancia extra. El salario del trabajador va a estar calculado para su supervivencia, es decir
mantener al trabajador y su esposa con vida, y así reproducir la fuerza de trabajo (Rubin,
1986). También se podría decir que el capitalismo es la combinación perfecta entre la cultura
patriarcal, la propiedad privada y la producción. “El materialismo histórico olvida la llave
emotiva que ha determinado el tránsito a la propiedad privada. Esto es lo que queremos
recalcar para que el arquetipo de la propiedad sea reconocido, para que se vea cual es el
primer objeto que el hombre concibe: el objeto sexual” (Lonzi, 1995). El ejemplo más lógico
en el aspecto público del patriarcado es la demanda de los hombres de cuerpos de las mujeres
para satisfacción personal, es decir que la prostitución, por lo tanto, la trata es una gran
industria capitalista.
Las mujeres inmersas en la economía ilícita, cuentan con una menor protección, lo
que enfatiza con mayor intensidad el sistema patriarcal y la opresión por parte de los
empresarios, traficantes, proxenetas y clientes. “Los procesos de globalización han llevado
consigo paralelamente aumentos de sectores económicos con evidente preferencia de
contratación femenina desempeñando un papel fundamental en la subordinación de género”
(Barrera, 2011). No existiría los comercios ilícitos sin gobierno, por lo que se podría
sospechar la relación entre la explotación del gobierno y el interés económico que conlleva,
haciendo que este fenómeno sea complejo de resolver, las traficadas pasan a ser mano de
obra convirtiéndose en materia prima
Metodología
La metodología es una teoría y análisis de como una investigación debe proseguir, es decir,
la estructura general encuentra su aplicación en disciplinas científicas específicas. Desde una
perspectiva feminista, se argumenta que las participaciones de las mujeres en la sociedad son
complicadas de entender desde las teorías tradicionales, por lo que ha sido necesario la
creación de versiones feministas. La finalidad es dejar atrás la mirada adrocentrista como se
ha llevado hasta ahora (Harding, 1987).
Los movimientos feministas en los años sesenta había una preocupación sobre la
investigación que tradicionalmente era positivista y se llevaba a cabo desde una posición
jerárquica, por lo que despertó una preocupación sobre el profesionalismo y la ética que se
llevaba a cabo en especial en investigación social sobre personas en situación de
vulnerabilidad como los prisioneros, niños/as y mujeres (Burgess-Proctor 2014). Además de
que la teoría iba acorde a los resultados de la relación que se iba teniendo entre investigador
y participante; no había teoría que mostrara la génesis y desarrollo de la dominación y
predominio de los valores sobre las mujeres. Es decir que el foco de atención en la
metodología feminista es la conexión estrecha que hay entre conocimiento y poder/privilegio
para así problematizar el género en la sociedad y en las instituciones sociales para desarrollar
teorías que ayuden a la igualdad de poder. (De Barbieri, 1993)
Harding argumenta que el punto de vista feminista genera conocimiento a partir de tres
aspectos metodológicos: 1) un enfoque en las experiencias de las mujeres, un nuevo recurso
empírico y teórico; 2) un nuevo propósito para la investigación en ciencias sociales, para ser
transformador para las mujeres; 3) un nuevo tema de investigación: ubicar al investigador en
el mismo plano crítico que la investigación. (Harding, 1987). Se busca centrar la
investigación en las experiencias de niñas y mujeres, y enfatiza la conciencia para evitar
cualquier daño a las participantes debido a la larga historia de la investigación dominada por
hombres. Son estrategias para reducir el poder que se pone en juego entre el investigador y
el participante, como ética del investigador en el acto de la interrogación y el tipo análisis de
la información, es decir, que la mirada y los antecedentes del investigador va a determinar la
experiencia.
Considero importante la utilización de una metodología feminista para este estudio, ya que
ponen en especial énfasis en el cuidado de la participante, es decir hay un cuidado especial
para evitar la re victimización que la investigación puede implicar, además es una alternativa
para poder dar otro significado a las experiencias de estas mujeres.
¿por qué es interesante la propuesta de Michel Foucault para estudiar el éxito del fenómeno
de la trata?
Para poder definir la metodología de investigación que propone Foucault, requeríamos todo
un trabajo entero, es por eso que nos basaremos en trabajo “La Metodología Genealógica y
Arqueológica de Michel Foucault en la Investigación en Psicología Social” escrito por Luis
Gonçalvez en 1999.
Foucault nunca habló de “poder” como uno y centralizado, como sería en el caso de
una monarquía o de una institución; sino una red de poderes donde están inmersas
instituciones, de distintos niveles de poder, con fuerza desigual y con diferente eficacia. El
discurso de poder está sumamente relacionado con lo económico y lo político en donde el
hombre y la mujer, se hallan atrapados en las redes de los medios de producción, en las reglas
que la lengua le impone desde afuera, en los mecanismos naturales de su ser viviente y en
los impulsos del inconsciente. El hombre y la mujer, sujetos libres y racionales, no existen.
En el análisis narrativo crítico encontramos una distancia entre el texto y el lector, sin
poner énfasis en la parte emocional y conceptual de los temas, enfocándose en los diferentes
niveles de estructura, dando énfasis en cómo se está llevando a cabo la narrativa y los
diferentes constructos de significado. Pero complementándolo con al psicoanálisis, nos
permite desmenuzar el texto para dar distintas interpretaciones de lo que el narrador dice, no
nada más realizando un análisis de abajo a arriba (lo observable es prioridad), sino también
de arriba abajo (mas allá de lo que el participante está diciendo). Esta combinación nos
asegurará que el psicoanálisis no salga de lo que se está narrando, pero en lugar de ser un
simple contenido, el psicoanálisis lacaniano, nos invita a tener una mirada del inconsciente
como una estructura del discurso que va permeada del deseo (Young & Frosh, 2009).
Referencias:
Barrera, C. (2011). Esclavas del siglo XXI: traficadas. Revista Clepsydra: revista de
estudios de género y teoría feminista, 10, 133-148. Recuperado a partir de
http://publica.webs.ull.es/publicaciones/lista-volumenes/clepsydra-estudios-de-genero-
y-teoria-feminista/
Harding, S. G. (1987). Feminism and methodology : social science issues. Open University
Press.
Rubin, G. (1986). El tráfico de mujeres: notas sobre la «economía política» del sexo. Nueva
Antropología, VIII(30), 95-145.
Sanchis, E. (2011). Prostitución voluntaria o forzada. Una contribución al debate. Papers,
96(3), 915-936. https://doi.org/B) Revista encontrada en Dialnet certificada por la
FECYT
Young, L. S., & Frosh, S. (2009). Discourse and Psychoanalysis : Translating Concepts
Into «Fragmenting» Methodology. Pins, 38, 1-16.