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Trastornos del Estado de Personalidad

Los trastornos de la personalidad son un grupo de afecciones mentales en las cuales una persona
tiene un patrón prolongado de comportamientos, emociones y pensamientos que es muy
diferente a las expectativas de su cultura. Estos comportamientos interfieren con la capacidad
de la persona para desempeñarse en las relaciones interpersonales, el trabajo y otros contextos.
Un trastorno de personalidad es un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de
comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto, tiene
su inicio en la adolescencia o principio de la edad adulta, es estable a lo largo del tiempo y
comporta malestar o prejuicios para el sujeto

El DSM-IV define los rasgos de personalidad como patrones persistentes de formas de percibir,
relacionarse y pensar sobre el entorno y sobre uno mismo que se ponen de manifiesto en una
amplia gama de contextos sociales y personales. El trastorno de la personalidad se da cuando
estos rasgos, que son egosintónicos (es decir, la persona se siente bien como es, o en todo caso
percibe su sufrimiento emocional como algo inevitable, sin relación alguna consigo mismo, con
su manera de ser y comportarse), se hacen inflexibles y desadaptativos (hacia el final de la
adolescencia se consolidan de forma permanente y estable), y cuando causan un deterioro
funcional significativo o un malestar subjetivo.

Un hecho fundamental diferencia al paciente con trastorno de personalidad del paciente


neurótico: los síntomas de este último son autoplásticos, es decir, repercuten en su propio
perjuicio y sufrimiento, y son por ello experimentados como egodistónicos. Los síntomas del
trastorno de la personalidad son aloplásticos, esto es, repercuten en los demás y son
plenamente aceptados por el ego del paciente. La sintomatología neurótica se asemeja a una
china en el zapato del paciente (lo sufre él mismo y nadie lo nota); la sintomatología de la
personalidad anómala es como el aliento con olor a ajos (solamente lo sufre el observador).
Debido a que la teoría y el diagnóstico de los trastornos de personalidad se derivan de las
expectativas culturales dominantes, su validez es cuestionada por algunos expertos, sobre la
base de su invariable subjetividad. Ellos argumentan que la teoría y el diagnóstico de los
trastornos de la personalidad se basan estrictamente en consideraciones de tipo social,
sociopolíticas e incluso económicas. La manera en que te percibes e interpretas a ti mismo, a
otras personas y a los acontecimientos.
Trastornos del Estado de Animo
Los trastornos del estado de ánimo son trastornos de la salud mental caracterizados por la
existencia de alteraciones emocionales, consistentes en periodos prolongados de tristeza
excesiva (depresión), de exaltación o euforia excesivas (manía), o de ambos. La depresión y la
manía representan los dos polos o extremos de los trastornos del estado de ánimo, cuya
principal característica subyacente sería una alteración del estado de ánimo del individuo. La CIE
10 clasifica estos trastornos bajo el apartado denominado Trastornos del humor (afectivos).

Los trastornos del estado de ánimo (trastornos del humor) se conocen también como trastornos
afectivos. Afecto significa estado emocional, que se expresa a través de gestos y expresiones
faciales.

La tristeza y la alegría son parte de la experiencia habitual de la vida diaria, y difieren de la


depresión y la manía que caracterizan a los trastornos del estado de ánimo. La tristeza es una
respuesta natural a la pérdida, la derrota, el desengaño, el trauma o la catástrofe.

La aflicción o el duelo es la reacción normal más habitual ante una separación o una pérdida,
como la muerte de un ser querido, el divorcio o el desengaño amoroso. Generalmente, el duelo
y la pérdida no causan depresión persistente e incapacitante, excepto en personas
predispuestas a padecer trastornos del estado de ánimo o del humor. El diagnóstico del
trastorno del estado de ánimo se realiza en los casos en que la tristeza o la euforia son
demasiado intensas, aparece acompañado de otros síntomas característicos y de la limitación
de la capacidad de llevar una vida normal a nivel físico, social y laboral.

Si únicamente se sufre depresión, se denomina trastorno unipolar. Otros trastornos del ánimo,
llamados trastornos bipolares, incluyen episodios de depresión que alternan con episodios de
manía. La manía sin depresión (llamada manía unipolar) es muy poco frecuente. Los trastornos
del estado de ánimo se pueden localizar a partir del punto en que se encuentre dentro de esta
línea y la constancia en que se mantenga en uno de estos estados. Las personas que
generalmente tienen un estado anímico más bajo y se mantienen en la distimia son los que
sufren trastornos como la disforia y la depresión. Por el contrario, las personas que se mantienen
en el extremo opuesto, en la hipertimia, padecen trastornos de tipo hipomaníacos o maníacos,
según el grado de euforia.

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