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SE AGOTAN LOS MADICAMENTOS.

Cuando Alexander Fleming recibió el premio Nobel en 1945 por inventar la penicilina señaló que
algún día las bacterias podrían ganarle la batalla a los antibióticos. Tenía razón. La resistencia
bacteriana a los fármacos hoy es un asunto alarmante al punto que la OMS ha dicho que muchas
de las ganancia terapeuticas del siglo XX podrían perderse y con ello la esperanza de vida podría
disminuir.

Esta resistencia se produce cuando las bacterias que atacan el cuerpo dejan de afectarse con los
antibióticos. Entre las razones está el mal uso que las personas hacen de estos medicamentos.
“Muchos tienen dolor de garganta y van a la farmacia a que les formulen antibióticos como
amoxicilina y axitromixina, lo cual es una irresponsabilidad”, dice el médico Diego Sánchez. Lo que
no saben es que la mayoría de estas amigdalitis son virales y desaparecen a los cinco días sin
necesidad de estos medicamentos.

Un informe de la OMS titulado Resistencia a los antimicrobianos, que da cuenta del estado
mundial de este tema, señala que además de la micobacterium causante de la tuberculosis, en el
mundo hay muchas otras capaces de resistir la acción de los antibióticos como las infecciones de
las vías urinarias, la septicemia, la gonorrea, la diarrea, las neumonías e infecciones sanguíneas.

“Sabemos que estos bichos tienen la capacidad de transmitirse material genético entre sí. Los
antibióticos pueden matar a las más sensibles pero las más fuertes sobreviven a los diferentes
ambientes”, afirma Leal. Un claro ejemplo de esto es la tuberculosis multirresistente. Según
cálculos de la OMS, en 2013 hubo cerca de 500.000 nuevos casos. También está la tuberculosis
ultrarresistente, detectada en 100 países.

No terminar los tratamientos con antibióticos también contribuye a esta situación. Sánchez explica
que cada uno de ellos tiene tiempos necesarios para que hagan el efecto esperado pero “apenas
se siente bien la gente deja de tomarlo”, dice. De las culpas no se salvan ni los médicos, quienes a
veces los formulan más por presión del paciente que por necesidad.

Además de esto hay un consumo inapropiado en el sector de la agroindustria. “A los humanos se


les formulan en miligramos, pero a los animales en toneladas. Esta masificación ha generado
mucha resistencia”, dijo Aura Lucía Leal, médica especialista en microbiología clínica de la
Universidad Nacional de Colombia y coordinadora del Grupo para el Control de la Resistencia
Antimicrobiana en Bogotá (Grebo).

Otra razón es el aumento de la población y la globalización, fenómenos que han permitido que las
infecciones se diseminen por todos los continentes. “Millones de personas viajan hoy con mayor
facilidad a diferentes partes y pueden estar colonizadas con bacterias sin saberlo. Esto las hace
más vulnerables”, afirma Leal.

Según los Centros para el Control de las Enfermedades y la Prevención de Estados Unidos (CDC,
por sus siglas en inglés) al menos dos millones de enfermedades y 23.000 muertes son causadas
por las bacterias farmacorresistentes en ese país. El informe del CDC sostiene que el costo anual
de la resistencia antibiótica puede oscilar entre los 100 millones de dólares y los 30.000 millones
de dólares.

Lo más grave del asunto es que no hay antibióticos nuevos que puedan frenar a estos bacterias
resistentes. Ante este panorama es importante desarrollar nuevos fármacos que las combatan
pero esto no ha sido posible, por varias razones, entre ellas que durante las pruebas las mismas
bacterias logran volverse resistentes a los nuevos antibióticos. “Es un círculo vicioso. Nos estamos
quedando sin más antibióticos y la industria no invierte demasiado en ellos. De hecho se han
vuelto a utilizar varios que no se usaban hace mucho tiempo pero no son suficientes”, afirma Leal.

La gente puede ayudar a combatir el problema. En primer lugar está la higiene personal, que
incluye lavarse las manos frecuentemente y evitar el contacto directo con enfermos para impedir
el contagio de infecciones. De igual forma, el uso del condón es fundamental, pues se estima que
cada día 1 millón de personas en el mundo adquiere alguna enfermedad por transmisión sexual.
Asimismo es importante que las personas se vacunen.

El Estado por su parte debe educar a las poblaciones y promover programas nacionales de
vigilancia para combatir la resistencia bacteriana. Un buen ejemplo a seguir es el plan que ya
adelanta desde 2015 el gobierno de Estados Unidos. “Si no cuidamos lo que tenemos, nos vamos a
quedar sin armas para batallar”, concluye Leal.

SE ACABAN LOS MEDICAMENTOS.

Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el más exhaustivo hecho hasta la fecha
con información de 114 países, encontró altas tasas de resistencia bacteriana a los antibióticos, lo
que llevaría a una situación dramática en la que infecciones menores podrían llegar a causar la
muerte, tal y como sucedía antes de que estos medicamentos se inventaran. El problema es tan
serio que pondría en peligro todos los avances de la medicina moderna. El principal culpable de la
situación es el abuso de estas drogas que hoy se prescriben hasta para una gripa y se toman sin los
cuidados necesarios. Aparte de esto, la industria farmacéutica ha dejado de invertir en la
investigación para producir nuevos antibióticos con lo cual se ha creado un vacío. Por lo tanto, el
mundo se enfrenta a un serio problema de salud. Estas son las bacterias más peligrosas y las
enfermedades que causan:

•E.coli y Klebsiella pneumoniae:

Provoca infecciones en el torrente sanguíneo, en el tracto urinario y en las heridas

•Staphyococcus aureus (MRSA):

Infecciones de piel, infecciones en las heridas, en la sangre y artritis.

•Streptococcus pneumoniae:

Dolores de garganta, neumonía, bronquitis, conjuntivitis skin infections, sore throats, meningitis,
conjuntivitis

•Nontyphoidal Salmonella:
Diarrea

•Shigella species:

Diarrea y disentería

•Neisseria gonorrhoeae:

Gonorrea

DOCTOR CASTRO POR QUE SE DESARROLLA LA RESISTENCIA A LOS ANTIBIOTICOS.

Doctor Castro:

En múltiples ocasiones en las que he tenido amigdalitis y gripas muy fuertes, he tenido que ir a
una droguería cerca a mi casa, y muchas veces he comprado antibióticos para tratarme. He
sentido que cada vez las gripas son más fuertes, y que el antibiótico que antes tomaba ya no me
hace el mismo efecto. Una vez vi un documental acerca de la venta indiscriminada de antibióticos
sin prescripción médica, lo que generaba que las bacterias se volvieran más resistentes, ¿es esto
verdad?

La resistencia microbiana a los antibióticos se ha convertido en uno de los problemas de salud


pública más importantes en los últimos tiempos. Las bacterias, los hongos, los virus y algunos
parásitos han sido capaces de desarrollar, por medio de distintas adaptaciones evolutivas, la forma
de evitar ser afectados por los distintos medicamentos que intentar impedir su reproducción o
destrucción.

Al ser expuestos a los fármacos, los microorganismos son capaces de desarrollar habilidades para
sobrevivir a estos; esto es un proceso natural de la evolución. Sin embargo, el ser humano tiene
gran parte de la culpa de que estos procesos se aceleren y el problema es que muchas veces los
médicos nos quedamos sin alternativas terapéuticas para tratar las infecciones.

Un ejemplo es la tuberculosis, enfermedad producida por una bacteria de la cual ya se han


reportado en Estados Unidos más de 630 mil casos de resistencia a los antibióticos, lo que se
conoce como Tuberculosis Resistente a Múltiples Drogas (TB- MDR), por no mencionar otros casos
como los de la Malaria resistente a fármacos o staphylococcus aureus meticilino resistente, muy
conocido en el medio médico.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) lidera campañas para luchar contra la resistencia a los
antibióticos y como parte de estos recomienda en especial que estos medicamentos solo sean
formulados por los médicos. Se hace énfasis en que los pacientes no se autoformulen, esto debido
a que para formular cualquier tipo de antibiótico se debe conocer qué bacteria puede estar
causando la infección y qué antibiótico es el más indicado para cada paciente de forma
individualizada.

Entre otras recomendaciones importantes está el siempre completar el manejo antibiótico según
lo indicado por el médico, no tomar más ni menos días, así los síntomas hayan desaparecido. Esto
con el fin de eliminar las bacterias y no permitirles crear los mecanismos de resistencia. Además,
mencionan que la profilaxis antibiótica en la industria que maneja animales para evitar
enfermedades y de esta manera promover el crecimiento, está produciendo cada vez más cepas
de microorganismos resistentes.

“Me parece que la educación tanto del personal médico como de la población en general acerca
del uso indiscriminado de antibióticos es la medida más importante para luchar contra este
problema. Debemos usar los antibióticos solo cuando están indicados y no cuando el paciente lo
desea. Además, mientras se logren conseguir estos medicamentos de forma libre en el comercio el
problema ira de mal en peor. No hay necesidad de irnos lejos, en Bogotá frecuentemente tenemos
casos de pacientes con infecciones causadas con microorganismos que son resistentes a todos los
antibióticos. Los médicos estamos enfrentando día a día enfermedades como la malaria, el VIH, la
TBC y las infecciones intrahospitalarias que son muy comunes en nuestro país, cada vez están
presentando mayor resistencia a los manejos antibióticos”. Comenta el doctor Pedro Antonio
Ramirez, especialista en medicina interna.

El problema es de todos. Según la OMS las deficiencias se encuentran desde el paciente que
compra el antibiótico sin formula, el médico que lo formula sin indicación clara, la falta de
sistemas de monitoreo de resistencia bacteriana hasta la falta de herramientas para la prevención,
el diagnóstico y el tratamiento de las infecciones. Sin embargo, cada persona puede poner de su
parte y darse cuenta de que esto no es un mito y que cada día más personas sufren de estas
enfermedades infecciosas resistentes y no tenemos las herramientas para enfrentarlas.

EL USO DISCRIMINADO DE ANTIBIOTICOS ES UN PELIGRO DE SALUD PUBLICA,

En un artículo en la revista médica The Lancet, los expertos hacen un llamado sin precedentes a
coordinar una acción para contrarrestar la amenaza. Esto incluiría tomar acciones como reducir el
número de antibióticos recetados y ofrecer incentivos a las compañías farmacéuticas para
desarrollar nuevos medicamentos.

Los expertos advierten que sin antibióticos, diversos tratamientos -desde pequeñas cirugías hasta
los ciclos de quimioterapia para el cáncer- podrían resultar imposibles. Además, alertan que las
muertes por infección en los países desarrollados podrían volver a los niveles que se vieron por
última vez a principios del siglo XX. Eso, apuntan, podría multiplicar los gastos de atención
sanitaria.

Secreción nasal y flemas verdes no significan que los pacientes necesiten antibióticos, dicen los
médicos y expertos en salud pública. La necesidad de prescribir dichos medicamentos en estos
casos fue descrita como un "mito prevaleciente".

El color verde en la flema y el moco es producto de una proteína producida por el sistema
inmunológico para combatir las infecciones.

Public Health England y El Colegio Real de Médicos Generales de Inglaterra expresaron que los
síntomas a menudo son causados por virus, microorganismos que no requieren tratamientos
antibacterianos. El uso de antibióticos hace que las bacterias desarrollen resistencia, dijeron.
'Epidemia' de antibióticos

Por su parte, Public Health England dijo que su investigación demostró que el 40% de la gente
piensa que los antibióticos no mejoran la tos si la flema es de color verde, mientras que muy pocos
pensaron que podría hacer una diferencia en el caso de las secreciones claras.

La doctora Cliodna McNulty, de la organización, dijo: "es un mito prevaleciente que cualquier
persona con flema verde o mocos necesita un tratamiento con antibióticos para mejorar".

"La mayoría de las infecciones que generan gran cantidad de flemas y mocos son enfermedades
virales y van a mejorar por su cuenta, aunque se puede esperar que la persona se sienta mal por
algunas semanas", agregó.

"Los problemas de resistencia a los antibióticos van en aumento. Todos pueden ayudar al no
utilizarlos para el tratamiento de infecciones no complicadas", señaló la experta.

Tomar antibióticos afecta a los miles de millones de bacterias que viven naturalmente en el cuerpo
humano y puede llevar a que se vuelvan resistentes. En el caso de desarrollar una infección debida
a alguna de estas, el antibiótico ya no será efectivo.

La doctora Maureen Baker, presidenta del Colegio Real de Médicos Generales, aseguró: "el uso
excesivo de antibióticos es un grave problema de salud pública".

"Las infecciones se adaptan a los antibióticos usados para tratarlas y, en última instancia, el
tratamiento puede volverse ineficaz, por lo cual es crucial que los antibióticos se empleen
adecuadamente", dijo.

Debido a los viajes internacionales, se han visto casos de esta bacteria resistente en otras partes
del mundo, lo que nos lleva a preguntarnos cuánto puede hacer un país. Hay muchas diferencias
sobre el uso de antibióticos en todas partes del mundo. En algunos países se pueden obtener sin
receta médica y en otros sólo con la aprobación de un especialista.

Las advertencias vienen en el contexto del día europeo de la toma de conciencia sobre los
antibióticos.

Recomendaciones para evitar la resistencia

Las bacterias causantes de enfermedades son unas enemigas muy astutas que siempre buscan la
manera de sobrevivir. Cada vez son más resistentes a los tratamientos, lo que genera un
verdadero problema para la salud.

Algunas bacterias pueden duplicarse su población cada 20 minutos. Esto significa que pueden
surgir rápidamente mutaciones que pueden anular los fármacos. Pero hay más. Una bacteria
puede intercambiar partes de su código genético con otras bacterias, incluso de diferentes
especies. Se llama conjugación y es un poco como ir a dar un paseo e intercambiar genes para el
color del pelo con el perro del vecino.

"En mi laboratorio, cada año vemos cómo aumenta el número de cepas resistentes", dijo el
profesor Neil Woodford, de la unidad de resistencia antimicrobial de la Agencia de Protección
Sanitaria.
El número de pruebas en laboratorio que muestran resistencia a los carbapenémicos, uno de los
grupos más poderosos de antibióticos, se ha disparado de un puñado de casos en 2003 a más de
300 en 2010.

También ha creado preocupación las enfermedades de trasmisión sexual, como la gonorrea, que
cada vez es más difícil de tratar. En todo el mundo, un problema en aumento es el tratamiento de
la tuberculosis, cada vez más resistente a los fármacos.

Woodford agregó que el peor escenario sería regresar "al mundo durante los años 20 y 30".

"Podrías estar haciendo trabajos de jardinería y pincharte el dedo con la espina de una rosa, tener
una infección bacterial, ir al hospital y los doctores no poder hacer nada para salvarte la vida. Sería
cuestión de suerte si vives o mueres".

Es por esto que la Organización Mundial de la Salud advirtió recientemente que "muchas
infecciones comunes dejarán de tener cura y podrían volver a matar".

La resistencia bacteriana a antibióticos perjudica especialmente a los países en vías de desarrollo.


"Y dentro de cada uno afecta a los sectores más vulnerables; a los niños, a los recién nacidos y a la
población económicamente desfavorecida", explica Arturo Quizhpe, de la facultad de Ciencias
Médicas de la Universidad de Cuenca.Para evitar que se cumpla esta profecía apocalíptica, la
comisión ofrece seis recomendaciones.

En los hospitales

Las actividades y políticas que se pongan en práctica para racionalizar el uso de antibióticos en los
centros de asistencia sanitaria pueden, según los expertos, disminuir el consumo de estos
fármacos entre un 20 y un 40%. Esto permitiría disminuir la incidencia de infecciones asociadas a
los cuidados de salud, el tiempo de estancia en un hospital y la prevalencia de la resistencia de las
bacterias.

Los expertos recomiendan que existan equipos de control que incluyan un especialista en
enfermedades infecciosas, un farmaceuta clínico con especialización en enfermedades infecciosas,
un microbiólogo clínico, un especialista en sistemas de información, un profesional en control de
infecciones y un epidemiólogo de hospital. Aunque conceden que "es probable que estos no estén
disponibles".

La comisión indica que el mayor problema, tanto en países ricos como pobres, de que no existan
programas efectivos y sostenibles está en la falta de liderazgo, compromiso y financiamiento.

No obstante, Quizhpe aclara que también hay una necesidad de que haya un balance entre las
personas que tienen demasiado acceso a estos medicamentos y las que no. "Por eso el mensaje de
acceso versus exceso".

En las comunidades
Implementar programas para incentivar el uso racional de antibióticos en las comunidades puede
ser todavía más ambicioso, pues cubre un amplio abanico que va desde ambulatorios y farmacias,
hasta el ámbito doméstico y la agricultura.

"En el lado de la oferta, con frecuencia los médicos son el ejemplo para otros profesionales de la
salud y pacientes que aprenden cómo usar los antibióticos a través de las recetas médicas", se lee
en el informe.

Por otro lado, los médicos son influenciados por sus pares y presionados por las demandas que les
hacen los pacientes. "Razón por la cual los doctores pueden encontrar dificultades para cumplir
con las directrices del tratamiento".

Los expertos no dejan de lado los incentivos monetarios que puede haber para recetar
antibióticos.

Otro problema que hay que atacar sería la automedicación de los consumidores, "especialmente
en el sur de Europa, África, Suramérica y Asia. Los consumidores tienen una actitud positiva hacia
los antibióticos, pero un conocimiento pobre sobre estos medicamentos y las enfermedades".

Cuestión de educación

Cuando el uso indebido de antibióticos ocurre en repetidas ocasiones, se convierte en una norma
que, según la comisión, para romper el patrón es necesario que "los programas de racionalización
no sólo se concentren en el uso apropiado (del antibiótico), sino en asegurar la sostenibilidad de
los cambios de comportamiento y la reorientación de las normas sociales", indica el informe. En
este punto, las acciones pueden variar de un país a otro, pues el aspecto cultural también juega un
papel.

Además de tener políticas claras de concientización sobre la resistencia de antibióticos, la


educación a todos los trabajadores de la salud, profesionales de laboratorio, veterinarios y público
general sobre el uso apropiado de estos fármacos es esencial.

"Insistimos en que no sólo hace falta una sensibilización y una concienciación, sino cambios en la
formación de talentos humanos, en los prescriptores de medicamentos, en lo que se refiere al uso
y abuso de los antibióticos", señala Quizhpe.

Si bien es posible que sólo la educación no sea tan poderosa como la intervención, los expertos
aclaran que genera conocimiento, esencial para que los trabajadores de la salud entiendan y
apoyen los programas de control de resistencia.

Es mejor prevenir que curar

Los expertos coinciden en que no hay nada como la prevención para evitar el uso indebido de
antibióticos. Si no hay infección, no hay paciente a quien tratar.
"A nivel de la comunidad, el mejoramiento de la sanidad, el acceso a agua potable, la reducción de
la pobreza y los programas de vacunación tendrán un gran efecto tanto en la incidencia de
enfermedades infecciosas como en la transferencia y colonización con genes y organismos
resistentes a más de un medicamento", se explica en el reporte.

El reto en los hospitales es mayor, pues allí es donde con más frecuencia se crean las llamadas
superbacterias. "Además de la higiene de las manos, realizar una evaluación comparativa de la
frecuencia de infecciones asociadas a la asistencia sanitaria es útil para disminuir el número de
estas infecciones", recomiendan los expertos.

Perfeccionamiento del diagnóstico

Mejorar los métodos de diagnóstico puede, según los especialistas, ayudar a reducir el uso de
antibióticos. Para ello, la comisión recomienda optimizar los laboratorios de microbiología para
que ofrezcan resultados más precisos y en menos tiempo.

"Aparte del cuidado directo de los pacientes, los resultados de las pruebas de microbiología de
diagnóstico se utilizan para informar a los sistemas de vigilancia locales, regionales y nacionales",
indica el informe. "La vigilancia de la resistencia bacterial genera información esencial que
promueve y dirige actividades para racionalizar el uso de antibióticos".

La comisión advierte que en las últimas décadas, la escasez de laboratorios de microbiología -o


cuando no se les ha dado prioridad- ha ocasionado grandes espacios vacíos en el mapa mundial de
resistencia, especialmente en el África subsahariana y Asia rural.

No sólo en humanos

El problema del uso indebido de antibióticos no es único en humanos. También se usan en


animales y cultivos, lo que ayuda a las bacterias y genes a crear resistencia.

¿Qué pasa con los antibióticos que ya no se necesitan? Las aguas residuales de la industria
farmacéutica y la forma en que el consumidor se deshace de los medicamentos contribuyen al
problema.

"Son lanzados y eliminados como cualquier basura y eso significa contaminación del suelo", señala
Quizhpe. "Esto sucede en la mayoría de las comunidades en América Latina, especialmente en
aquellos sectores más empobrecidos".

No obstante la industria, no sólo farmacéutica, sino también de alimentos, juega un papel


importante en la propagación de resistencia a antibióticos.

"El uso de antibióticos como promotores del crecimiento debería ser prohibido en todo el mundo,
como se hace en Europa", sentencian los expertos en el documento.

Existen métodos para reducir esta transferencia, como el uso de neutralizadores de antibióticos en
aguas residuales y en el medio ambiente en general.
Todas estas recomendaciones ponen en evidencia, según Quizhpe, la magnitud del problema y la
necesidad de que se tomen acciones consensuadas. "Cada vez es más difícil y acelerada la
resistencia y si no se detiene, el recrudecimiento de las infecciones intratables llegará a una
situación sumamente compleja".

ADIOS A LAS SUPER BACTERIAS

Cuando Alexander Fleming recibió su premio Nobel en 1945 por descubrir la penicilina, advirtió
que las bacterias podrían un día ganarle la batalla a los antibióticos. Ese temido momento llegó
este año cuando la Organización Mundial de la Salud publicó un reporte que muchos catalogaron
como apocalíptico: la amenaza de Fleming había dejado de ser una predicción para convertirse en
realidad.

La resistencia de las bacterias a los antibióticos, según el informe, afecta la salud pública de todos
los países. Una infección urinaria que antes se trataba fácilmente con un antibiótico común hoy se
ha vuelto resistente. “Los bichos están ganándole la guerra a las medicinas”, dicen los expertos.

En ese contexto era de esperarse que causara revuelo el anuncio de una droga capaz de controlar
al temido estafilococo dorado. Se trata de Staphefekt, un medicamento desarrollado por la
compañía de biotecnología holandesa Micreos que ha mostrado ser efectivo contra dicho
microbio. Incluso logró doblegar a su versión poderosa, la súper bacteria conocida como
Estafilococo aureus resistente a meticilina, o Sarm.

En los estudios de laboratorio realizados hasta hoy, el medicamento logró sanar a cinco de cada
seis pacientes con infecciones en la piel causadas por este bicho, ya fuera en su versión normal o
en su forma resistente. Resultados muy parecidos se han visto en pacientes con eczema, rosácea y
dermatitis y en un grupo pequeño de personas con foliculitis y forunculosis. A raíz de esto muchos
se refirieron a la droga como un hito. “Es la más importante promesa de tratamiento que esta área
de la medicina ha visto en décadas”, dijo un editorial de la revista The pharma letter, especializada
en noticias científicas.

Gran parte del júbilo con los resultados se debe a que es la primera droga en mostrar efectividad
desde que se produjeron las últimas clases de antibióticos, en 1987. Desde entonces los científicos
han tratado de desarrollar nuevos antibióticos o alternativas a estos medicamentos sin mucho
éxito ya sea porque no se han encontrado moléculas nuevas o porque no hay incentivo para
buscarlas. “Hay una producción muy baja de nuevos y efectivos antibióticos y cuando uno aparece
es una variación de lo que ya se usa”, dijo a SEMANA el microbiólogo clínico Bjorn Herpers, quien
ha liderado la investigación con este nuevo medicamento.
Staphefekt utiliza un mecanismo de acción inspirado en el trabajo de ciertos virus naturales
llamados fagos que atacan exclusivamente a las bacterias para multiplicarse y lo hacen
adhiriéndose a la pared, que es destruida por enzimas llamadas endolisinas. “Es una manera muy
elegante de matarlas pues lo hacen de manera dirigida y sin afectar otras especies”, dice Herpers.

En este caso los científicos utilizaron no un fago completo sino la enzima endolisina, diseñada en el
laboratorio específicamente para atacar al Sarm. Según Herpers, el medicamento se diseñó
usando la parte que mejor funciona para adherirse a la pared con la parte que mejor la destruye.
“Es una nueva molécula hecha a partir de pedazos que ya existen en la naturaleza”, dice el
experto.

Para actuar, los antibióticos deben primero penetrar la pared de las bacterias pero esa es
precisamente la razón por la cual su acción se ha debilitado: estos organismos han desarrollado
una protección mucho más resistente que las hace impenetrables a estas drogas. Sin embargo,
Staphefekt, al ser una endolisina logra unirse a receptores que sí son efectivos para romper la
pared de dichas bacterias resistentes a los antibióticos. “Y si hasta el momento no ha habido
resistencia luego de coexistir por 3.500 millones de años no creo que la vaya a haber”, recalcó
Herpers.

“El concepto no es nuevo, pero si lo es demostrar que funciona”, señala Carlos Álvarez, presidente
de la Asociación Colombiana de Infectología. Pero según él la estrategia podría utilizarse en el
futuro no solo para esta bacteria sino para otras que ya son resistentes a las drogas
convencionales. “Lo importante es que se demuestre que son efectivos para estos
microorganismos sin que afecten al ser humano ni tengan efectos colaterales importantes”.

Herpers cree que los estudios con Staphefekt demuestran que la estrategia tienen un potencial
enorme y revolucionaría la forma como hoy se controlan las bacterias resistentes pues lo que se
presenta es una plataforma tecnológica para el desarrollo de otras endolisinas que ataquen
bacterias diferentes como Clostridium difficile, causante de la diarrea.

Entre las ventajas de dicho mecanismo está que ataca específicamente a un tipo de bacteria lo que
implica que aniquila las patógenas y preserva las buenas. Además no adquiere resistencia. Pero
aún falta mucho para que sea una solución rápida al problema general pues si bien ya se usa de
manera tópica con muy buenos resultados, si la bacteria penetra áreas más profundas del
organismo el medicamento no está autorizado para tratar infecciones sistémicas. Por el momento
las infecciones intracelulares podrían ser manejadas en combinación con antibióticos.
A pesar del anuncio, los expertos señalan que aún la mejor manera de atender el problema de la
resistencia bacteriana es utilizar racionalmente los antibióticos. “Nosotros equiparamos estas
medicinas con cualquier otro recurso no renovable, como el petróleo”, señala Álvarez. Por eso es
importante que pacientes y médicos aprendan a usarlos con mesura.

Según los expertos, 80 por ciento de la gonorrea es resistente a los tratamientos de primera línea.
Hay enterobacteriaceae que no se inmuta frente a los carbapenemas, otro de los medicamentos
de última línea, por lo que cada vez más infecciones urinarias son prácticamente intratables. En la
India, un estudio reciente mostró que los bebés nacen con infecciones bacterianas resistentes a la
mayoría de antibióticos conocidos y ya han muerto 58.000 en el año por esta causa. “Gran parte
de la medicina moderna sería imposible si perdemos la habilidad de tratar las infecciones”, señala
David Livermore, profesor de microbiología de Norwich Medical School en el Reino Unido.

La noticia de este producto ofrece una luz al final del túnel pues implica que cualquier bacteria con
una estructura celular de pared, también llamadas gram positivas, podrían ser controladas con
endolisinas. La firma hará disponible sin costo una formulación de la droga para que científicos del
mundo la usen para investigación. Ojalá esto dé un compás de espera para que los seres humanos
logren controlar los bichos, y no lo contrario.

Uso racional

Carlos Álvarez, presidente de la Asociación Colombiana de Infectología, da estos consejos para los
pacientes, médicos y gobiernos con el fin de evitar malgastar el recurso de los antibióticos.

Terminar los tratamientos: la mayoría los deja a la mitad porque se siente bien. No acabarlos
provoca que la bacteria se vuelva resistente.

No usar antibióticos para enfermedades virales: las gripas comunes (resfriados) y otras
enfermedades no requieren de antibióticos.

Lavarse las manos con frecuencia: las bacterias están en todas partes, no solo en los hospitales.
Una manera de controlarlas es con higiene.

Evitar usar antibióticos contra enfermedades de los animales: En ciertos países industrializados se
ha limitado esta práctica.
No formularlos para quedar bien con el paciente: algunos médicos los recetan sin necesidad, solo
para que el paciente se vaya feliz a su casa.

No automedicarse.

RESISTENCIA LOS MEDICAMENTOS ES UN RPOBLEMA MUNDIAL.

Las bacterias resistentes a los antibióticos se han extendido en el mundo entero, lo que genera la
posibilidad de un futuro en el cual hasta las infecciones leves podrían ser fatales, según un informe
publicado el miércoles por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En su primer estudio global del problema de la resistencia, la OMS dijo que halló niveles muy altos
de E. coli resistente a las drogas. Esta la bacteria causa de una amplia gama de males, entre ellos
diarrea, meningitis e infecciones de orina. La agencia señaló que en muchos países, el tratamiento
para este germen no funciona en más de la mitad de los pacientes.

Otro antibiótico estudiado fue el carbapenem, para combatir la bacteria K. pneumoniae,


ampliamente usado como último recurso para tratar a personas en peligro de morir en casos de
neumonía, a recién nacidos y casos de infecciones en la sangre.

En su reporte indica que la resistencia a antibióticos para combatir el E. coli en infecciones del
tracto urinario se ha incrementado de "virtualmente cero" en los años ochenta a ser inefectivo en
más de la mitad de los casos en la actualidad.

Las bacterias generalmente mutan para eventualmente hacerce inmunes a los antibióticos, pero el
mal uso de estos medicamentos, debido al exceso de prescripciones médicas o al incumplimiento
de su tratamiento por parte de los pacientes, provoca que las mutaciones ocurran más rápido de
lo esperado.

La OMS señala que deben desarrollarse nuevos antibióticos lo más pronto posible.

El informe también indica que los antibióticos de último recurso para tratar la gonorrea han
"fracasado", por ejemplo, en países como Reino Unido, Austria, Canadá, Australia, Francia,
Noruega, Sudáfrica, Eslovenia y Suecia. Más de un millón de personas son infectadas con gonorrea
cada día en todo el mundo, afirma la OMS.
A menos que se tomen medidas urgentes, "el mundo avanza hacia una era postantibióticos en la
cual infecciones comunes y heridas leves que son tratables desde hace décadas serán nuevamente
fatales", dijo en un comunicado el doctor Keiji Fukuda, uno de los directores generales adjuntos
del organismo.

La OMS reconoció que no puede evaluar la validez de los datos aportados por los países y que
muchos no tienen información disponible sobre la resistencia a los antibióticos.

Los expertos en salud han advertido desde hace tiempo acerca de los peligros de la resistencia
microbiana, especialmente en enfermedades como la tuberculosis, la malaria y la influenza. En un
informe del director general de Salud de Gran Bretaña el año pasado, la doctora Sally Davies
describió la resistencia como una "bomba de tiempo" y dijo que era una amenaza tan grande
como el terrorismo.

En 1928, Alexander Fleming descubrió la penicilina, lo que revolucionó la medicina porque dio a
los médicos el primer tratamiento eficaz para una amplia variedad de infecciones. A pesar de la
aparición de muchos otros antibióticos desde entonces, no se han descubierto nuevas clases de
medicamentos desde hace más de 30 años.

"Vemos horrendas tasas de resistencia a los antibióticos donde sea que miramos... incluyendo a
los niños ingresados en centros nutricionales en Níger y personas en nuestras unidades de cirugía
y trauma en Siria", dijo en un comunicado la doctora Jennifer Cohn, directora médica de Médicos
Sin Fronteras. Añadió que los países necesitan mejorar su vigilancia de la resistencia a los
antibióticos. "De lo contrario, nuestras acciones no son más que un disparo en la oscuridad".

El informe hace un llamado para una mejor higiene, acceso a agua limpia, más instalaciones de
salud que se dediquen al control de infecciones y vacunas para reducir la necesidad del uso de
antibióticos.

La OMS advierte que las personas deben tomar antibióticos solo cuando les sean recetados por un
médico; aconseja completar todos los tratamientos, nunca compartir antibióticos con otras
personas ni usar las sobras de un tratamiento.

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