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Liber Beelzebud

Por José Cadaveria

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Introducción
Este macabro y desesperanzador texto que
aquí les presento, fue destilado tras mis
pesquisas rituales en los reinos de la muerte a
través de una combinación de magia goetica,
chamánica y onírica.
Durante mi trabajo de investigación y
exploración para mi grimorio “Las Nueve
Puertas del Reino de las Sombras”, en el año
2010 experimenté con diferentes y antiguos
rituales, adaptándolos a las nuevas corrientes
Satánicas de la vía izquierda. Muchos de los
rituales no fueron añadidos al libro, bien sea
porque no obtuve el resultado que esperaba, o
porque los consideraba demasiado peligrosos
para exponerlos en mi modesto grimorio, al
público. Uno de estos “experimentos”
realizado en septiembre del 2010 y al que llamé
“Un pasaje al Reino de Beelzebud” funciono
demasiado bien… El ritual mezclaba, “El
Entierro Del Guerrero” con un ritual de goecia
onírica donde era invocado a Beelzebud como
Señor de los Reinos de la Muerte, durante el rito
me sumergí en el sueño después de haber
ingerido un té de artemisa, con unas ralladuras
de monguis (un hongo alucinógeno).
En mi sueño pude sentirme como muerto. Mi
cuerpo se descomponía y era devoraban miles
de gusanos hasta quedar reducido a un montón
de huesos.
Mi consciencia como yo la percibo
normalmente, quedo como aletargada reducida
a un mero observador, realmente creía que

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estaba muerto, no sentía mi cuerpo, no veía
nada, no oía nada, en una palabra: no sentía. El
tiempo que duró este sin sentir, esta muerte
inducida, no lo puedo precisar con claridad. Mi
compañero cuando me desenterró a la mañana
siguiente creyó por un momento que estaba
muerto. Sin embargo en cuanto grito mi
nombre, y me sacudió un poco recupere la
consciencia, me preguntó que había
experimentado, y yo sólo le contesté: La muerte,
la nada el vacío, realmente creí que estaba
muerto-le dije- y no me importaba el hecho de
haber muerto.
Parecía que el experimento no había llevado a
más transcendencia que sentirse como muerto.
Sin embargo, al día siguiente de la experiencia
comencé a sentir un desapego total por la vida,
nada me importaba un carajo, constantemente
sufría extrañas alucinaciones, veía a la gente
como cadáveres andantes, los edificios
adquirían una apariencia ruinosa, la idea del
suicidio acudía a mi mente a cada instante.
Realmente fueron semanas terribles con
pesadillas, y síntomas como de asfixia que no
me dejaban descansar perdí el apetito, perdí las
ganas de vivir por completo. En ocasiones
sentía como si no habitara en mi cuerpo, como
si ya, yo no estuviera aquí y sólo fuese un
autómata. En mi cuaderno de notas recogí de
forma automática lo que ahora les presento
como el Liber Beelzebud. ¿Cómo salí de aquél
trance que duro semanas? ¿Cómo pude
sobrevivir, a mis ganas de morir? ¡Que me
aspen, si lo sé! Creo que fue en parte por que
vivir es un acto involuntario, eso fue lo que
me mantuvo vivo el tiempo suficiente, hasta
recobrar mi estado natural de consciencia.

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Como dije, en un principio y como habrá
notado el lector, este liber está destilado, los
apuntes que tomé eran a menudo repetitivos
casi psicóticos podría decir. Me costó
mucho darles la forma, que hoy presento a los
lectores.
Por su fuerte contenido, aviso al lector para
que se abstenga de leerlo si es propenso, a la
depresión, a la autolesión, a ideas suicidas
o si es menor de edad o es especialmente
sensible. El autor no se hace responsable, si de
alguna forma se sintiera afectado por el
contenido de estas páginas.

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Liber Beelzebud

n este libro soy nombrado


como Beelzebud señor de la
muerte, de la corrupción, la
enfermedad y la decadencia. Mi
reino es la muerte, de hecho soy
el Rey de La Muerte. En el fondo yo no
tengo nombre soy el fin de todo aquello que
ha estado vivo. Soy el enemigo declarado de
la existencia me pueden llamar: Azrael, Ah
Puch, Acolnahuácatl, Majá Vidiá, Plutón,
San la Muerte, Qayin, entres tantos nombres
que me han dado las civilizaciones del
hombre, o simplemente el Asesino Cósmico.
Por lo tanto, soy un Anti-Dios, un
devorador, el vacío aniquilador que todo lo
mata. Soy la esencia del poder Aticosmico,
soy la Omega, el fin que todo lo devora.
‫( צָ לַל‬Tsalal) podría ser lo que mejor me
defina, la nada que aguarda a todo lo que es
o que fue. No importa, cual lejos llegues al
final acabaras hundiéndote en la nada más
oscura.

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abito como un paracito entre tus
fibras, los reinos, los animales, en
incluso en los mundos y las
estrellas, pues todo lo que existe a
de desaparecer. Y esta ley es innegociable,
así es que más tarde o temprano todo
volverá al vacío. El hombre no es más
importante, sobre esto, pues él también
desaparecerá, la humanidad al igual que
ocurrió antes con otras especies, también se
extinguirá, sus obras, su huella regresarán a
la nada, no quedará ningún rastro de su paso
por la tierra, todo será disuelto, sin dejar el
más mínimo recuerdo de su existencia. ¡TAL
ES SU DESTINO! No albergues esperanza
alguna a sobrevivir, a tu destino, al final
serás mío. No existe nada que pueda
combatirme, puedes retrasar tu cita con lo
inevitable, tanto como puedas, pero al final,
llegaras a mí. Así pues criatura infeliz
infestada de vida recuerda que estas aquí (en
la tierra) porque yo te lo permito.

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urante tu estancia en los reinos
de Satán, (El Mundo) podrás
disfrutar, luchar, amar, odiar y
sufrir. Cada vez que enfermes,
o sufras me tendrás presente, no te
abandonaré nunca. Pues lo quieras o no,
la muerte forma parte de la vida, incluso es
ella, la que nutre tu vida. Cuando te
alimentas comes muerte, comes algo que
antes estuvo vivo ya sea vegetal o animal.
Cuando te vistes tu ropa es un tejido muerto
que antes estuvo vivo. Parte de tu organismo
muere para ser regenerado por nuevas
células cada cierto tiempo. Para sobrevivir en
este cruel lugar que llamas existencia debes
de luchar, matar o morir, devorar o ser
devorado a fin de cuentas en eso se resumen
la divina existencia. No hay lugar aquí
para pacifistas y santurrones, por ello
suelen morir jóvenes, o son muertos que
deambulan. Mi beso frio te liberará de tu
sufrimiento: eso a lo que llamas vida. Te
prometo la nada, la bendita no-consciencia,
el desapego de la carne y de todas sus
molestias.

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a eternidad es una ficción,
aunque suene a ironía, pues no
existe nada más eterno que la
muerte. Durante siglos las
civilizaciones han querido
esbozar torpes y elaborados mapas de
mis dominios, mediante su imaginación
infestada por el miedo, a la oscuridad de la
nada, han aplicado luces de esperanza, como
farolas que guíen a las almas. Con estas
luces, se han aliviado durante su existencia.
Sin embargo eran sólo invenciones. Pues la
realidad era demasiado dura para ser
aceptada por la débil consciencia humana.
El alma, el espíritu, la vida eterna más allá
de la muerte no son más que palabras, las
cuales se descompondrán al igual que el
cadáver que se pudre en la tierra. Observa el
proceso de putrefacción de un cadáver, el
hedor que contamina tus pulmones, los
gusanos que devoran la carne corrompida, el
rostro irreconocible de lo que antes estuvo
vivo, aquel que pudo ser, un ser querido, es
ahora sólo carroña. No hay nada, digno
para el ojo humano, para los sentidos
humanos en la podredumbre. El hombre
comúnmente, aparta la mirada del cadáver,
pues el muerto es un reflejo de su propio
destino.

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Y este destino es el que el hombre intenta
evitar, patéticamente. Jugando una partida
de ajedrez con la muerte, pero sin embargo,
por muy buen jugador que sea, siempre
acaba derrotado por mí.

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ran dolor, reparto a los hombres,
gran terror produce mis pasos
hacia la cama del moribundo.
Mi música son los sonidos
estertores… y sin embargo no hay
crueldad ni vileza en mis actos, soy un mal
necesario. Tan necesario como perdurable.
Yo llevo al hombre a la nada, al mundo
a su destrucción, al cosmos paso a paso lo
conduzco a lo que fue antes de ser. Soy el
NO-SER aquél que reconstruye el AIN, a
través de la destrucción, unifico.
Al sesgar la vida traigo la paz y el silencio.
Al no hacer distinciones entre pobres y
ricos, viejos y jóvenes, animales, plantas y
hombres, traigo la igualdad.

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