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NACIONALES

DE COMUNICACION
FIA CSO Biblioteca

COLABORADORES:
Peter SchenKel
José María Pasquini
Cremílda Araujo Medina
Eiizabeth de Cardona
Ernesto Vera
Raquel Salinas Bascur
Oscar Reyes Bacca
Carlos Ortéga
Raúl Agudo Freites
Impreso por Editorial Epoca
Quito - Ecuauor
BIBLIOTECA - FLÄCSO

BIBLIOTECA-FLACSO-EC
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Donación. ... 9=¿.?.

T ítulo original:

POLITICAS NACIONALES DE COMUNICACION

Primera Edición
1981

Derechos reservados, según la ley de Dere­


chos de Autor expedida mediante Decreto
Supremo No. 610 de 30 de julio de 1.976.
La reproducción parcial o total de esta o-
bra no puede hacerse sin autorización de COLECCION

CIESPAL. IIMTIY A N
Ed>c>On** CVCSPAt
INDICE

Página
PROLOGO: 7
INTRODUCCION: Peter Schenkel 13
ARGENTINA: José María Pasquini. 119
BRASIL: Cremilda Araujo Medina 191
COLOMBIA: Elizabeth de Cardona 243
CUBA: Ernesto Vera 287
CHILE: Raquel Salinas Bascur 339
HONDURAS: Oscar Reyes Bacca 409
PERU: Carlos Ortega 513
VENEZUELA: Raúl Agudo Freites 603
1. A TONO D E IN TRO D U CCIO N
1.1 Im portancia de P olíticas N acionales de C om unicación

D entro del am plio espectro de especialidades de las ciencias


de la com unicación social, el tem a de las políticas nacionales de
com unicación (PNC) en los últim os tiem pos h a acaparado especial
atención a nivel m undial. Ju n to al reclam o para un nuevo orden
m undial de inform ación este tem a reviste vital im portancia en el
m arco de los esfuerzos de im pulsar los procesos de desarrollo y
cam bio m ediante un intensivo y racional uso de los cada d ía más
variados e im pactantes sistem as y procesos de com unicación social.
Sólo hace algunos años la p o lític a del Presidente Salvador
Allende en Chile fren te a los m edios de com unicación hizo noticia
en la prensa m undial. Los decretos Ley del régim en del G en. Ve-
lasco A lvarado del Perú respecto a la socialización de la Prensa y la
R adiodifusión recorrieron el co n tin en te. El in ten to del Presidente
A ndrés Pérez de V enezuela de d o tar al Consejo N acional de C ultu­
ra (COÑAC) con am plias facultades en el cam po de las com unica­
ciones en co n tró al igual que las referidas políticas en Chile y Perú
una reacción enconada por parte de los propietarios de los m edios
tradicionales de com unicación. No obstan te, la U nesco celebró en
1976 en San Jo sé la Prim era C onferencia Intergubernam ental so­
bre políticas nacionales de com unicación en A m érica L atina, y no
pocos cientistas de la com unicación vislum braván en tales políticas
el albor de u na nueva era caracterizada p or el m asivo y atin ad o uso
de la com unicación a favor del desarrollo integral.
Desde luego, del rol de la com unicación social com o m otor
del desarrollo nacional ya se hablaba en los años 50. Los esquem as
difusionistas y de persuasión así com o los prim eros in ten to s de te-
leducación em pezaron a b ro tar a lo largo y ancho del continente
ya en la década de los 60. A lgunos gobiernos em pezaron a utilizar
franjas de tiem po en la radio y televisión. O tros com o Brasil, crea­
ron sus propios canales de TV. Se desarrollaron las telecom unica­
ciones y se duplicaron las escuelas de Periodism o. Paralelam ente
se com enzaron a d ictar algunas leyes de p ro tecció n de la profesión
periodística. El cine m éxicano adquirió n o to ried ad y las telenove­
las peruanas conquistaron al subcontinente. Más tarde la U nesco
lanzó el proyecto de satélites educativos para la región. Pero en
ninguno de los países de la zona con la única excepción de C uba
-que es un caso aparte- ex istía u n a concepción global del papel que
le incum be desem peñar a la com unicación social en aras de las
grandes transform aciones que reclam a el co n tin en te.
La im portancia que reviste el concepto de políticas naciona­
les de com unicación es que rom pe con to d o s los esquem as an terio ­
res. P arte del supuesto que la com unicación social no se lim ita
solam ente a los m edios tradicionales y sus contenidos, sino que es
m ucho m ás, incluye el sistem a de las telecom unicaciones, el
flujo de noticias y el trab ajo de publicidad, ios m odernos m éto d o s
de la inform ática, el m u n d o editorial, la lab o r periodística, la in ­
vestigación de la com unicación y la form ación de los periodistas,
sin olvidar la com unicación in stitucional e interpersonal y to d a la
in fraestru ctu ra legal que regula las variadas actividades de com uni­
cación. T o d o esto co n fo rm a el sistem a de com unicación de un
país. La trascendencia de po líticas nacionales de com unicación es
que con su ayuda se p reten d e desarrollar y reo rien tar todo este sis­
tem a para que sirva de una m anera intensiva y coherente a las m ul-
tifacéticas tareas del desarrollo. En la gran m ay o ría de países lati­
noam ericanos los sistem as de com unicación existentes son esferas
que se han desarrollado espontáneam ente, sin arreglo a un plan y
proporciones equilibradas y a necesidades sociales fundam entales,
siguiendo casi exclusivam ente la tierra p ro m etid a del lucro com er­
cial. C on la im plantación de una política nacional de com unica­
ción se pretende ordenar el sistem a de com unicación de acuerdo
con las necesidades prioritarias de la sociedad o sea de acuerdo con
los intereses y el bienestar com ún, que una sociedad en desarrollo
persigue.
1.2 D efinición y tipología
P or su carácter com plejo la definición de lo que es u na PNC
resulta m ás dificultoso, precisar p o r ejem plo la esencia de una p o lí­
tica de desarrollo regional o de fo m en to de las exportaciones. Es­
tos son cam pos m uy definidos y fáciles de delim itar. La com uni­
cación es ubicua, é s tí presente en to d o s los sectores, igual en la a-
gricultura que en la industria y en to d o s los niveles, ta n to en el p la­
no ejecutivo com o legislativo, global y local y se m anifiesta a nivel
colectivo com o individual. U n a p o lític a nacional d e com unicación
debe abarcar todo . La definición que m ás se ajusta a esta caracte­
rística es de L uis R . B eltrán:
“ U na P o lítica N acional de C om unicación es u n co n ju n to in te ­
grado, ex p lícito y duradero de p o líticas parciales de com unicación
arm onizadas en un cuerpo co h eren te de principios y norm as dirigi­
das a guiar la conducta de las in stitu cio n es especializadas en el m a­
nejo del proceso general de com unicación en un p a ís” .
N orm alm ente se distingue en tre p o líticas “ ex p lícitas” o “ im ­
plícitas” . Son im plícitas cu ando determ inadas p o líticas se han im
puesto p o r su aplicación, con reglam entaciones legales específicas
pero sin obedecer a un estratagem a global sobre el papel de la co­
m unicación.
Un ejem plo es la in tro d u cció n del sistem a am ericano N.T.S.C.
para la televisión de color en m uch o s países latinoam ericanos, sin
que se hubiese norm ado su aplicación previam ente. O tro es el
tiem po de los com erciales en la radio y televisión que en m uchos
países no está reglam entado. En cam bio, u n a p o lític a es explícita
cuando se expresa,a través de disposiciones legales precisas com o
las que se refieren p. eje. a la asignación de frecuencias o al código
de ética profesional en el cam po p erio d ístico y cu an d o las m ism as
form an p arte de una in ten ció n clara al G o b iern o de utilizar la co­
m unicación para sus finalidades.
La p o lític a de, com unicación tam bién puede ser global o par­
cial. Si es parcial, abarca solam ente un fragm ento del am plio es­
pectro de la com unicación social en un país. Un ejem plo es, si un
gobierno au to riza la instalación de un canal de TV nacional, pero
sin disponer la instalación de las requeridas redes de m icro-ondas
para su transm isión y difusión en to d o el país. Y es global, si tom a
en cuenta la to ta lid a d de la esfera de com unicación que se p reten ­
de desarrollar y reglam entar. Por ejem plo una p o lítica en contra
de la violencia en la televisión sería incom pleta, si po incluyera
tam bién restricciones en cuanto a la radio y el cine y la prensa es­
crita y a la im p o rtació n de program as y publicaciones considera­
das contrarias a los intereses nacionales.
T am bién podem os distinguir entre políticas nacionales, sec­
toriales, in stitu cio n ales y locales. U n a p o lítica sectorial es p. ej. la
de un M inisterio en apoyo a los program as y p ro y ecto s de su area
de acción. L a p o lític a de un organism o descentralizado p. ej. para
el desarrollo fo restal o de la pesca, será una p o lítica institucional.
Si una co m u n a agraria decide m ejorar sus procesos de com unica­
ción m ediante la distribución de hojas m im iografiadas y celebran­
do reuniones periódicas, sería u na p o lítica de com unicación a ni­
vel local. E n este trabajo nos preocupan solo las p o líticas naciona­
les qne son aquellas que fijan los lincam ientos respecto a los tem as
fundam entales co m o entre otros a) la asignación de recursos para
el desarrollo de la com unicación, b) el papel del E stad o com o p ro­
m o to r de procesos de com unicación y su interrelación con el sec­
to r privado, c) los derechos y libertades que deben gobernar la es­
fera de la co m unicación, d) el em pleo de las m odernas tecnologías
de com unicación así com o e) la defensa de los valores nacionales
y de la diversidad p o lítica y cultural que deben caracterizar a los
procesos de com unicación.
1.3 Los m al en ten d id o s respecto a políticas nacionales de com u­
nicación.
Por su trascendencia el tem a de las PNC suscitó desde el co­
m ienzo no pocos tem ores y reacciones. En A m érica L atina la con­
troversia com enzó a raíz de una reu n ió n de expertos convocados
por la U nesco en 1974 en B ogotá con el objeto de ensayar una pri­
m era conceptualización del tem a, y en co n tró su clim ax en vísperas
de la ya m encionada Prim era C onferencia Intergubernam ental so­
bre Políticas de C om unicación en A m érica L atina y el Caribe que
se celebró en Ju lio de 1976 en San José, C osta Rica.
Sin en trar en m ayores detalles, vale constatar, que la idea de
tales PNC fue recibida con hostilidad p o r los sectores de los m e­
dios privados. Sus m ás destacados propulsores, sobre to d o la
Unesco, C IESPA L y m uchos renom brados d e n tista s y funciona­
rios de la com unicación social se convirtieron pronto en el blanco
de severas críticas y ataques, sobre to d o por parte de los dos gre­
m ios más in flu y en tes del sector privado, la “ SIP” y la “ A IR ” . En
realidad, las recom endaciones adoptadas po r la m encionada C onfe­
rencia respecto a la form ulación de po líticas de com unicación (ver
anexo 1) solo sirvieron para arreciar la polém ica. Sólo después de
la derrota de resoluciones presentadas a la C onferencia de la Unes­
co a finales de 1976 en N airobi que p reten d ían colocar la esfera de
los m edios privados bajo control estatal, los ánim os ém pezaron a
calmarse.
Los p u n to s claves de la argum entación de la “ SIP” y “ A IR ”
eran:
— los m edios m asivos no ofrecen un “ servicio p ú b lico ” , sino
realizan “ actividades privadas de interés público” ;
— Al E stado solo le incum be proveer ciertas infraestructuras le­
gales y técnicas para que el secto r privado pueda funcionar
m ejor; ,
— La in tro d u cció n de políticas de com unicación conllevaría la
coacción de la “ lib ertad y ex p resió n ” y “libertad de prensa” ;
— El co n cep to de políticas de com unicación es un ahijado de re­
gím enes to talitario s que sirve p ara in tro d u cir bajo el disfraz
de un m an d ato educativo y cu ltu ral form as “ estatizantes” y
“socializantes”
— Tales p o líticas im pedirían a los m edios privados cum plir con
su rol de vigilante crítico e independiente del todo p o d ero so
E stado.
E sta lín ea de argum entación es rechazada por parcial y subje­
tiva no solo p o r O rganism os com o la U nesco, CIESPA L, ILET, si­
no po r Una gran m ay o ría de especialistas de las ciencias de Comuni­
cación. Su alegato es:
— F ren te a las ingentes tareas del desarrollo le incum be al Esta­
do estru c tu ra r y desarrollar los procesos de com unicación de
m anera ó p tim a al igual que la educación y la cu ltu ra.
Con las p o líticas de com unicación no se p reten d e de ninguna
m anera elim inar o subvertir el sector privado de la com unica­
ción;
— No se busca lim itar las libertades básicas de expresión y de
prensa, sino al contrario asegurar flujos equilibrados de infor­
m ación y procesos de com unicación acordes con las necesi­
dades nacionales;
— El p ro p ó sito n o es estatizar m edios privados, sino a lo m áxi­
m o co m p letar los sistem as de com unicación con m edios pú­
blicos, al servicio de fines educativos y culturales;
— El p ro p ó sito es lograr u n a m ancom unada acción del sector
público y privado para v erteb rar m odernas estructuras de
inform ación y com unicación y optim izar el ap o rte de la
com unicación al cam bio.
— No es la socialización sino la dem ocratización de los sistem as
y procesos de com unicación y su racional uso que se pretende
lograr.
Las críticas provenientes de los sectores privados, p o r lo tan­
to, no carecen m u y justificados, pero la controversia en tre los pro-
pugnadores y los adversarios de políticas de com unicación está aún
lejos de term in ar. La sobrevivencia de regím enes dictatoriales, ul-
traderechistas en algunos casos, ap aren tem en te presta consistencia
a algunos de los alegatos de estos sectores . P o r o tra p arte algunas
facetas de los m alogrados ensayos con p o líticas de com unicación
por ejem plo en Chile y Perú, p articu larm en te susceptibles a la c rí­
tica dieron sustento a los tem ores señalados m ás arriba. P ero en
general se puede decir que la resistencia a la in tro d u cció n de p o líti­
cas de com unicación en A m érica L atin a se debe fu n d am en talm en ­
te a exaltadas apreciaciones de sus supuestos peligros y a erróneas
interpretaciones de sus verdaderos p ro p ó sito s y alcances.
1.4 Propósitos del presente trabajo
D ebido a estas circunstancias y a m o d o de in tro d u cció n a la
presentación de algunos casos c o n creto s de políticas de com unica­
ción en varios países latinoam ericanos, conviene p resen tar u n esbo­
zo general sobre los aspectos, objetivos, m edidas y problem as bási­
cos de tales políticas. Con esta finalidad p lan teo prim ero las carac­
terísticas fundam entales de los sistem as de com unicación im peran­
tes en A m érica L atina.. Sigue un breve análisis de d iferen tes en fo ­
ques críticos sobre to d o desde el p u n to de vista del nuevo paradig­
m a de la com unicación en evolución actualm ente. En el cu arto ca­
p ítulo se analizan los fundam entales objetivos de u n a PNC y en el
capítulo siguiente discuto algunas de las m edidas concretas que po ­
drían constituir la parte integral de un plan de acción co n creto
destinado a p o n er tal política en efecto. En la últim a p arte plan­
tearé algunas conclusiones, que en gran parte son el resu ltad o de
las experiencias prácticas que se h an o b ten id o en la aplicación de
diversos m odelos de políticas de com unicación en la región.
1.5 U na opción a favor del cam bio dem o crático
La constatació n de que p o lític as ex p lícitas o im p lícitas no e-
xisten ni nacen en un vacío p o lític o e ideológico, es casi pregonar
una peregrullada. Cada m odelo de u na p o lític a de com unicación
representa, por lo tan to , una d e term in ad a opción que pu ed e con­
cordar con un sistem a socio-político dado o estar en su oposición.
De una m an era m uy general se puede afirm ar que las PNC de p a í­
ses com o A rgentina, Brasil, Chile se caracterizan p or su apoyo al
m an ten im ien to de regím enes dictatoriales con apego a sistem as
tradicionales de econom ía de m ercado y con grandes injusticias so­
ciales, m anejados por poderosas oligarquías nacionales y transna­
cionales. E n cam bio, las políticas en esta m ateria d u ran te la época
de A llende en Chile y del Gen. V elasco A lvarado en Perú eran ca­
racterizadas p o r u na tendencia socialista y estatizante. En Cuba, la
p o lítica de com unicación se encuentra to talm en te al servicio del
E stado y del P artid o Unico. En otros países com o p. ej. en M éxico
y C olom bia rijen políticas polivalentes de tipo sui generi que esca­
pan a los esquem as simples.
La op ció n en que se inspira el presente trabajo es una opción
afincada en el convencim iento de que auténticos procesos de desa­
rrollo y cam bio deben ser prom ovidos dentro de ordenam ientos
dem ocráticos de la sociedad con pleno respeto al pluralism o
ideológico y a los derechos y libertades fundam entales del hom ­
bre. Las posiciones radicales tan to de un extrem o com o del otro,
parecen en retro ceso en el continente, no solo por indeseables y
porque han dejado de suscitar expectativas reales sino por los
escasos resu ltad o s que han dado, y está im poniéndose la concien­
cia de que el progreso no puede ser im pedido ni im p u esto por la
fuerza. La lu ch a de clase es una realidad innegable, pero dentro de
sus cauces caben sistem as y procedim ientos dem ocráticos para la
solución de los grandes conflictos sociales y el subdesarrollo que
padece la región. Para el progreso gradual, que no es el prerogativo
del E stado ni el fantasm a del sector privado, se requiere el concur­
so de am bos. C om o dice un proverbio chino, “ para avanzar se
necesitan am bas piernas” . E sto es, entonces, el enfoque que
caracteriza el presente trabajo sobre las políticas de com unicación.
Ni a favor del rol om nipotente del E stado, ni a favor del rol mo-
nopolizador del sector privado, sino políticas de com unicación que
son el reflejo de un com patibilizar de los intereses divergentes en la
sociedad en beneficio del bien de la com unidad.
2. SITU A CIO N D E LA CO M U N ICA CIO N SO CIA L EN AM E­
RICA LATINA^

C ualquier in te n to de form ular conceptos básicos en relación


con una PNC ex p lícita debe p artir de dos realidades específicas:
a) El sistem a de com unicación social im perante en un país de­
term inado y
b) el sistem a socio-político, económ ico y cultural establecido en
este país.
La razón es obvia. E ntre los países de la región existen gran­
des diferencias en cuanto a su sistem a p o lítico , grado de desarro­
llo, credo ideológico, dim ensión geográfica, población, riqueza,
historia y hasta idiom a. Los sistem as de com unicación en M éxico
o Brasil difieren grandem ente en cu an to a estructuras, proporcio­
nes, tradiciones, recursos financieros, técnicos y hum anos de los
paises centroam ericanos. Al igual que las políticas de desarro­
llo no pueden ser concebidas fuera del c o n tex to p o lítico y econó­
mico de cada país, tam poco las PNC pueden ser conceptualizadas
en un vacío teó rico independiente de las realidades y necesidades
concretas que se plantean a la com unicación social en cada país.
Para los propósitos que persigue este ensayo se precisa, por lo
tan to , necesariam ente de un cierto grado de abstracción y generali­
zación, dejando de lado las especificidades dem asiado particulares
y concentrándonos lo más posible en lo que los países tienen en
com ún en m ateria de sus sistem as de com unicación. N os ayuda, al
respecto, al concenso de los expertos, que lo que los países latinoa­
m ericanos tienen en com ún es m ás sustancial que lo que los separa,
por m uy notorias que sean determ inadas diferencias. Y lo m ism o
se puede decir de sus sistem as de com unicación. D escontando el
caso de C uba, es sorprendente el grado de uniform idad que carac­
terizan a estos sistem as, tan to en cu an to a sus estructuras y proce­
sos de operación internos com o a sus relaciones con el sistem a in-
ternacional de com unicación, po r m uy grande que sean las diferen­
cias en tre el m arem agnum de m edios m asivos en las m etrópolis la­
tinoam ericanas y el aban d o n ad o “h in terlan d ” de com unicación en
las arcas rurales de la m ay o ría de los países de la región.
Lo que sigue es, po r lo tan to , una breve reseña de algunas ca­
racterísticas básicas de la situación de la com unicación social en
A m érica L atina. No p reten d e ser una reseña exhaustiva, pero si
creo que resum e, a grandes rasgos, aquellos aspectos, que le confie­
ren un rasgo m uy peculiar al nivel com parativo internacional.
2.1 D esarrollo E spontáneo de Sistem as de C om unicación
El estad o desequilibrado, disparejo, dep en d ien te y parcial de
la com unicación social en el subcontinente es el resultado de un
largo proceso, cuyo rasgo m ás característico es el siguiente: La d o ­
m inación de los m edios m asivos, prim ero de la prensa escrita, des­
pués de la radio y finalm ente de la televisión y los dem ás m edios
electrónicos y su in tro d u cció n en form a escalonado en ciertos in­
tervalos después de su difusión y triunfo en los países industrializa­
dos. El desarrollo de las telecom unicaciones, del “ hardw are de la
com unicación” siguió m ás o m enos al m ism o patró n . Las form as
de com unicación autóctonas, la escritura m aya, el sím bolo del
hum o, las líneas y figuras en Nasca, el Chasqui se han perdido o es­
capan a n u estra com prensión y hasta los ritos indígenas, tan ricos
en expresión y significádo van cayendo inexorablem ente en el de­
suso y olvido. Salvo la iíñperecedera intercom unicación personal,
casi nada queda de las form as de com unicación de los nativos de
esta vasta región con excepción de los grandiosos m onum entos ar­
queológicos y otros testam en to s m udos de civilizaciones pasadas.
Pero no es el carácter im portado de la gran m ayoría de las
form as de com unicación vigentes h o y día que m e preocupa aquí,
sino la form a espontánea, arbitraria, casi al azar, diría, de su im ­
plantación. P odría alegarse, desde luego, que la difusión de los pri-
m eros periódicos nacionales en el siglo pasado, el auge de la radio,
la invasión de cientos de revistas del ex terio r, y del disco, la irru p ­
ción de la televisión, del cassette etc. o b ed ecían al m ism o designio
que la in tro d u cció n del sistem a telegráfico y telefó n ico , del teleti­
po y de la m icroonda: M ultiplicar y acelerar el acceso a la in fo r­
m ación, facilitar el intercam bio e n tre personas, regiones y nacio­
nes. H asta se puede argüir que la revolución in d u strial, im pulsada
por las fuerzas del m ercado cap italista reclam aba y reclam a im pe­
riosam ente la expansión in au d ita de sistem as de com unicación que
com o dijera V anee Packard se h an co n v ertid o en verdaderas vorági­
nes que se han apoderado de la conciencia h u m an a tran sfo rm án d o ­
la en un inerm e prisionero que gira ya no con p ro p ia v o lu n tad sino
de acuerdo con una fuerza m ay o r ajena. Pero m uch o s sensibles es­
pecialistas de la com unicación se preg u n tan : ¿ El P eriódico, la ra­
dio, la televisión y los dem ás m edios realm ente nos inform an?
¿R ealm ente nos educan?. La m u ltitu d de m ensajes que nos b o m ­
bardean a diario, em pezando po r el prim er com ercial radial por la
m añana hasta el últim o flash no ticio so via satélite po r la noche,
realm ente ap o rtan un valor p er se al h o m b re, sin el cual no p o d ría
vivir y progresar?. Más bien creo q ue la resp u esta es negativa.
)
Pero veám oslo más de cerca. El In form ativo, en gran parte
sobre noticias que en nada nos afectan ; el program a de en treten i­
m iento -alienan que en realidad solo sirve de so m n ífero ; el co­
m ercial que nos habla de las m aravillosas virtudes de una nueva
m arca; las fotografías en las revistas -una selección de desnudos,
desastres y personajes de la crónica ro ja; la m úsica R o ck and R oll
o Soul difícilm ente com prensible para el cam pesino latinoam erica­
no, el ru id o infernal que propagan las discotecas, el cartel po lítico
que suscita ilusiones falsas, la fo to n o v ela y la telenovela con sus
tram as ingenuas y escapistas- son el resu ltad o de algún plan prem e­
ditado para engrandecer al h o m b re latin o am erican o , para hacerlo
m ás consciente de la realidad en que vive, p ara hacer al m arginado
m ás capaz para enfrentar a sus problem as, m ás inteligentes y culta
la sociedad para dejar el ignom inioso ro stro de su subdesarrollo?.
N o, la verdad es otra. Los sistem as de com unicación, tal co­
m o existen y operan en la m ay o ría de los países latinoam ericanos
son el p ro d u c to de un desarrollo anárquico, de un desarrollo que
en un m o m en to determ inado h a dado lugar a una industria alim en­
ticia y tex til, al ferrocarril, a un sistem a educativo atad o a las trad i­
ciones de la península hispanoiberica, a econom ías satélites y sis­
tem as p o lític o s m uy inestables. Con el agravante que estos siste­
mas se abastecen en alto grado de m aterias prim as y de know how
extranjeros y que un alto porcentaje de los con ten id o s de los m e­
dios, es ad q u irid o en el ex terio r o im itado de la producción ex tran ­
jera.
No m e atrevo a afirm ar que la situación de la com unicación
social es m u ch o m ejor en los países desarrollados. Las críticas de
M cL uhan, Schiller y E nzensberger, para m encionar solo tres no m ­
bre van m uy p ro fu n d o y si seguim os a estudiosos com o M attelart
y H alloran, verem os que sus objeciones a los sistem as de com unica­
ción en las sociedades post industriales tienen p u n to s de conver­
gencia desde ángulos m uy opuestos en el sentido que la “ super-in-
form ación cu an titativ a no deja de tener com o o tra cara la sub-co-
m unicación cualitativa” que es la determ inante. Pero tam poco nos
ayudan de an títesis válida la com unicación reglam entada de
sistem as to talitario s, donde el m onopolio de la conciencia colec­
tiva asfixia el anhelo y el derecho individual de com unicarse y de
ser escuchado.
El sistem a de com unicación latinoam ericano es “sui generi”
en un sen tid o m uy general p o rq u e en el fondo no deja de ser m u­
cho m ás que u n a m ala copia de sistem as extrarregionales inadecua­
dos. La esp o n tan eid ad de su desarrollo solo es reflejo. Le falta en
gran p arte u n a razón de ser m ás allá de lo com ercial y pedestre, le
falta la o rien tació n hacia grandes objetivos, ser vehículo de una re­
surrección p o lític a y m oral. Y así no ha logrado hasta ahora alum ­
brar los cam inos que deben guiar a A m érica L atina hacia la uni­
dad y la grandeza.
2.2 P redom inio de la D octrina “ laissez faire” .
Ya lo h an ap u n tad o num erosos especialistas, entre otros L.R.
Beltrán y M. O rdóñez, que la d o ctrin a dom inante que gobierna a la
gran m ay o ría de los sistem as de com unicación es el “laissezfairis-
m o” . La d o ctrin a de A dam S m ith y R icardo, desde luego, no es
privativa de la esfera de la com unicación, sino es norm ativa de
cualquier sociedad, en la cual rije el sistem a de libre m ercado. En
su esencia sostiene que el sector privado es el único llam ado a reali­
zar actividades económ icas y com erciales, sean en el sector produc­
tivo o el de servicio y que al E stado solo le com pete proveer ciertas
infraestructuras físicas y sociales y d o tar la actividad económ ica
con un m arco de reglam entación m ín im o que perm ita su m ás libre
y vigoroso desarrollo. Los dueños de los m edios de com unicación
consideran, desde luego, que la com unicación es u na esfera otorga­
da al sector privado en ex clu siv id ad . En acorde con este tren de
pensam iento B eltrán define com o u n o de los principios claves de la
filosofía que dom ina a los sistem as de com unicación en A m érica
Latina la n o rm a que “ el E stado no debería intervenir en las activi­
dades de las institu cio n es privadas de com unicación, excepto en
una m uy brève y m oderada m anera regulatoria que no interfiera
con el irrestricto ejercicio de las libertades de inform ación y em ­
presa” .
Para co rro b o rar a esta afirm ación, abundan los ejem plos. Só­
lo precisa reco rd ar las luchas libradas por los m edios privados en
contra de los in ten to s estatizantes de los gobiernos de A llende y
Velasco A lvarado en Chile y Perú. O pensem os en las enorm es pre­
siones que este sector ejerció en V enezuela para torpedear a
R A TEL V E y desm antelar al CO Ñ A C, descrito m ás adelante por
R aúl A. F leites. La m ism a U nesco, en ocasión de celebrar la Con­
ferencia In tergubernam ental sobre Políticas de C om unicación en
San José en 1976, cuyo p ro p ó sito era fortalecer el rol del E stado
en m ateria de com unicación, fue d u ran te m eses el blanco de fuer­
tes ataques p o r parte de la “ SIP” y “ A IR ” . Su te n o r era, que se pre­
te n d ía introducir m odelos “ estatizan tes”y “ socializantes” de co­
m unicación al estilo allendista con el solapado fin de d estru ir la li­
b erta d de expresión y los sistem as de libre em presa en la región.
D e la m ism a dirección se lanzaron severas críticas a C IESPA L, p o r­
q u e este C entro se atrevió a coincidir con algunos postulados de la
U nesco y porque su d irecto r M. O rdóñez que tuvo la osadía de
p lan tear la in q u ietan te interrogante “ Para quién hay lib ertad de
expresión en A m érica L atin a” O rdóñez señaló una paralela entre la
pugna entre la Iglesia y el E stado en to rn o a la educación en el si­
glo 19 y la controversia co n tem p o rán ea en to rn o a la interrogante,
si la com unicación debe ser atrib u to del sector privado o del Es­
tado.
N o es este el lugar para analizar a fo n d o los m éritos de una y
o tra tésis. C ierto es, po r u na parte, que en A m érica L atina los sis­
tem as de com unicación e inform ación han sido víctim as en m ás de
un país y en m ás de u na ocasión de b o chornosos ultrajes p or parte
de regím enes de facto de uno y o tro colorido. Por otra p arte a es­
tas alturas solo un pequeño núcleo de ultraradicales que nunca sue­
len aprender de la historia, reclam an la estatización de los m edios
de com unicación. Pero n ó 'e s ese el p ro p ó sito ni de la U nesco, ni
de CIESPA L, ni de la gran m ayoría de ex p erto s convencidos de la
b o n d ad de sistem as dem ocráticos y pluralistas, donde el progreso
es o b ra m ancom unada ta n to de los esfuerzos del sector privado
com o del sector estatal. En o tra o p o rtu n id ad he hablado del “ dua­
lism o funcional” o sea de una repartición de funciones en el cam ­
po de la com unicación, entre las -con fines de lucro- reservadas al
secto r privado y las con objetivos principalm ente educativas y cul­
turales, que el secto r privado difícilm ente puede atender y que,
p or lo tanto, deben ser asum idas por el E stado. En realidad, este
p rincipio solo consagra un hecho consum ido, ya que, casi to d o s los
gobiernos de la región m anejan algún m edio de com unicación o de­
sarrollan algunas actividades en este cam po. N o obstante, la tésis
que al Estado le incum be garantizar el ó p tim o aprovecham iento de
la com unicación com o vehículo decisivo del desarrollo y cam bio
social aún cuenta con el rechazo de los m edios privados y de las
clases dom inantes en general.
2.3 La Libertad de Prensa
La declaración C onjunta prom ulgada p o r R oosevelt y C hur-
chill en 1941 consagraba en su p u n to p rim ero las “ C uatro L ib erta­
des” u na de las cuales era la “lib ertad de ex p resió n ” .
D esde ya casi dos siglos “la lib ertad de expresión” y su h e r­
m ana “ la libertad de prensa” se consideran pilares fundam entales
de la sociedad dem ocrática. En la D eclaración U niversal de D ere­
chos H um anos se en cu en tra incluida la frase, “ T odos tien en el d e­
recho de buscar, recibir e im partir in fo rm ació n ” .
Pero por m ucho que se consagra la “ lib ertad de expresión y
prensa” com o un baluarte frente a la arb itraried ad del E stad o om -
nipoderoso, no cabe la m enor duda que tam b ién es una de las li­
bertades que más frecuentem ente se h an violado en A m érica L ati­
na. H asta se puede alegar con algún fu n d am en to que n o existe
la nación latinoam ericana que du ran te la ú ltim a década en un m o ­
m en to u otro no hubiera sido víctim a de tales violaciones. Los sis­
tem as de censura de países com o Brasil, C hile, Bolivia y G u atem a­
la son hartam ente conocidos. La persecución de periodistas en A r­
gentina, Uruguay y N icaragua aún son frescos en nuestra m em oria.
H asta en países con regím enes dem ocráticos com o C olom bia y Mé- .
xico resuenan aún los casos de presiones gubernam entales c o n tra el
periódico Excelsior y la dueña de un C anal de Televisión y de un
periódico por su lín ea crítica al respectivo gobierno.
Tam poco existe “libertad de prensa in te rn a ” , entendiéndose
por esta un alto grado de independencia in telectu al y p o lítica del
periodista del m edio respectivam ente del p ro p ietario del m edio de
com unicación en que labora. Es archi co n o cid o el fenóm eno de
que -con poquísim as excepciones el ed ito rialista, com entarista, re-
d actor de n o ticias, donde quiera que trabaje, en la prensa, radio o
televisión, arriesga los m odestos ingresos que su lab o r le significan
si no que sigue la lín ea po lítica im puesta po r los propietarios.
D esde luego, el sector privado de com unicación suele argu­
m en tar que la com unicación no es un “servicio p ú b lico ” , sino una
actividad privado de “interés público” . A dem ás alega que un sec­
to r privada de com unicación fuerte, independiente y libre de cual­
quier in terv en ció n e sta ta le s la m ejor garantía de que la sociedad,
perm anezca libre^el m ejor freno de los abusos y atropellos por par­
te del p o d er estatal.
N o cabe la m enor duda que existen dignos ejem plos -pense­
m os en “ La P ren sa” de los C ham orro en N icaragua frente a la d ic­
tad u ra de Som oza- que confirm an plenam ente esta tesis. Pero pa­
rece ser o tro el caso m ayoritario. En mi trabajo “ La estructura de
poder de los m edios de com unicación en cinco países latinoam eri­
canos” e n co n tré que en la m ay o ría de los casos las clases propieta­
rias de la gran prensa y de las más influyentes cadenas de radio y
televisión están vinculadas íntim am ente no sólo con las clases eco­
nóm icas d o m in an tes, sino tam bién con las jerarq u ías políticas. Y
en vez de ejercer una sana oposición a m uchos gobiernos que han
usurpado el p o d er, son más bien los fieles portavoces de tales regí­
m enes.
Pero esto no es todo aún. Ya se ha señalado m uchas veces
que la así llam ada “ libertad de prensa” es en realidad “la libertad'
de la em presa privada” . E fectivam ente, al observar la situación de
la com unicación en A m érica L atina más de cerca, lo vem os con
bastante n itid ez: La libertad de inform ar y de bom bardear los pú­
blicos con co n ten id o s y m ensajes cada vez más rebuscados, la tie­
nen de facto los m edios de com unicación m ism o, siendo esta liber­
tad co n d icio n ad a solo por los com pradores de la publicidad. Y
los grupos m arginados los trabajadores, los m ism os periodistas -
¿ T ienen ellos lib ertad de expresión? O rdóñez coloca esta in terro ­
gante con to d a razón.
De acuerdo con el Nuevo O rden M undial de Inform ación to­
do hom bre tiene derecho a la com unicación y a recibir un flujo
equilibrado de inform ación. Basta con solo hojear las obras de
CIESPAL, ILE T o ININCO/ para descubrir que este derecho no es­
tá asegurado en A m érica L atina y que la libertad de expresión y
prensa vigente en la m ayoría de sus países, no deja de ser una pseu-
do libertad, m ediante la cual, se im pone a las grandes m ultitudes
una inform ación tergiversada y parcial y que los priva de la facul­
tad de expresarse y de com unicarse ellos m ism os.
2.4 P reponderancia de la F uncionalidad C om ercial
Si seguim os el tren de pensam iento de los m edios privados, la
esfera de la com unicación no se difiere m ucho de otros sectores
económ icos: T am bién vende un p ro d u cto , m uy variado en sus for­
mas y contenidos, a veces em paquetado con envolturas sutiles,
otras veces arrolladores por su im p acto a los sentidos y em ociones.
Es sujeto, por lo tan to , a las leyes del m ercado y tiene su precio.
Para el consum idor , los m ensajes de la radio y televisión son gra­
tuitos, si descontam os los precios de com pra de los aparatos, pero
tanto estos dos m edios com o la prensa escrita venden sus páginas y
espacios de tiem p o a los vendedores de la publicidad com ercial, y
tam bién la noticias de las agencias nacionales e internacionales
cuestan. Las películas, los program as de televisión, los discos y ca­
ssettes, las revistas y libros tien en sus precios y a sea en m oneda na­
cional o en divisas los de im portación. T odos los m edios, hasta al­
gunos estatales, las agencias de publicidad y de noticias, los cines
y los teatros, to d o se rije por el om nipoderoso principio y el único
fundam ental que conoce el sistem a capitalista “ m axim izar ganan­
cias” . C om o ya lo destacaron m uchos expertos, en tre ellos A. Pas-
quali y A. C olom ina de R ivero, los program as de TV . no se estruc­
turan según su valor intrínseco, sino de acuerdo con la sintonía an­
ticipada para satisfacer los auspiciadores de los com erciales. Por la
m ism a razón -com o han co rro b o rad o num erosos análisis de conte­
nido entre otro s de CIESPAL y del autor- abundan en las revistas
de m ayor circulación igual que en la televisión, la ex p lo tació n del
sexo y de la violencia, lo sensacional y trivial, los reportajes y tra­
mas alienantes y escapistas, porque estos contenidos garantizan un
m ayor público y p or ende m ayores ganancias.
L am entablem ente -com o lo saben los expertos- el argum ento
que el co n ten id o trivial y hasta nocivo se venden m ejor que el
m ensaje serio y educador, no carece de una cierta verdad. Es in­
cuestionable que los grandes públicos latinoam ericanos h an sido a-
condicionados po r la prensa escrita, la radio y televisión y el cine a
determ inados estereotipos, sobre to d o en cuanto a los contenidos
y program as que destilan “ en treten im ien to ligero” , el cam po más
lucrativo de la com unicación. “ Solo ofrecem os al público lo que
pide” , se defienden los m edios y sus representantes grem iales. ¿Pe­
ro acaso el que m illones de indígenas de la región se h ay an acos­
tum brando p o r la fuerza a una d ieta de papas y m aíz debe ser ra­
zón suficiente para privarles para siem pre de u n a d ieta m ucho m ás
equilibrada? E videntem ente que no. No cabe, p o r lo ta n to otra
conclusión, que po r la característica fundam entalm ente com ercial
de la m ay o ría de los m edios de com unicación, la calidad de la
enorm e abundancia de contenidos que golpean al h o m b re latin o ­
am ericano cada día deja m ucho que desear.
Hay excepciones, desde luego. Existe un reducido núm ero de
m edios en la región, periódicos, revistas, radiodifusoras y uno u
otro canal de televisión que no obedecen en un cien po r ciento al
“raciónale” del avasallador “ profit-m aking” y que persiguen finali­
dades educativas y culturales. A llí están, en prim er lugar, los dife­
rentes sistem as de teleducación en operación entre o tro s en M éxi­
co, San Salvador, C olom bia, Perú y Brasil. Y tam bién figüran en
esta categoría los m edios y la lab o r de com unicación que desarro­
llan num erosas entidades religiosas en el terreno de la prom oción
social, sobre to d o en áreas rurales com o p. ej. A cción P opular (R a­
dio Sutatenza) en C olom bia y las Escuelas R adiofónicas en Bolivia.
Pero los m edios qu sirven a estos enfoques representan solo una
pequeñísim a m inoría, m ientras que los m edios com erciales, m o ti­
vados fundam entalm ente por el fin del lucro, son la m ay o ría
abrum adora.
2.5 C oncentración T erritorial y de P ro p ied ad
En un trabajo que realicé hace algunos años analicé entre
otros la estru ctu ra de poder de los m edios de com unicación en va­
rios países latinoam ericanos así co m o su distribución territorial.
Después de una m inuciosa recolección de datos llegue a co rro b o rar
la conclusión, a la cual ya habían llegado otros autores antes, entre
ellos L.R. B eltrán, E. C atalán y C. M alpica.
En cuanto a la propiedad de la prensa escrita, radio y televi­
sión existe en casi todos los países u n a ex trao rd in aria co n cen tra­
ción. La G ran Prensa, la que circula nacionalm ente (El E xcelsior y
Novedades en M éxico, El T iem po y el E spectador en C olom bia, La
N ación y La Prensa en A rgentina, El M ercurio.en Chile) se encuen­
tra generalm ente en m anos de p o q u ísim as fam ilias. Igual sucede
con la televisión, m onopolizada casi en to d o s los países p o r un re­
ducido núm ero de accionistas y agrupada en grandes consorcios
com o p. eje. “T elevisa” en M éxico y las grandes cadenas de Televi­
sión en A rgentina y Brasil. En la rad io , el m edio de m ás co b e rtu ­
ra en la región, la concentración de p ro p ied ad es m enos p ro n u n cia­
da com o p. ej. en el E cuador y en B olivia. Pero aun en este cam po
la tendencia parece favorecer a las grandes cadenas de rad io d ifu ­
sión con hasta 60 y m ás radiodifusoras por cadena que com o p.
ej. en M éxico y C olom bia van desp lazan d o o in co rp o ran d o poco a
poco a los propietarios independientes. E studios m ás recientes,
com o p. ej. los de CIESPAL, c o rro b o ran esta tendencia plenam en­
te. En algunos países, com o p. ej. en Chile, la co n cen tració n de
propiedad h a sufrido un notorio in c rem en to desde la época allen-
dista. Esta situación es aún más grave si se to m a en cu en ta el rol
prepotente de contadas agencias n o ticio sas y agencias de publici­
dad en cada país, la alta co n cen tració n que caracteriza a la indus­
tria cinem atográfica así com o la im portación de contenidos de co­
m unicación del ex terio r. F alta, sin em bargo, aum entar un aspecto
m ás, que realm ente da a la concentración de propiedad de los m e­
dios en A m érica L atina su tónica: El h ech o de la concentración
“ pluri-cam pista” , o sea los “ m edio-im perios” tan conocidos en casi
to d o s los países que abarcan diarios y revistas, radiodifusoras y ca­
nales de televisión y a m enudo aun fábricas de discos y Cassettes y
de ap arato s de radio y televisión com o sucede p. ej. en un caso en
M éxico.
Pero si la diferencia entre los que poseen m edios de com uni­
cación y los que no los poseen es abismal, no es m enos sorprenden­
te en el sub -co n tin en te la concentración territo rial en cu an to a la
disponibilidad de estos m edios. Ya en el estu d io m encionado m ás
arriba llegué a co n statar el asom broso desequilibrio que existe al
resp ecto entre las zonas rurales y urbanas. O rdóñez y E ncalada,
basándose en ab u n d an te m aterial de varios países describen la di­
c o to m ía básica que caracteriza a los países de la región casi sin ex­
cepción: La abundancia de diarios, revistas, radiodifusoras, cana­
les de televisión cines, etc. en las grandes ciudades versus la sub-
existencia de tales m edios en el cam po. El obvio corolario de este
desequilibrio es el y a m encionado bom bardeo del hom bre m e tro ­
p o litan o con una verdadera plaga de inform ación y m ensajes y en
el o tro ex trem o la casi absoluta desinform ación de grandes estratos
de la población rural. R econozco que la radio llega a un buen nú ­
m ero de hum ildes y m arginados en el cam po, pero la radio es m úsi­
ca en el m ayor tiem p o y raras veces aborda, los problem as locales.
Por o tra parte la prensa y la televisión brillan casi por su ausencia
en grandes extensiones del así llam ado in terio r de los países, y a sea
por el aún prevaleciente analfabetism o, falta de recursos, m ala dis­
trib u ció n o porque no hay red eléctrica. Si a este hecho se agrega
la circunstancia que los abundantes m edios en las zonas m etro p o li­
tanas se ocupan sólo al m argen de las necesidades y problem áticas
de la población rural, se llega a la ineludible conclusión que a pesar
de los sectores m odernos de estación terrestre de satélite, sistem a
de m icroondas, televisión a color, video-cassette etc. el “hinter-
land” latinoam ericano aún sufre de m arcadas insuficiencias en m a­
teria de com unicación.
2.6 Sistem as de T elecom unicación D eficientes
En un p u n to an terio r me he referido al carácter algo anárqui­
co del desarrollo entre o tro s de las telecom unicaciones en el sub-
continente. Se han desarrollado siem pre a la zaga de los países
industrializados y en form a incom pleta. C om o en los demás secto­
res existe en la m ayoría de los países un sector m oderno con la te ­
levisión (a color en varios), enlaces con los satélites, sistemas de
VHF y m icroondas etc. que benefician las principales áreas urba­
nas y centros económ icos. Pero ju n to a este secto r m oderno per­
siste tenazm ente en la m ay o ría de los países un sistem a de teleco­
m unicaciones anacrónico, el teléfono de cranque, el teletipo de
m agneto y un correo que desespera. L am entablem ente no es un
chiste de m al gusto el que u n a llam ada telefónica digam os de Q ui­
to a Lim a se dem ore m ás que una llam ada a B onn o Rom a y que
tiene que ser canalizada a través de Nueva Y ork; el que de una car­
ta de Santiago a Buenos A ires o R ío se dem ore tres o cuatro veces
el tiem po que requiere h asta San Francisco o B oston y que haya
necesidad, com o lo acostum bra hacer un am igo m ío en casos u r­
gentes, de m andar dos cables para estar seguro que uno llegue.
Pero aún los sectores “ m od ern o s” de telecom unicaciones se
encuentran en prom edio m uy lejos de la perfección. Las redes de
VHF y de m icroondas co n ectan puntos claves, pero grandes ex ten ­
siones territoriales aún quedan fuera de su alcance. Las intercone­
xiones en tre los países vecinos, p. ej. para perm itir la transm isión
no sólo de program as de televisión, sino para el tráfico telefónico,
cablegráfico y de Telex en su m ayoría no existen. Además, com o
lo adm ite un experto en la m ateria, la asignación de frecuencias a
la radiodifusión está" en un caos en casi to d o s los países, lo que no
sólo dificulta la sin to n ía de las em isoras y canales en las grandes
ciudades sino perjudica el fu tu ro desarrollo de la radiodifusión y
su racionalización en un alto grado. La transm isión de program as
de TV vía satélite y el intercam bio in stan tán eo con los E stados
U nidos y E uropa vía T elex ilustran el progreso en A m érica L atina,
pero a pocos kilóm etros de las centrales de transm isión de estos
servicios com ienza en m uchos casos el “ N iem andsland” de teleco­
m unicaciones, com ienza la larga fila de pueblos y caseríos incom u­
nicados del resto del país y del m undo salvo p o r una estación de
radio que presta a sus h a b itan tes un servicio social. E ste dualism o
que caracteriza a los sistem as de com unicación en la región es un
fundam ental obstáculo a u n a intercom unicación p ro fu n d a ta n to a
nivel nacional com o regional.
2.7 E structuras a favor del “ S tatu Q uo”
Se ha escrito m ucho p o r num erosos entendidos en la m ateria
sobre la función p o lítica de los sistem as de com unicación im peran­
tes en A m érica Latina. A. G óm ez, E. de C ardona, R . B eltrán, M.
O rdóñez, C. O rtega, A. M attelart, y el a u to r de esta contribución
entre m uchos otros h an h ech o hincapié en el p ro fu n d o rol p o lítico
de la m ay o ría de los grandes m edios de com unicación. Este rol es
predom inantem ente a favor del m antenim iento del “ statu q u o ” a
nivel nacional. Y es id én tico con el rol de la gran m ayoría de las
grandes cadenas de la prensa y televisión de los E stados U nidos y
con u na buena parte de la prensa y radiodifusión europea. Este
enfoque po r dem ás resu lta perfectam ente lógico y com prensible.
C om o ya he hecho n o ta r en otra parte, la élite de los propie­
tarios de los influyentes m edios de com unicación se encuentra in ti­
m am ente ligada con las clases dom inantes en la esfera económ ica y
política. Las pocas excepciones no violan la regla. Se tra ta ade­
m ás de élites generalm ente bien atrincheradas en m últiples sectores
económ icos, tan to en el agro com o en la industria, el com ercio y la
banca, pertenecientes y a sea a castas oligárquicas de m ucho arraigo
y renom bre o a estratos de la nueva burguesía rica y de peso en la
arena política. Solo hago referencia a las fam ilias propietarias de
los más im portantes diarios de A rgentina, C olom bia y Perú (están
por recuperarlos en el Perú) que o sten tan u n histo rial im presionan­
te en cuanto a las veces que sus m iem bros h a n o cu p ad o la Presi­
dencia, carteras m inisteriales, y p u esto s legislativos y diplom áticos
im portantes. En cuanto a m ayores detalles, reu n id o al lecto r in te­
resado a m i estudio antes citado.
La conclusión es evidente. C om o m iem bros integrantes del
sistema establecido, vinculado a él p o r una m u ltitu d de lazos eco­
nóm icos y hasta fam iliares, se sitú an generalm ente al lado de las
fuerzas conservadoras y tradicionales opuestas a sustanciales cam ­
bios en las estructuras y relaciones de poder ex istentes. D isfrutan
de dem asiados beneficios y prebendas del “ sta tu q u o ” com o para
prestarse a su cam bio y a po líticas redistributivas de la riqueza na­
cional. La lucha de los E dw ards en co n tra del A llendism o, la de
Paz E stensoro en contra de la R evolución P eruana o de G oar Mes-
tre y E. A zcárraga en contra de tib io s in ten to s de los gobiernos de
A rgentina, M éxico y V enezuela de prom over el rol cu ltu ral de la
televisión, sus m uestras de tenaz resistencia de este sector al cam ­
bio y a cualquier apertura. N o p rete n d o d efen d er las m encionadas
políticas de com unicación en Chile y Perú, viciadas de errores y
que en to d o caso han provocado las recias reacciones del sector
privado o contribuido a ellas en grado sum o. Pero vale consignar
que el carácter fundam entalm ente retrógrado y an ti reform ista de
la m ayoría de los sistem as de com unicación en A m érica L atina, es
otro facto r que requiere seria reflexión y consideración.
2.8 Inform ación desequilibrada y parcializada
Los sistem as de com unicación, sostiene Schiller, son parte de
los sistem as de dom inación y A m érica L atina no es u n a excepción
a esta regla. Por cuanto una de las facultades m ás im p o rtan tes de
los sistem as de inform ación en la reg ió n o s m oldear la opinión pú ­
blica y o rien tar las conciencias de los individuos, es claro que estos
sistem as se esfuerzan po r brindar una im ágen de la realidad nacio­
nal y del m u n d o conform e a sus intereses. Com o parte de las fuer­
zas oligárquicas y de las clases dom inantes^estos intereses están ne­
cesariam ente vinculados, com o hem os hecho resaltar, con el m an­
tenim iento del statu quo, con el sistem a de la em presa privada, la
do ctrin a “ laissezfairista” y las bondades de la iniciativa em presa­
rial. Y viceversa se encuentran necesariam ente opuestos, com o
ap u n ta R . B eltrán, a la intervención estatal en la esfera económ ica
por m uy leve que fuera, a estatizaciones y legislaciones socializan­
tes, a p o líticas que pretenden suavizar las desigualdades económ i­
cas y sociales, a m edidas tendientes a increm entar el rol estatal en
la com unicación social y a to d o m ovim iento, proceso o ideología
po lítica co n trario s a su interés de clase. El resultado es forzosa­
m ente un servicio de inform ación y orientación que peca por la
falta de objetividad y su obvia parcialidad. Sería red u n d an te en al­
to grado traer a q u í a la m em oria los num erosísim os casos, todos
perfectam ente docum entados por autores com o C apriles, R eyes
M ata, M attelart, Schm uckler respecto a esta falta de objetividad
que es característica del servicio inform ativo de m uchos de los m ás
influyentes m edios de com unicación en la región. En realidad con­
fluyen varios tam ices, el de la censura oficial, el del “ g atek eep er” a
nivel del p ro p io m edio y el de las agencias nacionales e internacio­
nales de noticias, a los que cabe agregar a la poderosa clientela de
los com erciales, que -com o ha sido com probado en num erosos ca­
sos- con frecuencia im ponen a los m edios líneas políticas que coin­
cidan con sus intereses.
Se practican principalm ente dos form as de discrim inación in­
form ativa :
a) Ignorando u n a noticia por m uy im portante que sea. Los m e­
dios com erciales a m enudo rechazan la publicación de n o ti­
cias o declaraciones provenientes de grupos p olíticos, sindica­
tos, estu d ian tes etc. con contenidos m uy críticos al sistem a.
b) Tergiversando la noticia de tal m anera, que se presenta solo
un lado u om itien d o una parte esencial. De esta m anera se
llega a veces a casos tan curiosos com o el reportaje p o lítico
sobre las últim as olim piadas de un conocido diario que in fo r­
mó con gran despliegue de letras que los Estados U nidos, h a ­
bían logrado el segundo lugar en to ta l de m edallas, sin m en­
cionar al país que h ab ía logrado el prim er lugar que" era la
U nión Soviética.
Solo quiero añadir que esta parcialidad política se extiende
desde luego tam bién a los contenidos de orientación, a los editoria­
les y com entarios, inclusive a los d eb ates y m esas redondas en la
radio y televisión, donde los m oderadores m uy a m enudo suelen
darle a la discusión u n a direccionalidad unilateral.
2.9 D ependencia del Sistem a In tern acio n al de Inform ación
Muy ligado al p u n to anterior se en cu en ta otro aspecto ya tra ­
tado intensivam ente en la literatu ra especializada y que se refiere a
la notoria dependencia de los m edios de com unicación en A m érica
L atina de las agencis de noticias internacionales. C om o lo atesti­
gua un gran núm ero de trabajos, sobre to d o de CIESPA L e ILET
pero tam bién de investigadores independientes, las grandes agen­
cias extranjeras m onopolizan en un grado altísim o el m ercado de
la noticia en to d o s los países de la región. No sin razón una de las
recom endaciones aprobas en la ya m encionada C onferencia de la
U nesco sobre P olíticas de C om unicación en San José se refirió al
desequilibrio respectivo en el su b -co n tin en te y planteó a los países
m iem bros la conveniencia de una A gencia L atinoam ericana y Cari­
beña de noticias adem ás de sugerir la creación de agencias naciona­
les en cada país.
Los respectivos estudios m ás recientes de R oncagiollo y Sel-
zer del ILET, que corroboran plenam ente lo denunciado por análi­
sis m ás antiguos entre otros de M attelart y de este au to r, estable­
cen de nuevo m ás allá de toda duda que en prom edio los Tres
G randes, la AP, U PI, y A FP dom inan el 70 por cielito del m ercado
y que sum ando a R euters, EFE, A N ZA y D PA este po r cien to se
eleva al 90 por cien to del tráfico to ta l de noticias. E sta situación,
de p o r si abrum adora, adquiere un m atiz aún m ás alarm ante, si se
tom an en cuenta cu a tro aspectos adicionales:
— que la m ay o ría de los países no dispone de agencias n o ticio ­
sas nacionales de im portancia. TELA M en A rgentina y
NOTIM EX en M éxico tienen cierta relevancia nacional, pero
sin que ello im plique un cam bio del cuadro general de la de­
pendencia en sus países.
que las agencias regionales y subregionales tales com o
“ LA T IN ” , la A gencia C entroam ericana de N oticias (ACAN)
y la C arribbean News Agency (CANA) no han logrado sino
un im pacto m uy m odesto en el m ercado latinoam ericano;
— que frente a la ausencia de servicios nacionales eficientes, son
m uy a m enudo las agencias transnacionales las que se en car­
gan hasta de las noticias locales; y
— que las agencias de los países socialistas con la única excep­
ción de “ Prensa L atin a” de C uba, juegan un papel m uy lim i­
tado.
Lo grave del rol preponderante de las m encionadas agencias
transnacionales es, desde luego -com o lo han apu n tad o num erosos
especialistas- es que h a conducido y conduce a un sustantivo dese­
quilibrio noticioso, caracterizado po r lo siguiente:
a) Sum inistro de u n a proporción desm esurada de inform aciones
de los propios países industrializados:
b) Insuficiente e insuficientem ente seleccionada inform ación so­
bre los problem as de prioritario interés e im portancia para los
países latinoam ericanos.
c) Enfasis en inform aciones que concuerdan con los intereses de
los países avanzados, en desm edro de aquellas noticias p. ej.
sobre problem as del T ercer M undo com o el N uevo O rden
E conóm ico Internacional o con p u n to s de vista p. ej. de los
países no alineados,
d) D ifusión de noticias sobre la región que co n trib u y en a la fo r­
m ación de una im agen distorsionada de la situación y los
acontecim ientos de A m érica L atina en el m undo.
El juicio que m erece esta situación según especialistas com o
Som avía, O rdóñez y Pasquali es que el p a te n te desequilibrio de los
flujos de inform ación propicia en A m érica L atin a el tran sp lan te de
m odelos y esquem as políticos, económ icos y sociales de los países
desarrollados que no se adaptan a las necesidades de la región a la
vez de prom over patrones de actitud y co m p o rtam ien to y un códi­
go de valor que no obedecen ni co n cu erd an con la idiosincracia
cultural y con las exigencias de m odelos de desarrollo au tó c to n o s
de los países latinoam ericano.
2.10 D ependencia en .o tro s cam pos
La dependencia de los sistem as de com unicación en el sub-
continente no se reduce, desde luego, solo a la dependencia del flu­
jo internacional de noticias, sino que abarca -com o es am pliam ente
reconocido- una esfera m u cho m ás am plia.
Son tantos los autores latinoam ericanos que han descrito esta
dependencia y existe un consenso tan un án im e respecto a su enver­
gadura y significado, que puedo lim itarm e a q u í a señalar los d ife­
rentes cam pos de esta dependencia de m an era m uy som era. Son
principalm ente los siguientes:
a) D ependencia de program as de T V extranjeros, producidos
principalm ente en los EE.U U ., p ero tam b ién en otro s países
latinoam ericanos (Series, telenovelas, show s etc.)
b) D ependencia de películas im portadas de los E stados U nidos,
E uropa y Asia.
c) D ependencia de la m úsica extranjera que predom ina en las
discotecas y ocupa un alto espacio especialm ente en la radio.
d) D ependencia de revistas extranjeras tip o R ead er’s Digest^Co-
rín T ellado y de un m ar de fotonovelas, com ics, revistas de
rom ance, sexo y aventuras baratas;
e) D ep en d en cia en el cam po de la publicidad com ercial, en do n ­
de la pro d u cció n de las grandes agencias extranjeras com o la
M cC ann E rickson, W alter T hom pson, G rant A dvertising y
otras dom inan un am plio sector del m ercado. Las agencias
nacionales siguen en alto grado los patro n es extranjeros.
£) D ependencia del papel periódico im p o rtad o así com o del
eq u ip o y know how en el cam po de las telecom unicaciones y
la radiodifusión.
Si a estos factores se sum a la dependencia en el flujo de in fo r­
m ación se o b tien e un cuadro global considerado p or los expertos
de sum a gravedad. Por una parte, la capacidad propia de genera­
ción de co n ten id o s de com unicación de alto valor cultural es red u ­
cida^ la m ay o r parte de la capacidad au tó cto n a p. ej. de pro d u c­
ción de program as de TV , de películas y de revistas se dedica a lo
trivial y superficial. Por o tra parte, los con ten id o s y m oldes de co ­
m unicación im p o rtad o s no dejan de destilar efectos transculturi-
zantes y alienantes, aun en el ropaje de program as educativos co­
m o p. ej. “ la Plaza Sésam o” , un fenóm eno analizado en form a
m uy perspicaz p or M attelart y D orfm an.
2.11 F alta de Program as de C om unicación para el D esarrollo
D esde que Schram m , L erner, R ogers,P ye y otros autores n o r­
team ericanos sentaron las bases para una intensiva utilización de la
com unicación social en beneficio del desarrollo y cam bio en los
países subdesarrollados ya h an pasado más de 20 años. Sus tesis,
basadas en u n a transferencia lineal de conocim ientos, apuntaban
hacia u n a “ m o d ern izació n ” e “ Innovación” desde afuera, a un
“ exten sio n ism o p atern alista” com o señala O rdóñez, que en defi­
nitiva no logró revolucionar el atraso del cam po com o se había
propuesto. Me referiré a algunos defectos de esta concepción más
adelante. A q u í m e quiero lim itar a lo siguiente: C om parado con
el grado de conciencia que existe respecto a la fuerza de la com uni­
cación com o instru m en to de m otiviación y m ovilización social, la
cantidad de proyectos de com unicación en apoyo de program as y
proyectos específicos de desarrolo y cam bio en la región resulta
sorprendentem ente pequeño n o pretendo ignorar los valiosos
proyectos auspiciados entre o tro s po r la UNESCO y el I1CA en un
gran núm ero de países latinoam ericanos y el núm ero nada despre­
ciable de proyectos nacionales y a sea en los cam pos de educación,
salud, desarrollo rural etc. Pero si se tom a en cuenta la im presio­
nante cantidad de program as y proyectos de desarrollo que se en­
cuentran en m archa en los diferentes países, y a sea a nivel de los
diferentes m inisterios o a nivel de instituciones descentralizadas,
m unicipios y organism os regionales para el fom ento del desarrollo
regional o rural, para m ejorar la situación de la salud y nutrición
de anchas capas m arginales, para superar los ínfim os niveles educa­
tivos y prom over la in tro d u cció n de nuevas tecnologías etc., es no­
torio el núm ero de tales p ro y ecto s que se desarrollan sin el más
m ínim o ap o y o po r parte de la com unicación. Las faltas más apre­
m iantes detectadas p. ej. por C IESPA L en este cam po son las si­
guientes:
— Falta de las in fraestru ctu ras físicas y personales para desarro­
llar tales actividades;
Falta de estrategias y planes de com unicación para el desarro­
llo;
— F alta de capacidades de investigación, producción, distribu­
ción y evaluación en relación con tales tareas.
El resultado de esta situación es, com o fue destacado entre
otros por J. D íaz B ordenave, que grandes y am biciosos program as
y proyectos de desarrollo y cam bio social, apoyados por considera­
bles recursos, dejan de producir los resultados y efectos deseados,
porque se h a olvidado incorporarles el in p u t crucial, que es el de
la com unicación y que es el m ás decisivo para activar los necesarios
cam bios de a c titu d y m entalidad de la población a la cual se diri­
gen estos program as y proyectos. El inevitable resu ltad o es -com o
lo corroboran las experiencias obtenidas- el fracaso de los m ejor
concebidos program as y el despilfarro de valiosos recursos en to ­
dos los países de la región.
2.12 Insuficiente T eleducación
O tro aspecto que caracteriza a los sistem as de com unicación
existentes en A m érica L atina es el inadecuado uso de los m edios
de com unicación para los fines de la educación form al e inform al.
Se han realizado, desde luego, valiosas experiencias en num erosos
países. Son tan conocidos los diversos sistem as de teleducación en
M éxico, San Salvador, C olom bia, Brasil, Perú y Bolivia, para m en­
cionar solo los que m ás im pacto han obtenido, com o lo son los vo­
lum inosos inform es evaluativos aprobatorios o crítico s de los m is­
mos. Pero son m uchos los países en donde la teleducación ya sea
por radio o televisión brilla to talm en te por su ausencia, países co­
m o por p. ej. E cuador que no se destacan precisam ente por un
analfabetism o insignificante y donde los niveles de educación, los
cuadros del m agisterio y el núm ero de escuelas y aulas así com o su
equipam iento aún dejan m ucho que desear. Pero aún en los países
que cuentan con tales sistem as, la teleducación se encuentra aún
lejos de los niveles de eficiencia y envergadura alcanzada por algu­
nos países desarrollados com o p. ej. Gran B retaña o Alem ania.
T anto la T eleprim aria com o la T elesecundaria m exicana y colom ­
biana se caracterizan aún p or su alcance relativam ente lim itado.
Es ju sto a las grandes extensiones del interior y del área rural, tra­
dicionalm ente el m ás atrasado, al cual no llegan sino en una pro­
porción casi insignificante, en ta n to que en las zonas m etropolita­
nas, donde se h an instalado los sistem as de teleducación con prefe­
rencia, los m ism os casi siem pre pecan por la falta de un curriculum
integral y funcional. Se pone m ucho énfasis en la alfabetización o
castellanización, sin ofrecer cursos posteriores de profesionaliza-
ción, que es lo que m ás hace falta a los desem pleados en los países
de la región con u n a aguda escasez de cuadros in term ed io s y técn i­
cos capacitados. T am bién persiste -com o lo señala en tre o tro s Ber-
nal Alarcón- una considerable falta de p rep aració n p o r p arte de los
m aestros m onitores y en el caso de cursos a nivel no form al, de un
sistema de aprendizaje suficientem ente sistem ático, organizado y
controlado para garantizar óptim os resultados.
Aún m enos unlversalizado es la utilizació n de las así llam adas
tecnologías bajas de com unicación p ara fines educativos. E n tre las
pocas excepciones cabe m encionar el p ro y e cto de C E N C IR A en el
Perú, que consiste en una aplicación del video cassette p ara la di­
vulgación y aprendizaje de m odernas técnicas y m éto d o s en m ate­
rias específicas de la A gricultura. M erece destacar tam b ién un p ro­
yecto de la U nesco en el norte de H onduras, cuyo objetivo es pro­
m over la com unicación horizontal e n tre varias docenas de co o p era­
tivas azucareras utilizando en su prim era etap a hojas y folletos ela­
borados en m im iógrafos de m adera p ro d u cid o s lo calm en te. Exis­
ten, desde luego, otros proyectos que se sirven de tales m étodos
com o carteles, franelógrafos y h asta del te a tro y de juegos dem os­
trativos, pero en general se puede decir que la aplicación de tales
tecnologías de bajo nivel -probablem ente las m ás indicadas a nivel
de la población m arginal e indígena - se en cu en tra aún en u n a eta­
pa de experim entación prim aria en el co n tin en te.
2.13 D eficiente Nivel Periodístico
El peso de u n sistem a de in fo rm ació n y com unicación en la
sociedad depende en alto grado del nivel profesional de los perio­
distas y com unicadores que ejercen en las m ás diversas esferas su
profesión. En A m érica L atina este nivel aún resulta m o d esto . Hay
acuerdo casi unánim e tanto entre los periodistas p ractican tes com o
entre los cuadros docentes y cien tífico s de la com unicación social
que, salvo notables excepciones, el nivel profesional aún deja m u­
cho que desear en la m ay o ría de los países. E ntre las circunstan­
cias que lim itan el desem peño del periodista sobre to d o en los m e­
dios colectivos es su subordinación al régim en y a la lín ea p o lítica
establecida por el pro p ietario de este m edio. El o tro factor, m ás
decisivo aún y de u n a gran im portancia p o r su enorm e efecto m ul­
tip licad o r es el estado insatisfactorio de la form ación profesional a
nivel de las escuelas de periodism o de la región. Según un estudio
realizado por C IE SPA L en 1978 este estado, y a observado en los
años 60 y de nuevo en el año 1974, aún no h a variado en lo sustan­
cial. D esde luego, existen diferencias notorias entre las diferentes
escuelas ta n to a nivel nacional com o regional. E xisten escuelas
que en cu an to a su curriculum , su personal docente, equipam iento
etc. ya h an alcanzado un nivel académ ico, ta n to en lo técnico co­
m o pedagógico, que garantiza a nivel de pregrado un o u tp u t de
egresados con u n a form ación satisfactoria. Pero, com o señala el
m encionado trabajo de CIESPAL, esto n o es el cuadro general.
Según el m ism o la m ay o ría de las escuelas acusa aún graves defi­
ciencias n o solo en lo que se refiere a la calidad profesional del
personal docente, sino tam bién en cuanto a dotación del equipo
técnico indispensable para la preparación de cuadros graduados
adecuadam ente especializados. Sin em bargo, la m ayor insuficien­
cia d etec ta d a parece ser la deficiente adecuación de los curricula y
planes de estudio a las verdaderas necesidades nacionales y locales
para la preparación de periodistas y com unicadores capaces de usar
la com unicación social com o un instrum ento ágil y m otivador de
los procesos de transform ación y desarrollo que reclam an los p a í­
ses latinoam ericanos. Prevalecen aún enfoques de un periodism o
tecn o crático , superficial, y com ercial y no com prom etido con las
diversas urgentes tareas que plantean el subdesarrollo, la dependen­
cia, la violación de los derechos hum anos y los flagelos del ham bre
y de la m iseria en casi to d o s los países de la región. Se requieren
po r lo ta n to , reenfoques conceptuales y m etodológicos en la ense­
ñanza para perm itir la graduación de com unicadores conscientes
de los fundam entales problem as socio-económ icos y políticos que
vive A m érica L atina, y el m u n d o y aptos de prom over los respecti­
vos program as y p ro y ecto s de desarrollo en cada país con conteni­
dos de inform ación y o rien tació n idóneos y con planes y estraté-
gias de com unicación capaces de conscientizar y de incentivar di­
nám icos im pulsos dem ocráticos y de progreso.
2.14 Insuficiente statu legal de la Profesión
Ju n to a la dependencia económ ica y p o lítica que sufre por re­
gla general el periodista y la preparación deficiente que recibe en
las escuelas de periodism o, el insuficiente m arco legal que protege
la profesión p eriodística es o tro factor m uy característico del siste­
ma de com unicación im p eran te en el su b co n tin en te que debilita el
desem peño cabal del periodista. En el estudio m encionado, reali­
zado p or m i a com ienzos de la presente década, descubrí que en
ninguno de los cinco países analizados estaban vigentes leyes pto-
tectoras del periodism o profesional con una aplicación rigurosa.
Desde entonces algunos países entre otros tam bién M éxico, Co­
lom bia y el E cuador han perfeccionado sus respectivas legislacio­
nes. Se establece en ellas el principio que nadie puede ejercer la
profesión periodística, sin u n adecuado títu lo recibido por una es­
cuela de periodism o, pero com o es sabido, esta condición que es
básica para una elevada profesionalización del m edio periodístico,
así com o para su statu social y económ ico a m en u d o solo se respe­
ta en la m edida en que a los dueños de los m edios de com unica­
ción conviene respetarla. T am poco existen en la m ayoría-de los
países de la región disposiciones que reglam enten el derecho inalie­
nable del periodista de m an ten er en secreto las fuentes de su in fo r­
m ación, de practicar sin lim itaciones la lib ertad de expresión, que
le confieran una codeterm inació n en la lín ea básica del m edio co­
lectivo donde laboran o que le ofrescan garantías absolutas frente
a cualquier abuso o persecusión arbitraria po r p arte de los gobier­
nos. Por o tra parte y com o consecuencia de esta situación, los có­
digos de ética profesional que se han establecido aún no dejan de
ten er m ás que un carácter declam atorio en la m ay o ría de los p a í­
ses. C on contadas excepciones, el periodista latinoam ericano es
m al rem unerado y m al respetado y m al organizado, por lo que
com o grem io generalm ente se encuentra aún m uy lejos de repre­
sen tar un factor de p o d er y de fungir forjador de la opinión p úbli­
ca y del futuro com o le incum be.
2.15 Insuficiente Investigación
U na im portante conclusión del m encionado estudio del
C IESPA L es el estado relativam ente incipiente de la investigación
de la com unicación social en A m érica L atina. Si bien CIESPA L
tiene en su haber el h ab er realizado im p o rtan tes trabajos de
investigación p. ej. de la prensa ya en los años 60, en escala regio­
nal la investigación en este cam po no com ienza a desarrollarse
sino a partir de unos diez años. D urante esta década se han
realizado algunos análisis im p o rtan tes ta n to de las estructuras
im perantes com o de los con ten id o s de la com unicación. Se han
com enzado a investigar en tre otros con auspicios del CIID y de la
U nesco los sistem as de com unicación en áreas rurales, la desco­
m unicación de anchos estrato s de la población, las posibilidades de
la teleducación así com o m ás recientem ente,los flujos de in fo rm a­
ción in tern o s y externos desde y hacia la región com o p. ej. po r los
estudios del ILET. Pero estos esfuerzos, m uchos netam ente
descriptivos y cuantitativos, no dejan de satisfacer todavía. En el
S em inario de D irectores de las Escuelas de C om unicación celebra:
do en M ayo de 1979 en C IESPA L se puso de m anifiesto el estado
aún prim ario y desorientado en que se en cu en tra generalm ente el
trab ajo de investigación en m uchas escuelas. H ubo consenso en
que la razón fundam ental es que faltan cuadros docentes adecua­
dam ente adiestrados en las técnicas y m éto d o s de investigación.
Por o tra parte, es necesario reconocer que u na buena parte del
trab ajo de investigación que se realiza po r diversos centros acadé­
m icos solo se reduce a im itaciones de investigaciones realizadas en
alguna universidad fuera de la región y con enfoques que no se a­
justan en la m ejor m anera a las realidades latinoam ericanas. Pue­
den apreciarse, por un lado, los análisis n etam en te funcionalistas y
cuantitativos, com o las investigaciones estru ctu rales de tip o
denunciativo y retórico/p or el o tro , que en definitiva po co ap o rtan
a la com prensión de las problem áticas fu n d am en tales que co n tri­
buyen al estancam iento de au tén tico s procesos de com unicación
en la región, y cuando p o d rían señalar soluciones pragm áticas para
superar obstáculos tan to seculares com o o tro s m ás co n tem p o rá­
neos al desarrollo de tales procesos. Pero lo p eo r es, que en
m uchas escuelas de com unicación el estado de la investigación se
encuentra aún en un estado m uy em brional.
La consecuencia de esta situación es que aún se desconcen
m uchos aspectos fundam entales de los procesos de com unicación,
sobre to d o a nivel com unal en las áreas rurales, de grupos étnicos
m inoritarios y de los estratos m arginados en general así com o de
los sistem as, canales y contenidos de in fo rm ació n y com unicación
más idóneos para la m ovilización de estos grupos y su participa­
ción activa y consciente en to d o s los procesos de cam bio com o p.
ej. desarrollo rural, salud, nu trició n , vivienda y ed u cació n en gene­
ral. M uchas estrategias y planes de com unicación h an fracasado y
fracasan en la región ju stam en te p o r no basarse en los resultados
de investigaciones em píricas serias en los diversos cam pos de la co­
m unicación.
3. A N A L ISIS CR ITIC O .
En la segunda parte del presente trabajo m e he lim itad o a es­
bozar lo que estim o son algunas de las m ás fundam entales caracte­
rísticas de los sistem as de com unicación vigentes actu alm en te en
A m érica L atina. N o pretendo que la lista sea com pleta, pero creo,
que para los p ro p ó sito s de un planteo general sobre políticas de.
com unicación en A m érica Latina, resum e los aspectos m ás sobresa­
lientes y de m a y o r im portancia para tales políticas.
Es evidente que para la definición de cualquier esquem a de
una p o lítica nacional de com unicación las características m encio­
nadas rep resen tan -por decirlo así- la “ m ateria p rim a” para su ela­
boración. S on las “ Esferas problem áticas” claves que de una u
o tra m anera d eb en ser enfocadas y -si lo que se busca es u na m odi­
ficación sustancial- deben ser solucionadas. Pero antes de analizc
m ás cerca lo que po d rían ser los objetivos y el plan de acción de
u na p o lítica n acio n al de com unicación, conviene enfocar m uy bre­
ve algunos co n cep to s teóricos respecto a esta problem ática que nos
puedan ay udar a sentar una adecuada base conceptual. A la vez
esto nos puede facilitar una m ejor com prensión de la aceptación
generalizada que esta tem ática ha tenido entre los expertos latinoa­
m ericanos de com unicación desde m ediados de los años 70.
3.1 La C rític a a T eorem as de com unicación superados
U no de los aspectos que ayuda a caracterizar una PNC de cor­
te progresista es que se trata de un esquem a m ucho m ás am bicioso
y globalizante que cualquiera de las conceptualizaciones de la co­
m unicación social. Es, en cierta m anera, el resultado de las lim ita­
ciones de esquem as de com unicación que predom inaban hasta ha­
ce poco y que en alguna m edida aún siguen influenciando algunas
corrientes del pensam iento latinoam ericano en esta m ateria. Me
refiero al funcionalism o, al m odernism o y al estructuralism o (mar-
xista).
3.1.1. EL FU N CIO N A LISM O . De sobra se sabe de la influencia
que la te o ría funcionalista p. ej. de R o b ert K. M erton, Charles
W right y otros ha te n id o en el m undo y en A m érica L atina en par­
ticular. Al considerar que la función básica de los m edios de co­
m unicación colectiva es “ colectar y difu n d ir inform ación” , “ o to r­
gar statu s” “ enforzar norm as sociales” , “ evaluar noticias” y “ o-
rientar audiencias” así com o “ transferir cultura^com o señala M ar­
garita Z. de Jan k a, la te o ría funcionalista dejó fuera de su enfoque
dos elem entos fundam entales:
a) al receptor y
b) el sistem a de com unicación com o tal.
En realidad, el funcionalism o acep tab a el sistem a socio-eco­
nóm ico y p o lítico com o algo dado y que no valía la pena de inves­
tigar. Es por ello que M attelart dijo que “la sociología funcionalis­
ta de la com unicación se lim itó a analizar el statu quo sin cuestio­
narlo y sin cuestionar el concepto de sociedad com o un sistem a so­
cial, lo que im plica que tiene una n atu raleza que no cam bia y sin
conflicto” . El individuo y sus genuinas necesidades en realidad no
interesaban sino en térm inos de recep to r de determ inados m ensa­
jes y del grado en que estos m ensajes (políticos y com erciales) del
sistem a establecido lograban im pactar y m oldear sus patronos de
com portam iento.
R esulta lógico que m ientras predom inaban tales conceptos en
los escasos círculos de especialistas latinoam ericanos de la com uni­
cación la idea de “ políticas nacionales de com unicación” no ten ía
cabida. No solo que para el funcionalism o la intervención estatal
en la esfera de la com unicación social es un “ anatem a” “ ta b ú ” , si­
no que no le interesaba siquiera indagar sobre las verdaderas nece­
sidades de com unicación del individuo ni dar a la com unicación
una función refo rm ad o ra de la sociedad, aspectos que obviam ente
ocupan un lugar m uy alto en los objetivos de una PNC de avan­
zada.
3.1.2. EL M OD ERN ISM O . Al co n trario del funcionalism o, el m o­
dernism o se p reo cu p a tan to por la sociedad subdesarrollada com o
del hom bre rezagado que es parte de la m ism a. La fundación de
esta corriente se identifica norm alm ente co n nom bres com o D avid
L erner y W ilbur S charm m que pregonaban en sus tesis la posibili­
dad y necesidad de u tilizar la com unicación social com o u n a polea
de transm isión de innovaciones técnicasdesde los países m ás avan­
zados hacia los países y hom bres del T ercer M undo. Al plantear
Scharm m y tam bién Pye que la com unicación debería coadyuvar a
la vertebración de las nuevas entidades nacionales (sobre to d o en
A frica y Asia), a la creación de un m ito nacional, en realidad pre­
gonaban en form a em briònica elem entos de lo que co n fo rm aría
m ás tarde el esquem a de PNC. Un com p o n en te principal del “ m o ­
dernism o” en la com unicación social según J . D íaz B ordenave fue
el concepto de la “ e m p a tia ” , intro d u cid o p o r Lerner, y que trans­
ferido al cam po co n creto del agro retrasado planteaba, que para
que “ el cam pesino desarrolle un deseo de cam biar su estilo de vida,
era necesario que ad o p te el p u n to de vista del hom bre m o d ern o ” .
El m eollo de la teo ría de las “innovaciones” consistía, por lo
ta n to en la convicción que la superación y el progreso de las perso­
nas y sociedades rezagadas dependía principalm ente de u n a trans­
ferencia lineal, casi m ecánica de conocim ientos e innovaciones tec­
nológicas del m un d o desarrollado al m un d o subdesarrollado por
adecuados canales de la com unicación. El supuesto clave en este
proceso, unidireccional, com o apunta en tre òtros M. O rdóñez, era,
desde luego, que los que decidían que tip o de conocim ientos e in­
novaciones deberían transferirse, eran fundam entalm ente los ex­
pertos en com unicación de los países desarrollados o sus asistentes
nacionales que abrigaban la m ism a tesis. T oda la estrategia “ ex-
tensionista” , fracasada m ientras tan to en la m ayoría de los países
latinoam ericanos, estaba inspirada en esta Concepción errónea.
Pablo Freire, Iván Illich y otros educadores dem ostraron fi­
nalm ente la falacidad del “m odernism o” . C uestionaban no solo la
vida m oderna, a la cual la población m arginal urbana y rural debe­
ría ser integrada, sino sobre to d o el h ech o de que las necesidades
de esta población, tal com o las co n ceb ía ella m ism a, sus aspiracio­
nes, sus capacidades propias de cam bio, au to -co n fian za y p articip a­
ción en los procesos de cam bio no h a b ía n recib id o por esta te o ría
la atención m erecida.
A estos pensadores latinoam ericano s les incum be tam b ién el
m érito, com o señala J. D íaz B ordenave, de h ab er em pezado a con­
cebir la com unicación “ com o un proceso que es inseparable de
procesos sociales y p o lítico s necesarios p ara el desarrollo nacional
y la independencia” .
He aquí en esta crítica a las tesis m o d ern istas de nuevos ele­
m entos que apuntan a aspectos teóricos que no pueden ser ausen­
tes de una concepción progresista de PNC, especialm ente el énfasis
en la participación y en el ín tim o nexo en tre los procesos de co­
m unicación y los dem ás procesos so cio -p o lítico s y económ icos del
sistem a social.
3.1.3. EL ESTRU CTU RA LISM O . B asándose en tre otros en los es­
critos de W right Mills se desarrolló tam b ién en A m érica L atina en
los últim os diez años un abordaje estru c tu ralista a los problem as
de com unicación. La m ay o ría de los respectivos estudios p arte del
carácter jerárquico de las sociedades latinoam ericanas, tipificadas
por élites políticas y económ icas en la cúspide, una clase m edia
más o m enos fuerte y estratos bajos, que rep resen tan la m ay o ría.
C aracterístico para tales sociedades según J . D íaz B ordenave es
que “los estratos bajos in ten tan id entificarse con las élites, ad o p ­
tando sus percepciones del m undo, sus valores, sus m aneras de re­
lacionarse con otros, en breve, su id eo lo g ía” , E n consecuencia, es­
tos estratos a m enudo aceptan com o suyas norm as y p atro n es de
com portam iento que no obedecen ni a sus intereses ni a los de la
sociedad com o tal y que en el fo n d o solo sirven para am ansar la
masa.
El ten o r del estructuralism o es, p o r lo ta n to , la convicción de
que el sistem a de com unicación sirve fu n d am en talm en te al sistem a
establecido p o r las clases dom inantes y al m an ten im ien to de un
statu quo favorable a las m ism as. De allí la conclusión de algunos
expertos de com unicación que un reenfoque del sistem a de com u­
nicación o p eran te en A m érica L atina tiene necesariam ente por
condición cam bios estructurales de la sociedad y cualquier política
de com unicación progresista debe, por lo ta n to -com o lo postula
entre o tro s R . Beltrán- coadyuvar a la in tro d u cció n de tales cam ­
bios.
El estructuralism o, llevado a sus posiciones extrem as, desem ­
boca en el M arxism o, que en relación con las PNC a veces llega a
posiciones p o co pragm áticas. Al considerar la com unicación social
una m ercan cía en el sistem a capitalista y d ictam in ar que es la ex­
plotación que caracteriza a las relaciones de p ro d u cció n en el m is­
m o, Jo a o B osco P into p. ep determ ina que el p ro p ó sito fundam en­
tal de la com unicación m asiva es “ m anipular la ideología de las
m asas” . Siguiendo esta lín ea teórica m arxista, se llega a postula­
dos ex trem o s propuestos entre otros por A. M attelart que para la
im p lan tació n de una PNC au tén tica es necesario abolir no solo el
carácter de “ m ercancia ” de la inform ación y com unicación, sino
tam bién la relación de explotación que existe en tre el explotador
(élites económ icas) por una parte y el explotado (m asas trabajado­
ras) p o r el o tro . Este planteam iento lleva im p líc ito exigencias tan
drásticas com o la “ estatización ” o “ nacionalización” de los m e­
dios de com unicación colectiva m ás im portantes e intervenciones
estatales cirúrgicas en ám bitos de las agencias de noticias y de pu ­
blicidad, de las im portaciones de contenidos así com o en la esfera
de la lib erta d de expresión y prensa. La crítica proveniente de di­
rección no concibe en el fondo cam bios paulatinos y escalonados
en el sistem a de com unicación establecido en la región, sino plan­
tea la necesidad de rom per con sus esquem as y co n stru ir sobre la
base de un m o d o de producción socialista un sistem a de com unica­
ción, en que y a no existe la relación explotador-explotado.
De esta m anera, la corriente m arxista de la com unicación se
sitúa auto m áticam en te al lado de reestructuraciones radicales de la
sociedad y la im plantación de un régim en to talitario que la m ayo­
ría latinoam ericana rechaza, que es poco viable y que no responde
a las necesidades de una com unicación m otivadora, conscientiza-
dora y libre en la región.
3.2 Rasgos del nuevo Paradigm a de la C om unicación
Com o he tra ta d o de m o strar en esta breve excursión teórica
ni el funcionalism o, ni el m odernism o com o tam poco el estructu-
ralismo han logrado enfocar el fenóm eno de la com unicación so­
cial en toda su com pleia dim ensión social com o un proceso vincu­
lado estrecham ente con el sistem a establecido, sus relaciones de
poder, su d o ctrin a política y su código de valores. Cada una de las
escuelas m encionadas ha ap o rtad o algo, ha am pliado la visión que
hoy tenem os del significado y del papel de la com unicación social,
pero no cabe la m enor duda que a principios de esta década co­
m enzó a acentuarse en la teo ría de la com unicación una nueva ten­
dencia, ansiosa de rom per los esquem as anquilosados del pasado y
sentar pautas para un fundam ental replanteo de la com unicación,
colocando p o r prim era vez al hom bre en el centro de las delibera­
ciones. El ap o rte de los cientistas de la com unicación latinoam eri­
canos a este rep lan teo ha sido m uy significativo.
Al acercarnos a la parte central del presente ensayo/ los obje­
tivos y el posible plan de acción de una política nacional de com u­
nicación resulta^, por lo tan to necesario esclarecer algunos de los
parám etros principales de lo que algunos teóricos han llegado a lla­
mar “ el nuevo paradigm a de la com unicación” que está adquirien­
do form a y sustancia al finalizar la década del 70. P orque - al fin y
al cabo- sería poco convincente plantear los conceptos básicos de
lo que p o d ría co n stitu ir una PNC de contenido progresista, sin in­
corporar a este análisis aquellas tesis que bien puedan conducirnos
en los años 80 a un cam bio b astan te revolucionario de los sistem as
de com unicación aún im perante hoy. Q uisiera m encionar solo
seis de esta tesis, pero creo que son las más im portantes:
3.2.1. LA CO M U N ICA CIO N H O R IZO N TA L . Este concepto
significa u n viraje fundam ental del viejo “ dogm a lasw elliano” , se­
gún el cual la com unicación es un flujo vertical y unidireccional
desde la fu en te de u na inform ación hacia el recep to r de la m ism a.
La parte creadora y activa, según este teorem a, es la fuente, m ien­
tras que el recep to r es pasivo, condenado a la m era asim ilación de
los m ensajes. E n la parte descriptiva del sistem a de com unicación
existente en A m érica L atina y a h e hecho n o tar que ésto es exacta­
m ente com o funcionan los flujos de inform ación y com unicación
en la región. Las agencias de noticias y de publicidad conjunta­
m ente con la prensa, la radio y la televisión son los elaboradores de
los contenidos y m ensajes, los consum idores o la m asa com o dijera
una vez M attelart, son el m anso rebaño destinado a m asticar y di­
gerir la n o ticia prefabricada, sin disponer de m edios adecuados pa­
ra com unicarse. Es este esquem a que se pretende cam biar funda­
m entalm ente.
La nueva tesis se basa en el concepto de la com uni­
cación com o un flujo bidireccional y horizontal donde el em isor es
a la vez recep to r y el receptor a la vez em isor. La m asa ya no es un
inerm e recep to r de los m ensajes elaborados en la cúspide de la pi­
rám ide com unicacional, sino tam bién es fuente creador de infor­
m ación que genera y form ula necesidades de com unicación ligadas
con la realidad socio-económ ico que vive y siente. La com unica­
ción ho rizo n tal plantea, por lo ta n to , que el hom bre objeto de la
com unicación se convierta en h o m b re sujeto que adem ás de asim i­
lar inform ación a su vez crea flujos de com unicación que fluyen a
través de propios canales a los centros de decisión y que son ca­
paces de reo tro alim en tar y de equilibrar los procesos de com unica­
ción en un país.
3.2.2. LA COM U N ICA CIO N PA R TIC IPA TIV A . El concepto
de la com unicación participativa, com o ya lo han hecho n o tar Bor-
denave, B eltrán y O rdóñez en tre o tro s se en cu en tra estrecham ente
vinculado con el de la com unicación h orizontal. C om o lo señala
un docum ento de la Unesco “ P articipación im plica el envolvi­
m iento del público en la producción y en el m anejo de los sistem as
de com unicación. Y opera tam bién en distintos niveles de p ro d u c­
ción, de tom a de decisiones y de p lan eam ien to ” . Y a no basta, se­
gún Josiane Jo u e t que se facilite a la población (sobre to d o la ru ­
ral) acceso a una gam a más am plia de m edios de com unicación y la
facilidad de retroalim entar sus reacciones, com entarios y dem an­
das a las organizaciones productoras de contenidos. Lo que se pos­
tula ahora es que el individuo o al m en o s d eterm inados grupos so­
ciales dispongan de m edios, que p ro d u zcan propios co n ten id o s y
que participen de lleno en el proceso de to m a de decisiones en la
program ación, y planificación de las respectivas producciones y en
la asignación de los necesarios recursos para ello, así com o en el
propio m anejo de tales m edios.
La com unicación participativa plantea, por lo ta n to , para el
público y ante to d o para los grupos sociales m enos privilegiados un
rol m uy activo que opera a tres niveles:
— El nivel de la sensibilización de la realidad y de los problem as
socio-económ icos que en fren tan estos grupos;
— El nivel de adquisición de m edios de com unicación, de la o r­
ganización y el m anejo adecuado de los m ism os con la ayuda
financiera y técnica necesaria y
el nivel de la producción de contenidos de com unicación
mismo.

3.2.3. EL D ER EC H O A LA CO M U N ICA CIO N . El co n cep to de


que ju n to a los dem ás derechos h u m an o s el individuo debe ser d o ­
tado de un inalienable derecho de la com unicación encierra m ucho
de lo m encionado en los dos incisos a) y b) anteriores, El artícu lo
19 de la D eclaración Universal de D erechos H um anos p o stu la que
“Toda persona tiene el derecho . . . de buscar, recibir e im partir
inform ación” . Sin em bargo, para las grandes m ayorías sobre to d o
en los países subdesarrollados este derecho sólo se ha tran sfo rm a­
do en el derecho de recibir la única inform ación disponible a tra ­
vés de las grandes em presas de inform ación ycom unicación colec­
tiva co n cen trad o s en su m ayor parte en un pu ñ ad o de m onopolios,
una inform ación -com o he señalado antes- con un tiñe m uy parcia­
lizado, irrealista y alienante. Adem ás se plantea, que ya no es sufi­
ciente concebir tal derecho solo en relación con la inform ación, si­
no que debe ser concedido al hom bre el derecho a com unicarse o
sea de transm itir to d as sus inquietudes y aspiraciones en la form a
adecuada, a través del m edio adecuado y a las audiencias adecua­
das. C on la consagración del derecho a la com unicación se busca,
p o r lo ta n to , investir al ser hum ano con u n a garantía para poderse
desenvolver com o protagonista activo y consciente dentro del sis­
tem a de com unicación local y nacional y de la sociedad en general.
3 .2.4. N EC ESID A D ES Y RECURSOS D E COM UNICACION.
C onsiderando lo a p u n tad o anteriorm ente resulta lógico que d en tro
del nuevo paradigm a las necesidades de com unicación y los recu r­
sos de com unicación reciben una im portancia m uy destacada. El
carácter horizontal y participativo de la nueva com unicación ya
su b ray a su énfasis en el hom bre com o fu en te de inform ación y sus
m ultifacéticas necesidades de com unicarse en el terreno socio-eco­
nóm ico, político y cultural. H arm s agrupa estas necesidades com o
sigue:
— N ecesidades de inform ación de una am plia gama de fuentes;
N ecesidades de asociación com o participación, relaciones in­
terpersonales y conservación del heritaje cultural y
— N ecesidades personales com o soledad, tiem po para reflexio­
nar, auto-com unicación etc.
A esta agrupación quisiera agregar o tra, quizá la m ás im p o r­
ta n te : La necesidad de transm isión o sea de fungir com o fuente
de generación de flujos de com unicación.
Por otra parte el concepto de recursos de com unicación en­
globa ta n to las telecom unicaciones com o las infraestructuras técn i­
cas de producción y los recursos hum anos em pleados en la com u­
nicación. Pero la idea fundam ental es que en base al derecho y las
necesidades de la com unicación el ser hum an o y particularm ente
los grupos sociales deben disponer de los recursos de com unicación
necesario para ejercer plenam ente este derecho de com unicar sus
necesidades.
3.2.5. FLU JO S E Q U ILIB R A D O S DE IN FO RM A CIO N . A un­
que ya m e referí antes a este pu n to , lo rep ito en este co n tex to de
nuevo, porque es o tro pilar fundam ental del nuevo paradigm a de
com unicación en evolución. C ontrario al m anifiesto desequilibrio
que caracteriza a los flujos de inform ación a nivel nacional e in ter­
nacional, se estipula:
_ a nivel nacional la prom oción de flujos de com unicación au­
ténticam ente equilibrados en cuanto a zonas urbanas y rura­
les, problem áticas reales y tendencias de los contenidos;
— a nivel internacional una cubertura m ejor equilibrada y
m enos parcial de las realidades y aspiraciones de los países del
T ercer M undo con la ayuda de agencias nacionales o regiona­
les.
Este reclam o del nuevo orden m undial de Inform ación conlle­
va fuertes im plicancias en dirección de una reorientación de los sis­
tem as de com unicación vigentes de acuerdo con los enunciados del
nuevo paradigm a que h a revolucionado el pensam iento de los cien-
tistas de la com unicación alrededor del globo.
3.2.6. LA TA REA PR O M O TO R A D EL ESTA D O . R esulta evi­
dente que la traducción del nuevo paradigm a de com unicación en
una realidad vívente no se producirá por si solo, sino que tiene por
requisito un papel activo del E stado. La preten sió n de rom per los
m oldes petrificados de la com unicación vertical y unidireccional,
la noción de garantizar al individuo un derecho real a la com unica­
ción, de reconocer sus necesidades en este cam po y la exigencia de
proveerlo con los recursos de com unicación necesarios, presupone
forzosam ente cam bios sustanciales no solo de enfoque, sino de es­
tru ctu ras de los sistem as de com unicación vigentes en la m ay o ría
de los países m enos desarrollados de la región. La prom oción de
un flujo m ás equilibrado de inform ación de la ayuda estatal al
igual que el desarrollo de una com unicación participativa a favor
de am plios program as en cam pos com o educación, salud, vivienda,
n u trició n , desarrollo com unal y regional tiene po r condición un
papel m uy vigoroso del secto r público. Sin él y sin los recursos co­
rrespondientes destinados para este fin, la tesis y conceptos del
nuevo paradigm a de la com unicación están necesariam ente co n d e­
nadas a m architarse com o hojas viejas en un arenal sin abonar ja ­
m ás un fértil cam bio.
Los enunciados de este nuevo paradigm a apuntan, por lo ta n ­
to, a la m ism a dirección ya señalada al com ienzo de este ensayo
cuando hice constar que está en m archa u n a tendencia que reclam a
la im plantación de políticas nacionales de com unicación, en b en e­
ficio de una repartición m ás dem ocrática del bienestar general y de
una realización más plena del individuo en la dinám ica del proceso
social y de su transform ación.
4 OBJETIV O S DE U N A PO L IT IC A D E CO M U N ICA CIO N
PRO G RESISTA .
H abiendo analizado brevem ente algunos m odelos alternativos
de la com unicación, ya superados en su m ayor parte en la teo ría,
aunque aún no en la práctica y hab ién d o esbozado tam b ién en
grandes rasgos algunas características básicas del nuevo paradigm a
de com unicación que se va ab rien d o paso, pod em o s ah o ra con m ás
facilidad em prender la tarea de precisar los objetivos de u n a PNC
en A m érica L atina. Sin em bargo, para despejar to d as las dudas res­
pecto a un tem a de contornos polém icos, quisiera de an tem an o re­
chazar algunos juicios de valor negativos respecto a las PNC, algu­
nas im putaciones que considero erróneas, al m enos respecto al
concepto de una PNC propugnada en el presente ensayo.
4.1. A claración previa
A mi m odo de ver, son principalm ente tres las críticas a las
PNC que no son justificadas:
4.1.1. A TR A V ES DE PNC SE PR E T E N D E E ST A T IZ A R Y
SOCIALIZAR A LOS M EDIOS. E sta es la prim era y quizá la m ás
insostenible afirm ación que fué alegada en rep etid as ocasiones so­
bre todo por la “ SIP” y la “ A IR ” a través de los últim os años. Un
grupo de expertos latinoam ericanos reunidos p o r la U nesco en B o­
gotá en 1974 elaboró varias alternativas de PN C ; un m odelo n eta­
m ente privado, o tro co m p letam en te estatal y un tercero m ixto.
Este hecho, que los allí reunidos ex p erto s hay an co n tem p lad o en­
tre las diversas alternativas una basada en un sistem a de com unica­
ción to talm en te estatal ha servido a los d etracto res de las PNC des­
de entonces com o punto de p artid a para el alegato, que lo que los
cientistas de com unicación en realidad p reten d en con la in tro d u c ­
ción de PNC es la estatización de los m edios. T a n to la U nesco co­
mo la organización auspiciadora del evento com o C IESPA L, que
fue representada en él con su D irector, fueron tildados de entida­
des prom otoras de la “ A llendización” y “ socialización” de los m e­
dios en él subcontinente.
La verdad es, desde luego, o tra. Ni la U nesco ni C IESPA L
han abogado jam ás por PNC basadas en la p ro p ied ad estatal de 1o sn
m edios. En un trabajo presentado al Sem inario “ La R adio y la
Televisión fren te a la N ecesidad C ultural en A m érica L atin a” en
C osta R ica en 1976, en vísperas de la ya m encionada C onferencia
Intergubernam ental de la U nesco sobre “ Políticas de C om unica­
ción en A m érica y en el Caribe, M arco O rdóñez en fatizó que
“ ad o p tar u na p o lític a (de com unicación) no quiere decir naciona­
lizar o estatizar los sistem as de com unicación o los m edios de
com unicación colectiva.* En el m ism o evento, el a u to r del presente
ensayo se p ro n u n ció claram ente en co n tra de un m odelo sociali­
zante de la com unicación y en favor del así llam ado “ dualism o
funcional” o sea un sistem a m ixto en que existen paralelam ente
los m edios privados y un determ inado núrbero de m edios estatales
con funciones educativas y culturales específicas, un sistem a por
dem ás,ya en vigencia en la m ayoría de los países latinoam ericanos.
Por últim o, la m encionada C onferencia de la U nesco en San José
en 1976 no fue m enos respetuosa del sector privado. A sí se pro­
nunció p. ej. en la R ecom endación No. 2 a favor de la estru ctu ra­
ción de sistem as com plem entarios de com unicación, pero siem pre
“ respetando las actividades de la em presa privada” y en la R eco­
m endación 16 que propone a los E stados de la región la creación
de una A gencia L atinoam ericana y C aribeña de N oticias, se agregó
específicam ente que “ su creación no entrañe de m o d o alguno m e­
noscabo al libre funcionam iento de las agencias existentes y a su
fu tu ro d esarro llo ” .
La respectiva posición de la U nesco y de C IESPA L resulta,
po r lo tan to , m u y clara. En cu an to al concepto preco n izad o aquí,
ratifico to ta lm e n te el criterio expresado con anterioridad. No creo
que una PNC basada en el m onopolio estatal del sistem a de com u­
nicación sea el m ás adecuado para resolver las deficiencias que acu­
san estos sistem as y para convertir la com unicación en el poderoso
m o to r necesario para im pulsar au tén tico s procesos de desarrollo y
cam bio social. Tales sistem as, com o lo dem uestran los diferentes
ejem plos se degradan norm alm ente para servir com o sim ples ins­
tru m en to s de la propaganda estatal, aniquilando el libre flujo de
procesos de com unicación típicos de u n a sociedad pluralista y una
verdadera dem ocratización y participación en el sistem a de com u­
nicación. A dem ás, un m odelo de este tip o no parece ni rem o ta­
m ente políticam ente viable en la gran m ay o ría de los países lati­
noam ericanos, siendo por añadidura teóricam ente inaceptable y
prácticam ente indeseable.
A mi m odo de ver el único m odelo m ás viable y deseable en
la región es el m odelo m ixto, o sea un m odelo afincado en un fuer­
te sector privado de la com unicación y u n a gestión estatal lo sufi­
cientem ente am plia para garantizar un ágil desenvolvim iento de la
com unicación en to d as las áreas deficitarias, tal com o se plantean
bajo la óptica del nuevo paradigm a. Me parece que este m odelo se
ajusta más a sistem as políticos y económ icos que se esfuerzan por
im pulsar genuinos procesos de transform ación dentro de cauces
dem ocráticos y en base a un constructivo iuego de todas las fuer­
zas involucradas, tal com o sucede en sociedades auténticam ente
pluralistas y dem ocráticas.
4.1.2. CON PNC SE BUSCA C O A R T A R LA LIB ER TA D DE
EXPRESION Y PR E N SA . Los m ism os sectores que han im putado
tendencias estatizantes a la in tro d u cció n de PNC sostienen tam ­
bién que con tales políticas se p reten d e m o n tar un bien orquesta­
do atentado a los principios de la lib ertad de expresión y prensa.
T anto la U nesco com o CIESPA L h an ten id o que soportar vehe­
m entes ataques p o r su supuesta labor solapada en esta dirección.
Al com ienzo del presente ensayo y a m e he referido al carác­
ter injustificado de estas interpretacion es y a la filosofía que los
sostiene, tan acertad am en te definida po r L uis R. Beltrán. Por ello
me lim itaré a señalar solo una breve corrección de estas afirm acio­
nes.
El propósito de las PNC de ninguna m anera puede ser coartar
las libertades de expresión y prensa, consagrados en varios in stru ­
m entos de las N aciones U nidas com o libertades básicas del ho m ­
bre. Al contrario, co m o fue reiterado en num erosas ocasiones ta n ­
to p or la Unesco co m o por CIESPAL y p or independientes ex per­
tos de com unicación co m o Bordenave, Beltrán, A níbal G ó m ez y
otros, uno de los propósitos fundam entales de PNC es que la m is­
m a libertad de expresión y de prensa que gozan los m edios priva­
dos de com unicación y los grupos dom inantes la gocen tam b ién to ­
dos los grupos sociales, especialm ente aquellos a los cuales se diri­
gen los esfuerzos gubernam entales para redim irlos de su perenne
atraso y pobreza. C om o fue enfatizado en num erosos foros in ter­
nacionales recientes la gran m ayoría de la población en los países
subdesarrollados no dispone ni de los recursos ni de los m edios de
com unicación adecuados para expresarse y para ejercer su derecho
de com unicar y hacer valer sus opiniones y sus reclam os ante la
opinión pública y ante los niveles de decisión política. Es p or ello
que el concepto de la libertad de expresión y prensa tiene que ser
rescatado de su form alism o excluyente, para darle una dim ensión
verdaderam ente dem ocrática. Libertad, com o reclama M. Ordó-
ñez, tam bién para los m arginados para expresar sus inquietudes y
libertad tam bién para u n a prensa que representa los intereses de
los trabajadores, em pleados y demás capas sociales m enos privile­
giadas.
Por otra parte, la libertad de expresión y de prensa practicada
sin restricciones onerosas es una de las m ás eficaces garantías en
co ntra de la arbitrariedad gubernam ental y en defensa de procesos
auténticam ente dem ocráticos, de los derechos hum anos y de una
justicia social genuina violados tan a m e n u d o en A m érica Latina.
Es por ello que u n o de los principios m ás elem entales de u n a PNC
debe ser velar celosam ente el irrestricto respeto a estas libertades
más fundam entales de sociedades libres.
4.1.3. LAS PN C SON UNA A M E N A Z A DE LA R E N T A B IL I­
D A D D E LOS M ED IO S PRIVADOS. Se h a alegado a m e n u d o por
parte de representante de los m edios privados de com unicación
que las PNC, p o r cu a n to im plicarían o prom overían la creación de
medios ya sea impresos o de radiodifusión estatales, coadyuvarían
a un desarrollo desfavorable a la rentabilidad de los m edios c o m e r­
ciales. Este argum ento, si bien parece convincente a prim era vista,
sin embargo resulta sin fundam ento si se analiza m ás de cerca.
En prim er lugar cabe hacer n otar que la creación de m edios
estatales no es una exigencia “sine qua n o n ” o “ per se” de las
PNC. Hay consenso entre los que favorecen la introducción de ta ­
les políticas que solo en aquellos casos en que estudios m u y
profundos dem uestran la existencia de graves lagunas de c o m u n i­
cación e información desatendidas p or el sector privado, se ju sti­
ficaría la asignación de recursos públicos para el establecim iento
de medios estatales.
Pero aún en el caso que debido a la existencia de esta situa­
ción se hubiese estim ado conveniente p o r parte de un gobierno de
crear p. ej. una radio o un canal perteneciente al sector público,
ello difícilm ente podría significar una m erm a significativa de los
ingresos de los medios comerciales. C om o lo han hecho n o tár es­
pecialistas com o L. R. Beltrán, A. G óm ez y P. O rtega así co m o el
autor del presente ensayo, la función de tales m edios estatales solo
debe y puede ser “ com pletam entaria” o “ sup leto ria” de las activi­
dades de los medios privados y de ninguna m anera deberían perse­
guir finalidades com petitivas en el sentido económ ico. Este p o stu ­
lado no solo que coincide netam ente con el co n cep to de su fu n ­
cionalidad cultural y educativa, sino que resulta to talm en te viable
en cuanto a las m odalidades de su posible financiam iento. Creo p.
ej. que tales medios no deberían difundir publicidad com ercial, en
primer lugar, justam ente para no constituirse en com petidores de
la prensa, radio y televisión privada, pero en segundo lugar para
dar a sus contenidos, program ación etc. la p ro fu n d a característica
cultural que les com pete. De manera que la aparición de m edios
estatales no ocasionaría ninguna pérdida eco n ó m ica a estos m edios
porque éstos podrían disponer com o antes de to d o el “ pastel p u ­
blicitario” del sector productivo y com ercial privado.
¿Y có m o se financiarían entonces estos m edios estatales? La
respuesta es obvia. Por un lado a través de asignaciones del presu­
puesto nacional y por el otro através de anuncios, inform aciones,
program as de las diversas entidades del propio E stado y de los m u­
nicipios y diversas agrupaciones profesionales, gremiales y sociales.
Es claro que este m o d o de financiam iento tam p o co acarrearía des­
ventajas económ icas para los m edios privados. Más bien al contra­
rio, cabe pensar que com o resultado de una vigorosa PNC se am ­
pliaría el radio de actividades de inform ación y com unicación del
sector público en general. U na parte de la respectiva dem anda se
dirigiría seguram ente a los m edios estatales para ser atendidas por
ellos, pero cabe pensar que una parte aún m u ch o m ayor se dirigirá
a los m edios privados facilitándoles un beneficio económ ico nada
despreciable. N o existe, por lo tanto, razón alguna para im putar a
las PNC u n a intencionalidad intrínseca de pro m ocionar una com ­
petencia económ ica desleal a estos medios.
En m uchos países latinoam ericanos de la más diversa orienta­
ción po lítica e ideológica existe una prensa escrita y radiodifusión
estatal ju n to al sistema privado de los medios de com unicación. Es
cierto que en algunos casos tales medios estatales, haciendo caso
omiso de su función social fundam ental, se han convertido en algu­
na m edida en com petidores de los medios privados, aceptando pu ­
blicidad com ercial y lo que es más grave, incluyendo en su progra­
m ación (de radio o televisión) programas con contenidos triviales y
alienantes sin valor educativo y cultural alguno. Creo que así se
com ete u n a grave tergiversación de la funcionalidad genuina a la
cual deben ser destinados los m edios estatales y que en este senti­
do cabe hablar de una inmiscuición nociva y contraproducentes
del sector público en el sector privado de los m edios. Una PNC ins­
pirada en principios dem ocráticos debe, por lo tan to , cuidar m uy
bien la conveniencia de salvaguardar una clara división funcional
entre los m edios privados comerciales por u na parte y los medios
educativos y culturales del Estado por el otro. E sto no quiere de­
cir, desde luego, que por parte de los medios privados no deba h a­
cerse un esfuerzo p or elevar el valor educativo y cultural de sus
contenidos y program as, sino to d o lo contrario. Pero si quiere de­
cir que el Estado, abocado a las grandes tareas de desarrollo inte­
gral, no deba convertirse en un com p etid o r en actividades de lucro
en la arena de los m edios de com unicación privados. Su participa­
ción debe lim itarse a la com plem entación en aquellas áreas de co--
municación que se encuentran insuficientem ente atendidas por es­
tos medios.
Existe u n cam po, sin em bargo, en que desde m i p u n to de vis­
ta, si puede y debe hasta haber com petividad entre m edios de los
dos sectores, y este es el de la calidad. No es ningún secreto, que
muchos m edios privados en A m érica Latina, tan to de la prensa es­
crita como sobre to d o en el ám bito de la radio y televisión aún de­
jan mucho que desear desde el p u n to de vista cualitativo tanto de
su presentación co m o sus producciones. Resulta iustificado, por
lo tanto, el reclam o, que la radio o televisión estatal deben esme­
rarse por alcanzar en los diversos géneros de sus producciones un
nivel cualitativo alto, tanto en lo técnico com o en contenido que
pueda servir de ejem plo y de acicate a aquellos m edios del sector
privado, cuyo nivel es aún m uy inferior. La com petividad en la
esfera de la calidad de los contenidos y programas red undaría ine­
vitablemente en sustanciales beneficios de los m ism os medios pri­
vados y coadyuvaría, por lo tanto, a una elevación general de los
respectivos niveles de producción a nivel nacional. Evidentem en­
te, tal elevación de los niveles cualitativos en el ám bito de los m e­
dios de com unicación debe ser una de las preocupaciones básicas
de una PNC de corte progresista.
4.2 El verdadero alcance de PNC
Después de presentar algunas aclaraciones respecto a tres
principales conceptos erróneos que se utilizan a m en u d o para des­
validar y desprestigiar las propuestas respectivas a PNC, precisa de­
linear con más detalle los fundam entales objetivos de una PNC en
países subdcsarrollados especialm ente de América Latina. Lo que
sigue, p o r razones obvias, n o es u n tratam ien to exhaustivo de tales
objetivos, ni pretende que sea in terp retado co m o u n m odelo gene­
ral para u n a PNC. La y a m en cio n ad a conferencia de la Unesco so
bre PNC en Am érica L atina fue diáfana al respecto, al declarar
que no puede haber un p a tró n uniform e para tales políticas, sinc
que obviam ente su configuración práctica variará de país a país se­
gún m uchos factores, sobre to d o el sistem a de com unicación pre-¡
valeciente, el m odelo del desarrollo socio-económ ico en ejecución,
la orientación política del gobierno en el pod er y no p or últim o y
entre o tro s/ los recursos disponibles para esta finalidad. Creo, no
obstante, que en una u otra m ed id a los objetivos que se m encionan
pueden representar lo que pudiéram os llamar la esencia de lo que
se com prende bajo una PNC en el c o n tex to referencial dado. Esto
no quiere decir, desde luego, que u n a PNC exp lícita de algún valor
tend ría forzosam ente que hacer suyos todos estos objetivos. A
m enudo los esquemas teóricos perfectos son políticam en te poco
viables; de m anera que u n a PNC que persigue avances en por ej.
cinco im p o rtan tes áreas de la com unicación n o tiene, m enos vali­
dez que o tra que se plantea u n plan de acción m ás ambicioso. Al
respecto m e reservo más adelante unas acotaciones finales.
4.2.1. COM UNICACION COM O V EH IC U LO D E L D E SA R R O ­
LLO Y CAMBIO.
A pesar de lo red u nd an te que pudiera aparecer -ya son 20
años desde que se habla del rol p ro m o to r de la com unicación para
el desarrollo- creo que desde su inicio una PNC en A m érica Latina
debe procurar lograr cierta coherencia co nceptual sobre las fun­
ciones que la com unicación debe cum plir en sociedades en vías de
desarrollo. Ya hem os visto algunas de las lim itaciones más sobresa­
lientes de teorem as que se han aplicado en el pasado, incluyendo el
“ m o d ern ism o ” y “ ex tensionism o” así com o los in ten to s teóricos
actuales de desarrollar nuevos co nceptos capaces de rom per las de­
sigualdades que caracterizan a la m ay o ría de los procesos de com u­
nicación en la región y superar las nuevas brechas que la revolución
en las telecom unicaciones y en la inform ática abren cada día ante
los ojos atónitos de las vastas m ayorías. Y a lo h an dicho m uchos
especialistas entre otros Hancock, Harms y Schiller y en A m érica
Latina Bordenave, L. R. Beltrán y R ey es Mata que hasta ahora y a
grandes razgos la com unicación en los países de la región solo ha
servido para la conform ación de opiniones públicas conform es con
el m antenim iento de estructuras y relaciones tal com o son y que
sólo las mismas benefician a pequeñas m ino rías y el afianzam iento
de- patrones de consum o y de actitu d y c o m p o rta m ie n to en lo po­
lítico, social y cultural que obedecen a los intereses de élites eco­
nómicas y políticas nacionales o hegem ónicas, m uy a m e n u d o con­
trarias a los intereses de un desarrollo integral a nivel nacional.
Lo que es necesario, entonces, es volver a colocar al individuo
en el centro de las especulaciones com unicativas, pero y a n o en el
sentido antiguo de em isor y receptor, sino co m o ente qu e tiene ne­
cesidades m ateriales y anhelos y aspiraciones políticas y éticas, pa­
ra las cuales la com unicación debe ser no sólo un hilo de conexión
con sus sem ejantes para su satisfacción, sino parte íntegra de su
realización plena co m o individuo y protagonista del proceso social.
No bastan,' p or lo tan to , planteam ientos n etam en te cuantitativos,
como la creación de nuevos m edios, sim ples cam bios de propiedad
o la extensión de la cubertura p. ej. de la televisión a sectores exen­
tos de acceso a determ inados m edios. Si bien tales m edidas com o
el establecim iento de flujos más equilibrados de inform ación, co­
mo la extensión de las telecom unicaciones y el fo m ento de m edios
regionales y locales pueden tener efectos positivos, sólo co n trib u i­
rán a un verdadero progreso si van unidas a m edidas tendien tes a
producir cam bios cualitativos d entro de los existentes verticalis-
mos y unilateralidades com unicacionales.
Pero no solo precisa sustituir el m onó lo go social por el genui­
no diálogo social, sino diversificar y -por consiguiente- objetivizar
sus contenidos. U na cosa relativam ente fácil es expandir la red de
los medios y de sus cuberturas, d o ta n d o a pueblos y poblaciones
marginales con acceso p. ej. a program as de radio, al cine o a perió­
dicos. Pero o tra cosa m u ch o más difícil es -com o lo han d em ostra­
do los ex perim entos en m uchos países de la región- prom over cam ­
bios acertados en los contenidos y en su enfoque. Y aún m ucho
más difícil resulta estructurar procesos de com unicción con los sis­
tem as de retroalim entación necesarios para que todos los grupos
sociales se sientan suficientem ente m otivados para expresarse y
que sean escuchados en la misma m edida. Es -para utilizar u na m e­
táfora- la necesidad de construir un puente desde am bos lados, des­
de el lado del gobierno y el lado de los gobernados con los mism os
m ateriales, que son las necesidades sociales reales, y cuyos lados
deben encontrarse en la mitad, com o los mensajes de abajo deben
en co n trar un eco adecuado de arriba para la necesaria ventilación
de las opiniones y to m a de decisiones.

U n requisito fundam ental para prom over procesos de esta ín­


dole es -com o lo reconocen cada vez m ás los com unicadores- la
paulatina y gradual sustitución de sistem as de inform ación y
opinión m onopolizadoras de ideas y enfoques por sistemas que se
ajustan a los principios y juegos de un sistem a verdaderam ente
dem o crático y que perm itan que el pluralism o de intereses tenga
u n a fiel expresión en los procesos de com unicación. No es, p o r lo
tan to , solo una m a y o r objetividad de los contenidos inform ativos
y de opinión que la PNC debe propiciar, com o erróneam ente se
plantea a veces p o r expertos de com unicación de los países desa­
rrollados, sino el que todos los estratos, los em presarios y los
trabajadores, los ricos y los pobres tengan a su disposición los
canales de co m unicación idóneos para participar en el proceso de
desarrollo y cam bio de acuerdo con su peso y los derechos que les
son inm anentes, p lan tean do cada uno con to d o el rigor sus a u té n ­
ticos intereses.

Serán co nceptos com o estos que serán elementales para la de­


finición co nceptual de PNC y de sus principales objetivos y linea-
m ientos program áticos.
4.2.2. ASIG NACION Y RA C IO N A LIZA C IO N D E RECURSOS
PARA LA COM UNICACION. Keynes dijo que política no es más
que la recaudación y distribución de recursos. Podríam os colocar,
por lo tanto, en segundo lugar de los planteam ientos el postulado
que la PNC debe contar de los recursos físicos, financieros y perso­
nales adecuados para su ejecución. O bviam ente los mejores con­
ceptos teóricos y program as de com unicación no valen, si los res­
ponsables de su form ulación e im plem entación no han sabido pro­
curar los recursos necesarios para llevar sus proyecciones y planes
a cabo.
A ctualm ente existe en A m érica Latina a los niveles de deci­
sión una com prensión relativam ente am plia sobre la im portan­
cia de la com unicación para el desarrollo y el cam bio social. Pero
muy pocos países cuentan con un Ministerio de Com unicación que
no abarque solo las telecom unicaciones y, salvo algunos casos ex­
cepcionales generalm ente n o hay presupuestos para las actividades
globales de com unicación. Y donde si existen com o p. ej. a niveles
ministeriales o institucionales, en su gran m ay o ría las asignaciones
presupuestarias para estas actividades son insuficientes.
Para que u n a PNC realm ente puede fungir com o instrum ento
prom otor se precisa, por excelencia, de una visión amplia sobre la
m agnitud de los recursos indispensables para este fin. ¿Para qué se
necesitarán estos recursos? T rataré a continuación de enum erar al­
gunos de las principales áreas:
— Infraestructura de telecom unicaciones: Teléfono, telégrafo,
télex, redes de V H F y U H F así com o de m icroondas para la
transm isión del tráfico cablegráfico y de televisión, estaciones
terrestres para la captación de señales de satélites etc.
— Infraestructura y equipam iento así co m o gastos de operación
para los m edios estatales (prensa, radio y televisión);
— D esarrollo de la com unicación institucional y de prom oción a
los programas de desarrollo y cam bio a nivel de los sectores i
com o educación, salud, vivienda, desarrollo regional y co m u­
nal etc. i

— Form ación y capacitación de periodistas y com unicadores a -


to do s los niveles de especialización.
— Prom oción de la investigación de la com unicación y de ade- ;
cuados centros de docum entación y de bibliotecas. ■
— Prom oción de una adecuada producción nacional de conteni­
dos de com unicación tan to para la prensa escrita com o para
la radio, televisión^el cine y los medios audio-visuales. D onde
no existe, prom oción de una industria cinem atográfica con ■
una proyección cultural y educativa.
A los niveles de decisión a m enudo suelen existir criterios ;
m uy favorables en cuanto a la im portancia de la com unicación
para el desarrollo, pero m uy vagos en cuanto a la magnitud de
recursos necesarios para dar a la com unicación la amplia dimensión
hum ana y la funcionalidad p rom otora a la cual aludí antes. D en­
tro de los lincam ientos generales de una PNC debe recibir, por
lo tan to , particular atención el énfasis en aquellas asignaciones que
resultan indispensables para reorientar los sistemas de com unica­
ción hacia los objetivos m ás aprem iantes y crear las infraestruc­
turas com plem entarias necesarias para este fin.
4.2.3. ACCESO Y D E R E C H O A LA COM UNICACION.
Ya con anterioridad he puesto de relieve la im portancia que
dentro del nuevo paradigm a de com unicación se confiere a la nece­
sidad de que los sistemas de com unicación establecidos reconozcan
el pleno derecho del individuo a la com unicación y que conform e
a este derecho se garantice que tenga adecuado acceso a los m edios
de com unicación.
La Declaración Universal de Derechos H um anos declara en su
Art. 19 “ Todos tienen el derecho . . . de buscar, recibir e im partir
información” . Pero ya no se trata solo de esto, sobre to d o cuando
queda dem ostrado de sobra que grandes m ayo rías en los países la­
tinoamericanos se encuentran im pedidos p or las m ás diversas razo­
nes para ejercer este derecho universal. El d erecho a la com unica­
ción concebido actualm ente por u na m a y o ría de ex p erto s de la co­
municación com o por ej. Harm s, E. K atz, L ak sm an R ao y R. Sali­
nas entre m uchos otros, va m u ch o m ás allá y encierra no solo el
derecho de tener acceso a una oferta balanceada de inform ación
realmente pertinente, sino el derecho de ser fu en te de com unica­
ción y de que esta com unicación tenga la difusión adecuada.
Objetivo de una PNC debe ser, p o r lo tan to , o rien tar la acción
estatal en los diversos frentes de la com unicación social de tal m a­
nera que este derecho se convierta de letra m u e rta en u n ejercicio
práctico, al cual todos contribuyen, las colectividades, los grupos
sociales y los individuos com o las agencias noticiosas, los m edios
colectivos y los otros canales de com unicación co m o las artes, el
deporte, la educación y la ciencia. Por un lado h ab rá que p ro m o ­
ver programas con la finalidad de exten der el acceso a una adecua­
da gama de medios de com unicación con con tenido s educativos y
culturales valiosos a los estratos sociales, especialm ente del área ru­
ral, que hasta ahora solo tienen un acceso m u y lim itado a los m is­
mos. Por el otro será necesario no solo m otivar y dinam izar una
actividad com unicacional consciente y activa a nivel individual y
grupal, sino asegurar tam bién una difusión de esta actividad ade­
cuada en form a y contenido y orientada hacia las audiencias espe­
cíficas com o lo son por ej. los diversos niveles ejecutivos y legislati­
vos así com o los demás sectores, grem ios y grupos de presión que
participan en el proceso de to m a de decisiones.
El principio form ulado en un d o c u m e n to provisional de la
Unesco que “ todas las capas sociales de la población de un país...
deben tener la posibilidad de dar a conocer sus problem as, su
situación y sus aspiraciones” , deberá, por ende, constituir el eje
elemental de una PNC concebida co m o in stru m e n to del desarrollo
integral. Pero este derecho a la comunicación^ para no convertirlo
en un derecho netam ente abstracto, encofrado en u n a bella vitrina?
de cristal (com o m uchos otros derechos fundam entales del hom ­
bre) sino para darle plena vida, requiere de planteam ientos y en-í
foques adicionales m uy im portantes que especificaré en el punto
siguiente.-
4.2.4. PA R T IC IPA C IO N EN LA COMUNICACION.
Ya lo h a dicho un filósofo chino “ Dialogar consigo m ism o no
es nada, p articipar es to d o.’’ Redescubriendo esta verdad, los ex­
pertos de com unicación alrededor del globo están habland o de la
necesidad de u n a com unicación auténticam ente participativa. En
el fondo esta idea se encuentra m uy vinculada con la del derecho y
acceso a la com unicación con la cual, bajo el térm ino de “ dem o­
cratización de la com unicación” form a un concepto global. En el
fondo de este postulado com o lo han precisado m uy bien algunos
expertos del East West Center en Hawai y com o se ventiló, tam ­
bién en una reun ió n consultora de la Unesco en Yugoslavia en
1978, no se encuentran solo los problemas relacionados con el
“ cóm o incentivar al grupo y al individuo para que sea fuente pro­
d uctora de adecuados contenidos de com unicación” y “ qué evitar
o im pedir a nivel de los medios de com unicación y de los gremios
de periodistas para que no obstaculice la participación del no-pro­
fesional” . Un factor no m enos im portante es, en qué m edida el
E stado debe a p o rta r recursos de com unicación, ta n to en términos-
físicos, financieros com o en personal para dotar por ej. a los gru­
pos sociales con los medios indispensables para poder participar en
el proceso de com unicación.
La conceptualización de una PNC presupone, por lo tanto,
una fijación de objetivos por lo m enos, a tres niveles, a) la con-
cientización necesaria a nivel del individuo y de los grupos sociales
para estim ular su interés de com unicación y sobre to d o para la for­
m ulación de sus necesidades concretas, b) la m odificación de es­
tructuras y fórm ulas demasiado rígidas al nivel de los m edios de
comunicación form al que por su carácter m onopólico y elitario
tienden a frenar la com petencia profesional aunque fuera para im-
plementar la com unicación participatoria y c) la creación de los
medios más adecuados a nivel de los grupos sociales que perm itan
dar expresión a sus diversas necesidades de com unicación. La de­
m ocratización de la com unicación co m o m e ta de una PNC con un
enfoque de m ovilización social dependerá en alto grado de la m e­
dida en que logre hacer efectivas m edidas concretas a nivel de cada
una de estas esferas.
4.2.5. LIBERTAD D E PR E N SA Y EX PR E SIO N .
Se sobreentiende que la protección de la libertad de prensa y
expresión es uno de los objetivos que la PNC debe defender celosa­
mente. Com o fue denunciado en m últiples ocasiones no solo por
la “ SIP” y la “ A IR ” , sino tam bién por m u ch o s valiosos periodistas
y com unicadores latinoam ericanos que han sufrido los abusos de
regímenes dictatoriales respecto a estas libertades fundam entales
en su propia carne, la instrum entación de procesos de desarrollo y
cambio en beneficio de todas las capas de la población tienen por
requisito el respeto al pluralismo ideológico y m uy especialm ente
el absoluto respecto a la opinión ajena. D onde estas libertades no
se respetan, donde bajo cualquier signo p olítico se niega la libertad
de expresión a unos p or preferencia de otros, donde el derecho a
comunicarse es propiedad exclusiva de élites en detrim ento de los
demás, allí obviam ente no se puede hablar ni de com unicación par­
ticipatoria ni de la com unicación co m o vehículo eficaz de un per­
petuo e intensivo diálogo entre todos los estratos, grupos y niveles
de la sociedad contem poránea.
Com o se ha denunciado en m uchas ocasioness, las m odalida­
des de la “ censura e x te rn a ” (por parte de entidades gubernam enta­
les) y de la “ censura in te rn a ” en A m érica L atina son m uy variadas
y a m enudo de un arraigo casi estructural e institucionalizado.
Dentro de los lincam ientos conceptuales fundam entales de una
PNC deben, p o r lo tan to , recibir principal im portancia dos objeti­
vos, que se co m plem en tan m u tu am ente. Primero, procurar una
verdadera dem ocratización de la com unicación, haciéndola accesi­
ble a todos los grupos y garantizando su carácter participatorio.
Segundo, velar por el m ás estricto cum plim iento de la libertad de
expresión a nivel de to do s los m edios co m o pilar del o rdenam iento
dem ocrático de la sociedad y garante de que las ingentes tareas de
desarrollo se definan y ejecuten en base a senderos de au téntico
com prom iso y consenso social. C on estos objetivos básicos se en­
cuentran ín tim am en te vinculados dos postulados. Por u n a parte,
el ejercicio de un a m ay o r responsabilidad por los medios com ercia­
les especialm ente en cu an to a la selección de sus contenidos y pro­
gramas, o sea la necesidad de una m ay o r sensibilización de estos
m edios con respecto a las prioridades nacionales de desarrollo y
una m ayor discrim inación y evaluación crítica de los mism os. Y
p or otra parte, la tolerancia a la crítica objetiva y constructiva de
la gestión pública ejercida por los m edios privados por parte del
Estado. A m bos postulados deben ir acom pañados por el reconoci­
m iento que no puede ser el propósito de u n a política de com unica­
ción legitimizar el libertinaje y la tergiversación arbitraria de la no­
ticia, com o ta m p o c o lo puede ser la acom odación de la verdad a
intereses de los que ostentan el poder.
4.2.6. C R EA C IO N DE UNA A D EC U A D A IN F R A E ST R U C T U R A
DE TELECO M UNICACION .
En m uchos países latinoam ericanos la situación de las teleco­
m unicaciones aún presentan un cuadro poco satisfactorio. El dua­
lismo, descrito p o r los econom istas com o un a de las características
básicas de las económ icas latinoam ericanas, caracteriza -com o lo
ha señalado entre otros Carlos R om ero- tam bién la m ay o ría de los
sistemas de telecom unicación en la región. Este dualism o está re­
presentado por un lado por la existencia de sistemas m o dern o s de
V H F, U HF y m icroondas y estaciones terrestres que atienden los
servicios básicos com o télefono y telégrafo así com o la radio y te­
levisión así como por algunas em presas periodísticas m odernas y
sucursales locales de las agencias noticiosas internacionales. En al­
gunos países com o A rgentina, Brasil y M éxico cabe sum ar a este
sector m oderno tam bién la industria cinem atográfica. Por el o tro
lado está no solo la falta de adecuadas infraestructuras de c o m u n i­
cación, teléfono, telégrado, télex etc. en zonas m ás o m enos e x te n ­
sas de las áreas rurales de m uchos de estos países, sino tam b ién la
falta de una adecuada prensa, y radiodifusión local, com o ha sido
apuntado particularm ente por CIESPAL. A ello precisa agregar el
nivel cualitativo pobre de la poca prensa local, el carácter artesanal
de un gran núm ero de radioemisoras, especialm ente su baja p o te n ­
cia y el hecho que en m uchos países la m a y o ría de la población ru ­
ral y en algunos casos hasta parte de la població n urbana no tienen
acceso a la televisión por falta de adecuadas redes de energía eléc­
trica. Además, en m uchos países sobre to d o los con una to p o g ra­
fía óccidentada com o los países andinos y centroam ericanos, los
canales nacionales no disponen de redes de enlaces con retran sm i­
sores suficientes com o para dar cu b ertu ra a to d a la población que
está conectada a la red eléctrica.
Es lógico, por ende, que la am pliación de las respectivas in­
fraestructuras de telecom unicación debe ser un objetivo prioritario
de una PNC orientada hacia un vigoroso desarrollo y cam bio so­
cial. Sin un adecuado acceso a los m edios colectivos nacionales
como sobre todo la prensa y la televisión y sin la existencia de ade­
cuados medios locales y grupales, sobre to d o periódicos y radiodi­
fusoras locales m uy difícilm ente p o d ría cam biarse el p ro fu n d o de­
sequilibrio de los flujos de inform ación que aú n caracterizan las re­
laciones ciudad-campo y la inadecuada representación de am plias
capas de la población,en los procesos de decisión, de los cuales de­
pende su statu quo y su futuro.
La infraestructura física y técnica, desde luego, no lo es todo.
Se requiere de contenidos, program aciones, ideas, enfoques y m e n ­
sajes que tienden a apuntalar los con ceptos y realizaciones de una
sociedad m ás libre, más ju sta y más m oderna y que sirvan de estri­
bo y de acicate para que su concreción sea obra de todos. Pero pa­
ra que tales contenidos, ideas etc. puedan ser expresadas e inter­
cam biadas p o r todos los grupos de la sociedad, es requisito el desa­
rrollo de las infraestructuras físicas y técnicas m encionadas. Sin
las m ism as u na PNC no dejará de ser más que u na bella ilusión.
4 .2.7. R A C IO N A L USO DE LAS TEC N O LO G IA S D E COM UNI­
CA CIO N .
M ucho se ha escrito entre otros por A m ilcar Herrera, Helio
Jaguaribe^C. Vaitsos sobre el inadecuado uso que se suele hacer en
A m érica L atina de la tecnología im portada. El problem a es co n o­
cido y n o se lim ita solam ente a la esfera productiva, sino es n o to ­
rio tam b ién en el sector de servicios com o el de las com unicacio­
nes. Pero, ¿cuál es la tecnología más adecuada en el cam po de las
com unicaciones? En vista del vertiginoso desarrollo sobre to d o de
los m edios electrónicos en los países industrializados y la creciente
in terd ep en dencia de los sistemas de com unicación en general,
¿hasta qué grado es aconsejable y posible que los países latinoam e­
ricanos frenen la libre im portación de la respectiva tecnología so­
fisticada? ¿ Cabe hacer una discriminación p ru d e n te y utilizar solo
aquella que conviene, o resultaría contrapro du cente desde el p u n ­
to de vista del progreso científico y técnico el privarse de los últi­
m os avances? Todas estas son interrogantes que necesariam ente
deberán ser reenfocadas y respondidas por la PNC.
N o p reten d o profundizar aquí esta tem ática, pero es obvio
que u n a tecnología no es ni b uena ni mala. D en tro del co n tex to
de un país subdesarrollado lo que decide sobre to d a aplicación so­
lo d eb e ría ser su relación de costo beneficio; o sea deberían utili­
zarse aquellos m edios de com unicación que en relación con su cos­
to perm iten la obtención de m áxim os beneficios sociales. N atural­
m ente las respectivas decisiones no son fáciles, entre otros porque
la decisión tecnológica tiene que tom ar en cuen ta otros factores,
por ej. el grado de tecnificación y la in fraestructura dada de un
país, los recursos disponibles etc. Si la televisición comercial es a
color, la televisión cultural estatal difícilm ente podrá permitirse
presentar sus program as en blanco y negro, por m u ch o que este sis­
tema sea más económ ico.
N aturalm ente, cabe preguntarse ¿el por qué el sistem a a color
fue introducido en países con escasos recursos en prim er lugar? O,
para hacer o tra pregunta, ¿Será la televisión y la radio los medios
más adecuados para el cam pesinado latinoam ericano? ¿Conviene
promover más periódicos a nivel local o cabe más bien dar prefe­
rencia a la introducción más masiva a los m edios audiovisuales de
baja tecnología com o lo propugna p or ej. CIESPAL?.
Es evidente que una PNC debe dar respuesta a estas preguntas
en base a estudios sólidos que determ inen la eficiencia o funciona­
lidad de un m edio y su eventual ventaja sobre otro. Existe consi­
derable evidencia -com o afirm a M anuel Cálvelo- que por ej. el uso
del audio y video cassette da resultados m uy superiores a la utiliza­
ción de cualquier otro m edio para popularización de m odernas téc­
nicas de cultivo en las áreas rurales.
Por otra parte sería necesario analizar hasta que grado el uso
de determ inados m edios -com o lo ha pregonado M attelart- como
por ej. los satélites educativos, pu eden contribuir a la dependencia
de aquellos países que son los proveedores tradicionales de Améri­
ca Latina de tales tecnologías.
Se trata, indudablem ente, de un cam po de intrincados pro­
blemas. En la fijación de los respectivos objetivos resulta proba­
blemente, indispensable, discrim inar bien entre aquellas finalida­
des a nivel de grupo, com unidad etc., donde los m edios audio vi­
suales aparen tem en te aventajan a los m edios colectivos y esferas
como lo son p or ej. la integración nacional, la form ación de la opi­
nión pública y el intercam bio a nivel internacional, d onde quizá no
es razonable prescindir de los avances que la ciencia y técnica m un­
dial pone a disposición de los países del Tercer M undo.
4.2.8. COM UNICACION PA R A FIN ES EDUCATIVOS. ,
El uso de los m edios de com unicación en form a com plem en- ;
taria o supletoria para fines educativos ha sido practicado ya en
num erosos países latinoam ericanos. Los más notorios son los di­
versos programas" de teleducación, en su m ay oría para auxiliar l a .
educación, prim aria y secundaria com o por ej. en M éxico, San Sal­
vador y Perú para la alfabetización y castellanización de grupos
étnicos o para m otivar y conscientizar grupos sociales com o el :
cam pesino en aras del desarrollo comunal, de su integración y de­
sarrollo socio-económ ico en general com o el de A cción Popular en
Colombia.
No todos los programas desarrollados hasta ahora han sido un
pleno éxito. M uchos autores, entre otros M. C olom bina de Rivero,
M. de Ziles, St. M usto y el au to r del presente ensayo han señalado
las diversas deficiencias que han lim itado y lim itan su deseada
eficacia. A ún en los Estados U nidos se escuchan últim am ente
voces críticas respecto a la Teleducación. Sin em bargo, a un
análisis objetivo no puede escaparse la conclusión que, si bien los
aspectos técnico-profesionales y organizativos de tales programas
seguram ente pueden y deben ser mejorados, los program as que
preven la utilización de m edios de com unicación para fines educa­
tivos com plem entarios com o p. ej. la teleducación son fundam en­
talm ente válidos y de indudable utilidad.
En los países de la región con un notorio atraso de su ense­
ñanza prim aria y secundaria, con m inorías indígenas, con grupos
m arginados no integrados y un sistema de educación técnico-profe­
sional inadecuado, la posibilidad de atender a estas áreas deficita­
rias m ediante am plios program as de teleducación bien enfocados y
organizados deberá recibir la atención debida p or una PNC sensible
a los problem as sociales. La m ayoría de los países de la región
dispone de la requerida capacidad técnica instalada en estudios de
radio y televisión, equipo etc. así com o de los dispositivos legales
necesarios que perm itan a entidades estatales co m o por ej. el Mi­
nisterio de E ducación hacer uso de d eterm inados espacios para ta­
les fines. U no de los objetivos prim ordiales de u n a PNC será, por
lo tanto, program ar un adecuado uso de los m edios de com unica­
ción tanto tradicionales com o n o tradicionales para subsanar lacras
como el analfabetism o y ponerlos al servicio de las grandes tareas
educacionales que confrontan la m a y o ría de los países latino am e­
ricanos.
4.2.9. COM UNICACION EN A PO Y O DE PR O G R A M A S D E D E ­
SA RR O LLO .
Al igual que la teleducación el uso de la com unicación para el
fom ento de program as y p ro y ecto s específicos de desarrollo y
cambio social, el así llam ado “ d ev elop m en t su p p o rt co m m unica­
tion” no es una novedad en A m érica Latina. Si bien la aplicación
práctica nunca alcanzó los niveles alcanzados en algunos países
africanos y asiáticos, el co ncepto tu v o considerable difusión y en
no pocos países hay proyectos del “ D. S. C .” en m archa. Sin em ­
bargo, si la cantidad de tales p ro y e c to s se com para con las necesi­
dades reales, especialm ente en tales cam pos prioritarios com o sa­
lud, nutrición, vivienda, educación y desarrollo rural y com unal en
general, sü insuficiencia se hace m u y m anifiesta. G eneralizando un
poco, se puede hasta decir, que m u c h o s proyectos valiosos de desa
rrollo en estos cam pos no han te n id o el éxito esperado o han fraca­
sado en parte, debido a la inexistencia de program as adecuados de
com unicación que les hubieran servido de apoyo. En los países
con altos porcentajes de población indígena y con un num eroso
campesinado en general los program as com o de salud, nutrición
etc. - com o lo ha señalado especialm ente M arco Encalada- suelen
tropezar con actitudes y c o m p o rtam ien to s m uy reacios a cualquier
cambio, y debe ser tarea de la co m unicación social de superar estos
obstáculos y crear en las respectivas poblaciones u na m otivación y
receptividad positiva frente al m ism o.
Por ejemplo para que la població n deje de to m a r agua c o n ta ­
minada, para que la m adre em barazad a consulte al m édico o a la
en ferm era en lugar del curandero tradicional, para que cada in d í­
gena del altiplano haga su h uerta etc. precisa de intensivos progra­
mas de com unicación, basados en un íntim o conocim iento de los
p atro nes culturales y antropológicos establecidos así com o del sis­
tem a y de los m éto d os de com unicación vigentes en los respectivos
grupos poblacionales. Sólo en base a tales program as de conscien-
tizacion que se basan en una constante retroalim entación y un a ac­
tiva participación dé los grupos beneficiados p o r los program as de
desarrollo y cam bio, éstos realm ente se convertirán en realidad.
He aquí, por lo tan to , otro cam po m uy im portante que debe
figurar m u y alto en la lista de prioridades y objetivos de u n a PNC.
El c o n cep to fundam ental es el reconocim iento de que no basta
con la instalación de infraestructuras físicas y técnicas, no bastan
los hospitales, los excelentes equipos ni los acueductos o escuelas.
En el fondo, lo que es decisivo es la m otivación, es la disposición
del individuo y de los grupos sociales de hacer uso adecuado de es­
tas facilidades. Si n o hay esta disposición, el centro m édico se
q u ed a vacio com o lo atestigua una reciente experiencia en el E cua­
d or y en consecuencia el deseado cambio de alim entación no se
p ro du ce y los niños en edad escolar no van a la escuela.
U na PNC debe poner especial énfasis en la necesidad de que
en los altos niveles de decisión se jerarquice adecuadam ente la asig­
nación de recursos para la inserción directa de la com unicación co­
m o instru m ento p ro m o to r y conscientizador de los tantos y tan to s
program as y proyectos destinados al m ejoram iento socio-económ i­
co de las anchas capas m enos privilegiadas.
4 .2.10. RED U C C IO N D E LA DEPEN D EN CIA EXTERN A.
La dependencia de los países latinoameric|anos del sistem a in­
ternacional de inform ación y com unicación ep una de las d e n u n ­
cias que atraviesa co m o u n hilo rojo la literatura especializada de
com unicación social en la región. C om enzando por los estudios
publicados por el C E R E N de Chile en la época de Allende hasta los
análisis del ILET de h o y d ía existe una extensa bibliografía inclu­
yendo un análisis del au to r sobre las diversas m odalidades que to ­
ma esta dependencia. Ha sido descrita com o u na de las dependen­
cias más totalizantes, abarcando el rol de las agencias noticiosas
internacionales, las agencias de publicidad extranjeras, la gran can­
tidad de programas de televisión y de radio im portados, el rol do-
.minante de películas norteam ericanas y europeas, la enorm e ava­
lancha de revistas, fotonovelas y de una literatura infantil, de aven­
turas, de ciencia ficción y de contenido pornográfico de proceden­
cia extranjera, la preponderancia de las m odernas teconologías de
com unicación (satélites, video teminales, video cassette etc.) y m u ­
chas otras formas que en su conjunto con trib u yen a lo que los
dentistas de la com unicación denom inan la gran alienación y
transculturización que sufre el subcontinente.
No es este el lugar apropiado para extenderm e sobre esta te ­
mática de sobra conocida y denunciada. Pero aún aceptando que
quizá a veces la crítica, co m o sucede en el caso de algunos autores
cuyo radicalism o no conoce lím ites;.es exagerada, no cabe la m e­
nor duda que el argum ento de fondo, del cual se ha hecho entre
otros eco la Unesco, es válido y certero. El desequilibrio de los
flujos inform ativos en d etrim en to de la región y de sus realidades,
la escoria cultural extranjera que asfixia a los m ercados latinoam e­
ricanos y las tecnologías cada vez más sofisticadas de com unica­
ción y de la inform ática que se vienen im po n ien d o desde afuera
casi en form a autom ática im pactan desde luego en los patrones de
consum o, actitud y c o m p o rtam ien to de vastos sectores poblacio-
nales en perjuicio de los valores au tó cton o s y de la cultura lati­
noam ericana. ¿Pero acaso el m oratorio a la inform ación y co m u ­
nicación desde afuera, com o a veces se sugiere, sería la solución?
No solo que no sería la solución, sino que no sería viable ni
deseable. La creciente interdependencia económ ica, tecnológica y
política y cultural es cim entad a a diario p o r miles de canales y de
acuerdo con los vaticinios de los expertos los nuevos avances en el
terreno de las com unicaciones e inform ática p ro m eten fortalecer e
intensificar aún más las tendencias que prom ueven la cristalización
de lo que alguien llamó la “ naciente cultura universal”
U na PNC consciente de las complejas ram ificaciones de esta
problem ática y de sus profun d as implicancias sociales y culturales
no podrá desentenderse de la misma. T endrá que conceptualizar
necesariam ente formas y m étod o s para reducir una dependencia
que en traña graves peligros para el desarrollo de una cultura con­
cordante con las raíces nacionales más sagrados y con las necesida­
des m uy particulares de cada país. Por el o tro u na PNC no puede
ignorar el fuertísim o rol integracionista de la com unicación a nivel
internacional así com o los peligros que acecharían a una política
de corte “ aislacionista” estatizante y anti dem ocrática. Hay que
ser consciente, que por debajo del pretexto de lim itar y prescribir
contenidos de com unicación extranjeros se oculta la fea cara no
solo de la “libertad de ex p resió n ” violada, sino, tam bién el “ dere­
cho a la com unicación” pisoteado. Me parece que encontrar un
cam ino sensato frente a este problem a cargado de sensibilidades
políticas e ideológicas no es tarea fácil. Pero me atrevo a pensar
que una PNC progresista, ansiosa de cum plir con su com etido sin
renunciar a conceptos de principio podrá salir airosa del desafío,
siempre que se inspire en la filosofía, que dentro de un con texto
auténticam ente dem ocrático las opiniones y m odales de co m p o rta­
m ien to jam ás pueden ser decretados o restringidos con arreglo a
criterios que abren la p uerta a la arbitrariedad, sino que deben ser
el fru to de confrontaciones de muchas opiniones y patrones de
actitud.
4.2.11. PROM OCION D E LA CAPACIDAD P R O D U C T O R A N A ­
CIONAL.
Considerando las diversas formas de dependencia del sistema
internacional de com unicación que sufren la m ay oría de los países
latinoam ericanos resulta obvio que uno de los postulados básicos
de una PNC es una paulatina reducción de esta dependencia en ba­
se al aum ento paulatino de la respectiva capacidad pro du ctora p r o - '
pia. ¿Cuáles áreas deberán recibir una im portancia prioritaria?.
Se deberá probablem ente partir del criterio, am pliam ente re­
frendado por estudios recientes tendientes a la creación de un ser­
vicio inform ativo especial en A m érica Latina (A LA SEI) y que para
independizar los m ercados latinoam ericanos de noticias será im p e -.
rioso fom entar la existencia de propias agencias noticiosas o robus­
tecer las existentes. El objetivo debería ser obviam ente que, una
gran parte y quizá la m ayor parte de la inform ación destinada ta n ­
to al consum o interno com o al consum o ex tern o debería ser gene­
rado y difundido por agencias noticiosas nacionales. Por una par­
te, para asegurar que dejen de operar exclusas extranjeras com o
tamices y “ gate-keepers” de las inform aciones que estarán a dispo­
sición de los medios colectivos y de los consum idores y para que
los flujos de inform ación se adecúen a las genuinas problem áticas y
necesidades nacionales y regionales. Por otra parte, com o se viene
pregonando en relación con el establecim iento de un nuevo orden
internacional de inform ación, para difundir a través de las agencias
nacionales tanto al m undo industrializado co m o al m u n d o en vías
de desarrollo informaciones y una imágen que correspondan a las
realidades políticas, socio-económ icas y culturales nacionales en
vez de ajustarse a los gustos de un público extranjero acondiciona­
do y acostum brado a la noticia exótica, parcial, superficial.
O tro objetivo que la PNC deberá fijarse es la necesidad de
promover la capacidad nacional de producir bu en o s program as de
radio y televisión de todo género, tanto de inform ación y orienta­
ción com o de cultura y entretenim iento. E stos esfuerzos deben ir
a la par con otros encam inados a coadyuvar el desarrollo de perió­
dicos y revistas de contenido cultural y educativo dirigidos a una
m ultitud de sectores, la ju v en tu d , la m ujer, el cam pesino, el pro fe­
sional, el intelectual etc. con el fin de ofrecerles una oferta de in­
formación y com unicación nueva y diferente a la que satura a los
mercados actualm ente.
No m enos im p ortante será tam bién, especialm ente en aque­
llos países latinoam ericanos, en donde el cine extranjero ejerce un
m onopolio absoluto, el fom ento de la producción cinem atográfica
nacional. Y u n a política igual será necesaria en relación con la
producción de libros y su distribución en la región.
El objetivo del fom ento de estas capacidades creadoras nacio­
nales debe ser, p o r supuesto, no sólo la defensa a los valores cultu­
rales propios ni el fom ento de una cultura nacional para las finali­
dades internas, sino tam bién la propagación de los m ism os hacia el
exterior.
Por la gran trascendencia social que los im pulsos de u n a PNC
logren desencadenar en esta dirección, los respectivos objetivos de­
berán ocupar u n lugar m uy prioritario dentro de sus proyecciones
program áticas.
4.2.12. M E JO R A M IE N T O DE LA FORM ACION P R O F E S IO ­
NAL.
Com o lo dem uestran num erosos estudios, entre otros los rea­
lizados por C IE SPA L en 1975 y 1978, la preparación profesional
ta n to a nivel de pre-grado com o a nivel de m aestría aún deja m u­
cho que desear en A m érica Latina. E sto es la razón fundam ental
de un fenóm eno am pliam ente reconocido en la región: El relativa­
m ente bajo nivel de la profesión periodística en el subcontinente.
Los críticos señalan, que con contadas excepciones las escue­
las de periodism o o de com unicación por un lado no preparan pe­
riodistas con el suficiente bagaje técnico profesional, com o para
desarrollar u n a lab o r perodística de alta calidad ta n to en la prensa
com o en la radio y televisión. Por el otro lado no existe aún un
adecuado en fo q u e en la m ayoría de los planes de estudio y curri­
culum para la preparación de verdaderos com unicadores, capaces
de utilizar la com unicación com o un instrum ento eficaz para pro­
m over program as y proyectos de desarrollo y cam bio. E ntre las
causas que c o n trib u y e n a esta situación se apuntan sobre la orien-
tación demasiado hum anista tradicional de m uchas escuelas, la in­
suficiencia de los curricula, la capacidad deficiente de los profe
sores, su inadecuada rem uneración, su ocupación a tiem po parcial
en su m ayor grado, anticuados m éto d o s de enseñanza, falta de
equipos m odernos etc. Tam bién cabe subrayar tendencias políti­
cas demasiado dogm áticas por una parte que se lim itan a fom entar
posturas de u na denuncia estéril a los sitemas de com unicación
imperantes y por la otra corrientes de un pragm atism o m uy positi­
vista, carente de u n a crítica social sana y con enfoques de un pe­
riodismo form al y cuantitativo sin concebir debidam ente el rol
em inentem ente conscientizador y m obilizador que la com unica­
ción debe desem peñar para los procesos de desarrollo y cam bio so­
cial en América Latina. Todos estos factores confluyen en uno u
otro grado, siendo su resultado que la lab or de form ación de la m a­
yoría de las escuelas de periodism o es insatisfactoria. La lógica
consecuencia es, que a pesar de las grandes necesidades que las rea­
lidades latinoam ericanas plantean a la com unicación social, no
existen los cuadros de com unicadores adecuadam ente capacitados
y especializados para atender a estas necesidades.
D entro de los objetivos de u n a PNC, el m ejoram iento y la
reorientación de la form ación profesional periodística debe, por lo
tanto, ocupar un lugar m uy prom inente. Los respectivos linca­
mientos deberán partir de un estudio de las diversas necesidades de
comunicación que requieren atención en un país, para llegar a un
concepto claro sobre el tipo de periodista y com unicador que ha­
ce falta y reorientar entonces la labor de las escuelas de form ación
periodística de acuerdo con las prioridades planteadas. Ésta exi­
gencia se traduce, desde luego, en la necesidad de proveer las es­
cuelas existentes con más recursos, sobre todo para m ejorar su in­
fraestructura y la calidad de sus cuerpos docentes.
4.2.13. FO R T A L E C IM IE N T O D E LA INVESTIGACION D E LA
COMUNICACION.
El poder alcanzar los objetivos de u na PNC que he esbozado
hasta ahora depende en grado altísim o de la capacidad que existe
en un país de hacer análisis profundos de la situación de la co m u ­
nicación y sobre to d o de las necesidades de com unicación que se
plantean. Cam biar el sistem a verticalista de com unicación, incenti­
var la participación de grupos sociales en la com unicación, am pliar
el acceso a im portan tes medios, introducir la teleducación y am ­
plios programas de com unicación para el desarrollo, prom over un
fluj o de inform ación más equilibrado así com o producciones na­
cionales de una am plia gama de contenidos de com unicación, to d o
esto requiere para su im plem entación adecuada, de trabajos de in­
vestigación correspondientes. Com o señalan por ej. J. B ordenave y
M. Ordoñez, no es posible im plantar program as y planes de co m u ­
nicación para la p ro m o ció n de proyectos de salud, nutrición, desa­
rrollo rural etc. sin analizar previam ente a fondo los m edios y m é­
todos de com unicación de los grupos sociales beneficiados p o r es­
tos proyectos.
Por otra parte, M. Encalada insiste, que la planificación de la
com unicación ya sea a nivel global, sectorial o local debe basarse
en sólidas investigaciones de las verdaderas necesidades y dem an­
das de com unicación existentes a cada nivel así com o en los recur­
sos disponibles para las mismas.
Uno de los objetivos principales que la PNC debe perseguir es
en consecuencia la prom oción de u n a capacidad de investigación
de la com unicación endógena adecuada. Pero no se trata solam en­
te de incentivar la investigación en las escuelas de com unicación,'
para que el egresado y graduado de las m ismas esté teórica y m e to ­
dológicam ente capacitado de realizar trabajos de investigación de
calidad. Es necesario que también a nivel de las instituciones del
sector público, en los ministerios e institu to s especializados, en los
m unicipios etc. existan en los respectivos departam entos de com u ­
nicación social com unicadores capaces de investigar las necesidades
de com unicación de su sector o institución y de traducir los resul­
tados obtenidos en acciones y planes de com unicación concretos.
U na PNC no puede, p o r lo tanto, olvidarse de la im p o rtan cia que
le incum be la investigación en las diversas esferas de la co m u n ica­
ción y debe im plantar políticas que co n d u zcan tan to a nivel acadé­
mico com o institucional a un sustancial au m en to cuantitativo y
cualitativo de las labores investigativas. Este objetivo requiere p ar­
ticular atención, porque de acuerdo con estudios que se realizaron
en la región a finales de los años 70, son m u y pocas las escuelas de
periodismo que incluyen en sus planes de estudio la realización de
trabajos de investigación aplicada o rientadas a o bten er un con o ci­
m iento objetivo de las realidades del sistem a de com unicación tal
com o existe en el país.
4.2.14. ELEV A C IO N D E L STATU D E L A P R O F E S IO N P E R IO ­
DISTICA.
M uchos autores entre otros el del presente trabajo han d esta­
cado el statu inadecuado de la profesión periodística en la m a y o ­
ría de los países latinoam ericanos . Este statu inadecuado lógica­
m ente contribuye al papel insatisfactorio que la com unicación de­
sem peña en general en el subcontinente. Los factores a los cuales
además de la insuficiente form ación de la m ay o ría de los periodis­
tas, es atribuible esta situación son: .
a) La insuficiente protección legal de la actividad profesional;
b) La dependencia económ ica de los periodistas y
c) Su dependencia política.
Respecto al prim er p u n to es necesario recalcar que h asta algu­
nos años solo contados países latinoam ericano s co ntaban con leyes
de periodism o que ofrecían una real p ro tecció n al periodista ta n to
en cuanto a su títu lo com o al ejercicio de su profesión. A ctu al­
m ente la m ayoría de los países de la región dispone de tales leyes.
Sin embargo, su aplicación parece ser m u y flexible en m uchos,
abundando los casos de contrataciones p or parte de los m edios de
com unicación de personal que no tien en las calificaciones (títulos)
requeridos por la ley. Es por ello que la o btención del títu lo de
periodista a m enudo significa m uy p oco, siendo bajo estas circuns­
tancias m u y difícil para los recien egresados o graduados de las es­
cuelas de periodism o encon trar colocaciones satisfactorias.
El segundo p u n to no es m enos agravante. Y a lo señaló R.
Colé en u n estudio de hace pocos años, que entre los profesionales
latinoam ericanos, los periodistas son los peores rem unerados. Por
otra parte, se desprende de estudios de CIESPAL m encionados an­
tes, que la gran m ay o ría de periodistas no laboran en un lugar de
trabajo a tiem p o com pleto, sino que casi siem pre dependen de dos
y hasta tres diferentes fuentes de ingreso. El periodista latinoam e­
ricano típ ic o trabaja por ej. en u n diario, adem ás ocupa algún car­
gó en u n a dependencia estatal o en otro m edio por ej. en la radio o
televisión y es m u y com ún que paralelam ente se desem peñe ta m ­
bién co m o p rofesor en alguna escuela de periodism o. Por un lado
esto significa que a ningún trabajo le dedica el tiem p o y la aten ­
ción debida, ni puede hacerlo. Por el otro, los bajos niveles de re­
m uneración acentúan su dependencia económ ica, principalm ente
de los m edios de com unicación, donde laboran la m ay o r parte del
tiem po.
El tercer p u n to es que salvo pocas excepciones de dependen­
cia del periodista del m edio colectivo o del ente público o privado
para el cual trabaja no es solo económ ica, sino tam bién política.
En un grado m u ch o más n o to rio de lo que sucede p or ej. en los
países occidentales de E uropa, el periodista latinoam ericano -para
obtener o reten er su puesto de trabajo en un m edio colectivo, un
diario, un canal de televisión etc.- debe ajustar el enfoque de su
trabajo co tid iano a la línea p olítica e ideológica de este m edio o
sea de sus propietarios. Los mism os lazos de obediencia política e
ideológica lo atan, desde luego, en el caso de ser em pleado del Es­
tado o de u n a en tidad pública. La coincidencia con los lincam ien­
tos políticos del régimen o con el titular de la institución es e n to n ­
ces casi siem pre “ conditio sine qua n o n ” . En ninguno de los paí­
ses existen in strum en to s legales que garantizarían la “ libertad de
redacción”^ tal co m o es respetada en considerable grado en m u ­
chos países desarrollados occidentales.
D ebido al efecto acum ulativo de todos estos factores el statu
social del periodista latinoam ericano y el peso político de las aso­
ciaciones periodisticas es generalm ente, salvo algunas excepciones
notables, débil. Y con secuentem ente su rol conscientizador y mo-
bilizador a favor de políticas, program as y proyectos de desarrollo
y cambio social es restringido por una doble tenaza, la de los inte­
reses de los m edios de com unicación y la del sistema político im­
perante.
N aturalm ente un a PNC con pretenciones de dar a la com uni­
cación una dim ensión social m u ch o más amplia, u n a función dina-
mizadora en relación con los procesos de desarrollo y transform a­
ción de la sociedad, deberá preocuparse por jerarquizar adecuada­
mente a la profesión periodística. Deberá garantizar la más amplia
protección a la actividad profesional y procurar con adecuados
dispositivos legales no solo un a m ayo r independencia económ ica
de los periodistas y com unicadores, sino tam bién una m ayor inde-
pendenciá política. Ju n ta a la capacitación y protección profesio­
nal, am bas independencias resultan indispensables para el desarro­
llo de un periodism o realm ente dem ocrático y de una aplicación
de la com unicación social libre de indebidos intervencionismos,
crítica y que ap u nta hacía el progreso y la justicia social.
4.2.15. CO M U NICA CION IN STITU CIO N A L.
M ucho se ha escrito en los últim os años en los países desarro­
llados sobre la así llam ada “ com unicación institucional” o “ com u­
nicación organizacional” , convirtiéndose de paso en una de las
nuevas especialidades de la ciencia de la com unicación social, Pero
relativamente poco de ello h a trascendido al continente latinoam e­
ricano. Algunos analistas, acostum brados a rechazar cualquier teo­
ría o tesis que provenga del m u n d o industrializado por el solo pe­
cado de su procedencia, han querid o ver en la com unicación insti­
tucional solo un nuevo y más com plejo y nocivo instrum entario de
las “relaciones públicas” al servicio de los intereses de las grandes
/

empresas, ansiosas de cultivar su imagen y de vender sus productos


con cam pañas de relaciones públicas y de publicidad m uy sofisti­
cadas. Para ellof la com unicación institucional, carece, por lo tan­
to, de un valor intrínseco para el desarrollo de sociedades menos
desarrolladas com o las de A m érica Latina, sirviendo m ás bien a los
intereses creados de los consorcios y al m an tenim iento del statu
quo.
Este análisis, sin em bargo, peca por simplista, y m i criterio es
que bien vale la pena de rescatar los conceptos valiosos de la com u­
nicación institucional, adaptándolos a las necesidades latinamerica-
nas y aplicándolos en la m ejor form a posible.
¿Cuáles son las respectivas realidades en A m érica Latina?
Creo que se puede afirmar sin duda de equivocarse que solo conta­
das instituciones de los sectores públicos de los países de la región
cuentan con una política para su com unicación institucional.
Quiero decir que n o cuentan:
— con adecuados flujos y canales de inform ación y com unica­
ción d en tro de su propio organismo ni con sus depedencias
externas;
— con adecuados sistemas de com unicación e inform ación con
los dem ás entes del sector público tan to a nivel ejecutivo, le­
gislativo y judicial;
— ni con un sistema adecuado de com unicación y reciclaje con
el resto de la sociedad, respecto a la opinión pública en gene­
ral y m u y particulam ente respecto a grupos sociales y audien­
cias seleccionadas o sea aquellas cuya participación es elemen­
tal para sus actividades específicas.
— Por últim o cabe señalar la inexistencia casi absoluta de siste­
mas de com unicación que servirían de vínculo constante con
instituciones especializadas ya sea nacionales o internaciona­
les en otros países.
D ebería ser, por lo tanto p reo cupación de u n a PNC orientada
a promover auténticos procesos de desarrollo y cam bio, de fom en­
tar a nivel de G obierno y de las instituciones la creación de las in­
fraestructuras y de los recursos h u m an o s necesarios para que se
realice una com unicación institucional que sustituya la insatisfac­
toria y unidireccional labor de relaciones públicas que se viene rea­
lizando tradicionalm ente con un diálogo constante y p ro fu n d o con
las entidades y grupos sociales p ertinentes. Solo así p o d rá ser su­
perado el fenóm enos bifacético que caracteriza a la gran m ay o ría
de las instituciones del sector público, p or una parte la deficiente
intercom unicación interna y por la o tra su gran aislam iento de las
masas y de las fundam entales corrientes de im portan tes agrupacio­
nes sociales. E ntendida de esta m anera, la com unicación institu­
cional puede constituirse en uno de los cam pos de la com unicación
social más eficaces no solo para hacer transparente an te la opinión
pública la labor realizada por cada institución, sino para propiciar
la crítica constructiva y la participación consciente de am plios sec­
tores en todos los debates, planes y program as y problem as y deci­
siones que afectan en unpu otro cam po el subdesarrollo económ ico
y social y el atraso político en un país.
5. PLA N DE A C C IO N PA RA UNA PO LITIC A N A C IO N A L D E
CO M U N ICA CIO N .
En el cap ítu lo anterior he esbozado a grandes rasgos cuales
p o d ría n ser algunos de los objetivos fundam entales de una PNC
o rientada hacia el desarrollo y cambio. Quisiera plantear ahora al­
gunos de los pasos concretos que se podrían dar a nivel guberna­
m ental para su im plem entación.
5.1. Creación de u n Consejo Nacional de Com unicación
Se ha alegado a veces que cada institución debe definir sus
propias políticas de com unicación y en cierta m anera este concep­
to encierra un criterio certero. Las políticas nacionales de co m u ­
nicación no pueden ni deben implantarse desde arriba, sino deben
ser la expresión fiel de las necesidades de com unicación que exis­
ten y que se sienten a tod o s los niveles, especialm ente a nivel de
los grupos sociales, de las comunidades, a nivel de las grandes m a­
yo rías a las cuales la verdadera era de la com unicación aún no ha
llegado.
Por otra parte las necesidades de com unicación por ej. en in­
fraestructura, en m edios son casi ilimitadas y los recursos son esca­
sos. Las concepciones y las prioridades de com unicación que se
p ueden tener y establecer a nivel sectorial, institucional o local son
seguram ente m uy variadas profesional com o políticam ente y con­
tradictorios en m uchas ocasiones. Los objetivos del sector estatal
puede chocar con los intereses del sector privado. Además, existen
aspectos, especialm ente en el cam po de las telecom unicaciones y
del orden inform ativo m undial que entroncan directam ente con el
sistem a internacional de inform ación y com unicación.
T odas estas consideraciones han llevado a u n gran núm ero de
ex pertos de la com unicación así com o la U nesco e instituciones la­
tinoam ericanas com o CIESPAL , ININCO e ILET a la conclusión
que el prim er paso que un país debe dar para avanzar hacia u na
PNC es constituir al más alto nivel del gobierno un ente con la ta ­
rea de trazar los fundam entales lincam ientos y un plan de acción
para la im plantación de u n a política m o d erna y coherente en este
campo. A unque el n o m b re n o tiene im portancia, se habla en gene­
ral de la creación de un “ Consejo Nacional de C om unicación’’ que
debería encargarse de esta tarea.
¿Cómo debería estar com puesto este Consejo? Teniendo la
comunicación un carácter tan em inentem ente plurifacético y poli- .
tico, la exigencia más im p o rtan te es que debe ser representativo de
los fundam entales sectores y grupos de la sociedad. Deben estar
allí no solo los representantes del G obierno a través de las institu­
ciones de telecom unicaciones, educación y cultura, sino los repre­
sentantes de los m edios privados, de los gremios pero tam bién de
los grupos sociales más necesitados. Solo en base a este alto grado
de representatividad indispensable para la form ulación de políticas
parciales que tendrán el a p o y o no solo de un a m inoría, sino de la
gran m ayoría de una nación.
Otra condición es la adecuada jerarquización de este Consejo
Nacional de Com unicación. No es viable si no tiene el más estre­
cho vínculo y con tacto con los niveles más altos del ejecutivo para
recibir de los mism os las pautas generales del program a del gobier­
no en cu anto a desarorollo y cam bio social y para alimentarlos a su
vez con u na visión am plia sobre las m últiples formas en que la co­
municación puede y debe contribuir a la relación de este progra­
ma.
5.2 Diagnóstico de Situación y E stablecim iento de Prioridades
Una vez constituido el Consejo Nacional de Com unicación,
¿Cuál debería ser la m anera de encarar su resposable tarea de for­
mular las grandes líneas de una PNC? La m ay o ría de los expertos
entre otros A. H ancock, M. Encalada, R. Salinas están de acuerdo
que se requiere de procedim ientos bidireccionales orientados a lo­
grar un am plio consenso entre las proyecciones que se originen a
nivel del gobierno y las necesidades de com unicación que existen a
nivel de la base o sea de los grupos sociales.
Por un lado se requiere, por lo tanto, que las Sub-Comisiones
del CNC recojan toda la filosofía, las ideas, los objetivos y las m e­
tas del program a de gobierno, para determ inar las fundam entales
líneas directrices que deben servir de base a la PNC. Por el o tro de­
ben realizar un análisis del sistem a de com unicación existente, de
la infraestructura disponible, de los m edios colectivos, de su alcan­
ce y función, del grado en que la com uniación apoya la educación
y el desarrollo, de la calidad del periodism o y de la form ación pe­
riodística, de los flujos de inform ación, de su dependencia del ex­
terior etc., etc. Este análisis debe incluir un estudio detallado de
las necesidades de com unicación especialm ente a nivel territorial y
local y a nivel de las capas m enos privilegiadas de la población.
Una vez conocidas estas necesidades así com o las proyecciones gu­
bernam entales así com o las lim itaciones del sistem a establecido de
com unicación se podrá elaborar un diagnóstico analítico de la si­
tuación y un bosquejo de los grandes objetivos que la PNC se fi­
jará com o m etas a alcanzar en un perío d o relativam ente largo.
Llam aría a este bosquejo una “ proyección perspectiva” general,
que bien puede abarcar -com o lo hacen tam bién las proyecciones
económ icas y tecnológicas a largo plazo- un p e río d o de 15 a 20
años. Esta proyección general podrá luego servir de base a los pla­
nes concretos, los planes perspectivos de cinco años o más y a los
planes anuales de com unicación.
Paralelam ente el CNC podrá analizar la dem and a de recursos
incluyendo los recursos h um an o s necesarios para cum plir con los
objetivos trazados en un plazo razonable. E sto im plica a la vez la
asignación de prioridades en vista de la im posibilidad física, finan­
ciera y personal de em prender todos los nuevos program as de una
PNC sim ultáneam ente. En otras palabras, existe la necesidad de
establecer a grandes rasgos un cronogram a para las fundam entales
acciones que se pretenden em prender así com o un orden de priori­
dades que necesariam ente tendrá que ser ajustado estrecham ente a
las prioridades que establezcan los program as y planes de desarro­
llo.
5.3 D istribución de R ecursos y E laboración de Planes Perspecti-
vos y Anuales
Las labores del CNC se lim itan necesariam ente a trazar las
grandes líneas para el desarrollo y el uso de la com unicación en el
país, y desarrollan para este fin un a constan te lab or de análisis y
estudio para elaborar y orientar políticas, p rom ov er la asignación
de recursos y evaluar la ejecución de las actividades realizadas. Su
statu será, p o r lo tanto, principalm ente de u n consejo asesor al G o ­
bierno.
La elaboración de planes perspectivos y anuales de program as
y proyectos de com unicación así co m o su ejecución deberá reali­
zarse necesariam ente en form a decentralizada o sea a nivel de las
instituciones mismas, sean estos m inisterios, institu to s indepen­
dientes, m unicipios u otros organismos.
Una vez analizadas y conocidas las necesidades de com unica­
ción por cada institución u organism o, la fase quizá más crucial
dentro de to d o el proceso de form ulación y ejecución de una PNC
es la distribución de recursos. En ausencia de u n a PNC lo usual es
que cada institución presenta d entro del presupuesto que solicita
una determ inada cantidad de recursos financieros para sus activida­
des de relaciones públicas y de com unicación. El organism o de te­
lecomunicaciones pide recursos para nuevas redes de V H F o U H F
o m icroonda. La oficina de Prensa de la Presidencia solicita fon­
dos para un estudio de televisión, el M inistro de E ducación exper­
tos y equipos para un program a de teleducación. E L CNC plantea­
rá necesidades financieras para prom over la industria cinem atográ­
fica local así com o la del libro o la creación de u n a agencia de n o ti­
cias, las escuelas de com unicación pedirán equipos de radios y tele­
visión o recursos para realizar investigación y o tro s com o por ejem ­
plo los m inisterios de agricultura, de trabajo o salud requerirán re­
cursos para prom over sus planes de desarrollo co n adecuados p ro ­
gramas de com unicación etc., etc.
E xistiendo u n CNC y una PNC la distribución de los recur­
sos para cada institución y organismo deja de ser espontánea
y arbitraria y se llevará a cabo estrictam ente de acuerdo con los
grandes lincam ientos de la política global y de las prioridades esta­
blecidas por la m ism a. Las ventajas de u n a distribución ordenada
y planificada de los recursos son obvias, porque esta facilita em ­
prender el desarrollo de la com unicación de una m anera coherente
y arm oniosa, p erm itien d o el inicio de m uchas tareas im portantes
que de otra m an era se quedarían quizá sin hacer . Pensem os por
ejem plo en la necesidad de crear algunos m edios estatales para
atender a dem andas de inform ación y com unicación insatisfechas
p o r los m edios colectivos privados, en fom entar flujos de inform a­
ción equilibrados ta n to internam ente com o hacia el exterior, la ne­
cesidad de reglam entar la utilización de los programas de televisión
im portados así c o m o los program as comerciales, la p ro m o ció n de
leyes que garanticen la protección del periodista en lo económ ico
y político, el fo m e n to de la com unicación participatoria etc., etc.
En otras palabras, u n a política nacional de com unicación no es
u na política que m archa con dos o tres pies, sino con m uchos, y
solo si to d os m arch an en la mism a dirección, apoyando los funda­
m entales planes y program as de desarrollo y cambio, con trib u yen­
do a ellos desde m últiples lados, la PNC se convertirá realm ente en
un poderoso in stru m e n to en apoyo de las grandes tareas de trans­
form ación y progreso de un país.
El o tro aspecto que requiere énfasis es la necesidad de elabo­
ración de verdaderos planes perspectivos y anuales de com unica­
ción por las diversas instituciones y organismos estatales. A unque
J. D íaz B ordenave aboga por un tipo de planificación de la com u­
nicación sin planes, parece dudoso que una PNC que persigue los
objetivos que m encion é antes, pudiera alcanzar los resultados de­
seados sin la elaboración de planes racionales y sin lograr a través
de esta planificación una distribución y asignación racional y
orientada de los recursos disponibles. Ya se ha dicho en muchas
oportunidades que existen buenos y malos planes y que los planes,
especialm ente los de dos o más años siempre sufren alteraciones.
Además los planes, p o r ser concebidos optim ísticam ente, raras ve­
ces se cum plen. No obstante de estos problem as el plan de com u­
nicación, al igual que el plan económ ico o el plan educativo, cons­
tituye no solo el m ejor instrum ento para o btener recursos para ne­
cesidades de com unicación de prioritaria relevancia, sino perm ite a
la vez una im plem entación racional y escalonada de las diversas
actividades y tareas que el plan establece. La posterior evaluación
del plan determ inará las causas de su no cum plim iento y la rectifi­
cación de las fallas o errores de juicio que puedan haber incidido
en su form ulación y realización. Pero el plan en si es indispensable
porque señala claras m etas en térm inos de logros materiales y fi­
nancieros en preestablecidos períodos de tiem po. Es por ello que
dentro del Plan de A cción de u n a PNC la elaboración de planes
concretos de com unicación es uno de los requisitos más esenciales
para que sus propósitos se puedan alcanzar.
5.4 Posibles M edidas dentro del Plan de A cción
En el com ienzo del presente ensayo hice hincapié en el con­
cepto de que tan to los objetivos com o el plan de acción de una
PNC variarían necesariam ente de país a país en América Latina.
Por otra parte, no cabe duda de que los sistemas de com unicación
social establecidos en la región tienen m u ch o en com ún, ta n to en
lo que se refiere a sus estructuras básicas com o al uso que se desti­
na m ayoritariam ente la com unicación social, sus desequilibrios in­
ternos com o sus dependencias externas.
Por ello es válido avanzar algunos criterios sobre cuales po­
drían ser algunas de las iniciativas y m edidas que form arían parte
de un Plan de A cción dentro de los lincam ientos generales de una
PNC en un país latinoam ericano.
5.4.1. D E SA R R O L L O Y R EG LA M EN TA CIO N D EL SISTEMA
DE TELECOM UNICACION.
Por regla general los sistemas de telecom unicaciones, inclu­
yendo a los servicios telefónicos, telegráficos y de télex así como
las redes de V H F, U H F y de m icroonda utilizados entre otros para
la transmisión de program as de televisión son deficientes, causando
no solo graves lagunas internas de com unicación, sino dificultando
a la vez adecuados enlaces con los sistemas regionales e internacio­
nales establecidos. El plan de acción para una PNC debe, p o r lo
tan to , enfocar necesariam ente la am pliación y m odernización de
las telecom unicaciones, ám bito en el cual debería incluirse ta m ­
bién la expansión de las redes eléctricas con el fin de dar cubertura
con este servicio a la totalidad de la población en el m en or plazo.
Em parejada con esta labor deberá ir u n a reglam entación racional
de la asignación de frecuencias, de la adquisición de tecnologías
m odernas de telecom unicaciones, com o p o r ejemplo la televisión
vía satélite, del tráfico regional etc.
5.4.2. CREACION D E M EDIOS ESTA TA LES COM PLEM ENTA­
RIOS.
Es un hecho que en la gran m ayoría de los países latinoam eri­
canos ni la prensa escrita n i la radiodifusión privada satisfacen a
plenitud los requerim ientos que el desarrollo dinámico y los recla­
m os de justicia social plantean a los m edios de com unicación. La
creación de m edios estatales ya sean diarios o revistas, de radiodi­
fusoras o de canales de televisión con la estricta finalidad de aten­
der las percebidas lagunas educativas y culturales deberá ser, por lo
tan to , una preocupación prioritaria d en tro del plan de acción de
una PNC. Su creación debería tener su paralelo en medidas fisca­
les y tributarias que favorezcan la m odernización de los medios
privados y que les faciliten elevar la calidad de sus servicios.
5.4.3. REO R D EN A M IEN TO DEL SISTEM A DE LOS SE R V I­
CIOS NOTICIOSOS.
El flujo inform ativo en los países latinoam ericanos -com o lo
dem uestran todos los análisis- adolece de dos fundam entales m a­
les: Su carácter d ependiente y su desequilibrio tanto territorial co­
m o de contenido. Esta situación requiere que se encam ine m edi­
das tendientes a fortalecer las actividades de agencias noticiosas n a­
cionales tanto en cuanto a la difusión de la noticia local ta n to n a ­
cional com o internacionalm ente. A su vez plantea la conveniencia
de apoyar proyectos que tienen por m e ta el establecim iento de a-
gencias noticiosas regionales así com o de servicios especiales com o
por ejemplo A.L.A.S.E.I. C.A.S.I.N. P or o tra parte deberán c o n ­
templarse medidas con el fin de m ejorar el flujo de inform ación de
las agencias internacionales de noticias.
5.4.4. D ESA R R O LLO D E PR O G R A M A S D E C O M U NICACION
PARA EL D E SA R R O L L O .
Existe en la gran m ayoría de los países latinoam ericanos la
prioritaria necesidad de im pulsar el desarrollo económ ico y social
en las áreas suburbanas y rurales en los cam pos de educación, sa­
lud, nutrición, vivienda, trabajo, ingreso y a sea a nivel regional o
comunal. Para que los respectivos program as y proyectos realm en­
te produzcan los resultados deseados, u n a de las condiciones fun­
damentales es una adecuada colaboración y participación de los
grupos sociales a los cuales se dirigen estos program as y proyectos.
En el plan de acción para una PNC se debería, por lo ta n to , prever
un sustancial aum ento de program as de com unicación para prom o-
cionar los proyectos concretos de desarrollo y propiciar cam bios
de m entalidad y co m portam iento favorables a su plena im plem en-
tación.
5.4.5. INTRODUCCION DE PR O G R A M A S D E T E L E D U C A C IO N
La deficiencia de los sistemas educacionales en la m a y o ría de
los países latinoam ericanos es su ficientem ente conocida. En m u ­
chos los niveles de analfabetism o y de escolarización a nivel prim a­
rio y secundario son alarmantes. En o tro s existen num erosas m i­
norías indígenas castellanizadas sólo en parte, tam bién la prep ara­
ción técnica profesional al nivel m edio generalm ente aún deja m u ­
cho que desear. Estas deficiencias reclam an con urgencia solucio­
nes y d e n tro de los planes educacionales se deberán necesariamen­
te prever la introducción e intensificación de program as educacio­
nales ya sea p o r radio com o por televisión tan to en form a com ple­
m entaria com o supletoria de la labor realizada p o r la educación
formal.
5.4.6. FO M E N T O D E LA INDUSTRIA CINEM A TO G RA FICA ,
D E L LIB RO Y DE PRODUCCION DE PROGRAM AS DE
R A D IO Y TELEV ISIO N .
Es u n hecho notorio que con excepción de tres o cuatro
países, la m ay oría de los países latinoam ericanos carecen de
adecuadas industrias cinematográficas y editoriales nacionales.
T am po co disponen de suficientes capacitadades propias de p ro ­
ducción de programas de radio y televisión de alta calidad. Pre­
dom inan en estos rubros la literatura barata extranjera así com o el
cine y los program as de TV im portados, de baja calidad, con
contenidos altam ente alienantes y escapistas. El plan de acción de
la PNC d eb ería contem plar medidas específicas para remediar esta
situación con políticas de fom ento a la producción ydifusión del
libro y cine nacional, creando centros de producción de programas
de radio y T V de alta calidad tan to de inform ación, educación y
cultura co m o de entretenim iento para el m ercado nacional e
internacional. Sólo con tales medidas se podrá rom per el círculo
vicioso de la dependencia cultural y fortalecer una capacidad
creadora propia, capaz de reafirm ar la cultura y los valores nacio­
nales.
5.4.7. R E G L A M E N T A C IO N DE PROGRAM AS D E E N T R E T E ­
N IM IE N T O Y PUBLICIDAD.
U na de las críticas más justificadas de la literatura barata, del
cine, de la radio y especialm ente de la televisión se dirige a los con­
tenidos extraordinariam ente cuestionables de u na gran parte de los
contenidos y programas de estos medios. No m enos criticable es el
alto porcentaje de la publicidad de m al gusto así com o la abundan­
cia de esta publicidad sobre to d o en la televisión. U na m edida im­
postergable de un plan de acción que realm ente ap u nta hacia un
progresivo saneam iento de un a situación viciada por ofertas de co­
municación que cultivan la inm oralidad, el crimen, la violencia y el
aventurismo b arato e irracional, debería ser una adecuada regla­
mentación de estos contenidos así com o-de los excesos publicita­
rios.
5.4.8. R E O R IE N T A C IO N D E LA FO R M A C IO N PERIODISTICA.
Como he señalado antes la deficiente form ación periodística
en la m ayo ría de las escuelas de com unicación representa uno de
los factores claves que ayudan a explicar la m odesta contribución
que la com unicación aún apo rta a los procesos de desarrollo y
cambio social en la región. Se deben im plem entar, por lo tanto,
sustanciales reform as tan to en los planes de trabajo, preparación
del personal docente com o respecto al equipam iento y financia-
miento en general de estas escuelas. Particular énfasis deberá reci­
bir la reorientación de los planes de estudio y curriculum hacia ob­
jetivos sociales o sea hacia u n a m ás estrecha vinculación de la fo r­
mación profesional con las realidades económ icas, políticas y so­
ciales de la región. La prom oción de la investigación de la com uni­
cación y de cursos de post-grado pueden ser iniciativas adicionales
para lograr generaciones de com unicadores versados en lo técnico
profesional y capaces de utilizar la com unicación sus diversas for­
mas com o u n a herram ienta dinám ica de los planes de desarrollo y
cambio.
5.4.9. FO R T A L E C IM IE N T O D E LA PR O FE SIO N PER IO D ISTI­
CA.
He ap u n ta d o en diversas o po rtunidades la im portancia de que
los periodistas y com unicadores co nstituyan un fuerte núcleo mo-
tivador y concientizador d en tro de sociedades en vías de desarro­
llo. L am entablem ente el periodista profesional latinoam ericano
representa en general un elem ento débil socialm ente hablando, dé­
bil p o r su dependencia económ ica y débil por su dependencia polí­
tica. N o dispone ni se le respetan los derechos que le concedieran
el m argen de independencia ta n to de los grandes intereses econó­
micos co m o políticos para desem peñarse con u n alto grado de
libertad co m o fiscalizador de estos intereses especiales y guardián
de los legítim os anhelos y conveniencias sociales. Para salvaguar­
dar una bien entendida libertad de expresión y prensa orientadas
hacia el verdadero bien y progreso com ún, he a q u í un cam po que
no debería q u ed ar desantendido. En otras palabras, precisa velar
por el estricto cum plim iento de la protección de la profesión
periodística, robustecer sus ingresos así com o su statu frente a la
prepotencia del Estado y de los intereses creados, apoyados a sus
gremios que pugnan por u n periodism o verdaderam ente dem ocrá­
tico y subvencionar sus esfuerzos de lograr una m ay o r profesiona-
lización y especialización en su trabajo.
6. CONSIDERACIONES F IN A L E S .
6 1. El N exo de las PNC con los Sistem as socio-económ icos esta­
blecidos
Muchos destacados autores latinoam ericanos, entre ellos L.
R. Beltrán, A. Pasquali, J. Som avía y R. Salinas han puesto de re­
lieve el estrecho nexo que existe en tre la in troducción de u na PNC
explícita, com o la que he esbozado antes y los sistemas socio-polí­
ticos establecidos. El criterio que parece predom inar es que estos
sistemas m anejados p red om in an tem en te por fuerzas económ icas y
políticas tradicionales, defensoras del statu quo, son necesaria­
mente fuertes obstáculos para la intro du cció n de tales políticas.
Aunque una PNC com o la concebida aqui no im plica violaciones
de la libertad de expresión y prensa ni am enazas a la rentabilidad
de los m edios privados, se piensa que de todos m od o s tales concep­
tos com o la creación de medios estatales, la in trod u cción de inten ­
sivos programas de teleducación y de ap oy o al desarrollo de com u­
nicación participativa, el fo m ento de centros de p roducción de
programas, la prom oción de agencias noticiosas nacionales así co­
mo reglam entaciones diversas ya sea del uso de la publicidad o de
contenidos im portados, suscitan suficientes tem ores p o r parte de
los medios privados y los defensores de la irrestricta libertad de
empresa com o para objetar a la im plantación de una PNC global.
Tales m edidas podrían interpretarse ya sea com o pasos en direc­
ción de un “ estatism o” en m ateria de com unicación o al m enos co­
mo una “intervención peligrosa” del Estado en una esfera en la
cual no se p o d ría perm itir ninguna ingerencia del m ism o o la m e­
nor posible, por lo cual no se d eb ería conceder ninguna concesión.
Cualquier in ten to estatal de in tro d u cir m edidas y reform as con la
intencionalidad m encionada d e b erían ser rechazados y com bati­
dos.
L am entablem ente debo confesar que estos tem ores no son
gratuitos. En m uchos países de la región existe efectivam ente este
am biente de repudio de los sectores privados a la idea y los objeti­
vos de PNC. El hecho que las resoluciones aprobadas por la Confe-
rencia de la Unesco en San José en 1976 sobre PNC hayan recibido
u n eco casi u n ánim em ente crítico por estos sectores y para la
“ SIP” y la “ A IR ” es un índice claro. El hecho, que la m ay o ría de
estas resoluciones se hayan convertido en letra m uerta y que aún
ta n tím id o s esfuerzos p or avanzar com o p o r ejemplo las del
CO Ñ A C en V enezuela hayan fracasado ante los ataques de los sec­
tores privados a las iniciativas del sector público, es aún m ás elo­
cuente. Es cierto, p o r lo tanto, que existe p o r parte de los siste­
m as socio-políticos que im peran en A m érica Latina, una resisten­
cia casi em pedernida a la form ulación e im plem entación de p o líti­
cas de com unicación a nivel nacional.
N o ha faltado, p o r lo tanto, los criterios -aún en círculos de
cientistas de la com unicación renom brados- que sin bien el concep­
to de PNC resulta u n co n cep to teórico interesante, es prácticam en­
te estéril, por no ser viable políticam ent en la gran m ayoría de los
países. Más valdría olvidarlo y com enzar p o r atacar el problem a
de la com unicación desde otros ángulos. Q uiero dejar sentado
aq u í, que por m u ch o que reconozco los obstáculos estructurales a
las PNC, no soy partidario que por eso se les considere un ejercicio
ab stracto sin valor práctico.
E n prim er lugar, las PNC pueden ser introducidas parcialm en­
te en u n a u otra esfera y a cualquier nivel sectorial, institucional o
local. E videntem ente existen campos, com o la teleducación, los
program as de com unicación para el desarrollo, el fom ento de capa­
cidades de producción propias com o para cine y televisión, la am ­
pliación de las cuberturas a través de un desarrollo arm onioso de
las telecom unicaciones, donde los requerim ientos son m uy urgen­
tes y d o n d e la participación estatal en nada afecta a los intereses
del sistem a establecido. En tales campos, es obvio que se pueden
lograr valiosos avances con PNC parciales.
Pero hay otras razones que a mi m odo de ver robustecen la
idea de las PNC. N o cabe duda, de que está en m archa a nivel
mundial un nuevo paradigm a n o solo en el cam po de la com unica­
ción, sino tam bién en el desarrollo económ ico y social en general.
Frente a los decepcionantes resultados del con cepto de “ desarrollo
integral” en la década de los 70, que h ab ía desplazado el esquem a
¿el “ crecim iento econ ó m ico ” de la década anterior, en el albor de
los años 80, la discusión a nivel internacional por fin parece haber
bajado al m eollo del p roblem a al reclam ar la guerra a la “ pobreza
extrem a” e insistir en la prioritaria tarea de satisfacer las “necesi­
dades básicas” de los grupos y de las naciones m ás atrasadas. Tales
conceptos y reclamos co m o la dem ocratización de la com unica­
ción, la participación, el derecho a la com uniación y el equilibrio
del flujo inform ativo form an parte indisoluble de este paradigma.
Y solo si hay conciencia de este íntim o nexo en los altos niveles
decisorios de gobierno, solo si a los niveles ministeriales e institu­
cionales existe la visión sobre el aporte que la com unicación puede
y debe realizar dentro de este nuevo paradigm a de desarrollo, las
nuevas estratégias se convertitán en concretas reinvindicaciones
económ icas y sociales del h o m b re latinoam ericano. En este senti­
do las PNC son una a n to rch a'q u e no solo alum bra el porvenir, sino
que facilita el despegue de un desarrollo que tiene por fin directo
al hom bre.
6.2. Las Im plicaciones del N uevo orden M undial de Inform ación.
Me he referido y a antes al tem a del N uevo O rden Inform ativo
Internacional (NOII), que conjuntam ente con el Nuevo O rden
E conóm ico Internacional (NOEI) se ha transform ado en un o de
los más fundam entales reclam os de los países del Tercer y C uarto
M undo. ¿Y cuáles son los reclamos principales del NOII? Se
puede decir, generalizando u n poco, que el NO II no es otra cosa
que un a réplica de la PNC a nivel internacional para los países m e­
nos desarrollados. Un estudio reciente del IL E T lo aclara en form a
m uy sucinta: El N OII no se lim ita solam ente a replantear los flu­
jos inform ativos entre el m u n d o desarrollado y subdesarrollado en
térm inos netam ente cuantitativos, sino enfoca tam bién la necesi­
dad de acabar con los vergonzosos excesos de la transculturización,
de atacar las ataduras estructurales de la com unicación a niveles
nacionales, garantizar el acceso a la inform ación y prom over la p ar­
ticipación en los procesos de com unicación así com o velar por la
juiciosa aplicación de las nuevas tecnologías de com unicación que
revolucionarían al m u n d o y nuestra vidas en la próxim a década.
Existe, pues, una m uy estrecha relación entre los planteam ientos
de u n a PNC y los de u n nuevo orden m undial de inform ación. El
pool de noticias de los países no alineados y a es un hecho. El p ro ­
yecto de ALASEI, de un servicio especializado, dedicado funda­
m entalm ente a la difusión y el intercam bio de “ features” sobre te­
m áticas de gran relevancia p ara el desarrollo económ ico y social en
A m érica Latina, será o tro factor de integración de la región así co­
m o de concientización de sus m ayorías, que en definitiva, com o
señala A ndrés Biro, están llam ados a prom over los cambios p o stu ­
lados.
El NOEI representa la gran lista de reclam os de los países en
vías, de desarrollo al m u n d o industrializado para cam biar las rela­
ciones económ icas desventajosas para ellos y sustituirlos con rela­
ciones más justas, que p erm itan al pobre Sur achicar las brechas
económ icas, tecnológicas y sociales que lo separan del rico N orte
en un tiem po razonable, elim inando de esta m anera graves focos
de inestabilidad y de peligro para la paz m undial. El NOII no es
más que el herm ano del N O EI, el otro instrum ento, llam ado no
solo a difundir las exigencias justas del NOEI, sino a prom ocio-
narlas a través de sus propios órganos así co m o los de las PNC en
cada país.
Es absolutam ente com prensible que m uchas de las exigencias
del N O EI y NOII, al igual que las PNC a nivel nacional, encuentran
rechazo por parte de determ inados segm entos de los países desa­
rrollados. Hay exigencias relativas por ejem plo a los m ontos de a-
y uda financiera y de transferencia de tecnología que difícilm ente
pueden ser satisfechos. Se plantean reordenam ientos tan radicales
del com ercio internacional que n o resultan factibles en países co­
mo los Estados Unidos, Ja p ó n o los de la C o m u n id ad E u ropea sin
gravísimas consecuencias económ icas y políticas internas. Y es
erróneo, com o adm itió R aúl Prebisch en la C onferencia de la
UNCTAD en Manila, no adm itir que las transnacionales ju n to a sus
aspectos negativos, destacan en form a positiva p o r su gran capaci­
dad tecnológica. En to d o ello las PNC tienén u n im p o rtan te papel
que jugar. Resulta incom prensible, por lo ta n to , y hasta paradóji­
co, que no pocos países latinoam ericanos se adhieren a los princi­
pios del N O EI y hasta a algunos principios del N O II, pero dem ues­
tran una gran reticencia en cuanto a la im plem entación de PNC
que representan el brazo indispensable para dar fuerza a sus recla­
mas a nivel internacional y m ás que eso, que son esenciales para
convertir sus postulados respecto a la extrem a p o breza y las necesi­
dades básicas en hechos palpables. He aquí, u n a de las razones
más im portantes, por qué el insistir en la form u lació n de PNC co­
herentes y orientadas hacia la liberación del ser h u m a n o del h a m ­
bre, de la miseria y de la ignorancia sigue siendo u n a de las tareas
más legítim as de la ciencia de la com unicación.

6.3. Hacia u n a Acción C om binada entre el E sta d o y el Sector Pri­


vado

Hay sobradas razones para pensar que las resistencias ta n to


respecto a la introducción de PNC globales co m o al reordenam ien­
to del sistem a internacional de inform ación n o serán fáciles de su­
perar. Sin em bargo, frente a los solidarios reclam os de la gran m a­
yoría de los países del Tercer M undo h a avanzado tam bién en los
países industrializados com o por ejem plo en A lem ania, Francia,
Suecia y H olanda la conciencia de la urgente necesidad de canali­
zar los flujos de inform ación internacionales p o r cauces m ás equi­
tativos. V arios Gobiernos, entre o tros el de la R epública Federal
Alemana, han ofrecido su ayu d a a los países m enos desarrollados
en relación con este objetivo.
T am poco a nivel nacional el rechazo a la idea de PNC p or par­
te del sector privado de la com unicación es absoluto y unánim e.
En el Sem inario organizado por CIESPAL y CED A L en San José
en 1976 sobre el “ Rol de la R adio y Televisión para la C ultura en
América L atin a” , los participantes del sector privado estuvieron
plenam ente de acuerdo sobre la necesidad de m edidas estatales
tendientes a elevar el aporte educativo y cultural de la com unica­
ción social. El D irector General de la A IR, Dr. A. Solé y el Primer
Vice-Presidente de la Comisión de Libertad de Prensa de la SIP,
G uido F ernández se declararon partidarios de la m ay o r parte de las
recom endaciones del evento respecto a las PNC, la conveniencia de
que el Estado disponga de medios propios com plem entarios y que
las PNC deben vincularse con los planes de desarrollo etc. M uchos
empresarios de los m edios privados, especialmente de radioem iso­
ras relativam ente pequeñas, adm iten la función nociva de una
buena parte de las program aciones de radio y televisión en la re­
gión y apoyan u n a contribución m u ch o más concertada de estos
dos medios a los program as específicos de desarrollo y cam bio de
u n país.
En este m ism o Seminario se aceptó una tesis pro pu esta por
m i en relación co n el “ dualismo funcional” y que en su sentido
más estrecho no significa sino la coexistencia de m edios privados y
de medios del sector público. Pero se requiere interp retar al “ dua­
lismo funcional” tam bién en un sentido más am plio o sea com o la
cooperación estrecha entre el sector estatal y el sector privado de
la com unicación en general. Seguram ente esta cooperación entre
am bos sectores es el cam ino más certero para conducir a lo que p u ­
diéramos llam ar el “ consenso nacional” en térm inos de políticas
de com unicación. C om o lo dem uestran las variadas experiencias
latinoam ericanas en el últim o decenio en esta m ateria las solucio­
nes que pecan p o r su concepción, unilateral y arbitraria en nada
benefician la evolución de la com unicación com o fuerza del cam ­
bio. En d o nd e c o m o en el Perú el Estado trató de im poner PNC
a espaldas de los m edios privados, violando sus derechos m ediante
medidas autoritarias, el fin -com o lo dem uestra el excelente traba­
jo de Carlos Ortega- n o tuvo los éxitos deseados, resolviendo el Go­
bierno finalm ente la devolución de los m edios socializados a sus
antiguos dueños. Por otra parte, la abstensión total del sector pú­
blico en m ateria de com unicación social no es m enos inaceptable,
porque solo tiende a robustecer los desequilibrios, la desfuncionali­
dad y la dependencia de la com unicación, en servicio de intereses
particulares que m u y poco se com paginan con las grandes necesi­
dades de desarrollo y cam bio social de las colectividades naciona­
les.
Al igual que en el caso de la p o lítica económ ica, social o tec­
nológica tam bién en el caso de la po lítica de com unicación es pre­
ciso que conform en las reglas de juego características de una socie­
dad dem ocrática en la cual se respeta el pluralism o político e ideo­
lógico y las decisiones apoyadas por las m ayorías, se perm ita y fa­
cilite el com prom iso entre las fuerzas involucradas, la participación
plena no solo de u n p u ñ ad o de funcionarios estatales, sino tam bién
de representantes del sector privado de com unicación y de los más
im portantes agrupaciones sociales. Porque, si el propósito funda­
m ental es la dem ocratización de la com unicación y su puesta al
servicio de las grandes consignas reclam adas por la revolución tec­
nológica y social de nuestros tiem pos, entonces no deben prevale­
cer los procedim ientos característicos de regím enes totalitarios, si­
no el libre concurso de todas las fuerzas sociales, y las decisiones y
las políticas que son el resultado del libre y dem ocrático entre­
chocar de los intereses,derechos y aspiraciones de estas fuerzas. El
camino hacia PNC genuinam ente com prom etidas con el progreso y
la justicia de to d o s los grupos sociales no debería ser concebido de
otra manera.
6.4. Conveniencia de u n abordaje m ultidireccional.
He m encionado antes que el caso ideal de la form ulación de
PNC implica al m enos las siguientes tres etapas:
Telecomunicaciones se adopten disposiciones concretas con el fin
de ir superando las más acuciantes necesidades en térm inos de in­
fraestructura, cubertura, desequilibrios de inform ación y depen­
dencia en m ateria de com unicación.
Segundo es viable que a nivel sectorial e institucional, especialm en­
te a nivel de los Ministerios com o de Salud, Educación, Agricultu-
ra.Trabajo, Vivienda, Seguridad Social etc. se adopten m edidas con
el fin de im plantar y ejecutar am plios program as de co m u n icació n
en apoyo a sus respectivos planes y pro y ectos de desarrollo. L í­
neas idóneas serían por ejemplo la in tro d u cció n de nuevos progra­
mas de teleducación, programas d e “ D E V C O M ” en las áreas de edu­
cación, salud y nutrición y la creación de nuevas capacidades de
producción p o r ejem plo en el sector editorial y del cine así com o
en el de los m edios audiovisuales de baja tecnología. Sim ultánea­
mente las Escuelas de C om unicación y los institutos especializados
en esta m ateria p o d rían reorientar sus actividades y planes de estu­
dio, prom ocionando la investigación de la com unicación en ap oyo
a la satisfacción de las necesidades básicas y vinculando la form a­
ción profesional más intim am ente co n las realidades económ icas y
sociales que viven las grandes m ay o rías latinoam ericanas en bene­
ficio de la preparación de una nueva generación de com unicadores
sociales com prom etidos con la tarea de im pulsar las urgentes trans­
formaciones estructurales y sociales m ediante una com unicación
móvil izadora.
Tercero es razonable plantaer que a nivel de organizaciones de m a­
sas como de sindicatos, cooperativas y com unas pero tam b ién de
partidos políticos se prom uevan iniciativas y program as tendientes
a romper con los esquemas verticalistas de com unicación y a expe­
rimentar con nuevas formas y m éto d o s de la com unicación partici-
pativa. Es a este nivel de los grupos sociales m enos privilegiados
que se pueden incentivar genuinos reclam os respecto al derecho a
la com unicación y las necesidades y recursos de com unicación que
deben ser canalizados hacia arriba, d o n de funcionan los diversos
a) Creación del Consejo N acional de C om unicación;
b) Análisis del sistem a de com unicación im perante así com o de
las necesidades de com unicación a todos los niveles, y
c) La form ulación de PNC estrecham en te ligadas a las proyec­
ciones y program as de desarrollo y cam bio social program a­
dos o en m archa.
C onsiderando las resistencias que determ inados sectores pu­
dieran opo ner a la constitución del m encionado C onsejo así com o
las trabas burocráticas que suelen em pantanar las m enores iniciati­
vas, cabe plantear estratégias viables para avanzar p o r el cam ino de
las PNC. T o m a n d o en cuenta estas realidades las experiencias prác­
ticas parecen aconsejar la bú squeda de caminos alternativos al Con­
sejo de C om unicación.
Con ello no preten do descalificar una vía que según la m ayo­
ría de los expertos es la más racional y coherente para dar a la co­
m unicación social las dim ensiones de fuerza m otriz del desarrollo
y cam bio que debe tener. Al contrario, creo que es necesario re­
doblar los esfuerzos no solo p ro m o cion an d o los grandes beneficios
que se pueden o b tener m ediante u n a acción concertada de com u­
nicación a través de políticas globales, sino aclarando las erróneas
concepciones respecto a las PNC que aún predom inan especialm en­
te a nivel del sistem a privado de com unicación.
Pero colateralm ente cabe preguntarse, si independientem ente
de los esquem as óptim os, teó ricam ente infalibles pero práctica­
m ente m uy a m en u d o poco factible, conviene con tem p lar la posi­
bilidad de un avance pluridireccional, por el cual tam bién se po­
drían lograr resultados concretos. V eo tales posibilidades de avan­
ces parciales sobre to d o en tres niveles:
Primero es legítim o suponer que al nivel de los organism os estata­
les directivos de la inform ación y com unicación com o los Ministe­
rios de Inform ación o las Secretarías de Prensa y los M inisterios de
procesos de decisión. El desarrollo de medios locales podría ser un
cam po m u y digno de explorar a este nivel.
Lo que, en definitiva, pretend o plantear es que el concepto
de las PNC no deberían considerarse como un dogma. Puede lle­
garse a u n a PNC global y explícita también en base a un abordaje
m ultidireccional. A unque no obedezcan a un plan coherente y
com patibilizado, las iniciativas y medidas dispersas en los diferen­
tes niveles, siem pre que ap untan hacia metas prioritarias del desa­
rrollo y tratan de corregir las graves deficiencias de los sistemas de
com unicación vigentes en la región pueden significar pasos firmes
en dirección de u n a PNC am plia m uy articulada. El que algunas
experiencias concretas con PNC en América L atina hayan tenido
un desenlace poco satisfactorio no fue tanto culpa del concepto de
la PNC en si, sino del espíritu autocrático que los h ab ía engendra­
do asi co m o de una aplicación precipitada que no se com paginaba
ni con las necesidades reales de los respectivos países ni con los
principios genuinam ente dem ocráticos del nuevo paradigm a de la
com unicación.
Las PNC representan un instrum ento válido del Estado m o ­
derno, especialm ente en los países menos desarrollados, para acele­
rar y dinam izar sus procesos en aras de una m ayor libertad, un m a­
yor b ienestar y una m ayor realización integral del ser hum ano.
Puede ser que para este fin los grandes y perfectos esquemas no
son la única ni la más adecuada alternativa y que los avances-lentos
y parciales conducen en form a más segura a la m eta.
B IB L IO G R A F IA

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