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Revista del Profesor de Mateméticas. 1 65 PITAGORAS Ramén Correa Universidad Catélica del Norte Las teorfas actuales sobre el conocimiento del mundo fisico dan a los mimeros en general y a los niimeros enteros en particular una importancia relevante. Por otra parte, la Fisica-Matemética de nuestra época se ocupa cada vez mas de aquellos aspectos invariantes de los fenémenos que, en lo posible, no se alteran por el efecto de medirlos © por la posicién del observador. Cuando se tiene en cuenta sélo la estructura de las cosas y se trata de buscar sus caracteristicas més estables, estamos cerca de lo que afirmaba hace mas de veinte siglos Nikomachos de Gerasa, distinguido pensador de la escuela de Pitdgoras: “Si accidentalmente el conocimiento se ocupa también de los cuerpos, soportes materiales de las cosas incorpora- les, es mds especialmente a éstas a las que se aplica.” Pitagoras, nacido aproximadamente el aiio 600 A.C. en Samos, isla del archipiélago griego en el mar Egeo, famosa en la antigiiedad por su fertilidad y riqueza, comparte el privilegio de un pufiado de hombres extraordinarios cuyo nombre y prestigio han legado hasta nosotros sin perder su importancia y su vigencia. Como ahora la Fisica Moderna, Pitagoras sostuvo, entre muchas otras ideas notables, que bastaban los. niimeros enteros para explicar la naturaleza y él, junto a sus discipulos, creé toda una corriente de pensamiento cuya influencia se manifiesta hasta ahora. ese a que su biografia fue objeto de profundos estudios desde muy temprano, es dificil distinguir los aspectos sobre los que se tiene una determinada certeza de toda la leyenda tejida en torno a su vida. Pasé una buena parte de su existencia en Krotén (Crotona en la Italia de hoy), ciudad situada en el golfo de Tarento, donde formé una escuela cuyos integrantes fueron llamados “pitagéricos”. Su doctrina principal se fundamentaba en la necesidad de una armonfa para todo el Universo y la posibilidad de representar mediante mimeros las relaciones entre las cosas. Sobre las actividades de Pitdgoras la historia ha retenido dos ver- siones, una mucho mas fantastica que la otra. Esta tiltima se desarrollé dos siglos después de su muerte en la Academia de Platén. De acuerdo a ella, es presentado esencialmente como un matemético y es conside- rado como el fundador de esta ciencia y, en cierto modo, de la filosofia Es posible que dicha apreciacién haya sido inspirada, mas que por Pi- tdgoras mismo, por la obra de algunos de sus seguidores, entre quienes 66 Sociedad de Matematica de Chile hubo muchos matematicos ilustres, como Filolao de Tebas y Arquitas de Tarento. La versin exagerada de su vida proviene de la Escuela de Aristéte- les y de su obra Sobre los Pitagéricos, de la cual sélo se han conservado fragmentos y a la que seguramente contribuyeron otros pensadores. Segiin estas ideas, Pitégoras es nada menos que hijo del dios Apolo, habiendo tomado la forma humana para poder vivir con los habitantes de Crotona. Esto se conclufa por dos razones principales: las caracte- risticas de su persona fisica—habria tenido un muslo de oro, exhibido en una olimpiada donde participé en el pugilato—y los milagros que realizé en Crotona y Metaponto. Los més conocidos de éstos ocurrieron en la ciudad de Megara, en Sicilia, al anunciar un naufragio que nada hacfa prever; en Metaponto, donde predijo un temblor de tierra; y en la ciudad de Sibaris, cuando anticipé su caida en manos de invasores. Por otra parte, Herakleides de Ponto, discipulo de Platén y compaiiero de Aristételes, que al parecer conocié a los iiltimos pitagéricos, también escribié sobre esta escuela filosdfica y habla de las diversas reencarna- ciones que habria experimentado Pitagoras y del viaje que habria hecho a los infiernos. No podemos, sin embargo, dejar de mencionar, a este respecto, a Aristoxenos de Tarento, historiador, discipulo de Aristételes y con. temporéneo de Alejandro el Grande. Segiin él, nada en la vida del sabio que nos ocupa es extraiio o sobrenatural. Adquirié su sabiduria a través del estudio y con las ensefianzas de la Pitonisa de Delfos y del sabio Perékides de Siros (siglo VI A.C., estimado el primer prosista griego—antes de él se escribja sélo en verso). Habrfa recibido también importante instruccién de sabios no griegos, tal vez del mismo Zoroas- tro, y principalmente de los sacerdotes egipcios, cuyos santuarios visité en época del faraén Psametiko II. Agrega que se debe a Pitdgoras la introduccién en Grecia de un sistema de pesos y medidas, y el haber alejado los ntimeros de las operaciones puramente mercantiles, hasta convertirlos en el principio de su filosofia. Segiin Aristoxenos, Pitdgo- ras abandoné su Samos natal y pasd a Italia porque no soportaba la tirania de Policrates, y querfa vivir como un hombre libre. En este il- timo pafs su elocuencia reunié en Crotona gran nimero de discipulos, legados de muy lejos y que se agruparon en torno suyo maravillados de su sabiduria, Aun cuando hay dudas razonables sobre la autenticidad de los re- latos de Aristoxenos, ellos bosquejan un perfil més plausible en com- paracién a otros. Es, por cierto, mucho més fécil aceptar la historia de ‘un sabio si se nos presenta como un hombre normal, en vez de como un dios reencarnado. Siempre seré mejor hablar y creer en un hombre admirable que en un dios envuelto en episodios imposibles de verificar. En todo caso, més allé de las especulaciones, si puede decirse que Pitdgoras es el gran maestro del pensamiento abstracto, y que tanto Revista del Profesor de Mateméticas. 1 67 Sécrates como Platén tomaron de él buena parte de sus doctrinas. Lo que realmente ensefiaba a sus discipulos no puede conocerse con exac- titud a causa del riguroso secreto que les imponia. Con seguridad, no obstante, se sabe que profesaba la inmortalidad del alma y su trans- migracién, el retorno periédico de las cosas y el parentesco entre todos los seres vivientes. Recibié como discipulos, indistintamente, a hom- bres y mujeres, lo cual representaba una audacia sin precedentes para la época. Entre otros antecedentes razonablemente comprobados, se estima que alrededor de los dieciocho afios se relacioné con Tales de Mileto, si bien no fue estrictamente su discipulo, aprendiendo la filosofia y la matemitica de Tales a través de otros pensadores. Es seguro que Tales impuls6 a Pitdgoras a visitar Egipto, ya que él sostenfa que la verdadera. sabidurfa solamente se aprendia en Menfis. Algunos relatos cuentan que Pitagoras pasé veintidés afios en compaiifa de egipcios y babilonios instruidos, Se afirma que visité ademas Mesopotamia, Fenicia, India e incluso la Galia (actual Francia y parte de Inglaterra), y que debfa su saber y su sabiduria a los hebreos, persas, arabes, hindties y los druidas de Gran Bretaiia. El estado actual de conocimiento de la matematica desarrollada en Egipto y Babilonia autoriza a pensar que Pitégoras aprendié mucho sobre los mimeros y la geometria en contacto con las civilizaciones del Oriente inmediato. Aunque es probable que nunca llegara hasta la India, el celo de misionero que desplegé en favor de las doctrinas de la reencarnacién y de la transmigracién de las almas prueba suficientemente que debié estudiarlas con algtin maestro versado a fondo en las religiones orientales. En cuanto a las ideas pitagéricas mas préximas a lo que hoy se entiende por ciencia, las ilustraremos considerando tres temas: Mate- maticas, Fisica y Astronomia. Matematicas La verdadera influencia de Pitagoras en el desarrollo de la Ma- tematica es dificil de precisar: careciéndose de documentos directos, sus aportes han llegado hasta nosotros a través de fragmentos de otros pensadores. En todo caso, no hay duda de que Pitégoras consideraba la Matematica como la base de todos los conocimientos humanos, y estimaba las relaciones entre las cantidades como el principio de todas las cosas. Es también indiscutible que las ideas pitagéricas representan el primer intento de combinar la aritmética con la geometria. Los mimeros que con mayor frecuencia aparecen en sus teorfas son el uno o unidad, el dos o diada, el tres o triada, el cuatro o tétrada y, finalmente, el ocho y el diez. El uno era muy distinguido, ya que todos los demés nimeros pueden presentarse como sucesivas sumas de éste.

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