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Rene A Rivero
Instituto de Hematologia e Inmunologia
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All content following this page was uploaded by Rene A Rivero on 24 February 2015.
Resumen
A pesar del pesquisaje de los donantes mediante pruebas que evalúan marcadores
serológicos de infecciones transmitidas por transfusión (ITT), todavía existen 4 razones
por las que puede ocurrir la transmisión: la primera y principal es la colecta de la
donación de sangre durante el período de ventana (definido como el lapso durante el
cual el donante está infectado con un virus, no tiene signos ni síntomas, y los resultados
de la pesquisa serológica son negativos). Para los virus de la inmunodeficiencia humana
(VIH) y de la hepatitis B (VHB), por lo menos el 90 % del riesgo es atribuible al
período de ventana, mientras que para el virus de la hepatitis C (VHC) es del 73-88 %.1
La segunda es la existencia de donantes asintomáticos portadores crónicos de una
infección transmisible con resultados persistentemente negativos en las pruebas de
laboratorio. La tercera está dada por infecciones con mutantes o cepas no detectables
por las pruebas. Y por último, los errores técnicos en el laboratorio. Según la
experiencia cubana, este factor es importante por cuanto depende del ser humano, debe
ser objeto de una constante preocupación debido al incremento de la automatización y
se debe evitar con la aplicación consecuente de una política de aseguramiento de la
calidad. Para que el error humano sea de significación clínica, tiene que ocurrir que una
muestra seropositiva se informe como no reactiva (falso negativo), lo que conduciría a
la transfusión de componentes contaminados.
En este trabajo de revisión, se abordan los principales virus que pueden ser responsables
de ITT, y los resultados históricos de su pesquisaje en donantes y pacientes de grupos
de riesgo en Cuba. En próximos trabajos se desarrollarán otros temas, como los virus y
enfermedades emergentes, y la transmisión de infecciones bacterianas y parasitarias a
través de la transfusión.
En la mayoría de los países se estudia para cada donación la presencia de los siguientes
marcadores serológicos: anticuerpos anti-VIH-1/2, anti-VHC, antígeno de superficie del
VHB (HBsAg) y una prueba para sífilis. Pero hay otros países donde además se estudia
anti-HTLV-I/II, antígeno p24 para VIH (Ag p24) y otras pruebas alternativas como la
determinación de anti-HB core para el VHB y la alanino-aminotransferasa séricas
(ALT).
Como la mayoría de los donantes cubanos son voluntarios pero no habituales, y hasta
agosto del 2005 en la Ciudad de La Habana también donaron sangre los familiares o
donantes de reposición, o sea, personas que están presionados a efectuar la donación, y
generalmente son personas que acuden a donar por primera vez, la prevalencia de
marcadores para ITT es mayor en Cuba que en algunos países desarrollados, donde la
mayoría de los donantes son voluntarios y habituales. Está demostrado que la
prevalencia de infecciones transmisibles es mayor en donantes por primera vez que en
los repetitivos.3 Por ese motivo, el sistema de salud en Cuba promueve la donación
voluntaria habitual y eliminará gradualmente las donaciones de sangre de donantes de
reposición o familiares.
Estas son causadas por los virus B o C, aunque se piensa que existen otros agentes
virales aún no descubiertos responsables de algunos casos.3 Desde los inicios de las
transfusiones sanguíneas, se realizaron esfuerzos encaminados a prevenir estas
complicaciones, comenzando con el concepto de evitar la donación de personas con una
historia de infección hepática previa y culminando con la utilización de NAT.
En países como EE.UU., donde las donaciones de sangre se estudian para HBsAg y
anti-HB core, y basándose en la sensibilidad diagnóstica de estas 2 pruebas y en las
tasas de prevalencia, se estimó el riesgo residual de adquirir la hepatitis B en 1:250 000,
lo que es compatible con las observaciones publicadas sobre la frecuencia de
transmisión de VHB.6 Sin embargo, Schreiber y colaboradores 7 estimaron el riesgo
residual en 1:63 000 por unidad, basándose en el período de ventana y la incidencia de
nuevas infecciones.
Los IEE de 1ra. generación para anti-VHC presentaron menor sensibilidad (entre el 70 y
80 %) y un mayor porcentaje de falsos positivos que los siguientes ensayos de 2da. y
3ra. generación que se desarrollaron en 1992 y 1996, respectivamente,10,12 ya que
estas versiones incluyen un mayor número de péptidos antigénicos. Estas pruebas han
reducido en forma importante el riesgo residual de transmisión por transfusión. Los
ensayos de 2da. generación contienen antígenos del core y del NS3 y los de 3ra.
generación han agregado antígenos del NS-5.13
Muestras
Pruebas
N reactivas
serológicas
n %
Anticuerpos
164 51,6
contra VHC
Anticuerpos
contra VIH- 0 0
1/2 318
HBsAg 17 5,3
Anticuerpos
143 45,0
contra HBc
Reactividad
contra
Grupo de VHC
n (*p <
estudio
0,0001)
n %
Hemodiálisis 90 86 95,6
Hemofilias 83 49 59,0
Drepanocitosis 66 14 21,2
Hemopatías 77 15 19,5
malignas
Hemorragias 2 0 0
agudas
Total 318 164 51,6
Se estima que la detección de ácido ribonucleico (ARN) del VHC reduce en 59 días el
período de ventana.28 Los niveles de VHC alcanzan títulos altos rápidamente, y es por
eso que se pueden utilizar pools de sueros para detectar la mayoría de las muestras ARN
positivas antes de la seroconversión.29 La aplicación del NAT para VHC reduciría en
un 60-80 % el período de ventana, detectando de 1:150 000 a 1:200 000 donaciones
infecciosas.1 En EE.UU., el riesgo de recibir una unidad infectada se calcula en 2,72
por millón.30
También se desarrolló por Ortho Diagnostic System un IEE para detección de antígeno
del core del VHC (VHC Ag).31 La reducción del período de ventana sería equivalente a
la obtenida con NAT, pero este sistema no ha sido registrado por la FDA en los EE.UU.
En Francia, el grupo de Couroucé 32 trabajó con muestras de pacientes con
insuficiencia renal crónica en hemodiálisis anti-VHC negativos y ARN positivos, y
encontró que el ensayo de VHC Ag permitió detectar VHC alrededor de un mes y
medio antes que los IEE para anticuerpos y solo 2 días más tarde que el ARN.
A finales de los años 70, en los bancos de sangre de EE.UU., se introdujeron como
pruebas alternativas para la detección de las hepatitis postransfusionales no A-no B
(HPT-NANB), las pruebas de ALT y anti-Hb core. Estudios importantes indicaron que
la proporción de pacientes receptores de transfusiones que desarrollaron HPT-NANB
era mayor en aquellos que recibieron unidades provenientes de donantes con niveles
altos de ALT (45 %), que en las obtenidas de donantes con niveles bajos de ALT (5 %).
Y los receptores de unidades de donantes positivos para anti-HB core tenían un riesgo 2
a 3 veces mayor de desarrollar HPT-NANB que los receptores de unidades negativas
para este marcador. Estos trabajos indicaban que la realización de ensayos para estas
pruebas alternativas en donantes de sangre eliminaría del 30-50 % de las HPT-
NANB.10,34 Sin embargo, estas proyecciones optimistas no se concretaron, y si bien el
rango de seroconversión de VHC (principal causa de las HPT-NANB) disminuyó del
0,52 al 0,36 % por unidad transfundida después de implementar las pruebas alternativas
en 1987, la población de donantes se había modificado para reducir el riesgo de
transmisión del VIH y esta se consideró la razón principal de la disminución del VHC
postransfusional, 10 ya que ambos virus comparten vías de transmisión similares. En 4
países de Europa (Bélgica, Francia, Luxemburgo y Portugal) son obligatorias las 2
pruebas alternativas, mientras que en otros es obligatoria una o ninguna.35 En Cuba no
se realiza ninguna de las 2 a los donantes.
Algunos trabajos demostraron que una pequeña proporción de donantes anti-HB core
positivos son virémicos, y por lo tanto, infecciosos, lo que significa que, además de la
detección de HBsAg, la utilización de esta prueba es de utilidad.37 No obstante,
diversos estudios en poblaciones de donantes de repetición, muestran que la inclusión
del ensayo de anti-HB core tiene valor limitado para incrementar la seguridad
transfusional,38,39 lo que sugiere que, en el caso de Cuba, se debería evaluar en una
muestra de nuestra población de donantes la prueba para detección de anti-HB core para
determinar su utilidad para prevenir las ITT debidas a VHB.
No obstante, existen evidencias de que aún ocurren algunas hepatitis residuales entre
receptores de sangre que no estarían asociadas con infecciones por ninguno de los virus
de hepatitis conocidos, y no parece posible relacionar estas infecciones con los otros
virus relacionados con hepatitis identificados recientemente, como el virus de la
hepatitis G (VHG), TTV o SEN-V.6
El virus de la hepatitis A (VHA) puede ser transmitido por vía transfusional, pero la
probabilidad de que esto suceda es mínima, ya que causa una infección aguda y la fase
de viremia es muy corta. Hay pocos casos descriptos en la literatura 10 y se estimó que
el riesgo de transmisión por vía transfusional es de 1 en un millón.4 Teóricamente, la
detección de ALT podría ser útil en reducir el riesgo de VHA postransfusional, pero en
la práctica, la elevación de esta enzima cubriría sólo un período de infectividad muy
pequeño.10
Retrovirus VIH-1 / 2
Las primeras informaciones acerca del SIDA sugerían que la enfermedad tenía etiología
infecciosa y las medidas iniciales para reducir el riesgo de transmisión por transfusión
fueron las de reducir la obtención de sangre de individuos con factores de riesgo de la
enfermedad. Busch y colaboradores,44 estimaron que el riesgo de contraer una
infección de VIH por vía transfusional en San Francisco a principios de la década de los
80 era del 1,2 % por unidad transfundida, pero este riesgo disminuyó notoriamente al
0,2 % al final de la década, como resultado de los esfuerzos por educar a los individuos
pertenecientes a poblaciones de riesgo para evitar la donación de sangre. En 1987 se
estimó que la selección de los donantes, su educación y autoexclusión llevó a que 49 de
50 personas infectadas con VIH desistieran de donar sangre.45
El reconocimiento del VIH como agente etiológico del SIDA dio lugar al desarrollo de
pruebas de IEE para detección de anticuerpos para el virus,46 que se usaron en EE.UU.
a partir de marzo de 1985 para pesquisaje en donantes de sangre, 44 y se demostró que
la mayoría de los individuos infectados tenían conductas o factores de riesgo, razón por
la cual se incrementaron las medidas referidas al cuestionario pre-donación.47 Ambos
hechos provocaron una disminución importante en la transmisión de VIH por vía
transfusional. Pero aún así, se continuaron presentando infecciones asociadas con
transfusión, y se atribuyó en gran parte a la presencia de virus en circulación antes de la
aparición de una respuesta detectable de anticuerpos, por lo que la utilización de sangre
obtenida en este período de ventana resultaría en la transmisión de la infección.
En 1994, investigadores franceses informaron que algunas personas infectadas con una
variante endémica en países de África Central como Camerún y Gabón (VIH-1 grupo
O), eran negativos en ensayos para detección de anticuerpos para VIH-1 y para VIH-
1/VIH-2. 50 Entonces se desarrollaron los ensayos para detección de personas
infectadas con el grupo O, y posteriormente se implementó en EE.UU. el estudio del Ag
p24.
En EE.UU., se estima que 1,48 unidades por millón de donaciones escapan la detección
por los ensayos serológicos para anti-VIH y p24 y la implementación de NAT lo
reduciría a 1,01 unidades por millón.30
Dentro del período de ventana existe un intervalo denominado período de eclipse, que
comprende el tiempo desde la infección hasta que se presente infectividad. En un
estudio realizado en chimpancés se sugiere que durante esta fase no habría infectividad
en la sangre hasta que la presencia de virus pueda ser detectada por NAT y/o
aislamiento viral.53 Estudios previos en modelos animales habían indicado que durante
un período después de la exposición al virus, el mismo replica en los tejidos linfoides
regionales antes de diseminarse en sangre periférica.54
HTLV-I/II
Los IEE originales utilizaron antígenos obtenidos de células infectadas con HTLV-I,
pero también detectaban HTLV-II, ya que comparte un 65 % de secuencias con el
HTLV-I; posteriormente se adicionaron antígenos recombinantes específicos para
HTLV-II.42
Los riesgos para infección con HTLV-II son principalmente la utilización de drogas por
vía endovenosa, mientras que para HTLV-I es predominantemente la residencia en áreas
endémicas.
Las pruebas de detección de anticuerpos contra ambos virus en Cuba revelaron, según
las primeras encuestas seroepidemiológicas llevadas a cabo en la década de los 90, que
existe una baja seroprevalencia de anticuerpos,65-66 pero ocurren infecciones en
determinados grupos poblacionales con riesgo, especialmente en cubanos con
ascendentes de origen caribeño anglófono (Navea L, Noa E, Lubian AL, Pérez MT,
Carnot J, Rivero R. Screening of anti HTLV I antibody in sera from HIV infected
persons and patients with hematological and neurological diseases in Cuba.
Proceedings of the Fifth International Conference on Human Retrovirology; HTLV.
Japan, 1992).67-68 Y como la infección puede persistir por toda la vida, muchos
portadores sanos podrían estar transmitiendo la infección sin padecer las enfermedades
asociadas.69 Los estudios revelaron la existencia no solo de portadores, sino también de
enfermos con leucemia T del adulto y paraparesia espástica tropical.70 En l a situación
epidemiológica en Cuba, se destaca que presumiblemente el 20 % de los seropositivos
adquirieron la infección por vía de las transfusiones de sangre.68 En la tabla 3 se detalla
la cantidad de muestras procesadas y los resultados en distintos grupos de estudio entre
1991 y 1996.
Grupos de
n Seropositivos %
estudio
Donantes de 16
3 0,01
sangre 920
Enfermedades
241 1 0,04
hematológicas
Insuficienia renal 1
2 0,11
crónica 708
Politransfundidos 180 1 0,55
Contactos
sexuales de 7 2 28,57
seropositivos
Hijos de madres
6 1 16,66
seropositivas
Enfermedades de
6
transmisión 0 0
081
sexual
Enfermedades
187 0 0
neurológicas
Neuropatía
617 0 0
epidémica
Seropositivos al
121 0 0
VIH-1
Otros 284 0 0
26
Total 10 0,037
352
Citomegalovirus (CMV):
La transmisión de CMV por vía transfusional está asociada solo con componentes
celulares y la eliminación de leucocitos en glóbulos rojos y concentrados plaquetarios
reduce la posibilidad de transmisión de la infección.36 En la actualidad, se utilizan para
pacientes susceptibles unidades filtradas, para reducir el número de linfocitos, y/o
seronegativas para CMV. 6 La FDA define a una unidad como leucorreducida cuando
contiene menos de 5 x 106 leucocitos/mL, lo cual se logra satisfactoriamente empleando
filtros de tercera generación.71 La AABB recomienda el pesquisaje serológico o la
leucorreducción como métodos equivalentes para prevenir la transmisión de CMV, pero
la FDA considera que esta equivalencia aún no está demostrada.71
Parvovirus B19:
Este virus es responsable de una variedad de manifestaciones clínicas que dependen del
estado hematológico e inmunológico del huésped. La infección ocurre principalmente
durante la niñez y la seroprevalencia aumenta con la edad hasta alcanzar valores
mayores al 90 % en la población adulta.77
Aunque este virus puede causar enfermedad severa en fetos, individuos con anemias
hemolíticas o hemoglobinopatías y en aquellos con inmunodeficiencias, solo se han
publicado 3 casos de enfermedades asociadas con transmisión por vía transfusional o
por trasplante.77 La incidencia de viremia del parvovirus B19 en donantes de sangre es
muy baja,79 pero es suficiente para contaminar pools de plasmas utilizados para
preparar concentrados terapéuticos.80 En Cuba, la transmisión sanguínea de este virus
no ha sido evaluada.
Existen servicios de la Cruz Roja en Alemania que han implementado técnicas de NAT
para VIH, VHB y VHC en donantes de sangre desde 1997.81,82 En EE.UU., casi todos
los bancos de sangre realizaban NAT para detección de VIH y VHC desde 1999.83
La utilización de pools surgió como necesaria por los costos y la tecnología compleja,
pero el debate acerca de las ventajas del pesquisaje individual es cada vez mayor, y se
ha demostrado que el estudio de los especímenes en forma individual tiene la ventaja de
una mayor sensibilidad.88 Además, se obtienen otros beneficios como una
identificación rápida del donante, dando lugar a un tiempo de bloqueo muy bajo de
componentes.29
La eficacia del NAT varía en forma importante en áreas con distinta prevalencia para
VIH y VHC o aún en el mismo lugar entre donantes de diferente estrato social u origen
geográfico. Por ejemplo, la prevalencia para VHC es homogénea en países
desarrollados, pero en Alemania, la población estudiada por grandes centros de la Cruz
Roja, encontró una prevalencia de 5 a 10 veces mayor que en donantes de un hospital
universitario.81,82 En Gran Bretaña, la mayoría de los donantes son de repetición (>80
%) y el riesgo residual para VHC es menor a 1:200 000, siendo de 1:40 000 en los de
primera vez, y en Francia se estima que en las 3 200 000 unidades anuales se
prevendrían 6 para VHC, 1 para VIH y 7 para VHB; en el otro extremo, en países en
desarrollo, el costo beneficio sería muy bajo.28 Se está considerando el pesquisaje de
otros virus como VHA y parvovirus B19 por NAT.28
Summary
Transfusion-transmitted viral infections
The measures to guarantee blood safety include the use of habitual voluntary donors,
the careful selection of the donor by physical examination and the medical interview,
the self-exclusion, the detection of serological markers of infections, the maintenance of
digitalized registers distributed in a rejected donor network and, more recently, the
introduction of assays for the detection of nucleic acids. In spite of the screening of the
serological markers of blood-borne diseases, there are 4 potential reasons for which this
transmission may still occur: the window period of infection, the existance of
asymptomatic donors who are chronic carriers of a transmissible infection with negative
serological results, the infections given by mutants or rare strains and the laboratory
errors. In this review, the main viruses with potential danger for blood safety, as well as
the historical results of the screening in donors and patients from risk groups in Cuba
are described.
Key words: Transfusion, screening, transmissible diseases, viral infections, HIV, HCV,
HBV.
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