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ASIGNATURA
Introducción a la Filosofía
TEMA
El idealismo filosófico
ESTUDIANTE
Isha Cesarina Ramírez
MATRÍCULA
1-17-4482
PROFESOR
Lic. Nelson Sosa
FECHA DE ENTREGA
Santo Domingo; D.N.
09 de agosto del 2018
RESUMEN
INTRODUCCIÓN
El documento que a continuación se expone trata en toda su extensión acerca del idealismo
filosófico, para lo cual se indagó en diversas fuentes bibliográficas relacionadas con el tema
a fin de ofrecer informaciones que puedan servir de base para investigaciones con este tipo
de abordaje, pero antes de entrar en materia es preciso señalar que tradicionalmente se
distinguen dos grandes corrientes filosóficas, de las cuales se generan las demás, siendo
una de ellas el materialismo y la otra el idealismo, último que plantea la preeminencia de
las ideas (el alma, Dios, el pensamiento) sobre la realidad material. Es decir, antes que la
materia existió y existe el mundo de las ideas o una idea suprema que creó el mundo
material.
ARGUMENTACIÓN
Según Sánchez (2018), el idealismo filosófico es una teoría o doctrina que se reconoce por
aseverar la importancia de las ideas y, en algunos casos, incluso su independiente existencia
de las cosas y los objetos del mundo. También es conocido como inmaterialismo, ya que
es la corriente que más se opone a los fundamentos del materialismo o el realismo.
Esto se evidencia en los argumentos idealistas que sostienen que el mundo fuera de la
propia mente no es cognoscible por sí mismo; por lo tanto, no es verdaderamente “real”.
Para los filósofos idealistas, toda realidad exterior no es más que el producto de una idea
que proviene de la mente del hombre, o incluso de un ser sobrenatural.
Este énfasis en el ámbito intelectual se genera debido a que, para los idealistas, los objetos
no son más de lo que percibimos, las dificultades del mundo físico no son de su interés.
Principales representantes
Chumacero (2017) dijo que entre los más relevantes filósofos idealistas se encuentran:
Platón: Platón fue el primero en usar el término “idea” para referirse a la forma de una
realidad inmutable. Estudió las ideas a profundidad y sostuvo por mucho tiempo que las
ideas existen por sí solas, aunque más tarde cambiaría su argumento y afirmaría lo opuesto:
que las ideas no pueden existir independientemente de la realidad sensible.
René Descartes: Descartes dividió las ideas en tres categorías: aquellas que surgen de la
experiencia sensible del aprendizaje o de la socialización, las ideas artificiales o
imaginativas, y las ideas naturales o innatas que provienen de una fuerza o inteligencia
superior.
De igual forma, la intuición era bastante relevante en su idealismo, ya que esta es una
percepción directa de las ideas que no da cabida ni al error ni a la duda.
Gottfried Wilhelm Leibniz: Acuñó el término idealismo por primera vez, haciendo
referencia a la filosofía platónica. Resolvió el problema de las ideas innatas al argumentar
que estas provenían de la verdadera esencia de los objetos, a la cual llamó Mónada.
Immanuel Kant: Creador del idealismo trascendental. Sostenía que todo conocimiento
provenía de la combinación de un sujeto y un objeto a experimentar. A su vez, el hombre
hace uso de las impresiones que tiene sobre dicho objeto y de su facultad de reconocerlo
por medio de esta representación.
Georg Wilhelm Friedrich Hegel: Por último, Hegel es también considerado uno de los
filósofos idealistas más importantes. Estableció el idealismo absoluto, en el que los
dualismos (por ejemplo, objeto-sujeto o mente-naturaleza) son trascendidos, ya que ambos
forman parte de un absoluto, al cual el hombre debe acceder para poder comprender el
mundo donde habita.
Variantes y características
Acuña (2012) dijo que entre las variantes del idealismo filosófico se encuentran:
Idealismo Absoluto:
Idealismo objetivo:
El idealismo objetivo sostiene que las ideas existen por sí mismas y que sólo podemos
aprenderlas o descubrirlas. Representantes del idealismo objetivo son: Platón (realismo
idealista o platónico), Leibniz, Hegel, Bolzano, Dilthey y Frege.
Idealismo subjetivo:
El idealismo subjetivo sostiene que las ideas sólo existen en la mente del sujeto: que no
existe un mundo externo autónomo. Representantes del idealismo subjetivo son: Descartes
(en ocasiones), Berkeley, Kant, Fichte, Mach, Cassirer y Collingwood.
La principal característica del idealismo subjetivo es que todo gira alrededor del sujeto
cognocente (ser pensante que realiza el acto del conocimiento). Existen, a su vez, dos
variantes. La versión radical sostiene que el sujeto construye el mundo: no existen cosas
por sí mismas sino que sólo existen cosas para nosotros (constructivismo).
Es posible distinguir, de acuerdo al idealismo, entre el fenómeno (el objeto que puede
conocerse de acuerdo a la percepción de los sentidos) y el noúmeno (es decir, los objetos
en sí mismos, con sus propias características naturales). La realidad está conformada por el
contenido de la conciencia del hombre: o sea, por lo que percibimos y no por lo que
realmente es.
La ciencia y la tecnología no aprueban ninguna versión del idealismo, pues ambas suponen
el mundo externo y por eso lo exploran y lo modifican.
Bunge (2007) señaló que el simple aserto de que las ideas son importantes no lo califica de
idealista. Casi todos los materialistas y realistas admiten la existencia e importancia de las
ideas, solamente niegan su autoexistencia:
Platón consideraba que el hombre ideal o modelo que debe formarse es el filósofo que ama
la sabiduría, la busca, se esfuerza por alcanzarla; el hombre que contempla las ideas y se
recrea en ellas.
Para Kant, su filosofía tiene un enfoque moral. Para él, el fin debe ser la formación del
carácter moral del estudiante. Debe formar al individuo para que actúe de acuerdo con lo
que le dicta su conciencia racional. El fin último de la educación debe ser la búsqueda de
la perfección moral tanto individual como socialmente.
John Locke sostenía que los fines de la educación debían ser cuatro: la virtud, la sabiduría,
la buena crianza (buenos modales, templanza, evitar vicios), el aprender a aprender. El
verdadero aprendizaje es el desarrollo máximo de la razón, de las actitudes y destrezas. La
educación debe contribuir a la formación del carácter moral del estudiante y en el desarrollo
pleno de la inteligencia dibujo, taquigrafía, anatomía, legislación, filosofía natural,
psicología, inglés y francés.
De acuerdo al Diccionario Filosófico (2018), el idealismo está ligado muy íntimamente con
la religión y conduce, en una forma u otra, a la idea de Dios. El idealismo tiene sus raíces
en la división de clases de la sociedad, así como en el propio proceso del conocimiento.
Señalando que el idealismo es un clericalismo, subrayando, a la vez, que el “idealismo
filosófico es (‘más bien’ y ‘además’) el camino hacia el clericalismo a través de uno de los
matices del infinitamente completo (dialéctico) conocimiento del hombre”, Lenin pone al
descubierto las raíces gnoseológicas del idealismo.
Para el idealista objetivo, los conceptos, las ideas, no son el producto de las síntesis en el
conocimiento de los objetos realmente existentes. Por el contrario, estos objetos sólo
existen por cuanto existen sus conceptos e ideas.
Así, por ejemplo, sintetizando las manzanas, peras, fresas y almendras realmente existentes
en el concepto de “fruta”, el idealismo objetivo considera este concepto (“fruta”) abstraído
de la realidad objetiva, como el fundamento de la propia existencia de estas manzanas,
peras, fresas y almendras.
Como consecuencia, dice Marx, obtenemos “frutas que brotaron, no del suelo material, sino
del éter de nuestro cerebro”. Esta posibilidad de deificar los conceptos se debe a
determinadas condiciones sociales, como son: la separación entre el trabajo intelectual y el
trabajo manual, la aparición de las clases y de la explotación.
Los representantes más antiguos del idealismo filosófico fueron, con algunas excepciones,
los pitagóricos. En sus doctrinas, que representaban la organización política de la
aristocracia griega, en lucha activa contra la democracia, los pitagóricas desarrollaban la
teoría idealista de los números como fundamento y esencia de la existencia.
El representante más destacado del idealismo griego antiguo fue Platón, quien declaró que
el mundo verdadero es el suprasensorial, de las ideas, y el mundo de las cosas reales es el
de las sombras, el mundo de los pálidos reflejos de las ideas.
La burguesía alemana del siglo XVII y de principios del XVIII, interesada en desarrollar
las relaciones burguesas, pero al mismo tiempo vinculada muy estrechamente al
feudalismo, con el cual establecía un compromiso, inspira al filosofo idealista Leibnitz .
En el siglo XVIII y en la primera mitad del XIX aparece en Alemania la filosofía idealista
clásica (Kant, Fichte, Schelling, Hegel) que refleja el carácter de compromiso de la
burguesía alemana de esa época: por un lado, sus sueños revolucionarios y, por el otro, su
impotencia para realizar la revolución burguesa a causa del exiguo desarrollo de las
relaciones económicas y la dispersión política de Alemania.
Los representantes del idealismo clásico alemán no sólo absorbieron en su filosofía mucho
de lo más valioso que había en el desarrollo de la ciencia, sino que, en forma idealista,
emitieron toda una serie de pensamientos geniales que presagiaban los descubrimientos de
las ciencias naturales del siglo XIX (la filosofía de la naturaleza de Kant y de Schelling).
La culminación del idealismo filosófico alemán fue la filosofía de Hegel, que, sobre la base
del idealismo objetivo, por vez primera, vio el mundo como un proceso, es decir, en
movimiento, mutación y desarrollo continuos e intentaba indagar la conexión mutua interna
de este movimiento y desarrollo.
Politzer (2005) señaló que la confusión creada por el lenguaje corriente en lo que concierne
al materialismo. En la misma confusión se incurre a propósito del idealismo. No hay que
confundir, en efecto, el idealismo moral con el idealismo filosófico.
Idealismo moral
El idealismo moral consiste en consagrarse a una causa, a un ideal. Sabemos por la historia
del movimiento obrero internacional cuántos revolucionarios, marxistas, se han consagrado
hasta el sacrificio de su vida por un ideal moral y, sin embargo, eran adversarios de ese otro
idealismo que se llama idealismo filosófico.
Idealismo filosófico
El idealismo filosófico es una doctrina que tiene como base la explicación de la materia por
el espíritu.
He aquí la primera forma del idealismo, que se ha desarrollado en las religiones afirmando
que Dios, "espíritu puro", era el creador de la materia.
La religión, que ha pretendido y pretende aún permanecer fuera de las discusiones
filosóficas, es por el contrario, la representación directa y lógica de la filosofía idealista.
Ahora bien, como la ciencia intervino en el transcurso de los siglos, llegó a ser necesario
explicar la materia, el mundo, las cosas, de otro modo que por Dios solamente. Porque
desde el siglo XV la ciencia comienza a explicar los fenómenos de la naturaleza sin tener
en cuenta a Dios y prescindiendo de la hipótesis de la creación.
Para combatir mejor estas explicaciones científicas, materialistas ateas, había pues, que
llevar más lejos el idealismo y hasta negar la existencia de la materia.
A eso se dedicó, a principios del siglo XVIII un obispo inglés, Berkeley, a quien se ha
llamado el padre del idealismo.
Alberti (2015), señala que de esta forma, se entiende que el idealismo se centra en el ser
humano como sujeto necesario para dar lugar a la realidad, mientras que el realismo parte
de ella y va en su búsqueda. Depende del grado de conocimiento de ambos conceptos,
algunos afirman que están muy cerca de ser opuestos, mientras que otros los conciben como
complementarios.
CONCLUSIÓN
Hoy el idealismo está muy desvirtuado, porque con el avance de las ciencias y de la técnica
en general, gana mucho más terreno lo que pueda demostrarse, lo tangible y matemático,
incluso se utiliza el término idealista de manera peyorativa, dándole una connotación de lo
que es ilógico, e imposible de realizarse.
La idea sigue siendo una parte muy importante dentro de todas las ciencias, que es aceptada
y colocada como importante, incluso fundamental, el problema radica en cómo pasar esas
ideas a sustancias tangibles, cómo objetivarlas sin pasar al materialismo.
Podría decirse que el idealismo es sólo un referente, una meta proyectativa, pero no un
medio concreto de conocimiento y verdad. Hacia el idealismo apunta el hombre de hoy,
pero sabiendo la imposibilidad de llegar hasta éste, cifra su verdad en el realismo u otros
métodos empiristas o materialistas.
Bunge, Mario (2007). Diccionario de Filosofía. Madrid: Siglo XXI Editores. pp. 101-102.