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Hidacio

Hidacio o Idacio (c. 400 - c. 469) fue un obispo e historiador hispanorromano. Nacido en el
seno de una familia acomodada de los alrededores de Lemica, una ciudad romana situada
cerca de la actual Xinzo de Limia (Orense), en la provincia romana de Gallaecia, viajó de niño
a Palestina, donde conoció durante su estancia en Belén a San Jerónimo.

Biografía

Hidacio fue obispo de Aquae Flaviae, la actual Chaves (Portugal), desde el año 427. El
desempeño de su cargo coincidió en el tiempo con la llegada de los suevos a Gallaecia, donde
se enfrentaron de forma frecuente con los grandes propietarios gallegos de los que Hidacio
fue uno de sus principales representantes.

En el año 431 encabezó una delegación a la Galia para solicitar del representante imperial
Flavio Aecio ayuda contra los suevos opresores en Galecia. Aecio, que utilizaba las luchas
entre tribus bárbaras para sostener el entonces debilitado poder imperial, no pudo socorrer
a Hispania y fue Hidacio, junto con otros obispos, quien tuvo que mediar entre suevos y
gallegos, corría el año 433.1

Idacio y el priscilianismo

En el terreno religioso, fue un importante perseguidor del priscilianismo, doctrina asentada


con fuerza en la Gallaecia de entonces. En 460 permaneció tres meses preso por orden del
rey suevo Frumario.
Historiador

Casi al final de su vida, Hidacio escribió una crónica al estilo de Jerónimo de Estridón y
Eusebio de Cesarea, siguiendo en su estilo un modelo muy popular por entonces, consistente
en ubicar la historia de la Humanidad en el contexto de una progresión lineal partiendo de la
creación bíblica y cuyo final pretendía ser el segundo advenimiento de Cristo. Hidacio
escribió sobre los acontecimientos sucedidos entre 379 y 468. Aunque su intención inicial era
escribir una crónica universal, lo cierto es que terminó centrándose en los sucesos de
Gallaecia, dando una lóbrega visión del siglo V al describir los problemas surgidos a raíz de la
herejía priscilianista y de la implantación en el territorio gallego y peninsular de las tribus
bárbaras, como los suevos y los visigodos.

Datación cronológica

Es importante también destacar que, con mucha probabilidad, Hidacio fue el primero en
inaugurar una nueva forma de datación cronológica conocida como la Era Hispánica, que
tiene como año 1 el 38 a. C., año en el que Augusto da oficialmente por conquistada
Hispania.

Reino de los suevos

Asimismo, Hidacio es la primera fuente escrita que se conserva acerca de los suevos en
Gallaecia, de forma que muchas de sus apreciaciones negativas acerca de este pueblo, que él
definiría como «nación inicua y enfurecida»", terminarían por fijarse en la historiografía
tradicional, que tuvo a este pueblo por violento y destructivo.

Actualmente, historiadores como Casimiro Torres o Reinhart tienden a minimizar esta


imagen negativa, relativizándola en el papel que Hidacio tenía como representante de los
terratenientes gallegos, enfrentados a los nuevos gobernantes de facto suevos.
También la comparación con otros cronistas de la época, como Orosio, así como los estudios
arqueológicos contradicen en parte la visión negativa legada por Hidacio sobre el pueblo
suevo.

Hidacio y Orosio ante las invasiones bárbaras

Coetáneo de Orosio, comparte su formación espiritual en Oriente, donde ambos vieron en su


retiro de Belén al erudito Jerónimo de Estridón; pero uno y otro siguieron diferentes
caminos, mientras Orosio en su juventud opta la obra filosófica de Agustín de Hipona,
Hidacio continúa la Crónica de San Jerónimo. Orosio mira con optimismo a los bárbaros como
provindencial sostén del Imperio Romano, Hidacio es pesimista, para él los tiempos van
empeorando.

Las primeras noticias que Idacio da de su patria componen un negro cuadro.

Las desolaciones de alanos, vándalos y suevos por España (409-410) desencadenaron cuatro
mortales plagas: el hierro de los soldados y de los tiránicos exactores de tributos, que
consumen todos los recursos del país; el hambre, que llega a extremos de antropofagia; la
peste, que siembra cadáveres por todas partes; las bestias feroces, que, avezadas a la carne
insepulta, infestan la tierra.

Entre sus obras se encuentran:

Chronicon, donde narra las invasiones germanas en el período de 379 a 468.

Fasti Idatani.

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