Estado (de libre comercio) y tratados comerciales en América Latina: consecuencias en el sector

rural regional.

Alejandro González González

Las reformas estructurales que se han llevado a cabo en años recientes por gobiernos cuya visión es
el libre mercado entre países, han tenido efectos tempranos entre la población donde se están
ejecutando dichas reformas. Los efectos de la liberalización del mercado tendrán consecuencias de
tipo económico, político, social y ambiental en los países que adoptan los lineamientos y preceptos
de los tratados comerciales regionales.

Desde hace poco más de 20 años que los tratados de libre comercio entraron en vigor en América
Latina; (GATT, TLCAN, Uruguay, Panamá, Alianza del Pacífico, y ahora el Acuerdo Transpacífico de
Cooperación Económica) los efectos positivos y la riqueza prometida por los gobiernos en turno, no
se han visto reflejados entre la población. Muy al contrario, las consecuencias y los efectos se han
agudizado de una forma alarmante tal, que se han presentado fenómenos sociales para los que la
academia se ha visto rebasada. Fenómenos tales como la crisis de democracia que se vive
actualmente, crisis de autoridad, crisis institucional, crisis económica, crisis social, crisis ambiental,
crisis alimentaria, etc.

Los efectos de las reformas económicas aún no han dejado ver su real efecto, es decir, sabemos cuál
es la verdadera intención al apropiarse de todo recurso natural y bien material para volverlo privado
y con ello obtener ganancia y renta para el capital. El capitalismo actual está viviendo también una
crisis en la que espera apropiarse, incluso de la vida misma, si no es que ya lo hizo y no nos dimos
cuenta.

La propuesta es, entonces, revisar cómo a partir de la crisis de democracias que se hicieron llamar
de izquierda y su inminente fracaso, con la consecuente llegada de gobiernos de ultraderecha, se
fueron maquinando tratados de libre comercio como el actual Acuerdo Transpacífico de
Cooperación Económica (TTP, por sus siglas en inglés) el cual pretende la uniformidad de una política
económica a nivel Latinoamérica con consecuencias catastróficas para los recursos naturales y la
vida social en la región. Todo ello propiciado por un Estado laxo, pero que con la legalidad en mano,
pretende legitimar e instaurar un nuevo periodo de saqueo y devastación en las zonas rurales de
América Latina.