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1 5 DE ENERO DE 1 907

MEMORIAL
DEL

Estado Mayor del Ejército de Chile


Publicado bajo la direccion del Departamento Central
PUBLICACION BIMESTRAL

CUADERNO I.
AÑO 1 1 .

SANTIAGO DE CHILE
TALLERES DEL ESTADO MAYOR JENERAL
1907
La Carta Topográfica de Chile

La lectura de un artículo publicado en el "Scottish Jeo-


gráfical Magazine", por el Coronel Duncan Johnston, C. B.
B. E., nos ha dado la idea de escribir unas pocas líneas sobre
el tiempo empleado esclusivamente en las triangulaciones de
primer orden de algunos países europeos, esto sin tomar en
cuenta el tiempo empleado en seguida para el levantamiento
topográfico.
Un pequeño exámen del cuadro siguiente, donde figuran
los paises por orden de exactitud en los trabajos, bastará
para formarse una idea de la labor e importancia que demanda
una triangulacion.
— 4—

TABLA DE TRAGULACIONES DE ALGUNOS PAISES

Taangulaclon
Número de

dio angullr
triángulos
Error me-

Años de tra-
bajo en la
Superficie
ESTADO ÉPOCA del
país

Kil. c.
Dinamarca (III) 1867-70 16 0.4 39854 3
Sajonia 1867-77 197 0.4 14993 10
Francia (3. a vez) 1884-91 186 0.6 536464 8
Prusia (B) 1832-91 690 0.6 348658 59
Noruega. 1853-63 179 0.7 321437 10
Prusia (A) 1860-82 137 0.7 348658 22
Würtembeg 1861-67 1 0.7 19514 6
Dinamarca (I) 1817-24 20 0.8 39854 7
Grecia 1890-92 102 0.8 64679 2
Autria-Hungría 1868-88 670 0.9 625518 20
Béliica 1853-73 219 0.9 29456 20
España a
... 1861-84 235 0.9 504554 23
Francia (2. vez) 1860-72 157 0.9 536464 12
Italia 1863-88 514 0.9 286682 25
Suiza 1861-67 40 0.9 41346 6
Sumatra 1884-91 56 0.9 174226 7
Dinamarca (II) 1873-83 51 1.0 29854 10
Isla de Java 1861-78 68 1.1 131508 17
Mecklemburgo 1818-60 69 1.1 16057 42
Suecia..... 1832-84 304 1.1 447864 52
Rusia 1830-88 998 1.2 4876523 58
Portugal 1864-86 139 1.3 78954 22
Rumania a 1875-86 36 1.5 131353 11
Francia (1. vez) 1792-1865 571 1.7 536464 73
Baviera i el Palatinado 1804-54 337 1.8 75871 50
Gran Bretaña 1787-1865 552 1.8 314339 78
Chile 759000 43
— 5 —
Al examinar el cuadro, vemos que países incomparable-
mente más pequeños que el nuestro han necesitado, como en
Francia en una ocasion 73 años; Prusia (B) 59 años;
Mecklenburgo 42; Baviera 50 i Gran Bretaña 78 años.
El caso de Gran Bretaña es digno de considerarse, cuando-
despues de 78 años de laboriosos trabajos, los sabios como
Sir Jorje Darwin, The astronomer-Roj'al, Sir David Gill i
otros hombres de ciencia que han tomado parteen el trabajo,
no quedaron conformes con los resultados obtenidos i solici-
taron del gobierno que se repitiera nuevamente la triangula-
cion, exijiendo mayor exactitud.
Debemos tomar mui en cuenta la diferencia que existe en
Europa en cuanto se relaciona a la prevision de los gobiernos,,
las facilidades de comunicación, el enorme personal empleado-
en estos trabajos i la ayuda del país entero.
La orografía de Chile nos presenta dificultades colosales,
las que exijen un trabajo penoso para vencerlas. Por espe-
riencia propia podemos decir que hai casos que demandan
paciencia i grandes privacionas. Un observador, aislado en
Mía cumbre distante, tiene que esperar a veces semanas ente-
jas i hasta tarde de la noche, para ver una sola señal. Las-
dificultades en terrenos boscosos son mui grandes i sin límites.
Neblinas, humos i titilaciones a causa, del calor, son otras de
los tantos enemigos de un observador. En invierno sucede a
veces que hai necesidad de esperar varias semanas antes de
poder hacer una sola observacion.
La ciencia modernaexijemuchomayorexactitud que en el
pasado i sería de desear que en esta materia, Chile pudiera mos-
tras resultados científicamente exactos como los otros paises.
Cuanto dinero se gaste, compensa con los resultados i
beneficios obtenidos. La carta debe ser barata porque las
necesidades lo exijen i sobre todo en un país que se desa-
rrolla i entra en esplotacion.
La guerra, de Sud-Africa dio a los ingleses una leccion de los
males que causan los mapas defectuosos, haciendo ver que los
buenos mapas son tan necesarios en la paz como en la guerra.
Casi no existe cuestion política o administrativa que no
pueda, resolverse satisfactoriamente con buenos mapas i mu-
chas disputas internacionales i aun guerras, han tenido su
oríjen en tratados que se fundaban en cartas defectuosas.
Estos trabajos son necesarios para la injeniería, trazado
de ferrocarriles, caminos, canales, etc, i para los fines comer-
ciales i de agricultura. Con una buena carta, el fisco ahorra-
ría millones de pesos, que actualmente invierte en los estudios
para proyecto de ferrocarriles, los cuales muchas veces dan
resultados negativos.
— 6 —
La carta es de la mayor importancia militar, aun en tiem-
po de paz, para la instruccion i maniobras, para los problemas
de la defensa nacional i de las operaciones militares.
Las buenas cartas de navegacion, el valizamiento i alum-
brado de las costas son necesarios para el tráfico marítimo,
para el desarrollo comercial, industrial i de pesquería.
Con verdadera envidia vemos que en otros paises se em-
pleaen estos trabajos varias secciones militares, asesoradas
por un personal científico bien escojido i preparado, sin decir
nada de la entusiasta cooperacion de todos los demas hom-
bres de ciencia i de las bondades del presupuesto.
Cuando el país esperimente las ventajas de la carta, será
el dia en que se encontrarán los medios de subsanar las difi-
cultades del presupuesto i se verá que los gastos se compensan
con los beneficios obtenidos.
Segun nuestros cálculos, la Carta Topográfica de Chile,
en escala de 1 : 25,000, necesitaría unos 50 años de trabajo,
distribuyendo el levantamiento en la forma que a continua-
cion se espresa.
1.° Se debería aumentar el personal i elementos del De-
partamento de Levantamiento Topográfico del Estado Mayor
Jeneral, en tal forma que se pudiera trabajar simultánea-
mente en el Norte, Centro i Sur de Chile.
2.° La hidrografía de la costa i la rejion insular corres-
pondería a la Marina,
3.° Una comision mista, militar i marina, quedaría a
cargo de la rejion magallánica.
4.° Se formaría un cuerpo a lo menos de unos 5 astró-
nomos competentes, los cuales se repartirían en las distintas
comisiones para que tomaran a su cargo las observaciones
astronómicas.
Esto sería para un levantamiento de absoluta precision, que
sirva hastaparael trazado de canales i ferrocarriles; pero si no
necesitaramos tanto por el momento, en todo se podría
hacer un trabajo excelente en menor tiempo i con ménos costo.
Damos solamente una idea jeneral para no ser dema-
siados estensos. Una comision de jefes de marina ha trazado
el plan jeneral para la hidrografía, consultando buques espe-
ciales, dinero i un personal hidrográfico como en los paises
europeos. Lo mismo existe en el Ejército en lo que se refiere
al levantamiento topográfico.

La Seccion Catográfica del E. M.


Procedimiento de ataque de los
japoneses

(Tomado del resúmen de la Prensa Estranjei a.—Madrid.—Junio 1906)

El comandante von Lüttwitz (1) ha publicado, amplíán-


dola, la conferencia dada el pasado invierno en el casino mi-
litar de Berlin sobre los procedimientos de ataque de los ja-
poneses, publicacion que saludamos con júbilo, porque de
este modo las importantes experiencias tácticas que propor-
ciona el estudio de la campaña de la Mandchuria podran ser
conocidas de todo el ejército.
El autor nos presenta en su libro, basado en las noticias
e informes de los oficiales que fueron enviados a, seguir aque-
lla campaña, una serie de cuadros de gran interes, en los que,
con habilidad suma, hace resaltar lo que verdaderamente
tiene importancia, dejando a un lado todo lo superfino i ac-
cesorio. De este modo, sin hacer una historia detallada de la
guerra, le ha sida posible escribir un libro en extremo ins-
tructivo.
En sus minuciosas descripciones no da una completa-
idea de cómo se ha desarrollado la táctica de ataque de los-
japoneses desde las orillas del Yalu hasta la batalla de Muk-

(1) Procedimientos de ataque de los japoneses en la campaña de 1904-


1905, por el baron yon Lüttwitz, comandante en el Gran Estado Mayor
aleman.—Berlin, 1906.—ES. Mitler &. Sohn.—Precio, 3,25 marcos.
—8—
den i los combates posteriores, haciéndonos ver la extraor-
dinaria diversidad de formas que dieron a sus procedimientos
de ataque, acomodándolos perfectamente á las condiciones
en que se encontraban en cada caso.
Toda infantería, al comierzo de una campaña, emplea en
e1 combate aquellas formaciones que ha aprendido a practi-
car en la paz. Por esta razon no es oportuno que en los re-
glamentos se haga resaltar mucho la importancia que tienen
las formaciones en sí mismas; el objetivo principal de la ins-
truccion ha de consistir en enseñar a acomodarlas a distin-
tas situaciones tácticas i a las condiciones del terreno en que
se opere.
En el Yalu los japoneses presentaron bajo el fuego del
enemigo líneas espesas de tiradores i fuerzas en órden cerra-
do en la misma forma que estaban acostumbrados a emplear
en sus maniobras de tiempo de paz.
No obstante el magnífico campo de que dispusieron los
rusos en aquellos combates para sus fuegos, las tropas japo-
nesas no sufrieron grandes bajas. La artillería ruso se vio
obligada a guardar silencio cuando la infantería japonesa
marchaba al ataque, i esta última arma era seis veces supe-
Tior en número a la. infantería rusa.
Llegaron despues los combates de la península de Kin-
cheo con ocasion del ataque del ejército de Oku a la posicion,
fortificada de Nanschan, i ya entonces las cosas pasaron de
un modo mui distinto. El fuego de los rusos destrozó por
completo el ala izquierda japonesa i hubo que buscar el buen,
éxito del ataque en el movimiento envolvente del ala derecha,
apoyada por el fuego concentrado de mas de cien cañones de
campaña i de la escuadra.
Perdieron aquí los japoneses cerca de 4,500 hombres de
un efectivo de 36,000, mientras que en el Yalu, con una fuer-
za próximamente igual, solo tuvieron fuera de combate unos
1,000 hombres.
Es cosa que habla mui alto en favor del sentido.práctico
de los japoneses ver cómo dedujeron ya consecuencias de los
mismos combates del Yalu. No volvieron a presentar ante el
enemigo durante toda la campaña tropas en orden cerra-
do, i resolvieron también cambiar su uniforme de color os-
curo de tiempo de paz. por otro que resultara menos visible y
en campaña.
El comandante Lüttwitz en las observaciones que hace
en la última parte de su libro, vuelve otra vez a hablar de
este asunto i dice que la necesidad de usar un uniforme lo
menos visible que se pueda es una consecuencia natural del
empleo de la pólvora sin humo.
—9—

Problema es este que no admite espara de ninguna clase.


El ejército que primero lo resuelva de una manera radical i
práctica, puede contar, desde luego, con una gran superior
dad al combatir a un enemigo que no se haya decidido a
abordar i resolver este problema.
La larga duracion de la guerra asiática dió lugar a que
Embos adversarios, en el curso de la campaña, pudiesen
Cambiar o completar su uniforme, pero en una guerra euro-
pea faltará tiempo para ello. El que tenga la desventaja de
entrar en campana con un uniforme mui visible, no podrá
compensar. despues esta primera falta cometida.
Es tiempoya de sacar esta cuestion del terreno de tanteos
i ensayos. El autor prueba de una manera convincente en su
libro, que este problema va estrechamente unido al del
equipo de la infantería, puesto que los japoneses desde el pri-
mer momento enviaron al ataqué las fuerzas de esta arma,
descargándola antes del peso de sus mochilas. En una gue-
rra de. posiciones como lo ha sido la japonesa, no hai gran-
des inconvenientes en hacerlo así, pero no sucedería lo mismo
en una guerra de movimientos i maniobras como serán en
jeneral las nuestras, en las que es necesario que el soldado de
infantería no se vea obligado en momento alguno a abandó
nar una parte cualquiera de su equipo, que. con seguridad no
volvería a recuperar.
En el combate de Telitsze (Wafanku) los japoneses tenían
que atacar una posicion fortificada provisionalmente por los
rusos. Las fuerzas de una i otra parte eran aproximadamen-
te iguales, i los japoneses debieron su victoria a contar con
doble artillería que el enemigo i a un movimiento envolvente
ejecutado sobre el flanco izquierdo por una brigada de re-
fuerzo. Al avanzar sobre Liaoyan, los problemas tácticos
que se les presentaban eran cada vez mas difíciles. Los rusos
habian aprendido a acomodar perfectamente al terreno sus
trabajos de fortificacion i hacían fuego con su artillería desde
[posiciones a cubierto que no era posible batir, aunque tam-
bien es cierto que dicha artillería completamente oculta, no
podia dificultar tanto como hubiera debido hacerlo, i era su
mision, el avance de la infantería japonesa.
En combates posteriores las tropas que iban al asalto
de posiciones tenían que vencer los obstáculos que las alam-
bradas establecidas por los rusos oponían a su marcha i la
lucha fué adquiriendo poco a poco el carácter completo de
una guerra de sitio,
La artillería japonesa casi nunca consiguió batir a la
rusa, solo a la terminacion de la campaña l l e g ó a tener pie-
zas con escudos protectores, i por deficiencias de su ganado
— 10 —
de arrastre era mui poco maniobrera, viéndose forzada a
permanecer a larga distancia del enemigo. No estuvo, pues,
en condiciones de batir eficazmente a la infantería rusa que
se mantenía oculta detrás de sus atrincheramientos, pero en
cambio prestó grandes servicios a su propia infantería impi-
diendo a la contraria salir de sus posiciones. Cuando esta al
fin se dejaba ver, obligada a ello por el avance del enemigo,
entónces la artillería del ejército japonés dificultó siempre
mucho con sus fuegos la accion de los infantes rusos.
Los japoneses en sus posiciones frente a Mukden no ais-
pusieron de artillería pesada hasta despues de la toma de
Puerto Arturo, i aun con el auxilio de esta no consiguieron,
como esperaban, batir con eficacia las posiciones rusas hasta-
ponerlas en estado de dar el asalto. Las piezas de grandes
calibres empleadas con tal objeto presentaban un abigarra-
do conjunto de cañones conquistados a los rusos i de otros
japoneses utilizados contra Puerto Arturo: el servicio que.
prestó esta artillería i las esperiencias que con ella se hicieron
no son a propósito para derivar consecuencias jenerales res-
pecto de la utilidad de la artillería pesada en el ejército de
campaña. La misma imperfeccion con que estaban construi-
dos ios projectiles i las espoletas no permiten fundar opinio-
nes, sobre este particular.
En conjunto puede decirse, lo mismo por lo que se refiere
a la artillería de campaña que a la de posicion, que la gue-
rra del estremo Oriente viene a ser como una advertencia
saludable contra las exajemciones basadas en las esperien-
cias de polígono, habiendo quedado vencida la opinion de
los que sostenían que hoi en la guerra la artillería es la que
con la eficacia de sus fuegos da el golpe de gracia i hace in-
clinar la balanza diciendo del buen éxito de las batallas, cosa
que se ha demostrado no ser cierta, si bien el valor que
como arma tiene la artillería no ha sufrido quebranto alguno
en los campos de la Mandehuria (1).
Los jenerales japoneses no se equivocaron en apreciar
los efectos de su artillería de campaña, como en no descono-
cer la importancia de la cooperacion de la artillería de grue-
so calibre en el ejército de campaña. Si el arma dé artillería
en el estremo Oriente no ha dado todos los resultados que de
ella se esperaban, esto mismo debe ser un acicate para que

(1) El inspector dé sanidad Kórting da los siguientes datos: el tanto


por ciento de heridos por la artillería en, el ejército ruso fué el 13,25, i en el
japonés el 10,5. En la guerra de 1870-71 el tanto por ciento de baja por
fuegos de artillería sólo llegó al 8,4.
— 11 —
en la parte técnica, lo mismo que en los procedimientos de
tiro i en lo que se refiere a material, se trate de llegar a una
perfeccion completa. Para estimarla en poco no hai motivo
de ninguna clase, como sería tambien falso que como conse-
cuencia de los pocos servicios prestados por la caballería en
esta campaña se sacasen consecuencias desfavorables respec-
to a lo que puede esperarse de ella en una guerra europea.
Con mucha razon se dice en el libró de que nablamos, que
por faltarles a los japoneses una caballería propia para la
guerra i una artillería a caballo, no pudieron sacar fruto
completo de sus victorias.
En esta campaña los dos ejércitos han tenido en gran es-
tima el empleo de las ametralladoras, que prestaron servi-
cios estraordinarios lo mismo en el ataque que en la defensa
de posiciones fortificadas. Indica la importancia que dan a
esta arma los japoneses ver cómo se proponen ahora incor-
porar orgánicamente a cada batallon de infantería i a cada
rejimiento de caballería 4 ametralladoras. Parece como si se
vieran volver a la vida los antiguos cañones que en el siglo
XVIII formaban parte de los rejimientos.
La infantería japonesa merece se haga constar en su elo-
jio que ha sabido acomodarse de una manera admirable a
las condiciones en que se presentaban los diferentes proble-
mas que tuvo que resolver en el ataque, problemas que cada
vez ofrecían mayores dificultades de resolucion.
A todo ataque procedió siempre ira reconocimiento det-
nido de la posicion, i allí donde no era posible un movimien
to envolvente en grande escala, por lo ménos aisladamente i
en determinadas partes del frente enemigo, se esforzaban en
llevar a cabo un movimiento de esta cíase. La infantería
empleó procedimientos distintos cuando el primer ejército
antes de Liaoyan libraba combates en la montaña o cuando
el segundo ejército se batió en la llanura i en las alturas de
Kauliang.en estos combates, como tambien en los posterio-
res, vemos emplear saltos largo i cortos, líneas de tirado-
res espesas i otras mui claras que poco a poco iban refor-
zando, avances en pequeñas secciones i empleo desde el pri-
mer momento de un frente con larga línea de fuego. Las
reservas seguian el movimiento del modo i manera que les
era mas favorable para efectuar su avance. Como hicieron
los ingleses en la guerra de los boers presenta ron tambien
los japoneses formaciones en órden abierto en muchas líneas,
unas detrás de otras. La pala se ha usado mucho i en todas
ocasiones para fortificar una posicion conquistada, pero no
siempre fué empleada como principio fundamental para el
ataque. La infantería del primer ejército no se cubre i pre-
— 12 —
fiere hasta el último momento efectuar rápidos i decididos
avances. En los otros ejércitos, la forma del terreno i la efi-
cacia del fuego enemigo, produciendo bajas numerosas, antes
de tiempo, obligó a que se hiciera mucho uso de la pala en
todas las posiciones desde las que se rompía el fuego, i al
avanzarlos tiradores servian estos abrigos de refujio a las
reservas.
Cuando leemos que a pesar de esta remocion de tierras el
total-de bajas del segundo ejército en Liaoyan, desde el 80
de agosto al 4 de Setiembre, fué de mas de 10,000 hombres,
es decir, el 20% de su efectivo, se piensa enseguida en los
grandes sacrificios que hubiera sido necesario pedir a aque-
llas tropas para que efectuas en su avance sin tomar precau-
ciones de ninguna clase. En estos combares quedó demos-
trado tambien que la pala de infantería debe tener el mango
mas largo de lo que hoi lo tiene.
Los japoneses aprovechaban a menudo la oscuridad de
la noche para efectuar sus movimientos de ataque, ya fuera
para avanzar hasta colocarse en posicion desde donde sus
fuegos alcanzaran el máximum de eficacia, o qué habiendo
llegado durante el dia a dicha posicion aguardaran en ella a
que viniera la noche para lanzarse al asalto al arma blanca.
La gran proximidad en que, frecuentemente i durante
largo tiempo, se encontraban los frentes de combate de am-
bos ejércitos favorecía el empleo de la bayoneta, tanto mas
cuanto que los japoneses saben manejar mui bien el arma
blanca. Quedó demostrado en estos combates, que ofrece
muchas ventajas emplear una bayoneta de cortas dimensio-
nes; la nuestra armada en el fusil es demasiado larga i resul-
ta, el arma, en total, de mucho peso, es inmanejable i se do-
bla fácilmente.
Por mui frecuentes que han sido en el estremo Oriente
los combates a la bayoneta se ha querido sacar la conse-
cuencia de que en el porvenir esta clase de combates desem-
peñaran un papel mui importante en todas las campañas, i
habiendo oído ya entonar himnos de júbilo dedicados a la
resurreccion de dicha arma. Creemos firmemente que no hai
Fazon alguna para ello. Aun haciendo caso omiso del valor
fanático de los japoneses, es cosa clara que tratándose de
atacar posiciones fortificadas no hai mas remedio que deci-
dirse a ir al asalto de ellas.
Dentro de las, condiciones en que se hacen las guerras
europeas siempre encontraran aplicacion, en mayor o menor
escala, los juicios que ya en el año 1865 consigno por escrito
Moltke. "El avance a la bayoneta es el medio definitivo
para derrotar por completo ai contrario; ningún militar i re
— 13 —
nunciará al empleo de esta arma i nunca seran bastantes
todos los esfuerzos que se hagan para despertar i fornen-
par la confianza del soldado en el manejo de la bayoneta.
pero teniendo siempre presente que lo prepara i hace posible-
el curso del cómbate i la eficacia de los fuegos. Si la espresion.
cerrar sobre el enemigo a la bayoneta" no se tomase en
sentido figurado sino en su significacion literal de correr por
propio impulso a buscar el combate hombrea hombre, pocos
berian los ejemplos de esta clase que podrían presentarse
desde los tiempos en que el arma de fuego vino a subtituir
a la pica i a la espada corta. Si a los relatos franceses de
numerosos ataques a la bayoneta efectuados durante la
campaña de 1859 en Italia, se les despojase de sus dramáti-
cos atavíos, pronto se descubriria la simple i prosaica ver-
dad, esto es, que en la gran mayoría de los casos el enemigo,
quebrantado por las pérdidas sufridas, huyó, evitando así
el combate cuerpo a cuerpo".
Es indudable que tambien nosotros nos podemos encon-
t r a r accidentalmente en las mismas condiciones en que Se
encontraron los japoneses en la Mandchuria. Ya el mariscal
Moltke, como hemos visto, acentúa la. idea de que jamas : se
despertará i fomentará bastante la confianza que el soldado
debe tener en el arma blanca, pero nuestra infantería ha de
considerar siempre el poder del fuego de su fusil como medio
seguro para conseguir la victoria.
Guardando toda clase de respetos a la heroica bravura
de los japoneses, hai que precaverse de imitarlos ciegamente
huyendo de exajeraciones, para no merecer de nuevo el jui-
cio condenatorio espresado por el Emperador Guillermo el
Grande dirijiéndose al príncipe de Hohenlohe en 1861: "La
esgrima de bayoneta es un error moderno con el que no se
consigue nada en la guerra i en la paz se pierde el tiempo
inútilmente. Enseñar al soldado a dirijir golpes de bayoneta
i a defenderse de ellos, lo mismo en marcha que a pié firme,
es ejercicio mas guerrero i mejor que instruirlos en un vis-
toso número de artísticos asaltos."
Obsérvese, ademas, que en una gran guerra europea difí-
cilmente nos encontraremos en condiciones de dar combates
de posicion en estensiones tan grandes como ha sucedido en
la Mandchuria. Habrá, sí, combates de posicion en partes
aisladas del frente total, pero no en todo él. En un pais de
suelo-mui cultivado se aumenta la movilidad de los ejércitos
de modo que el que ataca no necesita detenerse ante las
fuertes posiciones tomadas por el defensor, como sucedia en
Asia, en donde la guerra, mirada en conjunto, es una serie
de combates de desfiladero, librados en una comarca relati-
— 14 —
vamente estrecha, que limitan alEste las montañas i al Oes-
te el desierto. Por esta razon se emplearon siempre las fuer-
zas en combates i ataques frontales que resultaban indeci-
sos, procedimiento que no seguirán, sin duda alguna, los
jefes de ejércitos que peleen en Europa, pues lo que a estos
interesa ante todo es conseguir grandes i rápidas victorias.
En las condiciones en que esta hoi dia el capital, las mis-
mas razones que han obligado a los japoneses a verificar su
avance con estrema lentitud, porque al menor revés sufrido
hubieran encontrado cerradas las bolsas de Londres i New
York ( l ) , obligarian en una gran guerra europea a todo lo
contrario, es decir, a buscar por todos medios una rápida i
definitiva solucion.
Tampoco se podría combatir aquí, como lo han hecho
en Asia, sobre un terreno neutral en donde ninguno de los.
adversarios tenia interes en que se causasen los menores da-
ños posibles. Solo cuando se considera el curso total de la
guerra i el conjunto de las condiciones que han influido en
ella se puede dar su verdadera significacion a los fenómenos
aislados que salen a luz en el estudio de esta campaña.
Estos fenómenos aislados lo examina cuidadosamente el
comandante von Lütwitz en su libro, dándoles la importan-
cia que realmente tienen i haciendo ver de qué diferente ma-
nera se lleva hoi el ataque con las modernas armas de. fuego,
i cómo, signiendo el ejemplo de los japoneses, ha de proce-
derse de modo distinto en cada caso segun varíen los datos
del problema que haya de resolverse. Al final de la obra se
dice lo siguiente: ''Pero sin embargo el gran secreto de la
victoria de los japoneses consistirá siempre en el buen espí-
ritu de las tropas que soportaron, sin quebrantarse, grandes
pérdidas, i en el ardoroso empeño de atravesar lo mas pron-
to posible el espacio que les separaba del enemigo para mos-
i r a r su superioridad en el combate hombre a hombre. Allí en
donde lo mismo el jefe que el soldado tienen un espíritu tan
«levado pierde mucho de sus horrores el ataque, cada vez,
mas difícil por el constante perfeccionamiento de las armas
de fuego."
Los japoneses han demostrado en esta ocasion que es.
todavía posible el movimiento de ataque, cosa que los jefes
ingleses habían rechazado apoyándose en las esperienciás de
su campaña contra los boers.
El Ejército japonés no ha sujetado sus movimientos a

(1) Véase el interesante estudio sobre esto de Helfferich: "El dinero en


la guerra ruso-japonesa".—Berlín, 1906. ES. Mitler &. Sohn.
— 15 —
ninguna clase de esquema. Los procedimientos que emplea-
ban eran distintos, no solo dentro de cada ejército, sino en-
tre las divisiones que lo formaban i aun dentro de estas mis-
mas. El que ejercía el mando se le indicaba de una manera
clara el objeto a que habian de dirijirse sus esfuerzos, pero
el procedimiento era de su esclusiva responsabilidad. Han
aprendido en la guerra a estimar el ancho campo que dejan
sus reglamentos, tomados de nosotros, como así lo hace"
resaltar el comandante von Lütwitz, i hai que agradecerle
que mencione este acuerdo, abrigando nosotros la firme es-
peranza de que el nuevo reglamento de infantería que esta-
mos aguardando confirmará, como lo hace el actual, la li-
bertad en elejir las formaciones que hayan de emplearse, prin-
cipio que ha evidenciado su importancia de una manera bri-
llante sobre los campos de batalla de la Manchuria. Militar
Wochenblatt (mes de Abril).
Estracto del nuevo reglamento táctico
de la infantería alemana

[Tomado del Resúmen de la Prensa Militar Estranjera Madrid Julio de l906)

Acaba de darse a la infantería el nuevo reglamento tác-


tico. En él se consigna que hoi, como antes, la infantería es
el arma principal, i que este hecho indiscutible se pone de
relieve en el reglamento, porque durante en los largos períodos
de paz se acostumbra a relegar a segundo término esta impor-
tancia capital que tiene la infantería en la guerra.
El reglamento de 1871 fué reemplazado por el de 1889,
sirviendo de base principal para la reforma la adopcion del
fusil de repiticion.
Establecido el servicio de dos años, i siendo necesario que
en ese período de tiempo la instruccion del soldado sea com-
pleta i se aprovechen las esperiencias deducidas del las ultimas
campañas, se nombró una comision, presidida por el jeneral
von Bock u. Polach, jefes del 14° cuerpo de ejército, con el en-
cargo de redactar un nuevo proyecto de reglamento.
E1 pensamiento base de la reforma ha sido llevar la ins-
truccion individual hasta el punto de conseguir una severa
disciplina i enseñar al soldado el menor número de formacio-
nes posible, siendo éstas en estremo sencillas.
El actual reglamento concede todavía menos finalidad
propia que el de 1889 a las formaciones en órden cerrado.
Estas no tienen otro objetivo que proporcionar material
disciplinado para la instruccion en órden abierto i de com-
bate, que es lo principal.
— 18 —
La instruccion de recluta i, en jeneral, toda la instruccion
del soldado resulta ahora más natural, menos forzada, pero
conservando siempre la antigua enerjía al hacer los movi-
mientos.
El objetivo de educar a los sub-oficiciales jefes de grupo i
a los mismos tiradores como hombres que piensan i ejecutan
actos por propia refleccion e impulso, es no sólo una aspira-
cion como antes, sino precepto reglamentario cuyo cumpli-
miento se exije.
El desfile en columna de honor no se hace en forma tan
exajeradamente mecánica como se hacía..
Se ha aumentado la distancia entre las filas (80 cm, en vez
de 64 cm.) para que la marcha sea mas cómoda. Se han supri-
mido las conversiones, el cargar llevando el arma sobre el
hombro i los desfiles al paso lijero.
Tambien queda desterrado el risible espectáculo de que
un jefe de seccion, para mandar su tropa, esfuerse la voz como
si hubiera de hacerse oir de todo un batallon.
Todo el tiempo que se ahorra en perseguir una uniformi-
dad exajerada se invierte ahora, en la instruccion de combate,
que adopta tambien formaciones más sencillas i más movi-
bles que antes.
La compañía se fracciona en grupos de 4 hileras, estos
grupos son mandados por las clases i por los soldados dis-
tinguidos; la importancia de los jefes de grupo i su responsa-
bilidad ha aumentado considerablemente; en órden cerrado
estos jefes de grupo van en fila esterior.
Como la compañía se divide primero en grupos i despues
en secciones, puede una seccion tener un grupo más o ménos
que otra. Que esto perjudique a la buena visualidad es cosa a
lo que no se da importancia alguna, los reglamentos se es-
criben para la guerra.
Para un desfile de honor se pueden igualar las secciones,
pero en las formaciones ordinarias se observan las prescrip-
ciones del reglamento.
La columna de compañía antigua, que era formada por
las secciones en línea una detrás de otra, se considera que es
de poca movilidad i de difícil manejo;
La actual columna de compañía la constituyen las seccio-
nes formadas en columnas de grupos i colocadas las unas al
lado de las otras. Distancias entres los grupos, 9 metros. Los
jefes de seccion se colocan 4 metros delante del grupo de
cabeza. Los apreciadores de distancias a ojo. Schatz, a la in-
mediacion del jefé de seccion. Al pasar de la línea a la colum-
na., o viceversa, no lleva el paso.
— 19 —

Formaciones de la compañía
a
1.ª Línea.—2. Columna de compañía.—3. a Columna de
secciones.—4. a Columna de medias secciones.—5.a Columna
a

de grupos.—6. Columna de marcha.


En el reglamento anterior la instruccion del batallon en
órden cerrado ocupa 3 pájinas de un volumen de 3 o ; en total
unas 79 líneas, pero en el actual reglamento todavía se ha
¿implicado i reducido esta parte.
Ya el jefe no lo manda a la voz, sino dando órdenes. Si
en casos mui especiales quiere mandar algun movimiento de
uniformidad, advierteanteslaformacion diciendo: compañías,
en tal columna.
Formaciones del batallon
Las compañías en columna, de
1. a , columna profunda secciones o en columna de com-
pañía.
Las compañías en columna de
2.a, línea de columnas secciones o en columna de com-
pañía.
La instruccion de rejimiento i la de brigada con el desplie-
gue de combate de ambas unidades ocupaba en el antiguo
reglamento ménos de 6 pájinas, en el actual se ha reducido i
implicado todavía esta parte de la táctica.
Orden abierto
La instruccion individual del tirador comprende: dife-
rentes clase de despliegue en guerrilla.—Concentracion i .reu-
nion.—Movimientos.—Aumentar i disminuir los intervalos.—
Avance a saltos i arrastrándose.—Ocupar una posicion.—
Caigar el fusil en todas las posiciones i durante la marcha.—
Apuntar empleando distintas alzas i a cubierto.—Trabajos
de pala aun estando en la posicion de tendido en el suelo.—
Apreciación de distancias.—Visibilidad de los blancos segun
el traje, el terreno en que destaquen i la luz.—Clases de fuego.
— Cesar el fuego.—Trasmision de órdenes.
El grupo se compone de 8 soldados i el jefe. Intervalo
entre los tiradores, dos metros, si no se marca otro.
La instruccion es siempre en el campo. A la de los jefes
de grupo se dedica una especial atencion.
Deben adquirir práctica en el empleo de anteojos para re-
conocer el blanco i observar el efecto de los fuegos.
— 20 —
Han de saber apreciar las distancias medias de 800 a
1.200 metros, conocer las mayores i dar bien las voces de
mando.
Cuidan constantemente de la posicion del alza, de como
se distribuyen los fuegos sobre el blanco i del consumo de
municiones.
Por regla jeneral, en el frente que ocupa la seccion a que
pertenece el grupo, no son en todas partes iguales las condi-
ciones del terreno para cubrirse o para efectuar mov imientos.
El fuego del enemigo hará difícil el que toda la seccion se
mueva al mismo tiempo i que sea uniforme la direccion de su
fuego.
Por estas razones el jefe de grupo debe poder dirijir el
fuego con independencia; aprovecha toda ocasion que se le
presente en el ataque para aproximarse al enemigo, sin que
necesite recibir órdenes para ello, i apoya con sus fuegos
todos los movimientos de los grupos inmediatos.
La cuestion tan debatida hasta ahora, de si el jefe de
grupo debe hacer fuego, la resuelve el actual reglamento di-
riendo: Los jefes de grupo hacen tambien fuego sobre el ene-,
migo, siempre que lo permitan sus obligaciones de jefe, como
ocurrirá cuando se mantenga el fuego largo tiempo desde
determinada posicion.
Seccion
La seccion es la. base de todo el orden abierto.
Ella es la que, por regla jeneral, sirve de unidad para
todos los movimientos i para la direccion del fuego.
Por tal razon este capítulo es de mayores tension que en él
antiguo reglamento i se ha redactado de nuevo.
El jefe de seccion ordena: la formacion de la línea de tira-
dores, la dirección de marcha i los intervalos con arreglo a
los objetivos del combate.
En la defensa prepara la posicion elejida i toma todas
las medidas necesarias para romper el fuego.
En el ataque avanza hacia el enemigo, procurando tener|
el menor número de bajas posible, para alcanzar la superio-
rilad del fuego.
El movimiento de avance lo lleva a cabo con toda su líne
de tiradores todo el tiempo que permitan las' condiciones del
terreno.
Respecto a la marcha por terreno descubierto dice el
glamento: Si hai que atravesar una zona al descubierto
esto es imposible por el fuego del enemigo, ordeníi el avance
por medias secciones o por grupos con grandes intervalos i
con distancias tambien distintas, pero siempre tomando dis-
— 21 —
posiciones para que al ocupar sus fuerzas el terreno señalado-
a vanguardia i abrir el fuego vuelva a tener la seccion unida
i en la mano.
El avance a saltos protejidos por el fuego de las tropas
inmediatas, es la forma más rápida i más sencilla de acercarse
al enemigo. Donde presente éste grandes dificultades, se frac-
ciona el frente en pequeñas partes, que en forma irregular,
hasta hombre a hombre, avanzan a saltos, se deslizan por el
terreno i en cuanto lo permite el fuego del enemigo vuelven
atenderse. El mejor medio para avanzar es alcanzar la--
superioridad en el fuego.
No hai que exajerar al principio que manda se utilicen
las condiciones del terreno. Si se exajera se desvía la atencion
del enemigo, que es en quien debe estar siempre fija, se tuerce
i cambia la direccion del ataque i se entorpece la accíon de
las fuerzas inmediatas.
En ningun caso el afan por cubrirse ha de perjudicar la
unidad de la accion total.
A la voz de "tal seccion en guerrilla" los jefes de grupo
salen a la carrera i forman el esqueleto de la línea de tiradores.
Sólo en casos especiales puede usarse el fuego por descar-
gas, por ejemplo, si se ha sorprendido el enemigo i se conser-
van las tropas en la mano. La espresion "fuego rápido" está-
subtituida por la "máxima intensidad de fuego."
Para hacer cesar éste no se utilizará el silbato.
El medio mas eficaz para impedir la mezcla de las unida-
des en el combate consiste, en un esfuerzo constante dentro-
de cada grupo por cerrar los intervalos i unirse a sus jefes a
medida que se van produciendo las bajas; los grupos que han
sufrido muchas se unen a los inmediatos. Estas uniones ten-
drán lugar al hacerse movimientos, efectuándose poco a poca
i conservando los intervalos. Toda confusion i amontona-
mientos de hombres, no sirven mas que para aumentar el
número de bajas.
Compañía
El jefe de la compañia regla el empleo i la accion de las
secciones, ordena que fuerzas han de desplegar en guerrilla i
da instrucciones a los demas.
Si se encuentra en la línea de guerrillas elije i designa el
blanco i da la orden de romper el fuego; la direccion de él
corresponde al jefe de seccion.
Puede desplegarse al mismo tiempo toda la compañía.
Los sostenes se colocan a la distancia que permitan las
condiciones del terreno i la fase del combate. En terreno que
— 22 —
no pueda abarcarse con la vista se establecen puestos inter-
medios.
La línea de guerrillas se refuerza, o alargando el frente o
embebiéndose los sostenes en ella.
Los que estan en guerrillas indican, gritando, a los que
llegan, la graduacion del alza.
Ha de ejercitarse la compañía en unirse rápidamente
formando nuevas divisiones, por grupos i secciones, distintas
de las que antes tenía

Instruccion de combate
En jeneral se mantienen las ideas del reglamento anterior
dándoles mayor amplitud, como consecuencia de las espe-
riencias de las últimas campañas.
Los ejercicios han de ser siempre de unas tropas contra
otras.
Cuanto mas rozamientos i dificultades se tengan que
vencer, tanto mas se aprenderá.
Se da gran.importancia a los ejercicios denoche. Durante
ellos se haran pocas prácticas de combate i muchas marcha
fuera de camino, con órden i silencio, para llegar a punto
determinados.
La instruccion de tiempo de paz tiene por objeto elevar
valor moral de los hombres, para que despues, en la guerra
marchen al salto de la posicion enemiga sin reparar en sacri-
ficios i cueste lo que cueste.
Una infantería bien instruida i mandada con enerjía, aun
en condiciones desfavorables i siendo inferior en número a
enemigo, tiene probabilidades de alcanzar la victoria.
La artillería forma el esqueleto de la línea de combate
De la posicion que ella ocupe depende en su mayor parte
agrupacion de las demas fuerzas. Por esto, al elejir posicion
para esta arma, es cosa esclusiva del que manda, dejando
sólo al comandante de la artillería una cooperacion con-
sultiva.
La distancia entre dos escalones que formen las fuerzas
ha de ser tal, que el haz de proyectiles de la infantería o un tiro
de Schrapnell no pueda herir dos líneas al mismo tiempo
jeneral de 300 a 200 metros).
El dejar el equipo para combatir, tiene ventajas e inco-
venientes. Autorizados para ordenarlo estan desde jefe de
rejimiento arriba.
La condicion mas eminente del que manda es el ansia de
tomar sobre sí responsabilidades.
— 23 —
La victoria conseguida encuentra al jefe en la primera
línea.
Ataque
Dentro del espacio designado para dar el ataque, se evita
en lo posible atravesar zonas al descubierto, o se envían por
lillas pocas fuerzas con grandes intervalos, mientras que el
grueso se acerca a cubierto al enemigo. Pero si esto no puede
nacerse, se va decididamente al asalto, arrastrando todos los
peligros del avance al descubierto.
Se rechaza, como en el reglamento anterior, el principio
equivocado de admitir una posicion principal desde donde
hacen fuego las tropas del ataqpe.
Hai que luchar por conseguir una superioridad en el fuego
accidental, de momento.
La lonjitud de los saltos de avance depende de la eficacia
del fuego enemigo, del terreno i de la forma en que se desarrolla
el combate.
Al ir al asalto tocan todos los tambores i cornetas i se da
el grito de ¡Hurra!
Queda prohibido sujetar a esquema determinado la ins-
truccion de las tropas para el ataque, en tiempo de paz.
Ataque a una posicion forticada
Se ejecuta de noche. Se prepara cuidadosamente la mar-
cha, poniendo señales en el camino. Se da un conocimiento
claro i exacto de la direccion de marcha. Existe prohibicion
absoluta de disparar las armas i se emplean brazales blancos
para reconocerse. La destruccion de las defensas accesorias
la realizan los injenieros durante la noche.
Al romper el día abren el fuego la infantería i las ametra-
lladoras para contener al enemigo en sus atrincheramientos
i dar el asalto.
Cuando se tienen noticias detalladas i completas de la
posicion, de les caminos que a ella conducen i de las defensas
accesorias establecidas, tambien se da el asalto por la noche.
Antes se dejan las mochilas.
Las tropas llevan una gran provision de munisiones i
víveres por si el ataque dura varios días.
Movimientos envolventes
En el antiguo reglamento se dedicaban trece líneas a esta
materia, en el actual se trata con mas detalles.
— 24 —

Defensa
Se hacen resaltar las esperiencias de la guerra ruso-japo-
nesa. Condiciones principales de la posicion: Campo de tiro
despejado i grande, libertad de movimiento, apoyo por lo
menos para una de las alas.
Primero se elije la posicion para la artillería. La infante-
ría se sitúa, a ser posible, 600 metros delante de aquella.
Las posiciones fortificadas pierden gran parte de su valor
si el enemigo puede saber en donde estan dispuestas las de-
fensas.
Posiciones a vanguardia de la principal no se consideran
por regla jeneral convenientes. Sólo si se t r a t a de, ganar
tiempo pueden establecerse, pero colocando en ellas pocas
fuerzas que las abandonan sin combatir despues de efectuado
el despliegue del enemigo.
La defensa se establece por grupos de batallon con inter-
valos entre ellos. Las ametralladoras en las alas de los grupos.
Fuerte reserva principal para terminar la defensa con un
empuje victorioso sobre el enemigo, i su colocacion, en esca-
lones detrás de una ala.
Caminos cubiertos para el avance de los sostenes. Dispo-
niendo de suficiente número de municiones se abre el fuego a
mas del.200 metros si lo merecen los blancos que se presenten.
Un contra ataque fuera de tiempo puede ser causa de la
pérdida de la posicion.
Si la reserva principal está escalonada con intencion de
caer sobre un flanco del enemigo, debe ejecutarlo cuando el
movimiento de ataque esté en plena actividad.
Durante la noche gran empleo de patrullas; ilumicacion
del terreno a vanguardia, silencio completo para oir los rui-
dos que haga el enemigo.

Combate para ganar tiempo

Gran despliegue de artillería.—Combate de infantería,


tambien a grandes distancias i con frente mui estenso.—Simu-
lacion de ataques para engañar al contrario i ocultarle los
designios que se tengan.

Persecucion

Las tropas victoriosas estarán rendidas defatiga. La na-


turaleza querrá hacer valer su derecho al descanso. En tales
— 25 —
momentos el que manda debe pedir i exijir con dureza lo
imposible,
Retirada
Las otras armas deben hacer toda clase de esfuerzos por
salvar a su infantería.
La artillería, sin cuidarse del fuego enemigo, no debe dudar,
i si es preciso pierde sus cañones.
La caballería carga repetidas veces aunque sólo consiga
ganar tiempo.
Combate en pueblos i en bosques
En el antiguo reglamento se trataba mui brevemente esta
materia. Creíase entonces que los pueblos habían perdido su
importancia en el combate por el gran efecto de los fuegos de
la artillería.
Como las últimas guerras han demostrado que pueden
ser puntos importantes de apoyo en la línea de batalla, el
nuevo reglamento les dedica una especial atencion.
El bosque, para las tropas que han aprendido a pelearen
él, no es un impedimento, sino por el contrario, un medio
ausiliar de gran fuerza.
El reglamento actual t r a t a del combate de la infantería
en union de las otras armas. El reglamento de 1889 nada
decía de esto. Es de gran importancia el principio que se
sienta i desarroya de la union indisoluble de la infantería i
la artillería en el combate.
Combates contra artillería i caballería: se dice lo mismo
que en el antiguo reglamento.
Contra ametralladoras: Estas máquinas de guerra causan
bajas desde mui lejos. Presentan un blanco difícil de batir,
i para conseguirlo hai que hacer fuego sobre ellas a corta
distancia.
Consideracion final: Las tropas estarán en condiciones de
ejecutar cuanto de ellas se exija, si aprenden i se apropian
por medio de una práctica constante los principios de este
reglamento. Su instruccion será completa cuando puedan dar
de sí todo lo que la guerra pide i cuando en el campo de bata-
lla no tengan necesidad de borrar de la memoria nada de lo
que aprendieron en la paz. (De datos existentes en el E. M. C)
REGLAMENTO
DE

Fortificacion de Campaña
Por creerlo de interes jeneral i en atencion a que demora
un largo tiempo la impresion de este trabajo, por el exceso
de material con que cuenta la Imprenta del Estado Mayor
Jeneral, incertamos aquí los primeros párrafos del citado
Reglamento.

PRÓLOGO
^
1 El Reglamento de Fortificacion de Campaña da la
base o idea jeneral para la precisa ejecucion de los trabajos
de campaña, i la manera de aprovechar mejor los abrigos
que, artificiales o naturales, se presenten.
2. El acertado empleo de todos los recursos que la forti-
ficacion de campaña proporciona, requiere profundos cono-
cimientos tácticos, tanto de los medios de combate del ene-
migo, como de loe suyos propios; exacto conocimiento de los
rifles i cañones en uso, su trayectoria, fuerza de penetracion
etc., i al oficial le bastará dar una sola ojeada en el campo
para formarse juicio cabal del mejor aprovechamiento que
— 28 —
del terreno puede hacerse, de los trabajos que deban ejecu-
tarse, de los recursos de que dispone i de los que las comar-
cas pueden proporcionar, del trabajo que pueda obtenerse de
cada hombre empleando las diversas herramientas, etc. etc.
3. Este reglamento para las tropas técnicas no puede
ser aprovechado por las otras armas; la infantería, caballe-
ría i artillería deben tener cada una, un reglamento especial
para los trabajos de campaña.
Los injenieros deberán ejecutar sus trabajos en todas las
condiciones, aun en las mas desfavorables, i deberán conocer
perfectamente los de las otras armas para poder servirles
de guía o dirijirlos.
Los trabaios de fortificacion deben ejecutarse siempre si-
guiendo ideas tácticas i, en lo posible, tal como se. haría en
la guerra, a fin de preparar el ojo práctico del personal.
4. La ejecucion de trabajos sin semejarlos a la guerra
(mal tiempo, terreno duro, tropas muí cansadas, etc.) da
una idea falsa sobre la resistencia del soldado i de lo que de
él puede obtenerse.
I.—OBJETO I EMPLEO DE LA FORTIFICACION DE CAMPAÑA

5. Debido a la eficacia del fuego de las armas modernas,


la fortificacion de campaña ha alcanzado una gran impor
tancia.
Ella levanta i mantiene el espíritu i la moral del soldado
durante el combate, i da la posibilidad de ejecutar, con fuer-
zas inferiores en número, tenaces resistencias; o, a lo menos,
economiza las fuerzas del frente de batalla, permitiendo con-
centrarlas en el punto en que se ha de dar el golpe decisivo
Los trabajos deben, en lo posible, estar concluidos antes que
el enemigo se presente delante de la posicion, a fin de que
no logre descubrirla.
6. Aun en el ataque las herramientas encontrarán útil
empleo en la organizacion defensiva de las posiciones con-
quistadas.
II.—ELECCION I DISPOSICION DE LAS POSICIONES DEFENSIVAS

7. La situacion de la guerra determina la eleccion de las


posiciones defensivas. Por este motivo, la mayor parte de
las veces, la línea jeneral de defensa se señalara antes en la
carta.
8 La estension o frente de una posicion debe estar en re-
lacion directa con el número de hombres que han de ocuparla
i con el objetivo mismo del combate.
— 29 —
Por medio de la proteccion o escalonamiento de las alas
con arreglo a una posicion profunda, se ensaya favorable-
mente la posicion del recinto. Pequeñas posiciones profundos
dificultan la proteccion, i las reservas no podrán acudir opor-
tunamente al lugar en que se las necesite.
9. La principal exijencia o requisito es campo de tiro
despejado. Terreno plano con pendiente cayendo lijeramente
hacia el enemigo es el mas propicio: para alcanzar la mayor
eficacia del fuego de la infantería; terreno despejado hasta
donde alcance la vista es el mas favorable para el combate
de la artillería. :
Concentracion de los fuegos en el punto elejido para el
ataque principal, i la posibilidad de mantenerlos hasta el
momento decisivo, son de la mayor importancia.
Es ventajosa una posicion en que el atacante, en el mo-
mento decisivo, se vea obligado a suspender el fuego de su
artillería por temor de dañar sus propias tropas.
10. Bosques o terrenos ocultos en el frente o en las alas
son mui peligrosos.
11. Poderosos obstáculos naturales delante del frente,
inducen al enemigo a envolverlos i dificultan los contra
ataques de la defensa.
Pueden emplearse cuando los caminos hacia los lados
están cerrados o fuertemente defendidos, o bien, cuando el
objeto sea solo ganar tiempo obligando al enemigo a mar-
char por los flancos de la posicion.
Fuertes obstáculos en el frente son mui útiles si solo se
trata de sostener por mucho tiempo una localidad.
12. Terreno i camino despejados en el interior de la po-
sicion, facilitan la conduccion i movimientos de las tropas.
Caminos difíciles u obstáculos son mui peligrosos detras de
la posicion.
13. La eleccion de la posicion la hará el encargado de
ello, acompañándose, en lo posible de oficiales de artillería e
injenieros agregados al Estado Mayor Jeneral. Algunos pun-
tos débiles en el frente son inevitables, i no por eso se dese-
chará la posicion. En posiciones de gran frente se reforzarán
los puntos débiles por medio de defensas accesorias.
14. La posicion se elije siempre bajo el punto de vista
de ataque que el enemigo emprenderá i, siempre que se pue-
da, despues de ejecutados los trabajos de reforzamiento, de-
berá mirarse en sentido inverso.
15. Cuando se resuelve defender una posicion, deberá
distinguirse: si se quiere librar en ella la lucha suprema, o si
solo se desea ganar tiempo.
— 30 —
A continuacion se dan los modelos de la fortificacion de
campaña.
III.—CONDUCCION DE LOS TRABAJOS DE FORTIFICACION

Jeneralidades
16. Antes de comenzar los trabajos de fortificar, una
posicion se deberá considerar detenidamente las diferentes
posibilidades de ataque de parte del enemigo i la distribu-
cion que de las propias tropas se hará.
17. La organizacion i ocupacion de posiciones avanza-
das (para los puestos avanzados por ejemplo), no se reco-
mienda, pues conducen casi siempre a la derrota de estas
tropas que se ven inmediatamente obligadas a refujiarse en
la posicion principal. Escepciones provienen de casos espe-
ciales de combate, en que se tienden celadas al adversario, o
en que, para dificultar el avance del atacante i facilitar al
defensor el conocimiento exacto i oportuno de la verdadera
direccion del ataque, se organizan i ocupan dichas posi-
ciones.
18. El tiempo disponible para la ejecucion de los traba-
jos de fortificacion está sometido a las consideraciones jene-
rales de la situacion.
P a r a obtener la mayor eficacia del fuego deberá primera-
mente despejarse el campo al frente de la posicion i marcarse
cuidadosamente las distancias; despues, en segundo térmi-
no, la construccion de los abrigos i organizacion de los me-
dios defensivos. Importante es en estos elejir un modelo tal,
que sin dificultades permita aumentar despues su poder
defensivo.
19. La mejor proteccion de una posicion contra el fuego
de la artillería enemiga está en que ella, sea hábilmente disi-
mulada. Todas las posiciones son susceptibles de disimularse
o de arreglarse de manera que el enemigo no las descubra a
gran distancia. Esto que es el principal requisito se consigue
adaptándola cuidadosamente a la forma del terreno, sin
producir resaltes. Los parapetos i demas tierras removidas
deben ser lo mas bajo posible, teniendo cuidado de revestir-
los inmediatamente, de modo que su superñcie semeje en
todo al suelo en que se han levantado; debe asimismo evi-
tarse los ángulos i partes salientes i, en jeneral, las líneas
rectas prolongadas. Lejos, pueden construirse máscaras i
falsas posiciones con el fin de engañar al enemigo o dificul-
tarle la observacion del tiro.
Debe evitarse que una posicion se destaque sobre un.
— 31 —
fondo claro o sobre el horizonte; cuando esto se tema i no
pueda ocultarse por medio de máscaras colocadas a reta-
guardia, la posicion para infantería deberá adelantarse ha-
cía el enemigo. Suele ser conveniente, para obtener buen cam-
po de tiro, aproximar la posicion a la de la propia artillería,
(véase Núm. 20).
La posicion para las piezas de artillería se encuentra
inmediatamente detras de la cumbre, de tal modo que solo se
vea la boca del cañon. Enérjicos fuegos de artillería se logra
ocultar de la observacion del enemigo dando a las piezas
esta colocacion.
En aldeas, estancias, bosques, etc., se aconseja a menuda
no establecer la posicion en el borde o linde mismo, sino mas
adelante. Las aldeas, etc., sirven en los casos principales
para ocultar las reservas.
La linea de fuego no se debe ocupar anticipadamente,
sino hasta que se determine claramente el ataque de la in-
fantería enemiga i entonces se t r a t a r á de sorprenderla por
un enérjico fuego. Tambien se debe, para estar a cubierto de
las sorpresas, ocultar los observatorios de modo que no de-
nuncien la posicion. Su mejor colocacion es cubiertos bajo la
tierra aun cuando en este caso su campo de observación es
mas reducido. Fuera de la posicion puede también emplearse
los observatorios cuando estén enmascarados o empleen es-
pejos.
En posiciones en que haya que soportar el fuego de la
artillería antes del ataque de la infantería, se puede colocar
a cubierto determinadas tropas en abrigos a retaguardia
de la posicion, siempre que se unan a ella por caminos
ocultos.
20. Las posiciones para infantería son, en lo posible,
delante de la artillería, de modo que sus fuegos protejan a
esta última, (Regl, para la Art. de Camp. IV 282); pero de
manera que no tengan que esperimentar pérdidas durante
el duelo de ambas artillerías. Para la colocación de la infan-
tería se tendrá mui presente que no estorbe el fuego de la
artillería.
21. Los abrigos mas jeneralmente usados por la infan-
tería son: zanjas para tiradores i fosos de proteccion para
las tropas de primera línea i para las reservas, (Regl. p. la
Inf. II 85). Las zanjas para tiradores deben ser de una for-
ma tal que la tropa pueda ocuparlas rápidamente, llegado-
el caso de romper el fuego sobre el enemigo, i con igual rapi-
dez ocultarse a la vista i fuego del adversario.
Caminos cubiertos que unan las zanjas con los fosos de-
proteccion deberán buscarse en el terreno, a falta de ellos,
— 34 —
o tropas lijeras que carecen de artillería; tienen, pues, gran
valor las obras cerradas con parapetos altos i poderosos
obstáculos, Aun el empleo de murallas i casas es de impor-
tancia.
Cuando se dispone de mui pocos hombres se ocupa sola-
mente el punto principal, obstaculizando los otros para que
el enemigo no pueda aprovecharlos i, en lo posible, flanqueán-
dolos. En la noche, se vijilarán cuidadosamente los obstá-
culos, se arreglarán las señales de alarma, i se establecerán
los servicios de reconocimientos i avisos-
Traducido del aleman por
Luis Otero M.,
Teniente de Injenieros Militares a Prueba en el E. M. J.
Enseñanzas tácticas de la guerra
ruso-japonesa

(Tomado del Resúmen, de la Prensa Militar Estranjera Madrid.-Julio de 1906)

ANÁLISIS DE UN ESTUDIO DEL CAPITAN BREVETÉ NlESSEL,


DEL EJÉRCITO FRANCES

Introduccion
Si por consecuencia de la falta de noticias completas i
ciertas sobre los efectivos i la composicion de los ejércitos con-
tendientes, de lo defectuosas de las cartas, i de la carencia
total de datos exactos acerca de las intenciones del mando,
sería prematuro sacar en la actualidad conclusiones de los
acontecimiento de la guerra ruso-japonesa para todo lo que
se refiere a la estratéjia i a la historia, no ocurre lo propio en
las cuestiones que son del dominio de la táctica; sin estar
absolutamente seguros de lo que se diga, se tienen ya bases
bastante sólidas para sacar enseñanzas interesantes i útiles.
Entre las diversas fuentes de informacion, los periódicos
rusos proporcionan un importante conjunto de documentos
de un valor indiscutible, porque ellos emanan de testigos
oculares de los acontecimientos i muchas veces de oficiales
que han tomado parte en las operaciones.
— 36 —
Desde ahora puede decirse que la guerra ruso-japonesa
ha disipado los fantasmas nacidos del estudio incompleto de
la guerra anglo-boer.
Dos verdades se han sacado de ella; el papel preponde-
rante que en la conclusion de las operaciones tiene el mando,
i que la ofensiva vigorosa, sin temor de ningun jénero, cuan-
do el objetivo vale la pena, es siempre posible.
Desde el punto de vista moral, ha demostrado que los
combatiantes de carácter bien templado son capaces, hoi dia.
como ayer i como en todas las épocas de la historia, de so-
portarlos temores del combate i de vencer los instintos de la
conservacion personal que despiertan naturales enerva-
mientos, en los peligros eminentes.
Los progresos del armamento i su poder destructivo son
contrarrestados por una utilizacion mas completa del terreno
i el empleo de las formas tácticas apropiadas, que nada tie-
nen de común con la dispersion hasta el último trance, que
se habia querido preconizar despues de la guerra anglo-boer
CAPÍTULO PRIMERO
INFANTERÍA
La consecuencia inmediata e indispensable de loa pro-
gresos del armamento ha hecho exijir a la infantería una uti-
lizacion del terreno, como abrigo contra el fuego i contra 1a
vista, mas completa que lo era en las guerras del siglo XIX.
Esta utilizacion es la que ha conducido a la flexibilidad de
las formaciones de la infantería, a su fluidez i a su amolda-
miento al terreno, que son las características de la táctica
moderna de esta arma. Es, por lo tanto, por el estudio de la
utilizacion del terreno por lo que conviene empezar.
Utilizacion del terreno i trabajos de fortificacion.—Con
esta utilizacion del terreno tuvieron estremado cuidado los
japoneses, como atestiguan todas las descripciones de com-
bates hechas por los rusos, sin que por ello se escluyeran nunca
el vigor en ejecucion. No solamente los de primera línea, sinil
tambien las reservas eran hábiles para aprovecharse de
terreno, haciéndose invisibles por todos los procedimiento
que los pusieran a cubierto.
La primera línea en particular no despreciaba ningun
abrigo ni nada que pudiera cubrirlos, agrupándose de nuevo
durantes los altos; en terreno descubierto se hechaban siempre
i cuando estaban bajo del fuego, avanzaban bien por pequeños
escalones o por reducidos grupos.
Los refuerzos destinados a la primera línea, tomando
— 37 —
tambien formaciones flexibles, les permitía utilizar de salto en
salto todos los abrigos; en jeneral, se formaban en líneas
poco densas que uniéndose poco a poco a la primera línea la
refuerzan en sus propios abrigos. Las reservas japonesas se
mantienen en formaciones densas todo el tiempo que se lo
permita su distancia del enemigo o los caminos. Se desenfilan
con el mayor cuidado i rara vez permanecen visibles. Mientras
se creen reguardados permanecen en columnas. Apesar de la
excelente utilizacion del terreno por parte de los japoneses, hai
que tener presente que en varias ocasiones en que sus reservas
se vieron obligadas a tomar formaciones densas bajo el fuego
de la artillería o de la infantería a grandes distancias, el resul-
tado fué la dispersion de las reservas o el retroceso en desorden
hasta los abrigos mas próximos. .
Del lado de los ruzos la utilizacion del terreno estuvo in-
contestablemente mas descuidada al principio de la guerra;
el asombro demostrado por los rusos acerca de la poca visi-
bilidad de sus enemigos es la mejor prueba. Poco a poco fue-
ron haciendo del terreno una utilizacion mas juiciosa, i a
partir de julio de 1904 llegaron a rivalizar en este punto con
sus adversarios. Sin embargo, conforme a ciertos testimonios,
la infantería rusa tenía una tendencia a hacer uso, en muchos
casos, de líneas tan densas que los soldados se molestaban
unos a otros al tirar.
No tiene ésto nada de asombroso, porque una de las ca-
racterísticas naturales del soldado ruso es la de tener siempre
a estrecharse en el peligro, a apelotonarse alrededor de sus
jefes. Esta es una confirmacion a lo observado ya durante la
guerra de los siete años, en las campañas del primer Imperio,
i medio siglo mas tarde en Crimea.
Esta necesidad de la utilizacion intensa del terreno para
Ocultarse i ponerse a cubierto, ha conducido a los dos adver-
sarios a hacer un gran empleo de los atrincheramientos, aun
en la ofensiva, e igualmente para las fracciones en reserva,
cuando el terreno no era suficiente para reguardarlas i estaban
obligadas a permanecer en una zona batida o en peligro de
estarlo.
El empleo costante de los trabajos de fortificacion no
parece haber entorpecido nunca las tendencias ofensivas de
los japoneses, ni haberlos obligados a permanecer pegados a
sus trincheras. Cuando tenian que permanecer tendido bajo el
fuego, los japoneses sabian, sin levantarse, cavar sus abrigos.
De cada dos hombres uno trabajaba echado de lado, mientras
que el otro hacia fuego; cuando el primero habia elevado el
terreno un poco delante de él, tiraba a su vez i su camarada
se ponia a trabajar.
—38 —
En terreno descubierto, cuando los japoneses no tenian
tiempo para hacer estos abrigos, se echaban en el suelo, no
solamente los soldados sino tambien los oficiales.
Los oficiales rusos no procedieron siempre de igual modo,
muchas veces permanecían al descubierto. Con ello se ocasionó
grandes pérdidas i tenia ademas el inconveniente de atraer
las balas a la proximidad del imprudente, que delataba así
la presencia de su tropa. En el verano sobre todo, cuando
llevan sus blusas de tela blanca, los oficiales rusos se hacen
visibles de una manera exajerada.
El empleo de la pólvora sin humo, unido a la utilizacion
completa del terreno por la infantería, hace mui difícil la
apreciacion de los efectivos i conduce casi siempre a grandes
errores. Segun el dicho de un periódico, un solo batallon de
la guardia japonesa obligó durante las batallas del mes de
octubre, del rio Scha, a desplegar a toda una division rusa.
Formaciones i movimientos.—No hemos encontrado en
uno ni otro campo vestijio de un desparramamiento seme-
jante al de los boers. Todas las relaciones de combate nos pre-
sentan a los tiradores formados en líneas delgadas, i movién-
dose en escalones o en pequeños grupos segun los casos. La
progresion de esfuerzos es posible aun bajo un fuego violento,
durante mas o menos tiempo, a condicion de disponer de éste
i dé ser apoyado por el fuego.
Se encuentran numerosos ejemplos de marchas de avance
en líneas densas, loe hombres a un paso de intervalo, i hasta
codo con codo. En este caso, la cadena es reforzada poco a poco
por afluencia de líneas sucesivas que vienen a doblarla o pro-
longarla. No parece que su llegada determine un avance, es
mas bien una preparacion para aumentar el fuego.
Bajo el fuego, los despligues se hacen a la carrera, de un
abrigo a otro casi siempre por grupos de 15 a 20 hombres, se-
parándose durante la carrera i agrupándose en el abrigo si-
guiente. Los saltos son de unos sesenta pasos por término
medio. En jeneral los oficiales van los primeros con algunos,
hombres, las clases conducen al resto.
Estos movimientos a la carrera son mui fatigosos, las
detenciones en cada abrigo son casi siempre largas para per-
mitir a los hombres tomar aliento. En resumen, el movi-
miento de avance consiste en un fuego constante de escalones
mas o menos fuertes, en que la mayor parte tiran mientras
que los otros marchan.
Del lado de los japoneses, parece que un gran número de
las compañías de primera línea e empeñaban desde el prin-
cipio todas enteras i sin conservar sostenes: esto evidente
— 39 —
mente con objeto de adquirir a tiempo la superioridad del
fuego.
Las reservas japonesas se movían en formaciones densas,
hasta en columnas, disimulando el mayor tiempo posible su
presencia con los repliegues del terreno. Cuando se veian
obligados a avanzar en terreno descubierto, abrían poco a
poco sus formaciones i acaban por atravesar la zona a re-
taguardia de la cadena, colocadas en una fila con uno o dos
pasos de intervalo entre los hombres. En los saltos se echaban
al suelo i practicaban escavaciones para cubrirse siempre que
tuvieran que descansar allí mismo.
Tiro.—En jeneral, el fuego por descargas fué poco em-
pleado por los japoneses, salvo a mui grandes distancias, o
por fracciones en reserva casi siempre sustraidas a las emocio-
nes de la lucha, o tambien en las persecuciones, para volver
a tener en la mano a los hombres después del asalto i evitar
el despilfarro de las municiones.
En el combate de infantería, sobre todo a las distancias
inedias i próximas, los japoneses recurrían con preferencia
al fuego con direccion violento, en el cual gastaban municio-
nes sin cuenta. Segun las noticias rusas, los resultados ma-
teriales obtenidos en todos los casos estuvieron mui lejos de
estar en relacion con los gastos de municiones.
En principio los rusos empleaban el fuego por descargas
siempre que podían, es decir, sobre todo en el combate agran-
des distancias i en la persecucion. Hacían tambien gran uso
del fuego rápido en los períodos críticos del combate. En los
casos de combate prolongado, utilizaban el fuego a discrecion,
en el cual los hombres tiraban como mejor les parecía sobre
el enemigo que tenían enfrente: en estos casos la intensidad
del tiro Variaba con la del fuego del adversario.
Por una i otra parte el fuego casi siempre se abría a gran
distancia, a 1,500 metros i mas contra la infantería.
He ha comprobado que los efectos de la fusilería se con-
vertían en violentos a patir de 1,200 metros. A las distancias
medias era casi imposible a los individuos aislados el levan-
tarse sin atraer inmediatamente el fuego contrario. En seme-
jantes casos, sobre todo frente a protecciones que disimulan
al adversario a la vista, es preciso hacer ejecutar el fuego por
ráfagas, por fracciones importantes para apagar momenta-
neamente el fuego del enemigo, i aprovechar esta tregua para
ejecutar un movimiento por otras fracciones.
Cualquiera que fuese la violencia de los efectos del fuego,
no seria suficiente para hacer evacuar una posicion o redu-
cirla completamente al silencio, tiradores bien cubiertos,
aunque se encuentren a pequeñas distancias.
— 40 —
Segun varias referencias de orijen ruso no ha habido por
parte de los rusos ni de los japoneses verdadero tiro indivi-
dual. Los oficiales se esfuerzan por hacer batir por una lluvia
de balas una zona profunda. En los dos ejércitos la instruccion
individual del tirador era insuficiente. Lo prueba por parte
de los rusos el hecho de que las alzas no eran modificadas con
las peripecias de la lucha.
Es muí difícil, aun por medios de silbatos, hacer cesar el
fuego en ciertas circunstancias críticas cuando los hombres
han perdido su sangre fria o en que el tiro se ha convertido
en desordenado, por ejemplo, en el momento en que se rechaza
un ataque i cuando se efectúa el fuego de persecucion.
Cuando el asaltante llega entre 150 i 75 pasos del defen-
sor, el fuego de este último resulta absolutamente ineficaz.
Los hombres mas bravos se ponen nerviosos i la facultad de
querer se debilita por el fracaso del tiro. En las distancias de
combate que permiten realmente apuntar a los hombres ais-
lados, aun los soldados aguerridos por varios meses de cam-
paña, se encuentran fuera de condiciones para utilizar la pre-
cision de su arma i no pueden tirar mas que a lo que tienen
delante.
Al principio, los rusos se imprecionaban mucho por la
violencia del tiro de los japoneses, pero poco a poco se fueron
acostumbrando, i en varias reseñas de combates se dice que
el momento en que el fuego del enemigo se hacia desordenado,
como dejaba de causar pérdidas, la moral de los combatientes
se exaltaba.
De una i otra parte, el consumo de municiones por la in-
fantería fue mui considerable, lo que produjo muchas veces
serias difilcultades en el municionamiento. Frecuentemente i
en circunstancias críticas las tropas rusas carecieron de
cartuchos. Este hecho se produjo mas raramente en el ejército
nipon. En el momento del combate cada infante japones se
desembarazaba de su mochila i recibía los cartuchos nece-
sarios para completar los 200. Ademas, el municionamiento,
de las cadenas de tiradores estaba cuidadosamente organi-
zado; segun ciertos corresponsales, el sistema de empacado
japones permitía a un sólo proveedor trasportar de una vez
700 cartuchos.
Desembarazamiento del campo de tiro.—Una de las parti-
cularidades del teatro de la guerra, en la Mandchuria, era la
existencia en verano, de cultivos mui estensos de gaolian
especie de mijo, cuyos tallos alcanzan mas de dos metros de
altura i que por consiguiente impiden el ver bien.
Segun las relaciones rusas, siempre que tenían tiempo
p a r a ello, se segaban los cultivos de esta naturaleza, en el fren-
— 41 —
te de las posiciones ocupadas. En Lio-Yan, a fines de agosto,
tenían en ciertos sectores, despejado el campo de tiro hasta
los 800 i aun 1.200 metros de la posicion. Siempre que no pro-
cedieron de esta suerte, tropezaron con graves inconvenientes.
Los japoneses, en efecto, utilizaban mui acertadamente estos
cultivos para ocultar sus preparativos de ataque, o para re-
chazar ventajozamente los movimientos ofensivos del adver-
sario.
Ejecucion de los ataques.—La guerra ruso-japonesa mues-
tra, tanto del lado ruso como del japones, violentos ataques
i contra-ataques llevados a fondo i coronados de éxito, ata-
ques ejecutados con arreglo a las ideas existentes en la ma-
yor parte de los ejércitos europeos i segun los métodos in-
dicados en los reglamentos de maniobras. Es, pues, interesante
ver en que condiciones se efectuaron estos ataques.
Los japones procuraban siempre adquirir, ante todo, la
superiodidad en el fuego de la infantería a distancia eficaz, es
decir entre 800 i 600 metros, antes de iniciar sus ataques. Los
rusos obraban de misma manera en la mayor parte de los
casos. La artillería cooperaba enérjicamente a esta prepa-
racion.
La lucha por la adquisicion de la superioridad en el fuego,
tenia lugar en todo el frente, aun en los puntos en que no se
se pensaba realizar ningun acto decisivo. Durante muchas
veces cinco i seis horas i aun mas.
El ataque se presentaba bajo la forma de líneas sucesivas
que venían a doblarse unas en otras i avanzaban, sea por
pequeños grupos, sea por escalones mas fuertes, que llegaban
a ser hasta de compañía. Todas las fuerzas detenidas en
primera línea hacian un fuego violento i los avances siempre
eran precedidos, igualmente, de un fuego rápido. Los abrigos
se utilizaban con el mas esquisito cuidado. En terreno descu-
bierto se echaban a tierra a cada, detencion: los avances se
liacian a la carrera.
He aquí en que términos M. Reginald Kann describe en la
Revue de Paris un ataque llevado a cabo por la infantería
nipona.
Se t r a t a de la toma de una posicion rusa por la 3.ª i 5. a
divisiones japonesas (ejército del jeneral Oku) el 31 de agosto,
durante la batalla de Liao-Yang. Este ataque habia sido pre-
parado los dias 29 i 30 por un continuo fuego de artillería i
por una serie de esfuerzos preliminares que habian llevado las
tropas del asalto a la última posicion cubierta.
"El 31 por la mañana, hacia las ocho, la artillería, refor-
zada con el resto de las baterías de brigada independiente,
cubría las trincheras rusas con una nube de proyectiles p a r a
— 42 —
facilitar el asalto.a La infantería japonesa (3. a division e iz-
quierda de la 5. ) esperaba, en los abrigos abiertos, a 1.000
metros próximamente de la posicion, la orden de avanzar.
La primera línea tenia un efectivo de cerca de tres batallones;
los nombres colocados codo con codo en las trincheras. El
terreno que habia que recorrer era descubierto, no ofreciendo
otra proteccion que algunos repliegues del suelo. Para el ata-
que se habian fraccionado las lineas en pequeños grupos de-
12 a 20 hombres, colocados cada uno bajo el mando de un
oficial o clase. Se fijaba a cada, uno de los grupos el punto a
donde debia llegar; esta es la única indicacion que debia re-
cibir del mando.
"A las doce i diez, exactamente, los infantes japoneses
dejaron en tierra la mochila i el ataque jeneral comienza.
La primera línea salta fuera de las trincheras. Los jefes de-
grupo se lanzan adelante, corriendo con todas sus fuerzas
hasta el repliegue del terreno mas próximo, donde se arrojan
a tierra. Sus fracciones les siguen sin observar ningun orden,
teniendo cada hombre por única preocupacion el llegar lo-
mas pronto posible al lugar donde podrá echarse a tierra. Al-
gunas de las fracciones han tenido que atravesar campos de
mijo; su marcha se ha efectuado lentamente, pero no habiendo
sido apercibidos, estos infantes han podido avanzar a volun-
tad i sin peligro hasta el límite opuesto del cultivo. Otros, al
contrario, han franqueado un espacio descubierto, corriendo
todo lo rápidamente que sus cortas piernas les permitían.
"La marcha continúa de esta manera por saltos sucesivos,
con detenciones mui largas para tomar aliento; los indivi-
duos siguen al jefe, el jefe escoje otro abrigo mas avanzado i
el camino para llegar a él. Frecuentemente, para aprovechar
obtáculos favorables situado fuera de su eje de marcha, se
ven grupos oblicuar a derecha e izquierda, seguir el mismo
camino que otra fraccion vecina i volver en seguida a su di-
reccion primitiva. Tambien desde la primera detencion la
alineacion se rompe, bien pronto se ven los pelotones dise-
minados sobre el glasis, unos tendidos en tierra, otras arras-
trándose, otros en plena carrera. Los grupos se adelantan i
se desbordan mutuamante. Los 900 metros que hai que
recorrer hasta las defensas accesorias de los rusos son
franqueados de esta suerte, i únicamente allí es donde, lo que-
reata de la primera línea japonesa, se reorganiza, al abrigo
de un talud de tierra levantado por los rusos para protejer
sus alambradas.
"La formacion—o mas bien la ausencia de formacion-
adoptada durante esta marcha ha tenido por primer efecto
impedir completamente a los asaltantes el empleo del fuego;
— 43 —
los grupos de infantes, adelantándose los unos a los otros, se
interponían entre sus compañeros i los rusos; tirando se hu-
biese corrido el peligro de hacer mas daño a las propias tro-
pas que al enemigo; por otra parte, los rusos ocultos detras
el parapeto de sus trincheras, ofrecían un objetivo difícil de
percibir. Para distinguirles convenientemente, hubieran tenido
jos japoneses que dejar su posicion oculta, i esto a costa de
pérdidas tales, que el movimiento, no hubiese podido pro-
seguir. Por lo tanto, todo el ataque fue ejecutado sin hacer
uso del fuego; en una palabra, no se hizo un sólo disparo por.
los infantes japoneses.
"Cuando la primera línea de los asaltantes recorrió la
mitad de la distancia que la separaba de su objetivo, la se-
gunda línea deja a su vez las trincheras donde habia perma-
necido abrigada i se lanzan sobre el glasis, marchando i utili-
zando el terreno como la primera, La tercera línea sigue a l a
segunda i así las demas. Seis líneas sucesivas atravesaron el
terreno sembrado de muertos i heridos i sucesivamente vi-
nieron a ocultarse detras del talud protector, distante 100
metros de la línea enemiga. Durante este tiempo, voluntarios
habian cortado los alambres ante las mismas bocas de los"
fusiles rusos; arrastrándose consiguieron abrir paso a através
de las defensas accesorias, pero mui pocos de estos héroes se.
reunieron a sus compañeros.
"Cuando todo el mundo estuvo reunido, armaron la ba-
y o n e t a . Desde mi observatorio vi toda la línea como ilumi-
nada por los reflejos del acero al salir de las vainas. Una vez
mas, los oficiales abandonaron el abrigo al grito de Banzai,
repetido por todos los asaltantes. La masa entera se preci-
pita sobre las trincheras. Entonces, del lado de los rusos, la
larga línea gris de los tiradores siberianos se incorporan a su
vez, envia una última descarga al enemigo i desciende a la ca-
rrera por el revés de la montaña. En otros puntos los rusos
esperaron al enemigo, el combate se empeñó a la bayoneta i
los japoneses fueron rechazados. Muchas trincheras no
pudieron ser tomadas a viva fuerza, pero los últimos defen-
sores, amenazados de ser copadas, se replegaron durante la
noche......"
A pesar de lo largo de la preparacion de los ataques i de
la lucha por la adquisicion de la superioridad en el niego, su-
cedió a menudo que el asaltante se equivocaba sobre el valor
de sus preparaciones o que llegaban refuerzos al defensor
precisamente en el momento en que se emprendía el ataque o,
en fin, que la artillería de la defensa entraba útilmente en
accion.
En este caso, el ataque era amenudo rechazado por el
— 44 —
fuego i el asaltante se retiraba en desorden hasta los abrigos
de donde habia partido, donde no podia hacer mas que pe-
garse al terreno. Era necesario entonces una nueva prepara-
cion, i en jeneral la llegada de tropas frescas para permitir
renovar el ataque. Se citan ejemplos característicos de ata-
ques rechazados en el asalto, echarse a tierra las tropas asal-
tantes i ser en seguida coronados de éxito sus esfuerzos.
Pero el fuego no lograba siempre rechazar un ataque bien
preparado, apoyado largo tiempo por el fuego de la artillería
i llevado a fondo. En este caso, si no se habia conseguido
deprimir suficientemente la moral del defensor, se llegaba al
alcance de las bayonetas i se empeñaba el combate cuerpo a
cuerpo. En estos casos, únicamente despues de una lucha al
arma blanca, mas o ménos larga, se obtenía la decision.
Cuando los rusos veian que su fuego a corta distancia no de-
tenia el impulso del asaltante, pasaban, frecuentemente, al
contra-ataque saliendo de sus abrigos i avanzando a la ba-
yoneta contra el asaltante. Por regla jeneral, en estos casos
los japoneses no esperaban el choque i daban inedia vuelta
bajo la presion de una fuerza moral superior.
En efecto, una tropa que, capaz de continuar marchando
bajo un fuego que por falta de presicion le causa pocas pér-
didas, da media vuelta ante la sola amenaza del arma blanca,
muestra el predominio de los factores morales en el combate.
Este fenómeno ha sido observado, mas o menos frecuentemen-
te, en todas las guerras desde la invencion de las armas de
fuego; es interesante ver como estos hechos se reproducen
todavía en el dia.
La guerra ruso-japonesa encierra tambien ejemplos de
violentos ataques decisivos, llevados a fondo casi sin tirar,
despues de haber sido bien preparados por el fuego de la in-
fantería i de la artillería a condicion de ser apoyados durante
el mayor tiempo posible por el fuego de esta última.
Uno de los trances mas duros en el combate moderno es el
retirarse bajo el fuego despues de un ataque infructuoso,
pues el defensor tiene la moral exaltada, reconquista su san-
gre fria, i su fuego-de persecucion, de una intensidad i ejecutado
casi como en el campo de tiro, puede causar pérdidas mui
graves.
Segun las relaciones conocidas hasta el presente, los japo-
neses evitaban a todo precio esta retirada bajo el fuego. Si el
ataque era demasiado duro i no parecía factible, se detenían
en el mismo sitio, aun a las distancias medias de combate (en-
tre 1.000 i 800 metros), cavaban abrigos i esperaban la lle-
gadadelanoche para emprenderun brusco ataque o replegar-
se definitivamente.
— 45 —
Utilizacion de la noche.—Por una i otra parte, se hizo
un uso mui frecuente de los combates nocturnos, sobre todo
despues de las batallas de Octubre sobre el rio Cha.
Cuando se trataba de grandes unidades, divisiones i cuer-
pos de ejército, estos combates tenian lugar inmediatamente
despues de anochecido o al amanecer. No obstante, un cierto
número, se llevaron a cabo en plena noche i dieron lugar a
choques largos i mui encarnizados.
De las diversas relaciones de estos combate3 se despren-
den un cierto número de enseñanzas.
La mas característica, es la posibilidad de ejecutar por la
noche ataques decisivos, en los cuales el arma blanca vuelve
a adquirir todo el valor que tenia antes de los perfecciona-
mientos realizados en las armas de fuego.
Cualquiera que sean los inconvenientes que puedan ofre-
cer los combates de noche, i por difíciles que sean de dirijir,
no puede negarse que constituyen el único medio de apode-
rarse a. viva fuerza de puntos de apoyo que no ha podido
preparar convenientemente la artillería, o cuyas avenidas
están demasiado batidas por el fuego del enemigo para po-
der ser atravesadas con esperanza de éxito durante el dia.
Es, pues, cada vez mas indispensable tener en cuenta es-
tos combates i, por consiguiente, estudiarlos i prepararse
con anterioridad, en razon de sus dificultades especiales. Los
rusos se han resentido de una defectuosa instruccion en este
punto. Así lo ha confesado francamente, en una conferencia
pública dada en San Petersburgo, el teniente coronel Selivat-
chev, perteneciente al rejimiento Petrovski, que se encontra-
ba en Rusia atendiendo a la completa curacion de una herida
recibida precisamente en el combate de la colina Putilow.
Empleo de la bayoneta.—Cada uno encuentra en los acon-
tecimientos, argumentos con que apoyar las tesis que les son
mas gratas. Así sucede, que en Alemania, en jeneral, quieren
ver en la guerra actual el triunfo de la táctica del fuego.
No puede negarse el valor material i moral del fuego en
el combate de la infantería. Como ya se ha dicho anteriormen-
te, el ataque decisivo no puede tener probabilidades de éxito
mas que cuando el asaltante ha adquirido previamente la
superioridad en el fuego de infantería.
Pero debe tenerse presente, que la guerra ruso-japone-
sa muestra un empleo de la bayoneta mas amplio i mas
frecuente de lo que se había visto desde la guerra de
Italia en 1859, i esto, tanto en la guerra de sitio en Puerto-
Arturo como en la guerra de campaña. Las estadísticas
médicas de las heridas son todavía insuficientes para permi-
tir un juicio definitivo, pero las publicadas hasta el dia atri-
— 46 —
buyen el 80 u 85 por ciento de las heridas a balas de fusil, el
8 por ciento a los proyectiles de artillería i el 7 por ciento al
arma blanca; con lo cual se demuestra, si estos datos son
ciertos, un efecto destructor causado con arma blanca casi
igual al de la artillería.
No ha llegado todavía, como algunos han creido, el mo-
mento de suprimir la. bayoneta como un peso inútil. Sigue
siendo necesario enseñar su manejo para dar al soldado con-
fianza en ella e implantar en su espíritu la idea de que el
fuego no bastará para obtener la decision, i que tendrá que
servirse del arma Talanca. Tal enseñanza esta mui atendida
en Rusia, donde el infante lleva siempre armada la bayone-
ta, aun en las marchas. Esto puede ser excesivo; pero así se
evita el que falte a veces tiempo para armarla en el momento
crítico. Segun un relato ruso, las fracciones japonesas contra
las cuales el Tejimiento siberiano de Barhaoul efectuó un
contra-ataque el 24 de Julio, en Takikiao, no tuvieron tiem-
po de armar la bayoneta.
Casi todos los combates de la guerra ruso-japonesa mues-
tran que, en el ataque, la bayoneta es el argumento resolu-
tivo que decide el éxito. Se llegaba frecuentemente al alcance
de la bayoneta, i el cuerpo a cuerpo tenia lugar entonces
realmente. Los rusos efectuaban a menudo contra-ataques
al arma blanca en el momento en que el asaltante llegaba a
un centenar de pasos.
Estos contra-ataques, muchas veces coronados de éxito,
ponen de relieve todo el valor moral de la bayoneta. A pesar
de la resolucion i el encarnizamiento de sus ataques, a pesar
de su indudable desprecio a la muerte, los japoneses cedian
con frecuencia ante esta amenaza. La causa de ello, es sin
duda debida a la superioridad física del ruso desde este pun-
to de vista. Se debe nacer presente tambien, que en semejante
caso los oficiales rusos daban el ejemplo, marchando a la
cabeza i siendo los primeros en entablar la lucha, como lo de-
muestran numerosos ejemplos.
En los combates nocturnos, la bayoneta adquiere todo
el valor mortífero que tenia en el pasado, i es la que jugó el
principal papel ayudada por la culata, de la cual los rusos
siempre han hecho uso. Todos los testigos oculares que vie-
ron la colina Putilow en la mañana del 17de Octubre, a con-,
timiacion del combate nocturno, estan de acuerdo para
declarar que la casi totalidad de los 1,300 cadáveres japone-í
ses que allí se encontraron fueron debidos al arma blanca.
Naturaleza montañosa del terreno i abandono de las
mochilas.—Las condiciones de una gran parte del teatro de
la guerra tuvieron al principio, i aun conservaron siempre
— 47 —
una importancia mui marcada. Toda la parte de la Mand-
churia situada al Este de la vía férrea esta cubierta de mon-
tañas, a menudo rocosas i escarpadas, donde los movimien-
tos de las tropas ofrecen una verdadera dificultad, Esto era
para los japoneses, pueblo montañés, una ventaja induda-
ble sobre los rusos, no habituados a la montaña, donde no
habían tenido ocasion de maniobrar.
Por otra parte, los japoneses iban casi siempre altera-
dos al combate, no llevando mas que el fusil i los cartuchos.
Los rusos, al contrario, se separaban difícilmente de su
equipo, que les abrumaba i les causaba, sobre todo en ve-
rano, una enorme fatiga. De aquí una movilidad mucho mas
grande en los primeros. La esplicacion es fácil de dar: los
japoneses han sabido, por decirlo así, conservar siempre la
iniciativa de las operaciones i la ofensiva; podían dejar las
mochilas, seguros de encontrarlas mas tarde. Los rusos, ba-
tiéndose sin cesar en retirada, no podían hacer otro tanto.
Conviene hacer observar, no obstante, que cuando los
rusos efectuaron algun movimiento marcadamente ofensivo,
algunas veces dejaron, igualmente, las mochilas en tierra.
Valor de los cuadros.—Iniciativa.—La gran causa de la
inferioridad de los rusos en el combate de infantería reside
en el menor valor de sus cuadros subalternos, peor instruí-
dos, faltos de confianza en sí mismos i menos susceptibles de
iniciativa que los japoneses. Les costará trabajo a los rusos
hacer desaparecer esta causa de inferioridad. En efecto,
siempre han tenido la tendencia de agruparse, de apeloto-
narse alrededor de los oficiales en las circunstancias críticas;
es un instinto de la raza. Hace falta un guía al soldado
ruso, que entonces marcha siempre detras de su jefe.
El reclutamiento de los sub-oficiales es difícil, a causa del
gran número de analfabetos. Vijilados, jeneralmente, mui de
cerca en tiempo de paz por los oficiales, los sub-oficiales tie-
nien poca iniciativa en la conduccion de las tropas en el com-
bate. Ciertamente, es a esta causa a la que se debe atribuir
el empleo de formaciones demasiado densas en el ejército
ruso i el gran uso del fuego por descargas. La necesidad im-
pone a los oficiales esponerse mas de lo razonable.
En los japoneses, al contrario, la intelijencia individual
es mas viva, i la instruccion de los soldados i de los cuadros
subalternos mas desarrollada. Segun la confesion de todos
los observadores, casi no hai analfabetos en el ejército japo-
nes. Los sub-oficiales estaban provistos de planos. En el
combate tenían la direccion inmediata del fuego i de los gru-
pos de tiradores. Los oficiales podían cuidarse mucho mas i
— 48 —
consagrarse a su papel de direccion superior en lugar de ab-
sorverse en los detalles.
Esta iniciativa de los soldados i los cuadros subalternos
es absolutamente indispensable en el combate moderno de la
infantería. Los jefes, no solamente de batallon, sino de com-
pañía i aun de peloton, tienen sin cesar que tomar decisio-
nes con toda independencia i bajo su responsabilidad. Les es
indispensable un sentido táctico mas desarrollado que en
otro tiempo. Aun el mismo soldado, muchas veces está aban-
donado a sí mismo; es necesario, pues, que haya compren-
dido el pensamiento del jefe i quiera realmente secundarlo.
Aspecto del combate de infantería.—El capitan Krasnov,
describe como sigue el aspecto del combate de infantería i el
estado de ánimo de los combatientes.
"En la guerra, la vida humana se desarrolla de una ma-
nera tan terrible i tan anormal que llega uno a preguntarse si
realmente está vivo. ¿Es esto la realidad o una pesadilla an-
gustiosa? En el combate, particularmente en una gran ba-
talla donde la muerte se estiende por todos lados i troncha
millares de existencias, se tiene un vasto campo de observa-
cion para ver lo que la guerra hace de un hombre. Yo recuer-
do la sensacion de molestia que se siente inmediatamente, a
los primeros disparos, al silbido de las primeras balas, al
zumbido de las granadas. La cabeza se trastorna i parece
que el dia se oscurece; i sin embargo es necesario ir allá aba-
jo, al frente, a la guerrilla. Al principio no se distingue bien
el terreno ni. los objetos vecinos. El horizonte parece restrin-
jjido. Quisiera uno esplicarse estos fenómenos.—"¡Qué! ¿será
esto que tendré miedo?" se pregunta.—Se mira si hai jente en
derredor; no se quisiera estar solo. Ya estamos en la guerrilla;
los soldados están tendidos i hacen fuego. Unas veces lo
efectúan rápidamente, otras disparan con lentitud. ¿A dón-
de tiran i sobre quién? no se ve. Las alzas estan levantadas;
esto quiere decir que se tira a gran distancia. Pero el ene-
migo se oculta i no se le distingue. Despues de haber reco-
brado ánimo se preguntan, con un tono que se quiere hacer
tranquilo, si los soldados ven a quien estan haciendo fuego.
. —"Hace un momento seles ha visto; ahora estan ocultos,
responden los soldados tranquilamente"—Observad las caras.
Todo el mundo tiene aire serio, concentrado, pero tranquilo.
Algunas veces las balas dan en la cresta del parapeto levan-
tando la tierra; mas a menudo pasan por encima de las ca-
bezas, con un silbido prolongado. Al principio se siente uno
invadido por pensamientos penosos, despues las sensaciones
se borran; no se perciben las balas, no se. piensa mas en ella.-
No se piensa mas en nada. Las horas pasan. I a menudo un
— 49 —
oficial, que manda compañía o seccion, se llega a usted i le
pregunta si cree que se puede o no hacer venir el carro-coci-
na. El morir no es una. razon para no comer. En efecto, cada
vez se siente mas hambre. Las balas continúan silbando.
"No se tiene nada qué comer; pero se pide galleta a los
soldados.
"I acurrucado en la trinchera, se hace él desayuno. Co-
miendo se siente mas calma, i cuando se ha terminado una
lata de conserva, es llegado el momento de levantarse para
observar lo que hacen los japoneses. No se hace mas caso a
las balas i el norizonte parece mas claro.
Allí están los japoneses. A 1,500 pasos se ve una serié de
pequeños puntos. No se les hubiera notado, no se les distin-
guiría si no se les viese marchar de sitio en sitio i si en el aire
calentado por el sol no se levantase un vapor apenas percep-
tibie, no humo, sino mas bien un temblor del aire semejante
al que produce la evaporacion en el campo.
—"Tiran mal, dice un teniente sentándose casi a descu-
bierto en la berma. Las balas silban en gran número; pero
casi todas pasan mui altas. Los japoneses no escatiman los
cartuchos.
—"Tirar mas despacio, muchachos, dice un oficial a los
soldados.-Economizad vuestros cartuchos.—Apuntad,bien
al pié del blanco, como se os ha enseñadp...
"Este estado de ánimo agradable i relativamente tran-
quilo se prolonga hasta que comienza a haber heridos. El
i enemigo ha eorrejido su tiro. De pronto un robusto reser-
vista palidece i cae al fondo de la trinchera. Un proyectil le
ha atravesado la cabeza. Otro dejala trinchera i se dirije
Suspirando al camino de salida. La situacion se vuelve mala
i penosa. Empiezan los presentimientos ¿Me tocara a mí aho-
ra? piensa uno. Las balas siguen silbando por decenas, por
centenas. Tan pronto hai dos o tres heridos a la vez como se
pasan horas sin que haya ninguna baja. No se observa quién
está herido; solamente el número de soldados que permanecen
silenciosos e inmóviles como conjelados, va sin cesar en au-
mento. Se evita el mirarlos. Las conversaciones i las bromas
han cesado. Las caras parecen mas pálidas involuntariamen te
el tiro se acelera. Un subteniente hace observaciones, rectifica
las alzas; pero su voz, aunque tranquila, suena sordamente.
Pasa mucho tiempo. La accion permanece en suspenso en el
sector de nuestra posicion. De pronto llega jente. Un esplo-
rador acude; se distingue al comandante del batallon.
"Llega la órden de avanzar... La guerrilla se incorpora,
no toda a la vez, por grupas... Los soldados corren, tan
pronto agrupándose como dispersándose." Las balas silban.
— 50 —
Cada vez mas a menudo los cuerpos permanecen acostados
sobre el terreno; a los heridos se les retira o se les aparta a
un flanco. Parece que bajo esta lluvia de plomo es imposible
sostenerse i seguir avanzando. Sin embargo, los soldados se
ponen en pié i marchan. Ahora todo el mundo está pálido i
contraído. La vida o la victoria, he aquí lo que se lee en to-
das las caras... ¡Adelante! Los semblantes palidecen mas
aún, los ojos están ardientes, se cubren con brazadas de gao-
lian. Se deslizan a través de las desigualdades del te-
rreno, caen i vuelven a levantarse. No hai ahora ni soldados
activos ni reservistas, no hai mas que tropas que corren
a la victoria. El paso se hace cada vez mas rápido. Despues
se tienden. Están tendidos al descubierto i haciendo fuego.
La mayor parte tiran sin apuntar. Muchos no han levan-
tado alza, otros la han dejado a la distancia anterior. Pero
tambien el enemigo tira sin apuntar, las balas silban por
encima de las cabezas. Su nerviosidad se acrecienta, i busca
el alivio en un tiro desordenado i falto de eficacia. El poco
efecto del fuego enemigo reanima a nuestros hombres. La
compañía vecina avanza un salto, despues la nuestra. Las
balas chocan con violencia. No se piensa en nada. No se ob-
serva nada. No se ve quién cae ni quién avanza, ni aun sí
queda mucha jente. Los puntos oscuros (el enemigo) aun
mentan dé tamaño ante nosotros. Se distingue las gorras
amarillas, los capotes negros, las piernas con las polainas
blancas. Las balas ya no silban lastimeramente. Pasan rá
pidas, marcadas, con un ruido seco i potente. Se siente que
estos pequeños pedazos de plomo son capaces de destrozar
todo lo que encuentren. No hace calor i, sin embargo, todo
el mundo está sudando. Los semblantes están mortalmente
pálidos, los movimientos son bruscos. I súbitamente el ene-
migo huye.
"Bien pronto deja de oirse los disparos de fusil i el silbi-
do de las balas. Se ve huir a los japoneses como pequeñas
siluetas oscuras; "compañía, ¡victoria!" gritan los oficiales
con tono seguro i firme. Su voz resuena con un timbre varo-
nil i audaz.
"Llega la orden de detenerse i atrincherarse. El fuego de
fusilería cesa. Solo la artillería tira todavía i las granadas
pasan zumbando por encima de las cabezas; los soldados ca-
van una trinchera para abrigarse. Se habla poco. Los cami-
lleros conducen los heridos. Algo separado se abren las fosas
para los muertos. Cuando esta oscureciendo un borrico vie-
ne a traer té frío i cartuchos.
"Después se pasa la lista. Se oye responder sordamente
"Presente. Presente. Muerto.. Herido, yo le he visto caer.
— 51 —
Despues se reanudan las conversaciones. Se animan. En los
sobrevivientes, el ánimo está de fiesta; se siente deliciosa-
mente el placer de vivir. No se tiene tiempo de pensar en los
muertos; esto tiene lugar mas tarde."
CAPÍTULO II
CABALLERÍA
El papel de la caballería, en jeneral, ha sido difícil por
la naturaleza del terreno de una gran parte del teatro de. la
guerra. Por otro lado, la caballería rusa no se ha encontra-
do nunca, aisladamente, con la caballería japonesa, que, in-
ferior en el número i en calidad, permanecía siempre en es-
trecha relacion con su infantería.
Por eso la caballería ha tenido, al menos en apariencia,
un papel poco marcado i del cual la prensa apenas ha he-
cho mencion, i sin embargo, este papel ha sido importante i
los periódicos rusos proporcionan detalles interesantes para
juzgar de empleo de tal arma.
En lo que sigue se t r a t a del papel de la caballería i de su
empleo táctico, que puede ser de dos maneras: a caballo o
pié a tierra con el fuego, o mas bien la combinacion de estos
dos procedimientos entre sí i con la artillería a caballo.
MISIONES ESTRATÉJICAS
Esploracion a grandes distancias. — La esploracion a
gran distancia por la caballería no ha faltado en el ejército
ruso. Frecuentemente fueron enviadas masas importantes
lejos de la vanguardia, con el objeto de enterar al jeneralí-
simo de los movimientos de las columnas enemigas.
Tal fué, entre otros ejemplos, el caso de la brigada de
cosacos de Transbaïkalia, del jeneral Michtchenko, que, para
vijilar la marcha de las columnas del ejército del jeneral Ku-
Toki, penetró en Corea hasta 150 kilómetros del Yalú.
El servicio de descubiertas en el ejército ruso se hacia
como previenen los reglamentos de todas las caballerías eu-
ropeas. Los reconocimientos de oficiales fueron muchas ve-
ces llevados a cabo con una audacia notable, aunque a me-
nudo con planos insuficientes, en terreno mui difícil i en país
hostil. Estos reconocimientos, efectuados jeneralmente con
efectivos de cuatro jinetes a un peloton, i algunas veces mas,
duraban con frecuencia muchos dias. En las comarcas mui
montañosas se hicieron a pié algunos reconocimientos, a
gran distancia, por oficiales de caballería obligados a
— 52 —
abandonar sus caballos a causa de las grandes dificultades
del terreno.
Al principio no se vio en los japoneses la esploracion de
la caballería a gran distancia. Su caballería permanecia es-
trechamente ligada a la infantería. No se destacó hasta
principios de febrero de 1905. Despues de la batalla de Muk-
den, la caballería nipona mantuvo bastante audazmente el .
contacto con los ejércitos rusos durante su retirada hacia el
norte.
El servicio de descubierta estaba casi enteramente con-
fiado al espionaje, notablemente organizado antes de la
campaña. Hasta la batalla de Mukden no se vio jamas, por
decirlo así, reconocimiento de oficiales o de patrullas de ca-
ballería japonesa a gran distancia.
Proteccion de los flancos de los ejércitos.—Hasta el mo-
mento de la batalla de Mukden, la caballería rusa aseguró
eficazmente la seguridad estratéjica dé las alas de su ejército.
Durante todo el verano, hasta Agosto, los jenerales Micht-
chenko i Rennenkampf, con sus divisiones sostenidas por
una proporcion variable de infantería, defendieron palmo a
palmo la zona montañosa situada aí Este de la via férrea,
dificultando los movimientos de las vanguardias o destaca-
mentos, con que se cubrían los japoneses. Para la caballería
fué ésta una mision ingrata i modesta, la cual parece cum-
plió mui satisfactoriamente.
Por parte de los japoneses hace falta llegar a la batalla
de Mukden para ver, por primera vez, una gran masa de ca-
ballería operar independientemente. El movimiento del jene-
ral Nogi fue ocultado primero i cubierto despues en la direc-
cion. del Norte, por una division provisional de caballería,
compuesta de seis rejimientos, teniendo como núcleo una de
las brigadas independientes, mandada poreljeneral Akiama;
los demás rejimientos se sacaron de, las divisiones de infan-
tería.
Esta division de caballería llevaba consigo varias baterías
de montaña, un fuerte sosten de infantería i numerosas ame-
tralladoras (veinticuatro, segun al Novoié Vrémia). No llegó
a combatir a caballo contra la caballería del ala derecha
rusa, de la cual no se ve el empleo, i parece haber cumplido
bien la mision que se le habia confiado.
Empleos tácticos de la, caballería.—Entre los rusos, el
empleo táctico,de la caballería ha consistido esencialmente
en la combinacion de los dos medios de accion de que dis-
pone el combate a caballo por el choque o su amenaza, i el
comísate por el fuego, pero con un predominio mui marcado
de este último. Habia para ello dos razones:
— 53 —

1;ª Enjeneral, la caballería japonesa evitaba con cui-


dado el combate a caballo i permanecía en relaeion mui es-.
trecha con su infantería. Aun después de la batalla de Muk-
den, a continuacion de la cual la caballería japonesa pareció
mostrarse mas audaz, no hubo casi ejemplos de combates a
caballo, a menos de tener una superioridad numérica mui
marcada.
2. a Los cosacos de Transbaikalia, proporcionalmente
mui numerosos en el teatro de la guerra, sobre todo al prin-
cipio de la campaña, eran mas bien infantes montados que
jinetes. He aquí lo que acerca de ésto dice el capitan
Krasnov.
"Desde luego, por la naturaleza de su servicio i por las
condiciones de los hombres f caballos, los cosacos de Trans-
baikalia son la infantería montada ideal. Sus caballos son
pequeños, sin grandes aires, pero robustos, poco difíciles de
alimentar i resistentes. Están habituados a vivir en taboun
(piaras de caballos). Se pueden dejar centenares juntos sin
necesidad de trabarlos; no se escapan. Estos caballos mar-
chan bien i rápidamente en terreno montañoso, no se hieren
con las piedras; pero son pesados i poco manejables.
"Los cosacos de Transbaikalia, de los que una tercera
parte son de raza bouriate i dos terceras partes medio-bou-
riate, nacen, se crían e instruyen en las montañas cubiertas
de bosques i escarpadas de su provincia. Es un pueblo ac-
tivo, pero rudo. Muchos de ellos son cazadores de profesión,
grandes tiradores, prácticos en las marchas por bosques,
pero no son verdaderos jinetes... Aun el mismo oficial trans-
baikaliano no es jinete. No comprende, no aprecia al caballo.
Le es necesario para que le conduzca. Ño se le ve ocuparse de
su caballo, acariciarle, halagarle. Los oficiales procedentes
de la caballería regular o de los cosacos de Europa, intenta-
ron introducir sus ideas hípicas en estos grupos; llevando
caballos de sangre, pero su ejemplo no fue imitado"...
Combate pié a tierra.—El combate pié a tierra de la ca-
ballería fué siempre mui frecuente. Era sostenido vigorosa-
inente por los rusos que no temían, con la carabina en la
mano, medirse ccn la infantería i aun atacar los pueblos
ocupados por ella cuando no contaban sus guarniciones con
grandes medios de defensa. Es importante hacer constar
acerca de esto, que el reglamento de maniobras de la caba-
llería rusa indica mui claramente la posibilidad i la necesi-
dad de efectuar en ciertos casos el combate ofensivo pié a
tierra. La espresion material se encuentra en el hecho de que
los dragones estan provistos de bayoneta; en cuanto a los
— 54 —
cosacos, que no la tienen, el reglamento especifica que en el
momento del asalto desenvainen el sable.
En el combate pié a tierra, la caballería rusa utilizaba
en gran .escala su artillería a caballo, jeneralmente mui ma-
niobrera i considerada como tropa escojida. Hasta el pre-
sente no se habia dicho que se hubiesen agregado compañías
de ametralladoras a la caballería. Sin embargo, cada uno de
los Tejimientos de Daghestan i de Térek-Kuban, poseia dos
ametralladoras conducidas a lomo que los coroneles hábian
adquirido a sus espensas i que seguramente habrán presta-
do buenos servicios.
La caballería empleaba el combate pié a tierra, bien du-
rante el curso de sus misiones estratéjicas, bien en relacion
con la infantería en muchos casos. La caballería rusa debe a
este modo de obrar, el haber disputado palmo a palmo, du-
rante todo el verano, la rejion montañosa al Este de la vía
férrea, a las avanzadas de los jenerales Nodzu i Kuroki, i de-
fendiendo despues, a fines de Agosto, los pasos del Taitseho,
agua arriba de Sikwantun, dio tiempo al jeneral Kuropat-
kin para reunir en su izquierda fuerzas suficientes para conte-
ner el movimiento envolvente del jeneral Kuroki.
La caballería japonesa recurría tambien, mui a menudo,
al combate pié a tierra. Segun noticias de los rusos, lo ejecu-
taban bien i sabian operar en relacion con la infantería.
Constituía, en suma, una buena caballería divisionaria.
Combate a caballo.—No se menciona ningun ejemplo de
combate a caballo en grande escala, sea contra caballería,
sea contra infantería. Esto no so debe solamente al terreno
o al cuidado con que casi siempre evitaba la japonesa el cho-
que con su rival, sino tambien a que una gran parte de la
caballería rusa (todos los cosacos del Extremo Oriente) es-
t a b a poco preparada a obrar por el choque en filas cerradas
por razon de la naturaleza de sus caballos.
Combinacion de los dos modos de obrar.—La guerra
ruso-japonesa ofrece algunos ejemplos de haber combinado
la cabañería el combate a pié con el de a caballo en el curso
de sus marchas estratéjicas.
Solo esta íntima combinacion del combate a pié de cier-
t a s fracciones con el combate a caballo, o sencillamente su
amenaza, sobre todo cuando se dispone del apoyo de la ar-
tillería a caballo i de ametralladoras, la permite llevar a
cabo con fruto los cometidos estratéjicos que la incumben.
Sucede lo mismo cuando opera en relacion con la infantería.
Si en este caso la accion a caballo no es posible, su amago
no resultará inútil, i a mas la ayuda de sus carabinas puede
ser de gran provecho.
— 55 —
No tenemos la pretension de haber agotado todo lo que
se puede decir sobre la caballería con ocasion de la guerra
actual. Pero creenlos haber dicho bastante para poder darse
cuenta de la importancia del papel que conserva siempre
esta arma, tanto desde el punto de vista estratéjico, como
en combinacion con las otras armas sobre el campo de ba-
talla. Su empleo cargando, tínicamente tuvo lugar en accio-
nes de detalle; ya hemos indicado las diversas causas a que
era necesario atribuir tal modo de obrar.
Por nuestra parte, creemos firmemente que la caballería
rusa ha prestado grandes servicios i puede que haya evitado
al ejército desastres mucho mas graves que los que ha su-
frido.
Lo que se debe tener presente tambien, es la gran impor-
tancia e innegable valor del combate pié a tierra de la caba-
llería.
A pesar de que las ideas sobre este punto hayan sido se-
riamente modificadas en el trascurso de los últimos años,
esta importancia i este valor son mui superiores a los que
se le atribuye en jeneral. La guerra actual ha probado del
modo mas positivo que la caballería pié a tierra es perfecta-
mente capaz de sostenerse durante un cierto tiempo frente a
una infantería superior en número, sobre todo cuando la
primera está apoyada por artillería o ametralladoras. Este
valor del fuego de la caballería es un factor que no se debe
ni puede despreciar. Bulletin de la Presse et de la Bibliogra-
phie militaires (Bruselas, 30 de Abril i 15 de Mayo.)
(Se continuará)
Ideas sobre material de Artillería
Introduccion
Una seria preparacion metódica de las fuerzas militares
de un país es el único medio que verdaderamente puede po-
nerlo a salvo de dificultades esternas i aun internas que pue-
den amenazar o entorpecer sériamente su organizacion.
Esta preparacion comprende dos materias igualmente
importantes: 1.° la que se refiere a la preparacion moral i mi-
litar del pueblo i 2.° la referente a la adquisicion de un mate-
rial de guerra que corresponda a las verdaderas necesidades
de la nacion.
Es, pues, deber de todo Gobierno que vele por los verda-
deros intereses del pais, asegurar esta preparacion de la ma-
ñera mas eficaz i económica que sea posible, lo cual se con-
s i g u e sólo entregando él estudio de esas materias a un perso-
nal preparado en los asuntos que tenga que resolver.
El único camino que conduce a preparar sériamente el
pais para la posibilidad de un conflicto armado, es de efec-
tuar esta preparacion durante el tiempo de paz; la instruc-
cion rápida i forzada del soldado empezada en los momentos
mismos en que debiera empezar la movilizacion, jamás podrá
llegar a la perfeccion que se alcanza en una instruccion cons-
tante i metódica hecha en tiempo de paz, la cual es la única
que permite una pronta entrada en accion del Ejército, ganan-
do así sobre el adversario una ventaja que casi siempre es
decisiva.
— 58 —
Igual cosa puede decirse en lo que respecta al material de
guerra: si bien es cierto que los armamentos comprados a
última hora ponen al pais, a los ojos de muchos, en un rela-
tivo estado de defensa, éste no puede ser sino mui deficiente
pues tendran que faltar innumerables detalles que sólo pue-
den exijirse cuando para la compra han precedido estudios
bien profundos. Las Fábricas, ademas, a que se recurre en estol
casos, no pueden tener listo el material que se desea, de modo
que siempre se está obligado a aceptar material fabricada
para otros, o bien el que los demas han desechado. Este es
el casó en que debido a la imprevision de nuestros anteriores
Gobiernos, hemos estado siempre nosotros.
Hoi dia que se hace necesario un cambio radical en nues-
tro material de artillería, conviene demostrar los defectos
principales de que adolece el actual, sujiriendo al mismo tiem-
po algunas ideas referentes al que mas nos convendría adoptar
teniendo en vista las necesidades impuestas, tanto por la nal
turaleza de nuestro suelo, como por los adelantos técnicos i la
exijencia de la táctica.
Tomando en cuenta la trascendencia que pueden tener los
errores que se cometan, i al mismo tiempo los enormes gastos
que esas adquisiciones imponen al pais, puede apreciarse la
necesidad de que se hagan estudios profundos i detallado
que jamas pueden calificarse de excesivos.
Si se considera el esmero con que otros paises mas adelan-
tados i mas rico que el nuestro, estudian esos puntos, ponién
dolos en manos de personas especialmente preparadas; cuando
vemos los largos años que tardan en resolver problemas tan
delicados, comprendemos mejor la importancia de matería
que, hasta hoi dia, han sido entre nosotros resueltas sin estudio
ninguno, sin un personal competente, i entregados por com-
pléto a la mayor o menor seriedad de ajentes o represantantes
de fábricas que jeneralmente sólo persiguen los beneficio
propios.
Los distintos materiales que hasta hoi ha poseido nues-
t r a artillería, no han correspondido jamas ni a las necesidades
del pais, ni a las exijencias tácticas, ni tampoco a los ade-
lantos técnicos. El ha sido siempre la eterna preocupacion
de las personas que estaban en estado de comprender sus de
ficiencias, al mismo tiempo que es la muestra mas clara i evi-
dente de las condiciones anormales en que fué comprado o del
desconocimiento absoluto en materia de artillería del personal
encargado de su adquisicion.
Gracias solamente a que jamás hemos tenido ocasion de
ponerlo a prueba, se ha ahorrado el pais de las tristes conse-
cuenaias que podian haberle traído los errores cometidos.
— 59 —
Pero ahora que las circunstancias han cambiado, hoi que .
todo puede hacerse en la forma normal, despues que algunas
esperiencias nos .han demostrados los errores cometidos, hoi
que ya empieza a notarse la entrada en un nuevo período en
que se trabaja por darle al Ejército una organizacion seria i
permanente, que corresponde a sus verdaderas necesidades, ha
llegado la hora de dedicarnos a estudiar nuestros pasados
errores, corrijéndolos i dándole a todos los órganos del Ejér-
cito, la organizacion que vaya encaminada a dar los mejores
resultados en el fin para que fué creado.
Muchos años de estudio le costó a Francia la adopcion
el actual cañon con retroceso automático, que fué el pre-
cursor del cambio jeneral de armamento de artillería en casi
Rodos los paises europeos. Despues de decidirse Francia por
la adopcion de su material, empezaron los estudios i ensayos
en Alemania, en donde, despues de cinco o seis años de efectuar
estos i a pesar de estar ya decidido el material que se adoptará,
aun en Octubre de este año, no habia sido entregado a todos
los Rejimientos.
i Antes que la Alemania adoptaron el nuevo material, con
diversas modificaciones, muchos otros paises entre los cuales
se encuentran la Suiza, Rumania, Bulgaria, Suecia, Rusia,
Dinamarca i aun Inglaterra que, a pesar de tener Fábricas
nacionales, encargó la construccion de un gran número de
baterías a los fabricantes alemanes. Entre los paises Sud-
Americanos que se han preocupado de este asunto, pidiendo
propuestas para la compra de cañones modernos, figuran el
Perú i el Brasil.
La. adopcion de un nuevo material lleva en sí importantes
reformas, no sólo en la organizacion del arma sino tambien
en su empleo en el campo de batalla.
Estando todos los principios militares sometidos a leyes
naturales invariables, no pueden ni aun los adelantos intro-
ducidos en la técnica, destruir algunos de los que rijen las di-
ierentes materias. La adopcion de nuevos armamentos está
pues sometida a exijencias de diferente órden, de las cuales
nadie puede desentenderse sin esponerse a cometer graves
errores.
Por esto, al estudiarse la conveniencia de la adopcion de
una nueva arma, no sólo deben tomarse en cuenta las venta-
jas que ella aporta como arma destructora, sino tambien i
mui especialmente, las que se refieren a su manejo i trasporte
a los sitios en que debe prestar sus servicios. Esta es una de las
condiciones mas importantes i mas difícil de satisfacer; i sólo
el tiempo i largas esperiencias prácticas vienen a demostrar
cuáles son los materiales que reunen todos las cualidades
— 60 —
que deben exijirse. Debido a esto es difícil llegar adoptar un
nuevo armamento que satisfaga en todo sentido las exijencias
requeridas i que al mismo tiempo no tenga los defectos que
puedan perjudicar su empleo.
Largas i serias esperiencias prácticas sólo las pueden
efectuar países que posean los medios pecunarios i necesarios,
que tienen fábricas nacionales dirijidas por profesionales, i que
disponen del tiempo i de la esperiencia necesaria para llegar a
resultados verdaderamente prácticos. Nosotros, sino tenemos
esas grandes ventajas, podemos en cambio aprovechar las
espenencias de los otros que, aunque no siempre son adapta-
bles anuestras condiciones, no por eso podemos despreciarlas.
Sólo trataremos de esponer aquí los principales defectos
dé nuestro material en uso, al mismo tiempo que trataremos
de dar algunas ideas que juzgamos útiles para la resolucion
del problema importante que se nos presenta, teniendo en
vista, no sólo las condiciones que exije la naturaleza de nues-
tro pais, sino tambien los adelantos de la técnica.
Demostraremos tambien Ja necesidad que hai de dar a
nuestra artillería una organizacion que esté mas de acuerdo
con las necesidades nuevas impuestas por la introduccion del
material moderno, estudiaremos la municion i las cualidades
que deben exijirse de ella i por último, insinuaremos los bene-
ficios que nos traerían el completar algunos servicios comple-
mentarios que, a pesar de lo indispensables, hasta hoi nos son
completamente desconocidos.
PRINCIPALES DEFECTOS DE QUE ADOLECE NUESTRO
ACTUAL MATERIAL DE ARTILLERÍA

No podemos entrar a desmostrar aquí, los innumerables


detalles que se han notado como deficientes en los diverso!
modelos de material de que está provista nuestra artillería:
nos limitaremos a señalar aquellos defectos especialmente
sobresalientes que mas hai que tomar en cuenta i que mas urje
remediar en caso de adquisiciones nuevas.
Ante todo aparece como la falta mas grave i casi incom-
prensible, la diversidad de calibres en los distintos materiales.
Si el ideal que se persigue, no sólo en calibre sino en materia
de proyectil, es llegar a la unificacion de él, se comprenderá
cuan grave es el error de haber adoptado diversos calibren
para materiales que persiguen un mismo objetivo i que deben
emplearse simultaneamente. Los resultados que traería un
error cualquiera en el atraso de las columnas de municiones u
otras circunstancias difíciles de prever durante una campaña,
no hai para que demostrarlos. La posibilidad de que una
— 61 —
parte de la artillería quede sin municion durante el combate,
aumenta en relacion a la cantidad de Baterías de diferentes
calibres; siendo esto tan fácil de evitarse no se comprende
que no se haya tenido en cuenta al adquirirse los materiales.
E1 error en la adopcion del material de montaña como
base de nuestra artillería, es fácil de comprenderse al ver la
superioridad de las cualidades balísticas de los materiales de
campaña i, si a esto se agrega el pequeño calibre de la mayoría,
de nuestra artillería, vemos que no podemos hacer frente con
éxito a ningunas de las artillerías en uso en ningun otro pais.
El Shrapnel, que es el único proyectil de que está dotada
nuestra artillería, se ha probado que no satisface ya las nece-
sidades de una campaña conducida bajo los principios mo-
dernos i con las armas actualmente en uso. Es un proyectil
destinado sólo a batir blancos vivos descubiertos que actual-
mente son una escepcion.
Los aparatos de puntería estan atrasados, no sólo con
respecto a los adelantos actuales, sino que son aun posíe-
riores a la época en que se compró el material; con ellos se
dificulta enormemente el empleo de las piezas detras de abri-
gos haciéndose casi imposible el tiro indirecto que hoi dia es
casi la regla. Con eso se dificulta la instruccion de la tropa i
se perjudica enormemente el efecto total.
Lo mismo puede decirse de la graduacion de las espoletas,
que, por no estar hecha en relacion con las divisiones del alza,
dificultan i retardan la direccion del tiro.
Respecto al trasporte i reemplazo de.la municion, na
han existido nunca principios fijos, lo cual podría ser de mui
serias consecuencias si hubiera que improvisarlo a última
hora.
La lentitud del tiro ha venido, por fin, a desmostrar la
absoluta necesidad de poner nuestro material a la altura de
los progresos que los últimos inventos han introducido en
esta arma que cada dia va siendo de mayor importancia
para el éxito de la guerras.
CUALIDADES QUE DEBEN EXIJIRSE DE UN MATERIAL
DE CAMPAÑA

Despues de resuelto el tipo del material que se adoptará,


dos son las cualidades que influyen mas directamente i que
deben tomarse mas en cuenta en el material de campaña; pri-
mero, las que se refieren a la movilidad, i segundo, las que se
refieren al efecto.
Si la artillería quiere cumplir con su mision, es decir estar
en estado de apoyar en toda circunstancia la accion de la in-
— 62 —
fantería, debe poseer la suficiente movilidad para seguir a
ésta última, en toda clase de terreno. A menudo se verá el
caso en que esta arma tenga que tomar avance sobre la In-
fantería jeneralmente por malos caminos i terrenos difíciles,
ya sea para asegurar el despliegue del grueso o para prestar
apoyo a otras tropas que lo necesitan. Si está agregada a la
Caballería, debe, tambien, estar en estado de acompañarla
en sus movimientos a su mismo aire de marchasin que los

obstáculos del terreno le pongan inconvenientes. De ésto se


desprende que, para que el rol de la Artillería tenga el
resultado que debe esperarse de ella, debe poseer, ante todo
una gran capacidad de movimiento que permita su empleo
en toda circunstancia i terreno. Debe siempre tenerse presente
que la pieza con mejores cualidades balísticas, deja de cumplir
con su tarea desde el momento en que, por el exceso de su
peso, llega tarde al sitio en que debió empleársela.
Renunciar a llevar una parte siquiera de la municion que
debe acompañar a la pieza, con el objeto de aumentar su
movilidad, lo mismo que disminuirle las cualidades balísticas
con el mismo objeto, será tambien una falta, pues una pieza
de campaña debe estar siempre en condiciones de abrir i sos-
tener el fuego, aun cuando el carro de municiones no haya
podido llegar a la posicion.
La. capacidad de movimiento depende ante todo, del peso
total de la pieza, éste no debe sobrepasar un cierto límite má-
ximo. Este peso máximo depende naturalmente de la natu-
raleza del terreno, de la calidad de los caminos del país, del
probable campo de operaciones, de la capacidad del material
decaballosdequesedispongaidel empleo táctico del material,
es decir, si es artillería a caballo, montada o de montaña, o
bien si está destinada a batir solo blancos vivos descubiertos,
u obras de fortificacion pasajera o permanente,
De las esperiencias recojidas en las últimas campañas, se
han tomado ciertos datos que pueden servir como base para
fijar ese peso máximo. Actualmente el peso de los materiales
existentes en casi todos los países varía alrededor de 1.800 k.
para la artillería montada, i 1.700 para la pieza de artillería
a, caballo; en él está contado el peso completo del equipo de
campaña de la tropa.
Dentro de esos límites de pesos relativamente bajo, se han
llegado a conseguir excelentes cualidades balísticas, gracias
a las fuertes presiones que desarrollan los gases de las pól-
voras actuales, unido a la bondad de los aceros que se em-
plean en la construccion.
. Para la artillería de montaña no se han llegado a fijar
aun con tanta certeza esos datos; pero puede tomarse como
— 63 —
punto de partida el peso que puede acarrear con facilidad
una muía. La parte mas pesada del material desarmado no
debe por eso sobrepasar de 100 klgs.
En cuanto al efecto que debe exijirse, depende de otras
circunstancias. En cuánto se tiene en vista un probable com-
bate, los primeros esfuerzos de la Artillería deben ir dirijidos
a obligar al enemigo a desplegarse lo mas pronto posible.
Mientras mas temprano se ve el enemigo obligado a mostrar
sus fuerzas, mas favorable es nuestra propia situacion.
El enemigo por consiguiente, se esforzará por conseguir
lo contrario, es decir, conservar el mayor tiempo posible sus
formaciones de marcha; sólo serias pérdidas los obligaran
a someterse a nuestra voluntad i la artillería es el medio que
se empleará con este objeto. Pero el efecto de la Artillería va
unido a la correcta apreciacion de la distancia, i ésta a su vez
a la facilidad de observacion de los disparos aislados. En esto
influye el estado del tiempo.
Dado el progreso alcanzado en los medios para facilitar
esta observacion, ya sean los anteojos destinados al obser-
vador, o la nube de polvo que se desprende del proyectil en el
momento que estalla al chocar contra el suelo o contra cual-
quier objeto resistente, se pueden hacer fáciles observaciones -
a 3.500 metros i mas. Por consiguiente a esta distancia debe
estar en estado la Artillería de producir al enemigo, en orden
cerrado o en columna de marcha, tantas bajas que se vea
obligado a desplegarse.
Terminado el despliegue, la Infantería enemiga tiene aun
que recorrer la distancia para llegar al sitio desde el cual
puede emplear con eficacia su arma, es decir de 800 a 1.000 me-
tros. Este avance se hará en lo posible procurándose abrigos
desapareciendo así temporalmente a la vista. En este inter-
valo de tiempo debe la Artillería imponerle tantas bajas que
se obligue al enemigo a emplear en el combate parte de sus
reservas. Sólo será posible producirle esas pérdidas empleando
un proyectil de trayectoria mu i rasante entre las distancias
de 1.500 a 3.000 metros con gran efecto en sentidode la pro-
fundidad i ademas teniendo la posibilidad de poder aumentar
poderosamente la rapidez del tiro en cortos momentos favo-
rables del combate.
Pero mui raras veces podrá la Artillería dedicarse desde
el comienzo del combate a batir las fuerzas de Infantería ene-
miga, por la oposicion que le opondrá la Artillería. Empe-
zará, pues, la lincha de ambas Artillerías, siendo en este caso
la que tenga mayor alcance i la que posea un proyectil mas
poderoso, la que pueda empezar primero a cumplir con la
parte mas importante de su mision.
— 64 —
El combate de las Artillerías se empezará, jeneralmente a.
la distancia de mas o menos 3.000 metros eri, la. cual se debe
estar en estado de disminuir seriamente el poder del enemigo.
MATERIAL QUE MAS CONVIENE AL PAÍS

Hasta hace mui poco tiempo ha prevalecido entre nosotros


la idea errónea de que el tipo del material que debe formar el
núcleo de nuestra Artillería debia ser aquel que pudiera lle-
varse a lomo de muía.
Las razones que pueden haber guiado a la Superioridad
militar para darle un desarrollo tan grande a la adopcion
del material de montaña, no pueden haber nacido mas que
del desconocimiento de las cualidades que deben exijirse de la
artillería de campaña actual, o bien de la simple contempla-
cion de nuestro suelo, que por lo accidentado, lo han creido
intransitable para otra clase de Artillería.
Pero tratándose de asuntos de tanta importancia i tras-
cendencia, hai que tomar en cuenta muchos otros detalles i
consideraciones de diverso orden, que estudiado mas a fon-
do, pueden llevarnos a mui distintas conclusiones.
La absoluta inferioridad del material de montaña colo-
cado frente al de campaña, nadie se atrevería a ponerlo en
duda; el cañon mas corto i menor peso de la pieza completa,
son factores que técnicamente influyen desfavorablemente en
las cualidades balísticas, i por consiguiente en el alcance i en
e1 poder ofensivo jeneral de la pieza.
Es cierto que nuestro territorio es excesivamente monta-
ñoso, como casi no lo posee ningun país del mundo, i en
caso de una guerra, tendríamos forzosamente que atra-
vesar montañas; pero seria el error mas grande pensar que
la parte principal de las operaciones, fueran a efectuarse en
terrenos difíciles. I si no lo hacemos nosotros, no podemos
tampoco suponer que el enemigo nos fuera a obligar a com-
batir en un terreno en que de todas maneras la ventaja es-
taría de parte nuestra.
El material que debe adoptarse tiene que estar en rela-
cion con las ideas que tenga la superioridad respecto a la
manera en que se va a conducir la campaña i al terreno en
que se desarrollaran las operaciones. Debe tambien tomarse
mui en cuenta el poder del material de que dispongan nues-
tros probables enemigos.
En elcaso de tratarse de una campaña defensiva el fac-
t o r casi decisivo vendría a ser la naturaleza del terreno que
haya que defender; pero aun en ese caso dependerían en gran
parte las decisiones nuestras de las intenciones del enemigo i
— 65 —
por consiguiente de su material. En todo caso seria un error
mui grande suponer que el enemigo fuera a elejir para ata-
carnos aquellos terrenos que no le permitieran sacar todo el
provecho útil de sus armas i en los cuales no pudiera tam-
poco mover fácilmente sus columnas de aprovisionamiento
Pero, poniéndonos en el caso mas probable de optar
por la ofensiva, seria un error mas grave aun, la sola inten-
cion de pretender que pasara el grueso de un ejército con
todas sus columnas de municiones i bagajes, por caminos de
la cordillera en que la artillería montada o a caballo no
pueda traficar con toda facilidad. Si esta arma no estuviera
en estado de, vencer todos los obstáculos del terreno, con
menor razon podrían vencerlos todos los bagajes i colum-
nas, sin los cuales no podría pensarse en la conduccion da
una campaña. Los alimentos, el vestuario, el equipo sanita-
rio, etc., son tan necesarios durante una campaña, como las ,
municiones i aun como los mismos soldados.
I aun poniéndonos en el caso de una campaña o bien de
simples combates que se llevaran a cabo en países montaño-
sos, no se elijirian aquellos sitios mas difíciles para tomar
las posiciones de artillería. El solo tiempo que ,se pierde en
llegar a ellas, puede ser de fatales consecuencias para el-re-
sultado final. Ademas el gran ángulo muerto que dejan las
posiciones mui altas, son una gran desventaja aun para las
Laterías que por su altura, parezca que estan situadas favo-
rablemente con respecto al enemigo.
Fuera de todas estas razones que aconsejan la adopcion
de una mayor cantidad de baterías montadas o a caballo,
que las de montaña, tenemos la esperiencia de otros países
que, por su situacion i condiciones semejantes a las nuestras,
podríamos tomarlos como ejemplos para esa materia. En
este caso se encuentran la Suiza, Noruega, Bulgaria, Sueeia
i otros.
Una vez resuelto el punto de que la mayor parte de nues-
tro material debe ser solo montado o a caballo, se nos pre-
sentan las dificultades de arrastre que provienen del mal
astado de nuestros caminos.
Creo que no debemos pensar en adoptar materiales- del
mismo peso que los que estan en uso en las naciones euro-
peas; eso es claro, nuestros caminos no lo permitirían. No
podemos tampoco pensar en quitarle.peso con perjuicio de
las cualidades balísticas, ni tampoco desposeer a la pieza de
una paite de la municion que lleva consigo para el caso que
el carro de municion no pueda llegar a la posicion desde,el
primer momento. El único medio pues, que nos queda para
disminuirle el peso a un material apropiado para nuestro te-
— 66 —
rritorio, i que lo deje en estado de traficar fácilmente por
nuestros caminos, es la adopcion de la artillería a caballo i
no la montada. Los ejércitos europeos, por el enorme precio
de los caballos i su alimentacion, no podrían pensar en re-
solver así esa dificultad que además , no se les presenta por-
las buenas condiciones de sus caminos.
Quitándole a la pieza el peso de los cinco, sirvientes i par
te de su equipo, se disminuye el peso total de ella en 300
kilos a lo menos.
No es solo el mal estado de nuestros caminos lo que se
opone a que podamos ádoptar materiáles tan pesados como
los de las naciones europeas; se agrega a eso el tamaño rela-
tivamente pequeño de nuestra raza caballar, a la cual no
puede exijírsele la misma capacidad de arrastre que el que
puede exijírsele a un animal de tamaño normal. La disminu-
clon de peso que resulta de la supresion de los sirvientes mon-
tados, repartida entre los seis caballos es mas o menos de 50
kilos a cada uno.
Otro inconveniente que se presenta para la adopcion de
la artillería montada en nuestro país es la imposibilidad de
que los sirvientes puedan soportar, sentados en la pieza o en
los armones, la vibracion del material i las violentas sacu-
didas que se producen durante una larga marcha. Para dar
una idea de esto, basta señalar el hecho de que en nuestro
actual material de la artillería a caballo ni siquiera las ha-
randas de fierro colocadas encima del armon, han podido
resistir el efecto destructor de las fuertes sacudidas que se-
producen durante la marcha, aun en los caminos que aquí
pueden calificarse de buenos.
Frente a todos estos inconvenientes que presenta la in-
troduccion de la artillería montada, tenemos que la a ca-
bailo solo presenta el del mayor gasto producido por el ma-
yor número de caballos. Este gasto, si bien es cierto, que en
ningun caso seria susceptible de suprimirse por completo
puede por lo menos reducirse mucho en la forma siguiente:
los grupos destinados a hacer las veces de artillería mon-
tada, que no necesitan por consiguiente un material de ca-
ballos que reunan las mismas cualidades exijidas para el
caballo de las otras baterías, podría reclutar su caballada
entre aquellos animales que anualmente son desechados en
éstas i en la caballería. Al caballo de sirvientes de las baté-
rías que desempeñaran el papel de artillería montada, no
habría para qué exijirle las mismas cualidades de ajilidad i
rapidez que necesita poseer el que está destinado a las bate-
rías que deben seguir a la caballería.
Como, disminucion de peso para el material a caballo,
—67 —
podría aprovecharse tambien la que resulta de la menor re-
sistencia que se da a la cureña desde que, introducido él fren-
no automático, no tiene ésta que soportar todo el retroceso
del cañon; Esta circunstancia es la que se ha aprovechado
para dotar a los materiales de campaña, de escudos metáli-
cos de proteccion. Habría solo que decidir si la ventaja que
resulta de la supresion de dichos escudos, es mayor que la
que se aprovecha con la disminucion del peso. A juzgar por
las esperiencias i los estudios hechos en los países que están
en camina de adoptar el nueva sistema de artillería, la adop-
cion de los escudos se considera como indispensable.
Hasta ahora nuestra superioridad parece que nunca ha
presentado propuestas a las fábricas, detallando los requi-
sitos i condiciones que deben exijirse del material que se de-
sea comprar; hasta ahora no se dan cuenta los constructo-
res, ni de la naturaleza de nuestro territorio ni del mal es-
tado de nuestros caminos. Si algun dia se enviaran datos o
se pusieran condiciones para la construccion de un material
especial que satisfaga a nuestras exijencias, estamos seguros
que las fábricas interesadas en proporcionarlo, se esforza-
rian en presentarnos en via de ensayo, mas de un modelo,
entre los cuales no seria difícil encontrar el mas adecuado a
nuestras necesidades.
El último país Sud-Americano que sabeínos que ha he-
cho algo en ese sentido, fué el Perú cuyo gobierno presentó,
a principios de este año o fines del otro, a fábricas alemanas
i francesas, propuestas para la construccion de un cañon,
ciñéndose a los datos balísticos i al peso dado por ellos. Del
resultado de las pruebas nada hemos sabido.
Por lo que hemos dicho respecto a la clase de artillería
que debe tener preponderancia en nuestro pais, no se crea
que somos completamente contrarios a la existencia de arti-
llería de montaña, que seguirá siendo siempre un poderoso e
indispensable auxiliar del Ejército, en un pais de las condi-
ciones del nuestro. Pero su empleo no puede ser en las tropas
destinadas a las operaciones principales, sino en aquellas
formaciones que tragan objetivos secundarios, como ser la
defensa de los flancos en la marcha del ejército, o la defensa
de territorios determinados en sitios montañosos de impor-
tancia, i muchos otros que son difíciles de prever, pero que
tendran que presentarse durante una campaña.
MUNICION
La primera condicion de la artillería de campaña es es-
t a r en estado de batir eficazmente todos los blancos que se
— 68 —
le presenten en la guerra campal. Estos blancos son dé dos
clases: blancos vivos descubiertos i blancos vivos colocados
detras de abrigos de campaña.
Esta es una causa, debido a la cual todas lar artillerías
del mundo estan provistas de dos clases de proyectiles a lo
ménos; los principales de ellos son el Shrapnel i la granada.
El primero de estos proyectiles puede batir eficazmente
todos los blancos descubiertos que se presenten dentro de
los límites de su alcance. La salida de sus balines hacia ade-
lante, en el momento de la esplosion de la carga de pólvora
colocada en la parte posterior del proyectil, lo pone en es-
tado de dejar fuera de combate cualquier blanco que se pre-
sente sin proteccion, siempre que estalle a la altura i distan-
cia que prescribe el Reglamento; pero no sucede lo mismo
tratándose de blancos colocados detras del mas sencillo
abrigo pasajero de campaña. El Shrapnel seria completa-
mente eneficaz para batir cualquier blanco colocado detras
de semejantes abrigos, pudiéndose gastar enormes cantida-
des de municiones sin que se consiguiera ni romper el abrigo
ni tampoco herir los individuos colocados detras de ellos.
Esta es la circunstancia que ha hecho de necesidad abso-
luta la adopcion de un proyectil que pueda destruir esa clase
de obras de defensa. El que reune estos requisitos es la gra-
nada. Persiguiendo este fin, se ha llegado a idear dos dife-
rentes sistemas que reunen mas o menos las condiciones que
se exijen de ella, el primero llena su objeto, gracias al solo
efecto destructor que ella posee, mientras el segundo llega a.
herir directamente el objetivo despues de atravesar los abri-
gos que lo ocultan. Para el primero se necesita un esplosivo
mui poderoso, el segundo requiere una construccion especial
que le dé una gran fuerza de penetracion. Francia ha adop-
tado el primero, Alemania el segundo.
Si se le da mayor importancia al efecto destructor del
proyectil como mina, se le provee solamente de espoleta de
percusion, construyéndolo con paredes relativamente delga-
das con el objeto de dejar un espacio grande para la carga
esplosiva; pero lo suficientemente sólidas para resistir con
seguridad la presion de los gases en el interior del ánima, e
impedir que se rompa antes que la carga de esplosion haga,
su efecto. En este proyectil, la presion del aire producida por
el desarrollo de los gases, es lo que debe efectuar la destruc-
cion del blanco, dejando al mismo tiempo fuera de combate
a la tropa que se encuentra detras de los abrigos.
Esta Granada ha dado buenos resultados, pero tiene la
desventaja que en explosiones producidas dentro del ánima.
— 69 —
no hai cañon que pueda resistirlas, siendo de esa manera un
peligro para los propios sirvientes.
En cambio, si se quiere conseguir buenos efectos contra
blancos cubiertos por medio de las partículas que se despren-
den del proyectil despues de la esplosion, debe construirse
éste lo suficientemente consistente para que esté en estado
de producir una cantidad relativamente grande de partículas
que puedan poner fuera de combate a un hombre. Ademas el
hueco debe poder contener una cantidad de esplosivo que sea
suficiente para imprimirle a estas partículas una velocidad
radial que aumente el efecto.
El Shrapnel arroja sus balines hacia adelante con una
dispersion relativamente pequeña, pues lo que de él se exije
es un efecto en sentidodela profundidad. En la Granada al án-
gulo de dispersion es mucho mayor debido a la carga de esplo-
siou que está colocada en el eje del proyectil.
Como esta Granada hai que emplearla tambien por per-
cusion contra blancos resistentes, debe estar construida de un
fuerte material que sea lo suficientemente sólido para que no
se destruya en el choque, produciendo su efecto despues de
haber penetrado en el blanco.
Se ve que, mientras una Artillería no posea ningun medio
para destruir las obras de fortificacion pasajera, que estan
cada dia mas en uso, no será capaz de producir ni la mitad
del provecho que debe esperarse de ella, pues le será imposible
destruir las posiciones del enemigo i preparar así el ataque de
la Infantería. Su papel se reducirá a gastar inútilmente enor-
me cantidad de municion sin provecho para nadie.
Actualmente, cuando el ideal en materias de armamentos
tiende a simplificarlos i a unificar las armas dentro de ciertos
límites, se hacen diferentes ensayos tendentes a juntar en un
solo proyectil, los efectos del Shrapnel i de la Granada. ,
Hai fábricas que han llegado a obtener el Shrapnel bri-
sante que reúne las cualidades exijidas, pero que aun no ha
sido lo suficientemente ensayado para poder asegurar los re-
sultados que llegará a dar en la práctica.
Dos han sido los sistemas empleados para llegar al resul-
tado obtenido: primero se ha construido el proyectil trar-
tando de que el ángulo de dispersion sea pequeño, dándole a
la carga de esplosion una colocacion especial i rellenando el
hueco que queda con segmentos de acero. La observacion del
proyectil se asegura por medio de sustancias especiales que
lleva en el interior, destinadas a producir humo en el momento
de la esplosion. El número de partículas no es menor que la
cantidad de balines del Shrapnel comun i el ángulo de dis-
persion apenas si es mayor, de modo que el efecto en sentido
— 70 —
de la profundidad es bastante considerable. Al atravesar este
proyectil el escudo de protecion de una pieza, la espoleta,
obra inmediatamente despues del choque, de manera que al
estallar pone fuera de combate a todo el servicio de la pieza,
lo cual no se ha podido conseguir del Shrapnel comun.
Adenaas del anterior se ha construido otro proyectil que
reune ambas cualidades, compuesto, de un Shrapnel común
en cuya cabeza se halla colocada una carga brisante, de tal
modo que no perjudica la funcion del proyectil al ser usado
como Shrapnel, i en cambio le asegura, al estallar por percu-
sion, mucho mejor observacion. Ademas la carga brisante
estalla instantáneamente al chocar contra cualesquier objeto
resistente, dándole así al proyectil todo el efecto de un pro-
yectil brisante. Al ser empleado por tiempo obra este pro-
yectil como en Shrapnel ordinario.
Sabemos que actualmente la Alemania, despues de tener
adoptado difinitivamente su material de Artillería, hace
activos ensayos para dotarlo de un nuevo proyectil. Estos en-
sayos no sabemos aun en que sentido van encaminados: si
a unificar el proyectil o a darle una forma que le asegure
una trayentoria mas rasante i un alcance mayor, i por con-
siguiente un efecto mas considerable. Es posible que persigan
ambos objetivos.
Si el problema de la unificacion de la municion no llegara
a resolverse favorablemente, tendríamos que resolvernos a
adoptar el Shrapnel i la Granada, pues de otro modo los
servicios que la artillería está destinada a prestar en el com-
bate, dados los principios empleados actualmente, quedarán
completamente anulados.
Esto ha venido a confirmarse definitivamente, despues de
las experiencias que ha dejado tras si la guerra ruso-japonesa,
debido a las cuales se han manifestado opiniones que estan
todas de acuerdo en declarar la ineficacia del Shrapnel para
batir los blancos que se presentan con mas frecuencia en la.
guerra campal. Los japoneses pasaron poco a poco al empleo
de las Granadas brisantes, i los rusos que poseían piezas mo-
dernas con retroceso automático, pero que sólo iban provistas
de Shrapnel, tuvieron que emplear en muchas ocasiones
cañones antiguos, pero con los cuales podían hacer uso de
las Granadas.
NECESIDAD DE INTRODUCIR EN NUESTRO EJÉRCITO UN
OBUS LIJERO DE CAMPAÑA

Durantelasoperacionesdeunacampañanosólo se presen-
tan blancos descubiertos o colocados detras de abrigos lijeros-
— 71 —
de campaña que pueden ser batidos fácilmente por el cañon
comun. Con frecuencia se presentarán blancos resistentes i
fuertemente cubiertos.
Tropas colocadas, por ejemplo, debajo de abrigos hori-
zontales o detras de terraplenes de ferrocarril, en cortes de
líneas férreas o de caminos, detras de zanjas o puentes sólidos,
no podrán ser batidas eficazmente con las Granadas de "la-
Artillería de campaña, e igual cosa sucederá cuando se trate
de degtruir puntos de apoyo, ya sean naturales o artificiales,
en posiciones de defensa. Debido al aumento de potencia de
las armas de fuego actuales, esta clase de blancos en los cam-
pos de batalla se harán cada vez mas frecuentes i el Ejército
debe poseer medios suficientemente poderosos para batirlos
como corresponde. Sólo con la introduccion de un arma que
posea un proyectil poderoso arrojado con grandes ángulos
de caida se puede llegar a batir semejantes objetivos.
Los bosques, edeficios i toda clase de abriga que ofrezca
el terreno, tendrán que ejercer una atraccioncada vez mas
poderosa sobre las tropas, especialmente sobre aquellas que
ya han estado espuestas al fuego enemigo. En ellos buscarán
siempre la manera de sustraerse al efecto destructor del fuego
enemigo, lo cual conseguirán, sin duda, mientras no poseamos
la manera de producirles en ellos las mismas bajas que se le
producirían estando fuera.
Se han llegado a manifestar opiniones sobre la conve-
niencia que habría en reemplazar por completo el cañoñ de
campaña por obuses, en vista de la importancia de la unifi-
cacion del proyectil i de la gran movilidad que ha llegado a
dársele a esta arma; pero debido al limitado número de pro-
yectiles que pueden llevarse, siendo estos t a n pesados, no se
podrá llegar al resultado deseado.
Ha habido en cambio otras opiniones enemigas en abso-
luto a la introduccion de obus lijero, creyendo posible que esos
blancos resistentes pueden ser batidos por la artillería pesada
del Ejército, lo cual no lo dudo será posible en Europa, pero
no aquí en donde no poseemos ese material ni los caminos
necesarios para moverle.
Si deseamos pues, que nuestra artillería pueda desempeñar
el papel que le corresponde en campaña, tendremos que
dotarla de una pieza que tenga el poder de arrojar esos podero-
sos prpyectiles con grandes ángulos de caida, es decir un obus
de campaña. Este debe poseer la misma movilidad de la ar-
tillería de campaña. Con la introduccion de esta nueva pieza
nuestra artillería vendría a quedar con dos calibres distintos
i dos clases de proyectiles, siendo esta la única solucion del
problema que viniera a satisfacer las verdaderas exijencias
— 72 —
de una campaña, al mismo tiempo que pondriaala artillería
en estado de batir todos los blancos que se presenten en un
campo de batalla.
En materia de armamentos nada puede hacer la cantidad
que se posea, sino que ante todo, debe tomarse en cuenta la
posibilidad de que llene sus tareas con éxito para lo cual se
necesita que sea adaptable al terreno, que sea igualmente
poderoso o superior al del enemigo, i por últimos que los en-
cargados de hacer uso de él, lo conozcan lo suficiente para
sacar el máximun de efecto útil. ,
ORGANIZACION DE LA ARTILLERÍA DE CAMPAÑA

La adopcion de material de tiro rápido vendría a resolver


un punto en que siempre ha habido diverjencia de opiniones
entre los artilleros: esté es el importante asunto del número
piezas que debe tener una batería.
Hasta hace mui poco tiempo la lentitud del fuego de los
materiales en uso, no permitía la disminucion en el número de
piezas de las baterías. La mayor parte de los paises habian.
adoptado la seis piezas por ser éste el número de cañones que ,
permitía una entrada en accion eficaz, al mismo tiempo que se
podia dirijir el fuego sin entorpecimientos que redundaran en
una gran desventaja. Son mui frecuentes durante los ejercicios
de paz i mas naturalmente durante la guerra, los casos en
que una o dos de las piezas de la batería no pueden llegar a
tiempo a la posicion; por consiguiente, si la batería tiene solo
cuatro piezas, solamente dos o tres llegaran a estar en estado
de abrir el fuego, el capitan se veria en la absoluta imposibi-
lidad de empezar a tiempo oportuno el fuego eficaz. Se encon-
traria asi frente a cualquier enemigo en posicion, con una
notable desventaja. Sólo aumentando a seis el número de los
cañones era posible asegurar desde un principio la entrada
en accion del número de piezas suficiente para satisfacer
todas las exijencias.
Esta notable desventaja desaparece desde el momento
que se introduzca un material cuya rapidez de tiro supera a
los existentes; en mas del doble. Actualmente, dos piezas
estan en estado de reemplazar con ventaja los cuatro o cinco
que antes eran necesarias para asegurarle a una batería la
eficacia del tiro desde el primer momento al entrar en accion.
Con esto ha desaparecido la mayor desventajas que se
oponía a la adopcion de las baterías pequeñas: estas son mas
fáciles de manejar i se adaptan con mas facilidad al terreno
por no exijir posiciones tan estensas como las otras, acortan
las columnas de marcha, i lo que para nosotros es de mas
— 73 —
importancia i podríamos decir decisivo, nos permiten darles
en tiempo de paz la misma organizacion que tendrán en
tiempo de guerra.
Frente a todas las ventajas que ofrecen las baterías de
cuatro piezas, solo tienen dos pequeños inconvenientes que
son fáciles de remediar: primero el número de piezas que pue-
den ponernos al frente nuestros probables enemigos, i segun-
do, el aumento del número de Capitanes que téndria que traer
el aumento de las baterías con el fin de igualar al número
de piezas, enemigas.
La primera de estas desventajas no es nada, si se la com-
para con la enorme ventaja que aportaría el hecho de tener
para todos nuestros Capitanes acostumbrados desde la paz a
manejar las mismas baterías que tendrían que conducir en la
guerra. Este es uno de los principios o axioma que deben
primar en asuntos militares. Ademas para igualar el número
de piezas de nuestro contendor, se podría facilmente aumen-
tar el número de baterías del Grupo, lo cual seria aun una
ventaja para nosotros. Colocadas al frente igual cantidad de
piezas, tendríamos siempre mayor número de baterías lo cual
se traduciría en una gran ventaja, pues empezando a un mis-
mo tiempo el fuego, tendríamos mayor número de probabili-
dades de obtener pronto resultados eficaces.
El inconveniente del aumento de Capitanes no es tampoco
mui grave e irremediable: en caso que con el número que fija
el escalafón no alcanzaran a ser mandadas todas las baterías,
se podría dar el mando de algunas de ellas a los Tenientes
mas antiguos. En cuanto a las Planas Mayores no habría
que modificarlas ni aumentarlas mientras no se aumenta el
número de grupos de cada Rejimiento, sino la cantidad de
baterías dentro de cada Grupo.
Otra circunstancia que influye favorablemente en la idea
de adoptar baterías de 4 piezas, es el largo interminable que
tendrían las columnas, estuvisiera dotarse a la artillería de
una cantidad de municiones que estuvieran en relacion con
la rapidez del tiro del material actual. Este mayor gasto de
municion trae consigo la necesidad de aumentar el número de.
carros que debe llevar la batería de combate, llegando a ha-
cerse de absoluta necesidad la introduccion de un carro por
pieza en vez de uno por seccipn.
Un servicio que deja bastante que desear en nuestra arti-
llería, o mas bien puede decirse que es completamente desco-
nocido, es el que se refiere al aprovisionamiento de municio-
nes, fuera de las que la baterías de combate lleva consigo.
Dado el mayor número de municion que se hace necesario
llevar con las exijencias impuestas por el material de tiro rá-
— 74 —
pido, se impone la organizacion de las columnas lijeras de
municion, dentro de cada Rejimiento.

ALGUNOS DATOS DE LOS MATERIALES DE ARTILLE-


RÍA EN USO EN OTRAS NACIONES, I DEL NUESTRO

Peso de la pieza Velocidad Peso del


NACION con equipo de Calibre
campaña inicial Shrapnel

Alemania 1670 Kg. 465 m. 6,85 Kg. 770 m/m.


Inglaterra... 1698 „ 500 „ 6,50 „ 762 „
Francia 1583 „ 530 ., 6,50 „ 750 „
Italia. 1720 „ 480 „ 6,70 „ 750 „
Holanda 1750 .„ 500 „ 6,00 „
Noruega... 1773 „ 500 „ 6,50 „ 750 „
Rusia 1484 „ 589 „ 6,56 „ 750 „
Suiza 1780 „ 485 „ 6,35 „ 762 „
Estado Unidos. 1724 „ 518 „ 6,81 „ 750 „
Arjentina......... 1650 „ 460 „ 5,80 .„ 762 „
Brasil, 1360 „ ( ? ) 490 „ 5,50 „ 750 „
Bifcamarca...... 1935 „ 500 „ 6,75 „ 750 ,,
Japon 1647 „ 490 „ 6,00 „ 750 „
Perú 1329 „ 480 „ 5,30 „ 750 ,,
Chile 1700 , ; 400 „ 5,00 „ 750 „
700 „

R. Valdes,
Teniente de Artillería Prueba en el E.. M. J.
La organización de la artillería a pié

Los cuerpos de artillería a pié tienen la tarea de instruir


jdurante la paz el personal de artilleros que son necesarios
.para las siguientes formaciones del Ejército:
1.° Para la artillería pesada del ejército de campaña.
2,° Para la ocupación de las baterías de las plazas
fuertes.
3.° Para la organización eventual de la artillería de
" sitio? i
4.° Para la ocupación de puntos fortificados provisio-
nalmente.
Si se contemplan, aunque sea a la lijera, las distintas si-
tuaciones en que nuestras fuerzas militares pueden encontrarse
colocadas en caso de guerra, se llega mui pronto a adquirir
la convicción de que ninguno de los cuatro puntos mencio-
nados se puede dejar a un lado por una dirección militar
previsora, pues todos ellos tendrían una gran importancia,
cualquiera que fuera el territorio en que se desarrollaran las.
operéiciones.
En efecto, el empleo correcto de la fortificación de cam-
paña en grande escala es del dominio de la mayor parte de
los ejércitos de los países vecinos i el cañón de campaña no
ofrece un buenefecto con tra tropas col ocadas en cubre-cabezas
o blindajes construidos pon cierta perfección, así como tam-
poco contra obras de barrerá, ya sean permanentes o provi-
sionales, con las cuales nuestro Ejército tuviera que chocar,
al avanzar hacia el teatro de guerra enemigo.
— 76 —
Es cierto que no se conoce públicamente el resultado de-
los trabajos de armamento, que seguramente se hacen todos
los años en nuestras plazas fuertes de Valparaíso i Talcahua-
no, pero basta con pensar en el número de artilleros que las
baterías de costa van a necesitar en una movilizacion, para
estar en situacion de afirmar que los que existen en la paz
serian insuficientes i que habrá necesidad de una numerosa
reserva, que no puede formar un cuerpo, cuyo reclutamien-
to no se funda en la conscripcion. Hai, pues, motivos para-
creer que ni la Armada ni el Rejimiento de Artillería de Costa
podrán suplir la falta que dejo anotada.
La existencia de plazas fuertes en algunos teatros de
guerra estranjeros, así como la posibilidad de que se constru-
yan otras de carácter provisional, justifican sobradamente
la organizacion de una artillería de sitio, mientras que la,
creación de algunos puntos fortificados en la costa o en la
cordillera, imponen la obligacion de tener artilleros para ser-
vir las piezas que deban colocarse en los mencionados puntos.
Estas i otras razones de mayor o menor importancia dejan
establecido que hai necesidad de una artillería a pié, que se
encargue de atender las deficiencias que existen hoi dia en
nuestra organizacion, fundando su reclutamiento en el ser-
vicio obligatorio, para cumplir así con los ideales que persi-
gue un buen cuerpo de reemplazo.
No es mi ánimo hacer observaciones sobre si hai o nó
necesidad de una artillería de costa para que sirva a nuestra
Armada, pero sí, debo decir, que si faltan oficiales en el ejército,
cómo se ha dado cuenta, i si no hai en el Ejército algun ele-
mento orgánico necesario, es justo que la Marina atienda
sus servicios con su propio personal, sin distraer un gran nú-
mero de oficiales del Ejército en un cometido ajeno a su
profesion.
En todos los países donde hai artillería de marina, ésta,
se encuentra al mando de oficiales de la Armada.
Mucho se ha dicho respecto a que nuestro servicio de for-
tificaciones debe volver por completo al Ejército, cuando
éste cuente con una buena escuela, en la cual el personal de
construccion pueda ser preparado convenientemente.
Está en la conciencia de nuestra oficialidad de que esa-
devolucion de las fortificaciones, debera producirse en una
época no lejana, pues, sólo una anomalía en la situacion del
Ejército, .pudo producir una medida tomada en desacuerdo
con los principios de organizacion que rijen en casi todos los
ejércitos europeos.
Cuando tal cosa haya sucedido, no es de dudar que no soló
— 77—
el servicio de las fortificaciones, sino la organizacion de la ar-
tillería a pié habran encontrado una solucion satisfactoria.
Las unidades de guerra que la artillería a pié debe mo-
vilizar son mui distintas de las que pueden existir en tiempo
de paz, a causa de las exijencias de economía en los gas-
tos del Ejército i porque los servicios del artillero, conside-
rado aisladamente, son los mismos en cada clase de artille-
ría a pié. Lo que varía la formacion de las unidades son
ciertas disposiciones complementarias, que el calibre de las-
piezas el papel dé la unidad hacen necesarias.
Si en tiempo de paz deben existir batallones de artillería
a pié, compuestos de compañías destinadas a instruir arti-
lleros para el manejo de las diversas clases de materiales, la
guerra exije la constitucion de batallones compuestos de ba-
terías de obuses, de morteros, de cañones largos, de los ca-
libres apropiados para cada empleo.
Los batallones se reúnen en Tejimientos i brigadas.
Una vez constituidas estas unidades superieres, se les
destina a los distintos fines que ya dejamos consignados,
advirtiendo que entre la artillería pesada del Ejército de
campaña i la artillería de sitio existen algunas diferencias
pero que no son esenciales, así como también entre la artillería
de plaza i la de posicion.
La instruccion del artillero a pié debe, pues, tomar en
cuenta los diversos roles que a éste le tocarán desempeñar al
frente del enemigo, a fin de estar dispuesto para servir debi-
damente cualquiera de ellos.
El servicio de la pieza varía con cada calibre i con cada
clase de artillería e impone a las tropas de artillería a pié un
largo aprendizaje, al cual se debe agregar el trabajo del
arrastre, con el que sedebe contar cuando se t r a t a de la arti-
llería de sitio i de la artillería pesada del Ejército de campaña,
i tambien, aunque en menor escala, en la artillería de plaza i
de posicion.
Estas tareas éxijen de la artillería a pié un servicio com-
pletamente propio i especial que inducen a separarla en abso-
luto de la artillería de campaña, para constituirla como
arma aparte.
Fuera de los ejercicios doctrinales, como base de la dis-
ciplina, los ejercicios en las piezas de diversas clases i cali-
bres, el tiro i la construccion de baterías, deben ser seguidos
por ejercicios de marcha con piezas enganchadas, así como
de ejercicios de armamento i de ataque. La ejecucion del
tiro debe tomaren cuenta el papel de la artillería hacia tie-
rra i hacia el mar, lo que imprime al tiro un carácter parti-
cular, de que carece el resto de la artillería.
— 78 —
Como los fines a que se dedica la actual artillería de cos-
t a , como guarnicion de los fuertes i de los buques, no corres-
ponden a las exijencias de una artillería a pié i como nuestro
Ejército no puede carecer de esta arma, es indispensable pen-
sar cuanto antes en su organizacion, la que no se puede re-
tardar por mucho tiempo.
Por supuesto que la nueva organizacion no tiene para
qué tomar en euenta los dos batallones de artillería de costa
que hoi existen, pues, bastará con disponer del personal de
oficiales, el cual seria reemplazado por oficiales de marina.
Los gastos que se deberán orijinar no pueden ser mui
crecidos, puesto que para comenzar seria suficiente un bata-
llon, que podría servir de base para nuevas formaciones.

F. J. DIAZ
Capitan, Jefe de la Seccion Cartográfica del E. M,
2 capítulos de El Oficial Educador
Por JORJE DURUY

El cuaderno II del MEMORIAL del Estado Mayor Jeneral


del Ejército de Chile, publicó el capítulo La Educacion por el
Ejército, del libro Psicolojía de la Educación por el Doctor
Gustavo Le-Bon, "Presidente de una academia de Psicolojía
en Francia i uno de los hombres mas en vista entre los hom-
bres de ciencia en Europa", en el cual capítulo éste constata,
entre otras cosas, que hai necesidad de trabajar en Francia
por levantar el carácter de la raza, reconfortar sus enerjias i
su voluntad, inculcarle el espíritu de solidaridad i disciplina
social, inspirarle el amor al cumplimiento del deber i el hábito
de otras virtudes, venidas a menos en su pais, segun el emi-
nente autor citado, por el exceso de sedentarismo en la gran
mayoría de las clases mas instruidas de la sociedad, que
siente hoi repugnancia por la actividad militar i que, no con-
tenta con sustraerse ella misma a la contribucion de sangre,
tambien empieza a incitar a las masas contra la disciplina i
los ideales patrióticos perseguidos por el Ejército.
Para prevenir i contrarrestar los males que puedan
emanar de estas propagandas subversivas contra el orden
tradicional, propone él Doctor Le-Bon, que se dé a los oficia-
les franceses la alta mision de regeneradores del espíritu na-
cional. Pero como éstos, segun él, no son idóneos para esta
mision, estima indispensable procurar una preparacion espe-
cial del espíritu de éstos, que los deje aptos para el ejercicio
de su accion benéfica sobre las masas.
— 80 —
Parece que en Chile no existen todavía los motivos de
alarma que orijinan la prédica del Doctor Le-Bon, uno de los
mas distinguidos apóstoles que abogan por la rejeneracion
del espíritu nacional frances; pero, no obstante, no hemos
creido fuera de lugar traducir para los lectores del MEMORIAL,
dos o tres capítulos del libro El Oficial Educador, por Jorje
Duruy, otro apóstol, en el cual éste desarrolla—ampliando la
forma—las doctrinas espuestas antes por él mismo, some-
ramente, como conferencista, alos alumnos de la Escuela Po-
litécnica de Francia, en quienes procura inculcar la convicción
del nuevo deber social que los ti ampos han traído a los ofi-
ciales, así como también procura infundirles amor por ejerci-
t a r a conciencia i con eficacia ese deber.
Estos capítulos traducidos, dan, en forma sencilla, algunas
ideas claras sobre la manera cómo debe ejercitarse la accion
moral e intelectual de oficial sobre el soldado, haciendo así del
Ejército, lejendaria base del órden social, tambien la mejor
escuela rejeneradora o eonsolidadora del carácter i de las vir-
tudes de voluntarios i conscriptos; i, en consecuencia, del
carácter i virtudes cívicas i privadas del hombre, como
patriota i como factor útil i consciente de la sociedad actual.
Puedan esas nobles ideas ser provechosas a los compa-
ñeros, amantes de nuestros soldados i de nuestros cons-
criptos, que aun no hayan tenido tiempo de leer El Oficial
Educador, u otro libro semejante, que considere la disciplina
militaren relacion con el ambiente social del dia o del futuro.
Son aquellas, puede decirse, natural, compendiado i práctico
complemento aplicatorio de las teorías espuestas en el capí-
tulo referido sobre La Educacion por el Ejército.

Hijinio Espíndola M.
Capitan, a prueba en el Estado Mayor Jeneral.

27 de Diciembre de 1906.
— 81 —

CAPÍTULO VIII
LA ACCION MORAL DEL OFICIAL SOBRE EL SOLDADO
CÓMO DEBERÁ EJERCER ÉSTA.—SUS EFECTOS BENÉFICOS.

Esponiéndoos lo que he llamado el deber de hermano


mayor (1) del oficialrespectodelsoldado, he establecido—i es-
pero que jiistificado a vuestros ojos—un primer carácter de la
misión del oficial educador. Me quedan por determinar los
otros.
La accion ejercida por aquel sobre el soldado será doble:
moral e intelectual. ¿A cuál de estos dos eletnentos deberá
corresponder la preponderancia? Respondo sin vacilar: al ele-
mento moral. I hé aquí las razones sobre las cuales fundo la
preeminencia que a éste atribuyo.
Los efectos de la accion moral son mas fáciles de conse-
guir. Dicha en buena ocacion, con el tono, el acento que con-
viene, el no sé qué que nace sentir su desborde del corazon i
le permite, por lo mismo, encontrar sin dificultad el camino
de aquel a quien se dirije—una palabra, una simple palabra
basta a menudo para conseguir el efecto de tal accion. Para
obtenerla, nada de técnica especial, nada de estudios previos
por el oficial. Todo lo que le pido es estar penetrado de la
idea de que él es el tutor natural de su subordinado; que debe
ejercer sobre éste su tutela con una solicitud igual a la que se
siente apegado a emplear en el cumplimiento dé los otros
deberes de su profesion. Yo le pido todavía—i espero que no
encontrará que ésto sea exijirle demasiado, por mas que; la
fe sea cosa que no se impone—yo le pido, yo le ruego creer que
el ejercicio de esta tutela será para él mismo una fuente de
alegrías mui puras; i para aquel que la recibirá—con una
docilidad conmovida i agradecida, de la cual estaréis sorpren
didos i encantados,—el principio de esta disciplina interior,
basada sobre el afecto, la sola que sea verdadera, la única
que sea segura. Me parece supérfiuo demostraros como,
bajo el punto de vista moral, esta disciplina lo conduce a la
otra—la cual no es sino la costumbre, obtenida del soldado

(1) Aínesse, primojenitura.


— 82 —
por el temor, de observar maquinalmente una regla obedecida
i odiada. Pero yo no podría llamar, con bastante cuidado,
vuestra atencion hacia el hecho de que esta misma disciplina
interior, es de un precio inestimable, bajo el punto de vista
netamente militar; porque ella permite al jete, que dispone
de esta palanca todo poderosa, pedir a sus hombres milagros
de abnegacion,—i obtenerlos.
La accion moral es,, pues, a mis ojos, mas esencial que la
accion intelectual. Mas fácil de ejercer, ella es al mismo tiem-
po mas útil todavía que la otra, por los efectos que le per-
mite procurar. Porque la moralidad, el buen sentido, la rec-
titud, los sentimientos del honor i del deber, el amor a la
patria, el carácter, en una palabra, del joven soldado, del
ciudadano de mañana, importan mas al pais que su instruc-
cion propiamente dicha.
II
I ahora bien, ¿cómo podrá ejercerse esta accion?
El instrumento os será suministra do por conferencias fami-
liares, pláticas (1) sencillas, sin aprestos, al menos aparentes,
porque yo no os prohibo del todo, al contrario, os lo reco-
miendo, pertrecharos de antemano, desde la Escuela misma,
de una provision de pequeños temas morales, cuyo desarrollo
os será mas tarde tanto mas fácil, cuanto que vuestro pen-
samiento los habrá conocido desde mas largo tiempo, ¿Creeis
vosotros que los jóvenes sacerdotes salen del seminario sin
llevarse un cierto número de esquemas, sobre los cuales su
palabra se aplicará con mas facilidad, cuando ellos suban al
pulpito para predicar? He dicho-, señores, que la mision del ofi-
cial, tal como la concibo, es un apostolado: obrad, pues en
consecuencia, a fin de prepararos para llenarla mejor, lo cual
hacen quienes se consagran al sacerdocio.
Pero se me dirá:—"Esos temas no seran sino una coleccion
de vulgares lugares comunes. ¡I es de bagaje semejante del
que deseais que se provea el espíritu de los jóvenes que forman
parte de la selecta intelectualidad del pais!"
Efectivamente, es de lugares comunes de lo que se trata.
¡I no me averguenzo de emplear esta espresion desacreditada!
I no creo ofenderos, al aconsejaros mantener en reserva al-
gunos, en un rincon de vuestro espirita, como se echan ordi-

(1) Entre las ecepciones que en castellano tiene la palabra entretien.


Se ha preferido la traduccion "plática" como mas adecuada a la índole de
estas conversaciones entre el oficial i sus subordinados.
— 83 —
nanas monedas de cobre al bolsillo cuando se sale. Si no se
echaran en éste sino monedas de oro o billetes de banco, se
estaria en malas condiciones para dar limosna a los desgra-
ciados, que no piden tanto, pero que piden, sin embargo,
cualquier cosa!. I asimismo, no son ideas raras, sutiles o refi-
nadas las que necesitan los corazones humildes, para los cua-
les os pido ser caritativos Es el bueno, el tosco pan. el pan
casero de la moral eterna el que les falta. Ahora bien, este
pan es siempre parecido a sí mismo; desde que la humanidad
lo ha usado, en todo tiempo i en todo lugar, ella se obstina,
can razon, en encontrarlo nutritivo. Llevad, pues, con voso-
tros las rebanadas de este pan! I que la alta cultura de vuestros
espíritus no os induzca a la tentación malsana de encontrar-
las groseras i de desdeñarlas al darlas! Ofreceos a vosotros
mismos algunos pedazos de tarde en tarde: vuestra ciencia no
lo Tomará a mal. I en cuanto a las que distribuís a los otros,
decid que, si la sustancia no es de calidad tan rara como la de
tal pajina de Renan, las ideas no valen solo por sí mismas, sino
Tambien por lo que agrega a su fuerza la emocion de aquel
quelas espone i la intensidad de su fe en ellas. HONOR, DEBER,
VALOR, PATRIA: otros tantos lugares comunes. Yo os juró,
sin embargo, que h,ai una manera que no es ni banal ni comun
de desarrollar estos lugares comunes. Para rejuvenecerlos,
para hacer pasar un lampo de fresca belleza por su verdad,
vieja como el mundo, os bastará poner un poco de vuestras
almas en el acento de vuestras palabras. I su antigüedad
venerable volverá a florecer, así como se reanima de repente,
al frescor húmedo de una gota de agua, la vida latente enesos
infusorios desecados que se creia muertos. Le Lac de Lamar-
tine, La Tristesse d' Ólympio de Victor Hugo, no son sino un
mismo lugar comun. Pero el jénio de dos grandes poetas lo
ha tocado; i el plomo se ha transformado en oro puro.
*
* *
Estas conferencias familiares, pláticas o charlas, sencillas
i sin preparacion, deberán estar llenas de cordialidad.—No
será para vosotros ocasion de esponer ante vuestros soldados
arduos problemas de moral, suministrados por casos escep-
cionales, i resolverlos por medio de sutiles raciocinios, de los
cuales ellos no entenderán ni jota—sino de esplicarles amis-
tosamente lo que encierra de nobleza o de bajeza una accion
dada, elejida espresamente entre aquellas de las cuales ellos
pueden ser testigos diariamente. Vosotros les enseñáis así,
poco a poco, a pesar el valor moralde sus actos, de sus pen-
samientos mismos—costumbre saludable que, cuando haz
— 84 —
echo en vosotros del deber i del honor la lei interior a la
cual obedecemos invariablemente, se llama la virtud.
Por otra parte, no debereis creer que esas pequeñas de-
mostraciones, no os exijirán un poco de esa finura de obser-
vacion que requiere todo análisis psicolójico. ¿Queréis una
prueba de ésto?—Los soldados, como los colejiales—a los
cuales se parecen por tanta consideracion—no tienen escrú-
pulo en chuparse algo (1), cuando la ocasión se presenta. I
si hai un axioma bien establecido en la moral del cuartel,
como en la del colejio, es el de que el chupar no es robar. De-
mostrar a estos niños grandes que los dos hechos tienen a
los ojos de la moral un peligroso aire de familia; que la mo-
ral no se engaña afirmando su parentezco; que la práctica
de lo primero puede conducir a quien a ella se entrega de una
manera no accidental—i venial en consecuencia—sino fre-.
cuente, a la práctica deshonrosa de lo segundo; esplicar por
qué graduacion, insensible i fatal, la costumbre de las peque-
ñas capitulaciones conduce a la ruin conciencia, que se resig-
na a la bancarrota definitiva i a la total caída: ¿no es este
punto, señores, un lindo tema de psicolojía elemental, al-
rededor del cual un espíritu dotado de alguna delicadeza de
observacion, podrá desplegar a pedir de boca su injeniosidad?
Cien otros ejemplos podrían colocarse al iado de éste. Esta
accion moral no es, pues, de ninguna manera indigna de in-
telijencias desenvueltas. Ella puede, ella debe ser atravente
para quienes se empeñen en ejercerla como conviene. I única-
mente la encontraran fastidiosa i desagradable, quienes, juz-
gándola inferior a sus méritos, probaran simplemente por
este orgulloso desden, que carecen de lo que es preciso poseer:
del corazon para comprenderla, i de flexibilidad de espíritu
para practicarla con éxito.
III
Becomendándoos, como un instrumento eminentamente
adecuado para el cumplimiento de vuestra futura labor de
educadores, esas pequeñas conferencias-charlas, cuya oca-
sion os será presentada frecuentemente por el servicio, no
olvido que, reglamentos militares i conferencias de instructo-
res en nuestras escuelas militares, preconizan desde largo
tiempo este medio de accion sobre el soldado. Pero, recorred
esos reglamentos, esas conferencias de oficiales instructores.

(1) Chipper, en el orijinal frances: patraquear, guiñar, echar a la má-


quina, chuñarse, ratear, rapiñar, hurtar?
— 85 —
nosotros vereis en ellos la accion moral, bajo esta forma,
aconsejada demasiadas mas veces que prescrita—aconsejada,
asimismo con una cierta flojedad, que parece indicar una
confianza bastante limitada en su eficacia. Pretendo que
testa obligacion, mui demasiado elástica i algun tanto facul-
tativa hasta el presente, debe ser transformada en una obli-
gacion estricta e imperiosa, a la cual el oficial no sabría sus-
traerse, sin atraerse por parte de su conciencia el reproche de
haber faltado a un verdadero deber, de la profesion que ha,
abrazado voluntariamente.
A esta pequeña innovacion querría ver agregarse otra,
rque, si no me engaño, facilitaría poderosamente la accion
moral que el jefe debe ejercer sorbe sus hombres. Ella consis-
tiría mui sencillamente en multiplicar las relaciones del ofi-
cial con el soldado.

Estas relaciones son demasiad o raras, estraordinariamen-


te poco frecuentes. De ahí resulta que estos hombres no se
conocen bastante; i, cosa mas grave, que no habiéndose tra-
tado el uno con el otro, se desconocen recelosamente muchas
veces. Si en la vida civil, simples malas intelijencias entre dos
personas pueden tener por resultado prevenciones recípro-
cas, juicios injustos que ellas formulen mui demasiado a la,
dijera la una respecto de la otra, ¿quién no comprende a qué
consecuencias deplorables pueden conducir estas mismas de-
sintelijencias, produciéndose en el rejimiento, entre hombres,
de los cuales uno, el oficial, está investido del derecho formi-
dable de castigar a los otros sin apelación? Una justicia que
hiere a ciegas, es una justicia que, en buen derecho, se hace
excecrar. Ahora bien, no es posible ver claro, hacer equita-
tivamente proporcional el castigo a la falta, sino cuando se
puede determinar exactamente los móviles, a menudo oscu-
ros i complejos en los casos graves, a los cuales el culpable
ha obedecido. ¿Cómo establecer la jeneracion moral del de-
lito, i elejir en consecuencia con seguridad la tarifa de repre-
pion razonable aplicable al hecho criminoso, si no conoceis
del delincuente sino el nombre i su rostro; i si no sabeis nada
de sus oríjenes, de sus antecedentes, del medio en que ha
crecido, de las enseñanzas i de los ejemplos en que se ha sa-
turado? Segun ésto, notadlo bien, son tantos aquí los ele-
mentos, que no tenéis el derecho de desatenderlos, si quereis
ser verdaderamente justos; porque ellos pueden modificar,
en un sentido favorable al culpable, la opinion irreflexiva que
habeis tenido a raiz de su acto; e inclinar a mayor induljen-
— 86 —
cia el primer impulso de vuestra severidad. I si, por otra,
parte, el soldado no conoce a su jefe; i si este jefe no se ha to-
mado el cuidado de revelar a su subordinado un poco de su
propio carácter i de sus ideas, al mismo tiempo que él estu-
diare el carácter i las ideas de este hombre; ¿cómo queréis
vosotros que este soldado comprenda tal sentencia, tal re-
primenda, tal movimiento del humor del oficial; i que él
sienta el por qué de un elojio o de una blasfemia? I a su tur-
no, él se formará de su jefe, sin conocerlo bien, - un juicio
erróneo. El lo creerá malo, inicuo, cuando ese jefe no sea
sino vivo i apasionado por el bien del servicio. El lo odiará,
quizas, cuando habría podido amarlo. I estos dos hombres
permanecerán en presencia uno de otro, cada uno por un
lado i distantes, misterio el uno para el otro, estraños el
uno al otro, aunque viviendo una misma vida, cuando la
necesidad comun a la cual ambos se consagran, exijiria,
para ser bien llenada, la íntima i fraternal compenetracion
de sus almas.
No es necesario, señores, sino que ésto sea así en ade-
lante.
El servicio os procurará sin duda ocasiones de estudiar
a vuestros hombres; i vosotros no dejareis escapar mas estas
ocasiones, que aquellas de iniciar a los mismos en el conoci-
miento de vuestro propio carácter i de vuestras ideas, en lo
que ellos tienen necesidad de saber, así sea siquiera para que
no desagradeis a su ignorancia. Pero estas ocasiones, naci-
das del servicio, son demasiado raras para mi gusto. El ser-
vicio es ademas cosa demasiado importante para que con-
venga introducir en él, si acaso no es con suma discreción,
cualquiera otra preocupacion que la del fin a que se tiende:
el adiestramiento militar del joven soldado.
Guardaos, pues, de creer que vuestra tarea haya acaba-
do cuando el servicio esté concluido. Es precisamente enton-
ces cuatido ella comienza; es en este momento, no temo afir-
marlo, en el cual la funcion del oficial educador revístela
plenitud de su eficacia bienhechora.
IV
En el servicio, es bueno, es necesario asimismo, que el
carácter de jefe—i de jefe muí firme—lleve al oficial hasta el
carácter de tutor, de amigo, de hermano mayor de sus sol-
dados.
Terminado el servicio, hai que llenar largas horas, ocio-
sas i vacías. Yo las considero como eminentemente favora-
bles para la accion moral. Es el momento en el cual el oficial
puede i debe aparecerse al soldado desocupado, como el
— 87 —
buen consejero, el director de conciencia que aparta de las
malas tentaciones, nacidas del aburrimiento. El jeneral
Lyautey, a mavor abundamiento, señala los periodos de des-
canso durante las maniobras, durante las marchas i, en la
caballería, las horas interminables consagradas a las ce-
remonias diversas de la cura de un caballo enfermo, co-
mo capaces de suministrar al oficial excelentes ocasionps
para entrar en contacto con sus hombres. Yo diría otro
tanto por las visitas a la cuadra, a la enfermería, a la sala
de castigos misma: en todas las circunstancias, en las cuales
no me ha sido evidentemente demostrado que la dignidad
del oficial se opone a que haga de cuando en cuando acto de
presencia cerca del soldado. ¡Qué de ideas sanas podrá sem-
brar el oficial en el curso de las conferencias, cuyo pretesto
le procurarán estas visitas! Entónces el soldado conocerá a
su jefe, no ya solo por la rudeza imperiosa del mando, sino
por el ejercicio de una tierna autoridad, llena de solicitud
para todas sus necesidades, ansiosa de descubrirlas, de cu-
rar i de sanar sus pequeños sufrimientos íntimos, de aho-
rrarles el pudor de revelarlos; adivinándoles en una media
palabra. El oirá con una sorpresa conmovida a este tenien-
te, a este capitan interrogarlos sobre su pueblo, su familia,
el estado de las siembras i las promesas de la cosecha, sobre
el oficio que él tenia allá lejos, sobre sus proventos para el
porvenir. El descubrirá que este jefe, cuya voz breve le ate-
rrorizaba antes en las maniobras, tiene también otra, com-
pasiva i fraternal; que pueden salir de esa boca temida otra
cosa que órdenes i amenazas, i algunas veces también inju-
rias: buenas palabras de tal afeccion, que no se le dirijen casi
desde que está en el Tejimiento, i que le hacen falta. Una gra-
titud infinita colmará su Humilde corazon. En adelante per-
tenecerá en cuerpo i alma a ese superior que, caritativa-
mente, ha venido a socorrerlo en su desaliento moral, que lo
ha reconfortado. El será quien no discuta jamas una órden,
quien tenga fé en su jefe; aquel que sienta la necesidad dé
hacerse matar por servir a éste en el campo de batalla. No
conozco sala de castigos, "chucho", (1) ni tampoco consejo
de guerra que sea capaz de realizar, en materia de disciplina,
lo que ese oficial habrá obtenido, sin esfuerzo, de la simple
bondad. Entended por ésta no esa bondad, infecunda e-iner-
te, que se contenta con desear tibiamente el bien de otro, sin
hacer nada por realizarlo. La bondad de que hablo es. una
bondad despierta, activa, injeniosa para provocar las oca-

("Biribi?")
— 88 —
siones que le permitirán gastarse jenerosamente en actos. I
ésta es la que os recomiendo, como el talisman mas maravi-
lloso de que un oficial puede disponer para ganar el afecto i
la abnegacion de sus hombres.

No se me escapa que esta accion moral, tal como la concibo,


tiene el inconveniente de imponer al oficial un suplemento
sensible de trabajo, puesto que es, precisamente, a las horas
que son para él las de un descanso a menudo bien ganado,
cuando deberá, sobre todo, intervenir.
Pero hai, señores, ocupaciones que son como un reposo,
porque traen consigo yo no sé qué de sano i de reconfortante,
que se traduce en alegría física i moral, i no en fatiga, para
aquel que las desempeña.
Es la satisfaccion del deber cumplido; la alegría de la con-
ciencia que circula en nuestras venas como un tónico jeneroso.
Cuando llegueis retrasados a vuestro alojamiento, por haber
permanecido demasiado tiempo en el cuartel, conversando
con algunos de vuestros hombres sobre sus pequeños asuntos,
sentiréis en vuestros corazones un dulce calor que os consolará
ampliamente de encontar fria vuestra sopa. I la señora del
teniente, i la señora del Capitan, estoi seguro que no os recon-
vendrán cuando le hayáis esplicado por qué habeis dejado
pasar la hora de comida.
No os dejeis decir, pues, que no podéis llenar la tarea que
os pido asumais. Esta tarea no os parecerá pesada sino
lijera, si la amais. I como no la amaríais, cuando hayais gus-
tado las alegrías que ella procura!. Este sacrificio de un poco
de vuestro tiempo, de una parte de vuestro reposo o de vuestros
placeres, qué satisfactorio será hacerlo en favor de una
causa tan bella como es la salvacion de esos muchachos!
Pensad en los enemigos que los acechan i contra los cuales es
preciso que os empeñeis en defenderlos, porque, abando-
nados a sí mismos, a los malos consejos, al nastio, a. la
atroz monotonía de las horas ociosas i vacias de que os ha-
Naba hace poco, ellos.no tienen fuerza para luchar. Nadie ni
nada hai allí para retenerlos. (1) ¿A dónde quereis que ellos

(1) Es una vergüenza que no haya en cada caserna o cuartel una sala
de recreo, donde el soldado pudiera procurase el pasatiempo de jugar algu-
nos juegos inocentes con sus camaradas, leer si lo desea, escribir sus cartas.'
I esto es lo que ha comprendido una mujer jenerosa, Mme. Germond, creando
el primero de esos admirables "Hogares del Soldado", donde el militar franco
puede encontrar un asilo distinto de la taberna o del lupanar. (Nota del
auto:).
— 89 —
vayan—si no a donde tomaran la costumbre de ir: a la taberna
asesina, donde bajo el ojo indiferente de la lei se cumple el sui-
cidio lento i seguro de nuestra raza? A esteenemigo, el alcohol,
i a su aliada, la prostituta, agazapada en la sombra cerca de
la taberna, ó pasando i repasando siniestramente frente a su
puerta resplandeciente, qué alegría combatirlos i vencerlos!
Ahora bien, esta es una victoria a la cual, entre otros efectos
saludables, puede aspirar la accion moral, tal como yo confío
a vuestras inteligencias i a vuestros corazones el cuidado de
ejercerla.
(Continuará).
La importancia del Tren Militar
La nueva organizacion de la unidad del Tren en el Ejército
trae hoi como tema militar de actualidad este importante
ramo al tapete de las discusiones i de la preocupacion del ele-
mento que se interesa por el bien del Ejército. Se comprenderá
mejor su grandísima importancia cuando mejor se conozca el
papel que juega el Tren en el engranaje de las diferentes uni-
dades del Ejército.
El Tren es el que lleva i entrega a un Ejército en opera-
ciones todo lo que necesita para su propia existencia, o mejor
dicho, es el que alimenta, amuniciona i recoje heridos de un
Ejército .que se bate, de manera que las tropas puedan dedi-
cárse de lleno a su papel tínico de combatir, entregando todo
lo que a su espalda deja, como innecesario en la accion, al Tren
ipara su gobierno, etc.
En la paz se encarga esta unidad de mantener en buen
pie el material i en educar el personal i ganado que en la gue-
rra va a llevar hacia las tropas sus elementos mas indispen-
sables de vida. .
Su empleo en la guerra es trasportar desde los depósitos
de víveres que instala la Intendencia, víveres i elementos para
cuatro dias que entrega a los Bagajes de los Rejimientos. El
Tren i la intendencia tienen contacto en su empleo pero dis-
tinta organización, diferentes fines i en una palabra es otra
— 92 —
unidad. Le corresponde tambien al Tren recojer heridos en el
campo de batalla, en camillas primeros i en carros despues,
hasta la plaza prinqipal de curaciones donde se los entrega
al personal médico. Se asocia, pues, con el servicio sanitario
ayudándole en su labor mas difícil.
La accion del Tren, como se vé, es tan esficáz i útil, que
merece se le califique de unidad indispensable en un Ejército,
lo que no se discute ni se duda. Esta accion tiene su máximo
de desarrollo en los teatros de operaciones donde la comarca
no puede dar los alimentos i elementos para las tropas que
operan, ya por pobreza del suelo o bien por operar en terri-
torio enemigo; entonces el Tren alimenta i abastece las nece-
sidades del Ejército por medio de columnas que cargan víveres
traidos desde la base de operaciones por las vías marítimas o
férreas, o bien recursos requisicionados por fuerza por em-
pleados superiores de la Intendencia.
Los servicios de esta naturaleza que los japoneses tuvie-
ron en la Manchuria en la última guerra, como los que tu-
vieron los alemanes en Francia el año 70 i en jeneral en todas
las guerras ofensivas, nos demuestran que la moral i enerjía
de un Ejército se basa en estos servicios. En el propio terri-
torio ellos son ayudados en parte por la facilidad de reunir
recursos al rededor de las tropas mismas como por la facilida'd
i seguridad de trasporte, no siendo su importancia tan
capital como en la guerra ofensiva.
La' enerjía ofensiva de un Ejército, como la resolucion i
empuje en la direccion superior, aumenta i se afirma sobre:
sólidas bases cuando bien se sabe que al soldado no le faltará
el pan, ni municion, ni servicio i atencion médica en las des-
conocidas eventualidades de una guerra ofensiva.
Si vamos nosotros a poner en caso de guerra al rededor
de 100.000 hombres ¿estamos seguros de poder alimen-
tarlos en una guerra ofensiva? ¿Contamos para ello con el
servicio de Intendencia i servicio de Tren? Las dificultades
habidas en nuestras maniobras de paz para alimentar 2.000
hombres en nuestro territorio es una preciosa enseñanza i
nos da idea de lo que sería alimentar 100.000 bocas i 40.000
animales en territorio estranjero. Nos hemos preocupado
mucho i mucho hemos progresado en la táctica de las armas,
pero mui pocos con las unidades que juegan su- rol detras de.
las tropas que se baten. Cada vez que queremos saber en qué
pie se encuentran nuestras fuerzas para la defensa nacional,
examinamos la instruccion del personal de oficiales i tropa,
el estado del armamento, el numero de hombres que pon-
dremos en accion, pero jamás pensamos si podemos alimentar-
— 93 —
i amunicionar esa jente en una larga campaña o si podemos
prestarle las atenciones médicas en debida forma.
¿Podria la direccion superior de un Ejército, con clara
idea de su responsabilidad, decir que ese Ejército está prepa-
rado para la guerra en cumplimiento de su mision de defensa
nacional, cuado le faltan esos servicios?
El gran principio en los nuevos reglamentos alemanes es
la conservacion de la fuerza i de la moral de las tropas, i re-
calca en todas sus pajinas el alto deber de los jefes i oficiales
de conservarlas i mantenerlas en la mano para gastarlas con
eficacia en el gran momento. I para conservar esa fuerza i
esa moral ¿será bastante con evitar sacrificios inútiles en
marchas, vivaques i todos los actos de una campaña? ¡Que
desaliento mayor para los jefes i oficiales que han dado ese
cúmulo de imensos sacrificios en el cuidado i conservacion de
sus tropas cuando le falte la alimentacion para sus hombres
iganado o bien las municiones en el momento crítico! ¿Cuales
serían las consecuencias de una epidemia en un Ejército de
100.000 hombres mal alimentados con poco o mal servicio
médico? Una epidemia es enemigo mas poderoso que aquel
con quien se bate.
¿No seria ya llegado el momento de entrar de lleno a im-
pulsar con toda enerjia la organizacion del Tren, Intendencia
i Sanidad? La organizacion de las Compañias de Tren está
hoi paralizada por falta de material i Tren sin material es
como artillería sin cañones; es entonces perdido el esfuerzo e
inútil el sacrificio i buena voluntad del personal encargado
de organizarlo. Por otro lado la organizacion del Tren exije
la reorganizacion de la Intendencia bajo la base de la movi-
lizacion i su funcionamiento en campaña, pero no con carácte
de guarnicion que hoi tiene. La dotacion completa de los
Bagajes rejimentarios a las unidades de tropa lo exije tam-
bien el buen funcionamiento del Tren. Sin ambas cosas no
puede haber Tren en el Ejército.
Las palabras del Mayor Bronsart von Schellendorff del
gran Estado Mayor aleman que siguió las operaciones de la
guerra ruso-japonesa darán mas prestijio a lo que aquí se
espone:
"La disciplina i órden mantenidas por los japoneses en
sus líneas de etapas, en sus trasportes terrestres i marí-
timos, en sus columnas de alimentacion i amunicionamiento
se podrían calificar de espléndidos i no habría como califi-
carlas si tomamos en cuenta las dificultades del terreno i su
avidez productiva, sin que porestofaltarajamás a su Ejército
aun en sus líneas mas avanzadas ni una venda, ni un grano
de arroz o café. I no fué obstáculo, en esa raza incomparable,
— 94 —

ni la gran dispersion de sus tropas, ni el acrreo en mar


primero, por ferrocarril despues, en carros i toda clase de
vehículos i hasta a lomo de camellos mas tarde.
Quien ha visto ese brillante servicio comprende el porqué
de esa moral i actividad guerrera jamás debilitada i se esplica,
la razon de tanto éxitos."
J. Palacios,
Teniente 1,° de Inf, Comd. de laComp. Tren Núm. 2.
Método de instruccion para los viajes
de Estudio en el "Ejército Aleman"

Estos viajes, se hacen todos los veranos en cada uno de


los Tejimientos. Duran algunos dias i son dirijidos por los
Comandantes o un oficial superior. Su objeto es:
1.° Preparar los.oficiales en el comando de destacamentos
fuertes, desde una compañía hasta una brigada.
2.° Para prepararlos en los servicios de oficiales orde-
nanzas en tiempo de guerra.
3.° Para que aprendan la manera de manejar tropas de
otras armas; i
4.° Para desarrollarles las aptitudes en la orientacion i
lectura de cartas.
El viaje debe ser, una leccion táctica sobre el terreno, en
la que han de estudiarse, toda clase de operaciones, como ser:
Defensa de una frontera, guardia de comunicaciones, guerra
de fortaleza, operaciones en plena campaña. En este ultimo
caso se estudian por separado, las marchas, el servicio de re-
conocimiento i de seguridad, los acantonamientos, aprovi-
sionamientos, el combate de infantería i especialmente su
manera de atacar, los asuntos relativos a los trenes rejimen-
tarios, de aprovisionamiento, de municiones, el empleo de los
útiles portátiles en los trabajos de campaña; el del servicio
Sanitario, las relaciones de infantería con la artillería en sus
protecciones recíprocas en el combate. Se estudian además,
las marchas de las columnas, su capacidad, profundidad
estencion de los vivaques, etc.
— 96 —
El Director del viaje, debe elejir un terreno poco conocido
dejos oficiales i que permita cambiar los temas para poder es-
tudiar el empleo de las tropas en llanuras, terrenos acciden-
tados, montañosos, pasajes de rios i desfiladeros.
El número de oficiales, no debe exceder de diez (10) a
fin de que cada uno de ellos, pueda tomar una parte activa
en las operaciones. La duracion del viaje no debe ser mayor
de diez dias.
El Director da el tema jeneral i designa a la vez, a. cada
uno de los oficiales, una tarea detallada para cada dia de ser-
vicio. Los temas deben ser reproducidos en número suficiente
de ejemplares para dar uno a, cada oficial.
El Director establece con anticipacion su itinerario de
marcha, para que los comandantes de Tejimiento, preparen
a tiempo sus alojamientos i alimentacion en los diversos sec-
tores que se recorran. Los oficiales i tropa se designan en los
cuerpos por la orden del servicio.
Antes de la partida el Director debe reunir sus oficiales
para darles todos los datos relativos al trabajo i adminis-
tracion del destacamento.
El viaje puede tener el aspecto de una maniobra de sim-
ple o doble accion, contra un enemigo figurado, que obra
conforme a la voluntad del Director, pudiéndose descender
hasta el estudio de la accion de la compañía i pelotón, si el
terreno así lo requiere.
La preparacion en dos partidos, no ofrece interés cuando
se t r a t a de hacer trabajar a oficiales jóvenes i ademas su pro-
ceder hace mas difícil la tarea de la direccion, de modo que es
preferible recurrir a las maniobras de doble accion sólo cuando
se quiera estudiar la marcha de pequeños destacamentos in-
dependientes.
Diariamente i antes de la partida, debe darse a los oficiales,
el tema jeneral del dia i las tareas particulares que incumban
a cada uno. Con estas tareas parten al terreno a j e c u t a r su
desarrollo. Debe cuidarse, de dar a los oficiales, situaciones
simples relacionadas con el tema, para que obren en el terreno
llenando las precauciones, que en realidad, se tomarían en la
guerra, redactándose, ala ves las órdenes del caso. Concluido
el servicio, vuelven los oficiales a reunirse con el Director, en
el punto que se haya designado.
Las maniobras, de doble accion, se hacen mas o menos,
en las mismas condiciones, reservándose la crítica para des-
pues de los trabajos. De cuando en cuando, se suspenden mo-
mentáneamente las. operaciones con el objeto de reunir los
oficiales i examinar las situaciones adoptadas. En éste mo-
mento se pueden cambiar las funciones de los ejecutantes.
— 97 —
Los oficiales se preparan en el servicio de oficiales orde-
nanzas, dándoles:
1.° Misiones que lo habitúen a tramitar las órdenes con
claridad i precision.
2.° Haciéndoles redactar informes i llevar el diario de
guerra de las operaciones.
3.° Haciéndoles ejecutar reconocimientos i perfeccionán-
doles en la lectura de cartas.
Durante el descanso debe conversarse sobre las opera-
ciones ejecutadas i los partes redactados en ellas. Así los ofi-
ciales no hacen en esta clase de viajes, sino lo que ejecutarán
en la guerra, consiguiéndose con ésto, rapidez en las desi-
ciones, iniciativa en el mando i enerjía.
Para terminar con las cuestiones relativas a los viajes
de estudios tácticos de los oficiales alemanes, debemos hablar
un poco acerca de los viajes especiales de la caballería.
Estos son de dos clases: grandes i pequeños i tienen lugar
anualmente, durante la época de verano. El Ministro de Gue-
rra prusiano indica, cada año, los cuerpos de ejército que
deben tomar parte en dichos ejercicios.
En los grandes viajes, ingresan tambien los jenerales i
oficiales superiores de caballería i artillería a caballo bajo la
direccion del inspector jeneral del arma. Estos viajes son de-
ordinario de doble accion.
Los pequeños viajes, son ejecutados por oficiales supe-
riores i subalternos, bajo la direccion de los Comandantes de
Rejimientos o de Brigada i segun los mismos principios em-
pleados en los de infantería. Su objeto principal es desa-
rrollar en los oficiales, cualidades de iniciativa, de buen.golpe
de vista i de una pronta i rápida decisión. El trabajo
consiste en resolver cuestiones sobre el terreno mismo, por
medio de órdenes e informaciones.
Antes, solo se estudiaba en estos viajes, la accion de la
caballería contra la misma arma, pero desde hace algun
tiempo se ha observado que esto es insuficiente, pues sólo
prepara a estos oficiales, en el rol que deben desempeñar en
tiempo de guerra i entonces se ha dispuesto, que se ocupen
asi mismo i con cuidado, del modo de combatir de las otra»
armas para cuyo efecto, van tambien oficiales de infantería,
artillería e injenieros.
Desde 1904, los oficiales de los destacamentos de ametra-
lladoras, se incorporan a estos viajes, que es una verdadera
preparacion para la guerra i para las maniobras. El plan de
los trabajos, debe tener por objeto hacer pensar a los oficiales
de Caballería, las resoluciones, que correspondan a una situa-
cion de guerra i esto no se puede producir sino estudiando en
— 98 —
el curso del viaje, una operacion completa. Además, es nece-
sario, estableciendo este plan, escojer cuidadosamente la
zona donde se hará el viaje, en razon de que todos los terrenos
no son igualmente adoptables a este trabajo.
Al efecto, el Director del viaje, se traslada con su ayu-
dante, despues de haber confeccionado su plan de trabajo, al
terreno, a fin de que una vez que haga un estudio profunda
de él, adopte el plan definitivo para cada dia. En estos mis-
mos viajes se lleva un Sub-oficial i algunos jinetes con ban-
deras para simular el enemigo. Se ejecutan maniobras, ya
simples o de doble accion evitando hacer cumplir a los oficia-
les, misiones que no corresponden a su grado.
El terreno donde se ejecute la operacion, no debe ser mui
reducido, para dejar a cada cual la facilidad de poner en juego
todas sus facultades. Se puede estudiar pequeñas operaciones
de detalle, pero relacionadas con el tema jeneral.
El primer dia de viaje, una hora mas o menos antes de la
partida, se da a todos los oficiales, una nota impresa que dea
conocer la situacion jeneral. Segun esta nota, en los pequeños
viajes, los oficiales deben preparar un informe oral, que de a
conocer la apreciacion sobre la situacion jeneral; la conclusión
supuesta para la accion del destacamento i un proyecto de
órden para el movimiento de las tropas; en seguida uno de
los oficiales, hace relacion de su informe para cambiar ideas
al respecto. Despues la Direccion hace terminar, por un oficial,
los reconocimientos, que deban enviarse, la manera de prepa-
rarlos en este rol i cómo deben conducirse. Efectuado esto se
ponen en marcha, debiendo el Director hacer conocer sucesi-
vamente, bajo forma de preguntas hechas a cada uno, las
faces de la operacion. Si la vista del enemigo fuera necesaria,
lo hará figura r con banderolas.
En las maniobras de doble accion, cada fartido, recibe
algunos jinetes provistos de banderolas. Si hai oficiales de
artillería e infantería presentes, corresponden a ellos estudiar
las cuestiones relativas a estas armas.
Por lo demás, los viajes especiales de caballería, se ase-
mejan a los de oficiales de infantería. Prestándose una debida
atencion a los reconocimientos, para los cuales cada oficial
debe tomar en su escuadron los jinetes necesarios. Para los
reconocimientos debe entregárseles, en sobre cerrado, los
datos relativos a la mision de cada oficial.
Segun estos datos i el estudio del terreno debe cada uno
redactar su parte de una manera bien sencilla.
El instructor, hace la crítica de estos trabajos, en pre-
sencia de los oficiales, ya sea en el terreno mismo o en el
vivac.
— 99 —
Es de regla, que cada oficial, presente a su capitan, una
vez terminado el viaje, un informe sobre las cualidades de los
hombres i de los caballos.
En resúmen, los viajes de caballería tienen por objeto:
1.° Desarrollar en el oficial la facilidad de juzgar una
situacion táctica del momento i determinar rápidamente su
decision.
2.° Aumentar la intelijencia, enerjía, iniciativa i unidad
de propósito.
La falta de unidad de propósito, entraña en efecto, la
falta de unidad de accion, lo que trae por consecuencia
azares que pueden ser funestos en la guerra.
Angol, 1.° de Febrero de 1907.
Traducido de la L' armé Militaire.
Arturo Rojas A,
Teniente Coronel i Comand. del Re;. Húsares Núm. 3.
Servicio sanitario del Ejército Japones
[Del "Army and Navy Journal" de 3—XI—1906.]

El Cirujano Jeneral Shigemichi Suzuki, de la Armada Im-


perial Japonesa, que concurrió a la reciente reunion anual de
la Asociacion de Cirujanos Militares, ha enviado al Boletín de
la Asociacion una interesante estadística relativa al servicio
médico del ejército japones, en la guerra con Rusia. El es-
pone que fué incapaz de responder a muchas cuestiones rela-
tivas al servicio médico del ejército, que le fueron propuestas
durante la reunion de la asociacion, a causa de que entónces
no estaba en su poder la informacion definitiva del ejército.
Esta informacion le ha llegado ya, i él, la ha traducido ¡com-
pletado.
Los siguientes datos son interesantes para el servicio
médico en jeneral:
"La duracion de la última guerra Ruso-Japonesa, fué de
un año i nueve meses; durante este tiempo hubo muchos com-
bates, ventiuno fueron grandes batallas, i mas de cincuenta
choques mas pequeños. El número de los heridos fué 220,812,
de los cuales murieron 47,367.—Entre ellos diecinueve ciru-
janos murieron i 104 fueron heridos; 450 hombres del cuerpo
médico del ejército fueron heridos o muertos.
"De los enfermos, 236,223 fueron admitidos en el hospital,
entre ellos 27,158 casos infecciosos; este número es pequeño
en proporcion al de otras enfermedades.—El número total de
los enfermos i heridos fué de 457,035; siendo éste sólamente
—102—
el número en el frente. Fuera de éste, el número de enfermos
en la patria, fué 97,850, haciendo un total jeneral de 554,885.
Hubo tambien 77,803 heridos i enfermos entre los prisioneros
rusos, haciendo así un nuevo total jeneral de 632,688, no
estando incluidos en este total los casos vulgares, tratados
por los cirujanos divisionarios.
"El personal requirió para la asistencia, cerca de las pri-
meras líneas, de los heridos i enfermos enumerados, 4,517
cirujanos, 639 farmacéuticos i 33.597 hombres de cuerpo
sanitario; se agregaron ademas 540 médicos i farmacéuticos
i muchos miles de enfermeras de la Sociedad de la Cruz Roja
japonesa, i los médicos voluntarios i enfermeras prestaron
una ayuda mui necesaria—tanto en la patria como en el tea-
tro de operaciones, estando en razon de un hombre sanitario
por 113 pacientes, en el servicio.—
"Los materiales requeridos para el tratamiento de los
pacientes, fueron suministrados por los abastecimientos mé-
dicos del ejército; se dice que las agujas de suturas usadas
sumaron 300,000, i el gasto total—incluyendo los aparatos
de desinfeccion, etc.,—subió a 7.100,000 yen.—Las drogas em-
pleadas mas amenudo lo fueron en forma de tabloides.
"Los resultados del tratamiento de los heridos i enfermos
no son todavia completamente conocidos, pues hai casos que
aun permanecen en los hospitales; pero en la fecha actual,
Abril 1906. 63,23 por ciento, de todos los casos admitidos,
sanó completamente, i el 7,491% murió. En tiempo de paz, el
porcentaje de altas es 75 i el de muertes 1,181%, así es que en
esta guerra la convalescencia ha sido un poco menor que en
el tiempo de paz; pero la mortalidad es siete veces mayor.
Comparando, sin embargo, con la proporcion en la guerra
Chino-Japonesa (de alta 50.94%, muertos 14.24%) el resul-
tado es mejor.—Entre los heridos en la última guerra, los
sanados formaron un 71,58% i los muertos un 6,83%, a com-
parar con 54,81 i 7,6o respectivamente en la guerrra Chino-
Japonesa.—
"La proporcion de los muertos en el campo i los muer-
tos por enfermedades, parece ser considerada como el modelo
de los resultados de la sanidad militar en el mundo civilizado.
Se ha establecido que la proporcion de los muertos i heridos
en la guerra moderna en Europa es de 1 a 1.18, miéntras que
el resultado de nuestra última guerra fué de 1 a 0.37, de
donde nuestra tasa de muertes por enfermedades es un tercio
de la de Europa. La proporcion de heridos, enfermos, muer-
tos, i muertos por enfermedades, en la guerra Chino-Japonesa,
i la de la última guerra son las que siguen:
— 103 —

Guerra Chino-Japonesa.—Guerra Ruso-Japonesa.


Heridos 1.— 1.—
Enfermos 6.93 115
Muertos 1.— 1—
id. por enfemedades 12.09 0.37
"La diferencia en la proporcion es obvia. El buen resul-
tado en la última guerra fué debido principalmente al. pequeño
número de enfermedades infecciosas.—El Kakke (beri-beri)
fué una gran perturbacion para el ejército; cerca de la cuarta
parte de los casos admitidos lo fueron de esta enfermedad.
Si las autoridades del ejército hubieran procurado prevenir
la aparicion del Kakke entre los soldados, como las autori-
dades de la Armada lo hicieron hace muchos años (en la Ar-
mada no hubo realmente Kakke durante toda la guerra), el
record sanitario del ejército habria sido mejor que el que
queda demostrado."
Por la traduccion.
H. Espíndola,
Cap. alumno de la Academia de Guerra.
LA REORGANIZACION
DEL

ESTADO MAYOR I N G L E S
De la "Revue Militaire des Armées Étrangéres".

I
El COMANDO SUPERIOR EN INGLATERRA. LAS PRIMERAS MEDI-
DAS RELACIONADAS CON LA REORGANIZACION DEL ESTADO
MAYOR.
Llevada a cabo la reorganizacion del Estado Mayor
Ingles (por órden del 12 Setiembre de 1906), el actual Minis-
tro de Guerra M. Haldane, acaba de terminar de una manis-
ra acertada la realizacion de las reformas que preconizaba,
hace tres años, el Comitéde "reoganizacion delEjército" pre-
sidido por lord Esher.
Este comité pedia, como ya ha sido espueto (*): la reor-
ganizacion del comité de defensa, la creación del Consejo del
Ejército, de la Inspeccion Jeneral del Ejército i de los inspec-

(*) Ver 2 ° . Semestre 1905, páj; 14 i Siguientes.


—106 —
tores de armas, i por último, la reorganizacion del servicio
de Estado Mayor sobre principios absolutamente modernos.
M. Arnold Forster supo llevar a cabo o por lo ménos
emprendió esas reformas durante los tres últimos años (1903
1905) que. permaneció en el Ministerio de Guerra.
Organizó el Ministerio, creó el Consejo del Ejército asegu-
rando su buen funcionamiento, nombró los primeros inspec-
tores de armas, i finalmente, por su "órden al Ejército", del
6 de Enero de 1905, reemplazó el sistema de cuerpos de Ejér-
cito por la. creacion de siete grandes comandos militares que
correspondían mejor a la constitucion de las fuerzas inglesas
i a su reparticion sobre el territorio del Reino Unido.
Este Ministro fué mas feliz en la realizacion de los deseos
formulados por el comité Esher que en la ejecucion de sus pro-
yectos personales (*) (adopcion del servicio corto, creacion
de un ejército metropolitano i de un ejército de servicio este-
rior, etc.).
Pero "la órden" del 6 de Enero no se limitaba solamente
a una nueva agrupacion de las fuerzas; constituía una ver-
dadera reorganizacion del comando superior i de la adminis-
tracion del Ejército Ingles, sentando además las bases del
servicio de Estado Mayor.
En cada uno de los siete comandos creados, debia en ade-
lante dividirse este servicio, en dos ramas distintas:
La primera, llamada Estado Mayor Jeneral (Jeneral
staff), bajo las órdenes del jefe de Estado Mayor.
La segunda, llamada Estado Mayor administrativo (ad-
ministratit staff), bajo las órdenes de un oficial jeneral o su-
perior.
"La órden al Ejército" precisaba del modo siguiente
las atribuciones de cada uno:
En tiempo de paz, el Estado Mayor Jeneral debia encar-
garse de la preparacion de la guerra, de la instruccion de los ofi-
ciales i tropa, de las maniobras, de la defensa territorial, de
los planes de concentracion i del servicio de informaciones.
En tiempo de guerra, de las operaciones, del servicio de
informaciones i de Tos movimientos de las tropas.
Todo el resto del servicio se repartía en las distintas ra-
mas del Estado Mayor Administrativo, la movilizacion, los
trasportes terrestres o por ferrocarril i otras operaciones re-
ferentes al empleo de las tropas hasta el momento de la con-
centracion, le estaban encomendadas especialmente.

(*) En cada uno de estos grantles Comandos el comandante en jefe


ejerse el mando superior de la tropa de todas las armas i el comando terri-
torial de los "distritos" i "grupos de distritos"
— 107 —
Esta organizacion se puso inmediatamente en práctica, i
desde esta época, el Estado Mayor propiamente dicho, o Esta-
do Mayor Jeneral completamente libre de todo aquello relati-
vo a administracion, se ha dedicado esclusivamente a los
asuntos de preparacion para la guerra.
En la órden del 6 de Enero se habia sentado solamente
el principio de la separacion del nuevo Estado Mayor en dos
ramas diversas. El reclutamiento de los oficiales; su número
definitivo, las ventajas que podría otorgárseles en los ascensos,
quedaban aun por determinarse.
Sin embargo, la idea fundamental de la nueva organiza-
cion (la separacion de los diversos servicios) encerraba en
sí trascendentales consecuencias i bastaría para señalar el
verdadero alcance de la reforma.
Esa órden mostraba, en efecto, que despues de un profun-
do estudio de la materia, M. Arnold Forster no habia creído
en la eficacia del sistema consistente en confiar a un mismo
personal dos cosas de un orden tan diferente como ser las
que se refieren a la preparacion para la guerra i la solucion
de asuntos administrativos; notó que se hacía necesaria
una division del trabajo, con el objeto de que los oficiales
encargados de la preparacion de la guerra i de los estudios
militares superiores, estuviesen libres de toda otra tarea i del
servicio consiguiente que ella necesariamente acarrea.
liste es el principio que domina en la reforma emprendida
por M. Arnold Forster.
Vamos a ver que para darle fin, para poder vencer todas
las resistencias i redactar los Reglamentos, prescripciones i
órdenes definitivas que regulan de una manera precisa la cons-
titucion del Estado Mayor Ingles, han sido necesario casi dos
años de constantes esfuerzos.
II
DISCUSIONES I POLÉMICAS

El Estado Mayor Jeneral parece no haber gozado jamás


de una gran popularidad en el Ejercito ingles, aun cuando
parecía casi limitar su rol a labores de cancillería, de escolta
o de representacion.
Pero los sentimientos a que daba lugar se volvieron casi
hostiles cuando los partidarios de la nueva organizacion,
adoptando las ideas del Comité Esher, quisieron hacer de esa
institucion "el cerebro del Ejército", "la escuela del Comando
Superior", el regulador destinado a coordinar el mando i la
administracion, etc. etc.
— 108 —
Se protestaba en alta voz, en los cuerpos de tropas, contr a
las nuevas atribuciones i contra el poder ilimitado con que se
iba a investir a esa institucion privilejiada.
"La mayor parte de los oficiales esperimentadoshabian
tenido quejas de tal o cual jefe de Estado Mayor que habia
juntado en su mano todos los asuntos referentes ai mando,
ocultando así a su jeneral a la vista del público como se ocul-
ta un verdadero objeto de arte. (*)"
Los oficiales de fila se preguntaban con temor lo que les
reservaría esta nueva creacion que, en la "órden al Ejército"
del 6 de Enero, no podia verse aun sino el jérmen.
Instintivamente se sentían temerosos con todas las nove-
dades, pues culpados de todos los desastres Sud-Africanos,
ellos sentían que todas las nuevas reformas se iban a hacer a
costa de ellos.
"Una verdadera avalancha de órdenes,.de instrucciones, de
exámenes, de prueba i otras cosas mas, se descargaban sobre
sus hombros, i estos oficiales, verdadera base i elemento traba-
jador del Ejército del Imperio no sabian ya qué hacer".
La reorganizacion del Estado Ma,yor Jeneral i el impulso
intelectual que ella simbolizaba, no dejaba de producirles cierta
inquietud, pues "el nuevo sistema, sea cual fuere su valor, iba
a permitir que una jeneracion nueva de jenerales se dejase
caer sobre los Tejimientos. Como estos jenerales desprovis-
tos de todas las molestias administrativas, i sus pretendidos
oficiales de Estado Mayor debían en adelante consagrar toda
su atencion a la instruccion de las tropas, el látigo con
que hasta aquí se habia castigado a los oficiales de fila, iba
hacerse mas doloroso aun (**)".
Sin embargo esos oficiales eran los que salían mas direc-
tamente protejidos con el nuevo proyecto.
Una cantidad de oficiales de Estado Mayor, bien insta-
lados en sus puestos de oficina i de representacion, han mi-
rado seguramente sin entusiasmo la nueva faz que su servicio
amenazaba tomar.
De todos modos los adversarios de la trasformacion po-
nian en juego todos sus efuerzos i todas sus influencias para
frustrar la reforma comenzada. Han llegado a creer en.de-
terminados momentos, que "la orden" del 6 de Enero no se
llevaría a efecto, que la reorganizacion del Estado Mayor
Jeneral quedaría en un estado embrionario i vago que le quita-

(*) Reppigton, National Strategy.


(**) Reppington, National Strategy.
— 109 —
ría su eficacia i que por fin, no pasaría de ser un engaño i un
asunto para burla.
Pero los partidarios de la reforma no se desconsolaban.
El crítico del Times, coronel Reppington, ponía su gran
autoridad al servicio de las nuevas ideas haciendo una cam-
paña de las mas ardientes a la cual la publicidad del diario i la
gran fama del autor le aseguraban Una resonancia consi-
derable
En sus estudios tan notables por la fuerza de sus argu-
mentos i por el ardor de las convicciones que los inspiraban,
el coronel Reppington daba al War-Office indicaciones i con-
sejos de la mayor trascendencia sobre la forma de llevar a
buen fin la reforma comenzada.
Tranquilizaba la susceptibilidad de los oficiales de fila
que comenzaban a encontrar indiscreto e intempestivo el celo
reformador que se iba a probar en ellos.
Adversario encarnizado de un Estado Mayor de parada
o de papeleo, condenaba de antemano las ideas que pudieran
llevar a formar un Estado Mayor de pedantes; sostenía sobre
todo la necesidad absoluta de no formar con el nuevo
servicio, una institucion cerrada, sino por el contrario com-
pletamente abierta para dar acceso en ella a todas las capa-
cidades i a todas las intelijencias.
¿Qué es lo que necesitamos, despues de todo?
Necesitamos acordar un premio a la intelijencia, ihacer
del Estado Mayor Jeneral una carrera abierta al talento,
para atraer así al mejor personal de nuestro Ejército,
encuéntrese donde se encuentre, sea cual fuere su empleo
actual".
"Necesitamos hacer del Estado Mayor Jeneral el represen-
tante por exelencia de la capacidad i de la esperiencia milita-
res manteniéndolo siempre en contacto con el Ejército".
"Necesitamos crear una Escuela del Comando superior,
nos falta una serie de selecciones sucesivas i no interrun-
pidas al mismo tiempo queun sistema de ascenso rápido para
los oficiales de Estado Mayor."
"Necesitamos establecer doctrinas sanas i bien definidas
sobre todos los asuntos militares de importancia, al mismo
tiempo que debemos hacer pasar a todos nuestros futuros
jenerales por el crisol de estas enseñanzas profesionales; nece-
sitamos en fin asegurarnos un grupo selecto de oficiales aun
jóvenes, a quienes podamos confiar en tiempo de guerra, los
comandos mas altos de nuestro Ejército."
"Toda solucion que conduzca a estos grandes resultados
— 110 —
puede aceptarse; toda aquella que marche en contra debe ser
rechazada.(*)"
Poco a poco estos estudios i polémicas aclaraban el asun-
to i sembraban ideas. Ellas permitían a los espíritus impar-
ciales notar las ventajas i los inconvenientes de las diversas
soluciones, mostrándoles aquellos que convenían mas al Ejér-
cito ingles.
"El Consejo del Ejército" penetrado de la necesidad de
llevar a término la reforma, concluía con ponerse de acuerdo,
en su sesion del 9 de Agosto de 1905, sobre ciertos principios
cuya realizacion inmediata iba a perseguir M. Arnold Forster.
Algunos dias ántes de abandonar el poder, el ministro
hacía dar, en efecto, un paso importante a la cuestion, sin
que, apesar de todo, la juzgase aun bastante madura para
adoptar una solucion completa i definitiva.

III

EL MEMORÁNDUM DEL 11 DE NOVIEMBRE DE 1905


En vez de publicaruna "órden para el Ejército" que,—co-
mo algunos lo esperaban,—hubiese puesto término de un solo
golpe a la reorganizacion del Estado Mayor comenzada ocho
meses antes, el Ministro se limitaba, en una carta dirijida al
Jefe de Estado Mayor Jeneral, a indicar a este último los
principios que debian servir de base al reclutamiento i a la
constitucion del nuevo servicio, invitándole a tomar todas
las medidas ejecutivas que él. juzgara necesarias!
Las directivas dadas por M. Arnold Forster al Jeneral
Lyttleton ( Jefe de E. M. J. ), que no eran otras que las con-
cluciones adoptadas por el Consejo del Ejército el 9 de Agosto
del año anterior, pueden reunirse como sigue:
1. Los oficiales de Estado Mayor Jeneral se elejirán to-
mando en cuenta su valor personal únicamente, i no en vista
de los puestos que anteriormente puedan haber ocupado;
2. Su número porel momento será poco elevado;
3. Los oficiales de Estado Mayor Jeneral serán nom-
brados por períodos de cuatro años;
4. Al fin de cada período de cuatro años a partir del pri-
mer nombramiento, se decidirá para cada oficial, si es de in-
terés para el Ejército, su futura permanencia en el Estado
Mayor;

(*) Reppington, National Strategy.


— 111 —
5. Los oficiales pertenecientes al.Estado Mayor deberán
ser objeto de un ascenso acelerado, con cuyo objeto se determi-
narán mas tarde condiciones precisas.
6. Por principio sus funciones están definidas en la órden
del 6 de Enero de 1905, que reorganiza el mando Superior
dándole un alcance mayor si fuera posible;
7. El Estado Mayor no formará un ''cuerpo especial";
8. La posecion de la patente de Estado Mayor (*) aun-
que seria de desear que todos la tuvieran, no constituirá una
Condicion absolutamente indispensable para poder ser admi-
mitido en el Estado Mayor Jeneral.
Estos principios debian ser puestos en práctica inmdiata-
mente, i como el jeneral Lyttleton no tuvo "ninguna duda
sobre el objeto que se perseguía alcrear un Estado Mayor
Jeneral i de las funciones de que este Estado Mayor Jeneral
debia estar investido", M. Arnold Forster agregaba las dispo-
siciones complementarias siguientes:
La razon de ser del Estado Mayor Jeneral será asegurar
la concordancia de ideas en las decisiones que se tomen referen-
tes al Ejército. Desde que se establezca esa unidad de miras,
no se volverá a ver. como ántes, que cada oficial tenia sobre
cada tema sus opiniones particulares.
El Estado Mayor se compondrá de los elementos mas
capaces del Ejército a quienes se asegurará un ascenso que
esté en relacion con su mision, ya que los destinos del Ejér-
cito estarán siempre entre sus manos.
Este personal formará una escuela intelectual militar (a
school of miñtary thonght) que deberá marchar a la cabeza
o por lo menos a l a misma altura de las que existen en los
Ejércitos estranjeros.
Los oficiales de Estado Mayor Jeneral serán los mas com-
petantes i los mas enérjicos del Ejército debiendo encontrarse
en la edad mas vigorosa.
Sus tareas pueden definirse como tareas de guerra o de-
preparacion para la guerra.
Se procederá con prudencia en la seleccion del nuevo per-
sonal. Los comandos serán poco numerosos al principio i a
los oficiales que formen la primera partida, se les exijirá por
lo menos una estadía preliminar de un año.
A fin de asegurar la homojeneidad del Estado Mayor Je-
neral todos los nombramientos i promociones que se hagan en

(*) latente recibida al terminar un curso en el Staff College, especie de


Academia de Guerra que prepáralos oficiales que deberán formar el Estado-
Mayor. (Nota del Traductor).
— 112 —
e1 futuro serán propuestas a eleccion del Ministro por el jefe de
Estado Mayor Jeneral, sin que en ello tenga que intervenir ni
e1 Comité de ascensos, ni tampoco el Consejo del Ejército.
Sin embargo el Consejo del Ejército dirijirá la formación
de la lista para la primera serie.
E1 Jefe de Estado Mayor Jeneral tendrá facultades sobre
los oficiales que compongan el Estado Mayor cuya instruc-
cion él seguirá i vijilará con el mayor cuidado. Debe estar
libre en lo posible del trabajo de oficina i ser el único conse-
jero militar del Ministro de Guerra sobre todas las cuestio-
nes que se refieran ala estratejia i a las operaciones militares.
Los oficiales que forman el Estado Mayor estarán some-
tidos a un ascenso rápido que deberá acordarse a todos aque-
llos que, despues de haber cumplido un período reglamentario
de cuatro años, sean propuestos para cumplir un ssgundo
período. A pesar de todo, a causa del sistema de ascensos
actualmente en práctica, habrá tiempo para estudiar las me-
didas de aplicacion especiales para los oficiales de infantería
i caballería.
M. Arnold Forster terminaba su Memorandum anuncian-
do, que en el futuro, se hará tal vez permutar entre ellos los
oficiales de las diferentes armas, en vez dé especializarlos co-
mo se ha hecho hasta hoi dia.
IV.
ORGANIZACIoN DEFINITIVA DEL ESTADO MAYOR JENERAL.
MEDIDAS TOMADAS POR M. HALDANE

A fines de l905,lacaida del Ministerio Conservador trajo


el retiro de M. H. A. Forster. Su sucesor, M. Haldane, no se
ha desinteresado de la cuestion]del Estado Mayor Jeneral i por
una órden al Ejército de fecha 12 de Setiembre de 1906, aca-
ba de terminar la reorganizacion.
La órden del 12 de Setiembre es una verdadera decision
ministerial que corta el asunto regulando de una manera de-
finitiva el rol, el reclutamiento i la composicion del Esta-
do Mayor Jeneral; ni el testo de la orden ni las consi-
deraciones que la acompañan encierran . disposiciones ó
ideas nuevas. La órden constituye, propiamente dicho, /a
ejecucion definitiva del sistema sobre las bases ya admitidas.
En el Memorándum que acompaña a la órden, M. Hal-
dane, usando los argumentos antes espuestos por M. Forster
i completándolos por medio indicaciones particulares surjidas
por el estudio de la materia, espone la razon i el objetivo de
la nueva organizacion.
— 113 —
Reconoce la necesidad de tener en el Estado Mayor ofi-
ciales encargados únicamente de estudiar las operaciones
militares i sus medios de ejecucion, de donde nace la necesidad
de tener un Estado Mayor Jeneral encargado especialmente
de los estudios militares superiores i de la preparacion de la
guerra, al mismo tiempo que un Estado Mayor Administra-
tivo encargado —en la paz como en la guerra— de las funcio-
nes administrativas que hoi dia son tan absorbentes.
Los oficiales de Estado Mayor estarán además al corriente
de la evolucion militar de los diferentes paises. Estudiarán
de una manera profunda los perfeccionamientos científicos i
materiales que se producen en el mundo i que tienen una im-
portancia capital en la táctica de los Ejércitos.
Este estudio formará la base de los trabajos del Estado
Mayor Jeneral en el Ministerio de la guerra a fin de que la re-
organizacion militar inglesa esté siempre a la altura de las
circunstancias nuevas.
En cuantoa los oficiales destacados en los diferentes coman-
dos, que salen directamente del Estado Mayor Jeneral Central,
obrando en comunidad de ideas con él, representan, junto
a los diversos órgano de mando, el pensamiento directivo
del Ejército.
Los oficiales del Estado Mayor Jeneral tendrán un as-
censo especial, pues siendo ellos los mejores cerebros del
Ejército i consagrándole todo su tiempo i su trabajo, merecen
ser recompensados particularmente; en segundo lugar por
que esta medida tendrá, bajo el punto de vista jeneral del Ejér-
cito una importancia capital. Es necesario en verdad, que en
algunosaños la mayor parte de los comandos superiores esten
entre las. manos de antiguos oficiales de Estado Mayor Jene-
ral. Solamente entónces se podrá obtener la comunidad de
doctrina i la uniformidad de miras que son la única garantía
de éxito en tiempo de guerra.
Un Estado, Mayor Jeneral es una institución destinada
esencialmente para la guerra. Por esto, pues, en el espíritu de
cada uro de los oficiales debe estar siempre presente la guerra
con sus ccniiciones i sus exijencias. Pero consagrándose a
estos estudios teóricos, es necesario que no pierdan de vista
el contacto de las tropas i su servicio. Por analojía, pues,
con lo que se hace en la mayor parte de los Ejércitos estran-
jeros, las funciones del Estado Mayor Jeneral tendrán nna
duracion limitada a cuatro años, "despues de los cuales los
oficiales deberán volver, por lo menos durante un año, a un
cuerpo de su arma.
Composicion del Estado Mayor Jeneral.—El Estado Ma-
— 114 —
yor Jeneral tendrá de ahora en adelanté la siguiente compo-
sicion:
1. En el Ministerio de la Guerra el Estado Mayor Jeneral
quedará como estaba, repartido en tres secciones: de operar
ciones militares, de servicio de Estado Mayor i de instruccion
militar.
El total de oficiales empleados actualmente en estos dife-
rentes servicios, formarán parte, desde hoi, del Estado Ma-
yor Jeneral (con ecepcion de cierto número de oficiales de
injenieros empleados en el servicio jeográfico que depende de
las operaciones militares).
El efectivo de los oficiales agregados al Estado Mayor del
Ministerio es de 57, a saber: 35 en las operaciones militares;
9 en el servicio de Estado Mayori 13 en la instruccion militar.
2. En cada uno de los Comandos metropolitanos, un
número variable de oficiales a saber:
a,) En los cuatro comandos de Aldershot, del Este, Sur i
de Irlanda: el Jefe de Estado Mayor del comando i un oficial
de Estado Mayor (en Aldershot, dos); los jefes de Estado
Mayor de las Divisiones, los jefes de Estado Mayor de las
Brigadas de infantería i de caballería.
b) En los comandos menos importantes del Norte, de
Escocia i del Oeste (Gales), el jefe de Estado Mayor únicamente.
c) En el distrito de Londres: el jefe de Estado Mayor i
un oficial agregado.
d) Ademas los jefes de Estado Mayor de los once coman-
dos de la defensa de las costas, en todo 52 oficiales.
3. Cierto número de oficiales agregados en empleos espe-
ciales, 11 agregados militares; el director i los 7 profesores
del Staff College; el director i cuatro profesores de la es-
cuela de Woolwich; él director i 7 profesores de la Escuela de
Sandhurst.
4. Por último en las colonias, 30 oficiales agregados a
los Estados Mayores de los diferentes comandos en cantidad
variable que depende de su importancia.
Total: 171 oficiales para las cuatro categorías.

Las funciones correspondiente a los oficiales de Estado,


Mayor estan definidas como sigue: en el Ministerio de Guerra.,
a) Departamento de operaciones militares.—Plandeope-
raciones ofensivas i defensivas fuera del reino.—Distribucion
estratéjica del Ejército.—Plan de defensa de las colonias.—,
Cuestiones relativas a la defensa de las Indias, escepto la,
defensa de sus costas.
— 115 —
Servicio de informaciones.—Estudio de los paises estran-
jeros, de sus Ejércitos, de sus territorios i de sus recursos.—Co-
rrespondencia con los agregados militares.—Lectura de perió-
dicos i de la literatura militar estranjera.—Cables sub-marinos
i telegrafía sin hilo.—Servicio jeográfico.
b) Servicio de Estado Mayor.—Organizacion, formacion
e instruccion del Estado Mayor Jeneral.—Exámenes de in-
corporacion al Staff College i a las Escuelas Militares.—Ins-
truccion en estos establecimientos.— Instruccion superior
de los oficiales i exámenes en vista del ascenso.-Exámenes de
idiomas estranjeros—Seccion histórica.
c) Instruccion Militar.—Organizacion en tiempo de gue-
rra.—Efectivos de guerra.—Defensa de la capital.—Estudio
de los planes de defensas locales.—Planes de concentracion.
—Instruccion de todas las armas, redaccion de los reglamentos
de maniobras.—Reparticion de los fondos para la instruccion
j maniobras.—Escuelas, nombramientos del personal i viji-
lancia de la instruccion.—Telegrafía eléctrica i señales.
En Jos Comandos i en las colonias. Proyectos de defen-
sas especiales.—Organizacion en tiempo de guerra.—Instruc-
cion de las tropas.—Instruccion de los oficiales.—Exámenes.—
Viajes de Estado Mayor.—Preparacion i ejecucion de los pro-
yectos de concentrancion de maniobras i de operaciones de
campaña.

Reclutamiento del Estado Mayor Jeneral.—Los oficiales


que se designarán para las diferentes funciones del Estado
Mayor se toman de una lista especial de aptitud que com-
prende a todos aquellos que pueden tener los requisitos nece-
sarios para el cumplimiento de sus empleos.
Esta lista llamada ''lista de Estado Mayor Jeneral" se
forma i se revisa de tiempo en tiempo por el Army Council i
el Comité de ascensos; no se da a la publicidad.
Por regla jeneral nadie puede estar inscrito en ella si no
tiene ocho años de servicio i si no posee la patente de Estado
Mayor. Pero la posesión de la patente no es absolutamente
indispensable si el oficial ha demostrado ántes ser poseedor
de las aptitudes requeridas. Pe todos modos, los oficiales
admitidos en el Estado Mayor sin poseer la patente, deben,
si son de un grado inferior a Teniente Coronel, pasar al final
de su primer período, un año por el Staff College, en donde
serán admitidos por derecho i sin exámen.
— 116 —
Por principio los oficiales son designados por cuatro años;
volverán enseguida durante un año, por lo menos, a las tropas
en caso de ser un grado inferior al de Teniente-Coronel.
Escepcionalmente, i en interes del servicio, pueden ser
mantenidos por un período mas largo i aun designados por
un nuevo período de cuatro años.
Todos los primeros comandos van precedidos de una esta-
día preliminar de un año que, en caso de nombramiento defi-
nitivo, se cuenta dentro de el primer período de cuatro años.
Despues de abandonar el Estado Mayor Jeneral, la man-
tencion de un oficial en la lista de aptitudes es objeto de una
decision especial del Ministerio de Guerra, despues de consultar
al Jefe de Estado Mayor Jeneral.
Como suplemento del efectivo regular de que ya se ha
hablado i detallado, un cierto número de oficiales pueden, si
fuere necesario, ser agregados al Estado Mayor Jeneral ya sea
en el Ministerio de Guerra o bien en los comandos.
CONCLUSION

El principio dominante en la creacion del Estado Mayor


Ingles, el que caracteriza mejor la nueva institucion, es la
separacion de los dos servicios, i de los dos personales;
Uno,el Estado mayor Jeneral, encargado únicamente de los
estudios i de los trabajos que se refieren directamente a la
guerra; el otro, el Estado Mayor Administrativo, encargado
únicamente de los asuntos de administracion i de los detalles
del servicio diario que ellos llevan en sí.
La prensa inglesa ha hecho notar que para la organizacion
del Estado Mayor, los dos ministros que acaban de sucederse,
se han inspirado sobre todo en el ejemplo de los Ejércitos
Aleman i Japones.
Despues de mas de dos años que funciona, sin haber tenido
oficialmente, el título el Estado Mayor, ha prestado ya
algunos servicios.
Su creacion i sus primeras tareas señalan el comienzo de
una época nueva. Se pueden constatar ya, con signos ciertos,
los efectos de un nuevo impulso.
Las conferencias en las guarniciones, los trabajos de los
oficiales, los temas de maniobras i los viajes de Estado
Mayor, demuestran que existe una instruccion táctica aun én
cierne, pero que perfeccionándose de dia en dia.
Bajo la influencia del nuevo Estado Mayor se verá sin
duda, poco a poco, crearse una doctrina. Esta se desarrollará
por los mismos estudios a los cuales tendrán ocasion i el
deber de consagrarse los oficiales que lo componen.
— 117 —
Se verá aumentar rápidamente el número de esos oficiales
capaces de trabajar i de reflexionar, a quienes el Ministro de
la Guerra debe alentar en toda circunstancia.
Al terminar el Memorándum el Ministro agregaba que el
Estado Mayor será juzgado en vista de los hombres que pro-
duzca.
"Si ellos demuestran ser únicamente teóricos i unos pedan-
tes, si pierden el contacto con el ejército, o si no ejercen su
autoridad sino para ocuparse en detalles administrativos
que no les incumben, la nueva organizacion tiene que marchar
a un fracaso seguro."
"Si, por el contrario, saben asimilarse a la verdadera
ciencia de la guerra, si son capaces de esparcirla al rededor de
ellos, su influencia aumentará i tendrán que imponerse, como
ha sucedido en Alemania i en el Japon.
Ni la especulacion a outrance, ni tampoco el pedantismo
—contra los cuales el Ministro de la Guerra trata de precaver
a los oficiales del nuevo Estado Mayor—son defectos anglo
sajones, por lo cual, en las sabias recomendaciones del Mi-
nistro de la Guerra no hai que ver sino un exceso de precau-
ciones.
El organismo, cuya creacion ha sido teminada por M.
Haldane puede decirse que vive i funciona; ya ha comenzado
a hacer sus pruebas i las primeras manifestaciones de su acti-
vidad permiten augurarle un porvenir seguro.
Traduccion de
R. Valdes,
Teniente de Artillería a Prueba en el E. M. J.
La artil eria en el combate de ayer i hoi
Hoi la cuestion principal táctica
consiste en saber cómo deberá ser
instruida i empleada en adelante en
el combate, la artillería armada con
el nuevo cañon de retroceso sobre la
cureña.
En los estudios que sobre este
problema se lleven a acabo, conviene
dirijir la vista a nuestros vecinos del
Oeste; no por que todo lo que hagan
sea digno de imitacion, sinó porque
hace ya bastantes años que manejan
el nuevo cañon i disponen, por con-
siguiente, de un conjunto grande de
esperiencias.

'ROHNE-Militar-Wochenblatt-3-4-06

(Tomado de la "Revue d' Artillerie")

Despues de la adopcion del cañon de tiró rápido, la tác-


tica de la artillería ha tomado un nuevo rumbo. En otro
tiempo, segun los antiguos reglamentos, (1) la primera preo-
cupacion de los artilleros era buscar i combatir a la artillería

(1) Véase el Soldado año VII número 2 i siguientes: empleo de la arti-


, llena en el combate. N. del T.—
— 120 —
enemiga esforzándose por adquirir, cuanto ántes, la supre-
macía en el fuego; nuestros reglamentos de hoi dia nos dicen
que en el combate de preparacion, es decir, desde el empeño
de la accion debemos facilitar la marcha de la infantería i
apoyar sus ataques parciales, con lo cual seremos inducidos
a trabar una serie de luchas sucesivas con la artillería con-
traria.
Se puede preguntar, qué es lo que nos ha llevado a apartar
nuestra vista del cañon enemigo para dedicar toda nuestra
atencion a la infantería. ?Miéntras mas perfeccionado es el
cañon mas puede sufrir con él la infantería; parecería a pri-
mera vista que el perfeccionamiento del material léjos de
hacer desaparecer el duelo de las artillerías, debería hacerlo
mas necesario aun. Por otra parte, antes como ahora la in-
fantería necesitaba de la artillería para avanzar i la union
íntima de las dos armas estaba establecida en los antiguos
reglamentos como un principio fundamental. ¿De dónde vie-
ne, pues, que nuestros reglamentos actuales parezcan hacer de
ello una verdad nueva, i que lo que era necesario ayer, lo sea
mucho mas hoi dia?.
Hoi como ayer la artillería tiene sólo un fin: sostener a la
infantería. Es la infantería la que conduce el combate, la ar-
tillería no está allí nada mas que para ayudarla en su tarea
i para lograr este resultado debe rechazar a la infantería i
-artillería enemigas. De estos dos objetivos ella queda natural-
mente autorizada para escojer aquel sobre el cual pueda
obrar mas eficazmente, i toda la nueva orientacion de su tác-
tica proviene de que le es infinitamente mas ventajoso en la
actualidad, obrar sobre la infantería, pues, su accion sobre
la artillería es hoi mucho mas incierta que antes.
Con los antiguos procedimientos de tiro, determinacion
de una horquilla pequeña i continuacion del tiro con la mis-
ma alza, mientras fuere eficaz, la artillería podia producir
efectos sobre una línea de tiradores contínuao sobre las reser-
vas reunidas, pero se encontraba, por decirlo así, impotente
para batir las múltiples pequeñas líneas de tiradores escalo-
nadas sobre un gran frente que es lo normal, hoi dia, en la
marcha de avance de la infantería. Para poderlas batir
habría sido necesario dividir la batería designando, digamos,
a cada pieza un objetivo particular, procedimiento al cual no
estábamos habituados i que por otra parte no habría dado
ningun resultado positivo.
Con el cañon de tiro rápido por el contrario, se bate uni-
formemente en un tiempo mui corto una zona de terreno
ancha i profunda impidiendo, por consiguiente, todo movi-
miento a las tropas que se encuentran en ella, cualesquiera
— 121 —
que sea su formacion. Nada habría impedido, sin duda,
adoptar el mismo procedimiento de tiro con el cañon de 90 mi-
límitros, (1) pero veamos cuánto tiempo se habría empleado
para obtener el mismo resultado o cuantas baterías habrían
sido necesarias para producir ese resultado en el mismo tiempo.
La velocidad máxima de tiro de la batería de seis piezas
de 90 milímetros era de 12 disparos por minutos o sea dos
disparos por pieza, cada pieza habría necesitado cuatro mi-
nutos para hacer los 8 disparos de un fuego progresivo i para
disparar los 32 proyecctiles de un fuego progresivo en 30 se-
gundos, es decir, para producir el efecto de una batería de 75
milímetros, (2) habría sido necesario disponer de 16 piezas
de,90 milímetros suponiendo a todas las piezas cargadas i lis-
tas para hacer el fuego en el momento que se ordenara eje-
cutar el fuego progresivo.
Se puede, pues, decir, sin exajeracion, que habría sido ne-
cesario disponer por lo ménos de tres baterías de 90 milíme-
tros para producir sobre la infantería el mismo efecto que
una batería de 75 milímetros; i se ve por consiguiente, la
enorme cantidad de artillería que habría sido indispensable
poner a disposicion de la infantería para sostenerla en sus
ataques parciales tan eficazmente, como hoi dia. No habría-
mos tenido ni suficiente número de baterías en el cuerpo de
Ejército, ni espacio de terreno para emplazarlas.
Esto es lo que esplica el porqué dejábamos a la infantería
casi sola iniciar el combate de preparacion, i nosotros reser-
vábamos nuestra accion para el ataque decisivo en el que el
frente era mas reducido, los objetivos mas vulnerables i por
consiguiente nuestro tiro mucho mas eficaz.
Durante aquel primer período de la batalla no teníamos
sino un fin: buscar a la artillería enemiga, combatirla i tratar
de tomar sobre ella la superiodidad del fuego.
Veamos en qué condiciones nos encontrábamos para em-
peñar esa lucha:
Los elementos de puntería del antiguo material hacían
mui difícil el empleo del tiro indirecto que no era sino la exep-
cion; el tiro directo era la regla i por consiguiente la arti-
llería estaba siempre mas o ménos visible. Sin duda esta
visibilidad disminuyó grandemente despues de la adopcion de
la pólvora sin humo, pero en difinitiva una batería para
hacer fuego no se podia, ocultar completamente i constituía
siempre un objetivo fácil de encontrar.

(1) Cañon antiguo, semejante al nuestro-N. del T.


(2) Nuevo cañon con retroceso sobre la cureña.
— 122 —
Aparecía una batería enemiga, inmediatamente se le
tomaba por objetivo i como en aquel entonces no se podía
obtener la superioridad del fuego sino por el superior número
de piezas, se apresuraba a llamar a una segunda batería para
que reuniese sus fuegos a los de la primera. El enemigo, na-
turalmente, hacía otro tanto i así se llegaba a los grandes
despliegues de artillería, esas masas que trababan el duelo de
las artillerías.
Una vez comenzado, se le llevaba hasta el último estremo
i no se terminaba sino con haber reducido a la inferioridad a
una de las dos artillerías que se veía obligada a suspender
parcialmente sus fuegos.
Como las baterías del antiguo material estaban despro-
vista de todo aquello que permitiera poner a los sirvientes al
abrigo del fuego enemigo durante el tiro, una batería empe-
ñada en accion debia disparar i disparar todo el tiempo i
cuando ella no hacía mas fuego, se podía con perfecto derecho
deducir o que estaba desmontada o había vaciado sus cajas
de municiones por completo; i por consiguiente, que estaba
fuera de combate por un tiempo determinado.
Así se desarrollaba ese duelo de las artillerías del cual se
ha hecho por largo tiempo una faz particular e inseparable
del combate i a la cual se ha atribuido toda clase de propie-
dades tácticas, tal es como facilitar el despliegue de las otras
armas, dar al Comandante en Jefe el tiempo para tomar sus
posiciones, etc., etc., todas cosas mui ciertas seguramente,
pero que no son sino la, consecuencia de esta verdad primor-
dial: el duelo de las artillerías contituía en aquel tiempo para
nosotros el vínico medio de utilizar eficazmente nuestro mate-
rial en esta primera parte del combate.
Veamos en qué condiciones nos encontraríamos hoi dia
si quisiéramos proceder igualmente, suponiendo, bien enten-
dido por cierto, a nuestro adversario dotado de un material
comparable al nuestro.
Con la independencia de la línea de mira que permite el
uso constante del tiro indirecto, una batería de 75 milímetros
bien dirijida deberá estar completamente oculta i por consi-
guiente habrá una dificultad mui grande para encontrar a la
artillería enemiga.
Esta artillería se descubre al hacer fuego, ¿qué vamos
nosotros a oponerle?. En jeneral un número de baterías igual
a las contrarias sin olvidar entre tanto cómo una batería de
75 milímetros puede batir un frente superior a aquel que ella
ocupa hai interes en no empeñar en la accion sino el menor
número posible de baterías i no el mayor como ántes, por
— 123 —
consiguiente gran parte de la artillería permanecerá proviso-
riamente inactiva.
En fin, siendo el tiro de la artillería, actual forzozamente
intermitente no se puede deducir que una batería está fuera
de combate porque haya suspendido sus fuegos; ella solo se
abstiene de disparar momentáneamente porque así lo quiere i
puede reanudar su tiro de un instante a otro. Una vez obte-
nido mas o ménos fácilmente el reglaje contra una batería
oculta pasamos al tiro progresivo: la batería se calla ¿Iremos
nosotros a redoblar indefinitivamente nuestro tiro con la es-
peranza de destruirla? Evidentemente que nó. El personal
está abrigado detras del parapeto i no tiene gran cosa que
temer de nuestro ímpetu; no haríamos otra cosa que vaciar
nuestras cajas de municion sin obtener gran resultado.
Procederemos, por consiguiente, de la misma manera que
la batería contraria, nos callamos, listos si a reanudar el
fuego tan pronto como ella lo pretenda hacer.
Bien se ve por esto cuan difícil es indicar el fin de la lucha
de las artillerías i lo incierto que es predecir su resultado.
Naturalmente esto solo tiene lugar en el caso que las
baterías contrarías utilicen todas las propiedades de su ma-
terial i se oculten completamente, pues si una de ellas se deja
ver nos encontraremos inmediatamente en las mismas con-
diciones de antes.
En este caso nos apresuramos a dirijir sobre esa batería
imprudente un tiro progresivo, un tiro con alza única, abru-
mador: en otros términos hacemos sobre ella la concentración
de nuestros fuegos, no como antes por la concentracion del
fuego de muchas baterías pero si por la repeticion del tiro de
una sola. En todos los casos el resultado es el mismo: para
esta batería la lucha de la artillería ha terminado; la hemos
.dejado fuera de concurso. Eso sí que esto, sin duda, sólo
será una exepcion pues, si algunas baterías se dejan sorpren-
der en los primeros encuentros, las otras aprovecharán
pronto la esperiencia adquirida, i se ocultarán completa-
mente a nuestra vista.
Se ve por consiguiente que es completamente imposible con-
siderar la lucha de las artillerías bajo el mismo aspecto que
antes i poder convidar a las baterías del adversario a ese
combate singular, a ese duelo de las dos artillerías del cual
una u otra salía forzosamente victoriosa.
Hoi dia las artillerías contrarias se buscan, prueban sus
fuerzas, se libran ataques cprtos, violentos pero jamás decisi-
vos. La artillería mas hábil llega, es cierto a paralizar mo-
mentáneamente a su adversario, pero para esto es necesario
— 124 —
que lo vijile sin cesar i por consiguiente ella no puede aprove-
charse de su superioridad para consagrarse a otras misionos.
Se llega, pues, con esto a una concepcion mucho mas
racional sobre la lucha de la artillería. Esta deja de ser una
faz particular i distintiva de la batalla, librada solo con la
artillería para ser un episodio, una consecuencia del combate
de la infantería a la que estamos obligados a seguir paso a
paso desde los preliminares de la lucha hasta la accion deci-
siva.
I en efecto, puesto que la artillería enemiga escapa hasta
cierto punto a nuestra vista i a nuestro tiro, ¿no es na-
tural concentrar toda nuestra atencion sobre la infantería
que no puede escapársenos i contra la cual somos suficiente-
mente potentes?
Sin duda esta infantería se ocultará tambien, se disimu-
lará detras de los obstáculos, pero llega siempre un momento
en el cual deberá mostrarse: cuando quiera disparar i este
momento no lo indicará nuestra propia infantería. Es ella en
efecto la que con sus movimientos en avance obligará a la
infantería enemiga a descubrirse para hacer fuego i es justa-
mente en éste momento cuando la batiremos rápida i enérji-
camente, pues, es el único en el cual podremos tener efecto
sobre ella.
Se comprende, pues, la necesidad que hai de seguir cons-
tantemente los movimientos de nuestra infantería i de no per-
derla de vista un sólo instante, marchar con ella tomados de
la mano por decirlo así. Este enlace de las dos armas en el
campo de batalla, esta union íntima de artillería i de la infan-
tería reconocida en todos los tiempos como una necesidad de
órden táctico, llega hacer hoi dia para nosotros los artilleros
una. necesidad de órden técnico puesto que esta infantería que
nos hace aparecer nuestros objetivos es la que nos permite
poderutilizarlasmáravillosas propiedades de nuestro cañon.
Pero la artillería enemiga no permanecerá inactiva, pro-
cederá como nosotros i abrirá sus fuegos sobre nuestra
infantería o sobre las baterías que le acompañan; es entonces
cuando empeñaremos la lucha con ella i nos esforzaremos
si no a destruirla por lo ménos a neutralizarla manteniéndola
respetuosa a nuestros fuegos.
Los artilleros tenemos, pues dos misiones que cumplir:
combatir a la artillería enemiga i sostener a nuestra infan-
tería, I estas dos misiones que no son como antes sucesivas
sino simultáneas, no pueden ser desempeñadas por las mismas
baterías por lo que hai necesidad de separar la artillería en
dos grupos: el uno encargado de mantener a rayas las bate-
rías enemigas i el otro de acompañar a la infantería.
— 125 —
Todo lo que acabamos de decir concerniente al empleo del
cañon de 75 milímitros es hoi dia universalmente reconocido
i no hai ya discusión seria al respecto. No sucede lo mismo
con lo que pasaremos a ocuparnos.
¿Como debe entenderse esta separacion de las artillerías
en dos agrupaciones i la mision de una de ellas de acompañar
a la infantería?:
Se designa a menudo bajo el nombre de artillería de cresta
(artilleríe de créte), a la encargada de luchar con la artillería
enemiga i bajo el de artillería de infantería, (artilleríe d' infan-
terie) la que tiene por mision acompañar a las tropas de
infantería. (1) Tomando a la letra esta designacion teórica,
ciertos oficiales parecen creer que el empleo técnico del arma
será solo reservado a la artillería de cresta, que permanecerá
agrupada en manos de sus Jefes i que el resto de la artillería
deberá ser dividida en fracciones enteramete independientes,
sin ninguna union táctica entre ellas i repartidas entre los
diversos grupos de infantería combatiente, en forma tal que
desempeñe el rol de ametralladoras o de cañon de batallon.
Esta artillería dividida en pequeños grupos, de secciones i
aun en piezas aisladas, encontrará, se dice, fácilmente itine-
rarios a cubierto i podrá así seguir ala infantería paso a paso
en sus movimientos de avance, dándole el apoyo material i
moral de que tiene necesidad. Si el apoyo material i moral
para los infantes consiste en ver marchar a los artilleros a su
costado, es indudable que este modo de emplear la artillería
es eficaz; si al contrario, necesita de una intervencion cons-
tante por medio de sus ráfagas lanzadas con oportunidad es
mui de temer que aquel apoyo no les haga falta. ¿Como
admitir por consiguiente que estos pequeños grupos podrán,
cambiando constantemente de lugar, encontrar siempre posi-
ciones que les permitan ver lo que pasa en la línea de tira-
dores i suponiendo que las encuentren, como admitir que sus
Jefes, que amenudo serán oficiales de reserva i aun sub-ofi-
ciales estarán tan al corriente de las necesidades del combate
para intervenir en el momento que se desee?.
En su último estudio sobre las enseñanzas de dos guerras
recientes, el Jeneral Langlois enumera las obligaciones de la
artillería en el combate de preparacion. (2)

(1) Sobre este punto se puede consultar la mui importante obra del
señor Jeneral Langlois: Consequences tactiques des progrés de 1' armement
pájina 75, publicada en Parts el año 1903 por la casa editora Charles
Lavauzelle.
(2] Enseignementes de deux guerres recentes. París. Charlres,—
Lavauzelle, páj. 83.
— 126 —
La artillería debe intervenir:
1.° Cuando la línea se detiene i hace fuego;
Es el fuego enemigo que la detiene, es necesario, pues, que
con los suyos la artillería obligue a los tiradores enemigos a
pegarse al suelo, i dejando de disparar permitan se renueve
el movimiento de avance.
2.° Cuando nuestros tiradores remueven la tierra para
construirse abrigos.
Es preciso que durante esta pausa la infantería enemiga
no pueda disparar;
3.° Cuando los escalones que vienen de atras alcazan a la
línea para reforzarla.
Es necesario que sea facilitado este movimiento por una
disminucion de los fuegos de la infantería contraria;
4.° Cuando las reservas del enemigo llegan á la primera
línea para reforzarla.
Este movimiento se hace por lo jeneral a descubierto
puesto que la primera línea para ver. se habrá colocado
delante de la cresta. La artillería debe detener esas reservas
en su movimiento de avance e impedirles llegar hasta la línea.
¿Ahora bien, para posecionarse dé estas diferentes faces del
combate de infantería i para poder intervenir de modo eficaz,
es menester pisarles los talones a los tiradores o bien estar
atras en una posicion dominante viendo bien todo el terreno
de la lucha? ¿Es preciso tener secciones i piezas aisladas o
baterías bien en la mano de sus Jefes? ¿En fin, estos Coman-
dantes de batería pueden preocuparse de su personal i de su
tiro a la vez que de la vijilancia del campo de batalla?
La respuesta no habrá de ser dudosa, una mision
tal, no puede ser desempeñada sino por baterías completas
bien emplazadas para batir el conjunto del campo de ataque
i por comandantes de grupos que vijilen atentamente la
marcha del combate i que indiquen a sus capitanes el momento
en que deben intervenir i el en que debe cesar su intervencion.
Esto nos induce a considerar de otro modo la division de
la artillería en artillería de cresta i artillería de infantería.
En vez de formar con uno o varios grupos una artillería de
cresta que por mui bien emplazada que esté puede difícilmente
pretender imponer silencio a todas las baterías que se
descubran en su frente i repartir el resto de la artillería
disponible entre los diversos grupos de infantería comba-
tiente, destruyendo así todas las unidades de Comando i
toda union con los órganos de abastecimiento, creemos que
esta separacion de las dos artillerías debe hacerse en los grupos
mismos, en los cuales el Jefe podrá así, aplicando el principio
— 127 —
de la economía de las fuerzas, utilizar del modo mas apro-
piado a las circunstancias, los elementos de que se dispone.
Tomemos, por ejemplo, los dos grupos de una artillería
divisionaria.. Teniendo la division en jeneral, dos Tejimientos
en primera línea se podrá designar un grupo a cada uno de
ellos.
El Comandante de la artillería divisionaria indica al
Comandante de grupo la mision i los objetivos de cada Teji-
miento i limita así esplícitamente el terreno sobre el cual
cada uno de los grupos deberá ejercer su accion.
No pasando, por lo jeneral, el frente de combate de un reji-
miento de 700 a 800 metros, se vé que en casi todos los casos
cada grupo podrá encontrar una posicion conveniente que le
permita vijilar toda la estension de su frente.
Segun las circunstancias el Comandante del grupo desti-
nará una o dos baterías al combate de infantería dando a la
otra o a las otras las funciones de contra baterías (contre
batterie). Siempre que el terreno lo permita conservará sus
baterías, manteniéndolas en todo caso ocultas, tan agru-
padas como sea posible, de tal manera que pueda facilmente
comunicarse con ellas i reducir a simples correcciones de
deriva los múltiples cambios de objetivos que se imponen en
el trascurso de la lucha, cuya enumeracion hemos dado mas
arriba.
Será esa, en efecto, mas .que ninguna otra, la ocasion de
utilizar esta característica tan soprendente de nuestro mate-
rial (l) que consiste en asegurarla trasmision del pensamiento
del Jefe con la enunciacion de una sola cifra.
Lejos de hacer en este momento el apunte individual, como
se está tentado a creer, se tendrá mas que nunca recursos en
el apunte colectivo.
La intervencion de la artillería en este período del combate
de infantería debe ser repentina i de corta duracion ¿Cómo
asegurarlo mejor que con estos Comandos: a la derecha,
izquierda tantos milésimos, aumentar o disminuir en tanto,
en vez de dar lugar a conversaciones i tanteos que traen por
consecuencia siempre un cambio de objetivo? El Comandante
del grupo repartirá así en todo el frente el efecto del tiro de
sus baterías, sosteniendo a los batallones, los unos despues
de los otros e interviniendo de propósito con su contra bate-
ría, si la artillería enemiga se descubre en el frente designado
a su grupo.
Las baterías de infantería tienen en efecto una mision

(1) Cañon de campaña de tiro rápido (75 mm. de calibre) modelo 97.
— 128 —
importante que llenar, así es que es menester impedir a toda
costa que su accion pueda ser perturbada por los fuegos de
una batería enemiga i no se estará seguro de ello sino en el
caso que tras ella i en la mano del mismo Jefe haya una
contra batería lista a intervenir.
Una batería de cresta alejada, sin union táctica con ellas,
no las libraría del apuro de un modo tan rápido i seguro
como una batería del mismo grupo que no las pierde de vista,
i que no tiene otra mision que vijilar i parar los golpes que
las amenacen.
He aquí cual nos parece debe ser el modo de emplear 1a
artillería divisionaria en el combate de preparación. El
permite, en efecto, sostenerlo mas eficazmente posible los ata-
ques parciales que la infantería debe realizar en esta faz de la
batalla, en la cual se encuentran limitados a los emprendidos
por un Tejimiento, es decir, por la unidad mas debil a la que
se puede designar en la lucha una mision precisa i completa.
El Comandante del Tejimiento comunica sus intenciones
i la mision de cada, uno de sus batallones al Jefe del grupo i
es a éste a quien corresponde apoyar en seguida a esos bata-
llones utilizando del mejor modo posible los elementos deque
dispone e interviniendo en favor de cada uno de ellos a medida
que las circunstancias lo hagan necesario.
Si la artillería está desde un principio repartida entre los
batallones, admitiendo que todas estas fracciones de artillería
estuviesen bien emplazadas i bien dirijidas, podría mui bien
suceder que el apoyo de algunas de ellas fuera supérfluo en
ciertos puntos, insuficiente en otros, sin que haya un medio
que les permita apoyarse mutuamente. Aquí como en todo
lugar el principio de la economia de las fuerzas se impone;
pues bien, para economizar las fuerzas no se las debe dividir
sino tenerlas agrupadas en la misma mano. Si este es el rol
de la artillería divisionaria se puede preguntar ¿cuál viene a
ser el de la artillería de cuerpo?
Se está a menudo tentado a creer que el rol de la artillería
de cresta será reservado a la artillería de cuerpo, que podrá
por consiguiente renovarse los grandes despliegues de arti-
Hería de otros tiempos i obrar de nuevo en masa.
Sin duda el confiar a las baterías divisionarias la mision
de acompañar a la infantería, seria admitir que la artillería
de cuerpo se encargara enteramente sola de mantener a raya
a la artillería enemiga; pero esto seria admitir que el antiguo
duelo de las artillerías fuera aun posible i que el enemigo
dejándose hipnotizar por este despliegue de artillería se apre-
— 129 —
surara a poner en línea de combate todas las baterias que
tuviera disponibles con lo que como ya hemos dicho no debe
contarse.
La gran ventaja de la actual artillería consiste en poder
batir un frente superior a aquel que ella ocupa. Si el enemigo
sabe utilizar sus baterías no opondrá a las de nuestra artillería
de cuerpo sino aquellas indispensables para dominar el frente
que ocupa i empleará las restantes contra otros objetivos del
campo de batalla.
La artillería de cuerpo no tendrá, en jeneral, otra mision
que reforzar o relevar a las artillerías divisionarias debili-
tadas i deberá, por consiguiente, combatir siguiendo en todo
los principios establecidos para estas últimas.
Se puede preguntar en este caso ¿por qué no se repartiría
inmediatamente el total de esta artillería entre las divisiones
o mejor dicho por qué no se suprimiría la artillería de cuerpo?
Esta resolucion adoptada por los alemanes desde hace varios
años no parece imponerse. Por otra parte, talvez seria
importuno recargar prematuramente las divisiones reforzán-
doles su artillería de una manera permanente, podría mui
bien suceder que una division en un momento dado no tuviese
suficiente artillería i que otra, por el contrario, tuviese mas
de la que necesita, nos veríamos obligados a quitar auna divi-
sion parte de su artillería para dársela a la vecina, lo que
seria poco práctico, en cambio que el recurrir a la artillería
de cuerpo es siempre fácil i con ello se obtiene el mismo
resultado.
En resúmen, no es necesario tomar mui a la letra esta
division en artillería de cresta i artillería de infantería, sobre
todo hai que guardarse bien de ver allí dos artillería de natu-
raleza diferente que tengan tendencias i procedimientos de
combate distintos.
La artillería, toda entera, no tiene sino un objetivo, soste-
ner a la infantería desde los preliminares del combate hasta
el acto final, luchando, para ello,con la artillería e infantería,
contrarias. Esto trae consigo una reparticion de las baterias,
reparticion variable en los diferentes puntos del campo de
batalla, variable tambien en los diferentes momentos de la
lucha i regulada sin cesar por el Comandante jeneral de la
artillería, segun los principios de la economia de las fuerzas,
no perdiendo de vista que el combate de infanterías es el fin
i que el de artillerías es sólo un medio.
De aquí resulta que los oficiales de artillería de todos los
grados estan en la obligacion íntima de conocer imprecindi-
— 130 —
blemente a la infa ntería, estar al corriente de su táctica i
procedimientos de combate a fin de comprender en cada
momento de la lucha lo que ella hace i lo que quiere hacer.
E. Thionville,
Chef d' escadon d' artlllerle.

Por la traduccion.
Juan C. Pérez R. T,
Teniente 1.° de artillería
DESCRIPCION I EMPLEO
DE UN

OBSERVATORIO DE BATERIA

Damos a continuacion la descripcion i empleo de un


observatorio de batería; tomado de la "Revista de Artillería
(Francesa)" correspondiente al mes de Noviembre de 1906.
Creemos, que si no se adopta, por lo menos debemos hacer
presente la forma cómo los artilleros franceses, instalan un
observatorio cuando no lo tienen natural.
A. Viaux,
Teniente a prueba en «I Estado Mayor Jeneral.

El dispositivo, (1) del que damos aqui la descripcion tiene


por fin formar un observatorio de batería que eleva al capi-
tan comandante de manera que su cabeza esté exactamente

(1) Véase figuras al último del folleto.


— 132 —
a la altura exijida por el desenfilamiento entre 3 metros 50
i 6 metros i no presente ninguna parte visible por encima de
la máscara (obstáculo)
Se ha tratado de hacerlo lo mas confortable posible, estable
i fijo para que el capitan pueda permanecer largo tiempo sin
fatigarse, sin preocuparse de su equilibrio, con la facilidad no
solo de observar sino que de poder ejecutar medidas exactas
con los anteojos de batería i de tomar las notas necesarias.
Este observatorio, construido sin ninguna modificacion
del material, pues se lleva sobre uno de los cófres de la batería
sobre el cual es fácil de trasportarlo en marcha, debido a su
poco peso.
El dispositivo consiste escencialmente de un mástil A. B.
C. (fig. 1) que lleva en su estremidad superior un asiento S,
sobre el cual se sienta el observador, i que puede prolongarse
a la altura deseada, sobre la lanza vertical de un cófre, en
cuyo largo se corre el aparato.
Este mástil cilindrico corre libremente entre dos collares
metálicos I). E. fijos en lalanzaF. del cofre i puede sermovido
en sentido vertical por medio de un conjunto de poleas.
Un sosten G. I. que se apoya sobre la lanza i mástil por
medio de ganchos en el suelo por medio de una punta de fierro
que sirve de apoyo, para que no se venga al suelo el aparato
aunque la masa del cofre lo hace casi imposible.
El freno bien apretado acaba de asegurar la estabilidad
del sistema, sin que sea necesario acuñar las ruedas, pero si
se hace será mejor.
La fijeza absoluta se obtiene apretando el mástil en sus
collares por medio de los tornillos de presion que tienen estos-
últimos i suprimiendo el juego de la articulacion de la lanza
del cofre por medio de pequeñas (cuñas).
Para la facilidad del trasporte, el mástil se construye de
dos piezas unidas por encima de la plataforma B., por medio
de un simple empalme. La pieza superior lleva dos soportes
para el pié del anteojo i barra de apoyo trasversal en la cual
se sujeta el (o los dos) asiento para el observador (o los obser-
vadores).
El conjunto de poleas está constituido por una cuerda
fijada en el collar inferior i por dos poleas la una A. colocada
en la estremidad inferior del mástil, la otra H. en la estremi-
dad superior del sosten.
Los collares se fijan en la lanza por simple presion por
medio de lazos i de pernos.
El todo pesa cerca de 30 kilogramos.
Para dejar listoel aparato,és necésário.efectuar las siguien-
tes operaciones, reunir las partes del mástil, fijar el anteojo,
— 133 —
introducir el mástil en los collares, colocar el sosten, pasar
la cuerda por las poleas, apretar el freno a blóque i acuñar la
articulacion de la lanza.
Estando el mástil abajo, la plataforma B. descansa sobre
«1 argollon del cófre. El observador F. sube con la ayuda
del balde, i una pequeña tarimilla fija en los puños de la lanza,
afirma el asiento i se sienta. En esos momentos tiene los
ojos a mas o ménos 4 metros sobre el nivel del suelo.
Se hace suspender a la altura que se desee, por dos sirvientes
los cuales tiran la cuerda del conjunto de poleas, lo detienen i
aprietan los tornillos de presion de los collares. Tiene entón-
ces los ojos a una. altura del nivel del suelo de mas o ménos
5mts. 70.
El montaje (instalacion) del aparato requiere mas ó
ménos dos minutos. Si el terreno es mui inclinado hai que
asegurar la verticabilidad de la lanza del cofre por medio de
surcos cavados para las ruedas.
El observatorio ha dado buenos resultados sobre todo
como fijeza, i estabilidad en los terrenos mas accidentados
i con los vientos mas fuertes (1).
Es bueno señalar dos inconvenientes:
1.° Elcapitan queda completamente descubierto, cuando
todo el personal de la batería está cuidadosamente protejido
por el material,
2.° Durante la marcha por terrenos dificultuosos (acci-
dentados), los collares pasando por bajo de la lanza del
cofre, estan espuestos a golpes si no se tiene la precausion
de protejerlos por medio de una caja sólida que los cubra
durante el trayecto.
P. Joly,
Capitan de Artillería.

N. B.— A veces hai necesidad de utilizar un árbol como


poste (mástil) de observacion: El siguiente dispositivo faci-
lita esta operacion:

(1) El mástil debe tener mts. 0,115 de diámetro si es de pino, para evitar
e1 balanceo debido a su flexibilidad, se deduce el diámetro mínimum de un
mástil construido de otra madera o un mástil de tubo metálico. La manera
de atarlo en el cofre es sencilla como lo indica la figura.
— 134 —
Un sirviente ájil trepa al árbol, engancha una polea, que
se lleva en la batería i por la cual hace pasar una cuerda de
caballos. Prolonga esta cuerda con otra i ata en una de las
estremidades un pequeño asiento sobre el cual es sienta
el capitan comandante. Los sirvientes elevan a este útimo
a la altura deseada.
ESTADOS UNIDOS

Necesidades de la Artillería de Costa •

(Traducido del "Army and iíavy Journal", New York, 1. ° —XII—1906)

Uno de los mas importantes tópicos que el Presidente


Rooseveltt considerará en su mensaje al congreso, será la
deplorable condicion de la defensa de nuestras costas. Deplo-
rable, no tanto por la carencia de fortificaciones, cañones o
maquinarias, aunque mucho queda por liacer en estas tres
materias todavía, sino especialmente por la carencia de los
hombres necesarios para mantener los cañones i maquinarias
en servicio en tiempo de paz, sin decir nada de manejarlas si
la guerra estallara. El Presidente parte de la base que la
seguridad i proteccion de nuestros intereses, requiere que se
completen las defensas de nuestras costas, i que 1os planes
del Consejo de Defensa de la Costa Nacional recibieran el jene-
roso apoyo del Consejo.
En su mensaje por aparecer, el Presidente confirmará su
proteccion, haciendo especialmente hincapié en lo que con-
cierna a la lei pendiente, pidiendo la reorganizacion de la
Artillería de Costa. El Comité de Negocios Militares del Senado,
ha informado favorablemente un proyecto de lei para separar
la Artillería de Campaña de la Artillería, de Costa,,fundándose
en que ellas son dos ramas diversas del servicio. El proyecto
dispone el ingreso gradual durante cinco años de 296 oficiales
— 136 —
i 5043 hombres para la Artillería de Costa i 858 para la
Artillería de Campaña. El grave inconveniente para la Arti-
llería de Costa ha sido asegurar i conservar electricistas
preparados, injenieros i artificieros, siendo que muchos de
ellos abandonan el ejército al cumplir sus contratas, para
obtener mejor remuneracion en la vida civil. El trabajo de
preparar constantemente nuevos hombres, es estremada-
mente cansado para los oñciales, i desalienta a aquellos que
estan esperanzados en impulsar la Artillería de Costa hasta
un alto estado de eficiencia.
Una esposicion privada de la condicion de las defensas de
costa de veintiocho puertos fortificados, demuesta que para
guarnecerlas con una dotacion de oficiales i hombres, es decir,
cada hombre en su propio puesto, se necesitaría, 40,675
hombres i 1,634 oficiales. Hai actualmente utilizables en los
diferentes fuertes, 1.0,713 hombres i 357 oficíales, escasamente
los suficientes para preservar los cañones i las maquinarias
del moho ¡Consideremos New York, por ejemplo, con los
fuertes Totten, Schuyler, Slocum, Wadsuvorth, Hamilton i
Hancok, equipados con grandes cañones, torpedos, reflec-
tores, etc. Se necesitaría 224 oficiales 5,662 hombres para
guarnecer estos fuertes solamente, sin proveerlos de cualquier
relevo. Esto es, mas de los dos tercios de todos los oficiales i
la mitad de todos los hombres, ocupados en la fecha del
cuidado de las defensas de costa de todo Estados Unidos!
Otras ciudades presentan estadísticas interesantes. De-
fienden a San Francisco los fuertes Foster, Miley, Barry,
Mason, Winfield Scott i Mac-Dowell. Para guarnecer estos
se necesitaría 175 oficiales, i 4,268 hombres. Hai solamente
utilizables cuarenta i dos oficiales i 1,400 hombres. Los pla-
nes de defensa de la costa, piden el gasto de $3.119,242 para
completar las defensas de San Francisco, de los cuales
$ 439,600 son destinados a cañones, emplazamientos i
carros; $ 459,955 para minas defensivas submarinos;
$ 334,952 para una estacion central jeneradora de fuerza;
$ 193,064 para una estacion jeneradora de fuerza de reserva;
$ 198,000 para reflectores; $ 19,680 para modernizar anti-
guos emplazamientos; i $ 1,473,991 para "control del fuego".
Costará $ 1.473,991 instalar un sistema completo de comu-
nicaciones realmente en San Francisco, i es un hecho signifi-
cativo que esta instalacion; para el "control del fuego" será
la única recomendada al Congreso este año, porque no hai
hombres utilizables para encargarse de otras, si fueran insta-
ladas. I, de pasada, puede notarse que para los Fuertes
Mason i Mac-Dowell en San Francisco, no hai hombres del
todo utilizables.
— 137 —
Portland es otra plaza de importancia en la costa del
Pacífico. Los Fuertes Columbia,, Stevens i Canby defienden
Columbia River. Se necesitarían sesenta i siete oficiales i 1446
hombres para guarnecer adecuadamente esas defensas. Diez
oficiales 1246 hombres son utilizables. El Consejo Nacional
estima que $ 1.041,382 son necesarios para completar estas
defensas; pero a la fecha no hai resolucion del Congreso,
siéndole siempre pedido destine siquiera algo para este
objeto, en tanto que diez oficiales i 240 hombres, hacen el
trabajo de sesenta i siete oficiales i 1,446 hombres, i los
hombres enrolados $ 13 o $ 18 mensuales llenaran puestos
como injenieros, artificieros, jefes de piezas, electricistas,
observadores, apuntadores, etc.! Seattle, Zacoma i Olympia,
Whas., son ciudades importantes en las costas del Pacífico.
I, ¿como se ha dotado de defensas su costa? Puget Sound,
está defendido por los Fuertes Worden.Csey i Flager. Estos
fuertes, son manejados por la magnífica guarnicion de 27
oficiales i 902 hombres, donde ahora se necesitan 129 oficiales
i 3,180 hombres ¡Esto establecido, hai solamente un oficial
para treinta i dos hombres siendo que la proporcion deberia
ser un oficial para veinticuatro hombres. Los planes de
defensa, de la costa, exijen elaborar un sistema de defensas
para Puget Sound. Un gasto de $ 5.519,349 se estima nece-
sario para completarlas. De esta suma, solamente son
$ 3.413,600 para los nuevos fuertes, incluyendo cañones i
carros. Pero en la situacion actual, Puget Sound, no ganará
nada. Autorizadamente, puede sentarse que el Comité de
Adquisiciones del Senado, ha tomado el partido de que,
miéntras no haya la dotacion suficiente de hombres para el
cuidado de los cañones i maquinarias actualmente en posicion,
no es útil adquirir los costosos cañones i maquinarias adi-
cionales.

Por la traduccion.
H. Espíndola,
Capitan, alumno de la Academia de Guerra.
2 Capítulos de El Oficial Educador
(Conclusion)

LA ACCION INTELECTUAL I SU DOBLE FORMA

1.° Las pláticas familiares con el soldado; i


2.° Las conferencias en el rejimiento.

He dicho, señores, que la accion del oficial educador debe


ser doble: moral e intelectual.
Subordinada, segun mi opinion, a la accion moral, que
juzgo mas importante, todavia, la accion intelectual no es por
ésto de descuidar. Miro la segunda como el complemento
necesario de la primera. I es la union armoniosa de estas
dos acciones combinadas, concurriendo con un celo igual al
mismo resultado, lo que sólamente dará a la funcion cuyos
caractéres pretendo determinar, la verdadera utilidad social
que no creo quimérico atribuirle.
Para esta accion intelectual, como para la accion moral,
el instrumento os será proporcionado por las pláticas de que
os he hablado: sencillas, familiares, cordiales—i hechas mas
frecueptemente entre oficiales i soldados. Las creo tan pro-
pias para formar la intelijencia como el corazon de vuestros
subordinados. Muchas nociones útiles podrán ser fácilmente
trasmitidas por vosotros a sus espíritus en el curso de esas
— 140 —
pláticas, por poco qué os querais tomar la molestia de
recordar i de aplicar el precepto ya citado de uno de los vues-
tros, el capitan Mahon, de artillería, quien, en "Pingot i yo"
dice excelentemente: "Todo hombre culto tiene su deber
intelectual". Este deber le prohibe acaparar los conoci-
mientos para no hacer nada con ellos; él impone a cada uno
una labor de enseñanza proporcionada a la estension de su
cultura".
Vosotros soi privilejiados de la instruccion. No tengais
vanidad por este hecho. Aprovechad al contrario, con mo-
destia, de las ventajas que él os confiere. Seria una estraña
ilusion creer mas lejítimo vuestro previlejio, que lo que eran
en otro tiempo los de la nobleza, a los ojos de la razon i de la
equidad. Vosotros constituís una aristocracia nueva, fundada
sobre el derecho del saber, como la otra lo estaba sobre el
derecho del nacimiento. Pero una aristocracia no es lejítima
ni respetable, ni merece durar sino cuando, consciente de loa
grandes deberes que les corresponden, justifica su privilejio
por servicios incesantemente prestados a la comunidad.
Si la aristocracia francesa ha precidido—i perecido con
justicia—es porque, hacia el fin del antiguo réjimen, ella habia
dejado de prestarlos i ya no compensaba mas, por su utilidad
social, el peso demasiado grande con que gravitaba sobre la
nacion. Si la aristocracia inglesa, al contrario, ha durado,—
i durado con justicia—es porque los presta siempre. El cuerpo
social de que forma parte, no tiene, pues, nada que eliminar,
porque, en lugar de desempeñar un rol de parásito, ella llena
una mision de la cual la colectividad inglesa saca partido en
fuerza, honra i provecho.
Hijos, como sois la mayor parte, de la burguesía, vosotros
os habéis "dado la molestia de nacer", i casi al mismo
tiempo, delante de vosotros se ha abierto por sí misma la
puerta del tesoro de la ciencia redentora. Se os ha dicho:—
"Entrad i tomad; este ahorro del espíritu humano es vuestro;
tomad de él todo cuanto podais llevar sobre vosotros"
Este es, señores, un favor insigne, un favor enorme que la
vida os ha hecho por puro capricho—porque nada aseguraba
entónces que erais dignos de el—; i que ella rehusa no menos
arbitrariamente a otros, cuya intelijencia, cultivada, puede
ser que fuese igual o sobrepasara a la vuestra; j i r o a los
cuales la dura pobreza acechó i secuestró desde su entrada en
este mundo. Demostraos, pues, reconocidos por este favor,
invitando a compartir el bien inestimable que habéis reci-
,bido, a esos desheredados, a esos proletarios del espíritu, a
quienes nada o casi nada ha tocado de este bien; i de los
cuales un gran número seguramente, lo merecen t a n t o como
— 141 —
Tosotros i hubiesen hecho tan buen uso de él como vosotros
mismos. Si vuestros corazones estan, como no quiero dudar-
lo, abiertos al sentimiento de la justicia i de la solidaridad
humana, me aprobareis que emplee con vosotros este len-
guaje amistoso i rudo. Se despertará en vosotros el jeneroso
deseo de reparar, en provecho de hermanos ménos felices, la
desigualdad social con que os habeis beneficiado. I la contri-
bucion de diezmo de su saber—que reclamo al oficial instruido,
en favor del soldado ignorante,—no os parecerá sino el pago
de una deuda hácia la vida, contraída al nacer por el primero
de estos dos hombres.

II
Pero, se me dirá, ¿cuáles podrán ser los temas de esas
pláticas, en los cuales pretendeis que vuestro oficial educador
encontrará la ocasion de deslizar una multitud de conoci-
mientos útiles en el espíritu de sus inferiores?
No os será necesario ir a buscar demasiado léjos esos te-
mas, porque la vida de cada dia se encargaría de ofrecéroslos
abundantes i variados, con la condicion, sin embargo, de que
vuestro espíritu vijile, i no los deje escapar cuando pasen
delante de él.
Un trozo de este pan—no mui tierno, se dice,—un vaso
de ese vino que el Estado distribuye con una sabia parsimonia
a los soldados; una caja de conservas exijida como refuerzo
por el rancho corriente de la compañia; el canal que se cruza
i que conduce las pesadas embarcaciones, cargadas de hulla
hasta la borda; el bosque que se atraviesa i cuyos árboles,
cortados por el leñador, son acarreados por los grandes
bueyes lentos al aserradero vecino, donde los troncos serán
cortados en tablas; la montaña, donde se desliza entre las
yerbas la cinta de plata de los torrentes, cuya impetuosidad
disciplinada moverá las máquinas—esclavas que han resca-
tado a su amo, el hombre, de sus trabajos mas rudos; el mar
que sé divisa desde lo alto de la ribera escarpada; con los
barcos que navegan hácia los cuatro ámbitos del mundo, i
cuyas blancas velas, desplegadas como alas, o cuya larga
cabellera de humo, arrastrándose detras de ellos sobre las
olas, evoca la imájen de los paises de ensueño, misteriosos i
lejanos a donde van; una tempestad que se forma, un trueno
que retumba, el receptáculo flotante de las nubes, que re-
vienta, i por los arroyos, los esteros, los rios restituye al
inmenso Océano el agua que fecunda la tierra: innumerables
son, señores, los objetos que podrán servir de pasaporte a
vuestra accion intelectual. I cuántas cosas interesantes que
— 142 —
decir sobre cada uno de ellos, si vosotros sabeis abarcarlos,
esprimiéndoles todo el jugo que contengan! Estraer esa sávia,
nutriendo con ella los espíritus de vuestros hombres, es una
operacion delicada, lo reconozco; pero la cual será, al mismo
tiempo que la dificultad, el encanto de vuestra funcion de
educadores. Un trozo de pan o de carbon, un vaso de vino,
un árbol, una montaña, un torrente, el mar, un buque a
vapor, una borrasca: no veis todo lo que hai, en cada uno
de los objetos que designan estas palabras, de hechos que
iluminar, de ideas que desenvolver—el maná, en fin, el bien-
hechor maná de conocimientos por difundir, que aquellos os
suministrarán?
—¡Qué! pensareis quizas, tambien una caja de sardinas!
I os sonreireis. Sonreíd, señores. Rabelais enseña que
la alegría es cosa sana, i Rabelais tiene razon. Pero yo no
me retracto: es todo un mundo lo qu'e contiene esa caja, que
probablemente no creeríais tan llena. Juzgad mas bien:
1.° Las costumbres de los peces. I os hago notar que
son—las de la sardina en particular, animal estravagante i
fantástico—mui curiosas;
2.° La vida de los pescadores.—Ahora bien, yo la en-
cuentro en esta caja. Encuentro en ella asimismo los admi-
rables versos de Víctor Hugo, "Les Pauvres Gens", de los
cuales será mui oportuno citar algunos al hablar de los
pescadores;
3.° El aceite. I de este aceite, veo surjir el olivo; i con el
olivo la Provenza, la Grecia, Marsella, Fócida, el Medite-
rráneo; un poco de jeografía pintoresca no fastidiará del todo
al vuestros hombres i les enseñará muchas cosas que ignoran.
4.° El plomo i el estaño: excelente ocasion de esponerles
un resúmen de química elemental sobre los metales, las alea-
ciones las minas, etc. ¿Tenia yo razon al deciros que esa caja.
de conservas encierra una enciclopedia?

De objetos como los que acabo de enumerar, como de mil


otros análogos cuya lista seria demasiado larga para tra-
zarla, os apoderareis a medida que se presenten. Los guar-
dareis en reserva en un rincon de vuestra memoria, donde los
encontrareis en el momento requerido, es decir en la primera
ocasion que se os ofrezca de conversar con vuestros hombres.
Provocareis amistosamente a vuestros valientes muchachos
a cambiar algunas reflecciones con vosotros sobre esos temas
tan sencillos. Vosotros les preguntareis lo que ellos piensan,
lo que ellos saben de esto, de aquello—i les direis lo que pensais-
— 143 —
lo que sabeis vosotros mismos de las mismas cosas. Es un gran
arte el arte de interrogar. Sócrates sobresalia en él. Desen-
volvía como nadie las bandas que fajan la momia, quiero
decir que él sabía maravillosamente ayudar un pensamiento
oscuro a formar conciencia de sí mismo, a despertarse al con-
tacto de las ideas. Aprended poco a poco este arte. Quien lo
posea no tiene gran cosa que hacer para convertirse en un
buen educador.
En cuanto a las esplicaciones que sereis arrastrado a pro-
curar, despues de haber interrogado, deberán ser mui claras i
—este punto es esencial—absolutamente desprovistas de todo
aparato dogmático, como de todo rebuscamiento en la es-
presion: lo que no quiere decir absolutamente que os prohiba
hablar bien, si teneis este don, siempre que esto sea con
sencillez. Porque es a franceses a quienes os dirijireis; i todo
frances, así mismo el de cultura apénas rudimentaria, es
sensible al encanto de una palabra elegante, fácil i clara. La
solemnidad dogmática i las espresiones rebuscadas, serian
precisamente contraproducentes para el caso, alarmando
a vuestros oyentes.
En efecto, la curiosidad de los espíritus sencillos vive
como avergonzada de sí misma. Por una nadería se espanta i
desalienta. Si teneis la habilidad de satisfacerla sin intimidarla
si os aplicais a disimular, en vez de ostentarla torpemente; la
inmensa superioridad de vuestra cultura, si vuestro saber se
hace, como conviene, modesto para hablar a los humildes,
esta curiosidad vacilante i temerosa, como es la suya, volve-
rá a tener confianza, se atreverá poco a poco a espresar los
deseos de conocer i de aprender que lo atormentan sordamente.
Ella hablará, interrogará a su turno, os dirijirá los cómo i
los porqué del niño. Tendreis en ella un auxiliar precioso.
¡Guardaos, pues, mucho de poner en fuga esa aliada!

III

La accion intelectual podrá ejercerse todavia por medio


de conferencias i estas conferencias, constituyendo una espe-
cie de enseñanza post-escolar en el Tejimiento, serán de una
utilidad mui apreciable para jóvenes que, en su mayor parte
en materia de instruccion, no han recibido ninguna otra desde
que abandonaron la escuela primaria.
Es cosa triste ver un campo que queda en barbecho:
invensiblemente se piensa en la mies que habia podido produ-
cir i que tal vez yace allí sepultada con las potencias inutiliza-
— 144 —
das de ese suelo cuya fertilidad es estéril. Pero ¿cuánto mas
triste todavía el espectáculo que ofrecen esas intelijencias, a
las cuales se ha concedido un principio de. cultura, i que, brus-
camente privadas de toda disciplina, pernianecen abandona-
dos a sí mismos? ÍSobre estos terrenos es lá mala yerba la que
brota mas fácilmente. La instruccion ciertamente que es un
beneficio, pero el beneficio es proporcional a la suma de ins-
truccion concedida. Es un problema determinar si una ins-
truccion puramete rudimentaria posee las virtudes que atri-
buimos con razon a esta palabra instruccion, cuando se aplica
a una cultura, si no refinada, al ménos ya bastante desarro-
llada, para que aquel que la ha recibido haya podido benefi-
ciarse en una cierta medida por la accion moralizadora del
saber.
La gran cuestion para un pueblo no es—como parece
creerse hoi dia—contar demasiados hombres que sepan leer
Un hombre que sepa leer no es por esto un ciudadano. ¿Qué
me importa que se haya enseñado a leer a millones de france-
ses, si ellos no se sirven de la instruccion maravillosa puesta
en sus manos, sino para embrutecerse i desmoralizarse a
gusto, envenenando sus espíritus con estúpidas i perniciosas
lecturas? Lo que se necesita es tener bastantes hombres que
desde el humil de grado de instruccion a que la escuela pri-
maria les haya hecho subir, esten, tan pronto como lo han
alcanzado, deseosos de elevarse un grado más, i despues otro
grado todavia en el saber. Lo que se necesita es que no haya
detencion brusca i definitiva, sino ascension continua en la
montaña hacia la luz—la cual está en la" cumbre solamente.
Entonces, la instruccion podrá, por fin, mantener las mag-
níficas promesas que hoi dia son, no solamente prematuras
sino que—es necesario decirlo—en gran parte engañosa, puesto
que el progreso del espíritu público, que ella debería procurar
no está de ningun modo en relacion con la enormidad del
esfuerzo hecho por el país en obsequio al desarrollo de la
educacion nacional.
La causa de este doloroso error la conoceis al presente:
ella reside parte en ese vicio capital de nuestro sistema de ense-
ñanza. Es mui injusto que se impute a la instruccion misma.
Si nuestras costumbres políticas, son violentas i brutales; si
la intolerancia reina; si la bajeza creciente del gusto público se
manifiesta por tantos rasgos que aflijen, la instruccion nada
tiene que ver en esto.
Está pronta a justificar todo el bien que de ella piensan
los hombres, entre los cuales yo soi quien, en lugar de pro-
clamar su bancarrota, se obstina, a pesar de todo, en tener
ié en su virtud. Pero que se facilite su tarea; que se la ayude!
— 145 —
Que no se le pida dar hombres, ciudadanos, mientras se le
quite las criaturas, que le han sido dadas, ántes que ella haya
podido hacerles tomar el gusto por su leche!, Pienso que he
dicho bastante sobre tan grave cuestion,, para que compren-
dais que, sí la obra excelente esbozada en la escuela i funesta-
mente interrumpida cada año por millares de jóvenes franceses
antes que se haya podido dar sus frutos, es vuelta a tomar i
continuada en "el Tejimiento, un remedio sencillo i eficaz se
habrá aplicado con esto mismo al mal que sufrimos.

Las conferencias servirán pues, aparte de las pláticas'


familiares i frecuentes de que he hablado, para administrar ese
remedio. Los jóvenes franceses ingresados al Tejimiento—i por
él pasan casi todos—saldrán con un bagaje de conocimientos
incrementado, i deberán asi al servicio .militar un aumento de-
valor no solamente moral sino intelectual. Notad, os lo ruego,
que la operacion se salda con una ganancia positiva para el
pais.
Pero hé aquí que, delante de este hermoso sueño—empleo
esta palabra para dar gusto a los adversarios de mis ideas
que no dejaran de aplicársela—una objesion se opone. 1 como
no se tiene, pronto hará doce años, el honor de ser profesor
en una escuela militar sin haber aprendido, que la ofensiva
está recomendada, voi pues directamente a esta objecion,
como he hecho antes contra otras que se han cruzado ante-
riormente en mi camino.
No se dejará de decirme:—"El oficial no ha sido hecho
para esta labor que se exije de él". El oficial—institutor, el
cuartel-escuela, pura quimera!"
Prevista por el jeneral Lyautey, por el capitan Mahon,
esta objecion fácil, ha sido vigorosamente refutada por ellos.
Replicaré a mi turno.
Haré notar desde luego que no he pretendido absoluta-
mente que esas conferencias debiesen ser exijibles a los oficiales.
Lo que pretendo, sencillamente, es que ellas son una cosa
buena i útil en sí—cosa en la cual no es malo que el oficial
piense, se prepare i ensaye,, libre de no continuar si le es
demostrado, despues de pruebas hechas lealmente, que le
faltan las dotes necesarias. Sólo deberá dedicarse a la prác-
tica de estas conferencias aquel que esté seguro, de ser escu-
chado i acompañado por su auditorio, de conseguir lo que se
desea, en una palabra. Porque importa a la autoridad moral
del oficial sobre sus soldados, que no aparezca delante de ellos
con ese aire, desplanado, vacilante e intimidado, que acom-
— 146 —
paña casi siempre, en el hombre obligado a hablar ante un
auditorio un poco numeroso, la ineptitud para hablar en
público. Tan útiles como pueden ser esas conferencias, esta
utilidad no sabría compensar la pérdida de una mínima par-
tícula del prestijio del oficial a los ojos de sus subordinados.

Lejos de mí, pues, la intencion de esponer la autoridad


moral del jefe a pruebas de las cuales podría salir aminorada.
Esta autoridad la quiero, al contrario,mtacta, incontrastable,
porque la considero, mejor que los castigos, como el funda-
mento i la salvaguardia de la disciplina. Lejos de mí, igual-
mente, esta opinion un poco primitiva de que, para tener un
buen Ejército, es necesario hacer oir a los soldados dema-
siadas conferencias. Pienso que la instruccion es un gran
bien, mas de ningun modo soi su fetiquista; "Ciencia sin con-
ciencia no es sino ruina del alma, ha dicho Éabelais, i siempre
lie admirado bastante la profundidad i la exactitud de este
pensamiento.
Excelentes oficiales, mui abnegados en sus deberes profe-
sionales, podrán no tener ningun gusto por esta forma de
acción intelectual, i no creer en la utilidad de esas conferencias:
es su derecho e importa que ese derecho sea respetado.
Esto dicho, constató que otros oficiales son, sobre este
punto, de un parecer del todo diferente. Tal es el capitán de
fragata Leconte de Rouyon, que no ha creido perder su
tiempo ni el de sus marineros disertándose, en 1897, a la
tripulacion del Almirante Charner de los deberes recíprocos
de los subordinados i de los superiores; i me permito felici-
tarlo, de pasada, por haber tenido la idea de recojer i publicar
esas conferencias, de una elevacion de pensamientos tan bella.
Tales son los señores teniente Welteri capitán Pilliard, del 89P
Tejimiento de infantería, a quienes se persuadirá difícilmente,
lo imajino, que hacen una labor inútil, al hablar como lo han
hecho recientemente, del Transvaal, del Valor moral, del Al-
coholismo, a los asistentes a ese Hogar del Soldado de París,
fundado en 1893 por una mujer de gran corazon, una mui
buena francesa, Mme Luis Germond, que tiene derecho a la
gratitud i al respeto de quien quiera que ame al Ejército de
otra suerte que de palabra. Tales, en fin, ese otro oficial,
el capitan Demongeot, del 128° de línea—autor de un libro
lleno de ideas independientes i jenerosas, "Ciudadano i Sol-
dado"— que, en 1900, en el Congreso de la Educación Social
pedia que se hicieran a los soldados conferencias por sus
jefes. "La educacion del cuartel", deeia él, "debe concurrir a
— 147 —
la formacion del hombre i del ciudadano; el Ejército, necesario,
debe encontrar en sí mismo el correctivo del mal que hace
fatalmente".
Con este serio i vigoroso pensamiento, que recomiendo a
vuestras meditaciones, henos aquí lejos del arranque, de una
lijereza un poco egoísta, que Art Roe (el capitan Mahori) pone
en boca de un oficial, respondiendo a un cantarada que
acaba de espresar delante de él la idea de que su profesion es
un apostolado:
"Todo eso es mui bonito, pero ademas es irrealizable; i
después, eso hace perder demasiado tiempo!"
Si fuese cuestion de imponer esas conferencias a los
oficiales, yo comprendería que se reprochara a ese proyecto de
tender a transformar el oficial en institutor. Ahora bien, las
tareas que oficial e institutor tienen que llenar son distintas,
i seria una torpe necedad querer confundirlas. Pero desear
sencillamente que el oficial trabaje, si él siente gusto por esta
labor, por impedir que el fruto de la obra empezada por el
institutor se pierda totalmente,—no es injertar en su mision,
que es ante todo militar i que debe permanecer tal, una
funcion parásita, destinada a perjudicar el buen cumplimiento
de la otra.
I todos los epigramas del mundo, todas las humoradas
del jénero de la que acabo de citaros de Art Roe, impedirán
que el mismo subteniente, teniente o capitan puedan sobre-
salir en la direccion netamente militar de sus reclutas i, si el
corazon se lo dicta, manifestarse de vez en cuando a esos
animosos muchachos bajo un aspecto por el cual os aseguro
que su prestijio no tendrá que sufrir en lo menor; el aspecto
de un hombre instruido, culto, de un "sabio", como ellos
dirán, i de un sabio sin soberbia, al cual agradecerán en lo
hondo de sus corazones por haber sido tan jeneroso de su
saber para sus ignorancias. No es nada temerario afirmar
que el jefe se aprovechará de todo lo que el hombre habrá
ganado así en la reconocida consideracion de sus soldados.

En resúmen, hai tres grados, a mis ojos, en la funcion


educadora del oficial:
1.° La accion moral, que considero como una obligacion
estricta de su profesion—obligacion de un caráter tan impe-
rioso que no conozco razones que pudiese alegar lejítima-
mente para sustraerse a ella;
2.° La accion intelectual por medio de pláticas familiares
i frecuentes, de las cuales estimo que no puede dispensarse
— 148 —
sin faltar a un deber: deber ménos imperioso que el primero,
pero que, un oficial amante de su profesion i cuidadoso de
desempeñarlo honradamente, deberá tenerlo mui seriamente
en cuenta;
3.° La accion intelectual por medio de conferencias, la
cual debe permanecer espresamente facultativa. I no puedo
dejar de declarar que encontraría absurdo i vejatorio un re-
glamento que prescribiera estas conferencias indistintamente
a todos los oficiales.
Casi tan sensible como un reglamento semejante, me
parecería una nueva doctrina que tendiera a establecer i que
repartiera, bajo el punto de vista del mérito profesional, i
por consecuencia de los ascensos, los oficiales en dos cate-
gorías: oficiales conferencistas i no—conferencistas. Estimo
que el oficial mas escrupuloso puede, sin la menor inquietud
de conciencia, escusarse de recurrir a este modo particular de
la accion intelectual, por la razon fácil i perentoria que éste
exije una aptitud que todo el mundo no está en situacion de
poseer.
Si no os sentis en posesion de esta actitud; si sencillamente,
estais respecto a estas conferencias en una predisposision de
ánimo irónico i falto de gusto, guardaos de hacerlas! Les
haréis mucho mal en uno u otro caso. Yo mismo no sé si,
para conseguir éxito, la fé no es todavía mas necesaria que
una cierta Facilidad de elocucion.
El mal humor i el escepticismo no han creado nunca nada.
I es a una obra de creacion a la que os invito.
V
¿Los soldados estarán obligados a asistir a estas confe-
rencias? El réjimen de la libertad absoluta—para el soldado
de asistir a ellas, como para el oficial de nacerlas—parece
atrayente a primera vista. Por mas aficion personal que yo
sienta de ordinario por las soluciones liberales, no creo, sin
embargo, que la asistencia a las conferencias pueda dejarse
facultativa.
No me parece admisible que, cuando un oficial haya em-
pleado tiempo de sus descansos para preparar una de esas
conferencias, sus hombres sean libres de acudir o no a escu-
charle. Esta libertad acordada, implicaría para ellos el
derecho dé irse cuando les pareciera de hacer ruido en la sala
al entrar o al salir: cosas todas no solamente molestas para
el conferencista, sino que poco compatibles con el respeto
debido por ajentes militares al jefe que ha consentido benevo-
lamente, sólo en interés de éstos, sin que nadie lo obligue, sin
— 149 —
que nada lo recompense, en asumir la tarea suplementaria
que desempeña, buscando instruirlos. De aquí deduzco que
los soldados serán apremiados a seguir las conferencias.
Es cosa, deplorable que un coronel pueda ser, como el de
una guarnicion próxima a Paris, obligado a estampar en la
orden de su Tejimiento una advertencia como esta:—"La
conferencia de anoche no pudo tener lugar por falta de audi-
torio. De-hoi en adelante, aun cuando dichas conferencias
continuen siendo facultativas, cuando ellas no reunan un
número de hombres suficiente, la compañía entera quedará
arrestada el sábado siguiente". Notad que ese coronel fué
obligado a recurrir a un subterfujio para hacer obligatoria
la presencia de los soldados en las conferencias hechas en su
rejimiento. Seria mas sencillo establecer que los soldados estan
obligados a asistir.
Todavia me apresuro a agregar que me parecería deseable
i así mismo esencial, que no fuesen para ellos como para los
oficiales una lata (*).. La condicion misma de su utilidad es
que sean atrayentes, que constituyan un verdadero recreo
para aquellos a quienes estan destinadas. ¿Como obtener
este resultado? La receta es mui sencilla. Bastará para
ello:
1.° No multiplicar desmedidamente esas conferencias;
2.° No confiar, como lo he dicho, la tarea de hacerlas,
sino a los oficiales que tengan a la. vez gusto i aptitudes por
este modo de accion intelectual;
3.° Vijilar con cuidado la eleccion de los temas, que no
deben por ningun motivo ser áridos o abstractos;
4.° Procurar que sea dado a estas conferencias un ca-
rácter mui marcado de "lecciones de cosas", como se dice en
las escuelas. (**)
Corresponderá a los coroneles i tenientes-coroneles, asis-
tidos por los jefes de batallon o de escuadron, asegurarse si
se han satisfecho esas cuatro condiciones de éxito de las con-
ferencias. Esta alta direccion me parece ser precisamente la
parte que conviene a esos oficiales superiores en la accion
intelectual ejercida en e1 réjimiento sobre el soldado.

(*) Corvée lo que se hace a disgusto i sin provecho.


(**) Encuentro en un número de diario la informacion siguiente: "Ayer,
en el muelle del Louvre, en presencia de una multitud de curiosos atraidos,
una compañía del 104 de linea, conducida por su Capitan, bajó a visitar las
cloacas de la Capital."—Esplicar en su mismo sitio el funcionamiento de uno
de sus órganos esenciales de una gran ciudad; hé aquí una exelente "leccion,
de cosas" a la cuál los soldados se habían guardado bien de faltar.—Nota,
del autor).
— 150 —
Determinacion del número de esas conferencias, eleccion
de los temas i de los conferencistas, supervijilancia ejercida
sobre la ejecucion misma de las conferencias; todo esto encua-
dra bien dentro del rol del coronel, jefe de cuerpo, pensamiento
directo del rejimiento. Él tiene evidentemente, un método que
encontrar, una organizacion que crear, para que este nuevo
servicio dé los buenos resultados que se tiene el derecho de
esperar. Esta organizacion la concibo como tal en sus gran-
des líneas:
Io Alta direccion de las conferencias: al coronel, asistido
por los oficiales superiores del rejimiento;
2. Ejecucion de esas conferencias: mas particularmente
a los oficiales subalternos, subtenientes, tenientes, capitanes,
lo que no impedirá, por supuesto, a tal oficial superior, que
deseara dar el buen ejemplo, tomar él tambien la palabra;
3.° Conferencias espresamente facultativas para el oficial;
4.° Presencia a las conferencias obligatoria para el
soldado.
Se podrá discutir tal o cual de los artículos de este pequeño
proyecto de organizacion de las conferencias en el rejimiento.
Me inclinaré modestamente si se me prueba que estoi equivo-
cado. Pero hai un punto sobre el cual me mostraría ménos
accequible. Creo firmemente que estas conferencias pueden
interesar al soldado, que se puede obtener, en ciertas con-
diciones que he indicado, que sean para él mismo una dis-
traccion que le agrade vivamente. Acabo de hablaros de un
rejimiento en que cierta conferencia no pudo verificarse por
falta de auditorio. No se dejará de deducir que la prueba está
hecha i que el principio mismo de las conferencias en el reji-
miento está ya juzgado. Este no es absolutamente mi parecer, i
protesto enérjicamente contra esta condenacion sumaria.
Estoi convencido que la ausencia del auditorio a la conferencia
en cuestion, se esplica por razones que no debilitan en nada la
opinion que acabo de espresar. Yo apostaría: o que el tema
anunciaba, por su aridez misma, una sesion fastidiosa, cuya
amenaza puso en fuga al auditorio que un tema mejor elejido
habría atraído;—o que los soldados que no han juzgado opor-
tuno acudir ese día tenían una razon cualquiera para enfu-
rruñarse con el oficial que debia tomar la palabra delante de
ellos, i que han atrapado con una prontitud de pilluelos mali-
ciosos la ocasion de hacer contra él, sin peligros para ellos
mismos, una pequeña manifestacion de desagrado;—o, en fin,
que ellos conocían quizás, por haberlo ya oído, al conferencista
como un orador desprovisto del don de interesar e inhábil en
el arte de tratar los temas al alcance de sus oyentes.
— 151 —
Estad seguros que una a lo menos de estas tres causas de-
fracaso ha determinado el incidente, que, en otras condiciones
no se habría producido. Si el tema i el conferencista hubiesen
sido bien elejidos, si los hombres, imprudentemente dejados
libres de asistir a estos ejercicios, o de faltar a ellos,, no hu-
biesen tenido cualquiera razon particular para hacer una
jugarreta a, uno de sus oficiales—la conferencia habría tenido
lugar delante de un auditorio suficiente i habría tenido éxito.
Deduzcamos de este pequeño hecho las enseñanzas que él
trae. Encuentro tres, precisamente confirmativas de las ideas-
que he enunciado respecto a estas conferencias. La primera
es que conviene hacerlas obligatorias para el soldado. "La
Segunda es que el interes de que deben revestirse está íntima-
mente ligado a la eleccion, juiciosamente hecha, del i de aquel
que lo tratará. La tercera, que todo tema árido, abstracto,
debe ser proscrito rigurosamente en provecho de temas atra-
yentes que contengan en su simple enunciado la promesa de-
un momento que pasar para quien oiga su desarrollo.
La idea pura tiene algo deaustero que puede ser ladelicia
de los espíritus muí cultos, pero que desconcierta, al contrario
e impacienta a los espíritus rústicos i sencillos. ¿Quereis fijar
la voluble atencion de esos espíritus? Comenzad por materia-
lizar la idea, si puedo decirlo, presentándola no en su desnu-
dez—que ellos no sabrían gustar mejor que la de un hermoso
mármol griego ó romano—pero revestida i ataviada, aunque
fuese de adornos que vuestro gusto encontrara un tanto
groseros; presentadla a ellos, en una palabra, bajo un
aspecto fácil de percibir por los sentidos—los cuales se encar-
garán de trasmitirla a la intelijencia. La, "leccion de cosas" que
nuestra pedagojía emplea hoi con tanta razon i éxito, no es
sino la aplicacion juiciosa al cultivo de los espíritus juveniles
de una observacion de la psicolojía antigua: "nada entra al
dominio de la intelijencia que no haya pasado antes por el
de los sentidos.
Será pues, mui útil que las conferencias hechas a los sol-
dados por los oficiales sean acompañadas de imájenes, de
cuadros murales, de proyecciones. Hai en ciertos Tejimientos
un break destinado al servicio de los oficiales. No veo por qué
cada Tejimiento no seria poseedor de un pequeño material
destinado a hacer las conferencias interesantes como sesiones
de linterna májica para esos niños grandes que son los. sol-
dados. La adquisicion de estos materiales no sería ruinosa, i
el placer sano que ella procuraría a los soldados, la economía
de infames "aperitivos", que ella le ayudaría a realizar, com-
pensarían con largueza el gasto.
— 152 —
VI
Que se me pregunte cuáles podrán ser las materias de
estas conferencias, i responderé que basta un poco de reflec-
cion para descubrir que los temas son verdaderamente innu-
merables. En el programa de que he hablado anteriormente,
he indicado algunos, agrupados bajo cuatro rubros prin-
cipales: temas militares i patrióticos; temas cívicos; temas
económicos; temas morales. Hai en esta nueva enumeracion
con qué atender a las conferencias de varios años de un oficial;
i esta tan lejos de mi la pretension de haber agotado la ma-
teria, que me parece que apenas la he desflorado. Los temas
pueden ser suministrados en gran número por la industria o
el comercio—segun la rejion, segun la ciudad donde el reji-
miento está de guarnicion.—La agricultura, la hijiene
agregan un contijente importante al de la industria i el
comercio. ¿Se me objetará que es estraño pedir a un oficial
una conferencia sobre un asunto suministrado por la agricul-
tura o la hijiene? Yo respondería que no es del todo necesario
haber pasado por el Instituto Agronómico o la Escuela de
Medicina para esponer en términos jenerales los métodos
nuevos de agricultura o los principios de la hijiene usual.
Basta para ésto un espíritu abierto, no hipnotizado por la
contemplacion de un punto único del horizonte intelectual.
¿Se insiste en sostener que un oficial no es capaz de hablar
competentemente, previa preparacion suficiente, de los abonos
químicos o de la profilaxia de la fiebre tifoidea? Bien quiero
no insistir, puesto que no estoi del todo convencido de esta
incapacidad, que la encuentro ofensiva para aquel a quien
se supone le afecta. Pero si estas materias no pueden ser
tratadas por el oficial, que otros, que especialistas las traten,
pues, en su lugar i que nuestros soldados no sean privados,
bajo un mal pretesto, de todo provecho que puedan obtener
de conocimientos cuya utilidad, pienso, no será objetada por
nadie! No falta en Francia institutores, profesores de colejio o
de liceos, agricultores instruidos, ni médicos que aceptarían
con alegría, si se les quisiera invitar, para asistir de cuando en
cuando al oficial en su preceptorado intelectual sobre el
soldado.
Se bien que esta colaboración del civil i del militar—aun-
que tenga en vista el bien jeneral;—que esta- introduccion
del "cucalon" (?*) en los asuntos del Tejimiento, levantará
protestas. Hai ajentes que, leyendo la proposicion que acabo

(?*) "Pekín" en el orijinal frances.


— 153 —
de enunciar, sentirán temblar sobre su base la "ciudadela
cerrada en el seno de la nacion''-i esclamaran que el "espíritu
militar" no sabría resistir este golpe. No lo creais, señores,
i dejad lamentarse a la fila de los hijos llorosos de Jeremías,
como es su oficio hacerlo desde hace siglos, al contemplar
toda piedra que se disgrega i que cae de la vieja muralla
sacrosanta de las tradiciones, sobre la cual montan obsti-
nadamente la guardia, sin querer comprender que es preciso
resignarse a las ruinas que acarrea el tiempo i trabajar
con éste en las renovaciones que él exije. Aparentemente,
no hai ' un hombre sospechoso de tramar la destruccion
del espíritu militar, como el coronel comandante del 93° reji-
miento de infantería, en la Roche—sur—Yon.—I bien, o.tengo
el gusto de haceros conocer que este oficial superior no ha
vacilado en organizar recientemente; con el concurso del
profesor departamental de agricultura, conferencias a los
soldados de su rejimiento sobre los nuevos métodos de
cultivo. I esos soldados, hijos de agricultores en su mayor
parte, han quedado encantados de esas conferencias, hechas
intelijentemente, no en una sala de cuartel, sino durante una
marcha, en el terreno, en pleno campo, con el ejemplar mismo
de trébol, de alfalfa, de trigo o de betarraga bajos los ojos.
I ellos han encontrado, los valientes "pioupious", que esta
jornada era menos monótona talvez que de ordinario, que
seria una cosa admirable tener de cuando en cuando otras
semejantes a aquella, en las que se iría a respirar el buen olor
de las compañías familiares, donde la teoría, la maniobra
tendrían tregua por un momento, donde se les enseñaría a
ellos, campesinos de ayer i campesinos de mañana, no sóla-
mente a defender el territorio sagrado de la patria con el
fucil, el cañon o el sable, sino a dar valor al campo patri-
monial, a hacerlo producir diez veces mas de lo que nunca
dió, menos sabiamente cultivado. El prestijio de los oficiales
no ha sido destruido a los ojos de esos soldados, porque
era un hombre de "jaquette" quien les enseñaba todas estas
bellas i buenas cosas. Hai todavía disciplina, señores, en el 93º
de línea, creedlo! I hai en él jóvenes franceses, sometidos sin
que se les haya consultado a la mui dura lei del servicio
militar obligatorio, que saben que se pueden aprender en el
rejimiento cosas que mas tarde se está bien contento de-
conocer i que, sin él, se habría ignorado desgraciadamente.

La medicina usual, los viajes, las esploraciones, la vida


colonial, os suministraran tambien asuntos perfectamente
— 154 —
apropiados para el auditorio delante del cual tendreis que
tratarlos. Esponer los efectos perniciosos del alcoholismo-
demostrar lo que éste hace del individuo i del pueblo que a él
se entrega—cómo este reclutador maldito de la cárcel i del
manicomio agota las fuentes mismas de la raza; ¿no es ésta,
señores, una admirable materia que tratar delante de esa
juventud de entre la cual el monstruo estrae un tributo tan
detestable? Ah! qué hermosa conferencia por desarrollar, i
qué dulzura decirse, al hacerla, que se salva sin duda crea-
turas humanas que el vicio inmundo habría cojido, degradado i
conducido por una pendiente fatal, hacia el crimen o hacia la
locura, si las palabras que advierten i preservan no hubiesen
sido pronunciadas a tiempo delante de ellas!—I el relato de
las proezas de nuestos esploradores, la pintura de los paises
misteriosos por los cuales se ha paseado audazmente la ban-
dera de Francia, la descripcion de nuestro magnífico imperio
colonial, el inventario de sus riquezas, en gran parte inutili-
zadas por falta de colonos; ¿no son estos puntos temas sobre
los cuales la intelijencia, la imajinacion i el patriotismo de un
oficial pueden aplicarse con fruto? Preparar defensores al pais
es seguramente una tarea mui bella. ¿Creeis vosotros que la
de prepararle colonos sea hoi sin utilidad i que Francia no
pueda encontrar su conveniencia en la iniciacion metódica de
su juventud en los encantos, en los peligros, en el poderoso
interes de la vida colonial?

I hé aquí otros asuntos, de órden completamente diferente


que yo me reprocharía no recomendar a vuestra atencion
mas séria: las intituciones de prevision, de asistencia social,
las mutualidades, las cooperativas de consumos i de pro-
duccion, los seguros etc. En el tiempo en que vivimos, cuando
para gran honra de nuestra sociedad, una corriente tan fuerte
de ardiente, de compasiva solidaridad la atraviesa, no con-
cibe que un espíritu, por poco jeneroso que sea pueda sin
permanecer indiferente a ese esfuerzo que hace la humanidad
para emanciparse al fin de la dura lei de miseria i de sufri-
miento que, desde millares de años, pesa injustamente sobre
la inmensa mayoría de sus miembros.
Pero la instituccion del hermoso reinado de la justicia a
aquel de una cruel e inicua fatalidad, es cosa tan difícil de
realizar, que el mal se mezcla estrechamente al bien, las
ideas falsas i peligrosas a las ideas sanas, en los métodos
propuestos para mejorar la suerte de la muchedumbre innú-
mera que trabaja mucho i que padece mas. Ahora bien, todo
—155 —
hombre conquistado por los principios de la mutualidad
esta por ésto mismo vacunado, si puedo decirlo, contra las
utopías del colectivismo i del anarquismo.—Mutualidad, coo-
preparacion son el sólo remedio eficaz que pueda oponerse, con
espectativas de éxito, al socialismo revolucionario, que
seduce a los ignorantes por la aparente simplicidad de las
solucionbrutales que preconiza.
Como demasiados espíritus escojidos—mui libres, de nin-
gun modo timoratos, ni retrógrados—¿estais vosotros
asustados de los progresos de la nefasta propaganda de
esta doctrina? ¿Sentis horror de la abominable cárcel, que el
colectivismo nos promete como don de feliz advenimiento?
¿sentis el deseo detrabajar endefensadeestaideadepatria, de
que el reniega i que ademas insulta? ¿Quereis, en unapalabra,
preservar a Francia de esa pesada mano que intenta opri-
mirla para arrancar i destruirtodo lo que ha hecho su encanto,
su gracia, su nobleza i su grandeza? En lugar de consumiros
en lamentaciones estériles, sobre la mala ventura de los
tiempos, de soñar no sé qué resurreccion del pasado, tan
quimérico como la quimera colectivista cuya malignidad os
alarma, administrad, pues, el antídoto a esos millares de
jóvenes que envenenan doctrinas detestables; aplicaos, con
corazon resuelto, a la obra de la profilaxia social, cuyo instru-
mento tendreis entre las manos en el rejimiento!
Al introducir a vuestros oyentes—soldados hoi i, no lo
olvideis,ciudadanos mañana—en esemundo de losproblemas
economicos i sociales, a los cuales nadie tiene el derecho de
permanecer estraño; al oponer el lenguaje de la razon—deuna
razon mui humana, en ningun modo pusilánime—i las demos-
traciones procuradas por los hechos debidamente estudiados,
a las afirmaciones huecas i engañosas de los demagogos, haréis
al pais todavia otro servicio que el de inmunizar su juventud
contra el virus colectivista. Por que vosotros no podreis
tratar estas cuestiones sin que otro mal social que sufrimos
no se os paresca: mal tremendo que no ataca como el alcoho-
lismo a la salud física sino a la salud moral, si puedo decirlo,
de nuestro pueblo i paraliza poco a poco, entorpecida por
una especie de sueño letárjico, esta raza francesa cuya exube-
rante vitalidad i arriesgada intrepidez hicieron en otro tiempo
la admiracion del mundo.
Esta plaga, quedebe ser atacada vigorosamente por todo
hombre que lleve en el corazon el amor a Francia i que sufra
al encontrar en ella uno de esos indicios de senilidad que,para
las naciones, tan seguramente como para los individuos,
anuncia la decadencia; esta plaga mortal.es funcionarísmo,
— 156 —
Infiltrado en nuestras venas, ha hecho de nosotros insen-
siblemente un pueblo en que los resortes de la enerjía i de la
voluntad se rebajan cada dia mas miserablemente; en que el
ciudadano, pordiosero i mendicante, disgustado de la accion
viril i arrogante, no sabe concebir ambicion mas alta que
obtener del estado bienhechor la pitanza gana da sin esfuerzo
que alimentará su improductiva laxitud. Ahora bien, al
esplicar el mecanismo de las instituciones de prevision i de la
mutualidad, enseñareis a vuestro auditorio lo que un número
mui grande de ellos ignora: a saber, que no es necesario, para
conseguir en la. tarde de la vida la garantía de una lejítima
seguridad, arrojarse ávidamente sobre la granjeria de los
empleo del Estado, a fin de asegurarse uno de esos "retiros"
(o jubilacion) cuya cifra, sin cesar engrosada, pesa en forma
tan gravosa sobre nuestros presupuestos. Hacer entrar esta
idea en el espíritu de nuestro pueblo, es trabajar eficazmente
para sanar la llaga del funcionarismo que nos corroe i nos
agota,porque no es dudoso que el cebo de la jubilacion inhe-
rente a las funciones tan ardientemente buscadas, cuyo dis-
tribuidor es el Estado, esplica en gran parte el ardor con que
se les codicia.

VII
Mui bien, me direis vosotros; pero antes de hablar a los
otros, tendremos gran necesidad nosotros de estudiar estol
asunto. 1
Nada mas justo, señores. Todos estos problema de econo-
mía social son complejos i árduos; i esta infinita complejidad
misma, prueba la. locura de los espíritus que creen que ciertas
fórmulas tienen la virtud májica de resolverlas con una pala-
bra. Admiro a esos hombres que, esgrimiendo la palabra
altisonante i el jesto imperioso, frente a esta terrible cuestion
social,—la cual, por otra parte, no es una sino múltiple—se
figuran que les bastará decir:—"Sésamo, ábrete!", para que
ella sea, en efecto, resuelta. ¡No se trata, ai! de abrir una
puerta para que la felicidad de la humanidad se evada de
la cárcel en que está encerrada! ¡Si las cosas fueran tan
sencillas, hace largo tiempo que esa cautiva habria tomado
las de Villadiego! Lo que hace falta es hacer entrarcada dia
pacientemente, un poco mas de aire i de luz—entended por
estas palabras justicia, piedad, amor, alegría, en fin. en el
viejo edificio social, en donde todo no está por destruirse
pero en donde demasiadas cosas deben ser cambiadas, si se
quiere que resulte habitable para todo el mundo, en lugar de
serlo, como hoi, para una parte solamente de la comunidad
— 157 —
que él alberga. Ahora bien, la sociolojía, para hacer una
ciencia mui jóven—se puede decir que ella cuenta a lo mas
medio siglo de existencia—no es menos una ciencia al presente
constituida, i que se enseña.
Si un dia os place, como lo deseo, documentaros sólida-
mente sobre las materias de que ella trata, a fin de entregaros
entre vuestros soldados a la útil propaganda de ideas justas
i sanas que los precaveran contra las perniciosas utopias, id a
llamar a la puerta, que se os abrirá liberalmente, del Museo
Social fundado por un jeneroso filántropo, el conde de Cham-
brun. En ese laboratorio de estudios sociales, encontrareis
una biblioteca conteniendo las publicaciones relativas a los
hechos económicos que tienen un interes social en todos los
países del mundo: salarios, relaciones entre el capital i el
trabajo, huelgas, cooperacion, participacion en los beneficios,
mutualidad, asociaciones, sindicatos, casas obreras, retiros,
etc. Saldreis de allí armados de todas armas para la cruzada
que os pido emprendais. (1). Trabajar en defensa de la idea de la
patria, de la idea de libertad, que la propaganda colectivista
se esfuerza infatigablemente en destruir; casi no veo en el
momento tarea que me parezca mas digna de solicitar la
abnegacion de los buenos franceses i de los buenos ciudadanos.
Creo haber probado, señores, que un campo inmenso está
abierto a la accion intectual como a la accion moral del
oficial educador. Me resisto a creer que está por encima de
las fuerzas de nuestro admirable cuerpo de oficiales tomarla
a su cargo i sembrar a manos llenas el buen grano.
Por la traduccion.
H. Espíndola,
Cap, alumno de la Academia de Guerra.

[1] Recomiendo tambien mui vivamente la lentura de las numerosas i


excelentes publicacion;s hechas bajo los auspicios del "Comité de defensa i
de Progreso social"con pucstos de hombres tales como los señores Georges
Picot, Paul Leroy—Beaulien, Cheisson, etc., todos escritores de una alta
competencia en materia de cuestiones económicas i sociales. [Nota del autor].
Figuras pertenecientes al artículo "Descripcion de mi
Observatorio de Batería"

Fig. I.
Fig. 3.
Fig.4
Figuras pertenecientes al artículo "Descripcion de un
Observatorio de Batería"

Fig.1.
Innovaciones en el material
de Artillería (1)

Este trabajo tiene por objeto dar una idea Jeneral de las
moditieaciones introducidas en la artillería de campaña, des-
pues que se ha hecho necesaria la adopción de las piezas con
retroceso automático.
Este adelanto que, por su importancia puede compararse
al que se efectuó con el paso de la artillería de cargar por la
boca, a los sistemas de retrocarga, o bien a los progresos
alcanzados por los cañones rayados frente a los de ánima
lisa traerá indudablemente importantes cambios en los mé-
todos de combate i el empleo de la artillería; pero a pesar de
que todo cambio o progreso en los armamentos trae siempre
esas modificaciones, siendo ellas materia de largos estudios
prácticos sobre los cuales solamente el tiempo i las esperien-
cias pueden decidir, nos limitaremos por ahora, a esponer,
sin entrar en los detalles que distinguen a los distintos tipos
de cañones, los cambios e innovaciones Jenerales, que se refie-
ren al material nuevo.
Junto con los inventos que han ido dando poco a poco
mayor certeza i mas largo alcance a los proyectiles de la
artillería, han marchado tambien los ensayos destinados a

[1] Obras consultadas: Wille, Wafíenlehre; Layriz, Moderne Feldarti-


llerie Roskotcn, Moderne Feldkanonen, Kriegstechnische Zeitschrift. Ros-
koten, Die Unabhangige Visierlinie, Dr. Czapski, Das richten mit Visier
Fenrohr in vergleich zu dem mit Visier und korn.
—160 —
asegurar mas i aprovechar mejor esas cualidades balísticas,
por medio de construcciones en la cureña que le dieran mayor
estabilidad al cañon durante el tiro. Ensayos han sido
éstos, que han alcanzado hoi dia un éxito que parece
satisfacer completamente casi todas las exijencias, ya sea de
los técnicos, como tambien del personal que hará uso del
material en los campos de combate.
Se ha llegado a conseguir la inmovilidad casi absoluta
de la cureña, lo cual permite disparar grandes cantidades de
proyectiles sin que sea necesario apuntar la pieza despues de
cada disparo, variando los puntos de impacto en una cantidad
tan insignificante que nada puede influir en el efecto del arma.
Al mismo tiempo que se hacía indispensable aumentar la
rapidez del tiro, se trataba de perfeccionar los aparatos de
puntería con el objeto de aprovechar, con un efecto mayor,
dentro del enorme consumo de municiones, cada tiro aislado.
El servicio de la pieza, con estos medios que le aseguraban
al cañon una estabilidad casi perfecta, se hacía más tranquila
i fácilmente, al mismo tiempo que la necesidad de protejer al
personal i al mismo cañon con su conjunto mas delicado,
hicieron de absoluta necesidad dotar a cada cañon de
escudos protectores de acero, lo cual se facilitó, a pesar
del aumento excesivo de peso, gracias a la diminucion del
de la cureña, que por no recibir la fuerza del retroceso con la
misma enerjía que ántes, podia construirse con dispositivo
mas lijero.
Tenemos pues, que considerar tres factores principales
que son los que caracterizan las innovaciones introducidas:
1.° El sistema del retroceso;
2.° Los aparatos de puntería;
3.° Los escudos protectores.
Empezaremos con:
EL SISTEMA DEL RETROCESO.

Casi desde que empezaron a usarse los cañones en los


campos de batalla, se ha tratado de limitar o disminuir en
lo posible el retroceso de la pieza con el objeto de conseguir
una rapidez mayor de tiro.
El estrechamiento del calibre con el objeto de limitar el
retroceso tenía su límite en la diminucion del efecto del
arma, cuyas cualidades balísticas se perdian a medida que
los proyectiles se construían mas pequeños.
Había pues, que buscar la solucion del problema por otro
lado i el único que se presentaba era introducir modifica-
ciones en la construccion de la cureña.
— 161—
De los sencillos compresores de madera o cuero que em-
plean todos los carruajes para disminuir el movimiento de
las ruedas por medio de la presion, que se aseguraba poruña
manivela convenientemente situada, se pasó a los frenos de
cuerda o sea el sistema llamado de enrayar.
Este consistía en la colocacion de una cuerda sujeta por
un estremo en la cureña i enrrollada por el otro en un tambor
formado por la misma rueda en su masa. Al retroceder la
pieza por efecto del disparo, la cuerda se enrrollaba, efec-
tuando así la detencion, mientras que al ser llevada a la
posicion de fuego, la cuerda perdia su tension. (Fig. 1.)
Este sistema aumentaba algo la rapidez del tiro pues se
limitaba en parte el desplazamiento del cañon, pero siempre
los sirvientes estaban obligados a hacerlo avanzar a mano.
Los ensayos persiguiendo la inmovilidad se continuaron:
Se colocó al fin de la cureña, o bien en unos soportes que
partian de los muñones del cañon, una especie de cuñas que
se enterraban en el suelo, pero como la fuerza del retroceso
seguía existiendo, tenia que manifestarse en otra direccion,
con lo cual se producían saltos o movimientos laterales al-
rededor de la contera, sobretodo cuando el cañon en el mo-
mento del disparo, no se encontraba exactamente en la misma
direccion del eje de la cureña. Esto perjudicaba la rapidez del
servicio i tambien la resistencia del material. (Fig. 2 i 3.)
Se ideó entonces la colocacion de un objeto elástico, entre
esa contera o pala del retroceso i la cureña, que, al mismo
tiempo que recojia la fuerza del retroceso, hacía por sí mismo
volver la pieza a la posicion que tenia en el momento del dis-
paro. Estos fueron los frenos de resortes i tambien hidráu-
licos colocados en la cureña misma, que le permitían recojerse
i alargarse en el momento del tiro. De ambos sistemas, se
jeneralizó mas el de resortes, del cual es una muestra el que
tenemos hoi dia en uso en Chile. (Fig. 4 i 5.)
Sin embargo esto no daba por resultado la estabilidad
completa del cañon; a pesar de quedar la pieza en su mismo
sitio, siempre se producía algun movimiento que hacía indis-
pensable apuntarla cada vez.
Esto vino por fin a subsanarse cuando se inventó la cons-
truccion de un freno, es decir, de un objeto elástico destinado
a neutralizar las fuerzas del retroceso, colocado, no como en
el sistema anterior entre la cureña i el suelo, sino entre el
cañon i la cureña, de modo que al efectuarse el disparo, era
el cañon sólo el que se deslizaba hacia atras, sin que le tras-
mitiese a la cureña sino una parte pequeña de su enerjía. En
seguida por otro mecanismo era de nuevo llevado a su posi-
cion anterior al disparo. (Fig. 6.)
— 162 —
Este sistema para anular el retroceso se habia empleado
ya antes en los cañones de costa i de la marina pero con un
freno tan corto que sólo permitía su uso i daba buenos resul-
tados en esos cañones cuya construccion fija les suprimia todo
movimiento. Los frenos hidráulicos en uso no pasaban de 2
a 3 calibres de largo lo cual no era suficiente para que toda
la enerjía del retroceso fuera anulada. Con esta clase de freno
se llegaron a. contruir tambien piezas de campaña, las cuales
por carecer de la firmeza de las de costa i marina, no satis-
farían aun las exijencias de los constructores. Un modelo de
este sistema es el que emplearon los rusos en la última cam-
paña.
Pero, para que la cureña conservara la estabilidad abso-
luta fué menester llegar a la construccion de un freno mucho
mas largó aun; de 2 a 3 calibres hubo que aumentarlo hasta
15 i 20, lo que da un largo en las piezas de campaña de mas
o ménos 1 m. El cañon ejecuta pues, al dispararse un movi-
miento de retroceso sobre un riel llamado cuna,, que tiene el
mismo largo que el freno automático. Este riel o cuna va
colocado sobre la cureña.
La materia elástica que va dentro del cilindro que forma
el mecanismo del retroceso es una mezcla de partes mas o
menos iguales de glicerina i agua; en otros sistemas se ha
empleado el aire comprimido pero, aunque la teoría es buena,
en la práctica siempre se presentan inconvenientes graves
para su empleo.
El líquido va contenido dentro de un cilindro hueco en el
cual se desliza un émbolo. Este émbolo va unido por uno de
sus estremos al cañon, el cual al moverse i arrastrarlo consi-
go, ejerce la presion sobre el líquido en uno de los lados del
cilindro. (Fig. 7.)
El efecto del freno automático para sujetar el cañon en
su movimiento de retroceso es ayudado por el mecanismo
destinado a llevar el cañon de nuevo a la posicion normal.
Este mecanismo consiste en un muelle espiral colocado al re-
dedor de la barra del émbolo que al retroceder el cañon, es
comprimido hasta la quinta parte de su largo primitivo.
Este muelle es el que hace volver el cañon deslizándose suave-
mente hacia adelante mediante cierta válvula que se encuen-
tra con este objeto en el émbolo.
LOS ESCUDOS.
La estabilidad de los nuevos cañones facilita la coloca-
cion de escudos protectores de acero como abrigo para los
sirvientes. La idea de dotar de proteccion a las piezas de
—163 —
artillería de campaña era ya antigua, pero su realizacion no
habia llegado a tener resultados.
Las ventajas de los escudos están a la vista; disminuyen
las bajas durante el combate dándole a la artillería mayor
resistencia aun contra infantería a distancias cortas, lo que
le da una gran superioridad sobre esa arma.
Les permite a los sirvientes, que no tienen que ocuparse
en mover constantemente la pieza, permanecer sentados tra-
bajando con tranquilidad, con lo cual se puede sacar mayor
provecho del arma.
Estas ventajas, especialmente al aumento de la capacidad
de resistencia por la disminucion de las bajas, son tan gran-
des, que nadie podrá renunciar a la adopcion de los escudos
en los cañoneos modernos. Miéntras no se invente un nuevo
proyectil o se empleen otros procedimientos de tiro con los
cuales se consiga destruir los escudos, es decir, miéntras el
Shrapnel siga siendo el principal proyectil de la artillería, no
podrá ésta pensar en abandonarlos escudos como proteccion
contra sus balines.
Junto a estas ventajas no dejan tambien los escudos de
presentar algunos inconvenientes. Ante todo debe conside-
rarse que aumentan el peso de la pieza, tanto mas, cuanto
mayor sea la proteccion que se exija, es decir, miéntras mayor
sea el espesor i el tamaño del escudo. A la técnica es a la que
corresponde decidir el término medio a que debe llegarse
entre las exijencias impuestas por la movilidad, la protección
i el efecto.
A los escudos se les ha dado una resistencia que pueda
protejer contra los balines, partículas del proyectil i el fuego
de la infantería. Contra proyectiles de artillería que den de
lleno no puede exijirse proteccion. Los ensayos prácticos han
dado resultados satisfactorios con un espesor de 3 a 6 mm.
con lo cual elpeso de la pieza se aumenta en una cantidad de
40 a 60 kg. En la mayoría de los materiales en uso se han
decidido por un espesor de 4 a 4.5 mm. Las partículas gran-
des de proyectiles de artillería los atraviesan, pero ellas son
tan escasas que no vale la pena de aumentar por eso el
peso del cañon.
El aumento de 40 a 60 kg. puede soportarlo la pieza de
campaña sin que haya que sacrificar otras ventajas, pues,
debido, como lo he dicho, a la menor resistencia que puede
dársele a la cureña, ésta puede ser mas liviana.
Sentadas las bases para el espesor i el peso que pueden
tener los escudos, mencionaremos algunos otros principios
que deben tomarse en cuenta para su construccion: el largo
debe ser tal, que cubran hasta los pies de los sirvientes, por
— 164 —
consiguiente deben llegar hasta el suelo. Para que no estor-
ben, al encontrarse el material en marcha, deben estar cons-
truidos de manera que puedan doblarse. Deben, ademas, ir
colocados tan atras como sea posible, es decir, en el lado pos-
terior del eje.
El aumento del peso no es el único inconveniente de los
escudos: ellos por su altura aumentan la visibilidad de la
pieza,, la cual, indudablemente, obligará a ocupar siempre
posiciones completamente cubiertas. Esto se facilita grande-
mente con los sistemas tan perfeccionados de aparatos de
puntería.
Los inconvenientes que pueden presentar los escudos, no
son, pues, tan graves que puedan aconsejar la no adopcion
de ellos.
APARATOS DE PUNTERÍA.

La operacion de apuntar, es decir, colocar en una misma


línea el alza, el punto de mira i el objetivo, no solamente es
menos sencillo de lo que a primera vista parece, sino hasta
cierto punto, imposible efectuarlo sin que se produzcan siem-
pre errores de mayor o menor importancia. Al fijar nuestra
vista sobre un punto cualesquiera, graduamos el poder visual
del ojo sobre ese punto únicamente, de tal modo que po-
dremos ver con claridad i nitidez los objetos colocados en el
mismo plano del objeto que se observa, pero no aquellos si-
tuados a mayor o menor distancia de él.
Estando pues, el alza, el punto de mira i el blanco colo-
cados todos ellos en situaciones tan distintas con respecto a
nuestro ojo, es imposible que al observar uno de ellos, tenga-
mos en vista tambien a los demas sin que de ello nazca siem-
pre algun error. Si a esto se agregan otras circunstancias
como ser la luz, las grandes distancias, la colocacion apenas
visible de los blancos, el escaso número de apuntadores ins-
truidos de que se disponga despues de algun tiempo de com-
bate, vemos claramente la imperfeccion del acto de apuntar,
del cual tanto depende la forma en que puede aprovecharse
el material. En vista de esto, los esfuerzos de los constructo-
res debían ir dirijidos a encontrar medios mecánicos con que
suplir la imperfeccion del ojo humano.
El primer paso dado en este sentido fué la introduccion
de las alzas que llevaban un nivel (Fig. 8,) unido en la espiga
que, dando una independencia completa al acto de apuntar i
no necesitando tomar en cuenta la mayor o menor visibilidad
del objetivo, aseguraban la exactitud de la puntería dando
una base completamente segura para la continuacion del
— 165 —
tiro. Por este sistema solamente es necesario darle al cañon
la, primera elevacion empleando la puntería directa, despues
continúa dándosele la elevacion por medio del nivel. El apun-
tador tiene solamente que procurarse de la puntería hori-
zontal.
Las ventajas introducidas con la adopcion de estas alzas,
son las siguientes:
1. Despues de apuntada por primera vez la pieza, el apun-
tador no necesita tomar sino la puntería horizontal. Dando
el nivel la puntería en altura se evitan los errores de la vista
i se consigue mayor exactitud;
2. La graduacion del nivel calculada para una pieza se
puede trasmitir mecánicamente a todas las demas de la ba-
tería lo que da mayor uniformidad a la puntería i mas cer-
teza en el tiro;
3. Se facilita la vijilancia del apuntador, i
4. Se simplifica la instruccion jeneral del tiro.
Sin embargo, el error producido por las imperfecciones de
la puntería directa por el alza i la mira, siempre existían. Las
alzas telescópicas .eran el único medio que podia emplear la
técnica para correjir esas deficiencias. Pero mientras no fué
posible construir los anteojos prismáticos que permitían darle
al instrumento un tamaño apropiado para ese empleo, los
ensayos no habian dado resultados satisfactorios, sobre todo
tratándose de cañones de campaña. El largo que debia dár-
seles a los antiguos anteojos hacia imposible que pudieran
aplicarse a un material espuesto a los movimientos que le
imprimía el retroceso durante el tiro.
Como decia, el invento de los anteojos de prisma, agrega-
do a la absoluta estabilidad de la cureña en la cual se colo-
can actualmente los aparatos de puntería, facilitan la adop-
cion de las alzas telescópicas en los cañones de campaña. El
alza va colocada en un soporte a la izquierda de la cureña o
cuna i ella queda firme en el momento en que el cañon ejecuta
su movimiento de retroceso. (Fig. 9.)
La línea de mira, que antes pasaba por el alza i el punto
de mira, ha sido reemplazada por la visual que pasa por el
eje óptico del anteojo señalado por dos retículos que se cor-
tan, o bien por otro sistema igualmente sencillo.
Por este sistema, el ojo observa solamente el objetivo, i
se evita así el error natural indicado al tratar del antiguo
procedimiento.
Con este adelanto se ha venido a simplificar enormemente
la instruccion de los apuntadores, facilitándose la vijilancia,
i dándole mayor exactitud al tiro contra blancos difíciles
de observar.
— 166 —
Numerosas son las construcciones de las alzas telescópicas.
El fundamento de todas ellas es el alza con nivel en la espiga,
formando una curva e incliniada hacia un costado para con-
trarrestar la desviacion lateral de los proyectiles causada
por el rayado del cañon. En la parte superior de esa espiga
va colocado el anteojo prismático.
Siendo cada dia mas frecuente la toma de posiciones cu-
biertas se hacia necesario simplificar i dar mayor exactitud
a los medios para apuntar indirectamente. El uso de las pla-
cas de puntería, destinadas a medir el ángulo que formaba
el objetivo con un punto cualquiera en el terreno que fuese
observado desde la batería, comunicándolo en seguida a
todas las piezas, se habia jeneralizado i hecho de absoluta
necesidad. Perfeccionándose siempre los aparatos de punte-
ría ha llegado a construírseles formando parte integrante
del alza, con lo cual es el alza misma la que está en estado de
medir esos ángulos.
Con la introduccion de este nuevo progreso se construye-
ron las llamadas alzas panorámicas, que además de poseer
las ventajas indicadas, el anteojo es susceptible de un movi-
miento de rotacion que le permite observar cualquier punto
del terreno sin que el ocular se mueva i por consiguiente sin
que el apuntador tenga que cambiar de sitio. Por este medio
puede apuntarse la pieza mecánicamente tomando como
punto de observacion, objetos que pueden estar colocados
aun detras del apuntador. Sólo es necesario haber medido
ántes desde la batería el ángulo formado por el objetivo i la
situacion del punto de referencia. Esto puede hacerse por
medio de una de las piezas o bien por los anteojos de grupo
o batería que deberán estar provistos de algun mecanismo
destinado a ese objeto.
En cuanto a los mecanismos destinados a dar la puntería
horizontal i vertical, no hai modificaciones mui importantes.
En el sistema para dar la puntería horizontal exacta se
notan dos corrientes distintas: una que consiste en dar al
cañon los movimientos laterales finos por medio del jiro de
la cureña móvil sobre un pivote como en nuestro material
actual, la otra empleada por la casa constructora Schneider
Canet, que consiste en hacer mover toda la cureña sobre el
eje de la pieza. Esta construcción tiene la. ventaja de que la
fuerza de retroceso se ejerce siempre en lá misma direccion del
eje de la cureña, es decir, perpendicular al eje de la pieza, lo
que no siempre sucede en, el otro sistema, causando ésto
pequeñas desviaciones laterales.
En cambio, la puntería se dificulta cuando la posicion
está formada por un terreno duro, o cuando las ruedas se
— 167 —
entierran en otro que sea mui blando. Ademas el enorme
peso de la pieza, al cual se agrega el de los dos sirvientes que
la sirven, es un inconveniente que retarda las operaciones de
apuntar. Siendo el efecto del movimiento lateral producido
por el otro sistema mui insignificante, su empleo se ha jene-
ralizado mas que el otro.
Una de las ventajas mas grandes que se han introducido
en los nuevos sistemas de aparatos de puntería, es la rapidez
para apuntar que se produce con la adopcion de la llamada
"línea de mira independiente."
Esta innovacion consiste en la separacion o indepen-
dencia que se ha conseguido en los aparatos para darle a la
pieza la elevacion real dada por la distancia, mientras que
otro mecanismo independiente de aquel, le da—por medio de
la puntería directa, o con el nivel—la elevacion que corres-
ponde al ángulo del terreno.
Este sistema ha sido adoptado por primera vez en el
material de artillería frances. El sirviente sentado a la iz-
quierda o sea el apuntador, le da a la pieza por medio de una
manivela colocada en situacion conveniente, la elevacion
necesaria para que la línea de mira pase por el objetivo, o
bien en el tiro indirecto, coloca el nivel en la graduacion que
corresponde a esa elevacion. El alza está graduada en 0 i
queda así. Simultáneamente, el sirviente colocado a la dere-
cha, le da al cañon por medio de otra manivela que está a
su alcance, mecánicamente, leyendola distancia en una tabla
especial colocada en el cañon, la altura ordenada.
En cambios de distancia le basta graduar por medio de
su tabla de distancias, el número correspondiente, sin que el
ángulo del terreno, dado por la manivela de la izquierda,
tenga que cambiarse.
Sistemas mas perfeccionados, han llegado a conseguir que
el alza ejecute por sí sola el movimiento de graduarse, a me-
dida que se le va dando al cañon la elevacion necesaria.
Un nivel colocado perpendicularmente a la espiga i para-
lelo al eje de la pieza, permite correjir el desnivel de las
ruedas.
Las ventajas de este sistema consisten en la rapidez para
apuntar que se consigue por la reparticion del trabajo del
apuntador entre los dos sirvientes, rapidez que viene a
hacerse mas apreciable si se adopta el sistema de tiro intro-
ducido por los franceses, que al parecer será el que va a ser-
vir de norma para las modificaciones que se introduzcan en
ese sentido.
— 168 —

PROCEDIMIENTO DE TIRO

Consideremos ante todo que los nuevos materiales tienen


por característica la rapidez de tiro, la cual les permite
llegar a mas de 25 disparos en el minuto por cada pieza Si
se desea aprovechar completamente esta ventaja de las nue-
vas construcciones, sin la cual no habría para qué adoptarlas,
deben buscarse las bases para el procedimiento de tiro en el
fuego rápido.
Sabemos que la primera parte del tiro consiste en determi-
nar la distancia (formacion de la horquilla); repartir el fuego
i graduar las alturas de esplosion. La segunda parte la for-
ma el fuego de efecto. La mas importante es esta última. La
primera, es decir, la determinacion de la distancia, e t c . no es
compatible con el fuego rápido, deben observarse los tiros
aislados i por el poco efecto que durante ella pueden
conseguirse, debe tratarse de acortarla en lo posible. Desde
el momento del primer disparo, que traiciona la posicion de
la batería, aun cuando se encuentra cubierta, hasta que
comience el fuego de efecto, son momentos peligrosísimos
para la artillería durante los cuales se encuentra completa-
mente indefensa. Este es el motivo por el cual se t r a t a de
, restringir en lo posible esos instantes de efecto nulo.
Esto puede conseguirse en parte por medio de una cuidadosa
preparacion del fuego. La esploracion oportuna del blanco
hecha con un buen anteojo por el mismo comandante de
batería que debe adelantarse a la toma de posicion, la deter-
minacion del ángulo del terrejio con ese mismo anteojo ántes
de la llegada de la batería, la apreciacion de la distancia con
errores no mayores de 50 m., la rápida reparticion del fuego
que se facilita horquillando con una sola pieza, son medios
que, aunque retardan algo la apertura del fuego, aseguran
en cambio mayor eficacia desde el primer momento de la en-
trada en accion.
Otro medio de llegar a ese mismo fin, que tambien va
abriéndose caminó entre las opiniones de personas autoriza-
das, es el siguiente: formacion de una barquilla mayor, ya
que cada tiro para estrecharla requiere la pérdida del tiempo
que se emplea en la observacion: Regulacion de las alturas
de esplosion simultáneamente con la formacion de la horqui-
lla con alturas de esplosion bajas. Este procedimiento que
escluye el tiro llamado de precision, consiste en cubrir en el
menor tiempo posible i con gran cantidad de proyectiles, un
espacio determinado de terreno.. Lo que en este sistema se
disminuye en el efecto de cada tiro aislado se suple con la
— 169 —
mayor cantidad de municion. El tiempo en estos casos tiene
mas valor que los proyectiles. Así se viene a aprovechar todas
las ventajas del material de tiro rápido.
Este procedimiento no escluye tampoco, cuando hai
tiempo i la observacion es favorable, estrechar los límites en
que se esparce el fuego hasta llegar al tiro de precision.
Este es el procedimiento llamado de "esparcimiento"
adoptado por los reglamentos de tiro del ejército frances
que parece será la base de que se parta, para establecer las
nuevas reglas de tiro que deberán adoptar los ejércitos ar-
mados de material de tiro rápido.
CARROS DE MUNICIONES

Nos queda aun que mencionar algo referente a las modi-


ficaciones que ha introducido la necesidad de protejer a los
sirvientes, en lo que se refiere a los carros de municion.
La proteccion de los sirvientes en la pieza por medio de
los escudos de acero no sería completa si no se asegurara la
misma proteccion para todos los individuos, sin lo cual el
aprovisionamiento de municiones no podría efectuarse en la
mismas condiciones de seguridad. Para esto se prestan bien
los carros de municion, que por medio de un blindaje adecua-
do pueden ofrecer proteccion a los sirvientes ocupados del
aprovisionamiento de la pieza. Segun ésto no puede pensarse
en la colocacion de los carros detras de la línea de fuego,
exijiendo en cambio que vayan situados inmediatamente al
costado de la pieza.
Esto tiene indudablemente sus desventajas: dificulta los
movimientos en la posicion i espone a los sirvientes a los
peligros que les acarrearía un proyectil que diera de lleno en
el carro de municiones. Pero estos proyectiles no son tan
frecuentes, especialmente cuando la posicion es oculta, ha-
biendo demostrado los resultados obtenidos en la práctica,
que el efecto no es tan desastroso como parece a primera vis-
ta. En esto se vé que la colocacion del carro de municiones
al costado de la pieza será la única forma que pueda darse a
la pieza en posicion.
El blindaje de los carros deberá ser lo suficientemente
grande para protejer a los individuos colocados detras, por
consiguiente debe llegar hasta el suelo. En la construccion
se distinguen dos sistemas principales.
Uno lleva el blindaje en el fondo del carro i en la cubierta
que se abre en forma de puerta hácia ámbos costados. Al
llegar el carro a la posicion hai que inclinarlo, es decir, colo-
carlo de modo que su parte inferior quede al costado del
— 170 —
enemigo. La tapa se abre ofreciendo a los sirvientes protec-
cion aun contra el fuego de los costados.
Siendo este el sistema mas ventajoso, tiene el inconvenien-
te que a las dificultades presentadas por el acto de desengan-
char se agregan las de levantar el carro inclinándolo para
que ocupe su posicion de fuego.
En el otro sistema el carro permanece en su posicion
normal, el blindaje está colocado en forma de escudo protec-
tor en el respaldo de los asientos, ademas lleva blindada la
parte posterior del carro, i completa la proteccion en la
parte inferior la tapa que se abre hácia abajo i que alcanza
hasta el suelo.
La manera de llevar los distintos carros de municiones
se diferencia en dos clases: se llevan los proyectiles aislados,
tendidos o verticalmente, o bien se juntan de a cuatro o seis
dentro de cajas o canastos de mimbre.
Cuando van aisladamente, cada proyectil tiene reservado
su sitio dentro del carro. En este caso se sujetan por medio
de anillos de metal, suela o goma. En los carros que se
inclinan para ofrecer proteccion, los proyectiles quedan hori-
zontales en la posicion de fuego de modo que pueden ser
sacados hácia atras, miéntras que durante la marcha cuel-
gan verticalmente.
Estas son, en rasgos jenerales, las mas importantes mo-
dificaciones que ha sufrido la artillería de campaña en los
últimos tiempos, modificaciones tan radicales, que han obli-
gado a todos los gobiernos que se preocupan en el adelanto
de la institucion militar, a reformar completamente los que
estaban en uso. o a procurarse materiales nuevos.
Esperamos que pronto se vean tambien en nuestro pais
realizados en ese sentido los deseos de todos nuestros arti-
lleros.
Hipótesis sobre la concentracion
de los ejércitos alemanes i franceses (I)
[Véase ilustrativa al fin]

¿Cómo se ejecutaría la concentracion de las fuerzas ale-


manas i francesas en la frontera de Lorena, si la guerra lle-
gase a estallar entre ámbas naciones?
La respuesta exacta se encuentra en las cajas de fierro
de los Estados Mayores de Berlín i de París, i solo a unos
cuantos nacionales de cada pais les es posible conocerla.
Sin embargo, el exámen de las redes férreas estratégicas
de ámbos países i el estudio del emplazamiento de los terra-
plenes de desembarque, que ha sido indispensable establecer
mui de antemano en uno i otro lado, permiten conjeturar sobre
este punto con mas o ménos aproximacion.
CONCENTRACION ALEMANA

En el triángulo formado por las plazas de Metz, Stras-


bourg i Mulhouse, terminan 12 líneas férreas que unen la
Alsacia i Lorena con todas las rejiones de los cuerpos de Ejér-
cito del imperio. Numerosos terraplenes de desembarque han
sido allí establecidos.
Es seguro que en esta red ferroviaria pueden establecerse
10 líneas de trasportes, todas a doble vía, esceptuándose so-
lamente algunos tramos en la Alemania del sur.
De los 23 cuerpos que forman el Ejército Aleman, es indu-
dable que 4 quedarían estacionados en la frontera rusa, sin
poder marchar hácia el occidente al mismo tiempo que los

(1) De las lecciones de un curso.-Este trabajo es casi todo una traduc-


cion.
(2) Datos tomados de una publicacion del Gol. Pelpelet-Narbone.
— 172 —
otros, i no podrían reunirse al ejército de operaciones sino en
el caso de declaracion formal de no intervencion por parte de
la Rusia. I todo ésto, apesar de los recientes quebrantos mi-
litares i políticos de esta última nacion.
Los 5 cuerpos de ejército estacionados en la frontera fran-
cesa desde el tiempo de paz se trasladarían a pié a su destino,
recorriendo, a lo sumo, cinco etapas.
De las 10 líneas de trasportes, las 4 mas setentrionales
se destinarían, cada una, al trasporte de dos cuerpos de ejér-
cito; las otras 6, a un sólo cuerpo de ejército cada una por
estar estas tropas mas alejadas de la línea de concentracion.
Esta espléndida situacion estratéjica se mejorará próxi-
mamente, si es que ya no lo esté: a pedido e instigacion de
la autoridad militar, dos nuevas líneas se construyen para
unir la Lorena alemana con la línea del Rhin. Se cree que
estas dos líneas estén destinadas al trasporte rápido de 2 de
los 5 cuerpos que, como acabo de decirlo, deberán efectuar a
pié sus movimientos de concentracion.
¿Qué hipótesis se puede hacer, entónces, sobre la concen-
tracion de las fuerzas alemanas i sobre el fin de sus primeras
operaciones.
Antes de entrar en este jénero de suposiciones, es indis-
pensable hacer notar que se pueden distinguir fácilmente tres
grupos distintos de andenes de desembarque (2):
1). Grupo de la zona Thionville-Metz-Remilly, donde
todo está previsto para recibir en escalones fuerzas mui con-
siderables.
2). Grupo de la zona central Benestroff-Sarrebourg.
3). Grupo de la Alta Alsacia, de Molsheim a Mulhouse.
Conocidos netamente estos tres grupos, no es difícil pen-
sar que el esfuerzo principal de la Alemania se efectuaría
sobre el abra del rio Meusa, al norte de Verdun.
Los alemanes dispondrían en este caso de cuatro ejér-
citos:
A). Un ejército de cortina, (couverture), compuesto de
tres cuerpos, ejecutaría un simulacro de ataque sobre Nancy
para hacer creer en una ofensiva ulterior por el abra del rio
Mosela i atraer así las fuerzas francesas hácia el rio Sielle.
B). Un ejército de operaciones, compuesto de 7 u 8 cuer-
pos, reunido entre Thionville i Remilly, haría un movimiento
envolvente por el rio Woevre i la parte superior del Meusa,
avanzando rápidamente hácia Dun i Vouziers.
C). Un ejército auxiliar, de 4 a 5 cuerpos, concentrado
desde el primer momento detras del ejército de cortina. El
tendría por mision:
— 173 —
1). Apoyar las demostraciones del ejército de cortina
para atraer las fuerzas francesas hácia el rio Sielle.
2). Contener la ofensiva francesa, si ella llegase a tener
lugar por el lado de Nancy i Lunéville en direccion de Sarre-
guemines i Bitche.
3). Lanzarse sobre la retaguardia francesa, si las fuerzas
de esta nacion quisiesen arrojarse sobre el flanco del ejército
de operaciones durante su pasaje del rio Meusa.
D). Un 4.° grupo, de 4 cuerpos, defendería los Vosges me-
ridionales i la alta Alsacia contra una ofensiva francesa.
Si este plan existiese, no seria en definitiva sino que, la
ejecucion de la maniobra sobre la retaguardia, tan preconi-
zada recientemente por algunos escritores militares.

CONCENTRACION FRANCESA

¿Cuál podría ser la actitud de la Francia al frente de esta


situacion?
El Estado Mayor francés cuenta actualmente con una
red férrea estratéjica costituida de tal manera que le permite
el ámplio desarrollo de sus concepciones i que puede satisfacer
todas sus necesidades.
La ofensiva alemana no puede partir sino de Alsacia i
Lorena.
El imperio aleman no habría derrochado una centena de
millones para convertir el Reichsland en una especie de gran
estacion militar para lanzar despues su ofensiva por la fron-
tera norte, atravesando la Béljica, o al sur de Belfort, por la
Suiza. Es evidentemente por el frente Thionville-Sarrebourg
por donde la Francia se ve amenazada.
Los franceses tratarán de evitar, en primer lugar, dejarse
cortar del centro de los grandes recursos del pais, es decir,
de la direccion de Langres-Bourges. El centro de gravedad
de las fuerzas francesas se constituiría en su derecha.
Concentrando el principal ejército en el flanco derecho de
los Vosges oblicuamente al abra del rio Mosela, quedarían
las fuerzas en comunicacion con Langres i se colocarian sobre
el fianco de los ejércitos alemanes.
El exámen de los ferrocarriles franceses muestra que tal
ha sido el pensamiento del Estado Mayor francés. Así pode-
mos reconocer tres zonas de concentracion para sus ejércitos:
1.a). La zona del Argonne, a la cual llegan 4 líneas de
trasportes.
2.a). La zona de Lerouville, con 6 líneas.
— 174 —
3.a). La zona de Luneville, con 2 líneas.
4. a ). La zona de los Altos Vosges, con 2 líneas.
Todas estas líneas son a doble vía.
El mayor sajon von Stockasch da los siguientes detalles,
como probables, de la concentracion francesa:
1). El ejército del Argonne, se concentraría entre St.
Menehould i Montmedy, comprendería 4 cuerpos.
2). El ejército del Mosela, desembarcado en la trasversal
de Lerouville a Luneville, constaría de 8 cuerpos, compren-
diendo los dos cuerpos del ejército de cortina (6.° i 20.°).
3). El ejército de los Vosges, de 3 cuerpos, i concentrado
entre Belfort i Remiremont.
4). El ejército de reserva, de 2 cuerpos, concentrado en
Chalons a igual distancia del Argonne i del Mosela.
El 14.° i 15.° cuerpos, escalonados a lo largo de la fron-
tera alpina, no podrian ser retirados sino en caso de absoluta
seguridad de la neutralidad de la Italia.
El 19.° cuerpo quedaría en Algeria i no seria posible con-
tar con él sino despues de muchos dias del comienzo de las
hostilidades.
El somero estudio de esta situacion estratéjica muestra
el empeño por el mantenimiento del equilibrio de las fuerzas
i de los elementos de combate de ámbas potencias a uno i
otro lado de los Vosges.
E. MIZON.
Mayor, Jefe de Departamento del Estado Mayor Jeneral.
LA BAYONETA
(Tomado del Journal de Sciences Militaires, Noviembre de 1906).

CONSIDERACIONES JENERALES

La guerra ruso-japonesa ha rehabilitado la bayoneta


que habia sido, por decirlo así, declarada en falencia, debido
a la adopcion de las armas de repeticion. Es cierto que el
fuego conserva siempre su rol preponderante, pero ello no es
mas que un medio; él prepara la ejecucion final, es decir, la
accion de la bayoneta que es la que marca la victoria.
Si se consulta las estadísticas médicas establecidas por
las guerras modernas se constata que a medida que las
armas de fuego se perfeccionan, el tanto por ciento de los
heridos producidos por las armas blancas se disminuye. I
aun hai lugar de constatar que el mayor número de heridos
que constituyen el tanto por ciento en cuestion, es ocasionado
por el sable de suerte que resta mui poco a favor de la bayo-
neta.
En apoyo de este acerto damos a continuacion el tanto
por ciento de heridos producidos por las armas blancas en
algunas campañas:
Campaña de Italia de 1859—16,7% en los ejércitos aus-
tríacos i fraceses;
Campaña de Dinamarca de 1864—4% en el ejército danes.
Campaña de Bohemia de 1866 — 5,4% del lado prusiano
i 4,9% del lado austríaco.
Campaña franco-alemana, batalla de Saint-Privat 1%
del lado aleman.
Guerra turco-rusa de 1877—1878—0,9%.
Por fin, segun una relacion establecida por el médico jefe
del ejército japones el tanto por ciento real de los heridos
producidos por la bayoneta del lado nipon ha sido de 7%.
¿Cómo puede esplicarse semejante tanto por ciento? Evi-
dentemente por la intervencion de diferentes factores tales
— 176 —
como el menosprecio a la muerte por ambos lados; combate
de noche frecuente; la práctica por los rusos de la antigua
máxima de Souvorov: "La bala es loca la bayoneta es sabia."
Cualquiera que sea la causa de este frecuente empleo de
la bayoneta durante la guerra ruso-japonesa este es asunto
digno de refleccion.
En Francia como en cualquiera de las otras grandes
potencias la bayoneta habia caido de tal modo en descrédito
que cuando se fabricó el fusil modelo 1.886 a repeticion, fué
cuestion séria la de suprimir esta arma que, en adelante
se consideraba inútil. La esgrima a la bayoneta fué igual-
mente descuidada i considerada sobre todo como un ejercicio
de ajilidad. La bayoneta con la cual los ejércitos de la Revo-
lucion habian cazado al enemigo del suelo frances, con la
cual los ejércitos napoleónicos habian cosechado tantas
victorias, con la cual el ejército del Segundo Imperio habia
triunfado en Crimea, en Méjico i en Italia no era mas que un
arma de parada. El poder del fuego llegó a ser tal que se
creia que por si solo bastaría para asegurar la decision
sobre el campo de batalla. Se pensaba sí que aun habia ame-
nazas de cargas a la bayoneta, pero en todo caso, nada de
combates cuerpo a cuerpo, nada de refriega.
Ahora, rusos i japoneses nos han probado que estábamos
en un error i que miéntras sobre la tierra existan hombres
que tengan absoluto desprecio por la muerte, la decision será
forzosamente resuelta por la bayoneta.

UNA OPINION ALEMANA

Los alemanes se preocupan igualmente de esta cuestion


de la bayoneta reavivada por la guerra ruso-japonesa; el Mi-
litär-Wocheblatt ha publicado sobre este asunto un artículo
del cual estractamos los pasajes siguientes:
"La guerra ruso-japonesa ha hecho renacer la cuestion
del combate a la bayoneta. El hecho de que, en el cuerpo a
cuerpo, el japones, ájil, apesar de su pequeña estatura, se
haya mostrado superior al ruso que es grande i fuerte, pero
mucho menos diestro i algunas veces aun pesado en sus mo-
vimientos, ha llamado de nuevo la atencion sobre la prepa-
racion i la enseñanza del combate a la bayoneta Este fe-
nómeno de la guerra del Estremo Oriente proviene, sobre
todo, del carácter de la lucha en posiciones atrincheradas.
"En estas luchas, que duraban, a menudo, varios dias i
varias noches los japoneces estaban obligados a avanzar
— 177 —
paso a paso a costa de grandes dificultades hasta las obras
rusas. Se trataba de franquear la zona batida por el fuego
eficaz del defensor, pues el asaltante encontraba alambradas
o talas que estaba obligado a destruir o, al travez de los
cuales, era preciso abrirse paso. De su lado el defensor busca-
ba todos los medios para impedir al asaltante que franqueara
estos obstáculos; habia recurrido no solamente al fusil, a la
metralla o a la granada de mano, sino tambien al contra-
ataque que ejecutaban sea atravesando el conjunto de estos
obstáculos sea contorneándolo. Como en estos combates a
corta distancia el asaltante i el defensor disponian de los mis-
mos medios, seguía despues una lucha que quedaba indecisa
durante horas i llegaban a menudo al choque cuerpo a
cuerpo
"Rusos i japoneses se habían preparado al combate a la
bayoneta desde el tiempo de paz Por otra parte, lo que
ha rendido por término medio la infantería rusa en el comba-
te al arma blanca no responde a lo que se creia poder esperar
dada la preferencia casi proverbial de los rusos por los cho-
ques cuerpo a cuerpo. El defecto ha consistido en la educacion
superficial que únicamente se concretaba a la masa de las
tropas.
"Entre los japoneses, era de otra manera, Abstraccion
hecha de las cualidades de la raza (rapidez, ajilidad i aptitu-
des naturales) la educacion entera del soldado japones lo
ponian, en las mejores condiciones para combatir al arma
blanca
"Debemos, pues, no solamente mantener la esgrima a la
bayoneta sino tambien desenvolver en lo posible este ejerci-
cio. Es de prever que la guerra del porvenir presentará, bajo
mas de un aspecto, un carácter bastante análogo, a aquel de
la guerra de Manchuria: una lucha larga i penosa para las
posiciones fortificadas, lucha, que a pesar de todos los medios
de la técnica, moderna del tiro: se terminará forzozamente
por el choque, por el combate a la bayoneta".
Es por esto que es preciso dar un lugar suficiente a la es-
grima de bayoneta i ejercitar a la tropa para aumentar la
fuerza moral i la habilidad individual del soldado.

UNA OPINION INGLESA

Los ingleses mismos están de acuerdo en que las cargas


a la bayoneta son aun posibles, el Army and Navy Gazette
escribe bajo el título: " El valor de la bayoneta":
—178 —
"Despues de nuestra guerra del Sud-Africa, se llegó a creer
que los antiguos métodos de ataque habían cambiado ente-
ramente i que la bayoneta. .en particular habia perdido su
valor i que la decision no podia ser producida sino por los
fuegos de artillería i de infantería. Aun antes de la guerra con
los boers las cualidades incontratables del nuevo fusil de al-
macen, con una gran parte de su trayectoria mui rasante,
habían tenido por consecuencia hacer bajar la bayoneta en
el concepto de los militares. Resultaba de esto que la escrima
a la bayoneta no era considerada sino como un sport desti-
nado a dar soltura i ajilidad al soldado.
"La idea de que los hombres pudiesen alguna vez lanzarse
al ataque i llegar a un combate cuerpo a cuerpo parecia una
utopía. Un eminente escritor militar declaraba categórica-
mente que fuera del cañon no habia mas que una sola arma,
el fusil de repeticion. Numerosos militares han reconocido
que esta asercion era prematura i que la bayoneta tiene
ahora cierta tendencia a tomar su antiguo lugar "
Despues de haber recordado las numerosas cargas a la
bayoneta llevadas a cabo por los rusos i los japoneses en
Manchuria, el autor del artículo del Army and Navy Gazette
continúa:
"En China, durante la insurreccion de los boxers, mién-
tras nuestras tropas tenían delante de sí un enemigo a me-
nudo, diez veces superior en número el efecto moral de la ba-
yoneta era de los mas evidentes. A las grandes i medianas
distancias, los boxers disparaban con cierta sangre íria. pero
tan pronto como ellos veian aproximarse nuestras líneas eri-
sadas de bayonetas, perdían valor, disparaban mal i, en el
momento que la carga llegaba sobre ellos, o bien tomaban
la fuga, o eran degollados en sus puestos.
"La bayoneta tiene mas gran valor en el ejército ingles
que en los otros ejércitos. Nosotros tenemos a menudo que
luchar contra razas indíjenas inspiradas por el fanatismo;
nuestras tropas no habrían podido detener su esfuerzo impe-
tuoso si ellos no hubiesen sido armados sino de fusiles de al-
macen sin bayoneta Aun en Sud-África—bien que los com-
bates cuerpo a cuerpo fuesen mui raros—el solo hecho que
nuestros soldados se preparacen para el ataque a la bayone-
ta bastaba para llenar de terror a los boers Estudiemos
pues, con todo cuidado las operaciones que se han desarrolla-
do en Manchuria a fin de saber como se ha usado la bayoneta
i qué efectos ha producido; volveremos a dar a la bayoneta
el lugar a que tiene derecho en el armamento de nuestra in-
fantería i enseñaremos a nuestros soldados la manera de
—179 —
servirse de ella. A causa de los intereses que nosotros tene-
mós que defender en el mundo, la bayoneta es un arma que
no podemos ni desterrar ni despreciar".

EJEMPLOS TOMADOS DE LA GUERRA RUSO-JAPONESA

En Estados Unidos, despues de la guerra anglo-boers, el


alto comando del ejército habia decidido la supresion de la
bayoneta. Así, el fusil modelo 1908 actualmente en fabrica-
cion, debia ser provisto de un simple cuchillo-puñal. El em-
pleo frecuente de la bayoneta durante la guerra ruso-japo-
nesa ha modificado la decision arriba mencionada; en conse-
cuencia la distribucion del fusil M. 1903 ha sido aplazada a
fin de que esta arma pueda ser provista de una bayoneta.
En una palabra, en todas las potencias la bayoneta ha
sido rehabilitada por la guerra ruso-japonesa.
Este artículo seria incompleto si no citásemos varios
casos concretos.
Fué, desde luego, la carga—lejendaria en adelante—ejecu-
tada el 1.° de Mayo en el combate de Turentchen por el 11.°
rejimiento de tiradores de la Siberia oriental, en línea de co-
lumnas de compañía a intervalo cerrado, a bandera desple-
gada, i a los acordes irresistibles de la música. Esta carga
fué, es verdad, una heroica locura, pero fué gracias a ella que
el pequeño cuerpo de proteccion ruso escapó al desastre com-
pleto i pudo replegarse.

Durante la batalla de Da-shitchao, el 24 de Julio de 1904,


el rejimiento de infantería de Barnaoul tuvo que sostener un
combate a la bayoneta.—"En lo mas reñido del combate—
escribe M. Némirovitch Dantchenko—este rejimiento recibió
Ja carga de frente con impetuosidad a la derecha por tres
escuadrones i a la izquierda por la infantería japonesa. La
11. a compañía del rejimiento de Barnaoul rechazó la caba-
llería con fuego de salvas, pero las otras compañías recibie-
ron al enemigo a la bayoneta. Los japoneses cargaban can-
tando i gritando: Nipon banzaï! Hubo una refriega terrible.
Los soldado del rejimiento de Barnaoul comenzaban a reple-
garse; pero, socorridos por el 2.° batallon, pusieron en fuga
a los japoneses i los persiguieron con sus fuegos de fusilería...
Un batallon del rejimiento de Tomsk, que ocupaba una cresta
a la derecha de la villa de Liandsouangtoun, fué cañoneado
— 180 —
vigorosamente, hácia medio dia, por dos baterías, despues
atacado a la bayoneta por quince compañías japonesas que
surjieron de súbito de un campo de gaolian, i tuvo que reple-
garse abandonando sus heridos... Los parajes en donde
habian tenido lugar los combates a la bayoneta estaban
llenos de cadáveres japoneses ".
"Hácia las 4 de la tarde—escribe el capitan Eletse, corres-
ponsal militar del Novoié Vrémia—teníamos la certidumbre
de que el grueso de la infantería japonesa estaba concentrado
en frente de nuestra posicion de la villa de Tsiantchjantsé.
Nosotros sacamos la conclusion natural de que el enemigo
quería romper nuestras líneas justamente frente al Tejimiento
siberiano de Barnaoul, quien en los combates precedentes,
habia dado pruebas de estraña bravura. Nos apercibimos
igualmente que el enemigo reforzaba su línea de fuego con
una brigada de infantería por lo ménos.
"En este momento, el fuego de la artillería redobló su
intensidad como si fuese el preludio del ataque decisivo. Pero
el jeneral Oku, no quería arriesgar este ataque en pleno dia
a causa del fuego mortífero de nuestra artillería i resolvió no
hacerlo sino a la caída de la noche.
"En efecto a las 7.80 de la tarde el cañoneo adquirió una
nueva intensidad i despues de la puesta del sol los nipones se
lanzaron con impetuosidad a la bayoneta sobre el Tejimiento
de Barnaoul.
"El jeneral Zaroubaeff habia, en prevision dé este ataque,
reforzado el Tejimiento de Barnaoul en tres batallones. Los
bravos soldados de este Tejimiento sostuvieron su gloriosa
reputacion de reciente fecha.
"Todas las cargas de los japoneses fueron rechazadas por
el fuego i la bayoneta.
"Cuatro veces, los soldados del rejimiento de Barnaoul,
cual leones furiosos, ejecutaron contra-ataques a la. bayoneta,
i largo tiempo en medio de la oscuridad de la noche resona-
ron sus formidables ¡hurras! Se oyó el choque de las bayone-
tas que se cruzaban i los jemidos de los porfiados nipones
traspasados por el acero.
"El rejimiento de Barnaoul esperimentó fuertes pérdidas,
pero no retrocedió una pulgada.
Las ondas enemigas que venian a quebrarse contra las
bayonetas del Tejimiento de Barnaoul ponian en descubierto
un gran número de fusiles i cartuchos que arrojaban los ni-
pones.
"Hácia las 10 de la noche, el fuego de la artillería comen-
zó a extinguirse de los dos lados, pero el fuego de fusilería
continuó hasta horas avanzadas de la noche .
—181—

El 31 de Julio de 1904, en el combate de Simoutcheng,


una colina atrincherada (del maziso montañoso) fué opuesta
a los rusos por los japoneses, i el coronel de Estado Mayor
Popovitch-Lipovatse recibió orden de ponerse a la cabeza de
cinco batallones de infantería i de tomar esta importante
posicion a la bayoneta.
"A las 5 de la tarde—refiere este oficial superior—fué dada
la señal del ataque i los batallones avanzaron simultánea-
mente.
"Los japoneses nos recibieron con un fuego mortífero; una
verdadera lluvia de balas i shrapnels caia sobre nosotros. Se
notaba mui bien que los japoneses procuraban batir nuestros
batallones-de primera línea con fuegos de fusilería i fulminar
nuestras reservas con fuegos de artillería. Nuestros batallo-
nes marchaban siempre sin detenerse un sólo instante.
"Nuestros soldados lanzaron un formidable ¡hurra! la
primera cresta del maziso montañoso era tomada. Los sol-
dados del Tejimiento de Voronége cayeron a la bayoneta sobre
el enemigo. Daba gusto ver con qué empuje nuestros soldados
tomaban los atrincheramientos de los nipones que ellos de-
fendian a bayonetazos.
"Como los japoneses* no habían puesto bayoneta al fusil
ántes del ataque, pagaron cara esta neglijencia. No teniendo
tiempo en el momento de la carga de sacar sus bayonetas i
colocarlas en el fusil, fueron reducidos a defenderse a culatazos
o a huir. Era, aun cómico ver los esfuerzos que hacían los
soldados del Mikado para dar de golpes en las piernas de
nuestros soldados. Dos compañías japonesas fueron exters-
minadas hasta el último hombre por nuestras bayonetas...".

"En Liao-yang, el 30 de Agosto de 1904—refiere M. Tas-


bourine, corresponsal de La Niva—los tiradores de la primera
division (1.° i 4.° Tejimientos) que ocupaban trincheras alre-
dedor de la villa de Maiétoun, resistieron todo el dia a los
vivos ataques de los japoneses. Los soldados tenian la órden
de no romper el fuego sino cuando los asaltantes hubieran
llegado a doscientos pasos de ellos. A las 3 P. M. una súbita
calma sucedió al cañoneo. Los soldados tomaron sus puestos
de combate, cerrando nerviosamente el seguro de sus fusiles
temiendo apoyarse involuntariamente en el disparador. En
el gaolin inmóvil se sentía una especie de rumor; hombres
— 182 —
vestidos de kaki aparecían i desaparecían de pronto, se de-
tenían, se arrodillaban i enviaban algunos disparos.
"En fin, el banzaï estridente de los nipones i otros gritos
semejantes a nuestros ¡hurras! i las voces de mando de los
jefes resonaron, despues toda una masa de infantes se lanzó
adelante.
"Los nipones avanzaban a la carrera sin disparar, gri-
tando a, a, a! Se lanzan sobre nuestras trincheras en las
cuales todo está en silencio. Los rostros amarillos no están
mas que a cien pasos de las trincheras, cuando de repente de
estas últimas emerje una cabeza guarnecida de una gorra de
oficial, que con voz seca manda: pli! (fuego) i el estrépito de
una nutrida salva rasga la atmósfera.
"Los nipones caen por decenas sobre el sitio, varios dan
aun algunos pasos bamboleantes...La voz del oficial ruso
manda por sugunda vez pli! i nuevas filas de japoneses caen
sobre los cadáveres de sus camaradas, caen, se levantan i
continúan su carrera hácia las trincheras Los asaltantes
son diezmados, pero como no les es posible replegarse corren
como locos. Algunos pasos solamente los separan de las trin-
cheras pero los nuestros ejecutan un fuego rápido terrible; la
mitad de los tiradores suben sobre el parapeto i disparan a
boca de jarro. Ni un sólo japones llegó al pié de las trincheras.
"Una salva resonó pero esta vez disparada por los japo-
neses ocultos en el medio de un campo de gaolin. Varios de
nuestros tiradores caen mortalmente heridos sobre el para-
peto, los demas vuelven a descender a las trincheras.
"Los disparos cesan. Detras del gaolin flota una bandera
con disco rojo sobre fondo blanco; los tallos de gaolin se
ajitan i de nuevo una ola humana se desliza hácia las trin-
eneras aplastando a los heridos japoneses. Esta ola es diez-
mada por una nueva salva rusa, vacila un instante, despues
continúa el avance. En las trincheras el fuego rápido resuena
como un redoble de tambor Los soldados del Mikado
caen, los unos heridos por las balas, los otros rendidos por
los esfuerzos sobrehumanos, en tanto que algunos arrojan
sus fusiles, se arrodillan i levantan los brazos al cielo como
para implorar la muerte, despues se inclinan adelante, pare-
ciendo dar sus adioses a la tierra.
"Varios heridos, haciendo un supremo esfuerzo para le-
vantarse, vuelven a tomar sus fusiles i los descargan al airé
sin objeto.
"Aquellos que la muerte ha respetado no están mas que
a veinte pasos de las trincheras...... Delante de ellos corre un
soldado japones con los piés desnudos i el cuello desabrochado;
— 183 —
su pequeña gorra de franja amarilla echada atras deja
ver su frente, cubierta de cabellos negros como azabache.
Blandiendo su fusil sobre su cabeza parece gritar con todas
sus fuerzas. Al lado de él corre otro japones llevando en la
mano derecha una banderola i ocultando la cabeza en su ante-
brazo.izquierdo la inclina hacia adelante. 0 bien está herido
o tiene miedo de mirar la muerte de frente.
"Los asaltantes estan al pié de las trincheras. Se oye una
voz de de mando rusa lanzada con eco ronco. El tiroteo cesa,
los ¡hurras! resuenan i los tiradores surjen sobre el parapeto.
Se traba una lucha atroz; asaltantes i defensores están juntos
i confundidos i las bayonetas completan en silencio su obra
de muerte. El japones que cargaba a pié desnudo, ensartado
en la bayoneta de un tirador ruso se desploma hácia adelante
teniendo siempre el fusil sobre su cabeza. Con el peso de su
cuerpo que rueda por el suelo hace caer el fusil del tirador
ruso que a su turno recibe de un enemigo un formidable culata-
zo i no vuelve a levantarse.
"Las bayonetas rusas se abren camino a traves de la
masa japonesa, i nuestros tiradores ganan mas i mas terre-
no. La ola japonesa se desgrega, se hunde i retrocede. Algu-
nos nipones se defienden débilmente i caen otros, arrojan sus
fusiles i huyen, pero aquellos que las bayonetas han respeta-
do son fusilados por la espalda.
"Nuestros tiradores cargan a su turno, atrepellándose a
los pies de los cadáveres o saltando sobre ellos. De cuando
en cuando un cuerpo inmóvil, se levanta para disparar o
para dar un golpe de bayoneta. Parece que los muertos se
vengan.
"Despues de haber rechazado completamente a los asal-
tantes los tiradores rusos se detuvieron. se tendieron en el
suelo i lanzaron algunos disparos hasta el momento en que
resonó una salva ejecutada desde el medio de un campo de
gaolin. Los japoneses habían recibido refuerzos. Los nues-
tros se replegaron sobre sus trincheras deteniéndose algunas
veces para disparar. El ataque de los japoneses fué rechaza-
do, pero de los 240 rusos que ocupaban este sector de trin-
cheras, apénas 31 quedaron sanos i salvos".

UN ATAQUE DE NOCHE

"Igualmente en Liao-yang, durante la noche del 30 al


31 de Agosto, refiere todavía M. Tabourine, los japoneses
resolvieron apoderarse a toda costa de una altura. A media
— 184 —
noche, comenzaron el ataque de nuestros atrincheramientos
construidos delante de esta altura i ocupado por el 2.° reji-
miento.
"Los últimos cañonazos acaban de ser disparados i un
profundo silencio comienza a reinar. Repentinamente se oye
en lontananza el ruido sordo de numerosas tropas en mar-
cha. Bien pronto una muralla humana se perfila en el fondo
sombrío del horizonte i un fuego de salva ruso, desgarra la
atmósfera. La muralla se aproxima i no se vé mas que cabe-
zas i espaldas. Esta muralla humana parecia invulnerable,
pues no se veia caer a nadie.
"Dos nuevas salvas rusas resonaron. Las primeras filas
japonesas no están sino a una docena de pasos de las trin-
cheras, un segundo mas i ellos escalarían el parapeto.
"De pronto, varias sombras se hunden, i despues toda
una masa enemiga desaparece, haciéndose oir lamentos que,
parecían salir de bajo-tierra. Los pozos de lobo que habían
sido cavados delante del atrincheramiento, acababan de ha-
cer su obra. Las filas siguientes, ignorantes de lo que pasa
delante de ellos, avanzan siempre i caen al mismo lugar
que sus predecesores, reventándolos con su peso. Los pozos
de lobo son bien pronto colmados por los cuerpos. Sin em-
bargo, los nipones avanzan siempre. Ahora ya no se hunden,
pues los pozos están llenos de carne humana hasta el nivel
del suelo.
"Este es el momento psicolójico del ataque; el enemigo
ha franqueado todos los obstáculos i parece que nadaba de
poner freno a su salvaje enerjía. Los hombres de la última
fila pasan por sobre los cuerpos de sus camaradas, llegando
al pié de los atrincheramientos rusos, tropiezan, caen i van a
escalar el parapeto. Pero queda un obstáculo aun: la ba-
yoneta,!
, Las láminas de acero se doblan, penetran en los cuerpos,
algunos tiradores rusos se sirven de piedras a guisa de pro-
yectiles, otros arrancan los fusiles a los nipones enloquecidos
i los ultiman al arma blanca.
Los hombres luchan pecho a pecho; los que están desar-
mados se arrojan los unos sobre los otros, estrechan sus
cuerpos, se aplastan i arrojan a tierra. Los ¡hurras! se debi-
litan, pues las blusas grises llegan a ser ménos i ménos nu-
merosas; pero los soldados del Mikado son rechazados.
Una compañía de ametralladoras fué igualmente, ataca-
da durante esta misma noche por los japoneses, estrechados
de cerca los sirvientes que ven la bayoneta al cañon, hicieron
un contra-ataque i rechazaron a los asaltantes."
— 185 —

ATAQUE. NOCTURNO A UNA ALDEA

Durante la noche del 11 al 12 de octubre de 1904 (nuevo


estilo) el coronel Martynoff recibió órden de arrojar a los ja-
poneses de la aldea de Djandaoul, (situada sobre la ribera
izquierda del Sha-ho) a las 10 de la noche, el destacamento
del coronel Martynoff, comprendiendo dos batallones del re-
jimiento de Zaraisk i cuatro del Tejimiento de Morshan, se
aproximó a la aldea sin ser apercibido por el enemigo gracias
a la profunda oscuridad de la noche. Los batallones rusos for-
mados en línea de columnas de compañía avanzaron simultá-
neamente sobre Djandaoul, de frente i de flanco sin disparar
un solo tiro. Recibidos con un vivo fuego de fusilería ejecu-
tados de una manera desordenada por los pequeños puestos
japoneses; las columnas de asalto rusas hicieron, apesar de
esto, por todos lados irrupcion sobre la aldea, siempre sina
disparar; i. a la bayoneta, dieron fin con los nipones. La 4.
compañía del rejimiento de Zaraisk entró la primera en Djan-
daoul. Los rusos cayeron repentinamente a la bayoneta so-
bre el grueso de las fuerzas japonesas que, apesar del fusila-
miento de sus puestos avanzados vivaqueaban tranqui-
lamente en medio de la ciudad, haciendo coser conservas i
tomando té.
Los japoneses fueron presa del pánico. "Los unos—escri-
be M. Lodyjenskii, corresponsal militar del Russkoié Slovo,—
corrían a tomar su fusil que blandían como locos, i caian por
centenas a los golpes de bayoneta de los nuestros; los otros
se salvaban en los campos o se ocultaban en las casas chinas.
Al alba, nuestros soldados rejistraron estas últimas i
mataron a la bayoneta cierto número de nipones.
Los demas fueron salvados por los chinos que los oculta-
ron en los lugares secretos."

DELANTE DE PORT-ARTHUR

(Relacion de M. Némirovitch-Dantchenko, publicada por la Rousskoié Slovo)

"El 26 de Julio (nuevo estilo), los japoneses hicieron es-


fuerzos desesperados i marcharon a la muerte por millares
para quebrantar el coraje de nuestras tropas. Siete cargas
furiosas que ejecutaron contra los Youpilaz, se quebraron
— 186 —
contra las murallas vivientes que formaban nuestros solda-
dos. Cinco nuevas cargas ejecutadas con la mayor impetuo-
sidad contra las colinas verdes, fueron rechazados por lo»
rusos con un vigor tal que los japoneses tomaron la fuga,
arrojando sus fusiles i sus cartuchos i quitándose el calzado
para salir mas pronto de este verdadero infierno.
En una sola jornada 7,000 muertos i heridos fueron aban-
donados por los nipones sobre las pendientes fatales de nues-
tras posiciones
"El 27 de Julio, los japoneses ejecutaron aun cuatro car-
gas contra Ioupilaz i seis contra las colinas verdes... A me-
nudo los rusos abandonaron sus atrincheramientos para ir
al encuentro de los asaltantes i los arrojaban por las pen-
dientes
El 30 de Julio, a las 2 de la mañana, en una noche
profundamente escura, los japoneses pensando que iban a
sorprendernos lanzaron 6,000 hombres sobre el 13.° cuerpo
de fusileros rusos.
Aunque obligados a batirse en la proporcion de uno con-
tra doce los soldados de este Rejimiento sostuvieron dos ata-
ques furiosos; i echaron al enemigo a la bayoneta, a cula-
tazos i a pedradas i con todo lo que hallaron a la mano. Los
japoneses bajaban las pendientes en las tinieblas, pronto vol-
vían a trepar para no dejar en reposo a nuestros soldados
agotados por el insomnio, por lucha i por las marchas. Los
puntos de acceso de nuestras posiciones estaban llenos de
cadáveres i rojos de sangre. Durante los cortos instantes de
calma los lamentos de los heridos hacían mas lúgubre esta
escena nocturna, En fin, los japoneses hicieron venir nuevos
batallones que cubricion toda la montaña i ejecutaron una
tercera carga. El heroismo tiene tambien sus límites; el 13.º
Tejimiento fué obligado a retroceder, pero el 14.° Tejimiento
cargó a su turno con impetuosidad sobre el enemigo que ce-
lebraba demasiado pronto la victoria lanzando gritos de
triunfo, i lo arrojó en el abismo de donde acababa de sujir
tan impetuoso i amenazante."

Todas las relaciones que hemos dado hasta aquí ema-


nan de oficiales rusos o de corresponsales militares agrega-
dos al ejército del jeneral Kouropatkine. Reproducimos en
seguida uno debido a la pluma de un corresponsal del Times,
que seguió las operaciones del sitio de Port-Athur con los
japoneses.
— 187 —

A S A L T OD E LN A M A O K A Y A M A

(20-21 Setiembre 1 9 0 4 )

"El asalto, por los japoneses, del Namaokayama, una de


las cimas de las montañas de Métre, constituye uno de los
episodios mas curiosos del sitió de Port-Arthur.
"El 20 de Setiembre dé 1904 a la 3.30 P. M., la artillería
japonesa tronó sobre toda la línea con una intensidad ma-
yor que las precedentes, i el ruido hizo creer que el l.er reji-
miento de infantería iba a dar el asalto a Ja cresta del Na-
maokayama tan pronto como él fuego hubiese cesado.
"La artillería rusa reabrió nuevamente el fuego.
"Un poco ántes de las 5 de la tarde, se notó cierta ajita-
cion entre los soldados del l.er rejimiento que comenzaba a
remover sus miembros entorpecidos. Las compañías se for-
maban en dos filas en todas las partes del terreno al abrigo
de los fuegos rusos. Los. sub-oficiales alineaban i numeraban
sus hombres como si se tratase de una parada, mién-
tras que los oficiales, formando pequeños grupos hablaban
del asalto inminente i se estrechaban las manos ántes de
marchar a la muerte. El coronel del rejimiento, un veterano
que habia tomado parte en una cincuentena de encuentros
estaba sólo, revestido de su capote negro, las manos cruza-
das a la espalda i considerando con la mayor atencion la
cresta de la altura. Varios oficiales—probablemente los co-
mandantes de compañía—se aproximaron a su coronel, lo
saludaron, pronunciaron,algunas palabras despues fueron a
colocarse a la cabeza de sus compañías en este momento en
reposo.
La bandera del rejimiento fué sacada de su envoltura i a
esta señal cada compañía desplegó su banderola.
"Era éste un espectaculo grandioso. Las bayonetas bri-
llabon al sol, i los soldados alineados en dos filas, él arma al
pié, los brazos cruzados i lo alto del cuerpo inclinado hacia
adelante esperando la órden de cargar. Las numerosas ban-
derolas ajitadas por el viento en tanto que el trapo de la
bandera del rejimiento chocaba con fuerza contra el asta. Por
última vez la artillería japonesa se puso a disparar con shra-
pnels sobre la cima del Namaokayama, con una intensidad
tal que los rusos debieron adivinar que él ataque era inmi-
nente.
— 188—
"Durante una media hora los soldados japoneses queda-
ron inmóviles con la vista fija sobre la vertiente escarpada
que bien pronto recibirían la órden de escalar.
"Despues, la artillería japonesa cesó bruscamente el fuego
i, sin otra advertencia llevando la banderola de la compañía
a la cabeza se dirijió hácia la colina. Las compañías se pu-
sieron en marcha, no en largas columnas de tiradores sino
en órden cerrado, es decir, en líneas desplegadas en dos filas,
las bayonetas cruzadas, los capitanes, sable en mano a algu-
nos pasos de distancia hácia adelante.
"Esta fué una carga de infantería al estilo de ahora cien
años que se creia desaparecido para siempre de las campos
de batalla modernos. Tres mil hombres avanzaban bayoneta
calada, en órden cerrado probando así a los teóricos hasta
qué punto se desvanecen sus doctrinas cuando son puestas a
prueba. Trepando las pendientes de la posicion, el Tejimiento
presentaba un frente de dos compañías, habia, pues, adopta-
do la formacion de una línea de batallones en masa: dos co-
lumnas acoladas fuertes cada una de seis compañías en línea
desplegadas sobre dos filas, marchando a seis pasos las unas
detras de las otras. La compañía de cabeza de la columna
de la derecha tenia por punto de direccion la pieza de grueso
calibre en batería sobre la cima de la posicion.
"A cada instante se esperaba ver que una salva aniqui-
lase las dos compañías de cabeza, pero los rusos notaron el
ataque sino cuando los japoneses estuvieron a algunos pasos
de lar trincheras. En este momento un artillero ruso salió
de su abrigo i disparó por última vez con la gruesa boca de
fuego de un modelo antiguo. Un minuto despues los infantes
japoneses degollaban a los sirvientes en los puestos mismos.
"Esta infantería, que marchaba al asalto como se ha
dicho al estilo de ahora cien años iba ahora a combatir sir-
viéndose de tretas que estaban en boga en una época aun
mas atrasada, sobre los campos de batalla de Dettingen i de
Fontenoy. Tan pronto como una compañía japonesa alcanzó
la cresta de la altura, los soldados tomando el fusil con la
mano izquierda, i en lugar de usar de la bayoneta o disparar,
arrojaban con la mano derecha a la cabeza de sus adversa-
rios estupefactos, proyectiles que a primera vista parecían
piedras. Pero estas pseudo-piedras producian un humo ama-
liento.—El secreto tambien guardado hasta entónces por los
japoneses estaba por fin descubierto; los proyectiles de que
se servian los japoneses no eran otra cosa que las granadas
de mano cargadas con dinamita. Cada soldado llevaba tres
granadas de esta clase. Los rusus que defendían a Namao-
— 189 —
kayama fueron de tal modo desmoralizados por este inespe-
rado modo de ataque que presentaron bien poca resistencia.
En cuanto a los japoneses, ellos sufrieron muchos fuegos
cruzados ejecutados desde la colina 203 metros.
"En el momento en que la lluvia de granadas llegaba a
su máximun de intensidad la posicion de Namaokayama
parecía una inmensa hoguera del medio de la cual se elevaba
lentamente una nube amarilla producida por el estallido de
estos innumerables aparatos. En medio de este humo esta-
llaban obuses japoneses i rusos en tanto que en el borde de la
hoguera los asaltantes se ajitaban como diablillos los unos
esgrimiendo la bayoneta, los otros disparando sóbrelos rusos
que; corriendo, descendían detras de la colina. Otros en fin—
esta era la mayoría—no encontrando mas granadas, lanza-
ban piedras o hacian rodar trozos de roca. Esta estraña
escena duró diez minutos a lo sumo. Los rusos estaban muer-
tos o prisioneros, o en seguridad sobre el camino de Port-
Arthur".

MODELO TÍPICO DE UN ATAQUE A LA. BAYONETA

No hai que decir que si las cargas a la bayoneta son reha-


bilitadas, ellas no podrán siempre obtener éxito sino cuando
sean ejecutadas, segun los métodos nuevos. Salvo durante
la noche, las tropas encargadas de dar el asalto, no podrán
adoptar formaciones compactas, como sucedió, por ejemplo,
en el caso de Turentchen; ellos debieron dividirse en pequeños
grupos que, caminaron utilizando todos los abrigos del suelo,
i converjiendo hácia el punto de ataque. Fuera de esto los
japoneses nos han dado un excelente ejemplo del nuevo modo
de ataque en pleno dia i bajo él fuego, durante la batalla de
Liao-yang.
Este ejemplo ha sido espuesto con mano maestra por M.
Reginald Kann en su interesante libro titulado: Diario de un
corresponsal en la guerra del Estremo Oriente:
"Confortablemente instalados detrás de grandes rocas—
escribe M. Reginald Kann—dirijimos nuestros jemelos sobre
el valle. De repente detras de un talud, una delgada línea ama-
rilla apareció. Era la infantería japonesa que comenzaba el
ataque. Para este ataque, se han fraccionado las líneas en
pequeños grupos de 10 á 20 hombres, colocado cada uno
bajo el mando de un oficial o de una clase. A cada uno de estos
grupos se le ha designado un punto de la posicion enemiga
— 190 —
adonde deben llegar; es la sola indicacion que recibiera del co-
mando.
"La primera línea saltó fuera de las trincheras, los jefes
de grupo se adelantan corriendo a toda fuerza hasta el plie-
gue de terreno mas próximo, dónde se tienden. Sus fraccio-
nes le siguen sin observar ningun órden, teniendo cada hom-
bre por única preocupacion el llegar lo mas rápidamente po-
sible al lugar en que se ha de' ocultar... En tanto, delante de
toda la posicion rusa se distingue el vestuario kaki que se
aproxima por saltos. Los hombres siguen al jefe, este escoje
el abrigo de adelante i el camino que ha de seguir para alcan-
zarlo. A menudo, aprovechando las obstáculos favorables,
situados fuera de su ruta se vé grupos oblicuar a derecha e
izquierda, tomar la misma ruta que una fraccion vecina i
volver en seguida a su direccion primitiva. Así, desde el pri-
mer alto, la hermosa alineacion del principio es quebrantada:
se divisan las secciones deseminadas sobre el glasis, los unos
tendidos, los otros agachados, otros en plena carrera. Los
900 metros que faltan para las trincheras enemigas de los
rusos son franqueados de esa suerte, i lo que queda de la pri-
mera línea japonesa se repone al abrigo del talud de tierra
torpemente elevado por los rusos para protejer sus alambra-
das.
"Cuando la primera línea de asaltantes ha llegado a la
mitad del camino de su objetivo, la segunda deja a su turno
las trincheras donde se abriga i se lanza sobre el glasis utili-
zando el terreno i marchando como la primera...... Seis ava-
lanchas sucesivas suben el flanco sembrado de cadáveres i de
heridos i uno despues de otro vienen agazapándose detras del
talud protector a 100 metros de las trincheras enemigas. Du-
rante este tiempo, los voluntarios cortan las alambradas bajo
las mismas bocas de los fusiles enemigos. Arrastrándose,
logran abrirse paso a traves de las defensas enemigas, pero
bien pocos de ellos vuelven a juntarse a sus camaradas
Toda la línea japonesa es iluminada por los destellos del acero
que sale de sus vainas. Es la última fase del asalto. Los ofi-
ciales una vez mas dejan el abrigo al grito de: ¡banzaï! repe-
tido por todos los asaltantes. Avanzan penosa pero segura-
mente, a pesar de las alambradas, los pozos de lobo i el fuego
inexorable de fusilería; la ola se abate por instantes pero
avanza siempre. Hélos allí a algunos metros de las trinche-
ras; entónces del lado ruso, la larga línea gris de fusileros
siberianos, se levanta a. su turno i envía una salva última
sobre el enemigo, descendiendo a la carrera, por los flancos
de la montaña La batalla está ganada; el asalto ha du-
rado exactamente una hora i diez minutos "
— 191—

Pensamos que liemos demostrado suficientemente, por


estos diferentes ejemplos, que sólo la carga a la bayoneta,
puede, hoi dia como en otra época, traer la decision.
SERJIO NIDVINE.
Capitan.

Por la traduccion.
LUIS MALDONADO.
Capitan, oficial a prueba en el Estado Mayor Jeneral.
Artillería pesada del Ejército
de Campaña
1. SU ORÍJEN I DESARROLLO

El poco éxito de los rusos en la guerra del 80 imprimió,


mui en especial, nuevos rumbos a la cuestion material de ar-
tillería en campaña.
Sabido es que la artillería de los rusos fué impotente para
colocar en condiciones propicias para el asalto a las forti-
ficaciones construidas por los turcos en los alrededores de
Plewna. En nuestra campaña del 79 se esperimentó la mis-
ma desccepcion.
Si bien es cierto que se ha escrito, atribuyendo el poco
éxito de los rusos a los errores tácticos cometidos en el em-
pleo de su artillería, no por ello se ha dejado de llegar a la
conclusion de que la culpa principal fué del material con que
estaba armada la artillería del ejército en campaña.
Los cañones, con su trayectoria tendida, no podían da-
ñar a las tropas colocadas tras abrigos construidos de ante-
mano; los que tampoco podían ser destruidos con su poco
potente proyectil.
Con las esperiencias obtenidas de esta guerra dieron las
grandes potencias importancia primordial a la fortificacion
de campaña i, como era natural, al estudio de los elementos
necesarios para su destruccion.
La artillería rusa fué dotada de morteros de 15 cm. en
montaje de campaña.
En Alemania, al principio se hizo el ensayo de obtener
grandes ángulos de caida, disparando los proyectiles de las
piezas de campaña con pequeñas cargas de proyeccion. El
resultado fué desgraciado, pues, la precision del tiro era mui
defectuosa.
— 194 —
Con varios otros ensayos se llegó a obtener, herir las tro-
pas colocadas tras parapetos; pero nó destruir los abrigos.
Por fin, se acordó amoldar el obus de 15 cm. de la artillería
a pié, a las exijencias de un material que pudiera acompañar
al ejército de campaña.
Obtenido esto, solo el año 99, se construyó el número de
piezas suficientes para la dotacion de un Batallon (4 bat.,)
i fueron entregadas al Polígono de Tiro de Tohrn. Con este
material practicaban en toda clase de terrenos los diversos
Tejimientos que allí se trasladan anualmente durante el pe-
ríodo de tiro. Solo en el año 1902, refundidas las esperiencias
i correjidos los defectos, que toda clase de prácticas habia
dado ha conocer, se comenzó a construir el modelo defi-
nitivo con el que ya algunos Tejimientos toman parte en las
maniobras anuales de las divisiones i cuerpos de ejército.
(Obus 1902).
La mayor movilidad de este material sobre el antiguo
de la artillería a pié no le ha hecho perder de ninguna mane-
ra sus cualidades para defensa i sitio de plazas fuertes, mui
por el contrario, las ha aumentado.
Alemania, tomando estos elementos de la Artillería a pié,
ha dotado ya a su ejército de la nueva rama de la artillería
de campaña que tan brillante papel cupo desempeñar en la
última guerra ruso-japonesa. Cada año la vemos afianzarse
en el terreno conquistado mediante su aplicacion irreempla-
zable i su movilidad que alcanza, casi, al igual de la artillería
montada.
Las últimas maniobras imperiales i las de 1905 en que
tomé porte así lo han acreditado.

2. PRIMEROS ÉXITOS

a). Guerra greco-turco de 1897


El importante papel que en las guerras futuras desem-
peñarían las posiciones fortificadas habia obligado a los tur-
cos, ántes de la campaña del 97, a decidir la creacion de un
Tejimiento de obuses por cuerpo de ejército.
Cada rejimiento debia componerse de dos grupos de tres
baterías cada uno, armadas con obuses de 12 cm.
En el momento de la declaracion de guerra, solo existían
dos Tejimientos (en el 2.° i 3.° cuerpo de ejércitos); pero, no
tenían aun, ni su atalaje completo.
El comandante de la artillería en el ejército de Thesalia,
persuadido de que los griegos preparaban un fuerte punto de
— 195 —
apoyo en las defensas de Larisa. posicion mui favorable, ob-
tuvo el envío de dos baterías de obuses con las que organizó
su "artillería pesada de campaña."
Las baterías llegaron solo dos dias después de la caida
de dicha plaza, abandonada por los griegos, sin combatir.
Despues del combate de Pharsalia, se destacó una batería de
obuses de la artillería de cuerpo i esta con la otra batería
pesada fué agregada a la 2. a Division, que tenia por mision,
atacar la posicion de Domokos ocupada por los griegos.
Esta batería marchó a la cola de la division, protejida en
comun, con la artillería de cuerpo, por un batallon de infan-
tería. La víspera de la batalla de Domokos vivaqueó en la
estacion al norte de Pharsalia de modo que, el 17.5.97
para tomar su puesto de combate, debió recorrer aun 24
kilómetros.
Los griegos habian organizado en Domokos una posi-
ción sólidamente atrincherada, fuerte contra ataques que vi-
nieran del N. i NE. i protejida en algo, contra ataques del NO.
por la falta de caminos i la naturaleza del terreno. Trincheras
guarnecian la posicion a media falda i la artillería estaba
en emplazamientos mui bien elejidos de antemano, sobre todo
tres cañones de 10 cm. que abrieron el fuego contra los tur-
cos a 7 kilómetros.
Los seis obuses fueron emplazados una hora despues de
haberse iniciado la accion, debido a su situacion a la cola de
la columna de marcha. La infantería se batia, ya en retira-
da. Los obuses tomaron el mismo frente que las baterías de
la artillería divisionaria i, ocultas las piezas por el trigo aun
no segado, abrieron el fuego con pólvora sin humo sin ser
apercibidos por los griegos.
Los obuses tomaron desde luego como objetivo las ba-
terías del ala izquierda enemiga que se encontraban algo re-
tirada tras las crestas a una distancia alrededor de 3,300
metros, obligándolas mui luego a suspender sus fuegos.
Recibida la orden de batir las quebradas que servian de
abrigo a las reservas i a los carros de municiones, la esplo-
cion de uno de éstos, demostró que el tiro de los obuses era
eficaz.
Al dia siguiente se constató esto con mayor evidencia, al
recorrer el campo abandonado durante la noche por los grie-
gos. El estrago causado por el fuego de los obuses en el per-
sonal i material era mui fácil de distinguir i la disposicion de
los cascos, demostraba que la parte tras las alturas habia
sido batida con éxito.
Dos dias despues se firmaba el armisticio que ponia fin a
la guerra. Este encuentro, el único en que los obuses alcan-
— 196 —
zaron a tomar parte, demostró lo que se habría podido hacer,
habiendo contado con ellos desde un principio.
El resultado obtenido es mucho mas de admirar cuanto
que al iniciarse la guerra la batería acababa de organizarse i
nunca habia ejecutado ni un tiro de escuela, los que, por otra
parte, eran mui raros en Turquía.
La batalla de Domokos parece ser el primer ejemplo del
empleo efectivo en la guerra, de los obuses pesados.
Aquí tambien, es cuando por primera vez se vé a un ejér-
cito en campaña, hacerse acompañar por piezas de tiro curvo.
b). Guerra anglo-boers
El segundo ejemplo nos lo proporciona la campaña que
puso fin a la nacionalidad de las repúblicas Sud-africanas:
1). El papel desempeñado por los obuses de que disponían
los boers ha sido dado a conocer por el teniente von Wich-
mann, adicto militar de Alemania, durante dicha campaña.
(Militar Wochenblatt. 6.8. 03.)
Los boers contaban con cuatro obuses de campaña de
12 cmt., modelo 97 i 10 calibres de largo, estas piezas son
mui semejantes a los obuses alemanes antiguos M/98. Su
peso en batería era de 1,025 kilogramos.
Los obuses de 12 cmt., dice el teniente von Wichmann,
prestaron excelentes servicios i fué mui lamentable que su
número no hubiera sido mayor.
En un pais montañoso o mui quebrado, el obus, es la
única pieza que permite batir mejor a las reservas ocultas
tras los numerosos accidentes del terreno. Si los boers hu-
bieran contado con un número mas considerable de ellos,
habrían podido causar a los ingleses pérdidas de gran im-
portancia:
Gracias al empleo del tiro curvo, para el cual son impro-
pios los cañones de campaña, i la posibilidad de disparar
desde grandes distancias sobre las reservas que se creían
abrigadas tras los accidentes del terreno, se producía un efec-
to admirable.
La gran fuerza de penetracion del proyectil, los hacia
mui eficaces para batir, los abrigos; i, las fortificaciones de
campaña, no podían ofrecerles gran resistencia.
Mediante el tiro curvo ningun objetivo se encontraba ya
en seguridad. Los boers pudieron, mas tarde, constatar esto
a su propio costo, cuando los ingleses, a sus ves, comenza-
ron a usar los obuses para la campaña.
2). El mayor Mac-Munn del ejército ingles, comandante
durante esta campaña de un grupo de obuses, ha relatado
— 197 —
por su parte, sus esperiencias en el Proceeding oí the Royal
Artillery Institution, 4.° trimestre de 1902.
He constado dice, que las tropas tienen la mayor confian-
za en el tiro de los obuses i que marchan con gran ardor al
asalto de una posicion si son apoyadas por estas piezas. Du-
rante la campaña se me ha dicho frecuentemente esto mismo
por oficiales de las otras armas.
Examinando atentamente las profundas trincheras cons-
truidas por los boers, se vé que el único medio de batirlas
con eficacia, es usar proyectiles que lleven un gran ángulo de
caida. En cuanto a la probabilidad de herir con un proyectil
por percucion a los hombres parapetados en una trinchera
de dos pies de ancho, es tan problemático, que no se la debe
tomar en cuenta.
La facultad de disparar sin ser vistos, que poseen los
obuses en el mas alto grado, así como la posibilidad de cam-
biar de objetivos sin dificultad ninguna, aumenta grande-
mente las ventajas que ya le ha dado su trayectoria curva.
En resúmen, con las esperiencias de estas guerras, se
puede dar en jeneral por establecido, a favor del empleo de
los obuses en los ejércitos de campaña:
1.° Su efecto moral es estraordinario, mucho mas si sus
proyectiles caen en terreno rocoso.
2.° Permiten bombardear todas las partes de la posicion
enemiga, no tan soló las que se presentan a la vista sino
tambien i, con igual eficacia, aquellas que únicamente pueden
ser observadas desde globos o desde puntos de observacion
alejados de la batería.
3.° Es el único medio de poder batir a un enemigo que dis-
pone de trincheras profundas para abrigarse.
4.° Confianza singular que el proyectil del obús parece ins-
pirar a las propias tropas al estallar en la posicion enemiga.
5.° La curvatura de su trayectoria permite continuar el
fuego hasta los últimos instantes por sobre las cabezas de
las tropas asaltantes obligando, con ello en gran parte, al
enemigo a permanecer en el fondo de sus trincheras.
6.° Con la misma facilidad que los obuses dispersan sus
fuegos, pueden concentrarlos en un punto dado de la posi-
cion enemiga, cualquiera que sea esta ya oculta o simulada,
abrigos, reservas, etc.
7.° El rol de esplorador es desempeñado por los obuses
desenmascarando al enemigo, con inmensas ventajas sobre
los cañones.
8.° La utilidad del obus en la destruccion de la mam-
posteria, etc., está reconocida desde su aparicion.
— 198 —

c) Ultimos éxitos
El gran éxito obtenido en la reciente guerra ruso-japone-
sa ha venido ha dejar firmemente establecido la necesidad
imprecindible en que se encuentran los ejércitos en campaña,
de hacerse acompañar de obuses pesados de campaña (en Ale-
mania: "Artillería pesada de campaña.)
Desde el combate en la márjenes del Jalu, los japoneses han
debido sus mejores éxitos a las baterías de obuses de campaña
de 12 cmts. Emplazadas en posiciones ocultas i disparando
con acierto sus potentes proyectiles, han llegado en algunos
casos, como aquel a que refiere el señor Mayor Schönmeyer en
su correspondencia del teatro de operaciones, a destruir en diez
minutos una batería de campaña en descubierto, la que por
su parte, se encontraba en la imposibilidad de responder
el fuego por lo quebrado del terreno que le impedia ver al ene-
migo i dispararle por carecer los cañones del gran recurso
que para esta clase de terrenos proporciona el tiro curvo.
Un ejército, por otra parte, que no posea en campaña ar-
tillería pesada, se verá mas de una vez detenido, impotente
para destriurlas tan perfeccionadas fortificaciones de campa-
ña modernas u obligado a enormes sacrificios que en muchos
de los casos pueden llegar a ser estériles.
Nosotros mismos hemos sufrido pérdidas desproporcio-
nadas, dado el total decombatientes i en varios casos mui do-
lorosas, debido a la falta de un material i proyectil que tuviese
poder suficiente para dejar en condiciones propicias para el
asalto a las trincheras tras las cuales se parapetaban nues-
tros contrarios.
3. su MISION

Según el reglamento de servicio de campaña del ejército


aleman "Felddienst-Ordnung" de 1900, el papel de la "Ar-
tillería pesada del ejército de campaña" es ayudar al ejército
de operaciones, en los casos que sea menester, cumpliendo 'a
mision que se le haya encomendado, es decir, siempre que se
necesite cañones de grueso calibre.
Este caso puede presentarse en el ataque o defensa de
posiciones preparadas de antemano o posiciones de campaña,
atrincheradas, así como tambien contra fuertes barrera, etc.
La artillería pesada del ejército de campaña está armada
como regla jeneral con piezas de trayectoria curva, dotadas
de proyectiles torpedo, granadas i shrapnels. En casos es-
cepcionales o para el uso preferente del shrapnel se le agrega
piezas de trayectoria tendida, con objeto defensivo.
— 199 —

4. ORGANIZACION

Cada rejimiento se compone de dos o tres batallones de


obuses o morteros i en casos especiales de cañones de 10 cen-
tímetros.
Un batallon de obuses está formado por cuatro baterías
i el de morteros por dos baterías i varias columnas de muni-
ciones.
La batería de obuses se compone de:
1 carro observatorio a 2 parejas,
6 piezas..... ,, 3 „
12, carros de municion „ 3 „
1 carro de repuestos a 3 parejas,
caballos de oficiales i de repuesto:
1 carros de fragua. a 2 parejas,
1 ., „ forraje „ 2 „
1 „ ,, alimentos „ 1 .,
1 „ „ equipajes ,,1
La batería se descompone como sigue:
1). Batería de combate.
1 carro observatorio,
6 piezas (cada dos una seccion),
6 carros de municion,
1 „ ,, repuesto;
2). Escalon de municiones
6 carros de „
caballos de oficiales i de repuesto;
3). Gran bagaje:
1 carro de fragua.,
1„ „ forraje,
1„ „ equipaje,
1, , , alimentos varios.
Cada batería dispone de 31 carros en las columnas de
municiones, estos vienen en las del cuerpo de ejército o en las
de las divisiones de infantería.
— 200 —
Cada uno de los carros de municion trasporta 36 proyec-
tiles, así es que la batería, cuenta desde el primer momen-
to con 216 proyectiles, cifra que se eleva a 432 con la llega-
da del escalon. Para reponer estos, tiene en las columnas de
munision un efectivo de 1,216 proyectiles.
Una Batería de Morteros se compone de:
1 carro observatorio,
4 „ para trasportar los tubos,
4 cureñas,
8 carros para trasporte de las plataformas,
8 . id. de municion,
8 con repuestos i accesorios,
Los vehículos del gran bagaje,
Las columnas de municion respectivas.
El bagaje de un rejimiento de artillería pesada de campa-
ña se compone:
En la P. M. del rejimiento:
4 caballos de repuesto,
1 carro de equipaje;
En la P. M. de cada Batallon:
3 caballos de repuesto,
1 carro de equipaje;
1 id. de provisiones,
1 id. fragua,
1 id. forraje.
5). MARCHAS

La artillería pesada no tiene colocacion especial en la co-


lumna de marcha, esta se amolda a lo que para cada caso,
determine el jefe de las tropas.
Su utilizacion debe ser prevista con anterioridad i, segun
sea esta, será la colocacion que se la dé en la columna de
marcha.
La formacion de marcha es la misma que en la artillería
de campaña, la columna por piezas.
La profundidad de la columna de marcha .alcanza en una
batería de obuses pesados de campaña a:
260 mstros (batería de combate),
360 ,, con escalon de municiones,
440 „ „ gran bagaje.
— 201 —
b.) Baterías de morteros, con los carros de plataforma i
escalon de municiones tienen una profundidad de: 500 me-
tros; con el gran bagaje: 560 metros.
c) Una columna de municiones tiene: 320 metros de pro-
fundidad.
6). VIVAC

El vivac de una batería tiene 100 metros de frente por


200 de profundidad. M/m. 120 pasos por 260.

7 ) . COMBATE

Principios reglamentarios
La artillería a pié sigue, como artillería pesada del ejérci-
to de campaña, en jeneral, los principios reglamentarios esta-
blecidos para la artillería de campaña i se emplea bajo igual
base.
Posiciones fortificadas de campaña
a). Ataque
Las intenciones del adversario de presentar combate en
posiciones preparadas de antemano, no debe permanecer ig-
norada del comandante de las tropas. Este debe ser informa-
do con la anterioridad suficiente para que pueda tomar opor-
tunamente sus disposiciones.
Las baterías de obuses siguen a considerable distancia en
tanto que su empleo no sea probable. Su colocacion puede
variar entre la cabeza de la columna de infantería o a la
cola de la columna de marcha en cuya situacion se encontra-
ría distanciada de la cabeza, segun el caso:
13 kilómetros tras una division de infantería,
23 ,, „ un cuerpo de ejército,
40 ., ,, columnas de municiones i trenes.
En cuyas circunstancias las baterías tienen que ejecutar
grandes marchas ántes de entraren accion. En cambio inter-
calándolas entre las tropas de combate se aminora gran-
demente esta distancia por recorrer.
Para la reparticion de las tropas en una division de in-
fantería i bajo la suposicion de que la artillería pesada de
campaña sea incluida en el grueso, tras las primeras tropas
— 202 —
dé infatería i un rejimiento de1/2 artillería de campaña, la dis-
tancia por recorrer será de 8 kilómetro, i la que separa la
batería de su carro observatorio, que marcha a la cola de
la vanguardia, será de 31/2 kilómetros.
Si hai algun combate en perspectiva los encargados de
dirijir el desarrollo de la accion deben tomar las mejores pro-
videncias para la acertada colocacion de la artillería pesa-
da en la columna. Para ello es menester aclarar de antemano
la situacion del enemigo.
Esto no es siempre fácil de obtener, cuando mas, es posi-
ble por medio del reconocimiento, determinar la situacion
jeneral de la posicion enemiga i mui a menudo el asaltante
solo puede, mui confusamente, darse cuenta de su estension,
naturaleza i pormenores; mucho mas difícil es aun calcular
su verdadero poder.
El reconocimiento, a causa de esto mismo, debe ser lleva-
do a cabo con la mayor prolijidad posible i a fondo, abar-
cando hasta los menores detalles.
El comandante de la artillería pesada deberá ampliar, por
su parte, este reconocimiento cuanto sea menester para sus
baterías, ántes i durante el ataque a la posición por las
tropas de la vanguardia; sobre todo mui prolijamente i
cuanto ántes el de la posicion por ocupar, el del propio em-
plazamiento i el terreno para el despliegue de las baterías.
Con esto se asegurará su rápida entrada en accion i se ga-
rantiza la buena direccion, observacion i tiro.
Abrigos se deben construir a medida que el tiempo lo per-
mita i aun durante el combate se debe continuar reforzándo-
los i completándolos.
El total de la municion de que dispone la batería debe ser
trasladada al emplazamiento tan pronto como sea posible,
volviendo los carros de municion vacios, inmediatamente al
punto de reunion que se les haya designado con anterioridad.
Se debe hacer avanzar las columnas de municion en tiem-
po oportuno para que alcancen a llegar repuestos a las
baterías durante el combate.
La direccion del fuego se centraliza para toda la artille-
ría, su deber primordial es tratar de obtener cuanto ántes la
superioridad de fuego sobre la artillería de la defensa.
La artillería pesada trata, en particular, de batir las ba-
terías similares del adversario, sobre todo aquellas que im-
piden el avance de nuestras tropas i dificulten la preparacion
para el asalto. Luego, concentrando sus fuegos en el punto
que se haya designado para el asalto, debe abrir la brecha
por la que se precipitará 1a infantería en el momento opor-
tuno.
— 203 —

b). Defensa
En la defensa, la artillería pesada de campaña debe tra-
tar de llenar su mision apoyando i reforzando a la propia
artillería de campaña.
Para aumentar el poder de sus fuegos le es indispensable
reconocer prolijamente con anterioridad las propias posicio-
nes i abarcar igualmente en este reconocimiento las que pro-
bablemente ocupará el enemigo.
Las baterías deben colocarse en situacion de poder batir
con eficacia las del adversario mediante una hábil utilizacion
del terreno disponible i la construccion inmediata de abrigos.
Por lo menos se deberá construir máscaras, en caso de
que no se llegue a disponer de abrigos completos por causa
del terreno o por falta de tiempo.
El emplazamiento del observatorio para el comandante
de batería se buscará lo mas próximo posible al de ésta con
el objeto de que la batería pueda continuar bajo el manda
directo de su comandante, puesto que será naturalmente mas
hacedero en este caso detener al asaltante en su rápida mar-
cha hácia su objetivo que cuando se encuentra en la batería
solo un oficial subalterno (comandante-auxiliar) encargado
de dar los comandos que desde su observatorio alejado le
trasmite el comandante de batería.
Tambien es de suma importancia disponer en la proximi-
dad de las piezas de un gran acopio de municiones.
Mejorar los caminos a retaguardia de la posicion, medir
las distancias en especial hácia las probables posiciones que
ocupará la artillería enemiga i hácia los puntos por los cua-
les desembocará la infantería para el asalto son precauciones
de gran utilidad, puesto que la defensa deberá necesitar mui
pronto dichos datos.
Al comandante de las tropas corresponde dar la orden para-
el primer disparo. Se debe evitar abrir el fuego a grandes dis-
tancias o sobre pequeños grupos de tropas, puesto que con
ello se obtendría facilitar al enemigo el reconocimiento de
nuestra posicion. Por el contrario, se debe romper el [fuego
inmediatamente contra la artillería enemiga en marcha.
Tan pronto como la infantería enemiga se lanza al asalto
debe ser tomada como blanco por todas las baterías de la
defensa, tanto cañones como obuses ¡morteros, manteniendo
constantemente bajo un no interrumpido fuego todo el terre-
no del asalto de tal modo que el enemigo se vea obligado a
retroceder. La denodada perseverancia de las baterías dará»
— 204 —
al combate un feliz desenlace, siendo altamente honroso lle-
var la lucha hasta la pérdida gloriosa de la última pieza.
Ataque a fuertes barrera i campos fortificados
Al lado de los batallones de obuses se colocan batallones
de morteros para facilitar la destruccion de las fortifica-
ciones.
Todo lo dicho para los batallones de obuses se aplica a los
de morteros; pero sí, se debe tener en cuenta:
a), que es menester preparar su emplazamiento de ante-
mano.
b). que su restrinjida movilidad exije buenos caminos.
c). i que, aun llegadas las piezas a la posicion, es menes-
ter, para romper el fuego, la construccion de plataformas i
abrigos.
Los abrigos que se construyan deben tener en vista la
necesidad de resistir ventajosamente a la artillería de la de-
fensa.
Acallar los fuegos de la artillería enemiga es aquí, tambien,
la primera mision de la artillería pesada de campaña.
Cañones con proteccion acorazada deben ser tomados ba-
jo un fuego abrumador, sobre todo, por los morteros hasta
neutralizarlos. Igualmente su accion se debe dirijir a la des-
truccion de las obras de flanqueo.
Las dificultades que se presenten para el ataque a un
campo fortificado, pueden obligar a valerse de la oscuridad
para aproximarse a el, como en el caso de posiciones forti-
ficadas de campaña. Si esto se hace necesario, se debe ya el
dia ántes aproximarse a la zona batida por los fuegos ene-
migos.
Las baterías, a cubierto por la oscuridad, serán lle-
vadas durante la noche a los emplazamientos buscados i pre-
parados de antamano pudiendo así romper sus fuegos e ini-
ciarse la accion con la primera claridad del dia.
J. CARLOS PEREZ.
Teniente 1.° de artillería, oficial a prueba en el E. M. J.
Enseñanzas tácticas de la guerra
ruso-japonesa

(Tomado del Resúmen de la Prensa Militar Estranjera)

ANÁLISIS DE UN ESTUDIO DEL CAPITAN BREVETÉ NlESSEL,


DEL EJÉRCITO FRANCES

Conclucion
Artillería pesada.—Los japoneses se sirvieron de la arti-
llería pesada desde la primera batalla, o sea desde el paso
del Yaití; los rusos tuvieron algunas baterías en Liao-Yang,
en Agosto, i a partir de Octubre de 1904 poseyeron bastantes.
Hai en la prensa una tendencia a suponer que una gran
parte del éxito favorable japones es debido al empleo de la
artillería pesada.
En realidad, no es posible todavía sacar de los sucesos
de la guerra ruso-japonesa enseñanzas ciertas sobre esta cues-
tion. Las victorias de los japoneses al principio de la guerra
fueron debidas esencialmente a su superioridad numérica,
sobre todo en artillería de campaña; despues, a su espíritu
ofensivo i a su mayor aptitud maniobrera.
Bastan algunas cifras para mostrar la poca accion de la
artillería pesada en las batallas.
En la del Yalú, a 15,000 rusos i 46 cañones se oponen
54,000 japoneses i 258 piezas de campaña; no es, necesario,
por tanto, recurrir a la presencia de 20 obuses para esplicar
la victoria.
— 206 —
En Wafahgú,. 36,00 rusos, i 94 cañones luchan contra
42,000 japoneses con 200 piezas; no influye aquí la artillería
pesada.
En Kintcheo, los japoneses no tenían artillería pesada, i
los rusos 78 piezas de grueso calibre de modelos un poco anti-
cuados, es verdad, pero eran 45,000 japoneses contra 10,000
rusos, i 200 cañones de campaña contra 32.
Posteriormente, nada ha ocurrido que pueda servir para
nuevas consecuencias, aunque los rusos i los japoneses em-
plearcm artillería pesada en Liao-Yang, i en Octubre en el rio
Scha. Durante todo el invierno, en el curso de los cañoneos
a lo largo de este rio, no se puede atribuir nada decisivo a la
artillería pesada, i tampoco durante la batalla de Mukden.
Los japoneses hicieron un violento uso de la artillería pesada
contra el centro ruso en el Scha, entre Schahopu i la colina
Putilow, para preparar sus ataques de infantería; utilizaron
tambien obuses de 28 centímetros.
Segun todos los relatos rusos, los efectos deeste cañoneo
fué insignificante sobre las trincheras. Las fuerzas rusas per-
manecían tranquilamente en los abrigos i no salían para
hacer fuego mas que cuando la infantería, japonesa estaba a
poca distancia i no podia ser apoyada por el tiro de la arti-
llería.
Todos los ataques de los japoneses fueron victoriosamente
rechazados, a pesar de que la artillería pesada, rusa, habia
sido retirada de sus posiciones en prevision de una retirada
posible.
La artillería pesada rusa, representada por un obús de
15 centímetros mui pesado i de mediano alcance, fué útil,
sobre todo porque la artillería de campaña,, como no disponía
de granadas esplosivas, no podia preparar el ataque de las
localidades.
Consunto de municiones.—El consumo de municiones por
la artillería ha sido mui considerable en los dos ejércitos. Sin
embargo, no parece que las baterías se hayan visto obliga-
das a, suspender el fuego o a retirarse por falta de municiones.
Puede ser que la escasez de municiones haya concurrido,
con la fatiga de las tropas, a producir los finales indecisos
de las batallas de Liao-Yang i del rio Scha; pero esto no es
mas que una simple hipótesis.
Faltan todavía datos estadísticos completos respecto al
consumo de municiones; no obstante, ciertas referencias de
detalle merecen ser citadas, puesto que permiten formarse
una idea acerca de tal estremo.
Los partes rusos mencionan una batería que tiró durante
una de las jornadas de Liao-Yang 800 disparos por pieza, lo
— 207 —
que representa 66 disparos por hora i pieza para una jornada
de doce horas de combate. Una de las baterías del coronel
Pachtchenko, hizo, segun un parte oficial, 522 disparos por
pieza en la batalla de Takikiao en 24 de Julio.
En la carta de un oficial, citada por el Rousskii Invalid,
se dice que el I i III cuerpos de Siberia habían hecho en con-
junto 108,000 disparos en las jornadas del 30 i 31 de Agosto
en Liao-Yang. Esta cifra representa una media de 420 dispa-
ros por pieza al dia.
En lo concerniente a este asunto, respecto de la artillería
japonesa, se carece de datos. Pero es cierto que el. consumo
de municiones fué tan considerable como en la artillería rusa.
Todos los partes concuerdan en este punto. En la batalla de
Kintcheo las baterías japonesas habian disparado de tal ma-
manera, segun parece, que en el momento decisivo, los carros
i armones estaban casi vacíos, de modo que en caso de derro-
ta no hubieran podido protejer la retirada de la infantería.
Numerosos relatos rusos dicen que la artillería japonesa tira-
ba sin escasear, no solamente sobre las tropas en movimiento
o sobre las posiciones ocupadas, sino tambien sobre peque-
ños grupos, sobre jinetes, cuando creian que éstos podían ser
algun Estado Mayor.

CAPÍTULO IV

DETALLES TÉCNICOS DE DIVERSOS ÓRDENES

Ametralladoras.—Por primera vez las ametralladoras,


tales como se las costruye hoi dia, han sido sometidas a prue-
ba en una gran guerra.
En los dos ejércitos han usado la, bala, de la infantería,
i eran empleadas esencialmente para reforzar el fuego de la
infantería. Los efectos no han sido análogos a los de la
artillería, ya que su falta de alcance les impedia la lucha a
grandes distancias.
Al principio de la guerra, los rusos tenían en la Mandchuria
dos compañías de ametralladoras, agregadas cada una a un
rejimiento de cazadores de la Siberia oriental. Poco a poco
fueron aumentando su número; por órden imperial de Setiem-
bre de 1904 se manda dotar con una compañía de ametra-
lladoras a cada division de infantería. Segun- las últimas
noticias, llegaron a existir 23 compañías de a 8 piezas, repar-
tidas entre las divisiones de infantería i la brigada de caza-
dores i 11 secciones de a dos ametralladoras afectas a la
caballería.
— 208 —
En 1903, el ejército japones poseía dos destacamentos de
ametralladoras de a 6 piezas, una sistema Maxim i otra Ga-
tling, agregadas, respectivamente, a uno de los rejimientos
de la 1.a i 2.a division. aEn el verano de 1904 se hizo lo propia
para la guardia i la 3. , 4.a, 6.a, 7.a, 8.a i 12-ª division, pos-
teriormente se hizo estensivo tal acuerdo para otras.
Se ha podido observar con frecuencia la cooperacion de
las ametralladoras en el combate por el fuego que hacia la
caballería japonesa, pero esto no prueba que tuviera afecta
la caballería tales máquinas, porque la caballería japonesa
operaba, en jeneral, en union mui estrecha con su infantería.
En Puerto Arturo las ametralladoras se emplearon mucho
por ámbas partes. Las de los rusos fueron pedidas a la flota.
Durante el invierno de 1904-905, en el rio Scha los japoneses
utilizaron en gran escala las ametralladoras para la defensa
de las localidades; sin embargo, no es posible determinar ni
el cómo estaban agrupadas ni tampoco quienes las servian.
En resúmen: la esperiencia de la guerra ruso-japonesa ha.
demostrado que un personal perfectamente instruido es abso-
lutamente necesario para el buen funcionamiento de las ame-
tralladoras.
Desenvolvimiento de las tropas técnicas.—En el ejército
ruso las tropas técnicas tuvieron en el transcurso de la guerra
un desenvolvimiento considerable. La esplicacion se encuen-
tra en la falta de vías de comunicacion de todas clases en el
teatro de operaciones. El cuadro que sigue da una idea del
aumento que tuvieron esta clase de tropas durante el primer
año de la guerra:
Número de compañías
Antes de la En Diciembre
Aumento
guerra de 1904

Zapadores 6 25 19
Telegrafistas. 2 16 14
Pontoneros 1 9 8
Minadores.... 1 1 1
Caminos de hierro 20 32 12
Aerostacion 4 4
Destacamentos de parque 6 6

Mas tarde fueron organizados dos batallones de ponto-


neros de Siberia oriental, una compañía de telegrafistas, i el
IV cuerpo de ejército trajo con él un batallon de zapadores.
— 209 —
El mayor aumento ha correspondido a los telegrafistas, i
todavía en Mayo de 1905 se crearon dos destacamentos a
caballo, el uno con material rodado i el otro con material de
carga.
Se ignora si las tropas de injenieros japoneses sufrieron
aumento durante la guerra. No es probable, en todo caso,
que pudiera ser comparable al de las tropas técnicas rusas, a
causa de su mayor proporcion en tiempo de paz.
En el Japon cada division poseía normalmente un bata-
llon de injenieros de 3 compañías, que se reservaba en abso-
luto para los trabajos técnicos, en razon a la habilidad de la
infantería i de la artillería para la ejecucion de los trabajos
de fortificacion pasajera que les incumbe.
Be los atrincheramientos.—Por una i otra parte, en la
ofensiva i en la defensiva los atrincheramientos han jugado
un papel mui importante. Se ha dicho que el rasgo caracte-
rístico i orijinal de la táctica japonesa era la reunion, en un
grado desconocido hasta el presente, del espíritu ofensivo i
del empleo de los trabajos de fortificacion en el curso de la
accion. Verdaderamente es preciso tener en cuenta la exaje-
racion de ciertas apreciaciones de los corresponsales de los
periódicos;pero tambien es necesario hacer constar que jamas
el ámplio empleo hecho de la fortificacion del campo de ba-
talla ña perjudicado el espíritu ofensivo siempre tan acentua-
do en los japoneses; pues el resultado de tal empleo, ha sido
dar a sus ofensivas, tenaces i violentas, un sello de método i
de prudencia verdaderamente orijinal.
Este fenómeno no se ha producido de un modo espontá-
neo por las necesidades del campo de batalla, sino que ha
sido la consecuencia de la enseñanza oficial i de las prescrip-
ciones reglamentarias. Los japoneses, en efecto, preconizan
en sus reglamentos el empleo de la fortificacion pasajera en
todas circunstancias. La infantería está preparada con cui-
dado desde los tiempos de paz; a este objeto se destina todos
los veranos a cada rejimiento de infantería una seccion de in-
jenieros con un oficial.
El exámen de las obras japonesas demuestra que se com-
ponian de numerosos blindajes lijeros, que les resguardaba
de las balas del shrapnel, i de observatorios blindados. Se
han encontrado croquis en gran escala del terreno próximo,
con indicacion de las distancias i de los puntos notables del
terreno.
Por las dos partes parece que se emplearon trincheras
estrechas, profundas, casi completamente enterradas, con
darapetos tan poco visibles como era posible.
— 210 —
Segun la descripcion de los trabajos rusos en Dachitsao,
hecha en el periódico El Inválido Ruso estas obras se compo-
nían de trincheras de combate colocadas en la cresta, i de
trincheras provisionales colocadas a retaguardia de aquellas.
Las últimas eran casi siempre blindadas i unidas a las prime-
ras por comunicaciones desenfiladas.
El reglamento japones recomienda igualmente el empleo
de comunicaciones desenfiladas o en zig-zag entre las lineas
de trincheras sucesivas.
Se construían trincheras, no sólo por las tropas empe-
ñadas en primera línea, sino tambien por las reservas, siem-
pre que tuvieran que permanecer algun tiempo en el mismo
punto. Bajo el fuego, los japoneses trabajan echados; de cada
dos hombres, uno cavaba miéntras que el otro continuaba
tirando.
De las defensas accesorias se ha hecho mucho uso. Las
empleadas con mas frecuencia fueron las alambradas i los
pozos de lobo; estos últimos, evidentemente, porque a pesar
del tiempo necesario para su establecimiento, podían esta-
blecerse en todas partes. Se ha recurrido poco, en jeneral, a
la tala de árboles por la falta de éstos, salvo en las inmedia-
ciones de los poblados, en el invierno de 1904-1905, para la
organizacion ofensiva durante el período de contacto sobre
el rio Scha.
Los poblados fueron siempre utilizados como puntos de
apoyo. Protejian bastante de los balines de shrapnel; pero
las lindes fueron muí castigadas por las granadas esplosivas.
Para ponerlas en estado de defensa se emplearon los procedi-
mientos clásicos: aspilleras i defensas accesorias para com-
pletar las cercas. La organizacion defensiva de los poblados
se facilitaba frecuentemente por estar la mayoría rodeados de
muros de tierra muí resistentes de dos metros o mas de, altura.
Esta clase de puntos de apoyo jugaron muchas veces un
papel importante; por ejemplo, el reducto de Sandepú i la
estacion de Inkéu que no pudo ser tomada por el jeneral Mit-
chetko en Enero, etc.
Durante los estacionamientos prolongados, se hizo un
gran uso de los trabajos de fortificacion de tipo semi-perma-
nente. Los rusos organizaron de esta manera sus posiciones
en Liao-Yang; estas obras les proporcionaron un apoyo mui
útil, durante las batallas de Agosto i Setiembre, i les permitió
en las jornadas del 1.°, 2 i 3 de este último mes,'el retirar del
sur de Liao-Yang el primer cuerpo de Siberia, así como tam-
bien el cuerpo destinado a reconstituir la reserva jeneral i a
oponerse al movimiento envolvente del ejército del jeneral
Kuroki.
— 211 —
En Puerto Arturo las obras de tipo semi-permanente ju-
garon igualmente un papel importantísimo en la organiza-
cion i defensa de las posiciones avanzadas i opusieron seria
resistencia. No obstante, siempre terminaron por ser toma-
das a viva fuerza; miéntras que los fuertes permanentes pro-
vistos de fosos profundos, de sólidas obras de flanqueo i de
abrigos de hormigon, no cayeron sino despues de haber em-
pleado las minas.
Minas terrestres.—Los rusos han hecho durante la prima-
vera i el verano del año 1904 un empleo frecuente de las minas
terrestres en sus diversas organizaciones defensivas, no sola-
mente en Puerto Arturo, sino ademas en ciertas posiciones
de campaña.
Segun las prescripciones reglamentarias, estas minas, car-
gadas con 8 a 16 kilógramos de pólvora o de piroxilina, se
disponian a una docena de pasos una de otra, en dos o varias
filas separadas por unos cuarenta pasos i situadas a una
distancia de 200 pasos de la posicion que se quería protejer.
Se las hacia esplotar por medio de detonadores eléctricos,
cuidadosamente enterrados; se colocaban a una profundidad
variable entre 1,40 metros i 2 metros, segun la carga i el te-
rreno. Empleaban 80 trabajadores de 4 a 5 horas para esta-
blecer 20 minas i los detonadores correspondientes.
En terreno pedregoso estas minas producían efectos ma-
teriales bastante sensibles; establecidas en tierra no podían
apénas hacer mas que un efecto moral. Presentan el incon-
veniente de producir embudos que pueden servir de abrigo al
asaltante.
Las fogatas han sido bastante empleadas, particular-
mente en Kintcheo (donde la lluvia puso la mayor parte fuera
de servicio) i delante de Puerto Arturo i tambien en la orga-
nizacion de las posiciones al sur de Liao-Yang.
Globos.—Los globos se han empleado como medio de
observacion i parece que han sido útiles. Segun relatos de la
prensa, los japoneses utilizaron globos en las avanzadas, en
Agosto de 1904, en Haitcheng, i dicen que con ellos recono-
cieron la existencia de los atrincheramientos rusos. Por su
parte, los rusos tambien se sirvieron de ellos en Liao-Yang,
en el rio Scha i en las operaciones al sur de Sandepú.
Los globos rusos podían elevarse hasta 1,000 metros; se
admite en Rusia que con una velocidad de viento de 8 metros
por segundo, el globo esférico no puede ser utilizado; el globo
Cometa se encuentra en el mismo caso, a partir de una velo-
cidad de 12 metros. Segun la fuerza del viento subían uno o
dos observadores.
— 212 —
Para que los reconocimientos con globos den resultado
útiles, es necesario que los observadores estén bien prepara-
dos con anterioridad de su papel i deben ser escojidos, segun
la mision que tienen que cumplir, entre los oficiales de Estado
Mayor, de artillería o de injenieros. Por su parte el jefe debe
indicar claramente lo que tiene necesidad de saber, i orientar,
anticipadamente a los observadores sobre la situacion je-
neral.
El globo puede ser conducido con una velocidad de 4 ki-
lómetros por hora con tiempo normal; con la de 6 a 7 kiló-
metros cuando no hai viento o cuando éste no es contrario.
Con tiempo normal, se pueden observar en buenas condiciones
hasta 8 kilómetros. De noche, los fuegos de los vivaques de
las grandes unidades son visibles hasta a 20 kilómetros.
Durante las batallas del rio Scha, los rusos recurrieron a
ascenciones de noche para descubrir la disposicion de sus
adversarios, pero fué inútil porque los japoneses vivaqueaban
sin fuego. El sol de cara es mui incómodo, sobre todo por la
mañana i por la tarde cuando tiene poca altura sobre el ho-
rizonte.
El fuego de la artillería se convierte peligroso para los
globos a partir de los 5,000 metros..
Aunque los japoneses se esforzaron siempre en tirar contra
los globos llevando su artillería delante especialmente con tal
objeto, los globos rusos no se encontraron bajo el fuego mas
que tres veces: en una sola ocasion, un globo fué agujereado
por tres balas de shrapnel.
Telegrafía, señales.—Todas las noticias de la guerra con-
cuerdan en hacer resaltar el cuidado i la rapidez con que los
japoneses unian por el telégrafo o el teléfono sus cuarteles
jenerales entre sí i con las tropas. Telegrafía eléctrica, óptica,
teléfono, señales a brazo, todos los medios de trasmision
fueron empleados con profusion en los dos ejércitos. La tele-
grafía sin hilos no parece haber sido utilizada sobre el terreno.
Sin embargo, en Marzo de 1905, una compañía rusa fué or-
ganizada i destinada especialmente para servir los aparatos
de telegrafía sin hilos.
Entre los medios de trasmision, el teléfono es el que ha
sido mas utilizado, por las grandes ventajas, que presenta;
rapidez i sencillez en su colocacion, lijereza del aparato i del
hilo, no exijir su empleo ninguna, preparacion, estando, por
decir agí, al alcance de todo el mundo. El sólo inconveniente
que se le puede poner es el de no dejar rastro gráfico; esto es
posible obviarlo asignando a cada puesto dos ajentes, de los
— 213 —
cuales uno ha de ir escribiendo las noticias u órdenes trasmi-
tidas que le dicte el que escuche en el aparato.
Las señales a brazo por medio de banderas fueron igual-
mente mui empleadas.
Desde el principio de la campaña, los periódicos hacen
notar cómo se sirvieron no solamente las tropas japonesas,
sino tambien los espías chinos a sueldo, que no temían du-
rante los combates el hacer señales desde el medio mismo de
las posiciones rusas. El ejército ruso, comprendiendo tambien
su importancia, dictó unas instrucciones en 4 de Octubre de
1904, reglamentando su empleo. Segun este reglamento, las
señales se hacían por medio de dos «banderas. Se adoptó el
sistema semafórico de la marina a causa de la gran sencillez
del alfabeto (una sola señal por cada letra), mui fácil de
aprender i que aseguraba la rápida trasmision.
Cada unidad estaba provista de 4 banderas con las que
se podían hacer funcionar 2 postes; todas las clases de los
destacamentos de esploradores debían conocer el manejo de
las señales.
El empleo de tales señales es absolutamente indispensable
para las referencias del tiro de artillería oculta detras de las
crestas. Rusos i japoneses llegaron por este procedimiento a
dirijir el tiro de sus baterías a 500 i 600 metros de distancia.
Se utilizaba tambien para tal objeto el teléfono, pero en este
caso se esponian a que el hilo fuera cortado por un proyectil
i las trasmisiones interrumpidas.
Esploradores montados de infantería.—-En todos los re-
latos de combates de oríjen ruso se hace mencion de esplora-
dores montados de infantería, lo que claramente indica el
mucho empleo que se ha hecho de ellos, así como el que han
prestado grandes servicios.
Antes de la guerra existían ya destacamentos de esta clase
en varios Tejimientos de tiradores de Siberia oriental i en el
curso de las hostilidades se Organizaron poco a poco en todos
los Tejimientos de infantería i de tiradores.
Estos destacamentos tenían 120 hombres por Tejimiento.
Estaban montados en caballos del país provistos de equipo
chino. Los hombres iban equipados absolutamente como in-
fantes, sin sable, con el fusil i la bayoneta.
Su valor variaba mucho de un cuerpo a otro. Han sido
mui empleados hasta en union con la caballería; pero sobre
todo han prestado grandes servicios a la infantería aislada.
Presentaban la ventaja de permitir ligar la caballería a los
movimientos estratéjicos.
— 214 —

CAPÍTULO V
COMBINACION DE LOS ESFUERZOS I DEL MANDO

En atencion a los numerosos relatos de combates que se


han hecho, hai datos suficientes para asegurar de un modo
aproximado cómo se combinaron los esfuerzos de las dife-
rentes armas i en qué forma se ha dejado sentir la accion del
mando.
De los capítulos que preceden, se deduce ya con toda na-
turalidad la importancia de las relaciones en la combinacion
de los esfuezos. Esta combinacion i la. relacion material i mo-
ral entre las unidades próximas i los diversos escalones jerár-
quicos, se han hecho mas necesarias que nunca en el combate
moderno, en razon de la estension de los frentes, de la varie-
dad de los terrenos en que hai que operar i de la iniciativa
considerable que exije a los que en ella toman parte.
Todas las armas tienen necesidad las unas de las otras
en el momento de la lucha, pero mui particularmente en la
combinacion íntima de los esfuerzos de la infantería i arti-
llería es donde radica la característica del combate moderno,
cuyos factores son, como siempre, el fuego i el movimiento.
Combinacion de las tres armas.—En contradiccion a lo
que muchos han creido ver en la guerra ruso-japonesa i a lo
que se cree todavía en ciertas esferas, los acontecimientos de
la Mandchurria han mostrado de la manera mas evidente la
preponderancia capital que hoi mas que nunca ejerce la in-
íanteria.
La infantería es el número; es la que produce mayor efec-
to útil sobre el enemigo i la que sufre mayores pérdidas. Des-
de el punto de vista activo, como desde el pasivo, es el órgano
esencial del ejército. Las estadísticas médicas demuestran que
ella sola producé con su fuego, de 80 a 85 por 100 de pérdi-
das, próximamente un 7 por 100 con la bayoneta. Así, pues,
mas de los 9|10 de los efectos son debidos a la infantería.
Solo ella puede operar siempre, en Todas las circunstan-
cias i sobre todos los terrenos, tanto de noche como de dia,
gracias a su flexibilidad, que le permite conformarse a todas
la situaciones, por difíciles que sean.
Puede asegurarse, sin duda alguna, que el Japon ha con-
seguido.sus victorias merced a la enerjía, flexibilidad i tenaci-
dad de su infantería. Se puede añadir tambien con toda
seguridad que, posteriormente a la batalla de Liao-Yang, la
artillería de campaña japonesa fué numéricamente inferior a
la de igual clase rusa.
— 215 —
El fuego de la infantería, como modo de accion, ha to-
mado desde la guerra de 1870-71 una importancia capital.
Los perfeccionamientos del fusil únicamente han hecho va-
riar la distancia de 300 i 400 metros a que se obtenía la
superioridad decisiva del fuego, por la de 600 a 800 metros.
Pero lo mismo hoi que en 1870, aun con el apoyo de la arti-
llería, el fuego no es suficiente para conseguir un efecto deci-
sivo contra un adversario resuelto. Este no cede mas que por
el ataque al arma blanca o ante su amenaza. La bayoneta
continúa como último argumento, i en el trascurso de esta
guerra ha sido mucho mas empleada que desde hace medio
siglo. Los ataques al arma blanca efectivos i reales han sido
numerosos, sin duda alguna. La bayoneta ha conservado
toda su autoridad moral, cómo lo demuestra el resultado
varias veces conseguido en los contra ataques rusos; pues
el solo movimiento de avance de éstos, era suficiente para
hacer rotroceder, sin esperar el choque, a un enemigo que el
fuego no habia podido detener.
La parte que corresponde a la artillería es, sin embargo,
considerable. Tal arma es la colaboradora indispensable,
sobre todo en la ofensiva.
La artillería obra por concentracion local de sus fuegos,
,,que vienen a sumarse a la accion del dé la infantería, i a la
amenaza que causan la maniobra i el movimiento de avance,
produciendo las rupturas de equilibrio de donde dimanan las
decisiones. La superioridad numérica de la artillería japone-
sa, al principio de la campaña, ha jugado un papel capital,
cambiando, ademas, con el mal empleo que de la suya hicie-
ron los rusos.
La preparacion de los actos decisivos se obtiene esencial-
mente por la combinacion del fuego de artillería e infantería
i con la amenaza del ataque de la artillería, que obliga al de-
fensor a decubrirse para tirar, i por consiguiente, da lugar a
que pueda apreciársele. Esta preparacion debe, obligatoria-
mente, ser secundada por la reunion de las dos armas, a fin
de que resulte lo bastante intenso para obligar al defensor a
ocultarse, neutralizando al propio tiempo sus fuegos en forma
que permita al asaltante progresar sin grandes pérdidas.
Esta preparacion es casi siempre mui larga; dura jeneral-
mente horas, i a veces dias, No llega a ser suficiente, hasta el
momento en que la infantería adquiere de un modo efectivo i
definitivo la superioridad del fuego, i en que la artillería del
atacante ha conseguido tener ocupada a toda o a la la mayor
parte de la artillería de la defensa. En el último momento, el
ataque es, en jeneral, precedido de violentas ráfagas de la
artillería que duran de media hora a una.
— 216 —
Pero esta preparacion no es suficiente; es preciso que a la
infantería asaltante preste apoyo su artillería durante el mo-
vimiento de avance. Este apoyo es, sobre todo, indispensable
en el ataque de posiciones sólidamente atrincheradas, i en el
de las localidades, si se quiere evitar que el ataque se estrelle
contra obstáculos no batidos o que han dejado de serlo. En
tales casos, la granada rompedora es absolutamente indis-
pensable, i la carencia de ella en la artillería de campaña rusa
se hizo sentir de un modo cruel.
La preparacion del ataque, ya se ha dicho, es casi siempre
mui larga, sin que nunca se tenga la seguridad de que sea
completa. Es posible, en efecto, equivocarse acerca del verda-
dero grado de progreso alcanzado en el ataque, i ademas el
defensor puede recibir en el momento oportuno refuerzos con-
siderables en infantería i artillería, que cambien por completo
la faz de los sucesos.
La artillería debe, por tanto, estar siempre dispuesta a
volver a empezar, i la infantería a conservar el terreno con-
quistado. El ideal seria tener un tiro de artillería lo bastante
preciso para que pudiera preceder a las tropas de asalto i
batir el objetivo hasta el momento de ataque al arma blanca.
En algunos de los asaltos de Puerto-Arturo, continuó su
tiro hasta el momento en que las columnas de ataque estaban
en el foso. Pero en la jeneralidad de los casos de la guerra en
campo abierto, la artillería se ve obligada a alargar su tiro
mucho ántes, cuando el asaltante está todavía a 300 o 400
metros, limitándose a batir la retaguardia de la posicion,
para impedir la entrada en línea de las reservas i causar gran-
des pérdidas al defensor cuando empiece su retirada. ,
Cuando no se combinan las dos armas para obtener a la
vez la neutralizacion de la mayor parte de la artillería adver-
saria i efectos poderosos sobre la infantería, el ataque fraca-
sa. Un ejemplo interesante de esto, es el combate de Liao-
Yang, el 19 de julio, en el que cuatro ataques dé los japone-
ses, ejecutados con la mayor enerjía i despues de una seria
preparacion, fracasaron, porque en el momento del asalto la
artillería japonesa cesó o disminuyó notablemente el fuego, lo
que permitió a la artillería rusa dedicarse a combatir a la in-
fantería enemiga.
La combinacion del fuego de la artillería i de la infantería
no es suficiente para procurar la decision en la ofensiva
contra un advesario resuelto; esta decision es esencialmente
debida a la maniobra i al movimiento de avance. Pero en la
defensiva permite a menudo destrozar los ataques cuidado-
samente preparados i ejecutados a fondo con entera abnega-
— 217 —
cion. El sitio de Puerto Arturo ofrece numerosos ejemplos,
así como las batallas de Liao-Yang, del rio Scha i de Mukden.
La artillería no sirve únicamente para preparar o para
rechazar el ataque. Permite tambien salir de un trance apu-
rado sin muchas pérdidas. Convierte en débil un ataque ya
quebrando con esfuerzos anteriores; se le puede llevar rápi-
damente sobre una posicion de repliegue que se descubre en
seguida. De esto se han visto ejemplos en Dachitsao, el 24 de
julio, i en la ruptura de combate por la caballería del jeneral
Samsonoff al sur de Ponsiku, el 12 de octubre.
Inversamente, la artillería no puede, en absoluto, pasarse
sin la proteccion de la infantería. Sin escudos, sobre todo,
como estaban los artilleros rusos i japoneses, es imposible
ponerles en posicion o en batería conduciendo los avantrenes
bajo el fuego decisivo de la infantería; esto no quiere decir
«que deba siempre dársele un sosten especial. Se sabe que la
destruccion de la batería Pokotilo durante la batalla de Liao-
Yang, fué porque cayó bajo el fuego de la infantería; la pér-
dida completa del grupo Smolenski, en la mañana del 14 de
octubre sobre el rio Scha fué debido a la misma causa. En se-
mejantes casos, es imposible hacer nada útil con los troncos
de tiro. Las piezas no pueden ser movidas mas que a brazo,
i estos brazos solo la infantería puede proporcionarlos en nú-
mero suficiente. Lo mismo ocurre bajo el fuego de la artillería.
A pesar de todo su poder, el fuego no basta para obtener
la decision, i son necesarios, ademas, la maniobra i el mo-
vimiento de avance, porque empleando solo el fuego es su-
ficiente ocultarse para nacerse casi invulnerable: es este un he-
cho resueltamente demostrado. Cierto que no puede negarse
el valor del fuego en el combate moderno, pero tambien lo es
que la maniobra i el movimiento de avance son los factores
preponderantes en el éxito a causa de su valor moral, casi
siempre superior a los efectos del fuego. Sin embargo, estos
efectos del fuego se han convertido cada vez en mayores con
los progresos del armamento, i no es ya posible prescindir
de ellos.
A esta potencia del fuego, se debe que desde el mes de oc-
tubre de 1904 se emplearan en gran escala las operaciones
de noche, casi siempre con gruesos efectivos, pues éstos llega-
ron hasta la division i a veces aun mas. El arma blanca na
recobrado todo su antiguo valor. Se hace, pues, posible, apo-
derarse de localidades cuyo ataque no haya sido preparado
por la artillería. Los rusos han reconocido que no estaban
suficientemente preparad os para la ejecucion de los combates
de noche; en los japoneses esta preparacion era, por el con-
trario, mucho mas cuidadosa.
— 218 —
La potencia del fuego fué tambien la que indujo a los dos
ejércitos a remover tanta tierra, lo mismo en la ofensiva que
en la defensiva, i esto sin perjudicar al espíritu ofensivo de las
tropas japonesas.
La caballería operó poco como tal, pero solo su amenaza
ha sido útil aun en la batalla, donde aseguró la proteccion
de los flancos i vijiló los grandes intervalos existentes entre
las fracciones del ejército. Esta arma ha rendido al ejército
ruso preciosos servicios hasta el fin de enero. En febrero i mar-
zo, durante la batalla de Mukden, no parece que haya coad-
yuvado en el ala derecha rusa todo lo que se esperaba, sin
que se pueda positivamente indicar el motivo.
Pero numerosos incidentes muestran que el valor moral
de la caballería continúa siendo considerable; la insuficiencia
de la caballería es lo que ha contribuido, es gran parte, a que
fuese incompleta en sus resultados la persucion japonesa des-
pues de Mukden.
El efecto de pánico que produjeron el 10 de marzo en los
convoyes rusos uno o dos escuadrones que escoltaban una
batería que no disparó mas que algunas granadas, demues-
tran lo que hubiera podido hacer una caballería numerosa i
audaz, durante las primeras horas de la retirada.
El mariscal Oyama espresa formalmente su pesar, por
haber carecido de caballería en aquella ocasion.
Lo que precisa no olvidar, principalmente, en la guerra
actual, a propósito de la caballería, es su poder de combate
por el fuego, sobre todo cuando cuenta con el apoyo de la ar-
tillería o de las ametralladoras.
La combinacion de este modo de combate con la rapidez
en los despliegues i la amenaza de la accion a caballo, asegu-
ra siempre a la caballería el monopolio de ciertas misione»
estratéjicas de la mayor importancia.
Necesidades de las relaciones.—Una vez mas, la guerra
ruso-japonesa proporciona múltiples ejemplos de la necesidad
de las relaciones entre los diversos escalones jerárquicos de
una misma unidad i entre las grandes unidades próximas.
Necesidad de las reservas.—La prensa ruso-japonesa ofre-
ce numerosos ejemplos de ataques llevados a cabo casi hasta
el fin, con el mayor sacrificio, i fracasados, sin embargo, a
consecuencia de faltar un último esfuerzo. A menudo tambien
se hace imposible conservar una posicion conquistada si es
objeto de un contra-ataque, cuando hai reservas de refresco
para relevar a las tropas de asalto, estenuadas física i mo-
raímente por el enorme esfuerzo que han tenido que hacer.
— 219 —
A toda infantería que ataque i se halle bien atrincherada
a corta distancia del enemigo, le hace falta una reserva para
renovar el ataque si es rechazada en el asalto.
Ruptura del combate.—La ruptura del combate, opera-
cion considerada en jeneral como muí delicada, parece efec-
tuarse bastante fácilmente, cuando las tropas están con ór-
den i no han sido puestas mui a prueba.
Para efectuarlo bien, la ruptura del combate exije la pro-
teccion de una artillería instalada en posicion avanzada i de
repliegue. En el combate de detalle, se obtiene el mismo re-
sultado por medio de escalones que se protejen mútuamente
con el fuego.
Al principio de la campaña los rusos no sabian efectuar
la ruptura del combate, lo que les ocasionó pérdidas mucho
mayores que lo que era necesario en el paso del Yalu i en
Wafangu. Al parecer, tal, defecto, por lo ménos en parte, es
imputable a un amor propio excesivo. En el relato del hecho
de Wafangu, el jeneral Stakelberg afirma que ciertos reji-
mientos se negaron a ejecutar la órden de batirse en retirada,
de donde resultó que fueron arrojados por el enemigo i su-
frieron muchas mas pérdidas que las indispensables.
Importancia de la, unidad de mando.—Al entrar en accion
las reservas, sucede con frecuencia, sobre todo cuando la lu-
cha dura varios dias, que las líneas tácticas naturales se quie-
bran i las tropas empeñadas en una misma accion pertenecen
a unidades diferentes.
En estos casos, los interesados sienten por sí mismos la
necesidad de la unidad de mando, i con tal objeto, marchan
a menudo a colocarse, por su propio movimiento, bajo las
órdenes del oficial jeneral mas próximo.
Modos de empeñar las grandes unidades i empleos de las
reservas.—Conviene ser prudente en el modo de tratar este
capítulo, pues los hechos; aunque todos bien conocidos en su
conjunto, no lo están suficientemente en el detalle para per-
mitir formar juicios definitivos.
De todos modos se puede decir que del lado ruso, el man-
do superior, representado hasta el mes de marzo de 1905 por
el jeneral Kuropatkine, tuvo siempre el cuidado de conservar
gruesas reservas del ejército a su disposicion inmediata, para
atender a lo imprevisto, i de reconstituir estás reservas en el
curso de la batalla cada vez que habia tenido necesidad de
emplearlas.
En cuanto a los japoneses, al principio, su superioridad
numérica considerable les permitía conservar gruesas reser-
vas escalonadas a retarguardia de las alas, sirviéndose de
— 220 —
ellas para tratar de envolver al contrario con la prolonga-
cion sucesiva de su frente.
Desde el mes de julio, la proporcion del efectivo de los dos
ejércitos no les permitió ya conducirse así.
A partir de esta fecha, los japoneses obraron siempre en
virtud de un plan prevenido, basado en la poca movilidad
que demostraba el adversario, i que consistía en marchar con
un gran frente constituido por todas sus fuerzas. Cada ejér-
cito tenia un frente determinado para atacar, i este frente
era considerable. Tambien se veia empeñar las divisiones en
combinacion, cada una con su o sus objetivos particulares,
i en el combate las brigadas mismas combatían a menudo en
igual forma. Cada columna tenia su reserva particular que.
se empleaba, en caso de necesidad, en socorrer la columna
próxima, pues la solidaridad era grande en todas partes del
ejército nipon. No parece que en el ejército japones se haya
conservado reserva de ejército, i ménos todavía reserva a la
disposicion del comandante en jefe, el mariscal Oyama. Pero
en el curso de los acontecimientos, los ejércitos se reforzaban
mútuamente. Durante las batallas de octubre, sobre el rio
Scha, una parte del ejército del jeneral Kuroki apoyó al del
jeneral Nodzu; durante las operaciones de Mukden, el jeneral
Oku parece que sucesivamente cedió tres de sus divisiones al
jeneral Nogi, encargado del movimiento envolvente, del cual
se esperaba obtener la decision.
En suma, el método japones i el modo de empeñar gran-
des unidades que de ello se deriva, corresponde al sistema
empleado en las maniobras imperiales alemanas de todos es-
tos últimos años. El sistema de la confianza en sí i en los
otros, es el que conduce a tomar deliberadamente la iniciati-
va de la maniobra i tratar de imponer su voluntad al adver-
sario, partiendo de una situacion ventajosa, atacando a fon-
do, sobre todo el frente, haciendo cada uno lo mas posible, i
contando con las tropas vecinas. Tal confianza permite asig-
nar, sin temor, frentes de accion considerables a cada ejército i
aun descuidar grandes intervalos, limitándose a disponer sean
vijilados por pequeños destacamentos, para poder, no dispo-
niendo de gran superiodidad numérica, desbordar una o las dos
alas del enemigo por medio de una maniobra preconcebida.
Con tal modo de proceder resultan desde el principio vio-
lentos combates en que toda la artillería i una gran parte de
la infantería toman parte, para obtener la superioridad nu-
mérica en el fuego i sorprender la moral del enemigo, incierto
por desconocer el punto de ataque. Para un mismo numero
de batallones i de cañones presentes hai muchos mas empeña-
dos que en otra accion mas intensa.
— 221 —
Esto no es posible mas que en el caso en que el mando, en
todos los escalones, tenga confianza, no solamente en sus pro-
pias concepciones, sino tambien en la forma en que ellas serán
ejecutadas por los subordinados. Existe una relacion innega-
ble entre esta confianza i el efectivo conservado en reserva,
que es forzosamente tanto mas grande cuando se crea que ha
de haber que hacer frente a acontecimientos imprevistos o
para reparar errores.
Los japoneses no tenían los ataques violentos de frente.
Bien lo demostraron en Kincheu i en Puerto-Arturo, i en los
violentos combates librados por el ejército del jeneral Nodzu
en Liao-Yang contra el III cuerpo de Siberia i el X cuerpo, i
en las batallas sobre el rio Scha. Pero siempre buscaron el
movimiento envolvente aun ariesgo de estender enormemente
su frente. En el Yalu emplearon esta maniobra que repitieron
enWafangu. En Liao-Yang las columnas de la izquierda del
ejército del jeneral Oku, buscaron desbordar la derecha del
ejército ruso, miéntras que Kuroki se esforzaba en rodear la
izquierda. El ejército del jeneral Oku efectuó la misma, manio-
bra en la batalla del rio Scha. En fin, la operacion de Mukden
consistió esencialmente en la tentativa de un movimiento en-
volvente contra los dos flancos del ejércitos ruso; durante este
movimiento las dos alas japonesas se encontraron, en los pri-
meros dias de marzo, a mas de 140 kilómetros una de otra.
Las batallas de Liao-Yang, del rio Scha i de Mukden
recuerdan, por la enorme estension de los frentes i la poca
armonía del conjunto, las primeras campañas de la revolu-
cion. A esta exajeracion de los frentes i a la falta de reservas
por parte de los japoneses es debido, verosímilmente, la poca
decision en Liao-Yang i sobre todo en el rio Scha. Lo propio
ha ocurrido en Mukden.
En esta última batalla los rusos sufrieron absolutamente
la maniobra japonesa. Esta consistió en pronunciar, algu-
nos dias antes, una violenta ofensiva con su derecha, sobre
la izquierda rusa para atraer las reservas jenerales. Obtenido
este resultado, solo una simple demostracion se hizo con un
mínimo de fuerza (ejército del jeneral Nodzu) contra el cen-
tro ruso sobre el rio Scha, con gran refuerzo de artillería pe-
sada i de violentos ataques, de frente, que han sido siempre
rechazados, para retener el mayor número posible de hom-
bres. Al mismo tiempo, la izquierda japonesa (ejercito del
jeneral Oku) tomaba una violenta ofensiva sobre ambas ori-
llas del rio Hun contra la derecha rusa (segundo ejército, je-
neral Kaulbara), la cual quedó detenida i fué obligada a re-
troceder poco a poco en la direccion de Mukden. Bajo la
proteccion de esta ofensiva por una parte, i por otra, de una
— 222 —
masa de caballería sostenida por numerosas ametralladoras,
i la artillería i alguna infantería lanzada al oeste de Muk-
den, se ejecutaba el movimiento envolvente del ejército del
jeneral Nogi, detras de la derecha del segundo ejército ruso.
El mando ruso no tuvo, al principio reservas suficientes que
oponer a este movimiento, que no fué contenido mas que al
cabo de varios dias, cuando amenazaba ya la retirada de la
derecha i del centro ruso. Este movimiento envolvente, por
último, acabó por ser detenido i el centro ruso conducido sin
grandes pérdidas al norte del rio Hun el 8 i el 9 de marzo.
En este momento un paso mal vijilado en Konisan (20 kiló-
metros al este de Mukden) cayó en poder de una de las van-
guardias del jeneral Kuroki, que se apresuró a mandar jente
i a progresar al Norte del rio Hun. El jeneral Kuropatkine,
que se preparaba para pasar a la ofensiva contra el ejército
Nogi, agotado, temió por la retirada de su centro i dió, en la
tardé del dia 9, la órden de evacuar a Mukden i replegarse
sobre Teieleu.
No se ha demostrado de ningun modo que los japoneses
tuvieran en Mukden una grande superioridad numérica, aun-
que es probable que pusieran en filas mucha mas fuerza que
la que los rusos creían posible (1). Lo que hicieron, arries-
gando todo para ganar todo, llevando a primera línea hasta
el Ultimo cañon i el último fusil, para ello evacuaron su zona
de retaguardia i osadamente desguarnecieron su centro so-
bre el rio Scha. Sobre todo, han aprovechado lo mejor posible
todos los recursos, contando para ello con la inercia rusa.
Los rusos permanecieron a la defensiva sin otro fin que la
conservacion del terreno, i sin saber reconquistar la iniciativa
de las operaciones. Los procedimientos empleados por los
japoneses eran en estas condiciones de naturaleza tal, que
forzosamente habia de reportarles ventajas mareadas. Resta
por saber lo que ellos hubieren hecho contra una ofensiva
firmemente deseada i conducida a, fondo, por él grueso de las
fuerzas rusas, sobre un punto dado.
Entretanto, los japoneses siempre han querido i sabido
conservar o recuperar la actitud ofensiva. Cuando los rusos

(1) Parece bien probado, que los japoneses mantenian sus unidades de
primera línea, no solamente al completo sino mas aun del completo, i las
reforzaban, aun en el curso de la batalla, por medio de los destacamentos
sacados de los batallones de marcha, que seguían al ejército desde muí cerca.
Ademas, reducían al mínimo las mermas en hombres. El relevo de los
heridos estaba asegurado por destacamentos de colíes chinos o coreanos.
La seguridad de sus convoyes les permitía no dejar" ninguna escolta o con-
fiar su proteccion o tropas ausiliares chinas (Thoungouses).
— 223 —
han deseado atacar, ellos mismos han ejecutado inmediata-
mente violentas contra ofensivas (batallas del Scha i de San-
depu), aunque ellos no tuviesen la superioridad numérica.
En sus éxitos, se. encuentra una vez mas la prueba del
valor moral de la ofensiva, lo mismo en táctica que en estra-
tejia. Se halla siempre en el movimiento de avance i los éxi-
tos del uno compensando los fracasos del otro, miéntras que
en la defensiva, el boquete hecho en un solo punto léjos de las
reservas trae el hundimiento de todo lo dispuesto.

CONCLUSIONES

La guerra ruso-japonesa demuestra que, a pesar de todos


los perfeccionamientos del armamento i de la técnica moder-
na, el hombre es el primer elemento de combate. Como en
todas las épocas, los factores morales conservan una impor-
tancia predominante.
El valor i el espíritu del sacrificio son preciosos, pero no
bastan: eran iguales en los dos ejércitos. Pero solo el senti-
miento de una instruccion militar suficiente de todos los ele-
mentos del ejército, da la confianza en sí i en los demas, que
es el factor indispensable de la ofensiva i de los éxitos que
solo ésta puede ocasionar. Solo esta confianza recíproca per-
mite al jefe hacer diliberadamente, i seguro de ser obedecido,
el sacrificio de miles de vidas humanas, cuando el fin a alcan-
zar lo exije, i a los que lo ejecutan, hacer el sacrificio de su
propia vida, porque están seguros de que no será dada inú-
tilmente.
La instruccion i la educacion militar son inferiores en los
rusos. Se ha comprobado con frecuencia en ellos la pasivi-
dad, la espectacion exajerada de las órdenes en los períodos
críticos, la falta de armonía con las tropas próximas i de
confianza en las demas; en fin, en ocasiones, una falta de ins-
truccion profesional aun en los altos escalones de la je-
rarquía.
Sin exajerar el valor de los japoneses, no es ménos cierto
que en ellos la educacion i la instruccion de los cuadros su-
balternos i de los hombres son mui esmeradas. Sus soldados
son hombres intelijentes, despejados, teniendo en gran parte
una buena instruccion primaria. Los oficiales rustís quedaron
admirados de la tranquilidad i de la actitud digna de los pri-
sioneros japoneses. Estas cualidades han dado a los japone-
ses una ventaja enorme, facilitándoles la iniciativa en todos
los grados de la jerarquía, aun los mas modestos, i les han
permitido reclutar fácilmente en las filas de la tropa, los ofi-
— 224 —
cíales i los cuadros subalternos de complemento obligados
por las creaciones nuevas i las pérdidas considerables, debi-
das al fuego i a las enfermedades.
Conviene, ademas, observar que las cualidades indivi-
les, aun siendo un factor esencial del éxito, no lo resuelven
todo en la guerra. Antiguamente el hombre valiente, fuerte,
vigoroso, sabiendo manejar sus armas, encontraba casi en
estas cualidades la garantía de su seguridad personal i tenia
en sí mismo una gran confianza. Hoi dia, en el combate por
el fuego a gran distancia, que es el caso mas frecuente, la se-
guridad individual no existe, i la seguridad relativa no puede
obtenerse mas que por una accion superior de la colectividad,
sobre la enemiga que está enfrente. No se logra el sentimiento
de esta seguridad si no se tiene confianza en sí mismo i en su
propio valor, i aun en el valor i el sentido táctico de los que
están cerca, i si no se está firmemente convencido de que ellos
están dispuestos a perecer para protejeros.
Desde este punto de vista, no deben ocultarse los peligros
que causará al principio de una guerra la presencia de nu-
merosos reservistas, sobre todo graduados i oficiales, poco
adiestrados, insuficientemente conocidos, i no compenetra-
dos con el conjunto. De esta ignorancia recíproca de los in-
dividuos, es de donde se deduce la frajilidad de todas las tro-
pas improvisadas, como lo serian, sobre todo, las unidades
de reserva i territoriales. Por esto el mariscal Bugeaud, uno de
los maestros del arte de la guerra i uno de los que han conocido
mejor el estado de ánimo de las colectividades armadas, decia
que una tropa no puede ser buena "si los hombres no han
comido por largo tiempo la sopa juntos."
Los rusos han demostrado un gran valor, una gran re-
sistencia a las fatigas, la aptitud para seguir por todas par-
tes a sus oficiales i a soportar pérdidas serias sin diseminar-
se; pero sus oficiales eran obligados a estar delante para
conducirlos. Su pasividad natural, que es uno de los elemen-
tos de su fuerza de resistencia, les hizo esperar demasiado las
órdenes i les hizo pegarse demasiado a los abrigos i a las
obras de fortificacion construidas con tanto trabajo. Presen-
taban, principalmente, lagunas morales e intelectuales que
influían sobre su valor en el cambate. La masa del pueblo,
i por consiguiente del ejército ruso, no parecía, segun confe-
sion de los periódicos rusos, de comun acuerdo i firmemen-
te persuadida de la necesidad absoluta de la guerra i de su
importancia capital para el porvenir de su patria. Ademas,
las incesantes retiradas habían relajado entre las jentes, al
final de la guerra, los resortes de la voluntad.
— 225 —
Por otra parte los japoneses, al contrario, el pueblo en-
tero fué, con antelacion de algunos años, cuidadosamente
preparado a la idea de la guerra actual; creia firmemente que
su solucion era una cuestion de vida o muerte para la nacion.
De aquí ha derivado un verdadero fanatismo patriótico en-
tre los soldados de que los oficiales, penetrados de las duras
tradicciones samourais, exijian esfuerzos estremos, desde el
punto de vista moral i físico, i estos esfuerzos, los jefes no re-
trocedían ante ningun medio de obtenerlos.
Por lo demas, no se crea que la bravura japonesa sea la de
los bárbaros. Estaba, por el contrario, esencialmente carac-
terizada por mucho método i por una prudencia excesiva,.
La prueba de ello está en el enorme consumo de municiones.
Los japoneses evitaban el arma blanca siempre que podían.
Los jenerales estaban a cubierto, los oficiales se dejaban ver
posas veces. Pero esto no escluia en ellos ni el espíritu ofen-
sivo mui desarrollado ni en un momento dado, un notable
desprecio a la muerte. Dieron prueba de una tenacidad es-
traordinaria, una vez empeñada la accion, i no retrocedían
ante el sacrificio deliberado de las vidas humanas, porque te-
nían la conciencia de la importancia de la mision i del valor
del fin que se proponían. Su ofensiva no era el resultado de
un entusiasmo ciego, sino de una reflexion prudente. Esto es
lo que espresa bien la órden de 19 de noviembre de 1904 del
jeneral, Oku, citada por el Rouskii Invalid: "El secreto de la
victoria reside en el valor, en la resistencia, en la constancia
para perseguir un fin de antemano asignado. Los jefes deben
hacer comprender a sus subordinados, que todo retraso, to-
da indecision aumentan sus pérdidas; la decision i el arrojo,
al contrario, las reducen, He ahí, por qué es preciso ir siem-
pre resueltamente adelante, sin dejarse detener por ninguna
dificultad, hasta que el objetivo asignado haya sido alcan-
zado."
El Tren i la Intendencia
ALIMENTACION EN LA PAZ I EN LA GUERRA

Para que las tropas se dediquen de lleno a su mision de


combate tienen que independizarse de sus bagajes i de toda
indumentaria que estorbe o moleste su libertad de accion en
el combate. Su alimentacion, servicio médico, amuniciona-
miento, etc., debe estar por esa razon, i tambien para su mejor
administracion i funcionamiento, en manos de otras autori-
dades. De aquí tiene su oríjen el Tren militar que se encarga
solamente de la conduccion, gobierno i entrega de todo lo
que las tropas dejan a su espalda, en las operaciones i que le
son a ellas indispensable para su existencia en campaña. Aquí
entra el concurso de el servicio de Intendencia que no se debe
confundir con el de Tren; la Intendencia instala en depósitos
o almacenes los víveres de boca para el número de hombres i
animales que operan i al Tren corresponde sólo la conduccion
o acarreo militar de esos elementos hácia las tropas.
Antiguamente eran las tropas mismas las que se encar-
gaban de estos servicios, distrayendo para ello gran cantidad
de jente i oficiales quienes por primera vez en la guerra se
estrenaban conduciendo bajo su responsabilidad estos servi-
cios. Las deficencias que tenia forzosamente esta clase de
servicios, obligó la creacion en la paz de la unidad del Tren
para que en la guerra tenga la preparacion suficiente a tan
importante mision. Con la organizacion del Tren se discipli-
naron i militarizaron todos los servicios que funcionan a re-
taguardia de un Ejército. Hasta entonces esto habia sido un
campo de desórden en medio de la mezcla de soldados de di-
ferentes unidades, con paisanos contratados en las necesida-
des de última hora; el material era una colección de diferentes
— 228 —
carros i vehículos improvisados como Tren militar al estallar
la guerra. A todo esto se unia la actividad de los comercian-
tes proveedores del Ejército que trasportaban por vías del
Estado i sin pagar fletes los víveres i subsistencias del Ejér-
cito que nada tenia para su alimentacion propia. Esta si-
tuacion junto con las apremiantes necesidades de una guerra,
imponía la necesidad de aceptar a precios absurdos víveres i
forraje de malas calidades que traían el descontento i los
reclamos diarios de las tropas. Aumentaba mas este desor-
den a los al rededores mismos de las tropas combatientes,
las luchas i rivalidades entre los proveedores mismos que
veian con mal ojo las ganancias de otros colegas; de aquí
venían los robos en los convoi del ferrocarril i los atrasos i
miles de inconvenientes en el arrastre con carros, etc.
La organizacion del Tren salvó esta situacion apremian-
te, ella obligó a la organizacion del servicio de Intendencia
en la guerra i con ello murió para siempre el maladado siste-
ma de proveedores. El Tren no puede funcionar sin el servicio
militar de Intendencia, ésta le entrega a los carros del Tren
la alimentacion de las tropas i éste se lo acarrea militarmen-
te i en órden a las tropas mismas.
Un servicio de alimentacion propio, bien preparado en la
paz, en proporcion a las fuerzas que se disponen en la guerra,
permanentemente listo con abundantes elementos de alimen-
tacion, en buenos edificios administrativos con bodegas para
depósitos, etc., nos dará mas garantías hoi que el sistema de
comerciantes proveedores que nos harán sentir la falta de
alimentacion en las primeras faces de la guerra. Los emplea-
dos de Intendencia se prepararían para la guerra práctica-
mente comprando ellos mismos la alimentacion en maniobras.
Con esto se aprende el consumo i la produccion del pais. En
la paz se instalan los depósitos de guarnicion donde se alma-
cenan i se tienen listos víveres i elementos de boca para el
mismo número de hombres i animales que se movilizan en
caso de guerra; esto da a los contadores la práctica en la
vida comercial, les da el ojo i habilidad del comerciante es-
perto en precios i en calidad, se les desarrolla tambien el in-
teres por el conocimiento de las producciones estranjeras
especialmente las limítrofes. Toda esta práctica se comple-
menta con los viajes técnicos de Intendencia dirijidos por el
Intendente de la division i ayudado por oficiales de Estado
Mayor General de larga esperiencia. Se practican tambien
anualmente ejercicios técnicos de Tren en combinacion con la
Intendencia i la Sanidad militar, estos son los ejercicios mas
interesantes que dejan mas provecho que las maniobras
mismas.
— 229 —
En efecto, en las maniobras de paz no pueden tener estos
tres servicios su completo desarrollo, pues su grande i prin-
cipal empleo está en la guerra misma, i si se quisiera hacerlos
funcionar como en la guerra durante las maniobras, costaría
un fuerte desembolso de dinero mui superior a lo que cuestan
las maniobras.
De los 19 batallones de Tren que tiene el Ejército aleman
sólo se movilizan anualmente los que asisten a las maniobras
que dirije el Emperador. Los demas batallones hacen sus
ejercicios técnicos ya nombrados bajo la direccion de la Ins-
peccion de Tren. Estos batallones no asisten a las maniobras
de sus cuerpos de Ejértos respectivos, pues en ellos se hace la
llamada alimentacion de paz; pero, los oficiales se agregan a
los Comandos de las Diviciones para que sirvan de oficiales-
ordenanzas o bien para tomar el mando de las columnas de
Gran Bagaje reunidas por Divisiones o ya para preparar las ne-
cesidades de las tropas en los dias que corresponde vivaquear.
Alimentacion de paz durante las maniobras se llama a
la que se saca de la comarca en que se opera. Las tropas se
alimentan en acantonamientos i vivaques i en las marchas
En los acantonamientos sé alimentan en las habitaciones
que alojan, cuyos propietarios deben dar, por lei, alimentos
a hombres i caballos cobrando despues una pequeña cantidad
de dinero al Estado. En los vivaques que se efectúan pocas
veces se alimentan por provisiones que hace directamente a
las tropas la Intendencia, consistentes en conservas, víveres
secos, paja, leña, etc.—Las tropas cargan estos elementos en
sus propios bagajes tomándolos en los puntos indicados
como almacenes de víveres. En las marchas llevan el almuer-
zo frio en su morral.—Entre nosotros no se podría establecer
la alimentacion de acantonamiento por haber pocos centros
poblados del territorio, por la poca comodidad de las habita-
ciones del campo i de la pobreza suma en que ellos viven; por
otra parte, el clima nuestro favorece el alojamiento al aire
libre o vivac en todos los meses de verano con grandes ven-
tajas hijiénicas sobre los ranchos del campo.
La alimentacion en la guerra se toma por principio de la
comarca en que se opera hasta donde sea posible i se tienen
listas por el Tren las columnas de alimentacion para cuando
la comarca no pueda ya dar alimentos, como será siempre
en la guerra ofensiva.
La alimentacion en la guerra marca tres faces distintas:
a). Cuando el pais da la alimentacion que necesitan las
tropas que operan;
b). Cuando sólo la da en parte, i
c). Cuando no da nada.
— 230 —
En el primer caso, las tropas reciben alimentacion de
acantonamiento o bien la reciben de la que cargan sus pro-
pios bagajes (carro de víveres i de forraje rejimentarios).
Estos carros se llenan por compras que se nacen en el cami-
no por los Contadores o por provision que hacen las autori-
dades del pais con el control de la Intendencia o bien por
requisiciones; en este caso con intervencion directa de la
Intendencia. Escepcionalmente i sólo en casos urjentísimos,
por requisiciones que hacen las tropas mismas bajo la estric-
ta vijilancia de los oficiales. Las columnas de aprovisiona-
miento i ausiliares de id. que conducen las tropas del Tren
permanecen cargadas e intactas a retaguardia de las tropas
a las órdenes de la Division.
En el segundo caso, las tropas reciben su alimentacion, en
parte por la de acantonamiento i en lo que les falta lo toman
de su propio bagaje.
Los carros de víveres i forrajes rejimentarios se llenan en
la misma forma espuesta en en el primer caso; pero como no
será suficiente, se toma lo que les falte de las columnas de
aprovisionamiento i ausiliares de id. quienes reciben órden
de la Division de adelantarse hácia las tropas i completar los
carros de víveres i forrajes rejimentarios con víveres de boca.
En el tercer caso, que es el mas difícil, las tropas se ali-
mentan enteramente por medio de las columnas nombradas
del Tren, las que entregan a los carros rejimentarios su ali-
mentacion completa para el dia siguiente. Las columnas de
aprovisionamiento i ausiliares de id. cargan a su vez los ví-
veres en los depósitos que instala la Intendencia arretaguar-
dia de las tropas i siguen a éstas como almacenes movibles.
Una vez vacías las columnas del Tren retroceden al próxi-
mo depósito de víveres de Intendencia (1) cargan conforme al
plan de carga diario que regula i ordena en forma práctica el
órden en que se llenarán las numerosas columnas vacías del
Tren. Por principio estos depósitos deben quedar tan atras
de las tropas como su seguridad lo permita, sin que jamas
puedan sufrir los vaivenes que esperimentan las tropas que
operan, ni molesten su libertad de accion.
Este lijero resumen de la alimentacion en la paz i en la
guerra del Ejército aleman basta para dar idea de la necesi-
d ad de reglamentar entre nosotros este servicio. Para ello es
indispensable el Reglamento de alimentacion en tiempo de
guerra i la reforma del servicio de Intendencia teniendo en
vista las necesidades en la movilizacion.

[1] Punto de etapa terrestre.


— 231 —
No nos faltó a nosotros en la guerra del Pacífico emplea-
dos competentes, pero carecían de la practica en el terreno.
Nada se habia previsto a causa de la falta de conocimientos
de las necesidades de las tropas i que la parte técnica del ser-
vicio de alimentacion no se poseía en detalle. No siempre re-
currían los empleados de la Intendencia a la ayuda de los
comandantes de tropa, pues tambien les faltaba a ellos los
conocimientos del caso. Hoi es mui distinto: se exije completo
conocimiento a los comandantes de tropa i sus unidades
«obre el servicio de alimentacion. Sobre todo se exije de los
oficiales de Estado Mayor, que en toda circunstancia deben
«star preparados en la práctica de dirijir personalmente en
el terreno la alimentacion de una Division o Cuerpo de Ejér-
cito.
JAVIER PALACIOS.
Tent. 1.0 de Intt. en la Comp. Tren N.° 2.
Tendencias actuales de la caballería
alemana

SU EMPLEO ESTRATÉJICO

El principa] argumento invocado contra el empleo de la


caballería, como instrumento de batalla, es el perfecciona-
miento del armamento moderno i su poder de destruccion.
En Alemania hai algunos oficiales, que discienten sobre
el empleo táctico de las masas de caballería; pero ninguno
discute la importancia de su rol estratéjico. Por el contrario,
un artículo anónimo publicado en la Neu Militerische Bläter,
''dice que: si la caballería, no tuviera que desempeñar ningun
rol, en los campos de batalla, no debería aun disminuirse,
porque nunca seria suficientemente fuerte para el cumplimien-
to de su mision estratéjca."
Si el poder del armamento moderno, dice por otro lado
el jeneral von Benhardi, hace hoi mas difícil que otras veces,
el rol de la caballería Sobre el campo de batalla, hai en cam-
bio nuevos factores que le abren un ancho campo de accion.
Como oríjen de este fenómeno indica el enorme aumento de
los ejércitos europeos, cuyos movimientos han llegado a ser
mas complicados, de tal modo que, emprendida una opera-
cion es casi imposible modificarla en su orientacion. Ademas
la existencia de estas masas, acrece la importancia de las co-
municaciones, por causa del empleo intenso de las vías férreas
i telegráficas, una caballería emprendedora puede encontrar
la ocasion de hacer, una buena tarea, dedicándose a estas
comunicaciones. "La importancia de una esploracion estensa
i exacta Crece con estos factores i esto que es particularmen-
— 234 —
te exacto, para las primeras batallas, subsiste como regla
segura para las operaciones posteriores."
Se puede preveer en efecto que en los períodos consecuti-
vos, siempre habrá que manejar masas considerables de
tropa.
Por otra parte, la importancia del elemento operador
aumenta mui notablemente i ello trae por consecuencia el
acrecimiento mismo del mérito de la operacion.
Tan poco es ménos indispensable ocultar al enemigo, sus
propios movimientos, para dificultar. la oportuna orienta-
cion del adversario. La esploracion estratéjica i la cortina
protectora que debe formar la caballería, si bien es cierto que
se han hecho mas difíciles por las condiciones de las guerras
actuales, han aumentado, en cambio, enormemente de im-
portancia.
"El rol estratéjico de la caballería, dice el jeneral von
Kleist, se puede resumir en una palabra, esploracion."
Tiene ademas muchas otras misiones de importancia,
como ser: molestar la movilizacion del enemigo; destruir lí-
neas férreas; ejecutar requisiciones, etc. Pero, de una manera
fundamental, la palabra esploracion. dá la nota alta de la
accion estratéjica de la caballería. Solamente por la esplora-
cion, puede obtener el comando superior, datos positivos so-
bre el enemigo, porque la caballería anuncia, lo que ha visto,
miéntras que los datos provenientes de otras fuertes, ajentes,
espías, prisioneros, estudio de la prensa, son casi siempre
díceres.
El servicio de campaña aleman se espresa de igual modo-
"Únicamente la esploracion inmediata, por la investigacion
i observancion del enemigo, da concluciones efectivas, sobre
todo por la reunion de datos, constatados en gran número
de puntos distintos. La mayor prueba de la importancia, que
los autores,del Reglamento dan al servicio de la caballería es
el artículo 568 que se refiere a los principios, que deben rejir
las maniobras especiales, en tiempo de paz." Se debe organi-
zar las maniobras de varios cuerpos, haciéndoles practicar
ejercicios de esploracion i de seguridad a grande escala, tal
como correspondería este servicio, a las divisiones de caballe-
ría en una guerra.
La campaña de la prensa alemana en favor de un aumen-
to considerable de la caballería, manifiesta la importancia
dada a la fuerza de esta arma i a los servicios que de ella se
espera. En el ejército aleman, se quiere una caballería pode-
rosa, como lo prueba el siguiente párrafo del jeneral von
Kleist uno de los inspectores del arma. "Los que creen que se
— 235 —
puede salir del apuro, con un mínimun de caballería, no han
estudiado jamas el mecanismo, de los movimientos de un
ejército.
Aun en .el caso de que esta arma debiera renunciar a apa-
recer en el campo de batalla, siempre habrá necesidad de una-
fuerza numerosa i buena.
Debilitar la caballería i aumentar con esas economías la
artillería e infantería, seria cortar las alas al águila para,
que le crecieran las garras.
Ejércitos compuestos de artillería e infantería, podrán
oponer largo tiempo una resistencia pasiva, pero .jamas po-
drán hacer sentir su superioridad en el momento preciso. Po-
drán detener al enemigo, pero no procurarán una victoria-
decisiva.
Una numerosa caballería lanzada delante del ejército, que
busque i mantenga el contacto con el enemigo, despues de
haber barrido por el combate a la adversaria, tiene por ob-
jeto para los alemanes, permitir al comando superior, la ini-
ciativa, de lo que fluye, implícitamente la ofensiva. Esto
no debe estrañarnos i corresponde perfectamente a la idea
primordial, al leit motiv de la enseñanza militar alemana.
Tenemos siempre i en todas partes la ofensiva i así impon-
dremos nuestras maniobras al adversario, lo que ya es una-
primera prenda de éxito.
Angol, 10 de Abril 1907.
ARTURO HOJAS. A.
Teniente Coronel i Comandante del (tejimiento Húsares Núm. 3.

Traducido del frances.—(Continuará).


CANJES RECIBIDOS HASTA
EL 15 DE MAYO

ALEMANIA ESPAÑA

Militar Wochenblatt, Eevista de Caballería,


Abril.
N.os 43—44—45—46—47—48—49,
Eevista jeneral de Marina,
ARJENTINA Abril.
Revista Militar,
Enero i Febrero, PORTUGAL
Boletín Centro Naval,
Diciembre (1906) Marzo i Abril. Annaes do Club Militar
Naval,
BRAZIL Enero.
Revista Marítima, Eevista Militar,
Enero i Febrero. Marzo.
Revista Militar,
Enero. VENEZUELA

BElGICA
Eevista Militar i Naval,
La Belgique Militaire, Marzo.
15 de Abril.

CHILE URUGUAI

Revista de Marina,
Eevista Centro Militar i
Febrero. Naval,
Diciembre de 1906.
ECUADOR Marzo i Abril.
Revista Militar,
Diciembre (1906) i Enero.
Estudio sobre las planchetas
adoptadas por la Seccion Topográfica del Estado Mayor Jeneral

El levantamiento topográfico de la carta del pais se ha


iniciado con planchetas cuadradas, de 40 centímetros por
lados, que representan, ala escala de 1 por 25000, cuadrados
de 1.0 kilómetros de lados en la superficie de la. tierra.
Este sistema de representacion tiene, como los demas, sus
ventajas i sus inconvenientes, pero, es preciso adoptarlo en
definitiva ya que una parte importante del trabajo se ha eje-
cutado en esta forma. Sin embargo es conveniente orientar
cada. plancheta segun el meridiano astronómico de su centro
e indicar, en sus bordes, los minutos consecutivos de la lati-
tud jeográfica i de la lonjitud respecto de Greenwich.
El objeto del presente estudio es de indicar como se debe
arreglar el canevas de cada plancheta, cuales son las coorde-
nadas jeográficas de sus centros i los intervalos que separan
los paralelos i los meridianos distantes de un minuto de arco.
COORDENADAS JEOGRÁFICAS DEL CENTRO DE UNA PLANCHETA

Sean 1 la latitud jeográfica i la lonjitud del centro de


una plancheta; las coordenadas del Observatorio de San-
tiago; s la distancia,, contada sobre un meridiano cualquiera,
—238 —

entre los paralelos la distancia, contada sobre el


paralelo medio de la plancheta, entre los meridianos 1, lo; a
el semi eje ecuatoria l terrestre i e el achatamiento. Se tienen
las fórmulas

En toda la estension de Chile, la diferencia 1 — lo queda


menor que 6o, luego se pueden despreciar los términos en e2,
en el valor de o.
La primera fórmula da el arco s en funcion de la latitud
jeográfica cp, pero se puede tambien deducir de ella el valor
de cp en funcion de s. El cálculo se hace entónces por aproxi-
maciones sucesivas. Es así como se han calculado, en la Ta-
bla I, las latitudes de una serie de puntos situados sobre el
meridiano del Observatorio, de cien en cien kilómetros, desde
2,000 kilómetros al Norte hasta 2,000 kilómetros al Sur de
Santiago.
La segunda fórmula da el arco de paralelo o en funcion
de la lonjitud jeográfica. Se han calculado, en la misma ta-
bla I, los valores de para la Serie de puntos definidos

mas arriba. Los valores de se han espresado en segundos

de arco en la hipótesis de d kilómetro i los de en cen-

tímetros de un mapa a la escala de 1/25000, en la hipótesis


de d 1 = 1'.
En la misma Tabla I se encuentran tambien los valores

de en centímetros, en la hipótesis de
— 239 —

CANEVAS. DE UNA PLANCHETA


Con los datos de la Tabla I relativos a distancias de cien
en cien kilómetros se puede deducir, en seguida, por interpo-
lación, los datos análogos para otros puntos intermedios.
Así, en las Tablas II i III se ha hecho la interpolacion para
dos series de puntos comprendidos entre cien kilómetros al
Norte i cien kilómetros al Sur de Santiago.
El sistema de proyeccion que se adopta para el dibujo de
una plancheta es casi indiferente i se puede demostrar que los
. paralelos de cada plancheta son representados prácticamen-
te, en toda la estension de Chile por rectas perpendiculares al
meridiano central de la plancheta.
Consideremos, por eiemplo, la proyeccion ortogonal i
sea la latitud de un punto cualquiera de la plancheta; el
radio del paralelo de este punto es próximamente igual a
i su plano torma, con el de la plancheta, el ángulo
luego el radio de curvatura del paralelo proyectado

es por otra parte esta proyeccion es evidentemente

simétrica respecto del meridiano actual.


Eeferimos los puntos de la plancheta a dos ejes rectangu-
lares: uno O X tanjente al paralelo del centro O de la planche-
ta, el otro 0 Y tanjente al meridiano central. Sea y0 la orde-
nada del punto en donde el paralelo considerado "corta O Y
e y la ordenada de otro cualquiera de sus puntos, deabeisa x,
se tendrá

En la rejion mas austral de Chile, es igual a 1,3; por


otra parte x es menor que 5 kilometros luego el producto
es siempre menor que 2,5 metros próximamente. A

la escala de 1/25000 esto representa 0,1 mm. o sea una can-


tidad inapreciable prácticamente. En consecuencia las orde-
nadas de los puntos de un mismo paralelo pueden ser consi-
deras como constantes.
En cuanto a los meridianos, ellos están tambien repre-
sentados prácticamente por rectas; ademas los meridianos
— 240 —
de los bordes de cada plancheta son casi paralelos al meri-

diano central. En efecto, se deduce de los valores de conte-

nidos en la Tabla I que, en la parte mas austral del pais, las


abcisas de los dos estrenaos de un meridiano situado en un
borde de la plancheta sólo difieren entre sí de 0; 6 mm. En la
parte central, próxima de Santiago, esta diferencia alcanza
sólo 0,2 mm.
En resúmen se puede considerar el canevas de una plan-
cheta como formado prácticamente por dos series de rectas
en dos direcciones perpendiculares.
Designaremos una plancheta cualquiera por el número
de kilómetros, al Norte o al Sur. que separa el paralelo de su
centro del paralelo del Observatorio i por el numero de kiló-
metros, al Este o al Oeste, contados sobre el paralelo del
centro entre este punto i el meridiano de Santiago. Así, por
ejemplo, la plancheta N. 25, 0. 15 signica que el centro de
ella se encuentra a 25 kilómetros al Norte i a 15 kilómetros
al Oeste del paralelo i del meridiano de Santiago.
Recordaremos que, segun la convencion aceptada co-
munmente, la lonjitud de un punto A respecto de otro B es
positiva cuando A se encuentra al Este de B i es negativa en
caso contrario.
Por ejemplo, las coordenadas jeográficas del Observato-
rio son:

respecto de Green-
wich.
Aplicaciones numéricas

DETERMINAR LAS COORDENADAS JEOGRAFICAS DEL CENTRO

DE UNA PLANCHETA

Sea, por ejemplo, la plancheta N. 25, 0. 15. La Tabla


III dá inmediatamente
— 241 —
En seguida, el número de segundos de lonjitud conteni-
dos en un arco de paralelo de 1 kilómetro es

Por consiguiente, si tí/es la lonjitud del centro de la plan-


cheta respecto del Observatorio se tiene

Luego la lonjitud buscada es

II
DIBUJAR EL CANEVAS DE LAS PLANCHETAS DE UNA MISMA FAJA

Las planchetas de una misma faja tienen sus centros so-


bre un mismo paralelo i', por consiguiente, su canevas es
comun. Basta entónces dibujar, con cuidado, uno de ellos i
reproducir los otros mecánicamente.
Para fijar las ideas supondremos que se trata de cons-
truir el canevas de las planchetas de la taja N. 25.
En la Tabla III se encuentran los largos, en centímetros
de la plancheta, de 1/ de latitud i de V de lonjitud; estos va-
lores son:

Por otra parte, la latitud del centro es

Los 10",4 corresponden a

28 de la plancheta.
— 242 —

Se multiplican ahora los valores de por los nú-


meros consecutivos i se forma el cuadro siguiente:
cm. cm.
1 7,393 6,214
2 14,786 14,428
3 22,179 18,642
4 28,572 14,856
5 36,965 31,070
6 44,358 37,284
Se adopta para el paralelo — 33°.13', próximo del centro,
el número 22,cm 179 próximo
cm
de20;si a este se agrega l,cm28
se obtiene la división 23, 46 que corresponde al centro de
la plancheta; encmseguida los dos bordes, Norte i Sur, tendrán
las divisiones 3, 46 i 43,46.
Se forma, por consiguiente, el nuevo cuadro siguiente en
el cual se apuntan sólo los décimos de milímetros:
Paralelos cm.
Intervalos
Borde Norte 3,46 entre los meridianos
— 33°. 11' 7,39 cm.
12 14,79 6,21
13 22,18 12,43
Centro 23,46 18,64
24,86
14 29,57 31,07
15 36,97 37,28
Borde Sur 43,46
Lo mas hacedero parece ser el empleo de una regla de
forma cuadrada i de unos 50 cm. de lados; cada lado estaría
dividido en centímetros i milímetros i los intervalos entre
paralelos i meridianos podrían apuntarse en los lados opues-
tos de la regla.
III
DETERMINAR LAS LONJITUDES JEOGRAFICAS DE LOS CENTROS
DE LAS PLANCHETAS DE UNA MISMA FAJA

Consideremos, como ejemplo práctico, la faja N. 25. Las


— 244 —

camente los valores de d 1 a la lonjitud del Observatorio se


obtienen las lonjitudes de los centros de las planchetas res-
pecto de Greenwich.
Finalmente es cómodo espresar los segundos de la lonji-
tud en centímetros de la plancheta; estos últimos valores se
designan por Se obtiene asi:

A. OBRECHT,
Consultor Técnico del Estado Mayor Jeneral.
- 245 -
TABLA I

d1 ds do
s d
do d1
km. o ' '' ' '' cm. cm.
2000 —15 23 16,1 33,538 7.376 7.156
—54.13.7 149 32
1900 —16 11 29,8 33,687 7,377 7,124
—54.13.4 159 34
1800 —17 11 43,2 33,846 7,378 7,090
—54.13.0 170 35
1700 - 1 8 5 56,2 34,016 7,378 7,055
—54.12,8 180 37
1600 —19 0 9,0 34,196 7.379 7,018
—54.12,4 190 39

1500 —19 54 21,4 34,386 7,380 6,979


—54.12,1 200 41
1400 —20 48 33,5 34,586 7,381 6.938
—54.11,7 211 42
1300 —21 42 45,2 34,797 7,382 6,896
—54.11,4 223 44
1200 —22 36 56,6 35,020 7,382 6,852
—54.11,0 235 45
1100 —23 31 7,6 35,255 7,383 6,807
—54.10,7 247 47

1000 —24 25 18,3 35.502 7.384 6,760


—54.10,3 259 49
900 —25 19 28,6 35,761 7,385 6,711
—54. 9,9 271 50
800 —26 13 38,5 36,032 7,385 6,661
—54. 9,5 284 52
700 —27 7 48,0 36,316 7,386 6,609
—54. 9,1 299 54
600 —28 1 57,1 36,615 7,387 6,555
—54. 8,6 313 55

500 —28 56 5.7 36,928 7,388 6,500


—54. 8,2 327 57
400 —29 50 13,9 37,255 7,389 6.443
—54. 7,7 343 59
300 —30 44 21,6 37,5.98 7.390 6.384
—54. 7,2 358 60
200 —31 38 28,8 37,956 7,391 6,324
—54. 6.8 374 62
100 —32 32 35,6 38,330 7,392 6,262
—54. 6,4 392 64
0 —38 26 42,0 38,722 7,393 6,198
d1
do
representa el número de segundos de lonjitud jeográfica contenidos en un
arco de paralelo de un kilómetro.
d s es el largo de 1' de latitud sobre el meridiano de la plan-cheta.
d
do
ES el largo de 1'de lonjitud sobre el paralelo de la plancheta.
d1
— 246 —
TABLA I (Continuacion).
di ds do
s
do d- d1
km. o ' '' ' '' '' cm. cm.
0 —33 26 42,0 38,722 7,393 6,198
—54. 5,9 410 65
100 —34 20 47,9 39,132 7.394 6,133
—54. 5,5 428 66
200 —35 14 53,4 39,560 7,395 6.067
—54. 5,0 448 67
300 —36 8 58,4 40,008 7,397 6,000
—54. 4,5 468 69
400 —37 3 2,9 40,476 7,398 5,931
—54. 4,0 489 71

500 —37 57 6,9 40,965 7,399 5,860


—54. 3,5 512 73
600 —38 51 10,4 41,477 7.400 5,787
—54. 2,9 535 74
700 —39 45 13,3 42,012 7.401 5,713
—54. 2.5 560 73
800 —40 39 15,8 42.572 7,403 5,738
—54. 1.9 586 77
900 —41 33 17.7 43,158 7,404 5,561
—54. 1,4 613 78

1000 —42 27 19,1 43,771 7,4u5 5 483


—54. 1,0 641 80
1100 —43 21 20,1 44,412 7.406 5,403
—54. 0.4 672 81
1200 —44 15 20,5 45,084 7,407 5 322
—54. 0,0 704 82
1300 —45 9 20,5 45,788 7,408 5.240
—53.59,4 738 83
1400 —46 3 19,9 46.526 7,409 5 157
—53.59,0 774 84

1500 —46 57 18,9 47,300 7.410 5 073


—53.58,4 812 86
1600 —47 51 17,3 48,112 7,411 4 987
—53.57,8 853 87
1700 —48 45 15,1 48,900 7.412 4 900
—53.57,4 896 88
1 8 0 0 — 4 9 39 12,5 49,861 7,414 4,812
—53.56,8 942 89
1900 —50 33 9,3 50,803 7,415 4,723
—53.56,3 991 90
2000 —51 27 5,6 51,794 7,416 4.633
— 247 —
TABLA II

d1 ds do
S do d d1
km. ° ' " ' '' cm cm
100 —32 32 35,6 38,330 7,392 6,262
—5.24,7 38 6
90 - 3 2 38 0,3 38,368 7,392 6,256
—5.24,6 39 7
80 - 3 2 4 3 24,9 38,407 7,392 6,249
—5.24,7 39 6
70 - 3 2 48 49,6 38,446 7,392 6,243
—5.24,6 39 7
60 —32 54 14,2 38,485 7,392 6,236
—5.24,7 39 6

50 —32 59 38,9 38,524 7,393 6,230


—5.24,6 39 6
40 —33 5 3,5 38,563 7,393 6,224
—5.24,6 39 7
30 —33 10 28,1 38,602 7,393 6,217
—5.24,7 40 6
20 —33 15 52,8 38,642 7,393 6,211
—5.24,6 40 7
10 —33 21 17,4 38,682 7,393 6,204
—5.24,6 40 6

0 —33 26 42,0 38,722 7,393 6,198


—5.24,6 40 6
10 —33 32 6,6 38,762 7,393 6,192
—5.24,6 40 7
20 —33 37 31,2 38,802 7,393 6,185
—5.24,6 41 6
30 —33 42 55,8 38,843 7,393 6,179
—5.24,6 41 7
40 —33 48 20,4 38,884 7,393 6.172
—5.24,6 41 6

50 —33 53 45,0 38,925 7,394 6,166 7


—5.24,6 41
60 —33 59 9,6 38,966 7,394 6,159
—5.24,6 41. 7
70 —34 4 34,2 39.007 7,394 6.152
—5.24,6 41 6
80 —34 9 58,8 39,048 7,394 6.146
—5.24,5 42 7
39,090 7,394 6,139
90 —34 15 23,3
—5.24,6 42 6,133 6
100 —34 20 47,9 39,132 7,394
— 248 —
TABLA III

d1 d1 do
S do d d1
km. ° ' " ' '' cm. cmcm.
95 —32 35 17.9 38,349 7,392 6,259
—5.24,7 38 6
85 —32 40 42.6 38,387 7,392 6,253
—5.24,6 39 7
75 —32 46 7.2 38,426 7,392 6,246
—5.24,7 39 6
65 —32 51 31.9 38,465 7,392 6,240
—5.24,6 39 7
55 —32 56 56.5 38,504 7,392 6,233
—5.24,7 39 6

45 —33 2 21.2 38,543 7,393 6,227


—5.24,6 39 6
35 —33 7 45.8 38,582 7,393 6,221
—5.24,6 39 7
25 —33 13 10.4 38,622 7,393 6,214
—5.24,7 40 6
15 —33 18 35,1 38,662 7,393 6,208
—5.24,6 40 7
5 —33 23 59,7 38,702 7,393 6,201
—5.24,6 40 6

5 —33 29 24,3 38,742 7,393 6,195


—5.24,6 40 6
15 —33 34 48,9 38,782 7,393 6,189
—5.24,6 40 7
25 —33 40 13,5 38,822 7,393 6,182
—5.24,6 41 6
35 —33 45 38,1 38,863 7,393 6,176
—5.24,6 41 7
45 —32 51 2,7 38,904 7,393 6.169
—5.24,6 41 6

55 —33 56 27,3 38,945 7,394 6,163 7


—5.24,6 41
65 —34 1 51,9 38,986 7,394 6,156
—5.24,6 41 7
75 —34 7 16,5 39.027 7,394 6.149
—5.24,6 41 6
85 —34 12 41,1 39,069 7,394 6.143
—5.24,5 42 7
—34 39,111 7,394 6,136
95 18 5,6
42
Práctica de una estacion jeodésica
de primer orden
(Conferencia dada en el Estado Mayor Jeneral el 13-VI-07.)

PREPARACION, EJECUCION I CONSECUENCIAS


QUE SE DEDUCEN DE ELLA

Las ideas jenerales referentes a trabajos jeodésicos del


Estado Mayor Jeneral son .ya del dominio de los señores ofi-
ciales, sin embargo, los detalles de su ejecucion, aquellos que
determinan en parte los elementos concretos de que debe
constar una Seccion Trigonométrica en nuestro pais, no
siempre pueden estar al alcance de los interesados. En esta
virtud, quiero distraer vuestra atencion con una mui sencilla
i natural relacion de los acontecimientos que se producen en.
el curso del tema en cuestion.
Mi objetivo es pues: poner de relieve las concretas exijen-
cias de los trabajos que se practican en el terreno i que natu-
ralmente no se encuentran en los testos de Jeodesia. Lamparte
teórica de estos trabajos se adquiere en estudio de gabinete,
pero la parte práctica no se obtiene sino con la esperiencia
personal en el terreno mismo.
I. Preparacion
La preparacion de una estacion jeodésica, está subordí-
— 250 —
nada a la situacion del punto trigonométrico correspondien-
te i en consecuencia el trabajo preparatorio cambia constan-
temente.
Este cambio en la situacion del punto orijina, para cada
estacion,'la confeccion de una minuta detallada de cada uno
de los elementos que necesariamente deben concurrir a ase-
gurar el éxito de la estacion.
Aparentemente semeja una cosa de importancia dudosa
la preparacion en referencia, sin embargo, el éxito de la esta-
cion misma depende, en primera linea de las buenas o de las
malas disposiciones que se hayan tomado en cuenta para la
confeccion de los itinerarios.
La omision de un detalle, aun cuando parezca nimio,
orijina serias perturbaciones; perturbaciones que pueden
llegar a comprometer el éxito de la estacion.
Es pues, por consiguiente necesario, que el jefe se penetre
de las necesidades propias del trabajo que ge. va a ejecutar,
deducidas en lo posible, de una práctica esperiencia per-
sonal.
El trabajo preparatorio lo podemos clasificar en:
1). Trabajo preparatorio teórico-técnico;
2). Trabajo preparatorio administrativo.
El trabajo preparatorio teórico-técnico se refiere:
A). A la eleccion del punto trigonométrico donde deberá
practicarse la estacion.
La eleccion del punto trigonométrico está subordinada
a la marcha del trabajo, pero mui principalmente, es el tiem-
po i las condiciones de accesibilidad del punto, el que incondi-
cionalmente regla esta eleccion.
Esta circunstancia es la que orijina, los frecuentes cam-
bios de sectores.
B). A la formacion del dispositivo de las direcciones
horizontales i de las distancias zenitales.
El dispositivo de las direcciones horizontales, se hace en
vista del número dé direcciones i del peso que se quiera asig-
nar a la estacion, mediante combinaciones binarias que se
agrupan por series. .
El peso del término medio de las direcciones por observar,
representa el grado de exactitud que debe asignarse a cada
direccion o a cada estacion, en vista del número de observa-
ciones angulares i, es dado por la mitad del número de direc-
ciones multiplicado por el número de observasiones angulares
para cada combinacion (P=1/2np).
— 251—
Estos dispositivos, mediantes sencillas operaciones alje-
bráicas, o mejor mediante la simple consulta de una tabla
confeccionada al efecto, determinan las mencionadas combi-
naciones binarias i el valor angular del índice del círculo.
El dispositivo practicado en tal forma, i que rije los tra-
bajos jeodésicos del Estado Mayor Aleman i los del Instituto
Jeográfico Militar de Florencia, desde hace 30 años, permite
distribuir de un modo uniforme los errores de carácter perió-
dico como son los debidos a la graduacion i a la escentricidad
del círculo; i tambien elimina los errores accidentales que se
cometen: en la colimacion i en la lectura; los unos dependien-
tes de la limitada potencia del anteojo, del grueso de los hilos
del retículo i del aspecto de la señal; los otros de la imperfec-
cion de los aparatos de lecturas, de la potencia limitada del
ojo, i de la situacion de observador i del medio óptico de que
está provisto.
C). A las verificaciones del instrumento referentes a los
microscopios, a los niveles i a los e/es. Estas verificaciones
deben hacerse con suma paciencia, delicadeza, i conciencia.
Los microscopios dan oríjen a las siguientes rectifica-
ciones:
a). Ajüstar los microscopios a la vista, esto es, enfocar
los hilos del retículo disponiendo convenientemente los reflec-
tores con el fin de iluminar bien el campo.
b). Enfocar la, superficie del limbo, con el fin de ver con
nitidez la graduacion del círculo i situar los hilos paralelos a
las rayas de la graduacion. Para lo primero se opera aflojan-
do los tornillos de los anillos del microscopio i luego con len-
titud se acerca o se aleja del limbo todo el cuerpo del micros-
copio, hasta que las rayas dejen de verse dobles, esto es,
hasta que se produzca la nitidez de la imájen; para lo segun-
do se hace jirar todo el cuerpo del microscopio, alrededor de
su propio eje, hasta colocar los hilos paralelos a las rayas,
obtenido lo cual se ajustan los tornillos de los anillos.
c). Disponer el eje óptico de los microscopios sobre un
plano normal al limbo.
Si esta condicion no se cumple, esto es, si de la medida
inicroinétrica de los estremos del campo, practicado en diver-
sas rejiones del círculo, se encuentra que la diferiencia entre
el valor del intervalo de la izquierda i el de la derecha es siem-
pre del mismo signo, es necesario entonces modificar tijera-
mente la inclinacion lateral del microscopio.
d). Regular el aumento de los microscopios hasta conse-
guir que un número entero de vueltas de los tambores corres-
ponda exactamente al valor de la menor division del limbo.
— 252 —
Si se da una o dos vueltas (segun sea el teodolito de 10
o 20 centímetros) i los hilos no alcanzan a recorrer el valor
de la menor division, quiere decir, que el aumento del mi-
croscopio es demasiado débil i en consecuencia es necesario
disminuir la distancia que separa las lentes objetivos i ocular,
1 vice versa.
e). Colocar la línea de fé de los microscopios en una línea
que diñera 180°.
Para practicar esta correccion se pone en accion el tor-
nillo micrométrico de la alidada, se colima uno de los micros-
copios con un número exacto degrados; se observa en el otro
microscopio, i si no coincide con el diámetro, se pone en mo-
vimiento el tornillo que pone en accion el peine del micrómetro
hasta hacer coincidir la línea, de fé con el diámetro.
f). Poner en cero el índice de la graduación del tambor
cuando los hilos están en la posicion inicial, esto es, cuando
coincide con la línea de fé.
Esta correccion se practica manteniendo firme, con una
mano, la cabeza del tornillo i con la otra se hace jirar el
tambor hasta que el cero coincida con el índice de la posicion
inicial previamente establecida.
Las verificaciones de los niveles i de los ejes se refieren:
1.° A regular el largo de la burbuja;
2.° A poner horizontal el eje secundario;
3.° A poner vertical el eje principal-
4.° A verificar si el'eje óptico del anteojo es normal al eje
secundario.
La segunda i tercera operacion en conjunto, constituyen
la nivelacion instrumental la. cual se practica mediante el
nivel de montar en la forma siguiente:
1). Si el largo de la burbuja del nivel de montar es mayor
que la mitad de la graduacion del nivel, es necesario dismi-
nuir su lonjitud, haciendo pasar al tubo mayor cantidad de
líquido, mediante movimientos suaves dirijidos en sentido
vertical.
Por la inversa, si la burbuja es pequeña, se hace salir lí-
quido del depósito complementario del nivel.
2). Puesto el nivel de montar sobre el eje secundario, se
le coloca en la direccion de dos tornillos del nivel, operando
con estos se centra la burbuja; se verifica si el eje del nivel i
el eje secundario se encuentran en un mismo plano, si no se
encuentran se hace la correccion con los tornillos laterales i,
queda rectificado el nivel en azimut; luego se hace la rectifi-
cacion en altura, verificando si el eje del nivel i el eje secun-
—253 —
dario son paralelos, mediante la inversion del nivel de 180°;
si la burbuja permanece centrada, el nivel se encuentra recti-
ficado i en consecuencia ámbos ejes son paralelos; si la bur-
buja se separa entonces se corrije la mitad, mediante el
tornillo del nivel, se invierte i se corrije nuevamente hasta
que la correccion se haya verificado, de este modo queda en
consecuencia rectificado el ángulo que formaban los ejes, se-
cundario i de nivel.
3). Para poner el eje secundario perpendicular al eje
principal, se sitúa el nivel en direccion de dos tornillos, se
centra la burbuja mediante los tornillos del soporte, se jira
el instrumento 180° i si la burbuja ha salido de su centro se
corrije la mitad del error con los tornillos de correccion del
soporte del eje secundario; de este modo el eje secundario
queda normal al principal i como aquel es ya paralelo al eje
del nivel, resulta que el ángulo que formaban ámbos ejes
queda rectificado.
Corrijendo en seguida la otra mitad del desvío de la bur-
buja, con el tornillo del soporte correspondiente, se pone
horizontal al eje secundario i por consiguiente el eje principal
queda definitivamente sobre la vertical haciendo jirar 90° al
eje secundario, es decir, disponiéndolo en la direccion del
tercer tornillo del soporte i centrando la burbuja.
Por último, hechas todas las correcciones, se rectifica el
nivel fijo mediante el tornillo de correccion.
4). Se verifica si el eje óptico del anteojo es normal al eje
secundario, dirijendo la visual a un punto, sin mover la posi-
cion del círculo, luego se invierte el anteojo i se colima un
segundo punto; en seguida se da a todo el aparato un jiro
de 180° i se repiten ámbas colimaciones, si coinciden, ámbos
ejes son perpendiculares, en caso contrario se corrije el error
haciendo mover en sentido horizontal al bastidor que con-
tiene los hilos, en el valor de la inclinacion de ámbos ejes.
D). A instrucciones especiales que se deben impartir a
cada uno de los heliotropistas, referentes a los puntos que
deberán ocupar, al itinerario que deberán seguir, al punto
que deberán dirijir la luz con indicacion del dia, hora, dura-
cion máxima de la estacion i señales para la comunicion con
Ja misma.

El trabajo preparatorio administrativo se refiere a la


ejecucion del cálculo de los elementos que se necesitan para
llevar a término la estacion proyectada.
— 254 —
La situacion del punto de estacion, las probabilidades de
un mal tiempo, el número de direcciones que abarque, las
dificultades que orijinan los caminos, los recursos que se en-
contrarán en el trayecto i en los puntos mismos, son los fac-
tores que reglan el cálculo preparatorio administrativo. Este
cálculo se proyecta en vista de las siguientes refecciones:
¿Cuál es la duracion de la escursion?
¿Es practicable el camino que conduce al punto?
¿Qué antecedentes se conocen referentes al camino? Existe
el itinerario i la reseña de esploracion? Si existe es fácil hacer
el cálculo referente a víveres, forraje, ganado i personal; pero
sino existe la tarea se dificulta, por la deficiencia o por el
exceso de los elementos calculados; en situaciones dudosas
conviene exajerar las dificultades ántes que vencerlas con un
deseo de simple buena voluntad, deseo que en el mejor de los
casos no mejora una situacion difícil puesta en el trayecto
de la escursion.
Para la solucion de una situacion que consulte un térmi-
no medio de las dificultades, tenemos a la vista como un re-
sultado de las reflecciones precedentes, los antecedentes si-
guientes referentes al punto trigonométrico de "Yaretas," por
ejemplo:
El camino desde la entrada de la hacienda de San Vicente,
es poco practicable, se pierde despues de dos horas i se marcha
por cerros durante dos dias, con frecuentes subidas i bajadas
hasta alcanzar 3,800 metros de altura barométrica;la rejion
es estéril, se carece de pasto, el agua es relativamente escasa,
no existe ningun rancho en el trayecto de la montaña, no se
encuentra pues ninguna clase de recursos, será necesario
acampar donde le toque, el guia deberá tomarse a la entrada
de la hacienda.
La duracion de la marcha de ida i vuelta, sumarán cuatro
dias, i seis dias—cuando hai agua—que deben calcularse
como máximum para la ejecucion de la estacion, en espera de
tiempo favorable, hacen un total de diez dias de escursion.
Con tales antecedentes se formula el proyecto prepara-
torio que sirve de base para la confeccion del cálculo admi-
nistrativo definitivo de la estacion.

CALCULO PREPARATORIO PARA DIEZ DÍAS. PERSONAL I GANADO

1 Observador.
1 Anotador que lleva el rejistro.
1 Ayudante controlador del rejistro i jefe del bagaje (a
veces necesario).
— 255 —
1 Heliotropista que señala la direccion a cada estacion
de heliotropo i que hace las funciones de cuartel
maestre.
1 Mariscal.
1 Soldado auxiliar que conduce la mula de carga del
observador.
1 Soldado auxiliar que conduce la mula de carga del
anotador i del ayudante.
1 Soldado auxiliar que conduce la mula, de.carga del, teo-
dolito i heliógrafo.
1 Soldado auxiliar que conduce la mulas de carga de ví-
veres para oficiales.
2 Soldados auxiliares que conducen las mulas; de carga
de víveres de tropa.
1 Soldado auxiliar que conduce cinco mulas de pasto.
1 Soldado auxiliar que conduce cinco mulas con cebada.
1 Soldado, auxiliar que conduce la carga de agua.
1 Soldado auxiliar que conduce un caballo i dos mulas
de repuesto.
Si hubiera de ejecutarse el verdadero cálculo, esto es,
consultando la conduccion del forraje que corresponde a la
racion de maniobras "71/2 kilos por caballos i 7 por mulas
tendríamos el siguiente resultado:
17 caballos i 1.9 mulas en diez dias consumirían un peso
total de 1,405 kilos de forraje. Cada caballo,' con escepcion
de los de oficiales, conduce su propia ración para un dia, por
consiguiente es necesario quitar a 2,405 kilos los 105 kilos
'que conducen los catorce caballos de tropa. Quedan por con-
siguiente 2,300 kilos de forraje por conducir a lomo de mula.
Una mula en trabajo de montaña de 12 o mas horas,
como máximum recibe 80 kilos de peso fuera del atalaje, por
consiguiente, se necesitarían 29 mulas para conducir los
2,300 kilos, pero como ya tenemos 10 tomadas en cuenta,
nos faltarían 19 mulas i 4 hombres para su conduccion; este
nuevo factor orijina la verificacion de un nuevo cálculo des-
tinado a proveer a la alimentacion de las nuevas mulas i
caballos i a agregar todavía nueva cantidad para conducir
el forraje necesario para estas últimas, i así en seguida, el
cálculo se trasformaria en una serie decreciente.
La progresion para el caso presente se "cumple" obser-
vando que para la duracion de diez dias de escursion, cada
bestia conduce su propia comida. ¿Quién conduce entónces
los demas elementos? ¿Quien el forraje necesario para los
caballos montados i para las mulas que conducen víveres,
equipo e instrumentos, etc?
— 256 —
Al cálculo de forraje sigue el de víveres i luego el de ins-
trumentos.
Los instrumentos que concurren a una estacion son:
1 Teodolito.
2 Barómetros aneroides.
2 Hipsómetros.
2 Termómetros.
1 Heliógrafo con trípode.
1 Anteojo.
1 Quitasol (éste debería cambiarse por una carpa).
1 Huincha metálica.
1 Cronómetro.
1 Reflector.
1 Anteojo.
Hecho el cálculo de la estacion principal, se procede a
calcular las exijencias para cada estacion de heliotropo en la
misma forma que la anterior.
Planteado el problema en las condiciones espuestas, su
solucion no se hace posible, sino haciendo sacrificios de di-
nero i en las siguientes formas:
a). Disminuyendo el tiempo que debería permanecerse en
la estacion.
b). Disminuyendo la racion de forraje.
c). Reduciendo el personal i bagajes.
d). Almacenando el forraje i haciendo regresar inmedia-
tamente las mulas.
Al párrafo a) debe observarse que si se reduce el número
de dias que debe permanecerse en la estacion, se corre el riesgo
de perder sin ningun resultado, tiempo, sacrificios i dinero,
pues, la duracion de la estacion está subordinada a la jenero-
sidad atmosférica; si ésta no permite divisar los puntos tri-
gonométricos en corto tiempo, seria necesario entonces aban-
donar el punto i resolverse a perder todos los sacrificios
hechos.
Las pérdidas de dinero que se orijinan al Fisco, se derivan
de los sueldos, gratificaciones, etc., del personal de la Seccion,
durante 15 o mas dias, si desgraciadamente no se cuenta con
el inmediato repuesto de ganado para repetir inmediatamen-
te la estacion; pero como los entorpecimientos derivados del
tiempo son mui frecuente, es necesario, entonces, no reducir
— 257 —
la duracion de la estacion sino permanecer en ella el máximum
de tiempo compatible con los recursos de que se dispone.
Al párrafo b) debo observar que es posible pero, no re-
comendable, la reduccion a ménos de la mitad de la racion
de forraje hasta llegar como mínimum a 1 kilo de pasto i 1
de cebada por cada animal; esta reduccion le orijina un que-
brantamiento tal al ganado, que lo imposibilita para la
ejecucion de un nuevo trabajo, otras veces una. parte del
ganado queda enfermo i a consecuencia de tales quebrantos
se orijina la muerte.
Semejante reduccion se aconseja solamente, en caso que
el terreno permita ramonear restos de "coiron" o raices que
el hambre obliga, a la pobre bestia, a rascar la tierra para
descubrirlas. La estacion "Yaretas.' se practicó en las condi-
ciones que espresa este párrafo i la de "Lagunas" i Peuquenes
en peores condiciones aun.
Al párrafo c. observo que la disminucion del" personal,
en trabajo de cordillera se imposibilita, debido a las dificul-
tades que ofrece la montaña que hai que atravesar i al cuida-
do que es necesario prodigar al ganado. Cada mula de víve-
res, de equipo i de instrumentos debe ser conducida siempre,
por un jinete montado, la negacion de esta necesidad, orijina
retardos en la marcha, mayores fatigas a los soldados i acci-
dentes frecuentes que obligan a emprender la retirada ántes
de haber llevado a término la estacion.
Al párrafo d) observo por fin, que es conveniente alma-
cenar forraje, en el punto de estacion en cantidad suficiente
para el número de dias que se deba permanecer en ella, siem-
pre que se encuentre agua. En todo caso deberá tenerse pre-
sente sí, que si la estacion se termina ántes del plazo, el forraje
sobrante deberá necesariamente perderse, por cuanto no se
dispondria ya de las bestias de carga necesarias para su
traslacion.
Este procedimiento es el único que mejor satisfacelas
condiciones del problema administrativo i, a pesar de la pér-
dida de forraje, es el que consulta mejor la bien entendida
economía.
Para la ejecucion del cálculo definitivo administrativo,
de trabajo de Otoño, hemos tomado por base los puntos a)
i b) obligado por fuerza mayor, en vista de los escasos ele-
mentos con que a la fecha de la estacion pudo contar la
Seccion Trigonométrica, para la ejecucion activa de los tra-
bajos.
— 258 —
En efecto: el personal, ganado, víveres i forraje para las
mencionadas estaciones fué calculado dentro de un marco
forzado por las circunstancias i en la forma siguiente:
Para la estacion
1 Observador.
1 Anotador.
1 Ayudante.
1 Cuartel maestre i heliotropista.
1 Mariscal.
1 Soldado auxiliar conductor de la mula de equipo del
observador.
1 Soldado auxiliar conductor de la mula de equipo del
ayudante i anotador.
1 Soldado auxiliar conductor de la mula de teodolito i
heliotropo.
1 Soldado auxiliar conductor de la mula de víveres para
oficiales.
1 Soldado auxiliar conductor de la mula de víveres para
tropa.
1 Soldado auxiliar conductor de la mula de agua.
1 Soldado auxiliar conductor de la mula de forraje.
Para las estaciones de heliotropos de cada uno de los
puntos hubo que asignar:
1 Heliotropista.
1 Auxiliar montado, conductor de la mula de heliotropo
i reflector Mangin. .
Por consiguiente, cada estacion de heliotropo se redujo
o la mínima espresion i a una duracion de 5 dias solamente,
de los cuales 4 se emplearían en marcha.
En RESÚMEN, los elementos que concurrieron a la estacion
en referencia, en ganado, personal, i forraje quedó compuesto
en la siguente formar
1 Jefe observador.
1 Ayudante.
1 Anotador.
Personal. 4 Heliotropistas.
1 Mariscal.
6 Soldados auxiliares.
4 Auxiliares civiles.
Ganado. l9 Caballos.
10 Mulas.
— 259 —
Como las dependencias de la Seccion en el campamento
no deben abandonarse, es necesario dejar para su custodia a
un Sarjento 1.° i a un soldado.
Se condujo 185 kilos de cebada como racion de fierro
para el ganado que, distribuidos entre los 29 animales corres-
pondió un peso de 6.3 kilos para cada boca, esto es, ménos
de la racion reglamentaria para un dia, de modo pues que la
racion correspondiente a los otros cuatro dias debia ser
arrancada de las entrañas de la tierra.

Una escursion conducida en tales condiciones de antema-


no debería darse por fracasada, sin embargo, debido a cir-
cunstancias mui especiales de buena suerte, las estaciones
alcanzaron completo éxito.

II. Ejecucion de la estacion


Siempre que se pueda evitar el uso del ferrocarril para el
trasporte del ganado e instrumentos (en trayectos cortos)
debe hacerse, en atencion a las irregularidades i retardos que
orijiná este deficiente servicio i al mal tratamiento que, ade-
mas de la poca seguridad, reciben los instrumentos, gana-
do, etc.
Las etapas hai que regularlas en vista del itinerario con-
feccionado, de tal modo que se tenga absoluta seguridad de
llegar a alcanzar el punto en el dia i hora fijado.
Al poner término al camino conocido i al entrar en franca
montaña, es necesario tomar un guia.
Con el fin de no retardar la marcha de la columna, con-
viene que el Ayudante se adelante algunas horas, a fin de
contratar a este hombre, (el vaquero de la hacienda jeneral-
mente), que no siempre se encuentra a la mano.
En las rejiones donde se marcha dos o mas dias a atra-
yes de la montaña, la presencia del guia es absolutamente
indispensable, sin su concurso la estacion tiene necesariamen-
te que fracasar.
Por esta circunstancia es necesario dejar mui contentos
a estos hombres, mediante una remuneracion buena i un tra-
tamiento mejor, en atencion a que sus servicios en el mismo
punto serán necesarios no sólo para la esploracion i estacio-
namiento, sino tambien para el servicio de los heliotropistas
en las estaciones ulteriores.
— 260 —
Durante la marcha en montaña, deberá tenerse presente
que la ubicacion de los alojamientos debe hacerse en puntos
donde haya agua para el ganado i combustible para la ali-
mentacion del personal, en todo caso el vivac debe quedar
instalado antes que se oscuresca; el itinerario de marcha debe
subordinarse pues a alcanzar este objetivo.
Durante la marcha, el personal deberá contentarse con
hacer un almuerzo frio pero la comida conviene que, siempre
que se pueda, sea caliento.
Un cuidado preferente deberá tenerse en la instalacion
segura del ganado durante la noche, pues un sólo animal qué
abandone el campamento, orijina inconvenientes tanto mas
graves cuanto mas internado en la montaña se encuentra la
columna, por consiguiente, lejos de todo recurso.
Es pues indispensable establecer el servicio de vijilancia
durante la noche i rondar el mencionado servició a fin de que
él no resulte ilusorio.
En mas de una ocasion, la fuga de una mula ha modifi-
cado el itinerario normal, obligando a abandonar en mitad
de la montaña una de las cargas, incluso albardon, las que
pueden llegar a perderse si el guia, a su regreso, estravía la
primitiva orientacion del camino.
El alma pues de estos trabajos, es constituida por la
enerjía animal, si ésta se quebranta, no podrá alcanzarse el
objetivo que persiguen las escursiones.
Si un caballo se cansa, o perece despeñado, al tratar de
salvar un precipicio i no se conducen caballos de repuestos,
el jinete queda en una situacion crítica; a la grupa no es
prudente conducirlo porque terminaría por poner fuera de
servicio a un caballo mas i entonces serian dos los auxiliares
que quedarían a pié—¿qué hacer en tal situacion?—resolverse
por aceptar la solucion que consulta el menor de los daños,
esto es, proveer al hombre de víveres i equipo i despacharlo
en marcha de regreso a pié, en busca de elementos que le per-
mitan incorporarse al campamento de oríjen.
La ausencia del hombre i del caballo orijina una compli-
cacion en la ejecucion de la marcha í de la estacion misma,
pues, la mula que ha quedado sin conductor Orijina retardos
i mayores fatigas al personal, porque con frecuencia estos
animales, cuando se ven libres de sus conductores, unas veces
se desvían de la ruta i otras se trepan sobre pricipicios espo-
niéndose a rodar junto con el jinete que corre en su busca.
El aseo, el abrigo i la atencion en darles de beber mode-
radamente a los animales, debe ser objeto de una muí espe-
cial i constante vijilancia; impedir que se force la marcha, es
tambien una atencion primordial. En todo caso, la velocidad
— 261 —
de la columna deberá regularse por el animal mas flojo. En
pendientes fuertes i a grandes alturas, los animales se detie-
nen voluntariamente a cada instante i se niegan a moverse,
en tal caso, hai que gastar paciencia i esperar que el animal
haya tomado aliento.
Por regla jeneral, en senderos regulares i con ganado.en
buenas condiciones se eleva 300 metros en cada hora; en
pendientes mui fuertes puede alcanzarse hasta 500 metros
durante las dos o tres primeras horas solamente, pero oriji-
nando al ganado un esfuerzo exajerado. En marchas de ba-
jada, se consigue una mayor aceleracion, equivalente a poco
ménos de1/3 del tiempo gastado para la ascension.
En marchas en montañas, el peor enemigo del ganado lo
constituye un mal albardon, éste con el roce que le orijinan
las constantes subidas i bajadas termina,, despues del 2.° o
3.º dia, por producirles heridas que con la prolongacion del
trabajo llegan a tomar un carácter grave. Aparte de esto,
mayor daño les orijina aun, la falta o la bebida de agua
excesivamente helada, que a veces la sed les obliga a ello,
cuando se alcanzan alturas superiores a 3,000 metros.
El personal cuenta en cambio, con el sol, el viento, los
matorrales i los precipicios como sus inseparables enemigos.
Es insoportable una marcha de 10 o mas horas espuesto
a los rayos solares, a traves de esos interminables cajones,
contando como proteccion única la gorra de campaña; los
matorrales i los árboles dotados de espinas, que con frecuen-
cia cierran el paso, constituyen tambien, otro enemigo para
el vestido que rompen i para el sable que enredan. En un
paso peligroso es necesario marchar prevenido i listo para
saltar a tierra; el sable, en tal caso, constituye tambien un
estorbo peligroso, en cambio una huasca o una, fusta, le
prestan útiles servicios para complementar las ayudas de las
piernas, ayudar el ganado flojo i fustigar a los perros que le
cierran el paso en lugares habitados.
Los terrenos cubiertos de árboles i los pasos estrechos,
obligan al personal de conductores a descargar las muías i a
conducir la carga, por corto trecho a lomo de hombro, para
volverlos a cargar; cuando esto se repite fatiga i desmoraliza
excesivamente al personal.
A veces el grande alto, para almorzar i dar descanso al
ganado, fuerza mayor obliga a hai'erlo lejos de toda sombra
i espuesto a los mas fuertes rayos de la hora zenital. Este
alto orijina una nueva operacion de carguío, con las moles-
tias consiguientes.
Al rededor de los 2,000 metros la vejetacion semanifiesta,
marcadamente raquítica, en consecuencia, a los 3,000 o mas
— 262 —

metros no se encuentra leña ni pasto; la segregacion de la


abrupta roca es la que tapisa el suelo. En tal caso es nece-
sario proveerse del combustible necesario ántes de abandonar
la zona de recursos, para cuyo efecto deberá contarse con una,
mula de repuesto, destinada a este servicio.
El carbon de vacuno que se encuentra a veces a gran-
des alturas, mui especialmente en los portezuelos o en las
hondonadas, constituyen un combustible de primera clase,
el que debe ser aprovechado en cada circunstancia.
Cuando la estacion deba practicarse en la cordillera i a
gran altura; en la penúltima etapa conviene robustecer el
abrigo interior del personal, mediante ropa de lana, a fin de
evitar los fuertes refrios que orijinan los cambios bruscos de
temperatura. Para el abrigo i proteccion de la cabeza, contra
los fuertes vientos, conviene cambiar la gorra de campaña
por la de trabajo de cordillera, que permite el total abrigo
de ella, dejando al descubierto solamente la parte útil de la
cara. El uso de esta gorra se impone para el servicio del
observador, por cuanto la bicera de la gorra de campaña
compromete la estabilidad del instrumento.
Para la ejecucion de las observaciones conviene, siempre
que sea posible, ubicar el vivac en un sitio próximo a la pirá-
mide a fin de constituirse en centinela de ella durante todo el
tiempo que dure la estacion.
Con el fin de aprovechar el mayor número de horas sola-
ros, e1 estacionamiento del instrumento i correcciones, debe-
rán hacerse ántes que el sol aparezca en el horizonte.
El Heliógrafo deberá estar en estacion mui cerca de la
pirámide i listo para señalar la direccion a las distintas esta-
ciones de heliotropos.
Situado el teodolito en la pirámide, la primera operacion,
es proyectar el eje verticar del instrumento sobre el centro
del tubo de la misma, operacion que se practica mediante el
trazado sobre la superficie de la pirámide, de dos direcciones
normales, cuya interseccion debe coincidir con el centro del
tubo; la aguja del eje vertical del instrumento se hace coinci-
dir con los trozos, mediante alineaciones rectificadoras.
Luego, para asegurarse que el instrumento no ha sufrido
con el trasporte, se repiten las verificaciones, i correcciones
referentes a los microscopios a los niveles i a los ejes, de que
en la preparacion teórico-técnica se ha hecho mencion.
En estas correcciones no deberá buscarse una exactitud
absolutamente rigurosa, con sacrificio excesivo de tiempo,
en atencion a que todos los errores ménos el afecto al eje
principal, se eliminan mediante el-dispositivo dado a las di-
recciones.
— 263 —
Obtenida la contestacion de las estaciones de heliotropos,
se da comienzo a las observaciones azimutales independiente-
mente de las que corresponden a las distancias zenitales, las
que deben practicarse al rededor del mediodía, con el fin de
que los errores debidos a la refraccion, ejerzan la mínima in-
fluencia en la modificacion de la trayectoria luminosa.
La marcha de las observaciones está subordinada al dis-
positivo del rejistro, el cual sin temor de equivocarse, va indi-
cando al observador la posicion del índice del círculo que
corresponde a tal o cual direccion, así como la situacion del
anteojo a la derecha o a la izquierda. El número de observa-
ciones angulares que se hacen a cada direccion, depende del
número de visuales i del peso que se ha asignado a la esta-
cion, aquel número está en razon inversa del número de direc-
ciones.
La observacion de cada direccion azimutal exije:
1.° La colocacion del círculo horizontal en la graduacion
que corresponde al índice; con tal objeto se afloja la tuerca de
presión del círculo, se hace jirar cojéndolo por dos rayos
opuestos i una vez fijo el índice, se ajusta la tuerca;
2.° Se afloja el tornillo de presion del cuerpo i el del ante-
ojo, se hace la puntería en direccion, dirijendo la visual por
la parte superior del anteojo acodado; se apreta el tornillo
de presion del limbo, se cambia de sitie i se dirije la visual a
traves del eje óptico del anteojo; se hace la colimacion aproxi-
mada, se apreta el tornillo de preson del anteojo i por último
se rectifica la colimacion mediante el manejo de los tornillos
micrométricos.
3.° Observa el microscopio A, canta la lectura que le
acusa el limbo en grados i sestos de grados; pone en accion los
hilos del microscopio hasta situar la raya mas próxima de
la izquierda entre ámbos hilos, se canta la lectura del tambor
del microscopio, se vuelve a poner en movimiento los hilos i
se repite la operacion con la raya mas próxima de la derecha.
Hecha la lectura en el microscopio A se pasa al microscopio B
que difiere 180° i se procede de igual manera. Por último sé
dan las lecturas de los estremos de la burbuja del nivel.
Al comenzar las observaciones debe tenerse cuidado de
situar el cero del nivel al lado del ocular del anteojo a fin de
que en la inversion de éste se compense la derivacion de las
direcciones.
La segunda serie se refiere a las observaciones de las dis-
tancias zenitales, las que quedan determinadas con la direc-
cion de dos o mejor cuatro visuales a cada punto; la una con
— 264 —
el anteojo a la derecha, la otra con él a la izquierda. Para
cada observacion deberá anotarse la hora.
Por último se hacen las anotaciones medias: barométri-
cas, termométricas e hipsométricas.
La bondad de las observaciones está subordinada a las
condiciones en que se practica la estacion.
Las condiciones atmosféricas son las que regulan esta
bondad: cuando el cielo está puro, la atmósfera calma, la
temperatura agradable i la luz del heliotropo aparece nítida,
entónces las observaciones alcanzan el máximum de bondad;
pero cuando por el contrario a un cielo nebuloso i brumoso
se une un fuerte viento, una temperatura estrema i la itnájen
en consecuencia no aparece nítida ni estable, las observacio-
nes alcanzan el mínimum de exactitud.
Un viento fuerte produce vibraciones en el instrumento
equivalentes a seis o mas divisiones de nivel o sea 30 o mas
segundos; estas mismas vibraciones son las que dificultan
una colimacion exacta i si a estos errores que es necesario
eliminar mediante una carpa protectora, se unen los errores
del observador influenciado por los rigores de la temperatura
i su estado nervioso, se llega a resultados poco satisfac-
torios.
No debe pues trabajarse en malas condiciones, es prefe-
rible dejar que se pierda una estacion dañada por las incle-
mencias del tiempo, ántes que tomarla en cuenta, so pretesto
de evitar la repeticion de una nueva estacion.

III. Consecuencias que se deducen


El análisis de las operaciones referentes a la preparacion
i ejecucion de una estacion jeodésica, sujiere las siguientes in-
dicaciones útiles:
1.° La mayor parte del personal debería tener conoci-
miento práctico de la situacion de los puntos trigonométri-
cos, con el fin de llegar a ellos sin dificultad i poder descubrir
en el horizonte los otros puntos del mismo orden; en conse-
cuencia, la renovacion del personal debería hacerse produ-
ciendo una rotacion normal de una velocidad equivalente a
un cuarto por año como máximum.
2.° En el archivo de la Seccion deberían encontrarse
todas las reseñas, memorias, etc. de los caminos que con-
ducen a los puntos trigonométricos a fin de que esos datos
concretos sirvan de base para la confeccion del programa i
del cálculo administrativo de la estacion.
— 265 —
3.° Debería contarse con todos los elementos en ganado,
personal e instrumentos a fin de encuadrar la duracion de
una estacion para 5 o 6 visuales, en 10 dias cuando se de-
pende del sol o en menos si se consigue buenos resultados en
los trabajos practicados con reflectores en dias nublados o
durante la noche.
4.° El personal que deberá concurrir a la estacion con-
viene sea el míninlun compatible con las necesidades propias
de cada circunstancia.
5.° En puntos difíciles donde la naturaleza niega los re-
cursos, es necesario almacenar el forraje indispensable para
la alimentacion del ganado i hacer regresar inmediatamente
las mulas, a fin de evitar un recargo inútil de ganado consu-
midor. Si la estacion ha durado menos tiempo, el forraje so-
brante tendrá necesariamente que abandonarse, por cuanto
ya no se dispondría de mulas. En todo caso este abandono
de forraje resulta mas económico que alimentarlas con el fo-
rraje conducido solo para ellas.
6.° Normalmente, cada estacion de heliotropo debería
constar de un heliotropista, de un ayudante de heliotropista
i de los auxiliares que exija la naturaleza del punto. La falta
de atencion de este servicio penoso, debido a la perseveran-
cia constante que se requiere, orijina el fracaso de la es-
tacion.
7.° Las condiciones morales i disciplinarias del personal
de tropa, deben ser absolutamente buenas, en vista de la li-
bertad individual de accion que caracteriza esta clase de tra-
bajos, i de los intereses que le están asignados. Una falta de
puntualidad orijinada por una borrachera, estravío del ca-
mino u otra circunstancia, ademas de orijinar el fracaso de
la estacion o destruccion de un instrumento, quebranta el
entusiamo que debe caracterizar a este jénero de trabajos.
Los mayores quebrantos físicos deberán vencerse, pues con
ayuda de esta cualidad moral.
8.° En los puntos donde el agua para el ganado, queda
a una distancia i diferencia de nivel imposible de alcanzar,
deberá permanecer en estacion, no mas de 30 horas.
El agua helada enferma a los animales, en consecuencia,
hai que hacerles beber a sorbos cortos i en pequeña can-
tidad.
9.° Deberá conducirse un número prudente de mulas i de
caballos de repuesto, a fin de remediar cualquier inconvenien-
te producido por un accidente, cansancio, lastimadura gra-
ve, muerte o fuga de algun animal. El olvido de esta circuns-
tancia orijina seguro fracaso a la estacion i a veces fatigas
— 266 —
peligros al personal. ¿Qué resolucion se tomaría si durante
la marcha en montaña se quedaran fuera de servicio dos mu-
las i un caballo por ejemplo?
Los tres animales habria que abandonarles, el forraje
correspondiente a dos cargas habria que botarlo, i el solda-
do? i los dos albardones? Dejar al soldado abandonado no
seria posible, conducirlo a la grupa tampoco convendría,
porque fatigaría doblemente al caballo; no habria mas reme-
dio, pues, que abandonar otra carga de forraje, ensillar la
muía i asignársela al soldado.
La falta de forraje orijinaría la retirada inmediata de la
columna, en consecuencia, la estacion habria fracasado. A
las estaciones de heliotropos que debian concurrir a los de-
mas puntos, habria necesidad de comunicarles retirada me-
diante el despacho de una estacion heliográfica al punto de
estacion; si esto no se hiciera posible, los pobres heliotropis-
tas tendrían forzosamente que permanecer sobre la cumbre,
el máximun del tiempo asignado para la retirada.
10.° Cuando no se tenga absoluta seguridad del camino,
deberá siempre tomarse un guia, la ausencia momentánea de
este hombre, retarda la marcha o hace fracasar la escursion,
si no se lo encuentra o se niega a prestar sus servicios. Se
acoseja remunerarlos con largueza durante el trabajo prepa-
ratorio de esploracion, a fin de que en el trabajo de estacio-
nes presten de buena voluntad sus servicios.
Tambien se recomienda tratarlos con familiaridad, ali-
mentarlos bien i alojarlos mejor; en caso contrario, "corren
la palabra" i cuando sus servicios se hacen necesarios no se
les encontraría.
En ausencia del guia no es recomendable lanzarse solo,
en busca de un camino que no se conoce bien, pues, se espone
a peligros i a las consiguientes consecuencias.
11.° Los trayectos peligrosos es necesario recorrerlos a
pié i en los pasos estrechos, se hace necesario descargar i con-
ducir los bultos a lomo de hombre. Si durante la marcha en
montaña se produce una neblina, que oculte los puntos de
referencia del rumbo, es prudente detenerse i esperar se haja
despejado para reanudar la marcha.
12.° Vivires deberán llevarse siempre en abundancia para
prevenir casos fortuitos; el combustible de cualquier clase
que sea, deberá tomarse en la última etapa del camino, a fin
de evitar un nuevo esfuerzo al ganado, pues en cordilleras
aun las menores distancias se hacen penosas debido a los ac-
cidentes del terreno i a las inclemencias del tiempo.
13.° No debe escatimarse personal, con el objeto de no
— 267 —
recargarlos con un trabajo excesivo i permitir, en consecuen-
cia, establecer en los alojamientos, el servicio de vijilancia
del gauado.
14.° Para prevenir desgracias en el personal, es necesario
proveerse de un botiquín i, prudente seria que por lo menos
un practicante acompañara la columna. Si un accidente ca-
sual le rompe una pierna o le sobreviene una violenta enfer-
medad qué se hace?
15.° El uniforme reglamentario de campaña no es prác-
tico para la ejecucion de esta clase de trabajos, seria, en
consecuencia, útil cambiar la gorra por un sombrero de
campaña adecuado, el sable por revólver i huasca.
A fin de que los animales beban i coman, en cada circuns-
tancia durante.las largas marchas, se hace perjudicial el uso
de la palanca, en consecuencia, conviene usar solamente el
filete.
16.° Con el fin de asegurar la bondad de las observaciones
en la estacion, se hace necesario dotar a la seccion, de una
carpa de modelo ya mencionado, destinada a la proteccion
del instrumento i del observador contra las inclemencias del
tiempo, así mismo es necesario mejorar la construccion de
las pirámides i sus respectivas plataformas.
17.° Para atender en buenas condiciones una estacion de
heliotropo, se necesita agregar al personal de la estacion, un
ayudante de heliotropista, esta necesidad se impone cuando
el trabajo haya de prolongarse hasta horas avanzadas de la
noche.
18.° Para que los trabajos marchen con mayor actividad
se hace necesario el concurso de dos o mas comisiones
trianguladoras, a fin de que dentro de una misma escursion
puedan practicarse dos o mas estaciones, aprovechando así
de un modo mas racional i económico las estaciones de he-
liotropos. Pero para que esto se verifique es de rigor dotar a
cada comision de un teodolito universal de modelo único, a
fin de que todas las observaciones angulares tengan el mis-
mo peso instrumental, en caso contrario, no habria homo-
jeneidad en la ejecucion de los trabajos i los resultados no
corresponderían a los altos fines científicos que se persiguen.
Con la medida formulada se obtendría un coeficiente
económico traducido en tiempo i dinero equivalente a un
tercio.
El gasto que orijinaría la adquisicion de dos o mas teo-
dolitos de modelo único seria compensado con largueza me-
diante la economía que produciría la ejecucion de una sola
temporada.
— 268 —
Doi término a esta conferencia, haciendo presente que, el
personal de oficiales afecto a esta clase de servicios, si es cier-
to que se familiariza con uno de los tres mas grandes factores
que concurren a la guerra: el conocimiento del terreno, no es
ménos cierto que la índole misma de esta clase de trabajos,
los priva del contacto inmediato de los otros servicios de Es-
tado Mayor durante las tres cuartas partes de año.
Por otra parte, el quebranto de las enerjías físicas i de la
salud, que orijina la vida activa de un constante servicio de
campaña, practicado en condiciones penosas, aconsejan tam-
bien establecer una rotacion normal del personal de oficiales,
fijando en número de 4 años como máximun su permanencia
en la seccion.
Esta rotacion—viable hoi dia mediante el sistema de
abrierta i franca instruccion—permite proporcionar a los
oficiales un mayor contacto con las tropas i con los demas
importantes trabajos de Estado Mayor, al propio tiempo
que facilita el paso por estos útiles servicios a un mayor nú-
mero dé oficiales.
ERNESTO MEDINA F.,
Mayor Jefe de la Seccion Trigonométrica del E. M. J.
LA BATALLA DEL PORVENIR
I. Antes de la decision

Por

Son las 7 de la noche.


En la altura de Quatre—Champs erse detiene el Estado
Mayor del Comandante Superior del 3. Ejército.
Aquí en este mismo lugar se habia quebrantado, hace dos
horas mas o ménos, la última resistencia seria del enemigo.
El suelo remojado por la lluvia continua de todo el dia, se
presenta a la vista removido e intransitable por los surcos
dejados por la Artillería, la caida de las granadas i shrapne-
les i las grandes masas de caballería. Las siluetas de cadá-
veres vestidos con sus trajes gris-verde se destacan desde lejos
por entre los arbustos i las yerbas; se nota entre ellos peque-
ños montones de caballos muertos, piezas abandonadas, ca-
rros volcados en todo lo que puede dominarse con la vista.
Por todas partes se oyen gritos desgarradores de dolor
i desesperacion dé centenares de heridos.
En el camino real que conduce al pié de la colina marcha
infantería; el compas de su marcha i sus cantos patrióticos
se oye con gran claridad.
— 270 —
La lluvia ha cesado, i bajo un cielo cubierto de nubes se
divisa en el horizonte las sombrías siluetas de las torres i edi-
ficios de una ciudad, Vouziers, i en esa direccion se siente to-
davía el ruido seco del tiroteo deerla infantería.
El Comandante en Jefe del 3. Ejército con su Jefe de Es-
tado Mayor se encuentra desmontado, observando atenta-
mente la ancha llanura que forma en el rio Aisne. Espesas
humaredas indican los lugares en que ántes del combate ha-
bian existido los pueblos Ballay, Vandy i Chestre.
Detras del Cuartel Jeneral i auna respetuosa distancia se
encuentran los oficiales de Estado Mayor, ayudantes i oficia-
les a las órdenes: parte sentados i parte de pié reunidos en
pequeños grupos, conversando en voz baja. Un oficial de Es-
tado Mayor señala sobre un plano con lápices de color la
situacion momentánea de las tropas.
En una cantera al pié de la colina se encuentran los or-
denanzas vijilando los caballos de sus jefes i oficiales; ahí se
encuentran tambien el demas personal subalterno: los orde-
nanzas, los cornetas i la escolta de caballería del Comando
del Ejército; una masa de jente i caballos.
De repente suena el pito de un automóvil que se acerca en
la direccion—Beaumont, es del Gran Cuartel Jeneral dice el
J. de E. M.. después de reconocer su bandera. Luego despues
se detiene el automóvil i un oficial de uniforme de E. M. se
dirije al encuentro del Comandante en Jefe i le dice: "El cuar-
tel jeneral pide a Vuestra Excelencia que de noticias sobre el
combate i la situacion jeneral tal como V. E. la aprecie."
El Jefe de E. M. llama al oficial de E. M., que estaba mar-
cando sobre el cróquis la situacion momentánea. Aquí ve
usted, dice el Comandante en Jefe, lo quesabemos del enemigo
i las posiciones que nuestras tropas ocupan en este momento.
Las patrullas de caballería habian informado ayer sobre la
presencia de numerosas columnas enemigas cercanas a Le
Chesne; inmediatamente ordené al amanecer, al Cuerpo de la
Guardia i al 4.° Cuerpo que avanzasen desde Vendresse i Ché-
mery a ámbos lados del canal de los Ardennes
El enemigo, al parecer fuerte de dos a tres Divisiones fué
completamente sorprendido cerca de Le Chesne; se batió va-
lientemente i al último con su retaguardia en el punto en
que nos encontramos; se ha retirado cerca de Vouziers sobre
el rio Aisne.
De nuestro ejército están: el Cuerpo de la Guardia i el 4.°
delante de Vouziers, el 2.° en marchahacia Semuy, talvez ha-
brá pasado Le Chesne; de los dos Cuerpos del ala derecha no
tengo hasta este momento ninguna noticia, supongo que es-
— 271 —
tan aproximándose al rio Aisne entre Rethel i Semuy; hasta
el medio dia no tenian enemigo al frente.
El enemigo el cual he batido, tal vez, no ha tenido la in-
tencion de empeñar combate, fué sorprendido con nuestro
ataque. Los numerosos prisioneros son en su mayor parte
del 5.° Cuerpo, sin embargo, se encuentran tambien algunos
del 2.°, i relatan uniformemente que habían sido trasporta-
dos por ferrocarril desde Reims hasta el rio Aisne i que desde
este punto han marchado durante tres dias hacia Le Chesne.
El enemigo ha sacrificado para desprenderse de nosotros
una parte de su retaguardia, haciendo volar prematuramen-
te el puente de Vouziers imposibilitando así una enérjica per-
secucion de nuestra parte; pero haré avanzar todavía las
vanguardias sobre el rio Aisne i dispondré que se construya
en la noche cerca de Vouziers algunos puentes de material
lijero. Mi division de caballería recibió la órden de pasar el
rio al sur de Vouziers para mantener el contacto con el ene-
migo.
A los Cuerpos del ala derecha, que supongo estén cerca
de Rethel i mas al oeste de este pueblo, ya he mandado órdenes
para mañana. Segun estas órdenes deben preparar su rancho
tan pronto tengan conocimiento de ello i descansar dos ho-
ras; en seguida emprenderán nuevamente la marcha hacia al
sur por Juniville i Monte St. Rémy, para envolver al enemigo
batido, si este pretendiera refujiarse en Reims. Para este ob-
jeto han quedado los dos cuerpos bajo el mando del 3.° De-
pende de sus informaciones los movimientos que, probable-
mente, tendrá que ejecutar nuestra ala izquierda. Si no
chocara nuestra ala derecha con fuerzas enemigas, me resol-
vería avanzar con todo el ejército en direccion sur oeste hacia
el rio Mame.
El oficial del Gran Cuartel Jeneral que habia seguido con
suma atencion las esplicaciones del Comandante en Jefe;
ahora, le contesta: V. E., este movimiento correspondería
perfectamente a las intenciones del Gran Cuartel Jeneral. El
4.° ejército en el ala derecha de nuestros ejércitos ha infor-
mado que llegará hoi con sus vanguardias hasta la línea
Breteril-Montdidier-Moyon; igual informacion tenemos del
2.° que alcanzará la linea La Fére i Laon. La caballería de
ambos ejércitos ya ha avisado, desde hace dia, la presencia
de numerosas fuerzas enemigas al oeste de Reims detrás del Ais-
ne. Su ala derecha ha tomado contacto con la fortaleza de
Reims, su izquierda sobrepasa Compiégne, al parecer hasta
St. Just. Es mas que probable que pretenda resistir nuestro
ataque en dichas posiciones; ménos conocida es para noso-
tros la situacion del enemigo al Este de Reims, pero espera-
— 272 —
mos tener luego noticias que aclaren la situacion. El l. er ejér
cito ha logrado por fin forzar, aunque con grandes sacrificios,
el paso entre las fortalezas Verdun i Toul, i debía llegar hoi
su vanguardia al rio Ornain. Este éxito del l. er ejército nos
ha llegado mui a tiempo, teníamos al principio la idea de
romper el ala izquierda del enemigo con nuestro 4.° ejército.
Este último movimiento no alcanzó el éxito deseado, parece
que el 4.° ejército se encontraba todavía frente a frente con
el enemigo. Por el contrario, debemos esforzarnos en conse-
guir por un avance enérjico del l.er ejército sobre Vytry Le
Français envolver las posiciones enemigas en el ala derecha;
las fuerzas i posiciones que ocupan al Oeste de Reims no se
puede precisar aun. En la noche de ayer a hoi se avistaron
tuerzas enemigas cercas de Ste, Ménéhould; esta colocacion
tal vez la han elejido con el propósito de mantener el contacto
con Verdun i las fortificaciones permanentes de mas al sur.
Despues del éxito evidente nuestro l. er ejército al sur Ste.
Ménéhould, el enemigo no podrá mantener sus posiciones del
ala derecha. Si el enemigo no quiere abandonar en todas sus
partes sus primeras ideas respecto a las operaciones ya for-
madas, tendrá por lo menos que retirar su ala derecha de-
tras del rio Marne. Este rio, en union con el canal, forma un
obstáculo tan importante que el ataque llevado a cabo por
este lado presenta grandes dificultades, siendo la mayor la
de la fortaleza de Reims que flanquea cualquier avance que se
pretenda; el enemigo quedaría en la situacion mui fovarable
de llevar al ataque sin ser impedido, grandes masas de tro-
pas con gran sorpresa, contra nuestro flanco derecho for-
mado por el 4.° ejército. Conforme con las apreciaciones del
Gran Cuartel Jenerai caben a V. E. las siguientes tareas:
avanzar con su ejército sobre el rio Marne al Sur Oeste de
Reims, el ala izquierda mas o ménos apoyándola en el rio
Saulx; ataque, si el enemigo lo acepta; proteccion contra
Reims.
Para la solucion de estas tareas serán puestos a disposi-
cion de su ejército otros 5 batallones de obuses de grueso ca-
libre, que ya vienen por ferrocarril i que pondran ser desem-
barcados entre mañana i pasado en los alrededores de Rethel i
talvez un poco mas adelante. V. E. podrá de acuerdo con la
Direecion de los Ferrocarriles militares i la Inspeccion de Eta-
pa combinar las medidas que crea necesario tomar; con otro
apoyo mas inmediato no podrá V. E. contar.
En el Gran Cuartel Jenerai se tiene la esperanza de que el
3.er ejército llegue pasado mañana, es decir, el 12 de Agosto,
con su vanguardia al rio Marne; este mismo dia llegará el
l. er ejército a los alrededores i al sur de Vytry-Le Français i
— 273 —
podrá continuar su avance el día 13, en que los otros, tres
ejércitos, comprenderan su ataque.
El Gran Cuartel Jeneral permanecerá esta noche en Ste-
nay. ¿Podré llevar la comunicacion dellugar que ha elejido
para su cuartel Jeneral en esta noche?
¿Ha regresado el Comandante del Cuartel Jeneral? Pre-
gunta el J. de E. M. a los oficiales que están mas atras. A la
órden, mi Jeneral, le contesta un oficial de uniforme de capi-
tan de Hulanos. Aquí a bajo en Quatre Champs no fué posi-
ble encontrar un alojamiento apropiado, pues, cada, habita-
tacion hasta en el techo está lleno de heridos, lo mismo he
encontrado en Moival; pero en Chatillon hai toda clases de
comodidades. La escolta de infantería está ya arreglando el
local, i como no confio en la poblacion, he hecho tomar pri-
sioneros al alcalde i al cura. El gran bagaje del Cuartel Je-
neral ya debe estar cerca de Chatillon, de modo que V. E. a
su llegada encontrará su alojamiento listo i las oficinas ins-
taladas.
Pues, vamos a Chatillon, dijo el Jeneral en Jefe del Ejérci-
to al Teniente Coronel del Gran Cuartel Jeneral. Mi tarea la
he comprendido i poniéndose grave agregó: si el enemigo
mantiene sus posiciones detras del rio Marne, mi ejército lo
atacará de tal modo que apesar del gran obstáculo frontal
que le proteje no podra desprender ni un solo batallon para
llevarlo contra nuestro l. er ejército.
Mientras tanto habia caido la noche, en lugar de las es-
pesas i renegridas nubes de humo, se ven ahora rojas llama-
radas que indican los lugares en que existieron pueblos ricos
i florecientes. En el camino real se siente todavía el ruido que
produce la marcha de columnas interminables de carros, que
con sus ruedas producen un ruido ensordecedor; continuamen-
te se deja oir el pito del automóvil, cuya marcha lenta i llena
de precauciones, se puede observar desde mui lejos por la
claridad que producen las luces de las linternas de acetileno.
Ya eran mas de las 10 de la noche cuando el Jeneral en
Jefe llega a Chatillon, ya el Comandante del Cuartel Jeneral
que con anticipacion se habia adelantado, encuentra que
todo lo ordenado estaba cumplido, de tal modo que las ofi-
cinas podian funcionar en el acto, i pndiendo dar, tambien, a
los hombres i caballos el descanso necesario.
Las calles del pueblo se encontraban alumbradas por lin-
ternas i lámparas, i en las partes oscuras que habían queda-
do del camino se habían encendido fogatas, grandes indica-
dores daban a conocer donde se encontraba el alojamiento
de los jefes, oficiales i la direccion de los caminos.
— 274 —
En la escuela i la casa del cura, se habían instalado las
oficinas, i por todas partes se veian mesas con sus titiles de
escritorio, cartas topográficas i diversas tintas de colores
para marcar las situaciones de las tropas; todas estas espe-
cies traídas en los carros del gran bagaje.
En la estacion de los ferrocarriles ya estaba en plena ac-
tividad la accion telegráfica, pues, el enemigo al retirarse
había destruido las líneas i sus aparatos i el Comando del
Ejército solo habia podido obtener comunicacion con el Co-
mando del 2.° cuerpo de ejercito en Le Chesne; éste a su vez,
se habia comunicado por medio de señales heliográficas con
el 3.er cuerpo en Chabogne i con el 10 en Rethel. El cuerpo de
la guardia i el 4.° habian enviado desde los alrededores de
Vouziers oficiales de E. M. para la comunicacion de noticias i
recepcion de órdenes.
Estos oficiales habian estado durante todo el dia en el
combate, su vuelta de Vouziers a Catillon la habian efectuado
a la caida de la tarde, teniendo presente que talvez tendrían
que esperar horas enteras para el despacho de las órdenes;
en seguida debían regresar a sus Comandos Jenerales cerca
de Vouziers para redactar i entregar las órdenes i volver a
montar sus caballos, continuando al amanecer las marchas
con sus tropas.
El ayudante del Comando en Jefe había tomado las preo-
cupaciones del caso, a fin de facilitar el descanso de estos ofi-
ciales, miéntras esperaban ser llamados para la entrega de
las órdenes; sus caballos fueron en el acto recibidos por los
ordenanzas i puestos a. comer; a los oficiales se les indicó una
casa donde se encontraban listas camas de paja con algu-
nas frazadas i comida en abundancia; pero como sus fatigas
eran mui grandes, los oficiales apenas hubieron comido algu-
nos bocados, se quedaron dormidos.
Mientras tanto los demas oficiales del Cuartel Jeneral del
Ejército que no tenían por el momento obligacion alguna que
cumplir, habian hecho lo mismo.
La noche en un Cuartel Jeneral, ha demostrado la espe-
riencia, que es lo de mayor valer para el E. M.; un sueño con-
tinuo i de varias horas para el personal es mui escaso, pues
ello solo pueden aprovecharlo algunos pocos; por esto hai
que acostumbrarse a domir por pequeños instantes, lo que
no permite que dentro el personal haya jente nerviosa.
El oficial de E. M. mas antiguo, llamado en el lenguaje
militar I. A. es encargado de redactar las órdenes de avance
para el dia siguiente, despues de. haber oido las instrucciones
detalladas del J. de E. M. en el trayecto desde Quatre-Champs
á Chatillon. La mayor dificultad én la redacción de las órde-
— 275 —
nes, está en la situacion revuelta en que se encuentran las
tropas de la guardia i del 4.° ejército, que están reunidos en
un espacio mui estrecho cerca de Vouziers, i como no es posi-
ble el dejar solo a los Comandos Jenerales de los Cuerpos, el
que tomen por su propia iniciativa estas disposiciones el
cuartel jeneral en este caso debe dictar órdenes terminantes;
pero para hacerlo debe el jefe conocer la colocacion exacta de
ambos cuerpos i para esto hace llamar a los oficiales de E. M.
de los cuerpos que, apenas hacen 10 minutos, se han entre-
gado al descanso, a fin de que le indiquen la colocacion exac-
ta de las tropas i le contesten a todas las preguntas, que
son: si los puntos de Voncq, Vandy i de Primat. estan toda-
vía en pié; si los cuerpos pueden disponer inmediatamente de
sus trenes de pontones o si ya se ha tomado medidas para la
construccion de puentes con este material i por último donde
se encuentran en este momento el I i II escalon de sus colum-
nas de municiones i de trenes.
Despues de los cálculos mas minuciosos de tiempo i es-
pacios, se arreglaron en seguida los movimientos de ambos
cuerpos de ejército de tal modo que pueda efectuarse la par-
tida dé las tropas de sus respectivos vivacs i de las largas
columnas de abastecimiento, sin atropello ni cruzamientos.
Para los otros cuerpos 10, 3.° i 2.° no se hacia necesario
instrucciones tan minuciosas, porque a estos ya se les habia
indicado sus respectivos caminos de marcha i se les podia de-
jar a su iniciativa, tomar las disposiciones que creyeran mas
convenientes, tomando en consideracion que los Comandos
de cada cuerpo tratarían de evitar en todo momento la mez-
cla de sus tropas con las de los vecinos.
Sin embargo, debia meditarse la probabilidad de un cho-
que del 3.° i 10 con fuerzas enemigas, que talvez podría
hacerles combiar la direccion. Naturalmente no se podian an-
ticipar órdenes para este u otros casos que pudieran presen-
tarse; pero siempre era necesario tomar en consideracion
estos casos a fin de evitar ser sorprendido i tener que dar
medidas repentinas i tardías en cuanto al acarreo oportuna
de municiones i víveres. La conduccion de tropas tiene mucha
semejanza con el juego de ajedrez, pues, así como en este juego
no se puede hacer avanzar una pieza sino despues de un ma-
duro exámen, así tambien no se puede dar órdenes i disposi-
ciones terminantes i prematuras, porque habría en muchos
casos que revocarlas produciéndose con esto la desconfianza
en los grados inferiores.
Sin embargo, ántes de dar un paso debe meditarse sobre
el probable resultado en sus menores detalles. Si el enemigo
efectúa un cambio én sus intenciones el plan premeditado
— 276 —
habrá fallado i para dar un nuevo paso otra vez habrá que es-
tudiar el juego en todas sus consecuencias hasta llegar a
poner en jaque mate al enemigo.
Alrededor de las 11 P. M. el Jefe que hemos llamado I. A.,
ha concluido su trabajo i se traslada a la pieza del Jefe de E.
Mayor despertándolo; éste examina las órdenes i disposicio-
nes tomadas, despachándolas en seguida con su firma sin ne-
cesidad de presentarlas a su Jeneral en Jefe; pues éste ya le
habia indicado sus intenciones sobre los movimientos que
debian efectuarse en el dia siguiente; porque, él tiene plena
confianza en los trabajos que ejecuta su Estado Mayor i mui
especialmente en la persona de su Jefe de E. M. que es el único
responsable de que las órdenes i disposiciones sean en todos
sus detalles fácilmente comprendidas, ejecutadas i mui exac-
tas con respecto a la situacion real.
Ya el oficial encargado de la alimentación de las tropas
ha concluido, tambien, su trabajo, razón porque habrá nece-
sidad de despertar al Comandante en Jefe, quien debe perso-
nalmente imponerse i estudiar las medidas tomadas. No debe
abandonarse en los momentos de grandes penurias i sufri-
mientos de las tropas, la importancia que tiene su alimenta-
cion. Porque es mui cierto, que cuando se exije el máximun
de esfuerzo físico i moral, es menester contar con su propio
cuerpo como un aliado i no como un adversario.
Ño siendo Chatillon ocupado por tropas, este oficial ha
encontrado suficiente número de provisiones para el Coman-
do Jeneral por lo que no hubo necesidad de tomarlas de las
columnas de aprovisionamiento. A la sencilla comida que se
sirve a esta hora no es de obligacion que todos asistan, a los
que por su trabajo no pueden dejar su oficina se les manda
a ella.
A media noche el Jeneral en Jefe podrá entregarse al
sueño, miéntras que el Jefe de E. M. tiene todavía que oir a
varios oficiales i empleados superiores del Comando.
Antes todos es el oficial de comunicacion de la Inspeccion
de Etapa, que ya se habia puesto en comunicacion telegráfica
con esta Inspeccion en Montmedy, para obtener datos mas
detallados sobre los 5 batallones de obuses, los cuales, como
hemos dicho, han sido puestos a disposicion del Comando del
3.er Ejército. La Inspeccion de Etapa habia conseguido inter-
calar en el itenerario de trenes militares, de acuerdo con la
Direccion de los Ferrocarriles militares en Longuyon, los
convoyes necesarios para su trasporte, de modo que el l.er
tren deberá llegar al dia siguiente, el 11 a las 8 A. M. a
Rethel i el último a la misma hora el dia 13. Segun comuni-
cacion de dichajdireccion habían en Eethel dos rarnplas apro-
—277 —
piadas para su desembarque, como igualmente una en At-
tigny i otra en Vouziers. Si se desea que el desembarque
termine en la mañana del 13, es necesario aprovechar las cua-
tro ramplás a la vez, aunque su situacion en relacion al terri-
torio de las operaciones sea o no favorable; pues,—como los
trenes debian seguir con itinerario de una hora i como el
desembarque del material de un solo tren necesita por lo me-
nos de 3 a 4 horas,—si se hubiera empleado [una sola esta-
cion, se habría alterado el itinerario de todos los demás
trenes. La masa total de los obuses debia ser empleada, al
parecer, en el ala derecha contra la fortaleza de Reims i al
desembarcar los 5 batallones en Rethel no solo se habrían
producido alteraciones en el servicio de los trenes, sino ade-
mas se habría demorado su desembarque hasta el 18 por la
mañana, segun cálculo aproximado; de tal modo que una
gran parte de las baterías no habrían llegado a tiempo para
ser empleadas contras las fortificaciones de Reims, apoyando
con su fuego el avance del Ejército, ordenado ya para el 13.
Rethel,- Attigny i Vouziers no estaban situados en el te-
rritorio de Etapa sino en el de operaciones de las tropas, por
tanto no habia en ninguno de estos lugares, autoridades que
pudieran arreglar i protejer el desembarque; ni Comandos de
Etapa, de estaciones, ni tropas de Etapa. Era, pues, necesa-
rio trasmitir una órden al 10 i 3.er cuerpo de las guardias que
nombrasen jefes de sus respectivas unidades de mando para
el cargo de Comandantes de Etapa i de Estacion i pusiesen a
sus disposiciones tropas hasta que se estendiera el territorio
de Etapa hasta dichos lugares. Al mismo tiempo se comunicó
esta resolucion a la Inspeccion de Etapa, solicitándole así
mismo el pronto relevo, tanto del personal superior como de
las tropas.
A la una de la mañana fueron despachados los telegra-
mas correspondientes i mientras se hacia la redaccion de los
telegramas el J. de E. M. se disponía a oir del Intendente del
Ejército su esposicion sobre la alimentacion de las tropas.
El ejército habia, hasta ahora, solo en parte, vivido de
los víveres traídos por las columnas de aprovisionamiento,
porque el territorio entre los ríos Meusa i Aisne en que se
realizaban las operaciones, era rico en toda clase de recursos,
pero una vez pasado el rio Aisne, se entraba a un territorio
pobie i escasamente poblado: el de los bosques de Ardennes;
cuyos habitantes viven solo con lo que puede darles el suelo;
se podia ya preveer que no habían recursos de ninguna espe-
cie para la alimentacion de un ejército tan numeroso. A esto
debe agregarse que los Ardennes debian ser trasmontados a
marcha forzada por las tropasique ademas encontrarian las
— 278 —
columnas pesadas de aprovisionamiento, grandes inconve-
nientes a causa de los abruptos i mal tenidos caminos que
con las últimas lluvias habian quedado intransitables.
Era, pues, indispensable economizar en lo posible a las
columnas de aprovisionamiento, i auxiliares, las repetidas
marchas i contra marchas acamando los víveres por ferro-
carril hasta la mayor proximidad de las tropas. Por estos
motivos se comunicó a la Inspeccion de Etapa un gráfico je-
neral de los movimientos que debian efectuarse en los dias
siguientes; se le pedia ademas esplotar la línea férrea sobre
Rethel-Vouziers i preperar la instalacion de almacenes en esta
larga línea; indicándole tambieu que, probablemente, seria
de un gran valor para asegurar las operaciones del ejército,
la esplotacion de la parte de la línea comprendida entre Ste-
Ménélsould i Suippes.
Era de gran necesidad proveer las panaderías de campa-
ña de los cuerpos de ejército de harinas, porque, probable-
mente, no encontrarían la suficiente en el territorio que de-
bian atravesar; esta noticia se comunicó tambian a la Ins-
peccion de Etapa para que a su vez despachara convoyes
con este artículo.
El ejército estaba ya próximo a entrar en grandes com-
bates, por lo tanto era tambien necesario asegurar el reem-
plazo de municiones; la instalacion de depósitos de municio-
nes i el avance de las columnas de municiones de Etapa que
podian servir para completar la municion gastada en las
columnas de municiones de los cuerpos del ejército. Inmedia-
tamente de haber dado el J. de E. M. las instrucciones refe-
rentes a estos servicios al Intendente Jeneral de Ejército; le
tocó su turno al cirujano jeneral. Su esposicion dio lugar
tambien a una serie de telegramas con la Inspecciou de Eta-
pa; pues, no era solo suficiente la preparacion de los lazare-
tos de campaña para la recepcion i curacion de heridos sino
que el cuidado principal estaba, en avanzar lo mas rápida-
mente posible dichos lazaretos para dejarlos en condiciones
de recibir nuevos heridos i repartirlos en todos los lazaretos
de la comarca para evitar las epidemias.
Para el primer objeto era necesario hacer avanzar los
depósitos de lazaretos de reserva con todo su personal sa-
nitario i para lo segundo, avisar a la comision de trasporte
de heridos que tienen listos i en puntos adecuados trenes de
sanidad, i pequeñas embarcaciones en el rio Meusa.
Miéntras tanto, los ayudantes-habian arreglado en union
de los empleados de justicia de campaña, asuntos relaciona-
dos con castigos, ascensos, órdenes para el servicio interno,
etc., etc. Ya habian llegado las 2 de la mañana; el trabajo del
— 279 —
J. de E. M. i sus cooperadores llegaba a su término, falta
únicamente despachar las órdenes redactadas por los distin-
tos medios de comunicacion; las órdenes referentes a las ope-
raciones por medio del telégrafo, todas las órdenes e instruc-
ciones como documentos a las autoridades mas cercanas por
medio de ciclomotor i jinetes i a las que se encontraban mas
distantes, por medio del rejistrador del Cuartel Jenerai al
correo de campaña.
Ya se distinguían los primeros rayos del dia cuando la
actividad en las oficinas habia llegado a su fin i todos se de-
dicaban al descanso con escepcion del oficial, escribientes i
ordenanzas nocturnos, encargados de recibir los telegra-
mas, avisos, informaciones i otros documentos. Todo lo que
el oficial para su desempeño no lo estima de urjencia, lo deja
para ser resuelto mas tarde; las comunicaciones de importan-
cia i que exijen una solucion inmediata las lleva al dormito-
rio del J. de E. M. i este a su vez, resuelve si podrá despa-
charlas por si mismo i bajo su propia responsabilidad o si es
necesario ponerlas en conocimiento del Jeneral en Jefe.
En el período, antes í despues de grandes acontecimien-
tos, apénas hai descanso durante la noche para el personal
del E. M. i P. M. del Comando de un Ejército de operaciones
i tanto mas poderosas son las exijencias, mayores son tam-
bien las escitaciones nerviosas que sufre el personal, cuando
ya se aproxima la hora de una gran decision.
Por la traduccion
E. M.
III Division.
Relacion de la Batalla
DE

Hei-kou-tai i de algunas
acciones preliminares
[Traduccion del capítulo 83 de Cassell's history of the Russo-Japonese war.)
La presente traduccion creo que en
cierra algun interes especial, por cuanto
demuestra con hechos concretos varios
asuntos que ya han sido publicados por
esta misma revista con el título de En-
señanzas tácticas de la guerra ruso-japo-
nesa. De estas enseñanzas las que quedan
suficientemente demostradas son: 1.°)
la utilidad de los ataques nocturnos. 2.°)
Las malas consecuencias que acarrea la
prematura publicacion de un plan de
ataque. 3.°) La falta de unidad de man-
do en el ejército ruso que contribuyó en
gran parte a sus desastres.
A pesar de que el autor de esta histo-
ria parece ser un poco partidarista, ya
que califica con duras palabras las fal-
tas de los rusos, no por eso deja de re-
conocer sus buenas cualidades.
Resumiendo la historia de las operaciones en la rejion del
Sha-ho, desde el punto en el cual la.dejamos en el último ca-
pítulo, encontramos que la invasion de Mishtchenko no habia
alterado en nada las posiciones de los ejércitos enemigos.
— 282 —
Por este mismo tiempo, tambien, un estenso i premeditado
movimiento efectuado por los rusos no fué enteramente des-
cuidado por los japoneses i debemos convenir en que un in-
mediato resultado de él, fué la manifestacion de un aumento
de vijilancia en su ala izquierda.
Por algun tiempo difícilmente podia esperarse una
segunda invasion, pero Liao-Yang, no obstante,.quedó como
el objetivo natural de un gran ataque ruso i esta idea fué
llevada a la práctica por medio de un serio movimiento con-
tra esta ciudad, que se manifestó por presion de la derecha
rusa, a la que por muchas semanas solo movimientos mui
pequeños le habia sido posible hacer hacia vanguardia. En
efecto, hacia el fin de la tercera semana de Enero, la izquier-
da japonesa habia sido arrojada en una direccion S. E., hacia
la aldea de San-de-pu, como para desembarazar a Liao-Yang-
con el objeto de llevar un ataque de N. E.
Pronto se vio de un modo claro, que estos movimientos eran
enteramente justificados. A mediados de Enero Kuropatkin
hizo ciertos importantes cambios en la disposición de sus fuer-
zas, con la evidente intencion de habilitar su derecha para
que tarde o temprano efectuara un serio movimiento de
avance. De acuerdo con una autoridad militar alemana
las fuerzas rusas en esta seccion de la línea eran las siguientes:
el 1.°,a 8.° ai 10 cuerpo de ejército, la 6.a Division de Eeserva, i
la 2. i 5. Brigada de Rifleros, haciendo con la caballería de
Mishtchenko un efectivo de fuerza combatiente alrededor de
85,000 hombres, con 350 cañones. Estas tropas constituían
el segundo ejército ruso, bajo el mando del jeneral Gripen-
berg, i estaban agrupadas a lo largo de la ribera derecha del
Hun-ho. Este rio corre en una direccion S. E. desde el S. de
Mukden. En esta época del año está helado con una capa de
3 piés de espesor, sobre la cual pueden atravesar sin peligro
carros pesados de carga. El curso del Hun-ho en esta rejion
tiene un lecho bien definido con orillas escarpadas i que so-
bresalen mui a menudo 15 a 20 piés sobre el nivel del hielo.
Cuarenta i ocho kilómetros del estremo de la llanura de
Mukden se enuentra el pequeño fuerte Chag-tau, que se
dice, fué ántes próspera ciudad comercial, pero ahora se
compone de 2 pequeños villorrios en cada una de las riberas
del rio, la ciudad fue arrastrada por una crece hace al-
gunos años. La autoridad alemana ya citada hace de Chang-
tau el punto mas austral ocupado por los rusos en este perío-
do. A una distancia de 6, 5 u 8 kilómetros al S. de Chang-
tau se encuentran Hei-kou-tai i San-de-pu, esta última una
gran aldea de algunas 100 casas. San-de-pu es descrita por
un escritor en el limes, como una de las tantas aldeas veci-
— 283 —
nas, que no son otra cosa que una coleccion de granjas
con una caravanera para viajeros de invierno. Cada granja
está rodeada por altas murallas de ladrillos bien unidos con
marga mezclada con paja picada. Estas murallas pueden
ser prolijamente a tronerad as, tienen cerca de 3 piés de espe-
sor i forman una espléndida defensa contra las balas. Las
casas i las granjas tienen todas sus ventanas i puertas abier-
tas dentro degrandes corrales; las murallas de atrás son mui
espesas i construidas con el mismo material de que se com-
ponen las anteriores.
"Con raras escepciones, cada casa está techada con paja.
Los militares, especialmente los japoneses habrían, por lo
tanto, cubierto el techo con una gruesa capa de lodo o tierra
para preservarlo del incendio. Los tejados son de pesadas
vigas que descansan sobre postes, de este modo pueden so-
portar grandes pesos. Todos los edificios son bajos i de un
solo piso. El campo vecino a San-de-pu es completamente lla-
no i despejado, exceptó las aldeas i cementerios, donde se en-
contraban arboledas, que ahora han sido quemadas, em-
pleándolas como combustible. Las aldeas están separadas
por 3 kilómetros apenas i su poblacion varía entre 20 i 100
familias."
De la descripcion se deduce que las fuerzas japonesas,
principalmente en Hei-kou-tai i San-de-pu, estaban bien colo-
cadas para hacer una fuerte resistencia a. un ataque ruso lle-
vado siempre en grande escala, yaque el campo en jeneral
es favorable para el movimiento de grandes cuerpos de tro-
pas, permitiendo así a los rusos desplegarse desde el primer
momento con maravillosa rapidez para, el ataque i en esten-
sas líneas, pero dando en cambio a los japoneses la facilidad
de poder llevar tropas frescas a reforzarlos puntos amenaza-
dos i rechazar al atacante.
Debemos citar una última nota de la fuente de informa-
cion anterior para hacer ver que la línea de retirada rusa, en
caso de fracaso era un tanto ventajosa, pues no solo termi-
naba en los cerros de arena al Sur de Mukden, sino que tam-
bien se podia efectuar a traves de aldeas muchas de ellas "enta-
ramente fortificadas con trincheras de tierra, construidas
por bandas de ladrones que habían hecho su aparicion en es-
ta rejion dos años despues de los Boxer. Estos ladrones de-
fendían a los aldeanos, previa paga', de otras bandas la-
dronas."
Ulteriores circunstancias favorecían un cambio de in-
tencion por parte de Kuropatkin para restituir el prestijio-
a las armas rusas: habia recibido, primero refuerzos com-
pletamente suficientes para compensar los aumentos hechos
— 284 —
a las fuerzas del Mariscal Oyama, como consecuencia de la
caida de Port-Arthuro; i su caballería i artillería parecia mos-
trar una marcada superioridad sobre su adversario. Con la
llegada de los refuerzos, Kuropatkin se hallaba en situa-
sion de poder agregar, por lo menos, un cuerpo de ejército a
su derecha, i mui luego despues, a mediados de Enero comen-
zó francamente la demostracion de un gran esfuerzo para li-
brar una accion decisiva en la llanura entre el Hun-ho i la
línea férrea.
Es casi seguro, como lo hemos visto, que tedas las ope-
raciones venideras estarían encuadradas dentro de un pro-
yecto bien perfecto i acabado. El jeneral Gripenberg con 4
cuerpos de ejército i gruesas fuerzas de caballería i artillería
de campaña, como tenia, haría bien en efectuar un movi-
miento ofensivo en la llanura de Hun-ho, ya que el jeneral
Linievitch i una parte del ejército del jeneral Kaulbars pro-
tejian las líneas rusas al Sur de Mukden. El resto de la fuerza
del jeneral Kaulbars atacaría la derecha japonesa i el jeneral
Kuropatkin mantendría en el centro el cuerpo principal para
reforzar sus alas cuando fuese necesario.
Un plan ruso efectuado de este modo i en esta rejion ha-
bría obligado a los japoneses a ponerse en retirada la que
hubiera sido dificultosa.
Como principio, la publicacion de tales proyectos será, his-
tóricamente hablando, enteramente útil i sin valor alguno
justificado. Pero el presente ejemplo encierra un interes espe-
cial. El bosquejo anterior que debio ser reservado fue recibido
por el Echo de París de su corresponsal en San Petersbur-
go, i publicado en su número del 18 de Enero. Los ejemplos
de la prediccion en detalle de una inmensa operacion militar
son mui escasos, i debemos estar seguros que no fué deseo
de Kuropatkin el qué sus movimientos fueran pronostica-
dos en tan inconveniente forma. Es verdad que el mismo se
habia dado fama con haber publicado la gran batalla del
Sha-ho por una absurda e innecesaria Orden del Dia, pero, las
dañosas consecuencias de este prematuro pronunciamiento
reprimieron en Kuropatkin la repeticion de semejante error.
Por otra parte, hubo poco o nada en mostrar aquello, no
obstante que el jeneralísimo ruso estaba preparándose para
tomar la ofensiva en una forma tal como la indicada, sin
embargo, juzgó la presente, suficiente obstáculo para hacer
mas difícil i arriesgada la tarea.
Segun todas las circunstancias no es difícil creer que en
San Petersburgo se hizo un deliberado esfuerzo para obligar
a Kuropatkin a efectuar un avance antes que estuviese total
mente preparado para ello como él hubiera deseado. En esta
— 285 —
hipótesis solo puede esplicarsela estraordinaria claridad em-
pleada por el corresponsal del Echo, de París en San Peters-
burgo. ¿Es posible que solo el deseo de hacer a Kuropatkin
una mala jugada o de forzar su mano, hubiese motivado la
prematura publicación de tan importantes nuevas, la mismo
que el hecho de que el jeneral Gripenbergcomenzara el ataque
con 4 cuerpos de ejército de la derecha rusa, mientras los mo-
vimientos hacia el orienté habían sido finjidos solo por una
parte del ejército del jeneral Kaulbars?
No solo la existencia de evidentes intrigas contra Ku-
ropatkin caen dentro de la consideracion de esta narra-
cion. La relacion interna de la capital rusa estabaí aho-
ra haciéndose tan seria como que los dos grandes duques i la
minoría de los burócratas estaban anciosos de una diverjen-
cia, para de este modo, distraer la atencion de un populacho
enteramente disgustado por la contemplacion exaltada de
sus propios miserables asuntos. Esta consideracion del pro-
bable influjo sobre la soldadesca de Kuropatkin nos hace
recordar el hecho que el 22 de Enero fué el "Domingo de san-
gre," de lo que algo se ha dicho en un capítulo previo. No
está positivamente probado que como un resultado de aque-
lla horrible hazaña, el Czar telegrafiara a Kuropatkin que
contra todo peligro tomara la ofensiva, sin embargo, el hecho
que 3 dias mas tarde el 2.° ejército ruso efectuara el movi-
miento que hizo dió cierto viso de verdad a esta suposicion.
Pero volvamos del terreno de lo teórico a lo práctico: la
marcha a vanguardia del 2.° ejército ruso fué iniciada el 25 dea
Enero i seguida por columnas en el siguiente órden: La 1.
columna, constituyendo el ala derecha, se componía de la ca-
ballería i de la 6.a Division. Se cargó al S. E. i cruzó el Hun-
ho en dos puntos, solo 24 o 32 kilómetros al N. E. de Liao-
Yang. Su direccion de marcha fné casi directa al 0. hacia un
lugar llamado La-pu-tai, situado casi en la mitad de la ca-
rretera entre Liao-Yang i San-de-pu. La. 2.a columna, com-
puesta del 10 cuerpo de ejército, marchaba por el camino de
Hei-kou-tai a Lau-tung-kou, a
el que se encuentra entre La-
pu-tai i San-de-pu. La 3. columna, compuesta del 8.°'cuer-
po de ejército i 2.H brigada de rifleros, marchaba a San-de-
pu, cruzando el Hun-ho un poco al a S. de Chang-tau; San-
de-pu fue tambien el objetivo de la 4. columna, queafué cons-
tituida por el l.er cuerpo de ejército siberiano i 5. brigada
de rifleros i enviadadesde Chang-tau. La 5.a columna, consis-
tiendo en el 1-er cuerpo de ejército europeo i constituyendo el
a la izquierda del 2.° ejército, guardaba contacto con el 3.er
ejército bajo el mando del jeneral Kaulbars.
— 286 —
El tiempo estaba intensamente frio, tanto que no pare-
cía probable movimiento alguno hasta dentro de dos dias,
segun telegrafió para esta relacion el corresponsal del Times
en Tokio. Pero la tropa, rusa se habia habituado enteramen-
te a los rigores del invierno manchuriano, i, desde el punto
de. vista de la marcha, la arcilla del distrito era mui prefe-
rida en su estado de conjelacion con una regular capa de
nieve a los lodazales i pantanos de la estacion lluviosa.
Dejaremos constancia, de que el ejército del jeneral Gri-
penberg avanzó con mucho, vigor en esta amarga mañana
de Enero i que a, traves de cada gran columna pasaba una co-
rriente de satisfaccion ya que una vez mas habría un lance de
provecho en combatir con el enemigo, en vez de cambiarse
tiros i esclamaciones con él, sobre el corto espacio ele terreno
que los estuvo separado el mayor tiempo de sus respectivas
"madrigueras."
Un movimiento mui notable tambien, fue aquel seña-
lado por la casi simultánea pasada de 4 de estas 5 colum-
nas a través del helado Hun-no. Lo menos 2 de estas colum-
nas tendrían un total de 20,000 hombres entre caballería,
infantería, i artillería i nosotros en este pais nos creemos
afortunados si podemos contar con una simple fuerza de
aquel tamaño para importantes maniobras. La morar im-
presionista, resultante de un movimiento de un cuerpo de
tropas que, segun un cálculo bajo debe haber tenido 70,000
hombres i talvez mas, no es poco. Con ménos de 35,000
hombres Lord Kitchener remató al tirano Dervish en Om-
duman; habia solo 11,000 infantes, 2,000 de caballería i
60 cañones al lado británico en Tel-el-Kebir; i, remontan-
do a otra época, con 67 a 68,000 hombres dió Wellington
la batalla de Waterloo.
Antes de seguir las columnas de Gripenberg en su marcha
de avance es importante dejar bien esclarecido, tanto como
sea posible, la naturaleza de la empresa en la cual estaban
envueltos. Las palabras "tanto como sea posible" están usa-
das deliberadamente, ya que como quiera que se vea, habia
una subjenerí agria diferencia de opinion entre Gripenberg
i el mismo Kuropatkin sobre el objeto real de la operacion.
Pueda ser que esta misma diferencíanos lleve pronto a, lo sus-
tancial de los asuntos relacionados con esta curiosa accion,
acentuando aun mas la suposicion de esta diferencia el hecho
citado arriba de que Kuropatkin se empeñó en la operacion
casi can desanimado como procedió al relevo de Port-Ar-
thuro con la fuerza que bajo el mando del jeneral Stakelberg
recibió semejante considerable ofensa en Telissa. Es forzoso,
decir que el mismo comandante en jefe, consideró en todo
— 287 —
caso este avance nada, mas que como un movimiento preli-
minar i en su descripcion de 1a comision encomendada al
jeneral Gripenberg dice que este último habia sido encarga-
do con la comision de efectuar una invacion con una consi-
derable fuerza." Examinemos esta importante cuestion aho-
ra que estamos a las entradas del campo de operaciones,
pues mas tarde cuando el fuego haya asumido una gran pron-
porción se concentrará en él todo el interes. Echemos una
rápida ojeada a la direccion de las varias columnas tanto
como a la idea jeneral que parece, resultar mal en todas sus
partes, pero, sin embargo, era esfuerzo no mal concebido.
En primer lugar la idea sujerida por Kuropatkin de una
invasion mas bien que un deliberado intento para; forzar una
accion decisiva parece mas aceptable por el hecho de que la
fuerza empleada no era superior a 2 cuerpos de ejército. Sola-
mente por medio de una marcada preponderacia en esta seccion
de la línea se podia haber esperado vencer el ala izquierda del
mariscal Oyama para encontrar de este modo un descenso-
practicable hacia Lio-Yang. Si se pone que el total de fuerza
debe haber sido entre 300 i 350,000 hombres, habría segu-
ramente procurado colocar mas de una cuarta parte de ella-
en la posicion donde, segun los cálculos técnicos tendría lu-
gar la lucha decisiva.
Es completamente concebible que esto es lo que última
mente se proponía hacer i habría hecho con alguna esperan
za de éxito si no se hubiese apresurado primero con esta de-
mostracion inútil i ademas cargado con las consecuencias de
la audacia de su subordinado. a
La direccion dada a la 3. i 4.a columnas, no favore-
cía la idea de un intento para librar una gran batalla. Esta
direccion favorece mas bien la intencion de conseguir un pe-
queño éxito por medio de presion al pequeño puerto japones
de San-de-pu con 2 cuerpos de ejércitos, siendo la 1.a i 2.a
columnas empleadas parcialmente, parte en invadir peque-
ñas posiciones i parte en dar oportuno aviso de la aproxi-
macion de los refuerzos japoneses desde el E. o S. Tal progra-
ma justamente llevado a efecto no habria sido una hazaña
mui espléndida, pero habría resultado muí útil, ya que habria
animado a todo el ejército i concedido un valioso espacio
despejado para el desenvolvimiento de planes de mucha mas
grande importancia.
Probablemente Kuropatkin al lanzar a Gripenberg con
70 u 80 mil hombres a traves del Hun-ho no pensó que
todo plan como el indicado desaparecía inmediatamente
despues que. el jefe del 2.° ejército ruso hubo puesto el rio
entre él i su jefe. Casi desde el principio Gripenberg obró como
— 288 —
si hubiese sido enviado no solamente a arrojar a los puestos
avanzados del enemigo sino a seguir con su avance i provo-
car sin mas demora una enérjica batalla.
Sigamos ahora los movimientos de las varias columnas
tan detalladamente como nossea posible dada la pobre fuente
de informacion, de que disponemos para estudiar esta par-
ticular batalla. En la suposicion de que no se podía razo-
nablemente1 esperar combates serios por muchas semanas,
casi todos los corresponsales de-diarios estaban a mui larga
distancia del frente, los representantes de periódicos rusos
miéntras acompañaron al jeneral Gripenberg, hicieron natu-
ralmente, reticencia sobre el objeto de una operacion tan
desventajosa desde el punto de vista para los atacantes.
Por otra parte, los despachos del Mariscal Oyama, aunque
claros i eminentemente militares, podría decirse que apenas
han hecho justicia a las marcadas cualidades de resistencia i
espíritu de recuperacion desplegado siempre por los japone-
ses, cuando se hubo manifestado la índole del movimiento
ruso. En realidad aun es poco decir que de todas las bata-
llas de la presante guerra que, siguiendola designacion oficial
japonesa, llamaremos. 1.a batalla Hei-kou-tai, es la ménos
iluminada por las narraciones de inviduos que so encontra-
ron en ella o por las pintorescas descripciones de el Knights
of the Pen.
No obstante los 16° de frio marcados por el termómetro
el 25 de Enero, el pasaje del Hun-ho fué efectuado con sufi-
ciente rapidez para facilitar un perfecto fuego vivo- desde la
ribera opuesta antes de anochecer. La 1.ª columna tuvo un
choque con el enemigo mui luego después de cruzar en Ma-
minkai i Khialatosa, combatiendo al último a, la bayoneta
Pero el 1G cuerpo de ejército, constituyendo la 2.a colum-
na, tuvo una tarea mucho mas firme para capturar a Hei-
kou-tai (queaparece en algunas relacione como Kheigutaya),
'a pesar de que debe haber excedido mucho en número a la
pequeña guarnicion de aquel puerto, i el mismo Kuropatkin
sostiene el testimonio de la valiente oposicion que hicieron .
hasta.la 10 de la noche, hora en que. encontrando sin duda
mucho mayor resistencia, desaparecieron en la oscuridad.
En otra aldea llamada Tu-ta-tse, en el Hun-ho, cerca de 1,5
kilómetros al S. de Chang-tau, el avance ruso tuvo una vigo-
rosa oposicion, pues los japoneses no se retiraban miéntras
no hubiesen dado cuenta del 50% del enemigó. En la lucha por
la posicion de estas varias aldeas los rusos tomaron cerca de
100 prisioneros.
En la mañana del 26 de Enero de 1905 la batalla asume
otro aspecto. Por esta fecha el 10 cuerpo de ejército ruso
— 289 —
estaba en completa posicion de Hei-kou-tai i del campo vecino,
i habia comenzado a tomar medidas para defender la plaza
misma contra un contra ataque japones. En esto se veía un
prematuro indicio de la intencion existente de Gripenberg de
asumir un rol independiente i de rechazar los riegos de una
batalla regular en vez de adherirse a loo principios fundamen-
tales de una demostracion. Como se ha, esplicado arriba, hai
razon para creer que la idea orijinal era que el 10 cuerpo de
ejército, despues de capturar a Hei-kou-tai, se apoderara del
camino de San-de-pu—Liao-Yang, donde a lo ménos habría
sido fácil adquirir alguna informacion útil de la fuerza i pro-
bables movimientos en esta seccion, al mismo tiempo opo-
niéndose al ataque sobre San-de-pu.
Permaneciendo en Hei-kou-tai el 10 cuerpo del ejército
ruso atraía simplemente un ataque japones, que no tardaría
en llevar a efecto Oyama, preocupado en arrojar la guar-
nicion de Hei-kou-tai, preocupacion que ahora avivaban
por completo las urjentes exijencias de la situacion. Hacia el
mediodía del 26, no obstante que nevaba, lo cual empedia
grandemente los molimientos de las tropas, considerables
fuerzas japonesas avanzaban estrechando la distancia pobre
Hei-kou-tai i comenzaban los preparativos para su rescate.
Reconstituiremos la última parte del combate en esta, plaza.
a
Entre tanto la 1. a columna o un destacamento de la
2. , habia ocupado Sa-erh-pau (el que en algunos casos se
llamaba Sha-ho-pu i que parece ser idéntica con el Tao-pao
del despacho del jeneral Oyama) con 1 rejimiento de infante-
ría i una brigada de caballería con 12 cañones. Como Sa-erh-
pau se encuentra solo alderedor de 8 kilómetros al S. de Hei-
kou-tai, los rusos se habían ahora, establecido fuertemente
en esta línea i las manifestaciones de los preparativos para.
una larga batalla a cada hora aparecían mas claro.
Prestemos atencion a los movimientos de la 3ª i 4. a co-
lumnas en los alrededores de San-de-pu. Durante el 26 conti-
nuó el movimiento ofensivo de los rusos contra aquella, plaza,
sufriendo alguna interrupcion hacia la tarde, cuando la
columna de refresco de tropas japonesas, mandadas desde el
S. i S. E. por el Marical Oyama entró en escena, e intentó
vanamente arrojar a los rusos de sus posiciones. El combate
alrededor de San-de-pu fué en estremo serio, i debió tener
sumamente comprometido al 8.° cuerpo de ejército, el
que habia llegado solo recientemente de Rusia, i no habia es-
tado previamente en accion. Este cuerpo, ocasionalmente,
fué mandada por el jeneral Miloff, i se componía de 2 divisio-
nes, una la 14, nombrado despues jefe de ella el veterano
Dragomiroff, la otra famosa 15 division, que defendió
— 290 —
Malakoff en la guerra de Crimea. Fué un terrible bautismo de
fuego para estas tropas no esperimentadas, pues la guarni-
cion japonesa resistió con la tenacidad de gatos salvajes en
San-de-pu, la cual habia sido anteriormente fortificada con
mucha habilidad.
A las 7 de la tarde los rusos habían tomado posicion de
la mayor parte de la aldea, habiendo perdido 24 oficiales i
1,600 hombres muertos i heridos en la refriega. Pero ahora, a
su pesar, se encontraron ellos mismos detenidos en el rincon
N. E. de San-de-pu por una gran reducto con una triple fila
de obstáculos que habia sido seriamente averiado por el fue-
go ruso i fué batido con artillería de campaña a fuegos vivos.
Era claro que esta dura nuez no podría ser rota sin prelimi-
nar bombardeo i como la prolongada estadía en la porcion
capturada de la aldea significaba un espléndido blanco para
los cañones del reducto, prendieron fuego a algunas de las
casas i se retiraron mas o ménos en buen órden.
La importancia de esta brillante defensa de San-de-pu
contra un atacante mui superior puede apenas ser verdade-
ramente estimada. Si los rusos hubieran logrado establecerse
en este punto, no hai lugar a discusion que las siguientes
operaciones habrían tomado un rumbo mui diferente, desde
que, con la ocupacion de Sa-erh-pau i Hei-kou-tai, los rusos
habrían entonces ganado una nueva batalla tan claramente
útil que Kuropatkin habría sido inducido a tomar ventaja de
ella, aunque sus órdenes hubiesen sido propasadas. Pero
con la ocupacion de San-de-pu por los japoneses, las posiciones
rusas eran incompletas o precarias, o las dos cosas a la vez.
Antes de cerrar los rejistros del 26 de Enero, debemos
volver por breves momentos la atencion hacia la recaptura
de Hei-kou-tai por los japoneses. La intención orijinal de és-
tos habría sido desplegarse para el ataque en la línea de
Su-ma-pao (una aldea en el camino San-de-pu—LiaoYang,
a 3,5 o 5 kilómetros al S. E. de San-de-pu) a Sa-erh-pau, pero
esto era. frustado por el simple hecho de que, como indicamos
arriba, los rusos estaban ahora manteniendo fuertemente la
última plaza. En efecto, los despliegues se efectuaron a lo
largo del camino San-de-pu—Lia o-Yang, asimismo en la línea ,
Su-ma-pao—Wu-chia-tzu (una aldea a 18 o 16 kilómetros al
N. de Liao-Yang), con el objeto de rescatar a Sa-erh-pau
como tambien a Hei-kou-tai. La doble tarea no era fácil para
uno, pues los rusos habian colocado 30 cañones hábilmente
aldedor de Hei-kou-tai, i con ellos enfilaban a los atacantes
de Sa-erh-pau. La tarde del 26 vió a los japoneses silenciosos,
combatiendo vanamente por desalojar a los rusos de estas
dos posiciones.
—291 —
El 27 fué un dia de dura i amarga batalla, i una de las
que por su estraordinaria tenacidad se mostró desastrosa
para los japoneses. Desde luego se mostró de un modo evidente
que, no obstante que estos habían tomado la ofensiva, no
era en suficiente número para obtener un éxito feliz. A pesar
de que San-de-pu quedaba incluido en la ocupacion japone-
sa, numerosas fuerzas rusas se habían agrupado alrededor
de la plaza i los japoneses habían puesto dura resistencia al
cerco. Hasta ahora, ellos no solo tomaron, valerosamente a
San-de-pu mismo, que estaba vigorosamente bombardeado,
sino que rechazaron al 8.° cuerpo europeo i l.er cuerpo de ejér-
cito siberiano, i al mismo tiempo renovaban vigorosamente el
ataque contra Hei-kou-tai i Sa-erh-pau. Pero sufrieron ruda-
mente, con especialidad en Su-ma-pao, donde una fuerza rusa
consiguió dar caza i destruir un destacamento japones. Por
este desastre, los japoneses obtuvieron una temprana com-
pensacion al dia siguiente. "Una porcion de rusos," decia el
parte oficial japones "quedó sepultada en Su-ma-pao." En la
mañana del 28 ellos hicieron fuego por retaguardia del cen-
tro japones. Los japoneses vuelven i atacan, i materialmente
aniquilaron a los rusos, rindiéndose solo 200."
En resúmen, el 27 i 28 tuvo lugar en la batalla muchos
desesperados encuentros a mano armada, sus alternativas i
pequeñas acciones se señalaron por ambos lados. Dos jene-
rales rusos, Mishtchenko i Koudratovitch, fueron lijeramente
heridos, i los japoneses en San-de-pu sufrieron bastante con
los continuos bombardeos. Durante el 28 Sa-erh-pau fue
capturado por los japoneses i la, posicion de la infantería
rusa al S. de Hei-kou-tai fué tambien tomada. Pero el Ma-
riscal Oyama no estaba de ningun modo satisfecho con los
progresos hechos. Como él apuntó en su despacho con refe-
rencia al combate del 28, el objeto japones no había sido
atacar, sino, contener el enérjieo avance ruso lo que no
fué conseguido, i la ocupacion rusa del territorio en la orilla
izquierda del Hun-ho, por si solo constituia una muestra de
superioridad. Las fuerzas japonesas recibió órden de llevar a
efecto un combate nocturno, i durante toda la noche del 28
al 29 de Enero estos efectuaron una serie de ataques con ese
espíritu que había distinguido muchos anteriores ataques
japoneses del mismo carácter. "Todas las columnas del par-
tido atacante," escribía el mariscal Oyama, "esperaban la
aniquilacion. Intentamos serios movimientos de ataque, pero
sufrimos duramente por la infantería enemiga, i especial-
mente, por sus cañones, pero todas las columnas continua-
ban el ataque con todo su empuje. El enemigo era incapaz
de resistir nuestro vigoroso ataque, i principio a retirarse a
— 292 —
las 51/2 de la mañana. Nuestras fuerzas cargando contra Hei-
kou-tai ocuparon la plaza definitiva i enteramente a las 91/2
Aquel combate nocturno i la recaptura de Hei-kou-tai de-
ciden la batalla, i lo que resta de la operacion no tiene mas
importancia sino el recuerdo de la retirada rusa a traves
del Hun-ho, i relaciones un poco confundidas de hechos me-
nores, sobresaliendo las quiméricas tentativas de parte de
algunos comandantes rusos al crear una diversion por
pequeños e ineficaces contra ataques. Por su culpa, al tomar
tomar posesion de San-de-pu, los rusos habian sido obliga-
dos a hacer de Hei-kou-tai la llave de su posicion, i esa llave
una vez perdida, no hacia sino que concurrir a una retirada
jeneral. Hacia la media noche del 29 de Enero el total de la
1.a de las dos columnas del 2.° ejército ruso habian cruzado
el rio. i solamente hacia el N. de San-de-pu se notaba algun
intento por los rusos para mezclarse en la lucha. En alguna
estension los japoneses habian perseguido de cerca a los rusos
a traves del rio, pero era necesario ser prudente obligado
por el gran número de aldeas fortificadas en su ribera, de la
existencia de las cuales hemos dado cuenta oportunamente
en el curso de este capitulo; algunas serias resistencias causa-
ron a los perseguidores fuertes pérdidas. Deba ser recordado
asimismo que los japoneses no tenian gran fuerza en so estremo
izquierdo, i debian estos mismos haber estado sumamente
agotados por la reciente lucha. No es, por lo tanto, sorpren-
dente encontrarlos en los primeros dias de Febrero en pequeña s
posiciones, aunque en el peor de los casos, en beneficio de
aquellos que habian ocupado ántes de la pasada del Hun-ho
por el jeneral Gripenberg. Es claro, no obstante, que la iz-
quierda habia sido reforzada, considerable i permanentemente
i cuando el 3 de Febrero un destacamento ruso se aven-
turó a hacer otro ataque contra Hei-kou-tai se encontró con
un furioso recibimiento i tuvo que retirarse, dejando 160
muertos.
No es exacto el parte oficial de las pérdidas de los rusos
en esta gran operacion, pero es casi seguro calcularlas en no
ménos de 10.000 hombres, como lo hicieron los japoneses.
Los mismos japoneses admiten una mui dura lista, 82 ofi-
ciales i 760 hombres como muertos, i 8,014 como heridos,
incluyendo 271 oficiales, i 526 desaparecidos. Hubo no me-
nos do 505 casos en los que oficiales i tropa se vieron obliga-
dos a abandonar la línea de fuego para no quedar muertos
de frio, i cerca de la mitad de los heridos fueron tambien
atacados por éste te, debido a la conjelacion de la sangre alre-
dedorde las heridas lo que al fin era espuesto para el caso de
ser vendados. Al ocuparse del servicio médico admirablemente
— 293 —
organizado del ejército japones da lugar para pensar que
los heridos cuidados por los infortunados rusos deben haber
sufrido terriblemente debido a la demasiada larga esposicion
i a la gran distacia donde estaba el punto a que eran con-
ducidos.
Con referencia a los japoneses, "desaparecidos"' es dolo-
roso verse obligado a agregar, con la autoridad del corres-
ponsal del Times en Tokio, que causó la mas profunda indig-
nacion en el Japon, segun relaciones de testigos oculares
chinos, el hecho de que 12(5 heridos japoneses amarrados
juntos, como malhechores, habian sida exhibidos a traves de
las calles de Mukden el 4 de Febrero en medio de proclamas
de una victoria rusa. Era de suponer que tal relación iba a
ser oficial i públicamente desmentida por las autoridades
militares rusas, pero estás permanecieron inalterables. Tal
accidente habria sido, por su puesto, una fea mancha para
el honor de una nacion civilizada, i es casi increíble en el es-
tado de aquellos "desaparecidos" ya que los rusos habian
siempre recibido tan particular i hermoso tratamiento de
manos de sus magnánimos adversarios.
La inmediata consecuencia de la batalla de Hei-Kou-tai
fué principalmente de un carácter personal. Deja traducir
que el jeneral Gripenberg habia, el 26 i 27 pedido refuerzos
para, ponerlo en estado de continuar la batalla en la que se
había visto envuelto, i que el jeneral Kuropatkin no sólo
habia negado aquellos refuerzos en el campo de batalla sino
que al enviarlos habrían debilitado su centro i despejado el ca-
mino para un inmediato avance japones sino también eldia 28
trasmitió al 2.° ejército una órden perentoria de retirada. El
resto de la situacion del jeneral Gripanberg habria sido bre-
vemente relatada por sus propias palabras a un correspon-
sal de la Nov/e Vremya:
"En la mañana del 28 rechazamos felizmente 4 desepera-
dos ataques japoneses, pero era incapaz de avanzar, debido
no solamente a la falta de refuerzos, sino tambien al hecho
de que no habia recibido permiso para, proceder así. La vic-
toria estaba en nuestras manos, i no puedo deciros, cuan
ansiosamente esperaba hombres i autorizacion para avanzar.
. Ni uno ni otro vino.
En la mañana del 28 el jeneral Kuropatkin nos ordenó
retirarnos en vista de un posible ataque del centro japones.
No me corresponde a mí criticar, pero debo decir que los
japoneses no habrían intentado hacer ningun ataque serio
sobre el centro del jeneral Kuropatkin. Es difícil describir mis
sentimientos al recibir la órden del jeneral.
— 294 —
En la noche del 29 nos retiramos, llevando consigo tados
nuestros heridos i siempre recojiendo bayonetas quebradas.
Los hombres se retiraban de mala gana con lágrimas en los
ojos. Decidí que me era imposible permanecer por mayortiem-
po al frente, i al dia siguiente me dirijí yo mismo al jeneral
Kuropatkin, pidiéndole me relevara de mi comando. El
aceptó."
K. GUTIÉRREZ E.,
Teniente 2 . ° .

Rejimiento Buin. 15-III-1907.


Tendencias actuales de la Caballería
Alemana
Procederes que reglamentan su empleo estratéjico
Continuacion

Ya que hemos demostrado la importancia que se dá en


Alemania el empleo estratéjico de la Caballería, como tropa
protectora, vamos ahora a estudiar las ideas que dominan
sobre este punto; ver su reparticion i los procederes regla-
mentarios que prescribe el servicio en campaña.
Se observa a primera vista diferencias bastantes sensibles
entre el proceder francés i el aleman, pero un estudio concien-
sudo demuestra que estas diferencias son mas aparentes que
reales. Las prescripciones reglamentarias francesas, separan
netamente el servicio de esploracion del de seguridad, que son
en pricipio confiados a manos diferentes. Miéntras que las
Divisiones de Caballería ejecutan la esploracion, la seguridad
es procurada por las brigadas de los Cuerpos de primera línea
i por los destacamentos mistos de proteccion (vanguardia,
ñanguardia, retaguardia) que son encargados de la seguridad
inmediata i que concurren igualmente a asegurar la caballería
agregada a las dimisiones de la infantería (a razon de un Es-
cuadron por division) i bajo el nombre de caballería Divisio-
naria. La caballería contribuye, pues, indirectamente a la
seguridad por su contacto con el enemigo i por los datos que
suministra.
— 296 —
Esta separacion de los dos servicios de exploracion i de
seguridad, permite a éste último hacerse mejor, mantenerse
en toda circuntancia i no depender de las aventuras que
pueda correr en cualquier momento lacaballeriaesploradora.
Por lo demas, no impide a ésta cooperar a la seguridad por
su presencia que molesta i paraliza, la caballería adversa, i
retarda la marcha de las columnas. Tampoco deja la caba-
llería de seguridad de hacer servicio de reconocimiento a dis-
tancias reducidas; esto da márjen a un comando timorato,
que no tenga gran confianza en sus subordinados, ceder facil-
mente a la tentativa de emplear mucha tropa en el servicio
de seguridad, de naturaleza defensiva, pasiva si se quiere en
detrimento de la esploraeion órgano esencial de iniciativa i
ofensiva i por tal motivo se recomienda obrar con prudencia
en la. reparticion de las tropas.
La idea ofensiva del Ejército Aleman; su horror de quese
introduzcan en los reglamentos prescripciones que tiendan
a limitar la iniciativa o libertad de accion de los ejecutantes
i sobre todo la marcada confianza que reina entre los miem-
bros del Ejército hace que jefes i subordinados cuenten mutua-
mente los unos con otros i que vivan en recíproca confianza.
De esta situacion los alemanes se aprovechan para no dar
regias positivas sobre la forma en que debe hacerse el servicio
de esploracion sino que solo se limitan a dar directivas a fin
de que se interprete correctamente su espíritu.
Conviene ante todo notar que el servicio en campaña
aleman divide la caballería en dos grupos:
a) Kavalleríe Divisionen: que son las divisiones de caba-
llería, a las que incumbe esencialmente el servicio de es-
ploraeion.
b) Divisiouskavalleríe: que es la caballería afecta a las
divisiones de infantería.
Despnes de un corto tiempo 1890 a 1892 durante el cual
la caballería anexa a las divisiones de infantería, en tiempo
de guerra, habia sido separadas de ellas i agrupadas en bri-
gadas de Cuerpos (Korps Cavallería) ha sido repartida
nuevamente entre las divisiones. Lo mismo se ha hecho con
la Artillería aun en tiempo de paz i como ya lo estaba el
Cuerpo de Injeniero resulta que los elementos combatientes
estan todos sin escepcion alguna agrupados en dos o tres
divisiones de infantería segun los Cuerpos de Ejército, lo que
simplifica considerablemente el trabajo de los Estados Ma-
yores paro la trasmision de órdenes. Para todo lo que se
refiere a la táctica, el Comandante de Cuerpo de Ejército ale-
man no tiene así sino que entenderse con dos o tres subor-
dinados directos que son los Comandantes de Division.
— 297 —
Este sistema responde tambien a la tendencia mas i mas
marcada en el Ejército aleman de marchar sobre un ancho
frente por columnas de division.
Los roles de estas dos categorías de caballería se penetran
singularmente como lo prueban los artículos 120 i 121 (Feld-
dienst—Ordnung). Artículo 120.—La esploracion en grande
escala corresponde a las divisiones de caballería. Precediendo
de lejos al Ejército constituye el medio esencial de aclarar la
situacion i hacer saber donde está el enemigo. Artículo 121.—
El servicio de esploracion de las caballerías de las divisiones
se mueve segun los mismos principios en límites menos vastos;
pero debe ser suficiente en todas las circunstancias del com-
bate i ser mantenido de un modo no intorrumpido por todos
los medios posibles. Se cuenta entre sus misiones permanentes
la esploracion sobre los flancos i contra los flancos del ene-
migo i la proteccion de las otras armas contra la sorpresa.
Como se ve por estos dos artículos el reglamento aleman
aplica la misma palabra (Aufklärung) (esploracion) a los
dos servicios que los franceses mantienen de una manera
distinta: el ejecutado en un radio estenso por las divisiones
de caballería que los franceses califican esclusiva mente de esplo-
racion; i el que se efectúa a distancias relativamente cortas
de las columnas de todas armas por la caballería destinada
a su seguridad, servicio que los franceses dividen en seguridad
de primera línea i seguridad inmediata. .
Esta unificacion de ambos servicios está aun mas seña-
lada por el artículo 140 que tratando de la seguridad de
columnas durante la marcha dice: "una buena esploracion
constituye el primer paso hacia laseguridad". El artículo 143
dice igualmente " para asegurar una esploracion completa i
por tanto la seguridad, la masa de caballería debe ser lanzada
adelante de las vanguardias procurando así al conjunto mas
calma i regularidad en el movimiento.
Estos dos párrafos no pueden referirse más que a la caba-
llería de las divisiones de la que la mayor parte es lanzada
adelante para ejecutar lo que los alemanes llaman servicio de
esploracion de la caballería de las divisiones i los franceses
servicio de seguridad de primera línea; miéntras que el resto
suministra la caballería necesaria a las vanguardias i a la
seguridad inmediata. Así lo indica el final del artículo 140".
No es posible omitir (para la seguridad en marcha) medidas
de seguridad inmediata. Como se vé franceses i alemanes
concuerdan en su conjunto, en sus disposiciones que solo di-
fieren en puntos de detalle.
— 298 —
En cuanto a Ja ejecucion de la esploracion por medio de
patrullas de oficiales, por pelotones i aun escuadrones de des-
cubierta unos i otros lo comprenden i practican de igual
manera.
ARTURO HOJAS A.
Teniente Coronel I Comand. del Rej. Husares Núm. 3.

Traducido del frances


(continuará).
CRONICA ESTRANJERA
JAPON
EDUCACION MILITAR DEL PUEBLO JAPONES

Milit'ár Wochenblatt publica un interesantísimo estudio


acerca de la educacion militar Hel pueblo japones, del cual se
desprenden para todos los paises grandes enseñanzas por lo
que evidencia, el papel del factor moral en la guerra moderna.
En distintas ocaciones se ha emitido la opinion de que los
japoneses debían parte de sus victorias en la grerra contra
Rusia, a las concepciones prácticas que presiden a la educa-
cion de la juventud en las escuelas, en las cuales se tienen en
cuenta ya las necesidades de la instruccion militar. Dentro
de este orden de ideas, es de gran valor un informe de Tokio
que trata ámpliamente de la educacion popular en el Japón,
presenta a plena luz sus principios fundamentales i permite
ver los resultados alcanzados hasta el dia por el Ejército.
En el tiempo anterior al Meidji (1868) las mujeres de los
samurai aprendían la esgrima para defender las propiedades
de sus esposos en ausencia de éstos. Para templar el corazón
de sus hijos i preservarlos de todo miedo o superticion de
cosas horribles, estas madres les enviaban a media noche a
los cadalsos o a los campos de batalla a buscar las cabezas
cortadas, o bien Jes obligaban a hechos parecidos a fin de
que los espectáculos sangrientos no les espantaran. Hoi, el
hijo del campesino como, el descendiente del samurai, parti-
cipan con igual entusiasmo de los ejercicios militares obliga-
torios en todas las escuelas del Gobierno i en los establecí-
— 300 —
mientos de enseñanza privados, que tambien han seguido la
corriente militar. Se ve, aun a niños de seis a siete años,
seguir con entusiasmo detras de cualquier rapaz que levante
el estandarte del Sol Naciente con paso militar i durante al-
gunos kilómetros, sin que el sol ni el frio les arredren.
Estos resultados se han alcanzado gracias a una eleccion
minuciosa de ejercicios corporales i de juegos militares regla-
dos i prescritos en las escuelas. Bien será decir, que las leyes
del pais ponen a la disposicion de cada escuela una parcela de
terreno para que los chicos trabajen i evolucionen al aire libre.
En esos campos i bajo la direccion i vijilancia de los maestros,
se forman dos bandos o partidos que se distinguen por el
peinado, cada uno de los cuales busca el vecer a su adversario
entrando en su terreno, no en lucha corpórea brutal, sino
mediante ejercicios i evoluciones. Miéntras los pequeños se
dedican a esta parte, digámosla así, táctica; los mayores se
consagran al manejo del arma, al servicio de campaña, a le-
vantar croquis a ojo i a otras prácticas elementales de Arte
militar. Al fin del año escolar una mencion honra i estimula
al que ha mostrado mas celo i habilidad.
Aun durante la instruccion escolar, que allí se sigue con
procedimientos eficaces e intensivos, se da a los chicos confe-
rencias teóricas acerca de la importancia del Ejército, sobre
el valor individual del soldado, acerca de los deberes milita-
res de todo buen ciudadano, de las virtudes i glorias de los
jenerales japoneses, etc. Ejemplo (el "maestro pregunta i le
contestan los dicípulos a coro):
—¿Cuál es el hombre mas feliz del mundo?
—El samurai que saca la espada para defender a su
Patria.
—¿Cuál es el hombre mas glorioso de la tierra?
El almirante Togo—contestan llenos de gozo i entusias-
mo los rapaces.
Importa observar aquí que todo este sistema de educa-
ción preparatoria de la juventud no es exajerada, ni comienza
demasiado pronto. Jeneralmente los japoneses envían volun-
tariamente sus hijos a la escuela. La instruccion es gratuita
en las escuelas primarias i en las superiores, i la duracion
total de la instruccion no excede de cuatro años.
Las familias acomodadas sólo tienen que desembolsar
por los hijos que frecuentan los colejios de primerao segunda
enseñanza, dos yens.
En todo el Imperio, los ejercicios corporales no comienzan
hasta el segundo año escolar, i la instruccion militar, propia-
mente dicha, sólo comprende a los chicos que entran en el
tercer año escolar.
— 301 —
Sin embargo, se recomienda por las autoridades que en
las vacaciones se reunan los jóvenes en asambleas, para evo-
lucionar i practicar militarmente, facilitándoles para ello
terrenos i fusiles Murata. Las vacaciones en los colejios japo-
neses son del 1.° al 31 de Agosto, 26 de Diciembre a 8 de
Enero, 27 a 31 de Marzo. En el mes de Agosto último, 670
chicos del Keio-Gigiku, uno de los coiejios particulares mas
importantes, marcharon a una aldea cercana a Tokio i prac-
ticaron maniobras preparadas de antemano i dirijida por
oficiales.
Las exijencias de órden intelectual de las nuevas jenera-
ciones, interesadas en elevar la cultura del pais a compas de
todos sus progresos, ha hecho decaer el estado sanitario de
los jóvenes, a medida que con la edad avanzan en estudios. I
esto constituye una seria procupacion nacional i ha de refle-
jarse en el desarrallo de los ejercicios corporales i en las prác-
ticas militares, de suyo hijiénicas i vigorozadoras.
No hai duda que la juventud japonesa se prepara hábil i
cuidadosamente para la guerra, dando al elemento moral el
valor que la condicion de las luchas modernas le conceden.
Claro es que ello viene de la prediccion patriótica de sus ele-
mentos directores, desde el Mikado al Cuerpo de oficiales. La
tal preparacion forma un estado espiritual en el pais, que le
habilita para todos los sacrificios que la marcha ascendente
del imperio puede imponerles en el porvenir, tanto mas cuanto
que esa iniciacion en la vida guerrera va seguida del servicio
militar que completa i robustece las cualidades individuales
i da su mayor relieve al fin patriótico de toda la raza.

ALEMANIA
NUEVO SABLE-BAYONETA

Un nuevo sable-bayoneta ha sido puesto en servicio para


que lo usen, la artillería a pié, los zapadores, las tropas de
ferrocarrileros i de telegrafía, 98/05. Es mas corto que el an-
tiguo i parecido al sable-bayoneta 98|02 usado por la infan-
tería i cazadores.
El destinado para los zapadores i ferrocarrileros tiene el
lomo con dientes. Este arreglo permite emplearlo no solo
como arma de combate sino para cortar i aserrar.
La vaina que es de cuero está guarnecida en sus dos es-
tremidades con un forro de láminas de acero.
Seitengewehr.
— 302 —

EMPAVONAMIENTO DE LAS VAINAS DE LOS SABLES

Esta operacion que habia sido ordenada por el gabinete


con fecha lo de junio 05, fue suspendida en agosto 06, por-
que el procedimiento empleado no habia dado buenos resul-
tados. Una decision reciente dispone que todas las vainas de
los sables o espadas deben estar empavonadas para el 1.° de
julio de 1907.
La nueva operacion consiste en cubrir la vaina previa-
mente desniquelada, con una capa de esmalte de color mate.
(Revue militaire de armées etrangeres).
MODIFICACIONES INTRODUCIDAS AL REGLAMENTO DE TIRO
DE LA INFANTERÍA

El reglamento 2—XI—05 ha sufrido algunas modifica-


ciones; ella» se refieren principalmente a la dotacion de mu-
niciones i a las posiciones del tirador.
El número de cartuchos destinados anualmente para la
instruccion ha sido elevado de 28.000 a 28,875paralas com-
pañías con efectivos fuertes i de 25,000 á 25,650 para las
compañías con débiles efectivos. Éste suplemento de muni-
ciones debe ser destinado al tiro de combate.
En cuanto a las posiciones del tirador han sido simpli-
ficadas. El tirador de rodillas puede disparar colocando una
o las dos rodillas en tierra, sentarse sobre el talon derecho,
apoyar el codo izquierdo sobre la rodilla derecha; como le
sea mas cómodo.—(Revue militaire des armées estrangéres.)

ESPAÑA

MODIFICACIONES EN LA ORGANIZACIÓN MILITAR

Un decreto real del 17-1—07 ha introducido ciertas mo-


dificaciones en la organizacion militar del territorio español.
El territorio de la Península ha quedado dividido en 8
rejiones militares, a la cabeza de cada una está un teniente
jeneral con el título de. capitan jeneral de la rejion, revesti-
do con todos los poderes i prerrogativas de un comandante
de cuerpoa de ejército.
La 1. Rejion tiene sú asiento en Madrid i comprende las
provincias de Segoyia, Avila, Toledo, Ciudad Real, Guada-
jara, Cáceres, Badajoz i Cuenca.
— 303 —
a
La 2. , Sevilla: comprendiendo, Cordue, Cárdiz, Huelya,
Jaén, Granada, Málaga, i Almería.
La 3ª Valencia: Castellon de la Plana, Alicante, Mur-
cia, Albacete i Teruel.
La 4.aa, Barcelona: Jerona, Lérida i Tarragon.
La 5. a, Saragoza: Huesca, Navarra, Logrona i Soria.
La 6. , Burgos: Alava, Guipuscoa, Biscaya, Santander i
Valencia.a
La 7.a, Valladolid: Leon, Salamanca, Zamora i Oviedo.
La 8. , La Garona: Lugo, Orensa i Puentevedra.
Los cuarteles jenerales de los antiguos cuerpos de ejérci-
to, constituiran los estados mayores de las capitanías que
los reemplazan.
PRESUPUESTO DE LA GUERRA PARA 1 9 0 7

Corresponde para este año 159.123,997 pesetas, suma


que excede en 11.946,193 pesetas a la votada para 1906.
EFECTIVOS DEL EJÉRCITO EN 1 9 0 7

Infantería, el efectivo de los rejimientos en la Península-


ha sido elevado de 517 a 675 hombres i el de los batallones
de cazadores de 400 a 466.
Caballería, el efectivo de los rejimientos subió a 302
hombres i 341 caballos.
Artillería, los rejimientos montados de 367 hombres han
aumentado a 464; los rejimientos lijeros de 440 a 527.
Injenieros, el efectivo de los rejimientos de zapadores i
telegrafistas ha sido fijado en 410 en lugar de 357; el de la
compañía de aerostacion en 132 en lugar de 100.
A consecuencia de estas diversas modificaciones el efecti-
vo de paz se encuentra aumentado en mas de 15,000 hom-
bres. (Revue militaire des armées étrangéres).

FRANCIA

LAS AMETRALLADORAS

El presuesto de guerra de 1907 de 500,000 francos ha-


sido aumentado a 5.559,000 en la partida especial destina-
da a la construccion de ametralladoras. Con estos cinco mi-
llones se comprarán 1,000 ametralladoras i suponiendo que
asta cifra se mantenga en el presupuesto dorante varios años
— 304 —
(5 a 6) se tendria la dotacion suficiente calculada para pro-
veer al ejército activo i de reserva, plazas i unidades terri-
toriales que necesitarían en total de 5 a 6,000 ametralla-
doras.
(Estudios Militares.)

INGLATERRA

MODIFICACIONES REALIZADAS EN EL EJÉRCITO INGLES


A CONSECUENCIA DE LAS ÚLTIMAS GUERRAS

Vestuario.—Despues de la guerra del Transvaal, las tro-


pas en traje de campaña están uniformemente vestidas de
khaki de color pardo. Los antiguos uniformes brillantes han
sido conservados para el tiempo de paz.
Para todas las armas i servicios i para todos los grados,
el traje es el mismo: el de caballería no se distingue del infan-
te sino por el sable que reemplaza a la bayoneta. Este traje
consiste en una gorra con visera de fondo plano ancho para
arrojar el agua al esterior, un saco amplio, pantalones con
franjas i brodequines (botines con caña cubriendo el tobillo
i abrochados con cordones.) Las partes brillantes han sido
escluidas con el mayor cuidado, todo, comprendidos los boto-
nes, es del mismo tinte; las insignias sobre la manga diferen-
cian solo a los oficiales i a los suboficiales, el número del ba-
tallon o del rejimiento se lleva sobre el hombro.
Equipo.—Para el equipo se ha buscado el desembarazar
al hombre de todo aquello que no le es inmediata i directa-
mente indispensable. Es, pues, tan reducido como es posible,
i se compone únicamente:
Del abrigo (capoto, etc.) arrollado sobre las espaldas;
Del saco de provisiones que se lleva sobre el lado izquier-
do, conteniendo una media racion de víveres del dia, i un dia.
de víveres de reserva;
De la cantimplora, a la derecha;
De la marmita individual, en la cintura;
De los cartuchos, llevados: 50 en bandolera, 50en cuatro
cartucheras del cinturon (2 de 15 cartuchos i 2 de 10);
En cuanto a los útiles de limpieza i efectos de reemplazo,
son. llevados en los carruajes.
Municiones de infantería.—En razon de la importancia.
mui justificada atribuido al tiro en todas las armas, el número
Canjes recibidos en el bimestre
15 de Mayo --15 de Julio

ALEMANIA Diario Oficial del Ministerio


de Guerra,
Mayo 8,9,17,22,23,27,28,29 i 30;
Militär Wochenblatt, Junio 2, 4, 7, 8 i 9; Julio 1. ° .
Nfims. 50 a 72 i anexos. Revista Científica Militar,
Kriegstecknick Zeitschrift Obras primiadas en el Certamen
X año — cuadernos 1, 2, 3, 4 i 5. Internacional.
Revista Técnica de Infan-
tería i Caballería.
FRANCIA Mayo.

Revue d' Infanterie, PORTUGAL


Mayo i Junio.
Revista de Infantería,
Le Spectateur Militaire, X año—Núm. 6, Junio.
1. º i 15 de Mayo i 1. ° de Junio.
Revista de Engenheria Mi-
Revue du Caballerie, litar,
Abril. XII año—Núm. 4, Abril.

Revue du Cercle Militaire, BÉL.JICA


18 de Mayo 1. ° i 8 de Junio.
La Belgique Militaire,
ESPAÑA Abril 21 i 28; Mayo 5, 12 i 25.

ITALIA
Resúmen de la prensa militar
estranjera,
Enero, Febrero i Marzo. Rivista Marittima,
Abril con suplemento.—Mayo.
Revista de Caballería, Rivista di Arligliería e G enio,
Mayo. Abril.
Al frente
SALUDO

En el 97 aniversario de n u e s t r a emancipacion política el


Memorial del E s t a d o Mayor s a l u d a con regocijo al Ejército i
A r m a d a Nacional, a t o d a s las instituciones militares, a la
prensa nacional ia la militar mundial, especialmente a la qué
nos h o n r a con sus canjes a quienes enviamos n u e s t r a gra-
titud.
LA REDACCION.
— 305 —
de los cartuchos es el mismo para la infantería, la infantería
montada o la caballería. Hasta el presente, ese número se
repartía como sigue:
Cartuchos sobre el hombre....... 100
En los carruajes rejimentarios 100
En las columnas de municiones 100
En el parque de artillería. , 50
Total 350
Pero, desde el principio del combate, la mitad de las mu-
niciones rejimentarias eran distribuidas, de tal suerte, que el
hombre se empeñaba con 150 cartuchos: 100 en sus cartu-
cheras i 50 sueltos en su bolsa de víveres.
Hoi, en vista del consumo mui elevado de la guerra de
la Manchuria, ese número ha parecido insuficiente.
En consecuencia, se trata,, de modificar las cartucheras
de manera que se aumente en una mitad su capacidad. Be-
saltará que, normalmente, el hombre llevará 150 cartuchos
i en el momento del combate, 200, de los cuales 50 en su bolsa.
(Revista del Centro Militar i Naval, Uruguai.)
HOLANDA.
ELNUEVO MATERIAL DE CAMPAÑA DE TIRO RÁPIDO
La Casa Krupp acaba de entregar a la Holanda un pe-
dido de 204 piezas de campaña de tiro rápido.
Dicho material posee:
Calibre, 75 milímetros;
Peso del tubo de la pieza, 350 kilógramos;
Peso de la pieza con la cureña, 950 kilógramos;
Peso del avant-train cargado, 800 kilógramos;
Peso de la pieza, 1,750 kilogramos;
Peso de las cajas, 1,800 kilógramos
Peso del proyectil, 6 kilógramos;
Número de balines del shrapnel, 270;
Peso de la carga, 445 gramos;
Peso de la carga del shrapnel, 75 gramos;
Alcance máximum, 6,400 metros;
Alcance útil, 5,600 metros;
Velocidad inicial, 500. metros;
Número de tiros en las cajas del armaron, 64;
Número dé tiros por pieza en la batería, 248;
Espesor de los escudos, 3 a 4 milímetros;
Rapidez de tiro, 20 por minuto.
(Le Monde Militaire).
Leí de Organizacion Militar
De la Confederacion Suiza
Dictada por la asamblea Federal el 12 de Abril de 1907
(Traduccion del Capitan de Injenieros i Comandante de la Compañía
Santiago N.° 2, señor Santiago Castro Baeza.—20 de Mayo de 1907)

LA ASAMBLEA FEDERAL DE LA CONFEDERACION SUIZA

En virtud de lo dispuesto en la Constitucion Federal de 29


de Mayo de 1874 i visto el Mensaje del Consejo Federal de 10
de Marzo de 1906.
Decreta:
TÍTULO PRIMERO
OBLIGACIONES MILITARES

I.—Estension de las obligaciones militares


ARTÍCULO PRIMERO. Todo suizo está obligado al servicio
militar.
Las obligaciones militares comprenden:
El servicio personal—Servicio militar propiamente dicho;
El pago de una suma por eximision.—Impuesto militar.
— 307 —
ART. 2.° El ciudadano debe prestar el servicio desde los
veinte a los cuarenta i ocho años de edad.
Los voluntarios menores de veinte años aptos para el
servicio seran admitidos; pero sin modificacion de la obliga-
cion establecida-
Se esceptúan de esta regla las disposiciones sobre el ser-
vicio militar de los oficiales i las sobre el reclutamiento anti-
cipado en caso de guerra.
ART. 3.° El que no haga su servicio debe pagar el im-
puesto que fijará una lei especial hasta que cumpla 48 años
de edad.
II.— Reclutamiento

ART. 4.° El reclutamiento de los hombres sometidos al


servicio se efectúa por disposiciones del Gobierno i con el
concurso de las autoridades cantonales.
El Consejo Federal organiza las comisiones de recluta-
miento i dicta las reglas de procedimiento, para que se veri-
fique cuando aquellos cumplan diez i nueve años.
ART. 5.° En el momento del reclutamiento se clasifica a
los hombres en tres categorías: aptos para el servicio, aptos
para los servicios complementarios e incapaces. La decision
relativa a la capacidad o aptitud puede aplazarse a un plazo
máximum de cuatro años.
Al mismo tiempo tiene lugar la distribucion por armas.
ART. 6.° Los reclutas pueden presentarse al llamado, o
en el lugar del domicilio actual, o en el de su oríjen i durante
el tiempo del reclutamiento están sometidos a la jurisdiccion
i leyes militares.
ART. 7.° Cada hombre recibe, como lejitimacion militar,
una libreta de servicio que contiene todas las indicaciones
relativas a los deberes i cumplimiento del servicio militar.
Dicha libreta no debe emplearse como documento de leji-
timacion civil.
III.—Obligacion del servicio militar

ART. 8.° Los clasificados como aptos para el servicio


militar están obligados al servicio personal, que comprende:
A). El servicio de instruccion;
B). El servicio activo, o sea la defensa de la independen-
cia de la patria contra enemigo estranjero i el sostenimiento
de la tranquilidad i el órden en el interior (art. 2.° de la,
Constitucion Federal de 29 de Mayo de 1874).
— 308 —
ART. 9.° El servicio personal comprende ademas la ob-
servancia de las prescripciones concernientes al control, cui-
dado e inspecion del vestuario, armamento i equipo personal,
los ejercicios obligatorios de tiro, i, en jeneral, el cumplimien-
to de .los deberes militares fuera del servicio.
ART. 10. Todo militar tiene la obligacion de aceptar un
grado, cumplir los servicios que este grado exija i encargarse
de un comando.
El que está investido de un grado debe cumplir sus obli-
gaciones.
ART. 11. El militar en servicio recibe: Sueldo, rancho,
alojamiento i una indemnizacion de marcha.
El sueldo se fija por medio de una lei federal; lo demas por
disposiciones de la Asamblea Federal.
ART. 12. Los miembros de la Asamblea Federal quedan
eximidos del servicio de instruccion durante el desempeño de
sus funciones.
ART. 13. Quedan eximidos del servicio personal durante
el período de sus funciones o tiempo de sus empleos:
1.° Los miembros del Consejo Federal i el Canciller de la
Confederacion.
2.° Los eclesiásticos no incorporados como capellanes
3.° Los directores-médicos, administradores permanen-
tes i enfermeros de los hospitales públicos.
4.° El personal de las penitenciarías i los ajentes de poli-
cía (art. 62).
5.° El personal del cuerpo de guarda-fronteras, el cual
puede ser movilizado en caso de guerra para las necesidades
de la defensa.
6.° Los funcionarios i empleados indispensables, en caso
de guerra, a las empresas de trasportes i de la administracion
militar, los cuales seran fijados de antemano por una dispo-
sicion del Consejo Federal.
ART. 14. El personal de los cuerpos de policía i guarda-
fronteras como asimismo los funcionarios i empleados desig-
nados en el inciso 6.° del artículo anterior deben, no obstante,
asistir a un curso de reclutas (instruccion individual).
ART. 15. La Confederacion reembolsa a los cantones las
tres cuartas partes de los gastos que resulten de los nombra-
mientos de reemplazantes a los empleados de instruccion
pública llamados al servicio en calidad de oficiales o sub-
oficiales.
Se esceptúan los cursos de repeticion.
ART. 16. El militar que por su conducta privada sea con-
siderado indigno de su grado o del servicio en el Ejército será es-
cluido del servicio personal por sentencia del Tribunal militar.
— 309 —
ART. 17. El militar condenado por delito grave es esclui-
do del servicio personal por resolucion del Departamento
Militar.
ART. 18. Quedan tambien escluidos del servicio los ofi-
ciales i sub-oficiales sometidos a la tutela para administrar
sus bienes, los declarados en quiebra o aquellos que hayan
sido condenados por malversacion de fondos, cesando la
esclusion cuando desaparezcan las causas que han dado mo-
tivo a ella.
ART. 19. Los oficiales o sub-oficiales declarados incapa-
ces serán exhonerados de sus grados i sometidos al pago del
impuesto militar.
La autoridad militar que les nombró está obligada a dar
curso a toda propuesta de retiro formulada por el Coman-
dante de Division o Cuerpo de Ejército i ratificada por el Mi-
nisterio de Guerra.
El retiro" de los oficiales superiores se efectúa a propuesta
de la Comision de Defensa Nacional.

IV.—Servicios, complementarios

ART. 20. Los hombres reconocidos como aptos para los


servicios complementarios seran destinados a ellos desde su
reclutamiento.
Dichos servicios son: trabajos de injenieros, servicio sani-
tario, de administracion, de informaciones i de trasportes.
Los destinados a dichos servicios no hacen el de instruc-
cion i pagan el impuesto militar durante el tiempo que no
permanecen en actividad.
El Consejo Federal dicta las disposiciones concernientes
a los servicios complementarios.

V.—Obligaciones especiales del Estado

ART. 21. Una lei de la Confederacion asegura a los mili-


tares contra las riesgos de las pérdidas financieras, enferme-
dades i accidentes orijinados por el servicio militar.
ART. 22. Las familias que a consecuencia del servicio
militar quedan en la indijencia reciben del Estado recursos
proporcionados. Estos son incompatibles con los de la cári-
dad pública.
ART. 23. Los socorros se entregan a los beneficiados por
la comuna en que residan i en caso de vivir en el estranjero
por la comuna de oríjen.
— 310 —
La autoridad comunal fija la importancia i naturaleza
de los socorros i toma las medidas necesarias para dar cuenta
al Ministerio de Guerra.
ART. 24. .Los 3/4 de los gastos de la comuna serán abona-
dos por la confederacion i eí 1/4 restante por el Canton.
ART. 25. En caso de dudas resuelve el Consejo Federal.
ART. 26. No se puede reclamar la restitucion de recursos
concedidos.
ART. 27. Si un civil es muerto o herido a consecuencia
de un ejercicio militar, la Confederacion se hace responsable
del daño a menos que se pruebe fuerza mayor o responsa-
bilidad de la víctima.
Si el accidente ocasiona la muerte, la Confederacion res-
ponde a los herederos.
ART. 28. La Confederacion responde de los daños causa-
dos a la propiedad a consecuencia de los ejercicios militares.
ART. 29. La confederacion puede a su turno reclamar
los daños de los responsables en caso de culpabilidad de los
autores de accidentes o perjuicios.
VI.—Obligaciones de las comunas i de los habitantes
ART. 30. Las comunas estan obligadas a:
1.° Proporcionar a la tropa i caballos el alojamiento,
rancho i forraje que han menester, i a los carros el lugar para
aparcar.
2.° Verificar los trasportes militares requisados.
Por lo cual reciben las indemnizaciones que establecen
las leyes.
ART. 31. Las comunas deben proporcionar gratuita-
mente:
1.° Locales para el reclutamiento, para las visitas sani-
tarias, i para las inspecciones del armamento i equipo perso-
nal.
2.° Locales para las oficinas de los Estados Mayores,
cuerpos de guardias, lugares de detencion i enfermerías.
3.° Sitios para la reunion de las tropas i locales para la
movilizacion.
ART. 32. Para la creacion de campos de tiro o de ejerci-
cios, el Consejo Federal puede autorizar a las comunas para
que apliquen la lei de espropiacion por causa de utilidad
pública.
ART. 33. Los propietarios no pueden oponerse al uso de
sus terrenos para los ejercicios militares,; los daños que resul-
ten seran pagados por la Confederacion. El procedimiento lo
dicta la Asamblea Federal.
— 311 —
ART. 34. Cada diez años o cuando sea necesario se pro-
cederá a levantar el censo Comunal o Cantonal de la existen-
cia de caballos i mulas útiles para el servicio. Los propietarios
tienen la obligacion de presentar su ganado en los sitios in-
dicados por la autoridad bajo la responsabilidad de los
gastos que se orijinen por omision o neglijencia.
El control de los caballos, mulas i carros queda, confiado
a la autoridad comunal.

TÍTULO SEGUNDO

ORGANIZACION DEL EJERCITO

I.—Clases del Ejército

ART. 35. El Ejército comprende tres clases:


1.° La Selecta.
2.° La Reserva (Landurch).
3.° Reserva territorial (Landsturn).
Pertenecen a la primera los militares de veinte a treinta
i dos años cumplidos; a la segunda los de 33 a 40 i a la últi-
ma los de 41 a 48 años cumplidos. Se agregan tambien a
esta última clase los licenciados por inaptitud para las clases
I i II pero que puedan ser de utilidad en la III i tambien los
voluntarios que tengan conocimientos en el tiro i posean las
condiciones físicas necesarias.
En la caballería la duracion del servicio de la I clase es
de 10 años.
ART. 36. Los capitanes sirven en la I clase hastd 38 años
cumplidos i pasan enseguida a III clase.
Los oficiales superiores sirven en la I i II clase hasta la
edad de 48 años.
Todos los oficiales quedan en la III clase hasta los 52 años
de edad pudiendo no obstante aceptarse sus servicios hasta
una edad superior.
Se puede ordenar el pase de oficiales de la I a la II clase i
de ésta a la III.
ART. 37. El pase de una clase a otra se efectúa el 31 de
Diciembre.
En caso de guerra se puede alargarla permanenciaen
una clase o pasar la II a I i la III a II para completar las
correspondientes clases segun las necesidades.
II.—Elementos del Ejército
ART. 38. El Ejército comprende:
1.° Los Estados Mayores.
2.° El Estado Mayor Jeneral.
3.° Las Armas, a saber:
a). Infantería (fusileros, carabineros, ciclistas, ametra-
lladoras).
b). Caballería. (Dragones, guías, ametralladores a ca-
ballo).
c). Artillería. (Artillería de campaña, artillería de mon-
taña, artillería a pié, parque).
d). Injenieros (oficiales injenieros, zapadores, pontoneros,
ferrocarrileros).
e). Tropas de fortalezas (artillería de fortaleza, ametra-
lladores, zapadores de fortalezas, injenieros de fortalezas).
f). Tropas del servicio sanitario (médicos, farmacéuti-
cos, soldados de sanidad).
g). Tropas del servicio de veterinaria (veterinarios, ma-
riscales herradores).
h). Tropas de servicio de administracion (oficiales comi-
sarios).
i). Tropas del tren (tren de Ejército, tren de línea, con-
ductores de convoyes).
4.° Los servicios auxiliares, a saber:
Justicia militar, capellanes, correos i telégrafos de cam-
paña, servicio de etapas i de ferrocarriles, servicio territorial,
secretarios de Estado Mayor, asistentes de oficiales, servicio
de automóviles, jendarmería del ejército.
5.° Los servicios complementarios (art. 20).
La Asamblea Federal puede modificar o completar esta
numeracion.
ART. 39. El Ejército se sub-divide en:
1.° Unidades de tropa: compañía, escuadron, batería,
convoi de montaña, ambulancia, columna sanitaria, desta-
camento de obreros ferrocarrileros.
2.° Cuerpos de tropas: batallon, grupo, rejimiento, bri-
gada, lazareto, destacamento de subsistencia, parque móvil,
parque de depósito.
3.° Unidades de Ejército: division, cuerpo de ejército,
guarnicion de las fortificaciones.
— 313 —

III.—Estados Mayores. Estado Mayor JeneraI


ART. 40. Un decreto del Consejo Federal fija la organiza-
cion del Estado Mayor del Ejército el cual está agregado al
comando en jefe.
En tiempo de paz el servicio del Estado Mayor Jeneral
está afecto al Estado Mayor del Ejército.
ART. 41. Los comandos de unidades de ejército i cuerpos
de tropas tienen un Estado Mayor.
Las atribuciones de los oficiales i secretarios de Estado
Mayor se fijaran por el Departamento militar (Ministerio de
Guerra) en vista de los informes i peticiones de los respecti-
vos comandos.
Se esceptúan las prescripciones relativas a los Estados
Mayores de los batallones de fusileros.
Por regla jeneral los oficiales encomendados al servicio
de ayudantes de Estado Mayor vuelven a las tropas despues
de cuatro años.
ART. 42. El Estado Mayor Jeneral se compone del cuerpo
de Estado Mayor Jeneral i de los oficiales de ferrocarriles. 151
jefe del servicio de Estado Mayor Jeneral es el jefe del Estado
Mayor Jenera].
ART. 43. Para ser admitido en el Estado Mayor Jeneral
es preciso tener el grado de capitan o teniente 1.°, apto para
el ascenso a capitan, i haber seguido con éxito un curso de
escuela de Estado Mayor I.
Los capitanes que han hecho el curso II de la, escuela
central i que estan en aptitud de servir en el Estado Mayor
Jeneral no estan obligados a hacer la primera parte de la
escuela de Estado Mayor I.
ART. 44. Los oficiales de Estado Mayor Jeneral vuelven
por regla jeneral a las tropas despues de un primer período
de cuatro años i se debe procurar que ejerzan un comando en
cada grado.
IV.—Fraccionamiento del Ejército
ART. 45. Los cuerpos de tropa se forman:
Infantería: el batallon de 3 a 6 compañías; el Tejimiento,
de 2 a 4 batallones; la brigada, de 2 a 3 Tejimientos.
Caballería: el Tejimiento de 2 a 3 escuadrones de drago-
nes; la brigada de 2 a 3 Tejimientos i una compañía de ame-
tralladoras a caballo.
Artillería: el grupo, de 2 a 4 baterías de artillería de cam-
paña, de montaña o a pié; el Tejimiento, de 2 a 3 grupos.
— 314 —
Injenieros: el batallon de 2 a 4 compañías i el tren nece-
sario.
Tropa de fortaleza: el grupo de artillería de fortaleza, de
2 a 6 compañías de tropas de fortaleza.
Tropas de sanidad: el lazareto, de 3 a 6 ambulancias i
del tren necesario.
Tropas de administracion o subsistencia: el destacamento
de subsistencia de varias compañías de id. i del tren necesario.
ART. 46. La division se forma con cuerpos i unidades de
tropas de las diversas armas.
El cuerpo de Ejército se forma con varias divisiones i con
segregación eventual de tres cuerpos i unidades de tropas.
ART. 47. El Comandante de una plaza fortificada tiene
la alta direccion de la defensa de ella i el comando de la guar-
nicion. Dispone en tiempo de guerra de todos los recursos
de guerra de la plaza.
La guarnicion de la plaza comprende: el Estado Mayor
del comando con los jefes de artillería e injenieros, los coman-
dantes de sectores i fuertes con sus guardias i tropas perma-
nentes.
Para prevenir sorpresas se puede organizar guardias
rejicnales con los militares que residan en los alrededores de
la plaza.
ART. 48. En la organizacion, instruccion i equipo de las
tropas reclutadas en rejiones montañosas se debe tener pre-
sente las necesidades de la guerra de montaña.
ART. 49. Los Estados Mavores i las unidades, reciben
los oficiales, sub-oficiales i soldados de las otras armas o de
los servicios auxiliares que sean necesarios en calidad de
agregados i bajo su dependencia pura todos los asuntos del
servicio.
ART. 50. El servicio de administracion incumbe a los
cuarteles-maestres, de los cuerpos de tropas i a los comisa-
rios de las unidades de Ejército.
Los primeros se elijen de entre los oficiales de tropa con-
servándoles en su arma respectiva.
ART. 51. Los oficiales no incorporados quedan disponi-
bles a las órdenes del Consejo Federal.
ART. 52. La Asamblea Federal fija:
1.° El número i composicion de las unidades de tropa de
las diferentes armas así como la dotacion de material que
les corresponde.
2º El número i la constitucion de los cuerpos de tropas
i unidades del Ejército, como igualmente la composicion de
sus Estados Mayores i dotacion de material.
— 315 —
3.° El número de batallones i escuadrones que debe pro-
porcionar cada Canton.
ART. 53. Sobre la base de las anteriores decisiones el
Consejo Federal fija el órden de batalla del Ejército.
Y.—Servicios auxiliares
ART. 54. La justicia militar se ejerce por. los tribunales
divisionarios i suplementarios, por él Tripunal de Casacion i
el Tribunal Militar estraordinario.
El auditor en jefe tiene la alta direccion de la administra-
cion de justicia militar.
Los oficiales de la justicia militar deben poseer una ins-
truccion jurídica calificada i haber servido en las tropas.
La justicia penal militar se rije por una lei especial.
ART. 55. Los capellanes se destinan a. los cuerpos de
tropa teniendo en cuenta la relijion dominante de esta.
Tienen el grado de capitanes.
ART. 56. Los correos de campaña estan encargados de
atender el servicio postal de las tropas siempre que éstas
sean lo suficientemente numerosas para afectarles dicho ser-
vicio.
El telégrafo de campaña sirve al Ejército.
Los empleados de ámbos servicios se agregan a los Esta-
dos Mayores i tienen asimilacion de oficiales o de sub-oficia-
les segun su categoría durante su permanencia en el servicio.
ART. 57. Los servicios de etapa i de ferrocarriles estan
destinados a establecer las comunicaciones entre el servicio
territorial i el Ejército.
Se ocupa del aprovisionamiento i trasporte de los hombres
i el material que evacua el Ejército i proteje las líneas de
etapas.
ART. 58. El servicio territorial se encarga de todo lo con-
cerniente a los intereses militares en tanto que el Ejército se
los haya tomado a su cuidado, prepara el aprovisionamiento
i recibe el personal i material que evacue el Ejército.
Tambien puede tener a su cargo la defensa de ciertos lu-
gares que estén fuera del radio de las operaciones.
ART. 59. Los secretarios de Estado Mayor tienen a su
cargo las oficinas de los Estados Mayores.
Tienen el grado de sub-oficial ayudante o teniente.
ART. 60. Los oficiales montad osde las unidades de tropa
i de los Estados Mayores tienen derecho a ordenanza o asis-,
tentes que se encargan del cuidado de sus caballos, arma-
mento i equipo personal. No gozan de este previlejio los ofi-
ciales de artillería de campaña, montaña i tren.
— 316 —
Los asistentes de oficiales reciben su instruccion en las
tropas del tren i hacen su servicio en los Estados Mayores o
unidades a que estan agregados.
El Consejo Federal dicta las demas prescripciones relati-
vas a los asistentes.
ART. 61. Para el servicio de automóviles u otros tras-
portes análogos se aceptan voluntarios o se destinan mili-
tares de las tropas todos los cuales quedan sujetos a la lei
militar durante su servicio.
ART. 62. La Asamblea Federal debe organizar una jen-
darmería de campaña usando las policías, la cual se encarga
del correspondiente servicio en el Ejército de campaña.

VI.—Cuadros

ART. 63. Los grados en el Ejército son los siguientes:


a). Dragoneantes (1).
b). Sub-oficiales.—Cabo, sarjento, furriel, sarjento pri-
mero, sub-oficial-ayudante.
c). Oficiales subalternos.—Teniente 1.°, teniente 2.°.
d). Capitanes.
e). Oficiales superiores.—Mayor, teniente-coronel, coro-
nel, coronel divisionario, coronel comandante de cuerpo, je-
neral.
El titular de un grado lo conserva aunque no ejerza el
comando..
ART. 64. El rango se determina por la antigueded en el
grado; en igualdad de esta por la edad. Un comando acciden-
talmente vacante se ejerce por el subalterno inmediato sino
media nombramiento espreso. Para la provicion efectiva se
designa siempre al subordinado inmediato que haya recibido
la instruccion para el desempeño del empleo superior.
ART. 65. Los cuadros deben mantenerse siempre con sus
efectivos completos.
Las tropas de depósito deben tener cuadros suficientes.
ART. 66. Todo nombramiento o promocion debe subor-
dinarse a la posesion por el candidato de un certificado de
competencia espedido en conformidad a las prescripciones
sobre la materia.
El Consejo Federal tiene la facultad de anular toda desig-
nacion que quebrante la presente lei i las ordenanzas dictadas
sobre el ascenso.

(1) Distinguidos o aventajados.


— 317 —
ART. 67. Los certificados de competencia para los gra-
dos de dragoniantes i sub-oficiales los espidenlos comandan-
tes de las unidades i escuelas en que los candidatos hayan
hecho los cursos prescritos.
ART. 68. El nombramiento de los mismos corresponde
a los comandos de los Estados Mayores i de las unidades i
se verifican segun las necesidades i por antigüedad.
ART. 69. Los certificados de: competencia para el nom-
bramiento de los oficiales subalternos i capitanes los espiden
los comandos de las unidades a que. pertenecen tan pronto
como hayan terminado satisfactoriamente los cursos pres-
critos i se someten a la aprobacion de los comandantes de
division, de cuerpos de Ejército o de fortificaciones, segun los
casos.
ART. 70. La Comision de defensa Nacional espide loa
certificados de competencia para el nombramiento i promo-
cion de los oficiales superiores i ella así mismo los propone al
Consejo Federal.
ART. 71. Las promociones al grado de teniente 1.°, se
verifican segun las necesidades i por antigüedad.
Las de los grados superiores por mérito en vista de las
aptitudes.
ART. 72. El Consejo Federal dictará las demas prescrip-
ciones relativas al ascenso.
VIL—Caballos de servicio
ART. 73. La Confederacion da facilidades a los oficiales
para la adquisicion, adieztramiento i alimentacion de sus
cabalgaduras.
ART. 74. Los tenientes coroneles i los oficiales de un
grado mas elevado que ejercen un comando sen la clase I
tienen derecho a una gratificacion anual para un caballo de
silla. Igual derecho se concede a los oficiales de Estado Mayor
Jeneral incorporados en el Estado Mayor del Ejército o en
los Estados Mayores de la clase I.
Durante el servicio activo, propiamente dicho, estos
mismos oficiales reciben una gratificacion diaria por cada
uno de los demas caballos que tienen derecho a tener i la
misma gratificacion se concede a todos los oficiales mon-
tados.
Los caballos para los cuales se concede una gratificacion
estan sometidos a una valorizacion i se les deprecia en una
época determinada o al fin de los servicios.
Todo lo anterior es materia de reglamentacion por el
Consejo Federal.
— 318 —
ART. 75. Los oficiales, sub-oficiales i soldados de caba-
llería de la clase I deben tener un caballo de silla útil para el
servicio. Los oficiales que. le soliciten pueden obtener un
caballo del Estado en las mismas condiciones que los sol-
dados.
ART. 76. Los caballos de la caballería son proporciona-
dos por el Estado o por los Soldados.
Se les adiestra en los cursos de remonta, se les valoriza i
en seguida se entregan a los dueños.
ART, 77. Al recibir un caballo el interesado deposita en
arcas fiscales la mitad del precio de tasacion o recibe del Es-
tado igual suma si el caballo era de su propiedad. La mitad,
pagada- por el hombre, o, en el segundo caso, retenida le es
reembolsada en diez anualidades.
, ART. 78. El caballo queda en poder del hombre tanto
tiempo cuanto dura su permanencia en la clase I (Selecta).
Fuera del servicio los gastos de alimentacion i cuidado son
de su cargo i puede emplearlo en todo uso que no, compro-
nieta sus cualidades militares.
En cadallamado al servicio el hombre se presenta con su
caballo.
ART. 79. El hombre es responsable de la pérdida del ca-
ballo o de todo daño que sobrevenga por su culpa.
, En caso que no lo cuide como es debido o que su situación
le impida conservarlo, debe restituirlo i el hombre pasa a
otra arma o se le exime o licencia del personal.
ART. 80. LOS caballos de caballería se consideran de
propiedad del Estado i por consiguiente no pueden ser ena-
jenados por los tenedores.
Son tambien inembargables.
El hombre que cumple diez años de servicio adquiere la
propiedad del caballo.
ART. 81. El alojamiento, cuidado, alimentacion i empleo
del caballo fuera del servicio estan sometidos al control de
oficiales del Ejército.
ART. 82. La Confederacion tiene el derecho de tratar con
personas ajenas al Ejército sobre la adquisicion de caballos
de caballería, bajo reglas análogas a las precedentes.
ART. 83. Las cuestiones que puedan suscitarse referentes
a los caLallos de caballería se resuelven por el Departamento
Militar i en última instancia por el Consejo Federal.
ART. 84. Un decreto del Consejo Federal estipulará las
condicianes de detalle del presente capítulo.
ART. 85. Los oficiales se procuran sus caballos para su
servicio.
— 319 —
Los caballos i mulas para las escudas i corsos de intruc-
cion son proporcionados por el Estado.
ART. 86. En el servicio el Estado atiende a la alimenta-
cion de todo el ganado.

VIH.—Armamento i equipo personal. Armamento


de los cuerpos i material de guerra

ART. 87. La Asamblea Federal dicta las disposiciones


concernientes al armamento i equipo personal i de los cuer-
pos, i a. la dotacion de material de guerra, en jeneral. El Con-
sejo Federal tiene la atribucion de reglamentarla fabricación
de los diversos objetos.
ART. 88. El soldado recibe gratuitamente el armamento
i equipo personal.
Los reclutas reciben armas i efectos de equipo nuevos o
en buen estado.
El armamento o equipo inutilizado o perdido debe repo-
nerse sin dilacion.
ART. 89. La Confederacion proporciona las bicicletas i
sus accesorios a los ciclistas previo el pago de la mitad de
su valor.
Un decreto determinará las demas prescripciones concer-
nientes a este servicio.
ART. 90. Por regla jeneral el recluta recibe su armamen-
to i equipo del Canton de reclutamiento o por el del domi-
cilio.
ART. 91 Por regla jeneral el hombre guarda en su poder,
durante todo el tiempo que pertenece al Ejército, su arma-
mento i equipo, debiendo conservarlos en buen estado bajo
su responsabilidad.
Es prohibido el uso de dichas especies fuera del servicio.
ART. 92. El armamento i equipo son de propiedad de la
Confederacion; no pueden pues venderse. No pueden tampoco
ser embargados ni secuestrados.
ART. 92. Los hombres que manifiestan incapacidad para
conservar i cuidar sus efectos debe restituirlos al Estado;
igual restitucion se obliga a los licenciados ántes de cumplir
su término.
ART. 94.—El hombre que ha cumplido todo, su servicio
personal pasa a ser dueño del armamento i equipo.
ART. 95. Los oficiales se costean su vestuario. Pero el
Estado les indemniza, segun una tarifa establecida.
La Confederacion les proporciona equipo i armamento
dersonal i a los oficiales montados el equipo de montar.
— 320 —
ART. 96. El equipo de Cuerpo lo proporciona el Estado a
los Estados Mayores i a las unidades repone las pérdidas del
servicio i repara el material deteriorado. Los gastos ocasio-
nados en el. servicio cantonal son de cuenta del Canton.
ART. 97. Por regla jeneral el equipo de Cuerpo se guar-
da en el lugar de reunion de las unidades. Cada Estado Ma-
yor i cada unidad tienen sus sitios distintos; el material se
acumula de tal manera que procure la mayor facilidad para
desapartarlo.
Los carruajes destinados a completar el equipo se obtie-
nen por arrendamiento.
ART. 98. La Confederacion debe tener constantemente
listo el aprovisionamiento de municiones i esplosivos para
las necesidades de una campaña.
ART. 99. El armamento i equipo personal entregados a
los hombres se inspecciona una vez al año.
Las inspecciones tienen lugar:
1.° Durante la escuela o curso para los soldados drago-
neantes i sub-oficiales llamados al servicio.
2.° En las Comunas para el mismo personal que no ha
sido llamado al servicio. Los inspeccionados no reciben suel-
do ni rancho.
En las escuelas o cursos la inspeccion incumbe a los
oficiales ayudados por jente del oficio; en las Comunas al
Comandante de la Circunscripcion con el concurso de ofi-
ciales.
El armamento lo inspeccionan los revisores de armas o
sus reemplazantes.
Los efectos deteriorados deben ser reparados o repuestos
sin dilacion.
ART. 100. La inspeccion de la II i III clase se aprove-
cha para, completar i revisar el control al incorporar los
hombres a dichas clases.
ART. 101. El equipo de cuerpo de las unidades de tropas
se inspecciona cada dos años por sus comandantes; el resto-
del material de guerra se revisa por Jefes de Departamento
Militar o por delegaciones del mismo.
Estas inspecciones tienen por objeto el cerciorarse si el
material está cuidadosamente almacenado i listo para una
movilizacion rápida.
(continuará)
MATERIAL DE ARTILLERIA

(Conferencia leida en el Estado Mayor Jeneral por el capitan


señor Pedro Charpin R.)

I.—Necesidad de tratar el tema


Este mismo tema ha sido tratado varias veces, mas aun,
lo ha sido en esta misma sala, pero su importancia es tan
grande, no sólo para los profesionales del arma, sino para
la defensa nacional que, de desear seria que esta conferencia
no fuera la última, como no lia sido la primera sobre tal
materia.
Es indispensable que todos los artilleros, cada uno en su
esfera, contribuyan a su solucion. Los comandantes deseccion
con las observaciones que les hayan merecido los nmltiples
detalles de la pieza, que tan familiar les es por el continuo e
inmediato roce que tienen con ella; los comandantes de ba-
tería i de grupo tienen un campo mas vasto, la movilidad i
traccion, el tiro i funcionamiento de la piesa en el fuego no
Tienen ya para ellos misterio alguno; mas arriba nos encon-
tramos con los jefes que dominan las cosas desde mas alto,
que conocen las ventajas i defectos técnicos del material, sus
condiciones i deficiencias tácticas, que lo han estudiado desde
el punto de vista de su potencia i efecto, que conocen su gra-
do de dependencia respecto de nuestro propio suelo i de los
territorios vecinos; si cada uno contribuye en tal forma a sumi-
nistrar los datos que la superioridad ha menester para resolver
este delicado problema, no hai duda que los tendrá, i sobra-
damente buenos, para hacer una acertada eleccion i para que
podamos decir que ella se debe al concurso de todos, de te-
niente a jeneral.
— 323 —
Es ese concurso el que se puede i debe exijir, so pena de
que, de un momento a otro, resultemos con un material ina-
decuado i del cual estaremos condenados a servirnos, noso-
tros i muchas otras jeneraciones. De ese esfuerzo i discusion
deberá resultar la proporcionalidad, tipo i calibre de nuestro
material. Que nuestro silencio no. vaya a justificar errores
de los cuales hasta ahora no hemos sido responsables i
por circunstancias que no es del caso especificar, pero de los
cuales sí lo seríamos mañana, si no nos apresuramos a pro-
porcionar nuestro concurso. Tal es pues, nuestro objeto.
II.—Defectos de nuestro material i de su actual organizacion.
Estudiando desapasionadamente nuestros yerros pasa-
dos, es como podremos prevenirlos en el futuro.
En otras partes acompañan a estos rearmamentos las
discusiones mas sostenidas por parte de los profesionales,
que discuten el pro i el contra de cada factor con las razones
que les sujiere sus conocimientos i su práctica, es una ver-
dadera cuestion abierta en que se ve a inferiores refutando
a jenerales i a jenerales dignándose responder a tenientes.
Así, en los últimos años, vivísimas han sido las po-
lémicas en toda Europa, especialmente en Francia ;i Ale-
mania i, si se hojean las revistas militares, a diario se verán
los nombres de Langlois, Rhone, Reichenau, von Alten, etc.,
al lado de otros nombres, todavía ignorados, los artilleros
del porvenir, discutiendo desde lo mas opuestos campos de
la artillería moderna. Nosotros hemos procedido de una ma-
nera mui diferente, se ha hecho del material, permítaseme la
espresion, una cuestion casera, personal si cabe; se puede de-
cir que aquí el estudio crítico de un material ha constituido
una falta de disciplina, un ataque contra el Rejimiento que
se ha identificado con el modelo de su uso. Consecuentemente
con tal manera de apreciar las cosas, se defiende a brazo par-
tido un material i repele como ataque personal las críticas
que se le hagan ¿Es aceptable tal procedimiento? no sólo es
inaceptable, sino altamente dañoso para los intereses mis-
mos que cree cautelar. Proviene de una limitacion desgracia-
da en la apreciacion del papel que les corresponde en el con-
junto del Ejército. Una artillería no llena el objeto para que
fué instituida con sólo cumplir ciertas condiciones de eficacia
i movilidad en polígonos i maniobras. La organizacion
de la artillería debe estar encaminada a contrarrestar el po-
der ofensivo de la artillería que ha de ser su contraria; los re-
jimientos no están destinados a combatir solos i para sí, la
artillería tiene un papel mucho mas importante que el que le
— 324 —
asigna tal egoísmo: es un auxiliar precioso e irreemplaza-
ble de la gran masa del ejército, constituida principalmente
por la infantería i, al considerar nuestro actual material i
nuestra actual organizacion debemos preguntarnos. ¿Es con
ellos capaz la artillería de llenar cumplidamente su impor-
tante papel? ¿Está en estado de sustraer a nuestra infantería
del poder cada dia mas cierto i mas mortífero de la artillería
adversa? ¿Es capaz de prepararle el terreno para su ataque
decisivo, limpiándoselo de las estensas i perfectas obras con
que la fortificacion actual, siembra de una manera tan pro-
fusa, el campo de batalla? En las contestaciones a tales pre-
guntas es donde se encontraran las repuestas que plantean
el problema i que deben servir de base i punto de partida
de la discusion.
Desgraciadamente las respuestas a tales interrogaciones
son, hoí por hoi, rotundamente negativas. El Ejército está
mutilado o, mas axactamente, su brazo izquierdo, como mo-
destamente quiero designar a la artillería, es demasiado dé-
bil, demasiado corto, para que pueda desarrollar la acción
que debe suministrar i que la infantería ha menester para no
fracasar o para no alcanzar la decision a costa de su com-
pleto sacrificio o aniquilamiento. La afirmación es grave
pero cierta.
Desde el punto de vista técnico basta la simple enumera-
cion de los adelantos de la actual artillería, descritos por
el señor teniente Valdes en una conferencia anterior i por el
mayor Aguirre en su completa descripcion del cañon Krupp
de 7,5 cm. M/904, basta, digo, para darse cuenta de que
no hai un solo organismo vital de nuestra.pieza, que reúna
las condiciones que hai derecho de exijir: espoleta, proyec-
til, aparatos de puntería, rapidez del fuego, alcance (1) po-
tencia, nada, absolutamente nada, corresponde a, la técnica
del dia, a las características de las piezas con que todos ios
países proceden al rearmamento de su artillería.
De la técnica pasemos a la unidad de calibre, de modelo i
construccion. Lo único que poseemos es la unidad de siste-
ma, ya que todo procede de la fábrica Krupp, pero en esos
cuatro centenares de cañones que poseemos qué diversidad
mas completa.
Tenemos, para un material de campaña, dos calibres dife-
rentes i lo que es mas grave aun, dos calibres diferentes den-
tro del mismo material de montaña. Estos tres modelos de
pieza: campaña de 7, divisible de montaña, 7, i montaña 7,5,
son de 9 construcciones diferentes:
(1) Nos referimos al predominio del cañon de montaña 7,5.
— 325 —
Construccion
Cañon de campaña 7 1894
1895
1894
1895
Id. divisible de 7...
1898
1901
1890
Id. de montaña 7,5 1895
1998
Total 9 (2)
Estas fechas no significan tan sólo períodos de construc-
cion i de entrega diferentes; si se estudian las filiaciones co-
rrespondientes a esas 9 construcciones, se encontraran dife-
rendas en el peso de la pieza i del' proyectil, en el número de
balines de éste, en la graduacion máxima de la espoleta, en el
alcance mismo de las piezas, sin contar las modificaciones
introducidas en los accesorios, de tal manera que, sin equi-
vocarme, puedo decir, que tal vez uno, quizá dos oficiales de
nuestra artillería conocen los variados tipos que en una mo-
vilizacion tendríamos que recibir.
A este total a que llegamos podemos agregar nuestro
viejo material de campaña i la salvedad de que necesariamen-
te habrá de agregársele un obus.
Ahora pasemos a su organizacion: aquí llevamos la pal-
ma de la orijinalidad, que no nos puede disputar ningn pais
de la tierra militarmente organizado, ni aun la China, ni si-
quera la Turquia Actualmente el ejército de Chile, cuenta
en su organizacion con 4 Tejimientos de artillería de montaña
i con uno de artillería de a Caballo, destinado a fraccionarse
en dos grupos i a acompañar, lójicamente, a la caballería,
es decir que, haciendo caso omiso de la ausencia de un obus,
contrariamente a las proporciones adoptadas en todas
partes, contrariamente a las esperiencias recojidas en todas
las guerras, incluso la nuestra propia de 1879, el ejército no
contará en el campo de batalla con un sólo rejimiento de
campaña, es decir, con ni una sola pieza de la artillería que
en todos los ejércitos, sin escepcion, forma el núcleo de la lí-
nea de combate.

(2) Fried Krupp. Chile Feld u Gebirgsmaterial 1889-1902.


— 326 —
En resúmen nuestro material no responde al floreciente
estado de nuestro ejército, ni por su técnica, ni por su uni-
dad, ni por su organizacion i proporcion.
Esto es lo que queremos que se subsane en el rearma-
mento del pais.

II.—Calibres que debe adoptarse para nuestra


artillería de campaña, montaña i obuses

El primer punto que hai que resolver es el referente a ca-


libre. Respecto de él hai principios que es óbvio repetir i que,
si entramos a considerar, es por las circunstancias de encon-
trarnos con que nuestra artillería de montaña posee dos
calibres i porque el hecho de haberse recibido en 1901 caño-
nes afectados de tal dualidad hace dudar de si realmente ello
será debido a fuerza mayor o a otros factores que conviene
eliminar a toda costacen las adquisiciones futuras i en forma
que no nos quede ni el mas remoto temor de que semejante
desventaja se pueda perpetuar.
Respecto a esas adquisiciones caben dos observaciones:
una referente a la dualidad misma de calibres i, cuyos incon-
venientes son de tal manera notorios, que apenas si los enun-
cio, para manifestar que hai circunstancias que la justifican,
pero en casos mui diversos del nuestro; así, la presencia de
abrigos horizontales i verticales en el campo de batalla, el
desarrollo de la fortificacion de posicion o el aprovechamien-
to de las poblaciones como puntos de apoyo, ha exijido e
impuesto el sacrificio de la tan preciosa unidad de calibre,
para introducir piezas que tengan eficacia contra dichas
obras; pero, tales piezas deben justificar su presencia preci-
samente por diferir esencialmente del material de campaña,
en su empleo i efecto, que no es el caso nuestro, con las piezas
7 i 7,5 destinada a un mismo i solo objeto.
La otra observacion se refiere a la tendencia a disminuir
el calibre i que es de la que me voi a ocupar mas latamente...
Si estamos de acuerdo en aquello de uniformar el calibre
¿por cuál obtaremos? Es cierto que a menor calibre corres-
ponde jeneralmente mayor movilidad, factor importantísimo
para nosotros, pero tambien proporcionalmente se dismi-
nuye la potencia balística, la potencia ofensiva del arma i lo
que voi a mostrar es el calibre mínimo en que se han detenido
todos los paises en esa tendencia a disminuirlo, en demanda
de mayor movilidad.
— 327 —
Ya en 1892 el jeneral Langlois (3) ejecutando el cálculo
de la reduccion ínfima del calibre compatible con el máximo
de efecto apetecible, llegaba a la conclusion de que no se pue-
de ir mas allá de los 7.4 milímetros, o sea el límite, que en el
hecho ha aceptado i, en 1903, el jeneral V. Alten, resumien-
do en su estudio sobre nuevos cañones dice: "El cañon de pe-
queño calibre no tiene porvenir" (4).
Esta es la teoría, veamos ahora, algunos resultados toma-
dos de tiros comparativos con cañones de diversos calibres.
Dos tiros mencionados por el comandante Sellstrom (5,)
efectuados con cañones Krupp de calibre 6 i 7,5, dan las si-
guientes proporciones para tiros efectuados en las mismas
condiciones:
Gr. a 2,000 m. con cañon de 6 cm. 36 impactos por disparo
7 5 80
Schr. a'2,00o"m'con " de " 6cm. 120 ," ',', "
7k 162
Mas recientemente en Suiza (1903) en una serie de 12 ti-
ros, para comparar los efectos del cañon de 5 cm. con el 7,5,
se obtuvo como resultado un solo tiro favorable al de 5,
dejando de manifiesto la superioridad del cañon de mayor
calibre.
Es de advertir que en estas esperiencias se disparó siem-
pre doble, tiple i cuádruple número de tiros con el de 5. Hai
tiros en que el cañon de 7,5 con 8 proyectiles obtuvo doble
efecto, que el de o con 43. (6)
Si la práctica concuerda con las conclusiones mas arriba
citadas, cuánto mas se fortifican ámbas, al considerar los ca-
libres adoptados umversalmente, despues de largos i con
cienzudos ensayos.
De una tabla publicada por el señor mayor Medina en
1905 tomamos los siguientes datos sobre las artillerías de
campaña en uso:
Alemania Calibre 7,7
Austria
Rusia Calibre 7,6
Estados Unidos

(3) 1892 Langlois. L'artillerie de campagne.


(4) "Das Kleinkalibrige Granatgeschutz hat keine Zukunft."
(5) Artillería de campaña 1903.
(6) Revue tnilitaire Suisse. Julio 1903.
— 328 —
Francia
Japon....
España..
Suiza Calibre 7,5
Dinamarca i todos los estados
menores de Europa
Arjentina posee 7,5 a cuyo propósito copiaré algo, mas
adelanto, i de todos es conocidos el prolijo estudio hecho por
los peruanos del cañon Schneider Canet, tambien de 7,5.
No se ve pues, en tan larga lista, ningun calibre de campa-
ña inferior a 7,5 i no es porque nos haya faltado dilijencia
para buscarle ''pendant" al nuestro de 7 cm.
En tales investigaciones nos encontramos con los párrafos
siguientes, del comandante arjentino ya, citado, que nos mues-
tran que, si en muchas cosas hemos avanzado, en otras he-
mos estacionado...
Dice, refiriéndose al material de campaña 7,5 para noso-
tros destinado i por ellos adquirido en 1892: "Como es noto-
rio, estaba elejido para nuestros vecinos los chilenos el nuevo
material Krupp que por una casualidad mui feliz, ha venido a
engrosar nuestra artillería; i no puede ménos de reconocerse
que ellos, en la creacion de este nuevo tipo, han procedido
con un acierto que les hace mucho honor, hasta el estremo
de podérsele señalar como el precursor de la artillería del
porvenir-" I mas adelante: " Cabe pues a los chilenos el ho-
nor de haber sido los "pioniers" de la artillería del norvenir
i como nosotros hemos conseguido una parte de su material,
a nosotros tambien toca el honor de habernos adelantados
en la renovacion de nuestro material de artillería a todas las
naciones de Europa."
¡Cómo saben a ironía, despues de 15 años, tales alabanzas!
Para terminar el punto referente al calibre 7,5 me haré
cargo de una objecion mui natural, cual es la del aumento
de peso correspondiente. Es cierto que en regla jeneral, a un
aumento de calibre corresponde un aumento del peso, factor
que hai que tener mui en cuenta, pero no es ménos cierto que
con un estudio detenido se puede conseguir una disminucion
i así en el mismo cuadro ya citado, se observa que algunas
fábricas, entre otras la de Ehrhardt, han conseguido piezas
de calibre 7,5 de un peso notablemente inferior a la de la
nuestra de 7, i su pieza de modelo 1903 pesa sólo 1,300 kilo-
gramos. Lo cual muestra que el problema no es sin solucion
i que talvez estimulando el injenio de los constructores por
medio de un concurso, no será difícil reunir en una pieza, la
potencia balística de la de 7,5 a la lijereza de la de 7.
— 329 —
Decididos por el calibre, 7,5 para nuestra artillería de
campaña i montaña, vamos a considerar en la misma forma
el obus porque debemos optar.
Por ahí se ha publicado que es mui probable que adqui-
ramos el obus de 10.7, no sé que base tenga la noticia, ni
menos todavía, si fuera efectiva, las bases en que se haya
fundado la eleccion.
En un párrafo ya antiguo, pero cuyos principios no ha
hecho sino reforzar la esperiencia, encuentro las siguientes
ideas:
"Para satisfacer a las condiciones de efecto i movilidad,
la artillería debe poseer dos calibres. Pero deben diferir con-
siderablemente para que no haya mal entendido posible en su
aplicacion i que una diferencia esencial sea visible en sus
efectos." (7)
Esta es la falta que se le achaca al obus lijero aleman:
introducir una. duplicidad i la complicacion consiguiente, no
justificada por las diferencias ántes enunciadas.
Es cierto que, con respecto a este material habrá que
tomar aun mas en cuenta su peso i movilidad; pero si debe-
mos pasar por los inconvenientes que entraña tal adopcion,
vale la pena de hacer la comparacion entre los efectos alcan-
zados con un lijero aumento en el peso. Si tal hacemos vere-
mos que entre el obus Krupp de 10,5 i el de 12 de la misma
casa, cuyos pesos son de 1,872 i 1,941 kilógramos, respecti-
vamente, o sea una pequeña diferencia de 69 kilogramos hai
diferencias de consideracion en sus datos balísticos.
Peso del proy. N.° de balines Alcance
Obus de 10.5 14 kg. 420 6.200
Id. de 12.0 21 id. 650 6.400
A mas abundamiento, entre 17 paises que cita (8) Ros-
koten, sólo uno, la República Arjentina tiene esclusivaniente
el espresado calibre 10.5.
He aquí los calibres adoptados por esos paises:
Arjentina 10.5
Austria
Alemania .. 10.5 i ademas de 12 o. 15 cm..
Béljica....

(7) Decker.
(8) Roskoten.—Moderne
Roskoten.— Feldhaubitzen 1907.
— 330 —
Inglaterra..
Bulgaria
Dinamarca.
Holanda 12 cm.
Rumania....
Suiza
Serbia

Francia
Japon 12 i15cm.
Rusia
Portugal

Suecia 15 cm.
España
Se ve pues, claramente la tendencia seguida, i la singula-
ridad con que aparecen nuestros vecinos del oriente, debe
hacernos reflexionar maduramente ántes de decidirnos por
un calibre inferior a 12.
IV.—Proporcion de de estas tres artillerías
En la eleccion del tipo i proporcion del material (campaña,
montaña i obuses) hai que tener mui en cuenta la topografía
del terreno donde deberán moverse, i el armamento del enemi-
go. Eespecto de este último, las consideraciones i conclusiones
son sencillas: si no supiéramos que ensayan i estudian la
adopcion de los últimos sistemas o ya los tienen en uso, de-
beríamos tener la certeza de que tarde o temprano concluirán
por estar al dia en esa materia i es en vista de esa certeza
que nuestro material debe responder a los últimos adelantos.
Nos queda la restriccion concerniente al terreno.
A este respecto i creo que de ahí proviene la despropor-
cionalidad de nuestra artillería, reinan entre nosotros algu-
nas ideas que me atrevo a calificar de erróneas. Se cree por
algunos, que vamos a combatir dentro de la inmensa mole
de los Andes que nos intercepta por tierra toda salida i que,
por eso, sólo artillería de montaña puede operar i sólo de tal
artillería necesitamos. ¿Es ello efectivo?
Dos requisitos, ineludibles debe llenar un terreno destina-
do a servir de teatro de operaciones i sin los cuales es ilusa
toda idea de empresas militares en busca de un objetivo deci-
sivo i que corresponden a las necesidades ineludibles de sub-
sistir i de moverse. Terrenos que no reunan tales requisitos
— 331 —
sólo deben considerarse como obstáculos obligados de trán-
sito, para llegar a los valles en que la cultura, traducida en
caminos i recursos, nos dé la seguridad de la presencia del
enemigo i donde nosotros podremos tambien aprovechar de
los mismos recursos i elementos. Las decisiones no tendrán
lugar pues dentro de la cordillera i habrá que seguir hablan-
do del pasaje de los Andes, como ya se ha hablado i como se
recuerda el paso de los Alpes, de los Pirineos i de los Riesen-
gebirge.
A ese propósito no resisto a la tentacion de evocar a San
Martin haciendo su invasion, por terrenos sin recursos i te-
niendo que movilizar 11,000 animales de carga para una
veintena de dias i para su diminuto ejército. ¿No es cierto
que abisma el pensaren el número de animales que habría de
movilizarse, no digo para operar en tales terrenos, sino tan
sólo para marchar por senderos?
Es cierto que la salida de los desfiladeros, que constitu-
yen los caminos de travesía, no se efectuará sin combatir i es
precisamente lo que justifica i abona entre nosotros la sub-
sistencia de la artillería de montaña, en los momentos en que
todo el mundo procede a su destierro, despues de haberla re-
ducido a su mas ínfima espresion.
Si las altas montañas que nos flanquean sólo son obstá-
culos por pasar i no campos de operaciones ¿cuáles son éstos?
Al Oriente se estiende uno de los países mas llanos de la
tierra, donde la pampa tiene horizontes en un todo parecidos
a los del mar i los campos de vista i de tiro se dilatan en
igual forma.
Es cierto que todavía allá como aquí i en los otros paises
americanos la red de comunicaciones no es completa ni de
gran bondad, pero ésta no es una cuestion en que se deba
vivir al dia, hai que adelantarse al porvenir, si no se quiere
mañana estar nuevamente rezagado. Estos pueblos nuevos
se trasforman con increíble rapidez i si echamos una ojeada
al futuro, esa ojeada nos mostrará multiplicadas las buenas
vías de comunicacion i multiplicadas las líneas férreas.
Pero como se me pudiera tachar de querer lejislar sobre
hipótesis, voi a terminar estas consideraciones sobre la Ar-
jentina, con este párrafo, tomado de un oficial de la misma
nacionalidad: "Por la esperiencia que tengo adquirida en 14
años de servicios en la artillería de mi pais sé que una arti-
llería montada, debidamente atalajada i conducida, puede
pasar sus cañones por donde pasa, la mejor caballería".
Respecto del Perú las condiciones del terreno no nos per-
miten ser tan optimistas sobre la facilidad para el arrastre
de artillería de campaña, aunque tengamos la esperiencia de
— 332 —
marchas efectuadas en 1879 con piezas mas pesadas que la
de actual construccion. Pero, para darnos cuenta de las difi-
cultades que ofrece su topografía especial a un cañon moder-
no, me bastará trascribir dos párrafos del minucioso informe
de la comision encargada de experimentar el cañon de cam-
paña Schneider Canét 7.5 m. 1901 dicen, refiriéndose a las
pruebas de traccion verificadas en terreno montañoso i con
pésimos caminos: "Cuatro caballos i de preferencia mulas,
son suficientes para arrastrarlo en casi todos los caminos".
I en sus conclusiones: "En los arenales de Conchan, aunque
las ruedas se enterraban casi hasta la mitad de los rayos, el
material, tirado por 6 caballos, rodaba sin mucha dificul-
tad". (9)
Es de advertir que cuando fueron hechas estas esperien-
cias, el Perú no contaba con artillería de campaña i hubo
que tomar los caballos de aquí i allá, sin preparacion especial
para tal ¡sistema de arrastre i, menos todavía, la tenían los
conductores que, Dios sabe, si ántes habían montado a ca-
ballo.
Así, pues, sólo nos queda Bolivia, donde hoi por hoi, sea
difícil llegar con artillería arrastrada.
Para llegar al material i proporcion por adoptarse, pro-
cederemos como anteriormente, indicando primero las condi-
ciones de la teoría i de la práctica i concluyendo con las lec-
ciones que nos ofrece el proceder uniforme de casi todos los
países.
Antes señalaremos el gran error de nuestra actual orga-
nizacion. Ya hemos enunciado a la lijera que no existe pais
de la tierra, ni aun la Turquía, que presente una organizacion
semejante a la nuestra. Disfrutamos actualmente de una
proporcion de 80% de artillería de montaña, de un 20% de
artillería a caballo i de un 0% de artillería de campaña des-
tinada a la línea de combate, ya que los grupos a caballo
tienen un destino mui diferente.
¿Pero cuál es, se me dirá, el pecado orijinal de esa arti-
llería para pedir que se altere su proporcion? No otro que su
escaso alcance i potencia balística.
Por un momento se creyó que el alcance pasaba a un plano
de segundo órden, puesto que ningun resultado práctico se
alcanzaba con una trayectoria indefinida ante la limitacion
fatal de la vista humana i de los campos de tiro de que se
puede disponer; hoi dia, gracias a los adelantos de la técnica,
esas dos limitaciones no existen: las alzas telescópicas han

(9). Boletín del Ministerio de Guerra. Lima 1906.


— 333 —
decuplicado la potencia visual del hombre, i los perfectos
aparatos de puntería hacen eficaz el tiro por sobre los obs-
táculos i limitaciones del campo de tiro.
Que el cañon de montaña no puede competir con el de
campaña en alcance i poteneia, es cuestion de simple compa-
racion entre los datos balísticos de piezas de igual calibre i
sistema, hai una escepcion de que me haré cargo mas ade-
lante.
Algunos exaltados han llegado a calificar al material de
montaña de parodia de artillería i han equiparado su poder
ofensivo al de la infantería armada con el fusil de repeticion
i de largo alcance, exajeracion hai en tales conceptos, pero
así i todo, nos dan una muestra del peligro que envuelve su
esclusivo predominio.
Ya entre nosotros mismos, los mayores Bennett i Medina,
han estudiado, segun los datos balísticos mismos de la casa
constructora, la ineficacia de nuestro cañon de montaña 7.5
i los defectos de que adolecen los otros materiales. La exacti-
tud de los cargos, confirmados por la mencion especial acor-
dada a dichos trabajos en certamen público, hacen lamentar
que no se les diera publicidad, i vinieran a correjir el rumbo
que llevaba nuestro armamento, pues el certamen fué en
1900 i todavía en 1901 seguíamos aumentando nuestro ete-
rojéneo e inadecuado stok.
A pesar de que nos bastaría tomar al acaso cual-
quiera esperiencia compara ti va entre cañones de campaña i de
montaña, voi sólo a recordar un caso tomado denuestras pro-
pias esperiencias. En los tiros, llamados de Batuco, para
decidir entre los cañones Krupp i Bange, se puede ver cuadros
como éste, no ya entre los cañones de diversos sistemas, sino
para piezas de montaña i campaña de una misma fabricacion.
Así, a 1,500 m. i con el mismo número de disparos, la
proporción para los cañones Bange es de 146 impactos por
1.447 i para los Krupp de 357 por 1,636 (11). (Tiro con
granadas).
Esta es la razon por qué Suiza, el país montañoso por
exelencia i que nos evoca un territorio enclavado en las cum-
bres de los Alpes, sólo cuenta con dos baterías de montaña.
Ahora en su rearmamento ha encargado a la casa Krupp un
total jeneral de 36 piezas con retroceso automático (12).
Pero quiero citar un ejemplo aun mas decisivo: todos
conocen las condiciones topográficas de la China i Manchuria,

(11). Informe de la comision.


(12). Revue Militaire Suisse. Año 1907.
— 334 —
teatro de las hazañas japonesas, pues bien el Japon tenia de
114, sólo 39 baterías de montaña, i este pueblo citado como
eminentemente práctico procede en estos momentos al rear-
mamento i reorganizacion de su artillería, adoptando un
cañon de campaña de mayor alcance aun que el actual i, lo
que es mas concluyente todavía, arma con material de cam-
paña todos sus Tejimientos de montaña, dejando sus cañones
para organizaría sólo en tiempo de guerra i como baterías
autónomas que se agregarán a las divisiones (13).
Si tal hace el Japon despues de la experiencia recojida en
una campaña, en que se atribuye gran parte del éxito a la
artillería ¿qué decir de la persistencia en conservar un mate-
rial cuyo alcance teórico es de 4,000 m. i cuya eficacia en la
práctica se detiene al rededor de los 2.500 metros?
Anteriormente dije, al tratar del alcance del cañon de
montaña que habia una escepcion, que la constituye el cañon
divisible. Aparte de que esta pieza está lejos de reunirías
condiciones de movilidad i estabilidad de la de campaña, creo
que debemos desconfiar de nuestras esperiencias de polígono
i maniobras, para darle el papel de núcleo que se le quiere
asignar. Hai que pensar en las circunstancias de la gnerra,
debemos ponernos en el caso de tener que armarla i desar-
marla en el combate, despues de horas de un tiro sostenido
en que el calor ha dilatado la pieza hasta lo mas; debemos
figurarnos lo que significa tal operacion cuando por las bajas
sufridas no pueda cada uno desempeñar la funcion que le es
habitual, sino que cada uno deberá hacer lo que corresponde
a dos, o un conductor, lo que incumbe a un sirviente. Pero,
quiero ponerme en el caso ilusorio de la no existencia de bajas
¿que influencia tendrá la emocion del combate? Para figu-
rársela, basta recordar las equivocaciones i entorpecimien-
tos que suele producir la sola emocion de una revista i.cuan-
do cada soldado tiene sobre. sí un superior que lo ausilia
eficazmente.
Este es el verdadero punto de vista de la cuestion i en él
deben haberse puesto los artilleros del mundo entero para
no adoptar las grandes ventajas teóricas de un cañon que
reune en sí el poder del cañon, de campaña a la flexibilidad
del de montaña.
Sé que será difícil ir a la reforma, completa de nuestra
actual organizacion, pero creo de mi deber proponer franca-
mente la proporcion que se desprendere las consideraciones
anteriores i es que, debiendo crearse.. a artillería montada,
ésta entre en nuestra adquisiciones la proporcion de un 60%.
(13). Revista de Artigleria Genio; Mayo; 1907.
— 335 —
La artillería de montaña entraría con un 30%, con lo que
todavía quedaríamos con una de las proporciones mas ele-
vadas del mundo i por último, un 10%, creo que por ahora
podría darse a los obuses, con lo que, i partiendo del total
de cañones que poseemos actualmente, quedaría esta arma
representada por 40 obuses; los suficientes para constituir 6
baterías de 6 piezas cada una.
Antes de terminar este capítulo voi a tocar lijeramente
dos observaciones que se me pueden hacer:
Una es respecto a la dificultad de arrastre de la artillería
montada; no conozco todavía los resultados de la actual
prueba de traccion, pero ya he citado autoridades peruanas
i arjentinas sobre ese punto, i todos ustedes han visto como
ha cumplido su mision, desde que fué creada, la artillería a
caballo; por mi parte la he visto llegar a suelo arjentino, por
el paso de Uspallata, sin que un solo caballo se resintiera de
fatiga o puna. Es cierto que en la artillería montada hai que
tomar en cuenta los sirvientes ¿pero es indispensable que
vayan siempre encochados? La infantería marcha mui bien
con el recargo de su armamento i equipo, ¿por qué no lo
harian nuestros artilleros para sólo aprovechar del vehículo
en las cortas estensiones, en que es exijido un avance rápido?
La otra observacion se refiere a la remonta, felizmente
acaba de publicarse el censo ganadero de la República i ahí
verá el que quiera estudiar el punto que, por 39,000 mulas
de todas condiciones i edades, poseemos 640,000 caballares.

V.—Organizacion i distribucion

Para la distribucion de esos por % propuestos, se podría


organizar 4 rejimientos de artillería montada, uno por divi-
sion ; estos rejimientos compuestos de tres grupos, tendrían
dos de artillería de campaña i el tercero de montaña, destina-
do a segregarse en caso de movilizacion para constituir uni-
dades autónomas, tal como Se hace o se proyecta en otras
partes, Japon, por ejemplo.
De esta manera las cuatro divisiones podrían contar
tar con. artillería de montaña en número suficiente paradotar-
las vanguardias de sus columnas de primera línea.
Los dos grupos de artillería a caballo formarían parte
de la segunda i tercera division.
I, por último, el batallon de artillería a pié, de guarni-
cion en la segunda division, depediente del comando superior
del ejército, en caso de movilizacion, quedaría en situacion
central para ser empleado oportunamente donde conviniera.
— 336 —

VI.—Conclusion
Lo que necesitamos pues, ántes de dar paso alguno en el
armamento, es decidirnos por un calibreipor una proporcion
razonable para las tres artillerías que habernos menester.
Hai que pensar en que el rearmamento del pais costará
muchos millones, que la nacion no estará en disposicion de
proporcionar por tercera vez i que en tal sentido vamos a
dar un paso definitivo, sin vuelta posible.
Creo que estas ideas, que tienen su oríjen en la compara-
cion de la forma en que todos los países llevan a cabo la
reorganizacion de su artillería, traerán su beneficio: si son
acertadas, porque no dejarán de influir en los llamados a
resolver el problema i, si son erróneas, que en buena com-
pañía yerro, no dejarán, estoi cierto, de estimular el deseo de
discusion en la preparada oficialidad con que, felizmente,
cuenta el arma de artillería.
PEDRO CHARPIN R.,
Capitan en el E. M. J.

Santiago, 22 de Agosto de 1907.


Arreglo de los microscopios
DE UN TEODOLITO JEODESICO
Vuelta del tornillo micrométrico i correccion
correspondiente de las lecturas

Los microscopios empleados para leer los círculos dividi-


dos, están construidos jeneralmente de una manera análoga:
nn objetivo, próximo del círculo, da una iinájen amplificada
de las divisiones en el plano focal del microscopio i, en este
plano, un sistema, formado por dos hilos paralelos entre sí i
a las divisiones del círculo, puede trasladarse por medio de
un tornillo micrométrico; un tercer hilo fajo es perpendicular
a los dos primeros.
Una puntería consiste en trasladar el sistema de los dos
hilos paralelos sobre la imájen de una division del círculo,
hasta que esa division quede exactamente en el medio del
intervalo de los dos hilos.
Antes de proceder a una observacion se debe averiguar
si el microscopio está bien enfocado i si los hilos son parale-
los a las divisiones. Para enfocar el microscopio se mueve el
ocular hasta que los hilos se vean bien claramente i, ensegui-
da, se mueve todo el microscopio, sin tocar el ocular, hasta
que las imájenes de las divisiones sean bien visibles. La correc-
cion de la orientacion se efectúa junto con la anterior.
Sin embargo, para evitar el efecto de un pequeño error
de orientacion o de enfocamiento, se hace siempre la puntería
en la proximidad del hilo fijo i se elije la division del círculo
— 339 —
mas cercana del centro del campo de vista. Este centro está
indicado por una pequeña apertura en el borde de un rectán-
gulo que limita el campo de vista.

El tornillo micrométrico lleva un tambor con divisiones;


éste debe arreglarse de tal modo que marque cero cuando se
hace la puntería sobre el centro mismo. Con este objeto el
tambor puede jirar independientemente del tornillo.
En un teodolito jeodésico el círculo lleva jeneralmente
dos microscopios, a 180 grados uno del otro; los designare-
mos por A i B.
Los dos microscopios deben estar de acuerdo. Para con-
seguirlo se coloca una division cualquiera 1 del círculo—con
preferencia un grado entero—en el centro del microscopio A;
el tambor de éste marca entónces cero. En el microscopio B
la division 1+180° debe encontrarse en el centro de éste i el
tambor debe marcar próximamente cero cuando se hace la
puntería. Si esto no sucede se corre con un tornillo adecuado,
toda la placa metálica que lleva la indicacion del centro,
hasta que este coincida con la division 1 + 180°; en seguida
se mueve el tambor de B, independientemente del tornillo mi-
crométrico, hasta que la lectura sea cero.

Una lectura, en un microscopio, es la determinacion del


intervalo que separa la imájen de cierta division del círculo
del centro del campo de vista. Este intervalo se. mide con el
tornillo micrométrico i se aprecia en vueltas o fracciones de
vuelta; por consiguiente es preciso conocer exactamente el
valor de una vuelta en funcion del intervalo de las imájenes
de dos divisiones consecutivas del círculo para poder espresar
la lectura con relacion a estas divisiones.
El paso del tornillo micrométrico queda naturalmente
invariable, pero el intervalo de las imájenes de las divisiones
depende de las distancias respectivas del círculo i del objetivo
del microscopio; como estas distancias pueden variar, el
valor de una vuelta del tornillo, con relacion a las imájenes
de las divisiones, será tambien variable i es preciso determi-
narlo cada vez que se procede a una serie de' observaciones.

Para fijar las ideas, consideraremos los microscopios


A i B del círculo horizontal de Bamberg N.º 9304: las divisio-
nes del círculo son de 10' en 10' i las imájenes de dos divisio-
— 340 —
nes consecutivas corresponden a dos vueltas del tornillo; por
otra parte el tambor del tornillo estádividido en cinco inter-
valos grandes i cada uno de estos en 30 pequeños, luego loe
primeros corresponden a un minuto i los otros a dos se-
gundos.
En cada microscopio el tornillo está a la derecha del
observador i las divisiones del tambor aumentan cuando los
hilos se trasladan de derecha a izquierda; por otra parte la
numeracion de las divisiones del círculo, en el plano focal del
microscopio, aumenta de izquierda a derecha.
En este mismo plano está colocad o un peine cuyos dientes
tienen un ancho igual al paso del tornillo o sea a cinco inter-
valos grandes del tambor. El peine sirve para contar las
vueltas del tornillo; por ejemplo: cuando una division del
círculo dista del centro del peine de una cantidad mayor que
el ancho de un diente se debe agregar cinco intervalos gran-
des a la indicacion del tambor.
Sean, en el microscopio A, /la numeracion—en grados i
decenas de minutos—de la primera division del círculo a la
izquierda del centro 0 del peine; N el número de los intervalos
grandes, n el de los pequeños comprendidos entre I i 0. Si un
intervalo grande del tambor corresponde a un minuto i a
segundos, la lectura La de la posicion del círculo será

Para determinar a se hace una puntería sobre la division


1 + 10' situada a la derecha del centro O; el tambor indica,
entónces el mismo número de intervalos grandes i otro nú-
mero m de intervalos pequeños; sin embargo, la distancia de
0 a I + 10' es igual ahora a 10 — N intervalos grandes, me-
nos m pequeños i esta distancia debe quitarse de la lectura.
1 + 10', luego la lectura círculo es

Como esta espresion debe ser igual á L se obtiene


— 341 —

El término es mui pequeño respecto de 10 i se pue-


de siempre despreciar cuando el microscopio está convenien-
temente arreglado; luego se tiene, con suficiente aproximacion,

Lectura simultánea de los microscopios Ai B


Sea Lo la lectura correspondiente del microscopio B; el
número N de los intervalos grandes, en el tambor de este, será
igual al anterior. Ahora un intervalo grande será igual a un
minuto i segundos. Sean p i q los intervalos pequeños co-
rrespondientes a las punterías sobre las divisiones izquierda
i derecha; se tendrán como mas arriba

Se adopta como lectura resultante de la posicion del


círculo el término medio de La i Lb — 180°

Sea L esta lectura, se tendrá

Ahora

El último término es siempre mui pequeño en la práctica


i puede despreciarse; sean entónces
— 342 —
Se obtiene

Cuando se apunta una division a la derecha el número de


los intervalos grandes es negativo; sea D la suma de los in-
tervalos pequeños en los dos microscopios se tiene

representa el valor medio de un intervalo grande del


tambor en los dos microscopios A i B i su valor es

Antes de proceder a una série de observaciones se ave-


rigua i se corrije el enfocamiento de los microscopios i la con-
cordancia de sus lecturas. En seguida se determina el valor
de un intervalo grande del tambor, apuntando en cada mi-
croscopio, las dos divisiones a la izquierda i a la derecha del
centro del peine. Para esta observacion se coloca el círculo
de tal manera que las dos divisiones esten próximamente
equidistantes del centro. La misma determinacion se repite
al fin de la série.
Durante las medidas se observa una sola division en cada
microscopio—la que se encuentra mas próxima del centro, a
la izquierda o la derecha—en el primen caso el número de los
intervalos grandes es positivo i, en el segundo, negativo.
Como se toma siempre la division mas próxima del centro el
número de los intervalos grandes es siempre menor que 5,
este número está indicado directamente por el tambor en el
caso de una puntería a la izquierda i es el complemento a 5
de la indicacion del tambor en el caso de una puntería a la
derecha.
Solo accidentalmente se observan las dos divisiones de la
izquierda i de la derecha, con el objeto de comprobar la cons-
tancia del valor de un intervalo grande, i se aprovechan para
esto las posiciones del círculo en que las divisiones son equi-
distantes del centro del peine.
— 343 —
Las fórmulas de reduccion son:

izquierda

derecha

es la division apuntada en el microscopio A, en grados i de-


cenas de minutos, N es un número de minutos igual al de los
intervalos grandes del tambor, I o D son las sumas de los
intervalos pequeños leídos en A i B; estas sumas representan
segundos; e es el valor medio, en segundos, de un intervalo
grande del tambor en los dos microscopios. Su valor se de-
duce del conjunto de las observaciones hechas con este obje-
to i, en cada una de estas observaciones se aplica la fórmula
.

10
En jeneral el valor de e es una fraccion de segundo.
A. OBRECHT,
Contutor Técnico del E. M. J.
RESOLUCION
de un tema de Organizacion

TEMA:
Reseña de la organizacion i trabajos de las autoridades
superiores de mando i de la administracion, a saber:
a). El Ministerio de Guerra;
b.) El Estado Mayor Jeneral;
c.) Las Inspecciones;
d.) Los Comandos de Divisiones; i
e.) La Direccion de Material de Guerra.
RESOLUCION DE LA TAREA:

a.) La manera como está constituido el Ministerio de


Guerra en nuestro país, si bien en la forma es, semejante al
de Alemania—que es el que ha servido de modelo—tiene sin
embargo, diferencias bien apreéiables i verdaderamente fun-
damentales. Así, por ejemplo mientras en Alemania el Mi-
nisterio no es sino-esclusivarnente—el gran órgano en que
reside la direccion de la ádministracion del Ejército i la mas
alta autoridad en todo lo que sé refiere a organizacion, ar-
mamentos, fortificaciones, etc., sin que tenga lacultad algu-
na de mando acá, .en Chile, ocurre algo mui diverso; pues,
aunque el Ministerio por sí tampoco tiene atribuciones direc-
tas de mando, tiené, no obstante, puntos bien marcados i
estrechos de contacto con las autoridades de mando; i aun
puede decirse que imprime el rumbo a la direccion jeneral de
— 345 —
las tropas i a su servicio; puesto qué, segun lo dispone el
decreto supremo de 12 de Mayo del presente año, que, reor-
ganizó los servicios susperiores del Ejército, las autoridades
de mando (Comandancias de Divisiones) dependen directa-
mente del Ministerio.
Naturalmente tiene que existir esa diferencia, porque
la construccion orgánica de nuestro pais, tambien se diferen-
cia notablemente de la que tiene el Imperio Aleman.
Ocurre así que en Alemania el mando superior del Ejér-
cito reside en la persona del Emperador i todas sus decisio-
nes, a ese respecto, son comunicadas a las autoridades de
mando personalmente, o por intermedio del Jefe del Gabinete
Militar a quien corresponde, tambien, recibir las proposicio-
nes o solicitudes que hacen los Comandantes de Cuerpos de
Ejército para presentarlas al conocimiento i resolucion del
Emperador, sin perjuicio de la comunicacion directa que
entre éste i aquellos existe. Puede, pues, decirse que reside en
el Gabinete Militar la manifestacion de la voluntad suprema
del Emperador en todo lo que se relaciona con el mando del
Ejército; asimismo en lo referente a la direccion del ascenso
de los oficiales, promociones, llamados al retiro-, etc., esto,
sin perjuicio de la parte que podríamos llamar mecánica de
dichos asuntos, lo que es del resorte de la Seccion del Perso-
nal del Ministerio de Guerra.
En Chile todo lo referente al asceso, promocion i retiro
de oficiales corresponde esclusivamente al Ministerio de Gue-
rra (Departamento del Personal); i la imparticion de las
órdenes respectivas, del Gobierno al Ejército, se efectúa tam-
bien por el Ministerio.
Otra de las diferencias que existen entre nuestro Ministe-
rio de Guerra i el Aleman consiste en que el Estado Mayor
Jeneral i las Inspecciones Jenerales de las Armas, que en Ale-
mania obran absolutamente independientes del Ministerio i
únicamente dependen de un modo directo del Emperador,
acá en Chile tienen esos institutos una dependencia directa
del Ministerio (N.° 11 del decreto 702 de 12 de Mayo).
No han podido nuestros actuales reglamentos asimilar
en absoluto nuestra organizacion superior a la existente en
Alemania, porque ello no era posible dentro de la lejislacion
actual por que se rije la República.
Puede entónces definirse nuestro Ministerio de Guerra,
del siguiente modo: Es el ajente natural del Presidente de la.
República i el encargado de la manifestacion de la voluntad
suprema i de trasmitirla al Ejército, ya por medio de decre-
tos supremos o ya por medio de órdenes Ministeriales,—siem-
pre que estas se encuentren dentro de las disposiciones conté-
— 346 —

nidas en los Reglamentos supremos; es, tambien, el Ministerio-


de Guerra la mas alta autoridad administrativa del Ejército
i asi mismo en todo lo que se refiere a organizacion, instruc-
cion, armamentos, fortificaciones, etc.
Para la ejecucion de los diferentes trabajos el Ministerio
cuenta con los siguientes órganos:

Departamento Central;
Departamento Jeneral de Guerra;
Departamento del Personal;
Departamento Administrativo;
Departamento de Justicia i recompensas, i
Dos secciones: de Remonta i de Sanidad.

AI Departamento Central, o Sub-secretaría, le correspon-


den todas las funciones que la lei de Ministerios le encomien-
da; i, ademas, las cuestiones que atañen al personal de
oficiales del Ministerio, asuntos referentes a condecora-
ciones, a las impresiones de órdenes, circulares, etc., que se
reparten al Ejército. Todo lo espresado, i ademas la comu-
cacion de la minuta del despacho Ministerial al Diario Oficial
para su publicacion, etc., etc., corresponde a la 1.a sección,
de las dos en que se divide este Departamento.
A la 2.a seccion le corresponde la preparación de los men-
sajes que deben pasarse al Congreso, i todo el trabajo que se
refiere a cualquiera cuestion que haya que presentarse al Poder
Lejislativo, ya sea datos que de algunas de las Cámaras se
pidan al Ministerio u otros. Ademas tiene a su cargo todo lo
¡eferente al personal civil del Ministerio, i la administración
de los fondos para gastos menudos de oficina del mismo.
En el Departamento Central se reune todo el trabajo
elaborado por los distintos Departamentos i secciones, como
ser: decretos, órdenes, oficios, etc,para que el Sub-secretario,
que es el Jefe del Departamento, lo presente al Ministro para
la firma, o bien para firmar él mismo aquellas piezas que son
de su resorte o que puede firmar con la fórmula "Por el Mi-
nistro", como ser: trascripciones de decretos, telegramas,
trámites, etc.
Aunque esta centralizacion del trabajo elaborado por los
diversos Departamentos pareciera significar cierta preemi-
nencia del Departamento Central con respecto a lo demas,
sin embargo, no es así, pues, los Departamentos no tienen
otro Jefe directo que el Ministro, i el referido Departamento
Central no es sino el punto de reunion de todo el trabajo,
para facilitar así la labor de oficina.
— 347 —
Todos los Jefes de Departamento son, pues, de igual ca-
tegoría, no influyendo en absoluto la superioridad de empleo
o antigüedad, pues en la direccion de sus trabajos respectivos,
cada uno funciona independientemente i por consiguiente sin
la menor injerencia de otros Jefes de distinto Departamento.
Corresponde tambien al Departamento Central, segun el
Reglamento del Servicio de Oficina, la tramitacion de todo
el despacho despues de firmado por el Ministro, lo que se efec-
túa por la oficina de partes, previo rejistro en el libro respec-
tivo.

Al Departamento Jeneral de Guerra, divido en cinco sec-


ciones: 1). Ejército; 2). Infantería; 3). Caballería; 4). Arti-
llería; 5). Injenieros, le corresponde todo el trabajo concer-
niente a la redaccion de los proyetos de leyes; reglamentos
que se refieren a la organizacion i constitucion del Ejército;
trabaja los reglamentos tácticos i las reformas que fuesen
necesario hacerles, en vista de las informaciones que deben
proporcionar los respectivos Inspectores; efectúa, así mismo,
todos los trabajos que se. relacionan con la distribucion o
dislocacion de las fuerzas del Ejército, tanto en paz como en
guerra; i es tambien materia de su incumbencia; el estudio de
las cuestiones de armamentos,material i fortificaciones.
Todo el trabajo de este Departamento está distribuido
entre las cinco secciones ya nombradas, enlaformaque deter-
mina el Reglamento para el Servicio de Oficinas Militares, i
dicha distribucion obedece al siguiente principio: las cuestio-
nes principales de carácter jeneral i comun a todo Ejército
son estudiadas i trabajadas en la 1.a seccion (Ejército); las
cuestiones especiales o de interes particular a cada una de las
armas de que se compone el Ejército, se estudian i trabajan
en la seccion respectiva de cada arma; i, las demas cuestiones
de carácter jeneral tambien, pero de un orden, si se quiere,
no tan importante o de tanta entidad como las otras, estan
repartidas entre las cuatro secciones que pudiéramos llamar
de las armas; así por ejemplo; la seccion Infantería se ocupa
de los asuntos referentes a música, i de la instruccion prima-
ria del Ejército; la seccion Caballería del servicio interno, del
de guarnicion, reclutamiento del cuerpo de oficiales i biblio-
tecas militares de los cuerpos; i la seccion Artillería de las
cuestiones del tren, de los depósitos del mismo, de las jenera-
les referentes a la defensa nacional, del museo militar i de los
institutos técnicos del Ejército. Como se vé, corresponde a
— 348 —
cada una de estas secciones un trabajo que es de interes jene-
ral i comun para todas las armas, circunstancia que obliga
a los oficiales que prestan sus servicios en el DEPARTAMEN-
TO JENERAL DE GUERRA a tener una preparacion superior,
como la que debe exijirse a un oñcial de Estado Mayor, en el
que se suponen conocimientos jenerales i comunes a todas las
armas del Ejército i de todos los servicios de éste.

EL Departamento del Personal tiene a su cargo un tra-


bajo de la mayor entidad i responsabilidad, como que a sus
labores estan ligados el porvenir i la carrera de los oficiales
del Ejército. La seleccion del personal de oficiales, tanto para
su colocacion en los diferentes puestos, cuanto para el ascen-
no, es efectuada por este Departamento, de modo pues que
sobre su jefe gravita enorme responsabilidad, i requiere de su
parte un tacto i espíritu de justicia a toda prueba.
Puede decirse que el Departamento del Personal reune en
sí—con respecto al ascenso, promocion, colocacion i retiro de
los oficiales—las funciones que en Alemania desempeñan el
Gabinete Militar i la seccion del Personal del Ministerio de
la Guerra. En efecto, no solo le toca a nuestro Departamento
del Personal recibir las calificaciones de oficiales, dirijir
por medio de ellas la seleccion de éstos para los fines ya
espresados i efectuar el movimiento jeneral del personal, sino
que, tambien le toca ejecutar la parte que ya he llamado me-
cánica, o sea la confeccion del escalafon, de las listas a él
anexas, i ademas efectuartodo el trabajo que dichos asuntos
orijinan i las disposiciones supremas a que dan lugar.
Para la ejecucion de sus trabajos el Departamento del
Personal está dividido en dos secciones que, ademas de las
labores ya enunciadas tienen las siguientes, tramitacion de
solicitudes de oficiales referentes a asuntos que no tengan rela-
cion con materias que correspondan a otros Departamentos.
Ademas tiene a su cargo el Archivo Jeneral del Ejército que.
tenga un valor histórico.

Las labores del Departamento Administrativo fueron


diseñadas con cierta amplitud por el suscrito en la resolucion
de la tarea N.° 1, aprobada por el Estado Mayor, de manera
que no cabe volver sobre lo mismo i bastará con que esprese:
que, a este Departamento le corresponde todo lo referente
a los negocios económicos del Ejército, alimentacion, ves-
— 349 —
tuario, inversion de fondos, caja, contabilidad i alojamiento;
debiendo confeccionar los reglamentos necesarios para dichas
cuestiones,
Para el trabajo concerniente a las referidas materias.el
Departamento Administrativo se divide en las siguientes
secciones: 1). Caja i Contabilidad; 2). Alimentacion; 3). Ves-
tuario; 4). Alojamiento; i, 5). Eeparaciones i conservacion
de cuarteles.

El Departamento de Justicia i Recompensas, tiene a su


cargo el estudio i tambien la redaccion de los Códigos Mili-
tares, así mismo debe preparar los reglamentos, i sus refor-
mas, sobre castigos disciplinarios i reclamos. Son tambien
de su resorte los estudios sobre la preparacion de leyes rela-
tivas a pensiones i recompensas.
Sea divide este Departamento en dos secciones:
1. ). Pensiones i recompensas, que tiene a su cargo el
estudio de todos los asuntos que se relacionan con el llamado
a retiro o calificacion de servicios de los oficiales; forma el
presupuesto de los pensionados (anexo del Presupuesto de
Guerra); tambien la colocacion en puestos de la administra-
cion a los oficiales i sub-oficiales i redacta las leyes i regla-
mentos relativos a, pensiones.
2. a ). Seccion Justicia.—Como su nombre lo indica, se
ocupa principalmente de la confeccion de reglamentos rela-
cionados con la justicia militar; lo referente a la;ejecucion i
cumplimiento de penas, en lo que hace a su reglamentacion,
castigos disciplinarios, i los demas que taxativamente señala
el Reglamento del Servicio de Oficinas Militares.

La Seccion de Remonta. Corre a cargo del trabajo refe-


rente a remonta del ganado del Ejército i supervijila la accion
de los depósitos de remonta; así mismo, quedan bajo su viji-
lancia i dependencia, en cuanto a Inspeccion de Remonta que
tambien lo es.

Ea Seccion Sanidad comprende la Direccion de Sanidad,


i, en consecuencia, tiene a su cargo el control superior del
servicio médico e hijiénico del.Ejército; forma la. estadística;
jeneral sanitaria; i estudia especialmente el reclutamiento del
— 350 —
continjente en lo que se refiere al exámen médico de los cons-
criptos i materias nuevas que con relacion a este negocio se
presenten; vela i dirijeel aprovisionamiento de los botiquines
de los cuerpos de tropas i de los hospitales militares (cuando
los haya). En jeneral, todo lo que se refiere al servició médico
es de su dominio.

Como se vé, la labor í del Ministerio es estensa: por demas


i hasta cierto punto complicada por la multiplicidad de los
trabajos no solo administrativos i organizatorios, sino
tambien por la parte que—en Chile—le corresponde en la di-
reccien del servicio de las tropas, como hemos señalado.

A cada Departamento del Ministerio corresponde un Jefe


que tiene la categoría de Comandante de Brigada; los Jefes
de seccion tienen categoría de Comandantes de Rejimiento.
En las secciones de los Departamentos sirve un número
determinado de oficiales del Ejército i deben ser del escalafon
del Estado Mayor.

Forma tambien de su seno el Ministerio las siguientes


comisiones, segun lo determinado por el N.°íl9 del Reglamento
Orgánico del Ejército:
1). La comision de prueba de armamento mayor;
2). La comision de prueba de armamento menor;
3). La comision examinadora de empleados superiores;
4). La comision calificadora de servicios.

EL ESTADO MAYOR JENERAL

b). Funciona bajó la dependencia; directa del Ministerio


de Guerra, segun lo dispone el decreto, seccion 1.a, N.°702
de 12 de Mayo último. Segun esa misma disposicion suprema
las labores-del Estado Mayor Jeneral del Ejército de Chile se
condensan en lo sigúiente; estudia i preparar los elementos
necesarios para afrontar cualquiera situacion probable de
conflicto armado, comó ser: cartas, planos, estudios de vías
— 351 —
de comunicacion i proyectos de los planes de operaciones
posibles; debe procurar la instruccion del personal por medio
de viajes tácticos, tareas, viajes de Estado Mayor, conferen-
cias, trabajos históricos i los demas propios de su instituto.
La Academia de Guerra i el batallon de ferrocarrileros
funcionan bajo la superior direccion del Estado- Major Je-
neral.
El objeto i la mision del Estado Mayor no es punto que
deba tratarse en esta tarea puesto que lo único que se pide
es una reseño, de su organizacion i trabajo, por esto estimo
que seria salirme de las líneas marcadas por el Estado Mayor
Jeneral, si hiciera a esos puntos estensiva la tarea.

La organizacion del Estado Mayor Jeneral puede dise-


ñarse de la siguiente manera: a su cabeza se encuentra colo-
cado el Jefe del Estado Mayor Jeneral del Ejército, que, segun
el Reglamento Orgánico debe ser del empleo de Jeneral i solo
eventualmente Coronel.
Las dos grandes divisiones del Estado Mayor consisten
en: Estado Mayor Jeneral i Estados Mayores de la tropas,
dependientes estos últimos del 1.° en cuanto a su trabajo
técnico i aun bajo otros aspectos, pero están colocados bajo
el mando i direccion inmediata de los Comandantes en Jefe
de las Divisiones respectivas.
La division interna del Estado Mayor Jeneral para el
desarrollo i estudio de los trabajos de su resorte comprende
cuatro Departamentos que, a su vez, se subdividen en seccio-
nes, pudiendo subdividirse los que a la fecha no lo están;
ademas hai una seccion suelta.
Los departamentos son:
1.° Central. C;
2.° Informaciones I.;
3.° Trasportes T.;
4.° Levantamiento L.; i
5.° La sección de Historia H.
De los referidos Departamentos los únicos que están or-
gánicamente subdivididos en secciones son, el de Levanta-
miento que consta de tres (Trigonométrica, Topográficaa i
Cartográfica) i el de Informaciones que consta de dos (1. i
2."). La facultad de subdividir los otros departamentos está
radicada en el Jefe de Estado Mayor Jeneral para facilitar el
trabajo sin que ello importe una reforma orgánica.
—352 —
Cada Departamento funciona bajo las órdenes del Jefe
del grado de Coronel, escepcionalmente Teniente-coronel, con
la situacion de Comandante de Brigada. Las secciones tienen
como Jefe a un oficial del grado de Teniente-coronel o Mayor
i tienen la situacion de Comandante de Rejimiento.
El trabajo del Estado Mayor Jeneral se encuentra divi-
dido entre los departamentos, como sigue:
Departamento Central.—A este Departamento le corres-
ponde repartir el trabajo entre los demas segun las indica-
ciones del Jefe de Estado Mayor Jeneral, i servir de interme-
diario entre los otros departamentos i el espresado Jefe para
los efectos del movimiento diario de correspondencia. Un
oficial de este Departamento tiene a su cargo los trabajos de
secretaría del Estado Mayor Jeneral.—Tiene ademas a su
cargo este Departamento todo lo referente a calificaciones
del personal; relaciones con el esterior; trabajos sobre movili-
zacion i defensa territorial, i como así mismo la recepcion de
los trabajos encomendados por el Estado Mayor Jeneral a
oficiales o comisiones.
El Departamento de Informaciones, confecciona los tra-
bajos relacionados con él estudio de los Teatros de Guerra,
sobre la situacion militar de los países vecinos; así mismo las
memorias i relativas a las proposiciones sobre reformas reor-
ganizatorias del Ejército i ejecuta los viajes de reconoci-
mientos.
El Departamento de Trasportes estudia todo lo referente
a las líneas férreas i marítimas del pais i confecciona los iti-
nerarios que sean menester para el movimiento de tropas
tanto en la paz cuanto en guerra.
El Departamento del Levantamiento se ocupa principal-
mente de las operaciones relativas al levantamiento de la.
carta militar del pais; de triangulacion de 1.° i 2.° órden. La
carta se levanta en escala de la 25,000 en la parte plana i
1 a.50,000 en la alta montaña.
Las secciones de este Departamento se ocupan: La Tri-
gonométrica fija la. situacion de los diversos puntos valién-
dose de i audiciones i cálculos que sirvan de fundamento a los
trabajos Jeográficos futuros.
La Seccion Topográfica ejecuta la representacion del
terreno en sentido vertical i horizontal, arreglada a las esca-
las ya indicadas.
La Seccion Cartográfica trabaja en la reproduccion i pu-
blicacion de las hojas de planchetas;confecciona i publica la
carta del Estado Mayor en escala de 1 por 100,000; igual-
mente confecciona i publica la carta Jeneral del pais en
— 353 —
secala de 1 por 200.000; i, ademas efectúa los trabajos nece-
sarios especiales destinados a servir en.las maniobras, viajes
tácticos i de Estado Mayor.
La Seccion de Historia debe efectuar todos aquellos tra-
bajos históricos que sirva para el estudio militar de las cam-
pañas llevadas acabo, principalmente las del mismo pais;
esta seccion acumula i recopila cuanto dato sea menester
para su objeto i los documentos del caso; efectúa los estudios
i trabajos necesarios para el cumplimiento de su cometido; i,
redacta i publica sus trabajos.

Estados Mayores de las Tropas.—Este punto será trata-


do al hablar de los Comandos de Divisiones.
LAS INSPECCIONES

c). Para que la aplicacion de los reglamentos tácticos se


efectúe uniformemente en todo el Ejército, es menester que
haya un control efectivo que normalice i enriele, por decirlo
así, dentro de cado uno de los Comandos, la correcta ejecu-
cion de los principios que sirven de base a los reglamentos
por los cuales se verifica la instruccion táctica en todos los
cuerpos.
La práctica demuestra que aun aquellos principios mas
simples llevados al terreno de la ejecucion varían notable-
mente segun sea el medio donde tienen su desarrollo; lójico
es entonces crear autoridades de control para verificar si en
cada Comando se aplican de igual modo las doctrinas regla-
mentarias, i esas autoridades son las inspecciones.
Pero, no solo el papel de fiscalizad ores de la correcta apli-
cacion de los reglamentos tienen los inspectores, sino que les
está encomendado, tambien, el estudio de esos mismos regla-
mentos cuya ejecucion controlan, para que, en vista de la
esperiencia que es natural suponer adquieren, puedan propo-
ner las reformas o adiciones necesarias a los reglamentos en
vijencia.
Bien importante es, pues, el papel de los Inspectores i
para desempeñarlo debidamente i con el fruto que se debe, es
menester un conocimiento profundo de los reglamentos i de
la Táctica respectiva, especialmente.
Hai en nuestro Ejército un Inspector Jeneral del Ejército
que funciona bajo la dependencia del Ministerio de Guerra, i
cuyas atribuciones consisten en supervijilar la uniformidad
de la instruccion de las tropas i unidades del Ejército; dirije
— 354 —
el trabajo de los cuatro inspectores de las armas a quienes
tiene bajo sus órdenes; toma el mando en los ejercicios de
unidades superiores a una Division- i, en jeneral, debe resol-
ver i estudiar cuanto asunto le someta el Gobierno. Tiene el
Inspector Jeneral la facultad de iniciativa para proponer
reformas siempre que ellas no tiendan a variar el sistema
jeneral del Ejército.
La Constitucion del Estado al establecer el requisito de
que, para que las órdenes del Presidente sean válidas es me-
nester que lleven tambien la firma del Ministro respectivo,
no ha investido a estos de facultad alguna de mando, única-
mente son los secretarios de Estado en el ramo correspon-
diente. Es por eso tan clara nuestra lejislacion que no hai
temor de que pueda haber conflictos de atribuciones, puesto
que, dentro de esa claridad evidente no hai motivo que las
provoque.
Así, pues, debe sentarse como un axioma que, toda órden
de trascendencia, i que no se encuentre comprendida entre
las disposiciones reglamentarias en vijencia o que se contra-
diga con ellas, debe impartirse por medio de decreto supremo,
pues el Ministro de Guerra no puede dar órdenes que se en-
cuentren en pugna con las disposiciones de los reglamentos
o no estén contempladas en estos.
Corresponde, pues, el mando de las tropas dentro de su
Zona, al Comandante en Jefe de ella, i este mando se estiende
segun el N.° 114 del Reglamento orgánico a todas las tropas
distribuidas en su territorio,—pertenezcan o nó a su unidad
de mando—i, a todas las personas militares aisladas, i los
Comandantes de armas, ya de guarnicion o ya de plaza fuerte,
le están subordinados.
Solo se limitaelmandodelos comandantes de Division en
los casos especiales de inspecciones i algunos otros que el Re-
glamento orgánico contempla.
El Comandante de Division dirije en jeneral la instruccion
de oficiales i tropas, dirije todos los asuntos referentes al
reclutamiento justicia militar, servicios económicos, manda
i administra los servicios a su cargo, etc.
Para la ejecucion de los trabajos que le corresponden, el
Comandante en Jefe tiene a sus órdenes un Estado Mayor
completo i los servicios anexos necesarios.
Tal como está constituido el Comando de nuestras Divi-
siones corresponde enteramente al de los Cuerpos de Ejércitos
en Alemania, tomándose con seguridad en cuenta que, siendo
nuestra mayor unidad estratéjica la Division debe constituirse
su Comando en forma anóloga a la de la mayor unidad es-
tratéjica del Ejército Aleman que es el Cuerpo de Ejército.
— 355 —
A la cabeza del Estado Mayor de nuestras Divisiones está
elJefe de Estado Mayor, del empleo de Teniente Coronel o Ma-
yor, con situacion de Comandante Cuerpo.
El Estado Mayor de la Division se divide en las siguientes
secciones:
I. Seccion—Estado Mayor (sub-dividida en A i B);
II. Seccion—Ayudantía;
III. Seccion—Auditoria;
IV. a. Seccion—Intendencia de Division;
b. —Sanidad; i
c. Veterinaria.
A la primera seccion corresponden los trabajos propios
del Estado Mayor; a la segunda el servicio de guarnicion,
órdenes, estados i todos los demas que por no repetir lo indi-
cado en el Reglamento de Servicio de Oficinas, no enumero.
A la tercera seccion le corresponden los asuntos legales, su-
marios, informes sobre puntos oscuros en materia de lejisla-
cion i en jeneral todo lo referente a fiscalía.
Las funciones de la Intendencia de Division fueron espla-
yadas con cierta amplitud por el suscrito, en la tarea ante-
rior,por cuyo motivo estima redundante volver sobre ellas.
El servicio del Médico Militar i del Veterinario es el corres-
pondiente a la profesion respectiva, lo que no puede prestarse
a dudas ni confusiones.

LA DIRECCIoN DE MATERIAL DE GUERRA

e). Funciona bajo la dependencia directa del Ministerio


de Guerra i es la mas alta autoridad en lo que se refiere a
fabricacion i administracion del Material de Guerra.
La Direccion del Material se divide en tres secciones que
pueden denominarse:
1.a Inspeccion de Institutos técnicos; de la cual dependen
la fábrica de municiones, la maestranza, el museo militar i la
fábrica de pólvora;
2.ª Inspeccion de Depósitos de Armamentos, dependiendo
de ella los depósitos de Armamentos; i
3.ª Inspeccion de Tren, de la cual dependen los Depósitos
del tren.
— 356 —
El armamento i material que la Direccion entrega a los
cuerpos deja de ser de su responsabilidad pasando a serlo de
los que lo resiben.
El Director del Material tiene , facultad para entenderse
directamente con las autoridades de mando.
Otra de las atribuciones del Director es la de contratar
los empleados que no requieran nombramiento supremo.
Depende del Director el Revisor de armamento mayor i
menor
Diversas atribuciones mas, que seria materia de larga
enumeracion, corresponden al Director del Material, i muchas
son sus obligaciones, que, por no dar desmedidas proporcio-
nes a esta tarea que ya es bastante estensa, i porque seria
una repeticion exacta—ya que otra cosa no podría ser—del
Reglamento de servicio de la Direccion del Material de Guerra,
omito de continuar detallando.

Como complemento de este trabajo acompaño un lijero


gráfico formado por el suscrito reflejando la concepcion que
él tiene de la forma como está constituida en la actualidad
la organizacion de nuestro Ejército. (1)
Iquique, 29 de Setiembre de 1906.
ALBERTO LARA E.,
Capitan de primera clase, oflcial de Estado Mayor,

(1) Véase ilustrativa al final.


Tendencias actuales de la Caballeria
Alemana
(Continuacion)
REPARTICION DE LA CABALLERÍA
ENTRE LA ESPLORACION I LA SEGURIDAD

Veamos ahora como loa alemanes reparten su caballería


entre el servicio de esploracion i seguridad i que efectivo con-
sagran a cada uno de estas dos servicios. Todos los escri-
tores militares i los reglamentos están de acuerdo en que la
mision esencial de la caballería es la esploracion i que el
servicio de seguridad i el de proteccion de las columnas contra
los reconocimientos oculares del enemigo no vienen sino en-
seguida. Quieren a este respecto consagrar a las divisiones
de infantería solamente la caballería que se ha menester para
el servicio de esploracion. El Jeneral von Benhardi estima
que en condiciones ordinarias bastan dos escuadrones para
este servicio si se utilizan en union con los ciclistas para el
servicio de estafetas. El Jeneral von Bock avanzando mas
en esta idea cree que a Una division de infantería debe agre-
gársele un rejimiento de caballería a cuatro escuadrones i
ademas un escuadron de Cazadores (Jäger zu Pferd) para
el servicio de estafetas i el de jinetes de comunicacion.
— 359 —
En las maniobras imperiales de 1902 a 1903 cada division
de infantería dispuso de un Tejimiento de caballería i algunos
escuadrones de Cazadores estaban ademas afectos a los cuer-
pos de tropas i Estados Mayores para el servicio de estafetas.
En las maniobras de 1902 los cinco escuadrones de Cazado-
res fueron agrupados en un Tejimiento provisorio i unido a
una division de infantería. Segun el manual Séhnert cada di-
vision recibiría tres escuadrones i un cuadro de dicha obra
indica que ciertos rejimientos movilizaran seis escuadrones de
guerra para poder así fraccionarse por mitad en caso nece-
necesario. A pesar de la reconocida aversion de los alemanes
para el empleo de unidades de reserva o aumentadas con re-
servistas al principio de una campaña.esto no.es imposible i
así lo sostiene un artículo del Neu Militäriche Blätter N.0 1819
de 1903. El autor de ese artículo estima que seis escuadrones
bastan de ordinario para un cuerpo de ejército, pero agrega
que quisiera ver dos escuadrones .constituidos normalmente
en cada division de infantería i otros dos a disposicion del
comando del cuerpo de ejército para ser agregados a una u
otra de sus divisiones segun las necesidades del momento.
Los seis escuadrones serian movilizados por el mismo Teji-
miento para poder disponer del mayor numero posible de
rejimientos para las divisiones de caballería encargadas de
la esploracion. Declara el autor que la esploracion no seria
jamas suficientemente fuerte i que su insuficiencia numérica
tendría consecuencias de tal manera graves, que los inconve-
nientes que resultara n de la insuficiencia del efecti v o o déla cali-
dad de la caballería devisionaria serian de menor importancia.
Todos estos datos no dan una conclusion clara; pero se
puede admitir sin engañarse como máximum la cifra de
cuatro escuadrones por division que pide el Jeneral von
Bock, i como mínimum los dos que índica von Benhardi. En
todo caso, en lo qué concierne a los rejimientos de caballería
destinados a la esploracion, cuya calicíad debe ser irreprocha-
ble, se puede admitir que como en 1870 serán movilizados
solamente a cuatro escuadrones de guerra para que el quinto
escuadron quede como depósito. Los diezisiete escuadrones
que existían en 1905 están destinados a refundirse en los
nueve rejimientos de cinco escuadrones que deben crearse en
1910 en cuya época la caballería alemana constaráde ciento
dos Tejimientos a cinco escuadrones. Como existen 48 divi-
siones de infantería vemos que la caballería consagrada a la
esploracion podrá variar de 54 a 78 Tejimientos a cuatro
escuadrones, es decir, de 216' a 312 escuadrones. Con esta
masa de caballería los alemanes formarán de ocho a trece
divisiones de fuerza variable.
— 360 —
Estudiemos ahora la opinion de los eseritores alemanes
en los servicios de esploracion i seguridad segun sus propios
reglamentos.
OPINIONES DE LOS ESCRITORES MILITARES

Para el Jeneral von Keist una esploracion bien dirijida


por el hecho mismo de su existencia procura la seguridad i
en cierto modo el secreto mismo de las operaciones. No es,
segun él porque la caballería tenga que oponer, en jeneral,
una larga resistencia al adversario, sino porque su potencia
defensiva no bastaría para ello. Para que su rol se cumpla
basta con que prevenga a tiempo a su retaguardia. "La Caba-
llería, dice, es el ojo i no el escudo del Ejército. La infantería
tiene el escudo. La caballería procura la seguridad por sus
informaciones. De los procedimientos franceses que von Keist
encuentra mui esquemáticos, dice: "Podemos seguir el ejem-
plo de los franceses i no esperar qué las divisiones de caballe-
ría se ocupen de ocultar los movimientos del grueso de los
ejércitos, sino cuando se les haya prescrito esta mision de
una manera especial. No se puede por lo demas separar neta-
mente la esploracion de la seguridad porque la patrulla que
busca datos sobre el enemigo puede impedir al mismo tiempo
a las patrullas adversarias que se den cuenta de nuestros
movimientos. ¿Debe hacerlo? Veremos mas tarde que los re-
conocimientos de oficiales que operan lejos de sus propias
tropas i al alcance del enemigo deben, en principio, hacerse
ocultamente si se quiere que den resultados favorables, pero
todas las patrullas que ee mueven a corta distancia del grueso
atrailladas, por decirlo así, deben hacer seguridad i esplora-
cion: este es el caso de la mayor parte de las1 patrullas de
caballería que pertenecen a las divisiones de infantería las
cuales deben impedir el paso a toda patrulla enemiga i no
titubear en cruzar armas con quien quiera detenerlas.
El Jeneral von Benhardi va a darnos una manera de ver
mas precisa i mas ciará. Quien quiera tratar de llenar estas
dos misiones (esploracion i seguridad de primera línea) con
una sola i misma operación, es decir, por una sola i misma
tropa, llegaría seguramente en la mayoría de los casos a
fracazar en una i otra i entónces la caballería enemiga seria
dueña del campo. La esploracion exije la concentracion de
fuerzas i para esto es preciso que la caballería exploradora
rechace del terreno a la caballería adversa, para romper el
velo que éste mantiene i abrir así ancho campo a los recono-
cimientos: entonces puede llegar a los flancos del enemigo, i
en algunos, casos a abandonar, completamente el frente de su
— 361 —
propio ejército. Para tender, por el contrario, una cortina
que oculte los propios movimientos es preciso estenderse en
ancho, repartirse sobre todo el frente donde el enemigo pueda
tratar de vislumbrar, i mantenerla seguridad de sus propios
flancos; las necesidades de este servicio e3tán, pues, en abso-
luta oposicion con la que la esploracion reclama. Esta ma-
nera de ver tiene naturalmente adversarios: estos son los que
buscan el triunfo del arte para resolver simultáneamente
ámbas misiones; piensan que sería supérfluo buscar en com-
bates con la caballería enemiga porque los duelos de caba-
llería no traerían sino la ruina de ámbos adversarios. Segun
ellos, seria necesario pensar desde el principio del servicio de
seguridad, i con este objeto avanzar en una cierta estension.
Si las circunstancias obligaran a combatir se concentrarían
rápidamente i despues del combate ocuparían nuevamente el
ancho de terreno necesario para ocultar el frente de su ejér-
cito. La esploracion segun ellos debe ser asegurada por pa-
trullas lanzadas hacia adelante, que eviten el encuentro de
las patrullas enemigas, se deslicen entre ellas, ocupen puntos
de observacion sobre los flancos i la retaguardia enemiga i
alcancen así su objeto a pesar de los adversarios.
Tengo por un grave error dice el Jeneral von Benhardi
creer que se pueda alcanzar resultados suficientes empleando
sistemáticamente tal modo de obrar: "los resultados de la
guerra no se escamotean, necesitan obtenerse en buena lucha.
"He aquí una observacion bien categórica dequela seguridad
no puede ser, en todos los casos, mantenida por las mismas
tropas encargadas de la esploracion. Encontramos en esta
misma cita una afirmacion no ménos positiva de que la es-
ploracion no puede hacerse en correctas condiciones sin luchar
i que en consecuencia la caballería de esploracion tendrá ne-
cesariamente que observar una actitud resueltamente ofen-
siva la cual no se modificará ni aun con un primer éxito
obtenido contra la caballería adversaria. El mismo Jeneral
von Benhardi estima que para esta caballería el combate
será todavía conveniente en los casos siguientes: en la segu-
ridad i proteccion del grueso en los puntos en que el adver-
sario posea una fuerza tal que le permita practicar por su
parte la esploracion i la ofensiva, en la esplbracion, siempre
que el rodeo necesario para orillar el servicio de seguridad
enemiga quite mucho tiempo i por fin cuando la, caballería
enemiga presente de nuevo combate. Es preciso a menudo
romper la línea del servicio de seguridad; de la infantería
enemiga para penetrar hasta sus masas principales i descu-
brir sus operaciones. Hai casos, en fin, en que hai que romper
rápidamente i de una manera definitiva la resistencia que el
— 362 —
levantamiento de un pueblo oponga a la accion de la esplo-
racion.
Aquí no encontramos tan clarala separacion del servicio
de esploracion i de seguridad, pero se entrevé tambien este
último servicio como distinto del primero, pues la caballería
de esploracion no concurre mas que indirectamente a la se-
guridad por los éxitos tácticos que obligan a la caballería
enemiga a desocupar el terreno poniéndola así en la imposi-
bilidad de proceder por su parte a un acto tan vigoroso como
es la esploracion. Como dice von Benhardi: "No se puede
impedir ver a la caballería enemiga sin arrojarla definitiva-
mente del terreno quitándole la posibilidad de que pueda
romper el velo de seguridad tendido por nuestra caballería".
Ño se puede negar que una caballería numérica i material-
mente inferior hará bien en evitar el combate; pero en prin-
cipio la caballería debe tratar de combatir con la cabañería
enemiga, con el fin de dominar desde el primer momento el
terreno entre ámbos ejércitos, de tal modo que la caballería
enemiga no se atreva a hacer frente i que la superioridad
efectiva i moral en toda la zona de movimiento entré los
dos ejércitos sea adquirida de antemano por nuestra caba-
llería.
ARTURO ROJAS A.
Teniente-coronel, Comandante del Rej. Húsares núm. 3.

Traducido del frances.


(Continuará).
BIBLIOGRAFÍA
Ha vista la luz pública un trabajo histórico que lleva por
título Estudio de Historia Militar de Chile, Campañas de
Arauco (1541-1810), debido a la pluma de nuestro intelijen-
te capitan de Ejército don Fabio Galdamez L.
Sin tiempo suficiente para poder desarrollar un juicio críti-
co sobre tan importante obra, debemos limitarnos a consignar
que ella es el primer trabajo de tal naturaleza que se produce
en Chile, que ha visto la luz publica.
Nuestra historia Militar corre consignada en un carácter
jeneral sin encerrarse en el verdadero marco que determina la
acepcion de dicha palabra i gracias a la injente labor del se-
ñor capitan Galdamez, podemos contar hoi con el primer
trabajo de esta|naturaleza.
Felicitamos mui de veras al autor i no dudamos que por
la índole e importancia de la obra toda la oñcialidad se apre-
surará a adquirir tan interesante estudio.
Damos a continuaciacion el Prólogo:
"El estudio de las campañas de Arauco, deprovisto talvez
de la utilidad que ofrecen las campañas modernas, está sin em-
bargo justificado dentro del de la Historia Militar de nues-
tro pais."
"Una raza que sostuvo durante tres siglos i medio una
guerra sin interrupcion, merece, indudablemente, un estudio
especial sobre los recursos con que contaba, sobre los medios
de que se valió para mantenerla i sobre las causas que influ-
yeron en su duracion."
"El conocimiento de las costumbres, de las cualidades i
vicios dé esa raza, tiene aun en la actualidad, un no despre-
ciable interes para los oficiales, porque esas costumbres con
sus cualidades i vicios, permanecen casi inalteralbles en nues-
tro pueblo."
— 365 —
"Durante la colonia i cuarenta años despues de la indepen-
dencia, los políticos i los guerreros buscaron en vano el
medio o la "fórmula" para pacificar su territorio. El honor
de solucionarla i llevarla con éxito a la práctica, le cupo a
uno de los Jefes mas distinguidos de aquella época, el Jeneral
Saavedra. El sistema de que se sirvió para la pacificacion de
Arauco i los medios empleados para terminar, sin derrama-
miento de sangre i sin sacrificios económicos, una guerra
secular que constituía ya un peligro; internacional, son por
sí solos hechos dignos de estudio, si no hubiera que agre-
gar la probidad, el desinteres i la enerjía de carácter, que
han colocado al Jeneral Saavedra, como un ejemplo i como
una figura de provechosas lecciones para la juventud."
"Aparte de las razones anteriores, el Estado Mayor Jene-
ral ha tenido en vista, al ordenar el estudio de las campañas
de Arauco, la sencillez de las diversas situaciones que ellas
presentan, siviendo así de escuela a oficiales encargados de
escribir la Historia Militar completa del pais. Se estudia por
fin, la evolucion de nuestro Ejército en un largo período de
la historia."
"Habríamos adoptado, sin variante alguna, el método
seguido por el señor Coronel Ekdahl en la enseñanza del
ramo en la Academia de Guerra, si el efectivo, el armamento
i organizacion de las fuerzas contendoras, nos lo hubieran
permitido; sin embargo, nos hacemos un honor en declarar,
que hemos tratado en lo posible de imitarlo."
"Las fuentes históricas de que nos hemos valido son:
"Coleccion de documentos inéditos para la historia de
Chile" recopilados por el señor Medina.
"Civilizacion de la Araucanía" por el señor Guevara.
"Coleccion de historiadores i documentos relativos a la
independencia de Chile" (autores varios).
"Documentos i correspondencia relativos a la ocupacion
de Arauco" por el señor Jeneral Saavedra.
"Costumbres Araucanas i Política en Arauco," por el
eminente literato don Pedro Ruiz Aldea.
"Crónica de la Araucanía" por el señor Lara.
"Historia Jeneral de Chile" por el señor Barros Ara-
na, etc.
"Sobre aquellos hechos que la tradiccion no ha conservado,
o en que los historiadores no están contestes, nos hemos per-
mitido hacer deducciones encuadradas en lo posible dentro
de la lójica de la historia."
— 366 —
"Para estudiar las diversas reformas que esperimentó el
el ejército español durante la colonia, hemos tenido que recu-
rrir a fuentes meramente españolas, por no existir otras i
porque las.fuerzas coloniales seguian mas o ménos de cerca
los adelantos de la metrópoli en este ramo."
"Las ideas sobre las diversas situaciones i las críticas he-
chas a una campaña o batalla, son enteramente personales,
como era natural i sin mas divisa que el deseo de que pue-
dan ser útiles como un simple estudio".
CRONICA ESTRANJERA
ALEMANIA
ESPERIENCIAS DE PENETRACION CON LA BALA S.

Segun el periódico aleman Schiesswesen, se han obtenido


los resultados siguientes con esperiencias practicadas en un
establecimiento privado.
Segun el Reglamento de tiro aleman, la bala S, penetra
60 cm. en madera de pino a una distancia de 100 mts. La
penetracion aumenta en seguida para alcanzar su má-vimun,
es decir, 80 cm., a la distancia de 400 metros.
En las esperiencias relatadas por el órgano citado, con
velocidades iniciales de 815, 845 i 860 mts., se ha obtenido
57, 42 i 32 cm. de penetracion en madera de pino, a una dis-
tancia de 100 metros.
Respecto a la posicion i direccion de la bala, se observó
que, en el primer caso, la parte anterior de esta hacia un án-
gulo de 40 grados con la línea de tiro; en el segundo, la bala
estaba casi completamente dada vuelta i en el tercer caso,
completamente.
En el segundo i tercer caso la parte posterior de la bala
estaba mui achatada, lo que prueba que esta última no se
habia dado vuelta llegando al término de su trayecto en la
madera.
Otras diez balas de un perfil diferente al de la bala S.
(punta no afilada), de largos i calibres diferentes han sido
disparadas en las mismas condiciones; estaban deformadas
pero habían conservados todas su direccion.
El Rousskü Invalid, añade a este respecto. Ninguna de
las balas actuales en servicio tiene su centro de gravedad tan
mal colocado como la bala S., él se encuentra bastante atras
del centro de figura.
— 369 —
La bala S., a corta distancia, produce en los cuerpos vi-
vos una herida de un diámetro de 23 milímetros, mas que la
bala dum-dum que producía un diámetro de 16 milímetros.
En las esperiencias de tiro contra escudos de fierro de un
espesor de 15 milímetros, la bala S., que posee una fuerza
viva de 370 kilográmetros, penetra alrededor de 12 milíme-
tros, produciendo una abertura de cerca de 16 milímetros de
diámetro. La antigua bala modelo 88, que poseía una fuerza
viva de 280 kilográmetros, no penetraba en fierro mas que
2 milímetros.
Las esperiencias han demostrado que la penetracion es
directamente proporcional a la velocidad. Mientras que la
bala M/88 con un largo de 30 milímetros, un peso de 17,7
gramos i una velocidad inicial de 610 metros ha penetrado
en fierro 2 milímetros, una bala del mismo calibre con 12,5
gramos de peso, un largo de 26 milímetros i con 834 metros
de velocidad inicial ha penetrado 6 milímetros. Una bala del
mismo calibre, con forma ojival tambien, de 20 milímetros
de largo, 9,6 gramos de peso i 834 metros de velocidad ha
dado una penetracion de 8 milímetros. Pero una bala de
punta afilada., de 10 gramos con 845 metros ha penetrado
10 milímetros.
Este aumento de penetracion de 2 milímetros debe ser
atribuido a la forma puntiaguda de la parte anterior de la
bala.
Por el contrario, una bala de 9 milímetros de calibre con
nna velocidad inicial de 745 i una fuerza viva de 424 kilográ-
metros, ha dado una penetracion de 8 milímetros con una
abertura de un diámetro de 22 milímetros.
Hasta aquí relata el Rousskü Invalid.

LOS ENSAYOS DE UNIFORMES DE CAMPAÑA

Se ha ensayado desde hace varios meses en distintos cuer-


pos de infantería uniformes de campaña de color gris plomo i
gris verde. El resultado de estos ensayos ha sido, segun el
Danzers Armee Zeitung, que el color gris verde ha superado
con mucho al gris plomo. En la mayor parte de los terrenos,
los hombres vestidos con uniforme de aquel color, eran ape-
nas visibles aun a pequeñas distancias; sobre todo cuando
las partes de cuero del equipo llevaban el mismo tinte. Mien-
tras que, en las mismas condiciones, los hombres vestidos
con uniforme de color gris plomo se destacaban fácilmente.
— 370 —
Las esperiencias comparativas entre los dos colores nom-
brados van a continuar en el invierno i se espera poder
dar en la primavera un juicio definitivo.

LAS TROPAS DE FERROCARRILEROS

Se anuncia que serán aumentado considerablemente. Ac-


tualmente forman una brigada de tres Tejimientos. Se forma-
rá próximamente una division compuesta de dos brigadas
que tendrán por asiento, Berlin, una, i en otra ciudad del
oeste de Alemania, la otra.
Beljique Militaire.
GLOBOS

El Ministro de la Guerra de Prusia ha ordenado, la cons-


truccion de un dirijible, segun los planos del dirijible frances
Patrie. El nuevo dirijible, cuya construccion será vijilada por
el comandante prusiano Gross, jefe del batallon de aerosta-
cion, se dice que servirá de modelo, a una serie que se piensa
construir i que serán agregado a las plazas fuertes.
Este modelo de dirijible que tiene el defecto de demorar
mucho tiempo en los preparativos para la ascencion, será
perfeccionado por el comandante ya citado.
Beljique Militaire.

JAPON
LOS AUTOMÓVILES

Segun el órgano japones Osaki As&khi Soumboun, él Es-


tado Mayor ha decidido el empleo de los automóviles, para,
el servicio de los trasportes. Estos automóviles. en campa-
ña, reemplazarán, en la medida de lo posible, la traccion,
animal i.el ferrocarril. Ademas, los automóviles contribuirán
igualmente al servicio de telégrafos i teléfonos durante la
batalla.
— 371 —

LAS AMETRALLADORAS

Segun el mismo órgano, la última guerra ha demostrado


de una manera evidente la importancia enorme de las ame-
tralladoras durante el combate, el Estado Mayor japones ha
decidido aumentar en 1500 el número de éstas, de suerte
que cada compañía pueda recibir dos o tres.
CREACION DE UN DESTACAMENTO DE VÍAS DE COMUNICACION

El Estado Mayor japones ha igualmente decidido crear una


Brigada que será encargada, en tiempo de guerra, de asegu-
rar el servicio de las vías de comunicacion i la alimentacion
de las tropas en marcha. Esta Brigada llevará el nombre de
"Destacamento de vías de comunicacion" i comprenderá tro-
pas de zapadores i de intendencia.
(Bevue d'Infanterie)
LAS MANIOBRAS DE 1 9 0 7

Tomarán parte en ella 4 Divisiones. Esta cifra es consi-


derada por el Estado Mayor Jeneral como el mínimun nece-
sario para la instruccion del comando i de los estado ma-
yores.
Maniobras con estos efectivos, por los grandes gastos
que orijinan, no se harán mas que una vez al año.
Beljique Militaire
REFACCION DEL MATERIAL DE ARTILLERÍA
I SU REORGANIZACION

El Japon ha pedido 2000 trozos de acero a Krupp, para


formar su nuevo material de artillería de compaña; estos
trozos serán horadados i fabricados en el arsenal de Osaka.
500 habían sido ya entregados en la primavera del año úl-
timo.
Este nuevo cañon disparará un shrapnel cuya espoleta
será graduada hasta 7,500 metros:
Bajo el punto de vista de la organizacion, todos los de
. artillería de campaña serán esclusivamente armados de pie-
zas de campaña (al principio de la.guerra, las 5.a, 9. a
. 10," i
11ª division tenían 6 baterías de montaña i la 7.a division
de 6 baterías tenia 2). Se prevee solamente en tiempo .de gue-
— 372 —
rra la creacion del número de baterías necesarias, segun el
terreno, i estas baterías serán agregadas, a mas de las bate-
rías de. campaña, a las divisiones que tengan necesidad de
ella.
ITALIA
ESPERENCIAS DE UNIFORMES GRISES I NUEVO EQUIPO

En las últimas grandes maniobras se ha esperimentado


nuevos tipos de uniformes i equipo presentados al ministerio
de la guerra por el señor Brioschi de Milan.
El color gris del traje ha dado una invisibilidad bastan-
te notable. En la rejion montañosa del lago de Garda a 400
metros, aun con anteojos, era imposible distinguir los hom-
bres que se movian en medio de rocas.
En cuanto al equipo, es mui liviano, entre otros elemen-
tos, la nueva va cartuchera vacia pesa 350 gramos en lugar
de 850.
Desgraciadamente nada se dice del resultado de estas es-
periencias respecto a la solidez, comodidad, etc.
Jahrbücher für die Deutsche und Armee Marine

INGLATERRA
MANIOBRAS DE EJÉRCITO

Las maniobras tendrán este año una importancia consi-


derable.
Las operaciones se desarrollarán, en Setiembre, en el dis-
trico de Buckinghamshire, en el polígono formado por las
ciudades de Thame, Bicester, Buckingham i Leighton Buz-
zard. Tomarán parte en ella 20,000 hombres bajo la direc-
cion del jeneral Sir John French.
La importancia de las maniobras como coronamiento
del trabajo del ejército es indiscutible, pero por desgracia en
el ejército ingles, donde los hombres se incorporan en todo
momento i son mandados continuamente a las Indias, los
oficiales no han podido jamas adquirir por la esperiencia de
sus camaradas del continente los conocimientos necesarios
sacados de las maniobras, anuales. Pero Sir Jonn French qué
tanto ha hecho en los últimos tiempos por el desarrollo de la
iniciativa de los oficiales, espera tener la satisfacción de ha-
— 373 —
cer sentir su influencia en el curso de las operaciones durante
la campaña.
Serán tomadas las medidas necesarias para que las fal-
tas del año anterior no se repitan (batallones incompletos i
falta de municiones).
Maniobras de gran importancia tendrán lugar en el Es-
te; lord Methuen operará como un adversario que se hu-
biere tomado a Portsmouth i atacado a un ejército movili-
zado sobre la llanura de Salisbury. EL jeneral Sir John
Hamilton mandará su propia Division i una brigada de ca-
ballería, de Jeormanry corno tropa de ejército i algunas ba-
terías de la Hoyal Horse Artillery.
Ejercicios preliminares tendrán lugar en el mes de agosto,
las tropas del Este se concentrarán en Ringwood; las manio-
bra» comenzarán a principios de Setiembre.
El terreno tan variado en los alrededores del rio Avon
ofrecerá a los oficiales la ocasion de emplear sus talentos tác-
ticos i él presentará dificultades para el paso del rio.
Habrá igualmente operaciones de sitio en Plymouth lle-
vadas a cabo por la 8.a brigada de infantería.
Beljique Milítaire.

NEMECIO VALENZUELA
Oficial de Informaciones en el E. M.
Canjes recibidos en el bimestre
15 de Mayo -15 de Julio

ALEMANIA. Diario Oficial del Ministerio


de Guerra,
Mayo 8, 9,17,22,23, 27, 28. 29 i 30
Militär Wochenblatt, Junio 2, 4, 7, 8 i 9; Julio 1.º .
Núms. 50 a. 72 i anexos. Revista Científica, Militar
Kriegstecknick Zeitschrift Obras primiadas en el Certámen
Internacional.
X año — cuadernos 1, 2, 3, 4 i 5.
Revista Técnica de Infan-
tería i Caballería.
FRANCIA Mayo.

Revue D' Infanterie. PORTUGAL


Mayo i Junio.
Revista de Infantería.
Le Spectateur Militaire, X año—-Núm. 6, junio.
1.º í 15 de Mayo i l.º de Junio.
Revista de Engenheria Mi-
Revue du Caballeríe. litar,
XII año—Núm. 4, Abril.
Abril.

Revue du Cercle Militaire. BÉLJICA


18 de Mayo 1.º i 8 de Junio.
La. Belgique Militaire,
ESPAÑA Abril 21 i 28; Mayo 5, 12 i 25.

ITALIA
Resúmen de la prensa militar
estranjera.
Enero, Febrero i Marzo. Rivista Marittima,
Abril con suplemento.—Mayo.
Revista de Caballeria, Rivista di Arligliería e Genio,
Mayo. Abril
Al frente
Canjes recibidos en el bimestre
15 de Julio--15 de Setiembre
EUROPA
ALEMANIA Diario Oficial del Ministerio
de Guerra.
Militar Woehenblatt, Junio 26, 27, 28, 29.
Núms. 73 a 96 i anexos. Julio 2, a 20.

Kriegstechnick Zeitschrift Revista de Caballería,


Julio.
X año—cuadernos 6 i 7, Junio-Julio-
Revista Científica Militar.
Armées-Verordnungsblatt.
9 de Julio de 1907 i anexos. Revista Técnica de Infante-
ría i Caballería.
AUSTRIA Julio, Agosto.
Metteitungen über Gegens- Revista Jeneral de Marina.
tände des Artillerie und Ge-
niewesens Junio, Julio.
Año 1907, cuaderno 7 (Julio). Memorial dé Injenieros del
BÉLJICA Ejército.
Junio, Julio.
La Belgique Militaire,
Mayo 19, Junio 16 í 30, Julio 7, Revista Estudios Militares.
21 i 28. Mayo, Junio.
ESPAÑA La Ilustracion Militar.
Resúmen de la prensa militar Junio.
estranjera,
Abril, Julio. La Nacion Militar.
28deJulioi-5 de Agosto.
Boletín de Administracion Mi-
litar.
FRANCIA
Julio i Agosto.
INGLATERRA Revue d' Infanterie,
The Army and Navy Chronicle. Junio.
Julio i Agosto. A la vuelta
El Ferrocarril Lonjitudinal
ENTRE

Aconcagua i Tacna

Habíamos pensado en estudiar esta cuestion desde el pun-


to de vista militar, con el propósito de refutar perentoria-
mente ciertas ideas peligrosas en boga, que le atribuyen al
poder marítimo de la Eepública, la antojadiza cualidad de
ser la base i la llave de la Defensa, Nacional.
Por la influencia de este falso concepto, se ha llegado a
sostener que, antes que la construccion del lonjitudinal a la
frontera norte, importa mas reforzar la escuadra, con algu-
nos acorazados i otros elementos.
A nuestro juicio, estas cosas se dicen por que los profanos
en el arte militar es fácil que no tengan una idea exacta de lo
que es la Defensa Nacional i del papel que juegan las institu-
ciones armadas en la política de simple conservacion i en la
de espansion o imperialista.
Desarrollar estas ideas habría sido nuestro tema; pero,
cuando pensábamos en el, recordamos que el Sr. Jeneral
Boonen Rivera, en 1889, publicó un estudio sobre la materia,
rebatiendo, precisamente, las mismas peregrinas teorías que
informan el criterio de algunas intelijentes i porfiados escri-
tores de hoi.
IV.
I esto ¿cómo se puede conseguir? únicamente doblegando-
la resistencia del contrario i destruyendo los medios con que-
cuenta para defenderse o atacar.
Por consiguiente, la guerra, mirada desde el punto de vis-
ta militar, solo tiene, por objeto procurar la destruccion de
los elementos bélicos del enemigo ya que estos constituyen
sus medios de accion para resistir.
Los principales elementos bélicos de las naciones se sabe
que consisten en sus fuerzas militares i navales, i por lo tan-
to, sólo su destruccion procura la victoria final.
Para alcanzar esto último, se puede adoptar dos tempe-
ramentos: tomar la ofensiva o mantenerse a la defensiva.
En el primer caso, una marina, por fuerte que sea, contra
un ejército solo podría mantenerlo a cierta distancia de sí, a
ménos de que se tratara de un caso particular, como ser una
isla o una península, cuya comunicacion con la tierra firme
pudiera ser barrida por la artillería de las naves.
Pero ni aun en este caso puede la marina por sí sola to-
mar posesion de semejantes partes del territorio si están de-
fendidas por fuerzas del ejército, a fin de procurarse una-
prenda que rezarsa de los gastos que ocaciona toda guerra,
i por lo tanto, para ello siempre tendrá que recurrir a fuerzas
de desembarco o sea a fuerzas del ejército, que se encarguen del
desempeño de dicho cometido.
¿Habrían podido las escuadras aliadas tomar posesion
de la península de Crimea, en la campaña de Oriente de 1854,
sin el concurso del ejército? La contestacion de esta pregunta
está en las victoriosas batallas libradas por este último en
Alma, Inkermann, i por fin, en la rendicion misma de Sebas-
topol que dieron el resultado buscado, operaciones todas que
no pudo impedir la escuadra rusa del Mar Negro, a pesar de
su brillante victoria de Sinope.
En cambio, en el mar Báltico, donde las escuadras alia-
das se presentaron sin llevar tropas de desembarco, despues
de destruir las fortificaciones que defendían el puerto de Bo-
marsund, no pudiendo emprender operacion alguna de im-
portancia, tuvieron que retirarse sin presentarse delante de
Kronstadt, que les habia sido designado como objetivo.
La campaña de 1865-66 de España contra las repúblicas
del Pacífico., demuestra igualmente que una escuadra, por
mareada que sea su preponderancia, nada puede por sí sola
i que se halla completamente impotente para obtener la so-
lucion de la custion disputada sontra fuerzas terrestres por
reducidas que éstas sean, pues sus operaciones se concretaron
a molestar el comercio, a bonbardear un puerto indefenso-
V
para ir, por fin, a estrellarse de 2 de mayo del866 contra las
baterías del Callao, servidas por el ejército terrestre.
En la guerra franco-alemana, la inmensa superioridad de-
la flota francesa, ni un solo dia pudo demorar las operáeio-
nes del ejército enemigo que invadía su patria, i despues de
recorrer pasivamente las costas alemanas tuvo, por último,
que desembarcar sus equipajes i sus cuadros de oficiales a fin
de contribuir a la organizacion de las nuevas fuerzas terres-
tres que Francia ponia en pié para luchar una vez mas contra
su victorioso adversario. .
I en la campaña del Pacífico, queacaba de pasar, no han
sido ni Iquique, ni Angamos las victorias que trajeron la paz
de Ancon, sino San Francisco, Tacna, Chorrillos i Miraflores,
ganadas por el ejército, jornadas que destruyeron las fuerzas
en que descansaba la resistencia del Perú.
De los ejemplos citados, todos sacados de las guerras
contemporáneas, se deduce, pues, que la marina es solo un
medio auxiliar para facilitar la accion del ejército terrestre,
que es el llamado forzosamente a solucionar los graves pro-
blemas de la defensa nacional.
Sin el ejército de operaciones, la marina chilena, a pesar
dé sus brillantes victorías, nada habría conseguido, pues solo
habría podido bloquear, durante mas o ménos tiempo, los
puertos enemigos, pero sin poder tomar posesion de ellos, ni
destruir la resistencia del adversario.
La ausencia de la marina i la privacion de este poderoso
apoyo, habría dificultado grandemente las operaciones del
ejército chileno en 1879-82; pero deducir de ello que las im-
posibilitara del todo, seria un verdadero absurdo.
En efecto, Almagro, para invadir a Chile, así como Pedro
de Valdivia, se valieron del camino por tierra, i a pesar de
las dificultades del trayecto, alcanzaron, por fin, el propósito
que perseguían. El ejército, durante la campaña, emprendió,
en varias ocaciones, operaciones mas difíciles que la que
habría sido la travesía del desierto mismo, como lo prueban
las realizadas en la alti-planicie i en las. sierras del Perú.
í, por fin, basta considerar las operaciones de los ingje-
ses en Abisinia(1867-68) i en él Suelan actualmente.para con-
vencerse de que si los desiertos sqji los obstáculos.mas difíci-
les de vencer para un ejercito, Napoleon,—Máximes de gue-
rre, pág. 1—París, 1874) no constituyen, sin embargo, obs-
táculos insuperables, pues segun Napoleón, por donde pasan
dos hombres puede pasar un ejército entero. Difícil no quiere
decir, por cierto, imposible.
De las coneideraéiones anteriores se deduee pues, que la
defensa nacional corresponde esencialmente al ejercito, quien
VI
dispone únicamente de los medios materiales necesarios para
hacer triunfar la voluntad soberana, i que la marina solo
constituye un auxiliar mas o ménos poderoso del ejército i
que, por lo tanto, debe subordinarse a las necesidades del
mismo. ,
En efecto, una nacion cuya fuerza es esencialmente marí-
tima, ejerce solo pequeña influencia en los negocios interna-
cionales como lo prueba la conducta de Inglaterra en los su-
cesos políticos de 1885, que estuvieron a punto de producir
un rompimiento entre esa potencia i Rusia por la cuestión de
Merv.
Inglaterra sola, sin ejército terrestre, i sin ningun aliado
que se lo proporcionara, a pesar de sus terminantes declara-
ciones de que jamas permitiría que Rusia se instalara en Merv
a las puertas de la India, viéndose sin los medios materiales
para oponerse a dicha ocupacion, tuvo no solo que resignar-
se a ello sino tambien a tolerar los avances ulteriores del ji-
gante moscovita hácia el Indus, objetivo perseguido por la
política rusa en Asia.
Se ve, pues, que en realidad es el poder militar terrestre el
que mas pesa en la balanza de las relaciones internacionales.
I como hemos demostrado, el ejército es la gran palanca de
la ofensiva, cuando se adopta este camino para solucionar
un conflicto entre naciones.
Pero si las ventajas del ejército sobre la marina son gran-
des en el terreno de la ofensiva, todaviason mayores cuando
hai que resignarse a la defensiva, en caso de guerra esterior,
i esto sobre todo tratándose de uaa nacion que como Chile,
deslinda sobre varias de sus fronteraseon rivales o enemigos.
En efecto, si alguna vez hemos de tener guerra con algu-
na potencia esto solo podrá ser, o bien con una de las gran-
des naciones europeas o bien con alguno de nuestros vecinos,
ja que por desgracia, segun Federico II, vecinos es sinónimo
de enemigos. (Federico II,%Príncipes généraux, pag. 2).
En el primer caso, nuestra escuadra seria infaliblemente
destruida, pues no podemos pretender equilibrar nuestras
fuerzas navales con la de ninguna gran potencia, que podrá
enviar, sin grandes sacrificios, una fuerza doble o triple a la
que la que nosotros pudiéramos movilizar.
Las colonias inglesas, francesas i alemanas situadas en la
Polinesia, constituirían bases de operaciones para las escua-
dras de dichas naciones en caso de un conflicto cos nosotros,
que les permitirían sostener sus escuadras sin gravámen ex-
cesivo i sin grandes dificultades, pues" dichas colonias no dis-
VII
tan mas de diez a quince días de navegacion a vapor de nues-
tras costas, i en ellas tienen ya sus dueños establecidos arse-
nales i carboneras. (3).
Pero en caso de guerra con la República cualquiera gran
potencia europea (4) encontraría en el Perú un alia Jo seguro, i
por consiguiente, su territorio constituirla su base de opera-
ciones.
En semejante emerjencia. la defensa nacional solo podriá
desarrollarse por tierral tendría que asumirla el ejército na-
cional, i el teatro de operaciones forzosamente seria el terri-
torio limítrofe respectivo, o sea nuestras provincias del norte.
Las líneas de comunicacion espeditas entre todos los pun-
tos del territorio i el futuro teatro de operaciones, seria en-
tonces el asunto de mayor importancia, i como éstas no po-
drían ser marítimas, puesto que estarían cortadas por' el
enemigo, necesariamente serian terrestres por medio de los
caminos que unan el teatro de operaciones con la base de ope-
raciones de nuestro ejército, es decir, con las provincias cen-
t r a s de la República.
Basta considerar qué papel correspondería entonces auna
vía férrea que uniera la línea del valle central con el teatro
mismo de operaciones que seria, sin disputa, la provincia de
Tarapacá.
Los ferrocarriles forman en el dia la principal línea de co-
municacion con su base de operaciones para los ejércitos mo-
dernos en campaña, puee son las únicas arterias que pueden
satisfacer sus necesidades, en reclutas, pertrechos, víveres, etc.
Por esto es qv.e la importancia de los ferrocarriles estra-
téjicos a medida que aumentan las necesidades de los ejérci-
tos, adquiere mas i mas valor para la defensa de una nacion.
I si alguna vía férrea puede llamarse estratéjica, sin duda lo
es la que uniendo los territorios del norte con el centro i sur
de la República, asegure la concentracion oportuna de todas
nuestras fuerzas en el punto atacado.
Se ha manifestado en el Senado por algunos miembros de
esta alta corporacion, el temor de que semejante vía férrea
pudiera ser destruida por el enemigo, por medio de patrullas
enviadas desde su escuadra,i por lo tanto, que llegado el mo-
mento, seria inútil.
No divisamos cómo podría esto suceder, pues una de las
precauciones elementales para la conservacion de toda la lí-
nea estratéjica consiste en ocupar con piquetes mas o ménos
(3). El Imperio del Japon debe añadirse a las suposiciones del señor Je-
neral Boonen Riverg, pues este nuevo factor internaciodal está llamado a
actuaciones trascendentales en la política del Pacífico.
(4). O asiática.
VIII
fuertes, todas las obras de arte, como ser túneles, puentes,
viaductos, cuya destruccion por el enemigo importaría una
suspension larga de la esplotacion de dicha línea. (Vorbeck,
Lettow. Leitfaden für die Unterriecht in der Tactik—Berlín,
1884, pág. 71).
En cuanto a los puntos de la línea no ocupados i en los
cuales el enemigo pudiera causar depredaciones, esta» serian
reparadas con la misma facilidad con que diariamente se re-
median las que ocurren continuamente en toda vía férrea en
esplotacion, pues solo podrían consistir en el levantamiento
de rieles, durmientes o destruccion parcial de terraplenes,
puesto que para llevarlas a cabo el adversario solo contaría
con medios reducidos i durante el corto tiempo que mediara
entre el aviso i la llegada de las fuerzas encargadas de la con-
servacion de la línea.
I esto en el supuesto de que la línea se construyera a ori-
llas del mar, pues en caso de internarla a 30 kilómetros déla
costa estaría ya al abrigo de toda escursion enemiga, que
para emprenderla necesitaría de 48 horas de tiempo i de li-
bertad de accion, lo que es sumamente difícil de conseguir en
la guerra.
El hecho práctico que existe en abono de la seguridad re-
lativa de las líneas que corren paralelas a las costas, es que
la flota francesa es 1870, a pesar de la importancia que tenia
bajo el punto de vista estratéjico, no pudo conseguir la des-
truccion de la línea ferrea prusiana paralela a la costa del
mar Báltico que corre a seis kilómetros de la playa en uhaes-
tension de mas de trescientos kilómetros.
' Son, pues, infundados los temores manifestados a este
respecto por algunos señores senadores.
La union de la provincia de Tarapacá con el valle central
por una linea ferrea, es de la mayor importancia para asegu-
rar la defensa de nuestras ricas provincias del norte, objetivo
probable de todo enemigo esterior, ya que su defensa forzo-
samente, como dejamos demostrado, ha de confiarse al ejér-
cito i no a la marina".

El artículo trascrito, del señor Jeneral Boonen Riyera,


redactado en 1889, tiene valor absoluto en el dia del hoi; i aun
cuando a lo manifestado por. ese distinguido e ilustrado jefe
de nuestro Ejército, pudiera agregarse uno que otro argu-
mento mas, preferimos abstenernos, pues lo principal queda
dicho.
LA INFANTERIA

1). Formaciones i fuegos contra ataques de caballería.


2:. Deber que le corresponde de apoyar las cargas de su propia caballería (1)

. Los hechos de la historia militar han venido establecien-


do principios i ofreciendo deducciones sobre el poder de com-
bate de la infantería frente a la accion táctica que le corres-
ponde a la caballería; i se ha llegado a establecer que, si un
paralelo ya no es posible entre las dos armas tratándose del
combate, la necesidad de sus esfuerzos comunes, es indispen-
sable en la guerra para garantir el éxito.

(1) Conferencia dada por el señor Mayor M. Anabalon Urzúa, en el


E. M. J. el 5 IX. 1907.
— 375 —
Las dos armas han hecho grandes progresos buscando
sus ideales precisamente en el sentido lójico que les ha dado
los buenos resultados que han obtenido; eso sí, se dice que
una, la infantería, se ha levantado por sí sola i la otra, aun-
que son propios sus esfuerzos, ha sido, sin embargo, obliga-
da—podríamos decir—a producirlos, por los grandes triunfos
alcanzados por aquella en el arte de la guerra.
A raiz de los progresos realizados en el armamento de la
infantería, han nacido nuevos métodos de combate i crecido
en favor de ella el factor de la proporcionalidad i de la deci-
sion, hasta obtener como propias—segun lo comprueban las
estadísticas médicas de la última campaña de Oriente—las
8-9/10ª partes de las bajas producidas en el combate. Esta
preponderancia táctica de la infantería ha ido empujando,
sin duda, a la caballería del campo de batalla; pero ella ha
contestado con los éxitos obtenidos en su rol estratéjico
como resultado de su trabajo i firmeza en los principios e
ideales conque la bautizara su verdadero creador, mantenién-
dose desde hace un siglo i medio i a traves de memorables
campañas, alrededor de aquellas sabias enseñanzas que,
como un dogma de fé impuesto a todas las épocas, han lle-
gado hasta nuestros días.
Sin embargo, siguen los autores militares i los reglamen-
tos mismos tratando del cómbate entre, estas dos armas
cómo si tuvieran la real conviccion de que nunca podrá des-
cuidare; la una de la otra. Se reconoce la ventaja del infante
sobre el jinete i se predica su superioridad, aun ante varios,
si sabe dominar, sus nervios i aprovechar bien el almacen
de su fusil i manejar éste con habilidad , como arma blanca.
En las obras mismas en que la caballería ha de inspirar sus
propósitos, los tácticos del arma la advierten que la infan-
tería miéntras conserve su calma i sepa aprovechar las con-
diciones del fusil moderno, es invencible para la caballería. I
miéntras tácticos i reglamentos así lo establecen i tratan de
su rol en el campo de batalla, reducen su accion a situacio-
nes ocasionales confiadas a la velocidad de los caballos, a la
audacia i buen ojo de los jefes, así corno a la fuerte impresión
moral que produce, en el infante el estrépito de una carga,
factoren probables en que la caballería funda principalmente
el éxito de sus ataques,
La concentracion del. fuego de la infantería, la prontitud
con que ella, puede formar una barrera de fusiles i la influen-
cia mas fácil, eficaz i poderosa de los que la mandan, reducen
efectivamente, por principio, a circunstancias mui espresas
la accion de la caballería.
— 376 —
Pero, aparte de tales circunstancias, tiene naturalmente
esa arma muchos recursos con que tentar a la infantería
provocándole raía vacilacion o una interrupcion o cambio
cualquiera en los movimientos empezados, contrarios a las
necesidades efectivas de la situacion obligándole a que, obe-
deciendo a sus tentativas, le ofrezca ya un éxito perdiendo el
desarrollo de sus fuegos en otra direccion en que su influjo
pudiera ser decisivo, ofreciendo con sus propios agrupamien-
tos, blancos especiales a la infantería o artillería adversarias
o, por último, posibilitándole el ataque mismo.
Ante estos recursos que la caballería; tiene de por sí o los
encuentra ofrecidos por las situaciones a que puede llegar la
infantería en el combate, i en vista del ninguno o escaso
valor táctico que los impugnadores de esa arma le aseguran -
a su accion, cabria preguntar, sin embargo: ¿habrá perdido
efectivamente la caballería su influjo poderoso en el campo
de batalla?... I con los hechos de la historia contestamos, nó!
Es verdad que en razon inversa a sus progresos en el rol
estratéjico que es su caraterística, ha marchado hasta hoi su
influencia táctica de otras épocas; pero existe su actividad
en el campo de batalla, dificultada, sin duda, por el perfeccio-
namiento de las armas modernas de la infantería, de sus
formaciones en relacion con el terreno i del cultivo que éste
viene alcanzando en el mundo que restrinje i limita su empleo.
"El arma de caballeria es demasiado valiosa para que no
haga nada", dice el Jeneral von Schmidt, i la infantería no
ha de quedarse del lado de los que piensan que han pasado
los dias de su actividad. Mientras haya otras armas que la
apoyen, miéntras las fases del combate puedan ofrecerla una
ocasion a la presteza de sus caballos i al empleo terrible de
sus lanzas, la caballería estará presente en el campo de ba-
talla como fantasma de muerte de la infantería. Toca a esta
arma prepararse con tiempo para contrarrestar con éxito
sus ataques; cuenta para conseguirlo con los mejores medios
que le dan ena superiodidad reconocida sobre ella; queda
Bolamente por ejercitar el trabajo que debe darle por resul-
tado el uso i empleo mas ventajoso de esos medios.
La caballería se advierte por lo jeneral a distancias gran-
des o medias. Las sorpresas, que ella llama, se presentan a
distancias mui cortas o reducidas. Esa aparicion inesperada
de la caballería no la debe distinguir la ínfatería con la pa-
labra sorpresa si ella ha de significarle desventaja, condicion
en que por esa circuntancia no se debe considerar la infante-
ría; esta debe sentir esa orgullosa conviccion para entonar
su moral en los casos de peligro.
— 377 —
Las formaciones de ataque de la caballería serán mas
frecuentes en profundidad que en estension frontal; para con-
trarrestar ámbas tiene la infantería sus formaciones cerradas,
jeneralmente en dos filas, por excepcion en cuatro, pues debe
tenerse' presente que al lado de la suficiencia de sus fuegos se
impone la necesidad de un frente mas o menos estendido que
guarde alguna proporcion con el, que trae el ataque que debe
rechazar. Á las oleadas producidas por los escalones de
ataque sucesivo de la caballería en esta formacion, la infan-
tería opone su rompe-olas de estrechas formaciones con fuegos
intensos; pero debe tener presente que el éxito no lo encuentra
con la formacion misma, sino con el sentimiento de la segu-
ridad, de la firmeza moral, del orden i del valor del fusil si lo
ha sabido apreciar i si lo sabe esplotar en el momento pro-
pieio. "Infantería que no está conmovida no necesita, o
mejor dicho, no ha tenido nunca necesidad de una formacion
especial contra la caballería desde el tiempo que lleva una
arma de fuego", dice Balck; "ni será ese el momento elejido
para caer sobre ella" dirán los del arma, cuando un principio
les previene que en tales casos es invencible; mientras que sus
fuerzas o formaciones son secundarias si está conmovida o
Vacilante.
Es para la infantería una severa advertencia lo que es-
cribe un observador que cargó contra cuerpos franceses en
Vionville: "en el primer momento, dice, la infantería pierde el
tino por completo, se olvida que tiene un fusil, se desbanda i
lleva el desorden hacia atras impidiendo con su fuga misma
el amparo de los escalones posteriores"; i en el segundo mo-
mento, agrega, "la infantería vuelve en sí de su terror, dis-
para sus armas pero mas bien de miedo que con concien-
cia".
Por regla jeneral, las tropas de infantería no deben aban-
donar el terreno o la situacion en que la encuentra un ataque
de caballería; en cualquier formacion se la puede recibir. Sería
un error tratar de reunir tropas colocadas en tiradores en
primero línea o como reservas detras de ellos, adelantar o
atrasar sus alas desde el momento que pueden dirij ir sus fuegos
con ángulos enormes en la direccion del peligro, o pueden
otras tropas de los escalones posteriores acudir con sus fuegos
en su proteccion; como seria tambien un error presentarle
formaciones cerradas teniendo siquiera el peligro de ofrecer
un blanco a propósito a la infantería o artillería enemigas,
situacion a que pueden inducirla mil tentaciones que la ca-
ballería podrá en juego como fruto de sus propios recur-
sos.
— 378 —
Nuestra actual columna de compañía ofrece ahora una
facilidad i una rapidez estraordinaria para tomar una for-
macion que responda al peligro de un ataque dé flanco. Con
ella es hormas aceptable la idea de von Scherff que trata de
probar que es mas favorable i promete mas éxito un ataque
sobre el frente que no sobre el flanco de la infantería, fundán-
dose tanto en la prontitud de sus formaciones como en la
libertad con que ella puede dirijir sus fuegos en esa direc-
cion.
Es necesario en todo caso reducir al mínimum las voces
de mando i estimular en alto grado la iniciativa. Se debe
acostumbrar a las tropas a que a una breve" órden o indica-
cion-se tome el frente que exije el peligro i que éste sea anun-
ciado por cualquiera de la compañía o del batallon ya que
no es posible que el que manda pueda observarlo o verlo
todo. .
La formacion misma no está sujeta a otra lei que la de
la necesidad i del tiempo de que se dispone; puede ser en dos
o en cuatro filas. Sin embargo existe esa consideracion espe-
cial que nos induciría a optar por la formacion en dos filas i
aun entuertos casos en una, i es la de presentar, como hemos
dicho, a la caballería un frente mas o ménos estendido que
guarde alguna proporcion con el que ella toma para su carga,
ya que el fuego de una fraccionan que todos los fusiles 21/2
ocupan de preferencia con el fuego de Trente, dejaría sobre los
flancos de un adversario de fueza equivalente, un sector sin
fuegos que crece en relacion con su acercamiento, si creemos
que a las distancias mayores el espacio batido sobre el blanco
pudiera ser mayor, ya por el desvía-natural de los proyectiles
o, especialmente, por los" ángulos con que puede dirijirse 1a
infantería, cuando el peligro no impone la necesidad absoluta
del fuego de cada tirador sobre su frente respectivo. Unida a
esta consideracion está, para los casos jenerales, lo del valor
del fuego del fusil frente a los espacios ocupados en el terreno
por infantes i jinetes; así, la infantería coloca veinte fusiles-
tiradores en dos filas—en el espacio ocupado por ocho jinetes
de frente en fila de contacto, correspondiendo entónces 21/2
fusiles o sea 25 disparos por mito por cada jinete corrido.
Colocando la infantería en 4 filas se doblarian estos factores
sin otro resultado, quizás, que un riesgoso perjuicio de la pro-
porción del frente i un consumo desmedido de la municion. I
es fácil deducir como crecen esos factores cuando la caba-
llería presenta su carga en sus formaciones abiertas en que
los jinetes a dos o tres pasos, distraen cada uno, alrededor
de siete fusiles presentándosele la infantería en dos filas-
unidas.
— 379 —
Balck nos presenta un solo ejemplo de despliegue contra
ataques de caballería (fig. I).

Supone un batallon en columna profunda amenazado


desde medio derecha. Para rechazar el ataque le opone forma-
ciones en dos filas. Despliega la l. aacompañía por la izquierda,
la 3.ª por la derecha i la 2.ª i la 4. las deja como escalones
sobre los flancos para prevenir un peligro en esas direc-
ciones.
Siguiendo al autor podríamos determinar para este mismo
batallon un despliegue en dos filas hecho rápidamente sobre el
— 380 —
frente, manteniendo como en el caso anterior algunas fuerzas
en escalones (fig. II).

En tal caso la 1 .ª compañía efectúa un despliegue comun;


la 2. a i 3.a salen sobre los flancos mas allá, de la direccion de
las alas de la formación anterior, i la 4ª queda en espera.
Estas formaciones firi«scalones tienen sus impugnadores
que las combaten citando hechos de la historia como el de la
infantería francesa al repeler el ataque de la brigada Bredow
i de los dragones de la guardia en Vionville, en que los esca-
lones entre sí sufrieron grandes pérdidas con el efecto de sus
propios fuegos.
Sin embargo, es una consideracion esencial apreciar las
distancias que separan a las unidades o fracciones. aEn este
ejemplo las distancias reglamentarias alejana de la 1. línea a
mas de 35 i 70 pasos respectivamente a la 2. i 3. a compañías
lo que exije la pérdida de mas de 10 i 20 segundos de tiempo.
Si el casó es imperioso no tendría otra solucion que sacar
sobre los flancos respectivos a las compañías como lo pre-
— 381 —
senta esta figura; si hai tiempo, lójicamente, se podrían estre-
char esas distancias por lo ménos hasta dar mayor tranqui-
lidad a los tiradores de los escalones anteriores i libertad
suficiente para los fuegos i la direccion de las compañías,
ventaja a que responde la formacion en escalones, como ase-
gura tambien la atencion de tos flancos i la independencia
del mando, ya que, como dice Balck, jeneralmente correspon-
de a los comandantes de compañía, frente a la inminencia de
un ataque de caballería, disponer los medios para repelerlo
sin otra órden que un aviso previo del batallon que anuncie
la direccion del peligro.
Otro caso seria el de un despliegue sobre los flancos, en
que es mas. fácil cumplir con la idea de algunos autores* que
-recomiendan disponer en lo posible de las tropas de mas a
retaguardia de una unidad a quien va dirijido un ataque, a
fin de poder desprender las fracciones de cabeza i emplearlas
en otro direccion más apremiante que la caballería quisiera
ocultar con su movimiento o actitud.
Siguiendo al batallon en columna profunda i estando las
compañías en columnas de pelotones como lo presenta la
figura III, converjen simultáneamente los primeros i últimos
de cada compañía;

los del centro siguen la conversion del de cabeza i quedan


como escalon o, segun el caso, lo cubren i hacen fuego en 4 filas.
— 382 —
Si en los 18 pasos con que cuentan los pelotones para
entrar en línea—desalojados los pelotones del centro—no
cabe el efectivo de que disponen los que ejecutan la conversion,
las fracciones sobrantes cubren a retaguardia el ala de su
respectivo peloton en la línea de los escalones i descansan
sus armas o toman parte eu el fuego segun convenga. La
regularidad de la formación es lo de menos; la mejor dispo-
sicion de los fusiles i el mas rápido aprovechamiento del
tiempo es lo esencial.
Si este ejemplo encuentra a las compañías en columna de
compañía como lo indica la figura IV. los pelotones del ala.
amagada hacen en esa direccion una conversion simultánea
de las escuadras; los pelotones centrales

corren adelante a ocupar los claros de compañía, converjen


i, como en el caso anterior, quedan a retaguardia las fraccio-
nes que no tuvieran espacio suficiente; los pelotones del ala
interior converjen tambien simultáneamente con los del ala
esterior i conservan sus puestos como escalon, o, segun al
caso, toman parte en el fuego.
En toda circunstancia los despliegues son rápidos i orde-
nados, siempre con algunas fuerzas en espera especialmente
cerca de los flancos.
— 383 —
Tratándose de tropas instruidas que inspiren suficiente
confianza al jefe, se dice que todo este razonamiento que
aboga por el fuego en dos filas de la infantería para rechazar
los ataques de la caballería, es indiscutible, como lo son
tambien las razones que justifican el fuego en cuatro filas
con tropas reclutas que pueden escapar al dominio del que
las manda i perderse la mayor utilidad de los fuegos, mientras
que en la mano del jefe los resultados serán bien distintos.
Formaciones nuevas rechazaron, en tales condiciones, el
ataqtie de buena caballería en Sapignies con pérdida de 32%
de los jinetes i 80% de los caballos.
Durante el trascurso de la batalla existen períodos difíci-
les para la infantería creados ya por las condiciones desven-
tajosas en que se combate, ya por la actitud siempre amena-
zante de la caballería. Se presentan jeneralmente en el mo-
mento de la decision, cuando las reservas han sido consumidas
o detras de las tropas que marchan a impulsar el último
avaace ya no hai escalones o no tienen ¡la vida suficiente para
parar con éxito los golpes de la caballería. Es en ese momen-
to supremo en que la infantería debe acudir imprescindible-
mente a la línea de fuego; cuando debe llegar allí para dar la
última estocada; cuando sin su auxilio no hai victoria, i
avanza resuelta con su último empujé, i se encuentra con su
tenaz adversaria que audaz e irresistible en los últimos mo-
mentos de la lucha, le cierra porfiadamente el paso. I la in-
fantería debe triunfar i salir airosa de este trance difícil i
llegar con sus refuerzos a la línea que es donde la llama la
situacion.
Prescripciones autorizadas previenen a la infantería no
olvidarse nunca que es frecuente en la guerra tal situacion i
que debe conservar hasta el último momento fracciones cerra-
das que se ocupen.; con la caballería dejando libre las fuerzas
calculadas para el momento dé la decision; o, todavía, en
casos estremos, tomar de dichas fuerzas la paite indispensable
para recibirla i continuando con el resto tratando de llegar a
la línea con el mayor número de fusiles; i, en todo caso, sin in-
terrumpir ni un sólo instante el movimiento de avance que
ello ya significaría el éxito para la caballaría, i con ello la
pérdida de la ocasion oportuna de sus refuerzos. Los princi-
pios mismos en que la caballería funda sus éxitos probables
en esta fas de la batalla, son una saludable advertencia para
la infantería.
Pero el período crítico, la verdadera crisis de la infan-
tería se halla en la retirada despues de un ataque rechazado;
cuando escaseadas las municiones, debilitada por las bajas
la direccion inmediata de las tropas, cuando llegado el des-
— 384 —
gaste físico a sus estremos por los avances i los últimos es-
fuerzos hechas en favor de la victoria, debe retirarse bajo los
fuegos del enemigo victorioso que persigue i del ataque incan-
sable i tenaz de la caballería que por todos lados le dirije sus
lanzas i amenaza aniquilarla i convertir en derrota su retirada.
Ante esta situacion la mas angustiosa i terrible de una ba-
talla que exije de la infantería toda su disciplina i enerjías,
toda su presencia de ánimo i su talento, debe salir tambien
airosa cubriendo con sus pechos todos los elementos en
accion i sus, restos mismos para responder con ellos a ulte-
riores exijencias de la campaña. Si no hai tropas frescas que
la reeojan, o son insuficientes para rehacerse a su espalda,
si su propia caballería ha sido arrojada del campo de batalla
o no ha podido auxiliarla, debe salvar i salvarse por sí sola,
juntándose en grupos los dispersos tiradores para reunir
progresivamente algunas fuerzas apreciables que le permitan
respirar en la primera ventaja que le ofrezca el terreno.
Detenerse antes clavándose sobre una línea en presencia
de la tenacidad de los que persiguen creyendo así salir de su
angustia, sería quizás, un error; así nos lo dicen algunos
ejemplos de la historia: la retirada de tres compañías rusas
frente a un nutrido fuego de persecusion de los turcos combi-
nado con ataques de flanco de su caballería en la batalla de
Scheinowo. Las compañías habian conseguido ya cierta co-
hesion; una se detiene i hace frente, pierde todos sus oficiales
1 eleva al 50% las pérdidas de su batallon.
Poniendo en relacion ahora las fuerzas de la infantería
contra las de caballería encontramos el paralelo conociendo
el valor del fuego del fusil dentro de cada unidad o fraccion i
partiendo de la hipótesis de que la duracion del fuego fuera
solo de un minuto. En tal caso, un peloton aun habiendo
reducido hasta sesenta su dotacion primitiva de fusiles o
sea de 500 a 600 tiros por minuto—dentro de los últimos
500 metros solamente—basta para un escuadron; una com-
pañía en circunstancias favorables podrá hacer frente con
éxito a un Tejimiento, i así sucesivamente. Una compañía del
Rejimiento aleman N,° 27, rechazó en Beaumont el 5.° Eeji-
miento de Coraceros franceses; en Jena, un batallón se retira
i sintiéndose incapaz de continuar su marcha forma un es-
trecho cuadro con 240 fusiles a que habia quedado" reducido
i rechaza, increíble, ocho ataques sucesivos de 9 o mas, eso
sí que diezmados Rejimientos franceses, ante los cuales por
la escases de municiones se ordenaba disparar sólo a 80 pasos.
Sin embargo, frente a estos ejemplos vemos en Königgrätz a
un escuadron de Húsares que sorprende i toma prisioneros
la mayor parte de un batallon austríaco; en Custozza trea
— 385 —
pelotones de lanceros cruzan por él frente las filas de una bri-
gada de infantería italiana que estaba desplegada para el
combate, caen en seguida sobre otra brigada que venia aun
en columna de marcha i, aunque con enormes pérdidas como
se comprende, logra su objeto interrumpiendo el avance de
los italianos que quedan lejos del campo de batalla.—Todos
estos hechos son circunstancias estraordinarias, naturalmen-
te, porque ofrecen una hermosa leccion a la infantería. En
todo caso ella no deberá contentarse nunca con poner frente
a la caballería los fusiles estrictamente necesarios que los
cálculos¡numéricos exijirian; siempre debe calcular su capaci-
dad en condiciones de obtener seguramente el éxito.
Algunas contradicciones i vacilaciones existen respecto
al modo de apuntar de la infantería al recibir con sus fuegos
a la caballería. Hai autores que recomiendan la posicion
tendida porque el caballo salta al tirador, porque es mayor
el espacio barrido por el fuego, porque es mas difícil al jinete
herir al tirador i porque, si la infantería enemiga dispara a
la vez se reducirán enormemente las bajas. La posición arro-
dillado ofrece igualmente la probabilidad de ser saltado por
el caballo, talvez con mas facilidad i le da al tirador mas li-
bertad i confianza que estando tendido. La posicion de pié
aumenta la confianza del tirador, le da mas dominio i liber-
tad pudiendo entonces usar su fusil como arma blanca si se
llega el caso i atender con mas ventaja a su defensa personal.
Ademas esa muralla de hombres i fusiles en medio de un fuego
intenso i eficaz, muchas veces ha hecho abrirse las líneas de
ataque de la caballería, haciendo imposible al jinete reducir
el instinto del caballo que ve i rechaza el peligro.
Lo que decide, sin embargo, el modo de apuntar es la si-
tuacion en el terreno, de la infantería atacada en relacion
con su mision del momento i la situacion del enemigo i estado
del combate. Conservan, por ejemplo, su posicion tendida o
arrodillada los tiradores mismos i aun sus reservas próximas,'
cuya atencion principal no les permita un cambio de posicion,
pero sí dirijirse con ángulos enormes sobre su adversario. La
posicion de pié o de rodillas, o la combinacion de ámbas, se
impone lójicamente para los escalones posteriores que están
en condiciones de poder efectuar un despliegue i cambio rá-
pido en la direccion que le exije el peligro sin correr talvez el
riesgo de ser mortificados a la vez por fuegos enemigos.
Para la ejecucion de los fuegos contra, la caballería i para
obtener los resultados que la infantería debe esperar de su
fusil, no hai consideracion mas esencial que la del dominio
moral. La posicion debe tomarse en el acto i dejar el tiempo
suficiente para dominar allí los nervios; un apuro violento;
— 386 —
una precipitacion loca, producirá resultados contraprodu
centes. "Nunca ha sucedido todavía quela infantería dispare"
demasiado tarde contra la caballería , dice von Waldstätten.
I efectivamente, ante la probabilidad de obtener impactos
desde las distancias grandes, tentados por el blanco enorme
que presenta la caballería vale la pena apreciar ante los fac-
tores técnicos del tiro, las circunstancias morales que den a
a la infantería el dominio de sus hombres para que puedan
aprovechar bien el fuego de sus fusiles a las distancias cortas.
"A la caballería que viene al galope no le causa ningun daño
la bala que vuela por el aire sino la que está dentro del cañón
del fusil i que se guarda para las distancias cortas", escribe
el jeneneral Dragomirow.
Acostumbrar así a la infantería se obtiene ademas la
ventaja que no la conmoverá tan fácilmente la aparicion
inesperada de la caballería, la sorpresa como se la llama.
Como rechazo de caballería a distancias cortas debemos
recordar, entre otros, el citado ejemplo de Jena i el de la 5.a
compañía del Rejimiento alemán N.° 46 que rechazó en Sedan
un ataque de caballería desde los 140 hasta los 80 pasos.
Como clase de niego contra la caballería no hai otro que
le ofresca mejores resultados a la infantería que el fuego de
tiradores, en donde cada hombre desarrolla a voluntad toda
la potencia de fuego de su fusil i de su propia habilidad. Sin
embargo, una salva se cree mui necesaria para asegurarse el
que manda de que tiene en el puño a la tropa: "la salva es el
freno i la corta distancia garantiza el éxito", dice Balck. Se
debe todavía tener presente que, aun llegando la caballería
a la barrera misma formada por la infantería i aun pasando
a sus espaldas, no por eso la infantería está perdida; queda
todavía el combate cuerpo a cuerpo en que el infante lleva la
ventaja.
Para el empleo del alza nuestro nuevo reglamento de in-
fantería deja indicada la posibilidad del cambio de alzas
cuando presenta un ejemplo de fuego de salva con alza de
900 metros, i enseguida otro ejemplo de tiradores haciendo
fuego oblicuo a medio izquierda con alza de 700 metros. El
primer caso es de perfecta aplicacion porque todo fuego, de
salva o nó a distancias medias i grandes, debe ser lójicamente
con alza graduada; pero el segundo ejemplo de fuego de tira-
dores a 700 metros, debemos creer que esta indicado no por
la infantería que recibe directamente el peligro sino para la
que puede intervenir desde otra direccion, porque todo fuego
dentro de las distancias cortas no podrá hacerse sino con
alza tendida.
— 387 —
Es verdad que el Reglamento aleman consulta el cambio
dé alzas aun dentro de las distancias cortas, pero autores
distinguidos de ese Ejército lo han criticado diciendo que,
aunque es posible conseguirlo con tropas bien instruidas,
debe, sin embargo, evitarse. I es de creer que esa crítica
hecha sobre nuestro reglamento o mas bien dicho a nuestro
sistema, tendría en realidad razones mui superiores, aplicada
por una parte a nuestro temperamento, jeneralmente ner-
vioso, i por otro al valor de nuestras reservas que por hoi
no nos augura toda la confianza que exijiria el caso en cues-
tion.
El fuego de tiradores contra ataques de caballería debe
ejecutarse, pues, con alza fija, como creo que lo ha venido
ejercitando toda nuestra infantería; las razones son obvias,
i a ella debemos agregar todavía los factores técnicos del
tiro que lo justifican: la trayectoria do un disparo a 500
metros no levanta en su flecha máxima a mayor altura que
la de un jinete. Supuesto el caso de empezar el fuego de tira-
dores con alza fija mas allá de los 500 metros, pero dentro
de los 800, se debe en tal caso subir la puntería en relacion
con la distancia calculada. Rohne abogando por el alza fija
en un notable trabajo sobre el efecto del fusil de infantería
contra un ataque de caballería que recibe fuego desde los
800 metros con alza tendida, prueba un efecto que representa
el 46% de bajas de hombres i un 71% de pérdida en los ca-
ballos.
A propósito es de anotar la observacion que ofrecen los
acontecimientos pasados: que en los ataques de caballería
las bajas en los caballos fian sido—con rarísimas escepcio-
nes—siempre el doble o mas de las de los hombres; i. aunque
esto nada tendría de estraño por razones del blanco, se ve
que los resultados se han conseguido sin que se haya preco-
nizado la reparticion del fuego entre jinetes i caballos, como
nosotros lo hemos solido exijir en la enseñanza.
Hemos visto hasta aquí una parte de lo que se refiere a
cuánto la infantería necesita conocer o ejecutar para ponerse
a salvo de ese enemigo irreconciliable, de esa su pesadilla o
fantasma del campo de batalla, la caballería; veamos ahora
algo de lo que ella necesita de su propia infantería ponién-
dola entonces de su lado i considerándola su amiga necesaria
e inseparable.
El principio del apoyo mutuo de las armas en el combate
ha tenido siempre quejosa al arma de caballería, que ha ve-
nido creyendo, talvez con alguna razon, que la infantería no
ha correspondido a todos esos sacrificios que por ella espe-
— 388 —
cialmente, en la campaña i en la batalla, siempre está dis-
puesta i lista a ejecutar con toda esa nobleza de sentimientos
i de principios que distinguen su carácter.
La caballería exije reciprosidad; pide el apoyo inmediato
de la infantería para sus ataques en el campo de batalla i
ofrece pagar con creces su accion auxiliadora. El estado de
ánimo de las tropas atacadas por la caballería, la situacion
vacilante que las domina, el número excesivo de fusiles que se
le pueden oponer, o la distraccion de otras tropas en
presencia de su ataque que obra tan poderosamente en el
teatro de la accion, raras veces ha sabido aprovecharse, aun
por mui buena infantería; la nueva i jeneralmente ventajosa
situacion que por esto se le ofrece, ante la cual pueda concen-
trar sus fuegos sobre blancos mas favorables, ganar terreno
hacia adelante u organizar en buenas condiciones su retirada,
es obra producida por la accion de la caballería, i hai el deber
de saber esplotarla con ventaja.
Autores eminentes han criticado a la infantería su falta
de ojo i accion, i la recuerdan que es especialmente su deber
seguir con atencion el trascurso de una carga de caballería, i
avanzar al ataque debiendo estar con su bayoneta o con sus
fuegos encima del adversario ántes que éste recobre los senti-
dos, para sacar todo el provecho que la felicidad del ataque
le ofrece o recojerla oportunamente si fuera rechazada, tarea
que, en todo caso no es difícil desde el momento que ella
misma se encarga de prepararla. Por lo menos se debe impe-
dir que la infantería adversaria se cebe sobre la caballería
sin que los fusiles de su propia infantería se ofrezcan para
salvarla provocando al enemigo a dirijir sobre sí los fuegos.
"Es cuestion de iniciativa de los que observan i saben man-
dar", dice un autor.—Fácilmente se comprende que si la in-
fantería logra siquiera repartir los fuegos del adversario o
influir de algun modo enérjico en el ataque de su caballería,
la operacion alcanza todas las probalidades del éxito.
La reciprocidad no existiría sin estos comunes ideales:
asi como la caballería siempre está lista para socorrer a
tiempo en las situaciones difíciles a que en el combate está
espuesta la infantería- así como ella no vacila en apurar la
victoria lanzándose al ataque tan pronto sus ojos de águila
ven flaquear al enemigo en presencia de nuestros batallones,
o así como ella ofrece sus lanzas i sus pechos en los momentos
supremos de una retirada, así la infantería le pertenece i debe
estar siempre a una vista con ella, prepararle o contribuir a
1 a preparacion de sus atapues, apoyarla.en sus cargas si-
guiéndola tanto con sus fusiles como con su corazon que así,
seguramente, encontrará la infantería el medio de mostrar
— 389 —
el alto significado moral de la reciprocidad i del compañeris-
mo que da los buenos resultados, junto a una otra direccion
en que esplotar con ventaja su capacidad dé combate.
Resumiendo podríamos concluir diciendo que nuestra in-
fantería habiendo alcanzado sin duda alguna grandes pro-
gresos, necesita todavía mucho trabajo i especial preparacion
en los ejercicios que necesita ensayar para apoyar con éxito
a la caballería aprendiendo a sacar de sus ataques los gran-
des resultados que le ofrece. Por otro lado necesita practicar
ejercicios pue la habitúen a la presencia repentina de la caba-
llería i, especialmente a dominar los nervios estando frente a
sus ataques de los cuales no la salva sino su fusil i el orgu-
lloso convencimiento de la superioridad i del dominio moral.
Estos son principios innegables, pero hai que grabarlos en el
corazon de los infantes; hai que inyectarlos en su sangre
hasta que reconozcan por naturaleza que sus momentos crí-
ticos frente a la caballería no tienen otra solucion. Se debe
enseñar a disparar repentinamente desde las mas cortas dis-
tancias i a conservar siempre en el cañon del fusil un disparo
para el momento supremo. Cada hombre debe adquirir la
firme conviccion de que la salvacion propia no se encuentra
ni un paso mas atras de la línea en que se debe resistir; que
el apoyo no se busca mirando o corriendo hácia atras, sino
que se ha de recibir de los compañeros que como ellos ven el,
peligro i tienen el deber de concurrir a rechazarlo.
Lo esencial es que el trabajo tienda a dominar los nervios,
probándole a los hombres que solo así se es fuerte, haciéndo-
seles comprender i convenciéndoseles que nunca sus especta-
tivas son desfavorables frente a la caballería; no consagrar
un principio haciéndoles adoptar una distancia fija para la
ruptura del fuego, que esto los haria concebir una idea erró-
nea de su poder; muéstresele las desventajas de la caballería
frente á la infantería, por sus armas, por su blanco y por las
grades continjencias á que esta, espuesta durante sus ata-
ques, muchos de los cuales terminan lejos de los fusiles del
infante por los estragos que le causan sus fuegos y las difi-
cultades y tropiezos que entre aquellos mismo se producen.
Un ataque de 17 escuadrones de Coraceros franceses fracasa
en Vionville frente al fuego de cinco compañías prusianas, á
consecuencia de que los escalones posteriores de la caballería
llegaban á engrosar el taco producido por las líneas anterio-
res como consecuencia de los fuegos oportunos y bien diriji-
dos de la infantería. La caballería de Ziethén fracaza en Ko-
llin en sus cargas a lo largo del bosque de Krzeczhorz ocupa-
do por infantería austrica.
— 390 —
Se debe, pues, buscar la ocasión de hacer practicar los
ejercicios que la infantería necesita conocer prácticamente;
es de rigor que ella tenga una idea clara de lo que son los
ataques de caballería; bien se pueden combinar los ejercicios
con provecho evidente para las dos armas; ésta puede cruzar
a la vista de aquella, grandes espacios de terreno presentán-
dole la forma real de su ataque con todo el estruendo impo-
nente de sus armas y caballos, ante el cual pueden los infan-
tes hacer cálculps mas ó memos prácticos del tiempo y dedu-
cir su vedadera capacidad.
Drogamirow recomienda hacer pasar caballería á toda
carrera por entre hileras de infantería abiertas hasta tres
pasos, y Balck aplaudiendo la idea espresa que tales ejerci-
cios contribuirán á que la infantería no pierda tan luego la
cabeza en la guerra como sucederá con aquella que con la
caballería se encuentra por primera vez en el campo de
batalla.
El ejemplo citado de los tres pelotones austríacos en Cus-
tozza que detuvieron el avance de dos brigadas de infantería
italiana, se atribuye precisamente al escaso contacto que
aquella infantería desgraciada habia tenido con su propia
caballería durante la paz.
Aprovechemos la lección y sírvanos mientras tanto de
esperiencia ese y tantos otros hehos del pasado.
M. ANABALÓN U.
Mayor Jefe 1.º sec Informaciones.
Sobre Remontas i Criaderos
Informe sobre tres criaderos, de caballos i un depósito de
remontas en Alemania, pasado por los Tenientes l. os SS.
BLANOHE i VILLALOBOS, el 30 de Setiembre de 1906, a la Co-
mision Militar de Chile en Berlín.

BEBERBECK
Este criadero se encuentra a orillas del rio Weser i a 8
kilómetros de Hofgeismer; su fundacion o mejor dicho su ori-
jen no se puede precisar con claridad; pero, atendiendo a al-
gunas narraciones, se puede decir que existia en el año 1884
un castillo llamado Zapfenburg, en el mismo sitio que actual-
mente ocupan los restos del castillo Sababurg i sus dominios.
Como muchas otras posesiones i castillos señoriales de
aquella época, Sababurg tambien con las guerras i principal-
mente con la de 30 años i con la de 7 años despues, sufrió sus
demoliciones, seguidas de refacciones, etc.
Asi trascurrieron los años, hasta que en 1670 el conven-
to Beberbeck o Berubicke, de órden del Langrave Carlos I,
pasó con Sababurg a formar un solo dominio de administra-
ción, dedicándolo especialmente a la agricultura i bajo el
— 393 —
nombre de Beberbeck, cuya esplotacion i administracion es-
tuvieron alternativamente en manos de arrendatarios i em-
pleados de gobierno, hasta el año 1878, en que entró defini-
tivamente bajo la administracion de empleados prusianos,
hasta la fecha.
Se puede decir que el edificio actual del criadero i sus de-
pendencias son los mismos que poseiaen el año 1724, con las
reparaciones i ensanchamientos que las circunstancias han
ido imponiendo en el trascurso de tantos años.
El criadero tiene por objeto la produccion del media san-
gre ingles i proporcionar a los campesinos, como todos los
demas criaderos del Estado, potros mui mestizos, de buenas
formas, a bajo precio i que armonicen con el trabajo a que en
la provincia los labradores los dedican.
En Beberbeck a un potro fina sangre Chamant, compra-
do en Francia en 130,000 marcos, se le titula el rejenerador
de la sangre inglesa en Alemania; i sirvió en el criadero desde
1879 hasta 1892 i desde este año hasta l898, en que falleció,
se le dedicó únicamente a la reproduccion del fina sangre.
Tambien es mui nombrado el media sangre Optimus, na-
cido en el criadero, en el cual sirvió desde 1883, durante 11
años, pasando enseguida al criadero de Trakehnen.
En el criadero se dice que así como Chamant daba noble-
za a la sangre, Optimus daba buenas formas.
Actualmente el criadero posee 3 potros fina sangre in-
glesa:
1.° San Tropez, de 1.68 metros de altura, alazan i naci-
do en Francia en 1890 i cuya compra costó 55.000 marcos.
2.° Birkbahan, de 1.77 metros de altura, alazan i nacido
en Graditz, en 1890.
3.° Hagen, de color alazan, nacido en 1897, ganador del
Derby en Hamburgo en 1900.
Ademas, posee tres potros de media sangre, nacidos en el
criadero: dos son alazanes i uno mulato oscuro.
El número de yeguas de crias es de 100, de las cuales 9
son hijas de Chamant; 17 dea Optimus; i 74 poseen la sangre
de estos reproductores en 2. i 3. a jeneración
Beberbek cuenta ademas con varios potros media sangre,
de 4 años de edad, que son los que se reparten en los campos
en el tiempo de la monta i por la cual los propietarios de las
yeguas que son cubiertas pagan 15 marcos por cada monta,
de ¡os cuales 5 son pagados anticipadamente i el resto si la
yegua resulta preñada.
La época de la monta en el criadero es desde el 1.° de Fe-
brero hasta el 1.° de Julio; i en los campos, desde Enero has-
ta el 1.° de Julio.
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Los potros media sangre pueden recibir hasta 100 ye-
guas i los finos en el criadero hasta 40.
En la época de nuestra visita, el criadero tenia ademas:
13 potros media sangre de 3 años, 20 potros media sangre
de 2 años, 32 potros media sangre de 1 año, 30 potros me-
dia sangre de 4 meses.
Los potrillos estan divididos en grupos de 15 a 20; cada
grupo tiene un criador para su vijilancia í aseo.
Los potrillos de cuatro meses reciben ya una racion de
G libras de avena i mas o menos 1 litro de leche de vaca.
Algunas disposiciones jenerales de órden administrativo,
que hoi existen, son mas o menos los mismos que rejianen el
año 1793, con pocas modificaciones. He aquí las principales;
a) Las yeguas con crias deben de estar en pesebreras
bastante espaciosas para que puedan moverse libremente sin
ser atadas.
b) Los potrillos son divididos en secciones o grupos se-
gun sexo.
c) Yeguas defectuosas deben rechazarse siempre que el
numero no exeda de 30. En yeguas de esta clase la jenealojia
influye para la eleccion en favor; como pelo se exije el colora-
do, alazan, negro i mulato.
d) Los potrillos para recibir su racion de avena son ata-
dos a la pesebrera galpon.
e) Los potrillos deben ser separados de las yeguas a los
cuatro meses i reciben una racion de 6 litros de avena para
ayuda de su desarrollo, especialmente en el primer año. Con
igual fin, son trabajados en grupos sueltos en pistas circula-
res que con ese objeto existen en el criadero.
f) Durante el verano permanecen noche i dia al aire libre.
g) Especial atencion merece el cuidado de los cascos.
h) Al tercer año los potros son colocados en pesebreras i
montados por jinetes livianos i sometidos progresivamente
al trabajo hasta que puedan galopar sobre los 1000 metros
i salvar los obstáculos de la cancha.
Respecto del destino posterior de los animales, una comi-
sion especial se pronuncia sobre el particular, destinándolos
a potros reproductores o a ser castrados; estos últimos son
rematados junto con las yeguas que no han sido elejidas para
la crianza.
Anualmente, en la primavera tiene lugar en el criadero un
remate de animales de 4 años i demás que el criadero mismo
no necesita.
Beberbeck se compone de dos secciones: Beberbeck, donde
estan los potrillos i Sababurg, donde estan las potrancas.
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El criadero cuenta con el siguiente personal civil, que por
lo jeneral lo componen oficiales retirados e individuos que
han hecho su servicio como tropa: 1 Director, 1 Inspector,
1 Veterinario, 1 Secretario, 1 Mayordomo, 1 Maestro de fo-
rraje en Beberbeck i otro en Sababurg, 22 cuidadores pri-
meros, 22 segundos i 50 mozos.
El criadero explota agricolamente el terreno con tanto
cuidado i esmero, como la crianza caballar, i por su propia
administracion.

TRAKEHNEN
Este es el nombre del criadero principal de Alemania, por
cuanto es el que produce el mejor caballo militar; se encuentra
en el estremo oriental de Prusia i a mui pocos kilómetros de
la frontera rusa. Su fundacion tuvo lugar en el año 1732,
con una estension aproximada de 17,000 cuadras cuadra-
das, de las cuales se aprovecha mas o menos la mitad para
el cultivo i el resto como praderas i potreros.
Trakehnen pasó por espacio de muchos años sin tener
influencia alguna en la verdadera crianza caballar; permane-
ció por mucho tiempo como simple criadero real, siendo en
el año 1739 regalado por Federico Guillermo 1.° asu hijoFritz.
Poco mas tarde se tuvo la feliz idea de utilizar los potros
de este criadero para el ennoblecimiento de la raza caballar
de la rejion; idea que encontró oposicion en Federico el Gran-
de, que, en atencion a economías, ordenó disminuir la subsis-
tencia en Trakehnen.
Apesar de la dicha oposicion, se empleó a escondidas
unos 20 potros para el cruzamiento con yeguas de la rejion,
tras el objeto de acrecentar la crianza caballar, lo que encon-
tró gran apoyo en el rei Federico Guillermo, quien opinó por
que enseguida pasara Trakehnen a dominio del Estado.
Debido a este gran apoyo se fué levantando poco a poco
el fomento de la raza caballar (militar); así ya en 1791 se
pudo comprar fácilmente en Prusia 200 remontas, de 1792 a,
1794 de 600 a 700 remontas; en 1795 hasta 1,000 i en 1797
se pudo comprar con toda facilidad mas o ménos 2,000 re-
montas; gran impulso que ha ido en acrecentamiento hasta
la fecha.
Trakehnen consta de doce secciones, de las cuales la pri-
mera, que es la mas importante, lleva este nombre; las otras
once son las siguientes: Bayohrgallen, Gurdozen, Danzkehner,
Jonasthal. Tankenischten, Burgdorfhof, Birkenwald, Kalpa-
kin, Guddin, Yodszlauken i Mattschkehnen.
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Las cinco primeras secciones son destinadas para el man-
tenimiento de las yeguas madres, a saber: La 1.a contiene
de 80 a 90 yeguas de todos colores, representandose en jene-a
ral allí el mas noble i liviano tipo de caballo militar; la 2.
contiene de 60 a 70 yeguas de todos colores;
a
la 3. a de 90 a
10o de color aúnicamente negro; la 4. de 60 a 70 de color
mulato, i la 5. de 50 a 60 solo alazanas.
Trakehnen presenta anualmente afines de Julio, ante una
comisión especial de 60 a 70 potros de tres años de edad i
que han sido ya montados durante un año. La comisión es
compuesta del Inspector Jeneral de criaderos, de un miembro
de la comision de compra de remontas, de dos directores de
criaderos i de un miembro de algun criadero privado; su
mision consiste en elejir del número de potros presentados
los mas aptos para la reproduccion en la rejion; los que no
son elejidos como tales son castrados i al poco tiempo des-
pues rematados.
Los potros elejidos por la comision permanecen por algun
tiempo en preparacion, ensayados i probados en carreras de
reproductores.
Las yeguas que anualmente son elejidas por la misma
comision como reproductoras, son montadas a los dos años
de edad, en el otoño, ya en el picadero o en el esterior, perma-
neciendo enseguida durante dos años en preparacion i ensa-
yadas en carreras; a algunas de estas, mas o menos unas
doce, se le deja durante tres años en continua preparacion
para carreras de animales de media sangre, que tienen
lugar ya en Könisgsberg ó en Instérburg; las restantes son
destinadas para el trabajo de la agricultura ó adiestradas
como caballos de silla o coche.
A aquellas yeguas que se escitan con frecuencia se las ha-
ce cubrir a los tres años de edad, las demas se cruzan por pri-
mera vez a los cuatro años.
El tiempo de la cubricion principia anualmente en la 2.a
quincena de Diciembre, durando hasta fines de Mayo.
Todas aquellas yeguas que no se preñan son usadas para
la silla, coche ó para el trabajo de la agricultura.
Las yeguas preñadas sólo se emplean en aquellos tra-
bajos que por su calidad no pueden acarrearles fatales conse-
cuencias i en tal caso sólo se las usa hasta fines de otoño.
De las secciones que posee Trakehnen, cuatro son destina-
das para la crianza de las potrancas durante los años de su
dasarrollo i que son las siguentes: KalpaKin. BirKenwalde.
Burgdorfhof i TauKenischen.,
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Los potrillos que servirán mas tarde como repruductores
son mantenidos durante el tiempo de su desarrollo en Gud-
din, Jodszlauken i Mattischkelmen.
En el mismo Trakehnen se encuentran ademas de las ye-
guas de que hemos hablado, los potros principales i algunos
potros i yeguas de tres años de edad; por lo jeneral dos de
cada sexo de estos últimos estan en continua preparación.
Los potros que por algun motivo no sirvan para la re-
produccion son rematados en la primavera i otoño.
Anualmente, despues de la reparticion de los potros media
sangre, para la cubricion en los campos, i despues de haberse
elejido mas o menos 50 yeguas para la reproduccion,es el resto
presentado al Inspector Superior de las caballerizas del rei,
parala eleccion de 20 a 30 animales, afín de remontarlos caba-
llos de las caballerizas imperiales; despues se elije los caballos
para los trabajos de la agricultura, de los cuales no se vende
ninguno; los restantes son rematados, la mayor parte a fines
de Abril i los demas a fines de Setiembre.
El criadero está bajo la dirección de un Director, contan-
do ademas con el siguiente número de empleados superiores:
1 Veterinario Mayor, 2 Veterinarios l.os, quienes tienen la
directa inspeccion hipolójica de todo el criadero, i de los ma-
riscales aprendices; 1 Inspector Mayor, quien tiene 3 inspecto-
res económicos como ayudantes i un Inspector Agricultor,
para la inspeccion i direccion de la agricultura; 1 Cajero i
ademas varios empleados de oficina.
El Veterinario Mayor, el Inspector Mayor i el Inspector
Agricultor, forman la comision del criadero i reemplazan al
Director en su ausencia.
Cada seccion del criadero tiene por jefe a un administra-
dor, a excepcion de Birkenwalde i Burgdorfhof que cuentan
con un administrador comun.
Los administradores de Kalpalkin i Jonasthal son al
mismo tiempo Inspectores Económicos.
Cada cuatro secciones están bajo la directa inspección de
un Inspector Económico.
El Director del criadero tiene para su directa ayuda al
tercer Inspector Económico.
Cada administrador tiene la inspeccion minuciosa de los
potros i del personal para el servicio del criadero, teniendo
para su ayuda a un empleado superior en rango a estos úl-
timos. .
En el mismo Trakehnen hai un empleado de estos últimos,
con la única mision de vijilar el. depósito donde se encuentran
los potrillos, de entré los cuales se eléjirá mas tarde a los le-
productores.
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En Trakehnen, un maestro de forrajes (Futtermeister)
tiene a su cargo la preparación de los potros i yeguas nuevas.
En la seccion principal reside el siguiente personal: 1 Ins-
pector, 1 Veterinario Mayor, 2 Veterinarios, 1 Director, 3
Inspectores Económicos, 1 Inspector Agricultor, 1 Tesorero,
1 Secretario, 1 Empleado de almacen, 1 Administrador de
obras, 9 Administradores, 2 Maestros de forraje, 1 Doctor del
criadero i 9 Maestros de escuela.
Hai ademas en Trakehnen: 1 enfermera de hospital, 1 bo-
ticario, 3 escribientes, 12 guardianes mayores, 100 mayor-
domos, mas o menos 50 jinetes (muchachos) 30 obreros, 15
mayordomos, 3 cuidadores de bosques i potreros, 12 guar-
dianes nocturnos, 12 pastoreros, 55 gañanes, 117 jardine-
ros, mas o menos, 370 individuos que trabajan en cuadrillas,
20 a 40 trabajadores de potreros i 15 a 70 jornaleros.
Hai aun todavia: una fábrica de ladrillos i tejas, una pe-
queña fábrica de aserrar, 1 molino de viento, una carrocería,
una carpintería, una talabartería, cuatro herrerias, un museo
hipolójico, un hotel i una botica.
Para el próximo período de cubricion, tenia Trakehnen
9 potros fina sangre, de los cuales dos son nacidos en Ingla-
terra, 4 en Graditz, (1) 1 en Rusia, 1 en Francia i 1 en Nord-
kircher.
Los potros reciben mas o menos 300 yeguas particula-
res, teniendo que pagar el dueño de la yegua de 15 a 30 mar-
cos por cubricion.
Para el mismo período tenia tambien, 9 potros media
sangre, todos nacidos en el criadero.
Durante el tiempo de la paricion, en la primera semana,
no se suministra alimento alguno a les potrillos, sino sólo
leche.
Al noveno dia despues de la paricion se hace cubrir nue-
vamente a las yeguas.
Con los cascos de los potrillos se tiene especial cuidado,
haciéndoseles el primer arreglo a las tres semanas de edad.
Se nos dijo que el año pasado (1905)* el producto habido
se calculó en un 82 por ciento.

GRADITZ
Es el nombre del criadero que se encuentra situado no le-
jos de Torgau i en la ribera derecha del rio Elba.
El Elector Joaquin III de Sajonia, en el año 1680, tenia a
(1) 2 de estos eran hijos de Chamant.
— 399 —
Graditz i los dominios de Repitz, Döhlen i Bleesun como ade-
cuados para la crianza caballar.
Desde 1681 hasta 1688 se destinaron definitivamente
esas posesiones para la crianza, haciéndose algunos trabajos
con dicho objeto e introduciéndose notables mejoras; pero, es
tan solo en el año 1691, que Graditz, mediante compra de los
terrenos vecinos, fué agrandado notablemente en sus domi-
nios, recibiendo al mismo tiempo una organización de mas
porvenir.
Este criadero fué mas tarde, en 1718, mui favorecido por
el Rei Augusto el Fuerte de Sajoniá, quien ordenó se hicieran
en él considerables mejoras.
En 1815, despues que Napoleon requisicionó toda la exis-
tencia caballar i habiendo Torgau, i por consiguiente Graditz,
Basado del dominio Sajon al prusiano, el Rei Federico Gui-
llermo III dío al criadero nueva vida con elementos traídos
del criadero Trakehnen i algunos animales comprados en el
estranjero. Desde esa época hasta la fecha, ha ido Graditz
progresando considerablemente hasta alcanzar, por su fina
sangre inglesa, la reputacion que tan merecidamente se ha
conquistado.
El criadero tiene por objeto principal la reproduccion del
fina sangre inglesa, contando, ademas, con cinco lindos potros
media sangre, para la cubricion de las yeguas de los campos.
El criadero consta de las siguientes secciones: Repitz,
Dohlen, Pläseon, Romerhof i Graditz; las tres primeras son
solamente para la media sangre; la cuarta para los potrillos
finos i la quinta para las potrancas finas.
En el tiempo de nuestra visita (Agosto de 1906) habia la
siguiente existencia:
POTROS FINOS
Ard Patrick.—De 1.63 metros de altura, negro, nacido en
Irlanda en 1899; fué comprado por el criadero en 420,000
marcos; en premios ha ganado hasta la bonita suma de
700,000 marcos, entre los cuales se cuenta el del Derby ingles.
Galtee More. —Nacido en Irlanda en 1894, de color mu-
lato.
Habenichts.—De 1.60 metros de altura, alazan, nacido en
Graditz en 1895 i ganador del Derbv aleman en Hamburgo.
Bannibel.—De 1.64 metros de altura, alazan, nacido en
Graditz en 1891.
Marines.—De 1.64 metros de altura, mulato, nacido en
Inglaterra en 1896; fue comprado por el criadero en 90,000
marcos.
— 400 —
Pathos.—Mulato, nacido en Graditz, en 1901.
En Römerhof habia tambien cuatro potros fina sangre,
habiendo nacidos tres de ellos en Inglaterra i uno en Francia.
El número de yeguas finas alcanzaba a 55, de las cuales
mas de la mitad han sido compradas en Inglaterra a precios
exorbitantes; por una de estas se pagó la cantidad de 65,000
marcos.
El criadero ha comprado tambien en Francia varios
ejemplares; pero la mayoria en Inglaterra, completándose el
total de yeguas de cria con 150 de media sangre.
El precio de la monta varia segun el potro; así, por una
de un potro media sangre, se paga 12 marcos, i por una de
fina sangre desde 20 hasta 300 marcos, i no cualquiera
yegua puede ser cubierta por estos últimos.
Graditz canjea monta con criaderos particulares de Ale-
mania, haciéndolo por excepcion con Hungria.
Los potros finos cubren anualmente hasta 40 yeguas.
La época de la monta principia anualmente en el criade-
ro el 15 de Febrero, terminando el 15 de Junio; durante este
tiempo se da a los potros 14 libras de avena i 8 en el resto
del año.
Los potros media sangre, cubren yeguas desde el 15 de
Enero hasta el 1.° de Julio, recibiendo entónces 14 libras de
avena i 8 de arvejas.
Las yeguas reciben poco antes de la parición, i en los pri-
meros dias de ella, la cantidad de 10 libras de avena i 6 en el
resto del año.
Tanto como el tiempo lo permite, permanecen las yeguas
i potrillos en potrerillos pequeños, perfectamente bien cerca-
dos; el pasto es allí por demás abundante i limpio, debido úni-
camente a la frecuencia con que los animales son cambiados.
El criadero tiene 1200 cuadras cuadradas, produciéndose
en él heno i paja en abundancia para el consumo; la avena la
compra en grandes cantidades a los particulares, surtiéndose
con mas aceptacion de avena rusa i húngara, debido a su
exelente calidad; mantiene por término medio en almacen
de 30 a 35,000 kilos.
El trébol picado que reciben los animales, llama verdade-
ramente la atencion, por su limpieza i fragancia.
Diariamente, i por espacio de una hora i media, se hace
montar a los potros, ya en las canchas de preparacion o en
el picadero, en caso de mal tiempo.
Los potros media sangre o los fina sangre, nacidos en el
criadero, para que puedan sor destinados a la reproduc-
cion se necesita que hayan sido aprobados como tales por
una comision compuesta:
— 401 —
Del Inspector Jeneral de criaderos del Estado
De un miembro de la Comision de compra de remontas.
De dos Directores de criaderos i
De un miembro de un criadero particular.
Las yeguas elejidas para la reproduccion deben ser tam-
bien aprobadas por la misma comision.
Las yeguas finas, antes de los cuatro años de edad, no
reciben potro alguno, mientras que las media sangre reciben
a los 3 años.
Es mui relativo el tiempo que duran las yeguas como re-
productoras; ha habido algunas que han servido hasta 23
años.
Muchos de los potros nuevos, que teniendo buenas formas
i demas condicione sexijidas a los reproductores, que no tienen
sin embargo suficiente libertad en los movimientos de espal-
da, son puestos en un coche de dos ruedas i trabajados en él
durante algun tiempo para subsanar este defecto; debido a
este sistema se obtiene mas elevacion en los movimientos de
la parte delantera; este método se emplea principalmente con
los media sangre.
En el criadero se hace montar, al año de edad, a los po-
trillos, pero sí, por jinetes mui livianos.
El tanto por ciento de paricion, de las 55 yeguas, es por
lo jeneral de 35 a 36: 9 dias despues de la paricion se hace
cubrir nuevamente a las yeguas.
Graditz es mui conocido por sus caballos de carrera; en
el tiempo de nuestra visita tenia 40 caballos repartidos en
distintos hipódromos; (Karlhorst, Hoppegarten, Amburgo,
Colonia, etc.) cinco tenia en el mismo criadero, a pesebrera.
Este año, despues del invierno, seran enviados a prueba
5 potrillos a Inglaterra, para su preparacion.
El criadero posee una nave de 40 pesebreras para colocar
todos los animales (caballares) estraños que a él ingresen,
a fin de que permanezcan allí aisladamente i en observación du-
rante unas 4 a 5 semanas, para evitar enfermedades con-
tajiosas.
Para la paricion existe una gran nave compuesta de 28
esplendidos boxes con piso de arena suelta la que es extraída
hasta 80 centímetros de la superficie en caso tde mala pari-
cion, procediéndese al mismo tiempo a desinfectar la pese-
brera.
Para probar si las yeguas estan en calor, hai pesebreras
especialmente arregladas con sus paredes tapizadas con col-
chones de paja para que, en caso que la yegua cocee, el potro
no sea dañado.
— 402 —
Los caballos que el criadero no aprovecha son vendidos
eu subasta pública en dos épocas: el 15 de Noviembre los fi-
nos i a fines de Marzo los media sangre.

Depósito de remontas "Kattenau''

Los depósitos de remontas en Alemania, deben su oríjen


al Rei Federico Gnillermo III quién, en 1801, tuvo la idea de
comprar, en los campos, caballos nuevos, los que enseguida
hizo colocar en depósito hasta que cumplieran cuatro años
de edad, evitando así que animales nuevos, fueran hechados a
perder en los campos, sistema por de mas ventajoso porcuan-
to así se les pudo usar, mas tarde, en mui buenas condiciones.
A fines del siglo XVIII, hízose sumamente difícil proporcio-
narse caballos militares, debido a que la crianza caballar se
redujo casi por completo en Prusia, por cuyo motivo hubo
de remontarse la caballada lijera del ejército con caballos
comprados en los campos que estan bajo el dominio de Rusia,
Austria i Turquía; lo contrario sucedio con la remonta de la
caballada pasada que no fué comprada en otras naciones
sino en Hannover, Oldenburg, Schleswig, Holstein i Mecklen-
burg.
Como este sistema de remonta no produjera buen resul-
tado i, atendiendo a que era sumamente cara, debido a los
fuertes derechos de aduana i transporte i ademas, por las mu-
chas molestias en el traslado de los animales, se propuso en-
tonces a Federico el Grande la organización de la crianza ca-
ballar.
Por aquellos tiempos, los Tejimientos tenían que comprar-
se ellos mismos sus remontas, haciéndose por este motivo una
gran competencia con los que se encontraban a inmediacio-
nes de las comarcas en que habia crianza caballar; lo que
orijinó en 1797 una órden por medio de la cual se prohibió
este sistema de remonta i se puso a prueba la compra de re-
montas en lote i se las repartió anualmente en Octubre a los
Tejimientos; disposición que fué mas tarde la base de la orga-
nización de los llamados hoi dia "Depósitos de Remontas.
El 2.° gran paso de este fomento tuvo lugar en 1820,
habiendo sido ya iniciado, como antes dijimos, en 1801,
por Federico Guillermo III con las siguientes palabras: fun-
dar depósitos de remontas "Kavallerie Remonte Depots zu
Gründen."
— 403 —
En un principio fueron los remontas entregados al cuida-
do de propietarios particulares, pero luego se llegó a la con-
vicción de que este sistema costaba mas caro que si fuera del
Estado, por lo cual se resolvió tomarlo por cuenta de este
último.
El primer depósito fué fundado en 1821, en Treptow, en
Pomeramia; el segundo en 1822 en Littanen, en este mismo
año se fundó tambien el de Sperling en Masuren; el cuarto, en
1823, tambien en Littanen i el quinto i mas importante de
todos hasta la fecha, fué fundado en 1826 i cuyo nombre es
Kattenau i del cual nos ocupamos en el presente informe.
Lo anteriormente dicho no significa que Alemania
cuente solo con 5 depósitos de remontas, pues tiene hoi dia
depósitos 18.

KATTENAN
Consta de cuatro secciones: Antiguo i Nuevo Kattenan i
Antiguo i Nuevo Budopönen, las que abarcan una estension
de mas o menos 1821 hectáreas de las cuales son 1202
para la siembra; 5 a 6 para jardines i huertos, etc., 200 para
potreros de dos cortes; 160 para potreros de un corte; 47 de
terreno húmedo (pantanos); 23 a 24 de terreno sólido para
el invierno; 48 a 49 de terreno no utilizable, 70 a 71 entre
patios, terreno para construcciones, fosos, canales, caminos,
acequias, caballerizas, etc., etc., i poco mas o rnenos 40 de
terreno para el movimiento de los remontas.
Kattenan tiene el siguiente personal: 1 administrador, 1
secretario, 2 inspectores económicos, 2 veterinarios mayores,
4 maestros de forraje, 6 capataces, 33 cuidadores de remontas,
1 cuidador de potrillos, 30 labradores, 4 artesanos, 40 tra-
bajadores al dia i 6 pastoreros.
Tan pronto como se fundó el depósito, fué ocupado sólo
por 50 remontas, cantidad que al poco tiempo despues se du-
plicó i ha ido dicha suma en aumento, hasta llegar en la
actualidad a mantenerse en él anualmente mas o menos 800
remontas, todavía aun esta suma suele aumentarse en la
primavera hasta 500 remontas mas.
En un principio el depósito alimentó en el verano a los
remontas sólo a potrero i en el invierno con la racion de 3
kilos de cebada, 5 de heno i 8 de paja, sistema que se conser-
vó por mucho tiempo, hasta que en 1897 el Teniente Jeneral
vonDamnitz, "Inspector de Remontas", ordenó que durante
— 404 —
el tiempo que los remontas permanecieran en depósito se les
acostumbrara poco a poco al trabajo diario "Die Jungen
Eemonten an vegelmässige Arbeit zu gervöhnen."
Como resultado de la anterior órden, se hizo construir en
todos los depósitos i secciones, pistas circulares de 500 a 1000
metros, en las cuales se hace trabajar sueltos a los remontas,
de 1% a 2 horas diarias; trabajo que consiste en paso, trote
i cuando el terreno no es mui duro, tambien en galope.
Se nos dijo que diariamente se trabajaba de una sola vez
mas o menos 200 remontas i sin que jamas suceda la menor
desgracia; a nosotros se nos mostró en trabajo unos 100 i
realmente nos convencimos de lo que poco antes se nos habia
dicho i, a decir verdad, es admirable ver la tranquilidad con
que los animales marchan en la pista, la que tiene un ancho
de unos 15 metros.
Este trabajo diario trajo como inmediata consecuencia
el pensar en mejorar la alimentacion de los animales; así en
el verano, despues de un conveniente trabajo, se les dió 11/2kilos
de cebada, pasto verde i 3 kilos de paja i en el invierno 31/2
kilos de cebada, 5 de pasto i 6 de paja.
El depósito mantiene como cifra fija anualmente mas, o
menos, el siguiente movimiento: 750 remontas; 30 potrillos
nacidos de aquellas yeguas que la Comision de Compra de
Remontas haya comprado como tales; 120 caballos para el
trabajo de la agricultura; 50 bueyes con el mismo objeto an-
terior; 112 vacas para el sustento de la leche i 150 ovejas.
Desde 1876 hasta la fecha, el depósito alimenta perfecta-
mente bien a sus remontas, cuyo término inedia anual desde
20 años atras se calcula en 850, con forraje cultivado en su
propia hacienda i sólo en mui raras ocasiones se ha visto en
la necesidad de comprar cebada debido únicamente a que la
produccion no ha sido suficiente.
El alimento anual de cada remonta, como término me-
dio, cuesta al depósito 250 a 300 marcos.
Kattenan súrtese en BU mayor parte con remontas com-
prados en los criaderos privados que se encuentran cerca de
Trakehnen i que son muchos, por lo que se comprende la
buena situacion del depósito.
La mayor parte de los animales comprados son descen-
dientes de los potros Frakehnen, por lo que Kattenau
proporciona el mayor tanto por ciento de caballos para los
Tejimientos de la guardia, fama que conserva ya bastante
tiempo, i, debido a esto, los caballos mas deseados en el
ejército aleman son los que proporciona este depósito, por
— 405 —
cuanto se surte ademas de un criadero privado de Littanen
que goza de mucha reputacion por la nobleza de sus repro-
ductores.
Por la gran exijencia, de la Comision de Compra de
remontas, sobre descendencia, hechuras, marcha, altura,
etc., se tiene que con el tiempo serán los animales notablemente
mejorados.
Tan pronto como se termina el contrato de compra de
una remonta, ''en la féria de remontas"se coloca en el cuello
de los caballos una correa convenientemente hebillada, laque
lleva el número de orden de compra.
En el depósito se nombra a los remontas por el número
que va pendiente de la correa, como asimismo en cualquiera
revista que se pase; así por ejemplo, si pasa una revistaindi-
vidual el Jeneral Jefe de los depósitos de remontas se da lec-
tura acto continuo de presentar el animal, al número de or-
den del remonta en el rejistro de revista, al número de com-
pra, descendencia, lugar de nacimiento, nombre del criador,
talla, color, precio de compra i a que arma ha sido destinado
(caballería o artillería).
Como se ve, una lectura de esta naturaleza es de lo mas
importante para formarse una idea cabal de la nobleza del
animal i de su desarrollo, etc.
En el trabajo diario se coloca a la cabeza de cada grupo
de remontas i a la cola del último, aun individuo montado
que por lo jeneral monta caballos de los mismos remontas,
lo cual no significa que en el depósito se monta a todos
los caballos; se nos dijo que segun cálculo solo se montaba
Tin 5% durante todo el tiempo que permanecían ollí i con el
objeto ya dicho i ademas para el pastoreo de los mismos.
Cada depósito o seccion tiene por lo jeneral de dos a cua-
tro pequeños corrales frente a las pesebreras i a una distan-
cia conveniente de éstas; allí pasan los remontas casi dias en-
teros ya en el verano o invierno mas crudo, dejándoseles tam-
bien a veces en la noche, a fin de acostumbrarlos a toda clase
de temperatura; cada corral tiene capacidad para 20 a 60
animales.
En las pesebreras se puede colocar de 20 a 25 remontas,
las que están construidas a los lados del gran patio en que
se encuentran los corrales.
Las pesebreras tienen sus destinaciones fijas segun color
de los caballos que en ellas se coloquen i su destinacion; así
por ejemplo, se dice pesebrera de coraceros, por estar coloca-
dos allí los animales destinados a coraceros.
A pesar de que los caballos se encuentran sueltos en las ca-
ballerizas, cada uno sabe perfectamente bien el lugar que le-
— 406 —
corresponde en el comedero para los efectos de su racion,
pues así han sido acostumbrados desde el dia de su ingreso al
depósito.
Para todos aquellos animales débiles o que no comen or-
dinariamente bien, hai en las mismas caballerizas un lugar
con sus comederos respectivo destinados para ellos.
Cada caballerizo tiene bajo su vijilancia para, los efectos
de la alimentacion, aseo, etc., 25 remontas i es digno de ver
la confianza que estos animales tienen en aquél a quién dis-
tinguen mui bien, i vice-versa.
Por regla jeneral, hai entre dos pesebreras un pequeño es-
pacio desocupado con salida al patio por medio de una ancha
puerta, en donde se presentan en revista de cuando en cuando
a los remontas; el espacio tiene la forma de una pieza
"Musterkamner''.
Los pequeños corrales son cerrados con barras de fierro
redondo i limitados por caminos por sus cuatro costados, fa-
cilitándose así la entrada rápida a ellos para los fines a que
pueda haber lugar; cada'uno tiene en uno de sus lados este-
riores un bebedero, con su desagüe respectivo, el que se man-
tiene constantemente con agua fresca i bien limpia que es ex-
traída de norias i llevada por cañerías o por canoas a aque-
llos.
El piso de los corrales es adoquinado o afaltado, tenien-
do para su blandura una gruesa capa de arena con cascajo
que se mantiene perfectamente bien aseado i repartido igual-
mente por todo el piso. El desagüe tiene es hecho por medio
de resumideros, al fondo de los cuales existe una cañería para
llevar las aguas a una acequia que pasa por entre cada dos
corrales construidos paralelamente.
El piso tiene el declive suficiente para que las aguas u ori-
nes caigan al resumidero.
Las pesebreras son suficientemente altas, anchas, venti-
ladas convenientemente i con una puerta de salida al patio
de los corrales.
Los comederos no son otra cosa que una larga canoa
de piedra o fierro galvanizado, convenientemente alta i afian-
zada a la pared trasera.
Toda la servidumbre recibe su sueldo, habitacion gratis i
racion en dinero; los casados deben enviar en el verano, a sus
mujeres a trabajar en el campo, i tienen ademas, dere-
cho a la alimentacion de una vaca i dos corderos, recibiendo
tambien el combustible necesario de luz i leña i una estension
de terreno para su cultivo.
En nuestra visita tuvimos ocasion de examinar, diferen-
tes remontas en las que nos llamó la atencion su buena confor-
— 407 —
macion, talla, musculatura, lomo, etc., etc., especialmente en
ios destinados para los rejimientos de la guardia (caballeria
i artillería) i para coraceros a caballo no pertenecientes a la
guardia.
Se nos proporcionó el siguiente dado acerca de que se exi-
je como término medio en remontas de tres años de edad,
atendiendo al arma i rejimientos a que fueren destinados:
Coraceros-pevímetro 1.881/2 m. 1.621/2 de altura 0.20% grueso de la canilla
Artillería „ 2.30 „ 1.62 2 „ 0.221/2
Hulanos „ 1.8127/3 „ 1.572 /3 „ 0,20
Húsares i Drg. „ 1.73 /10 ,, 2 . 5 2 / 5 » 0.193/10

Ahora, si ademas de estas cifras, se toma en considera-


cion el desarrollo que mas tarde experimentaran los remon-
tas, como asimismo su grado de nobleza, se observa clara-
mente que, con el tiempo, se verá en el ejército una caballada
hermosa noble, musculada i bien desarrollada, lo que en
gran parte se deberá al infatigable Jeneral Inspector de re-
montas, quien, como ya lo hemos hecho notar, dijo en el año
1897: "Acostumbrar los remontas al trabajo", (del Jungen
Remonten an vegehriassige Arbeit zu gewöhnen) encerrando
en estas palabras el tema de hoi dia en todo ejército moder-
no i bien instruido: preparar progresivamente para mas tar-
de a los nuevos remontas como buenos caballos para el ejér-
cito i para la guerra.
El trabajo diario de los remontas en todo tiempo, i en el
invierno sobre nieve, nos pareció del todo conveniente por
cuanto se contribuye notablemente, en annonia con el buen
alimento, no solo al desarrollo de los músculos sino que tam-
bien al mejoramiento i endurecimiento de los cascos, (uñas)
sistema mui conveniente, dado el fin que hoi se persigue
"formar caballos militares" i que difiere por completo
del que se empleó en un principio, que consistía solo en tener
estacionados a los remontas la mayor parte del tiempo, en
pesebreras muchas veces sucias, cubierta de pajada mojada i
talvez con olores amoniáticos; grave error, puesto que así
el desarrollo se perjudicaba i lo que era aun peor que en lugar
de procurar la solidificacion del casco de los animales, se con-
tribuía a resblandecerlos.
En el depósito se acostumbra por completo a los anima-
les a la fusta, que constantemente llevan consigo los cuida-
dores, hasta tal punto que, diariamente, cuando se acerca la
hora de llevarlos a la pista circular, para su trabajo, los
guias hacen sonar sus fustas i es digno de ver como los ani-
males se reúnen cerca de la puerta de salida de cada corral o
— 408 —
pesebrera, esperando allí con toda tranquilidad que se las
abra, para dirijirse en seguida a paso tranquilo a la pista de
trabajo.
La compra de remontas para Kattenau hácese anual-
mente desde principios de Abril hasta despues de Junio, man-
tiéneseles un año en depósito i son entregados a los rejimien-
tos, a una Comision que estos envían, a principios de Julio
de cado año.
El depósito proporciona anualmente remontas mas o me-
nos para 20 Tejimientos.
En la compra, el mayor precio que se paga es de 1,400
marcos, principalmente cuando se cree que el remonta puede
servir mas tarde como caballo de cargo (Chargenpferd) para
oficial.
Se nos dijo que el caballo mas chico que se habia compra-
do fué como de 1.52 metro de altura, debido únicamente a
sus sobresalientes cualidades de hechuras, musculaturas, no-
bleza, etc., etc.
Al preguntar nosotros sobre las pérdidas que el depósito
tendría en los remontas, se nos contestó que ella no exedia
anualmente de un dos por ciento.
En nuestra visita a Kattenau nos llamó la atencion el
minucioso orden i aseo en todas sus dependencias; notamos
ademas que todo marchaba allí militarmente; los que nos
hizo formarnos una alta idea de su Administrador, señor
Barthels.
Se nos dijo que Kattenau se consideraen Alemania como
el primer depósito, debido a la capacidad i constancia de su
Administrador en el ramo en que sirve i ademas en todo lo
que se relociona con la agricultura.
Las habitaciones del Administrador, están de tal modo
bien situadas, queél puede constantemente ver desde allí to-
dos los costados de los patios.

RESUMEN
Como en todos los ramos de la administracion alemana,
tambien en los criaderos i depósitos reina un órden completo
en todas sus dependencias siendo cuidados con esmero i
órden, lo que causa desde el primer momento una impresion
por demas favorable.
La disposicion jeneral de los edificios es dejando en el cen-
tro un grande espacio, donde a ambos lados están las pesebre-
ras, en el entretecho de estas, el almacen de forraje, en el des-
— 409 —
van, (en un estremo,) la casa del director, al lado opuesto,
edificio para oficinas, almacenes, botica, etc.
El gran espacio que queda al centro está dividido en pe-
queños corrales, en donde por lo jeneral los caballos perma-
necen durante todo el dia; en todo lo que se relaciona con el
piso, desagüe, etc., es como lo dicho en la descripcion de los
corrales de Kattenau.
Ademas de lo anteriormente nombrado, poseen galpones
(cocheras) para carruajes, pesebreras suplementarias, pica-
deros cubiertos i descubiertos, pistas de trabajo, cancha de
carrera (preparacion), picaderos cubiertos circulares para el
trabajo ala cuerda, etc., casas, de uno o dos departamentos,
o casitas pequeñas destinadas a los empleados.
Las pesebreras, son sólidas construcciones de ladrillo,
con comederos de manipostería, revestidos de una masa o
mezcla jaspeada, tan brillante i lisa como el mármol; el piso
es de cemento o de ladrillo a fuego.
Graditz posee una gran nave de pesebreras para los ani-
males destinados a ser rematados, con divisiones de mam-
posteria de 2.30 metros de altura en la parte delantera del
comedero i de 1.80 en la parte posterior; en cada una de es-
tas divisiones hai espacio para dos animales, separados
por bateflancos de fierro hueco que pendían del comedero i de
un pilar de fierro colocado en la parte trasera del comedero i
hácia el centro de la nave.
Las pesebreras destinadas a los potros i yeguas con cria,
son bastante espaciosos.
Las yeguas sin cria están divididas en secciones de 20 a 30,
siempre que no se coceen, i mantenidas en pesebreras galpon;
los potrillos son tambien mantenidos en pesebreras semejan-
tes.
Cada seccion tiene su cuidador i admira observar el cono-
cimiento e interes con que hablan i dan datossobre el criadero,
conocen de cada animal su jenealojia, lospremios que ha
ganado, los hijos que ha tenido, el dinero que por ellos se ha
pagado, etc.
En vista de los datos anteriores es fácil imajinarse el cui-
dado i esmero con que los criaderos i depósitos reclutan su
personal, pues estos últimos son antiguos soldados, es'decir,
que ya han hecho su servicio militar.
El director de cada criadero o administrador.de cada de-
pósito de remontas, es un oficial retirado o de reserva, por
lo jeneral capitan, debido a lo cual todo marcha allí militar-
mente.
Los potrillos son pequeños, lo qué permite tener constan-
temente los animales bajo la vista del cuidador; por otra
— 410 —
parte, teniendo el terreno así dividido i por la frecuencia con
que los animales son cambiados, los potrerillos se conservan
en buen estado.
En verano se da siempre a los animales una racion de fo-
rraje seco con avena; talvez por eso es que parecia no llamar-
les mucho la atencion el bonito trébol de los potrerillos, sin
embargo el cuidador nos dijo que era durante la noche cuan-
do comían con mas gusto, por cuanto estaban libres de los
moscos i que tan pronto como el tiempo lo permitía las ye-
guas i potrillos permanecían en los potrerillos, i en el verano
se les dejaba allí noche i dia.
En los criaderos i depósitos, los caballerizos visten un uni-
forme mui sencillo i elegante, que consiste en una blusa de
paño azul negro con cuello vuelto, bolsillos i con botones
blancos con la corona imperial; gorra con visera gacha, del
mismo paño de la blusa, llevando en la parte delantera un
caballo i corona imperial (blancos) insignia; pantalon de
borbon color amarillo i como botas negras con vueltas ama-
rillas completan el uniforme.
SEÑOR JENERAL JEFE DE LA COMISION MILITAR
DE CHILE EN EUROPA

Terminada la interesante visita que hemos efectuado a


los criaderos reales: Berbeck, Graditz, Trakehuen i depósito
de remontas Kattenau i de haber oido de boca de sus em-
pleados la evolucion que los criaderos i depósitos al traves de
los años han efectuado hasta conseguir su objeto, nos ha ve-
nido a confirmar en una anterior idea: Que en Chile se deben
fundar a la brevedad posible depósitos de remontas i adjun-
to a uno de ellos, con un potro fina sangre, dos media sangre
i algunas yeguas chilenas bien escojidas empezar modesta-
mente a trabajar por la crianza del caballo militar.
En la actualidad, el caballo militar, no decimos tan solo
el tipo sino remonta para el ejército, el pais no lo produce.
Desde unos cinco años a esta parte, los caballos han su-
bido un ciento i mas por ciento en precio, no por mejora de
la raza sino por la escases de ellos.
Los agricultores no dedican atencion alguna a la crianza
caballar (militar), porque segun ellos no produce ganancia.
El Gobierno debería arbitrar medidas tendentes a hacer
desaparecer la crisis por que atraviesan hoi dia los insti-
tutos montados, por cuanto no hallan como emplear el di-
nero, por demás exciguo,qne reciben para remonta del gana-
do, debido únicamentea lagran escases de caballos que entre
— 4ll —
nosotros, por desgracia, dia por dia, se va haciendo mas in-
tensa.
Los depósitos de remontas son indispensables para Chile
i su ejército, pues el material de caballos debe ser adquirido i
repartido a los Tejimientos por una autoridad responsable i
competente.
Con el sistema actual de remonta, es decir, que cada ins-
tituto montado remonta su caballada como le parece mas
conveniente, no se puede continuar, por que ademas de ser
inconecto, es tambien poco menos que absurdo, pues además
de la rivalidad que crea entre los Tejimientos, las unidades
que estan en la 1.a division, por estar en una zona que no es
agrícola, quedan en situacion del todo desventajosa con res-
pecto a los que estan en la zona central i austral.
Es ya principio aceptado, que los Tejimientos reciban ca-
ballos de 4 años de edad para que sean allí educados.
Los depósitos de remontas, como en el ejército aleman,
tendrían entre nosotros por objeto comprar caballos de tres
años, mantenerlos un año a pesebrera, diariamente hacerlos
trabajar sueltos en pista circular i enseguida repartirlos a los
Tejimientos.
Durante el año que los remontas permanecieran en depó-
sito, recibirían un forraje nutritivo que en combinación con el
trabajo diario, su aseo, etc., contribuiría poderosamente a su
desarrollo, el que mas tarde se completaría en los rejimien-
tos, de lo cual resultaría que a la vuelta de algunos años el
ejército contaría con buena caballada digna de todo ejército
moderno e instruido.
Un personal idóneo con sus cuidados completaría el mé-
todo; es bien sabido que el buen tratamiento influye en gran
escala al buen adiestramiento de los remontas.
Dada la estension de nuestro territorio i en atencion a las
zonas en que el país por su naturaleza está dividido, creemos
que la ubicacion para los depósitos debería ser mas o menos
la siguiente: uno en Magallanes i el otro en la provincia do
Colchagua o Aconcagua.
Firmado.
BARTOLOMÉ BLANCHE E. I
VICENTE VILLALOBOS B.
Tenientes Comandados en el Real Instituto de Equitacion de Hannover
(Alemania.)
Leí de Organizacion militar
De la C onfederacion Suiza
Dictada por la Asamblea Federal el 12 de Abril de 1907
(Traduccion del Capitan de Injenieros i Comandante de la Compañía
Santiago N.° 2, señor Santiago Castro Baeza.—20 de Mayo de 1907)

(Continuacion)

TITULO TERCERO
INSTRUCCION DEL, EJÉRCITO

I.— Instruccion Preparatoria,


ART. 102. Los cantones tienen la obligacion de velar
por que la juventud masculina reciba en las escuelas la ins-
truccion de jimnasia.
Esta enseñanza se dá por maestros especialistas instrui-
dos en las escuelas normales, i los cursos, por maestros
titulados.
La Confederacion ejerce la. alta vijilancia de la ejecucion
de estas disposiciones:
— 413 —
ART. 103. La Confederacion fomenta i ayuda todas las
instituciones, i en jeneral, todo esfuerzo tendente a desarrollar
las aptitudes físicas de la juventud despues de su salida de
las escuelas, como asimismo toda obra dirijida a preparar la
juventud para el cervicio militar.
En la época del reclutamiento tiene lugar un examen de
las aptitudes de los llamados desde el punto de vista de la
educacion física.
La Confederacion dicta las prescripciones relativas a la
enseñanza de la jimnasia i organiza los cursos de maestros.
ART. 104. La Confederacion subvenciona las asocia-
ciones, i en jeneral, todo esfuerzo que tenga por objeto la
instruccion miltar preparatoria de la juventud ántes de la
edad de entrar al servicio. Cuida asimismo que se de prefe-
rencia a la instruccion de tiro i proporciona las armas,
municiones i equipo necesario.

II Grupo de instructores. Disposiciones Jenerales.

ART. 105. Se instituye un cuerpo de instructores para la


direccion de la instruccion de reclutas i cuadros de las escue-
las especiales.
La Asamblea Federal queda encargada de fijar el número
para cada arma.
ART. 106 Los cuerpos de instructores de cada arma de-
penden del jefe del Servicio del Departameto Militar.
En cada distrito hai un instrucctor divisionario que di-
rije la instruccion de los cuadros de infantería.
ART. 107. Los instrucctores pueden ser destinados a la
instruccion en armas diferentes ala propia como asimismo a
las escuelas especiales u otras análogas, a la administrcion
militar.
Se les emplea por turnos en dichas diferentes funciones
segun sus aptitudes i las necesidades, del servicio.
Los oficiales intructores quedan incorporados al ejército
i ascienden como los demas oficíale».
ART. 108. Igualmentd se les destina a la instruccion de
fortalezas quedando bajo las órdenes del jefe de Artillería.
ART. 109. La instruccion de las unidades de tropas i uni-
dades de ejército corresponde a los respectivos, comandos.
ART. 110., El Departamento Militar, determina los fines
de la instruccion.
Sobre esta base los respectivos comandos confeccionan los
programas i los someten a la aprobacion .de. los superiores,
inmediatos.
— 414 —
ART. 111. Las escuelas centrales i las para oficiales de
Estado Mayor, deben organizarse de modo que granticen
absoluta uniformidad de instruccion.
ART. 112. Las épocas para los cursos de instruccion i en
particular para las escuelas de reclutas deben fijarse teniendo
en cuenta las menores molestias que se puedan ocasionar a
los militares en el ejercicio de sus profesiones civiles.
ART. 113. En la Escuela Politécnica Federal debe existir
una seccion de ciencias militares, destinadas a proporcionar
conocimientos a los oficiales, especialmente a los instructores.
ART. 114. Como regla jeneral, todo servicio creado debe
establecerse; el Consejo Federal señalará las escepciones.
ART. 105 El tiempo necesario para la organizacion i
licenciamiento no se cuenta en la duracion de los cursos o
escuelas, asignándose como regla jeneral, para esta operacion,
dos dias en la infantería i caballería i tres en las demas
armas.
ART, 116. Las autoridades militares tienen la facultad
de llamar los tambores, cornetas enfermeros, armeros i ma-
riscales-herradores necesarios para los cursos i escuelas.
ART. 117. Terminados los cursos i escuelas, los coman-
dos respectivos deben enviar a la superioridad un informe
sobre el resultado de la instruccion acompañado de un juicio
del Inspecctor.
III Instruccion de los reclutas

ART. 118 Las escuelas de reclutas estan destinadas a


formar soldados. Sirven ademas para la instrucción practica
de los cuadros.
Su duración es:
Para la Infantería e Injenieros 65 dias
„ Caballería 90 "
,, Artillería i tropas de fortaleza 75 „
„ Las tropas sanitarias, veterinarios, ad-
ministracion i tren 60 „
ART. 119. Los tambores, trompetas, armeros, maris-
cales-herradores, i asistentes de oficiales, reciben su instruc-
cion del oficio ya en escuelas o cursos especiales. En el segundo
caso hacen solamente 40 dias de la escuela de reclutas. Los
enfermeros ademas de la escuela de reclutas, hacen un curso
de hospital
— 415 —

IV Cursos de repeticion

ART. 120. Los cursos de repeticion en la Selecta son


anuales i duran once dias para todas las armas con cscepcion
de la artillería i tropas de fortaleza en las que la duracion es
de catorce dias. No obstante, los soldados, dragoneantes i
cabos, no siguen sino-siete cursos i ocho en la caballería; los
sarjentos diez-cursos incluyendo los hechos en los grados
inferiores.
ART. 121. En los cursos de repeticion de la I clace se
alternan los ejercicios de las pequeñas unidades con los de las
mayores.
ART. 122. En la Landwehr (Clase II) todas las armas,
con escepcion de la caballería, concurren a un llamado de
once dias cada cuatro años. Sin embargo, los soldados cabos
i dragoneantes, no asisten sino a un curso de repeticion. Los
llamados de la clase II hacen su servicio en la clase I.
ART. 123. En caso de reorganizacion de las unidades,
cambio de armamento o en otras circunstancias análogas, la
Asamblea Federal puede crear cursos especiales i fijarles la
duracion. Puede tambien llamar fracciones de la clase III
para tareas especiales por nn tiempo de uno a tres dias. En
caso de urjencia se puede llamar a toda la clase III de deter-
minadas rejiones.

V Tiro obligatorio i ejercicios voluntarios

ART. 124. Los Sub-oficiales, dragonantes i soldados de


las clases I i II armados de fusil o carabina, i los oficiales su-
balternos de las mismas clases, tienen obligacion de hacer
anualmente en alguna sociedad de tiro, los ejercicios prescri-
tos. El que no cumpla esta exijencia será llamado a nn curso
especial de tiro sin derecho a sueldo.
ART. 125. Las sociedades de tiro en que se hacen estos
ejercicios recibirán una subvencion del Estado quien por su
parte instituye cursos de maestros de tiro.
ART. 126. Del mismo modo la Confederacion concede
subvenciones a toda clase de sociedades o instituciones que
tengan por objeto el desarrollo de las aptitudes militares,
bajo la condición de someterse alas prescripciones que se dic-
ten i al control de parte de la autoridad militar.
— 416 —

VI Instruccion de los Sub-oficiales


ART. 127. Los soldados i dragonantes propuestos para
el empleo de Sub-oficiales deben asistir a un curso de instruc-
cion de Sub-oficiales que dura 20 dias en la infantería, servi-
cios sanitarios, de administracion i de tren; 35 dias en la ca-
ballería, injenieros i tropas de fortalezas.
Estas propuestas se hacen en los cursos de reclutas por
los oficiales de tropas e instructores i en los cursos de repeti-
ción por los oficiales de las unidades.
ART. 128. Los cabos recien ascendidos hacen un curso
de reclutas en sus empleos. Los Sub-oficiales propuestos para
una escuela de oficiales no tienen dicha obligacion.
ART. 129. Los sub-oficiales propuestos para el empleo
de furriel deben asistir a un curso de 30 dias. Los furrieles re-
cientemente nombrados asisten como tales a un curso de re-
clutas. Los Snb-ohciales propuestos como secretarios de E.
M. asisten a un curso de escuela de secretarios de E. M. que
dura 30 dias.
VII Instruccion de los oficiales
ART. 130. Los futuros oficiales se instruyen-en una es-
cuela de oficiales que dura:
1.° 80 dias en la infantería, caballería i tropas de forta-
lezas.
2.° 105 dias en la artillería e injenieros.
3.° 60 dias en el tren.
4.° 45 dias en los servicios sanitarios, de administracion
i veterinaria.
Las escuelas de artillería e injenieros pueden dividirse en
dos períodos.
ART. 131. Para ser llamado a una escuela de oficiales se
necesita ser Sub-oficial.
El llamamiento tiene lugar a propuesta de:
Los oficiales e instructores en las escuelas de reclutas.
Los oficiales de unidades de tropas, en los cursos de repe-
ticion.
Los Sub-oficiales llamados a las escuelas de sanidad i ve-
terinaria rinden exámenes previos do médicos, veterinarios i
farmacéuticos. Los jefes de estos servicios hacen el llamado
sin necesidad de propuesta de escuela anterior.
ART. 132. Los tenientes recien ascendidos hacen una es-
cuela de reclutas en sus empleos; los médicos i veterinarios lo
hacen en otras armas.
— 417 —
ART. 133. Los oficiales de tropas designados como cuar-
tel-maestres reciben su instruccion técnica en una escuela que
dura 20 dias; i los recien nombrados asisten en sus empleos a
la mitad de una escuela de reclutas.
ART. 134. Los oficiales designados para ascender asis-
ten a las siguientes escuelas:
1.° Los oficiales subalternos designados para el ascenso
a capitan en las armas de infantería, caballería, artillería, in-
jenieros i de fortalezas, a una escuela central I de 30 dias.
2.° Los tenientes primeros de las mismas armas i de la
administracion i tren, auna escuela de reclutas como coman-
dantes de unidad.
3.° Los capitanes, auna escuela central II de 50 dias di-
visible en dos períodos.
Para el llamamiento a estas escuelas es indispensable un
certificado de competencia.
Los capitanes de sanidad, veterinaria, administracion,
comisarías i tren, pueden ser llamados auna escuela central II,
ART. 135. La Asamblea Federal instituirá ademas es-
cuelas de tiro i cursos de táctica para oficiales. Los oficiales
pueden ser llamados a escuelas de armas diferentes a las que
pertenecen, i tambien a servicios especiales.
ART. 136. La Asamblea dictará las prescripciones espe-
ciales para el funcionamiento de escuelas destinadas a los em-
pleados de correos i telégrafos i para los oficiales del servicio
de etapas i guardia territorial.
VIII Estado Mayor Jeneral
ART. 137. Para la instruccion del Estado Mayor Jene-
ral se destinan las siguientes escuelas:
1.° Escuela de Estado Mayor I de 70 dias para futuros
oficiales de Estado Mayor Jeneral (art. 43); se divide en dos
períodos.
2.° Escuela de Estado Mayor II de 42 dias para los ca-
pitanes (art. 43).
3-° Escuela de Estado Mayor. III de 21 dias para los ofi-
ciales que han pasado por las escuelas I i II.
Se puede enviar oficiales de tropas a dichas escuelas i tam-
bien se pueden instituir otros cursos.
ART. 138. Anualmente, i por turnos, se llamaa cierto nú-
mero de oficiales del Estado Mayor Jeneral i tambien a los
de tropas para que se ejerciten en trabajos de E. M.
ART. 139. Los oficialeádel E.M.J.,agregados a los E.M.,
toman parte en los ejercicios de estos últimos i deben tambien
asistir a escuelas i cursos de reclutas de las diferentes armas.
— 418 —
ART. 140. Los oficiales de ferrocarriles i otros funciona-
rios de estos servicios asisten a un curso de 20 dias, segun
las necesidades, a los trabajos de E. M. o cursos especiales.
IX Ejercicios de los Estados Mayores
ART. 141. Los Estados Mayores se llaman cada, dos
años a ejercicios tácticos que duran 11 dias. Estos cursos los
dirijen alternadamente los Comandantes de Divisiones i de
Cuerpos de Ejército i los oficiales asistentes son designados
por el Departamento Militar.
ART. 142. Así mismo, cada dos años tienen lugar ejerci-
cios estratéjicos que duran 11 dias i cuya direccion se confia
a un oficial superior designado por el Departamento Militar.
En estos ejercicios toman parte los Comandos de Cuerpos de
Ejército, Division i plazas fortificadas con sus E. M. i otros
oficiales designados por la Superioridad.
ART. 143. Los oficiales injenieros pertenecientes al ar-
ma, asisten por turno de llamado aejercicios especiales de su
profesion.
IX Inspeccion
ART. 144. Se inspeccionan:
1.° Los cursos de repeticion, por el superior inmediato al
Comando del curso.
2.° Los ejercicios dirijidos por los Comandantes de Cuer-
po de Ejército; por el Jefe del Departamento Militar.
3.° Las escuelas i cursos dirijidos por los Comandantes
de las plazas fortificadas: por el Comandante del Cuerpo de
Ejército a que ellas pertenecen.
4.° Las escuelas organizadas por Cuerpos de Ejército, Di-
visiones o Guarniciones de fortificaciones: por los jefes de di-
chas unidades.
5.° Las demas escuelas las inspeccionan los Comandantes
de Cuerpo de Ejército, los divisionarios o algun jefe designa-
do por el Departamento Militar.
ART. 145. En caso de impedimento del Inspector titular,
el Departamento Militar designa al.reemplazante.
TÍTULO CUARTO
ADMINISTRACION MILITAR

I Confederacion i ¡Cantones
ART. 146. La direccion- superior de la Administracion
pertenece al Consejo Federa quien la ejerce por intermedio
del Departamento Militar i éstedelega en las autoridades mi-
— 419 —
litares cantonales, la que corresponde a los respectivos can-
tones.
AET. 147. El Consejo Federal dicta los Reglamentos ne-
cesarios para la ejecucion de la presente lei; aprueba los de
servicio i ejercicios con escepcion de los correspondientes a la
Administracion Militar que deben ser aprobadas por la Asam-
blea Federal.
ART. 146. El Consejo Federal divide el territorio de la
Confederacion en distritos de division limitándolos en cuanto
sea posible de modo que los hombres de las unidades de una
Division pertenezcan al mismo distrito i teniendo en cuenta
ademas que dichos límites, coincidan con los de las fronteras
cantonales.
ART. 149. Los Cantones se dividen en distritos corres-
pondientes, por regla jeneral al radio de reclutamiento de un
Rejimiento de Infantería de la clase I. En caso de dificultades
para semejante division, los distritos se circunscribirán al
radio de batallones o compañías.
ART. 150. Las autoridades Cantonales deben exijir que
cada ciudadanos en edad de hacer servicio justifique que ha
cumplido las obligaciones que le corresponden, sirviendo co-
mo comprobante la libreta de servicio.
Las autorizaciones de residencia o domicilio otorgadas
por la autoridad civil se controlan por las autoridades mili-
tares.
ART. 151. Las autoridades Cantonales deben tener un
rejistro de los hombres a quienes corresponde el servicio; di-
cho rejistro sirve de base para el control militar.
El control de los hombres que pertenecen a los servicios
complementarios, lo ejecuta la autoridad cantonal.
Las autoridades militares federales i cantonales como asi-
mismo los Comandantes de E. M. i de unidades tienen el con-
trol de sus tropas.
El Consejo Federal dicta las disposiciones particulares i
vijila su cumplimiento.
ART. 152. Es deber de los Cantones nombrar los Coman-
dantes de distritos encargados del control, dividiéndolos en
secciones segun las necesidades.
ART. 153. Loa Cantones forman, las compañías i bata-
llones de infantería i los escuadrones, la unidades i batallo-
nes de la guardia territorial i los servicios complementarios.
Cuando los efectivos de un canton no bastan para la for-
macion de batallones', compañías o escuadrones, compete a
la Asamblea Federal el dictar las resoluciones convenientes.
ART. 154. La Confederacion forma las unidades, cuer-
pos i servicios auxiliares.
— 420 —
ART. 155. La Confederacion destina a las unidades, can-
tonales la tropas de las otras armas que necesiten.
ART. 156. Los cantones nombran los oficiales de las uni-
dades i los oficiales de infantería de los E. M. de los batallo-
nes de fusileros que forman.
El Consejo Federal nombra los oficiales de los E. M. de
los batallones i los oficiales de las compañías formadas por
varios cantones.
Nombra tambien los demas oficiales que no han sido
nombrados por los cantones.
ART. 157. Cuando un canton no dispone del personal
necesario para los puestos de oficiales o sub-ofíciales, el Con-
sejo Federal se encarga de destinarle los que le corresponde
tomándolos de otros cantones en calidad de supernumerario.
ART. 158. La Confederacion suministra, el armamento,
equipo de cuerpo i material de guerra en jeneral.
Los cantones suministran el equipo personal de las tro-
pas cantonales i federales, en conformidad a las prescripcio-
nes dictadas por la Confederacion. Siempre debe existir un
aprovisionamiento disponible paralas necesidades de un año
e igualmente una reserva, dearmas i equipo personal.
La Asamblea Federal fija las sumas que deben abonarse
a los cantones, para el suministro, reemplazo i conservacion
del equipo personal.
ART. 159. Los Cantones administran i conservan en
buen estado el equipo de cuerpode las unida des i cuerpos can-
tonales. El resto queda al cuidado de la Confederacion. .
Las armas i efectos quitados a los militares se conservan
i almacenan en forma que puedan utilizarse rápidamente en
caso de una movilizacion.
Los efectos devueltos por los licenciados, ántes de cumplir
su servicio, pasan a constituir una reserva de equipo.
ART. 160. El Consejo dicta las prescripciones necesarias
para el llamamiento al servicio el cual se ejecuta por las au-
toridades cantonales.
ART, 161. Las peticiones de excension del servicio se re-
glamenta por el Consejo Federal i las conceden las autorida-
des cantonales i federales. Las relativas a oficiales previo in-
formé del superior directo.
ART. 162. Cuando un Canton no lien a sus obligaciones,
la Confederacion lo hace por él a su costa.
ART. 163. La Confederacion dispone del equipo personal
i armamento, así como del material de cuerpo i de guerra i
con la reserva de los anteriores derechos se concede Jas mis-
mas atribuciones a las autoridades cantonales para las nece-
sidades del servicio.
— 421 —
ART. 164. Los víveres i líquidos destinados a la alimen-
tacion de las tropas en servicio quedan excentos de todo gra-
vamen o impuesto cantonal o comunal.
Los monopolios.cantonales o comunales no se ejercen so-
bre los objetos destinados al Ejército.
Los establecimientos o talleres militares como asimismo
toda propiedad destinada al Ejército, queda libre de todo
impuesto cantonal o comunal.
Los cantones no pueden imponer derechos o pretender
conceder permisos para todo trabajo destinado a la defensa
nacional.
ART. 165. Quedan asimismo libres de todo impuesto o
patente, las bicicletas destinadas al uso militar.
ART. 166. Los cantones se encargan de pagar a la Con-
federacion la mitad del impuesto militar i perciben el resto.

II Administracion Militar de la Confederacion

ART. 167. La Gancilleria del Departamento Militar de-


pende del Jefe del Departamento i se encarga de espedir las
decisiones del Departamento i del Consejo Federal, lleva la
correspondencia i tiene a su cargo los archivos. El secretario
de la Comisión de defensa Nacional forma parte de la Canci-
llería.
ART. 168. El Departamento Militar tiene a sus órdenes
el siguiente personal con calidad de jefes de los servicios que se
enumeran:
El Jefe de Servicio de E. M. J.
Los jefes de los servicios de Infantería, Caballería, Arti-
llería, Injenieros i Fortificaciones (Jefes de Armas).
El Cirujano en Jefe.
El Veterinario en Jefe.
El Comisario de Guerra en Jefe.
El Jefe de la seccion Técnica Militar.
El Jefe de la Intendencia del Material de .Guerra.,
El Jefe del Servicio Topográfico.
El Director de Remonta.
A todos los cuales se les asigna el personal,de funciona-
rios i empleados necesarios.
ART. 169. Los Jefes .de Servicios del Departamento Mili-
tar tienen las siguientes atribuciones jenerales:
1.°. Los informes i proposiciones sobre, los asuntos de su
incumbencia que deban trasmitirse al Departamento.
2.° La preparación de los Reglamentos, Ordenanzas i
proyectos de Leyes.
— 422 —
3.° La Confeccion del Presupuesto anual de sus servicios
i la rendicion de las cuentas del mismo.
Los Jefes de Servicios firman su correspondencia con las
otras autoridades en nombre del Departamento, ejecutan las
decisiones de éste con entera libertad i reparten el Presupues-
to asignado a sus dependencias.
ART. 170. El servicio de E. M. J. tiene las siguientes
atribuciones:
1.° La preparacion de la Movilizacion i Concentracion
del Ejército en caso de guerra i, en términos jenerales, se ocu-
pa de la preparacion para la guerra.
2.° Tiene la obligacion de emitir los informes i proposi-
ciones sobre todas las cuestiones que interesen a la defensa
nacional, al Ejército i al E. M. J.
3.° Debe dar las indicaciones necesarias para la ejecucion
de los ejercicios de las grandes unidades i de los E. M. supe-
riores.
4.º Tiene a su cargo la organizacion i direccion de las es-
cuelas i cursos de oficiales i secretarios del E. M. J.; otorga
certificados de capacidad para los capitanes i secretarios de
E. M.; resuelve las peticiones de excencion del servicio de los
mismos.
5.° Previa consulta con los comandos de los cuerpos de
tropas propone los oficiales de E. M. i secretarios.
6.° Cuida de mantener el efectivo de planta del servicio
de E. M. J.
7.° Se ocupa de la preparación para la guerra de los si-
guientes servicios: ferrocarriles, etapas, territorial, correos i
telégrafos de campaña velando por la instrucción del perso-
nal de oficiales de dichos servicios.
8.° Recoje las informaciones del propio ejército i de los
países vecinos, sobre estadística i jeografía militar.
9.° Administra la Biblioteca Militar i las colecciones de
planos i cartas militares del Ejército.
10.° Proporciona informes i emite proposiciones que ten-
gan relacion con la confeccion de las cartas militares.
ART. 171. Las atribuciones de los Jefes de los Servicios
de Infantería, Caballería, Artillería, Ingenieros i Fortificacio-
nes son las siguientes:
1.° Estudio de las cuestiones que interesen al arma.
2.° Administracion de las unidades i E. M. formados por
la Confederacion como asimismo los servicios auxiliares.
3.° Supervijilancia de la instruccion del arma; organiza-
don jeneral, i en lp posible, direccion de las escuelas i cursos,
bajo las reservas que establece el art. 109.
— 423 —
4.° Resolucion en las peticiones de excencion en cuanto
éstas no dependan de cantones.
5.° Empleo del personal instrurtor.
6.° Estudio i tramitacion de los asuntos concernientes a
oficiales (nombramientos, promociones, incorporaciones, li-
cencias), certificados de aptitud para el ascenso de subalter-
nos i capitanes.
Iguales atribuciones tienen los Jefes de:
Servicio Médico para las tropas sanitarias.
Servicio de Veterinaria para las tropas de veterinaria.
Servicio de Comisaría para las tropas i oficiales de su de-
pendencia.
ART. 172. El servicio de Infantería:
Organiza i dirije las escuelas centrales i administra la ins-
trucción militar preparatoria i el tiro.
ART. 173. El servicio de Caballería:
Compra, adiestra i entrega los caballos i depósito de re-
monta.
ART. 174. El servicio de la Artillería:
Administra, instruye i reparte las tropas de tren i asis-
tentes de oficiales.
ART. 175. El servicio de Injenieros:
Dirije, de acuerdo con el E. M. J., los trabajos de oficiales
injenieros desde el punto de vista de la preparacion para la
guerra: administra el servicio de minas, provisionalmente
de esplosivos, útiles i materiales de destruccion de las obras
de fortificacion que deben ejecutarse en la guerra.
AHT. 176. Él servicio de las Fortificaciones:
Cuida, perfecciona i administra las fortificaciones perma-
nentes.
Depende de dicho servicio: las administraciones de forti-
ficaciones i oficina de tiro de la misma i los guarda-fortaleza
encargados de su cuidado i vijilancia.
ART. 177. El servicio de Sanidad:
Vijila el conjunto del servicio, incluso el servicio volunta-
rio auxiliar, los seguros militares i la inspeccion médica de los
inútiles.
ART. 178. El servicio de Veterinaria:
Dirije los trabajos de este servicio: vijila la tasacion i de-
preciacion de los caballos; interviene en los reclamos que se
susciten resolviéndolos; instruye e incorpora los mariscales
herradores. .
ART. 179. La Comisión de Guerra:
Es el órgano central del servicio de contabilidad i víveres
del Ejército. Reune, administra i provee los víveres; tiene a
su cargo los almacenes i los cuarteles; dirije el servicio de la
— 424 —
imprenta militar i controla los inventarios del material de
guerra.
ART. 180. La Seccion Técnica Militar tiene a cargo la
provision i perfeccionamiento del material de guerra. Pro-
porciona el equipo personal que no entregan los Cantones;
elabora los reglamentos relativos al equipo i material degue-
rra; recoje el material inutilizado.
Los talleres militares, fábricas de pólvora i polígonos de
ensayo de cañones i armas portátiles i el control de las muni-
ciones estan sometidos a la Seccion Técnica.
ART. 181. La Intendencia del Material de Guerra se
ocupa del almacenaje, inventario i reparticion del material
de guerra que recibe de la seccion técnica; entrega a los can-
tones el material de las unidades que les corresponde i cuida
el que no es repartido; dirije el Servicio de Arcenales i depósi-
tos federales de municiones i esplosivos i recoje el material i
municiones de las escuelas; administra el equipo personal al-
macenado i entrega el correspondiente a los oficiales i por fin,
vijila i controla los depósitos de equipo cantonales i el equi-
po personal repartido.
ART. 182. El Servicio Topográfico está encargado de la
triangulacion del pais, levanta i suministra las cartas para
el Ejército, pudiendo tambien encargarse de la confeccion de
cartas o planos que no tengan un fin militar.
ART. 183. La Remonta de caballos, se encarga de la ad-
quisicion, adiestramiento y entrega de los caballos de oficia-
les. Proporciona tambien caballos para el servicio de instruc-
cion.
ART. 184. El Concejo Federal puede decretar la fusion de
ciertos servicios o modificar sus atribuciones.
III. El Comando
ART. 185. La Administracion Militar de la Confedera-
cion debe estar organizada de tal manera que permita a los
Comandos de unidades de Ejército, cuerpos i unidades de
tropa ejercer la influencia necesaria para la aptitud i pre-
paracion para la guerra.
ART. 186. Los Comandos de unidades de Ejército, cuer-
pos i unidades de tropas, deben velar porque los efectivos es-
ten siempre completos tanto en personal como en vestuario,
armamento, equipo i material.
ART. 187. Los Comandos de unidades de Ejército deben
cerciorarse personalmente de que las tropas reciban la instruc-
cion reglamentaria destinada a hacerlas aptas para la gue-
rra. Pueden pedir al respecto informes a sus subordinados.
— 425 —
Deben controlar personalmente o por medio de sus jefes de
E. M. las medidas dictadas por las autoridades militares re-
lativas a la movilizacion i llamamiento de los contingentes.
ART. 188. Los informes i proposiciones de los coman-
dantes de tropas se envian a la autoridad militar superior,
por conducto regular.
Dichas proposiciones se tendran presentes al formar los
presupuestos, y al dictar las instrucciones relativas al reclu-
tamiento, directivas de instruccion o convocacion a las es-
cuelas o cursos.
ART. 189. Un reglamento dictado por el Consejo Fede-
ral establecerá las reglas relativas a la calificacion i empleo
de los oficiales, determinando la esfera de actividad de cada
cual i sus relaciones de servicio con los comandos.
ART. 19O. El Consejo Federal señala la gratificacion de
mando de los comandos de unidades de ejército.
ART. 191. Una Comision de Defensa Nacional compuesta
de Comandantes de Cuerpo de Ejército; del Jefe de E. M. J. i
del Jefe del Servicio de Infantería, delibera, bajo la presidencia
del Jefe del Departamento Militar, sobre las cuestiones que
interesen a la defensa del pais.
Esta comision cesa en sus funciones desde el momento que
se nombra el jeneral del Ejército.
AET. 192. Cuando la Comision de Defensa Nacional se
ocupa de ascensos, incorporacion o retiro de oficiales supe-
riores, forman parte de ella los divisionarios i los jefes de los
servicios interesados que no pertenecen a ella.
Las proposiciones emanan del jeneral desde que ha sido
nombrado.
ART. 193. La Comision de Defensa Nacional debe recibir
las relaciones de calificacion de oficiales superiores i capitanes,
para examinarlas i controlarlas.
ART. 194. Una vez al año por lo menos, deben reunirse
los Comandantes de Cuerpos de Ejército bajo la direccion del
Jefe del Departamento Militar con el objeto de estudiar las
mejoras que convenga introducir en el Ejército. En esta con-
ferencia entran los Jefes de Servicios.
TÍTULO QUINTO
SERVICIO ACTIVO

I. Disposiciones Jenerales
ART. 195. El Ejército tiene la mision de asegurar la de-
fensa de la patria contra el estranjero i el mantenimiento de
— 426 —
la tranquilidad pública i orden en el interior. (Cont. Fed., 29
de Mayo de 1874, Art. 2.°.)
ART. 196. La Confederacion dispone del Ejército.
Los Cantones disponen de la fuerza armada de sus terri-
torios en tanto que no esté ocupada por la Confederacion.
. ART. 197. Los cantones soportan todos los gastos que
se orijinen con motivo del servicio activo incluso sueldos, ví-
veres i alojamiento.
ATR. 198. El Consejo Federal ordena el llamado para el
servicio activo i supervijila su ejecucion.
Las tropas reclutadas préstan el juramento militar.
ART. 199. El Consejo Federal puede poner las tropas en
campamentos i desde que esto se ordena, ningun militar de
los llamados puede salir del pais.
ART. 200. El llamado al servicio activo o la órden de
reunion en campamento de una unidad, obliga a todas las
jerarquías, salvo las escepciones espresas.
ART. 201. En caso o peligro de guerra, el Consejo Fede-
ral puede ordenar el reclutamiento de los jóvenes aptos de 18
i 19 años.
ART. 202. En caso de llamamiento para el servicio acti-
vo, el Consejo Federal puede someter a las leyes militares a
los funcionarios empleados i operarios de la administracion,
establecimientos i talleres militares, como asi mismo a los de
las administraciones de trasportes públicos.
ART. 203. En tiempo de guerra, estan obligados los ciu-
dadanos que no pertenecen al Ejército, aponerse a disposicion
de la nacion i servirla en la medida de sus fuerzas; asi mismo,
todo el mundo está obligado en tiempo de guerra a someter
sus propiedades muebles e inmuebles a la requisicion que or-
denen las autoridades militares con derecho a indemnizacion
total.
II. Comando en Jefe
ART. 204. Cuando se efectúa un llamamiento total o de
alguna importancia al servicio activo, la asamblea federal
nombra el Jeneral que ejerce el Comando Supremo del Ejérci-
to, quien recibe órdenes espresas.
El Jeneral no puede ser exhonerado de su cargo antes del
licenciamento de las tropas sino por proposición formal del
Consejo Federal.
ART. 20f). El Consejo Federal nombra elJefe del E. M. J.
previa consulta al Jeneral.
ART. 206. Desde que se ordena el llamado al servicio ac-
tivo del.Ejército o parte de él i hasta que se nombra el Jpne-
ral, el Comando Supremo lo ejerce el departamento Militar.
— 427 —
ART. 207. En caso de impedimento momentáneo del Je-
neral nombrado, el comando recae en el Comandante de Cuer-
po de Ejército mas antiguo o en ausencia de éste en el Jefe de
E. M. J.
ART. 208. El Jeneral dicta todas las medidas conducen-
tes al fin que se debe alcanzar, para lo cual dispone a su vo-
voluntad de todas las fuerzas delpais en hombres i material.
ART. 209. El Jeneral establece el orden de batalla del
Ejército sin sumision a esta lei.
Puede nombrar o exhonerar temporalmente a cualquier
oficial en cualquier Comando.
ART. 210. El Consejo Federal erdena el llamado de to-
das las tropas que el Jeneral estime necesarias.
ART. 211. El Departamento Militar dirije el servicio te-
rritorial.
III. Caballos i Carros

ART. 212. La Confederacion tiene derecho de disponer,


para la movilizacion del Ejército, de todos los caballos, mu-
ías i medios de trasporte del territorio.
ART. 213. Si la defensa nacional lo exije, el Consejo Fe-
deral decreta la requisicion de los caballos, mulas i medios de
transportes con lo cual queda absolutamente prohibido la
esportacion de dichos elementos. Se procede incontinente á
verificar un control i nadie puede hacer traspaso o venta de
su propiedad sin permiso de las autoridades militares.
ART. 214. Se procede en tales casos al exámen del gana-
do i revision de los medios de trasportes bajo el punto de
vista de su utilidad para el Ejército.
Los animales i material declarados inútiles pueden ser
enajenados por sus dueños.
Al mismo tiempo se procede a destinar el ganado i mate-
rial a las unidades i E. M.
ART. 215. En el momento de la movilizacion las comu-
nas tienen la obligacion de poner a disposicion de los coman-
dos de plaza los caballos, mulas i material requisado en los
lugares de reunion indicados, todo lo cual está prescrito en
las directivas para la movilizacion. .
El ganado exedente se envía a los depósitos de ganado.
ART.. 216, La Confederacion paga, a las comunas, para
que estas a su turno paguen a los propietarios la indemniza-
cion que corresponde por el empleo, depreciacion i pérdida
del ganado i material requisado para el servicio.
— 428 —

IV. Esplotacion de las empresas de trasportes


en tiempo de guerra.
ART. 217. El Consejo Federal o el Jeneral, una vez nom-
brado, tienen derecho en caso o peligro de guerra de decretar
el servicio de guerra de los ferrocarriles.
El decreto respectivo confiere alas autoridades militares
la facultad de usar las vias férreas, su material i personal de
esplotacion asi como la direccion del servicio. El personal no
puede abandonar sus faenas i queda sometido alas leyes mi-
litares.
ART. 218. El Consejo Federal o el Jeneral, una vez nom-
brado, puede ordenarel establecimiento denuevasvias, cons-
trucciones e instalaciones i destinaciones de las existentes.
ART. 219. La Confederacion indemniza a las Empresas
de trasportes de los perjuicios que les cause en tiempo de
guerra.
En caso de diferencias entre la Confederacion i las empre-
sas privadas, respecto almonto de la indemnizacion, intervie-
ne i resuelve el Tribunal Federal.
ART. 220. Las disposiciones anteriores son tambien
aplicables a los empresas de navegacion a vapor.
DISPOSICIONES TRANSITORIAS I FINALES
ART. 221. Mientras se dicten los decretos i ordenanzas
que a la Asamblea i Consejo Federal corresponde por la pre-
sente Lei, quedan en vigor las disposiciones actuales.
Se derogan las prescripciones contrarias a la presente Lei
desde que ésta entre en vijencia.
ART. 222. El Consejo federal queda encargado, en con-
formidad a la Leí Federal de 17 de Junio de 1874, de publi-
car la presente Lei i fijar la fecha de su vijencia.
Dictada, el 12 de Abril de 1907.
Ejercicios de tiro de la Infantería

Traducido de "La Revue D' Infanterie"

El Jeneral Percin, Comandante del 13° Cuerpo de Ejército


ha confeccionado para el año de 1907 un programa sobre la
organizacion de los ejercicios de tiro de infantería.
En el espresado programa de trabajo, el Jeneral da una
serie de pequeños problemas mui útiles i prácticos, dividiendo
los ejercicos aplicados, en dos partes que son:
Maniobras con fuego simulado o cartuchos a fogueo; i
Maniobras con tiro real
Pasamos en seguida a dar algunos ejemplos que contiene
el programa de trabajo del Jeneral Percin.

MANIOBRAS CON FUEGO SIMULADO


O CARTUCHOS A FOGUEO

I.—"El grupo está en una situacion netamente defensiva.


Su mision es impedir el avance del enemigo. Se le ha señalado
las posiciones que el enemigo podría sucesivamente ocupar,
los caminos que seguirá para ir de una posición a otra, los
espacios descubiertos que estaría obligado a atravesar i en
los cuales el querrá buscar i alcanzar (N°. 45 del Reglamento
de Tiro).
— 431 —
Se hace entonces avanzar la tropa que representa el obje-
tivo, se le recomienda hacer todo rigurosamente conforme a
las prescripciones del Reglamento de maniobras, i se le enseña
al soldado a disparar, ya sea a la voz de mando sobre el
objetivo designado o bien determinando él mismo el momento
de hacer fuego, cuando el enemigo avanza. Se le enseña a ele-
jirel objetivo i apuntar en el grupo mas compacto, el mas
vulnerable, el mas amenazante; se le enseña enfin, a cesar el
fuego por la voz de mando o por si solo cuando el enemigo se
ha detenido para abrigarse (II parte del N°. 269 del Regla-
mento de Maniobras).
II.—Se puede aún señalar al soldado, el caso en el cual él
debe tener interes en romper el fuego a grandes distancias, i
aquel en que por contrario, es preferible retardar la apertu-
ra del fuego, para producir la sorpresa i economizar las mu-
niciones. (I Parte del número 269 del Reglamento de Ma-
niobras).
III.—El agresor, estando detenido. Se encuentra a su vez
en situacion defensiva. Se debe prescribir al soldado disparar
sobre el enemigo tendido i esplicándole que esta vez el tiro
tiene por objeto preparar la continuacion del movimiento
hacia adelante. Es la defensiva agresiva prevista en el núme-
ro 270 del Reglamento de M.
IV.—El grupo, estando en una situacion ofensiva. Se le
opone una línea de tiradores tendidos, cuyos refuerzos se re-
presentan por la llegada de hombres de pié.
El Director del ejercicio designa las fracciones que harán
un fuego lento sobre la línea enemiga (número 200 del Regí.
de M.) i aquellas que tendrán la mision de disparar sobre los
refuerzos, sea a la señal del jefe, sea por su propia iniciativa,
para impedir el reforzamiento.
V.—En el grupo estando aun en una situaciou ofensiva, el
jefe le indica el objetivo, la direccion de la marcha i los pun-
tos del terreno que lo jalonan. Las lleva adelante en la di-
reccion indicada, los hace tomar los caminos que le permiten
llegar lo mas cerca posible de la posicion sin disparar, puesto
que los emplazamientos de donde conviene abrir el fuego es
cuando el movimiento hacia adelante es detenido, (número
45 del Regl, de T.) Esta es la realizacion del caso en que el
jefe conserva hasta el último momento la direccion de sus
tropas.
VI.—Se puede elejir, al contrario, un terreno accidentado,,
de tal manera que, para aprovechar el abrigo, la tropa sea
obligada a fraccionarse en elementos numerosos. Los espa-
cios descubiertos no pueden ser atravesados sino individual-
mente. Es en esta situacion de dispersion estrema cuando es
— 432 —
sorprendido por el fuego de la infantería enemiga, los tirado-
res se arrojan cada una uno sobre el abrigo mas vecino; se frac-
cionan en pequeños grupos irregularmente repartidos sobre el
frente de combate. (II Parte del E. de M.) Cada grupo, for-
mado al azar, se mezcla i comprende hombres de las distintas
escuadras, i antes que se dispare un tiro de fusil, ya las lí-
neas tácticas estarán rotas. El interés del ejercicio reside en la
dificultad de dar las órdenes a los tiradores que llegan también
sucesivamente sobre la línea de fuego, que se reparten en gru-
pos irregularmente esparcidos, i que de sus abrigos respecti-
vos no ven todos los objetivos de la misma manera. Es esta
una situacion que se presentará frecuentemente en la guerra
i que no se piensa jeneralmente en practicar en los ejercicios
de polígonos.
VII.—Una seccion, habiendo sido desplegada regularmen-
te sobre un frente poco estendido, el capitan ordena reforzar-
la por prolongamiento. La nueva seccion llega agrupada en
la mano de su jefe. Una vez ahí, toma, la clase de fuego que
hacen los soldados en posicion i se trasmite a toda la tropa
sucesivamente. La operacion no parece presen tarninguna di-
ficultad; i sin embargo, el examen de las líneas de mira de los
fusiles, demuestra frecuentemente que la designacion del obje-
tivo no ha sido bien comprendida. El interés del ejercicio re-
side en correjir los errores cometidos, si ellos tienen lugar.
VIII.—La seccion sorprendida por el fuego, ha escapado
en su despliegue de la direccion de su jefe; los grupos irregu-
larmente repartidos sobre el frente de combate. El capitan
ordena reforzar esta seccion por intercalaciones. Los nuevos
refuerzos se intercalan en los intervalos; ellos reciben la indi-
cacion de continuar el fuego de la tropa en posicion. Los jefes
de seccion se reparten el comando de la línea de fuego.
La comunicacion de los elementos del tiro, de grado, su-
poniendo entre los hombres un lenguaje comun i sobre todo
un lenguaje preciso. La falta de precision de lenguaje es la
causa de los mas grandes errores. El interes del ejercicio resi-
de en la constatacion i la correccion de esos errores, si ellos
tienen lugar.
IX.—Las fracciones que se empeñan progresivamente bajo
la protección del fuego de unidades ya desplegadas. En este
ejercicio se trata de establecer cierta solidaridad entre los di-
ferentes escalones. Aquellos que están instalados abren el
fuego, hasta que los que van avanzar diseñen su movimiento
hacia adelante; estos últimos escojen de preferencia el momen-
to en que el fuego de los primeros presenta la mayor inten-
sidad.
— 433 —
X.—El capitan hace prolongar la seccion por una tropa
que ha ejecutado una marcha rápida. El ejercicio muestra có-
mo la direccion es influenciada por la fatiga i el cansancio de
los tiradores. .
XL-Las tropas que han ejecutado el asalto llegan en de-
sorden sobre la posicion i hacen fuego de persecucion. Aquí se
ve que la dificultad de direccion llega a su mayor grado. Las
órdenes se pierden en el ruido. No se puede indicar la forma-
ción; no se puede dar ni el objetivo ni el alza.
XII.—Una compañía ejecuta un combate contra un bos-
que, soportando las dificultades especiales, desde el punto de
vista de la direccion. Después de la toma de un linde i de la
persecucion se forma una mezcla de unidades, la tropa así
desorganizada se prepara a una nueva resistencia en el linde
siguiente.
XIII.—Un pequeño puesto que es atacado, se retira a la
gran guardia. El movimiento es precedido del repliegue de los
centinelas i de las patrullas. El pequeño puesto se divide en
dos grupos que se retiran en escalon, teniendo cuidado de ha-
cerlo al frente de la gran guardia. El tiro de esta última sir-
ve de preparacion para el movimiento hacia adelante".
Los ejemplos que preceden han sido escojidos, entre mi-
les, de entre el número de aquellos que súrjen naturalmento
de las situaciones mas frecuentes en la guerra. En el curso
delosejercicios ejecutados diariamente se pueden escojer mu-
chos otros, que recomienda ademas el numero 51dei Regla-
mento de Tiro.
L, SORIANO ROSAS,
Teniente 1.°
CRÓNICA ESTRANJERA
ALEMANIA
CUADRO COMPLEMENTARIO DE CAPITANES
El proyecto de presupuesto para el año 1908 provee la
creacion próxima de 225 capitanes supernumerarios, a razon
de uno por Tejimiento de infantería o batallon de cazadores
a pié, i de una por rejimiento de artillería a pie.
El objeto de esta, creacion es descargar en tiempo de paz
a los comandantes, de compañía de todos los servicios que
no sean del resorte inmediato de la instruccion de las tropas
que ellos comandan, tales como los numerosos ejercicios de
la reserva i de la landwehr, la instruccion de los voluntarios
de un año, de los sub-oficiales, de los aspirantes a oficiales i
de las oficiales de reserva i de la landwehr.
En tiempo de guerra, estos capitanes supermunerarios,
serán llamados al comando deformaciones de reserva, lo que
permitirá en el momento de la movilizacion, ocupar menos
comandos de unidades activas para constituir los cuadros i
los Estados Mayores délas formacio.nes de segunda linea.
(Rovue d`Artillerie)
MODIFICACIONES EN LA ORGANIZACION DEL EJÉRCITO

Una órden del FGabimete, fechada el 17 de mayo de 1907


indica las modificaciones que se llevarána cabo en la organi-
zacion del ejército por lei de finanzas de 1907. Bastará dar á
conocer aqui las mas interesantes.
Hai que distinguir las medidas ya realizadas hasta el 1.º
de abril i las que no entrarán en vigor sino despues del 1º de
— 435 —
octubre. A la primera categoría pertenecen la mayor parte
de las creaciones de empleos nuevos, a la segunda la forma-
cion de nuevos cuerpos de tropa.
Las modificaciones mas importantes conciernen a las
tropas de comunicaciones, especialmente las tropas de tele-
grafía que han sido aumentadas en un batallon (4.°) i han
recibido una nueva reparticion. A su cabeza está colocada
una Inspeccion de telegrafía de campaña con asiento en Ber-
lin. El Inspector, un Jeneral Mayor, tiene bajo sus órdenes
dos Inspecciones de tropas de telegrafía: la primera en Ber-
lin, comprende los batallones n.° 1 (Berlin) i' n.° 2 (Franc-
fort—sur-Oder,) la 2a en Carlsruhe, los batallones n.° 3 (Co-
blenz) i n.° 4 (Carlsruhe). Este último batallonha sido crea-
do despues del 1.° de octubre. Cada uno de los cuatro bata-
llones de telegrafía comprende; 4 compañías i un grupo de
animales de tiro. La 4.a compañía de cada uno de ellos está
constituida por un destacamento de telegrafía sin hilo. (Fun-
ken-telegraphén-Abtielung).
En la compañía de esperiencias de las tropas de comuni-
caciones se ha creado una segunda compañía, llamada desta-
camento de automoviles (Kraftfahr-Abterlung) destinada a
recibir durante el segundo año de servicios, los profecionales
que constituirán, en el Beurlanbtenstand, el personal encar-
gado de la conduccion de automóviles en la movilizacion. Se
ha creado igualmente una compañía de esperiencias en el ba-
tallon de aeróstatas.
Un empleo de oficial del servicio de comunicaciones de
plaza del grado de mayor, ha sido creado en cada una de las
plazas de Strasbourg i Metz. Un maestro mecánico i dos
guarda-almacenes han, sido afectados en estas plazas ala ad-
ministracion del depósito de servicio de comunicaciones.
Despues del 1.° de octubre! dé este año, dos nuevas ins-
pecciones de Landwehr deben haber sido creadas en el VII
cuerpo en Dortmund i Essen.
Un tereer,,batallon, con efectivo débil, se ha formado en
el rejimiento de, infantería n.° 172 en Nen-Brisach. a
El comité de los injenieros se auinentá'en una 4. seccion
que tiene entre sus atribuciones los estados técnicos, princi-
palmente los que convienen a la guerra de fortalezas.
Un batallon de zapadores (n.° 23) debe haber sido creado
enGraudenz i reunido con:el otro batallon del mismo cuerpo
de ejército (n.º 17) bajo las órdenes del comandante de los
zapadores del XVII cuerpo; que tendrá igualmente su asiento
en Graudenz.
Revue Militaire des Armées Étrangéres.
— 436 —

MODIFICACIONES AL PROGRAMA DE ENSEÑANZA

DE LA ACADEMIA DE GUERIíA

Una órden del Jefe de E. M. del Ejército prusiano introdujo


a título de ensayo i a partir del 1.° de octubre de este año,
importantes cambios en el programa de enseñanza de la Aca-
demia de Guerra.
Cada oficial no seguirá en lo sucesivo obligatoriamente
mas que un cierto número de cursos determinados; los otros
cursos serán facultativos i a eleccion del oficial. Los que por
ejemplo, estudian las matemáticas, no estarán obligados
a seguir todos los demas cursos que se relacionan con ellas
(física etc....); la participacion en algunos de estos últimos
podrá ser combinada, siguiendo las preferencias de cada uno,
con el estudio de las lenguas.
Los candidatos deben declarar en el momento en que pi-
den someterse al exámen de entrada, si desean seguir uno o
varios cursos facultativos. Esta declaracion no compromete
al interesado sino durante el primer año de instruccion, ella
se renueva, los años siguientes.
El siguiente programa de enseñanza, establecido, segun
estas bases, ha entrado en vigor a título de ensayo el 1.° de
octubre:
A) Cursos obligatorios.—l.er Año: Táctica 4 hora. His-
toria militar. 4 horas. Fortificacion, 2 horas. Armamen-
to, 2 horas. Servicio de Sanidad Militar. 1 hora. Derecho
militar. 1 hora. Historia (de 1648 a 1815), 3 horas. En to-
tal 17 horas.
2.° Año: Táctica, 3 horas. Historia militar, 4 horas.
Fortificación, 1 hora. Topografía i Levantamiento del terre-
no, 2 horas. Guerra naval, 1 hora. Medios de comunicacio-
nes,1 hora. Historia (de 1815 a 1871), 4 horas. En total:
17 horas.
3.er Año: Táctica 3 horas. Historia militar, 4 hora.
Servicio de Estado Mayor, 3 horas. Guerra de sitio, 3 horas,
Historio (despues de 1871), 2 horas. En total: 15 horas.
. B) Cursos facultativos.—1." Año: Historia (antes de
1648). 4 horas. Matemática, 4 horas. Física, 2 horas. Fran-
ces, (i horas. Ingles, 6 horas. Ruso, 6 horas. Japones, 3 0
liorna. Los oficiales que estudian el japones estnn dispensa-
dos de los cursos del servicio de sanidad i derecho militar.
— 437 —
2.° Año: Historia (antes de 1648), 4 horas. Matemá-
ticas, 4 horas. Química, 2 horas. Jeógrafía Física, 1 hora.
Frances, 6 horas. Ingles, 6 horas. Euso, 6 horas. Japones,
6 horas.
3.er Año: Historia (antes de 1648). 4 horas. Matemá-
tica, 3 horas. Topografía, 3 horas. Jeodesia, 1 hora. Fran-
cés, 4 horas. Ingles, 4 horas. Buso, 4 horas. Japones, 6
horas.
INSTRUCCIoN DE LA INFANTERÍA

Ha sido tomado en ciertas guarniciones del X.° cuerpo


de ejército (Hanover) una medida que tiene por fin aumentar
la instruccion de la infantería desde el punto de vista del com-
bate. Se aprovecha la ausencia de los cuerpos de tropa de
infantería de una guarnicion durante su estado en los cam-
pos de instruccion para hacer ocupar sus cuarteles por las
tropas de una guarnicion vecina. Los jefes i las tropas pue-
den así ejercitarse sobre un terreno enteramente nuevo i se
limita en una cierta medida el particularismo táctico que re-
sulta en cada guarnicion del empleo prolongado del mismo
terreno por el mismo cuerpo de tropa.
Revue Militaire des Armées Étranjéres.
NUEVO REGLAMENTO SOBRE EL SERVICIO DE SANIDAD
EN CAMPAÑA DEL 27 DE ENERO DE 1907
En lo que concierne a la organizacion jeneral del servicio,
el nuevo reglamento no tiene modificaciones que lo diferen-
cien del antiguo: ambulancia en las divisiones de infantería,
hospitales de campaña en los cuerpos de ejército, hospitales
de reserva para los servicios de etapas, hospitales, hospi-
tales auxiliares, trenes de evacuacion para las relaciones en-
tre el ejército i el territorio nacional.
Entre las nuevas medidas adoptadas, es preciso señalar
particularmente las modificaciones llevadas a cabo en los
medios puestos a disposicion de la tropa;
Todo individuo de tropaque pertenece al ejército de cam-
paña, será dotado de dos paquetes de curacion en lugar de
uno;
La organizacion antigua de los angarilleros ha sido mo-
dificada. Cada compañía disponía, hasta aqui, de 4 angari-
lleros auxiliares que híban en las filas; ellos no salían de ellas
sino en el momento del combate, despues de haber deposita-
do su armamento i su equipo en el puesto de socorro; esta-
— 438 —
ban provisto de un brazal rojo i no estaban colocados bajo
la proteccion de la Convencion de Jinebra. En su lugar, la
compañía recibe 4 angarilleros, no combatientes i neutrali-
zados;
La caballería no poseia todavía formacion sanitaria
apropiada a sus necesidades. Ella recibe ahora un material
especial: sacos de ambulancia, artolas, sobre caballos de
carga; un carro de sanidad liviano reemplaza al antiguo
carruaje demasiado pesado.
Como progresos técnicos citaremos:
La creacion para todas las formaciones de campaña de
fichas de diagnostico resistentes i de un uso practico; estas
fichas dan, para cada herido, el nombre, el cuerpo de tropa,
la clase de herida, la manera como ha sido tratada, etc.; dos
rayas rojas signifitícan "no trasportable,"una sola, "traspor-
table," ninguna, "puede marchar."
Se ha añadido a los hospitales un personal de cirujanos-
dentistas;
Alimento del número de angarilleros de los hospitales;
Instalacion de alumbrado de acetileno en el lugar donde
hace la curacion principal; establecimiento en este lugar de
tiendas de un modelo particular que pueden ser instaladas
por 3 a 4 hombres en diez o quince minutos;
Se ha dotado de carruajes Roentgen de campaña a los
hospitales de reserva; estos carruajes deben ser llevados hasta
el campo de batalla.
En fin, la esperiencias de la última guerra i, particular-
mente, las medidas profilácticas dictadas por la Direccion del
Ejército Japones en Manchuria, han conducido a dotar los
hospitales de esterilizadores trasportables donde se puede
hervir, refrescar, filtrar i airear grandes cantidades de agua,.
El fln perseguido con este medio es prevenir el tifus de la ma-
nera mas eficaz.
Revue Militaire des Armées Étranjére.
LA ZEBRA EN EL EJÉRCITO

Segun dice un periódico aleman, las tropas indíjenas del


Africa Oriental alemana, han logrado domesticar la Zebra i
emplearla como cabalgadura. Si esto es cierto, las tropas
empleadas en las rejiones tropicales podrán encontrar un
precioso auxiliar en este animal habituado a los climas cáli-
dos i refractario a las enfermedades del caballo.
Revista del Ejército i Marina (Méjico).
— 439 —

NUEVA CARABINA

Una nueva carabina ha sido puesta en ensayo simulta-


neamente en ciertos cuerpos de caballería, artillería a pié i
aun de infantería (ciclistas).
COCINAS DE CAMPAÑA

Ciertos cuerpos de tropa serán dotados durante las gran-


des maniobras de cocinas rodantes. El jeneral v. Ixebell es-
cribe que habrá que dotar a todo el ejército de estos apara-
tos, a pesar del alargamiento que esperimentaran los trenes.
Revue du Cercle Militaire.

INSTALACION DEL VIVAC DE LA ARTILLERÍA CAMPAÑA

Despues de las esperiencias hechas en el curso del año


1906 i que han dado mui buenos resultados, se ha adoptado
una nueva manera de instalar el vivac de las unidades de ar-
tillería de campaña. Difiere del vivac, hasta aqui reglamen-
tario, en que se sirve de los carruajes mismos de las baterías
o de la columna lijera de municiones para instalar las cuer-
das para los caballos.
Las dos piezas o los dos carros de cada seccion engan-
chados, son colocados con 20 pasos de intervalo, las ruedas
se inmovilizan. Se une enseguida las ruedas del carro (avant-
train) que se hacen frente, por medio de una cuerda para ca-
ballos; se hace otro tanto con las ruedas de la pieza; soste-
niendo, si hai necesidad, las cuerdas, en su parte media, por
una estaca.
Los caballos son en seguida amarrados a las cuerdas, con
la cabeza vuelta hacia la especie de calle que ellas dejan
entre sí.
Las Aventajas de esta manera de proceder son multiples:
1.° El número de piquetes que se emplean es mucho me-
nos considerable; uno por pieza basta, lo que permite dismi-
nuir el peso llevado por los carruajes;
2.° Los caballos estan en la vecindad inmediata de las
piezas que deben atalajar, lo que es precioso en caso de alar-
ma;
3.° El ancho i la profundidad del vivac de una batería
son menores;--
— 440 —
4.° El tiempo tan considerablemente necesario para en-
terrar los piquetes se reduce i la tropa puede mas pronto en-
trar al descanso.
Se notará la analojía de esta forma dé vivac con una de
las reglamentarias en la artillería francesa.
FRANCIA
REORGANIZACION DE LA ESCUELA DE APLICACION
DE ARTILLERÍA I DE INJENÍEROS

Un decreto del 8 de Agosto dispone que la division técnica


de la artillería de la escuela de aplicacion de artillería i de in-
jenieros sea trasladada a Bourguesitome el nombre de Curso
Superior técnico de la artillería. El comandante i la admi-
nistracion de este curso quedan dependiendo, hasta nueva
orden, de la Escuela de Aplicacion de Artillería e Injenieros.
El personal comprende: un Teniente-Coronel, director; ca-
pitanes, profesores; un contador i personal civil.
Revue du Cercle Militaire.
4 = 6 CUATRO IGUAL A SEIS

He aquí algunas ideas del jeneral Langlois relativas a las


baterías de 4 piezas.
A una boca de fuego nueva, le hadan falta métodos de
tiro nuevos i, como siempre, se empezó por las concepciones
ménos sencillas i se dedujo de ellas la imposibilidad de con-
ducir el fuego de una batería de 6 piezas. Se decidió a redu-
cir a 4 el numero de las bocas de fuego de la batería; esta so-
lucion permitia conceder a esta unidad hasta 3 carros por
pieza, sin hacerla mas pesada, i al mismo tiempo se tenia un
provisionamiento importante.
Entonces fue cuando los concluyentes resultados obteni-
dos contra bastidores, en tiros efectuados en polígonos, con-
dujeron a ciertos espíritus a las deducciones mas contrarias
al simple buen sentido.
1.° ¡Con 4 piezas se produce tanto efecto como con 6!
Lo que viene hacer como si afirmase que 4=6; algunos
afirmaban que 4 es superior a 6.
Una batería de 4 piezas basta para batir en todas direc-
ciones, 200 metros del frente enemigo. Ahora bien, como el
cuerpo de ejército tiene un frente limitado de 5 km. aproxi-
madamente, las 23 baterías de 4 piezas que tiene, son i serán
— 441 —
siempre bastantes i suficientes, ateniéndose, pues, definitiva-
mente, al número de 92 cañones por cuerpo de ejército.
2.° Las concentraciones de fuegos son inútiles; conse-
cuencia de la teoría de los 200 metros de frente.
Estas concepciones sencillas e inocentes fueron desgracia-
damente refutadas por la esperiencia de la guerra ruso-japo-
nesa.
En esta campaña, en ambos bandos, se reconoció que 6
cañones valen mas que 4; se vió el frente de los cuerpos de
ejército estenderse mas allá de los límites teóricos, se com-
probó que 4 piezas, aun haciendo un fuego mui rápido, eran
insuficientes para aniquilar al adversario en un frente de 200
metros, cuando este adversario estaba oculto, debiendo eje-
cutarse en estos casos concentraciones violentas de fuegos.
En resumen, todas las concepciones de nuestros teóricos ob-
tuvieron el mentís mas rotundo i merecido.
Tambien, a consecuencia de los sucesos en el Estremo
Oriente, los japoneses han conservado sus baterías de 6 pie-
zas, los alemanes hacen lo mismo despues de haber construido
un nuevo cañon de tiro rápido, i no disminuyen una sola
boca de fuego a cada uno de sus cuerpos de ejército. Henos
aquí, bruscamente, frente a la realidad de las cosas; nuestros
92 cañones por cuerpo de ejército no bastan ya, hai que vol-
ver al número anterior.
I los mismos hombres que habían creado la leyenda, de
que 4=6, son los mas fervientes hoi en reclamar el inmediato
aumento de nuestra artillería de campaña. Esta operación
presenta grandes dificultades si se cambia el número de pie-
zas de la artillería; hai que hacerlo igualmente con las reglas
de tiro i perder la ventaja práctica que tenemos sobre los ale-
manes; si aumentamos el número de nuestras baterías de 4
piezas, donde encontraremos el numeroso personal de oficia-
les necesarios para el difísil mando de semejantes unidades
Las teorías falsas traen consigo, consecuencias molestas.
Revista del Ejército i Marina (Méjico).
AUSTRIA HUNGRÍA

UNIFORME DE LA LANDWCHR

El uniforme de la Landwchr ha sido modificado, con


escemion del capote que será de color gris oscuro.
El uniforme de los oficiales de las tropas alpinas ha sido
considerablemente modificado i se semeja al de la tropa lis-—
— 442 —
ta el punto que llegará a ser difícil, casi imposible distinguir-
lo a la distancia.
El sable habitual ha sido reemplazado por uno de 0.60
metros de largo.
APARATOS TELEFÓNICOS

Segun la revista Annce Blatt, la infantería i los cazadores


a pié serán dotados de aparatos telefónicos, su adquisicion
se hará en un período de 5 años.
ENSEÑANZAS DEL TIRO EN LOS LICEOS

Segun la misma revista, Annce Blatt, la enseñanza del


tiro en el Obergimnasium de Bnda-Pesth es obligatoria para
los alumnos desde la 4.a a la 8.a clase. Ella no comprende, es
verdad, sino el tiro reducido i con armas especiales. El tiro
real, ejecutado a 200 metros con el arma reglamentaria, pero
con cartuchos a bala es facultativo. Los resultados han sido
excelentes, el 63%.
Revue du Cercle Militaire
ITALIA
EL PROYECTIL HELICOIDAL

El comandante Cey Rigote de Bersaglieri, ya, conocido


por su fusil, es tambien el inventor del nuevo i poderoso pro-
yectil helicoidal.
En estos últimos dias, en una conferencia, dada en Milan
a los oficiales de la guarnicion, ha espuesto las propiedades
balísticas de la nueva bala en forma de hélice.
Según esta nueva teoría,, el proyectil helicoidal, atrave-
sando las capas de aire con la velocidad de los demas proyec-
tiles modernos, 1,000 metros por segundo, hiere al blanco,
lio solamente siguiendo una trayectoria mas tendida, sino
tambien, por tomar un punto de apoyo en el aire mismo, ne-
gun el principio regulador de la hélice en los fluidos, alcanza
a distancias superiores.
El comandante Cey presentó este nuevo proyectil en Par-
ma el año 1897 a la Comision de armas portátiles, pero por
no haber sido tomado en consideracion no obtuvo la corres-
pondiente patente.
Se continuaron las esperiencias en Alemania, i debido a
tos estraordinarios-resultados obtenidos, puede decirse que
sobre este proyectil helicoidal está basada la teoría, median-
— 443 —
te la cual se llegará a suprimir el alza i a dar al arma una po-
tencia mui superior sin aumento de carga.
ESPERIENCIAS EN EL MATERIAL KRÜPP

El dia 29 de Abril se terminó el curso anual de la Escuela


Central de Tiro. Al dia siguiente i en presencia del Ministro
de Guerra, Sub-secretario de Estado i representaciones del
parlamento i de la marina, a los que acompañaban gran nú-
mero de oficiales de artillería i Estado Mayor, se examinó el
nuevo material Krupp de 75 mm.
Se ejecutó un tiro de eficacia con shrapnel, haciéndose 15
disparos con una sola pieza a unos 4,000 metros contra cin-
co figuras de blancos rectangulares.
Los resultados obtenidos, ya se consideren los impactos
ó las penetraciones, fueron excelentes, puesto que se observa-
ron 1,906 impactos, de los cuales 1,723 eran perforaciones i
181 deformaciones.
Se admiró el funcionamiento de la pieza durante el tiro i
sobre todo, la perfecta estabilidad del montaje, que desde el
primer disparo no hizo el mas lijero movimiento.
Despues de los ejercicios de tiro se hicieron ejecutar a la
batería maniobras i. pasos difíciles de fosos i terraplenes,
demostrando poseer el material, manuabilidad, movilidad i
solidez.

Revista del Ejército i Marina, (Méjico).

ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA


ESPERIENCIAS RELATIVAS A LA FRABRICACION
DEL PAN DE TROPA

Segun la Tribune de New York, la Intendencia del Ejérci-


to tiene la intencion de hacer esperiencias respecto a la fabri-
cacion del pan de tropa.
La primera esperiencia consiste en mezclar una cierta
cantidad de azúcar con la harina empleada.
La. proposición seria de 6 libras de azúcar por 100 libras
de harina.
Se cree que la introduccion de azúcar haráel pan mas nu-
tritivo i mas agradable al gusto.
La segunda esperiencia consiste en mezclar una pinta de
estracto de malta con 100 libras de harina.
— 444 —
Es interesante saber si el pan aei fabricado guardará sus
cualidades de conservacion. A pesar de la presencia de malta
o azúcar, se cree en resultados favorables.
INGLATERRA
Revue du Cercle Militaire.
EL INSPECTOR JENERAL DEL EJÉRCITO INGLES

El jeneral French, comandante en jefe en Aldershot, reem-


plaza al duque de Connaught como Inspector jeneral de las
fuerzas militares inglesas.
EL RECLUTAMIENTO DE LOS MÉDICOS MILITARES

Para llenar 30 vacantes se han presentado 59 condida-


tos, lo que demuestra que la carrera médico-militar va ad-
quiriendo cierto prestijio, el desprecio que le tenían las escue-
las de medicina inglesas va desapareciendo.
Los empleos de médicos del ejército i de la marina son
ejercidos en su mayor parte por alumnos de las escuelas ir-
landesas, los de las escuelas escocesas figuran en pequeño nú-
mero.
LAS REMONTAS DEL EJÉRCITO

El Presupuesto ha recortado las cantidades destinados a


este fin 1907 a 1908. Ha bajado de 188,000 libras (4 millo-
nes 700,000 fr.) a 135,000 (3.375,000 fr.). Resulta de ello
que la artillería a caballo pierde 100 caballos, la artillería de
campaña, 500; i la infantería montada 1,300. El efectivo to-
tal de caballos i mulas del ejército regular (no comprendido
Indias), está reducido a 32,445 en lugar de -34,496 en 1906 a
1907. Al contrario, en el ejército de las Indias, la artillería
de campaña recibió un aumento de 2,500 caballos.
SERVICIOS DE AEROSTACION

Cada C. de E. ingles, en tiempo de guerra, comprende,


ademas de 3 Divisiones, un cierto número de tropas sueltas.
Entre estos elementos-las tropas de mjenieros, dan un con-
tinjente de un Estado Mayor i 4 Compañías; una de pioniers,
otra de pontoneros, otra de telegrasfitas i ahora de aerósta-
tos.
— 445 —
El efectivo de guerra de esta última se compone de 3 ofi-
ciales, 4 sub-oficiales, 1 músico, sesenta soldados (60) i 64
caballos, de los cuales 10 de silla i 44 de tiro. El tren de ca-
rruajes está formado por un carro para el globo, tirado por
6 caballos, 2 de provisionamiento, 6 de tubos (de 4 caballos
cada uno) i uno de forraje (de 2 cab.) estando en estudio los
del globo i los de los tubos.
En el carro porta globo, se llevan ademas varios instru-
mentos, las armas, útiles de remocion de tierra i un tambor
con 1,200 metros de cable de acero; ademas pueden montar
8 hombres en ese carruaje.
Cada uno de los de tubos lleva 9 de hidrójeno en dos ca-
pas, con las bocas vueltas hacia atras i conteniendo 4,500
piés cúbicos de gas comprimido.
El globo, por lo jeneral, va seguido de 3 carruajes de tu-
bos que contienen en total de 13,500 p. 3 de hidrójeno. (379
mts 3) que es lo necesario para llenar aquel. Los otros tres
marchan a retaguardia, con los carros de aprovisionamiento.
El carro porta globo pesa cerca de 1,930 kilógramos i
2,210 kilogramos cada uno de los tubos.
Hai 4 clases de globos:
1.° De 13,000 p. 8.85 m. diámetro i 72.7 klg. de peso;
pueden llevar 3 hs. en ascencion libre.
2.º De 11,500 p. 8.54 m. de diámetro i 56.8 kilogra-
mos de deso.
3.° De 10,000 p. 8.16 m. de diámetro i 47.7 kilógra-
mos de peso éste i el anterior pueden llevar 2 tripulantes.
4.° De 4,500 p. 6.25 m. de diámetro i 20.4 kilógramos
de peso i solo puede llevar un hombre.
Ademas la compañía dispone de globos-señales o.portar
dores de aparatos topográficos de 1,000, 370 i 120 p.

CICLISTAS MILITARES

El War Office quiere asegurarse este año del valor prácti-


co de los ciclistas combatientes. Ha ordenado que una serie
de maniobras independientes tengan lugar en Yorkshire. Es-
tas maniobras tendrán lugar entre tropas de infantería or-
dinaria i ciclistas voluntarios.
La creacion de batallones de ciclistas independientes per-
mitirá a estos dar todo lo que. puedan, miéntras que hasta
aquí no se les ocupaba sino como agregados a los cuerpos de
tropas i no eran utilizados sino como esploradores.
La, Belgique Militaire.

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