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LA

REVOLUCIÓN DE MAYO

1810

_____

DRAMA. HISTÓRICO

POR

JUANA MANSO DE NORONHA.

BUENOS AIRES
Imprenta de Mayo, calle Moreno 243

1864.
ACTO PRIMERO.
____
EL ESPIRITU DE LA ÉPOCA.

_____________

PERSONAGES DEL PRIMER ACTO:

D. Joaquin Bargas, negociante español, 50 años.


Dolores Bargas, primera ingenua, 16 años.
Domingo French, primer galán joven, 20años.
D. Pedro Bargas, oficial español, 30 años.

Trages á cáracter—época 1810.


____________________

Sala particular de un comerciante español—adornos de la época—Al levantarse el telón


entran abrazados D. Joaquin y D. Pedro Bargas.
_____

ESCENA PRIMERA.

JOAQUIN—Un sueño me parece verte en América, mi querido Pedro! después de


veinte años de ausencia, casi que no te he conocido! que guapo oficial! pero que
semblante tan grave, que sombra de melancolía encuentro esparcida en tu frente!
PEDRO—Ah! mi amado Joaquin, atravesamos una época de pruebas! (Se sientan)
Cuando saliste de España, tu eras un mozo y yó era un niño; hoy te vuelvo á ver
encanecido por los años y por los trabajos, y me encuentras también mudado, porque el
niño ha desaparecido, y las primeras vigilias del soldado y del patriota han impreso las
primeras arrugas en la frente del hombre!.... Tu no sabes que la generación á que yo
pertenezco se ha despertado del sueño de la juventud á las descargas de los
fusilamientos del 2 de Mayo!...No sabes que el coloso del siglo lanzándose con sus
águilas imperiales sobre el suelo Ibero no nos ha dejado á los españoles otra alternativa
que morir ó vencer!
JOAQUIN—Lo sé, hermano mio, y apesar de la distancia que me separa de la
Metrópoli, y a pesar de los años transcurridos en América, mi sangre hierve y se rebela
contra las ambiciosas miras del usurpador Napoleón!
PEDRO—(Lo abraza] Siempre el mismo generoso corazón!
JOAQUIN—Siempre español, amigo mio!...Pero aun ignoro el motivo de tu viage.
PEDRO—Me encuentras demudado y lo preguntas! ¡No adivinas que habré quedado
examine en algún campo de batalla y que busco rehacer mis fuerzas para volver á la
lucha?
JOAQUIN—Fuiste herido?
PEDRO—Es verdad, me salvé por un milagro... pero este viaje me ha restablecido casi,
desde que he cruzado el océano me siento otro, sobre todo en los cinco días que respiro
las brisas de nuestro Rio de la Plata, estoy perfectamente; lo que no obsta para que en la
primer ocasión me vuelva á España.
JOAQUIN—No volverás solo.
PEDRO—Y que te arriesgarias en estos momentos? Tu no sabes como está la
Península, allí no hay mas que guerra….ruina, desolación y á tú edad....
JOAQUIN—A. mi edad todavía se puede cargar un fusil. Ademas de que, mi querido
Pedro; sabes tu cual es el estado de las Colonias? Sabes que el suelo de América está
vulcanizado por una conmoción eléctrica? la Independencia! Sabes que hay una brisa
que viene bajando de las regiones superiores, que azota con sus alas perfumadas el
rostro de estas generaciones que ayer no mas se llamaban los Criollos, y hoy se llaman
los Patricios? Y sabes que brisa es esa? Es el aura de la Libertad, es el Pampero de la
revolución! Los miopes no la sienten venir, pero los que observamos en silencio,
sabemos que el mes de Mayo antes de terminar habrá visto grandes cosas!
PEDRO—También aqui se prepara un nuevo golpe a la corona Española!... .Pues que,
los Americanos serán tan cobardes que se aprovechen de nuestras desgracias para
romper los vínculos que....
JOAQUIN—No sigas en ese tono; tu, soldado de la Libertad Española, tú, que has
regado con las gotas de tu sangre el suelo adorado de la Patria! Cómo hermano mio,
nosotros descendientes de Pelayo, disputando á los Romanos, á los Árabes y hoy á los
Franceses la inmunidad de la patria, nosotros seriamos tan egoístas que negásemos á
estos pueblos el derecho santo de su autonomía Nacional?
PEDRO—No pasara de algún motín que como el del año anterior sea fomentado por
algunos ambiciosos.
JOAQUIN—Te equivocas. Las invasiones Inglesas dando á los criollos la conciencia de
su fuerza les han inoculado el entusiasmo patrio; la juventud de Buenos-Aires ha sido el
baluarte en que se estrellaron sucesivamente los contingentes británicos; los héroes de la
reconquista han sido los patricios: no dudo que alguna Sociedad secreta alimenta el foco
de la revolución; pero es también indudable que este pais marcha á un cambio radical;
que sobre la carta geográfica del mundo político, van á aparecer nuevas naciones.
PEDRO —Fatalidad! hermano! fatalidad para España; allá la guerra, la usurpación, aqui
la ingratitud, la rebeldia!
JOAQUIN—No hay ingratitud en la revindicacion de un derecho; no es rebeldía, una
gran revolución que los sucesos y el tiempo han preparado, y que encuentra su lugar
marcado por los acontecimientos providenciales.
PEDRO —Eres entonces de los revolucionarios?
JOAQUIN—Sin tomar una parte activa, no soy de los empecinados; ni pertenezco al
número de los ilusos que creen llegado el caso de tiranizar estos pueblos por cuenta
propia; he sentido en el comercio el mal estar que era consecuencia inmediata del
monopolio: he visto con las invasiones Inglesas, surgir el espíritu público, crearse la
opinión, tornarse hombres los que eran colonos; he comprendido que esta sociedad
marchaba á una hora suprema y he tomado mis medidas para no faltar á mis deberes;
como sabes, me casé en Buenos Aires; viudo hoy, me quedó una hija que es toda mi
gloria y el consuelo de mi vejez…. por eso he ido realizando poco á poco mi fortuna;
dejaré aquí lo que la equidad me dicta donar al pais donde gané lo que hoy poseo, que
me alimentó tantos años, pais que amo entrañablemente y por cuya prosperidad hago los
mas ardientes votos... pero como mi patria necesita también del esfuerzo de todos sus
hijos, yo me marcho á España.
PEDRO—Con tu hija?
JOAQUIN—No : te diré mis proyectos; un hijo del pais amigo mio, murió dejándome
un niño de tierna edad, y que hoy es un joven y muy cabal; Domingo tiene bienes de
fortuna, se ha criado y ha crecido junto con Lola, se aman, voy á casarlos y como
tendremos que ir primero á Inglaterra, los dejaré por allí hasta que pase aquí ó allá la
borrasca y sea posible volvernos á reunir si Dios quiere…. y si no tiene de suceder así,
yo habré llenado mi deber y se acabó la fiesta.
PEDRO—Dios te ayude hermano, y salve á España; pero como lo vés, las noticias de
que soy portador no pueden ser mas críticas y adversas á la Península.... José Bonaparte
á la cabeza de cuatro cuerpos de ejército, ocupa la Andalucia. La junta Central de
Sevilla, cobardes! han huido disolviéndose y el Consejo de Regencia se ha encerrado en
Cádiz... Cádiz, ultimo baluarte de la dignidad Española!
JOAQUIN—Y crees que sucumba España?
PEDRO—No, jamás. La península en masa está levantada; es una guerra á muerte! ó
España desaparece del mapa de Europa, ó Napoleón se desploma con sus águilas
imperiales, sus ejércitos, y su familia de primos y de mariscales….la estrella del
Usurpador se eclipsa; su fortuna insolente ha de estrellarse ante el pecho robusto y
varonil de los descendientes de Pelayo y del Cid!
JOAQUIN—Tu entusiasmo me rejuvenece... pero los instantes son supremos, estas
noticias son de mas importancia de lo que parece.
PEDRO—Que medidas tomará el Virey?
JOAQUIN—Cisneros no es hombre capaz de elevarse á la altura de la situación: aquí no
hay otro partido que ponerse resueltamente á la cabeza del movimiento que se
aproxima, ahorrarle á España una guerra lejana en que será al fin vencida, y si se pierde
el derecho señorial, conservar al menos, la amistad y el comercio de las Américas.
PEDRO—El Virey no puede hacer eso sin mengua.
JOAQUIN—Pues todo lo que sea fuera de este programa que es el de la razón, será una
solemne majadería
_____.

ESCENA II.
Los mismos, LOLA entrando.

LOLA—Si no soy importuna...


PEDRO—Venga V. aqui, Señorita, quíteme del lado este pelucon, déjeme verla que
apenas he tenido tiempo de saber si es V. morena ó rubia.
JOAQUIN—Acércate, quiero que seas muy amiga de tu tio Pedro.
LOLA—Yá lo soy padre; es el primer pariente que nos llega de España y siempre le oía
á V. hablar de este hermano que dejó chiquitin.
PEDRO—Pero yá lo vé V. sobrina, hoy si no supiera que esa fortaleza tiene dueño, no
dejaría de hacerle á V. mis jenuflecciones.
LOLA—Que ocurrencia!
PEDRO—No hay para que ponerse tan seria; esto no pasa de una broma, yo respeto
mucho la propiedad.
LOLA—Pues á mi nadie me ha comprado todavía.
JOAQUIN—No, no te has de ir á Roma por el cambio!
PEDRO—Yá veo que no es de balde que allá en España dicen que las porteñas son las
andaluzas de Indias.
LOLA—Eso dicen? Pues tanto mejor; yo creia que las limeñas eran las que se llevaban
la palma.
PEDRO—La palma de que?
LOLA—De agraciadas…. y de buenas mozas.
JOAQUIN—Te prevengo que no dice lo que siente Pedro.
PEDRO—Toma! á ver si soy algún nene! lo que la señorita quiere es que le regalen los
oidos? y digame V. sobrina, se enojaría V. si yo fuese franco?
LOLA—Siendo una cualidad tan rara en los caballeros, aunque no sea mas que por la
novedad oiré lo que mi tio quiera decir.
PEDRO—En nosotros la franqueza es rara, pero en las niñas es negativa.
JOAQUIN—Caramba! no puedes negar que vienes de la guerra! que andanada.
LOLA—Déjelo V. padre, también nosotros nos vamos habituando á las balas…. recien
hacen cuatro años que tuvimos por aqui á los Ingleses.
PEDRO—Bravo! con que no le asustan á V. las balas?
LOIA—No Señor, a ló menos, ni el día 27 de Junio ni el 12 de Agosto del año 6, ni el 5
y 6 de Julio de 1807, nadie tembló en Buenos Aires; á no ser de despecho y de
impaciencia; pregúntele V. á papá; yo tenia 12 años, Domingo 16; papá se batía contra
los Ingleses; Domingo estaba yá enrolado en los Patricios la segunda vez, y yo con
mamá que aun era viva, no nos movimos de casa; mamá me enseñaba á hacer hilas y á
preparar vendages; y un negrito chico de diez años que teníamos, era el bombero que
nos traia las noticias.. . . yá V. vé, tio, estoy habituada á la guerra y si vuelven los
Ingleses, creo que no seria difícil formar un regimiento de muchachas y yo entre ellas...
pero vamos á lo que se dice de las porteñas.
PEDRO—(que ha oido con mucha atención, á Joaquin) Sabes que voy sospechando
algo grave sobre el espiritu de estos países?
JOAQUIN—Mas adelante hablaremos de eso, sácala ahora de la curiosidad.
LOLA—Se sale de la cuestión; es porque no sabe nada.
PEDRO—Espere V. niña, no tenga tanta prisa; sobra tiempo para ponerse uno colorado,
pues señor todo el mundo dice que las porteñas son las andaluzas de América; las
sirenas del Plata; las diosas del Nuevo Mundo, las estrellas del Sur, los luceros de
occidente; las criaturas mas bellas, mas hechiceras, y mas hermosas del suelo de Colon,
pero....
LOLA—Con que hay un pero?
PEDRO—Si señorita, y en el pero es que está el busilis...
LOLA—Y no podríamos comer del pero.
PEDRO—Por causa de un pero, fué que Eva……..
LOLA—No señor que fué por una manzana.
JOAQUIN—Tiene razón Lola.
LOLA—Con que sepamos cual es ese pero.
PEDRO—Pero. . . . dicen.... que son. ... muy…. volubles.
LOLA—Que novedad! eso es viejo. . ..
PEDRO—Confiesa la partida?!
LOLA—La humanidad es en todas partes lo mismo y la constancia es la virtud de los
zonzos.
JOAQUIN—Bravo! bravo! que te derrotan chico!
PEDRO—Pero si no lo he dicho todo.
LOLA—Con que dicen algo mas?
PEDRO—Agregan que ademas de ser volubles, son también. .. . co. . . . que. . . . tas!
LOLA—Ese es algun pobre tonto que ha salido desahuciado en todas sus consultas.. . .
cada uno habla de la feria…….
PEDRO—Como le vá en ella, pero la fama vuela y al fin y al cabo las señoritas
porteñas no son perfectas.
LOLA—Nadie dice lo contrario; pero sino son mejores que las demás mugeres del
mundo, tampoco hemos de ser las únicas volubles y coquetas: bien sabe V. el refrán que
dice: En tu casa cuecen habas.
JOAQUIN—Y en la mia á calderadas. Con que ahí tienes, mi querido Pedro como tu
sobrina....
PEDRO—Es parienta de su Tio! yo veo que hemos de ser los mejores amigos del
mundo: esto no ha sido mas que una escaramuza para reconocer el terreno. . .. Hazme el
gusto cuando estés con tus amigas que han de ser otras diablillas como tu; de no poner
en paños de salmuera el pellejo de tu tio Perico; el poco tiempo que aqui me demore,
quiero emplearlo bien y aunque sea de paso dejar recuerdos gratos y
llevarlos también.... con que yá sabes, te engulles solita el pero, y si te vi, no me
acuerdo.
JOAQUIN—Pierde cuidado, ella será discreta.... y de ahi, creo que no nos vá á sobrar el
tiempo para bromas,
LOLA—Pues que amenaza alguna catástrofe?.....será cosa de que esos herejes de
Ingleses den en visitarnos todos los años?
JOAQUIN—No hija mia, descansa, los Ingleses no volverán, no les ha quedado ganas
de eso. …. pero hay otras cosas muy serias y muy tristes
LOLA—Tristes?... para nosotros…..
JOAQUIN—Sí, mi querida Lola.... es necesario que te prepares á soportar alegrías y
tristezas porque al fin la vida no es otra cosa que una continua mezcla de acíbar y de
nectar.
LOLA—Y por que dice V. eso padre.
PEDRO—No le creas, sobrina! si tu padre anda por aprender el oficio de oidor, y yá se
está poniendo serio…..
JOAQUIN—Pedro!
PEDRO—Dije mal, se vá á meter á Maestro de Escuela y anda aprendiendo á poner
ceño para asustar los chiquillos.
LOLA—Hable V. padre, sabe que en todo he de obedecerlo y que en dándole gusto á V.
aunque yo me sacrifique.
JOAQUIN—Es que tus sacrificios nunca podrían serme gratos; y antes estoy yo
dispuesto á sufrirlo todo por tí.
PEDRO—Hombre, aunque los consejos ni pedidos es bueno darlos, pero dejemos ahora
este asunto.
LOLA—Pues yo al contrario, exijo que papá me hable con franqueza, que me revele
que nuevo golpe me amenaza; digo porque nosotros yá soportamos uno que mayor no
puede haber... solo igual…. Y eso antes quisiera ser yo que volver á pasar por otro
disgusto semejante.
JOAQUIN—No hablemos mas sobre ese punto… la noticia que voy á darte, es que yá
tienes 16 años y es necesario pensar en tomar estado.
LOLA—Pero yo no veo tal necesidad, pues á mi me parece muy temprano….. ay! y que
prisa tiene V. en quedarse solo.
PEDRO—Es que andará por casarse él también.
LOLA—Ah!
JOAQUIN—No, Pedro, sobre eso no hay chanzas! No, hija mia, el lugar que ocupó tu
madre, muger alguna lo llenará…. pero, Lola, tu tienes una razón clara y voy á
convencerte…. sabes que prisioneros los Reyes, invadida la Península por tropas
francesas, tu propio pais está en fermentación! desde la ultima empresa de los Ingleses
hemos tenido nuestras conmociones populares, hay un partido revolucionario donde
figuran Belgrano, el Doctor Castelli, el Doctor Passo, RODRIGUEZ Peña, Vieites,
Chiclana, Donado, y el mas popular de todos ellos, el comandante de Patricios Dn.
Cornelio Saavedra…..las noticias que ha traído esa fragata inglesa que llegó el 13 á
Montevideo, en la que tu tío vino de pasage no pueden ser mas alarmantes…. el país vá
á pasar por un grave sacudimiento, los españoles europeos, ó hemos de plegarnos a la
revolución, ó hemos de combatirla á nombre de España y de sus reyes… -Í
LOLA—(lo abraza.) Y V. mi querido papá, será contra Buenos Aires?
JOAQUIN—No lo permita Dios, Lola mía.
PEDRO—Serás perjuro á tu rey y á tu patria?
LOLA—Rey! solo es Dios, patria, esta también lo es!
PEDRO—Veo que estoy en una casa muy rara! Cómo, Joaquin! Tu no has criado á tu
hija en la sumisión al Monarca? No sabes que los reyes son ungidos por el Santo Padre
y que reinan sobre los pueblos en virtud de un derecho divino?
LOLA—Mi querido tio, no se enfade V., yo no entiendo nada de esto, pero solo creo
que una cosa es allá en Europa, y otra es aquí en América: papá me ha dicho algo
parecido á eso; pero yo nunca he visto un rey, y solo he oido decir que los Borbones son
muy feos...No lo culpe V. á papá….es que cuando recuerdo que todos hemos nacido
para morir, los reyes como los plebeyos, se me figura que toda esa pompa de los tronos,
es como la de las trajedias que representan en el Teatro…. y por eso yo en mi corazón
de niña, solo adoro á Dios, que es la Majestad eterna ó inmutable.
JOAQUIN—Haces bien en pensar así, Lola, y que S. M. el rey Dn. Fernando7° que
Dios guarde, me perdone… pero no estrañes este lenguage, hermano; no es lo mismo
vivir en la corte, conocer á la familia real, que vivir en América, y ver parodiar la
Magestad real por Vicereyes cobardes ó estúpidos, y que al fin de cuentas son unos
pobres representantes de la persona del Monarca.
LOLA—Pero bien, dejemos esa cuestión y tratemos de lo que conviene; me ha dicho
V., papá, que se preparan grandes cosas y que se vá á poner aprueba mi valor; que se
prepara una revolución, y no sé que mas.
JOAQUIN—Sí, España pierde sus Colonias; la revolución está inminente, yo no quiero
ni combatirla ni ser desleal á España y he optado por un temperamento que concilie
todo y salve mi adhesión á este pais y mis deberes de español.
PEDRO—Y raro es el deber sobrina, que no impone sacrificios muy graves.
LOLA—Lo sé, y espero en Dios que ha de darme fuerzas y resignación…pero al fin que
es lo que voy á sufrir?
JOAQUIN—Veo á Domingo que se dirige á esta sala; lo que estemos todos reunidos te
lo diré.

ESCENA III.
Los mismos. Domingo con un papel en la mano.

DOMINGO—(entrando) El Virey ha echado una proclama—(leyendo) «A los leales y


generosos pueblos del Vireinato» lo que puede el miedo de pobres colonos, de criollos
infelices que eramos ayer, nos hemos vuelto de entre las manos "pueblos leales y
generosos" nos adulan, pero todo es en vano, llegó la hora de emanciparnos del
coloniaje y de ser lo que Dios nos ha hecho, una Nación y no un puñado de esclavos.
JOAQUIN—Eres una cabeza en el aire….. veamos la proclama de Cisneros.
DOMINGO—Y dice asi (lee la proclama).

“El Virey de Buenos Aires—A los leales y generosos pueblos de su Vireynato—Acabo


de participaros las noticias últimamente conducidas por una fragata mercante inglesa,
que habiendo salido de Gibraltar, arribó á Montevideo el 13 del corriente. Ellas son
demasiado sensibles; y desagradables al filial amor que profesáis á la Madre Patria, por
quien habéis hecho tan generosos sacrificios. Pero que ventajas produciría su
ocultación, si al cabo ha de ser preciso que apuréis toda la amargura que debe
produciros su inescusable conocimiento? Por otra parte, es de mi obligación
manifestaros el peligroso estado de la Metrópoli, de toda la Monarquía, para que
instruidos de los sucesos redobléis les estímulos mas vivos de vuestra lealtad y de
vuestra constancia, contra los reveses de una fortuna adversa, empeñada por decirlo asi
en probar sus quilates. Sabed que la dicha de un tirano, ó mas bien la astucia con que
ha sabido sembrar el desorden, la desunión, y la desconfianza de los pueblos con la
legitima autoridad reconocida por ellos, ha logrado forzar el paso de la Sierra tan
justamente creída el antemural de las Andalucías y derramándose sus tropas por
aquellas fértiles Provincias como un torrente que todo lo arrastra, han llegado hasta las
inmediaciones de la Real Isla de León, con el objeto de apoderarse de la importante
plaza de Cádiz, y del gobierno Soberano que en ella ha encontrado su refugio: pero
sabed también que si la España ha experimentado tan sensibles desastres, aun está muy
distante de abatirse al estremo de rendir su cerviz á los tiranos, ni reconocerá en el trono
de sus Monarcas á los que según sus leyes fundamentales no deben ocuparlo: sabed, que
sin arredrada la grandeza de los peligros, ni la reiteración de sus desgracias, aun empuña
las armas que juró emplear en defensa de su libertad, ó de su venganza, sabed en fin,
que provincias enteras, pueblos numerosos, y ejércitos que cada dia se levantan dentro
sus mismas ruinas sostienen cada vez con mayor empeño la causa de nuestro adorado
Soberano el Señor Don Fernando VII.
…………………………………………………………………………………
PEDRO—(á Joaquin) Yá vés que Cisneros no es tan inepto y que se anticipa á la
revolucion.
JOAQUIN—Por el contrario, el virey trata de paños calientes y aquí yá no hay tu tia; es
herrar ó quitar el banco.
DOMINGO—Por la ciudad es una fermentación terrible; yo vengo del café de
Catalanes; está lleno; todo son corrillos, cuchicheos: en la Posada del Sol, de la vereda
ancha, no digo nada; allí he usado yo de la palabra. Vengo a cambiar de vestido, voy á
plantarme el uniforme, porque se corre que vamos á acuartelarnos: también están
abriendo boquetes por dentro de los cuarteles…. El Virey dicen que llamará al Fuerte á
todos los gefes militares para saber con los que puede contar…. pero, si Saavedra le
dice que nó como se espera….. nos ponemos las de campana.
JOAQUIN—(á Pedro) Ya vés que los sucesos se precipitan y que solo me he
equivocado en creerlos mas remotos.
PEDRO—Pero en suma, que es lo que se trata de hacer?
DOMINGO—Qué se trata de hacer? Pues qué, ¿Vd. no lo comprende? La metrópoli
caducó, nosotros de hecho estamos libres de la colonia. Se trata de elegir un gobierno
propio que legítimamente nos represente: se vá á convocar á Cabildo abierto.
PEDRO—Y Cisneros?
DOMINGO—Cisneros que se componga como pueda; la Junta de Sevilla lo nombró,
pero ahora en España no hay Junta ni Rey ni Roque, y nosotros no tenemos mas que
aprovechar la ocasión.
JOAQUIN—Mi pobre hermano, veo que estas cosas te penalizan…. ten paciencia….
Hijos mios, no hace mucho que pronosticaba esto que está sucediendo, á mi hermano....
Veo llegado el trance antes de lo que creía…. por eso, con la misma rapidez que
demandan los sucesos, decidámonos nosotros…. Domingo, Lola: vuestro enlace debe
apresurarse ya, hoy mismo allanaré todo lo que sea necesario para uniros; mi
determinación es esta. Los caso y nos vamos todos a Inglaterra en la primera
oportunidad .... allí esperan Vds. que en España ó aquí se sosieguen las cosas…..
.mientras tanto, yo paso á España, porque mi deber de patriota es tomar un fusil y
ayudar á mis conterráneos á arrojar del otro lado de los Pireneos las legiones del
usurpador.
LOLA—Separarnos ! Oh! que horrible! jamás!
DOMINGO—Dejar á Buenos Aires en los momentos en que toda su juventud palpita y
se prepara á la lucha desconocida, jamás ! Amo á Lola con toda mi alma, pero en estos
momentos no me pertenezco, soy de la patria!
PEDRO—{conmovido) Ah! todos somos españoles! allá y aquí los mismos
sentimientos…. el mismo entusiasmo, la misma abnegación!
LOLA. Dios mio ! qué va á ser de mi sola en el mundo !.... Mi padre á una guerra
lejana, el que me era destinado para esposo á la guerra también! Oh! que desgraciada
soy!
JOAQUIN Y no puede ser de otro modo…. yo debo partir…. pero bien, Domingo, no te
exigiré que abandones la patria en esta hora suprema…. pero consiente que lleve el
consuelo de dejarle á mi hija un esposo que la proteja!
DOMINGO—Seria engañarla.... yo no sé lo que será de mí....que vá suceder? todos lo
presienten pero nadie lo sabe á ciencia cierta…. para protejerla tendría que faltar á mi
deber!....ah! el sacrificio es horrible casi superior á mis fuerzas, no soy mas que un
soldado del batallón de Patricios, debo morir por Buenos Aires, y solo de Buenos Aires,
es mi sangre y mi vida! (sale)

ESCENA IV.

Los mismos—menos DOMINGO. (ligera pausa)

LOLA—Tiene razón él, y tiene V. razón, padre! Aquí Buenos Aires, que despierta de la
esclavitud; allá España que un tirano pretende dominar!..... el sacrificio nos está
proscripto, es necesario aceptarlo.... Para cualquiera de los dos, una muger es una carga
pesada.. pero felizmente soy cristiana, la casa de Dios me ofrece su asilo sereno, al
abrigo de las tempestades del mundo…. Parta V., mi querido padre, vaya V. á ofrecer su
sangre á su patria; cumpla Domingo su deber, firme en su puesto de honor…..yo me
retiro á las Catalinas, allí está una hermana de mi madre; allí me llevaba ella desde
chiquita; recogida en aquella santa casa me parecerá que su sombra vela sobre mi!
PEDRO—Mira, Joaquin, me pesa haber venido á América! tan luego llegar en estos
momentos de conflicto!.....Pero por Dios, no podriamos conciliarlo todo sin llegar á un
partido estremo?
JOAQUIN—Si no se puede hacer otra cosa, yo iré mas tranquilo dejándola en un
Convento. Pero hija mia, tu amas á Domingo, y mañana podrías arrepentirte de tus
votos…él también te ama, y si por el momento teme encadenarse, mañana podrá
disponer de si, y sobre todo no creo que acepte una separación eterna; no nos
precipitemos; preparémonos si, pero bueno será esperar los sucesos—Vamos á dejarte
sola con Domingo que no tardará en volver
LOLA—Es inútil padre; el índice inflexible del destino ha marcado la hora suprema,
oh! mi corazón no se engaña V. partirá para siempre….por que yá no volveremos á
vernos en la tierra…. Dentro de poco, las cadenas que nos atan al viejo mundo crujirán
cayendo despedazadas. El León Ibero sacudirá su melena y enseñará sus garras;
entonces guerrero y ardiente, noble y grandioso se levantará el genio de América!
una bandera simbólica desplegará sus nítidas fajas al viento….un brazo robusto ó
invencible blandirá la espada de la revolución y ese brazo será el de la juventud
Argentina....Un ejército de héroes transpondrá los Andes…oid padre, oid esa voz
profética que pide una víctima espiatoria!...una virgen! dice el destino....una virgen que
cambie el tálamo nupcial por la tarima de la penitencia... esa víctima expiatoria de la
revolución, esa virgen soy yo! (desfallece)
PEDRO—(conmovido) Que imaginación la de esta niña.
JOAQUIN—(ahogando el llanto) Su frente quema! ah! la misma organización de su
madre! este germen fatal de toda su familia!

ESCENA V.

Los mismos, DOMINGO con el uniforme de Patricio.


.
DOMINGO (viéndola) Lola !.... mia!
JOAQUIN—No te aflijas, no es nada....
DOMINGO—Ah! mi repulsa inconsiderada....pero yo te amo Lola, te amo como solo
una vez se ama en la vida, y tu eres mi primero, mi único amor! vuelve en tí Lola yo
seré tu esposo pero si la patria necesita de mi sangre, no te opongas, no me quites la
gloria de dar mi vida por la Libertad!
LOLA—Yo no sé dudar, Domingo, ni deploro tu repulsa por que es justa…. ah ! no son
estos momentos los mas propicios para pensar en intereses egoistas individuales…ni yo
podria ser feliz lejos de mi padre....por que al fin, quedo completamente huérfana…. no
tengo madre! y un padre que se vá tan lejos y en medio de una guerra tan desastrosa es
como si yá no lo tuviera!
PEDRO—Pero tu padre puede quedarse.... no vuelvo yo á España?...no es bastante con
uno? te juro pelear como diez….quédate, Joaquin, al lado de tu bija....tienes fortuna,
manda un sostituto, manda cuatro, pero no la dejes!
JOAQUIN—Hablas contra tus sentimientos, hermano; el dinero no compra la gloria, ni
salda la deuda moral del hombre para con su patria! No! Lola lo ha dicho, el índice
inflexible del destino marca la hora suprema…...España necesita de sus hijos, corran
estos de todos los ángulos de la tierra....marchemos con el fusil al hombro y demos á la
humanidad y á la Historia la lección severa de un pueblo heroico que sabe morir por su
Libertad!
DOMINGO—(con ardor) Gracias! mi noble amigo! mi segundo padre! gracias!
Nosotros también aspiramos á dar la libertad á un mundo, nuestra causa es justa, Dios
nos protege; pero debemos estar apercibidos para la lucha y si es necesario para la
muerte!
LOLA Seamos fuertes! separémonos como mártires que valoran su sacrificio y lo
aceptan con la fé de llenar su deber… He comenzado la senda de la vida en la noche de
la horfandad.... pero Dios vela sobre mi! Domingo, nuestro padre marcha á llenar una
misión sagrada; la madre-patria llama sus hijos con el toque de agonía y él va á
ofrecerle su sangre… tu formas en las filas de los Patricios esperando el porvenir, tu
corazón en secreto murmura el dulce nombre de patria yo en medio de los dos, á
ninguno puedo seguir mi resolución irrevocable es tomar el velo!
DOMINGO—Cielos!... Monja!....perdida para siempre! ah! tu no recuerdas que solo en
el mundo, mi único amor eres tu, y que si el pais va á pasar por conmociones estremas,
necesito de tu amor para ser un héroe, para luchar, para vencer!
LOLA—Lucharás por la patria si fuere preciso, serás un héroe por que eres valiente,
pero nuestro amor ha sido un sueño, una sonrisa de la infancia.... en el porvenir será un
consuelo si nos sabemos resignar....un martirio si nos empeñamos en luchar contra el
destino! ah! estas son las primeras espinas del camino, Dios solo sabe lo que vela el
porvenir!
JOAQUÍN—Tu conformidad me dá valor, hija mía: la satisfacción de cumplir un deber
sagrado alienta. Yo marchare á España, dejaré una parte de mis bienes al Cabildo para
lo que pueda sobrevenir; tu, Domingo, sigue la suerte de la revolución de tu patria....y
tu, hija de mi corazón, ofrece al Señor tu juventud y tu inocencia.... te amo como á un
hijo, Domingo, pero entre Dios y el mundo cual es el alma que vacila? parto tranquilo,
dejando la mitad del alma en manos del que todo lo puede. (Música suave y triste en la
orquesta muy piano.) No será tu esposa, pero lo será de Jesucristo! Yo en España y tu
en América, tendremos un ángel que rogará por nosotros!

Cae el telón.

Actitud de los personajes—D. Pedro en pié enternecido—D. Joaquin. Sereno- Domingo


al lado de Lola mudo de dolor—Lola revela en su rostro un sentimiento sobrenatural de
fervor y de resignacion.

ACTO SEGUNDO
______

EL. VIREY CISNEROS.


____________

PERSONAGES DEL SEGUNDO ACTO:


Cisneros.
Vargas.
Caspe.
Quintana.
Gueicolea.
D. Castelli.
D. Martin Rodriguez.
D. Cornelio Saavedra.
Un oficial.
Criados, gefes militares.
______________

El despacho del Virey Cisneros-al levantarse el telon este conversa con Vargas.

________
ESCENA PRIMERA.

CISNEROS y D. PEDRO VARGAS.

CISNEROS—Terrible es el estado de la Península y alarmante la situación de las


Colonias pero Dios ha de proteger la causa de sus escojidos, no hay que desesperar de
nada.
D. PEDRO—V.E. mejor que yo debe conocer el terreno que tiene bajo sus plantas; pero
por lo que por mi mismo he podido juzgar, grande es la fermentación que hay por el
pueblo.
CISNEROS—Si la hay, pero el partido metropolitano es el mas fuerte por que lo
encabeza la Real Audiencia y cuenta en su seno hombres de fortuna y de prestigio; con
alguna habilidad podremos evitar los escollos, y salvar la integridad de sus Colonias á la
Corona de España.
D. PEDRO—Yo así lo deseo, pero los momentos son preciosos, créalo V. E.
CISNEROS—Y yo no los desperdicio; por eso dentro de algunos minutos espero los
gefes militares de la guarnición; es importante en este caso contar con el apoyo de la
fuerza armada.
D. PEDRO—Pero los patricios creo que serán inconquistables.
CISNEROS—Así lo creo yo; ese loco de Chiclana es uno de los peores; pero lo que no
haga Saavedra no harán los demás; y D. Cornelio es hombre de orden, juicioso,
moderado, y que respeta mucho la dignidad real.
D. PEDRO—El cielo ilumine á V. E. en este caso.
CISNEROS—Así lo espero.

ESCENA II.

Los mismos, un oficial.

OFICIAL—Los gefes militares que V. E. ha convocado esperan órdenes para entrar.


D. PEDRO—Me retiro, Exmo Sr.; inútil me parece repetir á V. E, que mi brazo y mi
vida están al servicio de España y del representante del Monarca en estas regiones.
CISNEROS—No lo olvidaremos si fuere necesario.
D. PFDRO—A las órdenes de V. E.
CISNEROS—Dios sea en nuestra guarda. (Sale Vargas) (al oficial) Diga V. que entren.
(El oficial sale. Cisneros se sienta en su despacho—los gefes van entrando y sentándose
en sus respetivos lugares con el ceremonial de uso en aquella época.)

ESCENA III.

CISNEROS—Señores! á fuer de leales y generosos vasallos de S. M. el Rey D.


Fernando VII que Dios guarde, os he convocado, persuadido de que vuestro amor al
monarca y vuestra fidelidad á la Metrópoli, se manifestarán hoy mas que nunca, pues
que cruzamos una época de pruebas; y tanto la familia Real de España como la
Península y nosotros á tantos miles de leguas de distancia, nos vemos afligidos y
angustiados con las desgracias de la madre patria. Inútil me parece repetiros las tristes
nuevas que traen agitados en estos dias los ánimos; yo he proclamado el pueblo y todo
lo espero de su fidelidad y buen criterio. Es indudable Señores que como siempre que
corre una época de disturbios, no faltan mal aconsejados y aun revoltosos que se lancen
en la carrera peligrosa del desvario, entonces es cuando necesitan los pueblos de un
brazo robusto que les imprima una dirección saludable. Digo esto, porque me consta
que hay reuniones subversivas, que se han avistado algunos, con el Alcalde de primer
voto y con el síndico procurador, que se pide Cabildo abierto y que se toma la senda de
la rebeldía....adonde iríamos á parar, Señores, si asi se desconociese la autoridad que
emana de la persona augusta del Rey! adonde iríamos á parar si á ejemplo de la Junta de
Sevilla, se subrogasen las autoridades existentes y se elijiesen otras nuevas? Lo primero
que se ofrece al espíritu es de que naturaleza serian estas, ni que objeto tendría dislocar
la sociedad y alterar el orden, derrocar una autoridad para crear otra; difíciles son les
circunstancias, pero no creo equivocarme, Señores, si cuento con vuestro apoyo para
continuar en el mando, y salvando las borrascas del momento, conservar este hermoso
florón de la Corona Española (pausa) Tiene V. la palabra, Comandante Saavedra.
SAAVEDRA—Agradeciendo el honor que V.E.. me dispensa, debo ser franco Exmo.
Sr. porque hemos llegado á una hora suprema en la vida de la Colonia; esa hora es
inevitable y ha sonado para todos—Efectivamente hay reuniones, no subversivas como
las ha clasificado V. E. sino patrióticas y que tienen por objeto el bien del país.—No lo
han engañado á V.E. D. Manuel Belgrano y yo,nos avistámos esta mañana con D. Juan
José Lezica que es el alcalde de primer voto; y el Dr. Castelli, ha tenido una conferencia
con el Dr. D. Julián Leyba que es el Sindico Procurador del Cabildo; «asi es Exmo. Sr.
que llegó el momento de declarar a V.E. que no cuente conmigo ni con mi cuerpo de
Patricios, para lo que V.E. desea; se trata de asegurar nuestra suerte y la de la América y
no la consideramos segura en manos de V.E. No«hay remedio, Exmo. Sr., dé V.E. su
dimision : el que á V.E. dio autoridad para mandarnos yá no existe, y de consiguiente
tampoco V.E. la tiene yá: por eso hemos resuelto reasumir nuestros derechos y
conservarnos por nosotros mismos.»
CISNEROS—Es decir que lejos de prestar V. su apoyo á mi autoridad se trata de una
deposición?
SAAVEDRA—Se trata de elejir un gobierno que represente legítimamente nuestros
intereses.
CISNEROS—Eso es desconocer la autoridad del Rey!
SAAVEDRA—No es el monarca prisionero el que invistió á V.E. del gobierno del
Virreinato.
CISNEROS—Pero me invistió de ésa autoridad la Junta que representaba la persona
augusta del monarca.
SAAVEDRA—La Junta disuelta, el monarca no tiene representante legítimo ni en la
Península ni aqui.
CISNEROS—Hay un Consejo de Regencia.
SAAVEDRA—Que no conoce á V. E.
CISNEROS—Que me reconocerá lo espero.
SAAVEDRA—Entretanto, Exmo. Sr., nuestros derechos solo pueden ser delegados en
el Exmo. Cabildo, y es este el que debe nombrar la persona que legítimamente gobierne
á nombre del Rey.
CISNEROS—Es decir que definitivamente no puedo contar con V?
SAAVEDRA—Siento tener que repetírselo á V .E. , ni conmigo ni con los Patricios
porque todos pertenecemos en cuerpo y alma á la causa de la patria y de la América.
CISNEROS—No me doy por vencido; tiene la palabra el Comandante Rodriguez.
RODRIGUEZ—Creo que V.E. nos ha convocado para saber si le es dable contar con el
apoyo de la fuerza armada y sofocar el voto popular que pide Cabildo abierto?
CISNEROS—Deseo saber si puedo contar con el apoyo de la fuerza armada para
continuar representando al Rey.
RODRIGUEZ—La situación es muy difícil, Exmo. Sr., mas difícil de lo que V.E.
juzga....No dudo afirmar á V.E. que la opinión es uniforme en la cuestión de la dimisión
de V.E. Desde el gefe hasta el último soldado todos pensamos igual; la hora de
asegurar la suerte de América ha sonado, y el que hoy pretendiera oponer la puntas de
las bayonetas al torrente popular, dudo que en vez de contenerlo no cayese víctima de su
tenacidad. La providencia marca en el reló del destino, la hora suprema de los pueblos;
las nubes del porvenir ocultan el dia de mañana, todos marchamos como ciegos en
demanda de lo desconocido, pero es indudable que la colonia toca á una crisis grandiosa
que la voluntad humana no puede conjurar; repetiré el consejo del reposado patricio que
me ha precedido, dimita V. E. porque su autoridad caducó, evitando asi un conflicto, y
lo que es conmigo ni con mi cuerpo de Húsares no cuente V. E.
CISNEROS—Señores, cada uno cumple con el deber que le traza su conciencia, y yo
creo que el mio es conservarme en este puesto; pues veo que Vds. piensan todos tal vez
del mismo modo y me parece oportuno reasumir la cuestión en una simple votación que
formularé en los términos siguientes: Importa la disolución de la Junta de Sevilla mi
demisión del Virreinato de Buenos Aires? los señores que estén por la afirmativa en pie.
(Todos se levantan menos uno.) Es decir que estoy solo y que no puedo contar con el
apoyo de la fuerza en el caso que llegare á ser necesaria? Bien, señores, yo protesto ante
la Historia y ante la posteridad, no es al Virrey de Buenos-Aires al que se trata de
deponer...esto es desconocer la autoridad del Soberano! … yo tomaré mis
medidas....pueden Vds. retirarse.
Los gefes saludan y se retiran en silencio con el mismo ceremonial que entraron.
Cisneros queda solo, parece pensativo, toca, un timbre. Un criado entra, (al criado.) La
mesa de juego. (El criado sale y vuelve con otro que trae una mesa de juego.)

ESCENA IV.

CISNEROS, un oficial, despues CASPE, QUINTANA Y GUEICOLEA

OFICIAL—El Sr. Oidor- Caspe, el Exmo. Brigadier Quintana y el edecán de V.E.


Gueicolea, esperan permiso para entrar.
CISNEROS—Vienen muy á propósito; acabo de mandar aderezar la mesa de juego,
necesito distraerme; que entren, (á los que entran) Bien venidos, Caballeros! al juego!
verémos por quien se decide la fortuna; los poetas la pintan ciega, veremos si me trata
mejor en los naipes que en la política. (Toman asiento alrededor de la mesa) Doy las
cartas, señores. Quintana es mano. Oros es triunfo.
CASPE—Mudo el Rey!
CISNEROS—Asi pudiésemos rescatar el nuestro!
QUINTANA—La baza es mia.
CISNEROS—Lleva punto.
GUEICOLEA—V. E. pierde.
CISNEROS—Está visto, ando en la mala.
CASPE—Contemos el punto.
CISNEROS—V. las dá, Brigadier.
QUINTANA—Espadas es triunfo.
CISNEROS—Anuncio de guerra.
ESCENA V.

Los mismos CASTELLI y RODRIGUEZ


Los jugadores están absortos, Castelli y Rodiguez se acercan á la mesa en silencio.

CASTELLI—(con gravedad) Exmo. Sr., tenemos el sentimiento de venir en comisión


por el pueblo y el ejército que está en armas, á intimar á V. E. la cesación en el mando
del Virreinato (Todos se levantan como movidos por un resorte.)
CISNEROS—(amenazador se dirige á Castelli) Que atrevimiento es este? Como se
atropella así á la persona del Rey en su representante? Este es el mayor atentado que
puede cometerse contra la autoridad!
CASTELLI—No hay que acalorarse Exmo. Sr., los hechos consumados se aceptan; de
nada vale irritarse cuando no hay remedio.
CISNEROS—Lo que no puedo explicarme es la presencia de Vds. aqui, atropellando el
ceremonial de la etiqueta; entrar en mis habitaciones sin previo anuncio.
CASTELLI—La culpa es de V. E. El peregrino que cruza por el campo, que vé
aglomerarse en el horizonte, las nubes que anuncian la borrasca; sino pica su caballo y
se acoje á un abrigo; no se espante ni se queje, si tras el estampido del trueno la nube se
rasga y el rayo cae á sus plantas y lo derriba....Si las tempestades atmosféricas no son de
desdeñar, menos deben serlo las tempestades populares...porque las mazas que se
condensan indignadas por una larga opresión, traen en su seno el rayo exterminador de
las revoluciones.
CISNEROS—Y son Vds. los emisarios de la revolución?
CASTELLI—Somos los tribunos del pueblo?
RODRIGUEZ—(con energia) Si Señor. Somos los emisarios de la revolución que
vienen á decir á V. E. que deje el mando y convoque un congreso Popular.
CISNEROS—(á Gueicolea) Mi guardia.
CASTELLI—(interceptandole el paso) Es inútil, el Comandante Terrada está abajo á la
cabeza de los granaderos de Fernando 7. °
CISNEROS—Una violencia!
CASTELLI—No, Exmo. Sr., no traemos puñales, traemos derechos; V. E. cede á la
voluntad del pueblo, á la fuerza de las circunstancias.
RODRIGUEZ —Exmo. Sr.: la fuerza se repele con la fuerza! V. E. queria emplearla
contra nosotros.
CASTELLI—Es necesario que V. E. abra al fin los ojos; que mire en torno suyo y vea
un pueblo en maza, que empieza a comprender sus derechos y que no está dispuesto á
seguir bajando el cuello ante los mandatarios que vienen á América á empobrecernos y
esclavizarnos; el suelo que pisamos es nuestro, y tenemos el derecho de gobernarnos
por nosotros mismos; sobre todo, Sr., este debate es inútil, la tropa acuartelada está en
armas, el pueblo enardecido fraterniza con la tropa, lo mas selecto é ilustrado de la
población americana lo rechaza á V. E. y pide un congreso popular, ceda V. E.
RODRIGUEZ—«El plazo que nos han dado para volver con la contestación es de cinco
minutos, vea V. E. lo que hace.
CASPE—Me tomaré la libertad, señores, de suplicar á Vds. concedan á S. E. un
momento de conversación conmigo. Vds. mismos deben huir de cometer una tropelia
que mas pareceria una violencia ejercida sobre una persona indefensa, que no una
resolución arrancada por el buen criterio.
CASTELLI—Con el mayor placer accedemos á lo que el Sr. Oidor nos indica.
CISNEROS—Es muy oportuno; pasemos a mi gabinete. Sr. Oidor, vuelvo al punto,
señores.(sale con Caspe, los otros dos se retiran á un lado. Castelli y Rodriguez se
sientan del otro lado.)

ESCENA VI.

RODRIGUEZ y CASTELLI, QUINTANA y GUEICOLEA del otro lado.

RODRIGUEZ—Tendrá que ceder.


CASTELLI—No hay otro remedio: la colonia toca á su término; hemos de ir venciendo
uno á uno los obstáculos que nos estorban para alcanzar la felicidad del pais; la
perseverancia y la energia son las dos armas principales que necesitamos.
RODRIGUEZ—Y esas armas nonos faltan! Con ansiedad esperarán nuestra vuelta en
casa de Rodriguez Peña!
CASTELLI—No han de esperar mucho, apuesto á que en el fondo obscuro de la noche,
se destacan ciertos puntos negros; inmóviles y silenciosos.
RODRIGUEZ—(Se acerca al balcon y observa) Creo que no se equivoca V.,Dr.
Castelli. Veo moverse á lo lejos unas sombras que se deslizan sin ruido.
CASTELLI—Estaba seguro de que nos han seguido; es imposible en estos momentos
sofrenar la impaciencia de los corazones que pulsan por vez primera al nombre santo de
la patria! Mire V. comandante, ninguno de nosotros sabe lo que sucederá mañana, pero
no hay uno de nosotros que no tenga el presentimiento de que es actor de un gran drama
político que llega á su desenlace inevitable. Luchamos contra la costumbre, nos
ata la inexperiencia de los negocios; pero un anhelo oculto nos impele, y un entusiasmo
santo nos enardece, un amor sublime nos exalta, queremos algo que la mente no
formula todavia; algo que el labio no ha aprendido á articular, pero algo que se agita
en nuestras fibras y nos dá la fiebre de la acción.
RODRIGUEZ—Hay algunos de nosotros que comprendemos lo que es.
CASTELLI—Si, pero es necesario no decirlo todavía porque nunca está de mas la
prudencia….. Cisneros vuelve.
RODRIGUEZ—Viene mas sereno.
CASTELLI—Dios permita que alcancemos el triunfo por medios pacíficos.

ESCENA VII

Los mismos CISNEROS y CASPE.

CISNEROS—Señores, cuanto siento los males que van á venir sobre este pueblo, de
resultas de este paso; y bien pues, puesto que el pueblo no me quiere y el ejército me
abandona, hagan Vds. lo que quieran!
CASTELLI—Como representantes del pueblo; como órganos déla fuerza pública, como
hombres de la generación que hoy se agita, tomamos sobre nuestros hombros, ante
Dios, ante la Historia, ante la posteridad, ante el mundo entero, la responsabilidad de
este paso y las consecuencias que sean su resultado! Si estamos destinados á sufrir, poco
importa, señor, cuando se abre á nuestras miradas un porvenir tan vasto, y cuando se
trata de la suerte de la patria! Acepto por mi parte y por la del pueblo que aqui me envía
esa tremenda responsabilidad, no vamos á trabajar para nosotros sino para nuestros
hijos, para las generaciones futuras, para el futuro pueblo de Buenos-Aires.
CISNEROS—No creo en el pueblo; necesitaría señores, una prueba material para
convencerme.
RODRIGUEZ—(dirijiéndose al balcon) Nada es mas fácil; (grita.) El Virey acepta su
dimisión! (grito fuera unisono.)
FUERA—-Viva Buenos-Aires! abajo Cisneros! abajo el Virey!
CASTELLI—(se cubre) Lo oye V. E? Voz del pueblo! voz del Cielo! (tirando al aire el
sombrero) Viva Buenos Aires!

Cae el Telon

ACTO TERCERO
____
LA NOCHE DEL 23
___________

PERSONAGES DEL TERCER ACTO:

Cecilia.
Susana.
French.
Saavedra.
Castelly.
Belgrano.
Rodriguez.

Sala particular en casa de D. Martin Rodriguez. Al levantarse el telon Cecilia y Susana


en traje de tertulia están sentadas junto á un velador.
________

ESCENA PRIMERA.

SUSANA—Te sientes mejor?


CECILIA—Sí, algo aliviada.... el calor de la sala era sofocante.... no parece que
estuviésemos en Mayo.
SUSANA—Si, pero allá fuera es otra cosa: esas garúas que hace dias caen sin cesar han
enfriado bastante la atmósfera.
CECILIA—Así debe ser por que hoy de día he sentido frío.
SUSANA—Me pareces enferma....
CECILIA—Tal vez... .dias ha que no me siento buena..
SUSANA—Lo creo, te observo con el interés de la amistad; te veo enrojecer unas
veces, palidecer otras sin causa aparente—quieres que sea franca contigo, yá que tú no
lo eres conmigo?
CECILIA—Susana!
SUSANA—Oh! el corazón no sabe equivocarse.... te amo demasiado para no
comprender que sufres… yo también sufro!
CECILIA—Tu?
SUSANA—Te admira eso?.... Que quieres, la amistad no es una palabra vana para mí;
es un afecto serio y profundo que me hace velar con una ternura maternal sobre la única
amiga que tengo.... aun que tal vez me equivoco, porque donde no hay confianza mal
puede haber amistad.
CECILIA—(conmovida )Oh! no, eso nunca.... el único consuelo que me resta en este
mundo eres tú…huérfana desde mis tiernos años, has sido mi única amiga, mi madre,
mi hermana!
SUSANA—Entretanto sufres y yo soy para tí una estraña!
CECILIA—Te aseguro que....
SUSANA—No insto.... guarda tu secreto, yo también sufriré en silencio contigo!
CECILIA—Perdóname.... hay secretos que ni así misma puede uno revelarlos!
SUSANA—Me haces temblar, es algo de terrible entonces?
CECILIA—Y puedes creer que haya en mi vida una mancha? ....
SUSANA—No sé que pensar.
CECILIA—No, amiga mía, tranquilízate… Me cuesta decirlo, pero desde que solo te
revele una parle de mi sufrimiento.
SUSANA—Vamos, alguna niñeria.
CECILIA—Una pasión profunda, única, invencible!
SUSANA—Ah! tu mal es el amor?
CECILILA—Un amor que debe morir conmigo!
SUSANA—No te comprendo.
CECILIA—Amo sin saber si soy amada...y amo sin esperanza porque no creo que el
hombre que me inspira ese amor, ni lo sospeche siquiera!
SUSANA—Hé ahí una de esas pasiones incomprensibles que tiene todos los aires de un
cuento oriental...y como te ha sucedido semejante desgracia?
CECILIA—Una desgracia...tienes razón! La muger desde sus tempranos años, es un
chiche espuesto a las miradas de los curiosos... si hay quien se fije en él y pregunte su
precio; bien; si á nadie llama la atención, entonces paciencia, esa pobre no tiene
porvenir, ni familia.. .Nos está vedado amar por nosotras mismas, nuestra preferencia
solo se pronuncia cuando ha sido solicitada...pero ay! de la mujer que fija sus miradas
en un hombre distinguido y amable! ay de aquella que sin recordar su condición de
chiche se permite, el derecho de amar!.. .esa desgraciada, tiene que ceñir al alma un
doble cilicio, sofocar su admiración y su ternura y arrastrar al fondo de la tumba el
doloroso secreto que le calcina el corazón!
SUSANA—Tienes razón, ese es el destino de la muger!... Está sugeta á los trámites
legales un hombre la ama, tiene el derecho de decírselo; y como nobleza obliga, ella
debe corresponderle... Vice-versa, si la muger es la que se impresiona, es necesario
ocultarlo bajo un velo impenetrable...lo demás seria una mengua!
CECILIA—Y una desgracia irreparable...tanto mas grande cuanto mas noble y
simpático es el hombre de quien se ha enamorado sin querer. . .por que ese hombre
llama la atención sobre sí, y el dia que se decidiese, le sobrarían conquistas! y aun
pasiones,
SUSANA—Pero tú á quien he conocido siempre tan indiferente...tú á quien sobran los
adoradores... tú enamorarte así sin licencia de nadie...sino fueran los síntomas
alarmantes que se manifiestan, creería que te burlabas de mi credelidad.
CECILIA—Que quieres...Ni yo sé como esto ha sucedido. .. .amo por la primera vez de
mi vida, he tardado mucho tiempo en darme cuenta á mi misma de lo que sentía…pero
el sufrimiento me ha revelado en el idioma de las lagrimas que un fuego secreto me
quemaba el corazón!...Ay! Susana tu no sabes que dolor sin tregua y sin nombre, es este
amor sin porvenir, sin esperanza, alimentándose de si mismo... .este culto que no puede
quebrarse porque es justo: porque el hombre que lo ha inspirado involuntariamente, lo
merece!—Y asi pasar los dias, las noches, rodando en el abismo sin fondo de un amor
ignorado, que debe morir con la infeliz que lo abriga en su seno!
SUSANA—Es horrible!... Pero quien es ese hereje que no ha reparado en tí?...
CECILIA—Alguno tal vez de esos corazones templados para otros amores superiores, á
cuya atmósfera jamas asciende el alma de la mujer!... alguno de esos hombres para los
que solo somos las mujeres, flores que cortan al paso, cuyo perfume los embriaga un
instante para arrojarlas después sin misericordia entre el polvo! Uno de esos hombres
que han nacido para no amar y que son por eso mismo amados hasta el delirio.
SUSANA—Y dime, viene á esta casa ese dichoso mortal?...
CECILIA—No me preguntes nada.
SUSANA—Y que, no sabré quién es? No me dejarás siquiera el derecho de
aborrecerlo?
CECILIA—Aborrecerlo, tú?
SUSANA—Sí; y por dos razones; la primera porque no te quiere á tí.
CECILIA—Y si él ignora que lo amo?
SUSANA—Y segundo porque si es de esos que vienen á este mundo solo á que los
quieran y no querer ellos, debo considerarlo como a un enemigo del género humano y
odiarlo.
CECILIA—Asi va el mundo....los hombres de un espíritu vulgar, de un corazon de
carne, esos aman deveras y son poco amados!...pero infeliz la mujer que ama uno de
estos colosos de alma ferrea y mente altiva.... cuyos pensamientos se pierden en las
nubes, hombres que han nacido para dominar y no para ser dominados por el amor!
SUSANA—Y esa especie de hombres, deberian ser odiados por todas las mujeres.
CECILIA—Infelizmente es al revéz, porque todas los aman…como se ama el
imposible… todas llevan la esperanza de encadenar el águila.. pero el águila ha nacido
para las alturas y nadie la puede seguir en su vuelo!
SUSANA—Pero en fin, dime quien es?
CECILIA—Jamas!... Yá lo sabes, mi mal es una de esas pasiones misteriosas y terribles
que matan á pausas como un veneno lento.... pero no me preguntes su nombre por que
me abrasaría los lábios!
SUSANA—Callemos pues, pero te prevengo que yo lo adivinaré.
CECILIA—Para qué... .no es mejor ignorar?
SUSANA—Ah! es que yo tengo mis sospechas....un hombre así como ese que tu
pintas....
Cecilia—Esos hombres abundan en esta época....la generación á que pertenecemos, es
una generación de hierro... son casi todos hombres de un temple particular.
SUSANA—En eso tienes razón....pero dime á lo menos sus condiciones sociales....
CECILIA—Quieres que pasemos á la sala?.... yo estoy mejor, podrán notar nuestra
ausencia....y mira, sino me engaño allí viene un emisario.
SUSANA—Domingo French.... vaya uno que está mas pálido que su corbata... será
verdad que la de Vargas entra monja?
CECILIA—Tan niño!pobre mozo! decían que se casaba con ella!
ESCENA II.

Las mismas, DOMINGO.

DOMINGO—Vengo en busca de Vds.


SUSANA—Tanta falta hacemos por allá? Cuando hoy lo que escasea son los
caballeros!
CECILIA—Es verdad, muy pocos he visto esta noche.
DOMINGO—Que quiere Vd., la crisis actual absorve todas las atenciones.
SUSANA—Que milagro verlo á Vd. por aquí siendo tan exaltado!
DOMINGO—No hay que hacer en este momento:
CECILIA—Pero no habrá Vd. perdido la Sesión de ayer?
DOMINGO—Por cierto que nó: apesar de que la órden prohibía que se acercasen los
que no habían sido invitados, pude deslizarme sin ser notado.
CECILIA—Oh! cuéntenos Vd. eso: que bello debe ser asistir á esas Sesiones solemnes.
DOMINGO—Para nosotros tanto mas grandiosas, cuanto que empezamos recien á
vivir, por que hasta la primera invasión Inglesa, Buenos Aires dormía.
SUSANA—Pues Caballero French; en la sala que esperen por nosotras, sino pueden
bailar que jueguen juegos de prendas; cuéntenos V. esa Sesión de ayer.
DOMINGO—Es un asunto tan árido para Señoras!
CECILIA—Se equivoca Vd., Caballero! Hoy estamos en vísperas de grandes
acontecimientos, el entusiasmo es contagioso y las Señoras participamos dE él.
DOMINGO—Cumpliré la orden de Vds.
SUSANA—Le oimos á Vd. con la mayor atención.
DOMINGO—Serían cosa de las nueve de la mañana., cuando empezó á reunirse la
Asamblea; en la galería superior: á lo largo había dispuestos escaños que probablemente
habrán prestados las Iglesias; allí estábamos el público.
SUSANA—Es un egoísmo que las Señoras no hayan sido invitadas.
DOMINGO—Una mesa grande forrada en terciopelo carmesí estaba á la cabecera
superior del salon, y en torno de ella sillas de brazos; allí se colocaron los Oidores y
miembros del Ayuntamiento que presidian la reunion.
CECILIA—Que imponente espectáculo.... y de los concurrentes hijos del pais que nos
dice Vd?
DOMINGO—No faltaba ninguno de los hombres que son hoy los luminares de nuestro
suelo..El Dr. Castelly, el Dr. Passo, Rivadavia, el Dr. Moreno (indiferente al parecer), el
Dr. Sola, Alberti, D. Martin Rodriguez, D. Vicente Lopez, Orma, Thompson, Irigoyen,
Urien, Saavedra, Chiclana, Vieites, Viamont, Rodriguez, Peña, Chorroarin &.
SUSANA—Siga V.
DOMINGO—El escribano leyó la arenga del cabildo.
SUSANA—Como era?
DOMINGO—No la conservo en la memoria, pero nos recomendaba la unión con las
provincias, la prudencia, el órden.
CECILIA—Muy bien…..y después?
DOMINGO—Después el Sr. de Lue, habló algo áspero; Castelly y Passo quisieron
contestar y no los dejó. ...luego hablaron los Oidores Caspe y Villota.
SUSANA—Y no recuerda V. lo que digeron?
DOMINGO—Sino palabra por palabra, á lo menos el espíritu de esos hombres era con
tendencia á perpetuar la colonia....pero Castelly primero y Passo después, contestaron
victoriosamente; el resultado fué la victoria de los Americanos! En fin terminó la
Asamblea alas 12 de la noche quedando sancionada la cesación del Virey y la formación
de un gobierno provisorio que represente al Soberano.
CECILIA—Dicen que el Rey D. Fernando VII es tan feo.
SUSANA—No es posible que haya Reyes ni Reinas feos....pero díganos V. quien es el
nuevo gobierno?
DOMINGO—E1 Cabildo es el encargado de nombrarlo, ignoro hasta este momento lo
que haya ocurrido por que he pasado el dia sin salir, algo incomodado, y he venido
derecho á esta casa, pensando que la distracción me haría bien.

ESCENA IV.

Los mismos—CASTELLY, MARTIN RODRIGUEZ, SAAVEDRA.

RODRIGUEZ—Es una traición horrible.


CASTELLI—Pero una traición se desbarata.
SAAVEDRA—Serenidad amigos; toda moderación es poca en estos momentos; de
nuestra prudencia y de nuestra firmeza, depende el éxito; al fin esto no es tal vez, mas
que un boato.
RODRIGUEZ—No hay tampoco que dormirse en las pajas, cuando el rio suena, agua ó
piedra trae.
CASTELLI—(dirigiéndose á las damas) Señoritas que hacen Vds. en esta sala retirada?
SUSANA—Oiamos contar la sesión de ayer al Sr.French pero los veo á Vds. muy
acalorados, seria una indiscreción preguntar la causa?
SAAVEDRA—Cosas de la época..... sin interés para Vds.
RODRIGUEZ—Al contrario, ningún corazón americano puede quedar indiferente en
este momento; el Cabildo nos traiciona, Cisneros es el Presidente de la nueva Junta! El
Virey nombrado otra vez! Cisneros Presidente!
DOMINGO—Es inconcebible! y los otros vocales?
CASTELLI—No se saben aun; pero nada mas natural, los españoles no esperaban
encontrarnos tan adelantados en derecho; el resultado de la votación de ayer los ha
sorprendido, y se trata hoy de poner un dique al torrente, pero es tarde; el primer paso
está dado, la primer chispa ha brotado del pedernal, ella ha llevado el incendio y la
llama no tardará en rebentar.
SAAVEDRA—El cabildo creyendo perdernos se ha inutilizado.
RODRIGUEZ—Yo digo que mañana mismo deberíamos contestar á balazos el
nombramiento de Cisneros.
SAAVEDRA—Será difícil contener el pueblo, pero será necesario esforzarse para ello.
DOMINGO—La fermentación del cuerpo de Patricios yá es grande, y cuando se
conozca la traicion del Cabildo no sé lo que sucederá.

ESCENA VI.

Los mismos, BELGRANO de uniforme-

BELGRANO—Yo sé lo que sucederá.


TODOS—Belgrano!
BELGRANO—Señoritas á los pies de Vds.
SUSANA—Buenas noches Coronel. (Cecilia hace una leve inclinación de saludo.}
BRLGRANO—Sucederá que el pueblo se levante como un solo hombre, que el partido
Metropolitano desaparecerá, y que el clemente americano se pondrá al frente de los
destinos del país, porque no hay inconveniente alguno en que la persona del Monarca
sea representada por los hijos de esta tierra, lo mismo ó mejor que por otros hombres
nacidos á tres mil leguas de nosotros! hasta cuando hemos de vivir en tutela? que nos
mande el Rey, que seamos una provincia española, pero no que continué siendo el pais
una colonia, y nosotros un rebaño de corderos.
CASTELLI—Esa es la piedra de toque, porque es necesario romper las ligaduras de tres
siglos, vivir de una vida propia; sin monopolio, sin tributo de Indios, sin situado, sin
Mita, sin recurso á los tribunales de la metrópoli, sin empleados europeos, sin Virey de
allende el mar, sin pliego de Provincia y sin cadenas en fin.
DOMINGO—Sin cadenas sobre todo, señor, porque los hombres no han nacido para
esclavos!
RODRIGUEZ—Estamos perdiendo el tiempo, Señores! esta determinación del Cabildo
es una contra mina! El Virey no puede ser nombrado Presidente de la Junta que ha de
gobernar hasta la reunión de los diputados de los pueblos del Vireinato! ese
nombramiento es preciso rasgarlo á balazos! que dice V. Sr D. Cornelio?
SAAVEDRA—El dia que sea necesario, yo le mostraré á V. Comandante Rodriguez,
que tengo un brazo de hierro y un corazón inconstrastable, pero mi opinión es que no
debemos precipitarnos, sino marchar con paso lento pero firme y esperar.
CASTELLI—Redactaremos una representación al Cabildo que será firmada por el
pueblo; se firma en todo el dia de mañana 24 y se presenta el 25.
DOMINGO—Tiene razón el Dr. Castelli, una petición es el mejor medio y será muy
bien recibida, pero es necesario que ella sirva de contra peso á la noticia del nuevo
nombramiento del Virey, porque el primer momento será terrible.
CASTELLI—Pues á ello.
RODRIGUEZ—Pasemos á mi gabinete; alli la escribe V. Dr., y la firmamos los
presentes; luego cada cual saca una copia y mañana desde el amanecer empieza á
recojer firmas. (Entran los hombres.)

ESCENA VII

SUSANA—CECILIA.

CECILIA—Yo no sé lo que siento al oir todas estas cosas, pero tengo un


presentimiento.
SUSANA—Puedes decírmelo ó es como ese tu impenetrable secreto que no se pueda
saber?
CECILIA—Esto puedo decírtelo. ...presiento que se acabó la paz para Buenos-
Aires....por muchos años….que todos estos hombres tan entusiastas, tan ardientes
defensores de la América van á sufrir mucho....y nosotras también sufriremos....es decir
las que vean, el desenlace de este drama.
SUSANA—A donde te vas?
CECILIA—Quien sabe.
SUSANA—Piensas morir?
CECILIA—Cuando hay una herida mortal en el corazón, no se vive mucho tiempo!
SUSANA—Mira, no me hables asi que me dá mucha rabia!... morirte por quien no se
muere por ti....amar un hombre hasta ese estremo, y los hombres que son hijos del rigor!
CECILIA—(sonriendo) Ay! mi pobre amiga! todo eso es efecto de la amistad que me
tienes.... es necesario aceptar su destino....el mio ha sido vivir indiferente hasta un dia y
amar hasta la idolatría un hombre que no me amará jamás!
SUSANA—Mira no hablemos de eso porque voi á aborrecer mortalmente á todos los
hombres, para que no se me escape ese perverso que te mira sin ver, porque es
imposible que alguna vez no se hayan encontrado cara á cara y cuando una cree guardar
mejor su secreto tira el diablo de la manta y se descubre el pastel!
CECILIA—No receles una debilidad en mi; yo moriré con mi secreto.
SUSANA—Mientras no llega ese dia, volvamos á la sala.
CECILIA—Prefiero quedarme á oir algo de esa petición que van á firmar....en la sala
han acabado por olvidarnos.

ESCENA. VIII.

Las mismas. Todos los hombres que salieron.

SAAVEDRA—Ahora, tino y moderación.


CASTELLI—Actividad y firmeza.
RODRIGUEZ—Entusiasmo y a la carga, muchachos, si es preciso! (á French)
DOMINGO—Hasta la ultima gota de sangre Comandante! No, el Cabildo no ha de
jugar con nosotros.
SAAVEDRA—Nada de arrojo.
BELGRANO—Habrá de todo, Sr. D. Cornelio; los elementos sobran y estamos
preparados para todo. French y Berutti deben poner en movimiento su gente; esta es una
lucha, mis amigos; lucha tremenda, mortal, decisiva! Convocaron la parte principal y
mas sana del vecindario para espresar la voluntad del pueblo y acordar las medidas mas
oportunas para asegurar la suerte del pais: la cuestión se ha ganado en el terreno legal de
la discusión y del derecho; el Cabildo traiciona su mandato, el poder que el pueblo
arrebató al Virey, se le intenta devolver por un subterfugio al Presidente Cisneros; pues
entonces que no se quejen, porque no hay nada en el mundo que nos haga retroceder
una linea! Cuidado, Señores, la plaza publica es un Teatro, un nuevo actor vá á entrar en
escena, su brazo es el de un gigante, su mano es de hierro, ese actor se llama el pueblo,
se llama la juventud que de ora avante marchará á la vanguardia de la revolución en
América.
SAAVEDRA—Una palabra, Sr. Belgrano, mas calma., no habría otro medio antes de
recurrir á los estremos? Lo estraño á V., siempre tan moderado.
BELGRANO—Todo tiene una medida en este mundo .... la traición del Cabildo me ha
convencido que esos hombres no aceptan su derrota de buena fé, que traman en la
sombra, que procuran inutilizarnos y que es necesario apelar á los estremos.
CASTELLI—Propongo un medio; hacer renunciar á Cisneros, es débil,ya lo hemos
provado una vez.
RODRIGUEZ—Si, pero ahora, apoyado por el Cabildo, quien sabe!
CASTELLI—Se tienta siempre ese medio.
DOMINGO—Y si no renuncia?
BELGRANO—Se le arroja por las ventanas del Fuerte al foso! y juro á la patria y á mis
compañeros que asi lo haré! (Salen todos.)
DOMINGO—Eso corre de nuestra cuenta!
CECILIA—(Da un suspiro ahogado.)
SUSANA—(Pensativa con los ojos fijos en Belgrano.) Será este el que ella ama!
ACTO CUARTO.
_____

LA JUVENTUD PORTEÑA Y EL GENIO DE LA REVOLUCION.


___________

PERSONAGES DEL CUARTO ACTO:


Rodriguez Peña.
Moreno.
Belgrano.
Saavedra
Castelly.
French.
Chiclana. }
Irigoyen } Personajes mudos.

______________________

Sala particular en casa de Rodriguez Peña-Los actores deben colocarse libremente,


como hombres agitados por una gran conmocion , además de los personages hay el
mayor numero posible que traiga 1a idea de un club revolucionario.

_________

ESCENA PRIMERA.

RODRIGUEZ PEÑA, MORENO, IRIGOYEN, CHICLANA, BELGRANO

RODRIGUEZ PEÑA—No señores, lo repito, es necesario marchar con tino, este es un


juego; la parada, es la suerte del pais; es la felicidad ó la ruina de nuestra patria; la
fuerza reside en nosotros, no comprenderlo es perderse, es estrellarse contra una roca; y
por nuestra parte, tampoco debemos abusar de la ventaja; sondear el terreno, parar las
estocadas, desarmar al enemigo, hé ahi nuestra misión.
BELGRANO—Pero hierve la sangre en las venas al ver que nos crean tan tontos, que se
imaginen siquiera que nos pueden engañar como á niños! proponerme a mí y á Saavedra
para vocales de una junta presidida por Cisneros!
PEÑA—Eso es una izca á la ambición.
BELGRANO—Pero el anzuelo era muy chico, y los peces no mordieron....si una
ambición pudiera dominarme seria la de la gloria de mi patria, no la mia que los
hombres no somos mas que granos de arena que se lleva el viento de la muerte.
MORENO—La impotencia de un abuso que caduca, se revela en esa lucha irracional de
un elemento gastado que se tuerce en el estertor de su agonía, antes de largar la presa
que ha devorado siglos. Su marcha es tortuosa, á la fuerza robusta, al nervio sano de un
pensamiento grandioso, opone la traición, el subterfugio, la incredulidad, la
tenacidad!.... esfuerzos inútiles que van llenando los minutos hasta sonar la hora
postrera del triunfo inflexiblemente marcada por la Providencia en el destino de los
Pueblos. El 22 de Mayo lucía á los ojos atónitos de los españoles, la luz que les
anunciaba una aurora inesperada; el 23 se empeñaban con paso inseguro en la via
tortuosa de la chicana; un bando público anunciaba ayer ala puesta del sol que el Virey
había caducado y que el Cabildo reasumía el mando supremo del Vireynato por la
voluntad del pueblo.... pero eso era el triunfo del elemento americano, la idea nueva que
irradiando de entre las sombras de la colonia doraba como el disco luminoso del sol de
entre las nubes de la alborada! Los ilusos creen entorpecer la marcha del astro
oponiendo ante su anillo de fuego la palma de su mano pigmea creen ofuscar a idea
arrojandole un fantasma que la anonade. ¡Sarcasmo! las ideas que nacen de una
necesidad social no mueren, no se tuercen; la lucha las robustece, y suben por el cielo
del porvenir, hasta que irradian sobre la humanidad como el sol benéfico que fecundiza
y regenera!....
PEÑA—Tiene Vd. razón Dr. Moreno; la Junta de este dia es otro fantasma que se
desvanecerá como la de ayer!... una Junta de cuatro miembros, y para satisfacer á los
nativos, les tiran al rostro los nombres de Castelli y Saavedra! todo esto no pasa de una
maquinación!
MORENO—Son las convulsiones de una larga dominación que se derrumba… los
latidos de un cuerpo que mañana será un cadáver, sobre el cual estenderemos el
estandarte real, antes de dejar caer sobre su tumba la loza del sepulcro!
BELGRANO—Eso seria la emancipación completa.
MORENO—Y adonde vamos nosotros, Sr. D. Manuel?
PEÑA—No; por ahora solo se trata de tomar nuestro puesto de hombres, de revindicar
nuestro derecho ú representar el soberano.
MORENO—(Con impetu) Todos esos son resagos de creencias arraigadas por el
imperio de la costumbre, que la segur de la revolución tronchará! Quien es el valiente
que una vez desatado el torrente popular, le diga non plus ultra? Que anhelaba la
Francia de 89 sino una constitución en vez de una monarquía absoluta? Los derechos
del hombre y la abolición del derecho señorial! la emancipación del estado medio sobre
los privilejios de la nobleza y del clero! Y adonde fueron á parar esos revolucionarios
franceses? á la República! adonde subió Luis XVI y toda su familia? á la guillotina.
PEÑA—Pero nosotros no somos los revolucionarios de 80, ni estamos destinados á
decapitar nuestro rey.
MORENO—Porque felizmente para él, su trono no está en Buenos Aires.
BELGRANO—Ni nosotros queremos la República.
MORENO—Mi querido Belgrano, tomad el mapa del Nuevo Mundo! que dicen á los
ojos del espíritu, esas vastas regiones quo se estienden desde la costa del estrecho de
Magallanes, hasta el Itsmo de Panamá y desde ese itsmo hasta la bahía de Bafin? que
dicen esas crestas elevadas de los Andes, de los Montes rocallosos, de las serranías
Mejicanas, esas florestas vírgenes, esos rios que son mares interiores, esos lagos
verdaderos oceanos; que dicen el Chimborazo, Tupangato y Pichincha, en cadena de
jigantes, ese conjunto en fin, de una naturaleza espléndida, indomada y virgen? Dicen
que la América es una tierra fecunda, de donde surgirá una nueva civilización, porque
nada hay en ella que destruir, y basta desmontar el suelo para edificar, no vetustas
monarquías, que la mano del tiempo derrumba á pedazos, sino repúblicas robustas,
pueblos briosos, creencias nuevas, instituciones libres!
PEÑA—No subamos á la cumbre que es temprano, y las alturas dan el vértigo al que no
está habituado a ellas.
BELGRANO—Tamaña responsabilidad, ante Dios y ante la posteridad quien podrá
tomarla?
MORENO—Un pueblo de libres que tenga la conciencia de su derecho y de su poder,
(pausa)
PEÑA—(saca el reloj) Como tardan Saavedra y Castelli.

ESCENA II.

Los mismos. CASTELLI y SAAVEDRA.

BELGRANO—Nos inquietaba la tardanza.


SAAVEDRA—Nada, caballeros, todo está hecho; Cisneros taciturno é irresoluto como
siempre ha firmado su renuncia (que aqui está) y con él nosotros; pero el aspecto de la
población del Fuerte aquí, indica la fermentación que hay.
CASTELLI—La vereda ancha es compacta de gente; hay un rumor sordo en la plaza
que parece el trueno que ruge á lo lejos.
MORENO—Y el rayo no se ha de hacer esperar; ahora, caballeros, manos á la obra.
BELGRANO—Esperemos a French que no puede tardar.
MORENO—Es necesario dar el golpe decisivo: esta noche deben prepararse todos los
elementos y mañana derrocar para siempre el poder Europeo.

ESCENA III.

Los mismos FRENCH, una cinta blanca en el ojal del capote.

FRENCH—(entrando) Señores no hay que perder un minuto; al cuartel de Patricios; los


hombres se preparan á salir con el arma al hombro, dicen que á balazos van á deshacer
el Cabildo; en la Plaza hay gritos y el cuartel es un infierno.
PEÑA—Pues al instante, una comisión á imponerlos de la renuncia de la junta.
MORENO—Vamos, Chiclana é Yrigoyen que me acompañen.
FRENCH—Es necesario no perder un minuto.
MORENO—No se perderá, al cuartel de Patricios! (salen).

ESCENA IV.

Los mismos menos los que salieron-

PEÑA—Y que nos dice V. á mas de esto?


FRENCHI—Que todos desean el dia de mañana; los barrios del alto, la Concepción y
Monserrat están en armas; nuestro distintivo es esta cinta blanca en el ojal del capote; en
casa de D. Domingo Hidalgo, se ha establecido una verdadera fábrica de moños; nadie
dormirá esta noche y antes de rayar el día, estaremos en la plaza. Yo no me he sentado
en todo el dia.
PEÑA—Siéntese V. ahora.
FRENCH—Imposible, señor Peña; no podría doblar las rodillas creo que las piernas se
me han vuelto de acero, porque no las siento; ni es posible sentirlas cuando el corazón
arde de entusiasmo y la cabeza espresa del vértigo déla fiebre de accion....Berutti está
como yo, hacen tres noches que no dormimos un minuto.
BELGRANO—Y la gente donde está?
FRENCH—Son las diez; á las doce vendrán llegando de todas direcciones á la plaza.
PEÑA—Pero las noches empiezan á ser largas, el dia ha estado lluvioso, no será de
temer que se cansen y se dispersen?
FRENCH—Si continúan las garúas, se refugiarán por las pulperías cercanas, pero en
caso necesario, no hay sino tocar alarma por la campana de Cabildo y han de aparecer
como hormigas; lo que es yo y los demás muchachos, no nos moveremos de la plaza
aun que lluevan chuzas.
BELGRANO—(Lo abraza) Vaya V. ,jóven, y lleve este abrazo á los amigos; dígales
qué la juventud es el brazo derecho de la revolución, que ella será siempre el batallón
sagrado que marcha á la vanguardia de las ideas y de la libertad!
FRENCH—Hasta mañana?
BELGRANO—Hasta luego, todos vamos esta noche á la Plaza!
PEÑA—Hasta luego, (sale French).

ESCENA, V.

PEÑA—Noble juventud! en que senda le empeña el heroismo!.... adonde te conducirá el


dia de mañana?
BELGRANO—Al martirio y á la inmortalidad!

ACTO QUINTO.
____

EL PUEBLO DE MAYO.
____________

PERSONAGES DEL. QUINTO ACTO:

Dr. Leiva.
Caspe.
French.
Saavedra.
Rodriguez.
Oficial.
Los demas son personages mudos.
________________________________

Las galerias altas de Cabildo—en lo posible el salon que fué teatro del Drama
verdadero. Al levantarse al telon están los corregidores sentados en sus puestos con el
Escribano relator etc.
________

ESCENA PRIMERA.
El Dr. Leiva. Lezica, Escribano y Cabildantes, Oidores etc.

El escribano da lectura de la renuncia de la junta y de la Representacion del pueblo.


SINDICO—(leyendo) «Oficio de la Exma. Junta: Exmo Sr. En el primer acto que ejerce
esta Junta Gubernativa, ha sido informada por dos de sus vocales, de la agitación en que
se halla alguna parte del pueblo, por razón de no haberse excluido el Exmo.
Señor,Vocal Presidente del mando de las armas; lo que no puede ni debe ser, por
muchas razones de la mayor consideración. Esto le causa imponderable sentimiento y
motiva á trasladarlo á su conocimiento, para que proceda á otra elección en sugetos que
puedan merecer la confianza del pueblo supuesto que no se la merecen los que
constituyen la presente junta: creyendo que será el medio de calmar la agitación y
efervecencia que se ha renovado entre las gentes. La resolución es de urgentisima
expedición; de modo que, sin pérdida de instantes, será preciso que V. E. se junte en
Cabildo y se expida como corresponde. En la inteligencia de considerarse con el poder
devuelto. Dios guarde á V. E. muchos años— «Buenos Aires, 24 de Mayo de 1810—
Baltazar Hidalgo de Cisneros—Presidente—Vocales: Cornelio Saavedra—Juan
Nepomuceno Sola—Juan José Castelli—José Santos de Inchaurregui— «Exmo. Señor
Cabildo Justicia y Regimiento de esta Ciudad.»
SINDICO—Como acabáis de oirlo, Señores; dos importantes documentos están
sometidos á nuestra consideración; la renuncia que hace el Exmo. Sr. D. Baltazar
Hidalgo de Cisneros de Presidente de la Junta nombrada por este supremo Cabildo; y la
representación que á nombre del pueblo y cubierta de firmas se nos presenta exigiendo
el cumplimiento de lo acordado el dia 22; en virtud de ese acuerdo y de sus altos
poderes ha nombrado el Cabildo esa Junta que en maza eleva su renuncia, tal vez
compelida á eso por la fermentación revolucionaria.
CASPE—Señores; creo que en las circunstancias supremas que atravesamos, no se debe
cejar una línea y mantener siempre ilesa la autoridad del Cabildo; soy de opinión que se
devuelva la renuncia al Exmo. Virey, que no se haga lugar á la petición del pueblo, y
que se reprima con las armas (si preciso fuere) esta sedición.
TODOS—Apoyado.
SINDICO—(A un oficial de justicia) Que se llamen inmediatamente todos los gefes
militares de la guarnición, (el oficial tale; se siente un tumulto de gente.)
OFICAL— (Volviendo) Un grupo numeroso de pueblo se dirige á esta sala.
SINDICO—Que lleguen, déjelos V; marche á su comisión sin pérdida de tiempo.

ESCENA II.

Los mismos. FRENCH y BERUTI y un grupo de jóvenes decentes todos con un lazo de
cintas blancas y celestes en lo alto del sombrero que se quitan con respeto al entrar.

FRENCH—Exmo. Cabildo: venimos á nombre del pueblo á exigir el cumplimiento de


su voluntad soberana; no queremos que Cisneros depuesto ayer del Vireynato vuelva á
subir al poder con otro título; el Cabildo no puede excederse de sus facultades; esta
corporación puede representar la soberanía popular pero no abrogarse nuestros
derechos, no creerse dueña de nuestros destinos; tribuno del pueblo, vengo á intimaros
que os espidáis; porque el tiempo urge, y el dia de hoy ha de ver instalado el gobierno
que legítimamente represente los intereses sagrados de la patria! Exmo. Cabildo, el
yugo de tres siglos si pesa por los años, está vetusto también y puede quebrarse en un
minuto; la paciencia del pueblo se agota y no se moverá de la plaza sin cumplir su
intento? (salen)
ESCENA III.

Los mismos menos FRENCH y su grupo.

CORREGIDOR—Gran fantasma es el pueblo para intimidar á los crédulos no creo en


eso que se llama pueblo y que no pasa de un puñado de sediciosos.
OFICIAL— (entrando) Los gefes de los cuerpos llegan.

ESCENA IV.

Los mismos Saavedra—Rodriguez—Terrada—García Ocampo y tres mas—Ceremonial


de uso-se sientan.

SINDICO—Señores gefes de la fuerza armada: sabéis las graves cuestiones que agitan
esta población desde las infaustas nuevas que llegaron de la Metrópoli: ellas han
alterado sensiblemente el orden de la sociedad, amenazando derrocar la propia autoridad
del supremo Cabildo sino se presta á ser el instrumento dócil de una sedición que en su
inquietud se ensaña contra la persona del Exmo. Virey. En uso de la autoridad que
inviste este Cabildo, nombró ayer una junta cuyo personal era la personificación de los
intereses nativos y metropolitanos, dando como era regular la presidencia de la misma al
Exmo. Sr. Virey por ser la persona que aqui llegó investida de la autoridad real; la junta
en masa, eleva hoy su renuncia; por otro lado una representación que se dice firmada
por el pueblo viene á imponernos su voluntad....y aun ha pocos momentos un grupo de
sediciosos capitaneados por el joven French, ha subido hasta aqui á repetirnos sus
amenazas, á increparnos y á amenazarnos en fin! En vista de esto, el Cabildo ha
resuelto no admitir la renuncia de la junta, rechazar la representación del pueblo, y echar
mano de la fuerza armada para sostener nuestra autoridad, conservar el órden público y
hacer cumplir los mandatos de nos emanados. Con ese objeto se os ha convocado,
esperando de vuestro patriotismo, de vuestro amor al orden y de vuestro respeto al
soberano que nos prestareis al apoyo que necesitamos (pausa).
SAAVEDRA—(en pié) Exmo. Señor! Lamento que imbuidos en un error, os hayáis
separado de la línea de conducta que os trazaba el resultado de la votación de la Sesión
del dia 22; con la franqueza del hombre de honor, con la sinceridad del patriota que ama
su pais, su Rey, el orden, y las leyes, debo declararos que no hay tal sedición, que ese
rumor que por instantes crece y por instantes se apaga, es el rumor de las olas populares
encrestadas y tumultuosas al soplo del huracán revolucionario…Como no comprender,
Señores, que los sucesos del año 6 y 7, como los acontecimientos en que se halla
envuelta la Metrópoli, han producido de suyo una modifacion natural en el modo de ser
de estas Colonia? No, Exmos. Señores, la senda que tomais es errada; ni podéis dejar de
admitir la renuncia de la junta; ni podéis rechazar la Representacion del pueblo, ni
podéis echar mano de la fuerza, porque esa fuerza que evocáis, es el pueblo armado, y
finalmente Señores; yo como comandante del cuerpo de Patricios, cumplo con
declararos que lejos de apoyar una resistencia insensata, exijo por mi turno que se
cumpla la voluntad soberana del pueblo que representáis: he dicho, (se sienta).
RODRIGUEZ—(levantándose) Ha llegado, Señores, el momento decisivo; el pueblo no
es un fantasma, no es un puñado de sediciosos, es una entidad real, que levanta en este
momento su brazo gigante sobre todas las cabezas! Si nosotros, hijos de esta tierra, no
fuesemos una fracción de ese coloso que se llama el pueblo; si enceguecidos por el error
deplorable que os estravia, quisiésemos tener á raya el torrente que se ha desbordado,
solo habríamos conseguido ser sus primeras víctimas. Ceded, Señores, aun cuando
cueste á vuestro amor propio; convenceos que sois los representantes del pueblo; pero
no sus dueños, porque los pueblos son soberanos y su único dueño es aquel que reina e
y en la tierra, (golpes abajo)
FRENCH—(desde afuera.) El pueblo quiere saber de lo que se trata.
RODRIGUEZ—Oíd, Señores! esa mano de hierro que golpea es la del pueblo...el
tiempo urge (siguen los golpes y el tumulto) que se contesta?
CASPE—Asi no se puede deliberar.
SAAVEDRA—No se trata de deliberar, se responder.
RODRIGUEZ—El pueblo manda, Señores! es necesario obedecer! (sale al balcón) Se
trata de los destinos de la patria, Saavedra y yo sostendremos los intereses de todos!
Fuera voces—Viva D. Martin Rodriguez! Viva Saavedra! Viva Buenos Aires! abajo
Cisneros! abajo el Cabildo!
SINDICO—Es necesario ceder! Nombrar una nueva junta, (golpes recios.)
BERUTI—(Fuera) Abrid al Tribuno del pueblo! (Siguen golpes y tumulto.)
SAAVEDRA—Es necesario abrir.
SINDICO—(Al alguacil) Que se abran las puertas.

ESCENA V.

Los mismos BERUTI á la cabeza del grupo como anterior, FRENCH tambien, todos
con el sombrero puesto.

FRENCH— Señores! volvernos á la barra Ayuntamiento no como peticionarios! Somos


embajadores del pueblo soberano. El pueblo ha reasumido su soberana natural, retira
sus poderes al Cabildo y viene a declararos por mi órgano, su voluntad! No necesitamos
del Cabildo para nombrar la Junta que nos ha de gobernar; nuestro correligionario
Beruti, acaba de confeccionar esa lista que circulando con la velocidad del rayo ha
obtenido el sufragio general Los miembros del nuevo gobierno serán (leyendo):
Saavedra, Castelli, Belgrano, Azcuénaga, Alverti, Matheu, Larrea, Passo y Moreno.
Ordenamos también qué marche una espedicion militar a las provincias, llevando las
órdenes de la nueva autoridad.
SÍNDICO—Señores, no creo en el pueblo! donde está el pueblo?
FRENCH—Delante de sus ojos.
SÍNDICO—Quiero ver el que hay en la plaza! (sale al balcón) No veo sino media
docena de grupos!
FRENCH—Pues mande tocar la campana de Cabildo y verá si se reúne el pueblo! y si
la campana está sin badajo, yo haré tocar la generala (Sale corriendo uno del grupo);
abriré los cuarteles y entonces el Cabildo verá el pueblo! (se oye la generala y á la vez
la campana que toca rebato; confusion del Cabildo, agitación en la escena.) Asómese
ahora, Sr. Síndico Procurador.
SÍNDICO—Ruego á los Señores corregidores vuelvan á sus puestos. (Cesa la campana
y la generala) Señores, bajo la presión popular, resta solo á este Cabildo llenar sus
últimos deberes. Declaro que no hay otra autoridad que la que está deliberando en la
plaza pública; los señores Mansilla y Anchorena que pasen al Fuerte á significar al
Virey que desalojen la residencia gubernativa. (Se levantan y salen) Voy á proclamar la
nueva Junta y el escribano de Cabildo que proceda á que sea publicada por bando
(desde el balcon con el papel que le da French.) Es la voluntad del pueblo soberano
nombrar Presidente, vocal y comandante general de Armas, a Sr. D.Cornelio Saavedra
FUERA—Viva Saavedra!
SINDICO—(Sigue la lectura) Vocales de la Junta los Srs. D. Juan José Castelli....
FUERA.—Viva Castelli! (grito unísono)
SÍNDICO—Licenciado Dn. Manuel Belgrano!
FUERA—Viva Belgrano!
SÍNDICO—Pido al pueblo que no interrumpa. Dn. Miguel Azcuénaga, Dr. Dn. Manuel
Alberti, Dn. Domingo Matheu y Dn. Juan Larrea, y para Secretarios á los Sres. Dn. Juan
José Passo y Dn. Mariano Moreno.
FUERA—Viva la nueva Junta! Viva la patria!
FRENCH—El último mandato de la voluntad Soberana del pueblo es que el poder
Judicial siga independiente del Poder Ejecutivo!
SÍNDICO—Vamos, señores, á prestar el Juramento de fidelidad al Rey!
FRENCH—Viva el Pueblo Soberano! (asomado al balcón. A este grito se oye un golpe
de música y cae el Telón entre repiques y vivas).

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