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Producción Sostenible de

Cebolla en los Trópicos

Editado por:
Hugo Ramírez Guerrero
Posgrados de Agronomía
Universidad Centroccidental
Lisandro Alvarado (UCLA)

FUNDACEBOLLA. Quibor estado Lara, Julio 2006


Oda a la Cebolla

Cebolla luminosa redoma,


pétalo a pétalo se formó tu hermosura,
escamas de cristal te acrecentaron y en el secreto de la tierra
oscura se redondeó tu vientre de rocío.

Bajo la tierra fue el milagro y cuando apareció tu torpe tallo verde,


y nacieron tus hojas como espadas en el huerto,
la tierra acumuló su poderío mostrando tu desnuda transparencia,
y como en Afrodita el mar remoto duplicó la magnolia
levantando sus senos, la tierra así te hizo, cebolla,
clara como un planeta, y destinada a relucir,
constelación constante, redonda rosa de agua,
sobre la mesa de las pobres gentes.

Generosa deshaces tu globo de frescura en la consumación


ferviente de la olla,
y el jirón de cristal al calor encendido del aceite se transforma en
rizada pluma de oro.

También recordaré cómo fecunda tu influencia el amor de la


ensalada
y parece que el cielo contribuye dándote fina forma de granizo
a celebrar tu claridad picada sobre los hemisferios de un tomate.

Pero al alcance de las manos del pueblo,


regada con aceite, espolvoreada con un poco de sal,
matas el hambre del jornalero en el duro camino.
Estrella de los pobres,
hada madrina envuelta en delicado papel, sales del suelo,
eterna, intacta, pura como semilla de astro,
y al cortarte el cuchillo en la cocina
sube la única lágrima sin pena.
Nos hiciste llorar sin afligirnos.

Yo cuanto existe celebré, cebolla,


pero para mí eres más hermosa que un ave de plumas cegadoras,
eres para mis ojos globo celeste, copa de platino,
baile inmóvil de anémona nevada y vive la fragancia de la tierra
en tu naturaleza cristalina.

Pablo Neruda (en Odas elementales, 1954)

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Autores
x Anzalone, Alvaro (Ingeniero Agrónomo, M.Sc., estudiante de Doctorado).
Profesor Cátedra Malezas. Departamento de Fitotecnia. Decanato de
Agronomía. UCLA.

x Arrieche, Noraida (Ingeniero Agrónomo, M.Sc. Entomología). Profesor


Cátedra Entomología. Departamento de Entomología. Decanato de Agronomía.
UCLA.

x Cañamero, Miguel (Ingeniero Agrónomo, M.Sc. Riego). Técnico Agrícola


MINAG, Perú.

x Delgado, Douglas (Ingeniero Agrónomo, M.Sc. Horticultura). Gerente Técnico


Seminis vs. Profesor Cátedra Olericultura. Posgrados de Agronomía. UCLA.

x Díaz, Ramón (Ingeniero Agrónomo, M.Sc. Horticultura) Investigador Jubilado


INIA Lara. Profesor de Hortalizas. Instituto Tecnológico del Yaracuy.

x Lara, Luís (Ingeniero Agrónomo, estudiante de M.Sc.). Profesor Cátedra


Malezas. Departamento de Fitotecnia. Decanato de Agronomía. UCLA.

x López, Jorge (Geógrafo, M.Sc. Estudiante de Doctorado). Profesor Cátedra


Climatología. Departamento de Ingeniería Agrícola. Decanato de Agronomía.
UCLA.

x Miranda, Héctor (Ingeniero Agrícola, M.Sc. Doctor en Riego). Profesor Cátedra


Riego. Departamento de Ingeniería Agrícola. Decanato de Agronomía. UCLA.

x Paz, Ramón (Ingeniero Agrónomo, Estudiante de M.Sc. Entomología). Profesor


Cátedra Entomología. UCLA - Torres.

x Ramírez, Hugo (Ingeniero Agrónomo, M.Sc. Ph.D. Horticultura Tropical).


Profesor Cátedras Olericultura I y II. Posgrados de Agronomía. UCLA.

x Renaud, Daunarima (Ingeniero Agrónomo, M.Sc. Fitopatología). Investigador


INIA Lara.

x Rodríguez, Rafael (Ingeniero Agrónomo, Estudiante de M.Sc. Horticultura).


Profesor Cátedra Climatología. Departamento de Ingeniería Agrícola. Decanato
de Agronomía. UCLA.

x Ulacio, Dilcia (Ingeniero Agrónomo, M.Sc., Doctor en Fitopatología). Profesor


Cátedra Fitopatología. Posgrados de Agronomía. UCLA.

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INDICE
Contenido Pagina

INTRODUCCIÓN 8

PRODUCCION SOSTENIBLE DE HORTALIZAS 10


I. La Sustentabilidad 10
II. Generalidades de los cultivos Olerícolas: Las Hortalizas 11
III. Manejo sustentable del Suelo 12
IV. Manejo del microclima (radiación solar y aire) y el agua 12
V. Manejo Integrado de Plagas 12
VI. Manejo Integrado de los factores pre y poscosecha en la calidad de los 13
productos.
Literatura 13

LA SEMILLA, LA PLANTULA Y LA PLANTA DE CEBOLLA 14


I. Historia e Importancia de la Cebolla 14
II. Factores de Producción. 15
III. La Semilla. Germinación y Etapas de Crecimiento 16
A. Ciclo de Vida 16
B. Transplante y Etapas de Crecimiento de la Planta. 16
C. Almacenamiento de Cebolla. 18
Literatura 19

FISIOLOGIA DEL CRECIMIENTO Y PRODUCCION 21


I. Crecimiento y desarrollo del bulbo de cebolla. 21
II. Crecimiento y desarrollo del bulbo de cebolla en Quibor estado Lara. 25
A. Inicio de la bulbificación. 25
B. Maduración del bulbo. 28
III. Crecimiento y desarrollo del bulbo de cebolla en Zaraza estado Guarico. 29
A. Inicio de la bulbificación. 29
B. Maduración del bulbo. 31
Literatura 31

EL AMBIENTE Y EL CULTIVO DE LA CEBOLLA. 33


I. Generalidades 33
II. Clima tropical y producción hortícola 33
III. Efectos ambientales sobre la cebolla 36
A. Efectos del fotoperiodo 36
B. Efecto de la temperatura y CO2 37
C. Efecto de la precipitación y la sequía 39
Literatura 42

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Contenido Pagina

CULTIVARES, EPOCAS Y ZONAS DE PRODUCCION DE CEBOLLAS EN 44


VENEZUELA
I. Introducción. 44
II. Zonas de producción en Venezuela. 44
III. Factores de producción. 44
Literatura 45

MANEJO INTEGRADO DE LOS RECURSOS SUELO, MICROCLIMA Y 50


AGUA
I. Manejo sustentable del Suelo 50
A. La Mecanización 50
B. La nutrición de la planta y la fertilización del suelo. 51
II. Manejo del microclima (radiación solar y aire) y el agua 53
A. Acolchado (Mulching) 53
B. Rompevientos 54
C. Manejo del recurso Agua de riego 54
Literatura 56

MANEJO INTEGRADO DEL AGUA (RIEGO) 57


I. Introducción. 57
II. El riego. 57
III. Aspectos negativos del riego. 58
IV. Métodos de riego. 59
A. Riego por gravedad o superficie. 59
B. Riego por surco: 59
C. Riego por inundación. 59
D. Riego a presión. 60
E. Riego por aspersión. 60
F. Riego localizado. 60
G. Métodos de riego en pequeña escala. 60
V. Disponibilidad de agua en el suelo. 63
VI. Las necesidades de agua de las hortalizas 64
VII. Consideraciones sobre la calidad del agua de riego y la tolerancia de los 65
cultivos a la salinidad.
VIII. Métodos de manejo del riego. 67
A. Método de la frecuencia fija. 68
B. Método del balance de agua en el suelo. 68
C. Método de la tensión de agua en el suelo. 68
Literatura. 69

5
INDICE continuación
Contenido Pagina

FERTIRRIEGO 70
I. Introducción 70
II. Tipos de fertirrigación 71
III. Inconvenientes y ventajas de la fertirrigación 71
IV. Aspectos a tener en cuenta en la fertirrigación 72
V. Necesidad de la fertirrigación 73
VI. Elementos que intervienen 74
VII. El fertilizante 77
VIII. Efectos de los fertilizantes en el agua de riego 82
IX. Preparación de las soluciones madre 86
X. COMPORTAMIENTO DE LOS ABONOS 87
XI. Fertirrigación de cultivos hortícolas. 89
XII. Programa de fertirriego para cebolla amarilla de exportación 90
XIII. Proceso de los cálculos en fertirrigación 91
Literatura 91

MANEJO INTEGRADO DE LAS ENFERMEDADES EN CEBOLLA 93


I. Manejo integrado de plagas y enfermedades (MIPE, MIP) 95
II. Como lograr un manejo integrado de enfermedades (MIE). 97
A. Conocer la enfermedad 98
B. Medición de la enfermedad 99
C. Conocer las condiciones ambientales que favorecen al agente causal 99
D. Conocer los requerimientos del cultivo en las distintas fases de desarrollo 100
E. Diseñar las estrategias de manejo tomando en cuenta todo lo discutido 101
anteriormente
1. Estrategias de manejo para las enfermedades bacterianas. 101
2. Estrategias de manejo para enfermedades de tipo fungoso 101
III. Analizando alternativas de manejo. 103
A. Uso de Agroquímicos 103
B. Uso de extractos naturales 104
C. Uso de Trichoderma 104
Literatura 104

MANEJO DE MALEZAS EN EL CULTIVO DE CEBOLLA 106


I. Introducción 106
II. Planes de manejo de malezas en el cultivo de la cebolla 106
A. El diagnóstico del problema 107
B. Establecimiento de prioridades 110
C. Selección de la estrategia de combate de malezas 111
1. La prevención como método de control de malezas 111
2. Prácticas culturales para el control de malezas 111
3. Control mecánico de malezas 114

6
INDICE continuación
Contenido Pagina

4. Control físico de malezas 117


5. Control químico de malezas: 122
D. Elaboración del plan de manejo de malezas: 125
E. Implementación y evaluación del plan de manejo de malezas: 126
Literatura 127

MANEJO INTEGRADO DE INSECTOS PLAGAS EN CEBOLLA 128


I. Introducción 128
A. Thrips tabaci 129
1. Breve descripción de las fases de desarrollo de T. tabaci en cebolla: 132
2. Longevidad y proporción sexual de T. tabaci 132
3. Fecundidad y patrón de oviposición de T. tabaci en cebolla 133
4. Poblaciones y manejo del insecto 134
B. Liriomyza trifolii 139
1. Ciclo biológico 140
2. Estados de desarrollo: 140
Literatura 141

MANEJO POSCOSECHA DE PRODUCTOS OLERICOLAS 146


I. Generalidades en el manejo poscosecha de productos olerícolas 146
II. Investigaciones locales en la poscosecha de hortalizas 147
III. Perspectivas en el manejo poscosecha de olerícolas 149
Literatura 150

PERSPECTIVAS EN LA PRODUCCIÓN ORGÁNICA DE CEBOLLA EN 152


VENEZUELA
I. Agricultura Orgánica 152
II. Agricultura Urbana 153
III. Potencial de realizar una agricultura orgánica y urbana en Venezuela 154
IV. La Olericultura Orgánica y sus necesidades de Investigación 155
V. Propuesta de producción orgánica de cebolla en Venezuela 156
A. El cultivo, la época y el sistema de producción 157
B. Manejo de plagas 157
1. Malezas 157
2. Enfermedades 157
3. Insectos 158
Literatura 159

7
INTRODUCCIÓN

La agricultura como un pilar esencial en la alimentación diaria de una población mundial


la cual esta continuamente en crecimiento necesita o depende de un manejo intensivo,
principalmente en relación a los rubros olerícolas (hortalizas). Este manejo nos conduce
a que estos sistemas de producción agrícola sean típicamente dependientes de
semillas de alta calidad, de los fertilizantes, otros agroquímicos, riego y una labranza
relativamente intensa. Estas prácticas de manejo convencionales pueden tener efectos
detrimentales en el aire, agua y la calidad del suelo, así como en los cultivos, fauna y
flora circundantes y la salud humana. De esta forma, el desarrollo de sistemas agrícolas
que degraden en menor magnitud el ambiente y el recurso natural base de la agricultura
ha venido tomando un mayor interés.

La continua degradación del ambiente por la agricultura intensiva ha logrado una toma
de conciencia del sistema agrícola, lo cual unido a las presiones de tipo económico,
social y político están originando que muchos agricultores estén considerando cambiar
del manejo convencional de los cultivos a sistemas integrales, sustentables y/o
orgánicos. Así cada vez vemos un mayor número de investigaciones con objetivos
claros hacia una agricultura para el futuro e introduciendo, adaptando o reincorporando
diversas practicas bajo contextos sostenibles como es el caso de los sistemas de
producción agrícola integrada, orgánica y urbana bajo diferentes condiciones climáticas.
Estas investigaciones mayormente corresponden con el estudio de los recursos más
sensitivos a la degradación en los ecosistemas; el suelo, agua y los cultivos.

En respuesta a esta continua y creciente degradación de los recursos básicos para la


producción, mejoramiento y conservación de nuestros alimentos, la población mundial
debe de tomar conciencia y aun mas las comunidades tropicales donde los efectos
detrimentales del ambiente son mas severos y violentos. No obstante, estas
comunidades tienen un gran potencial en la introducción o readaptación de sistemas
agrícolas para el futuro (Producción Sostenible).

Cuando nos referimos a productos olerícolas de una alta inversión y manejados bajo
sistemas intensivos, es muy importante tomar en cuenta su sostenibilidad y muy
específicamente si hablamos de importantes cultivos en el mundo y específicamente en
los trópicos, como es el caso de la cebolla (Allium cepa L.). Las regiones tropicales
cubren aproximadamente un 40% de la tierra cultivable en el mundo y son el lugar para
una alta proporción de la población mundial y principalmente el hogar de habitantes con
problemas de pobreza, mal nutrición y otras desventajas. Muchos de los cultivos
importantes económica y nutricionalmente son sembrados ampliamente en los trópicos,
siendo la cebolla la segunda hortaliza más importante luego del tomate. La cebolla y los
otros cultivos del genero Allium se han convertido en un campo de exploración muy
prometedor debido a su alto numero de especies (más de 600), a sus propiedades
culinarias altamente apreciadas y a sus propiedades terapéuticas y medicinales por la
cual este genero Allium podría convertirse en una valiosa fuente de los así llamados

8
alimentos funcionales.

Aunque el cultivo de la cebolla tiene una mejor adaptación en las áreas subtropicales y
templadas, los países tropicales siembran alrededor del 30% (8.4 millones de
toneladas) de la producción mundial. En los trópicos los cultivos de Allium son
sembrados principalmente en pisos altos donde la temperatura y otras condiciones
ambientales son favorables. Sin embargo, podemos observar que cebollas de días
cortos han sido introducidas en ambientes semiáridos durante las ultimas cinco
décadas, convirtiéndose en un cultivo muy importante en algunos países tropicales
como Nigeria, Níger, Brasil y Venezuela. Nuestro país tropical tiene un gran potencial
para la producción de cebolla, siendo el valle de Quibor en el estado Lara y sus
alrededores bajo un clima semiárido calido un área hortícola muy importante, la cual
aun hoy en día se mantiene como el mayor productor de cebolla en el país. Sin
embargo, a pesar de la importancia de este cultivo a nivel nacional, existe poca
investigación sobre la producción de cebolla bajo condiciones de campo en Venezuela,
de igual forma sucede con la investigación bajo condiciones tropicales en general.

Se ha reportado que la información científica de la producción de cebolla en los trópicos


es muy limitada y la información existente proviene de diferentes fuentes no muy
confiables. Mientras tanto, los productores de cebolla han estado enfrentando diversos
problemas relacionados con el manejo de plagas (trips, malezas, enfermedades
bacterianas y fungosas), el manejo del suelo (costras, grietas, salinidad, fertilidad y
sanidad), mercadeo, y el uso de cultivares (variedades o híbridos) no adaptados a la
zona y época de siembra. Todos estos problemas han provocado una disminución
significativa de sus rendimientos y la calidad de sus productos, así como la emergencia
de nuevos centros de producción, como es el caso de los Llanos Venezolanos y
principalmente de la población del Sombrero y sus alrededores en el estado Guarico.

En la búsqueda de la sustentabilidad en este tan importante cultivo en el mundo y


específicamente en los trópicos, esta revisión de literatura, explora diferentes
estrategias de producción para el mantenimiento de la productividad y la reducción del
impacto ambiental realizando una agricultura para el futuro, es decir sostenible a largo
plazo. Así, son presentadas generalidades del cultivo cebolla, la semilla, la plántula,
cultivares y las practicas bajo un manejo sustentable del suelo, radiación solar, aire,
agua, y el manejo integrado de plagas, cosecha y poscosecha. Adicionalmente se
presenta una propuesta sobre la producción orgánica de cebolla en Venezuela.

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PRODUCCION SOSTENIBLE DE HORTALIZAS
Hugo Ramirez Guerrero

I. La Sustentabilidad
El terrateniente Varro (Siglo 1 a.C.) definió por primera vez la Agricultura Sostenible
como “Una ciencia que nos enseña cuales cultivos son plantados en cada tipo de suelo
y cuales operaciones son llevadas a cabo de manera que la tierra pueda producir los
mas altos rendimientos en la perpetuidad”. Desafortunadamente esta definición clara,
elegante y concisa se ha perdido y actualmente el concepto de sostenibilidad o
sustentabilidad se ha convertido en un término altamente politizado y en el tiempo ha
adquirido una diversidad de significados. Por ejemplo, los mejoradores de plantas y
demás técnicos agrícolas interpretan la sostenibilidad como el mantenimiento de la
fortaleza de la revolución verde. Sin embargo, las consecuencias de la aplicación de
tecnologías modernas de la revolución verde en países tropicales han resultado ser
muy diferentes y no sostenibles, en comparación con los grandes beneficios en países
con ambientes subtropicales o templados. También se puede notar que la revolución
verde fue originada principalmente para cultivos de sistemas de producción extensiva
(cereales), por tal su efecto ha sido muy diferente cuando se ha aplicado a cultivos de
producción intensiva caso hortalizas, así, su sostenibilidad con cultivos olericolas en
ambientes tropicales ha sido muy cuestionada.

Existen diversas tecnologías agrícolas que tienen un alto potencial de sostenibilidad en


diferentes ambientes. Entre estas tecnologías podemos mencionar la rotación y
asociación de cultivos, agroforesteria, sistemas silvopastoriles, permacultura, abonos
verdes, compostaje, cultivos de cobertura, labranza conservacionista, control biológico,
riego localizado y el manejo integrado de plagas entre otras.

Problemas como la aparición de nuevas plagas y centros de producción, limitantes


hídricas y edáficas, altos costos de producción y bajos rendimientos de los cultivos
entre otros, han originado una toma de conciencia entre los productores y en
consecuencia un análisis integral de la producción junto con las demás personas
involucradas en el proceso (comercializadores, casas agrícolas, investigadores,
técnicos, gobierno, etc.). Adicionalmente los agricultores siempre han tomado una
importante atención en el manejo y conservación del ecosistema. De esta manera ellos
siempre estarán abiertos a considerar cualquier otro sistema diferente al
convencionalmente usado.

El sistema a considerar debería ser ecológicamente sano, económicamente viable,


socialmente justo, humano y por supuesto adaptable a condiciones tropicales. Todas
estas son características de los sistemas de agricultura sustentable, donde se combina
la agricultura moderna e intensiva con la agricultura tradicional, utilizando técnicas
integradas y multidisciplinarias basadas en el conocimiento de las interacciones
complejas del ecosistema agrícola. Este sistema integrado en contraste con el sistema
convencional, aplicara practicas o técnicas de “prevención” antes que de corrección,

10
con fines claros como el de mantener o aumentar la biodiversidad del ecosistema
intervenido. La aplicación de todas estas técnicas integradas y sostenibles dependerá
del conocimiento preciso del cultivo, suelo, agua (cantidad y calidad), clima y las plagas
especificas, así, como una comprensión de la calidad pre y poscosecha de los cultivos y
del análisis de los costos de producción y mercadeo. Por supuesto, simultáneamente es
muy importante tomar particular atención a cualquier impacto de tipo social o cultural (la
familia, productor, comunidad, cooperativas, asociaciones, etc.).

II. Generalidades de los cultivos Olericolas: Las Hortalizas


Aunque se mencione generalmente el término agricultura y no horticultura, se tiene
entendido que los cultivos hortícolas son casi todas las plantas cultivadas o
potencialmente cultivables, incluyendo principalmente las angiospermas (herbáceas,
arbustivas o arbóreas). La Horticultura (del Latín Hortus=huerto y cultura=cultivo) es la
ciencia y el arte de cultivar frutales, hortalizas, plantas medicinales, especias y
ornamentales, siendo una actividad humana muy antigua. Esta por su parte se
subdivide en Fruticultura, Olericultura y Ornamentales. La Olericultura comprende el
estudio de los cultivos herbáceos utilizados como alimento e incluye las hortalizas,
hierbas, especias, medicinales de ciclo corto, raíces y tubérculos. Rubros olericolas los
cuales son de singular importancia en nuestra salud y dieta diaria.

Un ciclo mas corto relativamente, el alto porcentaje de agua y el consumo mayormente


fresco de los cultivos olericolas son algunas de las características que los convierten en
alimentos de alto riesgo en la dieta básica por su alta exposición a los plaguicidas y su
residualidad. Los agricultores y consumidores olericolas están atentos y altamente
preocupados por la relación entre los cultivos y la salud humana, principalmente lo
relacionado a la contaminación de los alimentos por los plaguicidas, metales pesados y
los nitratos. De esta manera, una de las principales metas de la agencias reguladoras
de los gobiernos, agroindustrias y las comunidades agrícolas es la obtención de
alimentos con un grado reducido de residuos de plaguicidas y fertilizantes,
principalmente los alimentos destinados a la población infantil.

Existe un amplio abanico de cultivares y razas autóctonas de las innumerables


hortalizas, desarrolladas a través de los siglos para adaptarse a los diversos climas y
preferencias del mundo. Sin embargo estas variedades modernas que comercializan las
compañías internacionales de semillas, en particular los híbridos presentan un reducido
bagaje genético. Estos híbridos están sustituyendo a las antiguas variedades, las
cuales poseen genes potencialmente valiosos y de fácil adaptabilidad. Esta situación es
típica en los trópicos donde cada día es mayor el uso de híbridos en sus producciones.
En el caso de Venezuela todo el material de siembra es importado de semillas
producidas mayormente en las regiones del Sur de Estados Unidos, Chile, Holanda y
otros países de clima templado. En los catálogos de las compañías de semillas que
operan en un área geográfica amplia, los cultivares de las diferentes hortalizas suelen
clasificarse dependiendo de varios factores. Por ejemplo, los cultivares de cebolla son
clasificados como tipos de día corto, intermedio y largo, que se refieren a la mínima
duración del día necesaria para estimular el desarrollo del bulbo.

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Los estudios de crecimiento, desarrollo fenológico y nutrición están disponibles para
numerosos cultivos, sin embargo estos estudios han recibido una menor atención en
relación al rubro Hortalizas y aun mucho menos si nos referimos a las hortalizas
creciendo bajo condiciones de clima tropical. Situación atípica tomando en cuenta que
existe un importante numero de hortalizas de origen tropical o subtropical. El
conocimiento de las etapas de desarrollo de cualquier cultivo debería ser la primera y
una herramienta esencial para realizar el manejo sustentable de la producción hortícola,
siendo de gran utilidad en la selección del momento mas apropiado de hacer las
recomendaciones de las practicas culturales tales como mecanización, fertilización,
riego, control de plagas, épocas de siembra, cosecha, labores de poscosecha,
mercadeo, así como para establecer modelos de crecimiento de los cultivos y en la
asistencia de la planificación de la investigación entre otras cosas.

III. Manejo sustentable del Suelo


La sustentabilidad del recurso suelo incluirá el conocimiento de cada una de sus
propiedades (mineralogícas, físicas, químicas y biológicas), así como su intima relación
con el clima y con los otros recursos involucrados caso principal el recurso agua y el
cultivo a sembrar. Este conocimiento nos dirigirá hacia el manejo integrado de la
mecanización y la fertilización.

IV. Manejo del microclima (radiación solar y aire) y el agua


Existen diversas técnicas del manejo de microclima, manejo del agua y control de la
erosión, las cuales contribuyen a crear condiciones favorables para la vida vegetal y
animal, conservando el suelo y agua y reduciendo los riesgos climáticos. Técnicas que
mejoran la disponibilidad de agua para los cultivos, especialmente en regiones
semiáridas y áridas, jugando a su vez un rol importante en el aumento de la producción
de biomasa y la disponibilidad de agua para los humanos y animales. Algunas de estas
técnicas incluyen mulching (cobertura o acolchado), rompevientos, cosecha de agua
(microcuencas, cisternas, lagunas) y siembras en surcos y franjas, además de
apropiados sistemas y diseños de riego.

V. Manejo Integrado de Plagas


Las malezas, enfermedades, nematodos e insectos causan perdidas sustanciales de la
calidad y los rendimientos, y aumentan los costos en la producción de hortalizas. En un
manejo convencional del cultivo, el manejo de plagas se hace generalmente con
recomendaciones de plaguicidas sin seguir las indicaciones dadas por los que crearon
el agroquímico. Los plaguicidas son aplicados de acuerdo al asesoramiento de los
vecinos o por parte de las casas comerciales. Las consecuencias de este manejo
preocupan inicialmente al productor y consumidor debido a los residuos de plaguicidas
en productos de consumo fresco (hortalizas caso cebolla, tomate, hojas, etc.) así como
la degradación ambiental. Esta situación fomenta el realizar un manejo integrado de
plagas, sin embargo, las vías de control integrado son limitadas ya que los plaguicidas

12
naturales son menos efectivos que los agroquímicos y su capacidad de oferta y calidad
son también precarias e inestables en nuestras condiciones principalmente. Por tal, un
manejo ecológico de plagas esta basado en el entendimiento de los ciclos de vida de
las plagas y su prevención a una acumulación poblacional excesiva. Existen diferentes
programas de manejo integrado de plagas (MIP), pero generalmente estos siguen las
siguientes etapas: 1. Definición del problema, 2. Prevención, 3. Observación, y 4.
Intervención o Control.

VI. Manejo Integrado de los factores pre y poscosecha en la calidad de los


productos.
La calidad y vida poscosecha de productos hortícolas va ha depender de la selección
varietal (cultivar), condiciones precosecha (clima), practicas culturales (labranza,
densidades y sistemas de siembra, fertilización, riego, control de plagas, época de
siembra, etc.), manejo poscosecha, almacenaje, procesamiento y las consideraciones
culinarias (almacenamiento, uso y preparación eficiente y efectiva por parte del
consumidor). También se conoce que la calidad poscosecha de cualquier producto
estará relacionada de una u otra forma con el sistema de producción utilizado (orgánico,
convencional, integrado).

Adicionalmente al conocimiento de los factores pre y poscosecha a considerar para


obtener y preservar un buen producto, es necesario conocer los costos de producción
del sistema utilizado, así, como la debida y previa atención al estudio de mercadeo en
las diferentes épocas de cosecha en la zona o áreas de producción.

Literatura
Conway, Gordon. 1997. The doubly green revolution. Food for all in the 21st century.
Cornell University Press. Ithaca, New York. USA:

Phatak, S. C. 1992. An integrated sustainable vegetable production system.


HortScience. 27 (7):738-741.

Ramirez, H. 2001. Crecimiento y nutrición de cebolla (Allium cepa) en los trópicos en


respuesta a la fertilización potasica. Tesis. PhD. Imperial College at Wye, Universidad
de Londres, Inglaterra.

Reijntjes, C., Haverkort, B. and Waters-Bayer, A. 1992. Farming for the future. An
introduction to low-external-input and sustainable agriculture. Macmillan. ILEIA.
Leusden, Netherlands.

Rodale, M. 2000. Vegetables. Rodale organic gardening basics. Volume 3. California,


USA.

Stoll, G. 2000. Natural crop protection in the tropics. Ed. Margraf Verlag.

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LA SEMILLA, LA PLANTULA Y LA PLANTA DE CEBOLLA
Ramón Díaz

I. Historia e Importancia de la Cebolla


La Cebolla es conocida desde tiempos muy remotos. Según datos recopilados por
Brewster (1990) existen dibujos en Egipto que muestran bulbos de cebolla y ajo que
existen desde 5.000 años antes de Cristo. Jones y Mann (1963) refieren que en la Biblia
se da testimonio sobre el consumo de cebolla como alimento durante el éxodo de los
Judíos, que se estima tuvo lugar 1.500 años antes de Cristo.

El origen de la cebolla, según varios autores citados por Currah y Proctor (1990), se
ubica en el suroeste de Asia Central, formado por Irán, Afganistán, Pakistán y otros
países al sur de la ex Unión Soviética.

La cebolla pertenece a la familia de las Alliáceas y se encuentran dentro de este mismo


género: el Ajo (Allium sativum), la cebolla en rama (Allium fistulosum), la chalota (Allium
cepa var ascalonicum), el ajo porro (Allium ampeloprasum) y otras especies.

En los últimos 100 años, esta hortaliza ha sido bien estudiada en diversos tópicos
como: Caracterización Genética y Fisiológica, Manejo Integrado de Plagas, Aspectos
Agronómicos, Producción de Semillas, Sistemas de Producción, Procesamiento
Industrial y Conservación.

La siembra de cebolla, en el mundo y en nuestro país tiene una importancia social,


económica y alimentaria. Social, por el gran número de personas que se involucran en
la actividad de producción, procesamiento, mercadeo y otros eslabones de la cadena
agroalimentaria. Económica, por el aporte que hace esta actividad agrícola al producto
interno bruto y alimentaria, porque es un aderezo casi obligado en la mayoría de los
platos de la gastronomía de los diferentes países del mundo.

De acuerdo con la FAO (2004) en el año 2003 el volumen de producción a nivel mundial
estuvo alrededor de 37 millones de toneladas cosechados en una superficie de 2
millones cien mil hectáreas, liderizando ésta producción los siguientes países: China,
India, Estados Unidos, Turquía y Japón. A nivel latinoamericano destacan: Brasil,
Argentina, Chile, México, Perú y Colombia.

En Venezuela la cebolla se considera la segunda hortaliza en importancia después del


tomate, en el año 2.003 se cosecharon unas 10.000 hectáreas con un volumen de
producción de 200.000 toneladas; la producción va al consumo como bulbo fresco, a la
Agroindustria, para la preparación de productos deshidratados (escamas, polvo de
cebolla, sal de cebolla, sopa de cebolla) y encurtidos.

En el país la producción se concentra en áreas semiáridas de Lara y Falcón (80% de la


producción) y Aragua, Carabobo, Guárico y los estados andinos (20% de la

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producción).

II. Factores de Producción.


La semilla es uno de los insumos mas importantes, en un sistema de producción de
cebolla, la selección de una semilla con atributos de calidad (buena germinación,
pureza varietal, vigor) y adaptación en las áreas productoras, le permitirá al productor
arrancar con buen pié en la actividad productiva.

En el país la semilla utilizada para la siembra de cebolla es importada, proviene


principalmente de Estados Unidos, Holanda, Israel, Italia y Francia.

Los factores más importantes que influyen en el desarrollo de las plantas y en la


formación de los bulbos, son: el Fotoperíodo y la Temperatura (Jones y Mann 1963).

La longitud del día (fotoperíodo) juega un papel muy importante en el comportamiento


de los cultivares, el largo del día en un determinado lugar está influenciado por la latitud
y el día del año. Alrededor de la línea ecuatorial, con pequeñas diferencias, la longitud
del día está alrededor de 12 horas. En el caso de Venezuela entre el día más corto (21
de diciembre) y el más largo (21 de junio), existe una diferencia aproximada de 75
minutos. De acuerdo a su adaptación al fotoperíodo (Knott 1.958) dice que los cultivares
se clasifican en: Día Corto, los que necesitan 12 horas de luz para la bulbificación. Día
Intermedio, los que requieren entre 12 y 14 horas luz. Y los cultivares de Día Largo,
aquellos que se adaptan mejor a fotoperíodos entre 14 y 16 horas de luz.

En el caso de nuestro país (Venezuela) los cultivares con mejor adaptación son los de
Día Corto (Texas Early Grano 502, Texas Grano 438, Híbridos Utopía, Henry Special,
429 y otros).

En Venezuela existen condiciones para la producción de semillas especialmente por el


método de bulbos madres, en el cual es necesario obtener los bulbos durante el primer
año, los que luego de una selección, son plantados (previamente sometidos a un
proceso de vernalización en nuestras condiciones) para que florezcan y produzcan
semillas (Acosta y Gaviola 1989). Díaz y León (1994) evaluaron pisos bioclimáticos
para el almacenamiento de bulbos madres en varias localidades del país (Lara, Trujillo
y Mérida) y detectaron que a alturas sobre el nivel del mar de 3.200 m. con
temperaturas promedios entre 10 y 12 ºC y en períodos de almacenamiento de 2
meses, se produjo un 70% de floración en bulbos de cebolla.

Una de la debilidades que se tiene en el país para darle inicio a un proceso formal de
producción de semillas de cebollas, es la de no tener un Programa de Mejoramiento
Genético. A partir del año 2005 con la implantación del Plan Nacional de Semillas, se le
está dando un impulso vigoroso a la producción de semillas, especialmente aquellas de
consumo masivo, como: tomate, cebolla, pimentón, ajo, algunas plantas aromáticas
como: cilantro, perejil, y otras.

Para este proyecto el Ministerio de Ciencia y Tecnología a través del Instituto Nacional

15
de Investigaciones Agrícolas (INIA) firmó un convenio con la República de Cuba, en las
primeras fases comprende un programa intensivo de capacitación a productores y
técnicos, generación de variedades de polinización abierta para pequeños y medianos
productores y en un mediano y largo plazo, la producción de materiales híbridos,
haciendo énfasis en la resistencia a plagas y enfermedades.

III. La Semilla. Germinación y Etapas de Crecimiento


La semilla de cebolla es lisa, blanquecina mientras crece en la inflorescencia y a
medida que va madurando se torna de color negra, perdiendo agua, por lo que se hace
rugosa e irregular. El embrión representa 1/10 de la semilla, se encuentra rodeado del
endospermo, el cual es un tejido que contiene reservas de carbono, proteínas y grasas
(Acosta y Gaviola 1989)

A. Ciclo de Vida
Desde la siembra de la semilla en el semillero, hasta la cosecha del bulbo, ocurren una
serie de eventos importantes, que muchas veces dan respuesta a problemas que se
presentan a los agricultores en el proceso productivo de esta hortaliza.

En las áreas productoras de cebollas en el país, ésta se hace por transplante y para ello
elaboran semilleros (pocetas, levantados) y en los últimos años se esta popularizando
el uso de bandejas (polietileno, anime) con un sustrato, pero el transplante se hace a
raíz desnuda.

Cuando la semilla se siembra, se riega y la semilla toma el agua, se inicia el proceso de


la germinación, el embrión comienza su desarrollo alimentándose en esta primera fase
del endospermo, después de la germinación, lo primero que se forma es la radícula (los
agricultores dicen que el semillero esta blanqueando), la cual penetra en el suelo, luego
se elonga, formando una figura que se parece a un lazo u ojal. Hasta este momento la
semilla permanece debajo del suelo. En el próximo paso se originan las dos primeras
hojas verdaderas (18 a 25 días después de la germinación) y entre los 35 y 45 días
después de la germinación, se forman la tercera y cuarta hoja, que en las áreas
cebolleras del país se considera el momento óptimo para el transplante de las plántulas
en el campo definitivo de crecimiento (Cuadro 1).

B. Transplante y Etapas de Crecimiento de la Planta.


La plántula de cebolla ya transplantada en el campo definitivo, desde el punto de
crecimiento que se encuentra situado encima del tallo verdadero, comienza la
formación de las hojas en forma sucesiva en la medida que avanza el crecimiento de la
planta (una por semana) en total una planta de cebolla durante su ciclo de vida puede
formar entre 13 y 18 hojas. Cada hoja nueva que se forma tiene su origen dentro de la
vaina que rodea la hoja mas vieja y crece a través de ella formando lo que se conoce
como pseudotallo. (Figura 1).

16
Figura 1. La planta de cebolla

Después de cierto tiempo, la planta de cebolla deja de producir hojas con láminas
visibles y solo se forman vainas engrosadas dispuestas en forma concéntrica,
constituyendo las túnicas o sea las carnosas del bulbo, las cuales en conjunto con las
primeras vainas engrosadas, forman el bulbo o parte comestible de la planta de cebolla.
En este proceso de hinchamiento de las vainas de las hojas, se genera un movimiento
masivo de elementos nutritivos desde las hojas hacia la base de las vainas. Para
obtener buenos rendimientos es necesario tener como meta lograr que la planta de
cebolla tenga su máxima expresión foliar (crecimiento) y que debe ocurrir entre 50-70
días después del transplante.

Cuando termina la emergencia de hojas con lámina visible (se inicia la maduración del
bulbo, entre 120-140 días después de la siembra en el semillero) el cuello de la cebolla
se torna hueco y suave, las hojas se doblan y finalmente mueren. Durante este
proceso, todavía existe movimiento hacia el bulbo hasta la maduración total del bulbo.

17
En general, en las áreas productoras de ésta hortaliza la cosecha se hace cuando 50 a
70% de las hojas están caídas.

Los cultivares sembrados en Venezuela tiene un ciclo de vida que oscila entre los 140 y
170 días desde la siembra en los semilleros hasta la cosecha. En todo caso el ciclo de
vida va a depender del fotoperíodo, la temperatura, fertilidad del suelo y el cultivar.

Cuadro 1. Etapas de crecimiento y tiempo aproximado de cada fase de la variedad


Texas Grano 438, en el valle de Quibor, estado Lara.
Etapa de Crecimiento Días después de la siembra
Semilla 0
Estado de Ojal 6 – 10
Estado de látigo, gancho o bandera 10 – 15
Estado 1 – 2 hojas verdaderas 18 – 25
Estado 3 – 4 hojas verdaderas 30 – 50
Bulbificación visible 85 - 100
Inicio de maduración 120 – 140
Maduración completa 145 - 170

C. Almacenamiento de Cebolla.
En el país, casi toda la cebolla que se cosecha, es vendida al mercado fresco interno y
mínimas cantidades son exportadas a países cercanos (Aruba, Curazao, Bonaire y
Colombia). Como se planteó anteriormente existe una época del año en la cual la
producción no satisface la demanda interna y se acude muchas veces a importaciones
masivas. que perjudican no solo a la producción nacional, sino también a los
consumidores (entrada de cebolla de mala calidad).

Los puntos que contribuyen a un buen almacenamiento de bulbos de cebolla son:


resistencia a enfermedades, brotación, enraizamiento, pérdida de peso fresco, buena
cantidad de materia seca y una buena apariencia del producto final.

Cuando se va a sembrar cebolla con fines de almacenamiento, es básico considerar lo


siguiente: seleccionar un buen cultivar (alto contenido de materia seca y alta
pungencia), manejo agronómico durante el crecimiento en el campo especialmente lo
relacionado a: manejo sanitario, riego, fertilización y el manejo poscosecha.

Los bulbos de cebolla dentro del almacén deben ser mantenidos a las temperaturas y
humedades apropiadas para lograr una conservación efectiva y exitosa. Con
temperaturas y humedades por encima o por debajo de las recomendaciones, puede
ocasionarse un rápido deterioro de los bulbos y pérdidas cuantiosas en el almacenaje.
Las temperaturas apropiadas para el almacenamiento de bulbos, están dentro de dos
rangos: de 0º - 5º C. y de 25º - 30º C. Y la mejor humedad relativa debe estar entre 60 y
75%.

Díaz en 1999, almacenó bulbos de cebolla de la variedad Texas Grano 438 durante 3
meses en la localidad de Quibor, con pérdidas de un 30% que se puede considerar en

18
los límites tolerables. La temperatura promedio de almacenamiento fue de 24º C y la
humedad relativa de 73%.

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20
FISIOLOGIA DEL CRECIMIENTO Y PRODUCCION
Hugo Ramirez Guerrero

I. Crecimiento y desarrollo del bulbo de cebolla.


Muchos autores distinguen marcadamente el crecimiento y desarrollo de las plantas, así
crecimiento incluye principalmente los procesos de división y alargamiento celular,
mientras que la secuencia de los cambios estructurales y funcionales que ocurren
durante el ciclo de vida de un organismo está directamente relacionada con el
desarrollo.

Respecto al crecimiento de la cebolla desde su germinación y emergencia, la tasa de


crecimiento de las plántulas después de emergencia es lenta comparada con la
mayoría de especies. Algunos autores han concluido que la cebolla mostró una tasa de
crecimiento relativa temprana y más baja que la lechuga y la remolacha, debido
parcialmente a una baja habilidad de intercepción lumínica del follaje del cultivo y su
baja eficiencia en el uso de la radiación comparado con otros cultivos. La planta de
cebolla cumple tres principales fases de crecimiento después de la emergencia de la
plántula. Primero, un periodo de lento pero acelerado crecimiento. Segundo un
crecimiento foliar rápido cuando el numero de raíces adventicias aumenta junto con el
peso fresco aéreo, también las hojas crecen mas y tercero el periodo de desarrollo del
bulbo.

El bulbo de la cebolla consiste de bases expandidas (vainas) de laminas foliares


rodeadas de hojas expandidas. El ciclo de producción de la cebolla es completamente
complejo, envolviendo el crecimiento vegetativo, formación del bulbo, dormancia,
grelación, floración y la formación de semilla. Numerosos investigadores han estudiado
el desarrollo del bulbo de la cebolla. El bulbo consiste de tres tipos distintos de hojas
producidas en una secuencia distintiva: hojas completas, vainas sin láminas foliares y
laminas foliares sin elongar. Finalmente las laminas foliares viejas y algunas de las
laminas foliares exteriores colapsan y mueren, la emergencia de la raíz se detiene, y el
bulbo madura. Luego cuando la dormancia es superada, las láminas foliares apicales
en el centro del bulbo pueden emerger como brotes.

El desarrollo del bulbo en el cultivo de la cebolla el cual ocurre en respuesta al estimulo


de los días largos, tiene dos principales características morfológicas: un
ensanchamiento de la base del pseudotallo y la formación de catáfilas de hojas iniciales
producidas en el ápice caulinar. En la formación de las catáfilas, cuando el bulbo inicia
su desarrollo, la vaina en un pequeño inicio comienza a crecer mas rápido que en la
formación foliar y el crecimiento laminar es suprimido; entonces la “relación foliar”
disminuye rápidamente debajo de la unidad, este es un diagnostico de la bulbificación.
La relación foliar es el largo de la lamina dividida por el largo de la vaina en cualquier
hoja o foliolo inicial. La unión de la lámina y la vaina esta marcada por un pequeño poro
desde el cual la futura hoja emerge de su vaina circundante. Cuando esta relación es
uno o menos las hojas son denominadas “catáfilas” del bulbo. El tejido interno de

21
almacenamiento de un bulbo maduro consiste de catáfilas sin laminas foliares. En
plantas creciendo normalmente la diferenciación de hojas foliares o catafilas parece
tomar lugar cuando las primeras alcanzan alrededor de 1mm de largo. Autores como
Heath y Holdsworth en 1948, encontraron que los primeros signos visibles de
bulbificación en secciones longitudinales de una plántula de cebolla fueron un ligero
ensanchamiento de la base o vaina foliar de la hoja emergida mas joven y la aparición
de un espacio vació dentro de una de las pequeñas hojas iniciales en desarrollo. Este
espacio aumenta por el continuo crecimiento de la vaina foliar en cuestión y la
culminación del crecimiento de la lámina foliar de la próxima hoja inicial dentro de ella.

Muchos autores han observado etapas bien definidas en el ciclo de crecimiento del
cultivo de la cebolla bajo condiciones de días largos. Investigadores como Nagai y
Hanoaka en 1967, reportaron tres fases de crecimiento las cuales eran notables,
caracterizadas por un periodo de lento crecimiento foliar, un periodo rápido hasta el
inicio de la bulbificación y por un rápido desarrollo del bulbo. Observaciones por Jones y
Mann en 1963, han demostrado que cultivares de días largos creciendo bajo
condiciones inadecuadas para su bulbificación tenían la habilidad de producir hojas
verdes continuamente. Esta interacción entre el crecimiento foliar y el desarrollo del
bulbo es mas pronunciada bajo condiciones de alta temperatura y esto es debido a que
este factor en muy importante influenciando el comportamiento de la cebolla. Según
investigadores de Nueva Zelanda en 1996, la producción de hojas después de la
bulbificación es considerada clave en el desarrollo del bulbo ya que ellas son las
suplidoras principales de los asimilados para la expansión del bulbo. El tiempo
requerido de las hojas para desarrollar y madurar así como también el numero de hojas
influenciará la duración del área foliar y por ende la capacidad fotosintética de la planta
y su potencial para la expansión del bulbo.

La fotosíntesis puede estar envuelta en la promoción de la bulbificación, no solo por


proveer los productos fotosintéticos, si no también puede interactuar mas directamente
con la inducción fotoperiódica. La bulbificación depende de los fotosintatos totales así
como en la duración del día. Una alta irradiación puede producir una abundancia de
fotosintatos, entonces la competencia por los asimilados disponibles entre el bulbo y los
otros órganos es reducido.

La bulbificación de la cebolla es el resultado de la repartición de los fotosintatos entre


las células en crecimiento en respuesta a la duración del día actual. Estos órganos
almacenan carbohidratos en la forma de sacarosa y oligosacaridos más complejos
(principalmente fructanos de varios grados de polimerización). Cuando las condiciones
son adecuadas para que ocurra la bulbificación, las hojas básales en crecimiento de las
vainas foliares engruesan por expansión celular y llenado de azucares complejos. Así,
cuando la planta no esta bulbificando, estos fotosintatos son usados como
carbohidratos estructurales para el alargamiento foliar; mientras que si la planta esta
bulbificando ellos son usados como carbohidratos de almacenamiento en los tejidos de
las catafilas. En días cortos, la mayoría de fotosintatos se translocan para el
alargamiento o extensión foliar, mientras que en días largos, todos los fotosintatos van
para el bulbo, no dejando nada para la producción de hojas y así el bulbo madura

22
precozmente. El crecimiento y desarrollo de los cultivos ha sido objeto de muchos
estudios, conociendo que esto es controlado por un patrón complejo de factores
ambientales. El desarrollo de la planta de cebolla toma una secuencia de distintas fases
cronológicas lo cual ocurre en respuesta a las condiciones ambientales, siendo los dos
principales factores la duración del día y la temperatura. El desarrollo del bulbo de la
cebolla ha sido de interés para los fisiólogos vegetales casi desde el descubrimiento del
fotoperiodismo al inicio del siglo pasado. Los cultivares de cebolla adaptados a
diferentes ambientes difieren inicialmente en su respuesta al fotoperiodo.
Investigadores como Wright y Sobeih en 1986, concluyeron que la cebolla es una planta
de días largos obligada para la bulbificación y la respuesta a la bulbificación también
depende de la luz integral experimentada dentro del día largo así como del ambiente de
crecimiento previo. La transferencia de plantas de fotoperiodos inductivos a no
inductivos puede revertir el desarrollo del bulbo. La evidencia indica que la culminación
del desarrollo del bulbo requiere de fotoperiodos largos continuos y no es una respuesta
inductiva como la floración en muchas plantas de días largos.

Los términos “día largo”, “día intermedio”, y “día corto” puede causar confusión cuando
estos son aplicados a los cultivares de cebolla. Estos términos son ampliamente usados
por los mejoradores y técnicos agrícolas para describir los requerimientos de
fotoperíodo para bulbificar de los diferentes cultivares. Los cultivares de “día corto”
pueden formar bulbos bajo fotoperíodos cortos encontrados a bajas latitudes, mientras
que los tipos “día largo” no pueden, y ellos solamente bulbificarian en fotoperíodos
largos de latitudes altas en la época de verano. “día corto” no significa que estos
cultivares se comportan como cultivares de días cortos en el estricto sentido de que
solamente bulbifican cuando el fotoperíodo es menor a una cierta longitud: no existe
evidencia experimental para tal respuesta. Los cultivares de día corto se comportan
típicamente en que la bulbificación es mas rápida a medida que el fotoperíodo aumenta.
Los cultivares simplemente difieren en el fotoperíodo critico requerido para bulbificación
y el rango de fotoperíodo sobre el cual ellos responden.

En adición, la bulbificación es promovida por altas temperaturas, y diferencias


estaciónales en temperatura más que en el fotoperíodo controlan el desarrollo del bulbo
en algunas áreas tropicales. Ha sido ampliamente observado que hay una interacción
entre la longitud del día y la temperatura controlando la bulbificación en cebolla.
Diferentes investigadores han reportado que la tasa de bulbificación de cebolla bajo
fotoperíodos inductivos es acelerada por aumentos de temperatura y que esta también
disminuye el fotoperíodo crítico necesario para la inducción de la bulbificación. Ha sido
también demostrado que los días desde siembra a bulbificación disminuyen con
aumentos de temperatura nocturnas hasta de 25 ºC. Altas temperaturas nocturnas
tienen mayor efecto acelerando la bulbificación que altas temperaturas durante el día.
Aunque en muchos ambientes la bulbificación y la maduración de cebolla ocurren con
fotoperiodos y temperaturas en aumento, existen situaciones donde esto no es el caso
(Ej. Zimbabwe y el distrito Celaya de México). En Venezuela donde las variaciones de
fotoperiodos y temperaturas son muy pequeñas y donde solamente cultivares de día
corto son sembrados todo el año, la bulbificación y la maduración podría ser iniciada
independientemente del pequeño rango de fotoperiodo y temperatura. Actualmente

23
existe una escasez de investigación e información en la producción de cebolla en el
país, particularmente en lo relacionado a tópicos fisiológicos y ambientales.

Observaciones de varias partes del mundo demuestran que la época de desarrollo del
bulbo esta relacionada con la época de siembra y no esta determinada por un
fotoperiodo critico o por fotoperiodos y temperaturas crecientes. Por ejemplo, en Sudan
y Venezuela, donde los fotoperiodos y temperaturas difieren poco con la época del año,
los cultivos de cebolla son sembrados y los bulbos son cosechados en cualquier época
del año. De acuerdo a Brewster (1990) existen varias posibilidades las cuales pueden
explicar estas observaciones: 1) el fotoperiodo/temperatura requerido para la
bulbificación declina con la edad de la planta, 2) el tamaño de la planta (plantas mas
viejas son mas sensitivas a los estímulos fotoperiodicos que plantas mas jóvenes de
similar área foliar), 3) los estímulos para la bulbificación se acumulan lentamente así
que una época suficiente dada para la bulbificación siempre ocurre, y 4) el crecimiento
del cultivo y la competencia cambia el ambiente de plantas individuales de tal manera
que favorece el desarrollo del bulbo. Experimentalmente es difícil aislar estas posibles
explicaciones. Todos estos factores pueden contribuir a la disminución aparente del
fotoperiodo crítico con el tiempo y explica la ocurrencia del desarrollo del bulbo en
climas de cortos o decreciente fotoperiodo y temperatura. Hay otros factores los cuales
pueden contribuir a esta situación, tales como precipitaciones, suelo, radiación,
nutrición, material genético, densidad de población, prácticas culturales, etc. También el
proceso de bulbificación es el resultado probablemente de una adaptación al desarrollo
en diferentes épocas de siembra o fotoperiodos y rangos de temperatura.

Se han realizado numerosos estudios en la bulbificación de la cebolla, sin embargo la


maduración del bulbo ha sido poco estudiada. La bulbificación es normalmente seguida
por la maduración cuando el pseudotallo se hace flácido y el follaje comienza un acame
y finalmente colapsa a la horizontalidad. Autores como Rey et al., en 1974, definieron
dos etapas para este periodo: primero, la etapa I “planta caída” o “cuello blando”, la cual
es el final del crecimiento vegetativo, cuando el follaje colapsa y las laminas foliares
comienzan a secarse, el cuello o pseudotallo se ahueca a medida que las hojas nuevas
dejan de crecer en su interior y los tejidos del cuello pierden turgencia y se ablandan,
por lo que el follaje colapsa bajo su propio peso y el bulbo alcanza su tamaño final.
Seguido de la madurez del bulbo llamada la etapa J; las laminas foliares y el
pseudotallo están completamente secos y las catafilas externas están endurecidas. El
bulbo esta listo para ser almacenado. Para otros autores como Kedar et al., en 1975,
esta etapa J es el final de la bulbificación y el inicio de la maduración. Algunos autores
hablan de la “madurez del cultivo” como la etapa cuando 80% o mas plantas tienen
pseudotallos frágiles y el follaje colapsa.

La interacción entre el ambiente, crecimiento y el rendimiento promedio de los cultivos


de cebolla ha sido estudiado extensivamente. En adición, muchos de estos estudios
han enfocado el efecto de una variable en el rendimiento del cultivo, ejemplo riego,
fertilización, competencia de malezas y la densidad de plantación. A continuación se
presentan resultados de algunos de los experimentos realizados bajo condiciones
locales (Quibor, estado Lara y Zaraza, estado Guarico).

24
II. Crecimiento y desarrollo del bulbo de cebolla en Quibor estado Lara.
En la zona de mayor producción de cebolla en Venezuela; Quibor, cebollas amarillas de
días cortos son sembradas todo el año y las áreas mas importantes están localizadas
en condiciones semiáridas entre los 9 y 11º de latitud Norte. Toda la siembra de cebolla
es por transplante manual, usando plántulas con tres a cuatro hojas de 45 a 50 días de
germinada de semilleros realizado en el suelo a campo abierto. Las plántulas son
transplantadas a parcelas regadas superficialmente con cuatro a seis pequeños surcos.
Las siembras son regadas generalmente a intervalo semanal. Debido a la alta tasa de
evaporación y la baja penetración de agua en el suelo, el agua de riego permanece en
los surcos por tres a cuatro días (casi hasta el próximo riego). Las plántulas de cebolla
enfrentan un estrés de transplante durante las primeras dos semanas en el campo.
Entonces, la etapa de prebulbificación se reinicia, seguida por la bulbificación y la etapa
final de maduración.

A. Inicio de la bulbificación.
Un cambio en la relación de los diámetros de bulbo y cuello (índice de bulbificación, IB),
es un indicador sensitivo y consistente del comienzo de la bulbificación. En la
bulbificación el diámetro de bulbo comienza a aumentar muy rápidamente y así la
relación de diámetros también incrementa. Durante mucho tiempo ha sido conocido que
el crecimiento y desarrollo de cebolla es promovido por días largos y altas
temperaturas. Sin embargo en la mayoría de estos estudios sobre las respuestas
fisiológicas del cultivo de cebolla a factores ambientales se ha usado cebolla bajo
climas templados. Adicionalmente, aunque siguen existiendo algunos desacuerdos
entre los investigadores en cuanto a las etapas de crecimiento de la cebolla, ellos han
venido usando los mismos índices y tasas de crecimiento comúnmente definidos para
cebollas creciendo en climas templados en los estudios de cebollas en los trópicos.
Como un ejemplo, podemos observar que se han venido usando diferentes IB como un
criterio para definir la iniciación de la bulbificación, tales como un IB de 2, 1.8, y 1.2.
Existen reportes previos donde han usado un IB de 2 para definir el inicio de la
bulbificación, sin embargo, a esta etapa la bulbificación ya esta activada y adelantada.

En este estudio, se uso un IB de 1.2 en lugar del valor acostumbrado definido como 2.
La figura 1 muestra las fechas de inicio de la bulbificación promedio de dos cultivares
de cebolla en cuatro épocas de transplante, calculadas y usando el método de las
sumas acumuladas (cusum). Las fechas estimadas del inicio de la bulbificación para
todas las épocas y cultivares oscilo desde los 35 a los 42 ddt. Las épocas de
transplante de junio y agosto mostraron signos más tempranos de inicio de la
bulbificación, mientras esto fue más tardío en las épocas de Diciembre y Marzo. En
todos los casos el IB fue menor que 2 cuando la bulbificación se inicio.

Aunque muchos factores pueden estar afectando estas respuestas, una bulbificación
más temprana en las épocas de transplante de junio y agosto puede ser explicada por
los efectos de fotoperiodo y temperatura. Plantas creciendo luego de estos periodos
reciben los fotoperiodos más largos y las más altas temperaturas nocturnas en su
periodo de semillero y en el campo final (Figura 2).

25
7 10
MARZO MARZO CD

CUSUM (1.2)
6

TG
5

IB CD
4 5
TG

B
2

1
0
0 14 28 42 56 70 84
0 14 28 42 56 70 84
10
7
JUNIO CD
JUNIO

CUSUM (1.2)
6
CD TG
5 TG

IB 4 5

3 B

1 0
0 14 28 42 56 70 84 0 14 28 42 56 70 84
10
7
AGOSTO
AGOSTO

6
CUSUM (1.2)

IB 5
CD
4

CD TG
3 B
TG
2

1 0
0 14 28 42 56 70 84 0 14 28 42 56 70 84

7 10
DICIEMBRE DICIEMBRE

6
CUSUM (1.2)

IB
4 5

3 CD
CD B
TG TG
2

1
0
0 14 28 42 56 70 84
0 14 28 42 56 70 84
Dias después de transplante
Dias después de transplante

Figura 1. Estimación del inicio de la bulbificación. Cambios en la tasa de bulbificación


con el tiempo de dos cultivares de cebolla y los cambios de cusums del índice de
bulbificación de 1.2 en 4 épocas de transplante en condiciones semiáridas en
Venezuela. TG: Texas Grano 438, CD: Canaria Dulce. B: inicio promedio de la
bulbificación.

26
Temp © Hum.Rel.(%) PP(mm)

Dic Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic
200
150
100
50
0
Min. Temp Max. Temp
31

26

21

16
Dic Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

Porcentaje de Infección 16 Marzo------112 dias-----6 Julio 25 Ago-------112 dias-------15 Dic


60 100
Liriomyza Thrips Bacterias
TD1 TD3
40
50
20
0 0

28Dic------112 dias-------18 Abril 1 Junio------112 dias-------21 Sept


100 100
TD4 TD2
50 50

0 0
HorasLuz

13 12,7 12,8 12,7


12,5 12,5
12,2 12,2
12 12
11,6 11,7 11,7 11,6

11
Dic Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic

Figura 2. Condiciones climáticas y niveles de infección de plagas en cuatro épocas de


transplante de cebollas de días cortos en Quibor, Venezuela. Temp.: temperatura,
HumRel.: humedad relativa, PP: precipitación, Min.: mínima, Max.: máxima, TD1: época
de transplante de marzo, TD2: junio, TD3: agosto y TD4: diciembre.

27
En el intervalo entre el inicio de la bulbificación y la maduración del bulbo, existe el
periodo de translocación de la materia seca al bulbo, lo cual es detectado por una
perdida neta en el peso seco de las laminas foliares no senescentes. Estas perdidas
representan los asimilados los cuales son translocados a los bulbos en lugar de
perderse como material foliar senescente. El inicio de la translocación de la materia
seca al bulbo es la fecha cuando la relación entre el peso seco del bulbo mas el
pseudotallo y el peso seco de la lamina foliar o índice de translocación (IT) excede a
1.2. No obstante, en este estudio cuando el IT de 1.2 fue alcanzado, el inicio de la
translocación de materia seca al bulbo estaba ya bien avanzado. SE observo que hubo
un aumento abrupto del IT en todas las épocas de transplante a los 42 ddt. Este cambio
estima el inicio de la translocación de la materia seca al bulbo, variando desde 0.2 a 0.3
unidades de IT aproximadamente. Este patrón de crecimiento es particularmente
diferente de la mayoría de reportes publicados de cebolla creciendo en climas
templados.

B. Maduración del bulbo.


La bulbificación es normalmente seguida de la maduración. La culminación de la
producción de laminas foliares causa eventualmente que el cuello de la cebolla se
debilite y se forme un hueco y así pierda su rigidez. En este punto, el follaje colapsa
bajo su propio peso y da el característico “acame” o “colapso del cuello” de cebollas
maduras. En cebolla, diferentes autores hablan de la “madurez del cultivo” como la
etapa cuando el 50 o 80 % o mas plantas tienen pseudotallos débiles y el follaje del
cultivo colapsa. Sin embargo, la madurez del bulbo definida por el colapso del cuello no
parece ser valida para cebollas de días cortos creciendo en condiciones del semiárido,
donde la producción de láminas foliares continua luego que la bulbificación se ha
iniciado. Así, bajo estas condiciones y cultivares podemos observar épocas donde las
plantas de cebolla difícilmente alcanzan un porcentaje de 50% con cuello doblado o
colapsado. Aquí, las plantas de cebolla pueden alcanzar su madurez con solo 10 a 20%
de cuellos doblados.

En la búsqueda de un indicador más consistente de la madurez del bulbo, se han


generados figuras mostrando los promedios de las tasas de crecimiento del cultivo
(TCC) de bulbo y hojas y el número de hojas con el tiempo para las cuatro épocas de
transplante. Sin embargo como es mostrado en la figura 2, tres de estas cuatro épocas
de transplante fueron severamente afectadas por enfermedades bacterianas durante
las etapas de bulbificación y maduración. De esta forma la madurez del bulbo fue
solamente estimada para la época de transplante de diciembre, la cual fue
relativamente no afectada por la enfermedad.

En relación a la madurez del bulbo, la TCC del bulbo para la época de transplante de
diciembre mostró máximos valores entre los 84 y 98 ddt y luego disminuyo. No
obstante, el TCC de la hoja alcanzo su pico entre los 63 y 70 ddt para luego disminuir.
El número de hojas mostró una tendencia similar a la TCC del bulbo, disminuyendo
abruptamente luego de los 98 ddt. Tomando en consideración todas estas tendencias,
la época estimada de la maduración del bulbo para estos cultivares y en estas
condiciones semiáridas podría estar iniciándose luego de los 98 ddt.

28
Finalmente y haciendo una generalización derivada de las figuras 1 y 2, las etapas de
crecimiento y desarrollo del cultivo cebolla de días cortos (cultivares TG y CD) en
condiciones del semiárido calido tropical pudiese ser estimada por tener una primera
etapa de germinación, emergencia y crecimiento de la plántula (45 días), una segunda
etapa de prebulbificacion (35 días), tercera de bulbificación (35 a 90 ddt) y finalmente la
cuarta etapa de maduración del bulbo (después de los 90 ddt). Adicionalmente,
podemos observar el inicio de la translocación de peso seco a los bulbos ocurriendo a
los 42 ddt. Sin embargo, la duración de cada etapa pudiese ser modificada por la
precipitación e infección de plagas (enfermedades, insectos, malezas), pero cambios
producto de una pequeña variación de fotoperiodo y temperatura en estas condiciones
del semiárido tropical serán muy leves.

III. Crecimiento y desarrollo del bulbo de cebolla en Zaraza estado Guarico.


La producción de cebolla durante el periodo seco (Diciembre-abril) en los llanos
venezolanos, principalmente en los llanos centrales del estado Guarico exhibe un gran
potencial en cuanto a rendimiento se refiere, sin embargo, la ocurrencia de un
crecimiento y desarrollo foliar y del bulbo mas acelerado dan como consecuencia un
bulbo con una baja calidad poscosecha. El clima característico de los llanos tropicales
(altas temperaturas y humedad y baja evaporación) y el manejo convencional de la
producción podrían en cierta forma estar influyendo directamente en estos procesos
fisiológicos y de forma negativa en la degradación de los recursos suelo, agua, flora y
fauna. El estado Guarico junto a otros estados del Llano resurgen en su producción,
motivado principalmente al problema sanitario (bacteriosis foliar) enfrentado por los
productores del estado Lara a partir del año 1998. Tomando en cuenta la importancia
que ha tomado el cultivo de cebolla en estas zonas, se realizó una investigación para
estudiar los patrones de crecimiento y desarrollo de veintiún cultivares de cebolla de
días cortos (15 híbridos y 6 variedades) bajo un clima tropical en los Llanos
Venezolanos del estado Guarico.

A. Inicio de la bulbificación.
Las fechas estimadas del inicio de la bulbificación para todos los cultivares osciló entre
los 35 y los 42 ddt. Así, los cultivares Safari, Excalibur, E Brown, W Brown, E White, y
Nirvana iniciaron su bulbificación a los 35 ddt, mientras que los demás cultivares lo
hicieron a los 42 ddt, y con una clara muestra que el cultivar Orlando inicio la
bulbificación a los 56 ddt (Figura 3). Al hacer comparaciones con la principal zona
productora de cebolla en Venezuela (Quibor), se observa que en realidad no hay una
diferencia notable en lo referente a horas luz (solo existe casi un grado de diferencia en
latitud) y a precipitación (lluvia). Sin embargo, se pueden notar diferencias
considerables en relación a la temperatura y la evaporación, así se pueden observar
temperaturas mas altas en Zaraza y una evaporación ligeramente mayor en Quibor.
Esta característica representativa del clima de los llanos tropicales, podría en cierta
forma estar influyendo directamente en el crecimiento y desarrollo del bulbo de la
cebolla y contribuyendo a definir su crecimiento foliar más acelerado, el proceso de
bulbificación más temprano y su calidad. Así como a acentuar las diferencias en la
producción de cebolla con relación a Quibor en la misma época.

29
Rendimientos (kg/ha): Mata Hari (59.907), Linda Vista (59.137), Granex 429 (50.889),
Mercedes (50.138), Reina 438 Paimer (49.811), PS1791 (48.989), Don Víctor (48.982),
Reina 438 Semiorto (45.324), HA-1367 (44.893), Nathasha (43.915), Orlando 686
(43.577), HA1477 (42.595), TG 438 (42.590), Excalibur (41.503), Centaur (40.997),
Princesa (39.566), E White (37.739), E Brown (35.848), W Brown (34.534), Nirvana
(34.311) y Safari (25.801).

Inicio de Bulbificación Inicio de Maduración:


35 ddt: Safari, Excalibur, E 77 ddt: Todos los
Brown, W Brown, E White, cultivares, excepto
y Nirvana Orlando 686.
42 ddt: Mata Hari, Linda
Vista, HA-1367, Granex
429, Don Víctor, Nathasha,
Reina 438 Paimer y
Semiorto, Mercedes,
PS1791, HA1477, TG 438,
Excalibur, y Princesa.
56 ddt: Orlando 686

Figura 3: Crecimiento, desarrollo y rendimientos de veintiún cultivares de cebolla en Zaraza estado Guarico. Etapas
(días): semillero (a-c, 56 días en bandejas), prebulbo (d-e, 35-42 días), bulbificación (f, 35-42 días) y maduración (g,
+77 días después de transplante, ddt). Fecha de transplante: 01 de febrero de 2005 y Fecha de cosecha: 01 de
mayo de 2005

30
B. Maduración del bulbo.
En la búsqueda de un indicador más confiable de la madurez del bulbo y adaptable a
condiciones tropicales; en este estudio se podría asumir que el inicio de la maduración
ocurrió cuando el diámetro y pesos se estabilizaron o dejaron de aumentar. Según los
resultados arrojados, se puede observar que para la mayoría de los cultivares esto
sucedió a partir de los 77 ddt, con la excepción del cultivar tardío Orlando, el cual
continuo su tendencia (peso seco de bulbo) de aumentar incluso a los 90 ddt. Tomando
en consideración todas estas tendencias, la época estimada de la maduración del bulbo
para estos cultivares y en estas condiciones de los llanos centrales de Venezuela
podría iniciarse luego de los 77 ddt (Figura 3).

Luego del estudio de crecimiento y desarrollo de estos 21 cultivares de cebolla y su


comparación con el crecimiento y producción de algunos de los cultivares en otros
ambientes y manejos, se podría señalar de manera general que existen cultivares con
tres tipos de comportamiento:
a. Materiales Precoces: cultivares con un acelerado crecimiento foliar, que iniciaron su
bulbificación y maduración a los 35 y 77 ddt respectivamente y presentaron una baja
producción y calidad poscosecha. Estos materiales fueron Safari, Excalibur, E Brown, E
White y Nirvana.
b. Materiales Intermedios: cultivares con un acelerado crecimiento foliar, que iniciaron
su bulbificación y maduración a los 42 y 77 ddt respectivamente y presentaron una alta
producción y calidad poscosecha. Estos materiales fueron Mata Hari, Linda Vista, HA-
1367, Granex 429, Don Víctor, Nathasha, Reina 438 Paimer y Semiorto, Mercedes,
PS1791, HA1477, TG 438, Excalibur y Princesa.
c. Materiales Tardíos: cultivares con un acelerado crecimiento foliar, que iniciaron su
bulbificación y maduración a los 56 y 90 ddt respectivamente y presentaron una baja
producción (bulbos efectivos) y calidad poscosecha. En este estudio correspondió al
cultivar Orlando 686.

Literatura
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32
EL AMBIENTE Y EL CULTIVO DE LA CEBOLLA
Rafael Rodríguez y Jorge López

I. Generalidades
La cebolla se ha cultivado durante 5.000 años o más y actualmente no existen como
especies silvestres, sin embargo, la mayoría de los autores coinciden que su centro de
origen se ubicaría en las regiones montañosas de Turquía, Irán, Afganistán y Pakistán,
además tanto la anatomía como su fisiología indican con claridad que este cultivo se
desarrolla bien en condiciones de baja humedad relativa, alta insolación y adecuado
suministro de agua.

La diseminación de la especie a otras zonas ocurrió hace muchos años, existiendo


evidencias de su cultivo en zonas aledañas hace 3.200 años a.C y se le menciona
posteriormente en la Biblia y en el Corán. Su expansión fue amplia pero se desconocen
detalles de fecha de introducción a distintas áreas. A América fue traída por los
primeros colonizadores y rápidamente se incorporó a la dieta básica de distintos
pueblos americanos (Kraup y Moreira, 1998).

Debido al prolongado desarrollo histórico del cultivo, a su amplia zona de desarrollo y


muy especialmente a exigencias de adaptación a las condiciones de fotoperíodo y
vernalización para la producción de bulbos y de semillas, ha habido un gran desarrollo
de cultivares y tipos locales de polinización abierta. En general, la cebolla en áreas
tropicales se desarrolla en lugares abiertos, soleados y secos, con climas bastantes
áridos (Brewster, 2001).

II. Clima tropical y producción hortícola


En el caso especifico de la zona tropical, debe aclararse que su limite latitudinal esta
marcado por los trópicos, sin embargo las diferencias climáticas son notorias entre
lugares cercanos al ecuador y aquellos situados entre los 20 y 23 grados de latitud
Norte o Sur. La delimitación de la zona tropical desde el punto de vista climático no esta
definida (McGregor y Nieuwolt, 1998) y se mencionan algunas características
determinantes como la incidencia directa de los rayos solares entre ambos trópicos
(Figura 1).

Por estas razones se hablara en adelante sobre la zona intertropical y se hará énfasis
especifico a la zona ubicada entre los 12 y los 0° de latitud norte, donde se localiza
Venezuela.

En cuanto a los ambientes semiáridos en esta misma zona l, se puede señalar que la
realidad ambiental esta caracterizada por lluvias altamente erráticas y suelos muy
pobres en nutrientes. En países caracterizados por este tipo de ambientes, viven
alrededor de 700 millones de personas que dependen de la producción de pequeños
agricultores quienes están a merced de las fluctuaciones climáticas presente en esta

33
zona. Es de resaltar que el semiárido tropical representa el 13 % de la superficie
mundial donde habita el 15 % de la población mundial y solo produce el 11 % de sus
requerimientos alimenticios.

Figura 1. Zona tropical

Desde el punto de vista agrícola, el régimen térmico e hídrico determina la


caracterización y ubicación de los climas. Sin embargo, en la zona tropical venezolana
la temperatura del aire muestra poca variabilidad a lo largo del año (régimen
isotérmico), siendo la diferencia entre los meses más cálidos y mas fríos inferior a 5 °C.
Sin embargo, la amplitud térmica diaria, puede llegar a 20 °C en determinadas zonas y
épocas del año, cuando la nubosidad es muy baja durante las 24 horas del día. Por otra
parte, la temperatura media de un lugar es una función de su altura, y el gradiente
térmico vertical en estas latitudes es de 0,5 °C por cada 100 m de elevación,
aproximadamente. Por lo tanto, el verdadero factor limitante de la agricultura en
Venezuela es el régimen hídrico. La disponibilidad de agua es el parámetro que
determina con mayor precisión las posibilidades agrícolas del clima (Sánchez, 1999).

Venezuela se localiza cerca del Ecuador, entre 0° 43' y 12° 12' (Figura 2), mostrando un
patrón climático anual con diferencias espaciales en algunas regiones que se
relacionan con factores locales como orografía y altitud. En algunos lugares en el norte
del país, frente al mar Caribe (Golfo de Cariaco) y en las depresiones del estado Lara y
Falcón, la cantidad de lluvia anual es inferior a 500 mm y su distribución anual es
concentrada en dos épocas (régimen bimodal). En el estado Lara, específicamente en
la región de Quibor existe un balance negativo en el régimen hídrico, con una larga
estación seca durante todo el año (López, 2000). Este mismo autor señala que en esta
depresión tectónica las condiciones ambientales están relacionadas al efecto orográfico
de la sierra de portuguesa la cual representa parte de las estribaciones finales de la
cordillera Andina en Sur América.

Al respecto Pinto (1983) señala que Venezuela, debido a su ubicación tropical, presenta
diversidad y heterogeneidad de ambientes físico – bióticos. Dentro de ese amplio rango
ecológico existen espacios cuyas condiciones naturales no son las más propicias para
que con las tecnologías conocidas se establezcan actividades agrícolas.

34
Figura 2. Venezuela vista desde el espacio

Diaz (2004), reseña que Venezuela presenta una agroecología muy variada,
determinada por la existencia de pisos bioclimáticos, que van desde el nivel del mar
hasta los 3500 metros de altura. La topografía, suelo, clima y demás factores del marco
ecológico dentro del cual están enclavadas las áreas de producción en el país, han
propiciado cierto agrupamiento geográfico, pero en ningún momento ha correspondido
a una zonificación con criterios técnicos establecidos.

La necesidad de reducir el impacto del tiempo y las fluctuaciones climáticas es el


problema más urgente que enfrenta la agricultura tropical. En los trópicos en general, y
en Venezuela en particular, existe una gran variedad de ecosistemas que dificulta la
búsqueda y la transferencia de tecnologías adecuadas para la producción agrícola. Este
problema se agrava aun más por los grandes cambios en la precipitación, de estación a
estación y de año en año. De allí que la variabilidad climática y ecológica se consideran
factores críticos que complican la productividad agrícola en Venezuela (Benacchio,
1983).

En cuanto a la producción de cebolla, en la región semiárida de los estados Lara y


Falcón se encuentra el 90% de las tierras usadas para la producción de cebolla en
Venezuela (Diaz, 1994). En Quibor, la cebolla es el cultivo más importante y su
producción está adaptada a las condiciones ambientales a través de semillas
importadas que han mostrado la mejor adaptabilidad a dichas condiciones. Una de las
más importantes debilidades en la producción de cebollas en esta región de Venezuela
es la relativa dificultad de producir semillas debido a las constantes altas temperaturas
bajo condiciones tropicales, en tierras relativamente bajas. La floración como
prerrequisito de la producción de semillas es difícil de alcanzar sin el efecto inductivo de
la baja temperatura (Brewster, 1994).

Esta situación relacionada con la importación de semillas crea un problema agronómico


en términos de producción, debido a la errática conducción de los cultivares (Díaz,
1994). No obstante, estos cultivares adaptados a días cortos son capaces de formar
bulbos en condiciones especificas de duración del día, a bajas latitudes cerca del
ecuador y producir alto rendimiento entre los trópicos (Brewster, 1994).

35
III. Efectos ambientales sobre la cebolla
En el caso de la cebolla su adaptación o domesticación a condiciones diferentes a las
de su origen tiene diversas implicaciones en cuanto a su crecimiento y desarrollo.
Específicamente el conocimiento de la influencia de las condiciones meteorológicas
sobre la producción de cebollas es de vital importancia para mantener la producción
actual en un área determinada y mejorar su potencial. En este caso es necesario tener
conocimiento del ambiente atmosférico (temperatura, fotoperíodo, humedad relativa y
evapotranspiración) y su relación con el crecimiento y desarrollo en las diversas zonas
de producción (Brewster, 1994). En realidad, las condiciones atmosféricas y su
evaluación son importantes no solo para explicar la fenologia, fisiología y el rendimiento
del cultivo sino también en términos de recomendaciones técnicas a los agricultores,
para mejorar los sistemas de producción actuales de este cultivo en los trópicos (Díaz,
1994).

Desde un punto de vista ambiental, la producción y desarrollo de este cultivo esta


principalmente asociado con la duración del día y la temperatura, como controladores
atmosféricos externos. Estos factores naturales determinan la distribución geográfica de
diferentes cultivares de cebolla, dependiendo de las condiciones agrometeorológicas en
cada parte del mundo. Como resultado de esta adaptación, una importante proporción
de la producción mundial de cebolla toma lugar en los trópicos (Currah y Proctor, 1990).

El cultivo de la cebolla incluye diferentes estadios de desarrollo donde se incluyen


crecimiento vegetativo, formación del bulbo, floración y producción de semillas
(Brewster, 1997). Bajo condiciones normales en la primera fase de desarrollo de la
cebolla, las plantas forman un órgano almacenador, mientras que en la segunda fase el
cultivo se forman las flores (Kassan, 1976). Sin embargo en nuestras condiciones
semiáridas, y en ausencia de temperaturas ambientales bajas a lo largo del año, la
floración no ocurre. Por lo tanto, tomando en consideración esta importante limitación,
la producción comercial de cebolla en Quibor y otras regiones localizadas cerca del
ecuador, esta basada en la producción de bulbos frescos (López, 2000).

A. Efectos del fotoperiodo


La luz es la fuente de energía para las plantas. La respuesta de las plantas a la luz
depende de la cantidad o intensidad, del tipo o calidad y de la duración diaria de ésta o
fotoperíodo (Kozlowski et al, 1991). En relación al desarrollo vegetativo, tiene mayor
importancia los efectos de la intensidad y composición o calidad de la luz, aún cuando
no deja de ser importante su duración. Por otra parte, los efectos de la periodicidad
sobre el desarrollo reproductivo pueden provocar efectos indirectos sobre el desarrollo
vegetativo, con la permanencia en estado de “roseta de hojas” de plantas de día largo
cuando no alcanzan el periodo inductivo (Hartman et al, 1981).

En general el tiempo de desarrollo del bulbo esta relacionado a condiciones


ambientales como fotoperíodo y temperatura (Khalid, 1998). Brewster (1997) considera
que la bulbificación en cebolla responde al régimen actual de fotoperíodo y temperatura
y la adecuada exposición a estas condiciones ambientales es un requerimiento

36
importante para iniciación de la bulbificación.

Aunque la cebolla es una planta de “día largo”en términos fisiológicos (Currah y Proctor,
1990), esta puede crecer bajo diferentes condiciones meteorológicas (Doorembos y
Kassan, 1979). La selección y adaptación de diferentes cultivares, hizo posible el
desarrollo de plantas que pueden crecer en latitudes bajas en las cuales la longitud del
día varía desde 11 a 13 horas.

En opinión de Currah y Proctor (1990) la producción de este cultivo en las bajas


latitudes de Venezuela (9,9° N) es continua. Sin embargo, hay algunos lugares en los
cuales el periodo de tiempo entre Octubre – Febrero y Noviembre – Enero, son
importantes para la siembra de cebolla. La adecuada selección de fechas de siembra
deberá estar asociada con las condiciones ambientales durante el año (Currah y
Proctor, 1990). Quintero (1971) sugiere como épocas de siembra en Quibor, los meses
de Febrero y Julio, tomando en cuenta condiciones climáticas favorables en términos de
requerimientos de riego.

Con relación a la bulbificación de la cebolla bajo condiciones tropicales de día corto, la


periódica variación de la duración del día es pequeña (Abdalla, 1967). Bajo estas
condiciones, el estrés hídrico en la planta promueve la iniciación y desarrollo inicial del
bulbo de cebolla, así mismo, temperatura, nutrición y espaciamiento pueden controlar el
proceso de formación del bulbo.

Se ha hecho una clasificación de las cebollas en función de las horas necesarias para
la formación de bulbos, que se puede resumir de la siguiente manera; cebollas de días
cortos: son cultivares que forman bulbos con cerca de doce horas de luz (± 1 hora,
según la temperatura). Se les conoce también como cebollas tempranas y
generalmente, se comercializan inmaduras o con ramas. Cebollas intermedias: son
cultivares que forman bulbos con 12 a 14 horas de luz (± 1hora, según la temperatura) y
de días largos: son cultivares que forman bulbos con 14 o mas horas de luz (± 1hora,
según la temperatura).

Las condiciones fotoperiodicas son mencionadas como un factor importante en el


desarrollo de cultivares de cebolla, esta afirmación se hace evidente en regiones de
zona templada con un régimen de fotoperiodo con importante amplitud anual. En el
caso de países como Venezuela este factor presenta muy poca variación en el año
debido a la acción directa de los rayos solares y la ausencia de estaciones, la diferencia
entre el con mayor y menor fotoperiodo no excede la hora y 40 minutos (Lopez 2000).
(Currah y Proctor, 1990) menciona para esta zona que la producción de cultivares es
constante durante el año. No obstante los trabajos de Ramírez (2001) y López (sin
publicar) con diferentes cultivares coinciden en la existencia de diferencias de
rendimiento para variedades e híbridos sembrados en diferentes épocas en el año.

B. Efecto de la temperatura y CO2


Se ha hecho común el considerar que existen tres temperaturas cardinales para el
crecimiento. Un mínimo, un óptimo y un máximo, las cuales pueden variar mucho según

37
las diferentes especies. Aun cuando dichas temperaturas críticas pueden ser
determinadas en la práctica con bastante aproximación, se ha comprobado que varían
notablemente según el grado de desarrollo y condiciones fisiológicas de la planta, el
tiempo e intensidad de la exposición y las interacciones con otras condiciones del
ambiente (Hartman, 1981).

El efecto de la temperatura puede manifestarse en diferentes formas, tanto en el


desarrollo de un cultivo determinado como sobre su distribución en las áreas de
producción. Representa el factor que conjuntamente con la radiación solar, puede influir
en mayor grado en la morfogénesis de las plantas, en el caso de las hortalizas y frutas,
las alteraciones morfológicas son particularmente importantes, ya que es determinante
el efecto de este factor sobre la apariencia del producto (Denisen, 1987).

La mayoría de las plantas superiores mueren por exposición a temperaturas entre 40 y


50°C. Los mecanismos por los que las altas temperaturas provocan la muerte de las
plantas pueden ser variados de una forma general, si la elevación de la temperatura es
brusca, la muerte se produce por una desnaturalización de las proteínas, que cuando
afecta algún o algunas enzimas claves resulta fatal para las células. Cuando la
elevación de la temperatura se produce de una manera mas lenta, diversos procesos
químicos catalizados o no por enzimas, se aceleran con el resultado de la acumulación
de sustancias toxicas. Es frecuente por este motivo, la intoxicación de la planta por el
amonio liberado cuando se produce una elevación lenta y prolongada de la temperatura
(Barceló, 2000).

En Quibor, adecuadas temperaturas (Cuadro 1), bajos y concentrados valores de lluvia


y medianos valores de humedad relativa durante el año, permiten el crecimiento
continuo de diferentes cultivares de cebolla usando riego. En la zona intertropical la
influencia de esta variable climática es difícil de precisar y su efecto esta supeditado a
la amplitud térmica diaria o a la influencia de la temperatura nocturna sobre la
bulbificación (Steer, 1980). Respecto a la determinación de la duración térmica de este
cultivo (grados día), la temperatura base es pocas veces alcanzada bajo estas
condiciones (Brewster comunicación personal).

Por otra parte, Daymond et al (1997) estudiaron el comportamiento de plantas de


cebolla en crecimiento, desarrollo y producción en función de temperatura y dióxido de
carbono, tomando como base teórica que valores altos de CO2 usualmente incrementa
los rendimientos de los cultivos debido a las altas tasas de fotosíntesis, Sin embargo es
conocido que las respuestas a concentraciones elevadas de este elemento pueden
interactuar con los efectos debidos a las altas temperaturas, que cuando actúan por si
solas pueden influenciar el crecimiento vegetativo, el desarrollo y la distribución de
biomasa. Los autores indicaron que el enriquecimiento con CO2 incrementa el desarrollo
de los bulbos hasta un 37%, y con respecto a la temperatura se acelera el crecimiento
de los bulbos, de manera que un cambio climático debido al aumento de la temperatura
mundial podría ser “beneficioso “ para la producción de cebolla (bulbificación),
particularmente en cultivares de días largos.

38
Cuadro 1. Temperaturas de Quibor estado Lara
Estación: Quíbor Latitud: 09º55'11" Altitud: 682 (m.s.n.m)
Serial: 2204 Longitud : 69º37'39"
Tipo: C2 Municipio: Jiménez
Variable: Temperatura Media (ºC) Serie de tiempo: 1975-2004 Parroquia: Juan Bautista Rodríguez

Año Ene Feb Mar Abr May Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic Anual
1981 24,4 24,5 26 23,6 24,2 24,6 25 25,7 25 25 25 24,7 24,8
1982 23,8 24,7 24,6 24,9 25,3 25,2 24,8 25,5 26 25,5 25,2 24,4 25
1983 24,4 25,2 26,4 25,5 25,3 25,7 25,1 25,9 26 25,2 25,2 23,8 25,3
1984 23,1 24,5 25,8 26,4 25,5 25,4 25,2 25,2 25 24,9 24,8 23,5 25
1985 24,2 25 25,1 24,4 24,4 25 25,1 24,6 26 24,7 24,1 22,7 24,6
1986 23,2 23 24,5 26,2 25,3 24 25,5 26,5 26 24,8 25,2 23,5 24,8
1987 23,8 25,3 25,7 27,1 25,3 26,2 25,1 25,6 25 24,5 24,8 24,9 25,3
1988 24,6 25,2 26,5 26,6 28 26,1 26,2 24,3 26 24,8 25 24,4 25,6
1989 23,3 23,5 24,4 25,7 25,7 25,3 25,1 26,3 26 25,6 25,6 23,8 25
1990 24,5 24,1 24,7 25,9 25,1 25,5 25,4 25,6 26 25,6 25 24,5 25,2
Promedio 23,93 24,5 25,37 25,63 25,41 25,3 25,3 25,5 26 25,06 24,99 24,02 25,07
Pocentaje 7,96 8,15 8,43 8,52 8,45 8,41 8,39 8,48 8,58 8,33 8,31 7,99
Desv 0,57 0,77 0,81 1,07 1,02 0,66 0,39 0,68 0,40 0,39 0,39 0,68
CV 0,0239 0,03 0,03 0,04 0,04 0,03 0,02 0,03 0,02 0,02 0,02 0,03

C. Efecto de la precipitación y la sequía


Aunque el cultivo de cebolla no es adecuado para regiones con alta pluviometría
(Kassan, 1976), sus requerimientos hídricos están asociados con crecimiento,
transpiración, fotosíntesis y rendimiento. Por lo tanto, la cebolla es un cultivo sensible a
la falta de agua. El efecto de la temperatura de la hoja y el déficit de agua, así como
también la influencia de otros factores climáticos determinan la apertura estomática y la
acción de la resistencia difusiva en términos de intercambio de gases entra la planta y
el ambiente (Brewster, 1994).

De todos los recursos que la planta necesita para crecer y desarrollarse, el agua es el
más importante y limitante, pues es el componente mayoritario de las plantas, puesto
que llega a suponer hasta el 90% del peso fresco de las especies herbáceas y más del
50% en especies leñosas. El conocimiento de las necesidades de agua para riego,
implica básicamente saber cuándo y cuánto regar; o sea, la oportunidad del riego y la
lámina de agua a aplicar para obtener determinada productividad de un cultivo, en
determinado ambiente edafoclimático, sometido a determinadas prácticas agronómicas
(Grassi, 1987).

La escasez de agua limita de manera importante la obtención de buenas cosechas al


influir negativamente sobre el crecimiento y desarrollo de las plantas (Raya, 1998). Al
respecto, Hsiao (1993) señala que uno de los factores ambientales más limitantes a la

39
producción de los cultivos en el mundo es la carencia de agua, debido a que éstas
requieren de una cantidad óptima de agua para producir biomasa.

El agua es fundamental para la producción de los diferentes cultivos, por lo que se debe
hacer el mejor uso de ésta para lograr los altos rendimientos. Esto exige un
conocimiento adecuado del efecto del agua de lluvia y de riego sobre el crecimiento del
cultivo y su rendimiento en distintas condiciones de desarrollo (Doorenbos y Kassan,
1980).

Las hortalizas incluyen especies de ciclo vegetativo relativamente corto, exigentes en


nutrientes de fuente orgánica y de alta demanda de agua (Rodríguez, 2001). Para el
cultivo de la cebolla durante el periodo inicial de crecimiento, la suplencia adecuada del
recurso hídrico es necesaria para el establecimiento del cultivo (Doorembos y Kassam,
1979) y las raíces de la cebolla (15 cm de profundidad efectiva) deberán estar
adecuadamente provistas con agua (Currah y Proctor, 1990).

Bajo las secas condiciones tropicales en Quibor, uno de los más importantes
requerimientos para las plantas, es el agua. Por lo tanto es necesario el desarrollo de
sistemas de riego así como también su planificación y diseño sobre la base de los
requerimientos hídricos del cultivo, las condiciones agronómicas y la ocurrencia de
lluvias.

Un efecto importante de la precipitación se relaciona con la alta concentración de


valores de lluvia en Quibor, lo que determina que durante pocos días en el año caen
lluvias de alta intensidad y poco aprovechables para la agricultura. En este caso, la
concentración de valores de lluvia favorece las condiciones húmedas, las cuales
conjuntamente con valores elevados de temperatura inciden en la aparición de plagas y
enfermedades.

En esta zona la disponibilidad de energía en forma de radiación es un factor importante


para la producción continua del cultivo y la de materia seca. En este sentido los trabajos
de Mondal et al (1986) muestran claramente la relación entre el índice de área foliar y la
intercepción de radiación por parte de cultivares en la zona templada. En el caso de
cultivares de ciclo corto sembrados sobre un sistema de surcos en zonas tropicales, la
densidad difiere de la experiencia mencionada anteriormente. La medición de valores
de radiación fotosinteticamente activa sobre la planta y bajo su tope determina valores
de intercepción decrecientes en función del área foliar. Se observa que durante las
etapas de crecimiento vegetativo y maduración la intercepción es menor y aumenta
considerablemente durante la bulbificación cuando los valores de IAF son mayores
(Figura 3).

40
0,6

0,5
Intercepcion %

0,4

0,3
0,5432
0,2 y = 0,3371x
2
R = 0,703
0,1

0
0 0,5 1 1,5 2 2,5

Indice de aerea foliar

Figura 3. El índice de área foliar y la intercepción de radiación por parte de la cebolla en


Quibor.

En términos del consumo de agua por parte del cultivo de cebolla, su desarrollo en un
medio con alta potencialidad para la evaporación determina una importante tasa
evapotranspiratoria. Al mismo tiempo, el sistema de riego utilizado comúnmente en la
zona incluye grandes cantidades de agua no solo para suplir la demanda del cultivo
sino también para evitar problemas asociados con la salinidad de los suelos. Este
sistema y sus particularidades en términos del posible sobre uso del recurso hídrico es
común en diversos países de América latina (Al-Jamal et al., 2000).

Es importante recalcar que los métodos para cuantificar el uso del agua por parte de los
cultivos dependen en gran medida de mediciones meteorológicas por lo que es
importante el mantenimiento de los instrumentos y métodos de recolección y análisis de
datos. En el caso de la tina de evaporación, su uso es citado como herramienta útil por
su sencillez y bajo costo (Stanhill, 2002) en la estimación de la evapotranspiracion, la
cual constituye un elemento fundamental en el balance del agua (Beyazgul et al., 2000).

Otros métodos con mayor basamento físico han sido aplicados en Venezuela para la
estimación de la evapotranspiración del cultivo de cebolla, la ecuación de Penman
Monteith con el enfoque de uno y dos pasos ha permitido la verificación de los valores
de coeficiente de cultivo KC reportados por la FAO para la cebolla.

Mediciones complejas en cuanto al requerimiento de datos físicos determinan la


necesidad de contar con variables relacionadas con el cultivo y el ambiente
aerodinámico de la planta, en este sentido pocas son las referencias encontradas con
relación a las variables aerodinámicas y de cultivo incluidas en el cálculo de las
resistencias aerodinámicas y de cultivo.

Valores específicos de conductancia estomatica no han sido reportados para el cultivo


de cebolla. Sin embargo, mediciones hechas por López (2006) recientemente muestran

41
valores similares a los valores citados para otros cultivos en nuestras condiciones
locales (Cuadro 2).

Cuadro 2. Valores de resistencia estomatica de la cebolla en Quibor (2000-2005).


hora 8:51 10:13 12:37 2:13 5:00pm
Resistencia (s cm-1) 1,28 1,38 1,48 2,37 -
24-07-2005
Resistencia (s cm-1) 1,21 1,26 1,84 - 2,30
26-09-2001
Resistencia (s cm-1) 1,43 1,62 1,57 1,88 2,57
07-08-2000

Valores estimados de evapotranspiración para el cultivo de cebolla usando métodos


FAO con la ecuación de Penman Monteith muestran una importante correlación, lo que
significa la confiabilidad del KC dado por la FAO para transformar valores básicos de
evapotranspiracion del cultivo de referencia a los del cultivo de cebolla
ETCebolla ETo * K C . En las diferentes fases de desarrollo de este cultivo los valores de
evapotranspiración diaria estimados recientemente por López (2006) varían entre 3,0 y
3,2 mm para el crecimiento vegetativo, 3,5 y 4,0 mm en la bulbificación y 3,0 y 3,6 mm
durante la maduración. Se aprecian mayores valores durante la bulbificación, fase
reportada por su mayor exigencia de agua (Doorenbos y Kassan, 1979; Brewster,
1997).

Los valores totales de evapotranspiración pueden estar relacionados con las


condiciones climatologiítas en diferentes épocas del año o con características del
cultivo, que como en el caso del desarrollo foliar (IAF) determinan una menor o mayor
tasa evapotranspiratoria. En el trópico, la periodicidad de las precipitaciones incluye la
alternancia de un periodo seco y uno húmedo, en condiciones semiáridas existen dos
máximos de lluvia que generalmente se dan en mayo-junio y octubre con más de ocho
meses con valores bajos de precipitación. Entre Diciembre y Abril, aunque se pueden
presentar lluvias extemporáneas asociadas con relictos de frentes fríos (Parmenter,
1976; Andressen, sin publicar), la nubosidad tiende a ser mínima y los valores de
radiación son máximos lo que se traduce en las mas altas tasas evapotranspiratorias
en el año con valores entre 300 y 360 mm. En la época que incluye los mencionados
máximos pluviométricos los valores de radiación solar son mas bajos y los valores de
evapotranspiración oscilan entre 240 y 260 mm.

Literatura
Abdalla, A. A. 1967. Effect of temperature and photoperiod on bulbing of the common
onion under arid tropical conditions of the Sudan. Experimental Agriculture, 3, 137 –
142.

Brewster. J. 1994. Onions and other vegetables alliums. Cambridge University Press.

Brewster, J. 1997. Onions and garlic. Pag. 581 – 619 in Wien, H. C (Ed). The

42
Physiology of Vegetable Crops. Cambridge University Press.

Brewster, J. 2001. Las Cebollas y otros Alliums. CABI Publishing.

Currah, L., and Proctor, F. 1990. Onion in Tropical Regions. Bulletin 35, Natural
Resources Institute, Chatham, U.K.

Daymond, A., Wheeler, T., Hadley, P., and Ellis, R. 1997. The growth, development and
yield of onion (Allium cepa L.) in response to temperature and CO2. Journal of
Horticultural Science 72 (1)135-145.

Díaz, R. 1994. Influencia de diferentes niveles bioclimáticos en la vernalización de


bulbos madres de cebolla Allium cepa . Agronomia Tropical, 44 (4): 743 – 751.

Denisen,L. 1987. Fundamentos de Horticultura. Edit.Limusa.Mexico. 580 p.

Doorembos, J. and Kassam, A. 1979. Yield response to water. FAO. Rome.

Kraup, C., I. Moreira. 1998. Hortalizas de estación fría. Biología y diversidad cultural. P.
Universidad Católica de Chile, VRA, Facultad de agronomía e Ingeniería Forestal,
Santiago, Chile.

López, J. 2000. Análisis de las condiciones climáticas, en Quibor y su relación con la


producción de Cebollas. Trabajo de Ascenso para la categoría de Agregado. Decanato
de Agronomía. UCLA.

Sánchez,J. 1999. Agro Climatología. Ediciones. Edit.UCV.

McGregor,G and Nieuwolt. 1998. Tropical Climatology. John Wiley & Sons. New York.

Wright, C. J. and Sobeih, W. Y. 1986. The photoperiodic regulation of bulbing in onions


(Allium cepa L.). I. Effects of irradiance. J. Hort. Sci. 61 (3):331-335.

43
CULTIVARES, EPOCAS Y ZONAS DE PRODUCCION DE
CEBOLLAS EN VENEZUELA
Douglas Delgado

I. Introducción.
La cebolla de bulbo (Allium cepa L.) es una de las principales hortalizas cultivadas en el
mundo. En Sudamérica, se cultivan unas 76.000 hectáreas (ha) de cebollas de “día
corto e intermedio”, de las cuales 58.000 ha corresponden a cebollas amarillas
(Venezuela, Colombia, Brasil, Chile) y unas 18.000 ha a cebollas rojas (Perú, Ecuador,
Bolivia). En Venezuela, la superficie estimada con cebollas en el año 2005 fue de
11.000 ha, casi totalmente con cebollas amarillas.

II. Zonas de producción en Venezuela.


La producción de cebollas en Venezuela se ubica desde las zonas húmedas y frías de
Los Andes hasta las zonas cálidas y áridas de Falcón, entre los 8° y 12° de latitud. Esta
diversidad de ambientes ofrece una amplia gama de condiciones de temperatura,
luminosidad, humedad, condiciones de suelo y enfermedades, que conjuntamente
modifican el comportamiento del cultivo y definen la distribución de los cultivares que
pueden producirse durante el año en cada región o localidades. En los cuadros
siguientes, se analizarán en mayor detalle cada una de las zonas importantes de
producción y sus implicaciones en la distribución de los cultivares de cebollas.

III. Factores de producción.


Los productores de cebollas en cualquier zona desean una distribución óptima de sus
cosechas y por lo tanto, deben usar cultivares de maduración precoz, media y tardía,
según las épocas y zonas consideradas. Gran parte del éxito en la producción radica en
la selección apropiada del híbrido o variedad a sembrar, para cada localidad y
época del año.

Las prácticas de manejo del cultivo varían notablemente entre agricultores y de una
región o finca, a otra. Además, la formación y desarrollo del bulbo está controlada por el
fotoperíodo. En condiciones tropicales de Venezuela, solamente cultivares de días
cortos e intermedios pueden producir apropiadamente, según épocas y lugares de
producción. La interacción con las temperaturas puede modificar los efectos del
fotoperíodo, aspecto muy importante por las amplias variaciones de este factor en
nuestras condiciones. Es así que las altas temperaturas aceleran notablemente el
desarrollo del bulbo, mientras que en las zonas frías se retarda la bulbificación.

La incidencia de lluvias limita fuertemente la producción exitosa de cebollas; por ello,


las zonas áridas con riego han sido tradicionalmente las de temporada más larga en la
producción de cebollas. Esto ha sido un factor importante en el desarrollo de excelentes
técnicas de producción durante años en Venezuela pero también ha generado ciertos

44
problemas en el manejo de suelos, plagas y enfermedades que en ciertos casos, han
limitado las producciones y han obligado a perfeccionar la zonificación y manejo de los
cultivares de cebollas.

Otros factores como la fertilización, el manejo del riego, la incidencia de plagas y


enfermedades, salinidad de suelos y aguas, la densidad de siembra, influyen
notablemente en el desarrollo de los bulbos. Otra dificultad para obtener altos
rendimientos en nuestras zonas ocurre cuando se transplanta durante los días más
largos (Mayo-Junio-Julio) y la planta debe bulbificar con fotoperíodos decrecientes;
entonces, la selección apropiada de los cultivares es aún más crítica.

Como conclusión general, el manejo adecuado de la variedad apropiada en cada época


y lugar debe permitirle a la planta formar un abundante follaje antes de la iniciación del
bulbo, a fin de que éste tenga la suficiente estructura y acumule la biomasa necesaria
para asegurar altos rendimientos.

En los cuadros que se presentan a continuación se resume la oferta actual de bulbos


de cebollas en Venezuela y una propuesta general sobre la distribución de los
transplantes por zonas, de diversas variedades; sobre estos temas se centrará la
discusión durante esta presentación. Estas informaciones han sido generadas en
ensayos realizados en diversas localidades y épocas por personal de Semillas Seminis
y de nuestros distribuidores, y debidamente comprobadas con productores en forma
comercial durante varios ciclos, lo cual confirma la validez de los resultados y la
pertinencia de las recomendaciones a que han dado lugar.

Ha sido invalorable la cooperación de muchos agricultores de todo el país para la


cabal ejecución de estos trabajos: a todos ellos nuestro mayor agradecimiento,
en la seguridad de que estas informaciones son de utilidad general para todos los
interesados en la producción de este cultivo, no solo en Venezuela sino también
en otras regiones de la América tropical.

Literatura
Asgrow Seed Co. 1994. Manejo de la producción de cebollas de dias cortos. Boletín
Técnico.

Brewster, J. L. 1994. Onions and other vegetable Alliums. CAB Int´l.

Delgado, D. 1994. Recomendaciones para la producción de cebollas en Venezuela.


Boletín Técnico Asgrow. Venezuela.

Delgado, D. 2005. Segmentación del mercado y oferta de bulbos de cebolla en


Venezuela. Boletín técnico Seminis. Venezuela.

45
Cuadro 1. Oferta de bulbos de cebolla en el mercado de Venezuela.
Meses
Zonas E F M A M J J A S O N D

Quibor, Carora, Bobare, X X


Siquisique, Aregue, Río
Tocuyo, Baragua. X X X X X X X
Coro, Pedregal,
Paraguaná. X X X X X X
Churuguara.
X X X X X
Aragua, Carabobo.
X X
Sur Aragua, Norte
Guárico, Cojedes, X X X
Portuguesa.

Anzoátegui: Urica.
X X X X X
Zulia.
X X X X
Andes.
X X X X X X
Almacenamiento.

Importaciones de Perú
y Ecuador. X X X X
Exportaciones a
Colombia.

Exportaciones al Brasil.
MERCOSUR. X X X X
Producciones en El
Tigre, Anzoátegui, con
potencial exportable.

46
Cuadro 2. Segmentación del mercado de cebollas en Venezuela según variedades y
épocas de transplante.
Zona semiárida: Quibor, estado Lara
Temporada larga, 10° N, 11.5 a 12.75 hrs. luz, alta presión de Fusarium y raíz rosada,
suelos pesados, baja infiltración, salinos, pobre estructura, pH 8 a 8.5, alto uso de
abonos orgánicos, alta radiación, noches frescas 16-17 °C, días de 30°C, lluvia anual
450 mm en dos ciclos: 150 mm. en Mayo-Junio y 300 mm. Sept.-Oct, riesgo de
enfermedades bacterianas durante periodos nublados/lluviosos/cálidos, unas 5000
hectáreas.sembradas.
Meses
E F M A M J J A S O N D

Altagracia Americana Altagracia Guadalupe TG438,


Campo
lindo
!!!!!! !!!!!!

Zona semiárida: Falcón


Suelos sin raíz rosada, predomina riego por goteo, unas 1200 hectáreas sembradas.
Meses
E F M A M J J A S O N D

TG502, TG438, G429, Utopía, F1 Y.G., HZ F1, HZ 2000


!!!!!! !!!!!!

Zona semiárida: Otras


Suelos con poca raíz rosada, algunos riegos por goteo, unas 1000 hectáreas
sembradas.
Meses
E F M A M J J A S O N D

Utopía, Americana, TG438, Altagracia, Campo Lindo, Linda


Vista, G429
!!!!!! !!!!!!

47
Cuadro 2. Segmentación del mercado de cebollas en Venezuela según variedades y
épocas de transplante. Continuación…
Zona húmeda: Centro
Zonas lluviosas al inicio, suelos ligeros, pH altos, problemas de raíz rosada, unas 800
hectáreas sembradas.
Meses
E F M A M J J A S O N D

TG438, Leona,
Campo Condesa
Lindo
!!!!!! Periodo de lluvias

Zona húmeda: Oriente


Zonas sub-húmedas, suelos ligeros, sin raíz rosada, predomina riego por goteo, unas
400 hectáreas sembradas.
Meses
E F M A M J J A S O N D

G-429, Princesa, Mercedes,


Linda Vista
Periodo de lluvias

Zona húmeda: Los Llanos


Temporada de húmeda a seca, alta incidencia de Fusarium y otros hongos del suelo,
muy poca raíz rosada, predomina riego por goteo, buenos suelos y aguas, noches
frescas, días soleados, unas 1800 hectáreas sembradas.
Meses
E F M A M J J A S O N D

IDEM G429, Century,


Princesa,
Mercedes,
Condesa, HZ
2000, HZ F1
!!!!!! Periodo de lluvias

48
Cuadro 2. Segmentación del mercado de cebollas en Venezuela según variedades y
épocas de transplante. Continuación…
Zona Andes: Varios
Zonas frescas a frías, algunas secas y soleadas, precocidad y follaje rústico es muy
importante. Son sembradas unas 800 hectáreas.
Meses
E F M A M J J A S O N D

Princesa, F1 YG, todo el año


!! !! !! !! !! !! !!

!!!!!!: Epoca del alto riesgo de transplante, muy dependiente del clima, suelo y manejo.

49
MANEJO INTEGRADO DE LOS RECURSOS SUELO, MICROCLIMA Y AGUA
Hugo Ramírez Guerrero

I. Manejo sustentable del Suelo


La sustentabilidad del recurso suelo incluirá el conocimiento de cada una de sus
propiedades (mineralogícas, físicas, químicas y biológicas), así como su intima relación
con los otros recursos involucrados caso principal el recurso agua y el cultivo a
sembrar. Este conocimiento nos dirigirá hacia el manejo sustentable de la mecanización
y la fertilización.

A. La Mecanización
Un objetivo importante de la mecanización o labranza de los suelos en la producción de
cualquier hortaliza es el de cambiar el suelo para proveer las condiciones optimas en el
crecimiento vegetal. Debido al énfasis actual de la producción olerícola sustentable para
reducir los insumos y conservar el suelo es necesario re-evaluar y desarrollar técnicas
en el uso de la labranza conservacionista para la producción de hortalizas en los
trópicos.

La calidad de suelo representativo de las principales zonas productoras de hortalizas en


los países tropicales como Venezuela ha sido ampliamente estudiada, sin embargo,
este se ha convertido en una de las limitantes para la producción agrícola, por sus
problemas propios de su condición biológica (bajos contenidos de materia orgánica),
química (acidez, calcáreos, baja fertilidad, salinidad, sodicidad) y física (compactación,
encostramiento, agrietamiento, baja permeabilidad y erosión). De esta manera cualquier
acción relacionada con la mecanización de estos suelos, debería de tomar muy en
cuenta la calidad de suelo. Tradicionalmente estos suelos han sido transformados y
recuperados de cárcavas producidas por los procesos continuos de erosión típica de
regiones tropicales, mediante una mecanización intensiva. Luego de este rescate de
suelo, los agricultores han realizado una labranza primaria y secundaria también
intensiva y fuerte. No obstante los agricultores conocen que la sustentabilidad de esta
practica estará basada en el mejoramiento de la estructura de los suelos y de hecho
algunos de ellos han venido usando cultivos techo o cultivos de cobertura (cubrir de las
lluvias, sol y viento), los cuales controlan la erosión y ayudan a realizar una mas
apropiada labranza. Así, como realizando una labranza menos intensiva y profunda.

Una apropiada labranza tomando en cuenta las propiedades de suelo, el uso de cultivos
de cobertura y la rotación de cultivos constituyen piezas claves en el manejo
sustentable del suelo en referencia a su mecanización. El cuadro 1 menciona los
principales criterios tomados en cuenta en la selección de plantas para mejorar la
cobertura del suelo.

50
Cuadro 1. Criterios para la selección de cultivos de cobertura.
Criterio Efectos
Alta producción de biomasa Movilización de nutrientes del suelo a la planta.
Supresión de malezas.

Sistema radical profundo Extracción o subida de humedad y/o nutrientes


lixiviados de horizontes no ocupados por raíces
del cultivo principal.

Crecimiento inicial rápido Rápida cobertura del suelo para su efectiva


protección. Supresión de malezas.

Mas hoja que madera Fácil descomposición de la materia orgánica,


(baja relación C/N) lográndose un aumento de la disponibilidad de
nutrientes para cultivos subsecuentes. Fácil
manejo durante corte y/o incorporación al suelo.

Fijador de Nitrógeno Aumento de la disponibilidad de Nitrógeno.

Buena afinidad con Micorrizas Movilización de Fósforo, mejorando así su


disponibilidad para los cultivos.

Uso eficiente del agua Posibilidad de crecer luego de la cosecha del


cultivo principal, con la humedad residual o con
menos precipitación.

No ser hospedero de plagas y Disminuir la población de plagas y


enfermedades relacionadas con enfermedades.
el cultivo principal

Sin rizomas Crecimiento controlable.

De fácil y abundante formación Propagación en los campos de los agricultores.


de semilla

Subproductos útiles (Ej. Ensilaje, Integración de la producción animal y la


madera, etc.) producción forestal.
Fuente: Reijntjes et al., (1992).

B. La nutrición de la planta y la fertilización del suelo.


De igual forma como la mecanización, el manejo de la fertilidad de los suelos es muy
importante en el manejo sostenible de los cultivos. Inicialmente es necesario e
imperativo el conocimiento exhaustivo del recurso suelo en cuanto a su origen,
evolución y constitución

A continuación se cita como ejemplo los suelos olericolas de Quibor y su cultivo más

51
importante la cebolla. Diversos análisis reflejan una condición típica de los suelos con
cebolla de la Depresión de Quibor, los cuales son clasificados mayormente como
aridisoles e inceptisoles referido a la condición climática y por su incipiente proceso de
formación. También estos suelos se caracterizan por ser profundos, con estructura
blocosa de débil a moderado grado de desarrollo, textura pesada que va desde
arcilloso-limoso a arcilloso, los minerales presentes son ilita, montmorillonita, caolinita,
calcita, pirofilita y algunas cantidades de cuarzo, feldespato y clorita. El pH es alcalino
(alrededor de 7.5), la calcita y el yeso son las principales sales, por lo que mantiene un
alto nivel de calcio en el complejo de cambio. La fertilidad de estos suelos es
relativamente apropiada para la nutrición de cualquier cultivo adaptado a estas
condiciones climáticas. Es decir, suelos con una alta retención y disponibilidad de agua
y la mayoría de los nutrientes esenciales para las plantas y microorganismos del suelo.
Sin embargo por ser una zona semiárida, los niveles de materia orgánica son bajos, lo
cual constituye una esencial suplencia del macronutriente Nitrógeno. Además, es
normal conseguir desbalances y una baja disponibilidad de algunos nutrientes (Fósforo,
Potasio, Magnesio, Manganeso, Zinc), debido principalmente a los altos contenidos de
Calcio, Azufre y carbonatos entre otros.

Conociendo los recursos agua, suelo y clima es necesario conocer muy bien el cultivo
el cual vamos a alimentar. El conocimiento de la genética (potencial), anatomía,
morfología, requerimientos y ciclo de vida de la hortaliza en producción (cebolla en este
caso) es fundamental al momento de empezar a hablar sobre su nutrición con el
propósito de ser más eficientes y efectivos en su producción. Los requerimientos
nutricionales e hídricos y las etapas de desarrollo de la cebolla han sido reportados en
nuestras condiciones siendo muy similares a los reportados en otros países tropicales.
Así, conocemos que una hectárea de cebolla con rendimiento promedio de 25
toneladas (250.000 plantas/ha) bajo riego tradicional por surcos cortos con tapa
consume aproximadamente 120 kg de Nitrógeno, 24 kg de Fósforo, 110 kg de Potasio,
80 kg de Calcio. Mientras que una hectárea con rendimientos aproximados de 70
toneladas (400.000 plantas/ha) bajo riego localizado, requerirá 232 kg de Nitrógeno, 53
kg de P2O5, y 234 kg de K2O. Estos requerimientos son generados de los niveles de
suficiencia del cultivo cebolla.

El mejor conocimiento de la planta, suelo, agua y clima nos determinará el éxito en la


nutrición y productividad del cultivo. Adicionalmente, en el plan de fertilización, la
recomendación mas adecuada será complementada con el buen conocimiento del
alimento a utilizar, es decir el fertilizante o enmienda. Necesitamos saber su contenido
de nutrientes, solubilidad, volumen, disponibilidad en el mercado, costos, impacto
ambiental, etc. De esta manera, un plan de fertilización para mejorar la fertilidad de
estos suelos y la nutrición de cebolla de días cortos bajo riego por surcos en
condiciones del semiárido tropical incluiría aportes requeridos de materia orgánica
debidamente compostados (estiércoles, enmiendas, abonos verdes, residuos de
cosecha, etc.), Nitrógeno y los demás nutrientes (caso potasio) previamente
incorporados al suelo y/o aplicados (Ej. Fertilizantes sintéticos) en sus etapas claves
(bulbificación, previo a la maduración). Cebolla bajo riego localizado (goteo) debería
obviar la fertilización sintética al suelo y demandara una fertilización también localizada,

52
es decir junto con el agua de riego (fertirrigación). Este tipo de fertilización exigirá un
plan detallado y puntual, recordando que la cebolla es un cultivo sensible a la salinidad
y que estos suelos son potencialmente salinos. Entonces se debe elaborar un
diagnostico detallado y hacer las recomendaciones en base a las necesidades actuales
del suelo y la planta. La fertilización foliar de macronutrientes (Nitrógeno, Potasio,
Fósforo, Calcio, Azufre, Magnesio) en el cultivo no ha resultado exitosa, lo cual es
explicado por la cubierta cerosa (cutícula) típica de las cebollas entre otras cosas.

En resumen, un plan integrado de fertilización estará dividido en una etapa de


diagnostico (análisis del suelo, planta y clima) y otra de recomendación basada en los
resultados de los análisis. Algunos de los importantes componentes de este sistema
incluirán el uso de todas las posibles fuentes de nutrientes (enmiendas y
acondicionadores), un uso de niveles adecuados de los nutrientes deficientes, uso de
cultivos de cobertura (Cuadro 1), fertilizantes orgánicos, inorgánicos y biofertilizantes,
micorrizas, residuos de cultivos, y el uso de cultivares eficientes nutricionalmente. El
uso de enmiendas orgánicas de origen vegetal, animal o mezcla apropiadamente
compostados en una agricultura sustentable debería estar enfatizado inicialmente en el
mejoramiento de las propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo y no pensar
en cumplir adicionalmente con los requerimientos nutricionales totales del cultivo. De
esta forma aplicaciones adecuadas y periódicas de fertilizantes orgánicos evitarían los
problemas comunes generados tales como contaminación del suelo, agua, cultivo y
ambiente, altos costos por transporte y almacenamiento, etc. Según algunos
investigadores, una tonelada de estiércol fresco suple 2,5 kg de Nitrógeno si es
incorporado el mismo día, pero su suplencia será menor si su incorporación es
postergada o retrazada. Se requerirá de al menos 18 toneladas de estiércol para
equiparar el Nitrógeno contenido en 45 kg de Urea (45 % de Nitrógeno). Esto ocurre en
condiciones de clima templado, ahora existe un controvertido y escasamente
investigado tópico sobre el comportamiento y disponibilidad de los fertilizantes
orgánicos en la solución de suelos en los trópicos.

II. Manejo del microclima (radiación solar y aire) y el agua


Existen diversas técnicas del manejo de microclima, manejo del agua y control de la
erosión, las cuales contribuyen a crear condiciones favorables para la vida vegetal y
animal, conservando el suelo y agua y reduciendo los riesgos climáticos. Técnicas que
mejoran la disponibilidad de agua para los cultivos, especialmente en regiones
semiáridas y áridas, jugando a su vez un rol importante en el aumento de la producción
de biomasa y la disponibilidad de agua para los humanos y animales. Algunas de estas
técnicas incluyen mulching (cobertura), rompevientos, cosecha de agua (microcuencas,
cisternas, lagunas) y siembras en surcos y franjas, además de apropiados sistemas y
diseños de riego.

A. Acolchado (Mulching)
La cobertura del suelo es una técnica importante para mejorar el microclima del suelo,
aumentar la vida del suelo, estructura y fertilidad, conservando la humedad del suelo,
reduciendo el crecimiento de malezas, control de enfermedades, previniendo daños por
el impacto de la radiación solar y las lluvias (control de erosión), y reduciendo la

53
necesidad por la labranza. Existen acolchados sintéticos (Ej. Plásticos) y orgánicos. Las
coberturas orgánicas tradicionalmente usadas incluyen capas de pasto seco, residuos
de cultivos (heno, bagazo, hojas, etc.), material fresco de los árboles, arbustos, pastos,
malezas, material compostado y plantas vivas (cultivos de cobertura, abonos verdes,
ver Cuadro 1). Adetunji, un investigador de Africa Tropical en 1994 estudio la respuesta
de la cebolla al uso de tres coberturas orgánicas (cáscaras de maní, residuos de sorgo
y aserrín) y una sintética (plástico transparente de 0.035 mm de espesor) en el
semiárido tropical de Nigeria. Los resultados demostraron que usando mulch plástico,
los rendimientos de bulbos de cebolla fueron 80 % mas altos que sin usar cualquier
cobertura y 25 % mas altos con respecto a el uso de cualquiera de las coberturas
orgánicas.

Los efectos del acolchado dependerán de su composición y color, la cantidad aplicada,


época de aplicación y de la taza de descomposición del mulch. Sin embargo existen
ciertas limitantes en esta técnica como lo son: una insuficiente disponibilidad del
material de cobertura, suelos no aptos, compactación del suelo y problemas de plagas
(roedores, insectos, hongos, malezas persistentes).

B. Rompevientos
Los rompevientos mejoran el microclima y disminuyen la erosión eólica, pueden estar
formados por barreras vivas, bandas de especies maderables plantadas juntas y
generalmente situadas alrededor de los campos de siembra. Las paredes de piedras o
grupo de árboles dispersos pueden hacer similar función. Adicionalmente de influenciar
el microclima, los rompevientos pueden ser útiles en mantener animales fuera, producir
frutas, hierbas, sombra, mulch, leña o combustible. Además de jugar un rol importante
en el balance de las poblaciones de las plagas.

C. Manejo del recurso Agua de riego


Cuando relacionamos el recurso agua y la producción agrícola nos estamos refiriendo a
una agricultura de regadío o bajo riego y en este caso dependerá tanto de su cantidad
como calidad. El agua cada día se torna un recurso más escaso y preciado para una
población mundial en aumento, haciéndose esto más notorio en las regiones áridas y
semiáridas. En las regiones semiáridas de Venezuela donde las hortalizas como la
cebolla es un cultivo común, la precipitación es excedida por la evaporación. Aquí, la
evaporación promedio anual es de 3100 mm y la precipitación de 500 mm, lo cual
corrobora a simple vista un déficit hídrico. Este déficit es suplido por agua de lluvia
captada en lagunas y mayormente por agua proveniente de pozos profundos. Sin
embargo, el rendimiento de estos pozos ha ido mermando por aumentar su numero,
trayendo como consecuencia una sobre explotación del acuífero, lo que significa que el
volumen extraído es mucho mayor que la recarga natural.

Aunque la práctica de riego ha sido realizada en el mundo desde hace milenios,


solamente a finales del siglo pasado se ha empezado a reconocer la importancia de la
calidad del agua de riego. Esto es de particular interés en las zonas áridas y
semiáridas. En estas zonas debido al aumento de la demanda y a la disminución de las
fuentes de agua de buena calidad, los agricultores han comenzado a utilizar aguas

54
salinas, sodicas y residuales. Esto origina consecuencias graves si no se tiene el
conocimiento adecuado para un buen manejo. En adición, con relación a los aspectos
ambientales, la calidad del agua requiere una considerable atención, por la presencia
de pequeñas cantidades de sustancias potencialmente nocivas. Esta situación por tal,
ha generado cambios en muchos lugares para el momento de la planificación del uso
del agua, requiriéndose entonces los estudios correspondientes para asegurar el mejor
uso posible de las aguas disponibles de acuerdo a su calidad. En este sentido,
numerosos investigadores refieren el concepto de calidad del agua a las características
que puedan afectar su adaptabilidad a un uso específico, definida por una o más de sus
propiedades físicas, químicas o biológicas. Estas propiedades del agua están
determinadas por la concentración total de sales solubles y por su composición iónica.
Esta última es referida a la concentración relativa de sodio con relación a otros
cationes, composición aniónica del agua, especialmente la concentración de
bicarbonatos y carbonatos y a la concentración de Boro y otros elementos que pueden
ser tóxicos para el crecimiento de la planta.

La efectividad y eficiencia de cualquier sistema de riego dependerá en gran parte por el


tipo de interacción calidad de agua-suelo. El valor y la productividad de los suelos
dependerán a su vez de la composición y concentración de la solución del suelo y la
composición de los cationes adsorbidos en la fase de intercambio de las arcillas del
suelo. La fracción de suelo responsable para determinar el comportamiento físico de los
suelos es el coloide arcilla, así mismo el grado de interacción entre la solución y las
partículas de suelo, depende del tipo y cantidad de arcilla. Se ha determinado que las
propiedades físicas y mecánicas de los suelos (dispersión, estructura, estabilidad) son
muy sensitivas al tipo de iones intercambiables. Los iones divalentes (principalmente
calcio) imparten propiedades físicas favorables al suelo, mientras que el sodio
adsorbido causa estrés en la mayoría de los cultivos. Este estrés es debido ya sea a los
efectos osmóticos y de ion especifico en las plantas o cambiando las propiedades
mecánicas de los suelos (baja permeabilidad al agua y al aire) a través de la dispersión
y expansión de las arcillas. Esta interacción agua-suelo define la fertilidad del suelo y
por tal la nutrición del cultivo.

Un buen sistema y diseño de riego y plan de fertilización de un suelo para la nutrición


de hortalizas deberían de tomar en consideración que estos cultivos son de ciclo corto,
con un alto contenido de humedad (mayor del 90 %), sensible a las sales y condiciones
acidas en el suelo y de alta afinidad con microorganismos (bacteria nitrificantes,
micorrizas, etc.) además de conocer que los suelos donde son producidos estos rubros
presentan limitantes generalmente físicas y son potencialmente ácidos y salinos, en fin
tratar de evitar la degradación de estos tan preciados recursos en este frágil ecosistema
tropical. De esta manera conociendo estas limitaciones de suelo y agua se debe pensar
en establecer sistemas y diseños alternativos de riego, caso riego localizado. Por
supuesto sin olvidar el mejorar la calidad del suelo con el uso de una mayor densidad
de siembra, enmiendas (acondicionadores, polímeros orgánicos o sintéticos, materiales
orgánicos, etc.), mulching, labranza conservacionista.

55
Literatura
Adetunji, I. A. 1994. Response of onion to soil solarization and organic mulching in semi-
arid tropics. Scientia Horticulturae. 60:161-166.

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Universidad de Londres, Inglaterra.

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Rodale, M. 2000. Vegetables. Rodale organic gardening basics. Volume 3. California,


USA.

56
MANEJO INTEGRADO DEL AGUA (RIEGO)

Héctor Miranda

I. Introducción.
Independientemente de la escala o magnitud del sistema de riego, para la obtención
de productividades elevadas y productos de buena calidad es necesario un manejo
racional del agua. Existe una falsa creencia de que usando agua en exceso, por lo
menos se aseguran los requerimientos hídricos del cultivo y que si se utiliza riego
deficitario se está economizando agua. Los dos extremos realmente son
perjudiciales y van en detrimento de la producción. Exceso de agua significa perdida
de suelo, lavado de nutrientes, malas condiciones de aireación, levantamiento del
nivel freático y problemas fitosanitarios entre otros, mientras que déficit de agua de
riego, acarrea problemas de salinidad, somete el cultivo a periodos de estrés que
perjudican la producción y hace la agricultura insostenible en tiempo.

La práctica del riego ha sido muy controversial y siempre se ha manejado


empíricamente. Asumir esta actividad con mayores criterios técnicos constituye el
gran desafió para el éxito de la agricultura irrigada. El productor agrícola debe
convertirse realmente en un técnico, nutriéndose de los conocimientos necesarios
que le permitan reponer agua al suelo en cantidades adecuadas en momentos
oportunos y manejar estados fisiológicos del cultivo que lleven a mayores
rendimientos y productos de mejor calidad.

Para un manejo integrado del riego y un uso racional del agua es indispensable el
conocimiento de parámetros de cultivo, suelo y clima y su interrelación en el
continuo suelo-agua-planta-atmósfera.

En esta sección se enfatiza el uso racional y eficiente del riego por medio de
informaciones básicas relacionadas a las exigencias hídricas de las hortalizas y la
descripción de métodos de manejo del agua de riego. Por lo tanto es necesario el
conocimiento de la disponibilidad de agua y su retención por la matriz del suelo,
algunas características físicas del suelo, profundidad radical del cultivo, necesidades
hídricas del cultivo y su estimación y potenciales críticos de humedad en el suelo a
partir del cual se afecta la productividad del cultivo.

II. El riego.
El riego puede ser definido como “una técnica de producción que consiste en la
aplicación oportuna y uniforme de agua a un perfil de suelo, para reponer en éste, el
agua consumida por los cultivos entre dos riegos consecutivos, tomando en cuenta
tanto la calidad como la cantidad del agua utilizada”.

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Analizando la definición del riego se puede decir que lo que se riega es el suelo y no
la planta, de esta forma se repone en el suelo la cantidad de agua que ha sido
extraída o consumida por las plantas, a lo largo del periodo comprendido entre dos
riegos consecutivos. De allí la importancia del suelo en el riego.

Se toma en cuenta además no solo la superficie del terreno si no, el perfil en


profundidad como sitio de almacenamiento del agua en el volumen de suelo
ocupado por las raíces, que son los órganos encargados de absorber el agua que
las plantas utilizan para el desarrollo de sus funciones vitales como la transpiración.

Cuando se habla de aplicación oportuna se hace énfasis en las plantas no sean


sometidas a periodos de déficit de agua, por dejar pasar mucho tiempo entre un
riego y otro, ni que las plantas se vean sometidas al exceso de agua en el perfil del
suelo, donde se encuentran la masa de raíces de un cultivo.

El riego debe ser realizado con una técnica adecuada que permita el
almacenamiento uniforme del agua en el perfil del suelo, es decir en profundidad, de
modo que las plantas al inicio de la zona regada no sufran por excesos de agua ni al
final por falta de ella. La aplicación del agua permitirá incorporar al perfil del suelo la
cantidad de agua consumida por el cultivo entre dos riegos consecutivos.

A. Objetivos del riego.


a.- Proporcionar la humedad suficiente para el desarrollo de los cultivos.
b.- Asegurar las cosechas contra las sequías.
c.- Enfriar el suelo y la atmósfera para mejorar las condiciones ambientales para el
desarrollo vegetal (enfriar el suelo)
d.- Lavar o diluir las sales contenidas en el suelo.
e.- Ablandar los terrones de tierra.

III. Aspectos negativos del riego.


Cuando los sistemas de riego son mal manejados pueden causar una variedad de
problemas del medio ambiente. La elevación de las capas freáticas, por aplicaciones
excesivas de agua, la filtración de los canales de drenaje y un drenaje inadecuado,
producen salinización e inundaciones, lo que reduce el rendimiento de las cosechas.
Por el contrario, extraer en exceso el agua de las capas freáticas agota las reservas
y amenaza la viabilidad a largo plazo de los sistemas de riego y del rendimiento
agrícola que sostienen.

a.- efectos en el suelo: encharcamientos, incremento en la salinidad, compactación,


erosión, reducción de la permeabilidad y la aireación.
b.- efectos en el agua: contaminación, proceso de eutroficación.
c.- efectos en la sanidad ambiental: incremento de insectos vectores de
enfermedades por encharcamientos, formación de lagunas y suelos saturados.

58
IV. Métodos de riego.
Son técnicas utilizadas para la aplicación del agua en las áreas cultivadas. La
selección de cada método va a depender de varios factores de carácter agronómico,
características dadas de suelo y cultivo, condiciones climáticas, sistemas de
producción, actitud del productor frente a las tecnologías, grado de conocimiento
que tenga de los métodos de riego, posibilidades económicas, entre otras permitirán
hacer la selección del método más adecuado.

A. Riego por gravedad o superficie.


Consiste en la aplicación de agua en la parte más alta del terreno y recorre la
superficie del terreno. Puede ser conducida por surcos o aplicarse como manto para
inundar el terreno. Es el más utilizado en el mundo por su facilidad y bajo costo.

B. Riego por surco:


Consiste en la aplicación de agua a través de pequeños canales (surcos) entre
hileras de cultivo. El agua corre hacia abajo en pendiente ligera hacia un colector de
drenaje o permanecer almacenada en el surco. En proyectos de pequeña escala, se
usa para cultivos de alto valor que no pueden tolerar condiciones variables de
precipitación.

Surcos con salida de agua al pie


x Surcos rectos
x Surcos en contorno
x Serpentín encadenado

Surcos sin salida de agua al pie


x Surcos rectos
x Surcos en contorno
x Surcos con tapa
x Surcos con pocetas
x Canteros

C. Riego por inundación.


Consiste en aplicar agua en mantos a una superficie de terreno delimitada por
terraplenes donde el agua permanece en la superficie hasta que se infiltra en el
suelo, donde se almacena para ser usada por la planta posteriormente. El tamaño
de la melga dependerá de las características del suelo, topografía, entre otros. Para
proyectos de pequeña escala, se propone realizar las melgas de modo que puedan
ser utilizadas como pequeñas cuencas de captación del agua de lluvia.

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Los métodos más usados de riego por inundación son:

x Acequias en contornos
x Melgas y franjas rectas con salida de agua al pie
x Melgas y franjas rectas sin salida de agua al pie
x Melgas en contorno con salida de agua al pie
x Melgas en contorno con salida de agua al pie
x Tanques

D. Riego a presión.
El agua es conducida por conductos sometidos a presión, descargando mediante
dispositivos colocados en los conductos terminales de la red.

E. Riego por aspersión.


Aplicación de agua al suelo simulando la lluvia mediante dispositivos denominados
aspersores, se utilizan caudales entre medios y grandes que requieren de presiones
moderadas a altas.

F. Riego localizado.
Aplicación de agua por medio de emisores que descargan bajos caudales con una
alta frecuencia, humedeciendo una porción del suelo donde está ubicada la planta.

G. Métodos de riego en pequeña escala.


"Riego a pequeña escala para zonas áridas: principios y opciones" promueve las
técnicas de riego de alta frecuencia, eficiente, bajo volumen, humedecimiento de
zona parcial, unidad agrícola y bajo costo.

Generalmente se piensa y se supone que si un poquito de algo es bueno, entonces


más de lo mismo tiene que ser mejor, en el riego (como también en muchas otras
actividades), apenas lo suficiente es lo mejor, por que cuando se usan excesos se

60
producen efectos negativos en la producción.

Las técnicas de riego que se describen son el resultado de combinar adelantos


revolucionarios de la ciencia de la irrigación logrados en los últimos decenios, con
tecnologías tradicionales utilizadas con éxito durante siglos. Hoy es posible
mantener condiciones de humedad del suelo casi óptimas, eliminando así los
problemas de anegamiento y salinización, a la vez que se economiza agua a lo largo
del ciclo agrícola, respondiendo continuamente a las variables etapas del clima y del
crecimiento de los cultivos.

Aunque estos métodos se aplican a gran escala en los países industrializados, no


tienen que depender de un equipo manufacturado costoso ni de insumos de alta
energía. Hillel explica cómo se pueden utilizar jarras sencillas de barro poroso,
tuberías de plástico perforadas y otro equipo de bajo costo, a fin de regular el flujo
de agua hacia las cosechas.

1. Vasijas porosas.
x Se colocan vasijas de cerámica porosa y cocida a fuego bajo en la superficie o
enterradas en el suelo en la zona de las raíces. Al llenarse de agua y de
fertilizantes disueltos, los receptáculos de barro permeable sueltan agua y
elementos nutritivos al suelo.

--

x Tuberías de cerámica cortadas en secciones como fuentes lineales para


alimentar terrenos alargados.

-- --

2. Tuberías de plástico.
x Tuberías de plástico moldeado o de plástico extruido, perforadas a mano e
instaladas en el terreno para simular riego por goteo.
x Secciones verticales de tuberías de plástico (o incluso recipientes descartados
de plástico, por ejemplo botellas), enterradas en el suelo.

61
x Vasijas de plástico delgadas llenas de arena o grava para ofrecer resistencia
mecánica a la trituración.

3. Riego por goteo artesanal:


El riego artesanal se puede enmarcar en lo que Hilel a denominado riego a pequeña
escala, ya que mantiene los principios de promover las técnicas de riego de alta
frecuencia, busca mejorar la eficiencia utilizando bajo volumen, humedecimiento
solo la zona donde se encuentran las raíces, y por otro lado de menor costo que los
sistemas convencionales de riego por goteo.

El sistema de riego artesanal está constituido básicamente por mangueras de


plástico de polietileno de baja presión, de diámetro 16 mm, en ella se colocan los
goteros o emisores los cuales pueden ser construidos de diferentes maneras, entre
ellas se mencionan:

a.- Perforación de la manguera con sacabocado, mecha o clavo caliente, se cubre el


orificio con un filtro de tela sintética geotextil, tela de poliéster. El material es unido a
la manguera mediante un niple construido con un trozo de la misma manguera
abierto longitudinalmente.

b.- Gotero construido con material utilizado para tejer sillas, mimbre, introduciendo
en su interior un trozo de alambre liso, el cual puede ser doblado para calibrar el
caudal emitido por el gotero, igualmente se perfora la manguera con sacabocado,
mecha o clavo caliente, por donde se introduce el elemento construido con el
mimbre y el alambre liso.

62
V. Disponibilidad de agua en el suelo.
No toda el agua que se encuentra retenida en el suelo esta disponible para el cultivo,
existe una fracción que la planta puede extraer con facilidad, otra a la cual tiene acceso
pero con mayor grado de dificultad y una tercera que está tan fuertemente retenida por
la matriz del suelo que la planta no puede extraer. Vista esta clasificación, el agua
retenida por la matriz del suelo la podemos dividir en agua útil y agua no aprovechable
por el cultivo. El agua útil es la retenida entre los potenciales correspondientes a
capacidad de campo y el punto de marchitamiento permanente. El contenido de agua a
capacidad de campo, como su nombre lo indica, puede ser determinado en condiciones
de campo después de una fuerte lluvia o un riego abundante, luego que el suelo haya
drenado toda su agua gravitacional, que generalmente ocurre 24 horas después de
drenado toda su agua gravitacional, que generalmente ocurre 24 horas después de
dichos eventos. El contenido de agua en el punto de marchitamiento permanente
depende mucho del cultivo y por lo general se ha tomado como el contenido de agua
retenido a la tensión de 15 bares, en términos prácticos significa aquel punto donde una
planta en crecimiento activo presenta perdida de turgencia en las hojas y de la cual no
se recupera luego de colocada en un ambiente bien irrigado y una atmósfera saturada
durante la noche

Por lo ya expuesto anteriormente el agua útil se puede dividir en dos fracciones que son
complementarias, la fácilmente y la difícilmente utilizable. Desde el punto de vista
agronómico, el riego de los cultivos debe ser manejado en la fracción de agua
fácilmente utilizable y basado en esta definir el agotamiento del agua útil que está muy
en la dependencia del cultivo en cuestión y de su potencial crítico de humedad en el
suelo (cuadro 2 ) (figura 1).

Cuadro 2.

Para la determinación absoluta de la humedad disponible para la planta se hace

63
necesario el conocimiento de ciertas características del perfil del suelo, entre ellas, la
estratificación y la densidad aparente en la profundidad alcanzada por el sistema radical
del cultivo. De esta forma se tiene que:

Lutil = (cc-pmp).Da. Z /100.

donde:

cc = capacidad de campo

pmp = punto de marchitamiento permanente

Da = Densidad aparente

Z = profundidad radical.

Luego de calcular la lámina útil y determinar el porcentaje de agotamiento (%Ag)


mediante la figura 1, se está en capacidad de establecer la lámina a reponer en cada
riego o lámina faltante mediante:

Lf = Lutil x Ag.

Figura 1. Humedad disponible para la planta

VI. Las necesidades de agua de las hortalizas


En lo que respecta a las necesidades hídricas Doorenbos y Kassam (l979) por
intermedio de la Dirección de Fomento de Tierras y Aguas de la FAO, establecen de
carácter general algunas relaciones hídricas de diferentes cultivos. Para la estimación
de las demandas hídricas proponen varios métodos entre ellos el más sencillo, práctico
y accesible a un productor agrícola es el de la tina de evaporación (figura 2) y con
resultados bastante satisfactorios.

64
Para la utilización del método antes mencionado se requiere de información climática
como la evaporación de tina, velocidad media diaria del viento y la humedad relativa
promedio, que pueden ser obtenidas en una estación cercana a la unidad de
producción, o en su defecto el productor podría disponer de una miniestación, que
realmente no representa un alto costo vista la gran utilidad que tiene.

Figura 2. Tina de evaporación

Con la información climática (humedad relativa y velocidad del viento), se obtiene el


coeficiente de tina por intermedio de tablas que presenta la FAO para tal fin (cuadro 3).
Este coeficiente realmente se mantiene constante y es específico para una determinada
región. La evaporación de tina al ser afectada por el coeficiente antes mencionado,
permite el cálculo de la evapotranspiración del cultivo de referencia mediante ETo = Kp
x Ev. La evapotranspiración del cultivo de referencia (ETo) es un concepto que solo
involucra las condiciones climáticas de un lugar determinado y para obtener la
evapotranspiración del cultivo, la ETo debe ser afectada por un coeficiente de cultivo,
que ya han sido establecidos por estudios de la FAO para la gran mayoria de los
cultivos agronómicos en sus diferentes fases de desarrollo.

De esta forma la evapotranspiración del cultivo (ETc) o demandas hídricas se obtienen


mediante ETc = Kc x ETo, la cual puede ser expresada diariamente o para el periodo
que sea necesario

Cuadro 3. Coeficientes de tina

VII. Consideraciones sobre la calidad del agua de riego y la tolerancia de los


cultivos a la salinidad.

65
Las demandas determinadas anteriormente son estrictamente para satisfacer las
necesidades hídricas del cultivo. Hacer que la actividad agrícola sea perdurable y
sostenible en el tiempo requiere de un manejo racional del recurso hídrico y del suelo.
En este sentido es necesario el conocimiento de la calidad agronómica del agua de
riego y la tolerancia de los cultivos a la salinidad para definir las fracciones de drenaje
que se deben adicionar a las demandas hídricas a reponer y así establecer las láminas
de riego.

Existe suficiente información que puede ser utilizada en el manejo del riego para
mantener un balance salino favorable al desarrollo del cultivo y esta ha sido relacionada
con niveles de salinidad en los cuales se afecta el rendimiento del cultivo (cuadro 4).
Basado en esta información y en los niveles de salinidad del agua de riego, el productor
puede determinar la fracción de lavado que evitaría reducción en los rendimientos o una
fracción menor tolerando cierta disminución preestablecida.

Teniendo en consideración criterios de reducción de rendimiento y la calidad del agua


de riego, el técnico a cargo de la programación puede determinar los requerimientos de
lavado de la manera siguiente:

RL = Cei/2Ces.

donde :

RL = requerimiento de lavado

Cei = conductividad electrica del agua de riego

Ces = conductividad eléctrica del extracto de pasta saturada a la cual ocurre


una reducción preestablecida de la producción.

En la práctica del riego es necesario conocer la eficiencia y la perdida que ocurre por
percolación. Si esta última es superior a la fracción de lavado, no hay necesidad de
acrecentar dicha fracción a las demandas hidricas a reponer porque ya estaría incluida
en la percolación. Caso contrario si se tienen riegos de alta eficiencia y bajas perdidas
por percolación debe considerarse la fracción de lavado.

66
Cuadro 4. Niveles de salinidad de las hortalizas

VIII. Métodos de manejo del riego.


El riego debe ser realizado cuando la deficiencia de agua en el suelo es capaz de
causar disminución acentuada en las actividades fisiologicas de la planta y
consecuentemente afectar el desarrollo e la productividad. En la practica, ese criterio es
simplificado de acuerdo con cada caso particular, pudiendo estar basado en aspectos
relacionados a la planta, al suelo, a condiciones practicas limitantes o, conjuntamente,
en mas de un criterio.

La cantidad de agua aplicada por riego, que de manera general, es la necesaria para
elevar la humedad a capacidad de campo en el estrato de suelo correspondiente a la
profundidad efectiva del sistema radical, puede ser determinada de dos maneras: la
primera, basada en el suelo, consiste en determinar su humedad momentos antes del
riego; la segunda, basada en la planta, consiste en determinar el agua
evapotranspirada por el cultivo entre dos riegos consecutivos. Habiendo problemas de
salinidad, lo que ocurre principalmente en regiones áridas y semiáridas, se debe aplicar
una fracción de agua adicional para mantener el balance de sales en el suelo en un
nivel aceptable.

Los métodos comúnmente empleados para el manejo del riego son los basados en la
frecuencia de riego, en el balance de agua y el de la tensión de agua en el suelo. El de
la frecuencia de riego, a pesar de utilizar pocos criterios es el más común. Los métodos
de balance y de la tensión de agua en el suelo son mas eficientes y racionales en el
control del riego, son menos utilizados debido a que requieren un poco mas de
conocimientos.

La forma de distribución de agua a los usuarios es un factor que determina la


escogencia del método de manejo de riego. En el caso de rotación o turnos en días
fijos, lo que es común en sistemas de riego colectivos, el método de la frecuencia de
riego fija es el más indicado. Ya en la distribución por demanda, en que el agua esta
siempre disponible, o en proyectos aislados, en que esta es bombeada por el usuario,
los riegos pueden ser realizados en de frecuencia variable, de acuerdo con las
necesidades hídricas del cultivo, por medio del método del balance o el de la tensión de
agua en el suelo.

Un manejo integral del riego debe incluir un uso racional de los recursos involucrados
de manera que se puedan obtener altas productividades, productos de calidad y una
actividad agrícola perdurable y sostenible en el tiempo. Los recursos que intervienen en
el proceso productivo principalmente están representados por suelo, cultivo, agua y
mano de obra. Los métodos de manejo de riego basados en el balance de agua y el de
la tensión de agua el suelo garantizan un uso más racional de estos recursos.

67
A. Método de la frecuencia fija.
A pesar de ser el más sencillo es utilizado de manera inadecuada, por lo general el
productor riega con una frecuencia de un determinado número de días fijos y durante
un determinado número de horas y sin tener la mas remota idea de la lámina de riego
aplicada.

Esta debe ser determinada considerándose la fracción de agua fácilmente utilizable, o


lo que es lo mismo, la lámina útil afectada por el agotamiento permitido, este último
definido por el nivel critico de agua en el suelo a partir del cual se afecta la
productividad del cultivo. Una vez definida la lámina a reponer en cada riego, la
frecuencia se determina dividiendo esta por el consumo diario promedio del cultivo
(evapotranspiración del cultivo)

B. Método del balance de agua en el suelo.


Consiste en la realización de un control sistemático de la precipitación,
evapotranspiración, lámina de riego y pérdidas por precolación profunda y escurrimiento
superficial. Asi el riego debe ser efectuado cuando el déficit de agua determinado por el
balance se iguale a la lámina o agotamiento permitido.
n

donde: ¦ ( ETc
i 1
i– Pei ) t Lf

n = número de dias entre dos riegos cosecutivos


ETc = evapotranspiración del cultivo en mm/dia
Pe = precipitación efectiva en mm/dia
Lf = lámina faltante o agotamiento permitido

C. Método de la tensión de agua en el suelo.


El manejo del riego por este método es sencillo. El riego debe ser efectuado siempre
que la tensión alcanzar un valor máximo que no perjudique el desarrollo del cultivo.
Suficientes estudios ya han sido realizados y las tensiones criticas para los principales
cultivos agronómicos se han establecido (cuadro 2).
El control de la tensión es generalmente realizado con la ayuda de tensiómetros (figuras
3 y 4).

68
Figura 4. Tensiómetro

Figura 3. Tensiómetro

Literatura.
CODEL, Vita. 1981. Proyectos hídricos a
pequeña escala ambientalmente
seguros. Editorial

Doorenbos, J., A. Kassam. 1979. Efectos del agua sobre el rendimiento de los cultivos.

FAO. Riego y Drenaje N˚ 33., Roma–Italia, 212p.

Doorenbos, J., W Pruitt. 1976. Las necesidades de agua de los cultivos. FAO. Riego y
Drenaje N˚ 24., Roma–Italia, 194p.
FAO (organizacion para la alimentaciopn. 2002. Sistemas de riego a pequeña escala.
[www. Fao org]

FAO. 2002. Small scale irrigatión . [www. Fao.org/Smallscaleirrigatión]


Juan Valero, J., F. Martin de Santa Olalla y C. Fabeiro Cortés. 1992. La programación
0de riegos. (I) Los objetivos y los métodos. Riegos y Drenajes XXI. 66: 19-27.

Marouelli, W., W. Silva y H. Silva. 1996. Manejo da irrigação em hortaliças. EMBRAPA–


SPI/EMBRAPA–CNPH. Brasília. 72 p.

69
FERTIRRIEGO
Miguel Cañamero Kerla

I. Introducción
Entendemos por fertigación, nutrirrigación o fertirrigación, la técnica de incorporar los
fertilizantes disueltos en el agua de riego con el objetivo de regar y nutrir al mismo
tiempo un cultivo, combinando los dos principales factores de desarrollo: el agua y los
nutrientes. Se trata de una técnica o práctica que en zonas de cultivo intensivo tenía
una cierta importancia, pero en la actualidad con el auge de los sistemas de riego
localizado, se está aplicando de una manera generalizada en todo el mundo.

En el Perú la rápida expansión que en los últimos años ha tenido la técnica del riego
localizado de alta frecuencia, ha superando en la actualidad las 50.000 has, y su
paulatina introducción en zonas de agricultura tradicionalmente de regadío extensivo y
climatología adversa ha obligado, tanto al técnico como al agricultor, a adaptar y
asimilar esta nueva filosofía sobre riego. La implantación de la fertirrigación ha seguido
pareja al crecimiento del riego localizado, pero a las pautas de aplicación de fertilizantes
se le han dedicado muchos menos recursos que a las del agua. No es extraño
encontrar hoy en día los más modernos sistemas de riego aplicando fertilizantes según
criterios de abonado tradicional. Con la fertirrigación nos encontramos, en realidad, ante
un nuevo sistema de cultivo más que ante un nuevo sistema de riego.

II. Tipos de fertirrigación


Dependiendo de los diferentes sistemas de riego empleados podemos diferenciar dos
clases de fertirrigación:

x Fertirrigación en riegos de alto caudal y baja frecuencia.


Están incluidos los riegos por inundación y aspersión, ya sea ésta con instalaciones
fijas o móviles. En este caso la fertirrigación, generalmente, se reduce al aporte de
abonos nitrogenados en el agua de riego, en sustitución de la aportación de
cobertera con el abono tradicional, fraccionando la aplicación durante parte del ciclo
vegetativo.

x Fertirrigación en riegos de bajo caudal y alta frecuencia.


En este apartado están incluidos todos los sistemas de riego localizado,
denominados así por mojar solamente una parte de la superficie del suelo, donde se
efectúa la aportación de macro elementos y también a veces de micro elementos, a
través del agua durante el ciclo del cultivo.

x Fertirrigación en hidroponía.
Aplicación de soluciones nutritivas completas, con todos los macro y microelementos, a cultivos en los
que el sistema radicular se encuentra en un soporte prácticamente inerte.

70
A lo largo de este tema se desarrollarán, fundamentalmente, los conceptos de
fertirrigación en el riego localizado de alta frecuencia o riego por goteo.

III. Inconvenientes y ventajas de la fertirrigación


La técnica de la fertirrigación al ser aplicable a todos los sistemas de riego, proporciona
mayores beneficios que el abonado tradicional, pero tiene su máxima razón de ser
cuando empleamos un sistema de riego localizado de alta frecuencia, por lo cual
haremos referencia fundamentalmente a este sistema a la hora de exponer sus
ventajas e inconvenientes.

INCONVENIENTES

x Si no existe un buen reparto del agua no hay, lógicamente, una buena distribución de
los fertilizantes. En los riegos a manta o inundación se precisa una buena nivelación
del terreno para que el agua se reparta lo más uniformemente posible, mientras que
en los riegos localizados se precisa un adecuado coeficiente de uniformidad de la
instalación, al ser la nutrición de cada planta, proporcional al agua que recibe.

x No todos los fertilizantes pueden aplicarse mediante fertirrigación, deben reunir unas
características especiales en cuanto a solubilidad, pureza, bajo índice de salinidad,
pH, etc.
Como consecuencia de la pureza de estos productos, hay que prestar mucha
atención a las posibles carencias de micro elementos.

x Posible formación de precipitados en las instalaciones de goteo si no se usan aguas


adecuadas y/o fertilizantes específicos.

x Es necesaria una mayor preparación técnica, pues la fertirrigación puede conducir a


fracasos si no es bien realizada y controlada.

VENTAJAS

x Comodidad de aplicación de los fertilizantes y ahorro de mano de obra.


La aplicación manual o mecánica de los fertilizantes es siempre más costosa,
dificultosa e inexacta que la aplicación mediante fertirrigación a través de equipos
perfectamente preparados para tal fin.

x Evita la compactación del suelo al suprimir el paso de la maquinaria de abonado.


El transporte de fertilizante a través del agua de riego no produce ningún perjuicio a
las condiciones físicas del suelo.

x Perfecta dosificación y control de la fertilización.


Las técnicas y equipos modernos utilizados para la fertirrigación (bombas hidráulicas,
eléctricas, etc.) permiten ajustar la dosis exacta de nutrientes según las necesidades

71
de las plantas. Estas ventajas son aún superiores cuando utilizamos equipos que
permiten efectuar la fertilización en función del caudal de agua que se suministra al
cultivo.

x Posibilidad de fraccionamiento del abonado.


La permite acompasar las aportaciones de los diferentes nutrientes a las
necesidades de las plantas a lo largo de su ciclo y posibilita la corrección de
cualquier desviación o carencia que se detecte en el desarrollo vegetativo.

x Distribución de los nutrientes a lo largo del perfil del suelo explorado por las raíces en
función del nivel mojado, lo que facilita una mejor asimilación radicular. En la
fertirrigación, y especialmente en el riego por goteo, la movilidad del fósforo y potasio
en el bulbo es superior a la que tiene lugar en el abonado tradicional, estando a
disposición de un mayor número de raíces.

x Ahorro de fertilizantes.
El fraccionamiento de los nutrientes durante el ciclo de cultivo, supone una
alimentación prolongada y sostenida de la planta lo que facilita y posibilita un mejor
aprovechamiento de los nutrientes y disminución de pérdidas por lixiviación del
nitrógeno. Si este fraccionamiento es casi diario, como sucede en el riego por goteo,
las pérdidas de elementos nutritivos pueden llegar a ser muy pequeñas. Posibilita la
disminución drástica de la contaminación por exceso de fertilización.

x Rapidez de actuación para corregir deficiencias carenciales.


Las que puedan surgir, no sólo de macroelementos, sino también de elementos
secundarios y micro elementos.

x Mejor asimilación de los nutrientes.


Especialmente cuando se trata de riego localizado, ya que al mantener una humedad
prácticamente constante en el bulbo la facilidad de asimilar los elementos por la
planta es más grande, lo que aumenta el ritmo de absorción de los mismos.

IV. Aspectos a tener en cuenta en la fertirrigación


x Estudio del suelo o substrato
- análisis químico
- análisis físico - poder de retención de agua

x Estudio de la calidad de agua de riego.


- salinidad, sodicidad, toxicidad, etc.

x Estudio de los fertilizantes: diseño de formulas


- estabilidad en almacenaje
- compatibilidad con el agua de riego
-compatibilidad con otros fertilizantes o agroquímicos

72
- corrosión

x Análisis de vegetales
- estado nutricional: macro y microelementos

x Sistema experto
- para recomendación de abonado:
- datos analíticos del suelo y vegetal
- consideración de datos de cosechas obtenidas con anteriores recomendaciones

x Sistemas de aplicación: mantenimiento y limpieza

x Sistema automático de dosificación


- de fertilizantes y agua

V. Necesidad de la fertirrigación
En la fertilización que hoy podemos denominar clásica, por distinguirla de la
fertirrigación, es decir aquella en que el aporte de los fertilizantes se lleva a cabo
sobre toda, o parte, de la superficie de cultivo, el suelo se utiliza y actúa como un
almacén o depósito de los elementos nutritivos, de donde los tomará la planta cuando
los necesite y encuentre, teniendo en cuenta que esta absorción de los elementos por
las raíces se realizará cuando los fertilizantes estén disueltos en agua (solución del
suelo).

Z O N A S A R ID A S Y S E M IA R ID A S

Figura 1.- Distribución de las raíces en riego localizado.

Cuando consideramos el cultivo con riego localizado la concepción del abonado debe
de ser distinta a la tradicional. Con la aridez de nuestra costa el sistema radicular de la
planta, al menos la parte más activa para la absorción, se halla concentrada

73
principalmente en las zonas o franjas húmedas que originan este tipo de riegos
(denominadas bulbos húmedos) y que representan solamente una parte pequeña del
volumen de suelo (figura 1). En riego localizado si se aplican los abonos sobre toda la
superficie es, como mínimo, un dispendio innecesario, puesto que lo que no se deposite
en las inmediaciones del bulbo húmedo tiene muy pocas probabilidades de ser
absorbido por la planta, debido a que la escasez de lluvias motiva que los abonos no
puedan disolverse y que la falta de agua sea la causa de la existencia de muy pocas
raíces fuera de los bulbos para absorber lo que se disuelva.

Como la capacidad de almacenamiento (bulbos) es muy limitada no se pueden aplicar


cantidades grandes de abono, ya que una vez saturada la capacidad de
almacenamiento el resto se perderá. En consecuencia, tal y como sucede también con
el agua, las aportaciones en fertirrigación deben de ser de pequeñas cantidades para
evitar las pérdidas. Es decir que, por sus características agronómicas, el riego
localizado necesita la fertirrigación y el fraccionamiento de las aportaciones. Lograr este
fraccionamiento en los agricultores del sur del país ha implicado en muchos casos
redoblar metas de capacitación y demostraciones de métodos.

En riego localizado se sabe con toda exactitud donde se encuentran las raíces,
concentradas en las zonas húmedas o bulbos, y se dispone de un vehículo, el agua,
rápido y directo de acceso a ellas. Podemos pues, con la fertirrigación, situar los
fertilizantes en el entorno del sistema radicular de la planta y, por añadidura, ya en
solución. Con ello se consigue un contacto más rápido y directo que en el abonamiento
tradicional, así los fertilizantes se pueden aprovechar mejor. Si a esto le agregamos las
pérdidas por lixiviación que puedan ocurrir a causa de las escasas lluvias de la Sierra,
así como las ocurridas por desnitrificación, el abonado alcanza una mayor eficiencia lo
que permite reducir el número de unidades fertilizantes que es necesario aplicar. El
grado de reducción dependerá, fundamentalmente, del grado de fraccionamiento y del
manejo que se lleve a cabo en la aplicación, muy especialmente en el caso del
nitrógeno.

Los dos elementos, agua y fertilizante, van pues unidos y además con una relación
sinérgica, el agua mejora la absorción de los fertilizantes al tiempo que éstos hacen
más eficiente el consumo de agua por la planta. Con las premisas expuestas se
comprende que hoy en día no se conciba el riego localizado sin la fertirrigación. Ambos
deben ir indefectiblemente unidos si se desea conseguir unos resultados óptimos. La
fertirrigación es el método más racional para realizar una fertilización optimizada y
respetando al medio ambiente. Por lo tanto no debemos olvidar que en el riego
localizado de alta frecuencia la fetirrigación no es opcional, es complemente obligatorio

VI. Elementos que intervienen

A. El suelo
La composición del suelo no sólo tiene importancia en la fijación del plan de abonado
sino también en la elección del abono adecuado, pues su papel en fertirrigación no es

74
idéntico al que desempeña en riego y abonado convencional.

El papel del suelo en la fertirrigación es más importante desde el punto de vista de su


composición física que química, pues está comúnmente aceptado que la actividad del
complejo arcillo-húmico en fertirrigación es mucho menor que en los otros sistemas de
riego y abonado, por la posibilidad de aportar, mediante el fraccionamiento adecuado, lo
que diariamente necesita la planta.

B. La planta
Aunque existen teorías tendentes a mantener una riqueza constante de nutrientes en la
solución del suelo, el estado vegetativo de la planta y en consecuencia sus necesidades
nutritivas en cada momento también son importantes para decidir la cantidad y el tipo
de abono a incorporar. Se escogerá aquel que tenga un equilibrio nutritivo más acorde
con las exigencias puntuales de la planta.

Debe recordarse que en los primeros estadios vegetativos son importantes las
necesidades en fósforo para el crecimiento radicular, el nitrógeno para los momentos
de máximo desarrollo vegetativo y el potasio es decisivo en la fructificación.
Respecto a la controvertida aportación continuada de fósforo hay que decir que ésta
está basada en los problemas físicos de su incorporación más que en los agronómicos,
pues está probado que la aportación de formas solubles de fósforo durante todo el
período de fertirrigación regula el consumo de energía. Por otra parte está también
comprobado que la planta responde mejor a la aportación de fósforo cuanto mayor es
su solubilidad.

Aunque en el sistema de cultivo tradicional se ha comprobado la escasa movilidad de


potasio y fósforo, se ha constatado que con el riego localizado aumenta ésta movilidad
aún en el caso de alto grado de fraccionamiento

C. El agua.
Un perfecto conocimiento del agua que se va a utilizar es imprescindible si se desea
realizar una adecuada fertirrigación. Si se conoce su posible comportamiento físico-
químico se sabrá, con bastante aproximación, cual será la respuesta a la incorporación
de cada uno de los abonos que podemos optar por introducir.

Se recomienda tomar una muestra homogénea y representativa del agua disponible y


determinar los parámetros necesarios para su uso específico en el riego localizado.
Desde el punto de vista de la fertirrigación son de interés las siguientes
determinaciones: pH, Conductividad eléctrica, Cloruros, Sulfatos, Carbonatos y
bicarbonatos, Nitratos, Calcio, Magnesio, Potasio, Sodio; y en casos específicos: hierro
y boro. La conductividad eléctrica es una medida indirecta de la salinidad.

Cloruros, sodio y sulfatos pueden dar lugar a toxicidades según sea su concentración,
pero además este último puede incidir en la solubilidad de fertilizantes a base de sulfato
por el efecto del ión común.

75
Nitratos, magnesio y potasio han de tenerse en cuenta por su valor como fertilizantes.
Para calcular la aportación de elementos fertilizantes procedentes del agua de riego
puede utilizarse la siguiente expresión:
UF Elemento/ha
>Conc@u Vr u CTr u Ef
100.000

Siendo:

>Conc @ : concentrac ión del elemento en el agua de riego en mg/l o ppm.


Vr : volumen de riego en m3 /Ha.
CTr : coeficient e de transfomac ión >Nitrato 22,6/ Magnesio 165,8 / Potasio 120,5 @
Ef >
: factor de eficiencia , en función del método de riego NO 3 0,85/ Mg 0,35 / K 0,85 @
El contenido de bicarbonatos, calcio y magnesio, según sean las condiciones de pH del
agua, pueden dar lugar a la precipitación de carbonatos. El riesgo de precipitación de
un agua puede predecirse, en base a los valores de esas cuatro determinaciones,
mediante el cálculo del índice de saturación de Langelier, como diferencia entre el pH
del agua y el pHs o de saturación al cual el agua está en equilibrio (ni sobre saturada ni
sub saturada de carbonato cálcico). Todos aquellos productos que, con su disolución,
puedan afectar a alguno de los cuatro parámetros incidirán en la formación o no de
precipitados. En general los que aumenten el contenido de calcio y/o magnesio o el pH
favorecerán la formación de precipitados y por tanto de posibles obturaciones, en
cambio los que hagan disminuir el pH la reducirán.

Cada agua posee un valor de pHs, en función de su composición, para el cual no se


produce precipitación de carbonatos pues están en equilibrio. Para evitar las
obturaciones originadas como consecuencia de precipitados químicos, será suficiente
con mantener el pH en un valor ligeramente inferior al pHs. Como aquellos no se
producen durante el tiempo de riego, sino durante el período entre riegos en el que el
agua permanece parada, bastará con aplicar productos acidificantes solamente en la
última fase del riego.

No todas las obturaciones que tienen lugar en las instalaciones son imputables a la
incorporación de fertilizantes; en muchas ocasiones es el desconocimiento previo de la
calidad del agua, pues puede llevar contaminantes físicos o químicos inapreciables a
simple vista (algas, protozoos, arcilla coloidal, etc.) que a la larga pueden llegar
depositarse en las tuberías y modificar el paso de los emisores y obturarlos.

Los principales problemas que por aspectos físicos, químicos y biológicos pueden
producirse con la utilización del agua pueden resumirse en:
BIOLOGICOS: Bacterias filamentosas, ferrosas, vitroscellas, sulfurosas.
FISICOS: Partículas Minerales
ELEMENTOS ORGÁNICOS
QUIMICOS: 2 CO 3 H- + Ca o CO 3 Ca  + H2 O + CO2

76
(CO3H)2 Fe + O2 Ÿ Fe (OH)2   + 2 CO2

Vinculado con el tema de las obturaciones está el índice de turbidez natural del agua y
el que adquiere después de la adición de sustancias nutrientes, por producirse en su
seno unas reacciones químicas que pueden acentuarla. El proceso de éstas reacciones
no está claramente definido. A la vista de ello es conveniente efectuar unas sencillas
pruebas de concentración máxima tolerada del abono a utilizar, que pueden realizarse
con la incorporación progresiva del producto en el agua a tratar, si es un abono líquido
o solución madre, y ver que proporción de producto añadido es la que no produce un
aumento notable en la turbidez, aunque no es suficiente una visualización instantánea,
por lo que conviene dejar pasar 1 h. o 1'5 h. para ver como influye el tiempo en el
aumento de la turbidez hasta que ésta es asintótica.

Una solución práctica para evitar problemas es dosificar a dosis muy bajas y con gran
frecuencia de aplicación. Lo importante es bajar el pH del agua en el punto de
emisión, bien sea acidulándola previamente o añadiendo productos ácidos.

VII. El fertilizante
En fertirrigación se pueden utilizar tanto abonos sólidos como líquidos. Los primeros
necesitan previamente disolverse en agua para su utilización en las instalaciones de
riego localizado.

Podemos encontrar en el mercado abonos sólidos simples, mezclas y complejos


binarios y ternarios cristalinos; abonos líquidos simples, NPK ácidos, NPK neutros y
ácidos fertilizantes (nítrico y fosfórico).

Una relación de abonos de uso en fertirrigación puede ser la siguiente:


SÓLIDOS:
Urea (46 – 0 – 0)
Nitrato amónico (33,5 – 0 – 0)
Sulfato amónico (21 – 0 – 0)

Fosfato monoamónico (12 – 60 – 0)


Fosfato de urea (18 – 44 – 0)
Fosfato monopotásico (0 – 52 – 34)

Nitrato potásico (13 – 0 –46)


Sulfato potásico (0 – 0 – 50) alcalino (al)
ácido (ac)
Nitrato de cal (15,5 – 0 – 0)
Nitrato de magnesio (11- 0 – 0 – 15MgO)

Complejos hidrosolubles:
Kristalón (17-6-18-2MgO / 13-5-26-3MgO / 18-18-18 / 20-5-10-2MgO) con
micros.

77
Hakaphos (14-10-14-1.2 MgO / 17-5-19 / 13-40-13 / 15 –5-30) con micros.
etc.

LÍQUIDOS:
Solución N-32 (32-0-0)
Solución N-20 (20-0-0)

Solución ácida de potasio (0-0-10)

Nitrato de magnesio liq. (7-0-0-9,5 MgO)

Complejos líquidos ácidos (4-8-12 / 8-4-10 / 12-4-6)

Complejos líquidos neutros (4-8-12 / 10-6-10 / 16-4-6)

Complejos líquidos

A. Solubilidad.
Para su uso en fertirrigación interesan productos de alta solubilidad de forma que no
queden partículas insolubles que al ser arrastradas por el agua conducirían a las
temibles obturaciones.

La miscibilidad con el agua es total para los productos líquidos. En el cuadro nº 1 se


dan algunos valores orientativos de la solubilidad, en agua destilada, de los principales
abonos sólidos utilizados en fertirrigación. Nótese la variación de la solubilidad con la
temperatura, cosa que puede originar precipitaciones de producto en el fondo de los
depósitos, por efecto de la sobresaturación, al descender la temperatura ambiente.

78
Cuadro 1. Solubilidad de fertilizantes a distintas temperaturas

Solubilidad
Reacció
Fertilizante (gramos / litro de agua)
n 0ºC 10ºC 20ºC 30ºC
Urea Básica 670 850 1050 1350
Nitrato amónico Acida 1180 1500 1920 2420
Sulfato amónico Acida 710 730 754 780
Urea Fosfato Acida 620
Fosfato Monoamónico Acida 220 280 365 458
Fosfato Monopotásico Acida 159 183 226 277
Sulfato de potasio Acida 74 93 111 131
Nitrato potásico Básica 133 209 316 458
Sulfato de magnesio Acida 223 278 335 396
Nitrato de magnesio Acida 665 710 760 800
Nitrato de calcio Básica 1020 1150 1290 1530
Sulfato de cinc Acida 420 470 540 610
Sulfato de manganeso Acida 532 600 645 664
Acido bórico Acida 51 67
Bórax 12 18 27 39
Sulfato de cobre Acida 143 174 207 250

Como se aprecia en el cuadro anterior, la mayoría de las sales aumentan su solubilidad


con la temperatura, la excepción la presentan algunos compuestos de calcio poco
solubles como el hidróxido cálcico, el acetato cálcico y el carbonato cálcico, que
aumentan su solubilidad al disminuir la temperatura.

Para evitar problemas en los tanques, en la práctica es conveniente utilizar las


relaciones que se presentan en el cuadro nº 2.

79
Cuadro 2. Relaciones recomendadas para la disolución de abonos
Nombre químico Formula Relación de Otros datos de interés
química Solubilidad
(soluto/agua)
Nitrato Potásico [KNO3] 1:4 Altamente soluble
Nitrato Cálcico [Ca(NO3)2 1: 1 Altamente soluble, pero
posee una capa grasa
que hay que eliminar.
Sulfato amónico [(NH4)2SO4] 1:2 Soluble pero en alta
disolución. OJO con la
mezcla con otros abonos
-
Fosfato mono [NH4H2PO4] 1:4 Soluble. OJO con las
amónico MAP mezclas con Calcio.
Fosfato (NH4)2HPO4] 1:2 Mayor solubilidad que el
diamónico DAP MAP. No recomendable
en riego localizado.
Nitrato amónico [NH4NO3] 1:1 Muy soluble.
Fosfato [KH2PO4] 1:3 Altamente soluble.
monopotásico
Cloruro Potásico [KCl] 1:3 Cristalizado soluble. No
usar en presencia de
Cloruro sódico en el
agua del tanque.
Sulfato potásico [KSO4] 1 : 15 Muy poco soluble
Sulfato de [MgSO4 7H2O] 1:2 Altamente soluble.
magnesio
Cloruro cálcico [CaCl2 6H2O] 1:1 Muy soluble, pero no utiliz
si en el agua de disolución
hay cloruro sódico.

B. Pureza
Otro factor que hay que tener en cuenta es el grado de pureza de las sales a emplear,
puesto que a menudo pueden contener materias inertes que podrían producir
imprevisibles reacciones químicas o físicas en el agua o bien ensuciar
innecesariamente los filtros. Por ello hay que usar productos especialmente depurados.

C. Salinidad
Cuando las características de las aguas utilizadas y las de los suelos regados hagan
temer un cierto riesgo de salinidad hay que tener en cuenta el “índice de sal” de cada
uno de los fertilizantes incorporables. Este “índice de sal” se calcula en función del
aumento de la presión osmótica que el abono produce en la solución del suelo,
comparado con el que produce la incorporación del nitrato sódico que se toma como
base 100. Los valores para los abonos más usuales se reflejan en el cuadro nº 3.

80
Cuadro 3. Indice de sal de los fertilizantes
Fertilizantes Índice de sal
Fosfato monoamónico 34,0
Sulfato potásico 46,1
Nitrato cálcico 52,5
Sulfato amónico 69,0
Nitrato potásico 73,6
Urea 75,4
Nitrato sódico 100
Nitrato amónico 104,7
Cloruro potásico 116,3
Cloruro sódico 153,8

El efecto salino tiene también reflejo en el aumento de la conductividad eléctrica de la


solución, cosa que se verá al tratar el efecto de los fertilizantes en el agua de riego.

D. Nivel corrosivo sobre metales


Es muy importante conocer la resistencia de los materiales de la instalación de riego a
la corrosión, especialmente en filtros y bombas para fertilizantes, donde pueden
emplearse materiales metálicos.

Cuadro 4. Nivel de corrosión de algunos fertilizantes sobre metales


Metal Nitrato Nitrato Urea Acido Fosfato
Calcico Amonico Fosforico Diamonico
Hierro 2 4 1 4 1
galvanizado
Aluminio 0 1 0 2 2
Acero 0 0 0 1 0
inoxidable
Laton 1 3 0 2 4
pH 5,6 5,9 7,6 4 8
Nivel de corrosión: 0- ninguno; 1- débil; 2- moderado; 3- considerable; 4- severo.
Condiciones: 5 kg. de fertilizante en 100 litros de agua y 4 días de contacto con el metal.
Fuente: Martin (1.953)

E. Peligrosidad
Para el manejo de algunos productos líquidos, como los ácidos nítrico y fosfórico, se
necesita recurrir a la utilización de guantes y mascarillas, aspectos estos que hay que
tener en cuenta para evitar accidentes.
F. Mezclas
Por lo que hace referencia a las posibles mezclas, en el cuadro nº 8 se presenta una
tabla de compatibilidades que nos indica si pueden mezclarse o no, porque se formen
productos insolubles o porque se apelmacen los fertilizantes al juntarse. Ejemplo de
esto último es la mezcla de urea y nitrato amónico. El nivel crítico de humedad de cada
uno de estos productos para que no se apelmacen es del orden del 72,5% y 54,9%

81
respectivamente, pero al mezclarlos con solo un 18,1% de humedad relativa se produce
el apelmazamiento.

En el cuadro nº 5 se presenta una tabla hecha por Del Amor para evaluar algunos
fertilizantes de uso frecuente en el riego localizado sobre la base de distintos criterios
de solubilidad, precipitabilidad, miscibilidad, etc.

Cuadro 5. Principales criterios para evaluación de algunos fertilizantes de uso frecuente


en el riego localizado.
Propiedad Fertilizante
Urea N32 NA NK AF FMA FDA PFA
Solubilidad 3 3 3 2 3 2 2 3
Precipitabilidad 2 2 1 1 1 3 3 3
Corrosividad 1 2 2 1 3 2 1 1
Pérdidas por volatilización 3 3 3 1 1 1 2 1
Daños a la planta 2 2 2 1 3 2 1 1
Miscibilidad 3 3 3 2 2 3 3 3
Abreviaturas y símbolos: N-32: solución nitrogenada; NA: nitrato amónico; NK: nitrato potásico;
AF: ácido ortofosfórico; FMA: fosfato monoamónico; FDA: fosfato dioamónico; PFA: polifosfato amónico.
1, baja: 2, intermedia: 3 alta, Fuente: Del Amor et al. (1985) y Sneh (1986).

VIII. Efectos de los fertilizantes en el agua de riego


Al disolverse los fertilizantes en el agua las características químicas de ésta se ven
alteradas. Estas alteraciones influyen en tres aspectos principalmente:

A. Modificación de la temperatura.
Aunque posteriormente no afecte al almacenamiento de la solución, en el momento de
la disolución de los fertilizantes, a causa del proceso físico, se produce una reacción
energética por lo general de carácter endotérmico. Esta circunstancia puede originar un
brusco descenso de la temperatura del agua y, como consecuencia de ello, una menor
disolución del abono.

Los abonos nitrogenados presentan una reacción de disolución muy endotérmica; en


los fosfatados es mayor la del fosfato urea que la del fosfato monoamónico y en los
potásicos el nitrato potásico presenta una reacción mucho mayor que la del sulfato
potásico. En general, cuanto mayor es la solubilidad de un fertilizante, mayor es su
reacción endotérmica.

B. Modificación del pH.


Al ser los abonos sales altamente disociables, su disolución influye en las propiedades
químicas y en particular en el pH, con las consecuencias que ello presenta. Como ya se
ha explicado al hablar del índice de Langelier, al aumentar el pH aumenta el riesgo de
precipitaciones del calcio, ya que las variaciones de pH afectan al equilibrio CO2-

82
bicarbonato-carbonato. Por contra, si el abono baja el pH, no sólo evitará obstrucciones,
sino que además puede limpiar la instalación. En el cuadro nº 6 se presenta una tabla
de solubilidad del Ca para distintos valores de pH. Como puede observarse la
solubilidad se ve tan afectada que simplemente pasar de un pH 6 a un pH 7 supone
disminuir 5 veces la solubilidad.

Cuadro 6. Solubilidad del calcio para diferentes valores de pH.


pH Ca meq/l Ca p.p.m
6 36.8 734.4
6.4 17.6 357.7
6.8 9.3 186.3
7 7 140.2
7.4 4.2 84.1
7.8 2.6 52.1
8.2 2.0 40.0

Lo ideal, realmente, es realizar en la propia parcela, finca o en laboratorio, mediante un


conductímetro y un pHmetro, lo que sucederá con el agua de riego que se va a utilizar,
pudiéndose programar previamente la dosis necesaria para que no haya obstrucciones
y la salinidad sea la menor posible.

C. Modificación de la conductividad eléctrica (CE).


La adición de las distintas sales fertilizantes aumenta el contenido salino del agua, y por
tanto modifican la CE empeorando su calidad desde el punto de vista del efecto
osmótico, pudiendo repercutir incluso negativamente en el cultivo. La medida del
contenido de sales de una solución, por lo general, no se realiza en gr/l sino que se
recurre a una medida indirecta, la conductividad eléctrica (C.E.), que se expresa en
milimho/cm. (mmho/cm) o, actualmente, en deciSiemens/metro (dS/m) siendo ambos
equivalentes (1 mmho/cm = 1 dS/m). No obstante, y con carácter general, existe una
relación aproximada entre la conductividad eléctrica y la cantidad de sales del agua de
riego, es la siguiente:
1 mmho/cm = 1 dS/m = 0,64 gramos/litro (U.S.D.A.)

Así pues el contenido de sales, expresado en gr./l, del agua de riego puede obtenerse,
de forma aproximada, multiplicando la medida de la conductividad eléctrica de la
misma, expresada en mmho/cm o en dS/m, por 0,64.
Contenido sales (gr./l) = 0,64 x CE (mmhos/cm o dS/m)

El efecto osmótico de las sales en la solución del suelo afecta a los mecanismos de
absorción de las raíces, pero cada especie tiene su propia fisiología. En consecuencia
la respuesta productiva ante condiciones de salinidad no es igual para todos los
cultivos, unos son más sensibles que otros. No obstante el comportamiento de todos
ellos responde a un modelo general, como el representado en la figura 2:

83
100
P
r
o
d
u
c
c
i

0 Umbral Salinidad

Figura 2. Variación de la producción con la salinidad (Maas-Hoffman)

Para cualquier cultivo existe una zona (tramo horizontal) en la que, pese a aumentar la
salinidad, el rendimiento o producción no se ve afectado; pero a partir de un cierto valor
de la salinidad (valor umbral) cualquier aumento del contenido de sales produce un
descenso del rendimiento del cultivo.

Cada cultivo tiene su valor umbral característico, que indica si su TOLERANCIA a la


salinidad es elevada, media o baja; así como su SENSIBILIDAD (tramo inclinado del
figura 2) que indica cuanto disminuye el rendimiento al aumentar la salinidad una
unidad a partir del umbral.

Los abonos que se emplean en fertirrigación, excepto la urea que es un compuesto


orgánico, son sales y al incorporarse al agua de riego aumentan la salinidad de la
misma. Es preciso pues tener cuidado con la cantidad de abonos que se aportan con el
agua de riego, ya que la suma de las sales que lleva el agua más las que incorporamos
como fertilizantes no debería de sobrepasar las del nivel umbral de tolerancia del
cultivo, con el fin de que no disminuyese la producción. En la cuadro 7 se muestran,
para algunos cultivos frutales, los valores del umbral de salinidad:

84
Cuadro nº 7.- Valores adoptados como umbrales de salinidad correspondientes a
la CE/80 de riego tradicional (adaptado de AYERS y WESTCOT)
Cultivo CE (dS/m) gr/litro Cultivo CE (dS/m) gr/litro
Granado 4,7 3,00 Brócoli 4,7 3,00
Higuera 4,7 3,00 Melón 4,6 2,95
Olivo 4,7 3,00 Espinaca 4,5 2,90
Vid 3,3 2,10 Tomate 4,3 2,75
Peral 3,0 1,95 Pepino 3,9 2,50
Manzano 3,0 1,95 Patata 3,1 2,00
Naranjo 3,0 1,95 Boniato 3,0 1,95
Nogal 3,0 1,95 Pimiento 2,8 1,80
Melocotonero 2,6 1,70 Lechuga 2,7 1,75
Ciruelo 2,5 1,60 Rábano 2,5 1,60
Almendro 2,4 1,55 Cebolla 2,3 1,45
Albaricoquero 2,3 1,45 Judía 1,9 1,20
Aguacate 2,2 1,40 Fresa 1,6 1,00

Estos valores se refieren a plantas adultas, por tanto no conviene olvidar que los
plantones y las plantas hortícolas, en la germinación y la fase de plántulas, son más
sensibles.

Las sales disueltas, que originan el descenso del rendimiento de los cultivos, pueden
provenir bien del suelo o bien del agua de riego, incluidos los abonos disueltos en ella.
Desde el punto de vista de la fertirrigación nos interesan estas últimas.

Lo ideal es que la concentración a la que se empleen los abonos no aumente la CE del


agua de riego más de 1mmho/cm., por ello se recomienda fraccionar lo más posible la
fertilización. La CE del agua más el abono debería de estar, idealmente, en el entorno
de 2-3 mmho/cm como máximo.

Conociendo la salinidad del agua y la cantidad de sales que tolera el cultivo se puede
calcular la cantidad de abono que puede incorporarse en cada riego, que vendrá dada
por la expresión:
C.M.A. = Q x (Cm - Car)
En la que:
C.M.A. = Cantidad máxima de abono (kg)

Q = Cantidad de agua aplicada en un riego (m3)

Cm = Cantidad máxima de sales a tolerar por el cultivo o bien umbral de salinidad (gr/l)

Car = Cantidad de sales del agua de riego (gr/l)

También pues, desde el punto de vista de la salinidad, el fraccionamiento de las


aportaciones es deseable y conveniente para la buena marcha del cultivo.

85
IX. Preparación de las soluciones madre
Hoy en día, la tendencia en una buena instalación de riego localizado es utilizar bombas
inyectoras para abonos, quelatos, herbicidas, nematicidas, etc., ya que pueden
introducir los productos en el agua de riego proporcionalmente. El tanque de
fertilización, salvo en el caso de pequeñas instalaciones, no es nada recomendable
pues el reparto no suele ser homogéneo, ya que la concentración del fertilizante
inyectado es muy elevada al principio para ir disminuyendo conforme avanza el tiempo
de inyección.

Para inyectar el abono en el agua de riego con los equipos de fertirrigación tenemos
que disponer previamente de una solución fertilizante (abono+agua). Para ello será
necesario contar con un depósito o recipiente, normalmente de plástico, resistente a
ácidos y provisto de algún tipo de agitador (manual, hidráulico, por aire o eléctrico),
donde preparar la solución fertilizante a base de disolver el abono o abonos deseados
en una determinada cantidad de agua, obteniendo así lo que se llama solución madre.

Para poder preparar esas soluciones hay que conocer la solubilidad de los fertilizantes
que, como se ha visto, depende de:

- temperatura del agua


- pureza del agua
- reacción térmica de disolución

La mezcla en solución de dos fertilizantes solubles puede a veces dar lugar a la


formación de precipitados. Esto implica que esos fertilizantes no son mutuamente
compatibles, por tanto, para la preparación de la solución madre debe prestarse una
especial atención para evitar la mezcla de estos fertilizantes en el mismo tanque. En el
cuadro nº 8 se presentan las relaciones de compatibilidad entre los abonos de uso más
frecuente en fertirrigación.

Cuadro nº 8.- Tabla de compatibilidades para fertilizantes solubles


Fertilizante Urea NA SA NCa MAP MKP AF NK SK SMg NMg
Urea C C C C C C C C C C
Nitrato amónico(NA) C C C C C C C C C C
Sulfato amónico (SA) C C X C C C L C C C
Nitrato de calcio (NCa) C C X X X X C X C C
Fosfato monoamón. (MAP) C C C X C C C C X X
Fosfato monopotásico (MKP) C C C X C C C C X X
Acido fosfórico (AF) C C C X C C C C X X
Nitrato potásico (NK) C C L C C C C C L C
Sulfato potásico (SK) C C C X C C C C C C
Sulfato de magnesio (SMg) C C C X X X X L C C
Nitrato de Mg C C C C X X X C C C
C: compatible, L: compatibilidad limitada, X: incompatible

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La tabla está basada en las siguientes premisas:
x Los fosfatos de calcio y de magnesio son insolubles, por tanto, no deben
mezclarse sales fosfatadas con sales cálcicas o magnésicas.
x El sulfato de calcio es también insoluble, por tanto, ningún sulfato debe
mezclarse con sales cálcicas.
x El sulfato potásico tiene una solubilidad baja, por tanto la mezcla de sulfatos con
sales potásicas en alta concentración puede dar lugar a que se sobrepase la
solubilidad del sulfato potásico, dando lugar a precipitados de esta sal.

Cuadro 9. Las combinaciones recomendadas de fertilizantes son:


Tanque 1 Tanque 2
Fertilizantes sin calcio Fertilizantes sin fosfatos ni
sulfatos

Complejos NPK
Nitrato potásico Nitrato potásico
Fosfato monoamónico Nitrato de Magnesio
Fosfato monopotásico Urea
Urea Nitrato de calcio
Nitrato Amónico Nitrato amónico
Sulfato potásico Acido nítrico
Acido fosfórico

X. COMPORTAMIENTO DE LOS ABONOS

A Según la forma.
En la composición de los fertilizantes nitrogenados podemos encontrar el nitrógeno bajo
tres formas distintas: ureica o amídica, amoniacal y nítrica.

La absorción del nitrógeno a través del sistema radicular puede realizarse en forma de
nitrato o en el de amonio, pero si las condiciones son favorables la transformación de
amonio en nitrato es muy rápida. La conclusión suele ser que, sobre todo en los
frutales, la absorción del nitrógeno se realiza mayoritariamente en forma de nitrato y
poco en la forma amoniacal. La consecuencia es que el nitrógeno ureico y el amoniacal
deben transformarse en nitrato en el suelo para poder ser asimilados. Esta
transformación se lleva a cabo por mediación de las bacterias del suelo. El ureico pasa
primero a amoniacal y, posteriormente, este es transformado en nitrato.
Para que estos procesos tengan lugar son imprescindibles dos condiciones, que son así mismo las necesarias para que se desarrollen los
microorganismos del suelo que los llevarán a cabo. Por un lado se necesita humedad, que con el riego localizado está asegurada en cantidad
suficiente, y, por otro, que la temperatura del suelo sea superior a 10ºC y, cuanto mayor sea la temperatura sin sobrepasar los 32ºC, más
rápidamente se realizará la transformación.

87
De las tres formas de nitrógeno, solamente la amoniacal es retenida por el complejo de
cambio del suelo, que la liberará lentamente para su transformación. Las formas ureica
y nítrica no son retenidas por el suelo, y, por tanto, viajan con el agua en la que están
disueltas, pero mientras la forma nítrica puede ser absorbida por las raíces, la ureica
no, antes se tiene que transformar.

Este comportamiento de las formas nitrogenadas puede, en nuestras condiciones de


clima, condicionar el tipo de abono a emplear en la fertirrigación. En las épocas frías, al
inicio del período vegetativo, no es conveniente emplear abonos en los que en su
composición predominen las formas ureicas, puesto que por falta de temperatura del
suelo podrían no transformarse y no ser asimiladas por la planta. Desde este punto de
vista, incluso las formas exclusivamente amoniacales pueden presentar problemas de
asimilación.

Por lo que respecta al fósforo y potasio, se conoce que en fertilización tradicional


ambos quedan retenidos en los primeros centímetros de suelo, aunque por
mecanismos distintos. Bajo condiciones de riego localizado se ha comprobado que,
aplicados con alta frecuencia, consiguen alcanzar mayor profundidad y, en
consecuencia, estar a disposición de un mayor número de raíces, pudiéndose así
conseguir un aumento de la eficiencia de asimilación.

B. Según el tipo de suelo.


Los suelos arenosos se caracterizan por la rápida circulación del agua, el escaso poder
de retención, tanto del agua como de los fertilizantes, y por la buena aireación, que
permite la rápida nitrificación. Con ser perfectamente válida la forma amoniacal, por la
buena nitrificación, no conviene abusar de ella porque, dado el bajo poder de retención
de fertilizantes (baja C.I.C.), rápidamente se saturaría de amonio y habría dificultades
de absorción por falta de nitratos. Las formas ureicas, debido a la velocidad de
circulación del agua y a la falta de retención son arrastradas fuera del bulbo y no se
pueden asimilar.

En este tipo de suelos es conveniente que el fraccionamiento del abonado sea mucho
mayor, ya que dado su escaso poder de retención las pérdidas por arrastre pueden ser
elevadas, haciendo disminuir la eficiencia del abonado.

En los suelos arcillosos la circulación del agua es lenta, el poder de retención muy
grande y la aireación deficiente. Esta falta de aireación dificulta la nitrificación y por ello
las formas ureicas responden bastante mal. Las formas nítricas son las que tienen un
comportamiento mejor.

Los suelos francos, al poseer unas características intermedias, son los que mejor se
adaptan a las diferentes formas de nitrógeno. No obstante los mejores resultados se
consiguen con formas asociadas de nitrógeno nítrico y amoniacal.

Los abonos a utilizar en una instalación de riego localizado deben estar pues en

88
consonancia con la textura del suelo y la época del año, estos factores junto con la
composición del agua condicionarán la selección de los abonos más adecuados.

XI. Fertirrigación de cultivos hortícolas.


Los cultivos hortícolas, a diferencia de los frutales, no poseen órganos de reserva que
les permitan utilizar en el siguiente ciclo productivo los elementos nutritivos
almacenados para tal fin. Por tanto el crecimiento y desarrollo estará a expensas de lo
que pueda asimilar el sistema radicular durante el ciclo productivo.

Para plantear la fertirrigación de los cultivos hortícolas es necesario conocer además de


las necesidades totales de elementos el ritmo de absorción periódico de los diferentes
elementos.

El conocer el ritmo de absorción de nutrientes facilitará tanto las cantidades a aportar


como los equilibrios entre los diferentes elementos, ya que la aplicación localizada y
continua de fertilizantes disueltos en el agua, aplicados en limitadas zonas mojadas,
puede producir interacciones entre nutrientes si las aplicaciones no son equilibradas. En
el Anexo se muestran distribuciones orientativas para diferentes cultivos hortícolas.

Una de las prácticas culturales más controvertidas en fertirrigación de cultivos hortícolas


es la realización del abonado de fondo, pues, al menos en principio, la fertirrigación
debería ser suficiente para llevar a cabo una correcta fertilización del cultivo. Si se
conocen las necesidades totales y el ritmo de extracción, la fertirrigación posibilita la
correcta nutrición del cultivo. ¿Cuales pueden ser las razones que induzcan a realizar
un abonado de fondo? Fundamentalmente dos:
x Que se prevean períodos de lluvia que no aconsejen el riego.
x Que por seguridad o para paliar posibles errores se desee establecer una
cierta reserva de elementos.
La primera de ellas solamente debería tenerse en consideración si se trata de cultivo al aire

libre. Sin embargo, salvo situaciones de gran exceso de humedad, es posible realizar riegos

exclusivamente fertilizantes y con alta concentración de abono para limitar la cantidad de agua

a aportar.

En cuanto a la segunda, al menos en lo que respecta al fósforo y al potasio, puede


realizarse la reserva también mediante fertirriego, con la ventaja de poder situar los
elementos donde posteriormente crecerán las raíces y no en toda la parcela. No
obstante, si se desea realizar el abonado de fondo, sobre todo en suelos arenosos u
orgánicos, es conveniente recurrir a abonos de liberación lenta para eludir las
inevitables pérdidas que se producen en esos tipos de suelo.
Los aportes de materia orgánica estarán indicados si el contenido del suelo en ese
compuesto es inferior a 1,2 %.

89
XII. Programa de fertirriego para cebolla amarilla de exportación
La configuración del sistema de riego por goteo usual es: laterales de riego por goteo
cada 0.75 m, goteros cada 0.20 m y descarga promedio de 1.03 lph. Configuración del
cultivo: transplante a doble hilera, es decir a ambos lados del lateral de riego (cinta de
goteo), distanciados 12 cm, para un total de 220,000 plantas por ha.

Cuadro 10. Programa de fertigacion usado en la Costa Sur del Perú para producir 60
ton/ha, en suelos con problemas de sales, en el cultivo de la cebolla amarilla para
exportación.
Etapa Fertilizante kg/ha N P2O5 K2O CaO
cultivo
Preparación del Fosfato diamonico 100 18 46
Terreno

Transplante Urea 50 23
prendimiento Fosfato monoamonico 75 9 46
15 días Nitrato de potasio 50 7 23
Nitrato de Calcio 25 4 6.5

Crecimiento Urea 100 46


vegetativo Fosfato monoamonico 50 6 30.5
15 – 45 días Nitrato de potasio 100 13.5 46
Nitrato de Calcio 25 4.0 6.5

Formación del Nitrato Amonio 50 17


bulbo Nitrato Potasio 125 17 57.5
45 – 60 días Nitrato Calcio 25 4 6.5

Llenado del Nitrato Potasio 150 20 69


bulbo Nitrato Calcio 25 4 6.5
60 – 70 días

Toda la Acido fosfórico 40 5 24.5


campaña
Total Unidades 180 147 195 26

Cebolla calibre kg/ha


Jumbo 24,000
Colosal 30,000
Medium 6,000
Total 60,000

90
XIII. Proceso de los cálculos en fertirrigación
El proceso para realizar los cálculos correspondientes para la fertirrigación de un cultivo
es el que se plantea para responder a los interrogantes de cuanto, cuando y como y se
sintetiza en el esquema siguiente

A. Determinación de las necesidades


x Especie
x Edad
x Marco plantación
x Tamaño(Dosis elemento = Necesidades/planta x Nº de plantas)
x Objetivo: Dosis teóricas

B. Ajustar las necesidades (correcciones)


x Elementos fertilizantes en agua de riego (-)
x Eficiencia del sistema (Uniformidad) de aplicación del agua (+)
x Niveles en suelo, hoja o material vegetal (+ ó -)
x Objetivo: Necesidades personalizadas

C. Distribuir las necesidades (UF)


x Aplicar los porcentajes (%) diarios, semanales o mensuales
x Objetivo: Distribución de UF por meses
(Aplicación de los cuadros de distribución para Cebolla Amarilla Dulce 60
Ton/ha)

D. Calcular los abonos equivalentes (Kg)


x Convertir las UF de cada elemento en abonos comerciales
x Objetivo: Obtener cantidades de abono a aplicar

NOTA: Importante.-cuando se trabaja en fertirrigación es conveniente en los cultivos


hortícolas recurrir al análisis de tejidos o de savia, aunque no suele ser tan frecuente.

Literatura
Cadahia, Lopez, C. 1998. “Fertirrigación Cultivos hortícolas y ornamentales” Ed. Mundi-
Prensa. Madrid.

Cañamero, Kerla, M; y Ramirez-Guerrero, H. 2006. “KRIEGO Software para la


planificación del riego y fertirriego”. Por publicar. Bqto - Venezuela.

Cañamero Kerla, M, Helfgott Learner, S., y Laguna Vanavilca, T. 2003. “KGOTEO


Software para el diseño y mantenimiento de sistemas de riego por goteo”. Consejo
Nacional de Ciencia y tecnología, Editorial CONCYTEC Lima.

Garcia Martinez, J.L. y Martí Moreno, A. 1974. “Estudio de las necesidades nutritivas

91
del naranjo. III. Ritmo de absorción de macroelementos por plantones de Washington
Navel y Valencia Late a lo largo del año”. Caja de Ahorros y Monte de Piedad de
Valencia. Publicaciones científicas y tecnológicas nº 17.

Madrid Vicente, R. 1991. “El agua y los fertilizantes Fertirrigación localizada”.


Consejería de Agricultura, Ganadería y Pesca. Región de Murcia. Serie Congresos nº 3.

Muñoz Enrique, N. 1993. Estudios sobre nutrición nitrogenada en melocotonero May


Crest. Universidad de Valencia Facultad de Ciencias Biológicas. Tesis doctoral.

Rodrigo López, J. Hernández Abreu, J. M., Pérez Regalado, A. 1992. Riego localizado.
Ed. M.A.P.A. - Mundi-Prensa.

92
MANEJO INTEGRADO DE LAS ENFERMEDADES EN CEBOLLA
Dilcia Ulacio Osorio y Daunarima Renaud

La cebolla (Allium cepa L.), se encuentra entre las hortalizas mas importantes y mas
ampliamente cultivadas en el mundo. Este cultivo y otros relacionados tales como el
ajo, el cebollin y el ajo porro, se producen y consumen en todos los países (APS, 1995).
En el caso de la cebolla, la misma se ha cultivado durante 5.000 años o más y
actualmente no existe como especie silvestre (Brewster, 2001).

Para el año 2005, a nivel mundial, la superficie cosechada fue de 3.180.629 ha con una
producción de 57.909.848 ton. A nivel nacional, para este mismo año, el área
cosechada fue de 9.500 ha con una producción total de 240.000 ton (Faostat, 2006);
siendo el estado Lara el mayor productor con aproximadamente 2800 ha (FEDEAGRO,
2006).

Pero la calidad y el rendimiento de este cultivo se ven afectados por una serie de
problemas fitosanitarios entre los cuales destacan las enfermedades que la afectan,
tanto a nivel foliar como en las raíces y el bulbo. Estos problemas son causados en
orden de importancia por hongos, bacterias, nematodos y virus como agentes bióticos,
sin olvidar que algunos factores abióticos pueden también afectar el rendimiento. En el
Cuadro N° 1, se pueden observar las principales enfermedades que afectan la cebolla
a nivel mundial.

Muchas de estas enfermedades no son problemas graves en Venezuela. Una de ellas


la cual está adquiriendo importancia en las zonas productoras del Edo Guárico es la
pudrición basal causada por Fusarium oxysporum, este patógeno puede afectar a las
plantas en cualquier período del desarrollo del cultivo. Los primeros síntomas son
curvatura, amarillamiento y/o necrosis de las hojas, iniciando en las puntas y
desarrollándose progresivamente hacia abajo (APS, 1995). Por otra parte, Sclerotium
cepivorum, agente causal de la pudrición blanca en el bulbo, se puede observar solo
en las cebollas sembradas alrededor de los 1.500 msnm en estados andinos como
Trujillo; sin embargo, no causa problemas graves en la producción, como sí lo hace en
el cultivo de ajo.

A inicios de la década de los 90´s, apareció en el valle de Quibor en el estado Lara, la


llamada bacteriosis o rayado de la cebolla causada por un complejo de bacterias entre
ellas Xanthomonas campestris, Pseudomonas viridiflava, Pantoea ananas, Pantoea
agglomerans y algunas especies de Erwinia y otras de Pseudomonas (Martinez, 2000).
Actualmente, es la enfermedad mas importante en la zona. De acuerdo a la misma
autora, esta enfermedad se introdujo pasivamente en el valle de Quibor desde 1991 y
fue denominada por los productores como “efecto de lupa” ya que al incidir los rayos
solares sobre las gotas de agua condensadas sobre las hojas, se producían pequeñas
lesiones acuosas, que al secarse adquirían un aspecto de quemado (lesiones
blanquesinas).

93
Cuadro 1. Principales enfermedades de la cebolla a nivel mundial.
Enfermedad Agente Causal Lugar de acción En Venezuela*
Hongos
Carbón Urocystis cepulae Follaje Sin información
Mancha foliar Cladosporium sp Follaje +
Mancha foliar Cercospora sp Follaje +
Mancha púrpura Alternaria porri Follaje ++++
Mildiú lanoso Peronospora destructor Follaje +++++
Tizón foliar Stemphyllum sp Follaje ++++
Tizón foliar, Pudrición cuello Botrytis sp Follaje, bulbo +
Moho negro Aspergillus niger Follaje, bulbo +
Pudrición basal y marchitez Fusarium sp Suelo +++
Pudrición Blanca Sclerotium cepivorum Suelo Según zona
Pudrición Blanda Sclerotinia sclerotiorum Suelo +
Raíz roja Pyrenochaeta terrestris Suelo ++
Tizón del sur Sclerotium rolfsii Suelo +

Bacterias
Mancha acuosa Pantoea agglomerans Follaje +
Erwinia carotovora pv. ++++
Pudrición blanda Carotovora Bulbo
Pudrición del bulbo Enterobacter cloacae Bulbo Sin información
Pudrición del bulbo Burkhloderia sp Bulbo ++++
Quemazón foliar Pantoea ananatis Follaje ++
Quemazón foliar Xantomonas campestris Follaje y bulbo +++
Rayado y pudrición de la +++++
hoja Pseudomonas viridiflava Follaje y bulbo

Nemátodos Poco estudiados


Pratylenchus +
Decaimiento general semipenetrans Suelo
Decaimiento general Paratrichodorus sp Suelo +
Marchitez y amarillamiento Meloidogyne sp Suelo Sin información
Pudrición de bulbo Ditylenchus dipsaci Suelo +

Virus y fitoplasmas
Achaparramiento Onion Yellow Dwarf virus Toda la planta Sin información
Aster yellows No reportados
Amarillamientos phytoplasma Toda la planta
Fuente: (American Phytopathological Society, 1995; Schwartz y Krishna, 1996; Gabor, 1996)
* Numerosas Fuentes.

94
I. Manejo integrado de plagas y enfermedades (MIPE, MIP)
Que es el MIP y como surge?
La medicina de las plantas ha sufrido procesos de evolución. Inicialmente, al igual que
la medicina de humanos, solo trataba problemas puntuales sin importar las causas que
le dieron origen. Por tanto, se usaba una sola técnica o estrategia para atender un
problema: tratar de erradicar al organismo causal. Por supuesto, esa estrategia
correspondía al uso de agroquímicos de efecto muy rápido pero con un nivel muy alto
de impacto al ambiente.

Con el correr del tiempo se comprendió que la aparición de las enfermedades


respondía a una serie de factores o causas que eran las responsables de que estas
ocurrieran y se empezaron a estudiar estas causas determinando por lo menos tres
factores fundamentales en el desarrollo de una enfermedad, los cuales se muestran a
continuación.

Hospedante o Planta
Susceptible

ENFERMEDAD

Agente causal Condiciones


Ambientales

Figura 1. Triángulo de la enfermedad

Hospedante: es el que va a alojar el agente causal o patógeno; es quien se va a


enfermar. Para que suceda la enfermedad, este hospedante debe tener alguna
debilidad en el momento en que establece la relación con el agente causal. Si lo
comparamos con los seres humanos, equivaldría a decir que: “la persona tenía las
defensas bajas cuando lo agarró la gripe”, eso es lo que llamamos planta susceptible o
en situación de estrés, que puede ser provocado por una inadecuada fertilización, por
falta o exceso de agua, etc.

El agente causal o patógeno: como se mencionó anteriormente es quien tiene la


capacidad de relacionarse con la planta y perjudicarla, logrando hacer esto, siempre y
cuando las condiciones ambientales sean propicias. Entre los agentes causales que
atacan a las plantas están los hongos, bacterias, nemátodos y virus. En nuestro caso,

95
los patógenos de la cebolla descritos a nivel mundial se nombran en el cuadro 1.

Ambiente: es todo lo que nos rodea y por supuesto influye sobre el desarrollo del
agente causal; mientras mas beneficioso sea el ambiente para el agente causa, la
enfermedad tiene mayores posibilidades de propagarse exitosamente. Entre estos
podemos mencionar: la luminosidad, la temperatura, la humedad relativa, la cantidad de
lluvia entre otros factores.

Para que la enfermedad ocurra todos estos 3 factores deben ser propicios y coincidir
durante un tiempo determinado. Con el paso de los años a este triángulo se le
introdujeron dos elementos más: el tiempo, porque como se dijo anteriormente, para
que la enfermedad ocurra, debe haber una coincidencia entre la planta susceptible, el
agente causal virulento y las condiciones ambientales que deben ser favorables durante
un período de tiempo determinado. Mientras mas prolongado sea el período de
condiciones propicias, mayor será la propagación de la enfermedad y por ende,
mayores serán los daños. El otro elemento introducida al triángulo de la enfermedad,
tiene la capacidad de modificar prácticamente todos los factores mencionados
anteriormente; es quien decide que se va a sembrar, cuando, cuanto y donde; puede
traer patógenos de otras zonas, puede manejar ciertas condiciones ambientales
(umbráculos, invernaderos); en fin, es uno de los factores que tiene mas influencia en
todo el sistema. Ese elemento es nada mas y nada menos que el hombre.

Con todos estos componentes se puede construir un modelo, denominado sistema


epidemiológico (Fig. 2); en el mismo, se pueden observar los diferentes factores
involucrados en cada componente (tetraedro de la enfermedad). El conocimiento de
este sistema puede evitar en gran medida la entrada de los patógenos al cultivo, ya que
se conoce que el mejor control es el preventivo. Cuando el hombre conoce, entiende e
integra los factores de este sistema, se da cuenta de que existen numerosos aspectos
que influyen en el desarrollo de una enfermedad. Tratar de atacar solamente al
patógeno, NO resulta tan eficaz como manejar todo el entorno, con la finalidad de
ofrecer condiciones adversas al patógeno, disminuyendo así la enfermedad.
Precisamente, cuando se manejan diferentes factores que influyen en la ocurrencia de
las enfermedades, estamos haciendo una MANEJO INTEGRADO.

El manejo integrado de enfermedades (MIE) representa un sistema de decisiones para


la selección y uso de tácticas de control armoniosamente coordinadas en una estrategia
de manejo, basado en un análisis beneficio-costo que toma en cuenta los intereses y el
impacto sobre los productores, la sociedad y el ambiente (Zavaleta, 2003). Hoy día, se
ha comprobado que los factores que inciden en la aparición de las enfermedades son
prácticamente todos los que influyen sobre el cultivo, tal como se muestra en la Fig. 2, y
cuando las alternativas de manejo se combinan, frecuentemente ocurre un efecto
aditivo o sinergístico; no obstante, la integración de varias tácticas de manejo, no es
suficientemente efectiva, si no se apoya en el conocimiento de la fenología del cultivo,
la biología de las plagas y su relación con factores climáticos (Téliz, 2003). Por esta
razón este concepto de MIE abarca el manejo integrado del cultivo (MIC), siendo uno
de los pilares de la agricultura sustentable.

96
Selección y preparación del sitio.
Selección del material de propagación.
Medidas de control.
(H) Introducción de nuevos patógenos.
Hombre

(T)
Tiempo
Humedad. (A)
Temperatura. Ambiente (P)
(H) Patógeno Nivel de virulencia.
Hospedante Cantidad de inóculo.
Tipo de reproducción.
Nivel de resistencia o susceptibilidad. Ecología.
Grado de uniformidad genética. Forma de diseminación.
Tipo de cultivo.
Edad de la planta.

El manejo integrado de las enfermedades lo podemos representar claramente con un


ejemplo en humanos, cuando un hijo nuestro tiene gripe, que hacemos? simplemente
combinamos una serie de estrategias de manejo: 1.- le damos el acetaminofen (control
químico); 2.- le damos un te de malojillo caliente (control biológico); 3.- tratamos de
alimentarlo bien (nutrición adecuada); 4.- evitamos que se moje si llueve, o exponerlo al
frío (control de condiciones ambientales), 5.- tratamos de que guarde reposo
(fortalecimiento del hospedante). Como se ve en el ejemplo usamos una combinación ó
integración de estrategias orientadas para que desaparezca la gripe, de la misma
manera es el MIE.

II. Como lograr un manejo integrado de enfermedades (MIE).


En cebolla, como se mencionó anteriormente, se han reportado numerosas
enfermedades a nivel mundial (cuadro 1), pero en nuestras condiciones las mas
importantes se resumen a unas pocas, entre las que destacan: Raíz roja (Pyrenochaeta
terrestris), mildiú lanoso (Peronospora destructor), mancha púrpura (Alternaria Porri),
tizón foliar (Stemphyllium solani), pudrición basal (Fusarium oxysporum), pudrición
blanca (Sclerotium cepivorum), las bacteriosis o rayado de la cebolla causada por un
complejo de bacterias anteriormente mencionadas y algunas enfermedades causadas
por nematodos como Pratylenchus sp y Dytilenchus dipsaci, a los cuales no se les ha
prestado mucha atención. El estudio de cada uno de estos microorganismos podría
generar numerosos volúmenes de información, lo cual no es el objetivo de este
capítulo. Por eso nos enfocaremos en estrategias para ser usadas en condiciones de
campo que sirvan para manejar o remediar ciertas situaciones.

97
A. Conocer la enfermedad
Lo primero que se debe hacer cuando se quiere realizar un programa de manejo
integrado de enfermedades, es aprender a diferenciar o a reconocer el tipo de
enfermedad que está afectando, porque aunque existen estrategias de manejo de uso
general, hay otras que son específicas para cada tipo de enfermedad; tal es el caso del
uso de agroquímicos. Para poder seleccionar el producto, la dosis, la frecuencia, la
forma y el momento adecuado de aplicación se debe saber que patógeno ataca, dado
que los productos que se usan para hongos no son los mismos que son utilizados para
las bacterias, o para los nematodos. En este sentido, se debe aprender a diferenciar, al
menos los grandes grupos de enfermedades, ya que la identificación exacta,
necesitaría de equipos que generalmente no están a nuestro alcance.

De esta forma, las enfermedades se pueden dividir en dos grandes grupos: las
enfermedades foliares y las enfermedades con origen en el suelo.

1. Entre las foliares se tienen las de origen fungoso y las de origen bacteriano
1.1 Las de origen fungoso: se pueden reconocer porque en la generalidad de los casos
inician el daño con áreas cloróticas sobre las hojas que mas tarde se secan y se
necrosan, formándose pequeñas manchas de color marrón; éstas al crecer y solaparse,
invaden la totalidad de la lámina foliar. En general, su aspecto es seco y cuando las
condiciones ambientales son propicias, pueden producir una masa de esporas que le
da al tejido afectado un aspecto aterciopelado.

1.2 Las de origen bacteriano: generalmente producen manchas acuosas, algunas veces
con un aspecto aceitoso, con bordes amarillentos.

2. Con respecto a las enfermedades con origen en el suelo, se tienen las causadas
por hongos y nematodos a nivel de raíces y bulbos y, las causadas por bacterias,
principalmente a nivel de bulbo. En este caso, la situación tiende a complicarse, puesto
que los síntomas son muy parecidos.

En cebolla, los síntomas generales causado por los hongos con origen en el suelo
son amarillamiento, enrollamiento, necrosis de las puntas y reducido número de hojas.
Con el tiempo, toda la parte foliar manifiesta la totalidad del síntoma, presentándose
una marchitez o decaimiento de la planta. En algunos casos, las raíces y los bulbos
son pobres y pueden ser arrancadas fácilmente del suelo. En otros casos se logran
observar masas de cuerpos de color marrón o negruzcos que pueden corresponder a
las estructuras de resistencia de algunos de los hongos del suelo, como en el caso de
Botrytis sp, Sclerotium sp y Sclerotinia sclerotiorum. La enfermedad raíz roja
(Pyrenocheta terrestris), por ejemplo, ocasiona un color rosado o rojo en las raíces de la
cebolla.

Los síntomas ocasionados por nemátodos son muy parecidos: plantas enanas,
hojas amarillentas, síntomas similares a deficiencias nutricionales e hídricas y
desarrollo irregular del lote

98
B. Medición de la enfermedad
Tan importante es conocer la enfermedad, como saber medirla. Se debe aprender a
medir la enfermedad para saber si el manejo utilizado realmente es adecuado, efectivo
y está disminuyendo el problema. Algunas veces, por ejemplo, cuando se va a aplicar
un producto se selecciona la dosis mas alta, aplicando con frecuencia durante el ciclo
de desarrollo del cultivo, es posible que pocas aplicaciones y dosis bajas sean
suficientes para disminuir a la enfermedad). En ciertos casos se pueden producir
intoxicaciones a las plantas (fitotoxicidad) causándoles quemados que no corresponden
a agentes externos o patógenos. Lógicamente, al producir un daño en el tejido foliar por
efecto del exceso de agroquímicos, éste es rápidamente invadido por microorganismos
que se detectan en el análisis de Laboratorio, pero que no son los agentes causales del
quemado. En el caso de las enfermedades bacterianas en cebolla, Hidalgo (2000),
desarrolló una clave para medirla.

C. Conocer las condiciones ambientales que favorecen al agente causal


En una batalla es indispensable conocer los gustos y las necesidades del enemigo. De
esta forma, se puede manejar el ambiente, en la medida de lo posible, para generarle al
agente causal, las condiciones mas adversas posibles, de manera que se dificulte su
desarrollo y por lo tanto, el nivel de daño de la enfermedad no aumente violentamente.

En este sentido, es indispensable conocer cuales son las condiciones que en general
favorecen a las enfermedades:

1. De origen bacteriano
Una de las principales fuentes de inóculo son los suelos contaminados y los residuos de
cosecha. En estos casos, las bacterias son diseminadas por el salpique ocasionado por
las gotas de agua, bien sea agua de riego o de lluvia. Los insectos y el hombre también
juegan un papel fundamental en la diseminación. En cuanto a los insectos, las pueden
llevar adheridas a su cuerpo y de esta manera se trasladan de una planta a otra.
Igualmente, pueden ser transportadas por el hombre, a través de los zapatos, la ropa y
por supuesto en las manos. Muchas veces al revisar el cultivo se toman indistintamente
plantas enfermas y sanas y en esta acción también se diseminan las bacterias.

Estos microorganismos, penetran a la planta a través de aberturas naturales como los


estomas, los hidátodos, lenticelas ó por heridas naturales; para poder llegar a estos
sitios, las bacterias tienen estructuras que le permiten movilizarse (flagelos), requiriendo
una película de agua sobre las hojas para lograr la penetración. De esta forma, la
irrigación pesada y el rocío persistente, favorece el desarrollo de las enfermedades
bacterianas y las epidemias ocasionadas por estos microorganismos, están asociadas
con prolongados períodos de humedad y climas cálidos, los cuales favorecen su
desarrollo. Así mismo, los excesos de fertilización estimulan el desarrollo de las
enfermedades y pueden incrementar los síntomas foliares

En el caso de los bulbos, La entrada de las bacterias es a través de heridas causadas


al momento de la cosecha, por daños mecánicos o el llamado “golpe de sol”. Los
vientos fuertes pueden contribuir a los daños mecánicos que dan puertas de entrada a

99
los patógenos. Por otra parte, las larvas de los insectos, pueden llevar bacterias e
introducirlas cuando se alimentan.

2. Condiciones que favorecen las enfermedades foliares de tipo fungoso


Pueden sobrevivir en restos de cosecha y servir de inóculo inicial en futuras
plantaciones. Se pueden diseminar violentamente si las condiciones ambientales son
favorables para el desarrollo del patógeno y generalmente pueden sobrevivir en un
amplio rango de condiciones ambientales

En general, los hongos causan daños mas severos en condiciones cálidas con alta
humedad relativa ocurriendo grandes ataques cuando la humedad (agua libre) en la
hoja se mantiene por mas de 24 horas. Algunos de ellos comienzan atacando plantas
viejas, ya que los tejidos viejos, agonizantes y débiles son mas fácilmente colonizados
por los hongos.

3. Condiciones que favorecen las enfermedades de tipo fungoso con origen en el


suelo
Sobreviven por largos periodos en el suelo y pueden permanecer en restos de cultivo o
en raíces de malezas. Cuando no están sobre algún hospedante, generalmente pueden
persistir en el suelo a través de estructuras de resistencia. Generalmente aumentan su
severidad en suelos con alto nivel de humedad y de compactación.

La diseminación puede ocurrir a través de agua de riego, bien sea por salpique de la
gota o por arrastre. Los insectos juegan un papel sumamente importante en su
diseminación. También puede ocurrir a través de equipos infestados con suelo
contaminado.Así mismo, excesos de materia orgánica en estado inadecuado de
maduración pueden favorecer su desarrollo.

4. Condiciones que favorecen a los nemátodos


Puede que existan previamente en los campos de cultivo o bien pueden ser
introducidos en material vegetativo. Se mueven entre los campos por el agua de riego o
por medio de los equipos de trabajo; se ven favorecidos por temperaturas entre los 15 y
38 °C, en la mayoría de los casos y tienen facilidad de adaptación a diversas
condiciones de suelo.

D. Conocer los requerimientos del cultivo en las distintas fases de desarrollo


Al igual que se necesita conocer al agente causal, también se requiere conocer cuales
son las condiciones que favorecen o que desfavorecen al cultivo en el cual se trabaja
para combatir el ataque de algún patógeno, según la etapa de desarrollo de ese cultivo.
Por ejemplo, en época de semillero, se necesitan altos niveles de humedad en el
sustrato por largos períodos de tiempo, lo cual es inevitable. De esta forma, se debe
estar atento ante el posible desarrollo de los patógenos del suelo tales como Pythium
sp, Rhizoctonia sp y Fusarium, que causan tantas muertes en la fase de plántulas. Ese
conocimiento permite preparar y desarrollar acciones como el uso de sustratos
estériles, muestreo de aguas de riego para detección de patógenos, manejo de la
temperatura en los umbráculos o invernaderos donde están los semilleros y uso de

100
semilla certificada para minimizar el posible problema. Es conveniente además, el uso
frecuente de Trichoderma harzianum, el cual se ha comprobado un efectivo
antagonismo a muchos de los patógenos del suelo.

E. Diseñar las estrategias de manejo tomando en cuenta todo lo discutido


anteriormente
Una vez que se conoce el sistema epidemiológico (cultivo, al agente causal y las
condiciones que favorecen el desarrollo de la enfermedad, principalmente), se facilita el
diseño de las estrategias de manejo de las enfermedades.

1. Estrategias de manejo para las enfermedades bacterianas.

x Control de la humedad, mediante el manejo sustentable del riego.


x Manejo de insectos y otros que causan puertas de entradas a las bacterias, tales
como thrips, minadores y ácaros.
x Controlar la sobrefertilización y por supuestos los déficit nutricionales.
x Uso de extractos naturales de plantas .
x Aplicaciones foliares de Trichoderma sp.
x Aplicaciones de compuestos a base de cobre.
x Uso sumamente controlado de antibióticos.
x Cosechar con la madurez adecuada y evitar ocasionar daños a los bulbos .para
disminuir las probabilidades de enfermedades postcosecha.
x Adecuada ventilación en el almacenamiento.

2. Estrategias de manejo para enfermedades de tipo fungoso


Uso de plántulas sanas y en lo posible vigorosas. Orientar las filas de plantas y el
espaciamiento apropiado para maximizar el movimiento de aire lo que ayuda a reducir
el tiempo que las hojas permanecen húmedas lo que resulta en menor incidencia y
severidad de las enfermedades.

Destruir o incorporar los restos de cosecha, puede ayudar a reducir el inóculo inicial
para futuros ciclos de cultivo. En hongos que producen estructuras de resistencia se
recomienda arado profundo.

Asegurar planes de fertilización adecuados basados en los análisis de suelo para


garantizar plantas sanas y vigorosas y minimizar la sobrefertilización que muchas veces
causa daños microscópicos por quemado en los pelos absorbentes dejando puertas
abiertas a la entrada de los patógenos del suelo. La sobrefertilización también tiende a
originar plantas muy suculentas que son mas susceptibles a los patógenos foliares.

101
También se debe evitar la fertilización tardía lo que puede acarrear a retardos en la
maduración y dar oportunidad de que penetren los patógenos.

Seleccionar las fuentes de nitrógeno a utilizar. Se ha comprobado que las fuentes


amoniacales originan plantas mas susceptibles al ataque de patógenos que aquellas
fertilizadas con fuentes a base de nitratos.

Mejorar el riego de manera de no crear condiciones excesivas de humedad ni


condiciones de déficit de humedad. Evitar en lo posible el riego por aspersión. Uso de
drenajes en el campo de cultivo

Manejo de insectos entre ellos Thrips, los cuales causan daños que debilitan la planta y
son puertas de entrada para los patógenos

Rotación de cultivos por 4 años o mas. Para ello se deben utilizar especies que no
sean susceptibles a las enfermedades que atacan a la cebolla, por ejemplo cereales.

Remojo de las plántulas en solución de Trichoderma (hongo antagonista de los


patógenos del suelo). Su uso en las casas productoras de plántulas debería ser
obligatorio para asegurar su establecimiento en el sustrato antes de que la plántula sea
llevada al campo.

Aplicaciones foliares de Trichoderma sp.

Manejo sustentable de las malezas

Usar sustratos desinfectados en semilleros. El uso de solarización, en los casos en que


sea posible, para reducir la cantidad de inóculo inicial del suelo, puede ser una
alternativa viable.

Uso de cultivares tolerantes, en aquellos casos donde existan.

Realizar análisis de suelo para determinación de nemátodos que generalmente están


asociados a daños en las raíces que son entrada a otros patógenos como Fusarium sp,
por lo que en las determinaciones solo aparece el. Trabajando juntos nemátodos y
hongo aumentan la severidad del daño.

Un programa de fumigación preventivo es importante.

Un plan de estrategias de manejo en cebolla para patógenos con origen en el suelo, se


puede resumir de la siguiente manera.

Para cualquier plan de manejo es importante que el mismo se inicie desde la semilla.
Para patógenos con origen en el suelo que afectan a la cebolla, tales como Fusarium
sp, Botrytis sp o Sclerotium cepivorum, se deben incluir las.siguientes prácticas:

102
x Realizar un muestreo de suelo en aquellas zonas donde se desconozcan los
problemas, a fin de conocer a través de pruebas de laboratorio, los potenciales
patógenos presentes.
x No utilizar semillas de procedencia dudosa, ya que puede haber transmisión a
causa de esclerocios que se encuentren externamente (caso Botrytis o
Sclerotium) o por micelio, internamente en el tejido. Se debe usar semilla 100%
sanas.
x En caso de que se conozca la existencia de patógenos del suelo, una práctica
muy efectiva es solarizar el suelo húmedo, en aquellas zonas por debajo de 900
msnm donde la radiación solar es suficiente para alcanzar temperaturas > 35° C
a 15 cm de profundidad, bajo plástico transparente. Esta práctica permite
disminuir la densidad de inóculo inicial antes de la siembra y puede combinarse
bien con dósis bajas/ha de algún agroquímico o posterior a la solarización,
incorporar un controlador biológico tal como Trichoderma harzianum.
x Realizar un saneamiento de plantas enfermas. Sacar y destruir las plantas
enfermas al inicio de los primeros síntomas, antes de que se seque la planta.
Eliminar también plantas vecinas.
x Es muy importante la nutrición, incluyendo calcio ya que se ha comprobado la
inducción de resistencia por parte de la planta al ataque de los patógenos.
x Usar cultivares resistentes
x Es importante además, la precaución por parte del productor o los trabajadores
al manipular herramientas en lotes infestados. Se deben lavar y en la medida de
lo posible desinfestarlas, para ser utilizadas en lotes sanos. Por otra parte, se
debe evitar el tránsito de animales en los lotes sembrados, disminuyendo así la
diseminación de inóculo de un lugar a otro.

III. Analizando alternativas de manejo.

A. Uso de Agroquímicos
De acuerdo a la literatura, existen diferentes estrategias de manejo para contrarestar a
las enfermedades. Estas, al combinarse e integrarse a las prácticas de producción del
cultivo, dan como resultado un control efectivo y sustentable (APS, 1995); no obstante,
la mas utilizada sigue siendo la aplicación de agroquímicos en forma individual. Este
método logra ser mas eficiente en la parte aérea de la planta, no así a nivel del suelo
por ser éste un gran protector para los patógenos y por el hecho de que muchos
fungicidas tienden a ser degradados rápidamente por la diversidad de microorganismos
presentes, entre otros factores. El uso irracional de estos agroquímicos ha traído como
consecuencia una alta contaminación, alteraciones en la salud humana y animal y
desequilibrios ecológicos y de la capa de ozono (Miranda et al., 2005; RAPAM, 1999,
Ramirez, 2001). Según Tagliaferro (2002), se han encontrado trazas de
organoclorados en leche materna en las poblaciones de caseríos expuestos y
parcialmente expuestos a plaguicidas en el Valle de Quibor, estado Lara. De aquí la
necesidad de utilizar alternativas ecológicas que pueden ser combinadas con un uso
racional de los químicos, minimizando las dósis de aplicación por ciclo de desarrollo del

103
cultivo.

B. Uso de extractos naturales


Debido a lo mencionado anteriormente, se buscan medidas de manejo alternativas que
no alteren el equilibrio del sistema y que estén enmarcadas dentro del desarrollo de
agroecosistemas sostenibles (Bunch, 1977); siendo una de estas alternativas el uso de
extractos de plantas que actúan como pesticidas o simplemente inhibiendo el
desarrollo de los patógenos (Cuttler y Schmutteres, 1999; Zapata et al., 2003). En este
sentido la vegetación tropical constituye un inmenso recurso de diversidad biológica
cuyo potencial de uso ha sido escasamente estudiado( Bermúdez, 1999). Se han
logrado resultados promisorios en condiciones in Vitro con extractos de Flor escondida
(Phyllantus niruri), Nim (Azaridachta indica) y orégano (Lippia origanoides) en la
inhibición de patógenos tales como Fusarium oxysporum y Rhizoctonia solani, entre
otros (Zapata et al., 2003).

C. Uso de Trichoderma
Es un producto biológico con base en el hongo Trichoderma harzianum, principalmente,
quien es un activo competidor por espacio y parasita a hongos fitopatógenos que se
encuentran a nivel de la rizosfera del suelo. Se ha comprobado además, que produce
enzimas quitinolíticas que pueden disolver las hifas de algunos hongos patógenos
(Metcalf et all. 2004). Entre otros de sus beneficios a la agricultura, está la de favorecer
el crecimiento radical de las plantas. En aplicaciones foliares el hongo invade el tejido
necrosado y comienza a competir con el patógeno existente, disminuyendo la velocidad
de progreso de las enfermedades (com. pers. Zambrano, 2006).

Literatura
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Barquisimeto. Lara. 30 p.

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Lara. Tesis. Universidad Centoccidental Lisandro Alvarado. Venezuela. 48 p.

Téliz Ortíz, D. 2003. manejo Integrado de plagas, concepto y aplicación en la agricultura


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enfermedades, componente importante de la agricultura sustentable. Simposio. en
Memorias del XIX Congreso Venezolano de Fitopatología.

105
MANEJO DE MALEZAS EN EL CULTIVO DE CEBOLLA
Alvaro Anzalone y Luis Lara

I. Introducción
Las malezas constituyen una de las principales plagas en los cultivos agrícolas; en la
cebolla este problema es de especial importancia dada la condición poco competitiva
que posee este cultivo frente a la flora arvense. La cebolla es una planta de crecimiento
lento que posee muy poco desarrollo foliar (con hojas alargadas y estrechas), por lo que
posee poca capacidad de competir por luz con las malezas; además, su limitado
desarrollo radical poco le ayuda en la competencia por el agua y los nutrientes del
suelo.

Las características propias del cultivo de cebolla genera la especial necesidad de


mantener el cultivo libre de malezas durante el período crítico de competencia entre
malezas y cultivo; este período se ubica entre los primeros 30 y 60 días del cultivo, pero
la presencia de malezas durante las últimas fases de desarrollo del bulbo puede
ocasionar pérdidas debido a la interferencia que produzcan durante la cosecha o la
aparición de enfermedades, ya que las malezas pueden crear un microclima que
favorezca la aparición de enfermedades o ser hospederas de patógenos, por lo que, en
la práctica, la cebolla es un cultivo que debe mantenerse relativamente libre de malezas
durante todo su ciclo de crecimiento.

Si bien los costos del control de malezas pueden variar de acuerdo a las condiciones en
que se establezca la producción, estos suelen ser significativos, llegando en algunos
casos a ser de hasta el 25 % de los costos totales de producción; por ello el manejo de
las malezas en la cebolla debe ser planificado con suficiente tiempo y dedicación, para
así evitar las pérdidas asociadas a su presencia en el cultivo, que pueden alcanzar
valores de hasta un 80%.

En los cultivos altamente susceptibles a la competencia por malezas como la cebolla, la


realización de un adecuado plan de manejo de malezas es la herramienta más
adecuada para afrontar este problema, tratando de evitar los controles desesperados
de poblaciones de malezas, que suelen ser costosos y poco efectivos.

II. Planes de manejo de malezas en el cultivo de la cebolla


Para ordenar el diseño, implementación y posterior evaluación de un plan de manejo de
malezas es necesario tener una clara idea de los objetivos que perseguimos a corto,
mediano y largo plazo, para así poder definir las acciones a tomar. En adelante se
presentarán una serie de ideas para construir las bases necesarias que permitan tomar
decisiones acertadas sobre los métodos de control de malezas más apropiados en cada
caso.

106
Análisis e identificación del problema
DIAGNOSTICO
Recursos de la unidad de producción
Biología y Ecología de Malezas y Cultivos

Establecer Prioridades

Seleccionar estrategias de combate

Elaborar el plan de manejo

Implementación del plan


EVALUACION

Manejo de malezas a LARGO PLAZO


Evaluación poblacional - Umbrales Económicos
Estrategias de combate - Entrenamiento de operadores
Evaluación de impacto ambiental

Figura 1. Fases para la construcción, implementación y evaluación de planes para el


manejo de malezas en cultivos.

A. El diagnóstico del problema:


El primer paso que debe darse para combatir las malezas es conocer la situación a la
que nos enfrentamos; este conocimiento no debe ser puntual en el tiempo, sino que
debe abarcar los períodos previos al manejo actual, es decir, debe existir un
conocimiento histórico de la flora que se ha establecido en los campos que utilizaremos
para la producción.

En gran parte de las zonas productoras de cebolla del país (por ejemplo la depresión de
Quibor) es difícil conseguir vegetación típica de la zona, a excepción de las zonas no
intervenidas, erodadas o de poco valor agrícola. La introducción de cultivos y animales
no autóctonos de la zona, ha traído consigo la entrada de especies vegetales nuevas y
muy agresivas, que han desplazado a las especies propias. En las zonas áridas
muchas de estas nuevas especies han podido adaptarse a lo severo del medio natural y
algunas de ellas se han transformado en especies problemas por su inconveniencia
para la actividad agrícola o pecuaria, es decir, se han convertido en “malezas”. Tanto es
así, que, por ejemplo, la mayoría de las especies consideradas malezas en Quíbor no
son autóctonas de esa región.

El uso intensivo de la tierra, la inexistencia de control fitosanitario en la introducción de


materiales vegetales y de otro tipo a las zonas de producción y la fuerte intervención
mecánica y química del ambiente producen que la dinámica de las poblaciones de

107
malezas se altere de forma tal que, en la mayoría de los casos, se presenta el
predominio de pocas especies de difícil control, que impactan directamente en los
costos de producción.

Es necesario pues, conocer en detalle no sólo las especies de malezas presentes


previo a la preparación de tierras del nuevo ciclo de producción, sino también las
características de sus poblaciones. Se hace esta salvedad porque en la mayoría de los
diagnósticos de malezas se presenta un listado o inventario de especies malezas
presentes, sin caracterizar sus poblaciones. Esta información puede ser válida, pero es
insuficiente, ya que las malezas son problemas de acuerdo a las características de sus
poblaciones, no como especies individuales. Una planta de Cyperus rotundus (corocillo)
por sí misma no representa un problema de malezas, pero una población de, por
ejemplo, 250 plantas por metro cuadrado de esta especie, es un problema considerable
para la producción de cualquier cultivo hortícola.

La inspección de las malezas presentes en los campos y alrededores, las evaluaciones


poblacionales cuantitativas periódicas, la observación de nuevas especies en la flora
arvense y la correcta identificación de las especies malezas deben ser procesos
continuos dentro de las labores de campo para la producción de cebolla, ya que
garantizan poder tener claro en todo momento la situación en que se encuentra el
problema de malezas. También es importante estudiar las formas de introducción de las
nuevas especies malezas a los campo, de manera de prevenir su diseminación a
nuevas áreas de producción.

Los estudios de poblaciones cuantitativos de malezas pueden realizarse a través de


conteos periódicos de las plantas, diferenciándolas por especie. Para ello es necesario
diseñar un simple plan de toma de muestras dentro del campo, utilizando un pequeño
marco metálico de área conocida, que, para el caso de la cebolla, puede ser de 50 x 50
cm (0,25 m2). Este marco será lanzado de forma aleatoria dentro del campo para contar
las plantas que queden dentro de él, el número de veces que deberá repetirse esta
operación variará en cada campo, pero de forma general podemos decir que unos 6 a 8
lanzamientos por hectárea (bien distribuidos dentro del campo) podrán ser suficientes
para estimar las poblaciones de malezas presentes.

Otra fase del diagnóstico del problema de malezas en una zona en particular debe ser
la evaluación de las herramientas y recursos con los que se cuenta para el manejo de
las mismas, procurando evaluar la disponibilidad de maquinaria, implementos, personal,
agroquímicos, etc., de manera de disponer de esta información durante el diseño del
plan de manejo.

Conocer las características biológicas de las malezas a las que nos enfrentamos es una
poderosa herramienta para planificar su manejo. Definir aspectos como la familia
botánica a la que pertenece una especie, tipo de reproducción (sexual o asexual),
afinidad por el agua, época preferente de germinación, ciclo de vida (anual o perenne),
susceptibilidad a herbicidas y otras características propias de cada especie, puede
ayudar a enfocar los sistemas de manejo y control de las malezas no sólo para lograr

108
mayor efectividad en el control, sino también para manejar las poblaciones de manera
de evitar la diseminación de especies problemáticas o que produzcan altos niveles de
daño sobre el cultivo. Como ejemplo de cómo puede organizarse parte de la
información referente a la biología y ecología de las malezas, se presenta el siguiente
Cuadro 1.

Cuadro 1. Malezas comunes en el cultivo de cebolla en la Depresión de Quibor (Edo.


Lara, Venezuela) y algunas de sus características biológicas.

Nombre Nombre Ciclo de


Familia Propagación
Común Científico Vida
Amaranthus AMARANTHACE
Bledo Sexual Anual
dubius AE
Botón Blanco Eclipta alba ASTERACEAE Sexual Anual
CHENOPODIAC
Bola de Texas Salsola iberica Sexual Anual
EAE
Cyperus Sexual-
Corocillo CYPERACEAE Perenne
rotundus Asexual
Cyperus Sexual-
Cortadera CYPERACEAE Perenne
difformis Asexual
Corona Cyperus ferax CYPERACEAE Sexual Perenne
Ricinus EUPHORBIACEA
Tártago Sexual Perenne
communis E
Paja Eragrostis
POACEAE Sexual Perenne
Quiboreña ciliaris.
Pata de Chloris
POACEAE Sexual Anual
Gallina polydactyla
Setaria Sexual-
Limpia Botella POACEAE Perenne
geniculata Asexual
Guarataro Eleusine indica POACEAE Sexual Anual
Paja Echinochloa
POACEAE Sexual Anual
Americana colona
Portulaca PORTULACACE
Verdolaga Sexual Anual
oleracea AE
Caimancito Lippia nodiflora VERBENACEAE Sexual Anual
Tribulus ZYGOPHYLLAC Sexual-
Abrojo Perenne
cistoides EAE Asexual

En el caso particular de las zonas productoras de cebolla de Quibor y sus alrededores,


de este grupo de malezas en general se puede decir que las más problemáticas son:
Eclipta alba, Eragrostis ciliaris, Cyperus rotundus, Setaria geniculata, y Portulaca
oleracea. Por supuesto, cada zona dentro de la depresión tiene sus problemas
particulares y algunas otras especies pueden estar causando daño económico. De
hecho, los costos de producción asociados al control de malezas pueden variar de
forma importante de acuerdo a las especies malezas presentes, en especial cuando la
maleza predominante es el corocillo (Cyperus rotundus L.).

109
En las zonas al sur de la depresión de Quíbor, el corocillo es una maleza que causa
grandes problemas y es a la que se le presta mayor atención. En las zonas más bajas
la bola de Texas mantiene infestada grandes extensiones. El botón blanco o Monte
negro se ha tornado un problema en los últimos años en casi toda la zona productora
de Quibor y la paja quiboreña, también denominada paja caraqueña o paja gris,
mantiene infestadas grandes áreas y es de difícil control por ser una maleza perenne.
Donde se han establecidos potreros que luego son utilizados como tierras agrícolas las
gramíneas utilizadas como pastos pueden ser problemas, pero son casos que han sido
fácilmente controlables con el uso de herbicidas selectivos aislados poco comunes. En
los bordes de lagunas suelen encontrarse numerosas especies de afinidad con el agua,
pero quedan restringidas a estas zonas; entre ellas tenemos: pasto Jonson (Sorghum
halepense), falso Johnson (Sorghum verticilliflorum), pasto estrella (Cynodon dactylon),
juncia (Typha latifolia) corona (Cyperus ferax) y otras. El control de malezas en las
lagunas no se hace con regularidad; sin embargo, deben ser en algunos casos son
problemas serios en canales y acequias principales ya que obstaculizan el paso del
agua, restándole eficiencia al proceso de riego.

B. Establecimiento de prioridades:
Luego de hacer el diagnóstico inicial de la situación de malezas presente o aquella que
estimamos que se va a enfrentar, es necesario priorizar los métodos de manejo de las
poblaciones de maleza a utilizar de acuerdo a las especies más importantes, ya que es
muy difícil (y además muy costoso) pretender controlar totalmente todo el rango de
especies que puedan estar presentes en un cultivo. El establecimiento de prioridades
puede entenderse como la definición de los objetivos concretos que queremos alcanzar
con el plan de manejo de malezas.

En general, todo buen plan de manejo de malezas posee tres objetivos básicos:
1. Reducir la densidad de las malezas hasta niveles tolerables.
2. Reducir la cantidad del daño que producen las malezas que están asociadas al
cultivo.
3. Manejar las poblaciones hacia malezas de poca agresividad y de fácil manejo.

Para el establecimiento de prioridades debemos considerar todos los factores incluidos


dentro del diagnóstico. En la mayoría de los casos el establecimiento de prioridades se
basa en atacar a las especies con mayor número de individuos (alta abundancia), con
el fin de cumplir el primero de los objetivos antes nombrados, pero es importante no
olvidar que se debe cumplir con los otros dos objetivos. Por ejemplo, si en un campo
tenemos la presencia de pequeñas poblaciones de una especie hospedera de una
plaga que ataca la cebolla, es probable que, debido a que esas poblaciones son poco
significativas, obviemos aplicar los métodos para su control, decisión que puede traer
consecuencias económicas de importancia. Por esto es necesario conocer las
características propias de cada especie, de manera de incluir en la lista de prioridades a
las especies con características de importancia para el manejo del cultivo.

110
C. Selección de la estrategia de combate de malezas:
Existen muchos métodos para el control de poblaciones de malezas. Estos métodos
deben ser seleccionados y aplicados de forma estratégica, es decir, siguiendo un plan
con una serie de objetivos predeterminados. Las diferentes especies reaccionan de
diversas maneras a los métodos de control, por lo que la selección de estos métodos
debe basarse en el diagnóstico realizado previamente al área de producción.

1. La prevención como método de control de malezas:


La primera forma de controlar malezas es evitando su entrada y diseminación en los
campo destinados a la producción, por lo que los diferentes métodos de prevención
deben estar presente en cualquier plan de manejo de malezas. Muchas de las especies
de malezas problemas que se encentran en los campos de cebolla no son propias de
los ecosistemas donde este cultivo suele cultivarse, lo que supone que en algún
momento fueron introducidas a dichos agroecosistemas. El primer paso para evitar la
entrada de malezas a los campos es la utilización de semilla o plántulas de excelente
calidad fitosanitaria, que no posean semillas de otras especies o restos de otras
estructuras reproductivas (tubérculos, rizomas, etc.).

En el caso particular de la cebolla, los canales de riego (cuando el riego es por surcos)
suelen ser la principal vía de entrada y movilización de las malezas en los campos, ya
que sirve de transporte a las diferentes estructuras reproductivas de las plantas. Existen
formas de evitar que el agua acelere la diseminación de las malezas: la principal forma
es evitar el paso del agua de riego por zonas infestadas de malezas antes de entrar a
los campos de producción, además de mantener siempre limpios de malezas los
canales de conducción de agua. También es posible la construcción de trampas de
arena o pequeños filtros en las cabeceras de los canales de riego, de manera que allí
queden atrapadas las semillas y demás estructuras reproductivas de las malezas.

La maquinaria y los implementos agrícolas son otra vía importante por la cual pueden
introducirse malezas en los agroecosistemas. La acumulación de tierra y material
vegetal en estos equipos permite que las estructuras reproductivas se transporten en
ellos, inclusive a grandes distancias. Por ello es necesario lavar los implementos y la
maquinaria luego que han laborado en zonas con presencia de malezas, más aún
cuando estas plantas se encuentren en floración o exista presencia evidente de
semillas.

Una forma particularmente importante de evitar que las malezas (en especial las de
reproducción sexual) se tornen un problema mayor, es aplicando las medidas de control
previo a la etapa reproductiva de las plantas, es decir, antes de la producción de
semillas. Esta estrategia evita que se enriquezca el banco de semillas del suelo, lo que
supone una ventaja en el manejo de las malezas a mediano y largo plazo. Una planta
de Salsola iberica puede producir unas 200.000 semillas, mientras que una de
Amaranthus dubius puede llegar a producir unas 500.000.

2. Prácticas culturales para el control de malezas:


Todas aquellas labores que realicemos en beneficio del cultivo y en detrimento de las

111
malezas pueden ser consideradas una práctica cultural que pueda incluirse dentro de
un plan de manejo de malezas. Una de las prácticas culturales más efectivas para
evitar la aparición de malezas de difícil control y que pocas veces es considerada forma
formalmente es la rotación programada de cultivos. La rotación de cultivos permite
romper los ciclos de las malezas que naturalmente se asocian a ciertos cultivos, debido
a que se cambia de manera significativa el medio en el que se han establecido. Por
ejemplo, un cultivo de cebolla que se rota con un cultivo de maíz produce un profundo
cambio en el microclima del área, el nivel de sombreamiento del suelo, la disponibilidad
de agua, los microorganismos y patógenos presentes en el medio y hasta el ciclo de los
nutrientes en el suelo; estos profundos cambios evitan que las especies asociadas a un
cultivo afiancen su presencia en un área, al ser modificadas las condiciones óptimas
para su desarrollo. Un sistema de rotación apropiado en cebolla puede ser pimentón-
cebolla-maíz.

En la toma de decisiones para la rotación de cultivos es necesario seguir una serie de


reglas básicas:
a. Alternar plantas con diferentes tipos de hojas, raíces, frutos, etc.
b. Alternar gramíneas con dicotiledóneas, ya que esto facilita el control de malezas,
en especial el mecánico.
c. Evitar que se sucedan dos cultivos que pertenezcan a la misma familia botánica,
como el pimentón y el tomate.
d. Introducir regularmente un cultivo de leguminosa, como la caraota (Phaseolus
vulgaris), el quinchoncho (Cajanus cajan) o introducir un abono verde para su
posterior incorporación al suelo.
e. Dejar períodos de barbechos evitando que las malezas presentes produzcan
semillas.

La adecuada preparación del terreno, la selección de variedades e híbridos con la mejor


adaptación a la zona de producción, una apropiada selección de la fecha y la densidad
de siembra, adecuada fertilización (tanto en cantidad como en la forma de aplicación),
el riego localizado, entre otras, son labores culturales del cultivo que deben ser
consideradas dentro del plan para el apropiado manejo de malezas. Si bien estas
actividades se realizan de forma cotidiana dentro de la producción del cultivo, su alta
influencia en el comportamiento de las malezas obligan prestarles una especial
atención; por ejemplo, la adopción de un método de riego localizado permite evitar el
crecimiento de malezas en las zonas no humedecidas por el sistema, especialmente
cuando la cebolla se siembra en épocas de sequía, mientras un sistema de riego por
surco introduce una inmensa cantidad de agua al agroecosistema en zonas donde no
se encuentra el cultivo (canales, surcos, etc.), que siempre será aprovechada por las
malezas.

Otras técnicas de control cultural como la incorporación de abonos verdes o el uso de


asociaciones de cultivos pueden favorecer el manejo de malezas. En caso de la
incorporación de materiales verdes al suelo sucede un cambio en la dinámica de la
materia orgánica del mismo, además de que se incorporan ciertas sustancias químicas
(llamadas aleloquímicos) que pueden tener un efecto detrimental en las malezas y

112
ambos procesos tienen efectos sobre la dinámica poblacional de las malezas.

Por otra parte las asociaciones de cultivos permiten no sólo aumentar la diversidad
biológica y productiva del agroecosistema, sino que el manejo diferenciado de malezas
entre cultivos y las diferencias propias de cada uno de ellos evitan el establecimiento de
malezas de difícil control. Sin embargo, las asociaciones de cultivos tienen como
inconveniente la dificultad de realizar controles mecánicos de malezas y una mayor
necesidad de mano de obra. La cebolla puede verse favorecida cuando se asocia a
cultivos como la zanahoria, fresa, tomate, pepino, lechuga, apio o espinaca, mientras
que no es recomendable su asociación con repollo, caraota, ajo porro o guisantes.

La solarización del suelo puede describirse como una técnica cultural que permite
disminuir la incidencia de malezas y otras plagas en diferentes cultivos. Esta técnica se
aplica previo a la siembra o trasplante y consiste en colocar láminas plásticas
traslúcidas (que dejan pasar los rayos solares) sobre el suelo previamente humedecido,
con la intención que la energía solar aumente la temperatura del suelo y se produzca un
efecto de control de plagas por exceso de temperatura.

El tiempo de permanencia de los plásticos puede variar, pero se recomienda que bajo
condiciones tropicales siempre sea mayor a 25-30 días, para así asegurar un buen
control; dependiendo del cultivo a implantar estas láminas de plástico deberán ser
retiradas o dejadas durante el ciclo de producción del cultivo. En el caso específico de
la cebolla esta técnica ha sido muy utilizada en la preparación de semilleros, facilitando
así el manejo de malezas en esta fase de desarrollo del cultivo.

La solarización produce un efecto de pérdida de viabilidad de muchas semillas de


malezas, así como puede ayudar a controlar algunos hongos patógenos del suelo. En
algunos casos se puede aplicar cierta cantidad de estiércol fresco antes de la
colocación de las láminas, lo que permite que se produzcan algunos gases propios de
la descomposición del estiércol que ayudan al control de patógenos, entre ellos los
nemátodos; a esta técnica se le denomina biofumigación. Sin embargo hay que resaltar
que tanto la solarización como la biofumigación deben ser utilizadas con mucho criterio,
ya que un abuso en el uso de las mismas puede producir una disminución significativa
de la microfauna del suelo.

Figura 2. Colocación de láminas plásticas traslúcidas para la solarización del suelo.


Nótese la cubierta vegetal que se presenta entre las hileras donde se establecerá el

113
cultivo luego del proceso de solarización.

Por último es importante destacar la utilidad que posee la técnica de la falsa siembra
para la disminución del banco de semillas (o propágulos) del suelo. En esta labor se
realiza una preparación mínima inicial del terreno (por ejemplo uno o dos pases de
rastra) seguida de un riego, lo que al cabo de unos 15 a 20 días (en el trópico)
promociona la germinación o brotación de las malezas; en ese momento se procede a
aplicar un método de control de malezas. En la mayoría de los casos es suficiente
aplicar un método de control mecánico, el cual se completa al preparar definitivamente
el suelo para la siembra; sin embargo, en los casos donde existe la presencia de
especies perennes (por ejemplo Cyperus rotundus o Sorghum halepense), la
recomendación indica el uso de un herbicida sistémico no selectivo, de manera de
lograr la movilización del herbicida hasta las estructuras reproductivas (tubérculos,
rizomas, cormos, etc.), promoviendo el agote de las reservas de estos propágulos y
evitando la diseminación de los mismos por el terreno, lo cual es común que suceda
con la implementación del control mecánico. También es posible la utilización de un
herbicida de contacto no selectivo cuando la dominan especies anuales de
reproducción de semilla, para así evitar el laboreo excesivo del suelo.

3. Control mecánico de malezas:


El primer método para el control de malezas que se aplica en el cultivo de la cebolla,
tanto en semillero como en campo, es el control mecánico, el cual se aplica en el
momento de acondicionamiento de tierras. En zonas áridas la escasez de agua y la alta
irradiación hacen que los procesos de germinación y desarrollo de las malezas sea
lento, restándoles agresividad; esto convierte a la mecanización de los suelos en un
método que asegura cierto tiempo de control de malezas, en especial en épocas de
verano y en zonas donde no llega el agua de riego.

Para lograr que el control mecánico de malezas sea realmente eficaz es necesario
poseer mucha información sobre las características poblacionales e individuales de las
especies presentes en el campo. Esta forma de control, como todas, presenta ciertas
ventajas e inconvenientes que deben ser evaluadas para lograr su integración de forma
eficiente dentro del plan de manejo de malezas que se diseñe, donde la forma de
reproducción de las malezas es una de las características principales que deben ser
consideradas. En el cuadro 2 se presenta las algunas características de la lucha
mecánica contra las malezas según su estruturas reproductivas.

114
Cuadro 2. El control mecánico de malezas según la forma de reproducción de las
mismas.
Objetivos del control Implemento a
Tipo de propágulo mecánico utilizar
Semillas latentes Desenterrar, fragmentar Cultivador, rotovator
Arado, Big-rome,
Semillas no latentes Enterrar las semillas rastra
Raíces pivotantes o con Fragmentar y agotar
rebrotes reservas Rotovator, cultivador
Desenterrar y agotar
Rizomas fragmentables reservas Cultivador repetido
Rizomas flexibles Desenterrar y arrastrar Cultivador, gradas
Arado (vertederas,
Tubérculos, bulbos Desenterrar y exponer al sol discos)
Raíces profundas Drenaje, fragmentación Cincel, subsolador

Algunas especies como la bola de Texas, son especialmente susceptibles a este


método de control; sin embargo, la mecanización de los suelos favorece la
diseminación de especies de reproducción asexual por medio de rizomas, bulbos o
tubérculos, y debe ser aplicada cautelosamente en los campos infectados con estas
especies, en especial cuando existe presencia de corocillo (Cyperus rotundus).

El control mecánico puede realizarse de forma manual o con la ayuda de maquinaria.


En las formas tradicionales de siembra de cebolla (cebolla de trasplante y riego por
surcos) la utilización de maquinaria para el control mecánico de malezas esta muy
restringido, especialmente por lo intrincado de la plantilla de siembra y la presencia de
surcos continuos (serpentinas, en gran parte de los casos). Es por esto que en estos
sistemas de producción el control mecánico se realiza sólo de forma manual, con el uso
o no de herramientas (escardillas), tanto en semilleros como luego del trasplante. Este
método suele ser efectivo para el control de algunas especies anuales de reproducción
sexual, pero puede ser poco efectiva para especies perennes de reproducción asexual;
además, la alta inversión en tiempo y mano de obra genera altos costos para este tipo
de control.

115
(a) Desmalezador de torsión (b) Desmalezador de grada con varillas flexibles

(c) Cepillos verticales (d) Desmalezador de “dedos”

(e) Cepillos con ejes


horizontales metálicos
y plásticos

Figura 3. Diferentes implementos para el control mecánico de malezas en cultivos


hortícolas.

En cebollas sembradas en hileras es posible la utilización de diferentes tipos de


cultivadores o escardadores mecánicos que permitan el control de malezas,
principalmente entre las hileras. Sistemas de varillas flexibles que desmalezan gracias a
la vibración que se les imprime por su arrastre contra el suelo, cepillos de cerdas
plásticas o metálicas que eliminan superficialmente las malezas o simples

116
ruedas dentadas que giran desenterrando las malezas del suelo, son algunas de las
opciones ensayadas con éxito para el control mecánico de malezas en diferentes
cultivos hortícolas, entre ellos la cebolla. En general estos implementos pueden ser
útiles y efectivos en las fases iniciales de crecimiento del cultivo, cuando aún el bulbo
no se encuentra desarrollado, ya que en fases con posteriores pueden producir daños
significativos sobre el bulbo, restándole calidad al producto final.

4. Control físico de malezas:


El control físico de malezas se basa en imponer una barrera física que impida la
emergencia de malezas, así como el uso de cualquier medio físico que impida su
desarrollo. Los dos métodos físicos que han tenido más éxito en el control de malezas
son el uso de coberturas del suelo y la utilización del calor.

a. El uso de coberturas para el control de malezas:


El uso de coberturas, cubiertas, acolchado o “mulch” ha demostrado ser una excelente
opción para el control de malezas en cultivos hortícolas, entre los que se encuentra la
cebolla. Cubrir la superficie del suelo con diferentes tipos de materiales puede prevenir
la germinación de las malas hierbas o convertirse en una barrera física para la brotación
de las plántulas. Los sistemas de cubiertas pueden tomar muchas formas: plantas vivas
cultivadas que cubran el suelo, partículas de material orgánico o inorgánico distribuidos
sobre la superficie o láminas de materiales artificiales o naturales colocados sobre el
suelo. También pueden utilizarse residuos de cosecha de cultivos como cubiertas.
Existen ventajas adicionales en el uso de cubiertas de suelo además del control de
malezas: regulan la temperatura del suelo, disminuyen el gasto de agua, ya que
disminuyen la evaporación del agua del suelo, controlan la erosión y, si son de origen
orgánico, incorporan materia orgánica al suelo.

Son muchos los materiales que se han evaluado para su utilización como cubiertas de
suelo en diferentes cultivos. Los materiales comúnmente utilizados son: el papel en
diversas formas, la grava, fragmentos de rocas o material volcánico (en cultivos
perennes o zonas con poca cubierta vegetal), en especial en zonas áridas; diferentes
tipos de compost de diversos orígenes; diversos tipos de residuos de cosecha y el
material más aceptado y ampliamente utilizado, las cubiertas plásticas de diferentes
tipos. Este último tipo de cubiertas se ha ensayado con éxito en cultivos hortícolas
(pimentón, tomate, cebolla, pepino, etc.), pero posee la desventaja que luego del ciclo
de producción los plásticos utilizados se transforman en un desecho de difícil manejo y
recolección y en algunos casos quedan enterrados en el suelo, produciendo múltiples
problemas en los ciclos de producción continuos. Además, por ser materiales de bajo
espesor son fácilmente atravesados por especies como Cyperus rotundus.

El uso de láminas de papel o polímeros biodegradables o fotodegradables ha


solucionado este último problema, pero aún el uso de estos materiales no se ha
extendido por lo costoso de los mismos (en especial los polímeros degradables) o por
problemas técnicos en la implementación de las técnicas.

117
(a) Paja de arroz (b) Papel (c) Restos de cosecha de
maíz

Figura 4. Diferentes tipos de coberturas utilizadas en cultivos hortícolas (en este caso
tomate).

El manejo de malezas con coberturas de suelo debe adaptarse a las condiciones


propias de cada productor, jugando un papel importante la capacidad técnica y
financiera del mismo; por ello, el uso de cubiertas no debe limitarse sólo al material
plástico, sino que también pueden utilizarse diferentes tipos de coberturas de origen
vegetal como residuos de cosecha de maíz, sorgo, arroz, etc. o el cultivar ciertas
especies locales que produzcan buena cantidad de materia verde por área para ser
utilizada como cobertura.

La utilización de cubiertas de origen orgánico permite obtener una serie de beneficios


adicionales al control de malezas, que en definitiva permiten un manejo más
sustentable del recurso suelo. Parte de los procesos que se suceden al utilizar cubiertas
de origen orgánico para el control de malezas se muestran en la Figura 5. La utilización
de residuos vegetales como cubiertas de suelo basada en experimentación de campo y
de modelación, muestra que, en general, las capas de coberturas tienden a disminuir la
evaporación de agua desde el suelo, así como la amplitud en las variaciones de
temperatura del mismo. Esta característica puede ser aprovechada en regiones áridas
donde suelen presentarse eventos de precipitaciones intensas, para limitar los procesos
de erosión hídrica y a su vez prevenir la pérdida de agua por evaporación desde el
suelo, o para aprovechar las pequeñas cantidades de agua que precipiten de forma
esporádica, ya que las coberturas hechas con residuos de cultivos (paja de arroz, por
ejemplo) tienen el potencial de incrementar el agua acumulada en el suelo luego de
pequeñas precipitaciones. Además las coberturas orgánicas poseen un efecto de
estímulo sobre la micro y macrofauna del suelo, lo que genera beneficios adicionales.

118
Provee Se reduce el
cobertura impacto de
del suelo la lluvia

Menor
Agregación pérdida de
del suelo por estructura
microbios Menor
formación de
costras
Cubiertas de Se agrega MENOR
suelo de origen materia EROSION
orgánico orgánica DEL SUELO
Aumento
en la
Estimulación permebilidad
de la fauna
Menor
del suelo
escorrentía
del agua
Provee Mayor
barreras a la infiltración
escorrentía del agua

Figura 5. El efecto de conservación del suelo por las cubiertas de origen orgánico.

Es posible clasificar los efectos de las cubiertas de residuos de cosecha sobre las
malas hierbas en efectos directos y efectos indirectos; los efectos directos se producen
por la interacción de la cubierta con las plantas y/o semillas de malas hierbas, mientras
los efectos indirectos suceden por la modificación del ambiente donde se desarrollan
las malas hierbas, a raíz de la presencia de la cubierta del suelo. En este último grupo
de efectos pueden incluirse los efectos alelopáticos que las cubiertas pueden ejercer
sobre las malezas.
RESTOS DE COSECHA

EFECTOS EN EL CONTROL DE MALEZAS

Efecto físico Efecto fisiológico Efecto químico


(barrera física) (sombreamiento) (aleloquímicos)

Figura 6. Diferentes efectos del uso de las cubiertas de restos de cosecha en el control
de malezas.

Como toda técnica, el uso de cubiertas orgánicas, en especial aquellas originadas de


residuos de cosecha, poseen una serie de desventajas que son importantes resaltar.

119
Desde el punto de vista económico, la utilización de coberturas orgánicas es
relativamente poco atractiva, en especial si se mide su impacto a corto plazo. La
importación o producción, el transporte y la colocación del material en el campo pueden
constituir un alto porcentaje del gasto del cultivo, e incluso puede ser mayor que en los
sistemas donde se utilizan cubiertas plásticas. La colocación de las cubiertas en el
campo es una de las tareas que consume mayor cantidad de mano de obra en el uso
de esta tecnología, por lo que se han hechos esfuerzos en el diseño de diferentes tipos
de implementos o maquinarias que logran mecanizar la labor. Otros de los
inconvenientes es que las cubiertas pueden ser propensas a incendiarse (en especial la
paja seca), existe mayor incidencia de roedores y caracoles y que existen especies
arvenses que se adaptan muy bien a la presencia de las cubiertas, en especial las
plantas enredaderas o ciertas especies perennes.

La aplicación de coberturas vegetales debe realizarse en los momentos previos a la


germinación de las malezas o en estados primarios de crecimiento, ya que una
aplicación tardía de las mismas disminuye significativamente la capacidad de control. El
grosor de la capa que debe aplicarse esté tn entre 5 y 10 cm, lo que en la mayoría de
los casos se corresponde con una dosis entre 9 y 11 ton/ha cuando el material esta
seco (un 12 a 15 % de humedad). En el caso particular de la cebolla, la aplicación de
coberturas debe realizarse luego del trasplante y cuando las plantas estén adaptadas a
las condiciones de campo, es decir, que hayan superado el estrés inicial producido por
el cambio entre las condiciones de semillero y las de campo. Dado el bajo desarrollo
foliar de la cebolla, es importante evitar que la cobertura sombree el cultivo, por lo que
se recomienda que la aplicación de la cobertura realice en dos partes: una primera
aplicación a los 10 días y la otra mitad a los 20 días después del trasplante.

b. Utilización de calor.
La segunda forma de control físico de malezas más o menos extendida en el mundo es
el termocontrol o control por temperatura. Los termodesherbadores funcionan aplicando
una alta temperatura sobre el follaje de las plantas, lo que destruye el tejido al
desnaturalizar las proteínas estructurales de los mismos y producir un efecto de
desecación. Esta técnica debe ser utilizada con precaución, ya que se pueden producir
daños significativos al cultivo si los implementos no son calibrados de forma adecuada,
esto es especialmente importante en la cebolla, más aún cuando el bulbo no presenta
las hojas externas de protección bien formadas.

Normalmente los equipos para la aplicación de calor sobre malezas poseen una fuente
de calor (un quemador) que calienta una superficie transmisora de calor, que puede ser
de diferentes materiales; a este tipo de implemento se le denomina “quemador por
conducción”. Otros implementos (menos utilizados) aplican una llama directamente
sobre las plantas, pero el uso de estos equipos es restringido, ya que existe un alto
peligro de provocar incendios. También se ha ensayado con equipos que producen
altas cantidades de vapor que se aplica sobre el follaje de las malezas, pero su alto
consumo energético ha limitado su uso

Es importante aclarar que el uso de calor para el control de maleza sólo es efectivo

120
cuando es aplicado sobre plántulas en etapas iniciales de desarrollo, ya que un gran
número de especies es capaz de tolerar las dosis normales de calor que aplican estos
equipos cuando se encuentran en fase adulta. También hay que considerar que
algunos estudios reportan que existen especies altamente tolerantes al calor, e
inclusive algunas semillas ven favorecidas su germinación al aplicarse calor sobre el
suelo, ya que son capaces de percibir este estímulo. Por ello es importante evaluar la
aplicación de esta técnica, ya que es necesario observar con atención las respuestas
de la flora arvense cada vez que decidimos introducir una nueva forma de control.

El uso de calor para el control de malezas posee como principal ventaja la disminución
en el uso de herbicidas y la rápida expresión del daño producido a las malezas; sin
embargo, es un proceso lento, que necesita equipos especializados debidamente
calibrados y, según la zona o país donde se utilice, puede tornarse costoso debido al
consumo del combustible utilizado (generalmente butano, propano o diesel).

Figura 7. Diferentes tipos de termodesherbadores.

Existen otras múltiples formas de control físico de malezas; se han utilizado ondas de
sonido, corriente eléctrica, cortadores láser y otras muchas formas para ampliar las
opciones de las técnicas de control, de manera de ofrecer una amplia variedad de
opciones para el diseño de planes de manejo de malezas, todo ello con la intención de
disminuir la dependencia de los herbicidas como única forma de control. Sin embargo,
algunas de estas técnicas se encuentran aún en fase de desarrollo o no son bien
conocidas, pero no por ello dejan de ser opciones interesantes, más aún cuando la

121
curiosidad innata y las necesidades de los productores agrícolas impulsarán el mayor
desarrollo y uso de las mismas.

5. Control químico de malezas:


El uso de herbicidas es el método más utilizado para el control de malezas y el caso de
la cebolla no es una excepción. El uso de estos productos ha significado un importante
avance en la agricultura mundial, pero el abuso en este uso ha traído múltiples
problemas ambientales y de manejo de malezas, en especial por la aparición de
biotipos de especies resistentes a múltiples herbicidas. Es por ello que el uso de
herbicidas debe ser integrado dentro de un plan de manejo global de malezas y no
convertirse en la única herramienta de control.

Cuadro 3. Herbicidas utilizados en el cultivo de cebolla y algunas de sus características.


Nombre Grupo Químico Mecanismo de Epoca de
Técnico Acción aplicación
Inhibidores de la
Fluazifop-p- Ariloxifenoxipropia enzima acetil
Post-emergencia
butil natos coenzima A
carboxilasa
Inhibidores de la
Derivados de la enzima 5-
Glifosato Post-emergencia
Glicina enolpiruvilshikimato-
3-fosfato sintetasa
Inhibidores de la
S-Metolacloro
síntesis de ácidos
Alacloro Cloroacetoanilidas Pre-emergencia
grasos de cadena
Acetocloro
larga
Oxadiazon Oxidiazoles Inhibidores de la
Pre y Post-
enzima
emergencia
Oxyfluorfen Difenil-éteres protoporfirinógeno
temprana
IX oxidasa.
Paraquat Inhibidores del
Bipiridilios Post-emergencia
Diquat fotosistema I
Pendimethalin Inhibidor de la
Dinitroanilidas Pre-emergencia
Trifluralina tubulina

El control químico de malezas en la cebolla se realiza tanto en la etapa de semillero


como en la cebolla en campo. Como ya se ha presentado, existen una buena cantidad
de productos que son utilizados en la cebolla para el control de malezas y, de manera
de hacer un uso más racional de estos productos, cada uno debe ser utilizado
explotando todo su potencial como herramienta de control, aplicándolo siempre en las
condiciones óptimas para el control de las especies susceptibles al mismo. Es

122
importante considerar el estado de crecimiento de las malezas y del cultivo a la hora de
aplicar un herbicida. Como regla general los herbicidas son absorbidos y actúan de
forma más efectivas sobre plantas pequeñas, en sus primeras etapas de desarrollo. Se
debe recordar que en estas etapas iniciales las plantas no han desarrollado en su
totalidad la cutícula foliar, por lo que se hace más efectiva la absorción del herbicida.
También es cierto que las plantas pequeñas aún no han desarrollado completamente
los sistemas de detoxificación de herbicidas, lo que evita que puedan escaparse a la
acción del herbicida a través de esta vía.

La efectividad de la acción de los herbicidas es influenciada de manera importante por


las condiciones meteorológicas presentes en el momento de la aplicación. La humedad
relativa mínima apropiada para la aplicación de herbicidas es de 55%, ya que un nivel
menor a éste trae como consecuencia una rápida evaporación de las gotas desde las
hojas, disminuyendo así las posibilidades de absorción. Una alta irradiación, alta
temperatura o excesiva velocidad de viento también aceleran los procesos de
evaporación y volatilización de los herbicidas, en especial los post-emergentes. Los
límites máximos para la velocidad del viento durante una aplicación de herbicidas están
entre 3 y 7 km/h, mientras que la temperatura máxima no debe exceder los 27 a 30 OC.

En la mayoría de los casos las mejores condiciones meteorológicas se consiguen en las


primeras horas del día (entre 8 y 10 de la mañana) o en días poco soleados (nublados
pero sin lluvias), pero es necesario considerar que la presencia de rocío en la mañana
(pequeñas gotas condensadas sobre las hojas) puede afectar la absorción del herbicida
por efecto de la dilución del caldo de aspersión y por un aumento de la escorrentía de
las gotas, por lo que es necesario esperar que esta agua se evapore de las hojas antes
de realizar la aplicación. Las horas de la tarde (entre 5 y 7) pueden ser apropiadas para
realizar aplicaciones, ya que la velocidad del viento a estas horas suele ser baja; sin
embargo, si durante el día se han alcanzado altas temperaturas las hojas pueden estar
sumamente calientes, lo que puede promover la rápida evaporación de las gotas de
aspersión y limitar la absorción del herbicida.

Las condiciones meteorológicas no sólo afectan el comportamiento del producto


herbicida antes de entrar a la planta, sino que también tienen alta influencia sobre la
fisiología de la planta, que puede repercutir directamente sobre la absorción de
herbicidas. Como regla general las aplicaciones de herbicidas post-emergentes deben
ser realizadas sobre plantas que no sufran estrés hídrico, ya que esta condición
disminuye de forma significativa la absorción de los herbicidas. En una planta con baja
disponibilidad de agua o deshidratada la cutícula se encuentra poco hidratada, por lo
que la entrada de herbicidas por la ruta hidrofílica será prácticamente nula. Por otra
parte una planta con estrés hídrico tenderá a activar los procesos de control de la salida
de agua (evapotranspiración), cerrando de igual manera las posibles vías de entrada de
los herbicidas. Por ejemplo, es común que plantas sometidas a deficiencias de agua
continuas presenten cutículas más gruesas y ceras epicuticulares más densas, lo que
supone una barrera importante para la absorción de los herbicidas.

Otra situación común de observar en los campos, en especial en épocas de sequía, es

123
la acumulación de polvo sobre las hojas de las plantas; este polvo interfiere de manera
importante en la absorción de herbicidas en las plantas, ya que actúa no sólo como una
barrera física, sino también a través de la interacción físico-eléctrica con los herbicidas,
inactivándolos inclusive antes de su absorción.

La calidad del agua que se utiliza para la preparación del caldo de aspersión en la
aplicación de herbicidas, en especial los post-emergentes o de aplicación al follaje,
debe ser revisada, ya que tanto la acidez, la presencia de sales o los sólidos en
suspensión tienen una alta influencia en el desempeño de los herbicidas. En general se
deben utilizar aguas con pH ligeramente ácidos (5,5 a 6), libre de sales y carbonatos y
libre de sólidos en suspensión (arcillas, materia orgánica, etc.). Algunas
recomendaciones prácticas para evitar pérdidas en la eficiencia de control de malezas
con herbicidas por efecto de la mala calidad de agua son:
a. Conocer las características físico-químicas de las aguas utilizadas para la
preparación de herbicidas.
b. Escoger fuentes de agua de la mejor calidad posible, evitando que posean
sólidos en suspensión.
c. Reducir al mínimo posible el tiempo en que los plaguicidas permanecen en el
agua antes de su aplicación, ya que mientras mayor sea este tiempo mayor será
la posibilidad de que los plaguicidas sufran algún tipo de degradación (hidrólisis,
termodegradación, fotodegradación, etc.) o de inactivación.
d. Disminuir el volumen de aspersión al mínimo indispensable que garantice una
excelente distribución del plaguicida en el campo, de acuerdo a los equipos y las
dosis utilizadas. Esto evitará la posibilidad que suceda la hidrólisis del producto,
que sucede más violentamente cuando existe una gran cantidad de solvente
(agua).
e. De ser necesario debe ajustarse el pH del agua, ya sea con productos
comerciales formulados para tal fin (reguladores de pH) o con ácidos débiles
como el vinagre. El ajuste deberá estar de acuerdo al producto a utilizar y las
indicaciones de la etiqueta.
f. Evitar el uso de aguas con altos contenidos de Hierro y Bicarbonato de calcio.
g. Cuando se tengan que utilizar aguas duras o extremadamente duras para la
aplicación de herbicidas post-emergentes, se recomienda utilizar las dosis más
elevadas propuestas por las etiquetas de los productos. Es apropiado la
utilización de acondicionadores de agua.
h. Como fuente de amonio para evitar la inactivación de los plaguicidas en aguas
ricas en minerales puede utilizarse sulfato de amonio (21-0-0-24) a razón de 1 a
2 Kg del fertilizante por 100 litros de agua. También pueden utilizarse los
encapsuladores en las dosis recomendadas por el fabricante.
i. Se debe tener en cuenta que cualquier acondicionador de agua (regulador de
pH, fuente de amonio, etc.) debe ser mezclado con el agua en el tanque del
equipo de aspersión ANTES de la adición del plaguicida.

En el caso de los herbicidas aplicados al suelo, es importante que el suelo se encuentre


en un estado de humedad apropiado, siendo lo ideal el nivel de capacidad de campo;
también es necesario que el suelo se encuentre bien preparado, sin la presencia de

124
terrones grandes y convenientemente nivelado.

Una correcta calibración y ajuste de los equipos de aspersión que se utilicen para la
aplicación de herbicidas nos permitirá manejar las dosis correctas. Todo herbicida se
absorbe de forma suficiente y es efectivo en el control de malezas siempre que sea
utilizado en las dosis recomendadas. Una subdosis de un herbicida produce un
deficiente control de malezas, mientras que una dosis excesiva puede generar pérdidas
de selectividad, daños ambientales o toxicidad sobre humanos, además de un gasto
económico innecesario. Por otra parte, el uso de coadyuvantes (activadores de
superficie, adherentes, antiespumantes, hidratantes, etc.) es una estrategia que permite
aumentar la eficacia de los herbicidas sin recurrir al aumento de las dosis, pero su uso
debe realizarse de acuerdo a las necesidades planteadas en cada caso en particular y
tal y como lo indican las recomendaciones del fabricante.

Por último es necesario resaltar la importancia que posee la rotación de herbicidas de


acuerdo a su mecanismo de acción, principal estrategia para evitar la aparición de
malezas resistentes a herbicidas. Estos planes deben ser cuidadosamente diseñados
en especial en zonas donde la rotación de cultivos no sea común, ya que el uso
continuo de herbicida con similar mecanismo de acción en monocultivos repetidos en el
tiempo es la principal causa de la aparición de casos de resistencia. En todo caso es
importante insistir en la necesidad de rotar los cultivos, ya que esto evitaría el uso
repetido de herbicidas en las zonas de producción.

D. Elaboración del plan de manejo de malezas:


Un plan de manejo de malezas no sólo consiste en seleccionar las estrategias de
control, sino planificarlas apropiadamente en el tiempo y el espacio. Se deben
considerar todos los recursos (humanos, insumos, maquinarias, etc.) que se van a
utilizar, de manera que estén disponibles y en excelente estado para su uso en el
momento apropiado. También es necesario planificar las fechas y momentos de la
aplicación de medidas de manejo o control; para ello se debe realizar un monitoreo
constante del campo, ya que muchas de las labores que se realizan para el control de
malezas dependen del estado de crecimiento de las malezas y el cultivo, y no de una
fecha calendario.

Es importante considerar que muchas labores de campo dependen de las condiciones


meteorológicas presentes, por lo que siempre se debe planificar una opción ante
eventos meteorológicos que limiten la aplicación de una medida de control. El
conocimiento técnico de los equipos y las técnicas que se van a utilizar durante los
procesos de control de malezas es otra necesidad para la correcta aplicación del plan
diseñado; por ello se debe incluir dentro de la preparación del plan de manejo la
capacitación técnica del personal que aplicará las medidas de control. Ya que de nada
sirve un excelente plan si éste es mal ejecutado.

Por último en todo plan de manejo debe estar presente el estudio económico o
presupuesto de las medidas que se han decidido tomar para el manejo de malezas, ya
que sólo en este punto es posible caer en cuenta de la conveniencia económica de

125
aplicar o no una medida en particular; esto es importante ya que si se deja hasta el
último momento para decidir el manejo de una maleza en particular, es muy probable
que en ese momento las opciones de control sean limitadas y será difícil tomar
decisiones basadas en la conveniencia económica dentro de la desesperación por
solucionar el problema.

E. Implementación y evaluación del plan de manejo de malezas:


La aplicación de todo plan de malezas debe hacerse paralelamente a su evaluación, es
decir debemos evaluar los procesos a medida que se van implementando. Esta fórmula
garantiza una evaluación confiable, que a su vez es la única vía para poder mejorar el
plan de manejo diseñado. Es conveniente realizar las evaluaciones poblacionales justo
después de que las medidas de control expresen su acción de manera completa, de
forma tal de medir el impacto de estas medidas sobre la población de malezas que
estaba presente. Sin embargo, no se debe olvidar evaluar las poblaciones de malezas
que van germinando luego de la aplicación del control, así como aquellas que se
escapan a la acción del mismo. También es importante evaluar el aspecto económico
del plan aplicado, tomando nota detallada no sólo de los costos de insumos y
maquinaria, sino del tiempo utilizado para la aplicación de cada labor.

Hay que tener en cuenta que las malezas estarán presentes en el campo prácticamente
bajo cualquier condición de producción, por lo que lo más apropiado (y menos costoso)
es ir adaptando sus poblaciones a la conveniencia del productor y el cultivo, más que
pretender su erradicación. Además, estas malezas cumplen importantes funciones
estabilizadoras de los agroecosistemas, sirviendo como barreras protectoras del suelo,
refugio y alimento de la entomofauna beneficiosa, fijadora de nutrientes en el suelo
(como es el caso del nitrógeno y las leguminosas), fuente de materia orgánica para el
suelo, etc., por lo que se ha demostrado que la total eliminación de este subsistema del
agroecosistema, más que traer beneficio puntuales en la producción genera graves
desequilibrios en el agroecosistema, que ponen en riesgo la sostenibilidad del mismo.
Por todo ello en la fase de evaluación no sólo se debe tener en cuenta que malezas han
muerto y cuáles no por las medidas de control aplicadas, sino que se debe evaluar
hacía que especies y sus características poblacionales se están seleccionando las
malezas presentes.

La evaluación continua de los planes de manejo de malezas permite realizar los ajustes
necesarios de acuerdo a los cambios que se vayan sucediendo en la composición de
especies de las malezas y sus características poblacionales. La selección hecha por las
medidas de control siempre deriva en un fuerte cambio de las malezas en el campo y
es necesario adaptar los planes de manejo a esa nueva realidad. No es posible realizar
un manejo de malezas de acuerdo a una “receta”, ya que la dinámica poblacional de las
malezas es muy activa, lo que supone constantes cambios. Por todo ello luego de cada
ciclo productivo es importante discernir un poco sobre los procesos que se han aplicado
y la forma como podemos adaptarlos a la nueva situación, siempre persiguiendo el
tercer objetivo de un buen plan de manejo de malezas: “manejar las poblaciones hacia
malezas de poca agresividad y de fácil manejo”.

126
Por último se debe destacar que toda evaluación de planes de manejo de malezas debe
incluir una estimación del impacto ambiental del mismo; esto no implica realizar un gran
estudio científico de la repercusión de cada medida aplicada sobre el ecosistema, sino
una evaluación crítica de la forma como podemos disminuir el uso de los procesos que
disturban de forma importante el ambiente (por ejemplo el sobrelaboreo del suelo, la
aplicación excesiva de agroquímicos, etc.) e ir adaptando nuestro plan de manejo a la
filosofía de la sostenibilidad, es decir, producir el menor daño posible al ecosistema que
garantice poder seguir explotándolo de forma rentable por mucho tiempo. De esto
último depende no sólo el éxito económico de la producción, sino la extensión de ese
éxito durante muchas generaciones.

Literatura
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Plant Prodction and Protection Paper No. 120. Roma (Italia). 277 pp.

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Desarrollo. Estudio F.A.O. Producción y Protección Vegetal No. 120. Roma (Italia). 402
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Zimdahl, R. 1999. Fundamentals of Weed Science. Second edition. Academic Press.


U.S.A. 556 pp.

127
MANEJO INTEGRADO DE INSECTOS PLAGAS EN CEBOLLA
Noraida Arrieche y Ramón Paz

I. Introducción
En Venezuela, la producción de cebolla se encuentra tradicionalmente concentrada en
las zonas semiáridas de los estados Lara y Falcón; aunque en los estados Aragua,
Carabobo y Guárico existen agricultores que dedican gran parte de sus actividades a la
explotación de este cultivo. Fundacebolla (1998), indicó que en Venezuela la superficie
cosechada de cebolla para ese año fue 4.753 hectáreas con una producción de
124.476 toneladas y el 90% de esa producción fue aportado por la depresión de Quíbor,
Estado Lara. Otros estudios realizados por Fundacebolla en los años 2000 y 2004
indicaron que la cebolla que se consumió a nivel nacional fue aportada por esta misma
zona en un 85 % y 63%, respectivamente.

En la depresión de Quíbor, la producción de cebolla se ha visto afectada por factores de


tipo biológico entre los que se destaca el ataque de insectos plaga, tales como Thrips
tabaci (Lindeman) (piojito de la cebolla) y Liriomyza trifolii Burgess. Estos insectos
causan 2 tipos de daño en el cultivo de la cebolla, un primer tipo de daño es por
alimentación y el segundo, de menor importancia, por oviposición sobre el follaje del
cultivo (Salas et al., 1993). Las larvas y los adultos de T. tabaci causan daño en la
superficie de la hoja de cebolla, pues al alimentarse con su aparato bucal del tipo
raspador chupador, rompen las células de la epidermis y se alimentan del contenido
intracelular de las hojas. En la zona afectada se produce un manchado clorótico y
quemado dando la apariencia de una mancha plateada y ocurren deformaciones en las
hojas (Guzmán et al., 1996). Estudios conducidos por Kendall y Capinera (1987)
indicaron que los daños de los trips ocasionan una disminución de la actividad
fotosintética de la planta interfiriendo así con el transporte de nutrientes hacia el bulbo,
resultando bulbos de crecimiento reducido.

Edelson et al. (1986) señalaron que T. tabaci es una especie polífaga que puede
infestar más de 300 especies de plantas citando a cultivos como alfalfa, algodón,
brócoli, coliflor, repollo, pepino, melón, lechosa, tabaco, tomate y zanahoria, entre otros.
Jiménez y Roscandido (1996) indicaron que en Colombia este insecto ha sido
registrado en ajo, cebolla de rama, cebolla de bulbo, tabaco y espárrago. Guzmán et al.
(1996) también reportaron al cilantro como hospedero de T. tabaci en Colombia.

En Venezuela, Salas (2003) señaló diferentes plantas hospederas de T. tabaci,


específicamente en la depresión de Quíbor, destacando entre las especies cultivadas
Allium cepa, Leucaena leucocephala, Cajanus cajan y Capsicum annuum; y entre las
especies silvestres cita Desmodium stramonium, Eclipta alba, Opuntia sp, Amaranthus
dubius, Salsola iberica y Argemone mexicana, como las más importantes.

Para el caso de Liriomyza, en Venezuela, Spencer (1973) reportó 3 especies del

128
género Liriomyza Mik,: L. sativae Blanchard en tomate, L. huidobrensis Blanchard en
cebolla y L. trifolii Burgess en cebollín.

Tradicionalmente estas especies han sido consideradas como plagas potenciales, pero
bajo condiciones de manejo inadecuado del cultivo, pueden causar daños de
importancia económica. Tal situación se presentó durante la década del 60, en la
depresión de Quíbor, El Tocuyo y Siquisique en el estado Lara y en zonas cercanas a
Maracaibo, donde se comprobó que Liriomyza spp afecta los rendimientos finales del
cultivo (Fusagri, 1975); situación que se repite en la depresión de Quibor, para el año
1997 (Fundacebolla, 1998).

El uso de productos químicos ha sido uno de los métodos más usados en el control de
plagas agrícolas, constituyéndose el mal uso de los insecticidas, en una de las causas
por las cuales, plagas como el pasador de la hoja Liriomyza spp, que anteriormente
eran consideradas plagas secundarias, hayan pasado a ser de importancia económica,
por haber provocado un incremento descontrolado en sus poblaciones (Issa, 1990).

Estudios realizados para L. sativae y L. trifolii por Masen et al. (1987) confirman que el
mal uso de los insecticidas afecta negativamente las poblaciones de enemigos
naturales y a la vez favorece el desarrollo de poblaciones resistentes del pasador de la
hoja y al mismo tiempo ocasionan problemas de salud y deterioro del ambiente, así
como un incremento en los costos de producción.

Otros métodos de control han sido poco relevantes en el manejo de Liriomyza spp. Sin
embargo, resulta necesario considerar la aplicación de los principios ecológicos del
control de plagas, con el fin de reestablecer el “equilibrio” en el agroecosistema,
minimizando el uso de productos químicos. Al respecto, Forbes (1800) (citado por Issa,
1990) introdujo la palabra ecología e hizo énfasis en que los principios ecológicos
pueden y deben ser usados en forma amplia para controlar los insectos que atacan a
los cultivos, con la intención de lograr éxito en programas de manejo integrado.

De igual manera, el conocimiento de la biología, ecología y comportamiento de la


plaga, indiscutiblemente aportará información valiosa para el diseño de las
estrategias de manejo. Sin embargo, en nuestro país y sobre cebolla, han sido pocos
los estudios sobre estas áreas.

A. Thrips tabaci (Lindeman) (Thysanoptera: Thripidae)


Es la principal plaga de la cebolla en la depresión de Quíbor debido a que causa
pérdidas en rendimiento y calidad (Salas et al., 1993). Estos autores también señalan
que la presencia de este insecto se ve favorecida por las condiciones climáticas de la
región caracterizadas por un régimen de bajas precipitaciones y altas temperaturas.

Estudios conducidos por Lewis (1973) describieron al género Thrips como un pequeño
insecto de 1-2 mm de longitud, de color marrón amarillento con la parte abdominal más

129
oscura. De acuerdo al autor, las hembras de los trips son siempre diploides y su
reproducción es por partenogénesis (telitoquia). Los machos, ocasionalmente
producidos, no tienen alas y son haploides ya que provienen de huevos no fecundados.
Respecto a las larvas del género Thrips, el autor indicó que otros autores llaman a esta
fase “ninfa”, señalando la semejanza que existe con los insectos paurometabolos y
holometabolos. En este trabajo se consideró conveniente denominarlas “larvas”.

De acuerdo a Lewis (1973) las especies del género Thrips se encuentran distribuidas
en todo el mundo llegando a causar importantes daños económicos sobre varios
cultivos. Lewis (1997) señaló que el período de duración de cada fase de desarrollo de
las especies del género Thrips depende de la especie, temperatura y planta
hospedera.

Watts (1934) indicó que las especies Frankliniella tritici (Fitch), F. fusca (Hinds), T.
palmi (Karny) y T. tabaci (Lind.) son las más estudiadas a nivel mundial, debido a la
importancia que estos insectos ejercen sobre la economía agrícola. Así mismo, Bueno y
Cardona (2001) y Durán et al. (1999) indicaron que existe un interés creciente por parte
de agrónomos, biólogos y personas dedicadas al agro, por obtener información sobre la
identificación, biología, huéspedes, daños y métodos de control de estas especies.

Estudios conducidos por Arrieche, (2006) indicaron que Thrips tabaci fue determinada
como la especie colectada en el cultivo de la cebolla en la depresión de Quíbor, Estado
Lara (Figuras 1, 2, 3, y 4).

Figura 1. Pronoto de T. tabaci Figura 2. Triángulo ocelar de T. tabaci

Figura 3. Antena de T. tabaci Figura 4. Ovipositor de T. tabaci

130
Lall y Singh (1968) afirmaron que T. tabaci es la principal plaga de la cebolla en todo
el mundo. Edelson et al. (1986) determinaron que T. tabaci es la principal especie de
Thrips presente en cebolla en el valle de Río Grande (Texas). Salas (2003) afirmó que
T. tabaci es el principal insecto plaga que ataca las plantas de la familia Alliaceae en el
estado Lara.

Sin embargo, localmente, la importancia de una especie sobre un cultivo puede variar,
pues Harding (1961) determinó que Frankliniella occidentalis es una de las
principales plagas de importancia económica en el cultivo de la cebolla en el Sur de
Texas.

El tiempo promedio de desarrollo de T. tabaci en cebolla desde la fase de huevo hasta


la emergencia del adulto fue 14,2 ± 1,69 días (Cuadro 1). Los huevos presentaron un
tiempo promedio de desarrollo de 3,2 ± 0,52 días. El tiempo promedio de desarrollo
para las larvas de primer y segundo instar fue 2,7 ± 0,21 y 2,9 ± 0,18 días días,
respectivamente; mientras que la prepupa duró en promedio 1,9 ± 0,33 días y la fase de
pupa duró en promedio 3,5 ± 0,45 días.

Cuadro 1. Duración en días de las fases de desarrollo de T. tabaci sobre Cebolla en


condiciones de laboratorio
Fase Número de Promedio y desviación
Observaciones estandar
Huevo 50 3,2 ± 0,52
Larva I 50 2,7 ± 0,21
Larva II 50 2,9 ± 0,18
Prepula 50 1,9 ± 0,33
Pupa 50 3,5 ± 0,45
Total 14,2 ± 1,69

Lewis (1973) realizó una descripción de los estados de desarrollo de T. tabaci


indicando que los adultos en general tienen las alas completamente desarrolladas,
poseen una sola vena longitudinal a la que se adhieren perpendicularmente setas, que
le dan la apariencia de flecosa. Cuando los adultos están en posición de descanso, las
alas están dobladas a lo largo del dorso del insecto, son de color amarillo a café oscuro.

Según Lewis (1973) los huevos de T. tabaci son de tamaño microscópico y casi
imposibles de ver, tienen forma de riñón, de color blanquecinos o transparentes que
son insertados uno por uno debajo del tejido de la hoja y una parte del mismo queda en
contacto con la superficie de la hoja para que la larva al emerger pueda salir.

Lewis (1973) indicó que el tamaño de las larvas de T. tabaci varía entre 0,5 a 1,2 mm;
su forma es alargada - elíptica y su color varía de blanco a amarillo pálido. Los ojos de

131
las larvas de T. tabaci tienen coloración oscura rojiza y son fáciles de observar. Tanto
las larvas como los adultos de T. tabaci se localizan en la base del cuello de la planta
de cebolla y prefieren alimentarse de las hojas más jóvenes, por lo que para
observarlas es necesario separar las hojas de la planta a la altura del cuello de la
misma.

Lewis (1973) señaló que las pupas de T. tabaci tienen la apariencia intermedia entre
larvas y adultos. Las antenas son cortas, los cojinetes alares son visibles pero cortos y
no funcionales. Las pupas son de color amarillo pálido o café y se localizan en el suelo
o en la parte baja de la planta.

1. Breve descripción de las fases de desarrollo de T. tabaci en cebolla:


Huevo:Los huevos fueron depositados individualmente por la hembra de T. tabaci
debajo de la epidermis de las hojas de cebolla con una preferencia del 82% hacia la
parte central de la hoja, aunque se pueden encontrar posturas hacia el ápice (18%).
Son de color amarillo pálido y tienen forma arriñonada. Miden 0,22 ± 0,05 mm de
longitud y 0,11 ± 0,04 mm de ancho. Lewis (1973) y Raffa et al. (1992) indicaron que en
general la forma y el color de los huevos son similares en todas las especies del género
Thrips, pero el tamaño varía según la especie.

Larva: Las larvas de T. tabaci en cebolla se desarrollaron en 2 instares: Las larvas del
Instar I fueron de color transparentes a amarillo claro y de forma alargada, con cabeza,
segmentos torácicos y abdominales bien diferenciados, no se observaron los
espiráculos y midieron en promedio 0,45 ± 0, 1 mm de longitud. Las antenas son
cortas y no tienen rudimentos alares. Las larvas del Instar II fueron de color amarillo a
marrón, presentaron mayor movilidad que el instar I y midieron en promedio 1,1 ± 1 mm.

Prepula: Las prepupas fueron de color amarillo, de forma alargada y midieron en


promedio 0,81 ± 0,2 mm, presentando los rudimentos alares poco desarrollados. Son
móviles. Se observó que durante esta fase, las antenas se doblan hacia la parte
posterior de la cabeza. Esto coincide con Guzmán et al. (1996) y con Salas et al. (1993)
quienes indicaron que las antenas están cubiertas por una membrana cristalina y
comienzan a doblarse hacia atrás.

Pupa: Las pupas fueron de color amarillo a marrón cuando esta cerca el momento de la
emergencia de los adultos. La pupa es de tipo exárate y midió en promedio 0,95 ± 0,2
mm.

Adulto: Los adultos de T. tabaci fueron de color marrón claro a oscuro, con antenas y
alas bien desarrolladas. Midieron en promedio 1,4 ± 0,2 mm de longitud. Son muy
activos y sensibles a la luz.

2. Longevidad y proporción sexual de T. tabaci


La longevidad promedio de los adultos de T. tabaci alimentados con agua y miel fue
de 11,5 ± 1,8 días para la hembra a 23,44ºC. Lewis (1973) señaló que la longevidad

132
de las especies del género Thrips disminuye a altas temperaturas y aumenta si son
alimentados con miel. Salas et al. (1993) difieren de esta aseveración, pues ellos
reportaron para T. tabaci en cebolla una longevidad de 21,5 ± 3,69 días para hembras
a una temperatura de 32,04 ºC. En esta investigación la proporción sexual de la
progenie de T. tabaci fue 0: 1 (macho: hembra). No se observaron machos. Estos
resultados coinciden con la mayoría de los resultados obtenidos por otros autores que
han trabajado en biología de T. tabaci.

3. Fecundidad y patrón de oviposición de T. tabaci en cebolla


Las hembras de T. tabaci iniciaron la oviposición 2 días después de la emergencia y
alcanzaron su máxima oviposición entre los días 5 y 7 (Figura 5). El número promedio
de huevos colocados por hembra fue de 39 ± 10,5. En este trabajo se sugiere que la
fecundidad de la hembra podría estar estrechamente relacionada con el alimento y con
la temperatura óptima para el desarrollo de las mismas, lo cual estaría respaldado por
la afirmación hecha por Lewis (1973) quien sugirió, que la fecundidad de las especies
de Thrips esta relacionada con la fuente de alimento y la temperatura.

10
Número de huevos promedio/hembra

9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Días de oviposición

Figura 5. Patrón de Oviposición de T. tabaci en cebolla.

133
4. Poblaciones y manejo del insecto
Dentro del manejo integrado de plagas también es importante conocer cómo fluctúan
las poblaciones del insecto plaga en el tiempo con el propósito de planificar las mejores
estrategias de control. Los estudios de fluctuación poblacional de T. tabaci demuestran
la necesidad de validar el nivel de daño económico de este insecto en cebolla para
cada una de las zonas donde existe este problema, que permita establecer el momento
adecuado para realizar aplicaciones de insecticidas (Dintefass et al., 1987).

La fluctuación poblacional de T. tabaci en cebolla durante el año 2001 presentó 2 picos


poblacionales, los cuales coincidieron con el período de sequía ocurrido durante este
año, lo cual sugiere que la baja precipitación es un factor que favorece el aumento en
las densidades de las poblaciones del insecto plaga (Arriechi, 2006). Esto coincidió con
lo reportado por Lorini y Dezordi (1990) quienes indicaron que una situación similar se
presentó con T. tabaci sobre cebolla en Brasil, pues ellos afirmaron que las poblaciones
de trips comienzan a aumentar durante la época de mínima precipitación, afirmando así
que este factor climático, es el principal factor que afecta la dinámica poblacional de
estos insectos. Estos autores señalaron que las condiciones secas y cálidas
favorecieron el desarrollo de los Thrips.

El establecimiento del nivel de daño económico es un paso esencial para el desarrollo


del MIP. De lo contrario, no habrá forma para racionalizar el uso de insecticidas y excluir
las aplicaciones por calendario. Para la determinación de este NDE, se sugiere estimar
la respuesta en rendimiento a diferentes niveles de población de la plaga y establecer
si los beneficios de la acción de controlar son mayores que la pérdida por el daño que
el insecto causaría.

A nivel mundial existe un variado número de umbrales referenciales para T. tabaci


basados en las condiciones edafoclimáticas de la localidad, fenología del cultivo,
variedad, manejo, precio del cultivo y en función del costo de la medida de control a
aplicar, entre otros.

En la generalidad de la depresión de Quibor, ningún productor de cebolla realiza un


monitoreo para tomar decisiones en contra del piojito de la cebolla, por el contrario se
rigen por aplicaciones tipo calendario. El número de aplicaciones de insecticidas que se
realizan en cultivos comerciales de cebolla en la zona, generalmente es de 3 a 10 por
ciclo. Igualmente, en semilleros a campo abierto en la zona se realizan hasta 6
aplicaciones para disminuir la incidencia de T. tabaci antes del trasplante.

Salas et al. (1993) indicaron que el control de T. tabaci tradicionalmente se ha basado


en el uso de insecticidas químicos, manteniendo las poblaciones de este insecto en el
escalafón de plaga severa, indicando que la posición general de equilibrio de su
población está ligeramente por encima del nivel de daño económico. Lall y Singh

134
(1968) confirmaron lo anterior basándose en los criterios de abundancia de la especie y
del daño considerable, indicando que hasta el 60% del rendimiento puede perderse por
el ataque de T. tabaci. Igualmente Mckenzie et al. (1993), Shelton et al. (1987), Mayer
et al. (1987), Kendall and Capinera (1987), Edelson et al. (1986), y Jones et al. (1935)
determinaron que el estatus de plaga de T. tabaci depende directamente de la
densidad de población del insecto durante el período de crecimiento del cultivo.

Por su parte, Fournier et al. (1995) señalaron que la arquitectura de las plantas de
cebollas tienen influencia sobre los niveles de población de T. tabaci e indicaron que
las variedades de cebolla con las hojas aplanadas y punto de crecimiento comprimido
protegen a T. tabaci de las condiciones climáticas, enemigos naturales y aplicaciones
de insecticidas; mientras que las variedades que presentan las hojas redondeadas, no.

Kendall y Capinera (1987) determinaron que el estado de bulbificación de la cebolla


blanca es el más susceptible a los daños causados por T. tabaci; mientras que la
cebolla amarilla es más susceptible durante su fase de desarrollo vegetativo cuando
tiene entre 9 a 10 hojas.

Goncalves y Guaimaraes (1996) señalaron que las aplicaciones de insecticidas para


controlar T. tabaci se deben realizar cuando el número promedio de trips por planta es
5, repitiendo las aplicaciones cada 14 días. Edelson et al. (1989) determinaron que 40
trips por planta resultan en disminución del rendimiento; Quartey (1982) (citado por
Shelton et al., 1987) estimó que plantas de cebolla con 5, 8, 10 y 12 hojas pueden
tolerar 0,05; 5; 29 y 59 trips por planta, respectivamente, sin ocasionar perdidas en los
rendimientos. Kendall y Capinera (1987) determinaron que 10 trips por planta tienen un
impacto negativo sobre el rendimiento de la cebolla ocasionando una reducción del 7%.
Igualmente Shelton et al. (1987) indicaron que una población promedio de 20 larvas de
trips por planta a nivel de semillero, pueden causar la muerte de las plantas.

135
En nuestro caso, durante los ciclos de producción de cebolla estudiados se detectaron
diferencias significativas entre cada uno de los tratamientos para la variable número de
larvas de T. tabaci por planta, analizados como acumulados de área bajo la curva, lo
cual es una medida de la respuesta de la cebolla en términos de rendimiento ante la
presión de los diferentes niveles de población de la plaga, con lo cual se logró disminuir
a la mitad del número de aplicaciones que normalmente se realizan en la finca (Arriechi,
2006).

Cuadro 2. Número de aplicaciones de Abamectina que se realizaron para mantener los


niveles preestablecidos de T. tabaci en cebolla, durante los ciclos del ensayo.
Nivel de
Infestación Ciclo 1 Ciclo 2 Ciclo 3 Ciclo 4 Ciclo 5 Ciclo 6
Larvas de Mayo-
T. tabaci / Sept- Agosto Enero- Marzo- Junio- Sept-
Planta Dic 99 00 Abril 01 Junio 01 Sept 01 Dic. 01
10 5 5 6 5 5 5
20 2 3 3 4 5 5
30 2 1 4 3 3 3
40 2 1 2 2 2 2
60 0 0 3 2 1 2

136
Cuadro 3. Análisis económico para los resultados obtenidos en los ciclos de siembra
de cebolla para la determinación del nivel de daño económico de T. tabaci en cebolla
Relación
N.I Nº C. Ganancia /
Pre-E Rend Ingresos Aplic C. M Total Ganancias Costo
10 26073 11485157 5 50000 250000 11235156,5 44,94 : 1
20 18655 8217528 4 50000 200000 8017527,5 40,08 : 1
30 14316 6306198 3 50000 150000 6156198,0 41,04 : 1
40 11238 4950339 2 50000 100000 4850339,0 48,50 : 1
60 6899 3039010 2 50000 100000 2939009,5 29,39 : 1
10 25723 11330981,5 5 50000 250000 11080981,5 44,32 : 1
20 18625 8204312,5 5 50000 250000 7954312,5 31,82 : 1
30 14474 6375797,0 3 50000 150000 6225797,0 41,50 : 1
40 11527 5077643,5 2 50000 100000 4977643,5 49,77 : 1
60 7375 3248687,5 1 50000 50000 3198687,5 63,97 : 1
10 26042 11471501,0 5 50000 250000 11221501,00 44,88 : 1
20 19502 8590631,00 5 50000 250000 8340631,00 33,36 : 1
30 15677 6905718,50 3 50000 150000 6755718,50 45,03 :1
40 12962 5709761,00 2 50000 100000 5609761,00 56,09 : 1
60 9137 4024848,50 2 50000 100000 3924848,50 39,24 : 1

10 23491 6027790,6 5 48000 240000 5787790,6 24,11 : 1


20 16669 4277265,4 2 48000 96000 4181265,4 43,55 : 1
30 12679 3253431,4 2 48000 96000 3157431,4 32,88 : 1
40 9848 2526996,8 2 48000 96000 2430996,8 25,32 : 1
60 5858 1503162,8 0 48000 0 1503162,8 -------
10 27247 9329372,8 5 48000 240000 9089372,8 37,87 : 1
20 20134 6893881,6 3 48000 144000 6749881,6 46,87 : 1
30 15883 5438339,2 1 48000 48000 5390339,2 112,29 : 1
40 12931 4427574,4 1 48000 48000 4379574,4 91,24 : 1
60 8770 3002848 0 48000 0 3002848 --------
10 30688 13518064 6 48000 288000 13230064 45,93 : 1
20 22251 9801565,5 3 48000 144000 9657565,5 67,06 : 1
30 17316 7627698 4 48000 192000 7435698 38,72 : 1
40 13814 6085067 2 48000 96000 5989067 62,38 : 1
60 8879 3911199,5 3 48000 144000 3767199,5 26,16 : 1

137
Cuadro 4. Ecuación de Rendimiento, Función de Pérdida y Coeficientes de Regresión
y Correlación para cada uno de los ciclos de cebolla evaluados
Función de Correlación /
Período/ Ciclo Ecuación de Rendimiento Perdida Regresión

Sept – Dic. 99 Y = 46151 – 9841 x Ln ( X ) 9841x Ln (X) -0,8561 / 0,7182


May – Ago 00 Y = 50876 – 10262 x Ln ( X ) 10262x Ln (X) -0,9562 / 0,9095
Ene – Abril 01 Y = 56716 – 12172 x Ln ( X ) 12172 x Ln (X) -0,9771 / 0,9522
Marz – Jun 01 Y = 50713 – 10701 x Ln ( X ) 10701 x Ln (X) -0,9796 / 0,9574
Jun – Sept 01 Y = 49302 – 10240 x Ln ( X ) 10240 Ln (X) -0,9694 / 0,9363
Sept – Dic. 01 Y = 47767 – 9435 x Ln (X ) 9435 x Ln (X) -0,9554 / 0,9080
General Y = 50461,2 – 10515,5 x Ln (X ) 10515,5 x Ln (X) -0,9334 / 0,8702

Al realizar el cálculo del nivel de daño se observó que numéricamente variaron entre
7,09 y 10,98 larvas de thrips / planta (Cuadro 5). Se consideró que un valor de 9,1
larvas de T. tabaci / planta es el momento en el cual el beneficio del control apenas
excede sus costos, razón por la cual la decisión de aplicar una medida de control
químico, debe hacerse antes de que la población del insecto alcance este nivel.

La densidad poblacional promedio de T. tabaci, que comenzó a ocasionar daño


económico en el cultivo de la cebolla variedad Texas Grano 438, durante los ciclos
estudiados, fue 9,1 larvas de thrips / planta. Esto sugiere que las medidas para manejar
este insecto plaga deben ser programadas en función a un plan de monitoreo, razón por
la cual se recomienda idear una metodología de muestreo secuencial sencilla, precisa y
factible que este acorde con las necesidades del productor.

En vista de que la mayoría de las aplicaciones de insecticidas realizadas en la


depresión de Quibor, para el control del piojito de la cebolla (T. tabaci), ocurren “al ojo
por ciento” o son aplicaciones tipo “calendario”, este valor de 9,1 larvas de thrips /
planta de cebolla, debe ser considerado como un estimado el valor del NDE, el cual
tiende a variar en función de la época del año, precio del producto cosechado y
rendimiento del cultivo, así como de la eficiencia del control y el costo de la medida de
control. Este valor es una referencia a la hora de tomar una decisión; que ayudaría a
regular el número de aplicaciones de insecticidas, el producto a usar y a seleccionar la
medida de control más adecuada dentro de un programa de manejo racional y
adecuado de este insecto. Sin embargo, es necesario validar los resultados obtenidos
en este trabajo.

El monitoreo del cultivo es la herramienta fundamental para determinar la presencia del


insecto plaga en el cultivo y este se debe realizar durante las horas más tempranas del
día, ya que a esta hora las poblaciones de Thrips muestran su mayor actividad.

Las estrategias para manejar el cultivo tales como el riego, fertilización, uso de

138
depredadores y entomopatógenos, y también el control químico deben constituirse en
alternativas a ser planeadas de forma integrada y apoyados en los resultados obtenidos
en esta investigación.

Cuadro 5. Valores del nivel de daño económico para T. tabaci en cebolla, calculados
según la fórmula de Mumford y Norton (1984) durante los ciclos de siembra del ensayo,
en la depresión de Quíbor, Estado Lara.
Precio
Costo de la
control cebolla Coeficiente de Eficiencia Nivel de daño
Ciclo (Bs/ha) (Bs/kg) daño control (%) económico
Sept – Dic. 99 250000 356,6 98,41 0,675 10,55
May - Ago 00 250000 342,4 102,62 0,648 10,98
Ene - Abril 01 250000 440,5 121,72 0,657 7,09
Marz – Jun 01 240000 440,5 107,01 0,662 7,69
Jun – Sept 01 240000 440,5 102,4 0,716 7,43
Sept - Dic. 01 288000 410,2 94,35 0, 696 10,69
General 261666 405,1 105,15 0,675 9,1

El NDE para T. tabaci sobre cebolla en la depresión de Quíbor resultó ser 9,1
larvas/planta, Sin embargo, este es un valor que esta influenciado por diversos
factores, tales como: la relación beneficio/costo, el rendimiento del cultivo, el precio del
producto cosechado, la eficiencia de aplicación de los productos, la biología del insecto
y por la velocidad de respuesta al momento de tomar una decisión para aplicar el
control.

B. Liriomyza trifolii (Diptera: Agromyzidae)

Liriomyza trifolii ha sido encontrada como la especie predominante sobre cebolla en la


depresión de Quibor en un 99%. Otras especies como L. huidobrensis y L. sativae
también fueron encontradas sobre cebolla en un 0,7% y un 0,3% respectivamente.
Murphy (1999) reportó L. trifolii como la especie que desarrolla resistencia más rápido a
la acción de piretroides, carbamatos y organofosforados, lo cual se debe a que su
potencial de desarrollo es tres (3) veces mayor que el de las otras especies.

Hincapié et al., (1993) reportaron L. huidobrensis causando graves problemas en


plantas de cebolla de bulbo, debido a la explotación intensiva del cultivo, al uso
indiscriminado de agroquímicos y al manejo inadecuado de sus poblaciones. La
fluctuación poblacional de L. trifolii al igual que la de T. tabaci estuvo marcada por 2
picos poblacionales, los cuales coincidieron con el período de sequía.

139
En el caso de los enemigos naturales, Lannacone (1998) cita numerosos enemigos
naturales del género Liriomyza, entre los que se destacan las sifuientes especies:
Diglyphus begini Ashmead, D. intermedius Girdult, D. websteri Crawford, Euparacrias
phytomyzae Bretes, Chrysocharis sp, Chrysonotomyia sp (Hymenoptera: Eulophidae),
Halticoptera arduine Walker (Pteromalidae), Oenogastra sp, Opius sp (Braconidae) y
Ganaspidium sp (Cynipidae). En este estudio los parasitoides encontrados, en orden de
mayor a menor abundancia, fueron Chrysonotomyia sp, Chrysocharis sp y Diglyphus
sp, en un 59,2%, 35,1% y 5,7% respectivamente, durante los meses todo el período
de muestreo.

1. Ciclo biológico
En cuanto al ciclo biológico, la duración de los estados de desarrollo de L. trifolii bajo
condiciones de laboratorio fue: huevo 1,5 ±0,2 días; larva 5 ± 0,5 días; la cual pasa por
tres (3) instares larvales y una prepupa de 0,25 ± 0,05 días; pupa 4 ± 1,5 días para un
total de huevo hasta adulto 10,75 ±2,25 días (n=50). La longevidad del adulto fue 12 ±
0,5 días para la hembra y 8 ± 0,9 días para el macho, la relación de sexos en
laboratorio fue 1,8:1 (hembra: macho). El número de huevos colocados por hembra fue
48 ± 12,5.

2. Estados de desarrollo:
Huevo: Los huevos son depositados individualmente, debajo de la epidermis de las
hojas, con preferencia hacia el ápice (78,2%), aunque se pueden encontrar posturas en
la parte media de la hoja (21,2%) y en la parte basal (0,6%). Son de color blanco
lechoso, de consistencia delicada y forma ovalada. Miden 0,25 ± 0,05 mm de longitud y
0,1 ± 0,05 mm de ancho (n=20). Pronto a la emergencia se tornan transparentes e
internamente se observa el movimiento de los ganchos bucales. El período de
incubación de huevos fue 1,5 ±0,2 días (n=50).

Larva: Las larvas pasan por tres (3) instares: Instar I: recién emergidas son
transparentes y alargadas, sin espiráculos visibles, dura 1 ± 0,1 días y miden 0,2 ± 0,06
mm de longitud. Instar II: de color blanco con un par de espiráculos posteriores, dura
1,5 ± 0,2 días y miden 0,9 ± 0,05 mm. Instar III: de color blanco amarillento, con un par
de espiráculos posteriores, abertura anal definida y ganchos bucales bien desarrollados,
dura 2,5 ± 0,2 días y miden 1,9 ± 0,6 mm. La larva es del tipo vermiforme. Al alcanzar
la prepupa deja de alimentarse, sale de la mina, se contrae, adquiere forma ovalada,
cesan sus movimientos para luego pupar.

Pupa: De color marrón claro a oscuro a medida que se desarrolla. Del tipo coartata.
Mide 1,5 ± 0,2 mm.

Adulto: Los adultos emergen del pupario con ayuda del ptilinium. Presentan un punto
amarillo en el metanoto, que es observable cuando se desarrolla completamente y
adquiere su coloración definitiva. La mesopleura es amarilla con una banda negra en la
parte anteroinferior. Los fémures son amarillos con pequeñas bandas de color café.

140
Todos los segmentos antenales son amarillos. La hembra es de mayor tamaño que el
macho. La hembra inicia la oviposición un día después de la emergencia y alcanza su
máxima oviposición entre los días 5 y 7. El número de huevos totales colocados por
hembra fue de 48 ± 12,5. Se observó que hembras vírgenes no ovipositan.

En cuanto al nivel de daño económico, al ejercer una medida de control químico sobre
los diversos niveles (tratamientos) de población permitidos en los ensayos, se logró
establecer una correlación entre la incidencia del número de minas permitido por planta
con el rendimiento final del cultivo, obteniendo diferencias significativas entre los
tratamientos.

El mínimo de daño ocurrió cuando se aplicó la medida de control sobre el nivel más
bajo permitido que fue 2 minas/planta (T1); y el máximo daño se presentó con el nivel
más alto 10 minas/planta (T5), en los tres (3) ensayos. La relación entre los
rendimientos obtenidos y el número de minas/planta permitido en cada tratamiento es
inversamente proporcional, es decir, los rendimientos disminuyen a medida que
aumenta el nivel permitido. De acuerdo con los resultados obtenidos se observa que por
encima de 2 minas/planta los rendimientos de la cebolla se ven afectados (Issa, 1990,
Issa y Marcano, 1991).

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145
MANEJO POSCOSECHA DE PRODUCTOS OLERICOLAS
Hugo Ramirez Guerrero

Siendo los productos olericolas altamente perecederos, no ha habido un éxito en su


producción, colección, almacenamiento y distribución. Lamentablemente las cifras por
perdidas poscosecha de estos productos siguen en aumento y es preocupante que en
muchos rubros supera el 50 %. Así, nosotros como técnicos agrícolas tenemos grandes
retos de hacer que la productividad de los cultivos aumente significativamente,
mejorando las técnicas de producción, cosecha y poscosecha, además de hacer más
eficientes y efectivos todos los recursos involucrados. Esta productividad deberá estar
basada en un conocimiento científico enérgico, sólido y sustentable. Es decir, el
desarrollo de sistemas de producción integrados consecuentes de una investigación
local que adapte, genere e innove el conocimiento necesario en cualquier medio
productivo. A continuación se discuten algunas generalidades en el manejo poscosecha
de productos olericolas, se presentan los resultados de varias investigaciones en estos
rubros, haciendo énfasis en el cultivo cebolla y se señalan futuras necesidades en el
manejo poscosecha de olericolas.

I. Generalidades en el manejo poscosecha de productos olericolas


Las metas de la investigación y extensión en poscosecha son la de mantener la calidad
y sanidad y minimizar las perdidas de los cultivos hortícolas y sus productos entre la
producción y el consumo. Una reducción de las perdidas poscosecha aumentaría la
disponibilidad de alimento para la creciente población humana, diminuiría el área
necesaria para la producción, y conservaría los recursos naturales. Dentro de las
estrategias para la prevención de perdidas se incluyen el uso de genotipos que tengan
una vida poscosecha mas larga, el uso de un manejo integrado de los cultivos que
resulte en el mantenimiento de la calidad y el uso de apropiados sistemas de manejo
poscosecha que conserven la calidad y sanidad de los productos. Adicionalmente, es
necesario un almacenamiento, uso y preparación eficiente y efectiva por parte del
consumidor.

Los productos olericolas han aumentado su importancia comercial debido a su valor


nutricional y medicinal. Actualmente una mayor proporción de importantes hortalizas
están siendo almacenadas, transportadas y comercializadas alrededor del mundo.
También la producción y consumo de hortalizas procesadas ya sea en frío o calor ha
aumentado. Sin embargo, las hortalizas son productos alimenticios altamente
perecederos, donde la perdida de agua y su disminución de la vida poscosecha
explican la mayoría de sus perdidas. Estas han sido estimadas por ser más del 40 % a
50 % en los trópicos y subtrópicos. Cifras de la FAO sobre perdidas poscosecha en los
países en desarrollo muestran que varían grandemente desde 1 % a 50 % e incluso
mayor. Estos preocupantes valores no han mostrado grandes cambios y son explicados
en base a la existencia de sistemas pobres de mercadeo, débil investigación y
capacidad de desarrollo, inadecuadas políticas, infraestructura e intercambio de

146
información.
El color, sabor, textura y el valor nutritivo son reconocidos generalmente como los 4
factores de calidad de las hortalizas y frutales. Los pigmentos naturales, clorofilas,
carotenoides y antocianinas forman la base química del color, mientras que el sabor es
originado por compuestos volátiles y no volátiles. Por otra parte la textura esta
íntimamente relacionada con los componentes de la pared celular, la presión de turgor,
sustancias pécticas, celulosas y ligninas y el contenido de vitamina C, minerales y fibras
constituyen lo más importante en el valor nutritivo de hortalizas y frutales. El
procesamiento de las hortalizas altera frecuentemente su calidad pero no cambia la
base química que acentúa estos factores. Recientemente el valor medicinal de las
hortalizas ha sido ampliamente reconocido como un factor importante de su calidad,
existiendo una fuerte evidencia de los beneficios en la salud debido a su consumo.

Es bien conocido que la calidad y la vida poscosecha de los productos olericolas va ha


depender de factores precosecha, durante cosecha y poscosecha ejecutados por los
productores, comercializadores, procesadores y consumidores. Varios investigadores
concluyen que la calidad y vida poscosecha de productos hortícolas es dependiente de
la selección varietal (cultivar), condiciones precosecha (clima), practicas culturales
(labranza, fertilización, riego, control de plagas, época de siembra, etc.), manejo
poscosecha, almacenaje, procesamiento y las consideraciones culinarias.
Adicionalmente, la calidad poscosecha de cualquier producto estará relacionada de una
u otra forma con el sistema de producción utilizado (orgánico, convencional, integrado).
Bourn y Prescott (2002) realizaron una excelente comparación del valor nutricional,
calidad sensorial y la seguridad alimenticia de rubros hortícolas producidos orgánica y
convencionalmente. Estos autores notaron que no existe una fuerte evidencia de que
los alimentos orgánicos y convencionales difieran en las concentraciones de varios
nutrientes. Sin embargo, Baker y otros investigadores, demostraron que alimentos
sembrados orgánicamente contenían cerca de un tercio de los residuos en los
alimentos bajo un sistema convencional y la mitad en alimentos en un manejo integrado
de plagas. Múltiples residuos son encontrados rutinariamente en pimentones,
cucurbitáceas, espinaca, cebolla, fresas y celery. Agricultores que siembran zanahorias,
calabacín, espinaca y otras hortalizas bien conocen de la acumulación de pesticidas
organoclorados y de sus precauciones especiales en su uso.

II. Investigaciones locales en la poscosecha de hortalizas


Como fue mencionado anteriormente, la investigación poscosecha de hortalizas en
Venezuela ha sido bastante escasa, sin embargo, existen interesantes resultados de
experimentos realizados localmente. El equipo liderizado por la profesora Zambrano en
la ULA-Trujillo ha venido trabajando en la calidad poscosecha de cultivos olericolas de
zona alta caso lechuga, zanahoria, y otras hortalizas. Mientras que el programa
horticultura UCLA, INIA-Lara (antiguo Fonaiap) y el CIEPE (Yaracuy) entre otros han
realizado estudios en hortalizas de piso bajo como la cebolla, melón, tomate y
pimentón.

Referente a cebollas producidas en los trópicos, podemos observar que no es muy

147
común encontrar información sobre el almacenamiento de cebollas de días cortos, ya
que generalmente estos son productos para el mercado fresco. Aun así, mucho de los
productores y comercializadores locales conocen que este tipo de cebolla se puede
almacenar por periodos cortos de 2 a 3 meses. En general el bulbo de cebolla es
naturalmente un órgano de almacenamiento que tiene un periodo de dormancia durante
el cual su rata metabólica es baja, manteniendo de esta forma una buena calidad.
Adicionalmente ocurre la protección por las catafilas externas. A continuación se
presentan algunos resultados de investigaciones llevadas por personal de la UCLA en
los últimos años.

Ramirez (1996 y 2001) estudio los efectos de practicas culturales (riego, fertilización
sulfato-calcica y potasica, podas, épocas de siembra y cosecha) y el cultivar en la
calidad y vida poscosecha de cebolla sembrada en la depresión de Quibor. Fue
evidenciado la influencia del sulfato de calcio sobre los azucares reductores (glucosa y
fructosa) y el contenido de piruvato en los bulbos de cebolla, producto debido
posiblemente más, al contenido de azufre que al de calcio. Por otra parte en ensayos
con potasio (K), plantas con deficiencias en K mostraron síntomas tempranos de
madurez. En cuanto al genotipo, la variedad Texas Grano (TG) 438 presento una mejor
calidad poscosecha y mas larga vida en almacenamiento que el híbrido tipo Granex.
Las épocas de transplante influenciaron directamente la calidad poscosecha. El cuadro
1 muestra la influencia de la fertilización con potasio en dos épocas de transplante
sobre el contenido de piruvato enzimático (PE). El valor mas bajo de PE en la época de
junio podría ser consecuencia de excesos de K en el suelo durante las lluvias, así,
podemos observar lo inverso en Diciembre durante la época seca.

La pungencia o lo picante del bulbo de cebolla es reflejado en la concentración de


piruvato. Una alta pungencia es asociada frecuentemente con una buena calidad de
almacenamiento. Otros estudios con el cultivo cebolla bajo tres épocas de cosecha (80,
94 y 110 días después de transplante-ddt), mostraron la mejor calidad y vida
poscosecha en los bulbos cosechados mas temprano, es decir a los 80 ddt. Similares
resultados obtuvo Dib (2003), trabajando con cebollas en el Valle de Quibor bajo
diferentes momentos de cosecha y métodos de almacenamiento.

Cuadro 1. Piruvato enzimático (PE) en cebollas influenciado por la suplencia de K en


dos épocas de transplante (ET).
PE (Pmol.ml-1)
-1
KCl (kg.ha ) ET Junio ET Diciembre
0 6.56 a 5.62 c
150 6.42 a 7.30 ab
300 6.42 a 7.52 a
450 5.71 b 6.46 bc
Medias con la misma letra no son diferentes significativamente, según la prueba de Duncan (p = 0.05).

Recientemente se evaluó la calidad poscosecha de 21 cultivares de cebolla producidos


en Zaraza estado Guarico y almacenadas bajo condiciones locales durante dos meses.
Los resultados arrojaron que el cultivar HA 1367 presentó el mas alto porcentaje de

148
bulbos con centros múltiples, mientras que los cultivares Safari y Nirvana arrojaron los
valores mas bajos. Todos los cultivares presentaron un mas alto porcentaje de bulbos
de tamaño mediano (5 – 7,5 cm), así, el cultivar Safari presento el menor valor (40 %), y
el mayor porcentaje de bulbos pequeños (< 5 cm). Mientras que los cultivares Mata
Hari, Linda Vista y G 429, resultaron con las mas altos porcentajes de bulbos tamaño
jumbo (7,5 – 10 cm). El cultivar TG 438 no presentó bulbos enfermos o no comerciales
durante el almacenamiento. Las variables de calidad poscosecha; pH, acidez titulable,
sólidos solubles totales (SST), materia seca (MS) y piruvato de los bulbos de cebolla
arrojaron valores bajos en comparación con bulbos de días cortos cultivados a nivel
local e internacional. El cultivar Orlando presentó los más altos valores de SST, acidez y
MS, mientras que los cultivares Don Víctor y Reina 438-S los más altos valores de pH y
Piruvato respectivamente.

Otros ensayos poscosecha fueron realizados evaluando el efecto de fertilización


orgánica y mineral y enmienda calcica (fosfoyeso-FY, CaSO4 2H2O) en la calidad del
fruto de melón. Los mayores valores de sólidos solubles (oBrix), diámetro del fruto (cm),
grosor de la pulpa (cm), consistencia (kg cm-2), materia fresca y seca (g), fueron
obtenidos bajo los tratamientos con fertilización orgánica. El FY no mostró ningún
efecto sobre las variables evaluadas, probablemente debido a las bajas dosis de la
enmienda aplicada o porque el calcio no es una limitante en estos suelos.

Con referencia a otro cultivo olerícola, Miranda (2003), estudio el efecto de laminas de
riego por goteo, dos cultivares y dos cosechas en algunos parámetros de calidad
poscosecha de tomate industrial. Los resultados muestran que la concentración de
sólidos solubles (SST) solo fue influenciada por el cultivar y las cosechas. El cultivar
Hypeel 108 presento una mayor concentración de SST que el cultivar Heinz 9553,
mientras que los SST resultaron también mayor en la segunda cosecha. La
concentración de la acidez titulable presento un aumento linear en relación a una mayor
reducción de la lamina de riego, siendo el cultivar Hypeel 108 mas sensible al aumento
de la acidez con una reducción de la demanda hídrica. No fueron observadas
diferencias significativas para la coloración de los frutos en cuanto al manejo del riego,
sin embargo se observo una interacción entre el color, híbridos y cosechas. En la
primera cosecha los frutos de Heinz 9533 fueron más rojos que los frutos de Hypeel
108. También los frutos de la segunda cosecha fueron más rojos que los de la primera.

III. Perspectivas en el manejo poscosecha de olericolas


Es necesario el establecimiento de líneas de investigación y grupos interdisciplinarios
producto de las necesidades de las asociaciones sólidas y estables de agricultores
olericolas, comercializadores, agroindustrias y consumidores y la debida difusión y
discusión de resultados con las comunidades agrícolas y científicas tanto a nivel local
como internacional. Las líneas de investigación deberían cubrir principalmente lo
relacionado a la producción, mejoramiento y adaptación de especies y cultivares,
control de plagas, manejo de diferentes sistemas de producción (sostenibles), uso
eficiente de los recursos agua y suelo, tecnologías poscosecha y biotecnología entre
otras.

149
Según Kader (2003), debemos de tratar de alcanzar el progreso trascendental de la
biología y tecnología poscosecha de los cultivos hortícolas de los países desarrollados.
Esto requerirá de la aplicación del conocimiento actual para mejorar los sistemas de
manejo de los cultivos perecederos y de la superación de las limitantes socio-
económicas que han prevenido dicho progreso. También debemos de prestar más
atención al sabor y la calidad nutricional de las frutas y hortalizas. Nuevos cultivares
olericolas y frutícolas con una mejor calidad serán desarrollados usando biotecnología
y/o métodos de mejoramiento genético, contribuyendo de esta forma a su consumo y
consecuentemente dietas mas saludables para los consumidores. Los biólogos y
técnicos poscosecha jugaran un papel clave en formar el futuro de la horticultura
poscosecha, así, como ellos lo han realizado en el siglo pasado

Un trabajo fuerte de investigación y extensión será necesario en la promoción y


reintroducción de los sistemas de producción olericolas orgánicos e integrados. De igual
forma, la introducción y reintroducción de innumerables productos olericolas y su
adaptación a diferentes pisos deberá ser enfocada. Es preciso demostrar las
responsabilidades que tienen los productores y consumidores (almacenamiento, uso y
preparación) en el alcance y mantenimiento de una buena calidad poscosecha de las
hortalizas.

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151
PERSPECTIVAS EN LA PRODUCCIÓN ORGÁNICA DE CEBOLLA EN
VENEZUELA
Hugo Ramírez Guerrero

I. Agricultura Orgánica
Aunque conocemos que la agricultura orgánica es practicada por tradición y durante
miles de años en todos los continentes del mundo (caso países latinoamericanos por
los indígenas locales Incas, Mayas, etc.), no fue hasta inicios del siglo pasado cuando el
Dr. Rudolf Steiner filosofo Austriaco presentó una visión alternativa de la agricultura y la
reconoció formalmente, dictando varios cursos sobre agricultura biodinámica todo bajo
un concepto espiritual. Luego en los años 30 y 40, la agricultura orgánica fue
desarrollada en Suiza (Hans Mueller), Inglaterra (Lady Eve Balfour y Albert Howard) y
Japón (Masanobu Fukuoka). Así, en muchos otros países la agricultura orgánica fue
establecida como una consecuencia de la alta demanda de productos orgánicos por
Europa, USA y Japón.

Actualmente la agricultura orgánica es practicada en casi todo los países del mundo.
Según BIOFACH e IFOAM (2005) mas de 17 millones de hectáreas son manejadas
orgánicamente, donde la mayor parte esta localizada en Australia (7,7 millones ha),
Argentina (2,8 millones ha) e Italia (mas de un millón ha). Sin embargo, el continente
Europeo presenta los más altos porcentajes en producción. Oceanía mantiene el 45 %
de la tierra cultivada orgánicamente, seguido de Europa (25 %) y Latinoamérica (22 %).
En varios países de Latinoamérica el área orgánica alcanza casi el 0,5 %, empezando
de muy bajo nivel a tazas de crecimientos extraordinarias. En Argentina por ejemplo, el
área bajo manejo orgánico aumento en 550 veces en menos de 10 años. Sin embargo,
nuestro país Venezuela no aparece en estas estadísticas. Así, nuestra tarea en la
promoción de hacer una agricultura orgánica se convierte en un interesante reto.
Principalmente la producción mas sana de rubros de ciclo corto y de consumo fresco,
como los son los productos olericolas.

De acuerdo a BIOFACH e IFOAM (2005), la agricultura orgánica es basada en


principios ecológicos, cuya meta principal es crear un sistema agrícola sostenible,
donde se respete la capacidad natural de las plantas, animales y el paisaje (recursos
suelo, agua, etc.). De esta forma, la agricultura orgánica optimiza o mejora la calidad del
ambiente. Tradicionalmente se habla de agricultura orgánica, sin embargo existen
muchos países quienes hablan de agricultura ecológica (Alemania, Suecia, Dinamarca,
Noruega) y agricultura biológica (Suiza, Austria, Italia, Francia). La unión Europea y el
IFOAM reconocen y protegen estos tres conceptos como uno solo, incluyendo las
abreviaciones eco o bio. Sin embargo esto ha causado confusión entre los
consumidores ya que han aparecido otros términos (agro ecológico, ecoagricultura, etc.)
sin principios claros o sin una certificación orgánica definida.

Varios autores coinciden en los principios de la agricultura orgánica como:


x La protección de la fertilidad del suelo a largo plazo mediante el mantenimiento

152
de los niveles de materia orgánica (MO), estimulando la actividad biológica y la
adecuada intervención mecánica.
x La autosuficiencia nitrogenada mediante el uso de leguminosas y la fijación
biológica, así como el reciclaje efectivo de materiales orgánicos, incluyendo
residuos de cultivos y estiércoles.
x El control de plagas a través del uso de rotaciones de los cultivos, predadores
naturales, diversidad, estiércoles, variedades resistentes, y una limitada (mínima)
intervención térmica, biológica y química.
x La fertilización cuando sea necesaria, usando fuentes las cuales se hacen
indirectamente disponibles para la planta por la acción de los microorganismos y
las reacciones químicas en el suelo y,
x El tomar en cuenta el impacto del sistema agrícola en el ambiente y la
conservación de los habitas naturales y la vida silvestre.

II. Agricultura Urbana


En referencia a los movimientos de agricultura urbana (AU) a nivel mundial, estos han
tenido un desarrollo muy similar a la agricultura orgánica y establecidos bajo contextos
de una agricultura sustentable, es decir una agricultura para el futuro y a domicilio. La
AU ha estado enfocada en la producción de alimentos en y para las ciudades con una
alta densidad poblacional (mayor de 10 millones de personas) las cuales tienen la
necesidad de importar más de 6 mil toneladas diarias de alimentos. Sin embargo en los
países en desarrollo donde hay un alto éxodo del campesino es necesario de promover
la AU para cada una de las poblaciones independientemente de su condición ya sea
rural o urbana. La introducción, adaptación y aplicación de la AU bajo nuestras
situaciones y condiciones generaría numerosos beneficios a nuestras comunidades en
desarrollo.

Según RUAF (2001), la importancia de una AU donde se obtenga una apropiada


suplencia de alimentos, se promueva una buena nutrición y salud física y mental, estará
fundamentada en un impacto:
x Ambiental, a) biodiversidad, b) sustentabilidad, y c) reciclaje.
x Social, a) interacción comunitaria, b) suplencia de los mercados urbanos y
locales, c) seguridad alimenticia, d) igualdad social (niños, jóvenes, adultos,
ancianos, hombres, mujeres, personas con dificultades, prisioneros, etc.) y,
x Económico, a) ganancias e ingresos y b) mercadeo.

Para el alcance de estos positivos impactos en la AU se realizan practicas rutinarias


como el reciclaje, manejo del suelo, compost y sustratos, huertos (orgánicos,
convencionales, hidroponía, barbacoas, etc.), permacultura, técnicas de captura y
conservación del agua, técnicas de cultivos asociados y en rotación, talleres
comunitarios (procesamiento de alimentos, cocina, introducción de viejos y nuevos
cultivos, artesanía, uso de otras fuentes de energía caso solar, hidráulica, eólica, etc.)
entre otros.

153
En realidad encontramos diferentes tipos de AU, donde la horticultura urbana es solo
uno más de los tantos tipos que cada día van aumentando la lista. RUAF (2001)
menciona los principales sistemas de producción agrícola urbana:
x Permacultura y producción orgánica
x Producción animal urbana
x Horticultura urbana: donde se incluyen los sistemas de producción hortícola en
formas de huertos caseros, comunitarios, residenciales, institucionales (escuelas,
liceos, universidades, hospitales, militares, clínicas especiales, cárceles,
parques, etc.), guarderías, geriátricos, etc.
x Allotments: parcelamientos comunitarios promovidos por los gobiernos locales
para la producción hortícola sostenible (típico en los países Europeos y originado
a raíz de problemas locales y guerras mundiales).
x Producción forestal urbana.

Sin embargo como cualquier movimiento, la AU puede causar problemas en las


comunidades introducidas si no se hace un manejo apropiado, organizado y racional.
De otra forma el impacto de una agricultura urbana podría tener efectos negativos o
simplemente causar un impacto desfavorable. Entre las consecuencias de practicar una
AU de manera irracional se incluye:
x Reducción de los recursos naturales
x Transmisión de enfermedades
x Degradación ambiental y,
x Los daños causados por los animales domésticos y material vegetal.

III. Potencial de realizar una agricultura orgánica y urbana en Venezuela


Los países tropicales todos en su mayoría en desarrollo, tienen inmensas reservas de
recursos naturales y humanos, los cuales son subutilizados y generalmente manejados
de manera irracional, producto del rápido desarrollo tecnológico necesario para
asegurar la alimentación de la progresión demográfica. Estas tecnologías agrícolas o la
llamada revolución verde han hecho perder de vista grandes conocimientos tan
antiguos como la misma naturaleza, como es el caso de la agricultura orgánica y
urbana, así como la pérdida de una gran diversidad de cultivos y especies animales
autóctonas o adaptadas a las condiciones locales.

Bajo condiciones tropicales y muy especialmente en áreas del semiárido, la introducción


de sistemas de producción agrícolas orgánicos y urbanos tiene un particular y
significativo impacto, sin embargo estos sistemas han sido muy poco estudiados en las
condiciones mencionadas. La aplicación de estos sistemas alternativos en nuestros
países tropicales en vías de desarrollo debiera de ofrecer a los agricultores un aumento
de su productividad y en consecuencia el garantizar la seguridad alimentaría, proteger
el ambiente y el aumentar sus ingresos. Los recursos naturales bajo condiciones
tropicales son altamente sensitivos a la degradación. El típico ejemplo de esta
degradación y sus delicadas consecuencias es lo referido al recurso suelo. Por ejemplo,
los suelos de zonas con producciones intensivas de cultivos (hortalizas), presentan

154
limitantes físicas (encostramiento, agrietamiento, baja infiltración), químicas (baja
fertilidad, salinidad, sodicidad) y biológicas (bajos contenidos de materia orgánica),
características que lo condicionan a ser altamente sensitivos a su rápida degradación
bajo un manejo continuo e intensivo como es el caso de la producción olerícola. En la
misma tendencia se encuentran importantes zonas olericolas emergentes de los Llanos
Venezolanos.

En este sentido, la adaptación de esquemas agrícolas orgánicos y urbanos en nuestras


condiciones las cuales poseen una gran riqueza de todo tipo de recurso, garantizaría
unos sistemas de producción alternativos y sostenibles rurales y urbanos que
preservaran la productividad y minimizaran el impacto ambiental y al mismo tiempo
mantendrán la disponibilidad de los recursos naturales.

IV. La Olericultura Orgánica y sus necesidades de Investigación


La continua degradación del ambiente por la agricultura intensiva ha logrado una toma
de conciencia del sistema agrícola, lo cual unido a las presiones de tipo económico,
social y político están originando que muchos agricultores estén considerando cambiar
del manejo convencional de los cultivos a sistemas integrales, sustentables y/o
orgánicos. La olericultura como ciencia de la horticultura que estudia las hortalizas,
hierbas, especias, raíces, tubérculos y plantas medicinales es un pilar muy importante
en nuestra alimentación diaria. Debido al manejo necesariamente intensivo del sistema
de producción olerícola, estos rubros son típicamente dependientes de los fertilizantes,
otros agroquímicos, riego y una labranza relativamente intensa. Estas practicas de
manejo convencionales pueden tener efectos detrimentales en el aire, agua y la calidad
del suelo (Colla et al., 2002), así como en los cultivos, fauna y flora circundantes y la
salud humana. De esta forma, el desarrollo de sistemas agrícolas que degraden en
menor magnitud el ambiente y el recurso natural base de la agricultura ha venido
tomando un mayor interés (Hanson et al., 1997). Un ciclo mas corto relativamente, el
alto porcentaje de agua y el consumo mayormente fresco de los cultivos olerícolas son
algunas de las características que los convierten en alimentos de alto riesgo en la dieta
básica por su alta exposición a los plaguicidas y su residualidad (principalmente en
alimentos destinados a la población infantil).

La producción convencional olerícola incluye frecuentemente labranza repetitiva,


exposición del suelo a las lluvias, uso excesivo de fertilizantes, plaguicidas y agua de
riego. Estas prácticas pueden resultar en daños a la estructura del suelo, erosión,
reducción de la fertilidad y la perdida de fertilizantes y otros agroquímicos por el
aumento de la escorrentía y la percolación en los suelos. Así en un largo plazo, estos
efectos reducirán la productividad y disponibilidad agrícola debido a la degradación del
suelo y los daños al ambiente y sus comunidades. En este sentido, actualmente
muchos agricultores e investigadores en el ámbito mundial reconocen la necesidad de
desarrollar e introducir sistemas de producción alternativos y sostenibles rurales y
urbanos que puedan preservar la productividad y minimizar el impacto ambiental y al
mismo tiempo mantener la disponibilidad de los recursos naturales.

La investigación sobre la producción olerícola en los trópicos es bastante escasa si es

155
comparada con la vasta información de la olericultura en los países templados y
subtropicales. Las razones a esta gran diferencia son numerosas, sin embargo
básicamente esto ha sido consecuencia de una alta dependencia de insumos (iniciando
con la semilla) y tecnología por parte de los países tropicales. Esta dependencia junto a
la política agrícola (petrolera caso Venezuela) y mayormente populista de los gobiernos
de turno ha promovido una agricultura irracional, desorganizada y por tal convencional,
lo cual ha provocado una degradación rápida de los recursos naturales muchas veces
no renovables.

Referente a la investigación y producción bajo una agricultura orgánica en Venezuela


esta es nula y aun mas grave es la situación cuando nos referimos a sistemas
olerícolas. Similar situación ocurre con estudios a largo plazo, lo cual es general,
cuando nos referimos a países en desarrollo y tropicales. De manera muy puntual,
existen muy pocas publicaciones y proyectos en investigación olerícola orgánica en
Venezuela. Algunos de estos trabajos son los realizados por Martín (2005), Pérez y
Ramirez-Guerrero (2005) y Pérez et al., (2005). Sin embargo, es posible encontrar
algunas investigaciones en algunas de las prácticas y principios de la agricultura
orgánica, pero estos son de manera aislada y no de forma integral. Por ejemplo
podemos encontrar publicaciones sobre el compostaje, fertilización orgánica y manejo
biológico de plagas entre otras.

V. Propuesta de producción orgánica de cebolla en Venezuela


Inicialmente es imperante tener un conocimiento preciso del cultivo, suelo, agua
(cantidad y calidad), clima y las plagas especificas de la zona a producir, así, como una
comprensión de la calidad pre y poscosecha de los cultivos. Todo esto luego de un
previo y exhaustivo análisis de los costos de producción y de mercado. El sistema a
aplicar en la producción orgánica de cebolla debería ser adaptable a nuestras
condiciones tropicales, el cual combine la agricultura moderna e intensiva con la
agricultura tradicional, utilizando técnicas integradas y multidisciplinarias basadas en el
conocimiento de las interacciones complejas del ecosistema agrícola. En este sistema
integrado en contraste con el sistema convencional, se aplicaran prácticas o técnicas de
“prevención” antes que de corrección.

Teniendo a la mano el conocimiento de los recursos cultivo (cebolla), agua, suelo y


clima es necesario saber cual sistema de siembra vamos a utilizar, densidad de siembra
y lo más importante cual es la época de siembra y cosecha del cultivo. Para el caso de
cebolla y muchos otros cultivos olerícolas, la mejor época de empezar a producir
cebolla orgánica correspondería en verano (época seca), ya que aquí son mas
controlables los factores bióticos (enfermedades, malezas) y abióticos (riego), los
cuales limitan fuertemente el crecimiento, desarrollo y la producción.

A continuación se presenta una propuesta de manejo en la producción orgánica de


cebolla en una zona semiárida en Venezuela, como lo es el conocido popularmente
Valle de Quibor.

156
A. El cultivo, la época y el sistema de producción
Como se menciono anteriormente, la mejor época de iniciar la producción seria en la
temporada de menor incidencia de lluvias, lo cual corresponde en casi toda Venezuela
a los meses de diciembre a abril. Es importante tener a la disposición semillas sexuales
de un material genético comprobado de tipo días cortos. Resultados de diferentes
estudios locales han comprobado que la mayoría de cultivares de polinización abierta
(variedades) arrojaron buenos rendimientos cuando fueron comparados con híbridos de
alta inversión y dependencia. Por supuesto es necesario que estas variedades
presenten tolerancia a enfermedades del suelo (principalmente raíz rosada y fusarium).
El mejor sistema de producción podría ser de transplante con el uso de plántulas de
cebolla producidas en condiciones protegidas (preferiblemente en bandejas) y
transplantadas en canteros tradicionales realizados con una labranza reducida y con el
establecimiento de riego localizado. El riego presurizado, no solo significara la
aplicación localizada de agua, ya que simultáneamente se podrá realizar un manejo
localizado y oportuno de la fertilización, malezas, otras plagas y cosecha entre otros.

B. Manejo de plagas
1. Malezas
Las cebollas son pobres competidoras con las malezas, debido a su lento crecimiento,
raíces superficiales (cultivo monocotiledóneo, igual al maíz y coco) y la escasez de
follaje (pocas hojas erectas y finas) que cubra el suelo y vegetación. En cualquier zona
la competencia de las malezas es mas fuerte durante la temporada de lluvias y su
diversidad dependerá de la región bajo cultivos. En el caso de la Depresión de Quibor
se presentan malezas limitantes de la producción tales como corocillo (Cyperus
rotundus), monte buco (Eclipta alba), cabezona (Salsola iberica), paja arrocera
(Echinochloa colonum), bledo (Amaranthus sp.), verdolaga (Portulaca oleracea) y cola
de zorro (Leptochloa uninervia).

Manejo: Existen diferentes técnicas biológicas, culturales y mecánicas para realizar un


uso cero de herbicidas (agroquímicos). Sin embargo en regiones semiáridas los
productores vienen haciendo un manejo efectivo en el control de malezas, usando
cultivos de cobertura, su incorporación con la labranza, luego la aplicación de herbicidas
preemergentes y postemergentes (las primeras semanas luego del transplante) y el
complemento posterior de forma manual. Debido al sistema de siembra de pequeños
canteros dificulta el control mecánico (motocultivadores) posterior al transplante. El
mantener un continuo monitoreo de las malezas permite conocer su fenología y así su
futuro control. De igual forma un apropiado plan de fertilización y sistema y diseño de
riego controlaran de manera cultural las malezas. Existen otras técnicas de control las
cuales no han sido experimentadas en la zona. Las técnicas de solarización, uso de
acolchados (orgánicos y sintéticos), quemado de las malezas, motocultivadores,
labranza conservacionista, riego localizado y otras han resultado exitosas en el control
de malezas en cebolla en otras regiones.

2. Enfermedades
Patógenos en el suelo (raíces), en los bulbos y hojas pueden originar grandes perdidas
en los rendimientos y la calidad pre y poscosecha de la cebolla. Sin embargo, en

157
regiones semiáridas durante el periodo seco, no deberían ser comunes las presiones
por parte de las enfermedades. La presencia de enfermedades limitando la producción
en estas regiones es consecuencia de tener cultivos en épocas no recomendables
(lluvias), inadecuados diseños de riego y planes de fertilización, sin rotación de cultivos
(monocultivo) y el uso de semilla infectada entre otros. Las enfermedades comunes
presentadas en la Depresión de Quibor son hongos (Poma terrestris, Fusarium, Botrytis,
Alternaria, Stemphylium, Peronospora) y bacterias (Erwinia, Pseudomonas,
Xantomonas, Pantoea). No han sido reportadas enfermedades por virus y nematodos
limitando la producción de cebolla en esta zona.

Manejo: La severidad y el tipo de enfermedad estarán influenciadas por la localidad,


clima, cultivar y practicas culturales (labranza, riego, fertilización). Inicialmente el uso de
cultivares tolerantes, semillas sanas (incluyendo plántulas), rotación de cultivos y el
mantenimiento de los cultivos limpios son técnicas exitosas en la prevención de
enfermedades. Usualmente es más fácil prevenir que curar la enfermedad. El uso de la
solarización del suelo y el evitar daños mecánicos a las raíces, bulbos u hojas de las
plantas son medidas exitosas en la prevención de enfermedades. Las aplicaciones de
plaguicidas naturales en primera instancia deberán ser en las dosis recomendadas.
Aplicaciones de azufre y cobre son reportadas efectivas controlando Peronospora y
Alternaria. En la producción de cebolla orgánica es común usar extractos de plantas,
bicarbonato de Sodio (Soda), emulsiones de pescado, micorrizas, trichoderma,
microorganismos y otros para proteger o controlar ciertas enfermedades.

3. Insectos
En las regiones semiáridas, las producciones de cebollas son limitadas
significativamente por ataques de varios insectos plagas y de hecho los costos por
consumo de insecticidas son bastante elevados en comparación con el gasto en otros
insumos. Los principales problemas de insectos plagas bajo estas condiciones son los
daños causados por los trips y rayadores, siendo mas graves generalmente durante la
estación seca (Diciembre – Abril).

El trips o piojito negro de la cebolla (Thrips tabaci) es considerado un insecto plaga


bastante dañino en diferentes climas y durante todo el ciclo de la cebolla, ocasionando
perdidas importantes en los rendimientos y la calidad del bulbo. El manejo integrado de
esta plaga incluiría inicialmente el conocimiento del insecto (tipo de especie, ciclo,
daños, hospederos, etc.), el uso de plántulas sanas (Ej. Producidas en bandejas bajo
condiciones controladas), monitoreo de la plaga (según Hoffmann et al., 1996, mas de 3
trips por hoja necesitaran tratamiento), el uso de cultivares con cierta resistencia
genética (materiales con un follaje mas abierto presentan una población mas baja de
trips) y el mantenimiento de campos limpios de residuos de cosecha y malezas. Se ha
observado que lluvias fuertes o riegos por aspersión reducen significativamente las
poblaciones de trips. Existen varios enemigos naturales (ácaros, cocos) de los trips,
pero estos son muy susceptibles a los insecticidas, así que el control biológico estará
limitado por el uso de insecticidas sintéticos. En producciones orgánicas es común
encontrar controles físicos de la plaga como el uso de aspiradoras, trampas (platos,
cintas) de color azul o plateado con pega, arcillas caolíniticas (Greer y Kuepper, 1999).

158
También controles con el uso de insecticidas minerales (jabones, aceites, azufre) y
extractos vegetales (ajo, jengibre, nim, tabaco, ají) han resultado exitosos en estos
sistemas de producción. Utilizar mulching y asociar el cultivo con zanahoria contribuye a
reducir las poblaciones de trips.

Otro insecto plaga que se ha convertido en una limitante de la producción es el rayador


(Liriomyza trifolii), minador o pasador de la hoja. Sin embargo su ataque es en la etapa
inicial del cultivo luego del transplante. El manejo integrado de esta plaga esta
básicamente en similitud con el control de trips. Adicionalmente extractos de albahaca y
trampas amarillas son comúnmente usados.

En la producción a pequeña o mediana escala de cebolla u otros cultivos de hoja, raíz o


tallo el uso de coberturas flotantes (plásticas o textiles) ha resultado muy eficiente en el
manejo de insectos plaga. Coberturas flotantes textiles (telas finas y extra-livianas) de
color blanco permiten el paso de aire, agua, luz (bloqueo del 10 al 20 % de los rayos
solares) e impiden el paso de insectos. Estas coberturas mantienen las plantas frescas
en climas cálidos y en el caso de cultivos como la cebolla se pueden usar durante todo
el ciclo.

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