You are on page 1of 11

248 DIÁLOGOS

Florencia, 1954, Y H. FUSIlAR, Ion. Griechisch-deutsch, Munich,


1963. Excelente introducción ofrece la edición de J. D. GARetA
DACCA, Plat6n: El Banquete, Ion, México, 1944. De las ediciones
antiguas es todavía utilizable la de S To G. S'l'Ol:X. The Ion 01
Plato, with illtToduction, tea and notes, Oxford, 1909.

BIBLIOGRAFt A
ION
H. G. GADAMER, Plato lmd die Dichter, Francfort, 1934.
J. MORREAU, «Les rbemes platoniciens de l'Ion..; Revue des
J!tudes Grecques 52 (1939), 419428. SócRATBS, ION
W. J. VERDHNIUS, «L'lon de PIalo n:>, Mnemosyne 111, 11 (1943), 233-
262.
S ÓCRATES. - ¡Bienvenido, Ionl ¿De dónde nos acabas 530a
C. LA DaIlmE, <Th e problem of Plato's Ion .., The iourruü of de volver ahora? ¿De tu patria, :efeso?
aesth etics and art criticism 10 (1951), ~34. ION. - De ninguna manera, oh Sócrates, sino de
M. S. RulPÉREZ, .Sobre la cronología del Ion de Platón», Epidauro, de las fiestas de Asclepio.
Aegyptus, 33 (1953), 241-246. Soc. - ¿ Celebran, acaso, los de Epidauro en honor
H. DILLER, eProbleme des platonischen Ion .., Hermes 83 (1955), del dios, juegos de rapsodas?
171-187. ION. - Ciertamente; y además de todo lo que tiene
H . FU SilAR, Der Dialog Ton als Zeugnis platoniscner Philosophie, que ver con las musas.
Bcr lfn, 1958. Sóc. - ¿Y qué? Seguro que has competido. ¿Qué
E. A. Wr LLER, ePlatons Ion. ver such einer Interpreratíon», Sym-
ta l lo has hecho?
.bolae Osloenses 34 (1958), 19-38.
ION. - Nos he mos llevado los primeros premios, Só- b
1. GIL, Los antiguos y la «inspiración» poética, Madrid, 1967.
crate s.
Soc. - ¡Así se habla! Procura, pues, que sea nuestra
también la victoria en las Panateneas l .
ION. - Lo será, si el dios quiere.
Sóe. - Por cierto, Ion, que muchas veces os he en-
vidiado a vosotros, los rapsodas, a causa de vuestro
arte; vais siempre adornados en lo que se refiere al
aspecto externo, y os presentáis lo más bellamente que
podéis, como corresponde a vuestro arte, y al par ne-
cesitáis frecuentar a todos los buenos poetas y, prin-
1 Más importante que las fiestas de Bpídauro, en honor del
dios de la medicina, era el gran festival que AteIJas organizaba
para honrar a su diosa. Ent re otras comp eticiones, destacaban
los concursos entre rapsodas.
r
------- -

250 DIÁLOGOS ION 251

cipalmente, a Homero el mejor y más divino de ellos, que me considero digno de ser coronado por los homé-
y penetrar no sólo sus palabra s, sino su pensamiento 2. ridas 4 con u na corona de oro.
e Todo esto es envidiable. Porque no se ría buen rapsoda Soc. - Yo, por mi parte, me tomaré tiempo para 531a
aquel que n o en tienda lo que dice el poeta. Conviene, escuch arte; pero ahora respóndeme a esto, ¿eres capaz
pues, que el rapsoda llegu e a se r un intérprete del dis- únicamente de hablar sobre Homero, o también sobre
cur so del po eta, ant e los que le escuchan, ya que sería Hesíodo y ArquHoco?
imposible, a quien no conoce 10 que el poeta dice, ex- ION. - No, no , únicamente sobre Homero. A mi me
presarlo b ellamente. ¿No es dig no de envidia todo esto? parece ya bastante.
ION. - Verdad dices, oh Sócrates. A mí, al menos, Soc. - ¿Hay algo sobre lo que Homero y Hesíodo
h a sido es to lo más t rabajoso de mi ar te , por eso creo dicen las mismas cosas?
que de todos los hombres soy quien dice las cosas más ION. - Ya lo creo, y muchas.
hermosas sobre Homero ; de manera que ni Metrodoro Sóc. - y acerca de ellas, ¿qué expondrias tú más b
d de La msaco , ni Estesímbroto de Tas as , ni Glaucon t , ni bellamente, lo que dice Homero o lo que dice Hesíodo ?
ninguno de los que hayan existi do al guna vez, han sa- ION. - Me daría igual, Sócrates, si es que se refieren
bido decir tantos y tan bellos pensamientos sobre Ho- a lo m ismo.
mero, como yo . Soc. - Y, ¿con respecto a aquello sobre lo qu e no
Seo. - ¡Magnifico , I on! Es claro, pues , que no r ehusa- dicen las mismas cosas? Sobre el arte adivinatorio, por
ejemplo, ambos, Homero y Hesíodo, dicen algo de él.
rás hacer una prueba ante mí.
I ON. - Cier ta mente.
ION. - Antes al cont rari o, Sócrates, creo que es di gno SQc. - E ntonces, aquellas cosas sobre las que, ha-
de oírse lo bien que he adornado a Ho mero, de modo blando de adivinación, están de acuerdo los dos poetas
y aqu ellas otras sobre las que difieren, ¿s erías tú quien
2 E s int er es ant e la d ist inción q ue surge en este pa sa je. Lo m ejor las explicase o uno de los buenos adivinos?
d icho - ta legómena- precisa d e sjnesis, de pe r cepci ón a udi- I ON. - Uno de los adivinos.
tiva inteligente. El verb o syníémi, uno de los que con stituyen el Sóc. - Y si tú fueras adivino, y fueras capaz de in-
campo semántico del conocim ien to , tie ne el sent ido de cap t ar terpretar aquellas cosas en las qu e concuerdan, ¿no
alg o por el oído y segu ir m entalmente esa p ercepción; un pe nsar
con stituido, p ues, p or la in terpretación d e lo dicho ; un primer sab rí as, quizá, interpretar aquellas en las que difieren?
brote hermenéu tic o que florecerá en el Fedro. La terminología ION. - Es claro .
de t od o lo que dice Sócr ates a Ion en es te pas aje a lude a esta Sóc. - ¿Cómo es, pues, que tú eres experto en Ho- e
dualidad entr e lo dicho y su sentido . mero y no en Hesíodo o en alguno de los otros poet as?
3 Metrodo ro de Lámpsa co. di scípul o de Anaxágor as, explica-
b a alegóricame nte los poemas homér ico s. Los héroes eran fuer-
¿ O es que Horne ro habla de cosas distintas de las que
za s cósmicas, y el Olimpo, una esp ecie de organismo. - Bs tes tm- hablan todos los otros poetas? ¿No trata la mayoría
broto de Tasca era también ot ro rapsoda del siglo v, del cual de las veces de guerra, de las mutuas relaciones entre
h ay abundantes refere ncias. Más difícil de precisa r es Olauc ón.
tal vez el d e R egión, au tor de un tratado sob re lo s an ti guos 4 Homéridas, rapsodas de Quíos, que se dedan des cendientes
p oetas y al que Aristóteles m enci ona en su Poética (l 46lb 1), o de Homero. ef. Zs. Rrroos; «Die Homerí den», Acta Antiqua,
bien el de Teos, del que tamb ién h ab la en la Retórica (14mb 26). 1970, 1-29.
~. _- -
~ ----

252 DI ÁLOGOS ION 253

hombres buenos y malos, entre artesanos u hombres much as personas que hablan sobre idéntico as unto, al
sin oficio? ¿No habla también de cómo se relacionan que dic e bien y al que m al. O en caso de que no reconoz-
los dioses en tre sí y de su trato con los hombres, de ca al que h ab la mal, es claro que tampoco al que b ien; 532a
los fenómenos del cielo y del infierno, del nacimiento al menos t ratándose del mismo asunto.
d de los dios es y los héroes? ¿No son estas cosas sobre ION. - Así es .
las que Homero hizo su poesía? Soc. - - ¿De modo que el mismo es experto en ambos?
ION. - Evidentemen te, oh Sócrates. ION. -Sí.
S6c. - Pero cómo, ¿es que los otros poetas no lo Soc. - Y bien, tú dices que Homero y los otros poe-
hicieron sobre las mismas? ta s, entre los que están Hesíodo y Arqu ñoco, hablan
ION. - Sí, Sócrates, pe ro no han po etizado de la mis- de las mismas cosas, pero no lo mismo, sino que uno
ma manera que Homero. bien y los ot ro s p eor.
S6c. - ¿Cómo, pues ?, ¿peo r? ION. - Y digo verdad.
ION. - Con mucho. soc,- Luego si tú conoces al que habla bien, cono-
Soc. - Y Homero, ¿mejor? cerás sin duda que hablan peor los que peor hablan. b
ION. - Sin duda que mejor, por Zeus. ION. - Eso parece.
Soc. - Y bien, querido, insuperable Ion, cuando Soc. - Así, pues, amigo, diciendo que Ion es tan
m1:"chos hablan de los números y uno lo ha ce mej or , capaz sobre Hom ero como sobre los otros p oetas no
¿podrá alguien r econocer con certeza al qu e así habla ? erraremos , ya que llega a afirmar que el mismo crítico
e ION. - Yo digo que sí. podrá serlo de cuantos hablan de las mismas cosas, y
Soc. - Y ¿ es el mismo el qu e distingue a los que que, prácticamente, casi todos los poetas poetizan sobre
hablan mal, o es ot ro? los mis mos te mas.
ION. - El mismo, sin duda.
ION. - ¿Cuál es, entonces, la causa, oh Sócrates, de
Soc. - Por tanto, éste será aquel que posea la cien-
que yo, cuando alguie n habla conmigo de algún otro
cia de los nú meros.
poeta, no me concentro y soy incap az de contribuir en e
ION. - Sí.
el diálogo con algo dign o de mención y me encuentro
SOC. - ¿Entonces qué ? Cuando, entre muchos que
como adormilado ? Pe ro si algu no saca a relucir el nom-
hablan de cuáles deben ser los alimentos sanos , uno
bre de Ho mero, me esp abilo rápidame nte, pongo en ello
habla mejor, ¿hab rá alguien capaz d e saber que dic e
mis cinco sentidos y no me falta qué decir.
cosas excelentes el que las dic e, y otro, a su vez, de
conocer que habla mal, el qu e así habla?, o ¿son el Soc. - No es difícil. amigo, conjeturado; pues a
mismo? to dos es patente que tú no es tás ca paci tado para hablar
de Homero gracias a una técnica y ciencia; porque si
ION. - Es claro que el mismo.
fue ras ca paz de hablar por una cierta técnica, también
Sóc. - ¿Y quién será? ¿Qué nombre le daremos?
serías ca paz de hacerlo sob re los otros poetas, pues en
ION. - Médico.
cierta manera, la poética e s un todo. ¿O no?
Sóc. - Por tanto diremos, en resumidas cuentas,
que es si empre el m ismo quien sab rá distinguir, entre ION. - Sí.
r
254 DIÁLOGOS ION 255

d Sóc. - Pues si se toma otra técnica cualquiera con- ION. - No, por Júpiter, sín duda que no.
siderada como un to do, ¿no se encuentra en todas ellas Sóc. - ¿Cómo es eso? Has visto tú en la escultura
el mismo gé nero de investigaci ón ? Qué es lo que yo a quien, a propósito de Dédalo el de Metión, o Epeo el b
entiendo por esto, ¿querrás oírlo de mí, Ion? de Panopeo, o 'Ieodoro de Samas 6, o de algún ot ro es-
ION. - Por Zeus, que es esto lo que quiero, Sócrates . cultor concreto, sea capaz de explicar lo que hizo bien.
Pues yo me complazco oyéndoos a vosotros los que y en las obras de otros escultores esté perplejo y ador-
sabéis. milado y no tenga nada que decir?
Soc. - ¡Qué más quisiera yo que estuvieses en 10 ION. -- Por Zeus, que yo no he visto a nadie así.
cierto. oh Ionl Sois vosotros, más bien, los que sois S6c. - Además, según yo creo, ni en el sonar de flauta
sabios, los rapsodas y actores y aquellos cuyos poemas o de cítara, ni en el canto con cítara, ni en el de los rap-
cantáis. Yo no digo, pues, sino la verdad que corres- sodas has visto nun ca a un hombre que, a propósit o de
e ponde a un hombre corriente. Por lo demás, con res- Olimpo, o de Tamiras, o de Orfeo, o de Femio el rap- e
peto a lo que te acabo de decir, fíjate qué baladí y soda de Haca 7 , sea capaz de h acer un comentario y
trivial es, para cualquiera, el reconocer lo que decía de que acerca de Ion de E.feso se encuentre en un apuro
que la investigación es la misma, cuando a lguien toma y no sepa explicar lo que recita b ien y 10 que no .
una técni ca en su to talidad. Hagámoslo así en nuestro ION. - No ten go nada que oponerte, Sócrates. Pero
discurso: ¿no existe una técn ica de la pintura en ge- yo tengo el convencimiento intimo de que, sobre Ho-
neral? mero, hablo mejor y con más facilidad que nadie, y
ION. -Sí. todos los demás afirman que yo hablo bien , cosa que
Sóc. - Sin duda que hay y ha hab ido muchos pin-
tore s buenos y m edianos. .:; Dédalo, el mít ico escultor, patrón de los artesanos atenien-
ses. que transformó el arte escultórico al dar movimiento a su s
ION. - Sí, por cierto. figuras. Hay diversas leyenda s --el laberinto, las alas de su hijo
Sóc. - ¿Has visto tú alguna vez a alguien , a pro- rearo, etc.- en torno a su nombre . Pla tó n lo cita varias vece s
pósito de Polignoto 5 el hi jo de Aglaofón, que sea capaz (Eutifrón It b -c: ATcib fades 1 121a; Hipias Mayor 282a; Menón
533a de m ostrar lo bueno y lo malo que pintó, y que, por el 97d; Leyes 677d). Aris tóteles se re fiere también al movimiento
de sus figuras (De Anima 406b 18; Polftica 1453b 35). El tema de
contrario, sea incapaz cuando se t rata de otros pintores, Dédalo, ha sido brillantemente estudiado por F. FRONTISI-Du--
y que si a lguien le enseña las ob ras de estos otros, está CROm:, Dédale. My thologie de Z'artisan en crece antiq ue, Pa rís,
como adormilado y perplej o y no tiene nada que decir, 1975.- Epeo, el constructor del caballo de Troya, con la ayuda
pero si tie ne que manifestar su opinión sobre Polignoto de Atenea (HOMERO, Odisea VIII 493). - Teodoro, escultor que
o sobre cualquier otro que a ti te parezca, entonces se utilizó para sus estatuas moldes de bronce fundido. Vivió a
mediados de l siglo VI y pertenece a aquella generación de j oníos
despierta, pone en ello sus cinco sen ti dos y no cesa de inventores y filósofos. (1IBRdooro I 51; III 41).
decir cosas? 7 A Olimpo se le a tribuye la ínve ncí én de la música ( PuTÓIó,
Banquete 215e).-Tamiras, cantor tracia que Homero cita (!lia-
da 11 595) Y que , junto co n Orfeo y Lino, está entre las p ersona-
S Polignoto de Tasos, cuya actividad co mo pintor se des- lidades legendarias de la mú sica . - Femio, rapsoda forzado a
arrolló en tre I<lS eñes 480 al 440, en Atenas. Pinté , sobre todo, cantar ante los p retendientes de Pené lope (Odisea I 154; XXII
escenas m ltojégícas. 330).
I'
256 Dd.LOGOS ION 257

DO me ocurre si se trata de otros poetas. Mira, pues, nos, sin o cuand o penetran en la s regiones de la armo-
qué es es t o. nía y el r itmo p oseídos por Be co , y, lo mismo que las
S6c. - Ya m iro. Ion, y es más, intento mostrarte lo bacantes sacan de los ríos, en su a rrobamiento, miel y
4 que me parece qu e es. Porque no es una técnica 10 que leche, cosa que no les ocurre serenas, de la mi sma m.a-
hay en ti al hab lar bien sobre Homero: tal como yo nera t rabaja el ánimo de los poetas, según lo que ellos
decía hace un mom ento, una fuerza divina es la que te m ismos di cen. Porque son ello s, por cierto, los poetas,
m ueve, parecida a la que hay en la piedra que Eurípi. quienes nos hablan de q ue, como la s abejas, liban los
des llamó magnética y la ma yoría , beréclea ' . Por cierto ca ntos que nos ofrecen de las fu ent es melifluas que hay
que esta piedra no sólo atrae a los anillos de hierro. en ciertos ja rdin es y so tos de las musas, y que revoto- b
sino que mete en ellos una fuerza tal. que pueden hacer tean tambié n como e Uas 10. Y es verdad lo que dice n.
e lo mismo qu e la piedra, o sea, a traer otros anillo s. de Porque es una cosa leve, al ada y sagrada el poeta, y
modo que a veces se form a un a gran cadena de anillos no está en condiciones de poet iza r a ntes de que esté
de hierro que pende n unos de otros. A todos ellos les endiosado, de mente , y no habite ya más en él la inte-
viene la fuerza que los sus tenta de aquella p iedra. Así, ligencia. Mientras posea este don , le es im po sible al
también, la Musa misma crea inspirados, y por medio hombre poetiza r y profetizar 11. Pero no es en virtud
de ellos empiezan a enca denarse otros en este entusias- de una técnica como hacen todas estas cosas y hablan
mo . De ahí que todos los poe tas épicos. los buenos. no tanto y tan be llamente sobre sus temas, cual te ocurre e
es en virtud de una técnica po r lo que dicen todos esos a t i con Homero, sino por una predisposici6n divina,
bellos poemas, sino porque están endiosados y posesos. según la cual cada uno es capaz de hacer bien aquello
534a E sto mi smo le ocurre a los buenos líricos, e igual que hacia lo que la Musa le d irige; uno compone dit iram-
los q ue caen en el deli ri o de los Coribantes ' no están bo s, otro loas, otro danzas, otro epopeyas, otro yam-
e n sus caba les al bailar, así tam bién los poetas líricos bo s. En la s d emás cosas cada uno de ellos es incompe -
hacen sus bellas composiciones no cuando está n sere- tente. Porque no es gracias a una técnica por lo que
son capaces de habl a r así, sin o por un poder divin o,
pues to q ue s i supiesen , e n virtu d de una técnica, ha-
• Se re fiere a la p iedra Iman tada, La ci ta de Eurlpides co- bla r bi en de algo, sabrían hablar bien de tod as la s
rresponde a un fragmento d e su Oineus (ed. NAlJ(':K1, 567). «Mag-
né t ícas, probablemente de Magnesia , territorio en la pe nínsula
cosas. y si la d ivinida d les priva de la razón y se s irve
tesalia. Heraclea es una ciuda d d e Asia Meoor al Sur de Mag- de ello s como se sirve de s us profet a s y adivinos es d
nesia. El magnetismo fue co nocido ya por los primeros cien- pa ra que, nosotros, que los olmos, sepa mos que no son
tíficos griegos . Tales d e Mileto no s habla ya de él. También,
Demócrito, Empédocles y DlÓgenes de Apolonia. Alejandro de
Afrodisia nos legó un t ratad o «Sob re la piedra heracl ea e. El 10 E l tenia de los jard ines de Adoni s lo ha estudiado úl tima-
tema de la tnsptracíón poética. aparece ya en la Apologfa (lltre), men te, con origina lidad y erudtcl ón, M. DETII!NNE, Les iardlns
Men ón (99d), Fedro 245a sigs.) y Leyes (719c), donde se habla d'Adon is. La m yt1lQ/ogie des aromates en Orece, París, 1972.
del te ma como de un «viejo mtto». 11 Todo el pas aje e!' una hermosa definición y exp licación
9 Los corib antes er an sacer dotes de Cibeles que, al son de del dis cutido t ema de la inspiración poética. Indudablemente hay
ciertas melodías, caían en una espe cie de frenesí, al modo de aq uí una velada alusión a los me canismos inconscient es de la
las orgías báquica s. (ef . EURfPIDES, Bacantes 70S slgs.) crcaclén artís tica .
37. - 17
258 DIÁLOGOS ION 259

ellos, p ri vados de razón como están, los que dicen umb ral , dándose a conocer ante los pretendientes y
cosas tan excelentes. sino que es la divin idad misma esparcien do los dardos a sus p ies 13, o a Aquiles abalan-
quien las dice y quien, a través de ellos, nos habla. La zándos e sobre Héctor 14, o un momento emocionante de
mejor prueba para esta afirmación la aporta Tínico Andrómaca, de H écub a o Príamo 15, ¿te encuentras en-
de Calcís 12, que jamás hiz o un poema digno de recordar- tonces en plena conciencia o es tás, más bien, fu era de
se con excepción de ese peán que to dos cantan, quizá ti y crees que tu alma, llena de entusiasmo por los e
el más hermoso de todos los poemas Iírícos: y que, sucesos que refieres, se halla presente en ellos, bien
e según él mismo decía, era «un hallazgo de las musas», sea en Itaca o en Troya o donde quiera que tenga lugar
Con esto, me parece a mí que la divinidad nos muestra tu relato?
claramente, para que no vacilemos m ás. que todos ION. - ¡Qué evidente es , Sócrates, la prueba que adu-
es tos hermosos poemas no son de fac tura hu mana ni ces ! Te contestaré, pues, no ocultán dote nada. En efec-
hechos por los hombres, sino divinos y creados por los to, cuando yo recito algo emocionante, se me llenan
dioses, y que los p oetas no son otra cosa que intérpre- los ojos de lágrimas; si es alg o terrible o funesto, se
tes de los dieses, poseídos cada uno por aquel qu e los me erizan los cabellos y palpita mi corazón.
do mine. Para mostrar esto, el dios, a propósit o, cantó, Scc, - Por consiguiente, oh Ion, ¿diremos que es tá d
sirviéndose de un poe ta ins ignificante, el más h ermoso en su razón ese hombre que, adornado co n vestiduras
535a poema lírico. ¿No te p arece Ion , qu e es toy en lo cierto? lla mati vas y coronas doradas, se lamenta en los sacri-
ION. - Sí, ¡por Zeus! Claro que sí : me has llegado ficios y en las fiestas solemnes, sin que sea por habér-
al alma, no sé de qué m an era, con tus palabras, oh sele estropeado algo de lo que lleva encima, o exp erí-
Sócrates, y ~ e parece que los b uenos p oetas por una menta temor entre más de vein te mil p ersonas que se
especie de predisposición divina expresan todo aquello hallan amistosamente dispuestas hacia él, y ninguna
que los dioses les comunican. de ellas le roba o le hace daño ?
soc.- ¿No sois vosotros los rapsodos, a su vez, los ION. - ¡No, por Zeus! En absoluto, oh Sócrates,
que interpretáis las obras de los poetas? si te voy a h ablar con franqueza.
ION. - También es verdad. Sóc. - Tú sabes, sin embargo, que a la mayoría de
Soc. - ¿Os h abéis convertido, pues, en in térpretes los espectadores les provocáis todas esas cosas.
de intérpretes? ION. - Y mucho que lo sé , pues los veo siempre e
ION. - Enteramente. desde mi tribuna, llorando, con mirada sombría, ató-
b Sóc. - Dime, pues, oh Ion , y no me ocultes lo que ni tos ante lo que se es tá diciendo. Pero conviene que
voy a preguntarte. Cuando tú recitas b ien los poe- les p reste extraordinaria atención, ya qu e, si los hago
mas ép icos y sobrecoges profundamente a los espec- llor ar , seré yo quien ría al recibir el dinero, mientras
tadore s, ya sea que cantes a Ulises saltan do sobre el
12 Tínico, poeta an terior a Pfndarc, au tor de un famoso 13 Odisea XXU 1 sigs ,
peén en honor de Apalo.-Porfirio, en el De abstinent ia (ed. 1+ mada XII 312 sigs,
NAUQKZ, 18), nos habla de la gran estima en que Esquilo tiene al 15 mada VI 370 sigs-. (Andro maca), XII 405 sigs. ( Hécuba ),
poeta de Calcis. XXIV 188 (Pri amo).
260 DIÁ LOGOS ION 261
que, si hago que se rían, me to cará llorar a mí al per- al hab la r de Homero qu e al hablar de los otros poetas,
derlo. te diré que es po rque tú no ensalzas a Ho mero en virtud
Soc. - ¿No sab es que ta l espectador es el último de u na técnica , sino de un don divino .
de esos an illos, a los que yo me refería, que po r medio ION. - Dices bi en , Sócrates. No obstante, me ext ra-
de la piedra de He rac1ea toman la fu erza unos de otros, ñaría que, por muy bien que hablases, llegara s a con-
536a y que tú, rapsodo y aedo, ere s el anillo intermedio y vencerme de que yo ensalzo a Homero, poseso y de-
que el mismo poeta es el primero? La divinidad por lirante. Estoy seg uro de que no opi narías lo mismo,
medio de tod os éstos arrastra el alma de los hombres si me oyeses h ablar de él.
a donde quiere, enga nch án dolos en esta fu erza a unos
S6c. - Ya esto y deseando oírte; pero no antes de
con otros. Y lo mismo que pasaba con esa piedra, se
que me hayas contestado a esto: ¿De cuál de los temas e
forma aquí una en orme ca de na de da nzantes, de maes-
de que h abl a Homero, habla s tú mej or? Porque seguro
tros de coros y de subordinados suspendidos , uno al
que n o sobre todos.
lado de l otr o, de los a nillos que penden de la Musa.
y cada poeta depende de su Mu sa respectiva. Nos ot r os ION. - Has de saber, Sócrates, que no hay ninguno
b expre samos esto, dici endo que est á poseído, o lo que del que no hable.
es lo mis mo que est á dominado. De estos primeros S6c. - Pero no de todos aquellos que quizás des-
anillos que son los poetas, penden a su vez otros que conozcas, y qu e, sin embargo, Homero menciona.
participan en este entusiasmo, unos por Orfeo, otros ION. - ¿ y cu áles son estos temas que Homero trata
por Museo, la mayoría, sin embargo, están poseídos y yo, a pesar de todo, desconozco ?
y dominados po r Homero. Tú perteneces a éstos, oh Soc. - ¿No trata Homero largamente y en muchos 5374
Ion , que están poseídos por Homero ; por eso cuando lugares sob re téc nicas? Por ejemplo, sobre la técn ica de
alguien canta a algú n ot ro poeta, te duermes y no conducir un carro, si me acuerdo de la cita, te 10 diré.
tienes nada que decir, pero si se deja oír un canto de ION. - Dcja que lo diga yo, que lo tengo ahora en la
tu po eta, te de spiertas inmediatamente, brinca tu alma memoria.
e y se te ocurren mu ch as cosas ; porque no es por una
técn ica o cien cia por 10 que tú dices sob re Homero las Soc. - Dime, pues, lo que Néctar habló con su hijo
cosas que dic e s, si no por un don divino, u na especie de An tíloco, cu ando le exhorta a tener cuidado con las
posesión , y 10 mismo que aquell os que, presos en el vueltas en la carrera de caballos en honor de Patroclo:
t umulto de los cortbantes, no ti enen el oído p resto sino ION. - «Y tú incl ínate ligeramente, en la bien trab a-
para aque l ca nto que procede d el dios que les posee, jada silla hacia la izquierda de ella, y al caballo de la b
y le siguen con abundancia de gestos y palab ras y no se derecha animale aguijonedndolo y aflójaIe las bridas.
preocupan de ning ún otro, de la misma m anera, tú, oh El caballo de la izquierda se acerque tanto a la meta
Ion, cu ando alguien saca a relucir a Ho mero, te sob ran que parezca que el cubo de la bien trabajada rueda,
d cosas que decir , mientras que si se trata de ot ro poeta haya de rozar el limite. Pero cuida de no chocar con la
te ocurre 10 contrario. La cau sa, pues, de esto que me piedra» 16.
p reg untab as, de por qué no tienes la misma facilidad 16 llíada XXIII 335-340.
262 DI,(LOGOS ION 263

e &le.-Basta, oh Ion, ¿quién distinguirá mejor si Sóc. - Dime ahora lo que antes te iba a pregunt ar: 538a
es tos versos están bien o no lo están, el médico o el si en t u op inión, con respec to a la s técnicas en general,
auriga? ocur re que quizá por medio de la misma técnica cono-
ION. - E l auriga, sin duda. cemos necesariamente las mismas cosas, y que, p or
Scc. - ¿ Porque posee esta técnica o por alguna otra medio de otra, no las conocemos, sino que al ser otra,
causa ? conocem os necesariamente otras cosas.
ION. - Porque posee esta técnica. ION. - Así me parece, oh Sócrates .
Scc. - Y ¿no es verdad que a ca da una de estas téc- Sóc. - Quien no posee, p ues, una t écnica, no está
nicas le ha sido concedida por la div inidad la facultad capacitado para conocer bien lo que se dice o se hace
de en tender en un dominio concreto, p orque aqu ellas en e l do mini o de esa técnica.
cos as que conocemos por la técnic a de l ti monel, no las ION. - Dices verdad . b
conocemos p or la medicina? Soc. - Y ¿quién en los versos que h as recitado,
ION. - Seguro que no . sab rá mejor s i Homero habla con exactitud o no, tú o
Soc. - Ni por la medicina, las que conocemos por la un auriga?
arquitectura. ION. - Un auriga.
ION. - No , por cierto . Soc. - Tú eres, por cierto, rapsoda . pero no auriga.
d Sóc. - Y así con todas las t écn icas: ¿lo que conoce- ION. - Sí.
mos por una no lo conocemos por la otra? Pero antes soc. - Y la técnica de l rapsoda, ¿es dist in ta a la del
respón dem e a esto: ¿crees tú que una técn ica es dis- au riga?
tinta de otra ? ION. - Sí.
Ia N. -Sí. Sóc. - Luego si es di st inta, será, pues, un saber de
cosas distintas.
Sóc. - Así pues, lo mismo que yo hago, que cuando ION. -Sí.
un saber es de unos obj etos y otro de otros, llamo de
S6c. - Más aún; cuando Ho mero d ice que Hecamede
dis tint a manera a las técnicas, ¿lo harías tú también?
la concubina de Néstor da una mixtura a Macaón heri- e
ION. -Sí. do , y dice poco más o menos :
e Sóc. - Porque si fuera una ciencia de los mismos
objetos, ¿por qué tendríamos que dar un nombre a ",Al vi no de Pramnio dice , añadió qu eso d e cabra, ralla*
u na, y otro nombre a otra, cuando se podrían saber las do con un rallador de bronce, junto con la cebolla co n-
di m ento de la bebida» 17,
mismas cosas por las do s ? Igual que yo conozco que
éstos son ci nco dedos y tú es tás de acuerdo co nmigo ¿a quién pertenece aquí dictami nar si Homero habla o
en ello ; si te p reg untase si tú y yo lo sabemos gracias no con exactitud, al médico o al rapsoda?
a la m isma técnica, o sea la aritmét ica, o gracias a ION. - Al mé d ico .
al guna otra , responderías, sin duda, que gracias a la soc. - Y cuan do Homero dice:
mism a.
ION. - Sí. 17 Il Uuia XI 63%40.
~ . ~~~~~~~-

-~-l
264 DIÁLOGOS ION 265

d eSe precipitó en lo protundo, semejante al plomo, fijo grienta, viva y aún palpitante, que 110 se habla olvidado
al cue rno d e un bu ey montaraz y se sumer]e llevando de la lu cha, pue s mordió, a quien lo llevaba, en el pecho
la muert e a los ávidos peces» 1', junto a la garganta, dobldndose hacia atrds; el dguila
lo dejó caer a tier ra t raspasada de dolor, ech4ndolo
¿de quién diremos qu e es propio juzgar sobre Ja recti-
sobre la muchedumbre, y chillando se alejó en alas del
t ud de lo que aquí se di ce, de Ja técnica del pe scador o viento» 20. d
de la del r apsoda ?
ION. - Está claro, oh Sócrates . que de la de l pesca- Yo dirfa que es tas cosas y otras parecidas son las que
dor. tiene que ana lizar y juzgar el ad ivino.
Sóc.- I magínate ahora que eres tú quien pregunta ION. - Estás d iciendo la verdad. oh Sócrates .
e y que lo haces as í: «Pues to que tú, oh Sócrates. en- Sóc. - Y tú también la dices, oh Ion, al afirmar esto.
cuentras en Homero, a propósito de estas artes , las Siga mos, pues. y lo mismo que yo escogí de la Odisea
que a cada uno compete juzgar, mira. pues, si d escubres, y de la l 11ada aquellos p asaj es qu e ti enen que ver con e
con respecto al adivino y al arte adivinatorio. qué clase el adivino. con el mé dico y co n el pescador, de la m is-
de cosas son las que conviene que sea ca paz de discer- ma manera búscame tú, ya qu e estás mucho m ás fami-
nir para saber si un poeta es bueno o malos. Fíj ate liarizado que yo con Homero, aquellos pasaj es qu e son
qué fá cil y exactamente te responderé. En muchos pa- as un to del rapsodo y del arte del rapsod a, aq ue llos qu e
sajes de la Odisea habla H omero de este asunto, por le pertenece a él estu diarlos y juz garlos, me jor que a
ejem plo. cuando el adivino Tecclímenc, del lin aje de hombre alguno.
Me lampo di ce a los pre tendientes: I ON. - Yo afirmo, oh Sócrates, que son tod os.
Sóc. - No , Ion . no eres tú quien afirma que todos.
5394 e ¡Desgr aciados! . ¡qué mal es el que padecéisl Lo. noche O ¿es que eres tan desmemoriado? Sin embargo, no le
os envuelve 14 cabeza, el ros tro y las rodilhLs; un la· va a un ra psoda la falta de mem oria.
mento resuena, y lloran las mejillas; y el pórtico y el ION. - Pero, ¿qué es lo que he olvidad o?
patio est én llenos de sombras que se encaminan al E re- Sóc. - No te acu erdas de que tú mismo has dicho 540a
b bo, al reb la de la noche, el sol ha d esaparecido d el cielo, q ue el arte del rapsoda es di stinto del arte del au riga.
y se extiende una tiniebla horrible. 111. ION. - Me acuerdo.
y en varios l ugares de la l líada, concretamente en el Séc. - ¿Y no es verdad que tú estabas de acuerdo
combate an te el muro, dicc: en dccir que, sien do di stinto . tratará co sa s dis tinta s?
ION. - Sí.
eUn pájaro volaba sobre ellos que in tentaban pasar Soc. - Entonces, ni el arte del rapsoda, n i el rap so-
(el foso ), un dguila de alto vuelo, asustando a la gente, da mismo vers arán, como tú dices, sobre todas las co sas.
e llevando en su s garras una mOtlStruosa se rpiente, san. I ON. - Tal vez, oh Sócrates, con excepción de esas
cosas que tú h as mencionado.

11 11/ada XXIV &J.8l.


19 Odista XX 351.357. » 1/flJdlJ XII 200-207.
266 DIÁLOGO S ION 267

b SOC. - Por «esas cosas» entiendes tú lo que se refiere oh Ion, s i una cabalgadura es buena ? ¿ Por el de l jinete,
a las otrasartes. Pero. ento nces, ¿sobre qué cosas ver- o por el de l citaríst aa» ¿Qué me responderlas ?
sará tu arte, si no versa sob re todo ? ION.- Por el del jinete, diría yo.
ION. - En m i opi nió n, sobre aque llas cosas que son SOC. - Por consiguiente, si supieses distinguir a
propias de que las di ga un hombre o una mujer, un aquellos que tocan bien la ci tara, tendrías que convenir
esclavo o un libre, e l q ue es mandado o e l que manda. conmigo e n que lo sabes en cuanto que tú mi smo eres
Sóc. - ¿Acaso afirmas q ue el lenguaje propio del ci ta rista, y no en cua nto jinete.
que manda un ba rco combat ido, en alta mar, por la temo Iox, - Si.
pestad lo conoce mejor el rapsoda que el timonel? S6c. - Y puesto que conoces la estrategia, ¿ por qué
ION. - No, sino que será el t imonel la conoces?, ¿porque e res general, o porque e res un buen
e Sóc. - Y el lenguaje propio de quien manda en un rapsodo ?
enfermo, ¿lo conocerá mejor el rapsoda que el médico? ION. - Yo c reo q ue no se distinguen estas dos cosas.
ION:. - Tampoco. SOC. - ¿Cómo? ¿Dices que no se diferencian en 541a
Sóc. - Pero sí lo que se refiere a un esc lavo. afir- nada ? ¿Afirmas , pues, que son la m isma cosa el arte
mas tú. del rap soda y el de l general, o son dist intos ?
JuN.- Si ION. - A mí me parece que son la misma.
Sóc. - Po r ejemplo, el lenguaje propio de un esclavo, S6c. - Por tanto, aquel que es u n buen rapsoda será
pastor de bueyes, para amansar a sus reses solivianta- también un buen gen eral.
das, ¿es el ra psoda quien lo sabrá mejor y no el pastor? ION. - Exa ctamente, oh Sócrates.
I ON:. - No p or cierto. Sóc. - Y, a su vez, quien es un buen general será
Sóc. - Quizá, en tonces, ¿lo que diría una m u jer que tam bién un buen rapsoda.
h ila lana, sobre est e trabaj o d e hilar? ION. - No , ya esto no me lo p arece.
ION. - No . Sóc. - Pero a ti te parece que el b uen rapsodo es b
d Soc. - Entonces, tal vez, lo que diría un general para tambié n buen general.
arengar a sus soldados. ION. - Ciertamente.
Sóc. - Tú e res, pues, el mejor rapsodo entre los he-
I ON. - Sí; éstas son las cosas que conoce el rapsodo.
lenes.
Sóc. - ¡Cómol ¿El a rte del rapsodo es, pues, el arte ION. - Y con mucho, oh Sócra tes.
del general ? Sóc. - ¿Tamb ién el mej or general de Grecia?
ION. - Al menos, yo s ab ría qué es lo que tiene qu e ION. - Seguro, oh Sócrat es; todo esto lo he apre n-
decir un gen eral. di do yo de Homero.
Séc. - Po sibl ement e ti enes tú ta mb ién , oh Ion, ta- Sóc. - Por los dioses, oh Ion, ¿cómo es, pues , que
lento estratégico. Y sup uesto también que fueras un siendo el m ejor de los helenos, en ambas cosas, como
buen jinete a l p nso que un tocador de cítara, conocerías general y como rapsod a , vas recitando de un s it io pa ra
los caballos que son buenos o malos para montar. Pero otro, y no t e dedicas a hacer la guerra ?, ¿o es que te
e si yo te p regunto: «¿Por medio de qué arte sabes tú, p arece que. ent re los griegos hay más ne cesid ad de r ap- e
268 DI ÁLOGOS
T ION 269

sodas coronados con coronas de oro, que de gene rales? Pero. de hecho. oh Ion. si dices la verdad cuando e
afírmas que es por una téc nica y una ciencia por 10 que
ION. - E s qu e nues tra ciuda d, oh Sócrates, es tá go-
eres capaz de ensalzar a Homero, e res Inj us to, sin em-
bernad a y dirigida militarmente por vo sotro s u, y no
bargo: porque. asegurando que sa bes m u chas y bell as
necesita de un general; y la vuestra y la de los la cede-
cosas sob re Home ro y diciendo que me las vas a mos-
monios no m e escogería a mi por jefe ; pues vosotros
trar, te bu rl as de mí y estás muy lejos de mo stránnelas,
tenéis conciencia de que os bastáis a vo so tros mismos.
y ni me q uieres ind icar cuáles son los temas sob re los
Soc. - ¡Oh querido Ionl ¿No co noces a Apolodoro de qu e tú estás versado, a pesar de que te 10 ruego insi s-
Cidro? zz. tentemen te, sino que. com o Proteo. tomas todas las
ION. - l A quién? formas y vas de a rriba para abajo. hasta que, por últi-
Sóc. - A aque l al que, aunque extranjero, h an esco- mo. hab ié ndot eme escapado, t e m e apareces como gene-
d gido m uchas veces los atenienses como general; y tamo ral, por no mostrarme 10 versado que estás en la cien- 542a
bién a Fanóstenes de Andros y Heraclides de Clazóme- ci a de Homero. Si, como acabo de decir. eres experto
nas n, que sie ndo extranjeros. como eran, por haber en H ome ro y. habiéndome prometido enseñarme esta
mostrado su capacidad. la ciudad los designaba para técnica. te burlas de mí, ent onces cometes una in jus-
estrategas y para otros cargo'> públicos. ¿No escogerían, ti cia; pero si. por el contrario. no eres experto. sino que,
pues, a Ion de e.feso como general y lo honrarían co mo debido a una predisposición divina y posefdo por Ho-
tal. si le encontrasen digno de ello? ¿Es que los de :efe- mero, dices, sin saberlas realmente. mucha!'> y bellas
so no sois. desde ti empo inmemorial, atenienses? ¿Es cosas sobre este poeta -ccomo yo he afirmado de ti-o
que n tesc es menos que o tra ciudad? entonces no es culpa tuya. Elige. pues. por qu ién quieres
ser tenido, por un homb re injusto o por un hombre d i-
vino.
21 Referencia a areec. que, desde el 394 al 392, estuvo de
I ON:. - Hay una gran diferencia. oh Sócrates. Es b
n uevo bajo innuen cia a teniense. Si no se piensa en los llIÍOS
a nteriores al 415 en que también es tuvo unida a Atenas. las m ucho más hermoso ser tenido por divino.
fechas an teríores DOS permítirían datar el diálogo en tomo a l Sóc. - Así pues. esto. que es lo más hermoso , es 10
394. Cf. M . S. RUIPÉREZ, . Sob re la crono logía del 1011 de Platón_. que te concede mos. a saber, que ensalzas a Homero
kgyptus 33 (1953). 241-246. que sih1a su composición también po rque estás poseído po r un d ios; pero no porque seas
entre 3lJ4 y 391, ayudándose de otro argumento.
D Apolodoro de Cjcíco, del que apenas encontramos referen- un experto.
cias «actas. Cf. V. V<lN WILWOWITZ. Aristot eles und At hen 1
1893, pág. 188, 4.
23 Fanós tenes elegido estratego en el 408-407, des pués que en
el 411, y a la ca ída de su ciudad, vino a Aten as. donde adquirió
la ciudadan1a (JBNORINm, Hel énicas 1 S, 18 sigs. ). -Heraclides
de Claaémenas, que en el año 400 deb ió de adquirir t ambién la
ciudad anía ateniense. Se sabe d e él que hab ía elevado el salario
de los jueces de la asamblea (ARIS1'ÓTI!LES, Constit ución de los
4teni~$es 41. 3) con el fin de que se acudiera a la s a sambleas
en número su ficien te para la validez de las votaciones.

You might also like