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LA ACUMULACIÓN Y LA INTERVENCIÓN DE TERCEROS EN EL

PROCESO DE AMPARO

Jaime Abensur Pinasco

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo plantea desde una perspectiva netamente


procesal la definición de parte, la acumulación procesal, la
intervención de terceros, todo ello dentro de la Naturaleza del
Proceso de Amparo consignada en nuestra Carta Magna en su
artículo 200 inciso 2°.

El litisconsorcio, la acumulación y la intervención de terceros, son


figuras reguladas y amparadas por el legislador para hacer efectivo
el principio de economía procesal y evitar la expedición de fallos
contradictorios. Son situaciones en las que obedeciendo a criterios
de conexidad se decide acumular en función a las pretensiones o a
las personas que lo postulan.

Siendo la naturaleza del proceso de amparo una manifestación de


la tutela de urgencia que busca proteger derechos fundamentales,
uno de los principales principios aplicables a este tipo de procesos
es el de economía y celeridad procesal.

En tal sentido, analizaremos la actual legislación sobre la materia


buscando proponer una modificación a estas tres normas con la
finalidad de viabilizar o de hacer más eficiente la aplicación de los
institutos que desarrollaremos en el transcurso de la presente
investigación, con el objeto de que su aplicación no se constituya en
un estado de dilación de inoperancia o atente contra los principios
de economía y celeridad procesal.

I. Definición de parte

Parte es precisamente quien, en nombre propio, actúa o contradice


en el proceso, o en cuyo nombre, se actúa o se contradice, esto es,
los sujetos activos y pasivos de la demanda judicial, o se los sujetos
que provocan y aquellos en frente de los cuales es provocada la
constitución de la relación jurídico procesal[1].
De acuerdo a los señalado por el Profesor Carlos Matheus López
“Parte será aquella que en nombre propio, o en cuyo nombre, se
demanda o contradice en un proceso, quedando fijada la titularidad
activa o pasiva de ésta, en la relación jurídica procesal, por medio
de la demanda, asumiendo por ello todos los derechos, cargas y
obligaciones del proceso[2]”.

Para Víctor Moreno Catena, desde un concepto exclusivamente


procesal “Parte es quienes en tal condición figuran en el proceso, y
únicamente por esa razón, con independencia de los sujetos que
puedan integrar la relación jurídica material controvertida. Parte es
el dominus litis, quien asume la titularidad de la relaciones
procesales, con las cargas y obligaciones, con las expectativas y
responsabilidades inherentes a su posición[3]”.

Couture señala que "El concepto de parte es inequívoco en el


derecho procesal y denota a aquel que pretende algo en juicio, a
aquel de quien, o contra quien se pretende algo. Parte so
respectivamente, el actor y del demandado[4]”.

Para Devis Echandía el concepto procesal de parte es puramente


formal. Es decir, "En materia civil, laboral y contenciosa
administrativa, parte es aquel que demanda en nombre propio o en
cuyo nombre se demanda la sentencia o el mandamiento ejecutivo,
mediante el proceso; quien es demandado directamente o por
conducto de su representante, y quien interviene luego de modo
permanente y no transitorio o incidental, esa intervención
permanente puede ser como litisconsorte, como simples
coadyuvantes, como terceristas y como sucesores de la parte que
muere o transfiere sus derechos o se liquida si es persona jurídica.
Pero excepcionalmente es parte el sustituto en el proceso, sin que
actúe en él ni siquiera como representante, pues el sustituto
procesal obra en nombre propio y por interés personal[5]”.

El prestigioso Catedrático Español Juan Motero Aroca define de


manera categórica que "Parte es la persona o personas que
interponen la pretensión ante el órgano jurisdiccional (demandante
o actor) y la persona o personas frente a las que se interpone
(demandado)[6]
El Artículo 57º del Código Procesal Civil establece que tiene
capacidad para ser parte material en un proceso, toda persona
natural o jurídica, los órganos constitucionales autónomos y la
sociedad conyugal, la sucesión indivisa y otras formas de
patrimonio autónomo.

Por su parte el Código Procesal Constitucional señala en su artículo


39° una amplia posibilidad de interponer el proceso de amparo, al
señalar que el afectado es la persona legitimada para ello.

De lo señalado por los autores citados, las partes no pueden ser


otras que las que son inherentes a la estructura personal de todo el
proceso, existe una gran diferencia en ese sentido cuando nos
referimos a un tercero toda vez que este no tiene la posición de
parte. Parte no es sinónimo de tercero ya que este puede no ser
afectado por los efectos del proceso y tampoco por los efectos de la
cosa juzgada.

Para que el proceso pueda seguir sus causes normales es


indispensable para el órgano encargado de administrar justicia
definir exactamente quiénes son las partes del proceso.

Finalmente debemos señalar que para que exista proceso


válidamente constituido es necesario que las partes cumplan con
los presupuestos procesales señalados por la doctrina. En tal
sentido la parte deberá tener (i) capacidad para ser parte, que no es
otra cosa que la capacidad jurídica del derecho civil en el ámbito
procesal; (ii) capacidad procesal que debe ser considerada como la
aptitud para realizar válidamente actos procesales.

II. La Pretensión Procesal

Para entender adecuadamente la institución procesal de la


"Acumulación" desarrollaremos en primer término la pretensión
procesal “El concepto de pretensión procesal viene comúnmente
confundido con el de acción, e inclusive con el demanda, no
precisándose claramente sus respectivos límites conceptuales[7]”.

La pretensión contiene dos elementos el objeto y el título. Respecto


al primero es el que se va a solicitar en sede judicial, es conocido
como el petitorio. Con relación al segundo elemento viene
constituido por la posición de hecho, es decir causa petendi o causa
de pedir.

En ese sentido, encontramos adecuado lo señalado por el profesor


Matheus López quien indica que "La adecuada determinación de los
límites objetivos y subjetivos de la pretensión posee una
trascendental importancia a efectos de determinar la posibilidad o
no de configurarla llamada acumulación subjetiva o de pretensiones
o litisconsorcio voluntario, puesto que la conexión objetiva que la
habilita, sea esta parcial o total, se determina examinando la
identidad de las diversas pretensiones sea porque posee idéntico
título u objeto, situación que desarrollaremos ampliamente en
siguiente punto

III. La acumulación procesal

El término acumular, importa reunir o juntar determinados


elementos. Tal reunión no puede resultar arbitraria, sino que deberá
realizarse sobre la base de determinados criterios de comunidad o
relación entre estos últimos elementos[8].

La acumulación es una institución procesal por la cual en un mismo


proceso puede haber más de una pretensión y/o más de dos
personas.

A manera de ir ingresando al tema materia de investigación, es


preciso señalar que el Código Procesal Constitucional, sólo
desarrolla de manera expresa la denominada acumulación subjetiva
de oficio. Sin embargo desarrollaremos en esta parte las distintas
formas de acumulación que existen, toda vez que el artículo IX del
Titulo Preliminar del cuerpo normativo acotado establece lo
siguiente: "En caso de vacío o defecto de la presente ley, serán de
aplicación supletoria los Códigos Procesales afines a la materia
discutida, siempre que no contradigan los fines de los procesos
constitucionales y los ayuden a su mejor desarrollo (...).

No obstante, el análisis de dichas normas se realiza más adelante,


no podemos dejar de señalar esta particularidad establecida en este
artículo que el legislador ha tenido a bien considerarlo en la
columna vertebral del Código Procesal Constitucional. Esta norma
quiere decir que cuando exista vacío o defecto se aplicará
supletoriamente el Código Procesal Civil cuando de un Proceso de
Amparo se trate y del Código Procesal Penal cuando se trate de un
Proceso de Hábeas Corpus. En consecuencia, podríamos afirmar
que el justiciable podría utilizar los medios establecidos en ambos
Códigos Adjetivos con la finalidad de resolver una causa de la mejor
forma, incorporando instituciones no previstas en la norma adjetiva
constitucional.

En ese sentido ha resuelto el Tribunal Constitucional en diversas


sentencias "(...) En el proceso civil y por extensión en los procesos
constitucionales rige el denominado principio de bilateralidad o
dualidad de partes, el cual se manifiesta en dos posturas
antagónicas: la parte demandante y la parte demandada. (...) pero
integrados por ficción jurídica como parte en lo que el Derecho
Procesal distingue con la denominación de acumulación subjetiva
(...)[9]”

Por otra parte, mediante sentencia de fecha 18 de octubre de 2006


en su fundamento N° 18, el Tribunal Constitucional ha señalado lo
siguiente "(...) Siendo evidente que lo que se resuelva va a afectar
la esfera jurídica de la empresa Petramas S.A. y de acuerdo a lo
dispuesto por el artículo 43° del Código Procesal Constitucional,
tiene pleno derecho a participar en el proceso de amparo, pues en
caso de no estar integrado a éste, podría vulnerarse su derecho
constitucional de defensa. Por tanto al no haberse reparado dicha
situación por ninguna de las instancias judiciales, se ha incurrido en
un quebrantamiento de forma, siendo necesario declararla nulidad
de los actuados y la recomposición del proceso al momento en que
se cometió la infracción señalada de conformidad con el artículo 20°
del Código Procesal Constitucional (...)"

Finalmente, en lo que ha resoluciones que el Tribunal Constitucional


ha resuelto con relación a las diversas formas de acumulación
tenemos la sentencia de fecha 1303 —2002-AAITC que trata de
una acumulación objetiva. Esta resolución señala en su fundamento
N° 1 los siguiente "(...) En virtud de que todas y cada una de las
demandas tienen la misma pretensión y están dirigidas contra los
mismos demandados, de conformidad con el artículo 53° de la Ley
N° 26435, Orgánica del Tribunal Constitucional, y por economía
procesal, se ha dispuesto la acumulación de los expedientes citados
en el asunto de la presente sentencia (...)"

Con la finalidad de demostrar que la institución procesal de la


acumulación vamos a desarrollar los distintos tipos que existen en
la doctrina, las que son concebidas en nuestro ordenamiento
procesal civil y demostraremos finalmente que a nuestro criterio se
encuentra erradamente ubicada en el Código Procesal
Constitucional.

Tipos de Acumulación

Acumulación Objetiva:

Se trata de un proceso en el que se demanda más de una


pretensión. Las cuales pueden ser atendiendo a criterios de
oportunidad:

- Acumulación objetiva originaria.- Nos encontramos ante una


acumulación objetiva originaria cuando la demanda contiene más
de una pretensión, es decir, la pluralidad de pretensiones es
propuesta desde el inicio, al momento de presentar la demanda.
Siguiendo este criterio, se desarrolla una sub clasificación en
función de la relación entre las pretensiones demandadas:

1. Acumulación objetiva originaria subordinada.- cuando las


pretensiones que se propongan tengan una relación de principal a
subordinada, lo que quiere decir que la desestimación de la primera
conduce al juez a pronunciarse por la segunda.

2. Acumulación objetiva originaria alternativa.- se presenta cuando


el demandante le concede al demandado, en caso de que se
ampare su demanda, escoger cuál de las pretensiones va a cumplir.

3. Acumulación objetiva originaria accesoria.- en este tipo de


acumulación también se presenta una suerte de jerarquía entre las
pretensiones, por la cual si la principal es amparada esto
determinará el amparo de las accesorias.

- Acumulación objetiva sucesiva.- Esta figura se presenta cuando se


agregan más pretensiones que deben ser resueltas en el mismo
proceso, con posterioridad a la notificación de la demanda. Un caso
típico de esta clase de acumulación de pretensiones es la
reconvención[10].

Acumulación Subjetiva:

Se presenta cuando en un proceso hay más de dos personas en


calidad de parte. Puede ser:

- Acumulación subjetiva originaria.- Se trata de la pluralidad de


personas en una parte del proceso, esta puede ser, la parte
demandante o demandada, y además esta pluralidad debe ser
planteada desde la presentación de la demanda.

- Acumulación subjetiva sucesiva.- Este tipo de acumulación


subjetiva implica la incorporación de más personas al proceso con
posterioridad a la presentación de la demanda.

El profesor Luis Castillo Córdova al comentar el artículo 43° del


Código Procesal Constitucional señala que "Hablar de acumulación
en Derecho Procesal, equivale necesariamente hablar de un
proceso con pluralidad de objetos. Como se sabe, cada pretensión
procesal constituye el objeto de un proceso y, como regla general,
tiene su propio iter procesal, distinto e independiente de otros
procesos. Siendo esta la regla general, sin embargo, pueden ocurrir
situaciones en las que resulta conveniente tramitar a través de un
mismo proceso distintos objetos o distintas pretensiones. Es
entonces cuando se habla de acumulación de pretensiones en otras
palabras cuando existe pluralidad de objetos procesales en un único
procedimiento se habla de acumulación, consistiendo ésta en aquel
fenómeno procesal basado en la conexión y que sirve algunas
veces para evitar sentencias contradictorias y siempre para obtener
economía procesal, por el que dos o más procesos son examinados
en un mismo procedimiento judicial y decididas en una única
sentencia en sentido formal[11]

Como señalamos, el Código Procesal Constitucional, desarrolla


expresamente la acumulación subjetiva de oficio pero tampoco
estaría dejando de lado la posibilidad de que exista una
acumulación objetiva. Consideramos que esto sería obedeciendo a
razones doctrinales toda vez que la distinción entre acumulación
objetiva y la acumulación subjetiva no es estrictamente técnica,
dado que no puede existir una acumulación que no sea objetiva, y
en tal sentido, hablaremos en propiedad de dos tipos de
acumulaciones una puramente objetiva y otra objetiva - subjetiva.

Si bien, las observaciones respecto al artículo 43° del Código


Procesal Constitucional la realizaremos más adelante, no puedo
dejar de mencionar algunos aspectos preliminares que considero de
relevancia para los efectos de la presente investigación.

Como han podido observar, la institución denominada acumulación


es amplia en su concepto, sin embargo la norma procesal
constitucional señala como sumilla del artículo 43° "acumulación
subjetiva de oficio" y cuando describe el artículo nos encontramos
con una sola institución procesal "El litisconsorcio necesario".
Consideramos que si el legislador hubiese desarrollado lo prescrito
en el Código Procesal Civil se hubiera integrado la norma y no
estaríamos por una parte remitiéndola supletoriamente a este tal y
como lo señala el artículo IX del Titulo Preliminar de la normas
procesal constitucional.

IV. La intervención de terceros

La intervención de terceros es una acumulación subjetiva sucesiva,


es decir, se trata de la incorporación a un proceso, con
posterioridad a la notificación de la demanda, de una o más
personas.

Cuando hablamos de intervenir, hablamos del ingreso a un ámbito


en el que aún no nos encontramos participando; en consecuencia,
"tercero son los que intervienen, buscando justamente poder
participar en aquel[12].

La intervención obligada de terceros queda configurada cuando a


pedido de cualquiera de las partes originarias, el órgano
jurisdiccional dispone la citación de un tercero, respecto de quien se
considera que la controversia es común, a fin de que participe en el
proceso pendiente y que la sentencia que se llegue a dictar puede
serle eventualmente opuesta[13].
Ahora bien, la intervención del tercero puede obedecer a distintos
orígenes; puede ser a pedido de las partes, del tercero o de oficio
por el juez, bajo este criterio se clasifica en intervención voluntaria,
cuando se produce por decisión del tercero, o intervención forzada
cuando se presenta por pedido de las partes o del juez.

Cabe mencionar que el pedido de parte para solicitar el ingreso de


un tercero al proceso debe estar correctamente fundamentado,
sustentando el pedido en fundamentos de hecho y derecho que
hagan necesaria su incorporación. Lo que se tiene que demostrar
es que realmente existe un interés jurídico relevante en el desarrollo
y resultado del proceso.

Para entender esta institución es necesario saber que los procesos


y en especial el proceso civil nace de un conflicto de intereses o de
una incertidumbre que es necesaria resolver o dilucidar, siempre
que esta tenga relevancia jurídica, esto último debe justificar el
interés jurídico relevante en el desarrollo y resultado del proceso.

El interés jurídico se traduce de varias maneras, puede ser del tipo


coadyuvante en la cual la participación del tercero es totalmente
accesoria y la sentencia que se expida no lo alcanza directamente,
su participación es en calidad de apoyo diligente a una de las
partes. Con relación a la intervención de terceros de tipo
coadyuvante, Devis Echeandía explica "(...) El coadyuvante no es
cotitular de la misma pretensión del coadyuvado, porque entonces
tendría una pretensión propia en ese proceso y sería litisconsorte,
sino titular de la suya propia, y por esto aún cuando no está
legitimado para demandar respecto a la relación sustancial de
aquél, sí lo está para intervenir en el proceso que inició su
coadyuvado o se sigue contra éste[14]”.

Por otra parte tenemos que tener en cuenta que para que exista la
intervención procesal la doctrina tiene en cuenta necesariamente
algunos elementos que a nuestro juicio son esenciales (i) La
existencia de un proceso pendiente; (ii) La calidad de tercero; (iii) La
posibilidad de resentir los efectos de la sentencia. No podemos
dejar también establecido que para que un sujeto tenga la
posibilidad de ser tercero al intervenir en un proceso tiene que tener
la capacidad para ser parte, capacidad procesal y cumplir los
requisitos que te exigen la norma adjetiva.

Otro tipo de intervención es la referida a la intervención


litisconsorcial, en la cual la decisión a recaer en el proceso va a
afectar directamente al tercero, es decir tiene interés directo en la
pretensión y por consiguiente, autonomía para realizar actos
procesales sin depender de una de las partes del proceso.

El interviniente litisconsorcial tiene un interés personal y distinto de


la parte de quien es litisconsorte respecto de la pretensión, esto es
muy importante porque si bien el interviniente litisconsorte tiene
todas las facultades que tiene la parte, es decir, los dos tienen la
misma pretensión pero la causa y el interés que lo motiva son
diferentes.

"En la intervención litisconsorcial, la pretensión de interviniente es


propia, pero jurídicamente conexa y paralela con la parte consorcial,
por emanar de la misma causa jurídica o título, o por ser el
interviniente titular de la misma relación jurídica”[15]

La sentencia que se emita en ese proceso afectará al interviniente


liisconsorcial a pesar de no haberse incorporado al proceso.

El tercero al intervenir entrará a defender derechos propios, no


ajenos, pero no ejercitará una pretensión distinta de la ya ejercitada
por el demandante. No suspenderá el proceso y se incorpora en el
estado en que se encuentre. A partir de allí, el interviniente se
convierte en parte y todas las posibilidades de actuación procesal le
están abiertas.

El profesor Luis Castillo Córdova al comentar el artículo 54° del


Código Procesal Constitucional señala lo siguiente: "Se recoge el
litisconsorcio facultativo por el que se posibilita que una persona
que acredite un interés jurídicamente relevante en el desarrollo y
resultado del proceso, puede ser llamado por el juez como parte en
el proceso. Se trata de personas que no están intrínsicamente
ligadas en la relación sustantiva. Se trata más bien de personas
independientes del titular de la relación sustantiva, pero que podrían
de alguna manera se afectadas por lo que se resuelva en el
proceso en donde participa una persona, con quien si mantiene
algún tipo de relación[16]”

Un tercer tipo de intervención es la excluyente principal, por la cual


el tercero tiene una pretensión completamente opuesta a la
pretendida por las partes en el proceso y la intervención está
dirigida contra las dos partes iniciales.

Señala el Profesor Samuel Abad Yupanqui que en el amparo, como


en todo proceso, existe una parte demandante y otra demandada.
Sin embargo, podría suceder que otros sujetos, conocidos en
doctrina como terceros, también estén en condiciones de ingresar al
proceso por contar con legítimo interés para ello.

En efecto, el derecho procesal permite la presencia de terceros en


el proceso, distinguiendo una intervención voluntaria (principal o
excluyente, adhesiva simple o coadyuvante, y adhesiva autónoma o
litisconsorcial) y otra obligada o forzosa.

Este aporte del procesalismo científico se ha visto reflejado en las


legislaciones que regulan el amparo. Así sucede en el derecho
mexicano, en el cual no sólo el "quejoso" y la "autoridad
responsable" deben intervenir en el proceso sino también puede
hacerlo un sujeto conocido como "tercero perjudicado". En rigor,
anota Fix Zamudio, hay dos tipos de terceros que intervienen en el
amparo mexicano. Aquel que participa en las demandas de amparo
contra resoluciones judiciales (amparo casación o amparo recurso)
en el que el tercero es una verdadera parte; y en el amparo-proceso
en el que el tercero interviene como el coadyuvante de la autoridad
responsable.

Del mismo modo, en España, la LOTC (artículo 47.1) dispone que:


"Podrán comparecer en el proceso de amparo constitucional, con el
carácter de demandado o con el de coadyuvante, las personas
favorecidas por la decisión, acto o hecho en razón del cual se
formule el recurso o que ostenten un interés legítimo en el
mismo[17].

De acuerdo a lo señalado por el profesor Español Francisco Díaz


Revorio, el tercero no es considerado parte, debido a que en el
Proceso de Amparo Constitucional no existe demandado pero en el
Proceso de Amparo Civil o Laboral si cabria dicha posibilidad pero
cuando el Proceso de Amparo es conocido por el Tribunal
Constitucional no existe una parte demandada, ni tampoco cuando
se imputa una norma, el demandado es el Gobierno. Con la reforma
planteada han visto por conveniente abrir espacios para presentar
alegatos, en el sentido de que quien tenga interés legitimo puede
presentar alegatos, lo cual no quiere decir que sea parte ante el
Tribunal Constitucional en el Proceso de Amparo, sino porque fue
parte en el Proceso Ordinario y consecuentemente existe un interés
en el resultado del Proceso de Amparo.

V. El Litisconsorcio

Para comprender la institución del litisconsorcio es necesario definir,


en principio a la parte procesal, que es aquella que es titular del
derecho que sustenta la pretensión o aquella a quien se le exige tal
pretensión.

Desde una perspectiva tradicional y teórica, se considera la relación


jurídica procesal como la que supone la presencia de partes
conformada cada una de ellas por una sola persona y siendo una
sola la pretensión del proceso.

Lo anterior corresponde a la teoría clásica de la relación procesal, lo


cierto es que atendiendo a principios como la economía procesal,
puede darse la figura del litisconsorcio, el cual implica la presencia
de más de una persona en calidad de parte, es decir, más de una
persona como demandante o demandada; que por obligaciones,
derechos o intereses comunes, están unidas en determinada
posición y piden al órgano jurisdiccional el pronunciamiento de una
decisión lógica y jurídicamente única, este conjunto de personas
que están unidas en una misma posición constituyen una parte
procesal única compleja[18].

Como ya se mencionó la pluralidad de parte puede darse en la


parte demandante, - litisconsorcio activo -, o cuando se trata de más
de una persona en la parte demandada, -litisconsorcio pasivo-, o
cuando hablamos de pluralidad de demandantes o demandados no
encontramos frente a la figura de litisconsorcio mixto.
Es importante mencionar que la presencia de un litisconsorte puede
ser necesaria para la formación adecuada de la relación jurídica
procesal y sin su presencia podría darse lugar a la ineficacia del
proceso o también puede darse el caso que la presencia del
litisconsorte no sea determinante para que se postule
correctamente el proceso.

Siguiendo estos criterios se desarrollan dos tipos de litisconsorcio:

- Litisconsorcio Necesario.- Monroy Gálvez señala que se origina en


el hecho que más de una persona conforman y tienen, de manera
indisoluble, la calidad de parte material, es decir, participan de
manera inherente e indivisible en una relación jurídica
sustantiva[19].

En términos generales, este tipo de litisconsorcio debe


necesariamente concretarse para que quede bien establecida la
relación jurídica procesal y la decisión que se expida como
sentencia sea eficaz. El juez puede ordenar de oficio para continuar
con el proceso, que se notifique al litisconsorte sobre el inicio del
proceso y se le otorgue el plazo para que se apersone.

Se trata de un proceso único, que por la naturaleza de la relación


jurídica material, es necesario que la decisión sea única de manera
que sus efectos alcancen a los miembros de la mencionada relación
por igual, por lo que se hace necesaria la presencia de todos los
miembros de la relación material para poder decidir sobre le
conflicto de intereses o la incertidumbre jurídica que se presenta.

Como lo señala Marianella Ledesma, para que se trate de un


litisconsorcio necesario deben concurrir: a) el origen del
litisconsorcio es una relación jurídica sustancial; b) la relación
sustancial es única para todos los litisconsortes y, c) es imposible
romper la relación material y resolver separadamente[20].

A modo de ejemplo se trata de relaciones, las cuales no pueden ser


escindidas, como los casos en los que se cuestiona la validez del
testamento y deben ser demandados todos los herederos o cuando
se pretende la nulidad de un acto jurídico deben ser demandados
todas las personas que formaron parte del mismo.
El principal efecto que genera la ausencia de uno de los
litisconsortes necesarios, es que se presentaría una falta de
legitimidad para obrar, con lo cual no estaría correctamente
planteada la relación jurídica procesal, lo que impediría un
pronunciamiento válido sobre el fondo.

- Litisconsorcio Facultativo.- En este caso se trata de personas


independientes de la relación material que ha dado pie a la
postulación del proceso, pero que de alguna manera se pueden ver
afectadas por lo que se resuelva en éste. Es por estas razones que
la presencia de estas personas en el proceso no es definitiva ni
esencial, no existe comunidad de suertes, pero pueden apersonarse
porque de manera indirecta pueden verse afectados por la
sentencia, su intervención en el proceso es voluntaria y su ausencia
no lo afectará, no se trata de un proceso único con pluralidad de
partes sino de un fenómeno de acumulación de procesos,
atendiendo a criterios de conexidad entre las pretensiones, es decir,
la presencia de elementos comunes como pueden ser la causa, el
objeto o las personas partes de la relación jurídica material.

Para Montero Aroca, esta acumulación no es un fenómeno


consecuencia de la legitimación plural, sino de la posibilidad que
dos o más pretensiones se debatan juntas y se resuelvan
conjuntamente, pero siempre teniendo en cuenta que darán lugar a
dos o más procesos que exigen dos o más pronunciamientos[21],
es decir, que cada uno de los litisconsortes esta en la posibilidad de
invocar una legitimación procesal autónoma.

Este tipo de litisconsorcio genera que la sentencia se pronuncie por


cada una de las pretensiones planteadas, siendo cada uno de ellos
responsable de probar su pretensión.

VI. Naturaleza del Proceso de Amparo

- Antecedentes

El proceso de amparo, tiene un origen hispano latinoamericano, por


primera vez se tiene conocimiento de la palabra amparo es en el
siglo XIX, la Constitución Mexicana del Estado de Yucatán de 1840
la menciona como un instrumento procesal que podía presentarse
ante el poder judicial para controlar la constitucionalidad de los
actos de la Legislatura, la legalidad de los actos del ejecutivo y
tutelar los derechos constitucionales del gobernado contra actos de
cualquier autoridad, incluyendo a los judiciales[22]. Posteriormente,
la acción de amparo es recogida en el Acta de Reformas de 1847,
como una acción que tiene la finalidad de proteger los derechos
concedidos por la Constitución y las leyes constitucionales contra
cualquier ataque de los poderes Legislativo y Ejecutivo e impartir
protección en el caso particular. Así, luego esta acción es recogida
por la Constitución del Estado de Querétaro de 1917, siendo uno de
los logros más trascendentes en la defensa de los derechos
humanos, constituyendo en ese momento una garantía original y sin
precedente legislativo anterior[23].

Durante ese mismo siglo se desarrollaron figuras tendientes a


proteger derechos constitucionalmente protegidos en América, es
así que en Brasil se presenta la figura del Mandato de Seguridad
por el cual se velaba por la protección de los derechos que no se
encontraban amparados por el Hábeas Corpus dirigido contra la
autoridad responsable de la ilegalidad o del abuso de poder.

Asimismo, en Argentina tampoco existía un mecanismo de


protección de derechos diferentes a los relacionados con la
restricción ilegítima a la libertad corporal de las personas, de esta
manera y ante el desamparo de las personas en sus derechos
constitucionales, en la década del 50, el gobierno de la Revolución
incluye al amparo en su Constitución, pues derechos fundamentales
implícitos en la Constitución deben tener garantías constitucionales
implícitas para la defensa de aquellas. Al respecto Alfredo Orgaz
señala: "El Recurso de Amparo en Argentina, en suma, ha surgido
directamente de la interpretación actual y viva de la Constitución
impuesta por una experiencia dolorosa y próxima y por las actuales
condiciones del mundo respecto a los derechos del hombre y del
ciudadano". Este recurso no traiciona a la Constitución ni siquiera la
deforma; al contrario, ha nacido para respetarla y servirla de verdad,
ni con sentido inmutable e inerte sino progresista[24].

Es así como se desarrolla esta garantía constitucional en América


Latina, como un recurso necesario para la protección de derechos
inherentes a la persona humana y que estaban siendo cuestionados
y vulnerados por hechos que venían ocurriendo en el ámbito
mundial.

Las garantías constitucionales en general, constituyen un


mecanismo que la Constitución prevé para asegurar el ejercicio y
libre desarrollo de los derechos de las personas que en el referido
texto normativo se consagran, protege contra la vulneración de
derechos diferentes a los relacionados con la libertad individual
derecho que es protegido mediante la acción de hábeas corpus[25].

- El Proceso de Amparo en el Perú

En el Perú, la acción de Amparo es recogido por primera vez, con


dicha denominación, por la Constitución de 1979, diferenciando el
proceso constitucional hábeas corpus y el proceso de amparo; la
Constitución de 1993 vigente, mantiene las referidas garantías
constitucionales y agrega el hábeas data y la acción de
cumplimiento, con respecto a la acción de amparo literalmente
señala:

El Proceso de Amparo en el Perú ha tenido diversas variables en el


trascurrir del tiempo. El Proceso de Amparo con la Ley N° 23506
tenía tres instancias judiciales obligadas entre sí, con lo cual se
podía llegar al Tribunal de Garantías Constitucionales a través del
Recurso de Casación y no sólo por ampraros ante resoluciones
judicial. En la década de los 80 esta situación sufre algunos
cambios y se pasa de un modelo a otro, es decir se pasa a dos
instancias judiciales en este nuevo modelo se retira a la Corte
Suprema de conocer el Proceso de Amparo, salvo cuando se
interpone contra resoluciones judiciales, que se inicia en primera
instancia a través de Corte Superior y la Corte Suprema constituye
la segunda y última instancia.

Artículo 200º sobre las garantías constitucionales:

2) La Acción de Amparo, que procede contra el hecho u omisión,


por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera
o amenaza los demás derechos reconocidos por la Constitución (...)
No procede contra normas legales ni contra Resoluciones Judiciales
emanadas de procedimiento regular.

Actualmente el Proceso de Amparo se encuentra regulado por El


Código Procesal Constitucional Ley Nro 28237 la misma que en su
primera Disposición Transitoria y Derogatoria, derogó la Ley Nro.
23506- Ley de Hábeas Corpus y de Amparo y la Ley Nro. 25398
Ley complementaria de la Ley de Hábeas Corpus y Amparo.

- Objeto del Proceso de Amparo

Se concibe como un proceso urgente de naturaleza constitucional


cuya pretensión es obtener la protección jurisdiccional frente a los
actos lesivos (amenazas, omisiones o actos stricto sensu) de los
derechos constitucionales distintos a la libertad individual y a los
tutelados por el hábeas data, cometidos por cualquier autoridad,
funcionario o persona[26].

- Proceso de Amparo

La función jurisdiccional del Estado Peruano en materia


constitucional está encargada del órgano jurisdiccional ordinario y a
un órgano jurisdiccional denominado Tribunal Constitucional[27].

De esta manera, las instancias en el proceso de amparo, en el Perú


son tres, dos en el poder judicial y la última y definitiva como
recurso extraordinario en el Tribunal Constitucional, la justicia
ordinaria es competente para conocer en primera y segunda
instancia y vía recurso extraordinario el Tribunal Constitucional para
revisar estas decisiones judiciales en materia de derechos
fundamentales tutelados donde este último se va a pronunciar
también por el fondo diferentes a los protegidos por el hábeas
corpus y el hábeas data.

Para interponer válidamente la acción de amparo, tienen que


concurrir tres supuestos:

Se afecte un derecho fundamental previsto en el artículo 2 de la


Constitución y cualquier otro derecho fundamental según se deduce
del artículo 3, siempre y cuando la violación o amenaza no haya
cesado.
El hecho lesivo se produce en función de un acto comisivo u
omisivo de cualquier autoridad, funcionario o persona.

No exista otro medio de defensa del derecho fundamental, por ello


es que en principio el amparo debe ser un proceso subsidiario que
no reemplace a otros medios ordinarios de defensa judicial, es
decir, se hayan anotado las vías previas salvo que el daño pueda
devenir en irreparable[28].

Para determinar el órgano jurisdiccional competente, encargado de


conocer en primera instancia una demanda de amparo, éste se
realiza en virtud a la competencia por razón de territorio, es decir,
será competente el juez del lugar donde ocurra la violación o
amenaza que causa la demanda, similar criterio de asignación de
competencia se utiliza en Colombia, Chile, Ecuador y Venezuela.

Asimismo, son competentes para conocer el proceso de amparo los


juzgados especializados en lo civil, mixto o de derecho público y en
caso que el proceso de amparo se interponga contra resoluciones
judiciales el órgano competente para conocer el caso en primera
instancia es la Corte Superior del lugar donde ocurrió el hecho.

El Tribunal Constitucional es competente para conocer los casos vía


recurso extraordinario, en el Perú la Constitución Política del Perú,
especifica las facultades de esta Institución:

Artículo 202.- Corresponde al Tribunal Constitucional

2) "Conocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones


denegatorias de amparo..."[29]. En concordancia con el artículo 41
de Ley Nro 26435 Ley Orgánica del Tribunal Constitucional "El
Tribunal Constitucional conoce el recurso extraordinario que se
interponga en última y definitiva instancia contra las resoluciones de
la Corte Suprema o de la Instancia que la ley establezca,
denegatorias de las acciones de Hábeas Corpus, Amparo.....".

En el caso de la intervención de terceros, como ya lo hemos


mencionado, el derecho procesal admite la figura de la intervención
de personas diferentes al demandante o demandado que acrediten
tener interés jurídico relevante en el objeto del proceso, en el caso
del proceso de amparo, El Código Procesal Constitucional, permite
la intervención de terceros. Su artículo 54 señala: "Quien tuviese
interés jurídicamente relevante en el resultado de un proceso,
puede apersonarse solicitando ser declarado litisconsorte
facultativo. Si el Juez admite su incorporación ordenará se le
notifique la demanda. Si el proceso estuviera en segundo grado, la
solicitud será dirigida al Juez Superior. El Litisconsorte Facultativo
ingresa al proceso en el estado en que éste se encuentre. La
resolución que concede o deniegue la intervención litisconsorcial es
inimpugnable.

Por otra parte, el artículo 43 del mismo cuerpo normativo establece


que existe acumulación sujetiva de oficio "Cuando de la demanda
apareciera la necesidad de comprender a terceros que no han sido
emplazados, el Juez podrá integrar la relación procesal emplazando
a otras personas, si de la demanda o de la contestación aparece
evidente que la decisión a recaer en el proceso los va a afectar".

De lo que se trata es de evitar la indefensión de cualquier persona


que se pueda ver desprotegida o afectada con lo que resuelva el
proceso y puede hasta sancionar con la nulidad del mismo en casos
en que no se cumpla por afectar el debido proceso.

Como lo señala Néstor Pedro Sagues, la posible intervención de


terceros puede presentarse en dos niveles, i) Por personas que se
ven perjudicadas con el acto lesivo o ii) Respecto de personas que
se ven beneficiadas por el acto cuestionado, esta intervención se
justifica en el interés legitimo en el objeto de la demanda, traducido
en el hecho que con la sentencia puede verse beneficiado o
perjudicado[30], (legislación subsidiaria aplicable).

VII. Análisis de los artículos IX, 43° y 54° del Código Procesal
Constitucional

Siendo la naturaleza del proceso de amparo una manifestación de


la tutela de urgencia que busca proteger derechos fundamentales,
uno de los principales principios aplicables a este tipo de procesos
es el de economía y celeridad procesal.

Por esa razón, hemos desarrollado de manera extensa las


instituciones relativas a las partes, la pretensión procesal, la
acumulación procesal, la intervención de terceros y el litisconsorcio,
todas ellas relacionadas en el ámbito del derecho procesal civil.

Por su parte, se tuvo en cuenta la naturaleza del proceso de


amparo, los derechos que protege esta institución los mismos que
no señalaremos en esta oportunidad.

- Artículo IX del Código Procesal Constitucional

En primer término encontramos que el artículo IX del Titulo


Preliminar del Código Procesal Constitucional, deja abierta la puerta
para que la autoridad jurisdiccional y el Tribunal Constitucional
puedan utilizar de manera supletoria el Código Procesal Civil,
situación que dificulta y desnaturaliza la esencia del Proceso de
Amparo toda vez que éste es un proceso que constituye una
manifestación de la tutela de urgencia.

Mesía afirma lo siguiente "Su aplicación supletoria, sin embargo,


cómo está dicho sólo es de recibo en sede procesal constitucional si
coadyuva a su mejor desarrollo, más no si lo entorpece o lo
desfiguran al punto de impedir el cumplimiento de los fines que son
materia de los procesos constitucionales".

Al respecto, el profesor Castillo Córdova señala "El Código Procesal


Constitucional, como norma procesal destinada a regular los
procesos constitucionales, supone al menos las siguientes dos
consecuencias. Primero, que apelará — para la regulación — a los
principios generales del derecho procesal, con las particularidades
que demanden la especialidad del objeto de regulación: los
procesos constitucionales. Y segundo, que si en los casos
concretos de aplicación de los dispositivos del referido código se
presentasen vacíos o lagunas, el operador del derecho juez o
abogado debe apelar a otras normas procesales afines para salvar
el inconveniente[31]"

Consideramos que este dispositivo, si bien se caracteriza por ser


extremadamente extenso en su concepción, estamos de acuerdo
que lo señalado podría eventualmente solucionar alguna dificultad
de orden procesal que se presente en el transcurso del proceso
siempre y cuando no desnaturalice la esencia misma del proceso de
amparo. En este aspecto nos encontramos de acuerdo con lo
señalado por el profesor Castillo Córdova.

Sin embargo, por la naturaleza del proceso de amparo que exige


una solución inmediata, esta norma debe ser utilizada con
responsabilidad por parte de los operadores del derecho, de tal
forma que no se permita la dilación de este proceso que termine
constituyéndose en lo que la doctrina denomina abuso procesal,
situación que en nuestra realidad, demostrado está, es difícil de
evitar.

Asimismo, hay que tener en cuenta que el proceso de amparo es


visto en tres instancias, situación que podría ocasionar excesos en
el uso de los diversos institutos con el cuenta la norma procesal civil
que en este caso se aplicaría de manera supletoria, razón por la
cual, podríamos afirmar que las reglas del proceso deben estar
claramente establecidas, tal como se encuentra desarrollada en
nuestro ordenamiento procesal civil.

- Artículo 43° del Código Procesal Constitucional

Como señalamos, la institución denominada acumulación es amplia


en su concepto, sin embargo la norma procesal constitucional indica
como sumilla del artículo 43° "acumulación subjetiva de oficio" y
cuando describe el artículo nos encontramos con una sola
institución procesal "El litisconsorcio necesario". Consideramos que
si el legislador hubiese desarrollado lo establecido en el Código
Procesal Civil se hubiera integrado la norma y no estaríamos por
una parte remitiéndola supletoriamente a este tal y como lo señala
el artículo IX del Titulo Preliminar de la normas procesal
constitucional.

Consideramos que el artículo en mención confunde dos figuras


procesales, como el litisconsorcio de tipo necesario y la
acumulación de procesos en función a las personas que lo
componen. Para que se trate de un litisconsorcio necesario deben
concurrir: a) el origen del litisconsorcio es una relación jurídica
sustancial; b) la relación sustancial es única para todos los
litisconsortes y, c) es imposible romper la relación material y
resolver separadamente.
La acumulación es una institución procesal por la cual en un mismo
proceso puede haber más de una pretensión y/o más de dos
personas, hay que tener en cuenta que al momento de que el juez
tome una decisión al respecto, éste se manifestará en la sentencia
por cada una de las pretensiones que se plantearon, a diferencia
del litisconsorcio, el juez dictará una sola sentencia que en su caso
afectará de manera similar a todos las partes que intervinieron en el
proceso.

En consecuencia, siguiendo lo señalado por el profesor Luis Castillo


Córdova, tal como se encuentra desarrollado el artículo que
analizamos se estaría confundiendo las figuras de la acumulación
objetivo subjetiva con los supuestos del litisconsorcio, toda vez que
la pluralidad de pretensiones y la legitimación individualizada no
podría dictarse una sentencia con pronunciamiento único y que
afecte por igual a todas las partes.

Por nuestra parte, encontramos conforme la forma cómo el Código


Procesal Civil desarrolla estas instituciones toda vez que, las
diferencia y les asigna autonomía en su desarrollo. Es por ello, que
cuando en el Código Procesal Civil se desarrolla la acumulación
subjetiva, no basta con la simple concurrencia de varios sujetos
como demandados o como demandantes, se requiere
necesariamente de conexidad en las pretensiones.

En consecuencia, la acumulación exclusivamente subjetiva no


existe, tal como lo plantea el vigente Código Procesal
Constitucional, lo que en rigor existe, es una acumulación objetivo
subjetiva.

- Artículo 54° del Código Procesal Constitucional

Tratándose de la naturaleza de un proceso de amparo donde se


está discutiendo derechos fundamentales no debería permitirse
expresamente el ingreso de un litisconsorte facultativo en cualquier
estado del proceso, ya que si bien podría contar con el interés
jurídicamente relevante, las consecuencias de la sentencia no lo va
afectar. Dentro del análisis que realizamos en este trabajo tal y
como esta planteado en el actual Código Procesal Constitucional
existe la posibilidad latente de que las partes al encontrar este tipo
de facilidades puedan ejercer su derecho a intervenir en un proceso
llegando en algunos casos a constituirse lo que en doctrina se
denomina el abuso procesal.

Dentro de la teoría de los actos propios, la misma que se va a dar


en ámbitos de orden material, sustantivo o procesal, propugna el
hecho de sancionar en forma inadmisible una pretensión legítima de
un sujeto respecto a la conducta anterior de otro sujeto.

Esto lo podemos explicar desde el punto de vista procesal, cuando


una de las partes durante el proceso advierte un vicio procesal y no
lo manifiesta en su oportunidad, porque de pronto el proceso les
está siendo favorable en una primera y segunda instancia y cuando
llega en recurso extraordinario denuncian el vicio, es evidente que
no existe una conducta coherente, lo que constituye una forma de
abuso procesal.

En conclusión, siendo el litisconsorcio facultativo aquel por el se


posibilita a una persona que no se encuentra intrínsecamente
ligadas a la relación jurídicamente sustantiva, su intervención en el
proceso debería ser limitada, teniendo en cuenta para ello la
naturaleza del proceso de amparo.

Siendo consecuentes con lo dicho, no podemos dejar de mostrar


nuestra preocupación con lo señalado en el artículo 44° de la Ley
Orgánica del Tribunal Constitucional que establece "Las partes que
intervienen ante el Tribunal no pueden ofrecer nuevas pruebas ni
alegar hechos nuevos ante éste".

Entonces, si por un lado tenemos que el litisconsorte facultativo


puede ingresar al proceso, en cualquiera de sus etapas, que razón
existe para que ingrese cuando el proceso se encuentre en el
Tribunal Constitucional, si la misión fundamental es para que
colabore con el proceso y posiblemente al hacerlo presentará
hechos nuevos o pruebas nueva, consideramos innecesario a esta
apertura, en todo caso la norma debe ser clara, precisa y cerrar la
posibilidad de que sea en cualquier etapa del proceso.

De acuerdo a lo analizado hasta el momento, distingo dos formas


de accionar en el Proceso de Amparo, situación que me permitirá
determinar en que casos las instituciones procesales que se ha
venido analizando se encuentran integradas correctamente en el
actual Código Procesal Constitucional.

Conforme lo señala la primera parte del articulo 51° del Código


Procesal Constitucional "Son competentes para conocer del
proceso de amparo, a elección del demandante, el Juez civil
de/lugar donde se afectó el derecho, o donde tiene su domicilio el
afectado o donde domicilia el autor de la infracción"

Consideramos que esta primera parte de la norma es lo


suficientemente clara para llegar a la conclusión de que en esta
parte del proceso no existiera ningún inconveniente de que exista
intervención de terceros, litisconsorcio necesario, facultativo etc., ya
que considero que esta parte del proceso tiene bastante claro el
trámite que sigue desde la interposición de la demanda, los plazos,
las actuaciones que el juez considere necesarias llevar a cabo, la
posibilidad de subsanar en caso de que la relación procesal así lo
permita, hasta la etapa de sentenciar.

Sin embargo, tenemos el proceso de amparo que tiene su punto de


partida en la Corte Superior de Justicia cuando la afectación de un
derecho se origina en una resolución judicial. Esta demanda se
inicia a partir de un proceso ordinario y la recurrida en el caso
particular es la sentencia que fue emitida por autoridad competente.
Como señala el Profesor Eguiguren, con quien nos encontramos de
acuerdo, en esta etapa no existe un demandado por que, lo que se
le está pidiendo al colegiado es que revise una resolución emitida
por autoridad competente que ha criterio de quien solicita esa
revisión le esta causando agravio.

Finalmente, es preciso advertir que estaríamos dejando a criterio de


la autoridad judicial el uso de las instituciones procesales, situación
que por cierto no nos parece del todo acertada, considero que las
etapas en el proceso de amparo deben estar claramente
identificadas, con el objeto de no crear situaciones que permitan a
los justiciables desnaturalizar el proceso.

Conclusiones

1. El Código Procesal Constitucional admite, de manera supletoria,


el uso de las figuras reguladas por el Código Procesal Civil, de
manera que se puedan salvar situaciones procesales no
contempladas para el proceso de amparo, pero es necesario
precisar que su aplicación debe ser cuidadosa, evitando un uso
indebido de las figuras procesales que desnaturalicen el amparo y
que puedan generar abuso procesal.

2. El Artículo 43° del Código Procesal Constitucional incluye dos


figuras procesal distintas entre si, la acumulación subjetiva de oficio,
por la cual en un mismo proceso existen pluralidad de personas en
calidad de parte y cada una de ellas con pretensiones distintas pero
que mantienen algún tipo de conexidad en la causa o en el objeto y,
por otro lado el litisconsorcio necesario, por la cual una parte esta
conformada por dos o más personas que mantienen una misma
pretensión en el proceso contra el demandado.

3. Es necesario diferenciarlas por los efectos de cada una de ellas,


mientras que en la acumulación subjetiva la sentencia debe
pronunciarse por cada una de las pretensiones que se conozcan en
el proceso pudiendo asignarles a cada una consecuencias distintas,
en el litisconsorcio necesario existe una sola sentencia que
resolverá la o las pretensiones de las cuales son titulares todas las
personas que conforman la parte y que las afectará de manera
similar.

4. xiste una contradicción entre el artículo 54° del Código Procesal


Constitucional y el artículo 44° de la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional, ya que el primero admite el ingreso de un
litisconsorte facultativo al proceso en cualquier etapa de éste
mientras que la Ley Orgánica restringe la inclusión de hechos y
pruebas nuevas ante el Tribunal; en virtud a esto es necesario que
la norma especifique y sea clara al respecto.
5. El artículo IX del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional si bien deja la puerta abierta para la utilización de las
figuras reguladas por el Código Procesal Civil, hubiera sido
conveniente que dicho cuerpo formativo regule explícitamente las
figuras procesales capaces de ser usadas y que ayuden a resolver
el caso materia del amparo de manera inmediata, sin dilatar el
proceso.

[1] ZANZUCCHI, Marco Tullio. "Dirrito Processuale Civil", Vol 1,


Milano, Giuffré — Editore 1946 p. 391

[2] ZMATHEUS LÓPEZ, Carlos Alberto, "Parte, Tercero,


Acumulación, e Intervención Procesal" Palestra Editores Lima 2001
p. 25

[3] MORENO CATENA, Víctor. "Derecho Procesal Civil". Editorial


Tirant Lo Blanch Valencia 1995 p. 49-50

[4] COUTURE, Eduardo J. "Estudios de Derecho Procesal Civil"


Ediciones Depalma. Buenos Aires 1978. Tomo III p. 425

[5] DEVIS ECHANDIA, Hernando. "Teoría General del Proceso".


Editorial Universidad Tomo 1 Buenos Aires 1984 p. 362-363

[6] MONTERO AROCA, Juan. "Derecho Jurisdiccional". Editorial


Tirant lo Blanch 7ma edición. Valencia 1997

[7] MATHEUS LÓPEZ, Ob. Cit. p. 53

[8] MATHEUS LÓPEZ, Ob. Cit. p. 66

[9] Exp. N° 5012-2006-AA/TC Rafael Antonio Farfán Cutimango 11


de diciembre de 2006 fundamento N° 2

[10] Se presenta cuando el demandado en el procedimiento ya


iniciado, se convierte en actor, interponiendo una pretensión frente
al demandante inicial para que sea resuelta en el mismo proceso.

[11] CASTILLO CÓRDOVA, Luis. "Comentarios al Código Procesal


Constitucional" Segundo Volumen, Palestra Editores, Lima, 2006, p.
874.

[12] MATHEUS LÓPEZ. Ob. Cit. p. 85


[13] KENNY, Héctor Eduardo, "La intervención obligada de terceros"
Ediciones Depalma. Buenos Aires 1983, p. 25.

[14] DEVIS ECHEANDIA, Hernando, "Compendio de Derecho


Procesal", Editorial ABC, Bogotá, 1974, Tomo 1, p. 306.

[15] LEDESMA, Ob. Cit. Tomo 4 p. 355.

[16] CASTILLO, Ob. Cit. p. 951.

[17] ABAD YUPANQUI, Samuel, "El Proceso Constitucional de


Amparo en el Perú: Un Análisis desde la Teoría General del
Proceso"

[18] LEDESMA, Marianellla, "Litisconsorcio e intervención de


terceros en la jurisprudencia" en Cuadernos Jurisprudenciales,
Gaceta Jurídica, Nro. 03, setiembre, Lima, 2001, p. 03.

[19] MONROY GALVEZ, Juan, "Partes, acumulación, litisconsorcio,


intervención de terceros y sucesión procesal en el Código Procesal"
en Análisis del Código Procesal Civil, Cuzco Editores, Tomo 1,
Lima, 1994, p. 103.

[20] LEDESMA Marianella, "Litisconsorcio e intervención de terceros


en la jurisprudencia" en Cuadernos Jurisprudenciales, Gaceta
Jurídica, Nro. 3, Setiembre, Lima, 2001, p. 4.

[21] MONTERO AROCA, Juan, "Derecho Jurisdiccional", Tomo 2,


Bosch, Barcelona, 1995, p. 57

[22] BURGOA, Ignacio, "El juicio de amparo", 40 edición, México,


Editorial Porrúa, 2004, p. 112

[23] PALACIOS DEXTRE, Darlo, "El Proceso Constitucional de


Amparo", Lima, 2004, p. 45-46.

[24] ORGAZ, Alfredo, "El Recurso de Amparo", Editorial Desalma,


Buenos Aires, 1966, p. 59.

[25] CHANG HERNÁNDEZ, Guillermo, "Ensayos Jurídicos" Serie


Derecho Joven, Editorial San Marcos, p. 10- 11
[26] ABAD YUPANQUI, Samuel, Lima, p. 98 “El proceso
constitucional de amparo", Gaceta Jurídica, 2004, Lima, p. 98

[27] RODRÍGUEZ DOMÍNGUEZ, Elvito, "Derecho Procesal


Constitucional" 2da edición, Editorial Grijley, 1999, Lima, p. 17

[28] LANDA ARROYO, César, "Modela Lima, p. 33

[29] COMISIÓN ANDINA DE JURISTAS, de Jurisdicción


Constitucional", Editorial San Marcos, "Los procesos de Amparo y
Hábeas Corpus", p. 88- 105

[30] SAGUES, Néstor Pedro, "Ley de amparo", Editorial Astrea,


Buenos Aires, 1979, p. 295.

[31] CASTILLO CORDOVA. Ob. Cit. p. 97-98

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