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La Homilía al servicio del “Hoy” de la comunidad

Marvin David Lool Ordoñez

Dentro de las celebraciones litúrgicas, es preciso remarcar la importancia de la


homilía como expresión de la Sagrada escritura. Acción de suma importancia para el
crecimiento de la vida espiritual, y porque no decirlo, para el crecimiento social
expresada en valores morales que ayudan al cristiano en su diario vivir y la armonía
en las relaciones interpersonales.

Cabe destacar que las exigencias van en aumento, en esta etapa de la homilía, no
sirve improvisar, puesto que los fieles lo han de notar de forma inmediata, vemos
como interviene el papa Francisco ante la realidad que enfrenta la iglesia en cuanto
este tema, Expresó: “El diálogo entre Dios y su pueblo, desarrollado en la Liturgia de
la Palabra en la Misa, alcanza su culmen en la proclamación del Evangelio”1

El fenómeno de una homilía aburrida se torna por la falta de formación en los años
posteriores de la formación, y la ausencia de la práctica de la lectura meditada
“Lectio Divina, como la Exegesis bíblica. Es preciso recordar que esto dependerá de
la realidad pastoral de cada sacerdote, existiendo la posibilidad de que no se cuente
con el tiempo suficiente para dichas prácticas; esto no es un Pretexto, porque: “no es
un discurso de circunstancia, ni una conferencia o una lección, sino un retomar el
diálogo que ya era abierto entre el Señor y su pueblo para que encuentre
cumplimiento en la vida”.2

Cuando el sacerdote pierde el sentido de la importancia de la homilía como se ha


expresado con anterioridad, llega a dormir a la gente, otras se salen y algunas otras se
ponen a platicar, porque le han perdido el sentido lo que se expresa del Evangelio, y
el primero en haber perdido ese sentido, es el Sacerdote que preside.

En algunas ocasiones, el tiempo es uno de los fenómenos que afecta a la homilía,


haciendo que ello se vuelva tedioso entre otros efectos que provoca en el resto de la
liturgia, “Cronológicamente, la homilía ocupa a veces en las celebraciones un tiempo
desproporcionado al resto”.3 Esto provoca que se dé el fenómeno de la
desfragmentación es decir que “—la liturgia de la palabra y la liturgia eucarística—

1
Catequesis del 07 de febrero del 2018 sobre ¿cómo debe ser la Homilía?
2
Ibid
3
http://www.mercaba.org/ARTICULOS/A/arte_de_la_homilia.htm#_Toc416493121
quedan relegados a la categoría de acompañantes benévolos. Un dato muy
significativo es el que se puede recoger cualquier domingo en cualquier iglesia”. 4

Luego de expresar brevemente la realidad y desvirtuacion que se da en el ejercicio de


dicho ministerio, que a su ves es muy importante dentro de la celebración de la
Liturgia, sin escatimar la importancia de las otras partes como lo es la liturgia
Eucarística, que complementa tan sublime muestra del amor de Jesús para los
cristianos de nuestro tiempo.

La Homilía no es el resultado de un análisis exegético, ni las conclusiones de la


lectura meditada como la Lectio Divina más bien es la expresión de lo que Jesucristo
quiere dar a conocer a su pueblo; esto puede darse mediante la vivencia que se
manifiesta en el contexto real y actual de la propia comunidad como lo afirma
Aldazábal: «La homilía está condicionada por una comunidad en concreto. Ella es su
ambiente, su contexto y su destinataria con las consecuencias que esta comporta»5

En la homilía cabe destacar la importancia del estudio del contexto de la comunidad a


la que se predica ya que esta cobra un sentido profundo del mensaje recibido. Por
otro lado la homilía no se debe limitar únicamente al contexto de la comunidad, sino
también debe de abarcar el conocimiento profundo en la medida delo posible de los
miembros de la comunidad. «El predicador no solo se preocupa de que tiene que
decir, sino que también a quien»6. También es preciso reconocer que la comunidad
como tal, cualquiera que sea es heterogénea, pues difiere por ciertos factores tales
como: la edad, matrimonios, profesionales, por lo tanto «si el Homileta tiene que
tener una antena bien desplegada hacia lo que dice Dios, también tiene que tener otra
antena bien despierta hacia la comunidad que preside, a la que pertenece y a la que
dirige su palabra»7 pues la palabra no es un hecho histórico que solo hay que saberlo,
sino que tiene que ser interpretado a la luz de la realidad en que viven las
comunidades sin perder su sentido teológico. Esto no quiere decir que tiene que
hablarse de la biblia todo el tiempo, ni que se hable solo de la realidad en la que se
vive. Tiene que existir un equilibrio. Por lo que «la Palabra es un texto antiguo, pero
no es atemporal y con proyecto de vida para nosotros hoy y para el Futuro»8

4
http://www.mercaba.org/ARTICULOS/A/arte_de_la_homilia.htm#_Toc416493121
5
Aldazábal, J. El ministerio de la Homilía, pág. 77
6
Ibíd. Pág. 78
7
Ibíd. Pág. 80
8
Ibíd. Pág. 81

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