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Comentario a Slavoj Žižek:

Sobre la violencia.
Seis reflexiones marginales

Paidós, Buenos Aires, 2009

Por Lucia Pisciottano

El filósofo esloveno Slavoj Žižek nos ción que van de la mano con nuevas formas
interpela nuevamente, esta vez con el análi- del capitalismo.
sis de una problemática específica: la violen- En un vaivén constante entre postulación
cia. Su intención en este libro es deba- teórica y ejemplos concretos, Žižek propone
tir con toda concepción simplista sobre el una teoría que desarrollará a lo largo de seis
tema, para postular una teoría compleja que ensayos en los que el tránsito por cada uno
aplica constantemente a situaciones políticas nos lleva casi inevitablemente al siguiente.
contemporáneas de distintos países. En este desarrollo él comienza proponiendo
Este libro es de los últimos de su autoría, que debemos distanciarnos del “señuelo” de
saliendo su primera versión en inglés en el aquellos tipos de violencia en que el respon-
2008 y su traducción al español en el 2009. sable es inmediatamente identificable ya
Aquí, el filósofo nutre su teoría trayendo que ésta es la única parte subjetiva, la más
múltiples ejemplos muy actuales y recu- visible, de una tríada de la violencia que se
rriendo a clásicos de la literatura, del cine, de compone de otros dos elementos objetivos:
la filosofía y volviendo también a los grandes violencia sistémica y violencia simbólica.
casos de la historia que no deben dejar de ser La violencia simbólica es aquella que
pensados; como el Holocausto, el stalinismo, está encarnada en el lenguaje y sus formas
el maoísmo o la Revolución Francesa. y que se da desde la misma imposición de
Hace una lectura sintomática de la actuali- un universo de sentido; mientras que la
dad tomando los más influyentes movimien- sistémica es resultado de los ordenamien-
tos sociales, medios de comunicación, figu- tos económico y político. Para Žižek habría
ras relevantes, teniendo en cuenta las nuevas una distinción en la forma de percibir las
tecnologías y nuevas formas de comunica- violencias subjetivas y objetivas porque las
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primeras se presentan como alterando la Para ello, debemos partir de la noción del
normalidad mientras que las segundas son fetichismo de la mercancía, para entender
constitutivas de la misma. Así, un primer que es justamente desde allí que se concibe
paso que da el autor es advertirnos acerca de una nueva forma de la violencia estructu-
no pensar la violencia en términos homogé- ral, a la vez que es la única forma de que
neos sino que debemos reflexionar acerca de sea posible eso que llamamos globalización.
las violencias, en plural, porque hay distintos Es en esta abstracción que opera autónoma-
tipos y además en algunos casos son ideo- mente, en la danza metafísica de las mercan-
lógicas y contribuyen a la reproducción de cías, que reside la violencia sistémica que es
ciertas formas de control social. Por ello propia del capitalismo.
en el mero rechazo a la violencia subjetiva Žižek acusa de ejercer esta violencia sisté-
opera una ideología que contribuiría a una mica hoy en día a los llamados comunistas-
“asociación diferencial” de las violencias. liberales, aquellos que tras una máscara huma-
El análisis que propone es hacer una lectura nitaria siguen acumulando millones de dólares
de soslayo, ya que enfrentarse directamente en capitales financieros y especulativos tras
a la violencia nos llevaría a centrarnos sólo un relato solidario de “devolverle a la socie-
en la subjetiva, dejando de lado que ésta es dad las oportunidades que ellos han tenido” a
producto, reflejo o un eco de las otras. través de grandes donaciones. Este discurso es
Sentando esta postura Žižek mira sesga- el velo de una violencia que se inmiscuye por
damente la violencia para alejarse de toda detrás, haciendo foco en ocuparse de la violen-
mirada que se centre en la víctima y simpa- cia visible en un “chantaje del superyó”. Así,
tice con ella o en cualquier discurso humani- quienes generan la violencia estructural son
tario, progresista, pacífico o tolerante, a los personas que huyen en sus estilos de vida de
que no se cansa de deslegitimar y denunciar. las propias consecuencias que ellos mismos
Por otro lado está la violencia sistémica construyen mientras el resto padece estas
que es aquella inherente al sistema mismo consecuencias en las aldeas globales, disfra-
y que es solventada por las formas de vida zadas tras el nombre de democracias, nueva
de los que más tienen. No debemos pensar forma de tiranía del s. XXI.
como “malos” a quienes la reproducen ya Lo que sostiene estas democracias y movi-
que no son identificables de ese modo sino liza la pasión de la gente es el miedo. Miedo
que es su propio estilo de vida el que conti- al extranjero, al acoso, al crimen, a la ausen-
núa la desigualdad social. Este estilo de vida cia de Estado pero también a sus excesos...
implica una actitud liberal dominante que En este sentido el planteo zizekeano se
se postula como preocupada por la violen- asemeja a la lectura de Derrida en La Bestia
cia física, directa e ideológica, planteándola y el Soberano1 donde toma el caso de las
como una urgencia a resolver y eclipsando Torres Gemelas para argumentar cómo los
así otras formas de violencia de las que parti- medios masivos de comunicación se encar-
cipan activamente. Nuestra tarea es correr- gan de reproducir una y otra vez una infor-
nos del S.O.S. humanitario que promueven mación que es siempre ya interpretada y que,
para proponer otro: el complejo análisis de la como expresión y forma del discurso polí-
tríada de la violencia en su conjunto.

1. Derrida, J.: “Segunda Sesión”, Seminario La Bestia y


el soberano Vol. 1 (2001-2002), Manantial, Buenos Aires,
2010.
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tico, es la instauración de una creación fabu- un abismo entre la propia identidad y la del
losa de la política que moraliza a través de otro que es sin embargo constitutiva y nece-
un discurso del hacer-saber que se legitima saria pero que a la vez se manifiesta en deseo
por el miedo, sembrando el terror. En este del otro y deseo del deseo del otro, finalmente
caso, se observa una manipulación de la expresado en la envidia. En este tipo de socie-
información en tanto se controló qué mostrar dades lo que se pone en juego es una economía
y qué no y en qué medida, seleccionando y de las distancias que es menester para no sufrir
censurando estratégicamente para la forma- el acoso y para tolerar esta paradoja irreduc-
ción de un simulacro narrativo. tible en la que el deseo debe ser limitado (la
En estas formas de narración, se constru- sociedad democrática supone igual capacidad
yen antagonismos al interior de la sociedad y de acceso al goce) a la vez que en su propia
se levantan las barreras de quiénes son otros dinámica es siempre infinito.
tolerables y quiénes no. De manera análoga, Pero en tanto las sociedades son desigua-
se produce una denegación fetichista hacia les e injustas, no deja de aparecer una envi-
quienes no son tolerables. Es decir que se dia al goce extremo del otro que demanda a
ignora el constante sufrimiento, las torturas la vez la prohibición y la igualdad del goce,
y horrores de muchas partes de la humani- produciendo una exigencia de goce traumá-
dad por un lado porque se los niega y por el tica y perturbada en donde el mismo sólo es
otro porque tenemos la capacidad del olvido. posible si es análogo a la imposibilidad de
Para esto debemos tener en cuenta el goce del prójimo, incluso si ello requiere el
otro tipo de violencia que mencionamos, la sacrificio del goce propio.
violencia simbólica, que se da con la entrada Lo que hay entonces es una clara fragili-
al lenguaje, con la imposición de un sentido, dad de los vínculos sociales frente a la cual
simultáneamente al reconocimiento de un la violencia más visible, la subjetiva, es
otro que, en términos freudianos, siempre un emergente segundo de estas formas de
es traumático. Por eso debemos descartar violencia objetiva primeras que se expresan
que el lenguaje sirva para llegar a algún tipo en una violencia sin sentido en una coyun-
de acuerdo armónico ya que él en sí mismo tura de creciente privación del mundo. El
es violento porque, como planteó Hegel, la capitalismo y su globalización sólo puede
misma simbolización de algo es ya violenta. darse a través de una mercantilización sin
El lenguaje es la primera y más violenta sentido, que sea capaz de amoldarse a cual-
forma de división. De esta manera entramos quier cultura, pero con sus pretensiones tota-
en una eterna disputa entre poder y deseo que lizadoras despoja a gran parte de la pobla-
nos impide rechazar la violencia hacia fuera ción, en términos de Badiou, “privándola de
del sistema ya que la lucha y el conflicto son mundo”. Siguiendo esta línea, el fundamen-
parte constitutiva del mismo. talista religioso que se inmola en nombre
En este contexto, la relación con el otro de algo trascendental2 es la otra cara de los
siempre es de alguna forma hostil, porque hay comunistas-liberales, es la resistencia a las

2. Vale aclarar que para el considerado fundamentalista, diferencia radical sería que si bien ambas formas aparecen
este algo por el que se inmola no carece de sentido sino que como sin sentido alguno, la primera tiene un sentido en
es más bien el universal absoluto, que son radicalmente tanto es contraviolencia mientras que la segunda no, por
distintos a manifestaciones como la de París del 2005 no demandar cambio alguno.
donde no había pretensiones de cambio alguno. La
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formas de ideología que se instauran a través mos solos, que no hay un punto de referencia
del miedo y que deslegitiman la lucha eman- que garantice el sentido.
cipatoria. Pero en la coyuntura política actual el otro
Lejos de pensar en nuevas formas de unión, se convierte en un otro real por el odio inhe-
el ataque a las Torres Gemelas abrió una rente que esta otredad implica. Se vuelve así
nueva época de levantar nuevos muros, de imposible creer en los discursos multicultu-
formar nuevas otredades, de nuevos enemigos rales cuando el expansionismo se justifica
que son combatidos en nombre de la demo- por esta construcción de la otredad que “nos
cracia mientras que hipócritamente se pone vuelve víctimas atacadas” para los casos
en tela de juicio la violencia como forma de más visibles: Estados Unidos, Israel y los
lucha de todos los que quedan del otro lado árabes. De esto se desprende que sólo una
del muro. Se muestra la lógica descarnada del explicación étnica o religiosa justifican la
capitalismo donde lejos de una aldea global eliminación del otro, por lo cual para Žižek
de inclusión estamos frente a una estrategia sería errónea la idea de Dostoievski según
selectiva que incluye a algunos mientras que la cual “Todo es posible si no hay Dios” ya
deja por fuera a otros, privándolos de mundo que es justamente el fundamento de actuar
y debilitando la posibilidad de solidaridad. en nombre de Dios el que permite cualquier
Estamos frente a un nudo sintomático que tipo de atrocidad.
abre la duda de por qué es más fácil pensar en Žižek sostiene que la violencia que debe
la destrucción de la humanidad toda antes que intervenir es aquella que Benjamin clasificó
en un cambio del sistema. como violencia divina, que es la única violen-
El libro puede leerse como un análisis de cia emancipadora y que es la intromisión de
la realidad actual que postula conjuntamente una justicia más allá de la ley.3 Por eso es que
una teoría, para mostrar de manera explícita las luchas emancipadoras deben aceptar que
cómo la ideología opera en lo más sutil, en no hay universal posible y que la solidari-
aquello que da sentido pero no percibimos dad entre las luchas se puede dar únicamente
y que nos atraviesa a través de formas ocul- atravesando las culturas en una lucha común
tas. En otras ocasiones Žižek ha expresado contra la opresión, que es a su vez el antago-
que el fundamento último de la ideología es nismo básico de toda civilización. Por este
que la verdad descarnada es muy fuerte para antagonismo es que hay una tensión constante
ser pública. Esto lo que implica es el reque- del sistema y sus contradicciones que crece
rimiento de un cinismo que juegue con las hasta que adviene un estallido de violencia
lógicas subyacentes de la misma manera que divina. La violencia divina es esa que surge
necesitamos la ficción de un Gran Otro para como si fuera de la nada, destruyendo el dere-
darle forma a la propia existencia. Este Gran cho, los límites, a la vez que redime y golpea.
Otro nos sirve como orden de las aparien- “La violencia divina es una expresión de pura
cias, para formar una identidad pero es en pulsión, de no muerte, de exceso de vida, que
verdad virtual. Detrás de esta apariencia, la golpea a la «vida desnuda» regulada por la
verdad que no podemos tolerar es que esta- ley.” 4 Žižek (2009, 235)

3. Benjamin, W.: “Para una crítica de la violencia”, 4. Zizek, S.: Sobre la violencia. Seis reflexiones margi-
Conceptos de filosofía de la historia, Agebe, Buenos Aires, nales, Paidos, Buenos Aires, 2009: 235.
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Lo que no debemos dejar de tener en cuenta Para corrernos de esa mirada necesitamos
es que para que un acto de violencia divina salir de la actitud compasiva hacia la víctima
sea considerado como tal, debe asumirse a la vez que debemos dejar de demonizar
como tal ya que no hay ningún Gran Otro que a cualquiera que utilice la violencia ya que
garantice su divinidad. La violencia divina es ésta puede enmascararse en la afirmación
entonces un signo de la impotencia de Dios. más inocente. Por último, para pensar qué
Asumir la violencia divina es asumir que no tipo de violencias son aceptables y contri-
hay Dios ni Gran Otro. buyen a una contraviolencia o violencia
Para concluir podemos volver a plan- divina, debemos analizar el contexto que nos
tear algunas de las reflexiones que el libro indicará si el acto es o no violento y de qué
de Žižek nos deja sobre un abordaje teórico estilo. Desde esta perspectiva, un no-actuar
de la violencia para poder complejizarla puede ser mucho más violento que la acción
y desentrañar las operaciones ideológi- directa, siempre que se tenga en cuenta el
cas subyacentes. Por un lado, nos invita a contexto y sus consecuencias últimas. El
desprendernos de la visión únicamente desafío que Žižek propone es no caer en
negativa de la violencia que lo que implica simplismos reduccionistas que corran tras
en última instancia es un sustento de cier- la urgencia del accionar sino que reflexione-
tos tipos de violencia que no son inmedia- mos al respecto para conocer seriamente las
tamente percibibles, las violencias objetivas. causas de lo que estamos investigando.

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