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Querido Brian:

Internet e interpretación de datos

Está claro que información hay mucha. Internet es la mayor fuente de


intercambio de datos que tenemos actualmente. Sin embargo, para llegar a tener
idea acerca de la filosofía es preciso un elemento que es exclusivamente
humano y es el afecto. Muchos años pasé estudiando filosofía, incluso antes de
empezar la carrera. En ella aprendí mucho y sobre variadas materias, tanto
científicas como humanísticas. Y desde mi vivencia es a partir de qué y cómo
intentaré narrar esta introducción a la doctrina filosófica que, por supuesto, es
mucho más basta y compleja.
El afecto como parte del aprendizaje

En mi formación docente –inconclusa- conocí a autores del área pedagógica y


didáctica que hablaban de la importancia del afecto para aprender. Es lo que
intento poner en práctica ahora. Es distinto a aprender en base a búsquedas
virtuales por propia cuenta porque, como lo estarás entendiendo, apelo a mi
experiencia personal en estos asuntos (que tanto me apasionan), hablo desde mi
punto de vista, desde mis conocimientos adquiridos y con mis métodos de
aprendizaje. Narro todo esto con mis habilidades en la escritura –todavía en
desarrollo- y, en efecto, no creo que la investigación virtual autónoma pueda
transmitir todo esto. Espero que resulte más simple y ameno que leer los datos
de una pantalla e interpretarlos sin ayuda.
Entorno y antropología

Organizar un texto y decidir qué contar/narrar primero, segundo y tercero es


hacer filosofía. Poner un orden a algo es proyectar tal orden hacia algo que no lo
tenía por sí, o bien, que pudo haber tenido otro orden. La palabra orden está
ligada a la tradición filosófica porque la organización jerárquica de los saberes
filosóficos es el factor común al que tienden casi todos los intentos de filosofar.
Al crear el orden a los datos de diversa clase que se van acumulando de
generación en generación se han distinguido escuelas filosóficas (como el
estoicismo, el epicureísmo, aristotelismo, atomismo, etc), cuyos conocimientos
han alcanzado cierto orden, cierta organización interna, lo que comúnmente se
llama sistema filosófico, aquella jerarquía de saberes que explican la naturaleza,
el hombre y sus fines.

Ahora bien, la filosofía es practicada naturalmente por los niños cuando


cuestionan y preguntan a los padres para qué sirve algo, qué es “x”cosa o
simplemente con perderse en la contemplación de la naturaleza. Esto también
es común en los ejercicios de la ciencia dura donde los pequeños actos de
intentos de comprehensión se dan mucho más formalizados y esquematizados.
La filosofía es espontánea en el hombre porque es aquel saber que surge a partir
de la comprensión de su entorno próximo. En un inicio este saber es
completamente heterónomo (dependiente de otro), si bien la adquisición en sí,
es un proceso creciente de adaptaciones entre las facultades (interactivas entre
sí) y el medio. Esta es una idea acerca de la filosofía que se arraiga en el
desarrollo humano. El hombre crece y se hace adulto pensando,
experimentando, comunicándose, etc, etc.

Teniendo en cuenta estas dos grandes maneras de relatar la filosofía hay,


entonces, una problematización que involucra dos factores: por un lado la
espontaneidad del deseo de saber. Tiene que ver con el sentido antropológico
de la filosofía, en el que mencioné que surge del impulso de preguntar y querer
saber sobre el mundo. Y por otro lado el sentido histórico de la filosofía en el
que se aprende a partir de escuelas ya organizadas, a partir de la proyección de
un orden, con fechas, lugares, comparando la actualidad de estas doctrinas y el
contexto global, social, político y económico de cada época en la que
emergieron. Bajo la primer mirada, las cosas se presentan poniendo el centro en
nosotros; porque se encarga de explorar el interior del cuerpo y la mente. Bajo
la segunda mirada, las cosas son desarrollos que involucran movimientos
sociales, épocas, revoluciones, etc…

En síntesis, filosofía significa el amor (philé) hacia la sabidiría (sophos). Reúne


en común el deseo de conocer algo. Comprende toda clase de manifestación
humana que aborde las propias problemáticas que propicia establecer un
orden: esto es lo común tanto en la perspectiva antropológica como en la
historicista. Así, un dato que se haya alcanzado tan sólo mirando el cielo, por
ejemplo, que “el sol se mueve”, puede ser analizado desde múltiples
perspectivas: la perspectiva de aquel que ha mirado el sol moverse
(antropológica), la perspectiva del que ha constatado que la Tierra es la que se
mueve en lugar del sol (científica), la perspectiva de aquel que enfatice como
principal criterio de verdad el simple observar o, al contrario, quien tome como
parámetro el corroborar con mediciones determinado fenómeno. Así es como
opera el saber. Mientras unos dan apoyo a un modo de conocer, otros apoyan
otras formas de alcanzar el mismo o distinto resultado. Un saber surge de estas
disputas por cómo se legitima o alcanza ese saber.

Por estas razones es que no ha habido un único pensamiento universal


sostenible a lo largo del tiempo sino que la historia demuestra que los
paradigmas han ido desenvolviéndose con errores y correcciones pese a que,
durante largos periodos, el hombre supo sobrevivir y convivir en sociedad en el
absoluto desconocimiento de su ignorancia. Por esto, ¿qué nos hace pensar que
nosotros seguimos el camino de la “verdadera” sabiduría?
Historia de la filosofía
En los orígenes de estas prácticas de cognición tenemos que hacer referencia el
lugar donde los historiadores ubican los comienzos de la filosofía propiamente
dicha y qué características tienen estas primeras formas de conocimiento pre-
filosófico.

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