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16 Introduccion {fidelidad de la antologia con respecto al pensamiento auténtico ‘de Marx. Otro aspecto polémico de la misma es que renuncia a efectuar distincidn alguna entre el Marx «jovens y ef Marx wma. duro». De esta manera, el lector podrd juzgar por si mismo si las Conexiones intelectuales entre los «dos Marx» no son bastante mds fuerte de lo que muchos siguen pensando. Por otra parte, pensamos que desencadenar una polémica es una manera de hacer de una antologia algo mas que un simple mosaico, hecho a tijeretazos, transformdndola en un instrumento de discusion ae de la antologia han contribuido dos jévenes estudiosos de la Universidad de Lecce, Oreste Massari y Anna ‘Maria Nassisi, a quienes debo presentar al lector sin incluirlos en el capitulo de agradecimientos, ya que la antologia es también obra suya. Umberto Cerroni Unseen Ceceous ¢ Ex peasnai caro ve Maer Caureregia) Breceroun : Loiciones per Seeoa © 1480 UNA VIDA AL SERVICIO DE LA CIENCIA Y DE LA EMANCIPACION DE LOS TRABAJADORES ‘Los afius juveniles En septiembre de 1841, Moses Hess, uno de los fil6sofos revo- lucionarios alemanes de aquella época, escribia en estos térmi- nos a Berthold Auerbach: «Te alegraria conocer a uno de nues- tros nuevos amigos, si bien ahora se encuentra en Bonn, en cuya universidad va a dar clases muy pronto... A pesar de la proximidad de nuestras actividades, me ha producido una gran impresin; prepdrate, pues, a conocer muy pronto al mas grande y probablemente el tinico auténtico fildsofo actual. Den- tro de poco, cuando sea conocido por el piiblico (a través de sus ‘obras y de sus clases en la Universidad), concentrara sobre si las miradas de toda Alemania... El doctor Marx, éste es el nombre de mi idolo, es todavia muy joven (apenas tiene veinticuatro afios). El sera quien dé el golpe de gracia a ta religion y ala filosofia medievales; en él se compaginan el espiritu mas mor- daz con la mas profunda seriedad filos6fica: imaginate a Rous- seau, Voltaire, Holbach, Lessing, Heine y Hegel unidos en una sola persona, fijate que digo unidos y no arrojados en el mismo saco... éste es el doctor Marx». Con esta singular presentacién en los ambientes radicales de Alemania entraba en la vida publica Karl Marx, cuya obra y 18 Introduccion cuya fama acabarian superando las acertadas previsiones de Moses Hess, vinculéndose a la revolucién teérica y politica mas grande de la historia. ‘Marx habia nacido en Tréveris, una de las ciudades mas antiguas de Alemania —situada en la frontera entre Ia cultura francesa y latina y la cultura alemana—, el 5 de mayo de 1818. Su padre, Hirschel Marx, abogado de origen judio, que se ha- bia bautizado (con el nombre de Heinrich) para huir de las persecuciones a que eran sometidos los judfos en la Prusia de “ederico Guillermo III, era hijo del rabino de Tréveris, Marx Levy, quien slo habia conservado su primer nombre. Marx estaba unido a su padre, un hombre refinado y culto ‘aque se sabia de memoria a Voltaire y Rousseau», y que nunca habia estado seriamente ligado a los ambientes de cultura ju- daica, por fuertes vinculos de confianza y estimacién. Por el contrario, la madre —una simple ama de casa incapaz de com- prender las ansias intelectuales de su hijo, a quien deseaba ver como abogado— y los hermanos dejaron muy poca huella en la formacién y en la vida de Karl. En cualquier caso, Karl Marx formé su cultura lejos de ‘Tréveris, en Bonn y en Berlin, donde realizé sus estudios uni- versitarios. En Bonn, Marx se inscribié en 1835 —siguiendo los consejos de su padre—en la facultad de Derecho, sin que ello significara una preferencia definida por los estudios juridicos, a los que, por el contrario, solfa anteponer sus preferencias lite- rarias y filos6ficas (se conservan varias composiciones poéticas de sus afios juveniles). Sabemos que participé con regularidad ten los cursos universitarios, asf como también conocemos el ambiente juvenil y festivo que dominaba la ciudad, que co- menz6 a experimentar durante aquellos afios los primeros con- tragolpes de las persecuciones antiliberales. En el seno de los clubs estudiantiles, en los que a menudo se encendian, entre copa y copa, disputas y alborotos (parece comprobado que el joven Marx se vio involucrado en un duelo), fermentaban en luna patética atmésfera romantica los primeros gérmenes del movimiento liberal. Asi, por ejemplo, el «club de los poetas», del que formaba parte Marx, fue puesto muy pronto bajo in- tensa vigilancia policial. Este tipo de vida —en la que la agita- cién politica se filtraba con cierta frecuencia en las fiestas estudiantiles— no era muy del gusto del padre, quien, preocu- pado por el porvenir de Karl, le inst6 a que se trasladara a la Una vida para la ciencia y la emancipacién 19 universidad de Berlin, Asf termina esta primera fase de su ju- ventud, Ademés, un hecho nuevo, importante, puso punto final a este perfodo: durante el verano de 1836 (transcurrido en Tréve- ris), Marx se prometié en secreto con Jenny von Westfalen, una bella joven (en Tréveris la conocian como «reina del baile» y «princesa de ensuefto») de familia noble. Sus relaciones tuvie~ ron que superar no pocas dificultades hasta que el noviazgo, mal visto en. un principio, fue finalmente aprobado en 1837 por los Westfalen y Jenny se convirtio en la compaiiera inseparable de Marx. En Berlin, Marx se encontré con un ambiente mas sereno y mds intelectual: por un lado, los circulos filos6ticos en los que se adiestraban los epigonos y discipulos de Hegel, por otro, sus dos grandes maestros de la Universidad, Savigny y Gans. Marx se dedicé de leno al estudio. En su pequefia habi- tacién, alquilada al lado de la Universidad, se amontonaban los cuadernos de apuntes y las composiciones filos6ficas. En un momento dado comenz6 a escribir una Filosofia del Derecho, que interrumpié después de trescientas paginas convencido de que «sin un sistema filos6fico no podfa conseguirse nada». Su dedicaci6n a los estudios afecté muy pronto a su salud, aprove- chando la convalecencia para leer todas las obras de Hegel. De esta forma se introdujo por completo en la atmésfera cultural berlinesa, dominada por la figura del gran filésofo. Comenz6 a frecuentar el Doktor club, entablando amistad con los jévenes intelectuales de Berlin, entre los que destacaba la figura de Bruno Bauer. Los problemas que mas apasionaban por aquel entonces a estos j6venes intelectuales eran los de Ia critica de la religion, del Estado y de la relacién entre idea y realidad. Y fueron éstos los problemas que mas atrajeron la atencién de Marx, apartandose progresivamente de los estudios universita- rios que, a partir de la muerte de Gans, habfan caido bajo la tutela de los tedricos del absolutismo y del misticismo. No por ello abandoné por completo sus exdmenes y, en 1841, obtuvo el doctorado en la universidad de Jena con una tesis sobre la Diferencia de la filosofia de la naturaleza en Demécrito y en Epicuro. 20 Introduccion Su presentacién publica La conclusin de sus estudios universitarios coincidié con la apertura de un periodo de reaccién en la vida cultural y politica el nuevo rey Federico Guillermo IV —traicionando las esperan- zas que en 61 habjan depositado los ambientes liberales—conti- nué la politica tradicional, acentuando la represién de los movi- mientos culturales mas radicales. Marx, que en un primer mo- mento se habia planteado proseguir su carrera universitaria, comenzo a preocuparse cada vez mas de los problemas polit cos, impulsado en parte también por sus propios estudios de la teoria hegeliana del Estado. Ast, cuando conocié a Hess y al grupo de revolucionarios que to circundaba, Marx poseia ya una vasta cultura y tenia el propésito de promover en unién de Bauer algunas publicaciones, con objeto de lanzarse piblica- mente a los campos de batalla de la teoria y.de la politica. El genio estaba a punto de salir del anonimato, Las primeras cola- boraciones de Marx aparecieron en la Gaceta Renana (Die Rheinische Zeitung), una revista publicada por los intelectuales radicales de Colonia que se movian alrededor de Hess aprove- chéndose de la neutralidad inicial del gobierno. En ellas, Marx defendia con argumentaciones contundentes y estilo vigoroso la libertad de prensa («la libertad de prensa fundamental —podia Jeerse en uno de sus articulos— consiste en el hecho de que la prensa no se convierta en una industria») y atacaba la censura («la Gnica manera de solucionar el problema de la censura es aboliéndola»). El eco despertado por los articulos de Marx fue notable, hasta el punto de que en octubre de 1842 fue llamado a Colonia como redactor jefe de la revista. Las consecuencias no tardaron en hacerse notar: la revista adopté una inconfundible unidad de estilo en la que la agudeza del analisis teorico y la incisividad céustica de la expresién denunciaban la omnipre- sente mano de Marx. En pocos meses, los suscriptores pasaron de mil a tres mil y la Gaceta Renana se impuso como el 6rgano mas radical de la oposici6n, contra el cual no tardé en lanzarse a acusacin de «comunismo». En otros articulos —sobre la ley contra la sustraccidn de leita de los bosques y sobre las condi- ciones en que se desenvolvian los vendimiadores de la cuenca del Mosela— Marx atacé lo que él denominaba «la sofistica de la propiedad privada» a la que todo era inmolado en la Prusia que habia

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