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Prólogos prescindibles

Jorge Boccanegra: poesía de un


hombre para cualquier hombre
el dia 6 Diciembre 1980
por Juan D O M I N G O ARGUELLES Ya n o h a b r á d í a s n e g r o s c o m o t o r
(mentas o suicidios
ni azules
c o m e las camisas d e l o s ferroviarios
Los ojos del pájaro quema-
(de este pueblo
d o . Jorge Boccanera. Edito- ni marrones c o m o los días d e cara
rial V S i g l o s , México, 1980.
(a la pared
n i b l a n c o s c o m o l a t r e g u a o e l sí
(lencio
Hace 2 años ya, leíamos en un ni verdes
suplemento periodístico cuyo nom- c o m o e l a l i e n t o d e Jos n i ñ o s a la
bre ahora escapa a la memoria, la (salida
presentación del libro 3 0 poemas d e la lluvia
e s c r i t o s e n I n v i e r n o hecha por Jorge
solamente días r o j o s
Alejandro Boccanera con motivo de n u b e s deshilacliadas q u e v a encen-
la obtención del premio "Bardo" d i e n d o el viento
de poesía por su coterráneo Adrián p o r q u e el m o t o c i c l i s t a se h a mar
César Desiderato. Fue, aquella, la (chado
primera vez que leímos a los 2 ar-
p o r q u e el m o t o c i c l i s t a se ha lan
gentinos. Poeta uno —aunque no lo
sabíamos en ese entonces— escri- (zado contra el bufón del rey
biendo sobré' áSBttó^poetA también y ha t o m a d o el c a m i n o / la carretera
—de lo cual tu.V|¿n©S« conciencia gra- i, (aquella
cias a la selección de poemas que d e la q u e s o l a m e n t e s e r e g r e s a
Jorge hizo de Adrián—. Aquella pre- c o n u n b e s o e n l a e s p a l d a o u n a ba-
sentación nos gustó enormidades ila e n los labios
—tanto como la poesía presenta-
da— y guardamos el texto como S e ha dicho y repetido que Cé-
una joya de lo sintético y de lo acer- sar Vallejo es uno de los escritores
tado. Ahí se decía, y se demostraba que más hondamente han influido
fundamentalmente que la poesía de en la literatura de habla hispana de
Adrián César Desiderato tenía hon- este siglo y ciertamente es así pero
das raíces y visibles ramas en la lí- al hablar de influencia debemos en-
rica vallejiana. Admiradores noso- tenderla a la luz del fenómeno cer-
tros hasta la saciedad del poeta p e - vantino; así como toda novela mo-
ruano, pudimos comprobar el aser- derna de una u otra forma contie-
to del juicio. Vale citar aquí un pá- ne a E l Q u i j o t e , así mismo toda
rrafo excelente de aquella prosa: poesía moderna contiene a I r i l c e en
"El poeta peruano —escribía Boc- el fondo. Al hablar ahora nosotros
canera— es decididamente un vino de la huella vallejiana en Jorge Boc-
difícil de asimilar, embriaga rápida- canera hemos tomado esto en cuen-
mente, siendo pocos los poetas que ta pero la misma poesía del escri-
en esa tesitura han logrado en la re- tor argentino nos na impelido a ir
creación propia —y un sentimiento más aflá; el vallejianismo de Bocca-
muchas veces similar— una voz per nera no es ese que sedimenta toda
sonal. Aquí cabe destacar a Juan nueva poesía y decimos que no por-
Gelman, de Argentina y Gonzalo Ro- que en el caso de L o s ejos d e l pá-
jas, de Chile, como poseederes de jaro q u e m a d o , Vallejo no pervive
una estatura literaria mayor con el como Vallejo sino como Boccanera.
argumento original del gesto valle- Para decirlo con palabras de Orte-
jiano. Con menor fortuna poetas ga, "pensar es buscarle 3 pies al ga-
españoles de la llamada generación to" v si pensamos, si meditamos la
de! cuarenta". profundidad del poema boccaneria-
no hallaremos en ella lo que lo iden-
tifica (con Vallejo) y lo que tras-
ciende: "(esta canción tiene la so-
hoy, conocedores ya de la poe- ga al cuello)/ un hombre/ cualquier
sía de Jorge Bcccarena por haber nombre/ acaso el trasmigrante/ lle-
leído su último libro, Los ojos d e l va un pequeño blues en la gargan-
pájaro q u e m a d o , creemos que si
t a / estalla en las armónicas del día/
junto a Adrián Desiderato, Juan cuando los ademanes del silencio
Gelman y Gonzalo Rojas ponemos preparan su emboscada/ un hom-
a Jorge Boccanera, pocos serán los bre/ cualquier hombre/ l l e v a un pe-
que nos recriminen el haberlos jun- queño blues en la garganta/ duele
tado de esta manera. L o s o j o s del como la noche/ quema como tu
pájaro q u e m a d o no nos desampa- cuerpo".
rarán en nuestro juicio; estamos se-
guros. Aquí, la poesía de Jorge Boc- Lo existencial en Boccanera con-
; cañera le restituye al poeta perua- duce a la angustia que si en Valle-
no de Santiago de Chuco el acento je es patética, en el poeta argenti-
no es duda que se instala en Ta ló-
perdido generalmente por el olvido gica, en la casualidad real y con-
en que hasta cierto punto se sigue creta: "¿Será posible el sur?/ si se
teniendo a Vallejo. Pero esta resti- viese al espejo/ ¿se reconocería?"
tución no la hallaremos en la era- La pregunta la hace l a poesía en
briagación de ese "vino difícil de el exilio. La respuesta la tiene el
asimilar" que produce la poesía de sur en su entraña. Rostro del sur
desfigurado lo suficientemente im-
Vallejo; muy por el contrario, yace posible para el reconocimiento; re-
en efervescencia —valga la parado- conocimiento que sólo puede salir
ja— en lo profundo del lenguaje de adentro, aunque ese adentro es-
poético del argentino. Para decirlo té más fuera que nunca hoy, en el
con precisión, yaMejo está en Boc- exilio. El pájaro quemado mira;
canera no como recreación sino co- donde pone los ojos quema; don-
mo creación legítima; Vallejo vive de erosiona surge la conciencia.
en la poesía de Jorge Boccanera por Los etiquetamientos y las com-
,1a fecunda asimilación que nos en- paraciones suelen resultar desastro-
sos. La memoria es falible, decía Ju-
trega su originalidad. Se es original lio Cortázar, otro argentino. Por
—dicen que decía Gide— en la me- eso mismo nosotros hemos hablado
dida que se asimilan las grandes de Jorge Boccanera con la certeza
originalidades. Boccanera es el ca- que nos da su propia poesía. Lo de-
so, Les ojos del pájaro quemado lo más es historia que no se contrapo-
atestiguan: ne a la excelencia de su poesía.

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