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Bolilla 1: Concepto del Derecho Romano.


1) Derecho Romano: se entiende por derecho romano el conjunto de normas y principios jurídicos que rigie-
ron las relaciones del pueblo romano en las distintas épocas de su historia, desde su fundación en el 753 a.C
hasta la muerte del Emperador Justiniano, abarcando también las leyes Romano-bárbaras.
En sentido estricto, designa el ordenamiento normativo contenido en la compilación de leyes y jurispruden-
cia romanas realizadas en el s. VI por el Emperador Justiniano: El corpus iuris Civilis, que se encuentra inte-
grado por:
- El código (compuesto por la compilación de constituciones imperiales)
- El Digesto (que contiene el ordenamiento de la jurisprudencia romana).
- Las Institutas (obra que el príncipe legislador destina a exponer los principios básicos de su D° a fines de fa-
cilitar su conocimiento por los estudiantes).
- Las novelas (que fueron las nuevas constituciones dictadas por Justiniano entre el 535-565, un vez termi-
nada su labor compilatoria)

2) Concepto del Derecho e Ideas Romanas:


a) El “ius”: (la posición correcta de algo) en sentido objetivo es entendido como norma que regula con ca-
rácter obligatorio las relaciones sociales. En sentido subjetivo, se entiende como facultad o poder que el or-
denamiento jurídico reconoce a un sujeto.
Fue definido por Celso como “El arte de lo bueno y lo equitativo”.
Es el derecho humano, constituido por normas creadas por el hombre para regular las relaciones de éstos
entre sí y con el E’.

b) Los preceptos del Derecho (tria iuris praecepta) resume los deberes que el derecho objetivo impone a los
individuos. Ulpiano: “Vivir honestamente, no dañar a otro, y dar a cada uno lo suyo”.
Existía entre el “ius” en sentido subjetivo y la “actio” una íntima conexión, ya que ésta era concebida por los
romanos como el instrumento procesal por cuyo intermedio el ordenamiento legal aseguraba a las personas
(físicas o abstractas) la tutela de los derechos subjetivos.

c) El “Fas”: designación que corresponde a la Norma Religiosa, que apareció en épocas primitivas estrecha-
mente vinculada al Ius (la norma jurídica). Fue recién a partir de la époa de la república cuando se abre paso
a la jurisprudencia y se produce una separación entre el derecho y la religión. A partir de esa época “fas”
equivale al “ius divinum”.
Es la norma religiosa, el derecho revelado por los dioses, que regula las relaciones del hombre con la divini-
dad.

d) Justicia: (Iustitia) “Es la constante y perpetua voluntad de dar a cada cual lo que le pertenece”.

e) La “aequitas” (Equidad): definida como el modelo al que debe acomodarse el derecho, la finalidad que
debe cumplir el ordenamiento jurídico para que sus normas no sean lo contrario a lo justo.

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f) Jurisprudencia: fue definida por Ulpiano, como “el conocimiento de las cosas divinas y humanas (para po-
der determinar), la ciencia de lo justo y lo injusto.

3) Derecho público y privado: Por derecho público se entendió en Roma “al estado de la cosa romana” y al
derecho privado como “el que concierne a la utilidad de cada individuo”.
El Derecho público está constituído por el conjunto de normas que regulan la constitución y actividad del E’
y las relaciones que ese mismo E’ tiene con los particulares, en tanto el derecho privado se rige exclusiva-
mente de las relaciones de los individuos entre sí.

-DERECHO NATURAL, DERECHO DE GENTES, DERECHO CIVIL. Justiniano, siguiendo la opinión de Ulpiano,
realiza ésta división tripartita en el derecho privado. Apartándose de las Institutas de Gayo, en las que el de-
recho se dividía en derecho Civil (exclusivo del pueblo romano) y el derecho de Gentes (que era el integrado
por normas que se aplicaban a todos los pueblos).
De lo precedente se sigue que el derecho privado estaba dividido en dos ramas: el DERECHO CIVIL ( reserva-
do exclusivamente para el civis romano) y el DERECHO NATURAL o DE GENTES (que consistía en un complejo
de norma consuetudinarias, derivada de la razón natural que los romanos tenían en común con los otros
pueblos del mundo antiguo).
Cabe destacar, que hubo autores que sostuvieron que el derecho natural y el derecho de gentes fueron con-
cebidos en el derecho romano como términos equivalentes.
La cátedra adhiere a que ambos términos son diferentes, atendiendo a que el ius Gentium, es un término
auténticamente romano, que tiene una base contractualista basada en la tácita aceptación de todos los
pueblos; mientras que, el derecho tiene su origen en la filosofía helénica y surge de la naturaleza de las co-
sas.
Respecto del derecho natural, se reconocen distintos conceptos: el de Ulpiano “aquél que la naturaleza en-
seña a todos los animales” (por ej: las leyes comunes al hombre y al animal como la unión de sexos, la pro-
creación, la educación de los hijos).
Otro concepto más acertado es el de Paulo que entiende que el derecho natural “es siempre bueno y equi-
tativo”, es decir, lo concibe como un derecho ideal, inmutable y que es igual en todos los hombres.

4) Derecho Civil, Derecho Honorario. DERECHO CIVIL es el que dimana de leyes, plesbicitos, decretos de los
príncipes, de los senadoconsultos y de la autoridad de los Jurisconsultos. DERECHO HONORARIO es el con-
junto de principios jurídicos que derivan de la autoridad jurisdiccional de los jurisconsultos.
A partir del 367 a.C cuando se crea la pretura, comienza a elaborarse por el pretor un conjunto de principios
jurídicos que aparecieron para dar mayor eficacia al derecho civil, creándose el DERECHO PRETORIO princi-
pios jurídicos introducidos por el pretor para ayudar, suplir o corregir el derecho civil; equiparándose a partir
de entonces éstos conceptos.

EL “IUS EXTRAORDINARIUM”: El dualismo del derecho civil-honorario, fue superado por el aporte de las
constituciones imperiales, que constituyeron el llamado Ius Extraordinarium.

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5) El Derecho Escrito y No Escrito.: Constituyen el derecho escrito la ley, los plebiscitos, los senadoconsul-
tos, las constituciones de los emperadores, los edictos de los magistrados, y las respuestas de los juriscon-
sultos. Por su parte el derecho no escrito es aquel convalidado por el uso, por las costumbres, aprobado por
el consentimiento de los que la siguen.
Sin embargo, la diferencia fundamental, radica en el hecho de que hubieran sido elaborados por el órgano
competente del poder estatal con facultad de hacer derecho (normas que normalmente eran fijadas por es-
crito); o fueran parte del derecho surgido por la costumbre (lo que constituía el derecho no escrito).

6) Derecho Común, Derecho Singular. La normas jurídicas vigentes, que se presentan con el carácter de
principios o reglas generales, constituyen lo que se denomina el “Ius Commune”. El derecho Singular, son
aquellas normas excepcionales introducidas a causa de alguna utilidad particular y con la sola autoridad de
quienes lo constituyen (aplicable a las particulares relaciones jurídicas)
Así por ejemplo: surge la norma que prohíbe las donaciones entre cónyuges (norma del derecho singular)
que contradice al principio general de que tal negocio jurídico está permitido entre cualquier clase de indivi-
duos.

a) Beneficia: fue el término empleado para designar ciertas ventajas que otorgaba el ordenamiento jurídico
a determinada/s persona/s, dado a todos los que se encontraran en una cierta situación siempre que lo soli-
citasen expresamente.
b) Privilegium: en la época imperial, importó una excepción al derecho normal q, que debía interpretarse de
manera favorable aquél a quién se lo otrogaba. Éste es el caso del privilegio del testamento militar que con-
cedía a los soldados la posibilidad de testar en campaña sin ajustarse a las formalidades prescriptas por la
ley.

7) Fuentes de producción y conocimiento del Derecho Romano.


Fuentes de Producción: son aquellas constituídas por todo aquello de donde el derecho romano surge. Entre
éstas encontramos las llamadas “Fuentes productoras” o “fuentes formales”, en las que se distinguen la no
escrita (la costumbre) de las escritas o sancionadas (leyes, plesbicitos, edictos de los magistrados etc.)
Fuentes de Conocimiento: compuesta por el conjunto de medios que ayudan eficazmente a conocer el dere-
cho romano que pueden ser “extrajurídicas”(provenir de historiadores, gramáticos y etimologistas, oradores
o filósofos, de las Ciencias modernas, enciclopedias, y biografías del derecho romano); y las Jurídicas que
emanan de la obra de los jurisconsultos como las Intitutas de Gayo, las Reglas de Ulpiano, el Corpus Iuris Ci-
vilis de Justiniano, etc.

8) Influencias Primordiales que operan sobre el Derecho Romano.


Las primordiales influencias del derecho romano son:
a) La religión: Es incuestionable el profundo influjo que la religión ejerció sobre el derecho romano. En
Roma, se presenta nítida la influencia causa de que correspondía a los pontífices la misión de interpretar y
aplicar las normas sagradas. Además de ser una influencia notoria sobre el d’ público, también lo es sobre el
d’ privado; por ejemplo: la institución del confarreatio, uno de los medios legales por los que el esposo podía

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adquirir la potestad marital sobre la mujer; la adrogatio, modo especial de adoptar a una persona sui iuris; y
finalmente, el testamentum in calitis comitiis, forma de testar el derecho antiguo.
b) La filosofía griega: Un hecho cultural de trascendental importancia fue el contacto de la filosofía griega
con la legislación romana, a la que ésta enriqueció científica y conceptualmente. Fue el estoicismo, el sistema
filosófico que más acabadamente influyó en el pensamiento de los jurisconsultos romanos: así como también
Cicerón, fue in intermediario del típico pensamiento filosófico griego.
c) Cristianismo: Unánimemente, la doctrina reconoció el decidido influjo que tuvo la religión cristiana so-
bre el desenvolvimiento del derecho romano en el período post-clásico.
d) Los derechos de la Antigüedad: Hay autores que han hablado de la influencia que los d’s de la antigüe-
dad ejercieron sobre el d’ romano: se pretendió encontrar afinidad entre la legislación romano y los sistemas
jurídicos egipcios, judaicos, babilónicos, pero no se tuvo éxito. *Sin embargo, los romanos, al hacer la Ley de
las XII Tablas, incorporaron d’ etrusco y griego.

CLASES.
Los romanos fueron un pueblo muy especial, tanto, que no tan solo nos regimos por sus derechos, sino tam-
bién por sus construcciones
*Origen del pueblo romano: Eneas se salvó de la Guerra de Troya por ser hija de Afrodita. Al salvarse, conoce
a la hija de un rey latino, y tuvieron 2 hijos: Mónitor y Amulio. Cuando muere Eneas, Amulio pone preso a
Mónitor, matando a todos sus descendientes… A todos, excepto a una mujer: Rea. Rea se convierte en vir-
gen, y no puede tener hijos, hasta que es fecundada por el dios Marte, y así nacen Rómulo y Remo. Amulio ti-
ra a un río, intentando matarlos, a Rómulo y a Remo, con la suerte que una loba los rescata y los cría hasta
que recen. Una vez crecidos, vuelven a Andalonga donde derrotan a Amulio, y ponen a su padre como rey.
Una vez hecho esto, abandonan Andalonga y fundan un sitio llamado “Roma”. Al decidir quién reinaría, deci-
den hacerlo en un concurso: quién ve más pájaros fundaba Roma. Rómulo gana. Así, éste hace los límites de
la ciudad con un arado. Remo cruzó los límites sagrados y fueron sacrificados.
Rómulo percibe un dato importante: la ciudad no crecería pues no tenían mujeres. Así, hace una fiesta invi-
tando a los sabinos por la fundación de Roma. Una vez atrapados los sabinos, los romanos roban a las muje-
res. Tito Tacio (rey sabino) se enfrenta con los romanos: sin embargo las mujeres se interponen entre ambos
bandos para no quedar viudas o huérfanas Comparten trono Tito Tacio con Rómulo. Tito Tacio muere y que-
da Rómulo en el trono. Así se forma la familia AGNATICIA  tenían un culto en común: en c/casa había un
culto común, que tenía varios núcleos:
Los romanos creían en el infierno, para
I. Primer núcleo: familia.
preservarlo era importante el entierro y
II. Segundo núcleo: parientes fallecidos:
el fuego sagrado: tener siempre el hogar
a. Dioses mares: familia, abuelos.
o el carbón ardiendo, porque al apagarse,
b. Dioses lares: Dioses héroes o reocnocidos.
los familiares y dioses lares y mares mo-
III. Tercer núcleo: Templos, dioses más importantes.
rían e iban al infierno.

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No había forma de constituir una nueva familia, ya que había SÓLO 100 familias. Había que elegir SI O SI una
de estas 100 familias.
*Formas:
* Matrimonio (ver bolilla de matrimonio).
* Adopción.
* Voluntad post-mortem, a través del testamento.
*Familias: Las familias se dividían en tribus, había 3 tribus:
*Tipienses/etruscos: tenían 10 cunias.
*Latinos: tenían 10 cunias.
*Sabinos: 10 cunias.
En total, había 30 cunias, y estas 30 cunias constituían un tribuno. Cada cunia entregaba 10 decurias, que ran
soldados a caballo, y 1 centuria, que era la infantería.

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Bolilla 2: Historia y Fuentes del Derecho Romano


1) Conceptos Generales: D° Romano es el ordenamiento jurídico que rigió la vida del pueblo de Roma a lo
largo de su progresiva evolución y que se desarrolla desde el 753 a.C hasta sus sistematización en el Corpus
Iuris Civilis de Justiniano. Este periodo de 13 siglos en cuyo transcurso el D° y sus instituciones no fueron uni-
formes, hacen necesaria la periodificación para su estudio.

2) Sistema de división adoptado por la cátedra: compuesto por 4 Etapas:


a) Periodo del Derecho Quiritario Período del Derecho Honorario (Se extiende desde los primeros siglos a.C
abarcando la República hasta su final, 509-27 a.C y prácticamente todo el periodo del principado, 27 a.C-
284 d.C)
b) Periodo del Derecho Jurisprudencial (mediados, a fines del principado)
c) Derecho Justineaneo o Derecho de la Codificación, que incluye todo el periodo del Dominado, desde
años antes de su inicio, 289, hasta el 565.

3) El Derecho Quiritario: Se inicia con la fundación de Roma y termina aproximadamente a mediados del
siglo IV a.C (abarcando todo el período monárquico 753-509 a.C y la primera parte de la República).
La costumbre es la fuente fundamental, y es difícil de establecer la distinción entre las normas del “fas” (de-
recho de la Divinidad) y el “Ius” (Derecho de los Hombres).
El derecho Quiritario sólo ampara y beneficia a los ciudadanos romanos. Sus normas son aplicadas a la casta
privilegiada de la soc., el patriciado, con olvido absoluto de la clase plebeya.
La ley de las XII Tablas es el testimonio legislativo más importante de la antigüedad romana.

4) El período del Derercho Honorario o Derecho de Gentes se inicia en el 367 a.C cuando se sanciona la Lex
Liciana de consulatu, que admite a los Plebeyos al Consulado, creando una nueva magistratura patricia, la
pretura urbana. En éste periodo se produjo un engrandecimiento del E´ que conllevó a modificaciones nece-
sarias en el D° Quiritario, introdujéndose por actividad exclusiva del pretor medios más equitativos para re-
gular las relaciones jurídicas interindividuales.
Durante ésta época, las antiguas instituciones del Ius Quiritium se transformaron profundamente.

5) Período del Derecho Jurisprudencial: comienza entre los años 100/50 a.C y aparecen las primeras escue-
las de Derecho. La ciencia Jurisprudencial nace con Scaevola, que fue el primero en constituir el Ius Civile,
ordenando el derecho vigente en libros.
Dentro de este periodo, un momento vital se produce con la llegada de Augusto (primer emperador Ro-
mano) quien dando mayor autoridad a la jurisprudencia hizo que la respuesta de los Jurisconsultos fuese
como una emanación o una delegación de su propio poderla cual era obligatoria para los jueces.
Se percibe en esta etapa u decaimiento del derecho público y un consecuente engrandecimiento del ámbito
privado.

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6) Periodo del Derecho de la Codificación: se caracteriza por el debilitamiento del derecho clásico. En esta
etapa llegan a integrarse el derecho oficial y el local, lográndose un derecho universal y sistemático.
Se sancionan los códigos Gregoriano y Hermogeniano. El proceso de ordenación de las “leges”, alcanza una
mayor relevancia con la publicación del Código Teodosiano.
Se hace necesaria la ordenación del “IUS o iura”, es decir del derecho comprobado y trasmitidos por los es-
critos de los jurisconsultos, a través de la “LEY DE CITAS” que tuvo por objeto establecer el procedimiento
que los jueces debían seguir para para aplicar la doctrina de los jurisconsultos.
Este ciclo del derecho culmina con la obra compilatoria del emperador Justiniano quién llevó a término la
codificación tanto del Ius como de las leges, en el Corpus Iuris Civilis.

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Bolilla 3: Evolución Político-Social de Roma


1) Conceptos Generales: En el período histórico de la evolución del Derecho Romano se distinguen tres re-
gímenes políticos:
 Monarquía: Desde la fundación (tradicional) en 753 a.C. hasta la expulsión del último rey romano, Tarquino
el Soberbio (509 a.C.).
 República: Desde el 509 a.C. hasta el advenimiento del primer emperador, Augusto (29 a.C.).
 Imperio: Se divide en dos épocas distintas: el principado (desde Augusto hasta Diocleciano y Constantino) y
el dominado (que se impone en la época dioclecianeo-constantiniana al establecerse un estilo de monarquía
absoluta de corte heleno-oriental).

2) Prehistoria de Italia y Fundación de Roma:. Durante varios milenios anteriores a la era cristiana, Italia
había visto entrecruzarse y sucederse a razas y civilizaciones autóctonas y mediterráneas de cuya fusión ha-
bría resultado la estirpe itálica. Se destacaron nítidamente:
 Latinos: Ocuparon el Lacio un territorio reducido en el centro de la península, al este y al sur del río Tíber.
Impusieron su idioma, el latín, que con el apogeo romano sería una lengua universal.
 Etruscos: Establecidos en la Toscana, al norte del Lacio. Eran de origen asiático. Pronto alcanzaron el mayor
nivel de civilización itálico, ejerciendo una gran influencia en lo político y lo cultural.
 Griegos: Asentados en la costa de Campania, al sur de Italia, aproximadamente desde el siglo IX a.C.

Los latinos quedaron entre los etruscos al norte y los griegos al sur. Fue así que realizaron una alianza con fines
puramente defensivos con los sabinos, pequeño grupo vecino. De esta fusión surgiría Roma.

3) La Monarquía: En este primer ciclo histórico de la antigua ciudad-Estado (civitas) romana, el gobierno mo-
nárquico reposaba en tres factores políticos:
 Magistratura: El rey (rex) era el magistrado exclusivo y vitalicio.
 Senado: Llamado senatus, constituía el órgano asesor y consultivo del rex y se integraba por venerables an-
cianos descendientes de fundadores de la ciudad.
 Pueblo: Reunidos en asambleas o comicios (comitias), los ciudadanos romanos decidían sobre cuestiones
atinentes a sus intereses.

4) Órgano Políticos Primitivos: Gens, Familia, Tribus y Curias:


La gens habría sido la organización cívico-social más importante que precedió a la civitas. Constituyeron un
agrupamiento humano esencial, caracterizado por una unidad política con un alto grado de independencia,
dado que contaba con sus órganos de gobierno, su jefe o pater gentilis y sus propias normas de derecho pri-
vado (mores maiorum). Tuvieron también sus propios regímenes económicos y sus divinidades protectoras
grupales. Esta fisonomía de pequeño Estado irá desapareciendo a medida que la civitas afirma su presencia
como ente regulador de las relaciones particulares.

La poca solidez del Estado romano primitivo convirtió a la familia en un elemento vital en la esfera política; una
confederación de familias constituía una gens, basada en presuntos orígenes comunes. Este grupo se organizaba

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autonómicamente en torno a un jefe paterfamilias (padre de familia) de poderes absolutos en el orden político,
judicial y religioso.

Los habitantes de Roma fueron divididos en tribus por motivos militares (para suministrar soldados al ejércitos),
por necesidades políticas (dotar de miembros al senado primitivo) y motivaciones religiosas (al dar sacerdotes a
los antiguos colegios sacerdotales).

Las tribus estaban divididas a su vez en curiae (curias, es decir, cortes) basadas en el domicilio. Roma atribuyó a
cada curia dos funciones fundamentales: una militar, al proveer a las legiones cien hombres cada una, y otra
política, al constituir la unidad de votación en los primeros comicios romanos, que se denominaron comiitia
curiata (comicios curiados). Estas perdieron gradualmente su importancia cuando Servio Tulio organizó una
nueva unidad de voto: la centuria.

5) Órganos políticos de la Civitas: Rey, Senado y Comicios:El rex (rey) fue el supremo magistrado monár-
quico a pesar de que en los primeros tiempos estuvo restringido en sus funciones por la gens y la familia. Es-
ta institución era vitalicia, unipersonal y sagrada, ya que el delito contra el rey era un sacrilegio castigado
con la muerte. Tenía:
 Poderes políticos: Podía organizar el Estado, convocar y presidir los comicios y designar a los miembros del
senatus. Si se ausentaba de Roma, delegaba sus funciones a un praefectus urbi (prefecto de la ciudad).
 Funciones religiosas: Era supremo sacerdote, con derecho a consultar los auspicios y a organiza y regular los
sacra publica (ritos sagrados públicos).
 Atribuciones militares: Tenía comando de las legiones y de la dirección de defensa del Estado
 Atribuciones internacionales: Era representante de Roma en las relaciones con otros pueblos, estando auto-
rizado a declarar la guerra y firmar tratados de paz.
 Poderes jurisdiccionales: Le competía reprimir delitos, en especial los que atentaran contra la seguridad
estatal. En esto era ayudado por dos funcionarios, uno para castigar la alta traición y otro para el delito de
homicidio.

También el rey tenía el poder de distribuir la tierra pública entre los ciudadanos y de emitir la norma jurídica o
interpretarla. Sin embargo, los reyes no habrían ejercido la potestad legislativa al confiar en los colegios pontifi-
cales para realizarla.

El rex saliente designaba a quién debía sucederle, correspondiendo al comicio solamente la función de investirlo
de imperium (imperio). Si el rex no hubiera realizado la designación, la autoridad real pasaba al senado: cada
senador ejercería por cinco días la función real en carácter de interrex, hasta que, reunidos el comicio, éste pro-
pondría un nuevo rex, al que el pueblo dotaba de imperio.

El senatus (senado) fue la asamblea de los patres gentilis que participaba del poder real como consejo del rey.
Eran ellos los jefes de los patricios, la clase privilegiada descendiente de los fundadores de la ciudad. Sus miem-
bros eran designados por el rex. Durante la selección de un rex, convalidaban la decisión comicial mediante la

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patrum auctoritas (autoridad paternal); además, cada uno de los senatores actuaba asesorando regularmente al
rey en las cuestiones relativas a la marcha del Estado.

La comitia (asamblea popular) era una institución que se reunía para tratar ciertas cuestiones. La unidad de voto
fue la curia, dentro de la cual votaban los ciudadanos individualmente para determinar la decisión del grupo. Su
función era la de investir al rex de imperium otorgándole lo amplios poderes correspondientes a su cargo me-
diante la lex curiata de imperio. El comicio se reunía dos veces al año por convocatoria de un calator, por lo que
los comicios curiados se llamaron también comitia calata (comicios calados). También era convocado por el rey
para anunciar al pueblo soluciones de importancia y obtener su adhesión.

6) Colegios Sacerdotales: La religión tenía un valor esencial en la primera sociedad romana. De allí que estu-
viera fuertemente vinculada con el derecho público y privado. Los miembros de los disntitos colegios forma-
ban parte del aparato político del Estado, en su carácter de funcionarios sometidos al rex, que también era
máximo líder religioso.

Tres fueron los colegios que se destacaron en la misión de auxiliar al rey en el manejo de los sacra publica:
 Pontífices: Presididos por un pontífice máximo, que era árbitro de lo divino y lo humano y ejercía el con-
trol del culto publico y también de los cultos privados. Asesoraban sobre actos jurídicos y suministraron
todas las formas procesales de este tiempo.
 Augures: Les correspondía consultar la voluntad divina sobre los actos de carácter político o militar que
pudieran tener gravitación sobre la conducción del Estado.
 Feciales: Tenían una función diplomática e intervenían en las relaciones internacionales.

7) Organización Social: Patricios y Plebeyos: La desigualdad de clases en la Roma monárquica tenía inci-
dencia fundamental en el terreno de los derechos; los enfrentamientos entre patricios y plebeyos fueron
justamente una de las grandes causas de cambio y perfeccionamiento del ius civile.

La principal diferencia entre ambos grupos de era de carácter económico. Los patricios eran ciudadanos ricos,
terratenientes dueños de grandes latifundios. Los plebeyos carecían de aquel bien principal que era la propiedad
inmueble.

Los patricii tuvieron el goce exclusivo de los derechos de la ciudad:


 Políticos: estaban facultados a votar en los comicios, podían ocupar las magistraturas, podían liderar las
legiones romanas, y tomar posesión de las tierras conquistadas.
 Religiosos: podían participar de los colegios sacerdotales, podían ejercer el culto de la ciudad
 Privados: poseían actitud legal para contraer justas nupcias tenían derecho a realizar toda clase de ne-
gocios jurídicos, podían hacer valer en justicia sus derechos por medio del ejercicio de la actio derecho
de usar tres nombres: praenomen –individual-, nomen –gentilicio-, y cognomen –familiar-.

Los plebeyos prácticamente no formaban parte de la civitas. Carecía en absoluto de los derechos públicos y
tampoco gozaba de los vinculados a la actividad religiosa. En cuanto a los derechos privados, no tuvieron dere-
cho a contraer justas nupcias con patricios y el comercio sólo les era reconocido en cierta medida.

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Sin embargo tuvieron sus particulares autoridades y sus asambleas plebeyas o concilia plebis, que tomaban deci-
siones que valían exclusivamente para la plebe.
El conflicto por alcanzar mayores derechos y participación en la vida de la civitas duró varios siglos alcanzó un
estado de igualdad cuando Tiberio asumiera como el primer pontífice máximo de origen plebeyo (264 d.C.)

La clientela: Entre patricios y plebeyos, existía otra clase: la clientela. Eran ciudadanos de segunda clase, de
familias empobrecidas o tal vez extranjeras que se colocaban bajo el amparo de una casa patricia, a la que se
subordinaban con la obligación de prestarles servicios a cambio de su ayuda económica. A su vez, el patricio
estaba obligado a prestar a sus clientes alimento y a representarlos en juicio e instruirlos en el conocimiento del
derecho. A este instituto se lo conoció como ius patronatous (derecho de de patronato).

8) La dinastía etrusca: Después de los reyes latinos sabinos, los etruscos se hacen con el poder de Roma a
través de la conquista e imponen una monarquía que tiene tres representantes: Tarquino el Antiguo, Servio
Tulio y Tarquino el soberbio.

Los primeros dos reyes etruscos realizaron substanciales reformas en el esquema político y social de la civitas. El
Antiguo admitió a las nuevas gentes plebeyas. Estos plebeyos, en cierta medida asimilados a los patricios podían
formar parte del senatus.

Por su parte, Servio Tulio estableció una nueva división del pueblo, fundada ya no en el origen sino en la fortuna
de los ciudadanos. Para establecer esta división patrimonial de los ciudadanos, tuvo que crear el censo, que se
realizaba cada cinco años. Finalmente, la población fue dividía en cinco clases, aportando cada una soldados en
grupos de 100 hombres comandadas por un centurio. La obligación de pagar los impuestos correspondía a los
censados en las cinco clases y a quienes tuvieran por lo menos 1500 ases. La reforma serviana distribuyó el ejér-
cito en dos partes: el ejército activo, constituido por los iuniores, y la reserva, formada por los seniores, que de-
fendían la ciudad mientras los otros salían de campaña.

9) Republica: El advenimiento de la República tiene su origen en el derrocamiento del último rey etrusco,
Tarquino el Soberbio, que fue reemplazado por dos cónsules: Bruto, que inició la conjura, y Tarquino Cola-
tino. El cambio institucional se habría iniciado ante la indignación de los patricios por las reformas políticas y
sociales dadas en la época de Tarquino el Antiguo y de Servio Tulio, que amenazaban lo intereses y los privi-
legios de esta clase.

10) Las magistraturas republicas: Caracteres, clases y funciones: La característica fundamental de la re-
publica fue la existencia de magistraturas. Podemos definir a las magistraturas como cargos públicos ejerci-
dos gratuitamente por delegación y en nombre del pueblo romano, que duraban en sus funciones un tiempo
determinado y la titularidad de su cargo era colegiado (compartida entre dos o más individuos). De esta de-
finición podemos obtener los caracteres de las magistraturas:

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 Periodicidad: Duraban un año en su funciones (con excepción del censor, que disponía de 18 meses para
cumplir sus tareas).
 Colegialidad: Los magistrados no se dividían el poder, sino que lo detentaban ambos en suma. No actuaban
simultáneamente, sino alternativamente: mientras uno ejercía, el otro estaba en receso, pero con capacidad
de oponer su veto (intercesio).
 Electividad: Eran elegidos por el pueblo reunido en comicios, lo que muestras el papel fundamental del po-
pulus en la idiosincrasia romana.
 Gratuidad: No cobraban dinero por sus funciones; representaba un honor ser magistrado. Además, era una
restricción para el acceso de los plebeyos a tales cargos; sólo terratenientes acaudalados podía ocuparse de
la res publica.

Las magistraturas se clasificaban en patricias o plebeyas. Las magistraturas patricias a su vez se dividían en ordi-
nario y extraordinarias: las primeras integraban la estructura normal del Estado (cónsules, pretores, etc), mien-
tras que las segundas se creaban para casos excepcionales, como el dictador. Otra división era en atención a la
mayor o menor autoridad que se le confería a su titular. Así, la magistratura cum imperio contaba con imperium
(capacidad de ejercer coerción), mientras la sine imperio sólo gozaba de potestad (autoridad para ejercer una
función específica). Dentro del primer grupo se incluye a los cónsules y pretores, mientras que en el segundo
podemos citar a los ediles, censores y cuestores.
a) Consulado: Fue la más alta magistratura republicana. Se le atribuía a los cónsules la totalidad del imperium.
Concentraban potestades de carácter ilimitado que abarcaban distintos aspectos de la vida institucional (de-
claración de guerra y paz, facultad para convocar y presidir los comicios, ejercicio de la dirección de la admi-
nistración pública, comando de los ejércitos, etc).Las amplias facultades políticas de los cónsules se fueron
restringiendo a medida que se iban creando nuevas magistraturas, como ocurrió con respecto de la pretura
en el vaciamiento de las funciones jurisdiccionales.
b) Pretura: Aparece en el año 367 a.C. en virtud de la lex Licinia de consulatu, que permite a la plebe acceder
al consulado pero otorga los poderes jurisdiccionales de estos a la nueva magistratura: los pretores. Compe-
tía al pretor declarar los principios jurídicos que debían aplicarse a cada litigio. La actividad procesal del pre-
tor es lo que le permitió llevar a cabo esa importante tarea de corregir, completar y suplir al ius civile, en lo
que posteriormente pasaría a llamarse ius praetorium (o derecho honorario).
c) Censura: Los censores eran elegidos por los comicios a propuesta de los cónsules y duraban en sus funcio-
nes 18 meses. Poseían la potestad de confeccionar las listas de los miembros para el Senado y el poder de
decidir del honor de los ciudadanos luego de realizado el censo.
d) Cuestura: Apareció junto al consulado y constituyó una magistratura de rango menor. Los cuestores fueron
meros auxiliares de los cónsules y su función más importante fue la de la administración del tesoro público.
e) Edilidad curul: llevaba a cargo el cuidado de la ciudad, de la circulación pública, habitabilidad de los edifi-
cios, servicios de contra incendios; y lo concerniente a la policía de los mercados y la vigilancia de los presos
y el abastecimiento; y también la promoción y control de los espectáculos públicos.
f) Tribunado de la Plebe: Es la primera magistratura plebeya. Integrado por dos miembros, era sólo accesi-
ble a ciudadanos plebeyos, siendo elegidos sus miembros por el comicio centuriado (con la excepción de pa-
tricios), y más tarde por el comicio por tribus.El tribuno no contaba con funciones positivas en el ámbito pú-
blico, pero tenía un recurso de carácter negativo, llamado intercessio por el cuál podía vetar las decisiones

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de los magistrados patricios que atentaran contra el derecho o los intereses de la clase plebeya. Estaban fa-
cultados para convocar los concilia plebis para someter a asuntos a su decisión con validez para los miem-
bros de esta clase: los plesbicitas. Podían arrestar y condenar a los magistrados superiores.
g) Magistraturas extraodinarias: Fue creado con el fin de dictar un cuerpo legal que consignara todo el de-
recho de la época. Fue integrada por diez patricios, que redactaron en el año 451 a.C la Ley de la XII Tablas.
La dictadura fue la magistratura extraordinaria por excelencia; el dictador era el sucesor directo del rex. Ac-
tuaba asistido por un magister equitum. Su nombramiento suspendía las libertades ciudadanas y por eso su
designación solamente se hacía cuando un grave peligro para el Estado así lo exigía. En un principio el dicta-
dor fue elegido por los cónsules por el término de seis meses; después de las Guerras Públicas, debió ser de-
signado por el comicio.

11) El senado y los Comicios: El senado era el organismo que estaba en la cúspide de las instituciones políti-
cas republicanas. Tenía carácter aristocrático al ser integrado por los ex magistrados patricios lo que le daba
preeminencia sobre los demás órganos del E’. Sin embargo, finalmente, se admitió el ingreso de senadores
plebeyos: los conscripti, sin voz pero con voto. Un plebiscito Atinio fue el que reconoció a los ex-tribunos de
la plebe el derecho de entrar al Senado en pie de igualdad con los ex-magistrados patricios. Las decisiones
del senado (los senatoconsulta) regularon cuestiones de derecho público.

Le correspondía prácticamente la dirección del Estado: podían decidir la designación del dictador, realizar la lista
de candidatos a proponer a los comicios y fijar la fecha de elecciones, administrar las finanzas, aprobar los gas-
tos públicos e imponer tributos. La más alta función que le competía fue la relativa a la política exterior: las de-
claraciones de guerra y los tratados de paz sólo eran aprobadas por los comicios cuando tenían la venía senato-
rial. El senado actuaba como co-legislador a través de la patrum auctoritas, por la que daba vigor a las decisiones
tomadas por el comicio.

El pueblo estaba representado por tres tipos de de clases de asambleas:


 Comicio por curia: Originado en la monarquía, organización que subsistió en la República por algún tiempo,
con funciones más restringidas y con carácter meramente formal: sólo le correspondía confirmar la elección
de los cónsules o pretores y aprobar las adrogaciones.
 Comicio por centuria: Adquiere su real importancia en la República al asumir la función legislativa. Eran con-
vocados por un magistrado cum imperio. Correspondía también a ellos la elección de los magistrados mayo-
res: cónsul pretor y censor.
 Concilio de la plebe: Eran convocados y precididos por el tribuno, que les sometía asuntos vinculados exclu-
sivamente con los intereses del plebeyado y que eran resueltos mediante la sanción de los plebiscitos. Estos
resultaban en un principio obligatorios para esta clase; con el tiempo se equipararon a las leyes votadas por
los comicios centuriados, siendo obligatorios para toda la sociedad.
 Comicio por tribu: Fue un nuevo tipo de asamblea popular determinado por la preponderancia de la clase
plebeya, que se organizaba por en atención al domicilio de los ciudadanos. Eran convocados por magistra-
dos populi romani. Participaban de estos comicios toda la ciudadanía y tenían funciones similares a los de
los comicios centuriados.

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12) Integración Patricio-Plebeya durante la República: Hito inicial de las conquitas plebeyas fue el nom-
bramiento del tribuno de la plebe en el 494 a.C y el edilato plebeyo.
- En 451 a.C se sanciona la ley de la XII Tablas, que contienen todo el derecho (que abarca tanto a patricios y
plebeyos).
- En 445 a.C con la lex Canuleia se autorizó el connubium entre patricios y plebeyos.
- En 421 a.C, los plebeyos son admitidos en la cuestura, primera magistratura patricia a la que pudieron acce-
der.
- En 367 a.C, con la lex Licinia de consulatu, se les dio el derecho de ocupar el consulado.
- En 360 a.C, les dieron acceso a las altas dignidades religiosas.
- En el 254 a.C se logrará la integración patricia-plebeya absoluta cuando Tiberio Coruncario, fue el primer
plebeyo en acceder al pontificado máximo. A partir de entonces, desapareció el patriciado como tal y se en-
cumbró la clase senatorial, una nueva aristocracia basada en el poder económico y la influencia política.
También cobró gran importancia la clase ecuestre, conformada tanto por patricios y plebeyos con una gran
fortuna que conformaban las 18 centurias de caballería instituidas por Servio Tulio.

13) Imperio: Está dividido en dos ciclos históricos perfectamente diferenciados, el principado (desde Augusto
hasta los Severos) y el dominado o imperio absoluto (comienza a delinearse a partir de los emperadores Se-
veros y culmina con la organización política que imponen Diocleciano y Constantino).

La primera etapa se caracterizaba por el propósito de rescatar el régimen republicano y la antigua libertad. La
segunda directamente por el afán de centralizar el poder en manos del emperador.

El trànsito de la República al Imperio se debió a muchas y complejos causas. Como causa más relevante, nos
damos cuenta que una estructura de poder para una ciudad-Estado no podía abarcar de forma eficaz la adminis-
tración de gigantescos territorios como los que eran los ya conquistados por Roma. Era menester centralizar el
poder para reorganizarla. Así, surgieron caudillos ambiciosos con sed de imperio (Mario, Sila, Pompeyo, Julio
César, etc.), que para acaparar el poder iniciaron guerras civiles que destruyeron la fuerza estatal y la moral po-
pular.

Con la muerte de César en el 44 a.C, y la derrota posterior de Marco Antonio, Octavio, quién pretendía restaurar
la República, logró reunir en su persona poderes más amplios, que lo hicieron convertirse en el primer empera-
dor romano. Así, el Senado le otorgó el título de Imperator y el cognomen de Augustus (“sagrado por designa-
ción divina”), siendo además el primero entre los senadores. La decisión senatorial hace nacer el principado,
también llamado Alto Imperio.

14) Instituciones Políticas del Principado:


a) Imperator: Magistrado por excelencia. Augusto obtuvo, además de los títulos ya nombrados, el poder
proconsular y la potestad tribunicia con el intercessio (derecho a veto). Además se hizo elegir pontifex ma-
ximus (máximo pontífice). Con el imperio proconsular que ejercía sobre Roma, Italia y todas las provincias,
el príncipe era el supremo administrador, el comandante de los ejércitos y el juez supremo.
La potestad tribunicia confería al príncipe la inviolabilidad, el derecho a veto y el derecho de convocar y pre-
sidir al comicio y al senado. El pontificado máximo hacía del emperador el representante de la divinidad y el
custodio de la religión pública de Roma.

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Además, tenía la facultad de declarar la guerra y aceptar la paz, de presentar candidatos para las magistratu-
ras, de acuñar moneda y de conceder la ciudadanía a súbditos de otros países.

b) Antiguas magistraturas: Las magistraturas republicanas mantuvieron lo esencial de sus poderes. La


censura fue la única en desaparecer y Augusto asumió sus funciones. Seguían existiendo pero vaciadas de
operatividad real. Poco a poco, fueron reemplazadas por los funcionarios imperiales que dependían direc-
tamente del Augusto.

c) Senado: Continuó siendo el órgano esencial del gobierno, sin que sus atribuciones sufrieran mengua sal-
vo en lo contendiente a la política exterior. Continuó manteniendo la administración territorial de toda Ita-
lia, y en cuanto a las provincias, hubo un reparto de atribuciones con el emperador, lo que dio lugar a la exis-
tencia de provincias imperiales y senatoriales. A las segundas les correspondía seguir contribuyendo al era-
rio público, mientras que las primeras rendían tributo al emperador (fiscus imperial). El cúmulo de poderes
del Senado imperial lo convirtió en un asociado del emperador en el gobierno y administración del Estado.

d) Los comicios: Subsisten durante el principado en la forma de comicios por centurias y comicios tribales,
conservando sus funciones electorales y legislativas, pero no las judiciales. La absorción de los poderes insti-
tucionales por el emperador se opera a partir de que el principado adquiere cierto carácter militar y monár-
quico. El comicio dejó de funcionar y sus últimas leyes habrían sido las promulgadas bajo el gobierno de Ti-
berio.

e) Funcionarios imperiales: La reducción de poderes de las instituciones republicanas trajo como conse-
cuencia el surgimiento de una organización burocrática constituida por funcionarios que actuaban como de-
legados del emperador. Aquellos no tenían carácter de magistrados y eran nombrados y removidos por el
príncipe. Además no duraban un tiempo específico en sus funciones y recibían remuneraciones por sus ser-
vicios.
Existía además un consejo imperial que asistía al emperador en el ejercicio de su autoridad administrativa y
judicial. Se integraba por miembros de la familia imperial, senadores, ciudadanos ilustres, jurisconsultos, etc.
Hubo un funcionario ejecutivo de gran importancia: el prefecto del pretorio. Estaba situado en el primer
rango del aparato imperial. Unía la función de ser el jefe de la guardia imperial a la competencia judicial en
aquellas causas civiles o criminales en las que tenía que intervenir el emperador, quién delegaba sus pode-
res en este funcionario, constituido así en juez supremo del Imperio.
Existía una gran variedad de funcionarios, como los praefectus (prefectos) encargados de la vigilancia de las
ciudades, los procuratores (procuradores) que administraban la hacienda pública, y los legati (legados) que
gobernaban las provincias imperiales.

15) Estado social durante el principado: Existieron dos clases de gran influencia política y económica lo que
determinó que hubiera un puja entre ellas para ganar el favor imperial: una nobleza de viejo cuño (consti-
tuida por la aristocracia senatorial) ocupaba las funciones de más encumbrado rango y el gobierno de las
provincias senatoriales, mientras que la nobleza de fortuna (integrada por los caballeros o equites.

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El elemento extranjero siguió teniendo gran relevancia. Paulatinamente se les fue dando el acceso a la ciudada-
nía romana, primero a los latinos por el ius latinum (que los equiparaba a los ciudadanos romanos), y después a
los demás habitantes del imperio en el año 212 por constitución del emperador Antonio Caracalla.

La plebe constituyó un proletariado alejado de toda posibilidad de participar fuertemente en la vida pública, a
diferencia de los años de la República, sólo pudieron ocupar cargos inferiores en el ejército y en la administra-
ción pública.

16) El Imperio Absoluto o Autocrático: El emperador pasó a ser el dominus, dueño o señor del imperio. Ya
no era más un prínceps, como en el caso de Augusto y el populus romanus que en la época del principado
había seguido teniendo preeminencia en lo político, pasó a no ser más que súbditos.

Tras la muerte del emperador Cómodo en el siglo III, el Imperio vivió una crisis en todos los ámbitos, y se advir-
tió una transformación radical de la autoridad imperial. Esta crisis vino a tener su fin con una reorganización
estructural del imperio realizada por Diocleciano.

También es importante destacar la amenaza latente de los pueblos bárbaros, que cada vez más frecuentemente
se veían atraídos al imperio.

17) Las reformas de Diocleciano y Constantino: Diocleciano imprimió al gobierno un sello absolutista, dán-
dole la forma de una monarquía de cuño oriental y carácter divino. A partir de entonces, el emperador no es
un gobernante que actúa como un órgano más, sino dueño y dios de todo poder soberano. La principal re-
forma, consistió en asociar a un colega con quien compartir las funciones gubernamentales (a fin de zanjar
las dificultades de la gran extensión del imperio). Así, designó en el años 286 a Maximiano, a quién le adjudi-
có el gobierno de Occidente. A partir de ese momento, Oriente y Occidente constituyen dos partes diferen-
ciadas. Al gobierno dual se le incorporaron posteriormente dos emperadores más: Constancio Cloro y Gale-
rio, que actuaban como vice-emperadores.

Otra importante reforma de Diocleciano fue la de separar el poder civil del militar, quitando a los gobernadores
de provincia sus funciones castrenses que pasaron a los militares de carrera, también llamados duces.

Tras abdicar los dos primeros Augustus, los dos Caesares los reemplazaron, que nombraron a su vez a sus reem-
plazantes correspondientes. Sin embargo, la muerte de Constancio Cloro desató una crisis que duró 18 años y
que vio desfilar a numerosos Augustus y Caesares, hasta que Constantino quedó al frente de la parte Occidental
del Imperio, asociando como co-emperador a Licinio, que tuvo el Oriente.

Cuando su colega se le opuso, Constantino lo derrotó en batalla y lo condenó a muerte en el año 325. El vence-
dor completó la obra de Diocleciano, transformando el poder imperial, regulando la organización administrativa
y finalizando las disputas religiosas con el edicto de Milán que estableció la tolerancia de credos.

La monarquía de tinte oriental y unipersonal triunfó, lo que se consagró en el traslado de la capital imperial de
Roma a Bizancio, que desde entonces pasó a llamarse Constantinopla. El senado fue degradado a ser un mero
órgano de concejos municipales tanto en la vieja como en la nueva capital.

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18) División del Imperio y las invasiones de los bárbaros: La invasión de los pueblos bárbaros tuvo como
consecuencia la caída del Imperio de Occidente en el año 476, comenzando con tal acontecimiento la Edad
Media. Italia fue una de las últimas provincias occidentales que cayó en poder de los bárbaros pero el pro-
cedimiento no fue el de la conquista. Odoacro se sublevó contra el emperador Orestes y luego depuso a su
hijo, Rómulo Augústulo, tomando entonces el título de rex.

19) Imperio Bizantino y Justiniano: La parte oriental del Imperio, al cortar relaciones con las regiones del
Oeste, vio resurgir la tradición griega. El Imperio Bizantino sobrevivió por el espacio de 10 siglos a la catás-
trofe del 476, cediendo finalmente ante los turcos otomanos en el 1453, cuando cayó Constantinopla.

Llegado al trono de Bizancio en el 527, Justiniano hizo florecer el Imperio Bizantino. Se dedicó a la tarea de im-
poner a los súbditos una unidad de creencias religiosas basada en el cristianismo ortodoxo. Fue su ambición la
reconquista de occidente, logrando que diversos territorios del antiguo imperio se reincorporaran. Su obra más
lograda fue la redacción del Corpus Iuris Civilis, que compila los más puros principios del derecho romano

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Bolilla 4: El Derecho en la evolución histórica de Roma.


1.- Período del Derecho Quiritario (Consuetudinario-Decenviral): Ciclo histórico-jurídico que se desarrolla
desde la fundación de Roma hasta la creación de la pretura en el año 367 a.C. Durante él se plasma un derecho
propio y exclusivo de los quirites, primeros ciudadanos integrantes de las tres tribus genéticas que formaron el
solo patriciado romano. Fue también llamado derecho civil por amparar sólo las relaciones de los ciudadanos
romanos, a la vez que constituía un derecho de clase pues sus normas consagraban los privilegios patricios, olvi-
dando a los plebeyos. Era seco, rudo y formalista. El ius quiritium se nutre de dos fuentes:

 Costumbre: Fuente primigenia. Se admitía que el derecho era la resultante de la observancia continuada por
largo tiempo de normas que la comunidad reconocía como obligatorias.
 Ley de las XII Tablas: Aparece ante la necesidad de una ley escrita que diera fijeza y publicidad al enclaus-
trado derecho arcaico. Es el testimonio legislativo más importante de la antigüedad romana.

2) La Costumbre: Antes del surgimiento del ius scriptum (derecho escrito), los romanos se regían por normas
no escritas, creadas por la costumbre (la conducta reiterada de los miembros de la comunidad encauzada en un
determinado sentido).

Sólo ante la necesidad socio-jurídica popular de fijeza y adaptación de aquella tradición a una nueva realidad, el
derecho consuetudinario se convirtió en derecho escrito o legal.

El derecho de la costumbre ha adquirido carácter de tal por haber sido practicado durante largo tiempo, de ma-
nera uniforme y con la convicción de su obligatoriedad por todo el pueblo o por una parte organizada de él.
Constituyó la primera fuente formal del derecho romano, rigiendo al pueblo romano por medio de tácitos
acuerdos inveterados del largo uso y regulando las instituciones fundamentales del derecho público y romano.

En lo que respecta al fundamento del valor jurídico de la costumbre encontramos opiniones contradictorias en
las fuentes. Juliano admite en su “Digesto” que las leyes pueden ser derogadas tanto por la costumbre como por
el voto legislativo. Esta legítima derogación consuetudinaria se funda en que la norma escrita (resultado del
expreso consentimiento del pueblo) y la norma no escrita (resultado de la tácita aceptación popular) son jurídi-
camente equivalentes.

En cambio, una constitución del emperador Constantino promulgada en una época en que la voluntad del sobe-
rano era la fuente exclusiva del derecho, restringe el valor de la costumbre y la considera fuente subsidiaria (de
ninguna puede prevalecer sobre la razón y la ley).

3) Ley de las XII Tablas: Del derecho consuetudinario, se pasa en Roma al derecho escrito, cuando a mitad del
siglo V a.C se dicta la Ley de la XII Tablas en plena época republicana. Fue llamada también Ley o Código Decen-
viral por haber sido redactado por un colegio de magistrados extraordinarios.

Constituyó la fuente más importante del derecho civil o quiritario. Se dictó a instancia de los plebeyos, quienes
de tiempo atrás reclaman la sanción de una ley escrita que diera fijeza al derecho costumbrista de la época. La
Plebe logró la creación de una magistratura extraordinaria formada por diez ciudadanos patricios: el Decenvira-
to Legislativo; el cual, en el año 451 a.C, elaboró las primeras tablas. Como estas se consideraron incompletas,
un año después se eligió un segundo decenvirato compuesto también por plebeyos que dictó las otras dos ta-
blas.

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La distribución de las materias d ela ley de la xii tablas demuestra que su innegable valor radica en haber com-
prendido siguiendo la forma de mandato y prohibiciones breves, dentro de principios generales, todo el derecho
público y privado.

Las tres primeras tablas contienen las normas de procedimiento judiciales que se traduciría en orden al proce-
dimiento civil. La tabla cuarta legisla sobre los amplios poderes del pater familias: lo obligaba matar a sus hijos
deformes o monstruosos. La tabla quinta trata del régimen sucesorio romano: otorga al testador la más amplia
libertad de disponer por testamento y organizar la sucesión ab intestato en atención a un parentesco civil. La
tabla sexta esboza la distinción entre propiedad y posesión, crea el usucapio (forma de adquisición del dominio
por la posesión continuada de las cosas durante el plazo establecido por la ley). La tabla séptima regla normas
sobre las relaciones de vecindad crea las diversas servidumbres legales. La tabla octava alude a los delitos (pú-
blicos y privados); además establece el sistema del talión para lesione graves. La novena refiere al derecho pu-
blico y en ella se introducen principios de derecho procesal y penal. A su vez, la tabla décima se ocupa del dere-
cho sacro. La undécima y duodécima tuvieron por fin completar las anteriores: se encuentran en ella discposi-
cione sparticulares, como la prohibición del matrimonio entre patricios y plebeyos, la regulación de la acción
ejecutiva de toma de prenda, el principio de la derogación de las leyes por la sanción de otra leyes posterior.

4) Período del Derecho Honorario o de Gentes: La creación de la pretura urbana por disposición de la lex
Licinia de consulatu (367 a.C), por la cual los patricios admiten el acceso de la plebe al consulado (màxim amagis-
tratura en el orden instucional republicano), pero a la vez crean una magistratutra patricia, la pretura, a la que
atribuyen los poderes jurisdiccionales que antes ejercían los consules.
A través de sus edictos, el pretor comienza a elaborar el derecho honorario, también llamado derecho de gentes
porque permitió la universalización del sistema jurídico del pueblo romano.

5) Edictos de los Magistrados: El ejercicio del ius edicendi, que puede definirse como el drecho que tenian lo
magistrados romanos superiores de expresar o indicar la norma por la que hbaria de regisrse la relación jurídica
llevada a su conocimiento es la que posibilita la amplia labor edictal que cumplieron en Roma los ediles, los gob
de prov y los pretores. Los edictos eran una especie de publicaciones en las que los magistrados establecían los
principios que se proponían aplicar, enumerando los derechos y reclamaciones tanto del ius civiles como del de
gentes. La misión específica del pretor romano era ejercer este iuris dictio para remediar todo pleito o intricado;
indagaban si la demanda interpuesta implicaba algún derecho o interés dichno de protección para la apertura
del iudicium (juicio).

Al principio de su labor atual el pretor publicaba en tablas de madera blanca (album), su edicto para publicar las
normas de derecho que ib a aplicar y las fórmulas procesales. Si bien el pretor podia cambiar las dispocioones de
su antecesor, se hizo costumbre la transmisión de un edicto tipo, de colega a colega, el cual se denominó edicto
traslaticio. Cuando el pretor se veía oblifado a dar normas no precisadas en el album, emitia el edicto repentino.

El ejercicio de la jurisdicción que se plasmaba en el edicto, permitio al pretor urbano como al pregrino usar de
medio sprocesales y hasta extra procesales por los cuales no solo ayduab ala derecho civil sino también los su-
plía y lo corregia. Así se dio elc aso en que un caso extraodinarioen que un magistrado jurisidicional (supuesta-
mente de potestad legislativa) haya creado un nuevo sitema jurídico a la par del legislado.

Entre las medidas procesales que utilizo se encuentra el datio actionis (consesion de acciones a relaciones no
amparadas por el derecho civil, pero dignas de protección por razones de estricta equidad); la denegato actionis
(método proc. que consistía en denegar acciones al litigante que aun cuando, amparado por el derecho civil,

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argumentase alguna cuestión repugnante al sentido jurídico); y la exceptio (para enervar la pretensión del accio-
nante, si el demandado demostraba que el fallo no debia condenarlo, sino absolverlo).

El pretor podia, en ejercicio de su imperium, adoptar medidas extraprocesales: entre ellas se encuentra:
 Praetoriae stipulationes: Con fines cautelares, ya para reforzar una situaion jurídica existente, ya para
defender un interés no tutelado d eotra forma.
 In integrum restitutiones: Posibilitan retrotraer una situación d ehehco al estado anterior que tenia al
momento de su conclusión.
 Missionem in posesiones: El magistrado ponía a disposición de una persona el patrimonio o cosa de otra
en razón de la equidad de su petición.
 Interdicta: Eran ordenes condicionales que el pretor impartia par aque un individuo restituyera o exhi-
biera alguna cosa o se obtuviera de un proceder.

En el año 130 d.C el emperador Adriano encargar al mas grande jurisconsulto de su tiempo, Salvio Juliano, la
codificación del edicto de los pretores, dándole inmutable y definitiva redacción. El consulto suprimio los emca-
nismos que carecían de vigencia y añadió y altero ciertos principios apra adecuarlos al espíritu de su tiempo. Al
producto se lo llamo Edicto Perpetuo.

6) Ley Comicial: Según la definición de las institutas de Gayo, es lo que el pueblo manda y establece. Justiniano
amplia el concepto diciendo que es lo que el pueblo romano, interrogado por un magistrado senatorial, sancio-
naba o constituía. Esta definición aludía a como sancionaban los comicios las leyes, a través del cónsul. Ley co-
micial es entonces la regla de derecho impuesta a todo el pueblo por el pueblo mismo y obviamente coercitiva.
Podemos distinguir tres tipos de leyes comiciales:
 Leges rogatae: Es la ley romana por excelencia, votada por el pueblo reunido en comicios a propuesta de
un magistrado; este organismo no podía introducirle modificaciones: sólo aprobarla o rechazarla. Consta
de tres partes: prescriptio (información formal: magistrado que propone, miembros de la comitia, día y
lugar d la votación, etc.), rogatio (la ley misma), y la sanctio (constituía la parte de la ley correspondiente
a su promulgación, esto es, al acto que aseguraba su irrevocabilidad y la obligatoriedad de su observan-
cia).
 Leges datae: Eran las dictadas por los magistrados encargados de la administración de las provincias ro-
manas, en virtud de una administración expresa o tácita dada por los comicios.
 Leges dictae: Fueron estatutos con normas para la administración de ciertos bienes del estado o de los
municipios.
Las leyes comiciales prohibitivas se clasificaban en:
 Leges perfectae: Declaraban la nulidad de los actos que as contravenían.
 Leges minus quam perfectae: No declaraban la nulidad del acto, pero establecían una pena para el caso
de inobservancia.
 Leges imperfectae: No prescribían la nulidad del acto ni establecían sanción alguna.

8) Plesbicito: Eran medidas administrativas o legislativas sancionadas por asambleas plebeyas llamadas conci-
lios que surgieron conjuntamente con el tribunado de la plebe. Al principio tuvieron validez sólo para la clase
plebeya, hasta la sanción de la lex Hortensia (287 a.C.), por la cual se los equiparaba a la lex tornándose obligato-
rios tanto para plebeyos como para patricios. Antes de esta ley, las decisiones del conciio solo tenían calidad de
ley sólo si eran aprobadas por la auctoritas patrum senatorial.

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Bolilla 5: El derecho en la evolución histórica de Roma.

1) PERÍODO DEL DERECHO JURISPRUDENCIAL: Es el que período en el que la ciencia del derecho alcanza
su más alto exponente a causa del labor de una clase de expertos jurisconsultos que, asesorando a particula-
res, magistrados y jueces, desarrollaron toda una doctrina que abracaba la creciente complejidad de la vida
romana y sugería soluciones acorde al ordenamiento jurídico en general. Tal labor fue denominada jurispru-
dencia.

a) Jurisprudencia pontifical: Los primeros jurisconsultos romanos fueron los pontífices que integraban el
colegio sacerdotal. Eran estos los intérpretes del derecho consuetudinario y los únicos que conocían las
rígidas fórmulas para celebrar los contratos, los ritos procesales y decidir en qué día era lícito o ilícito li-
tigar.
Con la aparición de la Ley de las XII Tablas se intensifica el predominio de la jurisprudencia pontifical a
través de la cual los sacerdotes generaron diversas instituciones jurídicas.
b) “Ius Flavianum”: La secularización del Derecho fue un proceso paulatino cuyo prime r intento lo cons-
tituye la publicación del Ius Flavianum (304 a.C.) por le cuál Cneo Flavio dio a conocer las fórmulas y el
calendario. El proceso se aceleró al asumir Tiberio Coruncario al pontificado máximo (254 a.C) pues se
dirá de este que fue el primer jurisconsulto romano, ya que inició la práctica de dar consultas públicas
sobre cuestiones jurídicas y la debida praxis procesal.
c) “Ius Aelianum” y la “Tripertita”: La definitiva secularización del derecho romano aconteció con la
publicación del “Ius Aelianum”, llamado así en honor al jurisconsulto Sexto Aelio, que habría contenido
una colección de las nuevas formas de las acciones. Además de le reconoce a este la paternidad de la
Tripertita, primer tratado sistemático de derecho, que estaba dividido en tres partes: la Ley de las XII
Tablas, una interpretación de la misma y el conjunto de actiones (acciones).

2) Jurisprudencia Laica: Roto el hermetismo de la jurisprudencia de los pontífices se abren auspiciosas pers-
pectivas para los hombres cultos de la roma de la ultima republicana se entreguen al iuris interpretatio, a
partir del cual nace la jurisprudencia de los laicos.
En una primera etapa, la jurisprudencia de estos laicos no se imponía al juez como obligatoria, pero la autoridad
intelectual que se le reconocía la fue convirtiendo en una fuente de peso.
Finalmente fue Augusto, el fundador del imperio, quien elevó la respuesta d los jurisconsultos a fuente formal
del derecho de Roma al conceder a un número determinado de ellos el derecho de dar respuesta apoyándose
en la auctoritas del emperador. El quehacer de estos jurisconsultos durante el principado constituyó la jurispru-
dencia clásica o la del derecho clásico.
Sin embargo, los jurisprudente se dividieron en dos escuelas durante el principado:

 Proculeyanos: Este grupo había trabajado sin apego al precedente o consideraban al precedente una fuente
de poco valor y prefería aplicar una lógica rigurosa que les permitiera inferir por deducción las conclusiones
particulares que resultaban de los principios generales.
 Sabinianos: Eran más adeptos a la tradición. Preferían seguir los criterios de sus predecesores y las decisio-
nes de los tribunales.
 Jurisprudencia clásica: Un momento decisivo de su evolución lo marcó el rescripto dado por el emperador
Adriano, que reconocía autoridad a la respuesta y opiniones de los prudentes que habían recibido autoriza-
ción para fundar la jurisprudencia, prohibiendo a la jueces separarse de tales consejos cuando hubieran sido
emitidos por unanimidad. Este principio iniciará la costumbre de incorporar a los jurisconsultos a la acción
oficial en altas funciones estatales.

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Con Scaevola nace la ciencia del d’ jurisprudencia, que se forma con el quehacer de los juriconsultos que tenían
una penta-actividad:

 Respondere: emitir opinión sobre cuestiones, litigiosas o no, que se le planteen.


 Cavere: indicar las fórmulas que os particulares debían usar para defender sus derechos.
 Agere: intervenir en el foro para reproducir ante el juez sus dictámenes u opiniones.
 Scribere: Componer colecciones o tratados sobre temas jurídicos.
 Instruere: Formas discípulos enseñando el Derecho.

3) Ley Comicial y senadoconsultos: La ley comicial mantiene su vigencia durante los primeros tiempos del
principado (desde Augusto a Tiberio), pero posteriormente, la actividad legislativa de las asambleas del pue-
blo será transmitida por decisión de los príncipes al Senado.
Por otra parte, los llamados senadoconsultos no constituyeron fuente de derecho romano durante el período
republicano, ya que no eran más que resoluciones o acuerdos del senado. Sin embargo, en el principado, se
establece una especie de diarquía y la potestad legislativa pasa al senado con acuerdo del príncipe. Gayo dirá en
sus Institutas que “el senado ordena y establece y que los senadoconsultos tienen fuerza de ley”.
En los primeros tiempos, al Senado le correspondía debatir y votar las propuestas del emperador. Sin embargo,
cuando los poderes de los emperadores crecieron en grado sumo, el cuerpo, dócil al príncipe, se limitó a recibir
la oratio y a darle sin discusión fuerza de ley.

4) Constituciones Imperiales: En las Institutas de Gayo, encontramos el concepto de ellas: “Constitución del
Príncipe es lo que el emperador establece por decreto (edicto o rescripto)”, teniendo obviamente fuerza de
ley. Las primeras constituciones imperiales no constituyeron uan fuente del derecho de Roma, ya que el
propósito de los príncipes era restablecer la república, lo que era claramente contradictorio con el intento
de asumir facultades legislativas. Más cuando el estado adquiere las características de una monarquía auto-
crática, la potestad legislativa pasa a ser atributo exclusivo del emperador, convirtiendo a las constituciones
imperiales en fuente única del derecho romano. A partir de entonces, Ulpiano dirá “lo que al príncipe le
plazca tendrá valor de ley”.
Estas constituciones fueron de distintas clases:

 Edicta: Ordenanzas de carácter general dadas por el emperador a todo el imperio o a una parte de él.
Eran de observancia obligatoria.
 Decreta: Eran las decisiones judiciales expedidas por el emperador en las causas llevadas a su conoci-
miento, en primera instancia o en causa de apelación.
 Mandata: Instrucciones de carácter administrativo dirigidas a los funcionarios o gobernadores de las
provincias.
 Rescripta: Eran las respuestas que el emperador daba a la manera de jurisconsulto a las consultas jurídi-
cas realizadas por particulares o funcionarios. La respuesta a particulares se llamaba consultatione, y las
dirigidas a funcionarios se designaban epistolae.

5) Período de derecho de la codificación: El derecho de la codificación tiene su inicio en la época del dominado
y culmina con la redacción de la compilación justinianea. La multiplicidad y la amplitud de la materia que le-
gislan las constituciones imperiales (por entonces principal fuente de derecho), hacen necesaria su sistema-
tización en un cuerpo ordenado de leyes. Este proceso no solo se dio para las constituciones, también lla-
madas leges, sino también para el ius, o derecho transmitido por lo jurisconsultos, que tampoco descansaba
en un cuerpo legal unificado.

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6) Códigos Gregoriano y Hermogeniano: EL primero en recopilar el derecho vigente redactando un códex ha-
bía sido el jurisconsulto Gregoriano. Fue en tiempo de Dioclesiano y se designó con el nombre de Codex
Gregorianus. Este trabajo ordenó especialmente los rescriptus. Estaba dividido en quince libros dentro de los
cuales las constituciones se ordenaban cronológicamente. El Codex Hermogenianus habría sido un comple-
mento y continuación del anterior.
7) Código Teodosiano: El emperador de Oriente, Teodosio II, decide por una constitución publicada en el año
429 nombrar una comisión especial codificadora que ordenara las leyes imperiales sancionadas a partir de
Constantino y los principios del derecho clásico considerados con vigencia.
Se divide en 16 libros en los que las constituciones están colocadas metódicamente y por orden de fechas.
Reúne disposiciones sobre los derechos civil y penal, legislaciones sobre los asuntos eclesiales y militares,
derecho fiscal, reglamento del policía, normas relativas a las atribuciones de los magistrados, etc.
Se denominan novelas post-teodosianas a aquellas leyes imperiales que fueron sancionadas por los suceso-
res de Teodosio.

8) Tentativas de Ordenación del Ius: Los intentos de sistematización del derecho durante el bajo imperio estu-
vieron dirigidos a las leyes, sin embargo también se justificaba una tarea de recopilación del ius que solo se
cumpliría satisfactoriamente al sancionarse el digesto o pandectas del emperador Justiniano.
Constantino, para terminar con las divergencias entre las obras de los juriconsultos, sanciona una constitu-
ción que declara sin valor las notas de Ulpiano, Paulo y Marciano, mientras que otra ley posterior de Cons-
tantino devuelve vigencia a los escritos de Paulo.
En Occidente, Valentiniano III publicó una constitución llamada “Ley de Citas” por la cual se concede valor
legal a las obras de Papiano, Gayo, Paulo, Ulpiano y Modestino. Cuando las opiniones de los cinco clásicos
fueran desacordes, el Juez debía atenerse al derecho de la mayoría; si había empate, se inclinaba por la opi-
nión de Papiniano.

9) Leyes Romano-bárbaras: Producida la caída del Imperio romano de Occidente, en el año 476, se hace nece-
sario codificar el derecho romano vigente en los países dominados por los pueblos bárbaros. Los reyes o
caudillos germánicos adoptaron el sistema de personalidad de la ley, que hacía que los bárbaros conserva-
ran en los países ocupados sus leyes y costumbres nacionales, al tiempo que admitían que los romanos con-
tinuaban rigiéndose por su propia legislación. Así nacen las leyes romano-bárbaras, porque la aplicación del
sistema de personalidad del derecho llevó a los jefes bárbaros a ordenar la codificación del derecho romano
para regir sobre sus súbditos romanos.
 “Lex romana visigothorum”: Fue sancionada por orden de Alarico II, rey de los visigodos, en el año 506.
Contiene extractos del Código Gregoriano, Hermogeniano y Teodosiano, así como de algunas novelas
posteriores y de algunos escritos de Gayo, Paulo y Papiniano.
Llevó ordinariamente el nombre de Breviario de Alarico e influyó de forma considerable a Europa occi-
dental.
 “Lex romana burgundionum”: Publicada en la Galia oriental para regir las relaciones de los súbditos ro-
manos del reino de los borgoñones. Se llama en los códigos ya mencionados, en las “Institutas” de Gayo
y en las “Sentencias” de Paulo.
 “Edictum theodorici”: Fue una ley sancionada por el rey ostrogodo Teodorico que dominaba la península
itálica en el año 500. Era contraria al sistema de personalidad del derecho ya que debía aplicarse tanto a
godos como a romanos.

10) Compilación Justinianea: El emperador Justiniano, que ascendió al trono de Bizancio en el 527 se propuso
realizar la restauración de todo el Imperio Romano bajo un emperador único, una sola Iglesia y un solo dere-
cho. Así, llevó a feliz término una completa codificación del derecho romano.

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Su tarea se vio facilitada por la existencia de bases intelectuales ya asentadas por las escuelas de derecho de
la época (Berito y Constantinopla), y por la valiosa colaboración de Triboniano, uno de los juristas más des-
tacados de su tiempo, quien realizó comisiones legislativas que metódicamente recopilaron todo el ius y las
leges en un cuerpo único: el Corpus Iuris Civilis.

El mismo consta de cuatro partes, desarrolladas a continuación.

 Código (Codex Iustinianus): Una colección en doce libros de constituciones imperiales, incluyendo los Códi-
gos Hermogeniano, Gregoriano y Teodosiano. En un principio, fue llamado Código Antiguo por contener le-
gislación más remota, pero el emperador, en su afán de actualizarlo con respecto al Digesto y a las Institu-
tas, fue incorporando constituciones más recientes (las llamadas 50 Decisiones). Así, el Código renovado in-
cluía las constituciones desde Adriano hasta Justiniano.
El libro primero presenta disposiciones relativas a las fuentes del derecho. Del libro segundo al octavo tratan
del derecho privado en general (Derechos reales, obligaciones, contratos y sucesiones). El libro noveno está
dedicado al derecho criminal y los libros décimo al doceavo versan sobre el derecho administrativo y finan-
ciero.

 Digesto (Digesta): Es un cuerpo de doctrina legal conformado por las opiniones de todos los jurisconsultos a
lo largo del tiempo que habían gozado del ius respondendi; esta sistematización de la doctrina fue sanciona-
da en el 533. Está dividido en 50 libros agrupados, a su vez, en siete partes.
La primera de las siete partes (libro 1 al 4) contiene nociones generales del derecho y lo relativo a la jurisdic-
ción; la segunda (libro 5 al 11) trata de la doctrina general de las acciones de las que tutela la propiedad y los
distintos derechos reales; la tercera (libro 12 al 19) reproduce las disposiciones del edicto referente a de re-
bus creditis, agregando las rúbricas sobre contratos; la cuarta parte (libro 20 al 27) comprende instituciones
complementarias de los contratos, abocando además temas del derecho de familia; la quinta parte (libros
23 al 36) versa sobre la herencia y los legados; la sexta parte (libro 37 al 44) se refiere a la bonorum posses-
sio y a lo concerniente al derecho de propiedad a la posesión; y por último la séptima (libro 45 al 50), con-
tiene normas sobre obligaciones verbales y los fiadores en las obligaciones, sobre delitos públicos y priva-
dos, sobre las penas y las apelaciones en los juicios.

 Institutas: Justiniano decidió que para la práctica de escolares se redactara un tratado elemental de dere-
cho. En el 533 se publicaron las Institutas de Justiniano, que a pesar de tener fin pedagógico comenzaron a
regir con fuerza legal por imperio de la Constitución Tanta.
Es una colección de iura y de leges que resume las pandectas y el ius extraordinario de los emperadores. Se
dividen en cuatro libros. El primero trata de las personas; el segundo versa sobre las cosas, los modos de ad-
quisición de la propiedad, los derechos reales sobre la cosa ajena y los testamentos; el tercero contiene los
principios que regulan la sucesión ab intestato, las obligaciones y los contratos; el libro cuarto, finalmente,
se ocupa de las acciones y los juicios públicos que se inician por algún delito público.

 Novelas: Justiniano promulgó nuevas constituciones en el 535, las cuales debían recogerse en un código
definitivo, el cual no se llevó a cabo. Sin embargo, se publicaron colecciones de ellas. Las mismas no sólo re-
gulaban cuestiones secundarias, sino que también daban importantes instituciones de derecho privado, co-
mo el matrimonio y la sucesión ab intestato.

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Bolilla 6: Historia del Derecho Romano después de Justiniano


1) El Der. Romano en Oriente: Justiniano, que consideraba que su obra tenía carácter definitivo, prohibió la
publicación de comentarios que pudieran alterar su espíritu; sin embargo, en las traducciones al griego, los
jurisconsultos redactaron índices, comentarios y paráfrasis, que si bien dieron gran extensión a la ciencia del
derecho, hicieron incierto el uso del Corpus Iuris Civilis.

Podemos citar a las siguientes:


a) Paráfrasis de Teófilo. No es una mera traducción, sino más bien una exégesis de la parte más importante del
Corpus, realizada por uno de sus redactores.
b) “Egloga”, “Prochiron”, “Epanagoge”. A raíz de la gran extensión de la gran doctrina bizantina que dificultaba
al derecho en la práctica, los emperadores post-justinianeos se vieron en la obligación de promulgar codifi-
caciones oficiales más breves y precisas en griego. León el Isáurico publicó la Egloga (pretendió hacer más
accesible el derecho justinianeo tanto en lengua como en espíritu). En tanto, Basileo el Macedonio confec-
cionó dos breves compilaciones de carácter general, designadas Prochiron y Epanagoge.
c) Las Basílicas. Ambicioso proyecto emprendido por Basileo que buscó reemplazar por completo al Corpus por
una nueva colección en griego. Al morir, el proyecto fue continuado por su hijo, León el Sabio, que sancionó
las Basílicas, cuya influencia fue más marcada a finales del siglo X. Fue el mayor intento de codificar y mo-
dernizar el derecho en Oriente.
Con cada nueva modificación, se dejaba de lado el estudio directo del Corpus.

2) El Der. Romano en Occidente: Tras la caída del Imperio de Occidente, el derecho romano sólo mantuvo
su vigencia a través de las leyes romano-bárbaras, que se regían por el principio de la personalidad del dere-
cho, pero que sin embargo implicaban una aplicación muy burda de los principios y leyes romanas. Después
de la conquista de Justiniano, el derecho romano reverdeció en Italia, pero esto duró poco ya que los longo-
bardos abolieron la legislación justinianea tras la muerte del emperador. Luego, impusieron su derecho na-
cional.
En el resto de Europa occidental, el derecho romano vivió en decadencia durante la Baja Edad Media. Sin em-
bargo, a partir del siglo XI, comenzó un proceso de renacimiento de la civilización europea que en el ámbito del
derecho se manifestó en nuevas escuelas romanistas que rescataron en notas y glosas el antiguo derecho:

a) Irnerio y los Glosadores. En 1090, el monje Irnerio descubrió un manuscrito del Digesto, llamado Manuscri-
to Pisano, al cual sometió a un extenso estudio filológico. Tras su persona se agruparon gran cantidad de
alumnos de toda Europa que así despertaron el romanismo. Estos discípulos fueron denominados glosado-
res por el método que usaron en sus trabajos (que consistían en unir al Corpus sus propias observaciones, ya
fueran intercaladas con el texto o en los márgenes). Posteriormente, se reunieron los escritos en una Gran
Glosa.

b) Los comentaristas o post-glosadores. Fueron la continuación de los glosadores, que alcanzaron su máximo
apogeo en el siglo XIV. Pretendían elaborar citas fundadas en el Corpus pero abusaban de las formas esco-
lásticas, excediéndose en divisiones y distinciones. Sin embargo, se les reconoce el mérito de ser los precur-
sores de la ciencia jurídica moderna.

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c) Recepción del Derecho Romano en Europa. Este fenómeno implica la incorporación del Corpus Iuris a los
derechos positivos de numerosos países europeos.
- En Alemania especialmente, se dio una recepción profunda y absoluta, reconociendo al Corpus como vi-
gente a partir del 1495.
- En tanto en el sur de Francia, se aplicó el derecho romano después de la caída del Imperio por interme-
dio del Breviario de Alarico; en el norte, de población germánica, se usó el derecho consuetudinario
germánico de acuerdo con el principio de la costumbre territorial; esta división persistió hasta la sanción
del Código Napoleónico en 1804.
- Por su parte, España conservó el influjo del derecho romano a través de la Lex Germana Visigothorum.
Posteriormente se impuso el Liber Iudiciorum por orden del rey Chindasvinto, el cuál era una fusión de
las costumbres germánicas, de los concilios toledanos, y del derecho romano. Esta legislación rigió Espa-
ña por varios siglos y, al traducirse al castellano, fue llamada Fuero Juzgo, que luego evolucionó en las
Siete Partidas del rey Alfonso el Sabio, redactadas en el 1256.

3) El derecho romano a partir del siglo XV: A partir del siglo XV, aparecen una serie de escuelas que asu-
men distintas actitudes respecto del Corpus Iuris como derecho europeo fundamental:
 Humanismo jurídico. Sus grandes exponentes consideraban que había que estudiar al derecho romano des-
de un punto de vista histórico o sociológico, ya que después de mil años no podía ostentar plena vigencia.
Sin embargo, entendían que había que volver a las fuentes del Corpus, depurándolo de errores, falsificacio-
nes e interpolaciones.
 Usus modernus pandectarum. Nació en Alemania en el siglo XVI con el deseo de adaptar el Corpus a las
necesidades forenses de la época. Esto se manifestaría en el siglo XIX en la obra de Savigny.
 Escuela del derecho natural. Fundamentada en la filosofía racionalista y concibió de elaborar un derecho o
código perfecto, eterno e inmutable válido para todo tiempo y lugar sustentado en la razón natural.
 Escuela histórica. A partir del siglo XIX, reverdece el estudio romanista con el nacimiento en Alemania de la
Escuela Histórica del Derecho, cuyo referente es Friedrich Karl von Savigny y reacciona contra el derecho na-
tural abstracto. Para el historicismo, el derecho no es más que un producto del volkgeist (espíritu del pue-
blo), así como el idioma, el arte, etc. Propone un retorno al derecho romano porque este le suministra el
ejemplo más acabado de una ciencia jurídica-práctica, a diferencia de lo concebido por los teóricos del dere-
cho natural.
 Escuela de Pandectas. Aparece en Alemania a finales del siglo XIX, pretendiendo que se aplicara la legisla-
ción romana como derecho vigente.
 Movimiento Codificador. Puso fin al derecho romano como derecho vigente, y su máximo exponente es el
Código Napoleón. Si bien se produce un alejamiento de los principios romanos, vale mencionar que el Cor-
pus Iuris tuvo influencia indirecta y cuando no directa sobre la nueva legislación liberal.
 Enseñanza e Investigación del Derecho Romano en el siglo XX. La enseñanza e investigación romanista en
los países de América Latina alcanzó especial desarrollo, sosteniendo el innegable valor del derecho romano
como fuente trascendente de la legislación de derecho público y privado. Los juristas que cultivan esta ten-
dencia han tratado de afianzar la idea de que el estudio de los derechos nacionales carecerá de profundidad

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y solidez sino se tiene un cabal conocimiento de los principios que los informan, es decir, el derecho ro-
mano.

La tradición jurídica romana se cierne como elemento común de la legislación latinoamericana y es base para
encauzar un debate entre todos ellos.

4) El derecho romano en Argentina: Podemos reseñar la influencia del derecho romano en Argentina de la
siguiente manera:
 Recepción. Según Díaz Bialet, en la recepción del derecho romano en Argentina pueden destacarse cua-
tro períodos bien definidos:
o Siglo XVI-Fundación de la Universidad de Córdoba (1614). Durante esa época, el derecho ro-
mano está implícito en su aporte a la legislación canónica, a la de la Indias y a la castellana. Las
Siete Partidas fueron el ordenamiento legal de mayor difusión.
o Fundación de la Universidad de Córdoba (1614)-Creación de la Cátedra de Institutas (1791). Una
extensa bibliografía se agrega al estudio del derecho romano: trabajos sobre teología y cánones
y obras de romanistas contemporáneos.
o Creación de la Cátedra de Institutas (1791)-Trabajos de Vélez Sarsfield sobre concordancia entre
derecho romano y derecho patrio (1834). Junto también a los escritos de Somollera, los escritos
de Vélez inician un período de análisis, crítica y asimilación del derecho romano.
o Trabajos de Vélez Sarsfield sobre concordancia entre derecho romano y derecho patrio (1834)-
Sanción del Código Civil Argentino (1869). Los trabajos científicos del codificador, porque a tra-
vés de ellos se ha llegado a comprobar las concordancias que había entre el derecho romano y
el derecho español y entre aquel y el derecho patrio.
Podemos concluir que en Argentina se ha operador una transfusión del derecho romano, y no una recepción,
dado que el ingreso ha sido lento y progresivo.

 Influencia en el Código Civil. El Código Civil argentino ha recibido el aporte romanista. En forma directa, ha
tomado de los textos mismos del Corpus Iuris, consultados frecuentemente por el codificador. Indirecta-
mente, a través de los antiguos romanistas, y especialmente por Friederich Karl von Savigny y a su magna
obra, Sistema de Derecho Romano Actual, de la cual Vélez Sarsfield obtuvo material de importancia para la
teoría de las personas jurídicas, las obligaciones, y muy especialmente, la posesión. No podemos olvidar a
Freitas (que también se basó en Savigny), de cuya obra Dalmacio tomó muchos artículos.

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Bolilla 7: El sujeto de Derecho


1) Conceptos Generales: El derecho objetivo se concreta en forma de deberes y derechos subjetivos, los
cuales para existir, necesitan titulares o sujetos que constituyan los centros de imputación de esos derechos
o deberes.

2) Persona: Al sujeto de derecho se lo designa con la palabra “PERSONA”. Persona es quien posee capacidad
jurídica, entendiéndose por tal la aptitud para ser titular de derechos y obligaciones.
En la sociedad romana, no todos eran sujetos de derecho. Era persona/sujeto de derecho el hombre que a
esa calidad de tal agregaba: “status liberatis” (ser libre), “status civitatis” (ser ciudadano romano) y “status
familiae” (ser jefe de familia/sui iuris).

El derecho romano reconoció dos clases de personas: las individuales o físicas (el ser humano en las condi-
ciones exigidas por el ordenamiento normativo), y las personas jurídicas (las entidades personales o patri-
moniales sin naturaleza individual humana).

3) Principio y extinción de la persona Física: El nacimiento es lo que determina el comienzo de la existen-


cia física de la persona. Reconocía la necesidad de ciertos requisitos:
- que el ser estuviera por completo separado del claustro materno;
-que el nacimiento se hubiera producido con vida.
- que el nacido tuviera forma humana.
El ser concebido y no nacido carecía de personalidad jurídica y no podía en ningún caso se titular de dere-
cho/obligaciones.
Al nasciturus se le reservaron los derechos que hubiera podido adquirir al momento de su nacimiento, prin-
cipalmente en materia patrimonial, los cuales eran mientras tanto tutelados por un curador (curator ven-
tris).
La persona física se extingue con la muerte.

4) Capacidad Jurídica y de obrar: La capacidad jurídica (capacidad de derecho) daba al sujeto la suficiente
aptitud para gozar de los derechos debía complementarse con otra, que le permitiere el ejercicio por sí
mismo de éstos (capacidad de obrar o de hecho).
La capacidad de obrar es una capacidad dinámica que ataña al ejercicio de los D°; la capacidad de derecho o
capacidad jurídica es estática, es propia en el hombre por su calidad de tal.
La falta de capacidad constituye la INCAPACIDAD que puede ser de derecho (cuando la persona carece de
aptitud legal para ser titular de algún d°) o de hecho (si la falta de aptitud, es para el ejercicio de los mis-
mos).

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5) Causas Modificatorias de la Capacidad:


a) Honor Civil (“In famia”; “turpitudo”;Inestabilidad): El honor del ciudadano debía mantenerse sin
mácula para que éste fuera apto para el goce de sus derechos, tanto en el orden público como en el privado.
La “existimatio” era el estado de dignidad ilesa que se perdía (por la pérdida de la libertad o de la ciudada-
nía) o menoscababa en virtud de un delito.
La infamia, implicaba una disminución de la capacidad jurídica. Las causas de infamia fueron: condenas por
delitos públicos o privados, el ejercicio de profesiones inmorales o deshonrosas, las mujeres viudas, las que
se casaren antes de un año de luto, los expulsados del ejército, etc. Cuando la infamia provenía de condena
criminal, se llamaba INFAMIA MEDIATA; si provenía de un hecho inmoral o del ejercicio de una actividad
vergonzosa, se llamaba INFAMIA INMEDIATA. El turpitudo: en ella incurrían las personas que por su vida
deshonesta o su vil profesión veían disminuido su honor civil. La inestabilidad era la prohibición de realizar
actos jurídicos formales en los que hubieran de intervenir testigos.

b) Religión: se distinguieron en la aplicación del derecho privado los cristianos (fideles) de los herejes, ju-
díos, maniqueos, quienes fueron privados del derecho de ser testigos, de suceder mortis causa, e incluso en
algunos casos de adquirir por cualquier título. Los judíos no podían contraer cargos públicos, ni casarse con
cristianos, ni poseer esclavos de esta religión.

c) Condición Social: trato diferencial que existió entre los patricios y plebeyos, hasta instaurada la repúbli-
ca con el logro de la igualdad jurídica.

d) Profesión: Algunas profesiones merecían ciertos privilegios, mientras que, otras traían la tacha de la in-
famia.

e) Domicilio: El lugar donde una persona había establecido su residencia fija, podía ser voluntario o necesa-
rio (en caso de ser impuesto por la ley, como era el caso de las mujeres casadas, los libertos y sus hijos en el
domicilio de sus patronos, etc). La ley establecía que los impuestos se pagaban en el domicilio municipal y
que las acciones se entablaban ante el juez del domicilio del demandado.

f) Edad: es una causa que ataña a la capacidad de obrar. Se establece entre púberes e impúberes. La puber-
tad estaba dada por la aptitud física para procrear y se establecía en los varones a los 14 años y en las muje-
res a los 12. Antes de alcanzada la pubertad la persona era incapaz de obrar y por ello la legislación romana
sometió al impúber a la tutela (es decir a una representación legal).
Dentro de los impúberes había que distinguir a los INFANTES que eran los que no sabían pronunciar las pa-
labras de los actos formales y ni tenían conciencia de sus actos(incapaces absolutos de obrar); de los INFAN-
TES MAYORES que podían a su vez ser “infanti proximi” (a quienes les era excluida la responsabilidad por de-
litos) de los “puberati proximi” (a quienes podía admitírseles la responsabilidad por delitos al ser capaces de
comprender la ilicitud de los mismos). A pesar que la pubertad daba a la persona capacidad de obrar, se
consideraba MENOR IMPÚBER a aquel que fuere menor a los 25 años, que sería asistido por un curador de-
signado por el magistrado.

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g) Sexo: La mujer siempre estuvo ubicada en una posición inferior al hombre. Estaba excluida del ejercicio
de los cargos públicos y de todo poder familiar. La mujer cuando era sui iuris (no se encontraba bajo la auto-
ridad paterna ni bajo la potestad marital), cualquiera fuere su edad, estaba sometida a la tutela perpetua del
sexo.

h) Enfermedades Corporales y mentales: se establecieron restricciones y excepciones a los ciegos sor-


dos y mudos, quienes por ejemplo no podían testar. Por su parte los enfermos mentales, locos y los imbéci-
les tenían una incapacidad absoluta por falta de discernimiento. Sus personas y sus bienes estaban someti-
dos a un curador.

i) Prodigalidad: El pródigo podía ser privado bajo pronunciamiento del magistrado de su plena capacidad
de obrar. Poseía una incapacidad relativa sobre la posibilidad de contraer obligaciones y estipular negocios
de disposición.

6) Capitis Deminutio: Implicaba un cambio en los estados de libertad, ciudadanía, o familia que integraban la
plena capacidad jurídica.
La “máxima capitis deminutio” implicaba la pérdida de la libertad y consecuentemente la pérdida de los
otros dos status (el ciudadano era reducido a la condición de esclavo);
La “media capitis deminutio” si se perdía el estado de ciudadanía, lo que implicaba el cese del status familiae
(el sujeto perdía la condición de ciudadano romano, pero conservaba el estado de libertad);
y la “Minima capitis deminutio” cuando se producía un cambio en el estado de familia.

7) Personas Jurídicas: Son los entes susceptibles de adquirir derechos y contraer obligaciones, que no son
personas de existencia físicas o de existencia visible. Al decir de los romanos eran aquellos que “sustituyen o
representan a las personas”.
Hasta el periodo clásico sólo se aceptaban respecto de las asociaciones de hombres organizados para la con-
secución de fines de intereses comunes e independientes de la voluntad de los miembros que las integraran.
También son las agrupaciones de hombres (asociaciones) y las ordenaciones de bienes (fundaciones) a las
que la ley les reconoce en la esfera patrimonial la condición de sujetos de derecho.

8) “Universitatis personarum”, “universitas rerum”: Existían dos clases de personas jurídicas:


- Las asociaciones o corporaciones: constituidas esencialmente por agrupaciones de individuos. (UNIVERSI-
TAS PERSONARUM). Dentro de ellas se destacaba el Estado o “populus romano” que era un ente colectivo
que actuaba en el ámbito del derecho privado con capacidad para ser titular de derechos/obligaciones. Te-
nía patrimonio propio, ejercía el derecho del patronato y era capaz e adquirir por testamentos o legados.

a) Corporaciones: su requisito fundamental era que estuviera integrada por 3 personas mínimo y que tu-
viera la intención de constituir una unidad orgánica tendiente a un fin lícito. Cada ente debía tener un esta-
tuto, órganos directivos, representantes, y un patrimonio o caja común. La corporación era un ente distinto
de sus miembros, lo que quiere decir que los derechos y obligaciones se referían al ente no a sus integrantes
individualmente considerados. Su extinción podía producirse por la desaparición de todos sus socios, por

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acuerdo voluntario de ellos, por la consecución del fin y por decisión de la autoridad estatal.

y – Las fundaciones: cuyo elemento vital es un patrimonio destinado a un determinado fin (UNIVERSITAS
RERUM).
b) Funciones: adoptaron forma de instituciones de beneficencia y culto promovidas por el cristianismo. El
reconocimiento de su personalidad se abrió paso en el derecho justinianeo. Tenían aptitud legal para recibir
por testamento, cobrar créditos, entablar acciones judiciales, realizar permutas, etc.

c)”Fiscus” y “Hereditas iacens”: fueron otros dos entes ficticios que pertenecían al UNIVERSITAS RERUM.
El fisco era el patrimonio imperial que constituía el acervo patrimonial del pueblo romano. El fisco no era ya
el tesoro del emperador sino el patrimonio del E’, considerado como persona civil.
Era capaz de adquirir derechos y contraer obligaciones. Se le atribuyeron múltiples privilegios y pudo actuar
como persona jurídica especialmente en el área de los derechos patrimoniales.
La herencia yacente fue el nombre dado a la patrimonio hereditario desde el fallecimiento del causante has-
ta ser aceptada la herencia por el heredero voluntario. En el periodo que mediaba entre el fallecimiento del
causante y la aceptación de la herencia, el patrimonio se consideraba sin dueño y el derecho le reconoció
carácter de persona a través de una ficción pudiendo éste siendo susceptible de aumentos o disminuciones.

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Bolilla 8: Estado de libertad, Ciudadanía, de Familia.


1) Staus liberatis:Estado de libertad. Su degradación provocaba una máxima disminución que extinguía la
personalidad.
Las personas se dividían en LIBRES (aquellos que gozaban de libertad) y ESCLAVOS (los que no poseían
este atributo natural de la personalidad y estaban colocados bajo el poder o dominio de un hombre li-
bre).

2) La esclavitud, sus causas: es una institución dl derecho de gentes por la que alguien es sometido al
dominio de otro. Por principio, el hijo de la mujer esclava nacía esclavo, hasta el derecho clásico.
La principal causa de la esclavitud, fue la cautividad de guerra. Los ciudadanos que retornaban a roma
porque habían sido liberados o hubieren logrado evadirse, retomaban su condición jurídica anterior.
Entre los que caían en esclavitus iure civile, se contaban los condenados a penas capitales, a trabajos
forzados, a luchar como gladiadores, las mujeres que tuvieren relaciones concubinarias con esclavos, y
los esclavos manumitidos.

3) Condición jurídica del esclavo: el esclavo era jurídicamente una cosa (UNA RES=VACA). Estaba some-
tido al dominio de su amo, que tenía los poderes de un dueño. Así éste podía disponer de su vida, casti-
garlo, abandonarlo (sin que por ello pbtuviera la libertad) y enajenarlo como cualquier cosa trasmisible
por actos intervivos.
Se le reconocieron sin embargo, algunos derechos como un matrimonio especial entre esclavos del que
derivaba un parentesco (cognatio servilis) cuyo valor jurídico radicaba en materia de impedimentos ma-
trimoniales. Tenían personalidad en el orden religioso, participaban del culto público y tenían derecho a
honras funerarias y a sepultura.
a) El peculio: El esclavo carecía de capacidad jurídica tanto personal como patrimonial. El amo
solía entregar al esclavo un peculio (esto es una masa de bienes para que él lo administrara y obtuviese
los beneficios que de él derivasen.). Jurídicamente el dominus era el propietario del peculio y siempre
podía revocar su concesión.
b) Relaciones Patrimoniales: a partir del otorgamiento del peculio el esclavo podía actuar jurídi-
camente dentro de un ámbito siempre restringido y con sujeción a su dueño. Se admitió que realizara
negocios de adquisición, pero siendo incapaz, todo lo que adquiriere era propiedad del dominus. Las
adquicisiones del esclavo enriquecían al amo, pero éste quedaba ajeno a las obligaciones que surjan de
las relaciones del esclavo.
La situación del esclavo de ser incapaz jurídicamente y no poder ser demandado, y carecer de patrimo-
nio, hacía caer a sus acreedores en desventajas respecto a sus derechos por haber una acción que pu-
diese openerse contra el amo o el esclavo.
c) Actiones adiecticiae qualitatis: la desventaja anteriormente explicada, fue corregida con la
creación de acciones especiales que engendraban junto a la obligación natural del esclavo, la adicional
del dominus. El ejercicio de las mismas por parte del acreedor hacían que éste respondiera por la deuda
ya fuere quedando obligado por la totalidad de la deuda, o por una parte de ella.

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d) Actio Noxalis: Por lo que concierne a la responsabilidad del esclavo por los delitos que hubie-
re cometido, se concedía a la víctima una actio noxalis para demandar al amo la entrega del culpable. Se
puede librar de esta obligación facultativa, cambiando al esclavo por su valor económico (obligación
ambulatoria).

4) Extinción de la esclavitud: la condición servil podía producirse por un acto voluntario del dominus
llamado MANUMISIÓN, que podía ser solemne o no solemne.
a) Manumisiones Solemnes: el derecho civil creó 3 formas de ésta. Estas importaban la salida
del esclavos de la manus o postestad del dominus por un acto de disposición que tenía la virtud de con-
vertirlo en LIBRE y CIUDADANO.
- Manumisión por VINDICTA: se celebraba conforme al ritual de la IN IURE CESSIO, en el cual participaba
el dominus, el esclavo y un tercero que tocaba al esclavo con una varilla afirmando solemnemente que
era un gombre libre.
- Manumisión por SENSO: se hacía por la inscripción del esclavo en la lista de censo de ciudadanos por
su dominus.
-Manumisión por TESTAMENTO: fue la concesión de la libertad del esclavo por parte del amo en su tes-
tamento.

b) Manumisiones No Solemnes: se podía dar así la libertad al esclavo con la sola declaración
del amo ante la presencia de amigos, mediante una carta dirigida al siervo, y también admitiéndolo co-
mo si fuera hombre libre en la propia mesa del señor. Estas manumisiones, carecieron al principio de va-
lidez legal por lo que el esclavo era libre de hecho pero no de iure. Hasta que una ley estableció que los
manumitidos por tales procedimientos no adquirían la condición de ciudadanos, sino de latinos. Éstos
latinos tuvieron capacidad para disponer patrimonialmente por actos inter vivos, pero no por testamen-
to, a su muerte sus bienes se trasmitían al dominus.
La calidad de Latinos fue abolida con Justiniano y se admitió que la voluntad expresada por cualquiera
de los medios no formales de manumitir daba al esclavo la condición de libre y ciudadano, en tanto se
hiciere frente a 5 testigos.
Constantino crea la manumisión en ecclesia que consistía en la declaración del amo efectuada ante las
autoridades eclesiales y el pueblo cristiano, de que concedía libertad al esclavo.

c) Extinción por Ley: sucedía si el dominus lo hubiera abandonado gravemente enfermo; cuando
lo hubiere vendido bajo la condición de que el comprador lo manumitiese y la condición no se cumplie-
re; cuando lo hubiere alcanzado una dignidad o recibido órdenes eclesiales.

d) Los libertos y el Derecho del Patronato: Los esclavos manumitidos, llamados libertos eran
ciudadanos jurpidicamente capaces aunque no gozaban de laa misma condición que los que habían na-
cido libres y conservado tal condición durante toda su vida (los denominados ingenuos). Los libertos no
podían integrar el Senad, ni ser magistrados romanos, tampoco podían casarse con ingenuos. El liberto
mantenía una relación con su antiguo dominus, vínculo que constituyó el derecho del patronato.
El liberto debía al patrono los deberes de reverencia que se manifestaban en la prohibición de deman-

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darlo, ni entablar contra él acción criminal; estaba obligado a prestarle determinados servicios.
El patrono era llamado por ley a desempeñar la tutela de los hijos del liberto y tenía derecho ala suce-
sión si éste moría sin herederos suyos.
Ambos tenían la recíproca obligación de prestarse alimentos en caso de necesidad y el patrono quedaba
obligado a asistir al liberto en juicio, defenderlo y no intentar acusación por delito capital contra él.

5) Restricciones a la Facultad de Manumitir: Fueron dictadas por Augusto dos leyes, una que tuvo por
objeto restringir sólo las manumisiones testamentarias, estableciendo que ellas sólo podían hacerse
identificando al esclavo por su nombre, que prescribió además límites en cuanto al número de esclavos
que se podía manumitir (ley derogada por Justiniano). Y otra que dispuso que para que la manumisión
fuera válida, el manumisor debía tener al menos 20 años y el esclavo 30 a no ser que mediare una justa
causa. A demás, dispuso que los esclavos manumitidos que hubieran observado mala conducta durante
su estado servil, no obtenían la ciudadanía romana.

6) Relaciones afines a la esclavitud:


- Las personas un causa mancipii como era el caso del filiusfamilias al que el pater vendía a otro o hacía
entrega de él en reparación de algún delito.
- El supuesto de un ciudadano rescatado por un tercero de la cautividad mediante el pago de un rescate
y que era considerado esclavo de éste hasta que reintegrara el rescate.
- El Colonato: los colonos eran los arrendatarios de tierra en situación de dependencia que se hallaban
adscriptos a la gleba y debían pagar un impuesto por el fundo que ocupaban y que no podían abandonar
bajo pena de esclavitud. El propietario tampoco podía separar al colono de la tierra ni vender el predio
sin el colono, ni a éste sin el fundo.

7) Status Civitatis: Únicamente los que gozaban de la ciudadanía romana eran capaces de derecho tanto
en la esfera pública como en la privada, puesto que el ordenamiento jurídico romano sólo amparaba a
los miembros de la civitas. Las personas se dividían en dos clases: CIUDADANOS y EXTRANJEROS o PE-
REGRINOS entre los cuales se encontraba una clase intermedia que era la de los Latinos.

8) Ciudadanos, peregrinos y latinos: En Roma se era CIUDADANO por nacimiento (los hijos concebidos
por padres ciudadanos unidos en legítimo matrimonio y también el hijo nacido de madre ciudadana),
por liberación de la esclavitud o por concesión de la autoridad (los extranjeros a quienes por razones ex-
cepcionales – premios por servicios de orden militar o social- el comicio o el emperador otorgaban este
favor especial).
Cómo clase opuesta a los ciudadanos, se encontraban los EXTRANJEROS o PEREGRINOS hombre libres o
pertenecientes a otras ciudades que vivían en el gran mundo romano. Se distinguían entre ellos los que
pertenecían a una ciudad unida a Roma por tratados de alianza y amistad de los que eran miembros de
pueblos que se habían resistido a la dominación romana y luego se habían rendido incondicionalmente.
Su derecho se regía por el DERECHO DE GENTES, ya que no contaban con el amparo del Ius Civile.
Los LATINOS: existieron 3 clases: -Los VETERES: aquellos que eran los antiguos habitantes del Lacio y las
antiguas colonias confederadas con Roma. Se encontraban en una situación jurídica más favorable, se

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les concedía el goce de todos los derecho públicos y privados salvo el derecho de ocupar las magistratu-
ras romanas;
-Los Latinos de la COLONIA: pertenecientes a las colonias a las que Roma concedió latinidad a mediados
de la república. Sólo gozaban del derecho al comercio y así podían testar, celebrar contratos, y gozar de
la propiedad. Les estaba vedado el goce del resto de los derechos públicos y privados;
-Los LIBERTOS LATINOS: que eran manumitidos no solemnemente y adquirían la libertad pero no la ciu-
dadanía romana. Tenían solamente el derecho de comercio, sin poder testar ni ser instituidos herederos
por testamento.

9) Tipos de Derechos que tenían los ciudadanos: Los ciudadanos tenían dos tipos de derechos.

 D’ Público
o Ius sufragi: El derecho de poder votar en las Asambleas.
o Ius honorum: El derecho de ocupar cargos públicos altos.
o Ius Provocationi Papopulim .Derecho de apelar en los casos de pena de muerte impues-
to por un magistrado.
 D’ Privado:
o Ius Connubis: Es el derecho de contraer nupcias, sólo para los romanos.
o Ius Comici: El derecho de ser titular de derechos patrimoniales y de ser parte en las rela-
ciones comerciales.
o Testamento factio: Era el derecho que tenía de ser instituido heredero, y de instituir he-
rederos a través de un testamento. Puede ser activo o pasivo.
o Tenían derecho a tener un nombre..
o Ius Accione: derecho de actuar, y reclamar sus derechos, a través del derecho Civil.

10) Status familiae: Era la situación en la que se encontraban los hombres libres y ciudadanos con relación
a una determinada familia. Influía este estado sobre la capacidad o personalidad jurídica que era plena
cuando el hombre era libre, ciudadano y SUI IURIS, y era en cambio restringida cuando se trataba de un
hombre ALLIENI IURIS según de que estuvieran libres de cualquier potestad o en sujeción a otra perso-
na.

11) Sui Iuris/Alieni Iris: Era “SUI IURIS” el sujeto autónomo respecto de cualquier potestad familiar, el
ciudadano que no tuviere ascendentes legítimos masculinos vivos o que hubiera sido liberado de la po-
testad paterna mediante la emancipación. El hombre sui iuris era denominado paterfamilias, indepen-
dientemente de que tuviera o no hijos y fuera o no mayor de edad. Gozaban de plena capacidad jurídica
podía ser titular de las 4 potestades clásicas: la patria potestas (potestad respecto de los hijos y todas las
personas agregadas al grupo familiar por adopción/adrogación); la dominica potestas (potestad sobre
los esclavos); manus maritalis (potestad sobre la esposa); y el mancipium (postestad sobre un hombre
libre entregado en noxa).
La persona sometida al poder familiar cualquiera fuera su edad o sexo era ALLIENI IURIS, comprendién-
dose entre ella al filiusfamilias, descendiente legítimo/adoptivo del paterfamilias; la mujer sometida al

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manus de su marido o a la de su pater,la persona in causa mancipii (hombre libre dado en noxa por deli-
tos cometidos o en garantía de obligaciones del pater). Tenían equivalencia con el pater en cuanto al
goce de los derechos públicos, pero se encontraba en situación distinta respecto a los derechos priva-
dos. Tenían una capacidad restringida debido a su situación de dependencia. Los filii no podían contraer
matrimonio sin autorización del pater y tenían una situación patrimonial muy parecida la de los esclavos
(lo que adquirían se incorporaba al patrimonio del pater puesto que no tenían patrimonio propio).

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Bolilla 9: El Negocio Jurídico.


1) El hecho y el acto jurídico: Hecho es toda acción u obra del hombre o la naturaleza que cae bajo la per-
cepción de nuestros sentidos. Hay hechos que son capaces de producir innúmeras consecuencias, pero que
no tienen fuerza gravitante en lo jurídico, éstos son los llamados “SIMPLES HECHOS”. Otros, por el contrario,
cumplen una función eficiente donde los derechos nacen, se modifican, transfieren o extinguen a los que se
llama “HECHOS JURÍDICOS” y son acontecimientos del orden natural.
Cuando los hechos jurídicos no se producen por el orden natural, sino por el accionar del hombre, se llaman
“ACTOS JURÍDICOS” definidos como el acto voluntario susceptible de producir el nacimiento, modificación,
transferencia o extinción de derechos.

2) El negocio jurídico: concepto y clasificación: El “ACTO JURÍDICO LÍCITO” es el que recibe el nombre de
NEGOCIO JURÍDICO; el acto jurídico ÍLICITO, constituye el DELITO. Negocio jurídico es el acto que encuentra
tutela en la ley, puesto que se encuentra encaminado a lograr fines lícitos. El delito, es el acto voluntario
que lesiona un interés o derecho ajeno y por tal razón la ley lo castiga con una pena.
El negocio jurídico puede definirse como: “Manifestación de voluntad privada que tiende a un fin práctico
aprobado por las partes, y por la ley bajo las condiciones establecidas por la misma, y que produce efectos
jurídicos cuando encaja en el modelo preestablecido”.
*Maniestación de la voluntad: exteriorización de la voluntad a través de signos inequívocos, o mediante la
expresión tácita/oral.
*Clasificación:
- Según el número de declaraciones de voluntad, pueden ser: Unilaterales: depende de la voluntad de un so-
lo individuo (testamento); Bilterales: interviene la voluntad de al menos 2 partes (contratos).

- Según sus beneficios, pueden ser Onerosos (en los que la parte que adquiere un derecho suministra a la
otra parte una contraprestación – venta) y Gratuitos o lucrativos (donde la adquisición del derecho se pro-
duce sin una contraprestación habiendo el enriquecimiento de una persona por el acto de otra – donacio-
nes).

- Según sus efectos, se clasifican en inter vivos y mortis causa.

- Según su formalidad: Negocios Formales (aquellos respecto de los cuales la ley prescribe a las partes el
cumplimiento de determinadas formalidades para expresar su voluntad de manera que su inobservancia ha-
ce que el negocio no exista) y No Formales (son aquellos en los que las partes pueden expresar su voluntad
de cualquier manera siempre que resulte clara y manifiesta)

- De acuerdo al objeto: “negocios relativos al derecho de las personas (matrimonio, divorcio, adopción); y
“negocios relativos al derecho patrimonial” dentro de los cuales se distinguen los de disposición (entrañan
la alteración económica en el patrimonio de una persona – trasmisión de propiedad), los obligacionales
(tienen el efecto de engendrar derechos personales de un individuo frente a otro – contrato compraventa) y
los relativos al derecho sucesorio (testamento).

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-Según su causalidad: Son Causales (causa preestablecid por las partes del contrato), o Abstractos (La causa
es indiferente a la validez de las partes).

3) Presupuestos de validez y elementos del negocio jurídico : los sujetos de una relación negocial gozan
de la libertad para integrar su contenido de la manera más conveniente a sus intereses; sin embargo para
que éste tenga eficacia, son necesarios ciertos presupuestos que pueden ser agrupados en 3 categorías:
- Presupuestos subjetivos (“capacidad del sujeto de obrar”). Se refiere a la aptitud legal o jurídica que han
de tener los sujetos de la relación negocial para ejercer por sí mismas sus derechos.
- Presupuesto subjetivo-objetivo (“legitimación de las partes”) entraña la específica competencia de los su-
jetos para realizar el negocio que se trate. Comprende: 1) el poder de proceder a la regulación de esos in-
tereses concretos y 2) la idoneidad de las partes que celebran el negocio determinado para convertirse en
sujetos activos o pasivos de la relación.
- Presupuesto objetivo ( “idoneidad del objeto del negocio”) supone que los bienes u objetos sobre los que
versa el negocio, son susceptibles de experimentar la regulación que de ellos hagan las partes.

4) Elementos esenciales: son aquellos sin los cuales ningún negocio puede existir porque hacen a su natura-
leza.
a) Acto Voluntario: Es el elemento que da nacimiento al negocio jurídico. Exterioriza una determinación
de voluntad que produce un fin jurídico para el sujeto. Esta declaración puede ser expresa (o explícita, cuan-
do el acto volitivo es manifestado) o tácita (o implícita que es la derivada de los hechos, comportamiento u
obrar del sujeto; nace por vía indirecta).Puede ser también recepticia (la que tiene que llegar al conocimien-
to de la persona a la que va destinada y ser aceptada por ella) o no recepticia (aquella que crea el negocio
sin necesidad de otra voluntad concurrente).
El si lencio, entendido como declaración tácita de la voluntad por principio carece de eficacia para crear un
vínculo jurídico. Sin embargo, en casos expresa y positivamente determinados por la ley se le reconoce valor
de declaración de la voluntad (como sucedía cuando se asumía que el paterfamilias aceptaba el matrimonio
de su hija si no mostraba con evidencia su disenso). También el silencio podía actuar como tal por conven-
ción de las partes.
La voluntad podía ser expresada por un intermediario quien no expresaba su propio querer sino el de quien
lo enviaba por lo que los efectos del negocio se fijaban en sujeto que se servía de él para declarar su volun-
tad. Esta manifestación no debe confundirse con la REPRESENTACIÓN en la cual la persona que emite o reci-
be la declaración de la voluntad es distinta a aquella en la que se han de fijar los efectos del negocio. La re-
presentación puede ser DIRECTA O INMEDIATA (el representante obra por cuenta y en nombre del repre-
sentado, por lo que los efectos del negocio se fijan exclusivamente en la persona del representado); o INDE-
RICTA o MEDIATA (el representante obra por cuenta del representado pero en nombre propio, lo que hace
que los efectos del negocio se produzcan en favor o en contra del representante). La representación directa
NO fue admitida por el D° Romano.
b) Contenido: es el precepto que contiene la regulación que hacen los sujetos en el negocio de sus intere-
ses.
c) Causa: es el fin práctico que constituye la función que es típica del negocio que se realiza. La causa (fin
objetivo del negocio) no debe confundirse con los motivos determinantes (fin subjetivo) que son las razones

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psicológicas que motivan el negocio.

5) Elementos accidentales: son las distintas modalidades que las partes pueden introducir en el negocio a fin
de variar su contenido.
a) Condición suspensiva y resolutoria: es una declaración accesoria de la voluntad por las que las partes
hacen depender el nacimiento o la cesación de un negocio de un acontecimiento futuro y objetivamente in-
cierto. Puede adquirir dos modalidades:
- Condición suspensiva: aquella en virtud de las cual se hace depender la producción de los efectos del ne-
gocio de la condición. “… , si …”
Condición resolutoria: es aquella por la cual se hace depender la extinción o resolución de los efectos del
negocio del cumplimiento de la condición “…, hasta …”
El D° Romano alude sólo a la condición suspensiva. Bajo condición suspensiva, mientras la condición no se
verificara, el negocio se consideraba existente, sin que, empero, produjera efectos. Cuando la condición se
verificaba, el negocio cumplía sus efectos.
Las causas a las que está supeditada la condición podían clasificarse en:
- potestativas (dependen exclusivamente de la voluntad de una de las partes, normalmente aquella en cuyo
beneficio se celebraba el negocio)
- casuales (cuando el hecho es independiente de la voluntad de los sujetos)
- mixtas (concurre a ellas no sólo un hecho de la naturaleza o la voluntad de un tercero, sino también la vo-
luntad de una de las partes).
Respecto de la naturaleza del acontecimiento, las condiciones se distinguen en positivas: si están sujetas a
un acto/hecho positivo. Negativas dependen de un hecho o acto negativo.

b) Término: distintas clases: consiste en una declaración accesoria en virtud de la cual se establece que
los efectos del negocio comenzarán a producirse o cesarán cuando se verifique un acontecimiento futuro,
pero objetivamente cierto.
De la misma manera, el término puede ser suspensivo (cuando deja en suspenso los efectos del negocio has-
ta determinado suceso) o resolutorio (si los efectos del negocio cesan o se resuelven al cumplirse el aconte-
cimiento cierto previsto por las partes). * A diferencia de la condición el término se refiere a un aconteci-
miento que se sabe con certeza que ocurrirá*
Existen 4 clases distintas de término:
- dies certus an certus cuando: se sabe que llegará y cuando
- dies certus an incertus quando: se sabe que llegará, pero no cuando.
- dies incertus an certus cuando: no se sabe si llegará, pero se sabe cuándo pasará.
- dies incertus an incertus cuando: no se sabe si llegará, ni cuándo llegará.
*Los últimos son condiciones bajo apariencia de términos.

c) Modo: Consiste en una declaración unida a una liberalidad para imponer a la persona favorecida un
gravamen lícito

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6) Ineficacia del negocio jurídico: nulidad y anulabilidad. Hay negocio ineficaz o inválido cuando por estar
afectado por defectos o vicios en su constitución, el ordenamiento jurídico no le reconoce sus efectos pro-
pios.
El negocio jurídico es nulo cuando desde su nacimiento y de modo definitivo, no produce efecto jurídico por
carecer de alguno de sus presupuestos o elementos esenciales.
Es negocio anulable el que, a pesar de estar integrado por sus presupuestos y elementos esenciales, alguno
de ellos está afectado por algún vicio que permite impugnar su validez .
- Causas de ineficacia:
* falta de capacidad jurídica del sujeto o de su capacidad de obrar.
* falta de idoneidad del objeto.
* cuando se ataca a los elementos esenciales.
* cuando el vicio se refiere a la causa (si ésta faltara, fuera ilícita o inmoral)
* voluntad:
- dsicordancia entre el querer y la manifestación.
- de haber falta absoluta de voluntad –cuando la declaración se da bajo amenaza- el negocio es nulo).
- Manifestación consiente diversa de la voluntad (declaraciones hechas en broma).
- Falta de la voluntad del agente.

7) Vicios de la Voluntad: error, dolo, violencia: El error es el falso conocimiento de un hecho o una norma
jurídica (en el D° romano éste término se identifica con “ignorancia”; pero se llama ignorancia propiamente
a un estado negativo de conciencia que implica falta de todo conocimiento; mientras que el error alude a un
conocimiento falsamente constituido).
Distinción entre la ignorancia de hecho (desconocimiento de un elemento o circunstancia de hecho) y la de
derecho (desconocimiento de una regla jurídica).
- Error in negotio (recae sobre la naturaleza del negocio que las partes celebrasen)
- Error in persona ( se presenta cuando se celebra el negocio con una persona distinta de aquella con la que
se entendía contraerlo)
- Error in corpore (se refiere a la identidad del objeto)
- Error in substantia (versa sobre una característica constante en el objeto o una cuaidad imprescindible).
El dolo: entraña una conducta maliciosa y fraudulenta destinada a hacer incurrir a una persona en error o
hacerla caer en engaño.
- Dolus malus (se configura como vicio de la voluntad al atentar contra la intención del sujeto)
- Dolus Bonus (consistía en las simples sutilezas usadas en el comercio cotidiano)
La voluntad, su libre expresión puede estar viciada por violencia material o moral, la primera llamada “vis
absoluta” excluye absolutamente la voluntad y torna el negocio nulo; la violencia moral consiste en la crea-
ción de una situación de miedo bajo amenaza efectiva e injusta de un mal.

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8) Convalidación y Conversión del negocio jurídico: por principios de ius civile el negocio inválido no po-
día producir efectos jurídicos, pues “lo que es vicioso desde su inicio no puede convalidarse con el transcur-
so del tiempo. El D° honorario admitió la posibilidad de que el negocio se convalidara cuando las partes con-
sintieran firmarlo o ratificarlo con el fin de sanear sus vicios, para que produjera las consecuencias apeteci-
das por los sujetos.
La conversión del negocio jurídico tenía lugar cuando un negocio jurídico nulo no podía surtir los mismos
efectos prácticos que otro negocio de tipo distinto.

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Bolilla 10: Derecho de Familia.


1) La Familia: los romanos tuvieron una concepción muy particular respecto de la familia, la cual se con-
virtió en un organismo vital dentro de la CIVITAS, puesto que, la agrupación de familias que reconocía un
ancestro común, conformaba la GENS. Las gens, se organizaron bajo la potestad de un jefe: el PATER-
FAMILIAS con poderes absolutos de orden político, judicial y religioso.
La característica principal de la familia fue el sometimiento a la autoridad de una sola persona, el pater,
quien no se encontraba sometido a ninguna potestad (SUI IURIS). Los miembros de la familia colocados
bajo el poder o potestad del jefe (ALLIENI IRUIS) fueron llamasdo FILIIFAMILIAS.

Bajo el concepto de Ulpiano, llamamos familia “a muchas personas que por naturaleza, o derecho, se
encuentran sujetas a la potestad de uno solo. Ésta unidad sometida a la potestas o manus (en caso de la
esposa) de un paterfamilias y formada por personas enlazadas entre sí por un vínculo civil, constituían la
familia PROPRIO IURE.
A la muerte del praeter, la familia se dividía en otras tantas, que tenían por jefes los hijos varones de
aquél, componiendo las familias COMMUNI IURE.

Los romanos, comprendieron también a la familia natural o cognaticia , es decir, a aquellas personas li-
gadas por un nexo natural o de sangre, que comprendía tanto a los parientes varones, como a las muje-
res y eran llamados entre sí, cognados.
En otra acepción, la familia también designaba al patrimonio de una persona, en especial a aquellos bie-
nes transferibles por herencia a los herederos llamados por la ley a sucederle.

La familia o DUMUS fue originariamente el grupo de personas sobre las cuales el paterfamilias ejercía su
potestad y se integraba por el paterfamilias y los filiifamilias (libres o no libres). Los allieni iris libres (filii-
familias) eran la mujer, los hijos y descendientes directos por línea de varones. Los no libres, eran los es-
clavos colocados bajo DOMINICA POTESTAS del pater, y, así mismo, las personas entregadas al pater en
“mancipium”.
Con la familia, se relacionaban también los emancipados (los hijos salidos de la potestad paterna) sobre
los cuales el jefe de la domus, ejercía aún los derechos del patronato.

La domus fue en roma una sociedad de carácter religioso, que tenía su culto propio (sacra privata), so-
bre la cual los pontífices de la civitas sólo ejercían un simple derecho de vigilancia. Fue además una so-
ciedad de carácter civil. Su constitución autónoma de cuño monárquico, investía al pater de suma auto-
ridad. Le concedía poderes de juez supremo, y en su ejercicio pronunciaba sentencias por las cuales po-
día condenar a los integrantes del núcleo familiar con penas de exclusión de la domus, flagelación, pri-
sión y hasta la muerte.
Tenía la familia un patrimonio (familiam) común al pater y a sus descendientes en potestad. Sólo el pa-
ter gozaba de la titularidad de los bienes.

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2) El Parentesco: existió un parentesco civil o AGNACIÓN y uno natural o COGNACIÓN. También recono-
cieron los romanos un tercer tipo de vpinculo parentelar llamado “AFINITAS”, formado entre el cónyuge
y los parientes consanguíneos del otro cónyuge. Otro vínculo habría sido además, la GENTILIDAD que
unía a los miembros de la Gens.

a) AGNACIÓN: fue el parentesco civil reconocido a todas las personas que se encontraban sometidas a
la patria potestad o manus (potestad marital) de un paterfamilias común. La agnación quedaba suspen-
dida por el lado de la mujer, se representaba por los descendientes legítimos de la línea de los varones.
Se constituía entre la mujer casada cum manu, que ocupaba el lugar en la familia de hija y los hijos de
ellos, tanto varones como mujeres. Los nietos eran también agnados e igualmente lo eran sus mujeres
en tanto hubieran contraído matrimonio cum manu. Formaban también parte los extraños que el pater
incorporara al grupo ya sea por adopción o adrogación. Los hijos nacidos fuera de matrimonio quedaban
originalmente excluidos de toda parentela a no ser que fueran adoptados por el pater.
El vínculo se extinguía respecto de los hijos cuando salían de la potestad del jefe por emancipación y las
hijas por el matrimonio cum manu.

b) COGNACIÓN: fue el parentesco o vínculo de sangre que unía a las personas que descendían unas de
otras o de un autor común que podía darse tanto en línea masculina, como femenina. Tenía como fun-
damento la unión derivada de la comunidad de sangre legitimada por el matrimonio que representaba
el LINAJE.
Podía presentarse en dos formas: en línea recta o perpendicular (aquel en que las personas descienden
unas de otras pudiendo ser ascendente o descendente) o en línea colateral o transversal (constituido
por las personas que descienden de un autor o tronco común como los hermanos, primos, tíos, sobri-
nos, etc.)
En ambas líneas, el grado de parentesco se determinaba computando las generaciones, donde cada ge-
neración, corresponde un grado. En la línea recta ascendiente el padre es de primer grado, el abuelo de
segundo, … . En la línea descendente, el hijo es de primer grado, el nieto de segundo, … .En la línea cola-
teral se contaba sumando al número de grados que quería medirse hasta el tronco común, y luego se
descendía hasta el otro pariente.

c) AFINIDAD: era el vínculo que existía entre los cónyuges por el matrimonio, y el que exístia entre uno
de ellos y los parientes consanguíneos del otro. No tenía grados, se medía del mismo modo que el pa-
rentesco por cognación, y admitía afines en línea recta: el suegro/a, el yerno, y en línea colateral, los cu-
ñados. La afinidad sólo fue considerada en materia de impedimentos matrimoniales.

PATRIA POTESTAD:

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3) Conceptos Generales: el conjunto de poderes que el paterfamilias ejercía sobre las personas libres
que constituían la comunidad familiar, se denominó MANUS para designar la potestad sobre la mujer
casada y PATRIA POTESTAS, definiendo la autoridad sobre sus descendientes y extraños que éste admi-
tiera en la domus.
Fue regulada por el Ius Civile, y sólo era accesible, por lo tanto, para los ciudadanos romanos de sexo
masculino, debiendo tener así mismo las personas sometidas a esta potestas la calidad de CIVES ROMA-
NI.

4) Modos de adquisición de la Patria Potestad: (o modos de entrar a formar parte de la familia agnati-
cia del paterfamilias)
a) NACIMIENTO: Era el modo normal de entrar bajo la potestas del paterfamilias. El hijo concebido ex
iustis nuptiis se desgnaba IUSTUS, considerándose a tal, al que hubiera nacido pasados los 180 días
de la celebración del matrimonio, y antes de los 300 de la disolución del mismo (no obstante se ad-
mitía que el marido reconociese al nacido antes del plazo legal y no se admitía de manera alguna al
nacido fuera de los 300 días después de la disolución de las nupcias).
Se llamaba a los hijos nacidos del matrimonio FILII NATARULES (hijos naturales) para diferenciarlos
de los adoptivos. Los nacidos fuera de las legítimas nupcias, eran designados con el nombre de ES-
PURIOS.
El derecho justinianeo, dio 3 denominaciones para los hijos:
- Filii Legitimi (aplicable a los iustis) nacidos en legítimo matrimonio;
- Liberi Naturales para los habidos en concubinato(*Concubinato: relación marital de pareja sin estar
casados);
- Spurii para los nacidos en uniones no estables.

b) LEGITIMACIÓN: los hijos nacidos en concubinato (LIBERI NATURALES), seguían la condición de la


madre. La legitimación fue el medio jurídico por el cual el hijo natural alcanzaba el carácter de legí-
timo, quedando sometido a la patria potestad en calidad de allieni iuris.
Exigía determinados requisitos:
- Que el hijo fuera procreado por padres unidos en concubinato;
- Que no sean adulterinos o incestuosos (nacidos de parientes en grado prohibido).
- Consentimiento del hijo.
- Requería una forma legal de legitimar, las cuales podían ser:
I) el subsiguiente matrimonio de los padres, donde se equiparaba totalmente al hijo legitimado con
el legítimo.
II) la oblación a la curia, ocurría cuando el padre que no tenía hijos legítimos, ofrecía a la curia a su
hijo natural o casaba a su hija con un decurión. (no tenía carácter de legitimación, sólo atribuía un
derecho de sucesión intestada a la muerte del padre)
III) el rescripto del príncipe (o imperial) que producía efectos plenos permitiendo converitr en legí-
timo a los hijos habidos en uniones que no podían adquirir el rango de matrimonio por haber impe-
dimentos legales entre los padres.

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c) ADOPCIÓN: se realizaba mediante un acto jurídico por cuya virtud ingresaba a la familia un extraño
sometiéndose a la potestas del jefe.
Exigía que el padre vendiese al hijo 3 veces (quedando éste emancipado) para perder la patria po-
testad sobre él y éste pudiese ser adoptado por otro. Para dar en adopción una hija o un nieto, era
suficiente una sola mancipatio paterna. Sólo el paterfamilias podía adoptar. Se exigió del adoptante
una edad superior a la del adoptado.
Las mujeres pudieron adoptar para consolarse de los hijos perdidos, a partir de una constitución de
Dioclesiano.
La adopción hacía que el adoptado saliera de su núcleo originario y pasara a la potestas del adoptan-
te, teniendo calidad de heredero pleno del adoptante y con los derechos de agnación, nombre y re-
ligión de la domus en la que era recibido.
En el derecho justinianeo la adopción se concretó por un proceso más sencillo que sólo requería que
el adoptante se presentara junto con el paterfamilias y su filius, ante el magistrado de su domicilio.
La adopción podía realizarse recibiendo al adoptado en calidad de hijo, sobrino o de nieto, debiendo
ser e adoptante al menos 18 años mayor que el adoptado.
Se distinguieron en el derecho justinianeo dos clases de adopción: adoptio plena (era realizado por
un ascendiente del adoptado cuyos efectos eran análogos a los de la adopción antigua) y adoptio
minus plena (adopción realizada por un extraño en la cual se otorgaba al adoptado sólo un derecho
de sucesión ya que no se lo sacaba de la potestas de su padre).

d) ADROGACIÓN: a través de la adrogatio, un paterfamilias pasaba bajo la potestad de otro con su


familia y patrimonio. La misma debía ser aprobada por los pontífices, quienes realizaban una en-
cuesta la cual, si resultaba aprobada, convocaba a una reunión del comicio curiado en la que el pon-
tífice máximo formulaba ante el pueblo, una triple interrogación: al adrogante, si aceptaba al pater-
famlias por hijo legítimo; al adrogado, si consentía someterse a la potestad del adrogante; y al pue-
blo, si así lo ordenaba. Luego de esto, los pontífices procedía a la detestatio sacrorum (acto solemne
por el cual se extinguía todo vínculo entre el adrogado y su antigua gens).
Al producirse la decadencia de los comicios por curias, ya no se requirió que adrogante y adrogado
participaran legalmente de los comicios y se posibilitó que la adrogación se llevara a cabo fuera de
Roma. Antonino autorizó la adrogación de los impúberes por decreto del magistrado, previo dicta-
men de los pontífices y de un consejo de familia.
El efecto fundamental de la adrogación, era colocar al pater adrogado en la posición de filiusfamilia
del adrogate, transfiriéndose su patrimonio.

5) Poderes del Paterfamlias: Era el ciudadano sui iuris que no dependía más que de sí mismo. Sin él, no
había familia o domus, pero él solo constituía una domus. El poder unitario del pater comprendía 3 po-
testades: la patria potestas, sobre los hijos; la manus potestas, sobre la esposa; y la dominica potestas
sobre los esclavos. Comprendía también el mancipium o cuasi servidumbre de personas libres vendidas

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al pater. A tales potestades, podrían agregársele el DOMINIUM o señorío absoluto sobre las cosas.
Sus poderes tuvieron carácter absoluto, tales que ni la autoridad pública podía intervenir. Le otorgaba el
derecho de vida y muerte, de exponer y vender a los hijos, de entrgarlos en noxa a la víctima del delito
por ellos cometidos.
Las personas que constituían la familia no estaban en ella sino por su voluntad. Tenía derecho a oponer-
se a ques sus hijos contrajeran matrimonio y podía elegir el esposo de sus hijas.
En la época republicana, la utilización de sus poderes fue sometida a la apreciación de los censores. Una
prescripción de la ley de las XII tablas sancionó al pater con la pérdida de la potestas si el hijo era vendi-
do 3 veces sucesivas. Trajano obligó al pater a emancipar al hijo que era maltratado. Adriano condenó al
padre que matare a su hijo, dejando la reservada a los jueces la aplicación de penas capitales. Con Justi-
niano la patria potestad quedó restringida a un mensurado poder de corrección y disciplina.

6) La patria potestad y las relaciones patrimoniales: Sólo el paterfamilia podía ser titular de los dere-
chos patrimoniales, lo que no le impedía al hijo realizar negocios jurídicos por medio de los cuales el pa-
ter asquiriera derechos reales o creditorios, de donde resultaba, al igual que el esclavo, un instrumento
de adquisición del jefe. (Cuando el hijo se hacía deudor por virtud de un negocio jurídico, el deber de
prestación recaía sobre el filius, no sobre el pater).
El régimen de los bienes en la patria potestad fue transformándose profundamente conforme fueron re-
conociéndosele al hijo derechos patrimoniales. El filius podía ser titular de ciertos bienes que constituían
el PECULIO sobre el cual, conforme a la época sus poderes fueron variando. Se conocieron 4 tipos de pe-
culio en el derecho romano:

Con Justiniano la capacidad patrimonial del filius se amplió al máximo, declarándose de propiedad de és-
te con sólo facultad de administración y usufructo a favor del padre, todos los bienes que adquiriese el
filius de cualquier modo y procedencia (a excepción de los obtenidos por medios suministrados por el
padre.
Al finalizarse este ciclo, el filiusfamilias dispone de bienes en plena propiedad, disfrute y administración
inclusive no volviendo al padre (a la muerte del hijo) los bienes que éste poseyese, sino que eran objeto
de sucesión.

Hay 4 tipos de Peculios:


 Peculio profecticio: es el que se concede también a los esclavos. Estaba integrado por una pe-
queña suma de dinero o de otros viene que el pater entregaba al filius para administrarlos, sin
disponerlos.
 Peculio castrense: Es todo lo que el hijo adquiere por su condición militar, comprendiendo sus
sueldos, el botín de fuera, las herencias y legados e sus compañeros de armas, y las donaciones
realizadas por su partida a campaña.
 Peculio cuasicastrense: Es el mismo que el anterior, pero comprendido por sueldos y cualquier
objeto que proviniera de un cargo público.
 Peculio adventicio: En principio, eran los bienes heredados por la madre que no pasaban al pa-
trimonio del pater, sino a los hijos.

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7) Extinción de la patria potestad: por principio, la patria potestad tenía carácter perpetuo y por ello la
mayoridad del hijo no le ponía fin.
La patria potestad se perdía:
- muerte del pater
- capitis deminutio máxima (que lo convertía en esclavo) y la media (que le hacía al pater perder la ciu-
dadanía) *recordar que la patria potestad era ejercitable solo por los ciudadanos romanos*
- elevación del hijo a sacerdote.
- desempeño en funciones públicas.
- aceptación del pater de hacer ingresar al hijo a otra familia por adopción, o a la hija por la conventio in
manu.

8) Emancipación: El pater podía provocar voluntariamente la salida de sus hijos de su potestad y el tras-
lado de ellos a otra familia.
La emancipatio, fue un acto de liberación de la patria potestad realizado por la voluntad del pater, reali-
zado conforme al procedimiento de la norma de las XII tablas.
Si el pater quería eximir de la potestad al hijo varón, lo vendía ficticiamente tres veces con los ritos de la
MANCIPATIO, a una persona de su confianza con el compromiso de manumitirlo (*
La tercera manumisión llevaba consigo la ruptura de la potestad, pero el tercero adquiría el derecho de
patronato, tutela y sucesión sobre el filius.
En la época de Anastacio, aparece la EMANCIPATIO ANASTASIANA que tenía lugar por prescripto del
príncipe. Justiniano lo simplificó, autorizando la realización de la emancipación mediante una declara-
ción hecha ante el magistrado.
Siendo la emancipación un acto que requerí la voluntad del pater emancipante, no podía serle a éste
impuesta, salvo por algunos motivos previstos por la ley como cuando el pater maltratara al filius;
cuando el hijo impúber que hubiera entrado bajo potestad del pater por adrogación, se la solicitase al
haber alcanzado la pubertad.
El efecto inmediato de la emancipación era convertir al filius en sui iuris, es decir, en persona libre de
potestad. El filius al perder sus lazos de agnación con su antigua familia podía convertirse en jefe de una
nueva. En orden a los derechos patrimoniales, el emancipado adquiría plena capacidad jurídica, pudien-
do ser así, titular de un patrimonio propio.
La emancipación que tenía carácter irrevocable, sólo podía quedar sin efecto cuando el hijo fuera culpa-
ble de ofensa, injurias o malos tratos a su padre.

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Bolilla 11: Matrimonio


1) Concepto y definición: El matrimonio, en el concepto romano, puede definirse como la cohabitación de
dos personas de distinto sexo con la intención de ser marido y mujer, de procrear y educar a sus hijos y
constituir entre ellos una comunidad absoluta de vida. En las Institutas, se dice que “es la unión del varón y
la mujer que comprende el comercio indivisible de la vida.”. Modestino también hace referencia a este co-
mercio de toda la vida como una “comunicación del derecho divino y del humano.”.

El matrimonio no importaba un acto jurídico de declaración de voluntad por parte de los cónyuges, sino una
situación de hecho fundada en dos elementos: uno objetivo (la cohabitación de hombre y mujer) y otro sub-
jetivo (la intención permanente y recíproca de tratarse como marido y mujer, o affectio maritalis). Este ele-
mento moral interno no era una mera manifestación de consentimiento inicial, pues la intención de ser ma-
rido y mujer debía ser duradera y continuada, tanto que si cesaba, el matrimonio se extinguía.

Los romanos llegaron a acordar a esta manifestación subjetiva una preeminencia por sobre el elemento de
cohabitación. Las fuentes nos dicen que el consentimiento, y no el concubinato, constituyen las nupcias.
Como la celebración del matrimonio en Roma no exigía fórmula jurídica alguna, la affectio maritalis debía
salir de lo meramente subjetivo y hacerse pública: la intención marital se demostraba por declaraciones de
los esposos, de los parientes y amigos, pero por sobre todo con el comportamiento en sociedad y muy espe-
cialmente con el trato que el marido dispensaba a la mujer (honor matrimonii).

El matrimonio en Roma tuvo siempre un carácter severamente monogámico, y como su finalidad de vida, no
cabía someterla a plazos ni condiciones.

2) Los esposales: Los esposales son una promesa formal de celebrar el matrimonio. El nombre deriva de
sponsio, contrato verbal que se usaba para perfeccionar una promesa.
En las primeras épocas, el incumplimiento de los esposales daba lugar a una acción de daños y perjuicios,
que se traducía en el pago de una suma de dinero. Más adelante, en el d’ clásico, los esposales tuvieron un
carácter más ético-social que legal. Durante el cristianismo, se impulsó la costumbre de garantizar el cum-
plimiento de los esposales, como un medio de reaccionar contra el relajamiento de las costumbres. A partir
de entonces, se acompañó el ofrecimiento matrimonial con arras, que eran perdidas por la parte que las
abía dado y no cumplía los esposales.
En cuanto a la capacidad de los prometidos, eran de aplicación los mismos requisitos e impedimentos que
para el matrimonio. Se admitió, sin embargo, que se puedan celebrar esponsales sin haber alcanzado la pu-
bertad, a partir de los 7 años.
Los esposales se dividían por la muerte o por el capitis deminutio máxima.

3) Matrimonio “Cum Manu”: Una de las potestades que podía ejercer el paterfamilias romano era la manus
maritalis. Desde el antiguo derecho romano, las mujeres casadas solían entrar a formar parte de la familia
del marido, colocándose bajo su potestad y rompiendo el vínculo agnaticio con la familia de la que proce-
dían. Se configuraba así el matrimonio cum manu, según el cual la esposa se hacía filiafamilias y quedaba
sometida al nuevo pater, ocupando el lugar de hija si este era su cónyuge, o de nieta, si era su marido se en-
contraba bajo potestad paterna.

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La potestad de la manus maritalis, sin embargo, difería en parte de la potestad que tenía el páter sobre sus
hijos: no podía vender ni entregar en noxa a su esposa, así como tampoco tenía poder sobre para quitarle la
vida como castigo de un delito.

Si la mujer era sui iuris, todo su patrimonio se transmitía al pater, operándose una sucesión universal inter-
vivos. La manus no nacía automáticamente por la sola celebración del matrimonio, sino que requería un ac-
to legal especial para que el marido adquiriera tal potestad. En este sentido, había tres modos de adquisi-
ción:
 Confarreatio: Se trataba de una ceremonia religiosa de gran solemnidad en la que los desposados se
hacían recíprocamente interrogaciones y declaraciones ante diez testigos ciudadanos romanos, asis-
tidos por el gran pontífice y ante el sacerdote de Júpiter, a quien los interesados ofrecían un sacrifi-
cio manifestado en la entrega de pan a los presentes.
Por este proceso la mujer quedaba indisolublemente ligada a la familia del marido y no podía ser se-
parado más que por el rito contrario: diffarreatio.
 Coemptio: La coemptio fue una mancipatio por la que la mujer era vendida o se autovendía al mari-
do, declarándose que tal venta era matrimonii causa y no como esclava. Así quedaba bajo la potes-
tas del marido y no in mancipio de este.
 Usus: Cuando el matrimonio no había sido realizado con las formalidades anteriores, se aplicaban
las normas propias de la usucapión y el marido adquiría la manu por el usus, es decir, reteniendo la
mujer en posesión por un año. En este lapso, la mujer podía interrumpir esta especial usucapión
permaneciendo fuera de la casa del marido durante tres noches.

4) Matrimonio “sine manu”: Las justas nupcias sine manu fueron un medio para que el paterfamilias se
procurase los hijos que deseara sin agregar a su familia la mujer que prestaba a dárselos.

A partir del siglo III, queda en desuso completamente la potestad de la manus maritalis y se torna corriente
el matrimonio sine manu, que le permite a la mujer mantener su misma situación familiar y patrimonial. Si
era una alieni iuris, continuaba sometida a la potestad de su padre, en tanto que si era sui iuris, debía nom-
brársele un tutor (el marido ya no era su tutor natural).

5) Presupuestos del matrimonio romano: Entre ellos se cuentan los siguientes: capacidad jurídica (ius con-
nubii), capacidad sexual para procrear (pubertad), consentimiento de los contrayentes y consentimiento del
paterfamilias (cuando los desposados fueran alieni iuris).

Para que el matrimonio tuviera el carácter de justas nupcias, era necesario que los cónyuges gozaran del iu-
ris connubii, que en los primeros tiempos sólo correspondía a los ciudadanos. Con respecto a la aptitud se-
xual para procrear, el derecho romano estimó que la mujer lo alcanzaba a los doce años y el varón a los ca-
torce. Sin embargo, se podía admitir la unión de los impúberes en matrimonio siempre que al llegar a la pu-
bertad subsistiera la convivencia y la affectio maritalis.

El consentimiento del pater cuando alguno de los contrayentes fuera alieni iuris era sumamente necesario
en el caso del varón. En cuanto a la mujer, el consentimiento no era requerido a su padre porque los hijos
que nacieran de la unión matrimonial no serían de su familia sino de la del marido. Se podía consentir tácita

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o expresamente al matrimonio; en el primer caso podía ser negado por el pater, pero a partir de la lex Iulia
debía ser justificada tal negativa ante magistrado.

6) Impedimentos matrimoniales: Tenían impedimento absoluto los castrados y los esterilizados aunque no
los que nacían impotentes. También había inhabilitación en el caso que alguno de los desposados estuviera
unido en un matrimonio anterior (ligamen).

Entre los impedimentos relativos tenía especial importancia el parentesco. En el antiguo derecho, la prohibi-
ción en línea recta natural o adoptiva se extendía hasta el infinito, en tanto que la colateral llegaba hasta el
sexto grado. Sin embargo, en este último sentido, se suavizó la legislación. El emperador Claudioautorizó el
matrimonio entre tíos y sobrinos y los emperadores Arcadio y Honorio permitieron el que era entre primos
hermanos

Con el cristianismo, la legislación romana prohibió el matrimonio con personas que hubieran hecho voto de
castidad. Además, no se permitía el matrimonio de cristianos con herejes y judíos. Se establecieron también
restricciones éticas, como el que prohíbe casarse al adúltero con su cómplice, al raptor con la mujer raptada,
y al hijo con la prometida o concubina de su padre. También había prohibiciones relacionadas con la función
pública o privada de la persona: por ejemplo, el gobernador de provincia no podía por legítimas nupcias con
mujer domiciliada dentro de los límites de la misma, y los tutores y curadores y sus hijos con sus pupilas an-
tes de rendir cuenta de su gestión.

La diferencia de clases sociales excluía también la posibilidad de matrimonio. Sabemos que en el derecho
antiguo estaban prohibidas las nupcias entre patricios y plebeyos. A pesar de que esto cambia, había impe-
dimentos para que las personas de dignidad senatorial y sus hijos contrajeran nupcias con quienes ejercía
profesiones u oficios deshonrosos (actores, cantantes, gladiadores, dueños de prostíbulos, etc.). El empera-
dor Justiniano abolió esta última disposición.

7) Efectos del Matrimonio: Respecto de los cónyuges, la principal consecuencia era el deber de fidelidad
recíproca. En el caso de la infidelidad masculina, no era causal de divorcio en tanto se cometiera fuera de la
ciudad del domicilio conyugal.
A su vez, los cónyuges compartían domicilio legal, nombre y dignidad. Se debían recíprocamente alimentos
(al igual que ellos se los debían a sus hijos legítimos y estos a aquellos). No podían realizarse donaciones mu-
tuamente y la mujer no podía ser fiadora del marido.
En el matrimonio sine manu, los esposos no se debían alimentos ni tenían derecho de suceción mutua intes-
tada.

8) Disolución del matrimonio: el divorcio. La muerte era el medio natural de extinguir el matrimonio, y se
equiparaba con la ausencia (si uno de los esposos vivía largo tiempo sin tener noticias del otro, en circuns-
tancias que hicieran presumir su muerte, se consideraba disuelto el matrimonio).

Había disolución del vínculo conyugal por pérdida absoluta de la libertad de uno de los esposos (capitis de-
minutio maxima, como en el caso de ser prisionero de guerra o de esclavitud para saldar deudas), porque las
nupcias eran sólo para personas libres. También se perdía la capacidad matrimonial por la pérdida de ciuda-

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danía romana (capitis deminutio media), en virtud de que las justas nupcias sólo podían realizarse entre ciu-
dadanos romanos.

Se extinguían así mismo las nupcias por sobrevenir un impedimento como en el caso del incestus superve-
niens, que se producía si el suegro adoptaba al yerno, ya que este se convertía legalmente en el hermano de
su esposa. Se podía evitar que sobreviniese el incesto, emancipando previamente el pater a su hija.

 El divorcio: Causa específica de disolución del matrimonio fue el divorcio (divortium), que era la falta de
affectio maritalis en uno de los cónyuges o en ambos. Cuando el acuerdo continuado entre los esposos
faltaba, se disolvía el vínculo matrimonial. Dado que el matrimonio era un vínculo esencialmente disolu-
ble, los cónyuges no podían obligarse a no divorciarse ni dificultar siquiera el divorcio.

En tiempos clásicos, el divorcio tenía lugar con la simple declaración de querer extinguir el vínculo conyugal
(repudium). La declaración podía ser oral o escrita y también comunicada por medio de un nuntius. En la
época postclásica, se introdujo el uso de redactar un documento escrito que formalizara el divorcio (libellus
repudii); esto se tornó luego una exigencia legal.

La pureza de las costumbres romanas hizo que por mucho tiempo los divorcios fueran poco frecuentes y que
causaran general reprobación, en caso de ser injustificados. La mujer no pudo divorciarse hasta el final de la
República, cuando la expansión romana produjo un relajamiento de las costumbres y los divorcios tuvieron
un auge. Con la llegada de los emperadores cristianos, se abrió paso una legislación hostil al divorcio que,
empero, no lo vuelve inválido.

Justiniano, ordenando numerosas disposiciones limitativas del divorcio, distinguió cuatro clases de él:
 Por mutuo consentimiento (communi consensu): Plenamente lícito.
 Unilateral por culpa del otro cónyuge (repudium): Era lícito si se daban las siguientes iustae causae
(causas justas): conjura contra el emperador, adulterio de la mujer, alejamiento de la casa del mari-
do, insidias al otro cónyuge, falsa acusación de adulterio por parte del marido, y comercio frecuente
de éste con otra mujer.
 Sin causa (sine causa): Ilícito y, por ende, traía como consecuencia un castigo para el cónyuge que lo
provocaba. Era, sin embargo, válido.
 Bona gratia: Fundado en una causa inimputable a ninguno de los esposos, era lícito en caso de: im-
potencia incurable, por existir votos de castidad y si se hubiera producido cautividad de guerra.

9) Segundas Nupcias: La disolución del vínculo matrimonial por cualquier causa no impedía a los cónyuges
pasar a segundas nupcias, sólo que la mujer tenía que guardar un tiempo de luto de diez meses, y de un año
en el derecho postclásico, con el fin de dar certeza a la paternidad, evitando la turbatio sanguinis.

Sin embargo, el derecho romano miró siempre con poca estima al cónyuge bínubo, especialmente la mujer.
Con excepción de Augusto (que favoreció matrimonios de toda forma), los emperadores romanos tomaron
medidas que perjudicaban a las viudos que contraían matrimonio nuevamente. Por ejemplo, Alejandro Se-
vero prohibió a la viuda que contraía segundas nupcias educar a sus hijos.

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10) Concubinato: era una forma de comunidad conyugal en la que existía una unión estable de hombre y mu-
jer sin que mediara intención de estar unidos en matrimonio.

A diferencia de las justas nupcias, la concubina no disfrutaba de la consideración de mujer casada y le falta-
ba el honor matrimonii. Los hijos, en tanto, al ser ilegítimos, no entraban bajo la potestad ni en la familia del
padre; seguían la condición personal de la madre.

Esta forma fue la única posible de unión con libertos y mujeres sancionadas con la tacha de infamia, sin vio-
lar las disposiciones clasistas de la lex Iulia de adulteriis de la época de Augusto. Así, la disposición del empe-
rador permitió, tácitamente, el concubinato. Vuelto cosa habitual en el Imperio, se era visto como inmoral o
contrario a las buenas costumbres.

Con el advenimiento del cristianismo, se opera una reacción contra esta clase de unión y Constantino decla-
ró nulas las donaciones y legados efectuados a la concubina y a sus hijos. Para estimular las nupcias entre
concubinos, el primer emperador cristiano creó la legitimación por subsiguiente matrimonio, que legitimaba
a los hijos y los sometía a la potestas paternas ingresando en la familia de su padre.

Justiniano buscó suprimir la parte inmoral del concubinato, asemejándolo legalmente al matrimonio, aun-
que de rango inferior. No podía ser admitido con mujeres ingenuas y respetables, además que un hombre
soltero no podía tener varias concubinas. Una concubina debía tener una edad mínima de doce años y no
podía ser la concubina del hijo o el nieto de su hombre, reputándose su infidelidad como adulterio. En sus
Novelas, Justiniano reconoció la sucesión ab intestato a favor de la concubina.

11) Régimen Patrimonial del Matrimonio: En las iustae nuptiae cum manu (justas nupcias con mano), todos
los bienes de la esposa sui iuris pasaban al patrimonio del marido; del mismo modo las adquisiciones que
ella realizara se hacían propiedad del cónyuge. Al morir este, ella heredaba como una hija; al casarse, perdía
los derechos sucesorios de su familia de origen.

En las iustae nuptiae sine manu (justas nupcias sin mano), había una separación de bienes. Si la mujer era
alieni iuris, las adquisiciones que realizara durante el matrimonio pasaban a su paterfamilias; si era sui iuris,
era propietaria de todos sus bienes y de los que adquiera durante las nupcias, con amplio poder de disposi-
ción.

El marido no tenía facultad sobre los bienes propios de la esposa, y si ésta le encargaba la administración,
actuaba en carácter de mandatario. Estos bienes confiados al marido se llamaban parapherna (parafernales)
o extradotales, y éste debía seguir al pie de la letra las instrucciones dadas por la esposa, siendo responsable
por eventuales pérdidas ante un uso no autorizado. En caso de divorcio, el marido debía restituir la parap-
herna.

12) La dote: Designa el conjunto de bienes o cosas particulares que la mujer, su paterfamilias u otra persona en
su nombre aportan a causa del matrimonio con fin de atender los gastos que demandan al marido la vida
matrimonial.

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La dota se configuró como una dación con causa onerosa, condición que surge de la obligación del marido
de restituirla en caso de disolución del matrimonio. Un presupuesto fundamental de la misma era el matri-
monio civilmente válido. Se constituía bajo la condición de que este se realizara y el marido se hacía el pro-
pietario cuando se celebraran las nupcias.
Se reconocía la mujer el derecho de recuperar la dota al producirse la disolución del vinculo conyugal y se
hacía igualmente responsable al marido por la pérdida de las cosas dotales.

13) Donaciones nupciales “ante nuptias”, “porpter nuptias”. La donación hecha por el futuro marido a la
mujer cuya validez dependía jurídicamente de la celebración y subsistencia del matrimonio se denomina do-
nación nupcial. Debía hacerse antes del matrimonio o al menos se prometida por el futuro contrayente por
lo que se la denomina donatio ante nuptias.

En caso de muerte o divorcio sin culpa, era retenida por la esposa, y en caso de muerte de la esposa, la do-
nación quedaba sometida al marido y a los hijos.

Justiniano permitió que la donación se realizara después de celebrado el matrimonio, configurándola como
una donatio propter nuptias.

Presenta el carácter de un contradote y estuvo sometida las normas reguladoras de esta. El marido se ha-
llaba obligado a hacer la donación nupcial.

Donaciones entre cónyuges: Entre las reglas particulares que refieren al derecho patrimonial del matri-
monio romano, es de suma importancia la que consagra la prohibición de las donaciones entre cónyuges que
se establecieron evitar que se pusiera precio al afecto conyugal y por peligro de que el amor pudiera inducir
al cónyuge a desprenderse de sus bienes en beneficio del otr

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Bolilla 12: Representación de los Incapaces.


1) Tutela y Curatela: En Roma, las personas que gozaban de plena capacidad jurídica o de derecho (sujetos
libres, ciudadanos y sui iuris), podían hallarse imposibilitadas de ejercer por sí mismas los derechos de que
eran titulares. A estos incapaces de hecho se les admitió tener representantes legales que suplieran su inca-
pacidad. Esta función protectora se cumplió por medio de dos instituciones especiales: la tutela y la curate-
la.

El tutor (de tueri, proteger) tenía sobre impúberes y mujeres sui iuris un poder de protección similar al del
paterfamilias, pero atenuado por su finalidad tuitiva y de salvaguarda de los intereses patrimoniales respec-
to del incapaz o pupillus (pupilo).

La institución apareció para favorecer a los intereses del tutor, por cuanto venía a ser el más próximo here-
dero del pupilo, si moría éste durante la tutela. Esta razón indujo a la ley a llamar como tutores a las perso-
nas que a la muerte del pupilo vendrían a ser sus herederos legítimos. Al final de la república, la tutela se
concibe como un deber y una carga impuesta en interés del incapaz, bajo un intenso contralor por parte del
Estado. En la época postclásica, la tutela constituyó un oficio oneroso, a la vez que una carga pública.

El curator (curador) o administrador protegía el patrimonio de aquellos incapaces no sometidos a la tutela:


los furiosi (enfermos mentales o dementes) y los prodigi (pródigos). Luego, apareció la curatela del menor
púber.

Podía aplicarse la curatela a un patrimonio sin titular o a bienes que eventualmente podían llegar a tener un
titular. Aparecía además cuando mediaba una causa particular o accidental que hacía incapaz a una persona
que hasta entones había gozado de plena capacidad de obrar (salvo en el caso del menor púber).

2) Tutela de los Impúberes: Las personas sui iuris que no habían alcanzado la pubertad necesitaban que se
les nombrara un tutor para que realizara en su nombre los negocios jurídicos que no podían por sí mismas
concertar. Apareció así la llamada tutela impuberum (tutela de los impúberes).
Era una función meramente civil, no podían cumplirla los extranjeros, y también viril, por ende, vedada a las
mujeres.
a) Especies de tutela:Se conocieron tres géneros de tutela de impúberes, según el modo como ella se
originara:
 Testamentaria: Fundada en la voluntad del paterfamilias declarada en un testamento. El tutor
testamentario adquiría su condición de tal desde el momento de la adición de la herencia. Como
el nombramiento no dependía del parentesco, se podía rechazar la tutela sin alegación de causa
alguna. Podía también removerse a un tutor de la tutela cuando incurría en malversación del pa-
trimonio del pupilo, mediante una reclamación penal extraordinario (acussatio suspecti tutoris)
ejercitable por cualquier persona deseosa de defender los intereses del pupilo.
 Legítima: Nacida del imperio de la ley, asumían esta tutela quienes a falta de un tutor testamen-
tario heredarían al impúber ab intestato en caso de su muerte: su agnado más próximo y, en su
defecto, los gentiles. El tutor legítimo no podía ser removido de la tutela, ni le era permitido re-

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nunciar a ella. Si hubiera perjudicado con su gestión el patrimonio del incapaz, se daba una ac-
ción penal por el doble de daño causado. Si no quería ejercer la función, podía transmitirla a otra
persona por medio de una in iure cessio tutelae.
 Dativa: Provenía del magistrado, y se impuso cuando la intervención legislativa en Roma convir-
tió la función privada del tutor en una verdadera carga pública. La lex Atilia (anterior al 186 a.C.)
encargó al pretor urbano el nombramiento del tutor (dativus).Este derecho pasó con el tiempo a
los cónsules, pretor tutelares y gobernadores de provincia. Dada la injerencia pública en las tute-
las, el tutor tenía el deber de no rehusar el cargo, a no ser que tuviera una excusatio (excusa)
fundada, o que pudiera indicar la existencia de otra persona más idónea para tal cargo (potioris
dominatio). Con este nuevo régimen se abolieron la in iure cessio tutelae y la abdicatio tutelae.

Se establecieron ciertas limitaciones a las facultades dispositivas del tutor. El magistrado solía exigir al
tutor una garantía o caución por los daños que pudiera ocasionar al patrimonio pupilar.
El magistrado podía nombrar un administrador especial o curator para algunos casos en que creyera ne-
cesaria su intervención (como cuando existieran intereses contrapuestos entre el tutor y su pupilo).

Desde la sanción de la lex Atilia, aparece la actio tutelae, infamante y con fórmula ex fide bona, que el
pupilo podía ejercitar contra el tutor cuando hubiera actuado con dolo y, más adelante, en todos los ca-
sos en que se hubiere comprobado falta del tutor respecto del patrimonio de su pupilo. La actio tutelae
contraria podía ser usada por el tutor para exigir del pupilo una indemnización por los gastos que la tu-
tela le hubiera originado durante su ejercicio.
El tutor estaba obligado a:
 Enajenar los bienes de difícil conservación.
 Invertir bien los capitales adquiridos.
 Pagar las deudas y cobrar los créditos del pupilo sin demora.
 No disponer por donación.
 No enajenar los fondos rústicos del pupilo sin autorización del magistrado (desde un senadoconsulto
de la época de Septimio Severo).

El magistrado podía decretar la prohibición de administrar la tutela a cualquier tutor que a su juicio
constituyera un peligro para el patrimonio del pupilo, aun sin haber incurrido en actos dolosos.

b) Funciones del tutor: El tutor del impúber ejercía su función de orden patrimonial valiéndose de
dos medios:
 Auctoritas tutoris: Era el acto por el cual el tutor con su presencia prestaba al pupilo asentimien-
to para la realización del negocio jurídico de que se tratara, dotando al acto de plena validez ju-
rídica. (Cuando el impúber tenía incapacidad relativa de obrar, al ser mayor de siete años, o in-
fantia maior).

 Gestio: Era la administración de los negocios jurídicos del pupilo como si fueran propios. Se tra-
taba de una representación legal o necesaria que hacía que los efectos del acto se fijaran en ca-

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beza del tutor, quién se constituía en propietario, acreedor o deudor. (Cuando el impúber tenía
incapacidad absoluta de obrar, al ser menor de siete años, o infantia minor).

Al finalizar las relaciones derivadas de la tutela, el tutor estaba obligado a transmitir al pupilo los dere-
chos que hubiera adquirido como consecuencia de la gestio. Podía exigir que se lo desobligara de las re-
laciones creditorias de carácter pasivo por medio de la actio tutelae directa.

c) Cesación de la tutela: La tutela cesaba, por causa del pupilo, con su muerte o capitis deminutio, en
cualquiera de sus distintas gradaciones. Se extinguía por causa del tutor si moría o caía en capitis
deminutio máxima o media; cuando se cumplía la condición resolutoria o se producía el vencimiento
del término fijado por el testador; si se presentaba un supuesto de excusación del tutor después de
su nombramiento y, por fin, en caso de remoción por sospechoso (suspectus).

3) Tutela de la Mujeres: Mujeres sui iuris estaban sometidas a la común tutela impuberum, si eran impúbe-
res, y a l especial y perpetua tutela mulierum, cuando hubieran alcanzado la pubertad a los doce años. Esta
institución nacida en la primitiva legislación romana se prolongó al derecho clásico, que mantuvo el concep-
to de que las mujeres carecían de capacidad negocial. Con la progresiva independización de la mujer, sólo
subsistieron débiles vestigios de esta tutela en el derecho postclásico.

La delación de la tutela mulierum es igual a la de los impúberes, pudiendo ser testada por quien ejercía la
patria potestad o la manus sobre la mujer. Sin testamento, era competencia de los agnados y los gentiles, o
del manumisor y sus hijos. Era dada por el magistrado de la misma forma que la tutela impuberum, siguien-
do la lex Atilia e Iulia y Titia.

Las funciones del tutor se reducían a la interposición de la auctoritas tutoris para dar validez a determinados
negocios jurídicos de trascendencia patrimonial, como enajenar res mancipi o manumitir esclavos. En ningún
caso el tutor actuaba por gestio y la auctoritas debía prestarla siempre en presencia de la pupila.

El ocaso de esta figura de tutela comienza al imponerse que tanto el padre como el marido cum manu, al
nombrar tutor por testamento, dejaran a las mujeres el derecho de designar ellas mismas el que quisieran
(tutor optivus). Durante la República tardía se ideó otro medio para evitar la tutela en caso de que la pupila
no estuviera autorizada por testamento para elegir tutor: ésta se sometía mediante coemptio a una persona
de su confianza, quién la manumitía inmediatamente pasando a ser su patrono, con lo cual se convertía en
tutor legítimo, con la denominación de tutor fiduciarius.

4) La curatela: La cura (curatela) implicaba una administración, dándose el nombre de curator (curador) a la
persona encargada de la defensa de intereses públicos o privados, tuviera o no poderes de administración.
Dado que el curador cumplía una función muy similar a la del tutor en lo concerniente al cuidado de los bie-
nes del incapaz, y por ello el derecho justinianeo colocó en igual plano a tutores y curadores. En la última
etapa del derecho romano, ambas se tornaron en instituciones indiferenciadas regidas por los mismos prin-
cipios.

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En caso de responsabilidad del curator por daño patrimonial, podía ejercitarse en su contra la actio nego-
tiorum gestorum para resarcir los gastos efectuados por el curator.

5) Curatela del Demente: La cura furiosi (curatela del loco o demente) podía ser legítima –a favor del agnado
más próximo- o de nombramiento por el magistrado, al que le era permitido seguir las instrucciones dejadas
por el padre en el testamento, sin que ello supusiera la existencia de una curatela testamentaria.
El cargo de curador era estable, aunque en el derecho postclásico se estableció la regla de que la curatela
quedaba suspendida durante los lucida intervalla (intervalos de lucidez) del demente.
Dado que el furiosus era incapaz absoluto de hecho, el curator actuaba siempre valiéndose de la gestio.

6) Curatela del Pródigo: La cura prodigi (curatela del pródigo) se establecía sobre aquel que, habiendo dila-
pidado la herencia recibida de sus ancestros paternos, había sido declarado pródigo por el magistrado. En el
derecho postclásico, podía ser inhabilitado todo aquel que manifestara una indudable tendencia a realizar
actos que los condujeran a la ruina económica.
El curator prestaba su auctoritas para validar los negocios jurídicos del pródigo, dado el riesgo de que este
provocara el empobrecimiento de su patrimonio.

7) Curatela del Menor púber: La cura minorum (curatela del menor púber) se establecía como la asistencia
jurídica y negocial a un menor púber sui iuris por parte de un curator minoris. El menor sui iuris de 25 años
tenía la opción de solicitar al pretor o bien al gobernador de su provincia el nombramiento de este protec-
tor.

Antes de la introducción de esta práctica, los romanos ya consideraban que a los catorce años el varón pú-
ber podía, por su inexperiencia, ser engañado en sus negocios o transacciones. Por ello, habían acudido a la
actio legis Plaetoriae (que condenaba al autor del fraude con la nota de infamia y con una grave pena pecu-
niaria), a la exceptio legis Plaetoriae (que se oponía contra las reclamaciones de los que habían realizado ta-
les negocios con el menor) y la in integrum restituio (que era una orden de reparación íntegra de la víctima
de fraude).

Sin embargo, los tres remedios legales mencionados anteriormente traían aparejada la pérdida de credibili-
dad de los menores, pues aniquilaban o menguaban las posibilidades de que alguien realizara negocios con
ellos. Por esta razón, se introdujo la cura minorum.

En el derecho justinianeo el curator minoris pasó a ser un administrador permanente y no optativo. Cuando
era el menor mismo el que concluía sus negocios, y no el curador en representación del pupilo, aquel les
prestaba a este su cooperación, como ocurría con el tutor operando con auctoritas.

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Bolilla 13: Derecho Procesal Civil.


1) Conceptos Generales: En Roma se reconoció el derecho, en caso de legítima defensa, de usar la vio-
lencia contra la violencia como modo de defensa privada lícita de los propios derechos. Éste sistema se
extendió hasta finales de la época republicana, cuando empezó a adquirir importancia la actio, como
instrumento jurídico para la protección de éstos.
2) Derecho Privado y Derecho Procesal: No fueron distinguidos sistemáticamente uno de otro.

3) Proceso Público y Privado: Existió entre éstos una marcada diferencia.


El proceso público (equiparable al actual proceso penal) presentaba dos rasgos distintivos: 1) era siem-
pre iniciado por el magistrado, o por cualquier ciudadano, lesionado o no, que actuaba en representa-
ción de la colectividad interesada en que el delito obtuviera la debida sanción. 2) La decisión del juicio
correspondía en todos los casos a un órgano estatal investido de jurisdicción.
El proceso privado, por su parte, se iniciaba siempre a instancia de una de las partes (la demandante) y
la decisión estaba a cargo de un juez privado que los litigantes designaban y a cuya sentencia se com-
prometían a someterse.
En la época imperial, en los litigios del derecho privado ya no era un juez privado el que tenía la potes-
tad de juzgar, sino que la sentencia la juzgaba (al igual que en el derecho público) un funcionario inves-
tido de poderes jurisdiccionales.

- Procedimiento Penal y procedimiento Civil: El procedimiento penal, se desarrollaba en un Juicio públi-


co. A este sistema procedimental se sometían los actos punibles denominados “delitos públicos” por
oposición a los delitos privados en los cuales el daño se infería a un particular y eran sancionados por
penas pecuniarias. Las diferencias entre delitos públicos y privados, se acentúa en la época republicana
en la cual se atribuyó a magistrados especiales el juzgamiento de los delitos públicos.
Durante los últimos siglos del imperio los delitos públicos se persiguieron por iniciativa de la autoridad
pública y no popular. El sistema penal se unificó y desapareció la discrecionalidad de la pena.
En cuanto al proceso civil, comprendía a las controversias relativas entre particulares y las que surgieren
a consecuencia de las comisiones de los llamados derechos privados.

4) Historia del procedimiento civil romano: pasa por 3 etapas perfectamente diferenciadas.
Los dos primeros de los 3 procedimientos civiles, se conocieron bajo la denominación de “ORDEN DE
LOS JUICIOS PRIVADOS” y fueron el de las acciones de la Ley y el procedimiento formulario. En éstos
prevalecía la acción de un Juez privado, elegido por las partes, a cuya sentencia éstos se habían obligado
a acatar. El 3er procedimiento fue el procedimiento cognitorio.

Los sistemas del “Orden de los Juicios Privados” tenían un procedimiento desarrollado en dos etapas: la
primera llamada “in iure” tenía el sólo fin de crear la relación procesal y fijar los términos de la contro-
versia y era tramitada por el magistrado. La segunda, “in iudicio” se desarrollaba ante un juez privado y
se destinaba a lo concerniente a la prueba y a la sentencia.

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La característica de estos procedimientos coincidía con la distinción del derecho clásico de acciones en-
tre iurisdictio y iudicatio. Iurisdictio, significaba (en el ámbito del proceso civil) la autoridad para decidir
sin un actor, en un caso concreto, podía o no deducir su demanda ante un juez. Era una emanación del
imperium (la potestad que el pueblo delegaba en el magistrado) y que le daba el derecho de coerción
del que él estaba investido. La Iudicatio, importaba la autoridad para decidir o sentenciar en un proce-
so.

El sistema de las acciones de la ley, encontraba su fundamento legal en la Ley de las XII tablas y se carac-
terizaba por un riguroso formalismo verbal en el que las partes hacían sus declaraciones por medio de
recitaciones solemnes. Este sistema se vio modificado por la Lex Aebutia, sistema que desechó las pala-
bras rituales propias de la acción.
En el procedimiento formulario la actio se caracterizó por presentarse en forma escrita y suministraba al
juez la precisa información sobre el objeto y el contenido del Juicio.

Las leyes Augustales abolieron por completo el procedimiento de las acciones de la ley, permaneciendo
el procedimiento formulario, junto al cual se desarrolló el procedimiento cognitorio (procedimiento ba-
sado en el derecho imperial, en que la indagación y la sentencia incumbían a un funcionario público. A
consecuencia de la introducción de esa forma de proceso, surgió en Roma y en Italia un procedimiento
extraordinario que se llevaba a cabo ante el cónsul (un funcionario o magistrado especial al que el em-
perador daba la facultad de decidir en asuntos considerados dignos de protección).
El proceso formulario fue sustituido por completo desde Dioclesiano.

5) Organización Judiciaria:
a) Magistrados y jueces: los magistrados romanos fueron distintos según las épocas en las que actua-
ron. Monarquía: el magistrado exclusivo fue el rey.
República: el poder real se trasmitió a los Cónsules hasta que con la aparición de la pretura urbana, el
ejercicio de la jurisdicción pasó al pretor urbano (magistrado por excelencia en el periodo republicano.
En este periodo y en el principado, tuvieron también carácter de magistrados los ediles, el prefecto del
pretorio y el prefecto de la ciudad (con jurisdicción en Roma; los praefecti iuri dicundo con competencia
en Italia; y los gobernadores, cuestores, el legado del emperador y el procónsul con jurisdicción en las
provincias.
A partir de Dioclesiano adquirieron los magistrados facultad para juzgar los asuntos llevados a su cono-
cimiento (habiendo desaparecido la bipartición del proceso, al advenir el procedimiento cognitorio).

Los jueces a quienes competía el desarrollo de la faz interna del proceso y la pronunciación de la corres-
pondiente sentencia ejercían sus funciones de forma permanente (comos los jueces de los tribunales co-
legiados: los decenviros –que entendían cuestiones de estado y libertad- y los centunviros –familia y su-
cesiones-) o bien éstas funciones se agotaban con la elección del caso particular para el que hubieren si-
do designados (en éste caso su nombramiento se hacía a propuesta del actor por sorteo de listas confi-
guradas por el magistrado para cada litigio).
Entre los jueces de carácter no permanente se encuentran el IUDEX (juez por excelencia en la segunda

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etapa, ante el cual las partes ofrecían las pruebas tocándole decidir la suerte del litigio con la sentencia),
el ARBITER (era un juez con mayor discrecionalidad, no se veía ajustado en su decisión a las pautas seña-
ladas por el magistrado tanto en la apreciación de los hechos como en la de los derechos invocados por
las partes, a los que SI debía ceñirse el iudex) y el tribunal de los RECUPERATORES (que en el principio
tuvieron competencia en cuestiones internacionales, para actuar más adelante en asuntos de jurisdic-
ción voluntaria)

b) Las partes en el proceso: Necesariamente las pates en el proceso debían ser al menos 2 (un de-
mandante/accionante y un demandado/accionado/reo).
La actuación judicial exigía de las partes la plena capacidad de derecho como la capacidad de obrar; pu-
diendo sólo actuar judicialmente las personas que contaran con los 3 status. Éste principio fue atenuán-
dose, llegando así a permitir a los esclavos impulsar el proceso cuando estuviera en discusión su liber-
tad, permitiendo a los hijos demandar a terceros e incluso al propio paterfamilias en algunos casos.
No se admitió la representación en juicio, dado que era exigencia que las partes comparecieran perso-
nalmente ante el magistrado. Empero se reconoció validez a la gestión procesal iniciada por un repre-
sentante que obrara en interés del pueblo y en la curatela, donde el curador actuaba como representan-
te necesario del incapaz.
Con el advenimiento del procedimiento formulario, se admitieron los representantes voluntarios (es de-
cir, las personas que actuaban en el proceso por la expresa designación de las partes en litigio) apare-
ciendo así el cognitor (representante nombrado especialmente en el pleito frente al adversario) y el
procurator (mandatario que podía actuar en un solo asunto o representar al litigante sin que su desig-
nación se realizara con formalidad alguna). Junto a éstos aparecieron los oradores y abogados. Los
primeros eran ciudadanos que acompañaban a los contendientes con el fin de exponer ante el juez las
razones que les asistían para litigar y convencerlo con sus alegaciones. Los abogados eran personas do-
tadas de conocimiento jurídico que asesoraban a los litigantes (no intervenían en el debate).

6) La acción: sus clases. La palabra acción tenía en roma un doble sentido: en un sentido formal, aludía
al acto que abría el proceso; en un sentido material, implica la reclamación de un derecho.
La definición típicamente romana de la acción, concuerda con su sentido material y es daba por Celso:
“LA ACCIÓN NO ES OTRA COSA QUE EL DERECHO DE PERSEGUIR EN JUICIO LO QUE A UNO SE LE DEBE”.

- Existieron distintos tipos de acciones, la principal división es aquella que las distingue entre acciones
reales (aquellas que protegen un derecho real o de obligaciones, llamadas vindicationes) y personales
(aquellas que amparaban una relación creditoria, llamadas condictiones). El derecho romano conoció
también las acciones mixtas o divisorias que participaban tanto en el carácter de reales como de perso-
nales, en las que se perseguí a la división de una cosa y se resolvían las obligaciones de los comuneros.
- Había acciones de derecho estricto, en las que el juez estaba constreñido a los términos en la fórmula
elevada por el pretor. Y acciones de buena fe en las que el juez gozaba de amplio arbitrio debiendo
examinar todo lo concerniente a la relación de que se tratara en términos de equidad y buena fe.

- Otra división, distinguía a las acciones derivadas de actos ilícitos (delitos y cuasidelitos) a las cuales di-

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vidía en: penales (las dirigidas al pago de una suma de dinero-poena-) Reipersecutorias (perseguían la
restitución de la cosa) Mixtas (aquellas que por el carácter acumulable de las acciones penales, posibili-
taban demandar el pago de la poena y la restitución de la cosa).

- Se clasificaban también en perpetuas (cuando la posibilidad de su ejercicio no se extinguía por el


transcurso del tiempo –a éstas pertenecían las acciones civiles-) y temporales (que eran las que no po-
dían ser impuestas después de un cierto plazo-a las que pertenecían las honorarias-).

- Acciones Directas: eran concedidas para demandar al principal obligado; la acción contraria era la que
podía ejercitar el mandatario contra el mandante.

- Acciones populares ejecutables por cualquier ciudadano en defensa de un interés público; y acciones
privadas que correspondían a quienes acudían en defensa de sus propios derechos subjetivos.

- Acciones civiles reguladas por el derecho civil, tendían a hacer valer las relaciones del ius civile. Y ac-
ciones honorarias o pretorianas que se originaban en la iurisdictio de los magistrados y eran concedidas
para las relaciones no contenidas en el ius civile.

Había ciertas situaciones que el pretor no podía resolver por analogía lo que le impulsó a crear nuevas
acciones las que para indicar que no estaban fundadas en regla del derecho sino en la autoridad del ma-
gistrado se denominaron factum actiones.
Cuando el pretor se valía de acciones civiles ya existentes a las que extendía fuera de su campo propio
para aplicarlas a situaciones análogas, se constituían las acciones útiles.

- Acciones Ficticias: aquellas mediante las cual el pretor hacía posible la aplicación de acciones ya exis-
tentes a relaciones nuevas.

7) Extinción de las acciones:


- La cosa juzgada.
- La Litis contestatio: entrañaba un acuerdo arbitral de las partes por el cual éstas decidían someterse a
la sentencia que dictara el juez; producía la extinción de la acción interpuesta independientemente de
que el juicio llegara o no a fallarse.
- La prescripción: fue el instrumento jurídico en virtud del cual no sólo las acciones, sino también cual-
quier derecho se extinguía después del tiempo establecido por la ley. La acción civil, fue en principio
perpetua, mientras que la acción pretoria, era limitada en tiempo, comúnmente un año útil.
- Concurso o acumulación de acciones: se producía cuando de un mismo hecho jurídico aparecían varas
acciones encaminadas a un mismo fin, de modo que eligiéndose una para ejercitarla, se extinguían las
acciones concurrentes.
- Pactum non pretendo fue un modo de extinción de las obligaciones que cumplía con la función libera-
toria de remisión o condonación de una deuda, fue otra causa de extinción de las acciones.
- El Juramento Voluntario.

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- La muerte del sujeto implicaba, por lo común, la transmisión a sus herederos de todos los derechos y
acciones de las que el causante era titular. Empero, había ciertas acciones que se extinguían a causa del
fallecimiento como las penales y mixtas, las que perseguían una reparación moral, etc.

8) Procedimiento de las acciones de la ley: Las legis actiones eran actos jurídicos formales, que consis-
tían en solemnidades y ritos con los que el antiguo ordenamiento normativo romano iniciaba un proce-
dimiento, que quería dirimir un litigio judicial o un procedimiento ejecutivo.
*Características:

 Solo tutelan derechos subjetivos que hayan nacido con el ius civile, es decir, su ejercicio esta re-
servado a los CIUDADANOS romanos.
 El proceso se divide en 2 instancias: la primera ante un magistrado romano competente, y la
otra ante un juez privado.
 Constituía un iudicium legitimum, y es por esto que sólo se puede ejercitar aquellas acciones
amparados por la ley de las XII tablas.
 Son esencialmente slemnes.

El procedimiento de la ley podía plantearse y resolverse mediante tres clases de acciones: la acción de
ley por apuesta sacramental –legis actio per sacramentum-, la acción de la ley por petiión del juez –legis
actio per iudicis arbitrive postulationem-, y la acción de la ley por empleazamiento o denuncia –legis ac-
tio per condictionem-.  tienen carácter declarativo.
a) Instancia “in iure” en las acciones de la ley.
Esta primera fase del proceso se inicia con un llamamiento intimatorio para comparecer ante el
magistrado, que formulaba el actor a demandado. Si éste no concurría inmediatamente ni ofre-
cía un sustituto, desde la Ley de las XII Tablas se autrizaba al demandante a llamar testios y recu-
rrir al empleo de la fuerza para obligar a presentarse.
Presentes las partes, el actor hacía conocer su demanda y solicitaba el otorgamiento de la ac-
ción. Ante ella, el demandado podía adoptar las siguients actitudes: la solicitación deun aplaza-
miento, prometiento así asistir de nuevo; contestar allanándose a la demanda; atender el ju-
raemeto, reconociendo o no la existencia del derecho; u oponerse a las pretensiones del actor.
a. LEGIS ACTIO PER SACRAMENTUM.
Se ejercitaba por medio de una acción general, con dos modalidades: en rem y en per-
sonan. El sacramentum in rem era aplicable para el proceso en que ambas partes litiga-
ban sobre el dominio de una cosa (vindicatio). El sacramentum in personam procedía en
lo que se demandaba la efectividad de derechos de obligaciones (cumplimiento de un
contrato). El sacramentum EN SI, era una especie de apuesta consistente en una suma
de dinero fija que ambas partes depositaban. La sentencia debía decidir si el sacramen-
tum era iustum, para lo que se disponía por un juez.
b. LEGIS ACTIO PER IUDICIS ARTRIVE POSTULATIONEM.
Se aplicaba a determinadas acciones personales,. A la afirmación de su derecho (realiza-

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da por el actor) o a la oposición a ella (formulada por el demandante) aquél invitaba al


pretor, con una fórmula solemne, a que designara un iudex.
c. LEGIS ACTIO PER CONDICTIONEM.
Fue una acción de aparición posterior. Fue introducida por la ley Sylia para los créditos
consistentes en suma de dinero. Por esta acción el actor no estaba obligado a exponer
las razones de su demanda y se limitaba a pedir la comparecencia del accionado por 30
días para designar al juez.
b) Instancia “in iudicio” de las acciones de la ley. Ejecución de la sentencia.
En virtud de este acuerdo, el actor y el demandado se comprometían ante un magistrado a so-
meter el pleito a decisión de un juez. Las partes tenían que comparecer ante el juez, teniendo
lugar con ello la apertura de la in iudicio, dentro de la cual se ofrecían y producían las pruebas,
se presentaban las alegaciones y se pronunciaba la sentencia.
a. LEGIS ACTIO PER MANUS INIECTIONEM.
Esta acción ejecutiva fue un resabio de la venganza privada, que se tradujo en la
aprehensión corporal del deudor. La manus inicetio se aplicaba en dos situaciones: la del
demandado que habiendo negado el derecho del actor, era condenado por el juez; y la
de la confesión. Con el tiempo, la acción se hizo extensiva a determinados créditos.
En el proceso de la legis actiones la sentencia sólo podía contener la condena o absolu-
ción del condenado. Si había condenada, la ejecución se garantizaba por medio de fiado-
res.
Quién había sido condenado a pagar una sumad en dinero, después de treinta días de
espera, era llamado a juicio por el acreedor y si no prestaba la garantía era asignado por
el pretor al mismo acreedor. Si después de 10 días nadie lo rescataba, se le podía dar la
muerte o reducirlo a la condición de esclavo.
b. LEGIS ACTIO PER PIGNORIS CAPIONEM.
Es otra acción ejecutiva. Autorizaba al acreedor de apoderarse de alguna cosa del deu-
dor para satisfacer con ella su crédito. Es la ley de “toma de prenda”. Se la ejercía a títu-
lo de pena para presionar al deudor a satisfacer la obligación contraída. Se llegó a admi-
tir que el acreedor pudiera destruir la cosa como castigo por la falta de cumplimiento.

9) Procedimiento formulario: Sistema procesal propio de los períodos preclásico y clásico. La rigidez de las
fórmulas de las legis actiones, exigían una tutela más ágil y práctica: las fórmulas eran breves escritos que el
magistrado transmitía al juez para que tuviera una orientación en el modo de decidir el litigio. Al magistra-
do sólo le caía aceptar o rechazar la fórmula aportada por los contendientes, otorgando la acción que per-
mitiera abrir el iudicium, o negándola cuando a su juicio el caso no mereciera tutela procesal. El procedi-
miento formulario tuvo su origen en el ius honorarium y el ius Gentium. El pretor fue quién imprimió un
nuevo rumbo al ordenamiento procesal romano.
Requisitos:
 Debía tramitarse en Roma, o a una milla de distancia.
 Los litigantes y el juez debían ser ciudadanos romanos.
 El tribunal debía estar compuesto por un juez único.

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 Debe cumplir TODOS estos requisitos.

a. INSTANCIA IN IURE EN EL PROCEDIMIENTO FORMULARIO.


Ante el magistrado se abría la instancia in iure, con la comparecencia del demandado. Símil a la
instancia in iure vocatio. Presentes las partes, el actor hacía conocer el objeto de la demanda y
solicitaba el otorgamiento de la correspondiente acción por parte del magistrado. Si el magis-
trado comprobaba que la demanda era digna de tutela, acordaba la acción; caso contrario, de-
negaba la petición. El pretor escuchaba las pretensiones del actor. Oídos los contendientes, el
magistrado redactaba la fórmula escrita, señalando quién era el juez designado, e indicándole la
fórmula. La fórmula era, una suerte de programa procesal que cerraba la instancia in iure del
juicio en el momento que el Litis contestatio.
Dentro de esta etapa cabía la celebración de ciertos actos procesales:

 Interrogaciones. Se planteaban para que el demandado manigestara una situación de


hecho necesaria para que la demanda estuviera fundada en derecho.
 Juramento necesario. Se daba cuando se remitía la decisión del litigio al resultado del
mismo, en lugar de someterlo al pronunciamiento del juez.
 Reconocimiento de las pretensiones del actor. Hacía concluír el pleito y tenía valor
de cosa juzgada.
 Cautiones de iure. Se presentan cando los litigantes actuaban valiéndose de represen-
tantes judiciales.

i. La fórmula: partes ordinarias y extraordinarias.


El procedimiento formulario tuvo en la fórmula RAZÓN DE SER y DENOMINACIÓN DEL
SISTEMA. Constituía una breve orden escrita con la que el magistrado clausuraba la eta-
pa in iure del proceso. Contenía una serie de cuestiones fácticas y jurídicas cuya solución
dependía de la sentencia que se pronunciara. Esta parte del proceso se expresaba en
una sola frase, que obedecía a distintos principios.
1. Iudicis datio: Nombre del juez que los contendientes nombraron.
2. Demonstratio: parque te encabezaba la fórmula y tenía por finalidad
concretar la acción del actor a través de las fundamentaciones.
3. Intentio: parte fundamental de la fórmula, a que en ella se fijaba la pre-
tensión del demandado. Había intentio certa cuando se reclamaba una
Parte ordinaria. suma cierta de dinero; era incerta cuando se perseguía una prestación
indeterminada.
4. Adiudicatio: se insertaba en la fórmula cuando se ejercían las acciones
divisorias de partición de herencia, condominio y deslinde. (Constituye un
modo de adquisición de propiedad)

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5. Condemnatio: concedía al juez la facultad de condenar o absolver.

6. Exceptio: sirve como medio de defensa al demandado. Se pedía al juez la


inclusión de ésta en la fórmula. Así, el juez debía condenar, si la hipótesis
prevista en la intentio era veraz, y absolver, en el caso de que el deman-
dado se probara a sí mismo con la exceptio.
Parte extraordinaria. 7. Praescriptio: parte qe figuraba al principio de la fórmula. Tenía por obje-
to instruir al juez para que apreciara ciertas circunstancias que, en el su-
puesto de comprobar su existencia y no fueran tenidas en cuenta, sería
un veredicto injusto. Existían dos tipos: la prescripciones pro actor, y las
prescripciones pro reo (a favor del demandado).

ii. La “Litis contestatio”: sus efectos.


Pretor da un decreto por el que concede acción, fija la fórmula y la hace constar en tabli-
llas, ante testigos (testatio). Cuando la acción o la excepción han sido fijadas en especie
y contenido, se llega a la determinación de la cuestión litigiosa. El objeto del juicio se in-
dicaba en la fórmula, que traía el programa procesal según el cual iba a desarrollarse el
litigio. En este momento el magistrado, atribuía el juez la facultad de dirimir la contien-
da enunciada en la fórmula. Se cierra entonces la fase in iure. La Litis producía importan-
tes consecuencias jurídicas de orden procesal.
En el aspecto procesal, vinculaba a las partes y la sentencia. Fijaba los términos del pro-
ceso, producía efecto consuntivo o preclusivo.
Desde el punto de vista sustantivo la Litis tenía un efecto creador, porque a la vez que
extinguía la relación, hacía nacer una nueva que reemplazaba la anterior.
b. INSTANCIA “IN IUDICIO” EN EL PROCEDIMIENTO FORMULARIO.
Los jueces debían guardar estricta fidelidad a la fórmula, a que esta contenía todas las instruc-
ciones que el magistrado impartír para juzgar.
El primer trámite era el apud iudicem, que imponía al juez la obligación de escuchar y dirigir las
alegaciones orales que los litigantes hacían en defensa de sus pretensiones. Correspondía des-
pués al juez ponderar y valorar los medios de prueba según su libre arbitrio. No podía el senten-
ciante valerse de otras pruebas que las ofrecidas por los contendientes.
PRUEBAS: correspondía al litigante que intentaba acreditar la existencia, no al que quería ne-
garla. Los medios de la prueba era: inspección judicial, información periciales y los testigos, do-
cumentos y juramento.
Sentencia: recursos y ejecución.
El proceso concluía con el veredicto del juez. El juez debía decidir el juicio una vez que hubiera
escuchado las alegaciones de las partes y examinado las pruebas. El juez no estaba obligado a
dar veredicto en todos los casos, ya que sin ose había formado un criterio definitivo sobre la
cuestión, podía declarar tal circunstancia bajo juramento.

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La sentencia debía contener una condena o una absolución del demandado, y podía tener de-
terminados modelos: en las actiones in rem, contenía un pronunciamiento sobre el derecho que
el actor hacía valer, y la cláusula de restitución; las acciones in personam, la sentencia condena-
toria debía valorarse con una suma de dinero.
La sentencia tenía autoridad de COSA JUZGADA.
El reconocimiento de la autoridad de la cosa juzgada llegó en la legislación romana a desplazar la
importancia que se atribuía a la Litis contstatio. Era Una cuestión de orden público, que al ser
como tal, superaba el interés particular.
En el procedimiento formulario, y en el de acciones, no se admitió que los litigantes pudieran
atacar la validez de la sentencia dictada por el juez: el veredicto judicial era INAPELABLE.
Ejecución de la sentencia: en el sistema de acciones, las llevaba a cabo el propio acreedor, POR
MANUS INIECTIO O PIGNORIS CAPIO. Con el régimen formulario, se tornaron más humanos y
equitativos  La actio iudicati, es el medio legal para iniciar el procedimiento de ejecución, que
en su aspecto genérico podía ser bonorum venditio y distractio bonorum. La primera fue creada
por un pretor Rutilio Rofu, que fue el medio más común. Importaba un procedimiento concursal
que conducía a la enajenación en bloque del patrimonio del condenado. En la segunda, se dis-
tinguían 3 momentos: el desapoderamiento de los bienes del deudor, realización de medidas
preparatorias para a venta, y, por fin, la venta de los bienes en pública subasta.

10) Protección “extra iudicium” de los derechos.


El derecho romano admitió qe los derechos subjtivos pudieran protegerse sin necesidad de
tramitar un juicio. Son procedimientos especiales que se desarrollan exclusivamente ante el
magistrado.
a. Interdicta. Los interdictos nacieron para amparar relaciones públicas, pero más tarde fueron
trasladados por el pretor al derecho privado. Consistían en mandatos u órdenes que el magis-
trado impartía con carácter obligatorio para las partes en virtud de su imperio. Tenían carácter
condicional, pues si existía una determinada relación o se presentaban ciertas circunstancias
fácticas el pretor ordenaba o prohibía algo. NO constituían decisiones definitivas.
b. In integrum restitutiones. En ciertos supuestos –violencia, fraude o dolo- el pretor confería
un integro restitutio. Anulaba el pleno derecho una situación, restituyendo las cosas a su ante-
rior estado.
c. Stipulationes praetoriaes. El pretor obligaba a los litigantes a celebrar estipulaciones , con
una triple finalidad: asegurar el resultado del pleito, proveer de acción a situaciones carentes de
ella, y garantizar la comparecencia en juicio.
d. Missiones in possesionem. Actos de autoridad del pretor, en virtud de los cuales los bienes
del deudor fraudulento, de los propietarios de una finca ruinosa, presuntos herederos de un au-
sente, etc.

11) Procedimiento Cognitorio. Proceso desarrollado más allá del derecho privado, dónde domina la ac-
tividad del juez, que participaba en el juicio de carácter de delegado del emperador.
Características:

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 No interviene un juez privado, sino funcionario público.


 Desaparece la bipartición del proceso.
 Le otorga al juez el mayor arbitrio.

A. Notificación, comparecencia y prueba.


Desaparecen las formas privadas de citación del demandado, para dar paso a una notificación
oficial comniatoria efectuada por el magistrado, la Litis denuntiatio ahora constituyó esto. Al
recibir la notificación, el demandado debía entregar un documento que hacía constar la fecha
de la misma y la actitud que iba a asumir ante la demanda. Éste escrito de respuesta debía ser
notificado al actor.
B. Sentencia: recursos y ejecución.
En el régimen procesal de la cognitio extraoirdinaria, la sentencia del juez asumió el carácter
de orden de autoridad pública. Se dictaba por escrito debía ser leída a las partes en audiencia
pública. La sentencia no se reduce a declarar la condena o absolución. Ahora cabe la posibili-
dad de contrademanda o reconviniera.

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Bolilla 18 -Derecho de obligaciones.


1. La obligación- Concepto y Definición: Los derechos patrimoniales se dividen en derechos reales (persona –
persona), y los derechos de obligaciones son aquellos resultantes de una relación entre dos sujetos, uno de
los cuales puede exigir del otro una determinada conducta. Esta Relación tiene:
 Sujeto activo o acreedor: quién posee un derecho de crédito en su patrimonio.
 Sueto pasivo o deudor: a quién le resulta una obligación.
Etimología: La palabra “obligatio” proviene del latín, que significa “ob” (preposición acusativa) y “ligare”
(atar, amarrar).
Significado: En sentido amplio, es una relación jurídica en virtud de la cuál una persona, tiene el derecho a
exigir a otra un determinado comportamiento (positivo o negativo); la responsabilidad de cuyo cumplimien-
to afectará a su patrimonio.
En sentido restringido, se empea para designar el deber del deudor respecto del acreedor.
JUSTINIANO en las Institutas, define a obligación cómo “El vínculo jurídico que nos constriñe con la necesi-
dad de pagar alguna cosa según el derecho de nuestra ciudad”.
PAULO en el Digesto, expresa “La sustancia de la obligación consiste, no en que haga nuestra alguna cosa o
alguna servidumbre, sino en que constriña a otro a darnos, hacernos o prestarnos alguna cosa”.
2. Origen y Evolución histórica de la Obligación: La noción de obligación surgió en materia delictual, a propó-
sito de la expiación debida por la comisión del delito: a víctima del agravio tenía el derecho a ejercer su
venganza sobre el responsable. Más adelante se admitió una limitación, la del “ojo por ojo, diente por dien-
te”. Se permitió después al autor del daño delictual liberarse de la venganza privada proponiendo una com-
posición de la poena: así, el delincuente se convertía en deudor de quién había sufrido el daño.
La idea de obligación surgió en materia contractual MUCHO después, los primeros obligados a consecuen-
cia de actos lícitos contractuales fueron los nexi (plebeyos empobrecidos, compelidos a solicitar dinero en
préstamo a los patricios). En aquél tiempo, la obligatio era la atadura propia de la persona, un sometimien-
to personal. El obligado no era un deudor, sino una persona ligada con su cuerpo al acreedor: podía ser en-
cadenado, matado o vendido como esclavo.
La noción de obligación como derecho personal opuesto al derecho real, surgió en Roma cuando se hizo
más pacífica la coacción contra los nexi. Este hecho nació por la lex Poetelia Papiria (326 a.C.)
3. Elementos de las Obligaciones: La obligación puede consistir en un dare, en un facere o en un prestare.
Surgen de ella sus elementos integrantes: el vínculo jurídico, los sujetos y el objeto de la prestación.
 El vínculo jurídico: Consiste en el deber del deudor de cumplir la prestación. Este vínvulo puede gene-
rarse por diversas causas: el contrato, el delito, el cuasicontrato y el cuasidelito.
 Los sujetos: Pueden o no estar individualmente determinados en el momento que nace la obligación,
son un sujeto activo o acreedor (Creditor) y un sujeto pasivo o deudor (Debitor). El primero está faculta-
do para constreñir al segundo al cumplimiento de la obligación; éste –el segundo- tiene la responsabili-
dad en caso de incumplimiento (pago de daños y perjuicios).
 El objeto: Es el acto que el deudor debe realizar en favor del acreedor, y cuyo cumplimiento puede exi-
girse por medio de la correspondiente acción. Puede ser: un dare, un facere, o un praestare.
o Dare: consiste en la transferencia al acreedor de la propiedad u otro derecho real sobre la
cosa.

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o Facere: Acto o hecho del deudor, y también una abstención de hacer (non facere).
o Praestare: Prestaciones que tenían por objeto la entrega de la cosa con otra finalidad.
4. Fuentes de las Obligaciones: Son los hechos y actos jurídicos a los que el derecho atribuye el efecto de ha-
cer nacer relaciones obligacionales. Las fuentes podían ser innúmeras y variadas, pero no infinitas. Las figu-
ras singulares que podían dar nacimiento fueron reconocidas por Gayo en sus Institutas: “Las obligaciones
nacían de un contrato o un delito”. Esta clasificación bimembre resulta insuficiente: Gayo intenta comple-
tarla con una obra posterior, estableciendo a su antigua clasificación, una más: “varias especies de causas”.
En el Digesto encontramos un fragmento de Modestino, que hace una enumeración de las fuentes, expre-
sando que: “se contraen por un cosa, con palabras, por ambas, por el consentimiento, por la ley, por el de-
recho honorario, o por necesidad o delito”.
Las compilaciones justinianeas establecieron como principio general que lo casos agrupados bajo tal deno-
minación se desenvolvían a la manera de un contrato o de un delito. Por ello insertaron en las Institutas una
clasificación de las fuentes de las obligaciones, que comprende cuatro especies: nacen de un contrato, o de
un cuasicontrato; o de un delito, o un cuasidelito.
5. Clasificación de las obligaciones, Clasificación según el Vínculo: El vínculo jurídico entra a un poder de
coerción que permite al acreedor compeler al deudor a cumplir su obligación. Así, según el vínculo, las obli-
gaciones eran civiles y naturales; y según el derecho que les dio origen, civiles y honorarias.
a. Obligaciones civiles y naturales: Toda obligación a la que el ordenamiento jurídico dotaba de
una actio cómo medio para que el acreedor pudiera exigir del deudor el cumplimiento de la
prestación, se llamaba obligación civil. +Esta era la obligatio en el sentido estricto de la palabra.
Junto a las obligaciones civiles, el derecho romano admitió la existencia de obligaciones natura-
les que estaban desprovistas de acción, y, por ende, carecían del medio jurídico por el cual el
acreedor exigiría judicialmente el pago de una deuda. La falta de tutela procesal no significaba
que las obligaciones naturales no produjeran efectos jurídicos de importancias. Ej: obligaciones
contraídas por el esclavo; las creadas por personas sometidas a la misma potestas; las obligacio-
nes asumidas por los pupilo sin la autoritas tutoris; las nacidas de simples pactos; las contraídas
por un hijo de familia contrariando la disposición del senadoconsulto Macedodiano, que prohi-
bía conceder préstamos a los filifamilias.
b. Obligaciones civiles y honorarias: Las primeras eran las obligaciones sancionadas por una acción
nacida en el ius civile; las segundas contaban con una actio creada por el pretor.
6. Clasificación según los Sujetos: En atención a los sujetos de la relación, las obligaciones pueden agruparse
en tres distintas especies; obligaciones de sujetos fijos y determinados; de sujetos variables o indetermina-
dos; y en sujetos múltiples.
a. Obligaciones de sujetos fijos: Es el caso normal que se presenta en las relaciones obligacionales
en que los sujetos están determinados desde que la obligación se genera, hasta que cesa.
b. Obligaciones de sujetos variables: Son supuestos excepcionales, en lo que el acreedor o de
deudor, ni son conocidos individualmente en el momento de constituirse la obligación, ni son
invariablemente los mismos desde que la obligación nace hasta que se extingue. En esos casos
se habla de obligaciones de sujetos variables o ambulatorias.
Ej: resarcir el daño causado por un animal o un esclavo que correspondía a quién tuviese el do-
minio sobre el animal o el esclavo ene l momento de la Litis contestatio.
Ej2: La obligación propter rem, es la que pesaba sobre el enfiteuta, el superficiario o propietario,

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de pagar los impuestos vencidos aún cuando la deuda proviniera de personas que anteriormen-
te ostentaban dicha calidad.
c. Obligaciones de sujetos múltiples; parciarias, cumulativas y solidarias: Por lo común, las obli-
gaciones se constituyen entre un solo acreedor y un solo deudor. Sin embargo, hay casos de
obligaciones múltiples o de pluralidad de sujetos, en las que la relación se forma entre varios su-
jetos (sean los varios los acreedor, o los deudores, o ambos). En esta clase de obligaciones pue-
den presentarse tres modalidades: las obligaciones parciarias, las cumulativas y las solidarias.
i. Parciarias: Son las que, existiendo varios deudores o varios acreedores, aquéllos están
obligados solamente a una parte del total de la prestación, éstos sólo tienen derecho al
cobro de parte de su crédito.
ii. Cumulativos: Cada uno de los acreedores podía pretender por entero la prestación, sin
que el pago realizado a un liberase al deudor respecto de los otros acreedores  existía
una pluralidad de obligaciones las cuales se acumulaban. Ej: una persona que vende se-
paradamente a misma cosa a a varios individuos, supuesto ene l cual resulta obligada
por la entera prestación hacia cada uno de los compradores.
iii. Solidarias: Son las que, teniendo pluralidad de sujetos y un objeto único, la total presta-
ción disuelva la obligación respeto de todos los demás .
La ley manifestó como fuente de solidaridad el acuerdo de voluntad entre las partes, el
testamento y la ley.
1. Nacida entre las partes: Tuvo su forma más frecuente en la stipulatio, un contra-
to verbal y solemne, mediante el cual varios deudores prometían realizar una
misma prestación.
2. Testamento: se daba lugar a la solidaridad activa cuando contenía un legado per
damnatiotnem, que sólo creaba la obligación de cumplir la manda a cargo del
heredero.
3. Nacimiento por ley: Había solidaridad legal, por ejemplo, en la obligación de re-
parar el daño resultante de un hecho ilícito cometido por varios autores; en la
responsabilidad que asumen los cotutores o cocuraddores frente a un pupilo,
etc.
7. Clasificación según el Objeto: En atención al objeto del obligación (la prestación), además de ser und are,
un facere o un praestare, se clasificaba de diferente manera.
a. Obligaciones divisibles e indivisibles: Son obligaciones divisibles aquellos cuya prestación es de
tal naturaleza que se la pueda cumplir o ejecutar por fracciones o por partes sin que por ello se
afecte su esencia o valor. Caso contrario es indivisible.
La clasificación de obligaciones divisibles o indivisibles tuvo particularar importancia en el caso
de pluralidad de acreedores o deudores, supuesto en el cul se dividían los créditos y los débitos.
Ej: en derecho romano tenían carácter divisible las obligaciones cuya prestación consistía en un
dare. Las obligaciones en que la prestación constituía un facere se caracterizaban por su indivisi-
bilidad.
b. Obligaciones específicas y genéricas: Las obligaciones que tenían por objeto la prestación de
una cosa individualmente determinada, como tal esclavo o tal fundo, eran llamada obligaciones
específicas. Tenían la característica de que si la cosa que constituía la prestación llegaba a pare-

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cer por caso fortuito, la obligación se extinguía.


Las obligaciones genéricas no se extinguían por perecimiento fortuito del objeto. Operaba al
respecto el principio de que el género nunca perece, y por ello quedaba siempre la posibilidad
de elección entre los objetos que quedaban.
c. Obligaciones alternativas y facultativas: Son alternativas as obligaciones en que el deudor tiene
que cumplir una sola prestación entre dos o más disyuntivamente indicadas: Cuando la elección
entre lo varios objetos correspondía al deudor, éste tenía la facultad de cambiar opinión. Si la
elección la competía el acreedor, éste podía ejercitar el ius vrinadi hasta la Litis contestatio.
Las obligaciones facultativas eran las que cabía al deudor la facultad de liberarse entrenando
otro objeto que no fuera el debido. Ej: el amo cuyo esclavo hubiera cometido un delito estaba
obligado a entregarlo a la víctima, pero podía pagar la pena pecuniaria establecida como in-
demnización.

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LOS CONTRATOS
1.1.-El contrato de Roma y su evolución. El contrato, es la fuente más importante y más fecunda de las
obligaciones, figura sobre la cual los romanos no nos dejaron una definición, Bonfante dice que “es el
acuerdo de 2 o más personas con el fin de construir una relación obligatoria reconocida por la ley.” En
el derecho moderno todo acuerdo de voluntades dirigido a crear obligaciones encuentra protección
legal y, por consiguiente convención y contrato son términos con igual significado. La noción de contra-
to es más restringida en la concepción romana, ya que solamente de un determinado número de con-
venciones nacerán obligaciones civilmente exigibles por una actio, que será típica de cada relación
contractual y tendrá su propia apelación o propio nombre.
Para calificar el acuerdo de voluntades entre 2 más sujetos, los textos romanos usan expresiones que
parecen tener significado semejante, como convención, pacto y contrato. La convención y el pacto era
términos equivalentes y genéricos, empleados para designar el acuerdo de voluntades de 2 o más
personas sobre una cuestión cualquiera. La convención producía consecuencias en el área del dere-
cho cuando recaía sobre un interés jurídico y como tal daba nacimiento, modificaba o extinguía un de-
recho.
Todo contrato lleva dentro de sí una convención; más en el derecho romano la conventtio no era por sí
sola idónea para generar una obligatio tutelada por una acción. Era menester la presencia de otro re-
quisito denominado causa civilis, que daba prioridad, en un principio, a las solemnidades prescriptas
por la ley, antes que a la manifestación de voluntad de los contrayentes. La causa civilis se traducía en
la solemnidad verbal en los contratos verbales, en la escritura, en los contratos literales y en la entrega
o dación de la cosa, en los contratos reales.
Las Institutas de Gayo, recogiendo este proceso de evolución del contrato, los califica en reales, verba-
les, literales y consensuales. Fuente de obligaciones es el contrato y éste es un negocio jurídico que
puede generarlos de los siguientes modos: re, verbis, litteris, consensu. El pretor y más adelante el
derecho imperial, como excepción al principio, reconocieron un cierto número de pactos provistos de
acciones que tornaban exigibles las obligaciones que de ellos nacieran; fueron los pactos denomina-
dos vestidos.
El sistema contractual romano, se reducía a las categorías señaladas por Gayo en sus Institutas; de
esta manera el contrato romano, se diversificó en distintos tipos a saber, los contratos formales, los
contratos reales, los contratos consensuales y los contratos innominados.
Entre los contratos formales, se contaban con 2 antiguos medios de contratar, el nexum y la sponsio,
los contratos que se perfeccionaban por el uso de formas orales, como la stipulatio, la dotis dictio y el
iusiurandum liberti; y los contratos de carácter escrito como los nomina transcripticia, los chirigrapha y
los syngrapha.
1.2.-Clasificación de los contratos. La primera clasificación atiende a la causa civilis, abarca los contra-
tos verbales, literales, reales y consensuales. Dentro de éstos tipos caben distinguir los contratos for-
males de los no formales. Según que la relación creara un vínculo obligacional para una sola de las
partes, o para ambas los contratos eran unilaterales o bilaterales; éstos podían ser perfectos cuando
necesariamente nacían obligaciones para ambos contrayentes, o imperfectos, cuando habiendo gene-
rado obligaciones para uno solo de los contratantes eventualmente surgían también para el otro, como
el caso del comodato.
Atendiendo a las acciones que los protegían podían ser de derecho estricto o de buena fe. Eran con-

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tratos de derecho estricto los verbales, los literales y el mutuo, entre los reales; de buena fe todos los
consensuales y el comodato, el depósito y la prenda, en la categoría de los reales.
Habían contratos a título oneroso cuando las ventajas que acordaban a una u otra de las partes no les
eran concedidas sino por una prestación que ellas hubieran hecho o se obligaran a hacer, al paso que
eran contratos a título gratuito o lucrativo los que aseguraban a uno u otro de los contratantes algún
beneficio independientemente de toda prestación a su cargo.
Por fin había contratos iuris civilis e iuris gentium, los primeros sólo podían ser celebrados por ciuda-
danos romanos, como el nexum, la sponsio y la nomina transcripticia a persona in personam, en tanto
que los segundos podían ser formalizados entre romanos y extranjeros o solamente entre extranjeros,
la stipulatio y los nomina transcripticia a re in personam.
2.1.-Los contratos verbales. Según al opinión más general, las obligaciones contractuales nacían anti-
guamente del nexum, voz que significaba ligar, con lo cual se indicaba el lazo o atadura que sometía al
deudor con respecto al acreedor. Era un negocio solemne, que se perfeccionaba con las mismas for-
malidades de la mancipatio. Debían observarse los procedimientos del per aes et libram, la presencia
del libripens y los 5 testigos y la ceremonia de la pesada del cobre.
El nexum fue un eficaz procedimiento para asegurar o garantizar el cumplimiento de las obligaciones
asumidas por el deudor; en efecto si no pagaba, el acreedor le asistía el derecho de someter al deudor
a las consecuencias de la manus iniectio, que lo colocaba en un estado de sumisión a semejanza del
señorío inherente a todo derecho de propiedad, hasta que saldara la deuda.
Como negocio jurídico iure civili, la sponsio estuvo reservada a los ciudadanos romanos y se la cele-
braba oralmente, mediante una interrogación formulada por el acreedor con el uso de la típica fórmula
¿spondes?, a lo que el deudor le respondía spondeo.
Los contratos verbales tenían como elemento esencial el pronunciamiento de los verba, palabras so-
lemnes que debían ajustarse a esquemas legales, alterados los cuales no nacía la obligación. Los con-
tratos verbis se caracterizaban por ser esencialmente formales, a la par de que derecho estricto y uni-
laterales, pues las obligaciones que creaban sólo estaban a cargo del sujeto pasivo de la relación.
2.2.-La stipulatio. La stipulatio era el contrato de mayor difusión en el mundo romano, especialmente
cuando pasó a ser también aplicable a los peregrinos. El carácter formal de la stipulatio exigió para su
eficacia el cumplimiento de ciertos requisitos; era indispensable la presencia de las partes, entre au-
sentes no podía celebrarse la estipulación. Dada su forma oral, estaban incapacitados para realizarla
quienes no podían hablar u oír, y tampoco los dementes o infantes.
Dado el carácter formalista de la stipulatio, en el primitivo ius civile el vínculo obligatorio nacía por vir-
tud de la sola pronunciación de las palabras solemnes; era pues un negocio de carácter abstracto; y en
el derecho clásico fue posible que el promissor paralizara la acción del stipulador, si éste pretendiera
hacer valer una estipulación carente de causa o fundada en una causa inmoral. La stipulatio fue un
contrato que alcanzó gran auge en Roma y fue utilizado, no sólo para hacer obligatoria la promesa de
dar sumas de dineros, sino también otras prestaciones de cosas ciertas que no fueran dinero y hasta
cosas inciertas. Así se constituyeron por la estipulación la adpromissio y la adstipulatio. La primera era
una promesa por la cual el adpromissor se obligaba accesoriamente al deudor principal en caso de
que éste no cumpliera la prestación debida. La segunda era aquella figura en la que el deudor prome-
tía a otra persona la misma prestación debida al acreedor, quedando éste autorizado a recibir el pago
y aun a reclamarlo con igual eficacia que el acreedor principal.
Para hacer exigibles las obligaciones nacidas de la stipulatio el derecho romano dotó al contrato de 3
acciones que se diferenciaban según el objeto de la obligación. Cuando la stipulatio consistía en el

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pago de una suma de dinero, el acreedor contaba con la condictio triticaria o mendictio certae rei, y
sobre un hecho o abstención la actio ex stipulatu.
2.3.-La dotis dictio. La promesa verbal y solemne de dote realizada unilateralmente a favor del marido
por la mujer sui iuris, era denominada dotis dictio. Se exigía para su perfeccionamiento el empleo de
palabras determinadas, usándoselas para comprometer la entrega de cosas muebles o inmuebles, sin
que, por otra parte se conozca exactamente cuales son sus efectos. Este contrato perdió vigencia en
el derecho postclásico.
2.4.-La promissio iurata liberti. La promisio iurata liberti, era la declaración unilateral dada bajo la fe del
juramenteo por medio de la cual el liberto se obligaba respecto del patrón a realizar obras o a prestarle
determinados servicios. Era el único caso por el cual surgía por el juramento una obligación civil. Con-
sistía en una promesa, confirmada por el juramento, por la que el esclavo manumitido se obligaba a
ejecutar obras y servicios en retribución por la manumisión otorgada.
3.1.-Los contratos literales. Los nomina transcripticia, son los contratos que nacieron en Roma de la
costumbre de los jefes de familia de registrar en un libro de contabilidad o de cuenta corriente, llamado
codex, la entradas y las salidas, con lo cual reflejaban con fidelidad el estado de su caja. Fueron un
instrumento de novación que ofrecía sobre la stipulatio, la ventaja de no exigir la presencia de las par-
tes. Asumieron una doble forma, ya que el contrato podía presentarse como nomina transcripticia a re
in personam y como nomina transcripticia a persona in personam.
Había transcripto a re in personam cuando las partes utilizaban el contrato litteris para transformar en
obligación literal una obligación de otra naturaleza mediante el procedimiento de la doble anotación en
el codees.
Había nomina transcripticia a persona in personam cuando se sustituía un deudor por otro, como ocu-
rría en el caso de que el acreedor anotara como crédito contra Ticio lo que debía Mevio. Esta opera-
ción hacia que se extinguiera la obligación de éste aunque no hubiera pagado suma alguna, surgiendo
en cambio una obligatio litteris a cargo de Ticio.
3.2.-Los chyrographa y los syngrapha. Los chyrographum eran unos documentos únicos que queda-
ban en poder del acreedor y probaba el negocio efectivamente realizado por las partes. Los syngra-
phum, en cambio, se redactaban en doble ejemplar que suscribían los interesados cada uno de los
cuales conservaba uno de ellos. Los chyrographum eran un instrumento estrictamente probatorio,
mientras que los otros tenían el carácter constitutivo, ya que el propio documento se erigía en causa
de una obligación, existiera o no la deuda.
En el tiempo del Imperio, desaparecieron los síngrafos, manteniéndose vigente los quirógrafos, utiliza-
dos para describir con ellos una stipulatio. La subsistencia de los quirógrafos determinó la aparición de
una defensa, la querela non numeratae pecuniae.
5.1.-El comodato. El contrato real por el cual una persona, entregaba a otra una cosa no consumible
mueble o inmueble, para que la usara gratuitamente y después la restituyera en el tiempo y modo con-
venidos, era denominada comodato. Éste fue un contrato sinalagmático imperfecto, al no engendrar
sino eventualmente obligaciones para el comodatante. Para que se perfeccionara el comodato era
menester tratándose de un contrato real, la entrega o datio de la cosa, pero, a diferencia del mutuo ella
no implicaba la transferencia de la propiedad, sino la simple detentación. Esto hacía que pudiera dar
en comodato quién no fuera propietario. Objeto del comodato sólo podían ser cosas corporales, mue-
bles o inmuebles, inconsumibles y no fungibles.
El comodato creaba desde su ancimeitno obligaciones y responsabilidades para el comodatario, quien
debía usar la cosa de acuerdo con su naturaleza o destino y de conformidad con lo expresamente

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convenido. Su responsabilidad por la conservación del bien se extendía, en el derecho clásico, hasta la
custodia, que lo hacía responsable de su hurto por un tercero. El comodatante contaba para lograr la
restitución de la cosa con la actio comodati directa, al principio in factum y después in ius, que daba
lugar a un juicio de buena fe.
6.1.-El mutuo. Se conoció en Roma con este nombre, al contrato real por el cual una persona, el mu-
tuante o prestamista, entregaba en propiedad a otra, el mutuario o prestatario, una determinada canti-
dad de cosas consumibles con la obligación por parte de esta de restituir otras tantas cosas del mismo
género y calidad. Fue un contrato unilateral, de derecho estricto; requería la efectiva transferencia de
la propiedad de la cosa, y así se extinguía que el mutuante fuera propietario de los bienes dados en
mutuo, no siendo necesaria la entrega directa. El mutuo sólo podía recaer sobre cosas consumibles o
fungibles, es decir, aquellas que carecían de valor individual y que eran susceptibles de ser reempla-
zadas por otras de la misma especie y calidad, como el dinero, que frecuentemente era objeto de mu-
tuo.
Del mutuo sólo nacía una acción a favor del mutuante, la actio o condictio certae creditae pecuniae. El
carácter gratuito del mutuo hacía que el prestamista se privara de toda utilidad que pudiera producirle
la cosa dada en préstamo. Para obviar este inconveniente se introdujo en Roma la modalidad de con-
venir intereses, los que sólo podían ser reclamados cuando se los hubiera establecido por una estipu-
lación especial, que otorgaba una acción independiente emanada del contrato estipulatorio.
Una clase especial de mutuo fue el foenus nauticum o pecunia traiecticia, que entró en el sistema con-
tractual romano. Se trataba del préstamo de sumas destinadas a ser transportadas por mar, ya en di-
nero en efectivo, ya transformadas en mercancías. Otra situación especial fue la referente a los filifami-
lias, que el derecho romano reguló por el senadoconsulto Macedoniano del tiempo del emperador
Vaspasiano. Tal senadoconsulto, sancionó a raíz de que un tal Macedo o Macedonio mató a su padre
para pagar con los bienes hereditarios las deudas contraídas por préstamos, prohibía dar dinero en
mutuo a los hijos de familia, cualquiera que fuese su edad o estado.
7.1.-El depósito. La convención por la cual una persona, el depositante, entregaba una cosa mueble a
otra, el depositario, para que las custodiase gratuitamente y se la devolviese al primer requerimiento,
constituía el contrato de depósito. Se trataba de un contrato real, que requería la datio de la cosa sin
que implicara transmisión de la propiedad, sino la simple defentación.
Obligación principal del depositario era conservar la cosa, siempre de conformidad con su particular
naturaleza; respondía por su dolo y culpa lata y hasta por culpa leve. El depositario tenía que abste-
nerse de usar la cosa; estaba obligado a restituir el bien ante el reclamo del depositante aunque hubie-
ra un plazo convenido, restitución que debía hacerse efectiva con los frutos y accesiones que la cosa
hubiera producido durante el tiempo de su guarda.
El derecho romano reconoció figuras especiales de depósito:
El depósito necesario, era cuando se restituía en caso de necesidad nacida de una calamidad pública
o privada como un incendio, un tumulto o un naufragio.
El depósito irregular era el que tenía por objeto dinero u otras cosas fungibles que podía consumir el
depositario, quien quedaba obligado a restituir otras tantas cosas del mismo género y calidad.
El secuestro se presentaba cuando el depósito lo hacían conjuntamente varias personas que conve-
nían en que la restitución de la cosa se hiciera efectiva a una de ellas una vez que se verificaran cier-
tas condiciones, por ejemplo, la finalización de un litigio.
7.2.-La prenda. La convención en virtud de la cual una persona, entrega a otra la posesión de una co-
sa corporal para garantizar una deuda propia o ajena, con la obligación de quien la recibía de conser-

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varla y restituirla cuando el crédito hubiera sido satisfecho, era denominado prenda. Elemento constitu-
tivo de la obligación que generaba la prenda era la datio, que transfería la posesión, la que podía ser
defendida por interdictos por el pignoratario, que sin embargo, estaba impedido de hacer uso de la
cosa, pues incurría en furtum usus. El pignoratario respondía por la conservación del bien prendado,
hasta la culpa leve, y producía la extinción del crédito garantizado tenía que restituir con todas las ac-
cesiones y los frutos producidos. Para lograr el cumplimiento de tales obligaciones el pignorante con-
taba con la actio pignoraticia directa y el pignoratario con la actio pignoraticia contraria.
8.1.-Los contratos consensuales. Las convenciones que se perfeccionaban en el mero consentimiento
de las partes, aquellas para cuya validez era suficiente la sola voluntad de los contrayentes con inde-
pendencia de la forma en que esa voluntad se manifestara, integraban en Roma la categoría de los
contratos consensuales.
El valor del mero consentimiento, como causa civilis, fue reconocido durante toda la época clásica úni-
camente para cuatro figuras típicas nacidas al amparo del ius gentium, a saber, al compraventa, la
locación o arrendamiento, la sociedad y el mandato.
8.2.-La compraventa. La convención por la que una de las partes, el vencedor se obligaba a transmitir
al comprador la posesión de una cosa y asegurar su pacífico goce, en tanto éste asumía la obligación
de entregar en propiedad un precio en dinero, constituyó el contrato consensual de compraventa.
La compraventa se bastaba para su con clusión el sólo acuerdo de voluntades de las partes. Era bila-
teral o sinalagmático perfecto, porque engendraba obligaciones recíprocas para ambos contrayentes.
Se caracterizaba también por ser un contrato de buena fe, dada la amplitud de los poderes de aprecia-
ción del juez para interpretar las obligaciones que correspondían a comprador y vendedor.
Para que el contrato de compraventa tuviera eficacia se requería la concurrencia de elementos genera-
les necesarios a toda relación contractual; en lo referente a la capacidad se exigía capacidad de obrar;
no podían celebrar por tanto una compraventa los incapaces de obrar. En cuanto al objeto de la com-
praventa o mercancía podía ser cualquier cosa mueble o inmueble, corpórea o incorpórea, presente o
futura que estuviera in commercio. También se admitió la eficacia de la venta de cosa futura, ya fuera
bajo la condición de que la cosa llegar a existir.
Por lo que concierne al precio, debía consistir en una suma de dinero, contrariamente a la idea de los
sabinianos. Durante mucho tiempo, incluso en el derecho clásico, no se exigió que el precio fuera jus-
to, esto es, proporcionado al valor de al cosa, siempre que no existiera ánimo doloso y la venta no se
la hubiera realizado por un precio irrisorio que encubriera una donación prohibida.
De al compraventa nacían dos acciones de buena fe, la actio empti o ex empto a favor del comprador y
la actio venditi o ex vendio, que se otorgaba al vendedor. La principal obligación del vendedor consistía
en entregar la cosa, ya que la compraventa romana no fue un negocio traslativo de dominio sino a
otorgar sobre la cosa aquel poder de hecho que las fuentes designaban con la expresión habere licere,
la transferencia del dominio. Ésta se operaba por mancipatio para las res nec mancipi, ya que la com-
praventa implicaba una iusta causa traditionis. Al principio entregada la cosa por el vendedor, éste no
tenía ninguna obligación; sin embargo si había realizado la mancipatio, su responsabilidad se hacía
efectiva por la actio auctoritatis que aquel negocio engendraba. La sitipulatio duplae, por medio de la
cual el vendedor se obligaba a devolver el doble del precio en caso de que el comprador fuera privado
del dominio del bien. De esta suerte quedó incorporada la garantía de evicción al contrato de compra-
venta, como un elemento natural del negocio que posibilitaba al comprador exigir al vendedor que in-
terviniera en su defensa cuando un tercero pretendía hacer valer sus derechos en juicios jurídicos de
la cosa transmitida.

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Además de la evicción, el vendedor respondía al comprador por los vicios o defectos ocultos que la
cosa pudiera presentar; también en el supuesto de vicios materiales se acostumbró en un principio a
garantizar al comprador con stipulationes añadidas a las de evicción. La actio redhibitoria teía por efec-
to resolver el contrato volviendo las cosas a su estado anterior.
Es importante tener presente que a la compraventa podrían agregársele algunos pactos, que tenían el
efecto de modificar las consecuencias jurídicas ordinarias del contrato.
El pacto comisorio, por el cual el vendedor tenía el derecho a declarar resuelto el contrato y exigir la
restitución de la cosa con sus frutos y acrecentamientos, si el comprador dejaba de pagar el precio
dentro de los términos o plazos convenidos.
El pacto de adjudicación a término, que autorizaba al vendedor a reservarse el derecho de rescindir el
contrato si dentro de un cierto término hubiera recibido una oferta mejor, como podía ser un precio más
alto, un plazo mas breve o mayores garantías.
El pacto de retroventa, que permitía al vendedor reservarse la facultad de readquirir la cosa vendida
dentro de cierto plazo por el mismo precio o por otro diferente, ya determinado, ya determinable.
El pacto de preferencia, por el cual se otorgaba al vendedor la prioridad sobre toda persona para el
supuesto que el comprador decidiera vender la cosa.
El pacto de prueba, mediante el cual el comprador tenía la facultad de restituir la cosa, si dentro de
cierto término no resultaba de su agrado o no le interesaba ya.
El pacto de no enajenar, por el que el comparador quedaba obligado a no enajenar a persona alguna
la cosa adquirida o, en particular, a persona determinada.
El pacto de reserva de hipoteca, que otorgaba al vendedor el derecho de gravar con hipoteca la cosa
enajenada como garantía por el pago del precio o del saldo que adeudara el comprador.
11.1.-La locación o arrendamiento. Se ha señalado de que las fuentes romanas surgen 3 distintas mo-
dalidades a saber, la locación o arrendamiento de las cosas, la locación o arrendamiento de los servi-
cios, y la locación o arrendamiento de la obra. Es el contrato consensual sinalagmático perfecto, por el
cual una de las partes se obliga a pagar a la otra un precio y ella, en cambio, a suministrar a aquella el
uso y disfrute temporal de una cosa, o a prestarle determinados servicios, o a llevar a cabo una obra.
Siendo el arrendamiento un contrato bilateral que engendraba obligaciones para ambos contratantes,
daba lugar a dos acciones distintas para hacer exigible las respectivas prestaciones: la actio locati o ex
locatio, que competía al locador; y la actio condicti o ex conductio, que se concedía al locatario; debe
aclararse que la locación era un contrato oneroso.
11.2.-Clases de locación. Locación de cosas, podía tener por objeto cualquier cosa mueble o inmue-
ble, con tal de que no fuera consumible y, también el ejercicio de un derecho real sobre la cosa ajena.
La principal obligación del locador consistía en entregar la cosa al locatario o ponerla a su disposición
para que el la usara de conformidad con lo convenido, asegurándose su disfrute. El arrendador estaba
obligado también a indemnizar al arrendatario los daños y perjuicio que hubiere experimentado si la
cosa no era apta para el uso convenido. El locatario tenía derecho a la percepción de los frutos, si el
locador era propietario, y podía subarrendarla cosa si no se hubiera pactado lo contrario. En lo concer-
niente a la vigencia del contrato de locación, las soluciones eran diferentes si se había convenido o no
un término de duración. En primer caso la convención se extinguía al vencimiento del plazo. No se
disolvía el contrato cuando la cosa arrendada era objeto de venta y el adquirente de ella privaba de su
uso al locatario.
Locación de servicios, en la locatio conductio operarum la prestación consistía en poner a disposición
de otro los propios servicios durante cierto tiempo, a cambio de una remuneración en dinero, queda-

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ban excluidos las profesiones o arte liberales. La obligación del locatario consistía en el pago del pre-
cio pactado y pasaba a sus herederos, por lo cual la muerte no extinguía la relación establecida con-
tractualmente.
Locación en obra, la locatio conductio operis era la especie de locación por laque una persona se
comprometía a realizar una obra o un trabajo determinado mediante el pago de un precio en dinero; el
concepto de obra podía consistir en la transformación, manipulación, reconstrucción, limpieza, trans-
porte de la cosa y hasta en la instrucción de un esclavo. El pago del precio había de hacerse, de no
mediar convención en contrato, a la conclusión de obra.
12.1.-La sociedad. La convención en virtud de la cual dos o más personas se obligan recíprocamente a
poner en común ciertas cosas, bienes o actividades de trabajo para alcanzar un fin lícito de utilidad
igualmente común, se llamaba en Roma sociedad. La sociedad habría sido el resultado de la fusión de
varias instituciones distintas, tanto en sus orígenes como en sus fases históricas. Las sociedad era un
contrato sinalagmático perfecto de buena fe, oneroso y conmutativo, que requería para su formación la
presencia de ciertos elementos especiales. Entre ellos se contaban la reunión de 2 o más personas
con intención de constituir una sociedad, sus recíprocas aportaciones y un objeto común y lícito.
Se exigía que cada contratante cumpliera la obligación de efectuar las aportaciones prometidas. Era
menester además la licitud e interés común del fin perseguido por la sociedad. El derecho romano re-
conoció la existencia de diversas clases de sociedad; así podían ser societas rerum, si se aportaban
bienes; operarum, cuando se ponían en común actividades; y mixtae, si ambas cosas. De acuerdo con
el fin que persiguieran los contratantes, se clasificaban en societates quastuariae y non quaesturiae,
según tuvieran o no por objeto obtener lucro de los negocios sociales. La administración de la socie-
dad correspondía, en principio a todos los socios.
Causas de la extinción de la sociedad fueron las siguientes: ex personis, por muerte o capitis deminu-
tio máxima o media de uno de los socios; ex rebus por la pérdida o declaración de incomercialidad de
la cosa objeto de la sociedad y por haberse agotado su fin tornado ilícito; ex voluntate, por acuerdo
común de los socios o por renuncia no intempestiva ni dolosa de uno de ellos y por haber expirado el
plazo; ex actione, por transformación de la sociedad mediante stipulatio o por el ejercicio de la actio
pro socio.
13.1.-El mandato. La convención en virtud de la cual una persona, el mandatario o procurador, se obli-
gaba a cumplir gratuitamente el encargo o gestión encomendada por otra atañía al interés de éste o de
un tercero, constituía el contrato de mandato.
El mandato, que fue un contrato consensual y de buena fe, se caracterizaba además por ser bilateral-
mente imperfecto y gratuito; era bilateralmente imperfecto porque implicaba una obligación esencial a
cargo del mandatario, cual era la de ejecutar la gestión en los términos convenidos, pero a la vez podía
producir incidentalmente obligaciones a cargo del mandante. Se caracterizaba también por ser gratuito
y esta particularidad lo diferenciaba de la locación de servicios. Objeto del mandato podía ser cualquier
gestión, siempre que no fuera lícita, inmoral o contraria a las buenas costumbres, ay consistiera en el
cumplimiento de una actividad jurídica, como adquirir o vender, presentarse en juicio, etc.
El mandatario estaba obligado a cumplir fielmente el mandato, no excediéndose de los límites de las
instrucciones recibidas. El carácter de contrato sinalagmático imperfecto hacía que eventualmente el
mandante quedara obligado respecto del mandatario; así respondía por los gastos que éste hubiera
efectuado, por las pérdidas sufridas y por los intereses de las sumas anticipadas debiendo, así mismo,
asumir las obligaciones pasivas que hubiera contraído para le cumplimiento del mandato. Del contrato
del mandato nacían dos acciones, la actio mandati directa, a favor del mandante contra el mandatario;

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y la actio mandati contraria, para que el mandatario demandara al mandante.


Por lo que respecta a la extinción del mandato, podía tener lugar por causas nacidas voluntariamente,
ya por acuerdo de partes, ya por decisión unilateral; o por causas necesarias ajenas a la voluntad del
los contratantes. Entre las causas voluntarias se contaba el mutuo acuerdo de los contrayentes, forma
común de extinguir los contratos que se perfeccionaban solo consensu. También el mandato se extin-
guía por revocación expresa efectuada por el mandante. La revocación podía ser igualmente tácita y
se exteriorizaba por la intervención directa del mandante en el negocio encargado al mandatario o por
la designación de otra persona para realizarlo en adelante. Entre las causas necesarias de cesación
del mandato deben citarse el vencimiento del plazo convenido por las partes y el cumplimiento de la
condición a que estaba sujeto el contrato.

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Bolilla 20 – Delitos y cuasidelitos.


1. El Delito. Delito es todo acto ilícito castigado por una pena. En tiempos antiguos, la penalidad tenía carácter
retributivo y podía hacérsela efectiva bajo forma de venganza privada en el cuerpo del autor. Posterior-
mente, l venganza es reemplazada por una “composición”, que primeramente fue voluntaria y después le-
gal, y que asumió el carácter de una pena pecuniaria fija para cada clase de delito.
Sin embargo, hay dos clases de delitos:
 Públicos: llamados crimina, lesionaban a la comunidad como tal, y el Estado perseguía y sancionaba con
una pena pública.
 Privados: llamado délicto, que eran hechos antijurídicos que provocaban lesión a un particular, y que se
castigaba con una pena privada de carácter pecuniario.
Los delitos privados, a su vez, se dividen en 4:
a. Furtum: Es el significado de hurto, sin embargo su noción es más amplia. Furtum era tanto la
sustracción fraudulenta cometida con un in de lucro de una cosa mueble ajena, cómo el uso ilíci-
to o la indebida apropiación de ella por parte de quién ya retenía la cosa. El hurto requiere va-
rios elementos: un objetivo (la ilícita injerencia de la cosa); un subjetivo (intención fraudulenta
del acto dirigida a obtener un provecho de lucro).
Había distintos tipos de hurtos:
i. Furtum en manifestum: Aquél en el cual el ladrón era sorprendido en flagrante delito. Si
Ley de las XII Tablas el autor era aprehendido de noche, o de día pero con armas, podía ser matado por la
víctima si los vecinos fueron testigos.
ii. Furtum nec manifestum: Hurto no flagrante.
iii. Fortum conceptum: Implica la tenencia de la cosa furtiva dependiendo del hecho de ser
Juriconsultos republica-
nos autor del delito.
iv. Fortum oblatum: Acto de poner la cosa hurtada a disposición de un tercero para que
fuera en poder de él que se la encontrara.
b. La rapiña. La rapiña era la sustracción de cosas ajenas operada con violencia, mediante actos de
pillaje. Se trataba de un furtum calificado que tenía el agravante de la violencia ejercida por el
ladrón con el euxilio de bandas armadas o aun desarmadas. Adquirió un carácter independiente
del fortum en el año 66. A.C. en pleno período republicano.
c. El “damnum iniuria datum”. El daño injustamente causado era la figura más general el delito
privado y era fuente del ex delicto. Podría definirse cómo un acto ilícito realizado por una perso-
na, con o sin intención de dañar, que irroga un perjuicio a otra.
Proviene de la lex Aqilia de damno(año 286 a.C.). La lex Aquilia constaba de 3 capítulos: El pri-
mero establecía ls penas aplicables a las personas que hubieran dado muerte injustamente al
esclavo o animal de otro. El segundo, regulaba la indemnización. El tercero, consagraba una san-
ción para la persona que hubiera ocasionado cualquier daño o deterioro sobre las cosas de un
tercero.
d. La inuiria. La injuria, en su más amplio sentido, es todo lo contrario a derecho. En una acepción
específica, es una lesión física o corporal infligida a una persona. La noción de injuria se fue am-
pliando en el derecho romano hasta llegar a comprender no sólo los ataques físicos, sino cual-

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quier lesión a la personalidad y el impedimento del uso de una cosa pública.


El delito de injuria fue primeramente contemplado por la Ley de las XII Tablas, la que sólo consi-
deró como tal los actos que significaran una lesión a la persona física. La ley decenviral castigaba
esto con pela de talión (venganza igual).
En una posterior evolución, el pretor modificó el sistema de la Ley de las XII Tablas, dando cabi-
da en el concepto de injuria a las ofensas morales de cualquier índole. Dio lugar a una concesión
de acciones especiales para el delito de injuria: la actio iniuriarum  por medio de ésta, el
ofendido podía perseguir el pago de la pena pecuniaria que él estimaba, en relación a la ofensa
recibida. En las injurias atroces, la inuiriaum la hacía el pretor.
Con la ley Cornelia, se amplía aún más el concepto de injuria. Llega a comprender las más leves
lesiones corporales y las lesiones menores de los derechos de la personalidad.
En el derecho Justiniano, se concede al damnificado la alternativa del ejercicio de la acción pri-
vada o civil o efectuar la reclamación criminal.
2. El Cuasidelito. Se diferencia del delito, ya que éste tiene una intención dolosa, y el cuasidelito es un he-
cho meramente culposo o negligente.
Justiniano comprendió en los cuasidelitos todo hecho que entrara una actitud antijurídica. La categoría
justinianea de los cuasidelitos se integra por los siguientes actos ilícitos:
a. Effusum et deiectum. Se daba esta acción contra el habitante de un edificio desde el cual se
arrojaba algo a un lugar de tránsito, ocasionando un daño.
b. Positum et suspensum. Se concedía por el pretor contra el habitante de un casa que colocaba o
suspendía algún objeto de manera que con su caída causar daño a cualquier transeúnte.
c. Si iude litem suam fecerit. El pretor otorgaba una ación in bonum et aequum conceptae, contra
el juez que, por dolor y por negligencia, hubiera pronunciada una sentencia fruaudulenta o
errada.
d. Responsabilidad de nautae, caupones y stabularii. Los armadores, posaderos y encargados de
establos o caballerizas, se obligaban mediante esta acción a los hurtos y daños cometidos por
sus dependientes.
3. Otros actos Ilícitos generadores de obligaciones. Entre estos otros actos ilícitos está, por ejemplo, la
violción de una sepultura en Roma, a la que le correspondía una acción de violación de sepultura; el da-
ño provocado a un eslaco ajeno, mediante la acción de daño contra un esclavo.
a. Fraus creditorum. Es el fraude de acreedores, que se configuraba cuando un deudor conscien-
temente realizaba actos fraudulantos de transmisión de sus bienes, (a título oneroso o gratuito)
con laintención de caer en insolvencia. Le correspondía la acción Pauliana.

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Bolilla 21 – Efectos de las Obligaciones


1. Cumplimiento de las Obligaciones: La obligación tiene su efecto normal cuando el deudor cumple con el
deber de prestación asumido frente al acreedor, en el lugar, en el plazo, y con las modalidades que se de-
terminó. La falta del deber de cumplimiento hace nacer una responsabilidad patrimonial para el deudor.
2. Incumplimiento de las obligaciones: En estos casos la obligación resultaba modificada en su contenido, ya
que la ejecución forzosa de la prestación venía a sustituir el primitivo objeto por el pago de una indemniza-
ción pecuniaria:
a. Dolo. Se entiende por dolo toda conducta antijurídica consciente y querida. Así, el dolo se pre-
sentaba como elemento integrante del delito, y también como vicio de la voluntad cuando en-
trañaba un fraude, una falacia o una maquinación que tendía a engañar o a mantener en el error
a una persona.
Del dolo el deudor respondía en todos los casos.
b. Culpa. Comprendía la culpa toda conducta reprensible que provocara incumplimiento sin que
mediara intención del deudor.
La idea de culpa fue regulada por la lex Aquilia. Posteriormente el concepto se trasladó a la esfe-
ra contractual: así la culpa se tipificó como lo opuesto a diligencia.
La culpa, en la compilación justineanea, ofrece un sistema de responsabilidad articulado con va-
rias gradaciones. Distingue la culpa grave o magna de la culpa leve. La primera suponía una ne-
gligencia extrema. Es por esto que la culpa grave se equiparaba al dolo. La culpa leve implicaba
la inobservancia de la diligencia, propia del hombre normal. L comentaristas derivaron de la cul-
pa leve dos modalidades: la culpa abstracta y la culpa concreta.
c. Caso fortuito y fuerza mayor. La prestación que constituía el objeto de la obligación podía or-
narse imposible de cumplir por algún suceso no imputable al deudor: hechos naturales o hechos
jurídicos. Estos acontecimiento se llamaban “caso fortuito”.
ULPIANO, en el Digesto, los definió diciendo “que ninguna humana inteligencia los puede pre-
veer”.
El riesgo de pérdida de la cosa, es responsabilidad del acreedor.
3. Consecuencias del Incumplimiento de las Obligaciones. En todos lo casos en que la prestación no se hu-
biera cumplido por causas imputables al deudor, la obligación subsistía, y ello autorizaba al acreedor a exi-
gir judicialmente su cumplimiento. Pero si la prestación se hubiera hecho imposible, la condena se trans-
formaba en una indemnización pecuniaria que debía representar el interés patrimonial que el acreedor te-
nía en la obligación.
La cuantía de esta indemnización, no fue uniforme: a veces quedaba a apreciación del acreedor, otras veces
al arbitrio del juez. En el primer supuesto, se tomaba en cuenta el valor común de la cosa, en el segundo, la
estimación era más amplia.
4. Mora. Es el no cumplimiento culpable de la obligación a su debido tiempo por el deudor, o la no aceptación
de la prestación por el acreedor. Se distingue la mora del deudor, de la mora del acreedor.
La mora del deudor se configuraba con la presencia de ciertos requisitos. Pimeramente, era menester que
la obligación fuera válida y estuviera provista e acción. Se requería también un débito obligacional exigible y
vencido. Finalmente, el derecho Justiniano exigió una intimación o interpelación. Esta mora tenía el efecto

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de agravar su responsabilidad.
La mor del acreedor tenía lugar cuando éste rechazaba, sin causa justificada, la ofeta de pago íntegro y
efectivo de la prestación. El deudor sólo respondía de su pérdida cuando mediara dolo. Si se debía una cosa
genéricamente determinada o una suma de dinero y la pérdida se producía pr causa no dolosa, el acreedor
no podía exigir la dación de ella. Si llegaba a accionar a tal efecto, el deudor se oponía con la exceptio doli.
Cuando se trataba de deudas de dinero, y el obligado depositaba en pública la cantidad debida, quedaba
exento de todo riesgo.
5. Cesión de las obligaciones. La posibilidad de transmitir o ceder las obligaciones, en su aspecto tanto pasivo
como activo, no fue reconocida en la primitiva legislación romana, que veía en la obligación un vínculo ne-
tamente personal.
La obligación constituía una relación inalterable que no podía transmitirse a otros sujetos distintos de los
que habían dado nacimiento al vínculo originario sin que se formara una nueva obligación que extinguiera a
la primera. Sólo se admitía el traspaso de los derechos de obligaciones tratándose de la sucesión universal
por causa de muerte. Por esto, el derecho romano sentó como principio general que la transmisión de las
oblgiaciones sólo podía tener lugar a consecuencias de una sucesión universal mortis causa.
Este principio se atenúo ante las exigencias del trádico comercial. Así, la jurisprudencia romana llegó a des-
personalizar la obligación, reconociendo la posibilidad de transmitir créditos y deudas por actos inter vivos.
a. Cesión de créditos. Un sujeto no podía hacer acreedor a otro, de lo que a él le era debido, por
ninguno de los modos po los cuales se transmitían las cosas corporales.
El primer recurso fue la delegatio nominis, institución que no era ora cosa que una novación por
cambio de acreedor. Requería el consentimiento de l deudor, que, en caso de negativa, hacía
imposible la cesión.
Hubo una nueva forma: el acreedor que quería ceder su crédito otorgaba mandato a otra per-
sona que adquiríael rol de cesionario, para que demandara al deudor, autorizándolo obrar en su
nombre, pero en beneficio propio.
En el derecho bizantino, procurando siempre impedir las especulaciones en materia de cesión
de créditos, el emperador Anastasio sancionó una constitución que disponía que el comprador
de un crédito no poía obtener del deudor más que aquello que hubiese pagado como precio por
la adquisición de él.
b. Cesión de deudas. La idea de la cesibilidad de las deudas fue más difícil de admitir por la legisla-
ción romana, puesto que l a persona del deudor era fundamental en la relación obligatoria.
La transmisión de las deudas sólo tuvo cabida en el derecho romano si se la hacía por la confor-
mida del acreedor mediane una novación por cambio de deudor. El efecto transmisorio también
pudo lograrse constituyendo al nuevo deudor en mandatario en perjuicio propio.

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Bolilla 22 – Garantía de las Obligaciones


1. Conceptos generales. El cumplimiento de la obligación podía asegurarse en el derecho romano afectando la
cosa de propiedad del deudor a la acción del acreedor o haciendo que el mismo deudor u otra persona por
él respondiera con su propio crédito; así, hay dos clases de garantías: las garantías reales y las garantías
personales.
2. Garantías personales derivadas del propio deudor. Le fue permitido al deudor reforza la obligación que
tenía que cumplir.
a. Las arras. Es la entrega que el deudor hacía al acreedor de una suma de dinero y otra cosa cómo
medio de probar la existencia de un contrato consensual.
b. La cláusula penal. Se utilizó la cláusula penal en el derecho romano como pena convencional
por la que se fijaa anticipadamente la indemnización que por daños y perjuicios habríaqde pagar
el deudor, si dehaba de cumplir la prestación debida.
c. El juramento promisorio. La especial institución del juramento promisorio sirvió para garantizar
la obligación contraída por un menor de 25 años sin la autoridad de su curador.
d. El constituto de deuda propia. Es el pacto dotado de acción por el pretor, por el cual el propio
deudor se obligaba a pagar lo que debía a causa de una prexistente relación obligatoria, según
nuevas modalidades de tiempo.
3. Garantías personales otorgadas por un tercero: la intercesión. Un tercero podía garantizar una deuda de
otra persona con su propio crédito. En el caso había intercesión, que significa que cualquier clase de asun-
ción de una obligación ajena. La intercesión podía presentar dos formas: “intercesión privativa”, cuando el
terceo asumía la obligación liberando al deudor, e “intercesión cumulativa, cuando el tercero se obligaba
junto al deudor.
a. La fianza. La garantía personal por excelencia, otorgada por un tercero, fue una fianza. Consistía
en la obligación que asumía una persona de responder p ruan deuda ajena con su propio crédi-
to. La obligación que nacía para el fiador tenía carácter accesorio respecto de la obligación pri-
mitiva contraída por el deudor principal. La fianza presentó tres variedades:
i. Sponsio y fideipromissio. Estas especies de fianzas se perfeccionaban verbis, sólo po-
dían garantizar obligaciones de carácter estipulatorio. Se preguntaba : “-Sponsio? Ó –
Fideipromitis?” y se respondía “-Spondeo. Ó –Fideiprometo”.
ii. Fideiusso. Se contraía también por una stipulación pasivamente accesoria, con la si-
guiente fórmula “- Id fide tua ese iubes?” se repondía “Fideiubeo”. Fue accesible ciuda-
danos y extranjeros, y la obligación se transmitía a los herederos. Aplicable a casi cual-
quier clase de obligación.
b. El “Constitutum debiti alieni”. El pacto pretorio fue tora de las formas que creó el derecho ro-
mano para garantizar las obligaciones. Tenía lugar cuando un tercero se obligaba a pagar la
deuda de éste en un plazo determinado. Sólo fue aplicable a las obligaciones de dar sumas de
dinero otras cosas fungibles, hasta que Justiniano lo hizo extensivo a toda clase de deudas.
c. El “mandatum pecuniae credendae”. Es una figura jurídica era una garantía personal fundada
en el contrato de mandato por medio del cual el fiador daba encargo al acreedor de entregar, en
calidad de préstamo a un tercero, una determinada suma de dinero o una cantidad de cosas

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fungibles.
El acreedor, en caso de incumplimiento, tenía a su elección dos medios para reclamar el pagó:
uno, perseguir al fiador por la acción del mandato; otro, demandar al deudor principal ejerci-
tando la acción del mutuo.
Con Justiniano, el mandato de crédito se asimiló mucho a la fianza.

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Bolilla 23 – Extinción de las obligaciones


1. Conceptos Generales. La obligación se extingue cuando el deudor paga lo que debe, o también, cuando el
obligado es por otra causa liberado de su débito. En el derecho romano las causas de extinción producían
distintos efectos Unas veces el deudor quedaba liberado de pleno derecho, por lo que se consideraba ex-
tinguida sin más. Tras veces la obligación subsistía, pero se la privaba de eficacia.
La distinción entre los modos de extinción “ipso iure” y “exceptiones ope” tenía como fundamento el clási-
co dualismo derecho civil/derecho honorario, y operaba esencialmente dentro de la mecánica del procedi-
miento formulario.
2. Modo de Extinción “Ipso Iure”. La obligatio se extinguia de pleno derecho cuando el deudor observaba el
comportamiento a que estaba obligado frente al acreedor. En el derecho quiritario, el simpe cumplimiento
de la prestación no extinguía el vínculo, y si la obligación se había constituido por un contrato solemne, era
menester para su extinción una análoga e inversa solemnidad.
a. Solutio per aes et libram. Era un modo iure civile que se realizaba con el mismo rito de la man-
cipatio (mediante el cobre y la balanza). El deudor pronunciaba una fórmula por la cual se pro-
clamaba independiente y liberado del vínculo que lo sometía al acreedor, y, golpeando la balan-
za con un trozo de cobre lo consignaba a favor del titular del crédito.
b. Acceptilatio. Consistía en una respuesta del acreedor, que al a pregunta del deudor respondía
haber recibido el pago. Sirvió para extinguir las obligaciones nacidas verbis. Más adelante se
transformó en un medio formal de remisión.
c. Pago. Era el modo natural de extinguir las obligaciones. En su acepción más amplia significa la
disolución del nexo obligatorio, y, comprende todos los modos de extinción de obligaciones,
Para que el pago produzca ipso iure sus efecto liberatorios, tiene que reunir ciertos requisitos:
i. Capacidad para obligarse (aptitud legal para pagar).
ii. La prestación debía ser satisfecha íntegramente y tal como lo habían convenido las par-
tes. [Hay excepciones]
iii. La obligación debía someterse dentro el palzo establecido, si había sido impuesto por
acuerdo de los sujetos. Como el plazo se otorgaba en interés del deudor, éste podía li-
berare pagando antes de su vencimiento.
d. Novación. Se denominaba novación a la sustitución deuna obligación por otra,
Para la validez de la novación, se exigía la presencia de diversos requisitos Pimero, que hubiera
un precedente obligación civil o natural, que debí quedar extinguida. Además, que la obligación
nacida para sustutiir a la anterior fuera civil o natuaralmente válida. También, que se verificara
mediante el contrato verbal del stpulatio.
e. Confusión. Cuando se veía reunirse en una sola persona las cualidades de acreedor y deudor. Se
operaba mediante sucesión a título universal.
f. Mutuo disentimiento. Las obligaciones que nacían por el mero consentimiento de las partes,
podían extinguirse por mutuo disentimiento, siempre que no hubieran comenzado a ejecutarse.
g. Concurso de causas lucrativas. La obligación de dar una cosa individualmente determinada se
extinguía de pleno derecho cuando el mismo objeto se uhbiera conseguido por una causa lucra-
tiva.

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h. Pérdida de la cosa debida. Si la prestación se hacía imposible por causas que no eran aquellas
que conducían a una perpetación de la obligación, se extinguía a plano derecho.
i. Muerte y capiti deminutio. Ciertas obligaciones se extinguían por a muerte de uno de los suje-
tos: obligaciones delictuales, las derivadas de los Sponsio y los fideipromissio. La capitis deminu-
tio, en cualquiera de sus grados, fue causa extintiva de las obligaciones para el derecho civil.
3. Modos de extinción “exceptionis ope”. Cuando se atribuía al deudor un derecho impugnativo tendiente a
eliminar la relación obligatoria.
a. Compensación. Era un medio extintivo e las obligaciones, definido como la contribución de una
deuda y de un crédito entre sí. Se presentaba cuando el deudor oponía al acreedor un crédio
que tenía a su vez contra este.
La compensación no podía ser opuesta porel deudor per exceptionem, porque vigente el proce-
dimiento de las acciones de la ley, no le cabía al demandado la posibilidad procesal de intepro-
ner excepciones. Si contaba con un crédito contra el demandante debía hacerlo valer en otro
juiio distinto que tenía que iniciar independientemente.
b. Transacción. El pacto por el cual las partes, mediante condiciones recíprocas, ponían fin a un
pleito planteado entre aquellas o evitaban un litigio por sobrevenir.
Propiamente la transacción era una causa que podía justificar la adquisición o la pérdida tanto
de derechos reales como de obligaciones, pero ya que no enendraba más que excepiones, valía
para extinguir un crédito en todo o en parte. Para hacer efectiva la transacción, el derecho clási-
co otorgó dos defensas: la eceptio doli, tendiente a impedir que uno de los sujetos de la relación
pretendiera hacer revivir la obligación extinguida; y la exceptio pacti, como medio de tutela ge-
neral para garantizar el cumplimento del acuerdo.
Requisitos: Que la obligación fuera litigiosa o dudosa; que los sujetos se hicieran concecsiones
recíprocas, renunciadndo parte de sus exigencias,
c. Pactum de non pretendo. Era el acuerdo de voluntad no formal entre acreedor y deudor por
medio del cuál aquél prometía no exigir a éste el cumplimiento de la prestación debida. Cumplía
una función liberatoria de remisión,
d. Praescripto longi temporis. Era una causa de extinción xcepcional. Si el acreedor ejercitaba su
acción para cobro del crédito, vencido el término legal, que fue fijado por Teodonsio II en 30
años, podía e deudor repeler la pretensión con una exceptio temporis. Evitaba así una condena.

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Bolilla 24 – Sucesión universal “mortis causa”


1. La sucesión. No se concibe la existencia de relaciones jurídicas ni de derechos subjetivos perpetuos, a que
estos no pueden i más allá de la vida de la persona: la muerte pone término a la relación o al derecho res-
pecto del sujeto, pero a la vez plantea el problema del destino de los que tenían por titular al difundo. Se
perfila, así, el instituto de la sucesión por causa de muerte.
Este instituto es materia del derecho de las sucesiones .El derecho sucesorio encuentra su razón de ser en
la exigencia de proveer la suerte de un patrimonio que continúa existiendo, mientras ha desaparecido su
titular, y se ha extinguido todo vínculo entre aquél y ese patrimonio.
Desde el punto de vista jurídico, en la sucesión por cusa de muerte tiene lugar el fenómeno por el cual a un
sujeto de elaciones jurídicas patrimoniales o sustituye o entra en su lugar otro.
La palabra sucesión, representa la idea de una relación de tiempo entre un momento que pasa y otro que
sobreviene, expresa una noción de serie o secuela.
En el lenguaje jurídico, la expresión sucesión tiene un significado técnico que no dista mucho de la acepción
corriente, ya que implica la sustitución o el cambio de titular en una relación jurídica, que puede operarse
tantopor actoentre vivos, como morti causa. Así, el comprador sucede jurídicamente al vendedor. La suce-
sió, en sentido ténico, peuded ser por acto entre vivos o po mortis causa. Esta significa el cambio de titular
en el conjunto de las relaciones jrídicas transmisibls de una persona pro acusa de su fallecimiento. En am-
bas, la sustitución deun sujeto por otro podía verigicarse en la totalidad o conjunto de sus derechos y obli-
gaciones. En el primer supuesto nos encontramos con la sucesión a título universal; en el segundo, con la
sucesión a título particular o singular.
Entre los casos de sucesión universal inter vivos pueden recordarse el de la adrogación, el de la legitimación
y el dematrimonio cum manu. La sucesión paticular entre vivos se presenta en la compreventa, en la cesión
de créditos, etcétera.
Las sucesiones universales por causa de muerte fueron la herencia –regulados por el derecho civil–, y la po-
sesión de bienes, regulada por el derecho honorario.
A su vez, la sucesión universal puede ser testamentaria o ab intestato. Es testamentaria cuando el difunto
ha otorgado testamento designando las personas llamadas a sucederla; intestada cuando a falta de testa-
mento, la ley designa los herederos, fundándose en la organización de la familia o en los presuntos afectos
del causante.
Aunque de contenido esencialmente patrimonial, la herencia podía integrarse con algunos elementos ex-
trapatrimoniales accesorios. Ej: el culto familiar de los ntepasados, el derecho de sepulcro, el derecho de
patronato sobre los libertos. Este útimo sólo podía ser heredado por los hijos y hasta el padre estaba auto-
rizado a xcluir de la sucesión a alguno de sus hijos.
NO eran transmisibles hereditariamente algunos derechos patrimoniales. Ej: las servidumbres personales
de usufructo, uso y habitación; ciertos derechos de créditos cuyo bjeto era prestaciones personales; algu-
nas acciones penales.
Su finalidad: no dispone el interés de los herederos, sino también en el de los acreedores del causante.
El heredero, heres, ocupa el lugar del digunto, que es el acusante o de cuius. Es el continuador de su perso-
nalidad jurídica, ya que causante y heredeo constituían una unidad ideal, que hacía del heres el continuador
de la personalidad jurídica del de cuius.

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Se le transmitían todos los derechos del causante, así como las boligaciones y cargas qu gravaban a su pa-
tirmonio, produciéndose una confusíon del patrimnio del autor de la sucesi´n con el de la persona lamada a
sucederle.
2. Historia de la sucesión Romana. Aparecerá más nítidamente al tratar el réfimen del que nacía por voluntad
de s autor, expresada en un testamento válido o la que, a falta de testamento, provenía de la ley.
El derecho romano otorgó al mismo la más absoluta libertad de testar: podía instituir uno o varios herede-
ros, valiéndose de la facultad de desheredar a sus hijos.
El testamento de la primera época aparece como un negocio jurídico de la mayor trascendencia. El testa-
mento debería ajustarse a solemnidades extremas, requiriéndose que se hiciera ente el pueblo en comicio
o ant el ejército en pie de guerra, o bien, por medio de procedimiento de la mancipatio.
El desarrollo de la economía lo determinó la aparición de limitciones. Así se impusieron las restricciones
formales, y más tarde, otras de convenio sustancial. Estas últimas confiiguraron el llamado “derecho de le-
gítimas”. A las innovaciones del derecho petroriano, se agregan las impuestas por el derecho post- clásico,
que conoce el testamento público, otorgado ante un funcionario municipal o judicial; y el testamento pri-
vado que podía ser oral o escrito.
El pretor, por medio de la bonorum possesio, supera las injusticias de éste y lo adecua a los dictados de la
equidad. Así, otorga la posesión de los bienes a herederos sin vocación hereditaria por el derecho anterior,
como el hijo emancipado, los cognados hasta el séptimo grado y el cónyugue supérsite.
3. Requisitos de la Sucesión Hereditaria. Para adquirir la calidad de heredero era necesario una serie de re-
quisitos: uno de carácter general –la muerte de la persona–, y otros particulares [capacidad del difunto para
tener heredero, y la de éste para suceder; la delación o llamamiento a la herencia; adición o aceptación de
la misma].
Era presupuesto vital de a sucesión el fallecimiento del individuo [NO, EN SERIO?],
El causante tenía que ser capaz (libre, ciuddano y sui iuris). Eran incapaces, los esclavos, herederos y filiifa-
milias. Al morir estos últimos, dichos bienes revertían al pater, no al iure hereditaria. Sólo con Justiniano, se
reconoció al filusla capacidad para tener sucesor.
En cuanto a la capacidad para suceder, se exigía también que el llamado a la sucesión fuera libre, ciudadano
y sui iuris. Los esclavos y los filifamilias eran incapaces a menos que se los instituye como HEREDROS, en
cuyo caso adquirían para la persona bajo cuya potestad se encontraba.
Delación de la herencia: el llamamiento a la sucesión, la que podía realizarse por voluntad del causante ex-
presada en un testamento válido, o por imperio de la ley. La delatio hereditatis tenía lugar por la muerte del
autor de la sucesión, al cumplirse la condición legal ncesaria para que los actos mortis causacomenzaran a
producir sus efectos. El lamamiento a la herencia nopodía hacerse por un contrato heeditario mediante el
cual el causante designara como heredero o legatario a la otra parte, o a un tercero, porque tal convención
se considera contraria a las buenas constumbres, y por ello nula.
La adquisitio hereditatis constituía la etapa en que la herencia era adquirida por el sucesor. Algunos herede-
ros calificados de “necesarios” lo hacían de pleno derecho. En Tal situación se encontraban los filiifamilia
sometidos a la potestad del causante al tiempo de su muerte y el esclavo manumitido en el testamento. Pa-
ra los otros herederos denominados voluntarios, la adquisición de la herencia se producía previa acepta-
ción, que se efectuaba por medio de un acto jurídico adición.
4. Hereditas y “Bonorum Possesio”. El derecho romano conoció dos especies de sucesión universal mortis
causa: la hereditas y la bonorum possesio, que se diferenciaban sustancialmente por el origen, pues la pri-

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mera provenía del derecho civil y la segunda del derecho honorario. La hereditas y la bonorum possesio tu-
vieron de común que ambas instituciones implicaban espcies de sucesión universal por causas de muerte.
- La hereditas: era el conjunto de derechos y obligaciones que integraban el patrimonio del causante o la
sucesión de todo el derecho que tenía el causante.
Llamado a recibir la hereditas era el heres. Se trataba de un sucesor de toda la herencia, un sucesor univer-
sal, no particular. Como tal se hacía dueño del conjunto. Esta condición le permitía exigir los créditos de que
era titular el causante, a la vez que se obligaba por las deudas de éste, obligación que era ilimitada.
En Roma, quién estaba investido en calidad de heredero, no podía dejar de serlo. Pero había que distinguir
los herederos en sentido genuinos, y otros herederos legítimos o testamentarios. Los primeros eran here-
deros necesarios, porque eran tales con la sola muerte del de cuius; los otros eran voluntarios.
- La bonorum possesio: Sucesión universal mortis causa ex iure praetorio. Junto a las hereditas, el pretor fue
integrando un verdadero derecho sucesorio mediante una serie de disposiciones edictales y decretales en
virtud de las cuales asignaba un señoría de hecho a personas que no siempre eran herederos de conformi-
dad con las normas del derecho civil. El pretor, tampoco pudo conferir el título de heres. Se limitó a poner
una persona en posesión del patrimonio hereditario. No era, el bonorum possesio un heredero, sino que
ocupaba el lugar de tal.
Distintas especies de “bonorum possesio”.
 Bonorum possesio edictalis/Bonorum possesio decretalis: La primera se concedía en los casos previstos
por el edicto, la segunda se otorgaba como consecuencia del imperium del mgistrado en hipótesis no prefi-
jadas en el edicto.
 Bonorum possesio cum re/Bonorum possesio sine re: El bonorum posesor era cum re era quién el pretor
sostenía como tal, incluso frente al heredero civil. Era sine re en tanto que si su posesión era meramente
provisional mantenida mientras no apareciera el heredero civil.
 Bonorum possesio testamentaria/intestada/forzosa.
5. Protección procesal del heredero. El heredero estaba activa y pasivamente legitimado para el ejercicio de
todas las acciones del difunto correspondientes a relaciones transmisibles. Disponía de la acción reivindica-
toria, pues desde el momento en que adquiría la herencia se hacía propietario de los bienes hereditarios, y
si ellos no pertenecían realmente al causante, su sucesión valía por lo menos como justo título. La protec-
ción posesoria, en cambio, no dependía de la sucesión misma, sino de la toma efectiva de posesión de las
cosas de la herencia.
a. “Actio petitio herediatis”. La acción propia del heredero civil fue la actio petitio heredatis. Esta
acción se presentaba como una vindicatio y en los primeros tiempos se tramitaba por el sacra-
mentum in rem, en que los dos litigantes afirmaban ser herederos de una determinada herencia.
b. “Interdictum quorum bonorum”. El bonorum posesor, al no tener la calidad de heredero, no
disponía de la petito heidatis, pero el pretor le concedió un interdicto restitutorio, el quorum
bonorum, para reclamar la posesión efectiva de la herencia concedida por el magistrado.
El interdicto quorum bonorum era oponible, no sólo al que poseía pretendiendo ser hredero,
sino también al que simplemente se opusiera a la restitución, sin alegar un propio derecho. Era
ejercitable, además, contra e que hubiera dejado de poseer pr dolo. Justiniano fusionó el régi-
men de la petitio hereditatis con el quorum bonorum.

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Bolilla 25 – Sucesión inestada


1. Conceptos generales. Era aquella que tenía carácter supletorio, ya porque el difunto no lo hubiera otorga-
do o careciera de validez, o bien porque el heredero instituido hubiera renunciado a la herencia.
La sucesión b intestato fue regulada por la ley de las XII Tablas, por disposiciones del edicto del pretor y por
senadoconsultos y constituciones imperiales.
2. La Sucesión del Derecho Civil. La sucesión intestada del derecho civil encuentr su reulación en el precepto
de la Ley de las XII Tablas: “Si muere intestado, sin herederos suyos, tenga la familia el agnado más próxi-
mo. Si no hubiera agnados, sea heredero el gentil”. Caracterizó a la sucesión intestada de la ley decenrival
la no aceptación de la sucesión por oden. La primera era aquella en que la delación sucesiva de la herencia
se operaba entre los distintos órdenes reconocidos por le ley; la segunda tenía lugar cuando la delación su-
cesivva se producía entre los distintos grados existentes dentro de cada orden sucesorio. Por lo tanto, para
el derecho civil, si un heredero de un orden superior no aceptaba la herencia, ésta no pasaba a los subsi-
guientes herederos, sino que se la declaraba vacante.
a. Sucesión de los “heredes sui”. Por la Ley de las XII Tablas, cuando un paterfamiliasmoría sin de-
jar testamento, lo heredaban necesariamente sus hijos. Éstos eran los herederos doméstidos
que, estando bajo la potestad del pateral tiempo de su muerte, adquirían la calidad de sui iuris.
Heredaban ipso iure, sin necesidad de hacer adición de la herencia.
Entre la herencia doméstica, la herencia se dividía por cabezas. Pero si había premuerto uno de
los hijos dejando descendientes bajo la potestad del abuelo, la división se hacía por estirpes, y
los descendientes heredaban la cutoa viril que hubiera heredado su padre.
b. Sucesión de los “extranei heredes”. Si el que moría intstado no dejaba heredes sui forzosamente
ocurría con las mujeres, atribuían la herencia al agnado más próximo. Entre los agnados la he-
rencia se repartía por igual, por cabezas.
3. Sucesión del Derecho Pretoriano. El régimen establecido por el pretor para la sucesión intestada trató
de superar ls defectos de que adolecía la sucesíon iure civil. Las correcciones que introdujo el derecho
honorario, valiéndose de la bonorum possesio sine tabulis, tuvo en vista reconocer vocación hereditaria
al hijo emancipado, a los partientes consanguíneos por vía femenina, y a los cónyugues que, por la ley
decenrival, estuvieran exlcuidos de toda expectativa hereditaria.
a. “Bonorum possesio unde liberi”. En esta clase llamaba el pretor, junto con los hereders sui, a los
descendientes que habían salido del potestad del causante. Comprendía a los que por emanci-
pación hubieran quedado libres de la potestad paterna e igualmente a los hijos dados en adop-
ción y luego emancipados por el padre adoptivo. Cuando los herederos eran del mismo grado, la
división se hacía per capita, y si no, por estirpes.
b. “Bonorum possesio unde legitime”. En este orden figuraban las personas que al tiempo de soli-
citar el otorgamiento de la bonorum possesio eran llamadas a la sucesión por el derecho civil.
Los heredes sui, el próimo adgnatus y los gentiles, se beneficiaban con este segundo llamamien-
to.
c. “Bonorum possesio unde cognati”. A falta del segundo orden sucesorio, el pretor llamaba a su-
ceder a los cognados o parientes de sangres más próximos. La vocación hereditaria de esos cola-

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terales llegaba hasta el sexto grado y, en la herencia de un sobrinus hasta el hijo o hija del otro
sobrinus.
d. “Bonorum possesio unde vit er uxor”. El pretor confería esta bonorum possesioal cónyugue su-
pérstite. En el matrimonio cum manu, la mujer heredaba a su marido como sui heredes, porque
ocupaba el lugar de hija, pero el marido no tenía igual derecho respecto a su esposa.
4. Sucesión del Derecho Imperial. Las reformas que se operan ene l sistema hereditario romano por virtud
de la legislación imperial tienen por objeto continuar la tendencia nacida en el derecho pretorio de re-
conocer la prevalencia del parentesco natural o de sangre sobre el agnaticio.
a. Senadoconsultos Tertuliano y Orficiano. El senadoconsulto TERTULIANO, DE ÉPOCA DEL EMPE-
RADOR Adriano, concedió a las madres que gozaran del ius liberonum –Ingenuas con 3 hijos y li-
bertas con 4– el derecho de suceder a sus hijos en la clase de los agnados. Se daba preferencia
sobre ellas no sólo a los sui y a los liberi, sino tambi´n al padre y hermanos consanguíneos del
causante.
El senadoconsulto Orficiano, dispuso que los hijos sucedieran a la madre.
b. Constituciones Valentiniana y Anastasiana. Por disposición del emperador Valentiano II los nie-
tos sucedían, junto con los hijos y los agnados, a la abuela paterna y a los abuelos maternos. Jus-
tiniano otorgó preferencia a los descendientes sobre cualquier agnado.
El emperador Anastacio, la cognación impuso también en la línea colateral y se dispuso que po-
dían suceder entre sí los hermanos y hermanas emancipados, junto con los no emancipados,
aunque no por partes iguales, sino en porción menor que estos últimos.
5. Sucesión del Derecho Justiniano. Novelas 118 y 127. El derecho sucesorio de la última época, no obs-
tante su aspiración a un sistema simplificado de principios, ofrecía un conjunto tan amplio y confuso de
normas jurídicas, que fue una sentida necesidad su reforma y consecuentemente su ordenación. Por
ellas se sistematiza el derecho sucesorio intestado y se dejan sin efecto los “estorbos de la jurispruden-
cia consuetudinaria”.
La primacía del parentesco natural sobre el civil o agnaticio, con la distribución de los parientes de san-
gre en tres órdenes sucesibles: los descendientes, ascendientes y colaterales.
a. Descendientes. Heredaban en primer término, de cualquier manera, ellos. El descendiente de
grado más próximo excluía al de grado ulterior. Si los descendientes eran del mismo grado, la
partición se hacía por cabezas, y si, habiendo varios hijos uno de ellos hubiera fallecido dejando
descendientes, éstos heredaban en lugar del padre premuerto, por derecho de representación.
b. Ascendientes, hermanos y hermanas carnales y sus hijos. A falta de descendientes, la sucesión
correspondía a los ascendientes paternos y maternos y a los hermanos o hermanas del mismo
padre y madre.
c. Hermanos o hermanas de padre (consanguíneos) o madre (uterinos) y sus hijos. En defecto de
los sucesibles de los dos primeros órdenes, la herencia correspondía a los hermanos o hermanas
unilaterales, medio hermanos, y sus hijos, cuando os padres hubieran premuerto.
d. Otros colaterales. Los demás parientes colaterales hasta el sexto o séptimo grado. Si eran del
mismo grado, la división se hacía por cápita.
6. Sucesión Intestada en Orden a los Libertos. La especial sucesión intestada del liberto varió en Roma se-
gún las épocas y, por ende, los ordenamientos que la regularon.
La Ley de las XII Tablas, atendiendo a que el liberto carecía de parientes agnados, llamaba a heredarlo,

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cuando hubiera muerto sin heredes sui, al patrono y en su defecto a los sui del patrono, e incluso sus
adgnati o gentiles.

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Bolilla 26 – Sucesión Testamentaria


1. Conceptos Generales. El causante designaba las personas llamadas a sucederle en un negocio jurídico de
características especiales: el testamento.
2. El testamento. Ulpiano, en sus Reglas, expresaba que eran “la manifestación legítima de nuestro pensa-
miento solemnemente para que valga después de nuestra muerte”: Modestino, decía que era “la justa ex-
presión de nuestra voluntad respecto de los que cada cual quiere que se haga después de su muerte”.
Ambas definiciones, son objeto de críticas, ya que no consignan notas esenciales del testamento, en espe-
cial, la institución de heredero, que al faltar hacía inválido el negocio jurídico. La conciencia social romana
consideraba que el testamento era el acto voluntario más importante del ciudadano, al punto que en Roma
era un deshonor morir sin testar.
El testamento romano puede definirse como el negocio jurídico mortis causa del derecho civil, unilateral y
personalísimo, solemne y revocable, que contiene necesariamente la institución de uno o varios herederos,
y en el que pueden ordenarse además otras disposiciones para que tengan ejecución después de la muerte
del testador.
Ej: manumisión de esclavos.
Caracteres:
 Acto mortis causa.
 Negocio iuris civilis: regulado por el derecho civil, sólo accesible a ciudadanos romano, hasta la constitu-
ción caracallana del año 212.
 Es unilateral: su eficacia depende de una sola voluntad.
 Es personalísimo: pues excluía la posibilidad de ser realizado por un representante/intermediario
 Es solemne: ya que la voluntad debía de ser acompañada por formalidades especiales prescriptas por
ley.
 Es revocable/de última voluntad:porque el testador es libre de modificar o dejar sin efecto sus disposi-
ciones cuantas veces quiera hasta el último momento de la vida.
 Su validez depende de la “institución del heredero”.
3. Distintas Formas de Testamento. Las formalidades que el derecho romano prescribió para los testamento
alcanzaron gran importancia porque tendían a garantizar el efectivo cumplimiento de la voluntad del testa-
dor. Ésta no podía presumirse, sino que debía declararse. Los testamentos, variaron según las épocas y al
rigor del derecho antiguo se opuso el pretor por medio de la bonorum possesio secundum tabulas.
a. Testamento “iure civil”. Según Gayo, el primitivo derecho civil conoció dos tipos de testamento.
 El testamentum in calatis comiitis y el testamentum in procinctu. El primero se efectuaba an-
te los comicios curiados reunidos al efecto en los meses de marzo y mayo bajo la presidencia del
pontífice máximo. El testamento comicial se otorgaba en tiempo de paz y el pueblo debía apro-
bar la propuesta. El testamentum in procinctu era propio del soldado y se hacía en víspera de
partir a la batalla. No requería formalidades especiales.
 Con la República, ambas formas de testar desaparecieron. Así, nació un nuevo testamento
mancipatorio, llamado así porque se trataba de otro caso de aplicación de la mancipatio, con el
rito del cobre y la balanza. Dicho testamento pasó por dos etapas: en la primera, el testador
mancipante transmitía su patrimonio a un funcionario o persona de su confianza. Por este acto,

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el fiduciario adquiría el dominio formal sobre el patrimonio hereditario con el exclusivo propósi-
to de entregarlo a la muerte del mancipante a la persona que éste había indicado. En la segunda
fase, estaba acompañado por las ceremonias del aes et libram, las que se presentan por respeto
de la tradición romana.
b. “Testamentum praetorium: bonorum possesio secundum tablas” Una nueva forma de testa-
mento due la que introduojo el pretor al otorgar la bonorum possesio secundum tabulasa todo
ciudadano que exhibiera un testamento provisto del signo o sello de 7 testigos. Tal testamento
se demomina testamentum praetoriium .Originalmente, la bonorum possesio secundum tabula
se concedía sine re cuando había un heredero civil testamentario. Sin embargo, mediante un
rescripto, Antonio Pío otorgó, para el supuesto de que el heredero civil pretendiera hacer valer
sus derechos alegando la omisión de la mancipatio, la exceptio dolia finalizar de tutelar el ejerci-
cio de la petitio hereditatis
c. Testamento postclásico. Es la última fase de la evolución del derecho romano, una vez desapa-
recida la mancipatio y el dualismo derecho civil-derecho pretorio, con una constitución de Teo-
dioso II y Valentiniano III en el año 439.
 Así, se crea el testamentum tripertitum, que consistía en un documento escrito que el testdor
presentaba abierto o cerrado ante 7 testigos, que insertaban su firma y a constitución lo sella-
ban con su nombre, todo en un solo acto. [Tripartito: unidad de acto, firma de testigos y sella-
do].
 Ológrafo/alógrafo: También apareció el ológrafo, si lo escribió el testador. Debía firmarlo el
otorgante, no requiere testigos.
También apareció el alógrado, cuando el escrito provenía de otra persona. Debía contener la
suscripción de cada testigo, con su firma y nombre.
 Testamentos privados y públicos:
- Testamentos privados, estaba el testamento oral, que sustituyó en sus formalidades al testa-
mento escrito del derecho civil. Consistía en una manifestación verbal del testador de instituir
heredero, realizada ante 5 testigos.
- Testamento público: apareció en el siglo v. Se formalizaba mediante su presentación en el pro-
tocolo del juez o del funcionario municipal.
d. Testamentos especiales o extraordinarios. Eran sólo válidos para casos excepcionales, que se
apartaban de los supuestos ordinarios o generales.
Así, se renunciaba a la presencia de los testigos, en tiempo de peste.
Era testamento especial el del ciego, que no podía escribir, razón por la cual podía hacerlo oral-
mente.
El testamento militar era el más importante. Para facilitar su otorgamiento a los extranjeros que
militaban en los ejércitos de Roma, se permitió a los soldados testar a su elección en forma oral
o escrita, liberándolos de muchos principios restrictivos que se imponían en los testamentos or-
dinarios.
4. Contenido del Testamento. La institución de Heredero. Se exigía la observancia de determinadas fórmulas
verbales, y un orden en cuanto al lugar en el cuál debían consignarse. Constantino, en el año 320, prescin-
dió de aquellos requisitos sacramentales y aceptó toda forma de expresión y un orden cualquiera en las
disposiciones, con tal de que la voluntad del testador fuera claramente cognosible.

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Desde que el testamento mancipatorio exigió formalmente la institución de heredero, todas las disposicio-
nes dependían de ésta, que pasa ser encabezamiento y médula de todo testamento. Debía contener dicha
cláusula a su comienzo, ya que si le precedían otras disposiciones se tenían por no escritas.
Se permitió el uso de la lengua griega en vez de la latina, y la mencionada constitución de Constantino ad-
mitió cualquier forma de expresión, sin importar el lugar que ocupara en el instrumento. El derecho post-
clásico prescindió del requisito de la heredis institutio, desdibujando así la línea de separación entre el tes-
tamento y el codicilo.

En cuanto al a Institución del Heredero, podía referirse a una sola persona, o bien asignar a varios cuotas
distintas de la herencia. Estas cuotas se estimaban, comúnmente, en doceavas partes: la totalidad de la he-
rencia era llamad asy las porciones de ésta unciae, lo que hacía que un as fuera igual a doce unicae. Si el
testador NO agotaba el total del acervo hereditario con las cotas, no se atribuían las restantes a los herede-
ros, sino que las porciones que si habían sido ocupadas experimentaban el aumento necesario para agotar
el caudal en su totalidad.
La institución del heredero en una cosa cierta y determinada era contraria a la esencia de sucesión a título
universal. No obstante, para mantener la vigencia del testamento se consideraba válida la institución, su-
primiendo su delimitación a cosa cierta.
Se admitía que la institución hereditaria pudiera supeditarse a condición suspensiva, siempre que ella no
remitiera la institución al mero arbitrio de un tercero. En cambio, NO se autorizaba la institución de herede-
ros bajo condición resolutoria porque su carácter absoluto no admitía limitaciones temporales.
5. La sustitución hereditaria. Las “sustituciones” fueron disposiciones contenidas en el testamento, por las
cuales se llamaba la herencia o a cuotas partes de ella a un heredero designado en un orden subsidiario,
para el caso de que el primer instituido no la adquiriera.
 Su forma más común fue la llamada “vulgar”, por a cual se instituía un heredero sustituto para la hipóte-
sis de que el primeramente instituido no llegara a alcanzar esa calidad. Tal sustitución era frecuente para
evitar que la sucesión beneficiaria a herederos intestados.
 También se conoció la “pupilar” por la cual un pater familiasnombraba un sustituto del impúber herede-
ro, para el caso de que muriese antes de haber alcanzado la pubertad.
Justiniano introdujo la “cuasi pupilar”: Tenía lugar cuando los ascendientes paternos o maternos nombra-
ban un sustituto al heredero afectado de alguna enfermedad mental, si es que fallecía sin haber recuperado
el uso de razón.
6. Capacidad para testar y para ser instituido heredero. Cualquier tipo de disposición testamentaria, era lla-
mada testamentifacción. Había testamentifacción activa y pasiva.
 Testamentifacción Activa: Capacidad negocial cualificada que el testador debía tener ininterrumpida-
mente hasta su muerte.
- Se debían poseer, por lo tanto, los tres estados de capacidad. Si se carecían de ella, no se podía poseer
una testamentifacción activa. Sin embargo, los servi publici podían testar sobre la mitad del peculio. S[No
desapareció con la constitución caracallana, que le otorgó el status civil romano a todos].
- Mediante las figuras del ius Postitnomium y la lex Cornelia, una persona que perdió la testamentifacción
activa por esclavitud, podía testar. La primera, restituía su estado jurídico cuanto volviera de su esclavitud.
Y la segunda presumía que un ciudadano que moría siendo esclavo en el exterior, había muerto libre.
- Además, se exigía la capacidad de obrar: es por esto que no podían testar los IMPUBERES, los DEMENTES,

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loso PRODIGOS, ni ciertas personas con defectos físicas –mudos & sordos-. Las mujeres no podían testar sin
la autoridad del tutor. Desapareció con el derecho nuevo.

Testamentifacción Pasiva: Era la capacidad para ser instituido heredero, tenía en principio las personas li-
bres, ciudadanas y sui iuris. No obstante, los propios esclavos del testador podían ser instituidos si al mismo
tiempo se los manumitía. En cuanto a los esclavos e hijos de familia ajenos, su institución como herederos
les hacía adquirir l herencia para las personas bajo cuya potestad estuvieran.
Carecían de capacidad para ser herederas las mujeres, a partir de una lex Voconiaen el 169 a.C. Esta fue
abolida por Justiniano.
Las personas inciertas [cuya existía dependía de un acontecimiento futuro e incierto. Ej: nasciritus], eran en
principio incapaces para heredar. Pero más adelante, en el derecho clásico, se reconoció una excepción a
favor de los hijos nacidos después del otorgamiento del testamento, y con Justiniano se autorizó también el
testamento a favor de las corporaciones y el Estado Romano, que eran personas inciertas también.

 Capacitas: Era la falta e capacidad impuesta por algunas leyes que prohibían a quienes se hallaban en las
condiciones por ellas establecidas de capere mortis causa.
Ej: el previsto por la lex Iulia et Papia, que a fin de favorecer los matrimonios prohibía la adquisición de la
herencia y legados a solteros, viudos y casados sin hijos. Sin embargo se podía recoger la herencia dentro
del plazo de 100 días desde la muerte del testador.

 Indignidad: declaraba como inhábiles para gozar de una herencia deferida y aún no adquirida al heredero
culpable de determinados actos contra el disponente: atentado de asesinato, atacar a una persona o su
honor, emplear dolo o violencia para impedir testar, etcétera. Era una situación subjetiva.
7. Invalidez del Testamento. Las causas de invalidez del testamento podían ser iniciales, o presentarse con
posterioridad a su otorgamiento, supuesto que lo tornaba anulable. No es algo muy preciso, ya que no fue
seguido por muchos jurisconsultos.
 Testamento afecado de nulidad radical (iniustum): Tenía luga cuando la invalidez provenía de las causas
siguientes: defecto de forma, falta de institución del heredero, incapacidad en el testador o en el heredero.
 Testamento irritum: Testamento que siendo inicialmente válido era anulado por sobrevenir una causa de
invalidez, si la ineficacia provenía de cualquier clase de capitis deminutio por parte del testador.
 Testamento destitutum: Cuando podía ser anulad por premoriencia o incapacidad sobreviniente del he-
res (Ej: repudiación de la herencia, o no se cumple la condición bajo la ual se instituyó).
8. Revocación del Testamento: La libre revocabilidad del testamento fue una consecuencia natural de la
esencia de negocio jurídico que, como ato de última voluntad, era susceptible de ser modificado hasta el úl-
timo momento de vida el testador.
9. Apertura y Publicación del Testamento: Tuvo su régimen en la lex Iulia vicesimaria de Augusto, que esta-
blecía un impuesto del 5% sobre las herencias. El procedimiento de apertura tenía lugar ante el pretor y
debía ser iniciado entro de determinado plazo.
Tenía derecho a solicitar la apertura del testamento y su publicación, ante todo, el heredero designado y en
su defecto, cualquier otra persona que hubiera sido beneficiada por el testador. Si el testamento hubiera
sido depositado en poder de un tercero que se negara a entregarlo al magistrado para su apertura, se podía
compeler que lo hiciera por medio del interdicto de tabulis exhibendis.

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10. Sucesión legítima contra el Testamento. Se denominaba en Roma sucesión ilegítima contra el testamento
al especial régimen sucesorio desarrollado para limitar el derecho absoluto de testar del paterfamilias, que
éste podía usar discrecionalmente como emanación de amplios poderes que ejercía sobre las personas y
bienes integrantes del grupo familiar.
Las normas más antiguas no reprimen el uso abusivo de la libertad de testar, sino a establecer condiciones
de forma a las que debe ajustarse el testamento, bajo pena de nulidad.
Más adelante, aparecieron otras restricciones que imponían al testador la obligación de dejar a los más
próximos herederos intestados una cuota parte de la herencia, designada como “legítima”. La creación de
esta portio legítima, que constituyó una restricción de carácter sustancial del libre ejercicio de la facultad
de testar, dio lugar a lo que los pandectistas llamaron “sucesión necesaria sustancial” y lo que hoy se de-
nomina “derecho de legítimas”.
a. Deshederación y preterición según el derecho civil. El pater familiasdebía instituir o desheredar
EXPRESAMENTE a los heredes sui, pero no le era permitido silenciarlos en su testamento. Los hi-
jos que al tiempo del otorgamiento se halaran bajo la potestad del testador, tenían que ser no-
minativamente desheredados, designándolos individualmente. Los demás heredes sui, podían
ser desheredados en conjunto.
El hijo nacido después de otorgado el testamento, el postumui sui, tenía que ser expresamente
desheredado.
b. Bonorum possesio contra tabulas. Aunque las restricciones al absoluto poder de testar ordena-
das por el derecho civil constituyeron un freno, las soluciones eran aún imperfectas porque los
hijos emancipados, al no tener la calidad de heredes sui, quedaban sin la debida protección. El
pretor, hizo que los hijos varones emancipados habían de ser instituidos o desherededos nomi-
nativamente. Si se omitía, el testamento se mantenía en principio válido, pero si al preterido lo
atacaba la nulidad, caía la institución de heredero. Las hijas emancipadas también tenían que
ser instituidas o desheredadas.
c. Desheredación y preterición según el derecho postclásico. A partir de la constitución de Cons-
tantino, que admitió en los testamentos el uso de cualquier forma de expresión, para la deshe-
redación también fue suficiente la manifestación de voluntad en cualquier sentido requiriéndo-
se la forma nominada para los hijos. Justiniano mantiene tales principios y suprime la deshere-
dación inter ceteros, por la que la preterición de un heredes suide cualquier sexo, o hijo póstu-
mo, era causa de invalidez del testamento. Estas normas no se aplicaban a testamentos milita-
res. Tampoco respecto a los ascendientes maternos, que eran libres de preterir a sus herederos,
por cuanto éstos no tenían la calidad de heredes sui.
11. Derecho de Legítimas. Si bien el régimen de la sucesión era formal, constituyó un obstáculo legal la absolu-
ta libertad de testar que concedía el primitivo derecho roano al pater familias, que obligaba al testador a
dejar una porción de sus bienes más próximos a un heredero inestado. Esta reacción a favor de los herede-
ros de sangre más allegados al testador que hubieran sido preteridos o desheredados, nació la idea de que
tal conducta contrariaba el principio de piadoso afecto, que, de acuerdo con la equidad, justificaba la im-
pugnación del testamento.
Querella inofficioso testamenti. Era una particular institución que tuvo su desarrollo durante los últimos
tiempos del período republicano, para hacer posible la anulación de un testamento en que el testados, no
hubiera dejado a sus parientes más próximos bienes en cuantía suficiente.

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Se transmitía por un sistema que se apartaba de un procedimiento común: por un amplio margen al arbitrio
judicial, ya que era un problema moral. Se utilizó la cognitio extra ordinem.
Tenían derecho a solicitar la anulación del testamento los liberi llamados a la sucesión intestada civil o pre-
toriana quizá también os ascendientes y parientes colaterales consanguíneos del testador. Excepciones: en
la Novela 115 estaba la enumeración de todas las causas, como un agravio grave al testador, o una conduc-
ta contraria a la moral.
Para hacer un cálculo de la porción legítima, era necesario tomar en cuenta a todos los llamados a suceder
inestados al causante y considerar el estado patrimonial del testador a tiempo de su muerta. Del acervo he-
reditario había que deducir previamente las deudas de la sucesión, los gastos del funeral y el monto de las
manumisiones.
La práctica postclásica utilizó una acción por la que sólo se podía exigir que se supliese lo que restaba a la
legítima para que fuese completa. Esta acción, vista en la Novela 115, se llamó actio ad suplendam legiti-
mam.

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Bolilla 27 – Adquisición de la Herencia


1. Conceptos Generales. La adquisición de la herencia presentaba dos formas distintas, según cuál fuera el
heredero: si se trataba de herederos necesarios, la adquisitio heredatis se operaba de pleno derecho; si se
defería a herederos voluntarios, la adquisición se producía mediante un acto de aceptación, que se llamaba
la adición.
2. Adquisición por los herederos necesarios. De pleno derecho –ipso iure- adquiían la herencia los herederos
necesarios o domésticos: la adquisición se producía inmediatamente, por el solo hecho de la muerte del au-
tor.
 Pertenecían a la categoría de los herederos necesarios, los herederos suyos y necesarios, que eran los hi-
jos con derecho a la sucesión testamentaria, o los inestados del pater familias que estuvieran bajo su potes-
tad en el momento de su muerte, así como la mujer in manu que ocupaba el lugar de la hija.
 Herederos necesarios, meramente necesarios: el esclavo del causante instituido heredero y simultá-
nemanete manumitido.
3. Adquisición por los Herederos Voluntarios. Todos los herederos que no tenían el carácter de domésticos
(que no estaban bajo la potestad del de cuius), se denominaban herederos extraños o voluntarios y adqui-
rían la herencia por un acto de aceptación, llamado aditio hereditatis.
Un requisito fundamental para que la herencia pueda ser adquirida, era que hubiese sido deferida –abierta
a favor del heredero-. Dicha apretura o delación de la herencia se producía tanto en la sucesión intestada
como en la testamentaria, en el instante de la muerte del causante, que la institución estuviera sujeta a
condición, en cuyo caso la adquisición no tenía lugar hasta su cumplimiento.
Otro requisito era que la herencia fuera aceptada por el heredero.
a. Formas de Aceptación. Al entrañar la aceptación de la herencia una declaración de voluntad,
podía ser expresa o tácita. Era expresa cuando tenía lugar por una declaración formal de here-
dero mediante la aditio hereditatis, si se trataba de la adquisición de la herencia civil; y por la
agnitio bonorum possesionis, cuando se reería a la adquisición de la herencia del derecho preto-
rio.
Era tácita en el supuesto que el heredero, sin declarar expresamente su voluntad, ejecuta actos
que llevan a inferir clara unívocamente si u decisión de aceptar la herencia, como en el caso que
tomara posesión de los bienes hereditarios yd ispusiera de ellos como dueño.
FÓRMULA RITUAL DE LA VOLUNTAD DE ACEPTAR LA HERENCIA: la cretio, en la que era usual la
intervención de testigos. Era utilizada por regla general en la herencia deferida por testamento
cuando el testados tuviera dudas sobre la aceptación. Perdió importancia desde que el pretor
concedió al heres un plazo para deliberar, cayendo en desuso en el derecho postclásico.
b. Renuncia a la herencia. Cabía al heredero voluntario la posibilidad de renunciar a la herencia.
No estaba sujta a actos formales y podía resultad de una conducta e significado concluyente. Se
regía pr os mismos principios que la aceptación. El pretor le concedió al heredero un plazo para
deliberar, que fue fijado en 100 días. Justiniano lo elevó a un año.
4. Efectos de la adquisición de la Herencia. Un efecto fundamental era convertir al heredero en continuador
de la personalidad jurídica del cauSante, al que sucedía en el conjunto de sus derechos y obligaciones, a ex-
cepción de aquellas que siendo eminentemente personales, se extinguían necesariamente con la muerte el

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autor de la sucesión. Por esto se producía la fusión del patrimonio del causante y del heredero, transmi-
tiéndose a éste los derechos patrimoniales de su autor, tanto reales como crediticios. Esto hacía que tuviera
que responder ultra vires hereditatis (más allá de los límites dl activo hereditaro).
La adquisición de la herencia hacía que el heredero se obligara a para los legados y fideicomisos que se le
hubieran impuesto por testamento. A su vez, adquiría acciones para hacer valer los derechos que tal inves-
tidurale otorgaba. DESTACDOS: actio petito hereditatis, reivindictaio, actio familiae eriscundae (exigía a sus
coherederos la división de bienes hereditarios).
5. Remedios contra los efectos de la adquisición.
a. Ius abstinendi y “beneficium separationis”.Los heredes sui no podían eludir la adquisición de la
herencia. Sin embargo, el pretor, puso remedio a las consecuencia de una herencia damnosa, y
otorgo el ius absitinendi, que era la declaración de abstenerse de realizar cualquier acto que sig-
nificara ejercicio de los derechos hereditarios que pudieran corresponderle.
A los herederos meramente necesarios, no se extendía este ius. Sin embargo, se les otorgó la
beneficium separationis, por la que sólo resopndían los acreederos del difuno con los bienes de
la herencia.
b. Beneficio de inventario. Para los herederos voluntarios el derecho romano no creo hasta el pe-
ríodo justinianeo medios análogos a los herederos necesarios para vitar la responsabilidad que
fuese más allá de los límites del activo hereditario. Empero, Justiniano confirió a los herederos
voluntarios la posibilidad de obtener la separación entre el patrimonio del causante y el propio
reducir la responsabilidad por el pasivo, mediante este BENEFICIO. El inventario debía ser redac-
tado con intervención de un notario, peritos, legatarios, acreedor y 3 testigos.
c. Separatio Bonorum. A favor de los acreedores del causante se creó por el derecho honorario la
separatio bonorum, institución por la cual loso titulares de crédito se satisfacían con los bienes
de la herencia.
6. Pluralidad de Herederos. Bajo este supuesto, se constituía entre ellas una relación jurídica idéntica al con-
dominio. Existía en ellos una comunidad de bienes. Es por esto, que la herencia pasaba alos coherederos
como una universalidad jurídica. Podía mantenerse y beneficiarse de ella, y explotarla en común. A su vez,
el estado de indivisión que surgía podía hacer naer el derecho de acrecer entre los mismos. También la co-
munidad entre coherederos podía dar lugar al deber de colación que se imponía al heredero que hubiera
recibido bienes en vida del autor de la sucesión.
a. División de la Herenca. Cuando había pluralidad de herederos les era perimitido solicitar la divi-
sión judicial del condominio hereditario, mediante la actio familae erciscundae. Esta acción
constituyen las acciones divisorias, inicia un procedimiento en el que participan todos los comu-
neros.
Esta acción es doble, ya que en la causa cada coheredero asumía el rol de actor y demandado.
Para que esara la comunidad hereditaria, el juez era autorizado a crear una propiedad exclusiva
y atribuirla a los herederos en proporción a sus respectivas cuotas. Si la división física o material
no era posible, se le asignaba la cosa a uno de los coherederos.
b. Derecho de acrecer. Era derecho de acrecimiento de una porción hereditario, cuando habiendo
pluralidad de herederos, uno de los llamados a la herencia no quería alcanzar tal investidura y su
parte s eintegraba al aporción de sus coherederos en proprción a la cuota hereditaria de cada
un.

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Fue posible tanto en la sucesión intestada como en la testamentaria. En la primera, la parte del
heredero que faltara se dividía por igual entre los demás coherederos.
En la sucesión testamentaria, ejercía influencia enel acrecimiento la manera como el disponente
había formulado la institución.
c. La colación. Tenía la finalidad de poner una nota de equida d en la participación de los bienes de
la herencia entre los emenacipados y os sui heredes. El emancipado debía prestar caución me-
diante una stipulatio, de que entregaría los bienes propios.
7. Adquisición de la Herencia por Terceros. Era la esencia del derecho de sucesiones el principio según el cual
la herencia debía ser aduqirida por aquellas personas que tuvieran la investidura de herederos. No obstan-
te, el derecho romano admitió casos ecepcionales cayera en persona distinta del heres.
a. Usucapio pro Herede. El instituto de usucapión tuvo mucha importante en materia de sucesio-
nes. Podía darse cuando existiera un heredero propio que no hubiera aceptado la herencia. La
posesión ilegítima del adquiriente, que l principio se tuvo por válida a fin de obligar al heredero
aceptar, pocoa poco acabó pro provocar una reacción que hizo que la usucapio pudiera ser re-
vocada por mala fe.
b. In iure cesio Hereditatis. Los agnados llamados a la sucesión intestada y los gentiles, podían ce-
der os derechos mediante la in iure cesio hereditatis.
c. Hereditas vacans. Se consideraba que la herencia estabavacante cuando no había heredero al-
guno llamado a adquirirla. Así, la herencia era adquirida por el aeroioum y por el fisco.
d. Transmissiones. Si el heredero fallecía antes de hacer adición de la herencia, su llamamiento no
se transmitía a sus propios herederos. Empero, se transmitía el derecho derivado de la delación
de la herencia.
8. Herencia Yacente.En la sucesión de los herederos voluntarios, y a veces de los meramente necesarios, me-
diaba entre la muerte del de cuiusy la adquisición una etapa en la que ésta yacía. Se decía, pues que la he-
rencia se encontraba yacente.

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Ekemplos anexos.

Ejemplos. Propiedad & Posesíon.

 Suegra da su nuera un anillo mientras éste de novio con su hijo, 7 meses después el pibe se separa de la mina.
La piba una vez que se separan plantea que el anill siempre se suyo cuando la suegra se lo pide. Entonces, el
pretor, luego de ver varias pruebas ve que hace 7 meses lo tiene la nuera pero que no le pertenecía. Sin embar-
go, mediante el recurso del utrubi se fija el pretor quién tuvo más tiempo la cosa en u poder durante el último
año; y al ver que fue la nuera, le otorga el aniillo.

 Gaus se apodera de 30 vacas del tróculo, y se las vende a Quinto. Éste las compra sin saber que eran hurtadas,
entones las ordeña y vende sus leches y la carne de sus terneros. Los actores, son Gaus –el ladron- Próculo –
dueño de las vacas, el dominus - Quinto –Poseedor de buena fe-. Próculo busca las vacas al punto de que la vaca
ya tuvieron 10 terneros, y Quinto vende 5 de ellas [además de los frutos], en este punto es cuando llega la de-
manda de Próculo. Se presenta ante el pretor y, mediante el ius vindicatio hace que se presente Quinto: Quinto
plantea que él compró las cosas de Buena Fe, y señala a Gaus. ¿Qué acción tiene Próculo?  Al ser ciudadano
romano, no puede ser un interdicto; así que use la actio que son exclusivos de los propietarios [interdicta, recur-
so de poseedores]. Próculo intenta una repersecutare y Quinto, como era poseedor, y planteaba ser de buena
Fe, intenta usar una interdicta utrubi a pesar de que se trate de un ser moviente, porque es una cosa mueble.
PRÓCULO tiene en ese caso la actio furti contra Gaus, el ladrón. Ahora bien, las 30 vacas SI O SI vuelven a Prócu-
lo. La pregunta es ¿Qué ocurre con los 5 terneros restantes y la leche y carne con la que Quinto lucró?

Solución: art 24/23 del CC “Poseedor de buena fe hace suyos los frutos obtenidos de la posesión.” Los terneros
quedan para Quinto por la fórmula del pretor captada en nuestro Código, que data del siglo III a.C., porque esos
frutos le pertenecen mientras no sepa que él es un poseedor de buena Fe. Todo lo que haga con el ganado se
encuentra amparado por la ley hasta el día que se entere que esas vacas son robadas, por tanto, a partir del día
que se enteró, todo lo que hiciese con ellas [los frutos] pertenecerán al dueño original.

Ejemplos Sucesión.

 A la muerte de Valerio Culpo se presenta a heredarlo su madre, su abuelo (padre de la madre) y Emilio, su
hermano germano, Cuartus & Quintus (hijos de un hermano de Valerio, que murió antes que él). ¿Qué tipo de
sucesión se trata? Según Justiniano, ¿cómo se debería repartir la herencia? ¿Qué principio se aplica en relación
a los herederos?

 Un tipo deja embarazada a su empleada, ¿Se puede poner como heredero al nasciritus? Si puede hacerlo,
pero se condiciona a que el nasciturus nace con vida. En derecho civil no se puede porque es un hijo postulo y
porque es una persona incierta.

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