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Traducción de

ALFRED VON MARTIN


MANUEL PEDROSO

SOCIOLOGÍA DEL
RENACIMIENTO

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


MÉXICO
Primera edición en alemán, 1932
Primera edición en español, 1946
Decimoquinta reimpresión, 2006

A
Martin, Alfred von KARL MANNHEIM
Sociología del Renacimiento / Alfred von Martin ; trad.
de Manuel Pedroso. — México : FCE, 1946 maestro del pensamiento y de la investigación
135 p. ; 17 x 11 cm -- (Colec. Popular; 40) histórico-sociológica
Título original Soziologie der Renaissance.
ISBN 968-16-0727-9
1. Renacimiento I. Pedroso, Manuel, tr. II. Ser. III. t.
LC HN11 M3718 Dewey 309.1940 M379s

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Título original
Soziologie der Renaissance
©1932 Ferdinand Enke Verlag, Stuttgart -

D. R. © 1946, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


Carretera Picacho-Ajusco 227; 14200 México, D. F.
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ISBN 968-16-0727-9
Impreso en México • Printed in Mexico
PROLOGO

El origen del presente trabajo se debe a una invitación


que el sociólogo berlinés Alfred Vierkant hizo al autor
para que redactara el artículo sobre la Edad Media y
el Renacimiento con destino al Diccionario de Sociolo-
gía. La amplitud que al correr de la pluma tomó el
tema del Renacimiento obligó a suprimir grandes par-
tes de lo escrito al incluirlo en el Diccionario. Entre
ellas figuraba el capítulo dedicado a estudiar el proble-
ma de las relaciones entre la clase capitalista poseedora
y los grupos intelectuales de humanistas. Para realzar
en lo posible la significación de ese problema concreto
publicó el autor un trabajo especial en el Arclziv für
Sozialwissenschaft. El deseo de presentar al público una
exposición de conjunto respecto a la cual tanto el ar-
tículo del Diccionario como el del Arclziv eran sólo par-
tes, cobró ma.yor fuerza al considerar que hasta el día
no se había hecho el intento de abarcar sociológicamen-
te, en todos los aspectos de su condición histórica, a
una época concreta. Con esto que decimos pretendemos
solicitar la indulgencia debida a todo primer intento
como el que este trabajo representa.
Las reservas que pudieran formularse son, por cier-
to, de muchas clases. Todas dependen de lo que se
proponga realizar una investigación sociológica. Ningu-
na puede llevarse a cabo sin aquel concepto del "tipo
ideal" que se debe al mayor de todos los sociólogos ale
manes conocidos, a Max Weber (que a la vez era un
historiador muy bien informado en múltiples aspectos).
Es verdad que sin esta construcción auxiliar nada puede
hacer el sociólogo, pero tampoco el historiador para
quien el trabajar con "épocas" significa algo más que
una "división" práctica y auxiliar, algo que encierra
ya un problema (y decisivo) que se refiere al "espíritu",
a la "esencia" de una época, por ejemplo, a la "esen-
cia" de la Edad Medía, del Renacimiento, etc. La res-
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puesta a la cuestión sociológica, que debe ceñirse al estáticos y tradicionales que, en esta época del capita-
condicionamiento y a la función social del espíritu de lismo primitivo, actuaron como rémora para la forma-
una época, es que tal espíritu se halla determinado siem- ción de lo nuevo.
pre por las clases que dominan económica, cultural y Cuando hablamos de la trayectoria del proceso his-
políticamente. Se trata de analizar una civilización y de tórico-cultural que va del Renacimiento primitivo, pa-
poner al descubierto sus raíces. Desde dichos puntos sando por el alto Renacimiento, al bajo Renacimiento,
de vista enfoca el autor (familiarizado con el tema por tenemos en vista un curso, por decirlo así, "normal"
largos estudios culturales e histórico-espirituales) la dentro del ritmo inmanente al tipo estructural de la
época del Renacimiento; es decir, trata de construir cultura burguesa, es decir, considerado en sentido so-
lo típico según dicho sentido sociológico. Esto obliga a ciológico, no en el sentido estrictamente cronológico o
limitar de propósito el campo visual a aquel círculo del genético del historiador. Las divisiones enumeradas re-
acaecer histórico en que las tendencias burguesas y es- presentan tan sólo los hitos de un desarrollo "típico
pecíficamente "modernas" son más tangibles y aparecen ideal" que corresponde a la psicología de la burguesía
con mayor precisión. Como el verdadero Renacimiento (como a la del burgués individual) en sus diversas ge-
es tan italiano —como la verdadera Edad Media y lo neraciones. Determinar qué estadio psicológico predo-
verdadero "romántico" es alemán y la verdadera "Ilus- mina en cada momento depende del grado alcanzado
tración" es europeo-occidental—, la limitación a Italia es en el desarrollo social ; es decir, depende de si la bur-
resultado de una preferencia tipológica, referida espe- guesía se encuentra aún en proceso ascendente, o si ha
cialmente a la capital burguesa, Florencia, cuya historia llegado ya al punto máximo de la curva, o si ha iniciado
en esa época, junto con la de Roma, tiene en cuenta y su descenso.
estudia, como característica de una época, el historia- Como el presente trabajo tiene en vista el análisis
dor Karl Brandi en su libro sobre el Renacimiento (que y la síntesis sociológica, y no el de presentar un mate-
se recomienda muy especialmente como exposición com- rial histórico, las notas se limitan al mínimo. Con res-
pendiada). A pesar de esta limitación del objeto, o pre- pecto a la bibliografía observaremos que el autor sigue
cisamente por la selección que se hace, pretende el pensando que no está anticuada la obra fundamental de
presente análisis sociológico aportar algo sobre la bur- Burckhardt, a pesar de todo lo que pueda decirse y aun
guesía como tal, sobre la naturaleza de la misma y de que necesite completarse con la bibliografía moderna
cómo se manifiesta en la primera cultura moderna que sobre la historia del capitalismo primitivo, en cuya bi-
fue creación suya, estudiando algunas formas típicas de bliografía habrá Sombart de figurar en primera línea,
esa cultura. El norte que ha guiado al autor fue el porque atiende también a la "historia espiritual del
de realzar, con ayuda de una investigación sociológi- hombre económico moderno". Como historiador de la
ca del Renacimiento, aquellos conocimientos que tras- cultura, con interés sociológico, citaremos a Eberhard
cienden de la explicación de una situación histórica Gotheim, con su Historia del desarrollo cultural de la
concreta y que sirven para comprender toda la cultura Italia del Sur. Más que lo que su título histórico-econó-
burguesa, incluso la de nuestros días. Por eso, y delibe- mico hiciera esperar, ofrece la obra de A. Doren, La in-
radamente, no se habla aquí de la Edad Media que, dustria florentina de paños. Corno acopio de material
como es natural, seguía viviendo en gran medida en el para la ideología social del Renacimiento, es útil el
Renacimiento, pues ninguna época, como tampoco nin libro de F. EnsIel-Janosi (1924). Importantes puntos de
gún hombre, puede renegar de su origen; y por eilo, a vista, que contribuyen al conocimiento sociológico del
lo sumo y de pasada, nos referimos a aquellos elementos Renacimiento, se encuentran en la Filosofía del dinero
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de Simmel, y en las monografías de Scheler sobre "so-
ciología del saber" (Wissenssoziologie). Éstos son los
trabajos preliminares después de los cuales se intenta INTRODUCCIÓN
la presente exposición de conjunto.
La época del Renacimiento, vista la mayoría de las ESTABILIDAD y cambio, estática y dinámica tanto en la
veces de una manera más o menos literaria, es tratada vida privada como en la social, son las categorías pri-
en este libro sondeando los problemas de un modo que marias de que ha de partir un estudio sociológico de la
acaso defraude. Se busca la realidad social que está historia. Es cierto que la estabilidad en la historia sólo
detrás de aquella cultura, se investiga el estrato social puede concebirse en sentido relativo; ahora bien, lo que
"de los poseedores y de la inteligencia", que aparece importa es determinar si lo que prevalece es la estabi-
por primera vez en la Edad Moderna, refiriéndonos al lidad o el cambio.
de los propietarios y sólo en segundo término al de El centro hacia el cual gravita la sociedad medieval
la ilustración, y /as dos veces trataremos de esa situa- es la tierra, el suelo, pero en la época del Renacimien-
ción intermedia, que determina su destino, de la "gran" to se desplaza el centro económico, y también el social,
burguesía, colocada entre la nobleza y los estratos infe- a la ciudad. Se pasa del polo "conservador" al "liberal",
riores (clase media y proletariado). Se trata de seguir pues la ciudad representa el elemento movedizo y cam-
la repercusión cultural de esta posición intermedia a biante.
través de todas las transformaciones que realizó dicha La sociedad medieval se basa en un orden de es-
sociedad en el curso de su proceso ascendente y des- tados consagrado por la Iglesia, orden en el cual cada
cendente, partiendo de los nuevos impulsos y estímulos uno ocupa el lugar que la naturaleza y Dios le asigna.
con que la burguesía naciente removió todos los ámbi- ron. El intentar salirse de su estado equivale a rebe-
tos de la vida: desde el grado más alto de cultura al- larse contra el orden establecido por Dios. Cada cual
canzado hasta el punto en que se inició el descenso, vive dentro de los límites que han sido previamente de-
cuando el régimen de la democracia, dominado por la terminados. El clero y la nobleza son, como estratos
gran burguesía, inicia su crisis y se presenta la abierta dominantes, las fuerzas que cuidan del mantenimiento
bancarrota. Esto fue diagnosticado con clarividencia, de esos límites. También el rey está limitado en su rei-
desde un punto de vista protofascista, por aquel crítico nar por la sumisión a ciertas leyes. Tiene deberes de
contemporáneo que se llamó Maquiavelo. reciprocidad con respecto a sus vasallos y deberes de jus-
El fenómeno peculiar de esta primera época burgue- ticia frente a la iglesia, pero si no los observa, al vasallo
sa de la Edad Moderna, es que, siendo la aristocracia le asiste contra su rey el "derecho de resistencia" y la
y el clero poderes muy fuertes, el "tercer estado" se Iglesia declarará tyrannus al príncipe que gobierne arbi-
asimila y acomoda a ellos deliberadamente para Verse trariamente, porque se ha salido de su estado. La Iglesia
a la postre de nuevo repelido por aquellos estamento& podrá mantener dentro de esa ordenación a los burgue-
Este fenómeno, por lo demás, no es privativo de esa ses, pero siempre que se trate del "pequeño burgués" de
época, pero nosotros no nos referimos ímicamente a un la- clase media que se siente plenamente ligado a su
pasado extinto. Y si el lector tiene esto en cuenta, ha- estamento, o sea el habitante de la ciudad medieval, que
brá cumplido el presente libro con la intención que le tiene una base conservadora y en la que predomina la
anima. economía natural. Esa clase media de pequeña burgue-
sía sigue teniendo en la Italia del Renacimiento una
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mentalidad por completo estamental.1 Pero al desarro- dominación de una nueva oligarquía constituida por
llarse la economía monetaria, la burguesía adquiere un el poder capitalista de la gran burguesía del dinero, que
poder, el pequeño traficante se convierte en gran co- se sirve para establecerlo de las "tendencias democráti-
merciante y se inicia la disolución de las formas y con cas" que están destruyendo al régimen feudal. Si en la
cepciones sociales tradicionales al manifestarse la pro- Edad Media el poder político, consagrado por la reli-
testa contra las capas sociales mantenedoras de aquellas gión, gozaba de primacía, ahora el predominio es del
formas y concepciones sobre las cuales tenían estable- poder económico, justificado con motivos intelectuales.
cida su preponderancia. Surge una burguesía de cuño La religión y la política son simples medios, como en el
"liberal" que se apoya en las nuevas fuerzas del dinero Medioevo lo fueron la economía y la cultura secular.
y de la inteligencia y rompe las tradicionales ligaduras La Edad Media, tanto en lo social como en lo políti-
con los estamentos, hasta entonces privilegiados, del co, presentaba una rígida ordenación, constituida por
clero y de la feudalidad. La rebelión contra las anti- varios grados. Era una pirámide de estamentos y una
guas formas de poder disuelve los vínculos de comuni- pirámide de valores. Esas pirámides se derrumbaban,
dad que dichas formas mantenían, pues si tanto la y se proclama el régimen de la competencia libre, bajo
sangre como la tradición y el sentimiento de grupo eran el imperio libre de la ley natural. Se destronan a Dios
los fundamentos de las relaciones de comunidad, tam- y a la Sangre, es decir, a los antiguos poderes. Siguen
bién lo eran de las relaciones de poder. El espíritu éstos, es cierto, desempeñando un papel, pero no ya des-
democrático y urbano iba carcomiendo las viejas for- de su antiguo trono.
mas sociales y el orden divino "natural y consagrado. El espíritu del capitalismo, que desde el Renacimien-
Por eso fue necesario ordenar este mundo partiendo to inicia su imperio sobre el mundo, vacía a este mundo
del individuo y darle forma, como a una obra de arte, de la sustancia de Dios, con el fin de objetivarlo, pero,
guiados por fines que el sentido liberal y constructivo cuando menos el capitalismo en agraz que caracteriza
del hombre burgués establecía de por al Renacimiento, no deshumaniza a ese mundo. La ratio
La vida dentro de un organismo o asociación comu- no priva sobre lo esencialmente humano, pues no era un
nal, tiene como correlativo una concepción conservadora fin en sí soberano. La riqueza seguía siendo sólo medio
y religiosa, que la regula desde arriba, frente a la cual para obtener libertad e independencia y adquirir presti-
lo perecedero no es más que símbolo y remedo de lo gio y fama (L. B. Alberti). Aún había tiempo holgado
suprasensible, y la naturaleza sólo un reflejo de lo so- (aunque éste ya empezaba a ser escaso) para mantener
brenatural. Al contrario, el mundo burgués, visto en la un sentido de "personalidad" y vivir una vida propia-
perspectiva de la polis, con su simple realismo calcula- mente cultural. En la cultura italiana del Renacimiento
dor, es un mundo "desencantado", en cuyo mecanismo —y tan sólo en Italia se da un Renacimiento origina-
la mentalidad liberal del "individuo" trata de interve- rio y genuino— se mezclan desde un principio elemen-
nir lo más metódicamente posible, cada vez más des- tos aristocráticos que van cobrando mayor acogida cada
vinculado de su pasado y cada vez más consciente de vez. Es muy característico que en la época inicial del
sus propias fuerzas. Y así, frente a la "comunidad", capitalismo ejerciera Italia una hegemonía que luego
surge la "sociedad" y, como natural consecuencia, la perdió con el auge del capitalismo.
La importancia tipológica del Renacimiento estriba
1 Cf. Vespasiano da Bisticci: Vire di uornini illustri (y el en que éste expresa la primera cisura social y cultural
trabajo del autor en el Festschrift für H. Finlce, Münster, que se produce en el tránsito de la "Edad Media" a la
1925). "Edad Moderna". Es decir, un estado típico de los pri-
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meros tiempos de la Edad Moderna, y este tipo ideal se sus actitudes y sus modos- de pensar, a entrar a formar
expresa en la situación italiana y especialmente en Flo- parte de la "buena sociedad" feudal.
rencia. "Los florentinos —dice Burckhardt— son el Los intelectuales, es decir, los exponentes de la inte-
modelo y prototipo de los italianos de hoy y, en general, ligencia, siguen el mismo camino. Se sienten ligados a
del europeo moderno." Y Poehlman2 escribe que en la nueva "elite", voluntariamente o no, ésa es ya otra
Florencia encontramos "una expresión tan varia del es- cuestión; democracia, desde un principio, no significa
píritu de los tiempos modernos como en ninguna otra más que oposición a los privilegios de los poderes tra-
parte a fines de la Edad Media o en ámbito tan redu- dicionales, del clero y de la nobleza y, en consecuencia,
cido". El que Italia, y en primer lugar Florencia, se negación de los valores en que aquéllos asentaban su
anticiparan en este proceso, se debe a causas cuyo estu- posición privilegiada, y la afirmación de un nuevo prin-
dio corresponde a la historia política, constitucional y cipio de selección (es decir, burgués), fundado en crite-
económica, social y cultural, así como también a la his- rios puramente individuales, frente a los de nacimiento
toria de las relaciones con la Iglesia, etc. y tradición. Pero esa libertad no es aún un principio
Pero lo que interesa al sociólogo en el proceso del revolucionario, de subversión contra toda autoridad. Se
Renacimiento italiano es que éste expresa de modo seguía respetando muy en primer término a la Iglesia,
típico-ideal la marcha rítmica completa de toda una institución autoritaria, aunque no interesaba mantener-
época cultural dominada por la gran burguesía. La di- la en situación influyente. "Aquel desarme tan entu-
visión, tan usada en Historia del arte, de Renacimiento siasta, que bajo la avasalladora influencia del evangelio
naciente, y de alto y bajo Renacimiento, responde a una de Rousseau, realizaron las clases más elevadas de
significación sociológica, porque la transformación de los Francia antes de la Revolución, hubiera sido algo abso-
estilos no hace sino reflejar los cambios sociales adve- lutamente imposible entre estos utilitarios italianos" (cf.
nidos. Bezold). Aquella burguesía italiana tenía un muy claro
Ese preludio de la era burguesa al que llamarnos sentido del poder y de los intereses que representaba
Renacimiento, se inicia con espíritu democrático para el racionalismo y por eso se servía de él sin dejarle que
terminar con espíritu cortesano. El descollar de unos pudiera constituir un peligro.
pocos sobre los demás, constituye la primera fase del
proceso; el mantenerse en la altura alcanzada, tratando
de entablar relaciones con la aristocracia feudal y de
adoptar sus formas de vida, constituye la segunda.
Aquella parte de la burguesía que imprimió su carácter
a la época, a saber, los capitalistas, se sintió desde un
principio llamada a gobernar. Para conseguir este fin
tendrá que desplazar a los elementos a su "derecha", es
decir, a los que hasta entonces detentan el poder, mas
para ello necesita de la ayuda de la "izquierda%
Pero, desde un principio, siente una tendencia hacia
la "derecha", una tendencia a mezclarse con las clases
gobernantes tradicionales, a adoptar sus formas de vida,
2 Wirtschaltspolitik der notentiner Rerzaissante, 1878.
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I. LA NUEVA DINÁMICA
a) La transformación de las capas sociales

"ITALIA siempre gozándose en lo nuevo. Ya nada que-


da de estable... de los criados, con gran facilidad salen
los reyes..." Eneas Silvio puede hablar así, porque de-
trás de lo que dice se percibe la nueva fuerza del dine-
ro, tan movible y que, a su vez, lo mueve todo; porque
es peculiaridad del "proceso económico del dinero el
someter a su propio ritmo todos los contenidos de
la vida" (Simmel). En la economía natural el indivi-
duo está directamente ligado al grupo a que pertenece
y, por la reciprocidad de servicios, estrechamente unido
a la colectividad; pero el dinero emancipa al individuo,
pues, al contrario que el suelo, su acción le moviliza.
"El lazo que ahora ata a los hombres es el pago en di-
nero contante" (Lujo Brentano).. El trabajo toma la
forma de un contrato libre, dentro del cual los contra-
tantes buscan cada uno su máxima ventaja. Y si en el
estadio de la economía natural predominan las relacio-
nes personales y humanas, en la economía monetaria
todas las relaciones se objetivan.
El poder medieval sobre la economía, fundado en la
autoridad y la tradición, se ejercía sobre empresas indi-
viduales autárquicas. Pero cuando la economía saltó
de la pequeña y mediana empresa a la gran empresa
capitalista, con su sistema fabril y de producción para
los mercados exteriores y el mercado mundial, ya no
fue posible seguir manteniendo las antiguas barreras y
la antigua reglamentación. La nueva forma tiene la
competencia como ley, mientras que todo el sentido y
toda la finalidad de la organiznción gremial, con su sis-
tema de regulación de precios y su estructura corpora-
tiva, tendía precisamente a evitar esa competencia. En
aquella época, si el individuo no era libre tenía por ello
garantizada su seguridad, como se tiene en el seno de la
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familia. Esto sólo puede lograrse con una economía ciantes, a la cabeza de los arti maggiori, los que, en 1293,
destinada a satisfacer necesidades locales e inmedia- transformaron la constitución florentina, dándole por
tas, y, así, el comercio profesional podía conservar sus base la organización gremial (Sieveking). Las amplias
características de artesanado y disfrutar de la plena se- capas de la democracia, constituidas por la clase media,
guridad de una tranquila existencia, pero sólo dentro obtienen sólo un triunfo formal (Davidson), porque en
de un sistema de relaciones simples, que no pudo man- realidad no fue el "pueblo" quien venció a la nobleza,
tenerse cuando éstas se hicieron más complejas al des- sino la fuerza del dinero de los gremios mayores, pues
arrollarse y al acumularse las grandes fortunas en di- los gremios menores, representantes de la clase media,
nero (al contrario que en la Edad Media, donde la siguieron excluidos del poder. La constitución floren-
propiedad territorial era la única de categoría). Para tina de 1293 significa la entrega del poder a una "élite"
el comerciante en grande escala así como para el finan- de burguesía plutocrática. El "gobierno del pueblo" fue
ciero, la reglamentación gremial era una traba, y bien una mera fórmula ideológica de propaganda para la
sabían esos elementos libertarse de tales trabas. En masa, para atraerla hacia la nueva clase directora
Florencia se instaura la libertad gremial e industrial y (la gran burguesía), y presentar así el nuevo orden como
la libertad adquisitiva y comercial del individuo, y así "orden de justicia", conforme al cual toda una clase so-
quedan eliminadas todas las trabas gremiales que se cial, o sea la nobleza, fue degradada y privada de sus
oponían al desarrollo de una clase empresaria propia- derechos •políticos, procedimiento parejo con el trato
mente dicha. El espíritu individualista de la burguesía dado en la Rusia comunista a la clase burguesa. La lu-
naciente acaba con el espíritu corporativo medieval y lo cha contra la nobleza feudal fue la primera prueba má-
sustituye por relationes de mando. xima de fuerza de la gran burguesía, que no podía reali-
En forma ejemplar y típica se manifiesta este pro- zarla sin el concurso de la burguesía en general, de la
ceso en Florencia. En la Edad Media la población de pequeña y de la mediana.
las ciudades estaba formada por "individuos económi- Es cierto que en Italia no logró el feudalismo echar
camente homogéneos y económicamente independien- fuertes raíces, no obstante que la constitución de Flo-
tes" (Doren). Pero la fuerza creciente de la riqueza rencia, que ahora se trataba de disolver, fuera una
mobiliaria lo transformó todo radicalmente. El auge constitución medieval. Muy poco consiguió la legislación
industrial altera, hasta en lo más profundo, la compo- de Federico II al tratar de someter al feudalismo en la
sición de las clases sociales. Se diferencia una "élite" Baja Italia, pues el sistema feudal no tardó en resurgir
de capitalistas, que ya no trabaja manualmente, sino en el Nápoles del Renacimiento, pero del estudio de
que desarrolla una actividad más bien de organización, Eberhard Gotheim se deduce que, aun aquí, "el régimen
y se mantiene aparte de la gran masa de la cláse me- feudal era una forma vacía de sentido, una mentira".
dia y del proletariado obrero. El trabajador asalariado Ficción y engaño frente a una realidad que estaba en
—privado de la propiedad de los instrumentos de pro- contradicción con ese mecanismo externo. "Tanto la
ducción y también de los derechos políticos—, se ve mentalidad de los gobernantes como la de los goberna-
sometido a una desconsiderada explotación e incluso se dos, había abandonado hacía mucho tiempo las formas
le niega el derecho a coligarse. También sobre los pe- feudales", o sea "aquellas formas de organización feudal
queños maestros de taller ejercen los grandes comer- que ya habían perdido su antiguo sentido" y que inter-
ciantes e industriales un predominio: ü popolo grasso, namente no expresaban más que una falsedad. La hege-
de los gremios superiores, dominaba sobre il popolo mi- monía de la antigua clase dominadora había perdido
nuto de los arti minori. Y fueron los grandes comer- su importancia militar. La caballería pesada de los va-
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sallos y de las gentes de armas se desplazaba, en el (como la violencia y la deslealtad), pero el gran burgués,
orden de batalla, hacia la retaguardia, ocupando su an- que se respeta como buen comerciante, no necesita re-
tiguo lugar la infantería, nueva arma burguesa, que cibir órdenes del noble porque la ratio económica le
cada vez tenía mayor importancia táctica y como factor ofrece medios para calcular exactamente los fines que
decisivo. No menos desplazada se veía la nobleza eco- tiene que lograr. Y así, el burgués adquiere conciencia
nómica y culturalmente. El tiempo de la economía mo- de la superioridad de su civilización urbana.
netaria y de la ratio no era ya el tiempo suyo. Si la El sistema medieval conocía en el campo de la eco-
institución de la caballería había sido la primera en nomía un sólo orden, el de los labriegos y el de los
disputar a la Iglesia su primacía exclusiva en lo espi- menestrales, que con su trabajo cubrían el margen, tra-
ritual, ahora la nobleza perdía la base de su existencia dicionalmente fijado, de sus necesidades, de acuerdo
señorial —o sea el monopolio de la fuerza militar y del con su estado. Junto con esta ordenación estática, apli-
valor de la tierra como fuente de todos los derechos y cada a la gran masa del pueblo, se nos muestra el gran
de toda la riqueza—. También el concepto del honor desorden en que vivían los ricos del periodo precapita-
se transforma: Alfonso de Nápoles, según. Bistucci re- lista, cuando los grandes señores, bien se tratara de la
fiere, rechazó con vehemente indignación, por conside- nobleza seglar o de aquellos sacerdotes que, según Al-
rarla poco caballerosa, una propuesta para destruir la berti, superaban a todos los demás en esplendor y boato,
flota genovesa con medios exclusivamente técnicos. Los vivían señorialmente entregados a la ociosidad y faltos
sentimientos negativos de esa clase aparecían como vie- de todo sentido económico. En efecto, una gran par-
jos prejuicios aristocráticos en una época acostumbrada te de las familias de la antigua nobleza llevaba una
a calcular de un modo racional el resultado de la ac- vida tan desarreglada que estaban abocados a la catás-
ción, atendiendo sólo al éxito de la misma. Era una trofe económica. El empresario burgués, a diferencia
época sin ilusiones. Frente a una mera ideología de del noble, pero también del labriego y del menestral de
poder, la nobleza sólo invocaba su "legítimo derecho", carácter medieval, es calculador, piensa racional y no
sin tener nada más tras de sí, pero el burgués, con su tradicionalmente. No gusta de la quietud (es decir, que
criterio realista, opone a esas impotentes pretensiones, no se aferra a la tradición y a la costumbre ni al des-
falsas ya por ser débiles, la fuerza como única realidath orden), sino que tiene inquietud, es decir, anhelo de lo
La debilidad es algo despreciable, pues sólo la fuerza nuevo y tendencia al orden. Calcula con visión lejana.
es lo que impone respeto. En la época de la economía Sentimientos como el apego del labriego a su suelo y al
monetaria la fuerza estaba integrada por los siguientes hogar, o el honor profesional del menestral, le son ex-
elementos: 1) el dinero, 2) la economía ordenada, es traños, pues sólo cultiva la energía y la disciplina apli-
decir, actividad económica con medios ordenados. La cada al trabajo, y se cuida de adaptar muy claramente
economía anárquica de los feudales (germanos), sólo los medios para conseguir el fin propuesto. Son éstos los
puede satisfacer sus necesidades —así ve las cosas Gio- elementos que crean el orden, como una "obra de arte"
vanni Villani-1 de dinero con medios desordenados que el hombre realiza.
Pero es un rasgo característico del Renacimiento
1 Cf. E. Mehl, "Die Weltanschauung des Giovanni Villani" italiano la facilidad con que la nobleza se acomoda a
(en los Beitrage zur Kultur- und Universalgeschichte de W. las nuevas condiciones y cómo se incorpora a la ciudad.
Goetz), 1927. También, mis observaciones críticas en la Hist. La nobleza rural, en tanto que no extinguida por "las
Ztschr. tomo 142 ("Zur kultur-soziologischen Problematik der pugnas caballerescas, o arruinada por el lujo, se radica
Geistesgeschichte"). en la ciudad", donde se dedica a actividades comerciales,
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y así adquiere riquezas, que son la base de un nuevo la capacidad de acción para lograrlo.2 En la estabilidad
poder político para ella, y el modo de sentir y pensar de la economía, supeditada hasta entonces a motivos
de la burguesía. El burgués representa de esta manera fuertemente tradicionales, irrumpe un dinamismo que
un tipo ya no vinculado a sus orígenes. Estos nobles va transformando todo el antiguo carácter. Caracteri-
emparentar con los grandes patricios de la ciudad y for- zan ahora al nuevo tipo de economía y al nuevo tipo de
man con ellos una aristocracia mercantil exclusivista. hombre económico, una fuerza motora, impulsiva y ex-
Este proceso es acelerado por la inclinación de las pansiva, ante cuya acción se desvanece un mundo antes
familias no nobles a invertir en propiedades inmuebles constituido por esferas adquisitivas separadas. Así es
las riquezas acumuladas con el ejercicio de la industria posible que la economía monetaria y el crédito des-
y el comercio, tanto para el prestigio de su propia razón arrollen el espíritu de empresa en grado hasta entonces
comercial como en interés de su posición social, pro- desconocido.
bablemente después de haber despojado a los mismos Fue posible proseguir fines de "empresa" en un sen-
nobles. Así se fomenta un proceso de fusión cuyo resul- tido completamente nuevo cuando se pudo fomentarlos
tado es la formación de una capa social completamente con medios del todo racionales, por la explotación ple-
nueva, de una nueva aristocracia del talento y de la na de las posibilidades abiertas por la economía mone-
energía activa (que sustituye a la anterior de naci- taria, y desde que el espíritu comercial calculador y
miento y de rango), y que asocia al arte económico previsor especuló con el futuro, pudo crearse, además
el político, pero siendo siempre el "momento" econó- de un arte económico, un arte político y un arte gue-
mico (el burgués) el que, predominando, determina el rrero; el estado y la guerra considerados corno "obras
estilo de aquella vida. de arte". El burgués, que ha ganado un gran poder,
aspira todavía a más, y, de acuerdo con su psicología
b) El nuevo tipo del "empresario" individualista expansiva y su voluntad de poderío, surge como empre-
sario capitalista, sobre la base de la libre concurrencia,
no sólo en el comercio, sino también en la política y en
Por el poder obtenido por la riqueza y por el prestigio la guerra. Las funciones de capitán de industria pue-
unido a ella la burguesía detentadora del capital era den ir unidas a las de jefe político y a las de organizador
políticamente superior a la nobleza. Lo esencialmente (como los Médicis hicieron, valiéndose de sus riquezas
nuevo en la economía monetaria era la "inversión" de y de su fuerza como jefes de partido), o bien, las fun-
capitales. El capital es creador, estimula la inventiva, ciones políticas realizarse con medios capitalistas, dis-
fomenta el espíritu de empresa. En la Edad Media, de- poniendo a su voluntad de una tropa como condottiere
bido a la preponderancia dé la producción agraria, el o de fina ciudad como nuevo principe en una Signoria.
interés por el consumo es lo primordial, pues la propie- Un rasgo característico de la cultura del capitalismo
dad no es susceptible de pérdida o de incremento; su inicial del Renacimiento es la íntima relación entre la
sustancia es inalterable. Sólo el dinero, como capital política y la economía, al punto que, dada la reciproci-
adquisitivo, abre esas posibilidades ilimitadas, desplaza dad de intereses entre ambas, era imposible separarlas.
el interés por los problemas del consumo a favor de los Esto lo podemos ver con toda claridad en Giovanni
de adquisición. La nueva y amplia perspectiva de posi- Villani. La economía y la política se complementan
bilidades despierta el afán de utilizarlas, y con ello la
extensión del negocio, y, a mayores problemas que se crescendo
2 Cf. Alberti. Della famiglia, ed. Mancini, p. 137:
plantean, crece la voluntad de dominarlos y aumentar in noi corle faccende insieme industria et opera.
24 25
recíprocamente, y así como la economía sirve a la po- lidades prevalece la política realista de inspiración eco-
lítica de poder, así ésta sirve a la economía. El crédito nómica, y las dos están en oposición, típica de aquella
político y el económico son ya inseparables. La fama y época, con la política de las clases privilegiadas, repre-
el prestigio del estado (a lo cual sirven las guerras vic- sentada por la nobleza y el clero. El ataque a estas clases
toriosas) son también económicamente elementos pro- pone de manifiesto el paralelismo entre la legislación
ductivos. Por otra parte, comienzan a notarse las difi- del primer intento del estado absoluto moderno, es de-
cultades inherentes al carácter cosmopolita del nuevo cir, el reino de Federico II en la Baja Italia, y los
poder —el dinero— y a las conexiones internacionales Ordinarnenti della Giustizia. "Justicia", en este caso, se
del capital; pero estas limitaciones, que cohiben la ac- interpreta con un criterio moderno, y significa la abo-
ción de una política exterior vigorosa, son más que con- lición de los privilegios tradicionales. De este modo, la
trapesadas por el estímulo que el dinero supone para los monarquía moderna y la democracia formal de una
fines imperialistas. La capa, relativamente exigua, cons- ciudad-estado cumplen la misma función social, pues
tituida por la clase de los grandes comerciantes e in- cada una de ellas es adecuada, en su estilo, para abor-
dustriales, que junto con el poder económico ha con- dar la nueva realidad social, creada por el desarrollo
quistado el político, también persigue en las relaciones económico. Estas dos formas estatales representan los
exteriores una política de grandes perspectivas, una po- dos métodos posibles para ajustar la naturaleza del es-
lítica de expansión territorial (como la adquisición de tado a la, sociedad. Por esto la "tiranía", o Signoria
puertos propios, tales los de Pisa y Livorno, en interés italiana, seguía teniendo por base, en su desarrollo, la
del comercio marítimo florentino) y. de nuevos mer- establecida por la comunidad urbana, pues tanto la una
cados "aun a costa de la tranquilidad interior y sin como la otra tenían por supuesto la economía moneta-
temor de arrostrar la guerra y sus penalidades" (Doren), ria y el libre desarrollo de las actividades individuales,
mientras que la política de cortos alcances, del petil por una parte, y, por otra, una fuerte centralización del
bourgeois, del artesano, se limitaba a conseguir un se- poder, que cada vez era más administración que cons-
guro vivir "burgués", de "pacífico goce, dentro de un titución. Y sometía todas las esferas de la vida a una
estrecho círculo" (Doren). La clase de los empresarios regulación consciente y racional.
pone, tanto en el interior corno en el exterior, el estado El vínculo social no está ya constituido por un. sen-
al servicio de sus intereses. timiento , orgánico de comunidad (de sangre, de vecin-
El primer empresario capitalista es ahora el estado dad ó de servicio), sino por una organización artificial
mismo. El político se hace calculador. La política es un y mecánica, desligada de las antiguas fuerzas de la mo-
cálculo. El factor económico determina la mentalidad ral y de la religión, y que, con la ratio status, proclama
política y las decisiones políticas. La mentalidad calcu- el laicismo y la autonomía del estado. Este arte del es-
ladora invade la política toda, que se mueve con las ca- tado, "tan objetivo" y "sin prejuicios", que actúa atento
tegorías de medios y fines dictados por los propósitos a las distintas situaciones que puedan presentarse, y
e intereses burgueses. Ese espíritu de racionalismo era según los fines a realizar, tiene por base un mero cálculo
extraño al estado de la Edad Media, pues la Iglesia de los factores de fuerza disponibles. Es una política
era entonces la única organización racional. No tiene metódica en absoluto, objetivada y carente de alma.
mayor importancia que la burguesía controle democrá- Así es el sistema de la ciencia y de la técnica del stato.
ticamente, el estado o que los métodos-burgueses sean Ya en su iniciación muestra el estado normando de
adoptados por un estado absoluto en forma de mercan- Roger II una tendencia a la racionalización burguesa,
tilismo y de política racionalista, pues en ambas moda- al espíritu de fría especulación, que sólo estima las con-
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diciones de capacidad y eficacia, y no las de sangre o encarna la nueva objetividad. Y no cabe separar el stato
pertenencia a un estado social determinado. A la muer- de el príncipe, y así, la fuerza o la debilidad del uno
te de Roger, Siciliano Giorio Majo, hijo de un comer- es a la vez fuerza o debilidad del otro. Para juzgar al
ciante de Bari, que había hecho magnos negocios trafi- "tirano", o sea la negación del rex justus medieval —con-
cando en aceite, fue nombrado Gran Canciller del Reino. cepto estático— se prescinde de todo criterio moral o
Roger crea ya una burocracia profesional y aplica una religioso, y se tiene sólo en cuenta la grandeza histórica
ordenada política económica (establecimiento de manu- y política del personaje. La combinación de la guerra
facturas). Federico II, siguiendo esta orientación, abolió con el arte adquisitivo es la expresión típica más anti-
las antiguas trabas, limitó los derechos de la Iglesia y gua de la unión del "espíritu de empresa" y del "espí-
de la feudalidad, fomentando una organización central ritu burgués", que. Sombart distingue como los dos ele-
que opera con instrumentos racionales y fiscales, a base mentos del espíritu capitalista. La encontramos ya en
de dinero, burócratas a sueldo y ejércitos mercenarios. las ciudades marítimas italianas antes de. las Cruzadas.
La desconfianza básica, rasgó característico de la "so- "Las empresas guerreras de las ciudades mercantiles
ciedad" a diferencia de la confianza tradicional propia marítimas italianas --Pisa, Génova y Venecia— presen-
de la "comunidad", aparece también en el régimen de tan el carácter de empresas de accionistas." La partici-
Federico II, en el cual toda la maquinaria administra- pación en el botín se mide por las aportaciones hechas
tiva estaba de tal modo estructurada "que cada uno de ya sea en calidad de militar o de capitalista (Lujo Bren-
sus miembros vigilaba y controlaba, en lo posible, la tano). Y cuando se desarrolló una profesión militar al
actuación del otro" (Ed. Winkelmann), como ocurre más servido del mejor postor, la guerra se transformó en ne-
tarde en las comunas urbanas; este absolutista "ilus- gocio monetario en grande escala. Era el negocio del
trado" supo utilizar como instrumentum regni la ideo- empresario de la guerra, el condottiere, que "con el fino
logia de la mágica mística imperial de la Edad Media, olfato de un bolsista moderno, sabía cambiar de partido
sirviéndose de ella para combatir la ideología contraria, a tiempo y sabía asegurar de antemano el precio del
defendida por los curialistas, de las "dos espadas". triunfo con el cual especulaba" (cf. Bezold), pero tam-
Si en el estado normando tanto la administración bién lo era del patrono que, como Stefano Poraro ante
corno la legislación demandaban una base racional, era la Signoria de Florencia, sopesaba "si sería más pro-
esto debido a que se trataba de un estado que sólo se vechoso" pelear con los propios ciudadanos, obligados
apoyaba en la fuerza de la espada y en el prestigio de por la leva, o con tropas mercenarias, para concluir que,
una recia personalidad (E. Caspar). Ya Jacob Burck- a pesar de ser más caro, "convenía más, por ser más
hardt traza un paralelo entre dicho estado y los estados seguro y más útil", valerse del dinero.
de los condottieri del siglo xv. Todos son creaciones "de También la curia tiene que plegarse a las nuevas ten-
puro hecho", mantenidas por el talento o el virtuosis- dencias que reclaman esferas de dominación claramente
mo. En un existir en tal forma artificial, "sólo una gran circunscritas, territorios perfectamente delimitados que
habilidad personal" y un actuar de reflexivo cálculo, po- sirvan de base al poder fiscal. El papado "se ve des-
dría salvar la situación de constante amenaza. En esos plazado de la base económica constituida por las aporta-
estados, que carecían en absoluto de tradición, tenía que ciones tributarias de la Iglesia universal; y a partir del
aparecer el concepto de estado como una obra de pura gran cisma tiene la Iglesia que crearse su propio estado,
construcción. El éxito dependía de que el constructor como base necesaria" (Cl. Bauer). Y así las necesidades
perfecto se diera cuenta, de un modo objetivo y exacto, monetarias hacen que la iglesia intervenga en las
de la naturaleza de la obra. El "individuo moderno" chas internas italianas para la adquisición del poder.
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c) La nueva mentalidad superior, y especialmente los signore de nohile stirpe e
La nueva mentalidad, que se abre paso en todas las ac- sangue, impresiona a esa clase media, que no tiene toda-
vía una plena conciencia democrática. Le impresiona,
tividades, recibe, como es natural, su impulso de una en suma, todo lo que descuella, de cualquier modo que
capa social superior. La clase media de pequeña bur- sea, sin discriminar si procede de las dotes militares o
guesía, que nos describe Vespasiano da Bisticci, entre de la cultura literaria, de la capacidad personal, de la
otros, siguió siendo conservadora, "sanamente conserva- nobleza o de la riqueza. A este respecto conviene realzar
dora", en el sentido antiguo. Siguió esta clase enraizada el hecho sobre el cual llama la atención Simmel, de
en el ordo estamental y patriarcal, concebido como algo
que al aparecer los grandes capitales, cuando el capital
por completo estático. Y así "lo justo" es para ella la era una fuerza aún desconocida por la gran masa del
conservación de lo existente, con lo cual hay que estar pueblo, "a la propia influencia del capital se añade el
"satisfecho". Honrada a carta cabal y proba, mantiene efecto psicológico de que era algo extraordinario, por
el ideal del "buen cristiano y buen ciudadano". Su pie- decirlo así supra-empírico".3 Por su novedad influían
dad era sencilla, sin complicaciones, y creía en la exis- esos capitales sobre relaciones muy ajenas a ellos, ."como
tencia de una verdad absoluta, a diferencia de la ideo- una fuerza mágica e incalculable". El pueblo "miraba
logía liberal, que todo lo consideraba como susceptible con suspicacia el origen de las grandes fortunas" y veía
de discusión. El celo de dicha clase se enardecía con- "algo diabólico en la persona de sus poseedores". Así
tra "los muchos incrédulos" que discuten sobre la in- ocurre, por ejemplo, en el caso de los Grimaldi y los
mortalidad del alma, como si esto fuera materia de
discusión, y viendo que es "evidente locura dudar de cosa Médicis.
Esta misma admiración por lo "diabólico" se revela
tan elevada, según el juicio de los hombres más autori-
zados". Aquí tenemos una mentalidad por completo en el culto a la virtit, en el que todos eran partícipes,
atributo de un hombre grande, de un nuevo tipo de hom-
vinculada a la autoridad y la tradición; en modo alguno bre, que sólo podía ser grande, pisoteando, audaz, los
existe una emancipación individualista con un criterio
cadáveres de la tradición moral y religiosa, y -que po-
tan objetivo que, frente a la cosas, como dice Vespasia-
seía un tenebroso sentido de su propia superioridad,
no, los "nombres" son algo "indiferente". Pero, sin em-
bargo, esta clase media se deja "impresionar", y le im- que era la base de toda su actuación. La moral tradi-
presiona precisamente aquello que es apenas capaz de cional se convierte en conseja de viejas, y así vemos
realizar. A su modo, aquello que la impresiona tiene que hasta un hombre como Villani, que condena moral-
valor. Y así, margré soi, participa en un complejo de va- mente a individuos que carecen de virtud objetiva, los
loraciones vitales que le son adversas. Cierto que exige admira por cuenta de su virtit subjetiva, como en el
caso de un Castruccio Castracani, adelantándose así a
que la "fama" no se gane con medios inmorales, pero al
mismo tiempo admite que los grandes, quegli che gover- Maquiavelo. Es cierto que, en teoría, no se niega la mo-
nano gli stati e che vogliano essere innazi agli altri, ral cristiana, imperante en la Edad Media, con su con-
apenas están en situación de observar todos los precep- denación de la superbia, como soberana confianza en las
propias fuerzas, pero de hecho esa moral carece de in-
tos de la moral. La Iglesia les ayuda a salir del conflicto,
pues ¿para qué están las indulgencias? Las infracciones
de la moral pueden expiarse con dinero. .Y así, la misma 3 Cf. Kautsky: "Cuanto más se desarrolla la producción
de mercancías y el comercio, más crecen las fuerzas sociales
clase media hace del dinero la última instancia, gracias sobre las cabezas de los hombres, y más invisibles se vuelven
al influjo educativo de la Iglesia. Por otra parte, todo lo las relaciones sociales."
30 31
fluencia práctica. El hombre se da cuenta que debe
de retenerlo. Desde el siglo xiv, resuenan, en todas las
contar con sus propias fuerzas y la superioridad de la
ratio sobre la traditio, ciudades italianas, las campanas de los relojes, contando
acarreada por la época mercan- las 24 horas del día, y así recuerdan que el tiempo es
til, le proporciona el vigor necesario. Un ejemplo de la
escaso, que no debe perderse, sino administrarse bien;
impregnación de todas las esferas de la vida por la men-
que hay que economizarlo, que ahorrarlo, "si se quiere
talidad comercial se nos ofrece en aquella partida que
ser dueño de todas las cosas". Esa economía del tiem-
el veneciano Jacobo Loredano sentó en su Libro Mayor:
po era algo descOnocido en la Edad Media. Esta época
"al Dogo Foscari, por la muerte de mi hijo y de mi tío", aún tenía tiempo, y no necesitaba valorarlo como un
y luego, después de haber eliminado al mismo Foscari y
a su hijo, en aquella contrapartida: "Pagado".4 bien preciado, cosa que sólo ocurre cuando el tiempo
Vemos es escaso; y el tiempo escaseó cuando se empezó a pen-
la represión completa del impulso y el control absoluto
sobre las emociones gracias a una rallo sar con las categorías liberales del individuo, y a consi-
que opera según derar el tiempo que .a cada uno "correspondía". Porque
cálculo y con inexorables consecuencias. Todo esto nos
acerca a una época burguesa, época de economía mo- la vida individual, considerada por separado, era corta
netaria. por naturaleza y muy parcamente medida. Por eso ha-
Al capital en dinero, a la propiedad mueble, se aso- bía que hacer ahora todo rápidamente. Había también
cia al poder afín del tiempo, pues éste, visto desde este que construir rápidamente, porque ahora el que edifi-
ángulo, es dinero. Es la gran fuerza liberal frente a la caba lo hacía para su propio provecho .5 En la Edad
fuerza conservadora del espacio, de la propiedad inmue- Media podía trabajarse en una obra cualquiera —una
ble, de la del suelo. En la Edad Media monopolizaba el asa del concejo, un castillo— decenios y aun
catedral, la casa'
poder quien fuera dueño de la tierra; por lo tanto, siglos (por ejemplo, La Certosa di Pavia, aún de estilo
el señor feudal; pero ahora, quien supiera aprovechar el gótico), pues se vivía dentro de una comunidad y para
dinero y el tiempo, sería señor y dueño de todas las ella, dentro de una continuidad de generaciones. Se
cosas. Éstos son los instrumentos nuevos del poderío vivía, pues, dentro de un gran todo, y por eso se vivía
burgués: dinero y tiempo, ambos fenómenos de movi- largo tiempo. Se podía, como lujo, gastar el tiempo, así
miento. "Para expresar el carácter absolutamente di- como la vida y los bienes. Era una época de la econo-
námico de este mundo no hay símbolo más claro que mía del consumo,; y es algo inherente a la economía
el del dinero... cuando éste no se mueve deja de ser natural el consumo directo, porque la conservación de
dinero en el sentido propio de la palabra... la función los productos de la agricultura es muy perentoria y no
del dinero es facilitar el movimiento" (Simmel). La cabe la "conservación usuraria" de los mismos y, por
misma capacidad de circulación del dinero comparada tanto, resultaba imposible la acumulación de valores.
con la inmovilidad del suelo refleja cómo ahora todo se "Allí donde los productos del suelo se recogen y se con-
ha convertido en movimiento. El dinero, que todo lo sumen directamente, impera una cierta liberalidad...
transforma, trae al mundo una gran inquietud y le pone pero, por lo contrario, el dinero incita más a la acumu-
en constante cambio. Todo el ritmo de la vida acelera lación (al ahorro)' dice Simmel; porque el dinero es
su intensidad. Se impone el concepto moderno del tiem- conservable sin limitación. La generosidad era una
po, como un valor, como una mercancía útil. Se percibe virtud medieval, alabada per Bisticci, como entrega de
que el tiempo es algo fugaz, algo que escapa, y se trata
5 La efímera vida de todas las cosas se expresa también
4 Daru, Histoire de la République de Venise, en los rápidos cambios de la moda. A esto contribuyó el in-
n, 411. cremento del papel social de la mujer (la dorna é mobile).
32
33
cualquier suma, "sin pago", y "a manos llenas", "Dor el
obras". Villani ve en la limosna y otras práctkas aná
amor de Dios", y "en conciencia", "en alabanza de Dios".
Togas cierto modo contractual de asegurarse la ayuda
La esplendidez del Renacimiento tiene otro carácter: el
Renacimiento es propiamente generoso "cuando procede divina (y la leal observancia de los contratos es la vi•
el serlo". Alberti considera los gastos hechos para la tud suprema de un "comerciante honrado"). Ne deo
erección de iglesias y edificios públicos como gastos he- quidem sine spe remunerationis servire fas est (Valla)
La prosperidad, según Alberti, es la recompensa visible
chos para honra de la casa y de los antepasados. Para
tales fines conviene dar no más que lo necesario, pero por la buena dirección, grata a Dios, del negocio: tal
también tanto como sea decoroso. La honra de una fa- es el verdadero espíritu religioso del capitalismo, en el
milia no puede separarse del buen nombre de una que se admite, manteniéndose en la más pura ortodoxias
Esto es algo que desempeña muy peculiar papel firma. en la una especie de cooperación entre la grazia y la propia
mentalidad mercantil : la onesta habilidad, y se considera la "gracia" como una contra
exige determinados gas- prestación, a la que se tiene derecho contractualmente
tos, pero éstos tienen que ser "útiles" y no superfluos.
No hay que ser cicatero, pero la regla de gastar lo por la propia prestación. La religiosidad se convierte en
menos posible es corolario natural de la de ganar lo más un cálculo de ventajas, en una especulación con el éxi-
posible. Esto constituye el conjunto de las "virtudes" to, lo mismo en el terreno económico que en el politice
especificas burguesas. "Ordenación metódica", ésta es (Villani).
la exigencia del día. Gastar menos o no más de lo que La situación espiritual que esto revela es. que la re
se gana, economizar fuerzas, administrar con economía ligón ha cesado de dar a la vida un impulso propio y
tanto el cuerpo como la mente (la higiene y el deporte que ha entrado arrastrada en la nueva dirección que el
son para Alberti medios para obtener fuerza y belleza), hombre burgués, con un criterio primordialmente eco-
ser trabajador y afanoso (en contraposición a la ociosi- nómico, ha dado a este mundo. La mentalidad religiosa
dad señorial), éstos son los medios para prosperar y ha perdido ya la energía para penetrar en todas las
elevarse. Hay que distribuir el tiempo, ordenarlo, e in- relaciones del mundo y recrearlo interiormente. Los in-
flujos, verdaderamente decisivos, que se manifiestan en
cluso racionar la misma actividad política al intervenir
en la vida pública. En el Nápoles monárquico se reco- la vida, apenas si proceden de ella (los éxitos obteni-
mienda la frecuentación de las ceremonias religiosas y dos por los predicadores de penitencia son sólo un epi-
Caraecioli piensa que eso "puede ser útil, pero también sodio pasajero). Es tan extraña al sentir del burgués.
nocivo, y mucho, para el aprovechamiento completo de que vive en perfecto aislamiento nacional y político, la
la jornada". conciencia de pertenecer a la r familia occidental de na•
ciones representada en la Edad Media por el clero y la
Existe, sin embargo, una cierta religiosidad mercan-
til. Mientras que el pequeño burgués, que pertenece a la caballería, como en época posterior al proletariado cons-
categoría de artesano, honra a Dios con relativa fami- ciente el sentimiento de participar en la idea de nación
liaridad, y a veces hasta de un modo vulgar, él gran y estado representada por la burguesía. La conciencia
burgués está con respecto a Dios en una relación de de "la cristiandad o Europa" ha muerto, juntamente con
socio comercial. Giannozzo Manetti ve en Dios como un la conciencia de una milicia santa para la protección
maestro d'uno traffico, de la Europa cristiana contra los "infieles" y contra- el
como invisible organizador del peligro que esto representaba: La idea de una comuni-
mundo, concebido como una gran empresa mercantil
Con Dios se entablan relaciones de cuenta corriente, dad por encima de las naciones del mundo occidental
práctica que corresponde a la católica de "las buenas perdió su vigor, hasta anularse, con la decadencia de
34 las clases sociales que la mantenían. Era una idea ya
35
gastada y que fueron los primeros en abandonar sus
más legítimos representantes, o sea los papas. Grego- divina por el milagro sobrenatural; esto se deja a la
rio IX e Inocencio IV solicitaron la ayuda de los musul- "ilustración" anti-teísta de una época posterior, en la que
manes contra la Europa cristiana. También en este as- lo apasionado de la oposición es indicio de la preocupa-.
pecto se anticipó la Iglesia, única institución racional ción por el problema religioso. El italiano típico del
de la Edad Media, a la corriente del Renacimiento. Asi- Renacimiento había llegado, ya "mas allá", a un verda-
mismo, los distintos estados italianos, "abiertamente y dero ateísmo que excluye la intervención eficaz divina
sin escrúpulo alguno —como dice Burckhardt—, se alían en los actos humanos (y así piensa y escribe)? Ya no
con los turcos contra otros estados italianos", pues "ello se cree en la existencia de factores irracionales que pue-
les parece un arma política como otra cualquiera". dan estorbar deliberadamente los propios planes racio-
Para los italianos precisamente, la solidaridad cristiana nales, y así cada uno se cree capaz de dominar la
ya nada significaba, y en ninguna otra parte causó "fortuna" con la propia "virtud". Esto equivale a la su-
menos impresión la toma de Constantinopla que en Ita- blimación absoluta del libre albedrío humano. Ya la
lia. Pero, en cambio, sí impresionaba la personalidad Iglesia católica enseñó en la Edad Media, para el fo-
destacada de un Mahomed II, que se titulaba amigo y mento de la educación moral, la teoría del libre albe-
hermano de Gonzaga de Mantua. Para decidir a un papa drío, pero había seguido expresamente manteniendo la
a que prestara su ayuda contra los turcos, había que antinomia teológica entre el liberum arbitrium y la gra-
demostrarle antes qué ventaja le reportaría el hacerlo, y cia divina como una paradoja religiosa. Ahora el pen-
qué daños le vendrían de no hacerlo.6 Alejandro VI, samiento se emancipa de la dirección de la Iglesia y se
junto con Lodovico il Moro, intentó mover a los turcos orienta hacia la plena libertad humana.
contra Venecia. Las relaciones sociales, antes irracionalmente cándi-
La religión había perdido su importancia como fac- cionadas, se entregan en su mayor parte a una regula.
tor de poder, y disminuido su función como el de una ción metódica. Cada uno se apoya en sí mismo, sabien
lengua por todos comprendida y por todos aceptada, en do muy bien que nada tiene "detrás de sí", ni existe
la misma proporción en que fueron desplazadas las an- metafísica alguna ni comunidad supraindividual. Ya
tiguas clases sociales directoras por la gran burguesía, nadie se considera como representante de un cargo o
del mismo modo que las lenguas nacionales desplazaban de una profesión. El único fin que se admite es el de
la herencia medieval del latín, como lenguaje único del ser un virtuoso, un ideal puramente formal sin referen-
clero. A través del semirracionalismo clerical (comple- cia a valor objetivo alguno (religioso-moral) de comuni-
tado por Santo Tomás) de adecuación de la naturaleza dad, sino sólo en el sentido de artífice dentro de su
sensible y de lo sobrenatural, de Dios y del mundo, se propio campo, en el cual desarrolla su actividad con el
dio un paso más para llegar a un completo racionalis- auxilio de todos los medios. Es una racionalización en
mo; lo religioso se hace cada vez más formal, más exter- toda la línea. La afirmación "colectiva" e irracional de
no (proceso al que ya se había adelantado la influencia determinados valores ha cesado, por haber perdido sus
del derecho canónico en la religión); la religión se neu- fuerzas las vinculaciones orgánicas de los tiempos anti-
traliza, potencialmente se convierte en inocua, pierde guos. Ahora lo que priva es una organización del mun-
su acción sobre el presente y sobre el curso de la vida. do basada en principios racionales calculables.
No se niega la posibilidad teórica de la intervención
7 Sobre la nueva visión histórica del humanismo, com-
pletamente desilusionada, con eliminación tácita de todo lo
Vespasiano da Bisticci. ed, Frati, t, 249. milagroso Cf. Fuete:: Geschichte der neueren Historiographie
36 37
clase, sino como formación inconsciente de modos de
d) La aparición del saber técnico pensar que guarda una ligazón irrompible con una serie
particular de condiciones sociales. En consecuencia, la
Toda organización se basa en la acción consciente de transformación en autónomas de las, hasta entonces,
los individuos que la constituyen. Mas, para que el in- causae secundae, que son las únicas que quedan como
dividuo sea capaz de actuar adecuadamente, necesita determinantes, es el reflejo ideológico del- movimiento
conocer la "naturaleza" y las "leyes" de la misma. Sólo de emancipación de la burguesía. Este sacudimiento de
entonces podrá dominar la naturaleza. Éste es un saber la tutela clerical, este sesgo ideológico constituye una
útil, práctico, provechoso y aplicable, necesario para de las armas que más tarde emplearán el ingeniero v
lograr aquello que se pretende. La capacidad, basada en el técnico burgués para finalidades prácticas. La idea de
tal conocimiento, de dominar las cosas, abre la pers- una ley natural —también aplicable a lo político, como
pectiva de elevación del individuo. Esa creencia, típica- Maquiavelo trata de demostrar— se pone al servicio de
mente burguesa y urbana, de que todo puede "hacerse" la libre concurrencia burguesa. El hecho de que, a pe-
con el dominio de una técnica racional, es por completo sar de este desarrollo, no se llegara a negar sencilla-
opuesta a la mentalidad feudal o religiosa. mente la idea del gobierno divino del mundo, y se le
La nueva técnica (tomada la palabra en su sentido asignara su sede en el trono del mundo, y que no se ne-
amplio), en cuyo soberano dominio consiste la nueva gara abiertamente la posibilidad del milagro sino tan
libertad, supone la existencia de una ley natural abso- sólo no se tuviera en cuenta, no representa más que una
luta, y así el burgués, en su investidura de científico concesión al decorum y no la admisión de tales posibi-
profano moderno, llega a la transformación necesaria lidades. Algo semejante se hace con la autoridad del
de la ley natural en ley absoluta. La Edad Media cono- clero y de la Iglesia, que no es directamente atacada en
cía ya el concepto de ley natural, pero sólo como un polémica, sino socavada. Indagar las cosas sobrenatura-
concepto secundario, dentro del marco de un pensa- les, "que no se ven", o tratar de hacer juicios sobre esos
miento semirracionalista y actuando como causae se- "profundos arcanos" carece simplemente de sentido, se-
cundae, sobre la cual privaba la instancia suprema me- gún Guicciardini, pues sólo se debe preguntar por los
tafísica de la causa primaria, y con ello la constante fundamentos y las causas "naturales". La metafísica
posibilidad de la intervención irracional, a través del ya no interesa. El mundo, en el cual nos acomodamos,
milagro divino, en la causalidad racional (concebida se ha convertido en un mundo sin Dios. Puede Dios se-
ésta no de un modo absoluto, sin excepción posible, guir existiendo, pero ya no está dentro del mundo en
sino como una regla establecida por Dios). Había, pues, que vivimos, como lo estaba en la Edad Media: "ha
una autoridad divina suprema que disponía de medios huido del mundo", como algo que le era extraño. Esta
para intervenir en las leyes naturales, y la Iglesia, como secularización de la mentalidad burguesa se funda en la
su representante en la tierra, expresada en la jerarquía experiencia práctica, bien se trate de pensar según las
eclesiástica, permitía que la vida secular transcurriera categorías de una técnica científico-natural, como hace
según sus leyes propias, aunque reservándose también Leonardo, o bien de una técnica política, como hace Ma-
sobre ella el supremo poder de inspección. Esto es algo quiavelo.
más que una analogía basada en las apariencias exter- Desde la perspectiva de esta nueva posición del empi-
nas, es una relación interna, condicionada sociológica- rismo burgués, las relaciones entre el individuo y el
mente. No hay que entenderlo en el sentido de una cosmos se expresan de un modo muy distinto que des-
vulgar interpretación materialista, como mantenimiento de la perspectiva del clérigo o de los filósofos ecle-
consciente de una ficción en interés de una detelminada
38 39
siásticos. Este es- el camino que conduce, a través de dominación y se convierte en medio; ahora es cuando
Giordano Bruno, hasta Galileo, hacia una actitud comple- puede aparecer la idea del aprovechamiento y explota-
tamente secularizada frente al mundo, que ha sido pur- ción de la fuerza de trabajo (que, en atención a esta
gado de todos sus elementos irracionales. Esta es la finalidad, se declara libre), al contrario que en la Edad
actitud que ante el mundo tiene el nuevo "empresario" Media, en que aquella relación de sumisión envolvía a
intelectual individualista, en perfecto paralelo con la la vez un deber de protección por parte del señor. La
nueva actitud capitalista en materias económicas. Sim- nueva ciencia natural y la nueva técnica sirven a lavo-
mel establece una efectiva relación causal con la eco- luntad de poder económico e intelectual como expresión
nomía monetaria. "La economía monetaria introduce de las nuevas tendencias racionales y liberales, opuestas
por vez primera en el mundo la idea del cálculo numé- a las viejas tendencias conservadoras. El fin nuevo de
rico exacto"; y "una interpretación matemática exacta la voluntad, que la economía monetaria ha hecho posi-
de la naturaleza no es sino la réplica teórica de la econo- ble, tiene ahora un nuevo saber como palanca para la
mía monetaria". Este modo de resolver el mundo en emancipación y como instrumento en la lucha por el po-
ecuaciones matemáticas y de enfocarlo con independen- der, que es ahora una lucha para la dominación de "la
cia de los ligámenes naturales, con respecto a los cuales naturaleza", fundada en el conocimiento de sus "leyes".
el individuo se siente superior, y de considerarlo "como La nueva ciencia de la naturaleza es también producto
un gran problema de cllculo", un mundo donde todos de esa actividad de empresa que ya no se conforma con
los valores son intercambiables, mensurables, imperso- los hechos dados por la tradición ni con el reconoci-
nales y abstractos, está en abierta oposición con la miento de "sumisiones queridas por Dios", sino que lo
manera de ser medieval, más espontánea y emotiva. Y considera todo como objeto de un tratamiento racional.
del mismo modo, la voluntad de poder, que se oculta No sólo en el sentido teórico, en consideración al mé-
tras la nueva visión, que es arma suya, está estructu- todo científico que no da nada por garantizado, sino
rada de un modo muy distinto que la voluntad medieval también en el de la aplicación del conocimiento. El pen-
de poder. Esta es propiamente política, es, en primer sador burgués, ingeniero por naturaleza, hace una rápida
término, imperio sobre hombres, y la dominación sobre aplicación práctica en las ciencias técnicas. Se quiere
el territorio y la disposición de las cosas sólo le intere- saber para "intervenir" en la naturaleza, se trata de en
san como medios para la dominación sobre los hombres tender las cosas para así poder dominarlas, y realizar
(Scheler). A la voluntad de poder feudal va unida la los fines de poder propuestos. Y por lo mismo que sólo
del poder de la Iglesia, expresión del otro estamento da con la nueva concepción naturalista del mundo se puede
minante en la Edad Media. Ambos cooperan estrecha- llegar a dominar técnicamente a la naturaleza, y porque
mente en la formación de un sistema de imperio, que sólo esta nueva concepción científica burguesa realizaba
iniciado externa y originariamente de una manera for- la función social de prestar los servicios necesarios acor-
mal, por la fuerza militar, se justifica tradicionalmente, des con las exigencias de la nueva clase en ascenso, se
en lo interno, por ser reflejo de la influencia, dirección convirtió en "dominante".
y ordenación de la vida conforme a la religión. Con el Por otra parte, la especulación científica recibió un
cambio de la clase dominante apareció otra forma y gran impulso, como Dilthey ha observado, por su unión
otra tendencia de voluntad de poder. La nueva volun- con el trabajo industrial. Las crecientes necesidades
tad de poder se expresa, técnica y económicamente, prácticas de la nueva sociedad burguesa y las exigencias
como voluntad "para la transformación productiva de de la vida nueva, sólo podían satisfacerse por una co-
las cosas" (Scheler). El hombre deja de ser el fin de la operación entre el trabajo manual y el científico, lo que
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se manifiesta en el experimento y el cálculo, en el des-
cubrimiento y la invención. Y los investigadores, los e) La nueva tendencia en el arte
Ubaldi, Benedetti, Leonardo, Galileo, abordaban proble-
mas de náutica, construcción y equipamiento de naves, La nueva concepción del mundo como "obra de arte"
factible, como un problema a resolver por la mente
edificaciones urbanas y fortificaciones. Con la inven- creadora según puntos de vista técnico-racionales, tenía
ción y perfeccionamiento de las armas de fuego tomó
que afectar, a la vez que al ingeniero, al artista (que
la guerra un carácter técnico, al contrario de la época ahora va surgiendo de la clase de los artesanos), y por
caballeresca, en que era decisiva la acción de la caba-
eso muchas veces coinciden en una misma persona am-
llería, y con el desarrollo de la artillería se convierte
en rama de la ingeniería. En hombres como Federico bos tipos, como lo vemos en Miguel Ángel y, por encima
de todo, en Leonardo. En el trabajo artístico propia-
de Urbino o como Alfonso de Ferrara, aparece el nuevo
tipo del técnico militar. La guerra, convertida en cien- mente dicho, y no, por lo tanto, por la mera coincidencia
en la persona, se expresa en el Renacimiento naciente,
cia y arte, se aburguesa y surge ese placer neutral del
espectador "que tiene un gran gusto en observar una de una manera muy fuertes la tendencia y el interés por
la técnica; piénsese en Castagno y en Uccello y, más
estrategia correcta" (Burckhardt), lo que halla su pa-
rangón en la ciencia y la técnica de la política que, tarde, en Signorelli, Mantegna y los demás. La produc-
ción de una impresión de profundidad por medio de la
fundada en el virtuosismo y en la racionalización, se-
gún describe Maquiavelo, se considera como obra de la perspectiva geométrica se presenta al italiano del Rena-
cimiento como un problema científico, de cálculo ma-
inteligencia calculadora y del talento técnico. Incluso
las ideas (desterradas por los humanistas) de la Anti- temático, y por eso es la perspectiva italiana una pers-
güedad sirven directamente a la práctica militar y po- pectiva puramente lineal, no perspectiva atmosférica
como la de los holandeses. Entre los alemanes, de pro-
lítica. Como ya hemos sugerido, el resurgimiento de las
ciencias exactas fue posible gracias á la fusión de dos pensión romántica, opuesta a la inspiración liberal bur-
grupos que antes habían estado separados: los intelec- guesa de los italianos, la perspectiva comenzó cómo una
tuales, por una parte, y los prácticos en artes e indus- experíencia de inspiración casi fáustica que se vive y se
trias, por otra. Estos últimos estaban interesados porque intuye fi Según Alberti, el artista es ante todo un inves-
tigador de la naturaleza, un matemático y un técnico, y
de este modo podían mejorar sus conocimientos prác-
ticos y también su posición. La metódica teórica y la sólo así podrá dominar sus recursos artísticos. Las cúpu-
práctico-técnica coinciden "en una comunidad de traba- las de Brunellesco son un ejemplo de una de esas obras
jo y trato" (Scheler), que es algo completamente nuevo en las que se juntan el cálculo técnico y, en consciente
finalidad, la voluntad artística creadora. De este modo
comparado con la comunidad medieval de los cultos. la técnica parecía convertirse en fin propio, pues tanta
Para el horno religiosus
de la Edad Media, imbuido del fuerza tenía el nuevo placer de descubrir y el goce de ex-
punto de vista de la tradición, el mundo es un acto de
perimentar. En los intentos-y experimentos, del nuevo
la creación divina; el burgués de la época del Renaci-
arte se manifestaba la movilidad del mismo, la nue-
miento ve en él un objeto del trabajo humano, de previ-
sión, ordenación y conformación. La voluntad de domi- va dinámica. El movimiento general que había invadido
la vida arrastró también al arte en su torbellino. "Cuan-
nar y de gobernar las cosas determina ya las metas y
los métodos de la ciencia nueva, cuyo cuño original do el medio se transforma claramente ante nosotros,
menos siente el contemporáneo la continuidad de su
se lo dan la investigación de la naturaleza, la técnica
y la industria.
8 Dehio, Geschichte der deutschen Kunst, n, 167 ss.
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aprobación del genial proyecto de Brunellesco para la
época con respecto al pasado, y tanto más se pierde la
cúpula de la catedral coincide con el alío de la conquis-
fuerza de la tradición en el oficio y tanto más tratan
de buscarse nuevos caminos" (E. Lederer).9 La pro- ta del puerto de Livorno. -Los monumentos artísticos
hablaban de la grandeza y de la fama de la ciudad;
funda transformación de todas las relaciones existentes,
eran los símbolos de la propia elevación por el desarro-
la emancipación general de todo lo tradicional, la mayor
llo de la vida económica, política y cultural, que arras-
amplitud de las aspiraciones personales, debían de des-
traba a todos. En aquellas obras de arte —y no se trata
pertar "un enérgico desarrollo de la voluntad artística
sólo de Florencia, sino también de Orvieto, Pisa, Siena,
y un planteamiento de nuevos problemas de arte". El Venecia— veía "expresado el pueblo su propio sentir y
impulso creador debía brotar con una nueva concien-
se sentía identificado con el artista, del cual no le sepa-
cia en el artista: así podía ya aparecer el "concepto del
raba ningún abismo" (R. Saitschick). En aquella época
genio", como la expresión más alta, que sólo podía pro-
el arte no era privilegio de ciertas capas sociales, sino
ducirse en un terreno burgués de una conciencia inde- algo común a todo el pueblo: en general, se consideraba
pendiente, que descansaba puramente en la fuerza y
que "una obra de arte inspirada era un reflejo de la
dotes del individuo, en sentimientos de potencia y de fama de todo un pueblo" (Janitschek). Este arte bur-
libertad. El sistema gremial, así como toda la organi- gués era bajo todos los aspectos un arte popular. En
zación de comunidad, se derrumba, y aquí, como en el
primer término, arte religioso, como lo demandaban la
campo industrial, se impone el individualismo.
tradición y las costumbres, de las cuales sólo poco a
La nueva forma política de la burguesía emancipada poco iba despegándose aquella época. Por eso arrancó
fue la democracia municipal y el arte asume la fun- de las tradicionales relaciones en que vivían el pueblo
ción de expresar ese nuevo poder de la ciudad-estado.
y la Iglesia. Otro rasgo característico popular y burgués
Así nace el nuevo estilo del arte burgués que unía lo
era la tendencia del arte a lo familiar —como puede
sencillo con lo grande, el realismo con la majestad, y
verse en la pintura de un Filippo Lippi o de un Dome-
representa de este modo el ideal burgués. Como monu- nico Ghirlandalo—; esa manera jovial, natural, deta-
mentos del orgullo burgués se erigen en Florencia, al tra-
llada, a veces hasta vulgar, como Wolflin dice, y esa
montar el siglo mi, Santa Croce, Orsanmichele, el
Bargello, el Palazzo Vecchio y, sobre todo, la catedral. manera de representar a los santos como boas bour-
Giotto —el hombre con el cual el arte se hace burgués geois. . Un arte tan popular, y a la vez tan majestuoso
—la catedral de Florencia, como símbolo del poder de la
(compárese la sencillez de su pintura con el estilo pom-
ciudad, tenía que superar a todo lo hecho hasta enton-
poso de Cimabue, quien sigue expresando toa profunda
ces—, del que todo el pueblo tenía que sentirse orgu-
actitud religiosa, en lugar de limitarse a tratar motivos lloso, y que, sin embargo, no se distanciaba de él, sino,
religiosos)— fue nombrado arquitecto municipal y le-
vantó la catedral. al contrario, servía. por encima de todo a la piedad
religiosa y satisfacía al mismo tiempo el ansia espec-
La erección de la catedral de Florencia era un asun- tacular de un pueblo colocándose en el mismo terreno
to público de la república florentina, y en los incidentes
que éste. Un arte así podía atraerse y despertar el sen-
a que su construcción daba motivo tomaba parte activa tir de todo el pueblo, ingenuo y fácil de ganar por el
la opinión pública de los ciudadanos. Su interés no era arte, aunque la realidad política a la que correspondía
menor que el que les despertaban los grandes aconteci- fuera sólo en apariencia democrática. El arte, en cuyo
mientos políticos que a la sazón se desarrollaban. La campo impera por derecho propio la apariencia hermo-
9 En la Erinnerungsgabe für Max Weber. sa, daba al pueblo, que lo comprendía mejor que la
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nebulosa alta política, cuando menos la bella ilusión de junto con el ethos de la virtü personal, fundada en la
una democracia. El pueblo manifestaba su gratitud, capacidad individual y las fuerzas propias de cada in-
honrando públicamente a los artistas, con lo cual hon- dividuo, representa- la negación de todos los privilegios
raba a sus propios hombres, pues los artistas habían de los diferentes órdenes, de todas las pretendidas pre-
salido de su propio seno. Durante las honras fúnebres rrogativas de nacimiento y estado, y es el sustituto de
de Filippo Lippi se cerraron en Florencia todas las la doctrina, mantenida por el clero, de los poderes so-
tiendas de la Via de Servi como sólo se hacía en los en- brenaturales, basado en una filosofía "natural"; signifi-
tierros de los príncipes. ca también que lo simplemente "burgués" se proclame
Uno de los fenómenos más notables de la transfor- lo humano y universal, y ofrece además a la crítica la
mación burguesa del arte es la aparición del desnudo. posibilidad de emprender, desde esta base, nuevos ata-
Esto tiene también su conexión sociológica. No sólo la ques contra- un terreno que hasta entonces, sin oposi-
cultura clerical, sino también la aristocrática eran opues- ción alguna, ocupaba el clero. Éstas son las tendencias
tas al desnudo. "El desnudo, como la muerte, es demo- inherentes a la libertad "burguesa" en el Renacimiento,
crático" (Jul. Lange). Las danzas de la muerte, de fines lo mismo que en tiempos posteriores, y, como siempre,
de la Edad Media, en trance de aburguesamiento, pro- necesitaban de un fundamento que las revistiera de
clamaban la igualdad de todos los hombres ante la "una nueva autoridad". Esta función fue asumida por
muerte. Cuando la burguesía ya no se sintió oprimida la Antigüedad clásica. Toda autoridad secular trata de
sino que tenía conciencia de su marcha ascendente ha- justificarse con lo retrospectivo, pues cuanto más anti-
cía el poder, pudo colocar, por medio de sus artistas, al gua sea, mayor fuerza tendrá; se necesitaba una "an-
hombre mismo desnudo, a sí misma, en el centro de tigüedad", y una antigüedad ejemplar, es decir, una
la vida. Sin necesidad de esperar el día del juicio, ya antigüedad "clásica". Ya la tradición del humanismo
no valen las diferencias de clase, aun cuando ella mis- medieval» ofrecía la posibilidad de arrancar hacia una
ma nada puede hacer contra las nuevas diferencias que nueva educación secular, que correspondiera al estadio
van surgiendo. El elegir precisamente esas formas de a que había llegado la cultura burguesa. Esa educación
expresión artística se debe a la influencia de la Anti- debía ser capaz de oponerse a la tradicional y teológica,
güedad, y esto es una prueba de la función sociológica mantenida por el clero, que confería a éste el monopolio
que el humanismo desempeñaba en aquella época. educativo, y contar con la fuerza necesaria para arreba-
tarle ahora el monopolio. Y como la época se había
hecho burguesa, y sustentaba un nuevo ideal educativo,
f) La función del saber y de la educación tenía de su parte al futuro y la escolástica fue conde-
nada a una existencia artificial y de "gheto", limitada
Se puede establecer un paralelo entre el culto artístico a los círculos eclesiásticos. La Antigüedad, entronizada
del desnudo, como, por ejemplo, se muestra en Signo- como autoridad nueva, prestaba sus servicios para des-
relli, con la idea de humanitas, y con la polémica de plazar una mentalidad ya internamente muerta, pues
Poggio contra la nobilitas. El humanismo representa
la gran época de la escolástica había pasado hacía ya
en este caso una ideología que realiza una función muy mucho tiempo, y la moderna, contra la cual polemiza-
determinada en la lucha por la emancipación y la con-
quista del poder por la capa social burguesa en progre- » Cf. Herrnann Reuter, D. rel. Aufkldrung im Mittelalter,
sión ascendente. La idea de un saber "puramente hu- ed. Norden ("D. antike Kunstprosa", tomo u), Fr. v. Bezold, D.
mano", que persigue verdades "humanas generales", Fartleben der antiken Gotter inz mittelalterl. Humanism, etc.
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han los humanistas, no era más que una caricatura de cultural del clero y de la caballería, como una pesada
aquélla. La "autoridad" de lo antiguo daba a esta lucha herencia muerta de la que tenía que librarse para poder
de liberación de la nueva cultura laica el indispensable vivir. Para oponerse a ella se invocaba el derecho a
apoyo para conferir a sus ideales la consagración del la vida, y la vida no es nunca justa. Así la nueva época
tiempo, y así sancionar y legitimar sus aspiraciones. negaba todo el arte gótico como producto de una cul-
Pero la nueva autoridad tampoco podía compararse con tura decadente. La nueva cultura burguesa, en su idea
la antigua. Aunque la antigua se siguiera considerando de desprenderse de un pasado que no era el suyo pro-
como "la edad de oro", que bajo la guía de la "natu- pio, para ganar el espacio que necesitaba no podía me-
raleza" había reconocido las verdades absolutas de la nos que negar todo el arte gótico como una aberración,
"razón", el humanismo estaba muy lejos, como la Ilus- y así dice Vasari que el influjo del cristianismo había
tración de época posterior, de oponer un nuevo dogma sido muy daiiino para el arte. Como madrina, y a la vez
laico al dogma de la Iglesia. Se lo vedaba su antipatía como aliada poderosa, en la lucha presente, se invocaba
contra lo sistemático, en lo que veía la negación de todo la gran cultura burguesa de la Antigüedad. La dispo-
lo vivo al reducirlo a conceptos, que tan profundamente sición sobria y racional de la nueva época burguesa y la
odiaba en la escolástica, y también se lo vedaba su re- mentalidad crítica ejercida, formada en el estudio de
pugnancia instintiva hacia las consecuencias revolucio- lo antiguo, osaba atacar muchas cosas, hasta entonces
narias que de tal afirmación pudieran derivarse. Apar- intangibles, que servían de base al poderío clerical, como
tándose de todo lo abstracto, que era tormento en la los milagros de las- leyendas de los santos (ya en Pe-
escolástica, el Humanismo, acorde con el espíritu de, trarca) o las falsedades, amparadas por la autoridad
la época, tendía hacia lo concreto. Esta actitud revela- de la Iglesia, como la llamada carta de la donación de
ha una voluntad absoluta de emancipación y de libertad Constantino (Valla); y como esta reacción era no menos
en contra de todo lo que antes significaba sujeción y
antifeudal que anticlerical, se atacaron también los ci-
ordenación del individuo. Así es que no se recibió a lo
clos legendarios. Todos estos son episodios de la gran
"antiguo", como una filosofía unitaria, a modo de ca-
non —incluso el platonismo no fue para el Humanismo ofensiva de la burguesía liberal contra la tradición de
más que anhelo y entusiasmo—, sino como el más noble un pasado que gravitaba como tutela y sujeción sobre
de los periodos de la historia. La "autoridad" de un la propia independencia. También contra la Antigüedad
pasado (aun tan ejemplar) sólo podía significar que se alzó una verdadera competencia, especialmente en el
aquél, en la medida de la realización terrena, es decir, campo de la literatura y del arte,U prueba bastante para
relativamente, había llegado al máximo: al máximo en demostrar que a lo antiguo sólo se le concedía una reía•
el tiempo, precisamente como lo comprendían el huma- tiva autoridad. Era considerado como digno de emula-
nista y el artista del Renacimiento al limitarlo 'como ción y lo que marcaba la dirección a seguir. El principio
tiempo pasado. Esto significa, con gran claridad, que de la libre concurrencia y la creencia en las posibili-
el tiempo presente contaba con instrumentos que podían dades de un "progreso" fu.ndamentalmente ilimitado re-
superar al pasado, y que ya, en algunas de sus grandes
personalidades, aparecía superado, y que el tiempo que 11 Cf. Salutati en su polémica contra Poggio sobre la pre-
medió entre la Antigüedad y el tiempo presente, o sea eminencia de Petrarca y de Boccaccio sobre los antiguos (el
el de la Edad Media, fue una época de honda decaden- trabajo del autor Cot. Salutati und das humanistische Le-
cia. El nuevo "tercer" estado consideraba ese pasado bensideal, 1916), y también, Leon Bruni, De tribus vatibus,
y la apreciación de Brunellesco y Donatello por Alberti, re-
inmediato, la supervivencia de la. Edad Media, esa obra feridos a los antiguos en Della pittura.
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cibieron así en el terreno espiritual, científico y artístico bía incorporado el concepto del derecho natural estoico,
un fuertísimo impulso y una dirección concreta. Hasta y que ya desde el siglo mi empieza a extenderse por
la ciencia (que en la Edad Media era conservadora) se Italia, preparó el individualismo y el egoísmo económi-
hace ahora liberal. La competencia con lo hasta ahora cos, partiendo de la idea (análoga a la sostenida por los
tenido por lo más alto, despertaba el sentimiento de ri- fisiócratas, por Aclara Smith y la escuela de Manchester)
validad para ir todavía más allá, lo cuál incitó a los de que persiguiendo el individuo su interés particular
esfuerzos máximos, estado de ánimo que era favorecido es como mejor sirve a la prosperidad del todo. La aequi-
todavía por la creencia de que la antigüedad romana tas exige libertad, también para la actividad económica
formaba parte del propio pasado. La fama de la propia adquisitiva.
ciudad, de la propia época, del propio nombre, contri- Nos queda por ver qué fuerza tenía la idea huma-
buía a ese fin y una inmensa conciencia individual des- nista para agrupar a los hombres. Su capacidad para
pierta en todos los campos de la cultura. El mito hu- crear una comunidad, para abarcar a los hombres en
manista del "renacimiento" de la cultura antigua no era una comunidad de ideas basada en el reconocimiento
más que el sueño, convertido en idea, de la renovación de valores comunes, es más bien pequeña. La idea cris-
de la cultura nacional, que así recibía un incentivo de tiana había logrado crear una comunidad próspera que,
una eficacia vital directa y positiva. El burgués vive afirmada por la organización de mando de la Iglesia me-
siempre en un presente visible y natural cuyos derechos dieval, se convirtió en una fuerza real, de máximo poder
no admiten limitaciones de futuro como las impuestas intensivo y extensivo. Si consideramos al Humanismo
por un pensamiento religioso trascendente, ni tampoco como la réplica moderna del pensamiento cristiano, sal-
de pasado, como lo que supone el pensamiento tradi- ta a la vista su esterilidad sociológica. Ni siquiera en la
cional. "categoría sociológica de la unión" (Schmalenbach) ha
Hasta ahora hemos hablado más que nada de la fun- logrado pasar de unos débiles comienzos, como los re-
ción del aspecto subjetivo y psicológico del Humanismo, presentados por el Paradiso degli Alberti (caracterizado
pero también se puede señalar un sentido sociológico a por Voigt), de la Florencia del siglo ny, la Academia
algunos de sus aspectos objetivos. Esto puede aplicarse, Platónica del xv, y las varias Academias del Renaci-
en primer término, a la filosofía que, en relación con miento en los siglos xv y xvi. Y si examinamos las rela-
la antigua, especialmente con la estoica (conocida sobre ciones que entre sí mantienen los humanistas de más
todo a través de Cicerón y de Séneca), declara sagrada relieve, los componentes de la nueva clase, nos encon-
a la razón. Con Alberti, y más aún con Giovanni Ru- tramos con que la organización de "amistad" ni siquiera
cellai, conocernos el derecho natural estoico, es decir, la es una verdadera comunidad de intereses, como puede
ley de la ordenación natural del mundo, que por serlo verse por la "literatura de invectivas", que demuestra,
es racional y moral, en una reinterpretación muy carac- ya en este primer estudio de la ciencia secularizada de
terística para la época, como pensamiento de justifica- Occidente, cómo la clase de los intelectuales profesio-
ción capitalista. Unas veces se invoca la razón contra nales, más que ninguna otra, es portavoz máximo del
las pasiones, en interés de un ethos metódico, que dis- individualismo.
ciplina la vida, y también aparece que la aspiración a Durante el tiempo en que el clero administró la cien-
la riqueza es conforme con la "naturaleza" y es "sabia", cia, como función aparte de su ministerio y de un modo
porque la posesión de las riquezas facilita una vida honorario, ad majorem Dei glorictm, se consideraba el
guiada por la razón y unida a la virtud. El derecho saber como una "propiedad colectiva" impersonal. El
romano, al cual en la época de los emperadores se ha- sabio medieval trata de velar lo "propio" con la tradi-
50 51
ción, y con ella "encubrirlo". En la forma de la "socie el nuevo distanciamiento aristocrático del "intelectual"
dad", con su exacerbada conciencia del "yo" y de la y del "retórico", que posee el saber (a tono con su
propiedad, invade también el campo del espíritu el con- tiempo y, todavía más, con lo "general humano") y que
cepto de la propiedad privada con todos los elementos domina la forma (sapientia et eloquentia). El saber, al
personales y suprapersonales, que le son inherentes, de como la riqueza, actúa ahora como un criterio de se-
egoísmo, envidia y rencor. La "libre concurrencia" in- lección.
duce en lo espiritual como en lo económico a operar Aparte del conde Pico de la Mirandola, y entre los
"con todos los medios". Y de esta penetración del es- artistas Miguel Angel, la mayoría de los humanistas pro-
píritu personal en la ciencia, depende la nueva actitud cedían de familias burguesas, de acuerdo con el carácter
del "investigador", que aspira a encontrar una verdad, urbano de toda la nueva cultura. Tanto la haute bour-
que aún no se tiene, que empareje la satisfacción de sus geoisie como los nuevos intelectuales proceden de la
necesidades espirituales con su vanidad personal. La "po- clase media. Dentro de esa atmósfera urbana, en la cual
lémica científica" —que tiene su típica expresión en la ni el nacimiento ni el estado social eran ya factores de-
invectiva de Petrarca contra los averroístas, y que lleva cisivos, y el prestigio personal iba ganando en impor-
el gentil título De sui ipsius et aliorum ignorantia— es tancia, la superioridad intelectual podía ser un medio
ejemplo de aquella forma de discusión mezclada con de encumbramiento social y tener repercusiones tan
rivalidades personales, que se aparta de la manera me- grandes como el desplazamiento de los clérigos por los
dieval, que combate a los representantes de un sistema laicos en el nuevo sistema de instrucción, en las ta-
considerado como falso o como dañoso. reas de la investigación, en la producción literaria y
en el arte.
Pero ese desplazamiento del clero no significa que
g) Las clases poseedoras y los intelectuales se buscara contacto con "los de abajo", sino más bien
que los "doctos" trataran de asumir frente a los "in-
La difícil posición en que se, hallan dentro de la socie- doctos" una nueva posición directora, con lo cual se
dad los exponentes de la nueva inteligencia laica, como abría un nuevo abismo social, paralelo al abierto por el
una capa social nueva, se comprende al punto por la capitalismo en el, campo de la economía. Porque el nue
relación de polaridad, de "compenetración" y "distancia- yo saber daba al que lo poseía, no sólo la conciencia
miento" intelectual, en que se encuentran con respecto sublimada de su propia superioridad (que, muy carac-
al "pueblo", al cual descienden como literatos, cuando terístico para la nueva época liberal, era más una con•
escriben en- "lenguaje popular", en vagare, y del cual ciencia del "yo" que una conciencia de la capa social
como "elite" intelectual se distancian tanto más cuando a que se pertenecía), sino que también le confería a los
se expresan en el esotérico lenguaje de su latín huma- ojos del vulgus, por él despreciado, un nimbo ue pres-
nista; al igual que los artistas —a partir de Masaccio, y tigio, en el cual la erudición clásica desempeñaba un
hasta de Giotto— oscilan entre la tendencia democrática papel semejante a la riqueza tan rápida e inverosímil-
del realismo y la aristocrática de la estilización. Así mente adquirida por el capitalista, y que la gran masa
unen los humanistas la ideología democrática, nivela- del pueblo consideraba, por el inescrutable proceso de
dora, de la humanitas, que borra todas las prerrogativas su formación, como algo misterioso y extraordinario 1
2
del estado, con la elevación de la virtus al rango de una Así el "pueblo" contribuyó a que se cobrara conciencia
nueva nobilitas, e identifican la virtus, en su significado
de educación espiritual, con el studium humanitatis. Es 12 Cf. p. 30.
52 53
de la distancia existente entre él mismo y las nuevas podían unir el Humanismo a un terreno concreto, social
clases de poseedores y de intelectuales.1a y político, es decir, que lo desarraiga deliberadamente,
En la estructura del nuevo grupo intelectual es fac- lo convierte en "flotante", para darle aquella soltura,
tor determinante y característico lo abigarrado de su externa e interna, necesaria al tipo de literato propia-
reclutamiento social. Petrarca, el primero y el mayor mente dicho. La vida de Petrarca, con su vagar cons-
de los humanistas, empezó su carrera como joven y ele- tante, su eterna inquietud (aun en el retiro solitario), su
gante clérigo en la curia de Avignon; Boccaccio proce- imprescindible afán de celebridad, su hiperestésica con-
día de la clase comercial y vivía holgadamente de la ciencia del propio yo, y las relaciones, ya tempranas, con
fortuna de su padre; Niccolo Niccoli practicó el comer- las familias famosas y las cortes de los pequeños tira-
cio hasta la muerte de su padre; Giannozzo Manetti fue nos, todo esto es ya ejemplo típico de la vida de un
contable de un banquero antes de retirarse de la vida literato. El desligamiento con respecto al estado corre
de los negocios para dedicarse a sus aficiones sabias y paralelo con el desligamiento respecto a la sociedad:
a la política. Humanistas son aquellos cancilleres flo- desligamiento de la sociedad "burguesa". Ya Petrarca,
rentinos, cuya serie se inicia con Salutati y termina con Boccaccio y Niccolo, manifiestan la aversión muy pro-
Maquiavelo, entre los cuales se cuentan los Bruni, Pog- nunciada contra la vida familiar burguesa, que solemos
gio y Marsupini. La vida material (y una clase inter- asociar al nombre de literato. Luego surge aquel liber-
media como la de los intelectuales necesita apoyarse en tinaje en tipos tales como Fidelfo, que lleva a Cino
alguna parte para asegurar su existencia) se logra, en el Rinuccini, con certera visión sociológica, a comparar
tipo de los humanistas a que nos referimos, de un modo a los aventureros humanistas con los condottieri. Y si
natural en un burgués que siente todavía los vínculos la negación literatoide de todos los vínculos supraindi-
locales. Frente a este tipo de humanista no desprovisto viduales llega a proclamar en Valla, con respecto al
de raigambre, aparece ya con Petrarca el otro tipo de matrimonio, el soberano derecho de la unión ilegítima
la intelectualidad humanista libre, el tipo de literato frente a un tercero, o sea el marido, los individuos en
suelto, desligado de la polis y de la política realista, y sus relaciones tienen derecho a impedir cualquier inter-
para quien la inteligencia no es algo al servicio de la co- vención a nombre de pretendidas exigencias objetivas."
munidad citadina, sino un asunto puramente individual, El honrado "burgués", ya por los efectos nocivos para
puramente literario." En el primer tipo, el movimiento su crédito, no puede reconocer estas concepciones ni se-
intelectual se ordena dentro de un sistema de deberes guirlos en la vida. Sombart, apoyado en un material
políticos que cumplir, a través de los cuales la clase di- histórico-cultural, ha subrayado la conexión psicológica
rectora que, por su encumbramiento social y económico, económica de esta importancia del crédito con el "te-
ha llegado a manejar el timón del estado, proclama un mor de Dios del burgués" y con la "honradez".
sentir político y un patriotismo burgueses, y por cuyos Por otra parte se manifiestan conexiones entre la
ojos ven los intelectuales al estado, tratando de asimi- nueva gran burguesía capitalista y los representantes
larse su concepción e ideal político. En el segundo tipo de la cultura humanista, que, por cierto, se fundan en
aparece incluido Petrarca que, con la obstinación propia una reciprocidad de intereses. Toda clase superior nece-
del hombre que sólo se apoya en su genialidad personal,
y que se adelanta a su tiempo, corta aquellas raíces que 111 Si mulier 'mihi et ego mulieri placeo, quid tu tamquam
medius nos dirimere conaberis?, De volupt. 1, c. 38. omnino
13 Muy gráfico en Bisticci. nihil itzterest, utrum cum marito coeat mulier an cum ama-
14 Cf. H. Baron en su edición de Bruni. tore.
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sita de un "séquito" y toda clase propietaria necesita, lió en Florencia, especialmente bajo los Albízzl, durante
para hacer tangible su superioridad, y para aumentar su medio siglo después de 1382. El Paradiso degli Alberti
prestigio, una ostentación de lujo; tiene que hacer valer nos ofrece un ejemplo de la atmósfera refinada de esa
este prestigio, y el mejor medio para ello es contar sobre aristocracia urbana. El huésped, Antonio degli Alberti,
todo con un séquito _correspondiente. Este séquito no
era un rico comerciante noble, autor de un volumen de
puede tener el carácter de la clase social que se trata sonetos y canciones, y las personas que a su alrededor
de desplazar, sino que ha de distinguirse de ella. Y así, se congregaban pertenecían a todas las clases de la so-
el séquito, de la nueva clase social de la ciudad ha de ciedad y a todas las secciones de la ilustración. Así se
ser un séquito de los representantes de la nueva cultura desarrolló una sociabilidad intelectual, que pudieron
e ilustración urbana, que a su vez, y no sólo por moti- seguir cultivando tanto los Médicis como las distintas
vos económicos sino de estimación social, reciben con cortes italianas. "Entre los nobles" encontramos "poetas
gran agrado esa protección, de suerte que coinciden y filólogos, pensadores y hombres de rica formación
ambos intereses. "Ilustración" y "espíritu" son la nue- enciclopédica... y también ricos Mecenas" (Voigt). In-
va forma de un realce ostentador de lujo, en el cual la herente al nuevo concepto de "dignidad" (como visto
clase ilustrada constituye el séquito indispensable a los en perspectiva desde abajo por Vespasiano da Bisticci,
fines de representación social. Cierto que, como todas que representa algo así como la "opinión pública") es que
las relaciones "liberales" entre los hombres, que son de- un hombre de rango elevado tenga una formación hu-
leznables, esta relación de séquito, por ambas partes, manista, siendo opinión general que una formación de
tiene una base muy frágil; se origina por un motivo esa clase aumenta la independencia espiritual y forma
ocasional, carece de vinculación espacial o de tiempo, el juicio y que, por consiguiente, representa una buena
es siempre "libre" para las dos partes. Con tan escasa inversión. Galateole llama "plebe" a "los ignorantes,
garantía como vive el tirano encumbrado como hom- aunque se titulen grandes señores y notables". Esto va
bre de empresa política vive libre el literato, y es tan dirigido contra la aristocracia al viejo estilo, que no lo
poco de fiar. Burgueses conscientes y republicanos, era más que de nacimiento. Por lo demás, cosa que nada
como Boccaccio y Salutati, pueden criticar la frecuen- tiene de extraño, el discernimiento intelectual se mues-
tación de las cortes por Petrarca, como manifestación tra, según los humanistas, de una manera tangible, en
de una falta de carácter, aunque ni él ni sus mecenas
ocasionales se habían prometido lealtad. el placer legítimo de gastar in usus honestos, y sólo
cuando la riqueza se gasta "bien" ha de considerar-
Una cierta continuidad, con aires "aristocráticos", se como "saludable" y puede justificarse su adquisi-
persistía en ciertas ciudades, tales como Florencia, don- ción. Como prueba de la tendencia originaria del espíri-
de el medio burgués estaba fuertemente influido por la tu burgués a la cicatería, o por otro nombre, al ahorro,
alianza de los círculos de la gran burguesía con la no- tenemos que L. B. Alberti reputa corno gastos permitidos.
bleza, arraigada en la ciudad, que se había transformado pero en modo alguno obligatorios, los que se hacen en
en comerciante. En dichos lugares se había desarrolla-
do un modo de vida que combinaba elementos burgueses libros, o en pintar una Loggia, y otros semejantes (a di-
ferencia de los despilfarros señoriales), porque redundan
con los de la aristocracia citadina. En esos medios el
lujo, que la clase mercantil tenía que crear, revestía en favor del prestigio de la familia y, por consiguiente.
la forma aristocrática y "noble" del fomento de la ilus- de la firma y del honor burgués. Sin embargo, por
fuertes que sean las reservas del humanista frente al
tración espiritual y artística. Aquella nobleza "emprende-
dora", tan agitada política como comercialmente, cloral- Cfr. sobre ello Burckhardt en su tomo u.
16
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capitalismo, orientado sólo económicamente y desinte- hombres del espíritu con los hombres del dinero, y el
resado por los asuntos intelectuales, es característico signo bajo el cual se unen es el signo del trabajo eco-
que el mismo Salutati, en el cual encontramos con fre- nómico o el studium humanitatis. El trabajo es virtus
cuencia quejas de esa clase, cuando en la época en que porque es expresión del propio rendimiento, un rendi-
siendo canciller arrostró la rebelión de los Ciompi, se miento individual, independiente del nacimiento o del
apartó de una manera muy ostensible de la gens isla estado social a que se pertenece.
pauper et inops. Frente a un proletariado revolucionario Una capa social superior, político-económica, como
en el cual sólo ve una plebe infida nobilis et rerum no- la feudal de la Edad Media, o económico-política,
varum avida, el burgués siente tendencias conservado- como la nueva capitalista, se corresponde con una capa
ras; lo mismo Giovanni Villani que el humanista Salu- intelectual superior, nacida de la misma situación social
tati, carecen de simpatía por la "plebe". que ella, y que ayuda a sostener su posición externa de
La masa "vulgar" es un frente que desprecia, no sólo fuerza con una ideología, que crea una opinión pública
el literato Petrarca, sino también el humanista burgués que corresponde a esa situación social. En la Edad Me-
Salutati. En esa misma categoría se incluyen los igno- dia esa capa social fue la clerical, ahora es la humanista
rantes frailes mendicantes. El otro frente, contra el ilustrada; aquélla era la tropa auxiliar, asignada a una
cual se lucha, es el constituido por el clero reaccionario, forma tradicional de mando; ésta es el séquito natural
educado en la vieja escolástica (aquí se presentan luchas de una forma de mando racional o "carismática". En
como la de Salutati contra Giovanni Dominici), y por un mundo conservador, basado todo él en la estabilidad
la antigua nobleza feudal. Escúchese el resentimiento del ser, la religión se aliaba a la política a causa de su
antifeudal de Poggio Bracciolini:17 "De la verdadera acentuamiento de la tradición, como ahora; en un mun-
nobleza se está tanto más lejos cuanto más distanciado do en movimiento, transformado en liberal, donde todo
se está de los antepasados audaces facinerosos." La pa- depende del hacer y de la prestación, la ciencia y el
sión de la caza, característica de esa clase, es sólo trabajo van juntos porque ambos pretenden expandir
muestra de ociosidad y es más animal que humana. El la vida. En el primer caso se trataba de una época rela-
humanista, de humanidad superior, o sencillamente tivamente -estática, en el segundo de una época en alto
de humanidad, se levanta sobre el pedestal de una nue- grado dinámica y "progresiva". En un caso, de una
va virtus burgués-democrática, que requiere la actividad capa social superior, que mantiene su situación de man-
económica como una necesidad cultural. Y esta nueva do y de propiedad, en el segundo de la pujante ascen-
ideología, que niega la virtus de la vieja nobilitas, para sión de nuevas fuerzas y capacidades hasta entonces
conceder nobilitas a la nueva virtus, expresa una forma latentes en la capa "inferior".
de la libre concurrencia espiritual, que acompaña y apo- La sangre, o sea la preeminencia por el nacimiento,
ya a la lucha de libre concurrencia política y económica y el privilegio espiritual que da la consagración sacer-
que se da entre la burguesía y la nobleza. La declara- dotal, fueron los principios de selección de la clase
ción de inferioridad espiritual, en la lucha por una con- superior en la Edad Media. Frente a ellos aparecieron,
cepción del mundo, es una nueva arma para el debilita- como nuevos factores de estructuración social, el dinero
miento económico y el despojo de los derechos políticos. y la inteligencia. Por la nueva fuerza del dinero, y por
Contra los mantenedores de privilegios, que cierran el la nueva fuerza del intelecto emancipado, alcanzaron la
paso a los nuevos elementos ascendentes, se alían los burguesía y el humanismo, como nuevos aliados, aque-
lla hegemonía antes patrimonio de la nobleza y del sa-
17 En el tratado De nobiiitate. cerdocio. Ambos sentían su oposición al pensamiento
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sacerdotal y caballeresco transracional, contrario a la característica de la racionalidad y absoluta e imperso-
nueva mentalidad económica e intelectual, especialmen- nal objetividad del dinero y del intelecto es la de no
te a la mentalidad caballeresca, cuyos sentimientos bási- reconocer obstáculos infranqueables: los obstáculos pro-
cos, valor y honor, son por esencia contrarios a todo hib itivos son representaciones "sentimentales", y el "no
espíritu burgués de cálculo. La mentalidad eclesiástica, tener miramientos" es una modalidad positiva de la con-
más elástica por naturaleza, se vio forzada a racionali- ducta. Todo ello caracteriza a la nueva viras del Rena-
zarse en el Renacimiento, aunque -sacrificando en parte cimiento, tal como la ha descrito Maquiavelo, o sea el
su carácter espiritual. El dinero y el talento tenían que máximo aprovechamiento de todas las fuerzas potencia•
juntarse frente a la tradición medieval: se encontraban les, la eliminación de todos los elementos emotivos en
sobre un mismo terreno, ya que el espíritu de cálculo, un mundo puramente intelectual y calculador. "El inte-
típicamente burgués, y la adaptación racional de me- lecto, según su concepto puro, carece en absoluto de
dios afines caracterizan tanto al comerciante como al carácter moral" (Simmel); es neutral, como el dinero,
intelectual: las nuevas potencias eran afines por natu- "que tiene a su disposición como instrumento plena-
raleza y por elección. Estaban imbuidos del espíritu de mente eficaz a las más míseras maquinaciones". Am-
empresa, que produce actitudes semejantes independien- bos, el intelecto y el dinero, ejercen una función
temente de que se apliquen a dos campos que tienen tan niveladora, en un primer plano; crean un nivel de "igual-
poco de común, lo económico y lo intelectual. dad formal" de todos; "los contenidos de la inteligencia
Según Simmel, entre el dinero y el intelectualismo no conocen esa discriminadora exclusividad que se ma-
se dan ciertas analogías que podrían expresarse así: nifiesta en otros contenidos vitales de orden práctico",
fuerza impulsiva de un dinamismo que aspira a la ac- fundados en la voluntad y en el sentimiento. Y "sobre
tualización, unida a una insustancialidad o indiferencia la base de igual derecho para todos, es como las dife-
material, capaz de desencadenar energías "puramente rencias individuales llegan a su pleno desarrollo y apro-
formales", susceptibles de poner en movimiento "cual- vechamiento", y con ello, puesto que por su naturaleza
quier contenido". "Todos los caminos" llevan al dinero la pura intelectualidad no tiene trabas, al "egoísmo
o a la intelectualidad, todos los fines pueden conse- práctico".
guirse por ellos, y así se convierten en los centros de Así, el dinero y el intelecto son los dos grandes mo-
interés y en el terreno propio de aquellas capas sociales tores y factores de la ascensión de una capa social, no
.(y de los individuos que las componen) que se ven per- favorecida por el nacimiento, dentro de una sociedad:
judicadas y oprimidas, por su condición social, y excluí- que se aburguesa. Extolle te super homines. Éste es
das de ciertas posiciones porque la capa social domi- ya en Salutati el sentido sociológico de la aplicación
nante les niega el derecho de aspirar a ellas. Así, en la al studium humanitatis. Ya una generación antes había
Edad Media los judíos se dedican a operaciones mone- sabido Petrarca llevar esto a la práctica, y esta capaci-
tarias y algunos consiguieron llegar hasta los más altos dad (cuando menos la voluntad) de encumbrarse era
puestos (en Aragón, hasta a ministro de Hacienda). Si común á todos los humanistas. Su extrema formulación
esto fue posible en la Edad Media, en la época que se la hallamos_en Eneas Silvio cuando dice: "La ciencia...
transformaba en burguesa debían abrirse posibilidades que... logra que el docto sobresalga sobre el indocto,
ilimitadas para el dinero y también para la inteligencia, hace a aquél semejante a Dios... Encumbra a lo más
pues ya no existían las trabas que la Edad Media ponía alto al nacido en lo más bajo." Cierto que, por otra
por la rígida separación de estados y por los múltiples parte, los humanistas, cuando menos en sus más eleva-
obstáculos irracionales en eI campo de lo moral. Y una dos representantes y en la teoría (aunque no en la vida),
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tuvieron conscientemente a la vista ciertos valores de Las nuevas concepciones de libertad y de supresión
contenido concreto, pero la tendencia inmanente del de trabas se abrían camino con la nueva conciencia de
humanismo —no siempre reflejada en la conciencia la propia emancipación conquistada. La economía y la
de los distintos humanistas— se caracteriza porque el ciencia se habían emancipado, y ya no se dejaban guiar
concepto central de virtus empieza ya a perder en Salu- ni manejar por los poderosos con autoridad. Se sentían
tati su contenido moral y a intelectualizarse. Virtus los individuos mayores de edad, económica, política e
equivale ahora a studium intelectual, es decir a un con- intelectualmente; del cambio de las condiciones de la
cepto tan formal como el paralelo de virtii, como habi- vida nació un nuevo sentimiento de la misma y una
lidad de la vida práctica, en los campos de la energía y nueva valoración. La conciencia individual sublimada
de la astucia, o sea aquella dinámica de las aspiraciones de los novi homines, que ya no querían ser tutelados,
individuales. Por la coordinación de la sapientia con se sentía inclinada a negar toda clase de fuerza que les
la eloquentia, y al colocar los dos valores en el mismo pusiera frenos. La libre personalidad y el derecho de
plano, se subraya más la tendencia formalista del nue- disponer libremente de su propiedad, económica o inte-
vo ideal educativo. Más de una vez, con ayuda de la lectual, constituía la única solución. La Edad Media era
eloquentia, y explotando sin escrúpulos sus dotes inte- tan extraña al concepto de la "libre" propiedad como
lectuales, trataron los humanistas de formar una opi- al de la "libre" personalidad. No existía más que la
nión dentro de los medios ilustrados, a veces en el vida y la función, ni existía el concepto de "propiedad
sentido del peor "foliculario", como Pietro Aretino, y intelectual". La idea de la propiedad individual, de un
aun como el más "chantajista" de los periodistas. Re- escritor o de un artista, sobre "su obra", aparece sólo
presenta, el Aretino, el tipo de "atracador literario" con la nueva afirmación de ser propio, original, un
(cf. Bezold); es el hombre que sólo quiere ganar dinero uomo singolare o único, y con la consciente aspiración
y que para lograrlo vende su pluma. Y, sin embargo, del escritor de que "cada uno escriba en su estilo"
este cínico y atracador literario profesional, no es sino (Petrarca) para ganar así influencia personal. Así tam-
el último refinamiento del tipo que emplea su inteli- bién, aparece ahora la idea absolutista de la propiedad
gencia con fines monetarios, el "filósofo del dinero" del príncipe sobre el estado y la libre propiedad del
que salta las últimas barreras de la moral tradicional, empresario sobre los instrumentos de la producción.
de la decencia literaria y del sentimiento corporativo de Esta idea de una propiedad de libre disposición re-
los literati. Pero no se trata de una mera analogía en- cibe su impulso y justificación del ethos del capital
tre las tendencias inmanentes del dinero y del intelecto, productivo, material o intelectual, es decir, la completa
sino que cada vez se hacía más evidente que esa unión movilización de los bienes tanto materiales como espi-
personal facilitaba la más completa y decisiva utiliza- rituales. En la Edad Media, todo, economía y ciencia,
ción de todas lás posibilidades de poder... y en priiner se mantenía dentro de sus límites, porque se trataba de
término en la política. Un jefe de partido tan superior una situación relativamente inmóvil en la que tanto la
como Cosimo Medici, dominaba a su partido por medio ciencia como la economía tenían que cubrir una nece-
del dinero y de la inteligencia, por medio de la riqueza sidad fijada y ya conocida. Y así, la escolástica sólo
y de la sagacidad. Su situación dominante en la vida trata de administrar científicamente un caudal de ver-
pública se fundaba en su superioridad económica e in- dad estable y ya dado. Pero frente a esto la economía
telectual, en su riqueza y virtii: es tan conocida la ca- capitalista, y la moderna 'ciencia metódica, expresan
pacidad intelectual de Lorenzo como su falta de escrú- una aspiración hacia lo fundamentalmente ilimitado,
pulos en materia de dinero. infinito, sin barreras, una voluntad de movimiento, de
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progreso infinitum. Ésta es la consecuencia necesaria toras de la técnica y del espíritu, tipo que, en una
de la superación de la comunidad cerrada, política y época y en una cultura secularizadas, trata de conquis-
económica. La comunidad económica cerrada, con su tar al mundo sirviéndose del dinero y de la inteligencia,
sistema tradicional de explotación, que administra una como nuevos factores de poder.
clase privilegiada como su monopolio, es desplazada por Por lo dicho nos damos cuenta de la conexión que,
un régimen económico abierto al que corresponde una en muchos aspectos, se da entre la clase adquisitiva y
nueva estructura de la conciencia. El mismo espíritu la clase de la inteligencia. Se determina por la comu-
que en lo económico quebranta el principio medieval que nidad y la coincidencia de intereses de ambas clases:
se limita a la satisfacción directa de la necesidad y lo interés en la primera por las "formas de representación
sustituye por una actividad adquisitiva ilimitada, ac- social", y en la segunda, interés por obtener un apoyo
túa en lo político, donde un régimen abierto transforma material y una consideración social. Aparte de que el
aquel sistema rígido y preestablecido, en el cual el Im- dinero y la inteligencia tienen un estilo objetivo e in-
perio y, el Papado aparecen como focos de una figura manentemente igual y una misma psicología. No obs-
elíptica. En el terreno especulativo se manifiesta el tante, entre ambas clases se da una cierta antinomia,
mismo proceso, y el pensamiento, antes teocrático, ecle- que se refleja en la tensión existente entre ellas a pesar
siástico y cohibido, se emancipa en un sentido pura- de su interdependencia, y esta dualidad entre sentimien-
mente individualista y humano, como pensamiento libre, tos de afinidad y de tensión es la que determina todo
de individuos que cooperan en un proceso infinito. Ya el complejo de las relaciones que se dan entre las
no se circunscribe la actividad del pensamiento a satis- mismas.
facer ciertas necesidades espirituales o educativas, sino La unión entre el trabajo y el espíritu, entre la eco-
que es más bien ostentación de personalidades, que nomía y la ciencia, como unión de dos capas que proce-
actúan movidas por una fuerza interna, donde el pro- den del mismo medio social, y que se han transformado
ducir (producir conocimientos, como el artista produce en directores, revela que, aunque esas dos capas estén
obras de arte y el capitalista bienes económicos) tiene muy distanciadas entre sí desde el punto de vista típico
un valor propio, que se aprecia como obra y testimonio ideal como campos opuestos, han realizado una alianza.
de una personalidad creadora, y no en atención al fin Aunque también se evidencie que cada una de ellas
que satisface. Al intelectual moderno se le puede carac- sigue su propio camino en su forma de expansión bur-
terizar como empresario individualista. Ya encontra- guesa, divergencia que ya se manifiesta en la tensión
mos en el Renacimiento base para esta comparación, latente, desde su origen, y que tiende a aumentar. Los
que refleja una semejanza de estilo, en expresiones muy nuevos conceptos centrales de valoración social, que se
gráficas, como al apreciar el propio humanista su "ilus- expresan en los términos virtus y vira' ("importante"
tración, como mercancía difícil de adquirir", como' "un en el tecnicismo sociológico), expresan ya esa tensión.
objeto de raro valor", que "no se presenta al mercado La misma palabra revela una tendencia común en el
sin reclamo", "donde los compradores lo puedan apre- estilo, cierta semejanza de los valores aludidos, pero su
ciar", "para hacerse pagar bien", "por eI mejor postor, uso en latín, lenguaje exclusivo de los doctos, vestida
príncipes, ciudades, universidades, como atracción de con el ropaje académico, y su empleo en la lengua de
apreciable valor" (Honigsheim). La eliminación de to- la vida práctica, revela ya la distancia que separa, en
dos los estorbos y trabas aprovecha también al científico su función directiva, al pensamiento del hombre teó-
y le abre el mercado libre. Esta nueva modalidad psí- rico del pensamiento del hombre práctico.
quica crea el tipo de empresario entre las clases direc- El individualismo, que ciertamente sólo pudo surgir
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en un medio burgués, imprime su cuño especial lo mis- la sociedad —y muy especialmente entre el espíritu
mo a la nueva virtus que a la virtü. El pensamiento y una sociedad fundada en el dinero—, entre el "pro•
burgués no pudo aparecer hasta que no se derrumbaran ceso de cultura" y el "proceso de civilización", entre la
de las alturas de su poderío las organizaciones univer- guatitas y la quantitas, los valores de utilidad y los va-
sales del Imperio y del Papado, se vieran privadas de su lores, en cualquier modo, superiores. A pesar de todo lo
fuerza y de su vigencia real las ideologías universales, dicho sobre la equivalencia entre el sentido del dinero
y la misma vida social se aburguesara. Si se limita la y el de la inteligencia, sigue viva la tendencia del
antigua visión lejana de la monarquía universal (en dinero a despreciar al espíritu, como la tendencia del es-
la que un Dante creía, pero que ya en Petrarca no es píritu a despreciar al dinero. Las lamentaciones sobre
más que un producto de la imaginación, en que sólo a la beocia de la gran masa de propietarios, compuesta
medias cree) y de la "sobrenaturaleza" y del corpus de hombres a quienes sólo interesa lo material, son muy
mysticurn a la visión cercana, evidentemente que lo que frecuentes entre los humanistas, aunque el desprecio
se ve, de una manera directa, es el estado-ciudad, al que expresan del dinero, como valor económico, debe
que se considera como el compendio del mundo; y lo que más bien interpretarse como una ideología de que las
se ve como únicas realidades, son las que se dan en el uvas están verdes. Del otro lado, a los sencillos comer-
medio urbano burgués, realidades de "causas" naturales ciantes debían a veces parecer ridículas las pomposas
y del "yo" individual. Así se desvanece todo lo simbó- arengas de los humanistas18 y avivar su legítima ironía
lico, en el sentido de la Edad Media, y para destacar lo contra esos hombres que trataban de darse tanta impor-
real en sus contornos peculiares y precisos, a la nueva tancia. Pero en esto hay algo más hondo. Si el intelec-
visión ha de corresponder una nueva actitud mental, tual ve con facilidad en los representantes de la propie-
que considera lo racional inmanente como algo particu- dad un peligro para la cultura espiritual, el propietario
lar, concreto e individual, y todo lo económico; político ve con facilidad en el intelectual un peligro para la so-
e intelectual como algo autónomo, que tiene, pues, sus ciedad civilizada. En las clases dominantes se mani-
leyes propias, porque la vida burguesa se ensanchaba, fiesta siempre la reacción fuerte de un fino instinto
de un modo desconocido en la Edad Media, al desapa- (consciente o inconsciente) frente al poder de la crí-
recer las limitaciones estamentales y gremiales, am- tica social, y en la hostilidad social, acaso inconsciente,
pliándose los horizontes en lo social y en lo espiritual inherente al puro intelecto. Y la inteligencia, que se cree
y desapareciendo las diferentes éticas de los distintos investida de una misión espiritual, y como la "elite" de
estamentos con sus criterios relativos. la clase de donde procede, quiere que esa clase la reco-
Este individualismo de la actitud mental unía al nozca como su representante espiritual, a lo que aquélla
burgués, que actuaba en la política y en la economía, se resiste a acceder, porque la inteligencia lleva, efecti-
con los representantes de la nueva clase de intelectua- vamente, una existencia peculiar y distinta, tanto en lo
les, pero, aun unidas ambas clases en lo profundo de su social como en el sentimiento vital que a lo social co-
sentimiento y en la órbita de sus intereses particulares, rresponde y, sobre todo, en lo que respecta a la concep-
cada una de ellas se consideraba como muy distinta de ción del mundo. Y así, no puede el burgués, sin más,
la otra, a pesar de la correlación existente entre ambas, reconocer a la inteligencia como su representante espi-
y aun opuestas entre sí, como ocurre siempre entre los ritual, por muy superior que la considere o por mucho
distintos grupos sociales que ejercen el poder y la inte-
ligencia directora. Ambas partes mantienen viva la con- 18 Lorenzo Valla sobre el discurso de Panormita ante los
ciencia de la irreductible antinomia entre el espíritu y genoveses con ocasión de una embajada de Milán.
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que la estime; como tampoco, a su vez, los represen- siástica, directora del resto de la sociedad (que incluye
tantes de la inteligencia se consideran "bastante" estima- a los clérigos seculares), separación a la que tienden
dos por la masa compacta de la burguesía, que sólo los representantes del "espíritu puro" por propia natu-
aspira a la ganancia. Se produce un sentimiento de in- raleza. Éstos desconocen todas las ataduras externas, se
terna rebeldía de la inteligencia burguesa, compuesta de desligan de toda vinculación de nacimiento y de fami-
individuos —orgullosos de su individualidad—, contra lia, y en general de todos los vínculos "mundanos" (in-
la masa de la burguesía, y especialmente de la burguesía cluso los eclesiásticos mundanos), para reconocer sólo
como clase mercantil, como profesión comercial. El un principio espiritual: el servicio de "lo imperecede«
hombre que sólo dispone de su capital mental y de él as- ro" y "eterno". Con todas las reservas con que la palabra
pira a vivir sólo puede existir dentro de una burguesía, vinculación puede emplearse en una época individualista
pero se siente mantenido en la inferioridad por ella, y y aplicarse a una clase de hombres como los humanis-
reacciona, resentido, frente al menosprecio, demasiado tas, puede verse en esos nuevos representantes de una
"burgués", que por la inteligencia siente esa clase po- vita speculativa (que Salutati terminológicamente dis-
seedora, adquiridora de riqueza, poderosa económica y tingue de la antigua vita contemplativa monacal) un
políticamente. grupo de hombres que, en muchos aspectos de su actuar
La relación de los humanistas con la sociedad bur- social, se parecen a los monjes de la Edad Media. Tam-
guesa corresponde —si pueden compararse las sueltas bién los representantes de la inteligencia secularizada,
relaciones de una época individualista de "sociedad" con correspondiente a la estructura social burguesa, se sepa-
las de "comunidad" mantenidas firmemente por la tra- ran —tomando una posición no burguesa típica sino
dición religiosa y la organización eclesiástica— a la incluso antiburguesa— de la muchedumbre "profana",
relación del "tipo de monje" con la jerarquía sacerdotal demasiado mundana, orientada demasiado materialmen-
de la Edad Media. El tipo de monje está muy alta- te, al modo como el monje vivía la vida retirada del
mente considerado por la "opinión pública" religiosa, claustro, y esta separación desempeña —desde Petrar-
pero esto es un, tanto teórico. En realidad, los repre- ca— un papel importante como ideal de la vida huma-
sentantes del "tipo Iglesia" (para hablar en la termino- nista. La vita solitaria, procul negotiis, y el que los
logía de Troeltsch) consideran siempre al monaquismo, humanistas comprendieron bajo virtus al studium en
en cuanto afirma su peculiar carácter y sus rigurosas vivir "solitario", demuestra a las claras lo lejos que está
concepciones, corno una "élite", y muchas veces como esta actitud de la "eficacia" burguesa, que practica el
una "élite" inoportuna e incómoda, de la que, sin em- representante de la capa socialmente ligada a la vita
bargo, no podía prescindirse. A esta polaridad responde attiva. Aquí se entrevé la relativa irracionalidad carac-
la razón del monaquismo como un apartamiento "del terística de la posición y del actuar de los humanistas
mundo", del "tipo Iglesia" amiga de compromisos, --que vuelve a equipararlos al monje— frente a la ra-
del gobierno eclesiástico como centro de vita attiva. cionalidad y la posición económica que caracterizan al
Contra el monaquismo, representante del "espíritu. puro" burgués, apropiador de riquezas.
(y, por tanto, de una rigorosa concepción del ascetismo), Pero los humanistas, que pertenecen a medias al an-
ya reaccionaron en la. Edad Media la sangre y el sentido tiguo orden contemplativo —del tipo monje, cuya obra
vital, no sólo de la nobleza caballeresca, con sus valo- continúan al dedicarse a la cultura secular, que el
_raciones cortesanas, sino también del alto clero noble, monje administra sólo de modo secundario, sin darle
Constituido por los príncipes de la iglesia. Se da una una importancia decisiva—, pertenecen también a me-
cierta separación dentro de la clase espiritual y ecle dias, naens volens, a la bu rguesía. Sólo a 'medias, y
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no por completo y realmente. Así, es natural que fue-
ran en cierto modo considerados como. "apóstatas" por La dependencia económica obliga al humanista, que
los otros dos elementos que, sufriendo de esta situa- desde luego siente una instintiva antipatía hacia el
ción, trataran de reaccionar contra ella por el resenti- vulgo, a buscar un acercamiento del lado de las clases
miento. En el resentimiento humanista contra la esco- acomodadas. Y cuando no lo encontraba en la burgue-
lástica se contiene una cierta dosis de la conciencia sía capitalista, lo buscaba en los restos de la antigua
emancipadora que alienta la autonomía de la nueva aristocracia (como ya Petrarca con los Colonna de
ciencia laica, y su emancipación de la corporación me- Roma), o bien (como el mismo Petrarca) en las nuevas
dieval, dominada por el clero y que asumía todo el cortes de los "tiranos" y "príncipes". Cuando éstos,
saber espiritual y temporal. El intelectual, en colisión como los Médicis, procedían de la burguesía enrique-
con todas las otras clases, aunque con ellas mantuviera cida, ya el círculo estaba completo.
relaciones múltiples y de ellas recibiera sus elementos,
era una capa "intermedia", una clase entre las clases,
y a esto se debe la falta de carácter, de convicciones,
que distingue a los literati. Claro que también, en cierto
sentido, podrá considerarse al grupo capitalista, a la
haute bourgeoisie, como una capa intermedia, pues
acusa la misma dualidad condicionada por su origen
democrático y por su afán de distanciamiento, que es
ya el prenuncio del aristocratismo y de la modalidad
cortesana de después. Mas aunque pueda encontrarse
entre los humanistas un proceso paralelo, existe entre
ambos una diferencia fundamental, pues mientras el em-
presario económico se crea una firme base material que
le da una posición fuerte y precisa, al humanista le
falta por completo dicha base. Esto es lo que determina
el carácter de la capa intelectual como algo "flotante",
independiente y despegado. Y si el estrato capitalista
carece de convicciones, pues que emplea la idea demo-
crática como ideología nueva, pero provechosa, podía
darse este lujo ya que la base de su existencia era econó-
mica. Mejor posición que la de la inteligencia, que tie-
ne a la idea por única base y que si procediera lo
mismo convertiría su posición en problemática. Esta
problemática de la existencia media de los humanistas
puede ilustrarse con una variada serie• de manifesta-
ciones. Léase para ello en Georg Voigt, el historiador
del humanismo italiano, la descripción de Petrarca, que
cuando menos tiene a su favor el privilegio personal
del genio.
70 71
esencialmente acorde con su manera específica, como
oposición inmóvil y estática; pues un estamento "ha
II. LA CURVA DEL PROCESO nacido" para una vida segura y, por consiguiente, sin
honor, mientras que el otro tiene por lema: "Sólo a
EL IMPULSO de la dinámica burgués-individualista, que través de los peligros tiene nuestra vida un valor" (como
promovió la nueva época, puso en marcha un proce- dice el Otto der Schütz de Gottfried Kinkel). La total
so sociológico-cultural cuya línea describe una curva oposición, hasta llegar al resentimiento, de ambos esta-
que, empezando por una rápida subida, inicia, al llegar mentos se manifiesta en esa forma. La separación pre-
a su cúspide, un lento descenso. cisa entre ambos es el supuesto necesario, que tenía
que manifestarse conceptualmente porque ya existía en
la realidad social. Cada uno de los estamentos aparecía
a) El riesgo y el espíritu de empresa fuertemente separado de los otros con su ethos especial
y con su ética propia, arraigada en su peculiar sentido
Una nueva capa social no puede elevarse y crear una de la vida.
nueva cultura sin un espíritu de empresa, sin una pola- En Italia la situación era ya distinta en la Edad Me.
ridad interna que desate las energías, sin una voluntad dia. En primer término, por la muy distinta situación
de aventura y una disposición a asumir el correspon- de las ciudades, importantes, fuertes e independientes, y
diente riesgo. Esta actitud era para el caballero un fin también por la especial significación de las ciudades
en sí, que involucraba todo el sentido de la vida. El alto marítimas. A medida que la nobleza se fue haciendo
valor de una vida constantemente rodeada de peligros, citadina, fue mezclándose con la alta burguesía, espe-
que sólo piensa en la pugna y en la muerte —ideal ya cialmente a partir del Renacimiento. La ideología de-
expresado poéticamente por Bertran de Born y también mocrática allanó formalmente las barreras entre las
por Molinet—, era para él la suma de su honor estamen- clases, pero, con un sentido sociológico realista, esto
tal, un valor en sí, el supremo y último, mientras que quiere decir que desaparecieron las barreras entre la
el burgués, tal como lo ve el caballero, sólo piensa en alta burguesía y la aristocracia? Y así como los esta-
ganar dinero y en una vida en paisible asseurance, pues mentos se mezclaron, también se mezclaron sus men-
por muy rico que sea de soy... n'est gaires capable de talidades específicas: el aventurar guerrero-aristocrático
hautes attributions. Por eso el noble mira al burgués y el arriesgar comercial-burgués, y de la unión del
espíritu aventurero de libre botín y del espíritu comer-
—ya en la Borgoña del "otoño" medieval del siglo xv- cial especulador, nace aquel espíritu de "empresa" —pri-
con desprecio: pour cause que celuy estar... est au degré
servile (Molinet). Esto es el burgués —aun el acomo-
mordialmente en el comercio marítimo— que reflejan
dado— dentro de una sociedad todavía fuertemente ar- 1 Así se pierde, cuando menos por parte de la nobleza,
ticulada como 'ordenación estamental, que sólo puede el resentimiento estamental. De lo contrario no podría pen-
pensar en las correspondientes categorías de superiori- sarse en un Paradiso degli Alberti (fines del siglo ny). Que
dad y subordinación, como ordenaciones absolutas esta- este resentimiento siguió existiendo vivo del lado burgués
blecidas por Dios y de una vez para siempre. La nos muestra la dureza en que se nos aparece, incluso en un
noble que perdió su rango, como es L. B. Alberti (Della Fa-
oposición de armas y dinero, aventura y seguridad, gue- miglia), aún en el siglo XV. O, precisamente el hecho de haber
rra y paz, se nos muestra aquí, típicamente medieval, pertenecido a la nobleza ¿no sería la causa de ese resenti-
ligada a un determinado estamento, enlazada al mismo, miento exacerbado?
72 73
juntos el elemento auerrero y el comercial. Así tene-
mos desde muy pronto aquellas expediciones en busca florentinos en Levante con respecto al de los venecia-
de botín, pero organizadas de un modo racional y ca- nos, genoveses y también de los pisanos." Pero la misma
pitalista, que hicieron famosas a las ciudades marítimas ciudad, mientras le dio tono la nobleza germánica, es
italianas (Amalfi, Pisa, Génova, Venecia). Se trataba decir, hasta el siglo xiii, ofrece el aspecto de una ciudad
de empresas guerreras, animadas por un espíritu bélico marcial. Luego se realiza el proceso de adaptación de la
primario, pero lo que en la Edad Media aparece en las nobleza a la burguesía adueñada del poder político.
formas desorganizadas del puro afán de botín (como Pero, en tanto que Florencia se convierte no sólo en la
en las correrías de los normandos, las guerras del Cid ciudad del tráfico de mercancías (esencialmente del
o las Cruzadas) a tono con el sentido de la vida feudal comercio de lanas) sino también en centro del tráfico
de los "bárbaros" germanos, se muestra ahora en for- bancario, el espíritu de riesgo encuentra en este mundo
ma metódica, ordenada según los puntos de vista de la de banqueros su lugar privilegiado. También en ella se
ratio económica. asta es la "época heroica" del capita- sabía distinguir entre el comerciante que por la fuerza
lismo primitivo (Max Weber), y los que figuraban a la de la propia virth había llegado al éxito y los cani del
cabeza de dichas empresas parecían "pertenecer con danaio, a los que se miraba con desprecio. Esto era tí-
frecuencia a la nobleza, a la que aquí se le ofrecía una picamente "espíritu de empresa", es decir, acción metó-
compensación..." (Sombart). Estos "elementos" heroi- dica de una voluntad organizadora que dispone en vista
cos del capitalismo expresan a su vez "la secularización de un efecto útil a conseguir, libre de todas las espon-
del romanticismo religioso y de poder, que se transforma taneidades pasionales, pero que une la audacia y el
en romanticismo de la técnica y de la utilidad" (Scheler). gusto de la aventura con la elasticidad y la energía.
La piratería fue su primera manifestación. Entre "los Este nuevo ethos económico de riesgo del empresario
fenómenos de transición, que llevan de las antiguas for- tenía que repercutir en la enseñanza moral de la iglesia,'-
mas del audaz y rudo espíritu de empresa a las nuevas, al quebrantar su rígido dogma del iustum pretium fijo,
propiamente capitalistas", cuenta Scheler a los es decir, correspondiente a una concepción estática de
tieri, aquellas naturalezas de caudillos de bandas,condot-
en las la justicia económica, a favor de una prima al riesgo, es
que "el tipo compuesto de guerrero y de traficante" se decir, de una ganancia por un riesgo de correspondiente
expresa en tal forma que el punto de vista de la ganan- pérdida, que ahora es declarado como perfectamente
cia y el de la fama tienen igual realce. En el campo moral. "El capital —así se reconoce por un teólogo moral
propiamente económico el curso de la evolución hace como Bernardino de Siena— tiene, como tal, no el ca-
que el espíritu del traficante burgués dé cada vez más rácter del dinero... sino por encima de él... una virtud
el tono, mientras que el rudo espíritu señorial desapa- creadora" (quandam seminalem rationem). También las
rece gradualmente. Es decir, que se trata de alcanzar partes de la opinión pública orientadas por la Iglesia
el mismo fin sin emplear medios violentos, por tratos legitimaron el espíritu de empresa, ese nuevo espíritu
pacíficos, por contratos, por los recursos del entendi- económico que cambió el mundo estable y seguro de la
miento y del cálculo y las virtudes burguesas de buena Edad Media con la libre concurrencia. Ésta se mani-
administración. este es —en oposición al espíritu del festó en Italia no sólo en el terreno económico, sino
comercio marítimo— el espíritu que anima al comercio también en el político, y de un modo necesario, pues la
de tierra como, ante todo, se desarrolló en Florencia. decadencia del Imperio universal desató el libre juego
"Cuando menos a partir del siglo mi —observa Som- de las fuerzas políticas, y la nueva dinámica dependía
bart— se destaca en este sentido el proceder de los
2 Cf. en lo que sigue, p. 123.
74 75
precisamente de la "falta de garantías" de la vida poli- Está imbuido de la conciencia de pertenecer a una de
tica de entonces, que estribaba toda ella en una perso- las familias de más antiguo arraigadas, y guarda la dis-
nalidad que asumía todo el riesgo (condottiero, tirano, tancia social que le corresponde frente a los carvi del
"príncipe nuevo") y en su virtiz, fundada en su ratio y danaio. El cuidado por conservar lo ganado lleva al
en su energía; no estando el empresario bélico o polí- gran burgués propiamente al ideal pequeño burgués de
tico asistido por ningún título de legitimidad objetiva, "la prudencia" económica. Este motivo aparece en cier-
arrostraba el "peligro" de la empresa de un usurpador tos matices de Alberti: la "línea media" burguesa con-
que, sin embargo, como organizador en grande escala, siste más bien en la seguridad de una vida tranquila y
tenía que saber vencer. Audacia y falta de miramientos feliz. La conciencia de la inseguridad del éxito cons-
eran las cualidades indispensables, y sólo así, con activi- tante atribuye al éxito sólo un valor relativo, precisa-
dad y espíritu de mando, podía crearse algo nuevo. mente por esta inseguridad. El tipo liberal burgués
empieza a hacerse conservador.
Un primer argumento de Pandolfini contra el co-
b) La cultura de las nuevas clases gobernantes; el mercio al por mayor era la inseguridad mayor de éste
nuevo estatismo y el conservadurismo burgués con respecto a la industria textil, y el segundo aducido
a favor de ésta, era que el comercio cansaba más y así
"Sin peligro no se hace nada grande": estas palabras prefería la industria textil, per mio riposo. Esto es ca-
de Palmieri expresan el sentido de su tiempo. Eran racterístico de la absoluta oposición hacia aquella época
aquellos días de la energía joven, de audaz aventura, en la que el gobierno florentino, para reanimar la na-
fresca y nunca timorata, la época de la creación posi- vegación del estado y el negocio de los armadores, lo
tiva, de la curva en progresión ascendente, del goce en motivaba alegando "que los jóvenes sin profesión po-
la actividad social y en la adquisición de las riquezas. dían dedicarle sus actividades' .3 Todo florentino, por
Todavía, entre las reglas de Alberti para el bienestar de mucho prestigio que tuviera, tenía el derecho de exigir
una familia, figura la de aumentar y acrecer el patri- que cada uno de sus hijos se dedicara a una industria
monio de una manera ilimitada, y considera como la regular. Los padres ponían esa condición para tomar
actividad más productiva los gran traffichi, bien sea posesión de la herencia. Se daba también el caso de
el comercio al por mayor o la industria textil. Pero, ya que el testador rogase al estado de imponer una fuerte
en la misma época, encuentra Pandolfini que el comer- multa al hijo que faltara a esa obligación. Y es muy
cio al por mayor es muy inseguro, comparado con la revelador que hubiera necesidad de recurrir a tales
industria textil. La experiencia de las varietas forturzae, medios.
y de que no siempre puede vencer la viras a la fortu- En la alta burguesía florentina se observan ya desde
na, llevó a primer plano la necesidad de conservar el un principio tendencias conservadoras: desde muy pron-
patrimonio. Así Morelli, aunque admite que la adquisi- to empezó aquélla a invertir capitales en fundos agríco-
ción de las riquezas constituye una profesión querida por las, que daban un rendimiento modesto, pero seguro.
Dios, es partidario de una ganancia prudente y limitada. Y dando un paso más, nos encontramos . que Alberti
Morelli es, sin embargo, un verdadero comerciante, que trata de demostrar las ventajas de la propiedad inmue-
considera su profesión como el supuesto indispensable ble sobre la mueble. El burgués empieza a sentirse ya
para realizar un buen matrimonio y, como piensa eco- saturado y busca seguras inversiones para su dinero.
nómicamente, prefiere ganar poco que no arriesgar mu-
cho, por miedo a perderlo todo, y quiere caminar seguro. g Citado por Doren, t, 417.
76 77
"El burgués se adormece en la medida en que se hace namiento de la intervención en la vida política. El con-
más rico y se acostumbra a gozar de su riqueza en forma sejo de L. B. Alberti de ser "económico" en todos los
de renta, para entregarse al lujo" (Sombart). En vez de respectos, se refiere también a la intervención en la
invertir su dinero en empresas capitalistas piensa el vida pública y se resume en no mostrar un "celo" espe-
burgués que es más cómodo vivir conforme a una renta; cial, pero también en "no abstenerse por completo". La
transformación ésta que ya se realiza en Florencia hacia distancia entre esta dietética del cómodo actuar político
el final del siglo xv. El espíritu capitalista se derrumba y la ardiente pasión política, corno la vemos, por ejem-
y se vulgariza convirtiéndose en espíritu de rentista sa• plo, en Salutati, es algo que salta a primera vista. Y si
tisfecho. Esto es lo que sustituye al "espíritu de em- la viva participación política ya tenía que sufrir por la
presa", como el goce del lujo sustituye. a la vieja vida costumbre de contemplar todas las cosas desde el pun-
"económica". Se ha llegado a la cúspide de la curva y to de vista económico, con lo cual la política quedaba
pronto aparecerá la línea descendente, que conduce al reducida a segundo término, la indiferencia creciente
último estadio, o sea a la propia renuncia de la bur- con respecto a la vida activa debía afectar en mayor
guesía, al buscar ésta contacto con los círculos corte- grado a la vida política que a la económica. "El goce
sanos e imitar las formas señoriales de vida. Para citar de vivir bien" es uno de los factores que Burckhardt
sólo el ejemplo más notable bastará el de la familia de aduce como uno de aquellos que "desplazaban el amor
los Médicis, observando la pérdida de la aptitud para los a la patria".
negocios que se manifiesta en ella de generación en ge- Qué peligros políticos llevaba en sí una manera de
neración. El estilo de vida de Cósimo revela la austeri- opinar que se tenía por política realista porque calcula-
dad y sencillez personal de una generación ascendente. ba, se evidencia cuando en la cuestión de la leva de los
Lorenzo vive entregado al lujo diario; Cósimo desempe- ciudadanos o el empleo de fuerzas mercenarias, se tienen
ña una enérgica actividad bancaria, Lorenzo descuida ' en cuenta los factores de "ventaja", "utilidad" y "segu-
el negocio hasta el punto de llegar cerca de la banca- ridad" para decidirse por la segunda de las alterna-
rrota. Y, como los Médicis unen a la función directora tivas.4
económica también la política, los efectos de estos Pero también se transforma el tipo primitivo del em-
cambios en las generaciones se manifiestan también en presario político, del "tirano". El tirano estaba domi-
el aspecto político. Cósimo sigue manteniendo la posi- nado completamente por la tendencia de adquisición
ción recatada de ser el "primer ciudadano" de su ciudad, política. Este afán despertaba en él todas las energías
Lorenzo "el Magnífico" vive de una manera principesca; disponibles. Ahora el tirano ilegítimo se convierte en
Cósimo sirve aún al estado y a Lorenzo le sirve el estado dinasta hereditario, la pura dominación (signoria) se
para sus intereses privados; Cósimo se preocupa, en to- convierte en principado, y todo el interés se concentra
dos los aspectos, de mantener la integridad de su re- ahora en el mantenimiento de lo adquirido, en legiti-
nombre como una base esencial de su influencia, Loren- mar el poder usurpado y en rodear con "garantías" una
zo obra conforme a su capricho y arbitrariedad. En las existencia que hasta entonces había carecido por com-
otras personas que no ocupan una posición directora te- pleto de ellas. También los nuovi principi trataban de
nía que influir de una manera aún más disolvente en el acomodarse y sacrificaban la antigua energía. Ahora
aspecto político la evolución que acabamos de reseñar. nace lo stato, el estado como una situación que hay
Se manifiesta la tendencia, en la misma medida en que que mantener, como forma estatal, y las fuerzas que
el espíritu burgués de economía tomó la primacía so-
bre el espíritu de empresa, de una dosificación y racio- 4 Cf. uf supra, p. 30
78 79
antes servían a la dinámica política, se fijan ahora. La líticas y despertar las energías políticas. Lo que el
técnica política se aplica, con todos los medios raciona- humanismo caballeresco significaba en la corte del bor-
les y adecuados, a la construcción metódica de lo exis- goñón Carlos el Temerario, en la cual los que désiroit
tente. Y la relación entre gobernantes y gobernados se grand gtoire... et eust bien voulu ressembler a ces an-
funda en el mayor "provecho" posible para ambas par- ciens princes, es decir, a los grandes héroes de la Anti-
tes (en verdad, una societas leonina); así nace la idea güedad,5 es lo que, traducido en democrático-burgués,
del estado, que se cuida del bienestar, que en cierto considera Salutati como la misión propia del humanis-
modo se prepara ya en aquel estado (ya legitimado) de mo. Naturalmente que aquí no aparecía en el primer
Federico II en el sur de Italia; precedente que podrá plano el ideal del honor personal, ni se pensaba, en ese
seguirse al transformarse el estado en legítimo. Un es- mismo plano, en héroes guerreros del tipo de Alejan-
tado en el que nada falta de lo que para el bienestar dro. Pero de todos modos, el sentido de la vida de esa
es necesario, merece de Patrizzi el predicado de estado primera burguesía de "empresa", no puede decirse que
"perfecto". El ideal del "orden" burgués se rebaja hasta fuera del todo pacífico, aunque la representación ideal
el punto de no, significar más que el mero bienestar. La bélica se refiere menos a la fama personal que no a la
gran burguesía, si se le garantiza su hegemonía social disciplina militar de un pueblo, y que, por consiguiente,
y económica, está, sin más, dispuesta a pactar con la halla especialmente en la Roma (primitiva y media) sus
nueva monarquía absoluta y a renunciar a sus institu- modelos históricos. La virtus, como específica virtud
ciones repúblico-democráticas que, en definitiva, no eran viril, en un sentido bélico-heroico —aunque más bien
más que un velo del efectivo gobierno plutocrático. Re- concebida en sentido democrático como abnegación pa-
nuncia la burguesía a la lucha por su propio futuro triótica y espíritu de sacrificio— y la Historia de
político, para gozar de una paz tranquila y de un pre- la Antigüedad como escuela para dicha educación, es el
sente seguro, garantizados desde arriba. Y así se en- ethos de este humanismo primero de la generación de
cuentra ya en el camino de un reaccionario retorno al Salutati. Ideológicamente se orienta en la severa ética
pasado. de los estoicos romanos, estilizada en sentido rigorista
por Cicerón y Séneca. La pasión noble aparece ya limi-
c) El humanismo como romanticismo y restauración tada por una cierta estrechez del horizonte. Ya la gene-
ración siguiente presenta frente a la anterior el cambio
En este camino tenía el burgués que volver a encon- característico hacia un ethos humano, de amplitud uni-
versal, que caracteriza al aristotelismo de Bruni. Pero
trarse con los humanistas, con los que ya se había en-
siempre sigue prevaleciendo el afecto de la vita activa
contrado en el terreno democrático burgués. Pero, junto
et politica. Sólo luego aparece la "sociedad" despla-
a aquel "humanismo burgués arraigado" (H. Baron) exis- zando a la "comunidad", el esteticismo ocupando el lu-
tía desde un principio aquel "libre humanismo literario" gar del activismo, el ideal de la belleza y del refina-
de los literati, ejemplarmente representado por Petrar-
miento personal en el lugar del servicio de la vida
ca y luego por Poggio, Valla, Eneas Silvio, Filelfo e tutti pública: el tipo de burgués humanista se ve desplazado
quanti. Aquel primer humanismo estaba estrechamente
ligado con el presente de la vida burguesa práctica, a 5 Cf. O. Cartellieri, Am Hofe der Herzage von Burgund.
cuya formación trataba de contribuir. Los grandes mo- (Y sobre ello Huizinga, Herbst des Mittelatters, "El otoño de
delos de la Antigüedad, que el humanismo dio a conocer, la Edad Media"; hay traducción española de la Rey. de Oc-
debían servir para encender, ante todo, las fuerzas po- cidente.)
80 81
por el tipo de los litcrati humanistas, evolución cuyo su mundo nostálgico. Por esa serie de motivaciones,
preludio se anuncia en Petrarca. Y ahora el humanismo confiesa Petrarca, refiriéndose a si mismo, refugiarse
significa una cierta "afinación" interna del alma, para en el pasado "ideal", en la Antigüedad, adonde la
la cual presta su nombre sagrado Platón, el artista filó- masa no puede seguirle. De este modo se gana la dis-
sofo, que se convierte en objeto de un culto sentimental tancia que se desea frente a la masa de los hombres, del
y entusiasta. A una semejante actitud romántica,6 que presente, no a modo de los intelectuales revolucionarios,
expresa, a su manera, una actitud típica liberal (Carl. que construyen un futuro ideal "utópico", sino como
Schmitt), corresponde un ilusionismo y ocasionalismo intelectuales reaccionarios, que buscan su salud en la
político, que ya aparece típicamente formado en Petrar- huida hacia la Antigüedad, como un laudator temporis
ca, para citar a éste de nuevo, que es republicano y acti, apartándose de la realidad y de la vida. Esa incli•
"demócrata sólo bajo la enseña de su ideal romana", nación a lo retrospectivo es la "torre" apetecida del
y que puede entusiasmarse por un fantástico como Rien- humanismo? Ya en el terreno puramente académico
zi, en un momento fugaz y ocasionalmente emotivo, y manifiesta sus intenciones reaccionarias en el anacro-
también por la idea, muerta ya hacía tiempo, de la mo- nismo de la restauración del "latín clásico" con lo cual
narquía universal (cuando la campaña de Carlos IV eri '
convertía el latín, que seguía siendo una lengua viva,
Italia hace aparecer esa idea en el campo de la capaci- en lengua muerta, y en el idéntico, por lo anacrónico,
dad reactiva del poeta), porque su alejamiento de la aislamiento de "lo antiguo", como un valor cultural me-
realidad no le permitía nunca captar el núcleo sobrio ramente teórico, con lo cual le privaba de los últimos
de las cosas. Su aislamiento personal se lo veda, y desde vínculos que todavía lo ligaban al organismo vivo de la
ese aislamiento, que él mismo se ha creado, todo lo que cultura, que así cohibía. Sólo en ese aislamiento —a di-
no planea en la esfera de sus ideales, "puramente espi- ferencia de su injerto en la cultura medieval como en
rituales", es decir, creados por él mismo, sino que se la del presente— podía lo antiguo servir a los deseos
asienta en el firme suelo de la dura realidad, se le apa• del humanista: es decir, como símbolo y Palladium de
su sustantividad frente a las dos épocas: frente a la an-
rece como algo vulgar y banal y demasiado "burgués".
tigua clase clerical del saber (que sólo podía concebir
Pues el hombre genial, o que se cree genio, tiene que
lo antiguo ordenado dentro de un sistema, y no a modo
destacarse en todos los aspectos del hombre medio vul-
gar. Ha de realizar su "libre personalidad", frente a soberano) y frente -a la nueva clase burguesa y propie-
taria, de cuya simple civilización realista y racionalista
todas las vinculaciones burguesas —tanto en la vida
teñía que distanciarse, afirmando un cierto idealismo
profesional, como en la de familia o la política— ha de
cultural romántico, que representaba un irracionalis-
afirmar su libertad individual y no ligarse ni "pronun-
mo ("superior") de ideales puramente espirituales sin
ciarse", ni entregarse, sino reservarse siempre todas las
posibilidades, y mantener siempre, asocial y antisocial- posible aplicación práctica.
Esto se presenta al parecer como algo desinteresado
mente, una postura estética. El humanista romántico
pero, desde el punto de vista sociológico, es sólo expre-
se retrae de la luz demasiado clara y cruda para él de
sión de un interés, a saber, el de la clase social de los
una civilización racional a la semioscuridad de un mun-
intelectuales para afirmar ,su posición independiente
do de ensueño, irreal, es decir, al mundo literario (lo
más retrospectivo posible), en el cual puede construir
7 Ya Bruni, un contemporáneo, cree conveniente defen-
Cf. el artículo del autor "Petrarca und die Romantik der a los humanistas del reproche que se les hacia de antigua
caer Renaissance" en la Hist. Zeitschr. t. 138. nimium consectari (ed. Baron, p. 122).
82 83
frente a la burguesía propietaria, un interés de la clase de una comunidad, creada por una fe religiosa que era
que reacciona espontáneamente contra una civiliza- una realidad viva, comunidad concebida orgánicamente,
ción ,que no tiene sentido para la cultura por sí misma, como corpus mysticum, dentro de la cual la organi7a.,
pues sus. afanes culturales son siempre limitados e indi- ción eclesiástica tenía asignados un lugar determinado
rectos. Y tanto más obligada se siente la clase intelec- y una función concreta para el bien del ordo social. Los
tual a afirmar su '< autarquía", su actitud "puramente hombres contemplativos de la Edad Media constituían
espiritual", aunque esto le lleve al aislamiento y a la una clase que ejercía una determinada vocación y fun-
exclusión; pero esa misma existencia insular está de ción dentro de un todo articulado estamentalmente.
acuerdo con su naturaleza y en ella se siente "salvada". Pero en los humanistas la función intelectual se con-
Salvada de las tormentas de la realidad en una isla de vierte en una afición, que es fundamento y justifica-
bienaventurados, en el descanso de un idilio bucólico, ción de una existencia consciente puramente privada.
donde impera la nobleza de lo clásico y adonde no pue- Una vida tal dedicada a la pura ciencia laica sólo es
de llegar ningún hálito de la vida real 8 Ya en Petrarca, posible dentro de una sociedad burguesa, pero, a la vez,
su desafección por la lucha lo lleva a refugiarse en el el ideal de vivir para sí y para el estudio, como ya los
bello mundo de la imaginación y en el silencio de su humanistas tempranamente lo formularon —sibi soli
gabinete de estudio adonde no llega la inquietud de la vacare, se dice con rigor mayor todavía en Poggio-
época y en el que puede vivir el mundo de fantasía de con el predominio del individuo aislado, es ya por com-
su clasicismo. La noble ociosidad que ahonda en este pleto antiburgués. Los literati son los aventureros del
mundo ideal se le aparece como el camino propio para espíritu que se han desligado de todo ordo, incluso
llegar a aquella tranquillitas animi, aquella serenidad del mismo orden burgués. En la ordenación medieval
del alma que era el fin de la vida, en la cansada filoso- también la aventura tenía asignados su lugar y su ran-
fía de Séneca, de las postrimerías de la Antigüedad. go: constituía una parte del orden caballeresco y tuvo
Representa el deseo del hombre que, en su ansia de in- su manifestación maravillosa en las Cruzadas.
dependencia, se ha apartado del resto del mundo, apo- Pero la inteligencia no había alcanzado aún su sus-
yándose en la base, no bastante firme, del puro espíritu tantividad, seguía, como antilla theologiae, refugiada
y que, en su aislamiento, ya no es capaz de entrar en en la clase de los clérigos, de modo que había escritores,
contacto con el mundo exterior, y llega así, como a su pero no literati, porque este tipo repugna, acorde con su
ultima ratio, al ideal de la pura introversión. naturaleza, toda aprobación y no -es capaz de someterse
Se ha hablado del "anacronismo humanista" para a un imprimatur. La aventura y la inteligencia cami-
diferenciarlo de fenómenos similares anteriores. Tam- naban, aún (si prescindimos de Abelardo y otros repre-
bién en este caso, la esencia del fenómeno es de índole sentantes primeros de la "Ilustración") por caminos
sociológica. En la Edad Media el apartamiento del claramente separados. Ahora, en un mundo que se está
mundo ejercía una determinada función dentro del todo transformando en burgués, empieza a ser imposible la
aventura caballeresca, y nada expresa esto mejor que
8 Contra esta clase de humanismo tenía naturalmente
el mestizaje de aventurero y de racionalista que se da
que producirse del otro lado, del "realista", una fuerte opo-
sición, especialmente al tratarse de un ideal educativo y un en el condottiere. A la vez pierde el intelecto su stabi
programa de educación, derivado de un ambiente exclusiva- litas loci y empieza a convertirse en errante, y hasta
mente intelectual, extraño al sentido de la realidad; es decir, entre los clérigos empieza a dominar el maestro errante.
en un intento de ejercer la influencia espiritual más ex- Y, al destruirse el orden universalmente válido, el in-
tensa en el sentido de aquellos ideales. telecto sigue sus propios caminos, los caminos particu-
-.
84 85
lares del nuevo aventurero intelectual, del romántico molestias e inquietudes, de las cuales hay que huir refu-
del espíritu, tipo de una época burguesa que sustituye giándose, acompañado de los libros, de cuando en cuan-
a los románticos de la acción, pues ninguna época puede do, en la villa. Hay que observar corno característica de
vivir sin una cierta clase de irracionalidad. Pero, en la situación intermedia de la clase intelectual que el
una época racionalista, la irracionalidad se desplaza ha- concepto de "masa" no llega a determinarse con clari-
cia la periferia, y no puede afirmarse, como en la Edad dad en su composición social, limitándose a referirla a
Media, en el núcleo vital y en el centro espiritual de la cantidad que supone su concepto para determinar así
una época. su carácter peyorativo. De este modo se revela la irra-
Núcleo vital de la nueva época burguesa es la ciudad. cionalidad emotiva de esta actitud y del deseo de
En ella desarrolla el burgués los negocios que le pro- aislamiento completo, aunque algunas corrientes sociales
curan la base económica de su existencia, hace la polí- subterráneas hicieron que la separación no fuera estric-
tica, que es política burguesa, en ella se forma la nueva tamente igual en todas direcciones.
espiritualidad, primariamente fundada en el intelecto. Esta huida de la inquietud del mundo para refugiar-
Pero este nuevo espíritu intelectualista, que procede del se en la tranquilidad de una existencia privada, supone
medio urbano y no de la celda conventual, toma —es la renuncia a todo activismo político, como el que sig-
característico que no suceda así en Salutati, que signe nifica la democracia, y a considerar en forma román-
arraigado en la burguesía urbana, pero sí en Petrarca y, tica también al interés político. La transformación del
luego, desde Poggio hasta Sadoleto— un giro propiamen- sentido de la vida en algo privado y el ideal de "estu-
te literario de menosprecio de la vida urbana, que res- dio" humanista, tenía que debilitar la intervención en
ponde a una necesidad de la vida del literato distinta de la vida pública. Esa actitud asocial se manifestaba
la del burgués dedicado a sus negocios mercantiles. como desinterés por la vida política. El cosmopolitis-
La predilección que el literato muestra ahora por la mo, como mentalidad de aquellos cuyos intereses eran
vida del campo en la villa, no es más que una reacción personales y no políticos, o que toman una actitud anti-
y una tendencia al contraste. La actitud del literato política, se convierte en moda entre los intelectuales. Ya
humanista con respecto al campo es la actitud típica del en Petrarca, el "cosmopolitismo" es expresión de la "ver-
intelectual urbano, para el cual la vida del campo es un dadera paz del alma", a la que deja impasible aquello
contrapeso. Ei campesino, ligado a la tierra, es para que inquieta al patriota,10 y así, el interés de la libertad
Petrarca "la hez de la humanidad".9 Se trata de algo política cede ante la comodidad personal de una plá-
específicamente moderno, de la necesidad de una socie- cida existencia privada. Y en esta atmósfera de quietis-
dad, inquieta, que pide el cambio de lugar para su mo, de interés por la "tranquilidad" y el "orden", pros-
descanso, según un nunc-nunc (Valla), pues precisamen- pera la preferencia pequeño-burguesa por aquella forma
te el literato no puede renunciar a la celebritas urbis. de estado que, a costa de la renuncia a la libertad, ga-
Necesita de la ciudad, necesita con locura la masa de rantiza mejor la tranquilidad y el orden, y bajo cuya
la gran urbe para su fama literaria, para que el pue- protección se creía llevar más seguramente una vita
blo cubra la carrera y lo vitoree, cuando es coronado solitaria, procul negotiis y remota a tempestatibus civi-
en el Capitolio; y para eso le sirve a Petrarca el profa- lis insaniae (Poggio), gozando de libertad para los in-
rzum vulgu.s. Pero, fuera de esto, el contacto con el tereses privados. Es decir, la tendencia hacia la "tira-
vulgo, como leemos en L. B. Alberti, sólo trae consigo nía". En esa tendencia coinciden el ideal romántico del
9 De remed. i, 59. u) De remed. i, 68.
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"hombre fuerte" con la postura antidemocrática, que ve ramente literal. El comerciante en grande, tal como
en la forma republicana tan sólo el predominio de la Leon Battista Alberti lo describe, tiene tiempo, aparte
mediocridad donde la masa obtiene favor, terreno, en del negocio, y también sentido para la diversión, para
suma, abonado para que en él se desarrolle el partidis- el deporte y para gozar de la vida; no lo reducía todo
mo y las facciones, de lo que ya muy vivamente se a lo económico, sino que tiene gran variedad de aficio-
lamenta Boccaccio. Y si la Antigüedad ofrecía el mito nes y un interés universal que Burckhardt ve, como en
de los hombres "que hacen la historia", el humanista, nadie, representado en Alberti. En el libro de Alberti
como literato apolítico, fácilmente propendía a recono- sobre "la familia" vemos cómo el ideal humanista pene-
cer esa categoría al primer tirano que le impresionara tra en la mentalidad mercantil, el ideal del hombre libre
un poco. Así, la tendencia romántica antiburguesa del que se enfrenta con el mundo exterior, y que utiliza los
esteta, coincide con sus intereses, muy burgueses, de bienes de una manera inteligente y a conciencia, sin ser
tranquilidad y orden, como garantía de su ocio privado. dominado por ellos. La adquisición de riquezas es sólo
En los círculos influidos por el humanismo se da tam- un medio y ya no para mandar realmente, sino sólo per
bién un romanticismo republicano del tipo Bruto-Casio, non servire. La doble negación, la negación del negativo
pero cabe preguntar si esto no es más que un adorno servire, expresa la estática del ideal de vida a que nos
ideológico al servicio de ambiciones personales. En todo referimos, la reducción del nivel de una capa social im-
caso la línea política del humanismo corre desde el perante, de capa directora consciente, a una clase de
apasionado pathos de libertad de Boccaccio y Salutati, burguesía media que se ha encumbrado y que ya está
hasta la apología de la obedientia, frente a la autoridad contenta de no sentirse incómoda. En este plano pue-
política constituida, de Pontano. den encontrarse, ya transformadas, la clase plutocrática
El ideal de vida del humanismo se ha alejado mu- y la "intelectual". Antes se encontraron en la común
cho de su punto de partida burgués, pero también las conciencia de ser ambas factores en la adquisición del
clases económicamente activas se han desviado de su poder, como capital monetario y como capital espiri-
posición original. Y ahora vuelven de nuevo a encon- tual, ahora en el común propósito de lograr una inver-
trarse la intelectualidad y los hombres de negocios, pero sión "segura". Y así, humanistas como Vegio y yergo-
en distinto plano: en el de un ideal de tranquilidad y rio, escritores pedagógicos, pueden afirmar la superiori-
orden, de seguridad del ocio y del goce, propio de una dad die_ la riqueza intelectual porque no puede ser
cultura de consumidores en oposición a una civilización perdida tan fácilmente. Semejante ideología les llegó
que se funda en la tendencia adquisitiva?' a los humanistas de modo muy natural: les estaba ve-
El capitalismo primitivo, es cierto, no conocía aún la dada la adquisición de grandes riquezas y dicha ideolo-
monomanía económica: por encima de todos los puntos gía representa una compensación para salvar su complejo
de vista "puramente objetivos", afirmaba el horno men- de inferioridad económica. Ahora bien; pocos son lla-
sura, y unía todavía a su racionalismo una buena dosis mados a la vita speeulativa humanista, como pocos lo
de humanidad. De "humanidad" en un sentido verdade- fueron en la Edad Media a la vita monastica; es decir,
pocos son los llamados a la más alta profesión laica,
como pocos lo fueron a la más alta eclesiástica en los
Alli se ad bella accingunt, tu otium nom relinquas, si tiempos pasados. La adquisición de la riqueza conserva
modo utilius est... Illi se mari committunt, tu e litore secuns su valor —en tanto que procura los medios, no sólo
oculi.s irrideas fluctu.s seu potius fluctrmtes. Hi propter lucra
dies noctibus fatigando jurzgunt, tu fruere quietus porto para una vida en kHz/a y liberta, sino también para la
(Valla). posibilidad económica de ayuda para aquellas "grandes
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obras" de la literatura y del arte que dan belleza a la agitada época en que algo nuevo trataba de salir a la luz
vida. El nuevo concepto humanista del lujo, refinado sirviéndose de todas las fuerzas productivas en tensión.
como placer en gastar en nobles pasiones, se manifiesta Ahora, el burgués industrioso está ya saturado y el
ahora con un nuevo sentido. Ese lujo es burgués, por humanista se ha convertido en literato y ambos vuelven
ser antiseñorial: si cl lujo significa "caballos de carre- a encontrarse procul negotiis, lejos del pulso de la vida,
ras", se indigna Alberti, porque esto hiere su "sentido apartados del mundo activo, mundo de los negocios y de
económico". Las pasiones nobles, en el nuevo sentido los asuntos políticos, en la tranquilidad del ocio cam-
urbano, son ahora los libros, los edificios arquitectóni- pestre en la villa, que se convierte en símbolo de la
cos, en general todo lo bello. Lujo noble, en el sentido nueva inclinación de su alma. El sentido de la vida, es
del humanismo, es el lujo intelectual y estético. Y este decir, lo que a ésta le da sentido, es el ocio y ya no el
lujo es sentido por una burguesía saturada, que se ha trabajo. El burgués industrioso necesita la ciudad para
hecho conservadora, y que, por tanto, se limita a sí mis- hacer en ella sus negocios; el humanista no necesita la
ma en contraposición tanto al hombre que se sumerje ciudad más que para el servicio de su fama literaria.
en su "industria" práctica, y es demasiado "económico", Ambos obtienen de ella sus ingresos. También el capi-
y que vuelve a invertir todo en su empresa, verdadero talista, en su irreprimible deseo de mudar prefiere el
parvenu, como a aquella inclinación a la ostentación, y a campo, que se le aparece como la laetior vitae conditio.
dilapidar sin medida, que ya Dante condena en la gente Y si el trabajo de los humanistas necesita para su
nuova florentina, como orgoglio e dismisura y como sé- fomento la tranquilidad y el silencio del campo, tam-
quito de los subiti guadagni 12 de una clase demasiado bién significa el refugio campestre un distanciamiento
rápidamente encumbrada por la fortuna. El ideal de vida de la vida. Significa que la ilustración se ha hecho eso-
de un Alberti trata, frente a esta tendencia, de combi- térica, convirtiéndose, de una parte, en asunto exclusivo
nar el lujo noble (en un sentido elevado y culto) con de los doctos, y, de otra, en asunto propio de una "so-
las exigencias de mantenerlo "en un buen término ciedad" exclusiva, de la crema, de una "elite" cultivada
medio". que se agrupa bajo la enseña de Platón. Y así, el des-
El burgués, dedicado a la vida activa y, sobre todo, plazamiento del centro de gravedad de la vida propia-
a la económica, desplazó al principio hacia la perife- mente dicha hacia la villa, representa el triunfo cultu-
ria a los representantes de una educación "puramente ral del humanismo sobre el capitalista. La Villa Careggi
intelectual". Pero luego, al apartarse la burguesía de —donde Lorenzo de Médicis aparece en el círculo de la
su propio modo de ser, o de su grande ímpetu primero, "Academia platónica", fundada por él— expresa ya todo
el efecto había de partir de la periferia hacia el centro, lo que sobre esto puede decirse. El sentido racional
efecto de la inteligencia sobre la economía, porque aquel de la alta burguesía, orientado hacia la simple realidad,
proceso, debido a causas puramente sociales, sólo podía está en trance de desaparecer, para transformarse en un
ser sostenido y reforzado por la influencia cultural y es- espíritu humanista y estético, que adoptan también las
piritual de la clase ilustrada. Los literatos ayudan a la clases económicamente activas. El viejo horror por la
burguesía a que sea cada vez más infiel a su sentido ociosidad, condicionado económicamente, se sustituye
original. El ideal de las das clases es la villa donde am- por el incoloro concepto intelectualizado del "ocio", que
bos vuelven ahora a encontrarse. sirve para formar la propia personalidad en el trato con
El primer encuentro lo tuvieron en la ciudad, en la las arti liberali y como la forma más noble del goce
de la vida. La personalidad se aprecia ahora como el
12 Inf. xvi, 73 ss. valor supremo; la tendencia a adquirir riquezas, como
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dice Alberti, se justifica como mero medio para la con- la dinámica del nuevo arte. Es un arte popular y demo-
secución de más altos fines, entre los cuales se ordena crático, porque con su tendencia al realismo trata de
aún el bien público, pero también el del cultivo de la reproducir la realidad inmediata y está pletórico de mo-
personalidad, en un plano puramente intelectual. En de- vimiento, porque en él vive la aspiración hacia lo nuevo,
finitiva se trata de un puro afán de goce, aunque fuera que caracteriza una época, cuya sociedad, tanto en lo
muy refinado, y de retirarse de la vida activa buscando económico y político como en lo científico y artístico,
el mundo de las bellas apariencias. La Antigüedad clá- se apresta a luchar para adquirir el dominio. Pero la
sica, que desde los comienzos del humanismo suminis- sociedad del alto Renacimiento se siente, por el contra-
tra el modelo de la educación "humana", es decir, secu- rio, tanto económica como culturalmente, en la situa-
lar, desplaza su centro de gravedad del intelecto y de ción de los poseedores, de los beati possidentes. La
una ética racional ("natural"), hacia los valores estéti- clase de los artistas, y el arte, al igual que la clase
cos, que son el compendio del mundo de lo bello. representante de la actividad económica, sienten que
El gran burgués, ya saturado, piensa más en la con- se ha "llegado". La realidad aparece como algo vulgar,
servación y goce de su riqueza, que no en nuevas ad- y lo natural sólo existe aún en este arte para sublimarse
quisiciones, y la inteligencia humanista se encuentra con a algo más "elevado", a una idea platónica (como Rafael
él sobre el plano de una nueva concepción estática, la ha dicho expresamente de su arte). Se considera al rea-
villa es su expresión material, y la idea del clasicismo lismo burgués como algo plebeyo, que tiene que ser
como modelo absoluto de todo lo bello y culto es su elevado a la forma culta de un alto estilo de completa
expresión intelectual. La carrera triunfal del platonis- armonía. La armonía supone tranquilidad; es un ideal
mo se corresponde con la trayectoria que sigue la repú- estático; es siempre, de cualquier modo, trascendencia
blica florentina burguesa hasta llegar al Principado de de la realidad,13 y su forma pura, no turbada por nin-
Lorenzo. Este Médicis es el prototipo de un virtuoso guna tensión,14 es sólo posible en el mundo de la apa-
del goce, para el cual, "incluso la filosofía, no era más riencia bella y sólo puede ser el ideal de una sociedad
que un eslabón en la cadena de los finos goces de la que ya ha levantado su casa y que sólo tiene que ocu
vida" (Brondi). Su "Academia platónica" era, a la vez, parse en amueblarla, y cuyo punto de vista orientador
institución de convivencia y sociabilidad. es marcar la distancia que la separa de las demás capas
de la sociedad.
A esto corresponde el estilo elevado y que mueve a
d) El arte del alto Renacimiento elevación, que es lo que distingue el arte del cinque-
cenia del sencillo estilo burgués del quattrocento. Apa-
Sólo una sociedad cultivada y exclusivista que hallaba rece el particular de gusto selecto y discriminador, que
gusto en Platón, podía ser tierra abonada para un arte se convierte en patrón del arte, y la arquitectura, como
"clásico": para un arte de la belleza perfecta, expresión
de la armonía suma.
13 Corresponde a un hombre de realidades y de acción el
El arte del Renacimiento naciente, corno arte del rechazar este ideal; "¿Por qué he de ser armónico?" (Bis-
auge ascendente de la burguesía, está lleno de natura- marck).
lidad, de fuerza y de pujanza. Es el arte de una época 14 También en el catolicismo tiene que enfrentarse, en su
en que la amplia clase media se siente sacudida por un forma franciscana o tomista, la armonía del mundo sobre-
impetuoso movimiento, por una voluntad de nueva or- natural a las tensiones de este "mundo", producto del pecado
denación de las relaciones sociales. A esto corresponde original.
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la más pública y la más popular de las artes,th como un ción de una sociabilidad ennoblecida y de gusto, como
arte todo de significación política, es desplazada en cier- en su cultivo fino y espiritual con el "salón" como su
to modo por la escultura y más que nada por la pintura. centro, ha desempeñado la mujer del alto Renacimiento
En el Renacimiento primitivo el arte es aún asunto de un importante papel. Lo mismo la dama que la gran
la ciudad, que es la interesada y que es quien encarga las cortesana, conocida por su buen gusto. Toda la exis-
obras. Claro está que la situación es muy distinta que tencia, todo el corte de la vida, adquiere un carácter
en la Edad Media, pues tiene un rasgo particular cons- artístico, todas las posibilidades de una vida urbana,
ciente y voluntario, pero ese individualismo y la fama alegre y abundante, se llenan de gracia. Si hasta enton-
que expresa es todavía el sentir de una comunidad. ces fue el lujo predominantemente de carácter público,
Poco a poco, y correspondiendo a las transformaciones cada vez más adquiere el carácter de un lujo doméstico,
en la sociedad, el interés artístico se reduce a las nue- personal, productor de un placer estético directo. La
vas clases privilegiadas de los ricos y de los cultos, y el villa, que se halla en relación con una cultura de la ur-
arte va a remolque de los Mecenas privados de la capa banidad, que traslada de la ciudad al campo, es el lugar
social superior y de los nuevos dinastas. A esto res- ejemplar para este lujo de la habitación; es la casa de
ponde que el arte caiga bajo el influjo del ideal "clási- campo adornada con elegancia urbana. El arte se pone
co"; el comienzo de este proceso puede referirse al al servicio de la comodidad casera, y su más revelante
primer fracaso de Brunellesco (en el concurso para ejemplo es la Farnesina. Encontrarnos también el ori-
la segunda puerta de bronce del Bautisterio de Floren- gen del sentimiento moderno de la naturaleza, de la
cia) y a la peregrinación que, acto seguido, emprendió belleza del paisaje. Un sentimiento no ya religioso o sim-
a Roma con Donatello. bólico, sino estético y personal, y sentimental más que
El punto de vista estético, que sólo es posible en una ingenuo y directo. Semejante sentimiento es un pro-
capa superior, asentada y muy culta, predomina ahora ducto de la diferenciación intelectual y afectiva de los
que la burguesía ya no se limita a "calcular", sino que habitantes de la ciudad. Sólo en esta etapa se pudo for-
tiene sentido de las "cualidades", en especial de las cua- mar una capacidad de goce realmente estético, porque
lidades artísticas, y cuando la mentalidad "económica" es ahora cuando se dan los necesarios supuestos sociales.
se ha desplazado tanto que cosas que, desde su punto Sólo ahora surge el tipo del "conocedor" y "aficiona-
de vista, se hubieran considerado como superfluas, ad- do" del arte, que está en íntima relación personal con
quieren un sentido bajo la etiqueta del lujo "noble", el, arte, y que por ello ha de tener un estrecho contacto
cuando ya no se economiza el tiempo, sino que se apre- con los artistas. La individualidad del artista, como la
cia más el "ocio". Ahora aparecen "necesidadés" estéti- del cliente, aparece en una relación hasta entonces des-
cas personales, con un sentido hasta entonces descono- conocida. Y al aplicar el conocedor el criterio de la
cido de l'art pour l'art. Esta necesidad de belleza supone "virtuosidad", fomenta el nacimiento de estilos "artís-
un sentido de belleza, una receptividad artística, una ticos", es decir, de un arte desde el punto de vista del
educación de la vista, en todo lo cual no puede menos artista. En la esfera del estudio de los artistas se ma-
de pensarse en la influencia de la mujer. En la apari- nifiesta una cierta tendencia al "cálculo". Éste se apli-
ca, como cálculo artístico, a una composición construida
15 "Sus obras son visibles a todos y las impresiones que racionalmente, desde puntos de vista simétricos, a una
nos producen se extienden rápidamente por la conciencia compensación calculada y a un equilibrio de efectos ar-
general", y también "el trabajo arquitectónico es social... tísticos. El artista y su público, una "elite" entendida
cristaliza... como deseo y voluntad colectivas". (Dehio.) en arte, convergen en un expreso sentido de la propor-
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ción. "La razón, el inteligente dominio de las cosas, la se hallaba ante las puertas del invierno. Este trágico ci-
tranquila ilustración de una época comercial culta... se clo es la ley de toda la historia. Grecia y Roma lo
manifiesta... también como una racionalización de los confirman, y también la propia experiencia del Renaci-
problemas de forma" (Hausenstein). "Dominio" sin vio- miento; con la consecución del fin a que se tendía, con
lencia, dominio por una ordenación exacta, en esto con- el éxito alcanzado, aparece la molicie que da la "segu-
siste el proceso; es decir, una contemplación del mundo ridad", que adormece y "debilita" que conduce a la de-
y de las cosas "desde arriba", y su dominio por los ca- cadencia y al "ocaso". La seguridad burguesa, éste es
minos que la ratio señala. Esta actitud, que también el momento peligroso decisivo, que anuncia la décaderr
es propia del artista, demuestra lo íntimamente que el ce, y Maquiavelo, un apóstata de los ideales que su
artista se halla supeditado al espíritu que domina en tiempo considera sagrados, escribe la filosofía de su amar-
la sociedad de su época. gura. Combate el ideal del bienestar económico, y el del
goce refinado, como lo concebía una cultura artística
humanista. La burguesía ascendente ha caído con este
e) La decadencia de la burguesía y el clamor ideal estático en un cómodo pacifismo que se asusta del
por la dictadura sacrificio, que trae consigo la decadencia de la virta, en
aquel su sentido legítimo dinámico, en el sentido de
El ocupar una posición superior tiene_ sus peligros, que forza, cuya suma expresión sigue siendo la guerra. i El
consisten en llegar a una meta donde se hace alto, por- humanismo prometió elevar a los hombres sobre el ni-
que más allá, no se puede seguir, cuando menos seguir vel "animar, carente de razón y de cultura, para conver-
"ascendiendo". Y el dominio de todos los medios pre- tirlos verdaderamente en hombres, y lo que hizo fue
senta el peligro concreto de agotarse en el manejo convertirlos en bous bourgeois! Mejor es que el hombre
perfecto de una técnica y hacer que se pierdan los im- vuelva a la simplicidad de su existencia anima1,16 que
pulsos dinámicos hacia nuevos fines. En todos los te- de la cultura vuelva al estado ideal de la naturaleza
rrenos, tanto en la economía y en la política, como en primitiva, del burgués rico e ilustrado, al campesino po-
el arte y en la literatura, se había llegado al "virtuosis- bre, pero apto para las armas. Como Tácito presentó a
mo", a una cierta. estática. Podía preguntarse si al los romanos de su época de decadencia el ejemplo de los
alcanzar el virtuosismo en todos los terrenos, no se ha- germanos, así presenta 1Vlaquiavelo a sus florentinos, a
bía perdido la virtus, para la cual es necesaria la energía los suizos como modelo: un pueblo de costumbres sim
activa. Maquiavelo plantea este problema. Él, que en un ples y de vida sencilla, un pueblo en armas, una verda-
manual de su especialidad política, ofrece un compen- dera democracia. El demócrata nacional anuncia la
dio de todos los medios políticos que se 'practicaban en bancarrota del liberalismo burgués y constata el fracaso
su tiempo, pone, con su violenta pregunta sobre la úirtts, político del capitalismo privado: la economía monetaria
el dedo sobre la gran falla de la política contemporá- de los comerciantes ha enterrado la capacidad militar.
nea, revelando así la crisis de la época. El comercio terrestre, a diferencia del comercio ma-
Maquiavelo es el hombre que va contra el espíritu de rítimo, no es desde sus comienzos guerrero, sino "tra-
su tiempo; es el crítico implacable de una época cuyas ficante", puramente comercial, pacífico, que tiene en
debilidades percibe claramente su penetrante mirada. vista sólo el comerciar y tratar.17 El alegre sentimiento
Como un Oswald Speng,ler del siglo xvi, se da cuenta de
que la cultura burguesa ha pasado ya de su primavera Maquiavelo en Asino d'Oro.
y de su verano, y que está dentro del otoño y que ya 11 Cf.ut supra, p. 73.
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de lucha, que animaba las comunas interiores en su pe- libertad política, acepta la opresión como algo evidente,
riodo heroico, y era la fuente de su fuerza, procedía de y sólo le queda un ideal privado, bien sea económico o
sangre germática, del burgo y de la libre comunidad humanista; "libertad" es ahora libertad frente al estado.
rural de origen longobardo (Fedor Schneider). Pero la Maquiavelo aborda esa situación, y con claridad per-
atmósfera citadina de Florencia, donde mercaderes del cibe las conexiones y también las antinomias que se
dinero, como los Médicis, se elevaron a príncipes, tuvo presentan entre la política y la economía, y entre los
un marcado influjo en el aburguesamiento. La menta- intereses de la colectividad y los intereses de los par-
lidad, ejemplarmente urbana y burguesa de Leon Battis- ticulares. La política y la guerra han de tener en vista
ta Alberti, niega en cada rasgo la sangre noble de sus el fomento del poder económico como un medio para
antepasados guerreros18 y él mismo deriva las notables aumentar el poder político; el estado debe ser rico
actitudes comerciales de sus compatriotas como conse- para lograr un gran desarrollo de su poder político. Pero
cuencia de haberse especializado exclusivamente en di- ¿es rico "el estado que cuenta con una burguesía rica"?
cho terreno, lo que les fue posible por no tener necesidad En un tiempo, contesta Maquiavelo, la riqueza de mu-
de educarse para la guerra, pues podían descargar el chos florentinos fue una fuente de la fuerza política de
peso de ella en las tropas mercenarias. El mando polí- Florencia, y una ventaja que ofrecen las ciudades libres
tico se obtenía ahora también por el influjo de la rique- y republicanas es que en ellas pueda crecer la riqueza
za en dinero, adquirida en el ejercicio de los negocios. individual; pero Maquiavelo ve en la riqueza un peligro,
Qui divites sunt, boni viri in civitatibus appellantur eisque porque corrompe, de modo que su valor es muy proble-
tantum creditur, escribe ya Petrarca (en las cartas a los mático, y sufren con ello la virtit del particular, así
amigos); la economía, al revés de lo que sucedía en la como la del estado, y el poderío militar de éste y la ca-
Edad Media, obtiene primacía sobre la política, y así pacidad defensiva disminuyen, al punto de no poder el
la "razón" alcanza el primado sobre una pasión, que estado defender su independencia. En última instancia,
también está dispuesta para la guerra, pero la ratio la fuerza del estado se basa en sus armas, es decir, en el
como tal busca la paz. Así el espíritu comercial desplaza ejército popular. Ya amenazaba a Italia la dominación
al antiguo guerrero; la idea de la preparación militar extranjera. La economía y la política capitalista han
general se pierde. Surge entonces el tipo específico bur- fracasado en su lucha por la afirmación del poder. En
gués, con sus virtudes burguesas peculiares, y propia- consecuencia los ciudadanos pobres sirven mejor al zs-
mente antibélicas. Hombres de gobierno florentinos ala- tado que los ricos: es decir, que es preferible el ciuda-
ban la "libertad" desde el punto de vista de la utilidad. dano pobre, dispuesto al servicio militar. A diferencia
El ideal político más alto se juzga desde el punto de del comercio, que se acoge a aquella "filosofía del dine-
vista utilitario. La burguesía lo mira todo, incluso la ro", cuyo punto de vista meramente racional y calcula-
guerra, como un negocio, el demos se desarma a sí mis- dor sólo admite el egoísmo como lógico, mientras que
mo: realiza voluntariamente el primer acto, que hubiera todas las otras fuerzas irracionales que se derivan del
correspondido a la tiranía en lucha con la burguesía. sentimiento, como la "abnegación y sacrificio", son, por
El civis abdica a favor del burgués. La burguesía sin el contrario, una demostración de falta de "inteligen-
capacidad militar, y ya no en situación de defender la cia" y sólo objeto de "ironía" (Simmel). Con aquella
unilateralidad y especialización burguesa se sentaban
18 Sombart acepta como explicación de este caso especial las bases para la ascensión de una cultura burguesa, pero,
la hipótesis de un "bastardeamiento de la noble sangre", por otra parte, ya está decidida con ellas el destino de
por la madre de Leon Battista, nacido como hijo natural. su decadencia y desaparición. Su sobrestimación de la
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economía como su sobrestimación del espíritu —en vista del estado, es decir, políticamente. Se da cuenta
el sentido de intelecto y de gusto— produjeron un tipo de que la nobleza ya no tiene función que desempeñar
de hombre que tenía que sucumbir en la lucha política en la sociedad transformada ni en el ejército, que tam-
por la existencia.
bién se ha transformado, en el que la caballería, el arma
Ahora que se trata de una lucha por ser o no ser, de los acomodados, no es el elemento más importante,
estas almas burguesas cansadas, del tipo de Piero So-
derini —"para quienes el infierno es algo demasiado sino la infantería.20
Sin embargo, acorde con su mentalidad, opuesta a la
bueno, pues sólo merecen ir al limbo dei bambini" —, no
posición clerical y feudal, encuentra el común denomi-
tienen más recurso que las componendas burguesas, que
nador de su nueva ideología humanista en el "mito" de
"siempre resultan nocivas". Y esta "política burguesa",
con su ideal antiheroico y su debilidad pacifista, se co- la antica virtit; la virtit romana, la imagen ideal de la
Roma antigua, aún campesina. El pensamiento estático,
rresponde, según Maquiavelo, con la moral fomentada
"contemplativo", desde Petrarca a Sadoleto, se orientaba
por la degeneración clerical del cristianismo primitivo. hacia el ideal de una existencia filosófica de rentista,
La doctrina de la Iglesia, por afirmar la existencia de un
más allá y por predicar la humanidad, contribuye a que como lo concebía la Antigüedad decadente en su última
se enerve el amor a la libertad y a que se debiliten las fase. Se trata de despertar a Italia de esa somnolencia
política. En tanto que Maquiavelo proyecta retrospecti-
energías políticas, coincidiendo en esto con análogo efec-
to del interés mercantil. Y de este modo la moralidad vamente su ideal de energía dinámica y capacidad en
tradicional, con ribetes cristianos y eclesiásticos, cohibe sentido político-militar, acorde con la modalidad del
la política necesaria de fuerza para aliarse con la ideo- pensamiento de su época, para lo cual todo lo que podía
logia clerical del optimus princeps y del rex iustus; que ser ejemplo era de procedencia antigua, al hacer la crí-
es bueno y justo en el sentido de la Iglesia y de acuerdo tica de su época, basándose en la experiencia presente,
con sus intereses, "lugares comunes que suenan bien", y tropieza con una Roma de los primeros tiempos de la
sólo "frases agradables". Maquiavelo reacciona, con su república, aún incorrupta, aún no separada de lo natu-
honradez realista y con una fuerte voluntad de des- ral y que proclama la sencillez de la vida. Esta Roma
trucción, contra ese "idealismo de color de rosa". está aún muy lejos de aquella época de la filosofía "hu-
Y lo mismo que al clericalismo combate Maquiavelo manitaria", individual y cosmopolita, y conserva todavía
al feudalismo, a los nobili que se entregan a los nego- el vigor de la religión pagana. En ésta ve Maquiavelo
cios comerciales, como una de las actividades más lu- una fuente de energía de la vida activista del estado,
crativas y mejor vistas en la ciudad (como en Venecia mientras que ante la Iglesia y el cristianismo adopta,
y Florencia), y ya no los considera Maquiavelo como en el mejor de los casos, tan sólo una actitud opor-
nobles por naturaleza. El tipo propiamente feudal es tunista.
aquel noble que vive en ociosa abundancia con el pro- De la situación presente y de la conciencia de la
ducto de sus propiedades; es decir, sin ganarse el sus- décadence de la propia época, deriva en Maquiavelo
el concepto romántico del renacer de aquella virtit ro-
tento con su labor. También Maquiavelo participa del
primitivo resentimiento del burgués, del civis contra la mana, en un "Tercer Reino". La dominación extranjera
nobleza, a la que desearía expulsar o aniquilar,19 porque es ya una amenaza real, pero falta de ánimo para la de-
el ocio y la "abundancia" son nocivos, desde el punto de fensa: hay demasiada materia corrotta. Pero la masa es
siempre plebe. El caudillo se impone. "Son los hom-
19 DLsc. z, 55. 220.
20 Arte delta guerra, vn, 52, 67.
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bres quienes hacen la historia" y la masa les sigue. El lugar donde se establecen nuevas preferencias para los
dictador tiene que traer la "renovación"; uno que se ele- elementos de la nobleza y donde se desarrollan formas
ve desde las capas inferiores; un elegido de la "Fortu- de vida señoriales, a las cuales se adapta el burgués. La
na" y de "Dios", que es "amigo de los fuertes", para formación de las grandes fortunas es la condición eco-
realizar grandissime cose, como Castruccio, el tirano de nómica para que aparezcan las cortes modernas. La for-
Lucca, elevado por Maquiavelo al rango de una persona. mación del estado absoluto es la condición política, la
lidad ideal. decadencia de la caballería, y la urbanización de la no-
Libre de todas las normas morales tradicionales, sólo bleza, es la social. Alrededor de la corte, como centro
con su virtú y sólo con la vista puesta en el éxito como social, se agrupa, en Avignon primero y luego en Rama
único deber, tiene que realizar ese caudillo el gran mi- (la Iglesia, por ser la institución más avanzada de la
lagro de esta bancarrota política. El milagro de pelear Edad Media, marcha en esto, como en otras cosas, a
con las armas en la mano por la libertad y la unidad la cabeza) una "élite", que reúne a círculos señoriales
de Italia. En este romanticismo (vencer queremos...) —seglares y eclesiásticos— a la gran bur,guesía y a la in-
coinciden de manera muy sospechosa Maquiavelo y Pe- telectualidad —humanistas y artistas. Desde un prin-
trarca, el poeta y el soñador político. En Maquiavelo se cipio fueron las ciudades republicanas centros iniciales
da el racionalismo romántico, la creencia de que, con para la aristocratización de la gran burguesía. En Flo-
los medios de la "organización artificial" (con l'arte di rencia el poder del dinero representado por los arti mag-
ordinare), todo puede implantarse (introdurre), que se giori, se asocia, en su ataque a los magnates nobles del
convierte en superstición, y propiamente en un reto a partido gibelino, con la "parte güelfa" de la antigua no-
toda política,realista. Es el postrer anhelo desesperado, bleza. Tropezamos también con otros burgueses que tra-
ya casi resignado, del último "ciudadano libre" (Bran- tan de convertirse en príncipes. Los primeros Médicis
di). El sacco di Roma pone término a tales ilusiones. entre ellos —tan rápida es la adopción de aires seño-
Con Guicciardini acaba el sueño romántico evocador de riales y tan profunda—, que se dedican a los torneas
Roma. Ese noble florentino internamente siente y piensa "con una verdadera pasión, como si quisieran mostrar
siempre como civis, ama la libertad, y para él el nuevo a los particulares no nobles que su círculo social puede
duque de Florencia sigue siendo un "tirano", pero traza equipararse con cualquier corte" (Burckhardt). Los tor-
el ¡rasgo que marca el fin de la época burguesa que que- neos se convierten en una moda de la burguesía, pero,
da atrás, y se coloca en el terreno de "los hechos consu- sentimiento muy burgués, se hacen en forma menos
mados". Ha pasado por la escuela curial de la diplo- peligrosa (Sombart). La mezcla de lo feudal y de lo
nriacia, y se acomoda a una época transformada en burgués llega hasta la caricatura. El caballero se con-
cortesana, como funcionario que es de su príncipe. PI vierte en el ideal del rico: "el menosprecio del trabajo
mismo se considera como- funcionario, que sirve aun y, el afán de títulos de nobleza" es lo que caracteriza la
allí donde odia. El ser oportunista constituye para él un tendencia a lo feudal.
deber. Es la última fase de realismo en su sentido uti- Los humanistas, que ya desde Petrarca se considera-
litario. ban unidos a la nueva "élite", se agrupan ahora alrede-
dor del nuevo príncipe. El sentido de libertad republi-
f) La transformación cortesana de la sociedad cana, vestido con antiguas gualdrapas, y con el lema in
Tyrannos, se transforma pronto en romanticismo inofen-
La corte, acorde con su naturaleza, es el punto de cris- sivo, como ya se muestra en Petrarca, o en entusiasmo
talización donde la sociedad se aristocratiza, sirve de lírico, como el de los "tiranicidas" florentinos del si-
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glo xv, y ya en Rienzi. Vemos qué poco firme era el que representa al estado. La nueva magnificencia, con
mismo republicanismo práctico en el caso de Salutati, su esplendor, trata de suplir las deficiencias de la posi-
quien teóricamente toma partido por César contra Bru- ción social del nuevo poder, por lo que se refiere al
to, exponente de la mentalidad republicana. El "lite- rango, la antigüedad de la familia y la tradición. El arte
rato" humanista se siente por completo extraño y con- se presta muy bien a ese propósito gracias a su artificio.
trario a la simple mentalidad material y utilitaria y a Claro que en una sociedad de gusto refinado el arte
la cicatería de la mayor parte de la burguesía, dedica- siempre se mantendrá en los límites de lo discreto, sos-
da al lucro y, no obstante su ideología democrática e layando el escollo de la hinchazón, de lo "bombástico".
igualitaria, muestra una cierta tendencia hacia las clases Ya en la Florencia de los Médicis se muestra la finura
nobles. Se siente atraído estéticamente hacia ellas, y con y la elegancia aristocrática de Botticelli que, en su pos-
la sensación instintiva de una cierta afinidad entre el terior elevación a lo patético, conserva todavía una vo-
intelectual mismo y las clases nobles que —aunque en luntad de formas nobles y guarda siempre una "distin-
un sentido muy distinto— afirman también ciertos valo- ción", como verdadera representación de una sociedad
res irracionales y cualitativos. En las cortes se aplican refinada. Así nace un estilo elevado en la vida y en
los talentos. Necesitaban las cortes oradores instruidos, el arte.
estilistas, historiógrafos, artistas, para los fines de or- A esta obra contribuye muy principalmente, junto al
nato, fama y representación. Los humanistas toman oca- príncipe, la princesa, junto al hombre, la mujer. Si
sionalmente —ya en Petrarca y Salutati— aires de él representa exteriormente, ella por dentro. Si el prín-
signori, y sus intereses son contrarios a la burguesía cipe frecuenta entre los artistas especialmente a los ar-
rica. Los artistas son los elementos habituales de la quitectos, la princesa trata a los pintores. Si el príncipe
sociedad cortesana. En ella encuentran sus mejores me- atiende en primer término a la fama y al esplendor, la
cenas y, con frecuencia, disfrutan de honores extraordi- princesa atiende al cultivo del gusto. En ambos casos
narios, como elevación de estado, concesión de altas predomina la necesidad de convertir la existencia en lo
dignidades, y de posiciones encumbradas.21 La perte- más "distinguido" posible.
nencia a la corte determina nuevas sumisiones como es El papel cultural de la mujer sube en importancia a
natural, que ligan especialmente al orador, al historió- medida que la sociedad se hace cortesana. Ya desde el
grafo y al biógrafo. Pero siempre se dio cierto tipo de siglo ny sabemos por el Paradiso degli Alberti, o por
sumisión, más clerical que política, precisamente en las Luigi Marsigli, de mujeres que toman parte en contro-
comunas. Los artistas y los humanistas servían, como versias humanistas, pero en Leon Battista Alberti perdu-
función propia, a los fines de prestigio y de representa- ra como tipo ideal el de la mujer del burgués sometida
ción.. Se crea un correspondiente estilo de representación a su marido, en el supuesto, real y subjetivo, que éste
con carácter peculiar. A la finalidad de producir un "sepa ser un hombre", mujer que obedezca gustosa al
"efecto" externo —siempre con intención política— ser- marido, y "le siga dispuesta", que se deje "formar", "edu-
vía un estilo que sabía prestar los atributos de poder car" y "dirigir" por él, y hasta que se "desacostumbre"
y dignidad. La fama personal del príncipe se ostenta de usar el dañino "afeite". Es la sana vida burguesa de
en un marco supraindividual y a la vez convenciones, la mujer completamente supeditada al hombre. En los
como es el de esplendor de la dinastía, de una familia retratos de mujeres que presenta Vespasiano da Bisticci,
vemos que hay en esta moral mucho procedente de la
Saitschick, Menschen und Kunst der italienischen Re- tradición clerical y del ideal educativo conventual, y
naissance, pp. 185 ss. lentamente el tiempo "antiguo", bueno y piadoso, con
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sus rigurosos conceptos familiares, usos y costumbres, Urbino— se agrupa la sociedad alrededor de la princesa,
de arraigadas ideas medievales, es desplazado por las y, en representación de la duquesa, su cuñada está fa-
ideas humanísticas dúctiles de los funestos tiempos pre- cultada para presidir las conversaciones en el "Salón".
sentes, que influyen en el mismo pensamiento medieval Si la independencia espiritual y la cultura de la
de Bisticci. En vez de considerar a la mujer desde el personalidad es en la mujer un producto de la nueva
punto de vista "limitado" de la familia, se la empieza educación humanista, le ofrece asimismo la posibilidad
a considerar como individuo y a estimarla, porque, con de desarrollar una influencia cultural decisiva que sólo
independencia masculina, "sabe" manejarse sola e im- en el medio y en el ambiente de la corte podía desarro-
presionar con su belleza, gracia e ilustración. Y es ca- llarse. Y en ese medio el influjo de la "dama", de la
racterístico que en la clase media, que se deja impresio- princesa, en una época en que se consolida, la situación,
nar fácilmente,22 se afirme la idea de la dignitas de la en que la burguesía se hace feudal, en que el humanismo
mujer, que tiene estilo y que se muestra representativa desarrolla con mayor pujanza sus tendencias románti-
y "digna". cas, tenía que ejercerse como un renacimiento de lo
La nueva sociedad que se agrupa en la nueva corte, caballeresco como ideal social y formal de un estilo de
y que se ha encumbrado en oposición a toda la tradi- la vida cultivada. Ahora es la función educativa de la
ción y "legitimidad", admite a la cortesana, que hasta mujer, cuando corresponde, mucho más consciente y ac-
marca el tono. En una época de desligarniento de la tiva que en la época de la cultura cortesana y caballe-
"comunidad", de la disgregación de una "unidad de cul- resca de alrededor de 1200. También ahora lo caballeres-
tura", de la autonomía de todos los fines de la vida, co se manifiesta como "obra de arte" a la que contribuye
hasta entonces ligados entre sí, tenía que convertirse de una manera decisiva el nuevo tipo de mujer; la per-
también el amor en un arte autónomo y libre que tu- sonalidad libre femenina. La mujer mantiene la socia-
viera sus propias leyes y sus propios fines (Sombart). El bilidad en la corte, forma la nueva sociedad cortesana,
Ars amandi, este producto de una tardía civilización (de educándola en un nuevo ideal de disciplina y de cultura
"sociedad"), en una situación sociológica que correspon- de la personalidad, que asocia a las características pro-
de al mismo estadio de la Antigüedad, se presenta de pias del humanismo las de la caballería. En el ideal
nuevo en el tipo diferenciado de cortesana, que corres- nuevo del tipo social y estético del "cortesano" (corte-
ponde a una selección social. Las maestras en su arte, giano), se nos muestra el nuevo caballero, que es a la
las talentosas y finas cortesane famose, se destacan vez un hombre mundano, educado como un señor per-
de las cortesane de la minore sorte como una elite, una fecto, con un perfecto dominio de una cultura "urbana".
clase superior y reducida de rameras. La gran ciudad Tiene que dominar las artes caballerescas de -la equita-
y la corte, Roma, Florencia y Venecia, son el terreno ción, de la esgrima y del torneo, pero también ser un
abonado, con su ambiente de riqueza y de tolerancia, espíritu educado, práctico en la filosofía platónica a la
para dicha diferenciación social. En Castiglione ha que- moda, y tan conocedor en arte como conocedor y prác-
dado la galantería como elemento social de vida, pero tico en otras muchas materias, que sepa acomodarse a
de nuevo referida a la antigua tradición cortesana y cualquier situación sabiendo dominarla, pero no con
caballeresca. La "dama" vuelve a ocupar el lugar que sprezzatura, sino con ligereza, sin ostentación, con una
antes la cortesana, y en las nuevas "cortes de las da- superioridad evidente: con virtú sí, pero con suave da
mas" —las pequeñas residencias de Mantua, Ferrara y minio señorial. El bon ton cortesano supone gusto y
dignidad, y en la dama, especialmente elegancia. La
22 Cf. ut supra, pp. 30s. dama crea una sociedad cultivada y representa su fina
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manera de vivir, su gracia en el trato y su sentido por letrados. El nuevo estado absolutista y burocrático
lo bello. Y así al ideal de una nueva caballerosidad se concede a la nobleza una nueva función. Pero a la par
une un nuevo culto caballeresco de la mujer. que el nuevo estado del príncipe y el ambiente cortesano
Una nueva poesía caballeresca romántica canta le ofrecen a la nobleza una nueva probabilidad de hacer
donne, i cavalier, l'arme, gli amori, le cortesie, todas carrera, el reducirla al ejercicio de una profesión basa-
estas cose belle (Ariosto). Todos estos bellos ornamen- da en un estudio, con un diploma de doctor, como no-
tos de una vida empiezan a desarrollarse en una aristo- blesse de robe, desvaloriza una vez más la circunstancia
cracia cerrada y exclusivista presidida por el príncipe y del nacimiento, sobre todo por ser el humanismo la pre-
la princesa. paración para los diplomáticos y los servidores del es-
La tradición de pertenecer a una buena familia tiene tado.
una importancia que no puede sustituirse con nada, y En este medio todo aparece regulado según una de-
así, no es de extrañar que Castiglione exija que el corte- terminada norma y un cierto modo convencional. Desde
sano sea de noble extracción. A las conquistas estéticas el primitivo individualismo burgués, con su ideal de li-
del Renacimiento se unen las tendencias sociales de una bertad, pasando por el ideal plenamente burgués de la
restauración. La corte es la mediadora entre la nueva armonía, al convencionalismo cortesano y aristocrático
cultura y la antigua feudalidad. de una nueva norma que vuelve a las antiguas formas
Acorde con su estructura, una corte no puede nunca caballerescas. En 1390 no había en Florencia una moda
carecer de aristocracia y formarse sólo con elementos
burgueses representantes del dinero y de la inteligencia. masculina predominante, porque "cada uno trataba de
En los siglos xv y xvi, por la influencia de las cortes se vestirse a su manera" (Burckhardt), mientras que Gio-
constituye una nobleza del Renacimiento. En "la pri- vanni della Casa condena toda extravagancia y todo
mera mitad del siglo xvi puede observarse en la nobleza apartamiento de la moda dominante. De la originalidad
un fuerte ingrediente de costumbres burguesas" (cf. y particularismo del Renacimiento primitivo, el nuevo
Bezold). Pero ya, a la inversa, la nobleza influye con ideal del hombre como "obra de arte" lleva, a través
sus opiniones cada vez con mayor fuerza sobre la alta del ideal "clásico" del uomo universale del alto Renaci-
burguesía. La buena sociedad se aristocratiza en progre- miento, al ideal del caballero intachable del Renacimien-
sión creciente. Y no se trata sólo de un acomodamiento to tardío, que ocupa conscientemente su lugar en una
del burgués a las costumbres cortesanas, sino de un sociedad bien circunscrita. La forma y la "dignidad"
nuevo valor que se concede a la sangre noble. Si antes son los nuevos fines que ahora persigue la "educación
los humanistas no se cansaban de menospreciar el valor humanista del príncipe" (Pontano). El dominio de las
de la sangre noble, considerando }a aristocracia de las pasiones es lo propio del hombre que '"manda". Este
dotes personales, en cambio, como la única estimable, el ideal se expresa también en el nuevo estilo del arte,
humanismo monárquico posterior del conde Baltasar de que siendo "distinguido" marca una distancia, que se
Castiglione, que ensalza al príncipe como imagen de Dios, presenta contenido y mesurado, y se ostenta "magnífico
presenta como característica muy barroca la creencia, y representativo", hasta llegar a la afectación y el ma-
por completo irracional, de la nobleza como fuente de nerismo. Grandezza e maestá son los ideales aprendidos
todo lo grande, y de la nobilita como una inescrutable por Loma77o en la Antigüedad y son lo mismo que la
fuerza natural. El príncipe dinástico se rodea de los gravita riposata de Castiglione. La influencia española
nobles cuyo menester, además del servicio de las armas, se anuncia ya, como "serenidad", en un sentido de algo
es el de asesorarle. En primer término le sirven como grande e importante.
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La preferencia por las grandes formas y las grandes de preferencia, en el gobierno metódico y el dominio de
actitudes triunfa plenamente sobre cualquier clase de todos los afectos y pasiones por la ratio. Éste es ahora
burguesismo. Castiglione dice que quien realiza una ac- el sentido de la humanitas, que nadie parece más pre-
ción grande por el lucro que de ella obtiene, merece ser destinado para la ostentación que quien es de noble lina-
llamado un vilissimo mercante. El nuevo ethos se basa je y tiene un sentido del honor, y que está, ya por natu-
en una elevación de la voluntad política por encima de raleza, avezado al magna facere que está hecho para
lo económico y en un humanismo orientado hacia la representar la humanitas en su más alta y ejemplar per-
vita activa, a diferencia del contemplativo. Detrás de fección. El humanismo ofrece a este fin la educación
él se percibe al humanista como funcionario del prín- sistemática del dominio sobre sí mismo, como el su-
cipe (del tipo de Pontano) y alienta la idea de que la puesto esencial de poder mandar sobre otros. La sapien-
profesión es la única que cuadra al hombre importante. tia y la eloquentia sirven para crear un tipo de hombre
Se vuelve, como en Aristóteles, al hecho de una "divi- que, en todos los sentidos, está en "forma". El hombre
sión del trabajo" entre gobernantes y gobernados, y se apto para mandar se expresa ejemplarmente en el hom-
proclama abiertamente la preferencia por pertenecer a la bre educado por las humanidades y educado en todas
primera de esas categorías. Est magnanimi proprium —y las formas de la "urbanidad", es decir, de la fina cul-
el ideal de la elite es ahora la magnanimitas— rzolle tura urbana, en el horno politicus educado. Lo barroco
obligari, nemini debere, nulli esse addictum qui devin- sustituye al Renacimiento.
cire sibi ipsi alios potius ac subicere conferendis operis
ac beneficiis. Una nueva mentalidad feudal, por com-
pleto antiburguesa y antieconómica, alaba la generosi-
dad noble, que no puede limitarse por un exacto calcu-
lar. La dilapidación se excusa más fácilmente que la
avaricia, porque aquélla responde a un espíritu grande,
mientras que la avaricia es hija de un espíritu mezqui-
no. El ethos humanista y el noble se encuentran aquí:
ambos están interesados en el consumo, en el uso de los
bienes económicos. Si en Alberti el trabajo y el lucro
tienen aún una dignidad (burguesa), ahora son de nuevo
menospreciados. La riqueza se alaba, es cierto, pero
como debiendo el magnanhnus saber administrarse
para permanecer independiente y libre, y conservar la
posibilidad del goce noble y de la dádiva noble. La Cues-
tión de la consecución de los medios se trata baja la
rúbrica de ratione accipiendi. Los lucra commoda no
son despreciados tampoco por el Señor. Pero un cierto
elemento burgués de "razón'', que pesa y mide, de refle-
xión prudentemente comprensiva, y de desapasionada
consideración de la utilidad, entra en el nuevo sentido
de medida, contención y dignidad que, alejado de todos
los extremos y libre de momentos emotivos se orienta,
110 111
co), como corresponde a la posición predominante del
capitalista y del literato humanista, se corrompen las CGS-
tumbres, y por la extensión del lujo desaparece la anti-
III. LA SOCIEDAD DEL RENACIMIENTO gua sencillez de la vida burguesa (que aún predominaba
Y LA IGLESIA en Florencia hasta muy entrado el siglo xviii). La falta
de "garantías" de la vida política y económica en gene-
LA NUEVA cultura autoritaria trae consigo una estabili- ral, la "ilegitimidad" de los poderes, que se fundaban
zación de la sociedad, de las relaciones políticas, de la sólo en la fuerza y la capacidad personales, conmueven
educación y de los ideales de la vida. La fermentación todo lo que antes aparecía "firme".
y el caos de una cultura burguesa de libertad, desper-
taron nuevas fuerzas pero también actuaron como facto- a) La alianza efectiva de la Iglesia con los
res de disolución y ahora los nuevos poderes imponen nuevos poderes
una nueva sujeción. Era también el momento de otra
estabilización de la Iglesia, que se manifiesta en la Con- La Iglesia misma contribuyó esencialmente a la destruc-
trarreforma. Pero la estabilización supone siempre una
intervención artificial, un intento de salvar los valores ción de los antiguos poderes. Ya en la Edad Media era
de una "inflación" muy adelantada. Los valores relio- la única institución y la única organización racional. En
sos y morales eran papeles mojados en una época en aquella época era un poder centralizado, pues el estado
que sólo se cotizaban los valores económicos, intelec- sólo logró serlo al desaparecer el sistema feudal, que es
tuales y estéticos. Para poder darles un curso forzoso cuando se inicia el estado moderno, absolutista y buro-
era menester toda una nueva estructura. Desde luego crático. La Iglesia es la primera que reconoce las seña-
no podía ésta reproducir a la Edad Media, cosa imposi- les de la nueva época de la economía monetaria. Repre-
ble en la época del absolutismo (y de la sociedad que sentante clara, ya en la Edad Media, de la idea del poder
al mismo corresponde) por lo que respecta a lo religio- apoyada en medios racionales, percibe que la estructura
so, como también hubiera sido imposible, en otro aspecto de un gran aparato administrativo centralizado necesita,
que el de exterioridades formalísticas, reproducir la ca- ante todo, de dinero; y atiende a esta necesidad de
ballería medieval. Muchas cosas había puesto el Rena- dinero para sus fines de poder con los medios de un fis-
cimiento en crisis; se frenaron las preguntas, y con ello calismo capitalista propios de la época. La Iglesia, junto
se consiguió silenciarlas, pero no eliminarlas del mun- al estado moderno, es "la fuerza impulsiva que derrum-
do. El espíritu se inmoviliza, pero esto no significa que ba la ordenación económica medieval" (C. Bauer). La
todo descanse ya sobre base "firme". antigua forma de la estructura económica es quebran-
La estática de una seguridad religiosa inquebraiita- tada por la Iglesia de una manera decisiva al establecer
ble propia de la Edad Media primitiva (estilo románico) un sistema de hacienda completamente racional, mercan-
se había debilitado ya mucho en la época del gótico. Con tilista y de monopolio. Con Florencia, la curia es el
el Renacimiento, la debilitación se convierte en plena primer centro del cálculo correcto, de la contabilidad
inseguridad. Con el quebranto de la firme creencia en comercial y de la correcta teneduría de libros. La eco-
Dios cae la última barrera, que era el freno de conten- nomía financiera de los papas es una avanzada del capi-
ción más seguro. En una sociedad emancipada de toda talismo del Renacimiento, y la Cámara apostólica su
tradición, basada sólo en el poder liberal del dinero y mater pecuniarum. Sin el debido aprovechamiento de
del espíritu ("espíritu" en sentido intelectual y estéti- la nueva economía del crédito y del dinero no hubiera
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sido posible que la Iglesia alcanzara aquella posición de dominaba una tónica mental racional, irreligiosa y es-
potencia material que tuvo en la época del Renaci- céptica, con la sola diferencia de que la ilustración de
miento. que se rodeaba el monarca absoluto tenía en sí aún algo
Como es natural, la orientación económica de dicha de esotérico. El espíritu "democrático" de la república
organización no dejó de influir en la capa social que en urbana y su menor campo de acción imponía un mayor
ella participaba. Si la nobleza se aburguesaba, el clero respeto por la actitud de la clase media baja, todavía
se secularizaba, y ambas clases se acomodaban al espí- vinculada por completo a la Iglesia. Esta alta burgue-
ritu de la época. Ya desde la primitiva Edad Media sía, comprendía muy bien el valor de la religión para el
tenemos ejemplos de cómo los clérigos codiciaban el fomento de sus propios intereses y la posibilidad de uti-
dinero, de su desmedido afán de lucro, que salta por en- lizarla racionalmente en el juego de la política interior
cima de todos los principios cristianos. Así, en la Es- y exterior.
paña de los siglos vi y vii se erigen iglesias como inver- En los siglos mi y XIII existían todavía relaciones
sión de capital, especulando sobre las ganancias a obtener entre la burguesía y los herejes, pues —aunque por dis-
por las donaciones y fundaciones futuras (véase el Sí- tintos motivos— ambos elementos formaban un frente
nodo de Braga de 572 d. c.), o cuando en 887 el obispo de único contra las temporalidades eclesiásticas. Desde
Nápoles, Anastasio, celebra con los sarracenos un con- mediados del siglo XIII, cuando la burguesía, eliminados
trato de compañía, en el que se reserva una participación sus rivales, aparece como la clase dominante en las co-
en los actos de rapiña, amparados por él mismo. Cono- munas italianas, vemos que se vuelve contra los herejes.
cido de sobra es el papel que en la Edad Media repre- La mentalidad "burguesa" era ahora hostil a todos los
senta la venta de oficios eclesiásticos. Según L. B. Al- extremismos, partidaria del "acomodamiento" y de la
berti "casi todos los clérigos, como es sabido, muestran colaboración con el poder de la Iglesia, pues el mante-
gran codicia por el dinero". En la Roma del Renaci- nimiento de buenas relaciones con ella le "convenía"
miento todo podía comprarse. por motivos políticos y, sobre todo, por motivos econó-
En la lucha contra la feudalidad germánica en Italia micos y financieros, como no menos convenía mantener
fueron aliadas políticas la burguesía urbana y la curia "al pueblo" en su religión —considerando así a la orto-
romana, y por esta comunidad de intereses —frente a doxia como freno y valladar para la "masa", el vulgus-
la dominación feudal de los "bárbaros", y por conside- aunque uno mismo no tenga un interés religioso pro-
rar la Iglesia como enemigos al imperialismo y al "uni- fundo y se complazca en mantenerse en un "amable
versalismo" en manos del poder secular— establecen un escepticismo" (G. Volpe). Se reservaba para sí la cultura
vínculo nacional, fundado en la italianidad, algo pare- "superior" de intereses espirituales, intelectuales y esté-
cido a una comunidad nacional. Al final del Renaci- ticos, típicamente burgueses, cuyo ideal lo suministraba
miento y frente a los españoles, vuelve a producirse este la Antigüedad interpretada por el humanismo, y recla-
mismo fenómeno. Especialmente entre la burguesa Flo- maba para sí una libertad que negaba a la capa inferior.
rencia y la Iglesia, existió desde la Edad Media una Esta capa social inferior —cuando no buscaba, como
alianza ("güelfa") contra las fuerzas "gibelinas" del im- clase media típica, un acertamiento a los grupos domi-
perio y la nobleza. nantes de mentalidad tradicional— se sentía oprimida y
Visto desde la perspectiva de una concepción del se orientaba hacia el ideal proletario de igualdad de la
mundo, en los círculos de la alta burguesía florentina se iglesia primitiva, en oposición a la iglesia militante y
pensaba menos en "ilustrado" que en la corte de Paler- por ser más accesible a exacerbaciones místicas que
mo del emperador Federico II. En ambos centros pre- la sobria burguesía, desarrollaba tendencias heréticas.
114 115
Desde los fraticelli se va en línea recta a los ciompi (G. del dinastismo y la Iglesia tiene a su servicio a los
Volpe). Frente a tales amenazas de lo "existente", debi- condottieri y cuenta con un importante aparato burocrá-
do al descontento, la burguesía se sentía representante tico. Los colosales ingresos de la Iglesia proporcionan a
del orden y aliada de la Iglesia y, viceversa, ésta con la curia una riqueza que la permiten convertirse en po-
respecto a la burguesía. Estos grupos frente a los cuales tencia cultural y el afán de ostentación y de fama le-
la Iglesia ayudaba a imponer el orden burgués, la no- vanta edificios principescos. Los papas son los grandes
bleza y la plebe, se vieron empujados a la oposición mecenas y un elegante "literato" sube al Solio Pontificio
social y religiosa y a veces marcharon unidos bajo el en la persona de Eneas Silvio (Pío II).
signo de la herejía.1 Pero esta unión de las partes de La curia abandona también "los prejuicios", sólo la
las capas de la nobleza feudal desplazada con las capas virtus personal cuenta y el principio "liberal" triunfa so-
inferiores, este contacto entre la oposición de la izquier- bre el conservadurismo tradicional. Decus virtutum na-
da y la de derecha contra la burguesía, es sólo un fenó- iurae maculam abstergit in filiis, se dice en 1483 en una
meno periférico y transitorio. La unión religiosa tenía bula papal, que legitima a un bastardo. Al igual que los
que ser como tal internamente falsa. La herejía sólo tiranos los príncipes de la Iglesia introducen a sus que-
podía producirse como algo genuino entre las clases ridas y los papas a las más famosas cortesanas en la
bajase que, en su miseria, sentían de un modo real y sociedad de la corte. La libertad de la tradición se mani-
directo la necesidad de salvación. Si, a su debido tiem- fiesta, en este punto, a tales extremos; la Iglesia marcha
po, encontraron simpatizantes en el movimiento herético a la cabeza, conforme al compás de los tiempos. Muchos
de la aristocracia, las razones fueron puramente políti- clérigos se dedicaban al cultivo de la literatura porno-
cas y no hicieron sino contribuir a la decadencia de la gráfica de la época.
idea religiosa. La nobleza, como clase social, hizo pron- En la Edad Media el clero formaba un orden social
to las paces con la burguesía, acomodándose a su política y espiritualmente privilegiado. Ahora participa en una
y en general incluso a su política respecto a la Iglesia. evolución general inspirada por los laicos. Los clérigos
se convierten en representantes de la nueva cultura en
Así como en la burguesía el interés por la Iglesia se
calidad de humanistas, poetas y artistas.
transformó en interés puramente político, el interés po- Una capa sacerdotal superior se alía con los cultiva-
lítico y el económico fueron determinantes para la curia. dores de la forma y de la belleza representativa, porque
Las necesidades financieras de la curia crearon una ellos le ofrecen los nuevos y poderosos medios para evo-
nueva "unión, totalmente antimedieval, entre el papa y car la impresión sensible de la "grandeza". Trata de
el comerciante" (Gottlob), y convirtieron a los papas en este modo de influir sobre el pueblo, distanciándose a la
protectores y socios de aquellos que, conforme a la ética vez del mismo, en oposición a la capa eclesiástica infe-
económica de la Edad Media, podían ser calificados rior, representada en primer término por los frailes
como usureros. Políticamente los papas del Renacimien- mendicantes, que en el tránsito de la Edad Media al
to se consideraban como signori. La curia se convierte Renacimiento primitivo constituyen un elemento demo-
en una corte principesca. El nepotismo hace las veces crático de clase media. Son ellos los que fomentan una
piedad popular, tal como se manifiesta —de una manera
1 Nobile ed eretico diventano ora parole sinonime (Volpe). ingenua y libre —en los aspectos familiares pequeño-
2 Aún a principios del siglo xvi un cronista florentino
burgueses, naturalistas y algunas veces "vulgares", del
llama a aquellos que se reúnen en una nueva secta literal- arte del Renacimiento primitivo, como, por ejemplo, en
mente homini di popolo et di haxa conditione (Pastor, Ge-
schichte der Pdpste, in, apéndice 49. Hay traduc. esp.) las Madonas. Frente a esta unión, demasiado estrecha,
116 117
entre el cielo y la tierra —que corresponde, socialmente, la ilustración o cuando menos de la ilustración "mun-
a un "envilecimiento" del bajo clero, especialmente de dana", que tiene el sentimiento de pertenecer a la clase
las órdenes mendicantes, que se colocan con respecto al media, a la pequeña-burguesía, y cuyos representantes
pueblo en una relación de "tú" a "tú"— este arte del más destacados —se trata de los grandes predicadores de
alto Renacimiento expresa una actitud de distancia y "penitencia" y el mayor de todos ellos, Savonarola--
de respeto, que debe aplicarse lo mismo a los valores suministran con el rigorismo religioso, a una capa infe-
espirituales y religiosos representados por el clero que rior inerme, las armas de las puras ideas en su rebelión
a las altas jerarquías del mismo. La actitud del bon contra la capa superior de la riqueza y del diletantismo
bourgeois es reemplazada por una solemnidad inabor- y contra la jerarqma secularizada que ha olvidado por
dable. Por un lado, una piedad directa, aunque un poco la "vana poesía" y la "vergonzosa retórica" lo "único"
ruda, expresada por un arte que procede de abajo, por que en definitiva importa. En este sentido instaura Sa-
otro, una eliminación escrupulosa de todo lo profano, vonarola una república frailuna sobre base democrática,
que corresponde a una piedad ya no espontánea sino a por lo cual es perseguido por la encolerizada jerarquía,
una religiosidad cultivada desde arriba. Es un arte al procesado como hereje y condenado a la hoguera. Seme-
que ya no anima una intención primordialmente reli- jante oposición iba dirigida contra el alto clero y contra
giosa, pero que, por eso mismo, revela con mayor clari- la burguesía: era la oposición de los únicos grupos que,
dad una característica social, unida a otra eclesiástica, en aquel tiempo, podían desafiar a los poderes estable-
y combinadas ambas para producir determinados efec- cidos. Pero la capa ínfima, la propiamente oprimida, el
tos religiosos. La capa social superior, la mundana y la proletariado, representaba, por decirlo así, la oposición
eclesiástica, se alían para hacer frente a la tendencia "externa", que se expresa religiosamente en el "tipo de
democratizadora. Esta nueva voluntad de distancia- sectante", que está a la "izquierda" del mismo fraile y
miento hace derivar del alto Renacimiento el barroco que es, por lo general, el más fervoroso en su piedad.
de la Contrarreforma. Pero así como en lo económico, social y político la bur-
En la Iglesia mundana del Renacimiento, que entra guesía era lo determinante, así lo era la Iglesia en lo
en la alianza con la nueva burguesía gobernante y se religioso. Marcha junto con la alta burguesía para, a su
asimila en gran medida su cultura, se expresa clara- vez, apoyarse en la pequeña burguesía, así como, religio-
mente aquel "compromiso" con el "mundo" al que "el samente, se apoya en el "tipo de monje" y tiene que
tipo Iglesia", según Troeltsch, se siente inclinado por apoyarse necesariamente en él. Por otra parte, no se
su propia naturaleza. Es la "Iglesia universal" que ce- trata de un monaquismo que haya roto todas sus rela-
lebra alianza con 'la cultura universal". El alto clero, ciones con el mundo, sino que, conservador de la doctri-
y el sector monástico más ilustrado y más partidario na, se siente ligado fuertemente por la tradición y sólo
de la educación y orgulloso de la inteligencia, se une muy despacio sigue la nueva marcha del tiempo. Es,
a los representantes de la riqueza seglar y de la ilus- pues, relativamente inmóvil, como la clase media, que
tración profana aceptando sus dictados culturales. A esta mantenía la ética económica oficial de la Iglesia tal
capa social superior del espíritu que se destaca por su como la presentaban los'frailes (ética, ciertamente, con
rango e ilustración, el clero "mundano", se opone el tipo la que se aviene mal la práctica financiera de la Iglesia).
"simplista" (según la expresión de Fedor Schneider) de
fraile, que se aparta del mundo, que abraza puritano
la idea religiosa y excluye la idea de ilustración; es el
tipo del fraile mendicante, ignorante y enemigo de
118 119
b) El acomodamiento de la ética económica
mente" es pecado. Comercio al por mayor es pecado, sólo
La ética económica del estado llano3 es una creación el pequeño oficio de tendero (con su actividad artesana)
de la Edad Media y tiene la característica de las rela- aparece justificado. Con frecuencia se aplican en la
ciones limitadas de una primitiva economía artesana, Edad Media, en variadas circunstancias, las palabras de
de la industria y el comercio medievales. A ella res- León el Grande: Difficile est inter ementis vendentisque
ponde la tendencia, también teórica, a lo estático, hacia commercium non intervenire peccatum. Para quedar
una vida de comunidad conservadora, apegada a la tra- libre de pecado, lo mejor es permanecer dentro de un
dición. Todo aparece limitado según un criterio peque- orden estático. El lucro comercial tiende a la dinámica,
ño-burgués. El trabajo es algo sagrado, pero no así la al quebrantamiento de la doctrina de la Iglesia, pro-
idea del lucro. Se aprecia el trabajo por su significación clamada una vez por todas, de la distribución de bienes.
ética: como trabajo por el trabajo mismo: el resultado Es el "espíritu de empresa" el que lleva a exceder de los
económico útil debe limitarse a la adquisición del "sus- límites fijados, que derivan de la estrechez de una eco-
tento" conforme con el estado de cada uno. Este espí- nomía pequeño-burguesa, artesana y estática, a una gran
ritu de artesanado manifiesta siempre una cierta des- economía burguesa, capitalista y dinámica y que pasa
confianza cristiana frente al comerciante. Según el
franciscano Alejandro de Hales4 y San Buenaventura, de las limitadas condiciones medievales a otras más
está prohibido el comercio que busca la ganancia (1u- amplias y que ya no corresponden naturalmente a la an-
crum) y la adquisición y acumulación de fortunas:3 sólo tigua doctrina ético-económica, calcada sobre el anterior
es lícito el comercio que se limita a obtener lo necesa- cuerpo. Aquel ambiente artesano era propicio para la
rio para el propio sustento (sustentatio), y a la inversión formación del espíritu burgués, el espíritu de la ratio
de obras de caridad. La acumulación de mercancías, en economica; sólo se necesitaba para lograrlo una reduc-
gran escala y con propósito de especulación, especial- ción secular de la moral cristiana y que ésta, se convir-
mente de artículos de primera necesidad, se condena tiera en moral burguesa, para que dicho espíritu bur-
como avaricia, por lo cual los ricos que la practican gués, transformado en utilitario, pudiera servir a los
deberán ser arrojados de la Iglesia. Sólo el comercio fines de una economía capitalista; pero, sin embargo,
de tipo artesano (que observa el iustum pretium) se dm no podía darse en esas circunstancias el espíritu de
considera lícito, mientras que el practicado "racional- empresa, pues la Iglesia medieval seguía manteniendo
la idea de un orden estamental, que corresponde a los
3 Si distinguimos, con Clemens Bauer, entre "ethos econó- intereses del estado llano, fielmente sumiso a la Iglesia,
mico" como el conjunto de normas consuetudinarias, repre- interesado en conservar las barreras de los estamentos.
sentaciones valorativas y promedio de motivos, que dominan Así se da, cuando menos en teoría, una oposición entre
la práctica económica concreta y la "ética económica" corno la Iglesia y la nueva empresa individualista. Toda as-
teoría ética, como un pensamiento de "deber ser", resulta
claro que la teoría cojea siempre un poco, y que en las épocas piración a obtener un lucro ilimitado, por falta de orde-
de profundos cambios cojea fuertemente, porque tiene que es- nación o por carecer de medida (inordinatas, inmode-
forzarse en marchar al paso de la realidad, en cierto modo, ratus), es un ataque, una subversión, contra el orden
si no quiere perder por completo el contacto con ella y tam- objetivo establecido y, por tanto, un pecado; porque en
bién su propia eficiencia. el ordo, querido por Dios, cada uno tiene su lugar limi-
4 SuMMQ (ed. 1516) P. ni, qu. 50, m. r.
tado y asignado, y cada actividad tiene su esfera propia
5 Loe. cit., ut... pecunias congregent et divitias acquirant. de acción fija y determinada. El movimiento se con-
120 121
sidera como aliquid imperfectunt,6 pero la constancia en de la Edad Media y movilizarse para convertirse en base
lo económico (perseverantia), como algo loable,7 incluso y justificación espiritual de un orden económico capita-
los desplazamientos de un lugar a otro se consideran lista. La Iglesia, como organización racional, tenía que
como algo moralmente reprobable. reconocer como propios dos principios: "camino abierto
Si la ética económica medieval tiene con respecto al a todas las capacidades" —cuando menos dentro de la
proceso de la producción una visión de pequeño-burgués, propia jerarquía— y el de una metódica psicotecnia,
que se mueve dentro de estrechos límites, no sucede así aplicable a aquellos elementos que intervenían directa-
con respecto al problema del consumo, donde revela una mente en la organización, pero también a los organiza-
generosidad señorial. Según su concepción cada esta- dos: psicotecnia que había de producir sus efectos, como
mento presenta una distinta modalidad de vida : quod en todos los campos de la vida, también en el económico.
uni statui decens est, alteri ad vitium reputatur, repite Fuera cual fuera la práctica eclesiástica de la Edad
todavía Bernardino de Siena. Como el capitalismo en Media —desde luego en Alemania "los obispados eran,
lo exterior tiende a lo ilimitado (en la producción lo por decirlo así, herencia familiar de los linajes de alta
mismo que en la circulación), en lo interior, por lo con- nobleza, y la admisión en los grandes cabildos exigía una
trario, procede con cálculo, como buen administrador, prueba de nobleza" (Aloys Schulte)—, lo cierto es que
y en lo que hace a los gastos, la economía pasa con siguió observándose como principio constante que las
facilidad a la cicatería y —conforme con el principio de más altas dignidades habían de estar abiertas al mé-
gastar lo menos posible— introduce así en la mentalidad rito, sin consideración al nacimiento; es decir, que la
capitalista cierto elemento pequeño-burgués. Mientras teoría eclesiástica para la provisión de los cargos era
que la ética económica tomista condena "la mezquindad" una teoría liberal. La estimación burguesa del "talen-
(parvificentia), como si fuera avaricia, y aunque, según to" era indispensable a. la Iglesia, como institución ra-
ella, no proceda correctamente el dilapidador; que me- cional que era. Partiendo de la idea de que todos los
nosprecia el dinero (minus debito),8 ensalza, sin embar- hombres son imagen de Dios, por el hecho de poseer un
go, la liberalitas y la magnificentia, es decir, el sentido alma inmortal, de un valor inapreciable, y de la idea
de grandeza y de ostentación, referido en primer tér- de la igualdad ante Dios, que evidentemente se expre-
mino a la "representación" eclesiástica, y luego a todas sa como igualdad ante la muerte, se inculcaban al
las demás que sean legítimas; ideal éste que procede del pueblo ideas igualitarias, y a la vez individualistas,
espíritu feudal de la Edad Media, y hacia el cual vuelve que llevaban en sí el germen disolvente de las valora-
la cultura del Renacimiento, que se ha hecho cortesana. ciones estamentales, al considerar, en último término,
Pero dentro de la gran complexio opositorum de la indiferentes las distinciones de estado, sostenido esto
mentalidad eclesiástica se da toda una serie de suges- por representantes del tipo monástico que, en oposición
tiones que pueden servir a una posición abiertamente a las tendencias mundanas de la jerarquía eclesiástica,
racional, que sólo necesitaba desprenderse de la estática tomaban muy en serio las doctrinas religiosas funda-
mentales. El primero de estos movimientos se inicia
6 Michael de Mediolano, Sermones quadragesirrzales. con los monjes de Cluny y el último es el de las órdenes
7 Cf. en Petrarca la típica polémica renacentista contra
la concepción estática del ideal de la perseverantia o cons- mendicantes. Se ve que la doctrina y la ideología de la
tantia (Fam. xv, 321 s.s.) si quis... irnmobilitatem ccmstantiam Iglesia contenían ciertos elementos democráticos y bur-
vocet valde ilü podagrici constantes videri debent; sed cons- gueses, uno de los cuales es también su filosofía racio-
tantiores mortuil nal, que argumenta con recursos del intelecto. Junto al
8 s. Antonino, Summa moralis, n, 6, 8, §1. intelecto desempeña también un papel decisivo la moral
122 123
que se basa en la ratio, y que parte del liberum arbi- grado y dentro de ciertos límites interpretativos, muy
trium. Los esfuerzos para disciplinar y metodizar la amplios por cierto—. La Iglesia maneja siempre con
vida comienzan con la regla de San Benito y marchan, mano maestra el método interpretativo como una mane-
a través de la filosofía moral de la escolástica, a aquella ra de preservar la tradición sin perder pie con el cam-
ratio burguesa que predomina en la ética renacentista de bio de los tiempos. Los "comentarios" a Santo Tomás
un L. B. Alberti. En Santo Tomás de Aquino, al alabar son la expresión publicista que sirve para lograr los ne-
la previsión, la consideración y el cuidado que corres- cesarios acomodos —por decirlo así, de una manera
ponden a la prudentia,9 se ve cuán estrechas son esas apenas perceptible— a la nueva situación, y de este
relaciones, y asimismo cuando Antonino de Florencia modo marchar al paso del tiempo. Por el comentarista,
reconoce el valor del tiempo como una res pretiosissima Cardenal Cayetano de Vio (muerto en 1469), se niega
et irrecuperabilis10 o cuando, en varios lugares, se opone la importancia decisiva del estamento (como natural),
la razón a las pasiones —en el sentido de la filosofía es decir, el momento estático, al reconocer el derecho
burguesa estoica—,11 o cuando Antonino reprocha a los (natural) de la capacidad personal y de las cualidades
nobles su aversión al trabajo.12 personales (virtutes), que capacitan para salirse de su
La ratio, por sí propia, abre el camino a la capacidad propio estado y pasar al regimen aliorum, al superior
personal. La unión del pensamiento racional con la men- status consonaras suae virtuti, que corresponde a los
talidad conservadora y estática es una complexio oppo- agraciados por dotes naturales, naturali aequitate debe-
sitorum. Las ideas del derecho natural aparecen, ya en tur, según los principios del derecho natural. La demos-
la patrística, dentro de la ética eclesiástica, y era natu- tración de la capacidad personal sirve para justificar el
ral que entre ellas y la mentalidad estamental de la encumbramiento de salirse de su estado: ésta es virtuti
Edad Media se manifestara una cierta tensión. Ésta suae eorum congruum.13 La categoría subjetiva de la
pudo estabilizarse mientras que las condiciones sociales virtus personal sustituye a la categoría objetiva de
efectivas se mantenían en cierta relativa tranquilidad. la conditio social. La personalidad se ha abierto paso
Pero al desaparecer esta situación se inició una gran y la teología reconoce este hecho. Lo mismo ocurre en
inquietud que afectaba los fundamentos en que se ba- el terreno económico. El cumulare pecunias recibe la
saba la Edad Media. "En los tiempos inquietos —escribe aprobación de la Iglesia. Cierto que siguen imperando
Eneas Silvio—, también los hombres de baja condición, las limitaciones generales de la moral, y no se reconoce
en cuanto han aprendido algo, se atreven a aspirar a los como lícito el afán inmoderado de lucro, pero los bene-
obispados." Fundado en sus dotes de capacidad perso- ficios, como compensación debida al riesgo de la em-
nal —y en éstas sólo— cualquiera podía atreverse ahora presa, son considerados ahora como legítimos.
a escalar las más altas dignidades, aun dentro de una El punto de vista psicológico con respecto a la een-
institución tan conservadora como es la jerarquía ecle- nomía cambia asimismo de acuerdo con lo anterior-
siástica. A ese cambio de las condiciones reales- debía mente dicho. Una época estática podía partir todavía
corresponder la ideología —cuando menos hasta cierto de la- idea de un hombre que, por encima de todas las
necesidades económicas, y aun en oposición a ellas,
9 Cf. S. Hz. na, Trae, qu. 49, 53, 123 ss.
lo S. mor. u, 9, 2, §2. conserva su tranquilidad y su libertad internas: ideal
11 Timor Dei excitat horninenz ad actum rationis... quia éste en que confluyen una actitud aristocrática y otra
timor facit homines consiliativos: Tomás de Aquino a quien clerical. La ideología, corno lo hace Santo Tomás (en su
sigue Antonino.
12 S. mor. n, 1, Z §6• 13 Comm. ad S. nom. S. th. ua. Trae, qu. 118, a. 1.
124 125
Summa contra gentiles), lo expresa al sentar que la Primordialmente el dinero como objeto de comercio
sollicitudo mentís (como distinto de la labor) por los requiere benévola interpretación canónica de la prohibi-
bienes económicos, está prohibida por Cristo. Es un ción del interés. La función social de la prohibición del
cambio, que hace época, el que Roberto de Lecce (1490) interés, en la cual se expresaba el "frente de intereses
considere que aquella sollicitudo es tolerabilis, no obs del tradicionalismo" (C. Bauer), significaba la conde-
tante que la nimia occupatio (ocupación excesiva) con nación, viva en la conciencia medieval, del capitalista
la mercantia siga teniéndose como pecaminosa (Bernar- que invadía como "usurero" la esfera tradicional. La
dino da Busti). Pero una actividad económica cons- Iglesia, como "garantía tradicional de una moral colec-
ciente, conforme a un plan, que persiga un fin útil y tiva tradicional", estigmatiza así al intruso que extiende
proceda adecuadamente en la consecución del mismo su industria y ,su negocio, por propia iniciativa, estor-
—San Antonino condena como indigna una actitud sin bando y quebrantando el orden de producción estable-
sentido— es aprobada generalmente por los autores cido por la tradición. Como una institución que atiende
eclesiásticos, aunque éstos tengan siempre en vista la a las masas, la Iglesia se ve obligada a defender el
utilidad de la comunidad y no el interés particular des- "interés del productor medio", que corresponde a una
enfrenado, "moral social del término medio". Y así la Iglesia se
En todo caso se evidencia una cierta aproximación encuentra ante una situación en la que tiene que trazar
en la concepción económica de la Iglesia hacia las ten- la diagonal entre lo que exige el interés de su prestigio
dencias del capitalismo. La teoría de la alta burguesía moral y lo que demanda su interés financiero. Por-
y la teoría eclesiástica coinciden en la imagen del "mer- que las crecientes necesidades de dinero y de crédito que
cader honrado". Los bienes adquiridos conforme al ho- tenía, como fuerza social, obligaron a la Iglesia, al igual
nor burgués (onestit), el éxito legítimo del negocio, están que al estado absoluto, a buscar una estrecha alianza con
justificados por la Iglesia. La ganancia obtenida por los centros de empresarios capitalistas, únicos que esta-
medios legítimos se debe, según Bernardino, a la "ayuda ban en situación de satisfacer esas crecientes exigencias
de Dios", y un "mercader de fama", de esa clase, es financieras. Así, la Iglesia, en la teoría y en la práctica,
"grato a Dios y a los hombres". La "honradez" del co- tiene que, buscar un cierto equilibrio entre las tendencias
merciante es también un supuesto en los autores bur- y los intereses opuestos. Para conservar su prestigio mo-
gueses (Villa.ni, Morelli, Alberti). Dominici —el domi- ral (entre las capas mechas), debía seguir manteniendo,
nico, luego cardenal— hasta reconoce una vocación para cuando menos formalmente, la prohibición del interés,
el lucro, que lleva a hacerse rico. Y si el pensamiento pero a la vez renunciar a las consecuencias reales de
eclesiástico preconiza siempre la medida y el límite, le aquella prohibición. Como la Iglesia se ve reducida a
sale al encuentro el pensamiento de la "segunda genera- los medios que obtiene de la nueva capa económica di-
ción capitalista" —aun cuando, como se ve en rectora, medios que necesita para el funcionamiento de
la magnitud de la riqueza siga siendo señal -y medida su aparato, debe acomodarse con dicha capa social, y
de la recompensa ganada ante Dios— al pronunciarse hasta establecer con ella una estrecha unión, con lo que
por una moderación voluntaria, aunque no por escrúpu- disuelve la antigua ordenación económica y social y se
los religiosos y morales sino por motivos de la seguridad produce una nueva mentalidad económica. •La Iglesia
del, negocio. Así ambos se encuentran en una línea me tiene también que defender a los empresarios "contra
dia, pues si la teoría de la Iglesia concede a la dinámica la reacción de la moral colectiva tradicional"; y al ela-
un cierto derecho, el capitalismo a su vez retrocede ha- borar la misma Iglesia "una nueva moral de la colec-
cia una cierta estática. tividad, y crear un espacio libre para el afán individual
126 127
de lucro, se desvanecen los obstáculos que a este afán
se oponían y ya no pesa sobre él el antiguo estigma de todo el armazón eclesiástico. Frente al pueblo —que es
reprobación social. bueno que siga siendo piadoso— debe mantenerse la re-
El resultado es una honda debilitación de los ele- ligión y tratar de aparecer frente a él como piadoso,
mentos "pequeño-burgueses" en la ética económica de pero "a solas" se proclama esta hipocresía como principio
la Iglesia, pero a la vez se frenan las aspiraciones de la político. Pantano, a la vez político y satírico, enseña "a
posesión capitalista, lo que corresponde a la necesidad servirse de la superstición para guiar al pueblo" y man-
que tiene la Iglesia de mantenerse en buenos términos tener a los súbditos en sufrida obediencia frente a la
con los nuevos directores, los poderes de la creciente autoridad. Aquí la mentalidad del Renacimiento se
formación del capital, y de seguir manteniendo su domi- acerca a la del estado absoluto.
nio sobre las masas del estado llano. Naturalmente, quedaban siempre "residuos" de un
sentimiento religioso y eclesiástico, aun en la capa supe-
rior- —acaso "un residuo del miedo al infierno entre los
e) Conservadurismo burgués y tradicionalismo grandes pecadores" (Burckhardt). Se hacían fundacio-
eclesiástico nes piadosas, no sólo por la fama del propio nombre,
sino también "por si acaso" el alma fuera inmortal,
El dirigir las masas desde arriba, es' también un inte- como decía Niccolo Acciajouli. El sentir religioso de
rés de la gran burguesía. Ésta necesita igualmente para la sociedad del Renacimiento era ciertamente anticleri-
mantener su posición un cierto y sólido "orden", en, el cal, pero no era ella primordialmente antirreligiosa, y
sentido de seguridad contra las revoluciones. En co- su vida exterior estaba implicada en múltiples aspectos
rrespondencia con esto, el interés político de la gran con la de la Iglesia. A esto se añadía el placer en la
burguesía muestra ya, desde un principio (como puede pompa eclesiástica y, en'general, por todas las manifes
verse en Villani), ciertos rasgos "conservadores". Y éste taciones paganas del catolicismo. Se podía "existir corno
es el sentido decisivo, real, sociológico, de la perdura incrédulo notorio siempre que no se manifestara una
ción de la alianza de la nueva clase directora con la abierta hostilidad contra la Iglesia" (Burckhardt). Por
Iglesia. De hecho la idea de la Iglesia ha perdido, en otra parte, en la "inteligencia" de- esta sociedad, a pesar
mayor o menor grado, en la nueva capa superior, su re- de todas las burlas y faltas de respeto, no se manifiesta
lación directa y medieval con la existencia y, con ello, la necesidad de una "ilustración" sistemática, o de una
ruptura programática con la Iglesia. Se seguía, a plena
su eficacia religiosa directa y la capacidad de preser- conciencia, dentro de determinados límites —lo más
varla; de nada sirve incluso la invocación de los senti- amplios, por cierto— adscrito a la Iglesia, abstenién-
mientos de justicia cuando aparecen en colisión con los dose de atacarla como institución. A reserva de esta
intereses de poder de la burguesía. Sin embargo, la de- precaución, hasta en casos como el de un Lorenzo Valla
ferencia mostrada por ésta hacia la Iglesia, más de se podrá hallar de nuevo refugio en la curia, que des-
carácter convencional que no inspirada por motivos pro- empeñaba un papel, nunca bastante estimado, de mece-
piamente religiosos, le es un medio para contener con- nas. 'Esta sociedad renacentista no tenía ningún deseo
vulsiones revolucionarias en las clases inferiores y para ni de una revolución espiritual, ni de una revolución
mantener la nueva estática que se ha establecido. política, sino que, al contrario, tenía un interés en evi-
La Iglesia representaba todavía un poderóso factor tarla. Las apetencias de una concepción del mundo que
de fuerza con el cual había que contar y que se podía en la misma aparecen, son más bien de naturaleza es-
utilizar. Por consiguiente, se mantiene conscientemente tética. Se satisfacen con ese platonismo "de salón" que
128 129
es más bien un problema sociológico que intelectual: Este, correspondiendo a una típica relación sociológico-
modas, trajes, tónica del ambiente, "eterno diálogo", las - religiosa, se fue del lado del "tipo de secta" y, junto con
cuestiones de gusto; siempre libres, propias de una so- éste, fue aplastado por fuerzas más poderosas, sociales
ciedad dilletanti. Las poesías de Lorenzo el Magnífico, y religiosas. La clase media, políticamente impotente
los diálogos de Castiglione y de Bembo son más carac- —tanto en lo social como en lo religioso— y en actitud
terísticos que los libros de Ficino. Cuando se trata de pasiva, tendía a cualquier compromiso, lo mismo a la
algo más que de estética, se conserva también la honda sumisión al absolutismo político como a la sumisión
oposición interna entre la concepción libre del mundo bajo el nuevo tipo de Iglesia, creado por ese absolutis-
y 'la religión esotérica, especial, de una minoría de "doc- mo, o sea el tipo de la "Iglesia evangélica", en la forma
tos", y la religión popular, el catolicismo oficial, a la de "Iglesia nacional". La reacción contra la capa eco-
manera de un Bisticci. Esta secreta oposición entre dos nómica superior se manifiesta en la actitud que toma
religiones corresponde —como en la homóloga cultura la Reforma frente al capitalismo. "Sería más conforme
de los últimos días de la Antigüedad— a la escisión de con Dios aumentar la agricultura y disminuir el comer-
la sociedad en dos capas: una "la docta" y otra la "in- cio", dice Linero, el hijo de un campesino. Los intereses
docta". Corresponde también a la separación moderna de la producción primitiva y del trabajo manual —y en
entre lo "espiritual" y lo "material y sensible" y vital, correspondencia, la idealización de ambos— determinan
que en la Edad Media aparecían íntimamente enlaza- aquella "opinión pública" de clase media que está detrás
dos, pues, en esa época, hasta los elementos diversos de la Reforma y que, comparada con la mentalidad ca
de la filosofía corriente formaban una "comunidad". pitalista del Renacimiento (con la que marcha también
Pero ahora aparece la división moderna del "puro" es- parcialmente "el pueblo", por esa tendencia suya a de-
píritu, que para sí se reserva una capa intelectual supe- jarse impresionar), debe calificarse de reaccionaria. A
rior, los intelectuales burgueses, los humanistas. esto 'contribuye, sobre todo en Alemania, el juicio moral
La Edad Media había sabido armonizar la idea del —atento a las repercusiones morales del capitalismo.
liberum arbitrium con la de gratia divina, en un semi- Aquí vuelven a tomar la palabra aquellas capas que ya
pelagianismo práctico. Pero el racionalismo de los capi- en la Edad Media se sentían afines y cercanas. 'A este
talistas y de los humanistas elevó a lo absoluto el poder hecho histórico-cultural se debe el que Troeltsch" con-
de la virtus, cie la virtin todo lo puede el hombre por sidera a Lutero como incluido predominantemente en
sus propias fuerz'as. La doctrina de la "dignidad del la Edad Media. También el calvinismo muestra aún
hombre" (Pico) se hinchó hasta la equiparación con en el siglo xvu una fuerte tendencia anticapitalista.15
Dios. Esta doctrina, de un racionalismo unilateral, des- Los predicadores puritanos eran, por lo general, de pro-
conocido en la Edad Media, típica ideológica de una cedencia campesina o aitesana, y una tal constitución
capa social superior en posesión. del poder político y eco- económica se ofrecía como "un cuadro más adecuado
nómico, provocó la natural reacción irracionalista muy para sus doctrinas contra el mundo" (Sombart). Cierto
marcada, también desconocida en la época medieval, que el puritanismo supo conciliar en último término el
que aparece en la doctrina reformista de Lutero del modo de vida burgués con el estado de gracia, pero esto
servum arbitrium y de la sola gratia. Esta reacción, no corresponde a su naturaleza interna sino fue una con-
como concepción del mundo, responde a una reacción
social, que viene de "abajo", contra la clase superior, 14 TrOeltSCh, El protestantismo y el mundo moderno,
unida con la Iglesia "mundana". Cierto que se trata de FCE, México, 1951.
una reacción de la clase media, no del proletariado. 15 Cf. contra Max Weber, Karl Holl.
130 131
cesión necesaria a la fuerza de las relaciones económicas INDICE
qué correspondía por completo a las concesiones de la
ética económica del catolicismo. En el fondo ambas Prólogo 9
confesiones, en cuanto influían religiosamente en la
mentalidad económica, actuaron en un sentido de fre- Introducción 13
no y de sujeción, frente al afán de lucro en el estadio
del capitalismo primitivo. Mientras que la iglesia cató- I. LA NUEVA DINÁMICA 19
lica, como también el estado absoluto, prácticamente-
marcharon con los poderes del dinero, y fomentaron el
desárrollo del capitalismo de una manera decisiva (como a) La transformación de las capas sociales. 19
lo han demostrado las investigaciones de Strieder), el b) El nuevo tipo de "empresario" individualista 24
protestantismo significa una reacción contra la iglesia c) La nueva mentalidad 30
mundana del Renacimiento -y una restauración de la re- d) La aparición del sabear técnico . . 38
ligión cristiana (que lleva unida a sí una indiferencia e) La nueva tendencia en el arte 43
con respecto a las cosas económicas), "y en primer tér- f) La función del saber y de la educación 46
mino un peligro muy serio en toda la línea para el espí- g) Las clases poseedoras y los intelectuales 52
ritu del capitalismo" (Sombart). Tanto religiosa como
socialmente —y lo uno va con lo otro— representa la II. LA CURVA DEL PROCESO . . .... . 72
Reforma (y en otro aspecto también la Contrarreforma)
una reacción contra el Renacimiento. La Reforma y la a) El riesgo y el espíritu de empresa . . . 72
Contrarreforma cierran ambas el primer preludio de b) La cultura de las nuevas clases gobernan-
la época moderna que será continuada por la cultura tes; el nuevo estatismo y el conservaduris-
de la "Ilustración". mo burgués . . . . . ...... 76
En aquel preludio resuenan indicaciones, pasajeras y c) El humanismo como romanticismo y res-
ahogadas, de todos los temas esenciales cuya ejecución tauración . . . . . . . . . . . . 80
temática y múltiples variaciones había de quedar reser- d) El arte del alto Renacimiento . . . . . 92
vada a otra época posterior, época que ya es la nuestra, e) La decadencia de la burguesía y el clamor
de modo que allá encontramos los rasgos decisivos de por la dictadura . . . . . . . . . 96
nuestro propio presente. Y de las líneas simples del cua- f) La.transformación cortesana de la sociedad 102
dro de la moderna cultura burguesa nos hablan aquellos
rasgos de sus primeroá tiempos acaso de una manera
más elemental, pero por eso más insistente, que los III. LA SOCIEDAD DEL RENACIMIENTO Y LA. IGLESIA . . 112
rasgos, más complicados, y con frecuencia confusos, que
expresan el aspecto de la época presente. a) La alianza efectiva de la Iglesia con los nue-
vos poderes 113
b) El acomodamiento de la ética económica 120
c) Conservadurismo burgués y tradicionalismo
eclesiástico 128

132
Este libro se terminó de imprimir y encua-
dernar en el mes de enero de 2006 en Impre-
sora y Encuadernadora Progreso, S. A. de C. V.
(IEPSA), Calz. de San Lorenzo, 244; 09830
México, D. F. Se tiraron 1 000 ejemplares.

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