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Six

Story: Six
Storylink: https://www.fanfiction.net/s/9731779/1/
Category: Twilight
Genre: Romance/Adventure
Author: KikiMasenCullenSwanRobsten
Authorlink: https://www.fanfiction.net/u/3613677/
Last updated: 06/01/2014
Words: 63922
Rating: M
Status: Complete
Content: Chapter 1 to 20 of 20 chapters
Source: FanFiction.net

Summary: Bella y Edward Tienen juntos casi un año, pero hay un secreto que Bella aun no le cuenta a Edward... Todos
los años tiene unas vacaciones con un grupo de amigos de la Universidad, pero estas no son unas vacaciones
Normales... son unas Vacaciones entregadas al placer... Summary Completo dentro.
*Chapter 1*: Chapter 1
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer. La historia tampoco me
pertenece yo solo la adapto y su original le pertenece a Opal Carew.

N/A: Hola Chicas, aquí les traigo esta nueva historia, que espero les guste muchísimo, las adaptaciones de esta
serán semanales, esta historia contiene fuertes escenas de sexo, tríos y orgías... así que espero continúen
conmigo. Sin más preámbulos aquí les dejo el capítulo.

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Isabella se quedó mirando el brillante folleto de nuevo, con las fotos del agua azul intenso y tropical, playas de arena
blanca y hermosas villas a lo largo del agua. Edward estaría aquí en pocos minutos y, entonces…

Se recostó en su silla y frunció el ceño. ¿Iba a decírselo o iba a seguir manteniéndoselo en secreto como lo ha
mantenido de todo el mundo en los últimos doce años? Su corazón se apretó y tamborileó sus dedos en el folleto.

Por primera vez en su vida, sentía que había conocido a un hombre con el que podría tener un futuro y no quería poner
en peligro eso. Pero había llegado el momento que ella tomara una decisión.

Ante el "rat—a—tat—tat" de las pequeñas bolitas golpeando la ventana de su apartamento, echó la vista más allá del
cristal. No es que hubiera algo para ver excepto remolinos de nieve. El extraño sonido del viento del invierno envió
temblores a través de ella. Miró de nuevo el folleto, expuesto sobre el oscuro escritorio color cereza en el salón de su
casa.

Pasando su dedo a lo largo de las palmeras bañadas por la dorada luz del sol, se imaginó el sol calentando su cuerpo
en bikini y fina arena empujándose entre sus pies mientras caminaba descalza por la playa. El rítmico sonido de las
olas lavando a lo largo de la costa llevándola más lejos en el encantador mundo del calor tropical y ninguna
preocupación mientras ella dejaba el frío e invernal mundo de Buffalo, Nueva York, detrás suyo.

Sonó el timbre y Bella dobló el folleto, metiéndolo en el cajón de su escritorio, y levantándose.

Se acercó a la chimenea y accionó el interruptor para encender el fuego, amaba tener una chimenea a gas, luego
vagabundeó a través de la peluda alfombra azul, sus pies desnudos hundiéndose en el pelo. Abrió la puerta.

—Hola, cariño —los ojos verde esmeralda de Edward brillaron con calidez mientras le sonreía, dejando al descubierto
un encantador hoyuelo en su mejilla y suavizando la fuerte línea de su mandíbula cuadrada. Ella quería correr sus
dedos a través de las ondas cobrizas de su pelo revuelto por el aire, todavía reluciente con grandes y gordos copos de
nieve. Él sacudió sus botas para desprender la nieve aferrada a ellas y le entregó su chaqueta color burdeos.

—Ven aquí —sonrió mientras la agarraba y la tiraba en sus brazos.

Su nariz y mejillas estaban rojas y su piel estaba fría al tacto cuando sus labios se reunieron con los de ella
ávidamente. Sus brazos fueron a su alrededor y sus pezones se endurecieron cuando su frío cuerpo se presionó contra
el suyo tibio. Finalmente, sus labios se abrieron y su mirada encontró la suya.

—Te extrañé —dijo.

Ella sonrió y se echó hacia atrás, tomando su mano y llevándolo hacia la sala.

—Sólo han sido dos días —y él la había llamado ayer. Era el novio más atento que jamás hubiera tenido… y a ella le
encantaba.

Su brazo se enganchó alrededor de su cintura y acarició su oreja.

—Dos días demasiados largos en lo que a mí respecta.

La acompañó hasta el sofá y se sentó a su lado. Se acurrucaron juntos frente al calor del fuego.

— ¿Chocolate caliente? —preguntó.

Él asintió y ella levantó la jarra de acero inoxidable de la bandeja sobre la mesa y sirvió a ambos una taza. El dulce
aroma del chocolate llenó el aire.

Había preparado un lote antes de su llegada, a sabiendas que él agradecería una taza para ayudar a calentarse
después de que se dirigiera hasta allí a través de la ventisca. Realmente disfrutaba de la compañía de Edward. Se
habían conocido hace casi un año en un viaje de esquí local al área de esquí Kissing Bridge en Glenwood, en verdad,
dos semanas después de que ella hubiera regresado de sus vacaciones anuales.

Angela, una de sus amigas del trabajo, la había convencido de ir y, una novata total, Bella se había ido cuesta abajo
demasiado rápido y caído, con las piernas torcidas y sus esquís cruzados en una mezcolanza extraña.

Edward Cullen había hecho un rápido movimiento para detenerse en un impresionante spray de polvo y la ayudó a
ponerse de pie. No era una tarea pequeña, dado que sus esquís se resbalaban debajo de ella.

De alguna manera, se las había arreglado para conseguir ponerla nuevamente de pie y de forma segura bajar por la
colina. Él había pasado la tarde entrenándola y pronto ella había bajado la colina no con gracia y velocidad, pero si de
una manera un poco competente.

Ahora ellos habían estado juntos casi un año, y ella no podía irse de vacaciones sin antes hablar con él sobre…

—Pareces sumida en tus pensamientos. ¿Alguna cosa que quieras compartir?

—No, yo… uh, estaba solo pensando en trabajo y… voy a tomarme una semana de descanso para irme de vacaciones.

— ¿Ah, sí?— Sonrió y apretó su brazo alrededor de sus hombros, atrayéndola más cerca al calor de su cuerpo. —
¿Quieres ir a algún lugar juntos?

Ella se tensó un poco. —En realidad, ya he hecho planes con unos amigos.

— ¿En serio? No mencionaste nada al respecto.

—Lo sé. He querido decírtelo…

El temporizador se apagó en la cocina y ella contuvo el aliento.

—Oh, esa es la lasaña— dijo. —Voy a mezclar la ensalada y poner el pan de ajo en el horno. ¿Qué tal si agarras una
botella de vino?

Ella le diría después de la cena.

Mientras comían, Edward habló sobre su nuevo proyecto. Había sido solicitado para diseñar un edificio para una gran
empresa desarrollando un campus en las afueras de la ciudad. Era un proyecto enorme para él y ellos querían algo
impresionante y diferente, algo que hiciera una declaración. Edward estaba muy preocupado por crear edificios
respetuosos del medio ambiente y esa fue una de las principales razones por lo que lo habían seleccionado y una de
las cosas que ella amaba de él. Ellos querían que la comunidad supiera que eran conscientes del medio ambiente e
intentaban promover prácticas verdes. Isabella amaba como él estaba interesado en algo más que conseguir un
trabajo. Tenía principios, y se adhería a ellos. Quería hacer del mundo un lugar mejor en cualquier forma posible.

Ellos limpiaron la mesa y llenaron el lavavajillas juntos, luego se sentaron en el sofá con la botella de vino y suave
música sonando de fondo. Edward completó su copa.

—Cariño, sé que querías decirme algo acerca de tus vacaciones, ¿pero podríamos esperar hasta un poco más tarde
para eso? Hay algo que quería preguntarte.

—Seguro— ella dio la bienvenida a la oportunidad de aplazarlo por más tiempo. Se relajó en el sofá.

—Tú sabes, hemos estado saliendo por cerca de un año. Ella sonrió y asintió con la cabeza. —Nuestro aniversario es
en cuatro semanas —se inclinó hacia él con una sonrisa y apoyó la mano en su pecho, disfrutando de la sensación de
solido músculo bajo sus dedos. Mirando a sus serios ojos marrones, quería caer en sus brazos y hacer estragos en él.
Explorar su musculoso y masculino cuerpo en detalle. Sus amplios y bien definidos hombros, los sexys planos de su
pecho, el paquete de seis de sus abdominales.

Un agudo anhelo se aferró a su interior. Su mano se deslizó por su pecho y por encima de su estrecho estómago. Ella
quería hacer cosas con él que nunca le había hecho antes. Cosas sexys y juguetonas. Dejó escapar una profunda
respiración. Pero no lo haría.

Él agarró su errante mano mientras se dirigía aún más abajo, y la sostuvo entre las suyas.

—Cariño, si sigues haciendo eso, no seré capaz de mantener mis manos lejos de ti lo suficiente como para terminar
esto —Ella se acercó y acarició su cuello, deleitada de que tuviera un efecto tan fuerte sobre él.

No podía creer que en verdad se había mantenido a raya durante casi un mes antes de hacer el amor con él cuando
comenzaron a salir.

Había tenido miedo de que teniendo sexo con él se abriera una caja de Pandora de deseos y que hiciera algo…
inapropiado. Ella no quería ver esa mirada de disgusto en el rostro de Edward, la misma que había visto antes.

Había tenido miedo de perderlo. Por mucho que le gustara el sexo -y realmente le gustaba- después de ese incidente
con Jacob… su estómago se anudó. Eso la había dejado conmocionada y muy temerosa de las armas.

Por supuesto, cuando ella había llegado a conocer y confiar en Edward, se había dado cuenta de que nunca la trataría
de esa manera. Cuando finalmente comenzó una relación íntima con él, sin embargo, se había prometido a sí misma
mantener las cosas… restringidas. La posición del misionero, mínimo hablar, nada fuera de lo común. ¡Vainilla!

Edward se puso de pie delante de ella y se hundió sobre una rodilla. Él le besó la mano, sus labios rozando
suavemente contra sus nudillos, enviando hormigueo en su brazo mientras la miraba fijamente a los ojos.

todo el camino!

—Isabella, te amo.

El aire se trabó en sus pulmones, cuando se dio cuenta de lo que él iba a hacer.

—Quiero pasar mi vida contigo.

Oh, Dios, esto no estaba sucediendo.

— ¿Quieres casarte conmigo?

Edward sintió su mano congelarse mientras la conmoción impregnaba su rostro. Maldita sea. Él había esperado que
ella se arrojara en sus brazos y gritara que sí con sus pulmones, luego lo besara apasionadamente… entonces
comenzara a arrancar sus ropas y…

Pero por la mirada de ella ahora, no sabía si le daría una oportunidad, después de todo.

¿Lo había echado a perder? Si ella rechazaba su propuesta, ¿terminaría esto entre ellos?

No había muchas relaciones que pudieran sobrevivir a un rechazo como ese. Una imagen de la cara de Tanya pasó
por su mente, y su mandíbula se apretó con más fuerza. Esperemos que su relación con Bella no tenga que hacerlo.

—Así que, cariño, ¿qué dices?

—Yo… eh...

Ella sacudió su cabeza y miró hacia abajo a sus manos unidas.

Su corazón dio un vuelco.

—¿Estás diciendo que no?

—Oh, no— dijo mientras le acariciaba la mejilla.

—No te ves muy feliz para una mujer que está aceptando una propuesta de matrimonio.

—Ya lo sé, yo…— Ella sacudió su cabeza, claramente buscando las palabras.

— ¿Me amas?— él preguntó.

Ella lo miró fijamente a los ojos y respiró profundo. Una decisión estaba haciendo clic lejos en ese cerebro de ella.
Después de lo que pareció ser toda una vida, ella asintió con la cabeza.

—Lo hago— soltó una respiración profunda. —Realmente lo hago.

Su boca se amplió en una sonrisa. — ¿Pero?

Ella exhaló. —Pero, me gustaría esperar para responderte— Su intestino se apretó en el dolor. Si Bella en verdad lo
amaba, ¿por qué necesitaría esperar?

— ¿Por cuánto tiempo?

— Yo…— Ella puso la mano en su mejilla otra vez. —Oh, Edward, sé que es mucho pedir, pero ¿podrías ser paciente
un poco más? Tengo algo que decirte… algo sobre mí… y no estoy segura de que todavía quieras hacerme esa
pregunta una vez que lo sepas.

Eso sonaba ominoso, pero él sabía en su corazón que no había nada que pudiera decirle para disuadirlo de querer
casarse con ella. Le tomó su mano de nuevo.

— Isabella, ya te lo he pedido. Ahora, ¿qué quieres decirme?

Ella sacudió su cabeza. —No quiero decírtelo. Todavía no— Ella tomó su cara entre sus manos. —Antes de que
decidas que no me quieres…

—Eso nunca sucederá— él dijo mientras arrastraba su mano hacia su boca y le besaba la palma. —Puedes decirme
cualquier cosa y no voy a cambiar mí mente.

—Entonces, ¿puedes esperar? Te lo diré más tarde... mañana...— Sus ojos brillaban a la luz del fuego. —Porque, en
este momento...— Ella le acarició la cara, encrespando sus dedos alrededor de la mejilla, luego deslizándolos a lo
largo de su barbuda mandíbula. —Quiero hacer el amor.
*Chapter 2*: Chapter 2
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer. Yo solo me divierto con ellos.
La Historia tampoco me pertenece yo solo la adapto y su original le pertenece a Opal Carew.

N/A: Hola chicas! Aquí les traigo un nuevo capítulo de esta nueva adaptación… aquí sabran cual es el el secreto que
debe contarle Bella a nuestro querido Edward.. así que sin más preámbulos… las dejo con el capi…! Que lo
disfruten.

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Edward sonrió. —No estoy seguro que vaya a rechazar una oferta así.

Por mucho que quería su respuesta, estaba claro que ella necesitaba consuelo… y si hacer el amor le daría eso, él
estaba feliz de hacerlo.

Ella sonrió y le apretó la mano.

—Espera aquí— se levantó y caminó a través de la habitación, luego desapareció en el dormitorio.

Bebió un sorbo de vino, preguntándose qué secreto Bella quería revelarle. ¿Qué podía ser tan terrib le que ella lo
consideraría una amenaza a su relación?

Momentos más tarde, oyó la puerta del dormitorio abrirse y giró su cabeza. Su respiración se encerró en sus pulmones
ante la vista de Bella de pie en la puerta, luciendo como el sueño de todo hombre de una diosa del sexo. La fluida
envoltura de seda negra que llevaba era una combinación perfecta para su cabello chocolate brillante, que caía sobre
sus hombros. Completo por medias negras que abrazaban sus largas piernas desde los pies hasta el muslo,
sostenidas por un liguero negro.

—Bella, te ves… —sólo sacudió su cabeza, incapaz de encontrar las palabras. Por lo general, ella usaba un camisón
de satén simple en blanco o un tono pastel, lo cual era sexy de una manera tímida, pero muy lejos de este atractivo y
excitante traje… su polla se endureció.

— ¿Te gusta?— le preguntó mientras avanzaba.

Su mirada no se apartó de sus piernas largas y sexys… hasta que ella abrió el envoltorio negro que llevaba para
revelar un sostén de encaje negro que levantaba sus pechos hacia arriba y afuera en un mar de fondo encantador de
carne blanca. Sus pezones se presionaban por el borde del encaje, apenas contenidos. Ella se arremolinó en un
círculo completo, la fluida seda negra un halo elegante a su alrededor, luego se apartó de él y se inclinó, como si fuera
a recoger algo del suelo.

Su parte de atrás estaba desnuda excepto por un pequeño triángulo de encaje en la parte superior de su tanga negra.
Al inclinarse hacia abajo, acarició su mano sobre la curva de su delicioso trasero, enviando ondas de…

Él quería agarrarla, lanzarla al suelo, y saquearla allí mismo.

Ella dio un paso adelante, luego se arrodilló delante de él.

—Tú significas mucho para mí —sus dedos se enredaron alrededor de la hebilla de su cinturón y lo desabrochó, tiró
abajo la cremallera, y luego acarició la longitud de su pene aún confinada en el algodón de sus bóxers.

— Bella, que…

Ella se deslizó dentro de sus bóxers y él sintió su tacto sobre su pene desnudo. El ritmo de su pulso se disparó como
un cohete. Ella sacó su palpitante erección de su pantalón, luego le envolvió su mano alrededor y bombeó un par de
veces, enviando deseo disparado a través de él.

—Cariño, déjame...— Él quería besarla, abrazarla, complacerla, pero ella se inclinó y besó la punta de su polla, luego
sus labios lo rodearon y lo chupó en su boca.

Bella amaba la sensación de la polla de Edward en su boca. Era gruesa y dura. La acarició con sus manos mientras
su lengua se arrastraba alrededor del borde de la corona. Su respiración dificultosa la animó y lo succionó más
profundo en su boca. Ahuecó sus pelotas mientras chupaba y pulsaba sobre su deliciosa polla.

Sus manos se aferraron a su cabeza. Ella aspiró y bombeó, arremolinando sus labios alrededor de la cabeza, luego
absorbiéndolo más profundo de nuevo.

—Oh… cariño, voy a… ah...

Ella succionó duro, apretándolo en su boca, y rápidamente se apartó. Pasó sus manos alrededor de sus mejillas y lo
besó.

—Quítate los pantalones.

Sus ojos se iluminaron de excitación ante sus palabras. Se levantó y se bajó los pantalones hasta el suelo, luego se
sentó de nuevo. Ella sonrió, entonces se deslizó sobre su regazo, con sus rodillas a cada lado de él para que se
intercalara entre sus muslos desnudos. Ella lo besó otra vez, deslizando su lengua entre sus labios y acariciando su
boca. Su lengua acarició bajo la suya y se enredaron en una entusiasta danza.

Ella se incorporó sobre sus rodillas, y luego deslizó su mojado coño a lo largo de su polla. Esta tembló debajo suyo.

Ella llegó detrás y se desabrochó el sujetador, luego deslizó los tirantes fuera de sus hombros. Le sonrió y quitó el
sostén de su cuerpo, mostrando sus pechos desnudos.

—Hermosos —sus masculinas manos ahuecaron sus pechos, con dulzura y reverencia. Sus pezones florecieron,
tensionándose contra sus palmas.

Ella murmuró en su oído. —Me gusta que los toques. Ahora tómalos en tu boca.

Él se inclinó hacia adelante y succionó un pezón en su caliente boca. Fuego ardió desde la punta de su pezón hacia
abajo a través de su entrepierna y ella se arqueó hacia adelante de nuevo, acariciando su polla con su mojado coño.

Su cuerpo lo acarició una y otra vez, mientras su boca violaba sus pechos. Él chupaba y ella gemía, girando su pelvis
hacia adelante y hacia atrás.

—Bella, me estás volviendo loco —envolvió sus brazos alrededor de ella y la levantó, entonces la alivió sobre el sofá.
Se arrodilló junto a su flojo cuerpo y besó sus pechos, succionando los pezones, lamiendo las aureolas, luego
besando hacia abajo por su estómago mientras calentaba sus pechos en sus manos, todavía apretándolos y
acariciándolos.

Él metió sus dedos debajo del elástico de su tanga, luego la bajó y la quitó. Su liguero de encaje y medias enmarcaron
su desnudo coño. Su polla tembló ante la visión. Ella se tendía totalmente expuesta ante él y se deleitaba en el calor de
su mirada, la cual se arrastraba desde su pecho hasta su entrepierna y regresaba, entonces se movió a su cara.

Él besó su boca, y luego su mirada volvió a sus oscuros rizos púbicos. Pasó un dedo sobre ellos, luego lo deslizó a lo
largo de su raja. Contuvo el aliento cuando sintió lo mojada que estaba. Se inclinó hacia adelante entonces ella sintió
su boca cubriéndola mientras la besaba entre sus piernas. Sus dedos deslizándose dentro de ella y ella arqueándose
hacia adelante.

Su lengua encontró su clítoris mientras sus dedos pulsaban dentro de ella. Un calor increíble se construyó dentro suyo
y quería su largo y duro pene en su interior.

El placer construyó un bombardeo abrumador de calor. Ella agarró un puñado de su camisa y tiró de él hacia arriba.

—Edward...

Tiró más duro.

Él la miró. — ¿Qué es, amor?

—Ven aquí. Bésame.

Él lo hizo entonces se movió para regresar a su coño.

—No— ella agarró su pene y bombeó. —Bésame otra vez.

Él gimió, luego encontró sus labios con ardiente pasión.

—Quiero que me folles— ella dijo. —Conduce tu polla en mí tan duro que la sentiré dentro la próxima semana.

Sus ojos se abrieron sorprendidos ante sus palabras.


Ella siempre se había retenido a sí misma al hacer el amor con Edward, porque no quería que él la creyera demasiado
desenfrenada, pero ahora tenía que darle una idea de lo que ella era en realidad en la cama, sin las restricciones que
usualmente mantenía en su lenguaje y comportamiento.

¿Pero si lo ahuyentab a?

Él la besó, alejando su ansiedad, reemplazándola con adúltera lujuria.

Ella abrió sus piernas.

—Fóllame, nene— imploró. —Te quiero muy dentro de mí.

Él sacudió su pelvis hacia delante y metió su polla en ella en una lanza abrasadora de placer.

—Oh, sí— ella envolvió sus piernas alrededor de él, dándole un mayor acceso.

Él empujó y empujó de nuevo.

—Sí, cariño— ella se aferró a él, montando la ola de pasión. —Dámelo. Duro. Rápido.

Edward no podía creer las palabras que salían de su dulce Bella. Y le encantaban.

Empujó dentro una y otra vez, amando la sensación de su sedosa y caliente piel rodeándolo. Acariciándolo. Sus bolas
se tensaron y su polla se hinchó. Sintió el calor de su semen corriendo por él y la liberación en su cuerpo. Ella gimió
cuando él gimió. Una bienaventuranza celestial lo rodeaba mientras ellos compartían un orgasmo increíble. Siguió
empujando mientras ella gemía en éxtasis.

Por último, se desaceleró cuando ella se relajó en sus brazos. Se dio la vuelta sobre su costado y la atrajo fuerte contra
él. Ella apoyó su cabeza en su hombro y él se deleitó con el sonido profundo y suave de su respiración. Nunca se había
sentido tan bien con nadie, y se preguntó por qué ella había escondido su lado deliciosamente sexy.

Bella abrió los ojos ante el olor del tocino y café recién hecho. Edward estaba junto a la cama sosteniendo una bandeja
con un plato cubierto y una humeante taza de café. Puso la bandeja sobre la mesita de noche y se sentó a su lado.

—Buenos días —se inclinó y la besó. Sus labios sabían a café y azúcar.

Ella le lamió labios y sonrió. Se veía absolutamente delicioso sin camisa en sus calzoncillos de color gris oscuro. La
combinación de su espalda ancha, musculoso cuerpo delgado con su explosiva sonrisa la hacían temblar por dentro.
Pasó sus dedos por su pecho, a continuación, sobre las ondulaciones de sus abdominales mientras acariciaba su
cuello. Metió su lengua en el hueco de su clavícula, limpiando su piel salada, luego su mejilla rozó los duros músculos
de su pecho mientras ella se deslizaba hacia abajo. Rodó su lengua por sus pequeños y duros pezones.

Cuando se aventuró más bajo, él agarró su mano y la besó, atrayéndola hacia arriba.

—El desayuno... luego te dejo tener tu manera conmigo otra vez.

Ella sonrió y se empujó a sí misma a una posición sentada. Él metió otra almohada detrás de ella, y luego le colocó la
bandeja sobre su regazo. Quitó la brillante tapa del plato, revelando huevos revueltos con queso derretido y varias tiras
de tocino. Una pequeña cesta al costado contenía un croissant y un pequeño cuenco de mermelada de fresa. Bebió el
café, el cual ya tenía crema y azúcar añadidos.

Extendió la mermelada sobre el croissant.

—Desayuno en la cama. Bueno, yo soy una chica con suerte.

—Hmm… Casi la misma suerte que yo.

Él se tendió en la cama junto a ella, su codo doblado, la cabeza apoyada en su mano, y la miró comer. Cuando terminó
el último sabroso bocado y suspiró, él quitó la bandeja. Para el momento en que ella se había duchado y vestido, él ya
había terminado de lavar los platos.

—Sabes, podría acostumbrarme a esto— Ella se sentó en un taburete en la zona para comer de la cocina. Él se inclinó
y la besó.

—Eso es exactamente a lo que estoy apostando. Si recuerdas, te pedí que te casaras conmigo anoche— él se sentó a
su lado. —Ahora, ¿quieres decirme qué era lo que no me dijiste ayer por la noche? Lo que piensas que me quitará las
ganas de casarme contigo.

Oh, maldita sea. Su mandíbula se apretó. El momento finalmente había llegado. Su mirada se posó en el mostrador y
descansó sobre sus manos entrelazadas. Ella asintió con la cabeza, luego respiró profundo.

—Cada año desde la universidad, me he ido de vacaciones con un grupo de amigos.

Esta historia no había comenzado de la forma en que Edward había esperado. No es que realmente supiera lo que
había esperado. Pero el hecho de que ella se fuera de vacaciones con amigos no parecía tan malo.

—Estos son amigos que conocí en la universidad— Ella echó un vistazo de sus manos a su cara. —Bueno, supongo
que supusiste eso.

—Así que te vas de vacaciones con estas personas. ¿Quieres seguir haciéndolo? ¿Es eso? Porque sin duda podemos
hacer arreglos para…

Ella levantó su mano. —No. Quiero decir, sí, me gustaría seguir haciéndolo… bueno, no estoy segura de nada… he
estado pensando mucho sobre esto este año y reevaluándolo...— Ella sacudió su cabeza. —Lo siento, esto sólo es…
difícil.

Él tomó sus manos entre las suyas. —No tiene que serlo. Sea lo que sea, vamos a trabajarlo.

—La cuestión es que, nosotros vamos cada año… y durante los últimos doce años… los seis, y nosotros… nos
divertimos.

Él asintió con la cabeza.

—Un montón de diversión.

—Eso es genial.

Ella suspiró y se levantó para pasearse por la cocina.

—Realmente no estás entendiendo esto. Hay tres mujeres y tres hombres...

Ante su pausa, y luego su expresión exasperada, él frunció su ceño.

— ¿Crees que voy a estar celoso porque algunos de tus amigos son chicos?—él había creído que ella lo conocía
mejor que eso. — ¿Tienes una historia con uno de estos hombres? ¿Es eso lo que te preocupa?

Ella asintió con la cabeza. —Se podría decir eso. No sólo una historia.

— ¿Has tenido relaciones íntimas con uno de ellos?

—No.

Él suspiró aliviado. No le gustaría la idea de ella yendo de vacaciones con un hombre con quien había tenido
relaciones sexuales, a pesar de que sabía que no se interpondría en el camino si eso es lo que ella quería hacer.
Después de todo, el pasado era pasado.

—He tenido relaciones íntimas con todos ellos.

Su mirada se clavó con la suya. Tomó un momento para asimilar las palabras.

— ¿Todos ellos?

Ella vaciló, como eligiendo sus palabras cuidadosamente.

—Las otras mujeres han tenido relaciones íntimas con todos ellos, también.

Él aclaró su garganta. — ¿Así que esto es… una especie de reencuentro de amantes?

—En cierto modo.

Claro, tal vez habían sido un grupo de amigos en la universidad y terminaron saliendo unos con otros en diferentes
momentos. Por supuesto, que todos se habían vuelto cercanos y ahora se encontraban una vez al año hacer un refrito
de los viejos tiempos.
—Entiendo. Después de todo, es inocente, ¿verdad?

Ella frunció sus labios. —No, no es tan inocente. En realidad, nos reunimos para una semana entera de sexo sin
tapujos.

Él se rió entre dientes, pero su siniestra expresión le dijo que ella no estaba bromeando. Su boca se abrió.

—Quieres decir que…— Se aclaró la garganta, la cual estaba ronca. — ¿Tienes relaciones sexuales con cada uno de
los tres hombres?

— No se trata realmente de tener relaciones sexuales con cada uno de los hombres tanto como con todos ellos. A
veces por separado. A veces juntos.

Los celos hicieron estragos en él ante el pensamiento de Bella en brazos de otro hombre. Hombres. Otros hombres
tocándola, haciendo el amor con ella. Varios al mismo tiempo.

Su polla se estremeció.

—Las mujeres también— ella continuó. —Cualquiera que sea la permutación que te puedas imaginar, nosotros la
hacemos. No es que yo sea bisexual, claro está, pero cuando hay tres… o cuatro… o más de nosotros juntos,
simplemente hacemos lo que sale naturalmente.

Su respiración entraba en tirones superficiales mientras la adrenalina bombeaba a través de él ante la imagen
repentina de Bella besando a otra mujer, de las dos acariciándose entre sí… su polla empujó dolorosamente en sus
jeans.

— ¿Y sale naturalmente para ti hacer el amor con otras mujeres?

La idea de Bella acariciando los senos de otra mujer, de otra mujer besando el estómago de Bella, en dirección a esos
delicados rizos negros puso a su polla a palpitar.

—Mira, Edward, no estoy engañándome a mí misma de que algo de esto parezca natural para ti. Sé que es
probablemente muy inquietante para ti y que probablemente querrás salir corriendo de aquí ahora mismo y nunca
volver a verme. Probablemente pienses que soy una… que yo…

Ella tenía toda la razón sobre que sentía ganas de salir corriendo en este momento sobre todo por los confusos
sentimientos barriendo a través de él. No estaba seguro de lo que pensaba de la situación. No podía creer que la
mujer a quien él se había propuesto ayer por la noche... una mujer que creía que conocía tan bien… de hecho podían
estar involucrada en una orgía anual.

De la mirada de ella, se dio cuenta de que ella estaba totalmente convencida de que esto lo alejaría. A pesar de que él
necesitaría algo tiempo para acostumbrarse a la idea… para reajustar su pensamiento… él sabía que todavía la quería
en su vida.

—Está bien, cariño. No pienso menos de ti.

Se deslizó una lágrima de su ojo y lo miró. —Pero estás sorprendido.

Eso no lo podía negar. —Lo que acabas de decirme desafía todo lo que yo creía que sabía acerca tuyo, pero eso no
significa que te amo menos. Sólo tengo que acostumbrarme a la idea, eso es todo.

Ella asintió luego se puso de pie. —Yo entiendo si deseas retirar tu propuesta.

Él agarró su mano y la atrajo hacia sí.

—No estás alejándote así de fácil. Todavía quiero casarme contigo… la pregunta sigue en pie…— Él la miró a los ojos
y sonrió. — ¿Quieres casarte conmigo?

Bella se quedó mirando a Edward, sorprendida de que todavía quisiera que ella fuera su esposa. Había estado segura
de que se marcharía lejos en repugnancia, sin embargo, aquí estaba… un poco agitado, pero aún dispuesto a hacer
una mujer honesta de ella.

Ella quería aceptar su propuesta agarrar la cuerda de salvamento de la normalidad y la rectitud que él le había lanzado.

Pero no podía.
Por mucho que él creyera, aquí en Buffalo, donde todo era correcto y normal, que podía aceptar sus actividades
anuales, ella no creía que él realmente comprendiera la realidad de las mismas. Y no creía que realmente podría
aceptarla si lo hacía.

Y la conclusión era que, ella no estaba segura de querer renunciar a ello.

— ¿Y si te dijera que quiero seguir yendo a estas vacaciones anuales?

Edward la miró un momento y rascó su barbilla.

—Bueno, supongo que diría que eso estaría bien. Mientras que yo pudiera ir, también.

¿Cuál es su opinión Nenas? Espero sus Teorías….

Besos.

Kiki!
*Chapter 3*: Chapter 3
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer yo solo me divierto con ellos.
La historia tampoco me pertenece, yo solo la adapto y su original le pertenece a Opal Carew.

N/A: Hola chicas, aquí les traigo un nuevo capi de esta adaptación, muchas gracias por todos los alertas y RR que le
han dejado, espero que no me abandonen mientras continuamos con está historia… sin más preámbulos las dejo
con el capi! Disfrutenlo!

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Esa noche, mientras Edward se sacaba la camisa y la tiraba a la canasta de mimbre de la ropa sucia en su baño, una
niebla de depresión trepaba a través de él. Deseaba que Bella hubiera aceptado su proposición. Odiaba estar en este
limbo de no saber. Le dolía el corazón. Amaba a Bella y quería casarse con ella. También quería desesperadamente
que ella lo amara. Tanya se había retrasado al responder a su proposición, y luego rompió su corazón al decidir huir
con otro tipo en su lugar. Habría sido difícil olvidarla si de verdad la hubiera tenido. Tanya le había dicho muchas veces
que también lo amaba, y sin embargo al final igual lo dejó. ¿Qué ocurriría si Bella hacía lo mismo?

Se quitó los calcetines, y los arrojó detrás de la camisa. Lo importante era que Bella no había dicho que no. No era que
no lo amara. Sus dudas estaban atadas a su inseguridad sobre cómo reaccionaría él ante su revelación sobre sus
vacaciones anuales.

Se preguntó si había sido un completo idiota al sugerir acompañar a Bella en una de sus aventuras. Caminó dentro del
dormitorio y se desabrochó los jeans, luego se sentó en un lado de la cama. Cuando ella le contó sobre el aspecto
sexual de su viaje anual, al principio los celos habían tomado vuelo a través de él, pero rápidamente eso se había
transformado en una lujuria persistente en su interior mientras ella describía las actividades con un poco más de
detalles. Ni siquiera había estado hablando en términos explícitos, sólo que había estado con hombres… más de uno
a la vez… ¡y también con mujeres! Su entrepierna se apretó sólo al recordar la conversación.

Está bien, así que debería estar celoso. No debería querer que otros hombres tocaran a Bella. Pero por otro lado,
siempre se sintió orgulloso por estar abierto a nuevas ideas. Amaba a Bella. Confiaba en su juicio. Los celos se
habían desvanecido mientras más pensaba en ello. Después de todo, si ella quisiera estar con uno de esos hombres,
ya se habría casado con uno de ellos. Doce años era mucho tiempo. Claramente, ellos se juntaban por la excitación
sexual.

Ella sólo quería divertirse, y ser sexualmente abierta. Se puso de pie y se quitó los jeans, luego echó atrás las mantas y
se subió a la cama. Se dio cuenta que una parte de él seguía preocupada porque veía a Bella como del tipo dulce e
inocente, cuando de hecho, era una mujer con algunas experiencias muy interesantes bajo su cinturón. El recuerdo de
sus labios alrededor de su pene… de las palabras sucias que profería para estimularlo… hacía vibrar su pulso.

"—Fóllame, nene —demandó ella. —Te quiero profundamente dentro de mí."

¿Entonces por qué infierno le había tomado tanto tiempo mostrar su lado salvaje?

Edward veía cómo Bella le hacía señas, tentándolo a acercarse.

Un profundo anhelo surgió a través de él.

"—Ven aquí, Edward. Te necesito."

Ella se b ajó el cierre de su vestido de terciopelo color turquesa, revelando sus hinchados senos. Dejó caer la prenda al
suelo y salió de él, quedando ahora parada frente a él totalmente desnuda. Su mirada se cerró en su coño desnudo. Se
estiró hacia adelante y la empujó dentro de sus b razos y deslizó su duro pene dentro de sus profundidades calientes y
húmedas.

Las manos de ella surgieron sob re sus senos, luego una mano se deslizó sob re su vientre y entre sus muslos.

—Fóllame, nene —ella se sentó en la cama detrás suyo, su piel suave y marfileña era un agudo contraste con el
cub recama de terciopelo negro.

—No, fóllame a mí.

Él miró a amb os lados hacia la nueva voz femenina. Tanya estab a de pie en el hueco de la puerta de este lujoso
dormitorio. Usab a un largo vestido carmesí de b rillante satén que se aferrab a a cada curva. Sus senos se hinchab an
desde su top sin tirantes. Se paseó hacia él, con una sonrisa confiada en sus lab ios.

Su corazón dolía al verla a ella. La hab ía extrañado durante tanto tiempo.

—Es a mí a quien quieres, Edward— Ella pasó sus dedos llenos de amor a través de su pelo. Su toque suave envió
espirales de calor a través de él.

—Edward, fóllame— insistía Bella. Él volvió la mirada a su forma desnuda, seductora. Dios, él la quería.

Tanya, su cara tensándose con irritación, se puso de pie y se sacó el vestido mientras dab a zancadas hacia Edward. El
pulso de Edward se aceleró mientras veía a Tanya de pie sob re Bella con nada más excepto tacones stiletto rojos y
guantes lagos de satén rojo. Mientras mirab a, la forma de Tanya temb ló, luego se transformó. Ahora era un homb re
fuerte y musculoso. Totalmente desnudo. Ella o mejor dicho, él se arrodilló frente a Bella y tocó a lo largo de sus muslos.

Bella suspiró y ab rió sus piernas. El homb re se inclinó hacia adelante y lamió uno de los tensos pezones de Bella,
luego el otro.

— Oh, por favor fóllame —llorab a Bella, sus dedos resb alando dentro de su b rillante hendidura. La b oca del homb re
capturó la de Bella y ella se aferró a sus anchos homb ros. Sus manos cub rieron las de Bella, luego sus dedos se
deslizaron dentro de ella.

—Oh, sí… oh, sí… —jadeab a Bella. —Dios, me corro.

Su cuerpo se convulsionó y lloró mientras el homb re golpeab a dentro de ella. Cuando Bella colapsó sob re la cama, el
homb re se impulsó sob re sus pies, su pene completamente erecto, entonces hizo que Bella se levantara.

Con sus manos en las caderas de ella, la volvió para que enfrentara la cama. La urgió para que se inclinara, entonces
posicionó su pene contra su culo. Lentamente, empujó hacia adelante, el pene largo, duro, desapareciendo dentro de
su ab ertura trasera.

Edward nunca pensó que le atraería un homb re, pero este homb re/Tanya tenía el pene de Edward pulsando.

—Estoy follando a Bella por ti, Edward —El homb re sonrió sob re su homb ro, y era Tanya otra vez.

—Ven y fóllame —Fascinado por la visión erótica de Tanya, de algún modo con un pene inserto firmemente en Bella, se
puso de pie y se le acercó, su garganta seca. Su pene latía de necesidad. Bella se movió un poco, haciendo que los
músculos de su trasero se mecieran. Las manos de Edward se movieron sob re su culo firme y redondeado, luego sob re
las caderas de Bella.

Envolvió sus b razos alrededor de los de ella y ahuecó los senos de Bella.

—Folla mi culo, Edward —insistía Tanya. Los dedos de ella danzab an sub iendo por su pecho mientras se inclinab a
más hacia adelante. Su trasero, redondo y tentador, lo desafiab a.

—Hazlo, Edward —dijo Bella. —Fóllala.

—Quiero ese pene tuyo dentro de mí —murmurab a Tanya mientras su mano lo agarrab a. Lo guio a su caliente
ab ertura.

Edward arqueó sus caderas, su pene presionando contra su cálido culo. Se agarró la erección y la empujó hacia
adelante, poniendo la punta contra su ab ertura.

—Oh, sííí, así— Tanya lo animab a.

La cab eza de su pene resb aló dentro de su pasaje increíb lemente apretado.

Lo agarró como un puño apretado y caliente.

—Empújala directo hacia adentro, dulzura —Tanya empujó hacia atrás contra su pene se deslizó más profundo.
Incapaz de quedarse atrás, empujó hacia adelante. Amb as mujeres gimieron. Retrocedió y volvió a empujar hacia
adelante.

—Fóllame, nene —decía Tanya.

Su pene pulsab a.
—Fóllame, Edward —llorab a Edward.

Era como si las estuviera follando a amb as. Como si el pene de Tanya fuera una extensión del de él. De hecho, podía
sentir como si fuera el de él. Un segundo pene dándole placer. Y dándole placer a Bella.

—Fóllame —insistía Bella. —Fóllame más fuerte.

Él deslizó su mano hacia ab ajo sob re su coño y la resb aló entre sus lab ios. Los dedos de Tanya se unieron a los suyos
y amb os entraron en Bella. Mientras sostenía a amb as mujeres entre sus b razos, empujó una y otra vez, llenándolas a
amb as con sus penes. Podía sentir a amb as agarrando sus penes con sus apretadas ab erturas.

Su entrepierna se apretó y el placer disparó a través suyo mientras hacía erupción dentro de ellas.

—Sí, Edward. Oh Dios—jadeó Bella, luego gritó de éxtasis.

Tanya gemía su orgasmo.

Finalmente, los tres colapsaron en una pila sob re la cama. La comb inación del terciopelo del cub recama y la piel
satinada de sus cuerpos le quitab a el aliento. Tomó los senos redondeados de Tanya y se inclinó hacia adelante para
b esar profundamente a Bella.

El vuelo de Miami a San Monterey en el Caribe había sido accidentado. Bella presionó su mano contra su frente
mientras ella y Edward pasaban por la puerta hacia la ocupada terminal y seguían a los otros pasajeros al carrusel del
equipaje.

— ¿Dolor de cabeza?— preguntó Edward.

Ella asintió mientras buscaba dentro de su bolso el frasco de analgésicos que mantenía a la mano, incluso aunque
difícilmente las tomaba alguna vez.

Cuando tenía un dolor de cabeza como este, le gustaba evitarlo antes que se volviera demasiado malo.

Encontró una pila de agua y se tragó las dos píldoras blancas y ovaladas mientras Edward tomaba un carrito de
equipaje y lo llevaba hacia el carrusel.

Pasajeros de un vuelo anterior aún seguían recolectando su equipaje. Bella temía que podrían tener que esperar un
rato.

Edward puso una mano en la parte baja de su espalda.

—No te preocupes. Una vez que salgas a la luz del sol, te sentirás mejor.

Ella miró hacia las puertas corredizas de la terminal y la visión de palmeras y ricos cielos azules sí aclararon su humor.
Había estado nevando cuando dejaron Búfalo, con la promesa de llegar a veinticinco centímetros.

Edward tomó su equipaje de mano y lo puso junto al suyo en el carrito.

—Dulzura, por qué no vas a sentarte en ese banco mientras llamo al transporte del resort —Señaló un banco de
madera no lejos de las puertas y lejos de la mayor parte de la multitud. Ella asintió y se dirigió hacia el banco con el
carrito. Su dolor de cabeza parecía estar pasando, hasta que pensó en Edward registrándose en el resort y corriendo
hacia Jasper o Garret… o Emmett. Oh, hombre, no estaba lista para esto. Suspiró y se frotó ambos lados de la frente.

Unos minutos más tarde, Edward se sentó a su lado.

—El transporte estará aquí en quince minutos —su brazo se deslizó alrededor de su cintura. — ¿Aún no te sientes
mejor?

Ella negó con la cabeza y se reclinó contra su hombro. Le gustaba tenerlo aquí. Él sintió su nerviosismo cuando el
vuelo se puso agitado y conversó con ella, manteniendo exitosamente su mente lejos de las turbulencias la mayor
parte del tiempo.

El carrusel se encendió y la rampa comenzó a bajar el equipaje. Los pasajeros se empujaron acercándose más, varios
agarrando bolsos y sacándolos de la máquina. Bella vio aparecer en la cima de la rampa su gran maleta color
borgoña.

—Tú siéntate. Yo iré a buscar el equipaje.


Él había hecho los arreglos del taxi que los llevó al aeropuerto y ahora había se había hecho cargo de buscar sus
bolsos y llevarlos a ellos al resort. No era que ella no pudiera hacer esas cosas por sí misma, pero era agradable no
tener que hacerlo.

Unos minutos después, se pararon afuera a la brillante luz del sol. Una cálida brisa acarició su mejilla y se dio cuenta
de que su dolor de cabeza había desaparecido.

Pronto, un bus pequeño y blanco se estacionó frente a ellos con el nombre del resort, PARAÍSO ESCONDIDO, escrito a
lo largo de un costado en brillante diseño de rojo, naranja, y rosado fuerte. Ellos subieron a bordo y Edward pasó sus
brazos alrededor de su cintura mientras el conductor se alejaba. Bella miró la adorable vista fuera de la ventana.
Palmeras. Follaje tropical. Un cielo azul, casi sin nubes.

El viaje pasó rápido y pronto estaban de pie frente al mostrador en el luminoso y aireado vestíbulo del lujoso resort.
Gente en pantalones cortos y trajes de baño pululaban alrededor de ellos mientras un maletero llevaba un inmenso
carro con equipaje hacia los ascensores. Bella podía ver el océano fuera de las grandes ventanas en el otro lado del
vestíbulo. Gaviotas flotaban flojamente en la distancia y la arena en la playa se veía blanca y cálida. Apenas podía
esperar para hundir los pies en ella.

Edward terminó de registrarlos y le tendió un gran sobre color café con su nombre grabado en el exterior.

—Esto te estaba esperando.

Ella asintió. —Nos dará algunos detalles sobre dónde y cuándo encontrar a los otros, y algunas de las instalaciones
que han sido puestas para nosotros. De pronto, su dolor de cabeza había vuelto.

Bella deslizó la tarjeta-llave en la ranura y abrió la puerta. Edward la siguió, llevando las maletas. Bella miró alrededor
mientras entraba a la habitación. El suave amoblado era en beige neutro, con liberales salpicaduras de brillantes rojos
y naranjas, y el sofá y los sillones formaban una acogedora área para sentarse al lado de las puertas del patio. Cruzó la
habitación hacia la ventana y miró afuera. Un gran balcón con una mesa y sillas dominaban una hermosa vista al
océano. El agua de un claro aguamarina brillaba como una joya a la luz del sol.

—Agradable vista —dijo Edward mientras miraba detenidamente hacia afuera detrás de ella. —De hecho, todo el lugar
es realmente grandioso.

—Éstas son más grandes que las habitaciones normales. La persona que hace los arreglos para estos viajes es la
hermana de uno de los miembros del grupo, creo que nos consigue un trato especial.

Edward encendió la luz de la puerta a la siguiente habitación, luego la abrió y la atravesó, aun llevando su maleta. La
dejó dentro y luego se paseó de vuelta a la habitación de Bella.

—Esa es simplemente agradable. Dime otra vez por qué estoy en una habitación separada.

—Es una habitación para cada uno —respondió Bella mientras sacaba su vestido rojo de cóctel de su maleta y lo
colgaba en el clóset. —Funciona mejor de ese modo —cogió sus tres bikinis y los dejó en el cajón superior de la
cómoda. —Eso le da a cada uno la libertad de alejarse de todo y de todos si así lo quiere.

Bella estaba feliz por la amortiguación. Si Edward no tomaba bien las actividades de Bella con sus amigos, podrían
mantener algo de espacio entre ellos. Sólo esperaba que él no quisiera que ese espacio fuera permanente… algo así
como terminar.

Él rozó con sus manos alrededor de su cintura y besó su cuello. —Pero no quiero alejarme de ti.

Ella sonrió y se volvió hacia él. Era tan dulce. Tal vez nunca debería haber arriesgado su relación al contarle acerca de
estos viajes suyos… pero sabía que no podía esconderle este de lado de ella. No si iban a tener un futuro juntos. Mejor
desnudarlo todo, por así decirlo, y dejarlo decidir.

Aunque esa decisión fuera dejarla.

Ella envolvió sus brazos alrededor de él y lo besó sonoramente… abrazándolo tal vez un poco demasiado fuerte y por
un poco demasiado tiempo… luego lo soltó y fue a reunir sus cuatro pares de sandalias y las puso en el cajón inferior.

— ¿Entonces cómo va a funcionar esto conmigo?—preguntó Edward, reclinándose contra el borde del escritorio y
mirándola. — ¿Básicamente voy a estar sentado solo en mi habitación mientras tú estás aquí entreteniendo a un tipo
tras otro?
Ella levantó de la maleta su falda floreada de lino y la sacudió, entonces caminó hacia el clóset y tomó una percha con
ganchos.

—No, te lo dije, eres bienvenido a unirte.

Miró dentro de su maleta las tangas de encaje, portaligas y sostenes, su corsé de cuero favorito, y otros diversos
artículos sexys. Tomó lo que pudo y abrió de un tirón el cajón de en medio de la cómoda, arrojándolo todo dentro.

— ¿Y eso significa tú y yo y algún otro tipo en un trío?

Su estómago se retorció. Si ella y Edward se enrollaran en un trío… no. ¿Cuándo viera la mirada de disgusto en su
cara después? Apuntando a ella. Alejó sus ansiedades mientras caminaba hasta los pies de la cama y se sentaba.
Ella lo había invitado aquí, así que ya no había vuelta atrás.

—No tienes que limitar tus actividades a estar conmigo —ella sonrió —Bien, siempre y cuando Alice y Rosalie te
aprueben —palmeó la cama a su lado y él se acercó y se sentó.

—Y conociéndolas como las conozco… —arrastró su dedo índice bajando por su pecho ancho y musculoso—…y el
modo en que luces…— ella jugó con el botón superior. —Especialmente sin camisa… estoy segura de que no habrá
problema ahí.

—Así que realmente estás diciendo que no te importa que me lleve a una de estas mujeres a mi habitación y tenga
sexo con ella.

—Una… o ambas —ella le guiñó un ojo. —O nosotras tres.

Él sonrió de oreja a oreja. —Creo que me va a gustar esto.

Se levantó y sacó un vaporoso enterito color púrpura y lo sostuvo arriba, una gran sonrisa en su cara. —Creo que
olvidaste esto— abrió de un tirón el cajón donde ella había puesto la lencería y dejó caer ahí el enterito.

Ella se estremeció. En algún punto, dado el modo en que usualmente iban estas semanas, él la vería con otro hombre
o más específicamente en el acto.

Oh, bien, afrontaría esa situación cuando llegara a ella. Por ahora, se mantendría enfocada en instalarse. Su estómago
se retorció. Ni siquiera estaba segura de si sería capaz de llevar a cabo cualquiera de las actividades usuales con
Edward aquí. Por tanto tiempo, mantuvo estas dos partes de su vida separadas. Eran como dos mundos diferentes.
Uno en el cual ella era una mujer seria y responsable que manejaba una oficina para una pequeña firma aseguradora
y el otro donde era una zorra sinvergüenza que participaba en sexo salvaje y escandaloso.

Edward era parte de su mundo del día a día. Ella miró alrededor de la lujosa suite, luego fuera de la ventana a las
palmeras balanceándose en la brisa del océano y el cielo azul detrás. Este era su mundo de fantasía. Con Edward
aquí, sus dos mundos habían chocado y no estaba muy segura de cómo lidiar con eso.
*Chapter 4*: Chapter 4
Bella caminó de la mano con Edward a lo largo de la pasarela hacia la gran piscina, rocas con una cascada brillando a
la luz del sol y un patio de piedras rodeándola le daban a la piscina una sensación natural. Inhaló el salado aire
oceánico y sonrió. Este era un cambio tan bienvenido del clima con nieve allá en casa.

—Hermoso, ¿no es así?

—Así es —Edward sonrió y apretó su mano. —Casi tan hermoso como tú.

Abrió la puerta decorativa de hierro forjado y la sostuvo para ella mientras pasaba, luego pasearon hacia el costado de
la piscina. Sólo había unas pocas personas aquí, algunas holgazaneando en sillas leyendo o tomando sol, y varias en
el agua.

Ella dejó caer su brillante toalla floreada y el bolso de paja sobre una de las sillas de descanso azules frente a la
cascada, la cual alimentaba la piscina.

Edward dejó caer su toalla, una de las blancas lisas dispuestas por el resort, en la silla al lado de la de ella.

El sol calentó su piel mientras se sacaba el pareo y lo dejaba en el respaldo de la silla. El borboteo del agua que
salpicaba relajaba sus nervios enredados.

—Voy a sumergirme. ¿Vienes? —preguntó Edward.

—No, creo que sólo me relajaré y trabajaré en mi bronceado.

Sacó las gafas de sol de su bolso y se las puso, luego se sentó y observó a Edward mientras se desabotonaba la
camisa. Sus músculos duros y firmes ondeaban mientras se la deslizaba fuera de sus hombros y la dejaba caer en la
silla al lado de la de ella. Él paseó hasta el borde para saltar e hizo un perfecto clavado estilo navaja. Notó a varias de
las mujeres alrededor de la piscina observándolo también con ávido interés.

Sacó su libro del bolso y se echó atrás en la silla, su sombrero de paja de ala ancha sombreando sus ojos del brillante
sol. Mientras abría el libro, su miraba se desvió a un hombre alto y musculoso sentado en una silla de descanso
atravesando la piscina. Su pelo color arena era corto y elegantemente despeinado con reflejos rubios.

Era Jasper.

Ella se tensó. Aún no la había visto y esperaba que no lo hiciera. No estaba lista para enfrentar a nadie del grupo
todavía. No era sólo porque sería la primera vez que Edward estaría frente a frente con uno de los miembros del grupo,
un miembro masculino, sino además porque no estaba totalmente lista para transformarse en esa otra mujer. Esa
mujer lasciva en la que se transformaba cada año.

Jasper miró alrededor y ella levantó el libro más alto para cubrir su cara. Aún podía verlo, pero esperaba que entre el
libro, los lentes de sol, y el ala del sombrero, él no pudiera notarla.

No tendría tal suerte.

Miró en su dirección y sonrió, luego fue hacia ella.

—Bien, hola hermosa.

Mientras él sonreía hacia abajo, la luz del sol brilló desde su oreja.

El aro de diamante era la marca registrada de Jasper.

Ella bajó su libro. Ciertamente era un impactante ejemplar de masculinidad.

La evidencia de su saludable estilo de vida se mostraba en cada ondeante músculo de sus brazos y hombros, su
estómago apretado y ondulante, sus piernas contorneadas. Le gustaba ir en bicicleta y típicamente pedaleaba al
trabajo cada día y a menudo hacía largos viajes en bicicleta durante los fines de semana. Incluso tenía un gimnasio en
casa en su sótano y en el invierno, esquiaba.

—Jasper —ella sonrió.

— ¿Me puedo unir a ti?


—Bien, yo… —ella miró hacia la piscina y vio a Edward nadando largos. Él no habría terminado por otros diez minutos
por lo menos. Pero eso no importaba.

No tenía nada que esconder.

—Por supuesto. Es agradable verte otra vez.

—Tan formal. ¿Qué tal un abrazo?

Él le arrancó el sombrero de la cabeza, entonces la tomó en sus brazos y la abrazó fuerte contra su sólido… y bastante
descubierto… pecho. El sentir sus senos presionados contra su piel desnuda envió estremecimientos a través de ella.
Una imagen de su pene largo y rígido deslizándose dentro y fuera de ella destelló a través de su cerebro. Él la besó,
sus labios acariciando los de ella de manera juguetona. Luego su lengua se deslizó entre sus labios, y la de ella se
enredó con la de él en una respuesta natural.

Ella conocía a Jasper. Lo había conocido durante mucho tiempo. Su cuerpo le daba la bienvenida.

Él se hizo para atrás y le sonrió con gran calidez. —Oh, hombre, te he extrañado— la liberó, pero sus brazos
permanecieron plegados alrededor de su cintura.

Edward empujó su pelo mojado lejos de sus ojos y miró a la silla donde se sentaba Bella… y se congeló.

Algún tipo estaba besando a su mujer.

Edward salió de la piscina, el agua escurriendo por su cuerpo, y fue como tromba a través de la terraza.

El tipo se separó de Bella, pero dejó sus brazos alrededor de ella, sosteniéndola cerca como si la conociera desde
siempre. Mientras Edward se acercaba, se dio cuenta de que tal vez eso era cierto. Probablemente este tipo era uno del
infame grupo de seis. De pronto, Edward no estaba tan seguro acerca del sentido de su decisión de venir aquí.

— ¿Bella, quién es tu amigo?— preguntó Edward mientras se paraba al lado de ella.

El tipo levantó la mirada, y Bella volvió su cabeza en dirección a Edward.

Ella retrocedió, poniendo un poco de distancia entre ella y el hombre.

—Oh, este es…

— Jasper— Jasper se inclinó hacia adelante y ofreció su mano, una amistosa sonrisa en su cara. —Tú debes ser
Edward.

Edward sacudió manos con él, no muy seguro de que le gustara el tipo.

—Eres un hombre con suerte— continuó Jasper. —Bella es una mujer especial.

Edward deslizó su brazo alrededor de ella con posesividad y la acercó a su cuerpo.—Sí, lo es.

— ¿Edward, estás seguro de que vas a ser capaz de llevar a cabo esto? —preguntó Bella mientras entraban al
ascensor. Ella había visto los celos en sus ojos cuando la vio con Jasper y la manera posesiva en que la jaló contra su
costado para mostrarle a Jasper de quien era la mujer. Ya se estaba preguntando cómo iba a llevarlo a cabo ella
misma. Ver y ser tocada por Jasper, la había dejado totalmente fuera de balance, recordándole encuentros eróticos y
salvajes escapadas sexuales. Su cuerpo vibraba de calor. Pero Edward prácticamente tenía vapor saliendo por sus
oídos cuando había visto a Jasper y Bella juntos. ¿Cómo alguna vez él iba a soportar verla teniendo realmente sexo con
otro hombre?

—Sólo me pilló con la guardia baja, eso es todo.

Pulsó el botón al piso catorce y las puertas se cerraron. Estaban solos en el ascensor y ella se volvió consciente de su
sexy torso desnudo, abultado con músculos. Su sólida masculinidad. Su esencia almizcleña.

—Sabes, aún te amo, sin importar lo que haya hecho…— Se deslizó más cerca de él, sus brazos rozando los de él,
haciendo que la electricidad fuera a través de ella —…o lo que vaya a hacer… con estos otros hombres.

Su intensa mirada quemó a través de ella. —Me gusta escucharte decir que me amas.

Ella pasó su dedo bajando por su brazo.


— ¿Te gustaría que te mostrara cuánto te amo?— su dedo dio vueltas alrededor de su oído, luego bajó a su pecho.
Más abajo… y más abajo…

—Eso me gustaría mucho.

Ella deslizó la punta de su dedo a lo largo de la pretina de su short de baño, luego resbaló el dedo por el lado izquierdo
y lo hundió hasta que sintió la tarjeta-llave plana y dura que él había guardado en el bolsillo interior. La sacó, entonces
abrió la pequeña puerta plateada del panel del ascensor y empujó la tarjeta en la ranura que había ahí. Presionó el
botón rojo de DETENER al lado de la ranura y el ascensor se detuvo.

— ¿Qué hiciste?— él preguntó

Ella sonrió de oreja a oreja. —La persona que te conté que hace los arreglos de vacaciones para este grupo tiene
algunas conexiones interesantes. Además de conseguirnos un gran trato, siempre hace arreglos para que tengamos
acceso especial en los resorts a los que vamos. Nuestras tarjetas-llaves nos permiten poner los ascensores fuera de
servicio, acceder al club de salud fuera de horario, etcétera.

Ella alcanzó su nuca y desató los tirantes de su bikini.

La entrepierna de Edward se apretó al darse cuenta de lo que pretendía Bella.

— ¿En serio?

Su mirada siguió todos sus movimientos con anticipación. Ella dejó caer los tirantes y los triángulos de tela que
ocultaban sus senos cayeron, revelando sus montículos blancos y redondeados, los pezones frunciéndose hasta
transformarse en pequeños guijarros.

— ¿Cómo te sientes acerca de un poco de sexo caliente y sudoroso en un ascensor?

¡Como si mi fantasía favorita acabara de volverse realidad!

Ella avanzó hacia él y enredó sus brazos alrededor de su cuello, presionando sus pezones contra su pecho desnudo
mientras sus senos chocaban contra él.

—Creo que me podría gustar este viaje después de todo.

Él deslizó sus manos a lo largo de su sedosa espalda, entonces la apretó fuerte contra él, su sangre a punto de hervir
al sentir su cuerpo caliente y casi desnudo presionando contra el suyo. En un ascensor.

Capturó sus labios y llevó su lengua dentro de su boca caliente y húmeda, justo como quería hacer con su polla dentro
de su caliente y mojado coño.

—Oh, Edward —murmuró ella. Su voz quedó atrapada sin aliento. Ella atrapó su mano y la presionó contra sus senos,
luego gimió mientras él la apretaba, entonces pellizcó su pezón. —Chupa mi teta. Tómala en tu boca y tira tan fuerte
que me haga llorar.

Oh, Dios, ella era sexy. Su pene se contrajo mientras se inclinaba hacia abajo y lamía su pezón duro y palpitante. Ella
gimió.

—Chúpalo, nene. Chúpalo fuerte.

Lo llevó dentro de su boca y chupó, su mano firme contra su espalda, sosteniéndola cerca. Lamió la punta, girando la
lengua alrededor de este, luego volvió a chupar.

Los dedos de ella se sumergieron dentro de la parte inferior del bikini y los deslizó adelante y atrás, luego los sacó y
esparció su resbaladiza esencia sobre su otro pezón. Oh, hombre, ella estaba siendo tan increíblemente sexy.

Él inspiró la dulce y melosa esencia de ella mientras lamía el pezón, luego lo chupó con hambre. La reclinó contra el
costado del ascensor y colocó su espalda contra la pared mientras chupaba un pezón primero, luego el otro. Juntó
ambos senos, acercando los pezones, entonces movió su boca de pezón en pezón. Las tensas protuberancias
rozando contra su lengua, hasta que ella gimió de placer. Él lamió una dura protuberancia, luego giró su lengua
alrededor de ella. Su aureola estaba dura y distendida, empujando ansiosamente dentro de su boca. Él cambio al otro
y pasó su lengua atrás y adelante sobre el, luego lo chupó dentro en un gentil ritmo pulsante. Los dedos de ella se
clavaron a través de su pelo y gimió de placer.
Él bajó besando su vientre hasta la parte inferior de su bikini. Ella tiró de las tiras que mantenían juntas las piezas,
liberando un lado, luego el otro. El trozo de tela cayó al suelo, dejando su sedosa vagina, la cual había sido depilada
hasta una ordenada y pequeña franja de rizos negros, desnudos ante su mirada.

Él sonrió de deleite.

—Eso es adorable— él tocó la pequeña línea de suave pelo con la punta de un dedo, luego separó sus pliegues con
los pulgares y se sumergió con su lengua.

Ante el sentimiento de la lengua de Edward acariciando su hendidura, Bella jadeó de placer. Frotó su clítoris y ella
enterró sus dedos a través de su pelo, atrayéndolo hacia ella. Acarició, luego giró y giró su lengua. El placer latió a
través de ella como el tamborileo de antiguos tambores. Cuando la chupó…

—Oh, Dios, Edward. Sí, ¡sí!

Gozo pulsó a través de ella, luego se inflamó en un surgimiento salvaje de felicidad absoluta y estalló en éxtasis.

Sus rodillas se debilitaron y se hundió en el suelo. Desesperada por la polla de Edward, alcanzó su short de baño y lo
tiró hacia abajo, atrapando su gigante erección mientras se balanceaba hacia adelante. Ella envolvió sus labios
alrededor de él y lo chupó profundamente dentro de su boca.

Edward gruñó. El sentimiento de su boca acogiendo su pene, de estar tan íntimamente conectado con ella envió calor a
través de su cuerpo. No sólo por las eróticas sensaciones, sino porque la amaba… y amaba estar de esta manera con
ella. Sus sesiones de hacer el amor siempre habían sido gentiles y amorosas hasta la noche de su proposición
cuando se habían vuelto un poco salvajes y locas, pero aun así nada como esta tempestuosa sesión.

Él había sentido que ella aún se estaba reprimiendo y ahora se daba cuenta de cuánto.

Aún no podía creer que estuvieran teniendo sexo en un ascensor.

La excitación giró a través de él mientras la boca de ella se movía de arriba abajo por su pene, su lengua girando
alrededor de él… entonces lo pellizcó ligeramente. Enterró sus dientes a lo largo de su vara, luego besó la punta. Se
impulsó hacia adelante, tragándolo hasta su garganta, entonces chupó con fuerza.

Sus dedos se curvaron alrededor de sus testículos y apretaron, haciendo que su corazón bombeara más fuerte. Trató
de no pensar en el hecho de que era este lugar el que estaba sacando el lado de bestialmente sexy de ella… de
hecho, probablemente ese hombre, Jasper.

Mientras ella tocaba su perineo y el placer golpeaba su entrepierna, se dio cuenta que lo que fuera que causaba esto,
debería estar agradecido.

—Ven aquí, amor —dijo mientras estiraba sus manos hacia las de ellas.

Quería estar dentro de ella cuando se viniera. Bella liberó su polla de entre sus labios y besó la punta. Ella abrazó sus
manos y se puso de pie, entonces envolvió sus brazos alrededor de sus hombros mientras él colocaba la punta de su
pene entre sus muslos.

Abrió sus piernas y él la levantó. Su polla resbaló dentro, deslizándose a lo largo de sus sensitivas paredes,
estirándola con su circunferencia. Ella lo apretó fuertemente en su interior, dándole la bienvenida, mientras envolvía
sus piernas alrededor de la cintura de él y cruzaba sus tobillos en su espalda, haciendo que su pene se metiera más
profundo dentro de ella. Retrocedió y empujó hacia adelante, presionándola contra un costado del ascensor.

Los ojos de ella rodaron hacia atrás mientras gruñía.

Él empujó una y otra vez, golpeándola contra la pared, un placer intenso subiendo rápidamente a través de ella. Inspiró
mientras el placer aumentaba, golpeándola con una salvaje excitación.

—Más, nene. Más fuerte— insistió ella.

Él se enterró más fuerte, llevándola a excitantes alturas de dicha, entonces…

— Oh, sííí…— gimió ella. —Me corro.

Él besó su cuello, haciendo que cosquillas bailaran a lo largo de su piel, mientras seguía aplastándose dentro de ella.
El placer llameó sobre ella, luego pasó a través de cada célula mientras gemía en una liberación larga y lánguida.
Más y más… su duro pene aún dentro de ella.

Lo sintió tensarse y agitarse, señalando su clímax. Lo sostuvo fuerte contra ella, apretándolo en su interior mientras
cabalgaba su liberación. Cuando se relajó contra ella, le acarició la espalda preguntándose qué pensaba acerca de ver
este lado suyo. Él acarició su cuello, luego besó su oído.

—Eso fue bastante sensacional— murmuró él.

Ella destrabó sus piernas y tocó el suelo con los dedos de sus pies mientras él se alejaba de ella.

Ella sonrió mientras pasaba los dedos a través de su pelo y lo echaba hacia atrás.

— Fue bastante grandioso.

Edward le sonrió. Estaba tan hermosa con su pelo negro alborotado y enredado alrededor de su cara, sus mejillas
rosadas por la pasión, sus ojos titilando. Por supuesto, verla totalmente desnuda, excepto por la parte superior del
bikini, la cual seguía colgando debajo de sus senos, era para calentarse.

Sus adorables senos levantándose y cayendo con su respiración. El mechón de vello castaño en su vagina. Incluso
aunque recién la había tenido, amaría volver a hacerlo todo de nuevo.

Otros hombres le van a hacer el amor a mi mujer… pero está bien.

Edward se repetía ese mantra mientras se vestía para la cena.

— Te ves muy atractivo.

Bella se paró en el hueco de la entrada de la habitación, impactante en vestido azul real brillante que abrazaba cada
curva y levantaba hacia adelante sus senos como si se los estuviera ofreciendo. La tela caía hasta el suelo como una
cascada de agua, agrupándose a sus pies.

—Ese es un gran vestido.

Él estaba dividido entre querer que se cambiara a algo menos revelador, sabiendo que cada hombre que la viera la
querría y tres cumplirían su deseo y querer verla caminar y bailar en esa encantadora prenda. Ella caminó adelante,
sus caderas balanceándose de una manera tentadora, luego se giró, enviando luces titilantes a que se esparcieran
por la habitación.

— Me alegra que te guste— ella besó su mejilla, luego curvó su brazo en torno al suyo.

Subir al ascensor otra vez le recordó a Edward lo que él y Bella habían hecho apenas dos horas atrás. Le encantó ver
este lado de ella salvaje y desinhibido... tan diferente de lo que siempre había creído de ella.

El ascensor se detuvo un par de pisos más abajo y las otras personas salieron. Después de que las puertas se
cerraran, deslizó su brazo alrededor de la cintura de Bella y la atrajo cerca de su cuerpo.

¿Por qué quiso esconder este lado suyo?

—Bella, no estoy seguro de entender por qué evitaste mostrarme lo que realmente te gusta durante tanto tiempo.

Ella bajó la mirada a sus manos, las cuales agarraban con fuerza su bolso de noche de lentejuelas plateadas.

—Temía que pudiera no gustarte… tú sabes… cómo soy en la cama.

Él elevó una ceja. —Estás bromeando ¿Cierto?

Ella lo miró por debajo de sus pestañas y negó con la cabeza. —Nunca sé realmente cómo actuar con tipos corrientes.

— ¿Corrientes?

—Cualquier otro que no sea Jasper, o Garret, o Emmett. Con ellos puedo hacer cualquier cosa que quiera… ellos no
me juzgarán.

— ¿Pensabas que yo te juzgaría?

Ella frunció los labios.


—Es más como que temía que pudiera ir demasiado lejos. Salirme de los límites de tu zona de confort.

— ¿Y entonces terminaría contigo por eso?

Se sentía decepcionado que creyera eso de él.

Ella asintió, pero él presentía más. Un destello de dolor… casi temor.

— Bella, ¿ocurrió algo en el pasado… empujaste los límites de alguien y él reaccionó de mala manera?

Su mirada giró lejos.

—Podría decirse. Bajé mi guardia… algo así como caer en cómo soy aquí… ya sabes, un poco más abierta… un poco
loca…

No le gustaba la mirada atrapada en su cara, la rigidez de su espalda, la manera en que se inclinaba lejos de él, como
si buscara un escape.

— ¿Encuentras que eres diferente en estas vacaciones a cuando estás de vuelta en casa?

—Por supuesto. Siempre me reprimo cuando estoy en mi vida cotidiana. No me gustaría que la gente supiera cómo
soy aquí.

— ¿Por qué?

Ella lo miró fijamente. —Porque es… no exactamente como se comporta la mayoría de la gente.

—No tienes que ser como todos los demás.

—Por supuesto que sí. La gente te juzga… la gente…— Sus ojos se empañaron y se preguntó qué le había hecho la
gente.

— ¿Por qué no me cuentas lo que sucedió con este tipo?


*Chapter 5*: Chapter 5
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer. Yo solo juego y me divierto con
ellos. La historia tampoco me pertenece yo solo la adapt y su original le pertenece a Opal Carew.

N/A: Hola chicas, disculpen mi tardanza con el capi pero aquí se los traigo… recién salidito del horno, este es un capi
de transición…. Ya verán que a pesar de que las cosas se pongan muy caliente las inseguridades de mis bebes
siempre van ganando un poco de terreno, así que sin más preámbulos… las dejo con el con el capi.

o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

Edward se levantó.

—Tanya, ¿qué haces aquí?— Verla a ella con un largo vestido negro acentuando sus curvas, su largo pelo rubio
acariciando sus hombros, le quitaba el aliento.

Ella sonrió insegura, pero fijo su atención en el grupo de la mesa.

—Estoy de vacaciones—.

La mirada de Garret se deslizo por su bien formada silueta y una sonrisa apreciativa apareció en sus labios. —Edward,
¿por qué no invitas a tu amiga a unirse a nosotros?—, dijo.

Tanya echó un vistazo a la gente en la mesa.

—¿Están seguros de que está bien?—

Todos hicieron sonidos de asentimiento, incluidas las damas. Tanya miró a Edward buscando confirmación. Él asintió.

—Todo el mundo, ella es Tanya Denali.

Sacó una silla para ella mientras presentaba a la gente alrededor de la mesa.

Su aroma floral floto sobre él cuando ella se sentó. Su brazo rozó el suyo y el calor serpenteó a través de él. ¿Por qué
diablos estaba ella aquí? Todos en el grupo se presentaron a sí mismos y Edward llamó al camarero. Tanya ordenó un
cóctel de champán. Un recuerdo de ellos dos compartiendo una botella de champaña en ese pequeño hostal al que
les encantaba ir en Pocono´s se filtró en su mente. Cómo con el pene en su boca el frío y burbujeante líquido se había
arremolinado contra él, mientras su lengua cálida había bailado sobre la cabeza de su pene. El se movió en su
asiento, sus pantalones ahora incómodamente apretados contra su miembro hinchado. Bella y Emmett regresaron de
la pista de baile, ambos mirando hacia la extraña sentada en su mesa. Edward se levantó para permitir a Bella
sentarse mientras Emmett obtenía una silla de una mesa vacía cercana.

—Bella—, dijo Edward, —ella es Tanya, una amiga de Búfalo.— Omitió el hecho de que ellos habían sido pareja. Este
no era el momento o el lugar. —Tanya, ella es mi novia, Bella—. Bella miraba a la recién llegada. ¿Un amiga de Búfalo
y se apareció aquí? Esa era una extraña coincidencia. Bella sonrió y extendió su mano.

—Un gusto conocerte.

La otra mujer dudó un momento y, a continuación, estrechó su mano.

—Encantada de conocerte, Bella.

La tal Tanya era una mujer excepcionalmente bella, con ojos azul profundo y pelo rubio que caía en ondas sobre sus
hombros. Su ajustado vestido negro le sentaba bien y mostraba una figura delgada aunque bien formada. Bella notó la
forma en que Edward la miraba. La forma nerviosa en que él jugaba con su anillo de graduación, girándolo de un lado
al otro en su dedo.

—Entonces, ¿cómo es que ustedes se conocen?— preguntó ella. —La hermana de Edward y yo somos viejas amigas.
Ella nos presentó hace algunos años—. Tanya miro alrededor de la mesa.

—¿Cómo es que se conocen todos ustedes?

—Somos viejos amigos de la universidad—, dijo Jasper. —Nos hemos estado reuniendo cada año desde que nos
graduamos.
—¡Oh!, deben ser muy cercanos.

Garret sonrió.

—No tienes idea.

Ali se recostó sobre Garret y susurró en su oído. Él sonrió y asintió.

—Tanya—, dijo él, — ¿te gustaría bailar?— Ella sonrió.

—Claro—. Ali se levantó para dejar que Garret saliera.

Mientras Garret llevaba a Tanya a la pista de baile, Ali envolvió su mano alrededor del brazo de Edward. Él esperaba
que le sugiriera que bailaran, pero en vez de esto, ella le dedicó una sonrisa seductora y dijo: —¿por qué no vienes y te
sientas con nosotras por un momento?

Él miró a Bella y ella solo sonrió. Él se deslizó al otro lado de la mesa. Ali le susurró algo a Jasper y todos se
reacomodaron hasta que Edward quedó en la parte de atrás del sillón con Bella a un lado y Ali al otro. Los firmes
muslos femeninos se presionaron a lo largo de los suyos. Una mano cálida y suave viajó a lo largo de su muslo, la de
Ali y vino a descansar a una pulgada de su rápidamente creciente pene. Ali se inclinó hacia Bella, su pecho rozando el
brazo de Edward.

—Sin duda tienes un novio sexy.

Bella sonrió, sus manos envueltas alrededor de su vaso alto.

—Así lo creo.

La mano de Ali empezó a viajar de nuevo y su aliento quedó atrapado cuando se deslizó sobre su duro pene. Ella tomo
su cremallera y la llevo hacia abajo. Por Dios, ¿qué estaba haciendo esta mujer? Estaban en público. Sus dedos se
deslizaron expertamente pasando capas de tela hasta que hizo contacto con su piel desnuda y, entonces, envolvió su
duro pene. Él inhaló profundamente cuando su mano se deslizó hacia arriba y después hacia abajo.

—¡Oh!, mi servilleta se cayó,— dijo Rosalie, y sonrió al agacharse bajo la mesa. Un segundo más tarde, Edward sintió
otro par de manos sobre su pene. Tenía dos mujeres manoseándole el pene, aquí, en público. Dos mujeres
hermosas, sexys. Nadie podría ver nada realmente, ya que el mantel lo ocultaba todo, pero alguien podría atraparlos.

La mano de Ali le rodeó con calidez mientras Rosalie jugaba con la punta.

Cuando sintió su boca cálida cubrirlo, tuvo que reprimir un gemido. Miró hacia Bella, preocupado por lo que ella
pensaría. Ella sonrió calculadoramente y se inclinó hacia él.

—Parece que tienes su sello de aprobación—.

Ella le cerró un ojo a Ali. Rosalie lamió la cabeza de su pene y, a continuación, arremolinó su lengua alrededor de la
corona. La sensación cálida y húmeda se sentía tan bien que apenas podía mantener una cara seria.

—Creo que Rosalie está teniendo problemas allá abajo. Iré a ayudarla.

Ali desapareció debajo de la mesa. Un segundo más tarde, un segundo par de labios empezó a trabajar en su pene,
deslizándose hacia arriba por un lado mientras Rosalie le chupaba la punta. Él inhalo profundamente. Bella tomó su
mano. Él se la apretó, para aliviar la presión de tratar de no mostrar ninguna reacción a las sensaciones intensamente
eróticas que ocurrían debajo de la mesa. De las cálidas y húmedas bocas femeninas envueltas alrededor de su pene
palpitante. Rosalie liberó la punta y a continuación, ella y Ali se colocaron a ambos lados de su pene y acariciaron su
miembro con sus labios delicados, deslizándose hacia arriba y hacia abajo de su longitud.

Ellas lo dejaron por un momento, y él pensó que se estaban besando mutuamente bajo la mesa. El pensamiento de
las dos mujeres, unidas por los labios, posiblemente acariciando sus pechos, envió una nueva ola de deseo a través
de él. Un momento después, una boca lo succionó profundamente dentro, tirando luego soltando. El calor se elevó
través de él. Aquella boca se deslizó fuera y la otra lo llevó dentro. Sintió dedos acariciando sus bolas y un momento
después, una lengua los acarició. Oh, Dios, la atención de las dos mujeres lo estaba volviendo loco.

—Relájate y disfruta—, murmuró Bella en su oído.

Sentir sus bolas ser arrastradas dentro de una boca caliente mientras la otra boca chupaba duro en su pene… El
colgaba en la cuerda floja hasta que Bella suspiró en su oído y, luego le acaricio la sien con la nariz.

Él se tensó y gimió cuando su pene saltó en la cálida humedad. La mujer bajo la mesa chupó y lamió cuando él se vino
desplomándose en su asiento.

Al calmarse su respiración, miró alrededor, esperando encontrar a todos mirándolo, pero fuera de la sonrisa irónica de
Emmett y la mano de Bella estrechando la suya en un rápido apretón, todos los demás en el Salón de baile lo
ignoraron totalmente. Por supuesto, las luces eran tenues y el sonido de la música había ahogado a sus sonidos.

Tanya regresó de la pista de baile con Garret.

Edward palideció al pensar lo que ella habría visto si hubiera aparecido diez segundos antes.

—¿A dónde fue todo el mundo?— preguntó ella. Edward se dio cuenta de que la mesa parecía bastante vacía con sólo
Bella, Emmett y él a la vista.

Jasper parecía haber huido mientras Edward estaba ocupado, y las dos mujeres estaban todavía bajo la mesa.

Al sentarse Tanya y Garret, el mantel se levantó junto a él y Rosalie apareció, seguida unos segundos más tarde por
Ali.

—La encontramos,— dijo Ali levantando la servilleta de tela blanca.

Tanya alzó una ceja pero no dijo nada. Y miró a Edward inquisitivamente.

Algo en su cara debió haberlo delatado porque su mirada buscó a Bella y luego escapó lejos. Un tenue color había
teñido las mejillas de Tanya.

¿Qué estaría pensando?

Garret inició una discusión con Tanya, su brazo casualmente alrededor de su cintura. La mirada de Edward se detuvo
en la mano de Garret que descansaba sobre la cadera de ella. Edward se dijo a sí mismo que no importaba, él y Tanya
eran historia, pero la llana confianza del hombre con ella, sus dedos tocándola ligeramente y la forma en que se
inclinaba para murmurar en su oído al platicar, fastidió a Edward. Cuando ella se rió, él rechinó sus dientes. Bella
descansó la mano en su brazo y se inclinó hacia él.

—Entonces, ¿Qué tanto te ha gustado el grupo hasta ahora?

Apartó su atención de Tanya y Garret y miró la cara sonriente de Bella. ¿Qué diablos estaba mal con él?

Era Bella con la que él estaba aquí.

Recordando a las dos mujeres dándole placer bajo la mesa, él sonrió.

—Todos son grandiosos.

Él miró a Garret y Tanya.

¿Por qué demonios estaba ella aquí, de todos modos? Encontraba la situación lo suficientemente estresante aún sin
incluirla. Necesitaba llegar al fondo del asunto.

Besó la mejilla de Bella. —¿Te importaría si le pido a Tanya que baile conmigo?

—No, por supuesto que no.

Bella se deslizó en el sillón para dejar salir a Edward. ¿Qué relación había entre Tanya y Edward? Por la forma en que
él la miraba fijamente, Bella apostaría que no era sólo una amistad casual. Se unió a la conversación con Garret, Ali y
Rosalie por un momento. Entonces Ali consultó su reloj plateado y se disculpó.

Bella estaba segura de que iba unirse a Jasper en algún sitió, él había desaparecido mientras que las mujeres
estaban iniciando a Edward en el grupo. Y así comenzó la diversión. Se preguntó a dónde habían decidido ir ellos
dos… qué era lo que harían. Había una dulce euforia por el primer encuentro en estas vacaciones. Como tener sexo
por primera vez después de una larga sequía. Era estimulante y excitante. Rebelde y estremecedor.

Estaba contenta de que Ali y Rosalie aceptaran a Edward y le hubieran dado una experiencia emocionante que
probablemente ni siquiera había soñado antes. Los miró a él y a su amiga en la pista de baile. ¿Pensaba incluir a
Tanya en su diversión? ¿Por qué exactamente estaba aquí de todas formas?

—¿Te gustaría volver a bailar?— Emmett le ofreció su mano.

Ella asintió y lo siguió a la pista de baile.

Edward deslizó su brazo alrededor de Tanya.

—Así que, ¿Dónde está Alec?

Él no podía creer que todavía recordara el nombre del tipo. Le parecía extraño que ella viniera de vacaciones sin él.

—Ya no estamos juntos.

—¿Por qué estás aquí, Tanya? ¿Sabías que yo estaría aquí? Esta es una maldita coincidencia.

—No quiero hablar sobre ello aquí en la pista de baile.

Él asintió. No creía ni por un minuto que el que ella estuviera aquí fuera una mera coincidencia. Tanya odiaba estar sin
un hombre en su vida. ¿Podría ser que ahora Alec fuera historia?, ¿quería que Edward regresara? ¿Estaba aquí para
entrometerse entre Bella y él? Pero eso no sonaba como Tanya. La única cosa que sabía era que ella odiaba viajar
sola, y no hubiera venido de esta manera a menos que fuera algo realmente importante. La alarma vibró a través de él.
Quizás estaba en algún tipo de problema. Tal vez necesitaba su ayuda.

Bella caminó de la alfombra a la pista de baile de madera brillante.

Emmett tomó la mano de Bella y deslizó su brazo alrededor de su cintura, ella sintió una flecha de alerta. Él la atrajo
cerca y comenzó a moverse al ritmo de la música. El calor de su cuerpo tan cercano al suyo le recordó las noches
calientes, sensuales en sus brazos. Las caricias tiernas, las miradas amorosas, la pasión abrasadora. El corazón le
martilló en su pecho.

Él sonrió mirándola a los ojos mientras la guiaba hábilmente alrededor de la pista de baile.

—Así es que háblame acerca de ti y este nuevo hombre en tu vida. ¿Cuánto tiempo han estado juntos?

—Ha sido casi un año.

Ella comprendió su curiosidad, pero encontró difícil hablarle de Edward a Emmett.

— ¿En serio? Así que ¿lo conocías antes de las vacaciones de grupo del año pasado?— Él la movió a su alrededor y
luego la acercó nuevamente.

—No, lo conocí un par de semanas más tarde. Esquiando, en realidad—. Él sonrió.

—Pero si tú no esquías.

Un año, uno de los miembros había sugerido unas vacaciones de invierno en una estación de esquí, posiblemente
Whistler, cerca de Vancouver, pero Bella y Ali no sabían esquiar y no habían querido ir a un hotel nevado sin nada que
hacer. A pesar de que podían tomar parte en las aventuras más eróticas en una estación de esquí, no sería lo mismo
que los escenarios tropicales, soleados, que visitaban normalmente.

Además, viviendo en Búfalo, tenía suficiente invierno para encima tener que soportarlo durante sus vacaciones.
Encontraba un entorno tropical mucho más propicio para el comportamiento sexy.

—Es cierto no esquío, pero Angela, del trabajo, me convenció para ir con ella—. Dijo, encogiéndose de hombros. —Era
sólo por un día y pensé que realmente debía darle una oportunidad. Edward me encontró en una pila de esquís y
extremidades por lo que pasó el día enseñándome a esquiar.

Emmett asintió.

—Y ahora estás lo suficientemente en serio con él como para traerlo aquí. —Ella buscó su rostro.

Y asintió. No había estado pensando decirle a Emmett que quizá se casaría.

Retiró su mirada de la de él e inclinó su cabeza contra su hombro.


—Y ¿cuál es la historia de esta amiga de Edward? ¿La invitó a venir aún fuera del grupo?— Bella sacudió su cabeza.

—No que me lo dijera.

Maldición, no debería hacerlo sonar así. Por supuesto que él no la había invitado a venir. Ella observó a Edward y Tanya
deslizarse a través de la pista, a gusto y acostumbrados uno al otro.

—Tengo la impresión que no eres feliz con ella estando aquí—. Bella se encogió de hombros.

—Sólo estoy intentando determinar qué es lo que está haciendo aquí, eso es todo. Parece una extraña coincidencia—.
Ella lo miró a los ojos y sonrió. —Pero ya fue suficiente al respecto. —¿Cómo ha sido el año para ti?

—Bueno. Mi negocio está en auge y me mudé a Vancouver—.

Hace unos años Emmett se mudó a Canadá para iniciar un nuevo proyecto de negocios.

Ella no recordaba los detalles exactos, pero tenía algo que ver con efectos especiales de alta tecnología para películas.

—Compré un condominio en el centro—. La movía en círculos entorno a la música. —Las montañas por un lado, el
océano por el otro.

—Debe ser precioso. Ojalá pudiera verlo.— Él prácticamente se detuvo en la pista de baile, su mirada encendida en
brasas, quemándola… luego lentamente comenzó a moverse con la música nuevamente.

—Sabes que si alguna vez lo deseas, serías más que bienvenida.

—Pero conoces las reglas...— Le recordó Bella.

Cuando el grupo decidió reunirse cada año, habían acordado que ninguno de ellos se pondría en contacto con los
demás durante el año y definitivamente sin visitas, excepto por Garret y Jasper, por supuesto, que aún vivían cerca de la
Universidad. La idea era mantener la emoción y, a la larga, conservar el grupo. Si los miembros empezaban a salir
fuera del grupo y finalmente romper o incluso casarse se arruinaría la dinámica de grupo.

El brazo de él se apretó alrededor de su cintura.

—Bella, esas reglas fueron hechas hace doce años. Mucho ha cambiado desde entonces.— Su corazón latió más
fuerte al darse cuenta de lo que estaba diciendo, pero ella pensó en Edward.

—No dejes que un tonto conjunto de reglas te detenga,— dijo Emmett.

—¿De qué, Emmett?— preguntó. —¿Recuerdas a Edward?— Ella miró a través de la pista.

Edward sostenía a Tanya cerca de su cuerpo. Algo demasiado cerca para la tranquilidad de Bella. Quien por un lado
parecía un poco ridícula dada la naturaleza de estas vacaciones. Pero por otro lado, Bella estaba empezando a sentir
que él tenía una historia con esta mujer.

—Lo siento. Tienes razón— Emmett sonrió y la calidez en sus oscuros ojos la entibió. —Pero ahora estamos aquí.

Él le acarició la oreja con su nariz y volaron chispas hacia abajo de su espina dorsal.

—Entonces, ¿Qué dices, chica de ensueño? ¿Quieres escapar?

La tentación chispeó ante la idea de estar en brazos de Emmett, sintiendo su duro cuerpo caliente presionado contra
su piel desnuda, su grueso pene empujando contra ella. No ayudaba que ella pudiera sentir su bulto creciendo contra
su estómago.

—No, no lo creo.

—Edward puede unirse a nosotros—. Él sonrió. —Aunque prefiero que esta primera vez seamos sólo nosotros dos.

Una imagen refulgió a través de su cerebro. De Emmett delante de ella. Edward detrás. Sus tres cuerpos presionados
fuertemente. Ella sacudió su cabeza.

—Eso no va a pasar—. Él levantó una ceja.

—Él sabe lo que pasa con el grupo, ¿no?


—Sí, pero yo creo que tengo que… introducirlo en él.

—Exactamente ¿cómo piensas hacerlo?

—No estoy segura. He estado pensando en ello desde que accedió a venir.

Cuando Bella y Emmett volvieron a la mesa, Edward estaba allí pero Tanya se había ido.

Antes de que Bella tuviera oportunidad de sentarse, Edward se levantó y tomó su mano.

—¿Quisieras bailar conmigo?

Ella asintió y lo acompañó hasta la pista. Sus brazos le rodearon y ella se acurrucó contra él. Se sentía extraña
pasando de los brazos de Emmett a los de Edward, pero para nada incomoda.

—Entonces, ¿cómo funciona… esta noche?— preguntó Edward. —¿Cómo van a decidir las personas… tu sabes, con
quién y dónde…?

Ella miró su rostro. Parecía preocupado por algo.

—Es bastante casual la primera noche. Sin embargo se desenvuelve. —Él asintió.

—Estaba pensando que tal vez podría solo darte espacio para eso. Realmente quisiera hablar con Tanya.

Apretó su mano alrededor de la suya y con una mano firme presionada a su espalda, la protegió de una pareja, que
dejaba la pista de baile.

—No es normal que ella viaje sola. Quiero asegurarme de que todo está bien. Averiguar por qué está aquí. — Bella alzó
una ceja.

—Yo también me preguntaba al respecto.

Ella se sorprendió de que estuviera dispuesto a dejarla para tener sexo con otros hombres, mientras que él iba en
persecución de una vieja "amiga".

Probablemente una antigua novia por la manera en que estaba actuando. Y eso la hizo dudar.

—¿Qué tan buena amiga es ella?— Preguntó Bella. —¿Ustedes dos…?

—Ey, ¿te importaría si me entrometo?— Garret descansó su mano sobre el hombro de Bella. —Después de todo,
ustedes dos pueden estar juntos todo el tiempo.

Edward apretó la mano de Bella, y luego se la cedió a Garret.

—Adelante. —Edward la besó en la mejilla.

—Te veré más tarde— murmuró junto a su oído mientras echaba un vistazo al otro hombre. —Supongo que mañana
por la mañana.

Ella asintió, negándose a pedirle que no se fuera. ¿Cómo podría, cuando básicamente él acababa de aprobar que se
fuera a tener sexo con Garret?

Esta era una situación tan extraña. Sabía que sería difícil tener a Edward aquí, pero nunca hubiera anticipado esto.

Bella apenas notó como Garret la guiaba alrededor de la pista de baile.

—¿Qué estás planeando hacer esta noche?— preguntó él. —Me encantaría escaparme contigo, o unirme a ti y
Edward... y a quien sea.

Ella se asomó a sus ojos ambar cálido que estaban veteados con oro. La tenue luz se proyectó chispeante desde el
diamante en su oreja.

—Edward y yo no estaremos juntos esta noche.— Garret sonrió.

—Genial. Creo que Rosalie y Emmett todavía están libres. Podríamos ser nosotros cuatro, o...— Él sonrió y besó su
mano. —Solo tú y yo.
Ella le sonrió, recordando la sensación de sus manos sobre su cuerpo y la manera atenta en que él siempre la tocaba,
pero ella no se sentía como para festejar y mucho menos como para unirse a cualquier actividad sexual.

—En realidad, creo que voy a volver a mi habitación. Sola. —Él parpadeó.

—¿De veras? ¿Te sientes bien?

—Sí, solo un poco cansada.

—¿Te gustaría simplemente algo de compañía?— Ella descansó la mano sobre su mejilla. Estaba realmente
dispuesto a renunciar a su primera noche de sexo salvaje y loco para proporcionarle compañerismo platónico.

—Es muy dulce de tu parte, pero no soñaría con privar a Rosalie de tus talentos.

Él sonrió y la atrajo más cerca, conociéndola lo suficiente como para reconocer cuando había tomado una decisión.
Ella descansó la cabeza sobre su hombro. Cuando terminó la canción, Garret la acompañó de regreso a la mesa. Ella
terminó su bebida.

—Doy por terminada esta noche—, dijo a Emmett, Rosalie y Garret, las tres personas que aún permanecían en la
mesa.

—Estás bromeando—, exclamó Rosalie, sonriente. —¿Me vas a dejar aquí sola con dos hombres guapos? —Bella
sonrió.

—Estoy segura de que te las arreglarás. —Rosalie puso su mano sobre la de Bella.

—¿Estás bien, cariño? Normalmente tu…— Bella palmeo su mano.

—Estoy bien. Todavía tenemos todas las vacaciones por delante.

Cuando ella se levantó, Emmett le envió una mirada inquisitiva y ella sonrió.

—Los veré mañana.

N/A: quiero sus impresiones nenas...

Love ya!

Kiki! ^^
*Chapter 6*: Chapter 6
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer. Yo solo juego y me divierto con
ellos. La historia tampoco me pertenece yo solo la adapt y su original le pertenece a Opal Carew.

N/A: Hola chicas, disculpen mi tardanza con el capi pero aquí se los traigo… recién salidito del horno, este es un capi
de transición…. Ya verán que a pesar de que las cosas se pongan muy caliente las inseguridades de mis bebes
siempre van ganando un poco de terreno, así que sin más preámbulos… las dejo con el con el capi.

o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

Edward se levantó.

—Tanya, ¿qué haces aquí?— Verla a ella con un largo vestido negro acentuando sus curvas, su largo pelo rubio
acariciando sus hombros, le quitaba el aliento.

Ella sonrió insegura, pero fijo su atención en el grupo de la mesa.

—Estoy de vacaciones—.

La mirada de Garret se deslizo por su bien formada silueta y una sonrisa apreciativa apareció en sus labios. —Edward,
¿por qué no invitas a tu amiga a unirse a nosotros?—, dijo.

Tanya echó un vistazo a la gente en la mesa.

—¿Están seguros de que está bien?—

Todos hicieron sonidos de asentimiento, incluidas las damas. Tanya miró a Edward buscando confirmación. Él asintió.

—Todo el mundo, ella es Tanya Denali.

Sacó una silla para ella mientras presentaba a la gente alrededor de la mesa.

Su aroma floral floto sobre él cuando ella se sentó. Su brazo rozó el suyo y el calor serpenteó a través de él. ¿Por qué
diablos estaba ella aquí? Todos en el grupo se presentaron a sí mismos y Edward llamó al camarero. Tanya ordenó un
cóctel de champán. Un recuerdo de ellos dos compartiendo una botella de champaña en ese pequeño hostal al que
les encantaba ir en Pocono´s se filtró en su mente. Cómo con el pene en su boca el frío y burbujeante líquido se había
arremolinado contra él, mientras su lengua cálida había bailado sobre la cabeza de su pene. El se movió en su
asiento, sus pantalones ahora incómodamente apretados contra su miembro hinchado. Bella y Emmett regresaron de
la pista de baile, ambos mirando hacia la extraña sentada en su mesa. Edward se levantó para permitir a Bella
sentarse mientras Emmett obtenía una silla de una mesa vacía cercana.

—Bella—, dijo Edward, —ella es Tanya, una amiga de Búfalo.— Omitió el hecho de que ellos habían sido pareja. Este
no era el momento o el lugar. —Tanya, ella es mi novia, Bella—. Bella miraba a la recién llegada. ¿Un amiga de Búfalo
y se apareció aquí? Esa era una extraña coincidencia. Bella sonrió y extendió su mano.

—Un gusto conocerte.

La otra mujer dudó un momento y, a continuación, estrechó su mano.

—Encantada de conocerte, Bella.

La tal Tanya era una mujer excepcionalmente bella, con ojos azul profundo y pelo rubio que caía en ondas sobre sus
hombros. Su ajustado vestido negro le sentaba bien y mostraba una figura delgada aunque bien formada. Bella notó la
forma en que Edward la miraba. La forma nerviosa en que él jugaba con su anillo de graduación, girándolo de un lado
al otro en su dedo.

—Entonces, ¿cómo es que ustedes se conocen?— preguntó ella. —La hermana de Edward y yo somos viejas amigas.
Ella nos presentó hace algunos años—. Tanya miro alrededor de la mesa.

—¿Cómo es que se conocen todos ustedes?

—Somos viejos amigos de la universidad—, dijo Jasper. —Nos hemos estado reuniendo cada año desde que nos
graduamos.
—¡Oh!, deben ser muy cercanos.

Garret sonrió.

—No tienes idea.

Ali se recostó sobre Garret y susurró en su oído. Él sonrió y asintió.

—Tanya—, dijo él, — ¿te gustaría bailar?— Ella sonrió.

—Claro—. Ali se levantó para dejar que Garret saliera.

Mientras Garret llevaba a Tanya a la pista de baile, Ali envolvió su mano alrededor del brazo de Edward. Él esperaba
que le sugiriera que bailaran, pero en vez de esto, ella le dedicó una sonrisa seductora y dijo: —¿por qué no vienes y te
sientas con nosotras por un momento?

Él miró a Bella y ella solo sonrió. Él se deslizó al otro lado de la mesa. Ali le susurró algo a Jasper y todos se
reacomodaron hasta que Edward quedó en la parte de atrás del sillón con Bella a un lado y Ali al otro. Los firmes
muslos femeninos se presionaron a lo largo de los suyos. Una mano cálida y suave viajó a lo largo de su muslo, la de
Ali y vino a descansar a una pulgada de su rápidamente creciente pene. Ali se inclinó hacia Bella, su pecho rozando el
brazo de Edward.

—Sin duda tienes un novio sexy.

Bella sonrió, sus manos envueltas alrededor de su vaso alto.

—Así lo creo.

La mano de Ali empezó a viajar de nuevo y su aliento quedó atrapado cuando se deslizó sobre su duro pene. Ella tomo
su cremallera y la llevo hacia abajo. Por Dios, ¿qué estaba haciendo esta mujer? Estaban en público. Sus dedos se
deslizaron expertamente pasando capas de tela hasta que hizo contacto con su piel desnuda y, entonces, envolvió su
duro pene. Él inhaló profundamente cuando su mano se deslizó hacia arriba y después hacia abajo.

—¡Oh!, mi servilleta se cayó,— dijo Rosalie, y sonrió al agacharse bajo la mesa. Un segundo más tarde, Edward sintió
otro par de manos sobre su pene. Tenía dos mujeres manoseándole el pene, aquí, en público. Dos mujeres
hermosas, sexys. Nadie podría ver nada realmente, ya que el mantel lo ocultaba todo, pero alguien podría atraparlos.

La mano de Ali le rodeó con calidez mientras Rosalie jugaba con la punta.

Cuando sintió su boca cálida cubrirlo, tuvo que reprimir un gemido. Miró hacia Bella, preocupado por lo que ella
pensaría. Ella sonrió calculadoramente y se inclinó hacia él.

—Parece que tienes su sello de aprobación—.

Ella le cerró un ojo a Ali. Rosalie lamió la cabeza de su pene y, a continuación, arremolinó su lengua alrededor de la
corona. La sensación cálida y húmeda se sentía tan bien que apenas podía mantener una cara seria.

—Creo que Rosalie está teniendo problemas allá abajo. Iré a ayudarla.

Ali desapareció debajo de la mesa. Un segundo más tarde, un segundo par de labios empezó a trabajar en su pene,
deslizándose hacia arriba por un lado mientras Rosalie le chupaba la punta. Él inhalo profundamente. Bella tomó su
mano. Él se la apretó, para aliviar la presión de tratar de no mostrar ninguna reacción a las sensaciones intensamente
eróticas que ocurrían debajo de la mesa. De las cálidas y húmedas bocas femeninas envueltas alrededor de su pene
palpitante. Rosalie liberó la punta y a continuación, ella y Ali se colocaron a ambos lados de su pene y acariciaron su
miembro con sus labios delicados, deslizándose hacia arriba y hacia abajo de su longitud.

Ellas lo dejaron por un momento, y él pensó que se estaban besando mutuamente bajo la mesa. El pensamiento de
las dos mujeres, unidas por los labios, posiblemente acariciando sus pechos, envió una nueva ola de deseo a través
de él. Un momento después, una boca lo succionó profundamente dentro, tirando luego soltando. El calor se elevó
través de él. Aquella boca se deslizó fuera y la otra lo llevó dentro. Sintió dedos acariciando sus bolas y un momento
después, una lengua los acarició. Oh, Dios, la atención de las dos mujeres lo estaba volviendo loco.

—Relájate y disfruta—, murmuró Bella en su oído.

Sentir sus bolas ser arrastradas dentro de una boca caliente mientras la otra boca chupaba duro en su pene… El
colgaba en la cuerda floja hasta que Bella suspiró en su oído y, luego le acaricio la sien con la nariz.

Él se tensó y gimió cuando su pene saltó en la cálida humedad. La mujer bajo la mesa chupó y lamió cuando él se vino
desplomándose en su asiento.

Al calmarse su respiración, miró alrededor, esperando encontrar a todos mirándolo, pero fuera de la sonrisa irónica de
Emmett y la mano de Bella estrechando la suya en un rápido apretón, todos los demás en el Salón de baile lo
ignoraron totalmente. Por supuesto, las luces eran tenues y el sonido de la música había ahogado a sus sonidos.

Tanya regresó de la pista de baile con Garret.

Edward palideció al pensar lo que ella habría visto si hubiera aparecido diez segundos antes.

—¿A dónde fue todo el mundo?— preguntó ella. Edward se dio cuenta de que la mesa parecía bastante vacía con sólo
Bella, Emmett y él a la vista.

Jasper parecía haber huido mientras Edward estaba ocupado, y las dos mujeres estaban todavía bajo la mesa.

Al sentarse Tanya y Garret, el mantel se levantó junto a él y Rosalie apareció, seguida unos segundos más tarde por
Ali.

—La encontramos,— dijo Ali levantando la servilleta de tela blanca.

Tanya alzó una ceja pero no dijo nada. Y miró a Edward inquisitivamente.

Algo en su cara debió haberlo delatado porque su mirada buscó a Bella y luego escapó lejos. Un tenue color había
teñido las mejillas de Tanya.

¿Qué estaría pensando?

Garret inició una discusión con Tanya, su brazo casualmente alrededor de su cintura. La mirada de Edward se detuvo
en la mano de Garret que descansaba sobre la cadera de ella. Edward se dijo a sí mismo que no importaba, él y Tanya
eran historia, pero la llana confianza del hombre con ella, sus dedos tocándola ligeramente y la forma en que se
inclinaba para murmurar en su oído al platicar, fastidió a Edward. Cuando ella se rió, él rechinó sus dientes. Bella
descansó la mano en su brazo y se inclinó hacia él.

—Entonces, ¿Qué tanto te ha gustado el grupo hasta ahora?

Apartó su atención de Tanya y Garret y miró la cara sonriente de Bella. ¿Qué diablos estaba mal con él?

Era Bella con la que él estaba aquí.

Recordando a las dos mujeres dándole placer bajo la mesa, él sonrió.

—Todos son grandiosos.

Él miró a Garret y Tanya.

¿Por qué demonios estaba ella aquí, de todos modos? Encontraba la situación lo suficientemente estresante aún sin
incluirla. Necesitaba llegar al fondo del asunto.

Besó la mejilla de Bella. —¿Te importaría si le pido a Tanya que baile conmigo?

—No, por supuesto que no.

Bella se deslizó en el sillón para dejar salir a Edward. ¿Qué relación había entre Tanya y Edward? Por la forma en que
él la miraba fijamente, Bella apostaría que no era sólo una amistad casual. Se unió a la conversación con Garret, Ali y
Rosalie por un momento. Entonces Ali consultó su reloj plateado y se disculpó.

Bella estaba segura de que iba unirse a Jasper en algún sitió, él había desaparecido mientras que las mujeres
estaban iniciando a Edward en el grupo. Y así comenzó la diversión. Se preguntó a dónde habían decidido ir ellos
dos… qué era lo que harían. Había una dulce euforia por el primer encuentro en estas vacaciones. Como tener sexo
por primera vez después de una larga sequía. Era estimulante y excitante. Rebelde y estremecedor.

Estaba contenta de que Ali y Rosalie aceptaran a Edward y le hubieran dado una experiencia emocionante que
probablemente ni siquiera había soñado antes. Los miró a él y a su amiga en la pista de baile. ¿Pensaba incluir a
Tanya en su diversión? ¿Por qué exactamente estaba aquí de todas formas?

—¿Te gustaría volver a bailar?— Emmett le ofreció su mano.

Ella asintió y lo siguió a la pista de baile.

Edward deslizó su brazo alrededor de Tanya.

—Así que, ¿Dónde está Alec?

Él no podía creer que todavía recordara el nombre del tipo. Le parecía extraño que ella viniera de vacaciones sin él.

—Ya no estamos juntos.

—¿Por qué estás aquí, Tanya? ¿Sabías que yo estaría aquí? Esta es una maldita coincidencia.

—No quiero hablar sobre ello aquí en la pista de baile.

Él asintió. No creía ni por un minuto que el que ella estuviera aquí fuera una mera coincidencia. Tanya odiaba estar sin
un hombre en su vida. ¿Podría ser que ahora Alec fuera historia?, ¿quería que Edward regresara? ¿Estaba aquí para
entrometerse entre Bella y él? Pero eso no sonaba como Tanya. La única cosa que sabía era que ella odiaba viajar
sola, y no hubiera venido de esta manera a menos que fuera algo realmente importante. La alarma vibró a través de él.
Quizás estaba en algún tipo de problema. Tal vez necesitaba su ayuda.

Bella caminó de la alfombra a la pista de baile de madera brillante.

Emmett tomó la mano de Bella y deslizó su brazo alrededor de su cintura, ella sintió una flecha de alerta. Él la atrajo
cerca y comenzó a moverse al ritmo de la música. El calor de su cuerpo tan cercano al suyo le recordó las noches
calientes, sensuales en sus brazos. Las caricias tiernas, las miradas amorosas, la pasión abrasadora. El corazón le
martilló en su pecho.

Él sonrió mirándola a los ojos mientras la guiaba hábilmente alrededor de la pista de baile.

—Así es que háblame acerca de ti y este nuevo hombre en tu vida. ¿Cuánto tiempo han estado juntos?

—Ha sido casi un año.

Ella comprendió su curiosidad, pero encontró difícil hablarle de Edward a Emmett.

— ¿En serio? Así que ¿lo conocías antes de las vacaciones de grupo del año pasado?— Él la movió a su alrededor y
luego la acercó nuevamente.

—No, lo conocí un par de semanas más tarde. Esquiando, en realidad—. Él sonrió.

—Pero si tú no esquías.

Un año, uno de los miembros había sugerido unas vacaciones de invierno en una estación de esquí, posiblemente
Whistler, cerca de Vancouver, pero Bella y Ali no sabían esquiar y no habían querido ir a un hotel nevado sin nada que
hacer. A pesar de que podían tomar parte en las aventuras más eróticas en una estación de esquí, no sería lo mismo
que los escenarios tropicales, soleados, que visitaban normalmente.

Además, viviendo en Búfalo, tenía suficiente invierno para encima tener que soportarlo durante sus vacaciones.
Encontraba un entorno tropical mucho más propicio para el comportamiento sexy.

—Es cierto no esquío, pero Angela, del trabajo, me convenció para ir con ella—. Dijo, encogiéndose de hombros. —Era
sólo por un día y pensé que realmente debía darle una oportunidad. Edward me encontró en una pila de esquís y
extremidades por lo que pasó el día enseñándome a esquiar.

Emmett asintió.

—Y ahora estás lo suficientemente en serio con él como para traerlo aquí. —Ella buscó su rostro.

Y asintió. No había estado pensando decirle a Emmett que quizá se casaría.

Retiró su mirada de la de él e inclinó su cabeza contra su hombro.


—Y ¿cuál es la historia de esta amiga de Edward? ¿La invitó a venir aún fuera del grupo?— Bella sacudió su cabeza.

—No que me lo dijera.

Maldición, no debería hacerlo sonar así. Por supuesto que él no la había invitado a venir. Ella observó a Edward y Tanya
deslizarse a través de la pista, a gusto y acostumbrados uno al otro.

—Tengo la impresión que no eres feliz con ella estando aquí—. Bella se encogió de hombros.

—Sólo estoy intentando determinar qué es lo que está haciendo aquí, eso es todo. Parece una extraña coincidencia—.
Ella lo miró a los ojos y sonrió. —Pero ya fue suficiente al respecto. —¿Cómo ha sido el año para ti?

—Bueno. Mi negocio está en auge y me mudé a Vancouver—.

Hace unos años Emmett se mudó a Canadá para iniciar un nuevo proyecto de negocios.

Ella no recordaba los detalles exactos, pero tenía algo que ver con efectos especiales de alta tecnología para películas.

—Compré un condominio en el centro—. La movía en círculos entorno a la música. —Las montañas por un lado, el
océano por el otro.

—Debe ser precioso. Ojalá pudiera verlo.— Él prácticamente se detuvo en la pista de baile, su mirada encendida en
brasas, quemándola… luego lentamente comenzó a moverse con la música nuevamente.

—Sabes que si alguna vez lo deseas, serías más que bienvenida.

—Pero conoces las reglas...— Le recordó Bella.

Cuando el grupo decidió reunirse cada año, habían acordado que ninguno de ellos se pondría en contacto con los
demás durante el año y definitivamente sin visitas, excepto por Garret y Jasper, por supuesto, que aún vivían cerca de la
Universidad. La idea era mantener la emoción y, a la larga, conservar el grupo. Si los miembros empezaban a salir
fuera del grupo y finalmente romper o incluso casarse se arruinaría la dinámica de grupo.

El brazo de él se apretó alrededor de su cintura.

—Bella, esas reglas fueron hechas hace doce años. Mucho ha cambiado desde entonces.— Su corazón latió más
fuerte al darse cuenta de lo que estaba diciendo, pero ella pensó en Edward.

—No dejes que un tonto conjunto de reglas te detenga,— dijo Emmett.

—¿De qué, Emmett?— preguntó. —¿Recuerdas a Edward?— Ella miró a través de la pista.

Edward sostenía a Tanya cerca de su cuerpo. Algo demasiado cerca para la tranquilidad de Bella. Quien por un lado
parecía un poco ridícula dada la naturaleza de estas vacaciones. Pero por otro lado, Bella estaba empezando a sentir
que él tenía una historia con esta mujer.

—Lo siento. Tienes razón— Emmett sonrió y la calidez en sus oscuros ojos la entibió. —Pero ahora estamos aquí.

Él le acarició la oreja con su nariz y volaron chispas hacia abajo de su espina dorsal.

—Entonces, ¿Qué dices, chica de ensueño? ¿Quieres escapar?

La tentación chispeó ante la idea de estar en brazos de Emmett, sintiendo su duro cuerpo caliente presionado contra
su piel desnuda, su grueso pene empujando contra ella. No ayudaba que ella pudiera sentir su bulto creciendo contra
su estómago.

—No, no lo creo.

—Edward puede unirse a nosotros—. Él sonrió. —Aunque prefiero que esta primera vez seamos sólo nosotros dos.

Una imagen refulgió a través de su cerebro. De Emmett delante de ella. Edward detrás. Sus tres cuerpos presionados
fuertemente. Ella sacudió su cabeza.

—Eso no va a pasar—. Él levantó una ceja.

—Él sabe lo que pasa con el grupo, ¿no?


—Sí, pero yo creo que tengo que… introducirlo en él.

—Exactamente ¿cómo piensas hacerlo?

—No estoy segura. He estado pensando en ello desde que accedió a venir.

Cuando Bella y Emmett volvieron a la mesa, Edward estaba allí pero Tanya se había ido.

Antes de que Bella tuviera oportunidad de sentarse, Edward se levantó y tomó su mano.

—¿Quisieras bailar conmigo?

Ella asintió y lo acompañó hasta la pista. Sus brazos le rodearon y ella se acurrucó contra él. Se sentía extraña
pasando de los brazos de Emmett a los de Edward, pero para nada incomoda.

—Entonces, ¿cómo funciona… esta noche?— preguntó Edward. —¿Cómo van a decidir las personas… tu sabes, con
quién y dónde…?

Ella miró su rostro. Parecía preocupado por algo.

—Es bastante casual la primera noche. Sin embargo se desenvuelve. —Él asintió.

—Estaba pensando que tal vez podría solo darte espacio para eso. Realmente quisiera hablar con Tanya.

Apretó su mano alrededor de la suya y con una mano firme presionada a su espalda, la protegió de una pareja, que
dejaba la pista de baile.

—No es normal que ella viaje sola. Quiero asegurarme de que todo está bien. Averiguar por qué está aquí. — Bella alzó
una ceja.

—Yo también me preguntaba al respecto.

Ella se sorprendió de que estuviera dispuesto a dejarla para tener sexo con otros hombres, mientras que él iba en
persecución de una vieja "amiga".

Probablemente una antigua novia por la manera en que estaba actuando. Y eso la hizo dudar.

—¿Qué tan buena amiga es ella?— Preguntó Bella. —¿Ustedes dos…?

—Ey, ¿te importaría si me entrometo?— Garret descansó su mano sobre el hombro de Bella. —Después de todo,
ustedes dos pueden estar juntos todo el tiempo.

Edward apretó la mano de Bella, y luego se la cedió a Garret.

—Adelante. —Edward la besó en la mejilla.

—Te veré más tarde— murmuró junto a su oído mientras echaba un vistazo al otro hombre. —Supongo que mañana
por la mañana.

Ella asintió, negándose a pedirle que no se fuera. ¿Cómo podría, cuando básicamente él acababa de aprobar que se
fuera a tener sexo con Garret?

Esta era una situación tan extraña. Sabía que sería difícil tener a Edward aquí, pero nunca hubiera anticipado esto.

Bella apenas notó como Garret la guiaba alrededor de la pista de baile.

—¿Qué estás planeando hacer esta noche?— preguntó él. —Me encantaría escaparme contigo, o unirme a ti y
Edward... y a quien sea.

Ella se asomó a sus ojos ambar cálido que estaban veteados con oro. La tenue luz se proyectó chispeante desde el
diamante en su oreja.

—Edward y yo no estaremos juntos esta noche.— Garret sonrió.

—Genial. Creo que Rosalie y Emmett todavía están libres. Podríamos ser nosotros cuatro, o...— Él sonrió y besó su
mano. —Solo tú y yo.
Ella le sonrió, recordando la sensación de sus manos sobre su cuerpo y la manera atenta en que él siempre la tocaba,
pero ella no se sentía como para festejar y mucho menos como para unirse a cualquier actividad sexual.

—En realidad, creo que voy a volver a mi habitación. Sola. —Él parpadeó.

—¿De veras? ¿Te sientes bien?

—Sí, solo un poco cansada.

—¿Te gustaría simplemente algo de compañía?— Ella descansó la mano sobre su mejilla. Estaba realmente
dispuesto a renunciar a su primera noche de sexo salvaje y loco para proporcionarle compañerismo platónico.

—Es muy dulce de tu parte, pero no soñaría con privar a Rosalie de tus talentos.

Él sonrió y la atrajo más cerca, conociéndola lo suficiente como para reconocer cuando había tomado una decisión.
Ella descansó la cabeza sobre su hombro. Cuando terminó la canción, Garret la acompañó de regreso a la mesa. Ella
terminó su bebida.

—Doy por terminada esta noche—, dijo a Emmett, Rosalie y Garret, las tres personas que aún permanecían en la
mesa.

—Estás bromeando—, exclamó Rosalie, sonriente. —¿Me vas a dejar aquí sola con dos hombres guapos? —Bella
sonrió.

—Estoy segura de que te las arreglarás. —Rosalie puso su mano sobre la de Bella.

—¿Estás bien, cariño? Normalmente tu…— Bella palmeo su mano.

—Estoy bien. Todavía tenemos todas las vacaciones por delante.

Cuando ella se levantó, Emmett le envió una mirada inquisitiva y ella sonrió.

—Los veré mañana.

N/A: quiero sus impresiones nenas...

Love ya!

Kiki! ^^
*Chapter 7*: Chapter 7
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer; yo solo juego y me divierto
con ellos. La historia no me pertenecen, yo solo la adapto y su original le pertenece a Opal Carew.

N/A:Hola chicas, aqui vengo yo con este nuevo capi de Six, muchas gracias por los alertas y favoritos que han
agregao a la historia, me llena el corazón ver que me me sigan, este capi viene candente espero que no me
abandonen y la que lo haga... bueno nena no saben de lo que se pierden.

Esta es una advertencia este capi contiene sexo explicito, si te gusta continua leyendo y si no... bueno no sigas
leyendome y listo.

La dejo con el capi, que lo disfruten.

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Ella anduvo a través del atestado salón de baile sintiéndose un poco perdida. ¿Por qué estaba ella aquí? ¿Había
conseguido poner en peligro su relación con Edward?

Bella paseó por la escalera hacia la planta principal, luego cruzó el vestíbulo hacia las puertas traseras. Dio un paso
hacia el patio de piedra en la parte trasera del hotel y observó el agua lamer la orilla, el sonido de las suaves olas en el
salado aire de la noche.

¿Edward se había ido con otra mujer porque no podía manejar la posición en la que ella lo había puesto? ¿O él se
figuró que estando aquí estaba bien marcharse y tener relaciones sexuales con cualquier mujer que él quisiera?
Incluida una antigua novia.

Si eso es lo que era Tanya.

Se sentó en el bar de la piscina y pidió una bebida. Mientras miraba la luna brillando sobre el océano, un hombre se
ofreció a pagar su bebida, pero ella se negó cortésmente. Ciertamente ya tenía suficientes hombres para elegir.

Después de una hora, se puso de pie, firmó su cheque, y se dirigió hacia el paseo marítimo a lo largo de la playa. El
sofocante aire caliente llenó sus pulmones con un sabor salado, mientras caminaba por la cubierta de madera.

Sonrió mientras miraba hacia las palmeras, al costado de la pasarela, luego hacia el brillante mar a su derecha. Sin
duda era un lugar hermoso.

Se estaba haciendo tarde, pero ella no podía enfrentarse a ir a su habitación sola. Todavía no. Hizo su camino de
regreso al hotel y cruzó el vestíbulo.

Tal vez echara un vistazo a la piscina cubierta y al gimnasio. Ahora estaban cerrados. Abrió su pequeño bolso de noche
y sacó su tarjeta llave VIP. Con esto ella podría entrar.

Fue por un pasillo alfombrado hacia las escaleras. Una vez que bajó un piso llegó hasta una puerta marcada como
GYM. Deslizó su tarjeta en la ranura, esperó a que la luz indicadora de color verde titilara, y luego abrió la puerta.

Había varias grandes máquinas de pesas, una línea de cintas de correr y…

Un sonido la sobresaltó. Alguien estaba aquí. En realidad, por lo menos dos personas, se dio cuenta cuando la
naturaleza del sonido se hizo evidente. Una mujer gimiendo de placer.

Se asomó por una esquina y vio a un hombre y una mujer entre las bicicletas fijas. Eran Ali y Emmett. Ali estaba
sentada en una bicicleta reclinada, apoyándose sobre el respaldo con sus pies sobre el manillar, mientras Emmett se
balanceaba entre sus piernas. Los dedos de ella se curvaban a través de su pelo negro mientras gemía.

Ali se había ido con Jasper antes, o eso había asumido Bella, pero un par de horas habían pasado desde entonces.
Claramente, ella había cambiado de acompañante.

La vista de Ali totalmente desnuda sobre la bicicleta, su mano libre acariciando su duro pezón, y la cabeza de Emmett
entre sus piernas, envió emociones excitantes a través de Bella. Era un espectáculo tan sexy, y ella sólo podía imaginar
la talentosa lengua de Emmett jugando con su clítoris, luego sumergiéndose en su húmeda abertura. La mano de
Bella se deslizó hacia su pecho y se acarició a si misma. Recordando cómo se sentía tener la cara de Emmett en su
coño. Él amaba lamerla y acariciar con su lengua su abertura. Sus pechos dolían. Se pellizcó su duro y necesitado
pezón.
Mientras Emmett acariciaba el muslo de Ali con una mano, su rostro oprimía con firmeza sus rizos castaños oscuros.
Ali respiró profundo y gimió mientras se acercaba al orgasmo. Mientras Bella se preguntaba si debía escapar o salir y
unirse a ellos, Emmett agarró a Ali de su cintura con sus grandes manos y la levantó, luego la llevó hacia una pila de
colchonetas de ejercicios, de unos tres pies de altura, en un costado de la habitación. Él la sentó en la parte superior y
ella abrió sus piernas, luego envolvió una alrededor de su muslo mientras su polla larga y dura se deslizó en ella.

Bella pellizcó su pezón más fuerte, y luego jugó con el otro. Emmett se deslizó hacia adelante cuando empaló a Ali. Ella
se aferró a él y él empujó hacia adelante y atrás, adelante y atrás.

—Oh, Emmett. Fóllame, nene.

Él empujó más rápido.

Hipnotizada, Bella vio a su largo eje deslizarse dentro y fuera del cuerpo de Ali. Ella pellizcó sus pezones más fuerte
ante la erótica vista.

— Sí, cariño, estoy tan cerca.

Ali se aferró a él mientras empujaba. Más profundo y rápido.

Bella tiró hacia arriba su falda, su mano buceando por debajo del borde, y luego a lo largo de sus muslos. El calor fluyó
por ella. Podía sentir su núcleo lleno de humedad. Sus dedos acariciaron sobre la entrepierna de sus bragas mientras
Emmett follaba a Ali sobre las colchonetas a través de la habitación.

Oh, Dios, deseaba un hombre. Pero no Emmett.

En realidad, ella deseaba a Emmett. Realmente, realmente lo deseaba… pero ella no estaba preparada para hacer
frente a la intensidad de su toque. Y Edward estaba fuera con… como—se—llame. Donde estaban Garret y Jasper, no
lo sabía.

Ella dolía de necesidad.

Ali gimió, y luego gritó cuando Emmett golpeó en ella.

Bella rozó su clítoris con la punta del dedo, vibrando sobre él.

Construyendo la presión en su interior.

Por último, él desaceleró y Bella se dio cuenta de que ellos habían casi terminado. Ella vaciló, dolorida por lograr su
liberación, pero sabiendo que no estaba lo suficientemente cerca. Retiró su mano de entre sus piernas, dejó caer el
dobladillo de su vestido y luego se alisó la falda. Se deslizó hacia la puerta antes de que tuvieran la oportunidad de
verla aunque no es que les importara.

Mientras se apresuraba por el pasillo, los vio a través del vidrio cuando entraron en la zona de la piscina desde el otro
lado. Desnudos, se zambulleron en la piscina sin mirar en su dirección. Ella se dirigió hacia las escaleras y luego
hacia los ascensores.

Uno estaba abierto y ella entró y presionó el botón hacia el piso catorce. Se dejó caer contra la parte posterior del
elevador, aspirando aire y dolorida por su liberación. Observó a través del cristal la hermosa vista de la luna sobre el
océano, mientras viajaba hacia arriba.

o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

Edward entró en la sala de estar y pasó a la gente que charlaba en torno a mesas iluminadas con velas pequeñas.
Suave música sonaba de fondo, pero lo suficientemente baja como para hablar. No como en el ruidoso salón de baile.

Él vio a Tanya sentada en una cabina en la esquina de atrás. Dos bebidas estaban frente a ella. Una cerveza en un
chop helado y una copa de vino blanco.

Se sentó y tomó un sorbo de la cerveza que ella había pedido para él. La miró por un momento y notó la forma en que la
luz de las velas resplandecía sobre su suave y brillante pelo rubio mientras este caía sobre sus hombros en ondas.
Recordó el tacto sedoso de este entre sus dedos, el suave oleaje de sus pechos, lo que hizo que su corazón latiera un
poco más rápido, y sus profundos ojos azul marino, llenos de emoción.

— Entonces, ¿por qué volaste hasta aquí, Tanya?— él comenzó.


¿Por qué perder tiempo con un largo preámbulo?

Ella cruzó sus brazos delante de ella.

— Directo al grano, como siempre— ella tomó un sorbo de su vino. —He venido aquí para verte.

Su ceja se arqueó.

— ¿Por qué? Podrías haber esperado hasta que regresara la semana que viene. Después de todo, vivo en la ciudad.

Ella jugó con el tallo de su copa.

— La próxima semana habría sido demasiado tarde.

— ¿Qué pasa, Tanya? ¿Estás enferma?

Ella sacudió su cabeza.

— Sólo sobre el hecho de que te deje ir. — Su mirada se encontró con la suya y la intensidad lo sacudió. — Fui una
idiota por alejarme de ti. Te amaba. Todavía lo hago.

Sus palabras lo golpearon en el estómago. ¿Ella lo amaba?

Se recostó en su silla.

— Tuviste una extraña manera de demostrarlo. Diciéndome que ibas a responder a mi proposición más adelante.
Haciendo caso omiso de mis llamadas. A continuación, huyendo con otro hombre.

— Lo sé. Me golpeo a mi misma todos los días. Yo sólo…— Su boca se apretó y sus manos se curvaron en puños. —
Tenía miedo. No creía merecerte.

Él tomó un trago de su bebida. Ella puso su mano cálida y delicada sobre la suya, pero él la apartó. Ella envolvió sus
dedos alrededor de su copa.

— Tú eras maravilloso y amoroso y… todo lo que una mujer podría desear. Yo tenía miedo de no estar a la altura de tus
expectativas. Tenía miedo de que te enamoraras de mí y… que doliera demasiado.

— Así que en su lugar pensaste en herirme.

Ella apoyó su mano en su muñeca.

— Yo realmente, realmente, lo siento.

Esta vez no se apartó. Las lágrimas brillaban en sus ojos y Edward se sentía como un canalla. Él sabía que ella tenía
problemas de autoestima. Su padre había hecho un buen trabajo sobre ella, cuando niña, haciéndola sentir inútil y
estúpida, a pesar de que ella se había lucido en la escuela y pasado a obtener un título en biología y ahora trabajaba
como técnica de laboratorio. No importaba.

Ella seguía creyendo que era la chica tonta e inútil que su padre siempre la había acusado de ser. Indigna de ser
amada y sin valor.

— ¿Cómo sabías dónde estaba?— preguntó él.

— Jane.

Por supuesto. Su muy útil hermana. Nunca debería haberle dicho a Jane que iba a pedirle a Bella que se casara con él,
pero había estado emocionado. Y realmente había creído que ella diría que sí. No que arrojaría a Tanya sobre él.

No, él no pensaría así. Bella le había pedido que esperara por una respuesta, pero lo había invitado a este viaje con
ella. Confiándole su secreto.

Jane, por el contrario, quería que se casara con Tanya.

Es por eso que los había presentado en primer lugar. Era evidente que por eso estaba interfiriendo ahora.

— Jane te dijo que me propuse a Bella, supongo.


Tanya asintió con su cabeza.

—Y que ella no va a responderte hasta el final de la semana.

Ella tomó sus manos entre las suyas, sus dedos cálidos y delicados curvándose alrededor de los suyos.

— Te amo, Edward, y me gustaría finalmente darte mi respuesta.

Maldita sea. ¿Por qué la vida tenía que ser tan complicada? ¿Por qué ella no solo dijo que sí cuando él le había
preguntado hace un año?

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Cuando el ascensor se detuvo, Bella sacó su tarjeta llave de su bolso de noche, salió y caminó por el pasillo. Todavía
estaba caliente y hambrienta después de ver a Emmett y Ali en el gimnasio. Deslizó la tarjeta en la puerta y cuando la
luz cambió a verde, giró el picaporte y la abrió.

¿Edward estaría dentro esperando por ella? Probablemente no. Incluso si él no estuviera con esa mujer, Tanya, habría
vuelto a su propia habitación. Cerró la puerta detrás de ella mientras miraba a su habitación, esperando que pudiera
encontrarlo esperando por ella a pesar de pensar lo contrario.

Dio un paso más allá del baño y echó un vistazo a la cama, luego más lejos, a la sala de estar. Ningún Edward. Se
acercó a la puerta de la habitación contigua. ¿Debería llamar? ¿Debería solo entrar?

Se apoyó contra la puerta y escuchó. Podía oír una especie de sonido.

¿Estaba allí viendo la televisión? Ella sonrió. Él tenía la costumbre de quedarse dormido cuando veía la televisión. Ella
dio unos golpecitos y esperó, pero él no respondió. Giró el picaporte todavía desbloqueado y abrió la puerta una
rendija.

Y se quedó helada.

Vio dos figuras en la cama, obviamente, haciendo el amor. La ira se apoderó de ella ante el pensamiento de que
Edward estuviera allí con su ex novia. Abrió la puerta completamente y se dirigió al interior.

Espera, había más de dos personas. Cuando sus ojos se acostumbraron a la tenue luz se dio cuenta de que había
tres figuras en la cama. Dos hombres y una mujer.

Y ninguno de los hombres era Edward.

Rosalie estaba sobre su costado con una pierna doblada alrededor del muslo de Jasper mientras que él se movía
adelante y atrás. Algunos de sus cabellos se habían liberado del elástico y caían en jirones sobre su rostro. Detrás de
Jasper, Garret estaba frotando sus pechos y acariciando el culo de Jasper mientras le miraba hacer el amor con ella,
absorbido por la polla de Jasper entrando y saliendo.

El dolor en el cuerpo de Bella se intensificó. Su mano se deslizó hacia su pecho de nuevo y acarició su apretado y duro
pezón. La excitación estalló en su interior. Ella miró por unos momentos y luego dio un paso más dentro de la
habitación.

— Bella— dijo Garret. –Ven, únete a nosotros.

Ella se estiró hacia atrás y abrió la cremallera de su vestido, luego lo dejó caer al suelo.

— ¿Por qué estáis aquí?— preguntó ella, mientras se quitaba los zapatos.

Garret sonrió y se sentó en la cama, mientras que los otros dos se mantuvieron a lo suyo.

— Aquí, deja que te ayude— le ofreció cuando ella empezó a desabrocharse su sujetador.

Ella dio un paso hacia él.

— Fue idea de Rosalie. Ella sugirió que viniéramos a ver si tu y Edward querían jugar. Cuando no encontramos a
ninguno de ustedes aquí, pensó que si empezáramos por aquí y Edward entraba, él podría decidir unirse.

Él llegó a su alrededor y desabrochó los tres ganchos en la parte posterior de su sujetador negro, y luego se apartó. El
roce de los dedos de Garret sobre su piel hizo que su pulso se acelerara. Él acarició sus pechos y ella respiró
profundo.

— Tienes unos hermosos pechos. ¿Alguna vez te he dicho eso antes?

— Alrededor de cien veces— Bella sonrió y curvó sus brazos alrededor de su cuello. —Pero nunca me canso de
escucharlo.

Bella mordió su oreja, arrastrando su lengua por encima de su diamante.

Él sonrió y se inclinó hacia adelante para tomar un perlado pezón en su boca.

La sensación de él chupando sobre este hizo que sus rodillas se debilitaran.

Ella se apoyó contra él y él envolvió sus manos alrededor de ella, presionando su vientre en su pecho mientras
chupaba un pezón, luego el otro.

Detrás de ellos, Rosalie gemía un orgasmo y Jasper soltaba un gruñido mientras ondulaban en un clímax
espectacular. Garret continuó chupando el pezón de Bella, mientras sus manos vagaban sobre sus nalgas, dejadas al
descubierto por su tanga de encaje. Unos momentos más tarde, ella sintió otro par de manos sobre su culo, y luego
una cálida boca presionando ligeros besos bajando por su espalda.

Jasper. Abrió sus ojos, los cuales había cerrado bajo la atención de Garret, para ver a Rosalie sentada al lado de
Garret. Rosalie observaba mientras Garret chupaba el pecho de Bella, acariciando sus propios pezones duros como
piedras. Jasper comenzó a rodar hacia abajo la tanga de Bella.

Garret continuó lamiendo y chupando sus pezones, mientras que Jasper quitaba las bragas de los pies de Bella y las
arrojaba a un lado. Rosalie abultó una almohada y se recostó contra esta, y luego se acarició entre las piernas
mientras miraba a los dos hombres complacer a Bella.

Jasper acarició el oído de Bella por detrás.

— Bella, separa tus piernas.

Bella hizo lo que él le pidió y Jasper se agachó, y luego le besó las caderas.

La lengua de Garret giraba alrededor de un pezón, mientras pellizcaba el otro entre las puntas de sus dedos. Salvaje,
maravilloso cada dirección. Jasper continuó hacia sus muslos, enviando escalofríos a lo largo de su piel. Garret la hizo
hacia atrás y pasó de la cama a sus rodillas mientras besaba hacia abajo por sus costillas, su estómago, y luego pasó
ligeramente su lengua por su ombligo. Ella se echó a reír mientras rastrillaba sus dedos a través de su alborotado
cabello castaño.

La excitación se arremolinaba a través de ella mientras él continuaba bajando hacia su mojado coño, luego separó
más sus piernas y besó sus pliegues.

Detrás de ella, Jasper tendió suaves besos a lo largo de sus nalgas, mientras acariciaba entre sus cachetes. Garret
lamió su coño mientras Jasper apretaba la punta de su dedo en su abertura trasera y acariciaba. Su otra mano se
deslizó entre sus piernas y coño, mientras Garret se trasladaba a su clítoris. Ella gimió y aferró la cabeza de Garret
hacia ella cuando su lengua burlaba y engatusaba su sensible botón. Jasper sumergió un dedo en su interior, y luego
acarició de nuevo su culo y dio vueltas sobre su abertura.

— Ustedes chicos están haciendo un gran trabajo— dijo Rosalie, agitando su dedo sobre su clítoris.

Ella se incorporó de la cama y se introdujo entre los pies de Bella, luego tomó la polla de Garret en su boca. Él
murmuró algo agradecido contra el palpitante clítoris de Bella. El resbaladizo dedo de Jasper empujó contra su culo, y
luego se deslizó dentro de su abertura. Ella echó la cabeza hacia atrás y gimió.

— Oh, sí— Había pasado un año desde que había tenido acción allí atrás. Y había sido Jasper entonces, también.

Jasper deslizó otro dedo dentro de ella. Garret deslizó un dedo en su mojado coño y acarició su abertura, enviando
vibrantes ráfagas de placer a través de ella. La cabeza de Rosalie se balanceaba arriba y abajo sobre Garret. Él apretó
su mano sobre la cabeza de ella, y luego acarició su cabello hacia atrás.

— Rosie, no puedo más.

Ella se alejó y se sentó en la cama con una enorme sonrisa en su rostro.


— Bueno, yo no querría privar a Bella de esa hermosa polla en todo su esplendor— dijo ella, y empezó a acariciar su
coño de nuevo.

Garret se estiró entre las rodillas de Bella y agarró la polla de Jasper y bombeó mientras Jasper deslizaba un tercer
dedo dentro de la abertura trasera de Bella, estirándola consiguiéndola lista para su larga y delgada polla, siempre
perfecta para ese fin.

Garret la cubrió con su boca de nuevo. Ella tomó aire mientras su interior latía de necesidad. Después de un minuto de
la inteligente lengua de Garret rebotando y girando sobre su sensible capullo, mientras Jasper continuaba girando sus
dedos dentro de ella, Bella estaba más que lista.

— ¿Por favor, podría alguien venir aquí y follarme ya?

— Bueno, esa es una invitación que no puedo dejar pasar— dijo Garret.

Se puso de pie entonces se sentó en el borde de la cama. Le tomó la mano y tiró de ella hacia adelante. Los dedos de
Jasper se deslizaron libres y él los siguió. El erecto pene de Garret se curvaba hacia arriba, llamándola. Bella se estiró
hacia atrás y envolvió su mano alrededor de la polla de Jasper mientras observaba a Garret acariciar arriba y abajo su
largo eje. Ella tiró de Jasper hasta que él se acercó. Entonces ella se agachó y llevó su polla a los labios. Rosalie se
deslizó detrás de él y masajeó sus bolas, mientras que Bella pasaba su lengua por la longitud de su eje. Ella envolvió
sus labios alrededor del glande de Jasper y chupó con suavidad, mientras que Garret acariciaba su curvado pene y
observaba con fascinación.

— Te ves un poco distraída ahí— dijo Garret. —No acababas de pedirme… ¿qué era lo que querías que hiciera ya?

Bella chupó con fuerza la polla de Jasper, entonces la liberó y se puso de pie, sonriendo hacia Garret.

—Sólo fóllame, ¿quieres?

— Ah, era eso.

Ella lo sentó a horcajadas. Él guió sus caderas hacia delante hasta que estuvo suspendida sobre su polla, entonces
se condujo hacia adelante, empalándola con un empuje seguro.

— Oh, Dios, sí.

Su larga y ancha polla estirándola. Él sonrió y se retiró lentamente, luego empujó hacia adelante de nuevo, acariciando
su sensible canal. Sus manos se deslizaron por la espalda de él, sus uñas cavando en su carne mientras lo atraía
hacia ella. Ella apretó sus músculos internos a su alrededor.

— Oye, no te olvides de mí— dijo Jasper.

Garret se recostó en la cama y ella se inclinó hacia delante, sobre sus manos y rodillas por encima de él, presentando
su culo hacia Jasper. Rosalie agarró un tubo de la mesita de noche y se lo arrojó a Jasper. Un momento después, su
mojada polla presionó contra la apertura de Bella.

Garret lamió uno de sus pezones mientras que Jasper presionaba dentro lentamente. Ella empujó sus músculos hacia
fuera para aliviarlo dentro, entonces su glande se deslizó en el interior, extendiéndola de una manera placenteramente
dolorosa. Con sus manos cubrió sus caderas y empujó su eje más profundo. Y más profundo.

Ahora los dos estaban en su interior. Ella suspiró, amando la sensación de estar presionada entre dos hombres que la
deseaban. Jasper se retiró un poco, luego se movió hacia adelante de nuevo, y luego la abrazó fuerte hacia su pelvis.
Garret empujó dentro de ella, luego empujó de nuevo, y de nuevo, cada vez empujándola hacia atrás contra Jasper,
conduciendo la polla de Jasper más profundamente en ella. Una ola de placer creció a través de ella, elevándose a un
nivel febril.

Los tres se movieron juntos. Dos pollas en su interior. Profundizando su placer con cada golpe.

— Bella, cariño— la polla de Garret se hinchó. —Estoy cerca.

— Yo también— dijo Jasper.

Ella asintió. También ella estaba así. Su cuerpo entero parecía temblar en anticipación. Tanto Garret como Jasper se
pusieron rígidos al mismo tiempo, y Jasper gimió. Ambas pollas erupcionaron en ella con calor líquido y el placer
estalló a través de su cuerpo.
Su gemido podría haber roto las ventanas con su intensidad. Ella se disparó en una alucinante felicidad que adormecía
su mente mientras su cuerpo se elevó en un mar de puro éxtasis. Mientras flotaba de regreso a la tierra, consiguió una
vaga idea de su entorno. Ella empujó su pelo fuera de su cara y sonrió hacia Garret. Jasper le acarició el cuello y ella
apoyó su cabeza contra su hombro, permaneciendo en la dicha post-resplandor.

Un movimiento a través de la habitación llamó su atención y miró perezosamente. Entonces se le cortó la respiración.

Edward estaba en el interior de la puerta, una expresión tormentosa en su rostro.

N/A: ¿Qué les pareció nenas? Quiero sus opiniones sobre este capi y aun nos falta más por ver… espero que no me
abandonen.
*Chapter 8*: Chapter 8
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer, yo solo me divierto con ellos.
La historia tampoco me pertenece, yo solo la adapto y su Original le pertenece a opal carew

N/A: Hola chicas, aquí les traigo el nuevo capi de esta historia, gracias por todas sus alertas, favoritos y RR, no me
queda tiempo de agradecerles pero todos los leos con mucha gratitud, espero que aun me sigan este es un capi
donde veremos un poco más de los celos de Bella… Así que las dejo con el capi. Disfrutenlo.

O0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

Cuando Edward había abierto la puerta de su habitación, se había quedado impresionado al ver a varias personas
entrelazadas sobre su cama. Dos hombres, Garret y Jasper hacían el amor con una mujer. Luego, su mirada fue a la
mujer. Bella.

Su cabello caía en brillantes ondas castañas sobre su cara mientras se arqueaba sobre Garret y gemía mientras la
polla larga y delgada de Jasper, se clavaba en ella por detrás.

Dios, que espectáculo tan sexy. Estaba tan desinhibida. Tan locamente apasionada. La polla de Edward había
empujado por atención mientras ella había gemido el clímax. Él había anhelado meter su polla en ella, al igual que
Garret y Jasper habían estado haciendo.

Ahora ella lo miraba con los ojos muy abiertos, inciertos.

Jasper retrocedió y ayudó a Bella a levantarse. Edward caminó hacia ella, la mirada fija en sus suaves y llenos labios.
Garret se puso de pie y ayudó a los demás a juntar la ropa que había sido esparcida por la habitación mientras Bella
seguía mirando a Edward, con el cabello en un desorden salvaje alrededor de su cara.

Ella observó como Edward se acercaba más, tensándose mientras esperaba su diatriba celosa. La pena la invadió
cuando se dio cuenta de que nunca debería haberlo traído. ¿Qué pensab a ahora de ella?

Edward estaba de pie junto a la cama, mirándola fijamente, sus manos apretadas a los costados, su respiración
pesada.

— Creo que deberíamos dejaros a los dos solos— dijo Garret, luego le dio un beso en la mejilla.

Él y los otros se vistieron rápidamente.

— Te veré mañana— dijo Rosalie mientras Garret tiraba de ella hacia la puerta abierta. Bella sólo asintió con la cabeza,
su mirada sin abandonar nunca la de Edward.

— Edward— comenzó tan pronto como la puerta se cerró detrás de ellos, —Yo…

— Dios, Bella.

Ella sintió las lágrimas brotar. Oh, Dios, él la odiab a.

— Lo siento, nunca debí permitir…

Pero él rápidamente se quitó su camisa, y luego dejó caer sus pantalones al suelo. Tan pronto como se quitó sus
boxers, ella vio que su polla estaba erecta y orgullosa.

— Te deseo tanto— La besó con una intensa pasión, moviendo sus labios en los suyos, su lengua conduciéndose en
su boca abierta en una invasión insistente pero tierna. Succionó su lengua mientras la bajaba sobre la cama, y luego
se cernía sobre ella. Su polla se deslizó a lo largo de sus muslos. Ella lo agarró y lo dirigió hacia su apertura. Él se
enfundó de un solo golpe.

— Oh, sí, Edward. Sí.

Él retrocedió y luego se volvió a meter duro y profundo. Ella jadeó. Su dura verga, se clavaba en ella una y otra vez,
conduciendo su excitación más y más alto. Una felicidad cegadora se disparó a través de ella y gimió un alegre
orgasmo. Edward se tensó y gimió cuando la acompañó en el clímax.

Bella se despertó con la sensación de algo haciéndole cosquillas en su nariz. Abrió los ojos para ver la piel oscura y
bronceada del pecho de Edward y su vello rizado que cosquilleaba en su nariz. Sus cálidos brazos la rodeaban,
sosteniéndola firmemente a su cuerpo, y se sintió segura y protegida.

La brillante luz del sol llenaba el cuarto y sabía que sería un día fabuloso. Ella giró su cabeza y besó su cuello.

— Buenos días— dijo él con una voz chirriante, de mañana.

— Mmm, seguro que lo son.

Ella besó su pecho, disfrutando la sensación de su piel caliente bajo sus labios. Él acarició su pelo cuando ella lamió
su apretado pezón.

— Tanto como me gusta lo que estás haciendo, siento que debería indicar que nos perderemos el desayuno… y sé
cuánto adoras el desayuno.

Ella echó un vistazo al reloj. Las diez y diecisiete. El restaurante dejaría de servir el desayuno a las once

Él tenía razón. Realmente adoraba el desayuno. Sobre todo cuando era otro el que lo hacía.

Si se daba prisa, podría posiblemente tomar una ducha, vestirse, y llegar al restaurante a tiempo para ordenar un
desayuno sobrándole unos minutos.

Por otra parte… ella acarició su mano hacia abajo por el estómago de él, sobre sus definidos abdominales. Sintió que
su polla se movía contra ella y sus entrañas dolieron. Había otras cosas que le gustaban mucho más.

Se deslizó hacia abajo y se burlo de la punta de su delicioso pene, con su lengua.

— Te propondré un trato— Lo lamió otra vez, y luego rodeó sus manos alrededor de su eje. —Pasaremos otros diez
minutos en la cama, luego tú bajarás y me pedirás el desayuno, mientras termino de arreglarme.

Sabía que Edward podía ducharse y vestirse en quince minutos. Tragó su glande en su boca, girando su lengua
alrededor de su carne sensible una y otra vez.

— Esto es absolutamente…— él gimió —…un trato.

Edward caminó fuera entre la brisa fresca, envolvente, con el sonido del océano lamiendo la orilla. Aspiró el aire de la
mañana y sonrió.

El paraíso.

La anfitriona lo condujo a través del patio de piedra a una acogedora mesa redonda cerca de la pared baja de
jardineras que estaban llenas de coloridas plantas tropicales que bordeaban el restaurante al aire libre. Miró más allá
de las exóticas flores rojas a la impresionante vista del turquesa océano que había abajo. A la derecha, una escalera
de piedra llevaba a los niveles más bajos del patio, también de piedra, con paredes similares todo el camino hasta la
playa, a unas veinte yardas más abajo. Él se sentó y observó a una pareja en la playa corriendo hacia el brillante oleaje,
esperando que Bella terminara su ducha y le encontrara en el restaurante. La anfitriona dejó dos menús en la mesa y
llamó a una camarera para que le sirviera el café. Cuando llegó, pidió el desayuno en seguida, y luego se recostó para
disfrutar de su café.

— ¿Puedo acompañarte?

Alzó la vista para ver a Tanya de pie frente a él, con su mano apoyada en el respaldo de la silla. El sol relucía en su
largo pelo rubio.

Llevaba un vestido blanco que se ajustaba perfectamente sobre sus pechos y luego fluía en una amplia falda que
ondeaba con la brisa suave, dejando atisbos ocasionales de sus delgados muslos.

Vaciló, y ella usó la oportunidad para llevar la silla más cerca de él y sentarse.

— Sólo quería dejarte saber que quería decir todo lo que dije anoche.

— Tanya, te lo dije… estoy enamorado de Bella. Le he pedido que se case conmigo.

— Y ella no te ha respondido todavía— Ella se estiró a través de la mesa y tomó su mano, mirándole con sus grandes
ojos azules. — ¿Sabes cuál sería mi respuesta?

Él tiró su mano fuera de su alcance.


— Ahora, pero, ¿qué cuando te pregunté la última vez?

— Estaba confundida. No sabía lo que realmente quería, y lo he lamentado todos los días desde entonces. He hecho
un montón de examen de conciencia desde entonces, y ahora…

— Ahora sé lo que realmente quiero, y es a Bella— ante la expresión de angustia en sus ojos, le tomó su mano de
nuevo. — lo siento, Tanya. No quise hacerte daño, pero estoy enamorado de Bella. Y tú… creo que sólo te estás
sintiendo desequilibrada. Me estas buscando, porque te sientes a salvo conmigo. Tengo que admitir que tuvimos un
montón de buenos momentos…—

Sus dedos se cerraron alrededor de los suyos.

— No, Edward — sacudió su cabeza. —Realmente te amo.

— Tanya…

— Lo sé. Apesta que venga y te diga esto ahora, sé lo loco que debe parecer, pero si no te lo dijera… si yo ni siquiera lo
intentara… entonces siempre lo lamentaría. Tendría que vivir cada día sabiendo que perdí mi oportunidad de una
verdadera felicidad— Ella apretó su mano. —Edward, ¿no piensas que si Bella realmente te amara… no estaría
aplazando la respuesta? Si ella realmente te amara, ¿no se arrojaría directamente en tus brazos y…?

— Eso es exactamente lo que tú hiciste. Aplazaste la respuesta.

— Sí, pero eso fue porque no estaba segura de mis sentimientos. Lo admito, me asusté, pero perderte me hizo darme
cuenta del mucho equipaje que yo llevaba alrededor, y ahora sé lo tonto que fue. Escucha, Edward, la última cosa que
quiero hacer es venir aquí y estropear tu nueva relación, pero cuando tu hermana me dijo que Bella no aceptó tu
propuesta, sólo esperé que fuera un signo de que tú y yo estábamos destinados a estar juntos, y tuve que venir a aquí.

— Si la respuesta es la correcta, será lo mismo una semana más tarde, o un año.

La incertidumbre avanzó lentamente por él. Si Bella realmente le amab a, ¿por qué no le hab ía dicho que sí enseguida?
¿Y si ib a a creer que Tanya lo amab a, con cuál mujer querría realmente pasar su vida?

Conocía a Tanya. No era una persona manipuladora. Ella realmente creía que lo amaba.

Y tal vez lo hacía. Un dolor se clavó en él. La había amado tanto tiempo…

Pero ahora tenía a Bella. Y Tanya no tenía a nadie. Era probable que estuviera confundiendo su soledad con amor. Se
estiró a través de la mesa y corrió su dedo a lo largo de su mejilla en una suave caricia.

— No te preocupes, Tanya. Encontrarás a alguien.

— ¿Edward?

Miró alrededor para ver a Bella observándolos, su castaña mirada fija en sus manos entrelazadas, luego la mirada
suave, cubierta de humedad de los ojos azul mar de Tanya.

En el momento que Bella había entrado en el restaurante de la terraza, divisó a Edward en la mesa y se dio cuenta de
que la bonita pareja mirándose fijamente a los ojos como dos amantes fieles eran Edward y su "llamada" amiga. Su
estómago se había apretado, como si estuviera agarrado en un puño de hierro. Durante un momento, solo miró
fijamente. Entonces Edward había acariciado la mejilla de la mujer, tiernamente, con una suavidad en sus ojos que
rompió a Bella. La negación corrió por ella, pero no podía hacer caso omiso de las pruebas indiscutibles que tenía
delante.

Incluso ahora, cuando los dos la miraron, sus manos permanecieron entrelazadas. La otra mujer la miró y tuvo la
decencia de parecer culpable. Soltó la mano de Edward.

— Voy a… uh… dejar que ustedes tomen el desayuno— dijo Tanya, mientras agarraba su bolso del suelo al lado de su
silla y se ponía de pie, su espalda rígida. Se giró y se alejó a través del patio, luego subió la escalera hacia el hotel.

Bella se quedó mirando a Edward.

— Se veían muy acogedores.

Edward mantuvo su mirada fija en Tanya cuando ella desapareció en el hotel y se reenfocó en Bella.
— No es lo que piensas.

La cólera se encendió a través de ella y sus manos formaron puños en sus costados.

¿Qué clase de tonta se pensab a que era? Los dos se habían sentado allí, al aire libre, de la mano, interpretando un
papel todo acaramelado. Los había visto. Cualquiera en la terraza los había visto.

— ¿Entonces qué demonios ha sido esto?

La espalda de Edward se puso rígida.

— Tanya es una amiga. Está pasando unos momentos difíciles ahora mismo.

— No me digas. Acaba de romper con alguien… y voló directamente hasta aquí para contártelo.

— Sé que parece una coincidencia que ella esté aquí…

— ¿Tú crees? —Cruzó sus brazos. — ¿Es una coincidencia?

Él respiró hondo y suspiró.

— Bella, por favor, siéntate.

Miró a su alrededor y se dio cuenta que la gente la miraba. Se movió a la silla que estaba frente a él y se hundió en ella.
Aún estaba caliente por la presencia de la otra mujer.

Su corazón dio un vuelco. Justo cuando había comenzado a creer que Edward la aceptaba por quién era.

— Es una antigua novia, ¿verdad?

Su boca se apretó en una línea fina. La miró y asintió.

— ¿Qué tan seria fue tu relación con ella?

— Bastante seria.

Con su pecho oprimido recordó el momento cuando habían visitado a su hermana, Jane, y ella le había dicho a Bella
que Edward había estado esencialmente comprometido unos ocho meses antes de que la hubiera conocido. ¿Le
hab ía dicho el nomb re de la mujer? ¿Melody? ¿Marion? O…

— Es ella a la que pediste que se casara contigo, ¿verdad?

Sus cejas se juntaron.

— ¿Cómo sabes sobre…?— Suspiró. —Jane.

Ella asintió con la cabeza. Oh, Dios. Era ella. Los dedos de Bella tocaron nerviosamente la taza vacía que había delante
de ella.

— Tanya rompió con el tipo con el que había estado saliendo— dijo Edward. —Jane le dijo donde podía encontrarme.
Pero Bella…

— No tengo que oír nada más. Lo entiendo perfectamente.

Edward miró la mezcla agitada de emociones que pasaron por los ojos de Bella. No sabía que decir para tranquilizarla.
No le gustó su manera de confrontarlo, pero aguantó su impaciencia. Estar enfrente de un antiguo amor, lanzaría a
cualquier novia fuera de quicio.

No es que fuera el novio de Bella… aún

— ¿Dormiste con ella anoche?— exigió Bella.

Sus palabras picaron. Había hecho todo bien. Anoche, frente a la mujer de la que había estado enamorado una vez,
una mujer de la que había estado seguro de que era su alma gemela, se había enfrentado a la tentación y había
elegido a Bella. Sin embargo, aquí estaba ella sentada, acusándole injustamente.

— Anoche, tú tuviste sexo con dos hombres directamente delante de mí. ¿Qué derecho tienes a estar enfadada
conmigo?

Sus ojos se ensancharon. Él se puso de pie y se alejó, tratando de ignorar su expresión golpeada.
*Chapter 9*: Chapter 9
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer, yo solo me divierto con ellos.
La historia tampoco me pertenece, yo solo la adapto y su Original le pertenece a Opal Carew

N/A: Hola Chicas, aqui les traigo este nuevo capi de Six... este es un capi que verán viene con todo... espero que
tengan un segundo par de bragas porque la necesitaran... así que las dejo con el capi...

O0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

Bella observó a Edward irse. Tenía un dolor en su pecho y le era difícil respirar. Sus palabras sonaban severamente en
su cabeza.

Eres una arrastrada. Una puta que jode a dos homb res delante de mí. ¿Quién demonios eres tú para decirme con quién
puedo o no follar?

Esa podrían no haber sido sus palabras exactas, pero es lo que había querido decir. Por lo menos no la había
golpeado. Cuando Jacob había reaccionado después de esa noche con él y su compañero de cuarto… sus palabras
exactas permanecieron grabadas en su cerebro.

¡Maldita puta! Él la había apoyado contra la pared con sus ojos ardiendo sobre ella. ¿Qué fue esa mierda de follar
conmigo y con mi compañero de hab itación anoche?

Se había inclinado sobre ella con una mueca cruel. Pensé que eras una mujer normal. No una guarra. La había
golpeado en la cara y la había arrastrado físicamente por el cuarto, y luego la empujó por la puerta. Su brazo se había
golpeado contra el marco de la puerta cuando la había echado, dejando una fea herida, y había aterrizado sobre su culo
en el vestíbulo.

Él había cerrado la puerta en su cara.

Se estremeció ante el intenso recuerdo. Podría haber sido peor. Su cabeza apenas había evitado romperse contra una
mesa de roble que había en el pasillo del apartamento.

Salió corriendo con las lágrimas surcando por su cara mientras aspiraba un profundo, temblando. Al igual que Jacob,
Edward había disfrutado la noche anterior. Y la había visto, sintiéndose excitado por la vista de ella con Garret, Jasper y
Rosalie, luego la había tomado con una apasionada lujuria.

Como siempre, sin embargo, al llegar el nuevo día, un hombre podía encontrar una nueva perspectiva para las cosas.

Excepto Jasper, Garret y Emmett. Con ellos, podía ser ella misma. La querían tal y como era.

— Hey. ¿Qué tal te va?

Emmett, vestido con una camisa beige claro y oscuros pantalones cortos caqui, se sentó enfrente de ella.

La brisa movió su pelo, y un mechón negro onduló sobre su frente. Sus labios llenos se levantaron en una sonrisa,
pero tan pronto como ella levantó su cara y lo miró fijamente, su sonrisa bajó y la preocupación oscureció sus ojos
grises.

— ¿Qué está mal, chica de ensueño?

Ella apartó los pensamientos de Jacob y su trato cruel.

Eso fue entonces y esto es ahora.

— Tuve una discusión con Edward. Él…— Su garganta se apretó.

— Esto es por su amiga… ¿Tanya?— preguntó Emmett.

Ella asintió con la cabeza. Eso es lo que había comenzado todo.

— No es sólo su amiga— explicó Bella. —Ni siquiera solo una ex novia— ella jugueteó con la cucharita que había al
lado de la taza sobre el mantel blanco prístino. —Él quería casarse con ella.

Emmett silbó.
— ¿Así que ella está aquí para continuar donde lo dejaron?

— Así es.

— ¿Te dijo él esto?

Ella apretó sus labios.

— Lo negó.

Él asintió con la cabeza y colocó su mano en la suya. La sensación de su caliente gran mano envolviendo la suya, fue
reconfortante.

— ¿Se ha terminado entre ustedes dos?

— Espero que no…— aspiró un aliento, tratando de calmarse, —…pero se fue lejos y…— las lágrimas la vencieron.

Emmett tiró de su silla más cerca de la suya y acarició su pelo.

Maldita sea, odiaba verla así. Dañada y vulnerable.

— Yo…— ella esnifó y tomó la servilleta de papel de debajo del tenedor y se sonó la nariz. —No te dije ayer esto…— se
sonó la nariz otra vez. —Edward me propuso matrimonio. Hace dos semanas.

— ¿Así que es tu prometido?

— No exactamente. No le he respondido. Le dije que no le contestaría hasta después de las vacaciones.

Él tomó su mano y le dio un beso rápido, y luego le sonrió.

— Supongo que fue porque querías romper conmigo antes de aceptar. Después de todo, estuviste de acuerdo en
casarte conmigo— Eso había sido una broma que ellos habían tenido en la universidad; la promesa de que si ninguno
de ellos se había casado cuando tuvieran cuarenta años, se casarían uno con el otro.

Él suspiró para dar más efecto.

— Ah, bueno, ya que has elegido claramente a otro tipo sobre mí, tal vez podría echarte una mano seduciendo a esa
mujer, Tanya, poniéndola lejos de él. Hacer el amor con otra mujer bella es un trabajo penoso, lo sé, pero estoy
dispuesto a hacerlo por ti.

Sus labios se curvaron en una sonrisa con su tono humorístico.

— ¿Estás tratando todavía de devolvérmelo por haber pasado ese tiempo distrayendo a Riley Biers en la fiesta de
Halloween para que pudieras hacer tus movimientos sobre Bree Tanner?— Sonrió ella. —Todavía recuerdo tus ojos
desorbitados, cuando la viste con ese pequeño traje de gato.

Él sonrió abiertamente.

— Buen intento, pero los dos sabemos que fuiste tras de Riley por tus propios motivos. Y para que conste, no necesito
ninguna ayuda para atraer a las damas.

— Bueno, eso es cierto. Si decides ir detrás de Tanya, sé que ella no tendrá ni una oportunidad.

Su sonrisa se desvaneció y ella se miró las manos. Obviamente amaba a ese tipo, Edward.

— Bella, ¿por qué esperar para contestar a la propuesta de Edward?

— Porque… yo…— suspiró. —No dejo que la gente vea este lado de mí en mi vida habitual. El lado abierto, sin
inhibiciones. Al menos, no otra vez.

Sus dientes se apretaron juntos. Podía sentir una cantidad de increíble dolor escondido detrás de esas palabras.
Alguien la había herido. Mucho.

— Yo quería que él me viera aquí… de la forma que soy. Que supiera esto…— Su voz se quebró y ella respiró hondo. —
Que él me aceptara…

Él apretó su mano.
—Chica de ensueño, cualquier tipo que no te adore exactamente por lo que eres, no te merece. No dejes que nadie,
Edward o el imbécil que obviamente te hizo daño… — Su mirada fija se clavó en sus ojos ante sus palabras —…te
hagan pensar menos de ti misma— llevó su mano a su boca y la besó tiernamente. —Eres una mujer vital, atractiva,
maravillosa. No olvides eso nunca.

Bella dejó que el sonido de las olas la calmara, mientras el cálido sol calentaba su piel. Un cielo azul se extendía por
encima y la blanca arena los rodeaba. Ella empujó su sombrero de paja hacia atrás y rodó sobre su acolchada butaca
mirando como el pecho de Emmett subía y bajaba. No podía saber si estaba despierto o no detrás de las gafas
oscuras que llevaba. Le acarició con un dedo el pecho, a través del vello rizado del centro, sobre su estómago, y luego
frotó ligeramente su ombligo.

— ¿Sí?— Él estiro la palabra en una larga y perezosa pregunta.

Ella sonrió cuando volvió su cabeza hacia ella.

Emmett era un cielo. Había notado que ella había llevado su bolsa de playa con ella a la mesa y le había sugerido que
le acompañara a nadar en el océano. Poco después habían vuelto a las tumbonas y se habían secado, un camarero
había aparecido con una cesta de picnic y habían extendido una manta. Se habían deleitado con bocadillos de huevo y
beicon, con un termo de café y con fruta fresca. Se había perdido el desayuno, y él lo había sabido, por lo que había
arreglado uno para ella. Emmett el típico observador.

Había hecho todo lo posible para poder distraer su mente de los problemas con Edward y casi había funcionado.

— Hemos estado al sol un tiempo e incluso con el protector solar de cuarenta y cinco, creo que es mejor regresar—
sugirió ella.

Él levantó una ceja.

— ¿Realmente quieres volver?

Era de sentido común, pero realmente no lo quería.

El agua y el aire fresco calmaban su alma.

— Bueno…

— Si solo quieres escaparte del sol, conozco un buen pequeño sitio… aislado… con una cascada.

— ¿De verdad?

Se levantó y le ofreció su mano. Ella la tomó y tiró para ponerse de pie, luego tomó su bolsa de playa, y caminó con sus
sandalias, siguiéndole a través de la blanca arena fina. La llevó a donde la playa se encontraba con el follaje salvaje, a
lo largo de un camino que cruzaba debajo de altos árboles. Tan pronto como entraron en la sombra, su piel se
refrescó.

No habían ido muy lejos cuando oyó el sonido de agua corriendo. Un momento después, atravesaron unos arbustos
espesos y ante ella había una magnífica cascada, de aproximadamente seis metros de alto, que manaba de una pared
de rocas y caía en una piscina esmeralda. Emmett tomó su mano y la llevó al borde del agua.

— Es seguro nadar aquí— le aseguró.

Ella sonrió con malicia y se desabrochó la parte de arriba de su bikini y lo dejó caer en el suelo cubierto de hierba a sus
pies.

— Ah, así que va a ser así, ¿verdad?— dejó caer su bañador en el suelo.

Parecía que su polla, semi erecta, se hinchaba mientras jugaba con la parte de abajo de su escaso bikini floreado. Ella
metió los dedos en la parte delantera, los rizos de su pubis le hicieron cosquillas en sus yemas, y luego los movió
hacia sus caderas, mirando como su polla se levantaba mientras su mirada seguía el movimiento de sus dedos. Ella
tiró del elástico y se meneó para quitárselo, dejándolo caer hasta sus tobillos. Empezó a quitarse las sandalias y salió
de la parte inferior de su bañador. Los dedos de sus pies se rizaron en la fría hierba que había debajo.

Allí, de pie, mirándolo totalmente desnudo se sintió diabólicamente malvada. Él dio un paso hacia ella y ella sonrió,
luego se rió y se zambullo en el agua. Se lanzó tras ella.
El agua estaba fría y era refrescante contra su piel. Ella nadó hasta el pie de la cascada y agarró el borde de la profunda
repisa formada por rocas grandes y planas que había detrás, disfrutando de la sensación vigorizante del agua fría que
caía sobre su pelo y cara.

Emmett se tiró sobre la repisa, y luego agarró su mano y la sacó del agua, directamente a sus brazos. Sus senos se
apretaron contra su sólido pecho cuando sus brazos apretaron alrededor de ella, y tomó su boca en un apasionado
asalto. Se derritió contra él, su cuerpo zumbando por la necesidad. El agua caía sobre un lado de su cuerpo, y los llevó
más cerca de la pared de roca, hasta que estuvieron totalmente detrás de la cascada. El mundo se convirtió en una
neblina borrosa detrás de la cortina de agua.

— Emmett, esto es absolutamente hermoso.

Él le acarició las hebras húmedas de cabello fuera de su cara, y se las metió con ternura detrás de su oreja.

— Sí, lo es. Casi tan hermoso como tú.

Podía ser una frase cursi, y un cliché de la forma en que salió, pero todavía hizo que su corazón se convirtiera en
papilla.

Se inclinó hacia él y le ofreció su boca otra vez, la cual él inmediatamente capturó. Sus labios fríos y húmedos, se
sentían bien sobre los de ella. Le acarició con su lengua más allá de ellos, y se arremolinó dentro de su boca,
enredándose con la suya en una apasionada danza.

Su mano viajó sobre su cadera, hasta sus costillas y luego se deslizó sobre el costado de su pecho.

Se movió un poco hacia atrás para darle acceso y casi se quedó sin aliento cuando una mano tibia cubrió su carne fría
y necesitada. Su pezón, se puso firme, apretando contra su mano. Él lo acarició, luego se inclinó y lamió el brote con la
lengua. Cuando lo llevó al calor de su boca, ella jadeó. Su otro pezón quería… ¡Ah!, el pulgar pulsaba sobre este y le
dolía de placer.

Su mano encontró el camino hacia su estómago y sus dedos se envolvieron alrededor de su caliente y dura polla. Él
bebió a lengüetadas de ella, mientras ella acariciaba arriba y abajo su eje, que se sentía como piel de cabritilla
extendida sobre hierro caliente. Sus manos fueron alrededor de su cintura mientras su boca trabajaba en un pezón,
luego al otro hasta que ella estuvo jadeando para atrapar el aire. Ella inclinó su cabeza hacia atrás, a la corriente de
agua, y abrió la boca, luego se inclinó hacia delante y se arrodilló delante de él. Chupó la punta de su pene en su boca
llena de agua, rodeándole con agua fría.

— Ah, cariño.

El calor de su boca calentó el agua… y a él. Ella soltó el agua y lamió su polla de la base a la punta, y luego lo tragó
entero. Relajó su garganta, tomándole profundamente, después succionó y exprimió.

— Oh, sí. Oh, amor— sus dedos se enredaron en su pelo mientras ella bombeaba su cabeza arriba y abajo de su
delicioso pene. Su mano libre acarició sus pelotas, luego se deslizó sobre su firme culo, tirándole más cerca de ella.

— Cariño… realmente estoy cerca…

Ella chupó más duro y él se tensó, el líquido caliente palpitó entonces en su boca.

Se arrodilló junto a ella y la ayudó a bajar hasta que estuvo estirada sobre la repisa, una pierna echada sobre el borde,
el agua corriendo sobre ella. Emmett se inclinó hacia delante y lamió con su lengua la caliente y mojada raja. Lamió
toda su longitud, y luego acarició su clítoris con la punta de su lengua. Luego la lamió otra vez, esta vez terminando con
una espiral diminuta sobre su clítoris.

Mientras el agua caía sobre su pierna y sus manos se arremolinaban sobre su cuerpo -los picos de sus pechos, su
estómago plano, la curva de sus caderas, y luego de regreso a sus pechos- el calor se acumuló dentro de ella,
palpitando y burbujeando. Succionó su clítoris y el placer provocado hizo que se encendiera al rojo vivo.

Ella agarró su cabeza.

— Sí. Así.

Sus dedos se deslizaron dentro de ella mientras tiraba y chupaba en su clítoris. Un orgasmo se apoderó de ella como
un maremoto. Tomó aire, y luego arrojó un gemido largo y persistente.
Mientras yacía allí, el agua corriendo por un lado, y las fragantes flores que llenaban el aire de dulzura, abrió sus brazos
para Emmett. Se cernió sobre ella y la besó. Su dura polla rozó su muslo y la quiso dentro de su vagina. Lo agarró y tiró,
pero él se rió.

— Cariño, no estoy seguro de que esto funcione aquí. No hay mucho espacio.

La forma de la cornisa de rocas se estrechaba en algunos sitios, sería poco fiable encontrar una posición estable, pero
ella tiró de él hacia delante, y presionó su polla sobre su coño. Él empujó hacia adelante, pero con su primer empuje
fuerte, su rodilla bajó y cayó de lado al agua, llevándola con él. Ella aspiró el aire cuando el agua fría los rodeó, antes de
que cayera por debajo de la superficie. Sintió que sus brazos la agarraban y que tiraban de ella hacia él. Tan pronto
como su cara asomó en la superficie, tomó aire, y luego estalló en una carcajada. Su risa se unió a la suya cuando él la
atrajo hacia sí con un brazo mientras que con la otra mano agarraba el borde de la repisa, besándola después
profundamente.

Ella echó un vistazo alrededor del claro tranquilo al lado opuesto de la piscina, desde donde su bolso y sus trajes de
baño estaban abandonados, se dio cuenta de una gran roca justo a la altura perfecta para sentarse.

— Vamos ahí— sugirió ella.

Se apartó de la repisa y nadó hacia la orilla, Emmett directamente detrás de ella.

Salió del agua por una estrecha franja de arena, tal vez de dos metros en su parte más ancha, y cerca de tres veces
mayor de largo, pegada a la orilla del agua.

La arena caliente, fina, se aplastó entre los dedos de sus pies. Agarró la mano de Emmett y corrió hacia la roca,
riéndose. Se sentía tan despreocupada y feliz.

Emmett se sentó y la tiró sobre su regazo, su boca ávidamente explorando la suya. Su polla, marchita por su choque
con el agua fría, se puso rígida contra su muslo. Ella empujó su lengua en su boca y pulsó dentro y fuera, tal como
deseaba que su polla le hiciera. Apartó su boca y le sonrió, mientras se deslizaba hacia abajo por su cuerpo.

— Este tipo necesita un poco de persuasión— dijo mientras rodeaba sus dedos alrededor de su pene semi erecto.

Lamió su cabeza, y arremolinó su lengua alrededor de la corona, y luego la dobló bajo la cresta. Se zambulló, hacia
abajo en él, tragándolo hasta la empuñadura y succionó.

Se hinchó en su boca hasta que estuvo totalmente erguido y listo para funcionar. Ella lo soltó y sonrió ampliamente. Se
puso de pie y se movió a sus brazos, pero él la hizo darse la vuelta.

— Sería una lástima perder una vista tan hermosa— dijo mientras la dirigía hacia atrás.

Deslizó su mano hasta la mitad de su espalda y la presionó, inclinándola hacia delante.

Ella sintió que su polla apretaba contra su raja por detrás, y luego se deslizó en ella mientras la ponía en su regazo, su
polla grande y gruesa estirándola. Con una embriagadora sensación de plenitud, ella la abrazó fuerte dentro de ella.

— Oh, chica de ensueño. Haz eso otra vez— Cuando sus manos cubrieron sus pechos, ella accedió a su petición,
apretando sin piedad en su interior. Él gimió. Un chasquido agarró su atención y echó un vistazo al otro lado de la
piscina, pero perdió el interés cuando Emmett bromeó con la punta de sus dedos sobres sus pezones. Las calientes
sensaciones corrían desde sus pezones hacia su vagina, chocando con el intenso placer que ya palpitaba allí.

Se movió un poco en el regazo de Emmett y su polla se movió dentro de ella en una caricia erótica. Un destello de color
en el follaje atrajo su atención, pero Emmett envolvió sus manos alrededor de su cintura y la levantó, y luego la bajó,
sacando su polla un poco, y luego conduciéndola en su interior de nuevo. Ella se levantó arriba y abajo, con la ayuda de
sus manos para mantener su equilibrio, y echó la cabeza hacia atrás y gimió por el exquisito placer de la gruesa y dura
polla acariciando sus paredes interiores.

Se sentía como si estuviera siendo observada y su mirada recorrió la orilla opuesta.

¿Hab ía alguien allí? ¿Mirándola? ¿Viendo como Emmett dirigía su polla dentro de ella?

Enrojeció de calor ante la idea.


*Chapter 10*: Chapter 10
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer, yo solo me divierto con ellos.
La historia tampoco me pertenece, yo solo la adapto y su Original le pertenece a Opal Carew

N/A: Hola chicas, aqui les traigo un nuevo capi de six, disculpenme la tardanza con el capi pero es que he estado full
con todo... pero aquji les traigo la actu las adoro espero que no me abandonen.

O0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

Las manos de Bella se deslizaron hacia sus pechos y tiró de los pezones, jugueteando con ellos hasta que las areolas
se endurecieron y ardieron. Se movió hacia abajo sobre Emmett y se apretujó contra él, enterrando su polla más
profundo en su interior. Se quedó quieta entonces, apretando sus músculos internos alrededor de él.

Mientras miraba en dirección al follaje a su alrededor, esperando entrever a alguien por ahí, se lamió los labios y sonrió
seductoramente a quien sea que pudiera estar observando, luego humedeció sus dedos en su boca y los pasó por su
pezón.

Ella presionó su cabeza hacia atrás contra Emmett, luego se restregó contra su cuello.

— Creo que alguien nos está observando— ella dijo, lo suficientemente alto para que alguien al otro lado del estanque
la pudiera oír.

— ¿De veras?— Él acarició su cuello y deslizó una mano para juguetear con su otro pezón.

— Deberían acercarse para ver mejor.

Ellos. Así que Emmett ya los había visto o quizás oído.

El follaje crujió y un hombre de largos cabellos ondulados de tono castaño oscuro entró en el claro, seguido por otro
hombre con cabellos cortos, puntiagudos y también castaños pero con toques de color caramelo. Los dos parecían
tener veinte y tantos años y ambos eran apuestos.

Los dos sonrieron tímidamente.

Ella sonrió en respuesta mientras entrelazaba sus dedos con los de Emmett para después guiarlos hacia arriba y
ahuecar sus pechos. Sus invitados observaron con ávido interés y uno sacó su erección de sus pantalones azules para
comenzar a acariciarse. Ante el atrevimiento de su amigo, el otro lo imitó.

Emmett deslizó su mano hacia abajo, deshaciéndose de los dedos de Bella, y acarició por debajo de sus pechos,
entonces los levantó, apuntando hacia los otros hombres.

La vista de sus hambrientas miradas la excitó inmensamente. Se acarició la punta de sus pezones mientras
imaginaba a los hombres tocándola, acariciándola.

— ¿Por qué no se acercan y se unen a nosotros?— ella dijo enviándoles la más seductora de sus sonrisas.

Tan pronto como las palabras salieron de su boca, el más atrevido de los dos se lanzó al agua y nadó hacia ellos. Con
los ojos muy abiertos, su amigo vaciló. Bella soltó una risa.

— Espera. Hay algunos condones en mi bolso. Ahí, en el bolsillo del cierre sobre el costado.

Él abrió el cierre, sacó la bolsa con media docena de condones que ella guardaba para emergencias, luego lo metió
en su bolsillo y se zambulló en el agua. Ella sabía que todos en el grupo estaban sanos —siempre se examinaban
antes del viaje anual— pero no estaba segura con respecto a esos hombres. En cuestión de un momento, los dos
hombres estuvieron frente a ella, goteando. Ambos estaban en forma y eran musculosos, con rostros guapos. El más
audaz, el de la cabellera hasta los hombros, tenía una pizca de azul cielo en los ojos, mientras que el otro tenía una
sonrisa torcida que encendía sus verdes ojos con destellos dorados.

Ella ofreció su mano al último y el hombre dio un paso hacia ella, echando una rápida mirada a su amigo. Ella tomó su
mano y la colocó sobre su pecho. Su piel estaba helada por el agua, lo que causó que su pezón ardiera mientras se
endurecía contra su palma. Como ella sospechó que haría, el otro hombre, que ya no necesitaba invitación ahora que
comprendía las reglas, dio un paso hacia delante y tomó su otro pecho.

Ella acarició el sólido pecho de ojos verdes, luego el bulto en su bañador a rayas marrón y blanco. Él sacó la bolsa de
condones de su bolsillo y luego se quitó su traje de baño. Ella agarró su ancha y ligeramente curvada polla.

Ojos azules, ahora desnudo, también, se acercó a su otro lado. Se inclinó y succionó su pezón con la boca. La mano de
ella se apretó aún más alrededor de la polla de ojos—verdes al tiempo que calor se disparaba a través de ella, desde
el pezón hasta su vagina. Apretó la polla de Emmett en su interior.

— Creo que debería dejar un poco de espacio para nuestros amigos— dijo Emmett, y la levantó, dejándola con una
sensación de vacío, entonces sintió la punta de su polla empujando en su entrada trasera para luego internarse con
soltura, lentamente.

La boca de ojos verdes se abrió asombrada, pero rápidamente recobró la compostura y se inclinó para lamer su otro
pezón. Al sentir ambos pezones dentro de tibias y húmedas bocas masculinas, sus párpados cayeron y gimió. La polla
de Emmett continuó empalándola, presionándola con lentitud, ensanchando su entrada a su paso.

— Eres tan sexy — dijo ojos azules. Succionó duro. Ojos verdes asintió.

— ¿Cuán lejos podemos…?— sus mejillas se encendieron. —Digo…

Ella sonrió y jaló su polla, acercándolo a ella. Levantó su boca y él se inclinó para besarla. Él presionó sus labios
indecisos al principio, luego deslizó su lengua en la boca de ella. Él sabía a menta fresca. La mano de su amigo se
deslizó por su estómago y vientre. Sus dedos encontraron su clítoris y lo acarició.

— Puedes entrar, si quieres— le entregó un condón de la bolsa, luego se giró hacia ojos azules. —Tú también— ella
sonrió y le entregó uno a él también. —Estoy segura de que encontrarán un modo de compartirme.

Ellos abrieron rápidamente los paquetes y se pusieron los condones. Ojos azules se adelantó y presionó su delgada
pero más larga polla hacia su entrada para después deslizarse adentro. La sensación de dos duras y calientes pollas
en su interior -Emmett en su trasero y ojos azules en su vagina- hizo que sus sentidos dieran vueltas. Se sintió tan
increíblemente colmada. Ojos azules empujó profundo en ella, luego se retrajo, entonces volvió a introducirse en ella.
Ojos verdes se veía un poco decepcionado, pero después de cuatro embestidas, su amigo se salió de su interior y
asintió en dirección a ojos verdes para que tomara su lugar.

Ojos verdes se introdujo en ella. No era tan larga como la de su amigo, pero era más ancha, estirándola con su
contorno. Embistió varias veces y luego se hizo a un lado para el otro hombre.

Ellos continuaron de ese modo, primero uno, luego el otro, embistiéndola mientras Emmett seguía dentro de ella,
simplemente llenándola, aunque a veces se movía enviándole temblores de excitación. Ojos verdes se introdujo en ella
de nuevo y embistió. Olas de placer pulsaron a través de ella. Cuando ojos verdes comenzó a retirarse, ella agarró sus
hombros y jaló para retenerlo. Aferrándose a él, tiró con fuerza hasta que estuvieron estrechamente unidos.

— Fóllame— ella murmuró en su oído. —Haz que me corra.

Sus brazos la rodearon y él se movió adentro y afuera, profundo… duro… llevándola más cerca del orgasmo. Emmett
movió sus caderas por debajo, empujando más hondo con embestidas cortas. Las sensaciones combinadas
explotaron en ella y gimió mientras un orgasmo hacía erupción en ella. Ojos verdes se tensó y luego latió en su interior.
Él se retiró, entonces ojos azules la penetró. Su larga polla empujó más profundo y empujó, conduciéndola a otro
orgasmo.

Emmett se movió a su vez y ambos hombres gruñeron al mismo tiempo. Ella jadeó y gimió su liberación.

Sus movimientos amainaron y pasado un momento, ojos—azules se retiró.

— Eso fue increíble— dijo él.

Ella le sonrió y la polla de Emmett se vio liberada cuando Bella se levantó. Cada hombre le dio un abrazo y besos
entusiastas. Al oír el sonido de aplausos, su mirada voló hacia la otra orilla para ver a dos hombres más
observándolos, sus pollas en la mano y amplias sonrisas en sus rostros.

— Oh, esos son nuestros amigos —dijo ojos verdes. —Deben haber venido a buscarnos.

Aunque acababa de tener dos fantásticos orgasmos, los pechos de Bella se tensaron y su vagina se contrajo de
necesidad.

— Invítalos— dijo ella en voz rasposa.


Ojos verdes sonrió ampliamente.

— Hey, vengan aquí —llamó ojos azules, ondeando la mano con entusiasmo.

Ellos se zambulleron en el agua y, apenas salieron, Bella agarró los condones y caminó hacia ellos. Dejó caer la bolsa
en el suelo, y acarició cada uno de sus pechos.

Uno era alto, de hombros anchos, y con la construcción de un jugador de football, su cabello rubio muy corto, mientras
que el otro era más delgado, pero musculoso, con cabellera roja y ondulada que caía hasta los hombros.

Ella se inclinó y besó a uno de los hombres, luego al otro. Se dejó caer de rodillas y deslizó su mano dentro del traje de
baño azul del hombre más pequeño y envolvió la mano alrededor de la helada carne de su dura polla para después
tragársela con la boca. El otro hombre dejó caer su traje de baño mientras veía los labios de ella alrededor de la polla
de su amigo. Ella succionó hasta que la polla en su boca estuvo dura como una roca. Luego se volvió hacia el otro,
quien ya estaba a medio camino de estar igual de duro. Como él mismo, su polla era ancha y se erguía alto. Aun
masturbando la primera polla con su mano, ella introdujo la punta de la gigantesca polla en su boca, preguntándose
cuánto de él podría tragarse. Mientras se hinchaba, continuó acariciando la polla del otro hombre para mantenerla lista.

Cuando ambas pollas estuvieron cerca de explotar, ella agarró dos condones de la bolsa y les entregó uno a cada uno.
Una vez que se los pusieron, ella se levantó y pasó las manos por el cuello del rubio —el que tenía mejor físico y la
polla más grande. Ella acomodó su polla contra su hendidura y presionó. Era inmensa y la ensanchó mientras entraba
lentamente. Ella se colgó de sus hombros y lo miró asombrada mientras su miembro la llenaba como ninguno lo
había hecho hasta entonces. Una vez que estuvo completamente adentro, él la envolvió con los brazos y la levantó. Ella
envolvió sus piernas alrededor de su cintura mientras se agarraba de su cuello, permitiendo que su polla entrara un
poco más profundo.

— Oh Dios mío, se siente increíble— Ella lo miró fijamente, con los ojos muy abiertos.

— Es cierto— dijo él sonriente.

Ella echó una mirada por encima de su hombro.

— Hay lugar para ti también— le dijo a su amigo.

Entusiasmado, él se puso detrás de ella y sintió su verga presionando contra su trasero y encontrando su entrada. Ella
presionó sus músculos hacia fuera para facilitar la entrada. El puso sus manos alrededor de ella y tomó sus pechos.
Jugueteó con sus pezones mientras que los dos comenzaron a embestir contra ella, despacio primero, luego con más
gusto cuando encontraron el ritmo.

— Oh, sí— La sensación de estar entre esos dos hombres… esos completos extraños… la excitó. Ellos la deseaban y
le estaban dando inmenso e intensamente erótico placer.

— Fóllenme. Rápido y duro.

— Oh, Dios, nena— El que estaba al frente de ella metió su polla aún más profundo en su núcleo.— Estás
condenadamente buena.

Ella lo exprimió, apretando sus piernas alrededor de él para que sus embestidas la presionaran más contra el duro
cuerpo a sus espaldas.

— Me voy a correr— dijo el que estaba detrás de ella.

El intensamente erótico conocimiento de que acababa de hacer que tres hombres se corrieran y que ahora otro
hombre estaba a punto de correrse también, envió renovada excitación burbujeando en su interior. Apretó la polla en su
vagina y, mientras la polla latía en su trasero, explotó en un orgasmo. La caliente polla en su vagina se liberó al mismo
tiempo y ella gimió mientras él gruñía. Los tres continuaron moviéndose mientras ella gemía en un largo y
tremendamente poderoso orgasmo.

Bella salió del ascensor y se encaminó hacia su habitación, preguntándose dónde estaría Edward. Empujó la tarjeta
llave en la puerta y entró en la habitación echando un vistazo a su alrededor. Edward no estaba ahí.

Si hub iese estado ahí, ¿hab ría adivinado él cómo hab ía pasado la tarde o al menos lo hab ría sospechado?

Su cuerpo se sentía arenoso, resultado de la sal y la arena que se habían apegado a ella después de haber nadado en
el mar y de haber follado con cinco hombres durante casi toda la tarde.
Dejó caer su bolso en el suelo y se encaminó al baño. Estiró el brazo y abrió el grifo para que el agua se calentase.
Luego desenvolvió el pareo fucsia de su cintura y lo dejó caer. Se sacó el traje de baño y se ubicó bajo la tibia lluvia,
dejando que la sal y la arena se deslizaran lejos de su cabello y piel. Se lavó el cabello con esmero y se limpió el
cuerpo con el gel de baño con esencia cítrica.

Se apeó de la ducha oliendo a limpio y fresco. Una vez que hubo terminado de secarse y peinarse el pelo, se envolvió
en una limpia y blanca toalla y salió hacia la habitación.

— Hola.

Edward estaba sentado en la silla junto a la ventana, con sus manos entrelazadas entre sus rodillas.

— Hola— dijo ella. Sus dedos se aseguraron de que la toalla estuviera bien sujeta.

— Te oí entrar —señaló él vagamente hacia la puerta intermedia, que estaba abierta.

El seguro de la puerta estaba abierto cuando ella entró pero no pensó en revisar y quería estar limpia antes de
encontrarse con Edward. Se estaba sintiendo un poco más que culpable por su encuentro en la catarata.

— Lo siento por lo de antes… sobre como actué…— dijo ella.

Él se levantó y se encaminó hacia ella.

— Está bien.

— Pero tenías razón, no tenía ningún derecho a estar celosa porque tuvieras sexo con tu ex…

Él se paró frente a ella y la miró a los ojos. Ella sintió lágrimas en los ojos mientras él la abrazaba y la empujaba más
cerca.

— No tuve sexo con Tanya.

Ella asintió, lágrimas cayendo por su cara.

—Vale —el alivio surgió en su interior. —Pero aún si lo hubieras hecho… o si lo haces mientras estás aquí… no tengo
derecho a…

Él levantó su mentón y encontró su húmeda mirada.

— Eso no va a suceder —la besó, sus labios tibios y suaves contra los de ella. Le sonrió. —De todos modos, esas
lágrimas tuyas me están contando otra historia.

— Estás siendo tan comprensivo, pero…— se secó las lágrimas. —No lloro por esto…

— ¿Qué ocurre, dulzura?

— Es… algo que hice —las lágrimas cayeron abruptamente de sus ojos otra vez. —Estaba tan ocupada acusándote de
engañarme que… yo te he engañado. Emmett, y yo sólo…

Él sonrió nuevamente y besó su nariz.

— Bella, para de preocuparte. Para eso estamos aquí. Tú y los otros en el grupo…

— Lo sé, pero…— ella se alejó de él y se sentó en el borde de la cama. —Estás bien con el hecho de que tenga sexo
con mis amigos en el grupo en nuestras vacaciones anuales, pero…

— ¿Pero…?— preguntó él mientras se arrodillaba frente a ella. Mientras la observaba, su sonrisa se desvaneció.—
¿Estás tratando de decirme que estás enamorada de Emmett?

¿Enamorada de Emmett?

— No, por supuesto que no.

Su sonrisa volvió.

—Entonces no me has engañado.


— No entiendes. Emmett y yo hicimos el amor bajo una catarata. Dos tíos nos vieron y entonces…

— ¿Sí?— sus ojos brillaron con interés. —Cuéntame más al respecto.

— Entonces, yo como que…— Diab los, ella no quería contarle aquello. No quería alejarlo de ella… no quería ver la cara
de disgusto que pondría, la que se convertiría en asco. Él asintió, dándole ánimos para seguir.

Ella apretó las manos juntas. Tenía que contarle.

— Los invité a que se nos unieran.

— Entonces, ¿estás diciendo…— empezó él lentamente,—…que invitaste a dos extraños a tener sexo contigo?

Ella asintió, esperando su ira y su disgusto.

— Bien, realmente tengo que entender esto. Así que tú y Emmett estaban teniendo sexo. ¿Estaban acostados o
sentados?

— Estábamos sentados. Emmett detrás de mí— Recordaba el rígido miembro de Emmett deslizándose dentro y fuera
de ella.

— ¿Y los otros hombres simplemente pasaban por ahí?

— Los vi parados cerca del agua y yo…— ella movió sus dedos nerviosamente.—Pensé que era muy sexy que
estuvieran tan excitados mirándonos.

Edward acarició con sus dedos hacia abajo, en su pecho, metiéndolos bajo la toalla, entre sus senos.

— Supongo que vieron tus hermosos, desnudos pechos— él maniobró con la toalla, liberando la esquina de la toalla.
La tela de felpa se deslizó lentamente hacia abajo, revelando el monte de sus senos.

Ante el tono seductor de su voz y el calor que emanaban sus ojos verdes, lo comprendió finalmente. Él estaba
excitándose con todo esto. Ella agarró el borde de la toalla, deteniendo su descenso.

— No entiendes. Hice el amor con completos extraños.

Él sonrió.

—Oh, sí que entiendo —se inclinó y metió su cabeza en la hendidura de su cuello.— Y lo encuentro extremadamente
sexy. Amo lo atrevida que eres.

— ¿Cómo puedes estar bien con esto?— preguntó ella.

Él la tomó de los hombros con gentileza.

—Bella, tu preocupación de que haga el amor con Tanya es válida. Estuve involucrado con ella una vez. Estuve
enamorado de ella, mientras que el sexo con esos hombres fue un acto casual y placentero— él besó su frente y luego
su cuello. —Un acto erótico y sexy que me excita de sólo pensar en ello.

Amor. Aún dolía saber que estuvo enamorado de otra mujer.

Él quitó sus manos del borde de la toalla y la abrió, entonces su boca envolvió su pezón. Los dedos de ella se
enredaron en su pelo mientras que el placer se elevaba en su cuerpo.

— ¿Emmett paró de hacerte el amor para observar?

— No.

Su lengua giró alrededor del duro e hinchado pezón y su mano descendió hacia sus muslos. Ella se aferró a su
cabeza.

—Él me lo hacía desde atrás mientras que los hombres se acercaban y acariciaban mis pechos, luego los chuparon
como lo haces tú.

— ¿Uno a cada lado?— él chupó su pezón al tiempo que apretaba el otro entre el pulgar y el índice.

— Oh, sí. Después Emmett se salió de mi vagina para meterse atrás.


Edward apretó más fuerte.

— ¿En serio?

— Entonces un hombre deslizó su polla en mi interior, mientras el otro hombre miraba— su mano descendió por el
duro estómago de Edward y sobre su increíblemente dura polla. —Entonces ellos intercambiaron… uno después del
otro. Primero uno embistió un par de veces y luego el otro.

— ¿Ambos te follaron mientras Emmett te follaba por atrás?— Su mano se deslizó entre sus muslos y acarició su
húmeda hendidura.

— Así es. Primero uno, luego el otro.

— ¿Sus largas pollas duras penetrándote?

— Así es. Entonces uno llegó al orgasmo.

— ¿Te corriste tú?

— Sí —asintió ella, concentrándose en las deliciosas sensaciones que la recorrían mientras los dedos de él
acariciaban en su hendidura, luego su clítoris, y después a lo largo de su húmeda entrada nuevamente. Ella agarró su
dura polla y la acarició. Arriba y abajo.

— Entonces el segundo se corrió. Y yo también. Otra vez.

— Oh, sí— gruñó él mientras ella apretaba su polla, y luego la acariciaba por debajo de la punta.

Ella se empujó a si misma de espalda sobre la cama, sus piernas muy abiertas, invitándolo. Él gateó sobre ella y
mientras él empujaba el glande hacia su entrada, ella dijo:

— Dos de sus amigos nos oyeron y vinieron para unirse a nosotros también.

— ¿En serio?— Edward había estado guiando su polla en su interior lentamente, pero cuando ella asintió, él la
penetró, empalándola con su erección. Ella jadeó ante la exquisita sensación de su polla ensanchando su pasaje. Él la
besó apasionadamente. —Entonces tuviste sexo con cinco hombres hoy. Al mismo tiempo.

— Así es.

Él se echó atrás y embistió de nuevo. El placer la recorrió.

— Una vez que Emmett y los otros dos me tomaron, fui hacia los otros dos hombres y chupé sus pollas. Uno de ellos
era impresionantemente inmenso. Apenas pude meterlo en mi boca.

— ¿En serio?

— Entonces me follaron por delante y por detrás al mismo tiempo— Aún podía recordar esas dos pollas deslizándose
adentro y afuera de ella. Especialmente esa polla gigantesca.

Edward apartó el pelo de su cara y la embistió con rapidez.

— Oh, Dios, eso es tan excitante—él la besó, su mirada buscando la de ella —Tú eres tan excitante.

Él la penetró más profundo y más rápido. Ella se agarró a él, dejándose llevar por una devastadora ola de placer. Gimió
cuando sus sentidos explotaron en una erupción de dicha.

Edward se tensó y gruñó, llenándola con blanco y caliente semen.

Se quedaron acostados uno en los brazos del otro, recuperando el aliento.

Así que Edward no estaba disgustado con ella, incluso cuando hizo el amor con cuatro extraños. Se preguntaba si en
verdad lo había hecho para ver hasta qué punto podía empujarlo. No conscientemente, por supuesto. Edward era un tío
espectacular. Él parecía apreciarla por lo que era, no sólo por el papel que jugaba en el día a día. Y él comprendía el
por qué ella se sentía incómoda con la idea de que se acostara con su ex novia. La mujer de la que él había estado
enamorado. Su corazón se estremeció. El hecho de que Tanya rompió con él, y no al revés, significaba que quizás…
¿Era posib le que él aún amara a Tanya? Si Bella no se apurab a y aceptab a su proposición, o quizás incluso si lo hacía,
¿consideraría él volver a Tanya?
*Chapter 11*: Chapter 11
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer, yo solo me divierto con ellos.
La historia tampoco me pertenece, yo solo la adapto y su Original le pertenece a Opal Carew

N/A: Hola chicas, disculpen la tardanza con los capis... es que he andado super full en la oficina y en casa y no me
deja tiempo para respirar... pero hoy les traigo triple actu de los fics... espero que en este capi no se asombren y
quería comentarles que recibí un RR un tato alterado de una chica que ni siquiera tiene cuenta en FF solo dejo su RR
como anónimo pero le respondere por aqui: Edto en una Adaptacion la historia no es mi original... si no te gusta no la
leas y punto... y si tienes algo que decir te invito a que te metas en mi perfil... ahi esta mi pin. mi WHATSAPP link de
mi FB y de el grupo a ver si te atreves a decirme algo... *kiki se altero* bueno nenas las dejo con el capi.. que lo
disfruten.

O0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

Emmett se inclinó hacia atrás en su silla y miró hacia la lujosa vista fuera de su ventana, enmarcada por palmeras.

Bella podría casarse. Y, juzgando por la preocupación que ella sentía por los sentimientos de Edward con respecto a
las actividades del grupo, una vez que se casara, probablemente no volvería. El pensar en ello le producía malestar en
el estómago. No podía aguantar la idea de no ver a Bella nunca más. No compartir secretos sobre sus vidas nunca
más. Nunca más tocar su lujurioso cuerpo, zambullirse en su suave entrada.

Su polla se endureció al pensar en meterse dentro de ella. Incluso cuando había pasado una excitante tarde de
actividades sexuales con ella, aún así no podía esperar la próxima vez en la que le haría el amor.

Pero era mucho más que sexo. Se preocupaba por ella. Amaba conversar con ella, compartir con ella. Tocarla, besarla.

Nunca había considerado llevar las cosas a la etapa siguiente, porque podría haberla asustado. Podría haberla
distanciado. Incluso podría haber dejado el grupo.

Ahora ya no era solo miedo, era una obvia posibilidad.

Al pensar en perderla, una dolorosa pesadez cayó sobre él.

¿Podría ser que estab a enamorado, o es que simplemente estab a asustado de nunca volver a verla? Demonios, ¿qué
haría ahora?

Un golpe sonó en la puerta. Bella se echó un vistazo en el espejo y estiró los costados de su vestido negro, luego
ajustó el nudo en la parte posterior de su cuello. Se encaminó a la puerta y la abrió.

—Hola— Ali estaba impresionante en su ajustado vestido violeta, su melena de rulos oscuros estaban peinados en un
moño sujeto en su nuca.

Emmett estaba a su lado, devastadoramente guapo en su traje negro.

—Hola, estamos casi listos, pasad — les hizo espacio para que pasaran. —Edward estará listo en un momento— ella
se dirigió a la puerta anexa en el interior y asomó la cabeza. —Ali y Emmett están aquí.

—Estaré ahí en un momento— dijo él. Estaba erguido frente al tocador, arreglándose el cabello frente al espejo. Lo
bueno de tener habitaciones anexas era que significaba dos baños, y dos duchas. Muy útil para cuando te arreglas
para salir.

Ali y Emmett se habían acomodado en el sofá en la sala común. Bella se sentó en el sillón frente a ellos.

—¿Así que Edward está emocionado por esta velada?— preguntó Ali.

Bella golpeteó los dedos contra el brazo de la silla.

—Creo que sí, pero estoy un poco preocupada sobre cómo convencerlo para que se una.

—Salir a tomar un par de tragos primero fue una buena idea. Estaremos en público, ninguna expectativa— dijo Emmett.

Ali sonrió.

—Y yo tengo una idea sobre cómo romper el hielo— Edward entró en ese momento, sonriendo. El corazón de Bella
latió con fuerza. Estaba guapísimo con su traje oscuro, que acentuaba sus anchos hombros y su estrecha cintura.

— ¿Estamos todos listos?— preguntó él.

Bella se levantó y agarró su cartera dorada del tocador.

Ali la siguió, y luego la miró con una pequeña sonrisita.

— Bella, ¿qué es eso?—le echó una mirada a su vestido, escrutando la tela alrededor de sus caderas.

— ¿Qué?— Bella miró hacia abajo, tratando de ver lo que veía Ali.

— Veo marcas de bragas.

Bella echó un vistazo al espejo, pero apenas podía notar sus delgadas y sedosas bragas.

Ali acarició el trasero de Bella.

—Arruina completamente tu vestido—le guiñó a Bella a través del espejo.

Ah, esa era la idea de Ali para romper el hielo.

Bella abrió los ojos de forma exagerada, como si acabara de ver el problema.

—Oh, Dios, tienes razón—puso las manos sobre las caderas y se dio la vuelta para ver su parte trasera en el espejo.

—Creo que deberías quitártelas— sugirió Ali.

Bella sonrió.

—Tienes razón.

Edward se sentó en el sillón mientras él y Emmett observaban a las dos mujeres.

—Venga, déjame ayudarte—Ali deslizó el vestido de Bella hacia arriba, pasando su suave mano por los muslos de
Bella. Los dedos de Ali agarraron el elástico de sus bragas y las tiraron hacia abajo. Edward y Emmett miraron con
intenso interés cómo sus bragas de encaje negro caían, Ali guiándolas hacia sus pantorrillas. Bella levantó un pie
fuera de sus bragas y luego el otro. Ali las tiró casualmente sobre su hombro hacia Emmett. Él sonrió mientras las
doblaba y las metía en el bolsillo interno de su chaqueta.

Ali se dirigió a la puerta pero Bella la agarró del brazo.

—Espera, Ali. Tienes el mismo problema.

Bella se acercó a la otra mujer y acarició su redondo y firme trasero, luego levantó la sedosa tela de su falda. Alcanzó la
seda de sus bragas por debajo, las deslizó hacia abajo y se las sacó, luego las tiró hacia Edward con un guiño. Los
dos hombres estaban prácticamente babeando. Ali se arregló la falda y sonrió.

—Tienes razón, así está mucho mejor—dijo Ali. Echó un vistazo hacia los dos hombres por encima de su hombro—
¿Vamos?

Por las caras que tenían, Bella pensó que estaban muy cerca de venirse. Se rió mientras seguía a Ali por la puerta.
Bella era muy consciente de los dos hombres observándolas a ella y a Ali mientras caminaban por el pasillo hacia el
ascensor. Se sintió completamente desnuda de cintura abajo, aún con su vestido frotando sus piernas.

Unos momentos después, entraron en un bar y se sentaron en un cómodo banco en una esquina con una tenue luz.

Ali agarró la mano de Edward

—¿Por qué no te sientas a mi lado?—Ali le sonrió, invitándolo—Luego Bella y después Emmett.

Emmett se sentó al lado de Bella, dejándola en medio de los dos hombres. Bella era consciente de la endurecida y
musculosa pierna de Emmett presionada contra su pierna izquierda y la de Edward contra su pierna derecha.

Una camarera se acercó y les tomó nota. El suave sonido de un bajo en el fondo era acompañado por las suaves notas
de un piano. Las bebidas llegaron y Bella tomó un largo trago de la especialidad de la casa, saboreando el cítrico
sabor del mango.
Ali dejó descansar su codo sobre la mesa y se inclinó sobre Edward mientras jugaba con la pajita en su rojo y
anaranjado trago tropical.

—Edward, todo esto debe parecerte un poco extraño. La forma en la que todos en el grupo… comparten tanto.

Él sonrió.

—En absoluto.

Bella observó cómo la mano de Ali desaparecía debajo de la mesa y no podía asegurarlo, pero por el ángulo de los
hombros de Ali y por cómo se inclinaba, Bella podía adivinar que Ali tenía su mano en la pierna de Edward.

—¿Así que no te parece demasiado abrumador?—preguntó Emmett.

—En realidad, creo que todo esto es fascinante.—respondió Edward—Especialmente la pequeña aventura que tuvo
ella esta tarde.

Las miradas de ambos hombres se encontraron y Bella se puso tensa, pero entonces Emmett se echó a reír.

—Sí, Bella es de las aventureras.

Edward sintió la tensión en Bella, aún cuando sus hormonas estaban siendo detonadas por el roce de la tibia mano de
Ali en su muslo y el conocimiento de que Bella —y Ali— estaban sin bragas bajo sus sensuales vestidos.

Se concentró en Bella. Estaba preocupada por su reacción hacia sus amigos y toda la sexual situación, especialmente
esa noche en esta doble cita que acordaron para introducirlo en las actividades grupales. Él dejó caer su mano sobre
el muslo de Bella y le dio un apretón tranquilizador, recordando que no tenía bragas. Su mano se movió hacia arriba por
cuenta propia, deslizándose hace sus muslos internos… entonces rozó otra mano masculina. La mano de Emmett.

Edward quitó su mano, pero sonrió tranquilizadoramente hacia Bella. Era extraño sentir a otro hombre tocando a su
novia, pero ya se había inscrito en aquella aventura por lo que seguiría hasta el final.

—¿Qué pasó esta tarde?—preguntó Ali con una sonrisa inquisidora.

Edward sintió los dedos de Ali apretarse contra su pierna, luego deslizarse un poco más arriba. Su entrepierna se
apretó en anticipación.

—Más tarde —replicó Bella.

—Bueno, al menos cuéntame un poco al respecto.

Edward carcajeó.

—Basta con decir que Bella entretuvo a un par de admiradores masculinos— dijo Emmett.

—Ohhhh…— los ojos de Ali se encendieron y su mano escaló un poco más arriba en el muslo de Edward—
¿Cuántos?

—Cuatro—dijo Bella rápidamente, claramente deseando que las preguntas de Ali se detuvieran ahí.

—Te olvidaste de uno—le corrigió Edward, sonriendo.

Bella le echó una mirada a Emmett y se sonrojó. Edward se rió por lo bajo. Ella había tenido sexo salvaje en público
con cinco hombres pero se sonrojaba cuando hablaba de ello a una mujer con la que compartió a tres hombres —y a
otra mujer— por casi una década. Edward se preguntó cómo funcionaba con las dos mujeres, no por primera vez.

Los dedos de Bella agarraron su copa.

—Cambiemos de tema.

—¿Qué sugieres?—preguntó Emmett.

—Ya sé— Ali sonrió picaronamente—Ups, mi servilleta se ha caído al suelo—se inclinó hacia Edward, su suave y tibio
cuerpo presionó contra el costado de él mientras intentaba alcanzar bajo la mesa en frente de él. Pero ella evitó el
apretado paquete de Edward y él sintió su mano deslizarse por la pierna de Bella. Cuando se volvió a sentar, se inclinó
hacia Edward y los demás.
—Sabéis—murmuró—Creo que el vestido de Bella se ha subido de alguna manera y ahora su coño está
completamente expuesto. Edward, creo que deberías meter la mano. Y tú también, Emmett. Apuesto a que le gustaría
sentir los dedos de los dos en su interior—ella guiñó—Ya sabéis… para mantenerla abrigada.

La idea hizo que la polla de Edward estuviera atenta y lista. La mano de Ali se deslizó de su pierna y ella se acomodó
en su asiento.

—Ahora que lo pienso, creo que lo mismo le ha pasado a mi vestido y…—Cogió la mano de Edward y la guió a sus
muslos. Mientras la deslizaba arriba por su sedosa carne, ella murmuró en su oído—No te olvides de Bella.

Su mano izquierda se posó sobre la pierna de Bella y fue ascendiendo. La sensación de ambas mujeres en sus
manos hizo que su pulso se disparara. Cuando llegó al coño de Bella, se encontró con la mano de Emmett, ya
hurgando en sus pliegues. Su otra mano alcanzó las curvas de Ali y la deslizó en su caliente y húmeda hendidura. Su
otro dedo índice se unió al de Emmett dentro de Bella.

Bella casi da un saltito al sentir a ambos hombres en su interior. Los dedos de Emmett se salieron y acariciaron su
clítoris. La mano de ella cayó a la pierna de Emmett y le dio un apretón.

Por la cara de placer que ponía Ali, Edward estaba acariciándola a ella también.

Bella tenía a ambos hombres dándole placer y Edward estaba dándole placer a ambas mujeres.

Oh, Dios, no podía haber nada mejor que eso.

Mientras Emmett jugueteaba con su clítoris con la yema de sus dedos, Edward introdujo dos dedos más y los dobló
hacia delante y atrás. Se sentía tan bien. Tan…

El placer la recorrió y apretó la pierna de Emmett todavía más fuerte. Ali inhaló aire y sus ojos se pusieron en blanco.
Bella echó un vistazo a su alrededor, nadie parecía darse cuenta de ellos en su asiento de la esquina. Edward sacó
sus dedos mientras Emmett introducía los suyos nuevamente. Edward hizo girar sus dedos sobre su clítoris y Emmett
se introdujo profundo, luego se movió con suavidad. El placer la sobrecogió y gimió. Sus párpados, que estaban a la
mitad de sus ojos, se abrieron de golpe y echó un vistazo a la multitud, pero nadie había oído nada.

Un orgasmo explotó en ella y suprimió el gemido que quería escapar de ella. Navegó la ola de placer, notando que Ali
se dejaba caer contra el asiento, obviamente teniendo un orgasmo ella misma. Finalmente, Bella dejó que sus
párpados se cerraran mientras se dejaba caer en su asiento y se entregaba al placer. Silenciosamente.

—¿Les gustaría otro trago?—dijo una voz femenina.

Los ojos de Bella se abrieron de golpe y miró hacia la camarera.

—¿Qué?

La mujer hizo un gesto hacia su copa.

—¿Otra bebida?—Bella negó con la cabeza, luego se obligó a sentarse bien.

—Creo que es hora de irnos—dijo Ali mientras empujaba su copa vacía a un lado.

Bella asintió y bebió el último trago de su bebida.

Diez minutos después, ella y los demás, siguieron a Emmett a su cuarto, que era completamente diferente y mucho
más grande que la habitación de Bella. Entraron a un amplio y cómodo salón con un bar a un lado, con bancos
forrados en cuero y una gran ventana con una vista al océano. Había dos puertas cerradas, que probablemente
llevaban a la habitación y al baño.

Bella se sentó en una de las bancas, mientras que Edward se sentaba en el sofá con Ali. Emmett se sentó frente a
Bella.

—Edward, sé que esto debe ser raro para ti, incluso si te gusta la idea— dijo Ali—¿Por qué no nos dejas hacértelo más
fácil?

Él levantó una ceja y Bella supo que estaba intrigado.

—¿Cómo?
—Bueno, imaginemos que Bella es mi esclava. Ella tiene que hacer todo lo que le diga que haga.

Bella sonrió. Podía contar con Ali para hacer que esto funcionara.

—Bella—dijo ella con voz autoritaria—Siéntate en el banco. —indicó con la mano el banco forrado en cuero cerca del
bar, fuera de la cómoda área del salón.

Obedientemente, Bella se levantó y caminó hacia el banco, luego se sentó. Era un banco alto, así que dejó sus tacones
sobre la barra que cruzaba la parte baja del banco.

Ali la siguió y se puso detrás de ella. Bella sintió sus dedos en la parte trasera de su cuello y, un segundo después, la
parte delantera de su vestido cayó hacia delante. El aire frío bañó sus desnudos pechos. La mano de Ali se amoldó
bajo los pechos de Bella y los levantó un poco.

—¿No son tentadores?—preguntó. Su pulgar acarició uno de sus pezones y se irguió expectante.

Ambos hombres avanzaron hacia ella y tomaron sus pechos, en sus fuertes y masculinas manos.

—Oh, tengo una idea—dijo Ali y se dirigió a la habitación para volver un momento más tarde con una venda para dormir,
que puso sobre los ojos de Bella.

Las manos de los hombres la soltaron, Ali soltó una risita, y Bella oyó un sonido de roce. Entonces una boca cubrió su
pezón y ella dio un saltito. No tenía ni idea de la boca de quién se trataba. Un momento después, otra boca cubrió su
pezón y succionó fuerte. Dos pares de manos, uno masculino y otro femenino, separaron sus muslos. Dedos, de
diferentes manos, acariciaron sus muslos internos. Una tercera boca cubrió su ombligo, entonces una lengua jugueteó
con suavidad sobre él. La lengua se movió hacia abajo, mientras las otras bocas continuaban chupando y lamiendo
sus pezones. La lengua pasó sobre su clítoris y ella jadeó.

Los mordisquitos en su pezón izquierdo parecían más moderados y los labios más suaves, así que pensó que era Ali,
pero no estaba segura. La boca se movió, paseándose por su hendidura, jugueteando con su clítoris, y luego la lengua
se introdujo en ella.

—Oh, sí.

Sintió una mano en su espalda baja.

—Muévete hacia delante, Bella—dijo Ali. La boca en su seno izquierdo había desaparecido por un momento, por lo que
era Ali. Bella se movió hacia el borde del asiento… y sintió algo firme y caliente presionar contra sus pliegues. Su mano
buscó la polla. Presionaba contra ella, la cabeza empujando contra su entrada, jugueteando al entrar un poquito.

—Espera. Todavía no. —interrumpió Ali.

Bella apretó los dientes. Estaba tan lista para la calurosa invasión.

La maravillosa polla salió de su alcance, luego la siguieron las dos bocas, dejando sus pezones hormigueando en el
frío ambiente. Ali agarró los hombros de Bella y la guió un par de pasos lejos del banco, luego le dio la vuelta. Hizo que
se inclinara hacia delante nuevamente, luego tomó la mano de Bella. Un segundo después, dejó que sus dedos se
envolvieran alrededor de una caliente y dura polla. Le dio un apretón mientras Ali ubicaba su otra mano sobre otra
erección.

Bella acarició ambas pollas, calculando su largura. Ella sabía exactamente cuál era cuál. La polla ancha y venosa de
Emmett estaba en su mano izquierda, y la polla ligeramente más larga y más suave en su mano derecha era Edward.

—Bella, quiero que chupes a Emmett y luego a Edward—instruyó Ali.

A propósito, Bella se inclinó hacia la polla equivocada primero, acercando su rostro a su mano, luego envolviendo sus
labios alrededor del grueso glande de Edward. Acarició con la lengua los bordes de la punta, luego succionó. Lo liberó
y se dirigió a la otra, encontrándola y chupándola profundo en su boca.

—Juntaos—dijo Ali.

Ella sacó la venda de Bella y Bella pudo ver las dos preciosas pollas que la miraban fijamente. La polla ancha de
Emmett descansaba sobre rulos negros. La polla más larga con una cabeza más prominente de Edward, sobresalía
de un menos denso montón de cabellos castaños. Bombeó arriba y abajo, primero una, luego la otra.
—Oh, sí, los tienes grandes y duros ahora—halagó Ali—Da un paso atrás, déjame ver—Ali agarró ambas pollas y las
acarició. —Sí, muy bien— se puso delante de Bella—Desabrocha mi vestido.

Bella deslizó el cierre hacia abajo y ali dejó caer el vestido en el suelo. Ya que no llevaba ni bragas ni sujetador, se
quedó desnuda frente a los dos hombres. El vestido de Bella aún colgaba de ella como una falda, con la parte superior
enrollada abajo como un delantal.

Ali se adelantó y apuntó sus pechos hacia Edward. Él tomó la indirecta y un duro y pequeño pezón desapareció en su
boca. Emmett acarició con la mano su redondo trasero.

—Mmm. Los dos sois muy buenos. Os merecéis una recompensa.

Se echó hacia atrás e hizo un gesto a los hombres para que se levantaran.

Ellos obedecieron tan rápidamente como lo hizo Bella.

—Creo que deberíais quitarle el vestido a mi esclava.

Edward tiró del cierre hacia abajo y Emmett hizo que el vestido pasara por sus caderas. Cayó al suelo.

—Esclava, siéntate—dijo apuntando al banco.

Bella se puso en posición, agitándose de anticipación.

Ali le puso la máscara para dormir, devolviendo a Bella a la oscuridad. De nuevo, sus piernas fueron abiertas y duros
muslos la rozaron. Algo duro presionó contra su húmeda hendidura y la polla entró. Implacable. Introduciéndose en su
tibia y húmeda carne.

Él empujó hasta la empuñadura, y se quedó quieto por unos segundos, luego se deslizó hacia atrás. Y fuera. Ella
gimió. El calor de él se desvanecía, luego volvía. No, ella estaba segura de que había otro hombre. Una nueva y caliente
polla presionaba contra ella, luego la penetraba.

—Oh, sí—ella acarició con la mano el pecho del hombre. Suave y satinada carne que estaba tirante sobre los sólidos
músculos.

Emmett.

Entonces él se deslizó afuera.

Otra polla presionó contra ella. ¿Emmett de nuevo, o Edward?

Ella se resistió a tocar su cuerpo. No quería saber quién era.

La polla entró en ella. Y luego salió. Era sexy no saberlo. Una pausa. Luego una polla entró nuevamente. Una, luego la
otra. Adentro y afuera. Su respiración se aceleró.

—Vosotros dos estáis haciendo un buen trabajo—Ali sonaba un poco falta de aliento—Creo que necesito un poco de
atención ahora.

Otra polla penetró a Bella mientras que sonidos de movimiento y una sensación de tibieza a su lado le dijo que Ali
estaba en el banco vecino.

La polla que la empalaba se deslizó hacia fuera, pero no salió. Embistió hacia delante de nuevo. Fuertes y masculinos
brazos la envolvieron y ella puso las manos en su cuello mientras la polla se echaba atrás y embestía nuevamente.

—Oh, cariño, esa es una poderosa polla la que tienes ahí—dijo Ali con risitas—Sí, tráela aquí—el hombre en el interior
de Bella le besó la frente, y luego su polla se hundió más profundo. Embistió otra vez y otra. El placer la recorrió. Los
gemidos de placer de Ali se añadían a su excitación.

—Oh, sí, así—gimió Ali—Cariño… Uh huh… me voy a… Oh sí, me voy a correr—gimió ella.

La dura y caliente polla se adentró en Bella, ya estaba cerca.

—Esclava, córrete—ordenó Ali, gimió al llegar al clímax. Bella sintió tibio placer haciendo erupción en su interior y se
agarró a los fuertes hombros frente a ella.
— Así es cariño, córrete para mí—murmuró Emmett en su oído.

La liberación de Edward fue rápida y vino tan pronto como Ali gimió su placer y apretó alrededor de él. Él echó un vistazo
a Bella y un atisbo de celos lo recorrió entero al ver el placer en el rostro de ella. Ella y Emmett se veían muy bien juntos.
Y eso se sentía incorrecto para Edward. ¿Qué diab los pasab a con él? Acababa de follar a la deliciosa Ali al lado de
Bella. Bella ni siquiera sabía quién estaba follándola en ese instante. ¿O lo sab ía? Ella no fue capaz de saber cuál
polla estaba chupando cuando Ali le ordenó chupar primero a Emmett, luego la de Edward. Así que no había ningún
motivo para sentir celos. Ella podría pensar que era él el que la follaba en ese momento.

Y eso ni siquiera importaba. La idea era que ella disfrutara teniendo sexo con los tres hombres del grupo. Pero él era el
que estaba con Bella en la vida real.
*Chapter 12*: Chapter 12
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer yo solo me divierto con ellos.
La historia tampoco me pertenece yo solo la adapto y su original le pertenece a Opal Carew.

N/A: Hola chicas, aquí vuelvo con los capis de esta y todas mis adaptaciones espero que sigan conmigo en esta
aventura ya tengo todos los capis listos y adaptados pero como siempre será una publicación por semana. Las dejo
con el capi.

O0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

El estómago de Tanya estaba hecho un nudo mientras entraba en el comedor. Odiaba comer sola. No había querido
bajar de ninguna manera, pensando simplemente que tenía servicio de habitaciones, pero sobre las nueve, finalmente
había decidido que se volvería loca si seguía encerrada sola. Estando alrededor de otras personas, incluso si estaban
en otras mesas era mejor que estar sentada sola en su habitación.

¿Qué hab ía estado pensando en venir todo el camino hasta el Carib e detrás de Edward?

Claramente, él amaba a su nueva mujer. Claramente, él no quería volver con Tanya, lo cual desplomó su ego a la altura
de sus tobillos.

Realmente había creído que él estaría feliz de verla, que querría volver con ella. Después de todo, la había amado
mucho. Él se lo había demostrado de muchas formas.

Recordaba cuando había estado cuidando de la apartada casa de su hermano en el país y se había levantado a las
cuatro de la madrugada cuando vio una luz roja en el sistema de alarma.

Tanya había escuchado atentamente algún ruido de un intruso. La casa era grande y extraña y cada ruido sonaba
amenazante. Había pasado por todos los estados de alteración posibles y finalmente cogió el teléfono y llamó a
Edward. Incluso cuando tenía que comenzar a trabajar a las nueve de la mañana del día siguiente, había hablado con
ella hasta que se calmó, luego condujo cuarenta y cinco minutos para pasar el resto de la noche con ella. Se había
sentido tan querida y protegida durmiendo en sus brazos.

La noche siguiente, Edward había comprobado que la luz simplemente indicaba una interrupción en el servicio de
seguridad cuando el servicio de teléfono conectado a Internet del que dependía se había caído por poco tiempo. Había
pasado todas las noches con ella el resto de la semana para que no estuviera sola.

Había sido una tonta al romper con él. Había sido tan maravilloso disfrutar en la calidez de su amor, de su adoración. El
problema era que nunca había sentido que se mereciera del todo a él o al intenso amor que le daba.

Cuando Craig entró en su vida, el atractivo de un nuevo amor la confundió.

El hecho de que alguien más la quisiera estimuló su ego. Pero nunca amó a Craig y obviamente él no la había amado
o no la hubiera dejado por otra mujer.

Ahora Tanya se dio cuenta de lo que tenía con Edward. Había decidido dejar a un lado sus inseguridades sobre
merecer su amor, y le explicaría que sus dudas sobre sus sentimientos por él eran sólo una forma diferente de
inseguridad. Después de todo, ¿cómo podría una mujer sab er cuándo hab ía conocido al Señor Perfecto? Todos los
nuevos amantes te hacían sentir cosquilleos y hacían tu corazón latir a un ritmo diferente. El encaprichamiento no era
difícil de reconocer. Era el amor lo que era difícil.

Pero ella amaba a Edward. El hecho de que lo añorara tan pronto como se encontró sola era una señal segura.

Así que ella había tenido que intentarlo. Por el bien de ambos.

Tal vez ame a esa otra mujer.

O... tal vez sólo necesite tiempo para pensar sobre ello. Tanya había decidido que se quedaría la semana, eso le daría
tiempo para cambiar su opinión. No es que ella quisiera romper una relación, pero sería mejor para todos ellos a la
larga si terminaba ahora, en lugar de que Edward deseara haber tomado una opción diferente después de la boda.

Pero de momento estaba sola.

Y odiaba estar sola.


La camarera se acercó a ella.

—¿Está esperando a alguien?—preguntó.

Tanya negó con la cabeza y siguió a la camarera a través de las mesas de felices comensales a la luz de las velas.
Bebiendo vino. Degustando exquisita comida gourmet. Compartiendo la compañía de amigos o amantes.

Tanya suspiró.

—¿Tanya?

Al sonido de la voz de la mujer gritando su nombre, ella miró a su alrededor para ver tres familiares caras sonrientes en
la mesa de la derecha. Era las personas con las que Edward había estado sentado la noche anterior.

La mujer hizo un gesto hacia la mesa y uno de los dos hombres, el castaño que llevaba un pendiente de diamante,
Garret, ese era su nombre, dijo:

—Tanya, ¿por qué no te unes a nosotros?— La camarera inclinó la cabeza preguntando y Tanya sonrió.

—Eso sería maravilloso. Gracias.

Garret sonrió mientras empujaba una silla para ella y se sentaba. No pudo evitar darse cuenta de sus anchos hombros
y fuertes brazos. Sus ojos color negros brillaban con salpicaduras doradas y una cálida sonrisa la hizo sentir
bienvenida... y también la inquietó un poco, en un buen sentido. Era un hombre muy atractivo.

La camarera puso el menú enfrente de ella.

—Es muy amable por vuestra parte. Odio comer sola—. Sonrió a las otras dos personas.

El hombre con el pelo castaño claro recogido en una pequeña cola de caballo y una gruesa sombra a través de su
mandíbula, y la mujer con el largo pelo rubio dispuesto en un elegante moño en la parte trasera de la cabeza. Maldita
sea, Tanya no podía recordar sus nombres.

—Oh, no te preocupes por eso, cariño—dijo la mujer rubia—. Opino de la misma manera.

Garret sonrió a la mujer.

—Sola definitivamente no es el estilo de Ali.

Áli se inclinó hacia él y pasó su mano por su mejilla.

—Eso es cierto—se giró y le guiñó el ojo a Tanya.—Y, por suerte, con Jasper y Garret, no tengo que estarlo.

Garret y Jasper. ¿Qué tipo de relación compartían esos tres exactamente?

—¿Dónde está vuestra otra amiga?—preguntó. —¿La mujer que llevaba el vestido de cuello halter color azul francia?—
añadió, en caso de que pensaran que se refería a Edward o su novia.

—Oh, Rosalie tiene planes con amigos esta noche—Áli sonrió con picardía. —Y me dejó totalmente sola para
entretener a estos dos—. Sonrió y dio unas palmaditas en la mano de Tanya. —Pero ahora puedes ayudarme con eso.

—Lo que apreciamos—dijo Garret, enviándole una cálida sonrisa a Tanya.

Sintió que un suave rubor se deslizo por sus mejillas.

—No es que no estuviéramos totalmente embelesados con la compañía de Áli—Golpeó el antebrazo desnudo de Áli y
el fino vello se le erizó.

Tanya estaba un poco confundida. Garret parecía estar flirteando con ella aunque parecía existir un vínculo definitivo
entre él y Áli. Un afecto que parecía más que una simple amistad.

Tanya no podía decir cuánto más. Y al mismo tiempo, Áli estaba definitivamente flirteando con Jasper.

La camarera vino a anotar el pedido.

—Continúen y ordenen—dijo Tanya mientras examinaba rápidamente el menú. —Estaré lista en sólo un segundo.
Cuando la camarera llegó a ella, pidió un cóctel de gambas y un filete de lenguado con ensalada. Garret pidió una
botella de vino blanco para todos.

Tanya pasó toda la noche tratando de averiguar la dinámica de la relación entre sus tres compañeros. La
despreocupada actitud de Áli y el modo en que tocaba a cada uno de los hombres, el modo en el que apoyaba su
manos sobre uno de los brazos, el modo en que se inclinaba para murmurar en el oído del otro y numerosas otras
sutiles acciones... todo ello le dio la impresión a Tanya de que había estado intimando con ambos hombres, sin
embargo ninguno de los hombres parecía celoso del otro. Tenían que ser conscientes de las no tan sutiles
indicaciones.

—¿Así que viniste de vacaciones sola?—preguntó Áli mientras Garret rellenaba la copa de Tanya con más vino, luego
llenó las de Áli y Jasper—Qué aventurera.

Tanya entrelazó los dedos.

—No realmente. Mi amigo se puso enfermo en el último minuto y no pudo venir.

No era verdad, por supuesto. Pero Tanya no le diría a nadie más eso. Pensarían que estaba desesperada y que
intentaba romper una pareja, incluso cuando sólo estaba siguiendo su corazón.

—Bueno, tu desgracia es nuestra buena suerte—Garret sonrió mientras ella tomaba un sorbo de vino.

Conforme la calidez del líquido le calentaba por dentro, miró a los cálidos ojos negros de Garret, Cielos, Garret era un
hombre muy sexy. Quería estirar la mano y acariciar su elegante despeinado cabello rubio oscuro, pasar su mano
sobre sus anchos hombros, sentir la dureza de sus músculos bajo sus dedos.

—¿Así que todos ustedes se conocieron en la Universidad?—preguntó— ¿Y ahora se van de vacaciones juntos todos
los años?

—Es correcto— sonrió Áli. —Y lo espero durante todo el año.

—Deben ser un grupo bastante unido.

Jasper se echó a reír con un profundo sonido masculino.

—Sí, bastante unidos—Acarició con su mano los hombros de Áli. En realidad, Tanya se estaba haciendo una idea de
cuán unidos. Obviamente, estaban aquí para una aventura sexual... y desde que le faltaba un jugador, tenía la
impresión de que estaban intentando atraerla. Al menos por esa noche. Una vez que su amiga, Rosalie, volviera al
redil, probablemente echarían a Tanya en el acto.

—Así que su amiga Rosalie y ustedes tres... ¿son dos parejas?

—No— respondió Garret, agarrando su mano y acariciando el interior con sus dedos, enviando un cosquilleo a través
de ella—Todos somos solteros.

— Así que esta relación especial que todos tienen juntos... supongo que todos están involucrados... sexualmente.

Incluso mientras lo decía, sintió que era una observación extraña y estaba segura de que lo negarían... aunque fuera
verdad. Los tres se miraron unos a otros y, en el silencio incómodo, Tanya sacudió su cabeza.

—Lo siento. Estoy segura que he malinterpretado la situación completa.

—No, no del todo— Garret sostuvo su mano. Miró hacia los otros dos y Áli asintió con la cabeza. —Nos hemos estado
reuniendo durante más de diez años y disfrutamos del sexo atrevido y abierto los unos con los otros. Durante una
maravillosa semana cada año, dejamos nuestras habituales y conservadoras vidas atrás y nos convertimos en
aventureros sexuales. Con un grupo de personas que amamos y confiamos.

Un ambiente seguro y cariñoso para explorar su sexualidad. Ahora que había pasado su sorpresa inicial. Tanya sintió
un profundo deseo. De ser parte de un grupo como este... donde sería totalmente aceptada... año tras año. Sin miedo
al rechazo o al inevitable fin de la relación.

—¿Cómo iniciaron un grupo como este?

—En la Universidad—dijo Jasper. —En realidad, Garret y yo éramos pareja.

—¿Eran homosexuales?— Tanya miró de un sexy rostro masculino al otro. Ciertamente parecía que les gustaban las
mujeres ahora.

—No estábamos realmente seguros— respondió Garret. —Éramos jóvenes y tratábamos de ver cómo funcionaban las
cosas. Nos sentíamos atraídos el uno por el otro, así que estuvimos juntos. Era tan simple como eso—Tanya asintió,
pero realmente no podía creer que cualquier cosa sexual fuera tan simple como eso.

—En nuestro tercer año, cuando nos mudamos de un apartamento de un dormitorio a una casa adosada, necesitamos
dos compañeros de piso más.

—Fue cuando nos conocieron a mí y a Rosalie— Áli sonrió—Conocía a Emmett de nuestra clase de ciencias de la
informática y él sabía que Rosalie y yo estábamos buscando un lugar, así que nos propuso que nos trasladáramos con
Jasper y Garret. Por supuesto, nos dijeron que eran homosexuales.

—Bueno, pensábamos que lo éramos—dijo Jasper—No escondemos el hecho de que estuvimos juntos.

—De todas formas, Rosalie y yo nos trasladamos y, como un mes después, Garret entró en el baño. Yo estaba
desnuda, preparada para entrar en la ducha y él tenía un albornoz. Lo siguiente que conocí, su erección me estaba
mirando directamente a la cara. No había tenido sexo durante un tiempo y él estaba claramente interesado, así que me
abalancé sobre él.

—Escuché el ruido y fui a ver qué estaba pasando. —dijo Jasper—Y pronto estaba tomando a Áli por detrás.

—Cuando le conté a Rosalie lo del gran trío, babeó— Áli sonrió—Pronto los cuatro estábamos disfrutando de muy
agradable y extremadamente caliente sexo juntos.

Un trío. Tanya sintió cómo babeaba.

—No pasó mucho tiempo para conseguir que Emmett y Bella se unieran a la situación— dijo Garret—Esos dos tenían
una gran atracción el uno por el otro, pero nunca conseguían estar juntos. Cuando se volvió una cuestión de amistad
mezclada con hambriento sexo caliente, finalmente fueron capaces de superarlo y estar juntos.

—Lo pasamos realmente bien, sabíamos que no podríamos dejarlo cuando nos graduáramos—dijo Áli—Así que
gestionamos seguir reuniéndonos una vez al año.

—Wow— Tanya pasó sus dedos alrededor de su copa—Eso es increíble— tomó un sorbo de vino—Así que ¿cómo
funciona exactamente? ¿Intercambian las habitaciones cada noche?—Los imaginaba reuniéndose en una habitación
decidiendo quién iría con quién esa noche. Por supuesto, por lo que habían dicho, no se limitaban a formar parejas—
Pero dijeron que a veces... eh... había más de dos de ustedes... juntos—Sus mejillas se sonrojaron por la torpeza de
sus palabras, pero estaba embelesada con las posibilidades.

Garret se echó a reír.

—Sí, definitivamente.

—Pero es más que irse a la cama por la noche—dijo Áli—Empuja los límites. Permitiendo que el sexo sea parte de
todo lo que hacemos.

Los ojos de Tanya se ensancharon.

—¿A qué te refieres?

—Bueno, como ahora mismo, la mano de Jasper está subiendo por mi muslo... bajo la falda—Áli se movió en su
asiento y Tanya imaginó que Ángela estaba separando sus piernas. Sus párpados se cerraron por un momento y,
cuando se abrieron, una media sonrisa se formó en sus labios. Cuando los abrió nuevamente, parecían distraídos y
ligeramente desenfocados. Tanya se inclinó hacia Garret.

—¿Está él realmente...?

Trey asintió.

—Oh, sí.

—¿Les gustaría algo para beber?—el sonido de la voz de la camarera detrás de ella sobresaltó a Tanya. Su mirada se
dirigió de nuevo hacia Áli, pero la sonrisa de Ángela no se apagó.

—Estoy bien respondió Áli, su voz sonaba profunda y gutural. Tanto Jasper como Garret pidieron algo, pero Tanya
estaba demasiado fascinada por el calmado semblante de Áli, a pesar de que los dedos de Jasper estarían
probablemente enterrados profundamente en la humedad entre sus piernas. Acariciando. Tanya sintió como en lo más
interno de su ser comenzaba a derretirse.

—¿Y usted, señorita?—le preguntó la camarera a Tanya.

—Uh, una copa de vino espumante, por favor.

Una vez que la camarera se fue, Áli ronroneo. Tanya podía decir que su respiración estaba aumentando la velocidad, su
pecho subía y bajaba rápidamente y, después de unos momentos, parecía tensa, buscando aire y sus ojos en blanco.

—Ohhh—murmuró de manera tenue, entonces se recostó sobre la silla.

Tanya miró alrededor, pero nadie parecía haber notado el tranquilo orgasmo de Áli.

—No sé el resto de ustedes— dijo Áli después de un rato—Pero yo estoy lista para cambiar de escenario.

Tanya siguió a Áli y Jasper, Garret iba detrás de ella, sus manos acariciaron ligeramente su espalda, mientras Áli los
condujo por las escaleras al nivel de la calle. Áli se acercó a la barandilla orientada al vestíbulo y se reclinó contra ella.
Tanya observó el amplio y elegante vestíbulo adornado con plantas tropicales con coloridas hojas y flores, la gente se
movía en varias direcciones, algunos con trajes elegantes de noche, otros informalmente con pantalones cortos o
deportivos. Dos parejas pasando por una larga planta con flores rojas llevaban trajes de baño con toallas enrolladas
en su cintura.

Dado que eran casi las once, debían estar regresando de la piscina que habían cerrado hacía pocos minutos.

—Vamos— Áli se puso en movimiento otra vez.

Mientras Tanya y los otros la seguían hacia los ascensores, Áli agarró la mano de Jasper y, riendo tontamente, tiró de él
al costado del camino. Tanya se detuvo cuando los dos desaparecieron detrás de una gran planta. Miró a Garret
dubitativamente. Él se encogió de hombros y se situó a su lado.

Detrás de la planta, Tanya pudo ver a Jasper besando a Áli que estaba echada contra la pared.

La planta realmente no los escondía tanto como los mantenía fuera de la vista, pero cualquiera que pasara...

Oh, Dios mío.

El corazón de Tanya se aceleró cuando vio a Áli bajarse el profundo escote dejando al desnudo uno de sus senos.
Jasper lo acarició, levantando su peso en la mano, luego se inclinó y lamió la punta. El pecho de Tanya se estremeció
ante la visión de su boca cubriendo el pezón de Áli.

El pecho de Áli empujó hacia fuera mientras se desabrochaba la espalda del vestido. La tela cayó hacia delante, luego
colgó sobre su cintura. Jake acarició el segundo pecho desnudo mientras continuaba lamiendo y chupando su pezón.

El sonido de gente detrás de ella alejó la mirada de Tanya de la escena. Miró a la fiesta de cinco personas que se
acercaba, luego a Garret. Él solo sonrió. Sintió sus mejillas arder conforme se daba cuenta de que la gente vería a Áli y
a Jasper. Y ellos se preguntarían por qué Tanya estaba allí de pie... sabrían que estaría con la pareja indiscreta... o tal
vez pensarían que estaba observándoles... consiguiendo un estremecimiento indirecto siendo una mirona.

Al ver su preocupación, Garret se acercó a ella.

—Si estás preocupada de que los vean, creemos una distracción— sugirió. Sus brazos la rodearon y la aproximó hacia
su cuerpo. Su cara se aproximó a la suya y ella supo que intentaba besarla. Su corazón latía con fuerza dentro de su
pecho conforme se percató de que quería que lo hiciera.

Lo que comenzó como un suave roce de labios rápidamente se convirtió en ardiente. Él gimió en su boca y la apretó
más fuerte contra su cuerpo.

La sensación de los duros músculos de su pecho presionando contra sus suaves senos, de sus fuertes brazos
envolviéndola, hizo que se sintiera suave y femenina. Su boca se movió en la de ella y apenas notó el gorgoteo de las
risas y algunas voces murmurando conforme la gente pasaba a su lado, apenas a medio metro de ellos, luego giraron
hacia el pasillo del ascensor.

A la campana del ascensor, le siguió el sonido de sus voces mitigadas detrás de las puertas cerradas. Garret se
separó y sonrió hacia ella. Ella le miró a sus cálidos ojos negros.

—Creo que no se fijaron en Áli y Jasper.

Asintió, deseando que más gente viniera para que él pudiera seguir besándola. Un gemido desde detrás de la planta
llamó la atención de Tanya y miró alrededor para ver a Jasper chupando todavía el pecho de Ángela, pero su mano se
había deslizado debajo de la falda y...

Áli gimió suavemente mientras su rostro se contraía por el maravilloso placer. Tanya miró a Garret, sus mejillas al rojo
vio. Para su sorpresa, él la estaba observando a ella, y no a la erótica escena que se desarrollaba a pocos metros de
distancia.

—Vamos, llamemos al ascensor. Ellos nos alcanzaran—ella le siguió por la esquina y pulsó el botón de llamada. Un
momento después, Jasper y Áli giraron la esquina, Áli alisándose la falda. Un ding sonó mientras una flecha se iluminó
en el ascensor situado detrás de ellos. Las puertas se abrieron, rebelando uno de los ascensores de cristal. Todos
entraron dentro.

—¿A dónde?—preguntó Jasper.

—¿Qué tal mi habitación?—sugirió Áli. —Tengo un gran balcón con vistas al océano—. Pulsó el botón de la planta
diecisiete.

Conforme el ascensor comenzó a ascender, Áli se giró hacia el cristal para mirar hacia afuera, Jasper se situó detrás y
agarró sus senos con sus grandes manos masculinas. Cualquiera que mirar en su dirección sería capaz de ver a esta
altura del suelo. Obviamente, Áli no estaba preocupada por eso. Tanya contuvo el aliento. Así que ¿porque lo estoy yo?

—La vista es espectacular—dijo Tanya, cambiando su atención a la vista que tenía debajo. La luz de la luna casi llena
iluminaba los jardines y el patio de piedra que llevaba a la playa, la luz brillaba sobre el océano como si lavara a lo
largo de la arena blanca de la playa.

El ascensor se detuvo y unos minutos después, ella y los dos hombres siguieron a Ángela a su habitación. Cuando
Tanya entró, se sorprendió por lo grande que era. Su propia habitación era una habitación típica de hotel, aunque bien
equipada, con una cama, escritorio, armario para la televisión, una silla y una mesa y un baño. Esta habitación tenía
una amplia zona para sentarse en sillones, dos sillas y una gran televisión plana colgada en la pared.

La cama era grande y acogedora y un atractivo jacuzzi de agua caliente, bastante grande para al menos dos personas,
se situaba en la esquina. Grandes puertas de patio enmarcaban una hermosa vista de la brillante luna llena en medio
del cielo azul marino salpicado de estrellas.

Áli abrió las puertas y salió fuera. Mientras Taanya la seguía, ansiosa por ver la vista del océano, fue asediada por el
elevado sonido de la música y las estridentes risas. Áli se inclinó contra el enrejado de madera y miró hacia abajo.
Tanya siguió su ejemplo, observando las olas desplegarse sobre la playa iluminada por la brillante luna.

—Eh, señoritas, ¿quieren algo de compañía?—gritó la voz de un hombre por encima de la música a todo volumen,
acompañado de gritos y risas. Tanya miró hacia la derecha del balcón y vio a varios jovencitos, en edad universitaria,
sonriéndoles.

Áli, ignorando a los jóvenes, le dio un codazo a Tanya y susurró:

—¿Quieres tener algo de diversión?

—¿Qué tipo de diversión?—preguntó, sin estar segura de estar preparada para la respuesta.

—Provocarlos—todavía actuando como si no hubiera oído el sonido de los hombres, Ángela se desabrochó el vestido y
lo dejó caer al suelo, quedándose sólo con una tanga de encaje negro. Los aullidos sonaron del balcón cercano. Tanya
retrocedió y desapareció dentro de la habitación. Áli se sentó en una de las reposeras, todavía mirando el borde del
balcón y comenzó a apretar sus pechos. El sonido del balcón disminuyó y Tanya, aunque no podía ver a los jóvenes,
pudo simplemente imaginar que ellos estaban observando con sus lenguas colgando.

Garret deslizó su brazo alrededor de Tanya mientras los dos observaban a Áli.

—¿Quieres un trago?—preguntó Jasper mientras depositaba un cubo lleno de hielo. Debía haber salido a por él
mientras Tanya estaba fuera con Áli.

Jasper escogió la botella de ron, una de las varias botellas de licor y vino que Áli tenía en el aparador, junto con varias
latas de refrescos.

—Tomaré un ron con cola—dijo Tanya.

Garret se acercó y se sirvió una bebida, Jasper le pasó un vaso a Tanya. Los cubitos de hielo tintinearon mientras
tomaba un sorbo, su mirada estaba hipnotizada ante la sexy visión de Áli acariciando un pecho mientras su otra mano
se deslizaba por su vientre hacia la tanga de encaje negro en forma de V.

—A Áli le gusta ser el centro de atención—dijo Garret mientras regresaba al lado de Tanya. El brillo en sus ojos
mientras la observaba mostraba más que una pizca de afecto por la otra mujer.

—Cierto, esa es nuestra Ali—añadió Jasper. —Volverá locos a los chicos antes de que finalmente les de lo que
quieren.

—Quieres decir, ¿ella realmente va a...?

Garret asintió.

—Seguro. ¿Por qué no?

—Pero si ni siquiera los conoce.

Jasper sonrió.

—Esa es parte de la diversión.

Los jóvenes se habían quedado en absoluto silencio cuando los dedos de Ángela se introdujeron bajo sus bragas. La
tela se onduló mientras sus dedos se retorcían por debajo. Finalmente, se volvió hacia el otro balcón por primera vez.

—En verdad podría usar a un hombre para que me ayudase

—¿Qué tal yo?—dijo una voz tensa.

—No, yo—dijo otro.

Áli sonrió.

—¿Cuántos son allí?

—Seis—gritó uno.

—Bueno, eso debería ser suficiente.

—¿Estás bromeando?—preguntó una incrédula voz.

—Oh, nena, vamos para allá— dijo otro.

—Aquí no—dijo Áli, lanzando una rápida mirada a través de la ventana a Tanya y guiñándole un ojo. —Abajo en el
jacuzzi.

—Pero está cerrado—dijo otro.

Ángela se puso de pie, sus dedos dibujaron la silueta de la aureola sobre su pecho derecho.

—No me digáis que una valla os detendrá.

Se volvió hacia la puerta y la abrió.

—Quince minutos. Si no estáis allí, empezaré sin vosotros.


*Chapter 13*: Chapter 13
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer yo solo me divierto con ellos. La
historia tampoco me pertenece yo solo la adapto y su original le pertenece a Opal Carew.

O0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

Los ojos de Tanya se ensancharon cuando Áli entró en la habitación, luego deslizó la puerta cerrándola detrás de ella.
Esta mujer era tan... tan... intrépida. El pensamiento de seis jóvenes sementales... desnudos... ansiosos... listos para
darle placer. Le resultaba difícil recuperar el aliento.

Áli se puso un albornoz y agarró un bolso grande de paja.

—Muchachos, entretendréis a Tanya hasta que vuelva, ¿verdad?

—Por supuesto—dijo Jasper. —Pero apuesto a que tú nos estarás entreteniendo a nosotros, ¿cierto?

Ella le guiñó un ojo mientras se pavoneaba hacia la puerta.

—Ya lo sabes—Cerró la puerta detrás de ella.

—¿A qué se refería con eso?—preguntó Tanya a Garret.

Garret se acercó al televisor y lo encendió, luego seleccionó un canal que no se sintonizaba en la televisión de la
habitación de Mía. Los había probado todos la noche anterior cuando se encontraba sola y solitaria en su habitación,
después de hablar con Edward. En la suya, ese canal en particular mostraba estática, pero en esta amplia televisión de
alta definición mostraba una pantalla en negro.

—No parece muy interesante— manifestó ella.

—Dale un minuto para llegar allí—dijo Jasper.

—Jasper trajo un par de cámaras inalámbricas que pueden transmitir una señal codificada al ordenador portátil.
Ángela las tiene en el bolso y las colocará cuando llegue abajo para que puedan enviar una secuencia de video al
portátil—explicó Garret. Tanya se percató de que el ordenador portátil sobre el escritorio estaba conectado por cable a
la televisión. Jasper tocó el teclado.

La pantalla de la televisión parpadeó, entonces Tanya pudo distinguir una vaga imagen oscura de plantas. Un segundo
después, la imagen se iluminó.

—Ha encendido las luces del jacuzzi.

Ahora Tanya podía ver una imagen clara de Áli de pie enfrente del jacuzzi saludándolos. O mejor dicho, a la cámara. Áli
se quitó el albornoz y se giró, luego camino a la izquierda del jacuzzi. Las plantas que Tanya había visto anteriormente
estaban sobre el otro lado del jacuzzi frente a la cámara. Áli sacó una pequeña cámara de su bolso y la colocó entre los
arbustos. Jasper tocó el teclado de la portátil, y la pantalla de la televisión parpadeó otra vez. La imagen se dividió en
dos, una mitad mostraba la vista original y la otra una nueva vista de la segunda cámara que Ángela había encendido.

—Podemos ver ambas imágenes al mismo tiempo, —dijo Garret—o acercar una o la otra—. Para ilustrarlo, agarró el
control remoto del aparador sobre la televisión y presionó algunos botones. La primera imagen desapareció y la
segunda llenó la pantalla.

—¿No está preocupada de que alguien la vea e informe al encargado?— preguntó Mía.

—El jacuzzi está cerrado y no es visible desde el hotel—explicó Jasper.

Un momento después, pudieron oír el sonido de voces y risas, y los jóvenes aparecieron en pantalla. Primero dos,
luego un tercero y un cuarto, luego los seis. Algunos llevaban bañadores, con las blancas toallas que suministraba el
hotel colgadas sobre sus hombros o enrolladas alrededor de sus caderas, y algunos llevaban pantalones cortos y
camisetas.

—Aquí están—Áli metió los dedos debajo del elástico de su tanga y la deslizó hacia abajo, después la apartó a un lado.
Puso las manos en sus caderas, mirando a la última cámara, y sonrió.

—Oh, nena, eres tan caliente—Un hombre alto y rubio miró sus pechos con avidez.
—Cariño—respondió ella.—No me hagas esperar.

Otro hombre se deslizó detrás de ella y tocó sus pechos, entonces gimió de placer.

El rubio empujó las manos del intruso a un lado y acarició sus pechos, entonces se agachó y lamió sus pezones,
después comenzó a acariciarlos y besarlos. El otro atrajo la espalda de ella contra su pecho y comenzó a besar su
cuello. Un cosquilleo danzaba a lo largo de la columna de Tanya y sus pezones se excitaron con necesidad. Casi podía
sentir la polla del que estaba detrás de Áli excitarse, presionando contra su trasero. Él acarició encima de sus
desnudas nalgas. Sus manos metiéndose entre sus cuerpos, luego su caliente y desnuda polla presionó entre sus
muslos. Su pelvis se balanceó hacia delante y su polla acarició su pequeña hendidura.

Los otros cuatro hombres enmudecieron estupefactos ante la sexy visión que tenían enfrente.

—Quiero que uno de ustedes me la coma—anunció.

Se apartó de los dos excitados chicos y caminó hacia el jacuzzi. Sacó una tira de condones de su bolso, luego se sentó
en el borde de la bañera, colgando las piernas en el agua.

Un chico con cabello oscuro a la altura de los hombros saltó dentro del jacuzzi, con ropa y todo, y se arrodilló en frente
de ella. Todo lo que Mía podía ver era la parte de atrás de su cabeza buceando entre las piernas de Áli.

—Cambia a la otra vista—dijo Jasper y Garret presionó un botón. Ahora Tanya podía ver una vista lateral del joven
lamiendo el coño de Áli. Los otros jóvenes se pusieron a su alrededor, observando mientras su compañero le daba
placer a Áli. Muchas manos masculinas acariciaban su cuerpo, pellizcando sus pechos, deslizándose sobre sus
nalgas, tocando su espalda y estómago. Garret llevó a Tanya al sofá donde podían ver las sexy imágenes. Ella se sentó
junto a él en los cómodos cojines mientras su mirada seguía anclada en Áli y sus jóvenes compañeros. Jasper se
colocó al otro lado de Tanya.

Sintió que sus pechos se hinchaban conforme miraba al hombre lamiendo el clítoris de Ángela mientras los otros la
acariciaban. Uno de ellos se inclinó hacia delante y chupó uno de los generosos pechos de Áli. La visión de la cabeza
del joven hundiéndose en el coño tan efusivamente hizo que la vagina de Tanya se apretara por la necesidad. Cogió su
bebida, la cual Garret había colocado en la mesita del café delante de ellos y tomó un trago. El tintineo del hielo y el
calor bañando su garganta se sumó al asalto sensorial que ya la abrumaba.

Otro hombre se inclinó sobre Áli y la besó en la boca mientras que otros dos se bajaron los pantalones y se sentaron a
un lado del jacuzzi. Sus pollas estaban duras y excitadas, y enrollaron sus manos alrededor de ellas y las acariciaron
mientras miraban como su compañero complacía a Áli. Ella se arqueó y gimió mientras el muchacho de pelo largo la
llevaba al orgasmo. Él le sonrió mientras ella le tendía su mano y la ayudó a ponerse en pie.

—Sentaos—dijo—Todos. A lo largo del borde.

Se sentaron en fila en un lateral, seis erecciones señalándola. Ángela se inclinó sobre la primera y se la metió en la
boca.

Tanya observó con fascinación como Áli avanzaba a lo largo de la línea, llevando a cada uno al orgasmo. Conforme se
metía la cuarta en su boca, Mía podía imaginar la sensación de la larga y dura polla deslizándose dentro de su propia
boca, deslizándose entre sus dientes y el techo de su boca. Uno de los otros hombres se colocó detrás de Áli y agarró
sus pechos.

La mano de Tanya resbaló bajo su corpiño y tiró de su dolorido pezón. Sin ni siquiera pensarlo, agarró la mano de
Garret y la llevó a su otro pecho. Sus fuertes dedos encontraron su pezón y lo pellizcaron a través de la tela. El calor la
inundó.

El hombre debajo de Áli gimió, se sacudió y Áli tragó, entonces se desplazó hacia el número cinco. Otro hombre se
situó detrás de Áli y la rodeó acariciándola por detrás. Sus dedos frotando suavemente entre sus mejillas, luego se
deslizaron dentro de su vagina.

Tanya apoyó su mano sobre la de Garret y la presionó más sobre su pecho. Él intentó deslizarse bajo su corpiño pero
no pudo, así que alcanzó la cremallera y la deslizó hacia abajo.

Mía se deshizo rápidamente de su vestido y se sentó entre los dos hombres otra vez. Garret desabrochó su sujetador y
ella lo tiró al suelo. Era muy consciente del hecho de que estaba sentada aquí, con sus pechos totalmente desnudos
enfrente de dos hombres. Jasper desabrochó sus vaqueros y sacó su erección, revelando una larga y delgada polla,
luego se la agarró mientras observaba la gran mano de Garret acariciar su pecho. La mirada de Tanya volvió al
televisor. Áli se movía hacia el número seis -Tanya se había perdido la liberación del número cinco- y el hombre que
había estado acariciando su trasero avanzó y presionó su larga polla protegida contra su apertura. A medida que se
deslizaba en el interior de Áli, Tanya gimió, queriendo sentir lo mismo. Mientras el hombre empujaba dentro de Áli una y
otra vez, Tanya alargó ambas manos, tanteando a los dos hombres que estaban a su lado. Envolvió sus dedos
alrededor de la desnuda polla que Jasper sostenía en su mano. Él le dejó el camino libre y ella acarició la longitud de
su verga desde la base hasta la punta. Su carne estaba caliente y dura en su mano.

Al mismo tiempo, pasó su mano sobre el impresionante bulto de Garret. El guió su mano a la cremallera y la bajó.
Jasèr se levantó y se quitó los pantalones, luego atrajo su mano de vuelta sobre su polla. Garret tomó su otra mano y la
deslizó dentro de sus pantalones y sus dedos se enrollaron en su polla también.

Áli gimió mientras el hombre continuaba empujando dentro de ella, luego jadeó cuando tanto el hombre que tenía en
su boca como el que la follaba por detrás gruñeron al llegar al orgasmo. Los párpados de Tanya se cerraron y gimió
ante la sensación cuando la boca de Jasper cubrió su pezón mientras sus manos agarraban fuertemente las dos
atractivas y duras pollas. La mano de Garret bajó hacia su estómago, luego sobre su vientre. Los dedos se movieron
debajo del elástico de sus bragas y entre sus piernas, donde encontró la humedad reunida allí. Ella apretó sus pollas y
las agitó arriba y abajo. Abrió sus ojos y miró la pantalla fascinada mientras otro hombre se ponía un condón y la metía
dentro de Ángela, quién ahora estaba apoyada contra el jacuzzi de frente a él. Ella se aferró a él conforme la penetraba.

—Oh, Dios, que alguno me haga el amor—suplicó Tanya, necesitando aliviar el deseo que la quemaba. Jasper se
puso en pie, librando la polla de su mano. Se inclinó hacia abajo y la beso, suave y largo, luego le bajó y quitó las
bragas. Se arrodilló y ella sintió como la cabeza de la polla presionaba su apertura, entonces se alivió hacia adelante.

—Sí, fóllame. Fóllame fuerte—gritó Áli en la pantalla.

—Sí, por favor—repitió Tanya mientras Jasper empujaba dentro de ella. Enrolló sus brazos alrededor de él, atrayéndolo
cerca de su cuerpo. Jasper se retiró para volver a entrar otra vez. El cuerpo de Tanya se sentía pesado por la necesidad
y sus músculos íntimos apretaban a su alrededor. Él sintió su impaciencia y necesidad de más. Se retiró y volvió a
penetrarla otra vez, luego de nuevo.

Garret ahuecó los testículos de Jasper con una mano y tiró del cabello de ella con la otra mientras Jasper empujaba
dentro de ella. Una y otra vez. Excitación quemaba a través de ella y el gemido del orgasmo de Áli recorrió todo su
cuerpo, conduciéndola a un mayor placer. Jasper se puso tenso y se corrió dentro de ella. Sintió el calor de él
inundándola y se acercó al borde del orgasmo, gimiendo la liberación.

Jasèr la sujetó con fuerza contra su cuerpo, luego se separó lentamente. Se deslizó fuera de ella e, inmediatamente,
Garret se deslizó dentro. Él se movió en círculos, luego empujó. De inmediato un aumento de renovado placer la
consumió. Él empujaba dentro y fuera. El placer construyó un estado de felicidad, luego explotó en otro orgasmo. Él
estalló dentro de ella.

Mientras Tanya caía sobre el sofá, totalmente saciada, Áli gritaba otra vez, otro hombre empujaba dentro de ella. Tanya
sólo observaba la escena fascinada, sus miembros entrelazados con los de Jasper y Garret, mientras Áli follaba a
todos y cada unos de los jóvenes. Cuando todos estuvieron satisfechos, cada uno la besó con pasión, luego les deseó
dulces sueños. Una vez que se hubieron ido, guiñó un ojo a la cámara, luego las apagó.

Bella sacó su tarjeta VIP de su bolso.

—¿No estaremos muy apretados todo el grupo desayunando en una habitación?—preguntó Edward.

—Es una habitación de tres dormitorios con una cocina completa, sala de estar y comedor—Bella deslizó la tarjeta por
la ranura de la puerta. La luz se volvió verde, giró el pomo y abrió la puerta. —Hay mucho espacio.

La intensa luz del sol y el murmullo de voces les dieron la bienvenida. Entraron dentro de la pequeña entrada con un
armario en un lado. Bella colgó su bolso dentro del armario y caminó hacia el vestíbulo, Edward iba detrás de ella. Un
salón con una enorme ventana en una pared y una puerta de patio acristalada en la pared adyacente estaban a su
izquierda, y una espaciosa y abierta cocina a la derecha.

—Son Bella y Edward—Garret les sonrió desde la cocina. — ¿Queréis café?

Cuando Bella asintió, él agarró la jarra de cristal de la cafetera de la encimera y sirvió dos tazas. Edward se dirigió
directamente hacia su taza y le puso azúcar y crema, luego tomó un sorbo.

—Esto es lo que necesitaba—se sentó en un taburete cercano a la encimera y cogió un trozo de manzana de una
bandeja de fruta colocada delante del servicio de café.
Bella le agregó crema a su café y picoteó unos trozos de piña. Una maravillosa explosión dulce invadió su lengua.
Garret y Rosalie estaban en la cocina y se percató que Áli y Emmett estaban en la sala de estar. Se acercó a uno de los
sillones y se sentó con Emmett y Áli, que estaban sentados juntos en el sofá. Las grandes macetas con plantas
estaban diseminadas en varios lugares de la habitación y Bella pudo ver la luz del sol brillando sobre el océano por la
ventana.

—¿Os divertisteis anoche Garret, Jasper y tú, Ali?—preguntó Bella.

—Fue increíble—sonrió ampliamente—De hecho, hicimos una nueva amiga.

Bella sonrió.

—Tú siempre haces nuevos amigos.

—Sí, pero queremos preguntaros al resto si esta amiga puede unirse al grupo durante las vacaciones. Precisamente
estaba hablando de eso con Emmett.

—Es cierto—Garret cruzó la habitación y se sentó en el otro sillón. —Nosotros cuatro lo pasamos en grande anoche y
ella está aquí por su cuenta y un poco sola.

—Cuantos más mejor—Rosalie se sentó en el brazo del sillón de Garret—¿Le dijisteis que viniera esta mañana?

—Sí, Jasper debería llegar con ella en cualquier momento.

—En realidad, Edward, tú ya la conoces.

Un repentino escalofrío recorrió la columna vertebral de Bella. La puerta cerrada emitió un pitido y luego se abrió, pero
Garret estaba bloqueando su vista así que no pudo ver quién estaba allí.

—Esos deben ser ellos—Áli se puso en pie y se dirigió hacia la puerta, también.

—Entra y conoce al grupo. Todos están aquí—dijo Garret.

—¿Estás seguro de que a nadie le importa que esté aquí?—preguntó una familiar voz femenina.

La cabeza de Edward se giró hacia la puerta y saltó sobre sus pies. Jasper entró en la habitación, más allá de Áli y
Garret, guiando a Tanya. La ex de Aiden, ¡maldita sea!

—¿Tanya?—Edward miró alternadamente a Bella y Tanya.

Tanya se paró en seco tan pronto como vio a Edward. Sus ojos se abrieron.

—Creímos que funcionaría bien debido a que ustedes dos ya os conocéis.

—Oh, no. Yo no sabía que Edward estaría aquí—Tanya sacudió su cabeza. —Esto no es una buena idea.

—Pero sabías que Edward estaba con nosotros—dijo Áli. —Lo viste en la cena el viernes.

—Pensé... cuando pregunté, uno de vosotros me dijo que lo acababan de conocer. Pensé que eso significaba que él
simplemente se había unido a su fiesta por la noche... ya sabes, alguien que conoces en las vacaciones. Algo así
como vosotros pidiéndome que me uniera para la cena.

—Acabamos de conocer a Edward—dijo Jasper—pero vino aquí con Bella, quien es parte del grupo.

Ella se giró hacia Edward.

—Lo siento, realmente no lo sabía. No pretendía inmiscuirme.

El pecho de Bella se encogió ante las implicaciones de esto. Si Tanya estaba en el grupo, tendría fácil acceso a
Edward sexualmente. Él podría hacer el amor con ella sin sentirse culpable. El pensamiento de eso envió escalofríos a
través de Bella. Él había amado a esta mujer, tal vez todavía lo hacía.

La situación no podía ser más incómoda y molesta.

—Tanya, espera—Edward se dirigió hacia la puerta, pero Tanya continuó saliendo. Edward miró hacia Bella, su
mandíbula se erguía con determinación, luego se dirigió tras su exnovia.
La puerta se cerró detrás de él con un ruido sordo. El silencio se apoderó del grupo durante unos instantes.

—Supongo que no tienen ese tipo de relación—dijo Rosalie.

—Oh, ellos tienen exactamente ese tipo de relación— Bella recogió su taza de café en su temblorosa mano y tomó un
sorbo.

Los otros volvieron a la sala de estar. Emmett se deslizó por las puertas correderas hacia el patio privado. Bella comió
un trozo de naranja, sin saborearlo, luego tomó otro sorbo de café, intentando no pensar en Edward persiguiendo a
Tanya. Consolando a Tanya, mientras ella se sentaba allí hecha un manojo de nervios.

Emmett se sentó a su lado.

—Los vi hablando en el patio cerca de las canchas de tenis, justo unos pasos a la izquierda. Si sales por la puerta
corredera, podrás alcanzarlos— ella lo miró dubitativamente.

—No lo sé.

Él apoyó la mano sobre su brazo.

—No tienes que interrumpirlos. Simplemente podrías ver si todo va bien...—ella se puso de pie y caminó con las
piernas entumecidas hacia la puerta, luego la abrió. La brillante luz del sol y el cálido aire salado acariciaron su rostro
conforme salía fuera, cerrando la puerta detrás de ella. Caminó por delante de los arbustos, los cuales ofrecían
intimidad al patio privado, y abrió la verja. Vio a Tanya sentada en una mesa bajo una sombrilla a unos 45 metros.
Edward estaba sentado frente a ella. No había mucha gente alrededor. Esta parte era un área privada, reservada a los
invitados con propiedad privada.

Edward caminó hacia ellos, luego vaciló a unos metros de distancia cerca de una alta y florida planta. Ellos estaban
enfrascados en su conversación y no se percataron de su presencia. No quería esconderse de ellos, pero tampoco
quería interrumpirlos. Edward sostenía la mano de Tanya.

—Me sorprende que te involucraras con ellos—dijo él.

— Tú estás involucrado con ellos—se la devolvió Tanya.

— No me refería a ello como un insulto. Sólo quería decir que me resulta difícil imaginarte tan liberal y abierta
sexualmente con gente que ni siquiera conoces.

Bella apretó sus puños. No como yo.

Tanya miró hacia sus manos unidas.

—Sé a qué te refieres, pero... no son como extraños. Me hicieron sentir bienvenida. Querida. Me siento muy cómoda con
ellos. Realmente me hacen sentir que pertenezco a algo—suspiró. —Pero no te preocupes. Sé que no puedo
permanecer en el grupo. No contigo y Bella.

Bella dejó escapar un suspiro de alivio, luego esperó la reacción de Edward.

—Odio ver cómo pasas la semana sola. Sé lo deprimida que eso te pondrá— él apretó su mano—Déjame hablar con
Bella. Tal vez pueda elaborar algo con ella.

Las tripas de Bella se retorcieron. Edward quería a Tanya en el grupo. Se dio la vuelta y huyó.
*Chapter 14*: Chapter 14
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer yo solo me divierto con ellos. La
historia tampoco me pertenece yo solo la adapto y su original le pertenece a Opal Carew.

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Bella se sentó en el banco de madera y se quedó mirando las olas que subían sobre la arena, y retrocedían. La gente
paseaba por el paseo marítimo, pasando junto a ella, ajena a su pena.

—Bella, ¿va todo bien?

Bella miró a su alrededor y vió a Emmett detrás de ella. Se sentó a su lado en el duro banco.

—¿Qué ha pasado? ¿Has encontrado a Edward y Tanya?

Ella asintió, y luego miró sus manos.

—Los he oído hablar. Creo que Edward va a pedirme que deje a Tanya unirse al grupo.

Emmett apoyó los codos en sus piernas, con las manos juntas entre las rodillas mientras se inclinaba y miraba las
olas. La luz del sol se reflejaba en el agua tenue y suavemente, las nubes flotaban en el cielo de un azul intenso.

—¿Qué quieres?—preguntó Emmett.

—No la quiero aquí.

—Bien. Así que has tomado tu decisión—dijo Emmett. El corazón de Bella se encogió mientras recordaba las
observaciones de Tanya sobre el grupo.

No eran extrañas. Ellos la hacían sentir bienvenida... como si perteneciera allí.

Ella sabía exactamente lo que Tanya había querido decir. Así era como ella se sentía con el grupo.

—Siento que estoy siendo egoísta.

Él acarició sus hombros.

—Está bien decir lo que quieres—el reconfortante agarre de sus manos y el calor en sus ojos grises la tranquilizaron—
Está bien poner tu propia felicidad en primer lugar.

—Los otros miembros del grupo la quieren aquí.

—Ellos no entienden la situación. Si lo hicieran…

—Edward la quiere aquí—Su pecho se apretó.

—¿Y por qué es eso más importante de lo que tú quieres?

—Está preocupado porque ella está aquí sola, sin amigos—Emmett cogió su mano y se la llevó a la boca. El roce de
sus labios en el dorso de su mano la calmó.

—Ella encontrará amigos. No tiene que tener los tuyos.

Hablar con Emmett había hecho que Bella se sintiera mejor, pero aún no estaba preparada para hacerle frente a
Edward. Tomó un taxi y fue a la ciudad para hacer un poco de turismo. Cuando regresó al resort, eran cerca de las siete
de la tarde. Cerró la puerta detrás de ella y se dio cuenta de que la puerta vecina estaba abierta.

—¿Bella?—La cabeza de Edward apareció por la puerta—Ahí estás. Me estaba preguntando dónde has estado todo el
día.

—He ido a la ciudad a hacer turismo—se negó a sentirse culpable por no haberle dicho dónde había ido, pero no le
había gustado el tono defensivo en su voz.

—Está bien… sólo quería hablar contigo sobre algo.


Maldita sea, ahí venía. Bella se sentó en uno de los sillones.

—¿Quieres que Tanya se una al grupo?—su voz sonó tensa.

—¿Qué? No, por supuesto que no— Edward se sentó en la silla a su lado.

—Pero, ¿te gustaría que ella fuera parte del grupo?

Él vaciló.

—Yo sólo… odio verla aquí sola. Quería preguntarte si había alguna manera de que pudiera pasar un rato con el grupo,
un par de comidas o lo que sea, sin arruinar las cosas.

Bella tocó con los dedos su regazo, sin saber cómo responder.

—Sería raro. Si alguien quisiera empezar algo… con otra persona ahí…

—Entiendo—se rascó la barbilla—Bien, ella eligió venir aquí sola. Supongo tendrá que lidiar sola con ello.

Los dedos de Bella se doblaron en torno a los brazos de la silla.

—Edward, ¿Tanya vino aquí a tratar de recuperarte?

Él vaciló.

—Ella... quería decirme cómo se sentía acerca de mí, pero le dije que estoy contigo ahora… que ella y yo terminamos.
Es hora de seguir adelante—Levantó su mano a la boca y le besó en la parte posterior de los dedos, enviando
escalofríos por ella.

— Cariño, por favor, no estés celosa de Tanya. Eres tú con quien quiero estar.

Ella lo miró fijamente y su corazón se derritió.

Él la amaba. Podía verlo en sus ojos.

Maldita sea. Ella lo había llevado hasta allí para ponerlo a prueba al exponerlo al grupo y a sus actividades, y él los
había pasado con gran éxito. No sólo aceptaba como ella creía en el grupo, sino aplaudía su desinhibido
comportamiento.

La pregunta era, ¿amab a a Bella más que a Tanya? Qué mejor manera de averiguarlo que dándole la opción y ver cual
tomaba. Si prefería tener a Tanya antes que a Bella, entonces sería mejor averiguarlo ahora, antes de casarse.

Con la esperanza de ganar a Edward manteniéndolo alejado de la tentación, ciertamente no parecía sonar como un
curso de acción. Siempre estaría la tentación. La medida real de un hombre era lo que él hacía frente a ésta.

Ella apoyó sus manos sobre sus rodillas y se inclinó.

—¿Sabes qué, Edward? Creo que puede ser una buena idea tener a Mía como parte del grupo. Garret y Jasper quieren
que ella se una y nos falta una mujer.

Edward la miró con escepticismo.

—Y tú ¿qué quieres?

—Quiero saber si tenerla accesible no cambiará lo que sientes por mí.

—Bella, todo lo que tenga que hacer para demostrarte que te amo, lo haré—él se puso de pie y la levantó y la atrajo a
sus brazos. —Siempre y cuando al final de la semana, estés de acuerdo en casarte conmigo.

Su boca capturó la de ella y todos los pensamientos de Tanya desaparecieron de su mente.

Mientras Bella se subía en el ascensor para ir hacia abajo, todas sus inseguridades se hincharon en una oleada de
caos.

¿En qué demonios hab ía estado pensando invitando a Tanya a unirse al grupo? Claro, Edward se hab ía comprometido
a no hacer el amor con Tanya, pero…
Respiró profundo. Edward le había pedido que se casara con él. Había reafirmado sus sentimientos momentos atrás.
Y eso era la otra cosa que la estaba molestando.

Si se casab a con Edward, ¿alguna vez iría a otras vacaciones del grupo? Edward hab ía estado de acuerdo en ir esa
vez, pero ¿qué hay del futuro?

Esa podría ser la última vez que disfrutaría de unas vacaciones salvajes y emocionantes, con el grupo de seis. Su
corazón le dolió, con una sensación de pérdida.

Amaba a esa gente.

Eran una parte muy importante de su vida. Y de su identidad.

Cruzó el camino de piedra por la amplia zona con césped que conducía a la playa de estacionamiento.

—¿Bella?

Ella levantó la vista para ver a Jasper de pie a pocos metros de distancia. Llevaba una chaqueta de vestir a la medida, y
sin embargo, tenía una sombra ligera de rastrojos en su fuerte mandíbula, lo que le hacía aún más sexy. Su pelo hasta
los hombros estaba recogido detrás de su cabeza, como siempre. El hecho de saber que la masa salvaje de pelo
estaba domado por un elástico pequeño le daba ganas de liberarlo.

—¿Estás bien?—preguntó.

Ella acurrucó su mano alrededor de su codo y lo acercó.

—Te deseo—murmuró en su oído, y luego se apretó contra su cuerpo.

—Me encontraré con Rosalie y Garret. ¿Quieres unirte a nosotros por la noche?

—Te deseo ahora—. Ella arqueó su cuerpo contra el suyo mientras deslizaba un brazo alrededor de su cuello y jalaba
su rostro hacia ella, y le dio un beso. Su lengua se deslizó en su boca mientras su mano acariciaba su pecho... encima
de su estómago… bajando... su pene se levantó bajo su mano.

Su lengua se enredó con la de ella y sus brazos la rodearon. Él la atrajo hacia sí, su pene moliendo en la base de su
pelvis. No lo suficientemente cerca de su centro ardiendo.

Él quitó su boca de la de ella y miró a su alrededor.

—La limusina está un poco más allá—dijo—Está esperando a Emmett y a Áli, pero estoy seguro de que no les
importará si la utilizamos. Ellos nos darán una vuelta por la ciudad.

Él agarró su mano y la llevó al elegante y largo vehículo de color blanco. El chofer abrió la puerta para ellos y Bella se
deslizó en el interior, seguida por Jasper. Mientras la puerta se cerraba detrás de ellos, Jasper se sentó a su lado. Ella
le deslizó una mano por el muslo y le acarició el creciente bulto en su bragueta.

Él desabrochó su pantalón y lo abrió. Ella se deslizó dentro de su ropa interior y agarró la varilla de acero de su carne.
Lo sacó fuera y lo acarició varias veces. Su pene era delgado, pero bastante largo.

—Mmm. Me deseas.

—Lo sabes, muñeca.

Bella se inclinó y lamió su eje, con su lengua deslizándose sobre la superficie lisa, después se tragó la punta. Se
balanceó de arriba a abajo un par de veces.

Jasper la empujo hacia atrás y se arrodilló delante de ella. Le empujó la falda hacia arriba y deslizó su mano por
encima de su montículo, que se derretía con calor. Sus dedos se deslizaron debajo de sus bragas.

—Nena, estás tan mojada.

Ella deslizó sus manos alrededor de su cuello y tiró de él a sus labios. Extrajo su lengua en su boca, y luego succionó
sobre él profundamente.

—Oh, ahora declaró ella, necesitándolo en su interior.


Él tiró de sus bragas hacia abajo y las dejó caer en el suelo, luego deslizó sus dedos dentro y la acarició. Bella se
arqueó contra su mano. Él bajó su cabeza y ella sintió que empujaba su lengua entre sus pliegues y se los lamía.

—Oh, eso es tan bueno.

Su lengua encontró su clítoris y el placer se disparó a través de ella.

—Te deseo. Ahora. En este momento.

Él agarró su pene y lo empujó contra su apertura.

—Oh, sí. Presiónalo dentro.

Ella podía ver los ojos del chofer en el espejo, discretamente observándolos.

Por lo general, el público, especialmente uno con tan buena apariencia como el rubio y cincelado chofer, la pondría aún
más caliente, pero ahora simplemente no le importó. Estaba demasiado atrapada y necesitada porque Jasper le
hiciera caso. Él se empujó hacia adelante, con su largo pene empalándola. Ella envolvió sus piernas alrededor de su
cintura, tirando de él más profundo.

—Hazlo. Fóllame duro—insistió ella. El crudo lenguaje adaptándose a su estado de ánimo.

Él se echó hacia atrás, y luego aceleró hacia adelante. La cabeza le dio vueltas con las intensas sensaciones.

Jasper empujó en ella. Profundo. Duro. Aumentado la velocidad. Emociones sin nombre la recorrieron. Su deseo crecía
de manera constante con sus embestidas… placer arremolinándose a través de ella. Ella jadeó ante sus profundas
embestidas, sus latidos sonando con fuerza. Se aferró a él, esperando que la liberación de su orgasmo la recorriera.
Le apretó los hombros, mientras lo sentía que crecer dentro de ella.

Él gimió y estalló en su interior.

Ella se colgó de él mientras su cuerpo rígido palpitaba dentro de ella, luego se relajó y se quedó mirando su rostro. Él
le acarició el pelo fuera de la cara.

—Lo siento, cariño. Pensé que estabas conmigo.

—Está bien, yo…—

—Perdonen—dijo el chofer, ya sin inmuntarse, por el espejo—Otro invitado ha llegado.

Bella tiró de su falda y Jasper se reacomodó los pantalones.

Jasper abrió la puerta y cuando vio a Garret allí de pie, tiró de él dentro del coche.

—Bella está caliente como el infierno, hombre. Creo que podría utilizar tu ayuda.

Bella se desabrochó los botones de su camisa de algodón suave y tiró de los lados abriéndolos, revelando sus senos
vestidos de encaje. Abrió el cierre y los desnudó para él.

—Está bien. ¿No estás listo para el trabajo?—le preguntó a Jasper, con una media sonrisa en su rostro.

—Hey, acabo de darle a la señora lo que quería—dijo con buen humor.

Garret acarició uno de los pezones de Bella, entonces se inclinó hacia delante y lo chupó en su boca. La sensación
húmeda y caliente envió a sus hormonas a revolotear. Ella desabrochó sus pantalones y agarró su creciente pene.

—Está muy húmeda y lista—dijo Jasper.

Los dedos de Garret encontraron su desnudo montículo y acarició a lo largo de su raja, hundiéndose en su interior.

—Tienes razón—. Empujó sus dedos en su interior más profundamente y los hizo revolotear, después acarició la pared
de su húmeda vagina. Su pulgar frotó su clítoris y ella se arqueó hacia adelante ante la intensa estimulación.

Sus dedos se apretaron alrededor de las solapas de su chaqueta.

—Fóllame, Garret. Fóllame duro.


Una vez más se dio cuenta de la intensa mirada del chofer en el espejo. Garret se movió, colocando la cabeza de su
pene contra su humedad, luego empujó hacia adelante. Jasper siguió acariciándole el pecho, mientras Garret la
follaba profundo y duro. Bella abrió la boca y gimió, sintiendo un orgasmo acercarse a ella.

—Sí, nene. Fóllame. Hazme venir.

Ella jadeó mientras él se empujaba aún más profundamente.

Garret se metió tres veces más, después se puso rígido y explotó en su interior.

Ella se apretó alrededor de él, sujetando su palpitante pene con sus músculos vaginales… pero el orgasmo no
llegaba.

Ella se dejó caer sobre el asiento.

—Bella...—Garret besó su cuello, luego se retiró—Lo siento mucho, cariño.

—Sé lo que necesita—dijo Jasper mientras Garret se ponía los pantalones otra vez.

Bella se quedó tirada en el asiento, con sus pechos desnudos en pantalla completa para el chofer. Se sentía un poco
mal por él, porque probablemente, estaba muy caliente y no había forma de que liberara su tensión. Ella se acarició un
pecho, dándole algo en qué concentrarse.

Jasper se deslizó pasando a Garret y a Bella, yendo hacia la puerta, asegurándose de que Bella no pudiera ser vista
desde el exterior.

—¿Rosalie va a aparecer, también?—le preguntó Bella a Garret.

—No, íbamos a recogerla. Ya sabes, tratarla como a una cita.

—Con dos hombres tan guapos. Qué bonito—dijo Bella. El coche empezó a moverse y Bella vió a Jasper fuera,
caminando por uno de los caminos de piedra hacia el hotel, hablando por su teléfono. El coche se detuvo unos
momentos después.

Bella se abrochó la blusa y alisó su falda, una vez más.

Unos momentos más tarde, Jasper se acercó con Emmett y Áli junto a él, y metió la cabeza en el coche.

—Pensé que Emmett tal vez podría ayudarte, Bella.

Emmett metió su cabeza en el coche, también, con una gran sonrisa. Ella sonrió. Emmett era justo lo que necesitaba y
tenía suerte de ser parte de un grupo de personas tan cariñosas.

¿Qué haría ella sin el infame grupo de seis? Después de que Rosalie, Jasper, y Garret decidieran tomar un taxi a la
ciudad, Emmett subió a la parte trasera con Bella. Áli le sonrió al chofer.

—¿Qué te parece si voy adelante contigo?—le sugirió Áli.

—Lo siento, señorita. Eso está en contra de las reglas— dijo él con un acento francés muy agradable. Se veía que lo
lamentaba, también.

Áli pasó un dedo a lo largo de su corbata.

—No lo diré si tú no lo dices—. Ella miró a su alrededor y cuando se aseguró de que nadie estuviera mirando, le tomó
la mano y se la llevó a su pecho—¿Por qué no nos llevas a algún lugar romántico y aislado? ¿Tal vez a una playa
bonita?

—Conozco el lugar justo—dijo él mientras ponía en marcha el coche y se movía hacia delante.

—¿Cómo estás?—le preguntó Emmett mientras su brazo iba alrededor de los hombros de Bella— He oído que estas
teniendo algunos problemas. Los chicos no han podido terminar el trabajo, y no es algo normal en ellos. Ni en ti.

—Lo sé. No es su culpa. Tengo muchas cosas en la cabeza. Le dije a Edward que deberíamos dejar que Tanya entre
en el grupo. Decidí que si realmente me ama, no debería haber ningún problema. Y si hay un problema, es mejor
saberlo ahora.
—Wow. Ahora veo por qué estás de mal humor. Estar de acuerdo en dejar que la ex-novia de tu prometido tenga sexo
delante de él, y probablemente con él, le pone de mal humor a cualquiera.

—Él no es mi prometido.

Él sonrió.

—Ya veo—. Se acercó más y capturó su boca con la suya. La suave presión, entonces la sensación de su lengua
deslizándose a lo largo de la apertura de sus labios la hizo derretirse. Ella se abrió para él y su lengua se deslizó en su
interior para enredarse con la suya. —Entonces, quieres decir que, ¿aún hay esperanza para mí?—preguntó.

Ella se echó hacia atrás y se encontró con su mirada carbón cociendo a fuego lento.
*Chapter 15*: Chapter 15
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer yo solo me divierto con ellos. La
historia tampoco me pertenece yo solo la adapto y su original le pertenece a Opal Carew.

ADVERTENCIA: En este capitulo hay sexo caliente, lesbianismo y Menage a Trois si no te gusta este tipo de lectura no
continues leyendo.

Este Capitulo es dedicado a mi Bella Ori Happy B-Day te adoro nena! ers una de mis mejores amigas asi que aqui te
va este regalito!

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Bella quería preguntarle a Emmett que había querido decir, pero el coche dio un brusco giro y se fue por un camino
sinuoso, se detuvo un momento después.

El chofer abrió la puerta.

—Hay mantas en el maletero. Y una nevera portátil con champán y canapés—Bella miró el precioso tramo de luz de la
luna sobre la playa.

Había rocas a su alrededor, bloqueando la carretera de la vista. Emmett salió y le dio la mano para ayudarla a salir del
coche. Se colocó una manta en el brazo y le sujetó la mano mientras caminaban por la playa. Áli salió del asiento
delantero y se sentó sobre el costado del capó.

El chofer la observó mientras él sacaba el refrigerador de la cajuela y se dirigía tras Bella y Emmett. Emmett le pasó a
Bella la manta y cogió la nevera que llevaba el chofer.

—Vete a disfrutar—. Él asintió hacia Áli y el chofer sonrió, después se dio la vuelta.

Bella se dirigió a una gran roca sola en el mar de arena. Emmett puso el refrigerador en la arena, luego extendió la
manta en la base de la roca.

Ella miró hacia el coche y vio a Áli sacar un condón de su bolso mientras el propio chofer se instalaba entre las piernas
de Áli.

Emmett extendió a Bella sobre la manta y le sacó la blusa de los hombros, seguido por desabrocharle el sujetador,
luego los tiró a un lado. Metió la mano debajo de la parte baja de su espalda y la levantó un poco, luego desabrochó el
botón de su falda y la cremallera, después apoyó su espalda en el suelo y deslizó hacia abajo la falda quitándosela.

Sonrió mientras su mirada vagaba por la longitud de su cuerpo totalmente desnudo.

—Parece que has perdido algo.

Sus bragas. Estaban en el suelo de la limusina. Sería mejor que recordara recogerlas o los siguientes clientes
tendrían un poco de emoción.

Emmett le acarició el cuerpo desde el hombro hasta la pantorrilla, emocionando sus sentidos.

—Eres preciosa, chica de ensueño—. Él le acarició el cuello, y luego bajó besando su esternón, en un susurro suave
de caricias con sus labios—Y dulce e inteligente y divertida— Le sonrió con ojos oscuros, a fuego lento. —Cuando por
fin siente cabeza, me gustaría estar con alguien como tú—a pesar de su tono ligero, la intensidad de su mirada la
atravesó. Ella contuvo el aliento y forzó una sonrisa.

—¿Tú? ¿Sentar cabeza? Apuesto a que estás demasiado ocupado en alinear sexys mujeres a la espera de su turno.

Él pasó su dedo por su vientre. Su caricia envió un temblor a través de ella.

— Durante mucho tiempo me ha encajado tener relaciones que no impliquen compromisos. Principalmente a causa
de lo que tengo aquí con el grupo…— la luz de la luna brillaba en sus ojos color carbón—Contigo…— levantó la mano
de ella y le acarició la palma con sus labios—Cada año, espero poder verte, estar contigo… Después de nuestras
vacaciones, vuelvo a casa y pasó el tiempo trabajando para construir mi negocio, sabiendo que un día, querré sentar
cabeza con la mujer de mis sueños y tener una familia—. Él acarició su mejilla—Sólo espero que no sea demasiado
tarde.
Ella simplemente lo miró con ojos muy abiertos. ¿Podría él querer decir eso…?

Su boca cubrió su pezón y ella jaló una bocanada del aire salado del océano.

Él la besó y la acarició, después chupó cada uno de sus pezones hasta que le dolieron de necesidad.

Entonces él empezó otra progresión descendente. Cuando su boca cubrió su clítoris, ella estaba desesperada por la
necesidad. Su lengua tocó ligeramente, luego la lamió. Se aferró a su cabeza, sus oscuras ondas enroscándose
alrededor de sus dedos a medida que estos se esparcían a través de su pelo.

Emmett chupó su clítoris ligeramente, llevándola cerca del borde, luego retrocedió. Entonces chupó de nuevo. Ella lo
tiró con más fuerza contra su cuerpo, necesitándolo más cerca.

Él dio toques ligeros y se burló, acercándola muchas veces. Con el sonido de jadeos y gemidos, Bella miró hacia el
coche. Ángela estaba inclinada hacia adelante, sus manos apoyadas en el capó del coche mientras el chofer se
empujaba dentro de ella desde atrás. Él golpeaba entrando y saliendo.

—Oh, sí, nene. Eso es tan bueno—la voz de Áli fue atrapada, entonces gimió cuando se vino.

El chofer gruñó y se puso rígido, claramente viniéndose directo junto con ella.

Emmett succionó de nuevo y las nubes de felicidad se convirtieron en un intenso orgasmo, pulsando a través de cada
parte de ella.

—Oh, Dios mío—exclamó ella mientras se dejaba caer sobre la manta, con los brazos extendidos—Eres increíble.

— El merito no solo es mío. Jasper y Garret te han preparado muy bien— Descansó su codo sobre la manta a su lado y
apoyó la cabeza en su mano. —Y el espectáculo de Áli ha ayudado.

Ella agarró sus mejillas y tiró de su rostro al de ella, entonces lo besó profundamente en los labios.

—Puede ser, pero has sido tú quien ha tenido éxito—. Lo besó otra vez, y rodó sobre él hasta que quedó inclinada
sobre su cuerpo—Solo tú.

Enredó sus dedos en su camisa y le desabrochó los botones, deslizando sus dedos a lo largo de su dura musculatura
mientras se movía hacia abajo. Sus labios capturaron de nuevo los de él y su mano acarició encima de sus desnudas
nalgas.

—Pobre Emmett. Todos hemos hecho la marca y él está deseándola todavía—. Una desnuda Áli se dejó caer sobre la
manta a su lado y comenzó a desatar el cinturón de Cole.

El chofer estaba detrás de ella, usando un par de bóxers negros, hasta que Bella le sonrió. Él se acomodó en la manta
detrás de Ángela mientras ella abría la cremallera de Emmett.

—Oh, este es Andre. Es un estudiante universitario de Francia, en realidad se graduó este último año, y está trabajando
aquí durante un año antes de empezar sus estudios de postgrado el próximo septiembre— explicó Áli.

¿Cuándo hab ía Áli averiguado todo eso? Habían parecido demasiado ocupados para hablar.

Bella rodó sobre su costado, de frente a Áli y Andre.

— Hola, Andre. Es un placer conocerte.

Él sonrió y sus ojos se volvieron a fuego lento con interés mientras su mirada se deslizaba sobre sus desnudos
pechos, y luego a su cara.

—Gracias. Para mí también— su mirada se desvió de nuevo a sus pechos.

Ella sonrió y pasó sus dedos sobre su pezón, para burlarse de él, y por el cosquilleo excitante que su mirada caliente
había disparado. Áli había extraído el duro pene de Cole de sus pantalones y lamía la punta.

—Sabes, André nunca ha probado el sexo anal—mencionó—Tampoco un menage a trois. Lo que parece una
vergüenza horrible, ya que él es francés y es el término está en francés y en…—ella le sonrió a Bella—He pensado que
tal vez si fueras a jugar…— ella le dio un codazo a Bella —Podrías ser la primera con él y yo la segunda. Con la ayuda
de Emmett, por supuesto.
Bella miró la cara de Andre. Interesante, facciones aerodinámicas, labios carnosos, y un juvenil brillo en sus ojos hacía
su rostro encantador y guapo.

Ella sonrió.

—Creo que podría convencerte.

Áli soltó el pene de Emmett y le entregó un condón a Andre.

Bella envolvió sus dedos alrededor del pene de Emmett y los deslizó hacia arriba y hacia abajo. Se sentía como acero
caliente y duro. Bella se inclinó hacia adelante y tragó su glande en su boca, empujando su trasero en el aire.

Andre acarició la curva de su culo, y luego se deslizó hacia adelante y alrededor para ahuecar sus pechos. Bella
sumergió más profundamente el pene de Emmett, tragándoselo todo el camino.

—Cariño—dijo Áli—Desliza tu pene en su vagina para que se lubrique, y luego ve a por ello. Poco a poco.

Las manos de Andre liberaron los pechos de Bella y ella lo escuchó por detrás moviéndose alrededor de ella,
probablemente, quitándose sus bóxers, después sintió que él se ponía de rodillas detrás de ella otra vez.

Carne dura le dio un golpe a su apertura, entonces su polla se deslizó dentro de ella. Ante la caliente y dura invasión,
ella se apoderó de él en su interior. Él se deslizó hacia delante y atrás unos cuantos golpes, luego salió de nuevo. Un
momento más tarde, le dio un codazo a su apertura trasera. Ella chupó a Emmett mientras el pene detrás de ella se
movía hacia adelante. Poco a poco. Ella se apretó contra él y su glande se deslizó en el interior.

—Eso está bien, cariño—lo alentó Áli. —Sigue.

—Oh, está tan apretado. Es increíble—dijo él.

Ya estaba completamente dentro. Áli cogió una de las almohadas y se deslizó debajo de Harmony y lamió su pezón.
Ambos pezones se endurecieron con la suave estimulación de Áli. Mientras Andre retrocedía, lentamente acariciando
su apretado pasaje, la mano de Áli acarició el estómago de Bella hacia abajo, y luego dio un codazo con su dedo entre
las piernas de Bella.

Andre se empujó de nuevo y Bella chupó el pene de Emmett, apretándolo con su boca.

—C'est Etonnant—pronunció Andre con una respiración difícil.

Áli deslizó otro dedo en la hendidura de Bella y los deslizó dentro y fuera. Eso y sentir la caliente dureza de Andre
bombeándola desde atrás envió una inundación de calor a través de Bella. Ella chupó a Cole más duro.

Andre se tensó y gimió. Ella sintió su polla pulsar dentro de su trasero. Emmett se puso tenso y líquido caliente estalló
en su boca. Áli acarició el clítoris de Bella, pero no fue suficiente.

Ella soltó el desgastado pene de Emmett.

—Está bien, Ali. Estoy bien por ahora.

Y así era. Quería esperar por el pene de Cole para que la hiciera venirse de nuevo.

Áli salió debajo de Bella con una tímida sonrisa.

—Está bien, dulzura. Si estás segura.

—Ahora es el momento de tu ménage.

—Salvo que tú nos has desgastado a todos—Áli le guiñó un ojo.

—Sé cómo ponerlos en marcha otra vez— Bella agarró las muñecas de Áli y la obligó a bajar a la manta, después
sostuvo sus muñecas al lado de su cabeza mientras merodeaba sobre ella. Áli pretendió luchar contra ella.

—¿Qué estás haciendo? Déjame levantarme—las palabras de Áli, estaban llenas de simulada ansiedad, haciendo
que Bella sonriera.

Ella se inclinó y lamió uno de los pezones grandes de Áli. La aureola se oscureció debajo de su lengua y su pezón se
distendió a un nudo duro. Bella pasó su lengua alrededor y alrededor de la tensa carne.
—Oh, sí… quiero decir no—se lamentó Áli.

Bella se inclinó y capturó la boca de Áli. Sabía que los hombres se excitaban violentamente al ver a dos mujeres
besándose. Empujó su lengua dentro de la suave boca de Áli. Su lengua se reunió con la Bella y se enredaron juntas
mientras sus labios jugaban con los de la otra. Bella se retiró y succionó el otro pezón de Áli en su boca.

Ella miró a los hombres, ambos observando atentamente. Ella sacudió su cabeza hacia la mano izquierda de Áli y
Emmett se movió inmediatamente hacia adelante y tomó la muñeca de Áli y la sostuvo hacia abajo. Andre hizo lo
mismo y capturó la muñeca derecha de Ángela. Los dos hombres se inclinaron y lamieron y chuparon los pezones de
Ali mientras Bella separaba sus muslos y la besaba debajo de su ombligo, luego abrió sus pliegues hasta que pudo
ver la pequeña protuberancia de carne enterrada allí. Se inclinó y lamió su clítoris. Áli gimió en voz alta.

Bella notó que los penes de ambos hombres se encontraban en plena atención.

—Les dejo esto a tus dos hombres—dijo Bella mientras se movía hacia atrás y encontraba un lugar cómodo en el
borde de la manta, apoyándose contra una almohada para ver.

Emmett agarró la muñeca de Áli de Andre y la atrajo hacia adelante. La besó, largo y duro.

—Siéntate—le susurró Bella a Andre.

La miró, luego se sentó en la manta, con las piernas tumbadas frente a él. Ella le dio un condón de la bolsa abierta de
Áli y él se lo puso. Emmett movió a Áli hacia atrás hasta que estuvo en cuclillas sobre Andre. Andre apretó su polla
contra ella cerniéndose a su vagina y sumergiéndose un par de veces, luego movió su pene a su apertura trasera y dio
un codazo en su contra. Emmett la bajó.

—Oh, cariño—Áli sujetó sus manos alrededor de los muslos de Andre.

—Quieres adelante o atrás—le preguntó Emmett—Porque podemos cambiar.

—No, esto es fancasique—dijo Andre.

Emmett asintió, entonces envolvió sus brazos alrededor de Áli y la atrajo hacia adelante mientras rodaba de espaldas,
tirando de ella encima de él. El pene de Andre quedó libre. El pene de Emmett la empaló. Ahora estaba sentada
encima Emmett, con su pene profundamente dentro de ella. Ella se inclinó hacia adelante y le ofreció su trasero a
Andre otra vez. Él se empujó hacia adelante y se agachó detrás de ella, luego dirigió su polla hacia ella una vez más.

Áli se empujó a si misma hacia arriba, luego hacia abajo sobre la polla de Emmett. Bella podía imaginar los dos
miembros masculinos en su interior, la intensa sensación de plenitud, el calor de sus dos cuerpos intercalando el
suyo.

Áli gimió de placer.

—Vosotros dos sois demasiado.

—¿Demasiado?— Andre miró sorprendido— ¿Debería parar?

—Es sólo una expresión, Andre—le aseguró Bella.

Sus tensos rasgos se relajaron en una sonrisa y asintió.

Emmett giró sus caderas hacia arriba y hacia abajo, metiendo su pene en ella con pequeños empujes, mientras Andre
se colgaba de sus caderas y se impulsaba dentro y fuera de ella a en un ritmo cada vez mayor.

Áli rebotaba hacia arriba y hacia abajo, tomando sus dos pollas profundo y duro.

Los tres cuerpos se movían al unísono, mientras los hombres bombeaban en Áli en una acalorada danza de pasión.
Sus gemidos de placer se incrementaron, cada vez más frenéticos a medida que se acercaban al orgasmo.

—Me estoy corriendo. Oh, Dios, me vengo...—susurró Áli, después sus palabras se apagaron en un gemido de placer.

Los hombres continuaron bombeando en su interior. Primero Andre gimió su liberación, después Emmett.

Los tres se quedaron sentados allí por unos momentos, intentando respirar.

Bella necesitaba enfriarse un poco.


—Vamos, chicos. Quiero tener piel de gallina.

Bella se puso de pie y corrió hacia el agua. La luna llena brillaba sobre las ondulantes olas.

Los otros tres se separaron, y luego la siguieron. Ella corrió hacia el agua. Se sentía fría contra sus pies y se detuvo
cuando la tuvo hasta los tobillos, entonces se inclinó y salpicó a los otros. Emmett la recogió y corrió hacia el agua con
ella, luego la echó en las olas. Gritó cuando el agua fría la envolvió, luego se fue hacia abajo. Ella golpeó el fondo de
arena suave y se empujó a sí misma levantándose.

—Vas a pagar por esto—amenazó ella mientras corría directamente hacia él, después saltaba a sus brazos. Él la tomó
y la abrazó con fuerza a su cuerpo. Ella envolvió sus brazos y piernas alrededor de él.

—Si esto es un castigo, continúa.

Ella podía sentir su pene endureciéndose contra su caliente raja, resbaladiza, la cual ella presionaba contra su vientre.

Lo beso largo y duro, empujando su lengua entre sus labios para explorar sus profundidades. Él le devolvió el beso,
justo igual de exuberante. Ella podía oír a Andre y a Áli chapoteando en el mar detrás de ella.

Su polla empujó en su contra. Estaba caliente y dura, y eso provocó un profundo dolor dentro de ella.

Él la besó con una pasión que le quitó el aliento.

—Te quiero, Bella—. El brillo intenso en sus ojos le hizo pensar que quería decir algo más que querer un polvo rápido
en el océano.

Su pene empujó en su raja, entonces se clavó en ella. Profundo y duro. Llenándola. Acariciándola. Él le tomó las
nalgas, y luego se movió hacia atrás y se lanzó de nuevo hacia delante.

—Oh, Emmett—se aferró a sus hombros fuertes y apretó las piernas alrededor de él.

Las olas del mar pulsaban en su contra. Los fuertes brazos de Emmett la abrazaban, manteniéndola bien ajustada a
su cuerpo.

Él se metió de nuevo y ella lo sintió. Ese intenso anhelo… entonces un poderoso placer creciendo en su cuerpo,
inundando sus células. Su polla la penetró de nuevo, haciéndola jadear. Ella se arqueó contra él, tratando de tirar de él
más profundo. Él empujó más duro y más rápido. Ella tomó aire, sus respiraciones convirtiéndose en jadeos, mientras
se levantaba sobre una creciente nube de felicidad.

—Correte para mí, cariño. Quiero ver tu hermoso rostro, como el de un ángel, mientras te llevo al cielo.

Sus embestidas rápidas y profundas se la llevaron. El placer se precipitó por ella y jadeó mientras se deshacía en
éxtasis.

—Sí, cariño. Oh, Dios mío, eres tan hermosa—. Él gimió y ella sintió su líquida y caliente liberación.

Mientras ella miraba sus ojos de carbón vegetal a fuego lento, él le acarició las mejillas con una dolorosa ternura.

—Te amo, Bella—murmuró contra su oído.

El shock se catapultó a través de ella y respiró profundo.

Oh, Dios, ¿qué deb ería decir?

—Hey, vosotros dos. ¿Por qué no echamos un vistazo a la canasta de picnic?—ante la voz de Áli, Emmett retrocedió. Su
pene se soltó y el agua fresca se arremolinó a su alrededor, borrando la sensación de su cuerpo caliente y duro contra
el suyo. Él besó a Bella, y luego sonrió mientras le ofrecía una mano. Ella la tomó y lo siguió mientras corrían hacia la
playa.

Bella vio las luces brillantes de la torre del resort mientras Andre pasaba un grupo de palmeras, luego daba vuelta a la
derecha en la carretera que conducía a Paraíso Escondido. Se detuvo delante del edificio principal. Áli le dio un beso
largo y ardiente, entonces él le sonrió como si no quisiera que se fuera.

Bella sonrió. Ciertamente, formaban una pareja atractiva. Andre besó a Áli de nuevo, después salió de la limusina y
caminó alrededor para abrir su puerta. Ella se puso de pie y se alisó la falda, después Andre abrió la puerta de atrás y
le ofreció su mano a Bella mientras ella salía del vehículo. Emmett la siguió.
—Gracias. Ha sido una noche encantadora—dijo Áli, como si no hubiera ocurrido nada fuera de lo normal entre ella y el
guapo chofer.

—Si necesitas un chofer de nuevo durante tu estancia, por favor, llámame—dijo él con su sexy acento francés y le
entregó una tarjeta.

Bella se percató de que había escrito un número con pluma, además del número de la empresa. Probablemente su
número de teléfono personal.

—Lo haré—dijo Áli con un brillo en sus ojos.

Bella y Emmett le dijeron adiós a André, después Emmett cogió el brazo de Bella. Subieron los escalones a la entrada
del hotel y las puertas de cristal se abrieron.

—¿Tu habitación o la mía?— preguntó Emmett.

—Oh, la de Bella—dijo Áli, juntando su paso al de ellos mientras cruzaban el vestíbulo—Tal vez Edward esté allí.
*Chapter 16*: Chapter 16
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer yo solo me divierto con ellos. La
historia tampoco me pertenece yo solo la adapto y su original le pertenece a Opal Carew.

O0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

Bella enganchó su brazo alrededor del de Emmett. Ella dudaba de que Edward estuviera sentado alrededor de la
habitación. Ni siquiera quería pensar en dónde estaba, especialmente dado que cada uno en el grupo había tenido
planes distintos a Edward… y Tanya.

Ali entrelazó los brazos con Emmett y él escoltó a ambas hacia el ascensor. Bella estaba más que feliz de tener a Ali
después de la bomba que Emmett había dejado caer.

Ali apretó el botón del ascensor.

Emmett le había dicho a Emmett que la amaba. Los hombres a veces hacían eso en la agonía de la pasión, pero
Emmett nunca lo había hecho antes no en doce años. El hecho de que lo hiciera esta noche... la forma en que él la
había mirado con la luz de la luna brillando en sus ojos… tan serios.

Eres preciosa... y dulce, e inteligente y divertida… un día, quiero sentar cab eza con la mujer de mis sueños y tener una
familia. Alguien como tú, hab ía dicho. ¿Es por eso que él siempre la hab ía llamado su chica de ensueño?

Nunca se había abierto a ella así antes. La pregunta que corrió a toda velocidad a través de su mente fue, ¿él
realmente la amab a, o solo estab a queriendo algo que ahora sab ía que no podía tener… a causa de Edward?

La idea de que Emmett podría estar realmente enamorado de ella la arrojó a un torbellino de confusión.

Ella amaba a Edward, y Edward le había pedido que se casara con él. Pero siempre había tenido un vínculo especial
con Emmett. Él había sido una parte importante de su vida en la universidad. Habían estudiado juntos, ido de fiesta
juntos, se ayudaban entre sí a través de rupturas. Podía hablar con él sobre cualquier cosa, y siempre la alentaba. Eso
había continuado a través de los años desde la universidad, también.

¿Podría lo que ella tenía con Emmett ser amor? Y si lo fuera, ¿qué ib a a hacer? Ella no podía tener a los dos hombres.
El ascensor llegó y ellos entraron, seguidos por otras tres personas con vestimenta casual. Emmett pulsó el botón
catorce y observó la vista fuera de la pared de cristal del ascensor mientras subían. Las luces brillaban en la distancia y
la luna lanzaba una suave luz a través de las olas del mar.

Las puertas se abrieron y Bella abrió su bolso y revolvió en el por la tarjeta llave, mientras los tres paseaban por el
pasillo. Una vez dentro de la habitación, tiró su bolso sobre el tocador. La puerta de la habitación contigua de Edward
estaba cerrada.

—Me pregunto si él está allí —Ali apoyó su oreja contra la puerta—. Creo que oigo a alguien allí —ella hizo una pausa,
escuchando atentamente—. Jasper, creo, y… una mujer.

Ella miró por encima de su hombro hacia Bella y Emmett. —Creo que podría ser esa nueva mujer, Tanya. Ya sabes, me
cae muy bien. Cuando ella estaba con nosotros ayer por la noche...

Ali seguía hablando, pero Bella no podía concentrarse lo suficiente como para dar sentido a sus palabras. ¿Edward
estab a allí con Tanya? ¿Estab a teniendo sexo con ella?

Soy una idiota. Nunca deb ería hab er sugerido que Tanya se uniera al grupo.

El brazo de Emmett fue alrededor de la cintura de Bella y la atrajo a su lado.

—Cariño, ¿por qué no vienes y te quedas en mi habitación esta noche? —Emmett murmuró contra su oído.

Su columna vertebral se puso rígida ante la idea de pasar la noche con Emmett, de tener que enfrentarse a sus
sentimientos por ella. Realmente no sabía qué hacer esta noche.

Ali les echó un vistazo. Sus ojos se estrecharon y Bella sabía que ella había descubierto que algo andaba mal.

—En realidad, Emmett, Bella se ve muy cansada —miró hacia Bella, como si buscara confirmación. Bella asintió con la
cabeza—. ¿Por qué tú y yo no vamos a por una copa y vemos quién está alrededor?
—De hecho tengo ganas de acostarme —dijo Bella.

Y era cierto. A pesar de que sólo eran las nueve y media, lo único que quería hacer era meterse en la cama sola y
dormir. Los brazos de Emmett se quedaron alrededor de la cintura de Bella.

—¿Estás segura?

Ella asintió con la cabeza, luego le dio un beso.

Ali tomó la mano de Emmett y lo condujo hacia la puerta. Que se cerró en silencio detrás de ellos.

Bella se dio una ducha rápida luego se subió a la cama. Mientras yacía acurrucada bajo las sábanas, escuchaba
atentamente, esforzándose por oír los sonidos que venían de la habitación de Edward, pero no oyó nada.

Era una tontería. Ni siquiera sabía si Tanya estaba allí en absoluto, y menos aún si Edward estaba haciendo el amor
con ella. Ella había sugerido que Tanya se uniera al grupo para probar la fuerza de la relación de Bella y Edward, y
ahora veía que había un defecto importante… y era de Bella. No confiaba en Edward. No debería estar precipitándose
en las conclusiones acerca de él. Él dijo que la amaba. ¿Por qué pondría en peligro eso por tener sexo con Tanya?

Oyó una puerta abriéndose y cerrándose y voces en el pasillo. Ella se sentó erguida. Esa era la voz de Tanya. Y la de
Edward. Un momento después, se unió la de Garret. Ella no podía entender lo que decían -sus voces eran sólo
rumores- pero podía decir que se estaban acercando.

Un golpe en su puerta. Ella se quedó paralizada. ¿Querían entrar? ¿Invitarla a unirse a ellos en un cuarteto?

Los tres habían estado en la habitación de Edward. Juntos.

Probablemente teniendo sexo.

Se sentía mal del estómago.

Otro golpe. Tiró de las mantas sobre su cabeza, rezando para que ellos solo se alejaran. Los murmullos continuaron
durante unos momentos, luego se desviaron por el pasillo.

La puerta de Edward se cerró. Debía haberse quedado atrás.

Parte de ella quería saltar, ir corriendo y enfrentarlo… pero el resto de ella se hundió en la almohada. Estaba
demasiado agotada. De todos modos, ¿qué podía decir? Ella había sido la que sugirió que Tanya se uniera al grupo, y
ellos habían estado haciendo lo que el grupo mejor sabía hacer.

Durante horas, dio vueltas en la cama, hasta que las sábanas se retorcieron a su alrededor como viñas gigantes.
Dormitó por un rato. Cuando las primeras luces del amanecer, se asomaron en su ventana, se apartó de la cama y se
vistió, entonces se dirigió escaleras abajo a dar un paseo en la playa.

Edward se despojó de su traje de baño y lo tiró por encima del borde de la bañera, luego se metió en la ducha para
quitarse la sal del agua de la piscina. Una vez que estuvo seco, caminó hacia el dormitorio, se puso un par de
pantalones cortos, entonces paseó hacia el balcón y se tendió en uno de los sillones.

El sonido de las olas del mar lavando sobre la playa se combinaba con los sonidos de la gente riendo y gritando en un
animado juego de voleibol playero. El cielo estaba totalmente despejado y el sol caía a plomo sobre él, calentando su
piel.

Esta mañana, había despertado por una luz roja intermitente en su teléfono. Bella había dejado un mensaje para
decirle que las cuatro mujeres habían ido de compras a la ciudad. Conociendo a Bella no regresaría hasta la tarde,
había llenado su tiempo dando un paseo por el complejo, jugando un poco de tenis seguido de un baño, entonces
tomado un almuerzo tardío en la piscina.

Esperaba que Bella estuviera de vuelta pronto. La echaba de menos. No la había visto desde que ella había sugerido
que Tanya se uniera al grupo ayer por la tarde. Deseaba que Bella hubiese ido a él anoche.

No sabía cuánto había estado fuera. Nunca la escuchó entrar. Garret y Tanya habían llamado a su puerta a eso de las
nueve, pero ella no había respondido. Él había ido a ver de quién se trataba y los invitó a tomar una copa. Tanya había
sugerido pasarse por ahí y agradecer a Bella por haberla invitado a unirse al grupo. Tanya y Garret parecían haber
congeniado, y Edward estaba contento por eso.
Él sacudió su cabeza. Maldita sea, deseaba que Tanya no se hubiese presentado aquí. Aunque las cosas parecían
estar solucionándose, no debería haberse permitido enredarse con ella de nuevo. Su condenada necesidad de
protección hacia ella había complicado las cosas demasiado. Amaba a Bella y no quería poner en peligro su relación
por cualquier cosa. Sus puños se apretaron en su regazo. Haría todo lo que pudiera para mostrarle a Bella lo mucho
que la amaba. De alguna manera, iba a convencerla para que se casara con él.

Oyó la puerta de la otra habitación abrirse. Bella debía estar de vuelta.

Se levantó y abrió la puerta corredera, luego asomó su cabeza por la puerta contigua.

—Oh, hola. Bella lanzó algunas bolsas sobre la cama.

Él entró en su habitación.

Se veía hermosa en un traje rojo que combinaba con su pelo chocolate muy bien. En realidad, ella llevaba su traje de
baño rojo que era su favorito, debido a que el escote revelaba la curva de sus pechos de una manera muy atractiva con
una falda envolvente.

—Hola. He estado esperando por ti. Dio un paso hacia ella, con ganas de abrazarla, pero ella tomó una bolsa, sacó
una blusa, y la sostuvo en alto delante de ella.

—¿Te gusta?

Era verde esmeralda y le sentaba muy bien, realzando el color chocolate de sus ojos.

—Bonita.

Dobló la ropa y la puso en el segundo cajón de la cómoda. Él se acercó, pero ella lo esquivó y agarró otra bolsa.

—Tengo algo para ti también. Le entregó una bolsa más grande que la de su blusa.

Él miró en su interior y sacó una toalla de playa grande, con un patrón abstracto de rojos y naranjas. Era de una
suavidad tipo terciopelo y lo suficientemente grande como para estirarla en la playa y extenderse sin tener sus pies
colgando sobre la arena.

—Es genial. Gracias.

—Yo… pensé que sería algo para que te acuerdes de este viaje.

Él sonrió. —No creo que necesite recordarlo. Este viaje es muy memorable.

—Bueno, entonces… —miró lejos, entonces agarró otra bolsa—. Algo para que te acuerdes de mí.

¿Qué diab los...?

Él tomó la bolsa de su mano y la atrajo hacia sí, envolviendo sus brazos alrededor de ella.

Sus brazos se deslizaron alrededor de su cintura y ella apoyó su cabeza contra su hombro. —¿Por qué necesitaría algo
que me recuerde a ti? No habrás decidido rechazar mi propuesta, ¿verdad?

—No es eso. Yo…

Ella se retiró y se sentó en el borde de la cama, con una rodilla escondida debajo suyo. Dio unas palmaditas en la
cama junto a ella y él se sentó. Ella le tomó la mano.

—Ayer por la noche, yo… estaba en la cama y oí a Tanya en el pasillo... acababa de salir de tu habitación.

—¿Estabas aquí? ¿Por qué no abriste la puerta? ¿Estabas tratando de dormir?

Ella asintió con la cabeza.

Él le acarició la mejilla. —Lo siento, cariño. Tanya y Garret se acercaron para tomar una copa, no tenía la intención de
despertarte.

—Edward, sé lo mucho que amabas a Tanya. Y sé que rompió contigo. Sería natural que, ahora que ella te quiere de
vuelta... tú pudieras estar teniendo segundos pensamientos sobre... bueno, nosotros.
—No estoy teniendo segundos pensamientos.

Ella se mordió el labio y se le quedó mirando con ojos brillantes. —Bueno, tal vez deberías.

—¿Discúlpame?

—No es que no te quiera —tiró su mano más cerca de ella y puso la otra mano sobre esta—. Sólo... creo que es
importante que por lo menos consideres tus sentimientos por Tanya. No me gustaría que terminemos casados,
entonces estés siempre preguntándote lo que podría haber sido.

Él le apretó la mano, entonces la llevó a sus labios y la besó.

—Cariño, si aceptas casarte conmigo, nunca me preguntare acerca de "y sí". Porque te voy a tener. Y eso es lo que
deseo más que cualquier otra cosa.

—¿Así que no tienes para nada sentimientos dejados para Tanya?

Dudó, pero su mirada sólida le dijo que no podía esquivar la pregunta.

—Yo no he dicho eso.

Maldita sea. Ante su expresión de dolor, se sintió culpable, pero ¿qué otra cosa podía decir? No podía mentirle.

Ella se puso de pie, pero él tiró de ella hacia atrás y a sus brazos.

—Te amo, Bella. Quiero casarme contigo. La besó, sus labios insistiendo. Su lengua se deslizó entre sus labios y se
enredó con su lengua en una danza erótica. Su entrepierna se apretó ante la sensación de su suave boca rodeándolo,
sus pechos presionando en su pecho desnudo, sus pezones endureciéndose en perlas. En la evidencia de su
excitación, su pene se endureció, también.

—Eres tú a la que quiero, Bella. Sus dedos rastrillaron a través de su pelo y ella llevó su cara de vuelta hacia la suya. Su
lengua invadió su boca en un baile caliente y hambriento. Deslizó una mano hacia su espalda y tiró apretándolo hacia
su cuerpo, arqueando sus senos con fuerza sobre su pecho mientras le acariciaba la parte posterior de su cabeza con
la otra mano. Su boca devorando la suya.

—Te quiero, también, Edward. Su mano acarició bajando por su pecho y por encima de su estómago.

Luego alcanzó el bulto en sus pantalones cortos. Acarició por encima de él una vez. Sus bolas se apretaron de
anticipación. Ella bajó la cremallera y, un segundo más tarde, sus dedos rodearon su polla.

Al sentir la caliente y dura polla de Edward en su mano, Bella sintió una oleada de calor entre sus piernas.

Lo quería. Intensamente.

Se levantó y se desenvolvió su pareo, luego se quitó su traje de baño. Dio un paso adelante y se quedó de pie delante
de él, desnuda. Él se levantó y dejó caer sus pantalones en el suelo, entonces la arrastró de nuevo a sus brazos. Su
boca invadió la de ella con hambrienta anticipación. Ella recorrió con sus manos las firmes nalgas y tiró de su ingle con
fuerza hacia ella.

— Hazme el amor, Edward. En este momento.

Él movió una mano por su vientre luego un dedo se deslizó entre sus piernas y se sumergió en ella.

—Estás tan húmeda.

A pesar de que había pedido uno rápido, Edward quería darle más. La recogió y la llevó a un lado de la cama, luego la
tumbó. Se sentó a su lado y capturó sus labios con los suyos, besándola con una pasión que llameaba desde lo
profundo de su corazón.

—Cariño, te quiero tanto —Edward presionó sus piernas abiertas, luego se arrodilló entre ellas—.Quiero hacerte sentir
tan bien.

Él besó su vientre, luego metió su lengua en su ombligo. Acarició sus caderas mientras la besaba hacia abajo. Sus
suaves y negros rizos hicieron cosquillas a su mentón. Besó a su alrededor, luego bajó por la cara interna de su
muslo. Ella se retorcía mientras se burlaba de ella, levantando su pierna y besando la parte posterior de su rodilla,
luego pasando a la otra pierna y besando la cara interna de su muslo hacia arriba.
Por último, mientras ella se arqueaba hacia él, sus dedos enredados en su pelo, frotó suavemente su lengua contra su
clítoris. Una profunda satisfacción irrumpió a través de él ante su ahogado gemido.

Movió su lengua contra su clítoris, luego lamió la longitud de su húmedo coño. Apretó su cabeza contra ella. Él deslizó
su lengua dentro de ella, lamiendo profundamente en su dulce coño, luego se movió a su clítoris y lo chupó. Ella gimió
y se arqueó. Deslizó un dedo en su caliente y sedoso pasaje mientras se burlaba de su clítoris con su lengua.
Después deslizó otro dedo dentro. Ella se arqueó de nuevo y su cuerpo se tensó. Ella estaba cerca.

Él acarició su vagina, encontrando el desigual punto G. Ella se arqueó y gimió de nuevo, entonces gimió largo y duro
cuando la humedad desbordó de ella.

Bella se apartó el pelo de la cara mientras se dejaba caer sobre la cama. Su corazón se llenó por la forma en que él la
había hecho sentir... apreciada.

—Dios mío, Edward, eso fue increíble.

Él sonrió hacia ella.

—¿Así que estás satisfecha ahora?

Ella apretó sus manos en sus hombros.

—De ninguna manera. Ven hasta aquí, pedazo fantástico.

Él se arrastró sobre ella, su sólida polla apuntando hacia ella. Se inclinó y chupó un pezón. Ella jadeó ante el exquisito
placer. Chupó el otro y ella agarró sus hombros y tiró de él. Sus bocas se encontraron mientras su polla presionaba
contra sus pliegues húmedos.

Ella lo quería dentro. Necesitaba sentir lo mucho que la quería.

Su polla se deslizó en ella y ella suspiró de placer. Aferrada a sus hombros, se arqueó contra él. Él se echó hacia atrás
y empujó hacia adelante.

El placer se levantó en su interior. Envolvió sus piernas alrededor de él. Su polla empujando más profundo.

—Sí, Edward. Hazme correr.

Él empujó de nuevo, entonces se hizo hacia fuera, y de nuevo dentro, incrementando la intensidad de su necesidad.

Su pulso latía con fuerza, entonces el calor fluyó a través de ella cuando sus embistes aumentaron. Profundo. Duro.
Placer intenso irrumpió a través de cada célula, palpitando dentro de ella y a través de ella, cayendo en picada en el
éxtasis.

Él seguía bombeando, luego se unió a ella con su propia liberación.

—Bella, te ves como una perra total —Edward le sonrió mientras se apoyaba en el aparador, con los brazos cruzados
—. Me encanta.

Bella terminó de fijar la pequeña hebilla de su zapato de tiras de cuero negro adornado con clavos de plata, luego se
puso en pie, balanceándose cuidadosamente en los delgados tacones de aguja de metal plateado de cinco pulgadas1
de alto.

Se miró en el espejo y ajustó el apretado corpiño rojo y negro de cuero, el cual empujaba hacia arriba sus pechos de
una manera atractiva. Este dejaba su torso desnudo por encima de su falda de cuero negra muy corta, que no
alcanzaba a cubrir la parte superior de sus medias ni del liguero de encaje negro con los adornos de color rojo que las
sostenían. Cuando ella caminaba, un destello de blanco muslo se mostraba por encima de las medias. —Esa es la
idea. Estoy cumpliendo con la fantasía de Jasper de tenerme siendo una prostituta para él. Por supuesto, no sería tan
sencillo. Nunca lo era. Es por eso que estas vacaciones eran siempre tan emocionantes. Se estremeció con
anticipación.

Edward deslizó sus manos alrededor de su cintura desnuda y le acarició el cuello.

—Él es un hombre muy afortunado.

Bella jugó con el collar de Edward y miró hacia sus cálidos ojos marrones.
—Sabes, puedo ser tu prostituta cuando regrese más tarde.

— Vamos, no te engañes. No estarás de regreso esta noche y lo sabes.

—Pero si quieres que yo...

—No, yo no quiero limitar tu estilo. Se trata de tus vacaciones. Quiero que te diviertas, sin preocuparte por mí.

Ella sonrió. —Tienes planes, también, ¿no?

La idea de que podrían ser con Tanya quemó a través de ella, pero lo hizo a un lado.

Él había hecho un argumento convincente de que todavía quería casarse con Bella, a pesar de sus persistentes
sentimientos hacia Tanya. La confianza era una parte integral de una relación… y ella confiaba en Edward.

Deslizó sus brazos alrededor de su cuello y lo besó. Largo y duro.

—Voy a echarte de menos.

—No, no lo harás —bromeó él—. Ya lo verás, —entonces le dio unas palmaditas en su trasero y la envió hacia la puerta
—. Ahora, ponte en movimiento, o vas a llegar tarde para tu John.

—Si yo no lo supiera, diría que estás tratando de deshacerte de mí.

—No, en absoluto —dijo, mientras abría la puerta—. Ahora…

Un hombre caminaba por el pasillo mientras ella caminaba hacia este en su escasa vestimenta de prostituta.

Edward sonrió y dijo: —Eso fue fabuloso, Kiki. Si estás libre mañana por la noche, tal vez puedas pasar por aquí de
nuevo. Cerró la puerta detrás de ella.

Las cejas del desconocido se arquearon y le sonrió.

—Estoy buscando un poco de compañía, si estás disponible —dijo el hombre, sus ojos grises brillando mientras su
mirada se deslizaba arriba y abajo de su cuerpo, descansando sobre la curva de sus pechos empujados hacia arriba
por el corpiño ceñido al cuerpo.

1 N.C: 5 pulgadas son 12,7cm.


*Chapter 17*: Chapter 17
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer yo solo me divierto con ellos. La
historia tampoco me pertenece yo solo la adapto y su original le pertenece a Opal Carew.

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Todo lo que Bella tenía que hacer era bajar la cremallera de la apretada prenda para liberar sus senos a la vista del
extraño. Sus dedos jugaron con la cabeza de la cremallera. La mirada del hombre permanecía centrada en la curva de
sus pechos.

Se sentía tentada ante el ávido interés en los ojos de él. Era guapo y sexy y la deseaba y eso la excitaba.

Pero tenía que llegar a la suite donde iba a reunirse con Jasper. Le estaría esperando y esta noche se trataba de
cumplir la fantasía de Jasper, no la de este extraño. O la suya propia.

Ella deslizó sus manos sobre sus senos y le guiñó un ojo. Tal vez otra noche de esta semana, podría volver a actuar
como prostituta. —Lo siento, ya estoy reservada —dijo, y luego paseó por el pasillo con un contoneo exagerado que,
por la ardiente sensación de su caliente mirada, él disfrutó.

Un viaje en ascensor y dos giros a la derecha después, estuvo de pie fuera de la puerta de la suite y llamó.

—Adelante.

Giró el pomo de la puerta y entró.

—Sexy —Jasper la miró apreciativamente—. Ven aquí. Ella cerró la puerta y se puso delante de él. Vestía jeans azules
desteñidos y una camiseta negra de suave algodón.

Su pelo rubio claro largo hasta los hombros, era una masa de ondas alrededor de su cara, en lugar de atado detrás de
su cabeza, como de costumbre. A veces hacía eso como parte del juego de rol.

Anhelaba extender su mano y tocarle la mandíbula sombreada por la barba. Se veía tan crudo y sexy.

Él agarró el cierre de su cremallera y lo bajó lentamente. El cuero ajustado que encerraba su pecho liberándose un
poco a la vez. Él hizo la tela a un lado, desnudando sus senos. El estilo del bustier incluía un cuello estilo halter1, de
modo que cuando la cremallera se soltó, este colgó abierto, pero no se cayó.

—Oh, síp —él se inclinó y chupó un pezón dentro de su boca caliente—. Tú eres una puta caliente.

Chupó con fuerza, luego mordisqueó su otro pezón.

—Quiero que nos entretengas a mí y a mi amigo.

Alguien se paró detrás de ella y le acarició las costillas. La mano del hombre rozó el pezón, mientras que Jasper
chupaba el otro. Era Garret detrás de ella. Lo podía decir por la forma en que rodaba su pezón entre su dedo medio y el
pulgar. No con el dedo índice como hacía Emmett y Jasper. Su mano se deslizó por su estómago, y luego se deslizó
debajo de la corta falda de cuero negro para resbalar sobre sus bragas. Podía sentir la humedad reunida entre sus
piernas.

—Espera. Me gustaría que ella nos pusiera de ánimo —dijo Jasper.

Sonriendo, se levantó. —¿Qué te gustaría, dulzura?

—Me gustaría un baile erótico.

Ella le dio la espalda y se subió la cremallera del top. Necesitaba la ropa puesta para desudarse. Sacó un CD de su
bolso y cruzó la habitación hacia el equipo de música y deslizó dentro el disco, entonces comenzó la música sensual.
Empezó a girar sus caderas mientras hacía un lento movimiento con el hombro.

Agarró la silla del escritorio y la empujó hacia el centro de la habitación, luego les dio la espalda a los dos hombres,
ambos sentados ahora en el sofá, y se inclinó hacia adelante, deslizando hacia arriba el dobladillo de su falda lo
suficiente para darles un gran en vista de su desnudo trasero, al menos, bien podría haber estado desnudo para el
tanga que lo cubría.
Estando de pie, giró sus caderas una y otra vez mientras bajaba el cierre de su falda, luego la dejó caer al suelo y se
salió de ella. Echó un vistazo sobre su hombro para ver a los hombres sacando sus penes mientras ella se sentaba en
la silla, las piernas muy abiertas, su culo rozando el asiento de izquierda a derecha. Ella se volvió a poner de pie, luego
bajó su culo, luego hacia arriba a la izquierda, abajo, luego arriba hacia la derecha. Ella lanzó una pierna sobre el
respaldo de la silla y se dio la vuelta para sentarse en la silla, las piernas muy separadas. Pasó su mano subiendo por
su muslo, y luego sobre su entrepierna. Los ojos de los hombres brillaban mientras miraban sus dedos resbalando
por la longitud de su hendidura y de vuelta otra vez. Jasper alcanzó el pene de Garret y lo acarició junto con el suyo.
Garret alcanzó los testículos de Jasper y los ahuecó en su mano.

Ella sonrió y se deslizó de manera que sus piernas apuntaban hacia arriba en línea recta, los muslos descansando en
el respaldo de la silla. Lentamente, tiró de la cremallera, desnudándose completamente, excepto por el tanga.

Los hombres bombeaban más rápido mientras ella abría sus piernas en una amplia V. Bajó sus dedos por su muslo y
por su hendidura otra vez, sintiendo la humedad que empapaba sus bragas.

Rodó hacia delante, sus piernas bien abiertas, luego levantó una pierna hacia arriba y sobre el respaldo de la silla,
entonces se puso en pie.

En una sexy zancada hacia adelante, se acercó a Jasper, agarró su camisa con un puño y lo puso de pie, luego lo guió
hasta la silla. La giró para que no enfrentara a Garret, luego sentó a Jasper con un empujón en su pecho. Volvió a
meterle el pene dentro del pantalón y le subió el cierre, luego se sentó en su regazo, enfrentando a Garret y le guiñó un
ojo.

Ella arqueó su cuerpo, empujando su pelvis contra Jasper y girando las caderas. Girando y girando, presionando
firmemente contra su pene duro como roca. Empujó sus senos contra los labios de Jasper, y se tragó su pezón dentro
de su boca. Mientras ella mecía sus caderas sobre su pelvis, moliendo su coño contra su polla.

Coño… pene… coño… pene. Oh, Dios, se sentía tan sucia… y sexy.

—Oh, hombre, tú eres una puta caliente —exclamó Jasper mientras su polla se movía contra ella.

Ella envolvió sus brazos alrededor de su cuello y le hundió el rostro entre sus tetas. Los pezones, duros como rocas y
necesitados, empujaban contra él. Chupó uno, luego el otro. Ella giró, luego se enterró con fuerza contra él… y recibió
su recompensa.

La sensación de humedad caliente contra sus bragas.

Él se había corrido en sus pantalones. Sabía que a él le encantaba eso, ser estimulado hasta el punto sin retorno.

—Maldición, eres tan jodidamente buena haciendo eso. Te gusta eso, ¿verdad, pequeña puta?

—Sabes que sí, nene —murmuró ella contra su oído—. Ahora estás todo suave, así que mejor veo a tu amigo.

Se puso de pie, se quitó la tanga y se arrodilló frente a Garret. Consciente de que Jasper miraba desde detrás de ella,
envolvió sus dedos alrededor del pene de Garret, que se curvaba hacia su vientre, y se lo acarició de arriba abajo.
Envolvió sus labios alrededor de él y lo chupó hasta la empuñadura, abriendo mucho su garganta para tomarlo entero.
Se balanceaba arriba y abajo sobre él, llevándolo al borde, pero sin permitirle pasar más allá. Cuando parecía a punto
de estallar a pesar de su cuidadosa manipulación, se puso de pie y se trasladó a la butaca al lado del sofá. Mientras
ella se inclinaba y se agarraba del respaldo, miró por encima del hombro, enviándole a Garret una sonrisa invitadora.

Inmediatamente, él se puso de pie y se le acercó. Se paró detrás de ella y sus brazos rodearon su cintura mientras
embestía directamente dentro de ella sin preámbulo. Su coño húmedo y resbaladizo le dio la bienvenida mientras
bombeaba dentro de ella, entonces gimió y se corrió dentro de ella. Siguió empujando y sintió que un orgasmo
explotaba a través suyo, llevándola a un delicioso éxtasis.

Suspiró mientras Garret se retiraba, luego se volvió. Jasper estaba sentado en el sofá, bombeando su propio pene
duro como roca. Ella caminó hacia él y se arrodilló sobre, colocando una rodilla a cada lado suyo, entonces agarró su
pene y lo deslizó dentro de ella. Las manos agarraron su cintura mientras caía sobre él, tomándolo totalmente en su
interior, luego se levantó y se dejó caer en su regazo, una y otra vez, llevando su pene profundo y con fuerza dentro de
ella hasta que ambos gimieron su liberación una vez más.

Ella se deslizó fuera de él y se dejó caer satisfecha contra su costado. Garret le entregó una copa de vino blanco y ella
tomó un sorbo.

Un golpe sonó en la puerta.


Ella miró a Jasper, luego a su ropa amontonada en el suelo.

—Yo debería…

—No te preocupes por eso. Estoy esperando a otro amigo. Mientras Garret abría la puerta, Bella se puso de pie, lista
para escabullirse dentro de la otra habitación si se trataba de servicio de habitaciones, o algún otro desconocido. Él
abrió la puerta para revelar... a Tanya. Emociones mezcladas se arremolinaban a través de Bella mientras enfrentaba a
la mujer que le había causado tanta inseguridad.

Tanya miró a Bella luego alejó la mirada, como si le avergonzara la desnudez de Bella.

—Yo… uh, vine a ver a Garret.

—Tanya, entra. Únete a nosotros —Garret la llevó dentro de la habitación. Bella no sabía si esto era un acto como parte
del escenario de Jasper, o si la aparición de la mujer había sido una sorpresa—. -Esta es Kiki, una prostituta que ha
sido contratada para entretenernos —le dijo Garret a Tanya.

—Entra, Tanya —Jasper sonrió—. Estoy seguro de que también disfrutarás de sus talentos.

—Bien, no sé. No quiero molestar.

—Para nada —dijo Bella, haciendo todo lo posible por ocultar el rastro de resentimiento que sentía hacia la otra mujer
—. Estoy aquí para complacer a Jasper y a cualquier otro que él quiera. Soy una puta. Es lo que hago.

Los labios de Tanya mostraron una pequeña sonrisa y Bella pudo entender lo que Edward veía en ella. Ella tenía una
sonrisa bonita. Linda, y hacía que sus ojos se iluminaran.

Maldición, no era a la mujer lo que Bella resentía, sino el hecho de que Edward se preocupara por ella. No era justo
sostenerlo contra ella, y ciertamente no era justo arruinar la fantasía de Jasper.

Esta podría ser justo la manera de superar los celos que ponían tal presión sobre ella y Edward.

Bella le tendió la mano a Tanya. Ella entró en la habitación, y hacia Bella.

Bella se inclinó hacia su oído. —Esta noche estamos actuando la fantasía de Jasper. Apuesto a que le encantaría si te
involucraras. ¿Quieres jugar?

—¿No te importa? —preguntó ella.

—Por supuesto que no —alzando la voz para que los otros pudieran oír, dijo—: Estos dos hombres están agotados,
pero apuesto que con un poco de estimulación visual van a querer seguir otra vez.

Bella pasó su mano desde el cuello de Tanya a su estómago, entonces presionó su mano contra su pecho y la hizo
retroceder hasta la silla.

—Siéntate —dijo.

Tanya se sentó. Bella soltó uno por uno los botones de la blusa floreada de Tanya, separando la tela para mostrar la
piel cremosa debajo. Quitó la tela, revelando un sostén de encaje rosado, luego dejó caer la blusa por encima de los
hombros de Tanya al suelo. Deslizó sus manos por detrás de Tanya y soltó el sostén, luego lo sacó del cuerpo de la
mujer. Los pezones de sus senos atrevidos y apuntando hacia arriba se endurecieron de inmediato.

Edward llamó a la puerta, esperando con anticipación que la puerta se abriera. Apenas podía esperar para ver lo que
Bella estaba haciendo. ¿Estab a chupando el pene de Garret? ¿El de Jasper? ¿Uno de los homb res la estaría jodiendo?
¿O los dos?

La puerta se abrió y Garret miró brevemente a Edward, luego su mirada fue a algo que sucedía en la habitación.
Edward entró y siguió la mirada de Garret.

Oh, mi Dios.

La visión de Tanya sentada en la silla, sus senos desnudos, con Bella de rodillas delante de ella lamiéndole el pezón,
envió una descarga inmediata de adrenalina a través de su sistema. Su pene se infló dolorosamente en los confines
de sus jeans.

—Edward. Tanya lo miró, los ojos muy abiertos, y luego miró a Bella interrogante.
Bella miró a Edward, su expresión no dejaba escapar nada.

Él se lamió los labios, dispuesto a dar la vuelta y cruzar a través de la puerta, pero Bella asintió casi
imperceptiblemente, luego se volvió a inclinar sobre los senos de Tanya y le chupó el pezón.

Tanya se volvió a relajar en la silla y Edward observó con fascinación cómo Bella desabrochaba los jeans de Tanya y
tiraba hacia abajo. Tanya se elevó para que los pantalones se pudieran deslizar lejos, entonces Bella se los sacó por
sus tobillos. A continuación, le quitó las pequeñas bragas rosadas.

Bella puso una mano sobre cada rodilla de Tanya y le dejó las piernas bien abiertas. El coqueto y pequeño coño de
Tanya brillaba en la suave luz. Bella subió besando su muslo, y luego presionó su lengua contra el mojado coño y
lamió. Tanya gimió. La lengua de Bella empujaba en los pliegues rosados y desaparecía dentro de la hendidura. Tanya
se arqueó y gimió. Bella lamió, luego le cubrió el clítoris. El pene de Edward estaba duro como roca, al igual que los de
Garret y Jasper. Los otros dos hombres se acariciaban sus miembros mientras miraban a las dos mujeres. Pronto
Jasper se puso de pie y tomó la mano de Tanya, luego la levantó de la silla.

Mientras Bella comenzaba a pararse, Jasper apoyó su mano en su hombro.

—Quédate ahí, mi sexy sirena —dijo—. Eres tan jodidamente talentosa.

Ella se quedó de rodillas y observó mientras él le hacía una señal a Edward para que se sentara en la silla.

—Siéntate, amigo mío. Disfruta.

La mirada de Edward se lanzó hacia Tanya luego de vuelta a Bella. Se acercó a la silla y se sentó.

—¿Quieres que me vaya?—susurró.

—Sólo siéntate y cállate —murmuró ella, sonriéndole.

Le desabrochó el botón de sus jeans, luego le bajó el cierre.

Esto ciertamente parece ser una clara indicación de que deb ería quedarme.

Evitó mirar en la dirección de Tanya, sin querer ver sus atrevidos senos y su desnudo coño. En realidad, quería verlos,
pero no quería verse afectado por ello.

Porque eso le hacía querer tocarla. En cambio, se concentró en el exquisito cuerpo desnudo de Bella frente a él.

Bella miraba mientras Edward se bajaba los pantalones y se sentaba en la silla frente a ella, sonriendo con valentía.
Su pene largo, duro, y familiar se paraba frente a ella y se inclinó hacia adelante y besó la punta con afecto.

Probablemente debería haber aceptado su oferta para irse.

Con Tanya aquí, las cosas podrían ponerse pegajosas, pero Bella no quiso arruinar la velada poniendo las cosas
difíciles… y ella estaba demasiado atrapada en la fantasía sexy y traviesa para detener las cosas ahora. Sabía que
Edward había encontrado excitante verla dándole placer a Tanya. Y ahora quería chupar la polla de Edward en frente de
todos… y quería que Edward la viera joder con los otros hombres… y ser jodida por Edward en frente de ellos. Y
delante de Tanya.

Lamió la longitud de su vara.

—Chupa su polla, nena —la alentó a Jasper—. Muéstranos lo caliente que eres.

Lamió alrededor de la corona, luego envolvió sus labios alrededor de él y lentamente bajó su boca sobre él, lamiendo y
apretando en su camino hacia abajo. Él gimió mientras ella se lo tragaba profundamente, luego empezó a chuparlo
con fuerza entre la lengua y el techo de su boca. Apretando y chupando, presionándose firmemente contra él.

Alguien se paró detrás de ella y le acarició el trasero desnudo. Manos se envolvieron alrededor de sus caderas y la
pusieron de pie, mientras ella permanecía doblada por la cintura, chupando la polla de Edward. Un pene golpeó contra
su coño resbaladizo, la dura cabeza empujando su camino dentro de ella. Lentamente. Más profundo. Entrando en su
mojado pasaje.

Sus dientes rozaron ligeramente la polla de Edward mientras su lengua se arremolinaba a lo largo de la vara. La polla
detrás fue más profunda. Chupó a Edward y él gimió. La polla de Jasper, lo podía decir por cuán larga y recta era, se
empujó hasta la empuñadura, luego retrocedió, arrastrándose contra sus paredes internas. Ella lo aferró
apretadamente dentro suyo mientras chupaba profundamente a Edward. Jasper embestía hacia adelante y luego
retrocedía. Quería gemir, pero su boca estaba llena con una polla. Ella chupó, luego dio un respingo ante la profunda
embestida del largo pene de Jasper en su interior. Él se mantuvo apretado contra sus caderas y embestía adentro y
afuera. Profundo y con fuerza. Ella apretaba a Edward con fuerza, luego chupaba. Él gimió mientras Jasper aceleraba,
empalándola cada vez más rápido. Ella jadeó en busca de aire, luego comenzó a bombear la polla de Edward con el
mismo ritmo de la embestida de Jasper.

Dentro. Fuera. Más y más fuerte.

Edward se tensó, y luego se sacudió y un líquido caliente inundó su boca. Se derramó por su barbilla mientras ella
jadeaba, el placer aumentando a través de ella mientras Jasper seguía embistiendo. Él la agarró y la sostuvo con
fuerza contra su cuerpo mientras se retorcía en su interior. Ella gimió, el orgasmo estallando dentro de ella en un
cataclismo de placer. Jadeó, luego se dejó caer en el regazo de Edward. Jasper se salió de ella y Edwarf
inmediatamente agarró sus hombros y la presionó hacia atrás, poniéndola en el suelo. A pesar de que acababa de
dejarlo seco con sus chupadas, él se arrastró sobre ella y puso su polla en su coño, luego se metió profundamente.

Su obvio deseo por ella envió un gozo a través suyo. Golpeó dentro de ella, llenando la necesidad ya bien alimentada
en su interior. Ella gritó de placer mientras el orgasmo la sobrepasaba, enviándola a un reino de puro éxtasis.

Edward la quería. Edward la amaba.

Entonces lo oyó. Una mujer gimiendo de placer. Ella miró por encima de su hombro para ver a Garret jodiendo a Tanya
en el sofá con su gruesa y exquisita polla. Y la mirada de Edward estaba enfocada en esa visión.

¡Maldición! No era Bella quien había llevado su deseo a tal nivel extraordinario. Todo el tiempo que lo había estado
chupando. ¡Él hab ía estado ob servando a Tanya!

17

1 N.C: Es un tipo de cuello que se abrocha a la parte posterior del cuello dejando desnuda la espalda, los brazos, los
hombros y creando "un escote de vértigo".
*Chapter 18*: Chapter 18
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer yo solo me divierto con ellos. La
historia tampoco me pertenece yo solo la adapto y su original le pertenece a Opal Carew.

O0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

Emmett observaba a Bella mientras ella tomaba su bebida. Estaban sentados en el salón en una acogedora mesa
redonda al lado de la ventana con vista del océano.

—No es una cuestión de confianza —dijo ella mientras miraba afuera sobre el brillante agua—. No creo que vaya a
hacer el amor con ella a mis espaldas.

El sol se había puesto bajo en el horizonte, proyectando ricos rojos, azules, y púrpuras a través del cielo. El agua
brillaba mientras reflejaba los oscuros tonos.

—¿Entonces qué te está molestando? —preguntó.

—Él aún siente algo por ella —sus dedos se tensaron alrededor de su vaso helado—. Creo que aún está enamorado
de ella.

Tanto como odiaba el dolor que estaba experimentando Bella, la excitación escurrió a través de él ante la perspectiva
de que pudiera tener una oportunidad para ganarse a Bella para sí mismo. —¿Por qué crees eso?

—Te conté que le pidió a Tanya que se casara con él. Ella lo rechazó. No puedo ver ninguna razón de por qué no
querría casarse con ella ahora que ella lo quiere de vuelta.

—Pero sabías todo eso días atrás. ¿Qué pasó desde entonces?

Ella bajó la mirada a su bebida, girando la pajita una y otra vez. —Anoche, cuando él me estaba haciendo el amor, me
di cuenta de que estaba mirando a Tanya. Ella estaba con Garret detrás de mí. Eso fue lo que lo excitó tanto. No yo.

Él se inclinó hacia adelante, y le sonrió. —Cariño, creo que subestimas cuán sexy eres.

A pesar del peso de su corazón, le sonrió. —No es una cuestión de autoestima. Está claro que ella lo quiere… y creo
que él la ama. ¿Cómo puedo casarme con él sabiendo que ambas cosas son verdad?

Él cepilló su pelo alejándolo de su cara, colocando un mechón de cabello detrás de su oreja. — ¿Amas a Edward?

Bella asintió. Por supuesto que lo amab a. —No sé… —su garganta se cerró, así que tomó un sorbo de su bebida—…
qué hacer.

Amaba a Edward, y creía que él también la amaba, pero claramente seguía colgado de Tanya, y Bella sabía que en
algún punto, la elevada adrenalina de estar en este exótico resort, en esta excitante situación sexual menguaría y se
daría cuenta de que no quería una esposa que actuara como una mujerzuela mona una vez al año. En ese punto, la
balanza se inclinaría en favor de Tanya. Incluso aunque Tanya también estuviera participando, él podría descontar eso
como un comportamiento anómalo por parte de ella -a diferencia de los doce años en que lo había estado haciendo
Bella- entonces podrían consolarse mutuamente al haber sido atrapados por este grupo de desadaptación sexual.

Edward se había sentado a la mesa en el salón sin darse cuenta que Bella y Emmett estaban sentados a unas pocas
mesas de distancia. No pretendía escuchar a escondidas, pero cuando había escuchado la pregunta de Cole "¿Amas
a Edward?" se congeló.

Entonces las palabras de Bella enterraron una estaca en su corazón.

"No sé".

¿Qué quería decir con que no sab ía?

Emmett tomó la mano de Bella con la suya. —Cariño, nunca querría separar a una pareja feliz, pero vosotros dos…

Él besó el dorso de su mano, y cosquillas subieron bailando por su brazo.

—Hay algo que quiero preguntarte. Sabes que hay algo especial entre nosotros. Siempre hemos sabido eso. Pero
debido a las reglas que establecimos como grupo hace tiempo atrás, mantuvimos nuestra relación como amigos… —
su pulgar acarició su labio inferior— …y amantes.

Tomó su otra mano y la acercó.

—Creo que es tiempo de cuestionar esas reglas.

Ella lo miró con los ojos muy abiertos; su corazón estallando en su pecho.

—¿Qué estás diciendo, Emmett?

—Estoy diciendo que te amo… y al demonio con las reglas —se inclinó hacia adelante y capturó su labio en un beso
abrasador y apasionado—. Bella, te amo. Quiero que estés conmigo.

Su aliento quedó atrapado. Cuántas veces había soñado con estar en los brazos de Emmett durante los largos meses
entre vacaciones. A veces los había imaginado casándose… compartiendo una vida juntos… ahora, aquí estaba ella
enfrentando la posibilidad de hacer realidad todos esos sueños.

Ella y Emmett tenían una cercanía que nunca había experimentado con nadie más. Y él era un amante ardiente.
Generoso. Tierno. Imaginativo. Sería tan fácil decir que sí. Arrojarse a sus brazos y sumergirse en el momento
amoroso. Con Emmett no tenía preocupaciones sobre cómo comportarse en la cama, o si él aceptaría sus ansias
salvajes y a veces sin sentido.

Pero ella amaba a Edward.

Lo amaba profunda y verdaderamente.

—Oh, Emmett —lo abrazó fuertemente, tratando desesperadamente de descubrir que decir—. Te amo, Siempre lo he
hecho…

El corazón de Edward se comprimió y tenía problemas para respirar.

Ella ama a Emmett. La he perdido.

Nunca había sentido tal dolor como el dolor que escarbaba en su corazón ahora mismo.

Ni siquiera cuando Tanya lo había dejado.

Edward se puso de pie y salió del salón, esperando que sus piernas lo sacaran sin tambalearse.

Mientras Bella abrazaba a Emett, podía sentir sus corazones latiendo como uno. Él se alejó de ella, su mirada sombría
capturando la de ella. Mientras se miraban el uno al otro, supo que él podía leer la respuesta en sus ojos, así como
ella podía ver la decepción que rompía el corazón en los de él.

Ella tocó su mejilla con ternura.

—Sabes, creo que me amas del mismo modo en que te amo yo… como amigos muy cercanos, muy íntimos. Ninguno
de nosotros quiere que esta relación se acabe —se inclinó hacia adelante y lo beso gentilmente, luego le sonrió—. ¿Y
sabes qué? No voy a dejar que pase.

Edward se sentía como una mierda. Su ego yacía en un charco alrededor de sus tobillos. Bella, la mujer que amaba…
la mujer a la que le había pedido matrimonio… no sabía si lo amaba o no y ahora estaba considerando dejarlo por otro
tipo.

Un tipo que claramente tenía una mejor oportunidad con ella de la que tenía Edward.

¿Es por eso que lo trajo con ella? ¿Para compararlo con Emmett y tomar una decisión? ¿Tal vez incluso para poner
celoso a Emmett para que hiciera la pregunta?

No era una mala estrategia. Mostrarle a Emmett que alguien más estaba interesado y que él estaba en peligro
inminente de perderla para siempre.

Ciertamente hubiera funcionado para Edward. Pero él se había dado tan completamente a Bella que no había
necesitado ningún truco o subterfugio para ganar su corazón. Ahora este estaba perdido y ella también. La había visto
en los brazos de Emmett. La ternura… el afecto.

Llamó a la puerta de la suite de tres dormitorios. Se abrió un momento después.


—¿Edward? — Rosalie sonrió. —¿Decidiste unirte a nuestro juego después de todo?

Simplemente asintió. Necesitaba desesperadamente una distracción de su dolor. Ella agarró su mano y lo arrastró
dentro de la habitación.

—Bien, grandioso, entra. Nosotros también necesitábamos otro jugador para igualar las cosas.

Él había escuchado que Garret y Tanya tenían planes esa noche, así que Rosalie debía estar con Jasper y Áli. Eso
significaba que les faltaba un tipo.

Él miró alrededor y no vio a nadie en la sala de estar.

—¿Dónde están los otros?

Ella se rio tontamente. —Están escondidos. Aquí, ponte esto —ella le alargó una venda de satén negro—. Es parte del
juego.

Mientras se la ponía sobre los ojos y la ataba detrás de la cabeza, se dio cuenta de que era de suave felpa por el otro
lado, lo cual amortiguaba sus ojos y bloqueaba toda la luz.

—¿Está bien apretado? —preguntó ella—. ¿Puedes ver algo?

— Nada.

—Bien. —Tomó su mano y lo condujo dentro de la habitación. Un momento después, empujó ligeramente contra su
pecho, haciéndole retroceder. Sintió algo detrás de sus pantorrillas—. Te puedes sentar. El sofá está detrás de ti. Está
bien. Así es como funciona. Nadie sabe quién más está aquí. Excepto yo, por supuesto. Voy a vendar a todos los
demás, también, y luego extraeré nombres y formaré parejas. Luego llevaré a cada pareja a una habitación. También
me vendaré, aunque yo sabré con quién estoy. Luego nos pondremos a ello —se rio tontamente otra vez—. Tantearnos,
¿sabes?

En la absoluta oscuridad, él empezó a pensar en Bella y su dolor, pero hizo los pensamientos a un lado y se concentró
en los sonidos dentro del apartamento. Escuchó voces y risitas en las otras habitaciones, y pies amortiguados
cruzando el suelo. Pronto, escuchó ropa siendo descartada a un lado y suaves gemidos. Prestó atención a los sonidos,
escuchando, no queriendo que sus pensamientos volvieran a…

Escuchó a alguien entrando en la habitación. —Voy a dejaros a vosotros dos aquí —dijo Rosalie—. No voy a decir nada,
así que por todo lo que saben podría estar aquí mirando. Se rio tontamente.

Después de un momento, sintió una mano tocando su pecho, luego siguió un sendero bajando a su estómago y a su
cinturón. Podía sentir la calidez del cuerpo de ella mientras se arrodillaba frente a él y descansaba la otra mano en su
rodilla. Abrió las piernas y se movió entre ellas. Su mano tanteó su cinturón, luego lo soltó. Bajó el cierre de sus
pantalones y su suave mano se metió dentro y se envolvió alrededor de su eje.

Probablemente era Rosalie, su comentario sobre que se podría quedar y mirar fue una manera triste, pero bonita para
tratar de despistarlo.

Sus labios suaves presionaron contra su punta con un beso cálido, luego los labios se separaron y envolvieron su
glande en su boca caliente y húmeda. Su lengua giró sobre él y casi gruñó, pero se contuvo, aumentando su excitación.
Ella se burlaba y lo halagaba, su lengua dando vueltas alrededor de su pene, deslizándose sobre la piel ultra sensible
bajo la corona. Él se hinchó bajo su boca mientras su lengua y labios se deslizaban bajando por su eje. Chupó y él se
arqueó impulsándose más profundo en su boca. Sus manos ahuecaron sus testículos y los masajeó gentilmente.
Sintió construirse el calor, entonces su cuerpo se tensó mientras cada vez estaba más y más cerca. Ella volvió a chupar
y él estalló dentro de su boca, pulsando y pulsando mientras ella tragaba. Él cayó hacia atrás sobre el sofá y ella se
curvó al lado suyo.

Él descansó una mano sobre su muslo, luego la deslizó hacia arriba hasta encontrar sus caderas, entonces deslizó la
mano bajo su top. Mientras su mano se deslizaba sobre su seno, aún confinado en un sostén, la sintió retorcerse
mientras ella soltaba los broches y se bajaba el top. Un momento después, la tela se deslizó a través de sus piernas
mientras se quitaba sus bragas. Ella tomó su otra mano y presionó algo en ella. Se sentía como bragas de seda. Un
segundo después, el sostén salió de debajo de su mano y ahora agarraba un montículo liso y sedoso. El pezón se
endureció, presionando en su palma.

Él se empujó hacia adelante y se arrodilló, luego se volvió hacia ella. Se puso entre sus piernas y se inclinó hacia
adelante hasta sentir la suave piel de su estómago contra su mejilla. Él subió besando hasta que sus labios entraron
en contacto con la base de un seno. Lo tomó con su mano y jugó con el pezón, dejándolo entre su dedo y el pulgar. Ella
suspiró.

Se elevó y lamió la punta del pezón, luego lo devolvió a su toque. Ella contuvo el aliento mientras él chupaba, luego giró
su lengua alrededor de la aureola. Alejó su boca y lo tocó con sus dedos mientras se deslizaba al otro costado para
agarrar el otro pezón en su boca. Después de poner ambos pezones increíblemente duros, bajó besando hasta su
hendidura suave y mojada. Su lengua encontró su fin y ella tocó su cabeza con ambas manos mientras él lamía y
chupaba el pequeño botón. Deslizó su pulgar dentro de ella, luego curvó su dedo alrededor para deslizarlo dentro de su
entrada trasera, entonces apretó mientras seguía chupando su clítoris.

Ella apretó su agarre sobre su cabeza y se arqueó hacia adelante. Jadeó, luego gimió su liberación mientras un
orgasmo estremecía su cuerpo.

Su polla marchita volvió a la vida mientras ella lo empujaba hacia atrás sobre el suelo. Se subió sobre él y su mano
agarró su polla y la sostuvo parada, entonces sintió su hendidura deslizarse sobre él, luego se lo tragó hacia dentro.

Ella se inclinó hacia adelante y sus labios se cerraron con los de él, su lengua lamiendo sus labios luego
deslizándose dentro de su boca.

Oh, Dios, era Tanya. Lo sabía. Afrontándolo, se dio cuenta que lo había sabido en algún nivel desde el momento en que
ella lo tocó.

Por el olor de su piel. Por su sabor. Por el modo en que sus dedos encajaban dentro de ella. Y ahora su polla estaba
enterrada profundamente en su núcleo.

Debería salirse. Detener esto ahora mismo. Se lo había prometido a Bella.

Pero no podía. Necesitaba a Tanya ahora mismo. Su calidez. Su tacto. El modo en que ella lo hacía sentir amado.

¿Y qué importaba ahora su promesa a Bella?

Tanya lo amaba, y ahora mismo él necesitaba sentir eso.

Se metió profundo dentro de ella. Ella envolvió sus brazos alrededor suyo y se movió con él, apretándolo con sus
músculos internos. Ella también sabía quién era, estaba seguro de eso. Se movía arriba y abajo sobre él, trayéndolo
más profundo dentro de su cuerpo. El sentir su canal cálido, sedoso, acariciándolo con cada empuje lo volvió salvaje.
Ella se tensó alrededor suyo y sintió construirse el placer. Ella contuvo el aliento y gimió.

—Oh, mi Dios. Edward.

La voz de Bella. Desde el otro lado de la habitación.

Pero no pudo parar. Tanya subía y bajaba sobre él, tomándolo profundamente… una y otra vez. Ella gimió con el
orgasmo mientras él estallaba dentro de ella, el placer barriendo a través de él en un alivio carnal de dicha primitiva.

Jadeando por aire, Tanya cayó sobre su pecho, acurrucándose contra él. Él deslizó sus dedos debajo de la venda y la
tiró a un lado. El suave pelo color rubio de Tanya estaba enredado sobre su cara, la esencia delicada y familiar de su
champú orgánico cosquilleando en sus sentidos. Él miró a ambos lados y vio a Bella mirándolo fijamente desde la
entrada, sus facciones mostrando una expresión de horror.

Gentilmente, tomó los hombros de Tanya y la ayudó a sentarse. Ella miró a Edward, sin sorpresa en su cara —así que
ella lo había sabido también— luego su mirada cambió a Bella y la alejó, con una expresión de culpabilidad en su cara.
Agarró su ropa y se puso de pie.

—Os dejaré solos —dijo Tanya y se fue a la cocina.

—Edward…

Edward se puso de pie y se puso el pantalón mientras el silencio colgaba alrededor de ellos. Se sentó en el sofá, sus
manos cerradas colgando entre sus rodillas.

Bella negó con la cabeza. —Las vendas… dime que no sabías que era Tanya.

Se sentía tentado. Sería tan fácil. ¿Pero qué importaba? Bella ya se había decidido por otro. —No te mentiré, Bella.
Sabía que era Tanya.
*Chapter 19*: Chapter 19
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer yo solo me divierto con ellos.
La historia tampoco me pertenece yo solo la adapto y su original le pertenece a Opal Carew.

N/A: Hola chicas, aqui les traigo este penultimo capitulo de esta historia pero no se preocuopen que pronto vendre
con otra historia super caliente como esta... espero les guste cualquier anuncio sera publicado en el grupo de mis
Adaptaciones y Traducciones en FB, el Link esta en mi perfil asi como el link de mi FB... sin más preambulos las
dejo... espero lo disfruten...!

O0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

Edward vio a Bella salir corriendo por la puerta, el dolor grabado en sus rasgos.

Tanya entró por la puerta de la cocina y se sentó a su lado. Ella tomó su mano.

—Lo siento, Edward.

Él la miró. Tanya. Su Tanya. La mujer que había anhelado desde que lo dejó hace casi dos años atrás. Ahora que sabía
que Bella ya no le quería, se dio cuenta que era libre para reanudar su relación con Tanya. Finalmente podría tener un
futuro con esta mujer con quien había soñado tan a menudo.

Mientras miraba su cara, se dio cuenta… que no era lo que quería. Cuando la había perdido, se había sentido tan
devastado. Pero nada como lo que sentía ahora, al perder a Bella. Cualquiera que hubiera sido el amor que sintió por
Tanya se había ido. O nunca había estado. Ahora que amaba a Bella -y ella queriendo estar con otro tipo no cambiaba
eso- se dio cuenta que era la única mujer que amaba. O que había amado realmente.

Había compartido algo especial con Tanya, pero no era un amor real. De hecho, ahora se daba cuenta de que los
restos de lo que sentía por Tanya eran simplemente sentimientos por alguien que le importaba. Siempre le importaría
Tanya, y sería protector con ella. Ese era el tipo de relación que tenían. Eso era probablemente por lo que ella había
huido de su proposición. Muy profundamente, ella también debió haberlo reconocido. Debió haberse dado cuenta en
algún nivel de que lo estaba usando como un apoyo. El hecho de que hubiera venido aquí a reanudar su relación era
simplemente porque se encontraba sola, y a Tanya no le gustaba estar sola.

—Tanya, tú viniste aquí porque dijiste que querías retomarlo donde lo dejamos…

Ella soltó su mano y negó con la cabeza. —Lo siento, Edward. No resultará.

—¿Me estás rechazando otra vez? —preguntó.

Ella se veía afligida mientras lo miraba. —Cuando vine aquí a tratar de recuperarte, pensé que lo tenía todo resuelto —
se rio con desprecio de sí misma—. Pero ahora me doy cuenta que sólo tenía miedo de estar sola. Tú siempre me
hiciste sentir segura. Creo que confundí esa seguridad con amor. Lo siento tanto, Edward, pero simplemente no te
amo del modo que mereces ser amado.

Edward se rio entre dientes. —Está bien. Sólo iba a decir que creo que tomaste la decisión correcta cuando me
dejaste. Ambos estábamos buscando algo y creímos que lo encontramos en el otro pero... -se encogió de hombros-.
Estábamos equivocados.

Ella asintió. —¿Crees que serás capaz de arreglar las cosas con Bella?

Él negó con la cabeza. —Está enamorada de alguien más.

—¿Emmett?

Así que ella tamb ién lo hab ía visto. Ella descansó una mano en su brazo. —Lo siento tanto, Edward. Te mereces lo
mejor.

Su corazón dolía al pensar que había perdido a Bella. Inhaló y tomó la mano de Tanya.

—¿Qué hay de ti? ¿Te has enganchado con Garret? Había sido claro que ella sentía una atracción especial por el
hombre.

Sus mejillas se ruborizaron. —Él es genial. Realmente me gusta.


—¿Vas a seguir viéndolo… después?

No sabía dónde vivía el hombre, pero si estaban serios el uno con el otro, podrían hacer funcionar una relación.

—No.

—¿No?

—Me gusta… un montón… pero es suficiente que hayamos tenido este tiempo juntos. Por tanto tiempo, mi sentido de
auto valoración ha estado totalmente ligado al hombre que tuviera en mi vida. Y si no tenía un hombre en mi vida, me
sentía sin ningún valor. Estar con esta gente esta semana… ser aceptada totalmente, sin expectativas… me ha hecho
sentir mejor conmigo misma. Y ver cuánto es posible disfrutar de mi misma sin un novio, me hace querer conocerme
por un tiempo… descubrir quién soy estando sola antes de comprometerme con otro hombre. Cuando esté lista,
entonces puedo descubrir quién soy como parte de una pareja.

—Bien por ti —le apretó la mano, luego frunció el ceño—. Parece que tendré que aprender a encontrar la felicidad solo,
también.

Bella cerró la puerta entre su habitación y la de Edward, luego se arrojó a la cama llorando.

¿Cómo podía él hab er…? Le hizo el amor a Tanya después de prometer que no lo haría. Él amaba a Tanya, la
deseaba. El dolor se escurrió a través de cada parte de su cuerpo. Lo había perdido. Las lágrimas fluyeron con nuevo
vigor y sollozó en la almohada.

Algún tiempo después, Bella oyó un golpe suave en la puerta adjunta. Se congeló, preocupada porque Edward pudiera
entrar -no podría manejar verlo ahora mismo- luego recordó que le había echado llave. Otro golpe.

Luego silencio.

Una vez que estuvo segura que él se había dado por vencido, agarró la maldita almohada de debajo de ella y la arrojó
al suelo, luego se acurrucó contra la que estaba al otro lado de la cama.

Ahora, yacía ahí, deseando el olvido que brindaba el dormir, pero la eludía. Le dolía saber que Edward yacía en la otra
habitación. Podría simplemente abrir la puerta que había entre sus dos habitaciones y subir a su cama… y a sus
brazos. Anhelaba sentir su cuerpo cerca del de ella, sentir su mano tocar su pelo de esa manera reconfortante que él
tenía, especialmente cuando se sentía deprimida. De algún modo, en la bruma de sus lágrimas y el dolor de su
corazón, se quedó dormida con esa imagen reconfortante en su mente.

A la mañana siguiente, la luz del sol resbaló a través de su cara y abrió los ojos a un nuevo día. Hab ía perdido a
Edward. ¿Pero tenía que ser de ese modo?

Él seguía amando a Tanya, aún la quería, pero eso no significaba que la quisiera a ella más de lo que quería a Bella.
Ni siquiera le había dado la oportunidad de elegir entre ellas. Le había dicho que lo amaba, pero cuando él le pidió que
se casaran, no le había respondido. Él no sabía cuál habría sido su respuesta.

Desde su proposición, debe haberse sentido rechazado por ella después justo apareció Tanya, su amor anterior.
¿Cómo podía Bella realmente culparlo por caer preso en la tentación de una mujer que estab a más que dispuesta a
casarse con él? Eso no quería decir que quisiera a Tanya sobre Bella. Si le diera la oportunidad de discutirlo con ella…

Maldición, hab ía estado huyendo por temor. Debido a sus propias inseguridades, no le había dado la respuesta que
quemaba en su corazón.

Había estado temiendo que Edward no la aceptara por quien era, que la vería en este ambiente y la rechazaría. Incluso
después que le mostrara una y otra vez no sólo que no haría juicios negativos sobre su comportamiento, sino que la
aplaudiría con entusiasmo… aún le preocupaba que eventualmente "entraría en razón" y vería la mujerzuela que era.
Por lo menos, la mujerzuela que ella misma se consideraba. Pero eso se basaba en los juicios de otras personas
sobre ella. Como ese imbécil de Jacob. Tenía que recuperar su autoestima. Creer en sí misma. E incluso ponerse en
una situación en la que podría ser rechazada.

Porque perder a Edward no era una opción que aceptaría fácilmente.

Edward salió de la ducha y se vistió, luego llamó a la puerta de Bella otra vez. Ella no contestó. Comprobó la manija,
pero esta vez, a diferencia de la noche pasada, estaba sin llave.

Abrió la puerta y espió dentro de la habitación. No había señal de Bella. Entró y revisó el baño. La puerta estaba abierta
y la pequeña habitación estaba vacía.

Bajó al restaurante en la terraza, el lugar favorito de ella para desayunar, pero no pudo encontrarla. Corrió hacia Garret
cruzando la piscina pero no la había visto. Edward registró el resort, determinado a encontrarla y tratar de convencerla
de que la amaba a ella, no a Tanya. Quería tenerla de vuelta. Si sólo le pudiera dar una oportunidad.

Después de dos horas, finalmente se rindió de buscar y volvió al vestíbulo. Presionó el botón de llamar del ascensor y
esperó. Eventualmente ella tendría que volver a su habitación. Subiría y se dejaría caer en su habitación y la esperaría.

Una vez que llegó a su puerta, sacó la tarjeta VIP que tenía. La que tenía cada miembro del grupo y que les daba
acceso especial, incluyendo a las habitaciones de los otros miembros del grupo.

Caminó dentro de la habitación y se dio cuenta de que ella había estado ahí. Su bolso estaba sobre la cómoda y sus
sandalias favoritas yacían torcidas dentro del armario abierto, mientras pensaba que las había pateado dentro sin
cuidado. Tal vez había bajado a la piscina. Típicamente, ella tomaba su bolso de playa de paja y usaba sus sandalias1
cuando iba a nadar. Se dejó caer en uno de los sillones y encendió la televisión. En la pantalla, un meteoro volaba
cruzando el cielo y chocaba contra un edificio. La gente gritaba y los autos chocaban. Otro meteoro chocaba con una
camioneta. Edward se sentó hacia atrás para mirar.

—¿Edward? —la puerta adjunta se abrió—. ¿Estás ahí?

Bella cruzó la puerta.

Edward apagó rápidamente la televisión y se sentó derecho.

—Bella.

No lucía enojada, pero su boca se veía severa. Definitivamente estaba tensa.

—Edward, necesito hablar contigo.

Su mandíbula se tensó. Aquí viene. La ruptura.

Ella se adentro más en la habitación y se paró frente a él.

—Edward, sé que amas a Tanya…

—Bella, Tanya y yo…

—Por favor —parpadeó, sus ojos brillaban—.Déjame decir lo que necesito decir, se arrodilló sobre una rodilla frente a
él, su mano descansando sobre el muslo de él.

Su pene se sacudió mientras su estómago se tensaba.

Un pensamiento insano pasó por su cabeza. ¿Le ib a a hacer sexo oral? ¿Ahora?

El pensamiento de sus labios llenos deslizándose alrededor de su polla que crecía hizo que se le acelerara el latido
del corazón. Siempre es un b uen momento para el sexo oral, cantó una voz lujuriosa dentro de su cabeza, pero la
ignoró lo mejor que pudo.

—¿Bella, qué estás haciendo?

Tal vez pretendía darle un último revolcón antes de echarlo.

Ella miró sus ojos y su mano se movió, pero agarró su mano, no su polla.

—Hay algo que te quiero decir.

Oh, Dios. Aquí viene. Se armó de valor.

—Quiero… —se aclaró la garganta—. Quiero decir, ¿quieres tú…? —inhaló profundamente y tartamudeó—. Cielos
¿Cómo lo hacéis los hombres? Nunca pensé que sería tan difícil.

—Sólo escúpelo, Bella. ¿Sólo quieres…? —le apuntó.

Ella asintió y se volvió a aclarar la garganta. Le tomó la mano entre las dos suyas y encontró su mirada. Pestañeó,
luego dejó escapar el aliento.

—Edward, te amo con todo mi corazón. ¿Te casarías conmigo?

—¿Qué? ¿Acabas de… te escuché bien?

—Fui una idiota al dudar cuando me lo pediste. Temía que no aceptaras mi verdadero yo, pero finalmente me di cuenta
de que era yo quien no aceptaba a la Bella real. He decidido que me gusta quien soy. Nunca me debí preocupar por
eso. Sé que te importa Tanya, pero… espero tener aún una oportunidad.

—Bella —la empujó dentro de sus brazos y la besó—. Por supuesto que me casaré contigo.

Ella se echó hacia atrás y lo miró fijamente con los ojos muy abiertos. —¿Lo harás?

Él se rio entre dientes. —No luzcas tan sorprendida. Yo te pedí primero que te casaras conmigo.

—Lo sé pero… ahora que Tanya está disponible.

—Bella, nunca amé a Tanya. Sólo amaba cómo me hacía sentir necesario. Tú, por otro lado, me haces sentir amado.

La besó otra vez. Cuando sus labios se separaron, ella retrocedió.

—También quiero dejar claro que… pretendo seguir viniendo a estas vacaciones con mis amigos. Son muy
importantes para mí… —enderezó su espalda y sostuvo su mano arriba—. Y es parte de quien soy.

La arrastró contra su cuerpo y la sostuvo fuertemente.

—No lo querría de ninguna otra manera —acarició su cabeza—. Así que supongo que esto significa que no te casarás
con Emmett.

—¿Sabías sobre eso?

—Estaba en el salón cuando estabais hablando. No pretendía escuchar a escondidas.

—Pero no debes haber escuchado todo.

—Escuché que dijiste que lo amabas. Que siempre lo has amado.

—Y lo hago. Como un amigo. Ambos estuvimos un poco confundidos acerca de eso por un tiempo, pero cuando me
pidió que me casara con él, me di cuenta de que es a ti a quien amo —ella sonrió y palmeó su mejilla—. Sólo a ti.

1 N.C:
*Chapter 20*: Chapter 20
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, ellos le pertenecen a Stephenie Meyer yo solo me divierto con ellos.
La historia tampoco me pertenece yo solo la adapto y su original le pertenece a Opal Carew.

N/A: Hola nenas, aqui les traigo el capi final de Si, muchas gracias por haber seguido la historia espero poder
traerles pronto otra nueva historia... Besos!

O0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o

Bella se miró en el espejo de cuerpo entero, metiendo un mechón errante de pelo en su lugar en su elegante recogido.
Llevaba un corsé de satén de brocado blanco con delicados bordes de encaje. Las tazas de la lencería sostenían sus
pechos altos y el escote corazón revelaba la hinchazón de su suave carne.

Ella se sentó y se puso una media, luego la subió por su pierna y la sujetó al liguero que llevaba bajo el corsé con finos
lazos de raso.

Una vez que terminó de ponerse y sujetar la segunda media, regresó a la cómoda y se puso los largos guantes de
satén blanco sentada allí, entonces se metió en los zapatos blancos de raso con estrechos tacones de diez
centímetros. Ella se miró en el espejo de nuevo.

Ah, casi se hab ía olvidado. Ella no podía ir a su boda sin...

Se acercó a la cama y recogió el adorno para la cabeza de encaje blanco con fruncido tul fluyendo de él. Se acomodó el
adorno por encima de su pelo oscuro, y luego empujó horquillas para el cabello para mantenerlo en su lugar.

Se dio la vuelta entonces se asomó por encima de su hombro para ver el reflejo de su espalda en el espejo. A través
de la suave neblina del velo de tul, podía ver sus nalgas desnudas, resaltadas por el pequeño triángulo de encaje
blanco en la parte superior, la única parte visible de su tanga desde atrás.

Listo. Agarró el ramo de rosas de seda blanca, y luego se dirigió hacia la puerta y asomó la cabeza. Rosalie asintió con
la cabeza y comenzó la música, un reproductor de CD del centro de entretenimiento del complejo, y luego regresó a su
silla. La marcha nupcial comenzó y Bella salió al pasillo. Cuando ella entró en la sala de estar, los invitados —Rosalie,
Álice, Garret, Jasper, y Tanya— todos vestidos con ropa semiformal, se volvieron para verla caminar a través de la sala
hacia el comedor donde Edward estaba de pie esperando por ella, vestido con un par de calzoncillos que se parecían a
un esmoquin. Emmett estaba a su lado, vestido con una camiseta y calzoncillos negros. Él presidía la falsa boda.

Ellos tendrían la boda oficial después de que regresaran a su casa, una con la familia y los amigos del trabajo y todo,
pero para Bella, esta era la boda real, con sus más cercanos e íntimos amigos.

Edward le sonrió todo el tiempo mientras caminaba por el corto pasillo formado por haber movido las sillas y un sofá a
un lado. Cuando llegó a su lado, le tomó la mano y se volvieron hacia Emmett, de espaldas a sus amigos reunidos.

Bella era intensamente consciente de la mirada de todos sobre ella. Se sentía extremadamente traviesa al estar
vestida toda de blanco, aunque solo tenía su desnuda espalda enmarcada por el blanco corsé, la tanga y las medias.

—Queridos amigos, estamos aquí reunidos para presenciar la unión de Bella y Edward —comenzó Emmett.

Bella miró a Edward y sonrió. Ella no podía esperar al final de la ceremonia así podría unirse físicamente con él, que no
pasaría mucho tiempo, ya que habían escogido a propósito mantener corta la parte de hablar.

—He conocido y amado a Bella durante mucho tiempo —continuó Emmett—, así como cada uno de vosotros lo hace, y
sé que todos le deseamos lo mejor en su nueva vida con Edward. ¿Se enfrentarían entre sí y unirían sus dos manos?

Bella se volvió hacia Edward y él se estiró por su otra mano y la tomó en el calor de las suyas. Ella no podía dejar de
sonreírle.

—Ahora pueden compartir sus votos.

Edward llevó su mano derecha hacia su boca y la besó tiernamente. —Bella, te amo como no amé a nadie. Te querré
siempre en mi vida y te animaré a abrazar la vida y el amor de la forma que elijas. Juntos sé que vamos a encontrar una
felicidad que nos hará completos, y espero poder compartir esa felicidad con los amigos reunidos aquí hoy; por lo
menos una vez al año.

—Edward, te amo desde el fondo de mi alma y quiero compartir mi vida contigo, incluyendo nuevas y excitantes
experiencias. También quiero compartir mis amigos contigo, junto con nuestras fantasías sexuales más eróticas.

No hubo anillos para intercambiar, o papeles para firmar. Todo eso sería parte de la boda oficial. Corta y dulce es lo
que habían querido hoy, entonces la oportunidad de celebrar con sus amigos.

—Yo los declaro marido y mujer —dijo Emmett—. Puedes besar a la novia.

Edward tomó a Bella en sus brazos y la besó a fondo y con pasión.

Una vez que sus labios se separaron, Emmett le sonrió.

—Ahora es mi turno para besar a la novia.

Edward soltó las manos de ella y Bella se volvió hacia Emmett. Él envolvió sus brazos alrededor de ella y la besó
profundamente, su lengua cayendo en su boca y girando alrededor. Sus manos encontraron sus nalgas desnudas y él
las agarró y tiró con fuerza contra su pelvis. Podía sentir su bulto presionado contra ella. Estaba maravillosamente duro
y ella dolía porque ese largo y duro eje se deslizara dentro de ella.

Emmett la dejó en libertad y Edward la atrajo de nuevo en sus brazos y la besó profundamente, moviendo su lengua
dentro de su boca donde recién había estado la de Emmett. La dura polla de Edward empujó contra ella mientras las
manos de Emmett vagaban sobre su trasero. Los dedos de Edward encontraron los ganchos en la parte posterior del
corsé y comenzó a desabrocharlos. Poco a poco, la apretada prenda se liberó, primero de alrededor de sus costillas,
luego de su estómago, y finalmente de sus caderas. Edward arrojó el corsé lejos. Cole deslizó sus dedos bajo el
delicado encaje de su tanga y encontró el broche sobre un lado, entonces lo abrió, mientras que Edward encontraba el
broche sobre el otro lado. Edward tiró del trozo de encaje. Este se deslizó hacia adelante, entre sus piernas,
arrastrándose sobre su delicada carne. Una vez que estuvo fuera de su cuerpo, él lo arrugó en su mano, y luego lo
arrojó a la multitud que esperaba. Jasper lo cogió en el aire y sonrió, luego lo metió en el bolsillo de la chaqueta de su
traje.

Ahora estaba de pie delante de todos, totalmente desnuda, excepto por el pequeño y blanco liguero de encaje. Todo lo
importante estaba completamente expuesto, pero ella aún llevaba largos guantes blancos, blancos tacones, y su velo
que la hacía sentirse aún más desnuda. La humedad se reunía dentro de ella.

—Creo que el novio debe hacer más que besar a la novia —gritó Jasper.

Bella deslizó su mano sobre el bulto en calzoncillos de Edward, luego deslizó su mano por dentro y agarró su pene
grande y duro. Lo liberó, entonces se agachó delante de él y envolvió sus labios alrededor de su glande. Era grande y
duro y llenaba su boca completamente. Ella lo succionó. Su eje creció aún más en el agarre de su mano.

Se lo tragó más profundo, sin dejar de succionarlo. Emmett se agachó detrás de Bella y tomó sus pechos mientras su
cabeza se balanceaba arriba y abajo sobre Edward. Él gimió cuando ella ahuecó sus testículos y le daba placer a su
eje, mientras que Emmett pellizcaba sus pezones, enviando chispas de necesidad disparadas a través de ella.

Ella sonrió arriba hacia Edward, entonces se volvió hacia Emmett. Sacó su polla de sus bóxers y ella envolvió su mano
alrededor de él y lamió alrededor de la corona, luego lo llevó a su boca. Edward acarició su culo, vueltas y más vueltas,
poniéndola más caliente y más necesitada mientras se deslizaba arriba y abajo sobre la erección de Emmett. Las
puntas de los dedos de Edward rozaron su húmeda abertura y ella contuvo el aliento.

Emmett le acarició el pelo mientras lo chupaba más profundo. Edward la rozó de nuevo, entonces su yema exploró con
mayor firmeza sobre su carne caliente y húmeda.

La sensación de la gran polla de Emmett llenando su boca, y luego los dedos de Edward deslizándose dentro de ella
desde atrás, casi le provocó un orgasmo. Arremolinó su lengua sobre Emmett, y luego lo succionó con fuerza,
apretándolo dentro de su boca. Edward empujó otro dedo y ella gimió contra la polla de Emmett. Los dedos de Edward
empujaron un par de veces, entonces se deslizaron fuera y rozaron sobre su clítoris. Ella fue superada por un ligero y
fácil clímax que sabía era sólo el comienzo.

Se puso de pie y los dos hombres se cerraron en torno a ella. Emmett presionado contra el frente de ella y Edward
contra la parte posterior de ella. Emmett la besó, su lengua engatusando la suya ligeramente, entonces él le dio la
vuelta para que enfrentara a Edward. Edward reclamó sus labios, con urgencia besando y acariciando sus labios con
su lengua. Un momento después, la polla de Emmett apretó contra sus nalgas.

Emmett pinchó suavemente su culo cuando Edward se inclinó para chupar su pecho. El glande de Emmett se metió en
ella, poco a poco estirándola. Edward ahuecó sus manos en sus nalgas y la tiró con fuerza hacia él, al mismo tiempo
separando sus cachetes para darle a Emmett un acceso más fácil. La presión se incrementó cuando su glande la
penetró, mientras que Edward la besaba. Emmett empujó más profundamente, su eje deslizándose en ella. Se sentía
tan llena con su pene totalmente en su interior.

La polla de Edward le dio un codazo a su apertura frontal y su glande se deslizó dentro. Él empujó hacia adelante hasta
que ella estuvo empalada por completo en su pene, también. Los tres se quedaron allí, Bella intercalada
estrechamente entre estos dos hombres especiales, sus pollas llenándola.

Entonces Edward comenzó a moverse. Sus gentiles embestidas empujaron con más fuerza en la parte curvada del
cuerpo de Emmett, empujando su polla profundamente en su culo. Edward empujó, luego empujó de nuevo.

Más profundo y más duro.

El doble placer se disparó a través de ella con una intensidad demoledora. Ella gimió mientras las dos pollas se
deslizaban dentro de ella al unísono, conduciéndose profundo y duro, llenándola de un placer intenso. Emmett ahuecó
sus pechos. Los dedos de Edward viajaron por su vientre hacia abajo luego en su raja. Él encontró su clítoris y lo
acarició. Intenso placer se disparó a través de ella y explotó en un orgasmo. Su gemido, largo y fuerte, llenó la sala
mientras ella subía la ola de éxtasis de felicidad. Emmett y Edward gimieron al mismo tiempo. La sensación de
caliente líquido llenando su coño y su culo provocó otro orgasmo. Ella gimió y se aferró a Edward mientas los dos
hombres continuaban penetrándola.

El éxtasis vibraba a través de cada parte de ella, consumiéndola. Poco a poco, se desvaneció, dejando un eco de
felicidad palpitante a través de su cuerpo mientras ella jadeaba.

—Eso fue absolutamente increíble, suspiró feliz.

Edward le sonrió entonces la besó tiernamente.

—No se han olvidado de nosotros, ¿verdad? —preguntó Jasper.

Edward se echó a reír y se retiró del coño de Bella. Emmett se salió, también. Jasper liberó su polla y la deslizó en el
coño de Bella. La besó apasionadamente hasta que empezó a empujar. Dentro y fuera. Profundo y duro.

Mientras su placer se disparaba, se dio cuenta de que a su lado, Edward estaba follando a Rosalie. La polla de Jasper
acarició las paredes interiores de Bella con implacable determinación hasta que ella gritó y gimió la liberación. Él se
retiró, sonriendo. La besó y se alejó.

Garret se puso delante de ella cuando Edward terminó con Rosalie. Alice estaba detrás de ella. Era como una
alineación. Cuando Garrety la tomó en sus brazos y golpeó su polla contra ella, se dio cuenta de que era una fila… una
fila de recepción.

Alice acarició la polla de Edward, rápidamente reviviéndola. Garret acarició el pecho de Bella, luego empujó su polla
dentro de ella.

Alice tiró de la polla de Edward hacia su apertura y la deslizó dentro de ella. Garret se movió, penetrando a Bella con su
bella, curvada y dura como el acero polla. Alice comenzó a gemir al lado de ellos y mientras Bella veía el rostro de su
cara retorcerse de placer, sintió otro orgasmo reclamarla.

—Felicidades, Bella. Sé que tú y Edward vais a ser muy felices juntos.

Garret le dio un gran beso antes de que él se alejara.

Bella se volvió hacia las sillas y se dio cuenta de que Tanya se sentaba sola, todavía completamente vestida y
agarrando sus rodillas.

Emmett se acercó a ella, entonces se arrodilló frente a ella y le acarició el muslo. Ella sonrió mientras su mano se
deslizaba hacia arriba, desapareciendo bajo el dobladillo de su vestido. Abrió las piernas y su cabeza cayó hacia atrás
contra la silla. La parte superior de sus medias y las ligas negras de encaje se mostraron cuando Emmett empujó su
dobladillo más arriba.

Los brazos de Edward se propagaron alrededor de Bella y debajo de sus rodillas y él la levantó del suelo. Sus labios
capturaron los de ella mientras la llevaba por la habitación, luego se sentó en una robusta silla del comedor, sin dejar
de besarla. Ella se echó hacia atrás y miró a sus cálidos ojos verdes, sintiéndose acariciada en la comodidad de sus
brazos.
Él sonrió, fijando sus ojos chocolates brillantes. —Hola, señora Cullen.

Ella sonrió. —Hola, señor Cullen.

Él capturó sus labios de nuevo. Su polla se hinchó entre sus cuerpos. Ella se irguió y cambió de posición hasta quedar
sentada de lleno en su regazo, de frente a la habitación. Él agarró sus caderas y la levantó, luego colocó su pene contra
su caliente coño. Ella se bajó a si misma capturando su polla dentro suyo, entonces la apretó.

Él gimió. —Cariño, nunca me cansaré de sentir que hagas eso.

Las manos de él cubrieron sus pechos y se sentaron por un momento y observaron la escena a su alrededor. Jasper
se empujaba en Alice desde atrás mientras ella estaba de pie apoyada en el respaldo del sofá. Él también acariciaba
las bolas de Garret mientras que Rosalie, de rodillas delante de Garret, balanceaba su cabeza arriba y abajo de su
dura polla. Alice observaba a Emmett y Tanya, que estaban ambos desnudos en el sofá, la polla de Emttme enterrada
en la boca de Tanya.

Edward acarició los pechos de Bella. Sus perlados duros pezones presionaron en sus palmas.

—Bella, gracias por invitarme en estas vacaciones contigo y por compartir este lado de tu vida conmigo. Él sacudió su
pelvis, deslizando su polla en ella en un rítmico pulso. Suaves olas de placer crecieron a través de ella. Al otro lado de
la habitación, Garret retiró su polla de la boca de Rosalie y la trasladó a Tanya. Ella gimió contra la polla de Emmett
mientras Garret se arrodillaba detrás de ella, apretaba su polla en su apertura y la penetraba. Alice gimió su clímax.
Jasper gemía y se apoyaba contra Alice, sus brazos envueltos alrededor de su cintura, sosteniéndola cerca de su
cuerpo. Rosalie acarició el culo de Jasper con una mano mientras la otra pulsaba entre sus piernas. Garret la agarró
del brazo y la atrajo más cerca, entonces capturó su pecho en su boca mientras seguía embistiendo dentro de Tanya.

Emmett miró hacia Bella y Edward y sonrió. Él deslizó su polla de la boca de Tanya y se levantó. Su duro eje
balanceándose arriba y abajo mientras caminaba hacia ellos.

—¿Hay lugar para uno más? —preguntó.

Edward levantó a Bella y sacó su polla de su mojado canal, entonces la presionó en su apertura trasera. Él la ayudó a
volver a bajar y su bulboso glande la extendió mientras su largo eje llenaba su culo. Emmett se agachó frente a ella y
apretó su polla púrpura y veteada contra su coño. Él empujó hacia adelante y ella jadeó.

Ambos hombres la llenaban y un exquisito placer se construía en su interior mientras ellos pulsaban y embestían en
ella. Edward, su marido, y Emmett, su mejor amigo. Ambos llevándola al clímax.

Aferró el muslo de Edward con una mano y con la otra el hombro de Emmett mientras una gran sacudida de placer
estalló a través de ella, estallando en feliz y extasiada dicha. A medida que se dejó caer sobre el fuerte pecho de
Edward, sus brazos la envolvieron, Emmett se retiró y la besó. —Eres un hombre afortunado, Edward.

Los brazos de Edward se apretaron en torno a Bella.

—En eso tienes razón.

Emmett regresó con los otros y se puso detrás de Rosalie.

Ella se volvió hacia él y sonrió, luego se besaron.

Bella miró por encima de su hombro.

—Te amo, Edward.

Él capturó sus labios en un beso dulce.

—Y yo te amo a ti.

Él la abrazó y observaron a sus amigos dándose placer unos a otros.

Antes de conocer a Edward, nunca hubiera creído que sus dos mundos se pudieran mezclar tan bien. Ella se acurrucó
en sus brazos, satisfecha de que nunca tendría que ocultar quién era ella de nuevo.

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