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EL_HOUBRE.
TEXTO No. 7
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AUTORIDAD
1. QuÉ ES LA AUToRIDAD
2. AuronloAD Y PoDER
El piloto se forma como tal según el arte de la navegación. No es su
poder, su dominio sobre otros, lo que lo constituye en el cargo, sino su
capacidad, su saber, su oficio. Por cierto, para ejercer el cargo requiere
que se subordinen a é1, entrando bajo su dominio, los demás tripulan-
tes, pero este poder es efecto, y no causa, de su autoridad. Tampoco
surge ésta de la libre voluntad de los tripulantes/ porque hay por lo
menos algo que no puede depender de esta voluntad, por ser anterior a
ella, y es la condición exigida poi el arte de la navegación para ser buen
piloto. Aun en el supuesto de que los miembros de la tripulación elijan a
quien deba ser sujeto de la autoridad que recae sobre ellos, tiene que
haber necesariamente un criterio, una pauta objetiva-que no depende
por esto de la voluntad electiva- , para realizar una buena elección. Esta
pauta está dada por las condiciones propias del arte de la navegación, y
la elección, para ser buena, ha de depender del juicio que merezca el
cumplimiento de estas condiciones por los candidatos. El resultado de
una elección como ésta no es bueno por ser expresión de la voluntad
libre de los que eligen, sino sólo por ser conforme con el fin para el cual
se elige: el disponer de un buen navegante.
Del mismo modo ocurre en toda sociedad humana: eL que la dirige
se ha visto, nunca puede faltar quien la dirija, pues la multitud no
-y,
se ordena a sí misma en cuanto multitud- tiene el título para hacerlo si
su nominación y sus actos responden al principio según el cual esa
sociedad esüí constituída, o, lo que es lo mismo, si se constituye legíti-
mamente en suieto de la operación cuyo fin es el bien del todo social.
Tomaremos otro ejemplo: si se forma un equipo de fútbol, el criterio
según el cual ha de buscarse a la persona idónea para dirigirlo proviene
del fin para el cual se forma ese equipo. Es decir, es el fútbol, la
naturaleza de este juego, sus reglas y condiciones: una elección juiciosa
debe recaer en quien tenga las precisas aptitudes determinadas por este
objeto. A nadie se el ocurriría justificar, por eiemplo, la elección para
este cargo de un violinista, de un pope o de un diputado, diciendo que
esto es bueno por ser la expresión soberana de la voluntad de los
futbolistas.
Es siempre en la naturaleza de la sociedad, definida por el fin o bien
común al cual se ordena, donde están fijadas las condiciones de la
autoridad. Nadie tiene autoridad porque haya sido designado de tal o
cual manera o porque haya tenido el poder para imponer su voluntad a
la de otros: la tiene sólo en la medida en que recibe, haciéndola suya, la
Auronro¡,o
3. OnrceN DE LA AUToRTDAD
¿Cuál es, entonces, la causa o el origen de la autoridad? Tradicionalmen-
te se ha afirmado que toda potestad viene de Dios. Es frecuente que no
se entienda el significado de esta afirmación. Si una sociedad humana es
natural, es decir, si su finalidad y su forma básica brotan de la misma
naturaleza de quienes la integran, como son los casos de la familia o de
la sociedad política, el origen de su autoridad es el mismo que el de esa
naturaleza, pues la autoridad es la naturaleza constituída en principio
según el cual el todo social se ordena a su fin. En otras palabras, así como
el origen de la autoridad de un entrenador de fútbol en lo que
-origen
se refiere a la naturaleza de esa autoridad-, es el inventor del fútbol, el
que ha fijado las reglas del juego, del mismo modo el origen de toda
autoridad propia de una sociedad natural es el creador de la naturaleza
humana, Dios. Ningún hombre, ciertamente, ha inventado esto que es
ser hombre, ni ha elegido serlo. Tampoco ha elegido ser miembro de su
familia o de su nación, pues esto se lo ha determinado su naturaleza, en
el sentido de que de ésta deriva la necesidad de pertenecer a una familia
y a una nación, y que de ésta también emanan los rasgos esenciales de
una y otra sociedad. Que Dios sea el origen de toda autoridad no
significa, en consecuencia, que él sea quien designa nominativamente al
que ha de ejercer la autoridad, sino únicamente que aquel que la ejerce,
debe responder a Dios de su ejercicio, por actuar en razón de algo que
no es suyo, sino recibido el ser hombre o el mismo existir- de la
divinidad. -como
4. AuronloAD Y oBEDIENCIA
La autoridad es aquello en que se funda la obediencia. Esta es la virtud
moral que consiste en hacer propia la voluntad de otro, para ordenarse a
un bien que el mismo sujeto no puede alcanzar individualmente. La
virtud moral es una disposición interior del hombre , arraigada y perma-
nente, a actuar con rectitud.
Nuevamente en el ejemplo de la navegación, podemos ver que los
miembros de una tripulación deben tener, en razón de justicia la
necesidad de llegar a puerto y, en última instancia, de que todos-de
sobre-
1'11'¿¡-, la disposición a someter sus voluntades particulares, en lo que
atañe al gobierno del barco y ala convivencia en é1, a la voluntad del
capitán. No se llegará a puerto por permanecer libre la voluntad de los
tripulantes, sino por someterse a las normas que, respecto de los fines r'
38 Fut¡oe¡raeNros