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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

CURSO:

CRIMINOLOGÍA Y CRIMINALÍSTICA

TEMA:

ORIGEN DE LA PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD EN LA EDAD


MODERNA

ALUMNO:

YULY RAQUEL AREDO ZAVALETA

TRUJILLO – PERÚ

2018

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................... 3

ORIGEN DE LA PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD .............................................................. 4

1. ANTECEDENTES: ................................................................................................................ 4

2. MODELOS DE DETENCIÓN ............................................................................................... 4

3. PANORAMA HISTORIOGRÁFICO: ................................................................................... 5

4. EVOLUCIÓN DE LA PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD ......................................... 7

Época antigua: .............................................................................................................................. 7

Edad media: .................................................................................................................................. 8

5. PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD EN LA EDAD MODERNA ................................ 9

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INTRODUCCIÓN

El nacimiento y evolución de la prisión, y de los sistemas penitenciarios ha sido y será

siempre de muchísimo interés para aquellos que, de una u otra razón se sienten atraídos por la

forma de control de la sociedad a través de las penas y sanciones, que en un principio fueron

sangrientas, sádicas, atroces, entre otros calificativos que al final todas o en su mayoría le

ponían fin al suplicio de los cuerpos y que conducía al descanso eterno de los cuerpos

maltratados, y que con el paso del tiempo

La cárcel, en sus formas míticas o propiamente históricas, como encierro derivado de la

venganza privada o de las distintas formas de legitimidad que el poder jurídico ha ido

adquiriendo, la encontramos por doquier. Está en los poemas épicos y en todo tipo de

literatura. Aparece en las utopías renacentistas y está presente incluso en la amplísima boca

de Gargantúa, el gigante de Rabelais. La pregunta que hoy nos hacemos, sobre el significado

del encierro y de la cárcel, ha acompañado a la humanidad desde muy antiguo. Hubo un

período anterior a la sanción privativa de libertad en el que el encierro sólo era un medio

para asegurar la presencia del reo en el acto del juicio, y después, a partir del siglo XVI, con

algunos antecedentes, comienzan sucesivas etapas (un período de explotación por parte del

estado de la fuerza de trabajo de los presos, un período correccionalista y moralizador desde

el siglo XVIII y a lo largo del XIX, y un período final marcado por lo objetivos re-

socializadores sobre la base de la individualización penal y de distintos tratamientos

penitenciarios y post-penitenciarios.

A continuación le presentamos un resumen de los orígenes de la Pena privativa de la

libertad.

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ORIGEN DE LA PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD

1. ANTECEDENTES:

La pena de prisión en los tiempos antiguos era desconocida totalmente ya que la

pena máxima era la pena de muerte, sin embargo, en la antigüedad ya existían los

encierros y guarda del reo cuando este esperaba a ser juzgado, señalando la ley los límites

del espacio físico, donde iba a permanecer, y hasta donde podía moverse; creando penas

consistentes en tortura, llegando hasta el destierro y por otra parte creó el estado antiguo

dos figuras llamadas: El Confinamiento y La Prisión. La prisión preexiste a su utilización

sistemática en las leyes penales. Se ha constituido en el exterior del aparato judicial,

cuando se elaboraron, a través de todo el cuerpo social, los procedimientos para repartir a

los individuos, fijarlos y distribuirlos espacialmente, clasificarlos, obtener de ellos el

máximo tiempo y el de fuerzas, educar su cuerpo, codificar su comportamiento continuo,

mantenerlos en una visibilidad constante, de registro y anotaciones, constituir sobre ellos

un saber que se acumula y se centraliza. La forma general de un equipo para volver a los

individuos dóciles y útiles, por un trabajo preciso sobre su cuerpo, ha diseñado la

institución-prisión, antes que la ley la definiera como la pena por excelencia. En los

siglos XVIII y XIX surgió el paso a una penalidad de detención, la cual en aquel entonces

era algo novedoso, sin embargo se trataba de la apertura de la penalidad a unos

mecanismos de coerción elaborados ya en otra parte.

2. MODELOS DE DETENCIÓN

“Los modelos de la detención penal (Gante, Gloucester, Walnut Street), marcan los

primeros puntos posibles de esta transacción, más que innovaciones o puntos de partida”.

La prisión marca seguramente un momento importante en la historia de la justicia penal,

ya que representa su acceso a la humanidad. Pero también un momento importante en la

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historia de esos mecanismos disciplinarios que el nuevo poder de clase estaba

desarrollando, es decir, aquel en que colonizan la institución judicial. En esos dos siglos,

una nueva legislación define el poder de castigar como una función general de la

sociedad que se ejerce de la misma manera sobre todos sus miembros, y en la que cada

uno de ellos está igualmente representado, pero al hacer de la detención la pena por

excelencia, esa nueva legislación introduce procedimientos de dominación característicos

de un tipo particular de poder. Una justicia que se dice igual, un aparato judicial que se

pretende autónomo, pero que padece las irregularidades de las sujeciones disciplinarias,

tal es la conjunción de nacimiento de la prisión, la pena de las sociedades civilizadas.

3. PANORAMA HISTORIOGRÁFICO:

 Ciertos historiadores del derecho y de las instituciones, hasta hace bien poco los más,

escrutan la sucesión histórica de la formalidad legal e institucional de los distintos

encarcelamientos y de la pena privativa de libertad. No pretendo decir con esto que no

haya unas orientaciones de la historia del derecho muy diferentes entre sí. De hecho,

esto también tiene una historia. Efectivamente, la llamada Escuela Histórica del

derecho dejó patente en España, precisamente cuando culminaba la codificación, a

finales del siglo XIX, su vocación de relacionar los estudios jurídicos con la evolución

social. Sin embargo, pronto se comenzó a elaborar un concepto idealista del Derecho.

El resultado fue concebir una suerte de historia propia de las normas jurídicas,

independientemente de cualesquiera factores sociales.

 Marx y Engels, ha influido e influye en los historiadores de las cárceles, aunque

ampliado sobre todo tras el impacto de la obra de Foucault. Siguiendo los

planteamientos marxistas del derecho elaborados en su día por Pasukanis, y de la

historia de la criminalidad estudiados por Rusche y Kirchheimer en los años treinta de

nuestro siglo, o mucho más recientemente por Melossi y Pavarini, no pocos

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historiadores (como Justo Serna para el caso de la España del XIX) buscan y explican

la relación de la penalidad con los distintos modos de producción (los que el marxismo

define como etapas históricas) hasta el triunfo del capitalismo. Desde ese punto de

vista, el derecho sería una especie de armazón ético-jurídico de la penalidad, un

resultado que visto aisladamente no explicaría la verdadera razón del origen de la

prisión contemporánea. La pena de prisión habría nacido fuera del derecho.

 Algunos otros autores, muy influidos por la obra de Foucault (como Pedro Trinidad,

Pedro Fraile y Horacio Roldán en el caso español), se sustentan en el estudio de los

discursos y las prácticas penales para entender la producción contemporánea de los

poderes y los saberes penal-penitenciarios. Foucault, aunque retoma la obra de Rusche

y Kirchheimer, explica que el propio sistema capitalista, para desarrollarse, necesitó

crear un poder microscópico capaz de fijar a los hombres al modo de producción. La

relación no era necesariamente económica, obedecía a procesos múltiples y

simultáneos de producción de unas formas de poder a las que él llama disciplinas, las

que hacen que el ejercicio del poder sea menos costoso.

 Otros, en cambio, como Ferrajoli, compartiendo básicamente los planteamientos

foucaltianos (y post-foucaltianos), matizan su cronología y dicen que nació realmente

con los planteamientos liberales reaccionarios de mitad del XIX y sobre todo con el

fin de la codificación a finales de la centuria pasada. Muchos tratadistas del derecho

siguen explicaciones formalistas como la de Elías Neuman: hubo un período anterior a

la sanción privativa de libertad en el que el encierro sólo era un medio para asegurar la

presencia del reo en el acto del juicio, y después, a partir del siglo XVI, con algunos

antecedentes, comienzan sucesivas etapas (un período de explotación por parte del

estado de la fuerza de trabajo de los presos, un período correccionalista y moralizador

desde el siglo XVIII y a lo largo del XIX, y un período final marcado por lo objetivos

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re- socializadores sobre la base de la individualización penal y de distintos

tratamientos penitenciarios y post-penitenciarios.

 T. Sellin y otros que plantean que los orígenes de la pena privativa de libertad para

los deudores (presente en varias legislaciones desde muy antiguo) indican que la

prisión tiene otra historia y otros orígenes muy anteriores

4. EVOLUCIÓN DE LA PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD

Época antigua:

En estas épocas existían penas privativas de la libertad, las cuales eran

compurgadas en lugares conocidos como cárceles, dichos lugares no eran más que

calabozos infestados de gusanos, enfermos de lepra y en ocasiones de animales salvajes

como leones y panteras, esto para crear en los presos una especie de terror psicológico.

En China los delincuentes, una vez que eran recluidos en las cárceles, eran

obligados a realizar trabajos forzosos, además se les aplicaban diversas técnicas de

tortura, tales como el hierro caliente.

En Babilonia las cárceles eran conocidas como lago de leones, en los cuales

prácticamente los calabozos o celdas en donde eran recluidos los presos se encontraban

inundadas por agua.

En Egipto, las cárceles consistían en una especie de casas privadas en los cuales

los presos eran obligados a desempeñar trabajos forzosos.

Japón por su parte dividía su territorio en dos tipos de cárceles, la cárcel del norte,

era destinada para recluir a los delincuentes condenados por delitos graves y la cárcel del

sur para aquellos delincuentes condenados por delitos menores.

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En Grecia se manejaron tres tipos de prisiones; la de custodia que tenía como

finalidad retener al delincuente hasta el día que el juez dictara sentencia; el Sofonisterión

que era el lugar destinado para los delincuentes de los delitos considerados como no

graves y la del Suplicio que era para los delincuentes de los delitos graves, ésta última se

ubicaba en parajes desérticos.

Cabe destacar que los griegos también contaban con una prisión por deudas, la

cual consistía en privar de la libertad de los deudores en las casas de los acreedores, en

donde los deudores eran considerados como esclavos hasta que pagaban la deuda.

Edad media:

No existió la pena privativa de la libertad, ya que en ese momento se encontraban

vigentes las penas corporales como los azotes, amputaciones de los miembros del cuerpo.

Además existían las penas infamantes y las penas pecuniarias, así como la prisión como

medio de custodia o resguardo hasta la celebración del juicio, dicha custodia o resguardo

se llevaba a cabo en castillos, torreones y calabozos.

Durante la segunda mitad del siglo XVIII se realizaron grandes protestas por parte

de filósofos y teóricos del derecho, respecto a los actos sanguinarios de los que se valía

la autoridad para aplicar justicia y los cuales se convirtieron en un tipo de circo para la

población de la época.

Después de este periodo sangriento, a causa de la expansión cultural y económica

además del humanismo que se vivía a mediados del siglo XVIII, surgieron en Europa las

“casas de trabajo”, a causa de la necesidad de mano de obra barata, una de las casas de

trabajo más importantes fue la de Ámsterdam en Holanda.

Pero no es sino hasta finales del siglo XVIII en que culmina la evolución de la

prisión y se generaliza su utilidad como sanción, su buena aceptación se debió a que

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además de no ser tan cruel como la pena de muerte o las penas corporales puede servir

para retribuir, por esto se llegó a pensar que la prisión fue el gran invento social de la

época.

5. PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD EN LA EDAD MODERNA

La segunda mitad del Siglo XVI implicó cambios económicos (expansión del

comercio, los mercados y la manufactura debido a las nuevas rutas navales y las

conquistas coloniales) y demográficos (las guerras, las plagas y las hambrunas) en varios

países europeos que generaron una nueva concepción respecto de la clase de penas que

serían utilizadas, debido a la escasez y altos costos de la mano de obra. Fue así como se

comenzaron a utilizar tres nuevos mecanismos de castigo: la esclavitud, el traslado y el

trabajo forzado en instituciones penitenciarias, principalmente. Entonces, se

construyeron prisiones organizadas denominadas “casas correccionales” con el fin de

adiestrar y disciplinar a los internos en las actividades industriales, y además para

corregir sus actuaciones delictivas. Estos establecimientos se utilizaron para albergar a

mendigos, vagos, jóvenes y prostitutas, siendo la casa de corrección en Londres la

primera edificación de este tipo, aunque la fundación de prisiones de Ámsterdam, que se

constituyó más adelante, tuvo mayor importancia.

Rusche y Kirchheimer manifestaron que las primeras prisiones se establecieron, al

igual que sus precursores institucionales, para “explotar la mano de obra” y “adiestrar a

las nuevas reservas laborales”. Al respecto, David Garland afirma que estas instituciones

contribuyeron al surgimiento del capitalismo moderno y fueron la base del moderno

sistema penitenciario. Por su parte, Rosa del Olmo confirma lo antes expuesto al

expresar que las casas correccionales, aunque tenían como función principal la de

enseñar la disciplina del trabajo, también sirvieron como medios para producir bienes a

bajos costos.

Pero es en el siglo XVIII, cuando la prisión es considerada realmente como medio

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punitivo y se convierte en la pena más usada para combatir la delincuencia. De acuerdo

con Foucault, el sistema de castigos utilizado hasta comienzos de la Edad Moderna fue

sustituido por la cárcel, en cierta forma, por los desórdenes de la multitud que era testigo

de las ejecuciones públicas; en este sentido, acoge la

opinión del profesor Giulius contenida en su libro “Lecciones sobre las prisiones”,

quien considera que la mayor preocupación en esta época fue lograr que el grupo de

personas consideradas como delincuentes fueran observados, ya no de manera pública

como un espectáculo para la sociedad, sino por una sola persona que se encargara de su

vigilancia. Por otra parte, la humanización del derecho penal implicó que la cárcel se

convirtiera en el reemplazo de las penas crueles y degradantes que hasta el momento se

venían imponiendo a los criminales.

Se creó entonces la necesidad de mejorar la situación de los reos y fue así como

autores de gran importancia se dedicaron a estudiar las penas y su función, y a plantear

soluciones. John Howard se concentró en aliviar las miserias físicas y

morales de los reos. Con él, las prisiones adoptaron un carácter más humano y la

pena, paso de ser un castigo a ser un medio para corregir y rehabilitar al delincuente.

Simultáneamente, Cesar Beccaria, a través de su obra “De los Delitos y de las Penas”,

señaló que las leyes debían ser respetadas de tal forma que su aplicación reconociera las

garantías individuales de los criminales y limitara el poder absoluto de las autoridades; se

debía aplicar la pena mínima necesaria para conseguir los objetivos buscados frente a los

criminales. Jeremias Bentham, asoció la concepción penitenciaria con la arquitectura,

creando así la arquitectura penitenciaria. Bentham, diseñó la casa de inspección o

“Panópticon”, que era un edificio circular con celdas individuales cuyas ventanas e

iluminación permitían que sus ocupantes fueran vigilados desde la torre central, sin que

ellos vieran nada; se trataba de una institución benévola pero al mismo tiempo eficaz.

Fue así como el objeto de la penalidad pasó a ser el alma de los delincuentes, en lugar

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de su cuerpo, y las penas se dirigen entonces a “a neutralizar su estado peligroso, a

modificar sus disposiciones delictuosas, y a no cesar hasta obtener tal cambio”.

En este punto se debe advertir la similitud que existió entre las prisiones y otras

instituciones de la época (escuelas, talleres, industrias, etc.), teniendo en cuenta que

todas ellas se regían por el principio de la “disciplina”, pues es a través de ésta como se

consigue educar, formar, manipular, etc.

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