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ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero cobramos ánimo y
preferimos más bien estar ausentes del cuerpo y habitar con el Señor" (2 Corintios 5:6-8
| LBLA). Algunos, al leer la expresión “ausentes del cuerpo” concluyen que esta
expresión significa que el espíritu continuará la existencia como un ente consciente luego
de la muerte. Por cierto, “ausente del cuerpo” no significa “Espíritu desencarnado”. En la
iglesia de Corinto hubo un caso de inmoralidad y el apóstol Pablo les escribe lo siguiente
al respecto: “Pues yo, por mi parte, aunque ausente en cuerpo pero presente en espíritu,
como si estuviera presente, ya he juzgado al que cometió tal acción” (1 Corintios 5:3).
La expresión "la tienda terrenal" se refiere a nuestro presente cuerpo mortal y se contrasta
con la “casa” o “edificio” que representa el cuerpo transformado que poseerán los
redimidos. En otro pasaje el apóstol Pablo afirma que los creyentes gimen a causa del
pecado que hay en su naturaleza pecaminosa y que anhelan la transformación de su
cuerpo. Veamos: “Porque la creación fue sometida a vanidad, no de su propia voluntad,
sino por causa de aquel que la sometió, en la esperanza de que la creación misma será
también liberada de la esclavitud de la corrupción a la libertad de la gloria de los hijos de
Dios. Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta ahora.
Y no sólo ella , sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu,
aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción
como hijos, la redención de nuestro cuerpo" (Romanos 8:20-23 | LBLA). Este pasaje es
cónsono con el pasaje anterior y el tema es el mismo.
Según el apóstol, lo mortal será absorbido por la vida cuando esto corruptible sea vestido
de incorrupción y esto mortal sea vestido de inmortalidad (1 Corintios 15:53,54).
Entonces "esta tienda terrenal" será transformada en "nuestra habitación celestial." Según
estos versículos, ese cambio ocurrirá a la final trompeta, cuando Cristo venga por segunda
vez en gloria con todos sus santos ángeles.
Rafael Montesinos