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>> DISENO
ESPACIO PUBLICO
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Por RODRIGO VERA CUBAS (COLECTIVO ANIMA LISA)* |
.
DEL POEMA:
REFLEXIONES EN TORNO ALA CIUDAD Y SU
AGENCIA ENLA EXPERIMENTACION POETICA
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dole no han dejado de apuntar hacia estas como
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los contenidos, esto es, a un abordaje que entien-
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sobre la pagina: inmovil, blanca silenciosa,
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desde el modo unilateral en el que lacritica, y qui-
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esfuerzo en la mayoria de casos, sino més bien
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etc), tal como una critica distante al modelo an-
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entrecruzamiento material y simbolico en el que
poesia y ciudad se leen en mutua corresponden-
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* Estas dos aproximaciones parecieran no re-
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damentales de la ruptura moderna en poesia: la
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que la poesia habria de interactuar ahora en un
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entre un sujeto individual y el soporte de un pa-
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acio publico del poema deberia romper con tal
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cy‘rimalisa, lmargenes noise Pryecionsobreplsa la, Tpac Aman), 2012
esquema, pero ello no sucede realmente. Cuando
la demanda social del arte aparece y se nos incita
de este modo a arrancar ala poesia de los lindes
académicos a fin de que “invada las calles” y se
integre a la ola democratica de las nuevas ini
tivas ciudadanas, es curioso observar la forma en
que el modela de lo privado reaparece bajo la for-
ma de un soporte tan “inmévil blanco y silencio-
so” como la pagina de la cual pretendia excluirse”
Para muchas de estas iniciativas, las superficies
rasgadas e impuras del escenario urbano parecen,
exigir el mismo tipo de experiencia que exigiriala
aparente neutralidad de la pagina.
Ahora bien, este tipo de practicas pueden leer-
se en realidad como un rezago de la relacién pri-
maria que el poeta tadicionalmente establece
con la condicién material de su escritura: el papel,
fa tina, la visualidad y sonoridad de sus palabras,
las propias manos agltandose sobre la hoja o el
computador en el que escribe, Para un poeta que
no hace cuestion de tal relacion, la pagina es solo
un contenedor, un medio de inscripcién pasivo, un
escenario neutro sobre el cual las palabras se dis~
onen ignorando los ejes espaciales que posibll-
tan sulegiblidad.
St. Mallarmé, hace ya mas de un siglo, refuto
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Arima Lisa Murunayfest Poyecensobreel sartuarodel
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este modelo con a publicacion desu célebre "Gol-
pe de Dados” en 1897. Desde allla pagina dejo de
ser esa superficieneutray hamogenea para pasar
aser un agente que altera el transcurrir de las pa-
labras e interviene activamente en sus transfor
maciones, Los espacios en blanco, analogos al si-
lencio de la oralidad, ritman la lectura del poema y
la experimentacién tipografica y sonora cobra una
vital importancia. Asi, las palabras serian antes
consideradas como una materia verbal (aconteci-
miento sonoro y visual con un peso, un tamario y
una textura especifica) que como una mera marca
transparente que escondeun significado tras desi
Sefialar este giro materialista de la escritura
puede contribuir a arrojarnos algunas pistas inte-
resantes para repensar los usos que la poesia tra~
dicionalmente hace de los espacios publicos en la
actualidad, Veamos:
Un abordaje mas bien dialéctico de esta rela-
clon deberia partir de la premisa de que la letra,
la palabra, el poema son materialidades indistin-
guibles del espacio en el que se inscriben, Uno no
puede ser sin el otro. Desde el campo de las artes
lo leccion parece haber quedado mas clara hace
‘asi un siglo con la obra de Marcel Duchamp. Asi
como el acto de arrancar un urinario de su esce-
Monterey, Mexico denominad “A
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Peri, ademas de alguns pases europeos como EspanaARKINKA
>» DISENO
nario habitual y colocarlo en un museo redefine
al objeto y plantea interrogantes sobre el estatu-
to ficcional de la validacion artistica, asi también
arrancar un verso de su soporte habitual y colo-
carlo en un espacio que lo enfrenta a una exigen:
cia material y simbolica distinta deberia redefinir
la naturaleza escritural del poema y plantearnos
interrogantes sobre las nuevas retoricas de re-
cepcién y produccién posticas a las que nos en-
frentamos en un escenario de margenes difusos,
efimeros e inestables como el del espacio puiblico
contemporaneo,
Se pueden enumerar al respecto algunas de
estos condicionamientos que la ciudad impone en
varios niveles:
Leer un poema no es solo un acto de ope-
jon intelectual y/o emocional, sino también
fisico, corporal. En |a ciudad uno lee desplazando-
se y en el contexto de una multitud que estimula
0 interfiere tal experiencia. Los nuevos flujos de
desplazamiento urbano condiclonan asi la apari-
ion de nuevas retoricas de lectura y escritura en
laciudad,
2. En la ciudad (y con mayor motivo en Lima)
el soporte de inscripcion es siempre "impuro
contaminado por lenguajes diversos. En la super-
ficie urbana las palabras aparecen inscritas antes
come huellas, incrustaciones o palimpsestos que
‘como signos univocos y transparer
Laciudades, en tal sentido, un espacio de con-
fllcto en donde discursos heterogeneos y capas
textuales de origen diverso aparecen en tension.
y convergen en un unico entramado linglistico-
visual.
3.""No existe eso que llamamos silencio, siem-
pre ocurre algo que produce un sonido."* Esta
declaracién de John Cage que aludia en principio.
ala experiencia privada de la escucha en un re-
into insonorizado ("igo al menos la circulacion
de la sangre por mi cerebro y los latidos de mi
corazon”) se repotencia en la experiencia publica
de la ciudad. El silencio del poeta ha sido siempre
un silencio abstracto, ideal. Esta mentira se refu-
ta con violencia en la vivencia urbana: somos al
participes de una experiencia polifénica en la que
via Santana, Mac,
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