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Poder Judicial de la Nación

JUZGADO CRIMINAL Y CORRECCIONAL FEDERAL 10


CFP 3732/2016

///nos Aires, 2 de octubre de 2018.


AUTOS Y VISTOS:
Para resolver en la presente causa nro. 3732/2016, del
registro de la Secretaría nro. 19 de este Juzgado Nacional en lo
Criminal y Correccional Federal nro. 10, en torno a las oposiciones a
la elevación a juicio requerida por los señores agentes fiscales y las
querellas -la Unidad de Información Financiera y la Oficina
Anticorrupción-; respecto de los imputados CRISTINA ELISABET
FERNÁNDEZ (DNI nro. 10.433.615, nacida el 19/2/53 en La Plata,
PBA; argentina, hija de Ofelia Wilhelm y de Eduardo (f), viuda,
abogada, domiciliada en la calle Mascarello 441 de Río Gallegos,
Santa Cruz), MÁXIMO CARLOS KIRCHNER (DNI nro.
25.869.310, nacido el 19/2/77 en La Plata, PBA; argentino, hijo de
Néstor Carlos (f) y de Cristina Elisabet Fernández, soltero, diputado
nacional, domiciliado en Monte Aymond 96 de Río Gallegos, Santa
Cruz), FLORENCIA KIRCHNER, (DNI nro. 35.569.819, nacida el
6/7/90 en Río Gallegos, Santa Cruz; argentina, hija de Néstor Carlos
(f) y de Cristina Elisabet Fernández, soltera, cineasta y escritora,
domiciliada en San José 1111, piso 2do. ―D‖ de esta ciudad),
LÁZARO ANTONIO BÁEZ (DNI nro. 11.309.991, nacido el
11/2/56 en General Paz, Corrientes; argentino, hijo de Antonio (f) y
de Floriana Rodríguez, divorciado, empresario, actualmente detenido
en el Complejo Penitenciario Federal nro. 1 de Ezeiza a disposición
del Tribunal Oral en lo Criminal Federal nro. 4), MARTÍN
ANTONIO BÁEZ (DNI nro. 28.490.402, nacido el 9/2/81 en Río
Gallegos, Santa Cruz; argentino, hijo de Lázaro Antonio y de Norma
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Beatriz Calismonte, soltero, empleado, domiciliado en O’Higgins


1725, piso 3ero. de esta ciudad), LEANDRO ANTONIO BÁEZ
(DNI nro. 35.569.527, nacido el 7/6/90 en Río Gallegos, Santa Cruz;
argentino, hijo de Lázaro Antonio y de Norma Beatriz Calismonte,
soltero, empresario, domiciliado en Villarino 173 de Río Gallegos,
Santa Cruz), LUCIANA SABRINA BÁEZ (DNI nro. 27.098.940,
nacida el 26/7/79 en Río Gallegos, Santa Cruz; argentina, hija de
Lázaro Antonio y de Norma Beatriz Calismonte, soltera, empleada,
domiciliada en la calle Alcorta 741 de Río Gallegos, Santa Cruz),
EMILIO CARLOS MARTÍN (DNI nro. 7.813.782, nacido el 6/3/44
en San Isidro, PBA; argentino, hijo de Emilio (f) y de Pilar Muñoz (f),
casado, jubilado, domiciliado en 25 de Mayo 470 de Río Gallegos
Santa Cruz), CLAUDIO FERNANDO BUSTOS (DNI nro.
17.845.913, nacido el 11/9/66 en Córdoba; argentino, hijo de José
Antonio Guillermo (f) y de Elba Angelina Gigena, divorciado,
dedicado a asesoría laboral y liquidaciones de sueldo por su cuenta,
domiciliado en Carlos Becú 2725 barrio Ipona, Córdoba), MARTÍN
SAMUEL JACOBS (DNI nro. 25.475.175, nacido el 25/8/76 en
Chacabuco, provincia de Buenos Aires; argentino, casado, hijo de
Hugo Eduardo (f) y de María Esther Pavesa, contador público
nacional, domiciliado en la calle Jujuy 78, Chacabuco, PBA),
ROMINA DE LOS ÁNGELES MERCADO (DNI nro. 24.336.413,
nacida el 14/7/75 en Río Gallegos, Santa Cruz; argentina, hija de
Edelmiro Armando (f) y de Alicia Margarita Antonia Kirchner,
soltera, abogada, domiciliada en la calle 25 de Mayo 156 de Río
Gallegos, Santa Cruz), CARLOS ALBERTO SANCHO (DNI nro.
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16.986.970, nacido el 18/8/64 en Río Gallegos, Santa Cruz; argentino,


hijo de Pablo Andrés (f) y de Marta Dina Lauthon, divorciado,
comerciante, domiciliado en Marcelino Álvarez 334 de Río Gallegos,
Santa Cruz), CRISTÓBAL MANUEL LÓPEZ (DNI nro.
12.041.648, nacido el 27/10/56 en San Martín, PBA, argentino, hijo
de Cristóbal (f) y de Josefa López Ruiz (f), divorciado, empresario,
con domicilio en Macacha Güemes 330, piso 6° ―L‖ de esta ciudad, y
actualmente detenido en el Complejo Penitenciario Federal nro. I de
Ezeiza a disposición del Tribunal Oral en lo Criminal Federal nro. 3),
CARLOS FABIÁN DE SOUSA (DNI nro. 18.533.636, nacido el
7/12/67 en Comodoro Rivadavia, Chubut; argentino, hijo de Carlos
Clara y de María del Carmen Solsona, divorciado, empresario, con
domicilio en Juana Manso 1122, piso 24to. de esta ciudad,
actualmente detenido en el Complejo Penitenciario Federal nro. I de
Ezeiza a disposición del Tribunal Oral en lo Criminal Federal nro. 3),
NORMA BEATRIZ ABUIN (DNI nro. 13.400.430, nacida el
9/10/57 en Puerto Deseado, Santa Cruz; argentina, hija de Carlos
Héctor (f) y de Marcelina Martínez, divorciada, escribana,
domiciliada en la calle Alicia Moreau de Justo 229 de Río Gallegos,
Santa Cruz), JORGE MARCELO LUDUEÑA (DNI nro.
20.073.387, nacido el 9/1/68 en Córdoba; argentino, hijo de Jorge
Hugo (f) y de María del Rosario Reale, casado, escribano, domiciliado
en Avda. Emilia Rodiño de Clark 633 de Río Gallegos, Santa Cruz),
RICARDO LEANDRO ALBORNOZ (DNI nro. 20.211.530, nacido
el 6/3/68 en Río Gallegos, Santa Cruz; argentino, hijo de Juan Héctor
(f) y de María Noemí Rossier, casado, escribano, domiciliado en
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Gobernador Mayer 960 Río Gallegos, Santa Cruz), VÍCTOR


ALEJANDRO MANZANARES (DNI nro. 16.419.227, nacido el
6/7/63 en la ciudad de Río Gallegos, Santa Cruz, argentino, hijo de
Victoriano (f) y de Lucila Sancho San Miguel (f), casado, contador
público nacional, con domicilio en la Avda. Gral. Sureda 282 de Río
Gallegos, Santa Cruz, actualmente detenido en Complejo
Penitenciario Federal nro. II de Marcos Paz a disposición de este
tribunal en el marco de la presente causa), OSVALDO JOSÉ
SANFELICE (DNI nro. 5.404.611, nacido el 19/8/49 en Puerto
Deseado, Santa Cruz; argentino, hijo de José Vicente (f) y Ileana
Rosaura López (f), casado, empresario, domiciliado en Orkeke 782 de
Río Gallegos, Santa Cruz), OSCAR ALBERTO LEIVA (DNI nro.
17.934.231, nacido el 4/4/67 en Caleta Olivia, Santa Cruz, argentino,
hijo de Pastor Nicolás y de Alicia Barrionuevo (f), soltero, empleado,
domiciliado en la Av. Carlos Calvo 1456, piso 4to. B de esta ciudad),
ROLANDO ANÍBAL D’AVENA (DNI nro. 28.008.818, nacido el
30/4/80 en Río Turbio, Santa Cruz; argentino, casado, hijo de Carlos
Roberto y de Guillermina Briones, empleado estatal, domiciliado en la
calle Don Bosco 1627 de Río Gallegos, Santa Cruz), MARCELO
GUSTAVO MAZÚ (DNI nro. 14.504.269, nacido el 18/11/61 en
Luján, PBA; argentino, hijo de Luis (f) y de Juana Elida Legorburu,
divorciado, gerente zonal del Banco de la Nación Argentina,
domiciliado en la Avda. Néstor Kirchner 765 de Río Gallegos, Santa
Cruz), RAÚL OSCAR AVARESE (DNI nro. 10.020.310, nacido el
30/10/51 en Añatuya, Santiago del Estero; argentino, hijo de José
María (f) y de María Clara Medina (f), casado, jubilado, domiciliado
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en la calle Germán Vidal 965 de Río Gallegos, Santa Cruz),


LISANDRO MANUEL GAUNA (DNI nro. 29.754.301, nacido el
31/12/82 en Río Gallegos, Santa Cruz; argentino, hijo de Feliciano (f)
y de Elsa Beatriz Melgar, soltero, empleado bancario, domiciliado en
Miguel Segovia 585, acceso 106, piso 1ero. B de Río Gallegos, Santa
Cruz), MÓNICA LILIANA ROMERO (DNI nro. 14.656.913,
nacida el 15/6/61 en Río Gallegos, Santa Cruz; argentina, hija de
Aníbal (f) y de Enolfa del Carmen Andrade, divorciada, empleada
bancaria, domiciliada en José Cabral 40 del barrio Fátima de Río
Gallegos, Santa Cruz).
Y CONSIDERANDO QUE:
I. En oportunidad de notificar a la defensa de los
imputados acerca de las conclusiones de los requerimientos de
elevación a juicio formulados por los Sres. fiscales Gerardo Pollicita e
Ignacio Mahiques (glosado a fs. 5963/6146) y por las querellas (fs.
6182/6287 Unidad de Información Financiera y fs. 6298/6382 Oficina
Anticorrupción), los Dres. Agustín Carrique -defensor público
coadyuvante de Carlos Alberto Sancho, Mónica Liliana Romero, Raúl
Oscar Avarese, Lisandro Manuel Gauna, Marcelo Gustavo Mazú-;
Horacio Agustín Ballesteros -por Norma Beatriz Abuin- y Juan
Martín Vicco -en representación de Víctor Alejandro Manzanares,
Ricardo Leandro Albornoz y Rolando Aníbal D´Avena- se opusieron
en legal tiempo y forma a la elevación a la etapa de debate de la
presente causa e instaron el sobreseimiento de sus asistidos, por los
fundamentos que expusieron en las presentaciones obrantes a fs.
5086/5087, 6417/6430 y 6431/6466, respectivamente.
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En consecuencia y por considerar que este sumario debe


pasar a la etapa contradictoria es que se dicta el presente auto respecto
de los nombrados, en los términos prescriptos en el art. 351 del
CPPN.
II. El Ministerio Público Fiscal, en los fundamentos de la
petición de elevación a juicio reprochó a los epigrafiados los hechos
que a continuación se detallan (ver dictamen de fs. 5963/6146).
1. A Cristina Elisabet Fernández se le imputó que en el
marco de la asociación ilícita de la que formaba parte en calidad de
jefe, diseñó, ejecutó y dirigió entre los meses de enero de 2009 y
marzo de 2016 un esquema de reciclaje de fondos de origen ilícito a
través de Los Sauces SA por medio del cual se logró legitimar una
porción de dinero de procedencia ilegítima que era canalizado por
empresas del grupo Báez y del grupo Indalo a través de la actividad
inmobiliaria y hotelera desplegada por la mencionada sociedad
comercial.
Los fiscales sostuvieron que para ello, con fecha 7 de
noviembre de 2006, junto con Néstor y Máximo Kirchner, constituyó
ante el notario Jorge Ludueña Los Sauces SA, cuyo objeto social fue
circunscripto al desarrollo de actividades inmobiliarias, comerciales,
de hotelería, turismo y servicios; designó a su hijo como presidente
del órgano de directorio y colocó a su cónyuge y a sí misma como
directores suplentes de la empresa.
La acusación precisa que una vez creada la sociedad
comercial a través de la cual se canalizarían los fondos espurios,
Cristina Fernández realizó distintos aportes irrevocables de bienes y
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dinero a Los Sauces SA y por medio de aquella adquirió una serie de


propiedades, terrenos y hoteles en la provincia de Santa Cruz y en la
ciudad de Buenos Aires; todo ello con la finalidad de contribuir en la
formación del vehículo que permitió canalizar dinero ilegítimo en
favor de su familia.
Enumeraron una serie de actos que daban cuenta de ello:
con fecha 25 de noviembre de 2008, conjuntamente con Néstor
Kirchner, cedió en concepto de aportes irrevocables al patrimonio
societario los terrenos ubicados en las calles Alvear nro. 391 y
Moreno nro. 882 de la ciudad de Río Gallegos, provincia de Santa
Cruz, para lo cual transfirió a título personal el primero y dio su
asentimiento conyugal en el segundo.
Ello habría ocurrido mientras que en simultáneo Lázaro
Báez a través de la empresa Loscalzo y Del Curto SRL se encontraba
construyendo -con un grado de avance del 60%- en cada uno de ellos
un complejo con cuatro departamentos, los cuales posteriormente
serían entregados por Los Sauces SA en locación a distintas empresas
de titularidad del grupo Báez -Kank y Costilla SA, Austral
Construcciones SA y la propia constructora Loscalzo y Del Curto
SRL- todas las cuales paralelamente eran adjudicatarias de obras
públicas viales en la provincia de Santa Cruz por medio de las cuales
se defraudaba al Estado nacional.
La hipótesis planteada también involucra la entrega
realizada por la imputada en concepto de aporte irrevocable (de fecha
20/11/08) a Los Sauces SA, por un monto de $317.000 -el que
coincide con el valor de la compraventa del Lote 30 Manzana 381 de
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la ciudad de Río Gallegos, que le había vendido 5 meses antes a


Austral Construcciones SA-, el que sumado al aporte dinerario de
$1.887.400 efectuado en esa misma fecha por Néstor Kirchner,
consolidó el monto total de $2.204.400 con el que la firma de su
propiedad saldó el precio y adquirió el departamento ubicado en el
piso 4° L (UF 126) y tres unidades complementarias en el edificio
―dique‖ del Complejo Madero Center, que luego sería dado en
locación, junto con las instalaciones comunes del edificio, a las firmas
Inversora M&S SA y Alcalis de la Patagonia SA, del grupo Indalo.
Además contemplaron que, a través de la empresa Los
Sauces SA, Fernández junto con su esposo y su hijo, adquirió un
dúplex ubicado en los pisos 8° y 9° (UF 440) y cinco cocheras en el
edificio ―Juana Manso‖ del Complejo Madero Center, los cuales
también serían dados en locación a Inversora M&S del grupo Indalo.
Por otra parte, le endilgaron haber adquirido, por medio
de Los Sauces SA un terreno de 18.153,20 m2 a la Municipalidad de
El Calafate por un valor de $136.149 -es decir $7,50 el metro
cuadrado-, cuando en rigor de verdad, al momento de pago, el lote
cotizaba $445.000 (+226% del valor de venta).
Asimismo, en el mes de junio de 2010, la imputada junto
con su esposo y su hijo y por medio de Los Sauces SA habría
adquirido un terreno de 1.250 m2 lindero al hotel Los Sauces Casa
Patagónica en la ciudad de El Calafate a cambio de la suma de
$100.000 y recibió bajo la apariencia de una operación de
compraventa un terreno de 1250m2 en la ciudad de Río Gallegos que
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fue entregado gratuitamente por Austral Construcciones SA de Lázaro


Báez.
De igual modo, mediante la utilización de Los Sauces
SA, los tres compraron el Hotel La Aldea del Chaltén -el cuarto
complejo hotelero de la familia Kirchner- a un precio de $200.000 -
cuando a esa fecha el precio real del hotel era de $2.890.000, es decir
más de trece veces el valor declarado-, el que sería entregado en
locación primero a Valle Mitre SA, de Lázaro Báez y luego a la
empresa Idea SA, de Osvaldo Sanfelice.
Por último, a través de Los Sauces SA, conjuntamente
con sus dos hijos, Cristina Fernández adquirió el departamento de la
calle San José nro. 1111 de la ciudad de Buenos Aires -el que ocupó
como vivienda particular su hija Florencia Kirchner, sin abonar canon
alguno a la sociedad- y el inmueble de la calle Mascarello nro. 441 de
la ciudad de Río Gallegos, el que utilizó para uso personal, sin pagar a
la firma contraprestación alguna.
La hipótesis fiscal apunta a que luego de esas
adquisiciones la ex presidente de la nación, a través de Los Sauces
SA, dio en locación las propiedades y hoteles previamente adquiridos
a las empresas Kank y Costilla SA, Loscalzo y Del Curto SRL,
Austral Construcciones SA, Valle Mitre SA, Alcalis de la Patagonia
SA, Inversora M&S SA e Idea SA con el propósito de que ese alquiler
constituyera la causa jurídica que justificara el flujo de fondos
millonario a través del que se buscara legitimar una porción del dinero
ilícito.
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Así entonces, sostuvieron que la sociedad integrada por


Fernández recibió, en el período comprendido entre enero de 2009 y
marzo de 2016, directamente por parte de las firmas pertenecientes a
Lázaro Báez un total de $6.851.650,97 y por parte de las empresas de
titularidad de Cristóbal López y Carlos De Sousa en forma directa la
suma total de $18.554.725,76 y de manera indirecta -a través de Idea
SA de Osvaldo Sanfelice- un total de $561.665,57, lo que constituyó
un 88% de lo facturado en ese período por Los Sauces SA.
De esta forma, Cristina Fernández junto con Néstor,
Máximo y luego Florencia Kirchner habrían utilizado a la última
sociedad nombrada como un mecanismo permanente para el reciclaje
de fondos ilícitos que provenían en el caso de las empresas de Lázaro
Báez de la defraudación al Estado nacional a través de la asignación
irregular de obra pública vial en Santa Cruz -causa nro. 5048/16-.
Los fiscales agregaron que el caso del dinero de las
empresas de Cristóbal López y Carlos De Sousa, la acusada se valió
del esquema de lavado de activos conformado a través de Los Sauces
SA para la aceptación disimulada de las dádivas que previamente le
habían ofrecido los mencionados empresarios como consecuencia de
los distintos contratos y beneficios impositivos otorgados a sus
empresas.
A su vez, destacaron que desde su rol de accionista de la
sociedad familiar, aprobó cada uno de los ejercicios económicos de la
empresa Los Sauces SA entre 2006 y 2016, avaló la compra de
propiedades, terrenos y hoteles, ratificó la contratación con las
empresas de sus socios Lázaro Báez, Cristóbal López, Carlos F. De
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Sousa y Osvaldo Sanfelice, realizó aportes irrevocables para la


formación y ejecución de la maniobra de lavado de dinero, designó a
las autoridades del órgano de administración -del cual participó en
calidad de directora suplente- a lo largo de todo el desarrollo de la
maniobra, y se benefició con el crecimiento de la sociedad familiar en
más de un 12.000%, con el retiro personal de fondos y con la
utilización particular de bienes a nombre de la sociedad.
Los Dres. Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques
afirmaron que la actuación de Cristina Fernández tuvo lugar en el
marco de la organización criminal por la que se le formuló reproche
penal, en calidad de jefe, en el marco de la causa nro. 5048/16, en
donde se la acusó por haber formado parte de una asociación ilícita
que habría funcionado al menos entre el 8/5/03 y el 9/12/15, con el
objeto de cometer delitos indeterminados para sustraer y apoderarse
ilegítimamente de fondos públicos asignados, en principio, a la obra
pública vial en la provincia de Santa Cruz, a través de, entre otras
maniobras, la defraudación en perjuicio del Estado y el lavado de
dinero.
En este proceso el Ministerio Público Fiscal amplió la
acusación en virtud de la prolongación temporal del funcionamiento
de dicha organización y de la intervención criminal verificada en el
presente sumario respecto de la nombrada, hasta el 14 de diciembre de
2016.
2. A Máximo Carlos Kirchner se le imputó haber tomado
parte en una asociación ilícita, en calidad de organizador, que
funcionó al menos entre el 8 de mayo de 2003 y el 14 de diciembre de
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2016, la cual se dedicó a cometer delitos indeterminados para sustraer


y apoderarse ilegítimamente de fondos públicos a través de, entre
otras maniobras, la defraudación en perjuicio del Estado y el lavado
de dinero.
A su vez, los fiscales le atribuyeron que, en el marco de
la organización criminal de la que formaba parte diseñó, ejecutó y
dirigió entre los meses de enero de 2009 y marzo de 2016 un esquema
de reciclaje de fondos de origen ilícito a través de Los Sauces SA por
medio del cual se logró legitimar una porción de dinero de
procedencia ilegal que era canalizado por empresas del grupo Báez y
del grupo Indalo a través de la actividad inmobiliaria y hotelera
desplegada por la mencionada sociedad comercial.
Para ello, con fecha 7/11/06, junto con Néstor Kirchner y
Fernández, constituyó ante el notario Jorge Ludueña Los Sauces SA,
cuyo objeto social fue circunscripto al desarrollo de actividades
inmobiliarias, comerciales, de hotelería, turismo y servicios; y junto a
sus padres se designó como presidente del órgano de directorio y los
colocó a aquellos como directores suplentes de la empresa.
Así, una vez creada la compañía a través de la cual se
canalizarían los fondos espurios, realizó distintos aportes irrevocables
en dinero a la firma y por medio de esta adquirió una serie de
propiedades, terrenos y hoteles en la provincia de Santa Cruz y en la
ciudad de Buenos Aires, todo ello con la finalidad de contribuir en la
formación del vehículo que permitió canalizar dinero ilegítimo en
favor de su familia.
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En tal dirección, sostuvieron que con fecha 31 de octubre


de 2008, Máximo Kirchner aceptó como presidente de la empresa los
terrenos ubicados en las calles Alvear nro. 391 y Moreno nro. 882 de
la ciudad de Río Gallegos que como aportes irrevocables que
realizaron sus padres, y se autorizó a sí mismo a formalizar en nombre
de la sociedad los actos jurídicos necesarios para la transferencia de
dominio, lo que no solo realizó en representación de aquella, sino
también de sus progenitores en virtud del poder general amplio de
administración y disposición conferido.
Ello habría ocurrido mientras que en simultáneo Lázaro
Báez a través de Loscalzo y Del Curto SRL construía -con un grado
de avance del 60%- en cada uno de ellos un complejo con cuatro
departamentos, los cuales posteriormente serían entregados por Los
Sauces SA en locación a distintas empresas de titularidad del grupo
Báez -Kank y Costilla SA, Austral Construcciones SA y la propia
constructora Loscalzo y Del Curto SA- todas las cuales paralelamente
eran adjudicatarias de obra pública vial en la provincia de Santa Cruz.
A su vez, se le adjudicó que para la compra del
departamento ubicado en el piso 4° L (UF 126) y tres unidades
complementarias en el edificio ―dique‖ del Complejo Madero Center,
Máximo Kirchner suscribió un cheque de la cuenta personal de su
padre por un total de $899.940 -que se abonó el 15 de octubre de
2008-; y al mes siguiente, con fechas 20 y 21 de noviembre de 2008,
aprobó el ingreso de la propiedad al patrimonio de la empresa y
aceptó en concepto de aportes irrevocables la entrega de la suma de
$317.000 por parte de Cristina Fernández y el aporte dinerario de
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$1.887.400 efectuado por Néstor Kirchner, lo que consolidó el monto


de $2.204.400 con el que la firma en cuestión canceló el precio de
compra y, a través del acusado, formalizó en escritura pública la
adquisición de la propiedad que luego sería dada en locación a las
firmas Inversora M&S y Alcalis de la Patagonia, del grupo Indalo.
Además, a través de Los Sauces SA, junto con sus
padres, adquirió un dúplex ubicado en los pisos 8° y 9° (UF 440) y
cinco cocheras en el edificio ―Juana Manso‖ del Complejo Madero
Center, los cuales también serían dados en locación a Inversora M&S
del grupo Indalo, para lo cual suscribió un cheque de la cuenta
personal de su padre por un total de $1.341.960 -abonado con fecha
15 de octubre de 2008-; y luego, el 21 de noviembre de 2008, aprobó
la compra de la propiedad como presidente de la empresa y se
autorizó a sí mismo para la formalización del instrumento público, lo
que previa cancelación del saldo ($3.693.750) materializó por
escritura ante notario público.
Asimismo, los tres antes mencionados, por medio de Los
Sauces SA compraron un terreno de 18.153,20 m2 a la Municipalidad
de El Calafate por un valor de $136.149 -es decir $7,50 el metro
cuadrado-, cuando en rigor de verdad, al momento de pago, el lote
tenía un valor de $445.000 (+226% del valor de venta).
Por otra parte, le endilgaron haber adquirido en el mes de
junio de 2010, junto con sus padres y por medio de la firma de marras
un terreno de 1.250 m2 lindero al Hotel Los Sauces Casa Patagónica
en la ciudad de El Calafate, a cambio de la suma de $100.000, para lo
cual el 4 de junio de 2010, aprobó la adquisición de la propiedad
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como presidente de la empresa y se autorizó a sí mismo para la


formalización del acto, lo que realizó luego de cancelar el precio
mediante un cheque de la cuenta personal nro. 59777/0 de su padre.
Se le adjudica que en el mes de junio de 2010, por medio
de Los Sauces SA recibió bajo la apariencia de una operación de
compraventa un terreno de 1250m2 en la ciudad de Río Gallegos que
fue entregado gratuitamente por Austral Construcciones SA de Lázaro
Báez. Para esta operación, el 4 de junio de 2008, en calidad de
presidente de Los Sauces SA, aprobó la adquisición de la propiedad a
la empresa, se autorizó a sí mismo para la instrumentación del acto
traslativo de dominio y formalizó la adquisición de la compra en
escritura pública, aunque luego suscribió y presentó una nota
personalmente a Lázaro Báez para ―dejar sin efecto‖ la operación, por
lo que la propiedad no solo nunca se abonó sino que tampoco volvió a
manos de la constructora.
De igual modo, mediante la utilización de la sociedad de
la que era accionista y junto con Néstor Kirchner y Cristina Fernández
adquirió el Hotel La Aldea del Chaltén -el cuarto complejo hotelero
de la familia Kirchner- a un precio de $200.000 -cuando a esa fecha el
precio real era de $2.890.000, es decir más de trece veces el valor
declarado-, el cual sería entregado en locación primero a Valle Mitre
SA, de Lázaro Báez, y luego a la empresa Idea SA, de Osvaldo
Sanfelice. Para ello, con fecha 13 de abril de 2009, en su carácter de
presidente de Los Sauces SA aprobó la adquisición del hotel por parte
de la empresa, se autorizó a sí mismo para la formalización del acto
traslativo de dominio, suscribió el cheque por el que se canceló el
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precio de compra, e instrumentó la adquisición en escritura pública


ante el notario Ricardo Albornoz.
Por último, mediante Los Sauces SA, conjuntamente con
su madre y su hermana, adquirió el departamento de la calle San José
nro. 1111 de la ciudad de Buenos Aires -el que ocupó como vivienda
particular Florencia Kirchner, sin abonar canon alguno a la sociedad-
y el inmueble de la calle Mascarello nro. 441 de la ciudad de Río
Gallegos, el que utilizó para uso personal Cristina Fernández, sin
pagar a la firma contraprestación alguna.
Para la segunda operación, Máximo Kirchner suscribió
una cesión de boleto de compra con Negocios Patagónicos SA, de
Osvaldo Sanfelice, aprobó la adquisición del inmueble de la sociedad
como presidente de la empresa, se autorizó a sí mismo para la
formalización del acto traslativo de dominio e instrumentó en
escritura pública ante la notaria Norma Abuin la compra de la futura
vivienda de su madre.
Los Sres. fiscales sostuvieron que luego de esa etapa de
compra de propiedades, a través de Los Sauces SA, el imputado las
dio en locación a las empresas Kank y Costilla SA, Loscalzo y Del
Curto SRL, Austral Construcciones SA, Valle Mitre SA, Alcalis de la
Patagonia SA, Inversora M&S SA e Idea SA con el propósito de que
ese alquiler constituyera la causa jurídica que justificara el flujo de
fondos millonario a través del que se buscara legitimar una porción
del dinero ilícito, para lo cual se encargó de suscribir distintos
contratos de locación y de instrumentar los movimientos bancarios
necesarios para la canalización de los fondos, entre ellos el depósito
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de cheques y la transferencia de dinero entre las sociedades y


miembros de su familia.
Así entonces, esta recibió, en el período comprendido
entre enero de 2009 y marzo de 2016, directamente por parte de las
firmas pertenecientes a Lázaro Báez un total de $6.851.650,97 y por
parte de las empresas de titularidad de Cristóbal López y Carlos De
Sousa en forma directa la suma total de $18.554.725,76 y de manera
indirecta -a través de Idea SA de Osvaldo Sanfelice- un total de
$561.665,57, lo que constituyó un 88% de lo facturado en ese período
por Los Sauces SA.
De esta forma, Máximo Kirchner junto con Néstor,
Cristina y luego Florencia Kirchner utilizaron a dicha firma como un
mecanismo permanente para el reciclaje de fondos ilícitos que
provenían en el caso de las empresas de Lázaro Báez de la
defraudación al Estado nacional a través de la asignación irregular de
obra pública vial en Santa Cruz -causa nro. 5048/16-.
A su vez, en el caso del dinero proveniente de las
empresas de Cristóbal López y Carlos De Sousa, los acusadores
públicos señalaron que los imputados se habían valido del esquema de
lavado de activos conformado a través de Los Sauces SA para la
aceptación disimulada de las dádivas que previamente le habían
ofrecido los mencionados empresarios como consecuencia de los
distintos contratos y beneficios impositivos otorgados a sus empresas.
Para concluir, le atribuyeron que desde su rol de
accionista de la sociedad familiar, aprobó cada uno de los ejercicios
económicos de la empresa Los Sauces SA entre 2006 y 2016 -los que
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suscribió entre 2006 y 2013 además en calidad de presidente de la


firma- avaló la compra de propiedades, terrenos y hoteles, ratificó la
contratación con las empresas de sus socios Lázaro Báez, Cristóbal
López, Carlos F. De Sousa y Osvaldo Sanfelice, realizó aportes
irrevocables para la formación y ejecución de la maniobra de lavado
de dinero, designó a las autoridades del órgano de administración -del
cual participó en calidad de presidente y director suplente- a lo largo
de todo el desarrollo de la maniobra y se benefició con el crecimiento
de la sociedad familiar en más de un 12.000%, con el retiro personal
de fondos y el pago de honorarios.
3. A Florencia Kirchner se le formuló imputación por
haber tomado parte en una asociación ilícita, en calidad de miembro,
que funcionó al menos entre el 8 de mayo de 2003 y el 14 de
diciembre de 2016, la cual se dedicó a cometer delitos indeterminados
para sustraer y apoderarse ilegítimamente de fondos públicos a través
de, entre otras maniobras, la defraudación en perjuicio del Estado y el
lavado de dinero.
A su vez, se le atribuyó que en el marco de la
organización criminal de la que formaba parte y a la que ingresó tras
la muerte de su padre ocurrida el 27 de octubre de 2010, ejecutó y
dirigió a partir de su ingreso y hasta el mes de marzo de 2016 un
esquema de reciclaje de fondos de origen ilícito a través de Los
Sauces SA por medio del cual se logró legitimar una porción de
dinero de procedencia ilegítima que era canalizado por empresas del
grupo Báez y del grupo Indalo a través de la actividad inmobiliaria y
hotelera desplegada por la mencionada sociedad comercial.
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Conforme fuera descripto por los fiscales, la nombrada se


habría valido de la estructura societaria creada por su familia y a partir
de su ingreso a la firma como accionista, designó autoridades en el
órgano de directorio y se colocó a sí misma en el cargo de
vicepresidente a partir del año 2012 -durante dos mandatos de tres
años cada uno-, escoltando primero a Máximo que ocuparía el puesto
de presidente del directorio hasta el año 2015 y luego a su prima
Romina Mercado que lo reemplazó.
Una vez que se encontraba en funcionamiento el
mecanismo de reciclaje de activos a través de la firma en cuestión,
Florencia Kirchner conjuntamente con su madre y su hermano,
adquirió el departamento de la calle San José nro. 1111 de la ciudad
de Buenos Aires, el que ocupó como vivienda particular sin abonar
canon alguno a la sociedad, y el inmueble de la calle Mascarello nro.
441 de la ciudad de Río Gallegos, el que utilizó para uso personal
Cristina Fernández, sin pagar a la firma contraprestación alguna.
Para la primera operación, en su carácter de
vicepresidente -conjuntamente con Romina Mercado que ostentaba el
cargo de presidente- aceptó la suma de $4.000.000 en concepto de
aportes irrevocables de la sucesión de su padre y autorizó la
adquisición del inmueble a través de CEDINES para lo cual facultó a
su prima a realizar las distintas operaciones necesarias para el pago y
escrituración del inmueble por el que la firma desembolsó la suma de
USD 370.000.
La hipótesis fiscal afirma que a partir de ello, a través de
la empresa mencionada, la imputada dio en locación las propiedades y
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hoteles previamente adquiridos a Kank y Costilla SA, Loscalzo y Del


Curto SRL, Austral Construcciones SA, Valle Mitre SA, Alcalis de la
Patagonia SA, Inversora M&S SA e Idea SA con el propósito de que
ese alquiler constituyera la causa jurídica que justificara el flujo de
fondos millonarios a través del que se buscara legitimar una porción
del dinero ilícito.
Así entonces, la sociedad que integró recibió, en el
período comprendido entre enero de 2009 y marzo de 2016,
directamente por parte de las firmas pertenecientes a Lázaro Báez un
total de $6.851.650,97 y por parte de las empresas de titularidad de
Cristóbal López y Carlos De Sousa en forma directa la suma total de
$18.554.725,76 y de manera indirecta -a través de Idea SA de
Osvaldo Sanfelice- un total de $561.665,57, lo que constituyó un 88%
de lo facturado en ese periodo por Los Sauces SA.
Concluyeron los acusadores públicos que de esta forma,
junto con Cristina Fernández y Máximo Kirchner utilizó a la sociedad
de la que era accionista como un mecanismo permanente para el
reciclaje de fondos ilícitos que provenían en el caso de las empresas
de Lázaro Báez de la defraudación al Estado nacional a través de la
asignación irregular de obra pública vial en Santa Cruz -causa nro.
5048/16-.
Asimismo, señalaron que en el caso del dinero
proveniente de las empresas de Cristóbal López y Carlos De Sousa,
los acusados se valieron del esquema de lavado de activos
conformado a través de la firma Los Sauces SA para la aceptación
disimulada de las dádivas que previamente le habían ofrecido los
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mencionados empresarios como consecuencia de los distintos


contratos y beneficios impositivos otorgados a sus sociedades.
Finalmente, los Dres. Pollicita y Mahiques indicaron que
a partir de su ingreso como accionista, Florencia Kirchner aprobó
cada uno de los ejercicios económicos de Los Sauces SA, avaló la
compra de propiedades, ratificó la contratación con las empresas de
Lázaro Báez, Cristóbal López, Carlos De Sousa y Osvaldo Sanfelice,
designó a las autoridades del órgano de administración -del cual
participó en calidad de vicepresidente-, recibió la suma de $3.700.000
proveniente de Los Sauces SA y de la Sucesión de Néstor Kirchner, y
se benefició con el crecimiento de la sociedad familiar en más de un
12.000%, con el retiro personal de fondos, el pago de salarios y la
utilización particular de bienes a nombre de la sociedad.
4. A Lázaro Antonio Báez los fiscales adjudicaron que,
en el marco de la asociación ilícita de la que formaba parte en calidad
de organizador, diseñó, ejecutó y mantuvo entre los meses de enero de
2009 y marzo de 2016 un esquema de reciclaje de fondos de origen
ilícito por medio del cual logró legitimar a favor de Néstor Kirchner,
Cristina Fernández, Máximo y Florencia Kirchner una porción del
dinero obtenido por medio de la defraudación al Estado nacional a
través de la obra pública vial en la provincia de Santa Cruz
canalizándolo mediante la actividad hotelera e inmobiliaria que
desarrollaba Los Sauces SA.
Precisaron que con el propósito de organizar el
mecanismo de lavado de activos y de que los ex presidentes contaran
con los fondos para adquirir las propiedades que serían puestas a
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nombre de la sociedad, el imputado Báez, a través de la empresa


Austral Construcciones, compró a Cristina Fernández un terreno en la
ciudad de Río Gallegos por la suma de $317.000, que luego habrían
sido aplicados por la nombrada para la adquisición del departamento
ubicado en el piso 4° ―L‖ y tres unidades complementarias en el
complejo Madero Center, que posteriormente serían entregados en
locación a Alcalis de la Patagonia del grupo Indalo.
A su vez, añadieron que con idéntica finalidad, Lázaro
Báez a través de Loscalzo y Del Curto SRL construyó dos complejos
de cuatro departamentos cada uno, sobre los terrenos pertenecientes a
Néstor y Cristina Kirchner, que simultáneamente a su edificación,
serían cedidos por los ex mandatarios a Los Sauces SA y alquilados
por el mismo Báez mediante las empresas Kank y Costilla SA,
Austral Construcciones SA y la constructora antes mencionada.
Además, sostuvieron que a los fines de incrementar el
patrimonio de la sociedad pantalla, a través de Austral Construcciones
el acusado -bajo la apariencia de una operación de compraventa-
entregó gratuitamente un terreno de 1250m2 en la ciudad de Río
Gallegos. Para esta operación, la mencionada firma aprobó la venta de
la propiedad a Los Sauces SA y la formalizó en escritura pública,
aunque luego Lázaro Báez recibió personalmente una nota suscripta
por Máximo Kirchner para ―dejarla sin efecto‖. En consecuencia, la
firma no solo nunca recibió el pago sino que tampoco la propiedad
volvió a sus manos.
A su vez se le adjudicó haber alquilado a la sociedad de
la familia Kirchner distintas propiedades y hoteles a través de Kank y
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Costilla SA, Loscalzo y Del Curto SRL, Austral Construcciones SA y


Valle Mitre SA, con el propósito de que esa locación constituyera la
causa jurídica que justificara el flujo de fondos millonario a través del
que se buscara legitimar una porción del dinero ilícito.
Así, Lázaro Báez por intermedio de Loscalzo y Del Curto
canalizó la suma de $1.691.580, a través de Kank y Costilla SA
transfirió la suma de $1.999.431,18, mediante Austral Construcciones
SA aplicó un valor de $323.915,79 y con Valle Mitre SA entregó el
importe de $2.836.724, lo que constituyó un total de $6.851.650,97 e
implicó un 23% del total facturado por Los Sauces SA en el período
comprendido entre enero de 2009 y marzo de 2016.
De esta forma, los acusadores públicos concluyeron que
Báez había formado parte de un mecanismo permanente para el
reciclaje de fondos ilícitos que provenían de la defraudación al Estado
nacional a través de la asignación irregular de obra pública vial en
Santa Cruz a las empresas de su conglomerado -causa nro. 5048/16-.
También le imputaron haber diseñado, creado y sostenido
la estructura societaria necesaria a los fines de instrumentar la
maniobra de lavado de dinero y, desde su rol de accionista de Kank y
Costilla SA, Austral Construcciones SA y Valle Mitre SA, aprobó
cada uno de los ejercicios económicos, avaló la compra y donación de
propiedades, ratificó la voluntad de contratar con Los Sauces SA y
designó a las autoridades del órgano de administración de las
empresas a lo largo de todo el desarrollo de la maniobra.
Finalmente, los Dres. Gerardo Pollicita e Ignacio
Mahiques enmarcaron su accionar en la organización criminal por la
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que se le formuló reproche penal, en calidad de organizador, en el


marco de la causa nro. 5048/16, en donde se lo acusó por haber
formado parte de una asociación ilícita que habría funcionado al
menos entre el 8 de mayo de 2003 y el 9 de diciembre de 2015, con el
objeto de cometer delitos indeterminados para sustraer y apoderarse
ilegítimamente de fondos públicos asignados, en principio, a la obra
pública vial en la provincia de Santa Cruz, a través de, entre otras
maniobras, la defraudación en perjuicio del Estado y el lavado de
dinero.
El Ministerio Público Fiscal amplió dicha acusación, en
virtud de la prolongación temporal del funcionamiento de esa
asociación y la intervención criminal verificada respecto del
nombrado en el presente sumario, hasta el 14 de diciembre de 2016.
5. A Martín Antonio Báez le imputaron haber tomado
parte en una asociación ilícita, en calidad de miembro, que funcionó al
menos entre el 8 de mayo de 2003 y el 14 de diciembre de 2016, la
cual se dedicó a cometer delitos indeterminados para sustraer y
apoderarse ilegítimamente de fondos públicos a través de, entre otras
maniobras, la defraudación en perjuicio del Estado y el lavado de
dinero.
A su vez, le atribuyeron, en el marco de la organización
criminal de la que formaba parte, haber ejecutado y sostenido entre
los meses de enero de 2009 y marzo de 2016 un esquema de reciclaje
de fondos de origen ilícito por medio del cual logró legitimar a favor
de Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Máximo y Florencia Kirchner
una porción del dinero obtenido por medio de la defraudación al
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Estado nacional a través de la obra pública vial en la provincia de


Santa Cruz canalizándolo mediante la actividad hotelera e
inmobiliaria que desarrollaba Los Sauces SA.
Sostuvieron que para ello, con el propósito de
instrumentar el mecanismo de lavado de activos y de que los ex
presidentes contaran con los fondos para adquirir las propiedades que
serían puestas a nombre de la sociedad, Martín Báez avaló -a través de
Austral Construcciones de la que era accionista-, la compra a Cristina
Fernández de un terreno en la ciudad de Río Gallegos por la suma de
$317.000, de modo tal que luego ese dinero fuera aplicado por la ex
presidente para la adquisición del departamento ubicado en el piso 4°
―L‖ y tres unidades complementarias en el complejo Madero Center,
que posteriormente sería entregado en locación a Alcalis de la
Patagonia del grupo Indalo.
Señalaron que con idéntica finalidad, a través de
Loscalzo y Del Curto SRL construyó dos complejos de cuatro
departamentos cada uno, sobre los terrenos pertenecientes a Néstor y
Cristina Kirchner, que simultáneamente a su edificación serían
cedidos por los ex mandatarios a Los Sauces SA y alquilados por
Kank y Costilla SA, Austral Construcciones SA y la mencionada
constructora, de las que el imputado formaba parte ya sea como
accionista o como autoridad.
Añadieron que a los fines de incrementar el patrimonio
de la sociedad pantalla, a través de Austral Construcciones SA el
acusado entregó gratuitamente un terreno de 1250m2 en la ciudad de
Río Gallegos, bajo la apariencia de una operación de compraventa.
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Precisaron que para esta operación, la mencionada firma aprobó la


venta de la propiedad a Los Sauces SA y a través del acusado la
formalizó en escritura pública, pero luego Los Sauces SA la ―dejó sin
efecto‖, por lo que la sociedad de la que era dueño no solo nunca
recibió el pago sino que tampoco volvió a sus manos la propiedad.
Los titulares de la vindicta pública acusaron a Martín
Báez por haber alquilado a Los Sauces SA, junto a su padre, distintas
propiedades y hoteles a través de Kank y Costilla SA, Loscalzo y Del
Curto SRL, Austral Construcciones SA y Valle Mitre SA, con el
propósito de que esa locación constituyera la causa jurídica que
justificara el flujo de fondos millonario a través del que se buscara
legitimar una porción del dinero ilícito.
Sostuvieron que a través de Loscalzo y Del Curto
canalizó la suma de $1.691.580, por medio de Kank y Costilla
transfirió la suma de $1.999.431,18, mediante Austral Construcciones
aplicó un valor de $323.915,79 y a través de Valle Mitre SA entregó
el importe de $2.836.724, lo que constituyó un total de $6.851.650,97
e implicó un 23% del total facturado por Los Sauces SA en el período
comprendido entre enero de 2009 y marzo de 2016.
Concluyeron que de ese modo formó parte de un
mecanismo permanente para el reciclaje de fondos ilícitos que
provenían de la defraudación al Estado nacional a través de la
asignación irregular de obra pública vial en Santa Cruz a las empresas
del conglomerado societario en cabeza de su padre y del que el
acusado era accionista y directivo -causa nro. 5048/16-.
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Finalmente, afirmaron que desde su rol de accionista y/o


autoridad de las sociedades Kank y Costilla SA, Austral
Construcciones SA, Loscalzo y Del Curto SRL y Valle Mitre SA,
aprobó cada uno de los ejercicios económicos, avaló la compra y
donación de propiedades, emitió los cheques con los que se
canalizaban los fondos a favor de Los Sauces SA, ratificó la
contratación con esta última, designó a las autoridades del órgano de
administración de las empresas a lo largo de todo el desarrollo de la
maniobra y, desde su posición jerárquica, transmitió las órdenes del
titular del grupo con el objetivo de que se libraran los pagos en favor
de la sociedad de los ex presidentes.
6. A Leandro Antonio Báez los fiscales le atribuyeron
haber participado en virtud de su papel de socio, gerente y apoderado
de Loscalzo y Del Curto SRL, en el esquema de reciclaje de fondos de
origen ilícito por medio del cual entre los meses de enero de 2009 y
marzo de 2016 se legitimó a favor de Néstor Kirchner, Cristina
Fernández, Máximo y Florencia Kirchner una porción del dinero
obtenido por medio de la defraudación al Estado nacional a través de
la obra pública vial en la provincia de Santa Cruz canalizándolo
mediante la actividad hotelera e inmobiliaria que desarrollaba Los
Sauces SA.
Sostuvieron que intervino en la canalización de fondos
hacia Los Sauces SA en virtud de la locación celebrada con Loscalzo
y Del Curto SRL -a la que ingresó en el mes de julio de 2011- por el
edificio de la calle Mariano Moreno nro. 882 de la ciudad de Río
Gallegos, con el propósito de que ese alquiler constituyera la causa
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jurídica que justificara el flujo de fondos millonario a través del que


se buscara legitimar una porción del dinero ilícito.
Afirmaron que a través de Loscalzo y Del Curto -de la
que fue socio, gerente y apoderado a partir de la fecha señalada-
participó en la canalización de la suma de $1.691.580 en favor de Los
Sauces SA, para lo cual se encargó conjuntamente con su hermano
Martín Báez de suscribir los cheques mediante los cuales se
instrumentó parte de la transferencia de los fondos.
Concluyeron que de esa forma Leandro Báez formó parte
de un mecanismo permanente para el reciclaje de fondos ilícitos que
provenían de la defraudación al Estado nacional a través de la
asignación irregular de obra pública vial en Santa Cruz a las empresas
del conglomerado societario en cabeza de su padre y del que el
acusado era socio y autoridad -causa nro. 5048/16-.
El Ministerio Público Fiscal añadió en su acusación que
desde su rol de socio y gerente de la sociedad Loscalzo y Del Curto
aprobó cada uno de los ejercicios económicos, ratificó la contratación
con Los Sauces SA y designó a las autoridades del órgano de
administración de la empresa a lo largo del desarrollo de la maniobra.
7. A Luciana Sabrina Báez le imputaron haber
participado en virtud de su papel de apoderada de las firmas Loscalzo
y Del Curto y Austral Construcciones en el esquema de reciclaje de
fondos de origen ilícito por medio del cual entre los meses de enero de
2009 y marzo de 2016 se legitimó a favor de Néstor Kirchner, Cristina
Fernández, Máximo y Florencia Kirchner una porción del dinero
obtenido por medio de la defraudación al Estado nacional a través de
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la obra pública vial en la provincia de Santa Cruz canalizándolo


mediante la actividad hotelera e inmobiliaria que desarrollaba Los
Sauces SA.
En concreto, los fiscales precisaron que intervino en la
canalización de fondos hacia Los Sauces SA en virtud de la locación
celebrada con Loscalzo y Del Curto y Austral Construcciones por el
edificio de la calle Mariano Moreno nro. 882 de la ciudad de Río
Gallegos, con el propósito de que ese alquiler constituyera la causa
jurídica que justificara el flujo de fondos millonario a través del que
se buscara legitimar una porción del dinero ilícito.
Afirmaron que en virtud de ello, través de las firmas
Loscalzo y Del Curto y Austral Construcciones participó en la
canalización de las sumas de $1.691.580 y $323.915,79 en favor de
Los Sauces SA, respectivamente, para lo cual se encargó
conjuntamente con su hermano Martín Báez de suscribir los cheques
mediante los cuales se instrumentó parte de la transferencia de los
fondos.
De esta forma, señalaron, formó parte de un mecanismo
permanente para el reciclaje de fondos ilícitos que provenían de la
defraudación al Estado nacional a través de la asignación irregular de
obra pública vial en Santa Cruz a las empresas del conglomerado
societario en cabeza de su padre y del que la acusada era apoderada -
causa nro. 5048/16-.
8. A Emilio Carlos Martín le adjudicaron haber tomado
parte en una asociación ilícita, en calidad de miembro, que funcionó al
menos entre el 8 de mayo de 2003 y el 14 de diciembre de 2016, la
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cual se dedicó a cometer delitos indeterminados para sustraer y


apoderarse ilegítimamente de fondos públicos a través de, entre otras
maniobras, la defraudación en perjuicio del Estado y el lavado de
dinero.
A su vez, el Ministerio Público Fiscal le atribuyó que, en
el marco de la organización criminal de la que formaba parte, ejecutó
y sostuvo un esquema de reciclaje de fondos de origen ilícito por
medio del cual logró legitimar a favor de Néstor Kirchner, Cristina
Fernández, Máximo y Florencia Kirchner una porción del dinero
obtenido por medio de la defraudación al Estado nacional a través de
la obra pública vial en la provincia de Santa Cruz canalizándolo
mediante la actividad hotelera e inmobiliaria que desarrollaba Los
Sauces SA.
Para ello, con la finalidad de hacerse de las propiedades
que luego servirían para canalizar los fondos espurios, Loscalzo y Del
Curto -de la que fue socio entre 2009 y 2011- avaló la construcción de
dos complejos de cuatro departamentos cada uno, sobre los terrenos
pertenecientes a Néstor y Cristina Kirchner, que simultáneamente a su
edificación, serían cedidos por los ex mandatarios a Los Sauces SA y
alquilados por Kank y Costilla SA, Austral Construcciones SA y la
mencionada constructora.
Además, le endilgaron haber intervenido en la
canalización de fondos hacia Los Sauces SA en virtud de la locación
celebrada con Loscalzo y Del Curto SRL por el edificio de la calle
Mariano Moreno nro. 882 de la ciudad de Río Gallegos, con el
propósito de que ese alquiler constituyera la causa jurídica que
Poder Judicial de la Nación
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justificara el flujo de fondos millonario a través del que se buscara


legitimar una porción del dinero ilícito.
Así, a través de Loscalzo y Del Curto -de la que fue socio
y apoderado a partir de la fecha señalada- participó en la canalización
de la suma de $1.691.580 en favor de Los Sauces SA, para lo cual se
encargó conjuntamente con Claudio Bustos de suscribir los cheques
mediante los cuales se instrumentó parte de la transferencia de los
fondos.
Concluyeron que, de esa forma, Emilio Martín -quien
también se desempeñó en Austral Construcciones del grupo Báez-
formó parte de un mecanismo permanente para el reciclaje de fondos
ilícitos que provenían de la defraudación al Estado nacional a través
de la asignación irregular de obra pública vial en Santa Cruz a las
empresas del conglomerado societario de Lázaro Báez -causa nro.
5048/16-.
Finalmente le imputaron que desde su rol de socio y
apoderado de Loscalzo y Del Curto SRL aprobó cada uno de los
ejercicios económicos, ratificó la contratación con Los Sauces SA,
designó a las autoridades del órgano de administración de la empresa
a lo largo del desarrollo de la maniobra y transmitió las órdenes
jerárquicas del titular del grupo con el objetivo de que se libraran los
pagos en favor de la sociedad de los ex presidentes.
9. A Claudio Fernando Bustos le atribuyeron haber
participado, en virtud de su papel de apoderado de Loscalzo y Del
Curto, en el esquema de reciclaje de fondos de origen ilícito por
medio del cual entre los meses de enero de 2009 y marzo de 2016 se
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legitimó a favor de Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Máximo y


Florencia Kirchner una porción del dinero obtenido por medio de la
defraudación al Estado nacional a través de la obra pública vial en la
provincia de Santa Cruz canalizándolo mediante la actividad hotelera
e inmobiliaria que desarrollaba Los Sauces SA.
En este sentido, afirmaron que el nombrado intervino en
la canalización de fondos hacia la mencionada empresa en virtud de la
locación celebrada con Loscalzo y Del Curto SRL por el edificio de la
calle Mariano Moreno nro. 882 de la ciudad de Río Gallegos, con el
propósito de que ese alquiler constituyera la causa jurídica que
justificara el flujo de fondos millonario a través del que se buscara
legitimar una porción del dinero ilícito.
Así, conforme la hipótesis fiscal, a través de la
mencionada sociedad, participó en la canalización de la suma de
$1.691.580 en favor de Los Sauces SA, para lo cual se encargó
conjuntamente con Martín Báez y Emilio Martín de suscribir los
cheques mediante los cuales se instrumentó parte de la transferencia
de los fondos.
De esta manera concluyeron que Claudio Bustos -quien
también se desempeñó en Austral Construcciones del grupo Báez-
formó parte de un mecanismo permanente para el reciclaje de fondos
ilícitos que provenían de la defraudación al Estado nacional a través
de la asignación irregular de obra pública vial en Santa Cruz a las
empresas del conglomerado societario de Lázaro Báez -causa nro.
5048/16-.
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10. A Martín Samuel Jacobs el Ministerio Público Fiscal


le imputó haber participado en virtud de su papel de apoderado de las
firmas Kank y Costilla SA y Loscalzo y Del Curto SRL en el esquema
de reciclaje de fondos de origen ilícito por medio del cual entre los
meses de enero de 2009 y marzo de 2016 se legitimó a favor de
Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Máximo y Florencia Kirchner
una porción del dinero obtenido por medio de la defraudación al
Estado nacional a través de la obra pública vial en la provincia de
Santa Cruz canalizándolo mediante la actividad hotelera e
inmobiliaria que desarrollaba Los Sauces SA.
Señalaron que para ello, con fecha 30 de diciembre de
2008, suscribió los contratos de locación de las ocho propiedades de
Alvear nro. 391 y Mariano Moreno nro. 882, ambas de la ciudad de
Río Gallegos, en nombre y representación de las firmas Kank y
Costilla SA y Loscalzo y Del Curto SRL, ocasión en la cual concurrió
Máximo Kirchner (como presidente) en representación de la sociedad
Los Sauces SA.
A partir de ello, el acusado intervino en la canalización
de fondos hacia Los Sauces SA en virtud de la locación celebrada con
Loscalzo y Del Curto SRL, con el propósito de que ese alquiler
constituyera la causa jurídica que justificara el flujo de fondos
millonario a través del que se buscara legitimar una porción del dinero
ilícito.
Así, a través de la mencionada sociedad participó en la
canalización de la suma de $1.691.580 en favor de Los Sauces SA,
Poder Judicial de la Nación
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para lo cual se encargó de suscribir los cheques mediante los cuales se


instrumentó parte de la transferencia de los fondos.
De esta forma, Martín Jacobs -quien también se
desempeñó en Austral Construcciones SA del grupo Báez- formó
parte de un mecanismo permanente para el reciclaje de fondos ilícitos
que provenían de la defraudación al Estado nacional a través de la
asignación irregular de obra pública vial en Santa Cruz a las empresas
del conglomerado societario de Lázaro Báez -causa nro. 5048/16-.
11. A Romina de los Ángeles Mercado los fiscales le
imputaron haber tomado parte en una asociación ilícita, en calidad de
miembro, que funcionó al menos entre el 8 de mayo de 2003 y el 14
de diciembre de 2016, la cual se dedicó a cometer delitos
indeterminados para sustraer y apoderarse ilegítimamente de fondos
públicos a través de, entre otras maniobras, la defraudación en
perjuicio del Estado y el lavado de dinero.
A su vez, le atribuyeron que, en el marco de la
organización criminal de la que formaba parte, ejecutó y dirigió un
esquema de reciclaje de fondos de origen ilícito a través de Los
Sauces SA por medio del cual, se logró legitimar a favor de Néstor
Kirchner, Cristina Fernández, Máximo y Florencia Kirchner una
porción de dinero de procedencia ilegítima que era canalizado por
empresas del grupo Báez y del grupo Indalo a través de la actividad
inmobiliaria y hotelera desplegada por la mencionada sociedad
comercial.
Para ello, se desempeñó como presidente de Los Sauces
SA a partir del 18 de marzo de 2015 en reemplazo de Máximo
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Kirchner y, desde ese rol, conjuntamente con la vicepresidente


Florencia Kirchner, estuvo a cargo de la dirección de la empresa y de
su representación frente a terceros, y administró los fondos recibidos
desde las firmas del grupo Báez y del grupo Indalo.
Asimismo, se encargó de la compra del departamento de
la calle San José nro. 1111 de la ciudad de Buenos Aires y se lo
entregó, sin contraprestación alguna ni tratamiento en el órgano de
administración, a Florencia Kirchner para que lo utilizara como
vivienda particular.
Precisaron los titulares de la vindicta pública que en el
mismo carácter, Romina Mercado conjuntamente con Florencia
Kirchner -que ostentaba el cargo de vicepresidente- aceptó la suma de
$4.000.000 en concepto de aportes irrevocables provenientes de
Cristina, Máximo y Florencia Kirchner y autorizó la adquisición a
través de CEDINES para lo cual se facultó a sí misma a realizar las
distintas operaciones necesarias para el pago y escrituración del
inmueble por el que la firma desembolsó la suma de USD370.000.
A su vez, durante su gestión como presidente de Los
Sauces SA, mantuvo la locación de las propiedades y hoteles en
cabeza de Kank y Costilla SA, Austral Construcciones SA, Alcalis de
la Patagonia SA, Inversora M&S SA e Idea SA con el propósito de
que ese alquiler constituyera la causa jurídica que justificara el flujo
de fondos millonario a través del que se buscara legitimar una porción
del dinero ilícito.
Concluyeron que así fue cómo, en definitiva, Romina
Mercado participó en el esquema de reciclaje de fondos ilícitos a
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través del cual la sociedad que conducía recibió, en el período


comprendido entre enero de 2009 y marzo de 2016, directamente por
parte de las firmas pertenecientes a Lázaro Báez un total de
$6.851.650,97 y por parte de las empresas de titularidad de Cristóbal
López y Carlos De Sousa en forma directa la suma total de
$18.554.725,76 y de manera indirecta -a través de Idea SA de
Osvaldo Sanfelice- un total de $561.665,57, lo que constituyó un 88%
de lo facturado en ese periodo por Los Sauces SA.
Añadieron que a partir de su ingreso como presidente de
la sociedad, aprobó los ejercicios económicos de Los Sauces SA
correspondientes a los años 2014 y 2015, avaló la compra de
propiedades, mantuvo la contratación con las empresas de Lázaro
Báez, Cristóbal López, Carlos De Sousa y Osvaldo Sanfelice,
permitió que los accionistas de la empresa retiraran dinero de la
sociedad sin los recaudos legales y contrató como empleada de la
sociedad a Florencia Kirchner, todo ello mientras en simultáneo se
desempeñó como empleada de Inversora M&S -del grupo Indalo- que
canalizaba fondos ilícitos a favor de la sociedad que presidía.
12. A Carlos Alberto Sancho se le imputó haber tomado
parte en una asociación ilícita, en calidad de miembro, que funcionó al
menos entre el 8 de mayo de 2003 y el 14 de diciembre de 2016, la
cual se dedicó a cometer delitos indeterminados para sustraer y
apoderarse ilegítimamente de fondos públicos a través de, entre otras
maniobras, la defraudación en perjuicio del Estado y el lavado de
dinero.
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A su vez, se le atribuyó al acusado que, en el marco de la


organización criminal de la que formaba parte, diseñó y ejecutó un
esquema de reciclaje de fondos de origen ilícito a través de Los
Sauces SA por medio del cual, se logró legitimar a favor de Néstor
Kirchner, Cristina Fernández, Máximo y Florencia Kirchner una
porción de dinero de procedencia ilegítima que era canalizado por
empresas del grupo Báez y del grupo Indalo a través de la actividad
inmobiliaria y hotelera desplegada por la mencionada sociedad
comercial.
Sostuvieron los fiscales que para ello, en el mes de
noviembre de 2012, le facilitó a Osvaldo Sanfelice Idea SA -que había
sido creada el 7 de septiembre de 2011 y mantenida sin actividad
alguna- con la finalidad de que reemplazara a Valle Mitre SA, de
Lázaro Báez, y se encargara a partir del año 2013 de canalizar fondos
ilícitos provenientes de las firmas del grupo Indalo.
A su vez, que el nombrado se encargó de administrar y
cobrar los alquileres de los inmuebles ubicados en los edificios de
Mariano Moreno nro. 882 y Alvear nro. 391 de la ciudad de Río
Gallegos, cuyos terrenos habían sido previamente cedidos por Néstor
Kirchner y Cristina Fernández y construidos por Loscalzo y Del
Curto, de Lázaro Báez.
Todo ello, mientras se desempeñaba entre los años 2003
y 2006 como vicegobernador de Santa Cruz y entre los años 2006 y
2007 como gobernador de dicha provincia, desde donde habría
participado en la ejecución de la maniobra fraudulenta en perjuicio del
Estado a través de la obra pública vial.
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Asimismo, señalaron los Dres. Pollicita y Mahiques que


en virtud de ser una persona de extrema confianza de los ex
presidentes, Carlos Sancho participó en los distintos negocios de los
miembros y de las empresas de la familia Kirchner, para lo cual se
desempeñó conjuntamente con Máximo Kirchner y Osvaldo Sanfelice
en la sociedad Negocios Inmobiliarios (―Sanfelice, Sancho y
Asociados‖), la que se encargó de cobrar alquileres de Los Sauces SA,
y en la sociedad Hotesur -en calidad de director- desde la cual se
formalizaron distintos préstamos de dinero con Los Sauces SA.
Además, recibió un poder general amplio de
administración y disposición de bienes desde Negocios Patagónicos -
de Osvaldo Sanfelice- en el mes de diciembre de 2011, la cual se
encargaría, al año siguiente, de transferir la propiedad de la calle
Mascarello nro. 441 de la ciudad de Río Gallegos, a favor de la
empresa Los Sauces SA, con la finalidad de que fuera ocupada por
Cristina Fernández para uso personal.
Finalmente, le fue otorgado un poder general con
facultades especiales de disposición por parte de Máximo Kirchner,
con el cual suscribió contratos de locación de propiedades de la
Sucesión de Néstor Kirchner, y luego del Condominio de Máximo y
Florencia Kirchner, las que luego también se encargó de administrar.
13. A Cristóbal Manuel López se le imputó haber tomado
parte en una asociación ilícita, en calidad de organizador, que
funcionó al menos entre el 8 de mayo de 2003 y el 14 de diciembre de
2016, la cual se dedicó a cometer delitos indeterminados para sustraer
y apoderarse ilegítimamente de fondos públicos a través de, entre
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otras maniobras, la defraudación en perjuicio del Estado y el lavado


de dinero.
A su vez, se le atribuyó que en el marco de la asociación
ilícita de la que formaba parte, diseñó, ejecutó y dirigió entre los
meses de enero de 2009 y marzo de 2016 un esquema de reciclaje de
fondos de origen ilícito por medio del cual logró legitimar a favor de
Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Máximo y Florencia Kirchner
las dádivas que previamente había ofrecido a los ex presidentes por
los distintos contratos y beneficios impositivos otorgados desde
diferentes agencias estatales, canalizándolo mediante la actividad
hotelera e inmobiliaria que desarrollaba Los Sauces SA.
Los fiscales sostuvieron que para ello, conjuntamente con
Carlos De Sousa diseño, creó y sostuvo una estructura societaria con
más de ciento cincuenta empresas -en el país y en el extranjero- de
múltiple y variada actividad, caracterizada por una participación
cruzada en los paquetes accionarios, en donde unas sociedades son
propietarias de las otras, en las cuales los nombrados no solo
resultaron ser, directa e indirectamente, dueños del grupo económico
sino que a su vez también formaron parte de la administración de las
principales, encargándose en forma personal de la marcha y de la
dirección de los negocios.
Así entonces, el acusado y su socio alquilaron a Los
Sauces SA distintas propiedades del Edificio Madero Center a través
de Inversora M&S y Alcalis de la Patagonia, con el propósito de que
esas locaciones constituyeran la causa jurídica que justificara el flujo
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de fondos millonario a través del que se buscara legitimar una porción


del dinero ilícito.
Así fue que López y De Sousa, en forma directa, a través
de Inversora M&S y Alcalis de la Patagonia canalizaron la suma de
$18.554.725,76 y, de manera indirecta, mediante Idea SA, de Osvaldo
Sanfelice, transfirieron un monto de $561.665,57 a favor de Los
Sauces SA, lo que implicó un 65% del total facturado por la empresa
de la familia Kirchner en el período comprendido entre enero de 2009
y marzo de 2016.
Los fiscales alegaron que para lograr tal cometido, se
encargó de suscribir los cheques con los que mes a mes Inversora
M&S SA canalizó una porción de los fondos ilícitos, y de contratar a
personas de confianza de los ex presidentes, Romina Mercado,
Osvaldo Sanfelice y Alberto Leiva en las firmas Inversora M&S SA,
Alcalis de la Patagonia SA y CPC SA, respectivamente, quienes se
encontrarían, de esta forma, tanto en las empresas que aplicaban los
fondos espurios como así también en Los Sauces SA que los recibía.
De esta forma, Cristóbal López junto con Carlos De
Sousa y los integrantes de la familia Kirchner ejecutaron un
mecanismo permanente para el reciclaje de fondos ilícitos que
permitió aplicar y disimular la entrega de dinero en concepto de
dádivas que habían sido previamente ofrecidas a Néstor y Cristina
Kirchner en función de los distintos contratos y beneficios recibidos.
Finalmente, desde su rol de accionista de las sociedades
Inversora M&S SA y Alcalis de la Patagonia SA aprobó cada uno de
los ejercicios económicos, avaló la contratación con Los Sauces SA y
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designó a las autoridades del órgano de administración de las


empresas -colocándose como presidente de Inversora M&S SA- a lo
largo de todo el desarrollo de la maniobra.
14. A Carlos Fabián De Sousa le imputaron haber tomado
parte en una asociación ilícita, en calidad de organizador, que
funcionó al menos entre el 8 de mayo de 2003 y el 14 de diciembre de
2016, la cual se dedicó a cometer delitos indeterminados para sustraer
y apoderarse ilegítimamente de fondos públicos a través de, entre
otras maniobras, la defraudación en perjuicio del Estado y el lavado
de dinero.
A su vez, le atribuyeron que en el marco de la asociación
ilícita de la que formaba parte, diseñó, ejecutó y dirigió entre los
meses de enero de 2009 y marzo de 2016 un esquema de reciclaje de
fondos de origen ilícito por medio del cual logró legitimar a favor de
Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Máximo y Florencia Kirchner
las dádivas que previamente había ofrecido a los ex presidentes por
los distintos contratos y beneficios impositivos otorgados desde
diferentes agencias estatales, canalizándolo mediante la actividad
hotelera e inmobiliaria que desarrollaba Los Sauces SA.
Para ello, conjuntamente con Cristóbal López diseño,
creó y sostuvo una estructura societaria con más de ciento cincuenta
empresas -en el país y en el extranjero- de múltiple y variada
actividad, caracterizada por una participación cruzada en los paquetes
accionarios, en donde unas sociedades son propietarias de las otras, de
las cuales los nombrados no solo resultaron ser, directa e
indirectamente, los propietarios del grupo económico sino que a su
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vez también formaron parte de la administración de las principales


empresas, encargándose en forma personal de la marcha y de la
dirección de los negocios.
Así entonces, alquiló con su socio a Los Sauces SA
distintas propiedades del edificio Madero Center a través de Inversora
M&S SA y Alcalis de la Patagonia SA, con el propósito de que esa
locación constituyera la causa jurídica que justificara el flujo de
fondos millonario a través del que se buscara legitimar una porción
del dinero ilícito.
Así fue que en forma directa, a través de Inversora M&S
SA y Alcalis de la Patagonia SA, ambos canalizaron la suma de
$18.554.725,76 y, de manera indirecta, mediante Idea SA, de Osvaldo
Sanfelice, transfirió un monto de $561.665,57 a favor de Los Sauces
SA, lo que implicó un 65% del total facturado por la empresa de la
familia Kirchner en el período comprendido entre enero de 2009 y
marzo de 2016.
Para lograr tal cometido habría suscripto en
representación de Inversora M&S -en calidad de vicepresidente- y
también a título personal distintos contratos de locación con la
sociedad Los Sauces SA -representada por Osvaldo Sanfelice y
Máximo Kirchner-, para que esos alquileres justificaran el flujo de
dinero desde Inversora M&S y Alcalis de la Patagonia .
Asimismo, se encargó de emitir los cheques con los que,
mes a mes, Alcalis de la Patagonia canalizó una porción de los fondos
ilícitos, y de contratar a personas de confianza de los ex presidentes,
Romina Mercado, Osvaldo Sanfelice y Alberto Leiva en las firmas
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Inversora M&S, Alcalis de la Patagonia y CPC, respectivamente,


quienes se encontrarían, de esta forma, tanto en las empresas que
aplicaban los fondos espurios como así también en Los Sauces SA
que los recibía.
De esta forma, Carlos De Sousa junto con Cristóbal
López y los integrantes de la familia Kirchner ejecutaron un
mecanismo permanente para el reciclaje de fondos ilícitos que
permitió aplicar y disimular la entrega de dinero en concepto de
dádivas que habían sido previamente ofrecidas a Néstor y Cristina
Kirchner en función de los distintos contratos y beneficios recibidos.
Finalmente, desde su rol de accionista de las sociedades
Inversora M&S y Alcalis de la Patagonia, aprobó cada uno de los
ejercicios económicos, avaló la contratación con Los Sauces SA y
designó a las autoridades del órgano de administración de las
empresas -colocándose como vicepresidente de Inversora M&S y
presidente de la sociedad Alcalis de la Patagonia- a lo largo de todo el
desarrollo de la maniobra.
15. A Norma Beatriz Abuin le imputaron haber
intervenido en su calidad de escribana pública en la maniobra de
reciclaje de fondos de origen ilícito por medio del cual entre los meses
de enero de 2009 y marzo de 2016 se legitimó a favor de Néstor
Kirchner, Cristina Fernández, Máximo y Florencia Kirchner una
porción de dinero de procedencia ilegítima que era canalizado por
empresas del grupo Báez y del grupo Indalo a través de la actividad
inmobiliaria y hotelera desplegada por la mencionada sociedad
comercial.
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En este sentido, el rol de la acusada según los fiscales -


que estuvo ceñido por su carácter de titular del registro notarial nro.
30 de la ciudad de Río Gallegos- consistió en intervenir en las
diferentes operaciones vinculadas al inmueble ubicado en la calle
Mascarello nro. 441 de la ciudad mencionada, que permitieron la
adquisición e incorporación de la propiedad en el patrimonio de Los
Sauces SA.
Así fue como, para que Los Sauces SA lograra hacerse
solapadamente de la propiedad en cuestión, primero la notaria
certificó las firmas de Osvaldo Sanfelice y Marcelo Moreno en el
boleto de compraventa de fecha 14 de agosto de 2009, por el cual
Negocios Patagónicos adquirió el inmueble por la suma de $200.000
y en donde se estipuló un plazo de 180 días para la escritura traslativa
de dominio y el otorgamiento de un poder especial irrevocable por
parte del vendedor a favor del nombrado Sanfelice y/o César Gustavo
Virgilio para su instrumentación.
En esa misma fecha, formalizó en documento público el
mencionado poder -que estipuló una vigencia de dos años- y, tiempo
después, el día 21 de octubre de 2011, instrumentó la escritura
traslativa de dominio a favor de Negocios Patagónicos -representada
por Sanfelice-, a pesar de que el poder utilizado por Virgilio pasado
ante su registro se encontraba caduco y que había expirado
ampliamente el plazo de 180 días estipulado por las partes en el boleto
de compraventa.
Asimismo, a los fines de perfeccionar la maniobra en
cuestión, la notaria –tras incumplir la normativa notarial- inscribió en
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forma tardía la escritura traslativa de dominio en favor de Negocios


Patagónicos, y la presentó en el registro de la propiedad un año
después de su formalización (31/10/2012).
A su vez, los fiscales sostuvieron que el 22/11/12
confeccionó la escritura traslativa de dominio a través de la cual
Osvaldo Sanfelice, en representación de Negocios Patagónicos, le
vendió a Los Sauces SA, representada por Máximo Kirchner, la
propiedad de la calle Mascarello nro. 441 de la ciudad de Río
Gallegos, por la suma de USD 250.000, en diez cuotas iguales y un
interés de USD 10.417, habiendo tenido a la vista que, con
anterioridad a la formalización de la escritura en 2011 a favor de
Negocios Patagónicos, el inmueble había sido cedido a Los Sauces
SA en 2010 y por un valor cinco veces mayor a la primera operación.
16. A Jorge Marcelo Ludueña le imputaron haber tomado
parte en una asociación ilícita, en calidad de miembro, que funcionó al
menos entre el 8 de mayo de 2003 y el 14 de diciembre de 2016, la
cual se dedicó a cometer delitos indeterminados para sustraer y
apoderarse ilegítimamente de fondos públicos a través de, entre otras
maniobras, la defraudación en perjuicio del Estado y el lavado de
dinero.
En este sentido, el rol del acusado -que estuvo ceñido por
su carácter de titular del registro notarial nro. 42 de la ciudad de Río
Gallegos- conforme la hipótesis fiscal consistió en intervenir y
formalizar distintos actos jurídicos a través de los cuales se diseñó y
montó la estructura organizativa que sería luego utilizada por los
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integrantes de la familia Kirchner y otros miembros de la asociación


criminal con fines de lavado de activos.
Para ello, en virtud de su expertise, intervino al menos en
la escritura constitutiva de Los Sauces SA el 7 de noviembre de 2006,
en la compra de un terreno por parte de la sociedad familiar de fecha
14 de junio de 2010, en el otorgamiento de un poder especial por parte
de dicha entidad -representada por Máximo Kirchner- a favor de
Osvaldo Sanfelice el 26 de marzo de 2009, en la constitución de Idea
SA el 7 de noviembre de 2011, en el otorgamiento de un poder
general a Carlos Sancho por parte de Negocios Patagónicos -
representada por Sanfelice- de fecha 17 de diciembre de 2011 y en la
expedición de diversos poderes de esa firma -representada por
Sanfelice- con fechas 25 de julio de 2008, 10 de agosto de 2013, 12 de
septiembre y 21 de noviembre de 2013 y 30 de abril de 2015.
Asimismo, el escribano de confianza de la familia
Kirchner instrumentó el poder general por parte de Néstor Kirchner y
Cristina Fernández en favor de su hijo Máximo Kirchner con fecha 31
de mayo de 2003, la escritura constitutiva de Negocios Patagónicos
con fecha 4 de junio de 2004, la cesión del paquete accionario de
Negocios Patagónicos SA a favor de Osvaldo Sanfelice con fecha 4 de
junio de 2004, la escritura constitutiva de Negocios Inmobiliarios
integrada por Osvaldo Sanfelice, Máximo Kirchner y María José
Fernández Clark de fecha 31 de agosto de 2005, el otorgamiento de
poder general a Romina Mercado por parte de Máximo Kirchner, por
sí y en carácter de administrador judicial de la sucesión de su padre de
fecha 29 de abril de 2014, la cesión de bienes gananciales por parte de
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Cristina Fernández a sus hijos el día 10 de marzo de 2016, el


otorgamiento de poder especial a Víctor Manzanares por parte de la
antes nombrada con fecha 2 de junio de 2016, y la expedición de un
poder especial por parte de Cristina Fernández en favor de su hija
Florencia Kirchner con fecha 29 de febrero de 2016, entre otras.
17. A Ricardo Leandro Albornoz le atribuyeron haber
tomado parte en una asociación ilícita, en calidad de miembro, que
funcionó al menos entre el 8 de mayo de 2003 y el 14 de diciembre de
2016, la cual se dedicó a cometer delitos indeterminados para sustraer
y apoderarse ilegítimamente de fondos públicos a través de, entre
otras maniobras, la defraudación en perjuicio del Estado y el lavado
de dinero.
En este sentido, el Ministerio Público Fiscal precisó que
el rol del acusado -que estuvo ceñido por su carácter de titular del
registro notarial nro. 37 de la ciudad de Río Gallegos- consistió en
intervenir y formalizar distintos actos jurídicos a través de los cuales
se diseñó y montó la estructura organizativa que sería luego utilizada
por los integrantes de la familia Kirchner y otros miembros de la
asociación criminal con fines de lavado de activos.
Para ello, en virtud de su expertise, intervino en la
transferencia en concepto de aportes irrevocables de dos terrenos por
parte de Néstor Kirchner y Cristina Fernández en favor de Los Sauces
SA con fecha 25 de noviembre de 2008, en la adquisición del hotel La
Aldea del Chaltén el día 13 de abril de 2009 por parte de la referida
empresa, y en la incorporación al patrimonio de la sociedad familiar
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de un terreno proveniente de Austral Construcciones SA con fecha 28


de junio de 2010 bajo la apariencia de una operación de compraventa.
Asimismo, el escribano de confianza de las familias
Kirchner y Báez instrumentó la transferencia de diecinueve
propiedades que formaban parte de la sucesión del ex presidente hacia
Los Sauces SA mediante la formalización de una serie de cesiones en
concepto de aportes irrevocables que realizaron Cristina, Florencia y
Máximo Kirchner con fecha 1° de septiembre de 2012, y la venta de
un terreno por parte de Fernández en favor de Austral Construcciones
SA el día 19 de junio de 2008.
A su vez, el notario confeccionó en escritura pública la
cesión en concepto de aportes irrevocables de dinero por parte de
Máximo Kirchner a Los Sauces SA, certificó las firmas de Osvaldo
José Sanfelice y Máximo Kirchner en la cesión del boleto de
compraventa de la propiedad ubicada en Mascarello nro. 441 de Río
Gallegos con fecha 19 de agosto de 2010, e intervino en la expedición
de un poder especial bancario con amplias facultades personalmente
emitido por Néstor y Cristina Kirchner en favor de Osvaldo Sanfelice
con fecha 11 de diciembre de 2008.
Asimismo, el acusado constituyó Valle Mitre SRL/SA
con fecha 30 de abril de 2004, administró la mencionada empresa en
calidad de presidente, posteriormente cedió una porción del paquete
accionario a favor de Lázaro y Martín Báez, y formó la sociedad La
Aldea del Chaltén SA para explotar el establecimiento hotelero
homónimo.
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Por último, el nombrado se encargó de formalizar al


menos nueve (9) operaciones de compraventa entre la familia
Kirchner y las empresas de Lázaro Báez, la constitución de un
fideicomiso inmobiliario entre Néstor Kirchner y Austral
Construcciones, la instrumentación de una permuta de propiedades
entre Cristina Fernández y Lázaro Báez, la protocolización de una
cesión de derechos entre la ex mandataria y Austral Construcciones
por la construcción de un hotel, y el otorgamiento de poderes entre los
miembros de las mencionadas familias con personas de su entorno.
18. A Víctor Alejandro Manzanares le imputaron haber
tomado parte en una asociación ilícita, en calidad de organizador, que
funcionó al menos entre el 8 de mayo de 2003 y el 14 de diciembre de
2016, la cual se dedicó a cometer delitos indeterminados para sustraer
y apoderarse ilegítimamente de fondos públicos a través de, entre
otras maniobras, la defraudación en perjuicio del Estado y el lavado
de dinero.
A su vez, se le atribuye que, en el marco de la
organización criminal de la que formaba parte, diseñó, ejecutó y
mantuvo un esquema de reciclaje de fondos de origen ilícito a través
de Los Sauces SA por medio del cual, se logró legitimar a favor de
Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Máximo y Florencia Kirchner
una porción de dinero de procedencia ilegítima que era canalizado por
empresas del grupo Báez y del grupo Indalo a través de la actividad
inmobiliaria y hotelera desplegada por la mencionada sociedad
comercial.
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Para ello, el nombrado aportó en su calidad de contador


público los conocimientos técnicos para que Los Sauces SA
adquiriese la estructura necesaria a los fines de desarrollar la actividad
ilícita, llevó adelante la contabilidad de Los Sauces SA a lo largo del
desarrollo de toda la maniobra, y participó en la administración de
inmuebles de la sociedad y de los integrantes de la familia Kirchner.
Así también, avaló la constitución como sede social y
domicilio fiscal en su estudio contable ubicado en la calle Alcorta nro.
76 de la ciudad de Río Gallegos, intervino en la instrumentación de la
transferencia de inmuebles a nombre de la sociedad Los Sauces SA
(San José nro. 1111 de la ciudad de Buenos Aires y Mascarello nro.
441 de la ciudad de Río Gallegos) y participó en la confección de la
documentación societaria y contable de Los Sauces SA, entre ellas los
ejercicios económicos de la empresa.
Finalmente, por ser una persona de extrema confianza, se
encargó de llevar adelante la contabilidad personal de los ex
presidentes, Néstor y Cristina Kirchner, así como también la de
Hotesur SA, a la vez que participó en calidad de presidente de la
administración de COMA SA, también perteneciente a la familia
Kirchner.
19. A Osvaldo José Sanfelice se le imputó haber tomado
parte en una asociación ilícita, en calidad de organizador, que
funcionó al menos entre el 8 de mayo de 2003 y el 14 de diciembre de
2016, la cual se dedicó a cometer delitos indeterminados para sustraer
y apoderarse ilegítimamente de fondos públicos a través de, entre
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otras maniobras, la defraudación en perjuicio del Estado y el lavado


de dinero.
A su vez, se le atribuyó que en el marco de la asociación
ilícita de la que formaba parte en calidad de organizador, diseñó,
ejecutó y mantuvo entre los meses de enero de 2009 y marzo de 2016
un esquema de reciclaje de fondos de origen ilícito por medio del cual
se logró legitimar a favor de Néstor Kirchner, Cristina Fernández,
Máximo y Florencia Kirchner dinero de procedencia ilegítima que era
canalizado por empresas del grupo Báez y del grupo Indalo a través
de la actividad inmobiliaria y hotelera desplegada por la sociedad Los
Sauces SA.
En tal sentido, se le reprochó al nombrado haber
participado en la maniobra de lavado de activos por la cual se
canalizaron directamente por parte de las firmas pertenecientes a
Lázaro Báez un total de $6.851.650,97 y de las empresas de
titularidad de Cristóbal López y Carlos De Sousa en forma directa la
suma total de $18.554.725,76 y de manera indirecta -a través de Idea
SA de su propiedad- un total de $561.665,57, lo que constituyó un
88% de lo facturado en ese período por Los Sauces SA.
Para ello, el acusado intervino en el diseño, creación y
sostenimiento de la estructura societaria y financiera por la cual se
instrumentó la maniobra de lavado de dinero, para lo cual a partir del
poder otorgado por Máximo Kirchner en su carácter de presidente de
la sociedad el 26 de marzo de 2009, Sanfelice actuó en representación
de Los Sauces SA en la compra de propiedades con las que se nutrió a
la sociedad, intervino en los contratos de alquiler con las empresas de
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los grupos Indalo y Báez, cobró los cánones locativos con los que se
canalizaron los fondos y administró los inmuebles de la sociedad.
Además, no solo se desempeñó como apoderado de Los
Sauces SA sino también como empleado de Alcalis de la Patagonia y
desde esos dos roles, participó en la instrumentación de la admisión
de las dádivas ofrecidas previamente por Cristóbal López y Carlos De
Sousa a los ex presidentes, para lo cual realizó el depósito de cheques
emitidos a favor de Los Sauces SA por parte de su empleadora y de la
sociedad Inversora M&S del mismo grupo Indalo.
Asimismo, como presidente de la sociedad Negocios
Inmobiliarios -de la que era accionista con Máximo Kirchner y María
Fernández Clark- se encargó de cobrar los alquileres de los
departamentos ubicados en las calles Moreno nro. 882 y Alvear nro.
391 de la ciudad de Río Gallegos, y desde su cargo de presidente de
Negocios Patagónicos -de la que era también accionista con su esposa
Marta Leiva- intervino en la operación escalonada por la cual
finalmente Los Sauces SA se hizo de la propiedad sita en la calle
Mascarello nro. 441 de la ciudad de Río Gallegos.
Por otra parte, Osvaldo Sanfelice a partir del año 2013, se
encargó a través de Idea SA -que le había cedido Carlos Sancho- de
administrar y explotar el Hotel La Aldea del Chaltén perteneciente a
Los Sauces SA, y mediante su utilización como empresa interpuesta,
por un lado, recibió fondos provenientes de las sociedades del grupo
Indalo y, por el otro, canalizó la suma de $561.665,57 a la compañía
de la ex familia presidencial luego de haberlos aplicado a la actividad
hotelera.
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20. A Alberto Oscar Leiva le imputaron haber


intervenido en la maniobra de reciclaje de fondos de origen ilícito por
medio del cual entre los meses de enero de 2009 y marzo de 2016 se
legitimó a favor de Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Máximo y
Florencia Kirchner una porción de dinero de procedencia ilegítima
que era canalizado por empresas del grupo Báez y del grupo Indalo a
través de la actividad inmobiliaria y hotelera desplegada por la
mencionada sociedad comercial.
Para ello, el acusado en virtud de su vínculo de confianza
con los miembros de la familia Kirchner y su relación de parentesco
con Osvaldo Sanfelice, participó en la ejecución y sostenimiento de la
estructura financiera por la cual se instrumentó la maniobra de lavado
de dinero y se canalizaron directamente por parte de las firmas
pertenecientes a Lázaro Báez un total de $6.851.650,97 y por parte de
las empresas de titularidad de Cristóbal López y Carlos De Sousa en
forma directa la suma total de $18.554.725,76 y de manera indirecta
—a través de Idea SA de Osvaldo Sanfelice— un total de
$561.665,57, lo que constituyó un 88% de lo facturado en ese periodo
por Los Sauces SA.
Además, Leiva no solo se desempeñó como apoderado de
Los Sauces SA sino también como empleado de CPC -del grupo
Indalo- y desde esos dos roles, participó en la instrumentación de la
admisión de las dádivas ofrecidas previamente por Cristóbal López y
Carlos De Sousa a los ex presidentes, para lo cual realizó el depósito
de cheques emitidos a favor de Los Sauces SA por parte de las firmas
Alcalis de la Patagonia e Inversora M&S del referido grupo.
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21. A Rolando Aníbal D’Avena, 22. Marcelo Gustavo


Mazú, 23. Raúl Oscar Avarese, 24. Lisandro Manuel Gauna y 24.
Mónica Liliana Romero, se les imputa haber intervenido, en calidad
de gerente de sucursal, gerente zonal, responsable del servicio de
cajas, ayudante de firma de la tesorería y responsable de la plataforma
operativa, respectivamente y todos ellos del Banco de la Nación
Argentina de Río Gallegos- en la operación bancaria realizada el día 6
de mayo de 2015, por la cual primeramente ingresaron $4.000.000 a
la cuenta que Los Sauces SA poseía en dicha sucursal, bajo el rótulo
de ―depósito en efectivo‖ a pesar de que el origen del dinero había
sido una Caja de Ahorros abierta a nombre de Cristina E. Fernández,
Máximo y Florencia Kirchner y sin asentar la identidad del particular
que realizó o dio la orden para que se efectuara.
Asimismo, se les reprocha haber participado en la
operación por la cual ese mismo día fue transferida la suma de $
3.959.000 hacia una cuenta en la sucursal Plaza de Mayo del BNA,
registrando este movimiento como ―cheque de servicio‖ cuando se
habría tratado de una transferencia, y no se dejaron asentados los
antecedentes de esta operación ni la identidad del particular que
realizó o dio la orden para que se efectuara.
Su actuación habría brindado opacidad a las operaciones
y movimientos bancarios que precedieron a la cancelación del precio
de compra del inmueble sito en la calle San José nro. 1111 de esta
ciudad, que fue adquirido por Los Sauces SA -representada por
Romina Mercado- el día 11 de junio de 2015 por la suma de
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USD370.000, los que fueron pagados en ese acto a través de la cesión


y entrega de CEDINES.
III. La Oficina Anticorrupción y la Unidad de
Información Financiera -parte querellante en autos- coincidieron en lo
sustancial con la descripción de los hechos realizada por el Ministerio
Público Fiscal, por lo que para evitar reiteraciones se estará a lo
detallado en el acápite precedente. Sin perjuicio de ello, se describirán
a continuación aquellos aspectos sobre los cuales difieren con el
acusador público.
En ese sentido, ha de señalarse que la UIF entendió que
la asociación ilícita desplegada sería distinta de la investigada en la
causa nro. 5048/16 y habría funcionado durante los años 2003 y 2016.
En lo que hace a los sucesos endilgados a Luciana Báez
se destaca que la consideró integrante de la organización criminal en
trato. Así, le imputó haber participado como miembro de la asociación
ilícita en virtud de su calidad de apoderada de las firmas Loscalzo y
Del Curto SRL y Austral Construcciones SA, en el esquema de
reciclaje de fondos de origen ilícito por medio del cual entre los meses
de enero de 2009 y marzo de 2016, se legitimó a favor de Néstor
Kirchner, Cristina Fernández, Máximo y Florencia Kirchner una
porción del dinero obtenido por diferentes medios de defraudación al
Estado Nacional y canalizándolo mediante la actividad hotelera e
inmobiliaria que desarrollaba Los Sauces SA.
Señaló que, concretamente, intervino en tal carácter en la
locación del edificio de la calle Mariano Moreno nro. 882 de la ciudad
de Río Gallegos, celebrada entre las mencionadas empresas. A la vez
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que, consideró que la encartada a través de las firmas Loscalzo y Del


Curto SRL y Austral Construcciones SA, participó en la canalización
de las sumas de $1.691.580 y $323.915,798 en favor de Los Sauces
SA, respectivamente, para lo cual se encargó conjuntamente con su
hermano Martín Báez de suscribir los cheques mediante los cuales se
instrumentó parte de la transferencia de los fondos.
En cuanto a la OA, se resalta que en su acusación
también ha considerado la existencia de una asociación ilícita
diferente de aquella que se ha tenido por acreditada -con el grado de
probabilidad propio de la etapa- en la causa nro. 5048/16. En este
sentido, postuló que en este proceso se verificó la conformación de
una organización delictiva destinada a cometer diversos hechos de
lavado de activos mediante Los Sauces SA, cuyo funcionamiento
circunscribió al período comprendido entre 2006 y 2016.
Por su parte, en el caso de Leiva, ese organismo le
atribuyó -además de todo lo señalado por el Ministerio Público Fiscal-
el haber depositado diversos cheques provenientes de Solvencia
Crediticia y a Máximo Kirchner le imputó su actuación como
administrador de los bienes de la sucesión de Néstor Carlos Kirchner.
IV. 1. En lo que respecta al encuadre jurídico de los
hechos imputados, los fiscales federales estimaron que la conducta
desplegada por Cristina Elisabet Fernández encontraba adecuación
típica en los delitos de admisión de dádivas, lavado de activos -a partir
de la entrada en vigencia de la ley 26.683- y de asociación ilícita
agravada por su carácter de jefa de la organización, por los que debía
responder en carácter de coautora.
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Corresponde señalar que la imputación por su


participación en la organización criminal fue formulada en el marco
de la causa conexa nro. 5048/16, la que se amplió en virtud de la
prolongación temporal de su funcionamiento y la intervención
criminal verificada en el presente sumario respecto de la nombrada.
Encuadraron el accionar de Máximo Carlos Kirchner en
los delitos de asociación ilícita agravada por su calidad de organizador
y de lavado de activos en concurso real, por los que debía responder
como coautor.
Sostuvieron que las conductas enrostradas a Lázaro
Antonio Báez hallaban encuadre jurídico en la figura de lavado de
activos -a partir de la entrada en vigencia de la ley 26.683- por el que
debía responder como coautor y de asociación ilícita agravada por su
carácter de organizador.
Asimismo, realizaron la misma aclaración que para el
caso de Fernández, en tanto la acusación por este último delito ya
había sido formulada en el marco de la investigación conexa nro.
5048/16, la que se amplió en virtud del mayor alcance temporal y de
su intervención reflejada en los hechos descriptos en este sumario.
En cuanto a Cristóbal Manuel López y Carlos Fabián De
Sousa, refirieron que debían responder como coautores de los delitos
de asociación ilícita agravada por su calidad de organizadores, de
lavado de activos y de ofrecimiento de dádivas, todos los cuales
concurren materialmente entre sí.
Subsumieron la actuación de Víctor Alejandro
Manzanares como constitutiva del delito de asociación ilícita
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agravada por su calidad de organizador y de lavado de activos, por lo


que estimaron que debía responder en calidad de coautor.
En lo que respecta a Osvaldo José Sanfelice, los fiscales
señalaron que su accionar encontraba reflejo jurídico en los delitos de
asociación ilícita agravada por su calidad de organizador, de lavado de
activos -los que concurren en forma real y por los que debía
responder como coautor-, y de ofrecimiento de dádivas -el que
concurre en forma ideal con el de lavado de activos y por el que
tendría que responder como partícipe necesario-.
Por su parte, en cuanto a los eventos endilgados a
Florencia Kirchner, Martín Antonio Báez, Emilio Carlos Martín,
Carlos Alberto Sancho y Romina de los Ángeles Mercado
consideraron que encontraban adecuación típica en los delitos de
asociación ilícita en calidad de miembros de la organización y de
lavado de activos, y que dichas figuras concurrían en forma real entre
sí. En ese sentido, indicaron que tendrían que responder como
coautores, y que el reproche que se formuló a Báez se limitó a la
entrada en vigencia de la ley 26.683, en virtud de su participación en
el delito precedente.
Afirmaron que los hechos por los que se les dirigió
acusación a Leandro Antonio Báez, Luciana Sabrina Báez, Claudio
Fernando Bustos y a Martín Samuel Jacobs hallaban adecuación típica
en el delito de lavado de activos, por el que responderían como
partícipes necesarios. Aclararon que respecto a los dos últimos
resultaba de aplicación el tipo penal en su redacción según ley 25.246,
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toda vez que su intervención había cesado con anterioridad a la


entrada en vigencia del actual tipo penal.
Asimismo, consideraron que los notarios Ricardo
Leandro Albornoz y Jorge Marcelo Ludueña debían responder como
miembros de la organización ilícita endilgada; mientras que la
conducta de la escribana Norma Beatriz Abuin encontraba adecuación
típica en la figura de lavado de activos por la que tendría que
responder a título de coautora.
Además, sostuvieron que los hechos desplegados por
Oscar Alberto Leiva hallaban correlato jurídico en las figuras de
lavado de activos en calidad de coautor, en concurso ideal con el
delito de aceptación de dadivas, por el que deberá responder a título
de partícipe necesario.
Por último, las conductas realizadas por los empleados
del Banco de la Nación Argentina Rolando Aníbal D’Avena, Raúl
Oscar Avarese, Lisandro Gauna, Mónica Liliana Romero y Marcelo
Mazú constituían el delito de simulación u omisión de registro de
operaciones financieras y bursátiles, por el que deberán responder en
calidad de coautores.
2. En la mayoría de los casos, la querella ejercida por la
UIF coincidió en la calificación legal asignada y detallada con
anterioridad, a excepción de que el delito de asociación ilícita
agravada achacado a Fernández concurría en forma real con el de
lavado de activos, mientras que este último y la admisión de dádivas
lo hacían en forma ideal.
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Por otro lado, en los casos de López y De Sousa


consideró que el reproche formulado y encuadrado en la figura de
lavado de activos debía circunscribirse a la entrada en vigencia del
tipo penal según la ley 26.683.
Con relación a Sanfelice, estimó que su conducta era
típica del delito de admisión de dádivas; mientras que en el caso de
Manzanares sostuvo que los delitos de asociación ilícita agravada y
lavado de activos concurrían en forma real.
Por último, respecto de Ludueña y Albornoz entendió
que debían responder como coautores del delito de asociación ilícita.
3. La Oficina Anticorrupción calificó los hechos en lo
sustancial en forma similar a la fiscalía interviniente, sin perjuicio que
en el caso de Fernández entendió que el delito de asociación ilícita
agravada concurría realmente con el de lavado de activos, mientras
que este último y la admisión de dádivas lo hacían en forma ideal.
Por su parte, al igual que la UIF, limitó el accionar de
López y De Sousa, en lo que hace a las conductas calificadas como
lavado de activos, a la entrada en vigencia de la ley 26.683; mientras
que la conducta de Sanfelice la encuadró como admisión de dádivas.
Por último, consideró que los delitos de asociación ilícita
agravada y lavado de activos concurrían realmente para el caso de
Manzanares, y que Leiva debía responder como partícipe necesario de
los delitos de lavado de activos y admisión de dádivas.
V. De seguido se sintetizarán las cuestiones más
relevantes de los planteos efectuados por las partes que se opusieron a
la elevación a juicio del proceso.
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1. Para comenzar el Dr. Agustín Carrique, asistente


técnico de Carlos A. Sancho, Mónica L. Romero, Raúl O. Avarese,
Lisandro M. Gauna y Marcelo G. Mazú, señaló que, si bien no
desconocía que la cámara de apelaciones del fuero había confirmado
las imputaciones dirigidas a sus defendidos, ello no le impedía
propugnar una nueva consideración sobre la prueba colectada y su
mérito para sostener las acusaciones (ver fs. 5086/5087).
En este sentido, en lo que respecta a Sancho se refirió en
primer término a la imputación en orden al delito de lavado de
activos. Adujo que las conductas concretas en las que había
participado -celebración de contratos de alquiler de bienes inmuebles
propiedad de la familia Kirchner- no podían ser entendidas como un
aporte a esa hipótesis delictiva, dado que dichos actos no involucraron
a las empresas de los grupos Indalo o Báez, sino a particulares que no
se relacionaban con aquellas.
Además, remarcó lo expresado por el imputado al
formular su descargo en punto a que la administración de las
propiedades de los ex presidentes y sus hijos fue siempre llevada
adelante por Manzanares y, en algunos casos en particular, por
Sanfelice. Reiteró que Sancho nunca se ocupó de esa tarea y que
recién en el año 2015 se encargó de publicitar las locaciones de
ciertos inmuebles, los que rápidamente logró dar en alquiler a sujetos
ajenos a las personas físicas y jurídicas involucradas en los hechos de
este proceso. Señaló que, en consecuencia, no podía vincularse a
aquellos contratos con la hipótesis de investigación.
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El letrado destacó que la fecha en que su asistido


reconoció haberse relacionado con el alquiler de los inmuebles (año
2015) impedía afirmar su intervención en el diseño de un esquema de
reciclaje planeado en el año 2007, tal como señalaba el fiscal.
Por otra parte, en cuanto a Idea SA explicó que Sancho se
había limitado a la constitución e inscripción de la sociedad, por lo
que no tenía vinculación alguna con los negocios que posteriormente
llevó adelante Sanfelice con ella; máxime cuando no se había probado
una conexión concreta entre la cesión de la sociedad al nombrado y
los actos de lavado de activos que forman parte de la acusación.
En virtud de ello pidió su sobreseimiento (arts. 334 y
336, inc. 3 del CPPN).
Posteriormente se expidió acerca de la imputación que se
le dirigió por el delito de asociación ilícita, para lo que se remitió a lo
antedicho en cuanto a su actuación concreta, tanto en la celebración
de los contratos como en cuanto a lo atinente a Idea SA.
En base a ello el Dr. Carrique afirmó que la intervención
de Sancho aparecía al margen de las conductas que en la acusación
fiscal conformaban un esquema de lavado, lo que lo llevaba a
considerar que no existían elementos para sostener que integró un
acuerdo criminal para cometer delitos, junto con el resto de las
personas imputadas.
Por tales argumentos, solicitó que se dictara su
sobreseimiento por la imputación dirigida por los acusadores públicos
y privados por el delito del art. 210 del CP –conforme arts. 334, 336,
inc. 2 y 349, inc. 2 del CPPN-.
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Por otra parte, en lo que respecta a Mónica Liliana


Romero, Raúl Oscar Avarese, Lisandro Manuel Gauna y Marcelo
Gustavo Mazú, el defensor hizo hincapié en que, en definitiva, las
conductas atribuidas y efectivamente llevadas a cabo consistían en dos
simples transferencias de fondos, una de ellas entre dos cuentas
radicadas en una misma sucursal -Río Gallegos- y la segunda hacia
una cuenta radicada en el mismo banco, sucursal Plaza de Mayo.
Resaltó que las operaciones habían sido debidamente
registradas en los sistemas operativos de la entidad -mediante débitos
y créditos generados en cada una de las cuentas-, por lo que se
descartaba la modalidad omisiva que la figura endilgada prevé en el
segundo párrafo del art. 311 del CP; y agregó que tampoco se
subsumían como falsa inscripción o mención de hechos inexistentes -a
los que hace alusión el tipo en el primer párrafo del artículo
mencionado-.
Precisó que, tal como expresaron los imputados en sus
declaraciones indagatorias, la explicación para haber asentado los
movimientos como ―depósito en efectivo‖ y ―cheque de servicio‖
estaba dada porque esa era la única opción que brindaba el sistema
informático que utilizaba el banco -por la encriptación de la cuenta de
la ex presidente-; y que esta circunstancia no había sido atendida ni se
realizó prueba alguna tendiente a su verificación.
Añadió que la diferencia nominal acerca del modo en que
quedaron registradas las operaciones no implicaba una alteración
sustancial pasible de ser interpretada como falsedad o mención de
hecho inexistente ya que, además, el origen y destino del dinero
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impactó en forma de débitos y créditos. A ello agregó que la


adquisición del inmueble constaba en la escritura traslativa de
dominio.
El Dr. Agustín Carrique atendió también a la falta de
configuración de las exigencias subjetivas del tipo imputado, en
cuanto entendía que no se verificaba en el caso la ultraintención que
se requería en la voluntad del autor, es decir, la de obtener un
beneficio o causar un perjuicio para sí o terceros.
Fundó tal aseveración en la ausencia de elementos
probatorios que dieran cuenta de la existencia de ese elemento
subjetivo distinto del dolo que demanda la figura, para lo cual juzgó
insuficientes las referencias a la ―experiencia‖ y ―formación‖ de los
empleados bancarios y la evaluación en su contra del momento en que
se había concretado la segunda de las operaciones -fuera de horario
bancario-.
En conclusión, sostuvo que las acusaciones dirigidas a
sus asistidos habían sido construidas en base a una arbitraria
valoración de la prueba colectada, una flagrante prescindencia de los
dichos de sus asistidos y en desatención a la ausencia de elementos
que permitieran configurar la tipicidad del tipo penal del art. 311 del
CP, por lo que pidió que se dispusiera su sobreseimiento (conf. arts.
334, 336, inc. 3 y 349, inc. 2 del CPPN).
2. Por otra parte, el Dr. Horacio Agustín Ballesteros basó
su oposición, en lo sustancial, en que el acto que se le reprochaba a su
asistida -calificado en la acusación como lavado de activos-, escapaba
de la dinámica propia de esa mecánica delictiva. Ello, en la medida en
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que las operaciones vinculadas con el inmueble de la calle Mascarello


441 de Santa Cruz, con las que se involucraba a Norma Beatriz Abuin
nada tenían que ver con la ingeniería de lavado de capitales, dado que
aquel no fue entregado en locación sino que fue utilizado por Cristina
Fernández sin abonar canon locativo alguno.
También ponderó cuestiones relacionadas con la tipicidad
de las figuras en que se subsumieron los hechos y negó las
irregularidades en el ejercicio de la profesión que le fueron endilgadas
a su representada, para lo cual valoró las evidencias reunidas y se
remitió al descargo de la imputada en su declaración indagatoria.
Asimismo, expuso que no era posible que se persiguiera
penalmente a su asistida por lo que consideraba el mero cumplimiento
de su rol de escribana, cuyo ejercicio la excluía de facultades como
para censurar una operación por la inconveniencia del precio pactado
entre partes. Explicó que, por lo demás, la notaria había cumplido con
todas las reglamentaciones aplicables a su profesión y que entonces su
actuación se circunscribía dentro de los parámetros de un riesgo
permitido, en términos de imputación objetiva. También puso en
juego los conceptos de prohibición de regreso y de conducta neutral
profesional.
3. Por último, el Dr. Juan Martín Vicco –a cargo de la
defensoría oficial nro. 3- manifestó su oposición a que se elevara a
juicio la causa respecto de los imputados Víctor Alejandro
Manzanares, Ricardo Leandro Albornoz y Rolando Aníbal D´Avena,
a quienes representa técnicamente.
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Los fundamentos para hacerlo se estructuraron en varios


ejes: por un lado, criticó los términos en que se construyeron las
hipótesis, a los que tildó de amplios, ambiguos e indeterminados; y,
por otro, planteó la ausencia de congruencia entre los diferentes actos
procesales esenciales que hubo en esta causa.
También cuestionó la legitimidad de la investigación en
base a la presunta existencia de múltiples procesos en los que se
pesquisaban los mismos hechos. Introdujo, a su vez, un pedido de
unificación de querellas y la excepción de falta de acción -en el
apartado 4) del petitorio- sin perjuicio de que se observa que esta
última no fue fundada en la presentación en trato.
Así, y con relación a la primera línea argumental
señalada, el letrado ha apuntado contra las descripciones fácticas que
se pusieron en conocimiento de sus asistidos al momento de las
declaraciones indagatorias y en los requerimientos de elevación a
juicio. Arguyó que si bien estos últimos habían sido superadores en la
descripción de la imputación, no cumplían acabadamente con las
exigencias de precisión para garantizar el pleno ejercicio del derecho
de defensa por cuanto solo invocaban roles, transcribían negocios
jurídicos válidos o remitían a operaciones contables no delictivas en sí
mismas.
Explicó que si bien en las presentaciones de los
acusadores se detallarían ciertos actos concretos en los que habrían
tomado intervención los imputados Manzanares y Albornoz, no se
explicaba la conexión material entre esos hechos y su posible carácter
delictivo.
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Agregó que no se especificaron deberes objetivos,


posiciones de garante, cursos de acción debidos ni conexiones
causales entre esos presuntos accionares con resultados lesivos.
También manifestó que se habían realizado enumeraciones
dogmáticas de los elementos típicos que no se verificaban en la
hipótesis fáctica.
En cuanto a D´Avena añadió que, pese a atribuírsele un
delito omisivo impropio, no determinó en ningún acto procesal cuál
era la situación típica generadora del deber de actuar, la posición de
garante que tendría respecto del asentamiento de la información
aludida, ni tampoco la fuente de obligación de dicho deber.
Al mismo tiempo, en cuanto a la falta de congruencia
alegada el Dr. Vicco expresó que debía verificarse identidad entre los
actos procesales en el sentido de que el sustrato fáctico sobre el cual
los actores desplegaban su actividad acusatoria o defensiva se
mantuviera incólume, lo que a su juicio no ocurría en el caso de
estudio.
En el caso de D´Avena, sostuvo que la diferencia entre el
reproche judicial y el de los requerimientos de elevación era más
palmario pues originalmente no se le había hecho saber que las
operaciones bancarias que se le imputaron guardaban relación con la
adquisición de un inmueble.
En función de ello, expresó que las condiciones señaladas
importarían la nulidad de lo actuado a partir de las declaraciones
indagatorias, y en consecuencia, en virtud de los principios de
progresividad y preclusión y para evitar un doble juzgamiento,
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solicitó el sobreseimiento de los imputados (arts. 166, 168, 336, incs.


2, 3 y 4 del CPPN).
En tercer término, profundizó acerca del planteo
precedentemente anticipado en punto a que habría una indebida
segmentación de la plataforma fáctica, fundamentalmente por la
independencia en el proceso e investigación que se le otorgó a la
causa nro. 5048/16, en tanto que se trataba de un mismo suceso
replicado exponencialmente con distintas significaciones jurídicas.
En virtud de ello, solicitó que se dictara la nulidad de lo
actuado y el sobreseimiento de sus asistidos conforme lo previsto en
el art. 336, inc. 4 del CPPN.
En otro orden, el letrado manifestó el agravio que
afectaba a esa parte la actividad conjunta de dos acusadores privados
distintos y de dos fiscales actuando en forma conjunta. Señaló que la
cuestión tenía implicancias en la igualdad de armas que debía reinar
en un proceso penal, impactaba en desmedro del principio de
bilateralidad propio del debido proceso, e interfería con el alcance de
la garantía de defensa en juicio.
Fundó sus afirmaciones en el factor de que tres
organismos públicos estuvieran ejerciendo el rol de acusadores
cuando, en definitiva, todos ellos representaban al Estado.
En consecuencia solicitó que se ordenara la unificación
de querellas, en los términos que establece el art. 416 del CPPN.
Finalmente se adentró en la atribución de responsabilidad
formulada a Manzanares y Albornoz y expresó críticas en el
entendimiento de que lo que se les imputaba era en función de un rol
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–el de contador o escribano- y no en razón de un accionar relevante


para el derecho penal.
Alegó que no se había determinado la relación de
causalidad entre la situación reprochable y la conducta de los
profesionales y que no había constancias en el proceso que
evidenciaran que sus representados hubieren tenido a su alcance los
elementos necesarios para proceder de un modo diferente. En este
punto, reiteró que los actos adjudicados -tales como adquisiciones de
inmuebles, registros contables- no eran en sí hechos delictivos.
Añadió que las referencias a expedientes conexos no
aportaban pruebas sino que, por el contrario, exhibían la debilidad de
la imputación.
En cuanto a Rolando Aníbal D´Avena esencialmente
arguyó que se trataba de un caso de atipicidad manifiesta, en tanto no
se verificaban en el caso los requisitos que exigía el art. 311 del CP.
También utilizó este argumento para los tipos en que se subsumían las
acciones de sus otros dos representados.
Con tales fundamentos y una exhaustiva evaluación de
algunos elementos de prueba y de las figuras penales escogidas, pidió
el sobreseimiento de los imputados en orden a lo normado en el art.
336, inc. 2, 3 y 4 del CPPN.
VI. Ahora bien, llegada la instancia de decidir conforme
el procedimiento previsto en el art. 350 del CPPN, considero que las
cuestiones introducidas en esta ocasión por los defensores de Carlos
Alberto Sancho, Mónica Liliana Romero, Raúl Oscar Avarese,
Lisandro Manuel Gauna, Marcelo Gustavo Mazú, Norma Beatriz
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Abuín, Víctor Alejandro Manzanares, Ricardo Leandro Albornoz y


Rolando Aníbal D´Avena, no constituyen causales que importen el
impedimento de elevar la presente causa a la etapa de juicio.
En efecto, los argumentos que esbozaron los letrados
redundan, esencialmente, en discrepancias en las interpretaciones de
los elementos probatorios, en disconformidades en torno a las figuras
legales en que se subsumieron los hechos y en críticas relativas a la
forma en que tramitó el proceso.
Sin embargo, estimo que no logran conmover los vastos
elementos que fueron oportunamente valorados por el juez que
anteriormente instruía la causa que guiaron al dictado de su
procesamiento; máxime si se considera que los temperamentos fueron
revisados por la cámara de apelaciones y, en algunos casos, llegaron a
la instancia de casación, ambas de este fuero.
En efecto y tal como fuera expresamente reconocido por
el Dr. Agustín Carrique en su última presentación, el fundamento de
su oposición a la elevación a juicio radica, básicamente, en la
propuesta de que se analicen los elementos existentes desde otra
óptica.
En cuanto a las objeciones presentadas por el Dr. Horacio
A. Ballesteros, se destacan interpretaciones a la luz de la teoría de la
imputación objetiva, tendientes a separar la actuación de su asistida,
en su carácter de escribana, de las maniobras ilícitas investigadas.
En la presentación del Dr. Juan Martín Vicco, además de
haberse realizado una ponderación de similar tenor, ha sido una
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característica sobresaliente el pormenorizado examen de la


calificación legal propuesta por los acusadores.
Sin embargo, las defensas no han traído a conocimiento
del tribunal circunstancias o información nueva que evidencie la
necesidad de dictar un auto contrario al adoptado y revisado por la
instancia superior. Tampoco han alegado razones que me convenzan
de que la continuidad del trámite conforme el proceso legal
establecido pueda redundar en algún perjuicio concreto, pues su
disconformidad con las resoluciones de mérito o con los términos de
las acusaciones no serían causales, en sí mismas, para proceder del
modo requerido.
En la misma tónica se circunscriben las críticas en torno a
las calificaciones legales escogidas por los acusadores en tanto
aquellas son provisorias durante la instrucción y no generan, en las
condiciones actuales, afectación alguna a las partes.
Así, mantengo el criterio que he sostenido en otros
expedientes en cuanto a que el fin de la etapa de instrucción se limita
a reunir con diligencia y premura las evidencias que permitan sostener
o descartar la base fáctica de la imputación y a asignarle a aquellas
una significación lógica y jurídica en base al objeto procesal. Así, una
vez alcanzado ese objetivo y de verificarse -con el grado de
probabilidad que la etapa exige- la comisión de un hecho delictuoso y
la intervención de los imputados en él, nada obsta que el proceso
avance hacia un siguiente estadio.
Estas circunstancias se verifican en autos a poco que se
observe la gran cantidad de medidas que se ordenaron con el activo
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impulso del fiscal Carlos Rívolo desde el inicio de esta causa y


durante su trámite a cargo del titular del juzgado nro. 11 de este fuero.
Las diligencias proveyeron a la instrucción de evidencias suficientes
para resolver las situaciones procesales de los imputados mencionados
en este auto y fueron avaladas también por las instancias revisoras.
Sobre este último punto tampoco puede soslayarse que
los cuestionamientos que ahora se formulan fueron, en gran parte,
objeto de análisis en los autos de procesamientos dispuestos y en las
resoluciones dictadas por la cámara de apelaciones, al intervenir en la
vía recursiva.
Merecen mención aparte los planteos que introdujo el Dr.
Vicco en cuanto a presuntas vaguedades terminológicas e
incongruencias en las acusaciones que derivarían en nulidades. Aquí
he de señalar que estos serán tratados como argumentos por los cuales
se opone a la elevación a juicio y no como excepciones en sí mismas.
Así, existen ciertas particularidades de este proceso que
entiendo explican y relativizan esas críticas.
En efecto, ha de atenderse a que este sumario tuvo
trámite ante una judicatura distinta de la que se encuentra a mi cargo,
por lo que en la etapa instructora ha intervenido otro magistrado, junto
con el fiscal que por turno correspondía. Asimismo, el tratamiento de
los recursos interpuestos motivó, como ya se dijo, el pronunciamiento
de dos jueces de la Sala I de la cámara de apelaciones y de tres
integrantes del máximo tribunal penal al elevarse a la cámara de
casación.
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Finalmente, cuando la causa se recibió en esta judicatura,


se decidió la delegación de la investigación en el Ministerio Público
Fiscal, de modo tal que los dictámenes que en lo sucesivo se
elaborarían tendrían por firmantes a los Dres. Pollicita y Mahiques,
actuando conjuntamente. Aquí debe agregarse, a su vez, la existencia
de dos partes querellantes -la OA y la UIF-, que también han aportado
sus requerimientos acusatorios.
Así las cosas, es natural que las descripciones de los
hechos imputados que obran en estos actuados contengan diferencias
de redacción y sutiles discrepancias interpretativas, pues fueron
elaboradas por distintas personas en el ejercicio de sus funciones
como actores de la administración de justicia. Esta circunstancia
explicaría en cierto modo que no haya una igualdad absoluta en el
modo de encarar las imputaciones; sin embargo, entiendo que no
redunda en una real incongruencia que ponga en juego el respeto de
principios del proceso, tal como alega la defensa.
Sobre este punto, he de decir que estimo que lo esencial
es que se mantenga la base fáctica de la acusación, para lo cual los
hechos por los que los fiscales y las querellas solicitan la remisión del
proceso a la siguiente etapa, deben guardan una relación de identidad
-lógica, mas no de correlación literal- con las circunstancias por las
que fueron intimados los imputados en la audiencia de declaración
indagatoria. Esta situación es la que parece verificarse en autos, pues
más allá de los enfoques que cada uno de los actores le ha dado a los
hechos, la plataforma fáctica conserva su esencia incluso aunque
difieran las calificaciones provisorias asignadas.
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Más aun, cuando los imputados conocieron y tuvieron


acceso ampliamente a todas y cada una de las probanzas incorporadas
al sumario.
Por otra parte, la nulidad propiciada por el Dr. Vicco en
cuanto a que habría una indebida segmentación de la plataforma
fáctica será también analizada como parte de los fundamentos de
oposición a la elevación a juicio de la causa.
En tal sentido he de señalar que disiento con las críticas
que postulan la existencia de múltiples procesos que tienen por objeto
a los mismos hechos. En efecto, es cierto que se han iniciado una gran
cantidad de causas que tienen como base una línea en común, esto es,
la interacción de una serie de funcionarios y empresarios de distintos
rubros que, con diversas modalidades, habrían cometido delitos para
apoderarse de dinero de las arcas públicas estatales.
La complejidad de esa hipótesis de tan variadas aristas
impuso la formación de diversos cursos de investigación, algunos de
los cuales coincidieron bajo la dirección de un mismo juez y fiscal,
mientras que otros siguieron su camino bajo la instrucción de distintos
magistrados.
Las dificultades procesales que debieron afrontar estos
procesos terminaron determinando que ciertos actos constituyeran el
objeto de un expediente mientras que otros hechos -a veces similares,
simultáneos o relacionados-, tramitaran en actuaciones separadas. En
la mayoría de los casos, sin embargo, y justamente en el afán de evitar
la vulneración de garantías de los imputados, debió aludirse a las
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pesquisas vinculadas para poder explicar con claridad cuál era la


imputación que en cada caso se dirigía a los acusados.
Esta realidad práctica no habría importado un múltiple
juzgamiento, tal como pretende sostener la defensa, sino el mejor
abordaje posible para brindar a las personas involucradas en este
proceso la oportunidad de saber que los hechos por los que son
juzgados se inscriben en maniobras amplias y complejas que, en
definitiva, son las que dotan de relevancia jurídico-penal su accionar.
Lo que antecede responde también a las aseveraciones
formuladas por el Dr. Juan Martín Vicco, quien sostuvo que los
hechos objeto de este proceso eran los mismos que los pesquisados en
la causa nro. 5048/16, pero con variaciones en la calificación legal.
Como se dijo, si bien el hilo que conectaría a estos expedientes es la
organización criminal en cuyo marco se habrían cometido los distintos
delitos investigados en las diversas causas conexas, de estas
actuaciones surge con meridiana claridad que se trata de maniobras
independientes.
Esto demuestra que no estaríamos frente a una simple
distinción en la subsunción jurídica; por el contrario, efectivamente
son hechos diferenciados. Las acusaciones explican que, aunque estos
hubieran ocurrido simultáneamente, cada uno de los procesos conexos
constituyen distintas aristas o etapas en la ruta que habría seguido el
dinero presuntamente sustraído de las arcas públicas. Así, la falta de
intervención de algunos de los imputados en la causa nro. 5048/16 no
obsta que hubieren luego actuado en otra secuencia delictiva.
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Así las cosas, ante la ausencia de asuntos pendientes


propios de la instrucción, el debate oral al que algunos de los
imputados se han opuesto, se presenta en verdad como la instancia
ideal de resolución de las opiniones divergentes en torno a las
acusaciones que se erigen en su contra. Ello, en la medida en que las
características intrínsecas de esa parte del proceso -oralidad,
publicidad, contradicción, inmediación, continuidad-, hacen de ese
ámbito el más adecuado para la discusión de las cuestiones
controvertidas entre las partes.
Como se dijo, la esencia de la etapa instructora reside en
la finalidad de recolectar los elementos que, eventualmente, den base
a la acusación o requerimiento para la apertura del juicio público o, en
caso contrario, determinen la clausura de la persecución penal (Maier,
Julio, Derecho procesal penal, tomo I, 2da. edición, Editores del
Puerto S.R.L., Buenos Aires, 1999, pág. 452).
Ya he señalado en otras oportunidades que la premura en
la elevación del proceso a juicio se alinea con el cumplimiento de
obligaciones asumidas internacionalmente en la lucha contra la
corrupción. Y en ese sentido, cobra vital importancia tener en
consideración que ―[l]a investigación preliminar, en relación al valor
de las pruebas que en ella se reciban, debe ser verdaderamente
preparatoria, o sea ―no definitiva‖ (punto que sigue presentando
dificultades), para que el juicio oral y público sea, como corresponde
por sus conocidas ventajas y virtudes, la estrella de primera magnitud
del proceso penal; es decir, para que la sentencia definitiva se asiente
solamente en probanzas y argumentos recibidos oralmente, de cara a
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la sociedad, con plena inmediación entre los sujetos procesales entre


sí y con las pruebas, escrupulosa vigencia del contradictorio y efectiva
identidad física de los jueces‖ (Cafferata Nores y otros, Manual de
derecho procesal penal).
En palabras de Binder, el juicio ―es la etapa plena y
principal del proceso penal: en realidad, todo el sistema procesal penal
pivota sobre la ideas y la organización del juicio (…) es la etapa
principal del proceso penal porque es allí donde se ―resuelve‖ o
―redefine‖, de un modo definitivo, -aunque revisable- el conflicto
social que subyace y da origen al proceso penal‖ (Binder, Alberto,
Introducción al derecho procesal penal, Ad Hoc, Buenos Aires, 2ª
edición, pg. 254).
La excma. cámara del fuero también se expresó en
sintonía, al sentenciar ―la inconveniencia de que los procesos
judiciales permanezcan en un estado de investigación preliminar
continua, sin superar de manera paulatina las instancias procesales
que robustezcan o rechacen definitivamente la imputación, porque de
ese modo se conspira tanto contra el derecho del imputado a ser
juzgado en un plazo razonable como contra el ejercicio adecuado y
eficaz de la administración de justicia, este último de particular
relevancia en casos de significativo interés social como el presente‖
(Sala II, cnro. 28.341, ―Incidente de nulidad de Acosta, Jorge Eduardo
- clausura de la instrucción-, reg. 30.490, rta. 14/10/09; cnro. 27.269;
y causa ―Oliverio, Orlando y otros‖, reg. 27.182, rta. 1/08/07).
A todo ello se suma la circunstancia de que desde el mes
de julio del año 2017 se encuentra detenido en el marco de este
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proceso Víctor Alejandro Manzanares, circunstancia que importa aún


más la necesidad de dar celeridad al proceso.
En definitiva, la doctrina, la jurisprudencia y la normativa
nacional e internacional vigente, como así también las condiciones
particulares del caso bajo estudio, reflejan el derecho de las partes a
un proceso penal rápido; y marcan así un camino inexcusable hacia un
pronto desarrollo del juicio oral que, por sus características
particulares, resulta ser el juicio penal por antonomasia e implica a la
vez el cierre definitivo de la investigación que se llevó adelante
durante la instrucción.
Por ello es que no haré lugar a las oposiciones
formuladas por las defensas de Carlos Alberto Sancho, Mónica
Liliana Romero, Raúl Oscar Avarese, Lisandro Manuel Gauna,
Marcelo Gustavo Mazú, Norma Beatriz Abuín, Víctor Alejandro
Manzanares, Ricardo Leandro Albornoz y Rolando Aníbal D´Avena,
a la elevación a juicio propiciada por las querellas y el Ministerio
Público Fiscal ni al sobreseimiento de sus asistidos, clausuraré la
instrucción en forma parcial y dispondré la elevación de este proceso
a juicio.
VII. Resta dar tratamiento al planteo introducido por el
Dr. Juan Martín Vicco junto con su oposición a la elevación a juicio
para que se ordene la unificación de querellas.
Sobre este punto y como ya se ha dicho reiteradamente
en este auto, han sido tenidos por acusadores particulares en la causa
la Oficina Anticorrupción y la Unidad de Información Financiera.
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Los argumentos en base a los cuales el letrado formuló


tal requerimiento consisten en que esta duplicidad implica la múltiple
representación del Estado en diferentes organismos -los dos
mencionados y también los dos fiscales que actúan en forma conjunta-
de manera tal que las diversas acusaciones que deben enfrentar los
imputados afecta la igualdad de armas.
Sin embargo, no habrá de hacerse lugar a lo solicitado,
por los fundamentos que de seguido se señalarán.
En primer lugar, he de destacar que el ordenamiento
procesal no impone una restricción a la cantidad de partes que pueden
tenerse por querellantes y, además, es habitual que en causas
voluminosas y complejas, como lo es esta, exista más de un actor con
intereses legítimos para participar en el proceso. Así, entiendo
adecuado que se unifique la personería en los casos en que existe
comunidad en dichos intereses, supuesto que no concurriría en el caso
bajo estudio.
En efecto, si bien es cierto que en ambos casos se trata de
organismos estatales, pertenecen a órbitas diferentes de la
administración pública y es por ello que las razones que motivan su
actuación no son idénticas.
Obsérvese, en este sentido, que mientras la Oficina
Anticorrupción se desarrolla funcionalmente en el Ministerio de
Justicia y Derechos Humanos de la Nación, la Unidad de Información
Financiera pertenece al Ministerio de Hacienda.
Así, la pretensión de que ambas querellas se unifiquen
podría devenir en un impedimento para el ejercicio de las facultades
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propias de cada organismo y para las cuales fueron dotadas por ley,
fundamentalmente porque mediante la sanción de la ley 27.260,
publicada en el Boletín Oficial el 22/7/16, se modificó su estructura
funcional y se las separó de la dependencia de la misma autoridad
ministerial que compartían en el pasado.
Aquí también entran en juego factores como, por
ejemplo, el deber de los funcionarios de la UIF de guardar secreto de
la información recibida en razón de su cargo, lo que impide que sea
intercambiada con la querella con la que se pide unificar la
representación antes de su presentación en sede judicial.
Esto se refuerza con la letra de la ley de Ministerios
(22.520), en cuyo Título V dispone las competencias de ambas
carteras y señala que corresponde al Ministerio de Hacienda de la
Nación ―entender en el desenvolvimiento de las (…) entidades
autárquicas, organismos descentralizados o desconcentrados (…),
correspondientes a su órbita; tanto en lo referido a los planes de
acción y presupuesto como en cuanto a su intervención, cierre,
liquidación, privatización, fusión, disolución o centralización…‖ (art.
20, inc. 19); mientras que al Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos le compete ―entender en los programas de lucha contra la
corrupción del Sector Público Nacional e intervenir como parte
querellante en los procesos en que se encuentre afectado el patrimonio
del Estado Nacional‖ (art. 22, inc. 23).
Las diferencias legales descriptas han impactado en las
estrategias de actuación en el sumario. Esto da la pauta de que sus
intereses no avanzarían por el mismo sendero, por lo que no se
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verificaría la comunidad que exige la norma para proceder conforme


lo requerido por el Dr. Juan Martín Vicco.
De similar forma lo ha interpretado la Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, que sostuvo que ―Para
que se pueda ordenar la unificación de representación de los
querellantes, éstos deben tener identidad o comunidad de intereses,
porque su mera diversidad lo impide esto es así aun cuando no pueda
decirse que exista pugna entre ellos" (C.N.Crim. y Correc., Sala V,
Bonorino Peró, Filozof; c. 27.007, 2/09/05).
Así, en tanto no se advierte la alegada identidad de
intereses y toda vez que la representación por separado, de momento,
no ha afectado la economía procesal ni la pronta administración de
justicia, no veo óbice para que continúen actuando por separado.
VIII. Finalmente, he de señalar que en virtud de los autos
de mérito dictados en este proceso, la remisión de la causa a la etapa
de debate oral se hará en forma parcial y se conservarán en este
tribunal testimonios para continuar con la investigación en relación
con las personas a cuyo respecto se ha decretado la falta de mérito
para procesar o sobreseer, como así también la documentación
vinculada con los hechos por los cuales no se formularon
imputaciones en las acusaciones.
Sin embargo, por razones de practicidad, agilidad y
conservación de recursos, la extracción de copias se hará en forma
digital. Para ello, ordenaré que se concluya el escaneo de la presente
que viene realizándose, y se certificará hasta la última actuación que
obre previo a la remisión al tribunal que resulte desinsaculado. Luego
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se solicitará a la Prefectura Naval Argentina que realice, en presencia


de dos testigos, una copia forense que se guardará en un disco rígido
que le brindará esta judicatura; que será la que luego se utilice como
copia fiel de la causa elevada.
En la misma sintonía de utilizar eficientemente los
recursos humanos y materiales con que se cuenta, en la medida en que
la documentación afectada a este expediente se encuentra reservada en
la fiscalía federal nro. 11 requiérase colaboración a su titular para que
del mismo modo que se realizó su certificación, designe personal para
que junto con agentes del tribunal realicen el traslado directo de las
cajas a la sede de la judicatura en la que quede radicado el proceso, a
los efectos de evitar demoras innecesarias.
Por otra parte, la documentación de interés para los
hechos que continúan bajo estudio deberá continuar a resguardo en la
sede fiscal.
Finalmente, en virtud de la extracción de testimonios
aquí dispuesta, se solicitará al tribunal oral que aquella que se remita
con la presente elevación quede a disposición conjunta con este
juzgado.
En mérito a lo expuesto,
RESUELVO:
I. NO HACER LUGAR A LAS OPOSICIONES A LA
ELEVACIÓN A JUICIO y a las solicitudes de SOBRESEIMIENTO
instadas por la defensas de Carlos Alberto Sancho, Mónica Liliana
Romero, Raúl Oscar Avarese, Lisandro Manuel Gauna, Marcelo
Gustavo Mazú, Norma Beatriz Abuín, Víctor Alejandro Manzanares,
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Ricardo Leandro Albornoz y Rolando Aníbal D´Avena -de las demás


condiciones personales obrantes en autos- (art. 350 del CPPN).
II. CLAUSURAR LA INSTRUCCIÓN EN FORMA
PARCIAL Y ELEVAR A JUICIO la presente causa nro. 3732/2016
respecto de Cristina Elisabet Fernández, Máximo Carlos
Kirchner, Florencia Kirchner, Lázaro Antonio Báez, Martín
Antonio Báez, Leandro Antonio Báez, Luciana Sabrina Báez,
Emilio Carlos Martín, Claudio Fernando Bustos, Martín Samuel
Jacobs, Romina De Los Ángeles Mercado, Carlos Alberto Sancho,
Cristóbal Manuel López, Carlos Fabián De Sousa, Norma Beatriz
Abuin, Jorge Marcelo Ludueña, Ricardo Leandro Albornoz,
Víctor Alejandro Manzanares, Osvaldo José Sanfelice, Oscar
Alberto Leiva, Rolando Aníbal D’Avena, Marcelo Gustavo Mazú,
Raúl Oscar Avarese, Lisandro Manuel Gauna y Mónica Liliana
Romero -de las condiciones personales obrantes en autos- por los
hechos descriptos y calificados según lo detallado en los
considerandos II y III de este auto (art. 351 del CPPN).
III. NO HACER LUGAR al pedido de UNIFICACIÓN
DE QUERELLAS formulado por el Dr. Juan Martín Vicco, letrado
defensor de Víctor Alejandro Manzanares, Ricardo Leandro Albornoz
y Rolando Aníbal D´Avena.
IV. DISPONER LA EXTRACCIÓN DE
TESTIMONIOS DIGITALES de todo lo actuado para la prosecución
de la investigación con relación a los restantes imputados en etapa
instructora, de conformidad con lo expuesto en el considerando nro.
VIII. Cumplido, en virtud de la delegación imperante en autos,
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remítanse los testimonios a la Fiscalía Nacional en lo Criminal y


Correccional Federal nro. 11 para que continúe su trámite.
V. REMITIR la minuta de estilo a la Oficina de Sorteos
de la Excma. Cámara Federal de Casación Penal para que se
desinsacule el Tribunal Oral en lo Criminal Federal que llevará
adelante el debate.
VI. ANOTAR la detención del imputado Víctor
Alejandro Manzanares a exclusiva disposición del tribunal que resulte
desinsaculado. Oportunamente, líbrese oficio.
VII. COMUNICAR a las fuerzas de seguridad y a la
Dirección Nacional de Migraciones la elevación de la presente causa,
a efectos de que lo registren en las prohibiciones de salida del país
vigentes. Oportunamente, líbrense oficios.
VIII. HACER SABER al Banco Galicia y Buenos Aires
SA que el embargo de la suma de USD 4.664.000 que se encuentra en
la caja de seguridad nro. 5783-9-9, la de USD 992.134 de la caja de
ahorro en dólares nro. 4004168-8198-1 y el monto de $195.111,92 de
la caja de ahorro en pesos nro. 4021118-4198-7, deberán quedar
anotados con relación a esta causa a disposición del tribunal que
resulte desinsaculado. Oportunamente, líbrese oficio.
IX. DEJAR ASENTADO que ninguna de las defensas
hizo uso de la opción contemplada en el inciso 3ero. del art. 349 del
CPPN.
X. ELEVAR al tribunal oral sorteado los incidentes y
legajos correspondientes, previa certificación actuarial y diferir la
remisión de aquellos que tengan aún cuestiones pendientes.
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Notifíquese al señor fiscal por nota y a las querellas y las


defensas mediante cédulas electrónicas.

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