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los grupos Indalo y Báez, cobró los cánones locativos con los que se
canalizaron los fondos y administró los inmuebles de la sociedad.
Además, no solo se desempeñó como apoderado de Los
Sauces SA sino también como empleado de Alcalis de la Patagonia y
desde esos dos roles, participó en la instrumentación de la admisión
de las dádivas ofrecidas previamente por Cristóbal López y Carlos De
Sousa a los ex presidentes, para lo cual realizó el depósito de cheques
emitidos a favor de Los Sauces SA por parte de su empleadora y de la
sociedad Inversora M&S del mismo grupo Indalo.
Asimismo, como presidente de la sociedad Negocios
Inmobiliarios -de la que era accionista con Máximo Kirchner y María
Fernández Clark- se encargó de cobrar los alquileres de los
departamentos ubicados en las calles Moreno nro. 882 y Alvear nro.
391 de la ciudad de Río Gallegos, y desde su cargo de presidente de
Negocios Patagónicos -de la que era también accionista con su esposa
Marta Leiva- intervino en la operación escalonada por la cual
finalmente Los Sauces SA se hizo de la propiedad sita en la calle
Mascarello nro. 441 de la ciudad de Río Gallegos.
Por otra parte, Osvaldo Sanfelice a partir del año 2013, se
encargó a través de Idea SA -que le había cedido Carlos Sancho- de
administrar y explotar el Hotel La Aldea del Chaltén perteneciente a
Los Sauces SA, y mediante su utilización como empresa interpuesta,
por un lado, recibió fondos provenientes de las sociedades del grupo
Indalo y, por el otro, canalizó la suma de $561.665,57 a la compañía
de la ex familia presidencial luego de haberlos aplicado a la actividad
hotelera.
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propias de cada organismo y para las cuales fueron dotadas por ley,
fundamentalmente porque mediante la sanción de la ley 27.260,
publicada en el Boletín Oficial el 22/7/16, se modificó su estructura
funcional y se las separó de la dependencia de la misma autoridad
ministerial que compartían en el pasado.
Aquí también entran en juego factores como, por
ejemplo, el deber de los funcionarios de la UIF de guardar secreto de
la información recibida en razón de su cargo, lo que impide que sea
intercambiada con la querella con la que se pide unificar la
representación antes de su presentación en sede judicial.
Esto se refuerza con la letra de la ley de Ministerios
(22.520), en cuyo Título V dispone las competencias de ambas
carteras y señala que corresponde al Ministerio de Hacienda de la
Nación ―entender en el desenvolvimiento de las (…) entidades
autárquicas, organismos descentralizados o desconcentrados (…),
correspondientes a su órbita; tanto en lo referido a los planes de
acción y presupuesto como en cuanto a su intervención, cierre,
liquidación, privatización, fusión, disolución o centralización…‖ (art.
20, inc. 19); mientras que al Ministerio de Justicia y Derechos
Humanos le compete ―entender en los programas de lucha contra la
corrupción del Sector Público Nacional e intervenir como parte
querellante en los procesos en que se encuentre afectado el patrimonio
del Estado Nacional‖ (art. 22, inc. 23).
Las diferencias legales descriptas han impactado en las
estrategias de actuación en el sumario. Esto da la pauta de que sus
intereses no avanzarían por el mismo sendero, por lo que no se
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