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¿Es un maestro una estrella?

Por: Nieves Elena Natera Cera

IX S. Licenciatura en Básica Con Énfasis en Informática y Tecnología

CECAR.

Para ser maestro se necesita estar preparado intelectualmente, poseer las


competencias necesarias para propiciar en los otros la capacidad de construir
aprendizajes desde la experiencia compartida, pero más allá de eso, para ser
maestro se necesita una visión humana, un corazón lleno de ilusiones y deseos de
transformar lo cotidiano, ojos de servicio para ver en el otro sus reales necesidades
y mucho amor por lo que se hace día a día, siendo más que un trabajo un estilo de
vida.

Teniendo en cuenta esta posición personal y confrontándola con el análisis de la


película “ESTRELLAS DEL CIELO EN LA TIERRA” la cual trata de un niño de ocho
años con evidentes problemas de dislexia que no han sido detectados ni por sus
padres y mucho menos por sus docentes, historia que se desarrolla en un contexto
educativo tradicional, ya que en las instituciones donde el niño cursa sus grados de
estudio no se evidencia la apropiación de estrategias relacionadas con las
verdaderas necesidades de los estudiante, lo cierto es que para sus docentes
Ishaam es un “niño problema” ya que no desarrolla las mismas competencias que
sus compañeros, pero lo que ellos no saben, no han descubierto, es que tiene una
imaginación inigualable y es capaz de crear obras de arte a partir de ella, siendo en
este caso un niño con habilidades excepcionales, un maestro llamado Ram llega a
su escuela a desarrollar la clase de artes, al darse cuenta de la actitud del niño,
empezó a estudiar la situación, pues se dio cuenta que es el único niño que no era
feliz durante las actividades que el desarrollaba dentro de su clase, pues no bailaba,
cantaba, saltaba como los demás. Cuando detectó el problema empezó a buscar
soluciones y a darle afecto, trató que el niño le tomara confianza y así fue como con
la amistad que le ofreció el profesor y con otros métodos de aprendizaje avanzó en
sus dificultades y aprendió los símbolos de numeros, letras y así superó sus
barreras de aprendizaje, logrando los objetivos, no solo del maestro, sino de las
demás áreas, motivándolo además para que volviera a pintar, que era su verdadera
habilidad, volvió a ser feliz y a entender que el sí podía aprender.

Lo importante de toda esta historia para quien tiene el placer de verla es aprender
a ver siempre a nuestros estudiantes desde su mirada, desde sus propias
necesidades y no de las nuestras al momento de llegar a un aula. De esta manera
el papel fundamental que juega un docente en el proceso de desarrollo, no solo
cognitivo sino también social de sus alumnos, se evidencia en cada uno de los tipos
de docentes que la película nos deja apreciar, desde el más tradicional, dictador,
castigador y preparado para calificar docente de las áreas específicas de estudio,
las llamadas indispensables, hasta el soñador, abierto y creativo maestro de artes,
al que muchas veces miramos como el típico relleno de espacios dentro del día a
día escolar.

De esta manera podemos apreciar que ser maestro nos permite transformar nuestra
vida y la de los que tenemos a nuestro cargo, somos investigadores natos, que
necesitamos hacerlo cada jornada para poder sentirnos vivos, disfrutar de las
actividades que planeamos y ejecutamos para nuestros niños y jóvenes, si no nos
volvemos investigadores no tendremos una fuente real de aprendizajes, siempre
debemos estar dispuestos a aprender de nuestros estudiantes, y ver en nuestro
contexto la posibilidad de contribuir desde nuestra propia realidad, de igual manera
debemos identificar la individualidad que hay detrás de cada actividad que
revisamos, de cada participación en la clase, de cada evaluación que realizamos.
Ser maestro va más allá de superar diez semestres de universidad y seguir
preparándonos para contribuir a aumentar el índice sintético de calidad de nuestra
institución, de ser el más preparado de la escuela en la que laboramos y el que
mejores aportes realiza en las reuniones de área, ser un verdadero maestro debe
llevarte a dejar huellas en el interior de tus estudiantes, aunque sea de un mínimo
porcentaje de los que pasan por tu clase, permitiéndoles que puedan construir para
su propia vida un mejor futuro, en realidad un mejor presente.

Teniendo en cuenta todo esto, podemos decir que un maestro es como una estrella
del cielo en la tierra porque somos discípulos del gran maestro, venimos a cumplir
un plan hecho por el mejor, lleno de servicio, amor, entrega y constancia que se
evidencia en la realidad que vivimos todos los días, somos humanos y eso nos hace
más consientes de las necesidades que se pueden presentar en nuestro quehacer
diario y si tenemos todo el armamento espiritual, intelectual, profesional y personal
enfrentaremos las dificultades, que en nuestros días son mayores, con todas las
posibilidades para superarlas, siempre y cuando estemos dispuestos a salir de
nuestra zona de confort y entrar de lleno en las batallas contra la ignorancia, el
facilismo y el conformismo que tanto rodea a nuestros estudiantes en los contextos
que nos rodean. Debemos tener claro, que como el maestro Ram estamos llamados
a ver las posibilidades que nos brindan nuestros estudiantes para llegar a sus
corazones, y no mirar siempre sus dificultades como barreras para inducirlos hacia
delante, nuestra meta debe ser siempre contribuir a hacerlos mejores y no llevarlos
hacia el fracaso, son ellos para nosotros también esas estrellas que Dios ha
colocado en nuestra labor para ayudarnos a descubrirlo y a buscar nuevas y
mejores formas de realizar nuestro servicio en la tierra. Y claro que existen las
estrellas del cielo en la tierra.

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