You are on page 1of 3
12 JOHANN GOTTLIEB FICHTE zas para ello,{declarad la guerra més implacable a aquello que es el primer g¥ejhiciO Mel que se siguen todos nuestros@male, a aquella que es la fuetite ponzoniowde toda nuestraaiseX: al prin- cipio segin el cual la @hisiOn del-principp es velar por nuestra @icidad) Perseguidlo con el sistema entero de nuest®o Saber por todos los escondrijos en los que se ha ocultado, hasta que sea exter minado de la tierra y devuelto al infierno que es de donde vino.[ElGrincipio tice que nosotros no sabemos lo que promueve nuestra felicidad, lo sabe el principe y es él quien tiene que guiarnos hasta ella, por eso tenemos que seguir a nuestro guia con los ojos cerrados. El hace con nosotros Jo que quiere, y si le preguntamos, nos asegura bajo su palabra que eso es necesario para nuestra fe licidad. Pone la soga en torno al cuello de Ja hu- manidad y grita:«Calma, calma, es todo por vuestro bien»*. No, principe, ti no eres nuestro Dios. De El esperamos la felicidad, de # la proteccién de nues- tros derechos. Con nosotros, no debes set bonda- dose, debes set justo.\ DISCURSO Han pasado, oh pueblo, los tiempos de la bar- barie, cuando en nombre de Dios se osaba pro- = Asi deck dl verdugo de le Inquisicién a Don Carlos en una situacién paresis. :Qué singular coincidencia entze gente con tan diversos menes- \ LA LIBERTAD DE PENSAMIENTO 13 clamar que efais un rebafio puesto por Bl sobre acrwhe la tierra para servir como bestia de carga a los + vicios de una docena de hijos de dioses, como vasallos y servidores de sus caprichos y, final- mente, para acabar siendo carne de matadero; que Dios les habia transmitido su indiscutible derecho de propiedad sobre vosottos y que, en virtud de un derecho divino, como sus representantes, os casti- gaban por vuestros pecados. Vosotros sabéis 0 po- déis persuadiros, si todavia no lo sabéis, de que no sois propiedad de Dios, sino que Bl ha estampado libremente en lo més profundo de vuestro coraz6n su sello divino: que no pertenecéis a nadie mas a deciros: «Somos més fuertes que vosotros; hace tiempo que habriamos podido exterminaros' t0- dos, y hemos sido muy generosos al no hacerlo; por eso, la vida que vivis ¢s un regalo nuestro, pero no concedido gratuitamente, sino tan sdlo en Heufructo, Por consiguiente, no es injusta nuestra exigencia de emplearla para nuestro beneficio y quitérosla cuando ya no la necesitemos», Habéis aprendido, si se admite este razonamiento, que 10- soiros s0is los mas fuertes y ellos los mas débiles; que su fuerza reside en yuestros brazos y que si Tos bajéis, se quedan y en la miseria(desvalidos; los ejemplos que les habéis presentado son tales, que todavia tiemblan ante cllos.[Ni siquiera les con dre. tinuaréis creyendo cuando digan que todos estdis ro» | ciegos, indefensos y sois ignorantes ¢ incapaces de ¢% aconsejaros a yosotros mismos 2 menos _que os leven comoG@inos.con sus Giands paternales) En | | gue a vosotros mismos. Tampoco se atreven ya ‘st '\" 22 JOHANN GOTTLIEB FICHTE constitutiva de nuestra personalidad; pertenece a nuestro destino servirnos libremente de todo aque- Ho que esta a nuestra disposicién para nuestra for- macién espiritual y moral. Sin esta condicién, le libertad y 2 moralidad serian un regalo inttil para nosotros. Una de las fuentes més ricas de nuestra instruccién y formacién es la comunicacién entre un espirita y otro. No podemos renunciar al de- recho a abastecernos de esta fuente sin renunciar a nuestra espiritualidad, a nuestra libertad y per- sonalidad; por eso, no nos es licito renunciar, como tampoco al otro, a abastecernos de esa fuente. Por la inalienabilidad de nuestro derecho a recibir, se convierte también en inalienable su derecho a dar. Bien sabéis vosotros mismos si nosotros forga- mos la aceptacién de nuestros dones, si coacede- mos cargos y puestos de honor a aquellos que fin- gen que nosotros les hemos convencido, si ex- cluimos de esos cargos y honores a aquellos que no quieren oir nuestras lecciones ni leer nuestros escritos, si injuriamos y desterramos publicamente a aquellos que escriben contra nuestros principios. Explicaos vosotros mismos. tan bien como podais que vuestros escritos se utilicen para empaquetar los nuestros, que tengamos de nuestra parte a las cabezas més claras y a los mejores corazones de las naciones, y de la vuestra a los més simples, a los hipécritas y a los escritores cobardes. Pero me diréis: nosotros no te prohibimos re- partir pan, sdlo que no debes dar veneno. Mas zcémo llamdis veneno a mi comida diaria, con la cual me mantengo sano y fuerte? gAcaso deberia LA LIBERTAD DE PENSAMIENTO 23 prever que el débil est6mago del otro no Ja sopor- tara? gHa muerto porque yo se la he dado : por- que # se la ha comide? Si no podia digeritla, no Fifa haberla comido. Yo no lo he cebado*, pues eso sdlo es privilegio de vosotros, O incluso Pymitiendo que yo hubiese sabido realmente que tra veneno 10 que le di al otro, que se lo hubiese dado con la intencién de envenenarlo, gcdmo que- ris demostrarlo?

You might also like